Prismas17 interiores (4ª) - Historia Intelectual
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PrismasRevista de historia intelectual
172013
PrismasRevista de historia intelectual
Nordm 17 2013
Anuario del grupo Prismas
Centro de Historia IntelectualDepartamento de Ciencias SocialesUniversidad Nacional de Quilmes
Universidad Nacional de QuilmesRector Mario Lozano Vicerrector Alejandro Villar
Departamento de Ciencias SocialesDirector Jorge FloresVicedirectora Nancy Calvo
Centro de Historia IntelectualDirector Adriaacuten Gorelik
PrismasRevista de historia intelectualBuenos Aires antildeo 17 nuacutemero 17 2013
Consejo de direccioacutenCarlos Altamirano unq conicetAnahi Ballent unq conicetAlejandro Blanco unq conicetAdriaacuten Gorelik unq conicetJorge Myers unq conicetEliacuteas Palti unq uba conicetOscar Teraacuten (1938-2008)
Editor Carlos AltamiranoSecretariacutea de redaccioacuten Flavia Fiorucci y Laura EhrlichEditores de Resentildeas y Fichas Martiacuten Bergel y Ricardo Martiacutenez Mazzola
Comiteacute AsesorPeter Burke Cambridge UniversityJoseacute Emilio Burucuacutea Universidad Nacional de San MartiacutenRoger Chartier Eacutecole de Hautes Eacutetudes en Sciences SocialesStefan Collini Cambridge UniversityFranccedilois-Xavier Guerra (1942-2002)Charles Hale (1930-2008)Tulio Halperin Donghi University of California at BerkeleyMartin Jay University of California at Berkeley Sergio Miceli Universidade de Satildeo PauloJoseacute Murilo de Carvalho Universidade Federal do Rio de JaneiroAdolfo Prieto Universidad Nacional de RosarioUniversity of FloridaJoseacute Sazboacuten (1937-2008)Gregorio Weinberg (1919-2006)
Incorporada al Nuacutecleo Baacutesico de Revistas Cientiacuteficas Argentinas por el periacuteodo agosto 2010-julio 2013Desde 2010 Prismas estaacute siendo publicada en versioacuten electroacutenica en el portal Scielo wwwscieloorg La versioacuten online de Prismas estaacute indexada en Latiacutendex y la versioacuten en papel estaacute incluida en su DirectorioEn 2004 Prismas ha obtenido una Mencioacuten en el Concurso ldquoRevistas de investigacioacuten en Historia y Ciencias Socialesrdquo Ford Foundation y Fundacioacuten Compromiso
Disentildeo original Pablo BarragaacutenCorreccioacuten de originales Mariacutea Ineacutes Silberberg
La revista Prismas recibe la correspondencia las propuestas de artiacuteculos y los pedidos de suscripcioacuten enRoque Saacuteenz Pentildea 352 (B1876BXD) Bernal Provincia de Buenos AiresTel (01) 4365 7100 int 5807 Fax (01) 4365 7101 Correo electroacutenico revistaprismasgmailcomSobre las caracteriacutesticas que deben reunir los artiacuteculos veacutease la uacuteltima paacutegina y las ldquoInstrucciones a los autoresrdquo en la paacutegina editorial de Prismas en el portal Scielo
Iacutendice
Artiacuteculos 11 El padre figurado Criacutetica de los enfoques tipoloacutegicos y macro-analiacuteticos en el estudio
del lenguaje poliacutetico de la China medieval Pablo Ariel Blitstein 31 El rol de las pasiones en las sociedades democraacuteticas Un diaacutelogo entre Rousseau
y Tocqueville Mariacutea Pollitzer 49 Gramsci y la traduccioacuten Geacutenesis y alcances de una metaacutefora Mariano Zarowsky 67 Del republicanismo claacutesico a la modernidad liberal la gran mutacioacuten conceptual
de la dictadura en el contexto de las revoluciones hispanoamericanas (1810-1830) Mariacutea Victoria Crespo
89 Filosofiacutea y poliacutetica en Uruguay Carlos Vaz Ferreira y la promocioacuten del ldquorepublicanismo liberalrdquo Gerardo Caetano
117 Socialistas en Manhattan La Revolucioacuten Cubana en Monthly Review Rafael Rojas
Argumentos 139 Michael Baxandall Carlo Ginzburg 143 Arte Sociedad y el Principio Bouguer Michael Baxandall 153 El molde mental de Alberti Michael Baxandall
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo
periodistas y autodidactas
165 Presentacioacuten Flavia Fiorucci 169 Intelectuales de provincia entre lo local y lo perifeacuterico Ana Teresa Martiacutenez 181 Culturas locales culturas regionales culturas nacionales Cuestiones conceptuales
y de meacutetodo para una historiografiacutea por venir Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea 187 La historia intelectual desde su dimensioacuten regional algunas reflexiones Ricardo
Pasolini 193 Los ldquointelectuales menoresrdquo en la geacutenesis del Partido Aprista Peruano Algunas
consideraciones iniciales Martiacuten Bergel 199 Entre el corporativismo estatal y la redencioacuten de los pobres los normalistas rurales
en Meacutexico 1921-1969 Alicia Civera
207 Luis Feldman Josiacuten ldquoel maestro de la modernizacioacutenrdquo Luciacutea Lionetti 211 Imaacutegenes modernas La construccioacuten de imaginarios urbanos a traveacutes de la fotografiacutea
(Santa Rosa La Pampa 1895-1925) Paula Ineacutes Laguarda 217 ldquoLos poetas del interior en el mapa liacuterico de la nacioacutenrdquo Alberto Diacuteaz Baguacute
entre poesiacutea y edicioacuten (Coacuterdoba 1944-1959) Ezequiel Grisendi 221 ldquoAbajo con la tiraniacutea pueblera y totalitariardquo Mechita o ciertas consideraciones en
torno a un perioacutedico pueblerino y ferroviario del antifascismo argentino Andreacutes Bisso 227 Fernando Boasso como prisma Cultura religioacuten y sociedad en la deacutecada de 1960
Joseacute Zanca
Lecturas Sergio Miceli celebracioacuten de una trayectoria 237 Atajos Maria Alice Rezende de Carvalho Un socioacutelogo de los intelectuales
a la luz de la sociologiacutea de los intelectuales Alejandra Mailhe 245 La devaluacioacuten logicista de la historiaUacuteltima reacuteplica a Eliacuteas Palti Horacio Tarcus
Resentildeas 257 Sabina Loriga La piccola x Dalla biografia alla storia por Paula Bruno 261 Enzo Traverso La historia como campo de batalla Interpretar las violencias
del siglo XX por Eugenia Gay 265 Philippe Corcuff Las nuevas sociologiacuteas Principales corrientes y debates
1980-2010 por Agustiacuten Cosovschi 268 Javier Fernaacutendez Sebastiaacuten (org) La aurora de la libertad Los primeros liberalismos
en el mundo hispaacutenico por Eliacuteas Joseacute Palti 271 Alfredo Aacutevila Jordana Dym Erika Pani (coords) Las declaraciones de independencia
Los textos fundamentales de las independencias americanas por Nicolaacutes Ocaranza 275 Jeffrey D Needell Belle Eacutepoque tropical Sociedad y cultura de elite en Riacuteo de Janeiro
a fines del siglo XIX y principios del XX por Leandro Losada 278 Pedro Meira Monteiro (org) Maacuterio de Andrade e Seacutergio Buarque de Holanda
Correspondecircncia por Henrique Estrada Rodrigues 282 Benedetta Calandra y Marina Franco (eds) La guerra friacutea cultural en Ameacuterica Latina
Desafiacuteos y liacutemites para una nueva mirada de las relaciones interamericanas por Ezequiel Grisendi
286 Vania Markarian El 68 uruguayo El movimiento estudiantil entre molotovs y muacutesica beat por Valeria Manzano
289 Klaus Gallo Bernardino Rivadavia El primer presidente argentino por Fabio Wasserman
293 Martiacuten O Castro El ocaso de la repuacuteblica oligaacuterquica poder poliacutetica y reforma electoral 1898-1912 por Ineacutes Rojkind
297 Ana Cecchi La timba como rito de pasaje La narrativa del juego en la construccioacuten de la modernidad portentildea (Buenos Aires 1900-1935) por Laura Prado Acosta
300 Soledad Martiacutenez Zuccardi En busca de un campo cultural propio Literatura vida intelectual y revistas culturales en Tucumaacuten (1904-1944) por Ana Mariacutea Risco
304 Lila Caimari Mientras la ciudad duerme Pistoleros policiacuteas y periodistas en Buenos Aires 1920-1945 Luciana Anapios
307 Mark Healey Las ruinas de la Nueva Argentina El peronismo y la reconstruccioacuten de San Juan despueacutes del terremoto de 1944 por Alejandro Crispiani
310 Matthew Karush y Oscar Chamosa (eds) The New Cultural History of Peronism Power and Identity in Mid-Twentieth-Century Argentina Lila Caimari
313 Claudio Benzecry El fanaacutetico de la oacutepera Etnografiacutea de una obsesioacuten por Sergio Pujol
Fichas 319 Libros fichados Niklas Olsen History in the Plural an Introduction to the Work
of Reinhart Koselleck Maria Pia Casalena Biografie La scrittura delle vite in Italia tra poliacutetica societagrave e cultura (1796-1915) Viacutector Goldgel Cuando lo nuevo conquistoacute Ameacuterica Prensa moda y literatura en el siglo XIX Nicolau Sevcenko Orfeo extaacutetico en la metroacutepolis San Pablo sociedad y cultura en los febriles antildeos veinte Adriana Amante (dir) Sarmiento (vol iv de la Historia criacutetica de la Literatura Argentina) Lucio V Mansilla El excursionista del planeta Escritos de viaje (seleccioacuten y proacutelogo de Sandra Contreras) Laura Malosetti Costa y Marcela Geneacute (comps) Atrapados por la imagen Arte y poliacutetica en la cultura impresa argentina Claudia Touris y Mariela Ceva (coords) Los avatares de la ldquonacioacuten catoacutelicardquo Cambios y permanencias en el campo religioso de la Argentina Contemporaacutenea Joseacute Emilio Burucuacutea Fernando Devoto y Adriaacuten Gorelik (eds) Joseacute Luis Romero Vida histoacuterica ciudad y cultura Isabel Plante Argentinos de Pariacutes Arte y viajes culturales durante los antildeos sesenta Alicia Meacutendez El Colegio La Formacioacuten de una elite meritocraacutetica en el Nacional Buenos Aires David Sheinin Consent of the Damned Ordinary Argentinians in the Dirty War
PrismasRevista de historia intelectual
Nordm 17 2013
Artiacuteculos
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 16 2012 pp 11-31
Universidad de Heidelberg
Pablo Ariel Blitstein
El padre figurado Criacutetica de los enfoques tipoloacutegicos y macro-analiacuteticos
en el estudio del lenguaje poliacutetico de la China medieval
Entre las muacuteltiples analogiacuteas que asimilan el poder poliacutetico a un poder domeacutestico la analogiacutea entre padre y gobernante ocupa en la historia global del lenguaje poliacutetico un lugar
privilegiado1 Esta analogiacutea aparece ndashpor citar algunos casosndash ya sea en el tiacutetulo honoriacutefico de pater patriae en el Imperio Romano2 ya sea en la nocioacuten de Landesvater3 en el Sacro Imperio Romano Germaacutenico ya sea en el tiacutetulo de ldquopegravere du peuplerdquo otorgado a Louis XII rey de Francia4 Estos son apenas algunos ejemplos de una analogiacutea que en el mundo preindustrial recorre no soacutelo los lenguajes poliacuteticos de las sociedades de corte en Europa occidental sino tambieacuten el de aquellas sociedades de corte que no tuvieron intercambios simboacutelicos directos con las cortes europeas5 Asiacute la historia de los lenguajes poliacuteticos en la corte imperial china ndashproducidos por sus eacutelites letradasndash pareciera acercarse a la historia de los lenguajes poliacuteticos occidentales por el hecho de contar tambieacuten ella con analogiacuteas entre padre y gobernante en efecto desde los comienzos del imperio en 221 aC hasta su caiacuteda en 1912 los emperadores
1 Sin renunciar al teacutermino ldquodiscursordquo preferimos los teacuterminos ldquolenguajerdquo o en plural ldquolenguajes poliacuteticosrdquo para referirnos a los modos relativamente estables de producir enunciados sobre el poder imperial Sobre el teacutermino ldquolenguajesrdquo veacutease John Pocock ldquoState of the Artrdquo Virtue Commerce and History Essays on Political Thought and History Chiefly in the Eighteenth Century Cambridge Cambridge University Press 1985 pp 1-362 Se trata de un tiacutetulo imperial heredado de la Repuacuteblica Veacutease Andreas Alfoumlldi Der Vater des Vaterlandes im rouml-mischen Denken Darmstadt Wissenschaftliche Buchgesellschaft 1971 3 Robert James Bast Honor your Fathers Catechisms and the Emergence of a Patriarchal Ideology in Germany 1400-1600 Leiden Brill 1997 especialmente caps 4 y 5 4 Veacutease Laurent Avezou ldquoLouis XII Pegravere du peuple grandeur et deacutecadence drsquoun mythe politique du xvie au xixe siegraveclerdquo en Revue historique ndeg 625 vol 1 pp 95-125 5 Los ejemplos de tratados especiacuteficos (desde el Patriarcha de Filmer al Libro de la piedad filial en China) como de los distintos usos de la metaacutefora patriarcal en el discurso poliacutetico son innumerables Para una introduccioacuten general a distintos casos en Europa veacutease Paolo Colombo Gobierno Buenos Aires Nueva Visioacuten 2003 p 61 Daniela Frigo Il padre di famiglia governo della casa e governo civile Roma Bulzoni Editore 1985 pp 193-214 Julia Adams ldquoThe Rule of the Father Patriarchy and Patrimonialism in Early Modern Europerdquo en Charles Camic Philip Gorski y David Trubek Max Weberrsquos Economy and Society A Critical Companion Stanford Stanford University Press 2005 pp 237-259 Reinhart Koselleck ldquoDie Aufloumlsung des Hauses als staumlndischer Herrschaftseinheitrdquo en Begriffs-geschichten Frankfurt Suhrkamp 2006 pp 465-485 Otto Brunner ldquoLa lsquocasa grandersquo y la lsquoOeconomicarsquo de la vieja Europardquo Prismas vol 14 ndeg 2 2010 pp 117-136 Para algunos ejemplos de las metaacuteforas familiares en los discur-sos contemporaacuteneos sobre el poder poliacutetico veacutease Lynne Haney y Lisa Pollard Families of a New World Gender Politics and State Development Nueva YorkLondres Routledge 2003
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chinos fueron frecuentemente asimilados a un padre tanto para justificar su autoridad como para regular sus prerrogativas
Sobre la base de estas representaciones patriarcales en los lenguajes poliacuteticos de la corte imperial china y por su semejanza con los lenguajes poliacuteticos de otras sociedades de corte en la historia global una buena parte de los historiadores y los socioacutelogos de la China no dudan en clasificar la relacioacuten entre el emperador y sus suacutebditos dentro de las categoriacuteas de ldquopatriar-cadordquo o de ldquopatrimonialismordquo Y en efecto si se utiliza una escala de anaacutelisis en que las apa-rentes excepciones son invisibilizadas en aras de la construccioacuten de una tipologiacutea general ldquopatriarcadordquo y ldquopatrimonialismordquo parecieran constituir la etiqueta adecuada para una relacioacuten poliacutetica en que el emperador trata a sus suacutebditos como un padre a su comunidad domeacutestica6 Elevadas a tipologiacutea por una historiografiacutea inspirada en la sociologiacutea histoacuterica weberiana las categoriacuteas de ldquopatriarcadordquo o de ldquopatrimonialismordquo constituyen de este modo ndashpor decirlo con las palabras de Maurizio Gribaudindash el resultado de un procedimiento analiacutetico en que ldquolos da-tos empiacutericos estaacuten loacutegicamente subordinados a la estructura de modelos construidos a priorirdquo
y en que ldquolos procesos histoacutericos parecen determinados unilateralmente por lsquofactores macro-sociales y extra-individualesrsquordquo7 En otras palabras los fenoacutemenos patriarcales son reducidos a una forma de tipificacioacuten en que el proceso de construccioacuten de la tipologiacutea precede al proceso de anaacutelisis de los documentos
Pero iquesthasta queacute punto una tipologiacutea macro-analiacutetica del patriarcado nos permite ver la vida histoacuterica de las analogiacuteas patriarcales en el lenguaje poliacutetico de la corte imperial china Todo es cuestioacuten de afinar la escala con que se maneja el historiador Si hacemos un micro-anaacutelisis de los discursos y de las relaciones que son clasificadas como ldquopatriarcalesrdquo o ldquopatri-monialesrdquo nos encontraremos con que las tipologiacuteas de la sociologiacutea histoacuterica nos ocultan una dimensioacuten importante de la vida social de las metaacuteforas las imaacutegenes y las narrativas del pa-triarcado se trata de los conflictos las divergencias y las contingencias en las que cobra sentido
6 Veacutease por ejemplo Gary Hamilton ldquoPatriarchy Patrimonialism and Filial Piety a Comparison of China and Wes-tern Europerdquo The British Journal of Sociology vol 41 ndeg 1 1990 pp 77-104 Yan Buke 閻步克 Zhongguo gudai guanjie zhidu yinlun 中國古代官階制度引論 (Discusioacuten sobre el sistema de jerarquiacuteas administrativas en China an-tigua) Beijing Beijing daxue chubanshe 2010 pp 68-69 Kawakatsu Yoshio 川勝義雄 ldquoMensheng guli guanxirdquo 門生故吏關係 (Las relaciones con disciacutepulos y con los antiguos subordinados) Liuchao guizuzhi shehui yanjiu 六朝貴
族制社會研究 (Investigaciones sobre la sociedad aristocraacutetica de las Seis Dinastiacuteas) Shanghai Shanghai guji 2007 pp 217-220 (trad china del original japoneacutes Rikuchocirc kizokusei shakai no kenkyucirc) y Max Weber Economie et so-cieacuteteacute Pariacutes Plon 1995 vol 1 p 304 que inspira a todos los autores nombrados en esta lista En la sociologiacutea de impronta weberiana existe una clara distincioacuten entre los teacuterminos ldquopatriarcalrdquo y ldquopatrimonialrdquo El tipo de dominacioacuten ldquopatriarcalrdquo se refiere ante todo a la autoridad del padre en el aacutembito domeacutestico ya sea sobre los parientes proacuteximos o sobre los miembros maacutes alejados del clan El tipo de dominacioacuten ldquopatrimonialrdquo es la extensioacuten de este poder pa-triarcal maacutes allaacute del aacutembito domeacutestico originario de modo tal que regiones exteriores al aacutembito domeacutestico pasan a estar regidas seguacuten un modelo patriarcal Como en ambos caso se trata de un poder representado seguacuten el modelo domeacutestico del ldquopadrerdquo en este artiacuteculo preferimos hablar de ldquoanalogiacutea patriarcalrdquo es decir de un tipo de discurso que hace del poder poliacutetico un poder anaacutelogo al poder domeacutestico del padre Es en efecto sobre la base de este tipo de analogiacuteas en el lenguaje de los actores que estaacuten construidos los tipos de dominacioacuten ldquopatriarcalrdquo o ldquopatrimonialrdquo Sobre esta distincioacuten veacutease Max Weber Economie et socieacuteteacute op cit vol 1 pp 301-320 y Andrew Eisenberg ldquoWeberian Patrimonialism and imperial Chinese Historyrdquo en Theory and Society vol 27 ndeg 21 1998 pp 91-93 7 Maurizio Gribaudi ldquoEacutechelle pertinence configurationrdquo en Jeux drsquoeacutechelles La micro-analyse agrave lrsquoexpeacuterience Pa-riacutes SeuilGallimard 1996 pp 113-114 De estas afirmaciones sin embargo no sacamos las mismas conclusiones que Gribaudi con respecto al uso de distintas escalas mientras que para este autor la variacioacuten de escalas lleva im-pliacutecitos procedimientos macro-socioloacutegicos nosotros consideramos que esa variacioacuten de escalas es necesaria en todo trabajo historiograacutefico Para una criacutetica de las ideas de Gribaudi veacutease Paul-Andreacute Rosental ldquoConstruire le lsquomacrorsquo par le lsquomicrorsquo Fredrik Barth et la microstoriardquo en Jacques Revel (ed) Jeux drsquoeacutechelles op cit pp 141-159
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el uso de la analogiacutea entre padre y gobernante Por esta razoacuten proponemos en las paacuteginas que siguen un anaacutelisis histoacutericamente situado de la analogiacutea patriarcal con el doble objetivo de por un lado mostrar con mayor precisioacuten los itinerarios semaacutenticos de la analogiacutea patriarcal en el len-guaje poliacutetico de la corte imperial china y por el otro emprender una criacutetica de los enfoques ex-clusivamente macro-analiacuteticos del ldquopatriarcadordquo o del ldquopatrimonialismordquo De este modo a partir de dos controversias en la China medieval (y en particular en las Dinastiacuteas del Sur 317-589) in-tentaremos abordar el llamado ldquopatrimonialismo chinordquo a partir de escalas diferentes de modo ldquomultiscoacutepicordquo8 y eso nos permitiraacute apreciar el lenguaje poliacutetico de los actores en su riqueza simboacutelica y en su movimiento histoacuterico9 La analogiacutea patriarcal como mostraremos a continua-cioacuten no soacutelo adopta en el mundo letrado de Jiankang (la antigua Nankiacuten) significados diferen-tes seguacuten las apropiaciones de las que es objeto sino que su significado estaacute sometido cotidia-namente a una ldquolucha de discursosrdquo que en esta sociedad de corte someten el sentido y el uso de esta analogiacutea a la incertidumbre de los conflictos entre los miembros de las eacutelites
La ldquoChina patriarcalrdquo y el budismo
Los textos chinos medievales nos ofrecen varios ejemplos de la analogiacutea entre padre y empe-rador Si prestamos atencioacuten a los nombres de los puestos administrativos veremos que va-rios de ellos ndashcomo es tambieacuten el caso de otras administraciones reales o imperiales en Asia o en Europandash suelen ser elocuentes con respecto a sus oriacutegenes domeacutesticos y a su funcioacuten en la ldquocasardquo del emperador Por ejemplo el nombre de shizhong 侍中 (ldquoservidor de palaciordquo) habla por siacute solo de una evolucioacuten institucional ndashtiacutepica de los primeros siglos del imperiondash en que las posiciones en el servicio domeacutestico del emperador se convirtieron en instancias clave en la poliacutetica imperial miembro de la cancilleriacutea (menxia 門下 literalmente ldquoen la puerta [del palacio]rdquo) desde los Jin (264-420) el shizhong se dedicaba a verificar la validez formal de los decretos y las ordenanzas antes de que fueran distribuidos a las provincias y eso le daba un poder considerable dentro del palacio Esta evolucioacuten institucional (la sociologiacutea weberiana la llamariacutea ldquoracionalizacioacutenrdquo) no implicoacute un desmantelamiento de la ldquocasardquo del emperador en aras de transformarla en un ldquoEstadordquo (es decir de acercar el ldquoEstado patrimonialrdquo al ldquoEstado modernordquo) sino maacutes bien lo contrario la ldquocasardquo del emperador ndashel palacio el imperiondash se veiacutea fortalecida por un ldquoordenrdquo maacutes eficaz10 Se establecioacute de este modo un compromiso entre una organizacioacuten administrativa destinada a regular el poder del emperador y una nomenclatura administrativa destinada a representar al emperador como el jefe de la ldquocasardquo
Otros ejemplos de representaciones patriarcales del poder monaacuterquico nos los ofrecen los Libros Canoacutenicos ndashel corpus textual heredado de la alta antiguumledad sobre el que cada dinastiacutea debiacutea basar sus normas y disposicionesndash Entre ellos el Libro de la piedad filial es el que ela-
8 Retomo esta nocioacuten de Paul-Andreacute Rosental ldquoConstruire le lsquomacrorsquo par le lsquomicrorsquohelliprdquo op cit pp 141-1599 Por eso se deberiacutea hacer una distincioacuten entre ldquotipologiacuteardquo que implica un razonamiento a partir de tipos ideales predeterminados en el momento del anaacutelisis de los fenoacutemenos y ldquotipificacioacutenrdquo que es un procedimiento corriente y en cierto modo inevitable cuando se analiza cualquier tipo de fenoacutemeno El hecho de usar la palabra ldquopatriarcadordquo implica una tipificacioacuten (es decir una explicacioacuten provisoria de su significado) pero no necesariamente una ldquotipolo-giacuteardquo basada en una definicioacuten miacutenima que debe mantenerse inalterable en el momento de su uso durante el anaacutelisis 10 Yan Buke Zhongguo gudai guanjie zhidu yinlun op cit pp 68-69
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bora con mayor claridad la analogiacutea entre padre y monarca El texto (uno de los maacutes discutidos en la corte de Jiankang entre los siglos iv y vi) es un diaacutelogo ficticio entre Confucio y su dis-ciacutepulo Zengzi y el eje del diaacutelogo es la nocioacuten de ldquopiedad filialrdquo (xiao 孝) La frase siguiente sintetiza la idea directriz de todo el Libro de la piedad filial
資於事父以事母而愛同資於事父以事君而敬同故母取其愛而君取其敬兼之者父
也故以孝事君則忠以敬事長則順
Lo que es uacutetil para servir al padre se lo emplea para servir a la madre y el amor que se les debe es el mismo lo que es uacutetil para servir al padre se lo emplea para servir al sentildeor y el respeto que se les debe es el mismo Asiacute la madre toma el amor y el sentildeor el respeto pero el que disfruta de ambos a la vez es el padre Cuando se sirve al sentildeor con piedad filial se es leal cuando se sirve a los mayores con respeto se es obediente11
La piedad filial es en este texto un deber de eacutetica familiar y de eacutetica poliacutetica a la vez el padre y el monarca son asimilados de modo tal que el jefe de familia es a la vez el modelo eacutetico y la garantiacutea social de la existencia del monarca el padre constituye no soacutelo el origen de los senti-mientos del respeto que se le debe al monarca sino que la autoridad del monarca no seriacutea po-sible si la autoridad del padre no fuera respetada Se trata de una nocioacuten de piedad que abarca tanto los deberes y los sentimientos del hijo hacia sus padres como los deberes y los sentimien-tos del ministro hacia su sentildeor
A partir de fenoacutemenos como la nomenclatura administrativa o de textos como el Libro de la piedad filial varios historiadores han caracterizado el poder imperial chino como ldquopatriar-calrdquo o ldquopatrimonialrdquo Esta caracterizacioacuten ha sido especialmente exitosa en la tradicioacuten webe-riana de sociologiacutea histoacuterica que tiene un fuerte asidero en los estudios recientes sobre China imperial Gary Hamilton por ejemplo que se inscribe expliacutecitamente en esta tradicioacuten retoma criacuteticamente de Max Weber las categoriacuteas de ldquopatriarcadordquo y de ldquopatrimonialismordquo con el objeto de identificar un tipo ldquochinordquo de patriarcado Varios de sus argumentos provienen de Robert Be-llah que escribioacute un influyente artiacuteculo sobre la relacioacuten entre padre e hijo en el cristianismo y el confucianismo Una hipoacutetesis central en el artiacuteculo de Bellah es que el confucianismo a diferen-cia del cristianismo no cuenta con un ldquosistema simboacutelicordquo que le permita justificar la desobe-diencia a las autoridades familiar y monaacuterquica Para Bellah el cristianismo tiene la posibilidad de invocar a Dios para oponer a la persona ndashel creyentendash a su rol social (porque los deberes de la persona con respecto a Dios son superiores a sus deberes con respecto al padre y al mo-narca) mientras que el confucianismo por el contrario no reconoceriacutea a la persona ninguna autoridad eacutetica por encima de su rol social (es decir no hay principio eacutetico superior a los debe-res con respecto al padre y al monarca) Hamilton retoma esta idea pero en lugar de restrin-girla al confucianismo la extiende a la China en toda su historia imperial (como de hecho suele tambieacuten hacer Bellah en varios pasajes de su artiacuteculo) De este modo Hamilton hace coincidir por un lado tradicioacuten confuciana con tradicioacuten patriarcal y por el otro tradicioacuten patriarcal
11 Xiaojing zhushu 22548b Salvo indicacioacuten contraria todas las traducciones del chino en este artiacuteculo son miacuteas Las referencias al Libro de la piedad filial provienen de Ruan Yuan (ed) Shisanjing zhushu 十三經注疏 (Los trece libros canoacutenicos con notas y comentarios) Shanghai Shanghai guji chubanshe 1997
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con ldquosociedad chinardquo12 Eso le permite ndasha la manera de Weber con su proyecto comparativo sobre las religiones del mundondash construir una tipologiacutea en la que ldquoChinardquo y ldquoOccidenterdquo repre-sentan dos formas diferentes y divergentes de patriarcado
Pero iquestes realmente posible hacer esta serie de identificaciones entre por un lado ldquocon-fucianismordquo y un corpus definido de ideas como lo hace Bellah o por otro lado entre la ldquoChinardquo y el ldquoconfucianismordquo como lo hace Hamilton Varios estudios recientes han mos-trado que las nociones de ldquoChinardquo y de ldquoconfucianismordquo no designan fuerzas institucionales reales ni en los primeros siglos del imperio ni en el medioevo chino13 iquestQueacute ocurre entonces con la idea de una ldquoChina patriarcalrdquo o ldquopatrimonialrdquo Si se admite siguiendo a Hamilton una tipologiacutea en la que ldquoconfucianismordquo coincide con ldquoChinardquo y con ldquopatriarcadordquo las fuerzas sociales que escapan a esta tipologiacutea desaparecen de la vista del investigador En la China me-dieval una de estas fuerzas sociales era el budismo que por el sentido que les daba a las rela-ciones familiares y por el peso que teniacutea en la poliacutetica de corte nos abre los ojos a una ldquosocie-dad chinardquo diferente de la que nos describe Hamilton Poco importa que el budismo tuviera sus oriacutegenes en la India en Jiankang el budismo era una doctrina que como el confucianismo o el taoiacutesmo ocupaba un lugar privilegiado en la vida intelectual de las eacutelites letradas Si tene-mos en cuenta que el sangha (la comunidad budista)14 con su extensa red de monasterios y de fieles laicos incluiacutea una parte importante de las eacutelites letradas y que estas eacutelites no exigiacutean la exclusividad del ldquoconfucianismordquo en todos los aspectos de su vida social e intelectual estamos obligados a reconocer que sin explorar el significado de la analogiacutea patriarcal en el contexto del budismo medieval no podemos entender la complejidad de las apropiaciones de las que esta analogiacutea era objeto en el mundo de las eacutelites15
12 Gary Hamilton ldquoPatriarchy Patrimonialism and Filial Pietyhelliprdquo op cit pp 93-94 veacutease Robert Bellah ldquoFather and Son in Christianity and Confucianismrdquo en Beyond Belief Nueva York Harper and Row 1970 p 94 13 El teacutermino ldquoconfucianismordquo se refiere por lo general a las praacutecticas y a los discursos de lo que en tiempos impe-riales se denominaba ru 儒 es decir a grupos de letrados que veiacutean en Confucio y en los Libros Canoacutenicos a un maestro y sus ensentildeanzas Pero ru no designaba una ldquoescuela filosoacuteficardquo o una ldquoreligioacutenrdquo sino una filiacioacuten letrada y un modo de vida no implicaba una pretensioacuten de exclusividad ideoloacutegica sino un respeto por Confucio y por los reyes sabios de la antiguumledad asiacute como un conocimiento profundo de los Libros Canoacutenicos Un ru podiacutea oponerse a una ceremonia de corte en nombre de esas tradiciones pero nada le impediacutea sobre todo en China medieval adoptar nociones budistas o taoiacutestas para explicar procesos cognitivos o para poner en palabras el objetivo uacuteltimo de su con-ducta moral Todas estas filiaciones letradas soliacutean coexistir en el mundo social del letrado Sobre esta cuestioacuten que remonta a los primeros siglos de la China imperial veacutease Anne Cheng ldquoWhat did it mean to be a ru in Han timesrdquo Asia Major 2001 vol 14 (2) pp 101-118 Veacutease tambieacuten Michael Nylan The Five ldquoConfucianrdquo Classics New HavenLondres Yale University Press (en particular pp 1-8) para un estudio sobre los problemas que presenta la nocioacuten de ldquoconfucianismordquo En cuanto a la ldquoChinardquo Andrew Chittick muestra que las diferencias entre la cultura de corte y las culturas locales bajo jurisdiccioacuten imperial eran en algunos casos abismales y que la unidad poliacutetica del imperio era moacutevil y sometida a alianzas coyunturales entre la corte imperial y los hombres fuertes de cada localidad Andrew Chittick Patronage and Community in Early Medieval China The Xiangyang Garrison 400-600 CE Al-bany State University of New York Press 200914 La palabra saacutenscrita sangha se tradujo en chino por teacuterminos como sengzhong 僧眾 o sengqie 僧伽 que intentaban reproducir la foneacutetica de la palabra original Si bien el teacutermino se aplicaba a la comunidad monaacutestica el budismo Ma-hayana que se implantoacute en China admitiacutea en la sangha tambieacuten a los laicos con un alto nivel de realizacioacuten espiritual 15 Como el ldquoconfucianismordquo tambieacuten las etiquetas de ldquobudismordquo y ldquotaoiacutesmordquo encubren una complejidad que en ciertos casos podriacutea poner en cuestioacuten la unidad de las doctrinas y las instituciones que se consideran ldquobudistasrdquo o ldquotaoiacutestasrdquo En su circulacioacuten desde el norte de la India hasta los imperios chinos que tuvieron su capital en Jiankang asiacute como durante su historia posterior en territorio chino el budismo sufrioacute muacuteltiples transformaciones tanto en su doctrina como en su organizacioacuten institucional El llamado ldquotaoiacutesmo religiosordquo por su parte fue evolucionando en su contacto con las instituciones y las ideas budistas Para un estudio detallado del taoiacutesmo en la eacutepoca veacutease Michel Strickmann ldquoThe Mao Shan revelation Taoism and Aristocracyrdquo Trsquooung Pao 63 (1) 1977 pp 1-64 Sobre el bu-
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El budismo como el cristianismo teniacutea sus propias formas de canalizar la desobediencia al emperador o al padre dejar la vida familiar y poliacutetica e internarse en el monasterio No se trataba de una desobediencia silenciosa que dejaba intactos los fundamentos del orden social por el contrario los principios de la vida monaacutestica estaban en conflicto con la virtud cardinal del patriarcado chino la ldquopiedad filialrdquo y amenazaban con erosionar los fundamentos simboacuteli-cos de la organizacioacuten patriarcal en todas sus formas Si bien el budismo contaba con sus propias representaciones patriarcales16 la expresioacuten que designaba la entrada en el monasterio budista era chujia 出家 ldquodejar la casardquo es decir dejar la vida familiar para dedicarse a ganar meacuteritos con un modo de vida alejado de las relaciones mundanas Esto implicaba una doble ruptura con los deberes de piedad filial En primer lugar significaba una ruptura con el deber de veneracioacuten al padre una falta grave desde el punto de vista de la eacutetica domeacutestica En segundo lugar signifi-caba una ruptura ndashquizaacute maacutes grave que la primera por sus consecuencias simboacutelicasndash con los deberes del culto a los ancestros Este culto antiguo de tradicioacuten preimperial era una prolonga-cioacuten de la eacutetica familiar en el maacutes allaacute y se manteniacutea en China medieval como uno de los debe-res rituales y ceremoniales maacutes importantes de una familia incluyendo la familia imperial Asiacute cuando el hijo ldquodejaba la casardquo no soacutelo abandonaba sus deberes rituales con respecto a su propio padre y a su ancestro sino que se privaba a siacute mismo y a todo su linaje de una descendencia que pudiera seguir honrando los deberes rituales sobre los que se fundaba el poder imperial
La seria amenaza que la vida monaacutestica representaba contra los deberes de piedad filial era tanto maacutes grande cuanto que el culto a los ancestros cuando se trataba de la familia impe-rial constituiacutea a la vez un culto poliacutetico Como en el caso de todo jefe de familia el emperador debiacutea tanto honrar sus obligaciones rituales y ceremoniales con respecto a sus ancestros (los emperadores que lo precedieron hasta su padre) como engendrar a su sucesor para asegurarse de este modo que su descendencia seguiriacutea honraacutendolo despueacutes de su muerte Una falla en el culto imperial podiacutea poner en riesgo la estabilidad del imperio ya sea porque los ancestros resentidos contra los vivos podiacutean querer vengarse ya sea porque el Cielo podiacutea responder con signos negativos contra la dinastiacutea17 ldquoDejar la casardquo en este contexto atentaba contra los principios eacuteticos rituales y ceremoniales de la organizacioacuten familiar y poliacutetica
Un acontecimiento de 404 ilustra claramente esta tensioacuten entre la vida monaacutestica y los deberes de la piedad filial Huan Xuan 桓玄 (369-404) que usurpa el trono de la dinastiacutea Jin y
dismo el libro de referencia es el de Erik Zuumlrcher The Buddhist Conquest of China The Spread and Adaptation of Buddhism in Early Medieval China Leiden Brill 2007 [1959] Sobre la relacioacuten entre budismo y taoiacutesmo veacutease Isabelle Robinet ldquoDe quelques effets du bouddhisme sur la probleacutematique taoiumlste aspects de la confrontation du taoiumlsme au bouddhismerdquo en John Lagerway (ed) Religion and Chinese Society Pariacutes Eacutecole Franccedilaise drsquoExtrecircme Orient et Hong Kong Hong Kong University Press 2004 vol 1 pp 411-516 16 Sobre la analogiacutea patriarcal en el budismo Mahayana veacutease Alan Cole Text as Father Paternal Seductions in Early Mahayana Buddhist Literature Los Aacutengeles University of California Press 200517 El culto a los ancestros es central en la cosmovisioacuten de las eacutelites de la corte Seguacuten una creencia que se mantuvo durante la China imperial los hombres tienen dos ldquoalmasrdquo el hun魂 y el po魄 Cuando una persona muere su hun va al Cielo mientras que el po queda en la Tierra Estas dos almas se mantienen vivas durante un tiempo en el maacutes allaacute y esa es la razoacuten de que los vivos tengan que ofrecerles alimentos y bebidas El culto dinaacutestico estaacute basado en esta creencia Veacutease Yu Yingshi ldquolsquoOh Soul Come Backrsquo A study in Changing Conceptions of the Soul and After-Life in Pre-Buddhist Chinardquo Harvard Journal of Asiatic Studies vol 47 ndeg 2 1987 pp 363-395 Por otro lado el Cielo podiacutea castigar a la dinastiacutea si los rituales no eran realizados de manera adecuada Para una introduccioacuten a la creencia en la relacioacuten cosmoloacutegica de ldquoestiacutemulordquo y ldquorespuestardquo entre hombre Cielo y Tierra como fundamento del poder imperial veacutease Michael Loewe ldquoThe authority of the emperors of Chrsquoin and Hanrdquo en Divination Mythology and Monarchy in Han China Cambridge Cambridge University Press pp 85-111
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se proclama emperador en 403 consulta a sus consejeros sobre si los monjes budistas deben mostrar su respeto al emperador (jingwang 敬王) del mismo modo que el resto de los suacutebditos Como sus consejeros estaacuten divididos sobre esta cuestioacuten en 404 Huan Xuan decide darle la palabra al monje Huiyuan 慧遠 (334-416)18 que vive en el monte Lu Huiyuan fundamenta entonces su posicioacuten en un argumento que se encuentra en su tratado ldquoEl sramana [monje] no deberiacutea dar muestras de respeto al monarcardquo (shamen bu jing wang zhe lun 沙門不敬王者論) y que nos interesa particularmente por sus implicaciones para el patriarcado chino
凡在出家皆遁世以求其志變俗以達其道變俗則服章不得與世典同禮遁世則宜高尚其
迹大德故能拯溺俗于沈流拔玄根于重劫 [hellip] 雖不處王侯之位固已協契皇極在宥生民
矣是故內乖天屬之重而不逆其孝外闕奉主之恭而不失其敬
Todo el que deja la casa se aparta del mundo para seguir sus propias aspiraciones y se desviacutea de las costumbres mundanas (biansu) para perfeccionarse en el Camino Una vez que desviacutea de las costumbres mundanas [el sramana] no puede seguir los ritos mundanos en su atuendo y como estaacute retirado del mundo sus acciones deben ser sublimes Asiacute puede salvar al mundo del gran fluir [de la existencia] y sacar las raiacuteces oscuras de los eones sucesivos [hellip] De este modo en el interior [es decir en la casa] va en contra del respeto debido a las relaciones celestes [tian-shu los lazos de sangre] y sin embargo no se desviacutea de su piedad filial en el exterior [es decir en su servicio al emperador] no muestra sentildeales de respeto hacia su sentildeor (zhu) y sin embargo no carece de reverencia hacia eacutel19
Este y otros argumentos de Huiyuan bastaron para convencer a Huan Xuan ndashque sin embargo teniacutea una actitud hostil con respecto a las comunidades monaacutesticasndash de permitir que los monjes no estuvieran obligados a demostrar respeto frente al monarca Huiyuan sosteniacutea que apartarse de los ritos ldquomundanosrdquo no iba en contra de la eacutetica familiar y poliacutetica que exigiacutean los deberes anaacutelogos de piedad filial y de respeto al emperador Al contrario los complementaba en un sentido maacutes elevado El monje se apartaba del mundo para salvar al mundo no intentaba apro-piarse de la comunidad poliacutetica sino crear una comunidad autoacutenoma que le permitiera salvar a los hombres del ciclo de la reencarnacioacuten
El patriarcado teniacutea asiacute un sentido diferente para el monje Si la eacutetica de la corte imperial exigiacutea que el respeto al padre y el respeto al monarca se combinaran para mantener la estabili-dad del imperio la eacutetica monaacutestica imponiacutea una forma de vida con sus propias jerarquiacuteas y sus propios objetivos donde la figura del ldquopadrerdquo soacutelo existiacutea como una figura extrantildea propia del ldquomundordquo sin importancia para una doctrina de salvacioacuten como era el budismo Los deberes domeacutesticos y poliacuteticos eran soacutelo complementos imperfectos del objetivo uacuteltimo de salvacioacuten
18 Huiyuan es una de las figuras principales de la historia del budismo en China En la eacutepoca en que Huan Xuan usurpoacute el trono imperial Huiyuan ya se habiacutea instalado en el templo Donglin del monte Lu donde impartiacutea sus ensentildeanzas Despueacutes de su muerte fue considerado el primer patriarca del budismo Tierra Pura (jingtu 淨土) tam-bieacuten llamado ldquoamidismordquo por el lugar privilegiado que esta doctrina le daba al buda Amithaba Seguacuten la soteriologiacutea del amidismo la llegada a ldquotierra purardquo seria posible por medio de un ejercicio de visualizaciones del buda Amithaba Para una introduccioacuten a este texto veacutease Ren Jiyu 任繼愈 (ed) Zhongguo fojiaoshi 中國佛教史 (Historia del budismo chino) Beijing Zhongguo shehui kexue 1981 pp 439-458 19 Erik Zuumlrcher The Buddhist Conquest of China op cit p 251 Gaoseng zhuan 高僧傳 (Biografiacuteas de monjes eminentes) juan 6 p 220
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de todos los seres y la analogiacutea patriarcal perdiacutea sentido en un mundo social que como el monasterio no consideraba al padre como la fuente superior de autoridad Nos encontramos entonces con que la analogiacutea patriarcal tiene valor en el mundo social de los letrados de corte (tanto bajo la efiacutemera dinastiacutea de Huan Xuan como bajo la dinastiacutea Liu-Song que recuperaraacute el poder ese mismo antildeo) pero no en el mundo social del monasterio y de los fieles laicos Es en efecto en la corte imperial (o en las cortes de los grandes ministros y de los priacutencipes) donde se sostiene una estrecha relacioacuten simboacutelica entre la eacutetica domeacutestica y la eacutetica poliacutetica Pero esta relacioacuten entre eacutetica domeacutestica y eacutetica poliacutetica no tiene valor en el monasterio que conserva una cierta autonomiacutea social y simboacutelica con respecto al poder imperial La institucioacuten del monas-terio no busca poner en peligro el poder del emperador y menos aun apropiarse del poder imperial pero su fuerza econoacutemica y social constituye una amenaza no soacutelo para los modos establecidos de representar el rol del emperador frente a sus suacutebditos (y eso incluye la analogiacutea patriarcal) sino tambieacuten para los grupos que se niegan a reconocerle sus privilegios20
De hecho gracias a su fuerza econoacutemica y simboacutelica el budismo seraacute poco maacutes de un siglo despueacutes de la controversia entre Huan Xuan y Huiyuan la fuente de importantes cambios en la organizacioacuten y en la representacioacuten de los fundamentos del poder imperial en la China medieval En el antildeo 519 el emperador Wu de la dinastiacutea de Liang Xiao Yan 蕭衍 (464-549 r 502-549) se declararaacute a siacute mismo boddhisattva (pusa 菩薩) y haraacute del budismo la piedra angular de una dinastiacutea que reinaraacute en Jiankang durante toda la primera mitad del siglo vi Andreas Janousch ha dedicado un largo artiacuteculo a este acontecimiento fundamental de la historia poliacutetica del budismo en China imperial21 La eleccioacuten de la imagen del boddhisattva tiene un sentido poliacutetico claro figura central en el budismo Mahayana (ldquogran vehiacuteculordquo) el boddhisattva designa a la persona que despueacutes de recibir la iluminacioacuten decide permanecer en el mundo para salvar al resto de los seres El emperador Xiao Yan muy cercano al sangha intenta apropiarse de esta imagen y eso lo pondraacute en una posicioacuten de desafiacuteo tanto con respecto a las autoridades monaacutesticas (que sienten su poder socavado) como con respecto a ciertos sectores de la eacutelite letrada (que no ven con buenos ojos sus asambleas budistas y sus reformas rituales)22 La analogiacutea patriarcal sin desaparecer queda bajo este emperador relativamente desvalorizada en el repertorio simboacutelico con que el poder imperial representa su misioacuten entre los hombres23
La piedad filial y la institucionalizacioacuten del canon imperial
La indefinicioacuten del lenguaje poliacutetico no se debe soacutelo a instituciones que como el monasterio tienen una relativa autonomiacutea con respecto a la corte imperial Tambieacuten se debe al modo mismo en que se produce este lenguaje El proceso de produccioacuten del lenguaje poliacutetico pasa por los
20 De hecho estos privilegios fueron utilizados como motivos en diferentes persecuciones que el budismo sufrioacute por parte del poder imperial en momentos menos favorables21 Andreas Janousch ldquoThe Emperor as Boddhisattvardquo en Joseph McDermott (ed) State and Court Ritual in China Cambridge Cambridge University Press 1999 pp 112-14922 Por ejemplo el emperador Wu de Liang ndashcontra las instrucciones expresas del Libro de los Ritosndash hizo cambiar en todos los lugares de culto las ofrendas de carne por ofrendas de vegetales para respetar el mandato budista de no matar Veacutease por ejemplo Nanshi juan 72 p 1781 23 Pero no por eso queda desplazada De hecho la piedad filial podiacutea ser tematizada como una virtud que podiacutea ser extendida a todos los seres vivos Andreas Janousch ldquoThe Emperor as Boddhisattvardquo op cit p 147
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letrados de la corte que por ser los inteacuterpretes autorizados de los Libros Canoacutenicos hablan escriben y discuten sobre la naturaleza del poder que detentan el emperador y sus ministros Si analizamos el uso que los letrados hacen de las analogiacuteas patriarcales24 veremos que estas analogiacuteas estaacuten sometidas a indefiniciones y alternativas y que las opiniones divergentes cuando se trata de instituir una forma de autoridad entran en conflictos que ponen en juego los fundamentos simboacutelicos del poder imperial Las fisuras estaacuten en el corazoacuten mismo de la pro-duccioacuten del lenguaje poliacutetico oficial
Un primer signo de esta indefinicioacuten constitutiva del lenguaje poliacutetico estaacute en el proceso mismo de seleccioacuten de las metaacuteforas poliacuteticas En el Libro de la piedad filial como vimos la metaacutefora del padre se apoya en una analogiacutea que implica ciertos deberes de parte del ministro igualdad de sentimientos con respecto al padre y al sentildeor y extensioacuten de los deberes en la casa a los deberes en la administracioacuten Pero esta es soacutelo una de las representaciones posibles de la relacioacuten entre emperador y ministro en el lenguaje poliacutetico de las eacutelites letradas de la corte imperial Entre las metaacuteforas que describen esta relacioacuten en los textos antiguos y medievales encontramos por ejemplo la metaacutefora del ministro como ldquoesposardquo del emperador25 Esta me-taacutefora permite en cierto sentido subrayar que el ministro no tiene derecho a la posicioacuten de pa-dre en un imperio representado como familia poliacutetica incluso cuando la familia del ministro ndashque seguacuten sugiere la metaacutefora tiene una ldquoalianza matrimonialrdquo con la familia del empera-dorndash goza de un linaje tan ilustre como el de la dinastiacutea reinante A diferencia de la metaacutefora del ldquohijordquo de un emperador-padre la metaacutefora del ministro-ldquoesposardquo recuerda de este modo que el ministro viene del exterior y que no representa una amenaza a la sucesioacuten dinaacutestica (es decir a la sucesioacuten por primogenitura de la posicioacuten imperial) Un segundo ejemplo es la me-taacutefora del ministro como ldquohueacutespedrdquo de su emperador Esta metaacutefora se encuentra ya en el libro de las Odas uno de los Libros Canoacutenicos maacutes antiguos que durante el medioevo siguen siendo la base de una buena parte de las metaacuteforas poliacuteticas El poema ldquoLa brama del ciervordquo (ldquoLumingrdquo)26 citado una y otra vez en textos tanto poeacuteticos como administrativos representa a un sentildeor que recibe a sus ldquohueacutespedesrdquo talentosos en su ldquomoradardquo y que a cambio de sus consejos los honra con telas de seda que les entrega en canastas de bambuacute27Aquiacute el ministro soacutelo pertenece temporariamente al aacutembito domeacutestico del emperador ya no es como una esposa o un hijo sometidos estatutariamente a la autoridad del padre-esposo sino como un invitado que por amistad o respeto da buenos consejos a su anfitrioacuten Finalmente se puede mencionar
24 Estas reflexiones fueron en parte inspiradas por el libro de John Searle The Construction of Social Reality Nueva York The Free Press 1995 que se inscribe en la tradicioacuten de linguumliacutestica pragmaacutetica anglosajona (de la que Searle es uno de los principales exponentes) La linguumliacutestica pragmaacutetica ha inspirado distintos trabajos historiograacuteficos en las uacuteltimas deacutecadas en particular los trabajos de Quentin Skinner John Pocock o de otros historiadores de la llamada ldquoEscuela de Cambridgerdquo25 La metaacutefora del ministro-ldquoesposardquo tiene una larga tradicioacuten En el poema cuasi-canoacutenico ldquoEncontrando la tristezardquo (ldquoLisaordquo 離騷) Qu Yuan (iv-iii siglos aC) se ve a siacute mismo como una mujer que provoca los celos de sus rivales en la corte (otros ministros) frente a su ldquoesposordquo-monarca Veacutease Wenxuan 321492 con el comentario de Wang Yi Esta metaacutefora estaacute relacionada con la fuerza yin 陰 del ministro que se opone a la fuerza yang 陽 del monarca o emperador el ldquocamino del ministrordquo (chen dao 臣道) estaacute expliacutecitamente asociado en el libro de las Mutaciones con el ldquocamino de la esposardquo (qi dao 妻道) y el ldquocamino de la Tierrardquo (di dao 地道) Veacutease Zhouyi zhengyi 119a hexa-grama kun 坤26 Maoshi zhengyi 92405b-406b27 Ibid 92405b
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el ejemplo de la metaacutefora del ministro-ldquoamigordquo estudiada por Yuri Pines28 Quizaacute la menos ldquodomeacutesticardquo de las metaacuteforas del poder poliacutetico la relacioacuten de amistad ndashuna de las cinco rela-ciones sobre las que se basa la doctrina social del llamado ldquoconfucianismordquondash no se sustrae del todo a la relacioacuten de dependencia personal y no anticipa forzosamente la nocioacuten moderna de ldquoigualdadrdquo en la mayor parte de los casos la ldquoamistadrdquo es tambieacuten una relacioacuten jeraacuterquica atravesada por criterios de edad y de posicioacuten
Todas estas metaacuteforas implican relaciones diferentes entre ministro y emperador Pero un estudio del significado literal de estas metaacuteforas no alcanza para comprender su sentido pragmaacutetico como ocurre generalmente con los textos chinos (y quizaacute tambieacuten con cualquier tipo de texto) el sentido literal de estas metaacuteforas se enriquece y quizaacute se vuelve en su contrario cuando el contexto de uso obliga a reinterpretar la metaacutefora La metaacutefora del ldquohueacutespedrdquo por retomar uno de los ejemplos anteriores teniacutea en tiempos preimperiales un fuerte asidero institucional sobre todo en un momento en que los llamados ldquoletrados itinerantesrdquo (youshi 遊士) se trasladaban de una corte a otra para ofrecer sus consejos en los distintos ldquosentildeoriacuteosrdquo que componiacutean el territorio gobernado nominalmente por la dinastiacutea de Zhou (xi aC-256 aC) En esos tiempos el letrado podiacutea cambiar de corte cuando no estaba satisfecho con el trato que le daba su ldquoanfitrioacutenrdquo29 Despueacutes del Primer Emperador (Qin Shi-huang di 260-210 aC r 221-210 aC) y sobre todo del emperador Wu de Han (156-87 aC r 141-87 aC) cuando ya no hay cortes verdaderamente autoacutenomas de la corte imperial el ministro soacutelo tiene la posibilidad de ser o un ldquohueacutespedrdquo de su emperador o un anacoreta reti-rado en su residencia o en la montantildea (cuando no decide seguir la viacutea monacal) Pero incluso en tiempos imperiales la metaacutefora puede tener distintos matices Cuando un emperador deacutebil le ofrece un trato particular a un ministro fuerte miembro de una familia ilustre la metaacutefora del ldquohueacutespedrdquo puede significar una relacioacuten relativamente igualitaria Inversamente cuando un emperador fuerte trata de ldquohueacutespedrdquo a un ministro deacutebil puede tratarse de una afectacioacuten de humildad30
Hay asiacute en estas indefiniciones semaacutenticas un tipo de conflictos que podemos llamar ldquolucha de discursosrdquo las luchas por la produccioacuten y la circulacioacuten de un determinado lenguaje sobre la relacioacuten emperador-ministro Proponemos entonces abordar como ejemplo de estas luchas de discursos la controversia sobre el Libro de la piedad filial en el antildeo 483 En esta controversia no es la validez de la analogiacutea lo que se pone en cuestioacuten sino el valor de ese libro para la formacioacuten de las eacutelites imperiales y sobre todo para fundamentar los argumentos
28 Veacutease Yuri Pines ldquoFriends or foes changing concepts of ruler-minister relations and the notion of royalty in pre-imperial Chinardquo Monumenta Serica vol 50 2002 pp 35-7429 Veacutease Yu Yingshi 余英時 ldquoGudai zhishi jieceng de xingqi yu fazhanrdquo (La emergencia y el desarrollo del estrato intelectual en la antiguumledadrdquo) en Shi yu Zhongguo wenhua 士與中國文化 (El letrado y la cultura china) Shanghai Shanghai renmin chubanshe 2003 pp 46-5530 Xiao Daocheng primer emperador de Qi necesitoacute del apoyo de grandes familias ilustres y de hombres de armas poderosos para consolidar su reacutegimen Wang Jian y otro ministro importante Chu Yuan le dieron el apoyo que ne-cesitaba entre las eacutelites En este contexto Wang Jian tiene un enorme poder sobre el emperador y la metaacutefora pa-triarcal como veremos maacutes abajo estaacute lejos de significar la sumisioacuten absoluta de Wang Jian Unos antildeos despueacutes bajo el emperador Xiao Ze los ministros tienen menos poder frente al emperador Por eso cuando encontramos la metaacutefora del ldquohueacutespedrdquo en por ejemplo la pregunta de un examen para otorgar un tiacutetulo estamos obligados a inter-pretar que se trata de una afectacioacuten de humildad por parte del emperador y no la descripcioacuten de la relacioacuten entre emperador y ministro Veacutease Pablo Blitstein ldquoLrsquoart politique du texte savoirs lettreacutes et pouvoir impeacuterial dans la Chine du Sud des v-vi siegraveclesrdquo tesis doctoral defendida el 25 de mayo de 2012 en el inalco Pariacutes
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en las discusiones de las asambleas de corte31 No se trata de una disputa sobre el sentido del libro sino sobre su valor institucional porque es en efecto el valor institucional del libro el que crearaacute las condiciones para facilitar o para restringir usos determinados de este discurso es-peciacutefico sobre la analogiacutea patriarcal
Los protagonistas de la disputa son Wang Jian 王儉 (452-489) y Lu Cheng 陸澄 (425-494) dos grandes letrados e importantes ministros de la dinastiacutea de Qi del Sur (479-502) Ese antildeo Lu Cheng ocupa el puesto de doctor de la universidad imperial mientras que Wang Jian ocupa el puesto de director del secretariado imperial y poco maacutes tarde el de director de la universidad El tema que los opone es el ldquocanon imperialrdquo (didian 帝典) es decir el corpus de textos que seraacuten considerados ldquocanoacutenicosrdquo por la dinastiacutea Este ldquocanonrdquo tiene dos funciones Por un lado sirve para formalizar la autoridad de un corpus textual y para facilitar la tarea de identificar ldquoprecedentesrdquo (gushi 故事) en la elaboracioacuten de la poliacutetica imperial Por otro lado cuando la universidad imperial tiene estudiantes este canon constituye la base de la ensentildeanza y sirve para transmitir una formacioacuten textual eacutetica y poliacutetica a los miembros maacutes joacutevenes de las eacutelites32 Las dos funciones ndashaconsejar al emperador y organizar la universidadndash son inseparables porque los eruditos (xueshi 學士) que gestionan la universidad tienen a su vez el deber de dar consejos al emperador33 De ahiacute la importancia de la disputa entre Wang Jian y Lu Cheng sobre el ldquocanon imperialrdquo los textos incluidos en el canon seraacuten la base no soacutelo de ordenanzas y decretos sino tambieacuten eventualmente de la formacioacuten de los joacutevenes letrados que un diacutea pasaraacuten a ocupar puestos importantes de la administracioacuten
La disputa figura en el Libro de los Qi del Sur escrito por Xiao Zixian 蕭子顯 (489-537) unos treinta antildeos despueacutes de la controversia
澄謂尚書令王儉曰 「《孝經》小學之類不宜列在帝典 」乃與儉書論之曰「 [hellip] 世有
一《孝經》題為鄭玄注觀其用辭不與注書相類案玄自序所注眾書亦無《孝經》」34
[Lu] Cheng le dijo al director de la secretariacutea imperial Wang Jian ldquoEl Libro de la piedad filial es un texto para la ensentildeanza primaria y no deberiacutea ser incluido en el canon imperialrdquo Poco
31 La asamblea de corte era una audiencia regular en que los ministros discutiacutean las poliacuteticas imperiales y presentaban sus opiniones al emperador (que frecuentemente asistiacutea a esas reuniones) Sobre las asambleas de corte en las Dinas-tiacuteas del sur veacutease Zhu Zongbin 祝總斌 Liang Han Wei Jin Nan bei chao zaixiang zhidu yanjiu 兩漢魏晉南北朝宰相
制度研究 (Investigaciones sobre el sistema del primer ministro en las dinastiacuteas de Han de Wei de Jin y de las dinas-tiacuteas del sur y del norte) Beijing Zhonguo shehui kexue chubanshe 1990 p 22832 Algunos investigadores afirman que existiacutean dos universidades imperiales la Taixue 太學 (ldquoGran escuelardquo) y la Guozi xue 國子學 (ldquoEscuela de los hijos del reinordquo) Pero Gao Huibin sostiene con argumentos convincentes que bajo los Qi del sur estos dos nombres se refieren a una misma institucioacuten y tambieacuten con Yan Buke que los funcio-narios de la universidad imperial mientras estaacute cerrada asumen responsabilidades consultivas Veacutease Gao Huibin 高慧斌 Nanchao xuezhi yanjiu 南朝學制研究 (Investigaciones sobre el sistema educativo de las Dinastiacuteas del Sur) tesis de doctorado defendida en la Universidad de Jilin bajo la direccioacuten de Zhang Hequan 張鶴泉 en 2005 pp 30-36 y Yan Buke Chaju zhidu bianqian shigao 察舉制度變遷史稿 (Esbozo sobre la evolucioacuten del sistema de ldquoobserva-cioacuten y seleccioacutenrdquo [de funcionarios imperiales]) Beijing Zhongguo renmin daxue chubanshe 2009 pp 197-203 Sobre la base de este anaacutelisis podemos decir que los funcionarios de la universidad tambieacuten podiacutean discutir el con-tenido del programa para el momento de reapertura de la universidad 33 Kubozoe Yoshifumi 漥添慶文 Gi Shin Nanboku chō kanryōsei kenkyū 魏晉南北朝官僚制研究 (Investigaciones sobre la administracioacuten de Wei Jin y de las dinastiacuteas del sur y del norte) Tokyo Kyūko Shoin 2003 pp 366-36734 Nan Qi shu 南齊書 (Libro de los Qi del Sur) juan 39 p 684 Las referencias al Nan Qi shu al Nan shi 南史 (Historia del Sur) y al Sanguo zhi三國志 (Memoria sobre los Tres Reinos) siguen la edicioacuten de referencia de Zhonghua shuju
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despueacutes le escribioacute una carta para discutir esta cuestioacuten ldquo[hellip] Tenemos un uacutenico Libro de la piedad filial donde se dice que ha sido anotado por Zheng Xuan pero despueacutes de leer las no-tas [me di cuenta] de que no se parecen [a otros comentarios de Zheng Xuan] Y a juzgar por el prefacio de Zheng Xuan a los libros que comentoacute el Libro de la piedad filial no se encuentra entre ellosrdquo
Lu Cheng tiene dos argumentos en contra de la oficializacioacuten del Libro de la piedad filial El primero es que el libro pertenece a la ldquoensentildeanza primariardquo y que por esa razoacuten no merece ser consagrado en el corpus del ldquocanon imperialrdquo En efecto por su lenguaje relativamente sencillo el libro suele ser memorizado por las eacutelites letradas ya desde la infancia El segundo argumento maacutes teacutecnico son las dudas sobre la autenticidad de las notas de Zheng Xuan 鄭玄
(127-200) uno de los comentaristas maacutes respetados en los primeros siglos del imperio Lu Cheng pareceriacutea atribuir la importancia del libro al valor de esas notas cuando sugiere que si hay dudas sobre la autoriacutea de Zheng Xuan el libro tiene menos valor para la ensentildeanza universitaria Las objeciones de Lu Cheng a la canonizacioacuten del libro no se fundan en el contenido del texto sino en su rol durante la ldquoensentildeanza primariardquo y en problemas ligados a la criacutetica textual No es la analogiacutea patriarcal en siacute lo que pone en cuestioacuten sino la institucionalizacioacuten de un texto que desarrolla un discurso articulado sobre esta analogiacutea
Wang Jian tiene una opinioacuten diferente de la de Lu Cheng
疑《孝經》非鄭所注僕以此書明百行之首實人倫所先《七略》《藝文》並陳之六藝
不與《蒼頡》《凡將》之流也鄭注虛實前代不嫌意謂可安仍舊立置
Es probable que el Libro de la piedad filial no haya sido anotado por Zheng Xuan Considero sin embargo que este libro ilumina la principal de las cien acciones [es decir la piedad filial] y que pone de manifiesto lo que es primero con respecto a las relaciones humanas Las ldquoSiete ruacutebricasrdquo [ldquoQiluerdquo de Liu Xiang y Liu Xin] y la ldquoMemoria sobre las letrasrdquo [ldquoYiwen zhirdquo de Ban Gu]35 las incluyen entre las seis artes [nombre alternativo para los Libros Canoacutenicos] y no en el geacutenero (liu) del ldquoCang Jierdquo y del ldquoFan Jiangrdquo36 Las carencias de las notas de Zheng no fueron criticadas por letrados de generaciones anteriores Y en cuanto a su sentido son fiables y podemos seguir utilizaacutendolas37
35 Las ldquoSiete ruacutebricasrdquo es un cataacutelogo hecho por Liu Xiang 劉向 (77-76 aC) y su hijo Liu Xin 劉歆 (50-23 aC) dos importantes funcionarios letrados a fines de los Han Anteriores La ldquoMemoria sobre las letrasrdquo es una seccioacuten del Hanshu (Libro de Han) la historia de los Han Anteriores escrita por Ban Gu 班固 (32-92) que ofrece un cataacutelogo de la biblioteca imperial basado en las ldquoSiete ruacutebricasrdquo36 El ldquoFanjiangrdquo de Sima Xiangru 司馬相如 (179-127 aC) y el ldquoCang Jierdquo de Li Si 李斯 (280-208 aC) eran dos textos utilizados para el aprendizaje de la lectura Veacutease HS 301719-172037 Nan Qi shu juan 39 p 685 Son sin embargo las objeciones de Lu Cheng que maacutes tarde seraacuten tomadas en cuenta en la historia imperial Ya en los Tang como el comentario de Zheng Xuan empezoacute a ser considerado falso fue marginado y finalmente perdido El comentario se encontroacute en Japoacuten en el siglo xviii y fue reconstituido por Yan Kejun y Pi Xirui Hoy disponemos de una versioacuten del siglo ixe encontrada en Dunhuang Sobre la historia de la transmisioacuten de este texto veacutease William Boltz ldquoHsiao Chingrdquo en Michael Loewe Early Chinese Texts A Bibliogra-phical Guide Berkeley The Society for the Study of Early ChinaThe Institute of East Asian Studies University of California 1993 pp 147-148 Una versioacuten reconstituida con las notas de Zheng Xuan es Zhengzhu xiaojing 鄭注孝
經 (El Libro de la piedad filial con notas de Zheng Xuan) Taipei Shangwu yinshu guan 1966
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Wang Jian evoca a historiadores y archivistas de la autoridad de Ban Gu y de Liu Xiang (o de su hijo Liu Xin) para demostrar que el libro en realidad no es un texto exclusivamente para nintildeos por otro lado se apoya en la fiabilidad del sentido de las notas para sugerir que a pesar de las dudas que pesan sobre su autenticidad el libro sigue mereciendo su lugar en el ldquocanon imperialrdquo En el fondo el argumento maacutes importante de Wang Jian se encuentra al principio del pasaje el libro ilustra demasiado bien la virtud de la piedad filial como para no incluirlo en el ldquocanon imperialrdquo Poco importan las objeciones teacutecnicas la importancia del libro reside en el hecho de que tiene como eje los deberes eacuteticos necesarios para sostener tanto la autoridad fa-miliar como la autoridad poliacutetica los dos pilares de la organizacioacuten social Lo importante para Wang Jian es la claridad del texto sobre la piedad filial
En efecto el lugar que se le asigne al Libro de la piedad filial en la corte no es un pro-blema menor para Wang Jian Desde los comienzos de la dinastiacutea Qi del sur en 479 Wang Jian cita este libro en reuniones de corte como modelo de una virtud poliacutetica fundada en la analogiacutea patriarcal La escena siguiente es un ejemplo
上使陸澄誦孝經自「仲尼居」而起儉曰「澄所謂博而寡要臣請誦 之」乃誦「君子之
事上」章上曰「善張子布更覺非奇也」
El emperador le pidioacute a Lu Cheng que recitara el Libro de la piedad filial y Lu Cheng comenzoacute [la recitacioacuten] en la seccioacuten ldquoConfucio estaba sentadohelliprdquo [es decir en la primera seccioacuten del libro] Wang Jian dijo entonces ldquoLas palabras de Lu Cheng demuestran su erudicioacuten pero no van a lo esencial Le pido que me permita recitarlordquo Y recitoacute entonces la seccioacuten ldquoal servir a su superior el hombre de bienhelliprdquo El emperador dijo ldquoiexclBien Ahora seacute que Zhang Zibu 張子
布 (156-236)38 no era tan extraordinariordquo39
El pasaje del Libro de la piedad filial recitado por Wang Jian es el siguiente
君子之事上也進思盡忠退思補過將順其美匡救其惡故上下能相親也
Al servir a su superior (shang) el hombre de bien cuando se encuentra cerca [de su sentildeor] piensa en ir hasta el fondo de su lealtad cuando se encuentra lejos piensa en corregir las faltas [de su sentildeor] alienta lo bello desalienta lo feo de modo tal que el superior y el inferior pueden tratarse entre ellos como parientes (qin)40
El pasaje elegido por Wang Jian hace alusioacuten al deber que tiene un ministro de dar pruebas de lealtad y a la vez de dar consejos y advertencias a su ldquosuperiorrdquo (shang 上) es decir Wang Jian considera que ldquolo esencialrdquo del libro estaacute en mostrarse fiel sin renunciar a la libertad de palabra de la que puede gozar un ministro poderoso en la corte imperial El Libro de la piedad
38 Zhang Zibu (o Zhang Zhao 張昭) fue ministro de Sun Quan 孫權 (182-252 r 229-252) bajo la dinastiacutea Wu 吳 (229-
280) durante el periacuteodo de los Tres Reinos Suele ser citado en la eacutepoca como un consejero leal Su biografiacutea estaacute en
Sanguo zhi (Memorias de los Tres Reinos) juan 52 p 121939 Nan Qi shu juan 23 pp 435-436 Veacutease tambieacuten Nan shi juan 22 p 593 40 Xiaojing zhushu juan 8 p 2560a
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filial es asiacute el eje de las ideas de Wang Jian sobre la relacioacuten entre emperador y ministro Pero el uso del libro en la poliacutetica de corte tiene aun otras implicaciones Como sugiere Ochi Shigeaki41 el modelo de piedad filial que suele buscarse en este libro no concierne soacutelo a la relacioacuten entre emperador y ministro sino tambieacuten gracias a la ambiguumledad de la palabra ldquosuperiorrdquo (shang 上) a la relacioacuten entre los ministros y sus propios subordinados Wang Jian es uno de los ministros maacutes poderosos de los primeros antildeos de la dinastiacutea de Qi del sur su poder se debe tanto a su lugar privilegiado en la elaboracioacuten de decretos y ordenanzas como al prestigio de su familia los Wang de Langye Al tomar como modelo el Libro de la piedad filial que identifica los deberes y los sentimientos debidos al ldquopadrerdquo (fu 父) con los debidos al ldquosentildeorrdquo (jun 君) Wang Jian sugiere por un lado una fidelidad absoluta del ministro al emperador y por el otro una fidelidad absoluta de los subordinados a los grandes ministros Leiacutedo de este modo el Libro de la piedad filial sirve para segmentar la organizacioacuten del poder imperial la figura del emperador tiene asegurada la fidelidad de sus ministros pero no forzosamente la de los dependientes de sus ministros
Las objeciones de Lu Cheng ponen en riesgo esta posicioacuten central del Libro de la piedad filial y de este modo tambieacuten la interpretacioacuten que Wang Jian a partir de este libro impone a la virtud de la piedad filial Si el Libro de la piedad filial es excluido del ldquocanon imperialrdquo iquestcoacutemo evocarlo cuando se discutan cuestiones relativas a la piedad filial y a la relacioacuten entre sentildeor y suacutebdito La representacioacuten de la relacioacuten entre ldquosuperiorrdquo e ldquoinferiorrdquo tal como la con-cibe Wang Jian perderiacutea autoridad si su texto de base el Libro de la piedad filial fuera despla-zado del canon Es por esta razoacuten que las objeciones de Lu Cheng son quizaacute el signo de una lucha de facciones en la corte por un lado la faccioacuten de familias ilustres del norte que como la de Wang Jian migraron algunas generaciones atraacutes desde el Shandong a Jiankang para ayu-dar a consolidar la corte imperial de la entonces dinastiacutea de Jin por el otro la faccioacuten de las familias ilustres del sur que como la de Lu Cheng raramente ocuparon en la administracioacuten imperial posiciones con el mismo prestigio que las ocupadas por las familias del norte En la corte de Jiankang las relaciones de dominacioacuten estaacuten ligadas a la acumulacioacuten de privilegios estatutarios adquiridos de generacioacuten en generacioacuten pero basta con que el emperador nombre ministros del sur en puestos maacutes altos y cambie la reparticioacuten de cargos administrativos para que los fundamentos de estos privilegios tradicionales se resquebrajen Lu Cheng sabe enton-ces muy bien que cuando critica la propuesta de Wang Jian no es soacutelo la piedad filial lo que pone en crisis con sus objeciones sino tambieacuten la autoridad de Wang Jian
Las rivalidades entre facciones pareceriacutean estar al margen de la analogiacutea patriarcal Y sin embargo el sentido de esta analogiacutea depende estrechamente de la lucha de discursos entre ellas Es verdad que a diferencia del cuestionamiento de Huiyuan al respeto debido al empe-rador las objeciones de Lu Cheng no ponen en crisis la analogiacutea patriarcal como elemento de representacioacuten del poder imperial pero siacute cuestionan en cambio una lectura de esta analogiacutea y un modo de institucionalizarla Lu Cheng intenta frenar la institucionalizacioacuten del Libro de la piedad filial como fuente oficial de la analogiacutea patriarcal mientras que Wang Jian cuya posicioacuten estaacute comprometida poliacuteticamente con un discurso especiacutefico sobre esta analogiacutea de-fiende el rol institucional del libro como vector oficial de su propio discurso La controversia
41 Ochi Shigeaki ldquoThe Southern Dynasties Aristocratic System and Dynastic Changerdquo Acta Asiatica ndeg 60 1991 p 62
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demuestra que en el corazoacuten mismo de la cultura poliacutetica de la corte imperial la analogiacutea pa-triarcal no tiene ninguacuten significado fuera de las interpretaciones que los letrados le dan en el contexto de su actividad de consejeros ndashincluso cuando la utilizacioacuten de la analogiacutea es admi-tida por todos los que participan en la institucionalizacioacuten de los discursosndash El significado mismo de la analogiacutea es inseparable de estas luchas de posicionamiento en la corte iquestCoacutemo hablar entonces de un ldquopatriarcado chinordquo si ldquopadrerdquo y ldquoemperadorrdquo tienen como significantes flotantes sentidos distintos seguacuten el uso que les dan los letrados La contradiccioacuten de sentidos estaacute inscripta en la formulacioacuten y en el uso mismo del discurso
Conclusiones
Podemos sacar dos conclusiones sobre las analogiacuteas patriarcales en la China medieval La primera es de orden historiograacutefico y concierne a las dinaacutemicas simboacutelicas del patriarcado en la sociedad de las eacutelites letradas de Jiankang A partir de la pluralidad de los mundos sociales que conforman la experiencia intelectual de estas eacutelites letradas podemos afirmar que la evo-lucioacuten semaacutentica de la analogiacutea patriarcal depende de las relaciones complejas entre los modos heterogeacuteneos de sociabilidad de los que participan estas eacutelites Para el ministro Wang Jian cuyo modo de vida estaacute estrechamente ligado a su posicioacuten en la corte imperial el ldquopadrerdquo corresponde tanto al emperador como al ministro y representa la forma superior de autoridad moral y poliacutetica para el monje Huiyuan en cambio esa analogiacutea aplicada exclusivamente al emperador pertenece a una forma de sociabilidad ajena y en cierto sentido inferior a la socia-bilidad monaacutestica Si para el ministro la piedad filial representa ldquolo primero en las relaciones humanasrdquo para el monje la piedad filial implica una concepcioacuten estrecha de la virtud no soacutelo porque considera que la salvacioacuten del mundo es un objetivo maacutes elevado que el simple cumpli-miento de los deberes de piedad hacia los padres sino tambieacuten porque el poder patriarcal no constituye para eacutel un fundamento legiacutetimo de autoridad eacutetica La historia de la analogiacutea patriar-cal en China medieval ndashy a lo largo de la historia imperialndash estaacute marcada por estas oposiciones tanto en el interior de la corte (donde los mismos significantes cambian de sentido en su circu-lacioacuten) como en el exterior (donde los espacios de sociabilidad como el monasterio o la aldea producen discursos alternativos a los de la corte imperial)
Las apropiaciones del Libro de la piedad filial son quizaacute por su centralidad en la corte imperial los ejemplos maacutes elocuentes de la imposibilidad de reducir la analogiacutea patriarcal a un significado uniacutevoco en el lenguaje poliacutetico del imperio No soacutelo cada una de las formulaciones de la analogiacutea patriarcal ndashen carta o en recitacioacuten alusiva o expliacutecitandash tiene un contradictor (Lu Cheng para Wang Jian por ejemplo) sino que existen lenguajes alternativos para nuevas for-mulaciones de la analogiacutea patriarcal o incluso para la relativa desvalorizacioacuten de la imagen del padre como fuente de representaciones poliacuteticas (en el caso del emperador boddhisattva) En otras palabras es en la irrefrenable sucesioacuten de reapropiaciones de la analogiacutea difiacutecil de captar con las tipologiacuteas macro-analiacuteticas del ldquopatriarcadordquo o el ldquopatrimonialismordquo que se encuentra el movimiento histoacuterico de las representaciones patriarcales del poder imperial En esta plura-lidad de reapropiaciones podemos ver no soacutelo las posibilidades (realizadas o no) que se abriacutean para la evolucioacuten posterior del imaginario poliacutetico sino tambieacuten las formas de sociabilidad que ya en el medioevo amenazaban con poner teacutermino a las representaciones domeacutesticas del poder imperial Cuando un historiador privilegia soacutelo una de estas versiones del patriarcado sin
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mostrar sus indeterminaciones sus eventuales contradicciones o su contingencia estaacute apli-cando en los hechos un juicio de valor sobre cuaacutel debe ser considerado a partir de los diferen-tes testimonios que nos ofrecen los documentos del periacuteodo el discurso ldquolegiacutetimordquo sobre la analogiacutea patriarcal La sobrevaloracioacuten que suele hacerse del lenguaje poliacutetico de la corte im-perial responde en uacuteltima instancia a una identificacioacuten expliacutecita o impliacutecita de la corte impe-rial con un ldquoEstadordquo en su sentido moderno Pero esta identificacioacuten inspirada en la dicotomiacutea moderna ldquoEstado-sociedadrdquo no tiene validez cuando se trata de explicar las instituciones y el lenguaje poliacutetico de la corte imperial china como hemos visto la corte y el monasterio man-tienen entre siacute una relacioacuten a la vez de intercambio simboacutelico y de conflicto social de modo tal que ninguna de las dos instituciones puede ser considerada unilateralmente como ldquorepresenta-tivardquo de la ldquosociedad chinardquo
Esto nos lleva a nuestra segunda conclusioacuten esta vez de orden metodoloacutegico Las analogiacuteas patriarcales maacutes allaacute del consenso que pudieran causar entre las eacutelites letradas muestran soacutelo un aspecto marginal de su vida histoacuterica cuando se las reduce a tipologiacuteas macro-analiacuteticas como ldquopatrimonialismordquo y ldquopatriarcadordquo Si en cambio nos movemos al mismo tiempo entre diferentes escalas de anaacutelisis y nos concentramos en las indefiniciones semaacutenticas podemos decir que la analogiacutea patriarcal tiene en un mismo tiempo y espacio formas y sentidos diferentes Cuando nos movemos entre los niveles micro ndashpor ejemplo un intercambio situado de cartasndash y macro ndashpor ejemplo la tipificacioacuten de la analogiacutea patriarcal a lo largo de un periacuteodondash podemos mirar de otra manera la historia de las instituciones y del lenguaje poliacutetico Mientras que las tipologiacuteas macro-analiacuteticas imponen representaciones poliacuteticas aloacutegenas a su objeto o aiacuteslan el lenguaje poliacutetico del contexto que le da sentido la variacioacuten de escalas de observacioacuten ndashla ldquomultiscopiacuteardquondash nos permite identificar las inde-terminaciones las discordancias y los conflictos que fragilizan las instituciones y los discursos Lo que aparece como una tipologiacutea desprendida naturalmente de los rasgos ldquotiacutepicosrdquo de una ldquoculturardquo con una significacioacuten cerrada sobre siacute misma el micro-anaacutelisis de su produccioacuten cotidiana nos lo muestra en su contingencia en su pluralidad y en su movimiento semaacutentico Asiacute las analogiacuteas patriarcales que aparecen en los documentos no deberiacutean ser reducidas a la expresioacuten una ldquocultura patriarcalrdquo el germen de cambio y el signo del movimiento histoacuterico estaacuten en las luchas cotidianas por su sentido Si bien no puede negarse la fuerza de la analogiacutea patriarcal en los discursos poliacuteticos de la corte imperial el historiador cometeriacutea un error si considerara que estos discursos representan de modo exhaustivo el horizonte de sentido de una ldquoculturardquo
Es en efecto esta pretensioacuten de exhaustividad cultural lo que lleva a la idea de una ldquoculturardquo o ldquocivilizacioacutenrdquo china Estas categoriacuteas suelen ser utilizadas como una suerte de tipos ideales que a la manera de macro-individuos autoacutenomos se presentan como objetos naturales de la investigacioacuten histoacuterica Pero iquestse puede acaso hablar de ldquoculturardquo o de ldquocivilizacioacutenrdquo como macro-individuos ideales cuando sus fundamentos mismos son sometidos a conflictos de sentido resignificados e incluso desagregados cotidianamente Detraacutes de la idea de un ldquopatriarcado chinordquo se esconde en realidad la sociabilidad especiacutefica ndashy bien restringidandash de la corte imperial y de los funcionarios letrados El monasterio (cuyas redes sociales iban de la China a la India) o las facciones (siempre en reconfiguracioacuten seguacuten intereses coyunturales) es decir toda forma de sociabilidad que implicara un desafiacuteo a las formas relativamente instituidas del patriarcado quedan de este modo excluidas de una tipologiacutea que en uacuteltima instancia hace de algunas instituciones de la corte imperial ndashrepresentadas bajo la forma de una proyeccioacuten anacroacutenica
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del ldquoEstadordquo modernondash el centro de la ldquoculturardquo o de la ldquocivilizacioacutenrdquo china premoderna Si en cambio reconocemos a los distintos mundos sociales su propia legitimidad ndasho mejor aun si evitamos reducir el concepto de ldquolegitimidadrdquo a una relacioacuten ficticia entre ldquosociedadrdquo y ldquoEstadordquondash veremos que lo que llamamos ldquoculturardquo o ldquocivilizacioacutenrdquo china corresponde en realidad a diferentes mundos sociales cuyas fronteras es imposible definir Y eso ocurre porque ldquoculturardquo o ldquocivilizacioacutenrdquo no son la historia sino instrumentos conceptuales modernos que nos permiten organizar lo que auacuten podemos ver de esa historia Despojemos entonces a estas nociones de sus viacutenculos con la nocioacuten moderna de Estado-nacioacuten soacutelo de este modo evitaremos en el estudio de las relaciones sociales del pasado imaginar fronteras que inconscientemente nos inspira el orden juriacutedico del mundo moderno
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Resumen Abstract
El padre figurado Criacutetica de los enfoques tipoloacutegicos y macro-analiacuteticos en el estudio del lenguaje poliacutetico de la China medieval
iquestCuaacuten ldquopatriarcalrdquo o ldquopatrimonialrdquo era el poder del emperador en China medieval A partir de una criacutetica de los enfoques exclusivamente tipoloacutegicos y macro-analiacuteticos en ciencias sociales nos proponemos mostrar que los discursos sobre la autoridad imperial en China medieval no admiten la reduccioacuten tipoloacutegica a una ldquocultura patriarcalrdquo El estudio situado de dos controversias nos mostraraacute una lucha de discursos en torno a la representacioacuten del emperador como ldquopadrerdquo por un lado una controversia que opone la representacioacuten patriarcal de la autoridad del emperador a los deberes del monje budista con respecto al sangha por el otro una controversia que en el corazoacuten mismo del poder imperial opone dos visiones distintas sobre el modo de transmisioacuten de las analogiacuteas patriarcales Este estudio nos permitiraacute recuperar los aspectos conflictivos en la produccioacuten discursiva de las analogiacuteas patriarcales y de este modo poner en cuestioacuten la idea misma de ldquoChina patriarcalrdquo
Palabras clave Patrimonialismo tipologiacutea micro-anaacutelisis confucianismo budismo
The figured father Critique of typological and micro-analytical approaches in the study of political language in Medieval China
How ldquopatriarchalrdquo or ldquopatrimonialrdquo was the power of the emperor in medieval China Based on a critique of exclusively typological and macro-analytical approaches in social sciences we intend to show that the discourses about imperial authority in medieval China do not admit the typological reduction to a ldquopatriarchal culturerdquo A situated study of two controversies will show us a struggle of discourses around the representation of the emperor as a ldquofatherrdquo on the one hand a controversy that opposes the patriarchal representation of imperial authority to the duties of the Buddhist monk towards the sangha on the other hand a controversy that at the heart of imperial power opposes two ideas on the way patriarchal analogies should be transmitted This study will allow us to rediscover the conflictive aspects in the discursive production of patriarchal analogies and so to call into question the idea of a ldquoChinese patriarchyrdquo
Key wordsPatrimonialism typology micro-analysis Confucianism Buddhism
Fecha de recepcioacuten del original 1092012Fecha de aceptacioacuten del original 2332013
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 31-48
El rol de las pasiones en las sociedades democraacuteticas
Un diaacutelogo entre Rousseau y Tocqueville
Universidad Catoacutelica Argentina
Mariacutea Pollitzer
Introduccioacuten
El trigeacutesimo centenario del nacimiento de Jean Jacques Rousseau se presenta como una oca-sioacuten propicia para revisitar la obra de uno de los hombres maacutes influyentes de la Modernidad y ponderar la actualidad de su pensamiento En el transcurso de este antildeo acadeacutemicos de todas partes del mundo se han dado cita en innumerable cantidad de congresos jornadas y colo-quios interesados en discutir tanto las diversas lecturas que sus textos admiten como sus po-sibles filiaciones intelectuales y discursivas En este marco el presente trabajo tiene por objeto poner en diaacutelogo al ginebrino con uno de sus lectores maacutes atentos Alexis de Tocqueville y analizar la respuesta que ambos ofrecieron a una problemaacutetica que los preocupaba por igual el individualismo del hombre moderno1 ldquoYa no tenemos ciudadanosrdquo2 ndashsentencia Rousseau en su primer discursondash Al tiempo que las comodidades de la vida se multiplican la virtud desaparece y los hombres permutan libertad por servidumbre ldquoEl pueblo siente menos afecto por sus jefes a quienes no ve nunca por la patria que aparece ante sus ojos como el mundo y por sus conciudadanos la mayoriacutea de los cuales le son extrantildeosrdquo3 reafirma en el Contrato Social Casi un siglo despueacutes Tocqueville califica el repliegue de los individuos sobre su es-fera de intereses particulares y la consiguiente apatiacutea ciacutevica como la ldquogran enfermedad del siglordquo4 como uno de los principales peligros que debiacutea afrontar la nueva democracia El pro-
Artiacuteculo presentado en el IV Congreso Uruguayo de Ciencia Poliacutetica Montevideo 14 a 16 de noviembre de 20121 El mismo Tocqueville admitioacute en una carta enviada a su primo L de Kergorlay (10-11-1836) que habiacutea tres hom-bres con los que viviacutea ldquotodos los diacuteas un pocordquo Se trata de Pascal Montesquieu y Rousseau (A Tocqueville Œuvres complegravetes Pariacutes Gallimard 1977 t xiii vol i p 418) La influencia de Rousseau sobre Tocqueville ha sido sentildea-lada entre otros por L Diez del Corral El pensamiento poliacutetico de Tocqueville Madrid Alianza 1989 A Jardin Alexis de Tocqueville 1805-1859 Pariacutes Hachette 1984 J Koritansky ldquoTwo forms of the love of equality in Tocquevillersquos practical teaching for democracyrdquo Polity vol 6 nordm 4 1974 pp 488-499 y W Hennis ldquoLa nueva Ciencia Poliacutetica de Tocquevillerdquo Revista de Estudios Poliacuteticos (nueva eacutepoca) nordm 22 Madrid 1981 pp 7-38 quien llega a afirmar que si hubiera que atribuirle un maestro al viajero franceacutes este seriacutea Rousseau antes que Montesquieu 2 J-J Rousseau Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres Buenos Aires El Ateneo 2001 p 433 J-J Rousseau El contrato social Buenos Aires El Ateneo 2001 p 2154 La expresioacuten aparece en una carta enviada a Barrot fechada el 19 de junio de1842 en A Tocqueville Lettres choi-sies Souvenirs ed de F Meacutelonio y F Guellec Pariacutes Gallimard 2003 p 505 Alliacute explica que el individualismo lleva a los hombres a ldquopreferir hacer pequentildeas cosas por siacute mismo que grandes cosas en comuacutenrdquo
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poacutesito de este artiacuteculo reitero no es presentar el diagnoacutestico que ambos pensadores ofrecieron sobre este fenoacutemeno sino maacutes bien concentrar la mirada en las alternativas que sugirieron para hacerle frente Puntualmente el anaacutelisis se focaliza en el rol que asignaron a las pasiones humanas en el intento por reencauzar aquellos comportamientos que forjan una sociedad indi-vidualista
iquestA queacute responde este intereacutes por las pasiones en ambos pensadores En el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres Rousseau sostiene que ldquohace tiempo que el geacutenero humano no existiriacutea si su conservacioacuten hubiera dependido uacutenicamente de los razo-namientos que lo componenrdquo5 Su mirada criacutetica respecto del alcance y los supuestos logros de la razoacuten humana constituye como sabemos un leit-motiv que se reitera a lo largo de toda su obra Bajo su guiacutea ndashrecuerda unos paacuterrafos antesndash los hombres fueron perdiendo progresi-vamente su bondad original es maacutes ella fue la que en primer lugar engendroacute el amor propio en sus corazones Si la razoacuten es la principal responsable del repliegue y el aislamiento que tan perniciosos resultan al cuerpo social iquestcoacutemo confiar exclusivamente en ella para combatir el individualismo ldquoiquestDe queacute sirve que la razoacuten nos ilumine cuando la que nos guiacutea es la pasioacutenrdquo6 ndashle pregunta en una ocasioacuten a Mirabeaundash En efecto son las pasiones las herra-mientas a las que debemos acudir para afrontar este desafiacuteo ellas son ldquolos instrumentos de nuestra libertadrdquo7 Por tanto ndash recuerda en el Emiliondash resulta una tarea ldquotan vana como ridiacute-culardquo el querer destruirlas8
En la misma liacutenea le escribe Tocqueville a su amigo y compantildeero de viajes G de Beau-mont ldquoNo es el razonamiento sino la pasioacuten la que conduce al mundo o al menos la razoacuten no hace su camino maacutes que cuando ella se encuentra con alguna pasioacuten que quiera por ca-sualidad hacerle compantildeiacuteardquo9 No pretendo insinuar que Tocqueville compartiera con el gine-brino el mismo desdeacuten y desconfianza hacia la razoacuten humana Lo que me interesa destacar por ahora es que para ambos las pasiones desempentildean un rol primordial a la hora de explicar la conducta humana ldquoHay algo maacutes activo que la accioacuten constante de las leyes en un sentido determinado ndashadmite en una ocasioacuten el viajero franceacutesndash [ello es] la accioacuten constante de las pasiones humanas en un sentido contrariordquo10 Dicho esto la pregunta que necesariamente se impone es la siguiente iquesten queacute pasiones estaacuten pensando estos autores En otras palabras iquestcuaacuteles son las pasiones que deben ser estimuladas para contrarrestar el impulso que siente el hombre moderno a priorizar su intereacutes particular y a replegarse sobre siacute mismo disten-diendo ndashde ese modondash el lazo social En las paacuteginas que siguen se analizaraacuten tres alternativas visualizadas por Rousseau y Tocqueville la piedad o simpatiacutea la virtud como amor a la pa-tria y el orgullo
5 J-J Rousseau Discurso sobre el origen op cit p 1006 Carta de Rousseau al marqueacutes de Mirabeau enviada el 26 de julio de 1767 en J-J Rousseau Escritos poleacutemicos Carta a Voltaire carta a Malesherbes carta a Beaumont y carta a Mirabeau Madrid Tecnos 1994 p 157 Veacutease tambieacuten J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno de Polonia Madrid Tecnos 1988 p 687 J-J Rousseau Emilio Madrid Edaf 1985 p 2428 Ibid p 241 Para un anaacutelisis pormenorizado sobre la relacioacuten entre razoacuten y pasiones en las diferentes obras de Rousseau veacutease Ch Hall ldquoReason Passions and Politics in Rousseaurdquo Polity vol 34 2001 pp 68-889 Carta enviada a G de Beaumont fechada el 9 de septiembre de 1850 en A Tocqueville Lettres choisies op cit p 69110 A Tocqueville Ensayo sobre el estado social y poliacutetico de Francia antes y despueacutes de 1789 Madrid Alianza 1989 p 19
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La piedad o simpatiacutea
A los ojos de Rousseau existe un primer sentimiento ldquonaturalrdquo ldquoinnatordquo en el hombre al que ni siquiera las costumbres maacutes depravadas pueden destruir y que eacutel llama piedad o compasioacuten natural En su segundo Discurso la describe como una virtud ldquouniversalrdquo y sumamente ldquouacutetilrdquo en tanto que de ella surgen las demaacutes virtudes sociales Discutiendo la posicioacuten de Mandeville Rousseau se pregunta ldquoiquestQueacute es la generosidad la clemencia la humanidad sino la piedad aplicada a los deacutebiles a los culpables o a la especie humana en generalrdquo11 Se trata de un principio irreflexivo anterior al desarrollo de la razoacuten que se combina con el amor de siacute (el deseo de conservarse que siente todo hombre y la estima por aquello que contribuye a tal fin) y concurre a la conservacioacuten mutua de todas las especies Incluso las bestias lo experimentan Gracias a la piedad el hombre se ve impulsado a acudir en la ayuda de aquel que sufre y a modelar su conducta de acuerdo a la maacutexima que afirma ldquoHaz el bien con el menor dantildeo po-sible al proacutejimordquo En el estado presocial su imperio no conoce rival ella ldquoocupa el lugar de las leyes de las costumbres y de la virtud con la ventaja de que nadie se ve tentado de desobede-cer su vozrdquo12 Para Rousseau entonces la presencia de este sentimiento en el ldquohombre natural o salvajerdquo confirma la premisa que sostiene que la bondad natural del hombre se alza sobre su condicioacuten de ser sensible antes que racional13
Ahora bien desaparecido este contexto igualitario primitivo con la irrupcioacuten de la propie-dad el surgimiento de la sociedad y el avance corrosivo del amour- propre en los corazones de los hombres esta pasioacuten natural queda opacada y debilitada En lugar del socorro y la compa-sioacuten mutua lo que parece primar es la competencia la discordia y la ambicioacuten desmedida Frente a este nuevo escenario cabe preguntarse si es acaso posible pensar en rehabilitar la piedad en un estado civilizado y recurrir a ella a los fines de orientar la conducta del hombre moderno para convertirlo en un verdadero ciudadano Y aquiacute las respuestas de Rousseau y de Tocqueville (quien no se detiene a discutir las condiciones presociales del hombre) se enco-lumnan en la misma direccioacuten
Es principalmente en el libro iv del Emilio donde Rousseau analiza esta cuestioacuten Emilio ha alcanzado la adolescencia y es tiempo de ensentildearle que existen semejantes y de sembrar en eacutel las primeras semillas de la humanidad El preceptor se dispone asiacute a fomentar en su cora-zoacuten el sentimiento de la piedad o compasioacuten Pero para ser realmente efectiva dicha tarea debe estar orientada por tres maacuteximas La primera proclama que ldquono estaacute en el corazoacuten humano el situarse en lugar de las personas que son maacutes felices que nosotros sino uacutenicamente en el de aquellas que tienen maacutes motivos de quejardquo14 En efecto Rousseau afirma que lo que acerca a los hombres y los hace susceptibles de acciones compasivas es observar o imaginar el sufri-miento y la debilidad antes que la felicidad ajena Nos resulta maacutes sencillo situarnos en el lugar de aquel que sufre e identificarnos con eacutel en la medida en que somos conscientes de nuestra propia debilidad y nuestra propia miseria La piedad es presentada como una pasioacuten ldquodulcerdquo que no genera envidia sino que suscita en quien la experimenta cierto grado de placer que de-
11 J-J Rousseau Discurso sobre el origen op cit p 9812 Ibid p 9913 Veacutease A Villar Ezcurra ldquoLa fuerza de la piedad y los sentimientos de humanidad en Rousseaurdquo Pensamiento vol 61 ndeg 228 2004 p 37214 J J Rousseau Emilio op cit p 255
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viene del hecho de no sufrir como aquel Rousseau sugiere entonces cuidar las comparacio-nes a las que pueda tener acceso el joven alumno Si el objetivo es fortalecer su piedad o compasioacuten y evitar que las comparaciones con otros inflamen su amour-propre resulta im-prescindible procurar que este se situacutee frente a quienes se encuentran en peores condiciones que eacutel En lugar de la pompa de las cortes o el fasto de los palacios convendraacute ensentildearle el ldquoaspecto triste de la vidardquo y las ldquocalamidadesrdquo que la surcan De todas maneras aclara que su propoacutesito no implica convertir al joven en una suerte de ldquohermano de la caridadrdquo que se pasea de enfermo en enfermo y de hospital en hospital ldquoAfectados durante mucho tiempo con los mismos espectaacuteculos dejan de sentirse las impresiones el haacutebito acostumbra a todo lo que se ve demasiado no se imagina ya y es soacutelo la imaginacioacuten la que nos hace sentir los males de los demaacutesrdquo15 Algunos autores16 han sentildealado que esta descripcioacuten del funcionamiento de la com-pasioacuten rousseauniana se asienta sobre una base de egoiacutesmo natural La posibilidad de que la piedad se desarrolle en el hombre civilizado y no se vea sofocada por la envidia parece reque-rir que este experimente una cierta superioridad respecto de aquel a quien compadece Seguacuten A Bloom ldquoRousseau se daba cuenta cabal de que la compasioacuten tal como eacutel la ensentildeaba no era una virtud y que [podiacutea] conducir a abusos y a hipocresiacutea Pero se valiacutea de esta pasioacuten egoiacutesta para reemplazar o atenuar otras pasiones maacutes peligrosasrdquo17
La segunda maacutexima ensentildea que ldquono se compadecen jamaacutes en otros sino los males de los que no se cree exento uno mismordquo18 Es importante que el joven recuerde que los sufrimien-tos que otros padecen hoy bien pueden afectarlo a eacutel mantildeana Esta suerte de superioridad de la que goza en comparacioacuten con el compadecido es tan soacutelo relativa y pasajera La conciencia de esta verdad es la que lo previene de cometer el ldquoerror maacutes terriblerdquo aquel que consiste en que sintieacutendose maacutes feliz que aquellos a quienes compadece se vea tentado a creerse maacutes digno de serlo o constituido por una naturaleza mejor que la de aquellos Esa equivocacioacuten es la que alimenta la peor enfermedad que vicia los corazones la vanidad
La tercera y uacuteltima de las maacuteximas que permiten al hombre moderno cultivar la piedad afirma que ldquola compasioacuten que se siente por el mal de otros no se mide por la cantidad de esta desgracia sino por el sentimiento con que se destaque a cuantos lo sufrenrdquo19 Rousseau advierte que una precondicioacuten para el cultivo de este sentimiento es que los hombres se descubran como partes integrantes de un mismo geacutenero humano ameacuten de las diferencias circunstanciales que puedan separarlos Lo importante aquiacute no es la ldquocantidadrdquo del mal que se sufre sino la opinioacuten que se tiene de aquel que lo padece Soacutelo se puede sentir compasioacuten por aquellos de quienes se presume no soacutelo la capacidad de sufrir sino tambieacuten la conciencia de ese sufrimiento De lo contrario ndashejemplificandash puede ocurrir que ldquolos ricos se consue[len] del mal que hacen a los hombres suponieacutendolos lo bastante estuacutepidos para no sentir nadardquo20 El desarrollo de la piedad
15 J-J Rousseau Emilio op cit p 26416 Veacutease a modo de ejemplo A Bloom ldquoEmiliordquo en Gigantes y enanos La tradicioacuten eacutetica y poliacutetica de Soacutecrates a John Rawls Barcelona Gedisa 1990 pp 256-257 o F Miller ldquoMotivating democrats Rousseau and Tocqueville on the possibility of democratic priderdquo Southern Political Science Annual Conference Nueva Orleans 3 de julio de 200717 A Bloom ldquoEmiliordquo en Gigantes y enanos La tradicioacuten eacutetica op cit p 25718 J-J Rousseau Emilio op cit p 25619 Ibid p 25720 Ibid
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requiere si no de un estado social igualitario al menos de una percepcioacuten subjetiva de la igual dignidad que comparten todos los hombres
Al igual que Rousseau Tocqueville tambieacuten sentildeala que el accionar de la ldquopiedadrdquo ndasha la que se refiere preferentemente con el teacutermino de ldquosimpatiacuteardquondash21 requiere en cierta medida de un escenario de igualdad De hecho la considera una ldquopalabra democraacuteticardquo22 Este senti-miento es objeto de anaacutelisis en los primeros capiacutetulos de la tercera parte de La democracia en Ameacuterica que titula ldquoLa influencia de la democracia sobre las costumbres propiamente di-chasrdquo Alliacute asegura que ldquola igualacioacuten entre los diferentes estados y la dulcificacioacuten de las costumbres no son [hellip] acontecimientos exclusivamente contemporaacuteneos sino tambieacuten he-chos correlativosrdquo23 En su opinioacuten en los tiempos aristocraacuteticos (tiempos de desigualdad) ldquoa duras penasrdquo se creiacutea y sentiacutea que los hombres pertenecen a una misma Humanidad En ellos no habiacutea lugar para las simpatiacuteas sociales por cuanto no es posible que una auteacutentica simpatiacutea se despierte maacutes que entre personas semejantes o maacutes precisamente entre personas que se perciben a siacute mismas como semejantes Tocqueville ilustra su argumento recordando el trato que los americanos dispensan a los esclavos
Resulta faacutecil ver que la suerte de estos desventurados inspira poca piedad a sus amos que para ellos la esclavitud no soacutelo es un hecho del que se benefician sino un mal que no les conmueve Asiacute el mismo hombre que se muestra lleno de humanidad con sus semejantes cuando eacutestos son al mismo tiempo sus iguales se hace insensible a sus dolores tan pronto como cesa la igualdad Es por tanto esta igualdad la responsable de su benignidad maacutes que la civilizacioacuten y las luces24
El progresivo avance de la igualdad principio ordenador de las sociedades democraacuteticas hace visible a los hombres el sentido de la semejanza que los hermana y facilita de este modo el surgimiento de una suerte de ldquobenevolencia tranquilardquo o simpatiacutea En este nuevo estado social no es frecuente que los hombres se ldquosacrifiquenrdquo por los otros pero siacute que muestren ldquouna com-pasioacuten general por todos los miembros de la especierdquo25 Tocqueville insinuacutea que esta pasioacuten esconde tambieacuten un componente de intereacutes personal advierte que estos hombres se ldquocompla-cenrdquo en aliviar el dolor ajeno si ello no implica ldquoperjudicarse demasiado a siacute mismosrdquo Aclara que este retrato refiere a hombres que no son precisamente ldquodesinteresados sino paciacuteficosrdquo26
Cabe destacar que el viajero franceacutes introduce la reflexioacuten sobre la simpatiacutea varios capiacute-tulos despueacutes de haber presentado su lectura sobre el fenoacutemeno del individualismo A primera vista resulta confuso el hecho de que la misma voz que ensentildea que el avance de la igualdad tiende a separar a los hombres entre siacute a hacerlos ldquoextrantildeosrdquo unos a los otros y a encerrarlos
21 Veacutease al respecto C L Mineau ldquoLa sympathie du sentiment natural aux sensibiliteacutes socialesrdquo Dossier Tocquevi-lle lecteur de Rousseau Congreso de la Sociedad Canadiense de estudios sobre el siglo xviii Trois-Riviegraveres 2005 [disponible en lt1741426176thematiquesrousseaunsfDossiersTocqueville_lecteur_de_Rousseaugt]22 A Tocqueville Democracy in America-De la deacutemocratie en Ameacuterique ed de E Nolla Indianaacutepolis Liberty Fund 2010 p 989 nota f [edicioacuten criacutetica que seraacute utilizada uacutenicamente para referir a notas y borradores originales de esta obra que no aparecen en la edicioacuten de Alianza]23 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica 2 vols Madrid Alianza 2006 vol ii p 21124 Ibid p 21425 Ibid p 21326 Ibid
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progresivamente ldquoen la soledad de su propio corazoacutenrdquo como si estuvieran solos en el mundo es la que ahora afirma que ese mismo principio igualitario es el que propicia el surgimiento de la simpatiacutea27 Adelantaacutendose a una posible objecioacuten Tocqueville se cuida de aclarar expliacutecita-mente que una cosa no se contradice necesariamente con la otra Ocurre que ndashcomo escribe en una oportunidadndash ldquolos hombres se vuelven cada vez maacutes humanos maacutes justos y temperantes pero al mismo tiempo maacutes extranjeros a las virtudes puacuteblicasrdquo28 Se trata en el fondo de una de las aristas en las que la sociedad democraacutetica revela su caraacutecter ambivalente29
En virtud de lo dicho hasta aquiacute cabe destacar que en teacuterminos generales Rousseau y Tocqueville encuentran que la piedad o simpatiacutea es una pasioacuten natural en los hombres que les recuerda su condicioacuten comuacuten y cuyo principal efecto consiste en que los fuerza a salir de siacute mismos los descentra y los mueve a socorrer a aquel que sufre Ambos insinuacutean que esta pa-sioacuten puede esconder un sesgo de intereacutes personal o egoiacutesta aunque este no sea su rasgo defini-torio De todos modos si bien atribuyen a la piedad un lugar importante ambos coinciden en que por siacute sola es una fuerza deacutebil e insuficiente que no se prolonga necesariamente en una accioacuten duradera La reconocen en definitiva como un sustrato sobre el cual pueden y deben apoyarse otras pasiones lo que nos conduce al siguiente punto
La virtud como ldquoamor a la patriardquo
Como es bien sabido Rousseau reivindica un lugar central para la virtud en la poliacutetica mo-derna Por aquiacute pasa su apuesta maacutes importante Sin virtud no hay verdaderos ciudadanos sin una sincera adhesioacuten a ella no hay posibilidad de que se respeten seriamente las leyes ni se trabaje para el bien de la comunidad Sin su guiacutea el hombre permanece escindido entre lo que es y lo que aparenta ser entre lo que le dicta por lo bajo su conciencia y los deseos que impulsa su amour-propre Sin ciudadanos virtuosos por fin la prosperidad y la fuerza del Estado fla-quean30 iquestQueacute entiende entonces Rousseau por la virtud Ante todo ldquola conformidad de las voluntades particulares con la voluntad generalrdquo31 La virtud es la pasioacuten que nos predispone a dejarnos conducir por los dictados de la voluntad general o bien el dominio de los asuntos puacuteblicos por sobre los privados en el espiacuteritu de los ciudadanos32 En el Discurso sobre las ciencias y las artes la llama la ldquociencia sublime de las almas sencillasrdquo y para conocerla indica que no hacen falta tantos esfuerzos ni aparatos ldquoSus principios estaacuten grabados en todos los corazones [y] para descubrirla no basta sino con mirarse a asiacute mismo y escuchar la voz de la concienciardquo33 Otra apelacioacuten recurrente en Rousseau su llamado a la introspeccioacuten La con-
27 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit p 130 Veacutease tambieacuten Democracy in America op cit p 883 nota e28 Carta enviada a Albert de Broglie el 20 de julio de 1856 en Alexis de Tocqueville Lettres choisies op cit p 117829 Veacutease M Pollitzer ldquoIndividuos perdidos en la multitud La lectura de Mill y Tocqueville sobre la sociedad demo-craacuteticardquo Revista de Instituciones Ideas y Mercados ndeg 56 2012 pp 5-3430 J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno de Polonia Madrid Tecnos 1988 p 6231 J-J Rousseau Discourse on Political Economy en The works of J J Rousseau Halcyon classics 2009 [kindle edition] p 2139432 J-J Rousseau El contrato social op cit p 25733 J-J Rousseau Discurso sobre las ciencias y las artes Buenos Aires El Ateneo 2001 p 47
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ciencia ldquojamaacutes engantildeardquo ldquoes al alma lo que el instinto al cuerpo quien la sigue obedece a la naturaleza y no teme extraviarserdquo34 ndashse lee en el Emiliondash Ella es ldquojuez infalible del bien y del malrdquo es principio de justicia que orienta nuestra conducta Su voz es suave es cierto pero ldquocuesta tanto recordarla como desterrarlardquo35 y cuenta con la ventaja de que no limita sus dictaacute-menes a unos pocos sabios sino que habla a todo aquel que quiera escucharla
Ahora bien no basta con saber que existe esta guiacutea ni con reconocer la importancia que tiene la virtud a la que erige seguacuten Natalio Botana en ldquoparadigma de la conducta poliacuteticardquo36 Es preciso alimentar esta pasioacuten y mantenerla viva Para ello Rousseau propone dos alternati-vas una tiene que ver con idear un disentildeo institucional que permita ldquotomar a los hombres como son y a las leyes tal como pueden serrdquo37 un orden poliacutetico cuyo funcionamiento dependa y descanse sobre la virtud de sus ciudadanos un orden que exija esta adecuacioacuten entre la volun-tad particular y la voluntad general como moneda de cambio para la preservacioacuten de la libertad de quienes lo integran Se trata de una propuesta esbozada en el Contrato Social ante todo exigente pero que ademaacutes ndashtal como eacutel mismo reconocendash tiene un grado de viabilidad o apli-cabilidad muy reducido Las condiciones que presupone enumeradas hacia el final del capiacute-tulo x asiacute lo reflejan iquestQueacute pueblo es apto para la legislacioacuten que acaba de presentar ndashpre-guntandash A lo que responde
Aquel que encontraacutendose ya ligado por alguacuten viacutenculo de origen de intereacutes o de convencioacuten no ha soportado auacuten el verdadero yugo de las leyes que carece de costumbres y supersticiones arraigadas que no teme ser turbado por una invasioacuten suacutebita que sin mezclarse en las querellas de sus vecinos puede resistir por siacute solo a cada uno de ellos [hellip] donde cada miembro puede ser conocido por todos y en el cual no hay necesidad de oprimir a uno con un peso superior al que puede soportar aquel que puede prescindir de los demaacutes pueblos y eacutestos de eacutel que no es rico ni pobre y en fin que reuacutene la consistencia de un pueblo antiguo con la docilidad de uno nuevo38
La otra alternativa que se complementa con la primera pero bien puede ser alentada sin su con-curso se vale de un instrumento que eacutel cree muy eficaz la educacioacuten Son muchos los textos en los que Rousseau reitera su apuesta por una educacioacuten que fomente el espiacuteritu puacuteblico y el amor a la patria desde los primeros antildeos de vida de los ciudadanos Tanto en Consideraciones sobre el gobierno de Polonia como en el Proyecto de Constitucioacuten para Coacutercega o en el Discurso sobre Economiacutea Poliacutetica subraya por ejemplo la importancia que revisten los juegos entre los nintildeos ldquoinstituciones que a los ojos de hombres superficiales resultan ociosas pero que confor-man haacutebitos tan queridos y afectos indestructiblesrdquo39 los ejercicios fiacutesicos colectivos los cuales incrementan el vigor y la fuerza de los hombres pero tambieacuten su autoestima y su espiacuteritu de fraternidad y los acostumbran a obedecer las reglas o bien las celebraciones las festividades y los espectaacuteculos que al tiempo que les recuerdan la historia de sus ancestros sus virtudes y sus fracasos mantienen vivas las tradiciones que los unen y los hacen extrantildeos para los otros hom-
34 J-J Rousseau Emilio op cit p 33035 Ibid p 30936 N Botana La tradicioacuten republicana Buenos Aires Sudamericana 1984 p 4337 J-J Rousseau El contrato social op cit p 17738 Ibid p 21839 J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno de op cit p 56
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bres Todos ellos son caminos a traveacutes de los cuales es posible llegar al corazoacuten de los hombres construir en ellos ldquoverdaderas ciudadelas [hellip] inexpugnablesrdquo40 inflamar su espiacuteritu y mante-nerlos unidos en alerta y apegados a su patria por la que siempre habraacuten de preocuparse
De todos modos es preciso reconocer que la confianza depositada por Rousseau en esta viacutea corre en paralelo a su profundo pesimismo respecto de la capacidad de los hombres y de los pueblos para redireccionar su trayectoria ldquoLos pueblos como los hombres ndashafirmandash no son doacute-ciles maacutes que en su juventud al llegar a la vejez devienen incorregibles [hellip] El pueblo no sopor-taraacute siquiera que se atente a sus males con el propoacutesito de desarraigarlos a semejanza de los en-fermos estuacutepidos y cobardes que tiemblan ante el aspecto del meacutedicordquo41 Si se asume esta premisa lo maacutes probable es que los pueblos no logren resucitar la virtud que eacutel elogia aunque podraacuten aparecer en su seno algunos pocos ldquoEmiliosrdquo llamados a ser ldquomodelosrdquo para sus compatriotas y ejemplos de virtud maacutes vivos y estimulantes que aquellos que ofrecen los ldquovanos discursosrdquo42
iquestCuaacutel es la posicioacuten de Tocqueville respecto de la rehabilitacioacuten de la virtud como vehiacuteculo principal e ineludible para corregir las tendencias individualistas del hombre moderno Esta pregunta no admite una respuesta sencilla A decir verdad Tocqueville distingue entre dos o maacutes bien tres tipos de patriotismo el primero es aquel que se identifica con la virtud de los antiguos Siguiendo a Montesquieu entiende a esta como el principio que animaba a las repuacute-blicas griegas y romanas y que implicaba el sacrificio del intereacutes particular en aras del intereacutes comuacuten Como se trata de una forma de patriotismo estrechamente vinculada a condiciones econoacutemicas y sociopoliacuteticas que ya no existen en su opinioacuten ndashy a diferencia de Rousseaundash re-sulta ilusorio pretender revivirlo tal cual en las sociedades modernas
El segundo es aquel que se desarrolla bajo las monarquiacuteas43 Volviendo su mirada sobre el curso de la Edad Media observa que durante este periacuteodo apenas si subsistieron ldquoraros ves-tigiosrdquo de la pasioacuten que habiacutea dado vida a las sociedades de la Antiguumledad Es maacutes ldquolas insti-tuciones feudales ndashexplica en el capiacutetulo referido al honor aristocraacutetico en el volumen de 1840ndash encubriacutean la nocioacuten de la patria y haciacutean menos necesario el amor a ella Llevaban consigo el olvido de la nacioacuten y el apasionamiento por un hombrerdquo En otras palabras la ma-yoriacutea de la poblacioacuten de entonces albergaba en su corazoacuten tan soacutelo un patriotismo ldquodeacutebil e imprecisordquo44 Por otra parte Tocqueville parece coincidir con la distincioacuten operada por Mon-tesquieu respecto del principio constitutivo que animaba a ambas formas de gobierno La vir-tud en las repuacuteblicas y el honor en las monarquiacuteas ldquoEl prejuicio de cada persona y de cada condicioacuten ndashhabiacutea escrito el baroacuten de la Bregravedendash sustituye a la virtud poliacutetica de que he hablado y la representa en todo El honor puede inspirar las maacutes hermosas acciones y junto con la fuerza de las leyes puede conducir al fin del gobierno como la misma virtudrdquo45 Pero si bien acarrea resultados similares el honor no se identifica con la virtud no procede del desintereacutes sino que se asienta sobre el deseo de gloria y el orgullo De todos modos esta suerte de dilu-cioacuten de la virtud ciacutevica en la mayoriacutea de la poblacioacuten o bien su reemplazo por el honor entre los nobles no implica su completa desaparicioacuten En todo caso sostiene Tocqueville lo que
40 J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno de op cit p 13041 J-J Rousseau El contrato social op cit p 21342 Veacutease J-J Rousseau Emilio op cit pp 547-54843 Veacutease A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol i p 34344 Ibid vol ii p 29945 Montesquieu El Espiacuteritu de las Leyes Madrid Tecnos 2007 Libro iii cap vi p 36
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ocurrioacute fue que el patriotismo adoptoacute una nueva fisonomiacutea Entre sus notas principales destaca que esta nueva forma de amor a la patria tiene su fuente principal en un ldquosentimiento irre-flexivo desinteresado e indefinible que ata el corazoacuten del hombre al lugar de su nacimientordquo y que incluso ldquose confunde con el amor a las antiguas costumbres con el respeto a los antepasa-dos y el recuerdo de los tiempos idosrdquo46 Es un sentimiento ldquogenerosordquo que impulsa a los hom-bres a realizar grandes esfuerzos sobre todo cuando se convierte en una ldquoespecie de religioacutenrdquo Como esta no encuentra su fuerza en la razoacuten sino en los sentimientos Seguacuten anota en su diario durante su estadiacutea en Suiza hacia 1856 este tipo de patriotismo se nutre especialmente de la imaginacioacuten Gracias a ella ldquolos hombres se sienten orgullosos de vivir bajo las leyes y prestos a realizar sacrificios para mantener dicho estadordquo47 Es cierto que sin embargo estos esfuerzos son pasajeros florecen en eacutepocas de crisis pero se desvanecen en eacutepocas de paz
Resulta llamativo el viacutenculo que aquiacute se establece entre el caraacutecter irreflexivo de este sentimiento y su costado generoso o desinteresado Es atinado recordar que para Tocqueville la devocioacuten instintiva corresponde a las eacutepocas de ignorancia de escasa ilustracioacuten como se creiacutea habiacutea sido la Edad Media48 En este sentido la gran transformacioacuten ocurrida en este as-pecto con la llegada de la Modernidad haciacutea que tambieacuten fuera inviable el restablecimiento de este segundo modelo de patriotismo ldquoEn todas partes las creencias dejan paso al razonamiento y los sentimientos a los caacutelculosrdquo49 ndashescribe hacia 1835ndash Una mirada realista no puede sino partir de esta constatacioacuten ldquolos pueblos no recobran nunca los sentimientos de su juventud del mismo modo que los hombres no retornan a los gustos inocentes de su infancia pueden antildeo-rarlos pero no hacerlos renacerrdquo50 La polis ha ampliado sus horizontes la igualdad ha hecho desaparecer a la nobleza y el avance de la civilizacioacuten ha traiacutedo mayor ilustracioacuten a los hom-bres Por consiguiente la pregunta es coacutemo interesar a los hombres modernos en los asuntos puacuteblicos coacutemo despertar en ellos el amor a la patria si la virtud claacutesica el honor aristocraacutetico y el patriotismo irreflexivo se revelan anacroacutenicos
No pueden las leyes reavivar creencias que se apagan ndashresponde Tocquevillendash pero siacute depende de ellas el interesar a los hombres en los destinos de su paiacutes Depende de las leyes el despertar y dirigir ese vago instinto de la patria que jamaacutes abandona el corazoacuten del hombre y unieacutendolo a los pensamientos a las pasiones y a los haacutebitos de cada diacutea convertirlo en un sentimiento reflexivo y estable51
Llegamos asiacute al tercer modo en que puede presentarse el amor a la patria el patriotismo re-flexivo En este caso se trata de un sentimiento que viene precedido por un ejercicio racional (ldquonace de la ilustracioacutenrdquo) y en consecuencia sus efectos resultan maacutes fecundos y duraderos Es
46 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol i pp 341-34247 A Tocqueville ldquoNotes du voyage en Suisserdquo en Œuvres complegravetes ed de Beaumont Pariacutes Michel Leacutevy 1865 vol vii p 46948 ldquoCierta ilustracioacuten hace que los hombres noten que su intereacutes personal difiere del de sus semejantes ndashescribe en el borrador del capiacutetulo viii del segundo volumen de La democracia en Ameacutericandash Una gran ilustracioacuten les muestra como ambos intereses a menudo se confunden Tres etapas sucesivas ignorancia devocioacuten instintiva Ilustracioacuten media egoiacutesmo Ilustracioacuten completa sacrificio reflexivordquo en Democracy in America op cit p 921 nota j49 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol i p 34750 Ibid p 34351 Ibid p 149 [la cursiva es miacutea]
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cierto que el anclaje racional puede hacer que este sentimiento sea percibido como ldquomenos ardienterdquo que aquel que brota de la sola pasioacuten Es cierto tambieacuten que se trata de un patriotismo que no nace de una disposicioacuten generosa o desinteresada hacia el intereacutes general52 Antes bien se apoya sobre una doctrina que apunta directamente a ilustrar el intereacutes particular de cada ciudadano a mostrarle que su intereacutes personal y el de su paiacutes son una misma cosa y que por consiguiente el individualismo no es sino un ldquojuicio erroacuteneordquo y perjudicial
Esta doctrina conocida como la doctrina del intereacutes bien entendido comenta Tocqueville entre sus notas ldquose presentoacute a la mente de los hombres de tiempo en tiempo en todos los siglos pero en los siglos democraacuteticos asedia la mente humana y domina completamente el mundo moralrdquo53 En la eacutepoca moderna los moralistas ldquose asustan ante la idea del sacrificio y no se atreven a aconsejarla al espiacuteritu humanordquo54 Por ello se apoyan sobre el principio que encuen-tran maacutes fuerte entre los hombres (leacutease su intereacutes) aun reconociendo que tal vez este no sea el maacutes noble En repetidas oportunidades Tocqueville se refiere a esta doctrina como aquella que se confunde con ldquoun sensato egoiacutesmordquo55 o bien con ldquoun egoiacutesmo refinado e inteligenterdquo56 Concede que se trata de una filosofiacutea ldquopoco elevadardquo pero muy popular accesible y clara para todas las inteligencias Aparentemente no ambiciona grandes logros no busca generar ldquodevo-ciones extremasrdquo pero es capaz de inclinar a los hombres hacia pequentildeos sacrificios diarios los cuales en uacuteltima instancia terminan conduciendo al mismo resultado Siguiendo esta loacute-gica ldquolos ciudadanos se ocupan primeramente del intereacutes general por necesidad y luego por conveniencia lo que era caacutelculo se convierte en costumbre y a fuerza de laborar por el bien de sus conciudadanos acaban adquiriendo el haacutebito y el gusto de servirlordquo57
El patriotismo reflexivo propio de las repuacuteblicas ldquomodernasrdquo y asumido en general por los americanos se diferencia de la virtud claacutesica pero como ella contribuye a mantener viva la libertad En este punto Tocqueville relee a Montesquieu y sostiene que la idea de la virtud ndashtal como aquel gran maestro la entendiacuteandash no debiacutea ser tomada en sentido estrecho En efecto
lo que este gran hombre queriacutea decir es que las repuacuteblicas podiacutean subsistir soacutelo a traveacutes de la accioacuten de la sociedad sobre siacute misma [hellip] Montesquieu [hellip] hablaba maacutes del efecto que de la causa En Ameacuterica no es la virtud la que es grande sino que la tentacioacuten es pequentildea [hellip] No es que el desintereacutes sea grande sino que el intereacutes estaacute bien entendido lo que es casi lo mismo Por lo tanto Montesquieu estaba en lo cierto por maacutes que hablara de la virtud antigua y lo que deciacutea de los griegos y los romanos auacuten es aplicable a los americanos58
52 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol i p 34253 A Tocqueville Democracy in America op cit p 919 nota f54 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 157 ldquoDudo que los hombres fueran maacutes virtuosos en los siglos aristocraacuteticos ndashadmite a continuacioacutenndash pero es cierto que en ellos se hablaba incesantemente de la be-lleza de la virtud soacutelo en secreto se estudiaba por queacute era uacutetilrdquo Entre sus borradores puede leerse tambieacuten ldquoEn eacutepocas aristocraacuteticas uno conoce su intereacutes pero la doctrina filosoacutefica lo desdentildea En cambio en eacutepocas democraacuteticas se mantiene que la virtud y el intereacutes estaacuten de acuerdordquo (Democracy in America op cit p 920 nota g)55 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit p 25956 A Tocqueville Notes de voyages aux Eacutetats-Unis (1831-1832) en Œuvres complegravetes ed de Beaumont op cit vol vii pp 228-22957 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 13758 A Tocqueville Democracy in America op cit p 509 nota a Seguacuten Maletz (ldquoTocqueville on mores and preser-vation of Republicsrdquo American Journal of Political Science vol 49 2005 pp 2-3) Tocqueville parece quitarle importancia a la intencioacuten que se esconde tras la accioacuten ldquoResultados puacuteblicos similares pueden ser alcanzados tanto
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Es difiacutecil precisar hasta queacute punto Tocqueville comulga con este enfoque Por momentos sus co-mentarios se inscriben dentro del tono general de imparcialidad y moderacioacuten que quiso imprimir a su obra Admite que ldquono se fi[a] de ese patriotismo reflexivo que se funda en el intereacutes y que el intereacutes al cambiar de objeto puede destruirrdquo59 pero al mismo tiempo concede que la doctrina del intereacutes bien entendido es la ldquomaacutes adecuada a las necesidades del hombre de nuestra eacutepocardquo Si bien no consigue formar hombres virtuosos al menos moldea en los ciudadanos determinados haacutebitos (tales como la sobriedad la moderacioacuten la previsioacuten y la autonomiacutea) que de manera imperceptible los acercan a la virtud No deja de ser imperfecta es cierto pero parece ser ldquosufi-cienterdquo a la hora de guiar a los hombres hacia la honestidad60 Ademaacutes ldquocuando un pueblo no puede esperar alcanzar el primer [tipo de patriotismo] es necesario al menos que trate de unirse con fuerza al segundordquo61 Una suerte de second best accesible a la gran mayoriacutea En cualquier caso no se trata de un principio que prohiacuteba o se oponga a la buacutesqueda desinteresada del bien ldquoLas grandes almas a quienes esta doctrina no conforma pasan por sobre ella y se elevan auacuten maacutes mientras que las almas ordinarias frenan aquiacuterdquo62 ndashanota en sus borradoresndash A fin de cuentas los Emilios siguen teniendo un lugar en tiempos democraacuteticos Si esto es asiacute la correlacioacuten entre ilustracioacuten y sacrificio reflexivo pero no desinteresado se desvanece o al menos se relaja
Por otra parte es interesante reparar en una concesioacuten que Tocqueville realiza al analizar la doctrina del intereacutes bien entendido Acusa a los americanos de cometer cierta injusticia cuando refieren todas sus acciones a dicho principio porque tanto entre ellos ldquocomo en cual-quier otra parte a veces uno ve a los ciudadanos abandonarse a impulsos desinteresados e irreflexivos naturales al hombrerdquo63 En otras palabras Tocqueville concede que el hombre democraacutetico no se mueve exclusivamente por una racionalidad instrumental que busca maxi-mizar utilidades en todo momento sino que dispone de una inclinacioacuten que en ocasiones lo lleva a actuar desinteresadamente Y si esta es una inclinacioacuten ldquonatural al hombrerdquo es loacutegico suponer que se trata de una disposicioacuten permanente que trasciende eacutepocas y lugares F Miller vincula esta salvedad introducida por Tocqueville con el anaacutelisis rousseauniano de la virtud y la piedad Entiende que con ella el franceacutes reconoce la existencia de un espiacuteritu desinteresado o una suerte de afeccioacuten social que une a los ciudadanos semejante al que el ginebrino des-cribe en sus Discursos Al mismo tiempo sugiere que la resistencia que en ocasiones presentan
a traveacutes de la virtud como a traveacutes del caacutelculo o el autointereacutes o gracias a la simple ausencia de tentacionesrdquo En Aristocratic liberalism the social and political thought of Jacob Burckhardt John Stuart Mill and Alexis de Tocque-ville (Oxford Oxford University Press 1992 p 50) Kahan sostiene por su parte que si bien el teacutermino virtud no desaparece de la retoacuterica de los humanistas modernos y aunque Tocqueville es el que maacutes la emplea hay un cambio en el contexto y el eacutenfasis a pesar de que no haya un cambio en el vocabulario que se utiliza Por uacuteltimo McLendon afirma que Tocqueville ldquoreconstruye la virtud ciacutevica de los americanos de una manera conspicuamente similar a la deconstruccioacuten que los jansenistas habiacutean hecho de la caridad y la compasioacutenrdquo en ldquoTocqueville Jansenism and the Psychology of Freedomrdquo American Journal of Political Science vol 50 ndeg 3 2006 p 67259 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol i p 53260 A Tocqueville Democracy in America op cit pp 598-599 nota z61 A Tocqueville Notes de voyages en Suisse en Œuvres complegravetes ed de Beaumont op cit vol vii p 469 En este texto el ldquoprimerrdquo patriotismo se identifica con el de las eacutepocas aristocraacuteticas no con el de los antiguos En la Democracia de 1840 destaca que ldquono seriacutea razonable exigir a los hombres de nuestros tiempos virtudes propias del estado social de sus antepasados puesto que ya se derrumboacute arrastrando confusamente en su caiacuteda todos los bienes y los males que llevaba consigo [hellip] No debemos intentar parecernos a nuestros padres sino esforzarnos por alcan-zar la grandeza y felicidad que no es propiardquo (La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 423)62 A Tocqueville Democracy in America op cit p 922 nota k63 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 159
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los americanos a reconocer el verdadero motivo de su accionar esconde su intencioacuten de no humillar a quienes son beneficiarios directos de la ayuda prestada De este modo en su opi-nioacuten la doctrina del intereacutes bien entendido busca resolver el conundrum planteado por el ac-cionar compasivo en tiempos igualitarios aquel que resulta del requerimiento de cierta desi-gualdad por parte del agente compasivo y la demanda de una percepcioacuten de igualdad por parte de quien es objeto de compasioacuten si es que lo que se busca es evitar en el primero el desarrollo del amour-propre y la envidia y en el segundo el sentimiento de humillacioacuten Asiacute ldquomientras que puede resultar humillante el ser ayudado desde un lugar que implica autosacrificio o cierto sentido de superioridad ndashexplica Millerndash no es humillante ser ayudado por alguien que cree que se estaacute ayudando a siacute mismo al ayudar a otrosrdquo64
Por uacuteltimo cabe recordar que ndashen relacioacuten con este punto y al igual que Rousseaundash Tocqueville tambieacuten cifra sus esperanzas en la educacioacuten En una carta dirigida a A de Gobi-neau explica que en su opinioacuten la ldquocausa primerardquo de las miserias y debilidades de sus con-temporaacuteneos radicaba precisamente en el hecho de que estos se encontraban ldquobastante mal educadosrdquo65 Es maacutes cree que eacutel mismo podriacutea ser una de las personas indicadas para promo-ver tal mejoriacutea66 Sus propuestas en este campo evidencian una preferencia por la educacioacuten cientiacutefica comercial e industrial por sobre la literaria y se acompantildean del eacutenfasis puesto en la educacioacuten de tipo praacutectica antes que la meramente teoacuterica o intelectual Lo que una sociedad individualista necesita ndashcree eacutelndash es reforzar la educacioacuten poliacutetica de sus ciudadanos es decir aquella que vincula al individuo con la sociedad a la que pertenece Y ello se consigue sobre todo propiciando una activa participacioacuten ciudadana en diversas instancias tales como las asociaciones o la vida municipal
El orgullo y el deseo de estima
Una revisioacuten del anaacutelisis que estos autores realizaron sobre el rol de las pasiones humanas en una sociedad viciada de individualismo no puede dejar de contemplar al menos brevemente el espacio asignado al orgullo y el deseo de estima Hacia el final de su Proyecto de Constitucioacuten para Coacutercega Rousseau admite que los ldquoaacuterbitros de la opinioacuten de un pueblo [lo son tambieacuten] de sus accionesrdquo67 Es decir que aquel que quiera gobernarlo o dirigir sus acciones debe esfor-zarse por indicarle queacute es lo que este debe apreciar o a queacute cosas debe atribuir valor Esta suge-rencia le da pie para introducir una distincioacuten importante en el tema que nos ocupa Rousseau explica que del tronco comuacuten del amour-propre aquel que todo hombre tiende a desarrollar tras el contacto con sus semejantes se desprenden dos nuevas pasiones la vanidad y el orgullo La opinioacuten que concede gran valor a los objetos friacutevolos produce vanidad mientras que aquella que se lo atribuye a objetos intriacutensecamente grandes y hermosos produce orgullo ldquoSe puede por
64 F Miller ldquoMotivating democrats Rousseau and Tocqueville on the Possibility of democratic priderdquo op cit p 1265 Carta dirigida a A Gobineau el 24 de enero de 1857 en A Tocqueville Selected Letters on politics and society ed de Roger Boesche University of California Press 1985 p 34766 Frente al ofrecimiento de Luis Napoleoacuten para que ocupara el Ministerio de Negocios Extranjeros durante la II Re-puacuteblica eacutel recuerda ldquoYo no me creiacutea idoacuteneo maacutes que para ocupar el ministerio de Instruccioacuten Puacuteblica Desgraciada-mente este ministerio se encontraba entonces en manos de M de Fallouxrdquo (A Tocqueville Recuerdos de la Revolucioacuten de 1848 Madrid Editora Nacional 1984 p 237)67 J-J Rousseau Proyecto de Constitucioacuten para Coacutercega Madrid Tecnos 1988 p 47
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tanto hacer a un pueblo orgulloso o vanidoso seguacuten la eleccioacuten de los objetos sobre los que vea dirigidos sus juiciosrdquo68 ndashconcluyendash La vanidad por lo demaacutes es siempre individual y por con-siguiente no puede convertirse en el instrumento adecuado para una empresa tan importante como lo es la construccioacuten de cuerpo nacional Rousseau anhela pueblos orgullosos compues-tos por hombres que se saben portadores de una identidad propia celosos custodios de tradicio-nes y costumbres particulares y amantes de sus leyes El cosmopolitismo es para eacutel un signo de debilidad que genera individuos incapaces de comprometerse con otros y que refleja en uacuteltima instancia la creciente y mediocre uniformidad que reina entre los hombres del mundo moderno
Todos tienen los mismos gustos las mismas pasiones las mismas costumbres porque ninguno ha recibido mediante instituciones propias una forma nacional En las mismas circunstancias todos haraacuten las mismas cosas todos se diraacuten desinteresados y seraacuten ladrones todos hablaraacuten del bien puacuteblico y soacutelo pensaraacuten en siacute mismos [hellip] Convencidos de obtener [con el oro] todo lo que les tienta todos se venderaacuten al primer postor que quiera comprarlos iquestQueacute les importa a queacute duentildeo obedecen de queacute Estado cumplen las leyes Con tal de encontrar dinero que roba y mujeres que corromper cualquier paiacutes es el suyo69
Una educacioacuten nacional como la que propone para los polacos se orienta asiacute a fomentar un sano y noble orgullo como ingrediente fundamental de una ciudadaniacutea activa y libre Junto con este sentimiento que parece desplegarse maacutes bien en un aacutembito colectivo Rousseau habla acerca del deseo de estima que experimentan individualmente los hombres En algunos pasajes de su obra pareceriacutea que la atencioacuten puesta en la valoracioacuten que los otros hacen sobre uno mismo es sentildeal de que se vive de la opinioacuten ajena y a ella se acomodan las propias acciones70 Pero este sesgo peyorativo desaparece cuando en otros textos alienta por ejemplo a ldquovivir bajo la mirada de los conciudadanos y a desear la aprobacioacuten puacuteblicardquo71 o a hacer que ldquotodos los ciudadanos se sientan constantemente bajo los ojos del puacuteblicordquo72 La mirada externa en los uacuteltimos fragmentos seriacutea la mirada de una comunidad virtuosa que ama a su patria y soacutelo res-peta la superioridad que descansa sobre el meacuterito personal Ocurre que al mismo tiempo que busca fortalecer la propia identidad y la autonomiacutea de los hombres Rousseau reconoce que el afaacuten por ocupar un lugar de cierta superioridad en la sociedad y el deseo de ser estimados por los otros como merecedores de tal posicioacuten son deseos que inevitablemente afloran entre ellos y que en cuanto tales no son ni buenos ni malos De hecho en tanto y en cuanto este deseo de estima se asiente sobre el criterio adecuado esta puede ser una pasioacuten que ndashindirectamentendash contribuya a forjar verdaderos ciudadanos En este sentido N J H Dent y OrsquoHaggan sostie-nen que el punto que busca iluminar Rousseau aquiacute es la manera en la que estos hombres en-tienden lo que constituye la ldquomejor posicioacutenrdquo a la que pueden o deben aspirar73 Y esta no es otra que aquella que implica ser ante todo un ldquoHombrerdquo en el sentido maacutes pleno de la palabra
68 J-J Rousseau Emilio op cit p 4769 J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno op cit pp 61-6270 Veacutease a modo de ejemplo J J Rousseau Discurso sobre el origen op cit pp 113 13571 J-J Rousseau Consideraciones sobre el gobierno op cit p 7172 Ibid p 13173 Veacutease N J H Dent y OrsquoHaggan ldquoRousseau on Amour-proprerdquo Proceedings of the Aristotelian Society Supple-mentary Volumes vol 72 1998 pp 57-75
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ldquoLos grandes hombres ndashaclara Rousseaundash no abusan de su superioridad la ven la sienten y no son por ello menos modestos Cuanto maacutes lo son maacutes conocen todo lo que les faltardquo74
Por su parte la reflexioacuten tocquevilliana sobre el orgullo y el deseo de estima descansa sobre la preocupacioacuten que suscita en eacutel el espectaacuteculo de individuos deacutebiles pusilaacutenimes y adormecidos Un escenario que favorece el estancamiento moral e intelectual de los pueblos y los conduce hacia nuevas formas de servidumbre Es por ello que ldquolejos de creer [] que deba recomendarse humildad a nuestros contemporaacuteneos ndashescribendash quisiera que se engrandeciese la idea que hacen de siacute mismos y de su especie la humildad no les conviene lo que maacutes necesitan en mi opinioacuten es orgullordquo75
La serie de cartas que intercambia con su amigo y colega ingleacutes John Stuart Mill entre octubre de 1840 y agosto de 1842 tienen como tema de fondo ndashprecisamentendash el rol que juega el orgullo en las sociedades democraacuteticas y su vinculacioacuten con el nacionalismo El contexto inmediato de este intercambio epistolar fue el conflicto de caraacutecter internacional conocido como ldquola cuestioacuten de Orienterdquo76 La actitud adoptada entonces por la diplomacia britaacutenica causoacute gran animadversioacuten entre los franceses y fue objeto de fuertes criacuteticas en los discursos pronunciados por Tocqueville en la Caacutemara de Diputados Sus palabras causaron ldquouna penosa impresioacutenrdquo en el mundo ingleacutes por lo que Mill se tomoacute la libertad de mostrar a varias personas los fragmentos de una carta fechada en octubre de 1840 en la que Tocqueville explica las ra-zones por las cuales se habiacutea visto en la obligacioacuten de salir en defensa de un orgullo nacional humillado En ella el franceacutes afirma que
despueacutes de la manera en que el gobierno ingleacutes se ha portado ante nosotros no mostrar los sentimientos de la herida recibida hubiera sido por parte de los poliacuteticos herir y tal vez apagar una pasioacuten nacional de la que tendremos necesidad cualquier diacutea El orgullo nacional es el sen-timiento maacutes grande que nos queda es necesario sin duda buscar el regularlo y moderarlo en sus desviaciones pero es necesario evitar que menguumle77
Tocqueville no apoya el lenguaje ldquorevolucionario y propagandistardquo de quienes suentildean uacutenica-mente con conquistas y apelan al orgullo nacional buscando detraacutes de la guerra una ocasioacuten para alcanzar otros objetivos Pero tampoco se permite abrazar la causa de un pacifismo al que califica de ldquodeshonestordquo porque tiene por uacutenico principio ldquono el intereacutes puacuteblico sino el gusto por el intereacutes material y la molicie del corazoacutenrdquo Estaacute convencido de que lo menos que necesita un pueblo de costumbres ablandadas gustos mediocres cortedad de miras y espiacuteritu alicaiacutedo como el franceacutes es que se le permita creer que ldquosu lugar en el mundo es maacutes pequentildeo que ha perdido la jerarquiacutea en la que le habiacutean dejado sus padres pero que puede consolarse haciendo ferrocarriles y prosperando en el seno de la pazrdquo78 El orgullo nacional puede ser en ocasiones
74 J-J Rousseau El contrato social op cit pp 281-28275 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 31776 En pocas palabras la disputa se originoacute debido a las pretensiones del pashaacute de Egipto Mehemet Aliacute por extender sus dominios sobre la zona de Siria Interesada en el control de Egipto desde las campantildeas napoleoacutenicas y en resta-blecer su propio lugar en el concierto de las naciones Francia se apresuroacute a manifestarle su apoyo Inglaterra por su parte no podiacutea permitir que Mehemet Aliacute controlara enteramente la ruta comercial que la uniacutea a su principal colonia la India Austria Prusia y Rusia pronto se le unieron y a instancias de Lord Palmerston y sin el conocimiento del gobierno franceacutes firmaron en julio de 1840 la ldquoConvencioacuten para la Pacificacioacuten del Levanterdquo Rechazada esta por Aliacute las fuerzas europeas invadieron con eacutexito Siria forzando el retiro del pashaacute 77 A Tocqueville Œuvres complegravetes op cit t vi vol i p 33078 Ibid p 335
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ldquopueril y jactanciosordquo pero para Tocqueville es una de las pocas grandes pasiones que todaviacutea persistiacutea en Francia y a su vez uno de los lazos maacutes fuertes que manteniacutea unida a la nacioacuten79 Doble motivo para defenderlo alliacute donde se viera amenazado
De todos modos tiene bien presente que son pocas o acaso infrecuentes las ocasiones en las que el Estado nacional o la sociedad en general pueden despertar este tipo de pasiones Si el objetivo es rehabilitarlas con la intencioacuten de que en un juego de accioacuten reciacuteproca estas contribuyan indirectamente a mantener viva la aspiracioacuten por la libertad lo que se precisaba era encontrar el escenario propicio La experiencia americana le habiacutea mostrado a Tocqueville que tal escenario bien podiacutea ser el municipio80 Es alliacute ldquodonde vienen a concentrarse el deseo de estima la necesidad de gratificaciones reales el ansia de poder y de popularidadrdquo81 Es en este aacutembito donde los individuos alcanzan visibilidad y donde su orgullo personal tiene oca-sioacuten de desplegarse cotidianamente Por ello ademaacutes de presentarse como un remedio frente a la centralizacioacuten administrativa como una escuela de participacioacuten ciudadana y como un es-pacio capaz de elevar la mira del hombre democraacutetico la vida municipal tambieacuten se ofrece como un marco adecuado para despertar sus pasiones adormecidas A modo de ejemplo Toc-queville recuerda que las disputas electorales en la escala local suelen suscitar grandes odios y fuertes afectos entre los hombres pasiones que lejos de ser perjudiciales para la sociedad son maacutes bien frenos saludables contra la indiferencia general
El deseo de ser elegido puede llevar momentaacuteneamente a ciertos hombres a luchar entre siacute pero ese mismo deseo impulsa a la larga a todos los hombres al apoyo mutuo de modo que aunque una eleccioacuten divida accidentalmente a dos amigos el sistema electoral comprometeraacute de manera permanente a una multitud de ciudadanos de otro modo ajenos unos a los otros La libertad crea odios particulares mas el despotismo origina la indiferencia general82
Esta mirada elogiosa respecto de la existencia de canales a traveacutes de los cuales la ambicioacuten y los ldquoodios particularesrdquo tengan cabida parece estar en contradiccioacuten con su llamada a promo-ver la simpatiacutea social iquestPor doacutende pasa la apuesta tocquevilliana por alentar la cooperacioacuten entre individuos que se reconocen iguales o bien por rehabilitar las diferencias al menos en ciertos campos Ambas alternativas son necesarias para el mantenimiento de una democracia liberal Como advierte McLendon ldquosi bien es cierto que estos hombres no deben desconfiar excesivamente uno de otro ni tampoco carecer de compasioacuten es igualmente necesario que su habilidad para identificarse con los otros sea limitadardquo83 Lo que Tocqueville advierte es que el anhelo igualitario (constitutivo del hombre democraacutetico) puede conducirlo a una excesiva identificacioacuten con los otros en la que se recele de toda diferencia y se imponga la uniformidad Este escenario es tan peligroso para la libertad como aquel en el que prima el individualismo
79 Veacutease la carta a Royer-Collard fechada el 15 de agosto de 1840 en A Tocqueville Lettres choisies op cit p 46280 Tambieacuten podiacutean serlo las asociaciones artificiales Gracias a ellas el hombre ldquotrata de apartarse por miedo a verse sumergido en la masardquo Y enseguida agrega ldquoCualquiera que sea el esfuerzo general de una sociedad para hacer a todos los ciudadanos iguales y semejantes el orgullo particular del individuo siempre trataraacute de escapar al nivel comuacuten y originar de alguacuten modo una desigualdad ventajosa para eacutelrdquo en La democracia en Ameacuterica op cit vol i p 27681 Ibid p 11282 A Tocqueville La democracia en Ameacuterica op cit vol ii p 135 Veacutease P A Lawler ldquoTocqueville on Pride In-terest and Loverdquo Polity vol 28 ndeg 2 1995 pp 217-23683 M McLendon ldquoTocqueville Jansenism andhelliprdquo op cit p 671
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En rigor de verdad no se trata de dos escenarios distintos sino como se insinuoacute previamente de dos rostros de un mismo cuadro individuos aislados indiferentes y deacutebiles que terminan confundidos en una masa comuacuten y ven cercenada su libertad Es por ello que ambos ldquocorrecti-vosrdquo deben actuar en simultaacuteneo y deben moderarse mutuamente Alentar la cooperacioacuten reciacute-proca ayudar a tensar el lazo social y al mismo tiempo defender la individualidad Promover tanto el orgullo como la simpatiacutea Por este camino se inscriben sus propuestas
En siacutentesis
Con mayor o menor grado de optimismo tanto Rousseau como Tocqueville confiaron en la posibilidad de reeducar al individuo en vistas a corregir los males que observaban en la socie-dad moderna Ambos entendieron que el fenoacutemeno del individualismo la ausencia del espiacuteritu ciudadano conspiraba directamente contra la libertad de los hombres y que el remedio para tal enfermedad podiacutea encontrarse en la misma naturaleza humana En alguacuten sentido podriacutea de-cirse que sus reflexiones parten de una suerte de ldquodiseccioacutenrdquo de esta naturaleza Rousseau se afanoacute por descubrir al ldquohombre naturalrdquo por conocer su verdadera constitucioacuten su ldquoforma originalrdquo desprovista de los cambios que hubo de conocer a lo largo de su evolucioacuten (o involu-cioacuten) Tocqueville en cambio concentroacute su mirada en tratar de comprender al hombre demo-craacutetico en destilar aquellos aspectos de su comportamiento que podiacutean ser interpretados como resabios de una eacutepoca revolucionaria y examinar asiacute a este hombre ldquonuevordquo y ldquodiferenterdquo tal como se presentaba ante sus ojos a comienzos del siglo xix Como saldo de esta empresa bus-caron despertar y fomentar entre sus contemporaacuteneos determinadas pasiones que entendiacutean ellos bien podiacutean contribuir a su propoacutesito pero que pareciacutean adormecidas o lateralizadas En este trabajo nos referimos a la piedad o compasioacuten la virtud como amor a la patria y el orgullo
En cuanto a la piedad sus apreciaciones son muy similares Ambos la rescatan como una primera disposicioacuten que lleva a que los hombres puedan ldquosalirse de siacute mismosrdquo y tender una mano hacia otro que sufre Una pasioacuten que en tiempos de igualdad los hombres experimentan con mayor cotidianeidad y claridad pero que sin embargo careceriacutea de la fuerza necesaria para motorizar en estos individuos acciones duraderas y sostenidas en el tiempo en pos de la comunidad Su principal valor estriba en todo caso en ofrecerse como plataforma sobre la cual pueden apoyarse otras pasiones
La apelacioacuten a la virtud por su parte recibe un tratamiento diferente en cada autor En teacuterminos normativos Rousseau propone un ideal exigente que supone la sincera adecuacioacuten del intereacutes particular al intereacutes general En eacutel el motivo que impulsa la accioacuten es tan importante como el efecto esperado Por esta razoacuten difiacutecilmente habriacutea convenido en alentar una doctrina como la del intereacutes bien entendido Desde su perspectiva ella no hace sino perpetuar la praacutectica viciada que consiste en ofrecer un ldquosimulacrordquo de las virtudes en aparentar un deseo que no se tiene y en alimentar la hipocresiacutea egoiacutesta En su propuesta no parece haber cabida para los ldquogrisesrdquo o los teacuterminos medios se es un ciudadano pleno o se es un burgueacutes es decir una ldquonadardquo84 No hay tampoco concesiones hacia la Modernidad El modelo antiguo no ha sido superado auacuten y las condiciones externas que requiere la libertad hacen que la virtud aparentemente accesible a todos termine siendo un principio de accioacuten para unos pocos No hay lugar aquiacute como en el caso de Tocqueville para un ldquosecond bestrdquo
84 J-J Rousseau Emilio op cit p 39
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Por uacuteltimo el orgullo y el deseo de estima son pasiones que ndashpara ambosndash conducen al objetivo buscado por viacutea indirecta Bien direccionadas fortalecen al individuo elevan su au-toestima y estimulan su sentido de pertenencia al cuerpo social
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Resumen Abstract
El rol de las pasiones en las sociedades democraacuteticas Un diaacutelogo entre Rousseau y Tocqueville
El problema del individualismo y la desafeccioacuten puacuteblica ha sido denunciado por numerosos intelectuales como uno de los riesgos maacutes importantes que deben afrontar las sociedades democraacuteticas Como es bien sabido no es este un ldquomalrdquo privativo de la cultura poliacutetica contemporaacutenea A trescientos antildeos del nacimiento de Jean-Jacques Rousseau todaviacutea resuena entre nosotros aquella denuncia que apareciera en su primer Discurso ldquoYa no tenemos ciudadanosrdquo Casi un siglo despueacutes Alexis de Tocqueville ndashgran lector del ginebrinondash hizo del fenoacutemeno del individualismo y la apatiacutea ciacutevica uno de los ejes centrales de su pensamiento convencido de que alliacute radicaba uno de los principales peligros que debiacutea afrontar la nueva democracia El objetivo de este artiacuteculo no es presentar el diagnoacutestico que ambos pensadores ofrecieron sobre esta particular problemaacutetica sino maacutes bien concentrar la mirada en las alternativas que ambos sugirieron para hacerle frente Puntualmente el anaacutelisis se focaliza en el rol que asignaron a las pasiones humanas en el intento por redireccionar esta tendencia propia del hombre moderno
Palabras clave Tocqueville Rousseau simpatiacutea piedad virtud orgullo
The role of passions in democratic societies A dialogue between Rousseau and Tocqueville
The problem of individualism and public disaffection has been denounced by many political thinkers as one of the greatest risks democratic societies must face However this is not a peril that only threats contemporary political culture Three hundred years after Jean-Jacques Rousseaursquos birth it still reverberates among us one of the central claims that appears en his first Discourse ldquoWe have no more citizensrdquo Almost a century after Alexis de Tocqueville ndasha genevanrsquos avid readerndash presented individualism and civic apathy as one of the main dangers that should tackle the new democracy The aim of this article is not to present the diagnosis that both thinkers offered on this particular problem but rather to examine the alternatives they envisioned in order to cope with it Specifically the analysis focuses on the role assigned to human passions in the attempt to redirect this trend characteristic of modern man
Key words Tocqueville Rousseau sympathy piety virtue pride
Fecha de recepcioacuten del original 22112012Fecha de aceptacioacuten del original 2032013
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 49-66
Universidad Nacional de Buenos Aires
Mariano Zarowsky
Gramsci y la traduccioacutenGeacutenesis y alcances de una metaacutefora
Cada vez que la cuestioacuten de la lengua aflora de una u otra forma sig-nifica que se estaacuten planteando otras preguntas la formacioacuten y el cre-cimiento de una clase dirigente la reorganizacioacuten de una hegemoniacutea cultural la necesidad de establecer una relacioacuten maacutes estrecha entre los intelectuales y las masas
Antonio Gramsci Literatura y vida nacional
Introduccioacuten
La reflexioacuten sobre la actividad de la traduccioacuten como metaacutefora para dar cuenta del trabajo de creacioacuten teoacuterica que dariacutea singularidad al marxismo latinoamericano y tambieacuten sobre la acti-vidad de los traductores en tanto figuras privilegiadas para estudiar los procesos de circulacioacuten internacional de las ideas y por ende de mediacioacuten cultural ha mostrado su productividad en el campo reciente de la historia intelectual del marxismo en el continente O bien se ha traba-jado sobre la traduccioacuten como uno de los indicadores y puertas de entrada para la comprensioacuten de los procesos socioculturales de recepcioacuten del marxismo en Ameacuterica Latina1 o bien desde otro eacutenfasis haciendo uso de su sentido metafoacuterico para dar cuenta de los casos en que se asiste a una produccioacuten teoacuterica marxista novedosa o de otro modo latinoamericana2
1 En su trabajo sobre las primeras recepciones del pensamiento de Marx en la Argentina Horacio Tarcus define el momento de la recepcioacuten como ldquola difusioacuten de un cuerpo de ideas en un campo de produccioacuten diverso del original desde el punto de vista del sujeto receptorrdquo Dar cuenta de los procesos de recepcioacuten supone entonces sostiene Tarcus reconstruir esa red que forman traductores editores distribuidores libreros una red que se inserta y forma parte de una ldquokoineacute cultural un mundo de ideas de pasiones de interesesrdquo Se trata en suma de dar cuenta del ldquomedio por el cual una filosofiacutea es integrada en la dinaacutemica de la historia en el aacutembito especiacutefico de determinada tradicioacuten culturalrdquo Horacio Tarcus Marx en Argentina Sus primeros lectores obreros intelectuales y cientiacuteficos Buenos Aires Siglo xxi 2007 pp 31 32 y 42 respectivamente 2 Martiacuten Corteacutes ha propuesto recientemente la figura del intelectual como traductor para caracterizar el itinerario de Joseacute Aricoacute La metaacutefora es productiva sostiene Corteacutes para referir a los esfuerzos maacutes logrados que contribuye-ron a la ldquobuacutesqueda de un marxismo latinoamericanordquo Corteacutes ubica la obra de Aricoacute en el sendero de Joseacute Carlos Mariaacutetegui pues pueden reconocerse en ambas figuras ldquotraduccionesrdquo del marxismo esto es una produccioacuten nueva una actividad de reflexioacuten original adecuada a su tiempo y a la situacioacuten latinoamericana Veacutease Martiacuten
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Entre nosotros fue Joseacute Aricoacute quien en La cola del diablo siguiendo un trabajo de Ro-bert Paris ndashsu intervencioacuten en el coloquio de Sinaloa sobre Mariaacutetegui (1980)ndash llamoacute la aten-cioacuten sobre las notas acerca de la ldquotraductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficosrdquo de Antonio Gramsci y su productividad para pensar la configuracioacuten de un pensamiento marxista adecuado a las particularidades de la situacioacuten latinoamericana3 No era por azar escribiacutea Aricoacute que Paris hubiera utilizado el concepto gramsciano de traductibilidad ldquocon imaginacioacuten e inteligenciardquo para encarar un estudio contrastado de la difusioacuten del marxismo en Ameacuterica Latina a traveacutes del anaacutelisis de los discursos de Gramsci y de Joseacute Carlos Mariaacutetegui4 El pro-blema tal como lo entendiacutea Aricoacute era simultaacuteneamente poliacutetico y teoacuterico-epistemoloacutegico e indicaba el espesor y el desafiacuteo que implicaba trazar una historia del marxismo en el marco de la historia social y cultural del continente iquestCuaacutel era la situacioacuten del movimiento obrero en Ameacuterica Latina y cuaacutel era su relacioacuten con el marxismo como teoriacutea Varios elementos haciacutean que la situacioacuten latinoamericana difiriera de la europea (ldquoni la extensioacuten y densidad histoacuterica del proletariado es comparable ndashescribiacutea Aricoacutendash ni su horizonte ideal tendioacute a reconocer el socialismo maacutes o menos inficionado de marxismo como una expresioacuten poliacutetica propiardquo)5 En-tonces iquestqueacute implicaba esta distancia para la constitucioacuten de un marxismo latinoamericano iquestsuponiacutea una completa ajenidad de la teoriacutea para pensar la realidad del continente o por el contrario la inexistencia de una razoacuten suficiente que justifique variaciones o ldquoajustesrdquo de la ldquodoctrinardquo original que entonces podiacutea ser aplicada sin mediacioacuten alguna En clave de auto-biografiacutea intelectual y respondiendo en parte a la cuestioacuten Aricoacute retomaba la referencia gram-sciana a la traductibilidad de los lenguajes cientiacutefico-filosoacuteficos Al respecto escribiacutea
A partir de esta constatacioacuten se evidencia la necesariedad de confrontar con las diferencia-das realidades latinoamericanas aquellos paradigmas teoacutericos y poliacuteticos que para poder ser
Corteacutes ldquoLa traduccioacuten como buacutesqueda de un marxismo latinoamericano la trayectoria intelectual de Joseacute Aricoacuterdquo en revista A Contra-Corriente A Journal on Social History and Literature in Latin America vol 7 nordm 3 primavera de 2010 pp 145-167 Antonio Infranca utiliza una metaacutefora similar para referirse al pensamiento de Aricoacute escribe que sus libros fueron ldquofundamentales para la lsquotraduccioacutenrsquo del marxismo en Ameacuterica Latinardquo y que su tarea era ldquolsquotraducirrsquo a Gramsci a la realidad latinoamericanardquo Antonio Infranca ldquoLa cola del diablo el marxismo de Joseacute Aricoacute y su interpretacioacuten de Gramscirdquo en Periferias nordm 11 octubre de 20033 Joseacute Aricoacute La cola del diablo Itinerario de Gramsci en Ameacuterica Latina Buenos Aires Siglo xxi 2005 [1988] pp 112-1144 A pesar del reconocimiento Aricoacute no abundaba en el particular sentido de la nocioacuten de traductibilidad que Paris leiacutea en Gramsci Es que Paris proponiacutea un modelo ldquocontrastivordquo de matriz linguumliacutestica para analizar las figuras de Gramsci y de Mariaacutetegui con el objetivo ndashescribiacuteandash de ldquoaplicar ndashe incidentalmente certificarndash la categoriacutea gramsciana de ldquotraductibilidadrdquo a los fines de desarrollar a traveacutes de un estudio de caso una ldquoaproximacioacuten contrastanterdquo para el estudio de la difusioacuten del marxismo veacutease Robert Paris ldquoMariaacutetegui y Gramsci prolegoacutemenos a un estudio con-trastado de la difusioacuten del marxismordquo en Socialismo y participacioacuten nordm 23 Lima septiembre de 1983 p 31 A pesar de la declamacioacuten Paris apenas se referiacutea al texto de Gramsci sobre la traductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficos y no desarrollaba los posibles sentidos de la metaacutefora gramsciana Se apoyaba en cambio en una matriz conceptual saussureana que denominaba ldquolinguumliacutestica contrastivardquo (ibid) Esta teniacutea como objetivo traducir ndashescribiacutea Parisndash ldquolas funciones de la lengua A por las funciones de la lengua Brdquo En el caso de su intereacutes se trataba de encon-trar un sistema de equivalencias ldquode comunicabilidadrdquo entre funciones presentes en los discursos de Gramsci y de Mariaacutetegui No puedo desarrollar aquiacute este modelo ni las ldquotablas de conversioacutenrdquo que propone Paris a partir de lo cual traza ldquoequivalencias funcionalesrdquo del ldquolenguaje histoacutericordquo de Gramsci y el de Mariaacutetegui Como voy a intentar poner de relieve la metaacutefora de la traduccioacuten en Gramsci asiacute como tambieacuten las indicaciones que Aricoacute ofrece para pensar la historia intelectual del marxismo latinoamericano responden a otras concepciones del lenguaje la traduccioacuten y la produccioacuten social de las ideas5 Joseacute Aricoacute La cola del diablo op cit pp 113-114
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utilizados requieren ldquotraduccionesrdquo menos puntuales e infinitamente maacutes cautas Y utilizo el concepto en el sentido gramsciano de ldquotraductibilidadrdquo de los lenguajes y que se refiere a la posibilidad de algunos experimentos histoacutericos poliacuteticos y sociales de encontrar una equi-valencia en otras realidades Si la traductibilidad supone que una fase determinada de la ci-vilizacioacuten tiene una expresioacuten cultural ldquofundamentalmenterdquo ideacutentica aunque el lenguaje sea histoacutericamente distinto por cuanto estaacute determinado por las tradiciones especiacuteficas de cada cultura nacional y todo lo que de ellas se desprende Gramsci podiacutea ser traducido en clave latinoamericana si era posible establecer alguacuten tipo de similitud o sintoniacutea histoacuterico-cultural entre su mundo y el nuestro6
La traduccioacuten en tanto metaacutefora suponiacutea para Aricoacute el esfuerzo por encontrar un denomina-dor comuacuten para conectar experimentos histoacutericos poliacuteticos y sociales de realidades diversas esto es para encontrar una expresioacuten cultural ldquofundamentalmente ideacutenticardquo aun cuando se tratara de expresarla en lenguajes histoacutericamente distintos La buacutesqueda de este alcance uni-versal de la teoriacutea (que pudiera dar cuenta de la tendencia a devenir universal del modo de produccioacuten capitalista pero tambieacuten de la dimensioacuten universal que podiacutea haber en la lucha por el socialismo en tanto proyecto de sociedad) implicaba al mismo tiempo el desafiacuteo de dar cuenta de la variedad y la particularidad de cada una de las formaciones sociales nacionales con las que la teoriacutea se debiacutea medir Considerando el atractivo y la relevancia del asunto sin embargo Aricoacute no se ldquodejaba de sorprenderrdquo de que las reflexiones de Gramsci sobre la tra-ductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficos no hubieran ldquodespertado un intereacutes ma-yor de los comentaristasrdquo7
En esta liacutenea Martiacuten Corteacutes analizoacute la figura del propio Aricoacute a partir de la metaacutefora de la traduccioacuten o bajo el prisma de la figura del intelectual-traductor se trata como en el caso de Mariaacutetegui de ejemplos de una actividad intelectual orientada por la buacutesqueda de un mar-xismo latinoamericano original frente a las aplicaciones mecaacutenicas del marxismo-leninismo que caracterizaron sobre todo a los partidos comunistas del continente8 Interpretando entonces la metaacutefora de la traduccioacuten Corteacutes sostiene que tanto en Mariaacutetegui como en Aricoacute
se destacan los tres elementos que caracterizan la traduccioacuten como ejercicio (1) un lenguaje (el marxismo) (2) este lenguaje necesita ser traducido a una realidad cultural y social especiacute-fica (latinoamericana) y (3) esta traduccioacuten se realiza mediante un esfuerzo de interpretacioacuten que excluye toda posibilidad de aplicacioacuten o perfeccioacuten Asiacute la traduccioacuten supone contra esta ilusioacuten de aplicacioacuten la produccioacuten de algo nuevo9
6 Ibid p 1147 Ibid Aricoacute encontraba una excepcioacuten en Los usos de Gramsci de Juan Carlos Portantiero Escribiacutea ldquoNo es casual que la primera obra de aliento sobre el pensamiento de Gramsci escrita por un latinoamericano se propusiera la tarea de encontrar en eacutel una clave de lectura que permitiera basar su eficacia en el hecho de que [cita Aricoacute a Portantiero] lsquopodiacutea ser expresado en los lenguajes de las situaciones concretas particularesrsquordquo Joseacute Aricoacute La cola del diablo op cit8 Corteacutes subraya esta tensioacuten entre lo universal y lo particular a la que aludiacutea Aricoacute afirma que la traduccioacuten supone la voluntad de producir una interfaz que evite la doble trampa del excepcionalismo y su reverso simeacutetrico el eurocen-trismo dos tentaciones que ndashsostiene siguiendo a Michael Loumlwyndash fueron predominantes en el desarrollo del marxismo en el continente La primera tiende a absolutizar la especificidad de su cultura historia y estructura social la segunda tiende a transplantar mecaacutenicamente a Ameacuterica Latina los modelos de desarrollo socioeconoacutemico que explican la evo-lucioacuten histoacuterica de Europa a lo largo del siglo xix Martiacuten Corteacutes ldquoLa traduccioacuten como buacutesquedahelliprdquo op cit p 1509 Ibid p 154
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Ahora bien si como escribe Corteacutes la traduccioacuten ldquosupone siempre un ejercicio de fino anaacuteli-sis de la configuracioacuten nacional especiacutefico y eso implica siempre un esfuerzo de lecturardquo10 podemos avanzar en la interrogacioacuten y preguntarnos iquestquieacuten lee iquestquieacuten es entonces el sujeto de la traduccioacuten o de otro modo iquestcoacutemo se puede pensar la posibilidad las implicaciones y los sentidos de este trabajo del pensamiento dando cuenta de su inmersioacuten en un entorno social y una praxis poliacutetico-cultural Las indicaciones del propio Aricoacute van en un sentido contrario tanto de la idea de la traduccioacuten como actividad del pensamiento especulativo o ejercicio herme-neacuteutico del intelectual como conciencia ldquoluacutecidardquo privilegiada como de la idea de la traduccioacuten como una transposicioacuten abstracta se trata de variantes de una concepcioacuten del lenguaje (y del pensamiento) que evita dar cuenta de su caraacutecter material de su relacioacuten con la praacutectica social y los agrupamientos colectivos En las paacuteginas que hemos comentado Aricoacute invitaba indirecta-mente a situar la cuestioacuten de la traduccioacuten en el marco de una problemaacutetica a elucidar la de las relaciones entre ldquoteoriacuteardquo y ldquomovimientordquo o ndashtambieacuten seguacuten su expresioacutenndash la del viacutenculo entre ldquoprocesos de la realidad y procesos de elaboracioacuten de la teoriacuteardquo11
Trazar una genealogiacutea histoacuterica de las condiciones de emergencia de la propia metaacutefora de la traduccioacuten en Antonio Gramsci en el marco de su praxis poliacutetico-cultural en sus escritos del periacuteodo ordinovista (1919-1924) puede ser productivo para reconsiderar esta cuestioacuten Nos permitiraacute aproximarnos a las muacuteltiples capas de sentido que superpuestas y en estrecha rela-cioacuten pueden leerse en las reflexiones gramscianas sobre la traduccioacuten en tanto metaacutefora y bajo el prisma de la reconstruccioacuten histoacuterica leer tambieacuten las algo criacutepticas notas sobre la ldquoTraduc-
10 Martiacuten Corteacutes ldquoLa traduccioacuten como buacutesquedahelliprdquo op cit p 16311 Joseacute Aricoacute La cola del diablo op cit p 43 Como es sabido ademaacutes de ser autor de textos emblemaacuteticos sobre marxismo latinoamericano Joseacute Aricoacute fue eacutel mismo traductor al espantildeol de algunos de los escritos de Antonio Gram-sci ndashentre otros textosndash y mentor y colaborador activo de ambiciosas empresas de traduccioacuten (como editor de Siglo xxi colaboroacute en una nueva edicioacuten de El capital y de los Grundrisse de Marx) que fueron parte de su proyecto edito-rialista alrededor de la revista y los Cuadernos Pasado y Presente En su itinerario vital entonces la traduccioacuten como metaacutefora para pensar la elaboracioacuten de un pensamiento marxista latinoamericano debe pensarse estrechamente ligada a las implicaciones de su actividad praacutectica como editor y traductor Si bien Corteacutes subraya esta cuestioacuten al proponer abordar como obra de Aricoacute su trayectoria vital ndashhaciendo hincapieacute en su proyecto editorialistandash en el artiacuteculo citado pone eacutenfasis en sentildealar ciertas problemaacuteticas de orden teoacuterico en que a su juicio puede leerse en Aricoacute la operacioacuten de traduccioacuten como ldquola produccioacuten de algo nuevordquo (sus ideas en torno al ldquoprivilegio del atrasordquo y al ldquoEstado como pro-ductorrdquo) El anaacutelisis de figuras intelectuales de este tipo deberiacutea tomar en cuenta entonces los recientes aportes desa-rrollados en la Argentina en el cruce de la historia intelectual y la sociologiacutea cultural Ademaacutes del trabajo de Tarcus que hemos citado ndashquien hace un uso productivo entre otras referencias de las reflexiones de Pierre Bourdieu sobre las condiciones sociales de circulacioacuten internacional de las ideasndash podemos referir al de Fernanda Beigel (La epopeya de una generacioacuten y una revista Las redes editoriales de Joseacute Carlos Mariaacutetegui en Ameacuterica Latina Buenos Aires Biblos 2006) quien pone de relieve para el caso de Mariaacutetegui la estrecha vinculacioacuten entre su produccioacuten teoacuterica y su praxis poliacutetico-cultural a partir de analizar su ldquoeditorialismo programaacuteticordquo esto es las redes editoriales que el Amauta contribuyoacute a forjar a partir de su actividad como periodista ensayista y editor Aunque no se inscriban estric-tamente en la historia intelectual del marxismo latinoamericano tambieacuten deberiacutean tenerse en cuenta otros aportes teoacuterico-metodoloacutegicos recientes de la historia intelectual y la sociologiacutea cultural desarrollados en la Argentina Gus-tavo Soraacute (Traducir el Brasil Una antropologiacutea de la circulacioacuten internacional de las ideas Buenos Aires Libros del Zorzal 2003) trabajoacute sobre la historia de las traducciones brasilentildeas en el paiacutes desde un punto de vista que cruza el estudio de las condiciones sociales de la circulacioacuten de las ideas la historia cultural y la antropologiacutea de los intercam-bios simboacutelicos Soraacute propone pensar las dimensiones sociales que informan la actividad de la traduccioacuten como modo de abordar las relaciones desiguales entre estados y la formacioacuten ndashinternacionalndash de las culturas nacionales inscri-biendo en esta trama las historias y los itinerarios individuales de los traductores Patricia Wilson (La constelacioacuten del sur Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX Buenos Aires Siglo xxi 2004) desde un eacutenfasis maacutes inclinado hacia el estudio de la traduccioacuten como actividad de la cultura receptora propone un estudio de la tra-duccioacuten en la Argentina (alrededor del grupo de la revista Sur) desde la ldquoteoriacutea del polisistemardquo inscribiendo la acti-vidad de traduccioacuten en el sistema literario en el que se inserta la actividad de los traductores
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tibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficosrdquo (1932-1933) donde el comunista italiano elaboraraacute la cuestioacuten de manera maacutes sistemaacutetica en teacuterminos estrictamente teoacutericos Se trata en fin de poner de relieve a partir de la nocioacuten gramsciana de traduccioacuten como metaacutefora ciertos lazos de continuidad entre su experiencia histoacuterica en el laboratorio italiano su propia praacutectica poliacutetico-cultural y su produccioacuten teoacuterica
LrsquoOrdine Nuovo como traduccioacuten italiana de la experiencia sovieacutetica
Los comunistas italianos tienen que convertir en tesoro la experiencia rusa economizar tiempo y trabajo
Gramsci y Togliatti LrsquoOrdine Nuovo 21 de junio de 1919
Si bien Robert Paris no desarrollaba mayores indicaciones en torno a la nocioacuten de traduccioacuten de Antonio Gramsci sobre la que afirmaba basar su anaacutelisis siacute citaba ndashsin dar maacutes precisiones acerca de su contenidondash sus notas sobre la traductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacute-ficos (1932-1933) y mencionaba algunas referencias dispersas que habiacutea hecho este en 1924 en las paacuteginas de la revista acerca del esfuerzo de LrsquoOrdine Nuovo ldquopara traducir al lenguaje histoacuterico italiano la experiencia de la revolucioacuten rusardquo En rigor Gramsci habiacutea utilizado la misma metaacutefora de la traduccioacuten en un artiacuteculo de LrsquoOrdine Nuovo algo anterior de agosto de 1920 titulado ndashal igual que el de 1924ndash ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo12 Alliacute Gramsci se proponiacutea dar cuenta del ldquoproceso iacutentimo de desarrollo del programardquo de la revista en funcioacuten de trazar sus premisas generales y posicionar su estrategia ndashen la disputa con la mayoriacutea del psi pero tambieacuten y sobre todo en tensioacuten con las otras fracciones comunistas que habitaban en su interiorndash como la representante maacutes fiel de la estrategia bolchevique13 iquestCoacutemo describe Gram-sci la geacutenesis de la experiencia ordinovista y su programa En referencia a la reunioacuten fundante de la revista en abril de 1919 escribe
iquestQuieacutenes eacuteramos iquestQueacute representaacutebamos iquestDe queacute nuevo verbo eacuteramos portadores iexclAy El uacutenico sentimiento que nos uniacutea en aquellas reuniones era el provocado por una vaga pasioacuten por una vaga cultura proletaria queriacuteamos hacer algo algo algo nos sentiacuteamos angustiados sin orientacioacuten sumidos en la ardiente vida de aquellos meses posteriores al armisticio cuando pareciacutea inminente el cataclismo de la sociedad italiana iexclAy La uacutenica palabra nueva que real-mente se pronuncioacute en aquellas reuniones quedoacute sofocada14
12 Desde el punto de vista de la historia intelectual la diferencia en el dato cronoloacutegico es altamente significativa pues un abismo separaba los dos momentos histoacutericos de enunciacioacuten iba del balance de la derrota parcial del consejismo en 1920 a la derrota definitiva del movimiento obrero y el ascenso del fascismo en Italia En el medio habiacutea tenido lugar la ruptura del psi y la fundacioacuten del pc italiano en 1921 el fin de las expectativas revolucionarias en Europa y el consecuente giro en la estrategia de la Internacional Comunista hacia posiciones frentistas13 Hacia 1921 antes de la ruptura del congreso de Livorno del psi que da origen al Partido Comunista las corrientes del psi se distribuiacutean del siguiente modo los reformistas (eran la mayoriacutea conducidos por Turati) los maximalistas o ldquocomunistas unitariosrdquo (conducidos por Serrati eran partidarios de la Internacional Comunista pero no de la rup-tura con los reformistas) por uacuteltimo las distintas fracciones revolucionarias (los ldquoabstencionistasrdquo conducidos por Bordiga los maximalistas de izquierda el grupo de LrsquoOrdine Nuovo)14 Antonio Gramsci ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo (1920) en Antonio Gramsci Antologiacutea Buenos Aires Siglo xxi 2004 [1970] p 98 [todas las cursivas de aquiacute en adelante y salvo que se indique lo contrario son miacuteas MZ]
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Gramsci se referiacutea a un difuso principio aglutinador ldquosentimentalrdquo una ldquovaga pasioacutenrdquo por una tambieacuten vaga ldquocultura proletariardquo que era entonces incapaz de representar todaviacutea un movi-miento real de portar en sus palabras un nuevo verbo una palabra nueva Es necesario rete-ner todo el espesor de la metaacutefora linguumliacutestica utilizada por Gramsci puesto que como he ci-tado el comunista italiano iba a proponer una metaacutefora general de este campo semaacutentico para referirse a las motivaciones que orientaron LrsquoOrdine Nuovo en un segundo momento la buacutes-queda de una traduccioacuten de la experiencia sovieacutetica al lenguaje de la realidad histoacuterica italiana iquestCuaacutel era entonces esta ldquopalabra nuevardquo sofocada en una primera instancia a la que refiere Gramsci Aquella que se interrogaba por la existencia particular en Italia de esa ldquoforma univer-salrdquo que representaba el soviet ruso y que la encontraba en las comisiones internas de faacutebrica de Turiacuten ese organismo creado por el movimiento obrero italiano y que un camarada de Gram-sci caracterizaba como el ldquoterritorio nacional del autogobierno obrerordquo Es interesante notar que Gramsci presentaba la geacutenesis de esta interrogacioacuten de esta palabra emergente citando exhaustivamente a sus camaradas de organizacioacuten y bajo la modalidad del estilo indirecto li-bre esto es daacutendole la palabra a sus compantildeeros Para ser maacutes precisos poniendo de mani-fiesto su geacutenesis dialoacutegica esto es situada en una praxis comunicativa particular y su caraacutecter intersubjetivo polifoacutenico15
Es sugerente detenernos en la caracterizacioacuten que hace Gramsci de la naturaleza del pro-yecto de LrsquoOrdine Nuovo antes de su giro consejista pues nos permitiraacute ir delineando algunos de los sentidos que asumiraacute su utilizacioacuten de la metaacutefora de la traduccioacuten y que pueden deli-mitarse a partir de reconstruir la problemaacutetica que la rodea en torno a las relaciones entre mo-vimiento praacutectica poliacutetica y produccioacuten teoacuterica y maacutes especiacuteficamente en torno a la funcioacuten de una revista poliacutetico-cultural o de otro modo en torno a la funcioacuten de los intelectuales
Informa Gramsci que hasta el nuacutemero 7 de LrsquoOrdine Nuovo (junio de 1919) la palabra nueva a la que hicimos referencia permanecioacute silenciada la revista construiacutea su perfil en torno a las directivas de Angelo Tasca sin proyecto ni identidad claramente definidos ldquoninguna idea central ninguna organizacioacuten iacutentima del material literario publicadordquo sentencia16 LrsquoOrdine Nuovo estaba todaviacutea orientada por la concepcioacuten de cultura subyacente en Tasca a
15 La ldquopalabra nueva ndashescribe Gramscindash la dijo uno que era un teacutecnico lsquoHay que estudiar [lo cita] la organizacioacuten de la faacutebrica como instrumento de produccioacuten debemos dedicar toda la atencioacuten a los sistemas capitalistas de pro-duccioacuten y de organizacioacuten y debemos trabajar para que la atencioacuten de la clase obrera y la del partido se dirijan a ese objetorsquordquo (ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo op cit p 98) Otro camarada ndashlo cita Gramsci bajo la misma moda-lidadndash se preguntaba si habiacutea en Italia algo que pueda compararse con el Soviet ruso ldquoque tenga su naturalezardquo ldquoalgo que nos autorice a afirmar el Soviet es una forma universal no es una institucioacuten rusa exclusivamente rusardquo Este mismo agregaba tambieacuten impresionado por una ldquopregunta que le habiacutea dirigido a quemarropa un camarada polacordquo informa Gramsci (a quien tambieacuten cita ldquoiquestpor queacute no se ha celebrado nunca en Italia un congreso de las comisiones internas de faacutebricardquo habiacutea arrojado) respondiacutea ldquosiacute existe en Italia en Turiacuten un germen de gobierno obrero un germen de Sovietrdquo Se trataba evidentemente de las comisiones internas de faacutebrica En consecuencia el camarada de Gramsci proponiacutea ndashseguacuten nos relata estendash estudiar la faacutebrica capitalista como forma necesaria de la clase obrera como organismo poliacutetico como ldquoterritorio nacional del autogobierno obrerordquo ldquoEsta era ndashescribe ahora Gramscindash la palabra nueva rechazada por el camarada Tascardquo (ibid p 99 cursivas miacuteas)16 Antonio Gramsci ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo op cit p 99 Angelo Tasca quien dirigiacutea la revista en una primera etapa era contrario a la idea de una organizacioacuten que no fuera sindical o de partido Dejaraacute LrsquoOrdine Nuovo a fines de agosto de 1920 A partir del artiacuteculo de Gramsci escrito en colaboracioacuten con Palmiro Togliatti ldquoDemocra-cia obrerardquo publicado en LrsquoOrdine Nuovo en el nuacutemero 7 de junio de 1919 comienza a definirse claramente la concepcioacuten poliacutetica de la revista y su campantildea por los consejos de faacutebrica Seguacuten informa Manuel Sacristaacuten tiempo maacutes tarde Gramsci se refiere a este momento como aquel en que dio junto a Palmiro Togliatti un ldquogolpe de Estadordquo en el consejo de redaccioacuten
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quien Gramsci le atribuye querer ldquorecordar cosas muertasrdquo ldquono pensarrdquo esto es transmitir a la clase obrera ldquocosas desgastadasrdquo la ldquopacotilla del pensamiento obrerordquo ldquodar a conocerrdquo a la clase obrera italiana las ideas del pensamiento revolucionario por ejemplo las de Louis Blanc como si ironiza Gramsci hubieran sido estas las que habriacutean ldquoproducido experiencias realesrdquo o las ideas de Eugenio Fourniegravere quien ldquoha redactado un cuidado ejercicio escolar [hellip] un esquema de Estado socialistardquo En suma escribe Gramsci LrsquoOrdine Nuovo era ldquouna revista de cultura abstracta de informacioacuten abstracta [hellip] un desorganismo el producto de un inte-lectualismo mediocre que buscaba a fuerza de traspieacutes un puerto ideal y una viacutea de accioacutenrdquo17
Cito y subrayo las palabras de Gramsci pues su caracterizacioacuten del proyecto de Angelo Tasca es sugerente para delimitar los sentidos que le daraacute a la nocioacuten de traduccioacuten como modo de pensar las mediaciones entre movimiento praacutectica poliacutetica y produccioacuten teoacuterica a partir de la funcioacuten de los intelectuales los principios poliacuteticos que orientaban LrsquoOrdine Nuovo antes de que definiera su orientacioacuten consejista esta orientacioacuten abstracta intelectualista que no con-forma un cuerpo con el sujeto que supone representar es la que Gramsci pretende haber rever-tido a partir del giro que tomoacute la revista desde junio de 1919 La operacioacuten de traduccioacuten que elabora Gramsci junto a sus camaradas intentaba por oposicioacuten a cualquier esquematismo abs-tracto establecer una relacioacuten entre la dimensioacuten universal de la experiencia sovieacutetica y la rea-lidad particular de la situacioacuten italiana La propuesta seguacuten su visioacuten retrospectiva era
consagrar nuestras energiacuteas a ldquodescubrirrdquo una tradicioacuten sovieacutetica en la clase obrera italiana a sacar a la luz el filoacuten del real espiacuteritu revolucionario italiano real porque era coincidente con el espiacuteritu universal de la Internacional obrera porque era producido por una situacioacuten histoacuterica real porque era resultado de una elaboracioacuten de la clase obrera misma18
Esta palabra nueva entonces fue la accioacuten y el programa consejista de LrsquoOrdine Nuovo que maacutes allaacute de la conmocioacuten y las expectativas generadas por la revolucioacuten de octubre surgiacutea de las particulares condiciones del desarrollo capitalista italiano y de las formas de organizacioacuten del movimiento obrero fabril de Turiacuten este programa representaba una ruptura radical con las corrientes mayoritarias de la izquierda italiana dominada por el reformismo parlamentarista del psi o el sindicalismo revolucionario Como se sabe la orientacioacuten consejista encontraraacute un eco notable en la vanguardia del movimiento obrero turineacutes sobre todo a partir de la huelga general que se desarrolloacute en la regioacuten en abril de 1920 y que praacutecticamente desatoacute una situa-cioacuten semiinsurreccional19 A partir de la formulacioacuten de su programa en el nuacutemero 7 de la re-vista en junio de 1919 Gramsci informa que junto a Togliatti y a Terraccini se dedicaron a ldquocelebrar conversacionesrdquo en los ciacuterculos educativos en las asamblea de faacutebrica fueron invi-tados por las comisiones internas administradoras a discutir con ellas (en noviembre de 1919 la seccioacuten turinesa del psi organizoacute un Comiteacute de Estudios para los consejos de faacutebrica diri-
17 Ibid p 10018 Ibid19 No puedo extenderme aquiacute demasiado en el desarrollo de los acontecimientos histoacutericos ni en la descripcioacuten y anaacutelisis del programa poliacutetico de LrsquoOrdine Nuovo bastante conocido La idea de los consejos como oacutergano de poder obrero y de control de la produccioacuten supone ndashdicho de manera breve y por ende algo esquemaacuteticandash la unidad de la lucha poliacutetica por el poder y la lucha por el control y direccioacuten del proceso productivo En este sentido suponiacutea una novedad frente a las corrientes mayoritarias de la eacutepoca el economicismo subyacente en las posiciones sindicalistas y su opuesto las estrategias parlamentaristas del Partido Socialista
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gido por Togliatti) El problema del desarrollo de la comisioacuten interna se transformoacute entonces en el eje central en la idea de LrsquoOrdine Nuovo que se convirtioacute escribe Gramsci ldquopara noso-tros y para cuantos nos seguiacutean en lsquoel perioacutedico de los Consejos de faacutebricarsquordquo Y cierra ldquolos obreros quisieron a LrsquoOrdine Nuovo (podemos afirmarlo con iacutentima satisfaccioacuten)rdquo20 La res-puesta que da Gramsci a la pregunta de por queacute tuvo eacutexito la revista puede leerse como todo un programa para la formacioacuten de una revista poliacutetico-cultural y como contrapunto a la concep-cioacuten abstracta e intelectualista que le atribuiacutea a Tasca Y una vez maacutes nos aproxima a uno de los tantos sentidos que podraacuten leerse en su metaacutefora de la traduccioacuten
Porque en los artiacuteculos del perioacutedico [los obreros] encontraban una parte de siacute mismos su parte mejor porque notaban que los artiacuteculos de LrsquoOrdine Nuovo no eran friacuteas arquitecturas intelectuales sino que brotaban de nuestra discusioacuten con los mejores obreros elaboraban sen-timientos voluntades pasiones reales de la clase obrera turinesa que habiacutean sido exploradas y provocadas por nosotros porque los artiacuteculos de LrsquoOrdine Nuovo eran casi el ldquoactardquo de los acontecimientos reales vistos como momentos de un proceso de iacutentima liberacioacuten y expresioacuten de la clase obrera Por eso los obreros quisieron a LrsquoOrdine Nuovo y asiacute se formoacute la idea de LrsquoOrdine Nuovo21
Si las pasiones obreras son ldquoexploradasrdquo pero tambieacuten ldquoprovocadasrdquo escribe Gramsci por el grupo intelectual la empresa de elaboracioacuten teoacuterico-poliacutetica que Gramsci caracteriza con la metaacutefora de la traduccioacuten para referirse al desarrollo teoacuterico-praacutectico contenido en el pro-grama de LrsquoOrdine Nuovo nos permite situar la metaacutefora de la traduccioacuten que utiliza Gramsci como modo de referir en primera instancia a la compleja relacioacuten que se produce entre el movimiento espontaacuteneo la elaboracioacuten teoacuterico-poliacutetica y las formas y procesos de autoorgani-zacioacuten obrera Esta articulacioacuten dio origen a la palabra nueva que se expresa en el programa de la revista Pues finalmente escribe Gramsci LrsquoOrdine Nuovo
no era maacutes que una traduccioacuten para la realidad histoacuterica italiana de las concepciones del ca-marada Lenin expuestas en algunos escritos que ha publicado LrsquoOrdine Nuovo mismo y de las concepciones del teoacuterico americano de la asociacioacuten sindical revolucionaria de los I[ndustrial] W[orkers of the] W[orld] el marxista Daniel de Leon22
Gramsci alude aquiacute a la traduccioacuten como mediacioacuten entre las orientaciones teoacuterico-poliacuteticas previamente elaboradas por Lenin y De Leon (podriacuteamos parafrasear su campo semaacutentico y referir a ellas en tanto precedente como la palabra hablada) y la realidad histoacuterica italiana que produce la palabra nueva emergente Gramsci le atribuye a la intervencioacuten y concepcioacuten de LrsquoOrdine Nuovo haber construido una relacioacuten con el movimiento de los consejos que le permitioacute operar esa traduccioacuten de manera orgaacutenica que ndashsubrayandash brotoacute de la discusioacuten con los mejores obreros y que recogiacutea tanto como ldquoprovocabardquo ldquoelaborabardquo sus verdaderas pasio-nes sentimientos y voluntades
20 Antonio Gramsci ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo op cit p 10021 Ibid22 Ibid p 103
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Cuatro antildeos maacutes tarde Gramsci volveraacute a hacer uso de la metaacutefora de la traduccioacuten cuando en abril de 1924 publique un artiacuteculo que se titularaacute tambieacuten ldquoEl programa de LOrdine Nuovordquo (este es al artiacuteculo al que se refiere Robert Paris) Alliacute escribe Gramsci
La difusioacuten conseguida por los primeros dos nuacutemeros tiene que depender de la posicioacuten que LOrdine Nuovo habiacutea adoptado en los primeros antildeos de su publicacioacuten y que consistiacutea esen-cialmente en lo que sigue 1) en haber sabido traducir al lenguaje histoacuterico italiano los postu-lados principales de la doctrina y la taacutectica de la Internacional Comunista23
Como se puede observar si bien la metaacutefora conserva su referencia a las relaciones entre la ldquodoctrinardquo y el movimiento su utilizacioacuten antildeade una nueva modulacioacuten a su sentido subraya ahora la cuestioacuten de la relaciones entre lenguajes nacionales o para ser maacutes precisos entre el lenguaje de la situacioacuten histoacuterica italiana y el de la Internacional Comunista (orientado por la experiencia sovieacutetica) El desplazamiento debe situarse en relacioacuten con el cambio en el curso de los acontecimientos el bienio rojo 1919-1920 y la derrota del movimiento de los consejos habiacutean quedado lejos y el ascenso del fascismo en Italia se mostraba como un fenoacutemeno que estaba lejos de ser pasajero (por entonces avanzaba la represioacuten sobre el movimiento y los principales dirigentes del partido) en este sentido la Internacional Comunista habiacutea acusado recibo del declive de la ola revolucionaria europea y virado su estrategia ndashdesde su IV Con-greso de fines de 1922ndash hacia la constitucioacuten de frentes de unidad estrategia que no era acep-tada por la direccioacuten del pci conducido por Bordiga reacio a cualquier alianza o fusioacuten con el psi reformista y cuya orientacioacuten maximalista puede resumirse en la consigna ldquoclase contra claserdquo Gramsci en minoriacutea sosteniacutea entonces que el programa del Partido Comunista Italiano teniacutea que reproducir la posicioacuten adoptada en los antildeos 1919-1920 por LrsquoOrdine Nuovo pero reflejando la nueva situacioacuten las posibilidades que se le ofreciacutean al proletariado para una ac-cioacuten autoacutenoma manteniendo ndashescribe en el mismo artiacuteculondash ldquola tradicioacuten de inteacuterprete fiel e integral del programa de la Internacional Comunistardquo24
La utilizacioacuten de esta metaacutefora cercana al campo semaacutentico de la traduccioacuten parece ahora subrayar la idea de continuidad entre la traduccioacuten y lo traducido Pero debe leerse con aten-cioacuten sentildealando la paradoja que contiene pues la idea de LrsquoOrdine Nuovo como ldquointeacuterprete fiel e integralrdquo de la estrategia sovieacutetica supone como hemos visto su reformulacioacuten en un nuevo contenido teniendo en cuenta tanto la particular situacioacuten italiana (esta fue la tarea de traduc-cioacuten de LrsquoOrdine Nuovo en 1919 subraya Gramsci) como la nueva situacioacuten del movimiento en 1924 Evidentemente la referencia indica una disputa de fracciones respecto a la filiacioacuten con la Internacional Comunista frente a la mayoriacutea de pci conducido por Bordiga rebelde a sus directivas Lo cierto es que la fidelidad que se atribuye Gramsci respecto a la estrategia de la Internacional Comunista supone en rigor una inflexioacuten una nueva modulacioacuten respecto de lo actuado en el periacuteodo 1919-1920 se trata ahora del ldquoprograma del gobierno obrero y campe-sinordquo ndashcon su implicacioacuten de ldquofrente uacutenicordquo rechazado por el sector izquierdista de Bordigandash de la importancia de la organizacioacuten de la faacutebrica (tambieacuten en poleacutemica antibordiguiana) y sobre todo ndasha diferencia de la concepcioacuten sectaria de la direccioacuten del pcindash el llamado a conside-
23 Ibid pp 157-15824 Ibid p 158
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rar y a formar a los cuadros del partido como organizadores de un partido de masas siguiendo las tesis de la ldquoconquista de la mayoriacuteardquo dirigidas por Lenin en su poleacutemica contra el izquier-dismo ya presentes en su texto preparatorio para el II Congreso de la Tercera Internacional de 1921 (El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo) Gramsci argumentaba que esta nueva estrategia estaba en continuidad con las que habiacutean sido las posiciones de LrsquoOrdine Nuovo ldquofiel inteacuterpreterdquo de las posiciones de la Internacional Comunista (de alliacute que subraye el apoyo de Lenin a su tendencia) tanto en el momento de ascenso de los consejos de faacutebrica como en el del congreso de Livorno del psi en 1921 cuando el grupo de los ldquocomunistas purosrdquo (bor-diguistas y LrsquoOrdine Nuovo) se escindioacute de los ldquocomunistas unitariosrdquo (partidarios de la Inter-nacional Comunista pero tambieacuten de mantener la unidad con los reformistas) y fundoacute el pci25 La posicioacuten de Gramsci entonces en tensioacuten con la de los bordiguistas (quienes interpretaban tal vez demasiado literalmente la consigna arrojada por la ic a nivel europeo respecto a la nece-sidad de escindirse de los reformistas y formar partidos comunistas) habiacutea sido la de ampliar la fraccioacuten comunista dejando de lado lo que entendiacutea era la limitacioacuten de la posicioacuten abstencio-nista (Bordiga) como modo de evitar que el pci se constituyera como escisioacuten de una minoriacutea alejada de la mayoriacutea del psi que escribiacutea Gramsci en 1924 sin ambiguumledades ldquoentonces [en 1921] queriacutea decir la mayoriacutea del proletariadordquo26
En ldquoContra el pesimismordquo un texto contemporaacuteneo publicado en LrsquoOrdine Nuovo (marzo de 1924) Gramsci insistiacutea con la metaacutefora de la traduccioacuten para trazar su balance de los acon-tecimientos y polemizar maacutes expliacutecitamente con las posiciones de sus adversarios maximalistas en la direccioacuten del pci Alliacute evaluaba que la escisioacuten de Livorno ndashque habiacutea sido presentada como una conclusioacuten necesaria de las deliberaciones del II Congreso de la Internacional Comu-nista tal vez agrego una interpretacioacuten demasiado literalndash habiacutea sido un ldquoerrorrdquo del cual re-cieacuten entonces ndashescribe Gramsci en clara referencia al triunfo de la reaccioacutenndash se podiacutea valorar en toda su extensioacuten27 Si las deliberaciones del segundo congreso de la Internacional Comu-
25 Marcando cierta continuidad con las posiciones de 1920 pero al mismo tiempo el desplazamiento en relacioacuten con la nueva situacioacuten poliacutetica de 1924 Massimo Salvadori utiliza la metaacutefora de la traduccioacuten para caracterizar las posiciones de Gramsci a las que nos estamos refiriendo Escribe en Gramsci e il problema storico della democrazia (1973) ldquoTraducir los soviets al italiano eacutesa era la preocupacioacuten de Gramsci en 1920 traducir el gobierno obrero y campesino al italiano tal era la preocupacioacuten de Gramsci en 1924rdquo (citado en Maria Antonietta Macciocchi Gram-sci y la revolucioacuten en Occidente Buenos Aires Siglo xxi 1975 [1974] p 12826 Antonio Gramsci ldquoEl programa de LrsquoOrdine Nuovordquo op cit p 158 La escisioacuten en el Congreso de Livorno que da origen al pci se produce luego de que la votacioacuten diera como resultado 93038 votos para los ldquocomunistas unitariosrdquo (dirigidos por Serrati) 58783 votos para los ldquocomunistas purosrdquo (bordiguistas y LrsquoOrdine Nuovo) y 14695 votos para los reformistas Seguacuten Guiseppe Fiori Gramsci era partidario de la constitucioacuten de un Partido Comunista que siguiera la estrategia de la Internacional Comunista (que habiacutea establecido en los ldquo21 puntosrdquo de su segundo congreso la direc-tiva de romper con la estrategia reformista como requisito para la constitucioacuten de los partidos comunistas) pero se oponiacutea a la escisioacuten del psi a cualquier precio pues aspiraba a ganar para posiciones comunistas a su mayoriacutea desde adentro del partido Lenin escribioacute entre el 4 de noviembre y el 11 de diciembre de 1920 un folleto titulado Falsos discursos sobre la libertad donde intervino en la poleacutemica objetando a Serrati (ldquocomunista unitariordquo partidario de la ic pero no de la escisioacuten con el psi) y declaraacutendose a favor de la escisioacuten y la expulsioacuten de los reformistas Seguacuten Fiori Gramsci soacutelo aceptoacute la escisioacuten como solucioacuten inevitable despueacutes de la publicacioacuten de este folleto (Giuseppe Fiori Vida de Antonio Gramsci Buenos Aires Peoacuten Negro 2009 [1966] p 184) Es significativo que Gramsci no tomara la palabra en el Congreso (aunque se desconocen los motivos veacutease Macciocchi Gramsci y la revolucioacuten en Occidente op cit p 70) Seguacuten Fiori (Vida de Antonio Gramsci op cit p 186) su resultado tampoco fue el que Lenin esperaba esto es de consenso de la mayoriacutea del proletariado italiano con las posiciones de los ldquocomunistas purosrdquo27 Gramsci escribiraacute maacutes tarde que la escisioacuten de Livorno habiacutea significado ldquoel alejamiento de la mayoriacutea del prole-tariado italiano de la Internacional Comunistardquo y que ldquosin duda alguna [este hecho] ha sido el mayor triunfo de la reaccioacutenrdquo (citado en Giuseppe Fiori Vida de Antonio Gramsci op cit p 187)
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nista habiacutean sido la ldquointerpretacioacuten vivardquo de la situacioacuten mundial y en especial de la situacioacuten italiana paradoacutejicamente afirmaba Gramsci los comunistas italianos no se habiacutean movido para su accioacuten ldquopartiendo de lo que sucediacutea en Italia de los hechos italianosrdquo Una vez maacutes Gramsci utiliza la metaacutefora de la traduccioacuten para plantear el problema
nos limitamos a insistir sobre las cuestiones formales de pura loacutegica de pura coherencia y fuimos derrotados porque la mayoriacutea del proletariado organizado poliacuteticamente nos juzgoacute equivocados no vino con nosotros [hellip] No habiacuteamos sabido conducir una campantildea siste-maacutetica tal que nos pusiera en grado de alcanzar y obligar a la reflexioacuten a todos los nuacutecleos y los elementos constituyentes del partido socialista no habiacuteamos sabido traducir al lenguaje comprensible de todo obrero y campesino italiano el significado de cada uno de los aconteci-mientos italianos de los antildeos 1919-192028
La metaacutefora de la traduccioacuten como falta como defecto se puede leer aquiacute como contrapunto de la traduccioacuten como operacioacuten exitosa que seguacuten Gramsci habiacutea logrado LrsquoOrdine Nuovo en el periacuteodo 1919-1920 refiere entonces a la dificultad para interpretar el propio significado de la experiencia del bienio 1919-1920 italiano y trasponer esta lectura desde el lenguaje del nuacutecleo dirigente alrededor de LrsquoOrdine Nuovo al lenguaje de los nuacutecleos constituyentes del partido y sobre todo de los obreros y campesinos El fracaso de tal empresa explicaba el triunfo de la reaccioacuten La metaacutefora de la traduccioacuten que utiliza aquiacute Gramsci ahora puede volver a leerse en relacioacuten con los sentidos a los que aludimos en una primera instancia respecto de la funcioacuten de LrsquoOrdine Nuovo como revista poliacutetico-cultural Se trata dicho de otro modo de la traduccioacuten como metaacutefora para situar ndashy ahora su referencia es maacutes expliacutecita pues se escribe sobre el fra-caso de la experiencia revolucionariandash la necesaria y difiacutecil relacioacuten entre los intelectuales y el pueblo entre el partido y las masas
Hasta aquiacute hemos reconstruido las condiciones de emergencia de la metaacutefora de la traduccioacuten utilizada por Gramsci a partir de su insercioacuten en los debates teoacuterico-poliacuteticos del periacuteodo 1919-1924 Hemos identificado diversas capas de sentido que se superponen en ella a) la operacioacuten de traduccioacuten como metaacutefora para pensar la funcioacuten de una revista poliacutetico-cultural por oposi-cioacuten a una revista de ideas de informacioacuten abstracta b) refiere entonces a la relacioacuten que los intelectuales pueden establecer con las masas a la elaboracioacuten por parte del grupo intelectual de sentimientos pasiones y voluntades presentes en esta pero tambieacuten a la capacidad del grupo dirigente (digamos el Partido) por explicar y hacer comprensible para el conjunto la significacioacuten de determinados acontecimientos c) tambieacuten alude a la relacioacuten entre lenguajes nacionales aquello que hay de ldquouniversalrdquo en uno que permite que se exprese en otro pero que para hacerlo debe tener en cuenta sus particularidades dando lugar al caraacutecter imperfecto creativo de la traduccioacuten Para mayor precisioacuten hablamos de la dimensioacuten poliacutetico-praacutectica del lenguaje el problema es traducir la experiencia sovieacutetica ndashy luego las directivas de la icndash a la situacioacuten italiana) d) refiere por uacuteltimo a la relacioacuten entre ldquodoctrinardquo y ldquomovimientordquo o de otro modo entre la palabra hablada (lo dado) y la palabra nueva (la produccioacuten de algo
28 Antonio Gramsci ldquoContra el pesimismordquo (1924) Escritos poliacuteticos (1917-1933) Buenos Aires Siglo xxi 2007 [1981]
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nuevo) Aquiacute la operacioacuten de traduccioacuten supone una aparente paradoja pues para que la inter-pretacioacuten sea fiel debe producirse una inflexioacuten una modulacioacuten de la doctrina y su adaptacioacuten a la nueva situacioacuten Esto supone una invencioacuten
Notas desde la caacutercel traduccioacuten y filosofiacutea de la praxis
Una vez trazada esta genealogiacutea podemos leer bajo una nueva perspectiva los apuntes de Gramsci sobre la ldquoTraductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficosrdquo escritos en la caacutercel entre 1932 y 1933 casi diez antildeos despueacutes del uacuteltimo artiacuteculo que hemos comentado Podemos comprender toda la significacioacuten de la referencia al debate comunista de los antildeos 1919-1921 al que Gramsci alude al comienzo de su artiacuteculo cuando escribe en su primera liacute-nea ldquoEn 1921 tratando de problemas de organizacioacuten Ilich [Lenin] escribioacute o dijo (poco maacutes o menos) lo siguiente no hemos sabido lsquotraducir a las lenguas europeas nuestra lenguarsquordquo29 No debe sorprender la similitud entre la foacutermula que Gramsci le atribuye a Lenin y sus propias expresiones de la eacutepoca referidas a la traduccioacuten (ya se trate de una cita literal o de una atribu-cioacuten imaginaria)30 hemos visto coacutemo Gramsci pretendiacutea que la posicioacuten de LrsquoOrdine Nuovo fuera la traduccioacuten la ldquointeacuterprete fielrdquo para la situacioacuten italiana de la estrategia de la Interna-cional Comunista y de las posiciones de Lenin en relacioacuten con su criacutetica al izquierdismo
Teniendo en cuenta estos antecedentes se podriacutea circunscribir en primera instancia alre-dedor de los siguientes veacutertices la problemaacutetica que Gramsci delimita con la referencia a la expresioacuten de Lenin 1) la apelacioacuten a la traduccioacuten de la experiencia sovieacutetica a Europa occi-dental indica que se trata de situaciones diferentes que requieren un examen cuidadoso antes que una aplicacioacuten mecaacutenica de la estrategia bolchevique 2) que Gramsci feche y subraye el momento de enunciacioacuten de esta suerte de balance criacutetico (1921 antildeo de consolidacioacuten del re-flujo) nos permite leer un segundo veacutertice de la problemaacutetica la pregunta por las causas y las consecuencias de la derrota de la revolucioacuten proletaria en Europa 3) por uacuteltimo Gramsci pone en boca de Lenin una referencia al fracaso de la revolucioacuten europea que se enuncia en primera persona del plural (no hemos sabido traducirhellip) y la situacutea en relacioacuten con cuestiones de orga-nizacioacuten la traduccioacuten de la experiencia sovieacutetica a la situacioacuten europea supone por ende problematizar la cuestioacuten del partido O para ser maacutes precisos supone una revisioacuten criacutetica de la relacioacuten entre la vanguardia y las masas
La referencia algo criacuteptica a la observacioacuten de Lenin nos situacutea entonces en un campo problemaacutetico que Gramsci apenas repone y que sin embargo tiene la funcioacuten de apuntarnos como una suerte de ayuda memoria el contexto de su enunciacioacuten y de su marco de diaacutelogo pues a diferencia de los textos del periacuteodo 1921-1924 maacutes coyunturales y programaacuteticos Gramsci se dedica ahora a plantear y desarrollar el problema de la traductibilidad de los len-
29 Antonio Gramsci ldquoTraductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficosrdquo en El materialismo histoacuterico y la filosofiacutea de Benedetto Croce Buenos Aires Nueva Visioacuten 2008 p 7230 Seguacuten escribe Palmiro Togliatti en Antonio Gramsci su compantildeero de ruta no pudo disponer en la caacutercel de ninguacuten libro de Lenin ldquoLas referencias a las obras de Lenin que se encuentran en los Cuadernos estaacuten hechas de memoria o bien son de segunda mano extraiacutedas de citas de escritos leninistas que figuraban en diversos libros y revistas La compra de Lenin nunca fue autorizada por la direccioacuten de la caacutercelrdquo Palmiro Togliatti citado en Mariacutea Antonietta Macciocchi Gramsci y la revolucioacuten en Occidente op cit p 92
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guajes en teacuterminos teoacutericos De alliacute entonces el giro que en el segundo paacuterrafo de sus notas se observa en el modo de plantear el problema Escribe
La traductibilidad presupone que una determinada fase de la civilizacioacuten tiene una expresioacuten cultural ldquofundamentalmenterdquo ideacutentica aun si el lenguaje es histoacutericamente distinto determi-nado por la particular tradicioacuten de cada cultura nacional y de cada sistema filosoacutefico por el predominio de una actividad intelectual o praacutectica etc Asiacute es preciso ver si la traductibili-dad es posible entre expresiones de fases distintas de civilizacioacuten en cuanto estas fases son momentos de desarrollo de una hacia la otra y que por lo tanto se integran mutuamente o si una expresioacuten dada puede ser traducida con los teacuterminos de una fase anterior de una misma civilizacioacuten fase anterior que sin embargo es maacutes comprensible que el lenguaje dado etc31
La pregunta en torno a la posibilidad de encontrar ldquoentre expresiones de fases distintas de ci-vilizacioacutenrdquo una ldquoexpresioacuten cultural lsquofundamentalmentersquo ideacutenticardquo estaba animada como he-mos demostrado por la interrogacioacuten respecto de la posibilidad y del caraacutecter de la revolucioacuten en Occidente y su relacioacuten con la experiencia sovieacutetica o para decirlo de otro modo por la pregunta en torno a la modalidad que ndashde ser esta posiblendash podriacutea adquirir la transicioacuten al so-cialismo en diversos tipos de formaciones histoacuterico-sociales Sin embargo como en el paacuterrafo citado aludioacute algo criacutepticamente al significado de la nocioacuten de traductibilidad (y como dije la referencia a Lenin nos recuerda las coordenadas poliacuteticas en las que debe situarse la problemaacute-tica) pareceriacutea que la cuestioacuten que le interesa desarrollar a Gramsci en sus notas gira maacutes bien alrededor del estatuto del marxismo y su relacioacuten con las demaacutes filosofiacuteas en torno a la posibi-lidad de la traduccioacuten Escribe a continuacioacuten de la referencia a Lenin
Es preciso resolver el siguiente problema si la traductibilidad reciacuteproca de los diferentes len-guajes filosoacuteficos y cientiacuteficos es un elemento ldquocriacuteticordquo propio de cada concepcioacuten del mundo o si solamente es propio de la filosofiacutea de la praxis (de manera orgaacutenica) y soacutelo parcialmente apropiable por las demaacutes filosofiacuteas32
iquestAcaso soacutelo la filosofiacutea de la praxis esto es el marxismo estaba en condiciones de operar la traduccioacuten entre ldquofases distintas de civilizacioacutenrdquo Y si esto es asiacute iquesten virtud de queacute elementos constitutivos de su naturaleza iquestqueacute es lo que le otorgariacutea esta capacidad singular Planteada de este modo la cuestioacuten parece girar menos en funcioacuten del desarrollo de una definicioacuten de traduc-cioacuten o de traductibilidad que a interrogarse en torno al estatuto del marxismo y a su singularidad respecto del resto de las filosofiacuteas de alliacute que Gramsci cierre el segundo paacuterrafo del artiacuteculo proponiendo la hipoacutetesis que entendemos organiza sus notas ldquoA lo que parece se puede decir que solamente en la filosofiacutea de la praxis la lsquotraduccioacutenrsquo es orgaacutenica y profunda mientras que en otros puntos de vista es a menudo un simple juego de lsquoesquematismosrsquo geneacutericosrdquo33
Esta referencia de Gramsci al caraacutecter orgaacutenico de la traduccioacuten en la filosofiacutea de la praxis y la contraposicioacuten respecto a los otros puntos de vista (escribe pocas liacuteneas despueacutes se trata de
31 Antonio Gramsci ldquoTraductibilidad de los lenguajeshelliprdquo op cit p 7232 Ibid33 Ibid
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ldquocombatir algunos abstractismos mecanicistasrdquo) permite leer que el alcance de su nueva reflexioacuten estaacute informado por una manifiesta preocupacioacuten poliacutetica como he puesto de relieve con la refe-rencia al debate de 1921 Gramsci estaacute trazando un balance de las viejas discusiones con sus ca-maradas italianos pero al mismo tiempo estaacute integrando este balance a una reflexioacuten teoacuterica maacutes amplia que cobra sentido en el marco de los nuevos acontecimientos (el nuevo giro ldquosecta-riordquo en 1929 de la Internacional Comunista y su adopcioacuten de la estrategia de ldquoclase contra claserdquo permite que el pci conducido por Bordiga acerque sus posiciones a las de la ic) para en-tablar una discusioacuten con ciertas interpretaciones y usos del marxismo en un momento que como sentildeala Hobsbawm institucionalizada la revolucioacuten en un solo paiacutes y la hegemoniacutea estali-nista comenzaba a configurarse por viacutea de la poliacutetica de edicioacuten de la Internacional Comunista y sus correas de transmisioacuten en los partidos comunistas nacionales una ldquoversioacuten internacional estandarizada del marxismordquo34
Podemos decir entonces que a la problemaacutetica directamente poliacutetica que remonta al pe-riacuteodo 1919-1924 (que apunta con su referencia a Lenin) Gramsci va a antildeadir ahora ndashen un diaacutelogo maacutes elaborado y sistemaacutetico con la filosofiacutea marxista y las tradiciones filosoacuteficas con las que polemizandash una reflexioacuten sobre la nocioacuten de traduccioacuten que la resituacutea en el centro de una problemaacutetica filosoacutefica cara a la tradicioacuten marxista la relacioacuten entre la teoriacutea y la praacutectica o de otro modo entre la produccioacuten de conocimiento y la poliacutetica Escribe Gramsci a continua-cioacuten de su planteo del problema
El pasaje de La sagrada familia en el que se afirma que el lenguaje poliacutetico franceacutes de Proudhon corresponde y puede traducirse al lenguaje de la filosofiacutea claacutesica alemana es muy importante para comprender algunos aspectos de la filosofiacutea de la praxis para hallar la solucioacuten de mu-chas aparentes contradicciones del desarrollo histoacuterico y para responder a algunas superficiales objeciones contra esta teoriacutea historiograacutefica (es tambieacuten uacutetil para combatir algunos abstractis-mos mecanicistas)35
iquestCuaacuteles son las correspondencias que permiten la operacioacuten de traduccioacuten entre el ldquolenguaje poliacutetico franceacutesrdquo y el ldquolenguaje de la filosofiacutea claacutesica alemanardquo o para decirlo en los teacuterminos del escritor Guiseppe Carducci citados por Gramsci entre ldquola poliacutetica praacutectica de Robespierre y el pensamiento especulativo de Kantrdquo36 Es sabido que el dualismo entre una actividad his-toacuterica espiritual propia del pensar y una actividad praacutectica pasiva (dualismo que supone una clara relacioacuten de jerarquiacutea y determinacioacuten entre el elemento activo y el pasivo) constituiacutea uno de los nuacutecleos de la concepcioacuten filosoacutefica de Hegel y luego de los neohegelianos (Feuerbach el maacutes notorio entre ellos) y que incluso pueden encontrarse reminiscencias de este dualismo en algunos textos tempranos de Marx y en algunos escritos maduros de Engels (Gramsci re-cuerda las afirmaciones de este uacuteltimo respecto a que el proletariado era ldquoel heredero de la fi-losofiacutea alemanardquo que la teoriacutea debe ldquorealizarse praacutecticamenterdquo)37 Gramsci le atribuye la in-
34 Eric Hobsbawm ldquoEn la era del antifascismo 1929-1945rdquo (en Storia del Marxismo vol 3 1979) en Coacutemo cam-biar el mundo Marx y el marxismo 1840-2011 Buenos Aires Criacutetica 2011 p 26835 Antonio Gramsci ldquoTraductibilidad de los lenguajeshelliprdquo op cit p 7236 Ibid p 7537 Como interpreta Michael Loumlwy en La esencia del cristianismo Feuerbach reconociacutea dos categoriacuteas la actividad histoacuterica espiritual ldquode la cabezardquo y la praacutectica pasiva egoiacutesta Michael Loumlwy La teoriacutea de la revolucioacuten en el
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fluencia a las Lecciones de historia de la filosofiacutea Alliacute Hegel sosteniacutea la idea de que el pensamiento de Kant Fichte y Schelling conteniacutea ldquoen forma de pensamientordquo ldquoen forma de espiacuteritu y conceptordquo la revolucioacuten hacia la cual habiacutea avanzado el espiacuteritu en Alemania pero que en Francia lo habiacutea hecho ldquocomo realidad efectivardquo Lo interesante es que Gramsci ex-tiende la influencia hegeliana a la tradicioacuten marxista El pasaje de Hegel escribe pareceriacutea estar parafraseado en La sagrada familia y sobre todo ldquoparece bastante maacutes importante como lsquofuentersquo del pensamiento expresado en las Tesis sobre Feuberbach lsquoLos filoacutesofos han expli-cado el mundo y se trata ahora de transformarlorsquordquo que supone ndashtraduce Gramsci la tesis xindash ldquoque la filosofiacutea debe devenir poliacutetica para realizarse para continuar siendo filosofiacuteardquo Pero entonces iquestse trata de realizar praacutecticamente los postulados elaborados por el pensamiento fi-losoacutefico O de otro modo iquestde que un sujeto el proletariado paradoacutejicamente pasivo realice praacutecticamente los postulados elaborados por los filoacutesofos (marxistas) iquestEs este el modo en que deberiacutean leerse las Tesis sobre Feuerbach Al menos no parece ser esta la interpretacioacuten que Gramsci ofrece aquiacute de la filosofiacutea de la praxis ni que estuviera satisfecho con la mera enun-ciacioacuten de la necesidad de la realizacioacuten praacutectica de la filosofiacutea Si bien el artiacuteculo parece de-tenerse en este punto en el que apenas es enunciado el vaciacuteo teoacuterico es claro que Gramsci se inclina a desautorizar la posicioacuten ldquointelectualistardquo (escribe ldquoque Croce sea partidario de las lsquotranquilas teoriacuteasrsquo y no de la lsquorealidad efectivarsquo que una reforma de lsquoideasrsquo y no una reforma en acto le parezca lo fundamental se comprende En tal sentido la filosofiacutea alemana ha influido en Italiardquo) y que invita a revisar y a ampliar esto es a no dar por clausurada la reflexioacuten en torno a la ldquoafinidad entre la labor de la filosofiacutea y el acontecimiento poliacuteticordquo Gramsci se li-mita aquiacute a sentildealar el equiacutevoco de las concepciones idealistas tanto hacia adentro como hacia fuera del marxismo y finalmente remite a la nocioacuten de traduccioacuten como una orientacioacuten para avanzar en la reflexioacuten ldquoEs preciso ndashconcluye Gramscindash rever toda esta cuestioacutenrdquo revisar las referencias y buscar otras ldquopara encuadrarlas en el problema de la traductibilidad de los len-guajes esto es que dos estructuras fundamentalmente similares tienen superestructuras lsquoequi-valentesrsquo y reciacuteprocamente traducibles cualquiera sea su lenguaje particular y nacionalrdquo38 Que la resolucioacuten del problema caro a la tradicioacuten filosoacutefica haya que buscarla en torno a la cues-tioacuten de la traduccioacuten nos debe remitir al campo problemaacutetico y a las capas de sentido que la metaacutefora de la traduccioacuten incorpora y que aquiacute hemos reconstruido en el paraacutegrafo anterior A saber el de las relaciones intelectuales-clase doctrina-movimiento lenguajes nacionales fun-cioacuten de una revista poliacutetico-cultural etc Para decirlo de otro modo Gramsci propone aquiacute revisar la idea de la actividad praacutectica como productora de conocimiento en el marco de una reflexioacuten sobre las relaciones entre ldquoestructurasrdquo y ldquosuperestructurasrdquo
En este punto Gramsci tampoco desarrolla aquiacute las implicaciones de su planteo y parece soacutelo indicar un vaciacuteo una direccioacuten a partir de la cual seriacutea posible pensar su resolucioacuten39 Lo que
joven Marx Buenos Aires Herramienta 2010 [1970] p 139 En este trabajo Loumlwy reconstruye la significacioacuten de las Tesis sobre Feuerbach en el propio itinerario de Marx y su papel en la ruptura con su pasado hegeliano en cuanto a su concepcioacuten de las relaciones entre pensamiento y accioacuten entre filosofiacutea y poliacutetica 38 Antonio Gramsci ldquoTraductibilidad de los lenguajeshelliprdquo op cit p 7739 Es significativo que Gramsci continuacutee sus notas sobre la traduccioacuten introduciendo una serie de reflexiones criacuteticas sobre ciertas ldquocertezasrdquo o metaacuteforas del marxismo ldquomecanicistardquo que tienen en comuacuten subestimar el papel de las superestructuras la idea de que la ldquoanatomiacuteardquo de la sociedad estaacute constituida por la economiacutea de que no se puede juzgar a una eacutepoca histoacuterica por lo que eacutesta piensa de siacute misma o la idea de que las superestructuras son ldquodeacutebilesrdquo y ldquoperecederas aparienciasrdquo Gramsci reflexiona sobre el origen linguumliacutestico de estas expresiones (la utilizacioacuten de
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nos interesa destacar en todo caso es que la novedad teoacuterico-filosoacutefica respecto a los artiacuteculos de la eacutepoca de LrsquoOrdine Nuovo radica en el modo en que Gramsci incorpora la cuestioacuten de la traduccioacuten (que carga con toda la polisemia de su sentido a la que hemos referido) a su reflexioacuten sobre las relaciones entre filosofiacutea y poliacutetica40 Se trata de una relacioacuten ndashescribe Gramsci en otra parte de sus notasndash entre dimensiones que son ldquohomogeacuteneas y heterogeacuteneasrdquo al mismo tiempo y frente a las cuales seriacutea ldquotorpe y ociosordquo ldquodeterminar una jerarquiacutea respectivardquo41 esto es fun-damentar la existencia de una a partir de la otra Gramsci reconoce una dimensioacuten especiacutefica-mente teoacuterica (y creadora) de la praacutectica poliacutetica pero al mismo tiempo contempla la posibili-dad de eventuales disparidades entre esa praacutectica y la teoriacutea Frente a esta ldquocisura radicalrdquo ndashasiacute la denomina Joseacute Aricoacute en su Marx y Ameacuterica Latinandash42 en las conexiones existentes entre procesos de elaboracioacuten teoacuterica y procesos reales podemos leer la metaacutefora de la traduccioacuten en Gramsci como una mediacioacuten teoacuterico-praacutectica un esfuerzo siempre imperfecto pero posible para aproximar ambos procesos De alliacute que sostenga ldquoEsta traductibilidad no es lsquoperfectarsquo ciertamente en todas sus particularidades incluso importantes (iquestqueacute lengua es exactamente traducible a otra queacute palabra es exactamente traducible a otro idioma) pero lo es en el lsquofondo esencialrsquordquo43 En el reconocimiento de esta cisura entonces pero tambieacuten en la posibilidad de suturas parciales podemos situar la singularidad de la concepcioacuten gramsciana del marxismo como filosofiacutea de la praxis y al fin la funcioacuten y la praacutectica de traduccioacuten en el seno de un pensamiento sobre la funcioacuten y las formas especiacuteficas que toman las llamadas superestructuras y los procesos de produccioacuten de hegemoniacutea Esta articulacioacuten deberiacutea remitirnos indudable-mente a su concepcioacuten sobre los intelectuales44
metaacuteforas provenientes de saberes juriacutedicos o de las ciencias naturales inevitable dada su relacioacuten con los lenguajes de la ciencia de la eacutepoca) ldquopara precisar el liacutemite de la propia metaacutefora o sea para impedir que se materialice y mecanicerdquo escribe en ldquoTraductibilidad de los lenguajeshelliprdquo op cit pp 77-7840 Joseacute Aricoacute recordaba que las notas de Gramsci acerca de la traductibilidad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficos pertenecen a su Cuaderno nordm 11 escrito entre 1932-1933 esto es aquel dedicado fundamentalmente a refutar la in-terpretacioacuten mecanicista del marxismo hecha por Bujarin en su Teoriacutea del materialismo histoacuterico Aricoacute invita en-tonces (La cola del diablo op cit p 114) a leer las notas de Gramsci sobre la traduccioacuten en relacioacuten con sus ldquoNotas criacuteticas sobre un intento de lsquoEnsayo popular de sociologiacutearsquordquo o de otro modo en el marco de sus desarrollos sobre la filosofiacutea de la praxis como respuesta al marxismo mecanicista La teoriacutea del materialismo histoacuterico Manual po-pular de sociologiacutea marxista de Bujarin fue publicado en Moscuacute por primera vez en 1921 Seguacuten los editores ita-lianos de los Cuadernos es verosiacutemil que para su trabajo de criacutetica del texto de Bujarin Gramsci haya utilizado una traduccioacuten francesa de 1927 hecha sobre la cuarta edicioacuten rusa41 En ldquoAlgunos problemas para el estudio de la filosofiacutea de la praxisrdquo (incluido en El materialismo histoacuterico y la fi-losofiacutea de Benedetto Croce op cit p 82) Gramsci escribe que trazar un paralelo entre Marx y Lenin esto es entre Weltanschauung-filosofiacutea de un lado y poliacutetica-accioacuten del otro ldquopara determinar la jerarquiacutea respectivardquo ldquoes torpe y ociosordquo pues ambas series ldquoexpresan dos fases ciencia-accioacutenrdquo que ldquoson homogeacuteneas y heterogeacuteneas al mismo tiempordquo ldquoAsiacute histoacutericamente seriacutea absurdo un paralelo entre Cristo y San Pablo Cristo-Weltanschauung San Pa-blo-organizador accioacuten y expresioacuten de la Weltanschauung ambos son necesarios en la misma medida y por ello tienen la misma estatura histoacutericardquo 42 Escribe Aricoacute ldquosi la teoriacutea no puede ser supuesta como un dato de hecho ni es tampoco un producto espontaacuteneo del proceso histoacuterico su relacioacuten con el movimiento no puede ser sino problemaacutetica conflictiva ambigua fragmen-tada por discontinuidades y rupturasrdquo Joseacute Aricoacute Marx y Ameacuterica Latina Buenos Aires Cataacutelogos 1988 [1980] p 20743 Antonio Gramsci ldquoTraductibilidad de los lenguajeshelliprdquo op cit p 7444 Christine Buci-Glucksmann encuentra la novedad del pensamiento gramsciano en su modo de abordar el viacutenculo entre filosofiacutea y poliacutetica o de otra manera en el modo en que su teoriacutea materialista de la filosofiacutea ndashesto es de las superestructurasndash avanza sobre la ruta que abriacutea la tesis once sobre Feuberbach Propone la nocioacuten de gnoseologiacutea de la poliacutetica para interpretarla Christine Buci-Glucksmann Gramsci y el Estado Hacia una teoriacutea materialista de la filosofiacutea Madrid Siglo xxi 1978 [1975] pp 28 y 427
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Breve cierre
Luego de un breve recorrido por los antecedentes en torno a la cuestioacuten de la traduccioacuten en el campo de la historia intelectual del marxismo latinoamericano hemos intentado dar cuenta de las condiciones de emergencia de la metaacutefora de la traduccioacuten por parte de Antonio Gramsci en su periacuteodo ordinovista Hemos querido subrayar el viacutenculo entre su praacutectica poliacutetico-cultu-ral (situada en un marco de diaacutelogo generalizado) y su elaboracioacuten teoacuterica Los muacuteltiples y cambiantes sentidos impliacutecitos de la metaacutefora gramsciana en torno a la traduccioacuten fueron leiacute-dos bajo el prisma de la reconstruccioacuten histoacuterica (para ser precisos de los complejos y dramaacute-ticos debates de la izquierda italiana) y de la iluminacioacuten que ella permite Desde esta impronta hemos pretendido sentildealar liacuteneas de interpretacioacuten de sus notas filosoacuteficas sobre la traductibili-dad de los lenguajes cientiacuteficos y filosoacuteficos agrupadas en sus escritos de la caacutercel escritos que como es conocido deben ser leiacutedos como parte de la apuesta gramsciana por revisar el estatuto del marxismo en el marco de una reconceptualizacioacuten de las relaciones entre filosofiacutea y poliacutetica En suma Gramsci recogiacutea la experiencia del laboratorio italiano (1919-1924) esto es los diversos intentos de traducir a la situacioacuten italiana la experiencia bolchevique para entablar un debate con el marxismo abstracto mecanicista que se afianzaba por entonces (un ejemplo claro de ello es el manual de sociologiacutea marxista de Bujarin con el que Gramsci dis-cutiacutea) En el mismo movimiento teniacutea como horizonte de diaacutelogo las posiciones del pci y de la Internacional Comunista a partir de su giro sectario de 1929 En su uacuteltima modulacioacuten que recogiacutea sus reflexiones anteriores la cuestioacuten de la traduccioacuten en Gramsci puede ser leiacuteda en el marco de una concepcioacuten singular de las relaciones entre filosofiacutea y poliacutetica aquella que aborda la filosofiacutea en su inscripcioacuten ldquosuperestructuralrdquo pero tambieacuten la poliacutetica como produc-tora de conocimientos esto es en el seno de su pensamiento sobre las ldquosuperestructurasrdquo y del papel de los intelectuales en los procesos de produccioacuten de hegemoniacutea
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Resumen Abstract
Gramsci y la traduccioacutenGeacutenesis y alcances de una metaacutefora
El artiacuteculo se propone trazar una genealogiacutea de la emergencia y los muacuteltiples sentidos que toma la metaacutefora de la traduccioacuten en el itinerario de Antonio Gramsci El trabajo se inscribe en los recientes aportes que en el marco de la historia intelectual en la Argentina se han propuesto en torno a la actividad de la traduccioacuten y de la figura del intelectual como traductor para pensar tanto los procesos de recepcioacuten del marxismo en el continente como la elaboracioacuten teoacuterica ldquooriginalrdquo de un marxismo latinoamericano
Palabras clave Gramsci traduccioacuten historia intelectual intelectuales
Gramsci and translationGenesis and significances of a metaphor
The aim of this paper is to interpretate the gramscian notion of translation by making a genealogy of the emergence of the metaphor in the itinerary of Antonio Gramsci and by describing the multiples senses taken by that metaphor This work is part of the recent contributions that in the frame of the intellectual history in Argentina have analyzed the activity of translation and the intellectual figure as a translator with the purpose of thinking both the processes of reception of marxism in the continent and the theoric elaboration of a Latin-American Marxism
Key words Gramsci translation intellectual history intellectuals
Fecha de recepcioacuten del original 742012Fecha de aceptacioacuten del original 2102012
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 67-87
Universidad Autoacutenoma del Estado de Morelos Meacutexico
Del republicanismo claacutesico a la modernidad liberal
La gran mutacioacuten conceptual de la dictadura en el contexto
de las revoluciones hispanoamericanas (1810-1830)
Mariacutea Victoria Crespo
Este artiacuteculo invita a un recorrido histoacuterico del concepto de ldquodictadurardquo durante el periacuteodo revolucionario hispanoamericano Explora las mutaciones semaacutenticas del concepto de dic-
tadura durante el periacuteodo y propone la tesis de que el contexto revolucionario hispanoamericano constituyoacute junto con otras revoluciones democraacuteticas (en particular la Revolucioacuten Francesa) el momento y el espacio en que se produjo el desplazamiento de ese concepto que abandonoacute su significado republicano claacutesico para pasar a representar una forma poliacutetica autoritaria que eli-mina la separacioacuten de poderes que define al constitucionalismo y con una tendencia hacia la permanencia es decir la acepcioacuten moderna y liberal del teacutermino Por ende se analiza coacutemo la dictadura fue conceptualizaacutendose como una forma poliacutetica con una connotacioacuten negativa opuesta al Estado de derecho liberal Se analiza esta transformacioacuten del concepto en relacioacuten con los contextos discursivos e ideoloacutegicos del periacuteodo el republicanismo claacutesico inicialmente y despueacutes el liberalismo Asimismo se conecta esta transformacioacuten conceptual con procesos poliacuteticos concretos Se argumenta que la mutacioacuten conceptual de ldquodictadurardquo estaacute directamen-te asociada al extenso uso y abuso histoacuterico de la institucioacuten en la regioacuten durante el periacuteodo de formacioacuten del Estado asiacute como a la consolidacioacuten de la legitimidad liberal Se estudian las vinculaciones conceptuales del teacutermino con otros conceptos rivales como el de tiraniacutea y con otros relacionados tales como el de monarquiacutea y el de cesarismo Tambieacuten se considera el surgimiento de ldquosustitutosrdquo maacutes aceptables que surgieron en la eacutepoca para reemplazar a la institucioacuten romana tales como ldquopoderes extraordinariosrdquo o la ldquosuspensioacuten de la leyrdquo
Dictadura y revolucioacuten
Muchos comentaristas han observado la fusioacuten histoacuterica y conceptual de la dictadura y la tiraniacutea en una uacutenica figura en el siglo xx para referirse a regiacutemenes ilegales violentos arbi-trarios y contrarios al constitucionalismo a la proteccioacuten de la esfera individual y al Estado de derecho es decir la acepcioacuten moderna y contemporaacutenea del concepto1 Sin embargo
1 Algunos tiacutetulos representativos son Giovanni Sartori The theory of democracy revised Chatham (nj) Chatham House Publishers 1987 vol i Norberto Bobbio Democracy and Dictatorship Minneapolis University of Minnesota Press 1989 Andrew Arato ldquoGood-bye to Dictatorshipsrdquo Social Research vol 67 nordm 4 invierno de 2000
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otros autores y en particular cabe destacar a Claude Nicolet han observado que incluso desde el siglo xviii el teacutermino dictadura fue utilizado para referirse a despotismos o tiraniacuteas ndasho formas de poder ilegales e ilegiacutetimas capturando la fusioacuten moderna del teacutermino y aso-ciaacutendola cabalmente a los procesos revolucionarios y a la propagacioacuten del republicanismondash2 Cabe mencionar tambieacuten que el ldquoencuentro modernordquo de la tiraniacutea y la dictadura tiene dos antecedentes claacutesicos fundamentales la dictadura de Sila (82-97 aC) primero y la de Ceacutesar (49 aC 48-47 aC 46-45 aC 45-44 aC) despueacutes que marca precisamente la transicioacuten del reacutegimen republicano al principado y como tal es una forma de la dictadura transicional y orientada a constituir un nuevo reacutegimen poliacutetico En ambos casos el abuso y la utilizacioacuten de ldquodictadurardquo fuera de sus liacutemites legales marca un primer encuentro con impulsos tiraacutenicos o al menos el surgimiento de una forma poliacutetica distinta a la contenida en la ldquovirtuosardquo insti-tucioacuten romana
Sin embargo y a pesar de los dos casos excepcionales de Sila y Ceacutesar lo cierto es que la dictadura y la tiraniacutea han estado claramente diferenciadas en las narrativas histoacutericas del pen-samiento republicano claacutesico (en particular en Tito Livio y Plutarco) y en los primeros pensa-dores modernos (Macchiavello Bodin Montesquieu Rousseau e incluso Locke a pesar de que este no usa el teacutermino)3 Durante siglos ldquodictadurardquo tuvo un significado predominante-mente positivo preservando su sentido romano de institucioacuten temporaria establecida en tiem-pos de crisis para salvar a la repuacuteblica Es decir en su sentido romano la dictadura implicaba que en tiempos de guerra o de insurrecciones civiles un ciudadano eminente (siempre un indi-viduo a diferencia del consulado dual) era designado dictador con poderes ejecutivos extraor-dinarios ndashnunca legislativosndash para proteger no subvertir a la repuacuteblica y su constitucioacuten4 La dictadura romana teniacutea limitaciones constitucionales en particular la restriccioacuten temporal de seis meses una limitacioacuten que como explica Clinton Rossiter se debiacutea en parte a que los ro-manos tempranos soacutelo combatiacutean en los meses de verano5 Cabe subrayar entonces que con estas restricciones constitucionales la dictadura era perfectamente compatible con el republi-canismo Asimismo el dictador no podiacutea modificar el orden legal dependiacutea enteramente del Senado en cuestiones financieras y no podiacutea desempentildearse como juez6 Sobre la historia con-ceptual del teacutermino es importante destacar como observa Andrew Arato que la dictadura ro-mana no es accesible a traveacutes de narrativas histoacutericas fundamentalmente a traveacutes de los textos
2 Claude Nicolet ldquoDictatorship in Romerdquo en P Baehr y M Richter (eds) Dictatorship in History and Theory Bo-napartism Caesarism and Totalitarianism Cambridge Cambridge University Press 2004 pp 263-264 3 Veacutease Andrew Arato ldquoConceptual history of dictatorship (and its rivals)rdquo en E Peruzzotti y M Plot (eds) Critical Theory and Democracy Civil society dictatorship and constitutionalism in Andrew Aratorsquos democratic theory Lon-dresNueva York Routledge 2013 pp 208-280 En un sugestivo artiacuteculo Andreas Kalyvas muestra la visioacuten de dos historiadores griegos de los periacuteodos imperiales temprano y tardiacuteo Dionisio de Halicarnaso (60-70 aC) y Apiano de Alejandriacutea (95-165 dC) que en oposicioacuten a la lectura republicana claacutesica de la dictadura como una institucioacuten virtuosa y anticipando la fusioacuten conceptual moderna interpretan la dictadura como una ldquotiraniacutea temporaria con consentimientordquo y al tirano como un ldquodictador perma-nenterdquo Andreas Kalyvas ldquoThe Tyranny of Dictatorship When the Greek Tyrant met the Roman Dictatorrdquo Political Theory vol 35 nordm 4 agosto de 2007 pp 412-442 4 Para un excelente trabajo sobre la dictadura constitucional en general y la dictadura romana en particular veacutease Clinton Rossiter Constitutional dictatorship Crisis government in the modern democracies Nueva York Harbinger 1963 cap ii 5 Ibid p 23 6 Ibid p 24
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de Tito Livio y de Plutarco y no de manera sistemaacutetica7 En otras palabras los primeros trata-mientos teoacutericos de la dictadura son modernos8
En contraste con la narrativa histoacuterica claacutesica las primeras interpretaciones (negativas) teoacutericas modernas de la institucioacuten provienen de pensadores liberales como Montesquieu y principalmente Benjamin Constant cuya concepcioacuten de la dictadura fue particularmente influ-yente en Hispanoameacuterica9 Aquiacute sostengo que el solapamiento entre los significados de los conceptos de tiraniacutea y dictadura coincide con la ldquoera de las revoluciones democraacuteticasrdquo la di-fusioacuten del republicanismo frente a las antildeejas monarquiacuteas el auge del liberalismo los procesos de formacioacuten de nuevos estados y la inclusioacuten al menos formal de nuevos grupos en la vida poliacutetica En realidad y para ser maacutes precisos en el marco de las revoluciones modernas es posible identificar dos cambios conceptuales que van de la mano en primer lugar el cambio del significado claacutesico-romano del teacutermino dictadura por el moderno (que lejos de tener un significado uniacutevoco es poleacutemico y por ello estamos frente a un concepto poliacutetico)10 y en se-gundo lugar el reemplazo del concepto de tiraniacutea (que queda asociado a la monarquiacutea y a la ciudad-Estado o a regiacutemenes antiguos) por la conceptualizacioacuten moderna-liberal de la dicta-dura11 A pesar del solapamiento conceptual entre ambos conceptos y del reemplazo de ldquotira-niacuteardquo por ldquodictadurardquo esto no significa que dictadura pasa a significar lisa y llanamente tiraniacutea por el contrario el concepto pasa a significar regiacutemenes histoacutericos nuevos
En un artiacuteculo publicado en el antildeo 2000 despueacutes de una deacutecada de transiciones a la de-mocracia Andrew Arato sentildealaba la sorprendente ausencia de una teoriacutea de la dictadura En ese mismo trabajo observa que aunque incompleta la teoriacutea legal de Carl Schmitt continuaba siendo el enfoque maacutes prometedor12 Arato alude a la distincioacuten schmittiana entre la dictadura comisaria y la soberana13 La primera se refiere a la dictadura romana y sus subtipos en que la suspensioacuten de la ley se realiza para preservar el orden constitucional establecido y bajo sus propias reglas Una autoridad legalmente constituida comisiona a un dictador que estaacute legal-mente limitado ndashprincipalmente no puede ejercer poderes legislativosndash Siguiendo la estruc-tura de la institucioacuten se trata de un orden legal excepcional comisionado y temporario14 El significado revolucionario de la dictadura soberana que seguacuten Schmitt nace con la Revolucioacuten Francesa se refiere a los esfuerzos modernos por crear regiacutemenes constitucionales nuevos le-gitimados en el poder constituyente del pueblo nocioacuten tomada obviamente de Sieyegraves15 El fin de esta dictadura recae ya no en la preservacioacuten o proteccioacuten del orden establecido sino en la creacioacuten de uno nuevo Las fuerzas poliacuteticas que deben ser eliminadas son los enemigos del
7 Veacutease el libro ii de la Historia de Roma de Tito Livio Livy The Early History of Rome Books I-V of the History of Rome from its Foundation LondresNueva York Penguin 1971 Veacuteanse tambieacuten las biografiacuteas de Fabio Maacuteximo y Julio Ceacutesar en Plutarco Vidas Paralelas Meacutexico Porruacutea 2005 8 Andrew Arato ldquoConceptual history of dictatorshiprdquo op cit p 244 9 Veacutease Joseacute Antonio Aguilar El manto liberal Los poderes de emergencia en Meacutexico 1821-1876 Meacutexico Instituto de Investigaciones Juriacutedicas unam 2001 pp 40-43 10 Carl Schmitt El concepto de lo poliacutetico Madrid Alianza 1991 pp 60-6111 Mariacutea Victoria Crespo ldquoThe Concept and Politics of Tyranny and Dictatorship in the Spanish American Revolu-tions of 1810rdquo Redescriptions Yearbook of Political Thought and Conceptual History vol 10 2006 pp 87-111 12 Andrew Arato ldquoGood bye to Dictatorshipsrdquo op cit p 925 13 Carl Schmitt La dictadura Desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberaniacutea hasta la lucha de clases proletaria Madrid Alianza 2003 14 Andrew Arato ldquoGood bye to Dictatorshipsrdquo op cit p 926 15 Veacutease Carl Schmitt La dictadurahellip op cit cap 4
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nuevo reacutegimen y no los del anterior A pesar de las anticipaciones histoacutericas de Sila y Ceacutesar la dictadura soberana es un concepto fundamentalmente nuevo Como bien observa Arato la di-ferencia fundamental entre ambos conceptos es la orientacioacuten a la legalidad de la dictadura comisaria y a la legitimidad de la dictadura soberana Sin embargo es importante notar que la interpretacioacuten y la connotacioacuten de ambas formas de dictadura no son negativas ndashlo cual no es de extrantildear viniendo de Schmitt aunque tambieacuten estaacute relacionado con las fallas analiacuteticas de la teoriacuteandash16 En su anaacutelisis Arato observa que hay problemas teoacutericos de origen y temporalidad no resueltos 1) muchas dictaduras tienen un origen extra-legal es decir sin autorizacioacuten legal alguna como es el caso por ejemplo de incontables golpes de Estado que no pueden ser con-siderados formalmente ldquocomisionadosrdquo 2) en cuanto a la temporalidad Arato observa que muchas dictaduras ldquocomisariasrdquo o ldquoextra-legalesrdquo extienden la situacioacuten de crisis de manera indefinida pero en la medida en que no buscan crear un orden nuevo tampoco son soberanas En el caso de las dictaduras soberanas tambieacuten hay una tendencia a la permanencia De esta forma Arato expande la teoriacutea de Schmitt para incluir dos posibilidades adicionales la dicta-dura con origen extra-legal y las ldquorevoluciones legalesrdquo concepto que posteriormente ha ocu-pado su atencioacuten en sus trabajos sobre constitucionalismo Asimismo introduce una dimensioacuten temporal para considerar las tendencias a la permanencia de la dictadura a partir de combina-ciones entre los distintos tipos (protectora-soberana y viceversa)17 Cabe mencionar que en la conceptualizacioacuten moderna (con mayor claridad a partir del siglo xx) y contemporaacutenea de la dictadura sobreviven uacutenicamente los atributos negativos de estas formas de dictadura su ilegalidad su caraacutecter de poder ilimitado y arbitrario (soberano a fin de cuentas) y su tenden-cia a la permanencia es decir un reacutegimen contrario al constitucionalismo liberal
En este marco pretendo analizar el concepto de dictadura en Hispanoameacuterica Varios analistas se han referido a la resurreccioacuten de la dictadura en viejas y nuevas formas en el marco de las revoluciones en figuras tan disiacutemiles como Cromwell Robespierre y Napoleoacuten18 En este artiacuteculo busco insertar en la discusioacuten las revoluciones hispanoamericanas ndasha veces olvi-dadas cuando se traza el arco histoacuterico de las revoluciones democraacuteticasndash que proporcionan numerosos ejemplos y figuras de este revival revolucionario de la dictadura en sus distintas formas (comisaria extra-legal soberana permanente etc) Simoacuten Boliacutevar Joseacute Gaspar de
16 Otra formulacioacuten conceptual similar es la dictadura del proletariado de Marx 17 Andrew Arato ldquoGood bye to Dictatorshipsrdquo op cit pp 934-935 El concepto de revoluciones legales o lo que actualmente llama ldquopost-sovereign constitution makingrdquo estaacute desarrollado en su uacuteltimo libro Andrew Arato Cons-titution Making Under Occupation The Politics of Imposed Revolution in Iraq Nueva York Columbia University Press 2009
La siguiente tabla sintetiza los tipos de dictadura seguacuten Arato
I Tipos de dictaduras seguacuten la redefinicioacuten de Arato de la teoriacutea de Schmitt
Orientadas a la legalidad Orientadas a la legitimidad
LegallyEstablished
Protectoras- Comisarias Revolucionarias-legales
Illegally Established
Protectoras-Extra-legales (golpes de Estado o autogolpes)
Revolucionarias
18 Carl Schmitt La dictadurahellip op cit Veacutease tambieacuten Melvin Richter y Peter Baehr (eds) Dictatorship in History and Theory Bonapartism Caesarism and Totalitarianism Cambridge Cambridge University Press 2004
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Francia Joseacute Mariacutea Morelos Carlos Mariacutea de Alvear Joseacute de San Martiacuten y Agustiacuten de Itur-bide para citar algunos de los casos maacutes representativos No es de sorprender que en las revo-luciones hispanoamericanas la dictadura haya sido parte del arsenal poliacutetico y conceptual de los movimientos insurgentes patriotas o revolucionarios de 1810 y sus liacutederes Maacutes aun a medida que se radicalizoacute y republicanizoacute la revolucioacuten el camino hacia y la praacutectica de la dictadura se hizo cada vez maacutes claro y frecuente lo que a su vez tambieacuten significoacute una revolu-cioacuten en el significado claacutesico romano del teacutermino Aquiacute sostengo que la praacutectica de la dictadura en Hispanoameacuterica inicialmente en un sentido protector aunque con muchas ldquolibertadesrdquo res-pecto a la concepcioacuten romana se fue desdibujando y solapando con la dictadura ldquocreadorardquo en la que asambleas pero sobre todo poderes unipersonales lideraron los procesos de creacioacuten de constituciones En otros casos las dictaduras mostraron tendencias tiraacutenicas hacia la perma-nencia en el poder violentando su caraacutecter temporario Sostengo que estas praacutecticas y los desbordes respecto de la dictadura claacutesica sumado al afianzamiento del horizonte discursivo liberal en la deacutecada de 1820 (contrario a la dictadura) contribuyeron a la transformacioacuten defi-nitiva del concepto hacia su sentido moderno
Desplazamientos conceptuales de la dictadura en Hispanoameacuterica
Las revoluciones liberales y la independencia como oportunamente observa Javier Fernaacutendez Sebastiaacuten trajeron un gran ldquoterremoto poliacutetico-conceptualrdquo19 En este breve artiacuteculo pretendo analizar coacutemo en el ldquoepicentrordquo hispanoamericano se produjo una profunda transformacioacuten del concepto de dictadura Aunque mi tesis es que en este contexto el concepto de dictadura aban-dona su significado romano para adquirir el moderno precisamente en esta transicioacuten estamos frente al surgimiento de un concepto poleacutemico con significados cruzados contradicciones y confusiones semaacutenticas asiacute como solapamientos con otros conceptos20
En otra ocasioacuten me he referido al horizonte intelectual claacutesico de la generacioacuten de revo-lucionarios de 181021 Coincido con autores como Rafael Rojas y Joseacute Antonio Aguilar en que es posible identificar un significativo republicanismo en la etapa revolucionaria temprana en Hispanoameacuterica un republicanismo no necesariamente ligado al liberalismo como siacute sucede-riacutea a partir de 1820 y maacutes vinculado al pensamiento romano claacutesico22 En esa etapa temprana este republicanismo como observa Aguilar implicaba conceptualmente la antiacutetesis de la mo-
19 Javier Fernaacutendez Sebastiaacuten (dir) ldquoIntroduccioacutenrdquo Diccionario poliacutetico y social del mundo iberoamericano Ma-drid Fundacioacuten Carolina Centro de Estudios Poliacuteticos y Constitucionales 2009 p 28 20 Javier Fernaacutendez Sebastiaacuten hace una observacioacuten similar sobre el uso del concepto de dictadura en el primer tercio del siglo xix espantildeol Veacutease ldquoDictadurardquo en Javier Fernaacutendez Sebastiaacuten y Juan Francisco Fuentes Diccionario de conceptos poliacuteticos y sociales del siglo XIX espantildeol Madrid Alianza 2002 p 245 21 Mariacutea Victoria Crespo ldquoThe Concept and Politics of Tyrannyhelliprdquo op cit 22 Joseacute Antonio Aguilar y Rafael Rojas (eds) 2002 El republicanismo en Hispanoameacuterica Ensayos de historia in-telectual y poliacutetica Meacutexico Fondo de Cultura EconoacutemicaCentro de Investigacioacuten y Docencia Econoacutemica 2002 Rafael Rojas Las repuacuteblicas de aire utopiacutea y desencanto en la revolucioacuten de Hispanoameacuterica Meacutexico Taurus 2009 Cabe aclarar que Rojas se refiere a un republicanismo maacutes tardiacuteo que identifica a partir de 1820 En mi opi-nioacuten a partir de 1820 el republicanismo estaacute mucho maacutes entremezclado con el liberalismo aunque hay excepciones como las que realza Rojas tales como el pensamiento de Simoacuten Boliacutevar y Fray Servando Teresa de Mier Me refiero especiacuteficamente a un republicanismo que surgioacute en la primera deacutecada revolucionaria
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narquiacutea ndashla forma poliacutetica de la que buscaban ldquoliberarserdquo en el sentido de Hannah Arendtndash23 y la creacioacuten de un poder legislativo dominante sobre el ejecutivo24 Es conveniente insistir en la compatibilidad del republicanismo claacutesico con la dictadura temporaria y limitada en situacio-nes de crisis Si el republicanismo estaacute definido formalmente por su oposicioacuten al sistema de gobierno monaacuterquico ndashtendencia muy clara en los primeros movimientos independentistas hispanoamericanos hasta 1814ndash la dictadura es la institucioacuten temporaria a partir de la cual en situaciones de peligro de la repuacuteblica y soacutelo en estas circunstancias excepcionales pueden reintroducirse los poderes monaacuterquicos y una figura unipersonal para salvarla25
Es importante sentildealar que en la etapa temprana de la revolucioacuten en Hispanoameacuterica el significado del concepto de dictadura auacuten derivaba del romano convencional referido a la prestigiosa institucioacuten creada para ldquosalvarrdquo la repuacuteblica en tiempos de crisis y por ende no teniacutea necesariamente una connotacioacuten negativa En este marco la dictadura era en los inicios de la revolucioacuten una institucioacuten aceptable y necesaria para ldquogarantizarrdquo o ldquosalvarrdquo la repuacuteblica aunque muy raacutepidamente la institucioacuten y el significado de la misma fueron degradaacutendose Sin embargo cabe aclarar que desde un inicio los hispanoamericanos utilizaron el teacutermino con cierta flexibilidad en parte posibilitada por la ausencia de un marco legal e institucional que ex ante limitara la institucioacuten es decir que lo que llamaban ldquodictadurardquo no era una reacuteplica de la institucioacuten romana sino un cargo ad hoc creado para enfrentar situaciones adversas a la revolucioacuten
Excepto en el Riacuteo de la Plata el modelo de la dictadura romana no fue incorporado en las primeras constituciones hispanoamericanas (1811-1814)26 Maacutes aun el concepto de ldquodicta-durardquo era maacutes bien utilizado para referirse a regiacutemenes extra-legales establecidos para liderar las guerras de independencia indicando un primer desplazamiento conceptual del teacutermino ya que la dictadura en todos los casos tuvo un origen extra-legal (toma del poder a partir del uso de la fuerza golpes de Estado etc) o fue creada originalmente por congresos o asambleas para enfrentar situaciones de crisis o llevar adelante las insurgencias (por ejemplo las dictaduras de Miranda en 1812 y de Morelos en 1813) Es importante mencionar que estas dictaduras esta-ban cargadas de una legitimidad revolucionaria y la buacutesqueda de un orden poliacutetico maacutes justo y eran ya un hiacutebrido de dictadura revolucionaria-protectora de la revolucioacuten Maacutes tarde a partir de 1815 cuando los regiacutemenes de excepcioacuten comenzaron a ser incluidos en las constitu-ciones en lugar de ldquodictadurardquo los teacuterminos utilizados fueron ldquoemergenciardquo o ldquopoderes ex-traordinariosrdquo y maacutes adelante a mediados del siglo xix el modelo dominante fue el ldquoEstado de sitiordquo franceacutes lo que es un primer indicador de que el teacutermino dictadura comenzaba a ad-quirir una connotacioacuten negativa o al menos se trataba de un concepto en tensioacuten con el ascen-dente constitucionalismo liberal
23 Hannah Arendt On Revolution Nueva York Penguin 1965 pp 142-143 24 Joseacute Antonio Aguilar Rivera ldquoDos conceptos de repuacuteblicardquo en Joseacute Antonio Aguilar y Rafael Rojas (eds) El re-publicanismo en Hispanoameacuterica op cit p 72 25 Veacutease la interpretacioacuten de Ciceroacuten en Cicero De Re Publica Cambridge Harvard University Press 2000 libro i 30 pp 40-43 26 Veacutease el debate generado a partir de la publicacioacuten de Brian Loveman The Constitution of Tyranny Regimes of Exception in Spanish America PittsburghLondres Pittsburgh University Press 1993 En particular la respuesta de Joseacute Antonio Aguilar Rivera y Gabriel Negretto en ldquoLiberalism and Emergency Powers in Latin America Reflec-tions on Carl Schmitt and the Theory of Constitutional Dictatorshiprdquo Cardozo Law Review vol 21 nordm 5-6 mayo de 2000 pp 1797-1823
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Hay ejemplos contundentes de esta conceptualizacioacuten inicial de la dictadura auacuten consi-derada un arma legiacutetima (aunque estrictamente hablando era extra-legal o delegada por el Congreso ya que no estaba contemplada en las constituciones) para salvar a la repuacuteblica Uno de los primeros episodios dictatoriales tuvo lugar en Venezuela despueacutes de que el terremoto del 26 de marzo de 1812 junto con la negativa de varias provincias a ratificar la Constitucioacuten Federal de 1811 azotoacute a la primera repuacuteblica venezolana El Congreso entonces ya estable-cido en Valencia invistioacute al triunvirato provisorio de poderes extraordinarios para sortear la crisis Ante la incapacidad del ejecutivo de tres miembros para enfrentar la situacioacuten a pesar de que el Congreso ya le habiacutea conferido ldquofacultades extraordinariasrdquo por la ldquosalud de la pa-triardquo como medida de emergencia se nombroacute a Francisco de Miranda Generaliacutesimo con pode-res dictatoriales el 23 de abril de 181227 El precursor sin embargo ya no teniacutea posibilidades frente al avance realista y firmoacute un armisticio con Domingo Monteverde Sin embargo la dictadura de Miranda fue considerada por la opinioacuten puacuteblica una medida necesaria y legiacutetima para salvar a la repuacuteblica
En 1813 Joseacute Mariacutea Morelos el liacuteder indiscutido de la insurgencia en la Nueva Espantildea estaba convencido de que era necesario crear un cuerpo poliacutetico capaz de centralizar las deci-siones y dar unidad a la insurgencia La entonces existente Junta de Zitaacutecuaro liderada por Ignacio Loacutepez Rayoacuten y de la cual Morelos tambieacuten era miembro se encontraba paralizada por el conflicto interno entre sus miembros En el verano de 1813 Morelos convocoacute a la elec-cioacuten del Congreso de Chilpancingo contexto en el cual en septiembre de 1813 fue designado Generaliacutesimo a cargo del poder ejecutivo del gobierno insurgente Se trataba de un cargo dictatorial provisional para adoptar ldquomedidas de utilidad y seguridadrdquo28 con cierta legitimi-dad democraacutetica en el meacutetodo de su eleccioacuten ya que Morelos habiacutea sido elegido por los miem-bros del ejeacutercito insurgente y confirmado por el Congreso29 El cargo tuvo una corta duracioacuten y despueacutes de varias derrotas militares Morelos se vio obligado a ldquoregresarrdquo sus poderes al Congreso el 14 de marzo de 1814 apenas unos meses despueacutes Cabe mencionar que el teacuter-mino ldquodictadorrdquo no fue utilizado para referirse a Morelos a pesar de que Simoacuten Boliacutevar se refiere vagamente al ldquogeneraliacutesimo o dictadorrdquo en su famosa Carta de Jamaica y antildeos maacutes tarde Carlos Mariacutea de Bustamante afirmariacutea que esta suma de poder dictatorial significoacute la
27 Veacutease la sesioacuten del 4 de abril de 1812 Congreso de la Repuacuteblica de Venezuela Actas de los Congresos del Ciclo Bolivariano Caracas Ediciones Conmemorativas del Bicentenario del Natalicio del Libertador Simoacuten Boliacutevar 1983 vol ii pp 377-378 El dictador romano era por definicioacuten una sola persona el sentido mismo de la institucioacuten era centralizar temporalmente el poder ejecutivo para enfrentar situaciones de peligro para la repuacuteblica En este sentido seguacuten los comentaristas republicanos como comenteacute anteriormente la dictadura posee un elemento monaacuter-quico En contextos modernos se produce un cambio en el que la dictadura puede estar investida en cuerpos plurales comiteacutes juntas triunviratos ejecutivos colegiados etceacutetera 28 Joseacute Mariacutea Morelos ldquoProclama de Morelos anunciando su designacioacuten por el Congreso de Generaliacutesimo encar-gado del Poder Ejecutivo y la de don Mariano Matamoros hecha por eacutel de Comandante en Jefe de los Ejeacutercitos de Surrdquo en Ernesto Lemoine Villicantildea Morelos su vida revolucionaria a traveacutes de sus escritos y de otros testimonios de la eacutepoca Meacutexico unam 1965 p 380 29 ldquoActa de eleccioacuten de Joseacute Mariacutea Morelos como Generaliacutesimo encargado del Poder Ejecutivordquo Chilpancingo 15 de septiembre de 1813 ldquoBando de Morelos anunciando su designacioacuten de Jefe del Poder Ejecutivordquo Chilpancingo 18 de septiembre de 1813 en Gloria Villegas Moreno y Miguel Aacutengel Porruacutea Venero (eds) Leyes y Documentos constitutivos de la nacioacuten mexicana De la crisis del modelo borboacutenico al establecimiento de la Repuacuteblica Federal Enciclopedia Parlamentaria de Meacutexico Meacutexico lvi Legislatura de la Caacutemara de Diputados del Honorable Con-greso de la Unioacuten Instituto de Investigaciones Legislativas 1997 vol i t i pp 151-154
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ruina de Morelos30 El hecho de que en la designacioacuten de Morelos se evitara el teacutermino ldquodic-tadurardquo ya sugiere el inicio de un giro hacia la interpretacioacuten liberal y moderna del teacutermino en Meacutexico de lo que se haraacute eco en 1820
Es en el pensamiento y la praacutectica poliacutetica de Boliacutevar uno de los exponentes maacutes claros del republicanismo hispanoamericano donde puede apreciarse el significado republicano del concepto y sus posteriores transformaciones31 En 1813 cuando Boliacutevar logra restaurar de manera temporaria la repuacuteblica convencido de que las instituciones de la primera repuacuteblica y en particular el federalismo combinado con un ejecutivo plural habiacutean sido los responsables del fracaso de la revolucioacuten establece eacutel mismo una dictadura que coincide con el periacuteodo maacutes violento de la lucha contra los espantildeoles conocido como la Guerra a Muerte32 Aquiacute se trata de una dictadura autonominada ante la ausencia de un marco legal en el orden constitu-cional de la primera repuacuteblica (cabe recordar que la constitucioacuten federal de Venezuela de 1811 careciacutea de un reacutegimen de excepcioacuten) Pero tambieacuten hay elementos de la dictadura soberana encaminada a eliminar a los enemigos de la revolucioacuten ndashun momento jacobino en la revolucioacuten venezolanandash Cabe mencionar que la dictadura de Boliacutevar y la institucioacuten en general comienza a generar inquietud entre las eacutelites liberales de Caracas por lo cual Boliacutevar se vio en la obliga-cioacuten de llamar a la formacioacuten de asambleas para legitimar sus medidas dictatoriales El 14 de octubre de 1813 la Asamblea de la Ciudad de Caracas nombroacute a Boliacutevar ldquoCapitaacuten General de los Ejeacutercitosrdquo y ldquoLibertador de Venezuelardquo evadiendo toda referencia a la dictadura lo cual es otra muestra de los inicios del desplazamiento conceptual y del rechazo liberal al teacutermino33 Durante esta etapa Boliacutevar creoacute algunas instituciones e incluso algunas leyes para el funcionamiento de la repuacuteblica indicando un movimiento hacia la dictadura revolucionaria Sin embargo una de las constantes del pensamiento y la praacutectica poliacutetica de Boliacutevar se produce entre sus tenden-cias al poder personal-dictatorial y su autolimitacioacuten republicana que se registra incluso en sus momentos de mayor poder poliacutetico ldquoPara salvaros de la anarquiacutea y destruir los enemigos que intentaron sostener el partido de la opresioacuten fue que admitiacute y conserveacute el poder soberano Os he dado leyes os he organizado una administracioacuten de justicia y de rentas en fin os he dado un Gobiernordquo Hasta aquiacute son las palabras de un dictador soberano pero Boliacutevar continuacutea ldquoCiuda-danos yo no soy el soberano Vuestros representantes deben hacer vuestras leyesrdquo34 A pesar de
30 Simoacuten Boliacutevar ldquoCarta de Jamaicardquo 6 de septiembre de 1816 en Simoacuten Boliacutevar Doctrina del Libertador Caracas Biblioteca Ayacucho 1976 p 66 Carlos Mariacutea de Bustamante ldquoDiscurso durante la sesioacuten del congreso del 12 de abril de 1824rdquo en Juan Antonio Mateos Historia parlamentaria de los congresos mexicanos Meacutexico Instituto de Investigaciones Legislativas de la Caacutemara de Diputados 1997 vol ii apeacutendice p 107 31 Simoacuten Boliacutevar estaba muy familiarizado con los escritos de Plutarco y Tito Livio Veacutease Joseacute Antonio Aguilar Rivera En pos de la quimera Reflexiones sobre el experimento constitucional atlaacutentico Meacutexico Fondo de Cultura Econoacutemicacide 200032 Boliacutevar hace estas imputaciones a la constitucioacuten venezolana en su primer gran documento puacuteblico conocido como el ldquoManifiesto de Cartagenardquo del 12 de diciembre de 1812 en Simoacuten Boliacutevar Doctrina op cit pp 9-14 Para el documento maacutes representativo de la etapa de ldquoterrorrdquo bolivariana veacutease ldquoDecreto de Guerra a Muerterdquo Trujillo 15 de junio de 1813 en ibid p 20 33 ldquoHonores a Boliacutevarrdquo en Joseacute Feacutelix Blanco y Joseacute Ramoacuten Azpuruacutea [1875-1877] Documentos para la historia de la vida puacuteblica del Libertador Centenario de Simoacuten Boliacutevar Caracas Ediciones de la Presidencia de la Repuacuteblica 1983 vol v pp 67 87-88 ldquoActa de la Municipalidad de Caracas concediendo aacute Boliacutevar el grado de Capitaacuten Gene-ral y el sobrenombre de libertadorrdquo 14 de octubre de 1813 en Daniel OrsquoLeary Memorias Caracas Imprenta Nacio-nal 1952 vol 13 pp 395-39634 ldquoEl 2 de enero se celebroacute en el Convento de San Francisco de Caracas una Asamblea Popular ante la cual dio cuenta el Libertador de sus acciones como jefe militar y dirigente del Estadordquo en Simoacuten Boliacutevar Doctrina op cit p 33
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las tensiones bolivarianas lo importante a destacar es la vinculacioacuten de la dictadura con la so-beraniacutea en el sentido de crear un nuevo orden poliacutetico es decir de las dictaduras revolucionarias modernas
Un segundo episodio dictatorial tuvo lugar a partir de 1816 cuando despueacutes de su exilio en el Caribe (a partir de su segunda derrota en manos realistas) Boliacutevar se establece en la isla de Margarita En esta ocasioacuten Boliacutevar centraliza la repuacuteblica de Venezuela y elimina el pacto fede-ral de 1811 indicando maacutes claramente aun un desplazamiento de la dictadura de la proteccioacuten de un orden constitucional existente a la creacioacuten de uno nuevo En esta ocasioacuten una asamblea formada en Margarita nombra a Boliacutevar ldquoJefe Supremo de la Repuacuteblicardquo (nuevamente eva-diendo el tiacutetulo de dictador) y bajo el liderazgo de Boliacutevar se crean una serie de instituciones un Consejo de Estado al estilo napoleoacutenico con facultades legislativas y una Corte de Justicia35
En todos sus escritos Boliacutevar siempre mostroacute estar consciente del peligroso potencial de la institucioacuten romana al cual justificoacute por la imperiosa necesidad de liderar las guerras de in-dependencia Esta acepcioacuten estaacute evidenciada por ejemplo en el pasaje con el que abre su Dis-curso de Angostura en el que devuelve al congreso los poderes dictatoriales que la asamblea de Margarita le habiacutea conferido en 1816
Solamente una necesidad forzosa unida a la voluntad imperiosa del pueblo me habriacutea some-tido al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo de la Repuacuteblica iexclPero ya respiro devolvieacutendoos esta autoridad que con tanto riesgo dificultad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones maacutes horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social36
La dictadura institucioacuten temida desde sus oriacutegenes un despliegue de poder y fuerza que cau-saba temor y obediencia entre los plebeyos pero aun asiacute justificada por la necesidad de enfren-tar los peligros y las amenazas que enfrentaba la repuacuteblica es precisamente el significado que auacuten tiene el concepto en este pasaje37 A pesar de los ldquoexcesosrdquo en su praacutectica de la dictadura Boliacutevar auacuten sigue siendo fiel a su formacioacuten republicana claacutesica
Las tendencias de la dictadura hacia la permanencia comenzaron a surgir a medida que avanzaban la revolucioacuten y los procesos de formacioacuten del Estado Quizaacutes el mejor ejemplo de esta tendencia es el reacutegimen del doctor Joseacute Gaspar de Francia en el Paraguay donde en mayo de 1811 se produjo el primer movimiento autonomista americano con la declaracioacuten de su independencia de Espantildea pero principalmente de Buenos Aires Un antildeo despueacutes los paragua-yos fundaron una repuacuteblica al estilo romano con dos coacutensules encabezando el poder ejecutivo Uno de ellos era el teoacutelogo Joseacute Gaspar de Francia Frente a la creciente presioacuten de Buenos Aires y su oposicioacuten a la formacioacuten de una repuacuteblica independiente en el Paraguay Francia expresoacute al congreso paraguayo la necesidad de centralizar el ejecutivo en una sola persona En octubre de 1814 el congreso anuncioacute la disolucioacuten del consulado y la creacioacuten de un poder ejecutivo unificado en la figura del doctor Francia con el tiacutetulo de Supremo Dictador de la Repuacuteblica Sin embargo a diferencia de la institucioacuten romana la duracioacuten de su dictadura no teniacutea el liacutemite de seis meses sino que fue establecida por cinco antildeos Despueacutes se decidioacute que
35 ldquoAl crear el Consejo de Estado mediante decreto firmado en Angostura el 30 de octubre de 1817 el Libertador echa las bases de la Administracioacuten Puacuteblica en plena guerrardquo en ibid p 89 36 Simoacuten Boliacutevar ldquoOracioacuten inaugural del Congreso de Angosturardquo en ibid pp 101-102 37 Veacutease el libro ii de la Historia de Roma de Tito Livio Livy The Early History of Rome Books I-Vhellip op cit
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el Congreso no se reuniriacutea hasta 1816 El supremo dictador teniacutea plenos poderes legislativos otra diferencia fundamental con la dictadura romana
Cuando el congreso paraguayo se reunioacute nuevamente en mayo de 1816 debido al peligro planteado por muacuteltiples enemigos externos ndashEspantildea Buenos Aires las invasiones portuguesas desde el Brasil y los indios en la fronterandash los representantes nombraron a Francia ldquoDictador Perpetuo de la Repuacuteblicardquo como tiacutetulo vitalicio El Congreso procedioacute a especificar que el Para-guay tendriacutea un cuerpo legislativo uacutenicamente cuando el dictador lo considerase necesario y fi-nalmente resolvioacute su autodisolucioacuten38 El tiacutetulo de Francia fue claramente disentildeado a partir de las dictaduras de Sila y Ceacutesar y este movimiento hacia un poder absoluto permanente e ilimitado lo ubican maacutes cerca del poder tiraacutenico Sin embargo hasta su muerte en 1840 Francia logroacute man-tener la amenaza externa como una justificacioacuten de su reacutegimen dictatorial y asiacute emerger como un ldquodeacutespota ilustradordquo liderando el proceso de construccioacuten del Estado-nacioacuten del Paraguay
Centralizacioacuten dictadura y transiciones conceptuales
A partir de 1814 hay una tendencia clara hacia la centralizacioacuten de la autoridad poliacutetica resul-tado de diversos procesos poliacuteticos convergentes y caracteriacutesticos de la formacioacuten del Estado el surgimiento de facciones en el movimiento revolucionario de movimientos separatistas en las provincias la buacutesqueda de reconocimiento de la soberaniacutea de las nuevas naciones a nivel internacional asiacute como el surgimiento de nuevas ldquoamenazas externasrdquo a partir de Waterloo la derrota definitiva de Napoleoacuten y la celebracioacuten del tratado de la Santa Alianza La justificacioacuten de los ejecutivos unipersonales con poderes extraordinarios y las formas dictatoriales que sur-gieron en esta etapa fueron en todos los casos las amenazas de enemigos externos y la con-mocioacuten interna Sin embargo con excepcioacuten de Boliacutevar y Francia no llevaron el tiacutetulo de dic-tador En su lugar por ejemplo los teacuterminos utilizados fueron ldquoDirector Supremo con poderes extraordinariosrdquo (Gervasio Antonio de Posadas 1814 Carlos Mariacutea de Alvear en el Riacuteo de la Plata 1815) o ldquoProtectorrdquo (Joseacute Gervasio Artigas en el litoral del Riacuteo de la Plata 1815 y Joseacute de San Martiacuten en el Peruacute 1821) A pesar de que se trataba de dictaduras la preferencia por otros tiacutetulos revela el ocaso del concepto claacutesico de dictadura y la transicioacuten conceptual de su significado claacutesico al moderno referido a un poder absoluto ilimitado y arbitrario Esto mues-tra la utilizacioacuten de otros teacuterminos para referirse a la concepcioacuten claacutesica de la dictadura lo que sugiere que el concepto de dictadura comenzaba a connotar formas de ejercicio del poder ile-gales e ilegiacutetimas
En las Provincias Unidas del Riacuteo de la Plata la centralizacioacuten de la autoridad poliacutetica se produce tambieacuten en 1814 cuando el poder ejecutivo de entonces un triunvirato integrado por Juan Larrea Nicolaacutes Rodriacuteguez Pentildea y Gervasio Antonio de Posadas ndashfigura clave en la crea-cioacuten del directoriondash39 enviacutea una peticioacuten a la Asamblea de 1813 para concentrar el ejecutivo en
38 Actas del Congreso Nacional de 1816 Archivo Nacional de Asuncioacuten Historia 226-1-2 citadas en J H Williams The Rise and Fall of the Paraguayan Republic Austin University of Texas 1979 39 En otro contexto trabajeacute sobre el rol de Posadas en la creacioacuten del directorio de las Provincias Unidas del Riacuteo de la Plata veacutease Mariacutea Victoria Crespo ldquoThe Making of the Presidency in Revolutionary Spanish America Executive Power and State Formation in Argentina Mexico and Venezuelardquo tesis de doctorado The New School for Social Research 2011
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una sola persona40 Como respuesta la Asamblea reformoacute el Estatuto Provisional creoacute la fi-gura de ldquodirector supremordquo y concentroacute todas las facultades del triunvirato en el nuevo ejecu-tivo unipersonal Entre estos poderes figuraba la facultad de suspender el Decreto de Seguri-dad Individual (1811) que era la carta de derechos y garantiacuteas individuales ndashuna manifestacioacuten de la dictadura claacutesica o comisariandash41 Posadas no abusoacute de la institucioacuten pero su sucesor y sobrino Carlos Mariacutea de Alvear gobernoacute de manera dictatorial y por decreto (usurpando el poder legislativo) para ldquopreservar el ordenrdquo y ldquodefender el estado y la seguridad de los ciuda-danosrdquo motivados por el regreso de Fernando VII al trono amenazas externas y su enfrenta-miento con Joseacute Artigas42 La revolucioacuten liberal de 1815 puso fin al gobierno dictatorial de Alvear episodio que es un ejemplo de los abusos de la institucioacuten dictatorial posibilitados en parte por la vaguedad en la codificacioacuten de la provisioacuten para la suspensioacuten de la ley Este tipo de praacutecticas sostengo son las que contribuyeron a la transformacioacuten del concepto
A mediados de 1815 Artigas utilizoacute el tiacutetulo cromwelliano de protector cuando en la cima de su influencia contra Buenos Aires emitioacute un decreto proclamando los territorios de Uruguay Entre Riacuteos Corrientes y Santa Fe como la Liga de los Pueblos Libres del Litoral de la que se autoproclamoacute protector Pero debido a que Artigas no queriacutea perpetuar su poder dictatorial llamoacute a la integracioacuten de un Congreso del Oriente con el fin de crear una constitucioacuten confede-ral en el Riacuteo de la Plata
Joseacute de San Martiacuten quien seguramente conociacutea el antecedente de Artigas ya que frente al supremo director-dictador Carlos Mariacutea de Alvear se habiacutea negado a combatirlo tambieacuten uti-lizoacute el tiacutetulo en Lima para referirse a la dictadura que instauroacute a partir del 2 de agosto de 1821 hasta el 19 de enero de 1822 cuando transfirioacute temporalmente el cargo al marqueacutes Torre y Tagle hasta agosto de 182243 Un mes maacutes tarde renuncioacute En el decreto en que asume el tiacutetulo de protector San Martiacuten declara
Desde mi llegada a Pisco anuncieacute que por imperio de las circunstancias me hallaba revestido de la suprema autoridad y que era responsable a la patria el ejercicio de ella No han variado en el Peruacute aquellas circunstancias puesto que auacuten hay en el Peruacute enemigos exteriores que
40 Sesioacuten del congreso 21 de enero de 1814 en Emilio Ravignani Asambleas Constituyentes Argentinas Buenos Aires Instituto de Investigaciones Histoacutericas de la Facultad de Filosofiacutea y Letras uba 1937 vol i pp 81-82 41 ldquoReforma del Estatuto Provisorio de Gobiernordquo 26 de enero de 1814 en ibid vol i pp 83-84 El artiacuteculo 9 del Decreto de Seguridad Individual de 1811 estableciacutea ldquoSoacutelo en el remoto y extraordinario caso de comprometerse la tranquilidad puacuteblica o la seguridad de la patria podraacute el gobierno suspender este decreto mientras dure la necesidad dando cuenta inmediatamente a la asamblea general con justificacioacuten de los motivos y quedando responsable en todos tiempos de esta medidardquo
En el Riacuteo de la Plata ya habiacutean ocurrido dos episodios de golpe de Estado propiciado por el primer triunvirato contra la Junta de Observacioacuten el 7 de noviembre de 1811 y despueacutes por el segundo triunvirato en octubre de 1812 el cual convocoacute a la Asamblea de 1813 42 Veacutease por ejemplo Decreto de Alvear relacionado con la seguridad Gazeta del Gobierno de Buenos Ayres 1 de abril de 1815 en Gaceta de Buenos Ayres (1810 -1821) reimpresioacuten facsimilar dirigida por la Junta de Historia y Numismaacutetica Americana Buenos Ayres Compantildeia Sudamericana de Billetes de Banco 1910 pp 239-240 Veacutease tambieacuten la ldquoProclama del Supremo Director Alvear a los habitantes de las Provincias Unidas al hacerse cargo del go-bierno Declara su firme decisioacuten de sostener la autoridad y el ordenrdquo 13 de enero de 1815 y la ldquoProclama del Su-premo Director Alvear en el que le pide al ejeacutercito la cooperacioacuten necesaria para el desempentildeo de sus funciones de Estadordquo 17 de enero de 1815 en Augusto E Mallieacute (comp) La Revolucioacuten de Mayo a traveacutes de los impresos de la eacutepoca Primera Serie 1809-1815 Buenos Aires 1965 vol ii pp 363-364 369-37043 Para la negativa de San Martiacuten a combatir el movimiento liderado por Artigas veacutease Norberto Galasso Seamos libres y lo demaacutes no importa nada Buenos AiresCuba Colihue 2004 pp 309-313
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combatir y por consiguiente es de necesidad que continuacuteen reasumidos en miacute el mando poliacutetico y militar44
Si bien comparte algunos elementos con la dictadura romana ndashuna autoridad excepcional y temporaria (aunque sin un liacutemite especiacutefico) justificada por la necesidad de combatir enemigos ldquoexternosrdquondash la estructura de la dictadura de San Martiacuten tambieacuten excede en varios puntos la de la institucioacuten claacutesica es una autoridad autoproclamada pero fundamentalmente se trata de una autoridad dictatorial comisionada y legitimada en teoriacutea (ya que no hubo un mecanismo de eleccioacuten concreto) por ldquoel pueblordquo45 ndashuna innovacioacuten introducida por la Revolucioacuten Francesandash para asegurar las condiciones para la independencia del Peruacute y la posterior creacioacuten de una constitucioacuten por los legiacutetimos representantes del pueblo es decir un nuevo reacutegimen poliacutetico y en este sentido ya muestra un solapamiento con la dictadura revolucionaria
La experiencia de diez antildeos de revolucioacuten en Venezuela Cundinamarca Chile y Provincias Unidas del Riacuteo de la Plata me ha hecho conocer los males que ha ocasionado la convocacioacuten intempestiva de congresos cuando auacuten subsistiacutean enemigos en aquellos paiacuteses primero es asegurar la independencia despueacutes se pensaraacute en establecer la libertad soacutelidamente La re-ligiosidad con que he cumplido mi palabra en el curso de mi vida puacuteblica me da derecho a ser creiacutedo y yo la comprometo ofreciendo solemnemente a los pueblos del Peruacute que en el momento mismo en que sea libre su territorio hareacute dimisioacuten del mando para hacer lugar al gobierno que ellos tengan a bien elegir46
San Martiacuten justifica su autoproclamacioacuten ante Bernardo de OrsquoHiggins argumentando que si se diera una eleccioacuten de la autoridad suprema se abririacutea un campo ldquopara el combate de opinio-nesrdquo el ldquochoque de los partidosrdquo y la ldquodiscordiardquo
Tal seriacutea la consecuencia necesaria de la convocatoria de asambleas populares o de colegios electorales si de este origen hubiesen de manar en las presentes circunstancias el poder central y reorganizadorhellip
Apoyado en estas razones de la dilatada experiencia he reasumido en mi persona la autoridad suprema del Peruacute con el tiacutetulo de Protector hasta la reunioacuten de un congreso soberano de todos los pueblos en cuya augusta representacioacuten depositareacute el mando y me resignareacute a residencia47
44 ldquoDecreto del general Joseacute de San Martiacuten por el cual asume el mando poliacutetico y militar de los departamentos libres del Peruacute con el tiacutetulo de Protectorrdquo Lima 3 de agosto de 1821 en Biblioteca de Mayo Coleccioacuten de Obras y Do-cumentos para la historia Argentina Guerra de la Independencia segunda parte Buenos Aires Senado de la Na-cioacuten 1963 vol xvii p 15357 45 San Martiacuten en el mismo decreto formula ldquoYo pudiera haber dispuesto que electores nombrados por los ciudadanos de los departamentos libres designasen la persona que habriacutea de gobernar hasta la reunioacuten de los representantes de la nacioacuten peruana mas como por una parte la simultaacutenea y repetida invitacioacuten de gran nuacutemero de personas de ele-vado caraacutecter y decidido influjo en esta capital para que presidiese la administracioacuten de Estado me aseguraba un nombramiento popular y por otra habiacutea obtenido ya el asentimiento de los pueblos que estaban bajo la proteccioacuten del ejeacutercito libertador he juzgado maacutes decoroso y conveniente el seguir esta conducta franca y leal que debe tran-quilizar a los ciudadanos celosos de su libertadrdquo ibid p 1535846 Ibid p 15357 47 ldquoOficio del Libertador Joseacute de San Martiacuten al director de estado de Chile Bernardo OrsquoHiggins comunicaacutendole que habiacutea asumido la autoridad suprema del Peruacute hasta la reunioacuten del Congresordquo Lima 6 de agosto de 1821 en ibid p 15359
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En esta etapa San Martiacuten creoacute varias instituciones indicativas de su declarada preferencia por la monarquiacutea constitucional Creoacute un Consejo de Estado un cuerpo consultivo y aristocraacutetico de doce miembros Establecioacute la Orden del Sol imitando la legioacuten de honor napoleoacutenica pero reviviendo algunas tradiciones incas Pero principalmente el protectorado se limitoacute legalmente por el Estatuto Provisional del 8 de octubre de 1821 que garantizaba derechos y libertades fundamentales el debido proceso y la independencia judicial48 El protector eliminoacute los im-puestos sobre la poblacioacuten indiacutegena y declaroacute la libertad de vientres Asimismo abolioacute la in-quisicioacuten y los castigos corporales lo que le trajo conflictos con la iglesia catoacutelica Todo esto es indicativo de que la dictadura era un medio para la creacioacuten de un orden maacutes justo la justi-ficacioacuten normativa de la dictadura soberana Sin embargo para el propoacutesito de este trabajo lo maacutes sugerente es que el teacutermino dictadura la gran sombra del decreto estaacute ausente y es su-plantado por el de ldquoProtectoradordquo Sin descartar la posible admiracioacuten de San Martiacuten a Cromwell y por ende una preferencia por ese tiacutetulo lo evidente es que el de dictadura es un teacutermino evadido lo que es indicativo de una transicioacuten hacia una connotacioacuten negativa Cabe recordar que la praacutectica y el abuso de ldquodictadurardquo ya era un lugar comuacuten en Hispanoameacuterica y posiblemente San Martiacuten buscaba distanciarse de esos episodios
A pesar de que los elementos revolucionarios de la dictadura sanmartiniana son claros lo cierto es que tal y como lo describioacute Bartolomeacute Mitre en varias ocasiones San Martiacuten junto con Washington es maacutes evocativo de la figura de Cincinato que de la de un Ceacutesar49 No obs-tante la recurrente aparicioacuten de la dominacioacuten personal gobierno militar centralizado con cierta legitimacioacuten democraacutetica ademaacutes de la clara influencia napoleoacutenica en el periacuteodo hace necesaria una referencia al cesarismo concepto que ha sido utilizado para referirse a un sub-tipo de dictadura basada en el carisma del liacuteder el gobierno militar y cierta legitimacioacuten ple-biscitaria El concepto de cesarismo o referencias a Ceacutesar fueron utilizados por sus contempo-raacuteneos para referirse principalmente a Boliacutevar y a Agustiacuten de Iturbide Las referencias a Ceacutesar y a Napoleoacuten estaacuten siempre cargadas de una gran ambivalencia una simultaacutenea admiracioacuten al caraacutecter extraordinario de estos liderazgos y un rechazo a la ambicioacuten y a las tendencias hacia la permanencia50
El ocaso del significado republicano claacutesico de la dictadura y el ascenso del liberalismo 1820
En 1819 en el marco del Congreso de Angostura la creacioacuten de una dictadura fue propuesta por los legisladores venezolanos debido al ldquopeligroso estado de la repuacuteblicardquo51 Sin embargo en lugar de crear esta figura del dictador los diputados optaron por conceder ldquopoderes extraor-dinariosrdquo al ejecutivo y a los generales de la repuacuteblica por un tiempo limitadondash lo que concre-
48 Bartolomeacute Mitre Historia de San Martiacuten y de la emancipacioacuten Sudamericana en Obras Completas de Bartolomeacute Mitre Buenos Aires H Congreso de la Nacioacuten Argentina 1939 vol iii pp 355 511-512 49 Ibid50 He trabajado el tema del cesarismo en los casos de Boliacutevar Iturbide y San Martiacuten en Mariacutea Victoria Crespo ldquoThe Making of the Presidencyhelliprdquo op cit cap 4 51 Veacuteanse las Actas del Congreso del Ciclo Bolivariano 15 de febrero de 1819-31 de julio de 1819 Veacutease la pro-puesta del representante Ramoacuten Garciacutea Caacutediz 7 de septiembre de 1819 vol 3
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tamente implicaba que el presidente es decir Boliacutevar podriacutea suspender o modificar la ley en los territorios en guerra Los legisladores sostuvieron que el nombramiento de un dictador significariacutea la ldquodestruccioacutenrdquo de la repuacuteblica y seriacutea mal visto en Europa52 A pesar de que en la praacutectica el Congreso siacute instituyo la dictadura en zonas de guerra su rechazo del teacutermino ldquodic-tadurardquo y su preferencia por ldquopoderes extraordinariosrdquo es importante ya que es otra sentildeal de que el significado del concepto estaba cambiando
Maacutes adelante en el marco del Congreso de Cuacutecuta uno de los principales debates fue el alcance de los poderes extraordinarios Quizaacute por influencia bolivariana la inclusioacuten de un reacutegimen de excepcioacuten en la constitucioacuten no fue tan poleacutemica como en el caso de Meacutexico Aun asiacute hubo representantes liberales bogotanos que se opusieron a la posibilidad de la tiraniacutea del ejecutivo a la que podriacutean dar lugar los poderes de emergencia En el otro extremo del debate estaban quienes consideraban estos poderes demasiado estrechos para que el presidente ldquosal-vara la repuacuteblicardquo en casos de peligro A pesar de que soacutelo se cuenta con una siacutentesis del de-bate este indica la coexistencia de la interpretacioacuten republicana y de la liberal de la dictadura romana en el marco de este congreso53
Fue en Meacutexico donde a mediados de 1820 se produjo el rechazo liberal maacutes fuerte a la ins-titucioacuten dictatorial en cualquiera de sus formas lo que no es de sorprender si se considera la re-ciente experiencia iturbidista Cabe recordar los irresueltos conflictos de Iturbide con el primer congreso constituyente que condujeron a su ldquosolucioacutenrdquo dictatorial extra-legal de disolver el con-greso conflictos originados principalmente a partir de interpretaciones divergentes de la Consti-tucioacuten de Caacutediz establecida como constitucioacuten provisional en materia de la negativa del con-greso a otorgar el poder de veto a Iturbide el derecho de nombrar a los miembros del Supremo Tribunal de Justicia y la instauracioacuten de comisiones militares para restaurar la paz y el orden en las provincias un tema por cierto vinculado a la dictadura54 En agosto de 1822 Agustiacuten de Itur-bide ordena el arresto de 66 oponentes entre ellos unos 15 diputados alegando una conspiracioacuten lo que dio lugar en el congreso a un debate en torno de la dictadura Como muestra Joseacute Antonio Aguilar en estos debates ya puede apreciarse el ldquomanto liberalrdquo de los diputados en su oposicioacuten a la dictadura aunque auacuten hubo algunas apelaciones al significado claacutesico y al principio salus populi suprema lex por parte de escasos partidarios de Iturbide55 La distancia del congreso res-pecto de las medidas de Iturbide condujo a su (ilegal) Dieciocho Brumario y a la disolucioacuten del congreso el 31 de octubre de 1822 y la posterior instauracioacuten de la Junta Instituyente56
Sin embargo en Meacutexico uno de los debates maacutes significativos en torno a la dictadura se produjo a fines de 1823 y comienzos de 1824 cuando en el borrador del Acta Constitutiva que habriacutea de sentar las bases para la creacioacuten de la nueva constitucioacuten ndashelaborado por una comisioacuten en la que cabe destacar la figura de Miguel Ramos Arizpendash se propuso la creacioacuten de un cargo de presidente que podriacutea contar con ldquopoderes extraordinarios por un periacuteodo limitadordquo poderes que iban maacutes allaacute de la mera suspensioacuten del habeas corpus prevista por Caacutediz y que de alguna
52 Actas del Congreso del Ciclo Bolivariano 7-10 de septiembre de 1819 vol 3 53 Ibid sesioacuten ordinaria y extraordinaria del 7 de julio de 1821 vol 5 pp 215-226 54 Veacutease la excelente presentacioacuten de este debate fuertemente estructurado por las interpretaciones del reacutegimen de ex-cepcioacuten de Caacutediz en Joseacute Antonio Aguilar Rivera El manto liberal Los poderes de emergencia en Meacutexico 1821-1826 Meacutexico Instituto de Investigaciones Juriacutedicas unam 2001 pp 60-69 55 Aguilar analiza todo el debate desencadenado por el arresto de los diputados en ibid pp 73-83 56 Emilio Rabasa se refiere al ldquo18 brumariordquo de Iturbide despueacutes de su ldquocoronacioacuten ridiacuteculardquo en La constitucioacuten y la dictadura Meacutexico Conaculta 2002
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manera significaban la introduccioacuten de la dictadura constitucional aunque con un nombre me-nos poleacutemico ndashposiblemente siguiendo el modelo de Colombia como observa Aguilarndash57 La creacioacuten de un ejecutivo unipersonal provocoacute una encendida discusioacuten entre los legisladores asiacute como las provisiones de emergencia A pesar de que los representantes que defendiacutean la propuesta argumentaron que los estados antiguos y modernos habiacutean recurrido a la dictadura pese a que se tratoacute de un debate equilibrado la oposicioacuten liberal fue maacutes fuerte y dicha provi-sioacuten no fue incluida en la versioacuten final del Acta Constitutiva e incluso no fue posible precisar la forma y el nuacutemero de personas que integrariacutean el poder ejecutivo58
Apenas unos meses maacutes tarde en abril de 1824 el territorio mexicano atravesaba un momento de intenso federalismo y algunas provincias todaviacutea manteniacutean contacto con Itur-bide quien habiacutea dejado su retiro de exiliado en Italia y se encontraba en Londres listo para partir hacia Meacutexico En este contexto de crisis se produjo el debate en torno a la dictadura teacutermino ahora reemplazado en casi toda Hispanoameacuterica por ldquopoderes extraordinariosrdquo lo que indica que ldquodictadurardquo ya aludiacutea a otra forma poliacutetica no a un reacutegimen de excepcioacuten temporal y delimitado juriacutedicamente59 Como observa Joseacute Antonio Aguilar en su excelente anaacutelisis de este episodio legislativo ldquoEs evidente que la dictadura era reprobada en ese momentordquo60 Se le propuso al congreso una ldquoley de tranquilidad puacuteblicardquo cuyo principal objetivo era centralizar el triunvirato existente en una sola persona con el nombre de ldquoSupremo Director de la Repuacute-blicardquo y con poderes extraordinarios para salvar a la nacioacuten de los grandes peligros que la acechaban61 Seguacuten la propuesta el director supremo tendriacutea un comando absoluto sobre el ejeacutercito la marina y las milicias podriacutea liderar la guerra expulsar extranjeros del territorio y teniacutea mayor control sobre los recursos administrativos y financieros del Estado La propuesta tambieacuten subordinaba a los gobernadores de los estados al director y por ello ha sido interpre-tada como un intento por centralizar la repuacuteblica y eliminar el pacto federal del Acta Constitu-tiva62 Tambieacuten conteniacutea elementos de la dictadura revolucionaria moderna ya que se mencio-naba que la creacioacuten de la constitucioacuten requeriacutea de una autoridad poliacutetica que pudiese asegurar la ldquotranquilidad puacuteblicardquo para que el congreso llevara adelante su misioacuten63 El proyecto de centralizacioacuten de la autoridad poliacutetica se basoacute en las justificaciones claacutesicas de la dictadura salvar a la repuacuteblica en peligro por crisis interna y amenaza exterior La concentracioacuten de au-toridad en un individuo no causoacute mayor malestar ndashde hecho fue aprobado aunque no la totali-dad de la leyndash pero siacute hubo una fuerte oposicioacuten a los poderes extraordinarios interpretados por los legisladores liberales como una dictadura encubierta Los oponentes a dichos poderes
57 Artiacuteculo 13 xvi ldquoActa Constitucional presentada al soberano Congreso Constituyente por su comisioacutenrdquo en Gloria Villegas Moreno y Miguel Aacutengel Porruacutea Venero (eds) Leyes y Documentos constitutivos op cit p 301 58 Curiosamente defendioacute la propuesta Carlos Mariacutea de Bustamante Veacutease la sesioacuten del Congreso del 2 de enero de 1824 en Joseacute Barragaacuten Croacutenicas de el Acta Constitutiva de la Federacioacuten Meacutexico Caacutemara de Diputados 1974 vol i p 434 59 Debo subrayar la importancia para este trabajo de ese debate que tuvo lugar en el mes de abril de 1824 quizaacutes la fuente maacutes importante para el estudio del concepto de dictadura en la deacutecada de 1820 en Hispanoameacuterica y preser-vado en su totalidad 60 Joseacute Antonio Aguilar Rivera El manto liberal op cit p 108 61 Veacutease la sesioacuten del Congreso del 12 de abril de 1824 en Juan Antonio Mateos Historia parlamentaria op cit vol ii pp 98-101 62 Veacutease Joseacute Antonio Aguilar Rivera El manto liberalhellip op cit p 107 63 Sesioacuten del 12 de abril de 1824 en Juan Antonio Mateos Historia parlamentariahellip op cit apeacutendice vol ii pp 98-101
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siguiendo el influyente pensamiento de Benjamin Constant condenaron la medida que con-sistiacutea en ldquoromper la ley para salvar a la leyrdquo
El gobierno en un sistema liberal no puede hacer todo lo que quiera tiene liacutemites y tiene dere-chos que respetar Si el mal es inevitable iquestpara que antildeadir un crimen inuacutetil a una desgracia in-cierta Y si puede remediarse no seraacute a fuerza de excesos y de injusticias sino por la observan-cia religiosa de las leyes establecidas de las formas tutelares y de las garantiacuteas preservadoras64
Cabe mencionar tambieacuten que la centralizacioacuten y las facultades extraordinarias fueron vistas como un ldquoinsultordquo al pacto federal establecido en el acta constitutiva65 La contradiccioacuten entre dictadura y federalismo es una caracteriacutestica moderna
Uno de los ejemplos maacutes contundente de este rechazo es la intervencioacuten de Carlos Mariacutea de Bustamante quien abrioacute su discurso cuestionando el supuesto estado de emergencia de la nacioacuten Los liberales ya no entendiacutean la dictadura bajo el modelo de Cincinato sino expliacutecita-mente bajo el de Sila y Ceacutesar es decir como una concentracioacuten absoluta del poder ndashinclu-yendo el poder legislativo y el judicialndash que eliminaba los fundamentos mismos del constitu-cionalismo y de un ldquogobierno justo y liberalrdquo
Esto fueacute Sila el primer dictador ilegal de la repuacuteblica de Roma sus tablas de proscripcioacuten todaviacutea nos horrorizan Siguioacutele [sic] Cesar y aunque se nos ha ponderado su clemencia sa-bemos los amantildeos de que usaba para vengarse de sus enemigoshellip
Esto son sentildeores los dictadores oacute aacute lo meacutenos aacute [sic] esto exponemos que sean aquellos aacute quienes revistamos de un poder absoluto poniendo en sus manos nuestras vidas nuestros bienes y la suerte de la patria sin ligarlos a una nueva responsabilidad Temblemos pues al oiacuter el nombre de dictador y no alejemos a esta horrible idea bautizaacutendolo con el de director supremo siempre que aacute eacuteste confiramos la inmensa suma de poder anexa a la dictadura66
Uno de los aspectos maacutes interesantes para los fines de este trabajo es recalcar el caraacutecter poli-seacutemico y poleacutemico del concepto de dictadura y la coexistencia del significado republicano claacutesico ndashaunque entre una minoriacutea de los representantes y frecuentemente con un conoci-miento vago de la institucioacutenndash67 y la interpretacioacuten liberal moderna altamente negativa ya manifestada por Bustamante reinante entre defensores y opositores del proyecto Tal era la multiplicidad de significados que el diputado Florencio Martiacutenez incluso solicitoacute que se defi-niera la palabra dictadura
Pero ante todas cosas seriacutea de desear que los que lo combaten [al dictamen] daacutendole un as-pecto muy odioso y alarmante con suponer que va a erigirse una terrible dictadura se sirviesen
64 Gonzaacutelez Angulo sesioacuten del 13 de abril de 1824 en Juan Antonio Mateos Historia parlamentariahellip op cit vol ii p 128 65 Ibid p 127 Veacutease tambieacuten el discurso de Juan Cayetano Portugal sesioacuten del 14 de abril de 1824 en ibid vol ii p 140 Esa tensioacuten entre los elementos dictatoriales-centralizadores del directorio y el federalismo tambieacuten fue de-cisiva en el Riacuteo de la Plata entre 1815 y 1820 66 Veacutease el discurso de Carlos Mariacutea de Bustamante durante la sesioacuten del 24 de abril de 1824 en ibid vol ii pp 105 107 Otro ejemplo es el discurso de Florencio Martiacutenez en la sesioacuten del 14 de abril de 1824 en ibid vol ii p 141 67 Por ejemplo Joseacute Ignacio Espinosa en la sesioacuten del 20 de abril de 1824 asimismo veacutease la intervencioacuten del di-putado Alcocer sesioacuten del 20 de abril en ibid vol ii pp 166 177
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determinar el significado leal y verdadero de esa palabra porque si tienen por dictadura como parece deducirse de sus discursos una cosa que no lo es ni puede serlo y los que estamos por el dictamen entendemos por ella lo que siempre se ha entendido partiendo de tan diferente concepto hablaremos diacuteas enteros se embollaraacute mas y mas la cuestioacutenhellip68
Sin embargo el mismo dictamen de la comisioacuten que propuso la ley expresaba una conceptua-lizacioacuten moderna de la dictadura (aunque maacutes republicana y no necesariamente negativa) que considerando la gravedad de las circunstancias se
propondriacutea a Vuestra Soberaniacutea el nombramiento de un dictador que asumiese todos los pode-res auacuten tal vez propondriacutea el receso del congreso con el fin de dar a aquel funcionario la libertad necesaria en el ejercicio de su autoridad maacutes como ya existe un acta constitutiva que prescribe la separacioacuten de podereshellip la comisioacuten se ha limitado a tomar el temperamento que la combina-cioacuten de tantas circunstancias le permiten 1 Concentrando el gobierno y daacutendole las facultades necesarias para que pueda obrar con libertad energiacutea y celeridadhellip69
Otro ejemplo de esta conceptualizacioacuten de la dictadura aun entre los defensores del proyecto estaacute presente en el discurso de Florencio Martiacutenez ldquoYo guiado de la inteligencia comuacuten de esa palabra dictadura volvereacute aacute repetir porque ya lo han dicho otros sentildeores que no se trata en el proyecto de encomendar aacute un hombre todos los poderes que el legislativo y el judicial quedan en sus respectivas funcioneshelliprdquo70 Sabemos que la limitacioacuten fundamental del dictador romano era la imposibilidad de ejercer poderes legislativos con lo cual este entendimiento de la dicta-dura excede obviamente el significado claacutesico A pesar del intenso debate los diputados des-cartaron el proyecto En mayo se retomoacute brevemente la discusioacuten sobre la inclusioacuten de los poderes de emergencia en la constitucioacuten federal de 1824 Considerando el antecedente de la ley de tranquilidad puacuteblica no es de sorprender el rechazo liberal a la inclusioacuten de los poderes de emergencia
Para terminar nuevamente los escritos de Boliacutevar en torno a la uacuteltima dictadura surgen como un ejemplo paradigmaacutetico de la gran transformacioacuten conceptual a la que me he referido en este artiacuteculo y de la resignificacioacuten moderna del teacutermino En 1828 despueacutes del fracaso de la Convencioacuten Nacional de Gran Colombia Boliacutevar ldquoconfesabardquo a Peru de Lacroix71
Me encuentro dijo en una posicioacuten quizaacute uacutenica en la historia Magistrado superior de una Repuacuteblica que se regiacutea por una Constitucioacuten que no quieren los pueblos y han despedazado que la Convencioacuten ha anulado al declarar su reforma y dicha Convencioacuten se ha disuelto sin hacer dicha reforma y sin dar el nuevo coacutedigo con que debiacutea regirse la Nacioacuten Gobernar con la Constitucioacuten desacreditada lo rechazaraacuten los pueblos y entraraacuten las conmociones civiles dar yo mismo un Coacutedigo Provisional no tengo facultad para esto y al hacerlo me llamariacutean con razoacuten deacutespota gobernar sin constitucioacuten ninguna y seguacuten mi voluntad me acusariacutean tambieacuten
68 Diputado Florencio Martiacutenez sesioacuten del 14 de abril de 1824 en ibid apeacutendice vol ii p 14169 Sesioacuten del 12 de abril de 1824 en ibid apeacutendice vol ii p 10070 Diputado Florencio Martiacutenez sesioacuten del 14 de abril de 1824 en ibid apeacutendice vol ii p 141 71 L Peru de Lacroix Diario de Bucamaranga Vida puacuteblica y privada del Libertador Versioacuten sin mutilaciones Caracas Centauro 1987 [1828] p 195
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con justicia de haber establecido un Poder absoluto Declararme dictador no lo puedo no lo debo ni lo quiero hacer
Asambleas populares y juntas electorales elevaron peticiones para nombrar a Boliacutevar Dictador de Colombia A pesar de las reservas que se le atribuyen en este documento Boliacutevar aceptoacute y emitioacute un decreto organizando el nuevo gobierno dictatorial La dictadura teniacutea un Consejo de Ministros y un Consejo de Estado asiacute como una corte ad hoc Sin embargo el dictador teniacutea poderes ejecutivos y legislativos absolutos podiacutea emitir decretos y reglas de cualquier natura-leza y alterar derogar o reformar las leyes existentes Teniacutea el poder total para restablecer la seguridad interior y para proteger al Estado de ataques externos asiacute como de comandar a las Fuerzas Armadas establecer negociaciones diplomaacuteticas declarar la guerra y la paz y nombrar a todos los miembros del gobierno El dictador tambieacuten era el ldquoguardiaacutenrdquo de que los decretos y las reglas se cumpliesen y ejecutaran en todo el territorio72 El Decreto Orgaacutenico de la Dicta-dura de Boliacutevar indica el claro abandono del modelo romano y la expansioacuten del concepto de dictadura El mismo estableciacutea un nuevo reacutegimen poliacutetico y juriacutedico basado en la total abroga-cioacuten de la separacioacuten de poderes del constitucionalismo y como tal creoacute la primera dictadura moderna en Ameacuterica Latina
Por lo tanto y para concluir las revoluciones americanas constituyeron un espacio poliacute-tico para dos mutaciones conceptuales fundamentales en primer lugar el reemplazo del con-cepto de tiraniacutea por el de dictadura para referirse a formas poliacuteticas autoritarias y en segundo lugar la transformacioacuten del concepto de dictadura y el desplazamiento de su significado claacute-sico y virtuoso por una concepcioacuten moderna referida a un poder que carece de liacutemites consti-tucionales A partir de 1820 la dictadura ya era entendida como la concentracioacuten de un poder absoluto y por ende como la ausencia del Estado de derecho y de la separacioacuten de poderes y por ende teniacutea una connotacioacuten poliacutetica negativa al menos desde la oacuteptica liberal El uso y abuso de dicha institucioacuten en el marco de las revoluciones desde la dictadura perpetua de Fran-cia en el Paraguay hasta el Dieciocho Brumario de Agustiacuten de Iturbide en Meacutexico contribuye-ron al descreacutedito de la dictadura que incluso en su forma revolucionaria comenzoacute a adquirir una connotacioacuten negativa Asimismo considero que la acepcioacuten negativa que adquirioacute el teacuter-mino asociado a otros procesos histoacutericos y poliacuteticos (la formacioacuten del Estado la legitimacioacuten liberal y la influencia del modelo de los Estados Unidos) tuvo un efecto decisivo en la adop-cioacuten de los primeros presidencialismos en la regioacuten (lo cual coincide con este periacuteodo) como una forma poliacutetica que a diferencia de la dictadura podriacutea responder a las necesidades de centralizacioacuten poliacutetica cumpliendo con los requisitos de legitimacioacuten liberal La transforma-cioacuten conceptual de la dictadura no significoacute que los hispanoamericanos dejaran de recurrir a ella en momentos de crisis a traveacutes de la delegacioacuten de poderes al ejecutivo por parte del con-greso la legislacioacuten para casos de emergencia o situaciones dictatoriales de facto Lo impor-tante es recalcar que la dictadura se habiacutea convertido en un concepto poleacutemico y que los repre-sentantes que crearon los poderes ejecutivos constitucionales a partir de 1820 concretamente las presidencias republicanas-liberales buscaron claramente diferenciar el presidencialismo de la dictadura
72 Decreto Orgaacutenico de la Dictadura de Boliacutevar 1828
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Resumen Abstract
Del republicanismo claacutesico a la modernidad liberal La gran mutacioacuten conceptual de la dictadura en el contexto de las revolucioneshispanoamericanas (1810-1830)
El artiacuteculo estudia la historia conceptual de la dictadura en el contexto de las revoluciones hispanoamericanas Explora los desplazamientos y las transformaciones del concepto durante el periacuteodo que se extiende de 1810 a 1830 Se argumenta que junto a otras ldquorevoluciones democraacuteticasrdquo en particular la Revolucioacuten Francesa el contexto revolucionario hispanoamericano constituyoacute el espacio y el tiempo en el que la dictadura abandonoacute su significado republicano claacutesico para referirse a formas poliacuteticas autoritarias que eliminan los principios de la separacioacuten de poderes y de la proteccioacuten de derechos propia del constitucionalismo y con una tendencia hacia la permanencia es decir el significado moderno del concepto
Palabras clave dictadura revolucioacuten poderes extraordinarios tiraniacutea constitucionalismo
From classic Republicanism to liberal Modernity the great conceptual mutation of dictatorship in Spanish American revolutionary context (1810-1830)
The paper examines the conceptual history of dictatorship during the Spanish American revolutions It explores the semantic displacements and transformations of ldquodictatorshiprdquo during the period that spans from 1810 to 1830 It argues that along with other democratic revolutions (mainly the French Revolution) the Spanish American revolutionary context was the space and time in which dictatorship abandoned its classical republican meaning to become a concept that refers to authoritarian political forms which eliminate the principles of separation of powers and protection of rights of constitutionalism and with a tendency to permanence that is the modern liberal meaning of the concept
Key words dictatorship revolution extraordinary powers tyranny constitutionalism
Fecha de recepcioacuten del original 482012Fecha de aceptacioacuten del original 2142013
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 89-115
Universidad de la Repuacuteblica Uruguay
Gerardo Caetano
Filosofiacutea y poliacutetica en Uruguay Carlos Vaz Ferreira y la promocioacuten del ldquorepublicanismo liberalrdquo
[hellip] asegurar (por socializacioacuten o como fuera) a cada individuo esas necesidades gruesas pero como punto de partida para la libertad a la cual se dejariacutea todo el resto
Carlos Vaz Ferreira Sobre los problemas sociales 1922
1 Vaz Ferreira y los cruces entre filosofiacutea poliacutetica y ciudadaniacutea
Las muacuteltiples contribuciones de la filosofiacutea a la poliacutetica uruguaya han sido un tema por lo ge-neral muy poco transitado por la historia y por el resto de las ciencias sociales en el paiacutes1 Esta aseveracioacuten abarca en primer lugar el registro y la ponderacioacuten interpretativa de las influen-cias de la filosofiacutea universal en la praxis de algunos de los principales liacutederes de los partidos y de las organizaciones ciacutevicas maacutes relevantes de la historia uruguaya Pero asimismo involucra tambieacuten la escasa presencia de abordajes sobre la influencia de los propios filoacutesofos uruguayos y el peso en la poliacutetica nacional de sus disquisiciones maacutes especiacuteficas en el campo ciacutevico Esta ausencia relativa se vuelve maacutes interpelante en los contextos actuales en momentos en que distintos enfoques sobre los viacutenculos entre filosofiacutea y poliacutetica sobre historia de las ideas y sobre historia intelectual marcan la agenda acadeacutemica mundial y regional2
1 Seguramente quien maacutes y mejor exploroacute los viacutenculos entre la dinaacutemica de las ideas filosoacuteficas y el sistema poliacutetico uruguayo haya sido Arturo Ardao En Espiritualismo y positivismo Ardao conecta causalmente por ejemplo el proceso de modernizacioacuten y de pacificacioacuten de fines del siglo xix con el ascenso del positivismo Con Adolfo Garceacute retomando algunas de las hipoacutetesis de Ardao desarrolladas por el propio Garceacute en trabajos propios y en coautoriacutea con Gustavo de Armas hemos querido enfatizar en este punto en nuestro texto titulado ldquoIdeas poliacutetica y nacioacuten en el Uruguay del siglo xxrdquo en Oscar Teraacuten (coord) Ideas en el siglo Intelectuales y cultura en el siglo XX latinoameri-cano Buenos Aires osdeSiglo xxi 2004 pp 309-422 Se han tomado de alliacute algunos fragmentos como insumos para elaborar este texto 2 Los liacutemites de este artiacuteculo me impiden profundizar en torno a las referencias teoacutericas y metodoloacutegicas utilizadas para el abordaje de estos viacutenculos en mis trabajos de investigacioacuten Para ello invito a la lectura de algunas de mis publicaciones maacutes recientes Sin embargo se vuelve necesario sentildealar que este abordaje se inscribe en un contexto historiograacutefico maacutes amplio que en el Uruguay ha tenido y tiene algunos desarrollos importantes en los uacuteltimos antildeos En ese marco resulta necesario referir algunas publicaciones recientes Yamanduacute Acosta Pensamiento uruguayo Estudios latinoamericanos de historia de las ideas y filosofiacutea de la praacutectica Montevideo Nordan 2010 Liacutea Berisso y Horacio Bernardo Introduccioacuten al pensamiento uruguayo Montevideo Ediciones Cruz del Sur 2011 Raquel
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No resulta una excepcioacuten a esta situacioacuten la consideracioacuten de la obra de Carlos Vaz Fe-rreira quien junto a Joseacute Enrique Rodoacute fue no soacutelo uno de los grandes maestros de la decisiva generacioacuten del 900 sino tambieacuten uno de los pensadores nacionales maacutes influyentes a lo largo de la historia uruguaya De manera muy particular resulta imperativa la consideracioacuten del aporte de la Filosofiacutea y del espacio maacutes amplio del debate de ideas en la construccioacuten del ldquocampo cul-turalrdquo (o del ldquoambiente espiritualrdquo como lo llamara Carlos Real de Azuacutea) que ambientoacute y dio sustento a los modelos y praacutecticas ciudadanas matrizados en las primeras deacutecadas del siglo xx ese ldquolargordquo 900 que discurre entre 1890 y 1930 y que resultoacute tan determinante en la poliacutetica uruguaya durante los uacuteltimos cien antildeos En ese marco general el papel que jugaron la accioacuten y la obra de Carlos Vaz Ferreira adquiere una significacioacuten especialiacutesima
En maacutes de una oportunidad se lo ha identificado como uno de los ldquofiloacutesofos del primer batllismordquo Sin embargo en este artiacuteculo se trabajan algunas hipoacutetesis y perspectivas de anaacuteli-sis que perfilan esa descripcioacuten como incorrecta y parcial Maacutes allaacute de las afinidades y de al-gunos viacutenculos especiacuteficos que entrecruzaron la peripecia del filoacutesofo y los itinerarios poliacuteticos del primer batllismo entre 1900 y 1930 a los que nos referiremos en detalle maacutes adelante el influjo de Vaz Ferreira en este campo se orientoacute mucho maacutes en la perspectiva de contribuir a una moderacioacuten gradualista del impulso republicano de Joseacute Batlle y Ordoacutentildeez y de la fraccioacuten maacutes radical de su grupo poliacutetico que en el horizonte de la defensa filosoacutefica y la difusioacuten ge-neacuterica de sus proyectos e iniciativas maacutes representativas De ese modo la principal contribu-cioacuten de Vaz Ferreira en ese campo de cruces entre poliacutetica y filosofiacutea fue ndasha nuestro juiciondash aportar una metodologiacutea y una base conceptual para la siacutentesis de un pensamiento operativo con componentes combinados del republicanismo y del liberalismo ecuacioacuten que poco a poco se convertiriacutea en el nuacutecleo del modelo ciudadano prevaleciente en el Uruguay del siglo xx
Varios filoacutesofos uruguayos han focalizado su atencioacuten en problemaacuteticas afines a este punto desde los trabajos fundacionales de Arturo Ardao hasta visiones y anaacutelisis maacutes contem-poraacuteneos3 Ardao por ejemplo ubica a Vaz Ferreira junto a Rodoacute como uno de los represen-tantes maacutes emblemaacuteticos de la promocioacuten del liberalismo a principios del siglo xx En sus anaacutelisis sin embargo aunque sin alcanzar los grados de confrontacioacuten poliacutetica y personal que separariacutean marcadamente a Rodoacute y a Batlle4 Ardao desliza la idea central de que Vaz Ferreira defendioacute y practicoacute un ldquoracionalismo de cuntildeo liberalrdquo que tendioacute a distanciarlo de manera cautelosa pero firme de las propuestas maacutes radicales del reformismo batllista Su recelo frente a la militancia poliacutetica en los partidos sus definiciones agnoacutesticas lejanas de toda orientacioacuten irreligiosa o atea sus criacuteticas aceradas frente a lo que llamoacute ldquoliberalismo gruesordquo o ldquode com-
Garciacutea Bouzas La repuacuteblica solidaria Montevideo csic 2011 Gerardo Caetano Ciudadaniacutea republicanismo y liberalismo en Uruguay (1890-1933) vol i La repuacuteblica batllista Montevideo Banda Oriental 2011 Ruben Tani Pensamiento y utopiacutea en Uruguay Varela Rodoacute Figari Piria Vaz Ferreira y Ardao Montevideo Hum 2011 entre otros En esta produccioacuten reciente puede atisbarse a mi juicio un campo de investigacioacuten en desarrollo 3 En cuanto a los trabajos de Arturo Ardao entre los textos utilizados en este artiacuteculo merecen especial mencioacuten La filosofiacutea en el Uruguay en el siglo XX MeacutexicoBuenos Aires Fondo de Cultura Econoacutemica 1956 Racionalismo y liberalismo en el Uruguay Montevideo ur 1962 Espiritualismo y positivismo en el Uruguay 2ordf ed Montevideo ur 1968 Etapas de la inteligencia uruguaya Montevideo ur 1968 En cuanto a las visiones maacutes contemporaacuteneas sobre la obra del filoacutesofo deben destacarse los ensayos y las investigaciones recogidos en Miguel Andreoli (comp) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira Montevideo udelar-fhce 1996 asiacute como los capiacutetulos correspondientes de Yamanduacute Acosta en Pensamiento uruguayo op cit 4 A respecto veacutease Joseacute E Rodoacute Ariel Liberalismo y jacobinismo Montevideo Ministerio de Instruccioacuten Puacuteblica y Previsioacuten Social 1964 p 165 (vol 44 de la Biblioteca Artigas)
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baterdquo la firme coherencia doctrinaria de sus definiciones adversas a cualquier extremismo sin duda coadyuvaron a alejarlo de las pretensiones maacutes radicales y republicanas del batllismo5
iquestPero coacutemo ubicar con precisioacuten a Carlos Vaz Ferreira en la contienda entre las dos grandes ldquofamilias ideoloacutegicasrdquo del 900 uruguayo los ldquoliberales individualistasrdquo y los ldquorepu-blicanos solidaristasrdquo En verdad creemos que no resulta tan sencilla su caracterizacioacuten en este plano Desde una perspectiva de filosofiacutea poliacutetica y de concepciones de ciudadaniacutea era maacutes republicano que liberal portaba un enorme compromiso con la polis con el servicio puacuteblico y con la nocioacuten de bien comuacuten con la obsesioacuten por la ensentildeanza como el gran camino de progreso todo lo cual ocupoacute un lugar demasiado importante en su vida Es cierto que como se veraacute en detalle maacutes adelante no teniacutea pasioacuten por los partidos y concebiacutea su rol ciacutevico mucho maacutes desde el papel del francotirador individual que en el de militante partidizado Era un moderado con fobia por cualquier extremismo que defendiacutea un talante transaccional como guiacutea de accioacuten y pensamiento frente a los principales asuntos de la agenda ciudadana Si bien esos rasgos lo distanciaban claramente del radicalismo batllista tampoco lo haciacutean cobijarse en las filas del liberalismo individualista claacutesico y mucho menos en perspectivas de un ldquoliberalismo conservadorrdquo Hombre de puentes y de puntos medios difiacutecil de clasificar a nuestro juicio ndashy es la hipoacutetesis central de este textondash fue el filoacutesofo principal de la siacutentesis del ldquorepublicanismo liberalrdquo 6
En un trabajo maacutes reciente Yamanduacute Acosta orienta su foco analiacutetico al estudio de la conver-gencia ndashrelativa pero claramente identificable para el autorndash de tres figuras como Vaz Ferreira Domingo Arena y Emilio Frugoni en la configuracioacuten durante ese ldquolargordquo 900 de ldquouna nueva eticidad paradigmaacutetica constructora y expresiva de una singular hegemoniacutea socialrdquo A juicio de este autor esta seriacutea reflejo de un ldquohiacutebrido ideoloacutegico-poliacuteticordquo que entre otras cosas se proyec-tariacutea en la articulacioacuten de la ldquodireccioacuten moral e intelectual de la sociedadrdquo uruguaya de la eacutepoca con el ldquonuevo paradigma ideoloacutegico hegemoacutenico batllistardquo7 Aunque Acosta expresa con clari-dad ldquola dificultad de establecer una siacutentesis que pudiera incluir integralmenterdquo las posiciones de las tres figuras aludidas defiende sin embargo la idea de que sus respectivos pensamientos tienden a converger de todos modos en ldquouna eticidad posibilitadora de la hegemoniacutea batllistardquo8 En el caso particular de Vaz Ferreira Acosta define su aporte a este campo cultural e intelectual como el de una ldquoeacutetica miacutenima para la foacutermula del consenso socialrdquo construida tanto desde sus obras filosoacuteficas como desde su especial protagonismo en el disentildeo y la conduccioacuten de las po-liacuteticas educativas de la eacutepoca A partir de un ldquofilosofarrdquo del ldquorazonabilismordquo como desde un
5 Veacutease Arturo Ardao Racionalismo y liberalismo en el Uruguay op cit pp 389 y ss 6 A propoacutesito de esta siacutentesis del ldquorepublicanismo liberalrdquo existe una muy profusa bibliografiacutea que el autor ha debido examinar con minuciosidad para sus investigaciones En ese sentido cabe referir especialmente la referencia de au-tores como Philip Pettit Maurizio Viroli Quentin Skinner J A Pocock Cass R Sustein Jean Spitz Andreacutes de Francisco Hannah Pitkin Pierre Rosanvallon Gordon Word Anne Philips Antoni Domeacutenech Paolo Flores Mariacutea Joseacute Villaverde entre muchos otros Su simple resentildea excede los liacutemites de este texto A propoacutesito de algunos deba-tes sobre el ldquorevivalrdquo republicano y sus impactos en la regioacuten veacutease Israel Arroyo ldquoLa Repuacuteblica imaginadardquo en Joseacute Antonio Aguilar y Rafael Rojas El republicanismo en Hispanoameacuterica Ensayos de historia intelectual y poliacute-tica Meacutexico cideFondo de Cultura Econoacutemica 2002 pp 115 y ss o Eliacuteas Palti ldquoLas poleacutemicas en el liberalismo argentino Sobre virtud republicanismo y lenguajerdquo en Joseacute Antonio Aguilar y Rafael Rojas El republicanismo en Hispanoameacuterica op cit entre otros 7 Yamanduacute Acosta Pensamiento uruguayo op cit pp 59 y ss 8 Ibid
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ldquoreformismo [hellip] minimalista y gradual en lugar de maximalista y de choquerdquo Vaz Ferreira aportariacutea a ese campo una eacutetica intelectual y una metodologiacutea de pensamiento9
Aunque con algunos matices y diferencias en el abordaje de este asunto es tambieacuten con relacioacuten a esta problemaacutetica marco en la que queremos proyectar el anaacutelisis de la particular contribucioacuten de Vaz Ferreira en la configuracioacuten ndasha nuestro juicio conflictiva y fuertemente negociadandash de la matriz predominante de la ciudadaniacutea uruguaya en el periacuteodo considerado Desde una postura reformista de tono negociador moderado y gradualista con un fuerte eacutenfa-sis en una filosofiacutea praacutectica que buscaba integrar posiciones diversas y hasta contrapuestas desde el relieve dado al cimiento moral de todo civismo el pensamiento y la ldquometodologiacutea del bien pensarrdquo de Vaz Ferreira se perfilan como el soporte filosoacutefico de la construccioacuten negociada del modelo de ciudadaniacutea predominante en el Uruguay de las primeras deacutecadas del siglo xx De ese modo maacutes que ldquofiloacutesofo del primer batllismordquo Vaz Ferreira fue en cambio uno de los gran-des ldquomediadoresrdquo en la construccioacuten de la matriz perdurable del ldquorepublicanismo liberalrdquo pro-ducto no de una hegemoniacutea sino de una compleja negociacioacuten ideoloacutegica que sin duda tuvo sus cimientos correspondientes en ese campo cultural e intelectual antes aludido
Desde la consideracioacuten de la debilidad tradicional de este tipo de abordaje que se focaliza en las relaciones entre filosofiacutea y poliacutetica en este artiacuteculo se proponen pistas para una reflexioacuten abierta en torno a la interpelacioacuten de la hipoacutetesis antes sentildealada referida al cruce entre su obra y ese proceso tan decisivo para la cultura poliacutetica uruguaya En esa direccioacuten el anaacutelisis que sigue en este texto enfatiza en torno a algunos ejes de reflexioacuten especiacuteficos a) el sentildealamiento de las dimensiones que podriacutean considerarse maacutes poliacuteticas en la biografiacutea de Vaz Ferreira con atencioacuten especial sobre su obra y sus viacutenculos durante el periacuteodo de actuacioacuten del primer batllismo b) su peculiar protagonismo en la experiencia de la ldquoCoalicioacuten liberal-socialistardquo de 1910 en tanto so-porte de una manera distintiva de pensar y actuar en poliacutetica c) la identificacioacuten del magisterio novecentista de Rodoacute y de Vaz Ferreira como promotores de una siacutentesis posible entre positivismo y espiritualismo y como expresioacuten del arraigo del valor ciacutevico de la tolerancia pilares de un ima-ginario filosoacutefico que tendriacutea un peso relevante en el discurso y en la praxis de la dirigencia poliacute-tica durante por lo menos la primera mitad del siglo xx d) la consideracioacuten de algunos aportes especiacuteficos en los terrenos de la educacioacuten y del debate sobre la moral puacuteblica en tanto vectores decisivos de la construccioacuten de valores y praacutecticas ciacutevicas y e) el sentildealamiento de algunos aspec-tos centrales de su obra filosoacutefica en particular aquellos maacutes orientados al anaacutelisis de algunos de los problemas sociales de su eacutepoca y al eacutenfasis en los principios morales de proyeccioacuten ciudadana como cimientos principales de ese claacutesico ldquorepublicanismo liberalrdquo uruguayo antes referido
2 Las ideas matrices de la experiencia de la ldquoCoalicioacuten liberal-socialistardquo de 1910
Interesa en principio destacar algunos contornos especiales de la vida de Carlos Vaz Ferreira a tiacutetulo de contexto general y baacutesico para el abordaje sentildealado Nacido en 1872 y fallecido en 1958 en un periplo que va desde la ldquopaz de abrilrdquo y los inicios de la poliacutetica de coparticipacioacuten10 hasta los comienzos de la crisis estructural y su traduccioacuten poliacutetica con la victoria nacionalista en las
9 Yamanduacute Acosta Pensamiento uruguayo op cit pp 59 y ss 10 La llamada ldquopaz de abrilrdquo de 1872 alude al pacto poliacutetico que puso fin a la ldquorevolucioacuten de las lanzasrdquo liderada por el caudillo blanco Timoteo Aparicio En las bases de este acuerdo entre los insurrectos blancos y el gobierno colo-
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uacuteltimas elecciones nacionales de los antildeos cincuenta11 la vida y la obra de Vaz Ferreira cruzan en verdad un extenso periacuteodo de la historia poliacutetica nacional Como veremos hacia 1910 su actividad ciacutevica que hasta el momento se habiacutea desarrollado en el aacutembito acadeacutemico y como dirigente de la ensentildeanza puacuteblica estuvo tentada por la posibilidad de alguacuten tipo de militancia partidaria y de ciertas expectativas sobre una eventual eleccioacuten como parlamentario Sin embargo muy raacutepi-damente sus preferencias sobre este particular se inclinaron con claridad hacia el rol de ldquolibre pensadorrdquo o ldquofranco tiradorrdquo condiciones que sin duda le resultaban mucho maacutes atractivas
En verdad no sentiacutea la poliacutetica partidaria como un escenario que le resultara afiacuten o en el que pudiera desplegar la mejor versioacuten de lo que entendiacutea como su sentido del ldquodeber ciacutevicordquo Esa distancia respecto de la poliacutetica de los partidos terminoacute favoreciendo la proyeccioacuten de su imagen puacuteblica y el peso de su influencia sin que su nombre quedara partidarizado en un paiacutes que ya se perfilaba como ldquopartidocraacuteticordquo12 Su longevidad le permitioacute ademaacutes atravesar buena parte de la construccioacuten del Uruguay moderno del que terminoacute siendo a la vez uno de sus fun-dadores y uno de sus siacutembolos maacutes emblemaacuteticos Como bien ha sentildealado Juan Floacute identifi-cando precisamente esa proyeccioacuten colectiva y nacional de su praxis que trascendioacute banderiacuteas partidarias e ideoloacutegicas ldquosu huella o por lo menos su congenialidad con el clima ideoloacutegico predominante en el Uruguay a lo largo de este siglo [xx] debe rastrearse maacutes allaacute del ciacuterculo de los filoacutesofos No es antojadizo creer que cierto tono caracteriacutestico de la sociedad uruguaya es congruente con su pensamiento por lo menos con lo que este tiene de cauteloso y transaccionalrdquo13
Sin embargo a comienzos del siglo xx su figura aparece vinculada a la comparecencia electoral de un movimiento ldquoliberalrdquo organizado y militante que por entonces se proyectaba hacia la constitucioacuten de un ldquoPartido Liberal Radicalrdquo en procura de una coalicioacuten con otros grupos ldquono tradicionalesrdquo para la conformacioacuten de una terceriacutea de perfil maacutes ideoloacutegico Como ha estudiado Ardao14 Vaz Ferreira fue uno de los protagonistas ndashaunque como veremos no uno de los liacutederesndash de la singular experiencia de la ldquoCoalicioacuten liberal-socialistardquo que comparecioacute en los comicios de diciembre de 1910 En aquella oportunidad la abstencioacuten electoral decidida por el Partido Nacio-nal creoacute la posibilidad cierta para que figuras de nuevos partidos y de ciacuterculos ciacutevicos emergentes llegaran a disputar y a ganar bancas parlamentarias por la minoriacutea en las elecciones de ese antildeo
Tras un intento revolucionario raacutepidamente abortado y la subsiguiente declaracioacuten de una actitud abstencionista por parte del Partido Nacional el Partido Colorado (hegemonizado por un batllismo todaviacutea cohesionado y sin escisiones) adoptoacute la estrategia denominada de ldquolas integracionesrdquo invitando a incorporarse a sus listas a ldquopersonas ajenas a la poliacutetica militanterdquo a los efectos de darles mayor legitimidad a unos comicios en los que a priori teniacutea todas las
rado presidido por Tomaacutes Gomensoro se da inicio a la ldquopoliacutetica de participacioacutenrdquo entre los principales partidos a traveacutes del reparto de jefaturas departamentales 11 En noviembre de 1958 y luego de casi un siglo de triunfos colorados el Partido Nacional logroacute una victoria elec-toral muy contundente sobre su tradicional adversario lo que le permitioacute ostentar la mayoriacutea en el Concejo Nacional de Gobierno entre 1959 y 1963 hegemoniacutea prolongada luego otros cuatro antildeos tras las elecciones nacionales de noviembre de 1962 A partir de marzo de 1967 el Partido Colorado retomariacutea el control del gobierno con un formato presidencialista tras la reforma constitucional plebiscitada favorablemente en 196612 Veacutease Caetano Rilla-Peacuterez ldquoLa partidocracia uruguaya Historia y teoriacutea de la centralidad de los partidos poliacuteti-cosrdquo en Cuadernos del CLAEH nordm 44 19874 pp 37-6213 Veacutease Juan Floacute ldquoCarlos Vaz Ferreirardquo en Alberto Oreggioni (comp) Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya Montevideo Banda Oriental 2001 vol ii L-Z p 292 14 Veacutease Arturo Ardao Racionalismo y liberalismo en el Uruguay op cit pp 371 y ss (cap xvi ldquoEl liberalismo a principios del siglo xxrdquo)
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mayoriacuteas aseguradas En esa ocasioacuten Vaz Ferreira fue invitado formalmente ndashjunto a otras once personalidades ldquoindependientesrdquondash15 a participar en las listas del partido gobernante para de ese modo llegar a ocupar escantildeos parlamentarios y jugar un rol fiscalizador del gobierno invitacioacuten que finalmente no aceptoacute
En el caso especiacutefico de Vaz Ferreira declinoacute el ofrecimiento a traveacutes de una carta fe-chada el 6 de diciembre de 1910 y publicada al diacutea siguiente por El Diacutea En su misiva el filoacute-sofo aunque advertiacutea que le hubiera resultado ldquoen extremo doloroso abandonar (su) caacutetedra de Filosofiacutea y (su) cargo en la Instruccioacuten Primariardquo sentildealaba tambieacuten que le desagradaba ldquosiem-pre aparecer como eludiendo responsabilidades o resistiendo a la obligacioacuten de servir los pues-tos puacuteblicosrdquo Sin embargo a pesar de reconocer ldquolas condiciones de absoluta independencia que se (le) ofreciacuteanrdquo para su actuacioacuten parlamentaria Vaz Ferreira se inclinaba finalmente por no aceptar el ofrecimiento ante su conviccioacuten de que en aquellas circunstancias su accioacuten en la poliacutetica partidaria no alcanzariacutea el ldquobien eventualrdquo que ldquoaunque en modesto grado realizo ciertamente en mi situacioacuten actualrdquo16 17
El perioacutedico batllista editorializoacute al diacutea siguiente a propoacutesito de la negativa de estas figuras independientes a aceptar integrar las listas coloradas a traveacutes de un artiacuteculo titulado ldquoUna actitud lamentablerdquo En ese editorial El Diacutea se lamentaba de no poder contar con el concurso de ldquoese nuacutecleo de inteligencias preparadas para la accioacuten parlamentariardquo al tiempo que juzgaba como injustificables los argumentos esgrimidos para rehusar ldquolas responsabilidades de una oportuni-dad propiciardquo en especial la nocioacuten de que se podiacutea servir mejor a los intereses puacuteblicos ldquoen el retiro esteacuteril de ambientes sustraiacutedos al braceo de los sucesosrdquo18 No todos los ofrecimientos del batllismo en aquella ocasioacuten teniacutean los mismos objetivos las invitaciones dirigidas a Joseacute P Ra-miacuterez o a Joseacute Irureta Goyena resultaban bien distintas de las que se le haciacutean a Eduardo Acevedo o a Carlos Vaz Ferreira En el caso de este uacuteltimo la juventud del posible candidato y sus antece-dentes de afinidades con el oficialismo indicaban con seguridad la buacutesqueda de una convergencia maacutes profunda y de maacutes largo aliento que por cierto siacute se concretoacute en el caso de Acevedo
Luego de declinar la oferta batllista Vaz Ferreira terminoacute finalmente acompantildeando a Pe-dro Diacuteaz y a Emilio Frugoni en la conformacioacuten de la ldquocoalicioacuten liberal-socialistardquo que pre-sentoacute sus propias listas en los comicios por Montevideo del domingo 18 de diciembre de 1910 en que obtuvo dos bancas Vaz Ferreira ocupoacute el tercer lugar en las candidaturas por lo que no accedioacute al Parlamento19 En verdad ni siquiera en esa ocasioacuten especial la uacutenica en la que for-
15 Las doce personalidades ldquoindependientesrdquo a las que el batllismo ofrecioacute integrar sus listas tras la declaracioacuten de abstencionismo por parte del Partido Nacional fueron Joseacute P Ramiacuterez Eduardo Brito del Pino Carlos Mariacutea de Pena Joseacute Irureta Goyena (quienes declinaron de inmediato la propuesta) Gonzalo Ramiacuterez Pablo de Mariacutea Eduardo Acevedo Joseacute A de Feritas Eliacuteas Regules Serapio del Castillo Luis Supervielle y Carlos Vaz Ferreira (quienes de acuerdo a la versioacuten de los batllistas primero se mostraron favorables a la aceptacioacuten para luego desistir)16 El Diacutea Montevideo 7 de diciembre de 1910 p 4 ldquoLas integraciones Nota del doctor Vaz Ferreirardquo La carta era dirigida a los doctores Antonio Mariacutea Rodriacuteguez y Juan Blengio Rocca quienes le habiacutean cursado la invitacioacuten en nombre del Comiteacute Ejecutivo Nacional del Partido Colorado 17 En la misma carta Vaz Ferreira sentildealaba que ldquoen cuanto al discernimiento de las graves responsabilidades que se-guacuten mi juicio tienen las dos partes en el estado de cosas presentes ndashhasta donde pueden ser responsables los hombres dentro de las maacutequinas cerradas de nuestros dos partidos actualesndash no creo que conduzca a nada praacutectico o patrioacutetico hacerlordquo exceptuando sin embargo ldquola guerra civilrdquo que le mereciacutea ldquola condenacioacuten maacutes severardquo Veacutease ibid 18 ldquoUna actitud lamentablerdquo El Diacutea Montevideo 8 de diciembre de 1910 p 3 19 En las listas de esta ldquocoalicioacuten liberal-socialistardquo apareciacutean otras figuras destacadas como G Moratorio Palome-que Juan Ameacuterico Beisso Solano A Riestra Alfredo Navarro Alfredo Vidal y Puentes Ovidio Fernaacutendez Riacuteos (entre los candidatos titulares) Edmundo Bianchi Orestes Baroffio Juan P Fabini Blas S Genovese Hipoacutelito
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malmente fue candidato Vaz Ferreira demostroacute mucho entusiasmo por la actividad militante en los partidos no firmoacute el manifiesto de los liberales para llamar a votar por la coalicioacuten20 por lo que aparecioacute en la prensa de la eacutepoca y tampoco participoacute en ninguna de las comisiones de movilizacioacuten electoral ni habloacute en los actos de campantildea21 su accioacuten se limitoacute a aceptar ser can-didato por la novel agrupacioacuten en un lugar destacado De todos modos de manera indirecta la figura de Carlos Vaz Ferreira quedaba vinculada a los oriacutegenes del socialismo uruguayo22
Aunque no cabe duda de que Vaz Ferreira se sintioacute obligado a comparecer ante estos di-lemas de la coyuntura de 1910 su vocacioacuten intelectual y su manera de concebir el compromiso ciacutevico no dejaron de marcar su distancia respecto de la militancia en los partidos Pese a las ldquotentacionesrdquo y a las oportunidades que se le ofrecieron muy tempranamente su preferencia en el terreno ciacutevico se orientoacute a posicionarse como un ldquofranco tirador poliacuteticordquo que actuaba por fuera de los partidos Ya en 1910 cuando todaviacutea protagonizaba los escarceos poliacuteticos de los que hemos dado cuenta en su obra Loacutegica viva planteaba los perfiles del dilema en teacuterminos que pareciacutean anticipar su clara opcioacuten futura
La cuestioacuten de si un ciudadano debe o no ingresar en los partidos poliacuteticos es una cuestioacuten norma-tiva como las demaacutes muy frecuentemente mal tratada [hellip] Ingresar a los partidos poliacuteticos tiene la ventaja de facilitar de hacer maacutes intensa la accioacuten poliacutetica ofrecer maacutes ocasiones de prestar servicios al paiacutes en la generalidad de los casos y los inconvenientes de la supresioacuten de parte de la libertad personal de la libertad de criterio y de accioacuten en la subordinacioacuten aunque sea relativa a autoridades y criterios ajenos En cuanto a la actuacioacuten del franco tirador poliacutetico que procura o no rehuacuteye intervenir en la cosa puacuteblica desde luego y por lo menos con su voto y con su propa-ganda y tambieacuten con la accioacuten en cuanto le sea posible pero fuera de los partidos tiene ventajas desde el punto de vista de la mayor libertad de la mayor posibilidad de aplicar la actividad la capacidad electoral etc a la causa que en un momento dado (le) parezca mejor e inconvenien-tes sobre todo visibles cuando pensamos en la generalizacioacuten de esa actitud y que resultan de la mayor dificultad para unificar esfuerzos y tendencias para contribuir a acciones colectivas23
Maacutes allaacute de que el batllismo no logroacute atraerlo a sus filas en aquellos momentos decisivos en los umbrales de la segunda presidencia de Batlle y Ordoacutentildeez y con un Vaz Ferreira que auacuten pareciacutea especular sobre las posibilidades de su accioacuten como poliacutetico y como legislador su cercaniacutea con aquel batllismo del 900 era innegable como lo demuestran las importantes res-ponsabilidades que se le dieron en aquellos antildeos en el campo de la conduccioacuten de la poliacutetica
Coirolo Francisco Ghigliani Arturo P Visca (entre los suplentes) Celestino Mibelli Edmundo Narancio (entre los postulantes a la Junta Econoacutemica Administrativa) y Adolfo Vaacutezquez Goacutemez o Joseacute Tarino (a la Junta Electoral) entre otros Los destinos poliacuteticos futuros de muchas de estas figuras seriacutean bien disiacutemiles Veacutease ldquoLa coalicioacuten libe-ral socialista La reunioacuten de anocherdquo El Diacutea Montevideo 14 de diciembre de 1910 p 5 20 Veacutease ldquoFrente al comicio La coalicioacuten liberal A los liberalesrdquo El Diacutea Montevideo 9 de diciembre de 1910 p 4 Siacute aparecieron como firmantes las principales figuras del movimiento que luego apareceriacutean como candidatos (enca-bezados por Pedro Diacuteaz) con el agregado de otras figuras de relieve como Luis Meliaacuten Lafinur Ramoacuten P Diacuteaz Joseacute G Antuntildea entre otros 21 Asiacute surge de la compulsa de la prensa consultada 22 Fue amigo personal de Emilio Frugoni fundador y liacuteder histoacuterico del socialismo uruguayo Lo votoacute casi siempre ndashcomo eacutel mismo se encargoacute de confesarndash a pesar de que nunca llegoacute a afiliarse a dicho partido y a que mantuvo varias discrepancias con sus postulados 23 Carlos Vaz Ferreira Loacutegica viva (Adaptacioacuten praacutectica y didaacutectica) 2ordf ed Buenos Aires Losada 1952 p 76
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educativa En este sentido debe anotarse que ocupoacute cargos relevantes entre las maacuteximas auto-ridades de la ensentildeanza puacuteblica durante gobiernos colorados y en especial batllistas Fue miembro del ldquoConsejo Directivo de Instruccioacuten Primariardquo entre 1900 y 1915 nada menos que de manera parcialmente contemporaacutenea a las dos presidencias ocupadas por Batlle y Ordoacutentildeez En 1913 durante la segunda presidencia de Batlle y con mayoriacutea batllista en ambas caacutemaras se creoacute por ley especial la ldquoCaacutetedra Libre de Conferenciasrdquo de la Universidad de la Repuacuteblica que ocupariacutea durante deacutecadas Tambieacuten durante esas tres primeras deacutecadas del siglo xx fue decano de Preparatorios de la Universidad (1904-1906) y rector de la misma entre 1929 y 1930 en el primero de los tres periacuteodos en que ocupariacutea la maacutexima jerarquiacutea universitaria24 Como una nueva confirmacioacuten de estas cercaniacuteas ldquono militantesrdquo cultivoacute amistad con conno-tados liacutederes del batllismo en la eacutepoca Domingo Arena el legendario dirigente batllista y amigo personal de Batlle y Ordoacutentildeez lo trata en su libro Divorcio y matrimonio publicado en 1912 cuando se discutiacutea en el Parlamento el proyecto de ley sobre divorcio por la sola volun-tad de uno de los coacutenyuges como ldquomi compantildeero [hellip] el filoacutesofo como yo lo llamo el cerebro maacutes robusto de mi generacioacutenrdquo25
Sin embargo como ya se ha adelantado existiacutean tambieacuten varios motivos para suponer que su cercaniacutea a las filas del batllismo teniacutea sus liacutemites y que los mismos se asentaban en di-ferencias de caraacutecter ideoloacutegico Su talante ideoloacutegico se fundaba en un ldquofilosofarrdquo ldquominima-listardquo desde el que no podiacutea sino recelar de los aprestos radicales y ldquoavancistasrdquo del batllismo Desde su elogio al ldquoquijotismo sin ilusioacutenrdquo26 desde su ldquoutopiacutea de la no oposicioacutenrdquo (como ha sintetizado de manera por demaacutes graacutefica Juan Floacute)27 Vaz Ferreira no sintonizaba mucho con el radicalismo reformista de Batlle y Ordoacutentildeez de manera especial con el nuacutecleo republicano maacutes radical de su proyecto poliacutetico Aunque podiacutea compartir la nocioacuten de la relevancia central de los valores y las virtudes puacuteblicas de la educacioacuten como motor del civismo ciudadano o la idea de la centralidad del ldquogobierno de las leyesrdquo su visioacuten sobre el espacio de la poliacutetica era mucho maacutes esceacuteptica lo mismo que su confianza en la productividad de las instancias participativas o su visioacuten sobre el rol activo del Estado en la vida social y econoacutemica En su parte ldquoliberalrdquo desconfiaba tambieacuten de la prevalencia de lo puacuteblico sobre lo privado y era mucho maacutes celoso en relacioacuten con los alcances de las libertades individuales Su meacutetodo filosoacutefico tan proclive a ldquola conciliacioacuten relativa en las doctrinasrdquo28 no coincidiacutea con el ldquoinquietismordquo y con el ldquoelogio al conflictordquo o la lucha ideoloacutegica frontal a los que eran tan afectos Batlle y Ordoacutentildeez y muchos de sus allegados maacutes cercanos Hasta su visioacuten del laicismo y de las religiones era bien dife-
24 Aunque corresponde a otro momento histoacuterico debe tambieacuten recordarse que en 1946 el gobierno colorado y batllista de la eacutepoca concretoacute por ley su iniciativa de creacioacuten de la Facultad de Humanidades y Ciencias 25 Veacutease Domingo Arena Divorcio y matrimonio Montevideo O M Bertani 1912 pp 100 y ss26 En un apartado de Fermentario titulado ldquoLeyendo a Unamunordquo Vaz Ferreira sentildeala ldquoUnamuno que exalta el quijotismo y desprecia la razoacuten no comprendioacute el supremo quijotismo de la razoacuten El quijotismo sin ilusioacuten es el maacutes heroico de todos Investigar y explicar sin teacutermino ni aun esperado comprender para comprender maacutes sabiendo que cada comprensioacuten hace pulular maacutes incomprensiones sabieacutendolo de antemano sin ilusioacuten [hellip] y darse a eso go-zando y sufriendo es el quijotismo supremordquo Veacutease Carlos Vaz Ferreira Fermentario Montevideo Ministerio de Relaciones ExterioresUniversidad del Trabajo del Uruguay 2005 p 182 27 Juan Floacute ldquoLa esteacutetica ausente (Notas sobre las ideas de Vaz Ferreira a propoacutesito del arte)rdquo en Miguel Andreoli (comp) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira op cit p 216 28 Carlos Vaz Ferreira Sobre la propiedad de la tierra Montevideo Caacutemara de Representantes 1957 p 327 La primera edicioacuten de esta obra es de 1918 y estaacute basada en las versiones taquigraacuteficas de unas conferencias de Vaz Ferreira de 1914 en plena segunda presidencia de Batlle
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rente ldquoEl heacuteroe moral vazferreiriano ndashcomo bien ha sentildealado Miguel Andreolindash no es el gran reformador sino aquel que siente intensamente la multiplicidad de los idealesrdquo29
3 La siacutentesis filosoacutefica en el ldquoambiente espiritualrdquo del 90030
Desde su presentacioacuten reiterada como ldquohumanistardquo y ldquofiloacutesofo moralistardquo en su profusa labor en la ensentildeanza en sus distintos niveles (profesor catedraacutetico maestro de conferencias director fundador y luego decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias rector de la Universidad en tres periacuteodos durante los tramos 1929-1930 1935-1938 y 1938-1943) en su rol preferido de observador participante antes que militante en su intervencioacuten influyente en el traacutemite legis-lativo de leyes decisivas o en su firme contestacioacuten a la ilegalidad del golpe de Estado presidido por Gabriel Terra en 1933 tambieacuten a traveacutes de su participacioacuten frecuente en manifiestos y actos ciacutevicos de alcance nacional e internacional su figura se volveriacutea siacutembolo de independencia de criterio y de una filosofiacutea de la siacutentesis y del equilibrio Todo ello terminoacute por profundizar la influencia propiamente poliacutetica de su pensamiento en una sociedad en la que la nocioacuten de identidad nacional se confundiacutea con el ejercicio concreto de la ciudadaniacutea y en la que todaviacutea a menudo se expandiacutea una proclividad filosofante en la controversia de los asuntos puacuteblicos
Debe acotarse sin embargo que como maacutes de una vez se ha dicho la originalidad y la rigurosidad de su reflexioacuten maacutes propiamente filosoacutefica contrasta con ciertas debilidades de su pensamiento focalizado en el anaacutelisis social31 De todos modos sobre este uacuteltimo particular tambieacuten pueden encontrarse algunos postulados y especulaciones que generaron influencias perdurables Tributario de la obra de algunos de los principales filoacutesofos de su tiempo (Spen-cer Stuart Mill James Bergson entre otros) su obra no cayoacute sin embargo en el ldquoatajo de la copiardquo o en la simple reiteracioacuten adaptativa Supo cotejar claves filosoacuteficas diversas sin espiacuteritu de escuela articularlas en siacutentesis apropiadas y aplicarlas con perspicacia y sentido transaccio-nal sobre algunos de los asuntos maacutes relevantes de la agenda nacional e internacional de su tiempo el divorcio el feminismo emergente la articulacioacuten e interpelacioacuten entre libertad e igualdad la conexioacuten de los que a su juicio eran los mejores aportes del liberalismo y del so-cialismo la propiedad de la tierra los impuestos la moral ciudadana las relaciones entre inte-lectuales y poliacutetica entre otros muchos Ese ejercicio sistemaacutetico de una reflexioacuten filosoacutefica aplicada a la realidad social lo proyectoacute como un actor destacado y escuchado en los debates puacuteblicos aumentoacute la persuasividad de sus argumentos ante la dirigencia poliacutetica en general y lo hizo un importante ldquoconstructor de opinioacutenrdquo desde su condicioacuten de ldquomaestro de la prosa filosoacuteficardquo (como lo calificariacutea Pedro Henriacutequez Urentildea) y de conferencista solicitado
Vaz Ferreira supo construir ya en aquellas primeras deacutecadas del siglo xx una aureola de opinioacuten generosa abierta sin seguidismos con el objetivo maacutes focalizado en ldquoayudar a pen-
29 Miguel Andreoli ldquoLa moral en Vaz Ferreira pluralismo interioridad y desdichardquo en Miguel Andreoli (comp) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira op cit p 194 30 En esta parte del texto se recogen varias hipoacutetesis trabajadas por Adolfo Garceacute y el autor en su texto ldquoIdeas poliacutetica y nacioacuten en el Uruguay del siglo xxrdquo en Oscar Teraacuten (coord) Ideas en el siglo op cit pp 310 y ss 31 Durante el periacuteodo considerado las publicaciones (en la mayoriacutea de los casos se trata de recopilaciones de confe-rencias) de Vaz Ferreira maacutes focalizadas en lo social fueron Sobre la propiedad de la tierra (1910) Sobre los pro-blemas sociales (1922) y Sobre el feminismo (1933)
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sarrdquo que en ldquoconvencer en un sentido determinadordquo Fue asiacute que tanto a traveacutes de sus ceacutelebres conferencias como de sus ldquolibros habladosrdquo el propio Vaz Ferreira pudo encarnar en su praxis puacuteblica su propia ldquomoral para intelectualesrdquo32 lo que sin duda aumentoacute y calificoacute su audiencia entre los poliacuteticos uruguayos
Con una atencioacuten focalizada en un amplio espectro de intereses (desde la filosofiacutea hasta la muacutesica pasando por la pedagogiacutea la psicologiacutea la sociologiacutea o la criacutetica artiacutestica)33 porta-dor de un espiacuteritu analiacutetico orientado a fundar relatos morales y eacuteticos el estilo intelectual de Vaz Ferreira tuvo mucho que ver con su eacutexito puacuteblico ya apreciable en esta eacutepoca En ese sentido ya por entonces comenzoacute a ser visto como un auteacutentico ldquofiloacutesofo poliacuteticordquo de la de-mocracia uruguaya en construccioacuten Precisamente su labor filosoacutefica fundamental se extende-riacutea durante un periacuteodo suficientemente extenso y decisivo (desde el 900 y los albores del ldquoprimer batllismordquo hasta la crisis estructural de la deacutecada de 1950 y el triunfo nacionalista casualmente acontecido en 1958 el antildeo de su muerte) Tal vez si hubiera tenido una mayor empatiacutea con las visiones histoacutericas34 Vaz Ferreira podriacutea haber desarrollado una conciencia mayor acerca de la perdurabilidad de la influencia propiamente poliacutetica y hasta social de su pensamiento y de su accioacuten
En primer teacutermino Vaz Ferreira y Rodoacute fueron quienes edificaron algunos de los princi-pales pilares sobre los que se asentariacutea la vida cultural uruguaya durante maacutes de medio siglo35 Una de las caracteriacutesticas de la nueva conciencia filosoacutefica gestada en aquel Uruguay finise-cular y luego novecentista fue que logroacute tejer una siacutentesis ndashno una solucioacuten ecleacutectica producto que Vaz Ferreira rechazabandash36 entre el espiritualismo y el positivismo Por eso mismo la re-flexioacuten filosoacutefica de comienzos del siglo xx no configuroacute una negacioacuten radical absoluta de las pautas anteriores del evolucionismo Joseacute Enrique Rodoacute se refirioacute en numerosas oportuni-dades a este proceso En ldquoRubeacuten Dariacuteordquo escribioacute por ejemplo ldquoyo pertenezco con toda mi alma a la gran reaccioacuten que da caraacutecter y sentido a la evolucioacuten del pensamiento en las postri-
32 Asiacute se titulaba su libro editado por primera vez en 1909 33 Juan Floacute ldquoLa esteacutetica ausentehelliprdquo en Miguel Andreoli (comp) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira op cit p 216 34 En su artiacuteculo antes citado Juan Floacute registra su ldquorechazo extremo por la historia (iquestdisciplina yo proceso)rdquo citando un testimonio sobre Vaz Ferreira de su condisciacutepulo Juan Andreacutes Ramiacuterez ldquomanifestaba [hellip] una inclinacioacuten deci-dida a los estudios filosoacuteficos a medida que se alejaba de la historia su enemigo uacutenico su rencor eterno su odio exclusivo que aun hoy suele arrancarle manifestaciones violentas cuando por una circunstancia cualquiera se cruza en su caminordquo en ldquoLa esteacutetica ausentehelliprdquo op cit p 209 35 Las ciencias sociales uruguayas perdieron de vista la influencia (y la utilidad o vigencia) del pensamiento de Rodoacute y de Vaz Ferreira Debemos a Adolfo Garceacute y a Gustavo de Armas la recuperacioacuten de esta idea fundamental Los autores mencionados insistieron en este punto en varios trabajos de manera particular en ldquoTras las huellas del nove-cientosrdquo en Cuadernos del CLAEH nordm 68 19934 y en ldquoProteiacutesmo (del) imaginario la curiosa actualidad de Rodoacute y Vaz Ferreirardquo en Gerardo Caetano (coord) Uruguay hacia el siglo XXI Montevideo Trilce 1994 36 En efecto Vaz Ferreira rechazoacute en maacutes de una oportunidad la postura del eclecticismo Sentildealoacute por ejemplo en una de las conferencias recogidas luego en la publicacioacuten titulada Sobre los problemas sociales ldquoEl eclecticismo es un modo de pensar mezquino pobre en realidad ininteligente que consiste en pensar con lo pensado ldquotomar lo buenordquo de lo que han pensado los demaacutes en maacutes o menos casos puede llevar a aciertos pero es condenarse de antemano a quedar dentro de lo pensado o en todo caso a determinarse por lo pensadordquo Veacutease Carlos Vaz Ferreira Sobre los problemas sociales Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957 p 103 Por su parte nada menos que en Fermentario (op cit pp 93-94) Vaz Ferreira completaba su reflexioacuten precisando conceptos ldquoEl verdadero pensamiento el legiacutetimo que no tiene nada que ver con el eclecticismo pero que superficialmente se confunde con eacutel consiste en pensar directamente de nuevo y siempre de la realidad (aunque aprovechando lo que corresponda la experiencia de los aciertos y equivocaciones de lo ya pensado) [hellip] en la reali-dad en los hechos no existen extremos ni teacuterminos mediosrdquo
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meriacuteas del siglo a la reaccioacuten que partiendo del naturalismo literario y del positivismo filosoacute-fico los conduce sin desvirtuarlos en lo que tienen de fecundos a disolverse en concepciones maacutes altasrdquo37
Como bien ha sentildealado Arturo Ardao
esta corriente de superacioacuten del positivismo a partir de eacutel fue tan general en nuestros medios universitarios e intelectuales que llegoacute a constituir una verdadera conciencia nacional [hellip] A ella estaacuten vinculados dos espiacuteritus que realizan cada uno a su manera un excepcional ma-gisterio por el que se expresan los caacutenones filosoacuteficos de la nueva eacutepoca Joseacute Enrique Rodoacute y Carlos Vaz Ferreira El primero desde el campo de las letras el segundo desde la caacutetedra de Filosofiacutea de la Universidad38
En efecto tanto para Rodoacute como para Vaz Ferreira existiacutean aspectos de la doctrina positivista que valiacutea la pena conservar Al respecto en una conferencia sobre el tema titulada ldquoEnsentildeando Filosofiacuteardquo sentildealoacute Carlos Vaz Ferreira
Si por positivismo se entiende no tomar por ciertos sino los hechos comprobados como tales si por positivismo se entendiera graduar la creencia tener por cierto solamente lo cierto por pro-bable o posible lo probable o posible si por positivismo se entiende todaviacutea saber distinguir discernir lo que conocemos bien de lo que no conocemos bien si positivismo quiere decir sentir admiracioacuten y amor por la ciencia pura sin hacer en su nombre exclusiones entonces el positivismo es posicioacuten buena y recomendable39
De modo un tanto curioso este magisterio compartido entre Rodoacute y Vaz Ferreira en el Uruguay del 900 no convergioacute directamente con la pretendida hegemoniacutea republicana impulsada por la fraccioacuten maacutes radical del primer batllismo liderada en muchos temas por el propio Batlle y Ordoacutentildeez La relacioacuten del liacuteder reformista con Rodoacute fue ciertamente tormentosa y alcanzoacute ni-veles de contienda irreversible Con Vaz Ferreira el viacutenculo fue mucho maacutes cercano y apaci-ble pero no terminoacute de confirmarse como alineamiento formal De distinta manera una maacutes combativa y la otra maacutes transaccional como vehiacuteculos expresivos de dos talantes ideoloacutegicos y personales bien diferentes Rodoacute y Vaz Ferreira protagonizaron una suerte de contestacioacuten intelectual al republicanismo batllista en particular en todo lo que este tuvo de reformismo
37 Joseacute Enrique Rodoacute ldquoRubeacuten Dariacuteordquo en Obras Completas Madrid Aguilar 1967 p 191 38 Arturo Ardao La filosofiacutea en el Uruguay en el siglo XX op cit p 17 Ambos dejaron una huella muy profunda en la cultura uruguaya Sin embargo en el campo de la filosofiacutea fue maacutes profunda la marca de Vaz Ferreira que la de Rodoacute Permiacutetasenos transcribir dos calificados testimonios sobre este punto Dijo Arturo Ardao ldquola valoracioacuten criacute-tica de la obra de Vaz Ferreira plantea distintos problemas a quienes respiran una atmoacutesfera espiritual creada por ella en una medida en que difiacutecilmente se podraacute tener idea fuera del Uruguayrdquo en ibid p 79 Por su parte escribioacute Manuel Arturo Claps ldquoEs difiacutecil escribir sobre Vaz Ferreira pero es necesario Hay que intentar el anaacutelisis y la va-loracioacuten de su obra desde nuestra perspectiva es decir expresar lo que significa para nosotros luego de los cuarenta antildeos largos transcurridos desde su iniciacioacuten antildeos en los que se ha operado un cambio radical en la atencioacuten filosoacute-fica y acontecimientos terribles han estremecido la conciencia del hombre Esclarecernos con respecto a Vaz Ferreira es en cierto modo esclarecernos respecto a nosotros mismos dado que su personalidad ha influido de un modo determinante en la formacioacuten de nuestro ambiente espiritualrdquo Veacutease Manuel Claps ldquoCarlos Vaz Ferreira notas para un estudiordquo en Revista Nuacutemero antildeo 2 ndeg 6-7-8 1950 39 Conferencia sobre ldquoEnsentildeanza de la filosofiacuteardquo citada por Arturo Ardao en La filosofiacutea en el Uruguay op cit p 50
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radical Y si hubo un aspecto en que esa reacuteplica fue visible fue precisamente en el campo de la conceptualizacioacuten de la poliacutetica y de su espacio creador en la sociedad uruguaya
Asiacute como blancos y colorados aprendieron a compartir aacutereas de poder inaugurando la poliacutetica de coparticipacioacuten en la ldquoPaz de Abrilrdquo de 1872 antildeo del nacimiento de Vaz Ferreira como vimos tambieacuten caudillos y doctores terminaron de comprender por entonces que debiacutean interactuar siguiendo alguna pauta maacutes civilizada y productiva que la de los mutuos destierros La evolucioacuten del pensamiento filosoacutefico nacional ndashel giro positivista en los setenta y la poste-rior superacioacuten del partidismo filosoacuteficondash fue extraordinariamente funcional a estos efectos En tanto ideoacutelogos muchos intelectuales a partir del ldquomagisteriordquo de Rodoacute y de Vaz Ferreira contribuyeron a la pacificacioacuten del paiacutes y a la institucionalizacioacuten de la democracia40
En ese sentido puede decirse que hacia fines del siglo xix ndashanunciando la irrupcioacuten del magisterio de Rodoacute y de Vaz Ferreirandash la intelectualidad uruguaya estaba preparada para supe-rar los ldquoismosrdquo de su tiempo
Para el dogmatismo cientificista ndashapunta al respecto Ardaondash y en particular para el darwi-nismo radical habiacutea sonado en Europa la hora de la crisis lo que repercutioacute en la toacutenica de nuestros positivistas para el espiritualismo de viejo cuntildeo a la vez habiacutea llegado el retiro definitivo rendido ante los progresos cientiacuteficos y el triunfo universal de la idea de evolucioacuten Fatigadas en nuestro paiacutes las escuelas de la prolongada y ardiente lucha empezaron a darse cuartel en una atmoacutesfera de tolerancia que a fines de siglo con la aparicioacuten de nuevas formas de pensamiento conduce a la paz filosoacutefica41
Los maacutes grandes filoacutesofos de la generacioacuten del novecientos Rodoacute y Vaz Ferreira con brillo propio se encargaron de transformar aquello que bien pudo haber sido apenas una breve tre-gua en una verdadera doctrina ldquooficialrdquo de hondo arraigo y singular persistencia
La superacioacuten del sectarismo filosoacutefico ndashprogresiva y perdurablendash fue indudablemente funcional a la pacificacioacuten del paiacutes y a su modernizacioacuten poliacutetica Asiacute como la intransigencia filosoacutefica propia de los antildeos de virulento enfrentamiento entre espiritualistas y positivistas habiacutea tenido ndashseguacuten el propio Vaz Ferreirandash funestas consecuencias praacutecticas (ldquoesa intoleran-cia tanto como a las ideas separa a los hombresrdquo)42 las persuasivas lecciones de tolerancia de los maacutes grandes pensadores de la ldquogeneracioacuten del novecientosrdquo facilitaron que nuestros parti-dos poliacuteticos encontraran foacutermulas civilizadas de convivencia En ese sentido puede decirse que uno de los principales legados doctrinarios de Rodoacute y Vaz Ferreira consistioacute precisamente en haber contribuido en forma decisiva a minimizar la intransigencia partidista tanto en el te-
40 La hipoacutetesis de una conexioacuten causal entre el ldquomagisteriordquo filosoacutefico de Carlos Vaz Ferreira y Joseacute Enrique Rodoacute y la instauracioacuten y consolidacioacuten de la democracia uruguaya durante las primeras deacutecadas del siglo xx fue desarrollada por Adolfo Garceacute en ldquoTres fases de la relacioacuten entre intelectuales y poder en Uruguay (1830-1989)rdquo en Gustavo de Armas y Adolfo Garceacute Teacutecnicos y poliacutetica Montevideo Trilce 200041 Arturo Ardao Espiritualismo y positivismo en Uruguay op cit p 226 42 Deciacutea Vaz Ferreira ldquoYo tengo la conviccioacuten firmiacutesima de que es esa concepcioacuten de las tres escuelas el origen pri-mero de muchiacutesimas rivalidades que han separado entre nosotros a hombres que mereciacutean estimarse y comprenderse asiacute un error que parece de importancia puramente teoacuterica ha influido sobre el desenvolvimiento poliacutetico o universi-tario mucho maacutes de lo que podriacutean imaginar los que no tienen por costumbre tomar en cuenta las causas remotas de los hechosrdquo [nota las tres escuelas son el espiritualismoDios el materialismomateria y el positivismociencia] Citado por Arturo Ardao Espiritualismo y Positivismo en el Uruguayhellip op cit p 268
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rreno filosoacutefico como en sus manifestaciones poliacuteticas matrizando perdurablemente un ldquoam-biente espiritualrdquo de respeto por las convicciones del otro Ese espiacuteritu de tolerancia esa resis-tencia a la idea de un impulso reformador avasallante sin el freno de la transaccioacuten y de la siacutentesis negociada tuvo mucho que ver con el magisterio filosoacutefico emergente en el 900 cu-riosamente en el mismo momento en que se desplegaba el afaacuten renovador de las notas de aquel republicanismo radical presente en muchas de las propuestas poliacuteticas del primer batllismo El resultado maacutes transaccional que hegemoacutenico distinguiriacutea al Uruguay durante deacutecadas
4 Liacutemites y alcances de la poliacutetica en Vaz Ferreira
Pero ademaacutes de su contribucioacuten junto a Rodoacute en la forja de una siacutentesis posible entre positivismo y espiritualismo ndashbase del humanismo laico tan presente en aquel Uruguayndash y de su respaldo a fundar una actitud de tolerancia lejana del sectarismo filosoacutefico a Vaz Ferreira le correspondioacute tambieacuten configurarse como uno de los soportes filosoacuteficos de todo un modelo de ciudadaniacutea caracterizado como vimos por una siacutentesis entre perfiles republicanistas y notas liberales43
Este ldquomodelordquo de ciudadaniacutea en su traduccioacuten concreta al proceso poliacutetico y social se volvioacute mucho menos ldquopurordquo y coherente que en su formulacioacuten teoacuterica Cabe aquiacute referir en primer teacutermino un ejemplo por demaacutes paradigmaacutetico que resulta uacutetil reiterar para ejemplificar lo sentildealado Se trata del debate a propoacutesito de las fronteras entre lo puacuteblico y lo privado y de las tensiones entre diversidad y comunidad que generaron muchas iniciativas batllistas en materia social y moral Esta caracteriacutestica de una accioacuten con ciertos perfiles uniformizadores y hasta en algunos casos disciplinantes no resultaba propia de la tradicioacuten republicana sino que pareciacutea mucho maacutes tributaria de una concepcioacuten comunitarista de la poliacutetica y de la ciudadaniacutea44
En este aspecto los debates sobre la idea de ciudadaniacutea en aquel Uruguay (en especial en el seno del primer batllismo) reconocieron tensiones inocultables sobre estos problemas y en maacutes de una ocasioacuten se perfilaron negociaciones entre sensibilidades y nociones provenientes de diversas tradiciones ideoloacutegicas En esta direccioacuten la idea de reivindicar la intervencioacuten de la ley y de la accioacuten del Estado en la esfera privada de los individuos constituyoacute un tema especial-mente poleacutemico en el periacuteodo estudiado sobre el que en varias oportunidades se pusieron en evidencia fuertes tensiones y diferencias en el interior de las filas de los dirigentes y legisladores
43 Sobre esta siacutentesis y sus rasgos definidores el autor ha trabajado en profundidad sus argumentos en Gerardo Cae-tano Ciudadaniacutea republicanismo y liberalismo en Uruguay (1910-1933) Montevideo ebo 2011 328 paacuteginas 44 Sobre este uacuteltimo particular el republicanismo se asienta mejor en la idea de comunidades poliacuteticas de diferentes antes que en la visioacuten de sociedades poliacuteticas afincadas en valores e ideas baacutesicamente comunes Por cierto que las respuestas a propoacutesito del dilema de coacutemo articular diversidad e igualdad no son las mismas en ambas tradiciones ldquoPara el republicanismo ndashha dicho sobre este particular el filoacutesofo espantildeol Feacutelix Ovejerondash el acento no recae en ninguna idea de bien sustantiva sino en crear las mejores condiciones para que cada uno trace sus propios proyectos de vida [hellip] De este modo el republicanismo se muestra compatible con las sociedades multiculturales sin aban-donar conceptos como los de responsabilidad realizacioacuten y convencimiento [hellip] El Estado de bienestar republicano no requiere como condicioacuten de funcionamiento modificar la diversidad cultural [hellip] En breve la desigualdad puede ser injusta o inmoral la diversidad no En ese sentido el republicanismo muestra un interesante realismo frente a la pluralidad cultural Mientras la sociedad comunitaria exigiacutea para su buen funcionamiento un alto grado de homoge-neidad la sociedad republicana se muestra compatible con aquellas caracteriacutesticas de nuestras sociedades que no deben modificarse desde ndashla idea de bienndash el Estadordquo Veacutease Feacutelix Ovejero Lucas ldquoTres ciudadanos y el bienestarrdquo en La Poliacutetica Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad octubre de 1997 Barcelona Paidoacutes pp 109-110
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del propio batllismo La visioacuten fuertemente liberal (en algunos casos de cuntildeo casi libertario) orientada a preservar con mucha firmeza la intimidad individual ante los embates del Estado o de cualquier otra institucioacuten con pretensiones intervencionistas o reguladoras (la Iglesia catoacute-lica por ejemplo) teniacutea muchos adeptos en el Uruguay del 900 y por cierto tambieacuten dentro de las filas del primer batllismo45
Esto uacuteltimo pudo comprobarse por ejemplo en ocasioacuten de la discusioacuten en el Parlamento del proyecto de divorcio de Ricardo J Areco en 1912 en el marco de un proceso en cuya dilucidacioacuten le correspondioacute jugar un rol decisivo a Carlos Vaz Ferreira reorientando el curso de un debate parlamentario a propoacutesito de un tema central y especialmente conflictivo para la eacutepoca desde sus conferencias en la caacutetedra de Filosofiacutea de la Universidad46 En contraposicioacuten directa a la postura de Ricardo J Areco y Domingo Arena los principales defensores de la ley que promoviacutea inicial-mente la habilitacioacuten del divorcio por la sola voluntad de uno de los coacutenyuges el senador todaviacutea batllista Joseacute Espalter (que en 1919 seguiriacutea a Feliciano Viera en su separacioacuten partidaria)47 pole-mizaba precisamente sobre estos temas en la discusioacuten parlamentaria del proyecto
Los mismos que estaacuten dispuestos a sancionar leyes para corregir la conducta de los hombres en todas las circunstancias de la vida auacuten en el orden de las cosas maacutes iacutentimas auacuten en el orden mismo de los derechos individuales esos mismos declaran la quiebra y la bancarrota de la ley en el orden del matrimonio Pues yo creo que la ley en el orden del matrimonio tiene una misioacuten y un papel muy eficaz que desempentildear Claro estaacute que no lo podraacute hacer todo pero podraacute hacer mucho como mucho ha hecho hasta ahora [hellip] Considero un suentildeo una utopiacutea el deseo de constituir la familia sobre nuevas bases seguacuten un tipo nuevo de organizacioacuten y funcionamiento que se basa no sobre el deber sino sobre el amor y sobre la pasioacuten [hellip] Yo no soy un espiacuteritu conservador Creo tener abierto mi espiacuteritu a todas las novedades a todas las reformas progresistas pero en esta materia en lo que se refiere a la organizacioacuten de la familia arriesgo el reproche y juzgo que la familia actual que la familia de nuestras costumbres es nuestro orgullo y nuestro tesoro48
En la misma discusioacuten nada menos que Domingo Arena el amigo maacutes iacutentimo de Batlle y Ordoacutentildeez una de las figuras maacutes alineadas con el ala ldquoradicalrdquo del batllismo y confeso cultor de ideas anarquistas se contraponiacutea con mucha fuerza a su compantildeero de bancada Espalter
las leyes fracasan siempre cuando quieren penetrar dentro del dominio de la moral [hellip] Por-que la ley moral ndashdiga lo que quiera el doctor Espalter y lo diga con la brillantez que lo digandash
45 Esta tensioacuten resultaba casi inherente al marco cultural dominante en el cambio de siglo en el paiacutes Veacutease Barraacuten Caetano y Porzecanski Historias de la vida privada en el Uruguay vol ii El nacimiento de la intimidad (1870-1920) Montevideo Taurus 1996 46 Esas conferencias fueron luego recogidas en libro Veacutease Carlos Vaz Ferreira Sobre feminismo Montevideo So-ciedad de Amigos del Libro Rioplatense 1933 Para profundizar en torno del debate legislativo sobre el divorcio y su gran relevancia para el Uruguay de la eacutepoca veacutease Joseacute Pedro Barraacuten Intimidad divorcio y nueva moral en el Uruguay del Novecientos Montevideo Ediciones de la Banda Oriental 2008 384 paacuteginas 47 El primer batllismo sufririacutea en aquellas deacutecadas sucesivas escisiones por motivos ideoloacutegicos y poliacuteticos La que lideroacute el ex presidente (entre 1915 y 1919) Feliciano Viera luego de terminar su mandato y ocupando la presidencia del Consejo Nacional de Administracioacuten fue una de ellas El nuevo grupo adoptoacute el nombre de Partido Colorado Radical y salvo en 1925 votoacute siempre dentro del lema colorado Los ldquovieristasrdquo adhirieron a postulados ideoloacutegicos propios de un ldquoconservadorismo moderadordquo 48 Diario de Sesiones de la Caacutemara de Senadores vol 101 pp 435 y 597
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escapa totalmente a la ley escrita [hellip] En cuanto a las leyes penales es un profundo error creer que sirven para hacer a los hombres mejores Apenas sirven para defendernos de los peores [hellip] El Coacutedigo Penal no se atreve un solo minuto a penetrar en el fondo moral de las personas iexclPrecisamente la moral es la valla insalvable contra la cual ha tenido que detenerse la Ley Pe-nal [hellip] Yo siempre he pensado que hay cierto extraviacuteo general casi universal en el concepto de las relaciones que deben existir entre la sociedad y el individuo [hellip] iexclY todaviacutea queremos darle el poder de inmiscuirse en las intimidades del hogar el poder de imponer su arbitrario poder en lo maacutes iacutentimo en lo maacutes sagrado que puede tener la humanidad49
Como ha demostrado con claridad y exhaustividad Joseacute Pedro Barraacuten en su seguimiento del traacutemite parlamentario de la ley50 el debate en caacutemaras resultoacute entonces especialmente signifi-cativo En el mismo pudieron cotejarse visiones ideoloacutegicas y morales muy disiacutemiles lo que entre otras cosas veniacutea a poner de manifiesto que en los legisladores de una misma bancada habitaban percepciones y propuestas muy antagoacutenicas sobre este tipo de temas La iacutendole mo-ral de muchos de estos debates no debe opacar sin embargo el registro de la dimensioacuten propia-mente ideoloacutegica de los asuntos en entredicho Cuando pareciacutea que pese a sus amplias mayo-riacuteas legislativas el oficialismo no podriacutea cohesionar sus filas en torno de la propuesta divorcista originaria la intervencioacuten de Vaz Ferreira posibilitoacute un entendimiento transaccional el nuevo proyecto finalmente aprobado habilitariacutea el divorcio ldquopor la sola voluntad de la mujerrdquo
Asiacute narroacute el propio filoacutesofo su protagonismo en aquella instancia particular en una de las conferencias puacuteblicas luego recogidas en su libro Sobre feminismo
les voy a hablar un poco de mi ley como llamo a nuestra actual ley de divorcio unilateral La llamo ldquomi leyrdquo porque es casi el uacutenico caso en que algo se ha traducido en pragmaacutetica fundamentalmente como yo lo proyecteacute [hellip] Se habiacutea producido encarnizada discusioacuten entre los antidivorcistas y los divorcistas extremos de nuestro paiacutes [hellip] Entonces intervengo yo sosteniendo [hellip] mi solucioacuten que haciacutea tanto tiempo preconizaba de dar a la mujer la facultad de obtener el divorcio por su sola voluntad sin expresioacuten de causa mientras que el hombre ha de necesitar causa justificada Nadie lo creyoacute bueno Los antidivorcistas hicieron [hellip] saacute-tiras de mis ideas [hellip] Los divorcistas tampoco lo creyeron bueno porque ellos encaraban la cuestioacuten como una cuestioacuten de ldquoigualdadrdquo Pero como temiacutean no triunfar resolvieron aceptar mi foacutermula en caraacutecter para ellos de solucioacuten transitoria para ir despueacutes a la otra Y fue de esa manera como mi proyecto de divorcio inspirado en el feminismo de compensacioacuten resultoacute convertido en ley51
No fue nada casual (y adquiere una importancia fundamental en la liacutenea de la hipoacutetesis central de este artiacuteculo) el que a Vaz Ferreira le haya correspondido un rol tan decisivo y concreto en la
49 Ibid vol 102 pp 55 324 y 339 50 Veacutease Joseacute Pedro Barraacuten Intimidad divorcio y nueva moral op cit (en especial los caps 5 ldquoLos avances de la nueva moralrdquo y 6 ldquoLa nueva moral privada la liberacioacuten y sus liacutemitesrdquo)51 Carlos Vaz Ferreira Sobre feminismo op cit pp 90-91 De todos modos Vaz Ferreira se quejoacute de la restriccioacuten establecida en el proyecto por la que se estableciacutea que la mujer no podriacutea hacer uso de esa facultad ldquohasta los dos antildeos de casadardquo ldquoEsa modificacioacuten ndashconcluyoacute el filoacutesofondash nos costoacute el cerebro de Delmira Agustinirdquo aludiendo al traacutegico final de la poeta uruguaya en 1914 asesinada por su esposo luego de una separacioacuten que no pudo concluir en divorcio legal por la referida claacuteusula
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consecucioacuten de una ldquofoacutermulardquo de siacutentesis viabilizadora para el proyecto por tantos motivos em-blemaacuteticos del divorcio por la sola voluntad de uno de los coacutenyuges La presentacioacuten de aquel famoso proyecto de ley de Ricardo J Areco en 1912 y su amplio debate parlamentario resulta-ron una ocasioacuten especialmente propicia para que filosofiacutea y poliacutetica pudieran cruzarse en la efectivizacioacuten de un producto muy concreto y significativo de esa faena ldquorepublicano liberalrdquo
A partir de un tiacutepico ejercicio de reflexioacuten filosoacutefica Vaz Ferreira interpeloacute en aquel mo-mento las claves del asunto planteado los contornos maacutes especiacuteficos del derecho puesto en cuestioacuten la demanda de la realidad no encaminada solamente a la aprobacioacuten legislativa del proyecto presentado sino a la afirmacioacuten de mayor igualdad y libertad para el sujeto maacutes deacutebil de la relacioacuten a rediscutir en este caso la mujer A partir del discernimiento necesario entre un ldquofeminismo de igualacioacutenrdquo y otro de ldquocompensacioacutenrdquo el filoacutesofo aportoacute el camino alternativo de la consagracioacuten del divorcio ldquopor la sola voluntad de la mujerrdquo Domingo Arena fervoroso de-fensor del proyecto relatariacutea luego que el propio Joseacute Batlle y Ordoacutentildeez apoyoacute la adopcioacuten de la ldquofoacutermula Vaz Ferreirardquo desde un comienzo convencido de su acierto ldquoCreo con usted ndashhabriacutea dicho Batlle de acuerdo al relato realizado en el Senado por Domingo Arenandash que tiene razoacuten Vaz Ferreira me parece que hace usted perfectamente en hacer suya la foacutermula ella nos lleva hasta donde queremos llegar desde que en definitiva nosotros no queremos otra cosa que la liberacioacuten de la mujer dentro del matrimoniordquo52
En este debate se poniacutean de manifiesto tensiones ideoloacutegicas profundas acerca de temas extremadamente sensibles en relacioacuten con la ciudadaniacutea y con los temas conexos de la moral puacuteblica y privada Fue en ese punto que la labor filosoacutefica de Vaz Ferreira jugoacute un papel primor-dial en tanto promotor y articulador de toda una buacutesqueda reflexiva para forjar una siacutentesis tran-saccional de ciudadaniacutea que podriacuteamos caracterizar como ldquorepublicana liberalrdquo En esa tarea tambieacuten la reflexioacuten educativa y pedagoacutegica del filoacutesofo jugoacute en aquellos antildeos un papel decisivo
5 Educacioacuten y moral en la construccioacuten ciacutevica
La preocupacioacuten por una reflexioacuten propositiva y sistemaacutetica en torno al quehacer educativo en el aacutembito del Estado se habiacutea iniciado de manera efectiva en el Uruguay a partir de la reforma vareliana en el segundo lustro de los setenta del siglo xix Antes de los cambios impulsados por esta reforma para dar clases soacutelo bastaba con conocer el contenido de las materias a ense-ntildear pero se reflexionaba muy poco sobre los procedimientos para su aprendizaje A partir de 1877 se procuroacute introducir entre otras cosas la ensentildeanza racional y objetiva para lo cual se modificaron los meacutetodos de ensentildeanza en todas las materias lo que obligoacute al sistema educativo a implementar nuevos conocimientos en la preparacioacuten de los maestros Esta tarea fue asumida principalmente por la Sociedad de Amigos de la Educacioacuten Popular y el encargado de los cursos de Pedagogiacutea fue el doctor Francisco Berra Sus ideas opuestas en gran medida a las de Joseacute Pedro Varela53 pueden encontrarse en Apuntes para un curso de Pedagogiacutea obra volumi-nosa y fuente de estudio obligatoria para los maestros y las maestras de aquella eacutepoca
52 Diario de Sesiones de la Caacutemara de Senadores vol 102 pp 354-355 Sesioacuten del 5 de agosto de 1912 53 En la eacutepoca se dio un interesante debate en el seno de la Sociedad de Amigos de la Educacioacuten Popular en el que se enfrentaron los que defendiacutean la pedagogiacutea empiacuterica de Varela y aquellos que haciacutean lo propio con la postura teoacuterica de Berra Sobre la temaacutetica veacutease Arturo Ardao Positivismo y espiritualismohellip op cit
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Sin embargo los lineamientos pedagoacutegicos de Berra fueron dejados de lado maacutes ade-lante cuando se produjo una importante renovacioacuten en los estudios filosoacuteficos de la Universi-dad de la Repuacuteblica cambio que se vio reflejado con celeridad en la praxis pedagoacutegica de los maestros Al positivismo de Comte habiacutean sucedido en la Universidad las teoriacuteas evolucionis-tas de Spencer y la escuela inglesa En realidad el evolucionismo habiacutea desbordado las clases de filosofiacutea y se haciacutea presente en otras asignaturas modificando casi por completo el conte-nido de la ensentildeanza La obra de Spencer sobre la educacioacuten comenzoacute a ser cada vez maacutes se-guida y citada en las conferencias de los maestros en los trabajos de concurso y en las publi-caciones escolares de la eacutepoca Como prueba de esto uacuteltimo destacan los artiacuteculos incluidos en la revista Anales de Instruccioacuten Primaria
Carlos Vaz Ferreira fue uno de los pedagogos54 que formoacute parte de esta corriente de reno-vacioacuten con un pensamiento pedagoacutegico-filosoacutefico que partiacutea de una postura criacutetica en torno a las ideas heredadas del pasado Se enfrentoacute a las corrientes positivistas ldquoque suscribiacutean todo el saber a la ciencia positiva evadido del evolucionismo spencerianordquo55 Hizo expliacutecitas sus sim-patiacuteas por el pensador ingleacutes Herbert Spencer en varias oportunidades como por ejemplo en 1918 cuando recordaba la etapa de formacioacuten bajo su influencia ldquopara mostrar cuaacutel era nues-tro estado de espiacuteritu ante las obras y la teoriacutea de Spencer coacutemo eran los suyos especie de li-bros sagrados coacutemo todo se resolviacutea invocando al filoacutesofo [hellip] Y no se concebiacutea no ya otra manera de pensar sino ni siquiera otra manera de exponer una cuestioacutenrdquo56
Como ha sido enfatizado con justicia por Ardao ldquoen la vida de Vaz Ferreira el educador ha dominado al filoacutesofo [hellip] el filoacutesofo ha sido sacrificado voluntariamente al educadorrdquo57 El propio Vaz Ferreira no dudoacute en confesarlo de manera enfaacutetica en el prefacio de Fermentario fechado en abril de 1938
en el ejercicio de la ensentildeanza y en los cargos puacuteblicos que en ella desempentildeeacute todas mis aspi-raciones intelectuales fueron dominadas y para lo especulativo casi esterilizadas por el fervor de educar de hacer bien y de impedir mal [hellip Y cuando unos buenos amigos y ex disciacutepulos [hellip] obtuvieron para miacute la creacioacuten de una caacutetedra de conferencias se me exacerboacute todaviacutea aquel propoacutesito de educar y hacer bien [hellip] Si viviera otra vez [no] hariacutea otra cosa que volver a dar lo principal de mi vida puacuteblica a la educacioacuten cientiacutefica moral y ciacutevica de la juventud58
Fue desde ese celo especial por la educacioacuten como instrumento de construccioacuten de la sociedad que Vaz Ferreira confrontoacute la visioacuten tradicional impuesta en la formacioacuten de los maestros a partir de la obra de Berra recieacuten referida59 En relacioacuten con la problemaacutetica central de la forma-
54 Como pedagogo y educador Carlos Vaz Ferreira actuoacute desde las caacutetedras (Filosofiacutea Filosofiacutea del Derecho y como Maestro de Conferencias) desde la Direccioacuten de Instruccioacuten Primaria y como rector de la Universidad de la Repuacute-blica Fue ademaacutes el fundador de la Facultad de Humanidades y Ciencias 55 Veacutease Arturo Ardao Introduccioacuten a Vaz Ferreira Montevideo Barreiro y Ramos 1961 p 22 56 Ibid p 20 57 Ibid p 12 Veacutease tambieacuten Yamanduacute Acosta Pensamiento uruguayo op cit pp 128 y ss 58 Carlos Vaz Ferreira Fermentario op cit pp 29-30 59 Las investigadoras Isabel Clemente y Ana Mariacutea Faedo han sintetizado la postura innovadora de Vaz Ferreira sobre el tema en estos teacuterminos ldquoLa criacutetica de la idea heredada de Berra de la necesidad de un meacutetodo uacutenico de ensentildeanza y la propuesta contraria la de diversidad de caminos y apertura a todas las perspectivas adquiere especial validez en un momento en que se afirma cada vez con mayor fuerza el reconocimiento de las diferencias y de las diversidades Entre las segundas las propuestas de Vaz Ferreira de una didaacutectica de la penetrabilidad de revisar la formacioacuten de
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cioacuten de los docentes puede afirmarse que su ingreso a la Direccioacuten General de Instruccioacuten Puacuteblica marcoacute un cambio significativo en la orientacioacuten de los estudios pedagoacutegicos En 1921 el filoacutesofo definioacute asiacute su rol como pedagogo
He pensado en exponer ideas miacuteas o algunas maneras miacuteas de ver las cosas En materia de instruccioacuten primaria soy simplemente un pedagogo de escritorio quiero decir que no soy maestro no he ensentildeado Pero no soy de los pedagogos de escritorio que creen que por el hecho de serlo adquieren cierto derecho especial para dar lecciones a los que son pedagogos de verdad esto es a los que han ensentildeado Lo uacutenico que creo es simplemente que como el maestro por una parte y el funcionario o el lector o el escritor por otra ven la escuela desde diversos puntos de vista la experiencia del maestro y esa otra experiencia pueden natural-mente complementarse60
Carlos Vaz Ferreira realizoacute la obra pedagoacutegica teoacuterica baacutesicamente en el periacuteodo estudiado La misma se manifestoacute en varias publicaciones algunas de ellas fruto de la recopilacioacuten del dic-tado de conferencias sobre estos temas o de produccioacuten editada de manera dispersa A este respecto pueden citarse ldquoProyecto sobre asistencia media obligatoriardquo61 ldquoDos ideas directrices pedagoacutegicas y su valor respectivordquo62 ldquoDos paralogismos y sus consecuenciasrdquo63 La exagera-cioacuten y el simplismo en Pedagogiacutea64 ldquoLos concursos escolaresrdquo65 Lecciones sobre Pedagogiacutea y cuestiones de ensentildeanza (con aplicacioacuten a la secundario-preparatoria)66 ldquoLos parques escola-res y la educacioacuten fiacutesicardquo67 entre otras muchas Maacutes adelante publicoacute sus trabajos maacutes claacutesicos sobre pedagogiacutea como Lecciones sobre Pedagogiacutea y cuestiones de ensentildeanza68 Estudios pedagoacutegicos69 o Sobre la ensentildeanza en nuestro paiacutes (resumen de algunos proyectos ideas y actuacioacuten)70 entre otros71
maestros basada en el escalonamiento la criacutetica del examinismo y de reformular la relacioacuten ensentildeanza-examen con un proyecto de exoneracioacuten mereceriacutean ser retomadas para rescatarlas en un esfuerzo por repensar la formacioacuten de formadores La propuesta de una docencia investigativa a partir del reconocimiento de la precariedad del conoci-miento y de la fragilidad de todas las certezas es esencial para una formacioacuten docente de nivel superiorrdquo Veacutease Isabel Clemente y Ana Mariacutea Faedo ldquoEducadores uruguayos de la primera mitad del siglo xx sus contribuciones a la for-macioacuten docente Carlos Vaz Ferreira y Julio Castrordquo en Anales del Instituto de Profesores Artigas segunda eacutepoca antildeo 2009 nordm 3 Montevideo p 9 60 Veacutease Carlos Vaz Ferreira Estudios pedagoacutegicos Serie II Tres conferencias pedagoacutegicas Barcelona Talleres de Artes Graacuteficas Henrich y Ciacutea 1921 p 8 61 Veacutease Anales de Instruccioacuten Primaria tomo i antildeo i nordm 2 Montevideo 190362 Ibid tomo i antildeo i nordm 2 3 4 y 5 y antildeo ii nordm 6 Montevideo 1903 y 1904 63 Ibid tomo i antildeo i nordm 1 Montevideo 1903 64 Carlos Vaz Ferreira La exageracioacuten y el simplismo en Pedagogiacutea Montevideo El Siglo Ilustrado 1908 65 Anales de Instruccioacuten Primaria antildeos xii-xiii tomo xiii nordm 1-18 Montevideo 1916 66 Carlos Vaz Ferreira Lecciones sobre Pedagogiacutea y cuestiones de Ensentildeanza (con aplicacioacuten a la secundario-pre-paratoria) Montevideo A Barreiro y Ramos 1918 67 Carlos Vaz Ferreira ldquoLos parques escolares y la educacioacuten fiacutesicardquo en Revista de Educacioacuten antildeo vi nordm 57-58 Montevideo 1927 68 Veacutease Carlos Vaz Ferreira Lecciones sobre Pedagogiacutea y cuestiones de ensentildeanza Montevideo 1918 (reed en 3 vols en 1957 por la Caacutemara de Representantes)69 Carlos Vaz Ferreira Estudios Pedagoacutegicos 3 vols Barcelona Heinrich y Ciacutea 1921-1922 70 Carlos Vaz Ferreira Sobre la ensentildeanza en nuestro paiacutes (Resumen de algunos proyectos ideas y actuacioacuten) Mon-tevideo Caacutemara de Representantes 1957 71 En la mayoriacutea de sus otras publicaciones si bien maacutes de corte filosoacutefico y social tambieacuten se deja entrever su veta como educador Entre ellas cabe destacar en este sentido Curso expositivo de psicologiacutea elemental (1897) Ideas y
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Su corpus de ideas en el campo pedagoacutegico lejos de conformar una doctrina ejercioacute una influencia concreta sobre la praacutectica de varias generaciones de maestros que se formaron du-rante los dos primeros decenios del siglo xx72 Con respecto a la propuesta de establecimiento de escuelas de experimentacioacuten uno de los aspectos maacutes innovadores de la pedagogiacutea de Vaz Ferreira presentoacute un proyecto en 1901 ante la Direccioacuten General de Instruccioacuten Primaria cuyo objetivo central era la creacioacuten de este tipo de escuelas Seguacuten su proyecto dichos estableci-mientos estariacutean destinados a ensayos de procedimientos pedagoacutegicos de textos y programas para evaluar los resultados antes de extenderlos a todo el sistema educativo El proyecto fue aprobado el 24 de diciembre de 1902 y las escuelas de experimentacioacuten tuvieron un buen de-sempentildeo mientras su autor fue parte del Consejo de Instruccioacuten Primaria Luego cuando la actividad de Vaz Ferreira cesoacute en dicho organismo las escuelas perdieron de manera paulatina su caraacutecter original
Su defensa de la escuela laica partiacutea de su concepcioacuten sobre la religioacuten y el lugar que esta debiacutea ocupar en la sociedad Ardao ha definido la postura religiosa de Vaz Ferreira como de ldquoagnosticismo racionalistardquo73 desde el que se perfilaba un fuerte rechazo a las religiones dog-maacuteticas histoacutericas pero rescatando el sentimiento religioso en general incluso llegando a hacer una defensa firme de sus valores intriacutensecos Al respecto afirmaba el propio Vaz Ferreira
Inferioridad de las religiones cristalizadas en dogmas ritos creencias concretas ldquorevelacio-nesrdquo que creen saber y explicar etc no de la religiosidad en el sentido de sentimiento tras-cendente posible toda clase de sentimientos aspiraciones deseos temores esperanzas dudas etc que tienen que ver con lo desconocido y a que corresponden estados de los maacutes altos a la vez racional y afectivamente74
Desde esta interpretacioacuten la religiosidad o el fenoacutemeno religioso debiacutean mantenerse vivos ldquocomo una llama en espacio abierto de esa llama la razoacuten es la parte externa maacutes clara el sentimiento es la parte interna maacutes oscura y maacutes caliente Los dogmas la cenizardquo75
Por este motivo Vaz Ferreira afirmaba que para evitar apagar el fuego era necesario ldquoqui-tar la cenizardquo y dejar que el aire libre alimentara la llama Como era de esperarse esta filosofiacutea religiosa lo condujo a posiciones muy criacuteticas respecto de las religiones dogmaacuteticas sobre
observaciones (1905) Los problemas de la libertad (1907) Conocimiento y accioacuten (1908) Moral para intelectuales (1909) El pragmatismo (1909) Loacutegica viva (1910) Sobre la propiedad de la tierra (1918) Conocimiento y accioacuten (1920) Sobre los problemas sociales (1922) Sobre feminismo (1933) Fermentario (1938) y sus publicaciones Tras-cendentalizaciones matemaacuteticas ilegiacutetimas (1940) y La actual crisis del mundo desde el punto de vista racional (1940) entre otras72 En esa direccioacuten las ya citadas investigadoras Clemente y Faedo han sentildealado que ldquoCarlos Vaz Ferreira se identi-fica con la pedagogiacutea moderna a la cual caracteriza por no someterse a los dogmas y por su orientacioacuten experimental Frente a modelos extranjeros recomienda una actitud selectiva guiada uacutenicamente por su validez para Uruguay contra el trasplante indiscriminado y acriacutetico de instituciones y teoriacuteas reclama el reconocimiento de lsquolo nuestro lo sudamericano y en general lo latinorsquo Entre los componentes de lo que llama lsquolo nuestrorsquo rescata la educacioacuten diri-gida por el Estado por ser maacutes democraacutetica e igualitaria Del modelo anglo-sajoacuten que es el que elige para la compa-racioacuten con lsquolo nuestrorsquo propone tomar sin embargo por entender que es una experiencia valiosa y apropiada para Uruguay la educacioacuten en medio de la naturaleza y la reformula con su proyecto de parques escolaresrdquo en ldquoEduca-dores uruguayoshelliprdquo op cit p 5 73 Ardao Introduccioacuten a Vaz Ferreira op cit p 73 74 Ibid p 53 75 Ibid
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todo en relacioacuten al catolicismo de su eacutepoca76 pero lo previno tambieacuten frente a radicalismos ldquojacobinosrdquo como los que habiacutea denunciado Rodoacute en su ceacutelebre poleacutemica de 190677
Fue desde esa opcioacuten decidida por la educacioacuten que Vaz Ferreira profundizoacute en torno a uno de los nuacutecleos sustantivos del conjunto de su obra filosoacutefica el debate sobre la moral como fundamento de toda construccioacuten ciacutevica En su perspectiva analiacutetica todo problema moral era ldquoesencialmente un problema de hacer y de ideal el problema normativo por excelenciardquo78 Como bien ha estudiado Miguel Andreoli la moral en Vaz Ferreira se fundamentaba ldquoen la prioridad fundamental de la vida subjetiva maacutes iacutentima e inarticuladardquo y era desde el ldquocompro-miso de los individuos con ideales o valoresrdquo que se afirmaban los criterios para ldquojuzgar los arreglos sociales o la marcha de la historiardquo79 Ello comportaba un involucramiento con la ac-tividad puacuteblica y hasta con la poliacutetica misma pero desde una actitud cauta en la que se valo-raba especialmente ldquoel crecimiento de opcionesrdquo y su consiguiente ldquoaumento de la capacidad de discriminacioacuten moralrdquo realizado a menudo ldquoen la abstencioacuten antes que en la accioacutenrdquo80 No era por cierto el soporte filosoacutefico maacutes apto para apuntalar en clave cultural el impulso de un reformismo radical
Desde alliacute podiacutean desprenderse sus ideas acerca de la forma de ensentildear la moral81 asiacute como sus recelos ante lo que juzgaba como ciertas desviaciones frecuentes en la ensentildeanza de la historia en secundaria82 Sobre este uacuteltimo particular Vaz Ferreira enfatizaba acerca de ldquodos misiones singularmente importantesrdquo que el profesor teniacutea frente a sus alumnos
la primera es hacer comprender hacer sentir lo que la Historia tiene de conjetural y de du-dosa [hellip] ensentildear a graduar la creencia [hellip] y la segunda misioacuten auacuten maacutes importante que la primera [hellip] es hacer sentir al alumno [hellip] esa circunstancia triste y dolorosa de que los juicios histoacutericos por ignorancia de los hechos psicoloacutegicos esteacuten tan fatalmente condenados a injusticias posibles83
Estos objetivos prioritarios del profesor de secundaria adquiriacutean una especial vigencia en rela-cioacuten con la ensentildeanza de la historia nacional
iquestEs liacutecito ndashse preguntaba el filoacutesofondash en la ensentildeanza de la Historia nacional desfigurar he-chos u omitir criacuteticas con un fin patrioacutetico Dos tesis podriacutean sostenerse aquiacute la tesis de la
76 Arturo Ardao Introduccioacuten a Vaz Ferreira op cit p 74 77 En su rechazo a lo que juzgaba como jacobinismo en las iniciativas y las tendencias defendidas por su contradic-tor Pedro Diacuteaz Rodoacute enfatizaba que ldquola idea central en el espiacuteritu del jacobino es el absolutismo dogmaacutetico de su concepto de la verdad con todas las irradiaciones que de este absolutismo parten para la teoriacutea y la conductardquo veacutease Joseacute E Rodoacute Ariel Liberalismo y jacobinismo op cit p 165 (Biblioteca Artigas vol 44) Para un es-tudio reciente sobre esta poleacutemica veacutease Pablo Da Silveira y Susana Monreal Liberalismo y jacobinismo en el Uruguay batllista La poleacutemica entre Joseacute E Rodoacute y Pedro Diacuteaz Montevideo TaurusFundacioacuten Banco de Bos-ton 2003 78 Vaz Ferreira ldquoLoacutegica viva op cit p 66 79 Miguel Andreoli ldquoLa moral en Vaz Ferreira pluralismo interioridad y desdichardquo en Miguel Andreoli (comp) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira op cit pp 181 y ss 80 Ibid 81 Carlos Vaz Ferreira Sobre la ensentildeanza en nuestro paiacutes (Resumen) op cit pp 51 y ss 82 Ibid pp 16 y ss 83 Ibid p 32
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verdad absoluta [hellip] y la opuesta sin perjuicio de una tesis conciliadora preferible que con-sistiriacutea en reservar el estudio criacutetico para cierto grado de la ensentildeanza [hellip]84
Vaz Ferreira se inclinaba por esta uacuteltima opcioacuten pero advirtiendo de inmediato que eacutel poniacutea ldquoese momento ya en la ensentildeanza secundariardquo Sentildealaba ademaacutes que ldquoel patriotismo [era] un sentimiento superior pero corruptiblerdquo al tiempo que preveniacutea en torno al ldquoexceso de pasadordquo puesto que a su juicio ldquola carga de un pasado demasiado heroico puede abatir inhibir [hellip] Sin duda ndashconcluiacuteandash la mejor base para la educacioacuten patrioacutetica estaacute en poder combinar todo [hellip] y en tener ademaacutes de pasado porvenirhelliprdquo85
Era ese mismo soporte filosoacutefico fundamental el que lo haciacutea inclinarse por una ldquofoacuter-mulardquo en torno a la solucioacuten de ldquolos problemas socialesrdquo que evitara a priori toda polarizacioacuten ldquono podemos pensar claramente si no nos independizamos de esta polarizacioacuten artificial de las teoriacuteas como estaacuten hechasrdquo Su ldquofoacutermulardquo que al mismo tiempo que recogiacutea principios libera-les rescataba tambieacuten lo que llamaba ldquosocialismo de primer gradordquo o ldquosocializacioacuten de lo gruesordquo se sintetizaba de la siguiente manera ldquoasegurar algo al individuo como individuo (un nuacutecleo miacutenimo de igualdad asegurado) y dejar el resto a la libertadrdquo86 Desde ese talante filo-soacutefico tan caracteriacutestico Vaz Ferreira habriacutea de ldquopredicarrdquo un meacutetodo de pensamiento ciacutevico especialmente apto para la transaccioacuten ideoloacutegica para la siacutentesis entre el impulso republicano y la contestacioacuten liberal
6 Vaz Ferreira y la ideologiacutea poliacutetica del Uruguay claacutesico
El tiacutetulo de este apartado ilustra como anticipaacuteramos la principal hipoacutetesis que se quiere tra-bajar en este texto ademaacutes de sus aportes al patrimonio filosoacutefico nacional y de su rol en tanto referente importante de la cultura poliacutetica uruguaya a nuestro juicio Vaz Ferreira puede ser visto como uno de los filoacutesofos principales (si no el fundamental) del modelo de ciudadaniacutea predominante en el Uruguay del siglo xx Hemos caracterizado la ideologiacutea de ese modelo ciudadano como tributaria de un contorno de siacutentesis entre dos tradiciones diferentes ldquorepubli-canismo liberalrdquo87 iquestA queacute apunta esa calificacioacuten En primer lugar cabe advertir los muacuteltiples condicionamientos y componentes que comporta lo que hemos llamado un ldquomodelo ciuda-danordquo siacutentesis complejas entre tradiciones muacuteltiples no siempre convergentes pujas en torno a nociones de emancipacioacuten y de poder propuestas de delimitacioacuten de fronteras entre lo puacuteblico y lo privado constitucioacuten de un ldquonosotrosrdquo puacuteblico la identificacioacuten de un cataacutelogo de virtudes y valores concebidos como prioritarios entre otros muchos factores Todo modelo de ciudada-niacutea comporta siempre una tensioacuten entre tradiciones diversas En el caso uruguayo en el modelo de ciudadaniacutea prevaleciente confluyeron aunque de diversa manera y con distinto eacutenfasis va-rias tradiciones Nuestra percepcioacuten es que contrariamente a esa ldquosabiduriacutea comuacutenrdquo tan insta-lada acerca de la preeminencia de un liberalismo tan difuso como omnicomprensivo se impone
84 Ibid p 45 85 Ibid pp 48-49 86 Carlos Vaz Ferreira Sobre los problemas sociales Montevideo Caacutemara de Representantes 1957 pp 31 57 y 67 87 El autor ha desarrollado esta hipoacutetesis de manera extensa en su tesis doctoral Veacutease Gerardo Caetano Ciudadaniacutea republicanismo y liberalismo en Uruguay vol i La repuacuteblica batllista op cit
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una caracterizacioacuten maacutes precisa que registre el acento prioritario de las notas republicanas aunque en articulaciones complejas con ideas y principios de otras procedencias en especial (en un imperativo plural) liberales
La solucioacuten transaccional que se confirmoacute en el Uruguay novecentista apostoacute entonces a un predominio de principios republicanos combinados con ciertos principios liberales Es en ese sentido que puede hablarse de un modelo de ciudadaniacutea que no encuentra ndasha nuestro jui-ciondash mejor caracterizacioacuten que la que emerge de una identificacioacuten ldquorepublicano liberalrdquo en ese orden iquestCoacutemo se podriacutea explicar esa identidad ciudadana e ideoloacutegica Proponemos la idea de la articulacioacuten maacutes o menos dialeacutectica entre concepciones diversas de ciudadaniacutea con prin-cipios republicanos predominantes (eacutenfasis en el tema valores y virtudes libertad positiva en-tendida como no dominacioacuten una visioacuten ldquorobustardquo de una ldquolibertad proactivardquo de una ciuda-daniacutea ldquoexigenterdquo y activa participativa desde una jerarquizacioacuten sentildealada del ldquogobierno de las leyesrdquo) y principios liberales en relacioacuten de contestacioacuten y complementacioacuten (desde una con-cepcioacuten general maacutes individualista con un eacutenfasis de la idea de los derechos como garantiacutea de autonomiacutea una visioacuten de la libertad maacutes negativa con un eacutenfasis en las virtudes principal-mente privadas con un fuerte recelo a cualquier tipo de intervencionismo del Estado) En ese producto necesariamente articulador entre principios diversos a un filoacutesofo de la conciliacioacuten como lo fue Carlos Vaz Ferreira que apostaba a la superacioacuten de ldquooposiciones falsasrdquo sin re-celos ante las soluciones transaccionales que reuniacutean principios de procedencia distinta se le presentaba una tarea adecuada de persuasioacuten colectiva Era en verdad el filoacutesofo indicado Los sentildealamientos que siguen lo revelan
Por ejemplo sus elucubraciones y especulaciones acerca de coacutemo evitar la polarizacioacuten artificial de las teoriacuteas del socialismo y del individualismo apuntaban muy claramente en esa direccioacuten En el conjunto de conferencias que luego fueron publicadas bajo el tiacutetulo de Sobre los problemas sociales sin incurrir en la viacutea del eclecticismo que como vimos rechazaba Vaz Ferreira buscoacute reflexionar con el relieve prioritario en una reelaboracioacuten pertinente sobre ldquoel conflicto de las ideas de igualdad y libertadrdquo En esa direccioacuten comenzaba por marcar su re-chazo a las visiones individualistas y socialistas maacutes riacutegidas
Ademaacutes de su dureza el individualismo nos aparece como la teoriacutea que de hecho sostiene el reacutegimen actual y entonces va hacia ella nuestra antipatiacutea por la desigualdad excesiva por la inseguridad por el triunfo del no superior por ejemplo la capacidad econoacutemica Dema-siada predominancia de lo econoacutemico absorbiendo la vidahellip Y justificacioacuten de todo lo que estaacute como la herencia ilimitada la propiedad de la tierra ilimitadahellip Ahora el ldquosocialismordquo nos produce desde luego efectos simpaacuteticos por maacutes humano hasta su mismo lenguaje y sus mismas foacutermulashellip maacutes bondad maacutes fraternidad maacutes solidaridad no abandonar a nadie [hellip] Simpaacutetico tambieacuten por la tendencia a la igualdad en el buen sentido [hellip] En cambio antipaacutetico o temible por las limitaciones que parecen inevitables para la libertad y para la personalidad Limitaciones a la individualidad Tendencia igualante en el mal sentido [hellip] Autoridad leyes gobierno prohibiciones imposiciones demasiado de todo eso Y demasiado estatismo tambieacuten [hellip]88
88 Carlos Vaz Ferreira Sobre los problemas sociales op cit pp 24-25
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En su identificacioacuten del ldquoasuntordquo y en la eleccioacuten de las interpelaciones maacutes precisas para su problematizacioacuten no casualmente Vaz Ferreira reflexionaba acerca de los desafiacuteos del exceso de uniformidad y de Estado temas tan presentes en el Uruguay de su tiempo y en buena me-dida en el que siguioacute despueacutes de su muerte De alliacute que no podiacutea resultar extrantildeo que el filoacute-sofo pasara a recorrer lo que llamoacute ldquolos dilemas de los socialismosrdquo (ldquoo suponer un cambio espiritual demasiado grande en la humanidad o suprimir la libertad o la utopiacutea psicoloacutegica o la tiraniacuteardquo) en procura de encontrar caminos para una ldquofoacutermula superadorardquo
asegurar (por socializacioacuten o como fuera) a cada individuo esas necesidades gruesas pero como punto de partida para la libertad a la cual se dejariacutea todo el resto Dar asiacute por una parte un buen miacutenimum asegurado al individuo igualacioacuten sobre este miacutenimum Y dejar libre la parte maacutes viva del espiacuteritu social la parte renovadora y descubridora el impulso lo ldquopara ade-lanterdquo lo ldquotanteanterdquohellip Asegurar lo grueso se diriacutea fijariacutea suficiente independencia bienestar e igualdad quedando aun bastante variedad iniciativa fermentalidad89
En sus reflexiones sobre el tema de la propiedad de la tierra (a propoacutesito de la doctrina georgista con su innegable impacto ideoloacutegico en el Uruguay desde su recepcioacuten por el ldquoprimer batllismordquo) en sus disquisiciones sobre los imperativos moralizadores en el plano ciacutevico en sus estudios y propuestas en el terreno de la educacioacuten y la pedagogiacutea o en sus especulaciones en torno a los feminismos (en plural) Vaz Ferreira asumioacute en verdad el reto de reelaborar con rigor las ideas de manera de buscar una foacutermula exigente capaz de escapar de los atajos infeacutertiles (ldquono fermentalesrdquo) tanto de la ldquooposicioacuten paralizanterdquo como de la pereza del ldquoeclecticismordquo En el plano de las ideas poliacuteticas y sociales disponibles en su tiempo y con la preocupacioacuten focalizada en la vida del ciudadano ldquorealrdquo aunque lo nombrara de manera diferente resultaba bastante evidente que la buacutesqueda de Vaz Ferreira apuntaba a afirmar ldquovaloresrdquo y ldquovirtudesrdquo que permitieran la defensa de una igualdad ciudadana posible y no agobiante (ldquorepublicanismo moralrdquo) sin menoscabar por ello un aacutepice los despliegues individuales (ldquoy el resto a la libertadrdquo ldquolas soluciones de libertad tienden de hecho al bienrdquo ldquoliberalismordquo en suma) desarrollo que consideraba impostergable para el ejercicio de la buena ciudadaniacutea
De ese modo el cruce clave entre filosofiacutea y poliacutetica pasaba en Vaz Ferreira por establecer los viacutenculos entre un ldquoloacutegico punto de partida comuacutenrdquo y una aspiracioacuten tambieacuten convergente
Se establece asiacute una conciliacioacuten relativa en las doctrinas Estas quedariacutean no como direccio-nes divergentes desde el punto de vista inicial sino como direcciones que se separariacutean maacutes o menos lejos despueacutes de recorrer el principio del camino en comuacuten Por eso yo creo no soacutelo que la doctrina que profeso representa una verdad miacutenima una solucioacuten miacutenima de derecho sino que deberiacutea ser el punto de partida comuacuten de todas las doctrinas y tendencias que todas deberiacutean sin violencia reconocer este derecho y partiendo de eacutel emprender sus discusiones para el resto [hellip] [dejando] abierta la discusioacuten sobre la base de algo comuacuten90
89 Ibid pp 93-94 90 Carlos Vaz Ferreira Sobre la propiedad de la tierra Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957 p 327
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Pero Carlos Vaz Ferreira como hemos adelantado no soacutelo contribuyoacute a la construccioacuten de una cultura poliacutetica democraacutetica en el Uruguay a traveacutes de su metoacutedica reflexioacuten filosoacutefica sino que tambieacuten supo de contribuciones ciacutevicas en el campo de los pronunciamientos concretos de un ciudadano comprometido En 1933 como vimos confrontoacute al proceso golpista y previno contra las duras consecuencias del quiebre de las instituciones a traveacutes de una carta publicada por la prensa el 15 de febrero de 1933 y editada como folleto luego de la consumacioacuten del golpe bajo el sugestivo tiacutetulo de ldquoFrente al mayor crimenrdquo91
Ante la inminencia del golpe de Estado Vaz Ferreira no soacutelo dejaba constancia de sus convicciones ciacutevicas sino que apostaba una vez maacutes a la persuasividad puacuteblica de su reflexioacuten filosoacutefica Para hacer a esta maacutes convincente no vacilaba en sentildealar sus criacuteticas a la Constitu-cioacuten vigente pese a juzgarla ldquoindiscutiblemente buenardquo porque ldquodistribuiacutea el gobierno entre muchos hombres y daba coparticipacioacuten en eacutel a los diversos partidosrdquo le achacaba el hundi-miento de sus ldquomejores proyectosrdquo aludiendo al bloqueo de sus propuestas de los ldquoparques escolaresrdquo (a los que calificaba como ldquolo maacutes fecundo y bueno que se hubiera hecho en el paiacutesrdquo) y del ldquoInstituto de Estudios Superioresrdquo asiacute como la promocioacuten de pactos de ldquoreparti-cioacuten de empleosrdquo (ldquoserios males [hellip] en la moral individual y ciacutevica sin contar lo que afectan a la capacidad teoacutericardquo)92 Sin embargo su conclusioacuten era categoacuterica
necesitamos auacuten maacutes que otros de la democracia y de la paz Ese debe ser el punto de vista nacional [hellip] Comprometer esa superioridad nuestra es especialmente criminal no soacutelo por-que esa superioridad es espiritual sino porque no es uacutenicamente nuestra nosotros en este momento somos de toda Ameacuterica porque somos ejemplo93
En la hora de la verdad cuando la sociedad uruguaya descubriacutea la significacioacuten enorme de la crisis de uno de sus principales siacutembolos y referentes de identificacioacuten colectiva como lo era el culto irrestricto de la legalidad Vaz Ferreira volviacutea a ser referente ciacutevico insoslayable94 Ese filoacutesofo de razonamiento amplio pero tambieacuten de rigor y de exigencias ese pensador que rei-vindicaba el camino de la conciliacioacuten pero rechazaba de manera frontal los atajos del eclecti-cismo advertiacutea tambieacuten con claridad que el sustento de una moral ciudadana soacutelida no podiacutea sino cimentarse en una actitud de consecuencia firme entre las ideas y las praacutecticas
91 Carlos Vaz Ferreira Incidentalmentehellip (Algunas cartas discursos y notas) Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957 pp 44 y 48 Se trataba de una carta puacuteblica que con fecha 11 de febrero de 1933 Vaz Ferreira enviara al Comiteacute de Defensa de la Libertad y la Democracia El Diacutea El Paiacutes y Diario del Plata la publicaron el 15 de ese mes mientras que el citado Comiteacute la editoacute como folleto en abril de 1933 ya verificada la quiebra institucional bajo el tiacutetulo ldquoVaz Ferreira frente al mayor crimenrdquo 92 Carlos Vaz Ferreira Incidentalmente op cit pp 46-47 93 Ibid p 4594 Tambieacuten lo seriacutea en los antildeos siguientes no soacutelo ante coyunturas o acontecimientos locales sino ante eventos de una cada vez maacutes polarizada escena internacional Y en sus pronunciamientos siempre quiso poner de manifiesto una independencia maacutexima en la opinioacuten un sentildealamiento muy preciso de la postura propia de manera de no soacutelo mar-car con claridad una posicioacuten sino tambieacuten anticiparse a cualquier malentendido u omisioacuten Asiacute lo hizo por ejemplo el 15 de marzo de 1938 en su ldquoCarta abierta dirigida a la Comisioacuten Organizadora del Congreso Nacional de Coor-dinacioacuten de la ayuda a Espantildea republicanardquo (veacutease ibid p 73) o una deacutecada despueacutes en un ldquoProyecto de declaracioacuten frente al imperialismo sovieacuteticordquo que Vaz Ferreira presentariacutea en el Ateneo el 13 de abril de 1948 en su calidad de presidente de dicha institucioacuten (ibid pp 119-120)
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Silveira Pablo da y Susana Monreal Liberalismo y jacobinismo en el Uruguay batllista La poleacutemica entre Joseacute E Rodoacute y Pedro Diacuteaz Montevideo TaurusFundacioacuten Banco de Boston 2003
Tani Rubeacuten Pensamiento y utopiacutea en Uruguay Varela Rodoacute Figari Piria Vaz Ferreira y Ardao Montevideo Hum 2011
Vaz Ferreira Carlos ldquoDos paralogismos y sus consecuenciasrdquo en Anales de Instruccioacuten Primaria tomo i antildeo i nordm 1 Montevideo 1903
mdashmdash ldquoProyecto sobre asistencia media obligatoriardquo en Anales de Instruccioacuten Primaria tomo i antildeo i nordm 2 Mon-tevideo 1903
mdashmdash ldquoDos ideas directrices pedagoacutegicas y su valor respectivordquo en Anales de Instruccioacuten Primaria tomo i antildeo i nordm 2 3 4 y 5 y antildeo ii nordm 6 Montevideo 1903 y 1904
mdashmdash La exageracioacuten y el simplismo en Pedagogiacutea Montevideo El Siglo Ilustrado 1908
mdashmdash ldquoLos concursos escolaresrdquo en Anales de Instruccioacuten Primaria antildeos xii-xiii tomo xiii nordm 1-18 Montevideo 1916
mdashmdash Lecciones sobre Pedagogiacutea y cuestiones de Ensentildeanza (con aplicacioacuten a la secundario-preparatoria) Monte-video A Barreiro y Ramos 1918 (reed en 3 vols en 1957 por la Caacutemara de Representantes)
mdashmdash Estudios pedagoacutegicos Serie II Tres conferencias pedagoacutegicas Barcelona Talleres de Artes Graacuteficas Henrich y Ciacutea 1921
mdashmdash Estudios Pedagoacutegicos 3 vols Barcelona Heinrich y Ciacutea 1921-1922
mdashmdash ldquoLos parques escolares y la educacioacuten fiacutesicardquo en Revista de Educacioacuten antildeo vi nordm 57-58 Montevideo 1927
mdashmdash Sobre feminismo Montevideo Sociedad de Amigos del Libro Rioplatense 1933
mdashmdash Loacutegica viva (Adaptacioacuten praacutectica y didaacutectica) 2ordf ed Buenos Aires Losada 1952
mdashmdash ldquoCarta abierta dirigida a la Comisioacuten Organizadora del Congreso Nacional de Coordinacioacuten de la ayuda a Es-pantildea republicanardquo en Incidentalmentehellip (Algunas cartas discursos y notas) Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957
mdashmdash ldquoProyecto de declaracioacuten frente al imperialismo sovieacuteticordquo en Incidentalmentehellip (Algunas cartas discursos y notas) Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957
mdashmdash Incidentalmentehellip (Algunas cartas discursos y notas) Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representan-tes de la Repuacuteblica Oriental del Uruguay 1957
mdashmdash Sobre la ensentildeanza en nuestro paiacutes (Resumen de algunos proyectos ideas y actuacioacuten) Montevideo Caacutemara de Representantes 1957
mdashmdash Sobre la propiedad de la tierra Montevideo Caacutemara de Representantes 1957
mdashmdash Sobre los problemas sociales Montevideo Homenaje de la Caacutemara de Representantes de la Repuacuteblica Orien-tal del Uruguay 1957
mdashmdash Fermentario Montevideo Ministerio de Relaciones ExterioresUniversidad del Trabajo del Uruguay 2005
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Resumen abstract
Filosofiacutea y poliacutetica en Uruguay Carlos Vaz Ferreira y la promocioacuten del ldquorepublicanismo liberalrdquo
A partir del marco analiacutetico del estudio de las relaciones entre filosofiacutea y poliacutetica en el Uruguay del 900 se explora el tema de la particular contribucioacuten de Carlos Vaz Ferreira en la configuracioacuten ndashconflictiva y fuertemente negociadandash de la matriz predominante de la ciudadaniacutea uruguaya en el periacuteodo considerado En esa direccioacuten se argumenta en torno a la hipoacutetesis que presenta a Vaz Ferreira como uno de los principales ldquomediadoresrdquo en la construccioacuten de la matriz perdurable del ldquorepublicanismo liberalrdquo nuacutecleo de la ideologiacutea poliacutetica prevaleciente en aquel Uruguay claacutesico del primer batllismo El anaacutelisis que sigue enfatiza algunos ejes de reflexioacuten especiacuteficos el sentildealamiento de las dimensiones que podriacutean considerarse maacutes poliacuteticas en la biografiacutea de Vaz Ferreira su protagonismo junto a Rodoacute en la promocioacuten de una siacutentesis posible entre positivismo y espiritualismo la consideracioacuten de algunos de sus aportes especiacuteficos en los terrenos de la educacioacuten y del debate sobre la moral puacuteblica asiacute como del anaacutelisis de los problemas sociales de su eacutepoca y el destaque de principios morales de proyeccioacuten ciudadana
Palabras clave Uruguay filosofiacutea poliacutetica ciudadaniacutea republicanismo liberal
Philosophy and politics in Uruguay Carlos Vaz Ferreira and ldquoliberal republicanismrdquo promotion
From the analytical framework of the study of the relationship between philosophy and politics in 1900 Uruguay the article explores the distinctive contributions of Carlos Vaz Ferreira in the conflictive and strongly negotiated configuration of the dominant matrix of the Uruguayan citizenship in the period In this direction it is argued about the hypothesis that presents Vaz Ferreira as one of the main ldquomediatorsrdquo in building the enduring matrix of ldquoliberal republicanismrdquo core of the political ideology prevailing in that classic Uruguay of first batllismo The following analysis emphasizes around some specific lines of thought the indication of the more political dimensions in Vaz Ferreira biography his role with Rodoacute in promoting a possible synthesis between positivism and spiritualism the consideration of some of its specific contributions in the fields of education and in the debate on public morals and the analysis of social problems of his time and the highlight of moral principles of citizenship
Keywords Uruguay Philosophy Politics Citizenship Liberal republicanism
Fecha de recepcioacuten del original 1272012Fecha de aceptacioacuten del original 1032013
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 117-136
Centro de Investigacioacuten y Docencia Econoacutemicas Meacutexico
Rafael Rojas
Socialistas en ManhattanLa Revolucioacuten Cubana en Monthly Review
El debate sobre la Revolucioacuten Cubana en la izquierda newyorkina de los sesenta es incom-prensible sin la revista Monthly Review fundada y dirigida por los marxistas Paul M
Sweezy y Leo Huberman en 1949 Sweezy fue alumno en Harvard del economista liberal de origen austriacuteaco Joseph Schumpeter (1883-1950) y de Francis Otto Matthiessen (1902-1950) historiador de la cultura norteamericana del siglo xix Del primero autor de Imperialism and Social Classes (1919) heredoacute la disciplina analiacutetica Del segundo autor de American Renais-sance Art and Experience in the Age of Emerson and Whitman (1941) erudito gay y suicida la vocacioacuten de izquierda Fue Matthiessen quien legoacute a Sweezy la inversioacuten inicial para una publi-cacioacuten socialista criacutetica del capitalismo y distante sin embargo del comunismo prosovieacutetico
Ese fue el noble origen intelectual asegurado por dos presencias tutelares como Schum-peter y Matthiessen fallecidos ambos en 1950 de Monthly Review la revista que por maacutes de veinticinco antildeos Sweezy dirigiriacutea con su amigo Leo Huberman hasta la muerte de este en 1968 Nacido en Manhattan en 1910 en una familia de banqueros ndashsu padre fue por muchos antildeos ejecutivo del First National Bank de Nueva Yorkndash Sweezy se inclinoacute desde muy joven por las visiones criacuteticas de la economiacutea moderna por el estudio de las mutaciones del capita-lismo industrial y por la ponderacioacuten de las diversas alternativas de poliacuteticas econoacutemicas y fi-nancieras que circulaban dentro de la izquierda norteamericana y europea desde mediados de la deacutecada de 1930
La formacioacuten de Sweezy en Harvard coincide con la reorientacioacuten de la poliacutetica social y econoacutemica norteamericana tras el crack del rsquo29 que propicioacute la aplicacioacuten del paradigma key-nesiano a la economiacutea poliacutetica y los intentos de articulacioacuten de una poliacutetica social de Estado en las dos uacuteltimas administraciones de Franklin Delano Roosevelt Fueron esos tambieacuten fines de los rsquo30 y principios de los rsquo40 antildeos del impulso a los frentes amplios de la izquierda en Europa Ameacuterica Latina y los Estados Unidos y a las alianzas entre los partidos comunistas y otras fuerzas progresistas con el fin de combatir el ascenso del fascismo en Europa y de respaldar a la Revolucioacuten Mexicana y a la Repuacuteblica Espantildeola acosadas por enemigos internos y externos
Durante una estancia en Londres a mediados de los rsquo40 Sweezy dio forma definitiva a un manuscrito en que veniacutea trabajando desde los antildeos de sus estudios en Harvard que apare-ceriacutea bajo el tiacutetulo de The Theory of Capitalist Development (1946) Desde entonces el mar-xismo de Sweezy abriacutea un campo de interlocucioacuten fundamental con el pensamiento de la iz-
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quierda teoacuterica latinoamericana Al colocar en el centro la reflexioacuten sobre el desarrollo desde la teoriacutea econoacutemica de lo que hoy podriacuteamos entender como un keynesianismo radical este socialista newyorkino iniciaba uno de los diaacutelogos maacutes fecundos entre las izquierdas de los Estados Unidos y Ameacuterica Latina en el siglo xx
Desde el primer editorial de Monthly Review en mayo de 1949 Paul Sweezy y Leo Hu-berman defendieron un socialismo maacutes derivado de la aplicacioacuten directa de las ideas de Marx a realidades concretas del capitalismo mundial como las de los paiacuteses coloniales o poscolo-niales que de la adopcioacuten acriacutetica de la liacutenea ideoloacutegica o poliacutetica de Moscuacute No deja de ser significativo que en aquel primer nuacutemero luego del editorial que presentaba la revista como una publicacioacuten socialista independiente se insertara un artiacuteculo de Albert Einstein en el que el cientiacutefico apostaba por un socialismo humanista y pacifista Einstein no citaba en su escrito a Marx a Engels o a Lenin sino al socioacutelogo norteamericano Thorstein Veblen (1857-1929) ndashque curiosamente habiacutea sido duramente criticado por Sweezy tres antildeos antes en The New Republicndash quien habiacutea llamado a dejar atraacutes ldquola fase depredadora del desarrollo humanordquo1
Cuatro antildeos despueacutes de Hiroshima y Nagasaki Einstein sosteniacutea que en la era de la bomba atoacutemica la ciencia y la eacutetica debiacutean auxiliarse mutuamente en la creacioacuten de un modo de desa-rrollo social que preservara a la especie humana Su artiacuteculo no careciacutea de llamados al mejora-miento de las condiciones de vida de los trabajadores y a la reversioacuten de la pobreza y el desem-pleo pero asiacute como veiacutea algunas ventajas para la distribucioacuten del ingreso en la implementacioacuten de principios de la economiacutea planificada temiacutea por las libertades individuales bajo un Estado totalitario Maacutes cerca de Weber o del propio Veblen que de Marx o de Lenin Einstein pensaba que la democracia seguiacutea siendo el mecanismo mejor dotado para contrarrestar el aumento de la burocracia y el incremento del rol regulador del Estado sobre la economiacutea y la sociedad
Sin embargo es necesario recordar que una economiacutea planificada auacuten no es socialismo Una economiacutea planificada como tal puede ser acompantildeada por una completa esclavizacioacuten del indivi-duo Para alcanzar el socialismo es necesario resolver algunos problemas sociopoliacuteticos extrema-damente difiacuteciles en vista de la centralizacioacuten extensiva del poder poliacutetico y econoacutemico iquestcoacutemo es posible evitar que la burocracia se vuelva todopoderosa y arrogante iquestCoacutemo proteger los derechos de los individuos de manera a asegurar un contrapeso democraacutetico al poder de la burocracia2
Una lectura de los ensayos reunidos por Sweezy en el libro Socialism (1949) el mismo antildeo de la fundacioacuten de la revista nos persuade de que su concepto de socialismo era distinto al de Einstein3 Las simpatiacuteas de Sweezy y de Huberman por los modelos de planificacioacuten de la economiacutea y sus objeciones a las democracias representativas de Occidente eran desde luego
1 Albert Einstein ldquoiquestWhy socialismrdquo Monthly Review vol 1 nordm 1 mayo de 1949 Para la criacutetica de Sweezy a Ve-blen veacutease Paul M Sweezy The Present as History Essays and reviews on Capitalism and Socialism Nueva York Monthly Review Press 1953 pp 295-3012 Ibid [Traduccioacuten de los editores texto original ldquoNevertheless it is necessary to remember that a planned economy is not yet socialism A planned economy as such may be accompanied by the complete enslavement of the individual The achievement of socialism requires the solution of some extremely difficult socio-political problems how is it possible in view of the far-reaching centralization of political and economic power to prevent bureaucracy from becoming all-powerful and overweening How can the rights of the individual be protected and therewith a demo-cratic counterweight to the power of bureaucracy be assuredrdquo] 3 Paul M Sweezy Socialism Nueva York McGraw-Hill Company 1949 pp 12-32
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mayores que las del cientiacutefico alemaacuten La conceptualizacioacuten del socialismo del legendario creador de la teoriacutea de la relatividad serviacutea sin embargo a los editores de Monthly Review para colocar el espacio de legitimacioacuten teoacuterica e ideoloacutegica de la revista fuera de la subordinacioacuten directa a Moscuacute Ese descentramiento que se veriacutea reforzado por un marcado intereacutes por China y otras zonas de conflicto para la urss estalinista y postestalinista como Ameacuterica Latina y el Caribe acentuaron el comunismo no prosovieacutetico de estos socialistas newyorkinos
Aunque como veremos el socialismo de Monthly Review no sostuvo una relacioacuten acriacute-tica con las ldquodemocracias popularesrdquo de Europa del Este tampoco es correcto identificarlo con el socialismo liberal y democraacutetico que defendiacutean algunos intelectuales de Nueva York en los antildeos iniciales de la Guerra Friacutea como Irving Howe Lionel Trilling y los grupos de Partisan Review y posteriormente Dissent que impugnaron abiertamente el totalitarismo comunista Habiacutea en estos sectores de la izquierda liberal una resuelta aproximacioacuten al trotskismo y a la socialdemocracia que no se encuentra en Monthly Review publicacioacuten que en resumidas cuentas fue respaldada por el Partido Comunista de los Estados Unidos
En las paacuteginas que siguen quisiera reconstruir el estado de la reflexioacuten marxista sobre la economiacutea capitalista especialmente para los paiacuteses en desarrollo en la obra de Paul Sweezy y Leo Huberman y desde luego en Monthly Review en la primera deacutecada de la publicacioacuten de 1949 a 1959 Luego me gustariacutea aportar algunos elementos a la historia de las relaciones de Sweezy Huberman y Monthly Review con la Revolucioacuten Cubana Me interesa sobre todo ins-cribir esas relaciones dentro de la historia mayor de los encuentros y desencuentros entre la iz-quierda newyorkina y el socialismo insular durante los antildeos rsquo60 El respaldo de Sweezy y Hu-berman a la Revolucioacuten Cubana durante aquella deacutecada fue decisivo pero no libre de conflictos
iquestQueacute socialismo
La directa relacioacuten de Paul M Sweezy y otros intelectuales de la izquierda newyorkina con el Partido Comunista de los Estados Unidos del que no siempre fueron miembros es insuficiente para explicar el tipo de socialismo que se defendiacutea en Manhattan en aquellos antildeos A la pecu-liaridad de un Partido Comunista como el norteamericano que desde los tiempos de Earl R Browder habiacutea experimentado una de las variantes maacutes flexibles de las tesis del ldquofrente ampliordquo y la ldquoalianza de clasesrdquo y que debioacute defenderse ademaacutes del macarthysmo y el anticomunismo en los antildeos rsquo50 habriacutea que agregar en el caso de Sweezy y otros marxistas norteamericanos de su generacioacuten el contacto fluido con economistas y socioacutelogos liberales y funcionalistas y el apego a los modos heterodoxos del marxismo occidental especialmente del britaacutenico
Disciacutepulo de Schumpeter Sweezy debatiacutea con las ideas econoacutemicas de este uacuteltimo y de los keynesianos de la generacioacuten anterior sin desechar del todo las propuestas liberales como era de rigor en la ortodoxia sovieacutetica Ya en The Theory of Capitalist Development (1942) era perceptible el intereacutes de Sweezy en impugnar la economiacutea poliacutetica liberal en su punto de mayor aproximacioacuten al marxismo que a su juicio se habiacutea producido con autores como John May-nard Keynes y el propio Schumpeter4 Los keynesianos y los schumpeterianos habiacutean logrado
4 Paul M Sweezy The Theory of Capitalist Development Principles of Marxian Political Economy Nueva York Oxford University Press 1942 pp 51-52
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los mayores avances en la teoriacutea econoacutemica liberal desde los tiempos de Smith y Ricardo pero a juicio de Sweezy se resistiacutean obtusamente a aceptar la teoriacutea del valor de Marx
De los estudios de Matthiessen sobre el pensamiento y la literatura de Walt Whitman Henry David Thoreau Ralph Waldo Emerson y los trascendentalistas norteamericanos de fines del siglo xix Sweezy retuvo la importancia de la diversidad ideoloacutegica del pasado y de la perspectiva histoacuterica del presente5 Puso esos dos principios en funcioacuten del estudio del capita-lismo en los Estados Unidos a mediados del siglo xx desde un socialismo democraacutetico y americano en el sentido que Matthiessen desde su cristianismo daba a estos adjetivos Sin la religiosidad de Matthiessen y con una visioacuten maacutes positiva de la urss y de Europa del Este Sweezy intentaba defender un socialismo capaz de debatir y dialogar con el liberalismo pro-gresista de Keynes o Schumpeter de A C Pigou o de Alvin H Hansen Hay una diferencia sustancial en el tono amistoso con que Sweezy polemizoacute con estos uacuteltimos y el estilo confron-tativo que adoptoacute al enjuiciar por ejemplo The Road to Serfdom (1944) de F A Hayek6
Como muchos marxistas britaacutenicos de su generacioacuten (Raymond Williams E P Thomp-son Eric Hobsbawm) Sweezy apostoacute desde un inicio por la lectura directa de los textos de Marx y Lenin sobre todo prescindiendo de las mediaciones del marxismo sovieacutetico La distin-cioacuten entre una teoriacutea ldquomarxianrdquo y otra ldquomarxistrdquo le sirvioacute para privilegiar la interlocucioacuten con las fuentes claacutesicas sin verse forzado a pasar por la aduana ideoloacutegica de los manuales mosco-vitas Esa eleccioacuten lo acercaba al marxismo como teoriacutea econoacutemica y poliacutetica y lo distanciaba de la idea del marxismo como filosofiacutea o incluso como materialismo dialeacutectico e histoacuterico Esa manera de entender a Marx y a Lenin que lo aproximaba a otros pensadores norteamerica-nos como Charles Wright Mills y Edmund Wilson le aseguraba un contacto plural con la tra-dicioacuten marxista en la que las posiciones de Edward Bernstein y Karl Kautsky Rosa Luxem-burgo y Rudolf Hilferding eran repasadas sin las habituales excomuniones de la ortodoxia7
La aproximacioacuten de Sweezy al pensamiento de Wright Mills y su criacutetica a la teoriacutea de Oskar Lange sobre el fascismo como ldquoimperialismo popularrdquo son indicativas de los liacutemites de aquella flexibilidad teoacuterica8 Asiacute como valoraba positivamente el desplazamiento de un weberiano como Wright Mills hacia el anaacutelisis posfuncionalista de las clases sociales descon-fiaba de las interpretaciones del fascismo como una modalidad de imperialismo sustancial-mente distinta del imperialismo liberal o democraacutetico Como Lenin o como Rudolf Hilferding a quien usa como apeacutendice en The Theory of Capitalist Devlopment (1942) Sweezy pensaba que el imperialismo estaba ligado al fenoacutemeno global del desarrollo del capitalismo financie-ro9 Un fenoacutemeno que a su juicio despueacutes de la Segunda Guerra Mundial hariacutea crisis funda-mentalmente en el Tercer Mundo colonial o poscolonial10
Sin dejar de ser una publicacioacuten comunista Monthly Review logroacute mantener una liacutenea edi-torial con distancias notables con el dogmatismo sovieacutetico durante una deacutecada como la de 1950 caracterizada por el ascenso del anticomunismo en la esfera puacuteblica que propiciaron las cam-
5 Paul M Sweezy y Leo Huberman (eds) F O Matthiessen A Collective Portrait (1902-1950) Nueva York Henry Schuman 1950 pp 3-206 Paul M Sweezy The Present as Historyhellip op cit pp 253-2907 Paul M Sweezy The Theory of Capitalist Developmenthellip op cit pp 192-2068 Ibid p 47 Paul M Sweezy Modern Capitalism and Other Essays Nueva York Monthly Review Press 1972 pp 92-109 9 Ibid pp 375-37810 Ibid pp 15-24
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pantildeas del senador Joseph MacCarthy y la Smith Act Sweezy personalmente se opuso a la aplicacioacuten de esta uacuteltima contra liacutederes comunistas como Carl Marzani y fue un criacutetico tenaz del macarthysmo y las caceriacuteas de brujas contra las izquierdas socialistas Aun asiacute Monthly Review no dejoacute de cuestionar los elementos imperiales de la poliacutetica sovieacutetica la ldquoera de Sta-linrdquo la poliacutetica de Moscuacute hacia la comunidad judiacutea o el rechazo del dogmatismo marxista-le-ninista al psicoanaacutelisis11
A mediados de la deacutecada de 1950 tras la muerte de Stalin y las denuncias de sus criacutemenes en el xx Congreso del pcus Sweezy reafirmoacute la idea de un ldquosocialismo marxianordquo directa-mente relacionado con la teoriacutea del capitalismo de Marx que provocoacute un debate sobre el futuro de la izquierda comunista en los Estados Unidos en las paacuteginas de la revista12 La foacutermula del ldquosocialismo marxianordquo le permitiacutea ademaacutes deshacerse coacutemodamente del legado del mar-xismo sovieacutetico de Nicolai Bujarin a los manualistas de los rsquo50 (Afanasiev Constantinov Nikitinhellip) que no tienen la menor presencia en su obra pero tambieacuten librarse de las disensio-nes provocadas por el trotskismo que a pesar de su fuerza entre los intelectuales de Nueva York tampoco logroacute abrirse campo en Monthly Review
La importancia creciente que Sweezy dio a los problemas de los paiacuteses subdesarrollados en los rsquo50 preparoacute en buena medida su raacutepida insercioacuten en el debate sobre la Revolucioacuten Cubana y el socialismo en Ameacuterica Latina Llama la atencioacuten que en 1959 mientras otras publicaciones de la izquierda newyorkina celebran ese evento revolucionario en el Caribe Monthly Review no dedique un solo artiacuteculo al proceso cubano El tema fundamental de la revista en 1959 fue China las dinaacutemicas econoacutemicas y sociales del comunismo chino en el momento del Gran Salto Adelante impulsado por Mao13 El intereacutes en China en un momento de claro distanciamiento entre Moscuacute y Pekiacuten teniacutea que ver tanto con el rechazo de Sweezy y Huberman a la ortodoxia sovieacutetica como con la importancia que ambos daban al socialismo en el Tercer Mundo
Aunque no dedicaron ninguacuten nuacutemero a Cuba en 1959 los editores de Monthly Review abrieron algunas discusiones teoacutericas que seriacutean de la mayor importancia para la izquierda new-yorkina En el nuacutemero del verano aparecieron los ensayos de Ralph Miliband sobre el ldquonuevo capitalismordquo y de William Appleman Williams sobre el ldquonuevo estilo imperialrdquo que reforzaron la perspectiva tercermundista del debate sobre el capitalismo y el imperialismo14 En esa misma liacutenea se colocoacute el interesante estudio de Hobert P Sturm y Francis D Wormuth sobre la ldquoeacutelite del poder internacionalrdquo en el que aplicaban el conocido concepto de Wright Mills al sistema corporativo del capitalismo financiero mundial15 La redefinicioacuten teoacuterica del capitalismo en Monthly Review se haciacutea acompantildear por una redefinicioacuten de la propia teoriacutea marxista
11 Paul A Baran ldquoOn Soviet Themesrdquo Monthly Review vol 8 nordm 3 julio de 1956 Anna Louise Strong ldquoCritique of Stalin Erardquo en ibid Joshua Kunitz ldquoKrushchev and the Jewsrdquo en ibid12 Paul M Sweezy ldquoMarxian Socialismrdquo Monthly Review vol 8 nordm 7 noviembre de 195613 D D Kosambi ldquoChinarsquos Communesrdquo Monthly Review vol 10 nordm 10 marzo de 1959 pp 369-378 Charles Bet-telheim ldquoChinarsquos Economic Growthrdquo ibid pp 429-458 Keith M Buchanan ldquoThe Many Faces of Chinardquo ibid vol 11 nordm 1 mayo de 1959 pp 8-18 Paolo Sylos Labini ldquoChinese Economy and Economicsrdquo ibid vol 11 nordm 3 julio-agosto de 1959 Keith M Buchanan ldquoSouth from Chinardquo ibid vol 11 nordm 4 septiembre de 1959 pp 149-154 14 Ralph Miliband ldquoThe New Capitalism A View from Abroadrdquo Monthly Review vol 11 nordm 3 julio-agosto de 1959 William Appleman Williams ldquoEmpire New Stylerdquo ibid15 Hobert P Sturm y Francis D Wormuth ldquoThe International Power Eliterdquo Monthly Review vol 11 nordm 7 diciembre de 1959
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En los uacuteltimos nuacutemeros del rsquo59 Paul Baran figura clave de la revista impulsoacute dos deba-tes que describen algunas aristas de esa redefinicioacuten Uno sobre marxismo y psicoanaacutelisis y otro sobre la teoriacutea marxista misma con la intervencioacuten de Joseph Starobin y Stanley Moore en el que predominoacute la criacutetica al estatuto doctrinal de la filosofiacutea marxista-leninista en la Unioacuten Sovieacutetica y a la burocratizacioacuten del socialismo en Europa del Este16 Sin suscribir posiciones de la socialdemocracia o del trotskismo como la que podriacutea asociarse a Max Shachtman en su The Bureaucratic Revolution The Rise of the Stalinist States (1962) en aquellos antildeos Monthly Review tambieacuten reflejaba la desercioacuten que dentro de las filas comunistas prosovieacuteticas produjo la invasioacuten a Hungriacutea y la disputa entre Mao y Kruschev
Es en este clima ideoloacutegico y teoacuterico que Sweezy y Huberman comienzan a interesarse en Cuba El intereacutes surge precisamente en el momento en que se producen las primeras aproximaciones entre Moscuacute y La Habana se acelera el conflicto con los Estados Unidos y los liacutederes revolucionarios empiezan a posicionarse a favor del socialismo Mientras la Revolucioacuten Cubana se mantuvo dentro del horizonte liberal democraacutetico no interesoacute a los editores de Monthly Review pero en cuanto la agresiva poliacutetica de nacionalizacioacuten abrioacute la puerta a un modelo de planificacioacuten econoacutemica y a una afectacioacuten de los capitales de las grandes empresas norteamericanas se convirtioacute en un tema central de la revista
El tema cubano se introduce en el nuacutemero de mayo de 1960 con un interesante ensayo del criacutetico literario cubano aunque nacido en Canarias Manuel Pedro Gonzaacutelez profesor de la Universidad de California en Los Aacutengeles Gonzaacutelez era un estudioso de la obra de Joseacute Martiacute especialmente de las croacutenicas escritas por el poeta cubano en Nueva York a fines del siglo xix En esa eacutepoca Gonzaacutelez reuniacutea los ensayos sobre Martiacute que incluiriacutea en sus Indagaciones mar-tianas (1961) publicadas por la Universidad Central de Las Villas en Cuba El artiacuteculo de Gonzaacutelez publicado en Monthly Review se titulaba ldquoWhy Cubans Resent the usrdquo e intentaba ofrecer una explicacioacuten histoacuterica simple al creciente ldquoantiyanquismordquo de Fidel Castro y otros liacutederes de la Revolucioacuten Cubana17
El resentimiento de los cubanos hacia los Estados Unidos estaba justificado por datos de la historia como la intervencioacuten militar de 1898 y las ocupaciones de la isla desde ese antildeo hasta 1902 y de 1906 a 1909 por la Enmienda Platt (1901-1934) por la acumulacioacuten de la propiedad territorial en manos de las compantildeiacuteas comercializadoras de la agricultura y por el respaldo de Washington al reacutegimen inconstitucional de Fulgencio Batista en la primera etapa de su uacuteltimo gobierno Gonzaacutelez sugeriacutea como Chales Wright Mills y Waldo Frank que la Revolucioacuten Cubana era centralmente nacionalista no comunista por lo que si los Estados Unidos tolera-ban la recuperacioacuten de la soberaniacutea por parte de los cubanos las relaciones entre los dos paiacuteses podriacutean reencauzarse maacutes temprano que tarde
La poliacutetica de los Estados Unidos hacia la isla histoacutericamente habiacutea tenido dos caras como Jano La democraacutetica de la Enmienda Teller y la imperial de la Enmienda Platt Ante la Revolucioacuten Cubana debiacutea predominar la primera y evitar que a esta uacuteltima se la castigase como se habiacutea castigado al movimiento de Jacobo Arbens en Guatemala en 195418 Washing-ton seguacuten Gonzaacutelez debiacutea comprender que mientras maacutes hegemoacutenicas fueran sus poliacuteticas
16 Joseph Starobin Stanley Moore y Paul Baran ldquoMarxismrdquo Monthly Review vol 11 nordm 4 septiembre de 1959 pp 136-138 Paul Baran ldquoMarxism and Psychoanalisisrdquo ibid vol 11 nordm 5 octubre de 1959 pp 186-20017 Manuel Pedro Gonzaacutelez ldquoWhy Cubans Resent usrdquo Monthly Review vol 12 nordm 1 mayo de 1960 pp 18-2318 Ibid pp 19 y 21
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hacia Ameacuterica Latina maacutes dictaduras de izquierda o derecha se reproduciriacutean en la regioacuten y maacutes resentimiento nacionalista contra los Estados Unidos habriacutea en los paiacuteses del sur del he-misferio En contra de la liacutenea editorial de Monthly Review el ensayo de Gonzaacutelez presentaba la radicalizacioacuten comunista de las izquierdas nacionalistas como un mal evitable por medio de una poliacutetica no imperialista
En el nuacutemero del verano sin embargo Sweezy y Huberman reprodujeron iacutentegramente el libro de ambos Cuba Anatomy of a Revolution (1960) que introdujo otra manera de pensar el tema cubano dentro de la izquierda newyorkina y que fue uno de los pocos ndashpor no decir el uacutenicondash de las decenas de libros sobre Cuba que se publicaron en los Estados Unidos en aque-llos antildeos que tambieacuten fue editado en la isla por la editorial Vanguardia Obrera en 1961 Aunque no dejaban de reconocer el peso de la hegemoniacutea histoacuterica de los Estados Unidos sobre Cuba sobre todo en la construccioacuten de una economiacutea capitalista dependiente y subdesa-rrollada Sweezy y Huberman no centraban su argumentacioacuten en las reivindicaciones naciona-listas de la Revolucioacuten sino en el contenido ldquosocialistardquo de algunas de sus medidas como la reforma agraria la industrializacioacuten la reforma urbana la alfabetizacioacuten la salud y la educa-cioacuten masivas y gratuitas y la difusioacuten acelerada de una ideologiacutea de izquierda y una cultura de vanguardia
Lo nuevo de la Revolucioacuten Cubana no era el nacionalismo que podiacutea encontrarse ya en las izquierdas populistas latinoamericanas del siglo xx lo nuevo era la aparicioacuten de un Estado que convertiacutea en prioridad la distribucioacuten equitativa del ingreso la igualdad econoacutemica y la justicia social A eso Sweezy y Huberman lo llamaban ldquosocialismordquo sin entrar en excesivas disquisiciones terminoloacutegicas y extendiendo al proceso cubano el sentido que habiacutean dado a ese concepto en los primeros antildeos de Monthly Review y en el ya citado ensayo de Sweezy de 1949 Encontraban ese socialismo incluso desde el alegato de Fidel Castro La historia me absolveraacute (1954) y el programa inicial del Movimiento 26 de Julio luego del asalto al cuartel Moncada a pesar de que los referentes doctrinarios de los mismos no eran marxista-leninistas sino liberal-democraacuteticos19
Huberman y Sweezy aprovechaban algunos de los primeros reportajes y libros sobre la Revolucioacuten Cubana producidos por la prensa norteamericana entre mediados del rsquo59 y media-dos del rsquo60 como los de Ray Brenan y Jules Dubois para insistir en el ldquoempobrecimientordquo de la economiacutea cubana generado por la dependencia de los Estados Unidos20 Maacutes allaacute de que la historiografiacutea econoacutemica de Cuba dentro y fuera de la isla ha caracterizado las uacuteltimas deacuteca-das republicanas como de crecimiento no de recesioacuten lo que interesaba a los marxistas new-yorkinos era destacar el aumento de las brechas sociales en un capitalismo subdesarrollado y dependiente como el cubano De ahiacute que si los liacutederes revolucionarios eran conscientes de esta uacuteltima condicioacuten e intentaban enfrentarla con poliacuteticas concretas no podiacutean sino ser lla-mados socialistas
A diferencia de la mayoriacutea de los intelectuales de la izquierda newyorkina que sosteniacutean como Jean Paul Sartre que la Revolucioacuten Cubana careciacutea de ideologiacutea o que como Carleton Beals y Waldo Frank afirmaban que la ideologiacutea revolucionaria cubana era humanista agraria
19 Leo Huberman y Paul Sweezy Cuba Anatomy of a Revolution Nueva York Monthly Review Press 1961 pp 25-5520 Ibid pp 3-16
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nacionalista o antiimperialista pero no marxista Huberman y Sweezy defendiacutean la identidad socialista del proceso cubano Criticaban directamente la idea de Sartre e impugnaban la tesis del ldquohumanismordquo que atribuiacutean a Joseph Newman redactor de The New York Herald Tribune21 Como Wright Mills Huberman y Sweezy defendiacutean el derecho de Cuba a aliarse con la Unioacuten Sovieacutetica y utilizaban un concepto de socialismo no totalmente desconectado del marxismo-leninismo o de los comunismos de Europa del Este Sus advertencias recurrentes sobre la fase ldquotransitoriardquo de ese socialismo cubano como paso previo a una mayor estatalizacioacuten econoacute-mica remitiacutean directamente a la experiencia de la urss y de las ldquodemocracias popularesrdquo
De nuestra parte no dudamos en responder la nueva Cuba es una Cuba socialista Esto no significa que todos o siquiera que la mayoriacutea de los medios de produccioacuten hayan pasado a ser de propiedad puacuteblica Sin duda no lo son Pero como seguramente han dejado claro capiacutetulos anteriores el sector dinaacutemico y en ese sentido abrumadoramente decisivo es ahora el sector puacuteblico Maacutes aun aunque auacuten no ha sido formulado un plan econoacutemico exhaustivo no caben dudas de que lejos de ser aleatorias o descoordinadas las poliacuteticas y acciones econoacutemicas del gobierno son dirigidas por una autoridad suprema central ndashahora en proceso de instituciona-lizacioacuten en la Comisioacuten de Planeamiento y su Secretariadondash con el objetivo de optimizar sus efectos en la economiacutea como un todo22
Esto escribiacutean Sweezy y Huberman en el verano de 1960 cuando ni siquiera se habiacutean roto las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba y cuando la mayoriacutea de los dirigentes revoluciona-rios empezando por el primer ministro Fidel Castro y el presidente de la Repuacuteblica Osvaldo Dorticoacutes se cuidaban de no presentarse como marxistas o socialistas La visioacuten de Huberman y Sweezy construida en varios viajes a la isla y en entrevistas con los principales liacutederes del paiacutes reflejaban con bastante fidelidad la visioacuten del proceso cubano que teniacutean viejos dirigen-tes del Partido Socialista Popular como Blas Roca Carlos Rafael Rodriacuteguez Aniacutebal Esca-lante Joaquiacuten Ordoqui o Edith Garciacutea Buchaca quienes conociacutean a los comunistas de Nueva York desde los antildeos rsquo30 y rsquo40
La idea de que el gobierno revolucionario habiacutea iniciado un ldquocambio estructuralrdquo del orden social y econoacutemico de la isla asimilable a una transicioacuten socialista no encabezado por el Partido Comunista sino incluyendo a este en un proceso de unidad de fuerzas poliacuteticas que manejaron Sweezy y Huberman apareciacutea ya en textos y declaraciones de los viejos diri-gentes comunistas de la isla23 De hecho los editores de Monthly Review se apresuraban a descartar los toacutepicos de la ldquorevolucioacuten traicionadardquo y de la ldquoinfiltracioacuten de comunistas en el gobiernordquo manejados por la primera oposicioacuten cubana con el argumento de que el traacutensito
21 Leo Huberman y Paul Sweezy Cuba Anatomyhellip op cit p 14522 Ibid p 146 [Traduccioacuten de los editores texto original ldquoFor our part we have no hesitation in answering the new Cuba is a socialist Cuba This does not mean that all or even the majority of the means of production are now publi-cly owned Undoubtedly they are not But as previous chapters have surely made clear the dynamic and in this sense overwhelmingly decisive sector in the Cuban economy today is the public sector Furthermore while no com-prehensive economic plan has as yet been formulated there can be no question that the governmentrsquos economic po-licies and actions far from being haphazard and uncoordinated are directed by a supreme central authority ndashnow in the process of being institutionalized in the Planning Commission and its Secretariat- with a view to optimizing their effects on the economy as a wholerdquo]23 Ibid pp 107-133
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socialista deliberadamente impulsado por Fidel Castro llevariacutea a la plena incorporacioacuten del Partido Comunista al liderazgo de la Revolucioacuten y por tanto a la creacioacuten de una nueva ins-titucioacuten poliacutetica uacutenica24
La interpretacioacuten de Huberman y Sweezy como sostendriacutea Theodore Draper teniacutea varios aspectos cuestionables desde el punto de vista histoacuterico25 casi todos relacionados con la con-ceptualizacioacuten ldquosocialistardquo del programa revolucionario del Movimiento 26 de Julio y de los principales liacutederes de la Sierra y el Llano hasta 1960 por lo menos Sin embargo como reco-nociacutea el propio Draper la tesis de Sweezy y Huberman aunque ideoloacutegicamente reprobable desde su perspectiva liberal democraacutetica teniacutea la ventaja de coincidir con las declaraciones de los propios dirigentes de la Revolucioacuten entre la segunda mitad de los rsquo60 y la invasioacuten de Bahiacutea de Cochinos26 La intervencioacuten de Sweezy y Huberman fue lo suficientemente eficaz por su colocacioacuten en el centro del debate puacuteblico newyorkino sobre la isla como para abrir un capiacute-tulo cubano dentro de Monthly Review
Pocos meses despueacutes de la edicioacuten de Anatomy of a Revolution los editores insertaron el artiacuteculo ldquoA Real Democracyrdquo de Fidel Castro en el que este posponiacutea indefinidamente las elecciones democraacuteticas en Cuba con el argumento de que antes de cualquier competencia electoral era necesario distribuir derechos sociales baacutesicos entre la poblacioacuten27 Poco despueacutes aparecioacute el artiacuteculo de Nancy Reeves ldquoWomen of the New Cubansrdquo que inscribioacute el fenoacutemeno cubano dentro de uno de los temas del repertorio ideoloacutegico de la Nueva Izquierda de Nueva York la emancipacioacuten de la mujer28 Tal vez ninguna otra revista de la Nueva Izquierda angloacute-fona ndashpieacutensese por ejemplo en New Left Review donde el editor Stuart Hall defendiacutea que la Revolucioacuten Cubana debiacutea radicalizar su humanismo originario su color verde-olivo y evitar enrojecerse bajo el manto del Cominternndash cubrioacute tan consistentemente el socialismo cubano29
A principios de 1961 cuando las tensiones entre los Estados Unidos y Cuba aumentaron al punto de manejarse puacuteblicamente el proyecto de una invasioacuten organizada por la cia la re-vista comenzoacute a concentrar su criacutetica en la poliacutetica de los Estados Unidos hacia la isla John Fitzgerald Kennedy arribaba a la Casa Blanca y los socialistas de Manhattan no descartaban la posibilidad de que el nuevo presidente abandonara la poliacutetica hostil heredada de la administra-cioacuten anterior En enero de ese antildeo Monthly Review insertoacute un artiacuteculo de Carl Marzani viejo militante comunista amigo de Paul M Sweezy y editor del libro de Waldo Frank sobre Cuba en el que a partir de los casos de Guatemala y Cuba y a la vez de las posibilidades de enten-dimiento entre Kennedy y Kruschev haciacutea un llamado a la coexistencia paciacutefica30
El debate sobre la identidad ldquosocialistardquo que Huberman y Sweezy atribuiacutean a la Revolucioacuten Cubana continuaba sin embargo y Monthly Review insertoacute opiniones que aunque no cuestiona-ran la tesis la matizaban o la desarrollaban aun maacutes En sus ldquoReflections on the Cuban Revolu-tionrdquo Paul A Baran llamoacute a flexibilizar las nociones con que la izquierda occidental categorizaba los procesos poliacuteticos de los paiacuteses subdesarrollados y Herbert Mattews y Adalgisa Nery resentildea-
24 Ibid pp 149-15725 Theodore Draper Castrorsquos Revolution Myths and Realities Nueva York Frederick A Praeger 1962 pp 3-11 Veacutease tambieacuten Theodore Draper ldquoCubardquo New Left Review i11 septiembre-octubre de 1961 pp 49-6126 Ibid pp 115-13627 Fidel Castro ldquoA Real Democracyrdquo Monthly Review vol 12 nordm 4 septiembre de 1960 pp 305-31028 Nancy Reeves ldquoWomen of the New Cubansrdquo Monthly Review vol 12 nordm 6 noviembre de 196029 ldquoThe Siege of Cubardquo New Left Review i7 enero-febrero de 1961 pp 2-330 Carl Marzani ldquoReflections on American Foreign Policyrdquo Monthly Review vol 12 nordm 8 enero de 1961
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ron no sin objeciones Anatomy of a Revolution31 Cuando en abril de 1961 se produjo la incur-sioacuten militar de los exiliados cubanos y Fidel Castro anuncioacute el ldquocaraacutecter socialistardquo de la Revolu-cioacuten y confesoacute que siempre habiacutea sido marxista-leninista los editores de Monthly Review confirmaron su tesis El editorial de mayo titulado ldquoThe Criminal Planrdquo era una denuncia del respaldo del gobierno de Kennedy al proyecto de la cia y en el nuacutemero de verano la revista volvioacute al tema de la ideologiacutea de la Revolucioacuten Cubana desde el contexto posterior a Bahiacutea de Cochinos
En su artiacuteculo ldquoCuba and Communismrdquo J P Morray iba maacutes allaacute que Sweezy y Huber-man en su libro o que Paul Baran en sus ldquoReflectionsrdquo y sosteniacutea una tesis que luego se volve-riacutea recurrente en la izquierda newyorkina aunque la Revolucioacuten Cubana no fuera original-mente comunista la radicalidad del proceso social en la isla y sobre todo la desleal oposicioacuten de los Estados Unidos la habiacutean puesto en el camino del comunismo32 A un lado del artiacuteculo de Morray que seriacutea el punto de partida de su contundente libro The Second Revolution in Cuba (1962) publicado por la editorial de Monthly Review la revista reproduciacutea el claacutesico ensayo del Che Guevara ldquoCuba excepcioacuten histoacuterica o vanguardia de la lucha anticolonialistardquo (1961) aparecido en abril de este antildeo en la revista Verde Olivo en el que la explicacioacuten del caraacutecter socialista de la Revolucioacuten se colocaba en una perspectiva maacutes amplia no determinada por la tensioacuten Este-Oeste o por el escalamiento del conflicto entre los Estados Unidos y Cuba sino por la lucha de los pueblos del Tercer Mundo contra el colonialismo y el imperialismo Era esta seguacuten Guevara la contradiccioacuten fundamental del mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial observacioacuten que Sweezy Baran y Huberman compartiacutean en sus propios estudios sobre el capitalismo monopolista global33
Desde fines de 1961 el Che Guevara comienza a desplazar poco a poco a Fidel Castro como figura central del proceso cubano en las paacuteginas de Monthly Review Las ceacutelebres inter-venciones de Guevara en Naciones Unidas y en Punta del Este sumaban el socialismo insular a una revolucioacuten tercermundista mayor que adquiriacutea sentido teoacuterico desde las propias investiga-ciones econoacutemicas de Sweezy Huberman y sobre todo Baran cuyo gran estudio sobre el ldquoca-pitalismo monopolistardquo como ldquoorden social y econoacutemico americanordquo que sintetizaba de alguacuten modo las tesis de sus ensayos previos The Political Economy of Underdevelopment (1952) y The Political Economy of Growth (1957) comenzoacute a publicarse en Monthly Review precisa-mente en 196234 A fines de ese antildeo cuando la crisis de los misiles aceleroacute la insercioacuten de la isla en el bloque sovieacutetico Sweezy y Huberman parecieron comprender que Guevara personificaba la idea de la Revolucioacuten Cubana maacutes cercana al horizonte global de la izquierda newyorkina
De Keynes a Guevara
Llama la atencioacuten que mientras el capitalismo norteamericano se adentra en un largo ciclo de desregulacioacuten sostenida desde los antildeos rsquo60 que provoca en marxistas como Paul Sweezy y
31 Paul A Baran ldquoReflections on the Cuban Revolutionrdquo i y ii Monthly Review vol 12 nordm 8 enero de 1961 y vol 12 nordm 9 febrero de 196132 J P Morray ldquoCuba and Communismrdquo Monthly Review vol 13 nordm 3 julio-agosto de 1961 pp 236-242 Veacutease tambieacuten J P Morray The Second Revolution in Cuba Nueva York Monthly Review Press 1962 pp 163-17333 Ernesto Che Guevara ldquoCuba exceptional caserdquo Monthly Review vol 13 nordm 3 julio-agosto de 1961 pp 222-224 Veacutease tambieacuten Ernesto Che Guevara Obras La Habana Casa de las Ameacutericas 1970 vol ii pp 403-41934 Baran murioacute de un ataque cardiacuteaco en 1964 y Paul Sweezy completoacute la edicioacuten de su obra que lleva por tiacutetulo Monopoly Capital An Essay on the American Economic and Social Order (1966)
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Paul Baran una reconsideracioacuten del legado de John Maynard Keynes las opciones de la iz-quierda latinoamericana defendidas por esos mismos marxistas sean a la vez las maacutes radicales del continente El discernimiento entre distintas reacciones de la nueva izquierda newyorkina ante la fuerte localizacioacuten del socialismo cubano en la oacuterbita sovieacutetica que acompantildeoacute a la operacioacuten de Bahiacutea de Cochinos en abril de 1961 y a la crisis de los misiles en octubre de 1962 ayuda a comprender los encuentros y desencuentros entre la Revolucioacuten Cubana y el pensamiento progresista occidental
La revista Harperrsquos Magazine por ejemplo que habiacutea publicado un adelanto de Listen Yankee de Charles Wright Mills en diciembre de 1960 a partir de la primavera del antildeo si-guiente se distancioacute claramente de todo respaldo al gobierno revolucionario cubano En mayo de 1961 a pocas semanas de la invasioacuten de Bahiacutea de Cochinos Harperrsquos Magazine donde publicaban escritores como Norman Mailer y Tom Wolfe inicioacute una serie de colaboraciones criacuteticas sobre la represioacuten a los intelectuales disidentes en la Unioacuten Sovieacutetica El experto en temas sovieacuteticos Richard Pipes inicioacute la serie con ldquoThe Public Moodrdquo donde se cuestionaba el antiamericanismo de la propaganda sovieacutetica35 La revista publicaba un largo reportaje sobre joacutevenes universitarios disidentes de la urss que denunciaban el control del Partido Comunista sobre la Academia de Ciencias sovieacutetica36
Ese mismo nuacutemero de mayo de 1961 de Harperrsquos Magazine incluiacutea una entrevista poacutes-tuma de Patricia Blake al escritor Boris Pasternak (1890-1960) Premio Nobel de Literatura en 1958 en la que el autor de Doctor Zhivago confesaba que no habiacutea ldquorespirado con facilidadrdquo durante sus uacuteltimos antildeos de vida37 Una importante voz del liberalismo newyorkino Alfred Kazin haciacutea por entonces un recuento de las relaciones del poder sovieacutetico con la comunidad judiacutea rusa y llegaba a la conclusioacuten de que tras la muerte de Stalin la persecucioacuten contra la cultura y la religioacuten hebreas no habiacutea desaparecido ni amainado38 Como su amiga Hannah Arendt Kazin pensaba que el antisemitismo era uno de los componentes irreductibles que el totalitarismo sovieacutetico compartiacutea con el totalitarismo nazi
Harperrsquos Magazine continuoacute publicando a poetas disidentes rusos en nuacutemeros siguientes ndashen septiembre por ejemplo editoacute una breve antologiacutea de poemas de Pasternak y Ajmatova traducidos por Robert Lowellndash y poco a poco se desplazoacute hacia una visioacuten criacutetica de la influen-cia sovieacutetica en Ameacuterica Latina El artiacuteculo de Peter Ferdinand Drucker en septiembre de ese antildeo ldquoA Plan for Revolution in Latin Americardquo (1961) era un claro respaldo a la Alianza para el Progreso anunciada por el presidente Kennedy y una advertencia contra las simpatiacuteas que despertaban los movimientos de la izquierda radical en Ameacuterica Latina39 Esas simpatiacuteas se-guacuten Drucker aunque bien intencionadas corriacutean el riesgo de avalar la introduccioacuten de regiacuteme-nes comunistas y el reforzamiento de la hegemoniacutea de la Unioacuten Sovieacutetica en el hemisferio
La localizacioacuten de Cuba en el centro de la tensioacuten de la Guerra Friacutea entre 1961 y 1962 generoacute un replanteamiento del debate sobre el compromiso intelectual en la izquierda newyor-kina Para la mayoriacutea de la influyente opinioacuten liberal de la ciudad la Revolucioacuten Cubana era defendible como un rescate de la soberaniacutea perdida de la isla y una poliacutetica de Estado a favor
35 Richard Pipes ldquoThe Public Moodrdquo Harperrsquos Magazine mayo de 1961 pp 107-11236 Robert B Silvers ldquoThe Voice of a Dissenterrdquo ibid pp 121-13137 Patricia Blake ldquoWe donrsquot breathe easilyrdquo ibid pp 118-12138 Alfred Kazin ldquoAmong Russiarsquos Jewsrdquo ibid pp 135-13939 Peter Ferdinand Drucker ldquoA Plan for Revolution in Latin Americardquo Harperrsquos Magazine julio de 1961 pp 31-38
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de la justicia social pero no como introduccioacuten de un reacutegimen poliacutetico de partido uacutenico e ideo-logiacutea marxista-leninista similar al sovieacutetico y mucho menos como una viacutea de incremento de la influencia de Moscuacute sobre Ameacuterica Latina Por medio del elocuente ensayo de Paul Baran ldquoThe Commitment of the Intellectualrdquo (1961) Monthly Review se colocoacute de manera singular en ese debate La funcioacuten del intelectual criacutetico en una fase de monopolizacioacuten financiera del capitalismo mundial no podiacutea estar puesta al servicio de la ldquolibertadrdquo en abstracto sino a favor de poliacuteticas que enfrentaran ese nuevo ordenamiento del mundo
Por lo tanto el deseo de decir la verdad es soacutelo una condicioacuten para ser un intelectual La otra es coraje disposicioacuten para llevar adelante la indagacioacuten racional a donde sea que lleve para em-prender ldquocriacuteticas despiadadas de todo lo que existe despiadadas en el sentido de que la criacutetica no retrocederaacute sea frente a sus propias conclusiones o frente a los poderes vigentesrdquo (Marx) Por lo tanto un intelectual es esencialmente un criacutetico social alguien con la preocupacioacuten de identificar analizar y de esta manera ayudar a superar los obstaacuteculos que se interponen en el camino hacia un orden social mejor maacutes humano y maacutes racional Como tal se convierte en la conciencia de la sociedad y en el portavoz de las fuerzas progresivas que pueda contener en cualquier periacuteodo de la historia Y como tal es inevitablemente considerado un ldquoagitadorrdquo y un ldquofastidiordquo por la clase gobernante que pretende mantener el statu quo asiacute como por los intelectuales a su servicio que acusan al intelectual de ser en el mejor de los casos utoacutepico o metafiacutesico y en el peor subversivo o sedicioso40
Junto al respaldo a todos los movimientos radicales de la izquierda norteamericana a favor de los derechos civiles de la poblacioacuten negra la paz en Vietnam la liberacioacuten de la mujer o la lucha sindical y universitaria Monthly Review proyectoacute una idea del compromiso intelectual desde Nueva York uno de cuyos elementos centrales era la solidaridad con los procesos des-colonizadores de Asia Aacutefrica y Ameacuterica Latina la llamada ldquorevolucioacuten tricontinentalrdquo La teoriacutea econoacutemica sobre el capitalismo financiero y monopolista global de Baran Sweezy y Huberman encontroacute terreno feacutertil en nuevos intelectuales de la izquierda latinoamericana o latinoamericanista como el argentino Adolfo Gilly y el alemaacuten Andreacute Gunder Frank quienes escribieron con frecuencia en la revista a mediados de los antildeos sesenta
Mientras Gunder Frank introduciacutea el diaacutelogo con los postuladores de la naciente Teoriacutea de la Dependencia (Ruy Mauro Marini Theotonio Dos Santos Vania Bambirra Celso Furtado Enzo Faletto Fernando Henrique Cardosohellip) Gilly reforzaba el intereacutes por las guerrillas lati-noamericanas y la interlocucioacuten con las izquierdas libertarias trotskistas y maoiacutestas Tan re-
40 Paul A Baran ldquoThe Commitment of the Intellectualrdquo Monthly Review vol 13 nordm 1 mayo de 1961 p 32 [Tra-duccioacuten de los editores texto original ldquoThe desire to tell the truth is therefore only one condition for being an inte-llectual The other is courage readiness to carry on rational inquiry to wherever it may lead to undertake lsquoruthless criticism of everything that exists ruthless in the sense that the criticism will not shrink either from its own conclu-sions or from conflict with the powers that bersquo (Marx) An intellectual is thus in essence a social critic a person whose concern is to identify to analyze and in this way to help overcome the obstacles barring the way to the attainment of a better more humane and more rational social order As such he becomes the conscience of society and the spokesman of such progressive forces as it contains in any given period of history And as such he is inevita-bly considered a ldquotroublemakerrdquo and a ldquonuisancerdquo by the ruling class seeking to preserve the status quo as well as by the intellect workers in its service who accuse the intellectual of being utopian or metaphysical at best subversive or seditious at worstrdquo]
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presentativas de este uacuteltimo giro fueron las colaboraciones de Isaac Deutscher como la propia interpretacioacuten de la Revolucioacuten Cubana propuesta a fines de 1964 por Gilly quien habiacutea via-jado a la isla antes de involucrarse en el proyecto de la guerrilla guatemalteca a la que no pudo sumarse porque fue encarcelado en el penal de Lecumberri en la ciudad de Meacutexico en 1966
A mediados de los rsquo60 el joven trotskista argentino percibioacute a la Revolucioacuten Cubana atra-vesada por un conflicto entre dos ideas irreconciliables de socialismo que reflejaban en la isla la pugna sino-sovieacutetica41 Una opcioacuten gravitaba hacia el modelo de una economiacutea centralizada cuyo eje era la industrializacioacuten que a la manera de la Unioacuten Sovieacutetica y las democracias populares de Europa del Este manteniacutea el rol de las relaciones monetario-mercantiles a la vez que ejerciacutea un riacutegido control sobre las asociaciones obreras y campesinas Frente a esa ldquoten-denciardquo como la llamaba defendida por los liacutederes prosovieacuteticos del viejo Partido Comunista intentaba articularse otra encabezada por el Che Guevara que queriacutea erradicar las relaciones monetario-mercantiles impulsar las cooperativas agrarias y la autonomiacutea obrera y que a jui-cio de Gilly teniacutea puntos de contacto con el trotskismo y el maoiacutesmo42
El ensayo de Gilly reflejaba con bastante fidelidad el debate que dentro de la isla teniacutea lugar entre el Che Guevara y Carlos Rafael Rodriacuteguez sobre distintas maneras de conducir la poliacutetica econoacutemica del socialismo cubano y el cisma producido en la cuacutepula dirigente de la Revolucioacuten entre el ala prosovieacutetica (Aniacutebal Escalante Joaquiacuten Ordoqui Edith Garciacutea Bu-chacahellip) y los criacuteticos de esta provinieran del Movimiento 26 de Julio del Directorio Revo-lucionario o de la nueva corriente guevarista43 Aunque el mensaje final de Gilly estaba resuel-tamente a favor de la continuidad de la Revolucioacuten y de la capacidad del liderazgo de Fidel Castro para mantenerla el ensayo en Monthly Review no dejaba de observar sentildeales inquietan-tes que favoreciacutean la burocratizacioacuten del socialismo insular y que podiacutean ahogar la iniciativa nacional o regional de Cuba bajo el esquema internacional del bloque sovieacutetico
Cuando en 1965 el Che Guevara desaparece de la clase poliacutetica de la isla y reaparece poco despueacutes en el Congo y maacutes tarde en las selvas bolivianas los socialistas de Manhattan interpretaron que habiacutea llegado la hora de integrar a todas las guerrillas latinoamericanas bajo un mismo proyecto poliacutetico que ademaacutes de llevar a la Nueva Izquierda latinoamericana al poder permitiriacutea conjurar definitivamente las tendencias burocratizantes dentro del socia-lismo cubano Monthly Review fue la editorial angloacutefona que publicoacute en 1967 en Nueva York y en Londres el ensayo Revolution in the Revolution (1967) del marxista franceacutes Reacute-gis Debray editado ese mismo antildeo en Pariacutes por Franccedilois Maspero y en La Habana por Casa de las Ameacutericas
Asiacute como Roberto Fernaacutendez Retamar en la edicioacuten cubana sentildealaba la condicioacuten de Debray como disciacutepulo de Louis Althusser Sweezy y Huberman destacaban en la edicioacuten en ingleacutes el respaldo de Jean Paul Sartre a las ideas del joven socialista franceacutes por entonces recluido en una caacutercel boliviana44 Debray llegaba al debate de la Nueva Izquierda newyorkina con fuertes autorizaciones de la izquierda occidental Sweezy y Huberman no vacilaban en
41 Adolfo Gilly Inside the Cuban Revolution Nueva York Monthly Review Press 1964 p 1 42 Ibid pp 2-1343 Ibid pp 26-33 y 83-88 Sobre los debates econoacutemicos entre guevaristas y viejos comunistas veacutease Carmelo Mesa Lago Breve historia econoacutemica de la Cuba socialista Madrid Alianza 1994 pp 43-8144 Reacutegis Debray Revolution in the Revolution Armed Struggle and Political Struggle in Latin America Nueva York Monthly Review Press 1967 pp 7-12
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presentar la tesis del foco guerrillero defendida por el marxista franceacutes como un desarrollo teoacuterico de las ideas de Fidel Castro y el Che Guevara ldquotenemos aquiacute por primera vez una presentacioacuten exhaustiva y fiable del pensamiento revolucionario de Fidel Castro y del Che Guevarardquo45 Los editores de Monthly Review suponiacutean que la defensa de Debray de una ldquoter-cera viacuteardquo de socialismo en Ameacuterica Latina diferente a la sovieacutetica y la china y personificada por la Revolucioacuten Cubana estaba en consonancia no soacutelo con el pensamiento del Che quien peleaba en Bolivia sino con el de Fidel Castro que gobernaba en La Habana
Maacutes allaacute de que Debray habiacutea sido apresado como colaborador de la guerrilla del Che y llevaba maacutes de cinco antildeos viajando a Cuba Revolution in the Revolution no era maacutes que una aplicacioacuten latinoamericana de las ideas de Guevara plasmadas en textos como La guerra de guerrillas Cuba excepcioacuten histoacuterica o vanguardia de la lucha antiimperialista o El socia-lismo y el hombre en Cuba Su punto de partida era la impugnacioacuten del toacutepico de que la Revo-lucioacuten Cubana habiacutea sido un fenoacutemeno excepcional e irrepetible de la historia poliacutetica latinoa-mericana En todos los paiacuteses de la regioacuten era posible un triunfo similar al de enero de 1959 en Cuba por medio de un foco guerrillero rural que extenderiacutea la lucha hacia todas las regiones geograacuteficas y sociales del paiacutes Aunque ni Debray ni el Che excluiacutean a los partidos comunistas de esos procesos ndashcomo el propio Castro no habiacutea excluido al psp cubano de la lucha en la Sierra Maestrandash ambos pensaban que dados los prejuicios de Moscuacute hacia la lucha armada en Ameacuterica Latina no eran esas viejas instituciones sino nuevos liderazgos de izquierda los que debiacutean encabezar las guerrillas46
Sweezy y Huberman desde Monthly Review en Nueva York lo mismo que Robin Black-burn y Perry Anderson desde la New Left Review en Londres ndashquienes publicaron ademaacutes de varios ensayos de Debray entre 1965 y 1967 una de las resentildeas maacutes elogiosas de Revolution in the Revolutionndash respaldaron la tesis del marxista franceacutes47 La criacutetica de este a los partidos comunistas latinoamericanos pensaban los cuatro veniacutea avalada no soacutelo por la autoridad del Che mismo sino de Fidel Castro quien en el discurso de clausura de la conferencia de la olas en La Habana en agosto de 1967 habiacutea cuestionado la indiferencia o el rechazo de los sovieacute-ticos hacia las guerrillas latinoamericanas48 La apuesta de ambas publicaciones por la tesis de Debray provocoacute muacuteltiples reacciones adversas desde los maacutes variados sectores de la Nueva Izquierda Al antildeo siguiente de la publicacioacuten de Revolution in the Revolution Sweezy y Hu-berman se vieron obligados a editar el volumen Reacutegis Debray and the Latin American Revolu-tion (1968) con una docena de criacuteticas a la tesis del foco guerrillero que se multiplicariacutean luego de la muerte del Che en octubre de 1967
Andreacute Gunder Frank por ejemplo quien hasta entonces habiacutea sobrellevado la liacutenea teoacute-rica del dependentismo en diaacutelogo con la izquierda guevarista reprochoacute a Debray que recayera en la tesis del caraacutecter feudal de la economiacutea latinoamericana que la Teoriacutea de la Dependencia habiacutea refutado desde principios de la deacutecada y que se desentendiera de la estructura econoacute-
45 Reacutegis Debray Revolution inhellip op cit p 7 [Traduccioacuten de los editores texto original ldquowe have here for the first time a comprehensive and authoritative presentation of the revolutionary thought of Fidel Castro and Che Guevarardquo]46 Ibid pp 104-11647 Reacutegis Debray ldquoThe Long Marchrdquo New Left Review 133 septiembre-octubre de 1965 pp 17-58 Reacutegis Debray ldquoProblems of Revolutionary Strategy in Latin Americardquo New Left Review 145 septiembre-octubre de 1967 pp 13-4148 ldquoThe Marxism of Reacutegis Debrayrdquo New Left Review i45 septiembre-octubre de 1967 pp 8-12 Robin Blackburn y Perry Anderson ldquoThe Marxism of Reacutegis Debrayrdquo en Leo Huberman y Paul Sweezy (eds) Regis Debray and the Latin American Revolution Nueva York Monthly Review Press 1968 pp 63-69
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mica y social de los diversos capitalismos de la regioacuten a la hora de proponer una misma estra-tegia revolucionaria para todos49 El socioacutelogo brasilentildeo Cleacutea Silva encontroacute ldquoerroresrdquo simila-res en la teoriacutea del foco guerrillero de Debray y el socioacutelogo de Manchester Peter Worsley recordoacute a partir de textos de Marx Engels y Lenin que los contextos histoacutericos locales eran baacutesicos para la formulacioacuten de la teoriacutea revolucionaria mundial y presentoacute injustamente a Debray como un vulgarizador de Guevara50
No faltaron sin embargo defensores del marxista franceacutes en medio de aquel clima tenso y emocionalmente crispado luego de la muerte del Che en Bolivia El revolucionario domini-cano Juan Bosch y el historiador marxista William Appleman Williams reivindicaron la valen-tiacutea de Debray al destacar la evidencia de que el movimiento socialista muchas veces avanzaba sin una vanguardia comunista como demostraba el caso cubano Bosch reiteraba la misma tesis de Huberman y Sweezy en Anatomy of a Revolution (1960) aunque agregaba el matiz de que los liacutederes revolucionarios cubanos produjeron una revolucioacuten socialista siendo ellos mis-mos no socialistas sino nacionalistas radicales51 Appleman Williams por su lado reconocioacute la importancia del enfoque de Debray para entender la movilizacioacuten de una izquierda no marxista-leninista como la del movimiento estudiantil del rsquo68 o la de los joacutevenes radicales afroamericanos52
Tal vez lo que nunca sospecharon Sweezy y Huberman es que una de las criacuteticas maacutes severas a la teoriacutea del foco guerrillero de Debray provendriacutea directamente de La Habana Dos revolucionarios cubanos de nombres Simoacuten Torres y Julio Aronde que el historiador argentino Neacutestor Kohan identifica como ldquopseudoacutenimosrdquo de colaboradores de la oficina de Manuel Pi-ntildeeiro el comandante Barbarroja en el Partido Comunista de Cuba enviaron a Monthly Review una refutacioacuten detallada en la que juzgaban como ldquosectariardquo la tesis de Debray53 El nuevo giro ideoloacutegico que en 1968 emprenderiacutea el gobierno de Fidel Castro con la llamada ldquoOfensiva Revolucionariardquo que generoacute la casi absoluta estatalizacioacuten de la economiacutea de la isla y aceleroacute la plena insercioacuten en el bloque sovieacutetico teniacutea como una de sus primeras sentildeales la criacutetica en ciacuterculos oficiales al voluntarismo de Guevara y el respaldo de La Habana a la invasioacuten sovieacute-tica a Checoslovaquia
Sweezy y Huberman viajaron a la isla en febrero y marzo de 1968 con el fin de actualizar su visioacuten del proceso cubano siete antildeos despueacutes de Anatomy of a Revolution (1960) y en un mo- mento de visible reorientacioacuten ideoloacutegica y poliacutetica Durante el proceso de redaccioacuten de un nuevo manuscrito sobre Cuba murioacute Leo Huberman y Paul Sweezy debioacute concluir el texto solo a principios de 1969 que tituloacute Socialism in Cuba (1969) Desde el punto de vista de la historia intelectual y poliacutetica la visioacuten de Sweezy seguiacutea siendo fiel a la pauta establecida en el primer libro las seis demandas fundamentales del programa del Moncada planteadas por Fidel Castro en La historia me absolveraacute (1954) ndashldquotierra industrializacioacuten vivienda desem-
49 Andreacute Gunder Frank ldquoClass Politics and Debrayrdquo en Leo Huberman y Paul Sweezy (eds) Reacutegis Debrayhellip op cit pp 12-1750 Cleacutea Silva ldquoThe Errors of the Foco Theoryrdquo en Regis Debrayhellip op cit pp 18-35 Peter Worsley ldquoRevolutionary Theory Che Guevara and Reacutegis Debrayrdquo en ibid pp 119-13851 Juan Bosch ldquoAn Anti-Communist Manifestordquo en Reacutegis Debrayhellip op cit pp 96-10552 William Appleman Williams ldquoBlack Power and Student Powerrdquo en Reacutegis Debrayhellip op cit pp 84-8753 Simoacuten Torres y Julio Aronde ldquoDebray and the Cuban Experiencerdquo Reacutegis Debrayhellip op cit pp 44-62 Neacutestor Kohan De Ingenieros al Che Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano Buenos Aires Biblos 2000 p 273
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pleo educacioacuten y saludrdquondash constituiacutean el proyecto de una sociedad socialista en Cuba que ya habiacutea sido edificada54
En educacioacuten y salud sobre todo el avance habiacutea sido extraordinario pero en economiacutea y poliacutetica la ldquoOfensiva Revolucionariardquo introduciacutea elementos inquietantes Con una economiacutea ya plenamente integrada al sistema de inversiones creacuteditos y comercio del campo socialista la productividad cubana no superaba los nuacutemeros de antes de la Revolucioacuten y en algunos indica-dores los retrasaba A mediados de los rsquo60 las zafras azucareras habiacutean quedado por debajo de los 5 y hasta de los 4 millones de toneladas y la produccioacuten de niacutequel creciacutea muy lentamente y a veces decreciacutea55 Huberman y Sweezy insinuaban ya el fracaso de algunas poliacuteticas econoacute-micas hipercentralizadoras como la aplicada a la ganaderiacutea con la draacutestica reduccioacuten de la produccioacuten de leche en la primavera de 196856
Los marxistas newyorkinos suscribiacutean la visioacuten del debate sobre las poliacuteticas econoacutemicas en la isla propuesta por el trotskista Ernest Mandel en la revista Partisans que reiteraba a su vez la idea central de Adolfo Gilly Ante la discusioacuten entre el financiamiento presupuestario de las empresas estatales defendido por Guevara y la autonomiacutea financiera de las mismas defendida por Carlos Rafael Rodriacuteguez Mandel pareciacutea simpatizar con este uacuteltimo Sin em-bargo cuando el debate se desplazaba a la pregunta sobre queacute tipo de incentivo al trabajo debiacutea predominar Mandel daba la razoacuten al Che en que los estiacutemulos morales eran maacutes importantes que los materiales57 Sweezy y Huberman advertiacutean sin embargo que el Che Guevara estaba fuera de la clase poliacutetica cubana desde 1965 y que su influencia todaviacutea perceptible en algunos aspectos de la Ofensiva Revolucionaria tendiacutea a debilitarse
El mensaje final de Socialism in Cuba (1969) un libro dedicado al Che y que sin em-bargo arrancaba con un exergo del claacutesico del liberalismo Principles of Political Economy de John Stuart Mill era un conjunto de interrogaciones criacuteticas sobre el futuro de la poliacutetica y la economiacutea socialistas en Cuba El peor efecto que a juicio de los marxistas newyorkinos podiacutea tener la ausencia de Guevara y de otras voces criacuteticas del sistema sovieacutetico en la esfera puacuteblica de la isla era una estatalizacioacuten indiscriminada de la vida econoacutemica social y cultural que en la praacutectica produciriacutea la burocratizacioacuten del socialismo que temiacutea el Che Sweezy y Huberman deseaban que el gobierno revolucionario se mantuviera siempre girando a la izquierda en una variante caribentildea de la revolucioacuten permanente que evitariacutea ese desenlace pero admitiacutean que desde el punto de vista institucional el punto de partida no era favorable
El sistema de gobierno cubano es claramente de cuntildeo burocraacutetico El poder se concentra en el Par-tido Comunista dentro del Partido en el Comiteacute Central y dentro del Comiteacute Central en el Liacuteder Supremo La estructura ha sido construida de arriba hacia abajo primero el Liacuteder despueacutes el Co-miteacute Central luego los organizadores regionales y locales y finalmente los afiliados58
54 Leo Huberman y Paul Sweezy Socialism in Cuba Nueva York Monthly Review Press 1969 p 22 55 Ibid pp 89 y 9956 Ibid pp 102-10357 Ibid pp 162-16658 Ibid p 219 [Traduccioacuten de los editores texto original ldquoCubarsquos governing system is clearly one of bureaucratic rule Power is concentrated in the Communist Party within the Party in the Central Committee and within the Cen-tral Committee in the Maximum Leader The estructure was built from the top down first came the leader then the Central Committee then the regional and local organizers and finally the membershiprdquo]
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La forma habitual de compensar esa racionalidad burocraacutetica a la que recurriacutea la dirigencia cubana no era la autonomiacutea de los trabajadores sino el reforzamiento del viacutenculo carismaacutetico entre Fidel Castro y las masas
Los liacutederes revolucionarios pueden haber visto en esta situacioacuten una oportunidad para inten-tar la difiacutecil tarea de traer al pueblo maacutes directamente hacia dentro del proceso de gobierno forjando institucio nes de participacioacuten y control popular y estimulando a las masas a que las usaran a que asumieran responsabilidades crecientes a que participaran en la toma de grandes decisiones que moldean su vida En la praacutectica sin embargo la relacioacuten entre el gobierno y el pueblo continuoacute siendo paternalista59
A diferencia de Anatomy of a Revolution (1960) Socialism in Cuba (1969) de Leo Huberman y Paul Sweezy no se editoacute en la isla La uacutenica edicioacuten en castellano del libro aparecioacute en la editorial Nuestro Tiempo en Meacutexico Los temores de los marxistas newyorkinos en relacioacuten con la sovietizacioacuten del socialismo insular se confirmaron en los antildeos siguientes cuando al fracaso de la zafra de los diez millones en 1970 sobrevino el ingreso de Cuba al Consejo de Ayuda Mutua Econoacutemica [came] y el inicio de una institucionalizacioacuten inspirada en el modelo sovieacutetico Junto con la sovietizacioacuten de la isla el tema cubano perdioacute centralidad en los debates teoacutericos e ideoloacutegicos de Monthly Review y la izquierda newyorkina en general En la deacutecada de 1970 la revista fundada por Paul M Sweezy y Leo Huberman discutioacute maacutes los casos de la Unidad Popular y de Salvador Allende en Chile las guerrillas urbanas en la Argentina y en el Uruguay y la Revolucioacuten Sandinista en Nicaragua que el del socialismo cubano
Conclusioacuten
La atencioacuten que Sweezy y Huberman dedicaron a Cuba en la deacutecada de 1960 contribuyoacute enor-memente a la modernizacioacuten de la Nueva Izquierda en Nueva York a la ampliacioacuten de su perspectiva global y a su incorporacioacuten de valores criacuteticos como el rechazo a la hegemoniacutea de los Estados Unidos sobre Ameacuterica Latina y el Caribe y la oposicioacuten a los modelos centraliza-dos y jeraacuterquicos del Estado socialista La experiencia cubana a pesar de su desenlace sovieacute-tico en los rsquo70 ayudoacute paradoacutejicamente a perfilar la imagen criacutetica de la urss y del socialismo real entre los marxistas de Manhattan No era en esa Meca o en esa Roma donde seguacuten Paul M Sweezy debiacutean encontrarse las respuestas a los grandes interrogantes de la izquierda lati-noamericana
La localizacioacuten de Sweezy Huberman Baran y Monthly Review en la izquierda de Nueva York produjo una visioacuten heterodoxa de la Revolucioacuten Cubana distinguible de la propia hete-rodoxia marxista que trabajosamente se abriacutea paso en la isla Aquel lugar de enunciacioacuten evitoacute por ejemplo que los marxistas newyorkinos suscribieran riacutegidamente cualquiera de las
59 Ibid p 204 [Traduccioacuten de los editores texto original ldquoThe revolutionary leadership might have seen in this si-tuation an opportunity to attempt the difficult feat of bringing the people more directly into the governing process forging institutions of popular participation and control and encouraging the masses to use them to assume increa-sing responsibility to share in the making of the great decisions which shape their lives In practice however the relationship between government and people continued to be a paternalistic onerdquo]
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dos corrientes enfrentadas en el debate sobre la poliacutetica econoacutemica cubana de los sesenta60 La distancia y sobre todo la inscripcioacuten del proyecto cubano en el marco de la izquierda latinoa-mericana concedieron a los marxistas de Monthly Review una autonomiacutea intelectual que les permitioacute a la vez acompantildear y criticar el experimento socialista en la isla
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Resumen Abstract
Socialistas en Manhattan La Revolucioacuten Cubana en Monthly Review
El artiacuteculo analiza el debate sobre la Revolucioacuten Cubana en la izquierda newyorkina a traveacutes de la revista Monthly Review fundada y dirigida por los marxistas Paul M Sweezy y Leo Huberman en 1949 Se reconstruye el estado de la reflexioacuten marxista sobre la economiacutea capitalista especialmente para los paiacuteses en desarrollo en la obra de Paul Sweezy y Leo Huberman y en Monthly Review en la primera deacutecada de la publicacioacuten de 1949 a 1959 Y se aportan elementos a la historia de las relaciones de Monthly Review y sus directores con la Revolucioacuten Cubana para inscribir esas relaciones dentro de la historia mayor de los encuentros y desencuentros entre la izquierda newyorkina y el socialismo cubano durante la deacutecada de 1960
Palabras claveMonthly Review Revolucioacuten Cubana Izquierda neoyorquina
Socialists in Manhattan Cuban Revolution in Monthly Review
The article analyzes the debate on the Cuban Revolution in New York Left through Monthly Review the journal founded and run by Marxists Paul M Sweezy and Leo Huberman in 1949 It reconstructs the state of Marxist reflection on capitalist economy especially for developing countries in the work of Paul Sweezy and Leo Huberman and in Monthly Review in the first decade of its publication from 1949 to 1959 And it brings some items to the history of relations of Monthly Review and its directors with the Cuban Revolution to register those relationships within the larger story of encounters and disagreements between New York Left and Cuban socialism during the lsquo60s
KeywordsMonthly Review Cuban Revolution New York Left
Fecha de recepcioacuten del original 8112012Fecha de aceptacioacuten del original 3132013
PrismasRevista de historia intelectual
Nordm 17 2013
Argumentos
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 139-142
Carlo Ginzburg
Michael Baxandall
ldquoUn solitariordquo alguien dijo de eacutel Sin duda era un solitario Una mente independiente que dejoacute una marca indeleble en la historia del arte y maacutes allaacute Un hombre lacoacutenico intenso
tiacutemido y apasionado Conservo un vivo recuerdo de la primera vez que nos vimos en el otontildeo de 1967 en el Instituto Warburg su rostro melancoacutelico de repente transformado por una sonrisa luminosa En los meses siguientes mantuvimos frecuentes y largas conversaciones Su timidez (aunque yo tambieacuten era tiacutemido) sumaba intensidad a lo que deciacutea Maacutes tarde asistiacute a una confe-rencia que dio sobre Alberti y la composicioacuten pictoacuterica el nuacutecleo de lo que se transformoacute en el uacuteltimo capiacutetulo de Giotto y los oradores Yo teniacutea grandes expectativas que resultaron desbor-dadas En su conferencia Michael desarrolloacute con excepcional sprezzatura un argumento nota-blemente original Recuer do aquella tarde como un momento de inmaculada alegriacutea Mi diaacutelogo con eacutel (a veces real muchas veces metafoacuterico) ha ocupado mi mente desde entonces
Los dos textos poacutestumos publicados aquiacute ndashpertenecientes a diferentes geacuteneros pero co-nectados por muacuteltiples hebrasndash antildeadiraacuten una nueva dimensioacuten al perfil intelectual y humano de Michael Baxandall Episodes en particular puede afectar la percepcioacuten de su trabajo acadeacute-mico Pero ambos textos interpelan a una audiencia potencialmente maacutes numerosa que aquella familiarizada con Pintura y vida cotidiana en el Renacimiento y Las sombras y el Siglo de las Luces Personas sin intereacutes por el arte disfrutaraacuten A Grasp of Kaspar una variacioacuten iroacutenica del geacutenero de la novela de misterio Episodes un ejercicio implacable de autoescrutinio capturaraacute inmediatamente la atencioacuten de todos aquellos que alguna vez se preguntaron ldquoiquestQuieacuten soyrdquo
Una pregunta sobre autoidentidad En el umbral de Episodes encontramos el comienzo de una respuesta una descripcioacuten larga analiacutetica e hipnoacutetica de dunas de arena Al lector se le pide (el capiacutetulo se titula iroacutenicamente ldquoNormas para el combaterdquo) que compare una duna de arena y sus propiedades con una persona ndashson igualmente significativas las semejanzas y las diferenciasndash Este ejercicio pertenece a la ekphrasis el antiguo geacutenero literario que consistiacutea en la descripcioacuten precisa de objetos o lugares reales o imaginarios Ya emerge la estrecha co-nexioacuten entre Episodes y la obra de Baxandall ndashla ekphrasis ha estado de muchas maneras en el centro de su trabajo eruditondash
Texto publicado como ldquoIntroductionrdquo en Michael Baxandall Episodes A Memorybook Londres Frances Lincoln Press 2010 Traduccioacuten de Eugenia Gay
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Los humanistas italianos tomaron la ekphrasis de los bizantinos y transformaron un ins-trumento que era maacutes bien neutral en una herramienta crucial de la criacutetica y la historia del arte ndashejemplificada por escritores tan diferentes como Giorgio Vasari y Roberto Longhindash Baxan-dall trabajoacute repetidas veces sobre esta tradicioacuten Pero su intereacutes histoacuterico en modismos criacuteticos locales se combinaba generalmente con una reflexioacuten teoreacutetica sostenida Ekphrasis es un concepto amplio Cierta vez Baxandall citoacute un largo pasaje (que llamoacute ldquoespleacutendidordquo) de la descripcioacuten realizada por Longhi de la Resurreccioacuten de Cristo de Piero della Francesca La ekphrasis de Longhi apuntaba a producir equivalentes verbales de las pinturas Como sostuvo una vez en un poleacutemico ensayo Baxandall estaba maacutes interesado en una criacutetica ilativa me-diada por la ekphrasis Era profundamente consciente del hecho de que como las palabras y las imaacutegenes pertenecen a dos esferas diferentes el caraacutecter referencial de las primeras debe ser problemaacutetico Pero eacutel demostroacute ser inflexible a las tentativas de ser transformado en un posmoderno a pesar suyo Estaba comprometido con un proyecto diferente y maacutes ambicioso mostrar que palabras para imaacutegenes pueden por asiacute decirlo sugerir patrones de intencioacuten y redes de relaciones causales
Parece que nos hemos alejado bastante de los Episodes y su comparacioacuten inaugural entre dunas de arena e identidades personales Pero de hecho no es asiacute La fascinacioacuten de Baxandall por las dunas habiacutea comenzado mucho antes En Las sombras y el Siglo de las Luces habiacutea comen-tado sobre dos notables primeros planos de arena (en que una de las imaacutegenes era la reproduccioacuten al reverso de la otra) Estaba interesado en las ambiguumledades visuales que surgiacutean de las suposi-ciones sobre la fuente de iluminacioacuten ldquoPueden ser crestas suaves y valles rugosos o crestas rugo-sas y pies de valles suavesrdquo En Episodes las dunas de arena provocan otro tipo de reflexioacuten Una postal con dunas de arena proporciona un modelo cognitivo para relatar la historia de una vida su propia vida En la estructura de una duna de arena ldquose deposita un registro selectivo internalizado de su propia historia la laminacioacuten ndashaunque esto no es lo que llamariacuteamos ldquomemoriardquondash
Baxandall repite esta frase dos veces Laminacioacuten ndashel depoacutesito de diferentes capas ldquode espesor variable [hellip] Aquiacute en algunos aspectos como en los anillos de un aacuterbol reside la his-toria de cualquier dunardquondash El lector de Episodes se encontraraacute con la palabra ldquolaminacioacutenrdquo (ldquomi laminacioacutenrdquo) maacutes tarde en conexioacuten con dos encuentros cruciales con F R Leavis y con el Instituto Warburg
Richard Wollheim dijo una vez que Adrian Stokes teniacutea ldquouna poderosa capacidad de en-contrar indicios para el mundo interior en el mundo exteriorrdquo Estas palabras podriacutean aplicarse tambieacuten a Baxandall ndashpero con una reservandash El modelo cognitivo que propone al comienzo mismo de Episodes no trataba con individuos aislados ldquoLa forma de la duna normalmente habraacute sido afectada profundamente por la presencia y el caraacutecter de las dunas vecinasrdquo Y aun-que las dunas ldquocarecen de la conciencia necesaria para cualquier caraacutecter humanordquo despliegan una serie de rasgos que incluyen los siguientes ldquoLa duna es sensible a la presencia y las formas de sus compantildeeras pero [hellip] tambieacuten actuacutea reflexivamente sobre siacute misma re-direccionando con su propia forma al agente formador el vientordquo
Dunas de arena viento y fuerzas dirigentes y autodirigentes la descripcioacuten de un paisaje (ekphrasis tou topou) ofrece un modelo cognitivo de riqueza inagotable que apunta a la com-pleja relacioacuten entre una persona y la sociedad a su alrededor y en su interior Compleja y en uacuteltima instancia enigmaacutetica Episodes generalmente se abstiene de interpretaciones retrospec-tivas ndashun instrumento usado con frecuencia en autobiografiacuteas para domar el pasadondash Entre el narrador y el ego sobre el que escribe hay una cierta contiguumlidad pero no complicidad (Baxan-
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dall habla de ldquolos seres humanos que al desplazarse de un lugar a otro respondiacutean a nuestro nombre hace cinco o cincuenta antildeosrdquo) Brechas de memoria ocasionalmente completadas con recuerdos de otras personas son registradas con escrupulosa honestidad Los cambios experi-mentados por el ego narrado desde la temprana infancia a la temprana madurez son insinua-dos soacutelo de manera indirecta a traveacutes de sus interacciones con otras personas
Episodes estaacute realmente llena de gente con nombres y eventos niacutetidamente descriptos (los lectores descubriraacuten que algunos personajes aparecen nuevamente en Kaspar de manera ficcionalizada) Pero la aproximacioacuten de Baxandall se basa en el arte di levare en el arte de suprimir informacioacuten crucial para dar peso dramaacutetico a lo que resta De un modo un tanto in-esperado Baxandall escribe que su imagen mental de F R Leavis ldquoes atiacutepica (para miacute) al ser una vista lateral de un perfil efectivamente completordquo Es inesperado porque uno tiene la im-presioacuten de que en Episodes las vistas laterales son predominantes ndashcomenzando por el ego narradondash Baxandall nos dice que su problema con Leavis ldquoes una resistencia desarrollada en cincuenta antildeos de lucha para no copiar su tono de vozrdquo Y luego ldquoLo que queriacutea era un atajo directo entre propiedades visuales y valores sociales No hay ningunordquo El lector se queda con una trayectoria interrumpida que debe ser suplementada con Pintura y vida cotidiana Alliacute en una serie de anaacutelisis brillantes nos ensentildea que los sermones el baile y los barriles de aforo pueden mediar entre las propiedades visuales de las pinturas del Quattrocento y los valores sociales del momento
Hay algunas excepciones al abordaje lateral de Episodes Una es el retrato maravillosa-mente cruel de John Pope-Hennessy Otra muy diferente es la larga detallada y carintildeosa re-memoracioacuten de Gertrud Bing (Giotto y los oradores estaacute dedicada a su memoria) Tambieacuten es una especie de retrato no menos debido a la descripcioacuten detallada de la bien conocida fotogra-fiacutea tomada por Bing en Roma en 1929 el antildeo de la muerte de Aby Warburg (Baxandall nos informa que su propio padre ldquoera un fotoacutegrafo muy activordquo) La fotografiacutea muestra a Bing ldquomirando hacia la derecha dentro del espacio de la imagen no hacia afuera a la izquierdardquo Baxandall comenta ldquoEstoy seguro de que esta es la persona que conociacute en 1960rdquo Menciona ldquoel caraacutecter incisivo y la sinceridad ndashatencioacuten realndash que uno amaba y deseabardquo tanto como la ldquocontinua energiacutea moralrdquo que tambieacuten fue subrayada por Donald Gordon en su obituario Bing parece acercarse maacutes y maacutes sus notas ldquotienen algo de su voz y su ojo para localizar lo evasivo mantildeoso y auto-engantildeosordquo
Pero esta aparente cercaniacutea es en uacuteltima instancia engantildeosa ldquoLa perspectiva retrospectiva en la cual debo ver a Bing es elaboradamente escorzadardquo Esta mirada retrospectiva no amansa el pasado al contrario el tiempo transcurrido y especialmente ldquolos remotos e impenetrables primeros treinta antildeosrdquo de su vida vuelven a Bing inescrutable ndashhasta para sus amigos inclusive para aquellos que (como Baxandall) pensaban que la conociacutean muy bienndash Pero esta conexioacuten viviente con Aby Warburg y la tradicioacuten que lleva su nombre le muestra a Baxandall que ldquocomo nuestra perspectiva acerca de Bing el mismo folclore warburguiano estaacute escorzado y se pierde en una cultura del temprano siglo xx alemaacuten que no estamos equipados para penetrarrdquo
Este denso pasaje merece una mirada maacutes detallada Algunos de los escritos de Baxandall ndashparticularmente Giotto y los oradores y Pintura y vida cotidianandash pueden ser considerados como desarrollos originales del trabajo de Warburg Pero contienen una forma de distancia-miento expresado en la referencia desprendida al ldquofolclore warburguianordquo Uno sospecha la influencia de Ernst Gombrich y su relacioacuten sumamente ambivalente con la tradicioacuten warbur-guiana Pero las limitaciones cronoloacutegicas del proyecto autobiograacutefico de Baxandall lamenta-
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blemente reducen a Gombrich a una mera sombra Por el momento soacutelo podemos especular sobre sus conversaciones
En Episodes Baxandall habla en detalle sobre su profunda deuda intelectual con el Insti-tuto Warburg su biblioteca y su cataacutelogo Una huella elusiva de sus meditaciones sobre War-burg emerge de un comentario hecho por Bing ldquoElla escribioacute de Warburg lsquose moviacutea como un hombre en un lugar oscuro y peligrosorsquordquo y creo que la palabra ldquomoviacuteardquo estaacute usada literalmente acerca de su andar y su porte
En la imagen de Baxandall sobre el ldquoandarrdquo de Warburg resuena la obsesioacuten juvenil del segundo con la Ninfa repetida en su proyecto tardiacuteo Mnemosyne Pero para Baxandall ldquoan-darrdquo tambieacuten tiene un valor metafoacuterico En un pasaje de Modelos de intencioacuten que trata de los reportes verbales de experiencias visuales habla de ldquouna incompatibilidad entre el modo de examinar una pintura y el modo de andar de las palabras y los conceptos ordenadosrdquo ldquoAndarrdquo se refiere a los rasgos especiacuteficos de un movimiento de una trayectoria una contradiccioacuten que recuerda uno de los primeros pasajes de Episodes ldquoPodemos entonces sentir curiosidad acerca de cosas tales como de queacute modo nosotros y otras personas somos al mismo tiempo continuos y cambiantes en el curso de una vidardquo La intrincada relacioacuten entre continuidad y cambio emerge nuevamente en The Limewood Sculptors of Renaissance Germany al final de una me-morable croacutenica de los magniacuteficos trabajos de Hans Leinberger ldquoEl tema es un estiacutemulo recu-rrente y una directriz permanente para el ojo que examina activamente y es el armazoacuten que subyace a la estructura no de la figura sino de nuestro acto de percepcioacuten de la figurardquo
Episodes tiene implicaciones acadeacutemicas pero no es un libro acadeacutemico Como nos in-forma ya en la primera paacutegina es un libro nacido de la fragilidad fiacutesica y de la angustia ldquoEs un intento de sobreponerse a siacute mismo autopreservacioacuten maacutes que presuncioacuten de siacute mismordquo Baxandall explica que su proyecto inicial fue reformado por limitaciones impuestas por el material ldquoHabiacutea previsto algo maacutes analiacutetico en que fragmentos de evocaciones reales ejempli-ficariacutean tipos y estructuras En cambio cada vez que me disponiacutea a escribir una pieza ejemplar sus demandas y energiacutea particulares asumiacutean el control Al mirar hacia atraacutes tal ha sido el caso por lo menos desde la historia de Godwinrdquo
De repente Godwin aparece en las calles del poblado galeacutes donde el narrador pasoacute una parte de su infancia una figura demacrada vestido con un decoroso traje raiacutedo ridiculizado por los muchachos locales Godwin ha aprendido el narrador era de una familia acomodada sus padres habiacutean muerto dejaacutendolo solo en una casa enorme con una biblioteca como un er-mitantildeo ldquoGodwin me despertaba curiosidad iquestQueacute haciacutea todo el diacutea dentro y quizaacutes alrededor de ese caseroacuten iquestSe pasaba el tiempo en la biblioteca de su padre iquestEra necesariamente triste ser un ermitantildeo No pareciacutea haber ninguna razoacuten para que asiacute lo fuera iquestPero queacute seriacutea de Godwin al final ndashese tipo de preguntasndash Debe haber habido algo de autoproyeccioacutenrdquo
Maacutes o menos durante cinco antildeos el nintildeo reflexionoacute sobre Godwin imaginando un en-cuentro con eacutel poniendo en escena un diaacutelogo (que el narrador incluye en sus memorias) Un diaacutelogo emotivo en el que nada (o casi nada) sucede
iquestPor queacute era tan importante Godwin para el nintildeo y maacutes tarde para el narrador ldquoDebe haber habido algo de autoproyeccioacutenrdquo una sensacioacuten de marginalidad la fascinacioacuten por una vida diferente y misteriosa Godwin permanecioacute pegado a la memoria del narrador como po-sibilidad como atisbo de un tipo de vida diferente iquestEra necesariamente triste ser ermitantildeo
ldquoEl caraacutecter es destinordquo deciacutea el filoacutesofo griego
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 143-152
Michael Baxandall
Arte Sociedad y el Principio Bouguer
Este trabajo es en realidad el relato de un fracaso de la inhabilidad de terminar hace algunos antildeos un artiacuteculo que queriacutea escribir sobre el fresco del ldquoBuen gobiernordquo ndashel tiacutetulo es mo-
dernondash de Ambrogio Lorenzetti en el ayuntamiento de Siena (El fresco del Buen gobierno en accioacuten pintado en 1338-1340 [figs 1 y 2] cubre una de las tres paredes disponibles en la Sala del Consejo de los Nueve que eran los jueces supremos de la ciudad En los otros dos muros se encuentran primero una alegoriacutea aristoteacutelica del Buen Gobierno en principio que no discu-tireacute y luego un fresco arruinado de la alegoriacutea y la accioacuten del Mal Gobierno demasiado dantildeado para aprovecharlo excepto iconograacuteficamente y composicionalmente en liacuteneas generales)
En parte porque en maneras que no tengo tiempo para describir habiacutea en Siena una tra-dicioacuten de utilizacioacuten poliacutetica y social de la pintura pero principalmente porque aquiacute se encon-traba un caso de arte dirigido directa y expliacutecitamente a la sociedad me pareciacutea que la pintura ofreciacutea una oportunidad para estudiar la pictorizacioacuten directa por asiacute decirlo de hechos socia-les Por pictorizacioacuten quiero decir el desarrollo de los recursos del medio ndashel ordenamiento color tono margen y figurandash y no soacutelo el registro de una cuestioacuten particular Desde alliacute me pareciacutea que seriacutea posible obtener un cimiento mejor para nuestra visioacuten de los sentidos sociales mediados en la pintura renacentista temprana en general
Lo que voy a decir ahora se organiza en dos partes La primera enumera corta y cruda-mente un manojo de observaciones sobre las peculiaridades pictoacutericas de la pintura que me parecioacute que demandaban explicacioacuten y luego recapitula los hechos sociales y artiacutesticos con los cuales esperaba explicarlas La segunda es un comentario sobre el problema general que maacutes me disuadioacute de terminar el artiacuteculo en que habriacutea realizado tal explicacioacuten
I
1) Primero una lista de algunas peculiaridades pictoacutericas cuyo deseo de explicacioacuten es el punto de partida
Texto publicado en Representations nordm 12 otontildeo de 1985 pp 32-43 Fue presentado originalmente en el simposio ldquoArt and Society Must We Chooserdquo organizado por la historiadora del arte Svetlana Alpers en la College Art Asso-ciation de Los Aacutengeles en febrero de 1985 Traduccioacuten de Eugenia Gay
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Una peculiaridad son las muchachas bailando en la plaza central En general son consi-deradas personas normalmente alegres del medioevo tardiacuteo en el mismo nivel de realidad que los artesanos y otros a su alrededor Pero esto no es suficiente Son irregularmente grandes en escala El resto de la gente no les presta atencioacuten Hay una sutil variacioacuten en su gama de color Muchachas de esta clase que usaban este tipo de vestimenta no se comportaban de esta manera en las plazas puacuteblicas de Siena en 1340
Una segunda peculiaridad es el muro de la ciudad en el centro ndashcomo ha sido sentildealado muchas veces un escorzo de notable virtuosismondash Pero iquestcuaacutel es exactamente su papel en la totalidad estructural de la pintura
Un tercer componente notable es la madurez extraordinaria y precoz del famoso paisaje a la derecha especiacuteficamente el eacutexito con el que un elemento de tal magnitud es articulado en el todo
Figuras 1 y 2 Ambrogio Lorenzetti Buen gobierno en la ciudad y buen gobierno en el campo 1338-40 Pa-
lazzo del Comune Siena Tomado de George Rowley Ambrogio Lorenzetti vol 2 (Princeton 1958) figuras
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Un cuarto detalle es el componente del paisaje ndashlas colinas nuevamente famosas en el fondondash Parecen haberse apartado de las foacutermulas de montantildeas puntiagudas maacutes comunes en esa eacutepoca Parecen representaciones precozmente modernas de un tipo de colina que se ve con frecuencia en la Toscana
Una quinta caracteriacutestica general es la asertividad y el eacutenfasis con que las dos mitades de la pintura estaacuten balanceadas ndashel muro en escorzo actuando maacutes bien como el pivote en un par de escalasndash Cada parte es una composicioacuten independiente en profundidad pero funcionan como un par reverberante Por ejemplo si uno toma las casas de la ciudad y las colinas del cam po no por su caraacutecter representacional en profundidad sino por su caraacutecter en el disentildeo del plano pictoacuterico son soacutelo una de una serie de medias rimas entre la ciudad y el campo
Hay muchas otras peculiaridades que querriacutea explicar pero estas son lo suficientemente representativas para mi propoacutesito actual Representan tipos Se comienza por las peculiarida-des pictoacutericas
2) Pero cuando uno piensa en explicarlas parece que no se puede ir directamente a los hechos sociales Inicialmente debemos localizarlas a la manera de la historia del arte
Primero las muchachas danzantes han sido situadas en una tradicioacuten maacutes bien fragmen-taria de figuras danzantes asociadas con la Justicia Hay figuras danzantes detraacutes de la figura grisaacutecea de la Justicia de Giotto en la Capilla Scrovegni en Padua ndashno exactamente un siacutembolo sino una suerte de atributondash En la ciudad de Lorenzetti representan la Justicia con efecto es-tructural por Justicia actuacutean para unificar el efecto visual central de la ciudad con su danza semicircular y su traer consigo por asiacute decir diferentes partes de la ciudad a traveacutes de sus dife-rentes direcciones de movimiento e intencioacuten Son un atributo estructuralmente internalizado (Pero iquestes tan simple como eso iquestPodriacutean estar tambieacuten en el centro de un orden centriacutefugo)
Segundo la ciudad en escorzo pertenece a una tradicioacuten de ostentacioacuten del escorzo como emblema de habilidad Maacutes tarde en el siglo siguiente esto se transformoacute en las construccio-nes sistemaacuteticas de perspectivas altamente matemaacuteticas y por lo tanto intelectualmente presti-giosas de pintores como Uccello tambieacuten exhibiciones de habilidad particularmente en vistas en escorzo ndashpero los escorzos empiacutericos habiacutean sido signos de habilidad desde la antiguumledad claacutesicandash Esto no dice cuaacutel es su rol aquiacute queda pendiente
Tercero el paisaje Visto histoacutericamente es un prodigio de la articulacioacuten en gran escala Existe una interpretacioacuten que sostiene que sus componentes ndashlos campesinos trabajando etcndash fueron extraiacutedos de los Manuscritos Iluminados del norte En cambio yo hubiera argumentado que provienen de la tradicioacuten nativa de la Toscana que puede ser llamada imagineriacutea municipal ndashilustraciones encontradas en estatutos o actas constitutivas de ciudades y en los archivos per-sonales de comerciantes y otros (figs 3 y 4) ndash Esta clase de imaacutegenes explican los componen-tes pero no su organizacioacuten que nuevamente queda pendiente
En cuarto lugar las colinas Es delicado ocuparse de ellas la pintura fue severamente res-taurada en 1880 y sospecho que originalmente no se veiacutean tan similares a los paisajes tempra-nos de Corot como se ven hoy Pero argumentariacutea que vistas histoacutericamente no son ldquomodernasrdquo para 1340 ndashmodernos eran precisamente los pentildeascos puntiagudosndash sino maacutes bien retrospecti-vas Desde mi punto de vista miran retrospectivamente y elaboran el tipo de colinas de pintores del siglo xiii sieneacutes como Guido da Siena (fig 5) Y me pregunto queacute indica tal retrospeccioacuten
En quinto lugar y finalmente el eacutenfasis en el balance entre campo y ciudad Una observa-cioacuten obvia creo es que la asertividad del balance es en parte explicable mediante el formato y
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el lugar Quiero decir que en la sala de Siena uno nunca estaacute lo suficientemente lejos del cuadro como para ver el todo directa y simultaacuteneamente como se ve engantildeosamente en laacuteminas y re-producciones En todo momento desde cualquier posicioacuten uno ve parte del fresco maacutes desde el extremo y desde abajo Por lo tanto las asertividades en parte explicables como un mecanismo para contrarrestar las condiciones de la observacioacuten Pero el tema del equilibrio ndashque es negado dicho sea de paso en el fresco del Mal Gobiernondash estaacute auacuten ahiacute y se ofrece para ser explicado
3) Ahora bien cuando uno persigue los hechos sociales que encajan en estas cinco peculiari-dades pictoacutericas lo que se encuentra ciertamente no es un conjunto de circunstancias positivas que pudieran verse directamente registradas en ellas Luego de una cantidad respetable de lecturas sobre historia social sienesa los hechos que me parecieron maacutes apropiados fueron sinteacuteticamente la administracioacuten que encomendoacute la pintura a Lorenzetti era una oligarquiacutea mercantil de la alta burguesiacutea La base econoacutemica personal de estos hombres era el comercio de manufacturas y materias primas a larga distancia y las operaciones bancarias asociadas a eacutel Pero las condiciones en las cuales podriacutean gobernar en provecho propio eran complejas Un factor era la dependencia de las habilidades y de la buena voluntad de los artesanos de la ciu-dad quienes procesaban las materias primas para transformarlas en bienes con los cuales ne-gociar con los mercaderes
Figura 3 Reparadores de caminos de Breve pisani com-
munis (1303-14) libro 4 De via burgi e aliis Archivio di
Stato Pisa Com AN 4 fol 394r Foto Museo
Figura 4 Buena cosecha de Dome-
nico Lenzi Specchio umano o Bia-
daiolo (c 1340-50) Biblioteca Lau-
renziana Florencia Tempi 3 fol 6v
Foto Museo
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Otro factor era la naturaleza violentamente centriacutefuga dividida y facciosa de la composicioacuten social de la ciudad en general Habiacutea amenazas de los pequentildeos artesanos desde abajo y de los grandes magnates desde arriba Pero como en muchas ciudades italianas ademaacutes de los con-flictos entre clases sociales consideradas verticalmente tambieacuten habiacutea conflictos horizontales entre clanes Y Siena teniacutea un problema particular de facciones relacionado con la distribucioacuten fiacutesica de la ciudad (fig 6) ndashconflictos entre cuartos o terzi tercios en los cuales tendiacutean a con-centrarse los diferentes clanesndash
Ademaacutes habiacutea otro problema La historia sienesa del siglo xiv se caracteriza en buena medida por dificultades con su territorio rural Teniacutean problemas con ciudades bajo su control ndashun aspecto del territorio al que el fresco se refiere pocondash Teniacutean otro tipo de problemas con los campesinos que eran inquietos y ofreciacutean resistencia No soacutelo la provisioacuten de alimentos y los ingresos puacuteblicos se veiacutean afectados por estos uacuteltimos sino que la agitacioacuten tambieacuten afectaba el comercio y los negocios El comercio sieneacutes dependiacutea en parte de las materias pri-mas y en parte de los bienes del norte que pasaban por Siena en su camino hacia Roma y hacia el sur No era necesario que pasaran por alliacute habiacutea otras rutas posibles La agitacioacuten rural se sumaba a otros movimientos econoacutemicos externos que involucraban la totalidad del caraacutecter del intercambio textil europeo en particular amenazaban el comercio del cual dependiacutea la Siena mercantil
Figura 5 Guiacutea de Siena Detalle de las puer-
tas del relicario con la estigmatizacioacuten de San
Francisco c 1260 Pinacoteca de Siena Foto
Alinari
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De modo que la ciudad teniacutea problemas No hubiera sido extrantildeo encontrar una tendencia a referirse nostaacutelgicamente a los buenos viejos tiempos del siglo anterior cuando Siena era lo suficientemente proacutespera y unida para salir a derrotar a los rivales florentinos en el campo de batalla ndashllevando como toacutetem dicho sea de paso una pintura de la virgen Mariacutea reina titular de la ciudad quien actuaba milagrosamente sobre los eventosndash
4) En este momento seraacute obvio queacute tipo de liacutenea pretendiacutea seguir mi recuento de los hechos sociales relacionados con las peculiaridades pictoacutericas y no estirareacute las cosas Caricaturizada habriacutea identificado la funcioacuten unificadora de las muchachas bailarinas de la Justicia en la orde-nadamente redonda ciudad con la necesidad urgente de cohesioacuten social en el sector urbano del estado de la cuarteada (o terciada) Siena
Segundo el muro de la ciudad en escorzo se prestaba a la observacioacuten como algo multi-valente la atencioacuten es atraiacuteda al centro de equilibrio la verdadera proteccioacuten de la ciudad re-side en la habilidad artiacutestica (aquiacute ejemplificada) la seguridad de la ciudad con respecto al campo es tal vez ilusoria (como este escorzo) y asiacute sucesivamente ndashpretendiacutea seguir una sec-cioacuten agradable de escribirndash
Figura 6 Mapa de Siena tomado de Langton Douglas A His-
tory of Siena Londres 1902
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Luego el paisaje es articulado a traveacutes de un sentido del territorio como algo que produce alimento ndashdurante el antildeo en que la pintura fue comenzada hubo una gran escasez de granosndash pero maacutes precisamente como algo que tanto la provisioacuten de alimentos para la ciudad como el comercio deberiacutean ser capaces de atravesar tranquilamente La inscripcioacuten en el pergamino de la figura voladora de la Securitas en la parte superior dice maacutes o menos esto comienza ldquoSin miedo permite a todos viajar librementehelliprdquo y luego sigue ldquoy permite a cada uno trabajar y sembrar los camposrdquo Diez antildeos antes de que la pintura fuese pintada el mantenimiento de caminos y puentes en Siena habiacutea sido transferido de la autoridad civil a la militar ldquoAlliacute estaacute lo que pertenece a la paz y coacutemo la mercaderiacutea va segura con la mayor seguridad y coacutemo los hombres la dejan en el bosque y coacutemo vuelven por ellardquo esa es la pintura para el criacutetico del siglo xv Lorenzo Ghiberti
No estoy seguro de cuaacutento hubiera insistido sobre el asunto de que en la foacutermula retros-pectiva de la colina resonaba una nostalgia general Por otro lado no habriacutea sido suficiente presentar la relacioacuten equilibrada entre ciudad y campo como un hecho demograacutefico ndashcada poblacioacuten es del orden de los 50000 habitantesndash La idea dominante de equilibrio parece apun-tar menos a los hechos que a una urgente aspiracioacuten social de estabilidad
Estoy siendo un poco injusto conmigo mismo al caricaturizar de esta forma el artiacuteculo planeado pero no demasiado Algo como esto ndashdelimitado calificado e incrementado con otras cosas sobre la pintura y por supuesto documentadondash es lo que teniacutea en mente Pero no lo escribiacute y ahora quiero pasar al por queacute
II
1) Habiacutea una serie de problemas pero nuevamente soacutelo enumerareacute cinco Aparecieron primero como problemas verbales pero llegueacute a sentir que apuntaban a una incomodidad conceptual general que subyaciacutea a ellos
Uno era la falta de cualquier indicacioacuten pictoacuterica de si la condicioacuten social descripta era un hecho o una aspiracioacuten representacioacuten o compensacioacuten No habiacutea indicaciones o marcas que dijeran ni maacutes ni menos por asiacute decirlo Para saber si una condicioacuten retratada era positiva o negativa (o si ambas en queacute proporciones) habiacutea que apelar a registros escritos de historia social fuera de la pintura
Otro problema era la tendencia de mis dos teacuterminos el arte sieneacutes y la sociedad sienesa a polarizarse en entidades muy artificiales y aacuteridas con las que no queriacutea trabajar ndasha saber un arte des-socializado y una sociedad des-arte-ificadandash Comparto con Stephen Greenblatt la falta de intereacutes en estos teacuterminos
Un tercer problema era que cada vez que intentaba vincular una parte de la pintura a un hecho social me sentiacutea inquieto Habiacutea algo errado en cualquier cosa que se aproximara a una relacioacuten uno-a-uno entre cosa pictoacuterica y cosa social Pareciacutea haber algo aparatoso en la forma en que los conectaba con palabras
Con estas palabras ndashcuarto problemandash a veces me encontraba prevaricando La prevarica-cioacuten asumioacute la forma de utilizacioacuten de teacuterminos que haciacutean una media-reivindicacioacuten deacutebil de alguna relacioacuten maacutes estricta ndashde causalidad o significacioacuten o analogiacutea o participacioacuten estas cuatro particularmentendash que no estaba en posicioacuten de sostener Ejemplo de estas cuatro clases de palabras tergiversadoras eran refleja o representa o se sigue de o proviene de Me acaban de oiacuter usarlas
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En otros momentos me encontraba ndashquinto problemandash siendo ambiguo La ambiguumledad tomoacute la forma de un juego de palabras incontrolable que oscilaba entre diferentes connotacio-nes posibles de una palabra Por ejemplo me han oiacutedo usar la palabra equilibrio tanto de la composicioacuten de la pintura como de una relacioacuten social deseada entre el campo y la ciudad Estas son referencias muy diferentes de la palabra equilibrio y lo que subyace a ellas lo que tienen en comuacuten es muy abstracto y no muy interesante ndasha menos que uno persiga la utiliza-cioacuten del teacutermino en tiempos de la pintura lo que lo pone a uno en un juego diferentendash
2) Detraacutes de estos problemas me parece que hay un hecho terriblemente simple Es que el arte y la sociedad son conceptos analiacuteticos de dos tipos diferentes de categorizacioacuten de la experien-cia humana Cada uno de ellos es un constructo y se refiere a un sistema y los sistemas no son tan compatibles como lo es digamos la economiacutea con la sociedad o la ciencia con el arte
Hay muchas definiciones de ldquoobra de arterdquo pero la mayoriacutea se refieren a una clase de ob-jetos fiacutesicos y de estados mentales asociados con ellos Tambieacuten hay varias definiciones de ldquoso-ciedadrdquo pero la mayoriacutea la describen como el complejo de instituciones a traveacutes de las cuales un individuo encuentra una relacioacuten con un colectivo Estas no son tanto cosas diferentes como re-gistros sistemaacuteticamente diferentes del pensamiento sobre las cosas en parte las mismas cosas
La relacioacuten de una obra de arte con una sociedad no es la relacioacuten de la parte con el todo ndashcomo la relacioacuten de una manzana con el manzanondash No es la relacioacuten de dos sistemas anaacutelo-gos como la relacioacuten entre flor y aacuterbol Es mucho maacutes como la relacioacuten de digamos una en-tidad quiacutemica como el carbono con el aacuterbol Claramente el carbono estaacute profundamente rela-cionado con el aacuterbol como parte de su constitucioacuten de su tejido y asiacute sucesivamente De manera similar un aacuterbol interactuacutea con y sobre el carbono Pero cada uno de estos teacuterminos toma su sentido de la pertenencia a un grupo diferente de categorizaciones dentro de sistemas ndashuno es quiacutemico y el otro es bioloacutegico o botaacutenicondash El carbono asume su significado a partir de una diferencia de y de una relacioacuten con otros conceptos quiacutemicos ndashhidroacutegeno y oxiacutegeno y asiacute sucesivamentendash ldquoAacuterbolrdquo es uno entre un grupo de clases de un sistema bioloacutegico
Ahora bien obviamente si uno discute Arte y Sociedad ndasho aacuterbol y carbonondash en teacuterminos generales puede lidiar mejor con este tipo de incomodidad conceptual sin caer en confusiones tipoloacutegicas o categoriales Lo que quiero decir es que cuando lo que nos ocupa es la relacioacuten de particulares complejos ndashuna pintura y una sociedadndash la incomodidad conceptual subyacente es proclive a conducirnos a la clase de problemas de los cuales acabo de enumerar cinco
En siacutentesis ldquoarterdquo y ldquosociedadrdquo son construcciones sistemaacuteticas inhomologables impues-tas sobre materias que se entrecruzan
3) iquestQueacute hacemos entonces Seguimos lo que llamareacute el principio Bouguer Pierre Bouguer de quien he tomado el nombre fue el primer cientiacutefico que desarrolloacute en el siglo xviii una forma razonable de medir la luz y me parece un paladiacuten del arte de relacionar cosas que son difiacuteciles de relacionar Su problema era que antes del desarrollo de las formas fotoeleacutectricas u otras formas fiacutesicas de medir la luz todo debiacutea ser realizado por el ojo y la mente ndashcomo la historia del artendash Y dadas dos luces desiguales digamos dos velas de tamantildeos diferentes la mente no podiacutea llegar a una conclusioacuten precisa sobre la relacioacuten cuantitativa entre una y la otra no podiacutea decir ldquola vela A es 27 maacutes intensa que la vela Brdquo La elegantemente simple solucioacuten de Bou-guer fue observar que mientras que la mente no podiacutea hacer eso siacute podiacutea decidir con mucha precisioacuten exactamente en queacute momento las dos luces son iguales De modo que tomoacute una vela
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la acercoacute o la alejoacute hasta que fuera igual a la otra midioacute la diferencia entre las distancias desde el ojo a las dos velas ahora iguales y de esta diferencia obtuvo (con la ley del cuadrado inverso ndashaunque eso no es parte de la analogiacuteandash) las intensidades relativas
De esta manera hablando muy generalmente el principio Bouguer es ante la dificultad de establecer una relacioacuten entre dos teacuterminos modificar uno de los teacuterminos hasta que coincida con el otro pero tomando nota de queacute modificacioacuten se ha realizado pues esta es una parte necesaria de la informacioacuten
4) Esto es lo que hacemos creo pero ndashy por eso estoy colocando el argumento de esta manerandash no siempre somos conscientes de que estamos manipulando un teacutermino moviendo una vela para obtener una concordancia Y maacutes aun podemos mover una vela primero y luego la otra lo que nos da una especie de visioacuten doble
Con un espiacuteritu manipulamos Sociedad transformaacutendola en lo que en ausencia de un teacutermino mejor llamareacute Cultura Pero deberiacutea aclarar que no estoy usando Cultura en el sentido antropoloacutegico (que parece casi abarcar Sociedad) sino en el sentido socioloacutegico esto es claacutesi-camente las habilidades los valores las creencias el conocimiento y los medios de expresioacuten de una sociedad Como todos sabemos asimilar Sociedad a Cultura es problemaacutetico y discu-tible y disentiriacuteamos en nuestra visioacuten sobre ella pero por lo menos se puede tener un punto de vista y tomar posicioacuten Y ademaacutes es innegable que la sociedad coincide con la cultura La relacioacuten de la cultura con una obra de arte se puede tratar de forma relativamente directa por-que se trata de una relacioacuten participativa un todo del cual una pintura es una parte es una cultura Aquiacute podemos establecer relaciones aceptables
Con otro espiacuteritu movemos la otra vela Enfocamos aquellos aspectos del arte que pue-den ser considerados a la luz del funcionamiento de instituciones o del arte como institucioacuten Extraemos del conjunto complejo de instituciones que constituyen una sociedad aquellas que parecen relevantes al arte Nuevamente la relacioacuten entre la sociedad y aquellas instituciones que impactan en el arte es participativa y relativamente directa Y nuevamente aunque la rela-cioacuten entre instituciones y obras de arte es discutible pues por ejemplo podemos no estar de acuerdo en hasta queacute punto vemos al artista como actuando sobre las instituciones mientras las instituciones actuacutean sobre eacutel podemos tener y tomar una posicioacuten
Seraacute mejor enfatizar que todo esto no se refiere a la materia en cuestioacuten sino a nuestras propias construcciones intelectuales Muchas materias pueden ser tratadas en cualquiera de los dos espiacuteritus Las habilidades visuales por ejemplo pueden ser consideradas como un ele-mento en una cultura o como una funcioacuten de instituciones sociales La formacioacuten de un artista tiene tanto un lado cultural como un lado institucional Tambieacuten los geacuteneros artiacutesticos Pero miramos las mismas cosas de diferentes maneras
Lo que ninguno de estos espiacuteritus sustenta es una relacioacuten directa entre la forma de una pintura y la forma de una sociedad Algo de lo que queriacutea decir sobre la pintura de Lorenzetti podriacutea ser retrabajado a traveacutes de uno u otro de los espiacuteritus indirectos pero no todo
5) Finalmente tal vez deberiacutea explicitar con todas las letras el corolario de lo que vengo di-ciendo sobre la pregunta que nos ocupa ldquoArte o sociedad iquestdebemos elegirrdquo Claramente mi posicioacuten es que siacute ndashque debemos elegir por lo menos sobre cuaacutel de las dos la pintura o la so-ciedad daremos cuenta ya que no podemos dar cuenta de las dosndash ldquoArterdquo y ldquoSociedadrdquo he argumentado son construcciones sistemaacuteticas inhomologables impuestas sobre materias que
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se entrecruzan ldquoArterdquo apunta a una clase de objetos que toman su significado de su estructura y organizacioacuten tratar la pintura de Lorenzetti como una coleccioacuten de objetos retratados sin estructura seriacutea ignorar los tipos de organizacioacuten que la hacen arte y los tipos especiales de informacioacuten que comporta ldquoSociedadrdquo si tiene alguacuten sentido efectivo en absoluto tambieacuten debe ser un concepto analiacutetico de una estructura y organizacioacuten el sistema de instituciones interactivas ndashinstituciones de clase parentesco propiedad econoacutemicas poliacuteticas religiosas educacionalesndash que existiacutean en la Siena pre-peste negra Soacutelo podriacutea dar cuenta de la sociedad sienesa respetando y siguiendo el patroacuten de estructura societal ofrecido Sin la estructura ndashlas complejas interrelaciones de por ejemplo instituciones econoacutemicas de clase y poliacuteticasndash ldquoso-ciedadrdquo es soacutelo una masa de todas las cosas que no son ldquoarterdquo
Pero tampoco puedo dar cuenta de la pintura de Lorenzetti sin seguir la indicacioacuten de la estructura de la pintura en la medida en que la aprehendo Si respeto la estructura de una mi abordaje de la otra es inconsistente a-estructural anecdoacutetico extrayendo un fragmento u otro fuera de sistema Lo que el historiador del arte puede implementar son materiales extraiacutedos de los materiales de la historia social ndashldquociertos materiales del reino socialrdquo en las palabras de Na-talie Davisndash no la sociedad Y viceversa en lo que se refiere al estudiante de la sociedad
Esta no me parece ndashpace Tom Crowndash una conclusioacuten pesimista pero tampoco optimista Obviamente continuaremos haciendo afirmaciones sobre obras de arte mediante referencias a circunstancias extraartiacutesticas El punto es queacute estamos haciendo cuando hacemos esto Un es-tudioso de la sociedad se sonreiriacutea si le dijeacuteramos que estamos hablando de la sociedad
Epiacutelogo
Algunas personas tomaron este trabajo como una argumentacioacuten contra la referencia a asuntos sociales en la historia del arte (o a obras de arte en la historia social) No me imagino por queacute Lo que yo penseacute que estaba sosteniendo es 1) que ldquoarterdquo y ldquosociedadrdquo son construcciones analiacuteticas impuestas al comportamiento humano 2) que los comportamientos indicados en cada una se entrecruzan y cada construccioacuten depende para su coherencia de la proposicioacuten de una estructura para el objeto de estudio pero 3) que las estructuras y por ende las construc-ciones no son homologables 4) que esto aunque bastante claro y manejable en un nivel alto de generalidad causa confusioacuten en el nivel de la explicacioacuten de particulares complejos por lo que 5) lo que hacemos para obtener coincidencias prolijas (principio Bouguer) es trabajar a traveacutes de teacuterminos medios entre ldquoarterdquo y ldquosociedadrdquo a saber a) ldquoculturardquo y b) ese elemento en ldquoarterdquo que puede ser visto como institucional o como una funcioacuten de instituciones 6) que es uacutetil saber esto 7) que un corolario bastante praacutectico es que cuando nos disponemos a dar cuenta de un particular debemos elegir como cuestioacuten de lealtad explicativa entre una obra de arte y una sociedad ndashpues cuando nuestras consideraciones sobre una sean un reconocimiento expositivo adecuado de la estructura que le da sentido nuestra referencia a la otra seraacute esporaacute-dica fragmentaria y funcionalmente antiestructuralndash Si el equilibrio de mi eacutenfasis y tono constituye algo como un subtexto (como se me ha sugerido) seraacute que creo que hariacuteamos bas-tante mejor lo que hacemos si tuvieacuteramos maacutes claridad sobre lo que estamos haciendo Cierta-mente no es que no deberiacuteamos referirnos a este o aquel otro asunto fuera de una pintura (o una sociedad) Eso seriacutea absurdo Pero tal vez el malentendido se presentoacute al haber tomado el concepto de ldquosociedadrdquo que es poderoso y especiacuteficamente constructivo en serio
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 153-161
El molde mental de Alberti
Michael Baxandall
De iciarchia de 1468 el uacuteltimo libro de Leon Battista Alberti un tratado dialogado sobre los buenos ciudadanos comienza con esta escena
Iba bajando de la colina de regreso desde la iglesia de San Miniato en Florencia a la que soliacutea subir para hacer ejercicio en parte para satisfacer los requerimientos de la religioacuten en parte para fortificar mi salud En el camino de regreso en el puente sobre el riacuteo Arno [hellip] encontreacute a Niccolograve Cerretani y a Paolo Niccolini caballeros prudentes y moderados y bien dispuestos hacia mi persona
Nos saludamos y Niccolograve dijo ldquoEn los uacuteltimos diacuteas las grandes lluvias y los inconvenientes vientos nos mantuvieron dentro de casa y nos impidieron visitarte hoy el alegre sol nos llamoacute a salir [hellip] Hemos estado esperaacutendote aquiacute en el puente mirando el riacuteo aquiacute abajo ndashya muy crecido como puedes ver y camino a crecer auacuten maacutesrdquondash
Yo me detuve y permaneciacute alliacute con ellos asombrado de ver cuaacutento y cuaacuten repentinamente se habiacutean hinchado las aguas del riacuteo
Dijo Paolo ldquoiexclQueacute afortunada seriacutea Florencia si el Arno estuviese siempre tan lleno Tuacute Niccolograve soliacuteas ser el Comisionado de barcos de la ciudad asiacute que podriacuteas tener el trabajo de ver que las galeras de alta mar pudieran venir totalmente cargadas por el riacuteo hasta aquiacute [en vez de tener que transbordar la carga maacutes arriba de Pisa] iquestQueacute dices Battista iquestNo te parece que seriacutea de maravillosa utilidad para la ciudadrdquo
ldquoLo que pienso en este momento ndashdijendash es que deberiacuteamos alejarnos del correr de las aguas y discutir estas cosas maacutes coacutemodamente junto al fuegordquo
Partimos y justo estaacutebamos entrando a mi casa cuando dos de mis sobrinos salieron y nos dijeron que el riacuteo habiacutea desbordado hacia el llano maacutes arriba de la ciudad y habiacutea roto el gran muro de contencioacuten que lo manteniacutea en su curso Nos dio tristeza escuchar esto
Me volviacute hacia Paolo y le dije ldquoBueno iexclaquiacute estaacute una utilidad producida por este riacuteo aumentado tuyo Digo que en la vida humana nada demasiado grande o excesivamente incrementado estuvo alguna vez libre de inconvenientes tanto puacuteblicos como privados y es poco deseablerdquo1
Texto incluido en Michael Baxandall Words for Pictures Seven Papers on Renaissance Art and Criticism New Haven Yale University Press 2003 pp 27-38 Traduccioacuten de Eugenia Gay1 Leon Battista Alberti Opere volgari 3 vols ed de Cecil Grayson Bari Laterza 1960-1973 vol ii p 187
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Este se transforma en el primer tema del libro que trata de la conducta apropiada tanto del ser social del individuo como de la sociedad muchas veces indistinguibles como es costumbre de Alberti
El modelo de pensamiento en tal pasaje descansa en un equilibrio de pares de vocablos y conceptos Si uno sube hasta San Miniato el ejercicio espiritual se une al ejercicio fiacutesico O las aguas del riacuteo Arno son (o no son) proporcionales a las orillas del riacuteo Arno O la conveniencia de no estar crecido viene con la inconveniencia de que el riacuteo no sea navegable o viceversa A es comple-mentario de B o A estaacute en equilibrio con B o A y B son proporcionales de otra manera en alguacuten lugar entre A y B hay una condicioacuten intermedia ndashun justo mediondash C Y junto con esto va un sentido analoacutegico profundo en el que las cosas materiales pueden representar otras cosas inmateriales
Alberti era escritor matemaacutetico arquitecto arqueoacutelogo se cuenta que tambieacuten pintaba y esculpiacutea Escribioacute libros importantes sobre arquitectura y pintura sobre eacutetica y sobre la socie-dad que fueron leiacutedos largamente durante los siglos siguientes algunos no soacutelo como curiosi-dades histoacutericas sino como guiacuteas Escribioacute en clave paroacutedica una obra de teatro claacutesico y una novela satiacuterica Escribioacute libros menos importantes sobre matemaacutetica aplicada y topografiacutea so-bre entrenamiento de caballos sobre la proporcioacuten del cuerpo humano sobre criptografiacutea sobre coacutemo argumentar en reuniones poliacuteticas y sobre algunas otras cosas aunque la mayoriacutea de estas obras eran bastante cortas Era un buen latinista pero tambieacuten escribioacute la primera gramaacutetica del lenguaje vernaacuteculo de la Toscana un tour de force del anaacutelisis Durante buena parte del tiempo en que haciacutea todo esto era tambieacuten funcionario de la Curia papal en Roma Tambieacuten fue visi-tante en cortes cultivadas como las de Mantua y Ferrara
Debe preguntarse queacute ademaacutes del nivel de eacutexito distingue al hombre ldquouniversalrdquo del hombre con atencioacuten dispersa Su amigo Cristoforo Landino llamaba a Alberti camaleoacuten lo que era acertado ya que puede cambiar de color en diversos asuntos como dice Landino pero retiene su manera de inteleccioacuten El despliegue productivo de un estilo de pensamiento firme pero transferible parece ser una caracteriacutestica que lo define
Si no hubiera ya elegido un excelente emblema para siacute mismo ndashun ojo alado (figura 1)ndash se podriacutea simbolizar el impulso intelectual de Alberti (aparentemente un sobresaliente lanzador de jabalina en su juventud) con una jabalina preparada en un lazo de lanzamiento
Supoacuten que tienes una jabalina Considera tres partes ndashlos dos extremos o sea la cabeza afilada de acero en un extremo y las plumas en el otrondash Y tercero el lazo u honda en el medio para lanzar la jabalina [hellip] Si este lazo es colocado exactamente en medio de la vara de la jabalina y si el extremo con las plumas pesa exactamente lo mismo que la cabeza de acero ambos extremos colgaraacuten parejos igualmente equilibrados Sin embargo si la cabeza de acero es maacutes pesada el extremo de las plumas subiraacute Pero habraacute alguacuten punto a lo largo de la vara en direccioacuten al extremo maacutes pesado hacia el que podemos desplazar el lazo para poner los dos pesos nuevamente en equi-librio Y este seraacute el punto en el cual la parte maacutes larga de la vara ahora excede a la maacutes corta en proporcioacuten de la misma forma en que el menor peso es excedido por el mayor [hellip] De este modo si la cabeza de acero pesa tres partes para dos partes de las plumas la seccioacuten de la vara entre la cabeza de acero y el lazo debe medir dos partes para tres partes desde el lazo hasta las plumas2
2 Leon Battista Alberti De re aedificatoria ixvi ii introd y notas de G Orlandi y P Portoghesi Milaacuten Il Polifilo 1966 p 819
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El lazo marca el medio y al determinar un medio casi cualquier par de teacuterminos puede ser llevado al equilibrio o proporcioacuten
Este era el principio detraacutes del sistema de proporcioacuten arquitectoacutenica de Alberti ndashpara el cual recomienda no soacutelo un justo medio matemaacutetico (medio C= 1mdash
2 (A+B)) sino tambieacuten un justo medio geomeacutetrico (C =radicAxB o ACCB) y armoacutenico ( 2AB
C = mdashmdash A + B o ABA-CC-B)ndash La arquitectura era una base ideal para tal pensamiento de medio-equilibrio porque su rendimiento podiacutea ser observado en tantas dimensiones La primera condicioacuten fiacutesica de un edificio es el equilibrio de masas sin eacutel se cae el edificio Tal equilibrio fiacutesico era luego proyectado al tipo de proporciona-lidad de la elevacioacuten ornamental para la cual Alberti invocaba los medios aritmeacuteticos geomeacutetri-cos y armoacutenicos Pero tambieacuten hay tipos de equilibrio entre los diferentes caracteres interiores y exteriores Y enseguida se pasa a equilibrar cualidades conceptualizadas de comportamiento humano encarnadas en el edificio la magnificencia y la modestia por ejemplo con valores me-dios ajustados a funciones particulares de una estructura En otro registro esta idea directriz tambieacuten estaba por detraacutes de su necesidad como arquitecto de levantar grandes pesos el prin-cipio de la jabalina y el lazo es el de la palanca y la polea (Sobre estas escribioacute un libro que se ha perdido)
De forma desnumerizada y verbalizada este era el principio detraacutes del pensamiento de Alberti sobre muchas cosas Por ejemplo toacutemese una pintura casi cualquier pintura y eva-luacuteese en teacuterminos de equilibrio entre por un lado riqueza agradable de contenido y por otro lado austeridad conmovedora Recoacutertese con modificadores como ldquovariedadrdquo y ldquocomposi-cioacutenrdquo hasta localizar el medio deseado
Para hacer una pintura agradable lo primero es profusioacuten y variedad [hellip] Alabo la profusioacuten siempre que sea apropiada a la representacioacuten pues cuando el observador se demora en el exa-men de la pintura la profusioacuten se ganaraacute su favor Pero deseariacutea que esta abundancia estuviera diversificada por medio de la variedad y temperada por un sentido de dignidad y templanza Condeno a los pintores que por querer causar una impresioacuten de abundancia o por no querer dejar una pulgada vaciacutea no prestan atencioacuten a la composicioacuten Estos dispersan todo por todas partes de manera confusa y desarticulada [hellip] Y de hecho un pintor que busque particular-mente la dignidad tal vez quiera cultivar una cierta sobriedad en vez de abundancia Los priacuten-cipes que quieren ser majestuosos son lacoacutenicos tambieacuten en la pintura una cantidad suficiente y limitada de objetos conduce a la dignidad No aprecio la demasiada sobriedad en la pintura pero tampoco la abundancia sin dignidad (De pictura sect 40)3
El pensamiento de Alberti muchas veces parece un intento exasperado de reducir el pensa-miento a ecuaciones maacutes algebraicas que silogiacutesticas
Un viejo error de la historia intelectual es el de confundir fuentes con causas Como la mayoriacutea de los pensadores renacentistas Alberti utilizaba instrumentos claacutesicos Estaba usando la doctrina aristoteacutelica del teacutermino medio la idea de que la virtud es una condicioacuten media entre vicios de deficiencia y de exceso asiacute como el ldquocorajerdquo se encuentra entre la ldquoco-
3 Leon Battista Alberti On painting and On Sculpture ed y trad de Cecil Grayson Londres Phaidon 1972 pp 78-79 (traduccioacuten modificada) [trad esp Leon Battista Alberti De la pintura y otros escritos sobre arte Madrid Tec-nos 1999]
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bardiacuteardquo y la ldquotemeridadrdquo Tambieacuten estaba utilizando la doctrina del decoro la idea de que la propiedad y la efectividad de cualquier cosa se juzga por su relacioacuten tanto con las otras partes del todo al que pertenece [toacutepico 6 de Agriacutecola] como con la funcioacuten externa de ese todo [toacute-picos 15-16] Muchas de las imaacutegenes que utiliza tambieacuten provienen del repertorio claacutesico Y realizoacute todo esto dentro de las formas equilibradas de la prosa neoclaacutesica y del leacutexico neoclaacute-sico que incluiacutean un nuacutemero extraordinario de palabras que comenzaban con con- o com- Pero habiacutea muchas otras clases de ideas claacutesicas que no utilizoacute o no tanto Uno se pregunta coacutemo fue que se produjo tal invocacioacuten tendenciosa y riacutespida de estos elementos especiacuteficos (y no otros) de la propiedad colectiva del humanismo
Alberti nunca fue exactamente el tiacutepico humanista florentino en muchos aspectos siempre fue un marginal (outsider) Habiacutea nacido en Geacutenova en 1404 de padres no casados La familia de su padre mercaderes patricios y banqueros florentinos estaba exiliada de Florencia por razones poliacuteticas y asiacute permanecioacute hasta que el mismo Battista cumplioacute 24 antildeos Fue educado en relativa pobreza hacia el final ndashsu padre murioacute cuando eacutel teniacutea 17 antildeosndash en una escuela de Padua mejor que la que Florencia habriacutea podido ofrecer y luego en la gran Universidad de Bolonia En alguacuten momento entre los 20 y los 30 antildeos tuvo alguacuten tipo de trastorno nervioso (los siacutentomas eran mareos escuchar ruidos explosivos y chiflidos a lo lejos calambres en el estoacutemago y peacuterdida selectiva de la memoria particularmente de los nombres de sus amigos) Se mencionan dos causas la presioacuten de sus estudios de derecho y la persecucioacuten por su familia Los meacutedicos le prohibieron el estudio del derecho porque era demasiado agobiante para su memoria asiacute que por alguacuten tiempo se interesoacute en la matemaacutetica y la fiacutesica no tan agobiantes La persecucioacuten familiar sentida por Alberti es difiacutecil de evaluar hay indicios de administradores deshonestos y maacutes tarde de intentos de homicidio Cuando finalmente llegoacute a Florencia ndashque tiende a aparecer en uno de sus primeros trabajos el voluminoso Della famiglia como un paiacutes imaginario una Tierra de Nunca Jamaacutes densamente coloreada tal vez por relatos nostaacutelgicos tomados de sus familiares maacutes ancianos durante su infancia en Paduandash al parecer ni siquiera conociacutea la lengua que alliacute se hablaba Unos diez antildeos despueacutes o maacutes durante los cuales habiacutea intentado estable-cerse en Florencia fue Roma la ciudad que se transformoacute en su base hasta su muerte en 1472
Todo esto dejoacute marcas Hay una pequentildea ldquoVida Anoacutenimardquo de Alberti (que muchos consi-deran de su autoriacutea pero que maacutes probablemente fue escrita por un amigo muy bien infor-mado) que pinta un bosquejo intermitentemente aterrador
Siempre tuvo mucho cuidado de no estar expuesto a sospecha o culpa de ninguna forma [hellip] El arte debe sumarse al arte de modo que nada pueda parecer hecho con arte al pasear por la ciudad o cabalgar o hablar ndashen estas tres cosas uno debe tener cuidado de no dejar de ser aceptable para todosndash Eacutel [hellip] sentiacutea la animosidad de muchos hombres malvados y su secreta hostilidad tanto una afrenta como un peso particularmente las severas heridas y los insultos intolerables infligi-dos por sus parientes Viviacutea entre la envidia y la ojeriza con modestia y aplomo [hellip] Por natu-raleza era proclive al enfado y a la amargura de espiacuteritu pero era capaz de dominar enseguida su creciente indignacioacuten por voluntad propia A veces evitaba personas charlatanas y excitables porque no podiacutea refrenar su irritacioacuten frente a ellas pero otras veces elegiacutea exponerse a esas personas agresivas para desarrollar su capacidad de paciencia [hellip] Su mente nunca estuvo libre
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de meditacioacuten y ponderacioacuten reflexiva Raramente pasaba tiempo a solas en su casa sin ponderar sobre alguacuten asunto u otro en las comidas ponderaba entre platos Aunque pareciacutea silencioso solitario y taciturno su caraacutecter no era malhumorado ciertamente con amigos cercanos hasta cuando discutiacutea cosas serias era siempre agradable y (aunque manteniendo su dignidad) hasta gracioso [hellip] Poseiacutea un haz en su mente con el cual era capaz de percibir buenas y malas inten-ciones hacia eacutel con soacutelo mirar a una persona presente lograba descifrar la mayoriacutea de sus faltas4
Estas observaciones alarmantes fueron extraiacutedas de un texto maacutes largo pero hay maacutes por el estilo y Alberti realmente suena formidable Parece alguien que necesita dirigir una energiacutea extraordinaria a contener el disgusto y a mantener el aplomo Y es extraordinario lo estrecha-mente asociado que esto parece estar con el desarrollo de muacutesculos intelectuales y disposicio-nes de un tipo particular el tipo equilibrador
Lo que nos permite especular de esta forma es que en efecto Alberti mismo da cuenta de esta asociacioacuten en un extrantildeo diaacutelogo escrito a comienzos de la deacutecada de 1440 hacia el fin de su uacuteltima estancia prolongada en Florencia Della tranquillitagrave dellrsquoanimo Se trata mayor-mente de un manual de teacutecnicas para controlar el rencor y la ira y comienza con otra de las reconfortantes metaacuteforas fiacutesicas de Alberti del equilibrio y la proporcioacuten
Iba caminando con Niccola di messer Veri dersquo Medici [hellip] por nuestra Catedral en Florencia y hablaacutebamos (como era habitual) de cosas agradables relacionadas al conocimiento y dignas de indagacioacuten Agnolo Pandolfi [hellip] se unioacute a nosotros
ldquoiexclBien hecho Battista ndashdijondash Me place verte religioso visitando esta iglesia [hellip] Y cierta-mente encarna tanto gracia como majestad Muchas veces he pensado que es bueno ver combi-nadas en ella tanto una alegre elegancia como una robusta solidez Por un lado cada parte de ella parece dirigida hacia una encantadora belleza por el otro aprehendemos que estaacute toda ella hecha para la eternidad Podriacutea decirse que aquiacute se encuentra siempre el aire templado de la primavera Afuera puede haber viento hielo escarcha aquiacute dentro cobijado de los vientos el aire es tibio y calmo Afuera puede estar el calor abrazador del verano aquiacute dentro estaacute templado y fresco5
La gracia en equilibrio con la solidez estiacutemulos moderados para el sentido Pandolfini el in-terlocutor dominante continuacutea exponiendo maneras de controlarse a siacute mismo El libro es in-quietante no soacutelo como producto de alguien determinado a concebir maneras de preservar el equilibrio que muchas veces parecen demasiado elaboradas sino porque el mecanismo de distanciamiento ndashel mecanismo de haceacuterselo decir todo al venerable Pandolfinindash es inestable y finalmente casi en la uacuteltima paacutegina durante un recuento preciso de coacutemo uno calma su ira lo suficiente como para dormirse se rompe
Sigue diciendo Pandolfini
Nada sana mi irritacioacuten espiritual nada me mantiene mejor en un estado mental calmo y tranquilo como ocupar mi mente en alguna investigacioacuten difiacutecil y extraordinaria [hellip] Muchas
4 Extraiacutedo de ldquoVita anonimardquo Veacuteanse R Fubini y A Menci Gallorini ldquoLrsquoautobiografia de L B Alberti Studio e Edizionerdquo Rinascimento vol xii 1972 pp 21-78 y Reneacutee Neu Watkins ldquoL B Alberti in the mirror An interpretation of the lsquoVitarsquo with a New Translationrdquo Italian Quarterly nordm 30 verano de 1989 pp 5-305 Leon Battista Alberti Opere volgari op cit vol ii p 107
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veces me dispongo a desarrollar alguacuten adorno retoacuterico a expandir alguna liacutenea de argumenta-cioacuten Muchas veces tambieacuten particularmente de noche cuando mi espiacuteritu excitado me man-tiene irritado e insomne para distraerme de mis amargas preocupaciones y tristes ansiedades concibo y construyo en mi mente alguna nueva maacutequina para mover transportar reparar o con-solidar objetos grandes o delicados A veces de tal forma ha sucedido que no soacutelo he calmado mi agitacioacuten espiritual sino que tambieacuten he encontrado cosas raras y notables Bien pensado si no logro pensar en alguacuten problema como este a veces compongo y construyo en mi mente un edificio cuidadosamente compuesto y organizo en eacutel varios oacuterdenes y ritmos de columnas con diferentes capiteles y nuevas bases y combino con ellas una gracia apropiada y original de cornisas y artesonado Me ocupo con composiciones como esta hasta que me alcanza el suentildeo [hellip] Sobre todo en mi experiencia nada es maacutes uacutetil nada me absorbe tan completamente como los problemas y las demostraciones matemaacuteticas y particularmente cuando me interesa ponerlas en praacutectica en la vida ndashjusto como Battista aquiacute desarrolloacute sus principios de la pin-tura [probablemente no De pictura sino Elementa picturae una pieza matemaacutetica corta] y sus elementos de matemaacutetica y [hellip] su libro Del movimiento de grandes pesos [hellip] Confieso que frecuentemente me ha sucedido que aun asediado por hombres envidiosos insolentes intoxi-cados hiriendo y aguijoneaacutendome por todos lados con diferentes tipos de abuso deliberada-mente para provocar mi ira parte de mi mente ha estado tan ocupada con mis investigaciones intelectuales interiores [hellip] que ni los he visto ni los he oiacutedo6
Tanto la autoabstraccioacuten autoprotectora descripta en la uacuteltima frase como el precario distan-ciamiento de la frase anterior de Pandolfini (-Alberti) parecen parte de la lucha No es soacutelo un lugar comuacuten estoico de rutina Aquiacute en alguna parte puede residir la causa de la hipertrofia del peculiar muacutesculo mental que estaacute por detraacutes del aacutelgebra conceptual del equilibrio y del haacutebito compensatorio de la mente aptitudes en parte desarrolladas al tratar con la miseria ndashuna mi-seria que a veces parece presentarse como una inexplicable raacutefaga friacutea en alguna paacutegina apa-rentemente neutral de Albertindash tal vez pueden ser usadas para dar forma al pensamiento sobre las imaacutegenes como tambieacuten en la elevacioacuten de grandes pesos y muchos otros tipos de com-portamiento uacutetil
Sin embargo mi tesis seraacute que el extraordinario De pictura no fue soacutelo un resultado del mo-mento cultural La perspectiva y el neoclasicismo eran de la eacutepoca y temas de equilibrio y teacutermino medio eran ciertamente del neoclasicismo pero la determinacioacuten que impuso un or-den sistemaacutetico a veces insosteniblemente a la pintura y la inclinacioacuten radicalmente selectiva de ese orden fueron suyos y fueron exceacutentricos Hicieron de De pictura un libro precoz que las personas de la eacutepoca pueden haber tenido dificultad para abordar por lo menos como un todo Aun asiacute se tratoacute ciertamente de un libro vigente7
Cuando Alberti (-Pandolfini) dice que uno de los ejercicios que lo calman es elaborar liacute-neas de argumentacioacuten no querriacutea decir argumentacioacuten filosoacutefica de tipo silogiacutestica que no
6 Ibid pp 181-1827 Cecil Grayson (en On painting and On Sculpture op cit pp 3-5) localizoacute veinte manuscritos de la versioacuten latina y tres de la versioacuten italiana
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practicoacute y aparentemente tampoco aprecioacute Pero a pesar de que su pensamiento es poderosa-mente analoacutegico de hecho no es auteacutenticamente inductivo En su novela Momus se burla del meacutetodo socraacutetico Apolo ha sido enviado a la tierra por Juacutepiter y a su regreso relata
Encontreacute a Soacutecrates en la tienda de un zapatero y como es su costumbre estaba haciendo preguntas [hellip] Como lo recuerdo iba diciendo
Dime artesano cuando te dispones a hacer un zapato de la mejor calidad iquestconsideras que necesitas un cuero excelente para tu trabajo
Lo considero dijo el zapateroiquestTomas dijo Soacutecrates con ese propoacutesito el primer pedazo de cuero con el que te encuen-
tras o piensas mejor para seleccionar uno entre variosDe veras lo pienso dijo el zapateroiquestCoacutemo preguntoacute nuevamente Soacutecrates lo reconoces iquesta este cuero excelente iquestAcaso fi-
jas tu mente en un pedazo de cuero que conoces por experiencia que es excelente y basado en la comparacioacuten con esa imagen en tu mente notas defectos y virtudes en las diferentes piezas que estaacutes examinando
Asiacute lo hago dijo el zapateroPues ahora bien dijo Soacutecrates el curtidor que hizo tan excelente cuero ndashiquestremovioacute todos
sus defectos por casualidad o por meacutetodoCon seguridad por meacutetodo dijo el zapateroEntonces dijo Soacutecrates iquestcuaacutel habraacute sido su meacutetodo para establecer esto iquestEl meacutetodo
aprendido en su experiencia como curtidorJustamente eso dijo el zapateroTal vez continuoacute Soacutecrates para preparar el cuero hizo el mismo tipo de comparaciones
que has hecho tuacute para seleccionarlo ndashcomparar partes con partes todo con todo hasta que el cuero resultante coincidiera en cada particular con la imagen del cuero que teniacutea en mentendash
Como tuacute has dicho dijo el zapateroAhora bien dijo Soacutecrates si eacutel nunca hubiera visto cuero tratado iquestdoacutende entonces hubiera
adquirido esta imagen de cuero excelente que utilizaba para su comparacioacuten []El zapatero dijo que no lo sabiacutea y permanecioacute en silencio En este momento me acerqueacute y
saludeacute a Soacutecrates y eacutel me saludoacute de la manera maacutes graciosa y acogedora [hellip]8
El sentido analoacutegico de Alberti es flexiblemente metafoacuterico a veces casi medieval en su rapi-dez para ver cosas como siacutembolos El mundo estaacute lleno de imaacutegenes o emblemas de relacioacuten ndashriacuteos y orillas jabalinas en lazos iglesias que equilibran gracia y solidez y que encarnan un justo medio entre friacuteo y calorndash Y esto es asiacute o deberiacutea ser asiacute tambieacuten en los seres humanos y su trabajo tanto en su constitucioacuten individual como en comunidad En la sociedad deberiacutea haber una complementariedad serial que es tanto funcional como natural
La naturaleza no hace a los hombres del mismo temperamento ni del mismo talento ni con iguales deseos no todos los hombres pueden ser listos o valientes Al contrario en lo que a miacute me falta tuacute debes complementarme y en alguacuten otro particular tuacute careces de lo que otro hombre
8 Leon Battista Alberti Momo o del Principe ed y trad de Rino Consolo Geacutenova Costa amp Nolan 1986 pp 214-215
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tiene iquestCoacutemo es esto Es que yo tengo necesidad de ti tuacute de eacutel eacutel todaviacutea de otro y otro maacutes nuevamente de miacute9
Eso suena coacutemodo Pero en otros momentos el sentido de Alberti es que el hombre es anti-natural El hombre no soacutelo viola la naturaleza al extraer de la tierra minerales y otras cosas por el estilo tampoco actuacutea naturalmente frente a otros hombres Los tigres son amigos de otros tigres pero el hombre furibundo es la muerte para los hombres y para siacute mismo Augusto Cesar alardeaba de que en sus batallas habiacutean muerto 192000 hombres Cuando Alberti llegoacute a es-cribir su libro sobre las proporciones humanas De statua rechazoacute la oportunidad de ver al hombre fiacutesico como racionalmente proporcional ndashno soacutelo contra su propio haacutebito mental sino tambieacuten a contrapelo de la teoriacutea del arte desde Policleto hasta Cennino Cenninindash Suspendioacute su equilibrio de las partes para el hombre fiacutesico y se limitoacute friacuteamente a registrar las dimensio-nes internas de sus casos de medidas menos extremas y a localizar los valores medios reales
Alberti mejor capturoacute su problema con las personas en Momus particularmente en un mito al estilo de Platoacuten que le atribuye a un ldquopintorrdquo Lo maacutes cerca que llega Momus de tener un heacuteroe es Caronte el juicioso y desilusionado barquero que cruzaba el Riacuteo Aqueronte hacia Hades Caronte decide tomarse unas vacaciones y visitar el mundo de los mortales del que tanto oye hablar a sus pasajeros Como guiacutea toma a Gelastus figura miserable de un filoacutesofo que no tiene siquiera el precio del pasaje del riacuteo Caronte eventualmente se exaspera con los devaneos insiacutepidos de Gelastus
Dijo Caronte ldquoDeja a un barquero ilustrarte sobre ti mismo Gelastus Lo que voy a decirte no es la visioacuten del filoacutesofo ndashtu filosofiacutea son soacutelo tiquismiquis y menudenciasndash sino lo que me dijo un cierto pintorndash Al estudiar los lineamientos de los seres humanos vio maacutes que toda tu observacioacuten de estrellas junta Ahora presta atencioacuten esto es bueno
rdquoEste pintor me contoacute coacutemo el Creador de tan gran obra como el hombre habiacutea pensado cuidadosamente sobre el mejor material con que hacerlo algunos dicen que eligioacute una mezcla de barro y miel otros que fue cera que suavizoacute amasaacutendola con las manos A esto aplicoacute mol-des uno para el frente otro para la espalda [hellip] con otros moldes y otros materiales hizo los muchos otros tipos de animales
rdquoAhora bien cuando habiacutea hecho esto percibioacute que algunos de los hombres no estaban satisfechos con la forma que les habiacutea dado entonces les dio libertad para transformarse a siacute mismos si asiacute lo deseaban en cualquier otro animal Luego les sentildealoacute su casa designada que se divisaba sobre una montantildea y los instoacute a subirla por el camino empinado y recto que podiacutean ver frente a ellos Les explicoacute una y otra vez que alliacute encontrariacutean cosas buenas en abundancia pero les advirtioacute que no se desviaran de su camino hacia ninguno de los caminos adyacentes el camino recto pareceriacutea difiacutecil al principio pero luego se tornariacutea maacutes sencillo Y habiendo dicho esto se marchoacute
rdquoPues bien los hombres-cosas comenzaron a subir la montantildea Pero muy pronto algunos estuacutepidos creyeron mejor transformarse ndashen bueyes asnos y otras bestias variasndash y otros codiciosos o curiosos fueron atraiacutedos hacia los senderos laterales y se perdieron Y estos en-contraacutendose entre rocas y precipicios espinas y zarzas para superar la dificultad de progresar
9 ldquoDella famigliardquo ii en Opere volgari op cit vol i p 107
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en tal terreno evolucionaron en varios tipos de bestias monstruosas y luego cuando retornaron al camino recto fueron perseguidos por los hombres sobrevivientes por ser tan horrendos
rdquoAsiacute que buscaron material similar a aquel de que habiacutean estado hechos e inventaron maacutes-caras o personae como los hombres Con praacutectica lograron hacerse pasar por hombres verda-deros y soacutelo mirando muy de cerca a traveacutes de las rendijas en ellos era posible ver a la bestia bajo la maacutescara Pero estas maacutescaras llamadas personae soacutelo duran hasta que alcanzan el riacuteo Aqueronte pues entonces cuando embarcan en el agua la humedad las desintegra Asiacute que nadie alcanza la otra orilla sin que su interior sea revelado tal cual esrdquo
ldquoEstaacutes bromeandordquo dijo GelastusldquoNo lo estoy ndashdijo Carontendash Mis cables estaacuten trenzados con sus cabellos y sello las unio-
nes de mi bote con su arcillardquo10
Asiacute un ldquopintorrdquo dirige hacia las personas lo que parece un ldquohazrdquo desde adentro de su menteUn bache caracteriacutestico en los estudios sobre Alberti es que mientras que la ldquoVida anoacute-
nimardquo aunque escrita en tercera persona puede ser posiblemente de su autoriacutea ndashlo que difiacutecil-mente la hariacutea menos inquietantendash el gran autorretrato en plaqueta de bronce (figura l) podriacutea muy probablemente no serlo Pero si es en efecto de autoriacutea de Alberti vale la pena advertir que una de las proezas del autor de De pictura fue modelar su autorretrato en perfil completo11
10 Ibid pp 256-25911 Para el problema de la ldquoVida anoacutenimardquo veacuteanse las referencias en la nota 4 arriba Para la plaqueta autorretrato veacutease Joanna Woods-Mardsen Renaissance Self-Portraiture New HavenLondres Yale University Press 1998 pp 71-77 La reciente monografiacutea general sobre Alberti de Anthony Grafton Leon Battista Alberti Nueva York Londres 2000 tambieacuten es una excelente guiacutea a traveacutes de su extendida bibliografiacutea
Figura 1 Leon Battista Alberti
Autorretrato Bronce
c 1435-50 National Gallery
of Art Washington DC
Coleccioacuten Samuel H Kress
PrismasRevista de historia intelectual
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DossierLos otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo
periodistas y autodidactas
Los artiacuteculos reunidos en este Dossier son el resultado de ponencias presentadas en el encuentro ldquoLos otros intelectuales Curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactasrdquo organizado por el Centro de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes y realizado en el Museo Histoacuterico Nacional en septiembre de 2012 Tanto el encuentro como la realizacioacuten de este dossier han contado con la direccioacuten de Flavia Fiorucci quien orienta en el Centro de Historia Intelectual la liacutenea de investigacioacuten ldquoFiguras mediadoras culturas locales intelectuales de pueblordquo
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 165-168
Presentacioacuten
Flavia Fiorucci
conicet Universidad Nacional de Quilmes Universidad de San Andreacutes
Los textos que integran esta seleccioacuten son ver-siones abreviadas de ponencias que se presen-taron en septiembre de 2012 en las Jornadas Los otros intelectuales curas maestros inte-lectuales de pueblo periodistas y autodidac-tas Dicho encuentro teniacutea como objetivo abrir un espacio de discusioacuten comuacuten sobre ldquolos otros intelectualesrdquo iquestA queacute nos referiacuteamos con esa etiqueta ndashldquolos otrosrdquondash tan sugestiva como imprecisa Baacutesicamente a aquellas figu-ras que la historia intelectual (al menos la pro-ducida en la Argentina) comuacutenmente desdentildea El tiacutetulo de las jornadas ensayaba una lista de casos curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas La serie invitaba a pensar figuras que no cumpliacutean con ciertas condiciones que normalmente la literatura identifica como propias de los intelectuales yo de su labor Si bien es sabido que la categoriacutea ldquointelectualrdquo es escurridiza las definiciones abundan y se contradicen se puede afirmar que a pesar de todo hay consenso sobre ciertas ca-racteriacutesticas que hacen de alguien un intelec-tual con mayuacutescula Una de estas es su aacutembito de trabajo aun si no es cierto para todos la ciudad precisamente las grandes urbes o las capitales es sentildealada por la literatura como el ldquoespacio caracteriacutestico de los intelectualesrdquo1
Ademaacutes se considera que al ser una catego-riacutea de la modernidad los intelectuales se han convertido en tales porque han logrado cierta autonomiacutea tanto del poder eclesiaacutestico como del poliacutetico y se desempentildean en un espacio que se rige por reglas internas Han alcanzado ese estatus por el juicio de sus pares dado que no hay un certificado profesional que acredite como tal entre los intelectuales se es porque otros asiacute lo reconocen
La convocatoria de las jornadas invitaba por lo tanto a debatir sobre figuras que no cumpliacutean con algunos de los atributos que la disciplina identificaba como especiacuteficos de su objeto de estudio Sabiacuteamos no obstante que la lista con que abriacuteamos el debate remi-tiacutea a figuras difiacutecilmente homologables Por muchas razones que iraacute revelando el dossier no era lo mismo pensar como un intelectual a un maestro rural que a un cura o a un intelec-tual ldquode provinciardquo figura esta que no estaba en la serie original pero que fue surgiendo de las ponencias En el caso de esta uacuteltima su ldquootredadrdquo podiacutea tan soacutelo reducirse a no ser un habitante de las grandes ciudades Clara-mente todos entraban en esa categoriacutea laxa pero a la vez muy productiva que Raymond Williams definioacute como ldquoproductores cultura-lesrdquo figuras establecidas en instituciones po-liacuteticas econoacutemicas sociales y religiosas implicadas ldquoen la produccioacuten y reproduccioacuten
1 Carlos Altamirano ldquoIntroduccioacuten generalrdquo Carlos Al-tamirano (dir) Historia de los intelectuales en Ameacuterica Latina I Buenos Aires Katz 2008 p 11
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del orden social y cultural generalrdquo2 Sin em-bargo no todos los integrantes de esa serie que esbozamos para armar la convocatoria estaban implicados de la misma manera ni ocupaban el mismo lugar en el entramado social y cultural y estas diferencias impacta-ban en el ejercicio propuesto Si el desplaza-miento de la mirada que sugeriacuteamos como disparador de la discusioacuten suponiacutea un movi-miento en sentido geograacutefico para estudiar a los intelectuales de pueblo o provincia ndashal menos en principio soacutelo implicaba moverse de la gran metroacutepolisndash en otros casos el mo-vimiento debiacutea ndashya se sabiacutea de antemanondash ser doble Requeriacutea no soacutelo alejarse de los centros urbanos sino tambieacuten enfocarse en figuras y circuitos marginales yo ajenos a los asociados al campo intelectual A pesar de ser conscientes de estas divergencias creiacuteamos que habiacutea ciertas caracteriacutesticas co-munes entre todos esos otros que permitiacutean una reflexioacuten colectiva La primera y la maacutes obvia era que todos ellos se ocupaban de ta-reas intelectuales es decir trabajaban con ldquolo simboacutelicordquo por esto podiacuteamos conside-rarlos como intelectuales A esta podiacutean su-marse caracteriacutesticas especiacuteficas que a priori los diferenciaban como ldquootrosrdquo la vincula-cioacuten con ldquolo localrdquo la conciencia de ocupar un espacio marginal en el campo intelectual que deveniacutea en sello de identidad y la perte-nencia a otros campos en simultaacuteneo
No habiacutea en la consigna de la convocatoria un aacutenimo de reparacioacuten histoacuterica sino la intui-cioacuten de que el recorte usualmente utilizado por la historiografiacutea dejaba de lado cuestiones importantes referentes a la produccioacuten y cir-culacioacuten de bienes culturales A esto se su-maba una apuesta ndashen la que varios de los au-tores del dossier ya estaban trabajandondash cuyo objetivo es la confeccioacuten de nuevos mapas para la historia cultural en particular argen-
tina maacutes complejos e inclusivos3 Para abor-dar el temario convocamos a investigadores que habiacutean estudiado casos especiacuteficos de in-telectuales de provincia yo pueblo o que se situaban en campos conexos como el de la historia de la educacioacuten o de la iglesia Las Jornadas tambieacuten incorporaron la discusioacuten sobre otros contextos nacionales donde los toacute-picos planteados siacute han sido desarrollados con mayor o menor alcance desde la perspectiva de la historia intelectual A quienes ya teniacutean trayectoria en el tema les pedimos que re-flexionaran sobre los desafiacuteos teoacutericos y me-todoloacutegicos que la ampliacioacuten temaacutetica supo-niacutea A este pedido expreso responden los artiacuteculos de Ana Teresa Martiacutenez Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea y el de Ricardo Paso-lini Estos tres textos se preguntan coacutemo debe-riacutea operarse esa expansioacuten queacute recaudos ana-liacuteticos habriacutea que tener en cuenta y a queacute tipo de categoriacuteas y conceptos podemos apelar para organizar y estudiar este perfil de intelec-tuales Luego hay tres escritos que se ocupan de figuras de maestros tanto en plural como en singular Dos de ellos ndashel de Alicia Civera y el de Martiacuten Bergelndash discurren sobre casos que no son argentinos Ambos autores obser-van coacutemo los maestros en virtud del lugar que ocupaban en sus sociedades fueron acto-res clave en la difusioacuten y el apuntalamiento de dos proyectos poliacuteticos el de la educacioacuten so-cialista en el Meacutexico revolucionario y el del apra en el Peruacute El otro texto que se ocupa de maestros es el de Luciacutea Lionetti quien recu-pera el itinerario de un docente cuyo accionar sobrepasaba ampliamente el campo educa-
2 Raymond Williams Cultura Sociologiacutea de la comuni-cacioacuten y del arte Barcelona Paidoacutes 1982 p 201
3 En este marco se puede inscribir el libro compilado por Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea (Culturas interiores Coacuterdoba en la geografiacutea nacional e internacional de la cultura 1ordf ed La Plata Ediciones al Margen 2010) y una Jornada previa que dio origen a este dossier Figuras de Provincia Hacia nuevos mapas de la historia intelec-tual argentina Centro de Historia Intelectual-Centro de Estudios de Historia Cultura y Memoria Universidad Nacional de Quilmes Buenos Aires Museo Histoacuterico Nacional 2 de septiembre de 2011
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tivo oficiando en las comunidades donde re-sidiacutea como un ldquomediador culturalrdquo Por uacutel-timo los tres artiacuteculos restantes se ocupan de diversos ldquootrosrdquo y de sus productos El ensayo de Paula Laguarda introduce una figura que no habiacuteamos incluido en nuestra serie origi-nal la del fotoacutegrafo En su texto la autora pre-senta a los fotoacutegrafos como productores de imaginarios sobre la vida urbana en el interior de la Argentina a principios de siglo Ezequiel Grisendi se centra en la labor del escritor cor-dobeacutes Alberto Diacuteaz Baguacute El artiacuteculo deja ver coacutemo en el caso de Diacuteaz Baguacute su condicioacuten de provinciano fue clave en la construccioacuten de su proyecto de escritor Andreacutes Bisso recupera un pequentildeo diario de pueblo perteneciente a una filial de la agrupacioacuten antifascista Accioacuten Argentina Su lectura le permite recuperar el componente obrero de dicha agrupacioacuten Joseacute Zanca recrea la vida y la obra de un sacerdote catoacutelico para observar cambios en las ldquomira-das sobre el mundordquo tanto dentro como fuera de la iglesia
Las paacuteginas del dossier revelan que a pe-sar de poseer algunas caracteriacutesticas comu-nes ldquolos otrosrdquo no se recortan como un grupo distinguible El mote no funciona como una categoriacutea nueva para pensar a los intelectua-les que no estaacuten en el ldquocentrordquo en el lugar en que ndashcomo dice Pasolini en su texto reto-mando a Darntonndash ldquoparece que pasan las co-sas verdaderasrdquo Demasiadas diferencias los separan entre siacute Incluso ese ldquocentrordquo se re-vela resbaladizo como nos advierte Ana Te-resa Martiacutenez No obstante creemos que los escritos aquiacute reunidos muestran la productivi-dad de pensar a estas figuras para y desde la historia intelectual Para porque creemos que los artiacuteculos reafirman aquello que asomaba como una intuicioacuten cuando se disentildeoacute la con-vocatoria muestran la importancia de exten-der la mirada a otros actores y otros recorri-dos que hacen a la vida intelectual maacutes allaacute de los transitados por las eacutelites culturales Reve-lan que para asomarse a la vida cultural en
esa zona que ha sido denominada como la ldquoperiferia de la periferiardquo las ciudades y los pueblos del interior es necesario ampliar el repertorio de agentes circuitos artefactos y productos culturales teniendo en cuenta siempre (como se subraya en los primeros textos del dossier) que el ejercicio requiere ajustar el lente y dejar de lado nociones pre-concebidas sobre doacutende reside el valor cultu-ral Al mismo tiempo lo que surge del dossier es que incluso para aquellos intelectuales que tienen cierta notoriedad en la ldquoperiferiardquo ese lugar que no es el centro opera como ldquoliacutemiterdquo ndashaunque no siempre en un sentido negativondash a la hora de construir su ldquoproyecto intelec-tualrdquo En otras palabras la experiencia del pueblo o la provincia puede ser ldquoliacutemite y po-sibilidadrdquo pero esa marca es ineludible y por lo tanto insoslayable para el investigador Tambieacuten para porque la expansioacuten conlleva a la elaboracioacuten de mapas maacutes equilibrados de la historia cultural Al mismo tiempo es importante mirar esos lugares y personajes de ldquobaja visibilidadrdquo desde la historia intelectual porque la pers-pectiva obliga a interrogarse sobre ciertas cuestiones que otros anaacutelisis dejariacutean de lado El componente popular de una agrupacioacuten como Accioacuten Argentina que viene como sostiene aquiacute Andreacutes Bisso ldquoa cuestionar co-modidades analiacuteticas establecidas por la his-toriografiacutea del antifascismo en la Argentinardquo soacutelo aparece cuando se observa un perioacutedico de pueblo escrito por plumas que difiacutecilmente entrariacutean en un estudio de las ideas antifascis-tas en la Argentina Desde porque mudar a ciertos personajes (me refiero especiacuteficamen-te a curas y maestros) de las que parecen sus posiciones naturales en el campo historiograacute-fico (la historia de la educacioacuten y la historia de la iglesia) contribuye a un entendimiento maacutes complejo del rol de estas figuras en sus entornos especiacuteficos y en la cultura en gene-ral Sopesar por ejemplo las ideas teoloacutegi-cas tambieacuten con aquello que sucede fuera del
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campo eclesiaacutestico permite ldquonormalizar fenoacute-menos que exceden ndashcomo anota Joseacute Zan-ca en su estudiondash lo religiosordquo En el caso de los maestros si dejamos de observarlos soacutelo
como educadores y enviados estatales podre-mos rescatar las otras facetas de su accionar que muchas veces entraban en tensioacuten con las demandas particulares de su profesioacuten
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 169-180
Ana Teresa Martiacutenez
conicet Universidad Nacional de Santiago del Estero
Intelectuales de provinciaentre lo local y lo perifeacuterico
PB Il y a un bon usage du malentenduRD Crsquoest lagrave tout le jeu et lrsquoenjeu culturels1
Poco tiempo despueacutes de la publicacioacuten del ya claacutesico La gran matanza de gatos de Robert Darnton Bourdieu invitoacute a este autor a un de-bate que sumaba tambieacuten a Roger Chartier para realizar una ldquolibre confrontacioacuten cientiacute-ficardquo en torno al libro a fin de publicarla des-pueacutes concretando asiacute una modalidad de ldquore-sentildeardquo que evitara ldquolos efectos de imposicioacuten un tanto terroristasrdquo que acompantildean a ese geacutenero acadeacutemico2 En ese debate luego de pasar por asperezas y malentendidos vincula-dos a la diversidad de tradiciones culturales de los participantes que se materializaban en criacuteticas y defensas de diverso tipo de la ldquohis-toria de las mentalidadesrdquo a la francesa en-frentadas a la propuesta de una ldquohistoria an-tropoloacutegicardquo la discusioacuten se fue volviendo cooperativa y confluyendo hacia los proble-mas de la unidad cultural y la diferenciacioacuten social El problema era a la vez disciplinar metodoloacutegico y epistemoloacutegico y se plan-
1 ldquoDialogue agrave propos de lrsquohistoire culturellerdquo debate en-tre Robert Darnton Roger Chartier y Pierre Bourdieu a raiacutez de la publicacioacuten del libro del primero La gran ma-tanza de gatos publicado en Actes de la recherche en sciences sociales vol 59 septiembre de 1985 pp 86-932 Ibid
teaba evidentemente en la eacutepoca sobre el trasfondo del estructuralismo Considerar la cultura ldquocomo un sistema simboacutelicordquo se de-ciacutea no es suficiente si no se plantea la rela-cioacuten de ese sistema con el mundo social que lo produce Esto significaba sin embargo algo mucho maacutes complejo que el movimiento de ida y retorno reiterado del texto al con-texto y de este a aquel el sistema simboacutelico es producto de un sistema de produccioacuten en que el caraacutecter diferenciado de los agentes no soacutelo en sus posiciones reciacuteprocas sino en su grado de especializacioacuten y en su pertenen-cia o no a un espacio diferencial relativa-mente autoacutenomo de produccioacuten constituyen datos que no pueden evitarse De ser asiacute ldquoLa gran matanza de gatosrdquo no debiacutea ser leiacuteda en el mismo registro epistemoloacutegico y metodo-loacutegico que otros capiacutetulos del libro referidos a la Enciclopedia o a Rousseau Maacutes allaacute de su intencioacuten exitosa de rehabilitar la comple-jidad simboacutelica del mundo de los imprenteros y de sus gatos ldquobuenos para pensarrdquo Darnton acordaba con Bourdieu que las relaciones en-tre los productos culturales (siempre comple-jos) y los mundos sociales en que se produ-cen se plantean diferencialmente y que es precisamente esta diferencia lo que interesa aprehender en cada caso Las praacutecticas y los productos culturales no se vinculariacutean asiacute con un sistema simboacutelico correspondiente al con-
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junto de la sociedad sino cada vez con mun-dos diferentes donde se refractan las signifi-caciones y se deslizan los significados entre espacios de sentidos praacutecticos diversos Si los obreros se divierten recordando la masacre de gatos delante de sus patrones es porque preci-samente ndashconcluyen Bourdieu y Darnton al final del debatendash hay usos sociales diferencia-dos de sistemas simboacutelicos parcialmente com-partidos y parcialmente sujetos al malenten-dido que desarrollan ldquotoda clase de complejos juegos estrateacutegicosrdquo que se vuelven posibles aprovechando precisamente esa franja de am-biguumledad Al llegar a este punto Bourdieu ha-bla del ldquobuen uso del malentendidordquo y Darn-ton se entusiasma ldquohe aquiacute todo el juego y lo que estaacute en juego en la culturardquo3
Los estudios de sociologiacutea de la cultura y de historia intelectual se han centrado particu-larmente en el anaacutelisis de campos culturales centrales y de productores culturales que han alcanzado consagracioacuten y reconocimiento al menos nacional Este enfoque ha dejado fuera a intelectuales y espacios sociales considera-dos ldquolocalesrdquo por su condicioacuten perifeacuterica que han incidido en la construccioacuten de esos cam-pos desde una posicioacuten marginal y que han desempentildeado roles significativos en la repro-duccioacuten la circulacioacuten y la apropiacioacuten cultu-ral En este trabajo proponemos una serie de reflexiones conceptuales que intentan avanzar en la produccioacuten de instrumentos teoacutericos para romper con las circunscripciones ldquonacio-nalesrdquo que organizan el anaacutelisis del espacio social de la cultura repitiendo en el anaacutelisis el mismo esquema de dominacioacuten que lo confi-gura Analizamos asiacute el concepto de lo ldquolo-calrdquo y la condicioacuten pueblerina y de provincia-niacutea en sus caracteriacutesticas generales de posicioacuten y de especificidad Del debate entre Bourdieu Darnton y Chartier retendremos la
3 La traduccioacuten de todas las referencias literales al debate es miacutea
conclusioacuten sobre ldquoel buen uso del malenten-didordquo al movernos entre mundos diferencia-dos a fin de adentrarnos con ella en los pro-blemas teoacutericos y a la vez epistemoloacutegicos y metodoloacutegicos que nos plantea tanto el estu-dio de esto que llamamos ldquofiguras mediado-rasrdquo como el de los ldquointelectuales de pueblordquo y ldquode provinciardquo que son tambieacuten en buena medida lo primero Desde esta perspectiva parece haber algo en comuacuten a reflexionar en todos los casos
Distinciones conceptuales
De Gramsci o Mannheim a Bourdieu pasando por Raymond Williams y Foucault la cons-truccioacuten de instrumentos teoacutericos para descri-bir adecuadamente el espacio y los agentes de la produccioacuten cultural se ha detenido reitera-damente en la definicioacuten y la posicioacuten del ldquoin-telectualrdquo dentro de la sociedad en su rela-cioacuten con el Estado y las clases dominantes
Recordaremos aquiacute raacutepidamente dos posi-ciones tiacutepicamente diferentes aunque no con-tradictorias Raymond Williams en su obra de siacutentesis teoacuterica publicada en 1981 opta expliacutecitamente por hablar de ldquoproductores culturalesrdquo y no de ldquointelectualesrdquo a fin de abarcar en una misma categoriacutea la maacutes amplia gama posible de agentes que intervienen en los procesos de elaboracioacuten circulacioacuten y apropiacioacuten cultural La opcioacuten se vincula con su preocupacioacuten por precisar conceptos que vienen siendo utilizados con sentidos dis-pares en un campo de estudios en pleno pro-ceso de conformacioacuten gracias a la convergen-cia de estudios literarios linguumliacutestica historia de la cultura sociologiacutea empiacuterica america na de la cultura contemporaacutenea e historia de las men-talidades de cuntildeo franceacutes En este contexto busca definir un programa de sociologiacutea de la cultura que no se superponga a otras discipli-nas convergentes y abarcando el conjunto de los problemas aporte una especificidad desde
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el enfoque socioloacutegico4 Cuidadoso de la di-mensioacuten histoacuterica insoslayable de su pro-grama y sabieacutendose a la vez en diaacutelogo con el empirismo de buena parte de la sociologiacutea americana el libro estaacute atravesado de recau-dos contra el teoricismo y la preocupacioacuten de no trasponer ingenuamente casos particulares en conclusiones generales ldquoProductores cul-turalesrdquo dice es un teacutermino abstracto pero deliberadamente neutral Y le permite dejar de lado la conceptualizacioacuten que ya Mann-heim y Gramsci habiacutean utilizado ndashcada uno en el contexto de problemaacuteticas diferentesndash para denominar un cierto tipo de productores sin lograr superar las ambiguumledades surgidas de intentar precisar esa clase en un contexto maacutes amplio de problemas que los de la socio-logiacutea del conocimiento de Mannheim o las preguntas sobre el lugar poliacutetico de estos pro-ductores en la lucha de clases Buscando una definicioacuten teoacuterica maacutes eficaz que la claacutesica de la antropologiacutea cultural la sistematizacioacuten teoacuterica de Williams converge hacia una defi-nicioacuten de cultura como ldquosistema significante realizadordquo analizable en sus ldquopraacutecticas mani-fiestasrdquo Especificando asiacute disciplinarmente su construccioacuten teoacuterica de objeto el concepto de ldquoproductor culturalrdquo resulta efectivamente adecuado para abarcar los amplios tipos de casos que le interesa analizar
Diferente es la preocupacioacuten de Pierre Bour- dieu quien inscripto en la tradicioacuten durkhei-miana epistemoloacutegicamente despreocupado de las especificaciones disciplinares trabaja en la propuesta de una economiacutea de las praacutecticas so-ciales que al mismo tiempo sea cuidadosa de la historicidad de los objetos sin renunciar a sostener hipoacutetesis que puedan replicarse como esquemas de anaacutelisis comparativo subordina-dos a sus condiciones de aplicacioacuten caso por caso Su preocupacioacuten por la sociologiacutea de los
4 Raymond Williams Sociologiacutea de la cultura Barce-lona Paidoacutes 1994 [1981]
intelectuales se incluye asiacute en otro tipo de pro-yecto donde el anaacutelisis de la divisioacuten del tra-bajo social lo conduce a formular una teoriacutea del mundo social como espacio de indefinidas posiciones diferenciales posibles analizables caso por caso pero dotado ndashpor hipoacutetesisndash de ciertas homologiacuteas estructurales entre espacios diferenciados de posiciones comparables entre siacute Al mismo tiempo esta nocioacuten de campo se articula en su propuesta con una teoriacutea de la accioacuten social donde la dimensioacuten pre-reflexiva en teacuterminos de disposiciones refiere no soacutelo a experiencias de clase y de trayectoria sino tambieacuten de profesioacuten es decir de modalida-des de incorporacioacuten de las determinaciones sociales los saberes los viacutenculos la percep-cioacuten y la apreciacioacuten de lo que estaacute en juego en el espacio social del que se forma parte Es esta idea general del mundo social como espa-cio cualitativo y discontinuo de diferencias la que hace interesante su idea de intelectual ndashque no excluye la nocioacuten amplia de productor cul-tural sino que la especificandash Para Bourdieu un intelectual es un agente que desde una po-sicioacuten relativa en un espacio social relativa-mente autoacutenomo de produccioacuten cultural ha-ciendo valer el peso de ese capital simboacutelico especiacutefico interviene en otros campos como el de la poliacutetica o las luchas sociales Como siempre ocurre en las ciencias sociales hay un modelo impliacutecito que es el Zola del Affaire Dreyfus no por casualidad en la generacioacuten siguiente a la de la autonomizacioacuten del campo literario en Francia como Bourdieu muestra en Las reglas del arte
Pero aquiacute reflexionamos sobre los ldquootrosrdquo intelectuales y sobre los ldquointelectuales de pro-vinciardquo y los ldquointelectuales de pueblordquo Y esto nos pone frente a la necesidad de prestar aten-cioacuten a toda una variedad de condiciones posi-ciones y modos de operar que no responden al menos mecaacutenicamente al perfil de intelectual que venimos de desplegar aunque siacute caben per-fectamente en la figura amplia del productor cultural Decimos que esta vez nos interesan
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los ldquootrosrdquo los que no se han desenvuelto en un campo relativamente autoacutenomo donde apo-yarse y acumular capital especiacutefico para trans-ferir a las luchas poliacuteticas sociales y cultura-les o si lo han hecho se encuentran ubicados como productores en zonas demasiado margi-nales de esos campos como para poder contar con un capital de visibilidad que hacer valer en espacios centrales de poder Sin embargo los casos estudiados nos muestran que estos agen-tes han intervenido de distintos modos apo-yaacutendose en saberes adquiridos y validados por otros caminos o en lugares sociales habilitantes de otras maneras para la produccioacuten cultural Es el estudio de estos entramados de relaciones caso por caso lo que nos permite interiorizar-nos en mundos culturales y sociales complejos que no entran en categoriacuteas geneacutericas y que nos devuelven a la variedad y la especificidad de la inevitable historicidad del objeto en las ciencias sociales Sin embargo recorrida la diversidad y la riqueza de los casos necesitamos organizar-los y conceptualizar para poder ir maacutes allaacute de la deixis indefinidamente reiterada Porque ade-maacutes si algo hemos aprendido de Bourdieu y de Williams es que hasta que no logramos cono-cer el conjunto de las relaciones que despliegan efectos en un espacio social (o en una ldquoforma-cioacutenrdquo) no hemos aprendido nada sobre ninguno de sus elementos parciales Y esto ya no es es-tructuralismo sino el abc de la construccioacuten de un objeto socioloacutegico
Categoriacuteas y divisiones
A los efectos del anaacutelisis podriacuteamos diferen-ciar para comenzar tres tipos de casos que se definen reciacuteprocamente los que podriacuteamos llamar intelectuales de provincia los intelec-tuales de pueblo y la categoriacutea maacutes amplia de quienes cumplen un rol central no tanto en la produccioacuten como en la instalacioacuten de sentidos en una determinada sociedad como los curas o los maestros
Antes de entrar en cada categoriacutea es funda-mental recordar las condiciones epistemoloacutegi-cas de la construccioacuten de este tipo de series No debemos olvidar que se trata de una escala de diferencias no homogeacutenea ni en los crite-rios definitorios ni en los rasgos pertinentes seleccionados Y sin embargo con esta ldquoim-perfeccioacutenrdquo que nos pone lejos de la interpre-tacioacuten realista de las categoriacuteas configuran bajo ciertos criterios una escala con solapa-mientos y pequentildeos hiatos constituidos en parte precisamente por la diversidad de puntos de vista diferenciadores que ponemos en juego Concretamente un intelectual de provincia estaacute en su espacio en una posicioacuten homoacuteloga a la de un intelectual de la capital aunque subor-dinada si lo miramos respecto de aquel y de la relacioacuten de un espacio con otro La cuestioacuten sigue siendo coacutemo definir esa posicioacuten y acla-rar de queacute se trata esa subordinacioacuten Pero un intelectual de pueblo tiene una posicioacuten homoacute-loga al de provincia en una escala menor Ha-braacute que analizar respecto de queacute es pertinente considerar la escala A su vez la categoriacutea maacutes amplia que podemos llamar desde cierto punto de vista los ldquoreproductores culturalesrdquo apare-cen en el aacutembito de la cultura en un lugar su-bordinado respecto de los que llamamos tiacutepi-camente ldquointelectualesrdquo y sin embargo no podemos decir que ninguacuten agente concreto histoacuterico empiacuterico sea solamente un produc-tor o solamente un reproductor de bienes sim-boacutelicos No hay produccioacuten a partir de nada ni reproduccioacuten que no realice recortes interpre-tacioacuten produccioacuten iquestQueacute era el Menocchio de Ginzburg iquestUn productor subordinado iquestun extemporaacuteneo intelectual de pueblo iquesto un re-productor creativo de sus lecturas Yo diriacutea que las tres cosas a la vez seguacuten el punto de vista desde el que lo miremos
Al mismo tiempo si nos centramos en el rol ldquomediadorrdquo de algunos agentes centrales de la reproduccioacuten y la circulacioacuten en el campo de la cultura su lugar en ciertas condi-ciones puede resultar dominante sobre los
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productores y los intelectuales como sucede con el caso de los editores o los curadores de muestras En realidad lo que vale la pena para hacer rendir el anaacutelisis es hacer el esfuerzo de moverse entre los diversos puntos de vista y criterios de clasificacioacuten de agentes que nunca son ldquouna sola cosardquo Las categoriacuteas ldquoproduc-cioacutenrdquo ldquoreproduccioacutenrdquo ldquocirculacioacutenrdquo ldquomedia-cioacutenrdquo ldquorecepcioacutenrdquo soacutelo son uacutetiles si las pensa-mos como no excluyentes y la de intelectual si en el caso tiene valor heuriacutestico para com-prender dinaacutemicas de intercambio entre luga-res diferenciales del espacio social Moverse con libertad entre los teacuterminos conscientes de lo que se hace y dice parece ser la mejor regla metoacutedica al respecto Recordar que en todos los casos se trata de ldquoproductoresrdquo y a la vez de ldquomediadoresrdquo sin perder de vista las posi-ciones diferenciales y la diversidad de disposi-ciones es importante para no olvidar lo que unos y otros tienen en comuacuten
Y en general habraacute que evaluar en cada caso queacute aportan estas categorizaciones a la comprensioacuten de los textos y otros productos culturales a la interpretacioacuten de la produc-cioacuten cultural en general y al conocimiento de la construccioacuten de discursos sociales hegemoacute-nicos de la instalacioacuten de sentidos en los es-pacios sociales
Esta toma de conciencia del caraacutecter ldquoidealtiacutepicordquo de los instrumentos conceptua-les no constituye una enunciacioacuten ritual para continuar luego operando como si se tratara de una tipologiacutea realista sino por el contra-rio es una cuestioacuten central que nos invita a organizar el conjunto explorando los bordes los matices lo que ocurre en los solapamien-tos alliacute donde se condensa y se hace mani-fiesta la historicidad de nuestro objeto
Intelectuales de provincia e intelectuales de pueblo
El intelectual de provincia y el de pueblo pare-cen entonces ocupar posiciones homoacutelogas
cada uno en su espacio pero hay entre ellos una diferencia en las caracteriacutesticas del nudo de rela-ciones en que se insertan El intelectual de pro-vincia es un capitalino del interior cuyo espacio aparece circunscripto a una delimitacioacuten poliacute-tica estatal especiacutefica y que puede ser ndashen caso de que la hayandash el centro de una red maacutes amplia de la que formen parte pueblos y ciudades me-nores El intelectual de pueblo tiene un espacio de referencia acotado a la poblacioacuten en que vive y a las redes de las que forma parte en posicioacuten predominantemente perifeacuterica Todo esto sin ol-vidar que las redes de circulacioacuten pueden cru-zarse constituir circuitos y regiones de inter-cambio seguacuten loacutegicas diversas ndashque no siempre se articulan en la forma centro-periferiandash y que hay que descubrir caso por caso
Desde otro punto de vista la provincia y el pueblo parecen diferenciarse sobre todo en la escala una capital de provincia constituye ha-bitualmente un centro donde se concentran maacutes recursos de todo tipo que los de un pue-blo Sin embargo ambos comparten sobre todo una cierta densidad del espacio vivido que podriacuteamos llamar ldquoel locusrdquo aquello que produce ldquolo localrdquo Pero lo que constituye los ldquocentrosrdquo tambieacuten es un cierto ldquolocusrdquo que por las condiciones de circulacioacuten de bienes simboacutelicos en el sistema capitalista e indus-trial adquiere niveles de acumulacioacuten una es-pecificidad y cierta entidad de centro recono-cido como tal La imagen parece la de una telarantildea muacuteltiple que hariacutea inuacutetil el anaacutelisis de lo que se repite con mayor o menor magnitud seguacuten el caso Pero como deciacutea Bourdieu del estudio de los barrios pobres de Francia esto no puede abordarse sin romper con el pensa-miento sustancialista haciendo un anaacutelisis de ldquolas relaciones entre las estructuras del espa-cio social y las estructuras del espacio fiacutesicordquo5 Como bien sentildealan Ana Clarisa Aguumlero y
5 Pierre Bourdieu La misegravere du monde Pariacutes Seuil 1993 p 159
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Diego Garciacutea aquiacute es capital delimitar cuaacutel es el contexto pertinente para cada anaacutelisis y para esto se necesita decidir criterios6 Lo cuantitativo en determinadas condiciones puede tener consecuencias cualitativas impor-tantes Avanzar en este anaacutelisis nos parece requiere dos abordajes simultaacuteneos el de lo local en cuanto ldquolocusrdquo y el de la periferia en cuanto diferencia pero tambieacuten desigualdad
El ldquolocusrdquo
El recurso al teacutermino latino es soacutelo un modo entre otros posibles de aproximarnos a la idea de un espacio cualitativo El ldquolocusrdquo (vincu-lado al lochus griego que curiosamente re-mite a la emboscada) nos refiere a una ampli-tud de sentidos muchos de los cuales estaacuten auacuten operantes en los usos del teacutermino ldquolugarrdquo en castellano el sitio en tanto localidad o re-gioacuten el puesto como punto del espacio asig-nado por ejemplo para un vigiacutea o la posicioacuten de un soldado en la batalla la ocasioacuten en que una palabra es adecuada o estaacute ldquofuera de lu-garrdquo el punto en un orden de posiciones como el lugar de un pasaje en un libro Tam-bieacuten se encuentran usos vinculados a las cate-gorizaciones del mundo social la condicioacuten la clase el cargo la dignidad son locus socia-les otros maacutes especiacuteficos ndashy sugerentesndash como la designacioacuten del uacutetero y en construcciones adverbiales el espacio se cruza con la metafo-rizacioacuten del tiempo ad id locorum ldquohasta este momentordquo
El recorrido por el diccionario de latiacuten per-mite visualizar las dos maneras claacutesicas de considerar el espacio una referida al espacio representado hecha de relaciones entre posi-
6 Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea (comps) ldquoIntro-duccioacutenrdquo a Culturas interiores Coacuterdoba en la geografiacutea nacional e internacional de la cultura La Plata Al Mar-gen 2010
ciones que adquieren sentido unas respecto de otras y otra cualitativa que nos enviacutea al espa-cio habitado balizado y experimentado en las praacutecticas de los sujetos Espacio geomeacutetrico y espacio antropoloacutegico diriacutea Merleau-Ponty el locus remitiriacutea a ambos pero los usos del teacutermino que presenta el artiacuteculo del dicciona-rio precisamente subordinan el primero al se-gundo El acento estaacute puesto en lo que pode-mos llamar el ldquosentido praacutecticordquo del espacio Es en esta segunda liacutenea donde el espacio se constituye por las praacutecticas es la marcha rei-terada la que genera el camino la aglomera-cioacuten de personas la que produce la ciudad un tipo de mirada aprendida la que convierte la montantildea o el desierto en paisaje la ocupacioacuten prolongada por generaciones la que hace de un lugar cualquiera un lugar propio un ldquopagordquo Estas praacutecticas significantes dotan al espacio de memorias le etiquetan la magia de los nom- bres propios que lo balizan producen lugares diferenciales con retazos de otras praacutecticas y nombres bricolando con lugares semaacutenticos dispersos los relatos y los rumores que se le asocian y constituyen la particularidad del lu-gar y la pertenencia atando a los sujetos a un tiempo y un espacio que les pertenece y al que pertenecen7
Se puede vivir en la provincia o en el pue-blo con el deseo y el pensamiento en la capi-tal pero los pies el cuerpo el entrantildeamiento que demarca el liacutemite y la posibilidad difiacutecil-mente escapen a la provincia o al pueblo y si escapan efectivamente en alguacuten punto de la trayectoria lo hacen llevando consigo los ejes estructuradores de la experiencia Es por esto que analizar lo que constituye la experiencia de provincia y de pueblo puede proveernos no de conocimiento pero siacute de hipoacutetesis heuriacutesti-cas que nos guiacuteen en la buacutesqueda de indicios iquestQueacute es un intelectual de pueblo o de provin-
7 Michel de Certeau Lrsquoinvention du quotidien Arts de faire Pariacutes Gallimard col Folio 1990
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cia iquestUn intelectual que alliacute nacioacute iquestVivioacute iquestPor cuaacutento tiempo iquestCuaacutel es el umbral a cru-zar para volverse ldquonacionalrdquo iquestEs Ricardo Rojas un intelectual de provincia iquestDejoacute de serlo Canal Feijoo cuando se trasladoacute a Bue-nos Aires
La provincia y el pueblo en tanto locus espacio cualitativo practicado y convertido en sentido praacutectico suponen liacutemite y posibilidad
La condicioacuten pueblerina y de provincianiacutea
Los liacutemites cuantitativos (los de la escala) se imponen configurando cualitativamente los espacios culturales y acadeacutemicos No se trata soacutelo de registrar la situacioacuten de campo inte-lectual reducido ndashcuando existentendash en el pueblo o la provincia sino de reflexionar so-bre queacute significa
Registramos habitualmente las dificultades de profesionalizacioacuten en un medio en que es difiacutecil vivir de una profesioacuten como la literatura la pintura incluso la produccioacuten en ciencias humanas y sociales con pocos puestos univer-sitarios ndashen el caso de que los hayandash y orienta-dos asiacute los productores a la docencia secunda-ria o el ejercicio de otras profesiones maacutes lucrativas con lo que tienen de absorbentes Tambieacuten solemos registrar la asimetriacutea de los mecanismos de consagracioacuten que hacen que la misma soacutelo parezca valer plenamente cuando se produce en un centro (Buenos Aires Pariacutes Nueva York) donde se confirma cualquier con-sagracioacuten anterior Pero hay otras dimensiones a considerar que suelen escapaacutersenos
Lo que expondremos a continuacioacuten no pa-rece ser igual para todas las aacutereas de la pro-duccioacuten cultural cuanto menos importante sea el trabajo colectivo y la confrontacioacuten menos parece incidir Es difiacutecil decir que Juan L Ortiz haya sido un poeta de pueblo aunque haya vivido en un pueblo como empleado de correos hasta su muerte En todo caso este de-
talle incide soacutelo en su posibilidad de consa-gracioacuten pero no es tan probable que tenga las consecuencias que mencionaremos En cam-bio el santiaguentildeo Hipoacutelito Noriega por ejemplo soacutelo puede ser visto como un inte-lectual de provincia en el sentido que detalla-mos abajo o los hermanos Wagner ser consi-derados arqueoacutelogos de provincia aunque hayan nacido en Europa y mantenido viacutencu-los de amistad con Paul Rivet o correspon-dencia con el Smithsonian Institut8
1) Frente a las reglas de la confrontacioacuten cientiacutefica del intercambio literario del de-bate artiacutestico que permite que las obras se en-riquezcan pasando a formar parte de un circuito de aprendizajes de valoracioacuten y de criacutetica la provincia y el pueblo carecen de la masa criacutetica cotidiana que obliga y habilita el intercambio Dada la baja diferenciacioacuten de los espacios de socialidad la produccioacuten en soledad o en el complejo diaacutelogo con los no especialistas tien - de a agotarse ndash y esto es lo importante a rete-nerndash en meros intercambios de reconocimiento y en las reciprocidades del capital simboacutelico no especiacutefico
2) Esta inexistencia o limitacioacuten de los campos de produccioacuten especiacutefica son el pro-ducto y a la vez generan la inespecificidad del capital simboacutelico que se acumula y canjea la publicacioacuten de un libro que muy pocas perso-nas localmente han leiacutedo o leeraacuten genera sin embargo el halo de intelectualidad que marca maacutes un lugar social que una competencia Las colecciones de lujo de autores locales que pu-blican instituciones ligadas al poder local con el mero objeto de ser exhibidas forman parte de este juego de complacencias Si hay luga-res donde los tiacutetulos universitarios y los libros
8 Veacutease Ana Teresa Martiacutenez Constanza Taboada y Alejandro Auat Los hermanos Wagner entre ciencia mito y poesiacutea Arqueologiacutea campo arqueoloacutegico nacio-nal y construccioacuten de identidad en Santiago del Estero 1920-1940 2ordf ed Bernal Universidad Nacional de Quilmes 2011
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publicados tienden a funcionar como tiacutetulos de nobleza o como medallas es decir como marcadores de una esencia superior estos son las capitales de provincias y los pueblos
3) Lo que hay que tener en cuenta es que la marca del lugar social que aquiacute se genera es mucho maacutes indeleble que la del prestigio cien-tiacutefico o artiacutestico (que debe renovarse en el tiem- po) y tiende a generar espacios de poder per-manentes ndashpoder de consagracioacuten y poder de admisioacuten al campondash en los que las luchas por los espacios de produccioacuten no se vinculan tanto al capital cientiacutefico o a la calidad y la originalidad de la obra cuanto al poder poliacute-tico de generar relaciones y mover influencias una vez adquirido ese lugar social Las inicia-tivas novedosas tienden asiacute a obturarse antes de nacidas entre las loacutegicas de los poderes personales y los prestigios que nadie sabe bien en queacute se fundan
4) La dureza de las reglas de la industria editorial capitalista sumada a la dificultad para contactar empresas editoriales comercia-les confina auacuten hoy con frecuencia a los pro-ductores de provincia y de pueblo a publicar en ediciones universitarias de circulacioacuten iacuten-fima o nula fuera de la localidad e incluso a las publicaciones ldquode autorrdquo financiadas con los propios recursos o la subvencioacuten obtenida sin la mediacioacuten de una editorial reconocible La publicacioacuten ldquode autorrdquo se convierte tam-bieacuten en una eleccioacuten cuando se ha escogido la provincia como lugar uacutenico de circulacioacuten ya que la contraparte que se obtiene es el rol re-ducido o inexistente de los sistemas de eva-luacioacuten que habilita la circulacioacuten en un mismo plano de obras heterogeacuteneas en cali-dad y permite conservar a bajo costo el lugar social del ldquoproductor culturalrdquo y ocasional-mente el de ldquointelectualrdquo
5) Al mismo tiempo esta misma dimen-sioacuten reducida convertida en inespecificidad del capital que circula en el campo es la que empuja a los intelectuales de provincia y de pueblo a convertirse en reproductores en ani-
madores culturales inespeciacuteficos que invier-ten buena parte de sus energiacuteas en promover la cultura y el arte con la secreta esperanza de producir a los interlocutores y el espacio de intercambio del que carecen Un intelectual de provincia y de pueblo seraacute siempre tam-bieacuten un hombre o una mujer ldquode la culturardquo con capacidades polivalentes para la produc-cioacuten y la gestioacuten asiacute como dispuesto a res-ponder a demandas sobre temas y problemas no siempre de su especialidad
La ldquoprovincianiacuteardquo y lo ldquopueblerinordquo desde este punto de vista parecen entonces tener que ver con la escala Los ldquonotablesrdquo de pro-vincia en las primeras deacutecadas del siglo xx que aprovechaban las ambiguumledades de un ca-pital inespeciacutefico ligado a un apellido ilustre a las expectativas impliacutecitas sobre una identi-dad social que se vinculaba naturalmente a las letras a las leyes al gobierno como una acti-vidad entre otras o como profesioacuten-destino siguen teniendo correlatos en estos bordes de la produccioacuten cientiacutefica en humanidades y ciencias sociales hoy mucho maacutes sistemati-zada en un campo nacional con reglas de pro-duccioacuten y evaluacioacuten que se imponen a duras penas en estos espacios marginales
En estas condiciones de lo local que pode-mos llamar ldquoprovincianiacuteardquo y ldquocondicioacuten pue-blerinardquo se genera el encierro que lo caracte-riza se favorece el aislamiento y un temor reactivo tanto a lo desconocido como a todo aquello que pueda amenazar poderes simboacuteli-cos constituidos y consolidados o tambieacuten poderes econoacutemicos y poliacuteticos demasiado proacuteximos y demasiado ingerentes en la pro-duccioacuten cultural Por otra parte cierto discurso antiacademicista reactivo a reglas que se con-sidera ldquono se aplicanrdquo en el lugar que florece en las provincias y en los pueblos se vincula al rechazo de aquello que nos rechaza
Dicho esto no todas las provincias ni todos los pueblos participan igualmente de estas condi-ciones Para ponderarlas vale tener en cuenta
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1) el tamantildeo de las concentraciones urba-nas con lo que suponen de diversidad y aper-tura a lo nuevo
2) la cifra absoluta y el porcentaje de habi-tantes con estudios superiores terminados con su carga de homogeneidad o desigualdad cultural
3) la antiguumledad y la consolidacioacuten de las instituciones educativas y culturales asiacute como su diversidad
4) las tradiciones culturales que confluyen y caracterizan a cada regioacuten
5) la historia de injerencia poliacutetica o auto-nomiacutea de las universidades y otros centros de produccioacuten cultural en el lugar en cuestioacuten
6) las redes institucionales que desde cen-tros maacutes formalizados en la regioacuten o en la ca-pital pueden sostener reglas de validacioacuten y favorecer su apropiacioacuten
7) las otras redes de intercambios disponi-bles las que pasan por viacutenculos familiares de sociabilidad o afinidades electivas que pue-den generar intercambios transversales y den-sidades regionales con cierta autonomiacutea rela-tiva de los centros
La refraccioacuten y el malentendido
Esta dimensioacuten limitante de la ldquoprovincianiacuteardquo por otra parte no es la uacutenica a considerar En primer lugar porque no constituye una con-dena para el intelectual de provincia sino una condicioacuten de vida cotidiana con la cual habeacuter-selas en un doble sentido lo que se tiene como posibilidad y aquello contra lo cual se puede trabajar objetiva y subjetivamente
Pero tambieacuten porque provincianiacutea es ade-maacutes un punto de mira y un punto de vista un lugar que el centro no ve y desde donde el centro no ve Analizar la produccioacuten de un au-tor extraceacutentrico es tambieacuten descubrir por en-tre medio de su palabra lo invisible para el centro es decir aquello que se desprende de la particularidad del lugar La interdiscursividad
que se asoma en sus enunciados hecha de de-bates locales de preocupaciones que suelen quedar en el orden de lo impliacutecito por ya sabi-das de relecturas selectivas de los grandes temas nacionales es la que debe ser objeto de anaacutelisis Se trata de reconstruir en cada caso las condiciones de produccioacuten reponer al es-critor cientiacutefico poeta muacutesico en su propio espacio de experiencia cotidiana reconstruir con quieacuten y contra queacute habla escribe o pinta no soacutelo en el contexto de intercambios con otros centros y redes sino en el contexto maacutes inmediato que tiene una inminencia inevita-ble El caraacutecter vanguardista de un grupo como La Brasa en los antildeos 20 en Santiago del Estero no puede entenderse cabalmente por maacutes lazos que haya mantenido Bernardo Ca-nal Feijoo con los intelectuales de Sur si no es confrontado a las rupturas necesarias para su generacioacuten en la provincianiacutea de su con-texto cotidiano9
Aquiacute el concepto de ldquorefraccioacutenrdquo de Bour-dieu puede ser particularmente uacutetil Eacutel lo em-plea sobre todo para superar la rudimentaria teoriacutea del reflejo entre la pertenencia social de clase y la produccioacuten cultural Si en cada campo de produccioacuten existen cosas en juego especiacuteficas luchas e intercambios particula-res entre agentes con una configuracioacuten de posiciones diferenciales respecto de un tipo especial de capital en cada campo hay tam-bieacuten un conjunto de creencias comunes (una doxa) unas reglas de juego aceptadas (un no-mos) y una creencia en el juego (illusio) que constituye el suelo comuacuten (collusio) sin el cual el campo de produccioacuten no funcionariacutea Estas formas de especificacioacuten de la libido social que son cuerpo en el agente y configu-ran sus esquemas (schegravemes) de percepcioacuten de
9 Veacutease Ana Teresa Martiacutenez ldquoEntre el notable y el inte-lectual Las virtualidades del modelo de campo para analizar una sociedad en transformacioacuten (Santiago del Estero 1920-1930)rdquo en Revista Andina ndeg 37 segundo semestre de 2003 Cusco cbc
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apreciacioacuten y de accioacuten son la raiacutez de su orientacioacuten al juego y de su modo de jugarlo Se interponen asiacute redireccionando tradu-ciendo dando forma particular (no haciendo desaparecer) a los intereses deseos o cual-quier otra pulsioacuten vinculada con la pertenen-cia de clase y la trayectoria que ya no pueden ser vistas como causalidad directa o viacutea de un solo sentido con respecto al producto cultural o a las tomas de posicioacuten del agente
Esta nocioacuten de refraccioacuten entre espacios sociales diferenciados tambieacuten puede ayudar-nos a conceptualizar el modo en que funcio-nan las relaciones entre los espacios sociales de produccioacuten cultural diferenciados ya no soacutelo (y a veces ni siquiera) por las disciplinas que se practican (campo de la pintura de la literatura cientiacutefico etc) sino por otros cri-terios pertinentes de demarcacioacuten Deciacuteamos hace un rato con Aguumlero y Garciacutea que los con-textos pertinentes en cada caso deben ser dis-cernidos que no son un datum y recordaacuteba-mos antes con Bourdieu que hay que romper con las divisiones sustancialistas y lograr es-tudiar las relaciones entre los espacios socia-les y la demarcacioacuten del espacio fiacutesico que es siempre cualitativo espacio humano Ahora podemos dar un paso maacutes para aclararnos no necesariamente hay en cada provincia o en cada pueblo un campo intelectual para estu-diar pero siacute hay un espacio social cualitativa-mente diferenciado donde es posible discernir subespacios especiacuteficos (hasta ldquodonde haya efectos de campordquo deciacutea Bourdieu) entre los que se puede delimitar circuitos de circula-cioacuten de intercambio y de cosas en juego sin olvidar que todos tienen que ver con un campo general del poder (econoacutemico poliacutetico y sim-boacutelico) que incide de diversas maneras sobre el conjunto del espacio social y del espacio fiacutesico En general cuanto maacutes reducida la es-cala la incidencia tiende a ser mayor
La diversidad de los espacios sociales de cada uno de los contextos relevantes puede ser percibida a traveacutes de la capacidad que evi-
dencia para refractar como si se tratara de un medio de densidad oacuteptica diferente las liacuteneas temaacuteticas las preocupaciones los estilos las autoridades que se considera pertinentes Re-fractar no es ver otra cosa sino ver diferente Ubicados en los puntos de ldquofriccioacutenrdquo entre es-pacios dominantes y dominados pero investi-dos con frecuencia de ldquobuena voluntad cultu-ralrdquo hacia las liacuteneas de trabajo los autores consagrados los estilos legiacutetimos los intelec-tuales de provincia y de pueblo pueden emitir ndashen general sin saberlo ni quererlondash enuncia-dos bifrontes que se dirigen a la vez a espa-cios diversos y se mueven entre la voluntad de decir algo que se entienda en el centro y la necesidad de hablar de y en el propio espacio Descifrar estas capas de significado bucear el texto y su contexto escriturario en busca de un intertexto no expliacutecito es tarea de rastreador de seguir huellas y guiarse por indicios10
En tanto posibilidad lo local supone la densidad de un entramado de relaciones con loacutegica propia que debe ser analizado caso por caso con su historia particular y un modo de particularizar las historias maacutes amplias que lo incluyen Es en este punto donde la refraccioacuten nos conduce al ldquobuen uso del malentendidordquo
Al estudiar el orden de la interaccioacuten y bus-cando coacutemo articularlo a cuestiones socioloacutegi-cas maacutes amplias E Goffman desarrolloacute una teoriacutea para el anaacutelisis de lo que llamoacute los ldquomarcos de la experienciardquo en los que se pro-ducen los intercambios comunicacionales11 Si hay algo que vuelve a aparecer en esta etapa de su trabajo es la vulnerabilidad y la fragili-dad de los procesos de comunicacioacuten Los cambios de enfoque de perspectiva el pasaje de los primeros a los segundos planos forman parte de la experiencia cotidiana en el manejo praacutectico de la interaccioacuten En Frame Analysis
10 Carlo Ginsburg Tentativas Rosario Prohistoria 2004 11 Erwing Goffman Les cadres de lrsquoexperience Pariacutes Minuit 1991 [Frame Analisys 1974]
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Goffman estudia los encuadres y las rupturas o deslizamientos de significado que se produ-cen cuando nos equivocamos en el encuadre cuando no percibimos el marco socialmente instituido por el grupo para la situacioacuten dada o cuando no percibimos el encuadre que el in-terlocutor presupone iquesthabla en serio iquestSe trata de una broma un engantildeo un accidente Todos los modos del malentendido pueden ser asiacute analizados como desplazamientos o inade-cuaciones de los marcos de la experiencia pre-supuestos o no percibidos en la interaccioacuten Pero el malentendido no es soacutelo un obstaacuteculo en la comunicacioacuten tambieacuten hay un buen uso como lo muestran los chistes las bromas y muchas transgresiones deliberadas de los en-cuadres legiacutetimos en las protestas sociales que ponen el acento en la transgresioacuten simboacutelica (regar con agua del Riachuelo la Embajada de los Estados Unidos llevar a la reina del carna-val de Gualeguaychuacute a una cumbre de presi-dentes etceacutetera)
El malentendido en aquel sentido no deli-berado puede asimilarse al anacronismo Pero el que a nosotros nos interesa ahora es sobre todo un malentendido no en el tiempo sino en el espacio vivido en el encuadre cotidiano de la comunicacioacuten de un espacio diferente No por casualidad el ldquofaultyrdquo por excelencia para Goffman es decir el personaje que suele estar siempre fuera de encuadre y tiene difi-cultades para relacionarse socialmente es el extranjero
Desde esta perspectiva podriacuteamos decir que detraacutes de muchas lecturas de los intelec-tuales de provincia de pueblo o de mediado-res culturales que pertenecen simultaacutenea-mente a otro campo que no es el intelectual (curas periodistas obreros etc) hay una do-sis de malentendido que procede de un error del encuadre de comunicacioacuten por suponer uno diferente o simplemente desconocer el efectivo desde donde se habla
Pero tambieacuten podriacuteamos postular que mu-chos buenos usos creativos y estrateacutegicos del
malentendido se nos escapan en esos actos de escritura ilegiacutetima extemporaacutenea desubicada del marco presupuesto por los debates y las preocupaciones legiacutetimas del momento
La interpretacioacuten esencialista de las pala-bras que nos hace creer que detraacutes de los mis-mos teacuterminos hay siempre los mismos signifi-cados nos hace perder de vista que el uso en la enunciacioacuten es un juego constante de desli-zamientos semaacutenticos vinculados a intertex-tualidades no dichas pero sobre todo a expe-riencias no enunciadas Para nadie es hoy novedad que los contextos no son exteriores a los textos sin embargo de saberlo a tener los instrumentos para encontrar los indicios las huellas de lo presente no dicho sigue siendo un desafiacuteo cada vez La intraducibilidad del humor estaacute alliacute para recordarlo
Curas maestros dirigentes gremiales que escriben y actuacutean en el espacio puacuteblico no son soacutelo intelectuales pero en un sentido distinto (o en todo caso redoblado) por causa de la provincianiacutea o del caraacutecter pueblerino sino porque participan simultaacuteneamente de otro campo que los constituye en lo que son y donde tienen intereses simboacutelicos simultaacute-neos el campo religioso o catoacutelico o gre-mial con sus propias problemaacuteticas y cosas en juego No se trabaja de cura o de maestro se es cura o maestro Maestros argentinos for-mados en las Escuelas Normales de la pri-mera mitad del siglo xx o maestros por des-carte profesional formados en los Institutos Terciarios de la Argentina de la deacutecada de 1990 los ejes articuladores de la experiencia y los encuadres comunicacionales que surgen de ella son inevitables en sus discursos
Aquiacute no se trata de los esquemas de com-prensioacuten en espacios socialmente diferencia-dos como era el mundo de los artesanos y el de los burgueses sino de otra diferenciacioacuten que marca los territorios en tanto lo que veni-mos de llamar ldquolocusrdquo espacio cualitativo de un sentido praacutectico diferenciado relacionado por una parte con las condiciones generales
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del trabajo intelectual y por otra parte con la historia particular de una experiencia Recu-perar cada vez los encuadres pertinentes del espacio diferencial desde el cual escriben y actuacutean los ldquootrosrdquo intelectuales tal vez sea
uno de los desafiacuteos a continuar enfrentando si queremos entender la historia de la cultura de una manera menos pautada en el anaacutelisis por las diferencias que construye la estructura centro-periferia
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 181-185
Culturas locales culturas regionales culturas nacionales
Cuestiones conceptuales y de meacutetodo para una historiografiacutea por venir
Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea
Universidad Nacional de Coacuterdoba conicet
Invitados a problematizar figuras y territorios escasamente visitados por la historia cultural e intelectual experimentamos cierta inquie-tud ante lo que nos pareciacutea un sobrentendido que mereciacutea desarmarse la nocioacuten de que una ampliacioacuten de lente en teacuterminos geograacuteficos equivaliacutea en cierto modo a una ampliacioacuten de lente en teacuterminos sociales y viceversa (dicho de otro modo que la consideracioacuten de figuras intelectuales menores y escenarios provincia-les eran parte de un uacutenico movimiento)
Dada la vocacioacuten del encuentro de avanzar en ambas direcciones contribuyendo asiacute a una mirada maacutes equilibrada de la historia de la cultura argentina decidimos concentrarnos en dos cuestiones Primero revisar ese sobren-tendido y sugerir los problemas que introduce para la praacutectica historiadora y la comprensioacuten histoacuterica Luego atender dos aspectos que cree- mos centrales en todo intento de ampliar la perspectiva social y territorial de la historia cultural o intelectual la determinacioacuten de los contextos que interesan y la consideracioacuten de las modalidades diferenciales de circulacioacuten de ideas figuras y objetos culturales
1 Si expansioacuten del aacuterea territorial y del aacuterea social parecen parte de un uacutenico movimiento es en gran medida porque se supone por un lado que con ello se trae al centro de la es-cena una serie de objetos descuidados hasta
hoy por otro que eso permitiriacutea completar una imagen de la cultura nacional usualmente concentrada en los sectores letrados de la ca-pital del paiacutes Sin duda hay en estos supues-tos una cuota de verdad cuya fuerza sin em-bargo no deberiacutea oscurecer los problemas ciertamente distintos que plantean los teacutermi-nos implicados
En el primer caso la cuestioacuten fundamental pasa por la existencia de cuadros historiograacute-ficos desbalanceados que ellos mismos resul-tado de un largo proceso de concentracioacuten devuelven la imagen de una historiografiacutea maacutes cosmopolita profesionalizada y sofisti-cada en la metroacutepolis que en la periferia Desde luego no se trata de una evolucioacuten sin discontinuidades interesantes (puede pen-sarse en el proceso de renovacioacuten historiograacute-fica en los antildeos sesenta y setenta con su sig-nificativo centro cordobeacutes) pero siacute de una tendencia bastante incontrastable en lo que hace a las historias que aquiacute interesan En la medida en que nuestro primer marco de refe-rencia disciplinar sigue siendo nacional (y esto tanto en el orden de las instancias espe-cializadas cuanto en el de las jerarquiacuteas inte-lectuales y el sistema editorial) el principal desafiacuteo parece ser entonces el de avanzar en la comprensioacuten relacional de ese conjunto (incluso y sobre todo cuando no lo era) antes que en varias historias locales o del interior
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Bien visto esto maacutes que ldquocompletarrdquo mapas deberiacutea reformularlos y para hacerlo es pre-cisa una extrema sensibilidad ante las cam-biantes geografiacuteas histoacutericas e historiograacutefi-cas ya que la geografiacutea cultural opera no soacutelo como condicionamiento de los equilibrios pasados sino tambieacuten como condicionamien- to de las historias locales regionales o nacio-nales presentes y como ideologiacutea en el modo contemporaacuteneo de considerar el proceso (ali-mentando tambieacuten ciertos supuestos fuertes sobre la historia nacional)1 En este punto no huelga subrayar que tanto lo local como lo nacional son o pueden ser variantes ideoloacutegi-cas del mismo orden que universal-particu-lar y que si en otro sitio alertamos sobre un tipo de concepcioacuten local de lo local altamente insatisfactorio uno que asuma el punto de vista de lo universal tambieacuten lo es maacutexime cuando se permita homologar lo local y lo re-gional entidades respecto de cuya precisioacuten la historiografiacutea argentina ha avanzado sensi-blemente (soacutelo por citar algunos ejemplos so-bresalientes puede pensarse en Tulio Halperin Donghi Joseacute Carlos Chiaramonte y Carlos Sempat Assadourian)2
El escaso control de este aspecto ideoloacute-gico de las categoriacuteas conduce inevitable-mente el problema al terreno de la praacutectica historiograacutefica inclinando a desconocer la existencia de una vasta historiografiacutea consa-grada a la regioacuten en teacuterminos econoacutemicos so-ciales o paisajiacutesticos a las eacutelites urbanas o regionales en teacuterminos sociales y a lo local municipal y provincial en teacuterminos de historia urbana y poliacutetica La primera consecuencia de
1 En este como en otros puntos del texto dialogamos con las ldquoPalabras Preliminaresrdquo y el ldquoProacutelogordquo (a cargo de Ricardo Pasolini) del libro editado por Paula La-guarda y Flavia Fiorucci Intelectuales cultura y poliacute-tica en espacios regionales de Argentina (siglo XX) Ro-sario Prohistoria 2012 2 Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea ldquoIntroduccioacutenrdquo a Culturas interiores Coacuterdoba en la geografiacutea nacional e internacional de la cultura La Plata Al Margen 2010
un desconocimiento tal es una forma de ana-cronismo especialmente dantildeosa la que inhibe reconocer en tiempos relativamente proacuteximos como pueden ser doscientos cincuenta antildeos circuitos y comunidades centros y periferias radicalmente diferentes a los presentes Por ejemplo Concepcioacuten del Uruguay es hoy una ciudad secundaria dentro del concierto de ciu-dades argentinas iquestpero lo era en 1851 cuando capital provincial sede del pronunciamiento de Urquiza y de la reconocida escuela por la que pasariacutean Roca y Wilde Asiacute las cosas la historiografiacutea cultural e intelectual por venir deberiacutea poder hacer un camino diferente al re-corrido por la vieja historia poliacutetica que pasoacute de la instauracioacuten de un relato nacional maes-tro que oscureciacutea capiacutetulos enteros de la histo-ria nacional a una correccioacuten por adicioacuten de casos provinciales que privilegiando la hete-rogeneidad de lo muacuteltiple decaiacutea en sentido orgaacutenico y relacional del proceso Para eludir este riesgo las historias econoacutemicas sociales y poliacuteticas de los diversos centros y regiones ndashdesiguales pero no inexistentesndash deberiacutean ser tomadas seriamente en cuenta
Por otro lado y complementariamente vale la pena recordar que aquella historiografiacutea atenta a los diversos modos de articulacioacuten entre lo local y lo regional no dejaba de consi-derar con atencioacuten la presencia de fuerzas que involucraban mapas maacutes amplios De nuevo Assadourian sirve como ejemplo a la vez que intentaba dar cuenta de la vida econoacutemica del ldquoespacio peruanordquo identificaba a Potosiacute como un ldquopolo de desarrollordquo que organizaba en torno a siacute aquel espacio por su viacutenculo privile-giado con la metroacutepoli de esa manera lo lo-cal lo regional y lo metropolitano se conside-raban conjuntamente en el circuito desigual que conformaba la economiacutea colonial3
3 Carlos Sempat Assadourian El sistema de la economiacutea colonial Mercado interno regiones y espacio econoacute-mico Lima Instituto de Estudios Peruanos 1982
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El segundo aspecto es de otro orden de vali-dez mucho maacutes general Se trata de la efec-tiva expansioacuten del aacuterea social atendida por la historia cultural e intelectual argentina ex-pansioacuten que proyecta con cierta demora el camino emprendido por ciertas historiogra-fiacuteas ldquocentralesrdquo (francesa e italiana especial-mente pero tambieacuten estadounidense) en ge-neral respecto del mundo de las imprentas y las editoriales o de los lectores De Menoccio a Neuchatel de las traducciones a las diversas cir culaciones del Quijote una historia que se reclamaba estrictamente cultural (a veces en pugna con su predecesora social) muy mar-cada por la antropologiacutea construiacutea objetos que dislocaban la cultura de la cultura ldquoele-vadardquo y atendiacutea figuras que portaban oficios produciacutean interpretaciones peculiares impul-saban iniciativas de mediano aliento y juga-ban roles cruciales pero disparmente califica-dos en la circulacioacuten de los bienes simboacutelicos El universo de los mediadores culturales en-tre los que podriacutean apuntarse tanto periodistas como impresores editores como maestros traductores como militantes o jueces cobra desde alliacute un nuevo intereacutes
Respecto de ese cuadro la historiografiacutea argentina ha sido maacutes pareja en la medida en que la diversa dignidad reconocida a ciertas figuras intelectuales obturoacute por mucho tiempo la consideracioacuten de otro tipo de figuras y si la cuestioacuten de los hombres de derecho condujo a preguntarse muchas veces por el caraacutecter pro-piamente intelectual de su ldquoobrardquo y a distin-guir jueces de juristas el descarte de los pri-meros (ejemplares notables de mediacioacuten entre un mundo simboacutelico esoteacuterico y alta-mente formalizado y un universo social maacutes vasto) expresaba bien la orientacioacuten domi-nante en la historia intelectual argentina En efecto esta aparece auacuten muy marcada por el privilegio de ciertas figuras tiacutepicas y esto a pesar del desplazamiento efectuado por Oscar Teraacuten de la figura del filoacutesofo a las del escri-tor y el cientiacutefico-social (representantes de
verdaderas culturas) y de la reorientacioacuten so-cioloacutegica alentada por Carlos Altamirano
La cuestioacuten que interesa en todo caso no es normativa del orden de la mayor adecua-cioacuten de una historia no elitista sino historio-graacutefica asiacute como la apertura a una historia de los intelectuales en tanto figuras sociales ilu-mina mejor aquellas ideas que soliacutean concen-trar el intereacutes de nuestra mejor historiografiacutea la expansioacuten del aacuterea social aparece hoy como condicioacuten para una cabal comprensioacuten de un conjunto muy ampliado de fenoacutemenos de cir-culacioacuten y recepcioacuten cultural Asiacute como se entienden mejor las ideas de Joseacute Aricoacute aten-diendo a su tipo intelectual que implica tanto su faceta de editor como su red de amistades se entiende mejor el funcionamiento del mer-cado de bienes simboacutelicos poniendo en pri-mer plano la figura de ciertos periodistas o editores (por ejemplo Orfila Reynal Boris Spivacov o Juan Carlos Torrendell) Y si estas uacuteltimas son figuras privilegiadas para alcan-zar una mayor comprensioacuten de todo hecho de circulacioacuten simboacutelica tambieacuten parece claro que ellas imponen al historiador un diaacutelogo muy estrecho con una historia social capaz de alumbrar adecuadamente sus condiciones de emergencia y desenvolvimiento (en general maacutes opacas que aquellas relativas a eacutelites cul-turales asentadas o maacutes parejamente consa-gradas a la produccioacuten esteacutetica o intelectual) Y en este punto casi todo estaacute por hacerse
2 Quisieacuteramos considerar ahora tal como lo anunciamos la cuestioacuten de los contextos acti-vos en todo fenoacutemeno cultural y la cuestioacuten de las diversas modalidades de circulacioacuten de ideas figuras y objetos culturales
El tipo de contextos que la historiografiacutea intelectual-cultural deberiacutea aspirar a restituir estaacute signado en buena medida por la expecta-tiva de una historia total asiacute es preciso eludir tanto un procedimiento de contextualizacioacuten centildeido a aacutembitos locales como otro que fun-ciona por la exposicioacuten de telones sucesivos
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de poliacutetica economiacutea y sociedad Cada nuevo capiacutetulo del cuadro historiograacutefico general (como el que en parte creemos expresa este encuentro) impone riesgos semejantes a los que antes enfrentaron las zonas maacutes consoli-dadas de la disciplina Ciertamente los con-textos en cuestioacuten admiten una tipologiacutea como la ensayada por Altamirano en Intelectuales (generales institucionales socioloacutegicos e in-telectuales) pero la cuestioacuten que la tipologiacutea deja abierta es la que hace precisamente a la praacutectica historiograacutefica la cual nos parece debe evolucionar en el camino en parte sentildea-lado por la microhistoria italiana y enfatizado por Jacques Revel avanzar estricta pero a la vez intensamente en la restitucioacuten de aquellos contextos a los que reenviacuteen los fenoacutemenos en cuestioacuten intentando asir su densidad maacutes o menos econoacutemica social o intelectual y ad-mitiendo que ellos pueden movilizar tempora-lidades y territorialidades muy diversas en las que en parte reposa el intereacutes del ejercicio
Es esa praacutectica contextualista la que hizo a la microhistoria representante legiacutetima de un programa historiograacutefico holista capaz de dialogar alliacute con antecedentes de orientacioacuten macrohistoacuterica como Braudel o con propues-tas que construiacutean un objeto complejo dentro de una superficie acotada como la Viena fin-de-siglo de Carl Schorske En todo caso las consecuencias de una u otra idea de contexto no son escasas
Una nocioacuten de contexto como la que defende-mos permite introducir el otro aspecto que queriacuteamos subrayar las diversas modalidades de circulacioacuten de ideas atendiendo especial-mente a lo que en efecto circula si personas o bienes simboacutelicos Recordemos que en un en-sayo programaacutetico P Bourdieu sentildealaba como uno de los problemas especiacuteficos del anaacutelisis de la circulacioacuten de ideas el malentendido ge-nerado por el hecho de que los textos viajen sin sus contextos y esto a pesar de que la mayoriacutea de las indicaciones analiacuteticas del escrito se
orientaban casi exclusivamente al espacio de recepcioacuten La nocioacuten de contexto ndasho de ldquocampo de produccioacutenrdquo para hablar como lo hace Bourdieundash aparece en el ensayo sin embargo fuertemente marcada por el espacio nacional lo que revela los liacutemites histoacutericos y geograacutefi-cos que enmarcan la propuesta del socioacutelogo franceacutes una historia contemporaacutenea de los in-tercambios intelectuales entre los centros eu-ropeos que extrae todos sus ejemplos del co-mercio de ideas entre Alemania y Francia4
Atendiendo al modo en el que circulan los textos Bourdieu llama la atencioacuten por un lado sobre el intereacutes de quienes promueven el intercambio ndasheditores traductores directores de coleccioacutenhellip en definitiva un universo so-cial ampliado de la produccioacuten intelectualndash pero tambieacuten por otro lado sobre las diversas operaciones de ldquomarcacioacutenrdquo que le otorgan sentido al texto importado por contiguumlidad cubierta editorial y coleccioacuten proacutelogos pre-facios y posfacios Elementos ldquoparatextua-lesrdquo como propuso denominarlos Genette que suponen actos de ldquotransferencia de capital simboacutelicordquo entre por ejemplo el prologuista la editorial o el director de la coleccioacuten y el autor publicado Considerar todas estas instan-cias a la vez que las figuras involucradas en esas decisiones favoreceriacutea un abordaje ldquome-nos miacutesticordquo de los fenoacutemenos intelectuales y otorgariacutea indicaciones importantes para la re-construccioacuten de los diversos contextos activos ndashcomo por ejemplo las condiciones de lec-tura y recepcioacuten de los textosndash Ahora bien los aspectos resaltados por Bourdieu sugieren que su mirada permanece maacutes allaacute de su voluntad desacralizadora enfocada en la identificacioacuten entre escritura e ideas y dentro del universo de la palabra escrita en el objeto-libro La insis-tencia de la historia y la sociologiacutea de la cul-
4 Pierre Bourdieu ldquoLas condiciones sociales de la circu-lacioacuten de las ideasrdquo en Intelectuales poliacutetica y poder Buenos Aires Eudeba 2000 pp 159-170
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tura escrita sobre las diversas materialidades que soportan la escritura (revistas perioacutedicos panfletos etc) permitiriacutea en este punto consi-derar otras figuras y funciones (y tambieacuten otros circuitos) involucrados en el intercam-bio intelectual Si en cambio vinculamos las ideas con otras dimensiones de la vida simboacute-lica como las imaacutegenes el universo social a considerar se redefine y obliga a incluir gale-ristas coleccionistas marchands directores de museo y otros ademaacutes de los productores de imaacutegenes Y tambieacuten a los criacuteticos no soacutelo me diadores entre artistas y puacuteblico sino entre la cultura visual y la escrita Considerar la cir-culacioacuten de imaacutegenes permite por otro lado sentildealar directamente una dimensioacuten que aun-que presente en la palabra escrita queda gene-ralmente ndashsalvo para el discurso especiacutefico de la criacutetica literariandash al margen la formal Di-mensioacuten que introduce una cantidad de pro-blemas poco atendidos ndashiquestcuaacutel es la escala ade-cuada o cuaacuteles son los diversos planos para interrogarlandash pero cuya importancia no debe-riacutea ser descuidada en fenoacutemenos de este tipo La solucioacuten metodoloacutegica propuesta por Auer-bach en ldquoFilologiacutea y Weltliteraturrdquo ndashpartir de un fenoacutemeno acotado y preciso una unidad discreta y con gran ldquofuerza de irradiacioacutenrdquondash retomada de diverso modo por Ginzburg o Moretti es una alternativa posible
La otra modalidad de circulacioacuten cultural remite a la movilidad de personas Las formas que puede adoptar son variadas desde las be-cas y los viajes de formacioacuten al exterior pa-sando por las invitaciones a dictar conferencias o cursos a los exilios forzados o voluntarios Son varios los aspectos a tener en cuenta el tiempo de la estancia en el exterior el grado de interaccioacuten con el medio extranjero la presen-cia de redes intelectuales maacutes o menos estables las relaciones de homologiacutea o desigualdad en-tre el espacio de partida y el de destino el ca-raacutecter grupal o individual del viaje La mera presencia no implica necesariamente intercam-bio pero el contacto efectivo es el punto de partida para avanzar sobre posibles fenoacutemenos de circulacioacuten o trasferencia de un modo empiacute-ricamente controlado
No pretendemos que las diversas formas que asume el traacutefico de ideas corran por carriles pa-ralelos Todo lo contrario Pero siacute intentamos sugerir ciertas complejidades especiacuteficas impli-cadas en su anaacutelisis por lo demaacutes decisivas en el establecimiento de los contextos fundamen-tales Y aunque este sea un texto en proceso entendemos que la historiografiacutea intelectual y cultural por venir tendraacute que tratar siempre con los problemas planteados a una praacutectica tanto por los objetos que construye cuanto por los su-puestos que la condicionan
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 187-192
La historia intelectual desde su dimensioacuten regional algunas reflexiones
Ricardo Pasolini
Universidad Nacional del Centro conicet
Le bon historien ressemble agrave lrsquoogre de la leacutegende Lagrave ougrave il flaire la chair humaine il sait que lagrave est son gibier
Marc Bloch Apologie pour lrsquohistoire ou Meacutetier drsquohistorien (1949)
El epiacutegrafe que da inicio a este apartado ten-driacutea un sentido cuasi programaacutetico si no fuera que una historia de los intelectuales en los es-pacios regionales no necesitara al menos de una problematizacioacuten historiograacutefica Como sostuviera Bloch en un sentido amplio todo lo relativo a los hombres en el tiempo seriacutea materia de intereacutes para los historiadores pero en una dimensioacuten maacutes estricta la de la histo-ria de los intelectuales una apreciacioacuten tal requeririacutea de algunas precisiones al menos para el caso argentino
En un delicado artiacuteculo y con una suerte menos feliz que el denominado ldquoLa rebelioacuten de los obreros la gran matanza de gatos en la calle Saint-Seacuteverinrdquo Robert Darnton daba cuenta de una serie de operaciones concep-tuales e interpretativas que un inspector de policiacutea en las postrimeriacuteas del Ancien Reacutegime franceacutes habiacutea desarrollado en su intento de se-ntildealar los contornos de ese novedoso mundo asociativo y cultural de periodistas escritores notables o menores cleacutericos o filoacutesofos que se expresaba en la figura ilustrada de la repuacute-blica de las letras y que por su originalidad no encontraba un lugar social faacutecilmente
identificable entre las categoriacuteas en las que se inscribiacutean los actores de la eacutepoca1
Advirtieacutendonos sobre los liacutemites episte-moloacutegicos que suponiacutea adoptar como propias las categoriacuteas con que Joseph DrsquoHeacutemery ndashtal el nombre del inspectorndash organizoacute su percep-cioacuten clasificatoria del mundo de los escrito-res Darnton afina una perspectiva de anaacutelisis que si bien se filia ndashcomo el resto de los ar-tiacuteculos del librondash en un geertzismo maacutes que evidente deja paso a un no menos notable ldquosaberrdquo del historiador de la cultura No soacutelo hay alliacute una criacutetica de las categoriacuteas histoacuteri-cas en el mismo sentido en que Bloch nos recordaba que el vocabulario de los documen-tos es tambieacuten un testimonio precioso im-perfecto y sujeto a criacutetica2 sino tambieacuten el estudio en profundidad de los expedientes
1 Robert Darnton ldquoUn inspector de policiacutea organiza su archivo anatomiacutea de la Repuacuteblica de las Letrasrdquo en La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa Meacutexico Fondo de Cultura Eco-noacutemica 1987 (ed en ingleacutes The Great Cat Massacre and Other Episodes in French Cultural History 1984)2 Marc Bloch Apologie pour lrsquohistoire ou Meacutetier drsquohistorien Pariacutes Armand Colin 1949 p 93
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elaborados por el policiacutea Un estudio en el que se articula el anaacutelisis del particular marco de referencia que DrsquoHeacutemery establecioacute para observar el mundo de los ldquoautoresrdquo y ademaacutes sus viacutenculos con el universo simboacutelico pari-sino de la segunda mitad del siglo xviii iquestNo habiacutea dicho ya Bloch que el estilo de Pascal era soacutelo de eacutel pero que su gramaacutetica y la fuente de su vocabulario perteneciacutean a su tiempo Darnton encuentra expliacutecitamente esta relacioacuten de corte metodoloacutegica en el in-flujo de la antropologiacutea simboacutelica de Geertz el sentido de los siacutembolos se encuentra en la relacioacuten de doble direccioacuten que liga lo textual con lo contextual hasta encontrar una ruta de acceso a un mundo mental extrantildeo Por ello DrsquoHeacutemery puede ser visto a la vez en su espe-cificidad simboacutelica ndashsu marca autoral el poli-ciacutea como intelectualndash y en el idioma general que usa para expresarse y que lo expresa
Bloch en cambio habiacutea hallado esta rela-cioacuten en las primeras deacutecadas del siglo xx en el viacutenculo intelectual con la antropologiacutea his-toacuterica del helenista Louis Gernet en Marcel Mauss en Marcel Granet en fin en la variada herencia durkheimiana que luego se traduciraacute no sin criacuteticas en el quehacer histoacuterico seguacuten Annales3
Pero la perspectiva de Darnton no se agota en su declamado espiacuteritu etnograacutefico Como buen historiador sabe que el eacutexito de toda in-vestigacioacuten histoacuterica depende ndashentre otros factoresndash de la posibilidad intelectual de ex-traer de los datos disponibles las mejores con-clusiones posibles De alliacute tambieacuten que una estadiacutestica elemental le sirve como una teacutec-nica maacutes para construir a partir de DrsquoHeacutemery un panorama de las edades de los autores el lugar de procedencia la posicioacuten social y la ocupacioacuten En siacutentesis una ldquoanatomiacuteardquo del
3 Franccedilois Dosse La historia en migajas de Annales a la ldquonueva historiardquo Meacutexico Universidad Iberoameri-cana 2006 p 87
mundo letrado una primera imagen maacutes o menos global estructural de los productores culturales de la segunda mitad del siglo xviii franceacutes para responder a la pregunta de queacute significaba ser un ldquointelectualrdquo en esa eacutepoca
No discutiremos aquiacute si el concepto ldquointe-lectualrdquo ha sido usado por el autor en el sen-tido en que sus deudas teoacutericas lo establecen expliacutecitamente (Darnton se filia con Mann-heim Shils Bourdieu) pues en sede metodo-loacutegica la operacioacuten argumental que desarrolla se acerca maacutes a la nocioacuten neutral de los inte-lectuales como ldquomen of ideasrdquo que a una di-mensioacuten institucional de esa categoriacutea4 Para solaz de los socioacutelogos que siempre critican el uso ldquoblandordquo de los conceptos por los his-toriadores Darnton tampoco puede escapar a esta condicioacuten identitaria de nuestra praacutectica de la ciencia normal en historiografiacutea y qui-zaacutes en eso resida la mayor virtud de su tra-bajo Un uso maacutes restringido de la nocioacuten de ldquointelectualesrdquo en el ejemplo especiacutefico de su estudio lo hubiera llevado a la exclusioacuten de gran parte de los casos mencionados en los informes dado el momento inicial en el que se encontraba la constitucioacuten del mundo de las letras
He traiacutedo la referencia del artiacuteculo de Dar-nton por dos razones la primera ya ha sido sentildealada en un cierto elogio de su savoir-faire disciplinar en un problema tan caro a este li-bro como lo es la produccioacuten de ideas La se-gunda porque el ejemplo franceacutes puede dar alguna idea de la relacioacuten entre centros urba-nos de produccioacuten cultural y ambientes de le-gitimidad de los productores culturales que tiene a priori cierta similitud formal con la relacioacuten entre Buenos Aires y el interior Maacutes allaacute de periodizaciones y condiciones histoacute-rico-sociales especiacuteficas tanto alliacute como aquiacute las capitales juegan el rol del lugar donde pa-
4 Norberto Bobbio Il dubbio e la scelta Roma La Nuova Italia Scientifica 1994 passim
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receriacutean ldquosuceder las verdaderas cosasrdquo cen-tros de produccioacuten polos de atraccioacuten nudos de difusioacuten y espacios a conquistar Como se-ntildeala Darnton para mediados del siglo xviii en Pariacutes habiacutea maacutes autores nacidos en provincia de lo que se podiacutea esperar situacioacuten que el proceso revolucionario acentuoacute a juzgar por el bello libro de Michel Vovelle Theacuteodore Desorgues ou la desorganisation5 un estudio de caso de un poeta revolucionario del interior franceacutes (1763-1808) en el que se evidencian ademaacutes de los problemas del arte y del artista en tiempos de revolucioacuten el funcionamiento de la repuacuteblica de las letras y el destino de unas adhesiones jacobinas en un contexto de fuertes cambios poliacuteticos Para Vovelle este oscuro y al mismo tiempo mediocre escritor respondiacutea a un perfil original aunque muy re-presentativo del momento ilustraba el itinera-rio de esos escritores menores que desde el interior emigraban para conquistar Pariacutes6
La situacioacuten recuerda algunos aspectos del proceso de desarrollo de la cultura antifas-cista en la Argentina en el que unos ldquorecieacuten llegadosrdquo al mundo de la cultura letrada mu-chos de ellos provenientes de las provincias de Corrientes Entre Riacuteos Coacuterdoba Santa Fe Buenos Aires hicieron sus primeras armas li-terarias en el marco de la sociabilidad poliacutetica que se estaba constituyendo en aquellos me-diados antildeos treinta a tal punto que lograron desarrollar un proyecto de ldquoescritorrdquo que al-ternativamente los colocoacute en sede capitalina o provinciana Es significativo que cuando el escritor polaco Witold Gombrowicz llegara de visita a Tandil en 1957 y solicitara no sin cierta ironiacutea ante el redactor de un diario local dialogar con alguien ldquointeligenterdquo que mere-
5 Michel Vovelle Theacuteodore Desorgues ou la desorgani-sation Pariacutes Seuil 1985 passim6 Michel Vovelle ldquoDe la biographie agrave lrsquoeacutetude de casrdquo en Problemes et meacutethodes de la biographie Actes du Collo-que Pariacutes Publications de la Sorbonne Sources Tra-vaux historiques 1985 p 196
ciera la pena ser conocido el periodista le se-ntildealara de inmediato el nombre del escritor local Juan Antonio Salceda porque este se habiacutea ldquohecho un nombre en la prensa de la Capitalrdquo7 Aunque excesiva la apreciacioacuten del redactor ilustra con claridad el lugar de Buenos Aires como centro de legitimacioacuten in-telectual por excelencia para escritores pro-vincianos tal el caso del propio Salceda como del bonaerense Carlos Ruiz Daudet el corren-tino Gerardo Pisarello los entrerrianos Juan L Ortiz Amaro Villanueva y Luis Gudintildeo Kramer entre tantos otros que hicieron su apuesta capitalina Con mayor o menor eacutexito esta decidioacute no soacutelo el lugar que ocuparon en el complejo mundo de las ideas portentildeas sino en los propios ambientes locales en la medida en que a partir de estos recorridos pudieron colocarse como los legiacutetimos detentadores del uso de la palabra
Asiacute y todo la del campo de representacio-nes sobre el lugar intelectual es soacutelo una de las variables posibles de un anaacutelisis que se enfoca especialmente en la identificacioacuten de los gran-des nuacutecleos urbanos como centros de atrac-cioacuten y novedad y de elaboracioacuten simboacutelica de lo real a partir de la tarea de los especialistas letrados desde el momento colonial a las ciu-dades masificadas Es en este marco en el que se inscriben para el caso latinoamericano li-bros tan significativos como La ciudad le-trada de Aacutengel Rama (libro deudor de Latino-ameacuterica las ciudades y las ideas de Joseacute Luis Romero) la propuesta de Richard Morse de las ciudades latinoamericanas como ldquoarenas culturalesrdquo es decir como periferias creativas
7 La situacioacuten estaacute narrada en Witold Gombrowicz Dia-rio Argentino Buenos Aires 1968 pp 119 y ss El re-dactor tambieacuten menciona en una suerte de orgullo loca-lista que evidencia su autopercepcioacuten desigual que las personas inteligentes no escasean en la comunidad y que la vida artiacutestica incluye a maacutes de setenta pintores Veacutease Ricardo Pasolini La Utopiacutea de Prometeo Juan Antonio Salceda del antifascismo al comunismo Tan-dil Centro Editor de la unicen 2006 p 110
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y la nocioacuten de Buenos Aires como ldquocultura de mezclardquo de Beatriz Sarlo aacutembitos donde con-viven elementos residuales y emergentes van-guardia y criollismo8 Libros que en su mo-mento construyeron imaacutegenes de conjunto de la cultura latinoamericana en el largo plazo o de sus centros urbanos maacutes dinaacutemicos Incluso Morse llega a cuestionar la nocioacuten misma de ldquoperiferiardquo para mostrar por ejemplo coacutemo el Fausto de Estanislao del Campo desde un Buenos Aires decimonoacutenico podiacutea satirizar con delicadeza sobre el mal gusto de la oacutepera de Gounod La periferia no reproduce el cen-tro en forma mimeacutetica y posee elementos que la distinguen en su particularidad9
Ahora bien iquestqueacute sucede con el proceso in-verso Dicho de otro modo iquestqueacute significaba ser un ldquointelectualrdquo en ldquoprovinciardquo o en la ldquope-riferiardquo de los centros urbanos o en los mundos culturales ldquolocalesrdquo Y a partir de ello iquestqueacute imagen de la vida cultural nacional podraacute resul-tar de la reduccioacuten de la escala de observacioacuten Por uacuteltimo iquestqueacute tipo de estatus epistemoloacutegico tiene entonces la nocioacuten misma de regioacuten
La geografiacutea artiacutestica ha intentado tambieacuten dar algunas respuestas a estas preguntas En 1979 Enrico Castelnuovo y Carlo Ginzburg pusieron en discusioacuten los conceptos de centro y periferia para el estudio de la historia del arte italiano10 Para ellos estas nociones ldquogeo-graacuteficasrdquo ademaacutes de contener un fuerte sesgo
8 Me refiero a Aacutengel Rama La ciudad letrada Montevi-deo Arca 1998 Richard Morse ldquoCiudades lsquoperifeacutericasrsquo como arenas culturales (Rusia Austria Ameacuterica Latina)rdquo en Richard Morse y Jorge E Hardoy (comps) Cultura Urbana Latinoamericana Buenos Aires clacso 1985 Beatriz Sarlo Una modernidad perifeacuterica Buenos Aires 1920 y 1930 Buenos Aires Nueva Visioacuten 19889 Para un balance de los estudios de historia urbana lati-noamericana veacutease Adriaacuten Gorelik ldquoJoseacute Luis Romero y el pensamiento urbano latinoamericanordquo en Joseacute Emi-lio Burucuacutea Fernando Devoto y Adriaacuten Gorelik (eds) Joseacute Luis Romero Vida histoacuterica ciudad y cultura San Martiacuten unsam edita 2013 pp 227 y ss10 Enrico Castelnuovo y Carlo Ginzburg ldquoCentro e peri-feriardquo en Giovanni Previtali (ed) Storia dellrsquoarte ita-liana Parte i vol i Turiacuten Einaudi 1979 pp 285-352
valorativo en el sentido de que el centro siem-pre aparece como un modelo de produccioacuten cultural que en las periferias soacutelo alcanza una manifestacioacuten degradada de siacute mismo ex-cluye tautoloacutegicamente la posibilidad de pen-sar el problema de las relaciones En todo caso alertan esos viacutenculos no soacutelo deben ser pensados en teacuterminos de conflicto sino tam-bieacuten en un entrar y salir de la historia del arte como disciplina Es decir en teacuterminos de una ldquohistoriardquo que incluya otros elementos como los geograacuteficos poliacuteticos administrativos asociativos o econoacutemicos Alguna vez Oscar Teraacuten afirmoacute no sin razoacuten que una buena his-toria intelectual debiacutea estar hecha tambieacuten con aquello que la propia historia intelectual como campo especiacutefico del saber no posee Dadas estas caracteriacutesticas particulares Cas-telnuovo y Ginzburg postulan alliacute que la pro-duccioacuten artiacutestica italiana se caracterizoacute por el policentrismo por la ausencia de escuelas pictoacutericas que respondieran a un uacutenico centro productor que se presentara como modelo Al mismo tiempo sentildealan que la posibilidad de convertirse en centro dependiacutea tambieacuten de condiciones extraartiacutesticas y que las perife-rias aunque muchas veces mostraran un re-tardo artiacutestico de acuerdo a lo que se produ-ciacutea en el centro en el momento del consumo y de la significacioacuten atribuida a la obra soliacutean lograr cierta relevancia en el mantenimiento secular de las escuelas pictoacutericas Desde el Quattrocento en adelante incluso muchos ar-tistas provenientes de un centro especiacutefico podiacutean instalarse en periferias locales pro-vincianas que no respondiacutean al centro origi-nal y alliacute desarrollar sus obras dando lugar a escuelas pictoacutericas Lo que inicialmente po-diacutea ser considerado una periferia cultural podiacutea convertirse incluso en campos de elabo-racioacuten autoacutenoma en la medida en que un fuerte proceso de emulacioacuten conduciriacutea a un reposicionamiento de la subalternidad cultu-ral original de las aacutereas provinciales Por uacutel-timo este policentrismo conllevaba muchas
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veces un efecto particular sobre sus zonas de influencia en la medida en que regiones de frontera se convertiacutean en ldquodoppia periferiardquo En una imagen de longue dureacutee del arte ita-liano Castelnuovo y Ginzburg llegan a plan-tear que aun el movimiento futurista en las primeras deacutecadas del siglo xx no logroacute rom-per con el policentrismo enraizado fuerte-mente en la historia misma de Italia maacutes allaacute de la pretensioacuten unificadora fascistizante que animaba en Marinetti la infructuosa creacioacuten del eje cultural Roma-Milaacuten11
Policentrismo periferias dobles relaciones conflictivas inversioacuten de la direccioacuten de los circuitos culturales estas ideas de los estudio-sos italianos recuerdan las de Morse sobre el mundo cultural urbano latinoamericano y nos animan a pensar en los espacios provincianos argentinos dotados a priori de una particulari-dad de viacutenculos que seraacute necesario poner bajo la lupa de la investigacioacuten empiacuterica12
Claro que el primer peligro en este sentido es el de la exaltacioacuten ldquolocalistardquo Animados por el acceso a fuentes documentales pasibles de ser estudiadas en profundidad los historia-dores amateurs han comenzado a relevar desde hace tiempo los espacios regionales Ello se ha traducido ndashsalvo excepciones- en la elaboracioacuten de una historia de tipo ldquoanticua-riardquo que se regodea en la autosuficiencia te-maacutetica del recorte local Los universos locales
11 Ibid pp 323 y 33012 Para una aproximacioacuten a las ideas de Castelnuovo y Ginzburg veacutease Thomas Dacosta Kaufmann ldquoLa geo-grafiacutea artiacutestica en Ameacuterica el legado de Kluber y sus liacute-mitesrdquo Anales del Instituto de Investigaciones Esteacuteticas antildeovol xxi ndeg 74-75 unam 1999 pp 11-27 Tambieacuten Jacques Le Goff y Jean-Claude Schmitt (eds) Diccio-nario razonado del Occidente Medieval Madrid Akal 2003 pp 146 y ss Para su uso en un espacio no contem-plado por los autores italianos veacutease Peter Stewart ldquoGeo graphies of Provincialism in Roman Sculpturerdquo en Research Institute in the History of Art Journal 0005 27 de julio de 2010) y Jaynie Anderson ldquoArt historiogra-phy in Australia and New Zelandrdquo en Journal of Art Historiography ndeg 4 junio de 2011 Melbourne Uni-versity of Melbourne Australia
se convierten asiacute en regiones que se explican a siacute mismas fuera de toda influencia preacutesta-mos o resignificacioacuten Es una historia no soacutelo carente de problematizacioacuten sino tambieacuten exenta de todo tipo de control intelectual Por lo tanto una historia que soacutelo dialoga consigo misma o con productos culturales similares ndasha veces periodiacutesticosndash en la que la autocele-bracioacuten de la comunidad local o provincial se activa en el enunciado de un particularismo jamaacutes apoyado en bases empiacutericas Plantear la especificidad del mundo local supondriacutea en primer lugar una ampliacioacuten de la mirada hacia otras zonas espaciales y a cuestionar la nocioacuten misma de regioacuten impliacutecita en esos tra-bajos13 Y por otra parte la adopcioacuten del meacute-todo comparativo a partir de un uso maacutes ana-liacutetico que metafoacuterico
Lo cierto es que desde la historiografiacutea aca-deacutemica se ha comenzado a discutir el pro-blema de la produccioacuten y la circulacioacuten cultu-ral en sede regional y de a poco se ha avanzado en el relevamiento de los mundos culturales locales14 Sin duda ello ha sido un resultado del proceso de profesionalizacioacuten de la inves-tigacioacuten histoacuterica a partir de la recuperacioacuten de las instituciones democraacuteticas en la me-dida en que paulatinamente se fueron consti-tuyendo centros de produccioacuten acadeacutemica de calidad en las universidades constituidas en
13 Los ejemplos son muacuteltiples de modo que no cabe men-cionarlos aquiacute en detalle en la medida en que represen-tan la mayor parte de los estudios histoacutericos desarrolla-dos en ambientes provincianos Asiacute y todo no deja de ser relevante en teacuterminos de una historia intelectual el estudio de las formas de ldquohacer historiardquo en las locali-dades y el lugar de estos relatos en la construccioacuten de las identidades de las comunidades14 Al respecto veacutease Ana Clarisa Aguumlero y Diego Garciacutea (eds) Culturas interiores Coacuterdoba en la geografiacutea na-cional e internacional de la cultura 1ordf ed La Plata Edi-ciones al Margen 2010 y la reciente Jornada Figuras de Provincia Hacia nuevos mapas de la historia intelec-tual argentina Centro de Historia Intelectual-Centro de Estudios de Historia Cultura y Memoria Universidad Nacional de Quilmes Buenos Aires Museo Histoacuterico Nacional 2 de septiembre de 2011
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las diferentes provincias regidos ahora por re-glas globales (leacutease internacionales) del que-hacer intelectual Es en este sentido que el desarrollo de una base material de produccioacuten historiograacutefica ha otorgado a lo provinciano su estatus epistemoloacutegico lejos ya de las re-presentaciones localistas que incluso en sede acadeacutemica auacuten no queriacutean abdicar
Tal vez la primera constatacioacuten que resulta de los estudios regionales que se han presen-tado en congresos y publicaciones recientes
sea la necesidad de la elaboracioacuten de un mapa maacutes complejo de la produccioacuten y la circula-cioacuten cultural en la Argentina Ello requeriraacute ante todo seguir avanzando en la construccioacuten de un corpus de investigacioacuten que por el mo-mento se halla en un estado preliminar pero que invita a reflexionar ndashcomo en un juego de espejosndash no soacutelo sobre los mundos interiores sino tambieacuten sobre el lugar de Buenos Aires en esa relacioacuten por momentos antagoacutenica y por otros coacutemplice
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 193-198
Martiacuten Bergel
conicet Universidad Nacional de Quilmes
Los ldquointelectuales menoresrdquo en la geacutenesis del Partido Aprista Peruano
Algunas consideraciones iniciales
1 Los estudios sobre los movimientos popu-listas latinoamericanos se vieron tradicional-mente subyugados por el peculiar viacutenculo en-tre sus liacutederes y los respectivos pueblos que buscaban representar Si en las narrativas y ri-tuales oficiales esos movimientos aparecen como criaturas prohijadas por las figuras so-bresalientes que los encabezan hasta tiempo reciente no resultaba frecuente que las investi-gaciones sobre las distintas expresiones del fenoacutemeno populista cuestionaran el lugar casi excluyente acordado a los jefes en esos rela-tos Esa situacioacuten demoroacute la indagacioacuten sobre las distintas instancias de mediacioacuten que obra-ron en las relaciones entre movimientos popu-listas y culturas populares entre las cuales hay que contar las ofrecidas por distintas figuras de intelectual que en muchas ocasiones resul-taron un importante eslaboacuten en la construc-cioacuten de ese tipo de corrientes poliacuteticas
Si ello ha sido asiacute por regla general y si esa situacioacuten en las uacuteltimas deacutecadas ha comen-zado a remediarse1 el caso del aprismo pe-ruano ofrece ribetes que tornan especialmente atrayente y a la vez necesaria una exploracioacuten
1 Veacutease por ejemplo Flavia Fiorucci ldquoiquestAliados o enemi-gos Los intelectuales en los gobiernos de Vargas y Pe-roacutenrdquo Estudios Interdisciplinarios de Ameacuterica Latina y el Caribe vol 15 ndeg 2 Universidad de Tel Aviv 2004
que contemple esas posiciones mediadoras De un lado alimentado por los bioacutegrafos e historiadores partidarios y por incontables ele-mentos lituacutergicos el protagonismo otorgado en la historia del apra al fundador y liacuteder in-discutido del movimiento durante deacutecadas Viacutector Rauacutel Haya de la Torre ha llegado a ni-veles difiacutecilmente parangonables Y aunque la resonancia tanto nacional como internacional del aprismo sobre todo en el periacuteodo que va de la tercera deacutecada del siglo xx a la Revolu-cioacuten Cubana se tradujo en la aparicioacuten de una vasta literatura de muy distinta iacutendole y proce-dencia consagrada a examinarlo el hayacen-trismo incluso en investigaciones que busca-ron sustraerse al tono poleacutemico e ideoloacutegico que dominoacute ampliamente ese corpus ha sido difiacutecil de desmontar Complementariamente a la hora de ofrecer explicaciones del arraigo popular que acompantildeoacute al apra desde su crea-cioacuten algunas inspecciones dieron estatuto de causa suficiente a los efectos dislocadores de la modernizacioacuten econoacutemica y a la subsi-guiente crisis que coincidieron con la funda-cioacuten del partido en el Peruacute en 19302 Sin per-
2 Veacutease Liisa North ldquoOriacutegenes y crecimiento del partido aprista y cambio socioeconoacutemico en el Peruacuterdquo Desarrollo Econoacutemico vol 10 ndeg 38 Buenos Aires 1970 A pesar de su riqueza y de que en algunos capiacutetulos ofrece puntos de vista diversos esa es tambieacuten la mirada que
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juicio del sitial rector que efectivamente le cupo a Haya de la Torre en la historia aprista y del descontento social que siguioacute a los desarre-glos econoacutemicos que signaron la realidad pe-ruana en la coyuntura de la Gran Depresioacuten ambas visiones concuerdan en haber desaten-dido los canales efectivos a traveacutes de los cuales se produjo el maridaje entre el apra y sus ba-ses sociales Asiacute del movimiento que raacutepida-mente se hariacutea conocido en el Peruacute como ldquoPar-tido del Pueblordquo permaneciacutea inexplorada la historia de las formas que vincularon a ambos teacuterminos de esa foacutermula (Partido y pueblo) Y lo interesante es que de otro lado ndashy como ve-remos enseguidandash dentro de esas modalidades el apra favorecioacute desde sus oriacutegenes expresa-mente una la llevada a cabo por grupos letra-dos A despecho del antiintelectualismo usual-mente atribuido al populismo la relacioacuten entre intelectuales y pueblo materia de estos paacuterra-fos es consustancial al aprismo
Este texto ofrece algunas consideraciones sobre el rol de los intelectuales locales o ldquome-noresrdquo en la etapa de conformacioacuten del Par-tido Aprista Peruano como partido de masas3 Pero antes de entrar en tema repongamos al-gunas coordenadas histoacutericas El apra que surge del proceso de la Reforma Universitaria en el Peruacute se creoacute desde el exilio como movi-miento internacional americano a mediados de los antildeos rsquo20 En la segunda mitad de esa deacutecada Haya de la Torre y el puntildeado de joacuteve-nes desterrados que lo secundan desde distin-tas ciudades latinoamericanas y europeas desarrollan una infatigable tarea proselitista que consigue instalar al aprismo como una al-ternativa continental que sintoniza con la dila-
subyace al claacutesico libro de Peter Klareacuten Formacioacuten de las haciendas azucareras y oriacutegenes del APRA Lima Instituto de Estudios Peruanos 19763 La nocioacuten de ldquointelectual menorrdquo no comporta una des-valorizacioacuten de sus funciones y capacidades sino mera-mente una referencia al radio de accioacuten limitado de su praxis de un lado y a su posicioacuten relativamente desje-rarquizada en los espacios sociales y culturales de otro
tada sensibilidad antiimperialista y america-nista que se registra en el periacuteodo En esa labor ese conjunto de noveles dirigentes so-bresale por sus continuas colaboraciones en un sinnuacutemero de publicaciones del conti-nente y por hacer escuchar su voz en muacutelti-ples actos conferencias y miacutetines4 Pero es soacutelo en 1930 cuando cae el reacutegimen de Au-gusto B Leguiacutea que todos ellos retornan a su paiacutes y fundan el Partido Aprista Peruano (pap) Tras ocho antildeos en el destierro Haya regresa recieacuten a mediados de 1931 para com-petir en las elecciones presidenciales que se celebraraacuten apenas tres meses despueacutes en las que estaacute cerca de vencer y consigue una signi-ficativa cantidad de votos
Lo interesante es que aunque muy de-sigualmente distribuidos en distintas regiones esos sufragios obtenidos por el flamante par-tido se reparten en la totalidad de departamen-tos (el equivalente a provincias o estados) del territorio peruano En el emplazamiento na-cional del aprismo en los vertiginosos meses que siguen a su fundacioacuten resultaron cruciales las giras regionales que en continuidad con el nomadismo proselitista que febrilmente ha-biacutean desarrollado en el exilio despliegan diri-gentes como Manuel Seoane Luis Heysen Magda Portal y Carlos Manuel Cox entre otros y nombres que entonces se suman al apra como Alberto Hidalgo y Luis Alberto Saacutenchez Pero junto a esos joacutevenes de recono-cidas apetencias intelectuales y literarias inte-grantes algunos escalones por debajo de Haya de la Torre de la plana mayor del aprismo en innumerables ciudades pueblos y hasta barrios del Peruacute emergieron figuras locales que contri-buyeron al aterrizaje de la doctrina que bus-caba comunicar el apra La aparicioacuten en los
4 Martiacuten Bergel ldquoNomadismo proselitista y revolucioacuten Notas para una caracterizacioacuten del primer exilio aprista (1923-1931)rdquo Estudios Interdisciplinarios de Ameacuterica Latina y el Caribe vol 20 ndeg 1 Universidad de Tel Aviv 2009
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uacuteltimos antildeos de una serie de estudios regiona-les junto a las informaciones brindadas por el diario partidario La Tribuna ndashfundado en mayo de 1931 y curiosamente muy poco con-siderado por la historiografiacuteandash permiten echar algo de luz sobre esos intelectuales menores Pero antes de acometer esa tarea detengaacutemo-nos brevemente en dos factores que en esa co-yuntura favorecieron la aparicioacuten de ese tipo de figuras ciertas representaciones de los in-telectuales presentes en el discurso y la praxis del aprismo y el lugar de la ldquocuestioacuten regio-nalrdquo en el debate puacuteblico peruano
2 La relacioacuten entre grupos letrados y es-tratos subalternos sobre todo obreros se en-cuentra ya en el centro de la experiencia que congregoacute al nuacutecleo que dariacutea vida al apra la de las Universidades Populares Gonzaacutelez Prada (upgp) surgidas por impulso de Haya de la Torre en 1921 A la primera sede creada en la capital raacutepidamente se sucedieron reacutepli-cas en lugares como Vitarte (distrito popular de la periferia limentildea) Arequipa Trujillo Huaraz Puno Ica y Madre de Dios A pesar de que las upgp no eran todo lo originales que Haya de la Torre en reconstrucciones poste-riores pretenderiacutea ndashun cuacutemulo de ensayos se-mejantes de educacioacuten popular se desarro-llaba entonces en numerosos paiacutesesndash en el Peruacute representaron un verdadero suceso que trascendioacute sus fronteras y alcanzoacute fama inter-nacional Varias Universidades Populares se crearon en Ameacuterica Latina a instancias de la peruana e incluso el maacuteximo responsable de la cartera educativa de la Rusia sovieacutetica Anatoly Lunacharsky se hizo eco de la inicia-tiva y envioacute una carta de salutacioacuten publicada en varias revistas del continente Lo que aquiacute nos importa de esta historia es que las upgp aglutinaron a centenas de personas prove-nientes de franjas sociales medias y bajas y que fueron un importante espacio de trasvasa-miento ideoloacutegico y construccioacuten de una cul-tura popular ligada al universo simboacutelico de las izquierdas Muchos futuros militantes so-
cialistas y comunistas surgieron de las Uni-versidades Populares pero estas a la postre quedaron identificadas con el aprismo al que proveyeron un caudal maacutes significativo de se-guidores Y aunque luego del exilio de Haya y de otros varios joacutevenes profesores funciona-ron intermitentemente con la fundacioacuten del pap en 1930 volvieron a proliferar5
En ese contexto no resulta extrantildeo que desde su surgimiento a mediados de la deacutecada de 1920 el apra se presentara como ldquoFrente de Trabajadores Manuales y Trabajadores In-telectuales de Ameacuterica Latinardquo Tambieacuten aquiacute hay que decir que la nocioacuten de ldquotrabajador in-telectualrdquo perteneciacutea a los lenguajes poliacuteticos de la eacutepoca Pero al menos a nivel continental pareciera que en ninguacuten lugar circuloacute con tanta insistencia como en el discurso aprista Esa foacutermula en efecto funcionoacute como una siacutentesis que condensaba atributos que ofreciacutean una imagen positiva de intelectual En sus usos pragmaacuteticos ademaacutes de proponer un espacio de convergencia entre obreros y letrados esa figura operaba alternativamente como ideal re-gulativo y como mecanismo de interpelacioacuten En un nivel normativo ldquotrabajador intelec-tualrdquo se recortaba contra el intelectual puro ndashobjeto de denuesto sobre todo luego de la poleacutemica que enfrentoacute a Haya y a Mariaacutetegui desde 1928ndash y proponiacutea un campo de repre-sentaciones morales asociado a valores que se teniacutean en alta estima como la accioacuten el sacri-ficio la capacidad de estudio la disciplina y el dinamismo infatigable componentes todos que debiacutean presidir las campantildeas proselitistas del aprismo En un nivel descriptivo-interpela-tivo esa nocioacuten tanto legitimaba y otorgaba una jerarquiacutea superior a quienes fueran posee-
5 Jeffrey Klaiber ldquoThe Popular Universities and the Ori-gins of Aprismo 1921-1924rdquo Hispanic American His-torical Review vol 55 ndeg 4 1975 Rauacutel Chanameacute ldquoHaya de la Torre y las Universidades Popularesrdquo en Vida y obra de Viacutector Rauacutel Haya de la Torre Lima Ins-tituto Cambio y Desarrollo 1990
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dores de saberes capaces de apuntalar la cons-truccioacuten poliacutetica del movimiento como resul-taba un moacutedulo de convocatoria para que nuevos grupos letrados hallaran en el aprismo una razoacuten de ser Asiacute la apelacioacuten a los ldquotraba-jadores intelectualesrdquo funcionaba como una invitacioacuten a sumarse al apra
Y es que profesores periodistas o maestros podiacutean localizar en el aprismo una agrupacioacuten que requeriacutea de sus servicios El apra seguacuten rezaba un editorial de La Tribuna de media-dos de 1931 ldquoha surgido para constituir un partido de ideas y no un clan de compadritos Nos interesa difundir en la conciencia del pueblo peruano el conocimiento de sus pro-blemas e indicar las soluciones cientiacuteficas que correspondenrdquo6 En definitiva entonces esa apelacioacuten a las ideas y a los sujetos encarga-dos de difundirlas ndashen conjuncioacuten con una invocacioacuten maacutes amplia a las clases mediasndash7 haciacutean del aprismo un movimiento hospitala-rio para los grupos intelectuales
3 Ese llamado encontroacute especial eco en provincias En las primeras deacutecadas del si -glo xx al calor del paulatino crecimiento ex-perimentado por el aparato educativo en sus distintos niveles fue habitual que en ciudades medianas y pequentildeas de todo el territorio pe-ruano surgieran instancias que propiciaron la aparicioacuten de nuacutecleos de intelectuales Fue muy comuacuten entonces la migracioacuten temporal o definitiva de adolescentes y joacutevenes que bus-caban proseguir sus estudios en Colegios Na-cionales Escuelas Normales y Universidades ubicados en los centros de mayor poblacioacuten Por caso con soacutelo 13 antildeos Ceacutesar Vallejo salioacute de su pequentildeo pueblo natal Santiago de Chuco para completar primero la escuela se-cundaria en Huamachuco y luego realizar es-
6 La Tribuna Lima 23 de julio de 1931 Varias ediciones de este perioacutedico en el mismo periacuteodo se iniciaban con una seccioacuten titulada ldquoPoliacutetica de ideasrdquo7 Viacutector Rauacutel Haya de la Torre ldquoSobre el papel de las clases mediasrdquo Amauta ndeg 9 Lima mayo de 1927
tudios universitarios en Trujillo principal centro regional del norte del paiacutes En esa ciu-dad ademaacutes de participar en los ciacuterculos de la ldquobohemia trujillanardquo (a los que entre otros asistiacutea tambieacuten Haya de la Torre) se empleoacute en el Colegio Nacional de San Juan donde seriacutea maestro de muchos futuros miembros de la primera generacioacuten aprista Quizaacute maacutes im-portante que todo ello resultoacute la explosioacuten cuantitativa de diarios y revistas que no sola-mente alimentaron la vida cultural departa-mental y local sino que configuraron ldquouna actividad intelectual sustitutiva de la Univer-sidad en algunas regiones del paiacutesrdquo8 (y la for-macioacuten de Mariaacutetegui en la arena periodiacutes-tica en prescindencia de instituciones de educacioacuten formal es soacutelo el maacutes ceacutelebre de un conjunto de casos similares mucho menos conocidos)
Esa situacioacuten que favorece la circulacioacuten regional de ideas y artefactos culturales nacio-nales e internacionales auspicia tambieacuten el desarrollo de actitudes y nociones ideoloacutegicas contestatarias y proclives a la reforma o in-cluso a la revolucioacuten social Entre ellas sobre todo durante el gobierno de Leguiacutea ldquose gene-raliza una imagen del paiacutes en la que la capital y las provincias se contraponenrdquo9 En efecto en esos antildeos cobra mayor vigor una represen-tacioacuten que proveniacutea de antantildeo y que haciacutea de Lima un reducto aristocraacutetico que concen-traba atribuciones y recursos que sustentaban su poderiacuteo sobre el resto del paiacutes Muchos in-telectuales de provincia varios de ellos enro-lados en distintas variantes de la corriente in-digenista (puesto que el del indio constituiacutea un problema de vital resolucioacuten secularmente
8 Joseacute Deustua y Joseacute Luis Reacutenique ldquoExpansioacuten cultural e intelectualidad regional Peruacute 1900-1930rdquo en Intelec-tuales indigenismo y descentralismo en el Peruacute 1897-1931 Centro de Estudios ldquoBartolomeacute de las Casasrdquo Cusco 1984 p 44 9 Alberto Flores Galindo ldquoRegioacuten y regionalismo en el Peruacuterdquo en Tiempo de Plagas ahora en Obras Completas Lima sur 1996 vol iv p 127
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ignorado en la capital) fueron activos agentes de propagacioacuten de esa percepcioacuten
Asiacute las cosas el llamado descentralismo encontroacute a la caiacuteda de Leguiacutea su punto de fer-mento Y el apra pronto a transformarse en el partido de las causas populares no demoroacute en hacer suya esa bandera En el acto de cam-pantildea que representaba su vuelta triunfal a Lima tras los antildeos de destierro en agosto de 1931 Haya proclamaba a viva voz que ldquoel aprismo que ha sido desde su fundacioacuten des-centralista es y seraacute descentralistardquo10 Un poco antes tambieacuten de regreso de su exilio argen-tino Luis Heysen escribiacutea que ldquoel Partido Aprista Peruano representa el frente uacutenico na-cional del Peruacute provinciano [hellip] en contra de los deacutespotas que desde Lima virreinal han tira-nizado a la nacioacutenrdquo11 Y ese mensaje parecioacute en efecto hallar buena recepcioacuten en la novel inte-lectualidad de provincias Tambieacuten en 1931 el joven cusquentildeo Guillermo Guevara que diri-giacutea la revista La Sierra ndashuno de los puntales del antilimentildeismondash publicaba un folleto en el que aseveraba que ldquonos adherimos al apra conscientemente no soacutelo porque es el partido de la nueva generacioacuten a la que pertenecemos sino porque coincidimos en muchos postula-dos fundamentales de las reivindicaciones provincianasrdquo12
4 El emergente aprismo en definitiva supo canalizar en esa coyuntura parte sustan-tiva de las inquietudes y ansiedades de los in-telectuales locales Y a la inversa ellos fueron vehiacuteculo decisivo en la exitosa implantacioacuten del apra en virtualmente todas las regiones del paiacutes Ilustremos sumariamente estas afir-maciones a traveacutes de la referencia a algunos
10 Viacutector Rauacutel Haya de la Torre Poliacutetica Aprista Lima Latina 1989 [1933] p 9211 Luis Heysen El ABC de la peruanizacioacuten cit en A Flores Galindo ldquoRegioacuten y regionalismo en el Peruacuterdquo op cit p 13912 Guillermo Guevara La rebelioacuten de las provincias Lima La Sierra 1931 p 37
casos En Cajamarca un departamento de la sierra norte en el que el pap echoacute raacutepidamente soacutelidas raiacuteces Lewis Taylor mostroacute en un sol-vente estudio coacutemo abogados y sobre todo maestros jugaron un rol crucial en la dise-minacioacuten de ideas y elementos identitarios apristas entre la poblacioacuten local Atraiacutedos por la agenda reformista defendida por el apra que incluiacutea mejoras salariales y cambios pro-gresivos en la curriacutecula hacia 1931 los do-centes se agruparon en un nuevo sindicato que seguiacutea la liacutenea partidaria El propio pri-mer Secretario General Departamental del pap Nazario Chaacutevez Aliaga ademaacutes de diri-gir El Peruacute ndashun influyente perioacutedico de al-cance regionalndash era profesor en el principal establecimiento secundario de la capital de-partamental Seguacuten sentildeala Taylor los maes-tros de simpatiacuteas apristas que residiacutean en ciu-dades pequentildeas o aun en ambientes rurales ldquogozaban de prestigio y eran vistos con afecto por la poblacioacutenrdquo lo que los ubicaba ldquoen una posicioacuten estrateacutegica que les permitiacutea difundir el mensaje del apra a miles de cajamarquinos previamente excluidos del proceso poliacuteticordquo13 Tambieacuten en el departamento de Ayacucho en la sierra sur del paiacutes los maestros (y maes-tras) se destacaron entre los grupos y perso-nas que asumieron y comunicaron inicialmen- te las ideas y siacutembolos apristas incluso en distritos rurales Pero lo que investigaciones recientes han puesto en evidencia es coacutemo ese mensaje pudo ser modulado y recreado con arreglo a intereses locales muy diversos Asiacute incluso en comarcas vecinas los usos del aprismo en la deacutecada de 1930 pudieron hallar gran variabilidad desde ofrecer una viacutea de expresioacuten para las demandas regionales y an-ticentralistas de algunos hacendados y miem-bros de las eacutelites hasta servir de plataforma
13 Lewis Taylor ldquoThe origins of apra in Cajamarca 1928-1935rdquo Bulletin of Latin American Research vol 19 ndeg 4 2000 p 449
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para procesos de lucha campesina Seguacuten ar-guye Jaymie Heilman esa flexibilidad del aprismo descansoacute en buena medida en la ubi-cuidad de su retoacuterica nacionalista capaz de vehiculizar desde una geneacuterica postura anti-statu quo causas de distintos sectores sociales que se sentiacutean postergados14 De un modo anaacutelogo en la pequentildea ciudad de Chachapo-yas capital del departamento nortentildeo de Ama-zonas en 1930 una quincena de adolescentes crean a instancias de dirigentes del aprismo limentildeo una Universidad Popular Raacutepidamen- te el experimento se replica en otras loca-lidades departamentales y en poco tiempo florecen numerosas universidades y ceacutelulas apristas En el contexto de una sociedad re-gida hasta entonces por un estricto sistema jeraacuterquico de castas quienes hacen las veces de profesores ndashartesanos carpinteros peque-ntildeos comerciantesndash en instancias formales e informales llevan a cabo campantildeas educativas y de alfabetizacioacuten Maacutes importante aun lo hacen en la idea de que soacutelo a traveacutes de esas herramientas los sectores largamente exclui-dos de la poblacioacuten de la regioacuten pueden em-poderarse y constituirse como pueblo Asiacute tambieacuten aquiacute el aprismo es la referencia que permite a estos intelectuales menores movili-zar un conjunto de demandas sociales que de-
14 Jaymie Heilman ldquoWe Will no Longer Be Servile Aprismo in 1930s Ayacuchordquo Journal of Latin Ameri-can Studies vol 38 2006 Veacutease tambieacuten Luis Miguel Glave y Jaime Urrutia ldquoRadicalismo poliacutetico en elites regionales Ayacucho 1930-1956rdquo Debate Agrario vol 31 Lima 2000
safiacutean el dominio oligaacuterquico en la regioacuten15 Digamos por uacuteltimo que en otras varias zonas figuras provenientes de las eacutelites culturales locales apuntalaron decisivamente la instala-cioacuten del apra Tales por ejemplo los casos de Tacna y Loreto en los dos extremos del paiacutes en los que el flamante movimiento se alzariacutea sorpresivamente con el triunfo en las eleccio-nes de 193116
5 Esos casos regionales presentan muchas similitudes pero tambieacuten diferencias que aquiacute casi no hemos podido desarrollar Lo que interesa concluir como sentildealamiento general es que en ese momento bisagra en la historia del apra en el que su implantacioacuten en el Peruacute como partido de masas comporta el pasaje paulatino y contradictorio de una cultura poliacute-tica que se habiacutea originado en el universo de las izquierdas ilustradas a otra en la que sur-gen rasgos propios de lo que se conoceraacute como tradicioacuten populista latinoamericana los inte-lectuales locales que han sido objeto de este breve texto juegan un papel de peso en la pro-duccioacuten de lo nacional-popular
15 David Nugent Modernity at the Edge of Empire State Individual and Nation in the Northern Peruvian Andes 1885-1935 Stanford Stanford University Press 1997 pp 232-25516 El diario La Tribuna se propuso presentar a esas figu-ras desconocidas al puacuteblico limentildeo Veacutease ldquoLlegoacute ayer el Secretario del Comiteacute Departamental de Tacna c Ra-miro Peacuterez Reinosordquo y ldquoComo aprista estoy a disposi-cioacuten del Partido Reafirma con estas palabras su credo doctrinario Heacutector Morey Pentildea representante electo por Loretordquo Lima La Tribuna 25 de julio y 8 de noviembre de 1931
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 199-205
Alicia Civera
El Colegio Mexiquense
Entre el corporativismo estatal y la redencioacuten de los pobres los normalistas
rurales en Meacutexico 1921-1969
A raiacutez del movimiento revolucionario de 1910 se impulsoacute en Meacutexico una poliacutetica cultural de masas en la que la escuela tuvo un lugar cen-tral en la promocioacuten de nuevas formas de rela-cionarse con los gobiernos locales estatales y federales de ser ciudadanos de asumir la et-nicidad y el geacutenero de subirse al carro de la modernidad y la identidad de lo mexicano
El primer reto de esta poliacutetica cultural fue la expansioacuten de la escuela primaria sobre todo en las aacutereas rurales y la formacioacuten de un ejeacutercito de maestros capaz de propiciar los cambios deseados El gobierno revoluciona-rio debioacute contratar a muchas personas sin es-tudios normalistas para atender las escuelas pero al mismo tiempo fue abriendo nuevas instituciones para formar o capacitar a los maestros como las escuelas normales rurales y las escuelas regionales campesinas En el caso de estas dos uacuteltimas se buscoacute reclutar a estudiantes de aacutereas rurales y de escasos re-cursos a quienes se otorgaron becas para rea-lizar estudios como maestros normalistas ru-rales en internados que hasta 1943 fueron mixtos Se esperaba que sus egresados cono-cedores de la realidad del campo obtuvieran una formacioacuten que les permitiera modernizar la vida rural en el contexto de la reforma agraria y la conformacioacuten de un nuevo Es-tado el Estado de la Revolucioacuten Mexicana con mayuacutescula
Sin embargo la conformacioacuten de un nuevo Estado la modernizacioacuten de la vida rural y la ldquotransformacioacuten de las mentes de los campe-sinosrdquo no eran procesos sencillos Maacutes bien se tratoacute de un complejo proceso de construccioacuten que implicoacute imposiciones sutiles y violentas resistencias parciales o totales y una serie de negociaciones En este proceso los normalis-tas rurales jugaron un papel importante como intermediarios culturales y poliacuteticos como intelectuales orgaacutenicos en el sentido que An-tonio Gramsci dio a este teacutermino Ellos cons-tituyeron un nuevo estrato dentro del magiste-rio cargado de su origen rural y humilde por un lado y de su papel de vanguardia revolu-cionaria por el otro
Como maestros su nivel de vida ascendioacute pues adquirieron posibilidades de vida para ellos y sus familias que antes eran impensa-bles Como profesores de origen campesino su ascenso dentro del magisterio fue por lo general limitado aunque hubo importantes excepciones y como campesinos ilustrados asumieron el compromiso de redimir a las masas Como revolucionarios abogaron por el reparto agrario y la mejora econoacutemica de las familias campesinas la educacioacuten laica ac-tiva praacutectica socialista y la construccioacuten de relaciones poliacuteticas ldquomodernasrdquo siempre en medio de la ambiguumledad entre las crecientes distancias entre el campo y la ciudad las cul-
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turas locales y la construccioacuten del Meacutexico moderno de la Revolucioacuten los anhelos popu-lares y la edificacioacuten del corporativismo esta-tal la diversidad cultural y el imaginario de la Revolucioacuten las inspiraciones democraacuteticas y las persistentes praacutecticas autoritarias
A lo largo de los antildeos ciertos rasgos cultu-rales poliacuteticos institucionales e ideoloacutegicos se mantuvieron con fuerza en el interior de las normales rurales pero la ambiguumledad respecto al lugar que ocupan en el tejido social se ha hecho cada vez maacutes fuerte y por lo tanto con-flictiva violenta y marginal1 A continuacioacuten muestro coacutemo se fue formando una cultura ma-gisterial muy peculiar en las normales rurales para luego distinguir dos etapas en las que los normalistas rurales han tenido distinto alcance como liacutederes sociales En este artiacuteculo privile-giareacute su papel poliacutetico maacutes que cultural que ya he analizado en otros trabajos Parto del su-puesto de que para poder analizar a los norma-listas rurales como intelectuales es necesario ubicarlos socioeconoacutemicamente y comprender coacutemo pueden establecer redes de relaciones entre lo local y lo nacional es decir en las for-mas cotidianas en que participan en la forma-cioacuten del Estado y de una cultura ciudadana2
1 El anaacutelisis se hace sobre la base de documentacioacuten del Archivo Histoacuterico (ah) de la Secretariacutea de Educacioacuten Puacute-blica (sep) informes de la sep entrevistas a ex alumnos perioacutedicos revistas Para un mejor detalle veacutease Alicia Ci-vera La escuela como opcioacuten de vida la formacioacuten de maestros normalistas rurales en Meacutexico 1921-1945 Meacute-xico El Colegio Mexiquense 2008 Alicia Civera ldquoMuje-res escuela y opciones de vida las estudiantes normalistas rurales en Meacutexico en los antildeos cincuentardquo Navegmeacuterica Revista electroacutenica de la Asociacioacuten Espantildeola de Ameri-canistas ndeg 4 2010 13 paacuteginas disponible en lthttpre-vistasumesnavegamericaarticleview99881gt y Alicia Civera ldquoLa trayectoria de las escuelas normales rurales en Meacutexico algunas huellas para estudiarrdquo en Heuriacutestica Re-vista digital de historia de la educacioacuten segundo semestre de 2001 Baquisimento Venezuela adg-ula disponible en lthttphistoriafcsucraccrcongr-edmexicoponencias civera_cerecedodocgt2 Gilbert M Joseph y Daniel Nugent (eds) Everyday Forms of Sate Formation Revolution and the Negotiation of Rule in Modern Mexico Durham Duke University Press 1994
1 La cultura escolar y poliacutetica en los internados de las normales rurales
De las normales rurales han salido muchos liacute-deres de diversos bandos poliacuteticos en sus pri-meros antildeos maestros que se fueron involu-crando en procesos poliacuteticos locales dentro del magisterio o de los mandos medios de la sep Posteriormente senadores gobernadores y liacutederes sindicales como Carlos Jonguitud Barrios liacuteder magisterial cercano al partido oficial y a las praacutecticas poco democraacuteticas y autoritarias del que por antildeos fuera el partido oficial el Partido de la Revolucioacuten Institucio-nalizada (el pri) De ahiacute salieron tambieacuten mu-jeres como Celia Rangel que han sido liacutederes de los movimientos campesinos que en los antildeos setenta tomaron tierras ante la corrup-cioacuten y el burocratismo de la reforma agraria o como el liacuteder de la guerrilla Genaro Vaacutezquez en esa misma eacutepoca Junto a estos maestros que han llegado a ser muy importantes en la historia del paiacutes un buen nuacutemero de egresa-dos sin tanta visibilidad poliacutetica encabezaron en el campo o en las ciudades proyectos edu-cativos que rebasan los liacutemites del edificio y el horario escolar comprometidos con el me-joramiento de las condiciones de vida de las capas populares o que emprendieron luchas poliacuteticas importantes en el nivel regional
En las experiencias vividas por los joacutevenes en los internados de las escuelas normales rura-les se fue cultivando una cultura magisterial ba-sada en el servicio social que casi siempre aca-baba por ser tambieacuten una carrera poliacutetica Estas instituciones mantuvieron su caraacutecter popular de compromiso social pese a las distintas refor-mas curriculares e institucionales que han vi-vido a lo largo del tiempo y a los embates poliacute-ticos en los que han estado envueltas
En su punto maacuteximo en 1938 hubo 36 es-cuelas en distintas regiones del paiacutes Fueron fundadas en zonas rurales con la idea de que fueran para los campesinos y de que les lleva-ran la civilizacioacuten Con el tiempo algunas de
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ellas quedaron absorbidas por las crecientes zonas urbanas Los frecuentes problemas en cada escuela o su cierre han representado casi siempre un conflicto regional de mucha fuerza en los que los padres de familia y los vecinos del lugar salen a defender a los estu-diantes en contra de las fuerzas de la policiacutea o del ejeacutercito lo que fue especialmente fuerte en las reformas de 1940 y 1969 La defensa local de las normales da cuenta de su impor-tancia en el aacutembito en que estaacuten establecidas mientras que su sobrevivencia y defensa con-junta hablan de su peso en la telarantildea estatal pese a que en teacuterminos porcentuales su impor-tancia como instancias formadoras de maes -tros fue disminuyendo
Para comprender por queacute estas escuelas han sido semilleros de liacutederes sociales es ne-cesario ubicarlas como instituciones que han abierto oportunidades de vida y de trabajo a grupos subalternos en sus primeros antildeos a hijos de campesinos o a otros sectores del me-dio rural como los hijos de mineros pero con un paulatino ingreso de grupos populares de centros urbanos Con las becas y la manuten-cioacuten en los internados lograban sobrevivir y posteriormente ascender de estatus al obtener una plaza para trabajar como maestros Casi siempre las familias enteras seguiacutean el mismo recorrido por lo menos por dos generaciones en la primera hijos de campesinos analfabe-tos en la segunda hijos de maestros norma-listas rurales La tercera o cuarta ya busca in-gresar a la universidad y permanecen en las normales rurales los hijos de sectores rurales y urbanos que no pueden sostener los estudios de sus hijos Al ser internados tambieacuten abun-daban los hueacuterfanos o hijos de viudas Esto explica que el lazo simboacutelico con la institu-cioacuten haya sido tan fuerte3
3 ahsep Direccioacuten General de Educacioacuten Normal (dgen) expedientes de alumnos 1941-1957 entrevistas con las egresadas de las primera y segunda generaciones de la Es-cuela Normal Rural de Tiripetiacuteo Tiripetiacuteo Michoacaacuten 22
En segundo lugar es necesario atender a su organizacioacuten como internados Hasta los antildeos treinta habiacutea estudiantes de entre 12 y 17 antildeos de edad que permaneciacutean internos hasta cinco antildeos En las deacutecadas de 1950 y 1960 habiacutea en ellos muchachos de entre 12 y 20 antildeos que permaneciacutean hasta ocho antildeos Estas variacio-nes dependieron de los grados educativos que incluyeron las escuelas ya que la educacioacuten normal no logroacute profesionalizarse hasta los antildeos ochenta4 Estas estancias largas en inter-nados permitieron procesos intensivos de for-macioacuten de identidades
Aunque suele mencionarse el caraacutecter ra-dical del discurso de los normalistas rurales lo cierto es que los internados han sido vis-tos como oportunidades de formacioacuten de cuadros poliacuteticos para distintas fuerzas en primer lugar desde sus primeros antildeos las organizaciones antecesoras del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Ensentildeanza (snte) y del pri asiacute como el Partido Comu-nista Posteriormente iriacutean penetrando parti-dos poliacuteticos que operaron como sateacutelites del pri y de otros partidos de izquierda En los primeros antildeos actuaban tambieacuten varias organizaciones agraristas que luego fueron
de octubre de 2005 entrevistas informales con ex alum-nos de los antildeos sesenta y setenta de Salaices Chihuahua y con profesores de la Escuela Normal Rural de Teneriacutea de la deacutecada de 19804 La formacioacuten de maestros se equiparoacute al ciclo secunda-rio de tres antildeos en la deacutecada de 1940 A partir de 1959 para entrar a la normal se pediacutea el ciclo secundario ter-minado y los estudios de normal eran equivalentes al bachillerato de tres antildeos En los ochenta igual que para cualquier estudio profesional universitario para entrar a la normal se debiacutea tener el bachillerato concluido es de-cir 6 antildeos de primaria 3 de secundaria y 3 de bachille-rato Veacutease al respecto Rosa Mariacutea Zuacutentildeiga y otros (1984) ldquoElementos para un anaacutelisis de los planes de es-tudio de Educacioacuten Normal 1945-1982rdquo Documento interno Quinta etapa de consulta al magisterio de edu-cacioacuten normal Meacutexico dgenam-sep Mariacutea de Ibarrola ldquoLa formacioacuten de profesores de educacioacuten baacutesica en el siglo xxrdquo en Pablo Latapiacute (coord) Un siglo de educa-cioacuten en Meacutexico Meacutexico Fondo de Cultura Econoacutemica 1999 vol ii pp 230-275
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reprimidas o cooptadas por las organizacio-nes campesinas del pri lo que ocasionoacute la primera gran crisis que tuvieron estas escue-las con el gobierno revolucionario en 1940 Las distintas fuerzas poliacuteticas forcejean en el interior de los internados de manera que entre los estudiantes ha habido grandes rela-ciones de camaderiacutea pero frecuentemente estaba presente el temor de que alguno de los compantildeeros fuera traidor u ldquoorejardquo Tam-bieacuten operaban entre ellos diferencias cultu-rales importantes fueran regionales o eacutetni-cas aunque en general las escuelas han sido conformadas por mestizos y siempre han trabajado en espantildeol5
En 1935 los estudiantes crearon la Federa-cioacuten de Estudiantes Campesinos Socialistas de Meacutexico (fecsm) una de las pocas organi-zaciones estudiantiles formadas durante la eacutepoca radical del presidente Laacutezaro Caacuterdenas que sigue activa hasta nuestros diacuteas Hasta donde sabemos desde su fundacioacuten la fecsm ha recibido a veces maacutes a veces menos pre-supuesto del propio gobierno Casi siempre mantuvo unidos a los estudiantes de las dife-rentes escuelas normales rurales aunque a veces hubo rupturas profundas y aunque ha tenido en distintas eacutepocas relaciones de apoyo poliacutetico con otras organizaciones estudianti-les mantuvo su identidad especiacutefica como organismo que aglutina a estudiantes campe-
5 Sergio Ortiz Briano Entre la nostalgia y la incertidum-bre Movimiento estudiantil en el normalismo rural mexicano Meacutexico Universidad Autoacutenoma de Zacate-cas 2012 Tanaliacutes Padilla ldquoLas escuelas normales rura-les en Meacutexicordquo V Coloquio Internacional de Historia de Mujeres y Geacutenero en Meacutexico cd ciesas uabjo Oaxaca Meacutexico 18-20 de marzo de 2010 Samuel Sali-nas y Carlos Imaz ldquoIII Formacioacuten ideoloacutegica acadeacute-mica y poliacuteticardquo en Maestros y Estado Meacutexico Univer-sidad Autoacutenoma de GuerreroUniversidad Autoacutenoma de Zacatecas-Liacutenea 1984 vol i pp 83-105 Evangelina Teraacuten ldquoDel internado a la marcha Rutinas y participa-cioacuten poliacutetica de las alumnas de la Normal Rural Justo Sierra Meacutendez de Cantildeada Honda Aguascalientes 1939-2009rdquo tesis doctoral Universidad Autoacutenoma de Zacate-cas Meacutexico 2009
sinos y socialistas El punto central de lucha de la fecsm ha sido la defensa de la educacioacuten popular y por alcanzar una sociedad sin clases sociales siguiendo un discurso dogmaacutetico que parece no cambiar a lo largo del tiempo Sus movimientos se han dirigido a varios puntos nodales el derecho a estudiar en con-diciones de igualdad con otros sectores socia-les por lo cual exigen que sus becas y las con-diciones fiacutesicas y de trabajo de las escuelas sean las adecuadas Lo cierto es que a lo largo de su historia salvo algunas excepciones sus condiciones de trabajo han sido peacutesimas y si han logrado mejoriacuteas ha sido a partir de su lucha en contra de que se los mantenga como ellos han expresado como ldquoestudiantes de segundardquo6
Luego de la revolucioacuten de 1910 habiacutea po-cas escuelas normales puacuteblicas en las princi-pales ciudades pero luego se fueron insta-lando escuelas tanto puacuteblicas como privadas que se sumaban a las escuelas rurales lo que seguacuten las autoridades ha provocado desde los antildeos cincuenta un exceso de normalistas en relacioacuten con el nuacutemero de puestos de trabajo existentes La dificultad para asignar plazas se ha prestado a praacutecticas clientelares en las que se intercambian las plazas o incluso el ingreso a las normales por lealtad a los liacutede-res sindicales o gubernamentales7
6 Entrevista grupal con ex alumnos de los antildeos sesenta y setenta de Salaices Chihuahua 19 de marzo de 2013 Sergio Ortiz Briano Entre la nostalgia y la incertidum-brehellip op cit Tanaliacutes Padilla ldquoLas escuelas norma-leshellip op cit Marcelo Hernaacutendez ldquoLas vicisitudes de una reforma El caso de la Escuela Normal Rural de Co-lonia Matiacuteas Ramos-San Marcos en XIII Encuentro In-ternacional de Historia de la Educacioacuten cd Meacutexico Universidad Autoacutenoma de Zacatecas somehide 2012 Moacutenica Loacutepez Macedonio ldquoLa construccioacuten del corpo-rativismo estudiantil normalista rural durante el go-bierno cardenista el caso de la fecsmrdquo Ponencia pre-sentada en el XIII Encuentro Internacional de Historia de la Educacioacuten uaz-somehide Zacatecas 22-24 de agosto de 20127 Jorge Muntildeoz y Julio Castilloacuten La preparacioacuten del ma-gisterio en Meacutexico situacioacuten en 1966 Meacutexico Centro
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2 La misma lucha en distintas condiciones
En los internados fueron arraigaacutendose praacutecti-cas clientelares acompantildeadas de discursos populares Es asiacute que los estudiantes se han visto obligados a negociar y a participar en la poliacutetica desde su ingreso incluso a veces an-tes Sin embargo el grado de politizacioacuten y el tipo de actores con quienes se han involu-crado los normalistas rurales han cambiado a lo largo del tiempo
Entre 1920 y 1941 las escuelas representa-ban la entrada del gobierno federal revolucio-nario en la vida del campo Maestros forasteros y estudiantes locales resultaban una interesante combinacioacuten a la hora de enfrentarse con la Iglesia catoacutelica o con caciques regionales y de organizar a los campesinos a partir del reparto de tierra y la organizacioacuten cooperativista para producir obtener creacuteditos y luchar contra los acaparadores como planteaba el proyecto re-volucionario todas ellas actividades que se realizaban en las escuelas como parte de sus finalidades expliacutecitas y de su curriacuteculum In-ternamente las escuelas se organizaban con autogobiernos con los que estudiantes y maes-tros adecuaban los planes de estudio a las ne-cesidades regionales y decidiacutean sus formas de organizacioacuten Se trataba de un experimento democraacutetico los estudiantes aprenderiacutean a ser responsables participando en el gobierno de la escuela junto con sus maestros y los represen-tantes agrarios Asiacute cada escuela debiacutea funcio-nar como una comunidad y autogobernarse seguacuten sus propias necesidades pedagoacutegicas y las necesidades econoacutemicas y culturales de cada regioacuten
Los estudiantes hicieron suyo el discurso gubernamental de la Revolucioacuten y asumieron junto con sus maestros el reto de mejorar las
de Estudios Educativos 1969 Pedro Antonio Estrada Rodriacuteguez La formacioacuten de maestros en Meacutexico Evolu-cioacuten y contexto social Meacutexico cieen 1992
condiciones de vida de los campesinos sector del que proveniacutean Alfabetizaban apoyaban programas de modernizacioacuten productiva y sobre todo colaboraban en la formacioacuten de cooperativas agriacutecolas ligas femeniles y otras agrupaciones poliacuteticas para luchar en contra de acaparadores caciques terratenientes o la Iglesia catoacutelica Sin embargo este pacto con el gobierno revolucionario no estuvo exento de conflictos por varios motivos debido al exiguo presupuesto que la sep otorgaba a las normales rurales ya que el gobierno federal decidioacute frenar el impulso de organizaciones campesinas que queriacutean actuar con indepen-dencia de sus redes dirigidas desde arriba y por disputas establecidas entre las comunida-des rurales y las propias escuelas por la pose-sioacuten de la tierra y el uso del agua Por otra parte los afanes modernizadores de los maes-tros no siempre fueron aceptados por las co-munidades y los estudiantes que formaban parte de ellas mientras que como un efecto perverso la exaltacioacuten de la civilizacioacuten ape-gada a los modelos citadinos tambieacuten des-pertoacute expectativas en los joacutevenes que queriacutean buscar oportunidades de vida en las ciudades8
El desarraigo del campo y la relacioacuten con-flictiva con el gobierno se aceleraron en una segunda etapa entre 1941 y 1969 eacutepoca de urbanizacioacuten e industrializacioacuten de creci-miento de las clases medias y de acceso a un tipo de cultura muy diferente a partir del desa-rrollo de la radio el cine y la industria edito-rial En 1940 los estudiantes apoyados por sus maestros y por las comunidades rurales vecinas a las escuelas hicieron una huelga para exigir condiciones miacutenimas para el fun-cionamiento de los internados A la represioacuten a los estudiantes siguioacute el cierre de casi la mi-tad de las escuelas la clausura de los interna-dos mixtos y la implantacioacuten de un curriacuteculum comuacuten para todas las escuelas normales del
8 Alicia Civera La escuela como opcioacutenhellip op cit
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paiacutes que puso fin a la intencioacuten ruralista de las normales y por lo tanto al trabajo directo con las comunidades Es decir que el papel de los normalistas rurales como gestores locales si bien en parte se mantuvo no integraba ya el curriacuteculum oficial de las escuelas Por otra parte los estudiantes fueron transferidos de unas escuelas a otras por lo cual quedaron en ellas joacutevenes provenientes de diferentes regio-nes y por lo tanto con menos arraigo local En una etapa de descenso en el movimiento agrario los estudiantes junto con sus maestros maacutes experimentados siguieron trabajando en autogobiernos Sin embargo en lugar de traba-jar seguacuten las necesidades especiacuteficas de cada escuela en los autogobiernos se incluyoacute la re-presentacioacuten de la fecsm y del sindicato de maestros con lo cual se inmiscuyeron asuntos poliacuteticos ajenos a la vida de cada escuela y de la regioacuten donde se alojaban Aunque hubo va-riaciones en muchas escuelas los estudiantes comenzaron a tener maacutes poder que sus maes-tros y se fue perdiendo la representacioacuten de los campesinos locales
Algunos normalistas rurales establecieron un viacutenculo maacutes fuerte con el snte el uacutenico sindicato de maestros registrado oficialmente pero muchos otros tuvieron un mayor con-tacto con el movimiento magisterial gestado en la ciudad de Meacutexico que buscaba la de-mocratizacioacuten del sindicato Guiados por sus maestros muchos de ellos bien preparados simpatizantes del Partido Comunista y defen-sores de la democracia sindical apoyaron al movimiento magisterial en los cincuenta y al movimiento estudiantil que culminariacutea en 1968 con el asesinato masivo de joacutevenes en la ciudad de Meacutexico con el encarcelamiento de estudiantes y con el cierre de un nuacutemero im-portante de escuelas normales rurales en el campo9
9 ahsep dgen expedientes de alumnos 1941-1957 en-trevistas con las egresadas de las primera y segunda ge-
Este cierre que representoacute la segunda gran crisis de estas escuelas expresaba la creciente paralizacioacuten debido a dos posturas muy diferentes por un lado quienes intenta-ban organizarse de manera independiente del gobierno bajo la influencia de un Partido Co-munista fortalecido y de una creciente cul-tura poliacutetica de izquierda influida por la Re-volucioacuten Cubana que en su extremo llevariacutea a varios normalistas rurales a integrarse a la guerrilla Por otro lado quienes aceptaron in-corporarse a traveacutes del sindicato y del par-tido oficial a las redes corporativistas de un Estado autoritario que habiacutea logrado una gran estabilidad conteniendo a la mayor parte de las fuerzas poliacuteticas en el interior del pri10 Dos caminos muy distintos para lograr un fin que sin embargo compartiacutean ndashexigir sus de-rechos y mejorar las condiciones de vida de los pobresndash como resultado de su experiencia como sectores subalternos ya que gracias a la escuela y a las becas gubernamentales ha-biacutean podido estudiar y ascender de estrato socioeconoacutemico Pese a las diferencias am-bos grupos compartiacutean ese ideal gestado en la ambivalencia de formarse en internados guiados por autogobiernos que paradoacutejica-mente abogaban por la participacioacuten demo-craacutetica a la vez que dependiacutean de los subsi-dios gubernamentales
La historia de los normalistas rurales nos muestra la persistencia de la lucha de los gru-pos subalternos por alcanzar sus derechos como ciudadanos pero tambieacuten la persisten-
neraciones de la Escuela Normal Rural de Tiripetiacuteo Ti-ripetiacuteo Michoacaacuten 22 de octubre de 2005 entrevista grupal con ex alumnos de los antildeos sesenta y setenta de Salaices Chihuahua 19 de marzo de 2013 y entrevistas informales con profesores de la Escuela Normal Rural de Teneriacutea de los antildeos ochenta Teneriacutea Estado de Meacute-xico distintas fechas Susan Street y Alicia Civera ldquoEn-trevista a la maestra Celia Rangelrdquo Ciudad Guzmaacuten 6 de octubre de 200810 Luis Hernaacutendez Navarro ldquoEl asesinato de Minerva la batalla por el normalismo ruralrdquo El Cotidiano ndeg 176 noviembre-diciembre de 2012 Meacutexico uam pp 19-33
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cia de praacutecticas autoritarias en los grupos de izquierda y en el magisterio en general No es posible comprender el papel de los normalis-tas rurales como intelectuales si se consideran soacutelo sus ideas y sus aportaciones intelectuales
sino que es preciso considerar tambieacuten su vul-nerabilidad socioeconoacutemica y sus variables posibilidades de generar lazos entre distintos sectores sociales es decir ubicarlos dentro de las estructuras de poder
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 207-210
Luis Feldman Josiacuten ldquoel maestro de la modernizacioacutenrdquo
Luciacutea Lionetti
Universidad Nacional del Centro
Se ha dicho de este maestro normalista que ldquohabiacutea batallado por la defensa de la libertad de prensa por el desarrollo industrial la transformacioacuten moderna de la ciudad la radi-cacioacuten de escuelas colegios y universidad en la regioacuten patagoacutenicardquo1 Mientras sus amigos lo presentaron como ldquoel padre intocable del Chubutrdquo2 y como un ldquomaestro de ejemplar vocacioacutenrdquo3 sus adversarios lo consideraron el gestor de ldquoun monopolio periodiacutesticordquo que defendioacute los ldquointereses de propietarios y terratenientesrdquo4 posturas encontradas que dan cuenta de la presencia puacuteblica de Feld-man Josiacuten maacutes allaacute del especiacutefico campo la-boral al que su tiacutetulo lo habilitaba Su paso por la Escuela Normal marcoacute un hito en su vida5 Esa formacioacuten acadeacutemica baacutesica le
1 Jornada Trelew 11 de agosto de 1972 2 Esas fueron las expresiones del ex gobernador de Chubut Benito Fernaacutendez en el sepelio de Josiacuten Feldman en ibid 3 Ibid4 Asiacute lo presentoacute Osvaldo Bayer contratado por Feldman Josiacuten en uno de sus diarios y que al ser despedido en el pleito de unas tierras de la comunidad indiacutegena lo acusoacute de aliado de los poliacuteticos la policiacutea y los terratenientes5 El acceso a los bienes culturales que brindaron aquellas instituciones a los sectores medios y bajos que se forma-ron en ellas y el impulso que daban a la vida cultural de las comunidades ha sido analizado por Flavia Fiorucci ldquoLas Escuelas Normales y la vida cultural en el interior apuntes para su historiardquo en Paula Laguarda y Flavia
bastoacute para adquirir el estatus de la profesioacuten y su visualizacioacuten social positiva6 Se mostroacute como el educador de los ldquohijos de la comuni-dadrdquo como un trabajador organizado que de-fendioacute sus derechos como ldquoprofesional de la docenciardquo como un activo participante en la ldquorepublicanizacioacuten de la poliacuteticardquo7 y en tanto poseedor de un saber experto8 como un ldquopu-blicista o educador en el sentido maacutes amplio
Fiorucci (eds) Intelectuales cultura y poliacutetica en espa-cios regionales de Argentina (siglo XX) RosarioSanta Rosa Prohistoria EdicionesEdunlpam 20126 El pasaje por aquellas instituciones normalistas permi-tioacute tanto a profesores como a estudiantes construir una cultural escolar Veacutease Alicia Civera Cerecedo La es-cuela como opcioacuten de vida La formacioacuten de maestros normalistas rurales en Meacutexico 1921-1945 Zinacante-pec El Colegio Mexiquense 2008 7 La politizacioacuten de la opinioacuten puacuteblica en el espacio pa-tagoacutenico ha sido analizada por Mario Arias Bucciarelli ldquoOtros espacios para pensar la ciudadaniacutea Los territo-rios nacionalesrdquo en Revista Noroeste Serie Investiga-cioacuten y Ensayos Historia 29 Resistencia une 2009 pp171-183 ldquoRepensar la expansioacuten de la ciudadaniacutea poliacutetica en los territorios nacionales durante el primer peronismo Debates y derivaciones teoacuterico-metodoloacutegi-casrdquo Iberoameacuterica The Hebrew University of Jerusa-lem vol 4 ndeg 2 2011 pp 99-114 8 Es posible considerar el magisterio dentro de la cate-goriacutea de expertos que trabajan para el Estado tal como refieren Federico Neiburg y Mariano Plotkin en Intelec-tuales y expertos La constitucioacuten del conocimiento so-cial en la Argentina Buenos Aires Paidoacutes 2004
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de estos teacuterminosrdquo9 La cartografiacutea social en la que se insertoacute redimensionoacute su figura y el sentido pedagoacutegico de su discurso civilizador Por su capital cultural y relacional devino en un ldquomediador culturalrdquo10 que desplegoacute su ac-cioacuten en la ldquoperiferia de la periferiardquo11
La vida puacuteblica del maestro
Joseacute Feldman Josiacuten nacioacute en la Capital Fede-ral el 28 de febrero de 1910 Hijo de inmi-grantes de la Rusia blanca comenzoacute su ca-rrera a los 20 antildeos con su ingreso a la Escuela Normal Nacional de Esperanza provincia de Santa Fe Completoacute su formacioacuten en la Es-cuela Normal de San Francisco provincia de Coacuterdoba en el antildeo 1929 La escuelita rural de Sunchales fue su primer destino y alliacute se casoacute con la maestra Dora Keller En 1931 se afilioacute al Partido Socialista y acompantildeoacute su militan-cia como redactor del perioacutedico El Comercio12 que despueacutes adquirioacute y al que le dio el nom-bre La Lucha Desde sus paacuteginas asumioacute la defensa de la democracia y del socialismo En 1936 representoacute al Centro Socialista de Sun-
9 Joseacute Aacutelvarez Junco ldquoLos intelectuales anticlericalismo y republicanismordquo en Marcelo Tuntildeoacuten Lara Los oriacutegenes culturales de la II Repuacuteblica Madrid Siglo xxi 1993 p 10210 Un valioso trabajo que presenta a los maestros bajo esta categoriacutea es el de Guillermo Palacios La pluma y el arado Los intelectuales pedagogos y la construccioacuten socio-cultural del ldquoproblema campesinordquo Meacutexico El Colegio de Meacutexico 1999 11 Tomamos esta expresioacuten de Ricardo Pasolini La uto-piacutea de Prometeo Juan Antonio Salceda del antifascismo al comunismo Tandil unicen 2006 Sobre el tema de la relacioacuten entre centro y periferia en la produccioacuten cultural veacutease Enrico Castelnuovo y Carlo Ginzburg ldquoCentro e Periferiardquo en Storia dellrsquoarte italiana Parte i vol i Turiacuten Einaudi 197912 En realidad se inicioacute en el periodismo en la localidad de Esperanza (Santa Fe) cuando estudiaba magisterio comenzoacute a colaborar en el perioacutedico El Colono ndashque aparecioacute el 2 de noviembre de 1910 fundado por el radi-cal Rodolfo Benjamiacuten Lehmannndash y donde en 1928 fundoacute y dirigioacute la revista estudiantil Energiacutea
chales ante el 30ordm (22ordm Ordinario) Congreso Nacional del ps realizado en Buenos Aires y durante ese antildeo la Secretariacutea del Partido los trasladoacute a eacutel y a su esposa al Centro Socia-lista de la 8ordf y 9ordf Seccioacuten de Rosario13
La abierta militancia del matrimonio pro-vocoacute la exoneracioacuten de ambos de sus cargos lo que los obligoacute a trasladarse a un nuevo destino14 Asiacute arribaron al lejano territorio de la Patagonia portando tal como lo recordoacute la prensa ldquoel alfabeto bajo el brazo sus ideales de civilizacioacuten y progreso y su gran vocacioacuten de serviciordquo15 La subjetivacioacuten del espacio y la experiencia del contacto con esa realidad so-cial fue un hecho referencial en la identidad de Joseacute y de Dora16
En las primeras deacutecadas del siglo xx el Estado17 se haciacutea presente en la Patagonia con el arribo de esos agentes estatales que junto a la figura de policiacuteas enfermeras jueces de paz y meacutedicos se enfrentaron a una realidad social que siempre pareciacutea estar en camino de alcanzar la plena condicioacuten de civilizada Los educadores referentes de ese proceso de esta-talizacioacuten y portadores de la tradicioacuten peda-goacutegica de la transformacioacuten del otro se con-virtieron en referentes de la comunidad El caso de Feldman Josiacuten fue un ejemplo para-digmaacutetico por las muacuteltiples facetas puacuteblicas que mostroacute
Esquel fue el ldquolugar en el mundordquo donde la impronta social y cultural que le otorgaba su profesioacuten le permitioacute a Feldman desplegar sus
13 Libro de Actas del Centro Socialista de Sunchales Folio 39 14 Al ser exonerados muchos de esos maestros optaron por migrar buscando una plaza de trabajo alliacute donde sus servicios eran requeridos 15 Jornada 11 de agosto de 1972 16 Ana Troncoso ldquoEl magisterio y la experiencia del espacio La meseta norte chubutense (1930-1970)rdquo en Cuadernos Interculturales antildeo 8 ndeg 14 Vintildea del Mar Chile primer semestre de 2010 pp 87-10917 Para ver la organizacioacuten estatal del territorio patagoacute-nico puede consultarse Susana Bandieri Historia de la Patagonia Buenos Aires Sudamericana 2005
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atributos Contratado en el perioacutedico homoacute-nimo del nombre del pueblo fundado en 192518 su pluma sobresalioacute y lo llevoacute a ocu-par pocos antildeos maacutes tarde entre 1938 y 1941 el cargo de director y secretario de redaccioacuten del Esquel Por entonces existiacutea una tensa convivencia con las autoridades de turno e incluso el juez de la ciudad lo acusoacute de desa-cato y lo envioacute detenido a Rawson Pese a que Feldman fue absuelto y a que el juez dimitioacute de su cargo no pudo ejercer la docencia y fue separado del perioacutedico por lo cual emprendioacute con su familia un nuevo rumbo esta vez hacia la pequentildea poblacioacuten pampeana de Sarah Junto a Dora ejercioacute la docencia en una es-cuela rural al tiempo que era corresponsal del diario La Reforma de General Pico
En 1944 reasumioacute la direccioacuten de Esquel que al convertirse en diario cambioacute su for-mato ediciones sencillas pocas paacuteginas y no-ticias ldquofrescasrdquo Dedicaba portadas al fin de la guerra y a la caiacuteda del Eje con comentarios de tono democratizante y antifascista Cuando el peronismo se hizo presente en el escenario poliacutetico sus opiniones fueron abiertamente contrarias al reacutegimen lo que llevoacute a la clau-sura del diario en el antildeo 1950 A partir de los antildeos cincuenta Esquel se convirtioacute en el me-dio escrito de mayor peso en la regioacuten ya que se vendiacutea por todo el Oeste del Chubut con una tirada de 1800 ejemplares Los titulares seguiacutean atentamente el desarrollo de la Gue-rra Friacutea el lanzamiento de bombas atoacutemicas y el conflicto de Corea con una liacutenea editorial notoriamente anticomunista Tiempo despueacutes el diario morigerariacutea sus comentarios para centrarse en registrar noticias sociales y cul-turales Sin embargo despueacutes de la Revolu-cioacuten Libertadora participoacute de aquel espiacuteritu de celebracioacuten de la caiacuteda del peronismo y
18 Veacutease al respecto Jorge Oriola ldquoEl diario lsquoEsquelrsquo y su influencia poliacutetica e historiograacutefica (1925-1958)rdquo cd X Jornadas Interescuelas Departamento de Historia Rosario 20 al 23 de septiembre de 2005
sumoacute creacuteditos como referente local del anti-peronismo19 Este fue el tono
Una jornada de juacutebilo recibioacute ayer el pue-blo de Trelew que [hellip] saludoacute alborozado y entusiasta el retorno de la libertad y la paz que durante tantos antildeos estuvieron conculcadas y agraviadas por un sistema que pretendiacutea erigirse en custodio de la nacionalidad y que [hellip] no haciacutea sino in-tentar destruir el alma argentina y sus maacutes caras tradiciones de integridad moral20
A partir de entonces Feldman emprendioacute una serie de iniciativas periodiacutesticas y de tipo gre-mialasociativas En 1954 fundoacute el diario Jor-nada presentado como ldquoel decano de la prensa patagoacutenicardquo En 1958 antildeo en el que impulsoacute la creacioacuten de la Asociacioacuten Patagoacute-nica de Prensa aparecioacute Noticias de Como-doro Rivadavia de efiacutemera vida En 1948 habiacutea fundado y presidido el Ciacuterculo de Pe-riodistas del Oeste del Chubut Tambieacuten fue cofundador de la Asociacioacuten de Entidades Periodiacutesticas Argentinas y miembro de la So-ciedad Interamericana de Prensa21 ademaacutes de vicepresidente de su Junta de Directores cargos que le posibilitaron viajar en represen-tacioacuten de las Naciones Unidas por todo el mundo A fines de los antildeos sesenta participoacute en el lanzamiento del Canal de Televisioacuten por Cable de Esquel Fue presidente de la Corpo-racioacuten de Fomento del Riacuteo Chubut (corfo) para el desarrollo del valle inferior y secreta-rio general de la Comisioacuten de Festejos del Centenario de la Colonizacioacuten Galesa en
19 En los acontecimientos de junio de 1956 se comentoacuteldquoEl golpe ha sido parado []iexclViva la libertad iexclViva la democraciardquo citado por Jorge Oriola El diario Esquelhellip op cit 20 La Jornada 24 de septiembre de 1955 p 2 Citado por Javier Prado Del tiempo de Peroacuten edicioacuten indepen-diente Trelew 2011 p 16821 Por entonces mantuvo contactos con el presidente de facto Juan Carlos Onganiacutea
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Chubut Recibioacute el premio ldquoReacuteplica de un Hitordquo de la Comisioacuten Argentina Demarca-dora de Liacutemites por su defensa de la sobera-niacutea nacional y la Estatua de Bronce Mariano Moreno de la Revista Centenario por su de-fensa de los derechos humanos Impulsoacute los estudios histoacutericos con la convocatoria al Pri-mer Congreso de Historia del Chubut que concluyoacute con la constitucioacuten de la Junta de Estudios Histoacutericos Ademaacutes promovioacute la creacioacuten del Instituto de Estudios Superiores adscripto a la Universidad del Sur
Tambieacuten mostroacute sus condiciones de escri-tor con libros y folletos relacionados con el tema de la educacioacuten entre los cuales cabe mencionar ldquoPrograma analiacutetico para escuelas ruralesrdquo (1934) ldquoAmbiente histoacuterico y geo-graacutefico de una escuela del Chubutrdquo (1936) ldquoMiseria moral y fiacutesica de los nintildeos campesi-nos (1937)rdquo ndashlibro que quedoacute ineacutedito por falta de fondos para su edicioacutenndash ldquoPor los caminos del mundordquo (1950) ndashcon treinta y cuatro temas relacionados con la educacioacuten extraiacutedos de notas publicadas a raiacutez de su viaje por cuatro continentes integrando una misioacuten periodiacutes-ticandash ldquoRiacuteo Encuentrordquo (1964) contribucioacuten
con la que se propuso mejorar el conocimiento sobre el pleito de liacutemites con Chile y ldquoLa obra civilizadora del maestro del Chubutrdquo (1966)
La proacutediga vida de Feldman Josiacuten se apagoacute en Bogotaacute el 11 de agosto de 1971 a causa de un accidente cerebrovascular mientras participaba de la Asamblea de la Sociedad In-teramericana de Prensa La trayectoria de su vida muestra coacutemo a partir de una formacioacuten relativamente modesta pudo proyectarse en sus facetas de maestro escritor y periodista Si bien resulta poco factible etiquetar a este tipo de personaje lo que coloca a los histo-riadores ante un renovado desafiacuteo es posible presentarlo como un ldquointelectual pedagoacutegi-cordquo En tanto maestro normalista devino en uno de los ldquorostrosrdquo del Estado que promovioacute la modernizacioacuten del ldquootrordquo a partir del dis-curso civilizador de la educacioacuten Al mismo tiempo su impronta en la comunidad lo con-virtioacute en vocero y promotor de sus intereses e inquietudes De alliacute que esa condicioacuten bifronte de su accioacuten tal como se planteoacute al comienzo de este artiacuteculo permite reconocerlo como un ldquomediador culturalrdquo
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 211-215
Imaacutegenes modernas La construccioacuten de imaginarios urbanos a traveacutes de la fotografiacutea
(Santa Rosa La Pampa 1895-1925)
Paula Ineacutes Laguarda
Universidad Nacional de La Pampa conicet
La invencioacuten y democratizacioacuten de la fotogra-fiacutea constituyoacute una de las revoluciones moder-nas en la produccioacuten de imaacutegenes e imagina-rios En el Territorio Nacional de la Pampa desde los fotoacutegrafos que acompantildearon a Roca durante la ldquoCampantildea al Desiertordquo o los que llegaron maacutes tarde en forma itinerante hasta los profesionales1 y los amateurs2 que se radi-caron en las primeras localidades produjeron un reservorio de imaacutegenes que plasmaron de-terminados puntos de vista sobre la moderni-zacioacuten del Territorio
En este trabajo nos ocupamos especiacutefica-mente de las fotografiacuteas vinculadas con el proceso de transformacioacuten del espacio y la emergencia de formas de sociabilidad moder-nas en la ciudad de Santa Rosa (fundada en 1892 capital del Territorio desde 1900 y a
Este trabajo es una versioacuten acotada del presentado en las Jornadas ldquoIntelectuales de pueblordquo Buenos Aires septiembre de 2012 El trabajo original incluyoacute la ciudad de General Pico y un mayor nuacutemero de imaacutegenes y referencias teoacutericas Agradezco los comentarios de Ana Teresa Martiacutenez y otros participantes del encuentro1 En 1906 se registran cuatro fotoacutegrafos establecidos en el Territorio Veacutease Miguel De Fougeacuteres La Pampa Guiacutea descriptiva demostrativa y administrativa del Territorio de La Pampa Central Buenos Aires Imprenta J Cuacuteneo 19062 Seguacuten la prensa de la eacutepoca la fotografiacutea amateur habriacutea cumplido un papel relevante ya en el periacuteodo analizado
partir de 1951 capital provincial) En particu-lar se pretende aportar al anaacutelisis de la pro-duccioacuten de la ciudad como ldquoartefacto mate-rial cultural y poliacuteticordquo3 al indagar las formas en que la vida urbana fue concebida imagi-nada y representada por los primeros fotoacutegra-fos Para ello se analiza una seleccioacuten de imaacutegenes de Bernardo Graff Luis Marostica y Pedro Monmany producidas entre 1895 y 19254 Los tres ejercieron la fotografiacutea profe-sionalmente en el Territorio se vincularon con diversos sectores de la sociedad de la eacutepoca y sus fotografiacuteas contribuyeron a la le-gitimacioacuten de proyectos poliacuteticos producti-vos y comerciales e inclusive a la construc-cioacuten de relatos histoacutericos sobre la ciudad5
3 Adriaacuten Gorelik La grilla y el parque espacio puacuteblico y cultura urbana en Buenos Aires 1887-1936 Bernal Universidad Nacional de Quilmes 2010 p 144 Archivo Histoacuterico Provincial de La Pampa Fototeca ldquoBernardo Graffrdquo (ahp-fbg) Colecciones Enriqueta Schmidt (1891-1911) Bernardo Graff - Pampa Central (1892-1907) Marostica Hmnos (1895) y Noemiacute Mon-many (1900-1940)5 Fue habitual que los pedidos de vecinos y autoridades poliacuteticas del Territorio al Estado nacional y otras entida-des como las empresas ferroviarias se acompantildearan con fotografiacuteas sobre el desarrollo de la regioacuten (como la Solicitud de 1902 para la fijacioacuten definitiva de Santa Rosa como capital) Sobre la utilizacioacuten de estas foto-grafiacuteas para la construccioacuten del relato histoacuterico de la ciudad veacutease Ana Rodriacuteguez Mirta Zink y Alejandra Valdeacutes ldquoFotografiacutea y memoria Conmemorando el cin-
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La modelacioacuten del espacio urbano
Con respecto a las fotos de Luis Marostica6 es probable que hayan sido producidas por un encargo institucional debido a sus caracteriacutes-ticas y estilo7 Veamos dos ejemplos
La Foto 1 presenta un plano general de una de las zonas maacutes densamente edificadas del pe-quentildeo nuacutecleo urbano que en 1895 era Santa Rosa de Toay8 Dos edificios comerciales en-
cuentenario de la capital del Territorio Nacional de La Pampardquo Estudios sociales ndeg 34 primer semestre de 2008 pp 163-1776 Las fotografiacuteas fechadas en 1895 llevan el sello de ldquoMarostica Hmnosrdquo en referencia a la casa comercial que el italiano Luis Marostica administraba junto a su hermano Joseacute en La Plata Si bien no puede afirmarse fehacientemente que hayan sido soacutelo de autoriacutea de Luis ndashde 30 antildeos y solterondash todo indicariacutea que asiacute fue te-niendo en cuenta que Joseacute ademaacutes de ser la cabeza del negocio fotograacutefico teniacutea otras obligaciones familiares que le hubieran complicado ausentarse de La Plata para probar suerte en una plaza comercial remota Veacutease Gui-llermo Loacutepez Castro y Jimmy Rodriacuteguez ldquoMarostica Hmnos Primer serie fotograacutefica de Santa Rosa-1895rdquo 2012 disponible en lthttpfototecabernardograffword-presscom20120425marostica-hnos-primer-serie-fo-tografica-de-santa-rosa-1895gt7 Seguacuten Loacutepez Castro y Rodriacuteguez la serie pudo haber sido realizada para presentar ante las autoridades ferro-viarias a fin de persuadirlas de llevar un ramal a Santa Rosa en ibid sp8 Primera denominacioacuten de la ciudad vigente hasta 1916 Si bien el Censo Nacional de 1895 no registroacute la pobla-cioacuten de Santa Rosa esta habriacutea sido inferior a las de Vic-
marcan el cuadro la panaderiacutea La Perla y el almaceacuten La Confianza El punto de fuga de la imagen se pierde en el horizonte en el vasto espacio rural que circundaba el aacuterea urbana y que aparece simboacutelicamente en la imagen a partir de elementos como el caballo y los pa-
lenques En tanto la Foto 2 del mismo antildeo muestra en un plano general el espacio desti-nado a la plaza delimitado por un alambrado perimetral detraacutes la iglesia catoacutelica y otros dos locales comerciales a la izquierda el al-maceacuten de Imaz y a la derecha un pequentildeo local propiedad del fundador de Santa Rosa Tomaacutes Mason en el que Marostica habiacutea ins-talado su casa de fotografiacutea Si bien en ambas imaacutegenes la presencia de lo rural no puede ser soslayada ndashde hecho es parte de la composi-cioacutenndash la apertura del plano destaca la presen-cia y solidez de los edificios que habiacutean co-menzado ndashaunque de manera muy incipientendash a modelar el espacio urbano El dato de que va-rios de ellos fueran locales de comercio no es menor porque da cuenta del pujante movi-miento comercial que habiacutea empezado a expe-rimentar la localidad Aun cuando dos de los edificios son almacenes se diferencian de los almacenes de ramos generales de la zona rural
torica (1323) y General Acha (883) primeros nuacutecleos urbanos del Territorio y uacutenicos registrados en el censo
Foto 1 Foto 2
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que consistiacutean apenas en un caseriacuteo corrales y galpones con amplio espacio de almacena-miento Aquiacute en cambio se trata de edificios con fachada ornamentada con un disentildeo ar-quitectoacutenico urbano en los que sobresale el nombre del comercio y se hallan integrados al resto de las edificaciones
Nuevas intervenciones nuevas praacutecticas
Las fotografiacuteas de Bernardo Graff9 seleccio-nadas para este anaacutelisis fechadas en 1898 y 1902 dan cuenta del acelerado proceso que experimentoacute el trazado urbano de Santa Rosa en pocos antildeos
En la Foto 3 de 1898 vemos a la Guardia Mi-litar formada en la plaza Mitre El plano gene-ral abierto y el aacutengulo en picado amplifican la escena y permiten visualizar el trazado en forma de estrella de la plaza a partir del centro
9 Bernardo Graff nacioacute en 1858 en Spremberg (Alema-nia) y en 1884 se radicoacute en General Acha La Pampa El censo nacional de 1895 lo encontroacute en Victorica y ya registrado como fotoacutegrafo Tras una breve estadiacutea en Toay en 1901 viajoacute a Alemania a comprar equipamiento y a su regreso abrioacute un local de fotografiacutea en Santa Rosa que publicitoacute en la prensa Veacutease Jimmy Rodriacuteguez ldquoColeccioacuten Bernardo Graff-Pampa Central (1892-1907)rdquo 2012 disponible en lthttpfototecabernardo-graffwordpresscom20120604coleccion-bernardo-graff-pampa-central-1892-1907gt
ocupado por la piraacutemide erigida en 1900 en conmemoracioacuten de la ldquoExpedicioacuten al De-siertordquo Detraacutes la Inspeccioacuten de Milicias (edi-ficio blanco de liacuteneas rectas) y a su derecha la casa destinada al Juzgado Letrado En tanto la imagen de la derecha (Foto 4) presenta a las alumnas de la Escuela de Nintildeas dirigieacutendose a la plaza para celebrar la primera Fiesta del Aacuter-bol el 12 de octubre de 1902 Ambas fotogra-fiacuteas revelan la presencia cada vez mayor del Estado en el aacutembito territorial a traveacutes de ins-tituciones como la milicia y la educacioacuten y un acuciado ordenamiento del espacio puacuteblico La plaza ya no presentaba el alambrado perimetral observado en la Foto 2 y habiacutea sido urbanizada con un trazado rectiliacuteneo10 La importancia
otorgada por el ex presidente Sarmiento al ar-bolado puacuteblico se encarnaba en las escolares dispuestas a la plantacioacuten de especies que maacutes allaacute de frenar la erosioacuten apuntaban al embelle-cimiento de la ciudad Y lo haciacutean marchando en ordenada fila enfundadas en priacutestinos de-lantales En la vereda de enfrente un carro ti-rado por caballos y dos hombres con ropas de
10 El 14 de junio de 1902 el diario La Capital daba cuenta de las modificaciones realizadas y anunciaba otras como ldquoel adoquinado en madera de las dos calles princi-pales de la Plaza Central mejora que al par de embelle-cerla contribuiraacute al aseo e higiene localrdquo Citado en Ana Mariacutea Lassalle ldquoDe vecinos fotoacutegrafos y fotografiacuteasrdquo en A M Lassalle (comp) La Santa Rosa imaginada en 1902 Santa Rosa apcpc y unlpam 2003 p 23
Foto 3 Foto 4
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trabajo rural deteniacutean su paso para ver pasar aquel verdadero desfile de ldquomodernidadrdquo
Pero la construccioacuten imaginaria de una Santa Rosa urbana y moderna no se expresaba solamente a traveacutes de la presencia estatal ni de las intervenciones urbaniacutesticas sino tambieacuten de nuevas praacutecticas sociales y culturales
En la Foto 5 de 1902 Graff vuelve a fotogra-fiar una casa comercial En este caso a traveacutes de un encuadre maacutes cerrado el punto de vista del fotoacutegrafo focaliza en el grupo de personas (hombres mujeres y nintildeos) que posa frente al local ldquoEl Solrdquo de Felipe Yarza Ademaacutes de la imponencia del edificio coronado por el nom-bre del comercio y la figura del astro que lo simboliza la presencia de un maacutestil con la ban-dera argentina y de un nintildeo sosteniendo una bicicleta son dos elementos que llaman la aten-cioacuten El primero refiere a una nocioacuten de civili-dad que extendiacutea el uso de siacutembolos patrios a edificios no estatales pero el segundo indica algo diferente Si tenemos en cuenta que por las convenciones fotograacuteficas de la eacutepoca y las limitaciones del equipamiento (tiempos largos de exposicioacuten que requeriacutean sujetos fotogra-fiados inmoacuteviles) este tipo de tomas conlle-vaba una puesta en escena cabe preguntarse entonces por queacute el fotoacutegrafo decidioacute incluir un nintildeo con una bicicleta en primer plano La respuesta tentativa que podemos elaborar se relaciona precisamente con la produccioacuten de un imaginario urbano y moderno la bicicleta era un adelanto teacutecnico que posibilitaba transi-
tar la ciudad de manera eficiente econoacutemica y definitivamente ldquomodernardquo
En cuanto a la Foto 6 atribuida a Pedro Monmany11 es de comienzos de 1920 y pre-senta una toma en primer plano de cuatro ni-ntildeos que posan en un banco de la plaza Mitre con ropa de paseo y actitud distendida La
plaza luce ahora aacuterboles crecidos y no parece diferenciarse de la de cualquier ciudad de provincia pero ademaacutes los sujetos fotografia-dos se apropian del espacio y lo transforman en ldquolugarrdquo en espacio vivido-concebido a partir de la experiencia urbana12 Si la vida ur-bana se plasma a partir del disentildeo urbaniacutestico (veredas pavimentadas y con cordoacuten cuneta arbolado cuidado) y de las nuevas praacutecticas y los actores sociales que la experimentan en el fondo la contradiccioacuten sigue vigente un auto-moacutevil simboliza los adelantos teacutecnicos de la modernidad y las nuevas posibilidades que ofrece pero a su lado un caballo recuerda que
11 Pedro Monmany inicioacute su actividad a principios de siglo como fotoacutegrafo amateur en Santa Rosa y en 1906 se hizo cargo de la seccioacuten ldquooacuteptica y fotografiacuteardquo en la farmacia de su suegro Luis Badiacutea para maacutes tarde abrir su propia casa fotograacutefica Si bien las imaacutegenes conser-vadas en la coleccioacuten ldquoNoemiacute Monmanyrdquo (ahp-fbg) no estaacuten firmadas la inclusioacuten de fotos familiares y un es-tilo similar en la composicioacuten habilitariacutean a pensar que en su mayoriacutea corresponden a este autor Agradezco los datos a Guillermo Loacutepez Castro12 Veacutease Alicia Lindoacuten Miguel A Aguilar y Daniel Hiern-aux (coords) Lugares e imaginarios en la metroacutepolis Bar-celonaMeacutexico Anthroposuam-Iztapalapa 2006 p 12
Foto 5 Foto 6
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Santa Rosa todaviacutea no es capital de provincia sino parte de un Territorio Nacional en un contexto en que el reclamo por la provinciali-zacioacuten estaba en pleno auge
Palabras finales
En cada eacutepoca la representacioacuten de lo urbano se vale de las teacutecnicas expresivas disponibles pero este cambio tecnoloacutegico introduce tam-bieacuten nuevos puntos de vista espaciales na -rrativos y sociales De alliacute que el anaacutelisis de las imaacutegenes producidas por los primeros fo-toacutegrafos pampeanos constituya un elemento clave para estudiar los imaginarios urbanos del periacuteodo sus configuraciones tensiones y contradicciones
Si entre fines del siglo xix y principios del xx La Pampa era auacuten un territorio en gran me-dida rural y poco poblado los primeros cen-
tros urbanos se constituyeron en motores que allanaron e impulsaron el camino de la moder-nizacioacuten Y en ese proceso los fotoacutegrafos ana-lizados cumplieron un papel destacado en la produccioacuten de imaacutegenes sentidos y miradas sobre la ciudad y sus praacutecticas Pero ademaacutes se constituyeron en figuras mediadoras que a la par de ofrecer puntos de vista atravesados por el contexto de produccioacuten de esas imaacutege-nes por sus propias concepciones estiliacutesticas poliacuteticas y sociales ndashsobre las que poco sabe-mosndash por sus contactos e intercambios con ciudades mayores (La Plata en el caso de Ma-rostica Berliacuten en el de Graff) y por las con-venciones artiacutesticas de la eacutepoca contribuye-ron a modelar esos imaginarios al convertirse aquellas primeras fotografiacuteas en representa-ciones simboacutelicas de lo que significaba habi-tar una ldquopampardquo que se imaginaba a siacute misma como moderna y urbana aun cuando su reali-zacioacuten material plena fuera soacutelo una utopiacutea
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 217-219
Ezequiel Grisendi
Universidad Nacional de Coacuterdoba conicet
ldquoLos poetas del interior en el mapa liacuterico de la nacioacutenrdquo
Alberto Diacuteaz Baguacute entre poesiacutea y edicioacuten (Coacuterdoba 1944-1959)
A mediados del siglo xx los reclamos por la profesionalizacioacuten del ldquoescritor del interiorrdquo articularon los esfuerzos de variadas forma-ciones culturales en distintos lugares del paiacutes En la deacutecada de 1940 es posible identificar en Coacuterdoba a una serie de mediadores culturales comprometidos a fomentar acciones tendien-tes a compensar las condiciones profesionales de los ldquoescritores del interiorrdquo que juzgaban desiguales Vinculados a distintos espacios de sociabilidad intelectual y al mundo periodiacutestico local estas figuras cifraron el eacutexito de sus em-prendimientos en su cercaniacutea a los aacutembitos ins-titucionalizados de la cultura letrada auspicia-dos por el Estado provincial (como por ejemplo Godofredo Lazcano Colodrero o Carlos H Ca-rrentildeo) En otros casos como el de Alberto Diacuteaz Baguacute ndashde quien nos ocuparemos en este textondash su visibilidad y prestigio se relacionaron con la organizacioacuten de asociaciones literarias extra-acadeacutemicas y con proyectos editoriales cen-trados en la poesiacutea
La labor intelectual de Diacuteaz Baguacute estuvo ani-mada en gran medida por el objetivo de recolo-car a Coacuterdoba y a las demaacutes provincias en la geografiacutea literaria nacional Diacuteaz Baguacute nacioacute en 1919 en La Carlota en el sureste de la provincia de Coacuterdoba Si bien cursoacute estudios en la Facul-tad de Filosofiacutea y Humanidades de la Universi-dad Nacional de Coacuterdoba su actividad laboral
se concentroacute en la docencia en el nivel secunda-rio ndashfue profesor del Colegio Nacional de Mon-serrat de la Escuela Normal Superior y de la Escuela de Comercio ldquoManuel Belgranordquondash Junto con un importante grupo de poetas de va-riada procedencia geograacutefica aunque ligados a Coacuterdoba entre mayo y septiembre de 1944 Al-berto Diacuteaz Baguacute editoacute la revista Cristal que reunioacute a una red de escritores de relativa impor-tancia en el espacio cultural cordobeacutes entre quienes se contaban Alejandro Nores Martiacutenez Malvina Rosa Quiroga Bernabeacute Serrano Jorge Vocos Lescano y Emilio Sosa Loacutepez El perfil ecleacutectico de la publicacioacuten delineaba un con-torno variable tal como lo sosteniacutean sus edito-res en el texto de presentacioacuten Cristal no pa-rece recortarse sobre un conjunto delimitado y coherente de principios esteacuteticos o filosoacuteficos sino a partir de la suma de opciones voluntades y carencias
[hellip] un grupo de escritores cordobeses pre-sentamos a la consideracioacuten de la intelec-tualidad argentina Cristal Revista literaria en el maacutes amplio sentido del vocablo nace de una necesidad bien justificada en el am-biente [hellip] En la poeacutetica sugerencia de su nombre estaacute el reclamo de su identidad1
1 Cristal nordm 1 1944 p 3
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Durante los primeros antildeos del peronismo la vida de este espacio abierto por Diacuteaz Baguacute pa-recioacute interrumpirse brevemente Luego de un breve paso por la administracioacuten cultural pero-nista en 1947 Diacuteaz Baguacute relanzoacute su actividad editorial Su posterior emprendimiento Cuader-nos Literarios Presencia lo llevoacute a la creacioacuten de una coleccioacuten de poesiacutea cordobesa que tras-cendioacute la efiacutemera existencia de las publicaciones perioacutedicas Con el nombre de Ediciones Presen-cia el sello se concentroacute en la difusioacuten de la obra poeacutetica de algunos escritores asociados a Cris-tal y asiacute editoacute textos de Efraiacuten U Bischoff Al-berto F Arboneacutes y Alejandro Nores Martiacutenez despueacutes de lo cual tanto Diacuteaz Baguacute como los escritores cercanos a eacutel se dispersaron durante casi diez antildeos El peronismo representoacute un mo-mento de retraccioacuten en la produccioacuten literaria del grupo especialmente entre los escritores que perteneciacutean al antiperonismo liberal como Emi-lio Sosa Loacutepez y los intelectuales del Ateneo Filosoacutefico local
Si bien algunos miembros del colectivo literario reunido por Diacuteaz Baguacute habiacutean cur-sado carreras universitarias durante los antildeos peronistas la gran mayoriacutea de estos joacutevenes poetas se declaraban abiertamente antiacade-micistas y antiperonistas El golpe de Estado de 1955 fue por lo tanto motivo de celebra-cioacuten Mientras los integrantes maacutes cercanos al espacio universitario como Malvina Rosa Quiroga participaron de la renovacioacuten do-cente impulsada por las autoridades del go-bierno militar posperonista Diacuteaz Baguacute re-lanzoacute sus actividades poeacuteticas y literarias de la mano de una nueva editorial Liro-Lay El primer tiacutetulo publicado fue el Romancero re-belde de su autoriacutea breve saludo ldquoa los estu-diantes de Coacuterdoba [por] el admirable ejem-plo de rebeldiacutea y heroiacutesmordquo2 ante los sucesos de septiembre de 1955
2 Alberto Diacuteaz Baguacute Romancero Rebelde Coacuterdoba Ediciones Liro-Lay 1956
Luego de 1956 la visibilidad de la actividad editorial del grupo se reactivoacute junto con la apuesta por intervenir en el espacio cultural provincial y regional a partir de una publica-cioacuten literaria de tirada regular Laurel Hojas de poesiacutea fue la revista que a fines de la deacute-cada de 1950 nucleoacute a un numeroso grupo de poetas con expectativas de una amplia circula-cioacuten de su produccioacuten ldquoa los cuatro vientosrdquo como sosteniacutea el subtiacutetulo de la publicacioacuten Entre los colaboradores habituales se contaban Carolina Vocos Joseacute B Caribaux Joseacute A San-tiago Jorge Vocos Lescano y Rodolfo A Go-dino El primer nuacutemero de Laurel fue presen-tado en febrero de 1957 bajo el lema ldquoDesde Coacuterdoba a los cuatro vientosrdquo La intencioacuten de relacionarse con otros ciacuterculos de escritores se expresoacute por un lado en la publicacioacuten de poe-mas de autores no cordobeses y por otro lado en los viajes que efectuaron algunos de sus in-tegrantes a otras provincias Hacia 1959 el equipo editor se conformaba con un director (Diacuteaz Baguacute) un consejo de redaccioacuten (Joseacute Caribaux Osvaldo Guevara Enrique Menoyo Alejandro Nicotra Lila Velasco) y consejeros por otras ciudades (Gustavo Garciacutea Saraviacute por La Plata Carlos Alberto Aacutelvarez por Paranaacute Julio Ares por San Juan Joseacute A Lucero por San Luis y Alberto Arboneacutes por Lima) Los poetas de Laurel establecieron viacutenculos con Ariel Ferraro y el grupo riojano Caliacutebar3 y con los poetas puntanos reunidos en torno a Anto-nio Esteban Aguumlero Laurel se presentoacute como un aacutembito alternativo al ldquociacuterculo viciosordquo en que el escritor ldquono publica porque no es cono-cido y no es conocido porque no publicardquo4
Laurel se sumaba a una serie de publicacio-nes literarias cordobesas presentes en la deacutecada de 1950 entre las que se destacaban Derrote-ros (dirigida por el escritor y periodista Fran-
3 El nuacutemero 20 (junio-agosto de 1959) de Laurel estuvo dedicado especialmente a los poetas de La Rioja 4 Alberto Diacuteaz Baguacute ldquoPaacuteginas literariasrdquo Laurel Hojas de poesiacutea i 11 diciembre de 1957 p 1
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cisco Colombo) Saeta Coacuterdoba Literaria (editada por Edgar A Etkin) Cara Verde (orga-nizada por Armando Zaacuterate) o Mediterraacutenea (publicada por Alcides Baldovin con partici-pacioacuten de su hermana Glauce y de Daniel Mo-yano) Si bien tuvieron existencia efiacutemera es-tas publicaciones construyeron un circuito de contacto entre distintos grupos de varias ciuda-des argentinas5 Especiacuteficamente Laurel hizo de la denuncia de las condiciones del escritor de provincia el eje principal de su discurso El nulo apoyo de los gobiernos provinciales a las actividades literarias el mercado editorial con-centrado en Buenos Aires la escasez de revis-tas culturales y la desconexioacuten entre las reali-dades de cada provincia son las principales criacuteticas expresadas en sus paacuteginas La caracte-riacutestica general de su liacutenea poeacutetica se definiacutea como ldquoapoliacuteticardquo aunque sus editoriales sentildea-laban firmemente las desigualdades culturales a las que se veiacutean sometidas las provincias
La cabeza de Goliat [hellip] [que] mella nues-tros Davides comprovincianos sigue firme [hellip] Nuestros escritores mayores y la mayoriacutea de nuestros contemporaacuteneos solo piensan en la Capital Federal en la misma relacioacuten con que los de Buenos Aires pien-san en Pariacutes [hellip]6
Laurel tambieacuten planteoacute la necesidad de organi-zarse en una institucioacuten que nucleara a todos los colegas de provincia y que fuera indepen-diente del control de Buenos Aires En su texto inicial Diacuteaz Baguacute expresaba que Laurel ldquona-cioacute en Coacuterdoba pero sus aspiraciones ndashmaacutes ambiciosasndash se extienden a representar de al-guacuten modo y particularmente a todos los poe-
5 El intercambio de publicaciones y poemas llevado a cabo por Laurel muestra su vinculacioacuten con revistas como Azor y Eacutegloga (Mendoza) Signo (Tucumaacuten) Generacioacuten (Santa Fe) o Refugio (San Juan)6 Alberto Diacuteaz Baguacute ldquoFederalismo culturalrdquo Laurel Hojas de poesiacutea i 5 junio de 1957 p 5
tas y provincias del interior sin la hostilidad de Capital Federal antes bien facilitando el inter-cambio cultural [hellip]rdquo7 Como resultado de la accioacuten de Diacuteaz Baguacute y del grupo de poetas por eacutel reunido se formariacutea la ldquoSociedad de Escrito-res Cordobesesrdquo (sec) buscando reconstruir el perfil gremial del que careciacutean otras asociacio-nes provinciales De breve existencia la sec amplioacute sus horizontes originales integrando a un mayor nuacutemero de escritores no soacutelo cordo-beses A lo largo de la deacutecada de los sesenta Diacuteaz Baguacute editoacute maacutes de diez tiacutetulos de poesiacutea y en 1967 concluyoacute buena parte de su activi-dad El significativo lugar del grupo de poetas reunidos a su alrededor fue destacado en 1961 por Nicolaacutes Coacutecaro8 La ldquoCoacuterdoba Azulrdquo de Lugones y Capdevila teniacutea en Sosa Loacutepez Vo-cos Lescano y el editor de Cristal a sus herede-ros predilectos En el mapa liacuterico de la nacioacuten trazado por Coacutecaro Laurel apareciacutea como un punto nodal de la poesiacutea de provincias
Los emprendimientos literarios cuyo punto de apoyo fue la relacioacuten entre los representantes de las ldquoletras provincialesrdquo buscaron reforzar en esos circuitos el ldquofederalismo culturalrdquo que reclamaba Diacuteaz Baguacute Activos aunque inesta-bles estos circuitos de intercambio trazan los contornos de experiencias en que la marca re-gional de esa literatura era a la vez fortaleza y restriccioacuten Si por un lado los apoyos finan-cieros de los estados provinciales para el sos-tenimiento de estas asociaciones dependieron de la reproduccioacuten de un canon literario pro-vincial la ausencia de ese mecenazgo y la apuesta por una vinculacioacuten territorialmente amplia con otros espacios de produccioacuten lite-raria redujeron la vida de esos emprendimien-tos al esfuerzo de algunas figuras multifaceacuteti-cas como la que aquiacute presentamos
7 Alberto Diacuteaz Baguacute ldquoPartidardquo en ibid i 3 abril de 1957 p 18 Nicolaacutes Coacutecaro Provincias y Poesiacutea Buenos Aires Ediciones Culturales Argentinas 1961
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 221-225
Andreacutes Bisso
Universidad Nacional de La Plata conicet
ldquoAbajo con la tiraniacutea pueblera y totalitariardquo
Mechita o ciertas consideraciones en torno a un perioacutedico pueblerino y ferroviario del antifascismo argentino
Preludio de consideraciones personales
Si bien metodoloacutegicamente derrotado hace ya un buen tiempo con lapidarias razones el en-ciclopedismo ndasho al menos la pretensioacuten iluso-ria de ejercerlondash sigue instalado en el corazoacuten de todo historiador que se precie (o se despre-cie) Aunque seamos conscientes de la impo-sibilidad de abarcarlo y saberlo todo en una investigacioacuten la fantasiacutea de poder realizarlo es a menudo un aliciente importante en el tra-bajo de archivo Quizaacute las tesis esteacuten todaviacutea maacutes alimentadas por ese anhelo y la miacutenima carencia de un dato puntual en ellas suele ser causa del lamento de los tesistas y de los di-rectores y motivo de fruicioacuten para los jurados despiadados que logren detectar la ausencia
Impulsado por el mencionado afaacuten de tota-lidad en mi trabajo doctoral sobre la agrupa-cioacuten aliadoacutefila ldquoAccioacuten Argentinardquo1 (AA) lo-greacute rastrear la existencia los nombres y la
Esta es una versioacuten muy sensiblemente reducida de la ponencia presentada en el encuentro ldquoLos otros intelec-tuales curas maestros intelectuales de pueblo perio-distas y autodidactasrdquo el 13 de septiembre de 2012 en el Museo Histoacuterico Nacional de la Ciudad de Buenos Ai-res Agradezco a Flavia Fiorucci por la invitacioacuten a par-ticipar y los comentarios de Ana Teresa Martiacutenez1 Veacutease Andreacutes Bisso Accioacuten Argentina Un antifas-cismo nacional en tiempos de guerra mundial Buenos Aires Prometeo 2005
ubicacioacuten geograacutefica de 235 filiales disemi-nadas por el paiacutes lo que ratificaba y justipre-ciaba la importancia de la apuesta poliacutetica que ese fenoacutemeno encarnoacute2
A pesar de lo intensivo del rastreo y ante la inexistencia de un listado oficial nada podiacutea descartar que ndashpor diversas razonesndash alguna filial quedara invisibilizada en mi coacutemputo Pero hasta que no apareciera una nueva rama local desconocida hasta entonces por miacute la ilusioacuten de totalidad construida permaneceriacutea
Difiacutecil entonces fue ignorar antildeos despueacutes cuando recientemente un estudiante de grado Danilo Caputo me indicoacute que queriacutea realizar el trabajo final de nuestra materia a partir de lo que habiacutea hallado en los archivos de su zona de origen fue considerable mi sorpresa cuando me mostroacute una cantidad nada despreciable de fotocopias del diario Mechita (M) de la filial de AA de la localidad homoacutenima situada en la frontera misma de los partidos bonaerenses de Alberti y Bragado Es gracias a su hallazgo y a su generosidad al permitirme utilizar el mate-rial aquiacute citado que este texto ha sido posible
Mechita es una filial que no aparece en mi listado Es cierto que la situacioacuten podriacutea sal-varse elegantemente aduciendo la relacioacuten de relativa dependencia de esa localidad con res-
2 Ibid pp 350-361
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pecto a Bragado ciudad que siacute figuraba en la lista de filiales La existencia de subfiliales era una realidad de la organizacioacuten en el inte-rior de la agrupacioacuten Otro atenuante era que habiacuteamos destacado a Mechita como una pa-rada de una de las giras por tren de la agrupa-cioacuten por el interior pampeano con lo cual habiacuteamos dado cuenta de la existencia de ac-tividad antifascista en el pueblo
Sin embargo la filial de Mechita se fue mos-trando a partir de la lectura de su perioacutedico como una agrupacioacuten bastante particular y que ameritaba una mirada maacutes detenida Un hecho a destacar era que en un pueblo de no maacutes de 5000 personas unos 300 afiliados sostuvieran un perioacutedico que yo desconociacutea hasta entonces y que nunca habiacutea visto mencionado en las abundantes paacuteginas consultadas relativas a AA
Se trata de un perioacutedico que a pesar de las razonables dificultades de mantenimiento de toda empresa graacutefica agravadas por la esca-sez de papel logroacute mantenerse con la ayuda de las suscripciones y los avisos como publi-cacioacuten quincenal desde su salida el 9 de abril de 1941 hasta al menos pocos diacuteas antes de la prohibicioacuten de la agrupacioacuten sucedida en julio de 19433 Un perioacutedico que ademaacutes (y frente a la imagen congelada por cierta litera-tura posterior que definiacutea a AA como una mera organizacioacuten oligaacuterquica) se presentaba como un esfuerzo graacutefico de ldquoobreros que ro-bando horas a nuestro descanso cumplimos nuestra ardua tarea que requiere ingentes es-fuerzos por nuestra condicioacuten de talesrdquo4
3 El nuacutemero maacutes tardiacuteo de M que hemos podido consul-tar es el publicado el 24 de junio de 19434 Mechita 12 de junio de 1942 Esta cita nos retrotrae a Ranciegravere cuando sentildeala la idea del esfuerzo extra que hace el obrero al realizar actividades intelectuales Idea que se repite ldquoNuestro lenguaje no es rico ni acadeacutemico puesto que como obreros no hemos cursado estudios su-periores y escribimos como podemos lo que importa cruentos sacrificios y no pocas amarguras y que soacutelo pueden conocerlas los que viven en la intimidad de nues-tra redaccioacutenrdquo M 8 de abril de 1943
Luego de entregarme su trabajo Danilo concluiacutea de manera en apariencia tranquiliza-dora y salviacutefica respecto de la imagen general sobre el antifascismo argentino que se habiacutea presentado en el curso de grado En efecto la utilidad y la funcioacuten de su texto era demostrar que aquello de lo que habiacuteamos hablado du-rante el cuatrimestre lectivo era comprobable a traveacutes de la lectura de los diarios locales la imagen del fascista criollo la de nacioacuten ame-nazada el culto a los proacuteceres del panteoacuten li-beral y la oposicioacuten al gobierno de Castillohellip
Pero aquello que Danilo habiacutea resuelto con eficacia y que en cierta medida me dejaba tranquilo como docente era lo que me inquie-taba como investigador Porque precisamente lo interesante al conocer esta fuente inopor-tuna era que ella pusiese en cuestionamiento ndashde alguna manerandash la imagen general
Penseacute entonces en Ginzburg y en la posibili-dad de que esa hoja leiacuteda seguramente por no maacutes que unos centenares de personas que por lo tanto no podriacutea considerarse representativa y que resultaba marginal en el entramado relacio-nal de la agrupacioacuten pudiera darme precisa-mente desde ese lugar de baja visibilidad cla-ves renovadas de interpretacioacuten del fenoacutemeno que yo ya habiacutea pretendido clausurar antildeos atraacutes La apuesta era poner en liacutenea el anaacutelisis de M con otros realizados sobre las praacutecticas poliacuteticas en el interior bonaerense que demos-traban no poder extraer o suponer conclusiones sumarias a partir del conocimiento previo de la historia general del fenoacutemeno
Amparada por este relato inicial surge la idea de considerar a M como un caso de anaacutelisis no presentado en la forma de esas ldquoilustraciones o ejemplos referidos a una norma preexistenterdquo sino como aquellas indagaciones que ldquoplantean una pregunta sin aportar la respuesta sentildealando una dificultad no resueltardquo5
5 Carlo Ginzburg El hilo y las huellas Buenos Aires Fondo de Cultura Econoacutemica 2010 p 16
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Aunque lo reconocemos extenso nos pare-cioacute necesario anteponer este preludio para guiar en la lectura de la interpretacioacuten que pretendemos realizar del perioacutedico y para re-pensar las especificidades locales utilizando el microscopio sobre un esfuerzo periodiacutestico que realizado desde un pueblo del interior bonaerense se proyectaba empero en diaacutelogo con los sucesos de la maacutes grande guerra que ha sufrido la humanidad en el siglo xx
Una filial ferroviaria de Accioacuten Argentina
Lo primero que podemos destacar de la ex-cepcionalidad de esta filial es su condicioacuten de ldquofilial ferroviariardquo Hasta entonces nunca ha-biacuteamos podido acceder de manera tan niacutetida a esa voz ferroviaria dentro de la agrupacioacuten
En este caso lo primero a resaltar es la convivencia y alternancia del personal jeraacuter-quico con los dirigentes sindicales dentro de los cargos principales de la agrupacioacuten y del perioacutedico En ese cruce es cierto no falta-ron los intentos de refrenar el iacutempetu cla-sista en beneficio de la unidad antifascista como cuando se instaba a que ldquoa pesar de todo lo que estaacute soportando el obrero del paiacutes hoy seguiraacute igualmente luchando con-tra el nazifascismo y aguardaraacute el diacutea de la Victoria para un arreglo equitativo con el capitalrdquo6
Sin embargo esto no impediacutea la apari-cioacuten de editoriales que sentildealaban criacutetica-mente que ldquolos salarios son los mismos de los uacuteltimos diez antildeos y ello provoca priva-ciones inadmisiblesrdquo7 o que expresaban la adhesioacuten a los ldquodisciplinados parosrdquo de la
6 Mechita 24 de octubre de 1941 Cursivas miacuteas 7 Y continuaba ldquoEl paiacutes no puede ver con buenos ojos que unos se enriquezcan sin liacutemites mientras otros so-portan necesidades y llegan hasta tener hambrerdquo ibid 10 de junio de 1943
Unioacuten Ferroviaria8 y a los reclamos de em-pleados estatales9
En todo caso el diario se vio inicialmente definido de manera clara por el lugar que ocu-paba uno de los empleados jeraacuterquicos de los ferrocarriles El primer director de M fue el superintendente de la Seccional de Locomo-toras Enrique Bowen Davies Su esposa Ma-rion B de Davies fue designada ademaacutes presidenta de la Comisioacuten de Damas de AA El matrimonio Davies era el referente privile-giado del intento de armonizacioacuten social a partir de los asados ofrecidos en su casa (de los que participaban empleados obreros fe-rroviarios y comerciantes locales) que se pre-sentaban al pueblo de Mechita como un ejem-plo de lo que debiacutea ser la concordia social en la nacioacuten De alliacute que Davies hiciera ldquovotos para que esta clase de contacto social sea to-mado como ejemplo e imitando (sic) en otras partes de nuestra querida patriardquo10
Este pluriclasismo antifascista ferroviario se haciacutea carne en la vida cotidiana del pue-blo como puede notarse en las discusiones acerca del funcionamiento del Club F C Oeste donde la sociabilidad local y las cues-tiones poliacutetico-ideoloacutegicas se interpelaban de manera dinaacutemica
Es asiacute como la lista promocionada desde M que competiacutea por la comisioacuten directiva del club Ferro con el nombre de ldquoVrdquo de la Victo-ria se definiacutea principalmente por el hecho de que ldquosus componentes son todas personas completamente democraacuteticasrdquo11 Maacutes allaacute de su contundente posicionamiento (que habiacutea sido precedido por una solicitada de Davies en M contra las autoridades del Club)12 la
8 Ibid 8 de octubre de 19429 Ibid 27 de agosto de 1942 10 Ibid 9 de octubre de 194111 Ibid 24 de noviembre de 1941 12 Alliacute Davies criticaba como presidente honorario del club el ldquoobstruccionismordquo del club a la labor de AA M 9 de septiembre de 1941
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plataforma presentada se centraba en cuestio-nes maacutes pedestres la reduccioacuten de los precios de las entradas del cine para los socios la me-jora de instalaciones para realizar teacutes o ver-mouths danzantes la realizacioacuten de obra cul-tural el impulso al atletismo la organizacioacuten del football entre la juventud y la colocacioacuten de ldquola cantina en un cimiento maacutes seguro que el actualrdquo13 Lo cual no deja de ser curioso en tanto entraba en cierta tensioacuten con lo que luego afirmariacutea Davies respecto de cuaacuteles eran las funciones de un club local ldquoNo per-mitan que la entidad privilegiada de Mechita se ocupe solamente de dar espectaacuteculos cine-matograacuteficos y bailongos y que se olviden que a su alrededor hay gente que estaacute pasando hambrerdquo14 En todo caso demuestra lo con-creta que podiacutea volverse la temaacutetica antifas-cista en un pueblo del interior bonaerense
Conclusiones
En una de las cenas organizadas por Davies este les asignaba a los comensales a los que apelaba una tarea clara que no pareciacutea estar directamente vinculada con la lucha antinazi aunque podiacutea asimilarse a las condiciones para poder llevar eficazmente a cabo esa lucha ldquoIn-sistan en que a todo hombre le corresponde un salario que le permita formar un hogar de hu-manos y no de perros y que ese salario esteacute asegurado contra cualquier eventualidadrdquo15
Si se nos pidiera que desmontaacutesemos en una sola cita la imagen simplificada que cierta literatura nacional-popular construyoacute acerca de AA posiblemente elegiriacuteamos esas palabras Aunque preferimos desligarnos de cualquier mirada retrospectivista no pode-mos dejar de resaltar cuaacuten peronistas pueden
13 Mechita 24 de noviembre de 1941 14 Ibid 12 de junio de 194215 Ibid
sonar estas palabras de Davies a los oiacutedos ac-tuales (aunque no fueran en absoluto extrantildeas a la discursividad de la eacutepoca incluso en boca de actores de las maacutes disiacutemiles orientaciones poliacuteticas)
Pero precisamente que debamos recurrir a frases de un gerente anglo-uruguayo dichas durante un asado en un pueblo pujante pero re-lativamente marginal de la Pampa para encon-trar la caracteriacutestica maacutes fuertemente social-popular de la agrupacioacuten tambieacuten nos estaacute diciendo algo Creemos que el documento ana-lizado parece habernos entregado finalmente esas preguntas todaviacutea sin respuesta que inspi-rados por Ginzburg vinimos a buscar
iquestSeraacute esta la razoacuten de que varios ferrovia-rios enrolados en AA integraraacuten luego a las fi-las del sindicalismo peronista A tono con esa posible evolucioacuten el segundo director de M el dirigente ferroviario Menicucci editoriali-zaba ldquoya es hora que el liberalismo abandone su actitud estaacutetica y contemplativardquo16
Afortunadamente la lectura de M viene a cuestionar varias comodidades analiacuteticas es-tablecidas por la historiografiacutea del antifas-cismo en la Argentina iquestNo seriacutea posible que en vez de pensarse escindidos como dos tipos de antifascismos irreconciliables (el pro-bri-taacutenico y el popular) en algunas ocasiones como en esta ambos discursos se nutrieran reciacuteprocamente hasta complementarse como mecanismos de movilizacioacuten e identificacioacuten poliacutetica en espacios particulares pero a la vez perfectamente posibles como lo era el pueblo de Mechita
En efecto cabriacutea indagar por queacute cuando se definioacute a AA como la unioacuten de ldquolos personajes maacutes declarados de la servidumbre britaacutenicardquo soacutelo se incluyoacute en el listado a ldquoAlvear Repetto Noble Victoria Ocampo y sus igualesrdquo17 sin
16 Ibid 22 de abril de 1943 17 Jorge Abelardo Ramos Breve historia de las izquier-das en la Argentina Buenos Aires Claridad 1990 vol ii p 76
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reparar en la existencia de dirigentes ferrovia-rios que no dudaban en asegurar que Churchill teniacutea ldquosugestioacuten de leyenda y pasioacuten de con-ductor honradordquo18 y destacar ldquolos sacrificios y el noble heroiacutesmo del pueblo britaacutenicordquo19
Ante los desafiacuteos que nos presenta nuestra fuente podriacuteamos decir (tratando no obstan- te de no presentar demasiado tajantemente la divisioacuten entre ambas identidades profesiona-les) que lo que como docentes podiacutea servir-nos de ejemplo pedagoacutegico se nos ha pre-sentado en tanto investigadores como una anormalidad francamente inspiradora y pro-ductiva Estos nuacutemeros de M nos invitan a re-pensar ciertas estructuras y antagonismos me-jor construidos en el trazo de las tesis y los libros que en las mentes de las personas que haciacutean uso de la preacutedica antifascista con una soltura que a menudo resulta difiacutecil de re-producir en la posterior exeacutegesis histoacuterica
La particularidad de M no deberiacutea servir-nos para desdentildearla como una alteracioacuten de la
18 Mechita 24 de mayo de 1942 19 Ibid 27 de agosto de 1942
normalidad del antifascismo sino precisa-mente para pensarla como una posibilidad concreta de desarrollo de esa preacutedica en teacuter-minos no totalmente homologables con el dis-curso surgido desde los centros productores de sentido a partir de las directivas de la orga-nizacioacuten nacional o por boca de sus grandes oradores o publicistas que aunque sin duda promocionaban y alentaban la existencia de las filiales pueblerinas no dejaban de hacerlo con cierto tono de paternal reconocimiento y tenue disolucioacuten de la carga de originalidad de la produccioacuten local20
20 Como el que puede barruntarse (aun a riesgo de so-breinterpretar) en las palabras del dirigente nacional de la agrupacioacuten Eduardo Martiacutenez Carranza cuando al reconocer la labor desempentildeada por M combinaba una palmada de aliento con una humorada ndashque aunque de-mostrativa de la empatiacutea del autor con la filialndash no pa-rece del todo coincidente con la mirada eacutepica que los propios editores asignaban a su labor ldquoRecibo tambieacuten la clara y valiente hoja que Uds imprimen y que haraacute pronto que lsquoMechitarsquo tenga que cambiar de nombre ya que lsquoMechita e s hoy faro y antorcha de libertadrsquordquo en M 24 de octubre de 1941
Dossier Los otros intelectuales curas maestros intelectuales de pueblo periodistas y autodidactas
Prismas Revista de historia intelectual Nordm 17 2013 pp 227-230
Joseacute Zanca
conicet Universidad de San Andreacutes
Alliacute donde Dios es revolucionario el diablo se muestra invariable
Michel de Certeau La debilidad de creer
Fernando Boasso como prismaCultura religioacuten y sociedad en la deacutecada de 1960
Los ldquosesenta catoacutelicosrdquo se caracterizaron por un conjunto de mutaciones que afectaron a sacerdotes y laicos producto de cambios lar-vados durante las deacutecadas de 1940 y 1950 y que finalmente se aceleraron con el Concilio Vaticano II Este proceso fue producto de la accioacuten de agentes concretos sujetos que de-sempentildeando multitud de funciones en la cul-tura catoacutelica desarrollaron una nueva percep-cioacuten de su relacioacuten con el mundo
Fernando Boasso se inserta en ese con-junto de mediadores hombres y mujeres de una generacioacuten marcada por el cambio socie-tal que siguioacute a la segunda posguerra el pero-nismo y finalmente la Revolucioacuten Cubana Nacioacute en 1921 en la pequentildea ciudad santafe-sina de El Treacutebol a unos 130 kiloacutemetros de la capital provincial en el seno de una catoacutelica familia de inmigrantes piamonteses Tanto su madre como su padre inculcaron la devocioacuten en sus hijos y los insertaron en una sociabili-dad que despertoacute su vocacioacuten religiosa Dos de ellos Fernando y Camilo ingresaron a la Compantildeiacutea de Jesuacutes Maacutes allaacute de la fe la ca-rrera eclesiaacutestica les abriacutea un amplio espectro de posibilidades Una familia de bajos recur-
sos como la de Boasso podiacutea proyectar a tra-veacutes de la orden una educacioacuten superior para sus hijos1
Si bien la familia se trasladoacute de Santa Fe a Coacuterdoba la geografiacutea que habitariacutea Fernando seriacutea la de la Compantildeiacutea Ingresado a principios de los antildeos cuarenta al Colegio Maacuteximo de San Miguel la orden se convirtioacute raacutepidamente en su lugar en el mundo La educacioacuten en los seminarios era estricta y se ajustaba al modelo tridentino Su objetivo era convertir al futuro sacerdote en un ldquohombre de la iglesiardquo a traveacutes de la ruptura de sus lazos familiares En esos antildeos la Compantildeiacutea de Jesuacutes estaba hegemoni-zada por padres espantildeoles conservadores e intransigentes que habiacutean simpatizado con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial Desde el fin de la Segunda Guerra los viajes de los estudiantes a Francia y a Alema-nia pusieron a los joacutevenes en contacto con las novedades teoloacutegicas europeas
1 Entrevista del autor con Fernando Boasso 15 de marzo de 2012 Otros datos disponibles en lthttpenmisiondi-gitalblogspotcomar201109fernando-boasso-1921htmlgt (ultimo acceso 20082012)
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La Compantildeiacutea de Jesuacutes vivioacute en los antildeos sesenta y setenta una transformacioacuten radical2 En la Congregacioacuten General de 1965 decidie-ron privilegiar su trabajo con la sociedad ci-vil convirtieacutendose en la vanguardia del Con-cilio Vaticano II La creacioacuten de los cias (Centro de Investigacioacuten y Accioacuten Social) en distintos paiacuteses (incluida la Argentina) era una expresioacuten del intereacutes de la orden por com-binar las herramientas que otorgaban las re-novadas ciencias sociales con su vocacioacuten por intervenir en la esfera puacuteblica
Boasso fue uno de los tantos jesuitas com-prometidos con esa transformacioacuten A princi-pios de los antildeos sesenta volvioacute a trasladarse a Coacuterdoba y bajo el auspicio de monsentildeor An-gelelli se encargoacute de la renovacioacuten lituacutergica de la provincia Debiacutea ser quien pusiera a la dioacute-cesis en contacto con las novedades del Con-cilio Participoacute en los organismos que aun el reticente y conservador episcopado argentino debioacute formar para poner a tono las realidades locales con las de la iglesia universal Desde los antildeos cincuenta Boasso fue parte del cias de la Argentina dirigido por el padre Alberto Sily Tambieacuten formoacute parte de la coepal (Co-misioacuten Episcopal de Pastoral) un organismo creado en 1966 donde se trataba de incorporar las ciencias ldquoprofanasrdquo como herramientas para el trabajo en el campo religioso en una comi-sioacuten integrada por laicos y mujeres dos seg-mentos marginados y sometidos en la estruc-tura preconciliar
En 1967 y al igual que otros 400 sacerdotes argentinos Boasso suscribioacute el famoso Mani-fiesto de los 18 Obispos del Tercer Mundo el documento que se presentaba como una aplica-cioacuten del Concilio Vaticano II y de la enciacuteclica Populorum progressio3 Sin embargo Boasso
2 Veacutease Jean Lacouture Jeacutesuites une multibiographie Pariacutes Seuil 1991 Alain Woodrow Los jesuitas histo-ria de un dramaacutetico conflicto Buenos Aires Sudameri-canaPlaneta 19853 Joseacute Pablo Martiacuten El Movimiento de Sacerdotes para
se mantuvo en los maacutergenes del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (mstm) y en los antildeos setenta no adhirioacute a la Teologiacutea de la Libe-racioacuten Por el contrario lo encontramos en la liacutenea de la Teologiacutea del Pueblo un modelo de interpretacioacuten que desde fines de los antildeos se-senta desarrollaba el argentino Lucio Gera y que tendraacute una importante presencia en la reu-nioacuten de la celam de Puebla de 19794
Al igual que otras formas ideoloacutegicas a las que los investigadores prestan justificada aten-cioacuten la teologiacutea es una ventana a traveacutes de la cual pueden observarse cambios sustantivos en las miradas sobre el mundo Algunos autores sostienen que la Teologiacutea del Pueblo a la que adhirieron Lucio Gera Rafael Tello y otros teoacutelogos latinoamericanos fue una reaccioacuten conservadora frente a los avances de la Teolo-giacutea de la Liberacioacuten5 Sin embargo el corpus de problemas que interesaron a Boasso se al-teroacute poco desde fines de los antildeos cincuenta es decir luego de terminar sus estudios e incor-porarse a la vida activa de la Compantildeiacutea Lejos de ser una mera reaccioacuten sus ideas parecen trazarse desde la cesura de los antildeos de la inme-diata posguerra Una de esas constantes fue su relacioacuten con la criacutetica moderna a la fe6
el Tercer Mundo un debate argentino Buenos Aires Ediciones CastantildeedaEditorial Guadalupe 1992 p 124 Sobre Lucio Gera veacutease AA VV Presente y futuro de la teologiacutea en Argentina homenaje a Lucio Gera Buenos Aires Paulinas 1997 Mercedes Amuchaacutestegui ldquoLucio Gera y la pastoral popular Una interpretacioacuten histoacuterica de sus oriacutegenesrdquo tesis de Licenciatura uca 20115 Joseacute Mariacutea Ghio La Iglesia Catoacutelica en la poliacutetica argen-tina Buenos Aires Prometeo 2007 pp 262-263 Veacutease tambieacuten Joseacute Ignacio Saranyana y Carmen Joseacute Alejos-Grau Teologiacutea en Ameacuterica Latina el siglo de las teologiacuteas latinoamericanistas (1899-2001) Madrid Ibero ame ri-canaEditorial Vervuert 2002 Ana Mariacutea Ezcurra y Car-los Pedro Krotsch Iglesia y transicioacuten democraacutetica ofensiva del neoconservadurismo catoacutelico en Ameacuterica Latina Buenos Aires Puntosur 19886 Fernando Boasso ldquoAlbert Camus Premio Nobel a una experiencia traacutegicardquo Estudios nordm 491 marzo de 1958 pp 69-76
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Boasso abordoacute en sus maacutes de veinte libros algunos de los problemas que azotaron al pen-samiento catoacutelico queacute papel deberiacutean jugar los sacerdotes en una sociedad que se percibiacutea en inminente mutacioacuten doacutende descubrir lo sa-grado coacutemo debiacutea interpretarse el pecado cuaacutel podiacutea ser la respuesta latinoamericana al proyecto de la modernidad El compromiso de la Compantildeiacutea con la justicia social expresaba un renovado intereacutes por interpretar al hombre moderno Es por eso loacutegico que su primera obra de envergadura se dedicara a la elabora-cioacuten de una antropologiacutea cristiana Deudora de una vieja tradicioacuten de reflexioacuten en el cato-licismo estaba a tono con la eacutepoca en la que los intelectuales catoacutelicos habiacutean incremen-tado su intereacutes por lo profano No se trataba de algo novedoso sino de un nuevo eacutenfasis de una preocupacioacuten renovada coacutemo pensar al sujeto no apelando al magisterio sino a la tra-dicioacuten evangeacutelica7 En especial en torno a la idea de pecado Boasso exploraba una nueva concepcioacuten sobre la accioacuten humana y el per-doacuten cuestionando el sentido tradicional de la culpa8 Debiacutea abandonarse la nocioacuten de pecado como violacioacuten de un orden juriacutedico ndashmaacutes pro-pia del mundo griego que del semitandash para centrarla en el proceso de autodivinizacioacuten
En Sacerdocio y poliacutetica de 1973 Boasso alentaba un modelo de sacerdocio basado en conceptos que expresaban el clima de eacutepoca el profetismo el compromiso el ldquocambio de estructurasrdquo y la nocioacuten de servicio como una nueva forma de interpretar a la iglesia como un todo Si bien sosteniacutea que la Iglesia no de-biacutea intervenir en el Estado o en los partidos teniacutea una concepcioacuten integralista sobre la par-ticipacioacuten de lo religioso en la esfera puacuteblica No negaba la necesaria separacioacuten de esferas
7 Fernando Boasso El misterio del hombre Buenos Ai-res Guadalupe 19658 Veacutease Todd A Salzman y Michael G Lawler The se-xual person toward a renewed Catholic anthropology Washington Georgetown University Press 2008
entre la comunidad poliacutetica y la Iglesia pero rechazaba ldquoel liberalismo progresista ilustrado y secularizanterdquo9 Desde su perspectiva el sa-cerdote debiacutea rechazar tanto el ldquotradiciona-lismordquo como ldquocierto liberalismordquo y la partici-pacioacuten puacuteblica del sacerdote no debiacutea ocluir el proceso de autoliberacioacuten del pueblo
Dada la centralidad del concepto de libera-cioacuten los intelectuales catoacutelicos se pregunta-ban a principios de la deacutecada de 1970 si la veneracioacuten de santos las procesiones las ldquode-vociones localesrdquo eran alienantes o colabora-ban con un proyecto de transformacioacuten de la sociedad Boasso defensor de la segunda op-cioacuten creiacutea en una ldquopastoral popularrdquo que en-gendrara sentidos en la historia como una siembra de valores eacutetico-humanos Pero la pastoral tambieacuten incluiacutea el empentildeo por reco-ger los valores ya existentes en los pueblos vigorizarlos ganarlos un esfuerzo para que la fe se encarnara en esos valores En siacutentesis en el Boasso teoacutelogo se resume una concepcioacuten antropoceacutentrica de las preocupaciones una criacutetica a la ciencia ndashincluso la teoloacutegicandash como un conocimiento incompleto en oposicioacuten a la sabiduriacutea popular y un populismo que reivin-dicaba la singularidad en contra del preten-dido universalismo de la cultura moderna
Boasso tambieacuten buscaba lo sagrado en las marcas de lo cotidiano Antes de ingresar al seminario se sintioacute atraiacutedo por la obra de Ata-hualpa Yupanqui Su prosa confirmaba una idea que recorriacutea su teologiacutea a traveacutes de ella se transmitiacutea un tipo de conocimiento distinto al de la abstraccioacuten cientiacutefica La muacutesica y la li-teratura yupanquianas eran formas poco habi-tuales pero muy reales de acceder a lo sagrado
A partir de un comuacuten amigo Boasso co-nocioacute a Yupanqui en Coacuterdoba y establecioacute con eacutel una amistad que durariacutea hasta la muerte del folclorista al que le dedicaraacute tres
9 Fernando Boasso Sacerdocio y poliacutetica Buenos Aires Bonum 1973 p 61
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libros10 Se afirmoacute una curiosa relacioacuten entre el sacerdote y el ex intelectual orgaacutenico del Partido Comunista que habiacutea firmado coplas anticlericales como ldquoPreguntitas a Diosrdquo11 Para Boasso Atahualpa era el representante de una memoria popular profunda Era quien recogiacutea la sabiduriacutea que si bien no se oponiacutea se distinguiacutea del saber cientiacutefico En esa clave la sabiduriacutea era superior al racionalismo El folclore era el mismo saber popular al que apelaba el evangelio Y Atahualpa teniacutea todas las caracteriacutesticas del profeta del sujeto que habiacutea sido llamado para revelar el ldquosentido profundordquo de las cosas y de los acontecimien-tos y escrutaba el signo de lo divino en los hechos profanos
Los antildeos sesenta y setenta en buena medida an-ticipan con sus criacuteticas el escenario de la pos-modernidad12 A pesar de su pretendido aisla-miento los catoacutelicos interactuaron con la cultura de su eacutepoca La crisis de la modernidad fue tambieacuten la crisis de la modernidad reli-giosa que suponiacutea un tiempo a traveacutes del cual la verdad se desarrollaba de manera progresiva y universal Ella misma desarrolloacute su propia historia como historia de progreso y sus institu-ciones fueron arquetipos de unidad que sirvie-ron de modelo para el Estado moderno unifi-cado El modernismo era la unidad unidad de verdad unidad del ser unidad de palabras y significados un Estado unificado una mirada de la historia unificada y que se trasladaba en
10 Fernando Boasso Atahualpa Yupanqui siacutembolo men-saje y drama Buenos Aires Editorial Guadalupe 1969 Tierra que anda Atahualpa Yupanqui historia de un trova-dor Buenos Aires Corregidor 1993 Atahualpa Yupanqui campeador de misterios Buenos Aires consudec 200211 Veacutease Sergio Alejandro Pujol En nombre del folclore bio-grafia de Atahualpa Yupanqui Buenos Aires Emeceacute 200812 Robert S Ellwood The sixties spiritual awakening American religion moving from modern to postmodern New Brunswick nj Rutgers University Press 1994
una direccioacuten Una sola iglesia comandada por un solo jefe defensor de una verdad incuestio-nable conocida a traveacutes de meacutetodos basados en una racionalidad teoloacutegica (el tomismo) El posmodernismo plantoacute la semilla de la incre-dulidad en las metanarrativas de donde brotoacute la duda sobre la emancipacioacuten de la humanidad a traveacutes del progreso poliacutetico y cientiacutefico
La criacutetica de Boasso a la ciencia ndashen oposicioacuten a la cultura localndash y en la misma liacutenea la rei-vindicacioacuten de la periferia en oposicioacuten a un centro moderno parecen ir en la misma liacutenea La crisis del tomismo como teologiacutea uacutenica y bendecida por el papado desde fines del siglo xix puede ser leiacuteda como un cuestionamiento al monopolio de la verdad y al racionalismo El quiebre de los grandes imperios encuentra su paralelo en la crisis de autoridad que vivioacute la estructura de la Iglesia catoacutelica en los antildeos setenta Por los mismos motivos Boasso rei-vindicaba la religioacuten popular y ensayaba un modelo de liturgia localizada
Observar la vida de Boasso en los canden-tes antildeos sesenta y setenta e incluso su viacutenculo con la obra de Yupanqui a traveacutes del prisma de la dialeacutectica religioacuten-cultura permite normali-zar fenoacutemenos que exceden lo religioso y que en realidad cruzan a la sociedad El fervor por el folclore el dualismo y la radicalizacioacuten de la vida poliacutetica la reivindicacioacuten del poder del deacute-bil en la sociedad en la universidad en la fami-lia y tambieacuten en la iglesia el enfrentamiento entre ldquolo humano contra el sistemardquo O como lo entendiacutea el dominico y hombre de derecha Ray- mond Leopold Bruckberger ldquoSi los jesuitas se han adaptado tan admirablemente al mundo moderno ha sido nada maacutes porque son ellos sus genitoresrdquo13 Si es verdad lo que afirma el epiacute-grafe de este artiacuteculo los modernos jesuitas se convirtieron entonces en legiacutetimos enterradores del orden que tanto colaboraron a desplegar
13 Citado en Alain Woodrow Los jesuitas op cit p 77
PrismasRevista de historia intelectual
Nordm 17 2013
Lecturas
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Sergio Miceli celebracioacuten de una trayectoria
A propoacutesito de la presentacioacuten del libro de Sergio Miceli Ensayos portentildeos Borges el nacionalismo y las vanguardias editado en la coleccioacuten Intersecciones de la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes el Centro de Historia Intelectual organizoacute el 24 de agosto de 2012 en el Museo Histoacuterico Nacional una mesa de homenaje que contoacute con presentaciones de Maria Alice Rezende de Carvalho y Alejandra Maihle y una entrevista puacuteblica de Gustavo Soraacute a Miceli Aquiacute se reproducen las presentaciones de Rezende de Carvalho y de Mailhe
AtajosMaria Alice Rezende de Carvalho
Pontificia Universidade Catoacutelica de Riacuteo de Janeiro
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Cuando me pidieron que hiciera la presentacioacuten de Sergio Miceli para un puacuteblico argentino la tarea en principio me parecioacute sencilla ya que se trata de uno de los mayores socioacutelogos brasilentildeos con tiacutetulos y premios en su aacutembito de accioacuten y una obra reconocida por cientiacuteficos de todas las especialidades que lo han llevado hasta la Academia Brasilentildea de Ciencias Una vez que acepteacute muy honrada la misioacuten las dificultades se hicieron evidentes era necesario no caer en los elogios faacuteciles ndashesa forma perezosa de hablar de los amigosndash y construir un punto de vista distanciado que permitiese lidiar analiacuteticamente con un personaje y un campo tan familiares
Recordeacute entonces la vez que en Pariacutes a fines de 2004 cuando Sergio estaba cumpliendo uno de sus compromisos con la caacutetedra Sergio Buarque de Holanda1 fui a visitarlo casualmente
1 La caacutetedra estaacute vinculada a la Maison des Sciences de lrsquoHomme y Sergio Miceli fue su titular en el periacuteodo 2004-2008
la tarde en que eacutel habiacutea terminado de redactar la Introduccioacuten a la edicioacuten brasilentildea de Esquisse pour une auto-analyse de Pierre Bourdieu que se publicariacutea en San Pablo el antildeo siguiente2 Y penseacute que aquella introduccioacuten podriacutea servir como molde del presente texto si bien como se veraacute con un resultado maacutes ligero y sin las certezas que el trabajo cotidiano junto a Bourdieu le habiacutea proporcionado a Miceli A fin de cuentas es otra mi experiencia que ni siquiera vivo en San Pablo y es a la distancia que escucho los rumores acerca de la rutina intelectual e institucional por la que Sergio navega en la Universidad de San Pablo (usp)
Por ello esta presentacioacuten sigue el molde proporcionado por el propio homenajeado pues tambieacuten aquiacute se trata de una pequentildea historia social de las praacutecticas intelectuales de un gran amigo Pero se permite cierto grado de imaginacioacuten para cubrir algunas lagunas en la informacioacuten y compensar la inexistencia de un espacio comuacuten de trabajo De cualquier modo para la preparacioacuten de estas notas consulteacute entrevistas y algunos testimonios de Sergio Miceli y entre ese material lo que maacutes utiliceacute por su extensioacuten y accesibilidad fue la entrevista que le hicieron Elide Rugai Bastos y Maria Rita Loureiro entre agosto y septiembre de 20043
Nada en este texto ha sido inventado pero siacute se trata de una construccioacuten Como los atajos que no se apartan mucho del camino principal las siguientes notas pueden contener fallas o excesos de interpretacioacuten pero aun asiacute son viacuteas de aproximacioacuten a la trayectoria de Sergio Miceli
2 La introduccioacuten que escribioacute Sergio Miceli llevoacute el tiacutetulo ldquoA emoccedilatildeo raciocinadardquo y forma parte del libro Esboccedilo de auto-anaacutelise de Pierre Bourdieu publicado por la Companhia das Letras3 Elide Bastos Fernando Abrucio Maria Rita Loureiro y Joseacute Maacutercio Rego Conversas com socioacutelogos brasileiros San Pablo Editora 34 2006
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Hay dos cuestiones centrales en esta tentativa de anaacutelisis La primera tiene que ver con la condicioacuten de extranjero que Sergio Miceli vivioacute en San Pablo en los antildeos setenta y con sus estrategias de aclimatacioacuten que exitosas borraron casi por completo su lugar de origen una Riacuteo de Janeiro muy particular enclavada en el morro de Santa Tereza Ahora sin embargo con tantas conquistas consolidadas esas estrategias muestran una entendible dilucioacuten lo que permite de vez en cuando entrever algunos movimientos ajenos a la escena paulista y acadeacutemica que lo consagroacute asiacute como cierto acceso a una experiencia intelectual distinta maacutes impura maacutes puacuteblica maacutes ldquocariocardquo con toda la lamentable imprecisioacuten que esas nociones puedan contener Para decirlo abiertamente mi proposicioacuten es que la experiencia intelectual de Sergio Miceli estuvo marcada por la tensioacuten que le producen esas dos ciudades las que no soacutelo traducen vivencias geograacuteficamente determinadas sino que tambieacuten designan distintos modos de enlace entre biografiacutea y praacutectica intelectual Volvereacute a este punto
La segunda cuestioacuten que concierne a la naturaleza combativa de la sociologiacutea que practica Sergio Miceli y al significado que eacutel otorga a la idea de combate es un rasgo puesto en evidencia ya desde la primera gran investigacioacuten colectiva que lleva a cabo tras su regreso al paiacutes despueacutes de haber concluido el doctorado en Pariacutes Historia de las Ciencias Sociales en el Brasil4 Este proyecto grandioso que obtuvo financiamiento de la finep (Financiadora de Estudios y Proyectos) y que consumioacute seis antildeos de trabajo de un equipo extraordinario de investigadores significaba en
4 De hecho su primera investigacioacuten despueacutes del doctorado fue la que tuvo como resultado la tesis de libre-docencia A elite eclesiaacutestica brasileira publicada por la editorial Bertrand Brasil en la coleccioacuten ldquoCorpo e Alma do Brasilrdquo que dirigiacutea en aquella eacutepoca Fernando Henrique Cardoso La investigacioacuten sobre la historia de las ciencias sociales brasilentildeas fue la primera en la que se desempentildeoacute como investigador y coordinador de un equipo numeroso reunido en el aacutembito del Instituto de Estudios Econoacutemicos Sociales y Poliacuteticos de San Pablo (idesp) En eacutel participaron Heloiacutesa Pontes Fernanda Peixoto Maria Arminda Nascimento Arruda Lilia Schwarcz Silvana Rubino Fernando Limongi Ceciacutelia Forjaz y Paul Freston y fueron consultores Mariza Correcirca y Fernando Novais Fue publicada en dos voluacutemenes el primero en 1989 por la editorial Veacutertice y el segundo por la editorial Sumareacute en 1995
la praacutectica la colonizacioacuten de un territorio que no era exactamente virgen pero que Sergio Miceli con los recursos materiales y humanos de los que disponiacutea limpioacute y delimitoacute desplazando construcciones preexistentes y redefiniendo posiciones ocupadas por una generacioacuten de cientiacuteficos sociales anterior a la suya con posgrados en universidades norteamericanas y establecida en alguacuten punto del eje Riacuteo de Janeiro-Belo Horizonte Entre los trabajos anteriores se destacan sobre todo los de Simon Schwartzman de Minas Gerais o los de equipos e instituciones dirigidas por eacutel que desde fines de la deacutecada de 1970 estaba elaborando una reflexioacuten sobre la educacioacuten superior y la actividad de investigacioacuten en el Brasil5
La historia de las ciencias sociales producida en el Instituto de Estudios Econoacutemicos Sociales y Poliacuteticos (idesp) pone de relieve las poleacutemicas que en la deacutecada de 1950 dividiacutean a los cientiacuteficos sociales radicados en Riacuteo de Janeiro y en San Pablo las cuales giraban en torno de (a) la naturaleza del proceso de desarrollo nacional y (b) la relacioacuten entre el conocimiento cientiacutefico y la actividad poliacutetica Y reduciendo mucho la contribucioacuten de aquel trabajo se puede decir que en conjunto los diferentes textos que lo componen convergen en la constatacioacuten de que la ciencia social brasilentildea en tanto tal fue fruto del impulso y del ingenio paulistas y que la Universidad de San Pablo fue el ambiente en el que ella iriacutea a prosperar con autonomiacutea respecto de la poliacutetica6 La investigacioacuten que comenzoacute a circular desde mediados de los antildeos ochenta y se publicoacute entre 1989 (primer volumen) y 1995 (segundo volumen) provocoacute un enorme alboroto entre otros motivos porque la competencia por recursos y prestigio en el sistema nacional de ciencia se habiacutea intensificado y una conclusioacuten como aquella podriacutea desequilibrar el juego en favor de los cientiacuteficos sociales de la usp7
5A modo de ilustracioacuten puede mencionarse soacutelo el primer libro de una serie de aproximadamente ocho tiacutetulos sobreel tema ndashEducaccedilatildeo Superior Brasileirandash de Simon Schwartzman Ronald Braga y Nelly Aleotti Maia El libro fuepublicado en Brasilia en 1979 por el Consejo de Rectores de las Universidades Brasilentildeas en la serie ldquoEstudos eDebatesrdquo 6 Veacutease Luiacutes RodolfoVilhena ldquoOs intelectuais regionais Os estudos de folclore e o campo das ciecircncias sociais nosanos 50rdquo en Revista Brasileira de Ciecircncias Sociais antildeo 11 nordm 32 octubre de 1996 pp 125-149 7 En aquel momento Sergio Miceli auacuten no formaba parte de
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Con respecto a esto recuerdo que la primera vez que vi y oiacute a Sergio Miceli fue en uno de los seminarios del Instituto Universitario de Investigaciones de Riacuteo de Janeiro (iuperj) organizado especiacuteficamente para que eacutel presentase algunos de los resultados iniciales de la investigacioacuten que coordinaba acerca de la institucionalizacioacuten del aacuterea Confieso que no comprendiacute de inmediato lo que alliacute ocurriacutea Y creo que ese era el espiacuteritu predominante entre los estudiantes de posgrado y los cientiacuteficos sociales de diferentes instituciones que se habiacutean amontonado aquella tarde en el viejo caseroacuten de Botafogo donde por esa eacutepoca se daban los cursos de sociologiacutea y ciencia poliacutetica de mayor prestigio en Riacuteo de Janeiro Ahora bien en determinado punto de la exposicioacuten es probable que en un pasaje en el que Sergio Miceli distinguioacute la ciencia social practicada en San Pablo los aacutenimos se caldearon entre el puacuteblico cuya difusa animosidad era una evidencia de que todos alliacute intuiacutean que aquella versioacuten acerca del origen y el funcionamiento de las ciencias sociales en el Brasil poniacutea en riesgo el lugar que los principales profesores-investigadores de Riacuteo de Janeiro habiacutean logrado ocupar hasta ese momento
No seacute si aquella tarde Miceli habiacutea ido al iuperj totalmente consciente de lo que iriacutea a encontrar pero a juzgar por la reaccioacuten de algunos de sus pares debe haber salido convencido de que se habiacutea abierto un espacio de competencia acerca del ldquopasadordquo esto es un espacio de disputa entre visiones supuestamente en conflicto acerca de la institucionalizacioacuten del campo No cabe aquiacute analizar si esas diferencias eran en realidad tan profundas ni el valor intriacutenseco de cada versioacuten8 Lo cierto es que vista con la perspectiva que el paso del tiempo
los cuadros de la Universidad de San Pablo lo que soacutelo ocurriraacute en 1988 cuando fue invitado por Eva Blay del Departamento de Sociologiacutea 8 Por aquella eacutepoca en el iuperj tambieacuten se estaba tratando el tema de la institucionalizacioacuten de las ciencias sociales en el Brasil Liderada por Luiz Werneck Vianna la investigacioacuten atenuaba el contraste entre San Pablo y Riacuteo de Janeiro en lo concerniente a la autonomiacutea de la usp vis-agrave-vis la poliacutetica pues se consideraba que Florestan Fernandes y su obra no eran ajenos a aquella dominacioacuten ndashaspecto por lo demaacutes destacado por el propio Sergio Micelindash (L Werneck Vianna Maria Alice R de Carvalho Manoel Palaacutecios y Marcelo Burgos ldquoCientista social e vida puacuteblicardquo DADOS ndash Revista de Ciecircncias Sociais Riacuteo de Janeiro iuperj vol 37 nuacutemero especial 1994)
permite la historia narrada por los investigadores del idesp fue la que ldquoinventoacuterdquo una tradicioacuten para las ciencias sociales brasilentildeas configurando asiacute el sentido comuacuten dominante acerca de nuestra institucionalizacioacuten Y ese es el aspecto que merece ser destacado
Recieacuten llegado tras doctorarse en Francia Miceli conquistoacute su entrada en el hardcor de la ciencia social brasilentildea con una estrategia parecida a la de Pierre Bourdieu cuando este se propuso vencer a la Universidad y a la tradicioacuten universitaria de Francia En los dos casos fue decisiva la conformacioacuten de un grupo de investigacioacuten y la organizacioacuten del trabajo colectivo en el que se podriacutean fusionar vida intelectual y afectiva por mucho tiempo durante muchas horas por diacutea y en torno de un liderazgo unificador Pero a diferencia de Bourdieu a quien la densidad del campo cultural franceacutes le imponiacutea el ejercicio de cierto proselitismo en contra de adversarios intelectuales9 Miceli no convirtioacute el campo en su objetivo incluso porque no percibiacutea en la sociedad brasilentildea la suficiente autonomiacutea intelectual para la recepcioacuten de ese concepto10 En su caso la accioacuten se dirigioacute hacia el fortalecimiento institucional de una nueva generacioacuten de cientiacuteficos sociales sus tesis sus respectivas adscripciones en el ambiente acadeacutemico su accioacuten coordinada en asociaciones cientiacuteficas y ademaacutes la incorporacioacuten de nuevos miembros al grupo original lo que garantizoacute la difusioacuten de las praacutecticas inauguradas en el idesp11 Por cierto no se teniacutea mucha conciencia acerca de lo que estaba en curso y menos aun de los resultados Sin embargo con una buena dosis de racionalizacioacuten es posible decir que al actuar de ese modo Sergio Miceli no soacutelo poniacutea de manifiesto su principal diferencia metodoloacutegica
9 Pierre Bourdieu Esboccedilo de auto-anaacutelise San Pablo Companhia das Letras p 5310 Bastos et al Conversas com socioacutelogos op cit p 23111Todaviacutea hoy se percibe el ldquoalmardquo del grupo en encuentros cientiacuteficos nacionales cuando maacutes allaacute de sus diferentes instituciones o posiciones en la carrera sus antiguos miembros revelan una gran semejanza en el modo en que exponen sus preferencias o juicios acerca de los temas eventualmente tratados Permanentemente se vuelven a armar partes del grupo en convocatorias cruzadas para la integracioacuten de jurados la organizacioacuten de seminarios coorientaciones publicaciones conjuntas etc Ademaacutes la Asociacioacuten Nacional de Posgrado e Investigacioacuten en Ciencias Sociales (anpocs) principal entidad cientiacutefica del aacuterea ha alentado el intercambio y la revinculacioacuten del colectivo en particular en el Grupo de Trabajo sobre Pensamiento Social Brasilentildeo
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en relacioacuten con Pierre Bourdieu ndasha saber una concepcioacuten de campo maacutes deacutebil y su simpatiacutea por las morfologiacuteas maacutes inestables basadas en grupos asociaciones alianzasndash sino que tambieacuten revelaba el significado que atribuiacutea a la idea de una sociologiacutea combatiente en la que se trata menos de la ldquoconquistardquo del campo que de relacionar articular agencias materiales e intelectuales asentadas institucionalmente
El libro Histoacuteria das ciencias sociais no Brasil en suma no deja de ser una objetivacioacuten de ese deseo de agrupar a la comunidad de cientiacuteficos sociales bajo una supra temaacutetica Y el propoacutesito de hablar para aquel grupo era tanto maacutes decisivo cuanto maacutes se advierte que Miceli al volver al Brasil reasumioacute su puesto de trabajo en la Fundacioacuten Getuacutelio Vargas (fgv) una institucioacuten muy prestigiosa pero al margen de la cultura acadeacutemica en la que se habiacutea especializado Por lo tanto la coordinacioacuten de aquella historia en el aacutembito del idesp permitioacute que Sergio Miceli sin desvincularse de la fgv ndashpues no queriacutea hacerlondash12 reclamase su ingreso en la comunidad de referencia El primer volumen de la investigacioacuten como ya se dijo fue editado en 1984 y antes incluso de la publicacioacuten del segundo volumen Miceli fue invitado a integrar el cuerpo docente del Departamento de Sociologiacutea de la usp13
El pasaje de la fgv a la usp en 1988 no estuvo exento de ambivalencia pues Miceli se refiere con mucho carintildeo a los tiempos maacutes politizados de su trayectoria cuando a comienzos de la deacutecada de 1970 recieacuten ingresado en aquella institucioacuten fue invitado a colaborar en la Revista de Administraccedilatildeo de Empresas cuyo temario en plena vigencia de la dictadura militar pasoacute a admitir asuntos y una serie de artiacuteculos que como eacutel dice ldquode no ser alliacute hubiese sido imposible [publicar]rdquo14 Arriesgo no obstante la interpretacioacuten de que tal ambivalencia tambieacuten se relacionoacute con
12 Bastos et al Conversas com socioacutelogos op cit p 22613 Noacutetese que el intervalo entre las ediciones de los dos voluacutemenes fue cubierto con otras iniciativas que ampliaron sus condiciones para el ingreso a la usp Cito raacutepidamente dos el contrato como docente del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Estadual de Campinas (unicamp) donde se le ofrecieron condiciones especiales de trabajo y el ejercicio en dos oportunidades del cargo de secretario de la anpocs 14 Bastos et al Conversas com socioacutelogoshellip op cit p 225
sentimientos maacutes antiguos recubiertos obstruidos que derivaban del deseo de satisfacer las expectativas familiares sobre todo las de su madre y su tiacuteo Armando Miceli cuyos sacrificios y mecenazgo respectivamente Sergio pensaba que debiacutea compensar siguiendo una carrera reconocida como tal esto es ldquomasculinardquo burguesa compatible en suma con la inversioacuten que habiacutean hecho en su educacioacuten ndashcolegios de eacutelite Alianza Francesa puc (Pontificia Universidad Catoacutelica) el propio ciacuterculo que frecuentabandash Desde ese punto de vista permanecer en la fgv teniacutea el mayor sentido ya que los siacutembolos que la institucioacuten pone en accioacuten son infinitamente maacutes compatibles con un proyecto afirmativo de incorporacioacuten a las eacutelites a traveacutes del meacuterito de la audacia intelectual
Dicho sea de paso ni la madre ni el tiacuteo al parecer hicieron alguacuten tipo de sentildeal en contra del impulso de Sergio Miceli de estudiar lo que quisiese aunque eacutel sabiacutea que ambos preferiacutean que siguiera la carrera de Derecho lo que lo llevoacute a inscribirse en secreto para dar el examen de ingreso al Departamento de Sociologiacutea y Poliacutetica de la puc-Riacuteo Una vez aprobado y comunicado el triunfo al tiacuteo Armando oyoacute de parte de este el discurso geneacuterico de los sectores medios intelectualizados de la antigua capital federal despueacutes de asegurar que el joven sobrino seguiriacutea la carrera que habiacutea elegido manifestoacute su curiosidad con respecto al empleo a la vida profesional a la que Sergio Miceli podriacutea tener acceso en el futuro15
Ni el tiacuteo ni la madre pudieron presenciar la travesiacutea de la fgv a la usp porque habiacutean muerto dos antildeos antes Pero mientras vivieron el molde de la socializacioacuten intelectual en Riacuteo de Janeiro menoscababa la socializacioacuten acadeacutemica que Miceli habiacutea adquirido en Francia y que eacutel veiacutea como un camino que le abririacutea las puertas en San Pablo Sergio Miceli ya habiacutea cumplido 43 antildeos cuando se presentoacute en la usp
Vuelvo entonces a Riacuteo de Janeiro para en la vuelta final mostrar un poco de la tensioacuten constitutiva de la sociologiacutea de Sergio Miceli que seguacuten mi arriesgada hipoacutetesis deriva de la racionalizacioacuten muy peculiar e idiosincraacutetica que eacutel operoacute sobre vidas vividas en dos ciudades
15Ibid p 222
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Santa Tereza es el nombre de un barrio de Riacuteo de Janeiro construido sobre uno de los seis pequentildeos morros que conforman el centro y la zona portuaria de la ciudad Los que llegan a Riacuteo por el mar de inmediato se topan con aquella formacioacuten parecida a un abanico abierto en la que cada morro seriacutea como una varilla apuntando hacia la bahiacutea de Guanabara A lo largo del siglo xix la ocupacioacuten de los morros fue socialmente diferenciada En las colinas maacutes cercanas al puerto predominaron los inmigrantes portugueses y los negros ndashesclavos o nondash pero la integracioacuten urbaniacutestica de la zona con la ciudad se vio draacutesticamente cancelada a la vez que su poblacioacuten se volviacutea invisible a partir de la construccioacuten de la avenida Presidente Vargas eje monumental inaugurado en 1944
Sergio Miceli nacioacute en 1945 fruto de dos familias que viviacutean en el morro de Santa Tereza la uacutenica de las seis colinas que en el siglo xix y auacuten en el xx fue residencia en lo alto de la eacutelite y en el borde de sectores medios urbanos es decir profesionales liberales estudiantes trabajadores por cuenta propia artesanos aventureros de todo tipo que se moviacutean en el centro poliacutetico y administrativo de la capital federal A partir de la deacutecada de 1930 la ciudad vivioacute de modo maacutes concentrado la declinacioacuten de los uacuteltimos vestigios de la sociedad imperial y el surgimiento de una clase media de diferentes oriacutegenes que comenzaba a afirmarse econoacutemica y socialmente Y el barrio de Santa Tereza ilustra a la perfeccioacuten el encuentro de esa hidalguiacutea declinante con una nueva moral en ascenso de inmigrantes no portugueses y asociada a la eacutetica del trabajo Estos son los ingredientes que constituyeron el mundo afectivo de Sergio Miceli cuyo padre descendiacutea de una familia alojada en un inmenso caseroacuten en la cima del morro y la madre de un constructor que con mucho trabajo habiacutea multiplicado sus propiedades en la ladera del morro
Miceli es fruto por tanto de ese encuentro en Riacuteo de Janeiro entre los que descendiacutean y los que ascendiacutean socialmente por lo demaacutes un rasgo biograacutefico compartido con la mayoriacutea de los hijos ldquode la clase mediardquo carioca de su generacioacuten La friccioacuten entre esos segmentos sociales que no habiacutean conocido hasta entonces procesos maacutes violentos de segregacioacuten espacial favorecioacute en efecto ese tipo de casamientos
La morfologiacutea urbaniacutestica en ese caso produjo consecuencias en la estructura social de la ciudad
Desde el punto de vista de los que declinaban la escena es conocida juego y bohemia desde la perspectiva de los que avanzaban se advierte cierto voluntarismo que se justifica por el sentido ascendente de sus trayectorias Es el voluntarismo por ejemplo del tiacuteo materno de Sergio Miceli Armando Miceli abogado secretario de Estado procurador general del Estado y redactor jefe del Correio da Manhatilde para quien como soliacutea decir ldquono hay nada que no se puedardquo Fue un personaje central en la socializacioacuten de Sergio Miceli que cuando era chico mediacutea la importancia social de aquel hombre por la cantidad de llamados telefoacutenicoshellip y eran muchos Lo que ocurriacutea era que cuando Armando Miceli todaviacutea era reportero del diario trabajoacute un tiempo con el intendente de la ciudad y por eso le llegaban pedidos para que se los pasara a este Ese hecho sumado a las visitas que Otto Maria Carpeaux Carlos Heitor Cony y Antonio Callado le haciacutean a su tiacuteo son las primeras impresiones que recuerda acerca de la experiencia intelectual
Hay algo por lo tanto en la reflexioacuten sobre Riacuteo de Janeiro o mejor en la percepcioacuten de ese juego entre declinacioacuten y ascenso que suma a la obra de Pierre Bourdieu una contribucioacuten original de Sergio Miceli Algo que deriva tal vez de una racionalizacioacuten sobre aquel engranaje que Miceli conocioacute tan bien en su experiencia familiar y que ldquoreaparecerdquo en sus trabajos como el motor la diacutenamo de la estructura social brasilentildea En su tesis de doctorado Intelectuais e clase dirigente no Brasil el trabajo que maacutes le gusta la experiencia de la declinacioacuten estaacute fuertemente presente en la cartografiacutea que eacutel hace de los compromisos progresivos que enlazan a intelectuales y poliacutetica Pero alliacute estaacute tambieacuten la perspectiva promisoria de que la burocracia el funcionariado las corporaciones estatales ndashpoder judicial fuerzas armadasndash dependen de alianzas hacia abajo y en este sentido mueven una rueda poliacutetica maacutes heterogeacutenea maacutes contradictoria Seguacuten Miceli por lo tanto la tensioacuten que mueve la vida brasilentildea no es la que opone como en la experiencia europea a la clase trabajadora con la de los capitalistas sino a grupos cuyas identidades no son esencializadas que asumen formas histoacutericas distintas y constituyen alianzas hacia arriba y hacia abajo
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En 1968 Sergio Miceli se recibioacute en la carrera de Sociologiacutea y Poliacutetica de la puc-Riacuteo y partioacute hacia San Pablo donde pensaba permanecer dos antildeos estudiando con una beca de la Coordinadora de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (capes) Hasta ese momento era un joven de Riacuteo de Janeiro que jugaba al poacutequer con artistas y miembros de la eacutelite carioca a los que habiacutea conocido a lo largo de su vida escolar Ese Sergio bohemio es el que desembarca en San Pablo a los 23 antildeos de edad recibido de socioacutelogo y teniendo que lidiar con una ciudad maacutes cerrada que Riacuteo de Janeiro maacutes segregada social y espacialmente Fue nombrado profesor de la fgv en 1970 institucioacuten que no soacutelo lo acogioacute profesionalmente sino que tambieacuten le brindoacute oportunidades para su perfeccionamiento intelectual e incluso le mantuvo el salario mientras cursaba el doctorado en Francia algo que hubiese sido imposible de haber estado integrado a la universidad
Ya con un empleo su condicioacuten de extranjero en San Pablo se atenuoacute Y en ese sentido hay que tener en cuenta tambieacuten que a partir de su casamiento ndashel primerondash comenzoacute a relacionarse con un grupo de intelectuales influyentes vinculados a la editorial Perspectiva que de manera indirecta llegaron a favorecer su contacto con Bourdieu pues le dieron a Miceli la posibilidad de que invitara al recientemente designado director de estudios de la Eacutecole des Hautes Eacutetudes en Sciences Sociales para que publicara en el Brasil una antologiacutea de sus artiacuteculos Gracias a ese contacto maacutes el sosteacuten dado por la fgv fue a Francia a hacer el doctorado entre 1974 y 1978
Al volver permanecioacute una deacutecada maacutes en la fgv y cuando migroacute hacia la usp se fue desembarazando de otros compromisos institucionales sobre todo del idesp Pero ya por entonces habiacutea comenzado su investigacioacuten sobre artes en especial sobre el modernismo en las artes plaacutesticas que tuvo en el Brasil seguacuten Miceli una inflexioacuten peculiar dictada por la percepcioacuten que artistas como Anita Malfatti
tuvieron respecto de la presencia de los inmigrantes como fuerza social enfrentada con el orden burgueacutes Son fruto de esa investigacioacuten los libros que publicoacute en los antildeos noventa y en los comienzos de la deacutecada siguiente a saber Imagens negociadas retratos da elite brasileira (1920-1940) y un poco maacutes tarde Nacional estrangeiro histoacuteria social e cultural do modernismo artiacutestico em Satildeo Paulo ambos publicados por la Companhia das Letras Ademaacutes vale la pena recordar aquiacute que fue en aquellos antildeos cuando Miceli selloacute su relacioacuten con Luiz Schwarcz el intelectual-editor de la Companhia das Letras que dio unidad a su obra reeditando lo que le interesaba a Miceli y dando forma al corpus documental que mostraba su adscripcioacuten a la usp
Ma non troppo Si Miceli auacuten no produjo de manera sistemaacutetica un relato sobre su trayectoria intelectual y sobre las inflexiones que se observan en ella no es menos cierto que de los trabajos que firma y de las tesis que orienta16 se puede extraer una reflexividad inherente a su artesaniacutea socioloacutegica Y lo que pienso realmente es que la inmersioacuten en San Pablo generoacute el punto de distanciamiento adecuado para el tratamiento conceptual de Riacuteo de Janeiro o mejor del tipo de experiencia que alliacute vivioacute tal como (a) la dialeacutectica entre declinacioacuten y ascenso (b) el ldquosocialismordquo como el de Armando Miceli sin marxismo o clase obrera pero percibido en la relacioacuten entre la burocracia puacuteblica y sus alianzas heterogeacuteneas y (c) la presencia de inmigrantes como expresioacuten de la movilidad social y de la presioacuten poliacutetica
Para lidiar con cada una de esas cuestiones siempre ha habido y sigue habiendo investigaciones libros y amigos una actividad intelectual que para Sergio Miceli no se hace sin integracioacuten asociacioacuten e intercambio Generosidad es claro con armazoacuten cientiacutefica
16 Una de las uacuteltimas tesis que orientoacute fue la de Fabio Cardoso Keinert Cientistas Sociais entre Ciecircncia e Poliacutetica (Brasil 1968-1985) San Pablo usp 2011
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Un socioacutelogo de los intelectuales a la luz de la sociologiacutea de los intelectuales
Alejandra Mailhe conicet Universidad Nacional de La Plata
Al leer Ensayos portentildeos de Sergio Miceli (Bernal Universidad Nacional de Quilmes 2012) caiacute en la tentacioacuten ndashcasi inevitablendash de pensar su itinerario intelectual y su obra a partir de su propio modelo teoacuterico Y esa tentacioacuten me arrastroacute a otras a repensar el itinerario y la obra de Pierre Bourdieu (su maestro en Francia) a pensar comparativamente los modelos de ambos para entrever en sus diferencias las huellas de una posible apropiacioacuten desde la periferia E incluso a repensar mi propia condicioacuten de intelectual reconociendo algunas variables que hoy condicionan mi enunciacioacuten
Escribir sobre su obra en clave de sociologiacutea de los intelectuales es como aplicar el psicoanaacutelisis para analizar a Freud Ese objetivo me excede y al menos por ahora soacutelo puedo sentildealar algunos trazos de su modelo teoacuterico algunas liacuteneas de trabajo algunas preguntas que me asedian desde la lectura de sus textos
La relacioacuten de Sergio con la figura prestigiosa de Bourdieu se inicia antes de la direccioacuten de su tesis doctoral en la Eacutecole de Hautes Eacutetudes en Sciences Sociales a fines de los sesenta Sergio traduce algunos de sus textos al portugueacutes y desde esa etapa piensa un proyecto intelectual propio de largo aliento aplicado a pensar la vida cultural de las eacutelites intelectuales en Brasil La obra de Bourdieu aunque inicialmente haya ocupado un espacio ldquomarginalrdquo en la universidad brasilentildea de los sesenta (por el predominio de las teoriacuteas de Marx y de Althusser) iraacute adquiriendo una importancia creciente a medida que se desarrolle tambieacuten la produccioacuten de Sergio1
Pero esta uacuteltima no consiste en una mera reproduccioacuten del modelo bourdiesiano tanto por
1 El intereacutes por la sociologiacutea de la cultura bourdiesiana puede verse al menos desde su tesis de maestriacutea un estudio pionero sobre las significaciones sociales de la cultura de masas publicado bajo el tiacutetulo de A noite da madrinha (San Pablo Perspectiva 1972)
la creatividad de Sergio como porque tal como advierte el propio Bourdieu las teoriacuteas migran sin sus contextos originales de enunciacioacuten por lo que se someten a torsiones adaptativas refuncionalizadoras determinadas por variables socioloacutegicas especiacuteficas Aquiacute un elemento clave de esa apropiacioacuten activa se vincula con la necesidad de Sergio de subrayar el caraacutecter perifeacuterico y derivado de las eacutelites dominantes y de los campos intelectuales latinoamericanos En libros tales como Intelectuais e classe dirigente no Brasil Intelectuais agrave brasileira Nacional estrangeiro y en su uacuteltimo Ensayos portentildeos Sergio reconoce que los proyectos intelectuales locales se someten a una doble dependencia de los modelos de los paiacuteses centrales y de las pautas culturales de la eacutelite dirigente local Si Bourdieu maacutes centrado en el contexto franceacutes observa un campo intelectual con mayor consolidacioacuten de su autonomiacutea Sergio insiste en mostrar la recreacioacuten local de viacutenculos de dependencia respecto del Estado o de la poliacutetica que demoran la profesionalizacioacuten (fenoacutemeno visible desde los ldquoanatolianosrdquo2 hasta la cooptacioacuten de los intelectuales por el varguismo en la deacutecada del treinta)
Y si Bourdieu tiende a observar relaciones internacionales de mayor simetriacutea de dominacioacuten (por ejemplo cuando estudia la migracioacuten de modelos filosoacuteficos alemanes hacia el contexto franceacutes de posguerra) Sergio insiste en la particular complejidad de ese caraacutecter dependiente subrayando los efectos simboacutelicos especiacuteficos de cada importacioacuten En este aspecto de la mediacioacuten adaptativa parece jugar un papel importante la fuerte tradicioacuten local de la teoriacutea de la dependencia Sin embargo si en textos claacutesicos como ldquoAs ideacuteias fora de lugarrdquo Roberto Schwarz sugiere en teacuterminos generales que esa importacioacuten permite una ganancia de prestigio simboacutelico para las eacutelites locales los trabajos de Sergio le dan una densidad socioloacutegica maacutes rica a ese concepto amplio de ldquoprestigiordquo porque insisten en poner en evidencia las funciones
2 Asiacute por ejemplo en ldquoPoder sexo e letras na Repuacuteblica Velhardquo uno de sus primeros estudios (de 1977 reeditado en Intelectuais agrave brasileira San Pablo Companhia das Letras 2001) Sergio sentildeala que entre los premodernistas el reclutamiento de las figuras las trayectorias y los mecanismos de consagracioacuten ndashentre otros elementosndash dependen casi plenamente de los grupos y las instituciones que ejercen el trabajo de dominacioacuten
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internas de legitimacioacuten que cumple cada importacioacuten en favor de los intelectuales que la ejercen atendiendo a la insercioacuten particular de cada modelo en el campo local a los diversos agentes que intervienen como mediadores y a las presiones sociales que ejercen una torsioacuten adaptativa especiacutefica3 Asiacute gracias al salto epistemoloacutegico que va de la teoriacutea de la dependencia a la sociologiacutea de la cultura de Sergio es posible entender con mayor precisioacuten (por ejemplo frente a la influencia pictoacuterica de Fernand Leacuteger sobre Tarsila do Amaral) coacutemo pesa no soacutelo el caraacutecter asimeacutetrico de ese viacutenculo sino tambieacuten la maacutes sutil presioacuten del mercado nacional ndashregido por un patroacuten de gusto conservador propio de las fracciones cultas de la oligarquiacutea regionalndash condicionando la aproximacioacuten selectiva de Tarsila soacutelo hacia las obras esteacuteticamente maacutes convencionales del maestro franceacutes4
Pero esa no es la uacutenica innovacioacuten teoacuterica de Sergio porque sus trabajos definen una praacutectica interdisciplinaria que apela al anaacutelisis tanto de los itinerarios intelectuales como de las huellas que esos itinerarios inscriben en el contenido y en la forma de su produccioacuten cultural En este sentido quisiera destacar el esfuerzo de Sergio por trascender los liacutemites de una formacioacuten socioloacutegica claacutesica para incorporar tambieacuten herramientas teoacutericas provenientes de la criacutetica literaria y de la criacutetica del arte atentas a interponer categoriacuteas de mediacioacuten para evitar caer en determinaciones mecaacutenicas de la estructura Y aquiacute debe haber incidido el legado interdisciplinario de Antocircnio Cacircndido marcado por una doble lealtad (por momentos conflictiva) entre la sociologiacutea cientiacutefica de formacioacuten y el ensayismo literario y desde la usp (en cuyo Departamento de Sociologiacutea se ha desempentildeado Sergio por antildeos)
Aunque privilegie el anaacutelisis del contenido de las fuentes por sobre la ldquoideologiacutea de las formasrdquo Sergio no olvida sentildealar que los
3 Por ejemplo en ldquoPoder sexo e letras na Repuacuteblica Velhardquo op cit 4 Tal como prueba Sergio en Nacional estrangeiro Histoacuteria social e cultural do modernismo artiacutestico em Satildeo Paulo (San Pablo Companhia das Letras 2003)
recursos expresivos tambieacuten implican connotaciones sociales (por ejemplo que las limitaciones formales en la plaacutestica de Tarsila o de Lasar Segall dan cuenta de esa negociacioacuten entre la experimentacioacuten y el gusto maacutes retardatario de la eacutelite local)5
La apelacioacuten al modelo teoacuterico de Bourdieu le brinda a Sergio una base empiacuterica desde la cual incursionar en el campo del arte sin correr el riesgo de recaer en los residuos ahistoacutericos de la criacutetica cultural ensayiacutestica Aplicando los anaacutelisis de Sergio al propio Sergio tal vez pueda pensarse que el bourdesianismo juega un papel estrateacutegico clave en su itinerario intelectual entre otras cosas porque parece instalarlo en una suerte de doble rebelioacuten contra los liacutemites impresionistas y antimaterialistas de la criacutetica cultural y literaria pre-socioloacutegica aplica un meacutetodo cientiacutefico innovador que pone en evidencia las condiciones materiales que guiacutean la creacioacuten6 Y contra los liacutemites maacutes duros de la sociologiacutea uspiana se vuelca hacia un campo poco explorado por esa tradicioacuten cientiacutefica La eleccioacuten de ese nuevo objeto contendriacutea entonces en sordina un ajuste de cuentas propio con respecto al ensayismo y a la sociologiacutea precedentes Desde esta doble operacioacuten de ruptura pueden pensarse tanto sus confrontaciones maacutes provocativas contra los puntos ciegos de la criacutetica literaria (en sus trabajos sobre Jorge Luis Borges Carlos
5 Al respecto veacutease Nacional estrangeiro op cit6 En este sentido los anaacutelisis de Sergio permiten romper con mitologiacuteas construidas por la tradicioacuten letrada y auacuten vivas en la criacutetica de arte en la criacutetica literaria y en la historia de las ideas ldquoprofesionalesrdquo Para analizar a un grupo de literatos premodernistas o ldquoanatolianosrdquo (seguacuten la expresioacuten acuntildeada por Sergio) ldquoPoder sexo e letras na Repuacuteblica Velhardquo se abre con una ruptura expliacutecita del cliseacute modernista que cristalizoacute a esa generacioacuten intelectual como un impasse de debilidad esteacutetica e ideoloacutegica entre el fin de siglo y las vanguardias (bajo el cual Sergio lee la intencioacuten de los modernistas de esconder el puente que ellos mismos trazan en sus comienzos juveniles con esas figuras del campo intelectual) En Nacional estrangeiro y en Ensayos portentildeos entre otros textos frente a figuras consagradas de la literatura brasilentildea (como Carlos Drummond de Andrade Maacuterio de Andrade y Oswald de Andrade) o de la literatura argentina (como Jorge Luis Borges o Ricardo Guumliraldes) Sergio revela los condicionamientos econoacutemicos sociales poliacuteticos y culturales que rigen sus obras de manera solapada Desde alliacute se desarma el discurso centrado en la ldquoconsagracioacuten asceacuteticardquo a la alta cultura por parte de los letrados y su supuesto ldquodesintereacutes materialrdquo vistos ahora como los uacuteltimos residuos auacuten activos de la teoriacutea romaacutentica del ldquogeniordquo (proyectada tanto por los actores vanguardistas como por los criacuteticos posteriores)
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Drummond de Andrade o Maacuterio de Andrade) como tambieacuten su doble complementario esto es el estudio de las condiciones materiales que permiten que se consolide la sociologiacutea cientiacutefica precisamente en rebelioacuten contra el ensayismo7
Practicando una constante lectura a contrapelo de las fuentes varios de sus libros demuestran el modo en que los intelectuales (en general provenientes de familias oligaacuterquicas en declinacioacuten) corresponden conscientemente o no a las expectativas (esteacuteticas gnoseoloacutegicas y poliacuteticas) dictadas por los intereses de la clase dirigente
Rompiendo el mito vanguardista de la creacioacuten parricida libre del peso del pasado Sergio muestra que la experimentacioacuten de la vanguardia estaacute modelada por una serie de factores sociales extraesteacuteticos que van desde la morfologiacutea social de los artistas hasta las condiciones locales de ejercicio del mecenazgo8 Por eso para Sergio el modernismo es capaz de adoptar una postura esteacuteticamente renovadora junto con una praacutectica poliacutetica regresiva para actuar en sincroniacutea con la lucha cultural de los grupos dirigentes amenazados Incluso la renovacioacuten esteacutetica estaacute sesgada por los liacutemites de gusto de la eacutelite de la cual la vanguardia no logra autonomizarse dada la trama de compromisos y favores entre los modernistas y la clase dirigente paulista
Esa hipoacutetesis se extiende en la comparacioacuten entre las vanguardias del Brasil y de la Argentina Por ejemplo centraacutendose en los matrimonios respectivos de Ricardo Guumliraldes y Tarsila do Amaral Sergio demuestra que ambos pactos funcionan como asociaciones amorosas y de trabajo brindando condiciones privilegiadas de patrimonio e influencias para invertir con solidez
7 Este tema vertebra el uacuteltimo de los Ensayos portentildeos donde compara los itinerarios exitosos de Gino Germani y Florestan Fernandes como la Histoacuteria das ciecircncias sociais no Brasil (San Pablo Sumareacute 1995 2 vols) dirigida por Sergio8 Especialmente en el caso de algunos ldquopadres fundadoresrdquo (como Borges Maacuterio de Andrade y Carlos Drumond de Andrade) Sergio recupera las marcas sociales de las trayectorias y su incidencia en la produccioacuten intelectual elementos borrados por la autofiguracioacuten letrada y por la tradicioacuten criacutetica que en conjunto y con variantes han compuesto el mito del ldquoescritor natordquo
en carreras artiacutesticas riesgosas A la vez aunque Sergio identifica algunos puntos de contacto tambieacuten subraya la mayor diversificacioacuten social del campo literario argentino donde Borges Guumliraldes o Girondo ligados a la clase dirigente conviven con intelectuales del mundo popular en general de origen inmigrante en ascenso gracias a la expansioacuten del periodismo y del mercado editorial9
Esa matriz elitista que sesga la historia intelectual brasilentildea parece democratizarse recieacuten con la consolidacioacuten de la sociologiacutea cientiacutefica cuando Sergio compara los itinerarios de Florestan Fernandes y Gino Germani (en sus Ensayos portentildeos) muestra que sin disponer de capital cultural como para desempentildearse en el campo erudito tradicional estas figuras convierten esa limitacioacuten en ventaja al transformarse en defensores de la cultura cientiacutefica en ascenso enfrentando el estilo impreciso y elitista del ensayismo previo10
En general en sus anaacutelisis Sergio observa una serie de variables que le permiten sistematizar los perfiles intelectuales midiendo (entre otros elementos) la posicioacuten individual en el linaje las relaciones familiares la profesioacuten del padre los desplazamientos los diversos estigmas o handicaps sociales11 y bioloacutegicos12 los estudios universitarios y el tipo de produccioacuten intelectual (ya que el valor simboacutelico de los geacuteneros depende en gran parte de las condiciones materiales del mercado)13 Para Sergio los estigmas o handicaps (con sus muacuteltiples
9 Sergio analiza especialmente este aspecto en el artiacuteculo ldquoLa vanguardia argentina en la deacutecada del veinterdquo editado en Prismas (Bernal Universidad Nacional de Quilmes 2004)10 Sergio demuestra que ninguno de los dos cuenta con un capital econoacutemico y social apreciado en los espacios profesionales a los que arriban inicialmente pero que logran una carrera acadeacutemica exitosa precisamente porque sus handicaps se convierten en ventajas en una coyuntura particular 11 Como la enfermedad o la muerte del padre yo las privaciones materiales de la familia12 Como enfermedades o estigmas corporales13 Asiacute por ejemplo para el caso de los modernistas de San Pablo en Nacional estrangeiro Sergio subraya la separacioacuten geneacuterica entre la produccioacuten de croacutenicas para la prensa masiva y la edicioacuten restringida para un acotado ciacuterculo de lectores cultos de los textos de experimentacioacuten vanguardista Y en el segundo capiacutetulo de Intelectuais e classe dirigente no Brasil (titulado ldquoA expansatildeo do mercado do livro e a gecircnese de um grupo de romancistas profissionaisrdquo) observa la consolidacioacuten de la carrera profesional del novelista junto con (y sobre la base de) la consolidacioacuten de un mercado ampliado del libro
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connotaciones sociales y psicoloacutegicas) tienen un peso privilegiado para bloquear el acceso a carreras ligadas a posiciones dominantes y determinar en cambio la inclinacioacuten por la carrera intelectual socialmente identificada con disposiciones maacutes ldquofemeninasrdquo En la mayoriacutea de los casos estudiados (los ldquoanatolianosrdquo los vanguardistas Oswald Tarsila Carlos Drumond Maacuterio de Andrade Manuel Bandeira Lasar Segall o los argentinos Borges Guumliraldes y Xul Solar en el arco que va de entresiglos a los antildeos cuarenta) la inversioacuten en la carrera intelectual constituye una respuesta material y simboacutelica a la declinacioacuten del capital familiar de una fraccioacuten culta de la eacutelite dirigente Como parte de su desmitificacioacuten de la sacralizacioacuten del letrado Sergio demuestra coacutemo en esa caiacuteda social los intelectuales exigen el reconocimiento de un estatus peculiar al erigirse en representantes del ldquoespiacuteriturdquo o del ldquogusto esteacuteticordquo valorado como un bien privilegiado de la clase dominante acaso como el uacutenico que todaviacutea se conserva Algunos de esos trazos simboacutelicos se observan incluso en figuras maacutes ambivalentes como Lima Barreto situado en una tensioacuten desgarradora entre la clase humilde de origen y el mecenazgo de la eacutelite (especialmente bajo el padrinazgo material e intelectual de Afonso Celso)
Al atender a las particularidades de cada objeto de estudio y a la vez descubrir reglas generales de funcionamiento del campo Sergio enfrenta un doble desafiacuteo teoacuterico la generalizacioacuten corre el riesgo de perder de vista la individualidad irreductible de cada caso y el respeto por la individualidad puede impedir elaborar conclusiones geneacutericas Frente a este problema Sergio privilegia los trazos generales compartidos (para lo cual opera necesariamente una reduccioacuten de la complejidad de cada caso a un conjunto baacutesico de conceptos comparables) pero tambieacuten atiende a modulaciones especiacuteficas (por ejemplo al contrastar los puntos de partida y las trayectorias de distintas figuras dentro de un mismo grupo vanguardista (como en el caso de Oswald situado plenamente en la fraccioacuten dominante y de Maacuterio de Andrade que para afianzar su liderazgo de la vanguardia modernista debe realizar un gran esfuerzo de diversificacioacuten autodidacta)14
14 Veacutease Intelectuais e classe dirigiente no Brasil op cit
Para reconstruir los itinerarios intelectuales Sergio analiza biografiacuteas diarios iacutentimos y cartas rompiendo con el efecto ideoloacutegico que esos geacuteneros buscan provocar15 Como en otros cruces productivos y originales entre psicoanaacutelisis y sociologiacutea (de Roger Bastide a Fredric Jameson o Carl Schorske por ejemplo) Sergio no olvida que las variables sociales y familiares se cruzan con la estructura de personalidad Me parece que es especialmente aquiacute donde apelando a verbos en potencial Sergio reconoce (impliacutecita y luacutecidamente) los liacutemites del meacutetodo bourdiesiano dado que las motivaciones sociales y psicoloacutegicas se articulan entre siacute formando ejes complejos y poliseacutemicos de convergencias y compensaciones difiacuteciles de reducir a una uacutenica causalidad Ese entrecruzamiento multidireccional se percibe por ejemplo en el anaacutelisis de la trayectoria juvenil de Borges en Ensayos portentildeos donde una serie de handicaps psicofiacutesicos16 y la fuerte inversioacuten familiar en el capital cultural del hijo lo inclinan hacia una carrera intelectual (que incluye la renuncia temprana a formar una pareja para evitar la dispersioacuten de energiacuteas)
Varios trabajos de Sergio de la uacuteltima deacutecada se centran en la operacioacuten comparativa Al aproximar dos campos intelectuales vecinos e igualmente perifeacutericos como los de la Argentina y el Brasil su puesta en relacioacuten permite reconocer puntos de contacto y diferencias ser maacutes ldquoirrespetuosordquo (y por ende maacutes libre) respecto de algunas interpretaciones canoacutenicas del campo ajeno e incluso desnaturalizar el campo intelectual propio conduciendo a un saludable extrantildeamiento autocriacutetico frente a las tradiciones discursivas locales introyectadas en la propia formacioacuten intelectual Asiacute por ejemplo la dependencia del campo intelectual brasilentildeo de los antildeos veinte y treinta respecto del Estado o la poliacutetica cobra relieve en contraste
15 Por ejemplo desarticula la autolegitimacioacuten en las autobiografiacuteas que reelaboran poeacuteticamente la juventud apelando a la idealizacioacuten de periacuteodos poco documentados16 Como la tartamudez el agravamiento de la ceguera paterna y el riesgo de la herencia del mismo mal
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con la modalidad argentina maacutes marcada por la expansioacuten del mercado editorial17
La comparacioacuten elegida por Sergio tambieacuten resulta innovadora frente a cierta tendencia dominante en la tradicioacuten criacutetica brasilentildea a pensar el campo intelectual local de manera autocentrada o en todo caso a partir de sus relaciones con Europa o los Estados Unidos maacutes que con el resto de Ameacuterica Latina En este sentido recogiendo la perspectiva abierta en deacutecadas previas por Antocircnio Cacircndido y Aacutengel Rama (entre otros) sus estudios perfilan una agenda de investigacioacuten muy rica y todaviacutea incipiente Para el caso particular del contraste ArgentinaBrasil entre otros trabajos de los uacuteltimos antildeos la historia comparativa de Boris Fausto y Fernando Devoto el estudio de Jorge Schwartz sobre las esteacuteticas de Oswald de Andrade y Girondo los libros Modernidades primitivas de Florencia Garramuntildeo y Traducir el Brasil de Gustavo Soraacute la liacutenea de investigacioacuten actual de Alejandro Blanco y algunos trabajos miacuteos previos y actuales apuntan en esta direccioacuten Desde ya esta lista es mucho maacutes amplia y continuacutea creciendo
Ahora bien iquestqueacute tipo de recepcioacuten ha tenido la obra de Miceli en la Argentina Evidentemente la viacutea privilegiada para su difusioacuten en el campo acadeacutemico local ha sido el Programa de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes No es casual la edicioacuten por este grupo de varios de sus trabajos comparativos sobre las vanguardias argentina y brasilentildea o su coordinacioacuten de los capiacutetulos sobre el Brasil en la Historia de los intelectuales en Ameacuterica Latina organizada por Carlos Altamirano Gracias a un viacutenculo de antildeos de intercambio acadeacutemico y amistad con este programa ndashconsolidado con la edicioacuten de sus Ensayos portentildeosndash varios de los ldquomaacutes joacutevenesrdquo pudimos leer sus textos resentildearlos e incluirlos en programas docentes o como matriz teoacuterica para la investigacioacuten propia Ademaacutes gracias al
17 Tal como advierte Sergio en el capiacutetulo ldquoVanguardias literarias y artiacutesticas en el Brasil y en la Argentina un ensayo comparativordquo editado en Historia de los intelectuales en Ameacuterica Latina II Los avatares de la ciudad letrada en el siglo XX (Carlos Altamirano dir Buenos Aires Katz 2010)
programa de la unq tambieacuten pudimos conocer personalmente a Sergio y disfrutar de su apertura al diaacutelogo y a la discusioacuten apasionados En mi caso tambieacuten centrada en la comparacioacuten con el Brasil aunque en un traacutensito inverso y especular respecto del de Sergio (de la criacutetica literaria a la historia de las ideas y la sociologiacutea de los intelectuales) su obra me resulta especialmente estimulante sobre todo por su actitud irreverente frente a los discursos criacuteticos que encubren las condiciones sociales de la produccioacuten cultural
A falta de distancia suficiente como para esbozar ese capiacutetulo de la historia intelectual (que deberiacutea contar la circulacioacuten de los textos de Sergio y la formacioacuten de una red transnacional entre la usp y la unq gracias a estos viacutenculos) me animo a sugerir las huellas de sus trabajos en disciacutepulos de ambas instituciones incluso hoy con proyectos de investigacioacuten en comuacuten
La solidez teoacuterica de los trabajos de Sergio y la profundidad de sus anaacutelisis se miden tambieacuten por las preguntas provocativas que se suscitan durante su lectura Cuando sentildeala que la vanguardia modernista prolonga una exotizacioacuten del Brasil funcional a la ideologiacutea de la clase dirigente o que el martinfierrismo argentino reelabora toacutepicos criollistas embanderados previamente por las eacutelites reactivas frente al ldquoaluvioacuten inmigratoriordquo podriacutea contraargumentarse el caraacutecter rupturista de esos mismos discursos no soacutelo en su dimensioacuten formal sino tambieacuten desde el punto de vista ideoloacutegico (por ejemplo porque tramitan una valoracioacuten innovadora del inconsciente el cuerpo y la sexualidad afiacuten tanto a las culturas populares ndashlegitimadas de forma novedosandash como al nuevo paradigma epistemoloacutegico del psicoanaacutelisis) Uno de los problemas parece ser entonces coacutemo destacar los elementos propios de la ideologiacutea de la clase dirigente y al mismo tiempo reconocer los desviacuteos e incluso las rupturas con respecto a esa matriz coacutemo dar cuenta de los espacios intersticiales marginales y contrahegemoacutenicos en un mismo campo intelectual en un mismo itinerario e incluso en un mismo discurso
Los textos de Sergio bordean tambieacuten otras preguntas teoacutericas interesantes iquestcuaacuteles son los liacutemites de la sociologiacutea de los intelectuales para iluminar el contenido de los discursos iquestCoacutemo y cuaacutento es posible lidiar con las manipulaciones de sentido y los silencios que en las fuentes soacutelo
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dejan entrever fragmentos de la subjetividad iquestA partir de queacute punto se vuelve imprescindible la colaboracioacuten del psicoanaacutelisis para aprehender el cruce entre itinerario material y produccioacuten simboacutelica18 iquestCoacutemo dar cuenta del modo en que la estructura de personalidad es moldeada por (e incide en) la ideologiacutea que habla al individuo19
18 Por ejemplo la eleccioacuten familiar e individual del ascetismo por parte de Borges para garantizar el eacutexito de su inversioacuten intelectual debe haber implicado la intervencioacuten de factores psicoloacutegicos a los cuales la interpretacioacuten bourdiesiana no tiene acceso (y que tal vez explicariacutean mejor su rechazo de una alianza matrimonial dentro de la fraccioacuten culta de la clase dominante a diferencia de Guumliraldes Tarsila o Girondo) 19 Por ejemplo iquesten queacute medida la homosexualidad de Maacuterio de Andrade incide no soacutelo en la esfera de su intimidad o en el borramiento de las marcas autobiograacuteficas en sus obras sino tambieacuten en las inclinaciones ideoloacutegicas aparentemente maacutes alejadas de la intimidad subjetiva (por ejemplo en el establecimiento de un viacutenculo de empatiacutea afectivo-libidinal con el ldquootro socialrdquo como el entrevisto en la fascinacioacuten por el mundo popular y con el obrero en algunos pasajes de O turista aprendiz)
iquestO coacutemo medir el papel de la creatividad que permite la emergencia de lo nuevo
Frente a este tipo de preguntas tal vez soacutelo nos quede reconocer la complejidad de la subjetividad individual de la realidad social y de los objetos culturales en tanto acontecimientos de lenguaje y aceptar las derivas de una semiosis que no es posible agotar en un acto ndashsiempre parcialndash de interpretacioacuten
Por eso celebro especialmente en los trabajos de Sergio ese constante entrever lo que estaacute bajo el contenido manifiesto del discurso Porque produce conocimiento desde y sobre los liacutemites (de la sociologiacutea de los intelectuales de la interdisciplinariedad y de la operacioacuten comparativa) y sobre un objeto doble (itinerarios y obras) cuyos viacutenculos por momentos resultan esquivos Sergio sabe que hay un plus de sentido que evade la interpretacioacuten asiacute como puntos ciegos en la propia subjetividad y en el objeto Y aun asiacute se para en el borde del lenguaje para descifrar algo de esa opacidad
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La devaluacioacuten logicista de la historiaUacuteltima reacuteplica a Eliacuteas Palti
Horacio Tarcuscedinci Universidad Nacional de San Martiacuten
Cualquier lector que haya tenido la paciencia de seguir este debate nacido en las paacuteginas de Poliacuteticas de la Memoria y prolongado en las de Prismas que ya lleva ocho textos entre los de ida y los de vuelta considerando las contribuciones de Laura Sotelo y de Ariel Petruccelli advertiraacute que las correspondientes argumentaciones y contrargumentaciones ya se habiacutean desplegado con claridad en los primeros intercambios Lo sorprendente no es tanto el empecinamiento de Eliacuteas Palti en prolongarlo maacutes allaacute de lo razonable sino encontrarse en Prismas ndeg 16 (2012) con un texto del tenor de ldquoLa historiografiacutea militante lsquoponderadarsquo y su meacutetodordquo No soacutelo porque la criacutetica ad hominem de esta pieza se encuadra incoacutemodamente en una revista que aspira a un registro de mayor dignidad intelectual sino porque el proyecto que reclama una y otra vez apunta a reconocer ldquola pluralidad de abordajesrdquo dentro del campo de la historia intelectual antes que a erigir a uno de ellos ndashcomo veremos enseguida el maacutes formalista reduccionista y despolitizadondash en el uacutenico legiacutetimo Dado que sus mismos editores encarnan modos muy diversos de entender y practicar la historia intelectual seriacutea deseable que esa voluntad pluralista del proyecto inicial de Prismas no se viera clausurada por tolerar un Can Cerbero en la puerta de ingreso de este campo de estudios
Hay que saber poner fin a un debate sobre todo cuando ya se dijo lo principal y se comienza a advertir que los argumentos se reiteran Entonces a riesgo de que este intercambio aparezca como una versioacuten historiograacutefica de la ceacutelebre novela de Joseph Conrad me he propuesto en el presente texto salir en la medida de lo posible de las reglas de honor del duelo evitando una fatigosa reacuteplica puntual a cada acusacioacuten En lugar de responder pues disparo por disparo he decidido concluir esta discusioacuten proponiendo (contraponiendo si se quiere) unas breves reflexiones sobre la labor historiograacutefica
los posicionamientos intelectuales y el lugar que asigno en ellas a la poliacutetica Concluido esto dareacute de ahora en maacutes por inexistente como supo hacerlo finalmente el General DrsquoHubert a este obsesionado duelista
1 La historia y la poliacutetica
Politizacioacuten que significa [hellip] necesidad de comprender que detraacutes de toda interpretacioacuten histoacuterica hay siempre ldquopoliacuteticardquo y que conviene que seamos conscientes de este contenido subyacente en lugar de limitarnos a transmitirlo inadvertidamente como solemos hacer Recordareacute aquiacute la luacutecida visioacuten de Walter Benjamin ldquoLos acontecimientos que rodean al historiador y en los que eacuteste toma parte estaacuten en la base de su interpretacioacuten como un texto escrito en tinta simpaacutetica La historia que somete al lector constituye por asiacute decirlo el conjunto de citas que se insertan en su texto y son uacutenicamente eacutestas las que estaacuten escritas a mano de una manera que todos pueden leerrdquo
Joseph Fontana La historia despueacutes del fin de la historia
No voy a responder aquiacute la acusacioacuten burda de que mi obra historiograacutefica estaacute inscripta dentro de la ldquohistoriografiacutea militanterdquo El propio Palti ha reconocido en alguacuten proacutelogo el estiacutemulo intelectual de nuestros intercambios ha colaborado reiteradamente en El Rodaballo y ha citado e incluso resentildeado algunos de mis trabajos en libros y revistas acadeacutemicas sin plantear hasta ahora nada semejante En el marco mismo de esta poleacutemica me ha invitado a escribir conjuntamente una suerte de historia del ldquofin de la historiardquo de la izquierda a lo que me he rehusado sentildealando desacuerdos poliacutetico-historiograacuteficos decisioacuten que mi criacutetico ha interpretado como un desprecio personal Lamento que Palti se sienta despechado pero es
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a todas luces evidente que si yo fuera una suerte de versioacuten izquierdista de Pacho OrsquoDonnell como se me presenta en el texto de Prismas un acadeacutemico de su reputacioacuten cientiacutefica jamaacutes me hubiera invitado a suscribir un proyecto conjunto Ni siquiera hubiera puesto mi nombre en una cita al pie
Sin embargo este debate parece haber servido para que finalmente cayera una venda de los ojos de Palti quien arriboacute ahora a la loacutegica conclusioacuten a traveacutes de una serie de razonamientos cuyo encadenamiento no ahorra al lector de que no soy sino un ldquohistoriador militanterdquo Aunque me honra que desde el ldquoobjetivismordquo acadeacutemico mis afanes intelectuales se lean como una militancia ndashy lo son en cierto sentido que quiero especificar aquiacutendash no ignoro ni reniego ni oculto que mi labor historiograacutefica se desarrolla dentro de la universidad que estaacute reconocida como investigacioacuten cientiacutefica por el conicet y que mis libros producidos conforme de las reglas del oficio estaacuten sujetos a la criacutetica y a la valoracioacuten de mi campo acadeacutemico Mi esfuerzo puesto en recuperar para la investigacioacuten histoacuterica actual y para la ensentildeanza universitaria obras de ldquohistoria militanterdquo como por ejemplo la de Milciacuteades Pentildea no me convierte en un ldquohistoriador militanterdquo Dado que soy parte de aquella franja que buscoacute aportar a la vida acadeacutemica desde 1984 en adelante problemaacuteticas y autores que se desarrollaron fuera de ella y que aprendioacute fuera de su entorno ndashdesde Marx a Gramsci de Trotsky a Deutscher de Lukaacutecs a Sartre pasando por Benjamin por citar algunas estaciones crucialesndash vengo sosteniendo desde hace muchos antildeos la enorme deuda que tiene contraiacutedo el actual ldquoconocimiento cientiacuteficordquo con esas tradiciones hoy faacutecilmente despachadas como sospechosas por su ldquoparcialidadrdquo poliacutetica No reniego de la profesionalizacioacuten de la historia de la que para bien y para mal soy tambieacuten parte Digo otra cosa digo que sin El capital Hilda Sabato no hubiera podido escribir Capitalismo y ganaderiacutea en Buenos Aires ni Taacutendeter hubiera concebido siquiera Coaccioacuten y mercado que sin Gramsci y sin Hoggart y sin Williams la obra de Beatriz Sarlo y la de Carlos Altamirano seriacutean inconcebibles como hubiera sido imposible la obra de Joseacute Sazboacuten sin Marx Lukaacutecs Sartre y Benjamin del mismo modo que Chiaramonte que tanto nos advierte acerca de los riesgos de la intromisioacuten de la poliacutetica en la historia jamaacutes
hubiera pensado la formacioacuten de la nacioacuten argentina sin la mediacioacuten de Gramsci Entonces en lugar de levantar una Muralla China entre saber poliacutetico y saber cientiacutefico me empentildeeacute estos antildeos en mostrar el notable aporte al conocimiento de cierta ldquohistoria militanterdquo como la de Pentildea o de obras historiograacuteficas nacidas por fuera de la academia y en deuda con la praxis poliacutetica ndashde Deutscher a Claudiacuten de Rosenberg a Aricoacutendash y al mismo tiempo la politicidad presente en los saberes acadeacutemicos que maacutes se empentildean en negarla
No me interesa Palti en siacute mismo sino como siacutentoma de la mala conciencia que campea hoy en ciertas franjas del campo historiograacutefico cuando el llamado neorrevisionismo recusa en nuestra vida acadeacutemica la peacuterdida de cualquier preocupacioacuten por la vinculacioacuten entre pasado y presente o entre historia y memoria Los neorrevisionistas han identificado un deacuteficit real de nuestra produccioacuten historiograacutefica en la medida en que la profesionalizacioacuten del oficio de historiador implicoacute no soacutelo su despolitizacioacuten sino incluso un cierto grado de burocratizacioacuten y peacuterdida de sentido de nuestra labor Volvereacute al final sobre el punto
La historiografiacutea acadeacutemica tiene en este sentido una deuda por saldar con la sociedad Ahora bien los modos en que resuelva volver a anudar pasado y presente o historia y memoria no pueden ser desde ya los que nos propone como alternativa el neorrevisionismo Y he aquiacute mi criacutetica a esta corriente y a la creacioacuten del Instituto Dorrego que ha tomado por sorpresa a Eliacuteas Palti Ahiacute vamos
En primer lugar he sentildealado que un Estado que se dice democraacutetico no deberiacutea institucionalizar una vertiente historiograacutefica (o literaria o filosoacutefica o artiacutestica) sino limitarse a garantizar el libre debate de las diversas escuelas en pugna En su visioacuten instrumentalista del Estado el kirchnerismo no ha hecho gala de una visioacuten de futuro maacutes generosa que la de sus predecesores Pero ademaacutes de este cuestionamiento poliacutetico-institucional sostuve una criacutetica intriacutenseca al proyecto historiograacutefico de esta corriente He sentildealado que cuando por ejemplo se sostiene que ldquoMariano Moreno fue el primer desaparecido de la Argentinardquo o que ldquola deuda externa de nuestro paiacutes comenzoacute con la Baring Brothersrdquo lo que se produce es un ostensible aplanamiento de la historia Procesos histoacutericos especiacuteficos tales como ldquola poliacutetica de
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desaparicioacutenrdquo ejecutada por las fuerzas armadas durante la uacuteltima dictadura militar o el endeudamiento masivo de la periferia mundial que estalla en la deacutecada de 1980 vistos por el neorrevisionismo pierden cualquier espesor histoacuterico cualquier especificidad
No es que en la historia argentina no se hayan cometido criacutemenes poliacuteticos seguidos de la desaparicioacuten de los cuerpos Pero cuando un reacutegimen dictatorial hace un uso sistemaacutetico de este meacutetodo convirtieacutendolo durante siete antildeos como ha analizado Pilar Calveiro en una estrategia de aterrorizamiento y displinamiento social y poliacutetico estamos ante un fenoacutemeno de otra naturaleza Tambieacuten podemos identificar momentos de grave endeudamiento en la historia del paiacutes pero el proceso de endeudamiento masivo de la periferia capitalista que estalla en la deacutecada de 1980 ndashcomo es sabido fenoacutemeno derivado de la gran masa de capital circulante tras la suba del precio del petroacuteleo y la crisis capitalista de 1973-1974ndash tiene una especificidad histoacuterica que esa corriente termina por aplanar
El problema no estaacute en la explicitacioacuten de la visioacuten poliacutetica del historiador (sin ir maacutes lejos el decano de nuestros historiadores Tulio Halperin cada vez que arriba a nuestro paiacutes acepta entrevistas de cuanto medio lo solicita y no deja de pronunciarse sobre el presente poliacutetico) sino en la articulacioacuten que el historiador es capaz de hacer entre visioacuten poliacutetica y praacutectica historiograacutefica entre historia y memoria o entre pasado y presente para decirlo en teacuterminos que me son gratos Todos conocemos porque estaacute en el abeceacute de la formacioacuten profesional los riesgos de que nuestra ldquoparcialidadrdquo poliacutetica presente nos induzca a ldquopresentificarrdquo el pasado que es en definitiva la operacioacuten del revisionismo El problema radica ndashla expresioacuten es de Halperinndash en entender el pasado como una alegoriacutea del presente Paradoacutejicamente esta hiperpolitizacioacuten de la historia tiene un efecto deshistorizante pues se basa en el supuesto de que la historia argentina fue siempre la misma en la cual los ldquomalosrdquo de hoy son la continuacioacuten de los ldquomalosrdquo de ayer y los ldquobuenosrdquo de ayer son los abuelos y los padres de los ldquobuenosrdquo de hoy
Ahora bien los riesgos de anacronismo historiograacutefico que tanto obsesionan a Palti no se resuelven proclamando lisa y llanamente cualquier ldquodesconexioacutenrdquo entre pasado y presente alimentando la ilusioacuten de cierta vertiente de la historia intelectual de la posibilidad de abandonar
todo presente para iniciar una suerte de viaje encapsulado al pasado buscando circunscribir la intepretacioacuten del texto a estudiar dentro y soacutelo dentro del universo linguumliacutestico de su eacutepoca Para evitar el anacronismo de los neorrevisionistas que leen un texto del siglo xix como si fuera del siglo xxi Palti lee en el siglo xxi como si fuera un contemporaacuteneo linguumliacutestico del siglo xix Mientras Palti se cree capaz de viajar aseacutepticamente al tiempo de Sarmiento o al menos a su universo linguumliacutestico Pacho cree posible traernos a Dorrego a nuestro presente Este nos divierte por televisioacuten aquel nos aburre por escrito Quiero decir en suma que la despolitizacioacuten acadeacutemica de la historia no es la solucioacuten frente a esta hiperpolitizacioacuten militante de la historia sino el reverso de la medalla Palti es funcional a OrsquoDonnell tanto como OrsquoDonnell lo es a Palti
Para este uacuteltimo el desideratum de la historiografiacutea cientiacutefica es la evacuacioacuten absoluta de cualquier marca subjetiva derivada del posicionamiento del autor Su criacutetica historiograacutefica favorita es mostrar hasta el cansancio coacutemo los deseos subjetivos de un autor estariacutean contradiciendo sus mismos supuestos cientiacuteficos Consciente de que no ha logrado semejante ejercicio de desubjetivacioacuten en Verdades y saberes del marxismo pide desde el proacutelogo la indulgencia del lector por si hubiera subsistido a pesar de sus esfuerzos de asepsia historiograacutefica alguna mancha de autor que hubiera escapado a su celo Si se ha ofuscado con mi criacutetica es porque puse de manifiesto coacutemo en esta obra el historiador no habriacutea logrado asfixiar completamente al poliacutetico
No soacutelo ldquohacen poliacuteticardquo los historiadores que asiacute lo declaran ni aquellos con cuyas posturas no coincidimos Tampoco la perspectiva maacutes objetivista o cientificista escapa al posicionamiento poliacutetico iquestAlguien podriacutea afirmar que incluso el proyecto rankeano de conocer el pasado ldquotal y como verdaderamente ha sidordquo estaacute maacutes allaacute de la ideologiacutea Los historiadores desde el momento mismo en que identificamosconstruimos una problemaacutetica del pasado estamos tomando una decisioacuten poliacutetico-historiograacutefica desde el presente No casualmente escogiacute como insignia en la primera paacutegina de mi primer libro colocar como epiacutegrafe un tramo de las ldquoTesis sobre el concepto de historiardquo de Benjamin porque creiacutea y sigo creyendo en la voluntad criacutetica del historiador de
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contribuir a romper con el conformismo historicista dilucidando ndasha traveacutes de las reglas de su oficiondash aquellos momentos perdidos olvidados o reprimidos del pasado en virtud del continuum de la historia Esta voluntad estaacute inextricablemente asociada a la conciencia del historiador acerca de un presente cargado de riesgos y de una tradicioacuten de los vencidos que vuelve a ser avasallada Por supuesto que desde la perspectiva de la Poshistoria estos temores son vanos No deja de ser altamente significativo que Benjamin sostuviera este tenor de reflexioacuten frente a Horkheimer para quien ldquola injusticia pasada ha transcurrido y concluido Los muertos estaacuten realmente muertosrdquo Ciertamente no podemos hacer de las ldquoTesisrdquo una preceptiva historiograacutefica para nuestro tiempo pero creo que es estimulante buscar en ellas inspiracioacuten cuando no queremos resignarnos a disociar el presente del pasado No niego en absoluto el cambio epocal iniciado en torno a 1989 seacute que la adopcioacuten de las tesis benjaminianas acerca de escribir la historia desde el punto de vista de los vencidos no admite despueacutes del estalinismo ilusioacuten o ingenuidad respecto de las interrupciones mesiaacutenicas del tiempo histoacuterico Como ha sentildealado recientemente Enzo Traverso en La historia como campo de batalla ldquoPara quienes no han elegido el desencantamiento resignado o la reconciliacioacuten con el orden dominante el malestar es inevitable Probablemente la historiografiacutea criacutetica se encuentre hoy bajo el signo de tal malestar Hay que tratar de volverlo fructiacuteferordquo
Pero maacutes allaacute de la eleccioacutenconstruccioacuten de su objeto todo historiador incluso en el caso extremo de que se limitara a copiar documentos inevitablemene elige (sopesa entre diversas opciones y finalmente elige) aquellos documentos o tramos que considera significativos y esa eleccioacuten estaacute inevitablemente fundada en un juicio Enjuicia no porque juzgue a las figuras de la historia pasada en teacuterminos de justos o reacuteprobos no porque lea de modo esencialista los documentos del pasado como intemporales como si pertenecieran a su misma eacutepoca sino desde el momento mismo en que interpreta fuentes en que pondera ndashsiacute ponderandash interpretaciones divergentes de una situacioacuten histoacuterica en que evaluacutea la plausibilidad de un proyecto en que sopesa relaciones de fuerzahellip
El juicio del historiador que finalmente se elabora a partir de la interpretacioacuten de
fuentes conforme las reglas del oficio y aunque se refiera a eacutepocas preteacuteritas es tambieacuten un juicio inscripto en la historia Salvo claro para quien tiene el salvoconducto para considerar estos miacuteseros procesos desde el privilegiado observatorio de la Poshistoria Porque si hay un lugar desde el cual el juicio histoacuterico se torna absoluto es precisamente el de la perspectiva del Fin de la Historia
2 La muerte del marxismo y el fin de la historia
Hay quienes quisieran negar el valor y el vigor de la historiografiacutea a que han dado lugar los historiadores britaacutenicos y que hoy es proseguida por generaciones de joacutevenes a ambos lados del Atlaacutentico Escuchamos sus proclamas no solo de boca de quienes desde la derecha insisten en su retoacuterica macartista sino tambieacuten de aquellos que ndashhablando supuestamente desde la izquierdandash afirman que vivimos en una era postmoderna en la que ya no existe continuidad entre pasado y presente ni razoacuten alguna que permita esperar que el futuro pueda ser diferente de este modo es como sirven a los poderes establecidos ofrecieacutendoles una imagen refleja de la tesis del fin de la historia
Harvey J Kaye ldquoiquestTiempos difiacutecilesrdquo
ldquoLa muerte del marxismordquo al igual que ldquoel fin de las ideologiacuteasrdquo y ldquoel fin de la historiardquo se desprende del wishful thinking de ciertos acadeacutemicos convencidos de que su propia sociedad debe ser eterna porque les resulta confortable
Christopher Hill ldquoiquestUnas exequias prematurasrdquo
En 1992 apenas tres antildeos despueacutes de la caiacuteda del muro de Berliacuten y a un antildeo del derrumbe de la urss la revista britaacutenica History today dirigioacute a una veintena de historiadores una serie de preguntas sobre las implicaciones que estos acontecimientos tendriacutean sobre la teoriacutea marxista en particular y la labor historiograacutefica en general iquestRepresentaba este derrumbe ignominioso del comunismo la muerte del marxismo teoriacutea que se habriacutea mostrado incapaz de predecir o de explicar semejante acontecimiento iquestEstaacutebamos ante el fin del ciclo del comunismo iniciado en
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1917 o incluso ante el fin del ciclo mismo de las revoluciones modernas iquestDerrotada cualquier alternativa al capitalismo habiacuteamos finalmente arribado al tantas veces anunciado ldquofin de la historiardquo e ingresado en la Poshistoria A este volumen (de donde extraigo mis epiacutegrafes) siguieron el citado pamphlet de Joseph Fontana la obra colectiva Despueacutes de la caiacuteda editada por Robin Blackburn el libro de Perry Anderson sobre Los fines de la historia y una vasta bibliografiacutea que seriacutea vano citar en detalle aquiacute
La respuesta de los historiadores a estos problemas fue pues inmediata pero sus consideraciones complejas y elaboradas contrastaron con las foacutermulas impactantes del periodismo y el ensayismo fin-de-siegravecle Por ejemplo casi todos los historiadores que respondieron a la consulta de History today se instalaron en la mediana y larga duracioacuten y trataron de evaluar la suerte del marxismo comparaacutendola con el ciclo de otros sistemas de pensamiento y de creencias del pasado revelando una precaucioacuten propia de la profesioacuten que estuvo mayormente ausente entre los periodistas adoradores del acontecimiento Asiacute Christopher Hill veniacutea a recordarnos que ldquola Cristiandad sobrevivioacute a los horrores de la Inquisicioacuten y a la quema de herejes y las guerras de religioacutenrdquo Y David Marquand observaba que ldquolos perdedores no siempre caen y mueren En ocasiones contraatacan Algunas veces se las ingenian para transformar la derrota en victoria o cuanto menos para dejar el asunto en tablas Incluso cuando se convierten en cadaacuteveres poliacuteticos no necesariamente lo son desde el punto de vista intelectualrdquo Y antildeadiacutea a continuacioacuten
A decir verdad algunos perdedores han muertohellip Lo que cuenta es si la tradicioacuten perdedora tiene recursos para interpretar asimilar y adaptarse a su propia derrota si es o no capaz de encontrar el modo de explicar lo ocurrido en sus propios teacuterminos y en caso de serlo rearmar a sus adeptos para ulteriores ataques Una adaptacioacuten afortunada implica revisioacuten desde adentro no la rendicioacuten ante los que acechan afuera La Iglesia Catoacutelica subrevivioacute a la Reforma porque la tradicioacuten catoacutelica disponiacutea de recursos morales e intelectuales suficientes para que los catoacutelicos hicieran frente al reto que se les presentaba sin dejar de ser catoacutelicos La antigua religioacuten romana desaparecioacute porque sus categoriacuteas resultaban demasiado estrechas y
fraacutegiles para que sus fieles pudieran reinterpretarlas y dotar con ellas de sentido a un mundo nuevo
Es en esta liacutenea de reflexioacuten y no en una defensa atrincherada y dogmaacutetica que vengo sosteniendo que una indagacioacuten seria (y no sumaria como la realizada por Palti) sobre la ldquocrisisrdquo o la ldquomuerte del marxismordquo deberiacutea explorar los desarrollos del marxismo contemporaacuteneo sobre todo los acontecidos en los uacuteltimos veinticinco antildeos para evaluar si esta teoriacutea o alguna de sus vertientes ha sido capaz de renovar sus ldquorecursos para interpretar asimilar y adaptarse a su propia derrotardquo si ha sido o no ldquocapaz de encontrar el modo de explicar lo ocurrido en sus propios teacuterminos y en caso de serlo rearmar a sus adeptos para ulteriores ataquesrdquo
Aunque vivimos en tiempos en que el marxismo aparece automaacuteticamente como sinoacutenimo de dogmatismo mientras que posmarxismo o ex marxismo se lucen como equivalentes de apertura inteletual y renovacioacuten teoacuterica vale la pena enfatizar cuaacutento de dogmatismo y de ldquofilosofiacutea de la historiardquo ha estado en juego entre quienes proclamaron su crisis o su muerte iquestEn nombre de queacute sino de una nueva filosofiacutea de la historia se puede proclamar ldquoel fin de las revolucionesrdquo Como sentildeala Traverso las revoluciones no se decretan sino que ldquose inventanrdquo ldquosurgen de las crisis sociales y poliacuteticas sin derivarse de ninguna lsquoleyrsquo de la historiardquo
En lo que hace a la labor historiograacutefica no veo sino desventajas en cerrar el ciclo de Historia con sus utopiacuteas y sus revoluciones en pos de una nueva filosofiacutea histoacuterica que no hace sino aplanar los procesos sociales en otro Gran Relato el relato del fin de los relatos en definitiva el relato del posmodernismo Ahora bien de aquiacute no se desprende que para miacute el posmodernismo sea como en la burda caricatura que de miacute traza Eliacuteas Palti una moda ideoloacutegica derechista y pasajera que no deba tomarse en consideracioacuten Toda mi actividad historiograacutefica e intelectual tiene como punto de partida el hecho de que nos ha tocado vivir en una eacutepoca histoacuterica en la cual comunismo ya no significa futuro utopiacutea o revolucioacuten sino un reacutegimen totalitario propio del pasado y donde nociones como mercado libre empresa competencia individualismo no remiten ya a los estrechos liacutemites del egoiacutesmo burgueacutes sino que aparecen
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como valores legitimados y naturalizados Hacer historia contemporaacutenea no significa aceptar pasivamente este estado de cosas sino comprender coacutemo llegamos a eacutel Este programa implica al menos una primera forma de resistirla
Es manifiesto que mi empentildeo en editar autores como Gorz Jameson y Anderson (por no hablar del conjunto del debate modernidadposmodernidad que compiloacute Casullo) en el marco de una editorial de izquierdas como El Cielo por Asalto respondiacutea a una necesidad de tomar en serio el desafiacuteo del posmodernismo Desde revistas como El Cielo por Asalto o El Rodaballo quisimos contribuir a la comprensioacuten no soacutelo del derrumbe del comunismo y de la crisis de las izquierdas sino simultaacuteneamente de las metamorfosis del capitalismo tardiacuteo de la llamada sociedad postindustrial del fin del viejo mundo del trabajo y del ocaso de la poliacutetica fundada en el Proletariado asiacute como atisbar la emergencia de nuevas formas poliacuteticas y culturales Mientras otros desdentildeaban por considerarla de antemano obsoleta cualquier reflexioacuten o preocupacioacuten por las viejas y las nuevas formas de la emancipacioacuten quienes integramos esos colectivos buscamos afirmarnos en lo mejor de nuestras tradiciones del pensamiento de izquierdas sin dejar de dialogar criacuteticamente con autores como Foucault Derrida o Deleuze y sin ignorar o despreciar a los adversarios como Fukuyama
Ahora bien reconocer un adversario ideoloacutegico no significa sucumbir ante eacutel Aceptar una derrota y por lo tanto tomar en serio una ideologiacutea hegemoacutenica no implica necesariamente asumirla ni mucho menos prosternarse ante ella Como ha sentildealado Anderson una cosa es haber sido derrotados otra es estar vencidos Autores como Gorz Thompson Williams Hobsbawm Anderson Jameson Eagleton E M Wood Loumlwy Traverso Gilly Joseph Fontana o Joseacute Sazboacuten entre nosotros por citar soacutelo a algunos que han coincidido en el campo historiograacutefico llevaron adelante una labor criacutetica de revisioacuten de resistencia luacutecida y de rearme de la cultura de izquierdas en tiempos difiacuteciles a distancia tanto del triunfalismo vacuo de los que dijeron ldquoaquiacute no ha pasado nada hay que esperar al proacuteximo ciclo de la lucha de clasesrdquo como de quienes dieron vuelta la hoja de la Historia y con un gesto de desdeacuten dijeron ldquoadioacutes a todo esordquo
Es posible deseable incluso que esta franja
de pensamiento criacutetico adolezca de tensiones irresueltas acaso de contradicciones pues su proyecto poliacutetico-intelectual busca afirmarse en un espacio muy fraacutegil entre digamos para usar la jerga paltiana una Verdad sin Saberes y un Saber sin Verdades Desde luego para cada una de estas opciones extremas no hay tensiones ni para la Historia en pleno torbellino de lucha clasista propia de los viejos izquierdistas al estilo de un James Petras ni para la paz de los cementerios de la Poshistoria de Palti hay riesgos de que ldquolas conclusiones de sus posturas minen sus propios presupuestosrdquo La productividad del pensamiento del espacio criacutetico tiene que ver precisamente con esa difiacutecil colocacioacuten que ha escogido
3 La carta robada
[hellip] para ocultar aquella carta el ministro habiacutea recurrido al maacutes amplio y sagaz expediente de no tratar de ocultarla absolutamente
Edgar Allan Poe La carta robada
iquestQueacute atractivo conserva el archivo [hellip] cuando en el momento actual esas formas de aprehender el pasado provocan la sonrisa o en el mejor de los casos parecen vestigios de una historiografiacutea sobre la que reflexionan sabiamente ciertos intelectuales
Arlette Farge La atraccioacuten del archivo
Palti concluye su uacuteltima reacuteplica recordando que ldquouna vez [hellip] un allegado suyo me contaba no sin cierta maledicencia de su parte que la gran ambicioacuten de Tarcus seriacutea llegar a encontrar en un archivo de Hungriacutea una carta que probase que Lukaacutecs nunca fue estalinistardquo En lugar de replicar esta chicana con otra semejante me parece maacutes productivo sugerir una breve reflexioacuten sobre la sensibilidad del historiador ante las fuentes escritas su buacutesqueda y su interpretacioacuten La chicana alude a una buacutesqueda imposible (esa carta no existe) o bien a una buacutesqueda inuacutetil (una pieza suelta jamaacutes podriacutea torcer un juicio histoacuterico sobre el estalinismo de Lukaacutecs fundado en la abundante evidencia de todo un corpus documental que lo incrimina) Sin embargo iquestno matizariacutea el juicio histoacuterico sobre el estalinismo de Lukaacutecs el hallazgo de una o maacutes cartas donde el filoacutesofo huacutengaro le confesara
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a sus amigos el iacutentimo rechazo que le produciacutea un reacutegimen al que se veiacutea obligado a adscribir por una penosa combinacioacuten de presiones y conveniencias iquestNo arrojariacutea nueva luz a nuestra comprensioacuten acerca de la situacioacuten de la vida intelectual bajo el estalinismo una reflexioacuten o una confesioacuten de uno de los marxistas maacutes significstivos del siglo xx sobre los tortuosos mecanismos no soacutelo de la censura sino de la autocensura los autos de fe las autocriacuteticas las autoincriminaciones y las palinodias Lukaacutecs no es Zdanov me parece maacutes productivo pensarlo como figura traacutegica que como un mero verdugo
No hizo falta llegar a Eliacuteas Palti para saber que una carta suelta en siacute misma no prueba demasiado En todo caso es necesario previamente hallarla dentro de un conjunto un fondo de archivo saber si la institucioacuten que la resguarda da fe de su autenticidad o nos pone en la pista de su historia archiviacutestica es preciso ponerla en relacioacuten con otras piezas de ese conjunto considerar que vamos a hacer un uso puacuteblico de un texto en principio ldquoprivadordquo y en suma poner en juego en su lectura todos los recursos de la interpretacioacuten textual y contextual El historiador formalista carece de esa sensibilidad que Arlette Farge analizoacute como le goucirct de lrsquoarchive Como ya sabe de antemano lo que quiere decir (lo ha deducido) le resulta incomprensible esa desmesura de entregarse meses antildeos enteros a improbables hallazgos en esos universos inconmensurables de papel iquestEntonces buscar una carta o buscar cartas iquestPruebas o azares silogismos o conocimientos La diferencia nos remite al ldquoYo no busco encuentrordquo de Picasso Frase de artista pero tambieacuten actitud de pensador y disposicioacuten del historiador Quien busca una carta y desecha todas las otras hasta encontrar aquella que le sirve para lo que queriacutea demostrar no hace arte ni historia a lo sumo propedeacuteutica Un loacutegico Quien mientras busca una carta encuentra otras abre las puertas a que lo que busca se encuentre con lo desconocido abre los sobres que pueden demoler las foacutermulas de una historia ya conocida que soacutelo espera localizar las pruebas que la legitimen
Hay una ldquocarta robadardquo en la historia de las vicisitudes del marxismo que viene a cuento una carta que estaacute a la vista pero que nadie ve durante medio siglo hasta que alguien es capaz de encontrarla Y quien la encuentra no es quien la tiene ni quien la ve sin verla sino aquel
historiador benjaminiano imbuido de la nocioacuten de peligro Me refiero a la ceacutelebre carta de Marx a Vera Sazuacutelich del 8 de marzo de 1881 sobre los posibles caminos que podiacutea tomar el curso histoacuterico en la Rusia zarista Significativamente la carta no fue publicada por los marxistas rusos que desde entonces la tuvieron en su poder Descubierta por Riazanov en 1918 entre los papeles de Plejanov el marxoacutelogo ruso la publicoacute sin mayores consideraciones como una suerte de curiosidad histoacuterica Recieacuten medio siglo despueacutes cuando el debate sobre las viacuteas alternativas al desarrollo capitalista cobroacute escala internacional investigadores como el historiador japoneacutes Haruki Wada el ingleacutes Theodor Shanin o el argentino Joseacute Aricoacute le dieron especial relieve integrando esta pieza finalmente enviada con los sucesivos borradores descartados por Marx una muestra del esforzado trabajo de Marx por responder una pregunta en apariencia muy simple pero que apuntaba al corazoacuten de su propio sistema Esta simple carta de apenas algunas liacuteneas reinterpretada en el contexto de los antildeos lsquo70 nos revelaba un Marx descentrado del modelo evolutivo de la historia un Marx que no era ldquomarxistardquo Aricoacute halloacute pues luego de una prolongada labor de estudio y reflexioacuten la carta en que Marx no era marxista ldquoHallazgosrdquo como el de Aricoacute una cartita una pieza de un geacutenero menor como la correspondencia soacutelo pueden despertar el desintereacutes o la mofa de quien practica una versioacuten formalizada y logicista de la historia intelectual
Bien pensado es notable este desdeacuten por la carta cuando todo este prolongado debate nacioacutehellip iexclde una carta de Oscar del Barco Y dentro de un debate muy tedioso hay que reconocer que hay en el fondo algo gracioso Comenceacute sentildealando en el primer ensayo de esta poleacutemica aparecido en Poliacuteticas de la Memoria que Palti haciacutea en el capiacutetulo sobre Nahuel Moreno de Verdades y saberes del marxismo una operacioacuten inconcebible para un historiador intelectual tan consustanciado con la preceptiva de la Escuela de Cambridge cuando le atribuye al liacuteder del trotskismo argentino una visioacuten traacutegica de la poliacutetica Deciacutea alliacute que Palti sin intentar trazar una historia de la corriente morenista ni llevar a cabo un trabajo de historia oral con los militantes de esa vertiente poliacutetica o sin relevar el conjunto de los escritos de Moreno apelaba al hallazgo de un paacuterrafo especiacutefico tomado de una entrevista que el propio Moreno
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habiacutea encargado al aparato editorial de su partido un paacuterrafo donde Palti cree encontrar las trazas de una definicioacuten de la visioacuten traacutegica tal como la definiacutea Lucien Goldmann No sin esfuerzo podriacutea llegar a reconocerse en ese paacuterrafo simplemente que Moreno leyoacute al autor de Le Dieu Cacheacute Y en todo caso que en una entrevista el liacuteder del mas era capaz de hacer gala de una amplitud intelectual que no necesariamente se trasuntaba en la vida intelectual ni mucho menos en la orientacioacuten poliacutetica y en la actividad militante de la organizacioacuten Palti me acusa de buscar la carta en que Lukaacutecs no era estalinista y eacutel se ufana por haber hallado el paacuterrafo en que Nahuel Moreno no era morenista iquestTanto Skinner para esto
4 Pasiones intelectuales
[hellip] una obra que revoluciona las ideas y las jerarquiacuteas establecidas no puede suscitar sino reacciones heteroacuteclitas Su eacutexito se mide en funcioacuten del vigor de la poleacutemica que soacutelo puede existir si la adhesioacuten comparte ese vigor con la oposicioacuten y el amor con el odio
Eacutelisabeth Badinter Las pasiones intelectuales
Debo decir que si a Palti le disgusta el perfil de flemaacutetico posmoderno que de eacutel habriacutea yo trazado a miacute en cambio me complace el perfil de polemista apasionado y coleacuterico que me atribuye Para el homo academicus las pasiones deben estar debidamente sublimadas soacutelo cabe el incremento continuo regular de la produccioacuten curricular y el friacuteo caacutelculo racional para avanzar estrateacutegicamente posiciones dentro del campo profesional Para cualquier sujeto debidamente disciplinado en este juego de poder mis esfuerzos en crear y sostener formaciones intelectuales revistas independientes y pequentildeos proyectos editoriales o mi empentildeo en producir intervenciones poliacutetico-intelectuales maacutes allaacute de la academia le resultan completamente ajenos e incomprensibles Nadie ignora salvo Eliacuteas Palti que las formaciones grupusculares con su bajo nivel de institucionalizacioacuten estaacuten habitualmente atravesadas por pequentildeas disputas de poder pasiones encontradas y conflictos libidinales Desde luego el mundo acadeacutemico estaacute tambieacuten tensionado por pequentildeas mezquindades y juegos de poder incluso en un grado superlativo Pero
cualquiera que haya leiacutedo el abeceacute de la sociologiacutea de las instituciones o sea capaz de salir un poco de su solipsismo y sostener un cierto grado de reflexioacuten criacutetica sabe que este tipo de conflictos que a menudo comprometen gravemente y a veces hacen estallar las formaciones grupusculares suelen ser mediatizados (y por lo tanto amortiguados) en instituciones de mayor complejidad formalizacioacuten jerarquizacioacuten y reconocimiento
Como sentildealeacute al comienzo muchos colegas de mi generacioacuten y sobre todo los de la generacioacuten anterior nos formamos en esos espacios poliacutetico-intelectuales y somos sujetos de esos habitus A partir del antildeo 1984 con la normalizacioacuten de la vida universitaria posdictadura fuimos incorporaacutendonos a la vida acadeacutemica Dado que no fue una agregacioacuten de casos individuales sino un proceso colectivo que afectoacute a cientos o a miles de docentes e investigadores los que entonces nos incorporaacutebamos a la vida acadeacutemica buscamos enriquecerla llevando no soacutelo temas autores y programas enteros de investigacioacuten que traiacuteamos de dichos espacios poliacutetico-intelectuales sino que reprodujimos en su seno muchos de esos habitus adquiridos como editar revistas y convocar seminarios de debate intelectual Son espacios que si bien la academia ha acogido en buena medida desde 1984 a esta parte se mantienen como focos de resistencia intelectual dentro un campo acadeacutemico que a medida que crece y se profesionaliza tambieacuten sufre un efecto de burocratizacioacuten del conocimiento de produccioacuten de investigadores preformateados y en serie No reniego de la academia en la cual estoy indudablemente inscripto y dentro de la cual no ejerzo estrategia ldquoentristardquo alguna Simplemente trato de mantener encendida la llama de la produccioacuten intelectual dentro de ella e incluso maacutes allaacute de ella tratando de no escribir exclusivamente para la tribu y en la jerga de la tribu
iquestPor queacute intelectual Me explico Asiacute como ayer en el campo de la accioacuten poliacutetico-intelectual me empentildeeacute en cuestionar las praacutecticas burocraacuteticas manipulatorias y dogmaacuteticas de las izquierdas en el campo donde juego hoy elijo manifestar ldquoel malestar en la academiardquo sentildealar los que a mi criterio son los riesgos de burocratizacioacuten y de peacuterdida del sentido en la produccioacuten del conocimiento Me anticipo a decir que para Palti esto es inconcebible una suerte de contradiccioacuten en los
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teacuterminos una fuente de futuros paralogismos y otras perversiones loacutegicas Palti fue ayer el militante disciplinado hoy es el perfecto homo academicus Asiacute como nunca hizo interferir sus saberes en las verdades del Partido (no conozco al menos ninguna criacutetica de esas inconmovibles ldquoverdadesrdquo o de las praacutecticas del morenismo firmada por Andreacutes Chester) hoy se ha empentildeado en mostrar que lo mejor que puede hacer la Academia es producir un saber purgado de verdades Ayer cuando todaviacutea corriacutean los agitados tiempos de la Historia era el Poliacutetico Revolucionario abnegado y disciplinado hoy bajo la monotoniacutea de la Poshistoria es el Acadeacutemico virtuoso con la suficiente autodisciplina como para vigilar y evacuar cualquier resto de poliacutetica de su registro cientiacutefico Ni antes ni despueacutes fue capaz siquiera de intuir la figura del intelectual como el criacutetico el ldquoaguafiestasrdquo que cuestiona la unilateralidad de esos roles en el interior de cada uno de esos momentos Es en ese sentido que vengo sosteniendo en este debate que tanto antes como ahora Palti y yo nos posicionamos de modo exactamente opuesto
Si mi criacutetica a su estudio sobre el marxismo de Moreno lo irritoacute tanto fue precisamente porque le sentildealaba aquello que por otra parte era obvio para todo el campo historiograacutefico pero nadie le deciacutea francamente que ese capiacutetulo poniacutea en evidencia que a traveacutes del aseacuteptico acadeacutemico el militante morenista reprimido seguiacutea hablando La poliacutetica expulsada por la puerta de la Modernidad habiacutea vuelto a entrar por la ventana de la Poshistoria Mi criacutetica era pues una verdadera afrenta para quien ha hecho de la evacuacioacuten de la poliacutetica y de cualquier subjetividad el desideratum de la historiografiacutea cientiacutefica
Para concluir Seguacuten su propia confesioacuten en su reiterado afaacuten criacutetico Palti no se ha privado siquiera de apelar al maacutes ruin de los recursos llegando a recabar chismes entre antiguos ldquoallegadosrdquo despechados En plan de confesiones me veo en la obligacioacuten de decir lo miacuteo tambieacuten yo busqueacute informacioacuten en su entorno pero he de confesar mi completo fracaso no encontreacute a nadie absolutamente nadie en quien Eliacuteas Palti hubiera despertado una pasioacuten
PrismasRevista de historia intelectual
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Resentildeas
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Sabina Loriga La piccola x Dalla biografia alla storia Palermo Sellerioeditore 2012 213 paacuteginas
En el prefacio de esta obra la autora da cuenta de coacutemo desde fines del siglo xviii los historiadores buscaron descubrir las dinaacutemicas de la historia universal dejando de lado las acciones de los individuos Llama a este proceso la ldquodesertificacioacutenrdquo del pasado Sin embargo ante el avance de esta tendencia una minoriacutea de autores trataron de salvar la dimensioacuten individual de la historia y de dar cuenta de ella en sus obras Esta dimensioacuten es la que Johann Gustav Droysen llamoacute ldquola pequentildea xrdquo ndasho la x minuacutesculandash A comienzos de la deacutecada de 1860 Droysen escribioacute ldquosi se llama A al genio individual es decir a todo aquello que es singular en un hombre lo que posee y hace entonces esta A es a+x a estaacute compuesta por todas las circunstancias externas ndashpaiacutes pueblo eacutepoca etceacuteterandash mientras que x representa su contribucioacuten personal la obra de su libertad individualrdquo Siguiendo esta sugerencia de Droysen como norte la autora destaca que varios autores del siglo xix y xx trataron de explorar esa x minuacutescula Con la intencioacuten de seguir estas indagaciones Loriga propone trascender las disciplinas y elige una serie de autores Thomas Carlyle Wilhelm von Humboldt Jakob Burckhardt Wilhelm Dilthey Leoacuten Tolstoi Destaca que es difiacutecil agrupar a estas figuras en una sola escuela o tendencia
interpretativa o dotar de coherencia a sus intereses y producciones Sin embargo propone pensar estas voces en conjunto porque tienen en comuacuten dos convicciones 1 ldquocreen que el mundo histoacuterico es creativo productivo y que esta cualidad no tiene su fundamento en un principio absoluto trascendente o inmanente a la accioacuten humana sino en la accioacuten reciacuteproca de individuos singularesrdquo 2 ldquotienen un fuerte sentido de la vitalidad perifeacuterica de la historia maacutes que unificar los fenoacutemenos tratan de revelar la naturaleza multiforme del pasadordquo (p 17) Ademaacutes de los autores mencionados la autora se sirve de referencias de William James Max Weber Walter Benjamin Siegfried Kracauer entre otros Pero es el mencionado elenco el que llama centralmente su atencioacuten El libro estaacute organizado en una Prefazione y siete capiacutetulos i ldquoLa soglia biograficardquo ndashel umbral biograacuteficondash ii ldquoLa vertigine della storiardquo iii ldquoEl dramma della libertagraverdquo iv ldquoLa pluralitagrave del passatordquo v ldquoLrsquouomo patologicordquo vi ldquoLa storia infinitardquo vii ldquoSulle spalle dei gigantirdquo
Antes de adentrarse en el seguimiento de los autores seleccionados Loriga dedica parte del libro a estudiar las ldquofronteras inciertas e inestablesrdquo que separan la biografiacutea de la literatura y de la historia En el capiacutetulo i revisa
los oriacutegenes antiguos de la biografiacutea en Grecia y en Roma y se refiere a bioacutegrafos del medioevo y del Renacimiento Sin embargo se enfoca en los escritores de vidas que recibieron por primera vez el bautismo de ldquobioacutegrafosrdquo fueron ingleses Izaak Walton John Aubrey Samuel Johnson James Boswell
Desde sus inicios la biografiacutea fue seguacuten sentildeala Loriga un ldquogeacutenero hiacutebrido y promiscuordquo constantemente tensionado entre la historia y la literatura cambiante en sus elecciones y en sus estilos narrativos y por lo tanto difiacutecil de ser sometido a reglas Las reflexiones maacutes sistemaacuteticas sobre el geacutenero se concentraron en el curso del siglo xviii Este hecho se debe a que se comenzoacute a escribir biografiacuteas que ya no eran las hagiografiacuteas de santos y reyes sino que aparecieron en escena nuevos personajes como poetas soldados y criminales y se comenzoacute a dar relevancia a los tonos iacutentimos de las vidas por escribir Ya en el siglo xix la biografiacutea se convirtioacute en parte de un oficio el de algunos criacuteticos literarios Las figuras ligadas a esta definicioacuten fueron John Forster John Morley James Parton y Charles-Augustin Sainte-Beuve A partir de esta afirmacioacuten Loriga revisa las propuestas de Sainte-Beuve en relacioacuten con la forma de tratar las relaciones entre los autores y sus obras eacutel no
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pretendiacutea relevar las circunstancias singulariacutesimas de los autores que estudiaba maacutes bien anhelaba encontrar en el caso singular un valor tipoloacutegico Otro autor para el que la criacutetica literaria debiacutea ser biograacutefica es Hippolyte Taine aunque su idea era convertir la biografiacutea en una forma cientiacutefica de abordaje Junto con estas personalidades destacadas del mundo intelectual en la segunda mitad del siglo xix comenzaron a ver la luz empresas enciclopeacutedicas de diccionarios biograacuteficos De alguna forma la aparicioacuten de importantes diccionarios en Inglaterra y Francia lejos de traducirse en una forma novedosa de presentar semblanzas biograacuteficas generoacute un boom de nuevas biografiacuteas muy cercanas a las hagiografiacuteas y comenzaron a trazarse galeriacuteas de personalidades demasiado solemnes Por su parte se alzaron ldquovoces rabiosasrdquo contra la biografiacutea Entre sus maacutes ceacutelebres detractores se encontraban personalidades que abarcan un arco temporal y espacial que va seguacuten sugiere la autora desde Charles Dickens hasta Sigmund Freud
Avanzando en el recorrido la autora destaca que ya en el curso del siglo xix la impersonalidad tuvo un eacutexito indiscutido en las formas de practicar la criacutetica literaria Partiendo de las consideraciones de Virginia Woolf y llegando a las ideas de Roland Barthes Loriga muestra de queacute manera se fue acentuando una tendencia a renunciar a la nocioacuten de individuo en la historia de la literatura y la criacutetica literaria Este movimiento de
borramiento de las huellas individuales en las obras literarias habriacutea sido acompantildeado por la difusioacuten de la idea de los liacutemites poco claros de la ldquoverdad biograacuteficardquo
Pero no soacutelo en la frontera entre biografiacutea y criacutetica literaria se encuentran vecinos incoacutemodos o belicosos en el recorrido propuesto por Loriga ldquotambieacuten la frontera que separa la historia de la biografiacutea fue siempre incierta y poco paciacuteficardquo (p 32) El recorrido propuesto para evaluar esta otra liacutenea de frontera presenta en el libro caracteriacutesticas similares al propuesto para la criacutetica literaria Se parte desde la mirada de Tuciacutedides ndashquien manifestoacute desprecio por la biografiacuteandash y se avanza recuperando las voces de personalidades que ya hacia el siglo xix y atravesadas por las necesidades dictadas por el contexto de consolidacioacuten de los estados nacionales comenzaron a dar cuenta de que el destino de una nacioacuten no podriacutea ser equiparado ndashni comprendidondash con el destino de un hombre De este modo cuando la disciplina histoacuterica devino profesional y ligoacute parte de sus destinos a la creacioacuten de historias nacionales la categoriacutea de totalidad asumioacute el centro de las explicaciones histoacutericas Los desafiacuteos que la Historia recibioacute desde distintos campos como la Filosofiacutea y posteriormente la Sociologiacutea distanciaron cada vez maacutes a la biografiacutea del mapa de los historiadores ndashaunque no faltaron voces de disenso que la autora se encarga de poner en escenandash Como es sabido desde la segunda mitad del siglo xix ante la intencioacuten de la Historia
de convertirse en una ciencia los rasgos individuales y humanos del pasado fueron puestos en tela de juicio Posteriormente la encarnizada batalla de Annales contra ldquoel iacutedolo individualrdquo convirtioacute a la biografiacutea en una forma estigmatizada y sospechada para estudiar el pasado Loriga da cuenta de este recorrido
El capiacutetulo ii focaliza la atencioacuten en la obra de Thomas Carlyle Se recorren en sus paacuteginas desde los tempranos ensayos histoacutericos del autor hasta sus conferencias pronunciadas en mayo de 1840 ceacutelebres por ser aquellas en las que cristalizaron sus consideraciones sobre los heacuteroes y sus ideas respecto de la necesidad de que la historia universal se resumiera en las biografiacuteas de los grandes hombres (p 53) La nota distintiva de este capiacutetulo es que la autora pone en diaacutelogo los textos que fueron fruto de estas conferencias en el largo plazo de la produccioacuten de Carlyle y muestra las ideas sobre la historia y la biografiacutea que trascienden a esas conferencias De este modo Loriga sugiere por ejemplo que pese a ldquosu intuicioacuten un poco obsesiva sobre la esencia biograacutefica de la historiardquo (p 59) y pese a la idea de que ldquosolamente una reflexioacuten biograacutefica permite recoger la vida iacutentima y escondida del pasadordquo (63) en realidad las argumentaciones sobre los heacuteroes de Carlyle que a simple vista parecen ser baluartes de la biografiacutea como forma de conocimiento son bastante maacutes ambiguas ldquoen lugar de la exaltacioacuten de la personalidad el culto de los heacuteroes estaacute fundado sobre la renuncia del ego sobre
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el olvido de la persona y mira lo universal el punto del espejo que refleja el infinitordquo (p 71)
En el capiacutetulo iii Loriga propone lecturas de algunos textos del siglo xix que descansaron sobre la conviccioacuten de la necesidad de escribir las ldquobiografiacuteas de las nacionesrdquo En este punto recuerda que para los historiadores germanos como Leopold von Ranke y Friedrich Meinecke esta mirada no fue neutra ya que traiacutea consigo la idea de que las peculiaridades de los pueblos eran como las de las personas Es en este punto donde la autora concentra la mirada en Wilhelm von Humboldt partiendo de su sentencia ldquola nacioacuten es un individuordquo Loriga atiende a las consideraciones de Humboldt sobre la riqueza individual de la historia Completan el cuadro de este capiacutetulo consideraciones sobre Droysen ndashque como se mencionoacute ya sugirieron el tiacutetulo del libro aquiacute resentildeadondash Karl Lamprecht Eduard Meyer Otto Hintze El hilo conductor del capiacutetulo refiere a las necesidades las obligaciones y las posibilidades de eleccioacuten de argumentos y elementos para interpretar el pasado en lo que se conoce generalmente como ldquola escuela alemanardquo
Loriga revisa en el capiacutetulo iv las discusiones que tuvieron lugar entre el siglo xix y la primera mitad del siglo xx sobre los supuestos liacutemites de la Historia para conocer el pasado y los desafiacuteos que lanzaron diferentes filoacutesofos entre los que se destaca la voz de Johann Gottfried Herder En la vereda contraria la autora posiciona el ideario de Wilhelm Dilthey que tratoacute de pensar filosoacuteficamente y con
sensibilidad hermeneacuteutica la historiografiacutea alemana del siglo xix Loriga destaca que Dilthey sentoacute las bases de una mirada totalmente pluralista del mundo histoacuterico sugiriendo que la dinaacutemica del pasado no podiacutea captarse en principios absolutos ni trascendentes sino tan soacutelo en la accioacuten reciacuteproca entre individuos singulares (p 119) A diferencia de la ldquoescuela alemanardquo Dilthey abandonoacute el intereacutes por el Estado como actor y subrayoacute la necesidad de ldquodescubrir los diversos modos en los cuales la humanidad realiza su libertad interiorrdquo (p 123) Es en este punto donde la biografiacutea pasa a tener un rol destacado en tanto debe colaborar a condensar las experiencias histoacutericas por medio de ldquotiposrdquo ndashen tanto factores de inteligibilidad y no como tipos representativosndash en sintoniacutea con las propuestas de Max Weber
En el capiacutetulo v la autora centra la mirada en Jacob Burckhardt y muestra sus elecciones historiograacuteficas Desde su perspectiva el programa de Burckhardt puede resumirse en la siguiente operacioacuten de definicioacuten por la negativa ldquoa la historia del espiacuteritu promovida por la filosofiacutea de la historia que propone un disentildeo general de evolucioacuten en sentido optimista Burckhardt contrapone la historia del hombre una historia concreta radicada en la existencia cargada de contradicciones de aporiacuteas de paradojasrdquo (p 149) Otro punto que se destaca de Burckhardt es su intereacutes por poner en juego la imaginacioacuten del historiador con el objetivo casi hermeneacuteutico de acercarse a la forma de creacioacuten del artista
Tolstoi se encuentra en el centro de la escena en el capiacutetulo vi Loriga revela la intencioacuten de este escritor de pensar y mostrar el pasado a ldquonivel molecularrdquo (p 165) Por medio del seguimiento de las ideas de Tolstoi en relacioacuten con las obras de figuras como Adolphe Thiers o Henry Buckle se deja en evidencia el intereacutes de Tolstoi por vulnerar ldquola inaccesibilidad del pasadordquo En estas paacuteginas se analizan estrategias narrativas de Guerra y Paz en las que el autor cuenta las biografiacuteas de los personajes en sus diferentes facetas e intenta contar desde muacuteltiples puntos de vista y perspectivas la historia para alejarse de la idea de ldquoestabilidadrdquo La conclusioacuten a la que Loriga llega es que Tolstoi propone con su obra un modo alternativo de hacer la historia un modo que respeta y pondera el lugar de los ldquovaciacuteosrdquo que aparecen para narrar el pasado rescata las pluralidades subraya los puntos de vista divergentes y en suma sugiere que el pasado es inagotable (p 183)
Con el elocuente tiacutetulo de ldquoSobre las espaldas de los gigantesrdquo el capiacutetulo vii es el cierre del libro Se destaca en estas paacuteginas la forma en la que Loriga presenta sus propias experiencias como historiadora a la hora de escribir este libro Sentildeala que comenzoacute la investigacioacuten pensando ingenuamente que la biografiacutea era un nuevo problema historiograacutefico Narra tambieacuten que cuando entroacute en contacto con los debates sobre el tema su eje se deslizoacute desde los problemas ligados a la biografiacutea hacia los temas de debate sobre las posibilidades del conocimiento histoacuterico De este
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modo vale sentildealarlo el subtiacutetulo del libro maacutes que sugerir una sucesioacuten de etapas ldquode la biografiacutea a la historiardquo parece dar cuenta de este deslizamiento de eje ndashque para ser maacutes precisa es una ampliacioacuten de lente de observacioacutenndash A partir de estas ldquoconfesionesrdquo la autora propone en este cierre un ejercicio que sabe peligroso ndashasiacute lo calificandash y propone un diaacutelogo ente el pasado y el presente historiograacutefico para reflexionar sobre la pequentildea ldquoxrdquo En estas paacuteginas parte de un balance sobre las deacutecadas de 1970 y 1980 cuando en el contexto franceacutes (y con proyecciones internacionales) comenzaron a proponerse una serie de ldquogirosrdquo historiograacuteficos ante la denominada crisis de los grandes paradigmas interpretativos vaacutelidos hasta entonces Elige mostrar coacutemo ante la insatisfaccioacuten de los relatos totalizantes y de las categoriacuteas englobadoras como ldquoclase socialrdquo o ldquomentalidadrdquo
ndashentre otrasndash que convertiacutean las acciones humanas en epifenoacutemenos de estructuras se comenzoacute a reflexionar sobre los destinos personales A partir de entonces seguacuten argumenta Loriga se consolidaron dos tendencias contradictorias en la historiografiacutea La primera cargoacute las tintas sobre las posibilidades de la biografiacutea como forma alternativa de conocimiento En palabras de Daniel Bertaux ldquola biografiacutea aparecioacute como un medio de conocimiento alternativo y anti-autoritario del pasado pero tambieacuten como un instrumento de lucha para cambiar a la sociedadrdquo (p 186) La segunda tendencia partioacute de la extrantildea idea de que la biografiacutea es una posibilidad minimalista ndasho resignadandash fundada en la conviccioacuten de que es una empresa simple estudiar a un individuo Por debajo de estas dos tendencias seguacuten apunta la autora estariacutean subyaciendo debates sobre tres cuestiones
centrales la entidad de la narracioacuten biograacutefica la relacioacuten entre la biografiacutea y la historia y entre la historia y la literatura1
Paula Brunoconicet uba
1 En este punto prefiero no adelantar los argumentos sobre los que avanzan las uacuteltimas paacuteginas del libro creo que vale la pena leer esas reflexiones porque son de una productividad y densidad destacables El libro tuvo una primera versioacuten en franceacutes Le petit x de la biographie agrave lrsquohistoire Pariacutes Seuil 2010 y fue traducido al portugueacutes O pequeno X Da biografia agrave histoacuteria San Pablo Autecircntica Editora 2011 trad de Fernando Scheibe Esta edicioacuten en italiano fue realizada por la propia Sabina Loriga De su autoriacutea en espantildeol y sobre los temas del libro puede verse el ensayo ldquoLa escritura biograacutefica y la escritura histoacuterica en los siglos xix y xxrdquo en Paula Bruno (coord) Dossier ldquoBiografiacutea e Historia reflexiones y perspectivasrdquo en Anuario IEHS nordm 27 2012
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Enzo Traverso La historia como campo de batalla Interpretar las violencias del siglo XX Buenos Aires Fondo de Cultura Econoacutemica 2012 332 paacuteginas
Para Enzo Traverso el siglo xx comporta todas las caracteriacutesticas de un nuevo Sattelzeit Fechada entre el final de la guerra de Vietnam en 1975 y los atentados de septiembre de 2001 en los Estados Unidos esta ruptura fundamental se caracteriza por una transformacioacuten radical en el paisaje social poliacutetico y linguumliacutestico Entre esas dos fechas se encuentra el triunfo a escala global del neoliberalismo la desaparicioacuten de los proyectos socialistas el fin de la Guerra Friacutea el desmembramiento del bloque sovieacutetico y a manera de apoteosis la caiacuteda del muro de Berliacuten Con esta ruptura el siglo xx se desplazaba finalmente a la dimensioacuten de pasado de experiencia terminada y por lo tanto al dominio de la historiografiacutea
Pero iquestqueacute tipo de historiografiacutea podriacutea lidiar con las cataacutestrofes que marcaron el siglo xx iquestBajo queacute perspectiva se podriacutea comprender la violencia desplegada durante dos guerras mundiales revoluciones y contrarrevoluciones guerras civiles y genocidios Y tal vez maacutes importante iquestes posible desplazar estas experiencias al pasado simplemente porque se situacutean cronoloacutegicamente en el preteacuterito Igual que en el Sattelzeit koselleckiano el impacto de las experiencias de este uacuteltimo siglo exige una nueva discusioacuten sobre la
historiografiacutea misma Como historiador del siglo xx Traverso reconoce tanto la distancia operada por el paso del tiempo entre estos hechos y la generacioacuten actual como la proximidad provocada por su radicalidad Acostumbrados a un mundo que podiacutea ser explicado en buena medida recurriendo a la bipolaridad y a la heroica historia de las luchas por ideales utoacutepicos pero al menos claramente definidos el siglo xxi nos encuentra no soacutelo esceacutepticos sino tambieacuten temerosos del futuro El pasado se nos aparece ya no habitado por estructuras que se desarrollan y se transforman sino por viacutectimas de la tragedia con sus memorias y reivindicaciones
Traverso identifica tres consecuencias esenciales de este nuevo Satellzeit para la historiografiacutea En primer lugar la necesidad de aprehender este espacio de experiencia mutilado favorecioacute el nacimiento de la perspectiva de la historia global que observa el pasado como un conjunto de redes de interacciones descentralizando procesos que antes se organizaban a partir de la historia del continente europeo devenido provincia del mundo multipolar En ese mismo espiacuteritu el fin de la Guerra Friacutea terminoacute con el uacuteltimo proceso de larga duracioacuten capaz de organizar una terrible multiplicidad de eventos disruptivos dando
lugar a un retorno del acontecimiento la ldquoespuma de la historiardquo que pasoacute a ser nuevamente el foco de atencioacuten de los historiadores Finalmente asiacute como los acontecimientos dejaron de caber en las estructuras en funcioacuten de su terrible singularidad las experiencias personales de las viacutectimas dejaron de pertenecer a una memoria colectivizable debido a su intraducibilidad Los historiadores se volcaron entonces a recuperar la memoria de las viacutectimas como forma de comprender el horror y de paliar el pacto colectivo de silencio de que tambieacuten habiacutean sufrido hasta entonces relegando a un segundo plano la nocioacuten explicativa de sociedad
Este panorama sombriacuteo acarreoacute una serie de nuevos (iquestviejos) cuestionamientos para la historiografiacutea Uno de ellos se refiere a la implicacioacuten subjetiva del historiador Traverso intenta abordar este dilema a partir del anaacutelisis del conocido intercambio epistolar que tuvo lugar durante el Historikerstreit entre los historiadores Martin Broszat y Paul Friedlaumlnder Asiacute como se encontraron en lados opuestos durante el nazismo estos dos historiadores tambieacuten asumieron dos perspectivas diferentes sobre su historia Mientras Broszat demandaba una mayor historizacioacuten del nazismo tradicionalmente
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pensado desde la perspectiva post-factum del Holocausto Friedlaumlnder calificaba de ldquoobsceno e inmoralrdquo cualquier intento de tomar distancia de los acontecimientos en nombre del espiacuteritu cientiacutefico pues ldquocualquier tentativa de historizacioacuten de la era nazi choca con Auschwitzrdquo Las posturas que emergieron de esta discusioacuten son la que ve la solucioacuten final como un plan especiacutefico y la que la considera el resultado de una radicalizacioacuten acumulativa Sin embargo ambas propuestas redundan en posturas igualmente insostenibles una que organiza toda la historia en teacuterminos de ldquoperpetrador y viacutectimardquo y otra que corre el peligro de exculpar a los autores activos o pasivos de la masacre
Un problema similar se presentaba en el debate sobre el fascismo renovado en las tres uacuteltimas deacutecadas por los estudios de Mosse Sternhell y Gentile Trabajando respectivamente sobre la Alemania nazi la Tercera Repuacuteblica francesa y la Italia de Mussolini los tres autores comparten un concepto cultural e ideoloacutegico del fascismo que viene a refutar la tradicional interpretacioacuten ldquonegativardquo que lo consideraba incapaz de producir una cultura original En oposicioacuten a esta visioacuten estos historiadores destacan la coherencia del proyecto fascista como siacutentesis de elementos preexistentes y discordantes denominada modernismo reaccionario Para Traverso el balance de los aportes y los reveses de este debate no soacutelo es contradictorio en el plano teoacuterico A pesar de haber abierto una nueva discusioacuten las
querellas sobre el fascismo en Italia se abrieron en el marco del cuestionamiento de la legitimidad eacutetica del antifascismo y contribuyeron a la despolitizacioacuten del problema al centrarse en sus aspectos simboacutelico y cultural en clave supuestamente cientiacutefica y con el objetivo de la reconciliacioacuten lo que acaboacute provocando una cierta legitimacioacuten del fascismo en la vulgata mediaacutetica
Estas discusiones iluminan el problema de las posibles consecuencias de la eleccioacuten de determinadas perspectivas en la interpretacioacuten histoacuterica Especiacuteficamente apuntan a los problemas generados por una concepcioacuten de historia como ejercicio puramente teoacuterico o cientiacutefico desprovisto de criterios morales o eacuteticos asumiendo una pretensa neutralidad que no soacutelo puede conducir al error sino que es incluso peligrosa en la medida en que acaba creando legitimidad real En una mirada maacutes profunda lo que estas discusiones ponen en cuestioacuten es el concepto mismo de ldquoobjetividadrdquo y de ldquodistanciardquo criacutetica en la medida en que muestran de queacute manera las circunstancias poliacuteticas y las experiencias histoacutericas de los historiadores participan en la formulacioacuten de sus aproximaciones
Y si la distancia temporal ya no puede invocarse como guardiaacuten de la objetividad (ni la objetividad como guardiaacuten de la buena historia) otro tanto sucede con la distancia espacial y con la ldquoperspectiva de la viacutectimardquo que fueron frecuentemente consideradas como garantes de la justicia de las evaluaciones del pasado Los liacutemites de una
hermeneacuteutica de la distancia se muestran particularmente en el caso de la contribucioacuten de los intelectuales exiliados despueacutes de la Segunda Guerra Si bien es cierto que como ha sentildealado Carlo Ginzburg la distancia puede proporcionar al investigador una perspectiva maacutes amplia de comparacioacuten eso no significa que produzca necesariamente ideas nuevas Traverso apunta que en muchos casos la ldquodeuda moralrdquo contraiacuteda con el paiacutes de acogida se transformoacute en una restriccioacuten que condicionoacute los anaacutelisis de estos intelectuales sobre expresiones subsecuentes del mismo totalitarismo que antes habiacutean criticado En otras palabras el historiador siempre estaacute en alguacuten lugar desde el cual analiza la realidad
Y esto tambieacuten vale para el caso de los grandes historiadores Al mostrarse desilusionado con el ldquoeurocentrismordquo de Eric Hobsbawm Traverso parece olvidar la inscripcioacuten poliacutetica y cultural de su trabajo Sin duda tiene razoacuten cuando critica la incorporacioacuten de todos los conflictos mundiales dentro de una misma narrativa pero tambieacuten es verdad que Hobsbawm forma parte de la generacioacuten que optoacute por el ldquopartidarismo expliacutecitordquo de la tradicioacuten marxista que observaba el triunfo del capitalismo occidental y la derrota de su propio proyecto lo que si bien tiene liacutemites evidentes no invalida su contribucioacuten Cuando Traverso afirma que Hobsbawm se contradice en su compromiso con la historia de los vencidos asume de antemano la existencia de dos Hobsbawms el que se interesa por ldquolos de
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abajordquo y el autor de las grandes siacutentesis histoacutericas Como cada vez que se han multiplicado las personalidades de un intelectual lo que se pierde de vista es la discusioacuten que un mismo autor mantiene consigo mismo y con sus colegas en diferentes momentos ndashpoliacuteticos acadeacutemicos o personalesndash es decir su caraacutecter histoacuterico
En otro momento de la obra Traverso siacute reconoce la condicioacuten de ldquotestigordquo que caracteriza a los historiadores del siglo xx Pero a pesar de notar el ldquocaraacutecter biograacuteficordquo de toda reconstruccioacuten histoacuterica sostiene la tesis de que historia y memoria no deben confundirse si bien esa separacioacuten parece cada vez menos sostenible La discusioacuten sobre la ley de memoria histoacuterica en Espantildea y el debate sobre el memorial del Holocausto en Berliacuten son ejemplos de lo que se ha denominado el boom de la memoria Sin embargo seguacuten Traverso para que la historia sea un discurso criacutetico sobre el pasado hace falta primero considerar la experiencia pasada e incluso la reciente como cerrada y luego que haya una peticioacuten social de conocimiento que sugiera los objetos de investigacioacuten La memoria soacutelo debe intervenir en este segundo punto como viacutea de alimentacioacuten de la historia Este posicionamiento deberiacutea leerse en el contexto del debate sobre la ldquopresencia del pasadordquo que ha ocupado a intelectuales como Franccedilois Hartog Pierre Nora Eelco Runia y Chris Lorenz entre otros Para estos pensadores al contrario de la tesis de Traverso el Holocausto no pertenece auacuten al pasado o
mejor dicho el pasado ya no es una experiencia terminada
Traverso advierte que a pesar de los debates que ha generado sobre el tema de la eacutetica y la reparacioacuten histoacuterica el paradigma del ldquoprincipio de responsabilidadrdquo que identifica en el cambio de siglo no ha significado el fin de las utilizaciones poliacuteticas de la historia Maacutes precisamente en la historiografiacutea europea la Shoah ha pasado a desempentildear un papel de relato federador una especie de ldquoReligioacuten civilrdquo con su propia liturgia laica del recuerdo que por un lado ayuda a compensar las divisiones y a superar la ausencia de poliacutetica internacional comuacuten y por otro lado esconde el vaciacuteo democraacutetico de una construccioacuten europea fundada sobre la economiacutea de mercado y el poder oligaacuterquico Traverso entiende que la reactivacioacuten del pasado de que somos testigos es una consecuencia del eclipse de las utopiacuteas y que el surgimiento de la memoria colectiva como discurso es el resultado del dislocamiento del punto de fuga del futuro hacia el pasado Por eso hoy la figura de la viacutectima ocupa el centro de la escena como base para la construccioacuten de la memoria de Europa Sin embargo la historizacioacuten del holocausto se acerca maacutes a una redefinicioacuten de la memoria colectiva ldquocomo proceso cataacutertico de victimizacioacuten nacionalrdquo que obstaculiza la mirada criacutetica sobre el pasado e incluso puede ir acompantildeada de una rehabilitacioacuten del colonialismo aliado a un ldquohumanitarismo mesiaacutenicordquo Para escribir la historia de Europa en el siglo xx opina Traverso es
necesario superar tanto las restricciones poliacuteticas culturales y psicoloacutegicas de las diferentes memorias cruzadas del pasado como la oposicioacuten entre viacutectimas y victimarios
Partiendo de estas consideraciones se comprenden mejor las elecciones teoacutericas de Traverso En primer lugar la adopcioacuten de los conceptos centrales de la Begriffsgeschichte el Sattelzeit como distanciamiento del espacio de experiencia y el horizonte de expectativas que le permiten conceptualizar la existencia de un hiato que convierte el pasado reciente en poco menos que alieniacutegena Sin embargo Traverso parece refutar esta alienacioacuten en el curso de sus propias consideraciones En segundo lugar la utilizacioacuten de algunos presupuestos de la Escuela de Cambridge que apunta a corregir la versioacuten de la historia intelectual que desconsidera al autor sus intenciones y sus interlocutores Sobre la base de estas perspectivas y de la propuesta de Arno J Mayer Traverso construye sus propias reglas la de la contextualizacioacuten la del historicismo criacutetico (un teacutermino maacutes feliz tal vez hubiera sido el de historizacioacuten) la del comparativismo cuyo alcance resta evaluar vistas sus observaciones sobre la comparatividad de la Shoah y la de la conceptualizacioacuten Finalmente de Walter Benjamin aunque por queacute no de Koselleck Traverso ha aprendido la importancia de adoptar el punto de vista de los vencidos y el presupuesto de que ldquola exploracioacuten empaacutetica y entristecida del mundo que se ofrece ante nuestra mirada
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como un campo de ruinas es un acto productor de conocimientordquo (p 324)
La obra de Traverso constituye una interesante contribucioacuten al debate sobre los nuevos desafiacuteos de la historiografiacutea que va abandonando por fuerza de la evidencia sus ambiciones de cientificidad y de objetividad para reemplazarlas en este caso con el criterio de responsabilidad Las
conclusiones de Traverso recuerdan que la escritura de la historia participa de un uso poliacutetico del pasado y excede el espacio de la academia Sin embargo esta constatacioacuten no alumbra el panorama pues confirma que ldquoel siglo xx ha sido la era de la violencia las guerras totales los fascismos los totalitarismos y los genocidios pero tambieacuten la era de las revoluciones que naufragaron y de las utopiacuteas
que se desmoronaronrdquo y la mirada retrospectiva plagada de viacutectimas y tentildeida por la sensacioacuten de la derrota posee un rasgo melancoacutelico En la melancoliacutea (de Traverso) se lee tambieacuten la inconformidad con la muerte de la historia objetiva y del pasado pasado
Eugenia Gayunq
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Philippe CorcuffLas nuevas sociologiacuteas Principales corrientes y debates 1980-2010Buenos Aires Siglo xxi 2013 187 paacuteginas
Publicado por primera vez en 1995 el libro Las nuevas sociologiacuteas del franceacutes Philippe Corcuff se propuso originalmente trazar un mapa de los debates existentes hasta entonces en el campo de la sociologiacutea en Francia a partir de la deacutecada de 1980 Vale la pena comenzar diciendo que aunque casi veinte antildeos despueacutes de aquella primera edicioacuten el panorama de la sociologiacutea sea indudablemente otro la persistencia en el campo de las ciencias sociales de muchos de los interrogantes planteados entonces confiere una notable relevancia a esta reedicioacuten enriquecida y actualizada de su trabajo original
Desde sus primeras paacuteginas el libro de Corcuff declara su objetivo de presentar un panorama de las respuestas que la sociologiacutea dio en Francia y en el mundo desde los antildeos rsquo80 en adelante a los problemas epistemoloacutegicos y metodoloacutegicos derivados de la tradicional estructuracioacuten de sus interpretaciones sobre la base de pares conceptuales tales como idealismomaterialismo sujetoobjeto o colectivoindividual A estos binarismos heredados de las raiacuteces filosoacuteficas de las ciencias sociales productores de numerosas aporiacuteas en el tratamiento de lo social el autor sugiere contraponer lo que denomina relacionalismo metodoloacutegico Bajo este tiacutetulo general Corcuff propone
agrupar aquellos programas de investigacioacuten que con un leacutexico constructivista intentaron avanzar hacia una superacioacuten de la dualidad establecida entre el holismo metodoloacutegico y el individualismo metodoloacutegico mediante un desplazamiento del foco de anaacutelisis hacia las relaciones sociales que existen entre los individuos
Asiacute las cosas el autor se propone presentar el desarrollo de este enfoque en sus distintas variantes durante los uacuteltimos treinta antildeos recuperando sus raiacuteces en algunos de los grandes autores del siglo xx analizando los puentes de la sociologiacutea francesa con el campo de las ciencias sociales en el resto del mundo De esta manera con el correr de los capiacutetulos el autor emprende una reconstruccioacuten de los grandes debates de la sociologiacutea francesa y mundial alrededor de algunos de los principales temas que han ocupado a las ciencias sociales las estructuras sociales las interacciones los grupos sociales y el problema del individuo
Corcuff inicia este recorrido recuperando la obra de algunos de los pensadores que durante el siglo xx problematizaron el pasaje entre lo colectivo y lo individual o entre lo objetivo y lo subjetivo Analizando las principales contribuciones de Norbert Elias Pierre Bourdieu y Anthony Giddens da cuenta de la radical importancia de estos autores como referentes
de la sociologiacutea contemporaacutenea ponderando el valor de sus aportes pero sentildealando tambieacuten sus carencias La nocioacuten de interdependencia de Elias los conceptos de habitus violencia simboacutelica o campo de la obra de Bourdieu asiacute como la nocioacuten de Giddens de estructuracioacuten aparecen como piedras fundacionales y puntos de partida de recorridos diversos y presentes hasta nuestros diacuteas enlazadas al trabajo de socioacutelogos contemporaacuteneos como Michel Dobry Bernard Lahire Loumlic Wacquant o Sylvia Faure En esta sucesioacuten de discusiones e intercambios como no podiacutea ser de otra manera el legado de Pierre Bourdieu aparece como una referencia de particular importancia en virtud de la magnitud de sus contribuciones de su papel fundacional para el lenguaje constructivista y del peso de sus trabajos en la esfera intelectual francesa La impronta del autor de La distincioacuten es particularmente destacada desde las primeras paacuteginas del libro y algunos conceptos clave de su obra que se vuelven estructurantes de los debates que Corcuff reconstruye reaparecen reiteradamente en las paacuteginas siguientes
El itinerario continuacutea con autores maacutes ligados al paradigma interaccionista pero particularmente destacados por haber extendido la mirada por fuera del aacutembito
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microsocioloacutegico para dar cuenta de las grandes dinaacutemicas que condicionan a los individuos y sus interacciones Se trata en pocas palabras de recuperar los aportes que para el enfoque relacionalista y el lenguaje constructivista han hecho las obras de Peter Berger y Thomas Luckmann con sus trabajos sobre la construccioacuten social de la realidad asiacute como la etnometodologiacutea de Harold Garfinkel Para ello sin embargo el autor no puede sino volver sobre las raiacuteces de estos trabajos en la sociologiacutea del austriacuteaco Alfred Schuumltz introduciendo una dimensioacuten fenomenoloacutegica a partir de la cual es posible pensar los pasajes entre el orden subjetivo y el objetivo Al mismo tiempo siguiendo la estructura argumental que caracteriza al libro Corcuff recorre los trabajos de algunos de los autores que han investigado bajo la influencia de este legado constructivista en las uacuteltimas deacutecadas tales como la sociologiacutea econoacutemica de Michel Lallement o Jean-Louis Laville que desnaturaliza los fenoacutemenos econoacutemicos en clave de construccioacuten social o el pensamiento de la integracioacuten de niveles e imbricacioacuten de contextos de Aaron Cicourel Corcuff explica en profundidad los aportes de estos enfoques de corte maacutes interaccionista pero no deja sin embargo de sentildealar los problemas para fundar una loacutegica cientiacutefica que se derivan de construcciones epistemoloacutegicas fundadas en el orden subjetivo criacutetica que atantildee particularmente a la sociologiacutea de las ciencias de Michel Callon y Bruno Latour cuyo enfoque a caballo entre el
relativismo metodoloacutegico y el relativismo epistemoloacutegico dificulta la posibilidad de definir criterios de validez cientiacutefica
La construccioacuten social de la realidad como confluencia del orden subjetivo y el objetivo aparece fuertemente trabajada en el tercer capiacutetulo del libro consagrado a las contribuciones hechas en el campo de la sociologiacutea a propoacutesito del problema de los grupos sociales en particular en lo que atantildee a las clases En esta seccioacuten el autor vuelve sobre el legado del historiador marxista britaacutenico Edward P Thompson y su trabajo sobre la formacioacuten de la clase obrera en Inglaterra obra central por su empleo de la nocioacuten de experiencia como mediadora entre las condiciones objetivas que delimitan un grupo y el proceso subjetivo de formacioacuten de su identidad Corcuff reconstruye aquiacute la recepcioacuten de la obra de Thompson soacutelo traducida al franceacutes en 1988 y sus repercusiones sobre el campo franceacutes de las ciencias sociales a partir de la deacutecada del rsquo80 Y en esta liacutenea resulta de particular importancia Les cadres de Luc Boltanski un importante referente de la sociohistoria constructivista de los grupos sociales asiacute como la distincioacuten de Bourdieu entre lo que denomina la clase probable o ldquoclase sobre el papelrdquo (un conjunto de agentes que ocupan posiciones similares) y la clase movilizada o ldquorealrdquo (aquella que cuenta con portavoces e instituciones comunes) De igual modo Corcuff muestra las contribuciones al campo de Alain Desrosiegraveres y Laurent Theacutevenot quienes desde el campo de la estadiacutestica
desarrollaron productivas investigaciones acerca del trabajo de categorizacioacuten social y la elaboracioacuten de un concepto complejo de representacioacuten asiacute como otros aportes desde el campo de los estudios de geacutenero particularmente productivo durante los uacuteltimos antildeos en los Estados Unidos pero con aportes de gran influencia para la esfera francesa
La seccioacuten final del libro de Corcuff se dedica al examen de las contribuciones realizadas en la sociologiacutea a propoacutesito de un tema de especial relevancia durante las uacuteltimas deacutecadas el problema del individuo y los procesos de individuacioacuten El autor retoma en este punto la conexioacuten establecida al principio del libro entre las corrientes filosoacuteficas y los paradigmas interpretativos de la sociologiacutea para presentar distintas conceptualizaciones de lo individual que ponen en diaacutelogo los aportes de autores como Paul Ricoeur Jocelyn Benoist Pierre Bourdieu Luc Boltanski y Franccedilois Dubet Privilegiando como siempre los planteos relacionalistas destaca tanto los trabajos enfocados en perspectivas histoacutericas tales como las contribuciones de Robert Castel sobre el nexo entre el individualismo moderno y la constitucioacuten del Estado social como diferentes lecturas del individualismo propio de las sociedades contemporaacuteneas Esta liacutenea de investigacioacuten muy desarrollada durante las uacuteltimas deacutecadas y con referentes importantes en el mundo angloamericano ha tenido tambieacuten una fuerte repercusioacuten en la sociologiacutea francesa y es por ello que Corcuff recupera algunos de sus aportes destacando autores