Próceres de Mi Tierra 1er Sem 2011

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12 Simón Bolívar heredó de sus padres, principal- mente de su madre, un carácter fuerte, arries- gado y aventurero. En su niñez se manifestó polé- mico frente a sus maes- tros a quienes respetó sin ser sumiso. Su men- te altiva e independien- te encontró eco y re- flejo en Simón Carreño que era un autodidacta imbuido en las escuelas enciclopedistas del siglo XVIII. Simón Carre- ño –o Rodríguez, como prefirió llamarse- vis- lumbró la personalidad del joven que lo escu- chaba con atención a él que no era un pedagogo, mas sin embargo había leído y analizado lo que Rousseau escribió sobre los procesos formativos de un niño en su obra “El Emilio”. Bolívar nació dotado de una inteligen- cia superior: Escuchaba a su “maestro” e iba más allá del significado sim- ple de su discurso, llevaba las ideas al campo prácti- co, entre lo que había sido el mundo según lo narraba la his- toria y lo que era ahora, entre lo que era Amé- rica como co- lonia de un país lejano y lo que podría llegar a ser si lograra separarse polí- ticamente como ya lo estaba geográficamen- te. En plena juven- tud, Bolívar via- jó a España; en la edad en la que la imaginación, el corazón y la mente ponen al hombre a volar por las regiones de la fantasía. Ese viaje tam- bién le sirvió para mirar de cerca la España de la que, como colonias, hacía- mos parte. Vio cómo los sobe- ranos a quie- nes se rendía veneración en América, tenían comportamien- tos indignos. Este reconoci- miento reforzó en su mente la idea de liber- tad. En un se- gundo viaje a Europa presen- ció la corona- ción de Napo- león Bonaparte y se maravilló por la gloria y esplendor con que se rodeó al emperador en esa solemne ocasión, y, según dice un histo- riador, pensó que igual gloria cubriría a quien liberara a América del yugo español. También en Europa, Bolívar conoció las tendencias políticas, el adelanto industrial gracias a la aplicación de la máquina y ahon- dó en las teorías filosó- ficas que no se permitía difundir en las colonias. Solo fal- taba po- ner la voluntad al servicio de la mente y del sentimiento. El primer acto de voluntad fue el juramento que, con su maestro Simón Rodríguez como testi- go, hizo en Roma, de no dar descanso a su bra- zo hasta no desatar las cadenas que nos tenían atados al poder español. Sus cualidades de escri- tor, de orador, de comu- nicador, su capacidad de mando, su sentido para prever sucesos por ve- nir, su generosidad y desprendimiento lo ele- varon a jefe insupera- ble en la epopeya de la independencia america- na. Se convirtió en guía indiscutible de los ejér- citos, ídolo de las multi- tudes que lo aclamaban, y gobernante firme. Bolívar y muchos otros héroes conocidos y anó- nimos lograron la Inde- pendencia, pero los Es- tados nacientes tenían mucho que aprender en cuanto a cómo adminis- trar la tan luchada li- bertad. Visión del Libertador por la pintora ecuatoriana Carmen Baptista Bolívar la llamaba la “Libertadora del Libertador“ Retrato de Manuela Sáenz Quinta de Bolívar, Bogotá. Simón Bolívar, EL VISIONARIO Recortar y coleccionar Patrocinan: Entrega 1/12 de las páginas informativas que complementan a Próceres de mi tierra. Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana. Retrato de Bolívar en el que su cuerpo es Suramérica. Por Octavio Márquez, Caracas. Textos de Demetrio Quintero Quintero.

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Simón Bolívar heredó de sus padres, principal-mente de su madre, un carácter fuerte, arries-gado y aventurero. En su niñez se manifestó polé-mico frente a sus maes-tros a quienes respetó sin ser sumiso. Su men-te altiva e independien-te encontró eco y re-flejo en Simón Carreño que era un autodidacta imbuido en las escuelas enciclopedistas del siglo XVIII. Simón Carre-ño –o Rodríguez, como prefirió llamarse- vis-lumbró la personalidad del joven que lo escu-chaba con atención a él que no era un pedagogo, mas sin embargo había leído y analizado lo que Rousseau escribió sobre los procesos formativos de un niño en su obra “El Emilio”. Bolívar nació dotado de una inteligen-cia superior: Escuchaba a su “maestro” e iba más allá del significado sim-ple de su discurso,

llevaba las ideas al campo prácti-co, entre lo que había sido el mundo según lo narraba la his-toria y lo que era ahora, entre lo que era Amé-rica como co-lonia de un país lejano y lo que podría llegar a ser si lograra separarse polí-ticamente como ya lo estaba geográficamen-te.

En plena juven-tud, Bolívar via-jó a España; en la edad en la que la imaginación, el corazón y la mente ponen al hombre a volar

por las regiones de la fantasía. Ese viaje tam-bién le sirvió para mirar de cerca la España de la que, como colonias, hacía-mos parte. Vio cómo los sobe-ranos a quie-nes se rendía veneración en América, tenían comportamien-tos indignos. Este reconoci-miento reforzó en su mente la idea de liber-tad. En un se-gundo viaje a Europa presen-ció la corona-ción de Napo-león Bonaparte y se maravilló por la gloria y esplendor con que se rodeó al emperador en

esa solemne ocasión, y, según dice un histo-riador, pensó que igual gloria cubriría a quien

liberara a América del yugo español. También en Europa, Bolívar conoció las

tendencias políticas, el adelanto industrial gracias a la aplicación

de la máquina y ahon-dó en las teorías filosó-ficas que no se permitía

difundir en las colonias.

Solo fal-taba po-

ner la voluntad al servicio de la mente y del sentimiento. El

primer acto de voluntad fue el juramento que, con su maestro Simón Rodríguez como testi-go, hizo en Roma, de no dar descanso a su bra-zo hasta no desatar las cadenas que nos tenían atados al poder español.

Sus cualidades de escri-tor, de orador, de comu-nicador, su capacidad de mando, su sentido para prever sucesos por ve-nir, su generosidad y desprendimiento lo ele-varon a jefe insupera-ble en la epopeya de la independencia america-na. Se convirtió en guía indiscutible de los ejér-citos, ídolo de las multi-tudes que lo aclamaban, y gobernante firme.

Bolívar y muchos otros héroes conocidos y anó-nimos lograron la Inde-pendencia, pero los Es-tados nacientes tenían mucho que aprender en cuanto a cómo adminis-trar la tan luchada li-bertad.

Visión del Libertador por la pintora ecuatoriana Carmen Baptista

Bolívar la llamaba la “Libertadora del Libertador“ Retrato de Manuela Sáenz Quinta de Bolívar, Bogotá.

Simón Bolívar, EL VISIONARIO

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a.Encuéntrame hoy,y mis vestidos la próxima semana.

Retrato de Bolívar en el que su cuerpo es Suramérica. Por Octavio Márquez, Caracas.

Textos de Demetrio Quintero Quintero.

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Datos curiosos

Toponimia *Una ley de 1930, año en que se cum-plieron 100 años de la muerte del Liber-tador, establece que en todas las ciuda-des de Colombia se levante un monumen-to de cualquier géne-ro en su memoria.

*Una de las más fa-mosas esculturas de Bolívar es la que se encuentra en la pla-za de su nombre en Bogotá, hecha en bronce por Tenerani, escultor italiano, do-

nación de José Igna-cio París al Congreso de la Nueva Granada en 1846. Ha sido imi-tada innumerables veces, en diversos tamaños para otras plazas de Colombia.

*Produjo escándalo el Bolívar desnudo que está en una pla-za de la ciudad de Pereira, hecho por Rodrigo Arenas Be-tancur.

*El Bolívar a caballo, que ocupa el parque

de Bolívar de Me-dellín, fue inaugu-rado en 1923.

*En Colombia, un departamento lleva su nombre, y cua-tro municipios en los departamentos de Antioquia (Ciudad Bolívar), Santander, Cauca y Valle del Cauca.

*Incontables fueron los corceles, ricamen-te enjaezados, que le regalaron a Bolívar las capitales a donde en-traba vencedor, o sus amigos o admiradores, que sabedores de su predilección se apre-suraban a obsequiarlo con el mejor ejemplar de sus cuadras. Bolívar amaba con pasión sus caballos; inspecciona-ba personalmente su cuido y en campaña y en la ciudad visitaba varias veces las caba-llerízas.

*El Congreso del Perú, excediéndose en ge-nerosidad con sus li-

bertadores, concedió un millón de pesos para Bolívar y otro millón para distribuir-lo entre los genera-les, jefes, oficiales y soldados del ejército libertador. Bolívar, dado su carácter y la naturaleza de su prestigio, fundado en su abnegación absolu-ta al servicio público, no lo aceptó y esto ocasionó una discu-sión entre los donan-tes y el Libertador. Al fin aceptó para que ese millón de pesos se destinara al fomento de la instrucción pú-blica en la ciudad de Caracas.

Busto de Bolívar en el Salón Elíptico. Palacio Federal Caracas.

Retrato anónimo, Bogotá

Retrato por Antonio Meucci, 1830Retrato por César Rengifo

Detalle de un cuadro en el que se muestra a Bolívar marchando a los Andes en su campaña libertadora. Ana María Arasa, La Guaira, Venezuela.

Retrato por Ricardo Acevedo Bernal.

Pinta aquí tu retrato de Bolívar.

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Bibliografía

Frases célebres

“No lo dude usted, nosotros no podemos formar ningún gobierno estable, porque nos faltan muchas cosas, y sobre todo, hombres que puedan mandar y que sepan obedecer.”

“La justicia pide códigos capaces de defender los derechos y la inocencia de hombre libres. Todo es ne-cesario crearlo y vosotros debéis poner el fundamento de prosperidad al estable-cer las bases generales de nuestra organización políti-ca.” “La religión es la ley de la conciencia… Los preceptos

y los dogmas sagrados son útiles, luminosos y de evi-dencias metafísicas; todos debemos profesarlos, mas este deber es moral no po-lítico.”

“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la am-bición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexpe-riencia de hombres ajenos de todo conocimiento políti-co, económico o civil; adop-tan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.”

Fragmento

Bolívar óleo anónimo.

“La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuente-mente ha sido el tér-mino de los gobiernos democráticos. Las re-petidas elecciones son esenciales en los siste-mas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permane-cer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obede-cerle y él se acostum-bra a mandarlo; de donde se originan la opresión y la tiranía. Un justo celo es la ga-rantía de la libertad republicana y nues-tros ciudadanos deben temer, con sobrada justicia, que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiem-

po, los mande perpe-tuamente.”

“Legisladores, la in-fracción de todas las leyes es la esclavitud. La ley que la conserva-ra sería la más sacrí-lega. ¿Qué derecho se alegaría para su con-servación? Mírese este delito por todos los as-pectos y no me persua-do a que haya un solo boliviano tan depravado que pretenda legitimar la más insigne violación de la dignidad humana. ¡Un hombre poseído por otro! ¡Un hombre propiedad! ¡Una imagen de Dios puesta al yugo como el bruto! Dígase-nos ¿dónde están los títulos de los usurpa-dores del hombre?”

BOLÍVAR – Indalecio Liévano Aguirre. - BOLÍVAR DIA A DIA –Fabio Puyo Vasco, Eugenio Gutiérrez Cely. - BOLÍVAR – Jules Mancini. - EL PENSAMIENTO POLITICO DEL LI-BERTADOR – Lucio Pabón Núñez . - BOLÍVAR Y EL GENE-RAL SANMARTIN – Carlos A. Villanueva. - ITINERARIO BOLIVARIANO – Damián Ramírez Gómez –Mons. - BOLÍ-VAR EN BOYACA – Luis A. Munera. - FOLIOS BOLIVARIA-NOS – Juan Guillermo Restrepo, Socorro Inés Restrepo. - BOLÍVAR Y SU OBRA – José Fulgencio Gutiérrez . - BO-LÍVAR- MANUELITA SAENZ – Alberto Miramón.

Mi delirio sobre el chimborazo.

“Unión, unión”. Oleo de Tito Salas. Panteon Nacional. Caracas.

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Hoy circulan los trajes de Simón Bolívar, espera el próximo lunes 14 de marzo a José María Córdova y su ficha técnica

Grabado coloreado a mano, titulo “Aquí está su Libertador”. Fue realizado por Dubois para dar a conocer a Bolívar en América. Colección Bosque García

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Hacia Ayacucho, Perú.

Tras la victoria en el Puen-te de Boyacá (7 de agos-to de 1819), Bolívar reunió un Congreso en Angostura (Venezuela), sobre el río Orinoco, para que se unie-ran Venezuela, la Nueva Granada y Ecuador en un solo país que se llamó Gran Colombia.

En Guaya-quil, El 26 y 27 de julio de 1822, Si-

món Bolívar se reunió con José de San Mar-tín, libertador de Ar-gentina y Chile, y juntos planearon la campaña del Perú. Y así, con los triunfos en Junín y Ayacucho se aseguró la independencia de Sur América y se terminó la guerra contra España.

Bolívar era de

carácter jo-vial y comunicativo.

En Quito conoció a Manue-lita Saenz el 16 de junio de 1822, cuando ella le arrojó, desde un balcón, unas flo-res durante el desfile con el que lo recibió la ciudad por el triunfo en la batalla de Pichincha. Desde enton-ces ella lo acompañó, ad-miró y defendió hasta sus últimos días.

En 1830, Simón Bolívar estaba enfermo y entris-tecido por las diferencias que generaban desunión entre los grancolombianos, por lo que renunció a su cargo de Presidente y decidió irse a vivir a Europa. El 8 de mayo, se despidió de Manuelita y salió de Bogotá para la Costa. En el viaje se enfermó más y en Santa Marta se alojó en la Quinta de San Pedro Alejandrino, donde murió el 17 de diciembre. En su última proclama manifestó sus deseos de la unión de los ciudadanos y la felicidad de los colombianos.

Desde 1826 empezó la des-unión entre los grancolombia-nos y la oposición a los planes del Libertador. Las diferen-cias llegaron a tal punto que el 25 de septiembre de 1828, los enemigos de Bolívar inten-taron asesinarlo y gracias a la astucia de Manuelita Saenz, logró huir de esa emboscada.

GUAYAQUIL

QUITO

SANTA MARTA

S. FE DE BOGOTÁ

ANGOSTURA

CARABOBO

BOYACÁ

PICHINCHA

Bolívar es llamado Libertador porque lideró la lucha que consiguió la liber-tad de 5 repúblicas: con la batalla de Boyacá se selló la libertad a Co-lombia, que en ese tiempo se llamaba Nueva Granada; con la de Carabobo, la de Venezuela; con la de Pichincha, la del Ecuador; y con la de Ayacucho, se terminó de liberar al Perú y se creó el nuevo país de Bolivia.

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Datos curiosos

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José María CórdovaFuerza y valor de la Juventud

Por: Demetrio Quintero Quintero Antioquia en la colonia era una región geográfica y políticamente aislada por encontrarse entre grandes ríos y su su-perficie montañosa y abrupta; escasos y tortuosos caminos, y una economía circunscrita a la minería y productos de pan coger. A esas características se ajustaron sus moradores: individuos recios, fuertes y audaces frente al me-dio que los rodeaba, individualistas y con gran sentido práctico para superar las dificultades.Los padres de José María Córdova Muñoz, don Crisanto y doña Pascuala, buscaron el bienestar de sus hijos tra-bajando duramente en la minería, y re-corrieron varios lugares con su familia: de Barbosa a Concepción, de Concepción a San Vicente y de San Vicente a Rione-gro. Don Crisanto fue alcalde y juez en Concepción, cargos públicos que en aquel tiempo se desempeñaban gratis. Desde muy joven, Córdova mostró un carácter dominante, que rápidamente supo dirigir al servicio de la causa libertaria. Cuando se supo en Antioquia que había nacido un movimiento por la indepen-dencia, algunos patriotas antioqueños se sumaron: representantes de los cabildos de Santa Fe de Antioquia, Medellín, Rionegro y Marinilla se reu-nieron en Santa Fe para formar Junta

de Gobierno. No todos los antioqueños apoyaban la idea de la independencia y los realistas de Popayán querían atacar a esta provincia; por eso don Juan del Corral con mucho patriotismo y ener-gía aceptó ser Presidente Dictador de esta provincia; le ayudaron el sabio Cal-das y el coronel Manuel Serviez.En es entonces, José María Córdova dejó la escuela para entrar a la Acade-mia Militar que el sabio Francisco José de Caldas había instalado en Rionegro. Córdova apoyaba la independencia y quería ser soldado para conseguirla. Poco después se hizo apuntar en el ba-tallón que estaba entrenando Manuel Serviez para combatir a Sámano y ac-tuó como soldado patriota cuando ape-nas tenía 16 años en el combate del río Palo, cerca de Popayán. Luego se mos-tró igual de valiente en Casanare, Vene-zuela, y en toda la campaña que terminó con la victoria en Boyacá.Consciente del compromiso moral de independizar a Antioquia, en 1819 se vino de Honda a Rionegro; allí organi-zó el gobierno y reunió un ejército que derrotó al español Francisco Warleta en Chorrosblancos, cerca a Yarumal, el 12 de febrero de 1820. Y sin permitir descanso a los realistas que había de-rrotado, ordenó a su hermano Salvador que siguiera en su persecución por el

bajo Cauca, por las sabanas de Corozal, Magangué y Bolívar hasta poner sitio a Cartagena, plaza que se tomaron el 10 de octubre de 1821, cuando se puede decir que se dio el punto final a la re-conquista española. Simón Bolívar y Francisco de Paula San-tander, conocedores de las dotes milita-res del antioqueño, lo estimularon man-dándolo para la campaña del Perú donde participó en batallas tan importantes, como las de Pichincha, Junín y Ayacucho.Córdova fue un hombre noble y jamás rencoroso: estando en la campaña del Perú, fue acusado por algunos actos de su ejercicio militar y llamado a respon-der ante un tribunal de Bogotá. No se excusó por estar tan lejos ni se discul-pó de lo que era acusado; emprendió el viaje y se presentó hasta ser absuelto de lo que se le acusaba.Otra faceta de su personalidad fue su cordialidad, espíritu generoso y con-quistador. Virtudes que no solo le sir-

vieron en las filas militares, sino que, unidas a su presencia gallarda y victo-riosa, atraían a las jóvenes de los lu-gares que recorría. Entre sus grandes amores están Manuelita Morales, de Rionegro, y Ana Anderson, hija del cón-sul inglés en Bogotá.Las importantes misiones militares y de mando que se le encomendaron a pesar de su juventud, dotaron a Córdova de gran madurez para comprender el pa-pel del gobierno frente al pueblo que había logrado libertad e independencia. Por ello, cuando aparecieron en Bogotá partidos que querían hacer de Bolívar un rey o un Presidente que suprimía las ga-rantías que había logrado el pueblo con la independencia, Córdova se alzó con rebeldía para defender la democracia.Para alcanzar su propósito de impedir la tiranía sobre el pueblo colombiano dejó la comandancia de Popayán para dirigirse a Antioquia a organizar la oposición. En Rionegro convocó a los antioqueños a tomar las armas para en-frentar el batallón enviado de Bogotá a someterlo. Cuando supo que O´Leary se acercaba salió a su encuentro. En el sitio que hoy ocupa el municipio de El Santuario fue herido y luego fue ase-sinado; murió ofrendando su sangre y su vida por la democracia.Sin cumplir 30 años de edad, Córdova sentó cátedra al anteponer abierta-mente el interés general de la libertad, a pesar de la amistad y lealtad debida a su amigo y jefe, Simón Bolívar. La Historia siempre se ha preguntado los valiosos aportes que este héroe antio-queño pudo hacer a esos primeros años de vida republicana, de no haber sido truncada su vida tan tempranamente por manos “amigas”.José María Córdova representa mental y espiritualmente al antioqueño de fines del siglo XVIII. Fue un volcán fogoso en el que afloraron con vigor y fuerza la ambición, la agresividad, la genero-sidad, la valentía frente a los peligros, todo ello movido por el amor por la pa-tria hasta el sacrificio. En la galería de próceres de la Indepen-dencia sobresale por ser el antioqueño de más alta graduación en el escalafón militar de ese tiempo y por haber ocu-pado los más altos cargos, en la carre-ra militar y administrativos y políticos: General de División a los 24 años de edad; altos puestos de mando antes de cumplir 20 años, en los Llanos y en la Campaña Libertadora; encargado de misiones de gran significado, como la de dar libertad a Antioquia, continuar hacia la Costa y más tarde hacia la pro-vincia de Popayán; Comandante de An-tioquia y también de Popayán.

Córdoba con “b” es un nombre común en los dominios hispanos de Europa y de América: desde el emirato de Cór-doba en España y la bella ciudad cru-zada por el Guadalquivir pasó a Méjico

y a la Argentina. En Colombia existe el departamento de Córdoba y más de 40 sitios y po-blados con el mis-

mo nombre, todos con “b”, entre ellos

tres municipios en Bolívar, Nariño y Quindío. No hay ningún si-tio en nuestro

país, según el Diccionario Geográfico del IGAC, l l a m a d o C ó r d o v a con “v”,

que era la forma como se firmaba

nuestro pró-cer antioque-ño. El aeropuerto internacional de Rionegro, sí recuerda el nombre del

prócer y por eso se escribe

con “v”.

Otro tanto debería hacerse con el departamento y muchos de los sitios mencionados, pues fueron así nom-brados como homenaje al héroe (José María Córdova está en el escudo del departamento de Córdoba, constitui-do como tal en 1951, luego de sepa-rarse del departamento de Bolívar). Curiosamente el apellido escrito con la ortografía con que se firmaba José María Córdova se encuentra fuera de Colombia en Gonzalo Córdova, elegido presidente del Ecuador en 1924 y en Jorge Córdova, militar y político boli-viano, presidente de Bolivia en 1855.Cuatro municipios antioqueños con-memoran cada año las fechas más so-bresalientes en la vida de José Ma-ría Córdova, así: Concepción, el 8 de septiembre, día de su nacimiento; Ya-rumal, el 12 de febrero, recuerda su triunfo en Chorrosblancos; Rionegro celebra el 9 de diciembre el triunfo en Ayacucho, y en El Santuario se conmemora su muerte el 17 de octu-bre de cada año.Calles y avenidas de algunas ciuda-des llevan el nombre de Córdova; es el nombre oficial del Centro Adminis-trativo de Antioquia y Medellín, más conocido como “La Alpujarra”. Entre los monumentos más expresivos de Córdova están, la bella estatua en el parque Boston de Medellín; la que se levanta en su ciudad natal, Concep-ción; el bello monumento de Arenas Betancur, en Rionegro, y la estatua semiyacente, en el museo y lugar don-de fue asesinado en El Santuario.

Toponimia

*Córdova fue masón. Con San-tander, Sounlette, Páez, Hermó-genes Maza y demás altos oficia-les reunidos en los Llanos durante la Campaña Libertadora trabaja-ban intensamente en sus logias con el fin de crear conciencia de la libertad dentro de una gran república americana. Un autor afirma que fue el 8 de octubre de 1821 cuando se fundó en Rionegro la Logia La Concordia, por Pedro Acevedo Tejada, y que a esa logia pertenecieron José María Córdo-va y Liborio Mejía.*Chalán humillado. El 28 de di-ciembre de 1819, en Rionegro, con entusiasmo y alegría celebraba las fiestas navideñas y montado en su caballo llamado “El inca” exhibía sus dotes de gran chalán ante su novia Manuela Morales. De repen-te estalló un cohete, el caballo dio un salto inesperado y José María Córdova fue a dar al piso; el golpe lo produjo un golpe en la cabeza con trauma que lo tuvo en estado de coma durante varios días.*Córdova y Manuelita Sáenz. Eduardo Posada cuenta: “En el buque que lo condujo de Lima lo acompañaban Giraldo…y la célebre doña Manuela Sáenz. Aseguraba Giraldo que las impertinencias de esta señora y su manera de ser

para con Córdova en la travesía fueron causa de algunos desaires de parte del general, todo lo cual motivó la enemistad que reinó des-pués entre los dos, y que tan fu-nesta fue, en el andar de los tiem-pos, al héroe de Ayacucho”.*Defendió a un periodista en Bo-gotá. En los días anteriores a la reunión de la convención de Oca-ña, 1828, Vicente Azuero se había dedicado a su tarea de escritor para su periódico El Conductor con franca oposición a la constitu-ción boliviana que habría de pre-sentarse a discusión en Ocaña, lo que ocasionó constantes amenazas contra su vida. Transitaba por la calle Florián, centro de Bogotá, y de repente le cayó encima el co-ronel venezolano José Bolívar, de gran estatura y complexión atléti-ca, recientemente incorporado al séquito del Libertador. Le fractu-ró la mano y lo golpeó fuertemen-te en el suelo hasta dejarlo ba-ñado en sangre. Apareció en ese momento el general José María Córdova quien, al ver aquello mon-tó en cólera y arremetió contra el salvaje agresor quien cobar-demente huyó del lugar. De este hecho nació la inquina de la oficia-lidad venezolana contra Córdova hasta su muerte.

Hoy circula el figurín de José María Córdova y su ficha técnica, espera el próximo lunes, 21 de marzo, sus trajes intercambiales.

Retrato de Córdova a los 18 años, pintado en Quito, 1822.

Autor anónimo.

Firma de Córdova. Nótese cómo escribía su apellido con “v”.

Dibujo a lápiz por el maestro José María Espinoza. Quinta de

Bolívar, Bogotá D.C.Retrato al óleo en el Museo Nacional de Bogotá. Autores:

Constancio Franco, Julián Pubiano y José Montoya.

Casa donde murió Córdova a manos de Ruperto

Hand, en El Santuario, Antioquia.

Encuéntrame hoy, y mis trajes el próximo lunes 21 de marzo.

Retrato al óleo de Córdova como General de División. Autor: José María Espinoza. Museo

20 de julio, Bogotá D.C.

Mural sobre la Batalla de El Santuario, por el maestro Claver Ramírez. Consejo municipal de El Santuario, Antioquia.

Pinta aquí tu retrato de José María Cordova

José María Córdova en la escultura del maestro Rodrigo Arenas Betancur, ubicada en el parque principal del municipio de Rionegro.

Estatua en bronce por el escultor francés Jules de Chin, en el parque de Concepción, Antioquiq. Fue donada por el Ecuador y en la inscripción reza: “A la verdadera cuna de Córdova”.

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José María CórdovaFuerza y valor de la Juventud

Por: Demetrio Quintero Quintero Antioquia en la colonia era una región geográfica y políticamente aislada por encontrarse entre grandes ríos y su su-perficie montañosa y abrupta; escasos y tortuosos caminos, y una economía circunscrita a la minería y productos de pan coger. A esas características se ajustaron sus moradores: individuos recios, fuertes y audaces frente al me-dio que los rodeaba, individualistas y con gran sentido práctico para superar las dificultades.Los padres de José María Córdova Muñoz, don Crisanto y doña Pascuala, buscaron el bienestar de sus hijos tra-bajando duramente en la minería, y re-corrieron varios lugares con su familia: de Barbosa a Concepción, de Concepción a San Vicente y de San Vicente a Rione-gro. Don Crisanto fue alcalde y juez en Concepción, cargos públicos que en aquel tiempo se desempeñaban gratis. Desde muy joven, Córdova mostró un carácter dominante, que rápidamente supo dirigir al servicio de la causa libertaria. Cuando se supo en Antioquia que había nacido un movimiento por la indepen-dencia, algunos patriotas antioqueños se sumaron: representantes de los cabildos de Santa Fe de Antioquia, Medellín, Rionegro y Marinilla se reu-nieron en Santa Fe para formar Junta

de Gobierno. No todos los antioqueños apoyaban la idea de la independencia y los realistas de Popayán querían atacar a esta provincia; por eso don Juan del Corral con mucho patriotismo y ener-gía aceptó ser Presidente Dictador de esta provincia; le ayudaron el sabio Cal-das y el coronel Manuel Serviez.En es entonces, José María Córdova dejó la escuela para entrar a la Acade-mia Militar que el sabio Francisco José de Caldas había instalado en Rionegro. Córdova apoyaba la independencia y quería ser soldado para conseguirla. Poco después se hizo apuntar en el ba-tallón que estaba entrenando Manuel Serviez para combatir a Sámano y ac-tuó como soldado patriota cuando ape-nas tenía 16 años en el combate del río Palo, cerca de Popayán. Luego se mos-tró igual de valiente en Casanare, Vene-zuela, y en toda la campaña que terminó con la victoria en Boyacá.Consciente del compromiso moral de independizar a Antioquia, en 1819 se vino de Honda a Rionegro; allí organi-zó el gobierno y reunió un ejército que derrotó al español Francisco Warleta en Chorrosblancos, cerca a Yarumal, el 12 de febrero de 1820. Y sin permitir descanso a los realistas que había de-rrotado, ordenó a su hermano Salvador que siguiera en su persecución por el

bajo Cauca, por las sabanas de Corozal, Magangué y Bolívar hasta poner sitio a Cartagena, plaza que se tomaron el 10 de octubre de 1821, cuando se puede decir que se dio el punto final a la re-conquista española. Simón Bolívar y Francisco de Paula San-tander, conocedores de las dotes milita-res del antioqueño, lo estimularon man-dándolo para la campaña del Perú donde participó en batallas tan importantes, como las de Pichincha, Junín y Ayacucho.Córdova fue un hombre noble y jamás rencoroso: estando en la campaña del Perú, fue acusado por algunos actos de su ejercicio militar y llamado a respon-der ante un tribunal de Bogotá. No se excusó por estar tan lejos ni se discul-pó de lo que era acusado; emprendió el viaje y se presentó hasta ser absuelto de lo que se le acusaba.Otra faceta de su personalidad fue su cordialidad, espíritu generoso y con-quistador. Virtudes que no solo le sir-

vieron en las filas militares, sino que, unidas a su presencia gallarda y victo-riosa, atraían a las jóvenes de los lu-gares que recorría. Entre sus grandes amores están Manuelita Morales, de Rionegro, y Ana Anderson, hija del cón-sul inglés en Bogotá.Las importantes misiones militares y de mando que se le encomendaron a pesar de su juventud, dotaron a Córdova de gran madurez para comprender el pa-pel del gobierno frente al pueblo que había logrado libertad e independencia. Por ello, cuando aparecieron en Bogotá partidos que querían hacer de Bolívar un rey o un Presidente que suprimía las ga-rantías que había logrado el pueblo con la independencia, Córdova se alzó con rebeldía para defender la democracia.Para alcanzar su propósito de impedir la tiranía sobre el pueblo colombiano dejó la comandancia de Popayán para dirigirse a Antioquia a organizar la oposición. En Rionegro convocó a los antioqueños a tomar las armas para en-frentar el batallón enviado de Bogotá a someterlo. Cuando supo que O´Leary se acercaba salió a su encuentro. En el sitio que hoy ocupa el municipio de El Santuario fue herido y luego fue ase-sinado; murió ofrendando su sangre y su vida por la democracia.Sin cumplir 30 años de edad, Córdova sentó cátedra al anteponer abierta-mente el interés general de la libertad, a pesar de la amistad y lealtad debida a su amigo y jefe, Simón Bolívar. La Historia siempre se ha preguntado los valiosos aportes que este héroe antio-queño pudo hacer a esos primeros años de vida republicana, de no haber sido truncada su vida tan tempranamente por manos “amigas”.José María Córdova representa mental y espiritualmente al antioqueño de fines del siglo XVIII. Fue un volcán fogoso en el que afloraron con vigor y fuerza la ambición, la agresividad, la genero-sidad, la valentía frente a los peligros, todo ello movido por el amor por la pa-tria hasta el sacrificio. En la galería de próceres de la Indepen-dencia sobresale por ser el antioqueño de más alta graduación en el escalafón militar de ese tiempo y por haber ocu-pado los más altos cargos, en la carre-ra militar y administrativos y políticos: General de División a los 24 años de edad; altos puestos de mando antes de cumplir 20 años, en los Llanos y en la Campaña Libertadora; encargado de misiones de gran significado, como la de dar libertad a Antioquia, continuar hacia la Costa y más tarde hacia la pro-vincia de Popayán; Comandante de An-tioquia y también de Popayán.

Córdoba con “b” es un nombre común en los dominios hispanos de Europa y de América: desde el emirato de Cór-doba en España y la bella ciudad cru-zada por el Guadalquivir pasó a Méjico

y a la Argentina. En Colombia existe el departamento de Córdoba y más de 40 sitios y po-blados con el mis-

mo nombre, todos con “b”, entre ellos

tres municipios en Bolívar, Nariño y Quindío. No hay ningún si-tio en nuestro

país, según el Diccionario Geográfico del IGAC, l l a m a d o C ó r d o v a con “v”,

que era la forma como se firmaba

nuestro pró-cer antioque-ño. El aeropuerto internacional de Rionegro, sí recuerda el nombre del

prócer y por eso se escribe

con “v”.

Otro tanto debería hacerse con el departamento y muchos de los sitios mencionados, pues fueron así nom-brados como homenaje al héroe (José María Córdova está en el escudo del departamento de Córdoba, constitui-do como tal en 1951, luego de sepa-rarse del departamento de Bolívar). Curiosamente el apellido escrito con la ortografía con que se firmaba José María Córdova se encuentra fuera de Colombia en Gonzalo Córdova, elegido presidente del Ecuador en 1924 y en Jorge Córdova, militar y político boli-viano, presidente de Bolivia en 1855.Cuatro municipios antioqueños con-memoran cada año las fechas más so-bresalientes en la vida de José Ma-ría Córdova, así: Concepción, el 8 de septiembre, día de su nacimiento; Ya-rumal, el 12 de febrero, recuerda su triunfo en Chorrosblancos; Rionegro celebra el 9 de diciembre el triunfo en Ayacucho, y en El Santuario se conmemora su muerte el 17 de octu-bre de cada año.Calles y avenidas de algunas ciuda-des llevan el nombre de Córdova; es el nombre oficial del Centro Adminis-trativo de Antioquia y Medellín, más conocido como “La Alpujarra”. Entre los monumentos más expresivos de Córdova están, la bella estatua en el parque Boston de Medellín; la que se levanta en su ciudad natal, Concep-ción; el bello monumento de Arenas Betancur, en Rionegro, y la estatua semiyacente, en el museo y lugar don-de fue asesinado en El Santuario.

Toponimia

*Córdova fue masón. Con San-tander, Sounlette, Páez, Hermó-genes Maza y demás altos oficia-les reunidos en los Llanos durante la Campaña Libertadora trabaja-ban intensamente en sus logias con el fin de crear conciencia de la libertad dentro de una gran república americana. Un autor afirma que fue el 8 de octubre de 1821 cuando se fundó en Rionegro la Logia La Concordia, por Pedro Acevedo Tejada, y que a esa logia pertenecieron José María Córdo-va y Liborio Mejía.*Chalán humillado. El 28 de di-ciembre de 1819, en Rionegro, con entusiasmo y alegría celebraba las fiestas navideñas y montado en su caballo llamado “El inca” exhibía sus dotes de gran chalán ante su novia Manuela Morales. De repen-te estalló un cohete, el caballo dio un salto inesperado y José María Córdova fue a dar al piso; el golpe lo produjo un golpe en la cabeza con trauma que lo tuvo en estado de coma durante varios días.*Córdova y Manuelita Sáenz. Eduardo Posada cuenta: “En el buque que lo condujo de Lima lo acompañaban Giraldo…y la célebre doña Manuela Sáenz. Aseguraba Giraldo que las impertinencias de esta señora y su manera de ser

para con Córdova en la travesía fueron causa de algunos desaires de parte del general, todo lo cual motivó la enemistad que reinó des-pués entre los dos, y que tan fu-nesta fue, en el andar de los tiem-pos, al héroe de Ayacucho”.*Defendió a un periodista en Bo-gotá. En los días anteriores a la reunión de la convención de Oca-ña, 1828, Vicente Azuero se había dedicado a su tarea de escritor para su periódico El Conductor con franca oposición a la constitu-ción boliviana que habría de pre-sentarse a discusión en Ocaña, lo que ocasionó constantes amenazas contra su vida. Transitaba por la calle Florián, centro de Bogotá, y de repente le cayó encima el co-ronel venezolano José Bolívar, de gran estatura y complexión atléti-ca, recientemente incorporado al séquito del Libertador. Le fractu-ró la mano y lo golpeó fuertemen-te en el suelo hasta dejarlo ba-ñado en sangre. Apareció en ese momento el general José María Córdova quien, al ver aquello mon-tó en cólera y arremetió contra el salvaje agresor quien cobar-demente huyó del lugar. De este hecho nació la inquina de la oficia-lidad venezolana contra Córdova hasta su muerte.

Hoy circula el figurín de José María Córdova y su ficha técnica, espera el próximo lunes, 21 de marzo, sus trajes intercambiales.

Retrato de Córdova a los 18 años, pintado en Quito, 1822.

Autor anónimo.

Firma de Córdova. Nótese cómo escribía su apellido con “v”.

Dibujo a lápiz por el maestro José María Espinoza. Quinta de

Bolívar, Bogotá D.C.Retrato al óleo en el Museo Nacional de Bogotá. Autores:

Constancio Franco, Julián Pubiano y José Montoya.

Casa donde murió Córdova a manos de Ruperto

Hand, en El Santuario, Antioquia.

Encuéntrame hoy, y mis trajes el próximo lunes 21 de marzo.

Retrato al óleo de Córdova como General de División. Autor: José María Espinoza. Museo

20 de julio, Bogotá D.C.

Mural sobre la Batalla de El Santuario, por el maestro Claver Ramírez. Consejo municipal de El Santuario, Antioquia.

Pinta aquí tu retrato de José María Cordova

José María Córdova en la escultura del maestro Rodrigo Arenas Betancur, ubicada en el parque principal del municipio de Rionegro.

Estatua en bronce por el escultor francés Jules de Chin, en el parque de Concepción, Antioquiq. Fue donada por el Ecuador y en la inscripción reza: “A la verdadera cuna de Córdova”.

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Hoy circulan los trajes de José María Córdova , espera el próximo lunes 28 de marzo a Policarpa Salavarrieta y su ficha técnica.

27 de enero de 1820Mi noble amiga:Que no exponga mi vida me dices en tu carta y sabes que soy un loco que pierde su razón delante de las balas. Sabes que no moriré en los campos de pelea sino en tus brazos y acariciado por tus ma-nos que beso desde aquí con en-tusiasmo. Sabrás que cuando te veía a todas horas no creía que al apartarme de ti me dejaras en la oscuridad de las tinieblas. Y te juro que los realistas no me ven-cerán por que tú me guiarás en el combate y acabaré con ellos. ¡Qué gloria volver a Rionegro y presentarte con mi amor crecido en la ausencia, mi espada tinta en sangre de los enemigos de la Patria!Hazle una visita a mi familia y no cuentes allá que te escribí porque sólo a ti te escribo, pues sigo muy enfermo y loco, loco de amor por ti.Adiós no te olvides de rezar por mí y escríbeme.Tuyo, PEPEP. Te prometo cuidarme mucho, sólo para darte gusto.

Fragmentos de la carta que José María Córdova escribió a su novia Manuelita

Morales, desde Barbosa, días antes de la batalla de Chorrosblancos (Yarumal) en la que derrotaría a las tropas realistas con

Warletta al mando.

Córdova, en sus palabras

En esta carta, Córdova le escribe a Bolívar, protestando por el torpe simulacro de fusilamiento a Santander, ocurrido el 24 de julio de 1.828, al parecer orquestado por Manuelita Sáenz. En la

carta, el General también se queja de la mala influencia que Sáenz tiene en el gobierno.

Bogotá 1º de agosto de 1828.

Mi general:

Sé que V.E. está impuesto del su-ceso ocurrido en días pasados en la quinta de la señora Sáenz, pero tal vez no será con la exactitud del caso. Se que V.E. ha tenido por esto grande incomodidad, y que ha mandado se instruya sumaria contra los actores de tal hecho, o del crimen más bien, porque efec-tivamente fue un atentado contra el gobierno y contra V.E. mismo, contra las leyes, contra la sociedad y la disciplina, que debe observar el ejército. Pero estoy seguro que de esta (investigación) sumaria no re-sultará nada, y esto más dará mo-tivos a los enemigos de V.E. para apoyar su posición y opiniones. Se dirá que V.E. ha tolerado o disi-mulado semejante falta cometida contra Santander por enemigo de V.E. y esto sería suponer una necia y ridícula venganza.

La operación dicen que fue he-cha en un muñeco figurando en él a Santander, que fue puesto en una especie de banquillo, y como a traidor fusilado por la espalda por soldados de Granaderos que por desgracia estaban en aquel campo haciendo ejercicio; con asenta-miento de su comandante Crofton sin duda, pues era miembro y es-

taba presente en la función. Se ha dicho que la señora Sáenz fue quien promovió el escándalo y la dirigió. Se ha dicho también en el público cuando se esperaba que se fusila-sen los promotores del motín hecho por la compañía de Granaderos en Honda y luego fueron destinados a un cuerpo del sur que habían sido perdonados por favor concedido a la “presidenta”. Se critica gene-ralmente que la dicha se ingiere en los negocios del gobierno y que se le oye. Los amigos de V.E., sienten mucho esta crítica y yo más que na-die, porque ningún otro tendrá por V.E. mayor deferencia y adhesión, y por estos sentimientos me sería muy sensible no tener siempre la razón de mi parte para hacer callar a los enemigos de V.E. si alguno se atreviese a hacerme alguna recon-vención.

He expuesto las premisas, las con-secuencias se palpan acabando de leer lo que he dicho, y no la deduz-co aquí porque sería demasiado mi atrevimiento: antes temo haberme excedido en incomodar a V.E; pero cuento con que V.E., sino me apre-cia esta franqueza, me la disculpa-rá al ver que procede solamente porque V.E. con el mayor respeto, su muy obediente servidor,

Y esta es la forma en la que Bolívar contestó a Córdova:

Retrato al óleo del joven General

José María Córdova

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GENERAL JOSE MARIA CORDOVA – Roberto Botero Saldarriaga.LA VIDA HEROICA DEL GE-NERAL JOSE MARIA COR-DOBA- Rafael Gómez Hoyos.JOSE MARIA CORDOVA - Pilar Moreno de Angel.GENERAL DE DIVISION JOSE MARIA CORDOVA – Alvaro Valencia Tovar, General (r).SÍNTESIS CORDOVESA- Pbro. Damián Ramírez Gómez.

Bibliografía

Y esta es la forma en la que Bolívar contestó a Córdova:

Mi querido general: Sabe Vd que yo le conozco a Ud. Por lo que no puedo sentirme con lo que Vd. me dice. Cier-tamente conozco también y más que nadie las locuras que hacen mis amigos. Por esta carta verá Ud. Que no los mimo. Yo pienso suspen-der al comandante de Granaderos y mandarlo fuera del cuerpo a servir a otra parte. Él sólo es culpable, pues los demás tienen excusa legal, quiero decir, que no es un crimen público; pero sí eminentemente torpe y miserable.En cuanto a la amable Loca, ¿qué quiere Vd. que yo le diga a Vd? Vd la conoce de tiempo atrás. Yo he procurado separarme de ella, pero no se puede nada contra una resistencia como la suya; sin embargo, luego que pase este suceso, pienso hacer el más determinado esfuerzo para hacer-la marchar a su país o a donde quiera. Mas diré que no se ha metido nunca sino en rogar, mas no ha sido oída sino en el asunto del C. Alvarado, cuya historia no me daba confianza en su fide-lidad. Yo le contaré a Vd. Y verá Vd. que tenía razón. Vd., mi querido Córdova, no tiene que de-cirme nada que yo no sepa, tanto con respecto al suceso desgraciado de estos locos, como con respecto a la prueba de amistad que Vd. me da. Yo no soy débil ni temo que me digan la verdad. Vd. tiene más que razón, tiene una y mil veces razón; y por lo tanto, debo agradecer el aviso que mucho debe haber costado a Vd. dármelo, más por delicadeza que por temor de molestar-me, pues yo tengo demasiada fuerza para rehu-sar ver el horror de mi pena.Rompa esta carta que no quiero que se quede existente este miserables documento de mise-ria y tontería.Soy de Vd. afmo, amigo y de corazón,Bolívar

El 27 de agosto de 1828 Bolívar entra en funciones como Libertador-Presidente, con el respaldo legal de muchos notables y el poderío militar de 45.000 soldados. Algunos partidarios de

Santander planean el asesinato de Bolívar y el 25 de septiembre invaden su casa, matan al teniente Fergusson pero no logran llegar al Libertador, quien ayudado por Manuelita Saenz, se escapa por una ventana. Aunque Córdova no participó en esos hechos y hay testimonios de su reacción en defensa del Libertador, Manuela Sáenz y Rafael Urdaneta convencieron a Bolívar de

lo contrario. Sin ninguna prueba se juzgan, condenan y ejecutan a varios supuestos conspiradores. A las ejecuciones siguen degradaciones militares, prisión y clausura de numerosas logias masónicas.

Santander es acusado y condenado a muerte pero se le conmuta la pena por el destierro. Intrigas van y vienen, hasta que Bolívar nombra a Mosquera, como superior de Córdova lo cual

amarga al héroe de Ayacucho y pasa su carta de renuncia al ejército. Bolívar trata de aplacarlo nombrándolo Ministro de Marina, cargo que Córdova tampoco acepta.

Finalmente, Córdova se entera de los proyectos de Monarquía Constitucional y su posición contra Bolívar se va haciendo cada vez más clara, hasta que menos de un mes antes de su muerte,

Córdova escribe la carta que nunca pensó escribir al Libertador Simón Bolívar. En esta carta se definen los principios básicos del liberalismo: respeto al orden constitucional y legal; repudio a las

medidas que los contraríen y a la monarquía.

Medellín, septiembre 21 de 1829.Excelentísimo señor Libertador Simón Bolívar.Es penetrado del más justo respeto y poseído de un profundo sentimiento que me dirijo a V. E. para mani-festarle la resolución que he tomado, impelido del ho-nor y los motivos que he tenido. Largo tiempo comba-tido mi espíritu por ideas contrarias, que chocándose entre sí, mantenían mi juicio en suspenso. Yo me dejaba arrastrar del torrente de las circunstancias, esperan-do a que el curso de los hechos, ilustrando mi razón, descubriese la senda por donde el deber me ordenaba dirigir mis pasos. Lleno mi corazón de gratitud hacia el primero de los libertadores de mi patria; entusiasta admirador del mérito; idólatra de la libertad del pue-blo y sincero defensor de los principios: yo he sufrido, señor excelentísimo, un largo y penoso conflicto para decidirme en la materia más importante que hoy pue-de presentarse a un colombiano, esto es decidir cuáles son las intenciones de V. E. con respecto al gobierno de Colombia.Luego entra a hacer un análisis de las últimas decisiones

de Bolívar que él no considera coherentes con los principios liberales que él mismo había jurado defender, y continúa:…Yo he creído, señor excelentísimo, que en estas circunstancias no podía perma-necer más tiempo espectador tranquilo del oprobio de mi patria, sin traicionar mis juramentos y faltar vergonzosamente a mi deber. Todos hemos jurado sostener la libertad de la República, bajo un gobierno popular, representativo, alternativo y elec-tivo, cuyos magistrados deben ser todos responsables: y sin renunciar al honor, no podríamos prestar nuestra aquiescencia a la continuación de un gobierno absoluto, ni al establecimiento de una monarquía, sea cual fuere el nombre de su monarca. Por lo que cediendo a los gritos de mi deber, y a los clamores de estos pueblos que, ardiendo en amor a la libertad, me llamaban con ansia para que, puesto a su cabeza, los conduz-ca por el camino de la ley: he venido a esta provincia en donde el pueblo, invocando la libertad y desconociendo al Gobierno de V.E. como nulo y adquirido únicamente por la fuerza, se ha proclamado la Constitución de Cúcuta. Yo he jurado con todo este pueblo sostenerla, y morir antes que sufrir la tiranía en Colombia.Cuando, obedeciendo a las órdenes imperiosas de mi honor he abrazado la resolu-ción que acabo de manifestar a V.E.; yo me he hallado en la situación más amarga; la estimación, el afecto y los particulares favores que V.E. me ha dispensado siempre; el respeto y ese sincero amor que me anima hacia la persona de V.E., han combatido fuertemente en mi pecho.Mas, ¿qué sentimiento habrá que no calle a la voz del patriotismo que habla a un co-razón inflamado por el fuego santo de la libertad? Bruto en el Senado, condenando a sus dos hijos, por salvar la libertad de Roma puede ofrecer a V.E, una imagen de la que mi espíritu ha sufrido al empujar la espada para contener la marcha con que V.E. se apresura a encadenar mi patria.Yo parto al Cauca, en donde aquellos pueblos, hostigados de un gobierno absoluto y penetrados de amor por la libertad, me esperan ansiosos para sacudir el yugo. Todos mis proyectos se encaminan a que se establezca el orden constitucional. No es mi ánimo atacar a V.E.; pero si se pretende obligar por la fuerza a estos pueblos a volver al yugo de un gobierno arbitrario, que acaban de romper, yo sostendré su libertad hasta con la última gota de mi sangre, aunque me sea muy doloroso dirigir las armas contra V.E.Dígnese V.E. aceptar los sentimientos de mi estimación y sincero afecto,José María Córdova

La corona de oro con brillantes que el Congreso de Perú regaló a Bolívar, éste la colocó en las sienes de Córdova y fue ovacionado como el “ Héroe de Ayacucho”. Córdova a su vez, cedió la corona a su Patria chica, Rionegro.

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Hoy circula el figurín de Policarpa Salavarrieta y su ficha técnica, espera el próximo lunes 4 de abril sus trajes intercambiables.

Policarpa Salavarrieta

Policarpa Salavarrieta. Obra de José María

Espinosa, 1855. Colección Museo Nacional de

Colombia.

Encuéntrame hoy,y mis vestidos la próxima semana.

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Momento en el que Policarpa es llevada al cadalso, para ser fusilada.

Existe muy escasa in-formación acerca de la vida de Policarpa Sala-

varrieta, y sobre su juventud casi ninguna. La familia Salava-rrieta vivía en Guaduas donde al parecer nació la Pola entre 1790 y 1796. Por Guaduas pa-saba el camino dese Honda (sobre el Magdalena), hacia Santafé. La Pola era una joven alegre y que le gustaba comu-nicarse con las personas que hacían el recorrido hacia la ca-pital del Virreinato o de ésta hacia la Costa o para Europa. Las condiciones de mujer des-pierta llevaron a la Pola a en-cabezar la legión de mujeres que cumplieron un papel muy importante en la guerra de la independencia.El nombre de la heroína apare-ce de distintas formas, o por afecto familiar o para ocultar su verdadero nombre en su

labor de espionaje a favor de los

patriotas: Polonia la llamó su

padre,

El valor de la mujer

Policarpa le decía su hermano Bibiano; Gregoria Apolinaria aparece en su pasaporte de ac-tivista revolucionaria, y simple-mente Pola fue el nombre que le dieron José Caballero y José Hilario López y así la identifica-mos hoy. Sus padres poseían bienes de fortuna pero socialmente no sobresalían, sin embargo el des-empeño de sus hijos en diversos puestos a que lograron llegar por su comportamiento honra-do y honesto, demuestra lo que puede una familia que pone su voluntad y su inteligencia al ser-vicio de una causa noble. De sus padres, Joaquín Salavarrieta y Mariana Ríos, nacieron Clara y Eduardo, que murieron siendo niños cuando la familia se había trasladado a Santafé de Bo-gotá; Catarina o Caterina, fue esposa de don Domingo García, quien murió en la campaña del sur luchando al lado de Nariño; José María y Manuel, siguie-

ron la carrera religiosa en la orden de San Agustín; Ramón y Francisco Antonio; el her-

mano menor, Bibiano, el más cercano afectivamente de

la Pola y dedicado con ella a la causa de la li-beración de la tiranía española.Los padres de la Pola también murieron víctimas de la vi-

ruela que azotó a

la capital en 1802 y que tomó la vida de sus hermanos Clara y Eduardo. Este hecho frag-mentó al resto de la familia: Catarina, Policarpa y Bibiano regresaron a Guaduas, don-de ocuparon una vivienda más cómoda y de acuerdo con la posición con la que los habían apreciado sus coterráneos. Esa casa es hoy un museo. La Pola que seguramente tenía alguna preparación intelec-tual, también era hábil cos-turera; a ese oficio se dedi-có y al tiempo que crecía su fervor patriota pensaba cómo ayudaría a las guerrillas que se organizaban en el país. El oficio de costurera sería un buen pretexto para entrar en las casas de familias que ocu-paban puestos en el gobierno realista, y así escuchar noti-cias que pudieran ser útiles para los movimientos de las guerrillas patriotasEl campo propicio para desa-rrollar su idea era la capital y hacia allá se encaminó con su hermano Bibiano, ambos empleando nombres falsos en sus pasaportes. Por recomen-dación de Ambrosio Almeyda y José Rodríguez se alojaron en casa de Andrea Ricaurte y Lozano. Policarpa empezó a cumplir con su propósito de espionaje cosiendo ropas a las señoras de los realistas y así obtenía información que

en forma clandestina en-viaba a los rebeldes de los Llanos. Su gran colaborador fue Alejo Sabaraín, según algunos, su novio; quien luchó al lado de Nariño en Pasto, cayó prisionero en 1816, fue indultado y luego, se dedicó al espionaje.El principal escenario de actividad de la Pola fue la conspiración de los Almeyda quienes pretendían, con su ayuda, conseguir un levanta-miento patriota en la capital simultáneamente con el que ellos promovían en los Lla-nos. Ella les enviaba armas, periódicos y diversos re-cursos además de notas con información exacta de las intenciones y movimientos de los realistas. Esa cons-piración fracasó. Policarpa proporcionó la huida hacia Casanare de los patriotas de Santafé comprometidos en ella, entre ellos Alejo Sabaraín, quien con sus com-pañeros fue arrestado por las autoridades españolas; se le encontraron papeles que comprometían a la Pola, la que fue igualmente arres-tada por el agente español sargento Iglesias y recluida en un calabozo en el Colegio Mayor del Rosario. Estando en la prisión le llegaron ofer-tas de clemencia si arrepen-tida se mostraba condes-cendiente con la política del gobierno español lo que re-chazó con arrogancia. Juan Sámano, virrey sucesor de Juan Montalvo durante el “régimen del terror”, aña-dió un motivo más para ser detestado por cruel y san-guinario al haber ordenado el fusilamiento de Policar-pa Salavarrieta y el de sus 6 compañeros, uno de ellos Alejo Sabaraín, hecho que se cumplió el 14 de noviem-bre de 1817.

Textos: Demetrio Quintero Quintero

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Retrato de Policarpa Salavarrieta. Dibujo de N Hinestrosa

Retrato de Policarpa Salavarrieta en capilla. Óleo de Epifanio Garay

Grabado de Policarpa Salavarrieta

Toponimia

Datos curiosos

Pinta aquí tu retrato de Policarpa

Policarpa Salavarrieta, ca. 1900. Colección Museo Nacional de Colombia.

*Cuenta una leyenda que cuando los virreyes, Amar y Borbón y su esposa Francisca Villanova, pasaron por Guaduas, camino del destierro, después de los sucesos del 20 de julio, descansaron en la casa de los Salava-rrieta; la virreina, al despedirse, regaló a Policarpa una imagen suya y le pronosticó la manera cómo iba a morir.

*Una obra dramática sobre la prisión y fusilamiento de la Pola era representada en Bogotá en 1826. De tal manera se impresionó el público asistente a la repre-sentación que al acercarse la escena del fusilamiento, la multitud se se levantó para impedirlo. Debió suspen-derse la función y el director se dirigió a los asistentes

diciendo: “Señores, no se puede fusilar a la Pola por-que el público se opone. El virrey don Juan Sámano ha resuelto conmutarle la pena de muerte por el destie-rro a los Llanos”.

* Las únicas frases que se conocen de labios de la Pola son las que algunos testigos de su ejecución anotaron como suyas cuando iba a ser fusilada:“Pueblo indolente, ¡cuán diversa sería hoy vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad! Ved que, aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejem-plo!”. “Pueblo de Santafé, cómo permites que muera una paisana vuestra e inocente? Muero por defender los derechos de mi patria. ¡Dios eterno, ved esta injus-ticia!”

*En 1910, la cervecera colombo-alemana Bavaria, le apostó a la producción de una cerveza más popular, ca-paz de competir con el consumo de la tradicional “anti-higiénica” chicha. El producto fue bautizado “La Pola” en honor a la heroína nacional. A pesar de haber salido hace ya muchos años del mercado, permanece la cos-tumbre popular de llamar a la cerveza “Pola”.

*En 2010, el Canal RCN lanza con gran éxito la teleno-vela “La Pola” basada en la vida de esta heroína, quien es protagonizada por las actrices Ana María Estupiñan (joven) y Carolina Ra-mírez (adulta).

*Policarpa, municipio del departamento de Nariño, creado en 1972.

*En su honor hay monumentos y barrios en Guaduas y en Bogotá.

*Numerosas instituciones educativas de educación básica, media y superior, llevan su nombre.

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Hoy circulan los vestidos de Policarpa Salavarrieta, espera el próximo lunes 11 de abril, el figurín y ficha técnica de Antonio Nariño

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Otras mujeres en la independencia colombiana

BibliografíaHistoria de Colombia para la enseñanza secunda-ria por Henao y Arrubla.

Historia de Colombia –Significado de la obra co-lonial, independencia y república- Hermano Justo Ramón S.C.

Gran Enciclopedia de Colombia. Biblioteca El Tiempo. Círculo de lectores.

Credencial Historia. –artículo de Beatriz Castro C.-

Historia de Colombia –La independencia y la repú-blica- Rafael María Granados.

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/bio-grafias/gaitana.htm por Marta Herrera Ángel

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/bio-grafias/abremerc.htm por Javier Ocampo López

Apoteosis de Antonia Santos. Primer centenario de su muerte. Bogotá, Imprenta Nacional, 1919.

Monsalve, José Dolores; Mujeres de la Indepen-dencia. Biblioteca de Historia Nacional. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1926.

“Ved que aunque mujer y joven me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más…” Esta fra-se pronunciada

por la Pola sobre la tarima del

c a d a l s o tiene la f u e r z a

suficiente para significar la pre-sencia de la mujer, la juventud y la sociedad civil en el magno pro-ceso de nuestra independencia. La historia y con ella la poesía, el drama, la novela, el ensayo, la oratoria y todos los medios que el ser humano ha tenido a su al-cance para comunicar sus sen-timientos, han pregonado y han otorgado tintes de grandeza a la gesta emancipadora, como un hecho que fue producto de unos varones experimentados y a la sombra de recintos exclusivos de las élites políticas y culturales de la época. Han dejando de lado la intervención de la mujer, de la juventud y de la sociedad civil, a no ser como simples instrumen-tos al servicio de las intenciones de quienes orientaban los movi-mientos sociales.200 años después, los historia-dores desempolvan y revisan do-cumentos con el fin de encontrar una verdad más real sobre los he-chos y sus protagonistas. Es una tarea difícil pero es la posibilidad de llevar al conocimiento de la so-ciedad de hoy, cómo se comportó el pueblo llano y sencillo ante los

sucesos mediante los cuales se buscaba destronar a un monarca y poner en su lugar… a quién? Es in-negable que al lado de los hombres que expresaban ideas de libertad e independencia y a renglón se-guido tomaron el mando, estaban sus esposas, quienes a pesar de no tener títulos universitarios, por-que a eso las condenaba no solo la sociedad sino el régimen de en-tonces, pusieron su inteligencia, la fuerza de su afecto, su sentido práctico de previsión y su forta-leza física como soporte eficaz y definitivo para las empresas que acometían sus esposos. No pode-mos ignorar que junto al ejército de los varones marchaba o tra-bajaba un grupo igualmente nu-meroso de mujeres, conformado por las esposas, novias, madres o hermanas de quienes cargaban las armas, encargadas de preparar alimentos, arreglar ropa y unifor-mes, prevenir alojamiento, servir como mensajeras, espías y divul-gadoras de las ideas, y hasta pro-veer de armas y municiones. Tam-bién ellas arrostraban los miedos, fatigas, incomodidades, riesgos y peligros de la guerra.

Mediante el mestizaje llevamos sangre de aborígenes valientes como la cacica La Gaitana, he-roína indígena que gobernaba gran número de grupos indíge-nas asentados en lo que hoy es el Huila y quien en 1538, tras la ejecución de su hijo por Pedro de Añasco, conformó una unión de tribus conocida como la fe-deración Pijao, conformada por más de quince mil guerreros, quienes opusieron fuerte resis-tencia a los españoles, pero fi-nalmente serían derrotados en 1540. También destacaron por su va-lor las indígenas Zoratema y en Antioquia, la cacica Agrazaba, quien se conoce como la líder en el asalto que logró penetrar en el campamento de los expe-dicionarios españoles dirigidos por Pedro de la Vega, Juan de

Valor indígena

“La Gaitana, primer grito de libertad” obra presentada en el marco del bicentenario de la Independencia, por el Grupo Danza Concierto con musical original del Taller de composición de la Universidad Eafit. Cortesía, Lucrecia Piedrahita.

Policarpa Salavarrieta por el maestro Luis E Rodriguez Fonseca

Ortega y Fermín Sánchez, dando muerte a algunos de ellos y liberando a sus hombres que estaban siendo sometidos a torturas.

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Hasta aquí algunas de las más destacadas heroínas de nuestra independencia. Pero si olvidamos sus nombres y el de Policar-pa Salavarrieta ¿Cuántos nombres quedan en nuestra mente? Quizá ni uno solo entre aquel ejército de mujeres anónimas que, como a miles y miles de soldados patriotas que cayeron ensan-grentando los campos y entregando la vida por Colombia, la pos-teridad les ha negado el que sus nombres aparezcan en un muro, así sea el del cementerio donde fueron sepultados. Las que aquí nombramos son representación y símbolo de esas mujeres y de muchas más que constituyen el apoyo de la sociedad civil, ese otro ejército sin uniforme, sin armas y también sin galardón, sin mención de honor y sin esperanza de remuneración. Mujeres y hombres que sin disparar un tiro, cumplieron una tarea eficaz en la independencia de Colombia y, obtenida la victoria, merecen celebrar el triunfo y coronarse de laureles.

Unos dos-cientos años más tarde aparece la s a n t a d a -

reana nacida en Charalá, Manuela Bel-

trán quien a pesar de ser una “mujer del pueblo” con

educación básica, sabía leer y desafiando al regimen español, rompió el edicto que fijaba nuevos impuestos y gritó “viva el Rey y muera el mal gobierno, no queremos pagar la armada

de Barlovento”. Este hecho dio origen a la revuelta co-munera de 1781. La cucuteña Mercedes Ábrego fue eficaz espía al servicio de Bolívar y de Santander. Gracias a la información que daba a los patriotas estos ob-tuvieron triunfos en San Faustino y Capacho, pero finalmente fue descu-bierta y fusilada el 13 de octubre de 1813. Su ejemplo influyó en mu-

chas mujeres granadinas, heroínas que fueron deci-sivas para el triunfo de la

libertad.

El símbolo más destacado de la madre que da sus hijos a la Patria, también lo protagonizó una antioqueña de marinilla, la viuda Simona Duque de Alzate, quien según el relato del historiador Armando Gómez Latorre, se pre-sentó ante Córdova con la frase: “Vengo, se-ñor, a traer mis joyas para contribuir por mi parte a salvar la patria. Con ese fin he traído, coronel, lo que tengo. Son cinco de mis hijos.” Este gesto patriótico fue comunicado por Córdova a Santander y éste dictó que “…A la ciudadana Simona Duque se le suminis-trarán del Tesoro Público de la provincia de Antioquia, diez y seis pesos íntegros al mes durante su vida. Publíquese en la Gaceta este extraordinario rasgo de amor a la Patria, para satisfacción de la que lo ha manifestado

y para ejemplo de los demás individuos de la República.” Pero la heroína no aceptó la pen-sión por considerar que ésta hacia falta a la patria mientras no estuviese completamente libre, y así lo manifestó al general Santander.Siguiendo su ejemplo, Rosalía Hoyos de Ra-mírez también marinilla del partido de San-tuario, quien armó a su hijo José Antonio de 15 años y se lo presentó al gobernador José Manuel Restrepo diciéndole: “Señor Gober-nador, aquí tiene usted a mi hijo, ármelo con este fusil y llévelo para la guerra.” Margarita Urrea, esposa de don Modesto de Hoyos, a quien acompañó en sus campañas hasta caer prisionero de Sámano en Popayán. Fue conde-nado a muerte y ella, con sus súplicas, obtuvo liberarlo de la muerte y de la prisión.

Santandereanas

Antioqueñas

Antonia Santos

Antonia Santos, heroína santandereana, organizadora de la guerrilla patriota de Coromoro o de Santos, una de las más organizadas y eficaces en la lucha contra la recon-quista española. El 12 de julio de 1819, un destacamento militar español la capturó y llevó al Socorro, donde se encontraban numerosos detenidos por razones políticas. El 28 de julio de l8l9, tres días después de la batalla del Pantano de Vargas, Antonia Santos fue llevada al cadalso y fusilada junto con sus compañeros Pascual Becerra e Isidro Bravo. Ese día las gentes del Socorro juraron continuar la guerra contra los realistas: la guerrilla de Coromoro impidió la ayuda a las tropas de José María Barreiro, que luchaban en los campos del Pantano de Vargas y Boyacá. Esta ayuda de la guerrilla fue decisiva para el triunfo de los patriotas y la culminación de la Independencia.

Ejecución de Antonia Santos en El Socorro.

Manuela Beltrán, por Luis E Rodríguez Fonseca.

La mujer antioqueña dio muestras de generosa magnanimidad. Desde Javiera Londoño quien, al comprender la degradante situación de quienes sufrían la esclavitud, liberó 125 esclavos en 1767; 47 años antes de que Juan del Corral y José Félix de Restrepo promovieran la ley de liberación de partos y prohibieran la importación de esclavos en Antioquia. Por esta acción es considerada precursora de la abolición de la esclavitud en América.

Simona Duque presentando a sus hijos ante Córdova.

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Hoy circula el figurín de Antonio Nariño y su ficha técnica, espera el próximo lunes 25 de abril sus trajes intercambiables.Patrocinan:

Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana.

Antonio Nariño,

ació Antonio Nariño en Santafé, el 9 de abril de 1765; de manera que para 1781, cuando se presentó la revuel-

ta de los comuneros del Socorro, tenía 16 años. Para defender la ca-pital del peligro de los comuneros, las autoridades virreinales adies-traron un ejército de jóvenes, Na-riño entre ellos. Experiencia que en 1811 le serviría para organizar y dirigir su propio ejército en de-fensa del centralismo, y más tarde para dirigirse contra los realistas de Popayán, en 1813. Entre los muchos hábitos que lle-garon de Europa a estas colonias, figuran las “tertulias” que eran grupos de ciudadanos con identi-dad social y política que se reunían informalmente para comentar y polemizar sobre los más variados temas. Antonio Nariño reunió en su propia casa el grupo que llamó “Casino de literatos” donde se de-batían, doctrinas filosóficas y las nuevas ideas sobre el manejo de los pueblos. La noticia de la Revolución francesa, acaparaba gran parte de la atención y cuando Nariño conoció la declaración con los 17 artículos de los “Derechos del hombre y del ciudadano”, la tradujo, imprimió, divulgó. Por ello fue acusado de conspirador en 1794, condenado al destierro y a sufrir cárcel en Es-paña, donde empieza la cadena de sufrimientos que en total sumarán 17 años de prisión y gravísimos in-fortunios. Tras fugarse de la cárcel y desa-fiando todo riesgo, recorrió Europa manifestando sus ideas de libe-ración de su patria y solicitando ayuda de todo tipo. Clandestina-mente regresó a la Nueva Granada y ya el 5 de abril de 1797 se ha-

llaba en Santafé. Acosado por el virrey Mendinueta, se presentó ante él el 19 de julio y fue condenado a pagar prisión en el cuartel de caballería y luego, por enfermedad allí adquirida, continuó preso en la quin-ta de Fucha, fuera de la ciudad, hasta 1804. Luego fue trasladado a Cartage-na. Allí llegó en mayo de 1810 el comisario del Rey, don Antonio Villavicencio, y Nariño le expuso la in-justicia de su castigo ya que “Las leyes, en la impo-sición de penas, tienen dos objetos: la corrección del culpado y la satisfacción del público… Yo anticipé la enmienda porque los quemé (los Derechos del hombre); el público no tenía qué re-clamar porque no quedó un solo ejemplar que pudiera perjudicar.” A pesar de esta solicitud y de la pro-clamación de la Indepen-dencia el 20 de julio de ese año, solo en octubre re-cobró la libertad. Volvió a Santafé, pobre y enfermo, pero dispuesto a continuar batallando por un gobier-no independiente, justo y digno, ideado durante sus largas meditaciones en pri-sión.Antonio Nariño fue elegido secretario del Congreso, que eligió como Presidente del Estado de Cundinamarca a don Jorge Tadeo Lozano. El Precursor consideraba débil el gobierno de Lozano. Fundó el periódico “La Ba-gatela” y con un solo artículo titu-lado “Noticias gordas” consiguió la

renuncia de Jorge Tadeo Lozano. Nari-ño fue elegi-do Presidente con su idea de un gobierno central ista, con autoridad y energía para superar la anarquía que empezaba a surgir desde el Grito de In-dependencia.Las diferen-cias entre fe-deralistas y centralistas

llevaron a una guerra civil. Nariño, por los centralistas, obtuvo al-gunas victorias, pero luego tomó ventaja el federalista Antonio Baraya quien amenazó tomarse a Santafé a sangre y fuego. Nariño envió mensaje a su contendor en el que cedía a todas sus exigen-cias con tal de que no cumpliera su amenaza. Baraya insistió en ata-car a Santafé y fue estruendo-samente derrotado por las fuer-zas de Nariño de las cuales había sido nombrado generalísimo Jesús Nazareno, el 9 de enero de 1813. Nariño continuó dando pasos para fortalecer la libertad y seguridad del estado, declarando la absolu-ta independencia de Cundinamar-ca para dirigirse, en seguida, con tropas al sur a atacar las fuerzas realistas que pretendían la recon-quista, comandadas por Montes y Sámano. Pero cayó prisionero en Pasto y 13 meses pasó en esa cárcel, con orden de fusilarlo que

le fue conmutada por el destierro y prisión en Cádiz (España). En 1820, tras la revolución de Rie-go y Quiroga, en España, donde también había españoles luchando contra la monarquía, Nariño fue li-berado y regresó a Colombia para proseguir su participación en polí-tica. Siendo uno de los congresis-tas en 1823, sus enemigos trata-ron de impedir que tomara asiento como senador en el cuerpo legis-lativo, ¡por no cumplir al momen-to de ser elegido, con el requisito mínimo de tiempo en el territorio de la República para ser elegido!. Hecha una brillante defensa con los argumentos que le daba la per-secución que durante tantos años padeció por la patria, obtuvo su curul, pero poco tiempo después, su deteriorado estado de salud lo obligó a retirarse a Villa de Leiva donde murió en diciembre del mis-mo año, 1823.

El PrecursorN

Claustro de la casa de Nariño en Villa de Leiva, donde murió en 1823. Textos: Demetrio Quintero

Óleo de Antonio Nariño en su Imprenta Patriótica, con su impresor Diego Espinosa.

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Datos curiosos*Honrando al soberano español. En 1789 encontramos a don Antonio Nariño contri-buyendo a la celebración del juramento de Carlos IV como rey de España. Era, en ese entonces, alcalde de Santafé y cabe re-cordar que en ese entonces, en las colonias más que de independencia se hablaba del deseo de que el Rey las gobernara direc-tamente.

*Disidencia filial. Su hijo mayor, Grego-rio, fue enviado a estudiar a Londres y más tarde, mientras su padre padecía grillos y cadenas, perseguido por los realistas, él, Gregorio, estaba en Cuba haciendo espio-naje contrarrevolucionario a favor de los españoles.

*Conspiración contra Nariño. José María Vergara y Vergara en su obra “Historia de la literatura en la Nueva Granada” refiere que luego de la derrota del general Anto-nio Baraya, en las goteras de Santafé de Bogotá, se organizó una conspiración para matar a Nariño, presidente victorioso del Estado de Cundinamarca. Acerca de este

repudiable atentado, el nombrado histo-riador nos cuenta una anécdota median-te la cual podemos apreciar plenamente

la magnanimidad y el carácter de Nariño: “Organizóse una conspiración para matar-lo; uno de los conspirados, caballero de nacimiento, debía pedirle una audiencia a solas, y en ella darle la muerte. Lo supo Nariño con todos sus pormenores y guar-dó absoluto secreto a todos sus parciales. Llegó la hora: presentóse el conspirador y pidió una audiencia secreta al presidente. Concediósela al punto este, y pasaron al salón los dos solos. Apenas estuvieron, él, Nariño, impasible y lleno de amabilidad, púsose a cerrar por dentro todas las puer-tas y a entregarle las llaves a su pérfido acompañante. -¿Qué hace su excelencia?, díjole este asombrado. -Favorecer la fuga del que me va a matar-, contestó el presi-dente: -no quiero que usted vaya a sufrir por mi causa-. Y dicho esto se sentó tran-quilamente. El asesino puso en sus manos las llaves y el puñal que llevaba oculto, y le dijo inclinándose: creía que venía a matar a un tirano; pero nunca ofenderé a un ángel que lo penetra todo y lo perdona todo. –Siéntese usted a mi lado y hablemos sobre estas cosas de la patria-, replicó Nariño.”

Toponimia *Nariño, departamento del suroeste de Co-lombia.*Nariño, municipio de Antioquia.*Nariño, municipio de Cundinamarca. *Cinco corregimientos llevan su nombre en los municipios de Ayapel (Córdoba), Pasto (Nariño), Lorica (Córdoba), Mos-quera (Nariño) y Sucre (Sucre).*Tres inspecciones de policía en los muni-cipios de Leiva (Nariño), Caldas (Boyacá) y Tulúa (Valle del Cauca). También tres ca-seríos llevan su nombre en los municipios de Ebéjico (Antioquia), Tasco (Boyacá), y Puerto Wilches (Santander). Bastantes sitios, que-bradas y hasta una isla en el Río Putumayo, también se llaman Nariño.*El Palacio de Nariño, sede del gobierno na-cional de Colombia.

Pinta aquí tu retrato de Antonio Nariño Óleo de Sergio Trujillo, Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, Bogotá

Óleo de Franco, Montoya y Rubiano, Museo Nacional, Bobotá

Óleo autor anónimo, Museo Nacional, Bogotá

Magdalena Ortega, esposa de Nariño, con Gregorio, su hijo mayor.

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Hoy circulan los trajes de Antonio Nariño , espera el próximo lunes 2 de marzo a Francisco José de Caldas y su ficha técnica.Patrocinan:

Nariño, la fuerza de las ideasLa edad media terminó por los siglos XV y

XVI con el renacimiento, cuando una mayor libertad trajo el renacer de las artes y se volvió a debatir sobre el concepto del hom-

bre, su papel en la sociedad y su destino. Y es has-ta el siglo XVIII, de la ilustración o de las luces, cuando se prende el debate sobre la legitimidad de las monarquías que imponían obediencia ciega a sus caprichosas órdenes. Nariño fue uno de los primeros neogranadinos que entendió la dimensión de la revolución francesa, tras leer un ejemplar de la “Historia de la Asamblea Constituyente” que logró pasar el filtro de las severas disposi-ciones con las que la monarquía española impedía el paso de cualquier tipo de literatura o informa-ción sediciosa hacia sus colonias ultramarinas. De inmediato inició un proceso de ilustración a sus allegados y afines políticos para establecer un go-bierno aquí, en la Nueva Granada, basado en los fundamentos en que se afianzaba la constitución francesa.Tendría que recorrer un camino erizado de espinas para alcanzar el ideal que se proponía. El destie-rro, la cárcel, los grillos y cadenas se sucedieron, uno tras otro, durante 30 años de los 58 que duró su existencia. Ausencia de su patria, que amaba entrañablemente y de su esposa y sus hijos de los que durante años ignoró las misérrimas condicio-nes en que tenían que vivir. Encerrado en cárceles que eran lugares destinados no solo al castigo sino al aniquilamiento de la persona, sin agua, sin luz, sin sol y atado con cadenas que humillaban el espí-ritu y carcomían las carnes.Antonio Nariño hizo de sus sufrimientos una es-cuela en la que entendió la grandeza de la liber-tad, el alcance de la mezquindad de los tiranos, el dolor del hombre esclavo y sujeto al querer de otro despojado de cualquier posibilidad de defen-derse, la amargura que produce en un corazón no-ble la ingratitud de quien retribuye con ofensas el beneficio recibido. La fuerza de un ideal de patria libre hacía desaparecer todas las barreras.

“Cuando esperaba haber mejorado de suerte poniendo en manos de V.E. mi corazón, me veo, con bastante dolor, no en calidad de detenido ínterin cum-plía, sino en la de un verdadero preso, habiendo cumplido. No permita Dios que jamás me pase por la imaginación el dudar de la palabra que V.E. me dio; pero como mi estado actual es un ver-dadero sufrimiento, no puedo prescin-dir de sentirlo y representarlo a V.E.No creo, señor, que el haber presen-tado a V.E., con la mayor ingenuidad, la historia de mis desaciertos dé mo-tivo a ello; esto fue lo que ofrecí, esto lo que he cumplido y por lo que se me ofreció que se olvidaría todo lo pasado y, por consiguiente, que mejoraría de suerte. Nada más tengo que agregar a V.E., sino que deseo comprobar cuan-to tengo dicho con mis obras, hasta derramar la última gota de mi sangre y que espero la notoria integridad de V.E. el que el testimonio que he dado de arrepentimiento y buena fe no se convertirá contra mí, haciéndome su-frir después de haber cumplido lo que

hubiera mere-cido, si no hu-biera presen-tado verdad.Suplico a V.E., con lágrimas en los ojos, se duela de mis desgracias, no son de ayer, ha más de tres años que pa-dezco y ya no me queda otro arbitrio sobre la tierra que la piedad de V.E., o morir agobiado bajo el peso de mis trabajos.Dios guarde la importante vida de V.E. muchos años”.

Tras escaparse del primer encarcelamiento y destierro, Nariño regresó a Santafé de manera oculta; pero ante el peligro de ser capturado decidió entregarse y confesó sus errores a cambio de que el virrey le concediera libertad condicional. Pero ello no sucedió y este es un fragmento de la carta de 1797 con que Nariño reclamó al virrey

Mendinueta su incumplimiento:

Tras los hechos del 20 de julio de 1810, Nariño recuperó su libertad participó en el Congreso de Provincias para proponer un gobierno centralista, unido y con más fuerza para consolidar la naciente república. Propagó su idea mediante el periódico “La Bagatela” y organizó ejército para imponerla.

(Del número 1 de La Bagatela, primer perió-dico político de nuestra historia, publicado el 14 de julio de 1811) “El desorden en que vivimos ocho o nueve meses, y algunas cosillas de que aun no nos vemos libres, han hecho pensar a algunos que nuestra transformación fue prematura. Prescindo de que nuestros mismos tiranos nos forzaron con sus impolíticos e inicuos tratamientos, multiplicados al tiempo que ya era de su propio interés el aflojar. Qué habríamos adelantado con vivir otros cien o doscientos años en la esclavitud? Embrute-cernos más, acabarnos de persuadir que el americano y el africano han nacido para ser-vir a un puñado de europeos, porque apren-

dieron a matar y a engañar antes que noso-tros; y de este modo es preciso convenir en que jamás llegaría el caso de que nos eman-cipáramos, y que semejantes a los fatuos nunca debíamos salir de la tutela. Nuestra esclavitud se habría ido redoblando, a pro-porción que el temor se hubiera ido aumen-tado en nuestros opresores. Los sucesos de Quito, la Paz y los Llanos no fueron más que el exordio de la tragedia que por segunda vez le estaba preparada a la América.”

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(Del número 11 de La Bagatela, edición extraordinaria publicada el 19 de septiembre de 1811)De Noticias muy gordas.“…Y nosotros, cómo estamos? Dios lo sabe, cacareando y alborotando al mundo con un solo huevo que hemos pues-to. Qué medidas, qué providencias se han tomado en el estado en que se halla la patria? Fuera paños calientes y discusiones pueriles; fuera esperanzas quiméricas hijas de la pereza y de esa confianza estúpida que nos va a envolver de nuevo en las cadenas: el peligro es cierto y evidente, y los remedios ningunos. En qué fundamos las esperanzas de conservar nuestra libertad? Por fuera se aumentan los peligros y por dentro la desconfianza y la inacción. La patria no se salva con palabras, ni con alegar la justicia de nuestra causa. La hemos empren-dido, la creemos justa y necesaria? Pues a ello, vencer o morir y contestar los argumentos con las bayonetas. Habrá todavía almas tan crédulas que piensen escapar del cuchillo si volvemos a ser subyugados? Que no se engañen: somos insurgentes, rebeldes, traidores; y a los traidores, insurgentes y rebeldes se les castiga como a tales. Desengáñense los hipócritas que nos rodean: cae-rán sin misericordia bajo la espada de la venganza, por-que nuestros conquistadores no vendrán a disputar con palabra como nosotros, sino que segarán las dos hierbas si detenerse a examinar y a apartar la buena de la mala: morirán todos y el que sobreviviere, solo conservará su miserable existencia para llorar al padre, al hermano, al hijo o al marido. Abramos por Dios los ojos! La hora ha llegado: nuestra ruina es irresistible si no nos unimos, si no deponemos todas las miras personales, todos los resentimientos pueriles y, sobre todo, esta apatía, esta confianza estúpida, esta inacción tan perjudicial en mo-mentos tan críticos.”

Tras el Grito de la Independencia, el Congreso Supremo elige como presidente a Jorge Tadeo Lozano, pero no todas las provincias participan de esta elección y el poco liderazgo del presidente llevan a un estado de anarquía que Nariño advierte con vehemencia en sus célebres “Noticias muy Gordas”

Defensa de Nariño ante el Congreso, 15 de mayo de 1823. “No comenzaré, señores, dijo, A satisfacer estos car-gos implorando, como se hace comúnmente, vuestra clemen-cia y la compasión que natu-ralmente reclama todo hom-bre desgraciado; no, señores: me degradaría si después de haber pasado toda mi vida trabajando para que se viera entre nosotros establecido el imperio de las leyes, viniera ahora, al fin de mi carrera, á solicitar que se violasen en mi favor”.…“¿Hay entre las personas que hoy me escuchan, hay en esta ciudad y en toda la República una sola que ignore los sucesos de estos últimos 29 años? ¿Hay quien no sepa que la mayor parte de éllos los he pasado encerrado en el Cuartel de Caballería de esta ciudad, en el de Milicias de Santa Marta, en el del Fijo de Cartagena, en las Bóvedas de Bocachica, en el Castillo del Príncipe de la Habana, en Pasto, en el Callao, en Lima, y últimamente en los calabozos de la Cárcel de Cádiz? ¿Hay quien no sepa que he sido conducido dos veces en par-tida de registro á España y otra hasta Cartagena? Todos lo saben; pero no sa-ben ni pueden saber los sufrimientos, las hambres, las desnudeces, las mise-rias que he padecido en estos lugares de horror, por una larga serie de años”.…“Sí, señores, por mi gusto dejé de ser Presidente Dictador de Cundinamar-ca; por mi gusto dejé de ser General en Jefe de los Ejércitos; por mi gusto perdí veinte años de sacrificios hechos á la libertad, las penalidades de ocho meses de marchas y el fruto de las vic-torias que acababa de conseguir; por mi gusto abandoné mi Patria, las comodi-dades de mi casa, la compañía de mis amigos y mi numerosa familia; por mi gusto desprecié el amor de los pueblos que mandaba, para irme á sentar con un par de grillos entre los feroces pastu-sos que á cada hora pedían mi cabeza; por mi gusto permanecí allí trece meses sufriendo toda suerte de privaciones y de insultos; por mi gusto fui transpor-tado preso entre 200 hombres hasta Guayaquil, de allí á Lima y de Lima, por

el Cabo de Hornos, á la real Cárcel de Cádiz; por mi gusto permanecí cuatro años en esta Cárcel, encerrado en un cuarto, desnudo y comiendo el rancho de la enfermería, sin que se me permi-tiese saber de mi familia. ¿No os pare-ce, señores, que es más claro que la luz de día, que yo he estado ausente por mi gusto y no por causa de la República?”...“Y á la vista de semejante escandalo-sa acusación, comenzada por el primer Congreso general, y al abrirse la primera Legislatura, ¿qué deberemos presagiar de nuestra República? ¿Qué podremos esperar para lo sucesivo, si mis acusa-dores triunfan ó se quedan impunes? Por una de esas singularidades que no están en la previsión humana, este jui-cio, que á primera vista parece de poca importancia, va á ser la piedra angular del edificio de vuestra reputación. Hoy, señores, hoy va á ver cada ciudadano lo que debe esperar para la seguridad de su honor, de sus bienes, de su per-sona; hoy va á ver toda la República lo que debe esperar de vosotros para su gloria. En vano, señores, dictaréis de-cretos y promulgaréis leyes llenas de sabiduría; en vano os habréis reunido en este templo augusto de la Ley, si el público sigue viendo á Gómez y Azuero sentados en los primeros Tribunales de justicia; en vano serán vuestros traba-jos y las justas esperanzas que en vues-tra sabiduría tenemos fundadas”.

Alcanzada definitivamente la Independencia, Nariño volvió a recuperar su libertad en

1820 y regresó a participar en la segunda República: Santander fue elegido como el primer vicepresidente constitucional de la

Gran Colombia y Nariño como senador. El senador Diego Fernando Gómez y el jurista

Vicente Azuero cuestionaron la elección acusando a Nariño de deudor de impuestos, traidor en Pasto y que había permanecido

ausente de la Patria por su gusto. Nariño presentó su magistral defensa ante el Congreso. Aquí algunos fragmentos:

EL PRECURSOR, Posada e Ibáñez.NARIÑO, Jorge Ricardo Vejarano.NUESTRO PRECURSOR. Oswaldo Díaz Díaz.ANTONIO NARIÑO, Car-los Gómez Botero.200 AÑOS TRADUCCION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE, Revista Creden-cial Historia, Ediciones 47 y 48, 1993.

Bibliografía

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Hoy circula el figurín de Francisco José de Caldas y su ficha técnica, espera el próximo lunes 9 de mayo sus trajes intercambiables.

Patrocinan:

Francisco José de Caldas,

el científico

El payanés Francisco José de Caldas, hijo de José Caldas García de Camba y Vicenta

Tenorio Arboleda, nació en 1771, según se cree. Popayán era en ese tiempo una de las ciudades con más ambiente de estudio en la Nue-va Granada y el joven Caldas fue matriculado en el Seminario donde escuchó las lecciones del antioque-ño José Félix de Restrepo. Des-de entonces Caldas demostró una inteligencia capaz de ir más allá del conocimiento que contenían los textos de estudio y sus profeso-res. Por satisfacer a sus padres aceptó matricularse para estudiar

jurisprudencia en el Colegio del Ro-sario de Santafé, pero su inclina-ción se orientaba con fuerza hacia las ciencias físicas, las matemáti-cas y la astronomía para las cuales estaba dotado del sentido de la observación y el análisis. Termina-dos sus estudios, trabajó como co-merciante en la región de Timaná y La Plata, mientras que se hacía a los instrumentos de investigación y observación y avanzaba en sus co-nocimientos físicos y matemáticos. Con artefactos construidos por él mismo se dedicó a exploraciones astronómicas, basándose en las descripciones de Jorge Juan, ma-rino español. Dedicó su inteligencia a fijar la posición astronómica de numerosas ciudades y sitios del Vi-rreinato, y a los 26 años de edad pudo mostrar la carta para explo-rar el hemisferio celeste austral cercano al Ecuador.En 1802 realizó un viaje de estudio entre Popayán y Quito y escribió su “Memoria sobre nivelación de las plantas que se cultivan en la vecin-dad del Ecuador”. Por este y otros trabajos de gran calidad científi-ca, el gran botánico José Celestino Mutis lo llamó a hacer parte de la “Expedición Botánica”, encargándo-lo, en el mismo año 1802 de recoger la vegetación de la presidencia de Quito y otras características de ese territorio para lo cual lo prove-yó de libros, instrumentos necesa-rios y algún dinero.

Tres años duró en terminar su compromiso con Mutis y ade-

más levantó un plano topo-gráfico con los puntos

más importantes de-terminados astronó-

mica y barométri-camente. El 10

de diciembre de 1805

se pre-sentó en Santafé para dar c u e n t a a Mutis de sus

i n v e s t i -g a c i o n e s

y entregarle, como evidencia, 16 cargas de los más variados elemen-tos recogidos durante el intenso trabajo.Caldas contribuyó a perfeccionar un plan de la “Expedición Botánica” denominado “La flora de Bogotá” con el análisis y la descripción de las quinas de numerosos sitios de la altiplanicie, por lo cual a Mutis no le quedaba duda de la sapiencia, dedicación constante y orden del payanés y lo consideró la persona apta para organizar y dirigir el Ob-servatorio Astronómico de Bogotá, terminado en 1803 y que, pasados 3 años, no había empezado a fun-cionar. Allí Caldas se entregó a las observaciones astronómicas. Sus conocimientos sobre la calidad y abundantes recursos naturales de las colonias y la capacidad intelec-tual de sus habitantes con la ilus-tración a que habían llegado me-diante la “Expedición Botánica”, lo puso a reflexionar sobre su estado político frente a la Corte españo-la. Así formó una tertulia con per-sonas interesadas en los mismos temas, que se llamó “Eutropélica”. De esta tertulia salió el “Semana-rio del Nuevo Reino de Granada”, de orientación y contenido cientí-fico, cuyo primer número es del 3 de enero de 1808. No obstante el conocimiento que tenía el sabio Caldas de la repre-sión en todos los campos que su-frían los americanos por parte del gobierno español y de ser decidi-do partidario de un cambio en el aspecto político, la revuelta del 20 de julio de 1810 en Santafé lo tomó de sorpresa. Previó un seve-ro corte de sus planes de estudio que, como era lógico, se apoyaban económicamente en recursos de la Corona española. Pero su concien-cia patriótica pudo más y la Junta Suprema lo nombró para que con José Joaquín Camacho, redacta-ra un periódico que difundiera la nueva situación política. Nació así el “Diario político el 27 de agosto, pero solo duró 4 meses.La sabiduría y la ciencia, si esta es producto de la inteligencia, son con-trarias a la guerra. Por ese motivo

y porque se deleitaba acariciando con afecto de padre a su primer hijo, Caldas recibió con desagra-do la orden de Nariño de marchar como parte del ejército a comba-tir a los españoles en los valles de Cúcuta. Pero en la marcha hacia Cúcuta el ejército en que militaba Caldas, comandado por Antonio Ba-raya, se pronunció contra el gobier-no de Cundinamarca presidido por Antonio Nariño y se declaró a favor del Congreso de las Provincias con sede en Tunja. Caldas, aunque fe-deralista, consideró inadecuada la actitud de Baraya. Ante los hechos cumplidos y por temor a ser conde-nado a muerte si caía en manos de Nariño, resolvió viajar a Antioquia, donde era llamado por los patriotas que aquí eran decididos opositores al régimen realista y también al centralismo que Nariño trataba de imponer. En Antioquia se le reconoció el gra-do de coronel de ingenieros y se le encomendó la defensa del estado por el sur con las fortificaciones de Bufú y Cana. Con el apoyo del presidente dictador, don Juan del Corral, llevó a efecto proyectos de carácter bélico: una nitrería, una fábrica de pólvora, fundición de artillería y una academia para ins-trucción de ingenieros militares.Cuando quiso salir del país por la Costa Pacífica cayó prisionero y fue ajusticiado por la espalda en Bogotá, en 1816.

Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana.

José Celestino Mutis

En honor a Francisco José de Caldas, se nombró Caldasia a un género de especies vegetales descubiertos durante la Expedición Botánica.

Datos curiosos*Con motivo del centenario de la independencia en el año 1910 fueron impresos sellos de correo o estampillas de los próceres que tomaron parte en los acontecimientos del 20 de julio de 1810. La curiosidad consiste en el valor de los sellos en la moneda real de ese tiempo. El sello con el retrato de Caldas valía 10 centavos y se sacaron 35 mil unidades. El sello con Camilo Torres valía medio centavo y se sa-caron 200.000 unidades. Y el de Nariño valía 2 centavos y fueron 1.600.000 unidades.*Caldas dejó en la pared del calabozo en donde pasó la noche an-terior a su fusilamiento pintada con un carbón una “o” alargada, cruzada con una línea, lo que para algunos significaría una alusión a su muerte interpretando aquella figura con la frase, “Oh negra y larga partida.” El realista Pascual Enrile sentenció la muerte de Caldas, señalando que “España no necesita sabios”, a pesar de la solicitud de Caldas para que se le concedieran unos días más de vida para terminar algunos estudios correspondientes a la “expedición botánica”, así fuera en-cadenado. Esta reacción ha sido calificada como error del gobierno español al encomendar el sometimiento de estas colonias a hombres sanguinarios, desposeídos de los elementales principios de humanidad y civilización. A modo de desagravio, la nación española dedicó a Cal-das una placa de mármol en la Biblioteca Nacional, en Madrid.Cuando doña Asunción Tenorio y Arboleda supo en Popayán que su sobrino Francisco José de Caldas había sido fusilado en Santafé, aunque incondicional vasalla del rey de España y ajena totalmente a los movimientos independentistas, se dirigió al despacho de don Juan Sámano, en aquel momento gobernador de la Provincia de Popa-yán, y le reprochó el no haberle cumplido la promesa de interceder para que Francisco José no fuera fusilado. Con sus 75 años de edad y toda la dignidad del caso, estampó sonora bofetada en el rostro del sanguinario Sámano, quien aceptó en silencio el agravio.El comportamiento del sabio alemán Alejandro de Humbolt en re-lación con Francisco José de Caldas, empalidece su figura puesto que cuando este, con admiración y con respeto, le demostró cómo era posible calcular la altura sobre el nivel del mar midiendo la temperatura del agua hirviendo, Humbolt lo recibió con desdén y desinterés. De ahí en adelante aplicó el invento del sabio Caldas, pero nunca le reconoció el mérito de dicho invento. Tampoco acep-

tó que Caldas lo acompañara en sus expediciones, y en cambio se hizo acompañar de un joven ecuatoriano, que no contaba con los conocimientos de Caldas.

Toponimia Caldas. Departamento creado en 1905.Caldas, municipio de Antioquia-Caldas, municipio de Boyacá, fundado en 1837 con el nombre de Mercedes de Caldas, como homenaje al sabio Caldas.En España hay 3 municipios que se denominan Caldas, pero no como homenaje a nuestro sabio.

Pinta aquí tu retrato de Francisco José de Caldas

Oleo que recrea el momento e que Caldas es conducido a su ejecución.

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Hoy circula el figurín de Francisco José de Caldas y su ficha técnica, espera el próximo lunes 9 de mayo sus trajes intercambiables.

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Francisco José de Caldas,

el científico

El payanés Francisco José de Caldas, hijo de José Caldas García de Camba y Vicenta

Tenorio Arboleda, nació en 1771, según se cree. Popayán era en ese tiempo una de las ciudades con más ambiente de estudio en la Nue-va Granada y el joven Caldas fue matriculado en el Seminario donde escuchó las lecciones del antioque-ño José Félix de Restrepo. Des-de entonces Caldas demostró una inteligencia capaz de ir más allá del conocimiento que contenían los textos de estudio y sus profeso-res. Por satisfacer a sus padres aceptó matricularse para estudiar

jurisprudencia en el Colegio del Ro-sario de Santafé, pero su inclina-ción se orientaba con fuerza hacia las ciencias físicas, las matemáti-cas y la astronomía para las cuales estaba dotado del sentido de la observación y el análisis. Termina-dos sus estudios, trabajó como co-merciante en la región de Timaná y La Plata, mientras que se hacía a los instrumentos de investigación y observación y avanzaba en sus co-nocimientos físicos y matemáticos. Con artefactos construidos por él mismo se dedicó a exploraciones astronómicas, basándose en las descripciones de Jorge Juan, ma-rino español. Dedicó su inteligencia a fijar la posición astronómica de numerosas ciudades y sitios del Vi-rreinato, y a los 26 años de edad pudo mostrar la carta para explo-rar el hemisferio celeste austral cercano al Ecuador.En 1802 realizó un viaje de estudio entre Popayán y Quito y escribió su “Memoria sobre nivelación de las plantas que se cultivan en la vecin-dad del Ecuador”. Por este y otros trabajos de gran calidad científi-ca, el gran botánico José Celestino Mutis lo llamó a hacer parte de la “Expedición Botánica”, encargándo-lo, en el mismo año 1802 de recoger la vegetación de la presidencia de Quito y otras características de ese territorio para lo cual lo prove-yó de libros, instrumentos necesa-rios y algún dinero.

Tres años duró en terminar su compromiso con Mutis y ade-

más levantó un plano topo-gráfico con los puntos

más importantes de-terminados astronó-

mica y barométri-camente. El 10

de diciembre de 1805

se pre-sentó en Santafé para dar c u e n t a a Mutis de sus

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y entregarle, como evidencia, 16 cargas de los más variados elemen-tos recogidos durante el intenso trabajo.Caldas contribuyó a perfeccionar un plan de la “Expedición Botánica” denominado “La flora de Bogotá” con el análisis y la descripción de las quinas de numerosos sitios de la altiplanicie, por lo cual a Mutis no le quedaba duda de la sapiencia, dedicación constante y orden del payanés y lo consideró la persona apta para organizar y dirigir el Ob-servatorio Astronómico de Bogotá, terminado en 1803 y que, pasados 3 años, no había empezado a fun-cionar. Allí Caldas se entregó a las observaciones astronómicas. Sus conocimientos sobre la calidad y abundantes recursos naturales de las colonias y la capacidad intelec-tual de sus habitantes con la ilus-tración a que habían llegado me-diante la “Expedición Botánica”, lo puso a reflexionar sobre su estado político frente a la Corte españo-la. Así formó una tertulia con per-sonas interesadas en los mismos temas, que se llamó “Eutropélica”. De esta tertulia salió el “Semana-rio del Nuevo Reino de Granada”, de orientación y contenido cientí-fico, cuyo primer número es del 3 de enero de 1808. No obstante el conocimiento que tenía el sabio Caldas de la repre-sión en todos los campos que su-frían los americanos por parte del gobierno español y de ser decidi-do partidario de un cambio en el aspecto político, la revuelta del 20 de julio de 1810 en Santafé lo tomó de sorpresa. Previó un seve-ro corte de sus planes de estudio que, como era lógico, se apoyaban económicamente en recursos de la Corona española. Pero su concien-cia patriótica pudo más y la Junta Suprema lo nombró para que con José Joaquín Camacho, redacta-ra un periódico que difundiera la nueva situación política. Nació así el “Diario político el 27 de agosto, pero solo duró 4 meses.La sabiduría y la ciencia, si esta es producto de la inteligencia, son con-trarias a la guerra. Por ese motivo

y porque se deleitaba acariciando con afecto de padre a su primer hijo, Caldas recibió con desagra-do la orden de Nariño de marchar como parte del ejército a comba-tir a los españoles en los valles de Cúcuta. Pero en la marcha hacia Cúcuta el ejército en que militaba Caldas, comandado por Antonio Ba-raya, se pronunció contra el gobier-no de Cundinamarca presidido por Antonio Nariño y se declaró a favor del Congreso de las Provincias con sede en Tunja. Caldas, aunque fe-deralista, consideró inadecuada la actitud de Baraya. Ante los hechos cumplidos y por temor a ser conde-nado a muerte si caía en manos de Nariño, resolvió viajar a Antioquia, donde era llamado por los patriotas que aquí eran decididos opositores al régimen realista y también al centralismo que Nariño trataba de imponer. En Antioquia se le reconoció el gra-do de coronel de ingenieros y se le encomendó la defensa del estado por el sur con las fortificaciones de Bufú y Cana. Con el apoyo del presidente dictador, don Juan del Corral, llevó a efecto proyectos de carácter bélico: una nitrería, una fábrica de pólvora, fundición de artillería y una academia para ins-trucción de ingenieros militares.Cuando quiso salir del país por la Costa Pacífica cayó prisionero y fue ajusticiado por la espalda en Bogotá, en 1816.

Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana.

José Celestino Mutis

En honor a Francisco José de Caldas, se nombró Caldasia a un género de especies vegetales descubiertos durante la Expedición Botánica.

Datos curiosos*Con motivo del centenario de la independencia en el año 1910 fueron impresos sellos de correo o estampillas de los próceres que tomaron parte en los acontecimientos del 20 de julio de 1810. La curiosidad consiste en el valor de los sellos en la moneda real de ese tiempo. El sello con el retrato de Caldas valía 10 centavos y se sacaron 35 mil unidades. El sello con Camilo Torres valía medio centavo y se sa-caron 200.000 unidades. Y el de Nariño valía 2 centavos y fueron 1.600.000 unidades.*Caldas dejó en la pared del calabozo en donde pasó la noche an-terior a su fusilamiento pintada con un carbón una “o” alargada, cruzada con una línea, lo que para algunos significaría una alusión a su muerte interpretando aquella figura con la frase, “Oh negra y larga partida.” El realista Pascual Enrile sentenció la muerte de Caldas, señalando que “España no necesita sabios”, a pesar de la solicitud de Caldas para que se le concedieran unos días más de vida para terminar algunos estudios correspondientes a la “expedición botánica”, así fuera en-cadenado. Esta reacción ha sido calificada como error del gobierno español al encomendar el sometimiento de estas colonias a hombres sanguinarios, desposeídos de los elementales principios de humanidad y civilización. A modo de desagravio, la nación española dedicó a Cal-das una placa de mármol en la Biblioteca Nacional, en Madrid.Cuando doña Asunción Tenorio y Arboleda supo en Popayán que su sobrino Francisco José de Caldas había sido fusilado en Santafé, aunque incondicional vasalla del rey de España y ajena totalmente a los movimientos independentistas, se dirigió al despacho de don Juan Sámano, en aquel momento gobernador de la Provincia de Popa-yán, y le reprochó el no haberle cumplido la promesa de interceder para que Francisco José no fuera fusilado. Con sus 75 años de edad y toda la dignidad del caso, estampó sonora bofetada en el rostro del sanguinario Sámano, quien aceptó en silencio el agravio.El comportamiento del sabio alemán Alejandro de Humbolt en re-lación con Francisco José de Caldas, empalidece su figura puesto que cuando este, con admiración y con respeto, le demostró cómo era posible calcular la altura sobre el nivel del mar midiendo la temperatura del agua hirviendo, Humbolt lo recibió con desdén y desinterés. De ahí en adelante aplicó el invento del sabio Caldas, pero nunca le reconoció el mérito de dicho invento. Tampoco acep-

tó que Caldas lo acompañara en sus expediciones, y en cambio se hizo acompañar de un joven ecuatoriano, que no contaba con los conocimientos de Caldas.

Toponimia Caldas. Departamento creado en 1905.Caldas, municipio de Antioquia-Caldas, municipio de Boyacá, fundado en 1837 con el nombre de Mercedes de Caldas, como homenaje al sabio Caldas.En España hay 3 municipios que se denominan Caldas, pero no como homenaje a nuestro sabio.

Pinta aquí tu retrato de Francisco José de Caldas

Oleo que recrea el momento e que Caldas es conducido a su ejecución.

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Hoy circulan los trajes de Francisco José de Caldas , espera el próximo lunes 16 de mayo a Francisco de Paula Santander y su ficha técnica.

Caldas

Durante la colonia, la educación y princi-palmente la instrucción estuvo muy dis-tante de la niñez, de la juventud. Los pa-

dres de familia eran analfabetos y no existían maestros ni libros, mucho menos locales como elementos constitutivos del sistema educativo tradicional. Por otra parte, España, a través de sus monarcas católicos, limitó la enseñanza únicamente al adoctrinamiento religioso y para esto orientó las posibilidades de instruirse casi exclusivamente en los seminarios u otros centros docentes que dieran preparación sufi-ciente para dictar cátedra religiosa. A esto se añadían los celos con que preservaban la doc-trina católica de todo otro tipo de creencias y suponían que la gente que no aprendía a leer o a escribir estaba más distante de contaminarse de las creencias heréticas.Los centros de estudio que se abrieron para el público antes de la independencia se crearon por iniciativa de obispos, clérigos o comuni-dades religiosas. En el virreinato de la Nueva Granada fueron escasos y, por consiguiente, imposibilitaban el acceso casi a la totalidad de los habitantes por las distancias y los costos. La mayoría de esos colegios o universidades exigían a los aspirantes pureza de sangre lo que difi- c u l -taba más la entrada e n ellos, pues lo que l l a -maban “probanza de sangre limpia” costaba a veces m u -cho dinero.Algunas familias p a -gaban maestros p a r a q u e

dieran instrucción a los hijos en la propia casa, a quienes había que pagar y aceptar las deficiencias de esos profesores en cuanto a la cantidad y calidad de sus conoci-mientos y a su pedagogía para im-partirlos.Ampliando la mirada sobre el cam-po de los próceres, encontramos que la mayoría de ellos habían llegado a un grado de instrucción superior a la del pueblo llano. Se puede afirmar que si España hu-biese logrado impedir de manera absoluta la instrucción y cono-cimientos en los habitantes de sus colonias, la independencia se habría retrasado por decenas de años. Pero fuera del aprendizaje “escolariza-do” en seminarios y universidades por qué otro medio llegó la ciencia a esos patriotas que con conciencia civilizada emprendieron la tarea del cambio político? La “Ilustración” de los enci-clopedistas franceses, los avances industriales ingleses traspasaban los menudos filtros de la censura del monarca español hacia sus vasallos de América. También hay que reconocer que la “Expedición Botánica” influyó, de modo no de-liberado, por supuesto, pero de manera eficaz en la preparación de los actores de la revolu-ción de independencia. Comúnmente creemos, y no es un desacierto, que el cambio que se pro-dujo con la proclamación y guerra de la inde-pendencia fue el político. No fue solo ese. Los estudiosos como Caldas, Nariño, Zea, Lozano y muchos, sintieron que caían las ata-duras que les im-pedían divulgar las riquezas naturales de esta tierra, el

bienestar que daría su explo-

tación a los

habitantes de una nación libre y el trabajo y la prosperidad que vendría con la aplicación de la tecnología que ya se empleaba en países de Europa. Antes de proclamarse la independen-cia, Caldas no habría podido llevar a efecto obras de ingeniería como sí lo hizo en la pro-vincia de Antioquia para fortificarla por el sur. No habría podido pensarse en establecer la navegación fluvial, tampoco en establecer es-cuelas con maestros pagados por los alcaldes y los padres de familia. La educación se acercó al pueblo con maestros, locales y libros. El estudio con orden y disciplina y su producto, el conocimiento fueron los puntos de apoyo que sustentaron la naciente y, en principio, débil República de Colombia.

la fuerza del saber

El Colegio Mayor de San Bartolomé, en

Bogotá, fue fundado en 1604 por los Jesuitas y es el más antiguo de Colombia y el tercero

en América.

Casa de Caldas en Popayán.

El Colegio de La Enseñanza, en Bogotá, fundado en 1783 con un cupo de 25 niñas de diferentes edades. Por sus aulas pasarían Magdalena Ortega (esposa de A.Nariño) y Francisca Prieto (mujer de C. Torres).

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La mente inquieta del sabio Caldas, su espíritu observador y su disciplina científica, hacían de él todo un científico. En octubre

de 1808 escribió al secretario del

Virreinato:

“En 1799 y 1800 se presentaron a mi espíritu muchas ideas sobre la constancia del calor del agua en ebullición, y sobre su variación mudando de nivel. Las ideas se pusieron en práctica y subí cuatro veces sobre los Andes de Popayán cargado con mis barómetros, ter-mómetros y con una lámpara de ebullición; verifiqué una larga serie de observaciones; el resultado fue que las montañas se pueden medir con el termómetro como se hace con el barómetro.…El calor del agua hirviendo es proporcional a la presión atmosférica; la presión atmosférica es proporcional a la altura sobre el nivel del mar. La presión atmosférica sigue la misma ley que las elevaciones del barómetro, hablando con propiedad, el barómetro no nos enseña otra cosa que la presión atmosférica; luego, el calor del agua nos indica la presión atmosférica del mismo modo que el barómetro, luego puede darnos las elevaciones de los lugares sin necesidad del barómetro y con tanta seguridad como él.”

Para Caldas toda independencia tenía que empezar con la independencia cultural:

“Qué dudas, qué suerte tan triste la de un ame-ricano! Después de muchos trabajos, si llega a encontrar alguna cosa, lo más que puede decir es: no está en mis libros. Podrá algún pueblo de la tierra llegar a ser sabio sin una acelerada comunicación con la culta Europa? Qué tinie-blas las que nos cercan! Pero ya dudamos, ya comenzamos a trabajar, ya deseamos, y esto es haber llegado a la mitad de la carrera.”

Francisco José de Caldas se casó con doña María Manuela Barahora. El matrimonio se efectuó por poder estando ella en Popayán y él en Santafé. Cuando se iban a encontrar por primera vez después del matrimonio, le escribió esta carta:

“Santafé, junio 20 de 1810.Manuelita amada.Mucho gusto me has dado en escribirme de tu nota misma. Con esto he co-nocido tu docilidad y te amo más. Ya te considero en camino y remito esta a manos del Sr. Cura de La Plata para que te la entregue. A él te recomiendo y te encargo que me esperes allí. Mucho puedes hija mía sobre mi corazón. Voy por fin a La Plata a recibirte y a que nos reunamos hasta la muerte.La virtud debe ser el fin de nuestro matrimonio, los dos nos vamos a santi-ficar mutuamente, que en nuestros corazones reine Jesucristo, la pureza y la santidad. Tú vienes a ser mi esposa y ya lo eres. Tú debes ser una esposa cristiana y fundar una familia santa y religiosa. La virtud es dulce, pues es el amor y la caridad. Ah! Mi Manuelita. Cuándo alabaremos al Señor los dos! Cuándo, enlazando nuestras manos las levantaremos al Cielo para bendecir sus bondades! Nuestros corazones deben estar siempre nadando en amor de Jesucristo y el mutuo que nos debemos profesar; todo debe ser amor, amor en el Cielo, amor en la casa, amor en nuestros hijos, amor en nuestra familia, amor en todos nuestro momentos. Qué felicidad, servir para amar! Yo salgo de aquí el 7 de julio con nuestro primo Marcelino y te veré en La Plata. Ah día feliz! Adiós, las lágrimas saltan de mis ojos!Tu Francisco José de C.”

Jorge Tadeo Lozano, José María Cabal, José Gregorio Gutiérrez, Joaquín Camacho, Frutos Joaquín Gutiérrez, Manuel Rodríguez Torices, Camilo Torres, José María

Salazar y otros muchos dedicados al estudio y escribir sus artículos que su colega Francisco José de Caldas publicaba en el “Semanario”, difundiendo las ideas,

dándoles solidez y fuerza y al mismo tiempo prestigio e importancia a quienes conducirían el nuevo Estado.

FRANCISCO JOSE DE CALDAS - Lino de Pombo, Luis María Murillo, Al-fredo D, Bateman.FRANCISCO JOSE DE CALDAS, Sus manuscritos – Reproducción facsimi-lar.OBRAS COMPLETAS DE FRANCIS-CO JOSE DE CALDAS – Universidad Nacional.SEMANARIO DEL NUEVO REINO DE GRANADA – Francisco José de CaldasCARTAS DE CALDAS – Eduardo Po-sada.ANOTACIONES SOBRE CALDAS – Joaquín Mario Murillo Arenas. Confe-rencia.

Bibliografía

Camilo Torres (en el retrato), abogado, político y patriota colombiano, era primo de Francisco José de Caldas.

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Hoy circula el figurín de Francisco de Paula Santander y su ficha técnica, espera el próximo lunes 23 de mayo sus trajes intercambiables.

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de Paula SantanderFrancisco

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semana.

Francisco de Paula Santander y Omaña na-ció en la Villa del Rosario de Cúcuta. Sus padres y sus tíos habían estudiado mucho y al niño Francisco también les gustaba es-

tudiar; por eso, cuando tenía 13 años, sus padres que se llamaban don Juan Agustín y doña Manuela resolvieron mandarlo a estudiar a la capital, San-tafé. Padre e hijo emprendieron el viaje a media-dos de 1805, acompañados de quienes arreaban las mulas cargadas de ropa, libros y algunos alimentos para las primeras jornadas. El adolescente de 13 años de edad se matriculó en el Colegio Semina-rio de San Bartolomé donde era vicerrector su tío materno, el sacerdote Nicolás Mauricio de Omaña. Allí se imponían normas de comportamiento y disci-plina académica. Santander perfeccionó en 5 años dos facultades que para un estudiante del común ocupaban 8 años, la filosofía en 3 y la jurispruden-cia en 5.

Consciente del descontento con el gobierno de los reyes de España, sentía el deseo de independencia y tras el movimiento revolucionario del 20 de julio de 1810, recibió el cargo de alférez abanderado de las guardias nacionales y se desempeñó como secretario de la comandancia militar de Mariquita. Cuando quienes pretendían formar gobierno inde-pendiente se separaron en dos grupos, unos cen-tralistas y otros federalistas, Santander se unió a los federalistas. Estos fueron vencidos por los cen-tralistas cuyo jefe era Antonio Nariño. Santander con otros soldados cayó prisionero; fue indultado y después ascendido a sargento mayor.En 1813 se conformó un batallón de granadinos con el que Simón Bolívar quería ir a libertar a Venezue-la. Santander fue encargado de proteger los valles de Cúcuta. Demostró dotes militares derrotando

en principio a las tropas realistas, sin embargo, fue derrotado en el Llano de Carrillo.A fines de 1815 don Pablo Morillo, mientras sitiaba a Cartagena, envió a Sebastián Calzada con la mi-sión de ocupar la región del norte defendida por Custodio García Rovira y Santander. Estos fueron vencidos por las fuerzas de Calzada en la batalla de Cachirí que tuvo lugar los días 21 y 22 de febrero de 1816. El Presidente don Camilo Torres renun-ció a la presidencia; en su reemplazo fue nombrado José Fernández Madrid quien recibió del Congreso autorización para someter el país a los españoles a cambio de las mejores ventajas posibles.El Presidente, ante la gravedad de las circunstan-cias, propuso trasladar el gobierno a Popayán don-de aun existían restos de tropas patriotas, con lo cual no estuvieron de acuerdo Manuel Serviez, que había sido ascendido a general y encargado de or-ganizar un nuevo ejército con Francisco de Paula Santander como segundo. Estos se encontraron en el camino hacia la Villa de Leiva a un diputado del congreso llamado José María Dávila quien llevaba un mensaje del Presidente con destino a don Pablo Morillo consistente en ofrecerle la rendición incon-dicional del ejército patriota y la entrega de cuan-to armamento hubiese en su poder si le garantiza-ba la vida. Alarmados ante lo que consideraron una traición convocaron una junta militar que decidió mandar al coronel Santander para que, en entre-vista con el Presidente Fernández Madrid, le noti-ficase que la oficialidad rechazaba totalmente sus pretensiones y le ofrecía el apoyo para que el go-bierno se trasladara a la región de los Llanos donde tendrían la seguridad de la ayuda de los patriotas venezolanos. En total desacuerdo las partes, los ci-viles con el Presidente a la cabeza marcharon al sur, mientras los militares se encaminaron a Casa-nare a esperar la ocasión de una eficaz arremetida contra la devastadora reconquista española. Designado Santander para el mando del ejército en Casanare en 1818, reunió y disciplinó 2.000 hom-bres bien armados, envió una vibrante proclama a las provincias del interior para que estuvieran pre-paradas para futuros acontecimientos, hizo acuñar moneda, estableció un eficaz servicio de espionaje, mantuvo informado permanentemente a Bolívar so-bre los hechos de la Nueva Granada y sobre los movimientos de las fuerzas realistas. El 23 de mayo de 1819, Simón Bolívar expuso a sus oficiales Soublette y Anzoátegui en el paraje Los Setenta, a orillas del río Apure, el plan de la campa-ña para invadir a la Nueva Granada. Confiaba el Li-bertador en la perfecta organización de la vanguar-dia encomendada a Santander a quien había pedido que reuniera las fuerzas en el punto más apropiado para movilizarse hacia el interior, que estuviera dispuesto a recibir nuevas órdenes y le encarga-ba el mayor secreto acerca de las operaciones que proyectaba. En el Puente de Boyacá, el 7 de agosto,

en el triunfo que culminó la Cam-paña Libertado-ra, Santander actuó con valen-tía e inteligencia impidiendo que el realista Jimé-nez juntara sus soldados a los de Barreiro, lo que fue definitivo para la victoria.

Discrepancias con el Libertador. A Bolívar y San-tander debemos la formación del estado indepen-diente y la creación de una república soberana y de-mocrática. Cada uno tuvo en su mente un concepto claro y preciso sobre la manera como el gobernante debería cumplir su misión para dar cabal bienestar a los gobernados y ambos, a su turno, quisieron que las instituciones tuvieran el sello de su personal manera de pensar y de sentir. Según Bolívar, la au-toridad parte del criterio del mandatario en fun-ción de la solidez del estado y la seguridad de los ciudadanos: unidad de mando. La doctrina santan-derista concibe la autoridad basada en normas pro-puestas por el pueblo o sus representantes, como leyes o principios para el bienestar de la repúbli-ca. Alrededor de cada uno se formó un grupo de seguidores que estimulaba la incomprensión entre los próceres, para pasar a la desavenencia y llegar hasta el odio. Producto de ello fue el atentado del 25 de septiembre de 1828 contra Simón Bolívar. Acusado de complicidad en esos hechos Santander fue expatriado y viajó a Europa. A su regreso ocu-pó la presidencia de Colombia entre 1832 y 1837.

Por muchos años Santander tuvo bajo su mando los destinos de Colombia, primero como militar resis-tiendo al invasor y preparando la vanguardia del ejército libertador, como Vicepresidente durante la presidencia de Bolívar al crearse en Angostura la República de Colombia, ratificados luego por el Congreso constituyente de Cúcuta en 1821 y, fi-nalmente, como Presidente constitucional entre 1832 y 1837. Era compleja la tarea y, además, de gran magnitud, sentar las bases y dar estabilidad al nuevo estado que debía organizarse: completar la expulsión de fuerzas realistas cuyos restos se-guían diseminados en numerosas regiones; atender la hacienda y las relaciones internacionales; llevar los beneficios de la paz a todo el país con obras de progreso, como puentes, caminos, navegación fluvial, fomento a la industria y al comercio; fue encomiable su labor en la instrucción y educación del pueblo ordenando la apertura de normales y escuelas en aquellos lugares donde el número de pobladores lo ameritara.

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Datos curiosos

Muerte del General Santander por el Pintor José María Espinosa

Las aventuras amorosas del general Francisco de Paula Santander. De espíritu alegre y gustador de fiestas, el joven Santander animaba las reuniones cantando y to-cando la guitarra, para lo cual tenía especial habilidad. Fruto de un amor fugaz en Mariquita (se desconoce el nombre de la madre), el subteniente Santander, tuvo su primer hijo a los 19 años y le puso por nombre Ma-nuel Santander. En Europa, ausente por el destierro, galanteó damas de alta sociedad mientras asistía a las representaciones operáticas o se deleitaba bailando en salones de casas señoriales. Cuando regresó a Colombia entabló relaciones con doña María de la Paz Piedrahíta con quien tuvo un varón a quien reconoció como hijo natural y llamó Francisco de Paula Jesús Bartolomé, quien, como su padre, fue general de la república. Fi-nalmente en 1836, Santander, se casó a sus 44 años con Doña Sixta Pontón Piedrahita, antioqueña de 21 años. El matrimonio Santander Pontón tuvo 3 hijos, un varón que murió recién nacido y dos mujeres, una en 1837 y otra en 1839, 15 meses antes de la muerte de su padre.

Sobre el atentado contra Bolívar, el 25 de septiembre de 1828. Relata el historiador Joaquín Posada Gutiérrez. “El general Santander contra-decía a los fogosos partidarios del asesinato; su programa era la desti-tución del Libertador por medio de pronunciamientos en las provincias, que debían promover los diputados de la convención que participaban de sus opiniones, lo que se trató en Ocaña mismo… Por otra parte el general Santander se oponía a que se intentase la menor cosa antes de que él hubiese salido de Colombia en su misión diplomática. No pudiendo vencer esta oposición, acordaron los conjurados, resueltos al asesinato no dar el golpe hasta el 28 de octubre, día de San Simón, en que con motivo de la fiesta del nombre de Bolívar se presentarían ocasiones favorables y ya se

habría ido el general Santander.”También escribe el historiador Alvaro Lozano Esqui-vel: “Pero el Juez único, general Urdaneta, empeña-do en establecer la vinculación de Santander a toda costa, al indagar a Florentino González y a Ezequiel Rojas llega a ofrecerles la libertad si comprometen al vicepresidente. Los prisioneros, sin embargo, se ci-ñen a la verdad de los hechos y Urdaneta no logra su objetivo. El gobierno establece que Pedro Carujo, fu-gitivo, es uno de los intelectuales más comprometidos en la dirección de la revuelta, y es obvio que él posee la clave definitiva sobre la posible participación de Santander, por lo cual es de suma urgencia su captura .El intendente Alcántara Herrán concibe una idea que es puesta en práctica en forma inmediata: se publica una carta circular, dirigida a Carujo, por medio de la cual se le ofrecen plenas garantías para su vida –con el respaldo de la palabra del Libertador- si se presenta a declarar. Carujo, por su parte, que estaba escondido en el convento de Santo Domingo por el padre fray Tomás Sánchez Mora, enterado de la circular, dirige desde su escondite una representación al gobierno,

ofreciendo revelar todos los aspectos y demás detalles de la conspira-ción, a cambio del respeto de su vida y de la garantía de que se le permita salir de Colombia. Acceden las autoridades y Carujo se presenta, e inme-diatamente hace una pormenorizada relación de todos los hechos que él conoce en relación con la conspiración de la noche del 25 de septiembre sin comprometer a nadie. Con Carujo se apela a todos los expedientes: interrogatorios continuos hasta de cuarenta y ocho horas, donde se rele-van Urdaneta y su secretario día y noche; se le ofrece la libertad incon-dicional; se le amenaza con la pena de muerte y, en fin, se recurre a todos los expedientes para obtener alguna declaración, pero este no ha dicho nada distinto a lo declarado por Florentino González y Ezequiel Rojas”.

Sixta Tulia Pontón Esposa de Santander

Toponimia Departamento de Santander, creado en 1886.Norte de Santander, segregado del anterior en 1910.Santander de Quilichao, municipio del departamento del Cauca. Había sido establecido como sitio poblacional por Sebastián de Belalcázar en 1543.Santander en España, ciudad capital de la Comunidad Autónoma y provincia de Cantabria. No tiene que ver con nuestro prócer.

Pinta aquí tu retrato de Francisco de Paula Santander

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Santander, el Hombre de las Leyes

"Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad" Santander, por José María Espinosa, óleo de 1853.

Alcanzada por fin la Independencia, la Nue-va Granada, hoy Colombia, necesitaba un hombre con facultades extraordinarias para ponerla a marchar y ser reconocida como nación autónoma por los estados repu-blicanos de la época. Para cumplir esa tarea estuvo el rosarense o cucuteño Francisco de Paula Santander. Uno de sus biógrafos

escribe: “A partir de la revolución de 1810, aceptar la dirección del gobierno deman-da no solo grandes aptitudes intelectuales y políticas para encauzar y dirigir un mo-vimiento incoherente y desarticulado, sino también gran valor y decisión para enfren-tarse a los sanguinarios agentes del gobier-no colonial”.

Santander asumió el gobierno de un estado incipiente, constituido por gente ignorante, desconocedora de todo tipo de mandato distinto al monárquico, en el que habría que establecer institucionalidad reuniendo corporaciones que fueran soporte y apoyo del nuevo sistema y proveyendo, por demás, lo indispensable para continuar la guerra, bajo la presión insistente de Bolívar. Su labor se orientó hacia los numerosos frentes que exigían las circunstancias, desde los elementales de alimentación y vivienda hasta los complejos de presupuesto, relaciones diplomáticas, industria y comunicaciones. Qué mejor testimonio que esta carta escrita por Bolívar en 1825:

Tarea digna de ser subrayada, entre las cumplidas por ese mandatario, fue la de sentar las bases para sacar a los colombianos de la ignorancia, mediante la creación de escuelas normales para preparar a los maestros y escuelas de primeras letras para niños en las que debía moldearse el perfil del futuro ciudadano.

...Es un gigante que marcha al nacer, combate y triunfa. Este gigante es Usted. Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios de entre las manos. La gloria de Usted y la de Sucre son inmensas. Si yo conociera la envidia los envidiaría. Yo soy el hombre de las dificultades, Usted es el hombre de las leyes y Sucre es el hombre de la guerra. Creo que cada uno debe estar contento con su lote, y Co-lombia con los tres. Feliz madre que nunca pudo dejar de tener un hijo que le sirva de báculo […] me habla de retirarse del servicio público a causa de sus cólicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Us-ted es el necesario para la marcha de la República. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin Usted qué sería de Colombia, qué sería de nuestro ejército y qué sería de mi gloria. ¡Diré a Usted francamente que si yo no hubiera tenido a Usted para defender con sus talentos y con su energía mi obra, ya habría sido arruinada. Yo creo más, sin Usted y conmigo no se hubiera perfec-cionado bien. Yo no soy administrador, y además soy poco sedentario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compañeros de armas por falta del carácter de Usted y de su capaci-dad para manejar los negocios públicos. Así repito: Usted es el hombre necesario de Colombia!".

Bolívar

(De su mensaje al congreso el 16 de febrero de de 1836)“La educación pú-blica es asunto de-masiado importante y delicado para que en ella pueda dejar-se el señalamiento de textos, que es su parte esencial, al arbitrio y tal

vez al capricho de cada uno de lo preceptores o institutores. Ella ejerce una influencia demasiado constante y eficaz en los destinos del país, para que pueda abandonársela al acaso en aquello que precisamente la constituye, como son las doctri-nas. Si un padre que pone a su hijo un preceptor privado para darle educación, no solo designa los

ramos o materias a que esta ha de contraerse, sino que examina en todos sus pormenores el método del maestro para hacerlo reformar en lo que no le acomoda; podrá el legislador adoptar el cami-no opuesto, dejando que los institutores públicos enseñen lo que quieran y como quieran? Conceder semejante libertad sin otra restricción que la del artículo 229 del plan de estudios, de que no se enseñe, nada contrario a la religión, a la moral, a la tranquilidad pública, o erróneo por cualquier otro método, sería introducir una espantosa anar-quía en las aulas de las universidades y colegios, sería dar al sistema de educación pública el golpe de muerte que le falta, después de tantas heridas de gravedad que ha recibido y que lo tiene en un estado valetudinario.”

Textos: Demetrio Quintero Quintero.

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Santander, el Hombre de las Leyes

"Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad" Santander, por José María Espinosa, óleo de 1853.

Alcanzada por fin la Independencia, la Nue-va Granada, hoy Colombia, necesitaba un hombre con facultades extraordinarias para ponerla a marchar y ser reconocida como nación autónoma por los estados repu-blicanos de la época. Para cumplir esa tarea estuvo el rosarense o cucuteño Francisco de Paula Santander. Uno de sus biógrafos

escribe: “A partir de la revolución de 1810, aceptar la dirección del gobierno deman-da no solo grandes aptitudes intelectuales y políticas para encauzar y dirigir un mo-vimiento incoherente y desarticulado, sino también gran valor y decisión para enfren-tarse a los sanguinarios agentes del gobier-no colonial”.

Santander asumió el gobierno de un estado incipiente, constituido por gente ignorante, desconocedora de todo tipo de mandato distinto al monárquico, en el que habría que establecer institucionalidad reuniendo corporaciones que fueran soporte y apoyo del nuevo sistema y proveyendo, por demás, lo indispensable para continuar la guerra, bajo la presión insistente de Bolívar. Su labor se orientó hacia los numerosos frentes que exigían las circunstancias, desde los elementales de alimentación y vivienda hasta los complejos de presupuesto, relaciones diplomáticas, industria y comunicaciones. Qué mejor testimonio que esta carta escrita por Bolívar en 1825:

Tarea digna de ser subrayada, entre las cumplidas por ese mandatario, fue la de sentar las bases para sacar a los colombianos de la ignorancia, mediante la creación de escuelas normales para preparar a los maestros y escuelas de primeras letras para niños en las que debía moldearse el perfil del futuro ciudadano.

...Es un gigante que marcha al nacer, combate y triunfa. Este gigante es Usted. Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios de entre las manos. La gloria de Usted y la de Sucre son inmensas. Si yo conociera la envidia los envidiaría. Yo soy el hombre de las dificultades, Usted es el hombre de las leyes y Sucre es el hombre de la guerra. Creo que cada uno debe estar contento con su lote, y Co-lombia con los tres. Feliz madre que nunca pudo dejar de tener un hijo que le sirva de báculo […] me habla de retirarse del servicio público a causa de sus cólicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Us-ted es el necesario para la marcha de la República. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin Usted qué sería de Colombia, qué sería de nuestro ejército y qué sería de mi gloria. ¡Diré a Usted francamente que si yo no hubiera tenido a Usted para defender con sus talentos y con su energía mi obra, ya habría sido arruinada. Yo creo más, sin Usted y conmigo no se hubiera perfec-cionado bien. Yo no soy administrador, y además soy poco sedentario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compañeros de armas por falta del carácter de Usted y de su capaci-dad para manejar los negocios públicos. Así repito: Usted es el hombre necesario de Colombia!".

Bolívar

(De su mensaje al congreso el 16 de febrero de de 1836)“La educación pú-blica es asunto de-masiado importante y delicado para que en ella pueda dejar-se el señalamiento de textos, que es su parte esencial, al arbitrio y tal

vez al capricho de cada uno de lo preceptores o institutores. Ella ejerce una influencia demasiado constante y eficaz en los destinos del país, para que pueda abandonársela al acaso en aquello que precisamente la constituye, como son las doctri-nas. Si un padre que pone a su hijo un preceptor privado para darle educación, no solo designa los

ramos o materias a que esta ha de contraerse, sino que examina en todos sus pormenores el método del maestro para hacerlo reformar en lo que no le acomoda; podrá el legislador adoptar el cami-no opuesto, dejando que los institutores públicos enseñen lo que quieran y como quieran? Conceder semejante libertad sin otra restricción que la del artículo 229 del plan de estudios, de que no se enseñe, nada contrario a la religión, a la moral, a la tranquilidad pública, o erróneo por cualquier otro método, sería introducir una espantosa anar-quía en las aulas de las universidades y colegios, sería dar al sistema de educación pública el golpe de muerte que le falta, después de tantas heridas de gravedad que ha recibido y que lo tiene en un estado valetudinario.”

Textos: Demetrio Quintero Quintero.

Conclusión

“… Respecto a mi permanencia en la vicepre-sidencia, he hablado a usted infinitas veces. Ocioso me parece recordarle las protestas sinceras que le he hecho sobre el deseo de separarme y aun de salir por algún tiempo de Colombia. Creo que usted no puede dudar de mi patriotismo, desinterés y desprendimiento, supuesto que me conoce muy a fondo y desde tiempos lejanos, y por lo mismo tampoco debe dudar de que en todas las ocasiones he estado pronto a hacer en las aras de la unión y de la verdadera felicidad de Colombia cualquier es-pecie de sacrificio, y con mucho gusto de ale-jarme de toda función pública, como que nada me cuesta. Pero toda esta buena disposición de mi parte se altera desde que la facción se obstina en clamar por mi separación, porque yo he meditado mucho, y convienen conmigo muchos excelentes patriotas, en que una se-mejante complacencia sería el ejemplo más funesto para el futuro, y daría muy mala idea de la firmeza del Gobierno y aun de mi propio carácter. Desde que unos pocos descontentos lograran intimidar a un funcionario público y lo sacasen del puesto en que lo ha colocado la voluntad de la nación o la de sus legítimos y verdaderos representantes, ningún magistra-do se creería en adelante a cubierto de los perniciosos efectos del descontento, y la Re-pública sería un semillero de facciones y de

cambios de funcionarios… Aparte de esto, hoy complaceríamos a los facciosos de Venezuela que se desesperan por apartar de sí los efec-tos de mi permanencia en el Gobierno; mañana tendría que complacerlos si solicitaban que se erigiese una monarquía; al otro día si querían que se degollase a todos los bogotanos, y, en una palabra, el gobierno cualquiera que fuese sería el juguete de las voluntades caprichosas de estos perturbadores o de otros. ¿Podría to-lerarse un estado semejante de cosas? …Seré vicepresidente hasta que, o voluntariamente dimita el destino ante la autoridad que prefija la ley, o que por los términos constitucionales me destituya el Senado, previa la correspon-diente causa; y entre tanto, en el Consejo de gobierno o en cualquier otra función opinaré contra la insurrección del general Páez, sos-tendré la Constitución y pediré en favor de la República y de la estabilidad del sistema el condigno castigo para quienes nos han causa-do tantos males, empleando vías de hecho, y la violencia, y la fuerza, y las calumnias.”

Es difícil comprender, a casi dos siglos de distancia, la situación poco menos que anárquica que vivió nuestra patria a partir de 1825, debido a diferencias conceptuales sobre el origen de la autoridad del mandatario en ejercicio y de la manera de ejercer esa autoridad. Personas interesadas

más en crear caos que en ayudar a establecer y apoyar un buen gobierno colocaron la nación en situación de crisis con acusaciones a los dirigentes militares y civiles; para dar solución a las dificultades,

Santander se apoyó en la legalidad y para casos específicos, como el de Páez en Venezuela, acudió a la autoridad de Simón Bolívar.

De una carta a Bolívar el 8 de octubre de 1826.“Soy amigo de las leyes, sin reparar sino en el origen de donde emanan y soy amigo de usted por gratitud, por convencimiento, por cuantos motivos pueden crear una amistad sincera y

fiel. Usted me ha llamado el hombre de las leyes, y juro que no seré nunca desmerecedor de tan bello y hermoso título; usted me ha llamado siempre amigo, y mil veces protesto que no seré infiel a esta expresión tan satis-factoria, ocultándole la verdad.”

Mucho se ha escrito sobre la amistad y la enemistad entre Bolívar y Santander y si este último participó o no en la conspiración septembrina que pretendía acabar con la vida del Libertador. Es célebre la frase de Bolívar, en 1830, casi al final de sus días: “El no habernos compuesto con Santander nos ha perdido a todos".

Carta a Bolívar, abril 29 de 1827.“Mi muy respetado General. No puedo menos que agradecer a usted mucho su carta del 19 de mar-zo, en que se sirve expresarme que le ahorre la molestia de recibir mis cartas y que ya no me lla-mará su amigo. Vale más un desengaño, por cruel que sea, que una perniciosa incertidumbre, y es cabalmente por esto que estimo su declaración. No me ha sorprendido su carta, porque hace más de un año que mis encarnizados enemigos están trabajando por separarme del corazón de usted; ya lo han logrado; ya podrán cantar sus triunfos. Mi conciencia, sin embargo, está perfectamente tranquila; nada me remuerde de que haya falta-do en un ápice a la bondadosa amistad de usted; por lo contrario, estoy persuadido de que en las delicadísimas circunstancias de que he estado rodeado, he sido fiel a mis deberes y fiel de la amistad de usted y siempre celoso defensor de su reputación.No escribo más a usted, y en este silencio a que me condena la suerte, resignado a todo, espero

que en la calma de las pasiones, que son las que han contribuido a desfigurar las cosas, usted ha de desengañarse completamente de que ni he sido pérfido, ni inconsecuente. Gané la amistad de usted sin bajezas y solo por una conducta franca, íntegra y desinteresada; la he perdido por chis-mes y calumnias fulminadas entre el ruido de los partidos y las rivalidades; quizá la recobraré por un desengaño a que la justicia de usted no podrá resistirse. Entre tanto, sufriré este último golpe con la serenidad que inspira la inocencia.Debo sentir el más vivo pesar al verme defrauda-do del título de amigo que he sabido cultivar con una larga serie de hechos y pruebas irrefutables de que ninguno otro ha tenido ocasión de darle… Mis votos serán siempre por su salud y prosperi-dad; mi corazón siempre amará a usted con grati-tud; mi mano nunca escribirá una línea que pueda perjudicarle, y aunque usted no me llame en toda su vida, ni me crea su amigo, yo lo seré perpetua-mente con sentimientos de profundo respeto y justa consideración.”

Somos producto de una Historia y gran parte de ella, la de los últimos 200 años, fundamenta-da en la lucha por la independencia. De las ideas de libertad, de la guerra por obtenerla y de los proyectos para “manejar” esa libertad, tomamos a sus protagonistas como los hombres modelos en quienes se encarnaron valores que debíamos imitar. Estudiados los próceres con ánimo des-apasionado podemos deducir que en ellos no hubo intención de conformar grupos que se odiaran o bandos que tuvieran como propósito descalificar al contrario. Todos ellos vivieron, batallaron, po-lemizaron en tertulias o en congresos, en función de Colombia, en función de patria y del bienestar de todos los ciudadanos. Es reprochable el hecho de que muchos compatriotas de hoy entronicen a uno o algunos próceres en la sala de su casa y a otros los manden al cuarto de san Alejo. Es una

herencia no plausible de los patrioteros del si-glo diecinueve que colocaron pregones partidis-tas sobre la tumba de quienes nos libertaron, sin prever las consecuencias desastrosas que hoy su-frimos. Santander y Bolívar dejaron con-signadas en alguna parte de sus escritos notas de reproche a quienes divulgaban la des-unión tomándolos a ellos como bandera. Un home-naje de nuestra parte a su memoria puede ser el apoyar a todo ciudadano que honre y engrandezca a Colombia sin miramien-tos de color, religión, par-tido o estrato social a que pertenezca.