Programa de trastornos de personalidad de la clínica psiquiátrica universitaria un enfoque...
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Revista chilena de neuro-psiquiatría versión On-line ISSN 0717-9227
Rev. chil. neuro-psiquiatr. v.39 n.1 Santiago ene. 2001
Rev Chil Neuro-Psiquiat 2001; 39(1): 69-76
ARTÍCULO ORIGINAL
Programa de trastornos de personalidad de la Clínica Psiquiátrica Universitaria: un enfoque multidisciplinario.
The University Psychiatric Clinic Personality Disorder Program: a Multidisciplinary Approach
Sonia Jerez, Luis Alvarado, Angélica Paredes, Angélica Montenegro, Cristián Montes, Lucía Venegas
Clínica Psiquiátrica Universitaria, Facultad de Medicina, Campus Norte, Universidad de Chile.
A Personality Disorder Program for the study and treatment of personality
disorders has been opened at the University of Chile Psychiatric Clinic. A multi-
disciplinary, professional team made up of psychiatrists, psychologists,
occupational therapists, and nurses combine efforts to treat patients, teach, and
do research in the area of personality disorders. This article describes how the
program functions, as well as the difficulties and challenges it has faced since
opening three years ago. It proposes a multi-disciplinary approach, integrating
biological and psychosocial therapies in treating personality disorder patients.
Key words: personality disorders, treatment, psychotherapy, pharmacotherapy
Introducción
L os trastornos de personalidad son muy comunes. Se estima que entre el 10% y
el 13% de la población general tiene algún trastorno de personalidad. En la
consulta psiquiátrica ambulatoria esa cifra se eleva del 30% a 50% (1). Por otra
parte, el diagnóstico de trastorno de personalidad parece ir en aumento;
Loranger ha señalado que en un hospital universitario en Norteamérica dicho
diagnóstico aumentó desde el 19,1% al 49,3 % al pasar desde la era del DSM-II a la del DSM-III (2).
La naturaleza de los trastornos de personalidad permite anticipar algunas de las
dificultades del tratamiento, ya sea farmacológico, psicoterapéutico o de manejo
ambiental. Como sabemos, los pacientes con trastorno de personalidad
difícilmente establecen un vínculo terapéutico (lo que es parte de sus problemas),
presentan baja adherencia al tratamiento farmacológico y una notable tendencia
a autoprescripción de medicamentos. Su historial de tratamientos suele registrar
numerosas intervenciones previas, que en términos generales son interrumpidas
prematuramente. Las complejidades que ofrece el diagnóstico y tratamiento de
estos cuadros han puesto de relieve la necesidad de desarrollar estrategias de
abordaje específicas (3, 4). En psiquiatría, del mismo modo que ha ocurrido en
otras especialidades médicas, la concentración de esfuerzos en determinadas
áreas de la patología ha llevado a la creación de subespecialidades que permiten
que equipos de trabajo concentren sus recursos y logren un mayor progreso en el
conocimiento de la clínica, etiopatogenia y terapéutica de las enfermedades. En
este contexto, en la Clínica Psiquiátrica Universitaria (CPU) surgió la inquietud de
crear una unidad multidisciplinaria que diera cobertura de modo integral a los
pacientes con trastornos de personalidad. Esto es, que estuviese en condiciones
de proveer el espectro de intervenciones necesarias para el diagnóstico y manejo
terapéutico (psicoterapia, farmacoterapia, terapia ocupacional, psicoeducación,
etc.) y que permitiese a la vez el desarrollo de la docencia e investigación en este
ámbito clínico. Esta Unidad, creada en julio de 1997 en la CPU, fue llamada
Unidad de Trastornos de Personalidad (UTP). En este trabajo queremos
comunicar el modo de funcionamiento de esta modalidad de atención, pionera en
nuestro país, así como compartir las dificultades y los resultados que hemos
encontrado en su implementación.
Descripción y funcionamiento del equipo
El equipo terapéutico está conformado por dos médicos psiquiatras, dos
psicólogos clínicos, una terapeuta ocupacional y una enfermera universitaria. Una
asistente social con formación en terapia familiar colabora cuando las
circunstancias clínicas lo requieren, si bien no está formalmente adscrita a la
unidad. A estos recursos se debe añadir un número variable de egresados de la
carrera de Psicología, que permanecen en la unidad uno o dos semestres, y
médicos becarios de Psiquiatría que cumplen una rotación de 4 meses.
La UTP recibe pacientes derivados desde las unidades de Hospitalizados,
Consultorio Externo y otras unidades especializadas (Adicciones, Trastornos
Alimentarios). Los criterios de inclusión son: pacientes adultos, de ambos sexos,
con diagnóstico de trastorno de personalidad, independientemente que presenten
comorbilidad con patología del eje I del DSM-IV (5). Son criterios de exclusión los
trastornos psicóticos, los trastornos alimentarios gravemente descompensados y
las adicciones en etapa activa. Tampoco se atiende pacientes con trastorno
antisocial de personalidad severo, por ser cuadros prácticamente intratables, que
constituyen un serio riesgo para los demás y porque no existe una infraestructura
adecuada para intentar estrategias especialmente diseñadas para ellos (hospitalizaciones de larga estadía, etc.).
A su ingreso, el paciente es evaluado por un médico psiquiatra. Los datos
epidemiológicos y clínicos son compilados en un formulario de registro
confeccionado especialmente para este propósito. La evaluación clínica incorpora
el diagnóstico clínico fenomenológico, los aspectos biológicos involucrados y un
diagnóstico psicodinámico. En los casos que ofrecen dudas diagnósticas y
requieren un estudio más profundo o con fines de investigación, el diagnóstico de
trastorno de personalidad se complementa mediante el Inventario Internacional
de Trastornos de Personalidad (International Personality Disorder Examination, IPDE) y con la prueba de Rorschach.
El IPDE consiste en una entrevista clínica semiestructurada, diseñada para
evaluar los trastornos de personalidad de acuerdo a los criterios del DSM-IV y de
la CIE-10 (6). Está organizado de modo tal, que proporciona un balance óptimo
entre una entrevista clínica espontánea y una estructurada. El módulo del IPDE
para DSM-IV (clasificación a la que nos adscribimos por su amplia utilización en
la literatura y en la investigación) examina en cada individuo la presencia o
ausencia de todos los criterios de los trastornos de la personalidad. Proporciona
además una puntuación dimensional constituida por un valor para cada categoría
diagnóstica, independientemente de que se cumplan o no los criterios para uno o más trastornos de personalidad.
Finalmente, el equipo terapéutico en conjunto diseña una estrategia de tratamiento multidisciplinaria, la que es propuesta y convenida con el paciente.
Se ofrecen diferentes niveles de tratamiento según la intensidad y complejidad
del cuadro clínico. Cabe destacar que el mismo equipo se hace cargo del paciente
tanto si requiere tratamiento ambulatorio u hospitalario. Se recurre a la
hospitalización cuando es necesario estabilizar una patología severa del eje I o
para manejar las manifestaciones propias del trastorno de personalidad cuando
son incontrolables en un régimen ambulatorio (amenazas o intentos de suicidio, agresividad descontrolada, etc.) (7).
Modalidades de intervención terapéutica
Intervenciones psicofarmacológicas
El empleo de psicofármacos es una herramienta terapéutica de gran utilidad en
algunos de estos pacientes. La prescripción es realizada de acuerdo a los datos
disponibles acerca de las bases neurobiológicas de los trastornos de
personalidad (8-10). Se utilizan en aquellos pacientes que presentan
comorbilidad con otros cuadros clínicos, hecho frecuentemente observado y en el
control de la sintomatología y de las manifestaciones específicas de los casos más
severos de trastornos de personalidad, siempre en el marco de una aproximación clínica psicodinámica (11)
En general se emplean antipsicóticos en dosis bajas para tratar las distorsiones
cognoscitivas y las micropsicosis frecuentemente observables en los trastornos
límite de personalidad, inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina
(ISRS) para el control de la impulsividad, estabilizadores del ánimo para el
control de la agresividad y la labilidad afectiva. Se trata de evitar en lo posible el
empleo de benzodiazepinas por el riesgo de adicción y porque en algunos pacientes pueden producir descontrol emocional.
Actividades educativas e intervenciones psicosociales
Considerando que en estos pacientes es frecuente la transgresión de las
indicaciones médicas, advertimos la necesidad de reforzar este aspecto mediante
actividades educativas realizadas por la enfermera. El objetivo de esta actividad
es hacer que el paciente participe en su tratamiento, instándolo a adoptar un
papel más activo en éste. La enfermera le explica los efectos esperados de su
medicación, así como la eventual emergencia de efectos colaterales. Refuerza
además la importancia de una adecuada adherencia al tratamiento y los riesgos derivados de aumentos o suspensiones bruscas de los fármacos.
También es parte de esta actividad manejar la ansiedad y la gran variedad de
molestias que suelen experimentar estos pacientes frente a la administración de
mínimas dosis de medicamentos que, la mayor parte de las veces, no se explica
desde efectos propiamente farmacológicos. Otro modo de contribuir a reforzar
una buena alianza de trabajo es comprometer al núcleo familiar en ella. Se
persigue crear un clima de cooperación mutua respecto del tratamiento, el que
suele ser largo, costoso y muchas veces extenuante para el grupo familiar.
Asimismo, se intenta acoger y manejar las características ambivalencias
experimentadas por la familia, sentimientos de culpa y responsabilidad, rabia,
desesperanza, etc., frente a lo que le acontece al paciente.
Desde la perspectiva de la terapia ocupacional se propende a la inserción del
paciente a su medio social y laboral cumpliendo los roles adultos que le son
propios. Inicialmente se realiza una evaluación de la red social, con el propósito
de identificar factores de riesgo y diseñar estrategias preventivas y de mejoramiento de la calidad y cantidad de los vínculos.
Para ello se aplica un instrumento denominado Mapa de Red Social, el que
permite evaluar los aspectos cuantitativos y cualitativos de las relaciones
vinculares disponibles, lo que facilita promover con el familiar más próximo la
adherencia al tratamiento (12). Por otra parte y de acuerdo a cada caso, a veces
se interviene la red, particularmente cuando existe una deficiente calidad de las interacciones, fenómeno frecuente de encontrar en estos pacientes.
En nuestra experiencia, la mayoría de los mapas de red aplicados se sitúan en la
categoría de "red negativamente recíproca", caracterizada por la asimetría de sus
interacciones. Las ligazones establecidas en su interior suelen ser manipuladoras,
carentes de compromiso real y de reciprocidad. En ellas el paciente se beneficia
de la relación mediante el recurso de profitar de otros integrantes de la red sin retribuir ni reconocer tal actitud.
Una forma de abordaje que resulta beneficiosa frente a estas actitudes es el
entrenamiento en habilidades sociales básicas, con especial énfasis en torno a la
modificación de claves comunicacionales. El objetivo final de esta intervención es
promover el tránsito desde un estilo de interacción egocéntrico a uno más
cooperativo, procurando que estos cambios perduren en el tiempo. Se intenta
además mejorar el concepto de sí mismo mediante técnicas de orientación
gestáltica y terapia corporal. Desde la terapia ocupacional pueden abordarse
también otros aspectos tendientes a mejorar la autoimagen, reconocer
características e intereses propios y refuerzo de actitudes adaptativas. En este
contexto se realizan, por ejemplo, evaluaciones vocacionales y análisis de puestos de trabajo.
Intervenciones psicoterapéuticas
Es necesario precisar que los pacientes atendidos en la UTP son particularmente
complejos, habitualmente limítrofes graves, con severas perturbaciones en su
adaptación psicosocial, con alto riesgo de auto y hetero agresión, con soporte
familiar y económico precario y que suelen presentar comorbilidad psiquiátrica
importante, especialmente con trastornos del ánimo, del control de impulsos, de ansiedad, abuso de sustancias, etc.
Las intervenciones psicoterapéuticas que se ofrecen están orientadas a ayudar al
paciente a descubrir, comprender, asumir y modificar aquellos aspectos de su
personalidad que se traducen en imágenes distorsionadas de sí mismo y en perturbaciones en las relaciones interpersonales en diversas áreas de su vida.
Nuestro abordaje psicoterapéutico toma como referente teórico los trabajos de
Winnicott y su énfasis en la generación de un ambiente terapéutico
"suficientemente bueno" (13, 14). Particularmente útil nos ha sido la distinción
entre sostenimiento (holding) y manejo (management), como tipos de
intervención a realizar en distintos momentos de la psicoterapia de un paciente.
En ciertos momentos, una relación de contención o sostenimiento puede
constituirse en el único tipo de relación que ese paciente en particular es capaz
de establecer, mientras que en otras etapas de su tratamiento, puede ser
necesario trabajar de un modo más directivo y ordenador de la realidad, como
ocurre en las maniobras de management. Estas intervenciones pueden ser etapas
en el camino hacia relaciones de colaboración en que se descubran otros focos emocionales y en las que sea posible un trabajo más interpretativo.
Se trata, pues, de una cuestión de énfasis e indicaciones terapéuticas de acuerdo
al momento que vive el paciente. Usamos la contención en los pacientes más
regresivos, transitando a maniobras más avanzadas en la medida que ello sea
posible. En maniobras de sostenimiento o contención incluimos, por ejemplo,
todos los esfuerzos encaminados a apoyar la farmacoterapia, evaluar y controlar
el riesgo suicida y las actuaciones impulsivas; detectar y señalar los errores de
juicio y reducir la tendencia del paciente a devaluar o idealizar la psicoterapia o la
farmacoterapia. Un gran objetivo es evitar nuevas hospitalizaciones, incentivando
conductas de responsabilidad respecto a sí mismo.
Las maniobras de manejo (management) están destinadas a preservar los logros
biográficos obtenidos: pareja, estudio, trabajo, etc., y gradualmente iniciar un
trabajo con la autovaloración, propiciando la adquisición de nuevos logros.
Generalmente los pacientes tienen una pobre imagen de sí mismos y sus
expectativas o son muy altas e irreales o no están presentes. En estos momentos
se refuerza toda acción constructiva iniciada por el paciente, la que da señales en
torno a la mayor confianza en sí mismo y del inicio de un cambio en la
apreciación y valoración de su propia persona.
El estilo terapéutico está inserto en una relación de ayuda profesional neutra,
empática y activa. Uno de los problemas con la psicoterapia de los trastornos de
personalidad es la tendencia de los pacientes a abandonar los tratamientos. La
anticipación y cuidado de este aspecto es fundamental, porque evidentemente no
puede haber psicoterapia en ausencia de un paciente dispuesto a ella. En
numerosos casos, inicialmente esta relación sólo será cuidada y propiciada por el
terapeuta y por ello no contraindicamos actitudes usualmente controvertidas en
otros abordajes terapéuticos como, por ejemplo, contactar telefónicamente a
pacientes que faltan a terapia, etc. Sin duda que tales actitudes son entendidas
transferencialmente en el trabajo terapéutico, aunque no siempre son explícitamente interpretadas.
En el curso del funcionamiento de la UTP hemos comprendido que un agente
terapéutico importante es el propio equipo que trabaja en la unidad. Este papel
ha sido insistentemente enfatizado por los pacientes como una variable relevante
en los logros obtenidos. El poder terapéutico del equipo se utiliza
conscientemente, recordándole al paciente que tras cada profesional que le
atiende hay un grupo de profesionales que ha pensado y acordado con él la
mejor forma de ayudarlo. Es un hecho reconocido con gratitud tanto por los
pacientes como por sus familias, quienes reiteradamente destacan la disposición
activa del grupo profesional como un factor de enorme ayuda en el tratamiento.
Dado el alto número de pacientes que se reciben en la UTP, cuando está
indicado, algunos de ellos son derivados a otras unidades de la Clínica
Psiquiátrica Universitaria, como la unidad de Psicoterapias Breves, o a otras
instituciones externas que ofrecen psicoterapia individual, de pareja o de familia.
No obstante, continúan vinculados a la UTP que actúa como instancia coordinadora de ésta u otras prestaciones que reciban.
Dificultades y desafíos para el equipo terapéutico
Trabajar con pacientes con trastornos severos de personalidad ofrece
importantes desafíos técnicos y emocionales al equipo terapéutico. Se trata de
pacientes que operan en un nivel de funcionamiento pre-edípico, utilizan
defensas primitivas y tienen enormes dificultades para mantener un examen de
realidad consistente y estable; están habitualmente dominados por intensos
afectos, especialmente de rabia y presentan mínima tolerancia a la ansiedad. En
ausencia de una estructura yoica estable, surgen dificultades con los límites y el
control de impulsos, por lo que el modo predilecto de expresión es la actuación y no la verbalización de los conflictos.
El equipo terapéutico debe estar preparado para enfrentar apropiadamente las
frecuentes transgresiones a los acuerdos, la resistencia a las normas del
tratamiento, la tendencia a idealizar a algunos y devaluar a otros, el descontrol de impulsos, etc.
En la UTP se realizan reuniones semanales para analizar casos clínicos. En éstas
se otorga especialimportancia a las manifestaciones contratransferenciales que
surgen en el ejercicio terapéutico. Esto tiene un efecto catártico y de apoyo a los
integrantes del equipo que están más involucrados en cada caso, a la vez que
facilita la comprensión del propio paciente si se concibe la contratransferencia
como una forma especial de comunicación preverbal que, de otro modo, permanecería inaccesible.
El equipo terapéutico debe desarrollar una gran tolerancia a la frustración sin
caer en el desaliento. Debe aprender a regular las expectativas terapéuticas, a
sostener la alianza de trabajo y a manejar las ansiedades y todo tipo de intensas
emociones que emergen. Se requiere un enorme esfuerzo para evitar gratificar,
castigar, abandonar o establecer colusiones con los pacientes, como
consecuencia de actuaciones contratransferenciales.
Un elemento de complejidad adicional lo constituyen las rotaciones por la UTP,
cada cuatro o seis meses, de psiquiatras y psicólogos en formación. Éste es un
factor de inestabilidad ambiental para pacientes que requieren la mayor
constancia y consistencia posibles. No obstante, se intenta compensar en parte
esta dificultad, inevitable por tratarse de una unidad docente, con la continuidad
que ofrece el equipo permanente y teniendo en cuenta esta situación durante todo el proceso terapéutico.
Docencia e investigación
Actividades docentes
Nuestra Unidad realiza docencia de pre y postgrado. La docencia de pregrado se
realiza con los estudiantes de Psicología, los que efectúan parte de su práctica
profesional con nosotros. Durante un período variable de 6 a 10 meses,
dependiendo de su procedencia, los practicantes participan de todas las
actividades docentes (seminarios, reuniones clínicas y supervisión de pacientes), así como de las actividades de investigación.
La práctica considera además que los estudiantes realicen tareas de
psicodiagnóstico en trastornos de personalidad y se hagan cargo de la
psicoterapia de pacientes determinados. Toda esta tarea se realiza bajo
supervisión permanente de psiquiatras y psicólogos.
Docencia Postgrado
La docencia de postgrado se realiza a los becados de Psiquiatría, que efectúan
una rotación de 4 meses por nuestra unidad, a partir del segundo año de beca. Al
igual que en el pregrado, la docencia está estructurada en torno a seminarios
teóricos, supervisiones de casos clínicos, reuniones clínicas y asistencia de
pacientes.
Los seminarios se realizan a razón de dos semanales, en temas que comprenden
problemas nosológicos, clasificatorios, psicopatológicos y psicodinámicos de los
trastornos de personalidad. Asimismo, se abordan temas específicos y sensibles
en esta patología, como la conducta suicida y automutilatoria, tratamiento
psicofarmacológico, indicaciones de manejo hospitalario, manejo de la impulsividad y agresión, etc.
También se espera que los becados desarrollen destrezas clínicas en el manejo
psicoterapéutico de los trastornos de personalidad, por medio de la supervisión de sus casos.
Actividades de investigación
La estructura y organización de la UTP facilita el desarrollo de variadas
actividades de investigación. En la actualidad se desarrollan líneas de trabajo en
torno a las bases neurobiológicas y estudios psicofarmacológicos y psicométricos
de los trastornos de personalidad. Específicamente se encuentra en marcha un
estudio sobre las bases neurobiológicas y terapéuticas de las dimensiones
impulsividad y trastornos cognitivos en los trastornos de personalidad. Incluye el
estudio de la función serotoninérgica mediante la prueba de estimulación de
prolactina por dexfenfluramina (prueba dinámica para evaluar la respuesta del
sistema serotoninérgico ante un estímulo específico), la medición de serotonina
en plaquetas y su relación con las dimensiones impulsividad y depresividad.
También se estudia la función dopaminérgica mediante la determinación de ácido
homovanílico (principal metabolito de excreción de la dopamina en el ser
humano) en plasma y su relación con las disfunciones cognitivas que caracterizan a algunos trastornos de personalidad.
Adicionalmente se estudia el efecto sobre los síntomas clínicos y sobre las
variables neurobiológicas descritas de fármacos antipsicóticos y de inhibidores
selectivos de la recaptura de serotonina (Proyecto FONDECYT N1000889-2000).
Datos estadísticos generales
Entre los años 1997 y 1999 hubo 25.811 consultas ambulatorias en la Clínica
Psiquiátrica de la Universidad de Chile. De ellas, 1.308 correspondieron a
pacientes atendidos por la Unidad de Trastornos de Personalidad, lo que equivale al 5,1% de las atenciones.
De los pacientes hospitalizados en ese período (1611), 167 fueron vistos por la
Unidad de Trastornos de Personalidad, lo que equivale al 10,3% del total de
hospitalizaciones. En estas cifras es necesario tener en consideración que la UTP
recibe pacientes derivados desde otras unidades clínicas y no la totalidad de los pacientes con diagnóstico de trastorno de personalidad que consultan.
En la Tabla 1 se encuentran los diagnósticos de los pacientes hospitalizados entre
1997 y 1999 en la Clínica Psiquiátrica Universitaria atendidos por la Unidad de
Trastornos de Personalidad. Los diagnósticos están formulados acorde a las
categorías CIE-10, que es el sistema clasificatorio que la institución utiliza como registro (15).
Se puede observar que la mayoría corresponde al diagnóstico Trastorno de
Inestabilidad de la personalidad (trastorno límite según DSM-IV) seguido por
Trastorno de la personalidad sin especificación. El resto de los diagnósticos se presenta con una frecuencia notablemente menor.
La mayoría de los pacientes son de sexo femenino (137 mujeres y 30 hombres),
de nivel socioeconómico medio y medio bajo, con educación media completa.
Estas características corresponden al tipo de población que se atiende en este centro universitario.
La Tabla 2 muestra la comorbilidad observada en los pacientes hospitalizados con
diagnóstico de trastorno de personalidad entre los años 1997 y 1999. En los 167
pacientes se formularon 103 diagnósticos psiquiátricos, sugiriendo que sólo en
una minoría de pacientes la hospitalización obedecióprioritariamente al trastorno
de personalidad. La CIE-10 contempla como posibilidad diagnóstica el suicidio y
lesiones intencionalmente autoinfligidas; si se tiene en consideración que la
población atendida tenía en alrededor de un 60% de los casos un trastorno límite
de personalidad, es probable que esta comorbilidad corresponda también a sintomatología derivada prioritariamente desde el trastorno de personalidad.
Los trastornos del estado del ánimo dan cuenta de alrededor de 37% de la
comorbilidad, seguidos de los trastornos alimentarios en mujeres y de abuso de
sustancias en hombres. No obstante, estos dos últimos valores están
distorsionados pues la Clínica Psiquiátrica Universitaria cuenta con unidades
específicas para estos trastornos y sólo son derivados a UTP algunos casos ya
estabilizados clínicamente.
Comentario
La creación de la UTP como una organización multidisciplinaria ha tenido el
mérito de ofrecer un ambiente terapéutico sostenedor, coherente, con un
enfoque común, a un grupo de pacientes de alta complejidad. En ella se brinda a
los pacientes la oportunidad de examinar sus experiencias internas y externas en
una situación controlada, lo que facilita la adherencia al tratamiento y puede disminuir el número y la duración de las hospitalizaciones.
Sin duda el funcionamiento de una unidad como la descrita es posible en el
contexto de una institución como la Clínica Psiquiátrica Universitaria, la que
cuenta con una infraestructura básica que incluye unidades de hospitalización, de
atención de urgencias, de psicoterapia breve y de otras unidades orientadas al
estudio y tratamiento de otras patologías específicas como farmaco-
dependencias, trastornos alimentarios, etc., las que permiten dar un mejor
soporte adicional a las variadas complicaciones que estos pacientes pueden presentar.
Por su parte, el grupo profesional y docente de la UTP posee la capacidad técnica
para brindar asistencia, docencia y supervisiones clínicas apropiadas. Sin duda, la
realidad clínica plantea exigencias que superan las posibilidades de ser
satisfechas con los recursos disponibles. Sin embargo, de los datos estadísticos
recogidos surge imperativa la necesidad de poner en marcha intervenciones
específicamente destinadas a atender el comportamiento suicida y parasuicida.
Sería deseable, además, contar con hospitalizaciones diurnas, hospitalizaciones
de larga estadía, psicoterapias de largo plazo, etc.
No obstante las tareas pendientes, para el equipo terapéutico la creación de la
UTP ha sido una experiencia altamente enriquecedora, que ha facilitado la labor asistencial y ha dado un gratificante impulso a la docencia y a la investigación.
Se comunica la creación y puesta en marcha de una unidad destinada al estudio
y tratamiento de los trastornos de personalidad en la Clínica Psiquiátrica de la
Universidad de Chile. Un equipo profesional, multidisciplinario, compuesto por
psiquiatras, psicólogos, terapeuta ocupacional y enfermera, desarrolla una labor
asistencial, docente y de investigación en el campo de los trastornos de
personalidad. Se describe la forma de funcionamiento y las dificultades y desafíos
que ha enfrentado en sus tres años de funcionamiento. Se propone un enfoque
multidisciplinario, que integra terapéuticas biológicas y psicosociales en el
tratamiento de los pacientes con trastorno de personalidad.
REFERENCIAS
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Recibido: julio de 2000
Aceptado: diciembre de 2000