Programa 15 noviembre, 2013

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15 Noviembre 2013

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Lanfranco Marcelletti, Director Titular

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Wolfgang Amadeus MozartSinfonía No. 41, “Júpiter” (32’)

I. Allegro vivaceII. Andante cantabile

III. Menuetto: AllegrettoIV. Molto Allegro

I N T E R M E D I O

Igor StravinskyLa Consagración de la Primavera (34’)

I. La adoración de la tierraII. El sacrificio

Lanfranco Marcelletti, Director Titular

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por Juan Arturo Brennan

Hacia junio de 1788, en medio de una angustio-sa situación financiera, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) se dio a la tarea de compo-ner tres obras que están entre sus creaciones más notables: sus tres últimas sinfonías. Estas sinfonías, las números 39, 40 y 41, fueron concebidas por Mozart como un ciclo unitario, y no deja de ser extraño que haya decidido componer sinfonías para sus conciertos por suscripción, dada su costumbre de producir conciertos para piano en tales ocasiones. El caso es que en el breve lapso de seis semanas Mozart terminó las tres sinfonías, fechando la partitura de la última, la número 41, el 10 de agosto de 1788. Resulta significativo el hecho de que, dada la continuidad sinfónica de Mozart a partir de 1764, año en que compuso la primera de sus sinfonías, cerrara su catálogo con la número 41 y dejara pasar los tres últimos años de su vida sin volver a abordar esta forma. Como en el caso de

numerosas otras obras musicales, el nombre de Júpiter con el que hoy se conoce a la última sinfonía mozartiana no le fue dado a la obra por el compositor, sino por otra persona. En este caso, la historia registra que el nombre se debe al empresario Johann Peter Salomon, el mismo que promovió las exitosas visitas de Franz Joseph Haydn (1732-1809) a Londres.Hasta nuestros días, la sinfonía Júpiter es conside-rada como una de las obras maestras indiscuti-bles del repertorio sinfónico, y con justificada razón. La amplitud de su diseño y la riqueza de su invención marcaron de hecho un punto culminante en el tratamiento clásico de la forma. Esta cima significó una cumbre desde la cual se precipitó vertiginosamente el desarrollo de la forma sinfónica en manos de Ludwig van Beethoven (1770-1827), sus contemporáneos y sus sucesores. Como dato más anecdótico que musicológico se menciona que el segundo tema del primer movimiento de la sinfonía Júpiter fue tomado por Mozart de otra obra suya, escrita en ese mismo año de 1788: una arietta titulada Un bacio di mano (‘Un beso en la mano’), compuesta para el bajo Francesco Albertarelli. Hasta la fecha parece seguir en disputa el hecho de que la sinfonía Júpiter haya sido ejecutada o no en vida de Mozart. Lo que sí es un hecho indiscutible es que sus tres últimas sinfonías no sirvieron para aliviar sus penurias económicas. Las regalías por conciertos, grabaciones, películas, libros y biografías llegarían, para Mozart como para tantos otros, demasiado tarde.

La anécdota es sin duda la más famosa en la historia musical del siglo XX: mayo 29, 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos en París, en el estreno de La consagración de la primavera, la reacción del público origina un verdadero motín, dirigido en partes proporcionales contra la música, contra el compositor Igor Stravinski (1882-1971), contra el coreógrafo Vaslav Nijinski y contra Pierre Monteux, director musical del estreno. A partir de este turbulento estreno absoluto, La consagración de la primavera ha sido una de las obras musicales que más polémica han causado, y es quizá la pieza a la que más epítetos peyorativos se han dedicado a través de innumerables críticas. Disonante, discordante, cruel, irritante, escandalosa, cacofóni-ca, monótona, primitiva, informe, paleozoica, enfermiza, zoológica, mecanicista, son apenas algunos de los adjetivos virulentamente aplicados a esta partitura que hoy es ya un clásico indiscutible de la música del siglo XX. Entre estos adjetivos, hay uno especialmente interesante. Si se toma en cuenta que la obra se refiere a elementos estricta-mente naturales, no deja de ser curioso que en 1920 el crítico neoyorquino Deems Taylor haya afirmado que “Stravinski es el mecanismo convertido en música”. Más interesante aún es el hecho de que otro crítico estadunidense, Paul Rosenfeld, ampliara por su cuenta este concepto en un texto ciertamente profético y no exento de validez, a pesar de su tono básicamente contestata-rio. En ese mismo año de 1920, Rosenfeld escribió lo siguiente:

Los nuevos órganos de acero del hombre han engendrado su música en La consagración de la primavera. Porque con Stravinski, los ritmos de la maquinaria han entrado en el arte musical. Sobre todo, es el ritmo, el ritmo rectangular, absoluto y enfático, un ritmo que se agita y late y se reitera y danza con toda la incansable perfección de la máquina, y avanza y retrocede y se dispara hacia arriba y luego desciende, con el inhumano movimiento de unos titánicos brazos de acero.

Quizá no sea muy temerario suponer que Stravinski, teniendo parte de su ser firmemente anclada en el futuro, hubiera estado parcialmente de acuerdo con la visión futurista de Rosenfeld. Y así como una buena parte de los críticos de las primeras décadas del siglo XX vituperaron a Stravinski por el empleo del ritmo en La consagra-ción de la primavera, muchos otros lo agredieron por el empleo poco ortodoxo y ciertamente descon-certante de la orquesta.

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Hacia junio de 1788, en medio de una angustio-sa situación financiera, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) se dio a la tarea de compo-ner tres obras que están entre sus creaciones más notables: sus tres últimas sinfonías. Estas sinfonías, las números 39, 40 y 41, fueron concebidas por Mozart como un ciclo unitario, y no deja de ser extraño que haya decidido componer sinfonías para sus conciertos por suscripción, dada su costumbre de producir conciertos para piano en tales ocasiones. El caso es que en el breve lapso de seis semanas Mozart terminó las tres sinfonías, fechando la partitura de la última, la número 41, el 10 de agosto de 1788. Resulta significativo el hecho de que, dada la continuidad sinfónica de Mozart a partir de 1764, año en que compuso la primera de sus sinfonías, cerrara su catálogo con la número 41 y dejara pasar los tres últimos años de su vida sin volver a abordar esta forma. Como en el caso de

numerosas otras obras musicales, el nombre de Júpiter con el que hoy se conoce a la última sinfonía mozartiana no le fue dado a la obra por el compositor, sino por otra persona. En este caso, la historia registra que el nombre se debe al empresario Johann Peter Salomon, el mismo que promovió las exitosas visitas de Franz Joseph Haydn (1732-1809) a Londres.Hasta nuestros días, la sinfonía Júpiter es conside-rada como una de las obras maestras indiscuti-bles del repertorio sinfónico, y con justificada razón. La amplitud de su diseño y la riqueza de su invención marcaron de hecho un punto culminante en el tratamiento clásico de la forma. Esta cima significó una cumbre desde la cual se precipitó vertiginosamente el desarrollo de la forma sinfónica en manos de Ludwig van Beethoven (1770-1827), sus contemporáneos y sus sucesores. Como dato más anecdótico que musicológico se menciona que el segundo tema del primer movimiento de la sinfonía Júpiter fue tomado por Mozart de otra obra suya, escrita en ese mismo año de 1788: una arietta titulada Un bacio di mano (‘Un beso en la mano’), compuesta para el bajo Francesco Albertarelli. Hasta la fecha parece seguir en disputa el hecho de que la sinfonía Júpiter haya sido ejecutada o no en vida de Mozart. Lo que sí es un hecho indiscutible es que sus tres últimas sinfonías no sirvieron para aliviar sus penurias económicas. Las regalías por conciertos, grabaciones, películas, libros y biografías llegarían, para Mozart como para tantos otros, demasiado tarde.

La anécdota es sin duda la más famosa en la historia musical del siglo XX: mayo 29, 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos en París, en el estreno de La consagración de la primavera, la reacción del público origina un verdadero motín, dirigido en partes proporcionales contra la música, contra el compositor Igor Stravinski (1882-1971), contra el coreógrafo Vaslav Nijinski y contra Pierre Monteux, director musical del estreno. A partir de este turbulento estreno absoluto, La consagración de la primavera ha sido una de las obras musicales que más polémica han causado, y es quizá la pieza a la que más epítetos peyorativos se han dedicado a través de innumerables críticas. Disonante, discordante, cruel, irritante, escandalosa, cacofóni-ca, monótona, primitiva, informe, paleozoica, enfermiza, zoológica, mecanicista, son apenas algunos de los adjetivos virulentamente aplicados a esta partitura que hoy es ya un clásico indiscutible de la música del siglo XX. Entre estos adjetivos, hay uno especialmente interesante. Si se toma en cuenta que la obra se refiere a elementos estricta-mente naturales, no deja de ser curioso que en 1920 el crítico neoyorquino Deems Taylor haya afirmado que “Stravinski es el mecanismo convertido en música”. Más interesante aún es el hecho de que otro crítico estadunidense, Paul Rosenfeld, ampliara por su cuenta este concepto en un texto ciertamente profético y no exento de validez, a pesar de su tono básicamente contestata-rio. En ese mismo año de 1920, Rosenfeld escribió lo siguiente:

Los nuevos órganos de acero del hombre han engendrado su música en La consagración de la primavera. Porque con Stravinski, los ritmos de la maquinaria han entrado en el arte musical. Sobre todo, es el ritmo, el ritmo rectangular, absoluto y enfático, un ritmo que se agita y late y se reitera y danza con toda la incansable perfección de la máquina, y avanza y retrocede y se dispara hacia arriba y luego desciende, con el inhumano movimiento de unos titánicos brazos de acero.

Quizá no sea muy temerario suponer que Stravinski, teniendo parte de su ser firmemente anclada en el futuro, hubiera estado parcialmente de acuerdo con la visión futurista de Rosenfeld. Y así como una buena parte de los críticos de las primeras décadas del siglo XX vituperaron a Stravinski por el empleo del ritmo en La consagra-ción de la primavera, muchos otros lo agredieron por el empleo poco ortodoxo y ciertamente descon-certante de la orquesta.

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Hacia junio de 1788, en medio de una angustio-sa situación financiera, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) se dio a la tarea de compo-ner tres obras que están entre sus creaciones más notables: sus tres últimas sinfonías. Estas sinfonías, las números 39, 40 y 41, fueron concebidas por Mozart como un ciclo unitario, y no deja de ser extraño que haya decidido componer sinfonías para sus conciertos por suscripción, dada su costumbre de producir conciertos para piano en tales ocasiones. El caso es que en el breve lapso de seis semanas Mozart terminó las tres sinfonías, fechando la partitura de la última, la número 41, el 10 de agosto de 1788. Resulta significativo el hecho de que, dada la continuidad sinfónica de Mozart a partir de 1764, año en que compuso la primera de sus sinfonías, cerrara su catálogo con la número 41 y dejara pasar los tres últimos años de su vida sin volver a abordar esta forma. Como en el caso de

numerosas otras obras musicales, el nombre de Júpiter con el que hoy se conoce a la última sinfonía mozartiana no le fue dado a la obra por el compositor, sino por otra persona. En este caso, la historia registra que el nombre se debe al empresario Johann Peter Salomon, el mismo que promovió las exitosas visitas de Franz Joseph Haydn (1732-1809) a Londres.Hasta nuestros días, la sinfonía Júpiter es conside-rada como una de las obras maestras indiscuti-bles del repertorio sinfónico, y con justificada razón. La amplitud de su diseño y la riqueza de su invención marcaron de hecho un punto culminante en el tratamiento clásico de la forma. Esta cima significó una cumbre desde la cual se precipitó vertiginosamente el desarrollo de la forma sinfónica en manos de Ludwig van Beethoven (1770-1827), sus contemporáneos y sus sucesores. Como dato más anecdótico que musicológico se menciona que el segundo tema del primer movimiento de la sinfonía Júpiter fue tomado por Mozart de otra obra suya, escrita en ese mismo año de 1788: una arietta titulada Un bacio di mano (‘Un beso en la mano’), compuesta para el bajo Francesco Albertarelli. Hasta la fecha parece seguir en disputa el hecho de que la sinfonía Júpiter haya sido ejecutada o no en vida de Mozart. Lo que sí es un hecho indiscutible es que sus tres últimas sinfonías no sirvieron para aliviar sus penurias económicas. Las regalías por conciertos, grabaciones, películas, libros y biografías llegarían, para Mozart como para tantos otros, demasiado tarde.

La anécdota es sin duda la más famosa en la historia musical del siglo XX: mayo 29, 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos en París, en el estreno de La consagración de la primavera, la reacción del público origina un verdadero motín, dirigido en partes proporcionales contra la música, contra el compositor Igor Stravinski (1882-1971), contra el coreógrafo Vaslav Nijinski y contra Pierre Monteux, director musical del estreno. A partir de este turbulento estreno absoluto, La consagración de la primavera ha sido una de las obras musicales que más polémica han causado, y es quizá la pieza a la que más epítetos peyorativos se han dedicado a través de innumerables críticas. Disonante, discordante, cruel, irritante, escandalosa, cacofóni-ca, monótona, primitiva, informe, paleozoica, enfermiza, zoológica, mecanicista, son apenas algunos de los adjetivos virulentamente aplicados a esta partitura que hoy es ya un clásico indiscutible de la música del siglo XX. Entre estos adjetivos, hay uno especialmente interesante. Si se toma en cuenta que la obra se refiere a elementos estricta-mente naturales, no deja de ser curioso que en 1920 el crítico neoyorquino Deems Taylor haya afirmado que “Stravinski es el mecanismo convertido en música”. Más interesante aún es el hecho de que otro crítico estadunidense, Paul Rosenfeld, ampliara por su cuenta este concepto en un texto ciertamente profético y no exento de validez, a pesar de su tono básicamente contestata-rio. En ese mismo año de 1920, Rosenfeld escribió lo siguiente:

Los nuevos órganos de acero del hombre han engendrado su música en La consagración de la primavera. Porque con Stravinski, los ritmos de la maquinaria han entrado en el arte musical. Sobre todo, es el ritmo, el ritmo rectangular, absoluto y enfático, un ritmo que se agita y late y se reitera y danza con toda la incansable perfección de la máquina, y avanza y retrocede y se dispara hacia arriba y luego desciende, con el inhumano movimiento de unos titánicos brazos de acero.

Quizá no sea muy temerario suponer que Stravinski, teniendo parte de su ser firmemente anclada en el futuro, hubiera estado parcialmente de acuerdo con la visión futurista de Rosenfeld. Y así como una buena parte de los críticos de las primeras décadas del siglo XX vituperaron a Stravinski por el empleo del ritmo en La consagra-ción de la primavera, muchos otros lo agredieron por el empleo poco ortodoxo y ciertamente descon-certante de la orquesta. St

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Hacia junio de 1788, en medio de una angustio-sa situación financiera, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) se dio a la tarea de compo-ner tres obras que están entre sus creaciones más notables: sus tres últimas sinfonías. Estas sinfonías, las números 39, 40 y 41, fueron concebidas por Mozart como un ciclo unitario, y no deja de ser extraño que haya decidido componer sinfonías para sus conciertos por suscripción, dada su costumbre de producir conciertos para piano en tales ocasiones. El caso es que en el breve lapso de seis semanas Mozart terminó las tres sinfonías, fechando la partitura de la última, la número 41, el 10 de agosto de 1788. Resulta significativo el hecho de que, dada la continuidad sinfónica de Mozart a partir de 1764, año en que compuso la primera de sus sinfonías, cerrara su catálogo con la número 41 y dejara pasar los tres últimos años de su vida sin volver a abordar esta forma. Como en el caso de

numerosas otras obras musicales, el nombre de Júpiter con el que hoy se conoce a la última sinfonía mozartiana no le fue dado a la obra por el compositor, sino por otra persona. En este caso, la historia registra que el nombre se debe al empresario Johann Peter Salomon, el mismo que promovió las exitosas visitas de Franz Joseph Haydn (1732-1809) a Londres.Hasta nuestros días, la sinfonía Júpiter es conside-rada como una de las obras maestras indiscuti-bles del repertorio sinfónico, y con justificada razón. La amplitud de su diseño y la riqueza de su invención marcaron de hecho un punto culminante en el tratamiento clásico de la forma. Esta cima significó una cumbre desde la cual se precipitó vertiginosamente el desarrollo de la forma sinfónica en manos de Ludwig van Beethoven (1770-1827), sus contemporáneos y sus sucesores. Como dato más anecdótico que musicológico se menciona que el segundo tema del primer movimiento de la sinfonía Júpiter fue tomado por Mozart de otra obra suya, escrita en ese mismo año de 1788: una arietta titulada Un bacio di mano (‘Un beso en la mano’), compuesta para el bajo Francesco Albertarelli. Hasta la fecha parece seguir en disputa el hecho de que la sinfonía Júpiter haya sido ejecutada o no en vida de Mozart. Lo que sí es un hecho indiscutible es que sus tres últimas sinfonías no sirvieron para aliviar sus penurias económicas. Las regalías por conciertos, grabaciones, películas, libros y biografías llegarían, para Mozart como para tantos otros, demasiado tarde.

La anécdota es sin duda la más famosa en la historia musical del siglo XX: mayo 29, 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos en París, en el estreno de La consagración de la primavera, la reacción del público origina un verdadero motín, dirigido en partes proporcionales contra la música, contra el compositor Igor Stravinski (1882-1971), contra el coreógrafo Vaslav Nijinski y contra Pierre Monteux, director musical del estreno. A partir de este turbulento estreno absoluto, La consagración de la primavera ha sido una de las obras musicales que más polémica han causado, y es quizá la pieza a la que más epítetos peyorativos se han dedicado a través de innumerables críticas. Disonante, discordante, cruel, irritante, escandalosa, cacofóni-ca, monótona, primitiva, informe, paleozoica, enfermiza, zoológica, mecanicista, son apenas algunos de los adjetivos virulentamente aplicados a esta partitura que hoy es ya un clásico indiscutible de la música del siglo XX. Entre estos adjetivos, hay uno especialmente interesante. Si se toma en cuenta que la obra se refiere a elementos estricta-mente naturales, no deja de ser curioso que en 1920 el crítico neoyorquino Deems Taylor haya afirmado que “Stravinski es el mecanismo convertido en música”. Más interesante aún es el hecho de que otro crítico estadunidense, Paul Rosenfeld, ampliara por su cuenta este concepto en un texto ciertamente profético y no exento de validez, a pesar de su tono básicamente contestata-rio. En ese mismo año de 1920, Rosenfeld escribió lo siguiente:

Los nuevos órganos de acero del hombre han engendrado su música en La consagración de la primavera. Porque con Stravinski, los ritmos de la maquinaria han entrado en el arte musical. Sobre todo, es el ritmo, el ritmo rectangular, absoluto y enfático, un ritmo que se agita y late y se reitera y danza con toda la incansable perfección de la máquina, y avanza y retrocede y se dispara hacia arriba y luego desciende, con el inhumano movimiento de unos titánicos brazos de acero.

Quizá no sea muy temerario suponer que Stravinski, teniendo parte de su ser firmemente anclada en el futuro, hubiera estado parcialmente de acuerdo con la visión futurista de Rosenfeld. Y así como una buena parte de los críticos de las primeras décadas del siglo XX vituperaron a Stravinski por el empleo del ritmo en La consagra-ción de la primavera, muchos otros lo agredieron por el empleo poco ortodoxo y ciertamente descon-certante de la orquesta.

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La música, arte del tiempo, requiere virtudes varias para su desarro-llo. Más allá del talento y disposición natural de quienes la cultivan, la disciplina, la constancia y el trabajo diario resultan indispensables. En nuestra ciudad, la Orquesta Sinfónica ha sido ejemplo de esa dedicación cotidiana que este año ha culminado con la celebración de la llamada Temporada de las Bodas de Plata en agosto y septiem-bre, bajo la dirección de Luis Ximénez Caballero y la participación de notables solistas como el violoncellista Sally van den Berg, el violinista Arturo Romero, la cantante Noemí Cortés y el poeta tabas-queño Carlos Pellicer, quien actuó como narrador del cuento orques-tal Pedro y el lobo. Durante veinticinco años han pasado por las filas de nuestra orquesta muchos y notables maestros. Algunos llegados de diferentes partes de nuestra república y otros de países lejanos y toda-vía contamos con algunos de los fundadores de 1929, entre los que destaca el maestro flautista Antonio N. Guzmán. Hoy es una fecha especial para este músico que llegó a Xalapa en 1922, ya que presen-ta al más aplicado de sus alumnos, su hijo Ignacio, como solista en un Concierto de Cámara en el Salón de Actos de la Escuela Preparato-ria, en punto de las nueve de la noche. El niño Ignacio Guzmán Castillo, quien está por terminar la Primaria, tocará un programa compuesto por tres difíciles obras: El Concierto “Il cardellino” de Vivaldi; el Concierto de Barbirolli y la Suite en la menor de Tele-mann, todas tocadas por Ignacio con el piccolo o flautín. Debemos mencionar que este joven artista realizó su primera presentación a la edad de ocho años, tocando con la Sinfónica la parte de piccolo del famoso de Maurice Ravel y que a partir de ahora podrá incorporar-se a la orquesta, desde luego sin descuidar su ingreso a la Secundaria. Ignacio estará acompañado por el Cuarteto Clásico de la Universi-dad Veracruzana que integran los maestros Víctor Manuel González, violín segundo; Salvador Milchorena, viola; Francisco Montiel, violoncello y Francisco Lomán, violín primero y director.

Xalapa , Ver. 19 de Octubre de 1954

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La Universidad Veracruzana y la Orquesta Sinfónica de Xalapa, dedican el Concierto de esta noche al flautista Ignacio Guzmán Castillo, con motivo de sus cincuenta y tres años como integrante del conjunto sinfónico. Ignacio es uno de los pocos músicos de la orques-ta nacidos en Xalapa. Hijo menor del maestro Antonio N. Guzmán, Ignacio se incorporó a la sinfónica casi al terminar la escuela prima-ria y ha sido testigo importante de la historia y evolución del conjunto por más de medio siglo. Con excepción de los dos años en que realizó estudios en la Escuela Superior de Música en Colonia, Alemania, la vida profesional de Ignacio Guzmán ha estado consagrada a la orquesta xalapeña como atrilista, solista, promotor y creador de conjuntos de cámara, director huésped y aun como gerente de la misma, cargo que desempeñó entre 1986 y 1992, sin abandonar su puesto como flautista principal. Hacer un recuento de la trayectoria artística de Ignacio implicará una nueva edición de las historias de la Sinfónica de Xalapa actualmente en circulación. El concierto de hoy adquiere un significado muy particular para su familia y sus inconta-bles amigos, ya que seremos testigos de su retorno al escenario después de varios meses de problemas de salud que pusieron en peligro su vida. Ignacio se presentará como solista en el Concierto para dos flautas en sol mayor de Cimarosa, en compañía de su colega Claire Scandrett y bajo la dirección de Manfred Neuman, uno de los mejores amigos que hizo durante su estancia en Alemania. La mejor manera de celebrar una larga vida profesional: la Música.

Xalapa , Ver. 19 de Octubre de 2007

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Mtro. Ignacio Guzmán

La Universidad Veracruzana y la Orquesta Sinfónica de Xalapa, dedican el Concierto de esta noche al flautista Ignacio Guzmán Castillo, con motivo de sus cincuenta y tres años como integrante del conjunto sinfónico. Ignacio es uno de los pocos músicos de la orques-ta nacidos en Xalapa. Hijo menor del maestro Antonio N. Guzmán, Ignacio se incorporó a la sinfónica casi al terminar la escuela prima-ria y ha sido testigo importante de la historia y evolución del conjunto por más de medio siglo. Con excepción de los dos años en que realizó estudios en la Escuela Superior de Música en Colonia, Alemania, la vida profesional de Ignacio Guzmán ha estado consagrada a la orquesta xalapeña como atrilista, solista, promotor y creador de conjuntos de cámara, director huésped y aun como gerente de la misma, cargo que desempeñó entre 1986 y 1992, sin abandonar su puesto como flautista principal. Hacer un recuento de la trayectoria artística de Ignacio implicará una nueva edición de las historias de la Sinfónica de Xalapa actualmente en circulación. El concierto de hoy adquiere un significado muy particular para su familia y sus inconta-bles amigos, ya que seremos testigos de su retorno al escenario después de varios meses de problemas de salud que pusieron en peligro su vida. Ignacio se presentará como solista en el Concierto para dos flautas en sol mayor de Cimarosa, en compañía de su colega Claire Scandrett y bajo la dirección de Manfred Neuman, uno de los mejores amigos que hizo durante su estancia en Alemania. La mejor manera de celebrar una larga vida profesional: la Música.

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Lanfranco Marcelletti Jr. es considera-do uno de los más dinámicos y versá-

tiles músicos brasileños que cuenta con una sólida formación adquirida en el Conservatorio Pernambucano

(Recife, Brasil) en la Yale University, en donde estudió con el maestro

Eleazar de Carvalho; en la Hochschu-le für Musik und darstellende Kunst

de Viena, en la que estudió piano y composición y en la Musik Akademie

de Zurich, en donde estudió Piano. Destacan los cursos tomados con los

maestros Kurt Masur, Sir Colin Davis, Julius Rudel y Znedek Macal.

Ha sido distinguido con premios muy importan-tes como el Primer Lugar en Piano del concurso

“Jóvenes Solistas de Roma” (1988); el Primer Lugar en el “II Concurso para Jóvenes Directo-

res” convocado por la Orquesta Sinfónica de Chile (1998). El de “Director Revelación del

Año” otorgado por la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (1996); el premio “Eleazar de

Carvalho” (1997) y el “Dean’s Prize” (1996), otorgado por Yale University.

Lanfranco Marcelletti Jr. ha dirigido orquestas sinfónicas en Argentina, Bélgica, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Polonia y Rusia como director invitado, ha trabajado en Brasil con la Orquesta Sinfónica Brasileira, la orquesta del Estado de São Paulo y la Orquesta del Teatro Nacional de Brasilia; en Italia con la Orquesta del Teatro Comunal de Bologna; en Londres con la Haydn Chamber Orchestra; en Chile con la Orquesta Nacional y en España con la Orquesta de Galicia. Continúa colaborando como Director Musical de la Cayuga Chamber Orchestra, en Ithaca, NY y como Coordinador Musical del proyecto socio-musical Orquestra Criança Cidadã de Recife, en Brasil. Durante los veranos, continua-rá participando como director asistente en la prestigiosa Accademia Rossiniana en el Rossini Opera Festival y como principal director del Festival Musica&Musica en Mercatello sul Metauro, ambos en Italia.

Desde enero de 2012 se desempeña como Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, a quien entrega cada actuación con toda la pasión y el profesionalismo que le caracteriza. Adicionalmente, -quizá como resultado de su experiencia de más de diez años de dictar la cátedra de dirección orquestal de la Universidad de Massachusetts en Amherst, EUA- ha instaurado un estilo de acercamiento con el público que puntualmente asiste semanal-mente a escuchar a la Orquesta Sinfónica de Xalapa, explicando de manera breve y amena la historia y particularidades musicales de las piezas que se presentan.

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MúsicosVIOLINES PRIMEROS

Mikhail Medvid (Concertino), Joaquín Chávez Quijano (Asistente), Manuel Lozano Torres (Asistente), Erasmo Capilla Montes, Luis Rodrigo García Gama,

Janina Harasymowicz, Aquiles Casana Zamora, Andrzej Zaremba, Luis Sosa Huerta, José Homero Melgar, Tonatiuh Bazán Piña, Alain Fonseca Rangel, Alexis Fonseca Rangel, Antonio Méndez Escobar, Alejandro Kantaria, Ilya

Ivanov Gotchev, Melanie Rivera Gracia.

VIOLINES SEGUNDOSJuan Manuel Jiménez (Principal), Ryszard Zerynger (Asistente), Estela Cuervo Vera, Adelfo Sánchez Morales, Elizabeth Gutiérrez Torres, Marcelo Dufrane

McDonald, Borislav Ivanov Gotchev, Lázaro Jascha González, Emilia Chtereva, Mireille López Guzmán, David de Jesús Torres, Jonathan Manacchio Parillo,

Nancy Hernández Ramírez (Interino), Joanna Lemiszka (Interino).

VIOLAYurii Inti Bullón Bobadilla (Asistente), Ernesto Quistián Navarrete, Eric Martínez

Toy, Marco Antonio Rodríguez, Andrei Katsarava Risk, Marco Antonio Díaz Landa, Jorge López Gutiérrez, Gilberto Rocha Martínez, Eduardo Villalpando

(Interino), Anamar García Salas (Interino).

VIOLONCELLOSDavid Nassidze (Principal), Dale Knight Hoaglin (Asistente), Alfredo Alva

Guzmán, Teresa Aguirre Martínez, Daniela Derbez Roque, Roland Dufrane McDonald, Maurilio Castillo Saenz, Ana Aguirre Martínez, Makcim

Fernández Samodaiev (Interino), Yahel Jiménez López (Interino).

CONTRABAJOSAndrzej Dechnik (Principal), Hugo G. Adriano Rodríguez (Asistente), Ramón Ramírez Saucedo, Carlos Barquín Viveros, Enrique Lara Parrazal, Fernando

Menchaca (interino), Jesús González García (Interino).

FLAUTA Othoniel Mejía Rodríguez (Asistente), Cecilia Valdés de Hoyos, David A. Rivera Martínez (Flauta y piccolo Interino), Megan Maiorana (Interino).

OBOESDonald Callahan Dinardo (Principal) Esther Gleason Cook (Co-principal), Michael Sydney McVicar, Laura Baker (Corno Inglés).

CLARINETESAbel Pérez Pitón (Principal), José Alberto Contreras (Asistente), Juan Manuel Solís, David John Musheff (Requinto).

FAGOTESRex Gulson Miller (Principal), Armando Salgado Garza (Asistente), Arturo Hernández Salgado, Jesús Armendáriz Ramírez (Fagot y contrafagot).

CORNOSEduardo Daniel Flores (Principal), Dawn Droescher (Asistente), David Keith Eitzen, Tadeo Suriel Valencia, Larry Glenn Umipeg. TROMPETASJeffrey Smith (Principal), Bernardo Medel Díaz (Asistente), Timothy McKeown, Jalil Jorge Eufracio.

TROMBONESDavid Pozos Gómez (Principal), John Stringer (Asistente), Jakub Dedina.

TROMBÓN BAJOJohn Day Bosworth.

TUBAEric Fritz.

TIMBALESRodrigo Álvarez Rangel (Principal)

PERCUSIONESJesús Reyes López (Principal), Sergio Rodríguez Olivares, Gerardo Croda Borges, David Hernández Tinoco (Interino).

ARPAEugenia Espinales Correa.

PIANOJan Bratoz.

Lanfranco Marcelletti Jr. es considera-do uno de los más dinámicos y versá-

tiles músicos brasileños que cuenta con una sólida formación adquirida en el Conservatorio Pernambucano

(Recife, Brasil) en la Yale University, en donde estudió con el maestro

Eleazar de Carvalho; en la Hochschu-le für Musik und darstellende Kunst

de Viena, en la que estudió piano y composición y en la Musik Akademie

de Zurich, en donde estudió Piano. Destacan los cursos tomados con los

maestros Kurt Masur, Sir Colin Davis, Julius Rudel y Znedek Macal.

Ha sido distinguido con premios muy importan-tes como el Primer Lugar en Piano del concurso

“Jóvenes Solistas de Roma” (1988); el Primer Lugar en el “II Concurso para Jóvenes Directo-

res” convocado por la Orquesta Sinfónica de Chile (1998). El de “Director Revelación del

Año” otorgado por la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (1996); el premio “Eleazar de

Carvalho” (1997) y el “Dean’s Prize” (1996), otorgado por Yale University.

Lanfranco Marcelletti Jr. ha dirigido orquestas sinfónicas en Argentina, Bélgica, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Polonia y Rusia como director invitado, ha trabajado en Brasil con la Orquesta Sinfónica Brasileira, la orquesta del Estado de São Paulo y la Orquesta del Teatro Nacional de Brasilia; en Italia con la Orquesta del Teatro Comunal de Bologna; en Londres con la Haydn Chamber Orchestra; en Chile con la Orquesta Nacional y en España con la Orquesta de Galicia. Continúa colaborando como Director Musical de la Cayuga Chamber Orchestra, en Ithaca, NY y como Coordinador Musical del proyecto socio-musical Orquestra Criança Cidadã de Recife, en Brasil. Durante los veranos, continua-rá participando como director asistente en la prestigiosa Accademia Rossiniana en el Rossini Opera Festival y como principal director del Festival Musica&Musica en Mercatello sul Metauro, ambos en Italia.

Desde enero de 2012 se desempeña como Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, a quien entrega cada actuación con toda la pasión y el profesionalismo que le caracteriza. Adicionalmente, -quizá como resultado de su experiencia de más de diez años de dictar la cátedra de dirección orquestal de la Universidad de Massachusetts en Amherst, EUA- ha instaurado un estilo de acercamiento con el público que puntualmente asiste semanal-mente a escuchar a la Orquesta Sinfónica de Xalapa, explicando de manera breve y amena la historia y particularidades musicales de las piezas que se presentan.

Page 14: Programa 15 noviembre, 2013

MúsicosVIOLINES PRIMEROS

Mikhail Medvid (Concertino), Joaquín Chávez Quijano (Asistente), Manuel Lozano Torres (Asistente), Erasmo Capilla Montes, Luis Rodrigo García Gama,

Janina Harasymowicz, Aquiles Casana Zamora, Andrzej Zaremba, Luis Sosa Huerta, José Homero Melgar, Tonatiuh Bazán Piña, Alain Fonseca Rangel, Alexis Fonseca Rangel, Antonio Méndez Escobar, Alejandro Kantaria, Ilya

Ivanov Gotchev, Melanie Rivera Gracia.

VIOLINES SEGUNDOSJuan Manuel Jiménez (Principal), Ryszard Zerynger (Asistente), Estela Cuervo Vera, Adelfo Sánchez Morales, Elizabeth Gutiérrez Torres, Marcelo Dufrane

McDonald, Borislav Ivanov Gotchev, Lázaro Jascha González, Emilia Chtereva, Mireille López Guzmán, David de Jesús Torres, Jonathan Manacchio Parillo,

Nancy Hernández Ramírez (Interino), Joanna Lemiszka (Interino).

VIOLAYurii Inti Bullón Bobadilla (Asistente), Ernesto Quistián Navarrete, Eric Martínez

Toy, Marco Antonio Rodríguez, Andrei Katsarava Risk, Marco Antonio Díaz Landa, Jorge López Gutiérrez, Gilberto Rocha Martínez, Eduardo Villalpando

(Interino), Anamar García Salas (Interino).

VIOLONCELLOSDavid Nassidze (Principal), Dale Knight Hoaglin (Asistente), Alfredo Alva

Guzmán, Teresa Aguirre Martínez, Daniela Derbez Roque, Roland Dufrane McDonald, Maurilio Castillo Saenz, Ana Aguirre Martínez, Makcim

Fernández Samodaiev (Interino), Yahel Jiménez López (Interino).

CONTRABAJOSAndrzej Dechnik (Principal), Hugo G. Adriano Rodríguez (Asistente), Ramón Ramírez Saucedo, Carlos Barquín Viveros, Enrique Lara Parrazal, Fernando

Menchaca (interino), Jesús González García (Interino).

FLAUTA Othoniel Mejía Rodríguez (Asistente), Cecilia Valdés de Hoyos, David A. Rivera Martínez (Flauta y piccolo Interino), Megan Maiorana (Interino).

OBOESDonald Callahan Dinardo (Principal) Esther Gleason Cook (Co-principal), Michael Sydney McVicar, Laura Baker (Corno Inglés).

CLARINETESAbel Pérez Pitón (Principal), José Alberto Contreras (Asistente), Juan Manuel Solís, David John Musheff (Requinto).

FAGOTESRex Gulson Miller (Principal), Armando Salgado Garza (Asistente), Arturo Hernández Salgado, Jesús Armendáriz Ramírez (Fagot y contrafagot).

CORNOSEduardo Daniel Flores (Principal), Dawn Droescher (Asistente), David Keith Eitzen, Tadeo Suriel Valencia, Larry Glenn Umipeg. TROMPETASJeffrey Smith (Principal), Bernardo Medel Díaz (Asistente), Timothy McKeown, Jalil Jorge Eufracio.

TROMBONESDavid Pozos Gómez (Principal), John Stringer (Asistente), Jakub Dedina.

TROMBÓN BAJOJohn Day Bosworth.

TUBAEric Fritz.

TIMBALESRodrigo Álvarez Rangel (Principal)

PERCUSIONESJesús Reyes López (Principal), Sergio Rodríguez Olivares, Gerardo Croda Borges, David Hernández Tinoco (Interino).

ARPAEugenia Espinales Correa.

PIANOJan Bratoz.

OSX

Page 15: Programa 15 noviembre, 2013

Secretario TécnicoEnrique Vázquez SelemAsistente del DirectorNelly PérezJefe de Administración y LogísticaDoris Martínez GarcíaJefe de MercadotecniaElsileny Olivares RiañoJefe de PersonalUlises S. Bullón SalcedoJefe de ForoMauro Torres SánchezAsistente de Jefe de PersonalDulce María Hernández GarcíaResponsable de BibliotecaJosé Luis Carmona AguilarSecretaria de AdministraciónAna MedranoInvitados EspecialesMarissa Sánchez CortezRelaciones PúblicasAlina Luna ReyesPromoción y ventasYanet Cruz SánchezDiseñoFrida Aguirre MerlosFotografía y videoPerseo BernalAuxiliar AdministrativoMaría del Rocío Herrera HernándezGloria Sosa OlivoAlfredo GómezAuxiliares TécnicosBartolo ReducindoGerardo HernándezMartín Ceballos, Luis Humberto OlivaAuxiliar de BibliotecaCristina Herrera CasanovaAuxiliares de OficinaJosé Guadalupe TreviñoMarcos CortezMirna Landa

Dir

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rio

Ad

min

istr

ati

vo

Tlaqná, Sala de Conciertos20:30 hrs.

Othalie Graham, soprano

Enrique Patrón de RuedaDirector Invitado

LocalidadesPalco $120.00

General y Balcones $80.00Promeras Filas $50.00

Venta de Boletos en Tlaqnáel día del concierto

Body paintDarcy Santos Girón

Próximo concierto22 de Noviembre 2013Gala Richard Wagner

Músicos ExtrasMaría Esther García Salinas, Flauta

Raquel Contreras, Clarinete BajoKarel Gómez, Corno Inglés

Javier Martínez Olivares, ContrafagotRafael Caballero, Corno

Gregory Stavroudis, Tuba wagnerianaSarah Hogan, Tuba wagnerianaGregory Harrington, Trompeta

Raúl I. Rodríguez, TubaGabriela Martínez, Percusión

Eduardo Téllez, PercusiónAlejandra Lara Ochoa, Contrabajo

Carlos Hernández Montero, ContrabajoJuan Antonio Caltzontzin Chan, Corno

Page 16: Programa 15 noviembre, 2013

Amigos Corporativos OSX

Socio mediático

Benefactor OSX

Pro

gram

aB

enef

acto

res

OSX

Secretario TécnicoEnrique Vázquez SelemAsistente del DirectorNelly PérezJefe de Administración y LogísticaDoris Martínez GarcíaJefe de MercadotecniaElsileny Olivares RiañoJefe de PersonalUlises S. Bullón SalcedoJefe de ForoMauro Torres SánchezAsistente de Jefe de PersonalDulce María Hernández GarcíaResponsable de BibliotecaJosé Luis Carmona AguilarSecretaria de AdministraciónAna MedranoInvitados EspecialesMarissa Sánchez CortezRelaciones PúblicasAlina Luna ReyesPromoción y ventasYanet Cruz SánchezDiseñoFrida Aguirre MerlosFotografía y videoPerseo BernalAuxiliar AdministrativoMaría del Rocío Herrera HernándezGloria Sosa OlivoAlfredo GómezAuxiliares TécnicosBartolo ReducindoGerardo HernándezMartín Ceballos, Luis Humberto OlivaAuxiliar de BibliotecaCristina Herrera CasanovaAuxiliares de OficinaJosé Guadalupe TreviñoMarcos CortezMirna Landa

Page 17: Programa 15 noviembre, 2013

Sara Ladrón de Guevara GonzálezRectora

Leticia Rodríguez AudiracSecretaria Académica

Clementina Guerrero GarcíaSecretaria de Administración y Finanzas

Miguel Flores CovarrubiasDirector del Área Académica de Artes

Esther Hernández PalaciosDirectora General de Difusión Cultural