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Proceedings del XXX Encuentro Nacional de Facultades de Administración y Economía ENEFA Proceedings – Vol. 7, año 2014 1681 5.09. LOS DESAFÍOS DE LA INNOVACIÓN CURRICULAR: HACIA EL DISEÑO DE UN SISTEMA DE EVALUACIÓN PARA LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES DE LA ESCUELA DE COMERCIO, PUCV. Autores: NÚÑEZ VALDÉS, K. 1 HERMOSILLA CORTÉS, J. 2 1 [email protected] Teléfono 032-2273333 2 [email protected] Teléfono: 032-2273418 Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Avda. Brasil 2830, Edificio Monseñor Gimpert, sexto piso.

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Proceedings del XXX Encuentro Nacional de Facultades de Administración y Economía ENEFA Proceedings – Vol. 7, año 2014

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5.09. LOS DESAFÍOS DE LA INNOVACIÓN CURRICULAR: HACIA EL

DISEÑO DE UN SISTEMA DE EVALUACIÓN PARA LAS PRÁCTICAS

PROFESIONALES DE LA ESCUELA DE COMERCIO, PUCV.

Autores:

NÚÑEZ VALDÉS, K. 1

HERMOSILLA CORTÉS, J. 2

1 [email protected] Teléfono 032-2273333

2 [email protected] Teléfono: 032-2273418

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Avda. Brasil 2830, Edificio Monseñor Gimpert, sexto

piso.

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RESUMEN:

En la actualidad las Universidades han debido asumir diversos desafíos en lo que se refiere a la

formación académica y profesional de sus estudiantes, lo que ha repercutido directamente en el

currículo, pues se ha hecho cada vez más necesario implementar cambios o innovaciones a éste, que

satisfagan las exigencias del mercado laboral y con ello las demandas de la sociedad. En este contexto

la Escuela de Comercio, formadores de los futuros Contadores Auditores de la PUCV, decidió el año

2009 tras una auto evaluación diseñar e implementar un nuevo Plan de Estudios que incorporara,

entre otros elementos prácticas profesionales, cuyo objetivo es insertar paulatinamente a los

estudiantes en el mundo laboral, surgiendo con esta innovación la necesidad de poseer un sistema

evaluativo orientado hacia una evaluación para el aprendizaje, con la finalidad de obtener un máximo

provecho de esta actividad. En este artículo se darán a conocer las principales características de la

innovación desarrollada, se discutirá el concepto de evaluación y en específico la evaluación para el

aprendizaje, para finalmente presentar la investigación que se llevo a cabo para el diseño del sistema

de evaluación de las prácticas; objetivos, metodología y sus resultados. Con este artículo se pretende

dar a conocer la experiencia de la Escuela de Comercio entorno al desarrollo de un sistema de

evaluación para el aprendizaje, en función de un nuevo Plan de Estudios concebido a partir de las

necesidades de la sociedad actual.

Palabras claves: Innovación curricular, Evaluación para el aprendizaje, Prácticas profesionales,

Docencia universitaria.

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INTRODUCCIÓN:

La Escuela de Comercio de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso posee una larga data en lo

que se refiere a su funcionamiento, pues nació al mismo tiempo que la Universidad, creándose al

interior de la Facultad de Comercio y Ciencias Económicas, hoy llamada Facultad de Ciencias

Económicas y Administrativas, siendo de este modo una de las primeras ofertas académicas de la

Universidad. El primer rector de la UCV, don Ruben Castro, ya senalaba en la epoca que “la Facultad

de Comercio no es simplemente un Instituto de Contabilidad, como lo son de ordinario los de su

género en nuestro país, sin descuidar ese ramo, su programa es más amplio. Trataremos de preparar

a los jóvenes para que conozcan a fondo las diversas actividades de la vida comercial; formaremos su

carácter profesional para despertar en ellos las iniciativas vocacionales que los hagan luchar por

cuenta propia” (Informe de Auto-evaluación Escuela de Comercio, 2013). De aquel discurso, hecho

hace ya, ochentaicinco años, se desprende la importancia de una solidez teórica y de la formación

profesional del Contador Auditor de la PUCV, éstos y otros elementos en la actualidad son

considerados como fundamentales, por lo que se han plasmado en el Perfil de Egreso de la Carrera,

el cual si bien se ha modificado de acuerdo a los tiempos y a las demandas de la sociedad en lo que

se refiere a la enseñanza de la profesión se ha mantenido fiel a su esencia. En la última década la

Escuela de Comercio ha debido desarrollar múltiples innovaciones a su currículo como parte de un

proceso de auto-evaluación que le ha permitido conocer los aspectos a mejorar. En este contexto se

implementó un nuevo Plan de Estudios que incorporó tres prácticas profesionales como obligatorias

a la formación profesional, lo que ha significado un gran desafío en lo que se refiere no sólo a sus

objetivos y seguimiento sino que también a su evaluación, con miras hacia una evaluación para el

aprendizaje de los y las estudiantes de la Escuela. El objetivo de este artículo es presentar la

experiencia de la Escuela de Comercio de la PUCV, entorno al rediseño del sistema de evaluación de

las Prácticas Profesionales, el cual está orientando al mejoramiento del desempeño de los/las

estudiantes en el mundo laboral, por ello se presentará la innovación curricular llevada a cabo, la

discusión del concepto de evaluación, el proceso de investigación y la construcción de los

instrumentos de evaluación para estas prácticas, esbozándose finalmente los alcances que pueden

tener éstos en la formación de los estudiantes y su posible implementación en otros contextos

universitarios.

INNOVACIÓN CURRICULAR ESCUELA DE COMERCIO PUCV.

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Como ya se ha mencionado, la Escuela de Comercio, posee una larga data en términos fundacionales,

pero no será sino a partir de la década de los sesenta que se observaran los primeros cambios al

currículo, derivados de la consolidación del programa de Contador Auditor, lo cual fue una evolución

natural de los programas de Contador General y Contador Auditor ya existentes en la Universidad.

Para inicios de los sesenta se extendía la formación del Contador Auditor en dos años, con la finalidad

de comenzar a otorgar un grado académico a los egresados. En 1962 se dará la opción de acceder al

grado académico de Licenciado en Comercio y Ciencias Económicas con mención en Finanzas. Esta

tendencia hacia el cambio del currículo se agudizará con las constantes demandas de la época y de

un Chile en crisis que a fines de los años setenta culminará con un profundo cambio curricular, donde

participaron los diferentes actores asociados a la Escuela en aquel período: profesores, estudiantes

y egresados. Este cambio se materializó en un nuevo Plan de Estudios de cinco años, en que se

otorgaba simultáneamente el título profesional de Contador Auditor y el grado de Licenciado en

Comercio y Ciencias Económicas con mención en Finanzas (Informe de Auto-evaluación Escuela de

Comercio, 2013). Tras múltiples revisiones el año 1990 se pondrá en marcha un Plan de estudios que

se confeccionó en base a un estudiante proveniente del mundo del trabajo, lo que significó en la

práctica no sólo considerar horarios adecuados a éstos sino que también metodologías específicas

para este perfil de estudiante. Este Plan de estudios se caracterizaba, por poseer 10 semestre, más

un semestre para realizar el Seminario de Titulación, además de entregar conocimientos y desarrollar

habilidades requeridas para el ejercicio de la profesión, combinar metodologías tales como, clases

lectivas, ayudantías, ejercicios y talleres, fomentar el uso del método del caso en asignaturas que lo

requirieran y articular el proceso de titulación a través de un Seminario de Título, el cual constaba

de cuatro fases, en la que en cada una de éstas se evalúa la resolución de un caso y culmina con un

examen de grado (Informe de Auto-evaluación Escuela de Comercio, 2013).

Las diferentes transformaciones sociales y por ende educacionales ocurridas a fines del siglo XX

significarán que a partir del año 2000 y tras una constante auto- evaluación de la carrera, se detectará

que los estudiantes mayoritariamente ya no provenían del mundo laboral, es decir, no eran

estudiantes trabajadores, sino que estudiantes que acababan de egresar de la enseñanza media, por

lo que tenían necesidades educativas diferentes a los estudiantes que se habían estado recibiendo y

formando en la escuela. Este nuevo escenario significó replantear no solo el Plan de Estudios de la

carrera sino que también la modalidad en la cual ésta se impartía, por lo que el año 2009 entró en

vigencia un nuevo Plan de Estudios, lo que significa que en la actualidad conviven dos planes, el del

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año 1990 y el del año 2009, debiéndose impartir las asignaturas de las áreas profesionales en dos

horarios: diurno y vespertino, con la finalidad de atender a todos los estudiantes de la carrera.

El Plan de Estudios que entró en vigencia el año 2009, se crea en función del Modelo Formativo que

elaboró la escuela y de un Perfil de Egreso basado en competencias, traduciéndose esto en lo

siguiente: el nuevo Perfil de Ingreso del estudiante está dirigido a jóvenes recién egresados de la

enseñanza media, sin experiencia laboral previa, inmersos en el mundo de la tecnología y de las

comunicaciones. Asimismo se plantea una transversalidad en el currículo, con la finalidad de facilitar

la articulación entre la formación de pre-grado y postgrado. Otro elemento a considerar es que la

carrera se acorta de 10 a 9 semestres, siendo el décimo semestre destinado al desarrollo del

Seminario de Título, el cual mantiene sus características. De igual modo es destacable la

incorporación de nuevas asignaturas en el proceso de formación, tales como: Ética, Fundamentos de

la Empresa, Inglés 1, Inglés 2, Inglés 3, siendo éstos últimos cursos un intento por hacer del inglés

una segunda lengua en los estudiantes de la Carrera de Contador Auditor de la PUCV. Además se

suprimieron las asignaturas de: Sociología de la Empresa, Teoría de la Organización 3, Dirección de

Personal, Métodos Cuantitativos 4, Política Económica, Economía de la Empresa, Control de Gestión,

Tributación 5, Finanzas Internacionales y Sistemas de la Información 4. Es importante señalar que el

retiro de estas asignaturas se debió en gran medida a que los temas tratados en ellas fueron

incorporados en asignaturas del nuevo Plan de Estudios y otros son temas más afines a los programas

de postítulos y postgrado que ofrece la escuela. Finalmente y en virtud de las observaciones del

proceso de auto-evaluación, desarrollado con fines de Acreditación el año 2003, se incorporó la

realización obligatoria de tres prácticas profesionales, que tienen como objetivo vincular

gradualmente al estudiante con la profesión. Las prácticas profesionales se definieron según el nivel

curricular que cursan los estudiantes y por tanto de las competencias que ya han debido adquirir.

Según el Reglamento de Práctica Profesional (2009) de la Escuela de Comercio, las prácticas

profesionales son:

Practica Inicial “Conociendo la Empresa”: El objetivo de esta práctica es que el estudiante

tenga una primera experiencia de trabajo en una organización, que le permita con una

mirada de estudiante, asociar sus conocimientos generales con el funcionamiento de la

empresa u organización donde se desempeña, sin importar la función que cumpla. Los

estudiantes deben realizar 180 hrs., cronológicas de práctica.

Practica Intermedia “Departamento de Contabilidad”: Esta práctica tiene como objetivo que

el estudiante se desempeñe en un departamento de contabilidad, de tal manera que conozca

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el operar interno de la organización o empresa desde el punto de vista contable, tributario,

financiero y administrativo. Los estudiantes deben realizar 320 hrs., cronológicas de práctica.

Practica Final “Empresa de Auditoria”: Tiene como objetivo que el estudiante se desempeñe

idealmente en una empresa de auditoria, o en su defecto en un departamento de control

interno, donde participará en auditorias financieras y de procesos en diferentes empresas,

obteniendo una visión global y heterogénea de las organizaciones. Los estudiantes deben

realizar 420 hrs., cronológicas de práctica.

Si bien la Escuela de Comercio de la PUCV ha establecido como de gran importancia las prácticas

profesionales en el proceso formativo de sus estudiantes, es importante mencionar que éstas no

están integradas a la Malla Curricular, no obstante son obligatorias para egresar de la carrera, por lo

que de igual modo conllevan un proceso de evaluación no sólo de la Escuela sino que también de la

Empresa, a través del tutor del estudiante. Ambas evaluaciones otorgan la calificación final del

practicante. Ello ha supuesto un gran desafío, pues por primera vez en la historia de la escuela se

incorpora este tipo de actividad formativa y es en virtud de ello que se ha pretendido generar una

evaluación bajo un enfoque de evaluación para el aprendizaje.

DOCENCIA UNIVERSITARIA Y LA IMPORTANCIA DE UNA EVALUACIÓN PARA EL APRENDIZAJE.

La evaluación en la actualidad, según la Fundación Instituto de Ciencias del Hombre (2005) se ha

convertido en uno de los temas más recurrentes del ámbito educativo, principalmente porque los

actores de los procesos educativos están siendo más conscientes sobre las implicancias y

consecuencias del hecho de evaluar y de ser evaluados, lo que si bien representa un cambio en cuanto

a las épocas precedentes no ha significado la resolución de los problemas arraigados a la evaluación

tanto en las aulas como fuera de ellas. Según lo planteado por Prieto y Contreras (2008) y siguiendo

las propuestas actuales, la evaluación se entiende como un proceso complejo orientado a recoger

evidencias respecto del aprendizaje de los estudiantes de manera sistemática, para emitir juicios en

pos de un mejoramiento tanto de la calidad del aprendizaje como de la enseñanza. De acuerdo con

esto, se privilegia la función formativa de la evaluación, pues se le asocia con la mejora de los procesos

de enseñanza y aprendizaje, dado que el profesor puede a través de ésta hacerse consciente de la

calidad de sus enseñanzas y los estudiantes por su parte pueden vislumbrar las falencias que poseen

frente a sus procesos de aprendizajes, lo que eventualmente se traduce en el provecho de los

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recursos, del tiempo y de las potencialidades tanto de los profesores como de los estudiantes. El

proceso de evaluación adquiere así un papel relevante pues es el medio por el cual el profesor

obtendrá información necesaria para ayudar a los alumnos a construir su conocimiento (Contreras,

2004) siendo fundamental para ello que los estudiantes sepan cómo serán evaluados, ya que deben

conocer la forma en que se desarrollarán los procesos evaluativos a los cuales serán sometidos, por

lo que se deben explicitar los criterios de evaluación previo a cualquier tipo de evaluación. En esta

concepción de evaluación es posible apreciar como el estudiante adquiere un rol más activo, pues

éste no sólo puede conocer las formas en cómo será evaluado sino que también participar de éstas

a través de auto-evaluaciones y/o de co- evaluaciones. En este sentido la concepción de evaluación

a la cual nos hemos referido permite a los actores de los procesos de enseñanza y aprendizaje

vincularse de tal forma que puedan hacer de éstos provechosos para su desempeño, dado que por

un lado el estudiante puede aprender más y mejor y el/los profesor/es pueden enseñar de forma más

eficiente. De este modo se observa que la evaluación en la actualidad se ha reconocido como uno

de los elementos que mayor impacto ejerce sobre la conducta de los estudiantes universitarios en

los procesos de aprendizaje (Gargallo, 2008), dado que según autores como Biggs (2005) incide

directamente en la motivación y en el comportamiento que éstos adquieren, llegando incluso a

superar elementos tales como los objetivos del currículo y los métodos de enseñanza. De acuerdo

con este escenario educativo se ha generado un campo de investigación que ha intentado establecer

los impactos que tiene la evaluación sobre las percepciones de los estudiantes universitarios en los

procesos de aprendizaje. Estas investigaciones se han desarrollado desde fines de la década de los

ochenta, centrando su interés en diversos aspectos tales como la motivación, las estrategias de

aprendizaje, los efectos de los procesos evaluativos (ansiedad), etc. Temáticas que han contribuido a

profundizar en la influencia que tiene la evaluación en los estudiantes. Por ello y con el fin de observar

los aportes de las investigaciones desarrolladas en torno a la relación de la evaluación y los

estudiantiles, realizaremos una breve revisión de éstas. Crooks (1988) es uno de los primeros en

desarrollar una investigación bajo la premisa de que la evaluación en el aula tiene impactos directos

e indirectos, que pueden ser positivos o negativos en los estudiantes universitarios, lo cual acontece

porque éstos son sometidos constantemente a evaluaciones, las cuales se refieren no sólo a sus

dominios cognitivos sino que también a los dominios afectivos, tales como el control de la ansiedad

y el autoestima. Estas evaluaciones pueden tener impactos tanto a corto como a mediano y largo

plazo, por lo que el autor afirma que si deseamos cambiar el aprendizaje debemos cambiar el sistema

de evaluación, pues el tipo de preguntas ejerce gran influencia en como los alumnos se presentan

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ante una evaluación, ya que si éstos siempre han sido sometidos a la memorización de datos,

actuaran satisfactoriamente en una prueba de este tipo, debido a que estudian y se manejan

conforme al tipo de evaluación. Crooks (1988) señala que se han encontrado correlaciones negativas

entre el nivel de ansiedad y los resultados en las pruebas, lo cual se relaciona con la percepción que

los estudiantes tienen con respecto a un determinado instrumento evaluativo, pues los niveles de

ansiedad se elevan cuando éstos son considerados como difíciles. Ello nos lleva a reflexionar sobre

como la evaluación y el tipo de ésta influyen en los estudiantes y en su relación con los aprendizajes,

por lo que al momento de evaluarlos debemos considerar todas aquellas destrezas, conocimientos y

actitudes que nos parezcan más importantes a pesar de lo difícil que pueda resultar, dado que nos

permitirá que éstos utilicen sus capacidades de manera completa, alcanzando niveles cognitivos de

nivel superior, lo que en definitiva significa que éstos podrán desplegar todas sus capacidades.

Además se han desarrollado estudios empíricos que se han propuesto analizar e interpretar las

percepciones de estudiantes y profesores acerca de la evaluación, siendo un interesante

acercamiento el desarrollado por Porto en el año 2006 (Gargallo y Pérez., 2008). En este tipo de

investigación tanto profesores como estudiantes se sometieron a la aplicación de una encuesta, la

cual tras la aplicación y el análisis de los datos se logró concluir que los participantes tendían a ver la

evaluación como una mera comprobación del trabajo realizado en la Universidad, por lo que no

existía una reflexión entorno a los procesos de evaluación. Asimismo se observó que la mayoría de

los aspectos evaluados en las aulas universitarias, obedecían a niveles cognitivos básicos, tales como

la memorización y la repetición, dejándose de lado aspectos que irían más en concordancia con una

formación de nivel superior. En cuanto a los momentos de aplicación de las evaluaciones tanto

estudiantes como profesores concordaron que éstas se realizaban al final de cada tema o unidad, ya

que concluían los procesos de aprendizaje otorgando una certificación a éstos. Los estudiantes

consideran la evaluación como un proceso organizado por los profesores, con su exclusión, ya que

no se debate ni se negocia sobre los términos de éstas. Se desprende de esta investigación que tanto

estudiantes como profesores no poseen una idea clara sobre que es la evaluación, lo que los ha

conducido a inevitables confusiones, las cuales han desvirtuado el verdadero sentido de los procesos

evaluativos, acercándolos de esta forma a una concepción más cuantitativa no sólo de la evaluación

sino que también del aprendizaje. A esto se suma la escasa reflexión que se desarrolla entorno a las

evaluaciones, llevando a estudiantes y a profesores a generar una gran brecha comunicacional, pues

como se había mencionado anteriormente el debate y las negociaciones están fuera de las relaciones

que se generan en el aula. Ello nos lleva a afirmar que la reflexión y la comunicación son

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fundamentales en el desarrollo de las evaluaciones, pues ambas contribuyen al dialogo entre los

actores de los procesos educativos. Asimismo es necesario re- educar a profesores y estudiantes con

respecto al significado de la evaluación, pues ésta no tiene tan sólo una función certificadora del

aprendizaje sino que también su buena utilización puede contribuir al re-direccionamiento tanto de

la enseñanza como del aprendizaje (función pedagógica). Según los autores mencionados las

evaluaciones influyen notablemente en las relaciones que se generan entre los estudiantes y los

procesos de aprendizaje, dado que se ha comprobado que la evaluación no sólo delinea las formas

de estudiar sino que además actúa sobre las percepciones que los estudiantes tienen entorno a los

procesos evaluativos. Es así como se ha considerado que los impactos de la evaluación no sólo versan

sobre el rendimiento de los estudiantes sino que también sobre los procesos afectivos que éstos

desarrollan frente a las evaluaciones, lo que hace de ésta un proceso complejo, ya que sus

implicancias en los estudiantes universitarios son bastante amplias. Resulta relevante mencionar que

este enfoque es el que se desea para orientar la evaluación de las prácticas profesionales de la Escuela

de Comercio, PUCV, dado que se desea implementar un proceso de evaluación que logre cumplir con

estas características.

HACIA EL DISEÑO DE UN SISTEMA DE EVALUACIÓN DE LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES DE LA ESCUELA

DE COMERCIO, PUCV.

El profesional que hoy se necesita para alcanzar un nivel óptimo requiere de un proceso de enseñanza

y aprendizaje de calidad, en el cual se deben desarrollar aprendizajes disciplinares, habilidades y

actitudes que permitan al futuro profesional desempeñarse de la manera esperada por la sociedad.

Por ello el proceso de inserción laboral es fundamental en todo proceso de enseñanza profesional.

La inserción laboral se desarrolla en la medida que el estudiante tenga contacto con la futura realidad

en la cual trabajará y, logre desempeñarse y analizar la misma. De este modo la práctica profesional

constituye un periodo y una estadía fuera de la universidad, donde los estudiantes experimentan la

realidad del medio profesional para el cual se están preparando, lo que significa que la práctica trae

consigo mucho más que actos observables, es parte de un sistema de ideas y conocimientos al

involucrar valores, actitudes, saberes, formas de ser, pensar, hablar y sentir; vale decir, la práctica

está cargada de teoría (Tallaferro, 2006). Con la incorporación de las prácticas profesionales en el

Plan de Estudios de la Escuela de Comercio se presenta el desafío de generar un sistema de

evaluación coherente con éste y por tanto con la teoría que lo sustenta. Si bien es cierto, los

estudiantes comenzaron a realizar prácticas sin existir un sistema articulado de evaluación, éste

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representó el primer intento de organizar las prácticas profesionales en la formación del futuro

Contador Auditor. A pesar de los esfuerzos hechos hasta ese momento, no era posible sacar el

máximo de provecho a esta instancia de aprendizaje, pues los estudiantes carecían de información

que los pudiera orientar en el futuro, dado que solamente y si es que el tutor enviaba su pauta de

evaluación, éstos podían conocer sus aciertos y errores en el proceso de práctica profesional llevado

a cabo. La evaluación existente hasta mediados del año 2013 se basaba en dos instancias, la primera

era la confección por parte del estudiante de un informe que rindiera cuentas sobre sus experiencias

en el práctica profesional y la segunda era una evaluación que debía completar el tutor que el

estudiante había tenido en la empresa u organización en la cual estaba inserto. Cabe señalar que la

pauta de evaluación del tutor era igual para todas las prácticas, lo que suponía un problema, pues

cada una de éstas poseía objetivos diferentes. En lo que respecta a la pauta utilizada por la

coordinación de prácticas profesionales, ésta poseía criterios tanto de realización como de calidad,

no obstante, éstos se construyeron tras la situación de evaluación, por lo que tampoco daban cuenta

de los objetivos que se perseguían con cada una de las prácticas profesionales.

A partir de la necesidad de cambiar el sistema de evaluación de las prácticas profesionales de la

Escuela de Comercio, se procedió en primera instancia a mejorar la pauta con la que se evaluaría el

informe que el estudiante debía desarrollar, para ello se aplicaron las directrices del enfoque de

evaluación para el aprendizaje, por lo que los criterios de evaluación se hicieron más explícitos, y se

socializaron con los estudiantes previo al inicio de la práctica, asimismo y con la finalidad de contribuir

al desarrollo de sus informes de práctica se realizó un documento donde se explicaba cada una de las

partes que debía contener éste, pues con ello se pretendía entregarles seguridad a la hora de plasmar

sus experiencias en un informe que evaluaría su desempeño en el mundo laboral. Cabe señalar que

esta pauta es igual para las tres prácticas profesionales, dado que la Unidad Académica requiere

conocer los mismos aspectos, pero aplicados en contextos diferentes, lo que eventualmente

permitirá al estudiante realizar una comparación en el avance que ha tenido a lo largo de su

formación profesional. Esta pauta se desarrolló en virtud de que la evaluación se comprende como

un proceso sistemático y riguroso de recopilación de información sobre el aprendizaje del estudiante

(Pimienta, 2008; Lukas y Santiago, 2004; Ahumada, 2005). La evaluación se incorpora al proceso

educativo desde su comienzo, y continúa mientras dure el proceso, de manera que sea posible

disponer de información continua y significativa para conocer cuánto y cómo están aprendiendo los

estudiantes, para así formarse un juicio de valor respecto del desempeño alcanzado que permita

tomar decisiones adecuadas para mejorar progresivamente el aprendizaje (Castillo, 2003). Para esto,

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se requiere disponer de algún referente con el que comparar la información obtenida, el referente

en este caso es el criterio de evaluación (Cabrera, 2000; Lukas y Santiago, 2004). Por lo anterior fue

fundamental contar con criterios de evaluación que permitieran obtener una mirada detallada del

desempeño de los estudiantes. Los criterios de evaluación que se establecieron para esta pauta se

corresponden no solo con el perfil de egreso de la carrera sino que también con la demostración de

habilidades de escritura, síntesis y reflexión por parte de los estudiantes.

APROXIMACIÓN METODOLÓGICA.

Tras esta primera innovación al sistema de prácticas profesionales se propone a la Unidad central de

la universidad, un proyecto que contemple el diseño de pautas que permitan al empleador y/o tutor

evaluar al estudiante de manera de tal que éste pueda utilizar sus juicios en pos de una mejora

constante, para lo que se propuso una metodología de investigación cualitativa. De este modo se

plantearon los siguientes objetivos:

Objetivo General: “Redisenar el sistema de evaluacion de las Practicas Profesionales de la Escuela de

Comercio, orientando éste al mejoramiento del desempeño de los/las estudiantes en el mundo

laboral”

Objetivos específicos:

- Diagnosticar las necesidades de los actores de la Práctica Profesional con la finalidad de

construir un sistema de evaluación acorde con éstas.

- Diseñar y confeccionar instrumentos de evaluación.

- Retroalimentar a los/las estudiantes sobre su desempeño con la finalidad de que éstos

mejoran su ejercicio profesional

Con la aprobación del Proyecto y la conformación de un equipo de apoyo se procedió al diseño de un

sistema de evaluación de las prácticas profesionales, el cual pasó por varias etapas. La primera

consistió en realizar una revisión de la literatura especializada en el tema, donde se analizaron otras

experiencias, con la finalidad de poseer un sistema eficiente de evaluación. Como estrategias de

investigación se aplicó una metodología cualitativa, destacándose:

a) Análisis de contenido: En virtud de los objetivos planteados se desarrolló un análisis de contenido

con una base gramatical, pues la unidad de análisis es la palabra, las frases o los párrafos, pues

éstos expresan ideas. Este análisis puede aplicarse a diferentes tipos de documentos (Ander-

Eggs, 1993). Piñuel (2002) señala que el análisis de contenido no debe perseguir otro objetivo

que el de lograr la emergencia de aquel sentido latente que procede de las prácticas sociales y

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cognitivas que instrumentalmente recurren a la comunicación para facilitar la interacción que

subyace a los actos comunicativos concretos y subtiende la superficie material del texto. Por ello

como segunda etapa se analizó información de la propia escuela, con el fin de compararla y

establecer conclusiones generales que sirvieran de base para la definición de la evaluación del

proceso de práctica profesional. Es así como se consideró fundamental analizar los siguientes

documentos: Reglamento de práctica vigente, Perfil de egreso, Malla curricular y la pauta de

evaluación utilizada por la escuela hasta el momento. En lo relativo al reglamento de práctica es

importante mencionar que éste se centra en informar a los estudiantes sobre el proceso de

práctica: semestres, condiciones de aprobación, condiciones del supervisor, requisitos,

evaluación, casos especiales entre otros. Por otro lado, el reglamento describe a grandes rasgos

los objetivos de cada práctica, lo que intenta orientar no sólo al estudiante sino que también a

quien lo empleará, sobre las funciones que puede realizar el estudiante según su avance

curricular. Por otro lado se analizó la malla curricular, donde se evidencia que la carrera tiene un

total de diez semestres, con cuarenta asignaturas disciplinares más cinco de formación

fundamental. Las prácticas profesionales no están insertas en la malla curricular, indicándose que

en el décimo semestre el estudiante debería haber desarrollado de manera obligatoria sus tres

prácticas profesionales. Por lo anterior las prácticas no tienen como prerrequisito la aprobación

de ninguna asignatura en particular ni constituyen prerrequisito para ninguna posterior, por lo

que no se encuentra valorada en términos de créditos en la carrera. Por último se reviso el perfil

de egreso de la carrera el que define lo que se espera que los estudiantes aprendan y manejen,

en cuanto a contenidos disciplinares, habilidades, competencias, actitudes, etc., una vez

concluido el proceso de enseñanza y aprendizaje en la Universidad. Cabe señalar que en el perfil

de egreso se distinguen dos grandes grupos de competencias, el primer grupo se relaciona con

las competencias genéricas de la formación fundamental, donde se destacan aspectos como ser

proactivo y responsables, trabajar en equipo en pos de conseguir objetivos propuestos y ejercer

las labores profesionales de forma ética. En tanto, el segundo grupo se relaciona con las

competencias específicas disciplinares que debe alcanzar el alumno, las que se dividen en seis

sub- grupos, el primer grupo se refieren a las competencias transversales a las temáticas

estudiadas durante la carrera (por ejemplo: conoce y comprende los procesos relacionados con

el área contable, financiera y administrativa y tributaria, dentro de las organizaciones); el

segundo grupo se relaciona con el Área de Contabilidad (por ejemplo: Utiliza, adecuadamente,

la contabilidad financiera y administrativa para la toma de decisiones en la empresa); el tercer

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grupo se relaciona con el Área de Finanzas (por ejemplo: aplica diferentes herramientas para la

administración del capital de trabajo); el cuarto grupo dice relación con el Área de Tributaria (por

ejemplo: aplica el marco conceptual de la legislación tributaria fiscal Interna vigente); el quinto

grupo se relaciona con el Área de Gestión de Empresas (por ejemplo: Aplica herramientas de

dirección estratégica en la organización) y, el sexto grupo se relaciona con las Competencias del

Área de Sistemas (por ejemplo: Utiliza Tecnologías de Información y Comunicaciones a nivel

organizacional) (Informe de Auto-evaluación Escuela de Comercio, 2013). De acuerdo a esto en

el proceso de práctica profesional los estudiantes deberían demostrar de manera progresiva las

competencias que están adquiriendo a medida que avanzan en su formación. Como ya se ha

mencionado el tutor de la empresa u organización donde el estudiante desempeña cualquiera

de las tres prácticas profesionales, utiliza una pauta común. Esta pauta debe ser completada por

el tutor del estudiante, quien generalmente es el mismo empleador. La pauta está dividida en

tres partes, la primera se refiere a la identificación tanto de los estudiantes como de la empresa

(nombre de la empresa, el nombre de estudiante, el nombre del tutor, la fecha de inicio, término

y horas de duracion del proceso). La segunda parte indica los “Factores a Evaluar”. Se entiende

que los factores a evaluar son los criterios de evaluación o los aspectos a evaluar: a) capacidad y

rendimiento en el trabajo, b) disciplina, c) aptitudes supervisadas, d) capacidad de supervisión y

e) aptitud supervisores. Estos factores se subdividen en cinco grupos, con un total de 23

indicadores. Para completar dicha pauta, el tutor debe marcar con una X la celda que se acerque

más a lo que observó durante el desarrollo de la práctica profesional del estudiante,

considerando una escala de nota de 1 a 7 (siendo 7 la nota máxima). La tercera parte consta de

una serie de preguntas de desarrollo (breves) que el tutor debe contestar en relación a la práctica

observada, siendo esta sección una evaluación de corte cualitativa. En esta pauta no se

evidenciaban criterios de evaluación explícitos, dado que sólo existe un enunciado que el

evaluador debía interpretar, para luego asignarle una calificación.

b) Entrevistas semi- estructuradas: La tercera etapa fue la recopilación de información de los

diferentes actores asociados al proceso de práctica profesional; estudiantes, profesores y

empleadores fueron entrevistados con la finalidad de conocer sus impresiones entorno a los

procesos de práctica profesional (inicia, intermedia y final) que se están llevando a cabo en la

Unidad Académica, con el fin de generar un diagnóstico, que incorporará la opinión de los

involucrados en el proceso, respecto a qué es lo que se debería evaluar en cada una de las

practicas profesionales. De este proceso se desprendieron las siguientes conclusiones:

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El reglamento de las prácticas profesionales es poco específico respecto del aprendizaje que

debería demostrar el estudiante en cada práctica, ya que sólo se indican generalidades.

Las funciones para cada práctica profesional no están especificadas, ya que en las empresas en

ocasiones no diferencian entre una y otra y encargan a los estudiantes labores para las cuales

muchas veces no están preparados.

Las prácticas profesionales no son parte de la malla curricular, lo que dificulta su seguimiento,

pues todo el proceso es de forma manual (inscripción, seguimiento y calificación).

El perfil de egreso específica claramente las competencias disciplinares que debe alcanzar el

alumno al final de la carrera.

Solo hay una pauta de evaluación para las tres prácticas profesionales, la que está construida a

partir de indicadores que no expresan lo que se entiende por cada aspecto a evaluar y se utiliza

un lenguaje poco comprensible para quienes deben utilizarlas.

Las prácticas profesionales son una oportunidad de aprendizaje, por tanto es necesario que se

comprenda y evalúe así.

Los empleadores valoran la oportunidad que se les otorga de comentar cualitativamente el

desempeño del practicante.

Las evaluaciones de las prácticas deben ser progresivas, es decir deben aumentar su complejidad,

sobre todo en la demostración de las competencias específicas de la disciplina.

c) Triangulación de la información recolectada: A partir de los procesos antes descritos se

establecieron las siguientes conclusiones:

Las pautas de evaluación se dividirán en dimensiones y criterios de evaluación, los que serán

especificados tanto en su nivel de realización como de logro esperado.

La escala de evaluación tendrá 5 niveles, con la finalidad de que el proceso de discernimiento sea

más fácil para los tutores de práctica y no sesguen su evaluación a partir de una calificación

traducida en una nota (Lukas y Santiago, 2004).

En cada práctica se evaluaran tanto aspectos actitudinales como disciplinares.

Se mantendrá una evaluación de tipo cualitativa, para que el empleador entregue su opinión con

respeto a aquellos aspectos que considere importantes que el estudiante domine.

Las pautas de evaluación serán progresivas y se relacionaran con los contenidos disciplinares

adquiridos durante la formación profesional.

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De acuerdo al diagnóstico realizado se procedió a la construcción de las pautas de evaluación de cada

una de las prácticas profesionales. Éstas se basaron en dos dimensiones a evaluar, las cuales han sido

validadas por los diferentes actores participantes del estudio: la dimensión profesional personal y la

dimensión profesional disciplinar. Cada una de estas dimensiones se encuentra subdividida tal y como

se muestra en la siguiente tabla:

TABLA Nº 1: DIMENSIONES A EVALUAR EN LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES ESCUELA DE COMERCIO

PUCV.

La dimensión profesional personal se relaciona con características personales del profesional en

formación que aportan al buen desarrollo de sus labores. Específicamente hace alusión a

comportamientos sociales y actitudinales que debería presentar un practicante de la carrera de

Contador Auditor, durante el desarrollo de su práctica profesional. Esta dimensión se subdivide en:

Responsabilidad y compromiso; Pro actividad y autonomía; Adaptación y flexibilidad; Relaciones

interpersonales; Capacidad de comunicación; trabajo en equipo y actitud positiva hacia el

aprendizaje. Por su parte la dimensión profesional disciplinar se relaciona con las competencias

especificas que un Contador Auditor debe dominar, éstas aumentan en la medida en el estudiante

avance en su malla curricular, complejizandose así las prácticas profesionales. De este modo la pauta

de evaluación para la práctica intermedia incorporará las competencias evaluadas en la práctica

inicial, sucediendo lo mismo con la evaluación de la tercera práctica, también denominada práctica

final.

De este proceso de investigación y de la toma de decisiones en relación a qué es lo que se debe

evaluar a los estudiantes que realizan prácticas profesionales en la carrera de Contador Auditor se

llegó a la confección de tres instrumentos de evaluación, los cuales en la actualidad se encuentran

Dimensión Profesional Personal Dimensión profesional disciplinar

Responsabilidad y compromiso.

Pro actividad y autonomía.

Adaptación y flexibilidad.

Relaciones interpersonales.

Capacidad de comunicación.

Trabajo en equipo.

Actitud positiva hacia el aprendizaje

Calidad de las actividades

encomendadas.

Demostración de las competencias

disciplinares según el avance en el

currículo.

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en proceso de validación, por parte de los docentes de la Escuela de Comercio. Cada una de las pautas

se ha diseñado en conformidad con los objetivos de las diferentes prácticas profesionales y han

considerado las dimensiones antes señaladas. Asimismo los niveles de exigencia se han incrementado

según el avance curricular y las tareas que los y las estudiantes deben desarrollar, por lo que éstos

poseerán mayores herramientas para conocer el desempeño que han tenido en las diferentes

prácticas que han realizado.

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CONCLUSIONES.

Tras el análisis de los múltiples factores que influyen en el aprendizaje de los estudiantes,

especialmente la evaluación, se vislumbra la importancia de la construcción de instrumentos

evaluativos que fortalezcan los conocimientos, las habilidades y las destrezas de los estudiantes, de

manera tal que éstos puedan aprovechar los procesos formativos a los que son sometidos a lo largo

de su formación profesional, especialmente sus prácticas profesionales.

La experiencia de la Carrera de Contador Auditor de la PUCV, entorno al rediseño de la evaluación de

sus prácticas profesionales revela la importancia de realizar un trabajo sistemático de investigación

para lograr que instancias de este tipo permitan a los estudiantes mejorar su desempeño en el futuro

campo profesional. Asimismo deja en evidencia que el éxito de los procesos de aprendizaje requieren

de una reflexión y revisión constante, pues es a partir de éstas que se pueden mejorar tanto la calidad

de la enseñanza como de los aprendizajes. No es menor que el proceso de evaluación se conciba con

una retroalimentación, dado que ésta permite al estudiante conocer y mejorar su desempeño en el

mundo laboral. La retroalimentación es llevada a cabo tras la calificación de los estudiantes, siendo

de este modo personalizada, pues ésta oportunidad permite discutir no sólo los errores que los

alumnos tienen entorno a su desempeño sino que también permite conocer su experiencia, para

emitir sugerencias en desafíos futuros.

Por último, el proceso desarrollado por la Escuela de Comercio, en relación a sus prácticas

profesionales es aplicable en diferentes contextos universitarios, pues el establecimiento de criterios

de evaluación (tanto de realización como de calidad), de niveles de logro, permitirán a otras

organizaciones definir que es lo qué desea evaluar, por tanto este estudio y sus resultados

eventualmente podrían ser aplicables a otros programas universitarios, a modo de ejemplo, en

carreras de tipo profesional.

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