Princesa de Cuento BUENO
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Princesa de cuento
Escrito Por:
Salvador Ignacio Martínez López
ACTO I
Escena 1
(ESTA LA NARRADORA EN EL CENTRO)
NARRADORA:
Había una vez, una no tan hermosa princesa, mas ella
creía con todas sus fuerzas que lo era. Vivía en un
castillo que en realidad era una casa de interés
social, pero ella, creí con todas su fuerzas que era
un palacio del medievo. Tenía por amigos a animalitos
del bosque y a todas las flores que la rodeaban.
(MUESTRA UNA FOTO CON TRES PERSONAS) Ella es María,
alias la Ardilla, y él es Reberto Flores, y sí, es
gay. La persona encargada de crear en ella este mundo
de fantasía era su madre, la reina. ¿Cómo sabemos que
es reina? Porque su señor esposo siempre le dice: "Mi
reina, hágame de tragar", "Mi reina, ¿hoy cenamos o
qué?". Nuestra princesa creía con todas sus fuerzas
que un día llegaría su príncipe azul, que en realidad
le resultó amarillo por su origen asiático, y que
iría por ella a la torre más alta del castillo, ahí
donde están los lavaderos, y la llevaría a vivir a un
país de ensueño, donde vivirían felices para siempre.
¡Con ustedes, la familia Reyes!
PRINCESA:
Mamá, ¿crees que algún día llegará mi príncipe azul?
REINA:
Claro hija, te lo he dicho miles de veces, millones
de veces. Un día un hombre galante, gallardo y
valiente llegará, te cantará su canción de
enamoramiento, como en Blanca nieves y te llevará a
su palacio.
PRINCESA:
Ay mamá, jajajaja. Cuando era niña realmente creía
todas esas historias, pero me encanta que las sigas
manteniendo vivas. ¡Me dan ilusión! (RÍE)
REINA:
Hija, tú eres una princesa, solamente que necesitas
el beso del príncipe azul para que dejes de parecer
sapo.
PRINCESA:
Grosera, jajaja.
(Se escucha que tocan la puerta)
REINA:
Deben ser tus amiguitos. Salúdalos de mi parte.
(CONTINUED)
CONTINUED: 2.
PRINCESA:
Sí mamá. Nos vemos en la tarde.
(Le da un beso en la mejilla y sale)
escena 2
(Entran caminando Princesa, ardilla y Flores.
Narradora está en centro)
PRINCESA:
... y me divierte mucho, me gusta que me coloree mi
mundo como el de una princesa. Las princesas siempre
viven felices para siempre...
FLORES:
Menos Fiona, manita. Eso le pasó por fea.
ARDILLA:
No está fea, nomás un poco verde y gorda.
FLORES:
Y fea, mana.
PRINCESA:
Jajaja. Ya. Lo importante es que como en los cuentos,
sólo falta que llegue mi príncipe azul.
Habla Narradora y se congelan todos los demás.
NARRADORA:
Y así empieza a escribir la historia de su cuento de
hadas. Con la hormona puesta en su príncipe azul.
Sale Narradora.
ARDILLA:
¿Príncipe azul? Eso sólo pasa en los cuentos, amiga.
FLORES:
Y en los Pitufos.
ARDILLA:
Jajaja. Ya deja de decir babosadas, Roberto Flores
Salomón.
FLORES:
Nomás dime Flores y ya, querida amiga Ardilla.
Deveras Princesita, tu y yo hemos sido amigas desde
chiquitas, desde que éramos niñas las dos; no, es más
desde que yo todavía creía que era niño, pero déjame
decirte que te cuides de este monstruo. ¿Sabes porque
le decimos Ardilla?
ARDILLA:
Ahí vas con tus mentirotas.
(CONTINUED)
CONTINUED: 3.
FLORES:
Porque es re’ envidiosa y cuando te vea el primer
novio, te lo va a arrebatar de las manos, como bruja
mala, manita. ¡Porque es bien ardilla!
ARDILLA:
No es cierto amiga, no le hagas caso, es porque
cuando era niña tenía unos dientotes bien grandes,
pero me los operaron y todo se terminó.
FLORES:
Todo, menos tu apodo. Mira Princesa, tu apenas tienes
un año de conocer a esta zorra... perdón, Ardilla,
pero no te preocupes, es pura broma, la verdad es que
es una amiga fiel.
PRINCESA:
(Muy tierna)
Ardilla, Flores. ¿Cuándo llegará el amor?
FLORES:
Cuando abras las patas, mija.
ARDILLA:
¡Cállate Flores! No le hagas caso. Ya llegará, ya
llegará. Me voy a mi clase.
FLORES:
(Haciendo mutis)
Yo también mana, y córrele, si no, vas a llegar tarde
otra vez por andar soñando con ranas.
PRINCESA:
¡Sapos!
FLORES:
Para mí son lo mismo.
Princesa se queda sola en escena y canta la
canción de "Encantada".
PRINCESA:
¡Con un beso de amor soñé, y un príncipe que me lo
dé!
(Se levanta de puntitas y se pone la
mano en el oído para escuchar cantar a
su príncipe, entra Rolando con unos
audífonos cantando la canción más naca
del momento, de pronto la descubre
mirándolo y la saluda, es fresa-naco)
ROLANDO:
Hola reinita, ¿por qué tan sola? ¿No tiene que entrar
a clase?
(CONTINUED)
CONTINUED: 4.
PRINCESA:
Sí, pero no soy reina. Soy Princesa.
ROLANDO:
¿En serio? ¿Y cómo de qué cuento o qué?
PRINCESA:
Del mío propio.
ROLANDO:
¿Y cómo va la trama, bien o mal?
PRINCESA:
Solamente me falta el príncipe azul.
ROLANDO:
Pues sí quieres, yo puedo ser tu príncipe; azul no,
pero amarillo sí. Soy Rolando Kawasaki, tu príncipe
amarillo, oh, bella damisela.
PRINCESA:
Hola Rolando Kawasaki, mi príncipe azul.
ROLANDO:
Amarillo.
PRINCESA:
Para mí serás azul.
ROLANDO:
Lo que tú digas, guapa.
(Caminan las dos haciendo mutis y entra
Narradora)
NARRADORA:
Así comienza la aventura de nuestra Princesa que
desea una vida de ensueño. ¿escribirá su historia
como imaginó desde pequeña o navegará sobre el hilo
conductor de la tragedia griega? Ya lo veremos.
Pasaron algunos años y ellos se casaron, pasaron
otros dos y se embarazaron, pero como en los cuentos
las situaciones se magnifican, da la casualidad de
que los óvulos se magnificaron y tendrán magníficos
gemelos. Ahora la familia Kawasaki Reyes crecerá y
crecerá y la economía de la casa derrumbará.
(Mientras habla la narradora, entra Rolando a
escena con una taza en la mano. Hace como que le
toma pero no trae nada. Entra Princesa)
PRINCESA:
Buenos días príncipe ¿cómo amaneciste?
ROLANDO:
¿Pues como que cómo? Todos torcido, ya deja de
encimárteme, no me dejas dormir, me acaloras, tu
(MORE)
(CONTINUED)
CONTINUED: 5.
ROLANDO: (cont’d)panzota me estorba, hueles como que raro desde que te
empazoné, me avientas tu tufo mañanero. Me tienes en
la mera orillita y en lugar de despertar con ánimos
de trabajar, me levanto ya todo cansado. ¡Encimosa!
PRINCESA:
Ay, Rolando, es que te amo demasiado y quiero estar
junto a ti por siempre y para siempre.
ROLANDO:
Ya déjate de cursilerías, eso era cuando éramos
novios y tenía que esforzarme para que aflojas, ahora
ya más bien haces que se me ericen los pelos de la
pura pena ajena.
PRINCESA:
No hables así delante de los jóvenes príncipes.
ROLANDO:
¿Qué? En primera todavía ni niños son, vi el
ultrasonido y más bien parecen aliens, y en
segunda...
PRINCESA:
No lo escuchen Kawasakitos, no lo escuchen.
ROLANDO:
¿Cómo les dijiste?
PRINCESA:
Kawasakitos.
ROLANDO:
No la friegues, no les digas así.
PRINCESA:
Pero es tu apellido en diminutivo.
ROLANDO:
En primera, si quieres alterar mi apellido hazlo en
aumentativo, no en diminutivo, y en segunda, así como
lo dices, así, kawasakitos, suena como albur.
PRINCESA:
Bien sabes que las princesas no sabemos de albures.
ROLANDO:
Pero este papacito sí, entonces olvídate de tus
insultos.
PRINCESA:
Perdóname príncipe, no quería insultarte, solo era
una forma de hablarle con cariño a los nenes. ¿Hoy sí
vas a buscar trabajo?
(CONTINUED)
CONTINUED: 6.
ROLANDO:
No me presiones, no me presiones. Mi trabajo es
buscar trabajo, pero me lo tomo con calma porque no
quiero que me negreen, así que tranquila. ¿Querías
príncipe azul, no? Me sacaste de la escuela para
disfrutar de mí ¿no? Pues ahora vete a lavar la ropa
que te trajo la vecina porque necesitamos comprar
hartas cosas que necesito, como café por ejemplo,
mira... (Voltea su taza) estoy tomando puro aire, así
que ¡úscale! ¡A lavar ajeno!
PRINCESA:
Sí mi amor.
ROLANDO:
Pero rápido.
(Entra Narradora. Salen Princesa y Rolando)
NARRADORA:
Poco le duro el gusto a nuestra Princesa, y su
príncipe poco a poco se convertía en un Troll odioso
y amargado, pero ella era ciega a esto. Quería a su
Rolando con toda el afán de cuento de hadas, al igual
que a los pequeños príncipes que pronto nacerían.
(Princesa entra con una canasta de ropa sucia y
se encuentra con Ardilla, que lleva una mochila)
ARDILLA:
¡Hola Princesa! ¿Cómo estás? ¿A dónde vas? Te perdí
la pista por completo. ¡Que gusto verte! y tan llena
de... príncipes, jajajaja. ¡Que panzota! ¿Pues
cuántos traes ahí?
PRINCESA:
Jajaja. Hola Ardilla. Son gemelos. Dos lindos
mozalbetes. Príncipe y princesa. ¿Sabes que ha sido
de Flores?
ARDILLA:
Uy mana, ese se consiguió marido de billete y lo trae
viajando por todo el mundo, en este momento está en
París.
PRINCESA:
¡Francia! ¿Estará visitando castillos?
ARDILLA:
Lo más seguro, y pensando en ti en cada uno de ellos.
¿A donde vas?
PRINCESA:
Voy a lavar esta ropa con mi mamá.
(CONTINUED)
CONTINUED: 7.
ARDILLA:
¿Y por qué no la lavas en tu casa?
PRINCESA:
Porque Rolando se enoja, no quiere que gastemos de
más y prefiere que usemos el jabón de mamá.
ARDILLA:
Pero, bueno, no tienes que andar cargando en este
estado, lávala en tu casa, ni se va a dar cuenta,
ahorita está en el trabajo ¿no?
PRINCESA:
No, está en la casa, buscando trabajo.
ARDILLA:
¿En la casa? El trabajo se busca en la calle, no en
la casa.
PRINCESA:
Así es él. Ve los anuncios clasificados y ahí mismo
decide si lo merecen o no.
ARDILLA:
Ahhhhh... Bueno amiga, me voy a la universidad.
Cuídate mucho ¿sí? Y cuida a esos pequeños príncipes.
(MUTIS)
PRINCESA:
¡A ver que día vas a mi palacio! (ESTO LO DICE CUANDO
YA ARDILLA SALIÓ Y LUEGO HACE MUTIS)
NARRADORA:
Nuestra Princesa vive su aventura al máximo sin darse
cuenta de que nubes de tormenta se avecinan y que su
entorno se ha rodeado poco a poco de sombras oscuras
y ojos amarillos, maléficos, que la acechan. Continúa
su camino hasta el castillo de interés social de sus
padres, donde la espera el peor de los peligros, el
monstruo que ciega la realidad y con sus fauces
sangrientas devora y mastica poco a poco los pequeños
claros de luz que le muestran la cruda realidad a una
princesa que vive feliz en la fantasía que la rodea.
(Mientras habla la Narradora, entra Reina y
Princesa)
PRINCESA:
Hola mamá, ¿me dejas lavar?
REINA:
Claro hija. ¿Cómo va tu embarazo? ¿Cómo están esos
pequeños reyesitos?
PRINCESA:
Bien, me duele un poco aquí, pero todo bien, nada de
cuidado.
(CONTINUED)
CONTINUED: 8.
REINA:
NO te preocupes hija, a las princesas siempre les va
bien. O dime ¿qué cuento no termina en "y vivieron
felices para siempre"?
PRINCESA:
Ninguno mamá. Todos son felices para siempre, y así
lo seré yo.
REINA:
¿Y ya encontró trabajo tu señor?
PRINCESA:
No, dice que ninguno lo merece.
REINA:
Hace bien, sólo debe aceptar de escudero para arriba.
PRINCESA:
Lo mismo digo.
REINA:
Toma este dinerito, nomás no le digas a tu padre
porque me ha costado mucho ahorrarlo. Lo saque de
tesoro del castillo.
PRINCESA:
Gracias. Lo necesito porque mi señor quiere café.
REINA:
Nunca lo hagas enojar, nunca. Debes hacerlo feliz.
Salen caminando y entra Narradora.
NARRADORA:
Así pasaron los días hasta que nuestro príncipe se
hartó de la miserable vida en la que Princesa lo
tenía, y haciendo alarde de su fuerza mayor...
(Narradora estira la mano como presentadora,
señalando una puerta, solo se escucha voz en
off, se escucha ruidos de violencia)
ROLANDO:
(Voz en off)
¡Ya me tienes hasta la madre con tus estupideces de
Castillos y princesas! ¡Ya cállate!
(Se escuchan golpes y gritos)
PRINCESA:
(Voz en off)
Rolando, no me pegues, no pegues, Príncipe.
(entra ella a escena por un empujón y Rolando
detrás, Princesa cae al suelo)
(CONTINUED)
CONTINUED: 9.
ROLANDO:
¡Que príncipe ni que la chingada! Se acabaron tus
fantasías, o me traes dinero o cada día te voy a
romper la madre. (CAMINA UN POCO, PENSANDO) Ya no
quiero nada contigo. dile adiós a tus chamaquitos.
(Rolando la patea en el estómago y Princesa
grita de dolor, al ver que la lastimó de más se
asusta y sale corriendo a la calle)
NARRADORA:
Y así el que una vez fue Príncipe azul, se convirtió
en ogro devastador, acabó con lo poco construido, y
mientras él se libro de su yugo, ella vio caer de una
nube blanca, un castillo construido de ilusiones y de
su amor, vio como caía una torre, vio como sus
ilusiones se desmoronaban, descubrió que su madre era
en verdad la bruja que le trastornaba la mente y la
tenía hechizada, sintió como se desagarraba su
interior y sus dos inocentes ilusiones morían por la
furia de su propio padre. El mundo no es un cuento de
hadas, el mundo es un lugar muy real en el que hay
que vivir y sobrevivir. La princesa se deshizo como
el cristal, en un instante, esparciendo su dolor por
cada rincón donde los fragmentos del doloroso vidrio
fueron a caer. Los fragmentos se hicieron líquidos
como el mercurio y corrieron por todos lados,
refugiándose en las profundidades de su alma, de
donde sólo se recuperaría a fuerza de amor propio.
Algo que lamentablemente, la bruja maléfica nunca le
enseño a nuestra princesa.
(Mientras la Narradora habla, Princesa aparece
en una cama de hospital. Ardilla y Flores están
junto a ella)
FLORES:
Ya abrió los ojos.
ARDILLA:
Hola otra vez, amiga.
PRINCESA:
¡Roberto!
(Roberto la abraza)
FLORES:
Hola amiguita. Me regresé de Europa en cuanto María
me aviso. (SEÑALA A ARDILLA)
PRINCESA:
No sé que decir.
FLORES:
No tienes que decir nada.
(CONTINUED)
CONTINUED: 10.
PRINCESA:
Mis hijos ya no están.
FLORES:
Lo sé, lo sé.
ARDILLA:
Tienes que demandar a ese maldito. Roberto, ayúdame a
convencerla.
FLORES:
(A Princesa)
¿Qué es lo que quieres?
PRINCESA:
No quiero nada.
FLORES:
Te entiendo amiga, pero debes salir adelante. Te voy
a llevar a Europa, mi marido dijo que sí. Allá hay
muchos castillos, Princesa.
PRINCESA:
No me digas Princesa, soy Claudia. No quiero saber
nada de castillos. Quiero de vuelta a mis hijos.
NARRADORA:
Y así, no vivieron felices para siempre, esa es la
verdad, pero Princesa se olvidó de cuentos de hadas,
poco a poco se recuperó, terminó una carrera siempre
con el apoyo de sus seres queridos, ahora ejerce como
arquitecto, y de vez en cuando ella y María se dan
una vuelta por Europa, pero no para ver castillos,
sino para visitar a su amigo.
FIN