Psicologia Para Bailar

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PSICOLOGIA PARA BAILAR Psicología para bailar es un programa de desarrollo especialmente pensado para bailarines y profesores de todos los estilos. Propone el cuidado, capacitación y acompañamiento integral del bailarín a lo largo de su camino de aprendizaje incluyendo los aspectos Bio-Psico- Sociales. Profundizando su desarrollo y rendimiento, buscando elaborar y superar instancias que podrían obstaculizar su proceso de aprendizaje. Una Mirada sobre las Terapias Corporales... otra posibilidad de autoconocimiento "Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo" (I. Duncan) Terapias corporales Antes del verbo, el movimiento.... Desde nuestros orígenes aprendemos que el movimiento es parte esencial de nuestro proceso comunicacional y estético con el mundo que nos rodea. Así nacemos en un estado de prematurez tal que dependemos de la contención de los otros para terminar de conformarnos como seres físicos, mentales y emocionales. Necesitamos brazos que nos reciban, nos den calor, nutrición y protección. Un entorno social que nos acoja y nos permita anclar nuestra posibilidad de existencia. En nuestros primeros momentos de contacto con el mundo y al estar aún privados del acceso a la palabra que conlleva aprendizaje, dependemos del contacto corporal. Nos formamos subjetivamente, según la forma en la que somos sostenidos, abrazados, abrigados. Nuestro cuerpo es nuestro primer nexo de contacto con la realidad que nos rodea y desde sus movimientos comenzamos a forjar nuestra estructura de pensar, sentir y estar en el mundo. Con el correr del tiempo, comenzamos a utilizar la palabra y en algunas ocasiones perdemos noción de la importancia que tiene nuestro cuerpo como vehículo comunicacional y como posibilidad de proceso evolutivo en nuestra experiencia de vida. Y a menudo vamos olvidando que en nuestro propio cuerpo y movimiento subyace nuestro código personal, único, especial, potencial y que además también tiene la huella y la memoria de aquellos vínculos que nos fueron relacionando con el mundo físico. Danzamos como acto natural, el movimiento es danza y la danza es vida. Danzaron las antiguas culturas como acto social, ritual, de

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Fundamentos de la danzaterapia

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PSICOLOGIA PARA BAILAR

Psicología para bailar es un programa de desarrollo especialmente pensado para bailarines y profesores de todos los estilos. Propone el cuidado, capacitación y acompañamiento integral del bailarín a lo largo de su camino de aprendizaje incluyendo los aspectos Bio-Psico-Sociales. Profundizando su desarrollo y rendimiento, buscando elaborar y superar instancias que podrían obstaculizar su proceso de aprendizaje.

Una Mirada sobre las Terapias Corporales... otra posibilidad de autoconocimiento

"Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo" (I. Duncan)

Terapias corporales

Antes del verbo, el movimiento....

Desde nuestros orígenes aprendemos que el movimiento es parte esencial de nuestro proceso comunicacional y estético con el mundo que nos rodea. Así nacemos en un estado de prematurez tal que dependemos de la contención de los otros para terminar de conformarnos como seres físicos, mentales y emocionales. Necesitamos brazos que nos reciban, nos den calor, nutrición y protección. Un entorno social que nos acoja y nos permita anclar nuestra posibilidad de existencia. En nuestros primeros momentos de contacto con el mundo y al estar aún privados del acceso a la palabra que conlleva aprendizaje, dependemos del contacto corporal. Nos formamos subjetivamente, según la forma en la que somos sostenidos, abrazados, abrigados. Nuestro cuerpo es nuestro primer nexo de contacto con la realidad que nos rodea y desde sus movimientos comenzamos a forjar nuestra estructura de pensar, sentir y estar en el mundo.

Con el correr del tiempo, comenzamos a utilizar la palabra y en algunas ocasiones perdemos noción de la importancia que tiene nuestro cuerpo como vehículo comunicacional y como posibilidad de proceso evolutivo en nuestra experiencia de vida. Y a menudo vamos olvidando que en nuestro propio cuerpo y movimiento subyace nuestro código personal, único, especial, potencial y que además también tiene la huella y la memoria de aquellos vínculos que nos fueron relacionando con el mundo físico.

Danzamos como acto natural, el movimiento es danza y la danza es vida. Danzaron las antiguas culturas como acto social, ritual,  de agradecimiento a la tierra, al cosmos, al universo y a ese “todo” del que también somos partes. Así pensando, incluso ha sido y es universal el lenguaje del movimiento a diferencia del lenguaje de las palabras, que no solo tomó diferentes estilos e idiomas, sino que además a tomado distintos valores simbólicos acordes a cada cultura.

Volver a conectarnos con el cuerpo, descubrir el propio código personal y trabajar nuestros procesos mediante el movimiento, aporta una herramienta superadora y eficaz para afrontar los distintos desafíos de la vida cotidiana.

Descubrir nuestros espacios corporales donde habitan nuestras alegrías, angustias, tristezas, obstáculos y fortalezas, nos aporta un gran conocimiento personal para liberar todo aquello que nos preocupa, o nos aparta del camino de satisfacción personal y evolución íntegra.

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Desde estas premisas, el espacio de “Terapias Corporales”, invita a reflexionar desde el movimiento y el amor pre-verbal sobre los propios estilos de comunicación, sobre los mecanismos para afrontar las diversas escenas de la vida cotidiana, y sobre la propia búsqueda junto a otros, que como nosotros, buscan descubrir y explorar el propio potencial.

A menudo los efectos terapéuticos de las terapias corporales redundan en beneficios íntegros y potentes, sobre todo en aquellas personas que suelen tener mas dificultad a la hora de verbalizar sus inquietudes. El movimiento, al liberarnos de la palabra, se transforma en una vía de acceso directa al contacto con nuestras emociones mas primitivas y originarias, donde se encuentran las raíces de nuestros anhelos y de nuestros temores. Pudiendo de esta manera acceder a ese espacio de nuestro mundo interno y descubrir así todos los potenciales.

Históricamente, la formación de los artistas en el arte del movimiento, estuvo enfocada y direccionada en lo corporal, en la técnica, en la búsqueda de la excelencia. Donde por momentos se fue privilegiando “lo mecánico”, haciendo del cuerpo una maquina, más que una posibilidad comunicativa y estética.

No obstante, los bailarines son personas. Personas atravesadas por múltiples situaciones que van desde factores culturales, sociales, económicos y psíquicos entre otros.  Todos estos factores influyen considerablemente en su formación, haciendo que su desarrollo pueda verse obstaculizado en algunas instancias del camino. Desde la perspectiva de la Psicología social, entendemos al hombre como un “ser en situación” que no puede ser pensado aislado de su contexto y de todos estos aspectos que lo atraviesan.

¿Qué propone Psicología para bailar?:

Propone habilitar un espacio vital de reflexión y creatividad donde el artista pueda descubrirse, encontrarse consigo mismo, con su proceso de aprendizaje y poder profundizar en sus motivaciones, sus emociones y su propio placer por bailar. Un espacio donde además se puedan incorporar diversas herramientas que hacen al

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desarrollo integral de los bailarines y que aportan nuevas herramientas a los docentes del arte del movimiento.

Un lugar donde la creación junto a otros es posible y el beneficio del mutuo intercambio cobra nuevas significaciones que se traducen en renovadas formas de expresión de vida y movimientoNuestro desarrollo y aprendizaje dependerá de nuestras condiciones concretas de existencia, de nuestras relaciones y nuestros vínculos con otros. Nuestra naturaleza humana, es naturaleza social.De esta forma, es necesario pensar que todo proceso de desarrollo y aprendizaje debe integrar estos aspectos Bio-Psico-Sociales (cuerpo, mente y el mundo que nos rodea) y así poder comprender nuestra propia humanidad y la humanidad del otro.

Psicología para bailar, propone aportar una mirada integradora y abarcativa en los procesos de aprendizaje durante el camino de formación y desarrollo de los bailarines.

¿Cuáles son las propuestas de Psicología para bailar?:

Algunas de las temáticas que se propone abordar son:

Programa de formación, desarrollo y capacitación para profesores, tutores o instructores de danza en todos sus estilos, promoviendo el desarrollo de habilidades para la conducción, instrucción y coordinación de grupos.

Danza, niñez y adolescencia. Capacitación para docentes, instructores, y profesores de niños y adolescentes.

Coaching para profesores de niños, pre-adolescentes y adolescentes. El rol del profesor en la formación artística de niños y adolescentes. 

Preparación y acompañamiento para castings y audiciones. Programa de acompañamiento en lesiones prolongadas. Talleres sobre construcción del rol y personaje escénico. Talleres sobre el trabajo de la actitud escénica. “Armando el bailarín real y desarmando el bailarín ideal”. Taller de

exploración sobre la propia identidad artística y el anclaje subjetivo de los referentes e ideales.

Motivación, autoestima y confianza en sí mismo. Exigencia y autoexigencia. ¿Qué pasa cuando la exigencia limita la

capacidad creativa y obstruye el desarrollo artístico?. Ejercicios y técnicas para superar obstáculos psíquicos y emocionales. Grupos de reflexión para bailarines en formación. Diseño y coordinación de intervenciones urbanas. El trabajo corporal con adultos principiantes. “Habitar el cuerpo”. Talleres sobre consciencia y trabajo corporal.

¿De qué manera se llevan a cabo estas temáticas?:

Para elaborar las distintas propuestas, se diseñan y planifican diversos dispositivos de taller y grupos de reflexión. Donde desde el espacio lúdico, creativo y dramático se incorporan nuevos conocimientos y desde la experiencia vivencial se puede capitalizar el aprendizaje de una manera integral. El hacer, sentir y pensar se combinan dando lugar a un proceso de desarrollo e integración de todos los aspectos que constituyen la formación artística.También se elaboran programas, talleres y seminarios pensados exclusivamente para las necesidades de cada compañía, organización, institución, estudio de arte, grupos de maestros y grupos de artistas.La elaboración de los programas a medida, incluyen un análisis preliminar donde de acuerdo a la información obtenida se realiza una devolución, analizando las situaciones existentes a elaborar. De esta manera se asegura que los programas sean pensados para cada situación en particular, atendiendo las necesidades

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específicas de cada grupo humano en sus interacciones, optimizando los resultados esperados.Considerando que cada situación es una estructura abierta en constante transformación, los programas son permanentemente evaluados y supervisados por un equipo transdisciplinario, para poder corregir posibles desvíos y resguardar la operatividad buscada.

Psicología para bailar te propone conocer un nuevo espacio donde desarrollarte como artista, disfrutando de la experiencia de aprender, crecer y bailar.

“Mi intención es trabajar por la danza del futuro. No sé si tengo las cualidades necesarias; tal vez no tenga genio ni talento ni temperamento. Pero sé que tengo voluntad; y la voluntad y la energía a veces valen más que el genio, el talento o el temperamento”. Isadora Duncan

Intervenciones Urbanas y algo más.... 

“La Danza sale a la calle”

¿Qué significa intervenir?: una intervención social es una praxis planificada y justificada desde un determinado encuadre (en este caso, cultural, comunicativo, estético y artístico), que se realiza sobre una realidad situacional buscando una transformación social y procurando operar sobre situaciones que producen desigualdad y alienación. Gran parte de la esencia de la intervención se sustenta en el sentido a la vida, en la libertad de  expresión y está atravesado por el modo en que cada momento de la humanidad recrea y reproduce los perfiles de la transgresión. Transgresión entendida desde la posibilidad de expresión y  desde la rebeldía a los sistemas pero no sin causa, sin razón y sin proceso. Transgresión que nos permite actualizar nuestra forma de sentir, pensar y hacer en el mundo. Implica transformar la lógica de clausura por una lógica de apertura que incluya las más diversas expresiones, respetando la heterogeneidad comunicativa. Se trata de un proceso complejo que impacta sutilmente en las creencias y costumbres y que cambia con el paso del tiempo conforme se transforma la realidad.

Una intervención urbana, es una expresión plástica que se realiza dentro de una urbe, su carácter puede oscilar entre lo provisorio y algo más permanente, pero nunca es definitivo y siempre está en constante transformación. Surge en la necesidad de cuestionar y cuestionarse, interrogar e interrogarse y como vehículo comunicativo de una determinada idea o temática relacionada con el contexto, la sociedad y el ser humano.

La intervención urbana, abre un espacio lúdico enmarcado en la sorpresa, la espontaneidad, la provocación y el impacto que esto tiene en el espectador ocasional y en el propio artista. Se trata de un interjuego entre el mundo interno del interventor y el mundo externo a intervenir.

Esta experiencia urbana, implica sumar un “granito de arena”, a un movimiento que ya ha comenzado desde diversas expresiones artísticas. El arte en general comienza a expandirse y manifestarse en  diversos espacios, ya no es confinado a los escenarios o a determinados grupos sociales, sino que son muchos los artistas que comienzan a expresarse en distintos ámbitos. Incluyendo  espacios públicos que hasta hace relativamente poco  tiempo, eran impensados.

En esta primera intervención, vamos a recurrir al aspecto estético y comunicativo de la danza, mostrándolo desde espacios públicos habituales. Lo vamos a hacer

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desde un ojo fotográfico. Para que luego las imágenes plasmadas puedan transmitir la esencia de este movimiento y acompañar la sistematización posterior que dará cuenta de la experiencia vivenciada.

“Psicología para Bailar”, apoye y difunde acciones estéticas y comunicativas que tengan que ver con la libre expresión, con el cambio de paradigmas culturales y con la inclusión social de diversos actores sociales.-

"Psicología para bailar", se prepara para iniciar un recorrido muy especial por Bs.As sumando bailarines de todos los estilos, llevando la danza entre la gente, la danza entre la calle, la danza que vibra en cada lugar de esta maravillosa y mágica ciudad.

"Pero siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso". (Jorge Luis Borges)

Querida gente de la Danza, les comparto algunas líneas generales sobre los programas de capacitación y actualización para profesores e instructores de danza en todas sus expresiones.

Programa de capacitación para instructores de danza en todos sus estilos.

Porque enseñar implica seguir aprendiendo... y porque "Enseñamos mejor, lo que más necesitamos aprender"

¿Por qué es importante la capacitación y la actualización pedagógica?:

Destinar un tiempo a la capacitación y al desarrollo, es una de las inversiones mas productivas que cualquier organización puede aportar a sus integrantes. Es un proceso de mutuo intercambio que contribuye al desarrollo personal y profesional de las personas y enriquece el “modo de hacer” de toda organización, fortaleciendo la identidad, el prestigio y la pertenencia de la institución. La capacitación brinda conocimientos, actitudes y habilidades que aportan a las personas mayor seguridad sobre su propio rol, confianza en el propio trabajo, motivación y bienestar. Todos elementos que se traducen en la relación que luego los instructores tendrán con sus futuros instruidos, con su propio rol profesional y con la organización donde se desarrollan profesionalmente.

Objetivo General del Programa de capacitación para instructores de danza:

Contribuir al desarrollo integral y profesional brindando herramientas pedagógicas que apuntan a potenciar el rendimiento y especialización del rol de los futuros instructores. Desarrollar dinámicas y estrategias pedagógicas que optimicen los recursos y resultados de los maestros e instructores.

Objetivos Específicos del Programa de capacitación para instructores de danza:

Introducir teóricamente acerca de los conceptos estructurales que hacen al rol de instructor de danza. (algunas de las temáticas a abordar serán: Estilos de liderazgo, Conducción grupal, Roles en los grupos, comunicación, motivación, autoestima, confianza en sí mismo, Desarrollo de la identidad de cada instructor elaborando fortalezas y oportunidades de mejora, etc).

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Aportar herramientas para desarrollar habilidades específicas en la construcción del rol del instructor en la formación de niños y adolescentes. 

Coaching para instructores de niños y pre-adolescentes. Enfoque lúdico y creativo. Trabajo de equipo con niños, como estimular el "espíritu de equipo" y potenciar los resultados y el aprendizaje.

Aportar herramientas para desarrollar habilidades específicas en la construcción del rol del instructor en la formación de adultos principiantes.

Brindar herramientas efectivas para la elaboración de la exigencia, autoexigencia y situaciones de inhibición en el proceso de aprendizaje de los alumnos. 

Fortalecer y desarrollar la identidad del instructor y su posicionamiento frente a los distintos grupos de instruidos.

Aportar herramientas pedagógicas para desarrollar mayor eficacia en la transmisión y planificación del  proceso de aprendizaje.

Quizás sea mi “vicio” profesional el que me lleva a escribir este diario. Esa búsqueda como psicóloga social de intentar simbolizar procesos, sistematizarlos, otorgarle sentido al sinsentido, darle un cierre que signifique nuevas aperturas. Quizás sea el corazón apasionado de la bailarina que vive en mí. Quizás sea por ambas motivaciones, quizás tan solo por mi. Si creo, que además de mi propia elaboración, intento aportar un granito de arena a otros que como yo transitan, transitaron o transitarán momentos como estos.

Sin dudas una lesión repercute más allá del plano físico, del cuerpo. Y en un bailarín, para quien su propio cuerpo es un instrumento de expresión, tanto mas complejo se vuelve su abordaje. “Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo”, ¿y cuándo ni siquiera podemos bailarlo?. ¿Qué hacemos con todo esto?. Cómo simbolizamos lo “real”, aquello que no podemos decir y que situacionalmente tampoco podemos bailar. Ese es el camino que transita la lesión. 

Lesiones y algo más:

Dice el diccionario que una lesión es un cambio anormal en la morfología o estructura de una parte del cuerpo producida por un daño externo o interno. Y esto es lo que se evidencia en el nivel explicito de la lesión. Algo que se manifiesta en el cuerpo, que nos produce dolor, que tiene una direccionalidad de cura, que algunas veces requerirá de tratamientos de rehabilitación, medicación, reposo y otras necesitará de una intervención quirúrgica. Pero por debajo de esto, subyacen otras lesiones. Lesiones emocionales y psíquicas, que también necesitan su elaboración, lesiones que producen un gran monto de angustia y ansiedad que no se calman con antiinflamatorios, analgésicos, láser, o magneto. Lesiones que nos ponen en “jaque” interno y que de su abordaje también dependerá el éxito de la rehabilitación.

Dicen los especialistas en diversas áreas de la medicina, que sin dudas, la actitud del paciente es elemento importante en cualquier recuperación y realmente esto hace la diferencia en los logros y los resultados.

Ahora pensaba en las lesiones que vive un bailarín. Quien trabaja con el cuerpo sabe que no está excento a pasar por esto, sabe que pone el cuerpo todos los días al servicio de la pasión, del arte, sabe que existe la posibilidad de una lesión, pero el deseo es tan grande que por bailar vale la pena cualquier riesgo. Afortunadamente bailar siempre vale la pena.

Los bailarines tenemos una relación particular con nuestro cuerpo, lo sentimos en toda su magnitud, cada centímetro de piel es un centímetro de historia. Habitamos desde la uña mas chica del pie al último cabello de nuestro cabeza. Vibramos con la

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música, la sentimos, la bailamos y circulamos amor, dolor, bronca, impotencia, libertad y tantas otras expresiones en cada uno de nuestros movimientos. Cuando aparece una lesión, aparece una interrupción. De repente ese movimiento que deseamos, se corta en alguna parte, la comunicación entre nuestro mundo interno y el mundo externo se obstaculiza, esa memoria del movimiento corporal que comanda una acción en el mundo, parece no llegar, parece detenerse y con ella se detiene la expresión del deseo. Aparece el conflicto, lo que quiero pero no puedo, lo que deseo pero tengo que postergar, lo que amo hacer pero no puedo concretar. Y uno siente que el cuerpo lo abandona, que ese compañero que siempre estuvo con nosotros bailando aquello que surge en nuestras entrañas, nos traiciona, no responde nuestro llamado, se queda sin voz, sin expresión, se queda dormido y nos atormenta el no poder despertarlo.

Negación, “Intente ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar” (Frida Kahlo)

Cuando aparece la lesión, lo primero que se suele sentir, es la negación de la misma. Como si negar hiciera que no existiera la realidad, como si negar nos pusiera a salvo. “No lo puedo creer”, “No me puede estar pasando esto a mi”, “No puede estar pasando ahora, justo en este momento, justo cuando mas necesitaba a mi cuerpo”, “¿Por qué me tenía que pasar esto a mi?”. Y lleva tiempo y proceso cambiar esta última pregunta y poder decirnos “¿Para qué me está pasando esto a mi?”. 

Aceptación y “No hay mal que por bien no venga”: 

Si, la frase es trillada, y cómo decirle a alguien que la está pasando mal, que “No hay mal que por bien no venga”, sin recibir un objeto volador y contundente en el medio de la cabeza. Afortunadamente en el mayor de los casos opera la represión y no "matamos" a nadie de nuestro entorno cercano, pero puedo recordar el enojo que me generaba escuchar a mi alrededor a las personas diciendo “No pasa nada, es una pavada, te vas a recuperar pronto”. Y uno sabe que se va a recuperar, pero no sabe como, y los tiempos de la medicina se vuelven eternos para los tiempos internos de quien quiere seguir haciendo lo que ama, de quién se siente detenido en el no-movimiento. Y como por arte del proceso, comienza a llegar la aceptación, esa que nos recuerda que somos humanos, que nos pasan cosas, que el cuerpo nos habla y nos pide algo en cada síntoma, en cada lesión. Que hay accidentes, que existe lo inevitable, que nadie quiere lesionarse, pero que cuando ocurre, lo mejor que podemos hacer, es poner manos en el asunto. Manos amorosas para con nosotros mismos, manos que contienen y ayudan a recuperarse, manos que abrazan y consuelan. Manos que nos palmean el hombro y nos dicen “Vos podés”. Y afortunadamente PODEMOS!, porque cuando el deseo es fuerte y verdadero, siempre se puede. 

Elaboración y “Danzar es sentir, sentir es sufrir, sufrir es amar; Usted ama, sufre y siente. ¡Usted Danza!” 

(Isadora Duncan):

Si hay algo que podemos hacer ante una situación traumática, ante una lesión, es elaborarla. Elaborarla implica encontrar el modo de connotarla positivamente para

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que de ella podamos salir transformados, “reciclados” y listos para retomar el camino, listos para aventurarnos a nuevos recorridos. Aprendizaje es la palabra. Si tuvimos que encontrarnos con una situación así en el camino, lo mejor que podemos hacer con ella, es aprender algo nuevo. Algo sobre nosotros, algo sobre nuestro cuerpo, algo sobre nuestro deseo, algo sobre aquello que amamos y que nos muestra su otra cara. Esa cara que no es la de las luces del escenario, las del vestuario y el maquillaje, la del ser escénico que habita en nosotros, la del sudor corriendo por el cuerpo mientras bailamos y empañamos los espejos, una cara que nos duele, nos provoca, nos detiene, nos frustra, pero también nos estructura, nos fortalece y nos ayuda a valorar nuestro cuerpo, a conocerlo mejor, a tomar una consciencia mas profunda sobre el, a cuidarlo y esperarlo hasta que este listo para volver a bailar.

El ambiente facilitador, los afectos y sus efectos:

Además de nuestra adaptación activa a la lesión y nuestra voluntad y participación en la rehabilitación, un aspecto clave, es nuestro contexto afectivo. De esta manera nuestro ambiente cercano facilita nuestra recuperación. Es clave mantener el contacto con nuestros espacios y vínculos, nuestros maestros, nuestros compañeros, nuestros sentimientos. Rodearnos de quienes nos quieren y nos mantienen anclados a nuestro espacio artístico. Y profundizar la relación también con los profesionales que se ocupan de nuestra rehabilitación, poder establecer un espacio de confianza para poder trabajar paso a paso cada aspecto de la recuperación.

Mis agradecimientos…

Cuando comencé a desarrollar mi programa de acompañamiento en lesiones prolongadas, nunca pensé que lo iba a tener que aplicar en mi propia persona. Sin embargo, y no sin enojos y berrinches mediantes, hoy siento que esta lesión me dejo también cierta praxis que como profesional me enriquecen y me aportan para acompasar procesos en otros que tengan que atravesar situaciones como éstas, donde el caos, la incertidumbre, el dolor y la angustia se presentan a la orden del día.

Y en medio de todo esto, también descubrí mucha gente que transitó conmigo el paso a paso, acompañando incluso sin saberlo, solo estando presentes con palabras o gestos de aliento, con oídos dispuestos a escuchar, y ojos dispuestos a leer.

Nombrarlos a todos me llevaría muchas carillas y correría el riesgo de olvidar a alguno de ustedes. Afortunadamente se los he dicho personalmente, pero nobleza obliga, si escribo sobre esto, no puedo dejar de agradecer a mi propio “Ambiente Facilitador”….a:

Mi familia, mis amigos de siempre, los de lejos y los de cerca, mis colegas, mis compañeros de trabajo que realizaron mis tareas durante mi licencia, en especial a Leo, mis maestros de danza de toda la vida que viven anudados en mi mundo interno en cada paso que doy, los profesionales que me acompañaron (Traumatólogos, Kinesiólogos, Psicólogos).

Mi maestro actual, Charly, que sin saberlo le devolvió la danza y la alegría a mi vida desestructurando mis movimientos siempre con disfrute y risas. A todo el team “Dance or Die”, por alojarme y dejarme ser parte de un proyecto y grupo humano maravilloso. A Christian de Studio 1270 que siempre nos acompaña. 

Y un gran y merecido abrazo de gratitud a mi Hija Sophia por vivir conmigo este camino y ser una compañera incondicional, ella más que nadie lloró conmigo cuando sabía que el sueño de bailar en la copa sudamericana se quedaba trunco. Ella y mi esposo Gabriel han sido los pilares que sostuvieron este proceso, para que hoy este a minutos de volver a dar los primeros pasos nuevamente. 

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Y por último a todos los lectores de este blog, por tomarse un tiempo para leer este diario, que espero aporte al mundo de la danza que también tiene sus lesiones.

“Mi intención es trabajar por la danza del futuro. No se si tengo las cualidades necesarias; tal vez no tenga genio ni talento ni temperamento. Pero se que tengo voluntad; y la voluntad y la energía a veces valen mas que el genio, el talento o el temperamento”. (Isadora Duncan)

Con amor, 

Nerina Zanoni 

Psicóloga Social y bailarina

LA DANZA: UNA VIDA[i]

por Ximena Schinca

“La danza es poesía con brazos y piernas; 

es la materia, graciosa y terrible, 

embellecida por el movimiento.” (Baudelaire)

Dijo John Berger que “el propósito de todo el cuerpo atormentado de la bailarina es ser una con la música”. 

En “El misterio de los pliegues”[ii], Berger condensaba el oxímoron del cuerpo danzante: la métrica indefinida, la gramática creativa, la disciplina insurrecta, la improvisación previsible, la inmanencia perdurable. El ser con la música, o bien, el devenir en la música, (re)crea un acontecimiento y lo hace cada vez. La danza como representación escénica es presencia única e irrepetible, que se actualiza en los cuerpos cuando la memoria resuena al compás de una armonía. Como quien nada el río de Heráclito, quien danza una melodía nunca se baña dos veces en las mismas aguas.

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Al bailar, se transita inevitablemente la incesante exploración de los pliegues. Búsqueda al plegarse, curvarse, doblarse, replegarse; pulsión por desplegarse, proyectarse, revelarse. Demi, grand plié, développé, pirouette: micromoléculas del movimiento, expresiones de un cuerpo vibrante. La danza (re)inventa, perenne, pliegues y despliegues fugaces de una vida.

Bailar sobreviene también un acto subversivo que desafía la división cuerpo-alma, que provoca a la ley de la gravedad y retoza con el equilibrio inestable. En épocas de movimientos inmutables y quietudes perturbadoras, quizá hoy más que nunca, bailar sea también una propuesta de fuga, un arma serena, una práctica erótica. Habitar la danza junto a la psicología, transitar la psicología junto a la danza, seguir la música, escuchar al cuerpo y movilizar la psyché, el alma, tal vez sea —sobre todo, en nuestro tiempo— una propuesta terapéutica, y sin embargo, es principalmente la búsqueda de un (re)encuentro escindido, de un divorcio forzado. Cuerpo-alma, conocimiento-experiencia, quietud-movimiento, silencio-sonido; algunas de las dicotomías que la danza deshace en la práctica. Y también en la teoría.

Acoger esa (re)unión olvidada, propiciar la creatividad junto a otros, la reflexión compartida y la experiencia colectiva, recuerda que —incluso cuando solos— quien baila trasciende fugitivamente las limitaciones que lo confinan. Fugarse para encontrarse, reunirse, bailar junto a otros. Mover el cuerpo, alegrar las almas.  

    

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“La Danza sale a la calle”

¿Qué significa intervenir?: una intervención social es una praxis planificada y justificada desde un determinado encuadre (en nuestro caso, cultural, comunicativo, estético y artístico), que se realiza sobre una realidad situacional buscando una transformación social y procurando operar sobre situaciones que producen desigualdad y alienación. Gran parte de la esencia de la intervención se sustenta en el sentido a la vida, en la libertad de  expresión y está atravesado por el modo en que cada momento de la humanidad recrea y reproduce los perfiles de la transgresión. Transgresión entendida desde la posibilidad de expresión y no desde la rebeldía a los sistemas sin causa, sin razón y sin proceso. Transgresión que nos permite actualizar nuestra forma de sentir, pensar y hacer en el mundo. Implica transformar la lógica de clausura por una lógica de apertura que incluya las más diversas expresiones, respetando la heterogeneidad comunicativa. Se trata de un proceso complejo que impacta sutilmente en las creencias y costumbres y que cambia con el paso del tiempo conforme se transforma la realidad.

Una intervención urbana, es una expresión plástica que se realiza dentro de una urbe, su carácter puede oscilar entre lo provisorio y algo más permanente, pero nunca es definitivo y siempre está en constante transformación. Surge en la necesidad de cuestionar y cuestionarse, interrogar e interrogarse y como vehículo comunicativo de una determinada idea o temática relacionada con el contexto, la sociedad y el ser humano.

La intervención urbana, abre un espacio lúdico enmarcado en la sorpresa, la espontaneidad, la provocación y el impacto que esto tiene en el espectador ocasional y en el propio artista. Se trata de un interjuego entre el mundo interno del interventor y el mundo externo a intervenir.

Esta experiencia urbana, implica sumar un “granito de arena”, a un movimiento que ya ha comenzado desde diversas expresiones artísticas. El arte en general comienza a expandirse y manifestarse en  diversos espacios, ya no es confinado a los escenarios o a determinados grupos sociales, sino que son muchos los artistas que comienzan a expresarse en distintos ámbitos. Incluyendo  espacios públicos que hasta hace relativamente poco  tiempo, eran impensados.

En esta primera intervención, vamos a recurrir al aspecto estético y comunicativo de la danza, mostrándolo desde espacios públicos habituales. Lo vamos a hacer desde un ojo fotográfico. Para que luego las imágenes plasmadas puedan transmitir la esencia de este movimiento y acompañar la sistematización posterior que dará cuenta de la experiencia vivenciada.

“Psicología para Bailar”, apoye y difunde acciones estéticas y comunicativas que tengan que ver con la libre expresión, con el cambio de paradigmas culturales y con la inclusión social de diversos actores sociales.-

"Psicología para bailar", se prepara para iniciar un recorrido muy especial por Bs.As sumando bailarines de todos los estilos, llevando la danza entre la gente, la danza entre la calle, la danza que vibra en cada lugar de esta maravillosa y mágica ciudad.

"Pero siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso". (Jorge Luis Borges)

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Danza, Niñez y Adolescencia

Introducción al programa “Danza, Niñez y Adolescencia”, destinado a profesores de danza de todos los estilos.

“Cuando crecemos, el mundo se vuelve mas extraño, más compleja la pauta de lo muerto y lo viviente. No ya el momento intenso y aislado, sin antes ni después. Sino una vida entera ardiendo a cada instante” (T.S.Elliot)

La formación del artista suele comenzar a muy temprana edad. En la danza esto es aún más habitual. Los bailarines comienzan a dar sus primeros pasos durante la niñez y el entrenamiento mas fuerte suele darse en la adolescencia. Dichas etapas de desarrollo son procesos que impactan profundamente en la constitución del ser, en su subjetividad y en sus procesos Bio-Psico-Sociales, dejando huellas que serán las bases del adulto de mañana.

Recientemente tuve la oportunidad de pasar por el teatro para ver “El Pasajero” (Excelente ópera Rock), en uno de sus pasajes, se lo puede escuchar a Javier Malosetti diciendo algo así como, “El adulto que somos, es la elección de un adolescente” (no creo haber retenido la frase textual del guión, pero básicamente ese es el mensaje). Y ciertamente, tiene mucho de verdad. Generalmente, nos convertimos en aquello que fuimos asimilando en la infancia y en la adolescencia. Parafraseando al Dr. Lacan, “somos lo que somos según la forma en la fuimos mirados”, y cuánto valor toma esa mirada en la vida de una artista!. La mirada de nuestros maestros formadores, la mirada de nuestros espectadores a la hora del escenario, la mirada de nuestros afectos. Esa mirada, puede ayudarnos a crecer y también esa mirada puede llevarnos a puntos de inhibición que pueden resultar muy dolorosos para un joven que está comenzando a desarrollar su propia identidad y también su identidad artística.

Es de suma importancia que aquellos maestros que trabajan en la formación de artistas durante su niñez y su adolescencia, puedan tener presente algunas de las cuestiones vitales de esas etapas, a modo de que puedan transmitir su enseñanza de las forma más operativa posible y acorde a la edad de sus estudiantes. De ésta manera los logros del profesor y del alumno alcanzarán mejores resultados y el enriquecimiento será para ambos. No se trata de transformar a los profesores en “especialista sobre niñez y adolescencia”, pero si se trata de brindarles herramientas efectivas que lo puedan ayudar en su tarea, instrumentándolos de ésta forma con las nociones básicas, y aportando un plus de direccionalidad para los logros esperados.

Es por ello que considero de suma importancia poder transmitir algunos puntos básicos sobre niñez y adolescencia a modo de que el maestro pueda tener en cuenta algunas situaciones que podrían influir en su labor cotidiana.

Danza y Niñez:

La niñez o primera edad es la etapa comprendida entre el nacimiento y la adolescencia. Es un momento de intenso y gradual desarrollo físico, motor y congnitivo. En la danza, “Iniciar bien”, es de vital importancia. Este comienzo irá señalando el camino y la forma en la que el niño  asimilará el aprendizaje.

Podemos decir, que este “Iniciar Bien”, tiene que ver con poder transmitir el conocimiento desde una postura afectiva, contenedora y paciente. Los niños aún están muy cerca del momento de vida donde la expresión del amor es un amor pre-verbal. Y la danza, remite a ese estadío, ya que cuando bailamos, el lenguaje corporal es quien se expresa por nosotros. Entonces hay una cercanía con ese amor pre-verbal estructurado en estados muy prematuros del ser.

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Un punto muy importante en el aprendizaje del niño es el juego. Se entiende como juego, a toda actividad esencialmente placentera, que incluye la libre expresión y que luego será aplicada en las diversas situaciones de la vida. El juego infantil se transforma en la actividad por excelencia de la infancia, mediante la cual se pone en marcha el funcionamiento de la inteligencia infantil como parte del proceso de adaptación a la realidad.

El juego contribuye al conocimiento de sí mismo y del mundo que lo rodea, es un instrumento de socialización, ya que aprendemos mejor cuando lo hacemos junto a otros. Es un medio de exteriorización de los sentimientos y las emociones. Es un “como sí”, una escena que se actúa y que luego se verá reflejada en la actitud escénica del artista adulto. Implica una actividad creadora y progresiva. Mediante el juego, el niño desarrolla habilidades físicas (fuerza, habilidades motrices, coordinación, etc.) y habilidades psíquicas  (confianza en sí mismo, memoria, atención, creatividad, imaginación, etc.).

Por todo lo expuesto, es muy importante que el profesor de niños pueda incorporar en su rutina, un espacio de juego libre donde el niño pueda recrear y representar lo aprendido en la clase. De esta manera podrá incorporar al aprendizaje y potenciar sus logros, además de disfrutar de la experiencia y el crecimiento.

Danza y Adolescencia:

La adolescencia, según la OMS, es el período comprendido entre los 12 y 19 años. La pubertad o adolescencia inicial es la primera fase, comienza normalmente a los 11 años en las niñas y a los 12 en los niños y llega hasta los 14-15 años. La adolescencia media y tardía se extiende desde los 15 a los 19 años. Para la Organización Mundial de la Salud la denominación de jóvenes comprende desde los 10 a los 24 años, incluyendo por tanto la adolescencia (de 10 a 19 años) y la juventud plena (de los 19 a los 24 años).(Wikipedia)

“Entrar al mundo de los adultos deseado y temido significa para el adolescente la perdida definitiva de su condición de niño. Es el momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. Los cambios psicológicos que se producen en este periodo y que son el correlato de cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello solo es posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo del niño, por la identidad infantil y por la relación con los padres de la infancia.

Cuando el adolescente se incluye en el mundo con este cuerpo ya maduro, la imagen que tiene de su cuerpo ha cambiado, también su identidad y necesita entonces adquirir una ideología que le permita su adaptación al mundo y/o su acción sobre el para cambiarlo”.(Arminda Aberastury)

Los Duelos Bio – Psico – Sociales en la adolescencia:

El proceso de la adolescencia implica transitar un duelo que puede ser pensado en los aspectos Bio – Psico y Social que hacen a la totalidad del sujeto.

El Duelo Biológico: implica un “darse cuenta” de los cambios físicos que ocurren sin que el sujeto pueda hacer nada contra la propia naturaleza orgánica. Simplemente sucede, y el adolescente descubre que día a día su cuerpo infantil va quedando atrás para dar lugar a un nuevo aspecto físico que comienza a instalarse. A veces ese aspecto es agradable, otras veces no lo es, y es posible que la mirada sobre si mismo cambie de un minuto a otro, manifestándose en un comportamiento ciclotímico que desconcierta a quienes rodean al adolescente. De ésta forma el

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bailarín adolescente comienza a relacionarse con su nueva estructura física. Había alcanzado su autonomía corporal durante su niñez, y ahora la misma es amenazada. Las nuevas dimensiones físicas a las que debe adaptarse le demandan un nuevo conocimiento de sí mismo y de sus posibilidades. Su imagen también está cambiando y tendrá días en los que se amara y días en los que se odiara. Esta ambivalencia le despertará sentimientos encontrados que será su nuevo desafío.

El Duelo Psico: El prefijo “psico” significa alma o actividad mental. Así el sujeto que adolesce comienza a cuestionarlo todo. El mundo interno y el mundo externo son los ámbitos donde el sujeto “ensaya” sus nuevas formas de ser, sentir y pensar. Su nueva expresión. La actividad mental es muy profunda en ésta etapa y también puede serlo el dolor psíquico. El adolescente comienza a dejar atrás la identidad infantil en busca de una nueva identidad. Es el intenso momento donde “lo viejo ha muerto y lo nuevo no ha nacido”. En ésta etapa, también se pone a prueba su autoestima, y necesitara reforzarla día a día mientras continua su camino de aprendizaje. La confianza en sí mismo será crucial para poder acceder a su exogamia y poder así desarrollar su potencial artístico

El Duelo Social: sin dudas el espejo social siempre es determinante en el sujeto y en este proceso lo es en particular. El rol asumido en la familia hasta este momento comienza a modificarse, la sociedad hace lo propio y las instituciones que atraviesan al sujeto comienzan a instaurar nuevas situaciones para el adolescente. El estudio de danza al que concurre, se vuelve parte de este nuevo mundo, de este lugar de pertenencia que tanto necesita para crecer. Es el momento donde el adolescente necesita alejarse de lo conocido y encontrase con lo desconocido. Buscará alejarse de su núcleo primario familiar para encontrar nuevos espacios de asilo. Y el lugar donde desarrolle su actividad artística se convertirá en su nuevo espacio de pertenencia. Aquello que se le adjudica y aquello que asume cobra nuevas dimensiones, y se enfrenta a diversas responsabilidades que muchas veces desconoce.

También se experimenta un duelo por los padres de la niñez, la contradicción entre la independencia y la dependencia, y comenzará su búsqueda de nuevos referentes por fuera de su familia. Para el bailarín que busca y desea construir un camino artístico, el profesor será un nuevo e importante referente. Es una etapa llena contradicciones que ocurren dentro del ser y que se manifiestan en su vida cotidiana. Siendo un momento de lógica inestabilidad para el adolescente y para su entorno que también debe adaptarse a este nuevo escenario. En el caso de los bailarines, su grupo de trabajo en la danza, se volverá aún más determinante. La relación que pueda entablar con quienes son sus compañeros y quienes son sus maestros y referentes, será de vital importancia para su devenir en el arte.

Por parte del maestro, hay mucho que se puede aportar para que al joven pueda seguir progresando y desarrollando todas sus potencialidades. Es el momento donde su formación artística demandará un esfuerzo especial que pueda equilibrar todas las variables que se van sucediendo unas a otras. Comienza el momento de una búsqueda de identidad humana y artística que no pueden ser pensadas de manera aislada. Así el joven se expresa como una estructura “estructurándose” en continua interacción con el mundo que lo rodea.

Por todo lo expuesto, “Psicología para Bailar”, ofrece un programa desarrollado especialmente para profesores de danza de todos lo estilos. Con el objeto de proveerles las herramientas necesarias para el trabajo con artistas en formación durante la niñez y la adolescencia. Este programa es realizado mediante charlas teóricas y actividades prácticas, donde grupalmente se elaboran los conceptos básicos y se proporcionan técnicas apropiadas para poder superar las situaciones que puedan obstaculizar el proceso integral de aprendizaje.

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PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA:

“LA DANZA Y LAS PERSONAS CON CAPACIDADES DIFERENTES”

Todos tenemos capacidades diferentes, la única discapacidad es no poder comprender eso.

Desde un enfoque psicosocial se promueve la importancia y la necesidad de integrar socialmente a las personas con capacidades diferentes, entendiendo que la responsabilidad de dicha integración debería ser común a todos los individuos que componen las diversas comunidades. La inclusión es uno de los derechos básicos y es un factor determinante en el desarrollo de las personas. Todos necesitamos de los otros y nuestro crecimiento depende de la mutua relación con aquellos que nos rodean.

Así la problemática de las personas con discapacidad, presenta una primera situación antagónica, donde el escenario se polariza entre aquellas personas con “discapacidad y las personas sin “discapacidad”, instaurando una división social. Lo primero en lo que se debe reflexionar, es que tal expresión no debería ser tomada como una afirmación concreta y cerrada. Ni tampoco como una certeza absoluta, pero si como un punto de partida. Posiblemente es lo que está manifiesto. Pero la primera lectura latente en la que se debe profundizar, es en el pensar que todos los sujetos tienen capacidades diferentes. No son solo algunos, sino que todos tenemos alguna discapacidad. En algunas personas esto puede ser mas visible que en otras, y de hecho es posible que algún rasgo físico así lo manifieste, pero es necesario descubrir la mirada y observar que aún en aquellos sujetos con apariencia “normal”, también se esconde alguna discapacidad.

De esta manera muchas de las condiciones que atentan contra la inclusión social son creadas por el mismo contexto social, de aquí surge la importancia de fomentar una acción social conjunta como posibilidad de elaboración y solución del conflicto. Para lograr la integración, es necesario promover la responsabilidad colectiva y difundir la tarea a cada uno de los actores sociales.

Cada cual desde su propio ámbito, puede sumar un granito de arena para una gran tarea conjunta…

“Solo somos una gota de agua en el océano, pero el mar sería menos si le faltara esa sola gota”

Desde el ámbito de la danza y el arte, es mucho lo que se puede aportar para el desarrollo y la inclusión de las personas con capacidades diferentes.

La danza propone una profunda tarea de reconocimiento del propio cuerpo y de uno mismo. Abre un camino hacia la búsqueda del “si mismo”, que con el tiempo deviene en el desarrollo de nuevas aptitudes y actitudes.

Así, desde el movimiento lúdico y la expresión corporal se pueden incorporar nuevas habilidades motrices y comunicacionales. La danza facilita a las personas un nuevo lenguaje. Si tenemos en cuenta que muchas de las personas con capacidades diferentes, encuentran dificultades a la hora de la comunicación verbal, la danza puede ofrecerles un nuevo modo de expresión, un lenguaje corporal que pone de manifiesto sus emociones y sentimientos. A través de la lectura de lo corporal, el terapeuta puede facilitar un espacio de desarrollo, apoyando un proceso de aprendizaje que aporta valiosos resultados; como el incremento de la confianza en sí mismo, el desarrollo de nuevas habilidades comunicacionales y la conexión con el propio cuerpo.

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Cuando el ser puede entrar en contacto con el propio cuerpo, también comienza a hacerlo con el espacio que lo rodea. El mundo interno y el mundo externo encuentran una canal de comunicación y esto posibilita la integración de esquemas que dan un nuevo sentido a la realidad.

De la mano de las técnicas de movimiento lúdico, se logra estimular la capacidad simbólica y representativa poniendo en actos aquello que no se puede poner en palabras. Se juega con la realidad y se la representa y de esta manera se logra una apropiación y una adaptación activa a la misma.

Desde el principio de los tiempos, el hombre siempre estuvo ligado a la danza y al movimiento. Se bailaba a modo de rituales, de diversión, de cortejo y de tantas otras escenas que tienen que ver con la vinculación de las personas entre si y de las mismas con su contexto. Un ir y venir entre el mundo interno y el mundo externo.

Así en todas las culturas la danza ha estado presente, y el cuerpo y el movimiento siempre fueron vehículos primordiales en la comunicación.

Podemos concluir enumerando algunos de los beneficios que brinda el trabajo corporal a las personas con capacidades diferentes:

No solo se aprende a bailar, sino que también se adquieren aptitudes tales como la perseverancia, el incremento de la memoria, un mayor grado de confianza y autoestima y un claro registro y control corporal (desarrollando habilidades motrices). Capacidades todas, que luego se verán reflejadas en la vida cotidiana.

Un mayor dominio emocional. Cuando la persona puede expresar sus sentimientos y sus ansiedades, puede comenzar a elaborarlas y llegar a un mayor control de las mismas. En los casos en los que hay dificultad para realizarlo desde la vía de la palabra, la danza puede aportar un lenguaje corporal que facilita el medio necesario para la liberación de aquellos obstáculos internos que obstruyen el crecimiento. Todo esto deviene en el desarrollo de la autonomía.

Incrementar la integración social, puesto que el trabajo que se propone es realizado en grupos y a la vez se busca el encuentro con otros grupos de otros intereses artísticos realizando intercambios culturales. Desde el enfoque psicosocial de la grupalidad, este trabajo permite la posibilidad de que cada persona pueda apropiarse de una construcción plural del movimiento, potenciando sus propias capacidades y reproduciéndolas luego en otros ámbitos de su vida cotidiana.

Por todo lo expuesto, “Psicología para bailar”, apoya la integración de las personas con capacidades diferentes, asistiendo a aquellos profesionales de la danza que

deseen trabajar en este ámbito.