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REVISTA INTERNACIONAL DE TRABAJO SOCIAL Y BIENESTAR N.º 3 2014 5 El presente volumen de Azarbe, Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar recoge una muestra de las con- tribuciones a los grupos de trabajo presentadas en el I Con- greso Internacional y X Estatal de Facultades y Escuelas de Trabajo Social tras un doble proceso de revisión y evaluación por pares en el marco del comité científico del Congreso y de la propia revista. El I Congreso Internacional y X Estatal de Faculta- des y Escuelas de Trabajo Social (Murcia, abril de 2014) marca un antes y un después en la trayectoria congresual. Un congreso organizado por la Universidad de Murcia, a través de la Facultad de Trabajo Social y en estrecha colabo- ración con la Conferencia de Decanos/as y Directores/as de Trabajo Social de las Universidades Españolas. Se trata del X Congreso Nacional siguiendo con la trayectoria histórica anterior y el I Internacional reconocido y acreditado por la FECYT (Programa de Cultura Científica y de la Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad). En este sen- tido, al análisis y reflexión que han acompañado a nues- tros congresos se le suma un mayor reconocimiento en el ámbito no sólo nacional sino internacional, adaptándonos a las exigencias actuales de nuestra Universidad. El I Con- greso Internacional y X Estatal de Facultades y Escuelas de Trabajo Social cuyo lema es “Trabajo Social ante el Reto de la Crisis y la Educación Superior”, ha favorecido el intercambio y transferencia de conocimientos científicos en el ámbito docente, investigador, profesional y del alumnado desde una perspectiva internacional comparada. El volumen que se presenta a continuación es una mues- tra de las importantes aportaciones transferidas en el citado evento, los desafíos del Trabajo Social en la actualidad y los retos de futuro. En este texto se abordan temas relacionados con la innovación docente, seguimiento y evaluación de los títulos de grado en trabajo social, con las prácticas y su su- pervisión, los trabajos fin de grado, los estudios de posgrado y grado, la internacionalización del trabajo social y la inves- tigación en el ámbito del trabajo social entre otros aspectos. Sus contenidos son una pieza más en la contribución a la construcción de conocimiento en Trabajo Social. Reúne un total de 37 artículos que abordan los aspectos más relevan- tes que acontecen en el trabajo social en la actualidad desde una perspectiva internacional, con una participación de 76 autores de 6 países (España, Italia, Portugal, Brasil y México), 12 universidades españolas (Alicante, La Rioja, Complutense, Salamanca, Valencia, Pablo Olavide, Castilla-La Mancha, Va- lladolid, Jaén, Murcia, Barcelona y País Vasco), 6 grupos de investigación, 5 entidades sociales y la aportación de alum- nado. Por tanto se trata de una obra diversa que pretende recoger una muestra de las diferentes sensibilidades en Tra- bajo Social: docencia, investigación, internacionalización, profesión y alumnado. Un proyecto hecho realidad por el apoyo de las entidades patrocinadoras principales del I Congreso Internacional de Facultades y Escuelas de Trabajo Social (Ministerio de Eco- nomía y Competitividad a través de la FECYT, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia; Comuni- dad Autónoma de la Región de Murcia; Grupo 5; Fundación LaCaixa, Fundación Repsol y Fundación Cajamurcia) y de la propia Conferencia de Decanos/as y Directores/as de Trabajo Social de las Universidades de España. Agradecer a todos/as los/as autores/as sus excepcionales contribuciones y las entidades colaboradoras de este proyec- to dado que ellos/as han hecho posible disponer del presente número de Azarbe. Un agradecimiento extensivo a todas las personas que con sul labor callada a través de los diferen- tes comités científicos y evaluadores han contribuido con su inestimable colaboración a que sea un proyecto de rigor. Gracias. Enrique Pastor Seller Editor/Director de Azarbe, Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar. Decano de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia Presentación del monográfico: El Trabajo Social ante la crisis y la educación superior

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El presente volumen de Azarbe, Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar recoge una muestra de las con-tribuciones a los grupos de trabajo presentadas en el I Con-greso Internacional y X Estatal de Facultades y Escuelas de Trabajo Social tras un doble proceso de revisión y evaluación por pares en el marco del comité científico del Congreso y de la propia revista.

El I Congreso Internacional y X Estatal de Faculta-des y Escuelas de Trabajo Social (Murcia, abril de 2014) marca un antes y un después en la trayectoria congresual. Un congreso organizado por la Universidad de Murcia, a través de la Facultad de Trabajo Social y en estrecha colabo-ración con la Conferencia de Decanos/as y Directores/as de Trabajo Social de las Universidades Españolas. Se trata del X Congreso Nacional siguiendo con la trayectoria histórica anterior y el I Internacional reconocido y acreditado por la FECYT (Programa de Cultura Científica y de la Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad). En este sen-tido, al análisis y reflexión que han acompañado a nues-tros congresos se le suma un mayor reconocimiento en el ámbito no sólo nacional sino internacional, adaptándonos a las exigencias actuales de nuestra Universidad. El I Con-greso Internacional y X Estatal de Facultades y Escuelas de Trabajo Social cuyo lema es “Trabajo Social ante el Reto de la Crisis y la Educación Superior”, ha favorecido el intercambio y transferencia de conocimientos científicos en el ámbito docente, investigador, profesional y del alumnado desde una perspectiva internacional comparada.

El volumen que se presenta a continuación es una mues-tra de las importantes aportaciones transferidas en el citado evento, los desafíos del Trabajo Social en la actualidad y los retos de futuro. En este texto se abordan temas relacionados con la innovación docente, seguimiento y evaluación de los títulos de grado en trabajo social, con las prácticas y su su-pervisión, los trabajos fin de grado, los estudios de posgrado y grado, la internacionalización del trabajo social y la inves-tigación en el ámbito del trabajo social entre otros aspectos. Sus contenidos son una pieza más en la contribución a la construcción de conocimiento en Trabajo Social. Reúne un total de 37 artículos que abordan los aspectos más relevan-tes que acontecen en el trabajo social en la actualidad desde una perspectiva internacional, con una participación de 76

autores de 6 países (España, Italia, Portugal, Brasil y México), 12 universidades españolas (Alicante, La Rioja, Complutense, Salamanca, Valencia, Pablo Olavide, Castilla-La Mancha, Va-lladolid, Jaén, Murcia, Barcelona y País Vasco), 6 grupos de investigación, 5 entidades sociales y la aportación de alum-nado. Por tanto se trata de una obra diversa que pretende recoger una muestra de las diferentes sensibilidades en Tra-bajo Social: docencia, investigación, internacionalización, profesión y alumnado.

Un proyecto hecho realidad por el apoyo de las entidades patrocinadoras principales del I Congreso Internacional de Facultades y Escuelas de Trabajo Social (Ministerio de Eco-nomía y Competitividad a través de la FECYT, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia; Comuni-dad Autónoma de la Región de Murcia; Grupo 5; Fundación LaCaixa, Fundación Repsol y Fundación Cajamurcia) y de la propia Conferencia de Decanos/as y Directores/as de Trabajo Social de las Universidades de España.

Agradecer a todos/as los/as autores/as sus excepcionales contribuciones y las entidades colaboradoras de este proyec-to dado que ellos/as han hecho posible disponer del presente número de Azarbe. Un agradecimiento extensivo a todas las personas que con sul labor callada a través de los diferen-tes comités científicos y evaluadores han contribuido con su inestimable colaboración a que sea un proyecto de rigor.

Gracias.

Enrique Pastor SellerEditor/Director de Azarbe, Revista Internacional de

Trabajo Social y Bienestar.Decano de la Facultad de Trabajo Social

de la Universidad de Murcia

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La coevaluación de competencias en el Grado en Trabajo Social mediante el uso de la rúbrica

Competencies assessment in Social Work Degree by using the rubricANTONIA PICORNELL-LUCAS

Universidad de Salamanca

Resumen: Evaluar competencias universitarias presenta una gran dificultad, por la indefinición exacta de ‘competencia’ y por la objetividad que ha de representar. Las recomendaciones de la convergencia europea instan a la participación del estudiante en su proceso de enseñanza-aprendizaje. La necesidad docente de tener en cuenta ambas premisas ha conducido a poner en práctica una experiencia de coevaluación de los estudiantes de primer curso del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Salamanca en parte de su proceso de evaluación continua de la asignatura Historia y Marco Institucional de la Acción Social y los Servicios Sociales.

Para este entorno de aprendizaje se ha construido una rúbrica, asignando una escala gradual de valor para medir las competencias evaluables, utilizada por los estudiantes para evaluar la exposición oral de los trabajos de sus compañeros-as.

Las conclusiones extraídas indican que la coevaluación es una experiencia positiva para los estudian-tes, al dotarles de protagonismo en la valoración del esfuerzo de sus compañeros/as, y de sí mismos, al conocer de antemano los criterios de evaluación; aunque también se detecta la necesidad de una formación específica, para los estudiantes y para el profesorado, incluida la concienciación sobre la necesaria objetividad que ha de existir. En relación con la evaluación de las competencias se concluye la necesidad de sensibilización y formación específica para lograr un equilibrio metodológico.

Palabras clave: Trabajo Social, innovación, coevaluación, competencias, rúbrica.

Abstract: Evaluating university competencies presents a great difficulty, the imprecise definition of ‘competence’ and the objectivity which has to represent. European Convergence recommendations encourage student participation in his teaching-learning process. To take into account both premises, by teacher, has led to implement a peer assessment experience of first year students at Salamanca University, in Social Work Degree. It has been conducted in a part of its continuous evaluation process in History and Social Action and Social Services Institutional Framework course.

We have designed a rubric to be used by students to evaluate peers oral presentations. It has been as-signed a scale of value to measure competencies.

Conclusions indicate coevaluación is a positive experience for students, doing them protagonists in their colleagues’ effort and their same; knowing in advance the criteria of evaluation. Also there is detected the need of a specific formation, for students and teacher, including the raising awareness on the necessary objectivity that has to exist. Related to the evaluation of the competencies it’s possible to conclude the need of awareness and specific formation to achieve a methodological balance.

Keywords: Social Work, innovation, co-evaluation, competences, rubric.

1. INTRODUCCIÓN

En la última década, ante los rápidos cambios sociales, estamos asistiendo a un elevado interés, nacional e internacional, por mejorar la competencia profesional, fundamentándose en la optimización de la calidad de la formación del alumnado

universitario. La ANECA (2007), a través del Informe Reflex, señala que los conocimientos teóricos son muy elevados en todas las titulaciones universitarias españolas, destacando la escasez de actividades prácticas. Además, el necesario cambio en el proceso de enseñanza-aprendizaje, enfatizando los resultados, también ha sido señalado a nivel europeo.

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Ejemplos de ello son el Proyecto Tuning (2000), que, en su afán por armonizar la educación superior europea, aborda las competencias como resultados de aprendizaje; y las reuniones de los Ministros de Educación Superior Europea que en su última conferencia (Budapest-Viena, 2010) recomiendan se facilite un aprendizaje activo centrado en el propio alumno/a.

En esta gestión del conocimiento propuesta, desde un aspecto metacognitivo del aprendizaje, el estudiante ha de ser el auténtico protagonista en su proceso formativo, y ello implica observar, analizar y lograr sus propias conclusiones, que le inspiren para el diseño de su proceso de aprendizaje. De ahí que el rígido interés por el producto ha de transfor-marse en un interés por el proceso, donde los logros y los conflictos se conviertan en agentes significativos; en resu-men, un cambio metodológico fundamentado en el trabajo colaborativo.

Por ello, en la educación basada en competencias –per-formance-based education-, la formación del estudiante no pueden limitarse a la memorización de contenidos teóricos y, aunque en todos los planes de estudio figuran las prácti-cas profesionales, es importante ofrecer, simultáneamente, dentro del programa formativo, en otras materias, activi-dades prácticas que ayuden a mejorar la futura realización profesional. En este sentido, el Libro Blanco del Grado en Trabajo Social de la ANECA presenta un enfoque basado en competencias laborales, según el cual éstas han de poder “movilizar una serie de atributos para trabajar exitosamente en diferentes contextos y bajo diferentes situaciones emer-gentes” (2005, 110). Y junto a los diferentes ámbitos profe-sionales (planificar, apoyar a las personas, ser responsable,…) establece unas realizaciones personales concretas (priorizar el volumen de trabajo, coordinación, niveles de esfuerzo,…).

Esta preocupación comunitaria por conectar sociedad y universidad, por enfrentarse a la realidad social con perspectivas de calidad, ha originado que las universidades españolas, con gran esfuerzo, diseñen planes de estudio en Trabajo Social adaptándose a este nuevo modelo, acreditando sus Memorias del Título de Grado. En ellas se presentan, desde un enfoque por competencias, los elementos que se consideran prioritarios para que el estudiante pueda llegar a ser un profesional de calidad; elementos que también recoge la Guía académica que cada Facultad pone a disposición del estudiante a comienzos del curso.

Pero, en este complejo momento a nivel internacional, se carece de una definición consensuada del término ‘com-petencia’, a pesar de las distintas aproximaciones realizadas (Monereo y Pozo, 2007; OECD, 2005; Zabalza, 2003); y el listado de competencias en las titulaciones universitarias es

grande, sin ofrecer herramientas para su medición (García SanPedro y Gairín, 2011).

El marco de referencia constructivista para el aprendizaje permanente (life-long learning), Tuning Educational Structu-res in Europe, señala que las competencias deberán ser trans-versales/genéricas (instrumentales, interpersonales y sistémi-cas) y específicas (cognoscitivas, aptitudinales y actitudinales) a los estudios universitarios. Enfatiza la combinación de me-todologías y, entre ellas, la participación activa y el prota-gonismo del estudiante, tal y como propusiera el humanista Pestalozzi en la educación moderna de finales del siglo XVIII.

Actualmente ya se han consensuado unas competencias para el Grado en Trabajo Social, aunque no se ha ofrecido un modelo para la medición de los resultados de aprendizaje. Esta cuestión es de especial importancia para el profesorado ya que hasta el momento no se tenían tanto en cuenta las capacidades de los estudiantes como los conocimientos teóricos finales. El proceso de evaluación tradicional no era continuo en el tiempo, tal y como se propone en el Espacio Europeo de la Educación Superior. Pero, en el campo de la evaluación, ¿cómo pueden los estudiantes participar?, ¿con qué procedimientos?, ¿qué competencias puede medir cada técnica?, ¿cuál es su objetividad?, ¿cómo realizar un feedback?. Son varios los frentes que desafían a los integrantes de la comunidad universitaria en este aspecto curricular.

Sans Martí expone que la evaluación “no es simplemente una actividad técnica o neutral sino que constituye un elemen-to clave en la calidad del aprendizaje, ya que condicionará la profundidad y el nivel” (2008, 8). La evaluación puede modi-ficar el proceso de enseñanza-aprendizaje, y por ello necesita ser abordada estratégicamente, facilitando la utilización de herramientas objetivas, permitiendo al estudiante reflexionar sobre su trabajo y al docente proponer acciones de mejora (Gessa, 2011). Al efecto, existe un conjunto de herramientas pedagógicas evaluadoras que pueden reflejar el avance en el aprendizaje del estudiante, como el portafolio, pruebas de desempeño, rúbrica, observación, tutoría, escalas de valora-ción, etc., cuya diferente aplicación podría dar lugar a una va-loración sistemática (Stufflebeam & Shinkfield, 1987).

Una de las más innovadoras en la última década es la rúbrica; “instrumento de evaluación basado en una escala cuantitativa y/o cualitativa asociada a unos criterios preestablecidos que miden las acciones del alumnado sobre los aspectos de la tarea o actividad que serán evaluados” (Torres y Perera, 2010, 142). También es una estrategia útil y motivadora para el estudiante, ya que le permite conocer, explícitamente, las características demandadas en su proceso de aprendizaje. De la revisión de la literatura, García-Ros (2011) concluye tres

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principios sobre las rúbricas: promueven un aprendizaje de mayor calidad al permitir la autoevaluación, ofrecen un juicio válido al profesorado y proporcionan retroalimentación. Pero, también hay autores que identifican la falta de sistematización y la dificultad en conocer con objetividad el logro de las competencias evaluables por ella (Etxabe, Aranguren y Losada, 2011; Orden, 2011; Stiggins et. al, 2005).

Esto nos lleva a señalar que las competencias y los co-nocimientos no se aprenden de igual manera. Habría que profundizar en técnicas que posibiliten desarrollar un modelo de evaluación continua acorde con la mejora del aprendizaje de los estudiantes. La rúbrica puede ser utilizada para tal fin.

2. DESARROLLO METODOLÓGICO Y RESULTADOS

La asignatura Historia y Marco Institucional de la Acción So-cial y los Servicios Sociales (6 ECTS) es evaluada de manera

continua; obteniendo una reorientación constante; permi-tiendo al alumno/a la posibilidad de percibir que adquiere las competencias programadas y fomentando mayor implicación en el proceso.

Para ello se seleccionan técnicas en función de las com-petencias establecidas en el programa (tabla 1), intentando “garantizar un mayor grado de fiabilidad de las mismas y una visión más amplia y coherente” (Ibarra, Rodríguez y Gómez, 2012). Las actividades propuestas son individuales y grupa-les, formándose al inicio del curso equipos de 6/7 estudiantes que a lo largo del mismo trabajarán colaborativamente en las actividades planteadas. Y todas ellas reciben una valoración porcentual similar (pruebas escritas sobre unidades temáti-cas, ensayos sobre lecturas, mind-map, debates y prácticas de aula, mapas de recursos, casos prácticos y monografía), utilizándose diferentes herramientas para evaluar una misma competencia.

Tabla 1.— Relación enTRe compeTencias y Técnicas de evaluación.

Competencias Básicas/Generales Técnica evaluación

Cognoscitivas (BCO)

Obtener visión general historia acción social.Manejar adecuadamente los conceptos básicos relacionados con los SS.Conocer marco legislativo Sistema Público SS.

Prueba objetiva (P.O.)/ Prácticas de aulaMonografía grupal (M.G.)/Mind-mapP.O.

Aptitudinales (BAP)

Desarrollar la capacidad oral y escrita.Demostrar competencias en el trabajo en grupo.Tener capacidad para el aprendizaje permanente.

Tutorías individuales y grupales / Trabajo bloque lecturas.M.G.Participación en el foro.

Actitudinales (BAC)

Actitud positiva hacia el rigor científico.Ser responsable de su propia práctica.Asumir la necesidad del trabajo en grupo.

M.G./Mind-map/Trabajo bloque lecturasM.G. y otrosM.G./Prácticas de aula

Competencias transversales Técnica evaluación

Instrumentales (TIT)

Capacidad para organizar, planificar y evaluar la propia prác-tica.Capacidad de análisis y síntesis.

M.G. / Mind-mapTrabajo bloque de lecturas

Interpersonales (TIP)

Habilidades para trabajar en equipo.Capacidad de crítica y autocrítica.

Prácticas de aulaM.G.

Sistémicas (TST)

Aprendizaje autónomo y permanente.Resolución problemas: iniciativa/toma decisiones.Preocupación por la calidad.

TutoríasM.G.M.G.

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Los criterios exigidos en el proceso formativo son ofre-cidos de antemano al alumno/a, para que su aprendizaje adquiera un sentido más real y se reduzca la sensación de arbitrariedad, hecho manifestado por los estudiantes. Ade-más, su participación aumenta cuando se les permite evaluar el trabajo de otros compañeros. Conscientes de ello, se viene utilizando la coevaluación desde hace tres cursos académi-cos, aunque aquí analizamos el curso 2012-2013. Han parti-cipado 123 estudiantes de 1º, que previamente disponían de la plantilla en el portal STUDIUM.

La experiencia tuvo lugar en la evaluación de la elabora-ción de la Monografía; trabajo de gran esfuerzo que exige la elección de un período histórico de la acción social, a prin-cipios del cuatrimestre, trabajo fuera del aula y exposición y debate en las últimas semanas; supervisándose la elabora-ción del trabajo en las tutorías. Constituye también un traba-jo motivante por el esfuerzo que realizan en sus novedosas presentaciones orales (vídeos, power point, blog, fotovoice, entrevistas de calle, presentaciones noveladas, etc.); y que son alumnos-as de primer curso y les resulta difícil compro-meterse en la valoración del trabajo de otros compañeros.

Para evaluar la exposición de la Monografía se ha optado por utilizar la rúbrica, considerando que es una metodolo-gía activa, de fácil manejo, que puede medir la calidad del aprendizaje. El proceso consistió en que cada alumno/a, tras la exposición grupal de una época de la acción social— (ocho

grupos), emitía su valoración cumplimentando individual-mente la rúbrica. Paralelamente, también podían expresar su opinión sobre la actuación de los compañeros/as, generán-dose un debate sobre la planificación del trabajo, su con-tenido y/o la metodología. Las rúbricas eran recogidas y, en una clase posterior, se informaba de la media obtenida de las valoraciones de los compañeros-as, siendo también informa-dos en STUDIUM.

La rúbrica utilizada se elaboró específicamente para eva-luar esta actividad, incorporando respuestas pautadas para los ítems relacionados con ella. Para ello se utilizó la herramienta virtual Rubistar en versión española (http://rubistar.4teachers.org/index.php?lang=es&skin=es). Se revisaron las competen-cias de la asignatura, seleccionando aquéllas de mayor re-lación con la actividad a evaluar –la exposición oral-, y se establecieron unos criterios de evaluación para cada compe-tencia (tabla 2). Posteriormente, a cada competencia se le fue asignando una escala progresiva de valores dividida en cuatro niveles de desempeño: excelente (10), bueno (9-8), Satisfactorio (7-6) y Deficiente (5 ó menos). Estos rangos de valoraciones se fijaron, de manera intencionada, dejando es-caso margen a la posibilidad de que los estudiantes evalua-ran negativamente a sus propios compañeros. La idea es que la compleja elaboración de la Monografía merece siempre su superación; a menos que se detecte una gran falta de interés o el grupo decida finalmente no exponerla en el aula.

Tabla 2.— coRRespondencia en la RúbRica enTRe los aspecTos a evaluaR poR los esTudianTes y las compeTencias asignadas.

Aspectos a evaluar Competencias del programa

Introducción de la exposición TST-3

Uso de un lenguaje adecuado al tema BAC-1

Material de apoyo utilizado BAC-2

Manejo escénico: lenguaje corporal, entusiasmo, énfasis en el mensaje BAP-2

Dominio del tema/Contenido BCO-2

Organización: presentación lógica de ideas TIT-2

Creatividad: originalidad BAC-2

Capacidad de respuesta TIP-2 /BCO-2 /BAC-3

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Analizadas las puntuaciones dadas por los estudiantes, y como primer resultado, podemos indicar que éstas no se alejan de las establecidas por la profesora, aunque hay que destacar que en el grupo A son superiores y en el grupo B inferiores (tabla 3). En GrA, el valor máximo otorgado por los estudiantes a las exposiciones es 8.9 y el mínimo 6.94, mientras que los de la profesora fueron 9 y 5, respectivamente

(gráfico 1). Ambas medias se diferencian en dos décimas, siendo 7.82 la de los estudiantes y 7.68 la de la profesora. En GrB (gráfico 2), la puntuación de los compañeros/as oscila entre 7.9 y 6.34, siendo los de la profesora 8.5 y 7; las medias, respectivamente han sido 7.11 y 8. En este grupo las valoraciones de los compañeros son inferiores a las de la profesora.

Tabla 3. punTuaciones poR gRupo de TRabajo y emisoR: pRofesoRa y esTudianTe.

Etapa histórica

Valoraciones

Grupo A Grupo B

Profesora Compañeros/as Profesora Compañeros/as

Edad Media y Renacimiento 7.5 7.6 - -

Ilustración 5 6.94 8.5 7.4

Siglo XIX: Rev. Industrial 7 7.19 8 6.44

Dictadura franquista 7 7.46 7.5 7.9

Transición democrática 8.5 8.71 8.5 7.71

SS actuales 8.5 8.02 8.5 7.01

SS y violencia de género 9 7.8 - -

SS infancia e inmigración 9 8.9 - -

SS y personas sin hogar - - 8 6.97

SS y juventud - - 7 6.34

gRáfico 1.— compaRación de la coevaluación con la evaluación docenTe. gRupo a.

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3. DISCUSIÓN

El modelo de enseñanza-aprendizaje centrado en el estudiante que se ha puesto de manifiesto modifica los roles docentes –adecuaciones didácticas– y del alumnado –mayor compromiso en su aprendizaje–. A pesar del elevado número de estudian-tes que hay en nuestras aulas, estimamos necesaria y conve-niente la evaluación continua y el uso de técnicas objetivas de evaluación entre iguales. El uso de distintas metodologías de evaluación a lo largo del período académico puede facilitar la objetividad en la calificación final y ofrecer mayor garantía para la consecución de las competencias establecidas.

A través de las tutorías, se ha visibilizado que los estu-diantes, a pesar de discrepar inicialmente sobre el trabajo colaborativo, concluyen que les ha ayudado a conocerse mejor. Sobre los trabajos monográficos declaran: “el gru-po ha estado cohesionado y no ha surgido ningún conflic-to,…cada cual ha aportado al trabajo aquello en lo que tenía más destreza, sin quitar que también hemos apren-dido, en mayor o menor medida, la utilización de recur-sos que antes no sabíamos utilizar” (Revolución Industrial, grupo A). La exposición de la Monografía les ha supuesto mayor dificultad al enfrentarse a un auditorio y ser evalua-dos por sus compañeros/as, aunque conocer previamente los criterios de evaluación les ha dado mayor confianza, aumentando la calidad de sus trabajos (Etxabe, Araguren, Losada, 2011).

La evaluación entre iguales les ha parecido novedoso e interesante, sintiéndose protagonistas de su propio apren-dizaje y, aunque les ha resultado complejo valorar el trabajo de sus compañeros/as, finalmente la han considerado útil por su flexibilidad ante la tradicional evaluación y por la retroalimentación que ofrece, además de su dinamismo, al obligarles a prestar mayor atención para poder emitir un juicio objetivo.

La experiencia estimulante y motivadora del uso de la rúbrica ha demandado un gran esfuerzo por parte de los estudiantes y de la profesora. Además del complejo diseño de la misma, seleccionando los aspectos a evaluar en función de las competencias generales y transversales de la asignatura, y de la reflexión con los estudiantes acerca de su utilidad y necesaria objetividad, se evidencia que para integrar dicho instrumento en la evaluación universitaria se hace necesaria una sensibilización docente sobre nuevos procesos e instrumentos de evaluación y una formación previa, circunstancia con la que deberían de comprometerse las instituciones (García SanPedro y Gairín, 2011; Olmos y Rodríguez, 2010). Porque esto no puede dejarse “al arbitrio de la buena predisposición del docente” (Delgado, 2005, 11). No obstante, la incorporación de la rúbrica como herramienta para la coevaluación y de orientación de la práctica educativa, en nuestro programa formativo, ha supuesto una experiencia innovadora y enriquecedora al haber obtenido una mayor implicación de los estudiantes

gRáfico 2.— compaRación de la coevaluación con la evaluación docenTe. gRupo b.

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en su proceso de aprendizaje, tal y como también han puesto de manifiesto otros estudios (Etxabe, Aranguren y Losada, 2011; Roblyer & Wiencke, 2004).

Un aspecto importante a destacar es la controversia encontrada en las valoraciones de los estudiantes sobre las exposiciones orales de sus iguales. Observamos que en GrA el promedio de las valoraciones de los compañeros supera al de la profesora (7.8/7.6), aunque no ocurre lo mismo en GrB en el que hay una diferencia de casi un punto en detrimento de los compañeros-as (7.1/8). Tal discrepancia también se encuentra en la literatura donde algunas investigaciones muestran que los estudiantes tienden a puntuar por debajo del profesor (Sánchez, Ruiz y Sánchez, 2011) mientras que otras revelan que los estudiantes sobrevaloran su trabajo (García Irles y otros, 2011). Es importante tener en cuenta que a pesar de proporcionarse la misma información en ambos grupos, en relación con el uso y objetivos de la rúbrica, los argumentos de ambos grupos han sido diferentes, caracterizados los del

GrB por ser muy subjetivos y con un fuerte componente de interés personal –influyendo considerablemente en la calificación final de la asignatura-.

Esta experiencia nos ha demostrado las implicaciones po-sitivas de integrar la coevaluación como metodología com-plementaria para evaluar competencias y la utilidad del uso de la rúbrica para la evaluación entre iguales, dentro de un proceso de evaluación continua, además de poder constatar los obstáculos que de ello se derivan (tabla 4). Es por ello que detectamos la necesidad de un mayor control y ajuste para poder valorar de manera efectiva las competencias estableci-das en la rúbrica, además de considerar la necesidad de una mayor objetividad y responsabilidad por parte de los alum-nos/as. El futuro inmediato de esta experiencia será mejorar la eficacia de la rúbrica proponiendo a los estudiantes que participen en la construcción de una nueva, para favorecer su compromiso y hacer una evaluación más transparente (Chi-ca, 2011; Torres y Perera, 2010).

Tabla 4.— venTajasy desvenTajas de la coevaluación medianTe el uso de la RúbRica.

Ventajas Desventajas

Mayor implicación de los estudiantes en su proceso de aprendizaje al conocer de antemano los criterios.Aumenta la motivación estudiantil.Mejora su capacidad crítica.Mejora su percepción sobre el logro del trabajo, tanto propio como ajeno.Los trabajos son de mayor calidad.

Necesidad de mayor formación.Falta de práctica en el uso de técnicas evaluadoras, por parte del profesorado y del alumnado.Gran dedicación temporal y escaso reconocimiento docente.Ausencia parcial de objetividad del estudiante.

4. BIBLIOGRAFÍA

ANECA (2007). Informe Reflex: El profesional flexible en la sociedad del conocimiento. Madrid. http://www.aneca.es/var/media/151847/informeejecutivoaneca_jornadas-reflexv20.pdf(con acceso 15 agosto 2013).

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La interdisciplinariedad y la relación teoría/práctica: una experiencia interdepartamental

Interdisciplinarity and the Relationship Theory/Practice: an interdepartmental Experience

MARILENA DELLAVALLE Università degli Studi di Torino. Dipartimento Culture Politica e Società, Italia

Resumen: Introducción. La presente comunicación es el resultado de una experiencia de aprendizaje desarrollada en el Grado de Trabajo Social de la Universidad de Turín (I), que integra la enseñanza con la práctica preprofesional. Su objetivo es establecer un aprendizaje activo e interdisciplinario, en con-sonancia con el proceso de Bolonia y con el enfoque epistemológico del Trabajo Social que busca la conexión entre la teoría y la práctica. Material y Métodos. El periodo de prácticas se concibe como un proceso de aprendizaje que se puede generar sólo si la práctica se somete a una reflexión permanente y estructurada, apoyada por un modo activo de la enseñanza. En este sentido, los “Laboratorios para guiar la reelaboración del trabajo” acompañan el camino de los estudiantes de prácticas preprofesiona-les, acentuando la conexión entre la experiencia concreta de la formación práctica y los conocimientos teóricos adquiridos a través de los cursos. Resultados y discusión. La implicación del profesorado, no sólo de Trabajo social, sino también de las otras disciplinas, es un elemento innovador, por lo que aporta una visión interdisciplinar y de trabajo en equipo. La contribución de las diferentes disciplinas facilita, en el estudiante, la construcción de una visión multidimensional, necesaria para acercarse a los fenómenos y problemas y para argumentar actitudes profesionales coherentes con el principio de inte-gralidad. Los estímulos que los estudiantes pueden devolver a los servicios permiten iniciar un proceso de reflexión para promover la superación de una práctica esclerosada.

Palabras clave: Didáctica integrada, multidisciplinariedad, adaptación teoría/práctica, reelaboración, práctica preprofesional

Abstract: Introduction. We are pleased to propose an educational experience – since few years taking place in the University of Turin by students of Social work degree course – that integrates lecturing and internship. The objective is to develop an active and interdisciplinary didactic, coherent and consist-ent with the “Processo di Bologna” and with the social work setting that is aimed to link theory and practice. Materials and methods. The internship can generate learning only if the practice is subject to a structured analysis and sustained by active didactic activities. The “Laboratori di guida alla rielaborazi-one” (Elaboration guide laboratories) go along the internship and have the objective of matching the experience realized during the internship and theory gathered during the course. Results and discus-sion. The innovation here is the involvement not only of social work teachers but also of other disci-plines.The contribute coming from different teachers appears to favourite in the student the creation of a multifactor vision, essential to approach issues and situations and to build professional behaviours coherent with the principle of a global approach. Student’s feedback can generate a reflecting process aimed to overcome rigid procedures, impacting positively on the professional activity.

Keywords: Integrated teaching, multidisciplinary, coupling theory / practice, reprocess of experience, internship.

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Marilena Dellavalle

1. INTRODUCCIÓN

En Italia, la formación para el Trabajo Social ha seguido un complicado viaje que comienza a partir de la segunda mitad de los años cuarenta y que por fin encuentra un lugar en el sistema universitario a principios de la década de los noventa en el nivel de licenciatura y Máster ( 3 +2 ) (Tonon Giraldo, 2013).

En las universidades italianas el Proceso de Bolonia ha tenido una amplia aplicación en la articulación de la oferta educativa y del sistema de créditos. A pesar de la transpo-sición a nivel normativo (DM. 270/2004, Artt. 4–5) del prin-cipio que ve una estrecha relación entre los resultados del aprendizaje y las competencias profesionales a adquirir, el di-seño de los planes de estudio no ha incorporado plenamente estos criterios y la enseñanza activa e interdisciplinaria no han obtenido, todavía, una legitimación sustancial.

Por esta razón, los elementos que han caracterizado la tradición de la formación en Trabajo Social, como son la co-nexión entre la teoría y la práctica, la interdisciplinariedad y la docencia participativa, no presentan una aplicación uniforme en todas las universidades italianas (Campanini, 2009). En-tendemos que, cuando no se garantizan actividades de com-prensión y reprocesamiento adecuadas, se puede decir que el valor educativo de las prácticas se atenúa.

La experiencia que aquí se analiza, se desarrolló dentro de la licenciatura en Trabajo Social de la Università degli Studi di Torino, en la que era posible crear un sistema formativo que asignara un papel importante a la pasantía, muy integrada con la disciplina de enseñanza. El concepto básico es que la práctica preprofesional no puede entenderse como una mera práctica, sino más bien como un proceso de aprendizaje de la experiencia, que proporciona oportunidades para aprender con la condición de que la práctica esté sometida a un pro-ceso de reelaboración (Dellavalle, 2011). Esto sucede dentro de los “Laboratorios para guiar la reelaboración del trabajo”, donde el grupo de estudiantes en prácticas es acompañado por los profesores para reflexionar sobre lo observado y ex-perimentado en situaciones reales, a través del filtro de los conocimientos teóricos.

La intención es promover la práctica reflexiva, concibien-do la práctica preprofesional como un dispositivo de entrena-miento, gracias a la adquisición de habilidades para ser capaz de localizar los referentes teóricos necesarios y adecuados en la práctica y viceversa (Gui, 2004), y comprender la comple-jidad y la interdependencia de los fenómenos y problemas encontrados en la profesión (Morin, 2001).

2. MATERIAL Y MéTODOS

El contexto de la experiencia es el de un curso universitario de capacitación profesional. Un programa de grado orienta-do a fomentar la formación de un trabajador social profesio-nal capaz de hacer frente a problemas abiertos, a dinámicas subyacentes de tipo cultural, social, psicológico, de organiza-ción, y en constante movimiento.

En este contexto, la formación pretende ser una experiencia de aprendizaje que se basa en la reelaboración de lo que se ha observado en la práctica, y su posterior análisis crítico. Se considera que la permanencia dentro de un centro de Servicios Sociales, tan rica en estímulos, no puede representar en sí misma la totalidad de un momento formativo por lo que necesita un sistema llamado “doble acompañamiento” (Dellavalle, 2011, pp. 111-114). La experiencia del estudiante es acompañada por un supervisor trabajador social que, en las situaciones reales promueve la reflexión crítica y por los profesores que guían la relación entre la teoría y la práctica. El resultado es, pues, un proceso de reelaboración que se caracteriza por un grado diferente de acercamiento y distanciamiento del objeto de trabajo y la experiencia concreta vivida por el alumno.

El sistema de acompañamiento, creado por el centro de formación, está constituido por varios dispositivos, como el seguimiento de la formación práctica ”Tutoring”, la reflexión en grupos dedicados a aspectos relacionales y emocionales experimentado en la práctica “Grupos de acompañamiento”, el análisis metodológico de los casos abordados “Laboratorio de análisis de casos” (Ramos Fejioo et al., 2013) y talleres destinados a promover la reelaboración de la experiencia en cuanto a la conexión entre la teoría y la práctica “Laboratorios que impulsan la reelaboración de las prácticas”.

El difícil proceso de ˝vinculación˝ entre la teoría y la prácti-ca, concebido como esencial en el Trabajo Social (Gui, 2004), debe iniciarse desde la formación básica, para poder mante-nerse a lo largo de la vida a fin de no congelar la configura-ción profesional en una dimensión estática.

En la práctica, el proceso de aprendizaje se realiza a través de la integración de los conocimientos teóricos y prácticos que no puede ser realizada de forma independiente por el alumno, sino que debe ser promovida y supervisada por el centro de formación. Los vínculos entre lo que emerge en la experiencia de campo y el conocimiento teórico, utilizados como claves para la comprensión e interpretación, y como orientación para la acción, no pueden ser identificados sin más por el estudiante. Para poder acceder a las conexiones y

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La interdisciplinariedad y la relación teoría / práctica: una experiencia interdepartamental

reconocerlos, debe aprender no sólo a identificarlos (ya que no son fácilmente disponibles) sino también a profundizar, a través de la reflexividad y la apertura a nuevos conocimientos que requieren obligatoriamente un acompañamiento estruc-turado y la participación de los docentes en la reelaboración de las prácticas (Dellavalle, 2011).

Entendemos que la respuesta a esta necesidad formativa que vincula la teoría y la práctica, no puede limitarse a las asignaturas del área de conocimiento de Trabajo Social, sino que debe involucrar a la mayor parte posible del profesorado del curso que se beneficiará de esta participación, verificando la utilidad de su docencia, y encontrando los límites y posi-bilidades con respecto a la aplicación de sus asignaturas. La contribución de los diferentes profesores a la conexión entre el conocimiento teórico y la experiencia fomentará, en los estudiantes, la construcción de una visión que argumenta ac-titudes profesionales multidisciplinares en consonancia con el principio de totalidad, principio específico del Trabajo social (Neve, 2008).

Los “Laboratorios que impulsan la reelaboración de las prácticas” han sido establecidos para responder a estos ob-jetivos y superar la fragmentación del conocimiento; para promover, por lo tanto, el “conocimiento relevante” (Morin, 2001) que sabe contextualizar los temas, el reconocimiento de las relaciones mutuas que permite entrar en el conoci-miento parcial de las cuestiones clave.

La propuesta de proceso de formación es a. Circular: provocar conexiones entre el conocimiento y

la acción teórica, lo que favorece un acercamiento a la rea-lidad;

b. Reflexiva: exige un trabajo de reelaboración con res-pecto a las elecciones, los objetivos, las acciones y las refe-rencias teóricas, los impulsos , los valores, técnicas y métodos.

Durante los talleres impartidos por profesores de diferentes disciplinas, el alumno es acompañado en el descubrimiento de los conocimientos teóricos en la práctica. También se favorece que trabaje en paralelo con las referencias a mapas teóricos compuestos desde diferentes marcos teóricos y códigos epistemológicos.

El taller se centra en un conjunto definido de contenidos, que cubre situaciones concretas que encuentran los estudiantes, para que ellos mismos puedan examinar críticamente sus ideas y opiniones. En el trabajo en grupo, el profesor hace preguntas que acompañan al alumno en los niveles de análisis que individualmente no sería capaz de lograr, pues no tiene estructuras conceptuales sólidas y hábito para el pensamiento científico y el análisis (Zaggia, 2008).

En la fase inicial puede utilizarse un mapa conceptual sobre los conocimientos transmitidos en el curso, y luego analizar las experiencias presentadas por los estudiantes ras-treando las referencias teóricas que pueden ser útiles para alcanzar los objetivos antes mencionados. Los estudiantes deben hacer las presentaciones por escrito, porque escribir activa un proceso de pensamiento reelaborativo que le per-miten trascender la mera descripción para llegar a explicar una situación, un dilema, una duda que ya había reflejado.

La función del profesor, en este caso, se diferencia de la adoptada en las clases impartidas durante el curso, en que las intervenciones magistrales son mínimas, centrándose en los procesos de síntesis y generalización que integran el co-nocimiento teórico obtenido, con el que se está experimen-tando en la práctica.

Proponemos la presentación sintética de tres laboratorios, relacionados con Derecho, Sociología y Trabajo Social.

1. Laboratorio de Derecho Privado y Familia: implica una combinación de enseñanza en el aula, análisis de casos de estudio e investigación individual y grupal.

Las conferencias introductorias proporcionan herramien-tas metodológicas y perfilan en un marco problemático, al-gunas instituciones jurídicas fundamentales que han sido ob-jeto de debate en el curso de Derecho Privado y de la familia a la que asistieron los estudiantes en primer año.

La primera lección se dedica a la “caja de herramientas” para ilustrar a los estudiantes cómo enmarcar los temas abor-dados durante las prácticas desde el punto de vista legal, la identificación de las fuentes del derecho, las directrices de la ley y de las contribuciones más importantes de la doctrina, incluso mediante la ilustración de la forma de funcionamien-to de las bases de datos on line más utilizadas y con la pre-sentación de los recursos de la biblioteca del Departamento de Derecho. El segundo encuentro tiene como objetivo re-flexionar sobre el concepto jurídico de “debilidad”, compa-rando la protección de los menores y de adultos “frágiles”. La tercera lección, finalmente, reflexiona sobre el papel de los Servicios Sociales en los procesos territoriales en materia de familia y los niños, centrándose en la presentación de infor-mes, la investigación y el papel de los Servicios Sociales en la ejecución de las órdenes judiciales.

La segunda parte del curso se lleva a cabo de forma inte-ractiva. Los estudiantes deben contextualizar desde el punto de vista teórico una experiencia vivida durante las prácticas (por ejemplo, la preparación de un informe a los Juzgados), o identificar una cuestión de Derecho Privado que ha ocu-rrido durante la pasantía. Trabajando en pequeños grupos, formados por el profesor en función de los intereses comu-

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Marilena Dellavalle

nes de investigación, los estudiantes profundizan en el marco teórico del caso, los aspectos jurídicos y “devuelven” a sus colegas lo que han aprendido durante las clases del curso.

Como parte de esta actividad, por ejemplo, han tenido la oportunidad de reflexionar sobre el papel de la voluntad de la persona legalmente incapaz (menor o adulto sometido a apoyo administrativo), que conserva al menos parcialmente capacidad de discernimiento en relación con las decisiones sobre su persona. Han reflexionado sobre el consentimiento del niño a las intervenciones socio-asistenciales o en la auto-determinación de la persona mayor “frágil” en la decisión de su ingreso en una residencia. Otra tema de interés frecuente es el respeto a la privacidad del usuario en relación con el contenido que debe tener el informe enviado a las autorida-des judiciales.

2. Laboratorios de Sociología, (Sociología de la fami-lia): su objetivo es consolidar una “mentalidad” es decir una perspectiva sociológica sobre los procesos sociales que esté lo suficientemente alerta para examinar las consecuencias de las decisiones que las instituciones, las organizaciones y los diferentes actores sociales pueden tener en las biografías de las personas y también de la capacidad de maniobra de los individuos dentro de un sistema de recursos y limitaciones. La sociología de la familia en particular se considera una discipli-na de síntesis que ha de responder, teniendo en cuenta tam-bién las indicaciones de otras disciplinas, las direcciones del cambio social y ofreciendo interpretaciones de la realidad.

La guía para la formación práctica se estructura en dos partes:

— la primera se dedica en general a la consolidación y a la “puesta en práctica”de las habilidades aprendidas en el curso básico, en particular, en algunos nodos temáticos fundamentales, desde la transformación de la maternidad, de la paternidad y de la relación entre los padres y los niños, hasta las que se refieren a las relaciones entre los sexos y la transformación del ciclo vital y las cuestiones relativas a la pobreza y la exclu-sión social. En esta primera fase se da especial aten-ción a la selección de los temas generales que pueden involucrar las diferentes experiencias de formación de los alumnos participantes en el Taller

— la segunda parte está dedicada a la participación activa de los estudiantes. Y de hecho, prevé la presentación y discusión de experiencias prácticas analizadas desde diferentes herramientas de análisis incorporadas en la primera parte del curso. La presentación debe incluir un análisis del contexto en que se desarrolló la prác-tica (características de la entidad, características del

usuario, etc.) y, en segundo lugar, deben proponer un marco sociológico para la experiencia dentro de uno o varios temas estudiados en la primera parte del curso, y, finalmente, el estudiante debe proporcionar infor-mación suficiente sobre el tipo de actividad realiza-da en el curso de las prácticas y las fuentes utilizadas para preparar la presentación (entrevistas realizadas, visitas a domicilio, consultas a bases de datos, texto, etc.). Como parte de estas actividades los estudiantes fueron capaces, por ejemplo, de utilizar conceptos es-pecíficos, tales como los de los eventos inesperados y linked lives (vidas interconectadas), para reinterpretar en clave sociológica, los casos de custodia hetero e intrafamiliar.

3. Laboratorio de Métodos y técnicas de Trabajo social: se basa en un proceso de “learning in action”.Entre los temas cubiertos se encuentran en primer lugar el enfoque trifocal, el trabajo en red, en comunidad y grupos. El valor añadido del curso se identifica en la preparación de tres ejercicios, uno por cada tema, en el que se invita a los estudiantes a utilizar las referencias teóricas adecuadas para el análisis de situaciones vividas en la práctica profesional. Al final de la hora de charlas sobre los tres temas que los alumnos, con la ayuda de partes seleccionadas de los textos y las plantillas de análisis, se dividen en grupos de hasta diez personas y trabajan utilizando las herramientas conceptuales y metodológicas proporcionadas.

Los ejercicios tienen como fin permitir al estudiante ex-perimentar con la situación, a fin de facilitar la transición de la teoría a la práctica y de la práctica a la teoría mediante el desarrollo de un enfoque reflexivo. La información conteni-da en la elección de las situaciones se van a presentar en el seguimiento del ejercicio y obligan al grupo a una relectura autónoma del contenido teórico.

En el primer ejercicio, la indicación es analizar una situa-ción identificada por los estudiantes durante las prácticas, utilizando los mapas conceptuales y herramientas gráficas típicas del trabajo en red; en el segundo, los grupos trabajan centrados en referencias profesionales mediante el análisis teórico; en el tercero –frente a la dificultad de experimentar el trabajo comunitario en el actual Sistema de Servicios– no se les obliga a analizar una experiencia, sino que se propo-ne una situación a través de la proyección de un vídeo que muestra un barrio de la ciudad caracterizado por numerosos problemas relacionados con la degradación socio-económica y de la vivienda, y dificultades de integración entre las dife-rentes culturas: también en este caso, se proporcionan como ayuda textos escogidos.

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La interdisciplinariedad y la relación teoría / práctica: una experiencia interdepartamental

Al final de cada paso, cada grupo presenta los resultados de los trabajos en un encuentro de tres horas. La elección de uno o más estudiantes para que presenten el trabajo y dos estudiantes que están interesados en explicar el modo de trabajo, el clima y los roles de liderazgo dentro del grupo les permite experimentar tanto la dimensión de la presentación pública como en el análisis de los factores que caracterizan el grupo de trabajo. Cada solicitud es evaluada y comentada por todos los alumnos del curso y el profesor asume el papel de supervisor y proporciona orientación sobre el uso de refe-rentes teóricos y la metodología adoptada.

3. RESULTADOS

Los resultados de esta actividad se derivan también de la eva-luación de la docencia realizados por los estudiantes y los su-pervisores, en el informe final y la evaluación de las prácticas. Pueden aplicarse a través de tres niveles diferentes:

— el primero se refiere al componente cognitivo de aprendizaje. La contribución de los diferentes profe-sores al enlace entre el conocimiento teórico y la ex-periencia práctica, llevada a cabo durante las prácticas pre-profesionales, animará a los estudiantes a la cons-trucción de una visión multifactorial, necesaria para la aproximación a los fenómenos y problemas sociales y para argumentar las actitudes profesionales en conso-nancia con el principio de integralidad.

— El segundo es de tipo metacognitivo. La colabora-ción entre los profesores también estimulará a los es-tudiantes a reconocer la importancia de las lecturas interdisciplinarias así como a fortalecer sus actitudes colaborativas, adaptadas para trabajar en equipos in-terprofesionales.

— El tercero se refiere a la contribución que la forma-ción puede aportar en las ámbitos donde se ejerce la profesión. La reelaboración dirigida en el aula, a la luz de los referentes teóricos, puede producir también un efecto positivo sobre la acción profesional: los estí-mulos que los estudiantes devuelven a los Servicios Sociales pueden iniciar un proceso de reflexión para promover la superación de una práctica esclerosada. La voluntad de supervisar a los estudiantes de prác-ticas se convertirá así, para el profesional, en una fuente de motivación y apoyo para volver al estudio y la experimentación. Esto conducirá a un camino que sabe cómo compensar la insuficiente «[...] capacidad surgida solamente de la práctica profesional, de auto-alimentarse y renovarse, sin una actividad significativa

de estudios superiores y la reflexión sobre nuevas teo-rías o innovaciones» (Cavallo Perin, 2004, p. 215).

4. DISCUSIÓN

Pasar un período haciendo prácticas, podría ser una oportu-nidad formativa o más bien “informativa”, pero no puede sin más constituirse en la experiencia de aprendizaje que requiere de un firme vínculo entre la práctica y reflexividad. Para enten-der mejor este paso puede ser útil hacer referencia al significa-do de la palabra “experiencia”: pensar en lo que se hace, que se ha hecho y se está haciendo, esto es un proceso de reelabo-ración que permite la atribución de significado a lo observado y experimentado (Olivetti Manoukian, 1990).

La ubicación de la práctica preprofesional dentro del pro-yecto de formación es relevante, ya que se constituye como un dispositivo de entrenamiento que puede superar la pola-rización entre el aprendizaje transmitido y el experiencial, lo que lleva a una compenetración. En este camino de estudio, teoría y práctica se unen para promover las competencias específicas, y también para estar abiertos al aprendizaje y de-sarrollo continuo del pensamiento reflexivo en la acción.

La interdisciplinariedad, como base epistemológica del Trabajo Social (Celedon Lagos, 2003) requiere del estudiante no sólo cumplir con la difícil tarea de encontrar y cuestionar los conocimientos teóricos en la práctica, sino también traba-jar en paralelo con las referencias a los mapas conceptuales realizados por diferentes referentes teóricos. Esto puede ser considerado como una competencia profesional específica del trabajador social, junto con las funciones de la direc-ción (o case manager, o de la gestión de casos) el trabajo en equipos multidisciplinarios, en redes y equipos interinstitu-cionales. El estudiante debe tener, entonces, la oportunidad de empezar a adquirir competencias comparando el vínculo entre prácticas y teoría, para ser capaz de reproducirlas en contextos operacionales que implican tanto la necesidad de una mirada que respeta el todo, como la interacción con pro-fesionales de otras disciplinas afines.

Siguiendo esta línea, consideramos los Laboratorios como un espacio necesario para evitar que el estudiante se quedara solo y desanimado con respecto a sus posibilidades de éxito, y se pusiera a la búsqueda de «atajos para evitar la compleji-dad, refugiándose en los procedimientos establecidos por los reglamentos administrativos o de imitación en un acríticos otros operadores del servicio en el que se inserta» (Folgherai-ter, 2003, p. 34).

Los Laboratorios, como se describe en la sección Resulta-dos, han recibido hasta ahora una respuesta positiva, pero no

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podemos ocultar un nodo crítico constituido por la presencia de una confrontación entre la teoría y la práctica, o entre los profesionales que trabajan y los que estudian y enseñan, que se expresa por algunos estudiantes y supervisores refiriéndo-se a la presencia en el aula para su reelaborar las prácticas como «pérdida de tiempo a la práctica», o aquellos que di-cen: «esa es la teoría, pero la realidad es otra cosa y solo se aprende en el campo».

En relación con este último punto, tomamos nota de la necesidad de mejorar las intervenciones para lograr una sinergia entre los diferentes actores de la formación, para maximizar la experiencia de prácticas como el aprendizaje cualificado.

5. AGRADECIMIENTOS

El análisis de la experiencia se llevó a cabo con la inesti-mable colaboración de profesores que enseñan el Grado en Trabajo Social de la Universidad de Turín y que y conducen los “Laboratorios para guiar la reelaboración del trabajo”.

Joëlle LONG, Ph.D., es investigadora en el Departamento de Derecho y profesora de Derecho privado y de familia.

Barbara ROSINA, candidata Ph.D. y trabajadora social, es profesora asociada de Trabajo Social.

Maria Paola TORRIONI, Ph. D., es investigadora en el De-partamento de Cultura, Política y Sociedad y profesora de Sociología de la familia.

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La contribución de los profesionales al conocimiento a través de los Trabajos Fin de Grado

Contribution of practitioners to knowledge through the Undergraduate Dissertation

MYRIAM GUTIéRREz zORNOzA, MANUEL J. MALDONADO LOzANO Y ANA ISABEL PAYáN MARTÍNEz

Universidad Castilla-La Mancha

Resumen: Introducción. Esta comunicación trata sobre las contribuciones al conocimiento teórico-práctico de los profesionales a partir de los Trabajos Fin de Grado (TFG) defendidos en la Facultad de Trabajo Social de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha. Material y métodos. Consiste en un estudio observacional descriptivo, de ámbito temporal longitudinal retrospectivo que analiza los TFG elaborados por estudiantes acogidos a la modalidad de cuarto curso de Grado adaptado para Diploma-dos/as en Trabajo Social ofertada por la Facultad de Cuenca (UCLM) durante el periodo 2010 a 2013 (tres cursos académicos consecutivos) con el objetivo de recoger aportaciones teóricas de las distintas experiencias profesionales. Resultados y discusión. Se seleccionaron 18 TFG de los cursos 2010-2011, 2011-2012 y 2012-2013, 9 pertenecientes a profesionales de ámbito público y 9 de ámbito privado, con calificaciones entre 8 y 10. Todos los temas de los TFG guardan relación directa con el ámbito y la experiencia profesional del autor/a que lo realiza y por ende al tipo de conocimiento al que contribuyen es el denominado derivado de la práctica. Como propuesta de futuro sería conveniente incorporar reflexividad, auto-reflexión crítica y sistematización de la práctica como elemento de mejora de la intervención social.

Palabras clave: Trabajos Fin de Grado, Trabajo Social, conocimiento, teoría y práctica.

Abstract: Introduction. This paper discusses the theoretical and practical contributions to the knowl-edge of professionals from the Undergraduate Dissertation defended at the Faculty of Social Work at the University of Cuenca Castilla-La Mancha. Material and methods. This is a descriptive study, tempo-ral longitudinal retrospective analyzes TFG field that produced by students visiting the fourth modality Degree course adapted for Graduates in Social Work offered by the Faculty of Cuenca (UCLM) for the period 2010 to 2013 (three consecutive academic years) in order to collect theoretical contributions of the different professional experiences. Results and discussion. 18 Undergraduate Dissertation of 2010-2011, 2011-2012 and 2012-2013, 9 professionals belonging to the public sphere and 9 the private sphere, 8 with scores between and 10 courses were selected. All topics of Undergraduate Dissertation directly related to the scope and expertise of the author who performed and therefore the kind of knowledge that contribute to it is called derivative practice. As proposed future would be desirable to incorporate reflexivity, critical self-reflection and systematization of practice as part of improving social intervention.

Keywords: Undergraduate Dissertation, Social Work, knowledge, theory and practice.

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Manuel J. Maldonado Lozano, Myriam Gutiérrez Zornoza, y Ana Isabel Payán Martínez

1. INTRODUCCIÓN

La compleja realidad en la que nos encontramos la intenta-mos simplificar pensándola a través de conceptos dicotómi-cos: hombre-mujer, profesor/a-estudiante, docente-profesio-nal,… El Trabajo Social no es ajeno a esta lógica, si cabe se ve más acentuada esta distancia a la hora de abordar la ya clásica polémica entre el binomio teoría (academia) y práctica (profesionales), que caracteriza a las profesiones que nacen antes de poseer un sólido corpus teórico.

Según el Reglamento sobre el Trabajo Fin de Grado de la Facultad de Trabajo Social de Cuenca (UCLM), éste su-pone la realización por parte del estudiante y de forma individual de una disertación que integre y desarrolle los contenidos formativos recibidos, capacidades, competen-cias y habilidades adquiridas durante el periodo de docen-cia del Grado.

El objetivo final será, por tanto, la evaluación del grado de formación y madurez académica y profesional del futuro graduado en Trabajo Social, así como completar la capacidad técnica y profesional indispensable para el ejercicio eficaz de la profesión.

Por todo ello, el TFG deberá abarcar las disciplinas de la intervención social con personas, familias, grupos y comuni-dades, en alguna de sus diversas dimensiones, tales como el estudio y diagnóstico social de necesidades, instituciones y colectivos, o como la planificación, la ejecución y evaluación de la intervención social realizada.

El TFG del curso de adaptación supone la realización por parte del estudiante de un proyecto, evaluación de un centro/servicio/programa, plan de gestión o ensayo, bajo la super-visión de uno o varios directores/as, en el que se integren y desarrollen los contenidos formativos recibidos, capacidades, competencias y habilidades adquiridas durante el período de docencia del curso junto con la experiencia profesional en el ámbito de intervención.

Así pues, ponemos en valor la oportunidad que los TFG ofrecen a la hora de aproximar la distancia, más simbólica que real, entre teoría y práctica, proporcionando claves para el análisis reflexivo del ejercicio profesional u otros temas si-milares.

Los principales objetivos de este estudio son los siguientes:

⇒ Identificar las aportaciones más relevantes al conoci-miento teórico práctico del ámbito profesional.

⇒ Teorizar sobre la aplicación de la práctica profesional a partir de los TFG.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Diseño y sujetos de estudio

Se trata de un estudio observacional descriptivo, de ámbito temporal longitudinal retrospectivo que analiza los TFG elaborados por estudiantes acogidos a la modalidad de cuarto curso de Grado adaptado para Diplomados/as en Trabajo Social ofertada por la Facultad de Cuenca (UCLM) durante el periodo 2010 a 2013 (tres cursos académicos consecutivos).

Los trabajos fueron seleccionados siendo los criterios de inclusión:

— Diplomados/as en Trabajo Social con al menos dos años de experiencia profesional.

— Una calificación mínima de 8 (notable) en la evalua-ción final del TFG.

— Profesionales que desarrollan su labor profesional en el ámbito público o privado.

Variables de estudio

Deslauriers y Pérez Cosin (2004) siguiendo el planteamiento de Kolb (1984) señalan que existen cuatro tipos de aprendi-zajes, advirtiendo que son modelos ideales que no se repro-ducen en estado puro en la realidad. El primero se relaciona con la experiencia concreta, imprescindible cuando queremos implicarnos en una cuestión determinada que nos interesa. El segundo tendría que ver con la conceptualización abstracta y persigue principios generales, no conlleva implicación per-sonal pero sí es necesario la compresión de la realidad social. Un tercero basado en la observación reflexiva recogiendo da-tos para comprender situaciones concretas. Y para finalizar tenemos el denominado experimentación activa que consiste en aplicar ideas nuevas en contextos complejos. Estos auto-res apuntan que los profesionales del trabajo social se sitúan en los cuadrantes de la experimentación y la experiencia, ya que deben solucionar problemas sociales que requieren deci-siones rápidas privilegiando a las personas frente a las ideas. Por ello en muchos casos las y los trabajadores sociales pre-fieren consultar con un colega que acudir a los textos cientí-ficos considerándose una suerte de aprendizaje autodidacta.

Por otro lado Ponce (2012) a partir de los planteamientos de Trevithick (2008) sintetiza los conocimientos fundamenta-les para comprender las realidades con las que se enfrentan los profesionales en tres: teóricos, factuales y derivados de la propia práctica profesional.

Así mismo Guillet Paquet (1991, citado por Deslauriers y Pérez cosis, 2004) establece la siguiente tipología de conoci-mientos. De tipo alpha que parten de la cultura, los marcos

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La contribución de los profesionales al conocimiento a través de los Trabajos Fin de Grado

ideológicos y los valores, un ejemplo sería la visión del mun-do que tiene el/la trabajador/a social. De tipo beta produci-dos por la ciencias exactas que dan respuesta a fenómenos naturales. Los de tipo gamma que provienen de las ciencias sociales que buscan generalidades y regularidades los que re-sultan incompletos para intervenir en la incertidumbre de lo concreto. Y por último tendríamos el tipo delta caracterizado por la capacidad de intervenir, no siendo una habilidad trans-

ferible de profesional a profesional y que sí deriva de una teoría general. Es en este último donde se situaría el Trabajo Social, que intenta superar las imperfecciones de los otros tipos integrándolos en éste, tendiendo a pensar en global e intervenir en lo local

Estas ideas adaptadas y ampliadas han servido de base a la hora de establecer los criterios de análisis de los TFG (Tabla 1).

Tabla 1. cRiTeRios de análisis aplicados a los Tfg

CRITERIOS DESCRIPCIÓN

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Sexo autor/aPuesto de trabajo, años de experienciaTema del TFGCalificación obtenidaVinculación del tema del TFG con el ámbito institucional del profesionalInvestigación bibliográfica: número de fuentes, disciplina, fecha,...

CONOCIMIENTO TEÓ-RICO

Conceptos claves. InterrelaciónParadigmas/teorías orientadas a conocer a las características psicosociales de las personas (teo-rías para el Trabajo Social)Fundamentos teóricos de la intervención: modelos (teorías para el Trabajo Social), métodos y técnicasTeorías sobre roles/funciones profesionales... (teorías del Trabajo Social)

CONOCIMIENTO FAC-TUAL

LegislaciónPolíticas Sociales, sistemas de protección social implicadosInstituciones/entidades implicadas (coordinación, trabajo en red,...)Colectivos y mecanismo de participaciónProcedimientos (flujogramas,...) Repercusión en los derechos de ciudadanía

CONOCIMIENTO DE-RIVADO DE LA PROPIA

PRÁCTICA

Niveles de intervención que se contemplan. Visión holística de la realidad social.“Estilo” de intervención que se desprende por bagaje profesionalUtilización de experiencias similares: Práctica Profesional Basada en la EvidenciaSe contemplan procesos de evaluación y sistematización para aprender desde la acción trascen-diendo criterios de eficacia y eficiencia Son trasferibles cualquier otra institución/entidad podría utilizarlos adaptándolos a su realidad concreta

CREATIVIDAD Y/O CAPACIDAD PARA EL

ANÁLISIS CRÍTICO

Se cuestionan ideas comunes, visiones estereotipadas y tópicos de un área de la intervención social a través de argumentos sólidosSe contemplan procesos planificados de auto-reflexión crítica enfocados al aprendizaje y a la socialización de la experienciaPropone enfoques diferentes y/o novedosos Marco ideológico y valores

Elaboración propia a partir de Deslauriers y Perez Cosin (2004); Ponce (2012)

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Manuel J. Maldonado Lozano, Myriam Gutiérrez Zornoza, y Ana Isabel Payán Martínez

3. RESULTADOS

Los datos fueron analizados por tres profesores de la Facultad de Trabajo Social de Cuenca (UCLM) mediante los criterios indicados en la Tabla 1.

El análisis de los TFG se ha abordado desde una doble perspectivas, los conocimiento en los que se cimenta el TFG construidos a partir de una revisión sistemática de fuentes documentales realizada por los autores/as y una segunda, a través de las aportaciones al conocimiento recogido en la Tabla 2.

Se seleccionaron 18 TFG de los cursos 2010-2011, 2011-2012 y 2012-2013, 9 pertenecientes a profesionales de ám-bito público y 9 de ámbito privado, con calificaciones entre 8 y 10. De ellos 3 fueron realizados por profesionales de sexo masculino y 15 femenino.

Todos los temas de los TFG guardan relación directa con el ámbito y la experiencia profesional del autor/a que lo rea-liza, corroborando lo indicado por Deslauriers y Pérez Cosín

(2004) al afirmar que los estilos de aprendizaje de los y las trabajadores/as sociales parten de experiencias concretas y de la experimentación activa.

El número de referencias bibliográficas oscila entre 15 y 45, procediendo principalmente de las disciplinas de Trabajo Social y Psicología y del ámbito de los servicios sociales tan-to de atención primaria como especializada. Destacar que 3 de los TFG no contienen referencias específicas sobre Traba-jo Social como profesión coincidiendo con el hecho de que han sido dirigidos por docentes de áreas de conocimiento diferentes al de Trabajo Social y Servicios Sociales. La gran mayoría citan bibliografía relacionada con la normativa y las políticas sociales de referencia.

Como se ha mencionado anteriormente los temas selec-cionados para la elaboración del TFG están vinculados con la experiencia laboral de la profesional que lo desarrolla, 11 de ellos sobre intervención indirecta (estudios, evaluaciones y planes de gestión) y 7 sobre intervención directa con perso-nas, primordialmente a nivel individual.

Tabla 2. apoRTaciones al conocimienTo de los Tfg

TÍTULO DEL TFG ÁMBITO APORTACIONES

La gestión del programa de acogimien-to familiar (AF) en CLM. Análisis y pro-puestas de mejora

Servicios Sociales Especializados

Servicio Periférico CSAS

Público. Regional

Se realiza una revisión del programa de AF eviden-ciando su mejora progresiva, pero necesita incorporar modificaciones con respecto a su gestión: compensa-ciones económicas, apoyos técnicos, formación y se-guimiento, campañas de captación y sensibilización (ajena) y dotación de personal

Servicios Sociales de Atención Primaria en municipios menores de 4.000 hab. en la provincia de Cuenca: una pro-puesta para la gestión

Servicios Sociales de Atención PrimariaServicio Periférico

CSASPúblico. Regional

Partiendo de un estudio de las leyes de SS. SS de las 17 CC.AA sobre estructura, funcionamiento, modelo de gestión y tipo de financiación y para evitar recortes y retrasos en los pagos que se están produciendo en Cuenca, se propone la aprobación de una Ley General de Servicios Sociales y la agrupación de municipios en un Consorcio de Servicios Sociales como modelo de gestión

Dilemas éticos en la práctica del Trabajo Social: evaluación en un municipio de CLM (Tomelloso)

Servicios Sociales de Atención Primaria

Público. Local

A través de un estudio sobre dilemas éticos en un mu-nicipio se demuestra una vulneración de los derechos, deberes y principios que deben regir las intervenciones proponiendo la implicación/sensibilización de profe-sionales e instituciones/entidades creando Comités Éticos, mecanismos de supervisión y aumentando la formación

Evaluación del proyecto “Empleo con apoyo” de ADOCU

Discapacidad Inte-lectual

Tercer SectorLocal

Una vez realizada la evaluación del proyecto se conclu-ye que el desarrollo de programas específicos de for-mación para el empleo con apoyo es una vía adecuada para facilitar la integración laboral de las personas con discapacidad advirtiendo de las limitaciones del estu-dio basado en percepciones y opiniones

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La contribución de los profesionales al conocimiento a través de los Trabajos Fin de Grado

Tabla 2. apoRTaciones al conocimienTo de los Tfg

TÍTULO DEL TFG ÁMBITO APORTACIONES

Perfil de las personas sin hogar aloja-dos en el Centro de Baja Exigencia de Cuenca

Exclusión SocialTercer Sector

Local

El estudio avanza en el conocimiento del perfil de las PSH que pasan por el CBE de Cuenca, proponiendo: revisar el modelo de intervención; crear una comisión entre el Ayuntamiento y la entidad gestora del recurso; mayor im-plicación de los profesionales de los Servicios Sociales de Atención Primaria y realizar más investigaciones

Proyecto de intervención con mujeres víctimas de la violencia de género y sus hijos/as, desde un Centro de Atención Integral

Violencia de GeneroPúblico. Local

Proyecto que Intenta sistematizar del proceso de in-tervención en el Centro de Atención Integral basado en un protocolo ya existente del Instituto de la Mujer de CLM

Transversalidad y emergencia de un cambio de perfil del usuario de los Ser-vicios Sociales: del usuario objeto de atención insuficiente y paliativa de sus necesidades, al usuario sujeto agente de sus derechos de ciudadanía

Servicios Sociales de Atención Primaria

Se trata de un Ensayo que analiza los cambios actua-les en el perfil de usuarios de Servicios Sociales. Con-textualiza la atención en el momento histórico actual, hacia un nuevo sistema de Servicios Sociales: de gestor de recursos insuficientes, paliativos y graciables a ga-rantista de derechos subjetivos

Proyecto de intervención sistémica en familias con niños con Síndrome de Down: Relaciones entre hermanos

Discapacidad Inte-lectual

Tercer SectorLocal

Se presenta el diseño de un proyecto desde un enfo-que sistémico-ecológico con personas afectadas por Síndrome de Down y sus familias, especialmente enfo-cado en la relación con los hermanos

Repercusión de las situaciones de de-pendencia en los cuidadores familiares. Propuesta de mejora

Mayores Tercer Sector

Local

Este proyecto reflexiona sobre el contexto que rodea las situaciones de cuidado a los mayores, la impor-tante labor que realizan los cuidadores y ofrece una propuesta de actuación, el desarrollo de un programa psicoterapéutico de apoyo a cuidadores de familiares en situación de dependencia

Evaluación del Programa Global para la Integración y para la Convivencia de Huete. Proyecto taller de arpillería

Exclusión socialPúblicoLocal

Este trabajo evaluativo muestra cómo la contribución de la técnica de Grupo de Discusión, puede ser utiliza-da como método útil para la evaluación, especialmen-te en el análisis de las percepciones de los usuarios

Proyecto de intervención para la super-visión de apoyo a trabajadores sociales de atención primaria de la provincia de Cuenca. Unidad de Supervisión de Tra-bajadores Sociales

Servicios Sociales de Atención Primaria

Servicios PeriféricosPúblico

Regional

Si bien se evidencia que los/as Trabajadores/as sociales son la principal herramienta de intervención, es impor-tante señalar el incremento de desgaste profesional (Síndrome Burnout) planteando un proyecto para la puesta en marcha de una Unidad de Supervisión de Trabajadores Sociales dirigida a ofrecer un recurso de apoyo con el objetivo de reducir sus sentimientos de agotamiento y/o desmotivación, intervenir sobre las si-tuaciones que originan conflictos en el entorno laboral y mejorar la calidad de sus intervenciones

Gestión de casos en tratamientos de rehabilitación de drogodependencias

Tercer SectorDrogodependencia

A lo largo de un ensayo, analiza la figura del gestor de casos en el ámbito de drogodependencias

Diseño de un dispositivo para la aten-ción de las urgencias sociales en la pro-vincia de Cuenca

Servicios Sociales de Atención Primaria. Público. Provincial

El proyecto pretende implementar un servicio innova-dor de atención a las urgencias sociales dentro del 112 en la provincia de Cuenca, con la incorporación del Trabajador Social. Teniendo en cuenta una atención integral en la esfera biopsicosocial

Plan de gestión de un centro de servicio de estancias diurnas

Personas MayoresPúblico. Local

Se realiza un proyecto de gestión de un servicio de es-tancia diurna (SED) para favorecer la permanencia de los mayores en su entorno. Con un análisis riguroso plan de gestión

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Manuel J. Maldonado Lozano, Myriam Gutiérrez Zornoza, y Ana Isabel Payán Martínez

Conocimiento teórico:

Existen muy pocos TFG que incorporen fundamentos teóricos en la intervención. Los modelos de intervención mencionados son: el sistémico-ecológico, con personas afec-tadas por Síndrome de Down y sus familias, especialmente enfocado en la relación con los hermanos y en la puesta en marcha de un dispositivo para la atención de las urgencias sociales; el de empoderamiento y de gestión de casos, con mujeres víctimas de violencia de género; y la Investigación Acción Participativa en una consulta sobre la Renta Básica de las Iguales. No se puede constatar lo indicado por Deslauriers y Pérez Cosín (2004) cuando afirman que en la práctica los profesionales utilizan una “mezcla, un bricolaje” de teorías. Tampoco se señalan teorías sobre roles, funciones... profesio-nales. Mayoritariamente los TFG se basan en informaciones y datos de primera mano (memorias institucionales, bases de datos,...) ya que como se comentará en las conclusiones, el acceso a la información y los datos son clave para la elabora-ción de los trabajos.

Además, se han utilización tanto técnicas cuantitativas, ad-ministrar cuestionarios para analizar la imagen del profesional y de los servicios sociales, como cualitativas, el uso del grupo

de discusión evidenciando que puede ser utilizado como mé-todo útil para la evaluación, especialmente en el análisis de las percepciones de los usuarios de Servicios Sociales.

Conocimiento factual:

La gran mayoría enumeran la normativa de referencia así como los distintos planes/programas relacionados con el tema de los TFG.

Destacar la importancia de la existencia en uno de los TFG de la creación de una red de trabajo, planteando un proyec-to para la puesta en marcha de una Unidad de Supervisión de Trabajadores/as Sociales dirigida a ofrecer un recurso de apoyo con el objetivo de reducir sus sentimientos de ago-tamiento y/o desmotivación, intervenir sobre las situaciones que originan conflictos en el entorno laboral y mejorar la ca-lidad de sus intervenciones.

En uno de los ensayos se analizan los derechos de la ciu-dadanía relacionados con el perfil de usuarios de los Servicios Sociales de Atención Primaria en el medio rural. Contextuali-za la atención en el momento histórico actual apostando por un nuevo sistema de Servicios Sociales: de gestor de recursos insuficientes, paliativos y graciables a garantista de derechos subjetivos.

Tabla 2. apoRTaciones al conocimienTo de los Tfg

TÍTULO DEL TFG ÁMBITO APORTACIONES

¿Por qué las personas gitanas mayores de 45 años participan en el PLIS?

Servicios Sociales de Atención Primaria

Local

A través de un estudio de carácter descriptivo sobre el cambio de la población gitana atendida en el Plan local de Integración Social (PLIS) en relación a la edad se plantean tres hipótesis concluyendo un cambio en el patrón del PLIS

Plan de gestión centro de mayores de Albacete I/Diagnóstico y recomenda-ciones

Personas MayoresPúblico. Local

Se realiza un análisis riguroso y técnico de la gestión del centro de mayores públicos de la capital. Conclu-yendo con una propuesta de gestión que revertirá en una mejora de la atención

Imagen y percepción de los servicios sociales en zonas rurales con baja den-sidad de población

Servicios Sociales de Atención primaria

Público. Local

Se analiza a través de un estudio-evaluación (cuestio-nario ad hoc) de una zona rural del plan regional de acción social (PRAS) en la provincia de Guadalajara la imagen del Trabajador Social y en general de los servi-cios sociales

Consulta participativa sobre la renta básica de los iguales

Movimientos SocialesLocal

Consiste en un estudio con la perspectiva teórica de la investigación acción participativa (IAP) realizando un pilotaje consultivo sobre la renta básica de los iguales con el objetivo de prevenir y evitar la pobreza y exclu-sión social. Se prioriza la intervención en Trabajo Social Comunitario

Elaboración propia, 2014

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La contribución de los profesionales al conocimiento a través de los Trabajos Fin de Grado

Conocimiento derivado de la propia práctica:

Diferentes estudios y evaluaciones se inspiran en investi-gaciones ya realizadas utilizando las mismas herramientas. Se mencionan experiencias similares en otros territorios conside-rándolas buenas prácticas, pero ninguno de los TFG se podría considerar propuestas de réplicas de las mismas, por lo tanto no serían prácticas basadas en la evidencia.

Se desprenden prácticas transferibles a otra institución/entidad que podría utilizarlas adaptándolas a su realidad concreta. Ejemplos de ello son la reflexión sobre el contexto que rodea las situaciones de cuidado a los mayores, la im-portante labor que realizan los cuidadores, y ofreciendo una propuesta de actuación, el desarrollo de un programa psi-coterapéutico de apoyo a cuidadores de familiares en situa-ción de dependencia; y el proyecto que desde un enfoque sistémico-ecológico con personas afectadas por Síndrome de Down persigue implicar a toda la familia, especialmente la participación de los hermanos para favorecer el proceso de inclusión social.

Se contemplan procesos de evaluación y sistematización para aprender desde la acción, aunque escasamente desarro-llados. Si bien se evidencia que en este contexto de recortes en Servicios Sociales los trabajadores sociales son la principal herramienta de intervención. Es importante señalar el incre-mento de desgaste profesional (Síndrome Burnout).

Resulta significativo que la modalidad TFG de planes de gestión se contextualiza en instituciones públicas.

Creatividad y análisis crítico:

Subrayar que pocos TFG cuestionan ideas comunes y vi-siones estereotipadas de su correspondiente área de inter-vención social. Ninguno aporta auto-reflexión crítica enfoca-da al aprendizaje. Exceptuando uno de ellos que propone una consulta participativa sobre la renta básica de las iguales como mecanismo de lucha contra la exclusión social, trans-formando radicalmente las estructuras sociales desde y con los de abajo. Tampoco se mencionan estrategias para com-partir las experiencias.

Por otro lado, se visibilizan problemas existentes en la so-ciedad, como la sobrecarga del cuidador de personas mayo-res y los problemas emocionales que llevan aparejados.

Ante las limitaciones de recursos para dar respuesta a las situaciones, se manifiesta el/la trabajador/a social (habilida-des, capacidades… etc.) como la principal herramienta de la intervención, pero sin profundizar sobre esta cuestión.

Destacar que muchos de ellos señalan la importancia del trabajo integral en la práctica profesional pero sin profundi-zar en el cómo implementarlos.

Para finalizar indicar que no se ha contado con informa-ción suficiente para poder analizar el marco ideológico y de valores que impregnan los TFG y que se planteaban en los criterios de estudio.

4. DISCUSIÓN

Antes de pasar a enumerar las principales conclusiones del estudio es necesario mencionar las limitaciones del mis-mo. La primera más que una limitación en si es una premisa de partida, la cuestionable capacidad de los TFG de producir conocimientos científicos como tales, ya que no es el fin de los citados trabajos. Una muestra de ello la encontramos en los TFG de la modalidad proyectos de intervención. Para po-der comprobar las posibles aportaciones al conocimiento, se tendrían que llevar a la práctica y a partir de la sistematización de la experiencia dar cuenta de los aprendizajes adquiridos. Las principales contribuciones de los TFG al conocimiento se enmarcan en el tipo derivado de la propia práctica. Bour-dieu (1975, citado por Pérez Alvarez) ya lo planteaba cuando advertía del peligro de considerar únicamente conocimiento aquellas verdades producto de reglas estandarizadas y de ge-neralidades demostrables. Otra barrera es la auto-restricción en los criterios de selección de la muestra de los TFG y el pequeño tamaño de la misma.

— Los TFG analizados apuestan por una comprensión del momento actual, intentando establecer rupturas con concepciones y propuestas anteriores que niegan la complejidad, la integralidad y la tendencia a la ré-plica irreflexiva de intervenciones previas. En ocasio-nes, impiden asignarle al sujeto su papel central en la construcción social de la realidad y dar al profesional del trabajo social su valor, como herramienta básica y esencial, en el contexto actual de dificultad económi-ca y reducción de los recursos sociales existentes.

— Como se ha comentado con anterioridad los TFG par-ten de estilos de aprendizajes relacionados con expe-riencias concretas y la experimentación activa (Deslau-riers y Pérez Cosín, 2004). Esto puede conllevar un riesgo y es la perdida de lo que en antropología se denomina capacidad de extrañamiento. Este peligro debe intentar ser modulado por el/la directora/a que tutorice el trabajo.

— Los TFG sobre investigaciones evaluativas estrechan el cerco entre teoría y práctica y por tanto producen co-nocimiento transformador.

— Se podrían considerar experiencias demasiado concre-tas aunque por otro lado es lógico ya que es una dis-

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Manuel J. Maldonado Lozano, Myriam Gutiérrez Zornoza, y Ana Isabel Payán Martínez

ciplina que tiene su origen en la práctica, en la inter-vención sobre lo local. Por otro lado se puede correr el riesgo de tener en consideración únicamente aquellas variables directamente relacionadas con la institución/entidad desde donde parte el TFG no propiciando análisis más estructurales. Es fundamental pensar so-bre las tensiones contradictorias entre lo global y lo local.

— Se advierte una excesiva híper-especialización y com-partimentalización del conocimiento, corriendo el riesgo de reducirlo fragmentándolo en partes perdien-do el todo y por tanto la visión holística de la realidad (Morín, 2011). Se intuye que puede estar relacionado con el área de conocimiento al que pertenece el do-cente que dirige el TFG. En la post-modernidad se está diluyendo la especificad profesional siendo esta cada vez más difusa, por tanto es necesario transcender fronteras disciplinares. Se hace imprescindible descu-brir nuevos caminos.

— Muchos de ellos son creativos e innovadores aunque teniendo en cuenta el contexto de múltiples crisis se-rían de difícil implantación.

— Incorporar reflexividad, auto-reflexión crítica (estudios sobre metodologías de acción, deconstrucción de acciones rutinarias y/o urgentes, entre otros) proyec-tos de intervención fundados que huyan de lógicas operacionales-mecanicistas (Matus, 2003 citado por Pérez Alvarez, 2009), sistematización de la práctica como elemento de mejora de la intervención social. Así como añadir estrategias de difusión de conoci-mientos en espacios académicos y profesionales.

— No se contemplan procesos de devolución de los re-sultados de los TFG a las personas/instituciones que han participado en los citados trabajos. No se con-templan espacios que sociabilicen las experiencias que pongan el conocimiento científico y técnico al servicio de la ciudadanía.

— Imperceptible participación de las personas afectadas por los problemas a los que intenta dar respuesta el TFG. Como indica Bourdieu (1975, citado por Cifuen-tes, 2005) el reto es producir “un conocimiento más respetuoso de las personas y realidades a las cuáles de-ben confrontarse”. En los tiempos en los que nos en-contramos no se pueden plantear intervenciones que únicamente se basen en proyectos eficaces que preten-dan enderezar una supuesta torcida realidad, (lo que es y lo que debe ser) de forma artificial. Hay que salir de esas formas de pensar, prestando más atención al

antes de la intervención para así poder engancharla en lo real, en procesos y formas de organizarse ya consti-tuidos (Fernández-Savater, 2013).

— Se constata escaso cuestionamiento crítico sobre los condicionantes estructurales que oprimen a la ciu-dadanía coincidiendo con lo que indican múltiples estudios sobre intervención social, donde las y los profesionales orientan cada vez más sus esfuerzos a actuaciones bien intencionadas a nivel individual/fa-miliar, frente a una implicación comunitaria (García, 1999; García Roca, 2006; Renes, Fuentes, Ruiz Balles-teros y Jaráiz, 2007; Fantova, 2007; Rodríguez, 2007; Fombuena, 2007; Berasaluze y Berrio-Otxoa, 2008; Barriga, 2009; Zamanillo, 2009; Jaráiz, 2012; García Roca, 2012), a través de las cuales deberían abordarse problemas estructurales de la sociedad.

— Enlazando con la anterior, se debería seguir en la lí-nea que proponen algunos TFG a la hora de visibili-zar nuevos y viejos problemas sociales, trascendiendo posturas neutras y asépticas que aíslan el objeto de conocimiento del objeto de intervención, las interac-ciones entre lo micro y lo macro (Pérez Álvarez, 2009).

— Ya que los TFG pertenecen a la disciplina del Trabajo Social, llama la atención que en la mayoría de ellos no se diseñe/reflexione sobre el papel que ha de desem-peñar el profesional en ese ensayo/proyecto/plan de gestión/evaluación-estudios.

— Reflexionar sobre el margen de error, el conocimiento no es infalible. Debido a la complejidad de las situa-ciones a las que se enfrenta la intervención social es imprescindible dejar cierto margen a la incertidumbre. Los proyectos no son conjuros pre formativos que por el hecho de formularlos transforman la realidad a nuestro antojo.

— Se intuye que puede existir cierta tendencia a calificar con mayor nota cuando se trata de la modalidad de TFG menos elegidas por los estudiantes como son los ensayos, planes de gestión y evaluaciones.

— Se ha constatado la facilidad de acceso a la informa-ción y a los datos por parte de los profesionales, ya que sus TFG estaban vinculados con su puesto de tra-bajo. Este hecho será un hándicap a considerar con los estudiantes de Grado que carezcan de esta experien-cia profesional y que por esta dificultad tendrán que optar por la modalidad de proyecto o ensayo.

— Teniendo en cuenta la reciente experiencia en las asignaturas de Iniciación a la Práctica Profesional y Practicum en Investigación y Diagnostico se entrevé un

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La contribución de los profesionales al conocimiento a través de los Trabajos Fin de Grado

mejor acompañamiento en los proceso de aprendizaje de los estudiantes por parte de las/os tutores/as de campo que han realizado el curso de adaptación superando el TFG.

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Globalización y cosmopolitismo en las ciencias sociales.

La Sociedad del riesgo global

Globalization and cosmopolitanism in the social sciences.

Risk Society Global FERNANDO CASAS MÍNGUEz

Universidad de Castilla-La Mancha

Resumen: Según Ulrich Beck, el problema principal de las ciencias sociales es que se plantean las preguntas equivocadas. Las preguntas clave de las teorías sociales están la mayoría de ellas orientadas a la estabilidad y a la configuración del orden, y no a lo que estamos experimentando y, por lo tanto, debemos comprender, a saber: un cambio de época y quiebras en la sociedad de la modernidad. Beck sostiene que el riesgo se ha convertido en un concepto central para el análisis de la sociedad con-temporánea. Material y Métodos. El método de trabajo que se ha seguido para la elaboración de la ponencia ha sido la revisión y análisis bibliográfico. Se han consultado monografías especializadas en las diferentes materias tratadas en la ponencia, así como diferentes artículos publicados en revistas de indiscutible rigor científico. Resultados. Este artículo tiene como objetivo mejorar nuestra comprensión del enfoque de la sociedad del riesgo y razonar sobre algunas consecuencias de la teoría. Discusión. Finalizamos el artículo exponiendo los aspectos ideológicos de la teoría de la sociedad del riesgo global.

Palabras Clave: Estado, globalización, modernidad, riesgos.

Abstract According to Ulrich Beck, the main problem of the social sciences is that the wrong questions are asked. The key questions of social theories are most of them oriented to stability and the order setting, and not to what we are experiencing and, therefore, we must understand: an epochal change and discontinuous in modern society. Beck argued that risk had become the central concept for analy-sis of modern society. Material and Methods. The method of work that has followedfor the preparation of the report has been the review and bibliographic analysis. They have consultedskilled monographs in the different matters treated in the report, as well as different articles published in magazines of indis-putable scientific rigour. Results. This paper aims to enhance our understanding the approache of risk society global and reflect of some implications of his theory. Discussion. We ended the paper exposing the ideological aspects of the theory risk society global.

Keywords: Globalizacion, modernity, risk, state.

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Fernando Casas Mínguez

1. AMBICIÓN DE LA TEORÍA

La teoría de la sociedad del riesgo surge de las investi-gaciones llevadas a cabo en los años ochenta del pasado siglo. Cuando un grupo de científicos sociales subrayaron el hecho de que las sociedades modernas están cada vez más conformadas por la existencia de un nuevo tipo de riesgo que es claramente distinto de los peligros, amena-zas y riesgos de la sociedad industrial. Según los estudios de Ulrich Beck, Anthony Giddens y Zygmunt Bauman y Scott Lash, los riesgos de la nueva civilización y la globa-lización, socavan los cimientos de la sociedad industrial. Aunque los planteamientos que mantienen son divergen-tes, es posible detectar la existencia de más afinidad en los discursos que sobre la modernidad y la sociedad del riesgo elaboran Beck y Giddensque en los que, por ejemplo, for-mula Bauman al tratar sobre la Modernidad líquida y la incertidumbre.

Los planteamientos teóricos de los investigadores citados, son deudores de los enfoques que sobre la sociedad formu-la Luhman. En primer término, porque tienen la osadía de plantearse la necesidad de un pensamiento nuevo. En se-gundo lugar, porque junto a esta ambición teórica, también incorporan en sus análisis el concepto de riesgo, que es un elemento central en la concepción de Luhman sobre los sis-temas sociales.

Siguen a Popper en la idea de que “la ciencia descansa sobre arenas movedizas”. A Weber en su crítica de la racio-nalidad. Se inspiran en los teóricos de la Escuela de Frankfurt y, en particular, en su crítica de la razón instrumental. Si Giddens advierte en sus análisis que más conocimiento de la vida social no supone más control sobre nuestro destino, en parte por el impacto de las consecuencias no previstas, invo-luntarias e indeseadas, Beck sigue el pathos de la teoría crí-tica: pesimista teórico, pero positivo en la práctica (Horkhei-mer). De ahí que se atreva a elaborar manifiestos en pos de una sociedad cosmopolita.

Quizá convenga señalar, por último, aunque no por ello menos importante, que los enfoques de los teóricos del ries-go se deben considerar también deudores de los análisis del Capitalismo histórico de Wallerstein. En sus escritos llegan a elogiar el planteamiento del citado autor, porque supera el limitado enfoque del pensamiento sociológico ortodoxo, en la medida que Wallerestein esquiva la preocupación de los sociólogos por lassociedades que cuentan con estados, en favor de una preocupación de mayor alcance por las relacio-nes internacionales.

2. ASPECTOS DE LA TEORÍA DE LA SOCIEDAD DEL RIESGO

Como el tema que abordo tiene cierta extensión he tenido que limitar, en aras de la brevedad, el contendido de mi ex-posición. Por ello, voy a comenzar refiriendo lo que no tengo previsto hacer. No trato de profundizar en los interesantes planteamientos esbozados por todos los sociólogos globa-lizadores (Beck, Bauman y Giddens). Mi propósito va a ser centrarme en la exposición que de la teoría de la sociedad del riesgo global realiza uno de los autores más beligerantes: Ulrich Beck.

Me fijo en este autor porque él es el divulgador infati-gable de la teoría, quien con sus publicaciones, artículos y entrevistas se dedica a exponerla en todos los medios. Cual-quier acontecimiento (político, económico, social, bélico o religioso) con independencia del nivel en el que tenga lugar (transnacional, nacional, europeo, regional o local) cons-tituye una ocasión adecuada para la difusión de su teoría, encajando el asunto dentro del nuevo marco de referencia teórico: sociología cosmopolita.

Aunque me centro en Beck, para nada pretendo hacer una extensa y detallada exposición de sus hipótesis, teoremas y argumentos; en parte porque sus planteamientos cambian. Que se trate de un pensamiento abierto y dinámico dificul-ta que se pueda resumir con facilidad. De ahí que trataré de sintetizar, sin deformarlos, lo que entiendo constituyen sus postulados clave. Lo cual significa que inevitablemente caeré en groseras simplificaciones sobre las ideas que este teórico de la sociedad del riesgo global esgrime. Lo que hago es centrarme sólo en aquellos aspectos que considero más apropiados y, en mi opinión, tienen una importancia central.

3. PERVERSIONES DE LA MODERNIDAD

La teoría de la sociedad del riesgo parte de la teoría moderniza-ción reflexiva. La teoría de la modernización reflexiva distingue, a efectos metodológicos, entre Primera y Segunda Modernidad y considera los riesgos de la modernización como “un produc-to global de la maquinaria de progreso” que se agudizan con su desarrollo. La tesis esbozada por los teóricos de la sociedad del riesgo es que como consecuencia de la radicalización de los procesos de modernización tecnológica y económica ha tenido lugar una ruptura. La evolución de las sociedades modernas desde el último cuarto del siglo XX se caracteriza por una rup-tura estructural, a través de la cual las instituciones básicas de la política, la economía, la ciencia son complementadas y susti-tuidas por nuevas instituciones.

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Globalización y cosmopolitismo en las ciencias sociales. La Sociedad del riesgo global

Hemos pasado de la sociedad de la Primera modernidad (que es concebida en términos estatales; que se caracteriza por el pleno empleo; en la que los individuos se integranen grupos –religión, clase– y que se define por el mito del pro-greso, es decir la creencia en el futuro y en que los problemas pueden resolverse), a la sociedad de la Segunda modernidad, que se implanta con la globalización. Esta sociedad no se puede concebir en el contenedor estatal; las instituciones se orientan hacia los individuos y no hacia los grupos, debido al proceso de individualización que en ellas ha tenido lugar; la competencia global y las tecnologías socavan el trabajo asalariado, con la irrupción de lo precario y temporal en la sociedad del pleno empleo y contrato indefinido; y por últi-mo, en esta sociedad las crisis ecológicas ponen en cuestión el progreso.

La teoría de Ulrich Beck sobre la “sociedad del riesgo ”se-ñala que las fuerzas productivas que crecen exponencialmen-te en el proceso de modernización, han desatado peligros y potenciales amenazas hasta un punto hasta ahora descono-cido. Es mediante la dinámica radicalizada de la moderniza-ción como se ha producido la transición desde la Primera a la Segunda modernidad. Se trata de una dinámica involuntaria, es decir que la transición a una nueva sociedad no ha sido planificada,ni surge de una revolución, sino que tiene lugar de forma no intencional (teoría de las consecuencias indirec-tas).

Argumentando en términos de la tesis de la perversidad, acaba afirmando que el progreso amenaza la existencia de las sociedades modernas. Es decir, que el proceso de moder-nización social se vuelve contra sus propios fundamentos. Si la modernidad produce todo lo contrario de lo que persigue es debido a una cadena de consecuencias imprevistas. Se trata de una argumentación sencilla sobre las consecuencias perversas de la modernidad mediante la que se consigue una eficacia grande.

Las consecuencias perversas de la modernización radica-lizada, se reflejan en las características de los riesgos de la Primera y Segunda modernidad. En la sociedad de la Primera modernidad, los riesgos y sus consecuencias son localizables: afectan a un círculo de personas y se circunscriben a un lugar determinado. En los riesgos de la Primera modernidad, cuan-do se produce un accidente (por ejemplo en la mina) todos los afectados saben lo que significa. Los accidentes forman parte de la cultura laboral y todos saben qué hacer. Los que debían soportar las consecuencias de los riesgos eran los que participaban de la producción.

Los riesgos de la Segunda modernidad, por el contrario, son completamente distintos. Según la teoría del riesgo glo-

bal no hemos sido capaces de prever que una modernidad que se modernizaba a sí misma (modernidad reflexiva) iba a producir unos riesgos de la magnitud de un Chernóbil. Y no estamos preparados para lo que se nos viene encima: los ries-gos globales de la segunda modernidad. Esta ceguera cultu-ral ante peligros interpretados contradictoriamente por los expertos ocasiona asombro, entre los ciudadanos, y produce una honda conmoción.

Otro aspecto que subraya Beck, sobre las características del riesgo en la Segunda modernidad, es que tenemos que vérnosla con una irresponsabilidad organizada. Ello obedece a que todos los instrumentos desarrollados durante la Prime-ra modernidad para producir imputabilidad, responsabilidad, y repartir costes, en las condiciones de riesgo globalizados obligan a la gente a dirigirse y apelar a instancias distintas, las cuales se suelen lavar las manos, con lo que no hay manera de determinar responsabilidades. De ahí que con los riesgos de la Segunda modernidad se produce una dicotomía entre los que producen los riesgos y los que deben soportar sus consecuencias. Los afectados por gases contaminantes tie-nen dificultades de obtener compensación cuando son mu-chos los agentes que expulsan gases tóxicos.

En economía estamos viviendo algo semejante, cuando son tantos los agentes causantes de las quiebras financieras, es complicado encontrar culpables a los que imputar respon-sabilidad y, en su caso, simplemente juzgar. Y como cada vez aumenta más el número de los agentes causantes de la ruina, mayor es la posibilidad de que mientras nos instalamos en un colapso, nadie sea tenido por responsable. Pues bien, la irresponsabilidad organizada es la principal diferencia entre la sociedad del riesgo de la Primera modernidad (riesgo cal-culable) y la incontrolable sociedad de riesgo de la Segunda modernidad.

Por todo lo cual, según el planteamiento de la sociedad del riesgo global, los riesgos globales (de la Segunda moder-nidad) se caracterizan por varios rasgos. En primer lugar su deslocalización (sus causas y consecuencias no se limitan a un lugar o espacio geográfico, en principio son omnipresen-tes); en segundo término su incalculabilidad, ya que se trata de riesgos que se basan en el no-conocimiento, inducidos por la limitación de la ciencia y la ausencia de una regula-ción jurídica adecuada (de ahí que sus consecuencias son en principio incalculables) y, por último, la irresponsabilidad, la segunda modernidad hace que las consecuencias inseguras y los peligros de las decisiones sean incontrolables. En razón de esta nueva cualidad de los riesgos la lógica de la compen-sación es sustituida por el principio de precaución mediante la prevención.

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Fernando Casas Mínguez

De otra parte, la deslocalización de los riesgos globales tiene lugar en distintos niveles. En primer lugar espacial, por-que los nuevos riesgos (el cambio climático) no respetan na-ciones, estados ni otras fronteras. También temporal, porque son riesgos que tienen un largo periodo de duración (Chér-nobyl) y, por último social, ya que gracias a la complejidad de los problemas y la amplitud de las cadenas de efectos, ya no se pueden asignar las causas y consecuencias con algún grado de seguridad (crisis financieras).

En otro orden de cosas, hay un aspecto de la sociedad del riesgo global, sobre el que Beck llama especialmente la atención: en esta sociedad la miseria es jerárquica, pero la contaminación atmosférica (smog) es democrática. Es decir, que los riesgos nos nivelan. Los riesgos relativizan las diferen-cias sociales. Admite Beck que lo normal es que los riesgos medioambientales estén repartidos principalmente entre los pobres. Recoge evidencias de que alrededor de complejos químicos siguen viviendo los más pobres de la tierra en los países menos desarrollados. Sin embargo, en apoyo de su tesis, señala que hay un efecto bumerang y los que producen riesgos tampoco pueden evitar el sufrir, tarde o temprano, las consecuencias. Se puede decir, por tanto, que un rasgo de la Segunda modernidad es que si bien los conflictos de riqueza tiene claras las líneas de separación: ricos y pobres, en los de riesgo esa claridad no existe. Esto permite afirmar a Beck que los conflictos de riesgo apuntan a la universalización Esta es otra de las principales diferencias entre la sociedad del riesgo de la Primera modernidad y la incontrolable sociedad de ries-go de la Segunda modernidad.

4. SOCIEDAD DEL RIESGO Y CIENCIA SOCIAL COS-MOPOLITA

La “teoría de la sociedad del riesgo” se transforma en “la teoría de la sociedad del riesgo global” como expresión de los cambios acaecidos en las sociedades. En este sentido apunta Beck que una modernidad distinta requiere una nue-va teoría: la teoría de la sociedad del riesgo global. El mundo nuevo que nace, afirma, debe ser descubierto. Esto es lo tra-ta de hacer la teoría de la sociedad del riesgo global.La teo-ría pretende analizar los problemas de la sociedad actual en que los riesgos irrumpen hasta lo cotidiano. La teoría llama la atención sobre el hecho de que la sociedad del riesgo no sea considerada teórica, ni científica, ni políticamente como tal, de forma íntegra. La razón radica en que la propia sociedad del riesgo desestabiliza lo que aparece estable.

Beck sostiene que las transacciones financieras económi-cas globales y los riesgos de la civilización debilitan los po-

deres de los estados nación y las instituciones básicas de la sociedad industrial. La “sociedad del riesgo” necesariamente se transforma en una “sociedad del riesgo global” porque el capitalismo mundial, al debilitar el conjunto de valores de la sociedad del pleno empleo en occidente, resquebraja la alianza histórica entre Capitalismo, Estado de Bienestar y De-mocracia. Los fenómenos de cambio estructural cuestionan el Estado, con lo cual las sociedades, sus instituciones y los individuos se enfrentan a unos retos para los cuales no tienen una institución capaz de ofrecer una respuesta. La inseguri-dad endémica será el rasgo distintivo que caracterice en el futuro el modo de vida de la mayoría de los humanos.

En opinión de Ulrich Beck, la transición desde la Primera a la Segunda Modernidad no ha de entenderse como un simple cambio, sino como un “metacambio”, es decir que exige una transformación del marco de referencia. Al haber cambiado la sociedad, es preciso un cambio en el marco teórico de re-ferencia. Necesitamos imaginación sociológica para explorar nuevas perspectivas, conceptos y categorías. La novedad se medirá por el resquebrajamiento de las ideas y coordenadas maestras. A este respecto recalca Beck que muchos de los conceptos que los científicos sociales manejan son como una especie de categorías zombis. De ahí que debamos cambiar la perspectiva y los conceptos.

La perspectiva que debemos construir en el actual proce-so globalizador es la de unas ciencias sociales globales, cos-mopolitas. Un cambio de modelo lejos del estado— nación como principio unitario del pensamiento. La mirada de los científicos sociales no puede estar encerrada en el estado nación. Hay que abandonar el estatismo metodológico. La hipótesis principal en que reposa este cambio en el enfoque, es que el proceso de la modernización reflexiva transforma radicalmente el Estado nacional en tanto que una de las ins-tituciones básicas de la Primera Modernidad. La moderniza-ción reflexiva de lo estatal conduce al surgimiento de una multiplicidad de nuevas formas transnacionales y a “gober-nar más allá del Estado nacional”.

Si no queremos condenar la teoría a la irrelevancia, es preciso optar por una sociología global o cosmopolita, expre-sión del actual proceso globalizador, que dé origen a un cam-bio de visión radical. Debemos dotarnos de un nuevo marco, repensar y reformular conceptos. Un cambio de modelo que, como infatigablemente insiste Beck, se aleje del estado– na-ción como principio unitario del pensamiento.

Las ciencias sociales cosmopolitas, que se enfrentan a los retos de los riesgos globales, también deben, sin embar-go, deshacerse de su quietismo político. Deben ser activas, porque la sociedad y sus instituciones son incapaces de con-

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Globalización y cosmopolitismo en las ciencias sociales. La Sociedad del riesgo global

ceptualizar riesgos adecuadamente, están atrapadas en los conceptos de la primera modernidad del estado nación, y siguen creyendo en la certidumbre científica y el progreso lineal, ideas que hoy en día están sobrepasadas.

5. CONCLUSIÓN. ASPECTOS IDEOLÓGICOS DE LA SOCIEDAD DEL RIESGO

En lo que sigue vamos a reflexionar, desde una perspectiva ideológica, sobre algunos aspectos de la teoría de Beck. En concreto nos fijaremos en su lógica argumental, la universali-zación del principio del riesgo y el enfoque de la desigualdad. Comenzaremos abordando la argumentación sobre el efecto perverso.

Según la hipótesis de la modernidad reflexiva, la radi-calización de la modernidad tiene consecuencias perversas. Como vimos, debido a una cadena de consecuencias impre-vistas, se produce todo lo contrario de lo que se persigue. El argumento sobre las consecuencias perversas de la moderni-dad empleado por Beck, es tan sencillo como impreciso, aun-que resulte persuasivo y eficaz. Este argumento de las con-secuencias involuntarias de las acciones humanas lo emplea Adam Smith, cuando refiere que un individuo al actuar en su propio interés “promueve un fin que no formaba parte de su acción”. En sus jugosos comentarios sobre la mano invisible, señala Hirschman que, en el pasaje citado, el fin era bueno: el incremento del producto nacional bruto. Pero una vez que el concepto de Smith se hace famoso, evoluciona y cambia su sentido. El cambio consiste en que las consecuencias no intencionales, pasan a ser “imprevistas”, luego “involunta-rias”, hasta adquirir pronto una connotación predominan-temente negativa, y se convierten en “indeseables”. Lo cual induce a simplificaciones, porque no todas las consecuencias imprevistas son malas. Y esto es lo que sucede en el plantea-miento de Beck, al utilizar el razonamiento.

Siendo tan débil la consistencia de la argumentación, nos podríamos preguntar por qué la emplea. La respuesta la en-contramos también en Hirschman. En efecto, en su análisis sobre esta forma imprecisa de razonar, pone de manifiesto Hirschman que los científicos que argumentan sobre las con-secuencias involuntarias de las acciones humanas lo hacen porque, este tipo de argumentaciones tienen muchos atrac-tivos intelectuales. En concreto señala que, con independen-cia de cuál sea el contenido de verdad, emplear este tipo de argumento tiene el atractivo de que los científicos sociales que analizan el efecto perverso experimentan un fuerte sen-timiento de superioridad. Ya que si el concepto de las conse-cuencias no deseadas introduce, en principio, la incertidum-

bre, los descubridores del efecto perverso consiguen que la realidad social sea de nuevo predecible. Otro de los atractivos de esta forma de argumentar, es que tiene también cierto refinamiento elemental y la paradójica cualidad de provocar el convencimiento de quienes andan en busca de certezas.

El inconveniente que tiene para el investigadores que cuando tropieza con un efecto perverso, queda por lo ge-neral tan impresionado por su descubrimiento, y tan ansioso por proclamar su hallazgo del acontecimiento imprevisto e indeseado, que se siente inclinado a disculpar a los respon-sables, cuyas acciones han provocado las consecuencias per-versas. Esto explicaría que a Beck le resulte tan complicado determinar responsabilidades por daños y hable de la irres-ponsabilidad organizada, en sus pesquisas sobre los riesgos de la Segunda modernidad.

A continuación pasaremos al tema de la universalización del principio de riesgo. La predilección de Beck hacia el ries-go, y su decisión de que constituya el rasgo esencial de las sociedades, provoca confusión. Sobre todo cuando conecta los sistemas de protección de los Estados del bienestar, con la nueva generación de riesgos tecnológicos y ecológicos. Estos riesgos, ocasionados por las consecuencias descontroladas de las ciencias y las tecnologías, no guardan relación con los riesgos clásicos que aseguran los Estados del bienestar. Por lo tanto, no hay que sembrar la confusión y conviene distin-guir –como bien señala Castel–, en el seno de lo que hoy se entiende por riesgos, las contingencias de la vida que pueden ser dominadas porque se socializan, de las amenazas cuya presencia habría que reconocer sin que uno pueda prote-gerse –y por lo tanto aceptarlas como límites, provisionales quizá, pero actualmente insuperables–, del programa de pro-tecciones que debe asumir una sociedad.

El empeño que pone Beck en apostar por la idea de que el principio general de riesgo es el que gobierna el porvenir de la civilización equivale “a hacer de la inseguridad el horizonte insuperable de la condición del hombre moderno”. Como bien subraya Castel, esta inflación contemporánea de la no-ción de riesgo, incrementa la demanda desesperada de segu-ridad y disuelve de hecho la posibilidad de estar protegido.

Lo que se echa en falta, en el planteamiento de Beck, es un planteamiento de la proliferación de determinados ries-gos desde la dimensión social y política, y que se aleje del planteamiento mágico que les presenta como fatalidad. Es decir, en vez de difundir la cultura del riesgo se trataría de hacer del riesgo un reductor de incertidumbre para dominar el porvenir, desarrollando los medios más apropiados, para crear una sociedad segura, en el marco de un sistema de responsabilidad colectiva.

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Fernando Casas Mínguez

Insiste Castel en que esa cuasimetafísica del riesgo no debe servir para ocultar la especificidad de los problemas que hoy se plantean. Por todo lo cual, debemos estar atentos y no confundir riesgos con daños. Si una industria altamente contaminante se implanta en una región, particularmente desfavorecida, para explotar una mano de obra barata, la respuesta pertinente no es asegurar esos riesgos, obligando a la población autóctona a asegurarse contra esos daños. Con-sistiría más bien en prohibir estas nuevas formas planetarias de explotación o, al menos en imponer, a las empresas mul-tinacionales que se benefician de ello, regulaciones estrictas.

La ideología confusa e indiferenciada del riesgo, consti-tuye una propuesta teórica ambiciosa que ha tenido un éxi-to singular. Su éxito ha sido tan memorable, que todos los años se presentan Informes sobre los Riesgos Globales, en las reuniones del Foro Económico Mundial, de Davos. Y en los informes sobre los riesgos probables se mezclan, las con-secuencias imprevistas de las tecnologías, con el crecimiento demográfico insostenible, el cambio climático, el desplome de una economía emergente y, en fin, la mala gestión del envejecimiento de población. A estos informes les pasa como a Beck, que en su afán teórico por abarcar todos los riesgos, mezclan los nuevos riesgos con los clásicos de los sistemas de protección. Esta combinación (de riesgos clásicos y nuevos) incrementa la dificultad de los Estados para hacer frente a los riesgos y favorece la elaboración de un discurso implacable, sobre la insuficiencia y el carácter obsoleto de los sistemas de protección de los Estados del Bienestar, el diagnóstico más propicio para incentivar la privatización. Esta estrategia priva-tizadora se refuerza por Beck cuando, al tiempo que insiste en la proliferación de riesgos, subraya el desarraigo y la in-dividualización, como rasgos de nuestras sociedades. De ahí que Castel señale la sospechosa coincidencia entre la prolife-ración de riesgos, el discurso de Beck sobre la individualiza-ción y la proliferación de seguros privados: si el individuo está solo y los riesgos se multiplican, le corresponde al individuo asegurarse a sí mismo.

Por último, respecto a la digresión de Beck de que en la Segunda modernidad la miseria es jerárquica frente a la contaminación que es democrática, lo primero que procede señalar es que los datos existentes no confirman la validez de su aserto. En este sentido, el Informe de Desarrollo Humano de 2011, (Sostenibilidad y Equidad) señala lo siguiente: Exis-ten pruebas contundentes de que la desigualdad de poder, mediada por las instituciones políticas, incide en los resulta-dos medioambientales en diversos países y contextos. Esto significa que los pobres y otros grupos desfavorecidos se ven

afectados de manera desproporcionada por las consecuen-cias de la degradación ambiental.

No obstante, produce desasosiego el que Beck celebre la igualdad ante los riesgos, como un rasgo característico de la Segunda modernidad. Parece como si la nivelación ante los riesgos constituyera una espléndida justificación y una buena razón para aceptarlos. En mi opinión, la cuestión que nos debemos plantear no es si en la sociedad de riesgo global los riesgos están igualmente repartidos. La cuestión es si los acuerdos institucionales existentes, de distribución de bene-ficios y riesgos dentro del sistema, es gravemente desigual, en comparación con otros acuerdos alternativos posibles. Tengo para mí, que es falaz enfocar el asunto de los riesgos, señalando que los ricos y los pobres sufren igualmente los riesgos. Lo que hay que preguntar es, si están justificados los riesgos incalculables, y no es factible un arreglo mejor y más justo para todos. Proclamar que el riesgo afecta a pobres y ricos por igual, en la sociedad del riesgo global, no se puede invocar como un argumento que justifique su legitimidad.

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Trabajo Social y participación en las políticas sociales1

Social Work and citizen participation in social policy makingNATIVIDAD DE LA RED VEGA Y CARMEN BARRANCO EXPÓSITO

Universidad de Valladolid y Universidad de La Laguna

˝Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho”

(Antoine de Saint-Exupéry)

Resumen: En estos tiempos en los que la crisis sigue abriendo mayores brechas de exclusión social y pobreza, en algunos países europeos, entre ellos España, se plantea la conveniencia de, intensificar la dimensión proactiva del Trabajo Social en el diseño de la política social de los servicios sociales. Se pretende, con ello, por una parte, aumentar su efectividad, por medio de la continua adecuación de dichas políticas a la complejidad de las necesidades sociales en cada situación, y además, favorecer la legitimación social a través de una participación, que promueva la inteligencia compartida, de los agentes sociales en dichos procesos. Para ello, se procederá, desde la descripción de algunas claves sobre las exigencias actuales del trabajo social, detectar las vías a seguir, evitando posibles riesgos en la calidad de la intervención profesional ante el aumento de la demanda y la escasez de recursos económicos. Se hará igualmente necesario, identificar y explicar nueva se innovadoras modalidades de intervención que supongan una evolución deseable, desde el enfoque apreciativo que ponga en valor las posibilidades de las personas, grupos y comunidades y los logros deseables a perseguir a través de interacciones positivas.

Palabras clave: Participación, legitimación social, construcción de políticas sociales, diálogos aprecia-tivos.

Abstracts: Nowadays, when the economic crisis keeps creating new breaches of social exclusion and poverty, in some European countries, among which is Spain, the convenience of intensifying the proac-tive dimension of Social Work in designing social policies in social services is being suggested. The in-tention is to increase their effectiveness by means of the continuous adjustment of these policies to the complexity of the social necessities of each situation and, in addition, to favour their social legitimacy by means of citizen participation, which will promote shared intelligence of the social agents involved in such processes. In order to achieve this, the ways to follow will be detected from the description of some key points about the current exigencies of social work, avoiding possible risks in the quality of professional intervention facing the rise in the demand and the scarcity of economic resources. It will be equally necessary to identify and explain new and innovative modalities of intervention which mean a desirable evolution, from the appreciative focus, which values the possibilities of people, groups and communities and the desirable achievements to pursue through positive interactions.

Keywords: Citizen participation, social legitimacy, social policy making, appreciative dialogues.

1 Carmen Barranco Expósito. E-mail: [email protected] y Natividad de la Red. E-mail: [email protected].

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Natividad de la Red Vega y Carmen Barranco Expósito

1. INTRODUCCIÓN

Las políticas sociales de bienestar se han visto afectadas por las crisis actuales y más concretamente por las razones éticas del estado social. Ello ha repercutido en la legitimación social de dichas políticas y en la participación de la ciudadanía, más activa en otras épocas de progreso económico y democráti-co. Considera Bauman (2009) que la superación de las acti-tudes de pasividad, pasan por la afirmación de una ética de derechos y responsabilidad compartida.

Derechos y responsabilidad compartida que encuentran más obstáculos en aquellas realidades, como las conside-radas por los servicios sociales, que han de responder con menos recursos a crecientes necesidades, lo que plantea cla-ros desafíos a las políticas sociales y profesionales de dichos servicios.

El Trabajo Social, desde los servicios sociales preferen-temente, ha contribuido, a través de la intervención social profesional, a la traducción de la política social a servicio operativo a la ciudadanía, pero ha sido menor su aportación a la configuración y diseño de dichas políticas, desde una dimensión proactiva.

Además, actualmente, el Trabajo Social puede encon-trarse ante un temido retroceso profesional, con el riesgo de limitar la intervención a la gestión de prestaciones asistencia-les, ante el aumento de la demanda “urgente”, sin prestar la conveniente atención a una intervención profesional más eficiente, más proactiva, de acuerdo con su perfil, que contri-buya al desarrollo de potencialidades de las personas, grupos y comunidades, a la participación de la ciudadanía, a la inte-rrelación social y al enriquecimiento del tejido social, lo que corresponde a su vez, a su propia naturaleza profesional, así como a su legitimación social del sistema de bienestar social.

Y sin embargo, el trabajador social, desde su experiencia profesional y sus conocimientos teóricos y prácticos, se en-cuentra bien situado para influir en la evolución y en las in-novaciones necesarias de la política y del sistema de servicios sociales, para que éstos favorezcan una cumplida respuesta a la complejidad de las necesidades sociales actuales en cada contexto.

2. EL TRABAJO SOCIAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS POLÍTICAS SOCIALES, EN CLAVE DE PARTICIPACIÓN

En el proceso de construcción de políticas sociales, partimos de una concepción de bienestar social común para toda la ciudadanía. Un bienestar que se va concretando con el reco-nocimiento de los derechos sociales a través de los procesos

de positivación, generalización y universalidad. Los derechos sociales proclamados en una sociedad a través de las respec-tivas políticas sociales, se hacen efectivas teniendo en cuenta criterios de selección de medidas y la cuantificación de los costes económicos que conllevan. No todas las medidas de-seables pueden llevarse a cabo, y por ello, esa selección no es ajena a la polémica según visiones y perspectivas diversas que se muestra aún más complejas en situaciones de crisis económica. El proceso operativo de esas medidas de política social, se desarrolla desde las respectivas administraciones en las que se sitúan los profesionales de las mismas.

Es evidente que los procesos anteriores que se identifican en los llamados sistemas básicos de bienestar social, salud, educación, protección social, servicios sociales, tienen una fuerza y legitimidad social diferente. Los servicios sociales se presentan con más debilidad dado su origen, trayectoria y naturaleza. Esto hace que en situaciones de crisis, como la actual, se vean más afectados por los recortes, no obstante se hayan incrementado las necesidades a las que atienden.

La profesión de trabajo social se viene caracterizando por la atención y tutela de los derechos sociales, preferentemen-te desde los servicios sociales; particularmente allí donde no llegan con normalidad los recursos sociales o cuando los ciu-dadanos encuentran marcadas dificultades de acceso. Difi-cultades que inciden, a su vez, negativamente, en la partici-pación activa en la sociedad y en las políticas sociales.

El Trabajo Social, dispone de información y conocimien-to sobre cómo va el desarrollo de la intervención, en la efi-ciencia de las respuestas a las necesidades sociales y, desde ese conocimiento, puede aportar indicadores para corregir, desarrollar y promover, los contenidos y las direcciones más congruentes de esas políticas sociales para una mayor efecti-vidad e impacto social deseable.

La intervención profesional del trabajo social, no es guia-da únicamente por una determinada práctica, se fundamen-ta también en los saberes de la experiencia y de la acción reflexiva lo que otorga un estatus de actor a los interventores en la construcción de su saber (Maldonado-Gonzáles, 2012).

Desde estos fundamentos, se avanza en la responsabilidad social de la ciudadanía, desde el conocimiento e implicación social, que se expresa en la redistribución equitativa para el bien común. Para avanzar en este bien común, ante las marca-das desigualdades, que dificultan la participación y que se han acentuado con la crisis, no es suficiente la igualdad de opor-tunidades, es necesario incidir en la igualdad de posiciones.

En esta dirección, afirma Gil Calvo (2013) que la igual-dad de oportunidades ya sólo genera rivalidad y competiti-vidad entre todos los concurrentes, mientras los perdedores

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Trabajo Social y participación en las políticas sociales

se dejan ganar por resentimiento y desclasamiento. En con-secuencia, se desata una guerra de todos contra todos sólo movidos por la envidia social y la privación relativa, lo que generaliza el individualismo posesivo, la privacidad egoísta, las identidades sectarias, la desconfianza mutua y la polariza-ción conflictiva. Lo cual produce como resultado agregado el crecimiento geométrico de unas desigualdades sociales que acaban por normalizarse y legitimarse en nombre de la sacro-santa competitividad. Y para evitar esa contradicción insupe-rable que pervierte la igualdad de oportunidades, sólo cabe apostar por la igualdad de posiciones, tal como recomienda hacer Dubet (2012). Ello exige restaurar la redistribución pro-gresiva de la renta como única forma de recuperar la cohe-sión social, la confianza recíproca, la cooperación solidaria, el aprecio por las identidades comunes y la participación colec-tiva en defensa del interés general Gil Calvo (2013).

Desde esta perspectiva, y ya en las situaciones de inter-vención concreta, se trata, en nuestro caso, de promover una participación e implicación de todos los agentes, públicos, privados, sociales, responsables políticos, profesionales, ciu-dadanía. Implicación que nace de sus respectivas responsa-bilidades en las políticas y servicios sociales, sensibles a la igualdad de posiciones y activos en prácticas de intervención social, más integrales – integradas y transversales.

De este modo, el profesional de trabajo social, favorece la participación de ciudadanos y usuarios en las instituciones, en nuestro caso de servicios sociales y en la construcción de las políticas sociales de los mismos. Una participación que por sus características como profesional, aporta y enuncia propuestas, desde valores e intereses que se van concretan-do en acuerdos compartidos a favor del bien común. Una participación diferente de la promovida por los movimientos sociales. En este caso se conduce a través de acciones de denuncia y protesta y se plantea promover valores e intereses alternativos a los del sistema institucionalizado en aquellas dimensiones que desconfían de las instituciones.

Es por lo que la participación de los profesionales y de agentes sociales, en la construcción de política social de los servicios sociales en contextos específicos, parece vinculado a los procesos de gobernanza que repercuta en la eficiencia de servicios y prestaciones, particularmente en el ámbito local. Ello supone la negociación y asociación abierta entre múlti-ples actores de la esfera pública, privada, social. Se avanza así en el partenariado que comparte fines comunes; más allá de los intereses particularistas e individuales, desde perspectivas diversas, con inteligencia social y compartida para avanzar en la sociabilidad y en la vertebración del tejido social (E. Pastor, 2012: 95).

Nos puede orientar en esta dinámica Marina (2010) quien atestigua que la persona humana es algo así como un punto o lugar de intersección de infinitas líneas. Sin depender de ninguna en exclusiva; es producto de todas.

Si evocamos la geometría más elemental, compartiremos sin discusión que el círculo tiene un único centro. De igual modo que la elipse tiene como mínimo dos, y que puede tener múltiples centros de círculos dentro de la misma. En verdad, nuestra dimensión social se asemeja más a la elip-se que al círculo. Cuando amamos a una persona, nuestro comportamiento tiene dos centros: mi felicidad y la felicidad de la otra persona. La inteligencia personal es circular. La in-teligencia social es elipsoide, depende de muchos centros… “Estoy encantado con la metáfora”, acaba afirmando Mari-na (2010).

3. ALGUNOS INTERROGANTES Y OBSTáCULOS A SUPE-RAR EN LA PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA SOCIAL

El proceso de la sociabilidad y el refuerzo del tejido social, parece tener una dinámica de ida y vuelta entre el interés logrado por los participantes y la motivación de éstos para seguir participando. Desde el Trabajo Social nos planteamos a este propósito algunos interrogantes (Fazzi, 2007: 90):

— ¿Cómo motivar e incentivar a la ciudadanía a la parti-cipación?

— ¿Qué se plantea y de qué modo, para que a través de la participación, se puedan obtener propuestas que una vez contrastadas puedan ser tenidas en cuenta en la construcción y evaluación de políticas sociales?

— ¿Cómo valorar las aportaciones de la ciudadanía sin ralentizar los procesos administrativo –técnico– profe-sional?

La participación de agentes sociales y entre agentes –go-bernanza– y la de la ciudadanía –sub–política o política re-flexiva– y la vinculación entre ambas modalidades, produce un efecto añadido: la decisión de la apertura de la política a la sociedad, con aceptación directa al saber común en la vida cotidiana. Una participación que va más allá de los cor-porativismos de diversas organizaciones y de los intereses de los grupos específicos y pretende desarrollarse desde intere-ses generales, comunes, compartidos, sociales. Se produce cuando cada uno de los actores admite la parcialidad de los propios conocimiento y previsiones y por tanto los límites de los fundamentos de su intervención.

De aquí la importancia de la acción reflexiva dialógica entre las partes implicadas en las políticas sociales. Cada agente se sitúa en un proceso de aprendizaje que le abre al

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significado, alcance, alternativas, visiones y acciones compar-tidas y realizadas en la intervención. De este modo, la políti-ca social que se deriva de estos procesos, motiva, incentiva, estimula a los agentes y pone en duda los propios esquemas mentales, desde la inteligencia individual, modificándolos, cuando es necesaria, para avanzar en la inteligencia compar-tida, en la inteligencia social.

Estos procesos, que favorecerían la participación ciudada-na, encuentran actualmente marcados obstáculos derivados de la desconfianza en las instituciones, lo que influye en la motivación para implicarse en propuestas y colaboraciones. Desde los servicios sociales, para superar estos frenos, parece necesario:

a) Una voluntad decidida, por parte de los responsables y profesionales de la organización, en favorecer y ali-mentar la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, que contribuyan al diseño y efectividad de las políticas sociales.

b) Aclarar las relaciones de colaboración entre ciudada-nía e instituciones.

c) Reforzar las ventajas de la participación a través de evaluaciones en las que se ponga en evidencia las ri-quezas de los intercambios. Conviene recordar la im-portancia de los procesos en los resultados. Porque la base de las mejores decisiones está en la integración de las diversidades, más que en la claridad y compe-tencia de cada individuo. Los contrastes enriquecen la perspectiva.

d) Proporcionar a la ciudadanía información y conoci-mientos útiles para participar en modo propositivo, en colaboración con los profesionales.

e) Superar las perspectivas particularistas vinculadas a intereses individuales o de grupos sin perspectiva am-plia, social.

4. METODOLOGÍA PARTICIPATIVA EN POLÍTICAS SOCIALES DE LOS SERVICIOS SOCIALES

Para generar procesos participativos que legitimen las polí-ticas sociales en Trabajo Social, en el ámbito de los servicios sociales, se propone aplicar la metodología de los diálogos apreciativos, con sus enfoques teóricos plurales, fases inte-ractivas y proceso de sistematización. Esta metodología ha venido mostrando su eficacia en diversos temas y ámbitos de la acción social, implicando una manera positiva de in-dagar y trabajar para contribuir a generar cambios positivos en las personas, organizaciones y comunidad, verificándose que, durante el proceso, las personas participantes vivencian

la autoría, cooperación, implicación, entusiasmo, disfrute y refuerzo de los vínculos.

El creador de este enfoque fue el psicólogo David Coope-rrider (1999), a principios de los años, el cual manifiesta que el diálogo apreciativo es la búsqueda colectiva de lo mejor que hay en las personas, sus organizaciones y el mundo que los rodea, siendo fundamental saber preguntar para descu-brir; y saber construir sistemáticamente, lo que da vida en lo económico, ecológico y humano. Parte de la premisa de que las semillas del cambio están implícitas en cada pregunta, siendo las preguntas positivas las que evocan lo mejor que hay en las personas, en las organizaciones y comunidades, inspiran la acción positiva y crean posibilidades de un futuro mejor.

Esta metodología de los diálogos apreciativos, tuvo su punto de arranque cuando el referenciado autor estaba rea-lizando el diagnostico, centrado en el déficit y cambió éste por el enfoque apreciativo. Este cambio, desde lo positivo, le ofreció una gran fuente de energía, al formular preguntas tales como ¿cuáles son los factores que contribuían al fun-cionamiento altamente efectivo de… cuando estaba en su mejor momento?, ¿cuáles son las habilidades, valores y prác-ticas más frecuentes cuando la…se hallaba en sus momen-tos cumbres?... A través de este proceso se retoma la visión positiva compartida, generándose aquello que se desea ver y alcanzar, aquello por lo que se está dispuesto a seguir inves-tigando y trabajando, lo alcanzable, lo mejor de lo posible.

Los diálogos apreciativos, que proponemos aplicar en Tra-bajo Social, en la construcción, aplicación y evaluación de las políticas sociales, se fundamentan en los enfoques teóricos plurales: Construccionismo Social (Gergen, 2007); Sistémi-co-Ecológico (Satir, 1991; Maturana, 2004; Brofenbrenner, 1987). En todo el proceso de generación de los diálogos apreciativos se enfatiza el valor de la comunicación, siendo ésta, “tan importante como el aire a la vida” (Satir, 1991), afirma esta trabajadora social, figura relevante de este enfo-que. También, se pone el énfasis en el diálogo global, que in-cluye la afectividad, hasta el punto que se expone: “los seres humanos somos seres amorosos” (Maturana, 2004), demos-trando en el laboratorio este biólogo chileno que nuestras neuronas tienen mejor funcionamiento cuando utilizamos el lenguaje positivo, el lenguaje de respeto, amable, afectuoso. Dichos enfoques teóricos, se integran en una serie de princi-pios y fases metodológicas:a) Los principios en los que se basan los diálogos apreciativos (Varona, 2007; Ramos y Muñoz, 2008) son:

1) principio del construccionismo social, postula que la realidad se crea colectivamente por medio del lenguaje;

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Trabajo Social y participación en las políticas sociales

2) principio de simultaneidad, la intervención y la acción para el cambio son simultáneas;

3) principio poético, escoger lo mejor de lo que investi-gamos, siendo las organizaciones y las personas como un libro abierto en el que se puede escribir;

4) principio anticipatorio, la creación colectiva de imáge-nes positivas del futuro que deseamos, promueve las acciones y el cambio;

5) principio positivo, centrarse en las fuerzas positivas de las personas, organizaciones y comunidad, siendo las preguntas positivas las que nos llevan hacia los cam-bios positivos;

6) principio de la totalidad sinérgica, enfatiza la im-portancia de que el personal esté comprometido para generar cambios y de la totalidad se extrae lo mejor.

b) Las fases metodológicas de los diálogos apreciativos se reflejan en la siguiente imagen

figuRa 1

FASES DE LOS DIÁLOGOS APRECIATIVOS

DescubrimientoLo mejor de lo

que ya esApreciando

DiseñoLo que queremos

que seaCo-construyendo

Destinorealizar y

vivir el sueño diseñado

SueñoLo que podría ser

Creando visióncompartida

1

4

3

2Elección del

tópico o tema afirmativo

Fuente: Barranco (2011, basado en Varona, 2007; Ramos y Muñoz, 2008, Aguilera, 2009))

1

En el centro vemos que figurael tópico o tema afirmativo, el cual constituye el eje de interés, en nuestro caso la promo-ción de políticas de bienestar social. Acerca del Tópico, Agui-lera (2009) expresa que éste aspecto de mayor relevancia y complejidad en el método está constituido por el núcleo o centro positivo, que se desarrollan al aplicar las cuatro fases metodológicas siguientes:

1) Descubrimiento. Consiste en valorar lo mejor de lo que ya existe de las políticas sociales, fortalezas, valores, recur-sos… El proceso está orientado a recuperar los mejores momentos vividos, las experiencias de éxito, aquellas que dan vida, retomando lo que funcionó, lo que nos hizo sentir bien y a identificar las claves de los éxitos, qué y quiénes la hicieron posible, vínculos… La tarea primordial en esta fase es identificar y apreciar lo mejor de “lo que ya es o ha sido de las políticas sociales”.

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2) Sueño. Se trata de generar una visión compartida del futuro deseado de los servicios sociales, lo que gusta-ría ver, los cambios que se añadirán y por los que se está dispuesto a trabajar, siendo imaginativos, visuali-zando las innovaciones. Representa “lo que queremos que las políticas sociales sean, lo que pueden llegar a ser para generar participación de los agentes sociales vinculados, igualdad, bienestar social, legitimación so-cial,…”. En esta etapa es especialmente importante la visualización de los resultados esperados y potencia-les” (Aguilera, 2009: 9).

3) Diseño. En esta fase, se trata de dibujar el mapa para qué, qué hacer, quiénes y cómo para lograr el sueño deseado de conseguir construir e implantar políticas sociales en los servicios sociales de igualdad, partien-do de las fortalezas, planes, programas, proyectos, re-cursos…Incluyen propuestas, impulsoras de desafíos, compromisos y esfuerzos colectivos de todas partes implicadas.

4) Destino. Consiste en poner en práctica y evaluar lo di-señado sobre las visiones compartidas e implantación de las políticas sociales en los servicios sociales, vivien-do el día a día el trabajo realizado de manera positiva, efectiva, afectiva y colaborativa. En esta fase: “cada cual asume responsabilidades específicas y compro-misos concretos, pudiendo ser necesario incluso el rediseño de procesos y sistemas para asegurar la con-creción del sueño, iniciándose otro ciclo de descubri-miento, generando aprendizaje permanente, diálogos continuos y nuevos tópicos afirmativos” (Aguilera, 2009: 9)

Sobre la aplicación de los diálogos apreciativos, se afirma que: “lo que más impacta del proceso en cada oportunidad, es la calidad de los resultados y la gestación de un clima crea-tivo, positivo, de gran capacidad generativa, entre los partici-pantes” (Aguilera, 2009: 3). También, que las cuatro fases de los diálogos apreciativos desatan las seis libertades, recogidas en Whitney y Trosten-Bloom, (2010):

1) Libertad para ser conocido en la relación; 2) libertad de ser escuchado; 3) libertad para soñar en comunidad;4) libertad de elegir contribuir; 5) libertad de actuar con apoyo;6) libertad de ser positivo. Desde estos planteamientos, se propone aplicar los diálo-

gos apreciativos a la construcción de las políticas sociales, y en concreto a los servicios sociales, al verificarse la calidad de las prácticas profesionales. Prácticas realizadas en organiza-

ciones privadas, públicas y del tercer sector, tanto en los es-pacios sectoriales como comunitarios. Prácticas profesionales cuyos resultados alcanzan una amplia implicación de todas las partes implicadas y efectividad.

Con esta metodología, desde el Trabajo Social, se puede contribuir a potenciar los procesos de participación, respon-sabilidad e implicación entre las administraciones públicas y la sociedad civil española, impulsando también estrategias proactivas, enunciativas, en el marco de las políticas sociales. Ello implica, desde las sinergias del tejido social de cada con-texto, hacer visible en el conjunto de la ciudadanía la igual-dad, basada en los derechos sociales. Para tal fin, es preciso que en los servicios sociales, además de los problemas y las vías de solución, se indague en los recursos y posibilidades-existentes, potenciando éstos desde la idea sobre, qué servi-cios sociales se desea construir, diseñarlos, implementarlos y evaluarlos con rigor, implicación y corresponsabilidad, entre las administraciones públicas y la sociedad civil.

Los trabajadores sociales contribuyen a estos procesos, en la medida que promueven una participación que genera visiones, acciones y evaluaciones compartidas, desde las exi-gencias de las respuestas más eficientes a necesidades socia-les de la ciudadanía y también, promoviendo bienestar social y calidad de vida.

En definitiva, desde el Trabajo Social se trata de que, en las prácticas profesionales, se potencien los procesos dialó-gicos apreciativos entre los distintas partes, configuradoras de la buena gobernanza en el marco del Estado Social y de Derecho, con sus correspondientes administraciones públicas y el conjunto de la sociedad civil. Ello propiciará la generación de espacios de calidad efectivos y de disfrute con escucha empática, relaciones interpersonales efectivas y afectivas, so-lución de problemas, potenciación de las fortalezas, capaci-dades, competencias y resultados exitosos de las personas, organizaciones y comunidades. Diálogos que se realizan cara a cara, generando procesos que promueven la reflexión indi-vidual y colectiva entre los participantes. Diálogos realizados con creatividad y variedad de técnicas, que incluyen el traba-jo por parejas, pequeños grupos y en el grupo total, haciendo visibles las aportaciones, toma de decisiones e implicación de cada participante y los del conjunto, en cada fase.

5. CONCLUSIONES

La polémica, como característica de la política social, surge con más energía ante situaciones y carencias complejas, en un es-cenario escaso de recursos, como acontece en los servicios so-ciales actuales. Ello exige a los profesionales de referencia, los

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Trabajo Social y participación en las políticas sociales

trabajadores sociales, la capacidad y habilidad para enunciar, desde la competencia profesional, líneas preferentes, propues-tas, metodologías, sistemas organizativos, que agilicen las res-puestas innovadoras, proactivas, con la eficiencia conveniente y reduzcan los efectos de la pobreza a la vez que legitime so-cialmente el débil sistema de servicios sociales.

Todo ello comporta la participación activa y organizada, para la implicación en las políticas sociales, de diversos agen-tes en el contexto que se deciden en la organización para causas conjuntas de bienestar común, social.

Desde el Trabajo Social se cuenta ya con ricas experien-cias, aunque escasamente compartidas y sistematizadas en el ámbito profesional, para contribuir a la construcción de las políticas sociales en esos procesos. La metodología con enfoque apreciativo, con amplio recorrido de ventajas y uti-lidades, puede ser un importante soporte en los procesos de participación, no sólo en la ejecución de políticas sociales, también en su diseño y construcción.

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Reacciones comunitarias a la crisis económica y social en España1

Community reactions to the economic and social crisis in SpainANTONIO ALAMINOS ChICA, CLEMENTE PENALVA VERDú

Y YOLANDA DOMENECh LÓPEz Instituto de Desarrollo Social y Paz. Universidad de Alicante

Resumen: Introducción. En un contexto de incremento de las desigualdades y de la pobreza en la sociedad española, donde el desmantelamiento del Estado de Bienestar reduce la posibilidad de en-contrar recursos e implementar políticas públicas de reducción de estos efectos; la Sociedad Civil y la ciudadanía desarrollan prácticas resilientes orientadas a satisfacer las necesidades de las comunidades más afectadas por el desempleo y el recorte de servicios sociales. Material y métodos. a) Datos secun-darios estadísticos procedentes de organismos y fundaciones; y webs de organizaciones resilientes; b) datos primarios producidos a partir de entrevistas y grupos de discusión. Metodología de análisis de contenido y análisis de discurso. Resultados y discusión. las prácticas resilientes como satisfactores de necesidades, son estructuradas a partir de dos dimensiones adaptación/transformación; dependencia/autonomía. Se observa que estas prácticas cuanto más abstracción presentan (de las necesidades con-cretas relacionadas con la subsistencia, a las necesidades más intangibles relacionadas con cuestiones simbólicas e identitarias), mayor complejidad en su diseño y organización, y mayor potencia como satisfactor.

Palabras clave: Resiliencia, crisis económica, desarrollo comunitario

Abstract: Introduction. In a context of increasing inequality and poverty in the Spanish society, where the dismantling of the welfare state reduces the chance of finding resources and implement public policies to reduce these effects, civil society and citizens develop resilient practices aimed at satisfying the needs of the communities most affected by unemployment and cuts in social services. Material and methods. a) Secondary data from statistical agencies and foundations, and resilient organizations webs b ) raw data produced from interviews and focus groups. Methodology. content analysis and discourse analysis. Results and discussion. resilient practices as need satisfiers are structured from two dimensions adaptation/transformation; autonomy/independence. It is noted that the more abstraction (the specific needs related to livelihood, the more intangible needs symbolic and identity-related issues) these prac-tices have, more complex in design and organization, and more power as satisfier are.

Keywords: Resilience, economic crisis, community development

1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo intenta mostrar cómo son las reacciones comunitarias de la sociedad española a la crisis económica y social actual. Dentro de un esquema analítico donde se clasifican las diferentes propuestas, estrategias y formas que

adopta la ayuda mutua en España, nuestro trabajo intenta ubicar aquellas que se desarrollan siguiendo un modelo co-munitario, entendido éste como aquel que surge y se desa-rrolla en la comunidad. Entendiendo ésta como un agrupa-miento colectivo cuyo vínculo de unión entre los individuos que la forma es espontáneo y natural. Alude, por tanto a

1 Los resultados del presente trabajo están integrados en el proyecto de investigación “Civil Engagement in Social Work: Developing Global Models”, subvencionado por el 7º Programa Marco UE. FP7 PEOPLE-2012-IRSES. Grant Agreement Number 318938. Civil Engagement in Social Work: Developing Global Models (CIVIL-SW). PIRSES-GA-2012-318938

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un espacio de convivencia, normalmente local, que se sitúa a mitad entre los límites inferior de la familia (con vínculos parentales) y el superior de la asociación (que agrupa -y orga-niza— a los individuos por la coincidencia de intereses con-cretos) y de la sociedad. En términos sociológicos, se podría hacer una analogía con la propuesta que hace Tönnies (1979) distinguiendo entre comunidad (natural, duradera y auténti-ca) y sociedad (artificial, pasajera y aparente).

Estas reacciones sociales ante la crisis tienen una doble vertiente: la socioeconómica y la política. Ambas dimensio-nes responden a un patrón conocido con el nombre de resi-liencia, entendida como la capacidad de resistencia, adapta-bilidad y superación de las sociedades a conservar su forma tras haber sido afectadas por malas experiencias (crisis, ries-gos, amenazas de estabilidad). En este trabajo se pretende mostrar, en primer lugar, el diagnóstico del alcance de la crisis, a partirde los indicadores que reflejan la actual grave situación económica y social de España; para más adelante presentar un conjunto de prácticas de resiliencia clasifica-das en un modelo bidimensional (dependencia/autonomía; adaptación/transformación) que parte del marco de análisis expresado por Max Neef (1994) en la dualidad necesidades/satisfactores.

En un contexto de agotamiento del sistema capitalista -crisis medioambiental, financiera, energética, alimentaria (Tortosa, 2009)— que conduce a un profundo cuestiona-miento social de la legitimidad del sistema político; una de las cuestiones a tener en cuenta es el grado de entrelaza-miento entre las dimensiones social y política. Consideramos que la reflexión sobre la situación actual que la Sociedad Civil realiza -junto con las prácticas individuales orientadas colec-tivamente hacia la comunidad-, puede implicar un mayor o menor nivel de conexión entre la cobertura de las necesida-des relacionadas con la subsistencia y las relacionadas con la identidad o la libertad. En ese sentido, las diferentes prácticas de resiliencia pueden ser consideradas como satisfactores, y ser clasificadas según su potencia. Potencia “medida” por su espectro de satisfacción de diferentes necesidades.

La crisis económica y su impacto social

La población española está inmersa en una profunda cri-sis económica con importantes consecuencias en las esferas social y política. Se pueden observar algunos indicadores que muestran el deterioro de la situación económica y social. Un indicador relevante de este hecho es el incremento experi-mentado en las tasas del desempleo y sus consecuencias en la estructura social de España. Las tasas de desempleo a finales de 2013 alcanzan niveles máximos, tanto en términos abso-lutos (más de 6 millones de parados) como relativos (más del 25% de la población activa). Se observa que el incremento del desempleo supera notablemente los niveles de anteriores periodos de recesión, como fueron las crisis de la primera mi-tad de los años 90 o la de los años 80. Los datos de finales de 2012 indican que un 10,5% de los hogares tienen todos sus activos están en paro. Para la población más joven (menores de 25 años) las tasas alcanzan niveles dramáticos, por enci-ma del 56%. Otros indicadores sobre la situación social en España recogidos en el Informe de 2013 sobre Desigualdad y Derechos Sociales de la Fundación FOESSA (2013), destacan el incremento de la pobreza hasta alcanzar el 21,1%y de la desigualdad (el índice Gini ha pasado del 0,31 en 2006 al 0,34 en 2012). Los datos del mismo informe indican que el 26,8% de población está riesgo de exclusión social. Las des-igualdades y la precariedad de los proyectos vitales se han extendido con gran rapidez en la sociedad española actual.

El impacto del desempleo ha producido un hundimiento acelerado en la estructura de estatus de la sociedad españo-la, como muestra el análisis de varianza sobre la media de estatus en España entre 2009 y 2012. Para el análisis em-pleamos los datos procedentes de seis Eurobarometros2. Tal y como se observa en los datos, el salto cualitativo en la per-cepción subjetiva de estatus puede situarse en el año 2010. El test muestra dos momentos en la secuencia de años. Por una parte 2009, con una media de status de 5,9 y, por otra, la secuencia de 2010 (5,1), 2011 (5,08) y 2012 (5,01) (Alami-nos y Penalva, 2013).

2 Se trata de los Eurobarómetros EB71.2 y EB 71.3 de 2009, EB 74.3 de 2010, EB 75.3 de 2011 y EB 77.2 y EB 77.4 de 2012. Es una escala Cantril consistente en el autoposicionamiento del entrevistado en términos de posición social: 1 la posición social más baja y 10 la posición social más alta. El análisis de posición media de estatus para cada año (análisis de varianza) permite observar cómo existen diferencias significativas para cada año 2009, 2010, 2011, 2012. Ofrece un coeficiente F de 168.491 con una significación de .000. El hundimiento es continuo, cayendo la posición media cada año considerado. Efectuando un análisis algo más refinado, mediante una prueba post hoc (Scheffé), podemos considerar si, aún siendo diferente la media de estatus para cada año (t-test), existe diferencias entre ellas, en términos de intensidad.

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Reacciones comunitarias a la crisis económica y social en España

Tabla 1. peRcepción subjeTiva del esTaTus en españa. media (escala 1-10)

2009 2010 2011 2012

5.9 5.1 5.08 5.01

La percepción subjetiva de la pérdida de estatus en la po-blación española tiene mucho que ver con el deterioro de la capacidad de consumo. Salvo para las clases superiores -las cuales han incrementado su renta, y que se refleja en el aumento en estos años de crisis de las ventas de bie-nes de lujo-, las clases medias y trabajadoras han pasado en muy poco tiempo de tener una considerable capacidad para consumir “bienes ociosos masivos” (Ortí, 1994) en las

últimas fases del ciclo económico expansivo del capitalismo de consumo; a tener dificultades para adquirir, incluso, “bie-nes elementales” (alimentación, vivienda) tras la estrepitosa caída hacia la depresión.

Por otro lado, cabe destacar que el descenso social viene dado tanto por las modificaciones en el estilo de vida que produce el desempleo y el descenso de los salarios, como por el desmantelamiento de la protección social que permitían a sectores sociales desfavorecidos una vida digna. Podemos ver un indicador macroeconómico como es el del déficit de deuda pública, principal argumento sustentador de las polí-ticas económicas de austeridad consecuentes.Como puede apreciarse en el gráfico (figura 1), España pasa en cuestión de pocos años, de tener superávit a tener un endeudamiento muy elevado.

figuRa 1. déficiT en españa y en la unión euRopea (2003-2012)

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012-12

-10

-8

-6

-4

-2

0

2

4

Euro area (17 countries)Spain

Fuente Eurostat: http://appsso.eurostat.ec.europa.eu/nui/show.do?dataset=gov_dd_edpt1&lang=en

El diagnóstico ofrecido por las autoridades públicas (pre-sión coyuntural sobre las emisiones de deuda y potenciada por la crisis del sistema financiero) ha llevado a diferentes políticas (supervisadas internacionalmente por el FMI, la Co-misión Europea y el Banco Central Europeo) conducentes a disminuir sustancialmente el peso del Estado de Bienestar. La crisis ha provocado un deterioro patente de los derechos sociales de la población española. Las duras condiciones im-

puestas por las instituciones internacionales se reflejan en las medidas que atentan contra derechos sociales que han llega-do a ser considerados consustanciales a un Estado democrá-tico y social de derecho. Independientemente de la dudosa efectividad en términos macroeconómicos de las políticas de austeridad, se da el hecho irónico de que cuando más se necesita la protección del Estado, más se reduce su vertiente social.

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Como es bien sabido, las políticas de recortes han con-ducido a una renuncia de la vertiente asistencial del Estado en sectores que la ciudadanía llegó a considerar inherentes al modelo político y social que se ha ido construyendo tras el advenimiento de la democracia en los años 80 del siglo pasado. Esta identificación del Estado del Bienestar con con-quistas sociales tan evidentes y necesarias en la vida coti-diana como son los servicios sociales educativos, sanitarios y jubilación, entre otros, se materializó jurídicamente en los derechos sociales. Por otro lado, las reformas legislativas de los derechos de los trabajadores apuntan a un agravamien-to de las consecuencias de la crisis. Si la crisis económica y social tiene su efecto visible estadístico en el desempleo y el incremento de la pobreza y la desigualdad; los remedios de la política económica redundan, paradójicamente, sobre estos efectos. La reforma laboral no sólo no ha sido capaz de detener el paro sino también ha producido un descenso de la capacidad adquisitiva de las clases populares (por efecto de la bajada de salarios, dada la enorme oferta de mano de obra) y un incremento de la precariedad laboral (por efec-to de las mayores facilidades al empresario para el despido). La incertidumbre asociada a la precariedad y flexibilidad del mercado de trabajo tiene tal efecto en la inseguridad que no sólo impide proyectos de futuro tanto económicos (ahorro, vivienda) como vitales (vida en pareja, descendencia), sino que también produce la sensación de que una salida indivi-dual del desempleo no conduce a una salida de situaciones de necesidad o pobreza. O con lo que a nivel macro la socie-dad espera: que un descenso de las tasas de desempleo no acarreará un incremento sustantivo de la calidad de vida en España.

Sociedad Civil y ResilienciaEn este contexto de renuncia del Estado a proporcionar

seguridad y a garantizar los mínimos estándares de bienestar social, las sociedades civiles reaccionan de diferentes formas para cubrir los ámbitos de renuncia de las instituciones esta-tales.La crisis económica juega un papel de “estresor” en el sistema social. Tras un tiempo más o menos prolongado de situación de shock sobre la sociedad civil, producida precisa-mente por la estrepitosa caída desde el punto más alto del ciclo expansivo de su economía a la depresión, la sociedad ha ido innovando -o “renovando”— diferentes estrategias de adaptación al nuevo contexto. La resiliencia es un proceso dinámico que tiene como efecto la adaptación positiva en contextos de gran adversidad, superándola. Estacapacidad de resistencia, adaptabillidad y superación de las sociedades a conservar su forma tras haber sido afectadas por malas ex-

periencias (crisis, riesgos, amenazas de estabilidad) consistiría en recuperar todas las habilidades para soportar y absorber los cambios, y en cierta medida puede conllevar la transfor-mación positiva de las sociedades. En el ámbito político, se observan una serie de estrategias y prácticas que están rela-cionadas con la recuperación de un situación originaria de libertad e igualdad (en el marco de los derechos y libertades democráticas), después de haber sido sometidas a las accio-nes de bloqueo por parte de los gobiernos en un contexto de crisis(Alaminos y Penalva, 2013). Observando las diferentes estrategias resilientes vemos un diferente grado de conexión entre las esferas económica y política. Obviamente, cualquier fenómeno coordinado a través de una organización más o menos formal responde a un planteamiento político. Los as-pectos a tener en cuenta son tanto la estructura de la organi-zación (dicotomía horizontal/vertical en cuanto a formación y ejercicio del liderazgo y toma de decisiones), como al com-ponente ideológico (dicotomía adaptación al/transformación del sistema). Sin dejar de lado su grado de independencia frente al sistema institucional, con importantes repercusiones en cuanto a la autonomía. En todo caso, suponen un proceso que conduce al robustecimiento de la Sociedad Civil porque actúan -en diferente medida— como contrapoderes al poder político y económico, y porque llevan a un fortalecimiento (y extensión) de los lazos existentes dentro de las comunida-des. No se puede perder esta perspectiva, ya que a pesar de que el estímulo de las iniciativas resilientes sea en muchos casos la búsqueda de salidas a situaciones muy urgentes de precariedad material (alimentos, vivienda, higiene y salud); en muchos casos conlleva un comportamiento político y una reflexión política producto del diálogo entre la situación local y el sistema en su conjunto. El concepto de Sociedad Civil que manejamos en este trabajo parte de un conjunto de principios e ideas diversos desde los escritos liberales clá-sicos de Tocqueville (1987) hasta la idea de Capital Social de Putnam (1993), pasando por los desarrollos de Almond y Verba (1963) en torno a la cultura política o el lugar donde, según Gramsci (1961), se producen las luchas ideológicas por la hegemonía política y cultural). El concepto de Sociedad Civil se puede sintetizar como el espacio fuera del Estado y el mercado, donde la ciudadanía se asocia para avanzar en intereses comunes; y que a veces se identifica con el “Tercer Sector” de la sociedad para diferenciarla del gobierno y las empresas. La capacidad de desarrollo de una amplia y den-sa red de organizaciones que comparten prácticas y valores democráticos y que sirven de contrapeso a las acciones más o menos arbitrarias de los gobiernos, marcan la salud de las sociedades democráticas.

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Reacciones comunitarias a la crisis económica y social en España

2. FUENTES Y METODOLOGÍA

Los materiales empleados en este trabajo son muy diversos en cuanto a la naturaleza de la fuente de datos. Para el traba-jo conducente a describir la situación económica y social de España en la actualidad nos servimos de datos secundarios procedentes de organismos oficiales y fundaciones especia-lizados en la producción de datos estadísticos (Eurostat, INE, CIS, FOESSA). Para el trabajo cualitativo los datos proceden de dos fuentes: a) documentos procedentes de espacios web de colectivos resilientes y organizaciones del Tercer Sector (objetivos y posicionamientos sociopolíticos, descripción de actividades, estructura); b) datos primarios procedentes de entrevistas en profundidad y grupos de discusión. La meto-dología de análisis empleada en el estudio cualitativo se basa en dos técnicas de análisis de datos textuales: análisis de con-tenido y análisis de discurso.

3. RESULTADOS

Pasamos a exponer los resultados una investigación en cur-so, de carácter cualitativo, orientada a conocer la naturaleza, estructura y dinámicas de las resiliencias sociales activadas en la sociedad española como consecuencia de la crisis. Como hemos apreciado, la crisis económica y, en el caso español, sobre todo la crisis laboral, ha producido una terrible y devas-tadora crisis social. Una crisis social que ha empobrecido, en toda su literalidad, una población que mantenía un estilo de vida de clase media, plenamente basado en el consumo. Las deudas, especialmente hipotecarias, acumuladas en el perio-do de bonanza han deteriorado aún con más intensidad la capacidad de respuesta de los españoles. Al desempleo se le suma las deudas, que actúan como un acelerante del proceso de exclusión y pobreza. La sociedad ha reaccionado activando mecanismos básicos de solidaridad y resistencia, orientados en su nivel más básico hacia la subsistencia. Son actuaciones de resiliencia, que recuperan fórmulas organizacionales de solidaridad, adaptándolas a la nueva naturaleza del fenóme-no (descenso social masivo de familias, con graves problemas económicos) y al nuevo contexto (un mercado de consumo y trabajo definido dentro de un capitalismo maduro).

Este empobrecimiento masivo dentro de un contexto eco-nómico desarrollado (sin el apoyo del Estado de Bienestar) es, en cierto modo, una novedad histórica en España y en otras sociedades del entorno. ¿Cómo ser pobre en una sociedad “rica” cuando se tienen deudas prácticamente impagables, consecuencia de una vida acomodada a las burbujas especu-lativas características del capitalismo financiero globalizado?

Diversos estudios han demostrado que los colectivostra-dicionalmente “excluidos” posen una mayor capacidad de supervivencia y adaptación; poseen una cultura de la vida en los márgenes de la economía que les permite un acceso a recursos y estrategias desconocidos para las poblaciones normalizadas dentro del capitalismo de producción y de con-sumo. En España, una parte muy importante de la sociedad está reinventando como vivir en la pobreza, en una dinámica donde el Estado no solamente no ayuda, sino que, por el contrario, legisla de forma cada vez más perjudicial limitando los accesos a educación, sanidad, justicia, etc.

Vamos a introducir aquí las reacciones sociales que trans-curren en paralelo a las movilizaciones y las protestas. Son reacciones, la mayoría de carácter organizacional, que ayu-dan en el día a día a la satisfacción de necesidades de una sociedad empobrecida. Muchas de estas estrategias ya exis-tían como propuestas de movimientos ecologistas y sociales que propugnan y propugnaban, alternativas vitales y sociales al capitalismo triunfante. En cierto sentido, la sociedad expul-sada por el capitalismo encuentra asilo y refugio en aquellas formulas pensadas y establecidas para vivir de forma diferen-te. Y esto en sí, es un factor muy relevante. Muchas de las prácticas resilientes que vamos a considerar ya existen desde hace tiempo. Lo interesante es hasta qué punto, los expul-sados del capitalismo (en su tamaño y cantidad) puedan sig-nificar una masa crítica capaz de consolidar y fortalecer una alternativa vital al capitalismo.

Por ello, no se trata exclusivamente de observar las es-trategias para conseguir comer todos los días. Es un plan-teamiento más general, donde junto a determinadas ne-cesidades básicas, las estrategias orientadas hacia un vivir alternativo (al capitalismo) aspiran a satisfacertodas las ne-cesidades. Y para ello, se articulan procesos y sistemas que pueden llegar a sustituir funcionalmente a los instituidos por los Estados (como el dinero o el oro, por ejemplo). De he-cho, una de las críticas que se hacen a la moneda social es su incapacidad para constituirse en un refugio del ahorro y la riqueza acumulada. La crítica procede, sin duda, desde la esfera de aquellos que tienen algo que ahorrar (esencia de la capitalización y el capitalismo). Sin embargo, hay mone-das sociales con fecha de caducidad. Es decir, si no se usan se “autodestruyen”. En ese sentido, las monedas sociales pueden satisfacer determinadas funcionalidades y no otras. Pero esas limitaciones proceden de la naturaleza misma de la sociedad (y las relaciones sociales y transacciones dentro de ella) que se aspira a construir como alternativa. En ese sentido resulta muy interesante el concepto de “soberanía fi-nanciera” de Martín (2011: 165): “La soberanía financiera es

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Antonio Alaminos Chica, Clemente Penalva Verdú y Yolanda Domenech López

la capacidad de participar en la toma de decisiones que tiene lugar en la esfera de la gestión de los recursos financieros y el crédito”.

Consideremos, por lo tanto, las lógicas que rigen los pro-cesos de resiliencia, no solamente como estrategias de super-vivencia de las familias a la crisis, sino como robustecimiento de los modos de vida alternativos al capitalismo. El abandono del Estado de Bienestar (y del consumo) como fórmula de legitimación del capitalismo financiero global, abren las puer-tas y da oportunidad a otros modos de vida y organización de la economía y la sociedad.

Tomamos como punto de partida provisional, la estruc-tura de las necesidades humanas que propone Max-Neef (1994) mediante la combinación de dos criterios de desagre-gación: a) según categorías axiológicas (necesidades huma-nas fundamentales): subsistencia, protección, afecto, enten-dimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad; y b) según categorías existenciales o modos de experiencia: ser, tener, hacer y estar. En definitiva, las reacciones sociales al empobrecimiento están orientadas a satisfacer necesidades en sus diferentes expresiones. Los medios para instrumentar las reacciones se adecúan a la diversidad de las necesidades,

desplazándose desde lo más material y simple, hasta lo más inmaterial y complejo (en términos de organización, apare-ciendo de forma clave la noción de confianza interpersonal). En ese sentido, unaprimera dimensión (I) estructuradora de la diversidad de formas de resiliencia presenta un continuo con los siguientes campos semánticos en sus extremos: a) dependencia, supervivencia, anonimato y fragmentación; y b) autonomía, complejidad, confianza y cohesión.

La segunda dimensión (II)de estructuración define el con-tinuo entre las respuestas sociales como expresión de adap-tación a la catástrofe vital sobrevenida (ya no somos clase media y nuestro ser no es el consumo) y las respuestas más transformadoras de la realidad social. En un extremo se da una adaptación a los nuevos tiempos, dentro de la lógica capitalista, con el deseo de volver a ser lo que se fue. En el otro, no existe el deseo de regreso, sino la adopción de una conciencia de transformación y cambio de las formas de vivir.Sus campos semánticos: a) básico, necesidad material, deseo de retorno al paraíso perdido, adaptación y resistencia; y b) mayor simbolismo, trasformación, revolución social y econó-mica (sostenibilidad), cuestionamiento de la legitimidad del capitalismo.

figuRa 2. esTRucTuRa y dinámica de la Resiliencia social

(b)

Monedas sociales

Huertos urbanos, Ocupación

organizada de viviendas

Bancos de tiempo.

Ollas comunes, cocinas

comunitarias, trueque y

reciprocidad

Bancos de alimentos, Bolsas de alimentos,

economatos

(a)Beneficencia y donaciones

anónimas

(a) Dimensión II (b)

Fuente: elaboración propia

Dim

ensi

ón I

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Reacciones comunitarias a la crisis económica y social en España

En ese sentido, cabe destacar que las respuestas sociales de resiliencia responden en su heterogeneidad a dos lógicas diferentes que persiguen cada una de ellas un propósito di-ferente. Es un punto común describir las crisis como oportu-nidades. En este caso, es evidente que lo son para la trans-formación social. Del mismo modo que grupos y partidos de extrema derecha emplean la satisfacción de necesidades bá-sicas de alimentación y alojamiento como puerta de entrada a la captación ideológica, siguiendo la estela de la caridad en la religión católica. Lo cierto es que los movimientos sociales de resiliencia que se orientan hacia el cuestionamiento de la economía especulativa y las formas actuales de democracia, encuentran una oportunidad evidente en la expulsión masiva del “paraíso capitalista” que ha producido la actual crisis. Por otro lado, queda por determinar como el papel jugado por las religiones (preferentemente en el cuadrante inferior iz-quierdo: caridad por fe) y del Estado de Bienestar (sobre todo el cuadrante superior derecho: prestaciones por cotizaciones) pueda ser, en el espacio de la legitimación, reemplazado por las propuestas de vida alternativas a la religión y el Estado capitalista.

4. DISCUSIÓN

Frente a otras elaboraciones teóricas destinadas a realizar una tipología de las diferentes necesidades sociales (Maslow, 1991;Galtung 1980, Arendt, 1993), estimamos relevante y útil la que lleva a cabo Max Neefpor dos motivos: 1) haber logrado diferenciar entre necesidades (universales) y satisfac-tores (relativos según diferentes momentos históricos o so-ciedades). Y 2) por su aplicabilidad a sociedades del Norte, en proceso de regresión como es la española. La clasificación de las prácticas de resiliencia que aquí se presentan consti-tuye una forma de jerarquizarlas, no en el sentido de satis-facer diferentes niveles de necesidad (al modo de Maslow), sinopor su calidad de satisfactores. En ese sentido, se observa que cada práctica resiliente tiene una diferente capacidad de satisfacer unmayor o menor número de necesidades, y que aquellas que no solamente se ciñen a la satisfacción de ne-cesidades relacionadas con la subsistencia, sino que también ofrecen caminos alternativos y se llevan a cabo con un mayor grado de implicación, confianza y autonomía entre los miem-bros, son las más potentes.

5. BIBLIOGRAFÍA

Alaminos, A. y Penalva. C. (2013),“España: de los impac-tos de la crisis a las movilizaciones de protesta” Ecua-dor Debate, 89, pp. 93–118,

Almond, G., Verba, S. (1963), The Civic Culture, New Jer-sey, Princeton University Press.

Arendt, H. (1993), La condición humana, Barcelona. Pai-dós

Fundación FOESSA (2013), Análisis y perspectivas 2013: Desigualdad y Derechos Sociales, Madrid, FOESSA. [http://www.foessa.es/publicaciones_compra.aspx?Id=4556&Idioma=1&Diocesis=42 ]

Galtung, J. (1980), “The Basic Needs Approach”, en Katrin Lederer, David Antal y Johan Galtung (Eds), Human Needs: A Contribution to the Current Debate, Cam-bridge (Massachusetts), Oelgeschlager, Gunn & Hain; Koningstein, Anton Hain, p. 55–125. 

Gramsci, A. (1981), Cuadernos de la cárcel. México, Era.Martín, S. (2011), Nada está perdido, Un sistema mone-

tario y financiero alternativo y sano. Barcelona. IcariaMaslow, A. (1991), Motivación y personalidad, Madrid.

Díaz de Santos.Max Neef, M. (1994), Desarrollo a escala humana. Con-

ceptos, aplicaciones y algunas reflexiones. Barcelona, Nordan e Icaria.

Ortí, A. (1994), “La estrategia de la oferta en la sociedad neocapitalista de consumo: Génesis y praxis de la in-vestigación motivacional de la demanda”, Política y Sociedad, vol .16, pp. 37-92.

Putnam, R. (1993), “The Prosperous Community: Social Capital and Public Life”, The American Prospect, nº 13.

Tocqueville, A. (1987), La democracia en América, Madrid, Alianza Editorial.

Tönnies, F. (1979).Comunidad y asociación,. Barcelona: Península.

Tortosa, J.M. (2009), “El futuro del desarrollo”, Revista Obets, 4, pp. 67-83

Fuente Eurostat: http://appsso.eurostat.ec.europa.eu/nui/show.do?dataset=gov_dd_edpt1&lang=en

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Ética y Trabajo Social: La reflexión de la profesión, camino de ciudadanía

Ethics and social work: Reflection of the profession: path of

citizenshipCAYETANA RODRÍGUEz FERNáNDEz

Universidad de Valladolid

Resumen: Los resultados presentados en esta comunicación forman parte de una investigación más amplia desarrollada por profesorado de la Universidad de Valladolid (2013), sobre la ética en la profe-sión de Trabajo Social en las provincias de Valladolid y Palencia. Desde el análisis cualitativo del propio discurso, la palabra de los trabajadores/as sociales como actores y parte imprescindible del sistema en el que se hallan insertos, se recoge su voz y su sentir cotidiano, nacido de la praxis y del contacto diario con los ciudadanos. Ello pretende ser un intento de sistematización sobre la necesidad y realidad de la ética en la práctica cotidiana, terreno donde discurso y realidad se apoyan mutuamente en el avance, crecimiento y adaptación de la profesión hoy, ante el progresivo desmantelamiento del Sistema de Ser-vicios Sociales que merma derechos consolidados de la ciudadanía. La discusión de resultados permitirá una reflexión que ayudará a desvelar el sentido que determina la ética en la acción profesional y dará pistas para elaborar recomendaciones que supongan un avance en nuestra profesión desde el ámbito formativo.

Palabras clave: Ética, formación académica y reciclaje, dilemas éticos, comités de ética.

Abstract: The results presented in this paper are part of a broader research conducted by faculty of the University of Valladolid (2013), on ethics in the profession of social work in the provinces of Valladolid and Palencia. From the qualitative analysis of the discourse itself, the word of the workers / social as well as actors and indispensable part of the system in which they are embedded, their voice and feel every day, born of practice and daily contact with citizens is collected. This report is an attempt to sys-tematize the necessity and reality of ethics in everyday practice field where discourse and reality mutu-ally supportive progress, growth and adaptation of the profession today, with the gradual dismantling of the social services system that decline vested rights of citizenship. The discussion of results will reflect that help reveal the feeling that determines professional ethics in action and give clues to develop rec-ommendations that advance our profession from the training field.

Keywords: Ethics, academic training and retraining, ethical dilemmas, ethics committees.

1. INTRODUCCIÓN

A pesar de que las sociedades a lo largo de la historia han establecido diferentes mecanismos para enfrentarse a la desigualdad como hecho consustancial a nuestras socie-dades, es a partir del nacimiento del Estado de Bienestar donde la tarea de relación de ayuda social adquiere el status

profesional que hoy la caracteriza, a través de las intervencio-nes de los trabajadores/as sociales sujetas a criterios y normas éticas. El Estado de Bienestar supone la máxima expresión de la ciudadanía social como conjunto de garantías y de inter-venciones elaboradas por el Estado para asegurar unos es-tándares mínimos a todos los ciudadanos como derecho so-cial, encaminados a la corrección de desigualdades. Frente a

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Cayetana Rodríguez Fernández

este hecho, en plenos XXI, asistimos a nuevos desequilibrios, nuevas formas de desigualdad y necesidades emergentes. En estas condiciones, la intervención social se complejiza y exi-ge del Trabajo social como profesión niveles de formación de excelencia, acordes con la realidad y con los desafíos de igualdad y justicia social, como fundamentos de una profe-sión en crecimiento.

El Trabajo Social, como objeto/sujeto de la ética, se realiza y crece no sólo desde las estructuras creadas a tal efecto, sino desde la práctica diaria de los equipos de profesionales que las integran, en continuo contacto con la ciudadanía a la que se deben mediante su experiencia, conocimiento, com-promiso de formación y en contacto con viejas y nuevas ne-cesidades emergentes. La práctica del trabajo social no sólo consiste en la intervención con individuos, familias, grupos y comunidades tal y como plantea Vázquez (2013) sino que conlleva el uso del conocimiento actual para el desarrollo de las mejores prácticas posibles, el trabajo dentro de estánda-res de calidad, la capacidad para la gestión de conflictos y dilemas éticos y la capacidad para influir en las políticas so-ciales. Pensar en intervención desde el trabajo social significa no perder de vista el elemento (sujeto) que motiva la inter-vención, es decir, el ciudadano.

Conscientes de ello y partiendo de la importancia de la conciencia ética como parte consustancial y necesaria de la práctica de los/as trabajadores/as sociales y de que la capa-cidad y compromiso para actuar éticamente es un aspec-to esencial de la calidad del servicio a los ciudadanos FITS (2004), se inicia desde la asignatura de Ética y Deontología del Trabajo Social de la UVA una investigación planteada en su inicio como recurso didáctico dirigido a la reflexión por parte de los alumnos sobre la importancia de la ética para la profesión (Rodríguez, Salvador y Rueda 2013).

Tras el análisis de los resultados de esta primera fase, nace la necesidad de profundizar en algunos aspectos de interés mediante la palabra reflexionada de los profesionales en ac-tivo, cuestión objeto de esta comunicación. Salcedo apunta en sus investigaciones la posibilidad de establecer un diálo-go entre conceptos éticos/principios tradicionales del Trabajo Social/práctica cotidiana como una forma de acercarse a la realidad de la ética en la disciplina del Trabajo Social. Y es que teoría y conocimiento continuo han de convertirse en la base de nuestra profesión, junto a la sistematización de la práctica para convertirla en reflexión, en teoría que nos ayude a avan-zar, en un diálogo abierto teoría/práctica sobre el sentido de la profesión en la sociedad actual. Ello supondrá la internali-zación por parte de los/as profesionales del trabajo social de valores adaptados a la realidad de un contexto en continuo

cambio que lleven a la externalización hacia la sociedad. En definitiva a visibilizar necesidades emergentes a partir de las que poder crear nuevos estilos y formas de trabajo desde un saber rico y vivo. Igualmente aportará una reflexión sobre la orientación académica de la profesión que pueda dirigirse tal y como apuntan Ballesteros, Viscarret y Uriz (2013) “no al «mercado laboral» de lo social, con funciones de marca-do carácter administrativo y de gestión” (p.127). Sino a una perspectiva profesional de reflexión continua que parta de un hecho clave: una intervención de calidad supone no úni-camente actuaciones técnicamente correctas, sino también éticamente correctas y nuestra profesión supone un compro-miso ético con la sociedad, con los ciudadanos.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Se plantea en una segunda fase de la investigación profun-dizar en los aspectos más significativos a partir del discurso construido por los/as profesionales sobre la importancia de la ética en nuestra profesión así como las necesidades que sur-gen en el quehacer diario. Se plantea una reflexión crítica so-bre la ética en la praxis profesional, partiendo como guía de las variables de la encuesta aplicada en la investigación cuanti-tativa. La riqueza de la metodología cualitativa desarrollada en esta fase estriba en incorporar técnicas para recoger creencias, actitudes, experiencias personales, pensamientos y reflexiones de los individuos que ejercen un determinado control, tanto desde el punto de vista profesional como vivencial, sobre el tema objeto de análisis. Dado que lo que nos interesa es la expresión de lo subjetivo en los resultados se incorpora lo que los/as participantes refieren, tal y como lo expresan.

Se parte de la reflexión realizada en grupos de discusión de las dos provincias en las que desarrollaban su trabajo los/as pro-fesionales objeto de la encuesta: Palencia y Valladolid con los siguientes criterios para su constitución: experiencia (mayor de 10 años) y situados en el núcleo operativo de su organi-zación, es decir, en puestos de atención directa a la ciudada-nía. Se profundiza y contrastan los resultados con la voz de profesionales de reconocido prestigio y solvencia profesional en el ámbito del trabajo social de la comunidad de Castilla y León mediante entrevistas en profundidad de cara a obtener una información relevante y cualificada sobre los aspectos de la Ética aplicada.

3. RESULTADOS

Los resultados presentados en esta comunicación en los que se entremezclan necesidades y propuestas de avance a través

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de la palabra de profesionales y expertos entrevistados, se estructuran en cuatro apartados en concordancia con la ne-cesidad percibida de profundizar en algunos de los aspectos analizados a nivel cuantitativo.

a) Importancia de la ética en el trabajo socialPrácticamente y de forma unánime en ambos grupos de

discusión se plantea la ética como el fundamento y tema transversal que impregna y da sentido a nuestra profesión en relación con los resultados ya analizados en la encuesta. Existe unanimidad al afirmar que desde cualquier organiza-ción pública o privada se trabaja con sujetos que tienen sus derechos y bienestar vulnerados y se encuentran en situación de necesidad, por lo que los aspectos éticos de la relación de ayuda son especialmente sensibles en el Trabajo Social.

“La ética es motivo de reflexión y debate por la impor-tancia que tiene la ética y nuestro Código Deontológi-co en la práctica de nuestra profesión”. (Grupo n.º 2) “La ética profesional es importante. Trabajamos con personas, con sus sentimientos, si nos olvidamos de ello, hemos perdido la esencia de nuestra profesión” (Grupo n.º 1)

De hecho la ética inmediatamente es identificada con los principios básicos que rigen nuestra profesión como guía de actuación.

“En la profesión siempre hemos actuado en base a principios éticos, condición sin la cual no se puede ha-cer una intervención adecuada” (Grupo n.º 2)“La deontología forma parte de la ética normativa, nos orienta a partir de unos principios a cumplir”. (Grupo n.º 1)

Los/as expertos/as entrevistados/as coinciden y conside-rarían necesaria la introducción de los aspectos éticos de las intervenciones en dos aspectos:

“En la modalidad organizativa, en cuanto al nivel de enfocar las relaciones con los usuarios”. (Entrevista n.º 2)“En las reuniones de equipo como elemento de apoyo en la práctica diaria y elemento generador de reflexiones que lleven a enriquecer la profesión”. (Entrevista n.º 3)

b) Formación y éticaLa formación en materia de ética es considerada como

importante por parte de ambos grupos de discusión de cara a adquirir herramientas básicas en la intervención diaria.

“(…) para evitar estilos negativos de trabajo, tener re-ferencias claras en situaciones de dificultad o conflicto ético”. (Grupo n.º 1)

“Es importante mantener la formación actualizada ya que la realidad está sometida a continuas transforma-ciones”. (Grupo n.º 1)

Las personas expertas entrevistadas expresan igualmen-te la necesidad de avance en formación y potenciación de debates profesionales e institucionales sobre ética en la pro-fesión para el enriquecimiento de la intervención y el fortale-cimiento del compromiso con la sociedad.

“La no existencia de reflexión sobre alternativas idó-neas en la intervención para alcanzar un mayor bien-estar objetivo, lleva a realizar intervenciones no ade-cuadas éticamente que producen contradicciones”. (Entrevista n.º 2)“Se hace necesario avanzar en modelos o guías de buenas prácticas éticas en relación a distintas proble-máticas repetidas”. (Entrevista n.º 1)

C) Dilemas éticos en la intervención social.En el abordaje de dilemas éticos en el quehacer diario el

consenso es inicial: existen situaciones de contradicción de principios reflejados en el Código Deontológico que se tienen claro a nivel profesional en teoría, pero no así en la praxis profesional. La importancia es tal que en ambos grupos se convierte en el tema central en cuanto a tiempo invertido

“Por la necesidad de reflexionar sobre las dificultades cotidianas en un contexto profesional más allá de la falta de tiempo del día a día”. (Grupo n.º 1)“Es importante conocer la ética y la normativa de cada profesión, lo difícil es ponerlo en práctica ya que suele existir conflicto (Grupo n.º 2)

Uno de los ejes de posibles conflictos son los deberes éti-cos hacia los usuarios frente a la institución donde se inserta la prestación de servicios. A veces la sensación vivida es la de sentirse atrapados entre las exigencias de la organización y el deber como profesional frente al ciudadano y a la profesión.

“Si como profesional encuentro que la política de mi entidad contradice determinados principios éticos, sé que no debo aceptar esa situación, tendría que procu-rar cambiarla, pero tengo miedo”. (Grupo n.º 1)

Otros dilemas éticos aportados por los grupos de discu-sión hacen referencia a la confidencialidad o la autodetermi-nación relacionándola con el respeto a la persona anterior-mente apuntado:

“Los principales dilemas éticos en el desarrollo de mi trabajo tienen que ver con el mantenimiento de secreto profesional y confidencialidad cuando afecta a terceros o a la integridad de la propia personal” (Grupo n.º 2)

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“Aún existen deficiencias sobre la información que se ofrece a los/as usuarios/as en relación a la confiden-cialidad de sus datos. Es un punto a mejorar”. (Grupo n.º 1)“Uno de los principales dilemas se produce entre el respeto a la autonomía y la intervención por el bienes-tar, la justicia” (Grupo n.º 1)

La postura más común de ambos grupos de discusión es que los modelos de práctica profesional burocrática deben ser superados aunque se ha de convivir con ellos. Los proce-dimientos, afirman, son necesarios, pero han de flexibilizarse para dar respuesta a la realidad.

La enorme cantidad de información confidencial que se maneja y las posibles resistencias a desarrollar el derecho de los/as ciudadanos/as de acceso a su expediente, pueden te-ner su base, según los/as expertos/as, en que esa posibilidad, siempre positiva, puede llevar a limitar las observaciones que los profesionales recojan.

“Las valoraciones, u observaciones registradas, a ve-ces se corresponden más con el tipo de las hipótesis, opiniones o impresiones, pudiendo resultar molestas e incluso contraproducentes para los interesados”. (En-trevista n.º 1).

d) Comités de ética.En el abordaje de los comités de ética en intervención

social como herramienta de reflexión, ambos grupos apunta su utilidad y riqueza para la profesión.

“Ayudaría a una mayor conciencia en la elaboración /generalización de buenas prácticas, en el sistema téc-nico que interviene, y en el técnico institucional. Eso sería un gran avance”. (Grupo n.º 1)“Siempre nos las hemos “apañado” para resolver ca-sos preguntando a los/as compañeros/as o resolviendo en equipo si hay tiempo, pero a veces no es suficiente. Necesitamos herramientas para mejorar la interven-ción en aras de la calidad”. (Grupo n.º 2)

Por su parte en las entrevistas a expertos/as se resalta el interés de la posible puesta en marcha de un Comité Auto-nómico de Ética en intervención social, en el ámbito de los Servicios Sociales, como avance para la profesión.

“El sistema de trabajo, en este momento, se basa más en la aplicación técnica subjetiva de los valores y de-beres éticos que en la reflexión sobre ellos entre el equipo de profesionales y/o la institución en la que prestan sus servicios”. (Entrevista n.º 1)“El avance en ética aplicada tiene una gran importan-cia en la profesión de Trabajo Social, ámbito en el que

puede existir cierto síndrome de “queme” profesional, que puede llevar a una pérdida de la dimensión ética de las intervenciones en detrimento de nuestra profe-sión” (Entrevista n.º 2).

4. DISCUSIÓN

De los resultados planteados se deducen cuatro cuestio-nes objeto de debate:

a) Alta importancia sentida por los/as trabajadores/as sociales sobre la ética en la intervención

Los aspectos éticos y deontológicos ocupan hoy un signi-ficativo papel en la práctica del Trabajo social tal y como lo de-muestra el peso que los/as trabajadores/as sociales le dan a la ética en la intervención social diaria tal y como se recoge en la investigación. La creciente preocupación de los/as trabajado-res/as sociales por la ética expresada por los profesionales ob-jeto de la investigación, ofrece la esperanza tal y como plan-tea De la Red (2011) de avanzar en los procesos profesionales adecuados ante las situaciones complejas. El Trabajo Social, hoy día tiene el reto de garantizar no solo una cobertura ética de mínimos, recogidos en el Código Deontológico vigente de la profesión, sino el reto de abrir, descubrir, reflexionar sobre los cauces necesarios para marcarse como actuación profesional máximos éticos, que apoyen su crecimiento, ge-nerando los procesos de cambio que exige la situación actual en que se halla inmersa la sociedad.

b) Percepción de la necesidad de mayores niveles de formación y capacitación.

Como respuesta a esta necesidad sentida por los/as pro-fesionales, se plantea la necesidad de abordar la formación en ética desde una doble perspectiva:

• En el ámbito de la formación universitaria en el que se deberá profundizar en la instrucción de un buen hacer, ser y actuar de calidad ético en el Trabajo So-cial. En este sentido apuntar la necesidad de avance en el ámbito de la investigación y la búsqueda de metodologías didácticas basadas en aprendizajes re-flexivos en los que se aprehenda (que no únicamente aprenda) la importancia de la ética. Ello supone in-novación, implica crecimiento y apertura de nuevos horizontes y por tanto enriquecimiento y apoyo a la labor profesional. Los recortes presupuestarios de las Universidades, la precarización en contrataciones de profesorado, la falta de doctores en trabajo social o la escasez de posgrados o máster en ética para la

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Ética y Trabajo Social: la reflexión de la profesión, camino de ciudadanía

intervención social, son riesgos que revierten en la pérdida de calidad en la formación universitaria que han de ser tenidos en cuenta.

• En el ámbito de las distintas organizaciones de Servicios Sociales tal y como apunta Pelegrí (2013), así como en los colegios profesionales como enti-dades que aglutinan al colectivo de trabajadores/as sociales para su defensa. La puesta en marcha de cursos y foros de debate/reflexión sobre cuestiones éticas redundaría en beneficio tanto de la praxis pro-fesional en cuanto a intervenciones de calidad como de garantía de defensa de los ciudadanos y por ende de la profesión.

La calidad de nuestros servicios e intervenciones es una exigencia ética y la reflexión y formación debería convertirse en la fortaleza de nuestra profesión.

c) Existencia de dilemas éticos en el quehacer diario. Nos encontramos ante una sociedad multicultural, cam-

biante y compleja… por lo que la intervención social se complejiza igualmente y en ocasiones los/as profesionales se enfrentan a dilemas éticos en su intervención diaria .Se ha evidenciado mediante los datos aportados, la existencia de dilemas éticos en la intervención de los/as trabajadores/as sociales. La existencia de dilemas éticos ampliamente abordada desde diversas investigaciones se recoge en la tabla I.

El principal reto pendiente (Uriz 2008) es evitar que tra-bajadoras/es sociales se sientan solos ante los problemas éti-cos y que, para resolverlos, únicamente puedan recurrir a su experiencia o a su sentido común. Proporcionarles recursos y herramientas concretas para que puedan solucionar conflic-tos y dilemas éticos se convierte en necesario.

Tabla 1: invesTigaciones sobRe dilemas/ conflicTos éTicos

ENTIDAD AÑO Objeto de investigación

Escuela Universitaria De Trabajo Social de Barcelona. M.T. FUENTES

2004 Conflictos éticos

Universidad Pública de Navarra (UPNA). EFIMEC(Ética /filosofía y metodología de las ciencias)

2004/2005 Dilemas éticos en la inter-vención social

C.A. de Na-varra

2008/2011 Ámbito na-cional

Comité de Ética en la intervención socialde Bizkaia

2008 Conflictos éticos en el ámbito de servicios sociales

Universidad de Valladolid. Departamento de Sociología y Trabajo social

2013 Ética aplicada al Trabajo Social

Fuente: Elaboración propia.

d) Comités de ética como herramientas de apoyo.

Dado que la actuación profesional incide directamente en la vida de los/as ciudadanos/as con que se interviene, la re-flexión ética debería incorporase en la práctica cotidiana de profesionales y organizaciones Servicios sociales mediante el apoyo de Comités de ética en intervención social como he-rramienta de calidad y crecimiento de la profesión tal y como queda recogido en el art. 2 de la Orden de 22/12/2010 de creación del Comité de Ética de Salud y Bienestar Social de Castilla La Mancha.

El Trabajo Social es una profesión de intervención social cada vez más extendida y ello ha contribuido a aumentar la concien-cia ética y la necesidad de adquirir herramientas para resolver los problemas éticos (Uriz 2007). En España se han ido creando diferentes Comités de ética en intervención social por parte de organismos públicos con unas funciones concretas recogidas igualmente en la tabla 2. Sin embargo, en el presente la reali-dad es que en el ámbito de los servicios sociales e intervención social en general la existencia de Comités de ética es incipiente si la comparamos con los Comités de ética asistencial (CEAS) en el ámbito sanitario tal y como queda patente en la tabla 3.

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Cayetana Rodríguez Fernández

Tabla 2: comiTés de éTica en inTeRvención social

FUNCIONES

• Elaboración de documentos de reflexión y emisión informes en cuestiones éticas de carácter transversal.

• Analizar, asesorar y elaborar protocolos de actuación ante situaciones de potencial conflicto éticos que surjan en la intervención, facilitando los procesos de decisión

• Potenciar la formación en ética de los profesionales para incorporar en la toma de decisiones los valores y derechos de los afectados por las mismas

• Sensibilizar al personal de los servicios, centros e instituciones de Servicios Sociales de la dimensión ética presente en su práctica.

• Velar porque la práctica no vulnere el derecho de las personas al respeto a su personalidad, dignidad humana e inti-midad sin discriminación

• Identificar, analizar y evaluar los aspectos éticos de la práctica social

• Promover la reflexión ética organizada en los diferentes ámbitos de los Servicios Sociales y elaborar las normas de constitución de los espacios de reflexión ética.

Fuente: Elaboración propia a partir de la normativa de los Comités Éticos existentes a nivel nacional.

Tabla 3. ceas/comiTés de éTica en inTeRvención social poR comunidades auTónomas

CCAA Comités de ética asistencial (CEAS) Año/normativa

Comités de ética en intervención social Año / normativa

ANDALUCÍA 2010/Decreto 439/2010, de 14 de diciembre. ------

ARAGÓN 2011/Ley 10/2011, de 24 de marzo. --------

ASTURIAS 2005/Decreto 109/2005 de 27 de octubre 2013 /Decreto 26/2013, de 22 de mayo,

BALEARES ---- 2010/ Decreto 62/2010, de 23 de abril.

CANARIAS 2007/Decreto 94/2007 de 8 de mayo. ------

CANTABRIA ------- --------

CASTILLA LA MANCHA 2010/ Orden de 22/12/2010, de la Consejería de Salud y Bienestar Social.

CASTILLA LEÓN 2002/Decreto 108/2002 de 12 de septiembre. --------

CATALUÑA 1993/Orden de 14 de diciembre de 1993 2010/ Orden ASC/349/2010, de 16 de junio

EXTREMADURA 2010/ Decreto 2/2010, de 14 de enero. -------

GALICIA 2000/ Decreto 177/2000 de 22 de junio. --------

LA RIOJA ----- --------

MADRID 2003/Decreto 61/2003 de 8 de mayo y Orden 355/2004 de 13 de abril.

-------

MURCIA 2005/ Decreto 26/2005 de 4 de marzo.

NAVARRA 2001/Orden Foral 435/2001 de 24 de agosto. 2010/ Decreto foral 60/2010, de 20 de septiem-bre

PAÍS VASCO 1995/Decreto 143/1995 de 7 de febrero 2006/ Decreto Foral 232/2006, de 26 de diciem-bre. Diputación Foral de Bizkaia,

2007/ Decreto Foral 46/2007, de 12 de junio. Diputación Foral de Guipuzkoa

2011/ Decreto Foral 11/2011, de 1 de Marzo. Diputación Foral de Álava

COMUNIDAD VALENCIANA

2005/Decreto 99/2005 de 20 de mayo. ----------

Fuente: Elaboración propia.

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Ética y Trabajo Social: la reflexión de la profesión, camino de ciudadanía

Reinventarse, adaptarse desde la ética que marca la pro-fesión para no burocratizar la intervención y que la persona pase a ser el centro no desde la teoría sino de facto, es un reto que se ha de iniciar para salvaguardar los principios bási-cos del Trabajo Social y los derechos de los/as ciudadanos/as a quienes servimos y nos debemos como profesión.

BIBLIOGRAFÍA

De la Red (2011). ¿Por qué y para qué la ética profesional en trabajo social? En I jornada de trabajo social: una mirada ética a la profesión (pp.55-64). Vitoria.

Pelegrí, X (2013). Ética de las organizaciones de servicios so-ciales. Cuadernos de trabajo Social 26-1.139-148.

Rodríguez, C, Rueda, J.D. y Salvador M.J. (2.013). Análisis y resultados de una investigación aplicada sobre cuestio-nes éticas y dilemas éticos en la intervención profesional del Trabajo social”. En XII Congreso Estatal del Trabajo Social. Málaga. Consejo General del Trabajo Social.

Salcedo, D. (2003): La ética del Trabajo Social en la época postmoderna. En Fernández, T. y Alemán, C. Introduc-ción al Trabajo Social (pp. 313-339). Madrid: Alianza.

Uriz, M.J., Ballesteros, A. Viscarret, J. J. (2013). Funciones profesionales de los Trabajadores sociales en España. Cuadernos de trabajo Social 26-1,127-138.

Uriz, M.J. (2008). Principios y dilemas éticos en Trabajo So-cial. Revista Guizarte, 25. Recuperado de http://www.siis.net/documentos/gizarte/Numero25.pdf”

Uriz, M.J., Ballesteros, A. Viscarret, J. J.(2012). Dilemas éticos de las trabajadoras y los trabajadores/as sociales en Es-paña. Papers 97/4 ,875-898.

Vázquez, O (2013). Investigar para fortalecer la dimensión política del Trabajo social. En VI Jornada de trabajo so-cial. Investigación y trabajo social: (pp.51-64).Universi-dad País Vasco.

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Trabajo Social y Ciudades Inteligentes: Hacia una nueva concepción de accesibilidad en los destinos turísticos para la promoción de la

autonomía personal

Social Work and Smart Cities: Towards a new conception of accessibility in tourism destinations for the promotion of personal autonomy

M.ª DOLORES MUñOz DE DIOS, JESúS hERNáNDEz-GALáN

Y YOLANDA M.ª DE LA FUENTE ROBLES Universidad de Jaén

Resumen: En España, el turismo representa una de las ramas del sector terciario de mayor relevancia e impacto económico, siendo el segundo destino turístico del mundo con el 6,9% de la cuota de mercado mundial (OMT, 2008). A través de la Ley 51/2003, de igualdad de oportunidades, no discrimi-nación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, este trabajo reflexiona sobre el papel predominante entre el turismo accesible y el Trabajo Social, acentuando la idea de que las ciudades in-teligentes se constituyan como ciudades inclusivas a través de sus espacios turísticos, capaces de favo-recer la autonomía personal. Se analiza también el concepto inteligente y la evolución que ha tenido el turismo accesible, señalando las actuaciones de las ciudades catalogadas como Smart Cities y algunos ejemplos de buenas prácticas llevados a cabo en turismo. Para ello se han utilizado técnicas como aná-lisis documental, revisión bibliográfica y análisis de casos. Los resultados muestran cómo las acciones llevadas a cabo deben incluir la accesibilidad en un sentido amplio para que se puedan catalogar como inteligentes, destacando la sinergia que acaece entre ambos términos, así como la concienciación que actualmente existe por parte de administraciones y ciudadanía en materia de accesibilidad.

Palabras clave: Accesibilidad, autonomía, turismo, ciudadanía.

Abstract: In Spain, tourism represents one of the branches of the tertiary sector of greater relevance and economic impact, being the second tourist destination in the world with 6,9% of the share of world market (OMT, 2008). Through the Law 51/2003, equal opportunities, non-discrimination and universal accessibility of persons with disabilities, this work reflects on the predominant role between the accessible tourism and Social work, emphasizing the idea that intelligent cities constitute as inclu-sive cities through its spaces, capable of promoting personal autonomy. Also analyses the intelligent concept and evolution that has had accessible tourism, pointing out the performances of the cities listed as Smart Cities and some examples of good practices carried out in tourism. We have used tech-niques such as documentary analysis, literature review and analysis of cases. The results show how the actions taken must include accessibility in a broad sense so that they can be categorized as intelligent, highlighting the synergy that is happening between both terms, as well as awareness that currently exists by administrations and citizens in terms of accessibility.

Keywords: Accessibility, autonomy, tourism, citizenship.

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M.ª Dolores Muñoz de Dios, Jesús Hernández-Galán, Yolanda M.ª de la Fuente Robles

1. INTRODUCCIÓN

El acceso al turismo es un derecho universal garantizado por la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, tal y como recoge la Red Europea de Turismo Accesible (ENAT). La mejora del bienes-tar social y económico, unido al aumento de la calidad de vida de la población desde la segunda mitad del siglo XX y al incremento de personas con diversidad funcional, hace que la accesibilidad sea un factor que la población precisa y reclama para conseguir la plena integración social (Marcos y González, 2003). La accesibilidad permite a las personas participar en las actividades sociales y económicas e involucra una dimensión social, por lo que la ausencia de accesibilidad actuará como factor discriminante.

Actualmente, la nueva concepción de las ciudades como Smart Cities o ciudades inteligentes unida al turismo del fu-turo, hace que los espacios turísticos desarrollen su accesibi-lidad a través de la tecnología. Esta concepción social basada en el diseño para todos y en el principio de accesibilidad uni-versal, se ve como un reto de interés para administraciones, entidades privadas o el propio sector turístico que trabaja hacia el avance de la inteligencia urbana, capaz de lograr de estas ciudades, ciudades inclusivas y favorecedoras de la pro-moción en la autonomía personal de sus ciudadanos y ciuda-danas. Un ejemplo que responde a la situación actual de los destinos turísticos inteligentes, es la Red Española de Ciuda-des Inteligentes (RECI). Esta red tuvo sus inicios en 2011, a través de la firma del Manifiesto por las Ciudades Inteligen-tes: Innovación para el progreso; aunque fue constituida en el año 2012 con un objetivo primordial, basado en intercam-biar experiencias y trabajar conjuntamente para desarrollar un modelo de gestión sostenible y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. En la actualidad, está constituida por un total de cuarenta y nueve ciudades, las cuales disponen de un sistema de innovación y de trabajo en red que dotan a su ciudad de un modelo de mejora de la eficiencia económica y política que permite el desarrollo social, cultural y urbano.

El objetivo principal que se persigue es, reflejar la accesi-bilidad que emerge en el término inteligente a partir tanto de los ejemplos de buenas prácticas en las ciudades españolas catalogadas como Smart Cities, como en las actuaciones que identifican al turismo accesible, de modo que sirva como pun-to de partida para el diseño de medidas de acción acercando el punto de vista del Trabajo Social, en el que los/as profesionales de este sector interactúen en la relación entre la accesibilidad universal y el diseño para todos. En este trabajo se parte de la premisa de que la accesibilidad es un elemento que necesita

ser aplicado a los espacios turísticos, para que de esa forma inteligencia y accesibilidad queden ligadas entre sí, defen-diendo y trasladando a los espacios turísticos el derecho que tienen las personas ante la actividad turística, por lo que se considera que una adecuada participación de la ciudadanía y un conocimiento apropiado de la situación, pueden ayudar a trazar una ciudad inteligente a través del diseño para todos y el principio de la accesibilidad universal.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Para la consecución de los objetivos propuestos y el cumpli-miento del propósito de este estudio, se realiza un análisis que engloba aspectos sobre ciudades inteligentes y turismo accesible, utilizando técnicas de análisis documental.

Se aborda el concepto inteligente y su visión ligada al tu-rismo y accesibilidad. Para ello, se realiza una revisión biblio-gráfica que proporciona el escenario y situación actual del estado de la cuestión, reflejando la evolución que ha tenido el turismo y justificando el turismo para todos, a través de las fundamentaciones de la Fundación ONCE.

Conjuntamente señala las actuaciones que le otorgan el papel de Smart a las ciudades españolas catalogadas como inteligentes: Málaga, Barcelona, Santander, Madrid, Burgos y Gijón, a través de un análisis de casos como herramienta estratégica para conocer las acciones que llevan a cabo cada una de ellas, siguiendo el informe elaborado por el Foro TIC para la Sostenibilidad y la Asociación de Empresas de Elec-trónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales (AMETIC).

Por último, se realiza una búsqueda que nos acerca a la oferta turística accesible en diferentes ciudades no catalo-gadas como ciudades inteligentes, destacando las buenas prácticas correspondientes a las medidas de accesibilidad de los recursos y servicios turísticos, que realza cómo las actuaciones deben estar englobadas a la inteligencia de las ciudades, donde el fin es conseguir que la actividad turística y la vida en la ciudad, esté diseñada para todas las personas.

3. RESULTADOS

Aproximación al concepto inteligenteSegún la Real Academia Española, inteligente significa

dotado de inteligencia, que, a su vez, tiene varias acepciones como: Capacidad de entender o comprender; capacidad de resolver problemas; conocimiento, comprensión, acto de en-tender y habilidad, destreza y experiencia.

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Trabajo Social y Ciudades Inteligentes: Hacia una nueva concepción de accesibilidad en los destinos turísticos para la promoción de la autonomía persona

En el contexto de los entornos inteligentes, accesibles y amigables (Abad, 2013) a través de las consideraciones que se engloban en el proyecto Oportunidades Empresariales so-bre Tecnologías de la Información y Comunicación para la au-tonomía en el proceso de envejecimiento (OPTICAE), propor-cionado por el Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT) y la Fundación Empresa y Sociedad, se llevan a cabo diferentes planteamientos acer-cando las posturas de expertos/as y ciudadanos/as acerca de

los entornos inteligentes, que se recogen en la tabla denomi-nada: Concepto de entornos inteligentes según ciudadanos/as y expertos/as. A su vez, los resultados del informe incluidos en el proyecto, destacan los principales puntos de vista y fac-tores que determinan a un entorno inteligente, en primer lugar a través de la globalidad, como es el crecimiento de las ciudades, seguido por una revolución tecnológica; energé-tica; entornos físicos más amables; mejor servicio público y bienestar y una nueva participación ciudadana.

Tabla 1: concepTo de enToRnos inTeligenTes según ciudadanos/as y expeRTos/as

Concepto de Entornos Inteligentes según Ciudadanos/as

Los espacios inteligentes se deberían caracterizar por:— Principalmente por su accesibilidad.— Respeto al medio ambiente.— Transporte integrado que facilite la movilidad.— Mejores servicios públicos.— Comunicación e información fáciles.

Hay un cambios generados por:— La tecnología.— Nuevas formas de trabajar.— Intereses empresariales.

Se debería tener más en cuenta la opinión de las personas que de las empresas.

Concepto de Entorno Inteligente según Expertos/as

Concepto complejo Tiene que ver con anticiparse al futuro

Su objetivo es el desarrollo de las mejores condiciones para la calidad de vida y el bienestar de todas las personas en su contexto social.

Concepto multidimensional en el que interactúan aspectos físicos (diseño, medio ambiente) con estructuras sociales y económicas y procesos de desarrollo de la vida.

No es solo en entorno físico diseñado pensando en quien tiene más dificultades para usarlo, sino que incluye políti-cas, medidas e introducción de las TIC.

No se limita a un lugar determinado, sino que está donde la persona y comprende a todos (casa, entornos urbano, transporte, lugar de trabajo, etc.).

Es capaz de reconocer y responder a la presencia y necesi-dades de diferentes personas de una forma completamente discreta e imperceptible.

Es un entorno “sin barreras”, donde existen aplicaciones enfocadas a los usuarios finales y diversidad de terminales (PC, tableta, móvil y otros) fáciles de utilizar para todos.

Fuente: Elaboración Propia a partir del informe Entornos Inteligentes, Accesibles y Amigables. CEAPAT, 2013.

Evolución y estado actual del turismo accesibleHasta hace pocos años, para aquellas personas con

algún tipo de diversidad funcional, pensar en vacaciones era pensar en las diversas dificultades y barreras a las que debían enfrentarse y que en muchas ocasiones terminaban en no poder viajar o hacerlo en condiciones desfavorables (González, 2008). Afortunadamente, el turismo social, con-cebido para favorecer el ocio y proveer recursos a los colec-tivos con recursos limitados (Fernández-Villarán, 2007), ha tenido un importante avance que ha cambiado la idea de turismo social para entenderse como turismo accesible, ga-rantizando el uso y disfrute del turismo por las personas que presenten alguna discapacidad física, psíquica o sensorial (Marcos y González, 2003).

Siguiendo las consideraciones del grupo de accesibilidad compuesto por Technosite, Grupo Fundosa y Vía Libre des-de su dirección de accesibilidad en Fundación ONCE, el tu-rismo accesible es aquel conjunto de actividades originadas durante el tiempo libre, al que pueden acceder todas las personas con independencia de sus capacidades. Destaca el grupo de accesibilidad, la persecución en turismo accesible por conseguir la plena integración de quienes tienen capa-cidades distintas y brindar una plena satisfacción individual y social al usuario, a través de la dignidad de los turistas y su igualdad de oportunidades en cuanto a la posibilidad de elegir servicios y actividades a realizar. Además, el desarrollo del turismo accesible se justifica a través de las diferentes razones:

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— Es un elemento básico en la vida cotidiana, un dere-cho de la sociedad actual.

— Es un factor de integración social.— Refuerza la competitividad frente a otros destinos.— La accesibilidad es un elemento básico de calidad de la

oferta turística.

Análisis de casos en las actuaciones de las ciudades españolas catalogadas como Smart Cities

Siguiendo las aportaciones del proyecto estudio Smart City en su apartado Casos de éxito de Smart Cities que se incluye en el Informe Smart City elaborado por AMETIC, se identifican aquellas actuaciones de ciudades de todo el mun-do que han realizado una decidida apuesta por el concepto Smart City. A continuación se exponen los casos de las ciu-dades españolas:

El caso de Málaga: El Proyecto Smart City Málaga se desarrolla con el objetivo puesto en la eficiencia energética con el que reducir las demisiones de CO2 a la atmósfera y alcanzar una generación procedente de fuentes renovables. Para ello se ha llevado a cabo la introducción de vehículos eléctricos y la transformación de la red de distribución en una Smart Grid, integrando tecnologías en red que incrementen la utilización de fuentes de energía renovables y fomenten el consumo racional.

Servicios que desarrolla el Proyecto Smart City Málaga:— Cada punto donde se consume, genera o almacena

energía a gran escala es monitorizado para poder te-ner un control directo y en tiempo real de lo que acon-tece en red.

— Las personas usuarias de la zona de la Misericordia tienen contadores inteligentes de gestión, que les permiten monitorizar y controlar en tiempo real y vía internet su consumo eléctrico.

El caso de Barcelona: El Proyecto Smart City Barcelo-na pretende desarrollar una red inteligente que permita un mayor ahorro y una gestión eficiente y sostenible preparan-do a la ciudad para un modelo energético de futuro basado en valores que persiguen el progreso económico y social del entorno. Para ello, diseña los elementos que integran a la Smart City: Los modelos de servicios, las redes de sensores y de comunicación, la plataforma de gestión de los servicios, etc. Endesa trabaja para aplicar los conceptos de eficiencia y sostenibilidad no sólo en el entorno público sino también en edificios y redes propias.

Servicios que desarrolla el Proyecto Smart City Barcelona:— Endesa ha instalado a los clientes incluidos en el pro-

yecto, nuevos contadores para un mayor conocimien-to y optimización de su consumo.

— Inauguración de un centro de control (edificio solar que produce la energía que necesitan 12 viviendas), de ges-tión de la red eléctrica involucrada en el proyecto.

El caso de Santander: El Proyecto Smart Santander es una ciudad laboratorio para la investigación y la experimen-tación de arquitecturas, servicios y aplicaciones del internet de las cosas asociados a una ciudad inteligente. Los principa-les objetivos que persigue el proyecto son, la validación de los diferentes enfoques a la arquitectura de la IoT (Internet de las Cosas) y la evaluación de la aceptación social de las tecnologías y servicios de IoT.

Servicios que desarrolla el proyecto Smart Santander:— Smart parking a través de la sensorización de zonas de

estacionamiento regulado.— Estaciones meteorológicas, a través de la medición de

temperatura, presión y sustancias en el aire.— Realidad aumentada, a través de la aplicación Android

de información al ciudadano.— Sensado participativo, (el móvil del ciudadano como

sensor).— Monitorización de la intensidad del tráfico en las prin-

cipales arterias.— Gestión y riego de parques y jardines.— Monitorización medioambiental y gestión del trans-

porte público.

El caso de Madrid: La ciudad de Madrid tiene operati-vos diferentes proyectos que se podrían calificar como Smart City, centrados en los servicios a los ciudadanos, la seguri-dad, la sostenibilidad ambiental y la movilidad como:

En el campo de la movilidad, las grandes infraestructuras de Madrid se han visto acompañadas de complejos sistemas de gestión: Por un lado, la gestión integral de la flota de au-tobuses urbanos, proyecto que permite la continua, instantá-nea y automática de los autobuses y por otro lado, el Centro de Gestión de la Movilidad, que permite conocer el estado de la circulación en tiempo real y reducir las congestiones de tráfico proporcionando información a través de un sistema multicanal.

El caso de Burgos: El Proyecto Smart City de Burgos, tiene como enfoque al ciudadano, así como la gestión in-terna eficiente, ya que la ciudad ha desplegado una red de

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Trabajo Social y Ciudades Inteligentes: Hacia una nueva concepción de accesibilidad en los destinos turísticos para la promoción de la autonomía persona

comunicaciones que integra fibra óptica y comunicaciones inalámbricas. Así, Burgos ha reducido sus costes de gestión utilizándola para la implementación de servicios de autopres-tación, proporciona acceso gratuito a internet a sus ciudada-nos tanto en sus calles como en plazas y edificios municipales y además integra servicios municipales como el alquiler de bicicletas o servicios de información ciudadana de eventos en la ciudad.

El caso de Gijón: La ciudad de Gijón, cuenta con uno de los más avanzados servicios de identificación de ciudadanos. A través de una única tarjeta ciudadana, los residentes en la ciudad pueden acceder a servicios variados como el acceso gratuito a internet a través de la red WiFi de la ciudad, alqui-ler de bicicletas públicas, acceso a la oficina virtual de ciuda-danos, acceso al transporte público, piscinas, centros de arte o los servicios de las bibliotecas, entre otros.

Ejemplos de buenas prácticas en turismoEl grupo de accesibilidad en Fundación ONCE, destaca

algunos servicios turísticos y proyectos identificados como ejemplos de buenas prácticas en turismo accesible:

La ciudad de Ávila cuenta en la actualidad con un gran número de actuaciones en materia de accesibilidad que la convierten en uno de los principales destinos de turismo ac-cesible de España. Su Plan de Accesibilidad Integral llevado a cabo en 2002 y 2012, junto con otras medidas como la implementación en señalización accesible, la eliminación de barreras arquitectónicas o la mejora de ambientes y sistemas de transporte público, dan lugar a un gran número de recur-sos turísticos disponibles: Dispone de préstamos de sillas de ruedas, bucle magnético para turistas usuarios de audífono, maquetas tiflológicas para personas con deficiencia visual, servicio de audio y vídeo-guías en nueve idiomas incluyendo la lengua de signos española e internacional o el tramo ac-cesible de su muralla. Además, Ávila pone a disposición de las personas turistas y ciudadanas su guía de recursos y ruta accesible de la ciudad.

La creación de un destino turístico accesible denominado Arousa Norte, con el objetivo de aumentar a toda la ciudada-nía el nivel de accesibilidad, con especial atención a las perso-nas con discapacidad visual, a través de un paquete turístico compuesto poruna visita al mirador da Curota en la Sierra de Barbanza, alojamiento en casas de turismo rural, ruta del mejillón sensitiva y bautismo de buceo.

La puesta en marcha del proyecto League Of Accesible & Historial Cities para mejorar e impulsar la accesibilidad de las ciudades históricas europeas, conciliando la protección del

Patrimonio Cultural y la Accesibilidad a través de un grupo de Fundaciones de diversos países de Europa.

La Certificación de un gran número de establecimientos pertenecientes a la cadena Confortel Hoteles en Accesibili-dad Universal a través de la UNE 170001, que pretende llegar a la excelencia en materia de accesibilidad en todos sus esta-blecimientos repartidos por la Península y Baleares.

DISCUSIÓN

Como muestran los resultados obtenidos, una vez expuesto el estado de la cuestión, se puede observar cómo existe una gran relación entre inteligencia y accesibilidad, en cuanto a sus actuaciones y características. Aunque por ahora estos dos conceptos no se encuentran unidos entre sí, con lo expuesto hasta aquí estaría incompleto caracterizar a un entorno de inteligente si en él no se tienen en cuenta las medidas de accesibilidad que favorezcan el uso de todas las personas. Se estaría hablando entonces de incluir la accesibilidad a la inteligencia de los recursos o servicios que beneficien a la ciu-dadanía durante su experiencia turística, mejorando su auto-nomía personal y su inclusión en la sociedad. Para ello, una de las cuestiones más importantes es entender la accesibili-dad desde un sentido amplio. Aquí hace un especial hincapié el grupo de accesibilidad de Fundación ONCE, para abordar la accesibilidad más allá de los recursos disponibles para las personas con discapacidad, ya que existen otros grupos de población como ciudadanos del destino, personas mayores o personas extranjeras, que en cualquier momento de su vida y dependiendo de aquellas circunstancias personales, necesita-rán una adaptación de los recursos que facilite y proporcione una mayor calidad y bienestar.

Es de obligada necesidad destacar del carácter inteligen-te de los entornos, no sólo su eficiencia energética o la in-corporación de comunicaciones inalámbricas con la que se identifican la mayoría de las ciudades catalogadas como inte-ligentes, sino aquellas actuaciones más específicas que sean capaces de garantizar y permitir múltiples beneficios hacia la mejora de la calidad de los servicios prestados. En esta línea se refleja el concepto acuñado por la Fundación ONCE de Accesible Smart City (Smart City A+), que se refiere a una ciudad que utiliza la accesibilidad, para hacer que su infraes-tructura y servicios públicos sean para todos los ciudadanos, proveyendo servicios más eficientes e interactivos basados en los conceptos de accesibilidad universal.

En consonancia con el avance que ha llevado a cabo el turismo tanto en su evolución como en la concienciación por parte de los diferentes sectores, ahora el escenario que

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envuelve a la sociedad está caracterizado a través del creci-miento y desarrollo de las ciudades unido al papel de las Tec-nologías de la Información y la Comunicación (TIC), lo cual es determinante para visualizar el turismo inteligente, como el turismo del futuro. Llegados a este punto, cabe plantearse la finalidad de las actuaciones de las ciudades; no cabe duda que las estrategias llevadas a cabo por las ciudades Smart Ci-ties españolas contribuyen a lograr ciudades más eficientes y competitivas, mejorando la calidad de vida de la ciudadanía, pero hay que destacar la labor llevada a cabo por otras ciuda-des como es el caso de Ávila, que sin estar catalogada como una Smart City lleva a cabo actuaciones pensadas para todos en las que tanto inteligencia como accesibilidad están unidas y sus orientaciones van dirigidas a ciudadanos/as y turistas.

Por último, con respecto al Trabajo Social, cabe reafirmar a través del concepto Smart City A+, el requerimiento de un nuevo paradigma de planificación que marcará no solo el futuro de las ciudades sino de cualquier espacio social que afectará a muchas facetas de la vida cotidiana individual y colectiva, donde la accesibilidad no solo mejora la calidad de vida de las personas con discapacidad, sino la experiencia de todos las personas ciudadanas, lo que trasladado al turismo incrementará la calidad de sus experiencias en el destino. El compromiso ético del Trabajo Social se sumerge en la impli-cación de un buen funcionamiento de la cadena de accesi-bilidad que abogue por la consecución de un turismo para todos, favoreciendo el ocio y tiempo libre, lo que apoyado en el Real Decreto Legislativo 1/2013 de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social según sus definiciones, se orienta a una vida indepen-diente en la que ciudadanos/as y turistas ejerzan el poder de decisión y participen activamente en la vida de su comuni-dad, permitiendo que todas las personas tengan las oportu-nidades y recursos necesarios para participar plenamente en la vida social o cultural, disfrutando de unas condiciones de vida en igualdad.

BIBLIOGRAFÍA

Abad, F. (2013). Entornos inteligentes, accesibles y amiga-bles. CEAPAT y Fundación Empresa y Sociedad. Madrid.

AMETIC. (2013). Smart Cities 2012. Foro Tic para la Soste-nibilidad.

Fernández, A. (2007). El acceso al turismo para las personas con discapacidad. Desafíos y compromisos del turismo: hacia una visión más humana, Congreso UNIJES, Univer-sidad de Deusto.

Fundación ONCE (2013). Turismo Accesible: Inclusión Social y Accesibilidad Universal. Grupo de Accesibilidad.

Fundación ONCE (2013). Smart City A+. Imagining an Acces-sible City. Grupo de Accesibilidad.

González (2008). El mercado potencial del turismo accesible para el sector turístico español. Access Tourism Interna-tional Consulting.

Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Auto-nomía Personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia (BOE n.º 299, 15/12/2006).

Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportuni-dades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (BOE n.º 289, 3/12/2003)

Marcos, D. y González, D. (2003). Turismo accesible. Hacia un turismo para todos. Madrid: CERMI.

OMT (2008). Barómetro de la Organización Mundial del Tu-rismo. Volumen 6, n.º 1.

Real Decreto Legislativo, de 1/2013, de 29 de noviembre por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social (BOE n.º 289, 3/12/2013).

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El deterioro de los derechos sociales en el concepto de ciudadanía de las sociedades avanzadas. Implicaciones para el trabajo social

The deterioration social rights in the concept of citizenship of the advanced societies. Implications for social work

M.ª BELéN GARCÍA-PALMA, M.ª ISABEL SáNChEz-MORA MOLINA Y ANA MILLáN JIMéNEz

Universidad de Murcia

Resumen: Introducción. La ponencia parte del concepto de ciudadanía de T. H. Marshall (1950), para quien ésta se compone de tres elementos: derechos civiles, políticos y sociales y que han permitido establecer las líneas de la inclusión y la exclusión social en las sociedades organizadas. Sobre este marco, el objetivo general es el de reflexionar sobre la evolución de los derechos sociales y su impacto en el concepto de ciudadanía. Material y métodos. Siguiendo a Beltrán (1986) se retoma el método crítico-racional. Así, se elaboran los antecedentes e hipótesis de partida que permiten avanzar en una reflexión racional sobre el tema objeto de análisis. El apoyo empírico viene dado por indicadores básicos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística. Resultados. Como principal resultado, se obtiene una aproximación a nuevos rasgos configuradores de la ciudadanía que afectan a su componente social, a partir de los cuales se deducen una serie de implicaciones para la intervención y el trabajo social. Dis-cusión. Las conclusiones ofrecen una descripción actualizada del concepto de ciudadanía y, por ende, una visión actualizada del ámbito de actuación del trabajo social, proponiendo nuevas consideraciones y orientaciones para la intervención desde el trabajo social.

Palabras clave: Ciudadanía, trabajo social, derechos sociales, Estado del bienestar, participación ciuda-dana.

Abstract: Introduction. This work presented come from T. H. Marshall (1997) concept of citizenship, who considere that is composed of three fundamental elements: civil rights, political rights and social rights that have established lines of inclusion and social exclusion in organized societies (States). In this context, the general objective is toanalyse the evolution of social rights and their impact on the con-cept of citizenship in what we calle advanced societies, in the case of the Spanish society. Material and methods. Following Beltrán (1986) the critical-rational method is resumed. Thus, the background and hypothesis that let advance in a rational reflection on the subject under analysis. Empirical support is given from data of the Labour Force Survey and the Survey of Living Conditions of the National Institute of Statistics. Results. As a main result it is obteined, a new approach to citizenship configurators traits that affects its social component, from which a number of implications for intervention and social work are deducted. Discussion. Conclussions provide an updated description of the concept of citizenship and, therefore, an updated scope of social work visión, proposing new criteria and guidelines for the work and intervention from social work.

Keywords: citizenship, social work, social rights, Welfare State, citizen participation.

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M.ª Belén García-Palma, M.ª Isabel Sánchez-Mora Molina y Ana Millán Jiménez

1. INTRODUCCIÓN

La presente ponencia aborda la evolución del concepto de ciudadanía y su transformación en las sociedades avanza-das, partiendo del concepto de ciudadanía de T. H. Mars-hall (1950) que, en mayor o menor medida, ha supuesto la base de los modelos de Estado desarrollados en Europa desde la finalización de la II Guerra Mundial, y el papel de dicho concepto en el entramado social actual.

T.H. Marshall (1950) divide el concepto en tres com-ponentes: civil, político y social. El componente civil, aglu-tina los derechos que son necesarios para el ejercicio de la libertad individual –libertad individual, de expresión, pensamiento, propiedad, justicia…– y que los tribunales de justicia se encargan de proteger. El componente polí-tico recoge el derecho a participar en el ejercicio del po-der político como miembro investido de autoridad política o como elector de sus miembros, quedando vinculado a los parlamentos y otros gobiernos. El componente social abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plena-mente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad. Las instituciones directamente relacionadas son, en este caso, el sistema educativo y los servicios sociales (Marshall, 1998: 23).

Todo este entramado de derechos ha ido evolucionan-do en las sociedades, hasta alcanzar su zénit en la década de los sesenta, en la que la sociedad vivió el mayor despe-gue hacia el progreso. Pero esta situación empezó a res-quebrajarse a partir de los años setenta y la conocida crisis “del petróleo”. En este momento, en el que se inicia una desestructuración del Estado del Bienestar en sus distintas vertientes, se da la conjunción de otro tipo de factores de índole política y social, pero sobre todo en lo que se refiere a la división social del trabajo y su organización. Lo que, paulatinamente, ha ido agravando y transformando la vida social y el concepto de ciudadanía.

A este respecto, señala Luis Enrique Alonso (2013: 65) “desde finales de los años sesenta del siglo pasado se abrió un dilatado periodo de dificultades que puso en cuestión el modelo de pacto social keynesiano y el sistema de mass production fordista”

Esta nueva situación es la que ha conducido en las úl-timas décadas y debido a las distintas crisis económicas, ideológicas y éticas, a un momento en la que los valores que habían conseguido el consenso social, se estén de-teriorando y se produzcan así, cambios trascendentes en

todos los ámbitos sociales. Por ejemplo, en lo referente al trabajo, símbolo de estabilidad social en otros momentos, aparecen la individualización del trabajo, la flexibilidad y la precariedad. La lógica capitalista se ha endurecido y ha fomentado una polarización social cada vez mayor y pro-funda, que puede y debe rectificarse con políticas dirigi-das a reequilibrar la estructura social, evitando así que las fuerzas del mercado funcionen por su cuenta, y terminen empujando al empleo y a la estructura social hacia la dua-lización de la sociedad.

Sobre esta base, aplicando el método crítico-racional, señalado por Miguel Beltrán como la vía adecuada de la investigación sociológica para abordar el estudio de los fines sociales y la discusión racional, haremos una reflexión sobre la evolución de los derechos sociales y su impacto en el con-cepto de ciudadanía, en las denominadas sociedades avan-zadas, particularizando en el caso de la sociedad española.

2. MATERIAL Y MéTODOS

El pluralismo metodológico en Sociología es una constante de la cual se reconocen numerosas ventajas, al permitir disponer de un amplio campo de métodos para analizar la compleja realidad social. En este sentido, M. Beltrán (1986), ofrece una enriquecedora clasificación en la que aboga por el método crítico-racional, como uno de los métodos necesarios para la necesaria consideración de los fines sociales y su discusión racional en el objetivo plan-teado.

Este método, que identifica ciencia con racionalidad, permite llevar a cabo una reflexión racional, sin negar la evidencia empírica, a través de conceptos y planteamiento teóricos ofrecidos por la Sociología.

Ello nos permite realizar una deducción lógica, apoyada por indicadores básicos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, principalmente, de la Encuesta de Población Activa y la Encuesta de Condiciones de Vida.

3. RESULTADOS

Se requiere iniciar este apartado con la exposición de los antecedentes, teniendo en consideración que el análisis del concepto de ciudadanía para Marshall (1950) es más histórico que analítico, al concebir el desarrollo de los dere-chos sociales en el siglo XX como resultado de un proceso evolutivo, tras el desarrollo de los derechos civiles (s. XVIII) y los derechos políticos (s. XIX), con todas las aseveracio-nes que caben, tanto cronológica como geográficamente.

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El deterioro de los derechos sociales en el concepto de ciudadanía de las sociedades avanzadas. Implicaciones para el trabajo social

En esta línea evolutiva de derechos, en el terreno eco-nómico, el derecho civil básico es el derecho al trabajo, lo que se traduce en el derecho a practicar el oficio elegido, con la condición de la cualificación previa. Por otro lado, el aumento de la educación, como deber social ante la necesidad de un el electorado educado y de trabajadores formados, fue para el autor el primer paso decisivo para el reconocimiento de los derechos sociales de la ciudadanía del siglo XX.

Sin embargo, el derecho al trabajo por sí mismo no resolvía la cuestión social generada por este hito, lo que supuso la intervención de los Estados. Intervención que se justificaba por la definición de ciudadanía, así la existencia social ciudadana de referencia es la de ciudadano-trabaja-dor, ya que “el keynesianismo había integrado a las clases obreras en un capitalismo regulado” (Alonso, 2013: 58) e intentaba canalizar el conflicto social a través de la nego-ciación, en el bien entendido de la defensa de los derechos de todos los componentes. “Esto tuvo como consecuen-cia, que todas las tensiones económicas y sociales tuvie-sen como foro de discusión y mediación en los conflictos sociales y laborales, las diversas instituciones del Estado” (Sánchez-Mora, 2002: 86)

El pleno empleo se constituía, tanto el objetivo formal de la política keynesiana, como el ideal de funcionamiento de un sistema más o menos amplio de derechos distributi-vos y bienestar que, además, era compatible con amplios derechos de propiedad, jurídicamente limitados por el papel desmercantilizador del Estado, (Alonso, 2000). El empleo como relación de intercambio mercantil tendía a hacerse sinónimo del trabajo como actividad colectiva generadora de riqueza y solidaridad social (Ibíd, 2000: 66).

De este modo, advierte Prieto (2000), con el adveni-miento de la sociedades modernas, se lleva a cabo un pro-yecto de orden social centrado en el trabajo y en los traba-jadores, entendiendo por orden social un sistema central de clasificación, jerarquización y valoración de actividades e individuos que constituyen una sociedad y que es com-partido por los miembros que la forman.

Pero esta situación empezó a cambiar a partir de los años setenta, con la aparición de una serie de factores de toda índole, cuya confluencia determinó el deterioro del modelo de bienestar imperante durante décadas y el ad-venimiento de un periodo de incertidumbre que aún hoy permanece abierto.

En el caso español, esta situación se desarrolla más tarde, ya que el verdadero paso al modelo de bienestar, aparece con la venida de la democracia, como modelo de

Estado, a finales de los setenta y principios de los 80. Mo-

mento en el que, el Estado del bienestar como pilar del

orden social, ya se estaba desmoronando por distintos fac-

tores que, combinados, abrían las puertas a otros modelos

menos regulados y más mercantilizados.

La crisis del petróleo, la ola neoliberal, el desmembra-

miento de la URSS, la formación de la Unión Europea, la

aparición de las potencias económicas como Japón, la glo-

balización económica, la expansión de las nuevas tecno-

logías y de una nueva división del trabajo, destruyendo el

empleo de calidad, etcétera, dieron lugar a una sociedad

dominada por la inestabilidad, producida a partir de la pro-

gresiva desaparición de las garantías sociales propiciadas

por la cultura del trabajo como eje vertebrador de la ciu-

dadanía. (Sánchez-Mora, 2002).

Con estos antecedentes, las hipótesis de trabajo son:

— Que los derechos sociales han sido los elementos

fundamentales para el desarrollo de la ciudadanía

durante las últimas décadas y, de este modo, el de-

terioro abrupto de los mismos está enfatizando el

componente dinámico del concepto, y por ende, el

contenido de ciudadanía.

— Asimismo, que la base de tal deterioro se encuentra

en la incompatibilidad ideológica y sistémica entre

la libre participación en el mercado de trabajo y el

Estado del Bienestar. De este modo, el proceso de

deterioro de derechos sociales, ha sido retroalimen-

tado por la precarización previa de estos pilares,

que a su vez, han minado la capacidad de reacción

de los ciudadanos, produciéndose un círculo vicio-

so. El propio deterioro de la ciudadanía desgasta,

a su vez, su capacidad de vigilancia de sus propios

derechos sociales.

La deducción crítico-racional de estas hipótesis, se po-

nen de manifiesto en las siguientes premisas. El desarrollo

de la ciudadanía ha estado vinculado, necesaria e históri-

camente, a la resolución de la cuestión social, establecien-

do la legitimación y regulación de los Derechos Sociales

como garantía necesaria para el establecimiento de un

orden social.

Los Derechos Sociales, han sido garantes de la Política

social, previo reconocimiento de la necesaria intervención

pública en un esquema civil de economía de mercado,

cuestión ésta de gran relevancia.

Estos tres elementos, Derechos Sociales, Intervención

Pública y Política Social han permitido desarrollar el com-

ponente social de la ciudadanía.

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M.ª Belén García-Palma, M.ª Isabel Sánchez-Mora Molina y Ana Millán Jiménez

La estructura material y social que ha hecho de la parti-cipación activa1 de todos los ciudadanos, el aval para el dis-frute de los derechos y políticas sociales, ha sido el mercado de trabajo y el Estado del Bienestar. El mercado de trabajo permite la participación (desigual) de los ciudadanos para el bien común y, el Estado del Bienestar, es el complemento que contribuye a la justicia social (igualdad) en una especie de lego que ha permitido alimentar el orden social. De este modo, el derecho al trabajo se convertía, no sólo en genera-dor de estatus económico y social para quienes se encontra-ban laboralmente ocupados, sino en fuente de riqueza para la sociedad, lo que ha permitido durante décadas establecer un sistema de protección social extendido a casi la totalidad de la ciudadanía. (Ver Figura 1)

Sin embargo, no se puede ignorar que ambos elementos, mercado de trabajo y Estado de Bienestar, vinculados entre sí para contribuir a una misma finalidad social, son dos rea-lidades complejas sustentadas en valores distintos. El trabajo de los ciudadanos, aún en las etapas de mayor regulación es una actividad mercantilizada2, y la construcción del Estado del Bienestar, ha dependido de una base mercantilizada al estar vinculado a la actividad de los ciudadanos-trabajado-res. En efecto, la cada vez mayor incapacidad del mercado para abastecer puestos de trabajo y retribuciones a los ciu-dadanos-trabajadores, así como su continua desregulación y

precarización, está teniendo entre una de sus consecuencias más directas el progresivo deterioro también del Estado del Bienestar.

El sometimiento del trabajo, como actividad social de sus ciudadanos, a la mercantilización, ha hecho que las fuerzas que han ido configurando el crecimiento del sistema econó-mico capitalista (globalización, desarrollo tecnológico, libera-lización de mercados financieros, deslocalización productiva, movimientos migratorios, dumping social...) hayan deteriora-do el papel y aportación que el mercado de trabajo aporta al propio crecimiento del sistema capitalista.

De este modo el rol de ciudadano-trabajador se ha ido sometiendo a estas mismas fuerzas y deteriorándose, en la misma medida que se iba deteriorando este espacio de parti-cipación principal que ha representado el mercado de trabajo de los ciudadanos-trabajadores. Así, nos encontramos ante:

— la demanda esperanzadora de los ciudadanos de nuevas formas de participación social, ante la seudo-evidencia percibida de que no se va a volver a recu-perar la participación en el mercado de trabajo, ni en número de puestos de trabajo, ni en el sostenimien-to y mejora de las condiciones sociolaborales de los ciudadanos-trabajadores.

— y grandes dosis de anomía3 agudizada por la crisis so-cioeconómica de los últimos años.

figuRa 1: componenTes sisTémicos de la ciudadanía social y el oRden social.

Fuente: elaboración propia.

1 Frente al atribuido carácter “pasivo” de la concepción de ciudadanía de Marshall, se ha querido resaltar la participación activa de los ciudadanos en el mercado de trabajo y el Estado del Bienestar.

2 En las sociedades modernas, el trabajo pasa a ser una prestación mensurable e intercambiable en el mercado de trabajo, Santos Ortega (1995).

3 Anomía, concepto desarrollado por E. Durkheim en 1893, referido a un estado de desorientación y desintegración social.

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 73

El deterioro de los derechos sociales en el concepto de ciudadanía de las sociedades avanzadas. Implicaciones para el trabajo social

El deterioro del espacio social principal del ciudadano-trabajador, ha supuesto el retroceso de la intervención públi-ca en las últimas décadas, lo que está generando desajustes sociales conducentes a la devaluación del concepto de ciu-dadanía como garantía objetiva y subjetiva de la integración de los individuos en la sociedad con el pleno status de ciu-dadano, ya que “la exclusión social es una trayectoria social y personal… no afecta a grupos predeterminados concretos, sino que afecta de modo cambiante a colectivos y personas en función de su ecuación de vulnerabilidad, respecto a las dinámicas sociales de riesgo y marginación”. (Hernández Pe-dreño et al., 2008: 19). En este sentido, cuanto más desregu-lada esté una sociedad y menos esfuerzos se dediquen a la inclusión de los distintos individuos y colectivos, mayor será el grado de vulnerabilidad, general de dicha sociedad.

Son numerosos los indicadores que manifiestan el de-terioro social. A modo ilustrativo, la tasa de desempleo en España se ha elevado de forma notoria desde los años 80, mostrando gran vulnerabilidad a los ciclos económicos (Ver Tabla 1). Asimismo, los principales indicadores de pobreza y desigualdad han mostrado gran rigidez en épocas de bo-nanza económica, a la vez que se han visto sensiblemente empeorados en los ciclos económicos de crisis (Ver Tabla 2). Esto muestra el carácter estructural de dicho deterioro.

4. DISCUSIÓN

El concepto de ciudadanía, cuya construcción social se ha puesto de manifiesto en este trabajo, es un concepto com-plejo y dinámico. La cuestión más problemática se encuentra en el hecho de que la dinámica y fuerzas implícitas que hacen que se modifique son ajenas a lo que ha sido su contenido y a lo que representaba en términos sociales. De ahí que, reto-mando los planteamientos de Marshall, sobre la relación en-tre los derechos y las instituciones correspondientes, se perci-ba la lejanía entre los ciudadanos y las instituciones, cuando el mercado de trabajo ha sido un producto socio-histórico o institución social que ha legitimado dicha participación y el desarrollo de los derechos sociales.

Fruto de esa dinámica, que está modificando de facto el contenido de la ciudadanía social, se está generando un nue-vo concepto de ciudadanía global en las sociedades avanza-das. Una ciudadanía sin ciudadanos. Al menos, ciudadanos-trabajadores con un rol socioprofesional garante de derechos sociales en el marco de inclusión que ha supuesto el Estado-nación.

La debilidad de la posición del ciudadano-trabajador, la mayor desigualdad derivada del deterioro del mercado de trabajo y el Estado del Bienestar, está generando la rotura del

Tabla 1. Tasa de acTividad, paRo y TempoRalidad en españa. cuaRTo TRimesTRe del año,1978-2010. (%)

IV 1978 IV 1980 IV 1985 IV 1990 IV 1995 IV 2000 IV 2005 IV 2010

Tasa de actividad 51,01 50,05 49,02 50,96 51,01 53,97 57,7 59,9

Tasa de paro 7,62 12,43 21,48 16,09 22,76 13,44 8,7 20,3

Asalariados temporales* -- -- -- 31,4 34,6 31,7 24,8 33,8

*Datos disponibles a partir de 1987, tras la entrada en vigor de la Ley 32/1984.

Fuente: elaboración propia, Datos de la Encuesta de Población Activa (Metodología 2002 y 2005) del Instituto Nacional de Estadística.

Tabla 2. pRincipales indicadoRes de pobReza y Riesgo de exclusión. españa, 1995-2010. (%)

1995 2000 2005 2010

Tasa de riesgo de probreza 18,2 18,4 20,1 21,4

Índice de Gini 34,0 30,2 32,2 34,4

Fuente: elaboración propia. Datos del Panel de Hogares de la Unión Europea (1995, 2000) y la Encuesta de Condiciones de Vida (2005, 2010), Instituto Nacional de Estadística.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 74

M.ª Belén García-Palma, M.ª Isabel Sánchez-Mora Molina y Ana Millán Jiménez

consenso social,facilitando la generación de una polarización en actitudes, ideología, etc., y fortaleciendo los valores indi-vidualistas, generando una fractura social que puede poner de nuevo en primer plano una actualizada cuestión social.

En efecto, la sociedad se encuentra de nuevo en un pro-ceso de búsqueda, definición y consolidación de mecanismos que garanticen los derechos sociales que se requieren para la propia existencia de la ciudadanía ante la tendencia des-reguladora de los mismos. Sin embargo, ahora no se trata de construir sino de reconstruir, con la inevitable reflexivi-dad social, los derechos sociales en una nueva cuestión social marcada por la globalización y la diversidad. (Ver Figura 2)

En la consideración de otros análisis sobre esta cuestión, Bottomore (1992), destaca las implicaciones que ha tenido el aumento de la inmigración hacia los países industrialmente avanzados sobre la ciudadanía formal (formal y legal), esto es, la pertenencia a un Estado-nación. Para el autor, esta cuestión plantea numerosos interrogantes lo que le hace cuestionar si la ciudadanía continúa proporcionando el mar-co conceptual más adecuado para examinar el desarrollo de los derechos individuales. En este sentido, considera que la

alternativa estaría en concebir un cuerpo de derechos hu-manos para cada individuo en la comunidad donde vive o trabaja, con independencia de sus orígenes nacionales o su ciudadanía formal. Comparte pues, que estos derechos han de considerarse a escala global, caracterizada por enormes desigualdades entre naciones. Asimismo, advierte que tanto los derechos civiles, como políticos o sociales, se encuentran en continuo desarrollo y en ningún momento histórico debe esperarse una forma final y definida.

Procacci (1999), parte de un planteamiento distinto al de Marshall, al considerar que la ciudadanía puede describir-se como una estrategia para gobernar procesos de cambio social que afectan a relaciones políticas. Es por tanto, una estrategia para la creación social de ciudadanos a través de un conjunto de prácticas y conocimientos. De este modo, la ciudadanía es siempre política, porque responde a una es-trategia de crear ciudadanos por medio de un conjunto de prácticas y conocimientos que moviliza la gobernamentali-dad, (Procacci, 1999:16). Por tanto, la naturaleza de los de-rechos sociales es distinta, no son judiciales, no representan una progresión respecto a los derechos civiles y políticos, son

figuRa 2. implicaciones del deTeRioRo del meRcado de TRabajo y el esTado del bienesTaR

Fuente: elaboración propia.

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El deterioro de los derechos sociales en el concepto de ciudadanía de las sociedades avanzadas. Implicaciones para el trabajo social

una ruptura dentro del conjunto de derechos. Los derechos sociales han sido más que una solución procedimental a la cuestión social, han abierto un espacio político. Como espa-cio político ha permitido un proceso de lucha colectiva. Por su parte, el bienestar social era necesario para la materiali-zación del sujeto autónomo de una sociedad de mercado. La conjunción de bienestar social y ciudadanía es lo que ha llevado al paradigma de los derechos sociales. La ciudadanía social fomenta la actuación pública y presenta la ciudadanía como una forma de actuar, más que como un modo de ser.

Las implicaciones que tiene para el Trabajo Social la ac-tual situación de debilidad de los ciudadanos-trabajadores, son de gran envergadura, más aún, y de nuevo retomando a Marshall, cuando los servicios sociales son la institución direc-tamente relacionada con los derechos sociales.

Cabe preguntarse si el deterioro de derechos sociales de-teriora la propia intervención social. Por un lado se está pro-duciendo una desregulación de los derechos sociales, pero no parece que el mercado esté capacitado para satisfacer determinadas necesidades sociales. Así, no se puede hablar de una mercantilización de la ciudadanía social. La aparente inercia del deterioro de los servicios sociales, encuentra justi-ficaciones renovadas de intervención.

Es necesario que el trabajo social siga vinculado a la diná-mica implícita en el concepto de ciudadanía. Y esto, ya sea en una ciudadanía que entienda su componente social como un culmen evolutivo de derechos normativos cuyo procedimiento para su reconocimiento y distribución tenga que ser renovado, o en una que entienda este componente como un espacio político susceptible de estrategias política y demanda social. El trabajo social es de los ciudadanos para los ciudadanos.

Una vez vinculado a los ciudadanos, el trabajo social ha de adaptarse a las nuevas necesidades de una ciudadanía con nuevos elementos configuradores. Destacando lamayor especialización y versatilidad del trabajo social, que le capaci-te para atender una ciudadanía global y con grandes dosis de diversidad. Emplear nuevos recursos y metodologías, desde la propia relación con los usuarios, colectivos y ámbitos de intervención.

En este contexto, los términos de la inclusión y exclusión también han de ser revisados. Las mayores dificultades de in-clusión, al haberse resquebrajado la principal vía de participa-ción ciudadana y principal fuente distribuidora de riqueza de nuestro entorno y que ha supuesto por ejemplo el desarrollo de nuevos perfiles y colectivos de la clase media y trabaja-dora, conviven con las nuevas realidades de la ciudadanía global.

BIBLIOGRAFÍA

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Alonso, L E. (2013): Los Discursos del Presente. Un análisis de los imaginarios sociales contemporáneos. Madrid.Siglo XXI

Beltrán M. (2005): “Cinco vías de acceso a la realidad social” en García Ferrando, M. et. al., El análisis de la realidad social. Madrid. Alianza Editorial.

Alonso, L.E. (2000): Trabajo y Posmodernidad. El empleo dé-bil. Madrid: Fundamentos.

Sánchez-Mora Molina, M.I. (2002): “Bienestar y malestar so-cial. De la sociedad del trabajo a la sociedad postlabo-ral” en Aranzadi Social, 22, pp. 83-97.

Prieto, C. (2000): “Trabajo y orden social: de la nada a la sociedad del empleo (y su crisis)” en Política y Sociedad, 34, pp. 19-32.

Hernández Pedreño (Coord) (2008): Exclusión social y desigualdad. Murcia. Editum.

Procacci, G. (1999): “Ciudadanos pobres, la ciudadanía so-cial y la crisis de los Estados del Bienestar” en García y Lukes (comps.): Ciudadanía: justicia social, identidad y participación. Madrid. Siglo XXI.

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Santos Ortega, J.A. (1995): Sociología del Trabajo. Valencia: Tirant Lo Blanch.

Tortosa, J.M. (1993): La Pobreza capitalista. Madrid. Tecnos.

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El Trabajo Social reformista en tiempos de cambio

Social Work reform in times of changeTERESA GARCÍA GIRáLDEz, LUIS NOGUéS SáEz, MARIBEL MARTÍN ESTALAYO

Y ELENA ROLDáN GARCÍAUniversidad Complutense de Madrid

Resumen: El objetivo principal de esta comunicación es reflexionar acerca del papel de la universidad en la realidad social en la que estamos insertos. Como formadores de los futuros trabajadores sociales, nos preocupa repensar nuestra labor docente a la luz de las nuevas circunstancias sociopolíticas: la crisis social y el crecimiento de las desigualdades en las sociedades occidentales, para adecuar las estrategias y las funciones de la profesión de trabajo social en este tiempo y en este contexto. Entendemos que la cultura y la política van de la mano aún con tareas diferentes. La labor del intelectual está en el terreno de las ideas y ofrece postulados y principios en los que sostener las decisiones y acciones políticas. En este sentido, vamos a proponeralgunas reflexiones que fundamenten la necesidad actual de un trabajo social que recupere su función reformista.

Palabras clave: Trabajo social, reformismo, universidad, la nueva cuestión social, público-privado.

Abstract: The main objective of this paper is to deliberate the role of the university in the social reality in which we operate. As educators of future social workers, we are concerned rethink our teaching in the light of the new socio-political context: the social crisis and the growing inequality in Western societies are calling to adapt the strategies and functions of the social work profession in this time and in this situation. Because culture and politics go hand by hand even with different tasks, the intellectual work is in the realm of ideas, offering postulates and principles which support the political decisions and actions. In this sense, our proposal is some considerations to substantiate the current need for social work to retrieve his reformist function.

Keywords: Social work, reformism, university, The New Social Question, public-private.

1. ¿DÓNDE Y EN qUé ESTAMOS hOY? CARACTERIzA-CIÓN DE LA CRISIS EN LAS DEMOCRACIAS OCCIDEN-TALES. LA CRISIS SOCIAL

La toma de conciencia del carácter social de los riesgos que derivaban del desarrollo del capitalismo y de las contradiccio-nes del propio sistema, sugiere Castel (2010), hizo afrontar la “cuestión social”, producida por la revolución industrial, con técnicas de cobertura, de prevención y reparo, y también de ahorro. Con el nacimiento de la clase obrera en el siglo XIX la situación dio un vuelco, al generar un proceso de toma de conciencia y dar lugar a organizaciones de tipología diversa:

asociaciones obreras, círculos, escuelas populares, mutuali-dades, etc., que irán conformando las corrientes socialistas, anarquistas y liberales. Los costes de estos mecanismos de respuesta para atender a las situaciones derivadas también de las necesidades de las personas, cuyo origen no les era im-putable y les transcendía, se financiarían con las aportaciones de los interesados o con los recursos públicos.

Ante situaciones de crisis social y crecimiento de las des-igualdades, en Occidente se han ido arbitrando dos meca-nismos: la negociación y la represión. Triunfó la primera en the West, pero a costa de la colonización de the Rest: se negociaba en un espacio y se reprimía en otros.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 78

Teresa García Giráldez, Luis Nogués Sáez, Maribel Martín Estalayo y Elena Roldán García

La concepción de un Estado social que se ocupa de los ciudadanos más débiles data del siglo XX, cuando los Esta-dos democráticos irán reconociendo, como una tarea propia el ocuparse de estos aspectos de la vida de los ciudadanos, por las presiones ejercidas por los movimientos socialistas, populares y liberales y como resultado de la negociación con sus instancias mediadoras, sindicatos y partidos. Este Estado social, que se constituyó en la intersección del mercado y el trabajo y la modernidad organizada; como productor de bie-nes y servicios –según Castel– no rompe con la racionalidad básica del sistema capitalista, sino que se configura como un espacio de solidaridad institucional a escala nacional con un compromiso parcialmente redistributivo que iguala la cues-tión social a la democracia, al pleno empleo, al avance in-dustrial y al crecimiento económico (Roldán, G.ª Giráldez y Nogués, 2013).

La propuesta de progreso de la clase dominante, en tér-minos de globalización y desarrollo tecnológico, no ha ha-llado una respuesta suficiente para hacerla frente por parte de las clases trabajadoras, y como consecuencia se ejercen presiones sobre los sistemas de seguridad y protección social que están poniendo en entredicho la validez de los derechos sociales o, por lo menos, su pretendida incuestionabilidad. El individuo a medida que va adquiriendo más instrumentos y afianzando la conciencia de su ciudadanía social percibe la otra cara de la moneda, su propia fragilidad como ser huma-no y como ciudadano social e individualmente considerado (Castel, 2010; Fontana, 2013).

Lo social y lo económico no son terrenos estructuralmen-te antagónicos, su articulación ha sido lo que ha producido notables conquistas en el Estado de bienestar, y pueden dar-se nuevos modos de protección para quienes consideran su trabajo fundamental para que el mercado marche bien. El determinismo económico no es inexorable, lo atraviesan va-rios parámetros que ejercen presiones contradictorias.

Pero, ¿estamos, pues, ante una crisis de la democracia o ante una transformación de las conquistas del Estado social? Bobbio (1991) prefiere utilizar el término transformación, por ser más neutral que el de crisis, que “hace pensar en un colap-so inminente”, en este caso, del régimen democrático (p. XV). Se trata de un proceso acelerado de regresión en las con-quistas sociales, porque las clases dominantes han aprendido también a neutralizar los métodos de protesta a través de la simplificación y de la eliminación del profesorado indepen-diente (Fontana, 2013b).

Hay que reavivar la conciencia colectiva de que no es vá-lida la resignación y de que hay que volver a fijarse objeti-vos y luchar por ellos porque nada se consigue sin ella. La

formación de la conciencia depende en gran medida de la comprensión de la realidad en la que vivimos, y el trabajo intelectual implica una dimensión profundamente crítica que consiste en gran medida en:

Intentar poner al descubierto las relaciones de poder que estructuran la vida social y de las que a menudo no somos conscientes de forma espontánea, y que, por lo tanto, el trabajo del pensamiento consiste en la denuncia de estas relaciones de poder y por ende de la resistencia” (Castel, 2009, p. 10).

El papel de la academia en esta formación para la com-prensión de la complejidad social es ayudar a luchar contra el miedo que ha justificado la resignación, y plantear nuevos objetivos para avanzar en el desarrollo democrático de las personas y la sociedad frente al programa de control social de: “Destruir la educación pública ejercida por profesorado independiente para reemplazarlo por un sistema administra-do como una empresa, en que los enseñantes molestos pue-dan ser fácilmente silenciados” (Fontana, p. 20).

2. EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD EN LA FUNCIÓN REFORMISTA DEL TRABAJO SOCIAL

2.1 La academia y su estilo intelectualEl estilo intelectual es el modo de utilizar nuestras capaci-

dades intelectuales para centrar los objetivos y las tareas que hemos de abordar. Existe más de un tipo de estilos intelec-tuales. Como académicos tanto su función como la forma, el nivel o el ámbito del mismo han de mirar además a desarro-llar otros tantos estilos de aprendizaje en los estudiantes que les brinden alternativas para la solución de los problemas. Los académicos desempeñan algunas funciones y llevan a cabo tareas como: crear, formular, imaginar y transmitir ideas y los modos de ponerlas en práctica, según unas reglas estableci-das, así como de evaluarlas, criticarlas y compararlas. Han de conseguir armonizar los objetivos, establecer prioridades en-tre ellos o tratar de replantearlos cuando estén poco estruc-turados, con procedimientos claros; así como han de tratar de compensar las perspectivas generales con las específicas, las abstractas con las concretas.

La primera cuestión que nos planteamos es si el académi-co se puede considerar un intelectual, y posteriormente qué lugar ocupa la política en la cultura. Nuestra respuesta es que el académico, como hombre de cultura, es un intelectual y lo es en la doble tipología de Bobbio, cuando los analiza no tan-to por lo que hacen o son, sino por lo que deberían hacer o ser. Su análisis se centra en la ética o la política de la cultura, en la función que deberían desempeñar o en lo que deberían

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El Trabajo Social reformista en tiempos de cambio

ser (pp. 114-119). A las tradicionales distinciones sociológi-cas e históricas1, Bobbio añade una que procede de la filo-sofía política. Distingue dos tipos de hombres de cultura: los ideólogos y los técnicos (pp. 116-119, 140-141, 159), pero su distinción no es tajante y avanza que no se dan, ni sería conveniente que se dieran, en estado puro, ni tampoco por separado, lo mejor sería la conjunción de ambos. Toda acción política es social y necesita, por un lado, ideas generales res-pecto a los fines (intermedios o últimos) que ha de perseguir y a los principios (valores, ideales, concepciones del mundo); y por el otro, conocimientos técnicos necesarios para resolver los problemas que ofrecen los campos particulares del saber útil y que han aumentado desde que el Estado interviene en todas las esferas de la vida (relaciones económicas y sociales).

En la relación entre cultura y política, el intelectual debe mantenerse independiente, pero no ser indiferente, sino que debe implicarse sin quedar atrapado en el juego de las par-tes, es decir, ha de mantener una “autonomía relativa” de la política. Rosanvallon, en cambio considera que ha de com-prometerse. El compromiso cívico del académico, como

Capacidad de comprender de forma lúcida las aporías de las situaciones en las cuales los individuos se en-cuentran y las cuestiones que emergen, el trabajo del historiador político es entonces parte activa de esta cuestión cívica. El conocimiento deviene, en este caso, una de las formas de la acción. El trabajo intelectual no sólo es un capital que podría ser reinvertido en fun-ción justamente de la visibilidad que da la posesión de un capital cultural -el cual conferiría credibilidad en el debate político-, es el contenido mismo del trabajo intelectual lo que es de dimensión cívica (2006, p. 83)

El poder político de los intelectuales es la persuasión no la coacción, pero es también poder (Bobbio, 1991, pp. 153-154). El trabajo que desempeñan los intelectuales y los po-líticos es diferente: el papel de los primeros se sitúa en el mundo de las ideas, mientras el trabajo del político se halla en el de las acciones (políticas). Así debe ser en las sociedades democráticas, donde se dan las condiciones de libertad de opinión, es decir donde es posible el consenso y el disenso. Por otro lado no hay duda de que el mundo de las ideas es más complejo, articulado, diferenciado y problemático que el de la acción política. La tarea del intelectual es agitar ideas, sacar a la luz problemas, elaborar programas, teorías genera-les; y la tarea del político es tomar decisiones y para ello ha de elegir entre diversas posibilidades; toda decisión es una elec-ción, una limitación, a la vez una afirmación y una negación.

De ahí que toda elaboración académica haya de contener ambas funciones (ideológica y técnica), para que pueda servir a los profesionales del trabajo social para la práctica directa.

Coinciden Bobbio y Rosanvallon, desde la perspectiva del filósofo y del historiador de lo político, en que

El objeto de esta historia [la historia global de lo polí-tico] es entonces identificar los “nudos históricos” en torno a los cuales se organizan nuevas racionalidades políticas y sociales, se modifican las representaciones de lo social atadas a las transformaciones institucio-nales, las técnicas de gestión y las formas del víncu-lo social. Es historia política en tanto la esfera de lo político es el lugar de articulación de lo social y de su representación [porque no se trata] de separar la filosofía -momento de reflexión, de formalización de las preguntas del presente-, de la historia, escena en donde, al mismo tiempo, se inventa y se relanza el problema de la institución de lo social (Rosanvallon, 2006, p. 79).

Se trata, por lo tanto de unos estilos académicos, el ideo-lógico o el técnico, que faciliten unos modelos de orientación para la acción y les proporcionen a los estudiantes una es-tructura flexible de integración de lo teórico con lo práctico (político).

3. REFORMISMO Y TRABAJO SOCIAL REFORMISTA hOY

3.1. El reformismo y sus corrientes Para plantear el análisis sobre las posibilidades de cambio

social desde una perspectiva reformista, Castel (2009), que no descartar tampoco la posibilidad de una revolución, aunque lo considera poco probable a corto plazo, ha de plantearse, no tanto como un deseo o una añoranza del pasado sino como un proyecto político. Aborda el reformismo con dos perspec-tivas: la de izquierdas, es decir, la del viejo y nuevo socialismos (como desertores de la revolución, más que como traidores, di-ría Bobbio, (p. 173), aquel que “imponía derechos, modos de solidaridad colectiva, formales legales y generales de protec-ción“ (Castel, 2010, p.208); y la de derechas, el neoliberal, que es más bien una contrarreforma porque pretende restablecer “la iniciativa privada individual contra las coerciones impuestas por las reglamentaciones jurídicas garantizadas por el Estado social” (Castel, 2010, p. 208).

El reformismo es una aceptación parcial del capitalismo, pero también una resistencia a sus relaciones de dominación, no acepta ni el mercado ni sus reglas de juego tal y como es-

1 Intelectuales orgánicos y ordinarios de Gramsci; independientes y dependientes, de Mannheim

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Teresa García Giráldez, Luis Nogués Sáez, Maribel Martín Estalayo y Elena Roldán García

tán diseñadas. Trata de ponerle límites a su hegemonía y de obtener algunas contrapartidas que beneficien a los trabaja-dores. Persigue el equilibrio, es decir, un compromiso social entre los intereses del capital y los del trabajo que proporcio-ne a los trabajadores unas contraprestaciones para su segu-ridad. Está orientado a la lucha por una sociedad más justa (Castel, 2010, p. 224).

El análisis de las conquistas sociales puede abordarse a través de diversas que aportan sus logros: la desmercantiliza-ción de los bienes sociales, la de los derechos sociales como contrapartida de la producción de beneficios por parte de los trabajadores, y la de la función del Estado como garante y regulador del mercado para que no actúe a su antojo en la búsqueda del beneficio. Estos son algunos de los elementos de la concepción reformista de izquierdas. Las conquistas de la clase trabajadora han generado lo que Castel denomina la “propiedad social” de los no propietarios: de los seguros sociales y la beneficencia pública a los derechos del denomi-nado Estado de bienestar. Además –señala– no fue necesaria la revolución para llevar a cabo la gran transformación de las condiciones de los trabajadores, sino que se hizo a base de reformas profundas y de solidaridad social (2009, p. 18; 2010, p. 207).

Este reformismo ha proporcionado a la clase trabajadora unas contrapartidas que le han generado una cierta estabili-dad, que ahora está en riesgo de perder; una calidad de vida a la que ha contribuido económicamente también ella para su protección social, habiéndose desmercantilizado en parte su trabajo. La función de las instancias de mediación, como sindicatos y partidos, ha sido relevante para desmercantilizar los bienes sociales y mantenerlos como derechos sociales (sa-nidad, educación, pensiones, etc.).

El reformismo de izquierdas no descarta una renegocia-ción del pacto social precedente para adaptarlo a la nueva cuestión social. El nuevo pacto social ha de formularse con nuevas categorías analíticas y nuevos compromisos políticos que, abordando las reformas de algunas de las estructuras del Estado, no incrementen la inseguridad de los ciudadanos y que, por lo tanto, consoliden la democracia con aquellos derechos adquiridos mediante la negociación más que con la represión. El reto de este reformismo es integrar las di-námicas económicas y tecnológicas –movilidad, flexibilidad, etc.– con el derecho a la protección de todos los agentes de la producción, trabajadores y empresarios, y la negociación con sus instancias mediadoras.

Entre las nuevas categorías sociológicas, que buscan re-ducir las desigualdades, Rosanvallon (2013) no contempla sólo aquellas que persiguen mayores cuotas de justicia para

el individuo sino aquellas que se dirigen a toda la sociedad; porque la dimensión social de las desigualdades es tan im-portante o más que la individual, las desigualdades afectan no solo a las personas vulnerables sino que repercuten en todos, de ahí que el bienestar social marque la calidad de la relación de unos con los otros en la sociedad.

3.2 El Trabajo Social reformista hoyDefinir como reformista nuestra propuesta actual res-

ponde al convencimiento de que el Trabajo Social es la pro-fesionalización de la relación de ayuda que surgió con la “cuestión social”. Como académicos y profesionales de la intervención, es necesario contar con categorías analíticas que ayuden a orientar la docencia en intervención social, y recuperar, en concreto, algunas de las aportaciones de Mary Richmond (1962)en su texto, Caso social individual. Interesan –teniendo claro su contexto, que guarda una cierta similitud con el actual– no sólo por las respuestas concretas que ofre-cen, sino especialmente por el estilo intelectual que ponen de manifiesto en el tratamiento de los problemas. En relación a la función de los profesionales del Trabajo social:

Deberían constituirse en testigos fieles de la necesidad de reformas sociales, cada vez que esta necesidad se manifiesta en el curso de su trabajo diario. Deberían también proporcionar argumentos pertinentes que preparan al público para las reformas. En fin, ellas ayu-darán más adelante a hacer que las nuevas medidas legislativas sean aplicables en su tarea social (p. 150)

La autora vinculaba estas reformas con el marco demo-crático, como única posibilidad de llevarlas a cabo, cuando añadía que “La democracia, sin embargo no es una forma de organización: es un habito cotidiano” (p. 166).

Su forma de tratar las diferentes posturas antagónicas de la época, en la relación entre el sector público y el priva-do en el desarrollo de la acción social, pone de manifiesto la complejidad de su pensamiento y su capacidad para equi-librar e integrar las diferentes posiciones ideológicas, con las que entra en relación y comparte su quehacer profesio-nal, lo que resulta además de una actualidad sorprendente (Travi, 2011; Di Carlo, 2011; Dellavalle, 2011; Rodríguez y Zamanillo, 2011). Supera las visiones antagónicas en esta dicotomía para establecer una relación complementaria en-tre ambas, sin necesidad de formular una tercera esfera in-dependiente. Incluso señala una cierta primacía de la esfera pública:

En cada una de las ramas de la acción social hay que considerar como uno de sus fines principales el esfuer-zo de la acción de servicios públicos (p. 164).

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El Trabajo Social reformista en tiempos de cambio

En cuanto a la relación que existe entre el Trabajo Social y la democracia, Richmond puntualiza:

Periódicamente, la comprobación de las lagunas de los servicios públicos, unida a una concepción justa de la democracia, inspira a tal o cual personas la idea de que todas las operaciones del servicio social debieran ser absorbidas por el Estado […] Por otra parte, algu-nos de nosotros estimando que el Estado representa solamente una de las formas deseables de asociación en una sociedad libre, y que el derecho de asociarse voluntariamente constituye una protección contra la autocracia, consideran sin entusiasmo la perspectiva de colocar bajo la égida del Estado un conjunto de funciones tan extendidas como variadas. Reconoce-mos sin embargo que puede ser necesario cambiar de tanto a tanto los auspicios bajo los cuales funciona y progresa una forma dada de servicio social, por ejem-plo el servicio social de casos individuales […], creados por la iniciativa privada y dirigidos actualmente por ellas, dependerán luego de los servicios públicos (pp. 164-165).

No sólo estaba preocupada por la relación entre lo públi-co y lo privado, sino por la calidad del Trabajo Social que se desarrollaba en ambas esferas

Cualesquiera que sean los auspicios bajo los que el servicio social de casos individuales se desarrolle en el futuro, el respeto de la personalidad seguirá siendo esencial. Este respeto implica un punto de vista demo-crático […] Pero sea como fuere, estamos de acuerdo en reconocer que el punto importante es preparar el servicio social para ser retomado por el Estado antes que esto se produzca (p. 165).

Era consciente, sin embargo, de los problemas que com-portaban los servicios públicos, pero no sugirió que se priva-tizaran, sino que proponía medidas que pudieran neutralizar algunos de estos servicios, que:

Den seguridad de continuidad en los métodos segui-dos y cierta garantía de independencia ante los parti-dos políticos. Una vez cumplida esta condición, puede ser que transformadas en servicios públicos, ciertas formas de servicio social de casos individuales hagan progresos más considerables. Servirán seguramente a una clientela numerosa que bajo una dirección priva-da (p. 166).

No se trata de una defensa nostálgica del Estado de bienestar frente a los ataques de diferentes procedencias y a su papel redistribuidor, sino de profundizar, en la lí-

nea de Richmond, en la “persona-en-situación”, en una orientación a la acción con los pies en la tierra, con aque-lla perspectiva psicosocial de la práctica basada en la evi-dencia, que como la persona en su contexto es siempre multifacética.

En el momento actual, de ataque a las conquistas so-ciales, es fundamental que la academia y la profesión no pierdan o abandonen su implicación en las reformas socia-les y contribuyan a un cambio que sea útil, como los que proponen, por un lado, Castel (2010), como la necesidad de reconfigurar las protecciones ante la “nueva cuestión social” (pp. 145-220); por el otro, Rosanvallon (2013) como la búsqueda denueva legitimación de políticas de redistri-bución, basadas en los principios renovados de singulari-dad, reciprocidad y comunalismo (pp.311-365); y por el otro Bobbio (1993) con la propuesta de que el hombre de cultura trate de combinar muchas de las características del ideólogo con las del técnico en su quehacer en la esfera de lo político, esfera de la que los intelectuales son parte y en la que participan.

En el I Congreso Internacional sobre la construcción dis-ciplinar del Trabajo Social, celebrado en la Universidad de Deusto en 2012, los profesores canadienses Turner y Coady proponían que se profundizara en el paradigma del Trabajo Social, que es la búsqueda de todo aquello que provoca cam-bios en las realidades psicosociales de los usuarios, además sin olvidar que uno de sus elementos fundamentales de esta disciplina es buscar las formas de ayudar a las personas usua-rias para una adaptación psicosocial adecuada al contexto en el que se hallan (Turner, 2012). Así como proporcionarles ayuda para que satisfagan sus necesidades básicas, aportán-doles recursos o servicios. Y a la vez que nos implicamos en la reivindicación social en nombre de sus usuarios o clientes, hemos de ser conscientes de las realidades que vivimos tan-to unos como otros, los profesionales y los usuarios (Coady, 2012).

Se trata, por lo tanto, de someter a prueba nuestros co-nocimientos y transmitirlos al mundo de la práctica, ponien-do a su disposición nuestra investigación con objeto de faci-litarles su trabajo diario.

Escribir es elegir, definir como reformista nuestra pro-puesta actual responde al convencimiento de que el Trabajo Social es la profesionalización de la relación de ayuda que surgió con la “cuestión social” y que en un momento de ataque a las conquistas sociales es fundamental que la pro-fesión no pierda ni abandone su implicación en las reformas sociales.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 82

Teresa García Giráldez, Luis Nogués Sáez, Maribel Martín Estalayo y Elena Roldán García

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 83

El trabajo Fin de Grado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia

Degree dissertation at the Faculty of Social Work at University of Murcia

MARÍA TERESA MARTÍNEz-FUENTES Y ENRIqUE PASTOR SELLERUniversidad de Murcia

Resumen: El Trabajo Fin de Grado (TFG) es una asignatura del Título de Grado en Trabajo Social de la Universidad de Murcia que se encuentra, en la actualidad, regulada por el Reglamento aprobado en Consejo de Gobierno de la Universidad de Murcia de 7 de mayo de 2010 (modificado en Consejo de Gobierno de 27 de julio de 2012) y por la Resolución del Rector por la que se dictan instrucciones so-bre el procedimiento a seguir para la presentación, defensa y evaluación de los Trabajos Fin de Grado y de Fin de Máster (24 de Septiembre de 2012). Esta asignatura está compuesta por 6 créditos ECTS y su consecución supone la finalización de los estudios de Grado en Trabajo Social. Esta asignatura comenzó impartiéndose en el Itinerario de Acceso al Grado en Trabajo Social en el curso académico 2009/2010, manteniéndose durante los cursos académicos 2010/11, 2011/12 y 2012/13. En el curso académico que acabamos de finalizar ya han podido cursar la asignatura los alumnos de Grado en Trabajo Social, al haberse implantado en el mencionado curso académico 4.º curso de Grado. Con el presente trabajo pretendemos presentar la trayectoria y evolución que el desarrollo del Trabajo Fin de Grado ha tenido en nuestra facultad desde su inicio. La experiencia acumulada a lo largo de estos cuatro cursos académicos nos permite estar en condiciones de abordar diferentes aspectos. En concre-to, presentaremos el perfil de los alumnos que han defendido su TFG, en cuanto a modo de acceso y algunas variables sociodemográficas relevantes. Asimismo, mostraremos el perfil de los profesores que hasta este momento han participado en el TFG desarrollando las tareas de tutorización, destacando las características de las áreas, departamentos implicados. Además, incorporaremos en la ponencia las modalidades de trabajos que se han presentado a lo largo de los diferentes cursos académicos: Proyecto de Intervención Social, Proyecto de Investigación Social y/o Trabajo Documental. Para finalizar presentaremos datos relacionados con la distribución de las calificaciones.

Palabras clave: Trabajo Fin de Grado, perfil del alumno, perfil del profesorado, áreas de conocimiento.

Abstract: The degree dissertation is a subject of the Degree in Social Work at the University of Murcia. This subject is governed by the Regulation adopted by University of Murcia. This subject consists of 6 ECTS and when the student exceeds the subjects he/she reaches his/her Degree in Social Work. This subject was offered for the first time in 2009/2010 academic year. This paper is aimed to present the evolution of this subject during the last four academics years. The experience accumulated over the years allows us to be able to deal with some aspects. Specifically, we’ll present the student’s profile who have defended their degree dissertation. Moreover, we’ll show the profile of professor’s who have participated. In addition, we’ll incorporate an analysis of the types of degree dissertation: Social Intervention Proyect, Social Research Proyect and Theoretical Review. Finally, we’ll present academic achievement data.

Keywords: Degree Dissertation, student’s profile, professor’s profile, knowledge areas department.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 84

María Teresa Martínez-Fuentes y Enrique Pastor Seller

INTRODUCCIÓN

La educación superior en Europa ha experimentado en la última década cambios bastante profundos que han afec-tado a diferentes ámbitos de la enseñanza universitaria. En nuestro país, la normativa que establece la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) se localiza en el Real Decreto 1393/2007 modificado por el RD 861/2010. En esta normativa se explicita, entre otras cuestiones, que el estudiante tiene que elaborar y defender un Trabajo Fin de Grado, orientado a la evaluación de las competencias aso-ciadas al título de origen, que tendrá entre 6 y 30 créditos, en función de lo que determinen el título. Es por ello que los estudios conducentes a la obtención del Grado en Trabajo Social, al igual que otros títulos de grado, incluyen en sus tí-tulos la materia/asignatura denominada Trabajo Fin de Grado (en adelante TFG). Además se indica expresamente que esta materia deberá realizarse en la fase final del plan de estudios y tendrá que estar orientada a la evaluación de las competen-cias asociadas al título.

En la actualidad, la mayor parte de las facultades que ofrecen el título de Grado en Trabajo Social en nuestro país, ya han implantado el 4.º curso de grado, contando en el cur-so académico 2012-13, con sus primeras promociones de graduados en Trabajo Social. Además, a esto debemos añadir el hecho de que no sólo en el curso precedente sino en los anteriores diferentes promociones de diplomados en Trabajo Social han podido optar al Grado en Trabajo Social a través de los itinerarios de adaptación al Grado que han habilitado algunas universidades, como es el caso de la Universidad de Murcia, y en concreto de la Facultad de Trabajo Social, quie-nes desde el curso académico 2009-10 han ofrecido esta po-sibilidad. Esto significa que estos estudiantes han tenido que cursar de modo obligatorio el TFG, dado que se trata de una materia que no puede ser reconocida por otras actividades profesionales o de formación.

A diferencia de otras asignaturas/materias del Grado, el TFG está concebido para que el estudiante lo efectúe de manera autónoma, aunque siempre bajo la supervisión/orientación académica adecuada. En este sentido, el docente adopta especial relevancia, en calidad de tutor, ya que las orientaciones y la información que proporciona al alumno y la supervisión que hace de su trabajo se convierten en re-quisito ineludible para que el estudiante pueda llevar a buen término su TFG (Martínez et al., 2012).

De manera general las distintas facultades y escuelas que imparten el título de Grado en Trabajo Social ofertan a sus estudiantes una variedad de líneas en torno a las que poder

desarrollar el TFG. Los procedimientos, tanto administrativos como académicos, en relación a la oferta de líneas, núme-ro de plazas ofertadas son variables de unas universidades a otras; aunque en todos los casos obedecen a la idea de presentar a los estudiantes matriculados en TFG una oferta lo suficientemente amplia como para que pueda cubrir ade-cuada y convenientemente sus demandas.

Los TFG podrían adoptar diferentes modalidades, siendo las más frecuentes: elaboración de diagnósticos sociales y proyectos de intervención social, proyectos de investigación social, investigaciones del ejercicio profesional, la sistemati-zación de una práctica profesional, trabajos documentales, y/o desarrollo y contenidos relacionados con el practicum (véase García y Martínez, 2012, para una revisión detallada de los contenidos de cada modalidad de TFG).

A modo de conclusión, podemos destacar que, a pesar de estar en los albores del Trabajo Fin de Grado, son bastantes los avances que se han observado tanto en la re-gulación normativa de los mismos, como en sus contenidos esenciales. El Trabajo Fin de Grado de Trabajo Social ha ex-perimentado un progreso considerable en todas las univer-sidades. Por esta razón en el presente trabajo pretendemos presentar una descripción del modo en que se ha venido de-sarrollando el TFG en el Grado en Trabajo Social de la Facul-tad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia, de manera que podamos disponer de una visión que nos permita cono-cer de modo más sistemático cuestiones como número de alumnos presentados, departamentos/áreas implicadas, mo-dalidades de trabajos presentados, datos relacionados con el rendimiento académico, etc.

METODOLOGÍA

OBJETIVOS

Los objetivos del presente trabajo se concretan en:1. Conocer las áreas/departamentos implicados en el

TFG y su grado de participación durante los cursos académicos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-13.

2. Mostrar la distribución de los TFG en función de su modalidad durante los cursos académicos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-13.

3. Describir las características de los alumnos, en función de la modalidad de acceso al grado, que han presen-tado el TFG en los cursos académicos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-13.

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El trabajo Fin de Grado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia

Conocer la distribución de las calificaciones obtenidas por los alumnos que han presentado el TFG en los cursos acadé-micos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-123.

PARTICIPANTES

Para conseguir dar respuesta a cada uno de los objetivos de nuestro trabajo hemos contado con el total de alumnos que se han matriculado en la asignatura Trabajo Fin de Grado desde el curso académico 2009 hasta el 2013 en el Grado en Trabajo Social impartido por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia. Un total de 241 alumnos se han in-cluido como participantes del estudio, de los cuales el 87,5% eran varones y el 12,5% eran mujeres (véase gráfico 1).

gRáfico 1. disTRibución de muesTRa poR sexo (poRcenTajes)

RESULTADOS

Con respecto al primero de nuestros objetivos, a saber, co-nocer las áreas y/o departamentos implicados en el Traba-jo Fin de Grado, presentaremos los resultados teniendo en cuenta el curso académico. Durante el curso 2009-10, sólo

el equipo de docentes procedentes del área de Trabajo Social y Servicios Sociales perteneciente al denominado entonces departamento de Sociología y Política Social asumió la tutori-zación de los alumnos matriculados, todos ellos incluidos en el cupo de egresados (es decir, alumnos que habían obtenido la diplomatura en Trabajo Social en el curso inmediatamente anterior).

En el curso 2010-11 se incorporaron el resto de áreas y departamento con docencia en el Grado en Trabajo Social. En concreto, la Junta de Centro del 30 de junio aprobó por unanimidad la modificación por ampliación de adscripción de las áreas de conocimiento vinculadas a la asignatura del Trabajo Fin de Grado. Este acuerdo fue trasladado al Vicerrectorado de Estudios, presentándose y aprobándo-se el 23 de julio de 2010 en la Comisión de Planificación de Enseñanzas y el 28 de julio de 2010 en el Consejo de Gobierno de la Universidad de Murcia. De esta forma, la asignatura de Trabajo Fin de Grado se encuentra adscrita a las siguientes areas/departamentos: Trabajo Social y Servi-cios Sociales, Sociología, Derecho Administrativo, Derecho Civil, Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Economía Aplicada, Antropología, Derecho Penal, Psicología Básica, Psicología Evolutiva y de la Educación, Psicología Social y Teoría e Historia de la Educación. El nivel de participación de cada una de ellas se encuentra ponderado en función de la implicación (n.º de créditos) que tienen en el Grado en Trabajo Social. Como se puede observar en la tabla y gráfico el área/departamento que tiene una mayor impli-cación en el TFG es el área de Trabajo Social y Servicios Sociales, dado que su participación en el grado es mucho mayor (64% de los 240 créditos ECTS totales del Grado) (véase tabla 1 y gráfico).

Tabla 1. disTRibución de paRTicipación en el Tfg del gRado en TRabajo social de la univeRsidad de muRcia de los depaRTamenTos/áReas, expResada en poRcenTajes.

Áreas/Departamentos % Áreas/Departamentos %

Trabajo Social y SSSS 64 Derecho Civil 2,3

Sociología y Política Social 7 Derecho del Trabajo y la Seguridad Social 3,5

Psicología Básica y Metodología 2,3 Economía Aplicada 2,7

Psicología Evolutiva y de la Educación 2,3 Filosofía 3,5

Psiquiatría y Psicología Social 3,5 Teoría e Historia de la Educación 1,2

Derecho Administrativo 2,3 Historia Jurídica y de Ciencias Penales y Criminológicas 1,2

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María Teresa Martínez-Fuentes y Enrique Pastor Seller

Con posterioridad y en el curso académico 2011-12, la Junta de Centro (14/10/2011) aprobó la ampliación de ads-cripción de las áreas de conocimiento vinculadas a la asigna-tura del Trabajo Fin de Grado desde el curso 2011/2012, en el sentido de incluir/adscribir las Áreas de conocimiento: De-partamento de Ciencias Sociosanitarias a través de las áreas de Medicina Legal y Forense y Medicina Preventiva y Salud Pública y Departamento de Filosofía del Derecho. A pesar de que estas áreas no están implicadas directamente en el grado en Trabajo Social a través de materias/asignaturas concretas, fueron incluidas en el Trabajo Fin de Grado dado que la te-mática y áreas de investigación tratadas por ellos podían enri-quecer la formación de nuestros egresados en Trabajo Social.

En este sentido, consideramos que hay una oferta de líneas de trabajo lo suficientemente variada como para responder a las demandas de nuestros alumnos así como para garantizar el cumplimiento de las competencias establecidas en el título de grado en Trabajo Social.

El segundo objetivo del presente trabajo se dirige a mostrar la distribución de los TFG en función de su modalidad durante los cursos académicos estudiados. Desde sus inicios el TFG en el Grado en Trabajo Social de la Universidad de Murcia estable-ce que el Trabajo Fin de Grado puede adoptar una de las tres modalidades siguientes: proyecto de intervención social, pro-yecto de investigación social y trabajo documental. Tanto en la tabla 2 como en el gráfico 2 aparece la distribución aludida.

010203040506070

Trabajo Social y SSSS

SociologíaPsicología BásicaPsicología Evolutiva y Educacion

Psiquiatría y Psicología Social

Derecho Administrativo

Derecho CivilDerecho del Trabajo

Economía Aplicada

FilosofíaTeoría e Historia Educación

Historia Jurídica

% participación

Tabla 2. númeRo de Tfg pResenTados en función de la modalidad (pRoyecTo de inTeRvención social, pRoyecTo de invesTigación social y TRabajo documenTal) duRanTe los cuRsos académicos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-13

Curso 2009-10 Curso 2010-11 Curso 2011-12 Curso 2012-13

Proyecto de Intervención Social 14 6 13 21

Proyecto de Investigación Social 8 17 45 69

Trabajo Documental 0 1 13 34

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 87

El trabajo Fin de Grado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia

Como se puede observar la tendencia observada en las tres modalidades de trabajo, en términos generales y como cabría esperar, sigue un orden progresivamente creciente, a excep-ción de los TFG en su versión de Proyecto de Intervención Social que sufre un ligero decremento en el curso académico 2010-11. En conjunto, podemos afirmar que el 22,40% de los trabajos presentados durante los 4 cursos académicos analiza-dos corresponden a la modalidad de Proyecto de Intervención Social, el 57,67% son Proyectos de Investigación Social y sólo un 19,9% son Trabajos Documentales. Además debemos des-tacar, tanto en el caso de los Proyectos de Intervención como de Investigación Social, que en ocasiones el alumno lleva a cabo el proyecto mientras que en otros se queda en la fase de diseño, dado que así lo permite la normativa de la facultad.

El tercer objetivo del presente trabajo pretende describir las características de los alumnos, en función de la modalidad de acceso al grado, que han presentado el TFG en los cuatro cur-sos académicos. Con respecto al curso 2009-10 fueron 37 los alumnos matriculados en el curso de acceso al grado. Estos alumnos constituían el itinerario para la obtención del grado a través del cupo de egresados. En el curso siguiente, es decir,

en el 2010-11 fueron 40 los alumnos matriculados en el TFG cuyo origen y procedencia era similar al curso precedente. En el curso académico 2011-12, 102 alumnos se matricularon en el TFG, las vías de acceso en este curso académico se ampliaron de modo que 42 de ellos pertenecían al cupo de egresados, 30 al cupo de itinerario de acceso al grado a través de curso de complementos de formación (diplomados en Trabajo Social que tienen entre 2 y 5 años de experiencia laboral como traba-jadores sociales) y 30 al cupo de itinerario de acceso al grado destinados a profesionales (diplomados en Trabajo Social que tienen más de 5 años de experiencia laboral como trabajadores sociales). Con respecto al curso académico 2012-13, destacar en primer lugar que es el curso en el que se produce la implan-tación definitiva de los estudios de grado en Trabajo Social. Por esta razón y en lo que al TFG se refiere no se ofertaron los estu-dios de itinerario de acceso al grado para el cupo de egresados. No obstante, se mantuvo la oferta para los otros dos itinerarios (Profesional y Complementos de formación). Teniendo esto en cuenta contamos con un total de 30 alumnos procedentes del Cupo Profesional, 30 procedentes del Cupo de Complementos de Formación y 103 alumnos de 4.º de Grado (véase gráfico 3).

gRáfico 2. disTRibución de los Tfg en función de su modalidad Teniendo en cuenTa el cuRso académico

010203040506070

Proyecto de IntervenciónSocial

Proyecto de InvestigaciónSocial

Trabajo Documental

2009-10

2010-11

2011-12

2012-13

gRáfico 3. disTRibución del númeRo de alumnos maTRiculados en Tfg en función de su modalidad de acceso

0

20

40

60

80

100

120

Curso 2009-10 Curso 2010-11 Curso 2011-12 Curso 2012-13

Cupo Egresados

Cupo Profesional

Cupo Complementos

4º Grado

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María Teresa Martínez-Fuentes y Enrique Pastor Seller

En relación al cuarto y último objetivo del trabajo presentado, conocer la distribución de las calificaciones obtenidas por los alumnos que han presentado el TFG en los cursos académicos 2009-10, 2010-11, 2011-12 y 2012-123, vamos a presentar una análisis por curso académico describiendo la distribución de las calificaciones en función de la convocatoria de exámen (Febrero, Junio y Septiembre).

Durante el curso académico 2009-10, y puesto que es el primer curso en el que se implanta la asignatura Trabajo Fin de Grado (situada en el 2.º cuatrimestre, según establece el título de Grado en Trabajo Social), sólo se habilitan dos convocatorias de examen (Junio y Septiembre). En la convocatoria de Junio de los 37 estudiantes que podrían optar a presentar y defender su TFG, 30 no se presentaron, 2 obtuvieron la calificación de aprobado, 3 la calificación de notable y 2 la de sobresaliente. En la convocatoria de septiembre 15 no se presentaron, 9 obtuvieron la calificación de aprobado, 5 la de notable y 1 la de sobresaliente (véase gráfico 4).

gRáfico 4. disTRibución de las calificaciones obTenidas poR los alumnos en Tfg duRanTe el cuRso académico 2009-10 en las convocaToRias de junio y sepTiembRe.

0

51015

202530

Junio Septiembre

No presentado

Aprobado

Notable

Sobresaliente

Matricula de Honor

Durante el curso académico 2010-11, ya contamos con la incorporación de la convocatoria de exámenes de Febrero, dado que hay estudiantes que se matriculan por segunda vez en la asignatura. En este sentido, destacar que en la convocatoria de Fe-brero no se presentan 7 alumnos, 1 obtiene la calificación de Notable y 1 la de Sobresaliente. En la convocatoria de exámenes de Junio, 24 alumnos no se presentan, 1 obtiene la calificación de aprobado, 9 la de notable y 4 la de sobresaliente. En la convoca-toria de exámenes de Septiembre, 15 no se presentan, 2 obtienen calificación de notable y 7 la de sobresaliente (véase gráfico 5).

gRáfico 5. disTRibución de las calificaciones obTenidas poR los alumnos en Tfg duRanTe el cuRso académico 2010-11 en las convocaToRias de febReRo, junio y sepTiembRe.

0

5

10

15

20

25

Febrero Junio Septiembre

No presentado

Aprobado

Notable

Sobresaliente

Matrícula de Honor

En el curso académico 2011-12, en relación con la convocatoria de exámenes de Febrero 11 alumnos no se presentaron, en la convocatoria de exámenes de Junio, 61 alumnos no se presentaron, 2 obtuvieron la calificación de aprobado, 25 la calificación de notable, 9 la de sobresaliente y 5 la calificación de Matrícula de Honor. En la convocatoria de Septiembre, 24 alumnos no se presentaron, 7 obtuvieron la calificación de aprobado, 24 la de notable, 9 la calificación de sobresaliente y 1 la calificación de Matrícula de Honor (véase gráfico 6).

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 89

El trabajo Fin de Grado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia

gRáfico 6. disTRibución de las calificaciones obTenidas poR los alumnos en Tfg duRanTe el cuRso académico 2011-12 en las convocaToRias de febReRo, junio y sepTiembRe.

0

10

20

30

40

50

60

70

Febrero Junio Septiembre

No Presentado

Aprobado

Notable

Sobresaliente

Matrícula de Honor

El último curso académico analizado, el 2012-13, en la convocatoria de exámenes de Febrero no se presentan 12 alumnos, 1 de ellos obtiene la calificación de aprobado, 1 la de notable. En la convocatoria de exámenes de Junio un total de 116 alumnos no se presentan, 1 obtiene la calificación de suspenso, 1 la calificación de aprobado, 46 alumnos obtienen notable, 12 la calificación de sobresaliente y 1 la calificación de Matrícula de Honor. En la convocatoria de exámenes de Septiembre no se presentan 48 es-tudiantes, 8 obtienen la calificación de aprobado, 40 alcanzan la calificación de notable, y 6 la de sobresaliente (véase gráfico 7).

gRáfico 7. disTRibución de las calificaciones obTenidas poR los alumnos en Tfg duRanTe el cuRso académico 2012-13 en las convocaToRias de febReRo, junio y sepTiembRe.

0

20

40

60

80

100

120

Febrero Junio Septiembre

No presentado

Suspenso

Aprobado

Notable

Sobresaliente

Matrícula de Honor

Tras la presentación de la distribución de las calificaciones y observando que el número de alumnos no presentados parece ser más elevado en la convocatoria de exámenes de Junio a continuación presentamos los porcentajes de alumnos presentados y no presentados en cada convocatoria a fin de analizar este extremo con más detalle.

En relación con el curso académico 2009-10. En la convocatoria de junio sólo se presentan un 19% de los alumnos matriculados, aumentando al 50% en Septiembre. En el curso 2010-11 en la convocatoria de Junio se presentan el 36,8 % de los alumnos y en Septiembre el 37,5%. En el curso 2011-12, el 40,2% presenta su TFG en la convocatoria de Junio, siendo el 61% los alumnos que presentan su TFG en Septiembre. Durante el curso académico 2012-13, en la convocatoria de Junio presentan y defienden el TFG el 34% de los alumnos y en la de Septiembre el 53% (véase gráfico 8).

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 90

María Teresa Martínez-Fuentes y Enrique Pastor Seller

gRáfico 8. disTRibución de los poRcenTajes de esTudianTes que pResenTan y no pResenTan el Tfg en las convocaToRias de junio y sepTiembRe de los cuRsos académicos analizados.

0

20

40

60

80

100

curso 2009-10 curso 2010-11 curso 2011-12 curso 2012-13

Presentados Junio

No presentados Junio

Presentados Septiembre

No presentados Septiembre

Tal y como se puede observar en el gráfico precedente, el porcentaje de alumnos que no presentan ni defienden el TFG en la convocatoria de exámenes de Junio es siempre superior al de alumnos que sí lo presentan en los 4 cursos académicos analizados, invirtiéndose la tendencia en la convocatoria de septiembre, con la excepción del curso académico 2010-11. Este resultado podría ser interpretado de dos modos. Por un lado, debemos tener en cuenta que el Trabajo Fin de Grado está situado en el segundo cuatrimestre del título de Grado, por lo que la limitación temporal podría ser uno de los facto-res que intervienen en la toma de decisiones que el alumno hace en relación con el momento en el que presenta su TFG. Por otro lado, y si nos centramos en el curso 2012-13, mo-mento en el que los alumnos procedentes del grado que se encuentran en su cuarto curso se han incorporado al TFG, debemos tener en cuenta que para que el alumno pueda defender su TFG debe haber superado el resto de créditos del Grado, en nuestro caso un total de 234 créditos ECTS. Muchos de ellos no llegan a alcanzar esa condición para la convocatoria de Junio, luego han de postergar la presenta-ción y defensa a la convocatoria siguiente.

CONCLUSIÓN

Como hemos podido comprobar el trabajo presentado tie-ne un carácter eminentemente descriptivo y nos ha permitido presentar la evolución del TFG en el Grado de Trabajo Social de la Universidad de Murcia. De este análisis podemos extraer, a modo de resumen, las siguientes conclusiones. En primer lugar, la ampliación de las áreas/departamentos, que con sus equipos docentes respectivos, participan en la oferta de líneas

y tutorización de los Trabajos Fin de Grado. Esta posibilidad garantiza que el alumno que cursa el TFG disponga de una amplia y variada oferta en cuanto a las temáticas y las modali-dades en torno a las que enfocar el TFG. Además se garantiza la viabilidad del TFG en el sentido de que haya suficiente profe-sorado disponible para realizar las tareas de orientación y guía que el estudiante necesita para desarrollar adecuadamente el TFG. En segundo lugar, y debido a la oferta de los itinerarios de adaptación al grado (cupo egresados, cupo profesional y cupo de complementos de formación) se ha dado la oportunidad a que diplomados en Trabajo Social que hasta ese momen-to tenían que efectuar las licenciaturas en disciplinas afines (Sociología, Ciencias Políticas, etc.) para poder acceder a los estudios de máster y/o doctorado lo hagan desde el mismo título de origen. Asimismo, y en cuanto a la distribución de los TFG en función de la modalidad, es el proyecto de Investiga-ción Social el elegido por una buena parte de nuestros alum-nos para orientar el TFG. No obstante, en este punto conviene matizar que aún, al menos desde nuestra experiencia, queda mucho por hacer en cuanto a las exigencias que debe tener cada modalidad de trabajo (proyecto de investigación social, proyecto de intervención social y trabajo documental) para que se pueda responder de forma ajustada a la adquisición de las competencias establecidas en el título.

En consecuencia, y a pesar de llevar una cierta trayec-toria en el Trabajo Fin de Grado somos conscientes de que aún quedan aspectos pendientes que tratar, que constituyen retos ineludibles a nuestra labor docente y de organización, como es el caso de la variabilidad en la líneas de trabajo ofer-tadas, el alcance de los TFG, y/o los criterios empleados en la evaluación.

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El trabajo Fin de Grado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia

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Aprender conociendo a las personas usuarias de los servicios

Learning by getting to know service users MARÍA-ASUNCIÓN MARTÍNEz-ROMáN, YOLANDA DOMENECh-LÓPEz

Y JUAN TORTOSA-MARTÍNEzUniversidad de Alicante

Resumen: Se presentan tres experiencias de innovación docente realizadas en la asignatura de Inicia-ción a las Habilidades Profesionales, primer curso del Grado en Trabajo Social, Universidad de Alicante. Objetivos: 1) Implicar en la docencia a las personas usuarias de los servicios, considerándolos expertos por su experiencia personal con Trabajadores Sociales y con la sociedad en general. 2) Proporcionar un contexto de aprendizaje que permita conocer, comprender y aprender a comunicarse profesionalmente con personas usuarias de servicios. Metodología: Aprendizaje significativo basado en la interacción con personas usuarias de los servicios con tres modalidades: a) Diseño conjunto de actividades de enseñanza-aprendizaje entre una entidad social y el profesorado de la asignatura Iniciación a las Habi-lidades Profesionales del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Alicante; b) Diseño con enfoque multidisciplinar (profesorado de Trabajo Social con el profesorado de Ciencias de la Actividad Física y Deporte) y la entidad social; c) Diseño internacional con participación de las universidades Queen’s Uni-versity, Belfast (Northern Ireland) (coordinadora del proyecto) junto con las universidades de Ljubljana (Slovenia) y Alicante. Los resultados proporcionan evidencias sobre la pertinencia de la colaboración docente de personas expertas por su experiencia y de la utilización de una metodología docente basada en el aprendizaje significativo para la adquisición de competencias.

Palabras clave: Experiencias, personas usuarias, servicios sociales, trabajo social, innovación docente.

Abstract: We present here three learning innovation experiences within the course “Initiation to Pro-fessional Skills”, a first year course of the Social Work undergraduate degree of the University of Alicante. Objectives: 1) Getting service users involved in teaching roles, considering them experts by their personal experience with Social Workers and society in general 2) Provide with a learning environ-ment that promotes getting to know, understand and learn how to communicate with service users. Methodology: Meaningful learning based on the interaction with service users in three modalities: a) Collaborative design of teaching and learning activities between a social entity and the teaching staff of the course “Initiation to Professional Skills” of the Social Work undergraduate degree of the University of Alicante b) A multidisciplinary approach design including Social Work teaching staff, Physical Activ-ity and Sport Science teaching staff, and the social entity c) International design with participation of Queen’s University, Belfast (Northern Ireland) (project leader), together with the University of Ljubljana (Slovenia) and the University of Alicante. The results of these experiences provide with evidence sup-porting the relevance of the teaching role of experts by their experience, and also of the implementa-tion of methodologies based on meaningful learning for acquiring competences.

Keywords: Experiences, users, social services, social work, teaching innovation practices.

1. INTRODUCCIÓN

En el ámbito internacional hay una fuerte tendencia a contar con la participación de las personas usuarias de los servicios (incluye a cuidadores principales), tanto en los propios servicios como en la educación de los trabajadores

sociales. En España, el Libro Blanco de Grado en Trabajo Social y en el documento Criterios para el diseño de planes de estudio de títulos de Grado en Trabajo Social, elaborados por la Conferencia de Directores y Directoras de Centros y Departamentos de Trabajo Social (O. Vázquez et al., 2005; VV. AA., 2007), han tenido en cuenta al respecto las

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María-Asunción Martínez-Román, Yolanda Domenech-López y Juan Tortosa-Martínez

recomendaciones del Consejo de Europa y de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS) por lo que se han incorporado en las Memorias de Títulos de Grado en Trabajo Social de las Universidades (Consejo de Europa REC, 2001-1, AIETS, 2004).

El estudio de las evaluaciones internacionales de este tema resulta de utilidad para conocer la opinión de todos los actores por lo que, a continuación, se presenta una síntesis que nos ha servido de marco de referencia para el diseño de las experiencias que presentamos (Martínez-Román, M.A., 2010). Las personas usuarias de los servicios y cuidadoras en Reino Unido, consideran que la obligación actual de implicar a los usuarios en la educación de los trabajadores sociales tiene ventajas para todas las partes: los estudiantes, los do-centes profesionales y los propios usuarios. También señalan que hay obstáculos o barreras por parte de la administración pública, las instituciones docentes, los servicios, los profesio-nales de los servicios o por parte de los mismos usuarios. Las personas usuarias piden que se les considere, realmente, como partners, valorando su contribución a la educación. Manifiestan que con su participacion en la docencia han co-nocido mejor el Trabajo Social y han aprendido a distinguir entre éste y los trabajadores sociales. El trabajo conjunto ha permitido que se entiendan las barreras que pueden encon-trar en su trabajo los trabajadores sociales así como las barre-ras que encuentran las personas usuarias en el acceso a los servicios (Agnew, A., Duffy, J, 2010).

El profesorado considera que mejora la calidad de la educación de trabajadores sociales, si bien implica tiempo y trabajo. Se insiste en que lo importante es el proceso de aprendizaje y las relaciones que se establecen entre todas las partes, partiendo del reconocimiento de que los docentes profesionales no son los únicos que poseen el conocimiento para la educación en Trabajo Social y que este nuevo enfo-que contribuye a que los estudiantes adquieran una serie de competencias para la práctica. En este sentido, es importan-te la participación de los trabajadores sociales profesionales que son tutores en las prácticas externas de los estudiantes (Giménez, V.M.; Doménech-López, Y., 2012). Se encuentran quejas de usuarios sobre la posición de superioridad de los docentes profesionales. Entre las mejoras en la calidad de la educación, se enumeran las siguientes: facilita un mejor conocimiento de la perspectiva de los usuarios, ayuda al re-conocimiento de sus derechos humanos, a entender sus ne-cesidades específicas y cómo éstas les afectan en sus vidas, conocer y comprender qué obstáculos encuentran para resol-ver sus problemas sin ayuda y cuáles son sus preferencias en cuanto a los posibles apoyos externos.

Y el alumnado manifiesta que resulta muy útil para eli-minar estereotipos y comprender que todas las personas tie-nen capacidades y derecho a dirigir su propia vida (Duffy, J., 2013, Zaviršek, D., Videmšek, P. 2009). Que aprenden a es-cuchar, a comprender las diferencias y a manifestar empatía mejor que con los libros, así como a integrar teoría y práctica. En conclusión, la implicación de las personas usuarias de los servicios en la educación teórica y práctica de trabajadores sociales alcanza una valoración positiva por todos los actores implicados. Esta valoración es la justificación de las experien-cias de innovación docente que se presentan en este trabajo.

Por otra parte, referente a la perspectiva metodológica, las nuevas orientaciones de la política educativa en España promueven un cambio de perspectiva pedagógica. La educa-ción superior tiene como eje el aprendizaje basado en com-petencias, integrando saber, saber hacer y saber ser. En el caso del Trabajo Social, resulta clave aprender a aprender con sentido crítico e integrar teoría y práctica. Respecto a meto-dologías docentes, el desarrollo de competencias requiere un aprendizaje activo pero que sea significativo. Para facilitar la adquisición de competencias de la asignatura Iniciación a las Habilidades Profesionales (Domenech López, Y. et al., 2011), se consideró necesario diseñar oportunidades de contacto directo inicial con personas usuarias que propiciaran la inte-racción personal directa mediante actividades planificadas en diversos contextos educativos. En este diseño se han tenido en cuenta las orientaciones de autores expertos en aprendi-zaje significativo. A continuación se citan algunas de ellas.

Según M.ª José García San-Pedro (2009), las condiciones para facilitar la adquisición de competencias son: a) conoci-miento de lo que implica la competencia demandada (“saber qué”), tanto profesorado como alumnado; b) conocimiento y dominio de las reglas y procedimientos implicados en la com-petencia (“saber cómo”); c) actitud favorable del alumnado para actualizar y transferir las competencias a otros contex-tos que se corresponde con los fundamentos del aprendizaje significativo; d) propuesta didáctica que promueva la ejerci-tación y transferencia de la competencia (escenario); e) un contexto de desempeño desafiante en el que actualizar la competencia. Guido Cuyvers (2009), a propósito de la forma-ción en competencias de trabajadores sociales, destaca que el paradigma constructivista implica un proceso de aprendi-zaje activo, acumulativo y constructivo. Un aprendizaje signi-ficativo está ligado a un contexto social real, en interacción con los otros.

Otra característica a tener en cuenta para un aprendi-zaje significativo es la importancia de facilitar al alumnado mecanismos de feed-back valiosos que les ayuden a apren-

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Aprender conociendo a las personas usuarias de los servicios

der, que tomen conciencia de qué aprenden y cómo lo ha-cen (Cano, M.E., 2008). Referente al proceso y los requisitos para profesorado y alumnado, M.ª Luz Rodríguez (2011: 35) destaca que resulta significativo y perdurable el esquema de asimilación que determina la conducta y este proceso mental requiere tiempo para la integración constructiva de pensar, hacer y sentir. La finalidad del trabajo docente no es entre-tener al alumnado, sino lograr que aprenda eficaz y signi-ficativamente. Ese proceso es también responsabilidad de quien aprende, es necesaria motivación. Gargallo y colegas (2011:10), en un estudio sobre la percepción de los alumnos sobre los buenos profesores, concluyen que según los alum-nos, el buen profesor ayuda a establecer relaciones entre los conceptos, fomenta el aprendizaje significativo, enseña a aprender a aprender, es motivador, conecta la teoría con la práctica, fomenta la participación, utiliza metodologías variadas y complementarias, en función de las necesidades. Como se ha venido señalando, un tema clave es la mayor motivación del alumnado ante un aprendizaje significativo, en lo que hay coincidencia con otros autores (Martínez-Ro-mán, M.ª A. et al. 2004; Fernández March, A., 2006; Morris Fiddler, C. M., 2008)

En este trabajo, desde la perspectiva metodológica de aprendizaje significativo, se presentan tres experiencias de innovación docente realizadas en la asignatura de Iniciación a las Habilidades Profesionales, primer curso del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Alicante. Estas experien-cias tienen sus antecedentes en el curso 1990-91, en los an-teriores estudios de Diplomado en Trabajo Social si bien se centraban más en el reconocimiento del rol de la entidad social en la formación de trabajadores sociales, participaban más personas técnicas que personas usuarias. Las experien-cias actuales que aquí se presentan comenzaron en el curso 2010-11 y continúan desarrollándose.

2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

El objetivo general es avanzar en la mejora de la calidad de la docencia en el Grado en Trabajo Social. Los objetivos es-pecíficos son los siguientes: 1) Implicar en la docencia a las personas usuarias de los servicios, como expertos por su ex-periencia personal con Trabajadores Sociales y con la socie-dad en general. 2) Proporcionar un contexto de aprendizaje que permita conocer, comprender y aprender a comunicarse profesionalmente con personas usuarias de servicios sociales.

La metodología común a las tres experiencias es el apren-dizaje significativo, basado en el descubrimiento, mediante la interacción con personas usuarias de los servicios en los

que se desarrolla el ejercicio profesional del Trabajo Social. Se presentan tres modalidades: 1) Diseño conjunto de activida-des de enseñanza-aprendizaje entre una entidad social y el profesorado de la asignatura Iniciación a las Habilidades Pro-fesionales del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Alicante; 2) Diseño con enfoque multidisciplinar, con el tra-bajo conjunto de profesorado de los Grados en Trabajo Social en Ciencias de la Actividad Física y Deporte y, también, con la entidad social; 3) Diseño internacional con participación de las universidades siguientes: The Queen’s University, Belfast (Northern Ireland) que ha coordinado el proyecto, junto con las universidades de Ljubljana (Slovenia) y Alicante.

En términos de evaluación, según consta en la Guía do-cente de la asignatura, como resultados de aprendizaje el alumnado ha de ser capaz de: a) Conocer las necesidades específicas de las personas usuarias; b) Comprender sus pun-tos de vista sobre los diversos obstáculos que son causa de discriminación para su participación social; c) Establecer rela-ciones interpersonales profesionales, aceptando a la persona con sus potencialidades y practicando la empatía; d) Transfe-rir lo aprendido, aplicando las orientaciones de las personas usuarias acerca de la relación profesional.

3. RESULTADOS

Las tres modalidades han tenido el siguiente desarrollo:1. Diseño conjunto de actividades de enseñanza-apren-

dizaje entre una entidad social y el profesorado de la asignatura Iniciación a las Habilidades Profesionales del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Ali-cante.

Se ha realizado un trabajo conjunto con la Fundación San Francisco de Borja para personas con discapacidad intelec-tual. La Fundación atiende a personas que se encuentran afectadas por una discapacidad intelectual y que, bien por su situación socio-familiar, bien por sus características persona-les específicas, requieran una atención especializada. Se pro-porciona a las personas los apoyos necesarios para el máximo desarrollo posible de su autonomía, a través de unos modelos de atención flexibles que persiguen su máxima normalización e integración social y familiar, siendo la propia persona quien defina su proyecto personal de calidad de vida.

Nuestra propuesta docente responde a estos plantea-mientos de reconocer a las personas sus potencialidades y su derecho a elegir su propio proyecto de vida. El plan de actividades se diseñó conjuntamente promoviendo la opor-tunidad de conocimiento mutuo, centrado en la persona y asignándole el rol de experta por su experiencia. De este

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María-Asunción Martínez-Román, Yolanda Domenech-López y Juan Tortosa-Martínez

modo, en el tema de introducción a las habilidades profe-sionales con personas con discapacidades, además de las tradicionales actividades docentes, el alumnado realiza una visita al Centro San Rafael de la Fundación para conocerlo a través del protagonismo de una persona usuaria con su círculo de apoyo. Durante la semana siguiente, se analizan los resultados de la visita y se trabajan lecturas, recibien-do en la universidad la visita del grupo de San Rafael. El alumnado tiene la posibilidad de practicar la acogida y el establecimiento de una relación de empatía. A través de un Power Point realizado por el grupo de apoyo, la propia persona explica en la clase su trayectoria vital, sus logros, sus preferencias y sus proyectos de futuro. El alumnado in-teractúa practicando habilidades de no-discriminación, re-conocimiento de derechos, escucha activa, comunicación y empatía. Este formato docente precisa un número pequeño de estudiantes para permitir crear el clima adecuado para un alto nivel de participación.

Diseño con enfoque multidisciplinar entre profesorado del Grado en Trabajo Social y del Grado en Ciencias de la Actividad Física y Deporte y, también, la entidad social.

La tercera modalidad que presentamos tiene un enfo-que multidisciplinar, proporcionando las oportunidades de aprendizaje significativo mediante sinergias con profesora-do y alumnado de otras disciplinas. Este tipo de actividades docentes se desarrollan con profesorado y alumnado del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, ini-ciando la práctica de las habilidades interactuando a través del juego (Tortosa-Martínez, J., Caus, N., Blasco-Lafarga, C., 2012; Tortosa-Martínez, J. et al., 2012). Por ejemplo, se ha desarrollado una experiencia con personas usuarias de los Servicios de Salud Mental de media y larga estancia de la Diputación de Alicante. Las actividades se desarrollan en la zona deportiva de la Universidad de Alicante, durante me-dia jornada. El profesorado y alumnado de CC del Deporte y Actividad Física organizan las actividades lúdico-depor-tivas que permiten conocerse, eliminar prejuicios mutuos y establecer relaciones interpersonales. Para realizar estas actividades se organizan pequeños grupos con estudiantes y personas invitadas. La segunda parte de la jornada con-siste en que estos mismos grupos, en un aula, continúan interactuando con la consigna de que las personas invitadas comenten al alumnado sus experiencias con trabajadores sociales y manifiesten lo que consideran buenas o malas prácticas de trabajadores sociales. Para finalizar, las perso-nas invitadas, estudiantes y profesorado se reúnen en una comida. Se muestra algunas escenas de un DVD que permi-ten conocer mejor la experiencia.

Proyecto internacional “International Messages on Service User and Carer Involvement“, con participación de Queen’s University, Belfast (UK), University of Ljubljana, (Slovenia) y la Universidad de Alicante (Duffy et al., 2013b)

En esta modalidad se ha realizado un proyecto de inves-tigación sobre la docencia en trabajo social con una pers-pectiva internacional, que ha contado con una Ayuda de Investigación a la Innovación Educativa de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW). Se han realizado en los tres países, unas preguntas comunes sobre la percepción de la actuación profesional de trabajadores sociales. Y las personas entrevistadas han manifestado sus puntos de vista basados en su experiencia como usuarias de servicios. Lo resultados muestran que, a pesar de las dife-rencias de contextos entre los tres países, en todos ellos las personas usuarias de los servicios realizan semejantes valora-ciones positivas o negativas sobre actuaciones profesionales de trabajadores sociales. Destacamos dos resultados que las personas usuarias consideran claves en la práctica profesional de las trabajadoras sociales: a) Establecer y mantener unas re-laciones interpersonales profesionales de calidad; b) Informar sobre sus derechos pero, también, que se trabaje para incidir en las políticas.

En síntesis, el DVD que muestra los resultados de la inves-tigación contiene mensajes internacionales de las personas usuarias para una buena praxis de trabajadores sociales. Es una contribución al avance del trabajo social que considera-mos de gran interés para la educación teórica y práctica de trabajadores sociales, tanto en el nivel de grado como en postgrado, doctorado o en formación a lo largo de la vida. Se muestra una vista parcial del DVD, imprescindible para comprender su alcance innovador.

4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los resultados proporcionan evidencias sobre la pertinen-cia de la colaboración docente de personas expertas por su experiencia y de la metodología basada en el aprendizaje sig-nificativo que se ha utilizado. Las personas usuarias y quie-nes les cuidan, tienen una gran experiencia personal que les capacita para colaborar como expertos en la gestión de los servicios sociales y en la educación teórico-práctica de Traba-jadores Sociales tal como señalan otros estudios (Martínez-Román, M.A., 2010; Giménez, V.M., Doménech-López, Y. (2012). Recibir la invitación de la universidad a colaborar en la formación de futuros trabajadores sociales reconoce a es-tas personas un rol social valioso de gran importancia para su autoestima en inclusión social, tal como señalan orientacio-

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Aprender conociendo a las personas usuarias de los servicios

nes internacionales (Consejo de Europa REC, 2001-1; AIETS, 2004) y de ámbito estatal (O. Vázquez et al., 2005; VV. AA., 2007; Martínez-Román, M.A., 2010; Consejo General del Trabajo Social, 2012).

Las tres modalidades de aprendizaje significativo expues-tas han seguido las propuestas por diversos autores (Martí-nez-Román, M.ª A. et al. 2004; Fernández March, A., 2006; Morris Fiddler, C. M., 2008). En particular, contribuyen a la adquisición de competencias reuniendo los requisitos pro-puestos por García San-Pedro (2009) para esta propuesta didáctica. Experiencias de aprendizaje significativo en el aula han sido una modalidad didáctica histórica en trabajo social. La contribución a la innovación de estos tres trabajos es que no se ciñe al aula, sin descartarla. Busca como propone Cuyvers (2009) un contexto social muy real, que permita la interac-ción con los otros.

La evaluación de las competencias plantea retos (Cano, 2008) y estas tres propuestas didácticas contribuyen a dis-poner de evidencias reales para evaluar los resultados de aprendizaje diseñados en la Guía docente de la asignatura Iniciación a las Habilidades Profesionales: a) Conocer las ne-cesidades específicas de las personas usuarias; b) Compren-der sus puntos de vista sobre los diversos obstáculos que son causa de discriminación para su participación social; c) Esta-blecer relaciones interpersonales profesionales, aceptando a la persona con sus potencialidades y practicando la empatía; d) Transferir lo aprendido, aplicando las orientaciones de las personas usuarias acerca de la relación profesional (Domé-nech et al. 2011).

El alumnado, considera que tiene más y mejores oportu-nidades de conocer, comprender y aprender a comunicarse profesionalmente con personas usuarias de servicios sociales, aspecto clave de su formación como futuros trabajadores so-ciales. Este resultado coincide con otros resultados, por ejem-plo con Gargallo y colegas (2011:10).

Las actividades descritas tienen un valor añadido al apren-dizaje en la asignatura en cuyo marco se han desarrollado estas experiencias docentes, ya que inciden en la sociedad mediante la sensibilización social y prevención de actitudes y comportamientos discriminatorios contra personas y grupos sociales. Por ello no resultan únicamente de interés para los Grados en Trabajo Social y en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

Nuestra propuesta es incluirlas en otros estudios como, por ejemplo, educación, sociología, enfermería, derecho, psi-cología y otros.

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La responsabilidad del Trabajo Social en la autodeterminación de los colectivos más vulnerables

The responsibility of Social Work atthedetermination of the most vulnerable groups

BéLEN PARRA RAMAJO, EVELINE ChAGAS LEMOS, CANDID PALACÍN BARTROLÍ

Y JOSEP MARÍA TORRALBA ROSELLÓUniversidad de Barcelona

Resumen: Se presenta un estudio cualitativo sobre el trabajo social en el ámbito hospitalario. Se han realizado 45 entrevistas en profundidad a trabajadores/as sociales de nueve hospitales de Catalunya, que trabajan con niños y niñas y personas mayores y sus familias, en situación de vulnerabilidad. El propósito fundamental se orienta a identificar como los profesionales perciben su propia acción re-ferida a los derechos de información, la toma de decisiones y la autodeterminación de los pacientes y sus familias. Se ha considerado especialmente relevante centrar la investigación en estos colectivos considerados como más vulnerables, en relación a su derecho a la autodeterminación y autonomía en la toma de decisiones. En el caso de la infancia por el especial imperativo del consentimiento parental y, en el caso de las personas mayores porque las decisiones que afectan a su salud pueden ser motivo de conflicto entre ellos y sus familiares, así como entre los mismos familiares. Estas situaciones implican dilemas éticos en la toma de decisiones y, producen sufrimiento en las familias y, en los niños y niñas y en las personas mayores, a quienes los/las trabajadores sociales han de poder informar, asesorar, acompañar y ofrecer apoyo. Los resultados muestran que la noción de autodeterminación es intrínseca al trabajo social, que se respeta y promueve en la práctica actual. Se realiza un trabajo conducente a preservar la voluntad del paciente, mediante una información exhaustiva proporcionada en un lenguaje comprensible, con el fin de que éste tenga los elementos necesarios para decidir. Se destaca que los tra-bajadores sociales están especialmente preparados para llevar a cabo intervenciones relacionadas con la autodeterminación de los pacientes y sus familias, éstas se dirigen primordialmente a la información de los derechos, a la orientación y al acompañamiento y soporte que posibilite la toma de decisiones.

Palabras clave: Investigación en trabajo social, bioética, trabajo social con familias, autodetermina-ción, vulnerabilidad.

Abstract: A qualitative study of social work in hospitals area is presented. Forty five interviews were made to social workers from nine hospitals in Catalonia, who are working with children, older people and their families in vulnerable situation. The main purpose was identifying how professionals perceive their own actions, relating to information, decision making and self-determination of patients and their families. It was considered important to focus research on these groups considered most vulnerable in relation to their right to self-determination and autonomy in decision making. In childhood by parental consent, in older people because the decisions about their health might involve conflict between them and their families and between own relatives. These situations involving ethical dilemmas in decision-making and cause suffering in families and in children and older, whom social workers should be able to inform, advice, assist and offer support. The results show that the notion of self-determination is inherent in the discipline to social work, which is respected and promoted in current practice. The pa-tient will is preserved through comprehensive information, providing understandable language, which allows making a decision. The research highlights that social workers are prepared to intervene about self-determination of patients and families. These interventions intended to inform on rights, guidance, help, and enabling make decisions.

Keywords: Research in social work, bioethics, social work with families, self-determination, vulnerability.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 100

Belén Parra Ramajo, Eveline Chagas Lemos, Candid Palacín Bartrolí y Josep María Torralba Roselló

1. INTRODUCCIÓN

El propósito de esta comunicación es presentar los resulta-dos de la investigación “El trabajo social con las familias: la responsabilidad de los trabajadores sociales en la autodeter-minación de los colectivos más vulnerables”, realizada por GRITS1. El estudio se centra en identificar como los profesio-nales perciben su propia acción referida al derecho de infor-mación, la toma de decisiones y la autodeterminación de los pacientes y sus familias.

Históricamente uno de los ámbitos de intervención im-portantes para los trabajadores sociales ha sido el de la salud, en el contexto actual continúa siendo un marco preeminente en el que se desarrolla el ejercicio profesional del Trabajo so-cial. Es por ello que se consideró de especial relevancia reali-zar una investigación en este contexto, para conocer la impli-cación de los trabajadores sociales en el logro y consecución del marco ético y bioético que se ha ido desarrollando en los últimos años a partir de diversas legislaciones en el ámbito internacional, estatal y autonómico. Por otra parte, con el objetivo de visualizar el papel desarrollado en la intervención con las familias se valoró centrar la investigación en dos de los colectivos considerados más vulnerables2, en relación a su derecho a la autodeterminación y autonomía en la toma de decisiones: los niños y las personas mayores.

El profesional del Trabajo Social está sujeto a una per-manente reflexión, desde una perspectiva ética, sobre su práctica. El cuestionamiento reiterado sobre los criterios y las finalidades que rigen la praxis no es sólo de naturaleza teórica y técnica, sino también ética. Los profesionales del Trabajo Social son los que se encuentran de manera más di-recta ante los efectos generados por la injusticia social, la desigualdad, la falta de equidad en la salud y la educación, entre otros aspectos. El marco ético en el que se basa el Tra-bajo Social hospitalario está muy relacionado con la ciencia de la bioética que, como destaca De las Morenas (1999), se basa en fundamentos que los trabajadores sociales siempre han contemplado, destacando especialmente el principio de autodeterminación, el respeto a las personas y el principio de justicia.

La autodeterminación no puede deslindarse de la no-ción de autonomía de las personas o, de manera más

próxima a la investigación en que se basa este texto, de los pacientes. Para algunos autores la autodeterminación o autonomía es la finalidad última del Trabajo Social (Sal-cedo, 1993); para otros no se trata de un fin en sí mismo, sino un derecho de las personas a las que se dirige la acción profesional (Bermejo, 2002).

En el Trabajo Social el concepto de autodeterminación es uno de los pilares básicos que sustentan su acción. Biestek (1966) define la autodeterminación mediante tres proposi-ciones: el derecho a la toma de decisiones y la libertad de elección de las personas, la obligación del trabajador social de respetar estos derechos y, las limitaciones legales e ins-titucionales que obligan tanto al trabajador social como a los usuarios. Igualmente, Salcedo (1993) destaca tres dimen-siones fundamentales de este concepto, la autonomía como independencia, como derecho y como competencia. La au-todeterminación es, para este autor, el ejercicio competente de la autonomía en todas las dimensiones.

Los fundamentos de la Bioética establecidos en el Infor-me Belmont (1979)3 están plenamente relacionados con las propuestas del principio de autodeterminación, que a su vez se halla estrechamente vinculado al concepto de autonomía. Los principios fundamentales que se destacan en dicho infor-me son los siguientes: El respeto a las personas, que acoge a su vez dos presupuestos, la autonomía de los individuos y la necesidad de su protección en las personas que puedan te-nerla menguada. El principio de beneficencia, las actuaciones profesionales buscan siempre el beneficio de los pacientes como finalidad última, y, el principio de justicia, referido a la correcta asignación de recursos.

2. MATERIAL Y MéTODOS

La investigación tiene como objetivos el conocimiento de la práctica del Trabajo social con colectivos vulnerables en rela-ción a la autodeterminación en los procesos de enfermedad y, la identificación del papel del trabajador social en la garan-tía del derecho de información y la toma de decisiones.

El estudio se sitúa en un paradigma interpretativo y natu-ralista, utilizando una metodología cualitativa, al considerarse ésta una estrategia que permite aprehender en profundidad las interacciones, relaciones e interdependencias en las que

1 Grup de Recerca i Innovació en Treball Social (Grupo de Investigación e Innovación en Trabajo Social). Departament de Treball Social i ServeisSocials, Universitat de Barcelona, e-mail:[email protected]

2 En este contexto, se construye la noción de vulnerabilidad en relación a la convergencia de una serie de factores, salud, ausencia o alejamiento de referentes familiares, alteración de capacidades cognitivas para decidir, que traban la posibilidad de tomar decisiones o desenvolverse de forma autónoma (Fernández et al. 2012)

3 El informe Belmont (1979) es un documento pionero sobre los principios éticos y orientadores para la protección en la experimentación, en su contenido se definen los principios básicos de la bioética respecto a la autonomía de las personas, la beneficencia y la justicia.

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La responsabilidad del Trabajo Social en la autodeterminación de los colectivos más vulnerables

se sitúa la práctica del trabajo social y, la comprensión y el significado que los profesionales del trabajo social atribuyen a su experiencia profesional con personas de edad avanzada y en infancia, en un contexto hospitalario. La técnica utiliza-da para la recogida de la información ha sido la entrevista en profundidad estandarizada. Se han realizado 45 entrevistas a profesionales del trabajo social (40 mujeres, 5 hombres) de 9 hospitales públicos de Cataluña.

Para el análisis del contenido cualitativo del estudio se han utilizado las transcripciones de audio de las entrevistas, revisadas y editadas por cada uno de los investigadores. Las dimensiones categoriales de análisis se han centrado en la contribución de los profesionales del trabajo social para ga-rantizar el derecho a la autonomía y el respeto de las decisio-nes de los pacientes y sus familias.

3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Primordialmente la investigación pone de manifiesto el ca-rácter intrínseco de la autodeterminación en el Trabajo social, concepto cuyos vínculos pueden rastrearse hasta su funda-dora, en tal sentido, Mary Richmond situaba al profesional en un papel secundario en relación al discurso de la perso-na asistida. Así, en la relación mente con mente (Richmond 1995), el usuario o cliente no debe recibir la influencia de ideas preconcebidas por el profesional, la pregunta nunca debe sugerir la respuesta (2005), por tanto, es su capacidad decisoria la que parece ser respetada. En esta línea una de las personas entrevistadas plantea la siguiente cuestión:

“…No estamos acostumbrados a preguntas y, por tanto, interpretamos a través de los otros como nos imaginamos que el usuario está viviendo esta situa-ción (...). Entonces, preguntar la opinión a la persona, es decir, hacer realmente del ciudadano el centro del sistema…”

Para Miranda (2004), la ubicación del cliente en esta posi-ción privilegiada, deducible de la teorización de Richmond, es un precedente de la noción de autodeterminación. Si atende-mos a Payne, podríamos hablar de dos tiempos del término, el primero lo vincula al proceso de ayuda y el segundo lo resitúa en una dimensión ética (Payne, 2006). En tal sentido, es indudable que la práctica del Trabajo social implica la toma de decisiones complejas que afectan a los sujetos a los que se dirige la acción, toma de decisiones de las cuales resulta ineludible convocar a valores y moral implícitos en la relación de ayuda. Esto nos configuraría el primer tiempo aludido. A posteriori, esta moral, estos valores imbricados en el hacer del trabajo social comporta su inclusión en códigos deontoló-

gicos, como indica Martin (2011:23): “La ética aplicada es un dialogo constante promovido por la complejidad del ámbito social en el cual intervenimos”. Diálogo que nos conduce de la pragmática –tercera dimensión citada por Bermejo junto a la teleológica y normativa (2002)– a la deontología, y de esta a la codificación (Grazziosi, 1977) para, desde esta últi-ma, revertir nuevamente como orientación para la práctica. Cadena circular que une dos términos que se retroalimentan: reflexión y acción. En nuestra investigación, una de las perso-nas entrevistadas de interroga sobre la práctica profesional:

“¿No es tarea del trabajo social potenciar los recursos de las personas y de las familias? Pues la manera de potenciarlo es que participen en las decisiones y por tanto es básico el principio de autodeterminación”:

La pregunta planea sobre la acción del trabajo social, la respuesta nos conduce desde esta acción a la autodetermi-nación, principio rector de la práctica y sirve como ilustración de la senda que une reflexión y acción.

Otra de las cuestiones resaltadas en la investigación re-side en el respeto a la persona directamente implicada en una cuestión de salud. En este sentido, Biestek deduce siete principios aplicados a la relaciones de casework, derivados éstos de las necesidades del cliente. El sexto principio es el que aquí nos ocupa, la idea de autodeterminación entendida como libertad de elección del usuario (Biestek, 1966). Uno de los profesionales entrevistados indica:

“…estas allí para ayudarlo, nada más, si él lo desea, si no lo desea pues no pasa nada”

Sarah Banks vincula la autodeterminación al respeto, a la participación y capacitación de los usuarios para afrontar sus decisiones (Banks, 1997) y, si bien Bermejo (2002) opta por la noción de autonomía, ésta se refiere a la capacidad de de-cisión y participación del usuario en la resolución de las cues-tiones que le afectan. La opinión de uno de los profesionales entrevistados puede resultar explícita al respecto:

“… hay muchas limitaciones en la comprensión, mucho vocabulario profesional que usamos que se pude explicar a la persona pero que a menudo no se entiende (...) ¿Qué es lo que no has entendido? ¿Qué quieres aclarar? (...) procuramos que ellos mismos se dirijan a los lugares, a los médicos y la mayoría lo hacen y lo asumen”

En la primera parte, es el respeto a la propia idiosincrasia del usuario, no tiene por qué entender un lenguaje para el que no ha recibido formación específica. Es interesante, en este sentido, el énfasis del profesional en que la información a menudo no se entiende, no haciendo, por lo tanto, recaer sobre las personas la ausencia de comprensión. En un segundo

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Belén Parra Ramajo, Eveline Chagas Lemos, Candid Palacín Bartrolí y Josep María Torralba Roselló

momento se formula un interrogante, no es el trabajador social quien debe aclarar, sino ayudar en la discriminación de las dudas que generan unos sistemas a veces opacos, ayudarles a participar o capacitarlos para que participen. Esta es otra de las conclusiones del trabajo, la voluntad debe ir precedida de una información exhaustiva.

En el estudio que aquí se expone se evidenciaron también ciertos límites en el ejercicio la autodeterminación:

“Cuando hablamos de personas de edad avanzada su capacidad de autodeterminación estará mediatizada por la competencia que tengan”

O, en relación a menores:“Cuando nos encontramos con menores en los cuales

se sospecha de abuso o maltrato o agresiones físicas direc-tamente, entonces se le puede explicar que quizás después deberá ir a un centro de acogida, si son bastante mayores para entenderlo. Pero en estos casos ya no contemplamos la autodeterminación…”

O en relación a divergencias familiares en relación a la demanda:

“Piden cosas diferentes de las que pide el usuario (...) Soy absolutamente respetuosa y siempre tengo en cuenta la decisión, las aportaciones del paciente”

El estudio, en tal sentido, identifica actitudes de sobrepro-tección y paternalismo por parte de los profesionales. Aspec-to resaltado por Reamer (1991), y que para algunos autores a veces resulta necesario (Uriz, 2006) y otros infieren dos mo-delos, el paternalista que legitimaría decisiones contrarias a la voluntad del usuario y el antipaternalista fundamentado en el respeto a las opciones del usuario o cliente (Bermejo, 2002), todo ello no puede desvincularse de la noción de vul-nerabilidad ya que cuanto más elevada es ésta, mayor sería también el riesgo sobre la preservación de la autodetermi-nación.

Igualmente se pone de relieve que los trabajadores so-ciales están especialmente preparados para llevar a cabo in-tervenciones relacionadas con la autodeterminación de los pacientes y sus familias. Éstas se dirigen primordialmente a la información de los derechos, a la orientación y al acom-pañamiento y soporte que posibilite la toma de decisiones. La formación recibida por parte de los trabajadores sociales entrevistados se considera adecuada, se trata de dar informa-ción a los pacientes en cuanto a sus derechos, y dar el apoyo emocional propio de las situaciones en que las personas y las familias pasan por momentos de elevada expresión emocio-nal de dolor y pérdida.

Es por ello que la formación en Trabajo Social es poliva-lente y ofrece una amplia perspectiva sobre la diversidad de

aspectos que confluyen en los procesos de enfermar. Esta po-livalencia se ve reflejada en los comentarios de los trabajado-res sociales entrevistados, cuando expresan que la formación recibida ha sido generalista y son muchas las materias que los han formado para preservar el principio de autodetermi-nación de los ciudadanos con los que trabajan.

Los elementos de empatía presentes en los mecanismos de información, así como las habilidades para atender, en-tender y recoger el sufrimiento y la complejidad de las rela-ciones de las personas, son materia fundamental de asigna-turas propias de la formación de Trabajo Social.

El aprendizaje del tratamiento y la adecuación de estos aspectos configuradores del ethos de la profesión se traba-jan en materias específicas a la vez que forman parte de las competencias transversales de todas las materias de Trabajo Social. En este sentido, algunos de los y las profesionales par-ticipantes en el estudio destacan la particularidad de haber cursado asignaturas específicas de ética profesional o incluso haber escogido la ética como tema del trabajo final de su formación.

La mayoría de los y las profesionales expresan una eleva-da satisfacción sobre la adecuación y la utilidad de los apren-dizajes en las materias que promueven la autodeterminación y la capacitación de las personas y, destacan la valía de co-nocimientos de ciertas materias específicas e igualmente de las prácticas para poder proporcionar apoyo psicosocial a las personas y sus familias.

En relación a la formación específica recibida sobre la te-mática del principio de autodeterminación y del derecho a la información, cabe mencionar la formación en bioética a tra-vés de cursos impartidos desde los mismos hospitales o bien cursando un posgrado o un máster universitario especifico.

Biestek (1961,103) sostiene como principio fundamental de la actividad profesional, “el reconocimiento práctico del derecho y la necesidad del cliente a la libertad al realizar sus propias elecciones y decisiones en el proceso del trabajo so-cial, entendiéndose que tal libertad no solamente es de inter-ferencia sino también de influencia, dirección, manipulación y limitación.”

Según Salcedo (1999), el conflicto entre la consecución del bienestar y el respeto a la autonomía se encuentra en casi todas las decisiones que los trabajadores sociales tienen que tomar. Aquí se halla el origen de la existencia de dos tipos de ética profesional: la ética profesional centrada en el cliente y la centrada en el trabajador social. La ética centrada en el cliente, denominada también antipaternalista, considera que el principio moral básico que ha de regular prioritariamente la actividad profesional tiene que ser el respeto a la autono-

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La responsabilidad del Trabajo Social en la autodeterminación de los colectivos más vulnerables

mía del cliente. El profesional nunca puede estar autorizado a imponer sus juicios a las personas. Desde esta óptica los profesionales mantienen relaciones emocionalmente cálidas e igualitarias con sus clientes, y consideran que lo mejor que pueden hacer es acompañarlos en la adquisición de una me-jor comprensión de sí mismos y de su medio social.

La ética centrada en el trabajador social o paternalista considera que los clientes se acercan a los profesionales para recibir un servicio, y que la obligación del trabajador social consiste en proporcionarles el acceso al servicio más adecua-do. Sitúan en el centro de su actividad un principio de eficien-cia que les autoriza a definir sus actuaciones profesionales. Se presentan como personas competentes y hacen sentir a los clientes que están en buenas manos. El fin de su función es la mejora de la capacidad de las personas para resolver sus problemas e integrarse en su medio social.

Tal como sugiere Biehal (1993), la función del principio de autodeterminación en la práctica del Trabajo Social consiste en fijar los límites a lo que los profesionales pueden hacer con el cliente; en respetar, cuidar y tutelar su libertad de deci-sión pero nunca interferir, manipular o coaccionar. Entendido el principio de este modo, este tipo de ética ha insistido en la necesidad de que la profesión reconociese el derecho de las personas a la participación en el proceso de ayuda. Se puede así precisar quela Ética es la condición de la posibilidad para el establecimiento de una adecuada relación profesional en-tre el usuario y el trabajador social (Idareta, 2013).

La novedad con la que este tipo de ética se presenta ac-tualmente consiste en entender la autodeterminación del cliente como un derecho que tiene en tanto que ciudadano. Los profesionales tienen el deber de proceder, en todo mo-mento y en cada una de sus actuaciones, como una parte de un grupo amplio de decisión del que forman parte y, no sólo la persona, sino también sus familiares, cuidadores, la red social de apoyo, etc. Su competencia profesional no les autoriza a adoptar decisiones al margen de los otros miem-bros. La máxima que debe regir la conducta profesional es “negóciese siempre como un igual”.

Según Spicker (1998), la ética profesional centrada en el trabajador social no tiene desarrollos teóricos tan antiguos y sólidos como los de la ética centrada en el cliente. Se nutre de los modelos de práctica profesional que de modo implícito la sostienen y, delas críticas que los trabajadores sociales hacen a la concepción dominante de la ética profesional. Se fundamenta en un principio básico de eficiencia que propone como finalidad última de la profesión la promoción del bienestar de los clientes.

El supuesto clave por el que la ética profesional centra-da en el trabajador social comienza, es que la realidad del ejercicio de la profesión es contraria a que se sostenga como principio moral básico de la conducta profesional el respeto a la autonomía del cliente. Hay tres tipos de razones, a) los clientes no se acercan a los profesionales para ver respetada su autonomía, sino para obtener un servicio que los ayude a resolver sus problemas y a mejorar su bienestar; b) los clien-tes del Trabajo Social son personas con un tipo especial de problemas y necesidades, y si se han acercado a un profe-sional en demanda de sus servicios es porque no tienen la autonomía necesaria para afrontar y resolver sus problemas; c) el Trabajo Social es una profesión que se desarrolla bajo un mandato social que asigna funciones tanto de ayuda como de control a los profesionales.

El estudio pone de relieve la continuada consideración por parte del Trabajo social en la preservación de relaciones profesionales en las que se prima el protagonismo y la voz de las personas implicadas. A pesar de la preeminencia de la autodeterminación, en el Trabajo social y en el ámbito de la bioética, su sentido final se ve en ocasiones vulnerado en las personas con una autonomía limitada, por enferme-dad, por déficits cognitivos o contextuales (como es el caso de la infancia y de las personas de edad avanzada). Los profesionales del Trabajo social en el ámbito hospitalario se enfrentan a situaciones intensamente dolorosas y que requieren de decisiones, en ocasiones rápidas y extremas, que tienen importantes efectos en las personas enfermas, en su familia y en su contexto más próximo. La investiga-ción muestra, como a pesar de la incertidumbre, el descon-cierto y dolor que acompaña a los procesos de enfermar, en los que también se encuentra inmerso el profesional del trabajo social que los acompaña; la autonomía de los pacientes para tomar libremente sus propias decisiones se salvaguarda como principio fundamental en la relación de ayuda. Se sitúa, a pesar de las condiciones que acompa-ñan, la necesidad de una comunicación accesible y cercana con la cual las personas puedan poner de relieve su dere-cho y libertad de elegir.

Es de igual relevancia señalar que la formación académica de los profesionales del Trabajo Social ofrece un amplio baga-je de materias para el desarrollo teórico y práctico de las habi-lidades necesarias para la comprensión y el acompañamiento de los complejos procesos en los que la autodeterminación de las personas suponen el principal elemento de bienestar, alivio, mejora o cambio.

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Belén Parra Ramajo, Eveline Chagas Lemos, Candid Palacín Bartrolí y Josep María Torralba Roselló

AGRADECIMIENTOS

Esta comunicación describe parte de los resultados de la investigación, El trabajo social con familias: la responsabili-dad de los trabajadores sociales en la autodeterminación de los colectivos más vulnerables, realizada por Josefa Fernán-dez (IP), Rosa Alegre, Adela Boixadós, Eveline Chagas, Irene de Vicente, Càndid Palacín, Belén Parra, C. Mercè Tabueña y Josep María Torralba, miembros del grupo GRITS (Grup de recerca e innovació en Treball social).

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Menores Extranjeros No Acompañados (MENA)

Foreign Unaccompanied MinorsRAqUEL FUENTES SáNChEz

Unidad de Expulsiones y Repatriaciones de la Comisaría General de Extranjería, Ministerio del Interior

Resumen: Introducción. La migración de Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) es un fenó-meno relevante en Europa. Toda actuación con el Colectivo MENA está enmarcada dentro del Principio de Interés Superior del Menor. Material y métodos. A partir de la recogida, tratamiento, observación y estudio de datos (estadísticas e informes) obtenidos de los Ministerios de Empleo e Interior, de la Fiscalía General del Estado, de las Comunidades Autónomas, de UNICEF, de Save the Children o de El Defensor del Pueblo, entre otros. Resultados. Con el análisis del fenómeno migratorio nacional así como del perfil del Colectivo MENA en particular (nacionalidad, sexo, edad y motivos de migración), se logra entender las pautas de conductas de estos menores y a su vez ayuda a definir la intervención social, educativa y psicológica -Plan de Caso- específica con cada uno de ellos. Discusión. La falta de coordinación y de pautas comunes de los Entes que trabajan con el Colectivo MENA induce a un aná-lisis viciado, a una inadecuada evaluación inicial y por consiguiente un abordaje desacertado del Plan de Caso, el cual debe de ser individualizado, amoldado a las necesidades particulares de cada menor.

Palabras clave: Menor extranjero no acompañado, Colectivo MENA en España, Plan de Caso con MENA, actuaciones con los MENA, Principio de Interés Superior del Menor.

Abstract: Introduction. Migration of Foreign Unaccompanied Minors (MENA) is a remartiable phe-nomenon in Europe. All action with MENA Collective is framed within the Principle of Best Interest of the Child. Material and Methods. From the collection, treatment, observation and study of data (statistics and reports) obtained from the Ministries of Employment and Interior, the General Prosecu-tor of the State, the Autonomous Communities, UNICEF, Save the Children or the Ombudsman Office, among others. Results. According to the analysis of the national migration phenomenon a part from the profile of MENA Collective in especially (nationality, sex, age and reasons for migration), one can understand the patterns of behaviour of these children and it, in turn, helps to define the intervention social, educational and psychological- Plan of Case- specific with each of them. Discussion. The lack of coordination and common patterns of entities working with MENA Collective induces a contaminated analysis, inadequate initial assessment and therefore a misguided approach to the Plan of Case, which should be individualized, adapted to the particular needs of each child.

Keywords: Foreign Unaccompanied Minors, MENA Collective in Spain, Plan of Case with MENA, per-formances with MENA, Principle of Best Interest of the Child.

1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

INTRODUCCIÓNLa llegada de Menores Extranjeros no Acompañados

–MENA– a territorio español ha pasado de ser considerado como un fenómeno puntual a convertirse en uno de los co-lectivos de intervención prioritario dentro del Sistema de pro-tección de menores en España. Aún así, se ha ido diseñando a marchas forzadas su protección jurídica, policial, asistencial y psicológica, a veces nada adecuada a sus necesidades y circunstancias específicas.

DEFINICIÓNPara referirnos a los Menores Extranjeros No Acompa-

ñados utilizaremos la nomenclatura de MENA, al ser la más consensuada por todos los entes públicos que intervienen con el menor extranjero en España (Ministerio de Empleo y Seguridad Social; Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Ministerio de Interior; Ministerio de Exteriores y Cooperación; Fiscalía General del Estado –FGE– y Delegacio-nes / Subdelegaciones de Gobierno, etc.).

Alejándonos de términos utilizados como Menores Mi-grantes No Acompañados (MMNA), Menores Inmigrantes No

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Raquel Fuentes Sánchez

Acompañados (MINA), Menores Extranjeros Indocumentados No Acompañados (MEINA) y Menores Separados (definición acuñada en varios países de la Unión Europea -UE-). Todas estas expresiones conllevan una serie de connotaciones ne-gativas y de exclusión social (migrante, inmigrante, indocu-mentado), desde el punto de vista de la integración e inter-culturalidad que estigman a estos menores. Entendiendo que un extranjero no es regular o irregular, sino que su situación administrativa cambia, por lo que la irregularidad es una cir-cunstancia y no una condición de la persona extranjera (en este sentido, el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos -DUDH- de 1948, dispone que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y de-rechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”), ya que su única condición es la de ser humano independiente y con derecho a elegir el lugar de residencia (vid Art. 13 de la DUDH de 1948), por lo que se descarta “migrante e inmigrante”. En lo relacionado a “indocumentado”, el menor extranjero por ser menor tiene en primer lugar unos derechos inherentes como tal y lo más urgente y fundamental es proporcionarle protección, después ya vendrán otro tipo de intervenciones (vid Arts. 3 y 20 de la DUDH de 1948).

En Europa la problemática viene suscitada por “menor ex-tranjero”, entendiendo como tal, aquel menor de un Estado no miembro de la Unión Europea o de países asimilados. A nivel internacional, no se produce esta discordia, ya que to-dos son menores extranjeros de otros países.

Aún así, hoy en día hay Estados miembros de la Unión que en la práctica incluyen a los menores extranjeros no acompañados nacionales de la UE dentro del mismo concep-to de MENA, motivado por los propios Gobiernos con el ob-jetivo de poder brindar una mayor cobertura, auspiciado por el Principio de Interés superior del menor, incluso para poder realizar una comparación de estos dos perfiles de menores no acompañados (Red Europea de Migraciones 2010).

En España se está comenzando a trabajar en la misma vertiente como ya refleja el Borrador del Protocolo Marco de Actuaciones con Menores Extranjeros No Acompañados1 aplicando el Protocolo de MENA a los menores no acompa-ñados nacionales de la UE o asimilados en todo aquello que les sea favorable. Incluso asimila al MENA a aquellos meno-

res extranjeros que como polizones se hallen a bordo de un buque, nave o aeronave que se encuentre en puerto o aero-puerto español.

La definición de MENA de UNICEF (2009) auna todos los conceptos, términos y figuras, así como aquellos presupues-tos legales de Menor Extranjero No Acompañado que han sido legislado tanto desde el ámbito internacional, europeo como nacional (menor de 18 años, extranjero-entendiendo como tal a aquellos menores de terceros países-, encontrarse no acompañado por un adulto responsable de él y en una situación de desamparo o de desprotección); es la más con-sensuada y validada por todos los entes públicos y privados españoles que trabajan con el colectivo:

Menor Extranjero No Acompañado –MENA-:

El menor nacional de un Estado no miembro de la Unión o el apátrida menor de 18 años que al en-trar en territorio español, no va acompañado de un adulto. También será Menor Extranjero No Acom-pañado cualquier menor al que se deje solo tras su entrada en el territorio de un Estado miembro de la Unión Europea, en este caso en el territorio español.

Cuando el adulto reclina su responsabilidad una vez que el menor ha entrado en el territorio español, de forma que lo deja solo, o incluso lo deja solo antes de entrar en territorio español. La responsabilidad que recae sobre el adulto puede ser de hecho o de derecho, o sea haber sido asumida por ley o con arreglo a costumbre.

UNICEF y CGAE (2009): “Ni ilegales ni invisibles”. Realidad jurídica y social de los Menores Extranjeros en España. Infor-me 2009. Madrid.

2. ANáLISIS Y PRESENTACIÓN DE LOS DATOS

EL PERFIL DE LOS MENA EN ESPAÑA. En general cuando se habla de los MENA todos los pro-

fesionales (trabajadores sociales, psicólogos, educadores, policías, fiscales y médicos) que intervienen en infancia los

1 Actualmente se trabaja en el “Borrador del Protocolo Marco de Actuación de Menores Extranjero No Acompañados” de la Secretaria General de Inmigración y Emigración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Para ello existe un Equipo de trabajo formado tanto por la Fiscalía General del Estado (a través de la Sala del Coordinador de Extranjería), el Ministerio de Interior (a través de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras), el Ministerio de Exteriores (a través de la Dirección General de Asuntos Consulares), y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (a través de la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia). Como novedad en el Borrador se recoge de manera exhaustiva las actuaciones tanto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Fiscalías (Extranjería y Menores) como los Servicios de protección de menores a la hora de la localización e identificación y protección de un MENA, la coordinación y seguimiento del Registro de MENA, ubicado en el Fichero de ADEXTTRA de la Dirección General de la Policía y gestionado por la CGEyF, así como la resolución de la determinación de la edad o la problemática que plantea la documentación que no ofrece la suficiente garantía.

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Menores Extranjeros No Acompañados (MENA)

describen como un colectivo homogéneo, un solo grupo, caracterizado por todas las connotaciones de “extranjero” es decir, “son menores con otra cultura, otro idioma y otra situación familiar” diferentes a los menores nacionales con los que trabajan, aún encontrándose en la misma situación de desamparo, riesgo y vulnerabilidad.

Tras el análisis de los perfiles obtenidos del Ministerio de Interior, de Bravo Rodríguez (2005), de Gallego y otros (2006) y en especial de los estudios de UNICEF (2009 y 2010), Save the Children (2003 y 2007) y el Defensor del Pueblo (2011 y 2012), podemos presentar al MENA como un individuo independiente con unas vivencias de viaje únicas y propias, con unos motivos de migración particulares y una situación familiar y social concreta. Aunque se podría señalar algunos rasgos comunes y predominantes de los MENA llegados a España en los últimos años.

Con carácter general, el perfil de estos menores es el de joven de entre 15 a 18 años, procedente de Marruecos, Argelia, Mali, Nigeria y Republica de Guinea que viene a nuestro país a “buscarse la vida”, en ocasiones de forma voluntaria y, en otras, alentado por su familia y que al llegar a España se encuentra con un Sistema de protección en donde se le brinda una red social de integración basada en la adquisición de formación educativa y profesional, una asistencia social, psicológica, jurídica y sanitaria, alojamien-to y manutención, todo ello de difícil acceso en su país. En los últimos tres años se ha producido un aumento en la llegada de niñas procedentes del África-subsahariana y po-tencialmente vulnerables a la trata de personas en concreto a la explotación sexual.

Quiroga, Alonso y Armengol (2005), identifican tres moti-vos principales de migración, mientras que UNICEF (2010) los amplia a cuatro. Expectativas en su mayoría de mejoras eco-nómicas, culturales, políticas e incluso en expectativas crea-das por lo general por su propia familia y los Mass Media. En algunos casos también como escape y huida de situaciones de conflicto familiar o estructural, que atañe principalmente a las niñas y jóvenes homosexuales

3. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

El Informe de UNICEF (2009) La realidad Jurídica y social de los Menores Extranjeros en España, se podría contem-plar como el primer estudio a nivel nacional que aporta un análisis jurídico y social de la realidad, y conocimiento de los menores extranjeros más relevante, no sólo por el estudio detallado o los datos estadísticos que aporta, sino por la par-ticiparon e implicación de todos los entes públicos y privados

que trabajan en el ámbito de la protección de la Infancia y en particular con los MENA.

Al explicar la evolución del fenómeno MENA en España UNICEF pone en duda la fiabilidad de los datos recogidos de las distintas fuentes (pág. 38 pie de página 6). Incluso optó por mostrar los datos de las CCAA, entendiendo que en el año 2004 las competencias sobre la recopilación de datos acerca de los MENA pasó del Ministerio de Interior al Minis-terio de Empleo, antiguo Trabajo y Asuntos Sociales (pág. 38 pie de página 7). Lo cual no es cierto, ya que la gestión del Registro de Menores Extranjeros No Acompañados RMENA-2 siempre ha estado gestionado por la Dirección General de la Policía en coordinación con la Fiscalía General del Estado, con efectos exclusivos de identificación.

Los últimos datos facilitados por la Secretaria de Inmi-gración y Emigración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social a fecha de 31 de diciembre de 2012 contabilizaba un total de 2319 MENA en situación legal de desamparo, acogi-dos y/o tutelados por los Servicios de Protección de Menores de las Comunidades Autónomas en España, mientras que el Ministerio de Interior en la misma fechas hablaba que en el RMENA había 3261 MENA (de los cuales 482 causaban baja en enero de 2013, siendo la cifra redondeada de 2779), entre los distintos Ministerios hay un desnivel de 460 MENA.

A fecha de 31 de diciembre de 2013 el Registro de MENA de la Dirección General de la Policía contaba con 2841 MENA activos (incluyendo a 209 de la UE). Todavía no hay datos del Ministerio de Empleo (ver tabla I y II). En los últimos tres años se puede decir que el RMENA muestra una realidad cada vez más fiable del número de MENA acogidos y/o tutelados por las CCAA, todavía es pronto para analizar estos datos. Sin olvidar que la peculiaridad de este Colectivo provoca que el RMENA sea dinámico ante las constantes fugas de los Centro de Acogida o el traslado tutelado de estos menores.

Por este motivo se ha introducido en el Borrador del Mar-co Protocolo MENA un apartado para dejar claro la obliga-ción que tienen todas las partes intervinientes de realizar las comunicaciones pertinentes.

4. ENFOqUE DEL PLAN DE CASO CON EL COLECTIVO MENA

Si no podemos llegar a tener datos reales de la situación de los MENA en España induciremos a un análisis y evaluación inicial inadecuada del Caso, así como unas incorrectas pautas de intervención, ya que los objetivos y medidas planteadas no son acordes a la idiosincrasia del menor extranjero no acompa-ñado como persona individualizada, diferenciado con su igual

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Raquel Fuentes Sánchez

Tablai.- menoRes exTRanjeRos no acompañados-mena- y menoRes exTRanjeRos en siTuación legal de desampaRo, TuTelados

y/oacogidos poR los seRvicios de pRoTección de menoRes de las comunidades auTónomas (Todas las nacionalidades)

Fuente: Registro de Mena en ADEXTTRA. Dirección General de Policía. ** A fecha de 31 de diciembre de 2013

CC.AA

ACTIVOS FUGADOS UE

ARG

ELIA

GA

MBI

A

GH

AN

A

GU

INEA

BIS

SAU

MA

LI

MA

RRU

ECO

S

NIG

ERIA

REP.

GU

INEA

SEN

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L

SUD

AM

ERIC

A

ASI

ATIC

OS

REST

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TOTA

L

ARG

ELIA

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SUD

AM

ERIC

AN

OS

OTR

OS

TOTA

L

ACT

IVO

S

FUG

AD

OS

TOTA

L

TOTA

LES

COMUNIDAD AUTONOMA DE

GALICIA0 0 0 0 0 11 0 0 2 5 2 1 0 21 0 9 0 1 1 0 11 3 3 6 38

LA CORUÑA 0 0 0 0 0 6 0 0 2 4 2 1 0 15 0 8 0 1 0 0 9 0 0 0 24

LUGO 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 1 0 1 1 3

ORENSE 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 3

PONTEVEDRA 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 0 0 0 3 2 5 8

COMUNIDAD AUTONOMA DE

LA RIOJA1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2

LOGROÑO 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2

COMUNIDAD AUTONOMA DE

MADRID1 0 0 1 6 59 4 5 1 1 11 6 3 98 0 2 0 0 0 0 2 118 0 118 218

MADRID 1 0 0 1 6 59 4 5 1 1 11 6 3 98 0 2 0 0 0 0 2 118 0 118 218

COMUNIDAD AUTONOMA DE

MURCIA30 0 1 0 3 36 0 2 1 5 0 0 0 78 14 3 0 0 0 0 17 5 2 7 102

MURCIA 30 0 1 0 3 36 0 2 1 5 0 0 0 78 14 3 0 0 0 0 17 5 2 7 102

COMUNIDAD AUTONOMA DE

NAVARRA1 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 1 4 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 5

PAMPLONA 1 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 1 4 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 5

COMUNIDAD AUTONOMA DEL

PAIS VASCO20 3 2 1 0 318 1 5 3 6 22 9 1 391 21 148 1 13 0 1 184 1 11 12 587

GUIPUZCOA 6 0 1 1 0 84 0 2 2 0 5 3 1 105 8 63 1 4 0 0 76 0 5 5 186

VIZCAYA 10 2 0 0 0 213 0 2 1 6 2 1 0 237 12 85 0 7 0 1 105 1 5 6 348

ALAVA 4 1 1 0 0 21 1 1 0 0 15 5 0 49 1 0 0 2 0 0 3 0 1 1 53

COMUNIDAD AUTONOMA DE

VALENCIA7 0 0 8 0 59 3 0 1 20 5 7 7 117 6 12 1 0 3 0 22 25 7 32 171

CASTELLÓN 0 0 0 0 0 9 0 0 0 1 0 0 0 10 0 2 0 0 0 0 2 4 0 4 16

VALENCIA 7 0 0 8 0 47 3 0 1 19 5 7 7 104 2 7 0 0 0 0 9 20 1 21 134

ALICANTE 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 0 0 0 3 4 3 1 0 3 0 11 1 6 7 21

CIUDAD AUTONOMA DE

CEUTA3 1 0 0 7 132 0 3 0 0 1 8 0 155 6 82 0 0 0 0 88 0 0 0 243

CEUTA 3 1 0 0 7 132 0 3 0 0 1 8 0 155 6 82 0 0 0 0 88 0 0 0 243

CIUDAD AUTONOMA DE

MELILLA10 0 0 0 3 191 3 3 0 0 20 22 0 252 6 141 0 4 0 0 151 0 0 0 403

MELILLA 10 0 0 0 3 191 3 3 0 0 20 22 0 252 6 141 0 4 0 0 151 0 0 0 403

TOTAL 142 13 24 17 60 2.001 37 37 26 61 75 120 19 2.632 117 943 3 65 7 3 1.138 209 80 289 4.059

TOTAL MENORES ACTIVOS2.841

(incluidos los de la U.E.)

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Menores Extranjeros No Acompañados (MENA)

Tabla ii.- llegada de menoRes exTRanjeRos de maneRa iRRegulaR a las cosTas españolas en embaRcaciones iRRegulaRes

Datos facilitados por la Unidad Central de Expulsiones y Repatriaciones. Comisaría General de Extranjería y Fronteras. Ministerio de Interior.

2 El Registro de Menores Extranjeros No Acompañados fue creado por el RD 864/2001 que desarrollaba el Reglamento de Extranjería, siempre ha estado gestionado por la Dirección General de la Policía en coordinación con la Fiscalía General del Estado, con efectos exclusivos de identificación. Tanto los Servicios de Protección de Menores, como el resto de Fuerzas de Seguridad (Guardia Civil, Policías Autonómicas y Locales), Instituciones Sanitarias o cualquier otra entidad pública o privada deberán de poner en conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía la identificación y localización de un MENA. Con el fin de auxiliar y colaborar en la actualización de los datos y funcionamiento del RMENA (Art. 215 del RD 551/2011 e Instrucción 1/2012 de Fiscalía General del Estado sobre la coordinación del RMENA). Si bien, desde 2007 el Cuerpo Nacional de Policía está trabajando con los Servicios de Protección de Menores, FGE y Ministerio de Empleo para que el funcionamiento del RMENA contenga la totalidad de MENA tutelados y/o acogidos en España, dado que no todos estos menores entran en el sistema de protección con conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía. El RMENA se desarrolla reglamentariamente en los artículos 9.1 y 9.4. de la Orden INT/28/2013, de 18 de enero, por la que se desarrolla la estructura orgánica y funciones de los Servicios Centrales y Periféricos de la Dirección General de la Policía y en la instrucción segunda- competencias de gestión de la Instrucción 13/2011 del Secretario de Estado de Seguridad, de 13 de diciembre, sobre el funcionamiento del Registro de MENA.

(también extranjero) por el sexo, nacionalidad, situación fami-liar y motivos de migración diferentes y comunes en algunos casos, pero en definitiva propias, provocando que las respues-tas de intervención definidas no sean las más adecuadas para las necesidades de cada uno de estos menores.

Una de las piezas claves, y en la que mayor esfuerzo se debe de poner por parte del equipo -multidisciplinar- de pro-fesionales, es en la realización de una adecuada evaluación inicial de cada caso, debe ser lo más individualizada y amol-dado a las necesidades particulares de cada menor. Como defiende Bravo y del Valle (2009) “…evitando así generalizar

la preparación para la emancipación como proyecto educati-vo único por su condición de MENA”.

Para González Báez (2009) la intervención psicológica con MENA se basa en la necesidad de que el profesional co-nozca la cultura de de los MENA, para poder discernir que comportamientos suelen ser los normales en sus países de origen. Resume en varias pautas la iniciación de la relación “profesional-MENA” (conocer ciertas palabras en el idioma del menor, como clave para iniciar la relación y la figura del mediador intercultural al inicio de la intervención). Establece a su vez cinco fases: establecimiento de la relación, conoci-

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Raquel Fuentes Sánchez

miento del MENA, evaluación y establecimiento de objetivos (el MENA es parte actuante e interviene), fase de interven-ción y fase de seguimiento.

5. APORTACIONES

Después de repasar los relatos de vida de los MENA (recogi-dos por Save the Children, la Oficina de El Defensor del Pue-blo, UNICEF, Fundación Pere Tarrés y ACNUR, entre otros). Observamos la necesidad de procurar que todos los profesio-nales que intervienen en el Plan de Caso conozcan no sólo los factores de migración en general del Colectivo MENA, sino también poder llegar a saber los costes del viaje que cada MENA ha vivido (las situaciones duras de supervivencia, abusos y agresiones sexuales, sobre todo a niñas, la exposi-ción a que caigan en las redes de organizaciones criminales de trata de personas y las situaciones de estrés y crisis por las que pasan), necesario para entender las pautas de conducta de cada MENA.

Los profesionales deberán prestar mayor atención por si el MENA no supera estos factores y pueden ser origen y/o potenciadores del Síndrome del Inmigrante con estrés cró-nico y múltiple conocido como Síndrome de Ulises (Joseba Achotegui 2004)

Los objetivos de intervención en el Plan de Caso, deberá contar con la participación activa del MENA, abarcando a corto plazo desde la protección del menor de manera inte-gral (resolución de desamparo, acogida y/o asunción de la tutela, asistencia médica, etc.) hasta propiciar un entorno seguro que permita al MENA adquirir habilidades necesa-rias para su desarrollo afectivo, psicológico e intelectual. A medio plazo la adquisición de hábitos de vida saludables, una formación – laboral que facilite su integración social a su nueva comunidad. Y a largo plazo la plena autonomía e inserción laboral y social, evitando los riesgos de exclu-sión social, al tratarse de un colectivo vulnerable (el Go-bierno de Navarra establece un Protocolo de Intervención Plan de Caso a seguir con el MENA, desde una perspectiva integral, dando cuenta de las características como colectivo heterogéneo, diferenciando al MENA como individuo inde-pendiente. Ver bibliografía). Que no se debería de romper tal itinerario aunque el MENA se desplace de un centro o se vaya a otra ciudad. Evitando malgastar recursos (se evitan nuevas evaluaciones y desgastes de recursos para un mismo caso).

Desde los Colegios de Trabajadores Sociales se debería potenciar convenios de colaboración entre los profesionales en activo y las Universidades para la realización de estudios

de población y campo con los MENA y con los jóvenes ex-tranjeros extutelados (mayores de edad), y así poder realizar el seguimiento de la consecución de objetivos y poder eva-luar los programas y métodos de intervención y el Plan de Caso en las distintas CCAA.

6. BIBLIOGRAFIA

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Defensor del Pueblo: Memorias Anuales de la Oficina del Defensor del Pueblos (2007), (2008), (2009), (2010), (2011) y (2012).

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Menores Extranjeros No Acompañados (MENA)

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Reflexiones acerca de las similitudes y las diferencias entre los Servicios Sociales de Atención Básica de Barcelona-España y de

Fortaleza-Brasil

Reflections about the similarities and the differences in the primary care of social services of Barcelona-Spain and Fortaleza-Brazil

EVELINE ChAGAS LEMOSUniversidad de Barcelona

Resumen: La presente comunicación tiene como objetivo reflexionar y dar a conocer las similitudes y diferencias entre los centros de servicios sociales de atención básica de Barcelona-España (Centros de Servicios Sociales - CSS) y de Fortaleza-Brasil (Centros de Referencia de la Asistencia Social - CRAS), ha-ciendo énfasis en las políticas públicas que instituyen estos centros, su marco organizativo y funcional, y la intervención de los trabajadores sociales. Se optó por utilizar la metodología cualitativa, a través del método de estudio de casos y como instrumentos de recogida de datos: la observación participante, las entrevistas individuales y las entrevistas en grupo. El análisis de los datos fue realizado a través de la triangulación de las diferentes fuentes de datos: el marco teórico de referencia, los registros del diario de campo y el discurso de los profesionales y familias atendidas. Los resultados revelan que pese la diferencia entre los dos contextos sociales, las Leyes y Directrices que orientan la creación de estos cen-tros en los dos países apuntan similitudes, por ejemplo: ambos son la puerta de entrada de los servicios sociales, atienden a las personas y familias en situación de vulnerabilidad y riesgo social, actúan a nivel territorial y poseen un equipo interdisciplinar. Sin embargo, el contexto social marca la diferencia en la intervención profesional, donde en el CSS predomina la atención individual y familiar, mientras que en el CRAS prepondera la visita domiciliaria y la intervención en grupos.

Palabras clave: Políticas públicas, servicios sociales, trabajadores sociales, intervención, estudio com-parado.

Abstract: This Communication presents and reflects about the similarities and differences between the primary care of social services in Barcelona-Spain and Fortaleza-Brasil, emphasizing the public policies, the organization of this centers and the intervention of social workers . This investigation presents a comparative study. The methodology used is a qualitative approach; as a research method the case study; and the instruments were the participant observation, the individual interview to professionals and the group interview to the families attended. As the results it presents the similarities and differ-ences between the public policies and the social work (in primary care) in the two countries. It has been shown that, despite the difference between the two social contexts, there are considerable similarities in the primary care of social services in both realities. However, the social context makes the difference in professional intervention: In Barcelona the individual and family care predominates, while in For-taleza preponderates home visits and intervention groups.

Keywords: Public policies, social services, social workers, intervention, comparative study.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 114

Eveline Chagas Lemos

1. INTRODUCCIÓN

Los datos presentados son parte de los resultados de la investigación titulada: “Trabajo social con familias: un es-tudio comparado sobre la intervención en los CRAS de Fortaleza-CE-Brasil y en los CSS de Barcelona-ES”, realiza-da en el marco del programa de doctorado “Educación y Sociedad” de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona; y de la línea de investigación “Trabajo Social con Familias” del GRITS – “Grup de Recerca i Innovació en Treball Social”, del Departamento de Trabajo Social de la referida universidad.

Se trata de un estudio acerca de las políticas públicas en el ámbito de la asistencia social y de la intervención de los trabajadores sociales en los servicios sociales de atención bá-sica, en una perspectiva internacional (España y Brasil),

Se ha optado por limitar el objeto de estudio a los Servi-cios Sociales de Atención Básica debido a que suelen ser la puerta de entrada al sistema de servicios sociales y los traba-jadores sociales, mayoritariamente, son los profesionales que intervienen en ese ámbito, responsables de la ejecución de las acciones y los programas derivados de las políticas públi-cas (Chagas, 2012).

Las políticas sociales son la formas organizadas de res-ponder político y administrativamente a la garantía, a las personas y a las familias, del mínimo considerado indispen-sable para reducir la inseguridad que generan determinadas contingencias, como la enfermedad, el desempleo, la vejez; asegurando el acceso universal a los servicios sociales consi-derados indispensables por cada sociedad (Subirats, 2010).

En este estudio, se realizó la revisión bibliográfica y se profundizó en las leyes y directrices que determinan la crea-ción de los Centros de Servicios Sociales (CSS) de Cataluña; y de los Centros de Referencia de la Asistencia Social (CRAS) de Brasil. Así, el énfasis se pone en la Ley 12/2007, de Servicios Sociales de Cataluña; en la Ley Orgánica de Asistencia Social (LOAS-Brasil) y la Política Nacional de Asistencia Social (PNAS) de Brasil.

El sistema de servicios sociales catalán está integrado por un conjunto de recursos, equipamientos, proyectos, progra-mas y prestaciones desarrollados por la red de atención pú-blica, formada por los servicios de titularidad pública y priva-dos (acreditados y concertados). Los primeros garantizan la equidad territorial y el desarrollo de acciones básicas, y los dos últimos realizan actividades y prestaciones que comple-mentan y garantizan la seguridad social.

Los servicios sociales deben prevenir situaciones de riesgo; compensar los déficits de soporte social y económico, y de si-

tuaciones de vulnerabilidad y dependencia. Han de promover las actitudes y capacidades de las personas como principales protagonistas de sus vidas. Están divididos en Servicios So-ciales Básicos (SSB) y Servicios Sociales Especializados (SSE).

Los SSB garantizan la proximidad a los usuarios y fami-lias. Son de carácter público, local y se constituyen como dis-positivos de información, diagnóstico, orientación, soporte, intervención y asesoramiento individual y comunitario. Son ejecutados a través de: los equipos básicos (que actúan en los CSS); los servicios de ayuda a domicilio/tele-asistencia; los servicios residenciales de estancia limitada, los servicios de comedor, y los servicios de intervención socioeducativa no residencial a infancia y adolescencia. Se organizan por terri-torios y posen equipos multidisciplinares (Barcelona, 2004; 2009; 2012).

Los equipos básicos, objeto de análisis del presente es-tudio, están compuestos de profesionales que intervienen en los CSS. Tienen las funciones de detectar y prevenir si-tuaciones de riesgo o exclusión social; recibir y analizar las demandas relativas a las necesidades sociales del territorio; informar, valorar, orientar y asesorar; intervenir realizando soporte o seguimiento de personas y familias; gestionar y coordinar los servicios de primer nivel correspondientes; tramitar y hacer seguimiento de programas y prestaciones; hacer trabajo social comunitario, tramitar propuestas de de-rivación a los servicios sociales especializados o a otras redes asistenciales.

En Brasil, la PNAS representa un avance en el reconoci-miento, por parte del Estado, de los derechos sociales. La asistencia social pasa a ser validada como una política de protección social, entendida como la forma institucionaliza para proteger a las personas, sus contextos y su familia. De acuerdo con la PNAS, el Estado debe responder al derecho, de las personas y familias, a tener ingresos económicos y au-tonomía. Las respuestas a dichos derechos es traducida en lo que se denomina de ‘seguridad’ y son clasificadas en tres: seguridad de supervivencia (ingresos), seguridad de acogida (derecho a la alimentación, el vestuario y la vivienda); y segu-ridad de convivencia familiar (no aceptación de situaciones de reclusión o pérdidas de relaciones).

Para gestionar la Política se inicia, en 2005, la construc-ción del Sistema Único de Asistencia Social (SUAS), que regula y organiza los servicios, programas y recursos socio-asistenciales. Esa red de protección y promoción social tiene como objetivo enfrentar la pobreza, el hambre, las desigual-dades, y reducir los riesgos y situaciones de vulnerabilidad. Es compuesta por los programas de trasferencia de renta y los servicios socio-asistenciales.

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Reflexiones acerca de las similitudes y las diferencias entre los Servicios Sociales de Atención Básica de Barcelona-España y de Fortaleza-Brasil

Para organizar la oferta de los recursos y servicios, y se-gún la complejidad de los casos y el perfil de las personas atendidas, la asistencia social distingue dos tipos de protec-ción: la básica y la especial. El estudio se ha desarrollado en el ámbito de la Protección Social Básica (PSB), que tiene como objetivo prevenir situaciones de vulnerabilidad y ries-go a través del desarrollo de potencialidades y adquisicio-nes, y del fortalecimiento de vínculos familiares y comuni-tarios (PNAS:2008).

Los CRAS, formado por un equipo interdisciplinar, son los centros responsables para la implementación y articulación de los beneficios, programas y servicios socio-asistenciales de la PSB en el territorio, bien como por realizar el acom-pañamiento a las familias. El Gobierno Federal junto a los Estados y los municipios son co-responsables por esa gestión y deben pactar sobre los procedimientos que garanticen su oferta (Brasil, 2009).

2. MATERIAL Y MéTODOS

Se ha optado por utilizar la investigación cualitativa ya que, en este tipo de metodología, los objetos de estudio son ca-racterizados por su complejidad, debiendo ser aprendidos en su totalidad y en su contexto cotidiano, en la búsqueda de descubrir lo nuevo y desarrollar teorías fundamentadas em-píricamente. Se orienta a analizar casos en su particularidad temporal y local, a partir de las personas en sus contextos (Flick, 2004). Los rasgos de este tipo de investigación son la conveniencia de los métodos y las teorías; las perspectivas de los participantes y su diversidad; la capacidad de reflexión del investigador; y la variedad de los enfoques y métodos utiliza-dos (Anguera, 1987).

Se trata de una investigación comparada, considerada como el estudio dos o más realidades, con el objetivo de proporcionar la explicación de un fenómeno determinado estableciendo un nexo causal entre una o varias variables (Morlino, 2010). Las grandes unidades de comparación fue-ron las políticas públicas y la intervención de los trabajadores sociales.

Se optó por utilizar la técnica del estudio de casos, caracterizado por ser un método que valora y permite incorporar las perspectivas de los diferentes grupos de actores del caso en estudio, así como la interacción entre ellos, permitiendo un examen intensivo y en profundidad de los diversos aspectos de un mismo fenómeno (Stake, 1998).

El trabajo de campo fue realizado en Brasil y España, más específicamente en dos ciudades: Fortaleza y Barcelona. Las dos ciudades se caracterizan por la descentralización política y administrativa. Se optó por elegir un centro de servicios sociales de atención primaria (con características socio-eco-nómicas similares) en cada ciudad y, a partir de ahí, conocer en profundidad los dos entornos.

A parte de la revisión de la literatura, se optó por uti-lizar como instrumentos de recogida de datos: la observa-ción participante (6 meses en cada contexto), las entrevistas individuales en profundidad a los profesionales trabajadores sociales, psicólogos y educadores de los centros (total de 15 entrevistas); y las entrevistas en grupos a las familias atendi-das (3 grupos con un total de 17 participantes).

El análisis de los datos obtenidos, a través del diario de campo, de la transcripción de las entrevistas y de las entre-vistas en grupo, fue realizado con el soporte del programa Atlas-ti y durante todo el proceso se consideró la retroali-mentación entre las teorías estudiadas y las informaciones adquiridas en campo.

3. RESULTADOS

Las Figuras 01 y 02 presentan las bases y la organización del Sistema de Servicios Sociales de Catalunya y de Brasil, respectivamente.

Respeto a los servicios sociales de atención primaria, ob-jetos del presente estudio, se destacan, como resultados ge-nerales, que:

Los Centros de Servicios Sociales – CSS y los Centros de Referencia de la Asistencia Social – CRAS se crearon a partir de la necesidad de promover políticas preventivas y comuni-tarias.

La intervención de las trabajadoras sociales en estos con-textos está enmarcada en los objetivos establecidos por el marco institucional.

La Tabla 01 presenta los datos sobre el contexto de las ciudades y de los territorios dónde se sitúan los Centros de Servicios Sociales Básicos estudiados:

Seguidamente, la Tabla 02 presenta doce categorías de análisis que posibilita la visualización de las similitudes y dife-rencias entre el CSS y el CRAS, respeto al marco legislativo, organizativo y funcional.

Respecto a las actividades de los trabajadores sociales, la Tabla 03 describe las principales actividades realizadas en el cotidiano profesional.

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Eveline Chagas Lemos

Estatuto de Autonomía de Catalunya  

Declaración Universal de los Derechos Humanos Carta Social Europea Constitución Española

Ley Catalana de Servicios Sociales

Servicios Sociales Básicos (prestaciones):

• Servicio básico de atención social primaria SBASP (equipos básicos)

• Servicio de ayuda a domicilio / Teleasistencia

• Servicios residenciales de estancia limitada

• Servicios de comedor • Servicio de asesoramiento técnico de

atención social • Servicios de intervención

socioeducativa no residencial a infancia y adolescencia

• Servicio de información y atención a las mujeres

 

Servicios sociales especializados

Las prestaciones de servicios van dirigidos a:

• Infancia, adolescencia y juventud • Personas mayores con dependencia o riesgo

social • Personas con discapacidad • Personas con problemática social derivada de

enfermedad mental • Personas afectadas por el virus VIH/SIDA • Cuidadores (familiares u otros cuidadores no

profesionales) • Familias con problemática social y de riesgo de

exclusión social • Mujeres en situación de violencia machista y

sus hijos • Víctimas de delitos con violencia o personas en

riesgo • Personas con drogodependencia

Atención Social Especializada Atención Social Básica

Sistema de Servicios Sociales

Recursos +

Prestaciones (servicios, tocológicas y económicas) +

Programas, equipamientos, actividades

Figura 01. Elaboración propia

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Reflexiones acerca de las similitudes y las diferencias entre los Servicios Sociales de Atención Básica de Barcelona-España y de Fortaleza-Brasil

PSB - Protección Social Básica PSE - Protección Social Especial

+  

Seguridad de renta

Programa de Erradicación del Trabajo Infantil - PETI

 

Servicios Socio-asistenciales

Media complejidad

Servicio de Protección y Atención Especializada a Familias e Individuos - PAEFI

Servicio Especializado en Abordaje Social

Servicio de protección social a adolescentes en cumplimiento de medidas socio-educativa de Libertad Asistida (LA) y de prestación de servicios a la comunidad (PSC);

Servicio de protección especial para personas con discapacidad, personas mayores y sus familias;

Servicio especializado para personas sin techo

Alta complejidad

Servicio de Acogida Institucional (abrigo institucional, casa-lar, casa de pasaje, residencia inclusiva);

Servicio de Acogida en Republica;

Servicio de Acogida en Familia Acogedora;

Servicio de protección en situaciones e calamidad pública y emergencia.

+  

Lei Orgânica da Assistência Social - LOAS

Política Nacional de Assistência Social - PNAS

 

CREAS Centro de Referencia Especializada de La

Asistencia Social

 

CRAS Centro de Referencia de Asistencia Social

Red de Protección y Promoción Social Enfrentar la pobreza, hambre, desigualdad y reducir riesgos y vulnerabilidades

Seguridad de renta + Servicios Socio-asistenciales

SUAS Sistema Único de Assistência Social

+  

Seguridad de renta

Programa Bolsa Familia – PBF

Beneficio de Prestación Continuada – BPC

 

Servicios Socio-asistenciales

Servicio de Protección y Atención Integral a las Familias – PAIF Servicios de Convivencia y Fortalecimiento de Vínculos (grupos: de niños, de jóvenes y de personas mayores) Servicio de PSB en domicilio para personas con discapacidad y personas mayores.

Beneficios eventuales

Figura 02. Elaboración propia

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Eveline Chagas Lemos

Tabla 01: conTexTualizando la inTeRvención: ciudades y cenTRos

Barcelona Fortaleza

Población ciudad 1.620.943 2.505.552

N.º Centros de S.S. Básico 35 23

Territorio referencia CSS/CRAS 1.09km² 16.8km²

Población referencia CSS/CRAS 23.101 113.443

Equipo CSS/CRAS

1 Coordinadora8 Trabajadores Sociales1 Psicólogo2 educadores2 Administrativas

1 Coordinadora2 Trabajadores Sociales1 Psicólogo3 educadores2 Administrativas

Fuente: Elaboración propia

Tabla 02: compaRaTiva del conTexTo de inTeRvención enTRe el css y el cRas

Dimensiones de análisis CSS CRAS

Marco organizativo y funcional

Ley 12/2007, de Servicios Sociales de Cataluña; Nuevo modelo de los CSS de Atención Pri-maria.

Política Nacional de Asistencia Social – PNAS.Sistema Único de Asistencia Social - SUAS

Características de los servicios

Puerta de entrada al sistema de SS.Referencias de la atención social básica en el territorio.

Puerta de entrada al sistema de SS.Referencias de la atención social básica en el territorio.

Ámbitos intervención Individual, familiar, grupal y comunitario. Individual, familiar y grupal, comunitario.

Perfil usuarios Personas y familias. Ciudadanos y grupos que se encuentran en

Objetivo centro el bienestar social y favorecer la integración de las personas y familias.

la aparición de situaciones de vulnerabilidad y riesgo social.

Formas de entrada de usuarios/familias

Demanda espontanea; Derivados de otros CSS u otros recursos.

Demanda espontanea, Derivados de otros CRAS u otros recursos.

Inicio atenciónAsignación de un profesional de referencia,Apertura de expediente.

Asignación de un profesional de referencia,Apertura de expediente.

Organización del CentroUnidad de primera atención Unidad de seguimiento, tratamiento y aten-ción colectiva

Las funciones son distribuidas de acuerdo con la titulación de los profesionales.

Intervención UPA y USTAC: predominio de la Predominio de grupo de familias, de perso-nas mayores, de jóvenes y de niños.

Duración acompañamiento

familiar

UPA: 6 mesesUSTAC: indeterminado

6 mesesLa intervención en los grupos es indeterminada.

Fuente: Elaboración propia

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Reflexiones acerca de las similitudes y las diferencias entre los Servicios Sociales de Atención Básica de Barcelona-España y de Fortaleza-Brasil

Tabla 03. acTividades Realizadas poR los TRabajadoRes sociales en el css y cRas

ACTIVIDADESTAREAS DE LAS TRABAJADORAS SOCIALES

CSS CRAS

Atención directa a los usuarios y familias en el

centro

Entrevista individual y familiar (de forma ha-bitual);Atención por teléfono.

Entrevista individual y familiar (de forma es-porádica);Atención por teléfono;

Atención en el domicilio Visitas domiciliarias a iniciativa del equipo y demandadas por otras instituciones.

Visitas domiciliarias para acompañamiento familiar; para investigar datos de usuarios; y demandadas por otras instituciones.

Atención grupal Planificación y facilitación de los encuentros grupales.

Planificación y facilitación de los encuentros grupales, que pueden ser en el CRAS o en otros recursos comunitarios.

Registros Registro de los datos recogidos en las entre-vistas, visitas domiciliarias, reuniones, etc.

Registro de los datos recogidos en las entre-vistas, visitas domiciliarias, reuniones, etc.

Derivaciones Derivación a otros recursos cuando la de-manda no puede ser atendida en el CSS.

Derivación a otros recursos cuando la de-manda no puede ser atendida en el CRAS.

Generar demanda de familias -

Búsqueda de familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad a través de visitas domiciliarias.

Coordinación con los demás recursos del

territorio

Coordinación de casos y reuniones con otros profesionales de la red.

Coordinación de casos y reuniones con otros profesionales de la red.

GestionesAcciones internas y externas (llamadas tele-fónicas, registros, elaboración de informes, etc.).

Acciones internas y externas (llamadas tele-fónicas, registros, elaboración de informes, etc.).

Informes Elaboración de informes sobre la situación social de personas y familias.

Elaboración de informes sobre la situación social de personas y familias.

Concesión de prestaciones

Secuencia de tareas que viabilicen la conce-sión de prestaciones a los usuarios.

Secuencia de tareas que viabilicen la conce-sión de prestaciones a los usuarios.

Visitas institucionalesContacto con los demás recursos del territo-rio para trabajar casos y fortalecer el trabajo en red.

Contacto con los demás recursos del territo-rio para trabajar casos y fortalecer el trabajo en red.

Acompañamiento y coordinación con

trabajadoras familiares

Coordinación con las trabajadoras sociales para definir una intervención conjunta. -

Reuniones internas

De equipo (UPA, USTAC, coordinadora y ad-ministrativas);UPA y coordinadora; USTAC y coordinadora;Para trabajar casos (UPA, USTAC y coordina-dora);De supervisión (UPA, USTAC, coordinadora y profesional externo);

de equipo (coordinadora, trabajadoras so-ciales, psicóloga, educadores y orientadores, administrativas, profesionales que trabajan en la actualización de datos de familias que reciben prestación económica, cocinera, per-sonal de limpieza y seguridad).

Formación Esporádica. Bi-mensual.

Fuente: Elaboración propia.

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Eveline Chagas Lemos

4. DISCUSIÓN

Pese la diferencia entre los dos contextos sociales, las Leyes y Directrices que orientan la creación de los CSS y CRAS apun-tan similitudes, por ejemplo: ambos son la puerta de entrada de los servicios sociales, atienden a las personas y familias en situación de vulnerabilidad y riesgo social, priman su for-talecimiento y capacidad de superar las dificultades, actúan a nivel territorial y poseen un equipo interdisciplinar, con el predominio de trabajadores sociales.

Las formas de entrada de las personas usuarias y familias son las mismas, con la diferencia que en el CRAS se realiza la búsqueda activa, donde los profesionales salen del centro para identificar, en el territorio, las familias que tienen perfil para ser atendidas, y también para conocer la realidad del territorio y sus problemáticas.

Respecto a la diferenciación en unidades, el CSS está di-vidido en tres (gestión administrativa; UPA y USTAC), no exis-tiendo diferenciación en el CRAS.

Las actividades realizadas en la intervención por las traba-jadoras sociales en el CSS y en el CRAS son básicamente las mismas, con la diferencia que en CSS predomina la atención individual y familiar, mientras que en el CRAS prepondera la visita domiciliaria y la intervención en grupos.

Respecto a la sinergia entre las funciones y saberes pro-pios de cada disciplina, en el CSS, aunque trabajadores so-ciales y educadores realicen las mismas tareas, hay una dife-renciación entre las disciplinas. La función del psicólogo en el equipo es más específica. En el CRAS no hay diferencia entre las funciones y tareas desarrolladas por las trabajadoras sociales y psicólogos. Ya los educadores realizan tareas muy específicas, relacionadas a la intervención en grupos.

Los CSS cuentan con el apoyo de las trabajadoras fami-liares, reconocidas por las trabajadoras sociales como im-portante soporte profesional. No hay ningún profesional en Brasil que tenga función similar en el ámbito de la asistencia social.

Aunque las políticas sociales definen el acceso universal a los derechos sociales, los centros de servicios sociales atien-den sólo a perfiles muy específicos de la población (que re-presenta la demanda expresada) por lo que, en la práctica, su universalidad no acaba de conseguirse debido a diferentes barreras de accesibilidad, especialmente en Brasil.

Los profesionales del CSS y del CRAS valoran que ha habi-do un avance en lo que se refiere a la elaboración y aplicación de políticas sociales, pero hace falta fortalecer las políticas en los ámbitos de los servicios sociales y familiares, ya que éstas son jóvenes y señalan no estar consolidadas. Además,

están de acuerdo que las condiciones de trabajo podrían ser mejores.

Una significativa diferencia en la planificación y la ejecu-ción de las políticas públicas es que en Barcelona los CSS parecen ser más accesibles a todas las personas y, en general, la población tiene más conocimiento sobre sus derechos y las prestaciones a que pueden acceder. En Fortaleza el conoci-miento de los CRAS está restringido a las familias que reciben la prestación económica del programa llamado Bolsa Familia (que es lo equivalente a los programas de renta mínima en España).

En las dos realidades los trabajadores sociales tienen mu-cho conocimiento acerca de los problemas sociales y de los derechos adquiridos históricamente por los ciudadanos, sien-do los responsables de garantizarlos y tramitarlos. Las fami-lias reconocen la importancia de la intervención de los tra-bajadores sociales, y la valoran muy positivamente. Hay una práctica institucionalizada y el reconocimiento del valor del trabajador social por parte tanto de la administración pública como de las familias.

Debido al conocimiento que su propia condición de tra-bajador le permite adquirir, los trabajadores sociales señalan la distancia entre las políticas públicas y la realidad, además tienen propuestas de mejora a las políticas públicas. Ahí está el compromiso social y político de colaborar con la elabora-ción de políticas públicas más realistas y que atiendan a las reales necesidades de las personas.

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(13) Stake, R.E. (2007). Investigación con estudio de casos (4.ª ed.).Madrid. Morata.

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 123

Una aproximación a la influencia de la Inteligencia Emocional Percibida en su relación con los niveles de Burnout y Engagement en el

desempeño del Trabajo Social

An approximation to the influence of the Perceived Emotional Intelligence in his relation with the levels of Burnout and Engagement

in the performance of the Social WorkBEATRIz ESTEBAN RAMIRO

Universidad de Castilla-La Mancha

Resumen: Introducción. Los/as Trabajadores/as sociales han sido definidos, tradicionalmente, como grupo de riesgo para padecer burnout, siendo escasas las investigaciones vinculadas a este colectivo. Siguiendo nuevas líneas de investigación sobre los elementos que pueden intervenir en ello, este traba-jo trata de ofrecer un nuevo abordaje a la cuestión, realizando un estudio inicial exploratorio que anali-za la relación entre la inteligencia emocional percibida (IEP) y el grado de desgaste profesional (burnout) y los niveles ilusión por el trabajo (engagement) en profesionales del trabajo social. Material-Método. Partiendo de la hipótesis de que la IEP funciona como un factor protector para la aparición y desarrollo del burnout y a su vez, se asocia con niveles más elevados de ilusión por el trabajo, seleccionamos una muestra de trabajadores sociales en el ámbito territorial de Castilla la Mancha compuesta por 45 profe-sionales. Para ello se utilizaron una serie de instrumentos: la escala de inteligencia emocional percibida (TMMS-24), de medición del engagement (UWES) y la escala para medir el burnout (MBI). Resultados y Discusión. Los resultados atisban la necesidad de prestar atención a los componentes emocionales en el desempeño del trabajo social. Encontramos que tanto la claridad como la reparación emocional tienen relación directa con los niveles de ilusión en el trabajo (engagement). Se hallaron niveles medio-altos en los componentes del burnout, especialmente relevante en el caso de la despersonalización, lo que pone de manifiesto que se debe prestar atención a los factores incidentes en esta cuestión así como a la exploración de los componentes que puedan mediar para solventarlo.

Palabras clave: Inteligencia emocional percibida, burnout, engagement, trabajadores sociales.

Abstract: The social workers have been defined, traditionally, as a group at risk to suffer burnout, but there are scanty the investigations linked to this group. Following new lines of investigation on the ele-ments that can intervene in it, the present investigation tries to offer a new boarding to the question, realizing an initial exploratory study that the relation analyzes between the perceived emotional intelli-gence (IEP), burnout and engagement of social workers native of Castilla la Mancha. Departing from the hypothesis of that the IEP works as a protective factor for the appearance and development of the burn-out and in turn, it associates with higher levels of illusion for the work (engagement) we select a sample of social workers in the territorial area of Castilla - la Mancha composed by 45 professionals. For what a series of tests were in use: the scale of emotional perceived intelligence (TMMS-24), of measurement of the engagement (UWES) and the scale to measure the burnout (MBI). The results watch the need to pay attention to the emotional components in the performance of the social work. We think that both the clarity and the emotional repair have direct relation with the levels of engagement. In the sample levels were situated way - high place in the components of the burnout, specially relevant in case of the desper-sonalization, which reveals that it is necessary to pay attention to the incidental factors in this question as well as to the exploration of the components that could happen to settle it.

Keywords: Perceived emotional intelligence, engagement, burnout, social worker.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 124

Beatriz Esteban Ramiro

1. INTRODUCCIÓN

Trabajo Social y BurnoutLa situación actual del Trabajo Social en España está con-

dicionada por el acentuado debilitamiento del Estado de Bienestar lo que conlleva un aumento de la presión ejercida sobre los y las profesionales que desarrollan su labor en este campo y en las organizaciones prestadoras de servicios socia-les, quienes, a menudo, tienen que hacer frente a las exigen-cias de las organizaciones, las demandas de la ciudadanía y sus valores y principios profesionales (Lázaro, 2004).

Las respuestas que los/as profesionales deben articular a los requerimientos del entorno laboral pueden producir ten-sión, estrés, o ansiedad que mantenidas en el tiempo pueden ocasionar el llamado síndrome de estar quemado en el traba-jo (burnout), (Pena & Extremera, 2012).

Concretamente, los y las trabajadores/as sociales cuentan con sus actitudes y habilidades de relación interpersonal y de comunicación, como sus principales herramientas de trabajo (Maslach, 2001; Schaufeli, 1998;). Así encontramos como aspectos fundamentales en esta figura profesional, la empatía, la calma, la escucha activa, la capacidad para adoptar un punto de vista positivo o la disposición para prestar apoyo y ayuda (Lázaro, 2004) , siguiendo la máxima en la profesión de que el principal recurso con el que cuenta un trabajador social es él/ella mismo/a.

La propuesta de Maslach y Jackson (1986), consolidada como definición del síndrome de burnout, está apoyada en la extensión del uso del instrumento de medida desarrolla-do por estas autoras y considera el burnout como un sín-drome integrado por tres síntomas: 1) cansancio emocional, la persona se siente emocionalmente exhausta, agotada en sus esfuerzos por hacer frente a la situación; 2) despersona-lización-cinismo, dimensión caracterizada por una respuesta impersonal, fría y cínica hacia los beneficiarios de los servi-cios o hacia la actividad que se realiza, y 3) baja realización personal-eficacia profesional, el profesional experimenta sentimientos de incompetencia y fracaso en el desarrollo del trabajo.

Existe consenso para considerar el burnout como una consecuencia de la exposición a estresores laborales que exceden los recursos de los empleados (Durán, Extremera & Rey, 2001; Gil-Monte & Peiró, 1999;). En el contexto especí-fico del Trabajo Social se han señalado una serie de aspectos como factores antecedentes del burnout (Lázaro, 2004:504):

— Las organizaciones en las que se desarrolla la acción profesional

— Los valores y la filosofía de la profesión, produciéndo-se en muchas ocasiones una disonancia entre el tra-bajo que se realiza y las expectativas con respecto a la profesión (Malasch, 1982)

— La burocratización, que provoca aislamiento, frag-mentalización y desprofesionalización (Arches ,1991)

— Los recursos, siendo la distribución de los recursos sociales es una de las principales funciones de los departamentos de servicios sociales y forma parte importante de la tarea de los trabajadores sociales (Kaudshin, 1992; Wilmot, 1998) siendo éste un aspecto afectado gravemente en la situación de las organizaciones sociales en la actualidad.

— El conflicto de rol, que provoca estrés en el colectivo generado al tener que enfrentar a diario tareas que no consideran propias de su trabajo (Balloch, Pahl & Mcle, 1995)

— Y Las personas atendidas. Marcada como factor clave en el desarrollo del concepto de burnout y que hace a la profesión especialmente vulnerable emocionalmente debido a su continua relación y contacto con los pro-blemas y las situaciones conflictivas de las personas.

Para hacer frente a estos requerimientos, la capacidad para razonar sobre las emociones, percibirlas y comprender-las permitiría desarrollar procesos de regulación emocional que ayudarían a moderar y prevenir los efectos negativos de los riesgos psicosociales en el trabajo (Extremera, Fernández- Berrocal & Durán, 2003), citado por Aritzeta y Gartzía, (2009: 173)

Inteligencia Emocional y engagement y su implica-ción con el Trabajo Social

Los últimos estudios centran su atención en las diferen-cias individuales y en los recursos personales como factores de prevención del burnout y de sus consecuencias negativas (Extremera, Durán & Rey, 2007; Palomera, Gil-Olarte & Brac-kett, 2006). Junto a esto, la aparición y conceptualización la (Mayer y Salovey, 1997) como constructo, ha subraya-do la importancia que el conocimiento y la regulación de las emociones puede desempeñar sobre el bienestar personal, laboral y social de los individuos.

La IE se entiende como la capacidad para procesar la información que nos proporcionan las emociones (Mayer, Salovey & Caruso, 2008), así, las personas emocionalmente inteligentes son aquellas que saben atender a las emociones originadas en su entorno, comprenden las posibles causas y consecuencias de esas emociones y, en consecuencia, desa-rrollan estrategias para regular o manejar los estados emo-

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Una aproximación a la influencia de la Inteligencia Emocional Percibida en su relación con los niveles de Burnout y Engagement en el desempeño del Trabajo Social

cionales (Mayer & Salovey, 1997; Mayer, Salovey & Caruso, 2000; Salovey, Mayer, Goldman, Turvey & Palafai, 1995) cita-do por Pena y Extremera (2012).

Las emociones suponen un papel importante en la adap-tación de las personas a los riesgos psicosociales del trabajo en contextos socio-comunitarios. De esta forma la capacidad para razonar, percibir y comprender las emociones permite desarrollar procesos de regulación emocional que contribu-yen a moderar y prevenir los efectos negativos de los riesgos psicosociales en el trabajo (Extremera, Fernández Berrocal & Durán, 2003).

Actualmente, junto al interés por el estudio del burnout en diferentes profesiones, se ofrece un nuevo enfoque que ofrece una aproximación al opuesto del burnout y que se interesa por la capacidad de las personas para ilusionarse en sus tareas ocupacionales; conocido como enagagement o ilusión por el trabajo, este constructo se define como un estado motivacional positivo y persistente relacionado con el trabajo e integrado por las dimensiones de vigor, dedica-ción y absorción (Salanova, Schaufeli, Llorens, Peiró, & Grau, 2000; Schaufeli et al., 2002a; Salanova et al., 2005). El vigor está vinculado a altos niveles de energía, y a la persistencia y esfuerzo en la labor que se lleva a cabo, a pesar de las difi-cultades. La dedicación se refiere a una elevada implicación, entusiasmo, inspiración, orgullo y reto en las tareas ocupa-cionales. Y el factor de absorción apunta a altos niveles de concentración y de felicidad durante el desempeño de la ac-tividad laboral.

Existen evidencias empíricas de sus relaciones negativas con el burnout (Salanova et al., 2000; Durán, Extremera, & Rey, 2005), su vínculo positivo con el desarrollo profesional (Martínez & Salanova, 2003) o sus vínculos positivos con ha-bilidades emocionales, bienestar emocional y felicidad (Extre-mera, Durán & Rey, 2005).

La mayoría de investigaciones al respecto en España han centrado su atención en investigar la incidencia de la IE sobre el bienestar de los agentes que participan en el sistema edu-cacional (de los estudiantes (Extremera, Durán y Rey, 2007; Extremera y Fernández-Berrocal, 2003 y 2004) en profeso-res de secundaria (Extremera, Fernández-Berrocal & Durán, 2003, docentes universitarios (Augusto-Landa, López-Zafra, Martínez y Pulido, 2006) y recientemente en profesorado de primaria (Pena & Extremera, 2012) o en profesionales rela-cionados con el ámbito de la salud, mayoritariamente en el personal de enfermería (Berrios, Augusto & Aguilar, 2006; Gil-Monte & Marucco, 2008; Perea, Sánchez-Gil & Fernán-dez Berrocal, 2008), dejando un vacío en el estudio de la implicaciones de la inteligencia emocional y su relación con

el burnout y el engagement en profesionales de servicios so-ciales, y específicamente de los y la trabajadores/as sociales, como “grupo de riesgo”.

Centrándonos en el colectivo profesional que nos ocupa encontramos escasos, dispersos y poco concluyentes trabajos sobre la relación entre IE y uno de los otros dos constructos objeto en esta investigación (burnout o engagement) que además están centrados de forma genérica en profesiona-les de la intervención social o específicamente trabajadores de centros de servicios sociales especializados- discapacidad (Aritzeta & Gartzia, 2009; Extremera, Durán y Rey, 2005)

Por ello, siguiendo la dirección marcada en los estudios de éstos tres elementos en otros ámbitos, partimos de que la inteligencia emocional (como un recurso personal impor-tante para percibir, asimilar y regular los estados de ánimo negativos) será un factor protector contra la aparición del burnout y favorecerá unos altos niveles de ilusión por el tra-bajo o engagement.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Los objetivos del trabajo fueron los siguientes:1) Analizar los niveles de burnout y engagement en una

muestra de Trabajadores sociales de Castilla la Man-cha. 2) Examinar la relación entre la inteligencia emo-cional percibida y el grado en que los Trabajadores sociales están ‘quemados’ en su trabajo (burnout) y sus niveles de vigor, dedicación y absorción en su ocu-pación laboral (engagement).

HipótesisTeniendo en cuenta los objetivos expuestos, las hipótesis

de partida fueron las siguientes:— Los y las profesionales con altas puntuaciones en inte-

ligencia emocional percibida deberán mostrar meno-res niveles de agotamiento, despersonalización y baja eficacia laboral (burnout) y puntuaciones más eleva-das en vigor, dedicación y absorción hacia desempeño profesional.

— La inteligencia emocional puede ser un factor protec-tor en la aparición del burnout y favorecerá unos altos niveles de ilusión por el trabajo o engagement.

— Los niveles de burnout en trabajadores sociales se espera que estén situados en niveles medio-altos, siguiendo la dirección marcada en los estudios reali-zados recientemente (Facal-Fondo, 2012; Fuente, de la & Sanchez-Moreno, 2012; Grau & Suñer, 2008) y contrariando los escasos y poco concluyentes estu-

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Beatriz Esteban Ramiro

dios anteriores que muestran un prevalencia inferior a la esperable (Lázaro, 2004). Así mismo, también se esperan niveles de engagement situados en intervalo medio-alto.

3. METODOLOGÍA

InstrumentosPara medir las variables objeto de estudio se utilizaron 3

instrumentos de evaluación con adecuadas garantías psico-métricas de fiabilidad y validez.

Por otro lado se diseñó un cuestionario para recoger información sociodemográfica de los/as participantes que tomó datos tales como edad, años de experiencia laboral, sexo, provincia y datos relacionados con el puesto de trabajo.

— Para evaluar la IEP se utilizó la versión en castellano del Trait Meta Mood Scale (TMMS; Salovey, Mayer, Goldman, Turvey & Palafai, 1995), en su versión espa-ñola (TMMS 24) adaptada por Fernández-Berrocal et al., 1998.

— Para evaluar el burnout se ha utilizado la versión es-pañola del Maslach Burnout Inventory (MBI; Maslach y Jackson, 1986) en su especificación para servicios humanos (MBI-HSS) adaptada al castellano por Seis-dedos (1997).

— Para el engagement utilizamos la adaptación espa-ñola del cuestionario UWES (Utrecht Work Engage-ment Scale) de Schaufeli, Salanova, González-Romá y Bakker (2002).

ProcedimientoLa aplicación de los cuestionarios se realizó con la cola-

boración del Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de Castilla la Mancha y con la colabo-ración de algunas organizaciones prestadoras de Servicios Sociales de la provincia de Toledo.

Las medidas de autoinforme fueron distribuidas a los par-ticipantes a través de mailing con acceso a un enlace para la cumplimentación de los cuestionarios por vía on-line. Se recogieron los datos de 45 profesionales que desarrollan su labor en una de las 5 provincias de la región.

—El estudio es de carácter descriptivo, exploratorio y co-rrelacional, aplicando una serie de análisis de regresión jerár-quicos para comprobar el valor predictivo de las dimensiones de IE sobre los niveles de burnout y engagement.

Para el tratamiento de los datos recogidos se llevaron a cabo los siguientes análisis a través del SPSS para Windows v.17.00:

— Estadísticos descriptivos (media, desviación típica) y coeficientes de fiabilidad (Alfa de Cronbach)

— Análisis correlacional entre las variables de IE, burnout y engagement.

— Análisis de regresión jerárquica utilizando como va-riables dependientes las dimensiones de burnout y engagement y como variables independientes las tres dimensiones de IEP.

4. RESULTADOS

Niveles de burnout y engagement en la muestraEn la Tabla n.º 1 se muestran los puntajes medios que

evalúan cada uno de los componentes que conforman las variables objeto del estudio y que nos muestran niveles me-dio-altos en los factores que componen el burnout (Valores medios en: Agotamiento Emocional y Realización Personal y un alto nivel de despersonalización) así como unos niveles medios en los tres componentes del engagement (vigor, de-dicación y absorción).

Análisis correlacionalTras el análisis de correlación de los diferentes factores

que componen cada uno de los constructos analizados, po-demos decir que se han encontrado correlaciones estadísti-camente significativas entre los componentes de la inteligen-cia emocional y los factores del engagement y del burnout. Así concretamente encontramos correlaciones positivas entre el factor claridad y los tres componentes del engagement (vigor, dedicación y absorción). En cuanto al componente Reparación también encontramos correlaciones aunque algo más débiles con la realización personal y con el engagement. Tanto la despersonalización como el agotamiento emocional correlacionan negativamente con los niveles y dimensiones de engagement, especialmente con el vigor y la dedicación. Así a mayores niveles de vigor y dedicación menores niveles de despersonalización y agotamiento.

En la tabla n.º 2 se muestran todas estas correlaciones de forma detallada.

Análisis de regresiónSe llevó a cabo un análisis de regresión jerárquica para

intentar comprobar el valor predictivo de las dimensiones de IEP sobre los niveles de burnout y engagement en la muestra. Para lo que se utilizó las dimensiones de IEP como variables independientes y como variables dependientes se incluyeron las tres dimensiones de burnout y las tres de en-gagement.

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Una aproximación a la influencia de la Inteligencia Emocional Percibida en su relación con los niveles de Burnout y Engagement en el desempeño del Trabajo Social

Tabla nº 1: punTajes medios en los componenTes de buRnouT y engagemenT y compaRaTiva con los baRemos noRmaTivos nacionales.

VariablesMedias muestra

(Puntajes)*Baremos burnout **Baremos engagement

Bajo Medio Alto MB Bajo Medio Alto M Alto

Vigor (E) 4.36 ≤2.6 2.6-3.51 3.52-4.99 5-5.99 <5.99

Dedicación (E) 3.68 ≤1.41 1.14-2.99 3-4.5 4.6-5.5 <5.5

Absorción (E) 4.05 ≤1.21 1.21-2.25 2.6-4.1 4.2-5.1 <5.1

Agotamiento Emocional (B)

22.72 ≤15 24-16 ≤25

Despersonalización(B) 12.4 ≤3 8-4 ≤9

Realización Personal (B) 35.15 ≤40 39-34 ≤35

Nota: (E)- referido a Engagement y (B) a Burnout

*Baremos normativos nacionales para Burnout, Gil-Monte& Peiró, 2000.

**Baremos normativos nacionales para engagement, Salanova, Martínez & Llorens, 2005.

Tabla nº 2: coRRelaciones enTRe inTeligencia emocional peRcibida, buRnouT y engagemenT

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Atención ----

Claridad -.038 ----

Reparación .028 .334* -----

Agotamiento Emocional -.001 -.562** -.099 -----

Despersonalización 0.17 -.146 .258 .525** ----

Realización Personal .220 .510** .687** -.552** -.245 -----

Vigor 0.65 .852** .356* -.730** -.256 .664** -----

Dedicación -.003 .898** .324* -.675** -.247 .596** .907** -----

Absorción -.071 .876** .249 -.387** -1.52 .333* .653** .715** ----

**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral) (**p≤0.01).

*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). (* p≤0.05).

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 128

Beatriz Esteban Ramiro

Tabla nº 3: análisis de RegResión jeRáRquica vd : buRnouT y engagemenT vi :iep

R² F P B P

VD: Agotamiento Emocional

Atención P .997 22.764 .006

Claridad .316 19.881 .000 49.808 .000

Reparación .010 .425 .518 28.599 .000

VD: Despersonalización

Atención .000 .013 .910 11.966 .003

Claridad .021 .931 .340 15.808 .000

Reparación .067 3.078 .086 4.951 .255

VD: Realización personal

Atención .049 2.193 .146 27.084 .000

Claridad .260 15.140 .000 17.631 .000

Reparación .472 38.405 .000 6.122 .203

VD: Vigor

Atención .004 .184 .670 27.893 .000

Claridad .726 113.725 .000 -1.274 .676

Reparación .472 38.405 .000 14.127 .203

VD: Dedicación

Atención .000 .001 .982 22.127 .000

Claridad .807 179.928 .000 -3.537 .075

Reparación .105 5.033 .030 10.687 .042

VD: Absorción

Atención .005 .217 .644 26.298 .000

Claridad .768 142.425 .000 1.288 .512

Reparación .062 2.842 .099 16.260 .002

Debido a las limitaciones que nos ofrece el escaso tamaño de la muestra no se encontraron los valores deseados en la mayoría de las relaciones estudiadas. En la tabla 3 podemos ver los resultados de la misma.

Podemos destacar que tanto la dimensión de realización per-sonal del burnout como las tres dimensiones del engagement (vigor, dedicación y absorción) fueron predictores significativos para la variable de claridad emocional, por lo que de la misma forma que en el análisis correlacional encontramos una relación

directa entre las dimensiones del engagement y alguna de las dimensiones de la IEP especialmente de la claridad. Podemos decir que en la medida que aumenta nuestra comprensión de las causas y consecuencias que producen nuestras emociones aumentan los niveles de realización personal así como los nive-les de ilusión por el trabajo centrados en el vigor, la dedicación y la absorción. Entendiendo el engagement como un opuesto al burnout podemos deducir que esto puede contribuir a la re-ducción de los niveles de estar quemado en el trabajo.

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Una aproximación a la influencia de la Inteligencia Emocional Percibida en su relación con los niveles de Burnout y Engagement en el desempeño del Trabajo Social

En cuanto al análisis de varianzas (Estadístico F) volvemos a encontrar a la variable claridad en relación con el agota-miento emocional, la realización personal, el vigor, la dedica-ción y la absorción. La reparación a su vez está linealmente relacionada con el vigor.

Aunque como decimos, existe una fuerte limitación con el tamaño muestral, estos datos nos muestran de forma tími-da la influencia de la IEP (al menos de la claridad emocional) como una factor protector para la aparición del burnout y de forma más concluyente como potenciadora de los niveles de ilusión por el trabajo.

5. DISCUSIÓN

El presente trabajo partía de dos objetivos principales, en primer lugar explorar los niveles de burnout y engagement en un colectivo profesional al que se le ha identificado tradi-cionalmente como de riesgo y del que existe poca literatura científica al respecto y un segundo objetivo respondiendo a ésta inquietud, y más concretamente a la comprobación de las relaciones de la inteligencia emocional percibida con los niveles de los constructos arriba expuestos (engagement y burnout) teniendo en cuenta que estos profesionales están en contacto diario con las emociones tanto propias como de las personas con las que intervienen.

Con respecto al engagement, así como su relación con la inteligencia emocional percibida como factor protector de la aparición de estrés, no se ha encontrado ninguna referen-cia directa en este colectivo profesional, lo que potencia la importancia del presente estudio. Hemos partido de los tra-bajos e investigaciones que relacionando estas variables han centrado su atención en investigar la incidencia de la IE sobre el bienestar de los diferentes actores del sistema educativo, ámbito en el que sí hemos encontrado estas evidencias (de los estudiantes (Extremera, Durán y Rey, 2007; Extremera y Fernández-Berrocal, 2003 y 2004) en profesores de secunda-ria (Extremera, Fernández-Berrocal & Durán, 2003, docentes universitarios (Augusto-Landa, López-Zafra, Martínez y Puli-do, 2006) y recientemente en profesorado de primaria (Pena & Extremera, 2012).

Así, con respecto a la primera hipótesis planteada: Los/as profesionales con altas puntuaciones en inteligencia emocio-nal percibida deberán mostrar menores niveles de agotamien-to, despersonalización y baja eficacia laboral (burnout) y pun-tuaciones más elevadas en vigor, dedicación y absorción hacia desempeño profesional. La inteligencia emocional puede ser un factor protector en la aparición del burnout y favorecerá unos altos niveles de ilusión por el trabajo o engagement.

No podemos afirmar de forma categórica, atendiendo a los resultados obtenidos, que la inteligencia emocional sea un factor protector para la aparición del burnout pero si en-contramos evidencias que apoyan esta tendencia. Claramen-te hemos encontrado correlaciones positivas entre los com-ponentes de la I.E.P y el engagement especialmente con la claridad y la reparación.

Junto a esto y en concordancia con lo ocurrido en otras investigaciones la variable atención no correlacionó positiva-mente con el resto de constructos. Ello puede apuntar en la dirección de los hallazgos que reflejan que una elevada atención podría ser un indicador de desajuste emocional, como predictor de consecuencias emocionales negativas (Ex-tremera & Fernández- Berrocal; Salovey et al, 1999 citado por Extremera, Durán & Rey, 2005)

Esto nos hace posicionarnos en la importancia de atender a los avances de la psicología positiva poniendo una mayor atención en las potencialidades de las personas y dando una perspectiva novedosa al afrontamiento de los riesgos psico-sociales.

Partimos de la base de que la IE, desde el modelo de Mayer y Salovey (1997) adoptado en este trabajo, estudia la habilidad para procesar la información afectiva utilizando ésta para guiar nuestras actividades cognitivas, centrar nues-tra atención o focalizar nuestra energía para la solución de problemas (Salovey, Mayer y Caruso, 2002), lo cual facilita en el individuo un funcionamiento personal y social más adap-tativo y, por lo tanto, unos mayores niveles de implicación e ilusión en el trabajo (Pena y Extremera, 2012).

En cuanto a la segunda hipótesis postulamos que los ni-veles de burnout en trabajadores sociales se espera que estén situados en niveles medio-altos, siguiendo la dirección mar-cada en los estudios realizados recientemente (Falcal-Fondo, 2012) y contrariando los escasos y poco concluyentes estu-dios anteriores que muestran un prevalencia inferior a la es-perable (Lázaro, 2004).

Esta hipótesis ha sido comprobada ya que en el análi-sis de las puntuaciones de los profesionales sociales hemos encontrado valores medio-altos en las tres dimensiones que componen el constructo burnout. Acorde a los recientes es-tudios referidos al síndrome de estar quemado en trabaja-dores sociales españoles (Facal-Fondo, 2012; Fuente, de la & Sánchez-Moreno, 2012; Grau & Suñer, 2008). Así tanto el agotamiento emocional como la realización personal mues-tran unos niveles medios mientras que el factor desperso-nalización se ha situado en un nivel alto, lo que nos hace poner toda la atención en ello y evidencia la necesidad del abordaje de las implicaciones psicosociales en las profesiones

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Beatriz Esteban Ramiro

que tienen un trato directo con las personas y especialmente con sus problemas.

Ésta situación es la que da sentido al presente trabajo que parte de entender la importancia de la inteligencia emocional como un recurso personal importante para percibir, asimilar y regular los estados de ánimo negativos y ella factor protector contra la aparición del burnout y favorecerá unos altos nive-les de ilusión por el trabajo o engagement.

De la misma forma hemos encontrado en la muestra unos niveles medios de ilusión por el trabajo, relacionados con los las habilidades emocionales que poseen algunos de estos profesionales. En los distintos entornos tanto labora-les como académicos encontramos una idea común la cuál sitúa a las personas que deciden ejercer ésta profesión con posicionamientos muy relacionados con el engagement. Aunque no encontramos ninguna evidencia científica de ello, ciertos principios que rigen la profesión tienen que ver con alguna de las dimensiones del engagement, ya que se considera que los y las trabajadores sociales deben de implicarse especialmente en su trabajo (dedicación y absorción).

Apuntando estas relaciones, se hace necesario presentar las limitaciones del trabajo, especialmente en lo referido a la generalidad de los resultados que en él exponemos.

Partiendo de la necesidad de indagar sobre el tema y con referencias poco consistentes en la literatura científica que avalen estos postulados específicamente en el colectivo de profesionales que desempeñan el Trabajo Social (no así para otros colectivos) nos avanzamos de forma exploratoria en las relaciones de éstos constructos para las implicaciones en el desempeño laboral de estos profesionales, pero hay que destacar que el tamaño de la muestra es escaso para poder predecir o generalizar los resultados.

Pese a esto, debemos tomarlo como un acercamiento es-pecífico a la cuestión para poder desarrollar de una forma más precisa y atendiendo a los preceptos de la investigación científica que nos ayuden a explorar resultados más conclu-yentes al respecto.

De la misma forma, los instrumentos utilizados (TMMS 24, UWES y MBI) se corresponden con medidas de autoin-forme, relacionadas directamente con problemas de deseabi-lidad social y con sesgos perceptivos y de memoria provo-cados por la evaluación subjetiva del propio sujeto sobre su capacidad para manejar las emociones (Fernández-Berrocal & Extremera, 2004, 2005).

Lo que nos hace plantearnos la necesidad de, en futuras investigaciones, utilizar otro tipo de instrumentos de medida. Igualmente, con respecto a la metodología utilizada sería in-

teresante poder utilizar investigación con metodología com-binando la cuantitativa con la cualitativa que permita hacer un análisis más en profundidad de estas relaciones.

En base a las conclusiones, los resultados apuntan las posibilidades y oportunidades que brindaría la aplicación de programas sobre habilidades emocionales en los profesiona-les del trabajo social como facilitador de las actitudes positi-vas en el desempeño laboral y prevención del burnout.

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 131

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 133

A Relação profissional no quadro da intervenção do assistente social

La relación profesional en el contexto de la intervención de los trabajadores sociales

The helping Relationships in the framework of social worker intervention

MARIA JOãO PENA ISCTE - Instituto Universitario de Lisboa, Portugal

Resumen: Esta investigación se centra en las relaciones profesionales que se establecen entre los traba-jadores sociales y los usuarios con el objetivo de entender la sua naturaleza, de acuerdo con el punto de vista del profesional y en el contexto de la intervención. Desde el inicio de su profesión los trabajadores sociales hay aprendido avalorar la relación con al usuario, en la creencia de que a través de la relación que se puede llegar a una comprensión de la persona y lograr el cambio social. En esta investigación se discuten las posibilidades y el potencial de la relación, lo que hace más visible e intencional, de partida del conocimiento y experiencia de los profesionales. La propuesta que aquí se presenta es el resulta-do de la investigación dentro de los estudios de doctorado en Trabajo Social (2012), teniendo como tema el proceso de construcción y el significado de la relación profesional que se establece entre el trabajador social y el usuario en el contexto de una relación de ayuda, captando la complejidad de esta relación, así como las limitaciones implicadas en el proceso El proceso metodológico consistió en un enfoque fenomenológico, valorando el significado asignado por los actores y de acuerdo con los mé-todos cualitativos aplicados en la recolección y procesamiento de información. Mediante la realización de entrevistas con trabajadores sociales en diversos campos de la actividad, fue posible comprender las particularidades de esta relación profesional. En conclusión fue sistematizado la dimensión ontológica, teórico y metodológico de la relación profesional entre el trabajador social y el usuario a partir del aná-lisis de las entrevistas narrativas.

Palabras clave: Trabajo social, relación de ayuda, usuario, relación profesional.

Resumo: O trabalho que aqui se apresenta centra-se na relação profissional que se estabelece entre os assistentes sociais e as pessoas utilizadoras dos serviços com o objetivo de compreender a sua natureza, na perspetiva do profissional e no contexto da intervenção. Desde o início do exercício profissional que os assistentes sociais valorizam a relação com a pessoa utilizadora do serviço, acreditando que através da relação que se pode chegar à compreensão da pessoa e atingir a mudança social. Nesta pesquisa equacionaram-se as possibilidades e potencialidades da relação, tornando-a mais visível e intencional, a partir do conhecimento e da experiência dos profissionais. A proposta que aqui se apresenta é o resul-tado de uma pesquisa no âmbito do doutoramento em Serviço Social (2012), assumindo como objecto de estudo o processo de construção e o significado da relação profissional que se estabelece entre o assistente social e a pessoa utilizadora dos serviços no quadro de uma relação de ajuda, apreendendo a complexidade dessa relação assim como os constrangimentos que intervêm no processo. O processo metodológico consistiu numa abordagem fenomenológica, valorizando o significado atribuído pelos sujeitos e concretizada em métodos qualitativos de recolha e tratamento da informação. Através da realização de entrevistas a assistentes sociais, em diversos campos de atividade, foi possível a compre-ensão das particularidades desta relação profissional. Na conclusão sistematizou-se a dimensão onto-lógica, teórica e metodológica da relação profissional entre o assistente social e a pessoa utilizadora do serviço a partir da análise da narrativa das entrevistas.

Palavras chave: Serviço Social, relação de ajuda, pessoa utilizadora do serviço, relação profissional

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 134

Maria Joao Pena

Abstract: This research focuses on the professional relationships that are established between the social workers and the users with the objective of understanding the nature, according with the pro-fessional perspective and in the context of the intervention. Since the beginning of the professional practice that social workers value the relationship with the user, believing that through the relationship we can can arrive at an understanding of the person and achieve social change. In this research we have questioned the possibilities and the potential of the relationship, making it more visible and intentional, based on the knowledge and experience of professionals. The proposal that we present is the result of the research in the PHD program. According with this we define as subject of study the relationship construction process, understanding the meaning and the complexity of the relationship as well as the constraints involved in the process. The methodological process consisted of a phenomenological approach valuing the meaning assigned by the social workers and implemented qualitative methods of collecting and processing information. We interviewed twelve social workers, diversifying the fields of activity, in order to understand the particulars and the meaning of the professional relationship. In the conclusion we systematized the ontological, epistemological and methodological approach to the professional relationship between social worker and the user.

Keywords: Social work, helping relationships, user, professional relationship.

1. INTRODUçãO

No quadro da investigação em Serviço Social onde a produ-ção de conhecimento se cruza com os contributos para a prática profissional procurou-se que a pesquisa aqui apresen-tada possibilitasse uma reflexão sobre a relação que o assis-tente social estabelece com a pessoa utilizadora do serviço.

Ao longo da história do Serviço Social, a relação do as-sistente social com as pessoas utilizadoras dos serviços tem sido reconhecida pelos profissionais, estando presente nas práticas das fundadoras, Octavia Hill, Elizabeth Fry e Mary Richmond. Os pioneiros do Serviço Social, no século XIX, ti-nham um grande interesse nas pessoas e acreditavam que uma boa relação podia levar à mudança social. Octávia Hill acreditava que conhecer as pessoas utilizadoras dos serviços e o seu carácter melhorava a sua prática. (Howe, 2009). Nos anos 60, Biestek valoriza o relacionamento e iguala-o ao co-nhecimento, pois é através do relacionamento que se mobi-liza as capacidades do indivíduo e os recursos da comunida-de e define-o como “uma interação dinâmica de atitudes e emoções entre o assistente social e o cliente, com o objetivo de auxiliar o último a atingir um ajustamento com o seu am-biente.” (Biestek, 1960:11).

Nos anos 70 as economias tornaram-se mais liberais, co-locando a ênfase na responsabilidade individual e influen-ciando a prática do Serviço Social, aumentando a escolha e a responsabilidade pessoal. Ao aplicar os princípios da liber-dade de mercado e da gestão ao Serviço Social os assistentes sociais são constrangidos com o aumento de procedimentos

administrativos e prestação de contas, uma necessidade ab-soluta de mensuração, “mas nem tudo é facilmente mensu-rável e nessas ações incluem-se aquelas que proporcionam bem-estar, tais como relações, sentir-se emocionalmente apoiado, pertencer a um grupo e a uma comunidade, aquilo a que Jordan (2007) chama “economia interpessoal” (Howe, 2009:179).

Quando os assistentes sociais poderiam ter colocado a relação numa dimensão secundária face às exigências das organizações onde estão inseridos, economistas e neuro-cientistas vêm colocá-la novamente no centro da interven-ção. (Howe, 2009). Os estudos de Layard (2005) e Csikszent-mihalyi (1998) citados por Howe (2009) em que se afirma que a felicidade das pessoas depende, em grande parte, da qualidade da relação com os outros, da densidade dessas re-lações. A ênfase colocada por estas ciências na qualidade da relação veio fortalecer uma dimensão da intervenção dos assistentes sociais que sempre se interessaram pelo “capi-tal social”, os laços entre as pessoas, que leva ao aumento do sentido de pertença e consequentemente ao aumento do nível de felicidade (Howe, 2009). Este autor refere que os assistentes sociais, sobretudo aqueles que situam a sua prática numa perspetiva ecológica, de desenvolvimento co-munitário e baseada nas forças sempre tiveram um interesse pela noção de capital social e que o “Serviço Social trata de promover a interdependência.” (Howe, 2009:180), deixan-do compreender que a relação se apoia numa abordagem humanista cujos contornos se constroem nas especificidades das diferentes teorias.

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La relación profesional en el contexto de la intervención de los trabajadores sociales

2. MéTODOS

A presente investigação situa-se no quadro de paradigma in-terpretativo, tendo sido elaborado um estudo de natureza fenomenológico, procurando compreender o significado que os acontecimentos e as interações têm do ponto de vista de quem vive essas interações.

Para a concretização deste estudo foi privilegiado o mé-todo de abordagem qualitativa, entre a descrição, a análise e o desenvolvimento teórico que implica a perceção e a ex-plicação do objeto de estudo (Bulmer, 1977 citado por Vile-la, 2003). Nesta perspetiva qualitativa os dados foram reco-lhidos e analisados de forma indutiva, em que a orientação teórica só se foi começando a estabelecer após a recolha de dados, construindo-se “um quadro que vai ganhando forma á medida que se recolhem e examinam as partes.” (Bogdan, 1994:50). Como afirmam Rubin e Babbie (2008) na lógica indutiva o ponto de partida são os dados observados, a partir dos quais se explica a relação entre os objetos observados.

Para a recolha de dados foi privilegiada a entrevista semi diretiva a partir de um guião elaborado por temas, dado que nesta entrevista o “entrevistador conhece todos os temas so-bre os quais tem de obter reações por parte do inquirido, mas a ordem e a forma como os irá introduzir são deixadas ao seu critério, sendo apenas fixada uma orientação para o início da entrevista.” (Ghidlione e Matalon, 1993: 69).

A investigação aqui apresentada baseia-se numa estraté-gia gradual de amostragem, designada como amostragem teórica, com referência aos trabalhos de Glaser e Strauss (1967). Neste processo as decisões sobre a escolha e o tama-nho da amostra foram sendo tomados durante o processo de recolha e interpretação dos dados, na medida em que o princípio da amostragem teórica é selecionar com base em critérios concretos relacionados com o assunto em vez de utilizar critérios metodológicos abstratos (Flick, 2005).

Nesta investigação foram feitas entrevistas a assistentes sociais considerando como universo os assistentes sociais que trabalham nos principais campos de intervenção dos as-sistentes sociais: ação social, justiça, saúde, autarquias e or-ganizações e associações não-governamentais, assim como o tempo mínimo de exercício profissional de cinco anos, pois foi considerado importante a possibilidade de os entrevista-dos refletirem a experiência profissional como fonte de co-nhecimento.

A análise dos dados recorreu à análise de conteúdo das entrevistas e sob a orientação da perspectiva de Blakie (2004) centrou-se nas técnicas de análise de dados realçando a co-dificação como a atividade nuclear na análise qualitativa que

envolve o uso de conceitos e categorias. No primeiro estádio há uma codificação aberta, a desconstrução dos dados em categorias e subcategorias e, no segundo estádio a codifi-cação axial é usada para encontrar relações entre as cate-gorias e subcategorias, através do uso de um “paradigma de codificação”, o que envolve a reflexão acerca das causas, contextos e condições de intervenção, estratégias de ação/interação que são usadas para responder ao fenómeno no seu contexto e ainda as possíveis consequências.

3. RESULTADOS E DISCUSSãO

A análise da relação profissional é orientada pelos pressupos-tos ontológicos, teóricos e metodológicos que a sustentam e que se passam a apresentar:

a) A Dimensão Ontológica da Relação ProfissionalAnalisar a dimensão ontológica da relação entre o assis-

tente social e a pessoa utilizadora do serviço engloba a com-preensão da natureza da relação, a dinâmica dos elementos em presença no processo de construção da relação e os seus constrangimentos.

Os assistentes sociais entrevistados realçam os princípios da dignidade humana, de respeito pelo outro, de confiden-cialidade.

Em complementaridade com uma ética de natureza mais utilitarista os assistentes sociais não deixam de ter em aten-ção a relação individual, constituindo esta um meio de com-preensão da pessoa e suas dificuldades. Importa também assinalar que o assistente social manifesta a preocupação de adequar a intervenção às características da pessoa utili-zadora do serviço, podendo dizer-se que a ética do cuidado (Gilligan, 1993, Noddings, 2002 e Held,2006) é valorizada através da dimensão emocional e da interação, presente na prática profissional dos entrevistados.

Os assistentes sociais referem a aquisição destes princí-pios através da formação académica, mas também através da experiencia profissional e da própria experiência pessoal, colocando o conhecimento de si como um elemento a consi-derar na relação profissional.

Analisando as particularidades da relação entre o assis-tente social e a pessoa utilizadora do serviço identificou-se a proximidade com os utilizadores dos serviços, como re-sultado da ação intencional do profissional, que apresenta competências de escuta ativa da pessoa e capacidade para compreender a forma como a pessoa vive a sua situação. A capacidade de escuta é para os assistentes sociais uma fer-ramenta técnica de atenção e de diagnóstico na interven-

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Maria Joao Pena

ção com a pessoa utilizadora do serviço, centrando-se não apenas no problema, mas também na forma como a pessoa o vivencia, o que está diretamente relacionado com as suas características, mas também com a rede de suporte que a enquadra. A relação que a pessoa utilizadora do serviço esta-belece com as redes formais e informais é muitas vezes alvo da ação do assistente social e leva à necessidade do profis-sional centrar a sua atenção não só na pessoa mas também no estabelecimento de uma relação com o meio e o contexto em que este se insere.

A intervenção do assistente social verifica-se em situa-ções de grande vulnerabilidade em que as pessoas sentem como fundamental a confiança, ou seja, a possibilidade de poderem ser aceites, de receberem apoio e terem como in-terlocutor um profissional que lhes oferece uma relação de ajuda, o que constitui elemento fundamental na motivação da pessoa, que responde com uma perspetiva de colabora-ção e responsabilidade para com a sua situação. O profissio-nal assume uma atitude de empatia, em que a compreensão da pessoa utilizadora do serviço tal como é sustenta uma relação baseada na verdade, sem criar falsas expectativas ou abarcar objetivos irrealistas.

A relação constitui-se como um meio para o desenvolvi-mento da pessoa utilizadora do serviço e através das caracte-rísticas dessa mesma relação será possível a pessoa tornar-se mais consciente da sua situação e assumir a responsabilidade do processo de intervenção. O assistente social acredita nas capacidades da pessoa utilizadora do serviço e comunica-lhe essa confiança, numa perspetiva de capacitação, em que a pessoa possa assumir as decisões sobre a sua vida (Robertis, 2003). Na relação profissional que o assistente social estabe-lece com o utilizador do serviço surgem elementos constitu-tivos dessa relação ligados ao profissional, ao utilizador do serviço e à organização, numa referência à abordagem de Payne (2002) que define que o Serviço Social é desenvolvido na dinâmica entre os utilizadores dos serviços, o profissional, a sua formação e a própria organização em que o assistente social está inserido.

Os assistentes sociais na construção da relação valori-zam competências ao nível cognitivo, relacional e ético--político. Por um lado destacam a necessidade de conhe-cimentos teóricos, que operacionalizam na relação com o utilizador do serviço, com a equipa e com as outras enti-dades, mas igualmente competências relacionais onde se destaca a questão da comunicação. O assistente social tem de gerir questões, muitas vezes delicadas, em que há rea-ções emocionais diversas e ressalta a necessidade de uma prática reflexiva, individualmente ou através de um trabalho

em equipa. Nestes casos a supervisão ajudará a desenvolver uma relação mais apropriada aos objetivos do trabalho a desenvolver.

A organização em que o profissional está inserido é igual-mente um elemento constitutivo da relação, que condiciona, positiva ou negativamente a construção da relação. A forma como a organização está estruturada, a nível dos procedi-mentos e dos problemas aos quais dá resposta influencia o modo como o assistente social se pode relacionar com o uti-lizador do serviço. Os assistentes sociais salientam o grau de formalidade, a dificuldade de concretização da resposta por parte da organização, por razões económicas ou outras, mas também não deixam de salientar a capacidade, por parte do profissional, de encontrar estratégias alternativas, que permi-tam ultrapassar esses constrangimentos. E o assistente social pode e deve encontrar formas de ultrapassar essas limita-ções em benefício da pessoa utilizadora do serviço, no que a experiência profissional desempenha um papel importante, pois o facto de o assistente social ter já alguma experiência profissional aliado à sua inserção na organização permite es-tabelecer novas formas de intervir.

Para além do assistente social e da organização há que assinalar ainda a pessoa utilizadora do serviço como um terceiro elemento que, através das suas características, da própria experiência com os profissionais e da natureza do problema que enfrenta vai influenciar a natureza da relação que será construída.

A relação que se estabelece entre o assistente social e a pessoa utilizadora do serviço será sempre uma relação de natureza profissional, em que o ponto de partida são as ne-cessidades da pessoa e as suas expectativas, escutadas pelo profissional e devolvidas à pessoa, permitindo a elaboração diagnóstica e a definição conjunta do trabalho a realizar. Ao risco de manipulação (Rhodes, 1986) os assistentes sociais respondem com reciprocidade, participação e responsabili-dade partilhada em que a mudança não poderá ser apenas desejada pelo profissional, mas este, através do conhecimen-to que dispõe e da sua experiência profissional e pessoal, poje ajudar a pessoa utilizadora do serviço a clarificar a sua situação, refletir, tomando as decisões quanto ao caminho que quer seguir.

b) A Dimensão teórica da Relação ProfissionalA relação traduz-se na participação do indivíduo no

projeto de intervenção aumentando por isso a eficácia da mesma. Os assistentes sociais entrevistados valorizam a re-lação como suporte da intervenção mas também como elo de ligação aos utilizadores dos serviços quando a interven-

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La relación profesional en el contexto de la intervención de los trabajadores sociales

ção sofre algum revés. Num domínio operativo poder-se-á recorrer ao pensamento de Brammer (2003) para ilustrar o lugar da relação, definindo o processo de ajuda por uma fase de construção da relação e uma segunda fase de faci-litação da ação. Na primeira são necessárias competências a nível de compreensão e suporte, e na segunda são valo-rizadas competências de decisão e ação. Para este autor a relação é o meio através do qual o profissional e a pessoa utilizadora do serviço expressam e realizam as suas neces-sidades, o que faz com que seja fundamental no processo de ajuda.

A relação profissional que o assistente social estabelece com o utilizador do serviço é concebida como uma relação de ajuda na promoção da autonomia, capacitadora no sen-tido do empowerment. Se, na prática profissional, os assis-tentes sociais se tornam aliados das pessoas utilizadoras dos serviços e tentam com eles modificar as condições nefastas e as relações sociais inadequadas entre o contexto social e as populações, assumindo, muitas vezes, a sua defesa, o fim último da intervenção centra-se no exercício pleno da cida-dania por parte dos sujeitos. A relação em Serviço Social é uma relação de ajuda, capacitadora ou de empowerment (2005:15), distinguindo-se de outras relações com a sua in-tencionalidade consciente, baseada no conhecimento para alcançar o objetivo (Pearlman, 1980:89).

A perspetiva que está subjacente ao discurso dos entre-vistados é de natureza humanista, em que há uma preocu-pação pela compreensão da subjetividade do outro, base do diagnóstico permanente e da escuta ativa. O objetivo da intervenção é ajudar as pessoas a atingir a sua autonomia, partindo da interpretação que cada um faz de si mesmo e valorizando essa interpretação e soluções propostas. A in-tervenção é centrada na pessoa, há uma crença naquilo que são os recursos pessoais de cada um, internos ou externos e ainda aquilo que são as suas potencialidades, centrando-se a metodologia da intervenção no desenvolvimento dessas ca-pacidades, que facilitarão que cada um obtenha o domínio sobre a sua própria vida. Os assistentes sociais conceptuali-zam a intervenção centrada na solução e nas forças, e não apenas no problema, descobrindo que os indivíduos na sua trajetória já produziram esforços que devem ser valorizados (Saleebey, 2009).

Os assistentes sociais assumem igualmente o impacto do “eu” na relação, através da influência das suas experiências pessoais, a sua personalidade, o que leva á caracterização da relação entre os assistentes sociais, os utilizadores dos servi-ços e o contexto como reflexiva, na medida em que cada um afeta o outro (Payne, 2002).

c) Dimensão metodológica da relação profissionalOs assistentes sociais referem sobretudo o atendimento

como o procedimento através do qual se estabelece e apro-funda a relação com a pessoa utilizadora do serviço. É no decurso deste processo de intervenção que se faz o acolhi-mento da pessoa e se delineia o plano de intervenção que começa a ser co-construído, recorrendo a técnicas como a entrevista e a observação e a visita domiciliária.

O assistente social constitui-se como um profissional cuja prática se exerce no domínio das relações interpessoais, se considerarmos para além da relação com a pessoa utilizadora do serviço, a relação que estabelece com outros profissionais, no domínio da interdisciplinaridade e da articulação entre instituições, numa construção de parcerias. De acordo com a complexidade dos problemas sociais com que o profissio-nal e defrontado surge a necessidade de uma resposta que muitas vezes ultrapassa um campo profissional surge a inter-disciplinaridade como proposta “(...) cuja visão de homem e de mundo volta-se para a globalidade, para a unidade do ser humano, para a interação, para a compreensão e modifica-ção do mundo” (Sampaio et al, 2000:78).

O assistente social reconhece igualmente a necessidade de um trabalho em rede, com parcerias com outras institui-ções que permita responder de uma forma global e articula-da, em que as sinergias de tempo e recursos beneficiam quer os profissionais como as pessoas utilizadoras dos serviços.

O serviço social é uma disciplina das ciências sociais que partilha o seu saber com outras áreas de atividade sendo a intervenção do assistente social contextualizada pelos do-mínios económicos, políticos assim como as opções teóricas e metodológicas do profissional e a relação este estabele-ce com os indivíduos, grupos e comunidades é uma das possibilidades do profissional em considerar a pessoa como única e distinta de todas as outras, constituindo o elemen-to diferenciador em resposta aos procedimentos impostos pelas organizações e pelas políticas sociais implementadas. Os assistentes sociais entrevistados revelaram uma capa-cidade de definir estratégias alternativas, sendo criativos, tendo sempre em vista o bem-estar e a qualidade de vida das pessoas com quem trabalham, construindo um projeto de trabalho assente num profunda compreensão da pessoa e onde a relação desempenha um papel fundamental nesse processo. Para alguns profissionais a relação é mesmo um dos “principais aspetos da especificidade do serviço social” (Amaro, 2012: 140) e assiste-se a um otimismo por par-te dos profissionais, uma crença na relação que estabele-cem e no seu desempenho profissional. Mas esta relação de ajuda rompe com os parâmetros assistencialistas, em

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Maria Joao Pena

que as pessoas utilizadoras dos serviços eram constituídas como beneficiários de uma intervenção. Neste quadro da prática profissional, em direção a uma cidadania, as pes-soas utilizadoras dos serviços constituem-se como sujeitos da intervenção, atores no desenho do seu projeto de vida e este é um desafio que se coloca ao assistente social e à relação profissional que estabelece com a pessoa utilizadora do serviço, em que o vínculo é contratualizado numa rela-ção profissional mas em que interagem duas pessoas, com personalidades, percursos de vida e formações e é desse encontro que nasce a relação que terá sempre um carácter único e irrepetível, tornando necessário que o profissional tenha consciência que o serviço social tem um enorme im-pacto na vida das pessoas e os profissionais têm de saber o que é a sua profissão e como agir (Beckett, 2006)

4. BIBLIOGRAFIA

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Empoderamiento profesional e intelectual en Trabajo Social. Retos de futuro

Professional and intellectual empowerment for Social Workers. Challenges for the futureEDURNE ARANGUREN VIGO

Universidad del País Vasco

Resumen: Esta propuesta responde a las inquietudes que genera el concepto de empoderamiento que, a pesar de ser un eje central del trabajo social, sus profesionales manifiestan grandes dificultades para el suyo propio, generando una disociación cognitiva que se refleja en diversas dificultades para afrontar las diversas realidades donde se ubica (social, profesional, universitaria y de conocimiento e investigación). La puesta en marcha del nuevo Grado en Trabajo Social, como ha sucedido en otras par-tes del globo, abre nuevas posibilidades y potencialidades para transformarse. Es un reto de futuro que nos brinda la oportunidad de hacer una utilización del poder, no como control y dominio, sino como posibilidad y capacidad de transformar las restricciones y espacios prohibidos o perdidos, y redefinir y extender de una forma colectiva el poder intrínseco del trabajo social y sus profesionales. Un poder sobre el que construir nuevas formas de afrontarnos y afrontar las diversas realidades sociales y aportar, a su vez, una mirada compleja y holística de las realidades sociales y de las personas, las familias, los grupos y las comunidades, acompañando en sus procesos de empoderamiento, simplemente, de otra manera, pero con mayor conciencia de ello y de lo que supone y significa el empoderamiento.

Palabras clave: Trabajo Social, empoderamiento, género, poder y futuro.

1. INTRODUCCIÓN

Hace cinco años1, tuve la oportunidad de conversar con Marcela Lagarde buscando respuestas a unas preocupacio-nes e incipientes hipótesis que me rondaban aquellos años. De aquella conversación, que se convirtió en una entrevista publicada, saqué dos conclusiones principales. Por un lado, la dificultad de que un colectivo profesional trabajara proce-sos de empoderamiento, sin previamente, estar empoderado o en proceso de empoderamiento consciente. Y, al mismo tiempo, las posibilidades que se vislumbraban y ponían en marcha ante el nuevo grado en trabajo social que estábamos construyendo en aquel momento en el ámbito universitario. Transformarse dentro de la Academia, como grado, a través del denominado Proceso Bolonia, con todas sus contradiccio-

nes, suponía, a pesar de la conflictividad que se visibilizaba en las luchas de poder, la creación de nuevos espacios, prác-ticos y simbólicos, para el trabajo social.

El paso de diplomatura a grado, además, planteaba la oportunidad de adquirir autoridad, voz, legitimidad e inciden-cia en la Universidad, es decir, poder; además, indirectamen-te, esa misma legitimidad se podría trasladar y adquirir en la profesión, las instituciones y en la sociedad en general. Pero, además, estos mismos espacios, sobre todo, el universitario, podrían nutrirse y retroalimentarse de una perspectiva holís-tica con respuestas complejas a realidades complejas, junto a las acciones y prácticas profesionales, todas ellas, cargadas de valores y virtudes. Esta coyuntura podía suponer un paso más en el proceso de empoderamiento del trabajo social y de sus profesionales que se iniciaba ante el hito del nuevo grado.

1 En el marco de la II Jornada de Trabajo Social celebrada en el año 2009 “Hacia una intervención con perspectiva de género”, organizada por la Escuela Universitaria de Trabajo Social de la Universidad del País Vasco y el Colegio Profesional de Trabajo Social de Álava.

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Edurne Aranguren Vigo

Por todo ello, y dentro de las contradicciones y dificultades, este trabajo plantea, a modo de hipótesis, cómo a pesar de ser el empoderamiento un eje central en la disciplina del trabajo social, los y las trabajadoras sociales manifiestan grandes difi-cultades para el empoderamiento personal, profesional, pero, también, para el empoderamiento intelectual y la creación de conocimiento. Resulta curioso, cómo un espacio profesional e intelectual que aboga por el empoderamiento de la sociedad civil, manifieste tantas dificultades para el suyo propio.

Esta propuesta intentará analizar los posibles motivos que han que han podido dificultar el empoderamiento de los y las trabajadoras sociales en todas las dimensiones donde se ubi-can, o, incluso, que han conllevado cierto grado de desem-poderamiento, es decir, la pérdida de poder o de influencia e incidencia. Algunas razones fruto del devenir histórico, cues-tiones de género, conflictos con el poder y la propia compleji-dad donde se enmarca el trabajo social. Además, este trabajo planteará una serie de estrategias abiertas, dinámicas y en construcción para impulsar los procesos de empoderamiento de los y las trabajadoras sociales en diversas dimensiones.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Se trata de una investigación exploratoria que circula sobre la hipótesis planteada anteriormente, y que pretende aportar un marco general de un espacio ciertamente poco explorado o reconocido. Se plantea, además, como una investigación aplicada, ya que, pretende aportar unas propuestas iniciales y debates para el desarrollo de los agentes de trabajo social y su empoderamiento, pero vinculada y apoyada en aportaciones teóricas.

Esta investigación parte, principalmente, de la observa-ción de la realidad durante veinte años, tanto desde ámbitos profesionales, como académicos. Además, la investigadora participó en un taller sobre profundización en el empode-ramiento2, donde se pudo analizar de una forma interdis-ciplinar la hipótesis planteada. Se convocó, posteriormente, un grupo de contraste, compuesto básicamente por traba-jadoras sociales de diferentes ámbitos y dimensiones, para intercambiar, compartir y debatir la propuesta.

Además, ha supuesto una revisión bibliográfica extensa so-bre la literatura del trabajo social y su interacción con el poder y el empoderamiento. Por ello, se puede decir que se trata de una investigación mixta de tipo documental y, aunque no pretendía

ser, en esta primera fase, una investigación de campo, hay una influencia del contacto directo con la realidad profesional.

Como herramienta de análisis, se ha utilizado una matriz que analiza, por un lado, los mecanismos que funcionan en las diferentes formas de expresiones y formas de poder; y, por otro, las estrategias de incidencia para contrarrestar esa falta de poder y la exclusión de diversos espacios del trabajo social y sus agentes. Esta matriz permite identificar los mecanismos de poder y sus interacciones, pero, además, plantea la posi-bilidad de visualizar y concretar toda una gama de estrategias para afrontarlos a corto, a medio y a largo plazo. Permite la interacción de los diferentes espacios teóricos y prácticos, así como, integra todas las dimensiones y espacios del trabajo social (académico, colegial, etc…). Facilita, además, que sea una propuesta dinámica, abierta y en construcción.

Cabe indicar que la perspectiva feminista y de género se encuentra presente de una forma integral y holística en toda la propuesta, por tratarse de una categoría abierta y dinámica y su connotación transdisciplinar, que permite la interpretación crí-tica para la transformación social y la consecución de la justicia social. En mayor medida, en esta cuestión donde el feminismo ha realizado una gran aportación y donde se ha problematiza-do el sistema de poder y la búsqueda de estrategias para el em-poderamiento. Además, este enfoque plantea una concepción epistemológica que permite el reconocimiento del desequilibrio en las relaciones de poder. Supone una herramienta de análisis y propuesta política de transformación social, y, en este caso, del devenir de los y las profesionales del trabajo social, que, por otro lado, incide directamente en sus praxis.

3. RESULTADOS

A continuación, se intentará analizar en qué marco y rela-ciones de poder se ubica el trabajo social y sus profesionales, así como, los mecanismos y expresiones de poder que actúan para encontrarse de una dinámica constante de procesos de desempoderamiento. Dicha matriz, planteada por Venekla-sen y Miller (2002, 50), denominada Poder, Participación Po-lítica y Transformación social, plantea, por un lado, los meca-nismos que funcionan en las diferentes expresiones y formas de poder; y, por otro lado, las estrategias de incidencia para contrarrestar esa falta de poder y la exclusión de diversos es-pacios del trabajo social y sus protagonistas. Hay que indicar que los diversos espacios que forman esta matriz interactúan entre sí, es decir, no son espacios estancos, sino dinámicos.

2 El taller denominado “Empoderamiento de las mujeres: revisando sus significados, estrategias e indicadores” impartido por Clara Murguialday, que se trataba de un taller de profundización sobre empoderamiento, se convirtió en una plataforma improvisada por momentos, para el análisis del trabajo social y sus profesionales, por parte de otras profesionales y disciplinas. Este taller se enmarcó dentro de la Escuela de Empoderamiento del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

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Empoderamiento profesional e intelectual en Trabajo Social. Retos de futuro

Tabla i. fuenTe: adapTación pRopia de la maTRiz de veneKlasen y milleR (2002) aplicada al TRabajo social y a sus pRofesionales.

 

PODER  SOBRE  

PODER  VISIBLE   PODER  OCULTO   PODER  INVISIBLE  

 

 

 

MECANISMOS  Y  EXPRESIONES  DEL  PODER  

SOBRE  

Política social: rango inferior. Vulnerabilidad laboral.

Estatus de diplomatura en la Universidad hasta el proceso Bolonia.

Dificultades legales para la colegiación obligatoria.

Salarios profesionales: clase B.

Bajo nivel de investigación y aportaciones científicas.

Conflicto perpetuo: otras profesiones, pérdida espacios profesionales.

Baja filiación sindical y baja colegiación profesional.

Exclusión simbiotizada de grupos vulnerables y su profesional.

Exclusión de espacios de poder, ausencia de reconocimiento socio-político.

Papel de los medios: confusión, denominación. Escaso reconocimiento profesional público.

Desprestigio profesional y académico. Imagen sesgada y polarizada.

Invisibilidad científica. Dificultades de acceso a la investigación doctoral.

Disciplina de segunda categoría en la Academia. Demora en el logro de la licenciatura (grado).

Disociación de la teoría y práctica. División Academia/profesión. Lagunas perpetuas (reciclaje).

Dificultades para la interdisciplinariedad.

Ausencia de estudios científicos sobre la realidad profesional.

Alto nivel de violencia directa y estructural contra sus profesionales.

Queja continuada, de la queja se ha obtenido un beneficio.

Control socio-político de la profesión. Miedo a represalias. Escasa movilización profesional.

Ausencia de planteamientos de la revalorización del RPT por la dimensión de grado.

Preponderancia de visiones eclécticas.

División sexual del trabajo. Desvalorización de la ética del cuidado.

Exclusión de mujeres usuarias y sus profesionales mujeres. Negación simbólica del poder.

Dificultades para la conciliación p/f/l y para la promoción profesional y académica.

Extra valorización del sacrificio, del sufrimiento (cultura judeo-cristiana).

Imposición discursos vocacionales.

Sensación interna de “fraude”. Formación continuada perpetuada.

Negación simbólica y práctica del derecho a aportar científicamente.

Negación simbólica individual y colectiva a la promoción profesional/académica.

Acomodamiento en el rol: sumisión, culpabilidad, pasividad y cansancio.

Vulnerabilidad del colectivo profesional.

Falta de conciencia sobre la situación.

ESTRATEGIAS  DE  INCIDENCIA  

PARA  AFRONTAR  LA  FALTA  DE  PODER  Y  LA  EXCLUSION  

 

Incidencia política y cabildeo. Visibilizar el trabajo social. Grado en trabajo social. Promoción de liderazgos fuertes y diversos (colectivizar sujetos). Fortalecer organizaciones colegiales (cultura política democrática/inclusiva) Alianza con otras profesiones y disciplinas de carácter social. Trabajo en red. Formación e impulso de coaliciones en diversos niveles. Luchas sindicales y políticas. Sororidad de género. Rearmar ideológicamente la profesión (valores). Organización de bases de apoyo. Investigaciones de tipo socio-político y elaboración de reportes sombra. Crear escuelas de pensamiento en interacción con otras disciplinas. Mantenimiento en el tiempo: hojas de ruta y planes de trabajo.

 

Transformar en interacción y alianza: teoría/práctica y profesión/Academia.

Creación de redes de trabajo académicas y profesionales.

Fortalecimiento de los Colegios Profesionales (transparencia, participación y democracia).

Inclusión de las y los profesionales en organizaciones sindicales y movimientos sociales.

Superación colectiva de la mirada victimista que nos intenta reducir a grupo vulnerable.

Generar interdependencias positivas.

Impulsar evaluaciones de resultados, investigación y sistematización de buenas prácticas.

Creación de nuevos instrumentos de análisis e indicadores.

Difusión de datos y diagnósticos en los medios.

Divulgación de informes y visiones alternativas.

Empoderamiento colectivo en la profesión y en la Universidad (cargos institucionales).

Transformación del discurso.

Cuestionamiento del sistema donde se imbrica el trabajo social.

Explorar nuevos espacios profesionales.

Cambio de paradigma: “del despacho a la calle y de la calle al estudio y vuelta”.

Poder de lo micro, de la ayuda profesional.

Revalorización de la calificación profesional en los puestos de trabajo (graduados/as).

Reivindicar un “orgullo profesional” colectivo.  

Revalorizar la ética del cuidado. Universalizar valores. Fortalecimiento de la identidad colectiva. Impulsar espacios compartidos de reflexión grupal. Desmontar la subjetividad y desprenderse desde el trabajo social del poder y control en el ejercicio del cuidado. Reconocerse en las contradicciones y en la complejidad. Tomar conciencia que el trabajo social es una profesión (salario/horarios) y no una extensión del rol femenino. Visibilizar a trabajadores sociales hombres ejerciendo el cuidado. Impulsar el empoderamiento de las trabajadoras sociales como mujeres, profesionales y académicas. Creación de modelos inclusivos universales. Identificar necesidades y deseos de los y las trabajadoras sociales. Concientización de la desigualdad profesional. Superación de complejos. Intercambio de saberes profesionales. Crear cuotas de poder personal. Tomar conciencia que el/la profesional es el mejor recurso e instrumento. Revalorizar el trabajo social como profesión/disciplina. Creación de un relato del trabajo social.

Promoción  del  PODER  PARA   Promoción  del  PODER  CON/ENTRE   Promoción  del  PODER  INTERIOR/ADENTRO  

TRANSFORMACIÓN  DEL  PODER  

CONSTRUCCION  DEL  PODER  INDIVIDUAL  Y  COLECTIVO  

 

TABLA I. Fuente: adaptación propia de la matriz de VeneKlasen y Miller (2002) aplicada al trabajo social y a sus profesionales

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Edurne Aranguren Vigo

Se analizan, inicialmente, los mecanismos del poder so-bre (Rowlands, 1997), ya que, permiten identificar aquellas formas y expresiones que operan para el desempoderamien-to o la pérdida de poder constante por parte de los y las trabajadoras sociales. Son tres tipos de poder sobre3 (Lukes, 1974) identificados como: el poder visible, el poder oculto y el poder invisible, por este orden. Es decir, se va a realizar un análisis correlativo desde aquellos aspectos visibles y directos a aquellos que quedan invisibilizados, pero que subyacen en los discursos, la cultura, los imaginarios; los cuales, presentan mayores dificultades para su identificación y abordaje. Pos-teriormente, se abordarán las estrategias para poder afron-tarlos, y, así, poder contrarrestar sus efectos. De la misma forma, primero se analizarán los poderes que posee y ejercen todos seres humanos (Rowlands, 1995), empezando por el po-der interior/adentro, a continuación, el poder con/entre, para finalizar, con el poder para. En este caso, el análisis se reali-zará de izquierda a derecha. Estas estrategias se utilizan para transformar el poder sobre, ellas también interaccionan entre sí, funcionan de una forma holística y se refuerzan entre sí. Se entiende, tal y como indican las flechas que el poder interior/adentro afronta el poder invisible, el poder con/entre afronta el poder oculto y el poder para afrontar el poder visible.

ANALISIS DEL PODER SOBRERespecto al poder visible, constituye el espacio de toma

de decisiones perceptible y que se puede ver (Veneklasen y Miller, 2002, 47), se plantea como el poder para efectuar cambios. Además, quien ostenta este poder se visibiliza como poderoso. Definen las reglas formales, las estructu-ras, las instituciones, la autoridad y los procedimientos en la toma de decisiones. Todo ello, enmarcado dentro de una “neutralidad” e imparcialidad que aporta el espacio público. Aunque, los espacios de toma de decisiones y las estructuras que mantienen estos poderes son cerradas y poco represen-tativas. Espacios que se tornan poco transparentes y no in-cluyen, por lo general, a quienes representan, y que tienen una gran incidencia política. Más allá de la imparcialidad, la acción política enfoca su energía y control en las políticas públicas, las legislaturas, los sistemas judiciales, los partidos políticos, las elecciones, los estatutos y prácticas corporativas o políticas de todo tipo de organizaciones (Escuela Mar de Cambios, 2009, 9).

En el trabajo social se han detectado algunos de los me-canismos y expresiones del poder visible como pueden ser los

siguientes. Por un lado, cómo la política social se torna una práctica de rango inferior que se ha podido comprobar con la crisis económica, que, además, se manifiesta en la vulne-rabilidad laboral de los y las trabajadoras sociales y en la falta de reconocimiento económico y retribución laboral de clase B. La situación de crisis (Seller, 2013, 116-117) está incidiendo di-rectamente sobre el sistema de bienestar que está demorando en tiempo y en calidad el acceso al primer empleo, la pérdida de empleo por parte de trabajadoras/es sociales con cierta an-tigüedad (en algunos casos con contratos parciales, estaciona-rios), así como, como consecuencia de los recortes en el tercer sector, que está suponiendo la desaparición de centros, pro-gramas y proyectos y, con ellos, sus profesionales. Además, la extinción de la ley de dependencia y la ley de racionalización de la administración local puede significar la desaparición de los servicios sociales y el trabajo social como referente de ellos. Los y las trabajadoras sociales, a consecuencia de la cri-sis, están soportando cargas de trabajo elevadas, asumiendo la prolongación de las jornadas laborales sin retribución en la mitad de los casos, soportando, además, y que se visualiza con una de las mayores causas del estrés, la impotencia ante la falta de recursos que acompañan a la intervención sumada al aumento de demanda (Lima, 2013, 62).

Por otro lado, el mantenimiento perpetuo del trabajo so-cial como diplomatura hasta la implantación del grado, con todas las consecuencias perniciosas que ha tenido esta cues-tión y que se comprobará a posteriori. Pero, que se puede relacionar directamente con el bajo nivel de investigación y aportaciones científicas.

Así mismo, las dificultades del reconocimiento de la co-legiación obligatoria a nivel legal, permitiendo la dispersión profesional y una debilidad que incide directamente en una débil identidad profesional.

Indicar, además, la perpetuación del conflicto y compe-tencia con otros y otras profesionales de índole social plan-teado como pugna, así como, la pérdida de espacios profe-sionales.

Llama la atención la baja afiliación sindical y colegial4, cier-ta falta de reconocimiento dentro del propio trabajo social. Se ha cuestionado en múltiples ocasiones la baja colegiación en trabajo social. Hay quienes interpretan que los colegios profesionales son un instrumento de empoderamiento in-frautilizado (Zamanillo, 2009, 37), reflejo de nuestros proble-mas de identidad, ya que, al fin y al cabo, están compuesto por todas y todos.

3 Entendido como dominio e imposición.

4 Las tasas de colegiación en la Comunidad Autónoma del País Vasco son el del 33,3%, destacando Guipúzcoa con el 23,2% (Berasaluze y Berrio-Otxoa, 2008, 74).

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Empoderamiento profesional e intelectual en Trabajo Social. Retos de futuro

En cuanto al poder oculto, presenta mayor complejidad para su abordaje, ya que, se ejerce sobre quien toma las decisiones, las agendas y los debates públicos (a veces, no identificados con roles formales). Excluyen y desacreditan a ciertos grupos y sus necesidades e intereses (Veneklasen y Miller, 2002, 47-48). Los medios de comunicación colaboran con la invisibilización y deslegitimación de estos colectivos con dificultades de acceso al poder. Estos medios muestran imágenes sesgadas y tergiversadas de los grupos excluidos y la reafirmación de estereotipos y prejuicios (Escuela Mar de Cambios, 2009, 10).

El poder oculto generado en relación al trabajo social se puede definir por los siguientes aspectos. Por un lado, se da una especie de exclusión simbiotizada oculta, tanto de los grupos que presentan vulnerabilidad social, como de su rostro y voz profesional. Dicho rechazo se puede comprobar en la exclusión en los espacios de toma de decisiones socio-políticos, exclusión de comisiones de debate y la ausencia de reconocimiento socio-político de la profesión y de sus líderes y lideresas. Los medios de comunicación apoyan esta exclu-sión y una de las estrategias empleadas es la generación de confusión o visiones parciales y maniqueístas de la realidad. Confusión respecto a la denominación (asistenta, asistente, raras veces trabajadora social…). Carecer de nombre social conlleva la ausencia de reconocimiento y conocimiento sobre el objeto.

Respecto a la imagen de los y las trabajadoras sociales constituyen un péndulo entre el control, la imposición y el abuso de poder a la dejación de funciones o la asistencia a quienes no son merecedores,

Los y las trabajadoras sociales son contempladas como personas blandengues (que asisten a personas que no lo merecen) o pendencieras (que ejercen demasiado poder sobre los individuos y las familias (Banks, 1997, 32).

Todo ello, plantea una imagen de control social y de pleitesía y servilismo a los intereses coyunturales del poder formal y de herramienta de control y contención social. Este aspecto ha conllevado un desprestigio profesional, que se proyecta también en la Academia y en la propia sociedad que percibe de la misma forma a los y las trabajadoras so-ciales. Respecto a la cuestión relacionada con los ámbitos universitarios y de investigación, los y las trabajadoras so-ciales plantean serias dificultades para escribir evidencias

científicas, a diferencia de otras profesiones. Zamanillo (2009, 37) plantea que el trabajo social es una profesión invisible porque no os responsabilizamos de hacerla visible publicando nuestras observaciones y análisis de la realidad que conocemos.

Han existido y existen grandes dificultades de acceso a la investigación doctoral, dado el carácter de diplomatura del ámbito educativo, hasta la constitución del grado. Dentro de la Universidad se torna una disciplina de segunda clase que se proyecta en la sociedad. Una de las consecuencias históricas en este conflicto pueda ser la disociación y ruptura entre la teoría y la práctica, una ruptura entre la profesión y la discipli-na que marcan entre sí una distancia de espacios académicos alejados de la práctica y espacios profesionales distanciados de espacios teóricos y de creación de conocimiento (Ibid., 37). Siendo el reciclaje y la formación continua la prueba de intentar cubrir las lagunas de conocimiento. De alguna for-ma, se ha planteado de una forma encubierta como especia-lización, pero, parece más cubrir esas carencias intrínsecas al trabajo social y que se reflejan en algunos estudios5.

Hay una ausencia de estudios sobre el trabajo social que aborden de una forma compleja, integral y profunda la reali-dad de la profesión,

Podría decirse que desde hace más de cuarenta años no se ha realizado ninguna investigación que abor-de, con una metodología cuantitativa, el análisis del colectivo profesional y de su realidad a nivel de todo el territorio español desde una perspectiva de macro-investigación (Seller, 2013, 117).

Una dificultad real de una interdisciplinariedad real en la mayor parte de los espacios profesionales y académicos del trabajo social.

Respecto a los espacios profesionales, existe una alto ni-vel de violencia directa y estructural invisibilizada (agresiones físicas, verbales y amenazas), el 70% de las trabajadoras so-ciales encuestadas en el estudio realizado por Berasaluze y Berrio-Otxoa (2008, 69) en la Comunidad Autónoma del País Vasco, manifestaban haber visto involucradas en situaciones de riesgo a lo largo de sus experiencia profesional, relacio-nadas el 90% con la atención a personas usuarias, no apa-reciendo en este estudio la respuesta institucional recibida ante las situaciones de riesgo y su nivel de satisfacción ante la misma.

5 Existen continuas demandas de mejora de los estudios de trabajo social, mediante un acercamiento a las realidades sociales. El nivel de formación de los y las trabajadoras sociales es alto y sus temáticas están relacionadas con la intervención social que realizan en la práctica (desde cursos sobre inmigración, infancia y familia, personas mayores, etc. Hasta cursos sobre las aplicaciones informáticas que manejan). El 16% había cursado otra licenciatura o diplomatura, además de trabajo social, relacionadas con el ámbito social. Y, el 40% había accedido a estudios de postgrado, no accediendo más que el 2% a estudios de tercer ciclo del anterior sistema. El 70,5% estaban dispuestas a adquirir el Grado en Trabajo Social (Berasaluze y Berrio-Otxoa, 2008, 37-43). La formación constaba como uno de las cuestiones que más preocupaba al colectivo profesional y como petición expresa a los colegios profesionales (Ibid., 78).

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Edurne Aranguren Vigo

Por otro lado, los y las trabajadoras sociales se han insta-lado en la queja continuada, lo que Cristina Balaga (2009) denominó el quejódromo, y que algunas trabajadoras so-ciales indican que, de la queja se ha obtenido un beneficio. En ocasiones se posee una autoimagen quejica y narcisista que subyace en toda situación marcada por una carga de emocionalidad (Zamanillo, 2009, 15-16). Esta situación ha podido permitir ciertas tendencias de acomodo profesional, con el riesgo de padecer lo que Silvia Navarro (2011, 58) ha denominado el “síndrome del aprendiz de brujo”. Que viene provocado al confundir los fines con los medios (procesos, procedimientos y mecanismos), olvidando el fin último para lo que fueron creados y con ello, vacían de sentido, valores y principios las propias prácticas al convertirse en el eje de la in-tervención en los procesos de ayuda con el riesgo de pérdida del sentido y la sensibilidad del trabajo social. Convirtiéndose el compromiso y la transformación social en puras anécdotas alejadas de la profesión.

Existe, por otro lado, un control “obsesivo” socio-político y técnico de la profesión y una sobrecarga de trabajo (Bera-saluze y Berrio-Otxoa, 2008, 64), que intuye miedo a represa-lias ante la movilización y la expresión en las instituciones y la asociaciones, con una escasa resistencia y movilización. Pero, que además pueden estar domesticando la mirada (Navarro, 2011, 65) de los/las trabajadoras sociales.

Llama la atención la ausencia de planteamientos de reva-lorización del RPT por la dimensión de grado.

Preponderancia en la práctica de visiones eclécticas del trabajo social entendidas como libre albedrío (Zamanillo, 2009, 22), que responden al impulso de ayudar sin reflexio-nar con las aportaciones de otras ciencias y que ha supuesto la fragmentación de conocimientos.

En cuanto al poder invisible, es el más difícil de detectar y se activa para hacer los problemas y conflictos invisibles. Es el poder más complejo en su abordaje. Opera invisibilizando los intereses opuestos y los problemas de quien no ostenta el poder. Son alejados de los espacios de toma de decisiones, pero, además de las personas involucradas y afectadas, de sus mentes y sus conciencias (Veneklasen y Miller, 2002, 48-50), instaurando, en los imaginarios, una serie de jerarquías. Este poder construye las creencias de las personas, la acep-tación de su situación, aunque sea desigual y asumirlo como una “verdad”. Existe un consenso social implícito que evita que las personas cuestionen la posibilidad de cambio o trans-formación de las injusticias. De todo ello, se encargan los procesos de socialización, la cultura y la ideología que per-petúan la desigualdad y la exclusión, que lo plantean como normal, aceptable y seguro. Las fuerzas de influencia (educa-

ción, medios de comunicación, líderes religiosos y políticos) dan forma a los valores y las normas que evitan el cambio, controlando el acceso a la información y negando la partici-pación. Es decir, hace que pase inadvertido para la sociedad, pero al mismo tiempo, son señalados como los y las culpables de la situación (Escuela Mar de Cambios, 2009, 10-11).

En relación al trabajo social, para el análisis del poder invi-sible es inevitable introducir la perspectiva de género de una forma directa, ya que, debido a la división sexual del trabajo, históricamente se ha invisibilizado, simbólica y prácticamen-te, aquellos trabajos relacionados con la ética del cuidado (Guilligan, 1982) y la asistencia a las personas, que han sido, por otro lado, desarrollados por las mujeres. Existe un recha-zo, por lo tanto, dentro de los consensos sociales al cuidado, sobre todo, de las personas con mayor vulnerabilidad, pero, también un rechazo desde el propio trabajo social. El trabajo social se ha considerado un trabajo propio de mujeres, de-bido a lo anterior, y, aunque el nivel de feminización de la profesión es alto (90%, Gómez, 2013), y resultar un ejemplo paradigmático de monopolio femenino como han destaca-do algunos (Estruch y Güel, en Lima, 2013, 68), como en otras profesiones, históricamente feminizadas, el porcentaje de hombres trabajadores lo hacen en una posición compa-rativamente más privilegiada que las mujeres en cuanto a las condiciones laborales y retribuciones aparejadas (Consejo General, en Ibid., 69). En este sentido, la exclusión también resulta de la simbiosis mujeres trabajadoras sociales y ciuda-danas, que acuden a los servicios sociales, se trata de una exclusión conjunta por género de profesional/ciudadana. Es decir, mujeres pobres y excluidas en relación de ayuda con mujeres profesionales del trabajo social. El poder invisible puede operar a través de la negación simbólica del poder de las personas usuarias y profesionales.

Además, existe una extra valorización del sacrificio, del sufrimiento, puede ser por el carácter judeo-cristiano de las propias raíces donde se ubica. Con expresiones simbólicas que van del carácter mesiánico de la profesión a la culpabi-lidad por no salvar al mundo y a las personas que se ayuda. Esto unido al carácter vocacional que plantean algunos dis-cursos dentro de la profesión, vinculado a un carácter volun-tario o voluntarista que marca cierta connotación religiosa y de dogma de fe.

Por otro lado, cabe que el trabajo social carece de un re-lato que de sentido al propio trabajo que se realiza (Navarro, 2011, 68-67), diferenciándose, en la diversidad, de otras dis-ciplinas y profesiones. La ausencia de un relato genera confu-sión y ruidos en la sociedad y desconocimiento perpetuo del propio trabajo social.

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Empoderamiento profesional e intelectual en Trabajo Social. Retos de futuro

Existe un problema del propio autoconcepto de las y los profesionales del trabajo social (Aranguren, 2006, 44-45). Siendo el objetivo el acompañamiento en procesos de empo-deramiento de la sociedad civil, hay una carencia en el propio empoderamiento. Esto influye en la intervención profesional, en cómo nos ven, tanto la ciudadanía como otras ramas pro-fesionales, así como en la propia autoestima profesional, de-sarrollando un carácter confuso y en ocasiones ambiguo y sobre todo, la mayor dificultad ante una falta de conciencia (Muñoz, Herrera, Molina y Sánchez, 2005) sobre lo que nos referimos.

Así mismo, dentro del trabajo social existe, en ocasiones, cierta sensación interna de “fraude”, de desvalorización del propio carácter de la ayuda profesional y de la falta de prepa-ración real para ello. Por otro lado, y, fruto de lo anterior, se da una negación simbólica y práctica del derecho a aportar cien-tíficamente y a la promoción profesional individual y colectiva de las demás profesionales (celos, envidias, etc…). Se percibe cierto acomodamiento en el rol, con sentimientos de sumisión, culpabilidad, pasividad y grandes dosis de cansancio.

Todo lo mencionado, deja al trabajo social y a sus profe-sionales en un limbo de vulnerabilidad con dificultades para la transformación simbólica, y, por lo tanto, práctica.

TRANSFORMACIÓN DEL PODER: ESTRATEGIAS PARA EL EMPODERAMIENTO

Esta forma de conceptualización del poder conlleva es-trategias efectivas e integrales para la transformación de las causas que generan desigualdad y exclusión social, ya que, analiza tres dimensiones (poder adentro, poder con y po-der para) psicológicas y sociales para la toma de conciencia ayuda en el proceso de integración del pensamiento. En este apartado se plantea empoderamiento, tomando en cuenta los marcos mencionados anteriormente, como una propues-ta de acción hacia dentro y como concepto emancipador y de acción colectiva para la transformación y la superación de las restricciones que han impedido que el trabajo social y sus profesionales se desarrollen como otras disciplinas. Dichas es-trategias, a modo de propuestas iniciales para el debate, apa-recen en la tabla, analizando a continuación el significado de cada forma de poder de transformación y empoderamiento.

La promoción del poder interior/adentro (Veneklasen y Miller, 2002, 45) supone el auto-conocimiento, auto-estima, auto-realización y conciencia crítica de las personas en una relación de respeto con las demás, está relacionado con la dignidad, la justicia social y el bien común. Ayuda a reafir-

mar el valor propio/personal y reconocer su poder con y para. Empoderarse para actuar y cambiar el mundo afrontando las ideologías hegemónicas.

Respecto a la promoción del poder interior/adentro (Ve-neklasen y Miller, 2002, 45) supone encontrar espacios co-munes para construir la fuerza colectiva, y que se apoya en la promoción de redes y alianzas. Se basa en el apoyo mutuo, la solidaridad y la colaboración, así como, en el respeto a la diferencia. Reconcilia los talentos individuales y colectivos reconociendo abiertamente los conflictos buscando su trans-formación. En la diversidad y los desacuerdos, busca valores y visiones comunes (Mar de Cambios, 2009, 6).

La promoción del poder para (Veneklasen y Miller, 2002, 45) se refiere al poder de cada quien para transformar su vida y su mundo. Al asentarse sobre el apoyo mutuo, la autoes-tima y la solidaridad, abre las posibilidades para las acciones colectivas o poder con. Para que los esfuerzos obtengan inci-dencia, tienen que abordar y nutrir el poder de la gente para actuar (Escuela Mar de Cambios, 2009, 6).

4. DISCUSIÓN

Quizá, el aspecto más destacable del término empodera-miento es que contiene la palabra poder (Murguialday, 2006, 5). Como se ha podido evidenciar, el trabajo social y sus profe-sionales mantienen un conflicto con el poder, donde apenas se encuentra literatura al respecto, dando un salto directo al em-poderamiento, y donde destaca una visión del poder como im-posición y dominio. Esta visión unidimensional y negativa del poder desde el trabajo social, puede hacer paralizar la acción e impide reconocer las propias fuentes de poder (Escuela Mar de Cambios, 2009, 3), además, negar las negar las relaciones de poder resulta una abstracción (Foucault, 1991).

Las relaciones de poder (Aranguren, 2007, 250-252), que son inherentes a la condición humana, se manifiestan, tam-bién, en diferentes escalas, niveles y dimensiones, y, es fun-damental reconocerlas e identificarlas. El poder resulta ser un proceso, es dinámico, multidimensional, cambiante según su contexto, y se puede manifestar de múltiples formas. Pero, en cualquier caso es fundamental reconocerse poseedor/a de poder para transformar la realidad. Resulta paradójica la preocupación del trabajo social por el cambio y la transfor-mación, pero, apenas se manifiesta este cuestionamiento en su conexión con la complejidad del concepto poder. Se puede decir que al trabajo social de falta una teoría sobre el poder6. En este sentido el trabajo social tiene una conversa-

6 Aunque ha habido acercamiento, sobre todo, en las propuestas del movimiento de reconceptualización, y, sobre todo, por parte de Paulo Freire, que sienta las bases de lo que será el desarrollo de los procesos de empoderamiento.

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Edurne Aranguren Vigo

ción pendiente y que podría ayudar a desatar algunos nudos para afrontar una realidad social compleja y conflictiva. Lo cual, podría contribuir al empoderamiento profesional y de la propia disciplina, es decir, en el análisis de cómo opera el poder, se inician procesos en sus formas de afrontarlo que le permitan el máximo nivel de incidencia y de influencia en los espacios de toma de decisiones. Como reconocía Marcela Lagarde (Aranguren, 2009, 42), es prácticamente imposible que un colectivo trabaje procesos de empoderamiento si no está empoderado. Resulta poco menos que curioso que una profesión que lucha por los derechos de la ciudadanía en los espacios micro y macro, tenga dificultades para la obtención del poder propio.

Gaviria reconocía que (1996, 541-561) como profesión no se está tomando el liderazgo, y, que, a pesar de las con-tradicciones internas, no existe ninguna profesión prepara-da para cubrir las necesidades humanas de la gente. Y, ello, depende de la supervivencia del trabajo social. Repensar el poder en otras claves incidirá en la construcción de nuevas identidades sociales horizontales, plurales, liberadoras, trans-formadoras…construidas desde abajo y articuladas entre sí (Evangelista, 2011, 85). Ya que, como se ha podido compro-bar, para garantizar la transformación social, no basta con el cambio de las estructuras y las políticas públicas, sino que, también pasa por llegar a la conciencia (Escuela Mar de Cam-bios, 2009, 8).

Quizá, uno de los problemas del trabajo social, en todas sus dimensiones (académica, profesional, colegial, institucio-nal,…) haya sido poner más énfasis en el poder visible que en el poder oculto o invisible, lo que ha podido dar lugar a estrategias confusas y alejadas de la realidad para afrontar la pérdida de poder y la exclusión de espacios profesionales y académicos.

Además, la puesta en marcha del nuevo Grado en Tra-bajo Social, como ha sucedido en otros países del mundo, abre nuevas posibilidades para la creación de conocimiento desde el trabajo social, con todo lo que ello supone7. Es un reto de futuro que nos brinda la oportunidad de hacer una utilización del poder, no como control y dominio, sino como posibilidad y capacidad de transformar las restricciones y es-pacios prohibidos o perdidos, y redefinir y extender de una forma colectiva el poder intrínseco del trabajo social y sus profesionales. Un poder sobre el que construir nuevas for-mas de afrontarnos y afrontar las diversas realidades sociales y aportar, a su vez, una mirada compleja y holística de las personas, las familias, los grupos y las comunidades, acom-

pañando en sus procesos de empoderamiento, simplemente, de otra forma.

5. AGRADECIMIENTOS

Agradezco la colaboración del taller de empoderamiento liderado por Clara Murguialday y a todas sus integrantes (Reina, Zetis, Begoña, especialmente), así como, al grupo de contraste que me regaló su tiempo y sus ideas, formado por las siguientes trabajadoras sociales: Elo Mayo, Maider Agirre, Boni Cantero, Susana Martínez de Lagrán y Rakel Oion.

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Empoderamiento profesional e intelectual en Trabajo Social. Retos de futuro

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El acogimiento de menores en el actual sistema de protección a la infancia: La importancia del contexto

JAVIER DOMÍNGUEz ALONSO Y ROBERTO MOhEDANO MENéNDEz

Universidad de Alicante

Resumen: Después del acalorado debate sobre la conveniencia o no del acogimiento residencial (AR), incluso con la propuesta -por parte algunos autores- de su desaparición (Palacios, 2010), tenemos en la actualidad dos situaciones paradigmáticas: 1) Por una parte, una gran mayoría (entre los que me encuentro) propone la preferencia del acogimiento familiar (AF) sobre el residencial. En esta línea está también claramente posicionado el Proyecto de la nueva Ley de la Infancia ( ). Sin embargo, 2) tenemos que en la situación actual las altas en acogimiento residencial están aumentando considerablemente ( ). A todo esto hay que añadir que, por una parte, a) no nos parece que se esté produciendo una demanda de familias acogedoras, y tampoco vemos planes concretos para animar y promover el aco-gimiento de niños y niñas, lo que arruinaría los mejores intentos en esta línea. b) Por otra parte, está la consideración ciertamente positiva del acogimiento residencial para los casos que así lo requieran, como una medida más para ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades de muchos niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo y/o desprotección social (Skinner, 1992; De Paúl, 2005 ). Por todo ello, lo que planteamos es la necesidad de revisar las propuestas revisionistas que se proponen para la reforma del sistema de protección en España, buscando el mejor y más eficiente modo de garantizar el interés superior del niño/a.

Palabras clave: Acogimiento residencial vs familiar; prevención terciaria; Plan de Caso; contexto comunitario.

1. INTRODUCCIÓN

La protección a la infancia ha tenido un discurso histórico similar en la mayoría de los países occidentales, aunque con ritmos distintos en la aplicación de las medidas a adoptar.

Las primeras instituciones que aparecen en España (Mato, J.C, Morales J.M. y Costa, M., 1999:48 y 55) están destinadas a recoger a los niños huérfanos o expósitos. Las casas de expó-sitos y los hospicios comenzaron a funcionar en algunas ciuda-des españolas ya desde el siglo XIII, multiplicándose por toda la geografía española con muy diversos nombres, como casa cuna, inclusa, casa de misericordia, beateríos (para las niñas), etc. En muchos casos las instituciones acogían conjuntamente a niños expósitos, vagabundos, trastornados y otros necesi-tados. La pobreza siempre ha estado presente en la infancia maltratada y desvalida (ver situación actual: Figura I).

A principios del siglo XX (1904) se crea la legislación regu-ladora de la Obra de Protección de Menores para afrontar los problemas de los menores abandonados o desatendidos y de aquellos que presentan conductas socialmente conflictivas. (La Ley de 12 de agosto de 1904 se perpetúa a través textos refundidos de Protección de Menores y Ley de Tribunales Tu-telares de Menores de 1948).

Otros organismos que desarrollaron competencias so-bre la protección a la infancia fueron: Auxilio Social (1936); Instituto Nacional de Asistencia Social (1974); Patronato de Protección a la mujer (1902); Diputaciones (1812). A nadie debe extrañar que aún hoy la gestión y programación de las medidas residenciales supongan importantes problemas de toda índole (Fernández del Valle, J. y Fuertes Zurita, J., 2000:35-47).

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Javier Domínguez Alonso y Roberto Mohedano Menéndez

En la actualidad, el Sistema de protección a la infancia en España se caracteriza por estar basado en una filosofía de derechos, que en el caso de la infancia por su especial vulne-rabilidad, tiene un carácter jurídico, y por tanto -en el caso de no cumplirse- pueden llevarse ante los Tribunales de justicia -u otros métodos alternativos (ODR) para hacerlos efectivos. La Ley O. 1/96 de Protección Jurídica de los Menores, de ám-bito estatal; acompañada por el Decreto 93/2001, por el que se aprueba el Reglamento de Medidas de Protección Jurídica del Menor en la Comunidad Valenciana. En dicho reglamen-to se explicitan las siguientes medidas de protección:

a) La ayuda o apoyo familiar en situaciones de riesgo.b) La asunción de la tutela por ministerio de la Ley, previa

declaración de la situación de desamparo del menor.c) La guarda.d) El acogimiento familiar.e) El acogimiento residencial.f) La adopción.

Cualesquiera otras que redunden en interés del menor, atendidas sus circunstancias personales, familiares y sociales.

Con posterioridad a este Decreto, apareció la Ley 12/2008, de Protección Integral de la infancia y la adolescencia en la C.V. Tal vez la mayor clarificación que ofrece, para el tema que nos ocupa, se produce en la exposición de motivos (VI) cuando se dice:

“El acogimiento residencial se concibe como una medi-da de aplicación subsidiaria, salvo mayor interés del menor, procurando que la duración de esta medida sea lo más corta posible, así como una intervención individualizada y persona-lizada de contenido socioeducativo y terapéutico”.

“Y el acogimiento familiar, como la otra forma de guar-da, se concibe como la medida por excelencia a aplicar cuan-do sea necesario separar al niño de su familia”.

La preferencia del acogimiento familiar respecto del residencial parece clara a priori, dado el derecho y la necesidad de los niños y niñas de disponer de un entorno

figuRa 1

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El acogimiento de menores en el actual sistema de protección a la infancia: La importancia del contexto

familiar, salvo circunstancias que aconsejen otras formas de atención y cuidado de acuerdo con el bien superior del menor, o de su decisión libre, según el caso. Hay que decir que en la actualidad la futura ley estatal de la infancia está en esta misma línea, como parece lógico y razonable. Sin embargo los textos legales siempre dejan la coletilla “salvo circunstancias que aconsejen otras formas de atención y cuidado de acuerdo con el bien superior del menor”. Cosa cierta por otro lado, ya que siempre, en todas las actuaciones con infantes, deben de estar guiadas por “el bien superior del niño o niña”. Hay mucha más legislación al respecto, pero para finalizar no podemos dejar de citar La Convención del Niño y de la Niña, de la ONU, de 1998, ratificada por España y que tanto bien ha traído al mundo de la infancia.

Los datos de AF vs AR en España, 2001, según el Observatorio de la infancia, (boletín, n.º 14):

• Semantuvoduranteel2011lalíneadescendentedelos años precedentes tanto

en guardas como en tutelas. Aunque se trata de un des-censo muy leve.

• Este descenso se produce en los distintos tipos deguardas contemplados en la Ley 1/1996, solamente en el caso de los Acogimientos Familiares Judiciales podemos hablar de estabilidad.

• Esnecesariodestacarlasparticularidadesquepresen-tan las ciudades autónomas.

• DenuevoseregistraundescensoenlasAdopcionesInternacionales, tanto en las solicitudes como en los informes de idoneidad por sexto año consecutivo.

El número de expedientes abiertos nos sirve de refe-rencia para saber cuántos niños hay bajo medidas de protec-ción. El total de estos expedientes de protección alcanza la cifra de 41.236, de los cuales, 30.057 son Tutelas (el 72,9%), y 4.537 (el 11%) Guardas. Teniendo en cuenta este aspecto, la suma de Tutelas y Guardas agrupa un total de 34.594 ex-pedientes, dato que marca una tasa de 419,3 niños a los que se aplica un expediente Tutela o de Guarda por cada cien mil, dato similar al del año pasado.

Respecto al número de medidasEl número de Acogimientos Residenciales ha mostrado

altibajos durante el periodo estudiado, pero manteniéndose siempre dentro de rangos normales. Destacar que los dos años anteriores se habían observado sendos descensos y en el año 2011 se ha registrado el dato más bajo de la serie junto con los de 2005 y 1996. La tendencia en las altas tam-bién es descendente, pero el dato de 2011 queda todavía

por encima de los mínimos registrados al inicio de la serie. Total: 8.405

El número de expedientes de Acogimiento Familiar Administrativo aumentó de un modo importante hasta 2004 cuando alcanzó su máximo y tras ese año se registró un bienio descendente (2005-2006) para estabilizarse en los años posteriores, sobre todo en los tres últimos (2009-2011), cuando las variaciones han sido mínimas. Tras una tendencia ascendente, el número de altas registró sus valores más altos entre 2002 y 2007, para descender desde 2008 y mostrar en 2011 una cifra similar a la de finales de los noventa. TOTAL: 1.770

La tasa nacional para Acogimiento Familiar Judicial co-rrespondiente al 2011 alcanza casi los 100 niños por cada cien mil. TOTAL: 1.285 (+ 1384 de nueva propuesta).

Las solicitudes de se sitúan en 74 por cada cien mil ho-gares, un dato ligeramente superior al registrado en el año 2010. TOTAL: 3.262 (Nuevas) y pendientes: 10.026.

2. MATERIALES Y MéTODOS

1. Población objeto de estudioEl estudio comprende la población de 40 niños y niñas

que vivieron en los pisos que el centro abrió en un barrio de la ciudad de Alicante (periodo de tiempo que abarca los años 1984- 1989). A su vez, esa población es una muestra de la población total del centro que en esos años rondaba los 130 niños.

2. Instrumentos y MuestrasTipo de investigación: de carácter preferentemente des-

criptiva, cuantitativa-cualitativa.

— Estrategia metodológica: triangulación:

Análisis de expedientes

 

Relatos de vida Cuestionarios

— Muestras obtenidas:Estudio de expedientes = 40; Cuestionario a los educado-

res = 40x2=80Cuestionario a jóvenes = 30 (+1); Relatos de Vida = 15

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Javier Domínguez Alonso y Roberto Mohedano Menéndez

3. RESULTADOS

¿Hacia dónde vamos en la protección a la infancia?1. ¿Es el Acogimiento Familiar la única y la mejor respues-

ta para la infancia vulnerable? ¿Debe desaparecer el Acogi-miento Residencial?

Mostraremos algunos datos de mi investigación (Domín-guez, 2009) (ver Figura II), y haremos algunas propuestas mostrando la importancia del contexto y de unas serie de toma de decisiones fundamentales; después escucharemos a los propios jóvenes opinar y reflexionar sobre este tema.

2. Partamos de una premisa clara: el mejor recurso para un niño en situación de desprotección social, es aquel que mejor se adapte a sus necesidades y consiga su mejor y ma-yor bienestar posible.

El acogimiento residencial puede ser un recurso adecua-do, sin embargo, habrá que proveerlo de suficientes y varia-dos recursos. Al igual que el A.F. que garantiza de partida el derecho del niño/a a una familia en un contexto de apego más fácil. Bien realizado, el A. R. puede seguir teniendo su espacio según las necesidades y voluntad de niños/a y de sus padres/tutores.

En concreto, actualmente, tal y como proponemos más adelante, para todos los niñ@s menores de 3 años, debería, por Ley, priorizarse el acogimiento familiar, preparando y dis-poniendo de familias suficientes y preparadas, como requisi-to insoslayable.

He aquí una serie de testimonios de jóvenes que han pa-sado por ambos recursos, preferentemente por el A. R.:

¿Qué crees tú que es más adecuado, el acogimiento familiar o el acogimiento residencial?

“Creo que es oportuno el primero, te da más oportu-nidad, yo no quito acogimiento de colegio, por así decirlo, porque gracias a eso tienes por lo menos donde estar, donde vivir, pero si tengo que elegir entre una cosa y otra, pero el acogimiento familiar, es más personal” (LA21).

“Yo creo que en una familia, con esa edad a una familia. Te estoy hablando de alguien muy joven todavía, alguien que entra dentro de un estándar normal de relación, alguien que se le puede inculcar todo eso que estamos hablando aquí, vida familiar; porque vamos a ver, es muy divertido vivir con chicos toda la vida, pero yo los dos primeros años lo vivía mal..., era como para buscarme las venas a pellizcos, claro, si

figuRa 2

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El acogimiento de menores en el actual sistema de protección a la infancia: La importancia del contexto

eres un crío que por lo que sea eres más sensible, o porque hacia cosas para llamar la atención”(KI6)

“Yo creo que una familia es algo muy personal, o sea, tú a una familia le puedes coger un apego de padres y luego puede suponer un sentimiento de abandono de tus padres. En cambio para mí, al salir de Nazaret, eran mis compañeros, no era una familia. En principio prefiero un centro, porque tú vas a tener que volver con tu familia biológica. Bueno un centro, y hay quien opina una cosa y yo otra” (GE5)

“Yo, para mí, residencia. Cuando estábamos internos en ocasiones íbamos con familias el fin de semana que nos lle-vaban a comer a su casa y yo lo pasaba mal, porque no eres parte de esa familia. Mi familia era la residencia, eran mis normas, “mis curicas” que me daban el cariño que podían, lo prefiero a las familias por mucho que tuvieran. Yo empecé por una residencia, si hubiera empezado por una familia, no sé que te diría, hay críos que han ido a familias y ha sido lo mejor del mundo”.

“En primer lugar, si yo soy el padre y mis hijos estuvieran en esa situación, lo primero que haría es que salieran del am-biente en el que están viviendo y luego ver a dónde pudieran estar mejor, con una familia acogedora, tal vez, o el modelo que se quiso llevar en los pisos tutelados, yo creo que los centros grandes para internos tienden a desaparecer” (MI10)

Dado que estuvo varios años en Nazaret antes de irse con la familia adoptante, le pregunto: si en lugar de haber entrado en Nazaret hubieras ido con una familia desde el principio, como piensas que te hubiese ido en la vida visto desde hoy?

“Visto desde hoy, pues a lo mejor me hubiera costado bastante, en el sentido de que yo venía de una familia dife-rente…, porque yo al entrar en Nazaret, no sé si apoyado, pero si sentía que me parecía a la gente que estaba ahí den-tro, entonces no me sentía discriminado, ni me sentía dife-rente a los demás. Entonces si me hubiera adoptado la fami-lia, yo creo que me hubiera sentido un poco discriminado en cuanto a los colegios que hubiera ido, en cuanto a la relación de los amigos, porque la vida que yo he pasado, no creo que se borrará, no sé a lo mejor no me hubiera costado, pero yo agradecería haber estado en Nazaret en ese sentido (JG24).

“Luego está la experiencia del piso, que estuve muy a gusto, porque además la relación que se tenga allí no era la misma que tengamos en Nazaret. Al ser grupos que eran distintos, teníamos muchos tutores; luego en los pisos cada tutor nos llevaba una relación más seguida de los compañe-ros que había allí. Luego por ejemplo el papel que yo veía que hacían los tutores eran de padre y madre, pero no era ese papel no?, pero era un papel así; pero en cambio en Nazaret,

como te cambiaban tanto de tutor, que si a veces le toca este fin de semana a este, luego otro, bueno cosas así en ese sen-tido, pues no te sentaba igual, porque si, es posible que cada tutor conozca tu problema, y te ayuda a su manera, pero la persona en sí se confunde, porque a lo mejor porque a lo mejor uno te ayuda de una manera y otro de otra; en cambio en el piso yo comprobé que al no haber tanto intercambio, cada tutor ya sabía cómo tratar a cada persona, entonces al no haber tantos, yo ya no me sentía agobiado en el sentido de que una persona te ayuda de manera y otro de otra, ya sa-bía cada uno cómo me tenía que ayudar, entonces me sentía más a gusto, y luego en relación con los compañeros, pues también me sentía a gusto (JG24).

4. CONCLUSIONES/APORTACIONES

Las propuestas que vienen a continuación vendrán formula-das siguiendo el esquema: el antes, el durante y el después del acogimiento residencial. Todas ellas tienden y pretenden favorecer la función básicamente preventiva en sus tres di-mensiones básicas: prevención primaria, secundaria y tercia-ria, en la intervención con niños, niñas y jóvenes en acogi-miento residencial.

A) Situaciones previas a la llegada al Centro. (“El antes”): Trabajo preventivo con la familia y el entorno (¡cuánto antes mejor y pactado formalmente!).

Propuestas:1. No separar a ningún niño o niña menor de 10 años

sin un plan de caso consensuado por los distintos profesio-nales y servicios que estén o puedan estar implicados en el mismo, contando además con la participación de agentes sociales de su propio entorno comunitario (vecinos relevan-tes, miembros de la comunidad conocidos y valorados, fa-miliares, etc.).

Edades y plazos para el acogimiento residencial:• Prohibir,por ley,el ingresode losmenoresdehasta

tres años en acogimiento residencial, como ya han hecho en algunas Comunidades Autónomas, dándo-se un tiempo para disponer de familias formadas y preparadas para el acogimiento familiar, profesional y voluntario.

• Acortoplazo,prohibirigualmenteelacogimientore-sidencial para los menores de seis años de edad.

• Recomendarparalafranjadeseisadiezañoselaco-gimiento familiar, como opción primera, en igualdad de condiciones, al acogimiento residencial.

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Javier Domínguez Alonso y Roberto Mohedano Menéndez

2. Antes de llegar a la situación del “Estudio de caso”, llevar a cabo las actuaciones necesarias para la mejora de la situación, clima y convivencia familiar en las que se encuen-tran los niños y niñas. Dichas actuaciones deberán justificarse con el registro de las intervenciones y los tiempos dedicados a la solución y mejora de la situación familiar por parte de los profesionales competentes (generalmente de los servicios sociales comunitarios).

3. En la medida de lo posible, tendiendo a su genera-lización, será deseable, en caso de separaciones puntuales de los niños de su familia, contar con el consentimiento de ésta, con el objetivo de facilitar la aceptación de la medida, así como conseguir la implicación y participación efectiva en el trabajo que se lleve a cabo con los niños mientras estén fuera del hogar familiar, así como favorecer lo antes posible el retorno a casa.

4. Dicho esto, no conviene olvidar que en último término, la situación del niño/a, su bienestar y su seguridad, prevale-ce sobre otros intereses, pero esto no será óbice para que los puntos anteriores sean llevados a cabo en la mayoría de los casos, para lo cual debería contarse con el consenso y obligatoriedad de los organismos, entidades y profesionales y servicios implicados, mediante la creación del protocolo ade-cuado al caso.

5. En la actualidad existen numerosos recursos para el apoyo familiar, en el que sin duda destacan los programas de educación familiar, en los que se trabajan los distintos as-pectos relativos a las competencias personales y parentales, capacitando a los padres para una buena práctica educativa con sus hijos, dotándoles de estrategias para la integración escolar, laboral, etc.; esto unido a la concesión de los recur-sos materiales necesarios que cada situación pueda necesitar, puede reducir significativamente el número de niños y niñas que tengan que abandonar sus hogares naturales.

B) Posibles actuaciones ante casos de desprotección infantil. (“El durante”): principios de actuación en el acogimiento residencial

Propuestas:6. En cuanto al tiempo de internamiento en acogimiento

residencial, dando por supuesto la existencia de una “bolsa” suficiente en número y preparación de familias acogedoras, no debería superar los tres años, teniendo en cuenta la edad de los niños y niñas (a menor edad, menos tiempo).

7. El clima ambiental y el espacio residencial• ElAcogimientoresidencialsellevaráacaboenentor-

nos residenciales reducidos (viviendas normales), en contextos de ciudad, (barrios) que permitan el uso y

disfrute de bienes y servicios como los que tiene el resto de los niños y niñas de sus edades.

• Con personal suficiente en número y preparaciónadecuada, y con un “plus” de dedicación cualitativa en el trato con niños y niñas en situación de vulnera-bilidad (cercanía, afecto, paciencia, respeto, acepta-ción...).

• Favoreciendounambientedeamistad,respetoyres-ponsabilidad entre los compañeros de piso, mediante actividades y estrategias individuales, grupales y co-munitarias (con amigos del fuera del piso).

• Enunmarconormativoyreferencialquepermitasa-ber a qué atenerse y hacer lo que corresponde (límites claros), con sentido de autoridad y corresponsabili-dad. (solidaridad).

• Unacogimientoresidencialflexible,quepermitavi-sitas frecuentes la casa de los padres según el mo-mento y la oportunidad; en el que puedan participar activamente los residentes y se cuente con la colabo-ración de los familiares; un acogimiento residencial funcional que pueda compatibilizar tiempos de in-tegración en la propia familia o en otras de acogida sin tener que dejar su referente residencial mientras dure ese proceso.

8. La preparación a la salidaEl Proyecto de Intervención Individualizado (PII) de cada

niño, niña o joven en acogimiento residencial, además de contemplar el conjunto de objetivos, actividades, tareas y tiempos, debe prever el momento de la salida del centro.

Para ese momento deberá tenerse en cuenta: el logro de los objetivos planteados con el menor y la opinión de los profesionales; pero también inexcusablemente, de los pro-pios jóvenes y la de los familiares de los mismos. No debería producirse ninguna salida del acogimiento residencial sin el concurso, si es posible simultáneo, de estos tres elementos más el responsable de la sección de Protección de Menores.

C) El seguimiento post-salida. (“El después”): actua-ciones de prevención terciaria:

Propuestas:10. Todo menor de edad que sale de un centro de protec-

ción debe llevar consigo un Plan de seguimiento, consensua-do entre profesionales del centro, el menor y familia cuando sea posible, y un tutor de referencia que será el encargado de realizar el seguimiento durante el tiempo que se estime conveniente (al menos un año).

11. Dependiendo de la edad y la situación, a cada joven (o familia) se le asignará una serie de recursos, por tiem-

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 155

El acogimiento de menores en el actual sistema de protección a la infancia: La importancia del contexto

po determinado, para que pueda llevar a cabo, razona-blemente, su incorporación socio-familiar. Esta “bolsa de recursos”, al igual que se contempla con otros colectivos (discapacitados, expresidiarios, mujeres maltratadas, etc.) debería contemplar:

• Un salario o pagamensual mínima, pero suficientepara su sustento. Además, si lo necesitara en los casos de emancipación, se debería incluir el pago de alquiler de una vivienda.

• Paraloscasosderegresoalhogardelospadres,debe-ría apoyarse a las familias biológicas del menor, tanto técnica como económicamente por un tiempo deter-minado. Igualmente se debería hacer con las familias acogedoras.

• Lacantidadytiempodeestaprestacióndeberíacon-siderarse un derecho del menor, en cualquiera de las situaciones anteriores, y debería estar regulada formal y legalmente.

12. Un equipo de seguimiento, similar al que se constitu-yó antes del ingreso: profesionales del centro, de los servicios sociales de base y autonómicos, familiares y algún miembro de la Comunidad, debería reunirse en ocasiones prefijadas con el tutor del seguimiento del caso para valorar la evolu-ción y concluir el proceso.

5. BIBLIOGRAFIA

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REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R N.º 3 • 2014 157

Impacto social de la crisis en Alemania y España: Similitudes y diferencias.

Social Impact of the crisis in Germany and Spain: Similarities and differences.

MARTA GARCÍA DOMINGO Y EVA SOTOMAYOR MORALESUniversidad de Jaén

Resumen: La sociedad actual se halla inmersa en un proceso de cambios transcendentales en el plano de las realidades sociales, entre otros motivos debido a la actual crisis financiera y económica, en la que las situaciones de carencia han cambiado y se han generado nuevas formas de pobreza, así como fenómenos sociales específicos. Estos cambios afectan de manera dispar a los diferentes países miembro de la Unión Europea. En este trabajo, se parte de la idea de que a través de un conocimiento exhaustivo de la realidad social y problemas sociales, podrán aumentarse los niveles de eficiencia de las medidas destinadas a la erradicación de dichos problemas. Para ello se ha realizado un acercamiento al fenómeno de la exclusión social y tendencias en materia de acción social y servicios sociales en dos países de la U.E., Alemania y España, que representan dos sociedades con diferentes modelos de bienestar social, así como afectación desigual a la situación de crisis. Por tanto, el objetivo general de este trabajo es presentar los resultados de una investigación en la que se analizan nuevos fenómenos emergentes vinculados a la pobreza y exclusión social que afectan a los hogares españoles y alemanes, extrayendo similitudes y diferencias. Esto se ha logrado mediante una combinación de metodología cualitativa y cuantitativa a través de una revisión bibliográfica, análisis documental de fuentes secun-darias y análisis de entrevistas en profundidad a expertos realizadas en los dos contextos objeto de estudio.

Palabras clave: Crisis, desigualdad, vulnerabilidad, servicios sociales, fenómenos emergentes.

Summary: Current society is undergoing a process of significant changes in the field of social reali-ties, among other reasons due to the current financial, economic and social crisis, in which situations of shortage have changed and new forms of poverty, as well as specific social phenomena, have been generated. We started this research considering that a thorough knowledge on the social reality and social problems may increase the level of efficiency in the measures that intend to eradicate these problems. For this purpose, we have approached the phenomenon of social exclusion and also trends in social work and social services in two different European Union countries: Germany and Spain, representing two societies with different social welfare models and unequal involvement to the crisis. Therefore, the main goal of this paper is presenting the results of a research that analyze emerging phenomena- related to poverty and social exclusion- in Spanish and German households. Besides, we extract and analyze similarities and differences. This has been achieved by a combination of qualitative and quantitative methodology through a literature review, document analysis of secondary sources and analysis of in- depth interviews to experts in the two contexts analyzed.

Keywords: Crisis, inequality, vulnerability, social services, emerging phenomena.

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N.º 3 • 2014 REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R 158

Marta García Domingo y Eva Sotomayor Morales

1. INTRODUCCIÓN

Desde el origen de los Estados modernos, en los procesos de erradicación de los problemas sociales, la pobreza y las desigualdades, las medidas destinadas a hacer frente a los mismos han estado previamente acompañadas de indica-dores, investigaciones y mediciones previas, orientadas a un mayor conocimiento de los problemas sociales y de su ori-gen, que permita una mayor eficacia en la actuación para su erradicación. No obstante, las políticas sociales no han tenido siempre la eficacia deseada y ello, creemos, se fundamenta, en parte, en el desajuste entre las teorías que explican di-chos fenómenos, los indicadores y medidas existentes y las políticas correctoras. Ejemplo de ello es la situación actual, en la cual la crisis económica internacional y los fenómenos derivados de ella están generando cambios transcendenta-les para el bienestar social, dando lugar a nuevas formas de pobreza y exclusión social. Ello genera la urgente necesidad de cambiar los postulados y medidas creados para paliar las situaciones de pobreza, que se corresponden con años ante-riores y, en definitiva, quedan obsoletos. La falta de adapta-ción resta eficacia a las políticas sociales, por lo que resulta imprescindible investigar las nuevas situaciones emergentes y adaptar las medidas existentes.

Para ello, y partiendo de la idea de que a través de un conocimiento exhaustivo de la realidad social y problemas sociales podrán aumentarse los niveles de eficiencia de las medidas destinadas a la erradicación de los mismos, se rea-lizó un acercamiento al fenómeno de la exclusión social y tendencias en materia de acción social y servicios sociales en dos países miembro, Alemania y España, que, como apuntó Castell (1.997), pertenecen a diferentes “zonas de vulnera-bilidad social”: Alemania, a la zona integrada y España, a la periferia. Dicha aproximación permitió realizar un análisis comparativo de ambos.

Alemania y España, además de encontrarse en una situa-ción dispar, están y han estado influidas por modelos de es-tado de bienestar diferentes, predominando en Alemania un modelo continental, basado en el principio de asistencia, en un sistema de seguros no condicionado a la empleabilidad. Sin embargo, España está inmersa en el modelo mediterrá-neo de gastos asistenciales mínimos. En este sentido Krause et al (2003), apuntan que, al igual que otros países de Europa del Sur, España se caracteriza por una tradición de escasez de asistencia social, apenas existente a nivel nacional, y escaso desarrollo de la política de apoyo a las familias, sien-do las estructuras familiares tradicionales las que soportan funciones vitales para el desarrollo del ser humano. Además,

cabe tener en cuenta que estos gastos sociales mínimos se han visto duramente golpeados por la crisis socioeconómica, habiéndose producido una considerable merma en la presta-ción de servicios sociales.

2. MATERIAL Y MéTODOS

En el estudio se empleó una combinación de metodología cuantitativa y cualitativa, a través de dos técnicas de análisis. Por una parte, un análisis documental de fuentes secun-darias: Encuestas de Condiciones de Vida (ECV), Indicador AROPE

(Eurostat), Eurobarómetros y Coeficiente de Desigualdad GINI. Esto se completó con entrevistas en profundidad de carácter semiestructurado a informantes clave pertenecien-tes a dos niveles: (1) investigador y (2) profesional; de los dos países objeto de estudio: (1) Alemania, (2) España, que representan dos contextos socioeconómicos dispares de la Europa afectada por la crisis: (1) Centro Europa y (2) Franja Mediterránea.

Las entrevistas se realizaron en: (1) Baden Wütemberg, que es uno de los 16 estados federados de Alemania, tercero tanto en extensión (35.742 km2) como en población (10,7 millones de habitantes) y (2) Andalucía, primera comunidad autónoma española en población (8,4 millones de habi-tantes) y segunda en extensión (87.268 km2).

Se entrevista a 20 informantes clave, con un perfil preestablecido atendiendo a los siguientes criterios básicos: (1) Nacionalidad o residencia, (2) experiencia laboral, (3) profesión, (4) disciplina y (5) ámbito de pertenencia; Los criterios (6) sexo y (7) edad no se consideran relevantes. No obstante, se consigue una representación paritaria.

3. RESULTADOS

1. Realidad socioeconómica de Baden Wüttemberg y Andalucía.

En 2011 la tasa de paro en Baden Wüttemberg (en ade-lante, B.W.) era de 3,9%, por debajo de la tasa media de paro en Alemania que se situaba en 6,9%. Con respecto a los ingresos por empleado, ascendían a 31.480 €. Situado en el suroeste del país, esta región industrial destaca por su capacidad económica y por su influencia en el campo de las exportaciones y la I+D+I.

Según datos de Eurostat, correspondientes a 2012, An-dalucía posee el peor mercado laboral -relativo a las rela-ciones existentes entre empleadores y personas que buscan empleo- de la Unión Europea. De hecho presenta la tasa de

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Impacto social de la crisis en Alemania y España: Similitudes y diferencias

paro más alta de la Unión Europea. De este modo, siendo la media de paro a nivel nacional (España) de 25,98% (Encuesta de Población Activa, tercer trimestre de 2013), en Andalucía la tasa de paro asciende a 36,4% (Encuesta de Población Activa de las Comunidades Autónomas, tercer trimestre de 2013). Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Instituto Nacional de Estadística), el 31% de los andaluces viven por debajo del umbral de pobreza y de acuerdo con la tasa del indicador AROPE (At Risk of Poverty and Social Exclusion), el 40% está en riesgo. Ello significa que 1 de cada 3 andaluces es pobre y 1 de cada 4 pobres en España es andaluz.

2. Pobreza y exclusión social: evolución conceptual.El Consejo Europeo de Lisboa (2000) promueve la lucha

contra la pobreza y la exclusión social como elemento impul-sor del desarrollo económico y de empleo. El término se acu-ña en 1974 y a finales de los 80 entra a formar parte de la agenda pública -continuando en la actualidad-, asumiéndose compromisos específicos en tratados de la Unión Europea. En este sentido, existen evidencias bibliográficas que inducen a pensar que el concepto de exclusión social, tal y como se concibe en la actualidad, como proceso que define la desigualdad y la pobreza de los países industrializados, tiene su origen en el s. XX, apoyándose en teorías desarrolladas en

Tabla 1: peRfil de infoRmanTes clave

Nacionalidad o residencia

Experiencia laboral Nivel profesional Disciplina Ámbito

Española Alemana Años Investigador Profesional Tr. Social Psicología Sociología Público Privado ONG

E.1 X 19 X X X

E.2 X 12 X X X

E.3 X 7 X X X

E.4 X 9 X X X

E.5 X 29 X X X

E.6 X 6 X X X

E.7 X 13 X X X

E.8 X 18 X X X

E.9 X 7 X X X

E.10 X 22 X X X

E.11 X 21 X X X

E.12 X 7 X X X

E.13 X 20 X X X

E.14 X 30 X X X

E.15 X 6 X X X

E.16 X 12 X X X

E.17 X 14 X X X

E.18 X 12 X X X

E.19 X 16 X X X

E.20 X 8 X X X

Fuente: Elaboración propia

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Marta García Domingo y Eva Sotomayor Morales

épocas anteriores por clásicas figuras de la Sociología tales como Marx, Engels, Durkheim, Tonnies, Bourdieu y Parkin, haciendo especial incidencia en el alienamiento dual de la “clase social” y en la dinámica “dentro-fuera”. En concreto, el origen del concepto moderno de exclusión social se sitúa en la década de los 70, momento en el cual Rene Lenoir (1974) lo empleó en su obra pionera “Les exclus: Un Frangai-se sur dix” para hacer referencia a las personas más desfavo-recidas socialmente, en un contexto en el que la crisis del estado de bienestar francés comenzaba a fraguarse. Que el concepto de exclusión, entendido como en la actualidad, se ubique en los 70, no quiere decir que los inicios del fenó-meno se sitúen en esta década. La exclusión ha existido siempre. En este sentido, el propio Tezanos (2004; 2013) afirma que ésta también ha existido en otros contextos, tales como la polis griega, donde las mujeres, los meteos (extranjeros) y los esclavos estaban excluidos del ágora. No obstante, es a partir de esta obra cuando comienza un proceso de discusión y reinterpretación conceptual que se mantiene hasta la actualidad. Diversidad y ambigüedad han sido dos características predominantes en el proceso.

Centrándonos en el contexto actual, según el Plan Na-cional para la Inclusión Social del Reino de España (2001), el término exclusión hace referencia a aquellas personas que, de alguna manera, se encuentran fuera de las oportunidades vitales que posibilitan la ciudadanía plena, esto es, ajenos al conjunto de conquistas económicas, sociales y culturales que nuestras sociedades desarrolladas han sido capaces de generar (…) -mecanismos de protección, desarrollo perso-nal e inserción comunitaria-. A nivel conceptual, se producen evidentes diferencias en la respuesta a la pregunta “Con la actual crisis socioeconómica, ¿Consideras que ha cambiado el concepto de pobreza?

¿Y el de exclusión social?” por parte de los entrevistados pertenecientes a los dos países objeto de estudio. Mientras que prácticamente la totalidad de informantes clave alema-nes consideran que la pobreza y la exclusión social como conceptos y realidades no han cambiado como consecuen-cia de la crisis, la mayoría de los expertos españoles sí que manifiestan una percepción de cambio. Todos coinciden en que cada vez es más clara la separación entre la pobreza y la exclusión que “antes iban más de la mano pero hoy no necesariamente, pudiendo darse una pero la otra” (Entre-vistada 7, España). Por otra parte, llama la atención que 4 de los 10 entrevistados en Alemania consideran que “en Alemania no coexisten situaciones de pobreza como tal” (Entrevistado 8, Alemania -idea compartida por los entre-vistados 3, 5 y 9-).

Destaca también la fuerte vinculación entre la exclusión social y el funcionamiento del mercado laboral por parte de los informantes clave entrevistados en Baden Wüttemberg. Recurren al empleo/desempleo al ser preguntados sobre la exclusión social en mayor medida que los entrevistados es-pañoles, quienes hacen más referencia a la red de Servicios Sociales que los alemanes. Del mismo modo, se observa una mayor verbalización de la importancia de la red social familiar por parte de los informantes clave de Andalucía frente a los de B.W.

En la última década y especialmente desde que comenza-ron a sentirse las consecuencias sociales de la crisis econó-mica, se observa un cambio en la percepción de los princi-pales factores que conducen a situaciones de exclusión. En el discurso de los expertos, se observan diferencias entre la casuística percibida de la exclusión social en España y Ale-mania. En España, uno de los países más afectados por la crisis, predomina un discurso focalizado en la realidad social y las políticas sociales existentes. Por tanto, existe una acti-tud más crítica hacia los servicios públicos de bienestar, las políticas sociales, los instrumentos participativos y redistribu-tivos, que se conciben como ejes principales generadores de exclusión o perpetuadores de su prevalencia. Sin embargo, en Alemania persiste una concepción de la exclusión social personalista, focalizada en las circunstancias o características personales y vitales de las personas que se encuentran en dicha situación de exclusión.

Con respecto a la pregunta que pretende visibilizar a re-ferentes que hayan hecho aportaciones clave en materia de pobreza y exclusión social, destaca el reconocimiento, por parte de los entrevistados de ambas regiones, a Amartya Sen y su enfoque de Capabilities. Según Sen (2000; 2010) la consideración de la pobreza como la simple falta de ingresos es muy antigua, aunque sigue siendo bastante común en la literatura establecida sobre privación y miseria. Pese a la certeza de la influencia de los ingresos en el tipo de vida que podemos llevar, el punto central debe ser el empo-brecimiento vital, relacionada con la libertad para llevar una vida “decente”. Por tanto “capability” hace referencia a la privación de la capacidad y el funcionamiento.

3. Vinculación entre desigualdad, pobreza y exclu-sión social

Entre las diferentes categorizaciones de pobreza, des-taca la que diferencia pobreza absoluta y pobreza relativa. La primera hace referencia a la privación severa, en la que la persona no tiene acceso a los bienes y servicios básicos, quedando descubiertas sus necesidades más elementales.

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Impacto social de la crisis en Alemania y España: Similitudes y diferencias

La pobreza relativa contextualiza el fenómeno en la socie-dad en la que se ubica, vinculando pobreza a desigualdad y otorgando mayor protagonismo al entorno; 7 de los 10 entrevistados en Alemania consideran que en su país hay pobreza relativa, pero no pobreza absoluta. Sin embargo, todos los expertos entrevistados españoles, coinciden en considerar la pobreza absoluta como un fenómeno presen-te en el estado español. Por otra parte, el término exclusión social se ha ido introduciendo en los estudios y observa-ciones sobre la desigualdad, como indicador de carencias económicas y sociales de las zonas más privilegiadas del mundo. Ejemplo de ello, es como la Oficina Técnica del Pro-grama de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utiliza el concepto de exclusión social como indicador que valora el bienestar en el “Índice de Pobreza Humana” relativo a los países con un Índice de Desarrollo Humano Alto. Para este indicador de exclusión social, se contabiliza el número de personas de un país en situación de desempleo de larga duración.

En términos de desigualdad, destaca el Coeficiente GINI para la medición de la desigual distribución de ingresos de 0 a 1, correspondiéndose el 0 con la igualdad perfecta y el 1 con la desigualdad absoluta. La media de desigualdad en la UE es de 0.306, superior a la desigualdad alemana (0.283), pero por debajo de la española (0.35); Casi la totalidad de entrevistados (19/20) coincide en la idea de que vivimos en sociedades con una alta tendencia a la desigualdad.

4. Comparativa entre la percepción de la población (Eurobarómetro), la de los expertos (entrevistas) y la realidad (datos oficiales).

Uno de los cinco objetivos principales de la Estrategia Europea 2020 es reducir la pobreza y la exclusión social en 20 millones para 2020. A continuación se plasman y analizan algunos datos básicos al respecto.

En concreto se compararán las opiniones de los expertos entrevistados con los datos oficiales a nivel nacional (Alema-nia y España) y Comunitario. En concreto:

a) Eurobarómetros.b) Tasas del indicador AROPE (“At risk of poverty or so-

cial exclusion”)c) Encuestas de Condiciones de Vida.A nivel de la Unión Europea, el estudio estadístico que

mayor protagonismo otorga a la opinión subjetiva de los ciudadanos es el Eurobarómetro, en inglés Eurobarometer- En adelante, EB-. De especial relevancia en el tema que nos aborda son el Standard EB Public Opinion in the European Union y EB Survey on Poverty and

Social Exclusion- especialmente. Analizando la evolución de las cifras publicadas en los eurobarómetros correspondien-tes al periodo 2007-2012, resulta especialmente significativa la variación de la respuesta a la pregunta “¿Cómo juzgaría la situación de la economía nacional?”. De el EB 68 (corres-pondiente al último periodo de 2007) al EB 70 (correspon-diente al último periodo de 2008), considerando a la Unión Europea en su conjunto, se produce un incremento del 20% de la respuesta “mal”. También resulta revelador que el por-centaje de esta respuesta -“mal”- se mantiene con un nivel superior al 70% desde el EB 71 (correspondiente al primer periodo de 2009) al EB 77 (correspondiente al primer periodo de 2012). Por tanto, entendiendo la respuesta “good”–en español, buena– como valoración positiva y “bad”–en es-pañol, mala– como valoración negativa, cabe deducir desde el año 2009, 7 de cada 10 ciudadanos de la Unión Europea valoran como negativa la situación económica de su país.

Por otro lado, la heterogeneidad de los resultados a nivel nacional, evidencia la desigualdad de situaciones socioeco-nómicas experimentada por los distintos países miembros de la Comunidad Europea. En este sentido, según los últimos datos publicados en el EB 77, sólo 5 países presentan una valoración global positiva en el plano económico nacional. Estos son, Suecia, Luxemburgo, Alemania, Finlandia y Aus-tria. De entre ellos, los tres primeros –Suecia, Luxemburgo y Alemania– presentan índices iguales o superiores al 75%. Ello significa que al menos 3 de cada 4 ciudadanos encuestados responden “good”. Este dato coincide con las respuestas de los entrevistados alemanes en el presente estudio, en el cual se deduce una actitud positiva sobre la situación socioeco-nómica de su país por parte de la gran mayoría de expertos (9/10). Por el contrario, existen 4 países miembro, entre los que se incluye España, en los que menos de un 5% de los ciudadanos avala dicha valoración positiva. Estos son: Grecia, España, Portugal e Irlanda. En el caso español, sólo 1 de cada 100 españoles tiene una valoración positiva, indicador demostrativo de la difícil situación que atraviesa nuestra eco-nomía nacional. Lo mismo sucede en las entrevistas en pro-fundidad a expertos españoles, en las que todos coinciden en juzgar negativamente la situación a nivel nacional.

Otro dato significativo a nivel nacional resulta del análisis de las respuestas obtenidas a la pregunta: “¿Cuáles conside-ra que son los dos principales problemas a los que su país se enfrenta en la actualidad? A nivel comunitario, los dos prin-cipales problemas percibidos son el desempleo y la situación económica. En ambos indicadores, España supera con creces la media de la Unión Europea. Especialmente en el caso del desempleo, siendo España el país de la UE-27 en el que el

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desempleo es percibido por un mayor número de ciudadanos (76%) como el principal problema, presentando valores muy superiores a la media de la UE (46%). El principal problema percibido por los ciudadanos alemanes es la deuda econó-mica del gobierno (34%). Esta respuesta no coincide con las preocupaciones apuntadas por los expertos alemanes entre-vistados, los cuales muestran en mayor medida inquietudes sobre el futuro de las pensiones (7/10) y la inestabilidad y/o precariedad laborales (6/10).

Con respecto al Eurobarómetro específico en Pobreza y Exclusión Social, publicado en 2010, cabe destacar lo si-guiente. A la pregunta “¿Qué grupos de población considera que están en mayor riesgo de pobreza en tu país? Centrando la atención en la variable edad, el 41% señala, entre otros, a las personas mayores como grupo en riesgo. Sólo un 20% apunta a los niños como grupo de riesgo y un 21% a los adultos jóvenes. A lo largo del presente trabajo científico quedará argumentada la discordancia existente entre esta percepción y la realidad. Por otra parte, destaca el colectivo de personas desempleadas como principal grupo consi-derado de riesgo, con un 56%. Otro dato relevante es que un 89% de los encuestados considera que se requiere una actuación urgente por parte del gobierno para combatir la pobreza en sus países. El 53% considera que el principal responsable de la reducción o prevención de la pobreza es el gobierno nacional, frente al 13% que responsabiliza a los propios ciudadanos. Ello demuestra que se han superado las concepciones antiguas que culpaban al ser humano de su propia situación de pobreza, extendiéndose la responsabili-dad social y política en el combate de esta problemática. No obstante, ante el dato del 13% que señala como principal responsable al ciudadano, cabe preguntarse si con ello hace referencia a la necesidad de que sea la población que se encuentra en situación de pobreza la que realice esfuerzos para salir de su situación precaria o si, por el contrario, se refiere a la responsabilidad social comunitaria de todos los habitantes de un país para lograr unas mejores condiciones de vida en el mismo. En este punto, en las entrevistas en profundidad se observan las diferencias puntualizadas pre-viamente (mayor responsabilidad gubernamental en España y ciudadana en Alemania).

Entre las conclusiones extraíbles de este estudio, merece la pena resaltar la toma de conciencia los ciudadanos euro-peos sobre la pobreza y la exclusión en la sociedad actual. Además, 8 de cada 10 encuestados estiman que la pobreza ha aumentado en los tres años previos (2007-2009), es decir, desde el inicio de la crisis.

Por tanto, resulta imprescindible verificar los datos ob-tenidos en encuestas relativas a creencias subjetivas de los encuestados con encuestas basadas en datos objetivos y ob-servables, como es el caso de EUROSTAT. De hecho, la misión de Eurostat es ser proveedor líder de estadísticas de alta calidad en Europa que, por un lado, ayuden a los respon-sables políticos a la toma de decisiones y, por otro, aporten a los ciudadanos una perspectiva objetiva de la situación real de dichas decisiones. Cabe destacar la importancia a nivel comunitario del indicador “At Risk of Poverty and

Social Exclusion” (En adelante, AROPE), definido por la estrategia europea para la evaluación del crecimiento integrador. Agrupa tres factores:

— El factor renta, que con anterioridad era el único factor considerado para la valoración del riesgo de pobreza.

— Privación Material Severa (PMS): Más allá del concep-to de renta como ingresos económicos, profundiza en la forma en que la renta influye en la forma de vida. De este modo, se seleccionan 9 items considerados básicos.

— Intensidad de trabajo, población con baja intensidad de trabajo por hogar (BITH): relación entre el núme-ro de personas por hogar que están en edad de trabajar y el número de personas que efectivamente trabajan.

Aunando los tres factores, se consideran personas en ries-go de pobreza o de exclusión social aquellas que viven en hogares con renta inferior al 60% de la renta mediana equi-valente y/o personas que sufren privación de al menos 4 de los 9 ítems definidos y/o personas que viven en hogares cuya intensidad de empleo se sitúa por debajo del 0,2.

Es necesario tener en cuenta que asistimos a una profun-da evolución conceptual y de indicadores de referencia, en la que el concepto de exclusión social se ha ido alejando de una tendencia economicista y ha ido adquiriendo nuevos matices. En este sentido y como se indica en el Informe “Las cifras de la pobreza y exclusión social en España de cara a Europa 2020- EAPN”, cabe reconocer el mérito del indicador AROPE, que aporta las claves para realizar un análisis mucho más completo de la pobreza y la exclusión social. No obstan-te, pese a que ofrece una visión de la pobreza y exclusión más completa que la anterior, que únicamente contempla-ba el criterio de la renta, ofrece una visión excesivamente economicista del concepto de exclusión social.

A nivel de la Unión Europea, el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión, según el indicador ARO-PE, experimenta un descenso en el periodo 2005-2010,

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Impacto social de la crisis en Alemania y España: Similitudes y diferencias

comenzando a ascender ligeramente a partir de ese año. En el caso de España, el porcentaje de personas en riesgo au-menta de forma significativa y continua desde el año 2009, presentando valores de crecimiento superiores al 1% en los tres últimos años analizados (2009-2011) y situándose en un 28,2% en 2012. Según este indicador, el riesgo de Pobreza y Exclusión Social en Alemania se situaba en un 19,6% en 2012.

Con respecto a los grupos de población en riesgo, se ob-serva una divergencia entre los datos oficiales y las percepcio-nes manifestadas por los expertos. Mientras que los exper-tos alemanes muestran su preocupación por la pobreza en los niños y personas mayores, considerándolos colectivos en riesgo, según las estimaciones de Eurostat (2012), por gru-pos de edad, es el colectivo de adultos (18-64) el que sufre un mayor riesgo de pobreza y exclusión social en Alemania (21.2%), por encima de los menores (18,4) y las personas mayores (15,8). En el caso de España, las estimaciones de los expertos coinciden con los datos de Eurostat, siendo el colec-tivo de menores de 18 años en que presenta un mayor riesgo (33,8%). Sin embargo, diverge de la percepción poblacional subjetiva recogida en el EB sobre pobreza y exclusión social, que, como se ha recogido anteriormente, apuntaba al co-lectivo de personas mayores como el de mayor riesgo.

Las diferencias por género no son estadísticamente sig-nificativas, aunque tanto los expertos españoles como los alemanes coinciden en señalar a las mujeres como más vul-nerables.

Focalizando la atención en los estudios existentes a nivel nacional, destacan la Encuesta de Condiciones de Vida y la Encuesta de Presupuestos Familiares. La última aporta datos reveladores centrados prácticamente de forma exclusiva en la dimensión de gastos. Sin embargo, la Encuesta de Condi-ciones de Vida resulta más completa al poner a disposición de la ciudadanía información estadística en torno a una serie de dimensiones relativas a las condiciones de vida de los ciu-dadanos europeos, tales como ingresos, pobreza, empleo, formación y salud, entre otras. Ambas están interrelaciona-das, abriendo la posibilidad a análisis conjuntos que pueden resultar esclarecedores. Esta operación estadística, realizada de forma armonizada en todos los países de la Unión Eu-ropea, sustituye al Panel de Hogares de la Unión Europea (PHOGUE).

Según los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida en España (2013), considerando el periodo 2003-2012, se produce un crecimiento anual de 2003-2008 (moderado en el último año), momento a partir del cual empieza a de-crecer. En 2012 la renta media por hogar (cifras provisionales)

era de 23.123 € y la renta media personal de 9.098 €. Con respecto a la tase de pobreza nacional, ubicando el umbral de pobreza en el 60% de la mediana de ingresos anuales por unidad de consumo (escala OCDE modificada), los valores coinciden con las estimaciones de Eurostat (basadas en el indicador AROPE), experimentando un incremento de 2,5 puntos entre 2007 y 2012, que desciende moderadamente en 2013 (situándose en 21,6 puntos). Por grupos de edad, los que advierten una subida porcentual considerable son los menores de 16 años (hasta un 27,7 en 2013) y personas en edad de trabajar (22,5 en 2013), mientras que los mayores de 65 años muestran una bajada anual en el periodo de crisis (2008-2013), hasta situarse en 12,2 en 2013.

5. DISCUSIÓN

Pobreza y exclusión social son dos términos de uso generali-zado en las sociedades contemporáneas industrializadas. Sin embargo, la separación de los dos términos es relativamente reciente, siéndolo también la diversidad conceptual que lle-van aparejados y que, a menudo, conduce a su empleo de forma equívoca. En las últimas décadas se ha producido un avance considerable en la conceptualización de la exclusión social y en la investigación empírica de este fenómeno. No obstante, se ha puesto en cuestionamiento el fenómeno en sí debido, fundamentalmente, a la heterogeneidad de sus usos. Esto es así porque hace referencia a una multitud de situaciones diferentes borrando la especificidad de cada una. En otras palabras, la exclusión no es una noción analítica, es decir, no permite llevar a cabo investigaciones precisas de los contenidos que pretende abarcar (Castel, 2010).

El especial interés científico por este fenómeno, que, como ya hemos mencionado previamente, ha sido retoma-do con mucha fuerza en la época actual, está motivado por el surgimiento de nuevos colectivos afectados en el panora-ma de crisis internacional que asola nuestra sociedad actual y, en consecuencia, de la emergencia de nuevas formas de exclusión social hasta ahora desconocidas o inexistentes. En este sentido, en los últimos años, el término exclusión social no describe una situación estática, de pertenencia o no a un grupo societario, sino que hace referencia a una situación compleja dentro de un entramado continuo de carencias, que ubican a la persona en una franja que oscila entre el “riesgo”, la “vulnerabilidad” y la “exclusión”. Es un fenó-meno multidisciplinar que va mucho más allá de una cues-tión meramente económica. Este concepto, además, ha ido adquiriendo una creciente relevancia en el ámbito del cono-cimiento de los problemas sociales, más aún cuando define

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Marta García Domingo y Eva Sotomayor Morales

perfectamente la situación de las sociedades contemporá-neas en términos de desigualdad y estratificación social.

Partiendo de esta teorización sobre la problemática de exclusión social y teniendo en cuenta las peculiaridades pro-pias del contexto de crisis, resulta necesario desarrollar nue-vos términos que respondan a la diversidad de situaciones y fenómenos emergentes que tienen cabida en el contex-to actual. En definitiva, en las sociedades industrializadas, centros de poder en un mundo globalizado, los conceptos e indicadores empleados para identificar y medir la pobre-za y afines deben adquirir necesariamente nuevos matices. Esto se debe, principalmente, a dos motivos: a su grado de relatividad y a su continuidad. En cuanto a la primera causa señalada, cabe mencionar que la pobreza es rela-tiva porque depende de la sociedad en que se ubique y, concretamente, de la renta y nivel de vida de las personas. Además, la pobreza hace referencia a una situación que prevalece en el tiempo y tiene un carácter continuado. Por su parte, la exclusión social es un fenómeno complejo y multidimensional. En definitiva, un proceso dinámico en el que confluyen múltiples variables. De ahí la conveniencia de analizar las particularidades que presentan las situaciones de carencia en la crítica coyuntura socioeconómica actual, en la que surgen nuevos fenómenos y se produce una reconver-sión de los ya existentes.

Destaca un incremento generalizado en la toma de con-ciencia de los ciudadanos europeos sobre la pobreza y la ex-clusión social. Con respecto a las causas de estos fenímenos, se han localizado en distintas cuestiones: Desde la focaliza-ción en las circunstancias personales (enfermedad, discapa-cidad…) a la estructura social (estructura productiva, estrati-ficación, distribución del poder, estrategia redistributiva…). Los expertos alemanes continúan centrando más atención en variables concretas sociofamiliares como predictoras de la exclusión y explicativas de la misma (grupo de últimos años, sobreviene una mayor vinculación de la exclusión social con factores clave de la sociedad en la que se emerge ese fe-nómeno. Como Tezanos (2004) apunta, en las sociedades del norte, la situación del Estado de Bienestar, junto a fe-nómenos como el desempleo y la precarización del empleo, constituyen factores clave a considerar en la explicación de la génesis del fenómeno de la exclusión. Por tanto, los ciu-dadanos y expertos españoles aluden en mayor medida a la responsabilidad gubernamental (el individuo tendría poca libertad de acción y actuación), mientras que los alemanes si-guen haciendo referencia a variables individuales y familiares en mayor medida.

Además, cabe mencionar el descontento y desconfianza social, así como la desafiliación y falta de conciencia políticas casi generalizadas por parte de la sociedad española, que contrasta con una sociedad alemana mucho más moderada en estos aspectos. Los términos pobreza y exclusión se con-vierten en términos de uso prácticamente habitual por parte de los españoles.

Por otro lado, destaca el hecho de que, en contra de la opinión generalizada, sean las personas mayores las que soporten un menor riesgo de exclusión. Atendiendo a las res-puestas de los expertos, en Alemania es prácticamente ge-neralizado el pánico al futuro de las pensiones (por encima de la preocupación de los españoles al respecto). Del mismo modo, mientras que en España hay mayor conciencia social del problema y mayor tendencia a culpabilizar a la situación sociopolítica del país y al desmantelamiento del Estado de Bienestar como principal responsable del respaldo ante situaciones de carencia o vulnerabilidad, en Alemania pre-domina una corriente más individualista en la explicación del problema.

6. BIBLIOGRAFIA

(1) Castel, R (1997). La metamorfosis de la cuestión social: una crónica del salariado. París: Paidós.

(2) Krause, P., Bäcker, g. Y Hanesch, W. (2003). Combating poverty in Europe: the german welfare regime in Precti-ce. USA: Cash and Care.

(3) Lenoir, R. (1974). Les exclus: Un Francaise sur Dix. Paris: Editions du Seuil.

(4) Tezanos, J.F. (2004). Tendencias en Exclusión Social y Políticas de Solidaridad. Octavo Foro sobre Tendencias Sociales. Madrid: Sistema.

(5) Tezanos, J.F. (2013). En los bordes de la pobreza. Ma-drid: Biblioteca Nueva.

(6) I Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social del Reino de España. 2001-2003.

(7) Sen, A.K. (2000). Social exclusion: Concepts, application and scrutiny: Filipinas: Asian Development Bank.

(8) Sen, A.K. (2010). La idea de la justicia. Madrid: Taurus.(9) EB 77 Public Opinion in the European Union (2012), dis-

ponible en http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/eb/eb77/eb77_first_en.pdf

(10) EB Survey on Poverty and Social Exclusion (2011), dispo-nible en http://ec.europa.eu/social/main.jsp?catId=751&langId=en&furtherPubs=yes

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Impacto social de la crisis en Alemania y España: Similitudes y diferencias

(11) Eurostat (2013). People at risk of poverty and social exclusión. Disponible en http://epp.eurostat.ec.europa.eu/statistics_explained/index.php/People_at_risk_of_po-verty_or_social_exclusion

(12) AA.VV. (2011) Las cifras de la pobreza y exclusión social en España de cara a Europa 2020. Madrid: EAPN.

(13) Instituto Nacional de Estadística (2013). Encuestas de Condiciones de Vida y Encuestas de Presupuestos Fami-liares. Disponible en http://www.ine.es/

(14) Castel, R. (2010). El ascenso de las incertidumbres. Tra-bajo, protecciones, estatuto del individuo. Argentina: Fondo de cultura económica.

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Personas con diversidad intelectual en prisión.

Desafíos para el Trabajo Social

People with intellectual diversity in prison.

Challenges to Social WorkJOSEFA LORENzO GARCÍA Y CLARISA RAMOS FEIJÓO

Universidad de Alicante

Resumen: Introducción. La comunicación aborda la problemática de las personas con discapacidad dentro del sistema penal-penitenciario, centrándose en la realidad de sus familias que se encuentran directamente implicadas en el proceso de exclusión que este colectivo transita. Además de la carac-terización de las familias, se analiza la relación que las vincula con los sistemas de protección social implicados, desde la perspectiva del Trabajo Social con familias. Material y Métodos. Se recogen los resultados desde un enfoque cualitativo desarrollado en una línea de investigación en discapacidad intelectual. Se utilizan los datos de entrevistas en profundidad. Resultados. Las familias se encuentran desorientadas ante el ingreso de la persona con discapacidad en el sistema penal-penitenciario. Esta desorientación proviene frecuentemente de un largo proceso de desencuentros con los sistemas de protección social donde no hallan la forma de dar respuesta a sus necesidades. Existe una insuficiente intervención del Trabajo Social con familias que realice un proceso socio-terapéutico con las familias de las personas con discapacidad intelectual. Discusión. La problemática de las personas con discapacidad intelectual, o con enfermedad mental, dentro del sistema penal-penitenciario, así como sus familias, requieren una intervención específica desde el Trabajo Social. Esta intervención va más allá de la “lógica de las prestaciones” ya que no han encontrado una “oferta” dentro de los sistemas de protección que se adecuara a sus necesidades. Estos casos de “largo recorrido” transitan un proceso de exclusión que termina en la cárcel.

Palabras clave: Crisis, trabajo social familiar, discapacidad intelectual, exclusión social, prisión.

Abstract: Introduction. Communication addresses the issue of persons with disabilities within the criminal-justice system, focusing on the reality of their families who are directly involved in the process of exclusion that this group represents. Further characterization of the families, mainly the relationship that links them with social protection systems involved, from the perspective of social work with fami-lies is discussed. Material and Methods. The results are collected from a qualitative approach, devel-oped in a line of research in intellectual disabilities. Data are used in-depth interviews. Results. Families are disoriented when their relative with disabilities enters the criminal-justice system. This confusion often comes from a long process of disagreements with social protection systems, where they don’t find a way out to their needs. Family social work intervention through socio-therapeutic processes with families of people with intellectual disabilities is inadequate. Discussion. The issue of people with intel-lectual disabilities or mental illness in the criminal-prison system, and their families require a specific intervention from Social Work. This action goes beyond the “logic of resources” because they have not found a “deal” within the protection systems that would suit your needs. These complex cases pass through a process of exclusion, which eventually ends up in jail.

Keywords: Crisis, social work with family, intellectual disability, social exclusion, prison.

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Josefa Lorenzo García y Clarisa Ramos Feijóo

1. INTRODUCCIÓN

La presencia de personas con discapacidad intelectual en el sistema penitenciario, confronta los avances logrados en la integración social del colectivo con la máxima exclusión que implica el sistema penitenciario.

Las estrategias de prevención en este contexto intenta-rían evitar el ingreso en el sistema penitenciario y por otro lado impedir condiciones que favorezcan la comisión de deli-tos de las personas con discapacidad intelectual.

Los estudios e intervenciones en el área, se han centrado mayoritariamente en la persona con diversidad intelectual y el delito, antes que en el contexto en el que se configura la conducta delictiva. Por contexto nos referimos a un primer nivel constituido por el propio sistema familiar y posterior-mente los niveles ambientales (social, institucional, afectivo).

Además de las definiciones sobre las características es-tandarizadas de las familias de las personas con discapacidad involucradas en un delito, entendemos que se hace necesario seguir investigando sobre ellas y más aún con ellas.

Existe un acercamiento a las familias mayoritariamente centrado en la dinámica de los recursos, dándose cierta se-gregación entre la intervención con familias de las personas con diversidad intelectual en general y como en un universo paralelo, se encuentra la intervención con las familias de las personas con discapacidad que han delinquido.

Esta particular “exclusión” se repite en los diversos siste-mas de protección social, donde las familias de las personas con discapacidad que han delinquido, suelen llevar un lar-go periplo que las dejan fuera de estrategias normalizadoras dado que no encuentran respuesta dentro de los sistemas de protección regidos por la “lógica de los recursos” (Jaraiz Arroyo 2012).

Esta comunicación pretende, más allá de la caracteriza-ción del este colectivo de familias, el análisis de la relación que las vincula con los sistemas de protección social impli-cados. Finalmente realizaremos algunas propuestas de inter-vención familiar desde el Trabajo Social.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Para la realización de la presente comunicación hemos uti-lizado datos obtenidos en trabajos de investigación de las autoras en la última década. A tal efecto se desarrollaron dos estrategias centrales.

En primer lugar una revisión de la literatura sobre inter-vención con familias, centrándonos en su ciclo vital y siste-mas de protección social.

Asimismo y dentro de esta estrategia consultamos diver-sas fuentes primarias y secundarias para describir la situación de las familias que hacen frente a la incorporación de un/a hijo/a al sistema penal-penitenciario, teniendo en cuenta el proceso de exclusión social que el mismo conlleva y las cues-tiones relativas al estigma.

Como segunda estrategia procedimos a efectuar una dis-cusión de los resultados obtenidos en entrevistas cualitativas realizadas por las autoras tanto a familias de personas con discapacidad como a actores sociales que intervienen en la atención a este colectivo.

Las entrevistas fueron grabadas en soporte digital y pos-teriormente se procedió a su transcripción, fragmentación, codificación y categorización.

En todos los casos se han ocultado las identidades para garantizar el respeto del anonimato y protección de datos que forman parte de la actividad investigadora de las auto-ras, respetando el Código deontológico de la profesión y las normas éticas de la investigación social.

3. RESULTADOS

Relaciones familiares y socialesLa primer información disponible sobre las características

de las familias de este colectivo la encontramos en el Estudio Sociológico realizado para el Real Patronato sobre Discapaci-dad en 1995, en el cual sobre una muestra de 419 personas, se obtiene que 97 casos tienen familia, 75 mantienen relación con su familia, 66 son visitados por sus familiares y 4 reciben visitas de amigos, y de las asociaciones (IRES 1995)

Basándonos en la información obtenida a través de la re-visión de datos de la Guía de Intervención con personas con discapacidad intelectual en cárceles (FEAPS 2006:19-20), ob-servamos que un 86% de la población atendida tiene familia mientras que existe un 14% que o bien no tiene familia o la relación que mantiene con la misma es nula, haciéndose es-pecial hincapié sobre el hecho de que generalmente pertene-cen a niveles económicos bajos o muy bajos. En los datos ob-tenidos sobre la situación de la población con discapacidad (incluyendo todos los tipos) y publicados por el CERMI (2008) se obtiene que el 35% porcentaje de familiares de personas con discapacidad que se encuentran en el sistema penal-pe-nitenciario, tienen o han tenido antecedentes penales.

Relación y satisfacción sobre los Servicios de ProtecciónComo fuente comparativa de interés, se recurrió al Infor-

me Discapacidad y Exclusión Social en la Unión Europea en el que intervienen entre otros países España pudiendo contarse

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Personas con diversidad intelectual en prisión. Desafíos para el Trabajo Social

con datos desagregados para cada país participante. En el documento se alude a la disponibilidad de servicios sociales para las personas con discapacidad en general. En la relación entre las familias entrevistadas para la realización del informe y los sistemas de protección social se estudió la disponibilidad y funcionamiento de los servicios sociales destinados a las personas con discapacidad y familias con una persona con discapacidad (centros de formación profesional y centros de tecnología asistencial, servicios de transporte especial, asis-tencia personal, viviendas protegidas, centros de vida inde-pendiente). Como resultado de este análisis se concluyó que:

“La mayoría de los encuestados comunicaron una con-siderable falta de servicios sociales. Esto es especialmente cierto en el caso de servicios que contribuyen a una vida más autónoma e inclusiva, que son escasos en muchos países. Donde existen estos servicios, están considerados inadecua-dos en la mayoría de los casos. Este fue el caso en concreto de los centros de formación profesional y de rehabilitación especializada, servicios de transporte especiales, vida inde-pendiente y asistencia personal.” (Informe: Informe Discapa-cidad y Exclusión Social en la Unión Europea Inclusion Euro-pe. 2003:105)

En el análisis de los resultados de este estudio no se ha encontrado referencia a la relación o funcionamiento de los servicios sociales en la inclusión o reinserción social de las personas con discapacidad intelectual que pasan por los Centros Penitenciarios, pese a que en la misma participan entidades que habitualmente trabajan en este ámbito.

En la misma línea de resultados relativa a los recursos para la integración social post-carcelaria, o alternativas a la prisión con que las familias cuentan extraemos las siguientes citas de las entrevistas realizadas:

“Por parte de Servicios Sociales es tremendo, hasta que una persona no ha salido de aquí y está en la calle, es que no es suyo.

— Pero el antes...no hay una preparación para ello y es un problema...

— Claro, es en el momento en que sale cuando ya a lo mejor es más complicado hacer algo ¿sabes? Porque luego ya se sabe está todo el papeleo el patatín el patatán cuando te quieres poner a hacer algo ha pa-sado un montón de tiempo, es que no sabes, no sabes qué puede ser de esa persona en un tiempo así.” (E 7 Equipo técnico ONG )

“Es una medida de internamiento judicial, o sea es-taba aprobada por el juez, y con todo y ésas aquí en el Centro XX decían que no...Pero si lo ha dicho un juez, no les estamos preguntando si les parece bien...

(…) Era un caso que la familia estaba realmente an-gustiada y es que lo entiendo porque es un caso muy complicado y con mucho peligro es decir un hombre que no podía estar solo, un caso que necesitaba una medicación, necesitaba un control“ ( E7 Equipo técni-co ONG)

Capacidad familiar para acompañar los proceso de reinserción social

“(…) hay un problema de fondo con la reinserción y con la discapacidad intelectual aquí (…) y es que son muchas las listas de espera de personas cuya necesidad de recursos resi-denciales es vital, es de 2000 personas, es decir que de aquí a dos, tres años hasta que tu puedas tener tu plaza, y estamos hablando de familias que tienen unos problemones…Aquí nosotros a lo mejor vemos la punta del iceberg “ ( E1 Equipo técnico Federación de ONGs)

El recurso residencial cerrado, es definido como una solu-ción que no se ve como negativa para un número pequeño de los casos que no encuentran otro tipo de recurso alterna-tivo que les permita desarrollar una vida autónoma y norma-lizada. En estos supuestos las necesidades de apoyo y con-tención no podrían ser satisfechas por el ámbito familiar ni tampoco por un contexto institucional comunitario. Nueva-mente recupera centralidad en el discurso la discontinuidad del tratamiento una vez cumplida la medida de seguridad o la pena.

“(…), hay muchas familias que están desesperadas que se pone su hijo delirando y se tienen que encerrar en la ha-bitación llamando para que vengan a atenderles. Las familias muchas veces no pueden con la enfermedad mental porque no toman la medicación no saben qué hacer y se ven… si hu-biera atención familiar, un seguimiento un control de medi-cación pues no habría estos casos, a lo mejor, pero es que es lo que hace falta, apoyo a la familia y recursos para atención sanitaria, si no hay…” (E 1 IIPP)

Consecuencias sobre la familiaEn cuanto a los resultados obtenidos sobre los sentimien-

tos de impotencia familiar encontramos como cita a destacar:“(…) el problema (…) llaman ellos (los Servicios Sociales

autonómicos) técnicamente es “largo recorrido”, a ver dónde los llevan y cuando además, tienen una pizca de problemáti-ca también mental... entonces claro, (…) en todas las auto-nomías me lo dicen... es que la Ley de Sanidad del 83 cuando cerró psiquiátricos (…) es que todo el mundo dice que no pueden estar encerrados (…). Pero claro, hay chavales de éstos que no pueden estar en su casa porque a la madre la

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Josefa Lorenzo García y Clarisa Ramos Feijóo

agobian, (…), porque tienen una energía que es imposible, porque la cabeza les traiciona y entonces claro en la casa (…), el padre termina infartado, la madre (…) deprimida”.(E2 IIPP)

4. DISCUSIÓN

La literatura especializada (Schalock y Verdugo 2003) (Aros-tegui Barandika 2002) destaca la importancia de los apoyos para aplicar el principio de normalización. Frente a esta afir-mación observamos que durante la última década, el “siste-ma de apoyos” no se encuentra totalmente implementado en la vida comunitaria, ni ante situaciones de exclusión social como el internamiento en centros penitenciarios, ni en situa-ciones previas donde se requeriría un trabajo de empower-ment con la familia.

La importancia del papel del Trabajo Social con Familias se centra en la labor de desarrollar estrategias relacionales con ellas, procurando fortalecer y mejorar las capacidades (Sán-chez Cabezudo 2011). Se ha podido constatar que antes de su ingreso en el sistema penal-penitenciario la mayoría de las personas no se encontraban vinculadas con una pertenencia activa dentro del circuito asociativo, ésto denota una falta de participación de la población que llega al sistema penal penitenciario, en los circuitos de apoyo gestionados por el Tercer Sector (IRES1995). Vemos el “efecto Mateo” ya que las personas que tienen más desarrolladas las competencias y habilidades, acceden más fácilmente a los circuitos de apoyo asociativo, mientras que en los casos en que no existe apoyo familiar, ni institucional, tampoco se accede a los servicios.(Ramos Feijóo 2011).

Ninguna persona nace siendo un “sujeto peligroso”, sino que existe un contexto (familiar y social) donde ante la coin-cidencia de diversos factores se potencia la peligrosidad de las conductas. De ahí el desafío que para el Trabajo Social Familiar implica el actuar preventivamente en la potenciación de las capacidades de las familias para hacer frente a la crian-za de una persona con discapacidad intelectual, tal y como plantea Leal (1999) en su propuesta de la práctica centrada en la familia

Se evidencia asimismo de la observación participante de-sarrollada en nuestro trabajo en esta línea de investigación, así como de las citas aportadas de las entrevistas realizadas, la carencia de políticas innovadoras que den respuesta a situa-ciones económicas, sociales y culturales de gran complejidad. En este sentido coincidimos con qué determinadas políticas de intervención ligadas al control, resultan herederas de lo que Wacquant (2009) define como pasar del welfare al workfare y

de éste al prisonfare. Ante la dificultad para resolver situacio-nes sociales complejas, se recurre a la reclusión.Esta circuns-tancia queda evidenciada en las citas de entrevistas con res-ponsables de Instituciones penitenciarias (E1 y E2 IIPP).

En la revisión de la bibliografía encontramos (Basaglia 2008, 31-32): la importancia dada a una toma de conciencia social sobre la problemática de exclusión social que acompa-ña en muchos casos tanto a la discapacidad intelectual como a la enfermedad mental y que debe trabajarse desde la sen-sibilización y los derechos humanos.

Existe entonces la evidencia de una necesidad que al pa-recer no está cubierta por los sistemas de protección social, en el sentido de que los Servicios Sociales normalizados no responden a las demandas por ejemplo para dar plazas re-sidenciales a la hora de o bien evitar el ingreso en prisión o bien proceder a la excarcelación.

Pero otro de los factores que destacan es la dificulta para implementar tratamientos familiares continuados desde el Trabajo Social. Si bien es cierto que se realizan acciones con las familias tal y como consta en las memorias de los pro-gramas que FEAPS desarrolla en Instituciones Penitenciarias, entendemos que carecemos aún de modelos contrastados para la intervención con las familias que más lo requieren.

En el Documento Penitenciario sobre el trabajo con este colectivo, se explican las salidas terapéuticas concertadas con la familia para favorecer la convivencia, mediación ante con-flictos por las conductas disruptivas, información permanen-te a la familia, pero sin embargo alude que ante la existencia de casos de “familias desestructuradas o provenientes de en-tornos marginales”, se puede proceder a la incapacitación. (Bartolomé Sanz y Roca Poveda 2009: 48 y 64). Entendemos una vez más, que el sistema penitenciario actúa en este con-texto como catalizador de las necesidades de este colectivo, visualiza el problema cuando éste adquiere su máxima com-plejidad, pero sólo en la medida en que exista un equipo multiprofesional con capacidad y recursos para hacer el se-guimiento se logrará con mayor acierto un proceso de “rein-clusión social y familiar” (Ramos Feijóo 2013:11)

Por un lado hay una carencia de recursos porque muchos de los casos revisten un perfil diferente del usuario común de los dispositivos de los sistemas de protección. Sin embargo desde los equipos técnicos de las asociaciones que trabajan en el programa de cárceles, se insiste en que el perfil no es tan diferente al de las personas que utilizan los recursos de sus entidades, pero existe una resistencia motivada por el “es-tigma de la prisión” que se resuelve en forma de dificultades para el ingreso de estas personas en recursos normalizados. Esta misma característica es aplicable a la intervención con

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Personas con diversidad intelectual en prisión. Desafíos para el Trabajo Social

familias. Es decir que la problemática incluye una compleji-dad que no sólo viene dada por las características individua-les o familiares de la persona con discapacidad intelectual, sino que además nos encontramos también con la realidad del entorno social, tanto el próximo, como el más amplio. En este sentido entendemos la importancia que tiene la pers-pectiva de la Teoría de los Sistemas Ecológicos donde se tiene en cuenta entre otros factores que las experiencias de un miembro de la familia repercuten sobre todo el sistema, así como que cada familia forma parte de un sistema social más amplio. Es el modelo ecológico de sistemas concéntricos que describe esta teoría, por el que vemos la importancia de con-siderar en la intervención al micro, meso y macrosistema para poder realizar una intervención adecuada. (Bronfenbrenner 1987).

En esta línea vemos que la tendencia en la intervención en el ámbito de la discapacidad potencia el enfoque cen-trado en la familia. Este enfoque se define porque concibe a la familia como un sistema de apoyo social reconociendo su importancia en el desarrollo de la persona con discapaci-dad intelectual. Se centra en las fortalezas y recursos de las familias considerando que se pueden desarrollar y potenciar. Implica a los miembros de la familia como participantes acti-vos de la planificación de lo que ocurre con sus hijos, da au-toridad y capacita a los miembros de la familia. (Leal 1999). En las entrevistas mantenidas con familiares de personas con discapacidad que se encuentran dentro del sistema penal-penitenciario se detectan muchas veces situaciones de des-conocimiento y desinformación que evidencian la necesidad de dispositivos de intervención familiar más especializados y flexibles que puedan llegar a donde no alcanzan actualmente por diversas limitaciones.

Paralelamente encontramos un reconocimiento por parte de las administraciones autonómicas a una cierta falta de flexi-bilidad a la hora de adaptar los recursos existentes a las nuevas necesidades. Así como también a las carencias en la formación de los recursos humanos para enfrentar situaciones complejas en las que no podemos hablar de casos de “retraso mental puro” o tampoco de “enfermedad mental pura”.

En nuestro análisis observamos una fragmentación de la intervención, que nos permite relacionar esta circunstancia entre otras, con la falta de coordinación socio-sanitaria. Nos encontramos ante una convergencia de aspectos dado que a la discapacidad intelectual se suma en muchos casos la en-fermedad mental, un contexto familiar con dificultades de diverso tipo y un entorno social estigmatizante.

La problemática no es la misma para todos los casos, pero aquellos que se definen como de “largo recorrido” requieren

una intervención cuya complejidad hace necesaria la partici-pación de más de un sistema de protección. No sólo se trata de los Servicios Sociales, sino de los de Salud mental, y en cierto modo de los de seguridad, entendidos en una función que va más allá de un modelo exclusivamente represor, y que entronca con la idea de la rehabilitación y la prevención del delito.

ConclusionesEntendemos como imprescindible la intervención con las

familias de las personas con discapacidad intelectual como un desafío para el Trabajo Social con Familias del siglo XXI.

Las familias de las personas con discapacidad que han cometido un delito requieren de un sistema de apoyos que las oriente ante esta nueva situación. En muchos casos la familia llega “agotada” por las derivaciones de los “sistemas de protección social”, sin encontrar un apoyo real que se tra-duzca en respuestas de intervención profesional que le sean comprensibles.

Asimismo aquellos casos donde existe una necesidad de intervención familiar especializada, como son los que implican un delito dentro de la propia familia, no hemos obtenido constancia de que existan metodologías de inter-vención específicas. Los casos en que el grupo familiar ha influido para la comisión del delito (antecedentes penales, o también antecedentes de discapacidad intelectual y de en-fermedad mental que no han sido atendidos) requieren de un Trabajo Social Familiar de alta complejidad. Se encuentra en curso una investigación sobre la participación de la fami-lia de personas con discapacidad intelectual dentro del Sis-tema penal-penitenciario, en los procesos de intervención social, con el fin de presentar las alternativas que desde el Trabajo Social con Familias se pueden poner en marcha con este colectivo.

La lejanía que suele existir entre los centros penitencia-rios y los lugares de residencia de las familias suele ser una de las trabas para la intervención, pero en general no se ha identificado un procedimiento para el Trabajo Social o psico-terapéutico de las familias, en profundidad y con una conti-nuidad que vaya más allá de la comunicación telefónica o de entrevistas de orientación.

El Trabajo Social que se realiza con las familias resulta insuficiente, tanto desde la red FEAPS como desde las Ins-tituciones Penitenciarias, para la demanda del colectivo. Lo que nos lleva a concluir que son necesarios estudios que pro-fundicen las estrategias de intervención con este colectivo superando la “lógica de los recursos” desde un compromiso ético y científico del Trabajo Social.-

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Josefa Lorenzo García y Clarisa Ramos Feijóo

5. AGRADECIMIENTOS

A FEAPS y a Instituciones Penitenciarias por su permanente colaboración en el acceso a la información.

6. BIBLIOGRAFÍA

Bartolomé Sanz, M. y Roca Poveda, M.(2009) Intervención penitenciaria con discapacitados intelectuales. El módu-lo penitenciario de Segovia. Documentos Penitenciarios N.º 8. Madrid: Ministerio del Interior.

Bronfenbrenner, U. (1987) La ecología del desarrollo humano:experimentos en entornos naturales y diseña-dos. Barcelona: Editorial Paidós

CERMI. (2003) Discapacidad y Exclusión Social en la Unión Europea. Tiempo de cambio, herramientas para el cam-bio. Informe definitivo. Colección CERMI N.º 7. Madrid: CERMI

FEAPS (2011) Guía de intervención para personas con disca-pacidad en cárceles. Colección FEAPS Buenas Prácticas. Madrid (2011)

CERMI (2008), Las personas con discapacidad en el medio penitenciario en España. Madrid : Ediciones CIMCA.

IRES Instituto de Reinserciò Social (1995) “La prevalencia del retraso mental en el medio penitenciario”. Mimeografia-do. Circulación restringida

Jaraiz Arroyo, G. (2011) Intervención social, barrio y Servicios Sociales comunitarios. Madrid: Editorial FOESSA.

Leal, L (1999) Un enfoque de discapacidad centrado en la familia. Editado por Asociación Americana de Retraso Mental, FEAPS, Obra social de Caja Madrid. Colección FEAPS Buenas Prácticas

Ramos Feijóo, C. (2011) Las personas con discapacidad in-telectual en el sistema penal-penitenciario. Algunas pa-radojas de la integración en la exclusión. En Boletín del Real Patronato sobre Discapacidad, N.º 72, 2011 , págs. 8-14. Madrid.

Ramos Feijóo, C (2013) Las personas con discapacidad inte-lectual en el sistema penal penitenciario ¿Un fracaso de las políticas de inclusión? En Revista Internacional de Or-ganizaciones N.º 11, diciembre 2013, 15-35. Tarragona.

Segado Sánchez-Cabezudo, S (2011) Nuevas tendencias en Trabajo Social con Familias. Una propuesta para la prác-tica desde el empowerment. Madrid: Editorial Trotta. UNED.

Wacquant, L. (2009) Castigar a los pobres. El gobierno neoliberal de la inseguridad social. Barcelona: Editorial Gedisa.

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Del objeto de estudio para la intervención en Trabajo SocialESThER RAYA DIEz Y NEUS CAPARRÓS CIVERA

Universidad de la Rioja

Resumen: El trabajo trata sobre el objeto de investigación en Trabajo Social. La investigación es un elemento clave del proceso de intervención. Se han analizado 106 fichas de tesis seleccionadas de la base de datos TESEO. Se han utilizado estadística descriptiva para seleccionar la muestra de tesis y las principales características analizadas. Una de las principales conclusiones de nuestro trabajo muestra que a pesar del incremento en el número de tesis vinculadas al trabajo social experimentado en el último decenio, existe un fuerte riesgo de indefinición del objeto de estudio del trabajo social frente al objeto de otras ciencias sociales afines, tales como Sociología, Antropología o Psicología.

Palabras clave: Trabajo Social, práctica basada en la evidencia, objeto de estudio, ciencias sociales

Abstract: The paper deals with the subject of research in social work. Research is a key element of the intervention process. The analysis waw performed on 106 records obtained from the TESEO database of PhD theses. Descriptive statistics were used to describe the sample of thesis and the main charac-teristics analyzed. One of the main conclusions of our work shows that, despite the increase in the number of theses related to social work in the last decade, there is a strong risk of indefiniteness of the object of study of social work towards the object of other social sciences such as sociology, anthropol-ogy or psychology.

Keywords: Social work, evidence based practice, object of study, social sciences.

1. INTRODUCCIÓN

La cuestión del objeto en trabajo social ha sido tema de de-bate a lo largo de su historia. En el contexto de la reconcep-tualización, Herman Kruse planteaba el interrogante en tor-no al objeto “¿cómo queremos extraer saber de la práctica para enriquecer la teoría si un tercio de la teoría no tiene cla-ro cuál es la práctica que le corresponde hacer?” (1975:146). En nuestro contexto, Teresa Zamanillo, se interroga sobre la cuestión del objeto señalando que “la cuestión del objeto en Trabajo Social es mucho más compleja de lo que a simple vis-ta parece” (1999:14). El Trabajo Social desde su nacimiento ha sido una disciplina y una profesión vinculada a la acción y a la propuesta de acciones de intervención social, donde la investigación también ha estado presente, e inherente al quehacer profesional y científico del trabajo social, aunque no siempre haya contado con el reconocimiento, el tiempo o los medios necesarios.

El punto de partida de nuestro trabajo es la consideración de la investigación como elemento clave y fundamental del

proceso de intervención en trabajo social. De hecho, algunos autores como Ann Buchanan, desde el enfoque de la política basada en la evidencia, sostienen que “cuando los profesio-nales y legisladores intervienen en la vida de los demás sin una evidencia que muestre que lo que hacen podría ser be-neficioso para los involucrados, no son menos culpables del daño causado y de abuso de derechos humanos simplemente porque pretendían hacer el bien” (2009:7). La investigación es una guía para la intervención y base para la transferencia de resultados de la experiencia obtenida a partir del contraste con la realidad.

La posición del Trabajo Social en el marco de las Ciencias Sociales presenta todavía niveles de debilidad si se atiende a los indicadores aceptados por la comunidad científica, tales como publicaciones en revistas de impacto, proyectos de investigación en concurrencia competitiva etc. Sirva como muestra que no existe un código UNESCO específico de Trabajo Social. Hay que buscar en diferentes descriptores, la mayoría incluidos en el apartado de Sociología.

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Esther Raya Diez y Neus Caparrós Civera

Nos encontramos en un momento clave, a través de la incorporación de los estudios de Grado y postgrado. La ela-boración de los Trabajo Fin de Grado, Fin de Máster y Tesis doctorales son una excelente oportunidad para desarrollar la investigación en trabajo social. El presente trabajo se in-terroga por el estado de la cuestión de la investigación en el trabajo social en España en el momento actual. El objetivo principal es analizar el objeto de estudio de las tesis docto-rales defendidas en las Universidades españolas vinculadas al Trabajo Social, para determinar su relación con el objeto de intervención.

2. MATERIAL Y MéTODOS

La cuestión del objeto de Trabajo Social ha sido ampliamen-te tratada en los manuales clásicos de la disciplina. En este sentido la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) apunta que la profesión del trabajo social promueve el cam-bio social, la resolución de los problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación del pueblo para incrementar el bienestar (FITS, 2000). Definir el objeto en trabajo social significa delimitar aquellos aspectos de una necesidad social que son susceptibles de modificarse a par-tir de la intervención profesional. (CELATS, 1989: 100-101). La delimitación del objeto no ha sido tarea fácil a lo largo de la historia de la disciplina, Tecla Machado apunta que el objeto es el proceso de orientación social, referido al pro-ceso desarrollado por el hombre a fin de obtener solucio-nes normales para las dificultades sociales (CBCISS, 1981: 145). Y Rovere, Allende y Cornejo señalan que “frente al interrogante; “¿qué se transforma?, ¿qué se cambia?, ¿las estructuras sociales?, ¿la realidad global?, ¿la situación pro-blema? … nuestra respuesta es (…) transformar la actitud del hombre frente a su situación problema. (1984: 13-14). En definitiva se trata de trabajar con el sistema cliente para mejorar las condiciones sociales. Toda acción del trabajo social se orienta a la práctica y a la intervención en la rea-lidad social. Y es ésta finalidad su razón de ser. Asimismo, en los manuales se dedica una parte importante a señalar las contribuciones de las Ciencias Sociales al Trabajo Social, dada la necesaria aproximación interdisciplinar y holística para atender las necesidades sociales. Sin embargo, los tex-tos no tratan con la misma atención las aportaciones del trabajo social a las ciencias sociales. Como señala Octavio Vázquez, “hemos sido capaces de ponernos de acuerdo, a partir de Richmond, en torno a la existencia de un obje-to de intervención ( ) no hemos sido capaces de establecer cuál es el modo específico, propio y característico que el

Trabajo Social tiene para conocer los problemas de los que se ocupa“ (2013: 51-52). A pesar de disponer de un vo-lumen importante de información sobre las situaciones de necesidad, los problemas sociales, los programas, servicios y recursos, hasta fechas recientes la investigación especí-fica ha sido limitada. El Trabajo Social, como disciplina de la práctica se ha volcado en el hacer, dejando de lado la investigación, como si prevaleciese la premisa de que nos investiguen otros, desde sus propios paradigmas, metodo-logías y técnicas de investigación.

La plena incorporación de los estudios de Trabajo Social a la universidad ha supuesto un impulso a la actividad inves-tigadora de la disciplina. No obstante, como señala Clarisa Ramos “el llegar solo configura una parte en el proceso de “pertenecer“ nos encontramos abocados a la producción de un conocimiento propio que refuerce nuestro corpus teórico como disciplina.“ (2013:65). Para ello, consideramos que la pregunta clave consiste en definir el objeto de estudio del trabajo social, propio y diferenciado, del objeto de estudio de las disciplinas afines y de la intervención. Investigación e intervención se corresponden con dos estadios dentro del proceso metodológico. Son varias las voces que desde el Trabajo Social apuntan a la importancia de la investigación como base para una intervención fundada en contraposición a una intervención indiscriminada (Aquin, 2011; Robertis, 1992; Ramos,2013; Raya, 2009).

Desde esta perspectiva el objeto de estudio del trabajo social se centra principalmente en dotar de conocimiento a la intervención social. El problema no consiste en distinguir la lógica de la intervención de la lógica de la investigación sino como señala Clarisa Ramos, en “aportar capacidad de reflexión y de análisis sobre lo que se hace, por qué se hace, en qué contexto, desde qué discursos” (2013:74). En estas cuestiones reside, desde nuestro punto de vista, la especifi-cidad del objeto de conocimiento del Trabajo Social. “Habla-mos de conocimiento y no de intervención y de la necesidad de tener información acerca de la realidad con la que se in-terviene“ (Vázquez, 2013:52).

En la intervención social se usan al menos tres tipos de co-nocimientos, como señala Octavio Vázquez: a) conocimiento que deviene de la propia experiencia y la trayectoria profe-sional; b) conocimiento derivado de la situación concreta con la que se trabaja; c) conocimiento científico o teórico. Este último trasciende a los anteriores y trata de explicar y com-prender la realidad de la que se ocupa el Trabajo Social, a la vez que de dotarle de herramientas técnicas, teóricas y metodológicas que orienten la intervención hacia la eficacia y calidad. Con ello, se trata, como señala Manuel Barbero de

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Del objeto de estudio para la intervención en Trabajo Social

disponer de “elementos que dotarían de orientación cientí-fica el ejercicio de los trabajadores sociales” (2006:45). Y se-gún señala el mismo autor, con quien compartimos su punto de vista, “la especificidad de las investigaciones de Trabajo Social procedería de un interés genuino por situaciones re-lacionadas con el Trabajo Social y por la intervención profe-sional en ellas“ (2006:48). En el mismo sentido se pronuncia Claudia Sandra Krmpotic cuando señala “Es allí, en el campo de las luchas por las necesidades, los recursos y los derechos, que emergen las motivaciones y objetivos de la investigación en Trabajo Social (2013:87).

En suma, si entendemos que el “Trabajo Social es una ciencia que estudia la intervención en las transacciones hu-manas, con la finalidad de favorecer los cambios necesarios que tiendan a resolver los problemas sociales planteados en-tre los sistemas” (García-Longoria, 2000:28), la investigación es una condición necesaria y su objeto de estudio debe estar al servicio de su objeto de intervención.

Y es esta última afirmación la que tomamos como hipó-tesis de trabajo para analizar el estado de la cuestión de la investigación en Trabajo Social, a partir de las tesis doctorales vinculadas al Trabajo social defendidas en los últimos diez años.

La metodología de estudio seguida se basa en el análisis de contenido documental de la información proporcionada por la base de datos TESEO. Esta base es un sistema de ges-tión de tesis doctorales a nivel nacional, que recoge los datos de las tesis defendidas en las universidades españolas desde 1976. La ficha de cada tesis proporciona información básica sobre la misma, incluyendo los datos de: título, autor, direc-tor, tribunal, descriptores y resumen, y en algunos casos el vínculo al texto completo.

El primer paso ha consistido en establecer el objeto de estudio y establecer el universo y la muestra sobre la que se realizará el análisis de contenido, las tesis doctorales de Trabajo Social. En el momento actual, en la base de datos de TESEO no existe una categoría específica que las agrupe en un único descriptor. Por ello, con el fin de determinar el universo de estudio, se han realizado diferentes búsquedas. Por un lado, a través de palabras clave en el título (trabajo social, intervención social, exclusión social, bienestar social, política social, servicios sociales); y, por otro lado, recopilando la información de las tesis defendidas en los departamentos de Trabajo Social (únicamente se han considerado los depar-tamentos en cuya denominación aparece explícitamente el término Trabajo Social). A partir de esa búsqueda se han ca-talogado las tesis según su vinculación con el Trabajo Social. Una vez establecido el universo de estudio se han analizado

los resúmenes de las tesis seleccionadas, con el fin de deter-minar la naturaleza del objeto de investigación de las tesis de Trabajo Social.

3. RESULTADOS

La búsqueda y selección de las tesis doctorales nos muestra en primer lugar la existencia de una dispersión del universo de estudio. Ello nos lleva a advertir de la provisionalidad de los resultados. No obstante, nos sirven para el objetivo de nuestro trabajo orientado a determinar el objeto de estudio de las tesis doctorales de Trabajo Social defendidas en España en los últimos diez años. Siguiendo los criterios de búsque-da arriba enunciados, obtenemos los siguientes resultados (tabla 1):

Tabla 1: Tesis docToRales defendidas en españa, con alguna Relación con TRabajo social

Palabras clave en el título Nº de tesis

Trabajo Social 33

Servicios Sociales 45

Intervención Social 20

Exclusión Social 29

Bienestar Social 16

Política Social 20

Subtotal 163

Departamentos de Trabajo Social

Universidad de Barcelona

Universidad de Castilla la Mancha 26

Universidad Complutense de Madrid 1

Universidad de Granada 2

Universidad de Illes Balears 12

Universidad de Málaga 12

Universidad de Murcia 25

Universidad Pablo Olavide 11

Universidad Pública de Navarra 7

Universidad Pontificia de Comillas 7

Universidad de Salamanca 28

Universidad de Valladolid 10

Subtotal 141

Fuente: Elaboración propia, a partir de la base de datos TESEO

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Esther Raya Diez y Neus Caparrós Civera

Según ambos criterios, el número de tesis oscilaría en-tre 140 y 163. El análisis de contenido de las tesis seleccio-nadas, hace necesario depurar la información en un doble sentido. No todas las tesis que incluyen algunos de los tér-minos seleccionados pueden considerarse de Trabajo Social, sino de otras disciplinas como Economía y Empresa, Dere-cho, Ciencias Políticas, etc. Y en segundo lugar, no todas las tesis defendidas en los departamentos de Trabajo Social se corresponden con tesis de Trabajo Social, esto se observa cla-ramente en los departamentos mixtos, donde Trabajo Social es una disciplina más junto a otras, como pueden ser Antro-pología, Sociología, Derecho, Psicología, etc. Además, hay que señalar que una gran parte de las tesis están incluidas en

ambas categorías, es decir, han sido defendidas en departa-mentos de Trabajo social e incluyen algunas de las palabras clave seleccionadas. El análisis de contenido de las tesis, nos lleva a configurar un universo de estudio compuesto por 106 tesis doctorales vinculadas a Trabajo Social, que han sido de-fendidos en un total 25 universidades, en diferentes depar-tamentos, (56 en departamentos de Trabajo Social y el resto en otros departamentos de Sociología, Educación, Psicología, etc.).

Un análisis más detallado del contenido de las fichas de las tesis seleccionadas nos permite identificar seis áreas temá-ticas que son abordadas desde diferentes enfoques, como se observa en la tabla 2:

Tabla 2: caTegoRías TemáTicas y enfoques de las Tesis docToRales vinculadas a TRabajo social

Categoría temática Número de tesis Enfoque disciplinar

Estudios y profesión 9

Educación 7

Filosofía 1

Antropología 1

Políticas y programas 21

TS/SS.SS 11

CCPP 6

Sociología 4

Problemas sociales 34

TS/SS.SS 7

Sociología 12

Psicología 3

Ciencia Política 3

Antropología 9

Métodos y procesos de intervención social 27

TS/SS.SS 19

Psicología 2

Ética 1

Educación 3

Antropología 2

Disciplina y disciplinas afines 4Sociología 3

Educación 1

Historia 11TS/SS 10

Sociología 1

Total 106

Fuente: Elaboración propia a partir de base de datos de TESEO

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Del objeto de estudio para la intervención en Trabajo Social

Las tesis se agrupan principalmente en tres áreas temáti-cas: Problemas sociales; métodos y procesos de intervención social; y, Políticas y programas. A cierta distancia de las ante-riores se sitúan las tesis de temática histórica, y las centradas en los estudios y la profesión de Trabajo social. Finalmente, hemos considerado como área diferenciada las tesis centra-das en la disciplina del Trabajo Social y su relación con otras disciplinas afines.

Estas 106 tesis configuran lo que denominamos “tesis vinculadas al Trabajo Social”. De las cuales 47 adoptan un enfoque de Trabajo Social y Servicios Sociales, entendiendo

por ello, que su objeto de estudio está claramente relacio-nado con el objeto del Trabajo Social: la intervención social. Según este criterio, las áreas temáticas que presentan mayor número de tesis con un enfoque de Trabajo Social y Servicios Sociales son por orden: Historia, Métodos y procesos de in-tervención; Políticas y programas y, en menor medida, pro-blemas sociales.

Desde una perspectiva cronológica, se observa que en los últimos diez años se han incrementado el número de tesis doctorales vinculadas al Trabajo Social, pasando de 23 tesis defendidas antes de 2002 a 83 en el último decenio.

Tabla 3: evolución de las Tesis docToRales, según enfoque y áRea TemáTica

Tesis Vinculadas a Trabajo social

Enfoque disciplinar Antes de 2002 2003-2013

Antropología 1 11

Ciencia política 3 6

Educación 8

Ética y Filosofía 3 2

Psicología 5

Sociología 2 18

Trabajo Social y Servicios Sociales 14 33

Total (n=106) 23 83

Tesis de Trabajo social

Categorías temáticas Antes de 2002 2003-2013

Estudios y profesión 0 0

Políticas y programas 4 7

Problemas sociales 3 4

Métodos y procesos de intervención social 3 16

Disciplina y disciplinas afines 0 0

Historia 7 6

Total (n=47) 14 33

Fuente: Elaboración propia a partir de Base de datos de TESEO

Este incremento se ha producido de forma desigual res-pecto al enfoque disciplinar. Antes del 2002, predominaban las tesis incluidas en la categoría Trabajo Social y Servicios Sociales. En el último decenio esta misma categoría sigue siendo predominante, con más de un tercio, seguida del in-cremento de tesis con un enfoque sociológico y antropológi-co. Asimismo se han desarrollado tesis desde otros campos como la Educación y la Psicología.

Respecto a las categorías temáticas abordadas por las te-sis de Trabajo Social y Servicios Sociales se observa que antes de 2002 destacaban las tesis con temática histórica (la mi-tad de las tesis defendidas), seguidas de las centradas en las políticas y programas sociales. En dicho periodo de tiempo, predominan las tesis con el término Servicios Sociales en el título. En el siguiente periodo sobresalen las tesis que abor-dan cuestiones vinculadas con los procesos y métodos de

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Esther Raya Diez y Neus Caparrós Civera

intervención social (la mitad de las defendidas en el periodo), seguidas por las que se ocupan de las políticas y programas sociales vinculadas a la intervención social.

Finalmente, las 33 tesis de Trabajo Social defendidas en el periodo 2003-2013 se corresponden en gran medida con los dos criterios de búsqueda establecidos. 25 de ellas incluye en el titulo alguna de las palabras clave seleccionadas: 17 traba-jo social; 6 servicios sociales y 2 Intervención social; y 21 de ellas han sido defendidas en departamentos de Trabajo So-cial: 5 En la U. de Granada; 5 en la U. Pablo de Olavide; 4 en la U. de Castilla-La Mancha; 4 en la U. de Valladolid; 3 en la Rovira i Virgili, el resto en otras nueve universidades. Este úl-timo criterio es especialmente significativo, en comparación con las tesis del periodo anterior, en el que solamente 3 tesis (defendidas con posterioridad al año 2000) corresponden a un departamento de Trabajo Social.

4. DISCUSIÓN

El estudio realizado nos permite constatar la dispersión de las tesis doctorales vinculadas a Trabajo Social desde el punto de vista de Universidades y departamentos. A medida que los estudios de Trabajo Social se han ido incorporando ple-namente a la Universidad se observa una mayor presencia de tesis doctorales vinculadas al Trabajo Social defendidas en departamentos de Trabajo Social.

Los criterios de búsqueda utilizados en nuestro trabajo, nos han permitido identificar un importante número de tesis, aunque tiene la limitación de no identificar todas las tesis defendidas en España, sino incluyen en el titulo alguna de las palabras clave analizadas o han sido defendidas en otros departamentos afines en cuya denominación no aparece el término Trabajo Social, como es el caso de las autoras de este artículo, y de muchas otras personas vinculadas al área de conocimiento de Trabajo Social y Servicios Sociales.

Desde el punto de vista del contenido, una de las prime-ras conclusiones, a partir del análisis realizado, nos permite destacar, que a pesar del incremento en el número de tesis vinculadas al trabajo social experimentado en el último de-cenio, existe un fuerte riesgo de indefinición del objeto de estudio del trabajo social frente al objeto de otras ciencias sociales afines, tales como la Sociología, la Antropología o la Psicología. Como señala Clarisa Ramos: “No hemos de abandonar nuestro “ethos” profesional porque de lo con-trario no estaremos produciendo conocimiento específico sino que responderemos a los cánones de otras disciplinas” (Ramos, 2013:65). En el último decenio ha incrementado el número de tesis vinculadas al Trabajo Social y en menor

medida el de tesis de trabajo social. Desde nuestro punto de vista este es el reto para el próximo decenio, conseguir un mayor número de tesis de Trabajo Social, que posibiliten el desarrollo de investigación propia de y para el Trabajo social. Tal como señala Octavio Vázquez: “El conocimiento científico o teórico tiene muchas dificultades para calar en la práctica profesional y académica del trabajo Social en Es-paña. Y, sin embargo, de su desarrollo, dependerá el éxito y la supervivencia del Trabajo Social en nuestro país. Repre-senta un gran desafío, no sólo su producción (…) sino tam-bién la ejecución de una práctica basada en el conocimien-to” (Vázquez, 2013:52). Para que la investigación sirva a la práctica y el mundo profesional se interese por los avances científicos de su disciplina, ésta debe responder a los intere-ses, necesidades y demandas de la misma.

En el estudio realizado por Barbero et al. sobre las re-presentaciones profesionales de los trabajadores sociales, los autores destacan como déficit el poco énfasis mostrado por los profesionales sobre las posibilidades que ofrece una me-jor orientación científica en el ejercicio profesional (Barbero, 2006:53). Una parte importante de la profesión realiza fun-ciones subalternas de prescripción de recursos escasos, de forma acrítica. Clarisa Ramos destaca que “existe una narra-tiva habitual en la profesión que se vincula al “No podemos hacer””No tenemos recursos””No tenemos capacidad de decisión”. Esta instalación en la zona de la victimización re-sulta muy desmovilizadora” (Ramos, 2013:70). La investiga-ción es un recurso para poner en valor el saber hacer profe-sional y los resultados obtenidos en la práctica, revalorizando los procesos de intervención social.

La Práctica Basada en la Evidencia, a pesar de sus limita-ciones apunta a la necesidad de reconocer la investigación como base de la intervención y con ello, disponer de produc-ción que genere un cuerpo de conocimiento propio dando mayor credibilidad a la profesión. La Práctica Basada en la Evidencia “asegura a los profesionales que la práctica estará fundamentada en hallazgos que demuestren empíricamente que la actuaciones realizadas producen resultados eficaces y efectivos (Pereñiguez, 2012:25). Es sobre todo una cuestión de oportunidad para el sector, que permite crear comunida-des de conocimiento, alianzas entre investigadores —técni-cos y decisores, cuyos resultados trascienden la mejora indivi-dual de un programa o servicio y construyen nuevos marcos para la acción, contrastados y evaluados, evitando la impro-visación y el desgaste de recursos en acciones improvisadas o incontroladas (Zalakain y Raya, 2011: 35). Si aceptamos que el Trabajo Social transciende a los Servicios Sociales, y que éstos son uno más de los espacios en los que se articula

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Del objeto de estudio para la intervención en Trabajo Social

su actividad, la actual reconfiguración de éstos, como conse-cuencia de la crisis económica, no debe implicar la crisis del trabajo social, sino su fortalecimiento, como disciplina capaz de dar respuesta a los graves problemas sociales. Y en este contexto, la investigación de, en y para el Trabajo Social es un elemento clave. Dependerá de cómo definamos nuestro ob-jeto de estudio que la investigación sea útil para la disciplina.

5. BIBLIOGRAFÍA

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Zalakain, J. Raya, E. (2011) Política por evidencias:  la infor-mación en los procesos de toma de decisiones, en Raya, E. (Coord.) Herramientas para el diseño de proyectos so-ciales, Universidad de la Rioja

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La participación de los actores en la investigación en Trabajo Social:

una dimensión ética necesaria

Participation in social work research: a needed ethical dimensionADELA BOIXADÓS I PORqUET, JOSEFA FERNáNDEz I BARRERA,

ROSA M.ª ALEGRE BENERIA E IRENE DE VICENTE zUERAS1

Universidad de Barcelona

Resumen: En esta ponencia se pretende hacer hincapié en la participación de los actores y las diversas implicaciones éticas que se dan en una investigación, partiendo de las reflexiones críticas, que se han realizado al entorno de este tema en la investigación sobre trabajo social con las familias que está lle-vando a cabo el Grupo de Investigación e Innovación en Trabajo Social (GRITS), al que pertenecen sus autoras. Se centra en los aspectos éticos a tener en cuenta en la investigación en general y especial-mente en la investigación cualitativa, que siguiendo a Peled y Leichtentritt (2002) 1 son: a) La ética en la investigación es un aspecto integral de ésta en cada una de sus fases; b) La investigación ética da poder a los participantes especialmente a aquellos más vulnerables; c) La investigación ética beneficia a los participantes; d) La investigación ética prevé que no se pueda causar ningún mal a los participantes ni a aquellos con quienes tengan relación; e) Requiere que los investigadores sean competentes (p. 148).

Palabras clave: Investigación en Trabajo Social, ética, participación, empoderamiento, Trabajo Social con familias

Abstract: This presentation is about the ethical dimension in social work research focused mainly about the degree of participation of the different actors in the research. It comes from the critical reflections that the authors have been analysing in the research about social work with families which is being performed in the framework of GRITS (Group for Research and Innovation in Social Work). It deals with the ethical aspects to be considered in research in general and specially in qualitative research which following Peled and Leichtentritt (2002) are: (a) research ethics are an integral aspect of the research act and of each of the phases of the research process; (b) ethical research empowers participants, particularly those of vulnerable and disenfranchised groups; (c) ethical research benefits participants; (d) ethical research prevents harm for participants and involved others; and (e) ethical research requires researchers’ technical competence. (p.148).

Key words: Social Work research, ethics, participation, empowerment, Social Work with families.

1. INTRODUCCIÓN

La línea principal de trabajo del Grupo de Investigación e Innovación en Trabajo Social (GRITS) de la Universidad de Barcelona, se centra prioritariamente en el estudio del tra-bajo social y su práctica profesional con familias. Esta elec-ción se debe a que la familia es un núcleo de intervención importante, imprescindible e identificativo del trabajo social.

Actualmente realizamos una investigación que tiene como objetivos profundizar en el conocimiento sobre los modelos actuales de intervención, las metodologías utilizadas, y tipo-logías de familias a las que las/los trabajadores sociales diri-gen la atención, con el propósito de mejorar la práctica en el contexto social actual.

La presentación de los resultados preliminares de esta investigación en diversos foros (IX Congreso Español

1 Profesoras del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Facultad de Pedagogía.

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Adela Boixadós i Porquet, Josefa Fernández i Barrera, Rosa M.ª Alegre Beneria e Irene de Vicente Zueras

de Facultades de Trabajo Social, Jaén 2012; Joint World Conference on Social Work and Social Development en Estocolmo 2012), suscitó reflexiones sobre la idoneidad de incluir en el diseño del estudio la participación de las familias. Estas reflexiones se desarrollaban en dos direcciones, la metodológica y la ética. Este grupo de investigación desde sus inicios tiene presente la importancia de la dimensión ética en su actividad investigadora, por esta razón se decidió analizar críticamente el diseño de la investigación desde esta perspectiva.

Son necesarios algunos comentarios previos antes de abordar el análisis crítico del diseño. Estos comentarios con-ciernen por un lado a la ética del trabajo social en sí misma y por otro a las distintas perspectivas que establecen paráme-tros éticos para la investigación cualitativa.

La investigación en trabajo social, del mismo modo que el propio ejercicio del trabajo social, conlleva una necesaria implicación de todos aquellos agentes a los que va dirigi-da. Cuando se utiliza una metodología cualitativa ésta se basa, entre diversos elementos, en la determinación del/la investigador/a en acortar la distancia que existe en la rela-ción entre el/la investigador/a y el/la participante. Se entien-de además que el conocimiento que se va construyendo en la investigación, siguiendo las bases de la teoría fundamen-tada, se co-construye conjuntamente entre los/las investi-gadores y los/las participantes (Glaser y Strauss, 1997)2. En su trabajo sobre la investigación antiopresiva, Strier (2007)3 señala que la representación es un aspecto muy importan-te a tener en cuenta en la investigación cualitativa que se realiza en trabajo social. La participación se plantea para hacer posible un proceso más interactivo, de abajo a arriba y dialógico para hacer posible un verdadero cambio de las relaciones que se establecen entre los diversos actores en las investigaciones en trabajo social. Otros planteamientos críticos (Christians, 2012)4 proponen una teoría ética, cuya premisa es la prevalencia de la comunidad sobre el indi-viduo, por lo que la dimensión moral de las acciones se evalúa desde esta perspectiva. La misión de la investigación en ciencias sociales, es contribuir al desarrollo de la comu-nidad a través de su transformación que implica a su vez el empoderamiento de las personas. Otra perspectiva (Palatti-yil y Sidhva, 2011)5 hace referencia a la investigación sobre “temas sensibles”, definidos como aquellos que concier-nen aspectos íntimos que pueden conllevar en contextos culturales concretos: como desacreditación, incriminación, estigma o discriminación o que afectan a poblaciones vul-nerables, vulnerabilidad que viene definida como la necesi-dad de salvaguardas especiales para asegurar la protección

de su bienestar y sus derechos (More y Miller, 1999)6. Para Palattiyil y Sidhva (2011) en “la investigación de temas de esta naturaleza, los procedimientos más formales tienen que estar reforzados por un marco ético consciente y rigu-roso basado en valores. Los valores… del respeto, la hones-tidad, la reciprocidad, el empoderamiento, la participación y el voluntariado” (p. 52). Por lo tanto la reflexión ética en la investigación abarca un amplio espectro de consideracio-nes abiertas a la discusión. En esta ponencia presentamos la propuesta de la investigación sobre trabajo social con las familias de la que ya se ha realizado una fase inicial y cómo se plantea esta participación en un futuro a partir de estas reflexiones. En dicha primera fase se realizaron 28 entre-vistas exploratorias en profundidad a trabajadores sociales expertos/as y se llevó a cabo un seminario, entre los/las pro-fesionales participantes y los/las investigadores para discutir en torno a los resultados preliminares.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Como hemos mencionado en la introducción, el objetivo ge-neral de la investigación es generar conocimiento sobre el trabajo social con las familias. Concretamente los objetivos específicos de la investigación son:

— Identificar el concepto de trabajo social con familias.— Generar conocimiento sobre los modelos teóricos de

intervención con familias que utilizan los trabajadores sociales.

— Identificar las metodologías de intervención que utili-zan los profesionales en el trabajo social con familias.

— Conocer la evolución de los perfiles de las familias atendidas por los profesionales en los últimos cinco años (2008-2013).

— Aportar propuestas de mejora sobre la praxis profesio-nal y sobre la intervención con familias.

Estamos ante una investigación básica, explicativa, trans-versal y desarrollada en base a una metodología mixta (cuan-titativa y cualitativa). El ámbito de estudio son los servicios sociales básicos y servicios especializados de entidades públi-cas y privadas de Barcelona, Girona, Lleida, Manresa, Tarra-gona y Terres de l’Ebre en Cataluña. La población objeto de estudio son los/las trabajadores sociales miembros del Cole-gio Oficial de Trabajo Social de Cataluña. Las estrategias de recogida de información son una encuesta auto administra-da enviada y contestada por internet, dirigida a todos/as los/las trabajadores sociales colegiados en Cataluña y grupos de discusión con la participación de trabajadores sociales de las diversas zonas geográficas.

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La participación de los actores en la investigación en Trabajo Social: una dimensión ética necesaria

3. RESULTADOS

A partir de las reflexiones críticas recibidas al presentar los resultados preliminares en los foros anteriormente menciona-dos, el equipo de investigación realizó una nueva evaluación del diseño de la investigación. En primer lugar valoramos que nuestra relación con los informadores es igualitaria, que se discuten con ellos los resultados y por lo tanto actúan como partícipes en la investigación. En este sentido la investiga-ción en la que participan como población objeto de estudio los trabajadores sociales que realizan trabajo con familias, es adecuada a los parámetros de una investigación no opresiva. Ahora bien, ¿es criticable desde un punto de vista ético la exclusión de la voz de las familias en la investigación? Desde el punto de vista de los objetivos del estudio, parece que limitarse a la participación de los trabajadores sociales era una opción apropiada, pero excluir la voz de las familias pue-de representar citando a Karnieli-Miller, Strier and Pessach (2009) 7 una “incongruencia entre la microética de igualdad en las relaciones de investigación y un marco de dominio y autoridad” (p. 280). Es evidente que a partir de un trabajo orientado en los términos descritos, podríamos obtener con-clusiones con las que proponer estrategias de intervención y orientar políticas de formación, sin que el destinatario final de nuestro trabajo haya expresado ni sus necesidades ni sus opiniones. Siguiendo a Strier (2007) “el poder ejercido por aquellos que realizan un proyecto de investigación puede ser inmenso si conceptualizan en este proyecto su posición de autoridad” (p.859).

Algunas explicaciones permiten comprender los razona-mientos que llevaron a plantear una investigación como la descrita en la que se contaba sólo con la participación de los profesionales, por ejemplo, el acceso y la economía de medios. Otras explicaciones podrían ser más críticas, por ejemplo valorar como más importante la información pro-porcionada por los/las profesionales, o la incomodidad ante una posible evaluación crítica de las familias atendidas. La realidad fue que en el proceso de diseño, como ya hemos mencionado, no se consideró necesaria la participación de las familias. Esto muestra que en la investigación en trabajo so-cial, la dimensión ética no se puede limitar a la corrección de los procedimientos sino que requiere evaluar las consecuen-cias sociales de los resultados, dada la posición de poder en que se sitúa la investigación dirigida desde las instituciones.

El resultado final de este proceso reflexivo por parte del equipo de investigación, ha conducido a la elaboración de un nuevo diseño en el que se incluye el objetivo de identificar lo que ha supuesto la intervención del/de la trabajador/a social

para las familias. Añadiendo por lo tanto a éstas como pobla-ción objeto de estudio. A través de un muestreo no probabi-lístico intencional, en el que obviamente deberán colaborar también los trabajadores sociales, obtendremos la muestra de familias. Los criterios de inclusión para las familias son los siguientes: tener 18 o más años, aceptar participar en el estudio, residir en Cataluña, haber sido atendido/a en los servicios sociales básicos o especializados, de las administra-ciones públicas o entidades de iniciativa social en los últimos 5 años (2008-2013), teniendo en cuenta aportaciones que representen situaciones familiares muy diversas. En relación a las estrategias de recogida de información, con las familias se realizaran entrevistas en profundidad y siete grupos de discusión. Cada grupo de discusión estará formado por ocho o diez personas, participando así entre 56 - 70 familias.

4. DISCUSIÓN

Las implicaciones éticas sobre la intervención de los/las traba-jadores sociales han sido siempre motivo de preocupación y también de interés ya que se ha considerado que la dimen-sión ética es consustancial al propio trabajo social. Diversos autores han hecho hincapié sobre esta importante dimensión (Banks (1997)8; Salcedo (1993)9 y Bermejo (1996)10). La ra-zón reside en su papel como profesión de servicio público y de contacto con las personas más vulnerables, que necesitan que se las considere como sujetos de verdaderos derechos sociales con derecho a decidir. También se debe a su posición vinculada al propio Estado de Bienestar que frecuentemente sitúa a la profesión ante objetivos y valores contradictorios (asistencia y control; acumulación de capital y legitimación; protección de los derechos individuales y promoción del bien-estar público). Como destacan Beresford y Evans (1999)11 en los últimos años se está produciendo una redefinición a escala internacional de los servicios públicos y las políticas sociales, que se han acercado cada vez más a posiciones neo-liberales. La dimensión ética del trabajo social vinculada a la práctica, debe ampliarse a cómo esta dimensión debe te-nerse en cuenta en las investigaciones que se realizan, tanto sobre el trabajo social propiamente, como sobre las políticas sociales sobre las que actúan los/las trabajadores sociales.

Al analizar el impacto de las políticas sociales y las ac-tuaciones de los profesionales se produce una tendencia a explorar la efectividad, eficiencia y aspectos puramente eco-nómicos de las políticas públicas. Ello, según estos autores, ha implicado que se realicen investigaciones centradas en las prácticas basadas en la evidencia, utilizando métodos “tradicionales” como la realización de grupos de control y

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Adela Boixadós i Porquet, Josefa Fernández i Barrera, Rosa M.ª Alegre Beneria e Irene de Vicente Zueras

análisis cuantitativos. Se destaca que ello ha implicado la intervención de los “expertos” y, en menor grado, la bús-queda del feedback de las personas usuarias de los servicios debidamente estructurado e interpretado. Se alerta sobre el hecho que estos sistemas de validación se hayan considera-do indebidamente como implicación de los/las usuarios en la investigación (Beresford y Evans, 1999, p.672). Estos autores relacionan en cierto modo la metodología cuantitativa con sistemas que no implican la participación de los diversos au-tores y no están exentos de razón.

En el mismo sentido Strier (2007) pone en evidencia que cuando utilizamos el paradigma cualitativo lo situamos ge-neralmente en confrontación con el paradigma cuantitativo. No obstante, siendo la metodología cualitativa aquella en la que se han sentido más próximos los trabajadores sociales, por considerarse que sus métodos etnográficos están mucho más cercanos a los propios valores del trabajo social, ello no siempre asegura que se tengan en cuenta elementos bási-cos de esta metodología que ya hemos mencionado, como reducir la distancia entre el/la investigador/a y el/la partici-pante. Strier (2007) al analizar las relaciones de poder que se producen en el marco de las investigaciones en trabajo social, alerta también sobre la necesidad de no dar por su-puesto que cuando utilizamos dichas metodologías asegu-remos una verdadera horizontalidad en las relaciones entre los participantes en la investigación. Dicho autor defiende la investigación “antiopresiva” que se basa en el concepto que todos los ciudadanos deben tener las mismas oportunidades de participar y que, en consecuencia, la investigación debe favorecer que los ciudadanos que generalmente están infra-representados, participen realmente en todo el proceso de la investigación. La participación se plantea para hacer posible un proceso mucho más interactivo, de abajo a arriba y dialó-gico. Se debe tener en cuenta que la representación puede estar muy influida por las perspectivas, preferencia y valores de los investigadores (Strier, 2007, p. 867). Beresford y Evans (1999, p. 673) afirman que dicha dimensión participativa de la investigación valora las experiencias de los ciudadanos como la verdadera base del conocimiento.

Considerando esta centralidad de los actores en la in-vestigación, se parte de las siguientes afirmaciones de Pe-led y Leichtentritt (2002): a) La ética en la investigación es un aspecto integral de ésta en cada una de sus fases; b) La investigación ética da poder a los participantes especial-mente a aquellos más vulnerables; c) La investigación ética beneficia a los participantes; d) La investigación ética prevé que no se pueda causar ningún mal a los participantes ni a aquellos con quienes tengan relación; e) requiere que los

investigadores sean competentes (p.148). Esta competencia de los investigadores se centra en la capacidad de aplicar los valores del trabajo social facilitando el empoderamiento de las personas, favoreciendo su visibilidad y en este sentido la investigación participativa hace posible esta dimensión de equilibrar el poder entre los diversos actores en la in-vestigación. La dimensión de empoderar a las personas a partir de la investigación implica lo siguiente: a) Promover el bienestar de los participantes y el acceso al capital social y económico tanto como individuos como grupo; b) Permitir que sus voces sean escuchadas durante el proceso de la investigación y en sus resultados; c) Tratarles con respeto durante todo el proceso de la investigación; d) Dar infor-mación completa sobre los objetivos de la investigación, los procesos y los resultados a los participantes potenciales de forma que puedan consentir en su participación con infor-mación suficiente (Butler (2000), Massat and Lundy (1997), Morrow and Richards (1996) y Thompson (1992) citados en-Peled y Leichtentritt (2002, p. 149).

A la luz de estas reflexiones se hace patente que la correc-ción formal de un proyecto de investigación puede esconder sesgos desde un punto de vista epistemológico y ético. En el ejemplo que analizamos aunque la metodología se adaptó a los objetivos planteados en el diseño inicial, desde un pun-to de vista epistemológico limitarnos sólo a la información aportada por los expertos excluye un enorme caudal de in-formación que permitiría conocer mejor las intervenciones que se realizan con las familias. Por otro lado, la dimensión ética que ha sido el objeto central de la discusión, nos obliga a reflexionar no sólo en cuál es la mejor manera de generar conocimiento, sino en las implicaciones que el conocimiento generado puede tener y para quién. Hemos de ser conscien-tes que los sesgos no son inocuos y en investigación social las consecuencias de la acción han de ser evaluadas en el marco apropiado, a menudo más amplio que aquel en el que se de-sarrolla un estudio específico. En este sentido es importante destacar cómo se ha considerado la participación de todos los actores implicados en la investigación mencionada a par-tir de las actuaciones a realizar en un futuro próximo y de este modo se puedan cumplir las diversas dimensiones éticas puestas de relieve por Peled y Leichtentritt (2002).

5. AGRADECIMIENTOS

En primer lugar queremos agradecer la participación de los/las trabajadores sociales que han participado en la primera fase de la investigación. En segundo lugar agradecemos a ARCE (Associació per a la Recerca en Ciències de l’Educació)

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La participación de los actores en la investigación en Trabajo Social: una dimensión ética necesaria

de las Facultades de Pedagogia y Formación del Profesorado de la UB que nos concedió una ayuda para contar con la colaboración de la becaria Iris Dolz Edo. Por último agradecer a todos aquellos que con sus preguntas y observaciones han motivado este ejercicio de autocrítica.

6. BIBLIOGRAFÍA

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Cuestiones éticas en la investigación en Trabajo Social y estrategias para una investigación éticamente responsable

Ethical issues in social work research and strategies for an ethically responsible research

VÍCTOR M. GIMéNEz BERTOMEUUniversidad de Alicante

Resumen: Introducción. La investigación es una fuente de conocimiento en Trabajo Social (en adelan-te, TS), que está condicionada, en su dimensión ética, por el contexto sociopolítico, los valores, princi-pios y ética de la profesión y las peculiaridades de la investigación en TS (en adelante, ITS). Este trabajo pretende contribuir a la reflexión sobre las prácticas investigadoras del TS, identificando las principales cuestiones éticas que se plantean en el proceso de ITS y sus estrategias de abordaje para garantizar una investigación éticamente responsable. Material y Métodos. El trabajo se ha realizado mediante el análisis bibliográfico y la transferencia de la experiencia investigadora del autor. Resultados. Tras de la identificación de las cuestiones éticas que surgen en los procesos de investigación, se hacen explícitas estrategias necesarias para garantizar que la ITS sea éticamente responsable: (1) en las primeras etapas de la investigación (formulación inicial de las preguntas de investigación, protección y selección de los participantes, consentimiento informado, revisión institucional de los proyectos); (2) en su diseño y me-todología (uso del engaño, confidencialidad y privacidad, conflictos de intereses y relaciones duales); (3) en los resultados de la investigación (informes de resultados, difusión de resultados, reconocimiento de las contribuciones). Discusión y conclusiones. Las cuestiones éticas en la ITS surgen en la interacción con la ética de la investigación en Ciencias Sociales, y la misión, la ética y los valores del TS. Ambas ofre-cen orientaciones de conducta generales, pero existen cuestiones específicas que requieren estrategias específicas de abordaje en diferentes momentos del proceso de investigación.

Palabras clave: Cuestiones éticas, investigación, Trabajo Social.

Abstract: Introduction. Research is a source of knowledge in social work (hereafter named SW), condi-tioned, in its ethical dimension, by the socio-political context, SW values, principles and ethics and the peculiarities of SW research (hereafter named SWR). This work aims to contribute to the reflection on SWR practices, identifying key ethical issues that arise in the process of SWR and strategies to ensure ethically responsible research. Material and Methods. The work has been conducted using the litera-ture review and the transfer of the research experience of the author. Results. After the identification of ethical issues that arise in the research process, the paper specifies strategies to ensure that SWR is ethically responsible: (1) in the early stages of the investigation (initial formulation of research ques-tions, protection and selection of participants, informed consent, institutional review of projects), (2) in its design and methodology (use of deception, confidentiality and privacy, conflicts of interest and dual relationships), (3) in the results of research (reporting results, dissemination of results, recognition of contributions). Discussion and conclusions. Ethical issues arise in SWR in the interaction with the ethics of social science research, and the mission, ethics and values of SW. Both offer general guidelines for research behavior, but there are specific issues that require specific strategies to address at different times of the research process.

Keywords: Ethical issues, research, Social Work.

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Víctor M. Giménez Bertomeu

1. INTRODUCCIÓN

La investigación social es una de las fuentes de conocimiento en la acción social que genera conocimientos, al igual que las organizaciones, los profesionales, las políticas y las perso-nas usuarias de los servicios (Pawson, Boaz, Grayson, Long, y Barnes, 2003). En el ámbito específico del Trabajo Social (en adelante, TS), la investigación forma parte del conocimien-to fáctico, junto con el conocimiento teórico y el práctico (Trevithick, 2008, 2012). La investigación no es un tipo de conocimiento en sí misma, sino un instrumento para buscar y adquirir conocimiento e informar a los tres tipos de conoci-miento mencionados.

La investigación en Trabajo Social (en adelante, ITS) no es ajena a los contextos en los que se desarrolla y por ello es tributaria y se ve condicionada por: el contexto sociopolítico; el programa, servicio u organización desde o e la que es de-sarrollada; la profesión; la teoría; las regulaciones en materia de protección de los participantes; y los profesionales. Más específicamente, podemos afirmar que su dimensión ética es definida principalmente por: la normativa social y organi-zacional sobre ética de la investigación con seres humanos; la profesión, a través de sus valores, principios y ética que regulan la conducta profesional; y, finalmente, por las pecu-liaridades de la ITS.

En este trabajo, mediante la revisión de fuentes bibliográ-ficas recientes sobre ITS y la propia experiencia investigadora del autor, pretendemos: (1) para contextualizar nuestro aná-lisis, definir la ITS, identificar sus principales objetivos y sus principales agentes; tercero; (2) describir los factores princi-pales que condicionan y definen la dimensión ética de la ITS y en qué sentido la condicionan; (3) identificar las cuestiones éticas más destacadas que se plantean en las diferentes eta-pas del proceso de investigación social.

Partiendo de la identificación de las cuestiones éticas que surgen en los procesos de investigación, se hacen explícitas estrategias necesarias para garantizar que la ITS es éticamen-te responsable en las primeras etapas de la investigación, en su diseño y metodología y en la difusión de sus resultados.

2. INVESTIGACIÓN EN TRABAJO SOCIAL: DEFINICIÓN, OBJETIVOS Y AGENTES

MacDonald (1966: 17) define la ITS como “un estudio siste-mático realizado con el fin de incorporarlo de una manera comunicable y comprobable al conocimiento de que se dis-

pone”. Para Grinnell et al. (2005: 19) es “una investigación sistemática y objetiva que utiliza el método científico para resolver problemas humanos y crea nuevos conocimientos que son de aplicación general”. Según Dominelli (2005: 229) constituye “un campo de estudio que examina las interaccio-nes humanas en torno al bienestar humano (o su ausencia)”. Por su parte, el Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social define la investigación como “proceso metodológico de descubrir, describir, interpretar, explicar y valorar una rea-lidad, a través de un trabajo sistematizado de recogida de datos, establecimiento de hipótesis y verificación de las mis-mas, empleando para ello técnicas profesionales y científicas a fin de contextualizar una adecuada intervención y/o acción social planificada” (AA.VV., 2006: 171).

Los objetivos generales de la ITS son: generar conoci-miento descriptivo; producir conocimiento explicativo; pro-ducir conocimiento para la intervención (Thyer, 2001). Para Dominelli, 2005 y el NASW Social Work Policy Institute1, la ITS permite alcanzar los siguientes objetivos específicos:

— Valorar las necesidades y los recursos de las personas en sus contextos.

— Evaluar la eficacia del TS y de los servicios para mejo-rarlos.

— Demostrar el coste/beneficio de las intervenciones del TS y los servicios.

— Fomentar la formación en los cambiantes contextos donde se ejerce el TS.

— Aumentar el estatus profesional y académico del TS.— Comprender el impacto de la legislación y la política

social sobre las personas usuarias y las comunidades.— Poner de relieve cuestiones de interés, explorar pro-

blemas o aumentar la reflexión crítica.Los agentes clave en el proceso de investigación son los

investigadores, las personas investigadas, los financiadores, las personas beneficiadas por la investigación y las personas a las que pretende convencer (p.e., los políticos). Así, “el proceso de investigación no es sencillo, sino más bien el resultado de las negociaciones o acuerdos entre estos grupos, que pueden tener intereses en conflicto” (Alston y Bowles, 2003: 20).

3. FACTORES CONDICIONANTES DE LA DIMENSIÓN éTICA DE LA INVESTIGACIÓN EN TRABAJO SOCIAL

El contexto sociopolítico y organizacionalEl contexto sociopolítico, las normativas y regulaciones

que de éste emanan señalan lo que es aceptable y de interés

1 NASW Social Work Policy Institute: http://www.socialworkpolicy.org

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Cuestiones éticas en la investigación en Trabajo Social y estrategias para una investigación éticamente responsable

para la investigación y su dimensión ética, en el contexto so-cial más amplio, condicionado por los valores sociales domi-nantes, los “temas candentes” o la disponibilidad e intereses de los financiadores (Fortune y Reid, 1999).

Así, la ética en la ITS debe tomar como referencia, en primer lugar, la legislación vigente2. En segundo lugar, la in-vestigación y su dimensión ética están condicionadas por el contexto concreto desde o el que se desarrolla (programa, servicio u organización) (Fortune y Reid, 1999). Así, serán de-terminantes las características de la organización, programa o servicio que mayor relación directa tienen con las cuestio-nes éticas que implica la investigación (misión, cultura, creen-cias y prácticas).

Las regulaciones de conducta del Trabajo SocialEl TS se adhiere a los principios y prácticas éticas que

guían la conducta responsable en investigación biomédica y social (Anastas, 2013). Sin embargo, su investigación tam-bién debe reflejar los objetivos profesionales y ética del TS. En esta línea, Butler (2003) destaca que la buena ITS es aquella en la que todo el proceso de investigación se desarrolla en el marco de la ética y los valores del TS, entendiendo la investi-gación como un ámbito de la práctica del TS.

Así, las regulaciones y códigos de conducta de las organi-zaciones profesionales son otro de los factores que condicio-nan la dimensión ética del TS puesto que enmarcan y sirven de guía al ejercicio profesional. La profesión (perspectiva, teorías preferidas, valores y ética, creencias y prácticas, re-conocimiento de la investigación) es una poderosa influencia en los problemas y procesos de investigación (Fortune y Reid, 199). Los valores, estándares y definiciones de la profesión que la diferencian de otras disciplinas dan forma a lo que es posible y deseable en la ITS (Weinbach, 2005), y por tanto, lo éticamente posible y deseable.

En el ámbito español, el Código Deontológico de TS, aun-que no es tan explícito como el anterior respecto al compro-miso del TS con la investigación y la evaluación en su práctica profesional señala en su preámbulo que son funciones de los profesionales del TS, entre otras, la investigación y la evalua-ción (Consejo General de Trabajo Social, 2012). Asimismo, el código destaca que: “El/la profesional del trabajo social pro-mueve el intercambio de conocimientos, experiencias e ideas

con los/las colegas y profesionales de otras disciplinas a fin de enriquecerse mutuamente y mejorar la intervención social” (art. 26); “El/la profesional del trabajo social debe evaluar con criterios objetivos y rigurosos y de manera leal y respetuosa tanto su trabajo como el que le corresponde hacer en equi-po” (art. 29).

Sólo el código catalán recoge menciones expresas a la dimensión ética la investigación desde el TS (Col·legi Oficial de Treball Social de Catalunya, 2000). Entre las responsabili-dades del TS respecto a las personas usuarias y clientes señala que “Los trabajos de estudio y de investigación se han reali-zar teniendo en cuenta a las personas y comunidades estu-diadas, procurando que los objetivos y los resultados repercu-tan favorablemente en los implicados” (art. 3.6). Respecto a los colegas y otros profesionales prevé que “El trabajador so-cial ha de compartir con los otros colegas y con las personas responsables de las escuelas de Trabajo Social y los centros de formación permanente los nuevos conocimientos obtenidos a través de la investigación y la experiencia” (art. 5.4).

En todo caso, aunque los códigos de conducta ética pro-fesional no recojan específicamente la dimensión ética de la investigación, contienen orientaciones que son transferibles a la práctica investigadora del TS (Butler, 2002; Anastas, 2013).

La particularidad de la investigación en Trabajo SocialDominelli (2005: 229) señala que “la investigación en

Trabajo Social no es excepcional, ya que utiliza las mismas metodologías que otras disciplinas de las Ciencias Sociales”. No obstante, se le presume distintiva por las siguientes ca-racterísticas (Dominelli, 2005; Joint University Council Social Work Education Committee, 2006):

— Utilización de una pluralidad de métodos de investiga-ción.

— Enfoque multidisciplinar. Se nutre de muchas discipli-nas y los investigadores a menudo colaboran con co-legas de distintas disciplinas.

— Orientación de los resultados hacia la práctica, antes que utilizarla en su propio beneficio En esta línea se pronuncian Zamanillo y Gaitán (1991) al afirmar que lo distintivo de la ITS es su finalidad de producir re-sultados útiles para la intervención. Así, en el campo del bienestar “casi todos los tipos de investigación son

2 En el ámbito español:

— Con alcance general, la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter Personal y el Real Decreto 1720/2007 por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999. En el caso de centros dedicados a la función estadística con fines estatales, también se estará a lo dispuesto en la Ley 12/1989 de la Función Estadística Pública. También la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en lo que se refiere al Comité Español de Ética en la Investigación, dependiente del Consejo de Política Científica, Tecnológica y de Innovación.

— Para el ámbito sanitario, la Ley 14/2007 de Investigación biomédica, por el que, entre otros aspectos, se crea el Comité de Bioética de España, dependiente del Ministerio con competencias en materia sanitaria.

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desarrollados para tomar una decisión o para iniciar una acción” (Alston y Bowles, 2003: 5).

— Responsabilidad respecto a las personas usuarias por los resultados de su trabajo, ya que plantean cuestio-nes relacionadas con grupos marginalizados por élites dominantes y normalmente exponen sus propias posi-ciones sobre lo estudiado.

— Compromiso holístico con los diferentes aspectos del problema o de las personas que están investigando. También han de tratar con la inversión emocional de los participantes en la investigación, dándole una di-mensión holística, a menudo ausente en la investiga-ción desde otras disciplinas.

— Relación más igualitaria entre investigadores y sujetos de la investigación. Trabaja con las partes en los distin-tos aspectos del proceso y gestiona las relaciones de poder involucradas.

— Integración de teoría y práctica. Se basa en la búsque-da de contribuciones prácticas y teóricas, asegurando su integración.

— Orientación al cambio, preocupación por la inclusión y la justicia social.

4. CUESTIONES Y ESTRATEGIAS éTICAS EN LA INVES-TIGACIÓN EN TRABAJO SOCIAL

Anastas (2008, 2013) afirma que la ética de la investigación guía las relaciones de los investigadores con los participantes, con las organizaciones y comunidades en las que se desarro-llan los estudios, y con los académicos.

Reamer (2005, 2010) señala que las cuestiones éticas en la ITS pueden aparecer en cualquier etapa del proceso de investigación o evaluación, y con frecuencia están interrela-cionadas. Gillespie (2001) y Anastas (2008) también abor-dan dichas cuestiones. El Code of Ethics for Social Work and Social Care Research (Butler, 2002) recoge indicaciones de conducta para afrontarlas en diferentes momentos del pro-ceso. Con base en estas fuentes se identificarán las principa-les cuestiones éticas y sus estrategias de afrontamiento, de acuerdo con los siguientes criterios:

— La aproximación al tema se realizará con arreglo a las fases generales que sigue una investigación social.

— Se adoptará un tratamiento genérico del tema: no distinguiremos cuestiones éticas específicas vincula-

das ni a la orientación de la investigación (cuantitativa o cualitativa) ni a la técnica de producción de datos empleada3.

— Junto con la dificultad ética, se señalaran estrategias de conducta investigadora éticamente responsable.

No obstante, hemos de destacar que se han identificado tres áreas de riesgo transversales al proceso de investigación social, origen de cuestiones éticas:

— Daños potenciales a los participantes. La ITS debe con-templar mecanismos para prevenir o minimizar daños potenciales a los participantes (estrés, sentimientos de culpa, reducción de la autoestima, discriminación, malestar, sanciones, etc.), tanto en los procedimientos de recogida de datos como en el análisis y transfe-rencia de resultados (Gillespie, 2001; Anastas, 2008; Rubin y Babbie, 2011). Algunas estrategias para ga-rantizar dicha protección suponen valorar los riesgos/beneficios de la investigación para los participantes, salvaguardar la confidencialidad, privacidad y anoni-mato, desarrollar estudios piloto antes de los estudios generales, obtener el consentimiento informado de los participantes, vigilar los conflictos de intereses o las relaciones duales que pueden existir entre los in-vestigadores y los participantes o recabar el respaldo institucional de los Comités de Ética de la Investiga-ción de las organizaciones donde o desde las que se desarrolla la investigación.

— Daño a las relaciones profesionales y al conocimiento. Estos riesgos potenciales incluyen la falsificación de da-tos, el plagio, el abuso de la confidencialidad, y el incum-plimiento deliberado de la normativa (Gillespie, 2001). Las principales estrategias para afrontarlos son los códi-gos de conducta profesional y la revisión de pares.

— Daño a la sociedad. Los diseños y métodos de investi-gación utilizados, los temas estudiados y los resultados producidos pueden generar perjuicios y beneficios a la sociedad (Gillespie, 2001). Estos riesgos incluyen el uso del engaño, el debilitamiento de la legitimidad institu-cional, el perjuicio a colectivos específicos (minorías ét-nicas, religiosas, etc.), la creación y mantenimiento de estereotipos, y la contribución a mantener los grupos de poder. Las principales estrategias para hacerles fren-te son la legislación y la normativa y los Comités de Ética de la Investigación de las organizaciones.

3 Como sí lo han hecho algunos autores: Shaw (2003) aporta ejemplos de estas cuestiones en relación con la técnica de producción de datos utilizada en investigación cualitativa; Peled y Leichtemntritt (2002) revisan la dimensión ética en diferentes investigaciones cualitativas; Anastas (2008) recoge cuestiones éticas en torno a los métodos cualitativos, la investigación-acción participativa y la investigación basada en Internet; Barsky (2010) identifica las virtudes específicas del investigador según la orientación de la investigación. Dichos aspectos no serán tratados en este trabajo

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Cuestiones éticas en la investigación en Trabajo Social y estrategias para una investigación éticamente responsable

A continuación, presentamos las principales cuestiones éticas que pueden surgir en el proceso de ITS.

Cuestiones éticas en las primeras etapas de la inves-tigación y evaluación

Formulación inicial de las preguntas de investigaciónPara Reamer (2010) y Butler (2002), antes de plantearse

cuestiones éticas pertenecientes a los aspectos técnicos del diseño y la metodología de investigación, los trabajadores sociales deben explorar cuestiones generales relativas a las metas del proyecto:

— ¿Qué grado de interés tiene la pregunta de investiga-ción?

— ¿La investigación es congruente con las metas, valores y ética del TS?

— ¿Se prevé que los resultados generen información que incremente la obligación ética del TS de ayudar, pro-curar el bienestar y empoderar a las personas?

Selección de los participantesPara Reamer (2010) los trabajadores sociales también de-

ben tener en cuenta los participantes o muestras que inclu-yen en sus investigaciones. De acuerdo con el compromiso profesional respecto a temas como la diversidad cultural, ét-nica o social, los trabajadores sociales deben asegurar que (Reamer, 2005, 20010; Butler, 2002):

— Sus muestras representan suficientemente, cuando sea metodológicamente oportuno, diversos grupos y personas usuarias. Es poco probable que los estu-dios basados en muestras culturalmente homogéneas y estrictamente definidas proporcionen información congruente con la obligación ética del TS relativa a la diversidad y la justicia social.

— Que no existe ninguna forma de discriminación en la selección de los participantes.

Dattallo (2010) identifica algunas cuestiones más especí-ficas sobre dilemas éticos en el muestreo desde la perspectiva del TS, así como estrategias de afrontamiento, al que remiti-mos para mayor detalle.

Consentimiento informadoDe acuerdo con Reamer (2010), los participantes deben

estar informados de los objetivos, métodos y riesgos asocia-dos a la investigación, y deben consentir voluntariamente participar en ella4.

Los investigadores deben ser conscientes de varios elemen-tos clave específicos en el consentimiento informado, así como de las principales estrategias para manejarlos (Reamer, 2010):

1. Ausencia de coerción. Los investigadores no deberían utilizar la coerción para convencer a las personas para participar en actividades de investigación y evaluación, aspecto especialmente importante cuando la persona usuaria pudiera sentirse presionada a participar en la ITS para recibir prestaciones o servicios.

2. Determinación la competencia. El consentimiento re-quiere de la adecuada comprensión de la naturaleza de la investigación y evaluación y de los posibles be-neficios y riesgos asociados. Los trabajadores sociales deben asegurarse que esta comprensión no está com-prometida (estado mental, nivel de alfabetización, dificultades lingüísticas, etc.). Las personas no com-petentes serán excluidas de la investigación o se solici-tará el consentimiento a sus representantes legales.

3. Renuncia al consentimiento informado. Algunas in-vestigaciones y evaluaciones no requieren un consen-timiento informado formal, por ejemplo cuando se utilizan instrumentos de diagnóstico clínico o cuan-do se solicita a colegas propuestas en torno a temas como líneas de formación continua, recursos necesa-rios o políticas de personal. En estos casos, los traba-jadores sociales deberían consultar con otros colegas responsables para asegurarse de que su manejo del consentimiento cumple con los estándares éticos.

4. Obtención del consentimiento de los participantes para procedimientos o acciones específicos. Cuando el consentimiento informado ha de estar garantizado, se debe explicar claramente a los potenciales partici-pantes el objetivo de la investigación, posibles bene-ficios y costes, y alternativas u otras opciones que los participantes podrían querer considerar. El lenguaje y la terminología en los documentos del consentimiento deben ser claros y comprensibles, evitando la jerga y los términos técnicos. Se debe dar la oportunidad de aclarar dudas a los participantes.

5. Derecho a reusar o retirar el consentimiento. Los in-vestigadores deben garantizar que los potenciales participantes comprenden su derecho a reusar o reti-rar el consentimiento, sin penalizaciones.

4 En el contexto español, como ejemplo, la Ley Orgánica 15/1999 de protección de datos de carácter personal, dispone que el tratamiento de estos datos (cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables) requerirá el consentimiento inequívoco del afectado, salvo que la ley disponga otra cosa (art. 6). Asimismo, este consentimiento no será preciso cuando la cesión se produzca entre Administraciones Públicas y tenga por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos (art. 11.2.e).

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Revisión institucionalAntes del inicio de la investigación, los Comités de Ética

de la Investigación de la organización donde se quiere llevar a cabo la investigación deben examinar y autorizar las pro-puestas de investigación, y recomendar las modificaciones oportunas5.

Cuestiones éticas en el diseño y metodología de la investigación

Cuestiones éticas en el diseño de la investigaciónLa primera cuestión ética en esta fase es la responsabili-

dad de que el investigador se asegure de que cuenta con la competencia técnica (diseño, metodología, etc.) para llevar a cabo la investigación con la mejor calidad posible, recono-ciendo sus propias limitaciones.

Otras cuestiones éticas pueden aparecer cuando se dise-ñan investigaciones que exploran las relaciones causa-efecto entre variables. En un esfuerzo por controlar los efectos de los factores extraños, los investigadores pueden querer asig-nar aleatoriamente a los participantes a grupos experimen-tales y de control. De igual modo, en diseños de caso único pueden querer controlar los factores extraños retirando o reintroduciendo una intervención.

Ambos casos son fuente de potenciales problemas éti-cos. Por un lado, los trabajadores sociales comprenden que podría ser difícil o imposible, controlar los factores extraños sin utilizar las estrategias metodológicas mencionadas. Por otro lado, a veces encuentran dificultades para mantener intervenciones con personas con importantes necesidades o para retirar intervenciones en personas que demuestran avances.

Tanto si se está dispuesto a utilizar grupos de control, asignación aleatoria, etc. como a retirar o introducir una in-tervención, se debería consultar a los Comités de Ética de la Investigación de la organización, para proteger a los partici-pantes de daños potenciales, considerando su eventual in-tensidad, duración y reversibilidad (Gillespie, 2001).

Las cuestiones éticas en esta fase pueden surgir no sólo en torno a la elección del diseño de investigación, sino tam-bién alrededor de la selección de las técnicas de producción de información y de su contexto de uso y sus potenciales implicaciones en el ámbito de la protección de datos, la con-fidencialidad y la privacidad (p.e. Shaw, 2003).

Gillespie (2001) propone como estrategias el uso de prue-bas previas o el desarrollo de estudios piloto para proteger a los participantes o prever mecanismos que minimicen los riesgos derivados de participar en la investigación.

Uso del engañoComo grupo, los profesionales generalmente conside-

ran contrario a la esencia del TS cualquier forma de enga-ño u ocultación de información en la práctica profesional. No obstante, existen casos en que éstos pueden considerar que sería necesario cierto grado de ocultación para gene-rar información significativa para la investigación, como por ejemplo:

— En una investigación sobre satisfacción en la que se ocultara a los participantes que se cuenta con infor-mación sobre sus inquietudes, ya que constituye la razón real de la investigación. Por ello, se puede con-siderar que revelar esta información podría compro-meter las respuestas.

— Proporcionar a los participantes información general y vaga sobre los cambios en las investigaciones clínicas objeto de evaluación. La revelación completa podría interferir en la habilidad de los trabajadores sociales para evaluar la intervención.

— Cuando los contenidos sobre los que se quiere reco-ger información enfaticen aspectos negativos o défi-cits de los participantes, parece recomendable utilizar estrategias que minimicen el impacto sobre éstos (no individualizar, preguntar por un tercero, etc.).

— En aproximaciones exploratorias, abiertas y de carácter cualitativo, no facilitar información sobre los aspectos concretos objeto de evaluación o de interés para el investigador para no condicionar las respuestas de los participantes y obtener una visión de los temas “sen-sibles” para ellos.

Dado que puede haber discrepancias acerca de cuál debe ser el alcance permisible del uso del engaño/ocultación, se debería recurrir a los Comités de Ética de la Investigación para orientarse en la toma de decisiones.

Confidencialidad y privacidadLas cuestiones éticas relativas a la confidencialidad y la

privacidad aparecen en cualquier ámbito de la práctica profe-sional del TS, pero varias de éstas se refieren específicamente a la investigación y la evaluación.

5 Así, por ejemplo, en contexto español, la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación crea el Comité Español de Ética de la Investigación, órgano estatal colegiado, independiente y de carácter consultivo, sobre materias relacionadas con la ética profesional en la investigación científica y técnica (art. 10). En un ámbito más específico, la Ley 14/2007 de Investigación biomédica señala que la autorización y desarrollo de cualquier proyecto de investigación sobre seres humanos o su material biológico requerirá el previo y preceptivo informe favorable del Comité de Ética de la Investigación del centro que realice la investigación biomédica (art. 2.e). Asimismo, regula el Comité de Bioética de España, órgano colegiado, independiente y de carácter consultivo, sobre materias relacionadas con las implicaciones éticas y sociales de la Biomedicina y Ciencias de la Salud (art. 77).

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Cuestiones éticas en la investigación en Trabajo Social y estrategias para una investigación éticamente responsable

— La principal de todas ellas es la obligación de proteger la confidencialidad de los datos, en especial si consi-deramos que tratan con temas muy sensibles (conduc-tas ilegales, datos de salud, asuntos de personal o de la administración de una organización, etc.). De ahí la necesidad de que se protejan escrupulosamente esos datos.

— También deben preocuparse por la privacidad de las personas. Deberían dar los pasos necesarios para pre-venir intrusiones innecesarias en la vida de las perso-nas. No obstante, cuando las personas revelan infor-mación privada en el contexto de una investigación o evaluación, se deben adoptar las medidas que asegu-ren la confidencialidad.

— Los trabajadores sociales deben estar preparados para prestar apoyo a los participantes que se alteren du-rante la investigación. Las necesidades de los partici-pantes tienen prioridad sobre las de la investigación. Dada la naturaleza de la información tratada por los trabajadores sociales, es necesario que se anticipen a la posibilidad de que los participantes se alteren du-rante el proceso, y deben estar preparados para pres-tarles apoyo.

Conflictos de interesesLos trabajadores sociales implicados en investigación y

evaluación necesitan tienen que evitar conflictos de intereses, especialmente cuando los participantes son usuarios actua-les, puesto que se trata de una potencial “relación dual” pro-blemática. Así, los trabajadores sociales no deberían exponer conscientemente a los usuarios a riesgos, estrés o malestar innecesarios en el marco de la investigación para conseguir sus propias metas personales o profesionales.

Cuestiones éticas en los resultados de la investiga-ción y la evaluación

Informes de resultadosLos trabajadores sociales deben ser cuidadosos para pro-

teger la confidencialidad de los resultados finales y para in-formar de los resultados adecuadamente y sin estereotipos (Reamer, 2005, 2010; Butler, 2002):

— Deben asegurarse que la información sensible no cae en manos equivocadas garantizando, por ejemplo, que los comentarios de los usuarios sobre sus activi-dades ilegales en el pasado no sean compartidos con órganos judiciales o policiales. Este deber de confiden-cialidad puede no existir si se cuenta con el consenti-miento informado del cliente.

— La información exacta sobre los resultados es esen-cial. En algunos casos, los trabajadores sociales pue-den mostrar resistencias a revelar cierta información “negativa” o poco favorable de sus programas. Sin embargo, están obligados a ser honestos y exactos cuando informan de sus resultados. De otro modo, se minaría la integridad de la evaluación y la investiga-ción y se podría dañar la reputación de trabajadores sociales y organizaciones y a las personas usuarias.

— La difusión pública de los resultados de la investiga-ción en los medios de comunicación no debe contener estereotipos u otras representaciones desfavorables de los participantes.

— Los investigadores en TS procurarán que los resultados no sean utilizados con otras finalidades, en especial en detrimento de los participantes.

Difusión de resultados a los participantesEs una cuestión de principios que los trabajadores socia-

les compartan habitualmente sus resultados con sus fuentes de datos, sean usuarios, colegas o el público en general. Sin embargo, en algunos casos los trabajadores sociales podrían inclinarse a retener resultados en un esfuerzo para proteger a los destinatarios potenciales de traumas o daños psicológicos (p.e., dando cuenta de la gravedad de los traumas o sínto-mas psicológicos y emocionales del conjunto de sus clientes evaluados). Desde un punto de vista ético, los trabajadores sociales deben considerar el alcance que tiene el “derecho a saber” sobre sí mismos de sus usuarios, incluso cuando la información pudiera ser dolorosa o emocionalmente amena-zante.

Desafortunadamente, no hay respuestas fáciles a estos dilemas. En general, los trabajadores sociales apoyan el dere-cho de los usuarios a conocer información sobre sí mismos, al tiempo que intentan protegerlos de información dañina (los éticos lo denominan “paternalismo profesional”). Cuando se encuentran con estos dilemas, deberían afrontarlos utili-zando los marcos disponibles de toma de decisiones éticas, protocolos y estándares, y, cuando sea posible, consultando a colegas expertos y reflexivos.

Reconocimiento de las contribucionesMuchas evaluaciones e investigaciones en TS implican al-

gún tipo de colaboración de colegas. Éstos con frecuencia han criticado a los investigadores por ser distantes, elitistas y predicar sobre la práctica desde la distancia. En palabras de Everitt, Hardiker, Littlewood y Mullender (1992: 134) “los profesionales a menudo han experimentado la investigación como alienante, irrelevante y explotadora, porque han sido tratados como “objetos” en el proceso”. Por ello, los traba-

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jadores sociales responsables de la difusión de los resultados deben ser cuidadosos en el reconocimiento de las contribu-ciones de quienes realizaron contribuciones significativas. Esto implica que:

— Todos los agentes que realizaron contribuciones sig-nificativas reciban el reconocimiento como coautores, normalmente presentándolos en orden descendente respecto a sus respectivas contribuciones. Los indivi-duos que contribuyeron equitativamente deben apa-recer por orden alfabético, aunque en algunas ocasio-nes se puede decidir un orden aleatorio.

— Los individuos que realizaron contribuciones útiles pero que no fueron centrales para la conceptualiza-ción del proyecto, la recogida o el análisis de datos deben ser reconocidos adecuadamente en una nota al pie.

Asimismo, los trabajadores sociales deben realizar un re-conocimiento honesto de la literatura y las fuentes de datos utilizados, identificando la autoría de las ideas en las que se han basado o que han utilizado directamente.

5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Las cuestiones éticas en la ITS surgen en la interacción entre este ámbito del TS y la ética de la investigación en Ciencias Sociales en general, y la misión, la ética y los valores del TS en particular. La buena ITS, y en nuestra opinión, también la más genuina, es la que se desarrolla en este segundo marco.

No obstante la posibilidad de transferencia de las orienta-

ciones de conducta ética generales de las Ciencias Sociales y del TS a la práctica investigadora de este último, existen cues-tiones éticas específicas que requieren estrategias también específicas para su abordaje en el ámbito de la investigación y la evaluación en TS de las que quienes investigan deben ser conscientes.

Desde la perspectiva de las fases del proceso de investiga-ción, este trabajo ha mostrado que las cuestiones éticas de la ITS surgen en diferentes momentos:

— En las primeras etapas de la investigación, en aspec-tos tales como la formulación inicial de las preguntas de investigación, la protección de los participantes, la selección de los participantes, el consentimiento in-formado o la revisión institucional de los proyectos de investigación.

— En el diseño y metodología de la investigación, como por ejemplo en cuestiones éticas en el uso del engaño,

la confidencialidad y la privacidad o los conflictos de intereses y las relaciones duales.

— En los resultados de la investigación, en áreas como los informes de resultados, la difusión de resultados a los participantes o el reconocimiento de las diferen-tes contribuciones en los resultados de la investiga-ción.

6. BIBLIOGRAFÍA

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Cuestiones éticas en la investigación en Trabajo Social y estrategias para una investigación éticamente responsable

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Estudos de Pós-graduação e de doutoramento em Serviço Social. A experiencia Portuguesa1

Experiencia en los estudios de posgrado y doctorado en Trabajo Social en Portugal

JORGE M. L. FERREIRA ISCTE - Instituto Universitario de Lisboa, Portugal

Resumen: A presente comunicação tem por objetivo sistematizar informação sobre o processo evolu-tivo da qualificação académica do Serviço Social no contexto Universitário Português.

Pretendemos abordar a especificidade do objeto de investigação em Serviço Social, a produção de conhecimento teórico, a sua aplicação na prática profissional do assistente social, impacto nas políticas públicas e como suporte ao debate científico no quadro das ciências sociais e humanas.

As normas resultantes dos acordos de Bolonha e da legislação específica possibilitaram a criação de programas doutorais nas próprias instituições Universitárias.

O programa de estudos do doutoramento em Serviço Social (2004) é composto por: (i) um curso de formação avançada em Serviço Social de 60 ECTS, (ii) a elaboração de uma tese original adequada a natureza do ramo de conhecimentos (180 ECTS). A preparação do ponto (ii), que corresponde ao 2º e 3º ano curriculares, é apoiada pela frequência de seminários avançados de investigação e de ciclos de conferências internacionais no domínio específico do Serviço Social.

O objetivo do ciclo de estudos conducente ao doutoramento é proporcionar aquisição de competên-cias de investigação científica original na área de conhecimento e de especialidade (Serviço Social): nesse sentido, o estudante deve desenvolver, entre outras, capacidades de compreensão sistemática num domínio de estudos; competências e métodos de investigação; capacidade de conceber, projetar e realizar uma investigação, respeitando os padrões de qualidade e de integridade académica.

O programa de doutoramento em Serviço Social, creditado pela Agência de Creditação e pelo Ministé-rio que tutela as Universidades, está associado (o corpo docente e a respetiva orgânica) a uma unidade de investigação com avaliação de excelente pela Fundação Ciência e Tecnologia, CIES – IUL.

1 Jorge M. L. Ferreira Doutorado em Serviço Social ISCTE – Instituto Universitário Lisboa/Portugal [email protected]

Pretendemos tratar nesta apresentação as seguintes questões:

1. A FORMAçãO PÓS – GRADUADA: MESTRADO E DOU-TORAMENTO EM SERVIçO SOCIAL EM PORTUGAL

O ano de 1987 constitui o marco significativo na forma-ção pós-graduada em Serviço Social e o desenvolvimento desta área de formação em Portugal, com o estabelecimen-to do convênio científico com a Pontificie Universidade Ca-

tólica – São Paulo. Realizou-se neste ano o primeiro curso de mestrado em Serviço Social e em 1989 o segundo curso tendo ambos os cursos produzido 14 mestres. Estes mestres qualificaram o corpo docente em Serviço Social e contribui-ram para o aprofundamento do objeto-científico desta área de conhecimento, o que contribuiu decisivamente para o reconhecimento da formação em Serviço Social no sistema universitário português pelo Ministério da Educação com o reconhecimento do grau de licenciatura (1989). Da produção científica da formação pós-graduada resultaram as disserta-

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Jorge M. L. Ferreira

ções de mestrado sobre temas de prática profissional, tais como: a criança, os municípios, as políticas sociais, o serviço social, a democracia e assistimos ao aumento da publicação do número de artigos de Serviço Social em revistas técnicas e científicas. Verificamos ainda uma maior participação do Ser-viço Social na esfera pública nomeadamente nos domínios da conceção de políticas sociais, na gestão de programas e projetos sociais; ganhos na qualificação dos profissionais e no plano curricular da licenciatura, nos domínios da teoria, dos modelos de intervenção e técnicas de avaliação; a inte-gração na formação inicial da formação de investigação em Serviço Social; a criação de redes internacionais de pesquisa em Serviço Social no caso concreto: a rede Portugal /Brasil.

Um outro marco importante,(1995), com o reconheci-mento do primeiro curso de mestrado em Serviço Social no sistema de ensino superior Português, que teve impactos no desenvolvimento da relação de parceria a nível nacional com universidades portuguesas, públicas e privadas, e a nível in-ternacional com a PUC-SP – Brasil e também com a Universi-dade do Arizona – EUA.

Com o desenvolvimento da formação pós-graduada o Serviço Social ganha reconhecimento nas diferentes áreas das ciências sociais e humanas e inscreve o seu objeto de estudo em Serviço Social nos domínios da investigação e da formação. O grau de mestre, produz desafios para o Servi-ço Social português, nomeadamente ao nível do desenvol-vimento da investigação com a constituição de centros de investigação em Serviço Social: Centro Português de Inves-tigação em História e Trabalho Social que tem por áreas de estudo: problemas sociais, políticas sociais, intervenção social e estudo sobre a história do Serviço Social. O Centro de In-vestigação em Maturação Individual e Dinâmica Comunitária que integra também a cultura da comunidade contemporâ-nea, a epidemiologia do processo de maturação, a psicologia da maturação e o serviço social e intervenção comunitária; O Centro de Investigação em Ciências do Serviço Social que tem as áreas de estudo e investigação nos domínios das polí-ticas sociais, do Serviço Social e das crianças; O Centro Lusía-da de investigação em Serviço Social e Intervenção Social da Universidade Lusíada de Lisboa e o Centro de Investigação e Estudos Sociológicos (CIES- IUL) do ISCTE – Instituto Univer-sitário de Lisboa.

A produção científica levou ao aumento de publicações e a novos produtos formativos nos domínios da pós-gradua-ção, os cursos de estudos avançados em áreas temáticas do Serviço Social sobre a família, sobre o pensamento crítico em serviço social. Os cursos de pós-graduação sem atribuição de grau em diferentes dominios da atuação profissional com o

objetivo de promover a especialização em áreas temáticas do Serviço Social, por ex: Administração Social, Gerontologia Social; Saúde; Crianças e Famílias, outros.

Temos um novo marco na produção do conhecimento do Serviço Social português – 1997 – o primeiro programa de doutoramento em Serviço Social também em convênio cientifico com a PUC-SP e que promoveu a qualificação nes-ta área do conhecimento com a formação de 7 doutores. Esta formação tem impacto a nível da formação e no re-conhecimento do Serviço Social como área científica pelo Ministério da Ciência, Inovação e Ensino Superior. Criou a possibilidade de participação de doutores em Serviço Social nas comissões de decisão e avaliação de cursos de Servi-ço Social; impactos a nível de formação nomeadamente: aprofundamento dos programas de teoria e metodologia do serviço social; maior exigência na articulação interdis-ciplinar nas áreas que constituem o currículo de formação inicial em serviço social; enriquecimento dos conteúdos do serviço social em matéria de rigor e objeto do serviço social; no reconhecimento do serviço social como área científica, consolidou-se com a abertura do curso de Serviço Social na universidade pública, no ano 2000. Destacam-se ainda a aprovação de projetos científicos nos domínios do Servi-ço Social; atribuição de bolsas a mestrandos, doutorandos, pós-doutorandos e investigadores em nesta área do saber pela Fundação para a Ciência e Tecnologia, (organismo pú-blico de financiamento ao ensino de pesquisa e investiga-ção). Reforço da identidade do Serviço Social como área de conhecimento no domínio da ciências sociais humanas; a integração de doutores em Serviço Social nas Comissões de Avaliação do Ensino Superior do sistema universitário por-tuguês.

Este processo de qualificação de exelência ao nível de Doutor em Serviço Social garantiu maior autonomia, parti-cipação e decisão do Serviço Social no sistema universitário com influências positivas e directas na profissão e também nas entidades empregadoras e nas entidades promotoras de políticas sociais.

Ao nível da produção científica temos as teses doutorais em Serviço Social e as publicações “Estudos do Serviço So-cial: Portugal/Brasil”.

Em 2004 temos também uma outra referência importan-te, ou seja,o primeiro programa de doutoramento em Serviço Social promovido pelo Instituto Superior Serviço Social Lisboa (1ª escola de Serviço Social em Portugal) em associação com o Instituto Superior de Ciências do Trabalho e de Empresa (atualmente designado ISCTE – Instituto Universitário de Lis-boa) que visa a formação avançada em Serviço Social, pro-

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Experiencia en los estudios de posgrado y doctorado en Trabajo Social en Portugal

mover pesquisas avançadas com desenvolvimento na acção profissional, com uma dimensão científica e com o objectivo de incentivar a publicação da produção científica neste domi-nio do conhecimento.

Outro marco significativo foi a integração de Portugal na União Europeia e neste contexto a intagração do Serviço So-cial nos programas comunitários do ensino superior: o pro-grama Sócrates/Erasmus e Leonardo da Vinci. O programa Sócrates/Erasmus abriu o campo à mobilidade de estudan-tes e professores no espaço da Europa e a promoção dos mestrados na área do trabalho social ou na área social com várias universidades da Europa. Esta mobilidade promoveu a troca de experiências académicas, científicas e profissionais, a promoção de redes de pesquisa e estudo, o alargamento do âmbito de pesquisa em Serviço Social. Todo ester proces-so evolutivo da qualificação em Serviço Social possibilitou o desenvolvimento da rede tecnológica, a absorção da inter-net, o campus virtual e o Centro Europeu de Recursos para a pesquisa em Trabalho Social constituido como base de dados de registo das teses de doutoramento em Serviço Social na Europa.

Atualmente existem em Portugal dois programas de Dou-toramento em Serviço Social : um no ISCTE – Instituto Uni-versitário de Lisboa e outro na Universidade Católica Portu-guesa (Lisboa).

2. POTENCIALIDADE DO PROGRAMA DOUTORAL EM SERVIçO SOCIAL PARA A DOCêNCIA, INVESTIGAçãO E PRáTICA PROFISSIONAL

O reconhecimento público de um programa doutoral numa área disciplinar, representa o reconhecimento científi-co não apenas de uma área de conhecimento, mas de uma profissão, no caso de Assistente Social.

O programa doutoral produz a construção teórica em Serviço Social numa relação dialética entre teoria e pratica através de uma prática reflexiva. Segundo, Collins Dictionary of Social Work (1999 [1995]), podemos distinguir três níveis de teoria no Serviço Social: as teorias tomadas de “emprés-timo” das Ciências Sociais; as teorias sobre os sistemas de bem-estar, e as teorias desenvolvidas pelos que trabalham em Serviço Social e campos afins.

Este quadro referencial teórico tem criado ao Serviço So-cial muita fragilidade no debate científico com as restantes Ciências Sociais e Humanas e tem alimentado o debate aca-démico sobre o Serviço Social: se é uma disciplina das ciên-cias sociais, se é uma profissão, se é uma área de especiali-zação das ciências sociais e humanas e presentemente com

os programas doutorais em Serviço Social iniciamos o debate sobre o fundamento desta área de conhecimento como ciên-cia social. O doutoramento é reconhecido como um domínio de ciência que tem por objetivo a produção de conhecimento que produz inovação e desenvolvimento numa área científica e em consequência na profissão.

Na tradição histórica do Serviço Social todos reconhece-mos ambiguidades no que respeita à sua construção como área científica no quadro das ciências Sociais e Humanas, encontramos como referenciais teóricos do Serviço Social as teorias sociológicas, as teorias psicológicas e as teorias jurídicas, sem esquecermos os contributos das ciências eco-nómicas e filosóficas, remetendo o Serviço Social para uma profissão e não para uma área de conhecimento.

O Serviço Social tem sido muito influenciado pelas teorias da Sociologia e da Psicologia. A Sociologia muito procurada pelo Serviço Social para explicar as dificuldades individuais desde um enfoque estrutural-social, centrada nos aspetos económicos e políticos que configuram o contexto e modo de vida das pessoas, pobreza, desigualdade, falta de oportu-nidades, injustiça social, que colocam em desvantagem de-terminadas pessoas em sociedade.

A psicologia fá-lo num enfoque psicológico-individual. Howe (1999), apresentou uma classificação para a influên-cia destas teorias no Serviço Social, as que dizem respeito á condição emocional da pessoa e as que se centram nas suas capacidades de ação. (Viscarret, 2008).

O Serviço Social é uma área de conhecimento interdisci-plinar, generalista na sua formação que intervém em diferen-tes problemas sociais, possibilitando a intervenção em dife-rentes práticas e desenvolver diferentes abordagens teóricas e metodológicas, numa relação interativa entre conhecimen-tos teóricos, conhecimentos metodológicos e instrumentais e conhecimentos empíricos. O Serviço Social é permanente-mente confrontado com a pressão da resolução de proble-mas reais, que afetam indivíduos/populações e que influen-ciam o funcionamento da sociedade. Atualmente o Serviço Social procura clarificar através do processo de investigação alguns equívocos, nomeadamente: a confusão entre teorias e os modelos de caso, grupo e comunidade que suportam teoricamente a ação do Serviço Social. (Amaro;2008).“Se o Assistente Social quer atuar de forma competente e útil nas situações práticas necessita ter conhecimentos do que é que está acontecer e porquê, o qual significa que necessita pen-sar teoricamente. Se não o fizer a intervenção social conver-te-se numa forma de puzzle desorganizado de experiências, que tem como resultado final, uma prática espontânea”. (Viscarret,2008:20).

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Jorge M. L. Ferreira

Eu defendo na atualidade que o Serviço Social tem uma natureza teórica – cientifica, logo deve ser reconhecida como uma área de conhecimento em processo de construção como disciplina científica no quadro das Ciências Sociais e Humanas. Porquê? Porque o Serviço Social é uma área de saber que tem um conhecimento sistemático especifico e um método, também específico, por meio do qual deve ser considerada uma disciplina científica autónoma. É uma dis-ciplina científica autónoma na medida em que se dedica ao estudo especializado de uma parte da natureza social do ser humano ou de outra atividade, consideradas no domínio das ciências sociais. Cada uma das ciências sociais estuda um ou vários aspetos da realidade social dentro do seu campo espe-cífico de conhecimentos.

As teorias epistemológicas classificam os conhecimentos das diferentes disciplinas científicas, em grandes categorias diferenciadas:

— Conhecimentos proposicionais: são os estados das coisas, factos, teorias, leis e normas sociais; baseiam-se em teorias descritivas, diagnosticas, prospetivas. O cidadão é reconhecido como sujeito ativo do seu bem-estar.

— Conhecimentos operacionais: referem-se às ativi-dades que podem ser realizadas sobre diferentes coi-sas. Sistemas técnicos de intervenção nas situações sociais objeto do trabalho do assistente social. Meto-dologias avaliativas, assertiva e objetiva centradas na intervenção sobre as situações problema. Metodolo-gias facilitadoras e promotoras da mudança social.

— O conhecimento proposicional (cientifico) serve de base ao conhecimento operacional (prática/ empírica).

Concluímos que o Serviço Social integrado no grupo das Ciências Sociais e Humanas tem uma Epistemologia que pro-move temas de investigação que constrói teoria que opera-cionaliza modelos de intervenção suportados em metodolo-gias quantitativas e qualitativas que sistematizam informação através de técnicas de recolha e tratamento de dados. Infor-mação que se transforma em conhecimento científico e que se incorpora nos planos de estudo e na prática profissional do assistente social.

3. GANhOS TEÓRICOS NO DEBATE CIENTÍFICO DO SERVIçO SOCIAL NUM DIáLOGO INTERDISCIPLINAR NAS CIêNCIAS SOCIAIS E hUMANAS

O resultado de um programa doutoral identifica-se atra-vés de um processo de investigação sustentado em métodos

e técnicas que orientam o exercício de uma tese original que trata um objeto de estudo de um campo de saber específico.

Uma tese doutoral exige clareza no objeto de estudo, especifico da área nuclear do doutoramento, requer a cons-trução de um quadro teórico adequado e aplicável ao objeto de estudo, obriga à definição de uma metodologia científica potenciadora na recolha e sistematização de informação so-bre o objeto de estudo promotora de novo conhecimento. Assim a construção do objeto de estudo em Serviço Social, deve integrar:

— O domínio do Serviço Social;— Dimensão interdisciplinar do objeto;— Quadro individual e coletivo;— Contexto Institucional, Politico e Comunitário;— Abrangência do objeto de investigação: complexida-

de, grandeza e dimensão nacional e internacional.Sendo o Serviço Social uma formação generalista que in-

tervém numa dimensão multifacetada de problemas sociais e realidades sociais torna-se cada vez mais insuficiente para responder a todas as solicitações com qualidade reclamando assim uma formação pós-graduada que vise especialização em campos específicos de atuação do assistente social. Se-gundo Sheppard, quando valoramos a importância de um determinado conhecimento para o Serviço Social, não po-demos ter apenas em conta a sua validade teórica, segun-do a qual uma forma de conhecimento é válido em termos epistemológicos e metodológicos, mas deve-se ter também em conta a sua validade prática, referindo-se á consistência e satisfação do objetivo e dos propósitos do Serviço Social. (Sheppard ;1995).

Neste quadro de reflexão, o programa doutoral apre-senta-se como processo sistemático de estudos avançados no domínio específico do Serviço Social promotores de construção teórica e metodológica e ampliação do expe-trum científico do Serviço Social ao nível da análise e da interpretação, diminuindo o seu nível descritivo. “Se o pa-pel das teorias no Serviço Social é o de orientar, procurar e construir conhecimentos conduzidos crítica e reflexiva-mente, não se esgota neste domínio e constitui-se como pedra de toque da construção da identidade profissional, entendida como a busca de uma racionalidade crítica e re-flexiva que permita a construção epistemológica do que lhe é próprio e específico”. (Restrepo; 2003: 21-45). Também Stepney refere, «prática-teórica» é um aspeto central da profissão de assistente social. A leitura da prática é feita com base em orientações teóricas, embora com um objeti-vo comum, encontrar hipótese que expliquem e predizem

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Experiencia en los estudios de posgrado y doctorado en Trabajo Social en Portugal

certos tipos de intervenção e que visam obter determina-dos resultados ao nível da pessoa, do comportamento, da rede social e outras. É uma forma de organização mental do conhecimento que posteriormente define e orienta os métodos e técnicas a utilizar pelo profissional. (Stepney, P y Ford; 2000)

A construção da teoria em Serviço Social passa a supor-tar-se em leis e valores que valorizam e reforçam a confiança e o debate teórico/cientifico no quadro das ciências Sociais e Humanas, obrigando todas as áreas científicas a definir me-lhor as suas fronteiras e a saber reconhecer e respeitar os campos e domínios de cada uma, reforçando a autonomia do Serviço Social.

As teorias científicas são constituídas por leis e princípios que dão uma explicação universal de um campo alargado de fenómenos através de generalizações empíricas. A teoria constrói-se através de preposições de grande nível de abstra-ção, generalização e de explicação e predição.

Segundo Rudner, (1966) as características estruturais das teorias sociais são as mesmas de qualquer outra teoria cien-tífica, constituída por “um conjunto de leis sistematicamente relacionadas”. (D. Quesada, 1998:260).

Uma tese doutoral, no caso concreto em Serviço Social deve contribuir para a elaboração de uma teoria específica nesta área do conhecimento em ciências sociais adequada à leitura e análise do seu objeto de estudo. Para K.R. Popper, as teorias científicas são hipóteses que não são definitivamente confirmadas pelos factos, têm de ser postas à prova através da investigação empírica. Estas têm um papel importante no processo de investigação, dado que as teorias são redes que criamos para conhecer o mundo, para o racionalizar, explicar e o dominar.

È no processo de elaboração de uma tese doutoral num domínio específico do saber que aprofundamos conceitos, aperfeiçoamos metodologias de pesquisa e desenvolvemos investigação que contribui para o desenvolvimento e atuali-zação das teorias. (Zetterberg, 1965).

Em Serviço Social é urgente e importante desenvolver in-vestigação que contribua para a construção da sua teoria, definindo assim um modelo teórico e uma hipótese teórica, afastando-se da sua matriz tradicional e mais conservadora sustentada em modelos análogos.

No processo de construção teórica o investigador tem de integrar Valores (princípios da filosofia orientadores da pro-fissão, Direitos Humanos); o domínio de Disciplina científi-co (o conhecimento como área de saber) e o conjunto dos elementos que constroem a forma de pensar a pessoa.

Segundo Neuman (1994) é fundamental integrar na construção teórica, 3 elementos, nomeadamente:

— A Perspetiva Positivista, baseada no conhecimen-to (aceita métodos diferentes mais adequados á si-tuação); na objetividade (White, 2004) e tem por ob-jetivos a explicação e a predição dos fenómenos.

— A Perspetiva Interpretativa, baseada no conheci-mento (todo o conhecimento é sujeito à interpretação do comportamento, atitude, meios,…); na interpre-tação de natureza relativista e reflexiva do contexto em que ocorre e que integra os meios e os recursos disponíveis. Tem como objetivos a compreensão e a empatia.

— A Perspetiva Critica, baseada no conhecimento (a verdade impõe-se á configuração do conhecimento como controlo). São teorias pluralistas que privilegiam o poder do sistema e tem como objetivos a emanci-pação e o empoderamento de grupos vulneráveis.

Neste quadro de reflexão e definição de um processo de construção teórica em Serviço Social é fundamental apresen-tar no âmbito do doutoramento em Serviço Social uma pro-posta de arquitetura da teoria científica nesta área do conhe-cimento, ou seja a teoria é uma sistematização de conceitos e relações e é uma forma sistemática de narrar proposições testadas no campo empírico. (Rudner, 1966). Assim, esta construção teórica integra: Conceitos; Relação entre concei-tos; Proposições; Relação entre proposições; Correlação en-tre proposições e campo empírico da observação e produção de dados.

De acordo com White e Klein (2008), a teoria científi-ca nasce na rede complexa do espaço social, da observa-ção baseada em regras que orientam a interpretação. Se o resultado for apenas uma explicação do observado: não é Teoria. Porque apenas define categorias, tipologias, ou estabelece relação entre variáveis. A orientação dedutiva – descreve de forma simples numa tentativa de aumentar a compreensão do Homem, de forma a promover explicações sobre o que se estuda e ou observe. Na construção teórica em Serviço Social ganha relevância a dimensão indutiva ca-raterizada por generalizações a partir do campo empírico, que permitem construir e ou desenvolver a teoria. Importa ainda realçar que a investigação em Serviço Social parte já de uma teoria feita, acentuando-se a prática dedutiva, em-bora reconheçamos que para uma efetiva construção teó-rica é necessário aplicar o método dedutivo e indutivo na construção da teoria.

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Jorge M. L. Ferreira

4. O PROGRAMA DOUTORAL E A PRODUçãO DE CON-hECIMENTO EM SERVIçO SOCIAL

Segundo o D.L. nº 115/2013 de 7 de Agosto2 “o grau de Doutor é conferido a quem demonstre ter: capacidade de compreensão sistemática num domínio científico de estudo (Serviço Social); competências, aptidões e métodos de inves-tigação associados a um domínio científico; capacidade para conceber, projetar, adaptar e realizar uma investigação sig-nificativa respeitando as exigências impostas pelos padrões de qualidade e integridade académica; ter realizado um con-junto significativo de trabalhos de investigação original que tenha contribuindo para o alargamento das fronteiras do conhecimento, parte do qual mereça divulgação nacional ou internacional em publicações com comité de seleção; ser ca-paz de analisar criticamente, avaliar e sintetizar ideias novas e complexas; ser capaz de comunicar com os seus pares, a restante comunidade académica e a sociedade em geral so-bre a área em que se é especializado; ser capaz de, numa so-ciedade baseada no conhecimento, promover, em contexto académico e ou profissional, o progresso tecnológico, social e cultural.” (art.º 28º).

Com base nesta explicitação legal concluímos estar pe-rante uma área do conhecimento e uma profissão designan-do-se por Serviço Social e Assistente Social. Segundo Garvin e Tropman (1992), os assistentes sociais querem soluções práticas para ajudar a resolver os problemas humanos, os cientistas sociais querem encaixar todas as peças que resol-vem o puzzle humano. Manifesta-se assim a relação dialética em Serviço Social, tradicionalmente chamada de teoria e prá-tica, constitutiva da epistemologia em Serviço Social exigindo a clarificação concetual entre Investigação (teoria) e Interven-ção (prática). A teoria é o que permite definir as formas de ver o mundo e explicar o comportamento das pessoas, os objetos e as situações. (Howe ;1999).

No que respeita às orientações para a prática profissio-nal, o funcionalismo aponta para uma prática voltada para estabilidade (tradição psicanalista), o interpretativismo para a procura dos sentidos (abordagens centradas no sujeito), o humanismo para a consciencialização (Serviço Social crítico) e o estruturalismo para a revolução (Serviço Social estrutural). (Howe; 1987).

Na atualidade o Serviço Social procura no processo de investigação argumentos teóricos e científicos que ganhem força política no debate interdisciplinar das Ciências Sociais retirando-o de uma posição subalterna e fortalecendo-o

como área de conhecimento e como profissão no quadro dos princípios, valores e fundamentos do Serviço Social. Segun-do Bisman (1994), a teoria em Serviço Social não pode ser comprovada em laboratório, porque a prática do assistente social realiza-se com baixas condições de comprovação, pois a prática desenvolve-se geralmente no meio do caos e dos problemas.

A produção do conhecimento orienta o Serviço Social em dois níveis de ação:

— A intervenção Assistencialista, que procura corrigir uma disfuncionalidade através da utilização de recur-sos sociais e comunitários, aliviar as necessidades, li-mitações e alterar os fatores promotores de situações problemáticas e de mal-estar social. (mundo individual da pessoa);

— A intervenção promotora de autonomia, que pro-cura reduzir as diferenças existentes entre a capacida-de natural de resposta ou de funcionalidade social dos indivíduos na resposta às suas situações problemáticas atendendo á sua realização pessoal e progresso social. (mundo exterior).

De acordo com Healy, a autora da obra «Trabajo Social: perspectivas contemporâneas» (2001), pretende, recriar o Serviço Social crítico, integrando aspetos das teorias pós--estruturalistas do Serviço Social, que surgiram, com mais enfoque, a partir dos anos 90 do Séc. XX. A teoria Critica centra as suas propostas analíticas no desafio à dominação e opressão sob todas as suas formas (estrutural, interpessoal e pessoal); na ideia de que as estruturas sociais são construídas e, nesse sentido, mutáveis; na crítica profunda à abordagem positivista, que apela ao determinismo e à passividade indivi-dual, e na necessidade de encontrar novas fontes de conhe-cimento (Fook; 2002).

Neste quadro teórico identificamos o Serviço Social Críti-co que bebe das correntes construtivistas da teoria social, po-dendo mesmo centrar as suas conceções neste predicado. É, naturalmente, neste âmbito que se inscreve o Serviço Social Construtivista proposto por Parton (2000) e neste âmbito, a prática reflexiva que, mais do que visar a constituição de um conhecimento estabilizado, pretende o desenvolvimento das capacidades de reflexividade e de ação, tendo em vista o engajamento entre “as nossas verdades, histórias e constru-ções“ e as dos “outros” (Parton e al, 1998: 248).

O projeto coletivista do estruturalismo dá lugar a uma abordagem mais casuísta, balizada pelos desígnios do empo-werment e da conscientização. Perante a impossibilidade de

2 D.R.1ª serie, Nº 151

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Experiencia en los estudios de posgrado y doctorado en Trabajo Social en Portugal

propor projetos coletivos que não sejam utópicos e violenta-dores da individualidade de cada sujeito, o Serviço Social Crí-tico apresenta-se, também, como uma proposta pragmática para a intervenção do assistente social.

5. DESAFÍOS

— realização de programas Doutorais em Serviço Social deve tornar-se uma realidade cada vez mais presente nas escolas de formação universitária, fortalecendo a construção desta área de conhecimento como domí-nio científico no quadro das ciências sociais.

— O desenvolvimento da formação avançada em Serviço Social promove a investigação e em consequência o aprofundamento teórico e metodológico nesta área do saber.

— O Serviço Social carece de rigor e de um discurso pú-blico e técnico tanto no debate interdisciplinar das ciências como no campo profissional.

— O conhecimento em Serviço Social com base numa tese original produz novos conteúdos para os diferen-tes ciclos de formação e possibilita a especialização do objeto de estudo em Serviço Social.

— A formação especializada em Serviço Social (Doutor) é o meio privilegiado para a clarificação de equívo-cos tanto na academia como na profissão e para o reforço da identidade profissional no quadro dos seus princípios/fundamentos e do projeto ético-político do Serviço Social contemporâneo.

6. BIBLIOGRAFÍA

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Los discursos de la exclusión social: actores y ciudades. Un análisis comparado

The discourses of social exclusion: actors and cities. A comparative analysis

MARÍA ROSA hERRERA Y ROSA MARÍA DÍAz JIMéNEzUniversidad de Pablo Olavide. Sevilla

Resumen: A partir de la crisis de 2008 el fenómeno de la exclusión social viene cobrando renovado interés analítico. Es en las ciudades donde esos fenómenos cobran entidad y se reflejan. Esta ponencia indaga en los discursos de la exclusión que circulan en las dos ciudades más grandes de Andalucía: Sevilla y Málaga. Para ello, luego de mostrar el comportamiento de los indicadores que dan cuenta de la pobreza y la exclusión en la región, mediante datos secundarios, se analizan entrevistas semi-estructuradas realizadas a actores relevantes del ámbito local (políticos, representantes de movimientos sociales, expertos, etc.). El estudio ha permitido mostrar los factores de exclusión que más preocupa a los informantes claves, así como los procesos de desintegración social que tiene lugar en las ciudades del estudio.

Palabras clave: Exclusión social, discursos, ciudades, actores, análisis comparado.

Abstract: Since 2008 the phenomenon of poverty as social exclusion is very current. It is in cities is this phenomenon. This paper investigates the discourses of exclusion two cities of Andalusia: Seville and Malaga. Indicators of poverty and exclusion in the region (using secondary data) and semi-structured interviews with relevant local actors (politicians, representatives of social movements, experts, etc.) ana-lyzes are shown. The study allowed the exclusion factors show that most concerns the key informants and social disintegration processes taking place in the cities studied.

Keywords: Social exclusion, discourse, cities, actors, comparative analysis.

1. INTRODUCCIÓN

La ponencia se inscribe en el marco del Proyecto Políticas urbanas en el escenario 2015 (CSO2011-28850), financia-do por el Ministerio de Industria e Innovación y que viene desarrollándose, bajo la dirección del Prof. Joan Font, por un equipo multidisciplinar con investigadores/as de 9 universi-dades españolas.

Una de las preocupaciones del proyecto es conocer cómo responden las ciudades frente a la crisis y en este sentido, se tiene interés analítico es develar los marcos cognitivos, es de-

cir los diagnósticos y pronósticos que los actores construyen en la ciudad. Bajo este paraguas, la ponencia que se aquí se comparte pretende indagar en uno de los contenido de esos marcos, concretamente en los discursos acerca de la exclu-sión social que circulan en las dos principales ciudades anda-luzas. Concretamente nos interesa responder a dos inquietu-des ¿qué presencia tiene el fenómeno en las preocupaciones de los actores de la ciudad? ¿qué entienden por exclusión social? y ¿qué factores vienen vinculados a las diversas pro-ducciones de sentido?.

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María Rosa Herrera y Rosa María Díaz Jiménez

En definitiva, se presentará, por un lado un mapa de los discursos en circulación en torno a la exclusión social, y por otro, se avanzará en la reflexión acerca de de los factores relacionados con la producción de esos discursos. Más con-cretamente se trata de dar respuesta a la inquietud de si es, bien, el ámbito de actuación del/a informante o, bien, la ciu-dad el elemento explicativo que perfila los diferentes paque-tes discursivos.

2. MATERIAL Y MéTODOS

La ponencia presenta dos acercamientos al fenómeno de la exclusión en las ciudades, uno, cuantitativo, mediante el que se pretende describir la magnitud del fenómeno recurriendo a datos secundarios; y otro, mas cualitativo, mediante el que se pretende indagar en la producción de sentido en torno al fenómeno.

En cuanto al primer acercamiento se ha recurrido a base de datos proporcionado por la Encuesta de Condiciones de Vida del INE y el anuario Estadístico de La Caixa y se han trabajo con los siguientes indicadores

Tabla 1

INDICADOR NIVEL (SERIE) FUENTE LOCALIZACION

Tasa de riesgo de pobreza o exclu-sión social

CCAA(2004-2013)

ENCUESTA DE CALIDAD DE

VIDA-INE-

h t t p : / / w w w . i n e . e s / j a x i / m e n u .d o ? t y p e = p c a x i s & p a t h = / t 2 5 / p 4 5 3 /provi&file=pcaxis

Evolución de la Tasa de riesgo de la pobreza por sexo

Nacional(2004-2013 )

Carencia materialCCAA(2004-2013)

Renta Anual NetaCCAA(2004-2013)

Tasa de ParoMunicipio(2003-2012)

La Caixahttp://www.anuarioeco.lacaixa.comuni-cacions.com/java/X?cgi=caixa.le_DEM.pattern&START=YES

El segundo nivel de análisis, ha requerido de la realización de entrevistas que permitiesen recuperar los marcos cognitivos acerca de la crisis. Para ello se han realizado entrevistas semi-estructuradas a diversos actores del ámbito institucional y cívico (políticos, gestores, sindicatos, movimientos sociales tradiciona-les y emergentes, ect). Con este instrumento se ha procurado explorar respecto a los marcos interpretativos de la crisis en las ciudades, concretamente se ha buscado conocer las diferentes conceptualizaciones de la crisis, diagnósticos y pronósticos a ni-vel local . Estas entrevistas nos han permitido indagar en uno de los elementos que aquí nos interesa, la exclusión social.

En total se trata de 10-11 informantes en cada una de las ciudades que se abordan en esta ponencia. Para la

selección de informantes se ha utilizado un método posi-cional atendiendo a la necesidad de componer la muestra con a) informantes que representen al sector institucio-nal y permita recuperar la voz del ayuntamiento, b) in-formante de la sociedad civil organizadas, procurando representantes de los diferentes agentes de movilización social (Grupos de Interés, Movimientos de Base, ONG, ect) y finalmente c) se han buscado informantes claves que pudieran dar cuenta del proceso desde una mirada de ‘experto/a-observador/a. Así mismo se ha procurado ga-rantizar equivalencia funcional de todas las entrevistas en cada una de las ciudades. En la tabla que sigue se exponen la composición de la muestra.

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Los discursos de la exclusión social: actores y ciudades. Un análisis comparado

Tabla 2: composición de la muesTRa.

MALAGA COD SEVILLA COD

INSTITUCIONAL

Político/Ayuntamiento

Técnico /Ayuntamiento) Portavoz 1 P3

Político/Ayuntamiento Portavoz 2 910

Portavoz 2

NO INSTITUCIONAL

SAT SAT P2

Cáritas Cáritas P7

Tercer Sector: (Asoc, vecinos) Tercer Sector: (Asoc, vecinos) P5

Movimientos Sociales (15M) Movimientos Sociales (15M) P4

Cámara Comercio Conf. Empresarios P8

OPINADORES/EXPERTOS

Colegio Arquitectos Colegio Arquitectos Técnicos P9

Periodista Periodista P6

Experto 11

Entrevistas realizadas 11 Entrevistas 10 Entrevistas

El análisis de las entrevistas se ha realizado mediante el paquete de análisis cualitativo de datos textuales ATLAS.TI.

Para el análisis de la exclusión en los discursos se han te-nido en cuenta las dimensiones de diversos modelos de ex-clusión que comparten gran parte de indicadores (Laparra y Pérez, 2009; Subirats,2005)

3. RESULTADOS

Sevilla y Málaga son las ciudades más pobladas de la región andaluza, la primera con 700.169 habitantes, la segunda con 568.479. Ambas constituyen los municipios más dinámicos de Andalucía, con una extensa presencia del sector servicio, en sintonía con la estructura productiva de toda España. Se-villa destaca por contar con un sector energético cuyo Valor Añadido Bruto (VAB) según la Contabilidad Regional del INE, supera la media nacional, así mismo el sector primario mues-tra índices moderadamente por encima de los del resto de Es-paña. Sin embargo Málaga se distingue del resto de España por superar la media nacional en cuanto a la actividad de la construcción, además de mostrar valores bastante por deba-jo de la media en el sector secundario (Contabilidad Regional de España, INE).

En este apartado se presentan, en primer lugar, datos que dan cuenta de la magnitud del fenómeno de la exclusión y la pobreza en el contexto regional de estas ciudades; en

segundo término se describen los discursos en circulación en Sevilla y en Málaga atendiendo a la metodología descripta más arriba.

3.1 El contexto de exclusión y pobreza en cifras. A partir de 2008 todos los indicadores socio-económi-

co dan cuenta de una situación de crisis. Se ha tratado de la ruptura brusca de una dinámica socio-económica con-tinuamente ascendente y un giro de 180º de la dirección que hasta ese momento llevaban todos los indicadores. De tal modo que la serie que se refleja en este estudio (2004-2013) muestra un ciclo de U invertida donde, en general, las marcas del último dato (2013) se asemejan, o incluso son peores, que los datos del inicio de la serie (2004). El momento de apogeo, o si se prefiere fase alta del ciclo, se ubica entre 2007 y 2008.

Así pues, la renta anual neta media para España se retrae, en 2012, en 2396 € para la media nacional respecto a la fase alta del ciclo, en 2008 (ECV-INE). Aunque esta depreciación de los ingresos de la población provoque también una dismi-nución del umbral de riesgo de la pobreza (que en 2013 se ubica para un hogar tipo en 14.786 € frente a los 16.199 € de 2009) la incidencia de la pobreza parece sostener una diná-mica de crecimiento marcado a partir 2008, primer año en el que la tendencia de decrecimiento que venia experimentan-do el indicador se revierte.

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gRáfico 1: Tasa de Riesgo de pobReza o exclusión social (esTRaTegia euRopa 2020) poR ccaa.

Andalucía es de las CCAA más pobres de España con 38,6% de población en riesgo de pobreza y exclusión (Tasa Arope), lo que supone un 11,6% más que la media nacional (Eurostat, 2011). En 2012 se ubica por detrás de Ceuta, Me-lilla y Canarias, habiendo recuperado posiciones perdidas en 2010. Pero además se trata de la Comunidad Autónoma en la que la intensidad de la pobreza es superior (14 pts – ECV-INE, 2012). En otras palabras, la extensión del fenómeno de la pobreza y la profundidad de ésta sitúa a Andalucía entre las regiones más castigadas por la crisis.

Si la mirada se centra en los grupos etarios, es posible concluir que, en sintonía con el resto de España, la incidencia de la pobreza post-crisis, en relación a los datos pre-crisis, se ha agudizado en todos los grupos, excepto en los mayores. Sin embargo cabe destacar que el colectivo que mayor por-centaje de personas tiene por debajo del umbral de la pobre-za es el de los niños, al igual que sucede a nivel nacional. Así mismo el colectivo que más ha empeorado, con diferencia, es el de los jóvenes, justo lo contrario sucede con la franja de población de más de 65 años (Esteves Pérez, et. al, 2013).

Otro modo de acercarnos al fenómeno de la pobreza y la exclusión es analizando los indicadores de privación, así como aquellos que miden las dificultades que tienen los ho-gares para llegar a fin de mes. En general, cabe destacar que la expansión económica experimentada de 2004 al 2008 su-

puso una mejora significativa en todos los indicadores de pri-vación, para España y también para Andalucía, mientras que la crisis de 2008 marca un punto de inflexión y de retroceso en los indicadores de carencia y privación volviendo a valores cercanos a los de 2004. Sin embargo, el análisis de las series temporales permite señalar que los porcentajes de población con carencias materiales, históricamente definidas, siempre están, en Andalucía, por encima de los de España (media nacional). En relación a la privación, poseen especial interés analítico a) la incapacidad para afrontar gastos imprevistos, así como b) los retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda. El primer indicador destaca en su compara-ción por un lado con la media nacional, de la que dista en 15 puntos, y por otro con los índices de la región para 2008 (marca máxima de la serie) del que dista en 10 pts. Mientras que el segundo indicador, más cercano a la media nacional, destaca por duplicar las marcas de 2008.

En cuanto a la dificultad que tienen los hogares para llegar a fin de mes en Andalucía el porcentaje de unidades domestica que declaran tener algún nivel de dificultad para llegar a fin de mes se mantiene, en toda la serie, sobre los 10 pts por encima de la media nacional. Para el caso de la comu-nidad autónoma que nos interesa, se trata de un alarmante 74% de hogares, 8 ptos por encima de la marca de 2007.

.

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Los discursos de la exclusión social: actores y ciudades. Un análisis comparado

gRafico 2: evolución (2004-2013) de la caRencia maTeRial. andalucía y media nacional

Fuente: Elaboración propia con datos ECV-INE

La literatura especializada destaca la relación del desem-

pleo con el fenómeno de la exclusión social, fundamental-

mente cuando se trata, como en el caso que nos ocupa, de

desempleo de larga duración (Castell, 1997, 1991).

En este nivel de análisis, los datos disponibles nos permiten

enfocar en las ciudades del estudio. El crecimiento del índice

de paro es sostenido y profundo para las dos ciudades estu-

diadas y para la región. En el caso de Málaga se trata de un

incremento del 167% en los 9 años de la serie, mientras que

para Sevilla y la región el incremente es de 129% y 161% respectivamente.

También se destaca que en el primer tramo de la serie, Se-villa muestra marcas ligeramente más altas que las de Málaga y la media para Andalucía. Sin embargo a partir de 2007 los índices de paro de la ciudad de Málaga comienzan a superar la media andaluza así como la marca para Sevilla, profun-dizando, conforme avanza la serie, la brecha entre su tasa de paro y de la región que, en el mismo periodo achica la diferencia con Sevilla.

gRafico 3: Tasa de desempleo málaga, sevilla y media paRa andalucía (2003-2014)

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3.2 Los discursos de la exclusión.La producción de sentido en torno al fenómeno de la ex-

clusión social y la pobreza va tomando matices particulares en las ciudades del estudio, pero sobre todo según el rol que desempeñan, en la ciudad, los diferentes informantes que han tomado parte en el estudio. En este apartado se presen-tan los resultados del análisis de discurso a las entrevistas rea-lizadas, tal como se explicita en el apartado metodológico.

3.2.1 Los sentidos de la exclusión social desde la perspectiva de Sevilla:

A pesar de que los datos expuestos muestran un pro-fundo y sostenido deterioro en las condiciones de vida de la población y un incremento significativo en la incidencia e intensidad de la pobreza ello no se refleja en los paquetes discursivos analizados. La preocupación por la pobreza y la exclusión es subsidiaria, no parece, en general, tener cen-tralidad en las preocupaciones de los actores entrevistados.

En los discursos de los/as expertos/a es en los que me-nos presencia tiene este fenómeno, mientras que los más preocupados por la exclusión son los portavoces de ONGs, Caritas concretamente, y los NMS (15M en concreto). En los discursos de los informantes institucionales (portavoces de la oposición) y otros movimientos de base, el fenómeno tiene una presencia media, comprándola con el total de referen-cias que esta categoría tiene en la muestra.

En general, de las categorías relacionadas con la exclusión social, la más recurrente, con diferencia, ha sido el desem-pleo. Esto coincide con los datos arrojados por el Barómetro Socioeconómico de la Fundación Antares, que muestra que el paro es el problema que más afecta a los/as sevillanos1. Fundamentalmente preocupa el desempleo de larga dura-ción y la incapacidad que parece mostrar el sistema econó-mico de reabsorber buena parte del colectivo. Esta preocu-pación está presente en casi todas las enunciaciones, aunque destacan los portavoces de los partidos de la oposición, los expertos, y empresarios y representantes de movimientos so-ciales y sindicales.

y ahora, se entra, pero no se sale (…) Los parados de larga duración. Personas que tienen una formación, que no pensaban ni de lejos que iban a ser parados de larga duración. Entonces entran en una situación de depresión colectiva. (SE_P3)

Otro de los factores de exclusión social que aparece en los discursos es la dificultad para resolver cuestiones relacio-

nadas con una vivienda habitual, más concretamente se hace referencia al fenómeno de los desahucios y su incidencia en la integración de las familias afectas. Los enunciaciones en las que mayor presencia tiene esta problemática son las del 15M fundamentalmente, aunque también movimientos sin-dicales y de corte vecinalista. Desde el punto de vista de los/as entrevistados/as este factor de desintegración social viene muy asociado a algunas zonas de la ciudad de Sevilla, con-cretamente se localiza en las barridas ubicada en los distritos del Sur-Este y Nor-Oeste.

Yo creo que el tema de los desahucios es una expre-sión y en Sevilla hay miles desahucios, entonces, creo que es una expresión clara de que se ha agravado mu-chísimo. (SE_P2)Nosotros por ejemplo, 15M vivienda, hemos desarro-llado un estudio que analiza la situación en 2011, se publicó el año pasado, en 2012 y se hace por ejemplo, una geografía del desahucio y la geografía del des-ahucio es muy significativa. Porque, te encuentras por ejemplo con la Macarena, es uno de los barrios más desahuciados de Sevilla. (..).lo que demuestra es que se ha cebado con las zonas que tiene más alto índice de paro, de desahucios, de lo que históricamente se llaman barriadas obreras que en Sevilla son San Je-rónimo, la Macarena, San Pablo, Cerro-Amate, Torre-blanca, Polígono Sur… (SE_P4)

Este componente, la dificultad para conseguir una vivien-da habitual, se asocia en el discurso a otros dos factores de exclusión, el de ámbito laboral y el de ámbito económico. En general se hace hincapié en la progresiva pauperización de la clase trabajadora y la presencia del fenómeno de la nueva pobreza.

Y obviamente creo que las víctimas son la clase traba-jadora (…) la gente que le costaba pagar la hipoteca ya le han desahuciado, a quien antes le costaba llegar a fin de mes pues ahora no llega; quien antes tenía un problema para encontrar un trabajo precario con el que poder pagar la vivienda resulta que ahora ha tenido que volver a casa de sus padres. El común de la población es quien ha sufrido la crisis. Quien estaba mal ahora sigue estando abajo y con peor situación y más desigualdad. (P4)es constatable porque las personas que vienen a pe-dirnos ayudas no tienen un perfil de exclusión sino de pérdida de poder adquisitivo para mínimos, para la

1 En la muestra tomada en junio de 2013 (fecha aproximada a las entrevistas realizadas) el 48% de los entrevistados ha indicado que el problema que más le afecta personalmente es el paro. La crisis económica ocupa la segunda posición con un 12% (FUNDACIÓN ANTARES, 2014)

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Los discursos de la exclusión social: actores y ciudades. Un análisis comparado

subsistencia, y cuando digo subsistencia no sólo me estoy refiriendo a alimentación, me refiero a mante-ner una vivienda, a mantener unos medios, pues de pagar servicios, de escolarización (SE_P7)

Así mismo se destaca que, de algún modo, estos procesos de ruptura en el ámbito laboral y económico viene afectando directamente a otros factores de generan desintegración so-cial, como es el relacional.

Por otro lado, en los discursos se refleja el quiebre del eje de integración política, fundamentalmente en los referido al acceso efectivo a los derechos, sobre todo sociales, poniendo de relieve que también es el Estado, como vector de integra-ción social viene facilitando procesos de desafiliación .

la crisis ha hecho perder unos derechos que creíamos que eran intocables como eran los derechos básicos de las personas a unos mínimos de subsistencia, y para mí es lo más importante. Creo que hay cosas que creíamos que nunca más íbamos a tener que atender y hemos vuelto a atenderlas (SE_P7)

Sin duda, en los discursos aparece con claridad que el colectivo más afectado por los proceso de desintegración so-cial es el de los jóvenes, tal como lo muestran los indicadores de privación y carencia expuestos más arriba. Este contenido tiene una presencia más solida en las enunciaciones de la oposición.

Entonces, el colectivo que más nos debería preocupar ahora mismo, incluso más que el más grave que es el de los jóvenes por volumen, ¿no? es un colectivo con un riesgo de exclusión muy fuerte, es decir, está atado a una hipoteca, está atado a unas condiciones familiares, tiene una edad, un nivel de formación, en conjunto, parten de una situación…de una persona que le quedan veinte años para terminar su vida activa y están en una situación de pérdida de interés, e inclu-so les falta seguridad en sí mismo para abordar como cuando llevas en un proceso de veinte o treinta años de vida laboral (SE_ P3)

Un elemento llamativo en algunos discursos es que en-cuentran que la salida a la crisis y la recomposición de la in-tegración social amplia viene de la mano de los Movimientos Sociales y las alternativas de tipo cívico-social, aunque tam-bién destacan la centralidad que los gobiernos locales tienen en este proceso.

Yo creo que el papel que tiene que desempeñar un gobierno que quiera salir de la crisis de una forma so-cial es auspiciar, o darle espacio a los movimientos so-ciales que ya existen, o sea, la gente que se ha estado auto-organizando en la ciudad de Sevilla para muchas

cosas, como por ejemplo el tema de los huertos ur-banos, por ejemplo, con el tema de la lucha contra los desahucios, sindicatos alternativos, el movimiento de las viviendas, las corralas, claro. Entonces, lo que tendría que hacer una Ayuntamiento que realmente se preocupe por una salida social es darle a todo ese tejido social que se ha creado durante muchos años y que se ha potenciado, como por ejemplo, las mone-das sociales del puma, pues darle a eso posibilidades y animar a que más gente reproduzca iniciativas de ese tipo, ¿no? yo creo que ahí está la respuesta, en la gente, no en el Ayuntamiento. (SE_P2)

3.2.2. Los sentidos de la exclusión social desde la perspectiva de Málaga:

A pesar de la centralidad de los problemas del desempleo en la ciudad tanto en el diagnóstico de la crisis como en las medidas para combatirla y la presencia de las desigualdades en los relatos de la mitad de las personas entrevistadas, la pobreza y la exclusión social son conceptos exclusivamente mencionados en los relatos de tres actores, dos de movimien-tos sociales y la oposición en el gobierno municipal.

Estos actores refieren la exclusión y a la pobreza para des-cribir los efectos espaciales de la crisis en la ciudad, para valo-rar políticas contra la exclusión que han mitigado efectos de la misma, para determinar personas perjudicadas por la crisis, beneficiari@s de políticas para salir de la crisis (personas en situación de exclusión) y objetivos de políticas para salir de la crisis (sistemas redistributivos para combatir la exclusión).

En Málaga la exclusión social en la crisis queda enfocada en dos ejes: el desempleo que ha generado la crisis, y las personas afectadas por la crisis.

El desempleo es una preocupación compartida en Má-laga, tanto en la descripción de la crisis como en los retos a los que se enfrenta la ciudad para cambiar la situación. El impacto del desempleo en la ciudad es muy alto siendo Málaga la capital de provincia andaluza con mayor tasa de desempleo, a pesar de contar con el mayor índice de activi-dad económica. Es la consecuencia de la crisis sobre la que conceptualmente en Málaga emergen dos discursos. Uno es el que muestran las visiones de los movimientos sociales y sindicatos, quienes consideran que es una crisis del modelo capitalista y ha sido provocada. Así, el desempleo y la po-breza resultante se necesitan para eliminar los sistemas de protección y derechos de la ciudadanía, que queda así suje-ta a una nueva forma de control. Se trata de la ruptura de la solidaridad y del equilibrio que ha supuesto el Estado de Bienestar en el entorno de una crisis política y de valores.

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María Rosa Herrera y Rosa María Díaz Jiménez

Otro, el discurso institucional y empresarial, que, al contrario, insiste en el impacto de un ciclo de desajuste del sistema mo-netario y financiero internacional, una recesión económica que se ha hecho visible inicialmente en el sector bancario, clave de la estructura de financiación de las inversiones, que en Málaga ha repercutido gravemente, en la caída del sector inmobiliario.

Respecto a los principales afectados por la crisis en Mála-ga, emergen dos posiciones diferenciadas. Por una parte la que considera al sector empresarial como principal afectado, y por otra, la posición que observa como afectados a perso-nas desahuciadas a consecuencia de la pérdida del empleo. El discurso que se centra en el sector empresarial como principal afectado proviene de actores institucionales, empresariales, aunque muestran diversas características: unos hacen más visible a personas empleadas autónomas, otros a pequeñas empresas y otros se centran en las consecuencias de que el gran castigado sea el sector de la construcción, nombrando a las víctimas, la juventud sin cualificar que queda expulsada del mercado laboral con escasas posibilidades de reinserción.

La visión que se centra en “las personas desahuciadas” nos habla de una diversidad de afectados y afectadas como consecuencia de la imposibilidad de obtener o mantener el empleo: la población joven, las clases medias, los extremos de la pirámide poblacional, personas mayores e infancia, per-sonas inmigrantes y en general la población más vulnerable. Este discurso es compartido por informantes de movimientos sociales, sindicatos y entidades vecinales. Es significativo que solamente un informante, en este caso institucional, nombre a las mujeres como afectadas por la crisis junto a la población joven.

También en Malaga, la juventud se considera desahucia-da, tanto aquella menos cualificada que abandono sus es-tudios por empleos de alta remuneración en el sector de la construcción, que ahora han perdido, como aquella más pre-parada aunque sin posibilidades de independencia a medio plazo, una generación perdida, que tiene que emigrar para conseguir empleo o vivir de sus familias.

La clase media, la población que contaba con empleos de cierta estabilidad y salarios que les posibilitaban cierta ca-pacidad de endeudamiento, ha sido otro grupo afectado de forma importante por la crisis, dada su escasa capacidad de adaptación a corto y medio plazo a una situación crítica.

Varios informantes han llamado la atención sobre el ‘pa-raguas familiar’ que ha servido para amortiguar la crisis en muchos hogares, poniendo así en evidencia la existencia de otro grupo perjudicado, el de la/os “abuelos/as mantenedo-res/as” que adquieren nuevas cargas físicas y económicas

con escasas posibilidades de éxito dadas sus limitaciones en la satisfacción de necesidades como pensionistas. Las per-sonas inmigrantes de Málaga no cuenta con este paraguas familiar lo que agudiza su situación de vulnerabilidad y por tanto impacto de la crisis, no solamente las personas que se encuentran en la ciudad de forma irregular sino incluso los que habían normalizado su situación vital mediante un em-pleo que ahora han perdido.

En relación a las soluciones, se entiende que la forma de salir de la crisis es desde la reacción pacífica y la parti-cipación ciudadana (activismo y movilización ciudadana) en la ruptura con el modelo patriarcal capitalista. La prioridad de las políticas públicas debe centrarse en la consecución de bienestar social, con planteamientos redistributivos, políticas sociales igualitarias. Existe un consenso bastante amplio so-bre la necesidad de resolver los problemas de vivienda (des-ahucios como consecuencia de la especulación inmobiliaria), el mantenimiento de rentas mínimas que sustituya la falta de ingresos por desempleo, así como frenar la destrucción de puestos de trabajo.

4. DISCUSIÓN

Con frecuencia la población que cae por debajo del umbral de la pobreza, no sería reconocida como tal por la mayoría de la sociedad, incluidas las personas en esas circunstancias (Iruela, Sáez y Trujillo, 2002:24), en este sentido en la inves-tigación se pone de manifiesto la polaridad de los discursos respecto a la visibilidad de la pobreza en la ciudad, mientras unos omite hablar de cuestiones que tengan que ver con la pobreza y con la exclusión social, otros discursos muestra la centralidad de la situación de perjuicio de la crisis sobre las capas de población más vulnerables a procesos de exclusión social.

El análisis devela para los movimientos sociales compren-den el fenómenos de la exclusión social desde una perspec-tiva más bien integracionista, están preocupados por los mecanismos de integración centrados en la dimensión po-lítica y por tanto en el Estado como referente de ‘enganche social’. En su discurso subyace claramente la lógica demo-crática como fundamento de cohesión social. Mientras que las enunciaciones de políticos y representantes de grupos de interés parecen poner de manifiesto un enfoque más utilita-rista de la exclusión, están más preocupados por el fracaso de los mecanismos de integración centrados en la participación económica, en la producción y el consumo –aspecto laboral y económico-, cuyo referente es el mercado. En su discurso prepondera una lógica capitalista.

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Los discursos de la exclusión social: actores y ciudades. Un análisis comparado

Aun asumiendo que se trata de un fenómeno multidimen-sional que incide en la falta de oportunidades de participa-ción social y política por carencias y/o falta de acceso a bienes y servicios (Laparra y Pérez, 2009; Tezanos, 2001; Subirats, 2005) esta claro que algunos factores de exclusión (Subirat. 2005) tienen mayor presencia en los discursos en circulación, y la fuerza con que se enuncian unos y otros viene asociada a los actores amplificadores de los discurso. Los factores liga-dos al eje de integración económico son los que con mayor frecuencia aparecen en el discurso, concretamente el laboral, asociado al residencial y económico. Estos suelen aparecen en el discurso vinculados a unos grupos concretos, y puesto que la acumulación superposición y combinación de diversos factores de desventaja que colocaría a estos grupos en una zona de vulnerabilidad cercana a la desafiliación social, desde una perspectiva de Castel (1997).

Del análisis surge que existe una menor preocupación por el aspecto socio sanitario o el relacional, como elementos de integración social. Así mismo cuando se enuncia el factor de ciudadanía y participación política se lo hace desde una pers-pectiva informal, la participación que se destaca es median-te organizaciones de base, y mecanismos no institucionales señalando como actores políticos de referencia los nuevos movimientos sociales, concretamente aquellos de la familia del Movimiento de la Indignación.

En cuanto a los ejes de desigualdad: como constantes presentes en la segregación social (Subirat, 2005) se destaca la edad como elemento que multiplica los factores de exclu-sión que pudieran acumulares, señalando a los jóvenes como colectivo especialmente vulnerable. Llama la atención los si-lencios en torno al genero y la etnia o nacionalidad como aspectos de exclusión social.

5. AGRADECIMIENTOS

Esta ponencia ha sido posible gracias al esfuerzo colectivo del grupo de investigadores/as del CSPL-UPO que forman parte del Proyecto Polurb, Clemente Navarro, Maria Jesus Rodri-guez, Cristina Mateos y las autoras. Así mismo agradecemos a todos los investigadores de Polurb por las discusiones teóri-cas y metodológicas que han incentivado el interés por com-partir este trabajo.

6. BIBLIOGRAFÍA

Castel, R. (1991). Los desafiliados. precariedad del trabajo y vulnerabilidad relacional. Revista Topía, 1(3), 28-35.

Castel, R. (1997). Las metamorfosis de la cuestión social. una crónica del salariado. (1era Ed. 1977) Buenos Ai-res: Paidos.

Esteve Pérez, E., & Pérez Mayo , J. y Lluch Frechina,E. (2013)., Pobreza y privación en Andalucía y España: El impacto de la gran recesión. (Ed.) Fundación FOESSA.

FUNDACIÓN ANTARES. (2014). XVII barómetro socioeconó-mico. Sevilla. Retrieved 01/18/2014 from http://media.grupojoly.com//0001502000/0001502288.pdf

Laparra, M. y Pérez, B.(2009): La exclusión social en España: un espacio diverso y disperso en intensa transformación. Madrid. Fundación Foessa.

Llano Ortiz, J. C. (2012). Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España    (IMPACTOS DE LA CRISIS 2.º INFORME ed.) EAPN-ESPAÑA.

Pérez Iruela, M. Sáez, Menéndez, H. y Trujillo Carmona, M. (coords.)(2002): Pobreza y exclusión social en Andalu-cía. IESA. Córdoba, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Subirats, J. (Dir.) (2005). Riesgos de exclusión social en las comunidades autónomas. Documentos de trabajo 5. Barcelona: Fundación B.B.V.A.

Trujillo; M. (2007): Una propuesta de consenso sobre el con-cepto de exclusión: implicaciones metodológicas (1) en Revista española del tercer sector, ISSN 1886-0400, N.º 5, 2007 (Ejemplar dedicado a: Exclusión Social), págs. 15-58

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La vulnerabilidad asociada a la inseguridad. Los retos de la intervención desde el trabajo social

Vulnerability related to insecurity. The challenges of intervention from social work perspective

SILVIA VázqUEz GONzáLEz, JOSEFINA PIMENTEL MARTÍNEz

Y BLANCA GUADALUPE CID DE LEÓN BUJANOS1

Universidad Autónoma de Tamaulipas en México

Resumen: Las condiciones de inseguridad en México han transformado las interacciones públicas y privadas, la economía, la gestión gubernamental, la movilidad regional y la ocupación del espacio. Estas condiciones inéditas configuran nuevas necesidades, por lo cual el objetivo de la presente comunica-ción es identificar la problemática asociada a la inseguridad pública en la ciudad de Victoria Tamaulipas y configurar algunos elementos del perfil de la demanda para la intervención de Trabajo Social. El dise-ño de la investigación aplicada es cualitativo y en el marco del paradigma hermenéutico o interpretativo busca identificar en el discurso las categorías que son prioritarias para un abordaje desde la comunidad, escuchando las historias a través de la entrevista en profundidad y grupos focales posicionados en el marco cultural de la región. Los resultados indican el riesgo como una constante de la ciudad, pero a los riesgos ambientales, económicos, políticos y de la salud se han unido aquellos que vulneran la seguri-dad de la vida, la integridad corporal, la propiedad, la información veraz, la movilidad y que configuran necesidades para una intervención profesional desde el diseño de políticas públicas hasta estrategias de desarrollo local y cohesión social comunitaria. El marco para la intervención profesional es el de una ciudad en la que las seguridades se diluyen en la incertidumbre, el temor, el rumor, en un Estado que ha fallado en su capacidad de proteger a sus ciudadanos de la violencia, de una comunidad que teme hablar sobre lo que acontece y de una carrera profesional que no ha podido reinventarse para res-ponder de manera innovadora, eficaz y oportuna a las situaciones inéditas que plantea la inseguridad ciudadana en las ciudades mexicanas.

Palabras clave: Inseguridad Pública, riesgo social, cohesión comunitaria, intervención social, comuni-dad urbana.

Abstract: The high crime rate in Mexico has transformed public and private interactions, the economy, the governmental administration, the regional mobility and land occupancy, and these new conditions have led to the emergence of new needs in the country. Thus, the objective of this communication paper is to identify the problems associated with the lack of public safety in Victoria City, Tamaulipas, and to configure the main elements of the need for social work intervention. This applied research study is guided by a qualitative design, uses hermeneutics to identify the discourse categories that are crucial to examine this issue based on the opinions and stories of the community, which are obtained by means of in-depth interviews and focus groups configured in the cultural context of the region. The results indicate that risk is a constant in the city, but that the list of risks faced by its community, which usually included environmental, economic, political and health risks, now also includes risks that violate people’s rights to safe life, physical integrity, private property, free mobility and accurate and complete information. The results also point out that the emergence of these new risks demand the design of

1 Integrantes del Cuerpo Académico (Grupo de Investigación) “Vulnerabilidad e Integración Social” de la Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en México. E-mail [email protected]

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Silvia Vázquez González, Josefina Pimentel Martínez y Blanca Guadalupe Cid de León Bujanos

public policies and strategies for local development and community social cohesion by professional social workers. The framework that demands professional intervention is a city in which securities are diluted in uncertainty, fear and rumours, a State that has failed to protect its citizens from violence, a community that is afraid of talking about what is happening, and a professional career that has not been able to reinvent itself to respond in an innovative, effective and opportune way to the unique situations posed by the public insecurity affecting the Mexican cities.

Keywords: Public Insecurity, social risk, community cohesion, social intervention, urban community.

1. INTRODUCCIÓN

La inseguridad en las ciudades muestra las rupturas del tejido social, de las interacciones públicas y privadas en el respeto al valor y la dignidad de las personas y en el cuidado y apropia-ción del espacio público. Lo anterior acentúa las vulnerabili-dades ciudadanas lo que configura necesidades sociales en los contextos urbanos que demandan acciones emergentes innovadoras por parte del Trabajo Social.

Los datos empíricos relacionados con el tema en México son variados y provienen de diversas fuentes: Las estadísticas gubernamentales, de asociaciones de la sociedad civil y las investigaciones académicas. Uno de los principales organis-mos gubernamentales es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que realiza entre otros estudios la encues-ta Nacional de Victimización y percepción sobre la seguridad pública, la Encuesta nacional de victimización de empresas y el Censo Nacional de gobierno, seguridad pública y sistema penitenciario estatales. Algunas organizaciones de la socie-dad civil que participan en el seguimiento de la problemática son el Consejo ciudadano para la seguridad pública y justicia penal AC o México SOS AC entre otras más.

Además encontramos otras miradas de la realidad a tra-vés de los estudios realizados por los investigadores nacio-nales (SNI), las universidades y los grupos de investigación. Los enfoques son variados, desde los que asocian un aspec-to concreto como la tasa de mortalidad, hasta aquellos re-lacionados con conceptos amplios como la ciudadanía o la calidad de vida; de lo objetivo como las condiciones de las infraestructuras de cada comunidad, hasta aspectos cualita-tivos como la cultura o las condiciones psicosociales.

Aunque los datos que cierran el año del 2013 indican una mejoría en las condiciones de inseguridad pública en México, existen múltiples evidencias empíricas que indican a partir del año 2008 la transformación de las condiciones de vida de los habitantes del país, con motivo de la inseguridad, situación que se agudiza en los estados fronterizos como Tamaulipas

en México y en cada uno de sus municipios entre ellos los de la zona centro.

En estudio realizado entre 2012 y 2013 en el municipio de Victoria (Vázquez, 2013), se encontró que en las fami-lias nucleares de Cd. Victoria y los grupos primarios con los que interactúan, la percepción compartida es de inseguridad, riesgo, vulnerabilidad, conflicto, desconfianza y miedo; que la movilidad y la socialización en el espacio público está con-dicionada, que a mayor percepción de inseguridad menor confianza en el ciudadano para realizar sus actividades coti-dianas con apego a sus tareas y con la máxima productividad.

En el núcleo de la convivencia en estos contextos se en-cuentra el peligro y el riesgo social, pero no el riesgo implícito que se asume al enfrentar una meta que puede no lograrse, en este caso el problema son los riesgos de pérdida de la vida, de la integridad corporal, las posesiones y sus consecuencias en todos los niveles y dimensiones de la vida individual y social.

Estas tensiones sociales afectan el desarrollo humano y redefinen la vida de la familia, limitan la libertad de acción, el desarrollo de las capacidades, la satisfacción de necesidades, el cumplimiento de las obligaciones y el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Para el trabajo social es de gran interés conocer la manera en la cual se están atendiendo, no sólo las condiciones de inseguridad, sino los efectos psicosociales que se producen a nivel personal, familiar, en las interacciones de los grupos primarios, en la accesibilidad a los servicios de educación, sa-lud, recreación; la situación de los huérfanos, viudas y hasta la manera en la cual se enfrentan las crisis individuales por secuestro, muerte violenta de algún familiar, el manejo del duelo entre otros.

Independientemente de las acciones de vigilancia y con-trol realizadas por los órganos del Estado entre ellos el ejérci-to, la marina y las policías, algunas preguntas básicas para el Trabajo Social son ¿Qué está haciendo el gobierno local para atender las vulnerabilidades generadas por las condiciones de inseguridad? ¿Cuáles son los ámbitos, niveles, modelos y métodos que se utilizan por parte del gobierno local para la

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La vulnerabilidad asociada a la inseguridad. los retos de la intervención desde el trabajo social

intervención social comunitaria dirigidos a atender los efec-tos psicosociales de la inseguridad pública?

La problemática puede ser analizada desde psicología in-dividual y social, la sociología, el derecho, la criminología, la antropología. Destacan entre ellas teorías sociales que indi-can cómo el riesgo y la incertidumbre se han posesionado las sociedades contemporáneas, como la del riesgo (Beck, 2006), de la sociedad líquida (Bauman,2008), y los aportes de Castel (2006), Gidenns y otros. Para su estudio es de gran interés la revisión de la en su aporte de los cambios gene-rados en las condiciones psicosociales de la población, de la cultura comunitaria, el comportamiento criminal y de las masas y sus nexos.

Para Beck (2006) la lucha de clases es sustituida por la lucha por la distribución de los riesgos sociales, políticos, eco-nómicos e individuales. Los riesgos causan daño sistemático, su reparto es desigual, generan un negocio ya que implican oportunidades de mercado. La inseguridad genera temor y el temor conduce a la reclusión, ya que todo plan individual puede ser modificado por un riesgo colectivo ocasionado por medios externos al sujeto,

“con lo que se pierde soberanía cognitiva […]. Este clima de inseguridad creciente transforma la forma de concebir la reciprocidad en la comunidad; la jerarqui-zación por clases llevaba implícita la idea de alcanzar una meta, mientras que la sociedad del riesgo tiende a evitar lo peor, en otros términos, la idea de participa-ción se reemplaza por la de protección, dando origen a la comunidad del miedo” (Korstanje, 2010).

Para Beck la posmodernidad ha provocado un cambio en los vínculos familiares y se encuentra en proceso una indivi-duación irreversible y no siempre positiva

A nivel práctico el riesgo por la inseguridad más que tra-ducirse en estadísticas del delito “ se expresan en términos de experiencia de incertidumbre […] en cada uno hay dife-rente condena moral […] hay riesgos con mayores probabili-dades pero sin la misma indignación moral” (Kessler, 2013).

Giddens (2006) afirma que el riesgo y el peligro son pro-porcionales a la cantidad de recursos y herramientas utiliza-das para cualquier fin, con lo cual la incertidumbre y el miedo estarán asociados a la política de seguridad ciudadana y a sus mecanismos de aplicación, así como a las estrategias de pre-vención aplicadas por las personas, las familias, la comunidad y las acciones de los distintos niveles y sectores de la política económica y social.

Algunos teóricos como Castel o Giddens alertan sobre una hiperinflación de la idea del riesgo que conduce a que los gobiernos sean interpelados por la gestión de la preven-

ción del riesgo, por parte de una sociedad que demanda una democracia técnica que sea capaz de gestionarlos (Castel, Beck, Giddens como se cita por Arugete y Schijman, 2013)

Por lo anterior el objetivo de esta comunicación es iden-tificar la problemática asociada a la inseguridad pública en la ciudad de Victoria Tamaulipas y configurar los primeros elementos del perfil de la demanda para la intervención de Trabajo Social, para lo cual nos preguntamos ¿De qué mane-ra el espacio de la ciudad favorece la inclusión social? ¿Cómo se manifiesta el riesgo social asociado a la inseguridad púbica en contextos urbanos? ¿Cuáles son las vulnerabilidades ge-neradas con motivos de la inseguridad pública? ¿Cuáles son las categorías sociales y culturales que inciden en las actitu-des y conductas? ¿Cuáles son los retos para la intervención del Trabajo Social?

2. MATERIAL Y MéTODOS

Los datos son avance parcial de las primeras dos etapas de la investigación “Vulnerabilidad asociada a la inseguridad e intervención social. Un abordaje desde el gobierno local y la comunidad en Cd. Victoria Tamaulipas México” financiada por el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP) de la Secretaria de Educación Pública, cuyo diseño es mixto. La unidad de muestreo son las colonias y fraccionamientos de la ciudad definidos de acuerdo a sus características so-cioeconómicas y socio espaciales:

En la primera etapa del estudio exploratorio se realiza la identificación temática de las categorías que son prioritarias, que definen un abordaje “desde la comunidad” y requiere el encontrarse con las personas “cara a cara”, mirar y escu-char e iniciar la identificación de “quien quiere compartir sus historias” (Tuhiwai, 2011) que inicia la “bola de nieve” del muestreo cualitativo.

En la segunda etapa de la investigación cualitativa se rea-liza una revisión profunda y continua de la agenda y de la co-construcción de los discursos de los participantes, obtenidos con la entrevista en profundidad y grupo focal, posicionados en el marco cultural de la región en un proceso en espiral de acumulación reflexiva que para Bishop (2011, p. 263) permi-te acordar y “realizar una codificación (categorización) en un proceso de narración y renarración continuas que funciona como construcción conjunta del sentido, en una serie dada de entrevistas (…) profundas y semiestructuradas que permi-te la puesta en común de experiencias y significados”.

El paradigma es hermenéutico o interpretativo e “intenta desentrañar el significado, el sentido, la intencionalidad de un texto, de un símbolo o de un acontecimiento” (Rubio y

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Silvia Vázquez González, Josefina Pimentel Martínez y Blanca Guadalupe Cid de León Bujanos

Varas, 2004), es ontológicamente constructivista ya que en-tiende la realidad como un producto construido socialmen-te. La objetividad depende de la capacidad de ponerse en el lugar del otro, del actor social implicado, buscando más que una generalización, una comprensión holística.

3. RESULTADOS

El día de ayer me he reunido con algunos amigos y como desde hace varios años, hemos dejado parte del tiempo de la conversación interesante, las anécdotas de la vida familiar y del trabajo, el debate sobre algunos temas de la situación mundial para transmitir y ser eco del rumor, que como tal puede ser verdadero, parcialmente verdadero o falso, es di-fícil de verificar y no lo intentaré, pero como todos los habi-tantes comunes de la ciudad, atiendo el rumor bajo la hipó-tesis de su veracidad por la confiabilidad de la persona que lo transmite, lo cual “satisface la ausencia de información ofi-cial veraz, ante el amordazamiento de los medios de comuni-cación que transmiten la noticia de un atropellamiento pero no de una persecución o balacera en la ciudad, (el rumor) permite tomar previsiones y divulgar a la familia y amistades a través de una llamada telefónica, whatsapp, otros sistemas de mensajería instantánea u otras redes sociales para que se queden en casa, dentro de la escuela o del trabajo […] que no salgan” (María, 58 años), el día de hoy se dice que hubo una balacera el día de ayer el algún punto de la ciudad, que le han sacado los ojos a un sacerdote y han matado a otro. La teoría del rumor dice que este “reduce la ansiedad”, pero este tipo de rumores la incrementa y le añade a las condicio-nes psicosociales cotidianas de incertidumbre, el miedo, el pánico y ha mantenido en algunas temporadas a los habitan-tes de la ciudad en histeria masiva.

Mientras escribo esta comunicación, uno de tantos men-sajes alertando por la seguridad ha llegado a mi cuenta de una de las redes sociales, y dice así:

Amigos de facebook, les encargo se cuiden mu-choooo!! Gente joven por favor NO se confíen de andar en la noche. La inseguridad que estamos viviendo está francamente muy, pero muy difícil, que DIOS PADRE nos ayude, hagamos oración desde el fondo de nuestro co-razón. Señor, aleja el mal de nuestra casa, barrios, de nuestra ciudad Victoria, Tamaulipas, México y el mundo. Jesucristo, Espíritu Santo y Madre Divina, lleven ante mi Padre, esta humilde suplica. Dios ayúdanos!!!!!!

¿Dónde sucede esto? La ciudad de Victoria puede consi-derarse como ciudad mediana de tipo secundario, ya que es un importante centro regional de actividad socioeconómica

del centro de Tamaulipas en México, con importancia política por ser la capital del Estado. Es un centro de atracciones eco-turísticas con ríos, montañas, playa cercana y diversos ecosis-temas con su riqueza forestal y animal como el semidesierto con sus cactáceas, la huasteca con su exuberancia, playas semidesiertas o la majestuosidad de la Sierra Madre Oriental; sus habitantes no llegan a 400,000.

De manera previa a la crisis de inseguridad la movilidad intraurbana, urbano-rural e interregional no tenía restriccio-nes y la vida cotidiana transcurría en el trato cordial y amable de sus habitantes, en una convivencia solidaria característico de la provincia mexicana.

Pero como en todas las ciudades del país, emergen las desigualdades, los múltiples rostros de la pobreza se asoman en cada esquina pintando un panorama urbano con asentamientos amurallados, altamente tecnificados cuya riqueza contrasta con colonias (barrios) sin pavimen-tación, cuyos habitantes transitan entre el lodo en época de lluvias, con viviendas de material precario, sin servicios públicos.

Entre estos contrastes y desigualdades sociales de la vida cotidiana emerge la desviación, la transgresión a la norma. Giddens (2006: 739) señala la diferenciación entre las desvia-ciones que sanciona la ley penal y que conducen al análisis de la criminalidad y las políticas para reducirla en las comuni-dades, de la sociología de la desviación que además analiza las conductas que escapan a la ley penal y sin duda en la ciudad encontramos la desviación en delitos cometidos por organizaciones criminales que van desde la explosión de co-ches bomba, asesinato y secuestro, hasta diversas formas de vandalización del espacio comunitario y los inmuebles, como el deterioro intencional de equipamientos y grafitis. Lo ante-rior provoca una serie de cambios psicosociales y en la con-vivencia comunitaria en donde además de las implicaciones económicas se pierden bienes y valores culturales y subjetivos de lo cual mucho hemos perdido.

Sin duda en las ciudades se confirma lo que señala Beck (1986), que “el reparto e incremento de los riesgos sigue un proceso de desigualdad social” cuya dinámica es importante hacer visible y una evidencia clara es la incorporación de la población más desfavorecida en las tareas de mayor peligro-sidad de los bandos en conflicto, el incremento de las adic-ciones y la sobre mortalidad de jóvenes, la mayoría adictos, contratados para participar en un conjunto de tareas ilegales de alta peligrosidad, que conducen a la cárcel o a la muerte.

Los discursos de las familias indican la añoranza del tiempo en el que las familias tenían la oportunidad de acu-dir a algunos espacios públicos para divertirse, o simple-

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La vulnerabilidad asociada a la inseguridad. los retos de la intervención desde el trabajo social

mente para disfrutar del “calor”; en las noches de verano, se sentaban afuera de sus casas, para charlar y tener un rato de esparcimiento junto a sus seres queridos. A pe-sar la escasez de fuentes de empleo, que esta ciudad pro-viene de algunas maquiladoras, el comercio, instituciones educativas y principalmente del sector gubernamental, la delincuencia no se percibía como uno de sus principales problemas sociales, los movimientos migratorios eran in-trarregionales (principalmente del campo a la ciudad en busca de empleo y mejores condiciones de vida a través del trabajo) y aunque la pobreza de importantes grupos de población ha sido constante, la formación familiar, el mejoramiento de la educación formal y las acciones de las autoridades competentes mantenían una ciudad en paz. Sus habitantes expresan que con facilidad y tranquilidad podían recorrer sus calles de la ciudad a altas horas de la noche y no se sentían inseguros; ahora por el contrario, el panorama es completamente distinto, cada vez se hace más difícil convivir y deambular con tranquilidad por la ciu-dad, en donde pareciera que las instituciones han perdido el control y la capacidad de garantizar el cumplimiento del artículo tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que indica que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad”.

Como respuesta social ante este estado de vulnerabili-dad e inseguridad, podemos encontrar que quienes tienen un mayor poder adquisitivo y podían invertir, establecien-do fuentes de empleo para la población demandante, han cambiado su lugar de residencia; otros por el contrario han convertido sus casas en espacios con protecciones en puer-tas y ventanas, con levantamiento de bardas lo más alto posible, instalando sistemas de “alarma” y “circuito cerra-do de televisión”. Las diferentes empresas, mecanismos y tecnologías aplicables a la seguridad privada ha tenido gran desarrollo. “Esta nueva lógica de la seguridad pone en la mesa de discusión el problema de la articulación entre la seguridad que proporciona el Estado y aquella que viene de los organismos privados, en la medida en que las institucio-nes gubernamentales en el país, aún en proceso de consoli-dación, conservan prácticas autoritarias y poco transparen-tes que se agudizan en un contexto como el nuestro, con una significativa debilidad institucional” (Arteaga y Fuentes, 2009:166).

El tema del desarrollo de seguridad privada que la gran mayoría de la población no puede pagar, conduce a la re-flexión sobre los derechos de las personas y la obligatoriedad del Estado de intervenir para garantizar la paz, ya que pare-ciera que así como se han abandonado áreas estratégicas de

la nación en manos privadas en esta consolidación del Estado neoliberal, ahora al ciudadano le toca pagar a negocios pri-vados, que junto con las empresas que proveen de armas e implementos que usa el ejército y las policías, así como los grupos delincuenciales, son los que se han llevado las ganan-cias económicas de esta situación.

La observación de la convivencia en la ciudad, de las cos-tumbres y tradiciones heredadas por las generaciones pre-vias nos muestran que las condiciones socioculturales de los habitantes de la región son predisponentes a la generación de espacios sociales inclusivos, pero nos referimos al espacio social, a aquel creado con la interacción focalizada de los pequeños grupos, la masa o la muchedumbre, no nos referi-mos al espacio físico, a las infraestructuras creadas para ello, ya que existe considerable déficit de espacios públicos co-munitarios que favorezcan la convivencia. Aunque la ciudad dispone de algunas plazas y parques con mantenimiento per-manente, muchos de los existentes en las colonias (barrios) se encuentran deteriorados, vandalizados, algunos abando-nados. Su uso se ha restringido limitando su ocupación en desconfianza por el tipo de personas que las ocupan, por su deterioro o por la hora que desde el atardecer provoca desconfianza.

Como se señala la percepción del riesgo y vulnerabili-dad ha modificado significativamente la ocupación del es-pacio público, pero también del semiprivado y privado en todos los grupos de edad, en todos los niveles socioeco-nómicos y en todas las actividades empresariales, lo que para algunos entrevistados ha fortalecido la interacción y la cohesión el grupo familiar que ahora convive más tiem-po en el ámbito privado, pero estas nuevas prácticas de convivencia en los espacios privados también ha generado nuevos problemas como la limitación de los juegos al aire libre y el ejercicio en los niños, la adicción obsesiva a las comunicaciones virtuales a través de redes sociales como el facebook, o el embarazo no deseado en las adolescen-tes.

¿El riesgo de los habitantes de la ciudad está relacionado con los efectos de la lucha contra la delincuencia organiza-da? Podemos afirmar que la percepción de riesgo es mayor por esta causa, sin embargo se distinguen otros riesgos per-manentes:

— Ambientales, derivados de fenómenos climáticos y meteorológicos como las temperaturas extremas, es-pecialmente en verano, granizadas, huracanes con sus efectos en inundaciones de zonas bajas y daños por los torrentes en cañadas de asentamientos ubicados en la sierra.

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Silvia Vázquez González, Josefina Pimentel Martínez y Blanca Guadalupe Cid de León Bujanos

— Socioeconómicos.- El riesgo a catástrofes naturales y sus efectos en la pérdida de los bienes, hay familias que lo han perdido todo, su vivienda, su ropa, sus muebles, hasta sus documentos personales; otro ries-go es la amenaza de la agudización cíclica de las crisis con sus efectos en devaluaciones, inflación y disminu-ción del bienestar.

— Políticos.- Por la escasa organización y participación comunitaria que de cauce a las demandas sentidas de la población, así también el riesgo que enfrentan todas las ciudades del mundo de una gestión política ineficaz y sus efectos desfavorables en el presupuesto destinado a la ciudad.

— De Salud. las inundaciones han provocado que al-gunos habitantes queden incomunicados por varios días, sin tener acceso a agua potable, alimentación, luz eléctrica, sistema de drenaje, servicio médico, entre otros. Las condiciones del ambiente se tornan realmente insalubres, en ocasiones se tiene que so-portar el olor “fétido” que emana de los animales muertos, lo que pone en mayor riesgo a la población. Los espacios sin pavimentar permiten que cuando llueve las calles se conviertan en arroyos, el enchar-camiento de agua permite la proliferación del mos-quito portador del dengue. El calor extremo hace vulnerables a los niños y las personas de la tercera edad, ya que son quienes sufren los problemas de deshidratación. El secuestro, el robo a mano armada, la desaparición de familiares ha provocado proble-mas físicos y emocionales diversos y no hay institu-ciones que se encarguen de la atención del “duelo” por estos hechos.

Si rescatamos los segmentos de discurso sólo de los ha-bitantes de los grupos sociales con mayor vulnerabilidad socioeconómica, éstos manifiestan falta de seguridad, lotes deshabitados, falta de pavimentación, riesgos por factores ambientales derivados de la posición de la vivienda en ca-ñadas, márgenes del río, falta de recolección de basura y a su vez una falta de cultura de higiene en cuanto a la organi-zación de la basura doméstica ya que es tirada en las calles. Algunas colonias tienen áreas verdes, deportivas y recreativas pero en mal estado por falta de mantenimiento y cuidado, un centro comunal para el estudio y realización de manua-lidades en malas condiciones materiales, drogadicción, van-dalismo, graffitis, jóvenes “ninis” en las esquinas, población con temor a sufrir robos, prácticas espirituales de alto riesgo relacionadas con la cultura satánica en conexión con el culto

a la llamada “santa muerte” fuertemente relacionada con perfiles de conducta anti-social, criminal y de la cultura del materialismo.

En entrevista grupal a un grupo de adictos de las colo-nias Bertha del Avellano, de la calle carrera torres y libra-miento, Col. Modelo, Luis Echeverría, Col. Gómez, Américo Villarreal, INFONAVIT y el ejido la Presita: 16 varones y 2 mujeres. Su inicio a la adicción a drogas y alcohol inicio en-tre los 12, 13 y 14 años, externan conseguir la droga y el al-cohol con gran facilidad (alcohol, thinner, spray, marihuana, cocaína, piedra, pastillas), la mayoría presenta cuadros de familias disfuncionales y sin autoridad paterna y/o materna, las mujeres violadas desde los 8 años por la misma familia una de ellas pensaba que eso era normal. Empezaron con una droga, y al contacto interpersonal experimentaron con otras también.

Los agentes sociales que participan en las acciones de intervención en esta crisis de inseguridad son el gobierno federal, estatal. Municipal, organizaciones de la sociedad ci-vil, las empresas, las iglesias. El enfoque identificado es el de control preventivo/correctivo a través del ejército y las policías. No existe un sistema coordinado interinstitucional para la prevención de la inseguridad en los barrios con un enfoque social integral, ni para la atención psicosocial de las comunidades.

En entrevista con el director del Sistema para el De-sarrollo Integral de la Familia (DIF) Municipal, el discurso es de gran optimismo, externa grandes logros en los dis-tintos programas que ofrece la institución, percibe que la problemática social va mejorando, que hay fuerte parti-cipación social; comenta los distintos programas que se realizan en los cuáles señala que se han logrado grandes beneficios de carácter social, sin embargo se presenta un desfase:

— La percepción de los habitantes observados es con-traria.

— El DIF representa una pequeña parte de todo el con-glomerado institucional, no abarca la totalidad de la intervención municipal.

— Se desconoce si los programas sociales que están en ejecución, se deben a compromisos de tipo político, es una consecución de la administración anterior sea municipal y federal y si tienen su sustento también en estudios científicos con base a datos reales, actuales y regionales.

— El número de beneficiarios de los programas difiere en gran número en relación a la población total.

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La vulnerabilidad asociada a la inseguridad. los retos de la intervención desde el trabajo social

4. DISCUSIÓN

Si consideramos los indicadores de cohesión social nos en-contramos en proceso una gran desconfianza en prójimo desconocido, debilitamiento de las interacciones sociales y rupturas del tejido social, de crisis de los valores de la moder-nidad de manera simultánea a un rescate de la convivencia familiar, de prácticas de auto cuidado y de solidaridad con la familia ampliada y otros grupos primarios con fines de pro-tección y prevención.

El análisis de las añoranzas del habitante de esta ciudad en un primer momento nos trae a la mente la metáfora de Bauman (2005), los patrones convivencia social se diluyen en la incertidumbre, el temor, el rumor; las instituciones sólidas que podían garantizar la seguridad y actuaban de inmediato para corregir las desviaciones “están haciendo aguas”. Nues-tra vida, nuestra familia, nuestras empresas no sabemos si estarán mañana. Los medios de comunicación han perdido una oportunidad crucial de responder a la demanda social de información actual, veraz y oportuna y han dejado de serlo; el Estado seguro estará en la institucionalidad formal pero con relación a su capacidad de garantizar el Estado de de-recho, se ha diluido, quizá se ha convertido en un “Estado fallido” al carecer de la capacidad o voluntad para proteger a sus ciudadanos de la violencia” (Chomsky, 2007).

La problemática identificada en el discurso forma parte del objeto del Trabajo Social y la profesión posee métodos para su abordaje en los niveles individualizado, familiar y co-munitario, sin embargo, es importante considerar que no hay una estructura organizacional integrada de los organismos del Estado a nivel federal, estatal y municipal, enlaces efec-tivos con las organizaciones de la sociedad civil, ni recursos que estimulen la organización y educación comunitaria para la atención de la problemática. Además es importante consi-derar que la inseguridad en las ciudades no afecta solamente al ciudadano sino a la intervención de los profesionales de campo que afectan los intereses de los grupos en pugna, por lo cual la situación plantea grandes retos a la profesión: Formación teórica relacionada con las variables implicadas, dominio metodológico y habilidades prácticas para el diseño y aplicación de estrategias creativas, innovadoras y seguras.

Si hasta ahora la intervención se realiza a través de meca-nismos de control social es importante que el trabajo social contribuya al diseño de una política pública que se dirija a las causas y efectos sociales.

Para la salud mental comunitaria y el desarrollo económi-co y social es importante disminuir el miedo crónico, una ma-yor conciencia de los derechos y responsabilidades, así como

un mayor protagonismo en la organización comunitaria para la atención y solución de los conflictos y necesidades.

5. CONCLUSIONES

Las seguridad de la vida, la integridad corporal, la propiedad, la movilidad, del espacio público se diluye en la incertidum-bre, el temor, el rumor, en un Estado que ha fallado en su capacidad de proteger a sus ciudadanos de la violencia, de una comunidad que teme hablar sobre lo que acontece y de una carrera profesional que no ha podido reinventarse para responder de manera innovadora, eficaz y oportuna a las si-tuaciones inéditas que plantea la inseguridad ciudadana en las ciudades mexicanas.

6. AGRADECIMIENTOS

Al Programa de Mejoramiento del Profesorado de México (PROMEP). A los alumnos del 3er. Semestre de la carrera de Lic. en Trabajo Social de la UAT, fieles compañeros en el tra-bajo comunitario.

7. BIBLIOGRAFÍA

Beck, U., (1986). La sociedad del riesgo, Hacia una nueva modernidad. Paidós, España.

Bauman, Z. (2005). Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Beristain, C. (2004). Reconstruir el tejido social: un enfo-que crítico de la ayuda humanitaria. Barcelona, Espa-ña: Editorial Icaria.

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Guiddens, A. (2006). Sociología. Alianza Editorial: Madrid. Castel, R., Kessler, G., Merklen, D., Murard, N. (2 de di-

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Silvia Vázquez González, Josefina Pimentel Martínez y Blanca Guadalupe Cid de León Bujanos

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Nuevas tendencias de intervención en Trabajo Social

New Trends in Social Work intervention

PEDRO DE LA PAz ELEz, VICENTA RODRÍGUEz MARTÍN

Y ESThER MERCADO GARCÍA

Universidad de Castilla-La Mancha

Resumen: El presente trabajo es una reflexión y análisis de las nuevas tendencias en la intervención so-cial como respuesta ante la situación actual en la que nos encontramos. Este trabajo pretende analizar, criticar y construir ideas dando respuestas más eficaces ante los problemas a los que se está enfrentan-do la profesión de Trabajo Social y los/las profesionales en su quehacer diario.

La aportación principal al Congreso es crear un espacio de transferencia, de reflexión, conocimientos y buenas prácticas que permitirán abordar, discutir y debatir sobre la actual situación de crisis por la que estamos atravesando, y las medidas que los/as profesionales estamos dando como respuesta en la intervención social. El Trabajo Social se caracteriza por ser una profesión que a lo largo de su historia ha sabido ir adaptándose a los cambios sociales e ir dando respuesta a las necesidades que han ido presen-tando individuos, familias, grupos y comunidades. Así mismo, ha ido dando respuesta a las necesidades sociales en tiempos de crisis pasadas, y ha vivido la experiencia de evolucionar desde la beneficencia hasta “conocer” el bienestar social. Si bien, y quizá, por qué no, en estos tiempos actuales de crisis que atravesamos, sea capaz de tener el reto de emprender e innovar, buscar nuevas alternativas en la intervención y gestión de los actuales modelos profesionales. En la situación presente en la que nos encontramos, en un constante y revolucionario escenario de cambios políticos, sociales, económicos, culturales,… el Trabajo Social y sus profesionales están sabiendo encontrar y darles respuesta ante la compleja y difícil situación que están atravesando las profesiones ante la crisis mundial e institucional, y donde el Trabajo Social se encuentra con nuevos escenarios y perfiles que le proponen nuevos desa-fíos profesionales y disciplinares. El objetivo de este artículo es realizar una reflexión y análisis sobre la actual situación en la intervención profesional y proponer nuevas alternativas en los actuales escena-rios profesionales. Ante los recortes sociales que estamos viviendo, sufriendo y padeciendo, los y las profesionales estamos sabiendo adaptar nuestros modelos de intervención con nuevas estrategias de intervención hacia fórmulas mucho más eficaces en la intervención no dejando así a la deriva a nues-tros usuarios/as y llevando a cabo nuestra labor profesional como siempre ha sido y hecha desde el compromiso y la responsabilidad hacia el individuo y hacia la sociedad. Actualmente están emergiendo nuevos conceptos en la intervención como es la resiliencia, la intervención desde una perspectiva de las fortalezas de la persona, el empoderamiento, donde el usuario/a es el auténtico protagonista y res-ponsable de sus cambios en el proceso de intervención. El/la profesional pasaría a un segundo plano, no menos importante como guía y orientador. El papel del Trabajador/a Social en la intervención social basada en las fortalezas es alimentar, alentar, ayudar, permitir, apoyar, estimular y liberar las fuerzas interiores de la gente, para iluminar sus potencialidades y los recursos a disposición de las personas en sus propios entornos y para promover la equidad y la justicia en todos los niveles de la sociedad. La resiliencia es un concepto relativamente nuevo en las Ciencias Sociales y en el conocimiento científico. Es un término que ha sido asimilado en las disciplinas sociales. El presente TRABAJO además de ser una reflexión sobre la situación actual, revisará y propondrá nuevas estrategias a seguir, así como las ventajas de intervenir desde nuevas perspectivas desde los modelos ya existentes.

Palabras clave: Modelos, cambio, resiliencia, fortalezas, empoderamiento.

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Pedro de la Paz Elez, Vicenta Rodríguez Martín y Esther Mercado García

1. INTRODUCCIÓN

Día a día los y las profesionales del Trabajo Social tienen que enfrentarse y resolver situaciones cada vez más complejas. El papel profesional está sujeto a la situación social, personal del individuo, a la institución, a los modelos teóricos, a me-todología para resolver los problemas sociales, la situación actual en la que se encuentran los servicios sociales y los re-cursos sociales con los que se cuentan que cada vez son más escasos, todo ello para poder intervenir y resolver problemas sociales y económicos.

Una queja constante de los/as profesionales es el no po-der intervenir por diferentes motivos, uno de ellos es por los tiempos de cambios y crisis que estamos viviendo.

Históricamente el Trabajo Social ha sabido adaptarse y buscar soluciones para atender las problemáticas sociales. Actualmente los/as profesionales tenemos el reto de em-prender e innovar en Trabajo Social. Como respuesta a estos “tiempos de malestares” el compromiso profesional es en-contrar nuevas fórmulas para emprender nuevos retos en la intervención profesional. Para ello, se están aplicando y bus-cando nuevas formas de intervención centradas en las for-talezas personales y las capacidades personales como estra-tegia o camino para la resolución de los problemas sociales.

2. INTERVENCIÓN EN TRABAJO SOCIAL DESDE LAS FORTALEzAS

Intervenir desde las fortalezas en Trabajo Social prevé una estabilización del poder de relación que se establece entre los Trabajadores/as Sociales y los clientes o usuarios/as. Los clientes o usuarios/as entran en “la clínica” en una posición vulnerable y con relativamente poco poder. La falta de poder es inherente a la razón por la cual se están buscando ayuda en la estructura social de un servicio profesional.

Un enfoque de la intervención centrada en los déficits y carencias de las personas, refuerzan las capacidades de vul-nerabilidad y pone de relieve la relación de poder desigual entre el/la Trabajador Social y el usuario/a.

Actualmente en Trabajo Social hay diferentes líneas de intervención. Hay “una creciente toma de conciencia de los beneficios de la perspectivas de las fortalezas que se pone de manifiesto por el creciente número de publicaciones sobre la práctica del Trabajo Social basada en las fortalezas sociales” (Zimmerman, 2006, p. 265).

Por ello y siguiendo a Saleebey (1996, p. 296) “las investi-gaciones actuales en curso, el pensamiento y la práctica pro-fesional en áreas como la capacidad de recuperación del de-

sarrollo de curación, el bienestar, la narrativa construccionista y la historia han proporcionado algunos apoyos interesantes y desafíos a la perspectiva de las fortalezas”.

En esta línea, la prácticas profesionales desde esta pers-pectiva del desarrollo de las fortalezas personales, no signifi-ca que los/as Trabajadores Sociales nos olvidemos e ignore-mos cuáles son los problemas reales que las personas tienen.

La intervención social, desde esta perspectiva va a per-mitir intervenir desde una nueva visión de la realidad, desde otro punto de vista de la realidad personal y social de los individuos para poder solucionar las problemáticas sociales desde el interior de las personas. Esto implica valorar en pri-mer lugar los aspectos positivos dentro de cada caso, ver la parte más favorable y ventajosa dentro de lo negativo que cada persona posee.

Realizar una práctica desde el Trabajo Social desde esta perspectiva supone poner en marcha y comenzar un proceso de “empoderamiento”, siendo considerado éste como “un proceso a través que los individuos y los grupos aprenden a mejorar sus habilidades, en movimiento de una etapa de falta de poder, donde su capacidad de toma de decisiones en diversas etapas es muy limitada, a una etapa en la que se es capaz de influir y ejercer el control sobre diversas áreas de sus vidas” (Itzhaky & Bustin, 2002, p. 64).

Autores como Greene, Lee & Hoffpauir (2005) señalan que las perspectivas de las fortalezas ayudan a los usuarios/as a la hora de reconocer, utilizar fortalezas y recursos que no estén dentro de sí mismos, por lo tanto la intervención va a estar focalizada a recuperar el poder y control sobre sus vidas.

Las personas son capaces de aprender día a día a través del mundo que les rodea, de experiencias o de la educación formal. Las personas poseen talentos que ni ellas mismas co-nocen en muchas ocasiones. Nunca es tarde para descubrir estos talentos, aunque en muchas ocasiones se realizan en condiciones adversas. Estas herramientas que descubren les ayudan a construir y vivir una vida mejor.

De acuerdo con Zimmerman (2006) trabajar con las for-talezas personales es la clave para la orientación del valor de la profesión de Trabajo Social y que puede proporcionar una aplicación práctica alternativa para los/as profesionales.

Las fortalezas no son un rasgo estático, sino dinámico. Constantemente se están articulando capacidades y conoci-mientos derivados de la interacción de los riesgos y las pro-tecciones en el mundo. También entran en juego otros fac-tores como son los genéticos, ambientales, neurobiológicos, familiares, comunitarios,... para el desarrollo de la misma o de la disminución de ésta capacidad (Saleebey, 1996).

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Nuevas tendencias de intervención en Trabajo Social

3. TRABAJO SOCIAL Y RESILIENCIA

La resiliencia es definida como una capacidad o como los recursos que tiene el ser humano para hacer frente a las ad-versidades de la vida, consiguiendo mantener un proceso normal de desarrollo y conseguir salir fortalecido o incluso transformado positivamente (Rutter, 1985; Grotber, 1995).

El término resiliencia “significa literalmente elasticidad. También es definida como capacidad de adaptación o capa-cidad de resistencia” (Gruhl, 2009, p. 15). Este enfoque es entendido como un proceso cualitativo importante para las personas de desarrollo individual que no solamente restaura una situación de partida, sino que lleva más allá de ella, se puede aprender de la experiencia saliendo reforzado de ella.

La intervención basada en factores de resiliencia se apoya en fortalezas internas y en habilidades interpersonales (Grot-berg, 1995).

El desarrollo de la resiliencia se produce por una interac-ción de variables, de tipo personal o contextual, que interac-túan entre sí, o bien características personales que se interre-lacionan con las variables contextuales en las que se produce su desarrollo (Carretero, 2010).

Las investigaciones sobre resiliencia, han fomentado un cambio en la percepción de los seres humanos. Se ha pa-sado de modelos de intervención centrados en los riesgos a modelos de prevención basado en las potencialidades y en los recursos que poseen vinculando al ser humano relacio-nándolo con su entorno (Manciaux, Lecomte, Vanistendael, Schweizer et al., 2003).

En esta línea “la teoría de la resiliencia es un campo multi-facético de estudio que se ha tratado por los/las Trabajadores Sociales, Psicólogos, Sociólogos, Educadores y muchos otros más de las últimas décadas. La teoría de la resiliencia se cen-tra en fomentar y dirigir los puntos fuertes que las personas y los sistemas poseen para ayudarles que les permitan superar la adversidad” (Van Breda, 2001, p. 1).

“Las características o factores que definen la resiliencia y se organiza en apoyos externos que promueven la resiliencia, la fuerza interior que se desarrolla a través del tiempo y que se sostiene a aquellos que se encuentran frente a alguna adver-sidad y, por último, los factores interpersonales, es decir, esa capacidad de resolución de problemas que es aquello que se enfrenta con la adversidad real” (Grotberg 2006, p. 20).

“La resiliencia abre un abanico de posibilidades, en tan-to enfatiza las fotalezas y aspectos positivos, presentes en los seres humanos,... Se preocupa de observar aquellas con-diciones que posibilitan un desarrollo más sano y positivo” (Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1996, p. 39).

Basándonos en estas aportaciones y otras, podemos plan-tear que la resiliencia está asociada y es producto de la inte-racción de los factores de riesgo y de protección.

4. LA INTERVENCIÓN EN TRABAJO SOCIAL DESDE LOS FACTORES DE PROTECCIÓN Y RIESGO

Tal como indica Manciaux (2003) la resiliencia es fruto de la interacción de factores de riesgo y de factores de protección, los primeros a los que todas las personas estamos expuestos y los segundos, los factores de protección, son todos aquellos que ayudan a minimizar los efectos de los acontecimientos desestabilizadores.

Por riesgo podemos definir a todas aquellas nuevas si-tuaciones desconocidas para la persona a las que se tiene que enfrentar el individuo, dependiendo de la intensidad del estrés que produzca en ésta. Y por factor de protección se podrían definir todos aquellos que ayudan a minimizar los riesgos, como pueden ser: la autoestima, un proyecto de vida, la sociabilidad, el don de inspirar simpatía, el sentido del humor,...;

Un abordaje desde la interacción que se produce entre el riesgo y los factores de protección que son abordados por Rutter (1987, 1999). Evaluar el riesgo y los factores de pro-tección en la intervención social van a favorecer una interven-ción más integral.

Los profesionales de la intervención social, a través de la intervención van a posibilitar el desarrollo de factores que van a ser facilitadores del proceso.

Fergusson y Lynskey (1996) plantean una serie de fac-tores que actúan en calidad de protectores, su función de protectora va a minimizar los efectos negativos y va a promover comportamientos resilientes en ambientes con-siderados de alto riesgo. Según los autores, estos factores son: la inteligencia y habilidad de resolución de proble-mas, el género que en determinados casos va a ser un promotor de resiliencia dependiendo de los contextos, el desarrollo de intereses y vínculos afectivos externos, el apego parental, el temperamento y conducta y la relación con pares.

Según Katz (1997, p. 25) “la combinación de influencias de protección parece capaz de contrarrestar los efectos de la exposición a múltiples riesgos y la adversidad”.

Para Fraser & Galinsky (1999) los factores de riesgo y pro-tección pueden ser utilizados en el Trabajo Social para iden-tificar los factores que van a influir y que estén relacionados con los problemas sociales y las estrategias de reducción de riesgos, para así mejorar la protección.

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Pedro de la Paz Elez, Vicenta Rodríguez Martín y Esther Mercado García

La resiliencia “se ve favorecida por el desarrollo de los factores de protección e inhibida por factores de riesgo” (Benzies & Mychasiuk, 2009, p. 104). Los factores de protec-ción van a ayudar a minorizar los riesgos y los aspectos ne-gativos. Los factores de protección van a ser los responsables de modificar o transformar positivamente las respuestas y las influencias de los efectos adversos. La identificación en la in-tervención por parte de los/as profesionales de estos factores protectores van a contrarrestar a los efectos negativos que producen los efectos de riesgo.

Una de las dificultades del término resiliencia es la de identificar cuáles son los factores de protección y cuáles son los factores de riesgo, (Manciaux, Lecomte, Vanistendael & Schweizer, 2003). En la intervención social el profesional de-berá analizar caso por caso, circunstancia por circunstancia en las fases de estudio, para determinar cuáles son los facto-res de riesgo y cuáles son los factores de protección con los que cuenta el caso que se les presenta para poder diagnos-ticar e intervenir.

De acuerdo con la línea de Walsh (2004) estos factores protectores y de riesgo no son entidades estáticas, sino que son dinámicos, cambiando conforme a los diferentes contex-tos conduciendo a resultados diferentes.

5. APORTACIÓN DE LA RESILIENCIA A LOS MODELOS DE INTERVENCIÓN

Actualmente, el Trabajo Social como profesión ha sido capaz de desarrollar modelos teóricos de intervención para guiar la práctica profesional. El tener esta capacidad es lo que le diferencia del objeto de intervención de otras profesiones, el adscribirse a ciertos modelos teóricos determinados es lo que le permite en primera instancia poseer unos fundamentos teóricos y una forma especial de ver e interpretar la realidad.

La intervención desde una perspectiva de resiliencia de-sarrollando las fortalezas y minimizando los riesgos, en los actuales modelos de intervención en Trabajo Social, aporta nueva mirada para la profesión el poder utilizar nuevas he-rramientas teóricas y metodológicas. Tradicionalmente los que se consideraban casos perdidos, fracasados,... con esta nueva visión de trabajo va a implicar que todos los casos son recuperables desde el Trabajo Social.

Intervenir desde un modelo con una perspectiva de res-iliencia va a suponer por una parte, analizar cuáles son los factores de protección, y por otra, analizar cuáles son los factores de riesgo y las adversidades que se verán reducidos por los factores positivos que aporta la resiliencia desde esta perspectiva. “La resiliencia es protección en tanto que los fac-

tores de protección se utilizan ante el desafío del riesgo, a la manera de un escudo protector que evita los daños a la persona” (Castro & Llanes, 2006, p. 3).

La intervención basada en factores de resiliencia se apoya en fortalezas internas y en habilidades interpersonales según Grotberg (1995). Todas las personas podemos ser resilientes, el desarrollo de la resiliencia se produce por una interacción de variables, de tipo personal o contextual, que interactúan entre sí, o bien características personales que se interrelacio-nan con las variables contextuales en las que se produce su desarrollo (Carretero, 2010).

Para Fraser & Galinsky (1999) los factores de riesgo y pro-tección pueden ser utilizados en el Trabajo Social para iden-tificar los factores que van a influir y que estén relacionados con los problemas sociales y las estrategias de reducción de riesgos, para así mejorar la protección. “La resiliencia se ve favorecida por el desarrollo de los factores de protección e inhibida por factores de riesgo” (Benzies & Mychasiuk, 2009, p. 104). Los factores de protección van a ayudar a minorizar los riesgos y los aspectos negativos. Los factores de protec-ción van a ser los responsables de modificar o transformar positivamente las respuestas y las influencias de los efectos adversos.

Realizar una práctica profesional desde esta perspectiva va a implicar que los y las profesionales no nos olvidemos cuáles son los problemas de la gente, sino que se va a poner en marcha procesos de empoderamiento en el sentido de ir identificando cuáles son las habilidades que poseen y cuáles pueden desarrollar (De la Paz, 2011).

Siguiendo a Fraser & Galinsky (1999) el desarrollo en la comprensión de los problemas sociales, en la elaboración de planes de intervención, los profesionales, planificadores y los investigadores deben abordar tanto el riesgo como la pro-tección.

6. DISCUSIÓN

Actualmente todas las profesiones sociales se están viendo afectadas por los recortes sociales y de derechos que sufren sus usuarios/as. Como consecuencia de esta situación en la actualidad los/as profesionales del Trabajo Social están dando una respuesta día a día con su intervención en el campo pro-fesional que atiende y en los diferentes sectores.

Hay una tendencia existente como respuesta a estas si-tuaciones de carencia de recursos. El Trabajo Social está sa-biendo adaptarse y dando respuesta a las necesidades socia-les como ha venido haciendo a lo largo de su historia en la intervención social.

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Nuevas tendencias de intervención en Trabajo Social

En la actual coyuntura la intervención dentro de los mo-delos de intervención, y ahora más que nunca el usuario/a pasa a ser el auténtico/a protagonista de su cambio y con-juntamente con el/la profesional se están buscando fórmulas conjuntas para solucionar los problemas sociales contempo-ráneos.

Las respuestas que se están encontrando a estas situacio-nes son que el usuario/a tenga un papel más protagonista si cabe aún de su propia historia y de los cambios que necesita para ser el auténtico agente de cambio en sí mismo/a. El pa-pel del profesional actualmente en muchos de los casos, está pasando a ser un mero guía y descubridor de capacidades y fortalezas centradas en los/as usuarios/as.

Para ello se están implantando metodologías de interven-ción orientadas al sentido de las personas, es decir, meto-dologías centradas en las fortalezas personales, empodera-miento y en la resiliencia.

Estas metodologías de trabajo permiten que el usuario/a junto con el/la profesional, estemos dirigiendo la interven-ción basada en modelos centrados en respuestas responsa-bles de la persona usuaria. Por su parte los actuales modelos de intervención ofrecen respuestas residuales centrados en valores de caridad y beneficencia al estar sometidos a los re-cortes de recursos institucionales.

El papel del Trabajador/a Social está pasando por nece-sidades imperiosas a intervenciones sociales basadas en las fortalezas donde la función profesional es alimentar, alentar, ayudar, permitir, apoyar, estimular y liberar las fuerzas inte-riores de los/as usuarios/as, para iluminar sus potencialidades y los recursos a disposición de las personas en sus propios entornos, promover así la equidad y la justicia en todos los niveles de la sociedad.

La resiliencia dispone del desarrollo de capacidades basa-das en la prevención y promoción los factores de riesgo que son contrarrestados por los factores resilientes que caracteri-zan a los individuos de habilidades y competencias psicoso-ciales que les sirven para mejorar su estado en su desarrollo, cambiando actitudes en contextos interactivos y dinámicos entre los individuos y su ambiente proximal.

7. CONCLUSIONES

La resiliencia es un factor importante de protección, los facto-res de riesgo y adversidades se ven reducidas por los factores positivos que aporta la resiliencia. “La resiliencia es protec-ción en tanto que los factores de protección se utilizan ante el desafío del riesgo, a la manera de un escudo protector que evita los daños a la persona” (Castro & Llanes, 2006, p. 3).

Dentro del abordaje profesional en la intervención social desde un modelo de resiliencia, los/as Trabajadores/as Socia-les tendrán que abordar los factores protectores y los facto-res de riesgo, realizando una valoración de la interacción de ambos.

El riesgo que se corre al utilizar modelos estancos de in-tervención como si de protocolos se tratara es el caer en el empirismo y el pragmatismo del ejercicio profesional (No-gues, 2012). Por este motivo, es conveniente ir nutriendo los actuales modelos de intervención desde nuevas perspectivas adaptadas a las necesidades sociales.

La intervención desde las fortalezas y resiliencia, implica en Trabajo Social utilizar nuevas herramientas teóricas y me-todológicas en los actuales modelos de intervención. Tradi-cionalmente los que se consideraban casos perdidos, fraca-sados,... con esta nueva perspectiva va a suponer que son recuperables desde el Trabajo Social, que dentro de las di-ferentes circunstancias adversas que pueden haber rodeado el caso, con esta nueva mirada de resiliencia va a significar conseguir despertar en los individuos, grupos y comunidades superar y sobrellevar las situaciones de dificultad, adversas y destructivas en buscar capacidades para poder reconstruirse y favorecer el desarrollo humano integral en la sociedad (Va-nistendael & Lecomte, 2002).

De acuerdo con Cowger & Snively (2002) el enfoque ba-sado en las fortalezas abre nuevas perspectivas de interven-ción, ya que centrarse solamente en los problemas, déficits y carencias pueden limitar las opciones de intervención de los/as Trabajadores/as Sociales.

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Pedro de la Paz Elez, Vicenta Rodríguez Martín y Esther Mercado García

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El núcleo monoparental masculino en los hogares multigeneracionales: una lectura sociológica desde la óptica de la crisis económica

Lone fathers in multigenerational households: a sociological reading from the perspective of the economic crisis

MANUELA AVILéS hERNáNDEzUniversidad de Murcia

Resumen: La ponencia se centra en el estudio de aquella situación familiar en la que un hombre solo, a cargo de sus hijos/as dependientes, convive junto a otros familiares o amigos, en lo que se cono-ce como un hogar monoparental “complejo”, “compuesto” o “multigeneracional”. El objetivo es identificar, en términos generales, qué proporción de hogares de este tipo existe en nuestro país, qué características presentan sus miembros y cómo ha variado su estructura y composición desde el inicio de la crisis económica. La ponencia concluye presentando el perfil de hogar monoparental masculino complejo más extendido en nuestra sociedad y usuario potencial de los servicios sociales.

Palabras clave: padres solos, núcleo familiar, hogar complejo, solidaridad familiar, red de apoyo social y familiar.

Abstract: This paper focuses on the study of the familiar reality in which a lone man, with their children, lives with other relatives or friends in a multigenerational household. The objective is to identify, in general, the proportion of household of this type that there is in Spain, the characteristics of their members and changes in their structure and composition from the economic crisis. The paper concludes with the profile more common in our society of this household, potential user of the social services.

Keyword: lone fathers, familiar core, extended household, familial solidarity, network of familiar and social support.

1. INTRODUCCIÓN

A finales del siglo XX, determinados investigadores esta-dounidenses empezaron a constatar que las familias mono-parentales masculinas de ese país estaban aumentando y, además, lo estaban haciendo a un ritmo superior que el de sus homólogas femeninas. Ese incremento, que se inició a finales de los años setenta, se mantuvo constante durante las siguientes décadas, como así lo han evidenciado diversos estudios (Cf. Barker, 1994; Brown, 1996; 2000; Eggebeen, Snyder y Manning, 1996; Garasky y Meyer, 1993; 1996;

1998), y se fue extendiendo a otras zonas geográficas como Inglaterra, Australia o Canadá (Cf. Greif, 1985a; 1985b; Wil-son, 1988a; 1988b; 1989). Con la llegada de estos cambios, el interés político, social y científico por estas formas familia-res comenzó a aumentar, y los estudios sobre Monoparen-talidad Masculina o Lone Fatherhood fueron poco a poco emergiendo, principalmente en los países de habla inglesa, que eran las zonas donde se observaban los mayores niveles de incremento.

En torno a los aspectos que han podido propiciar el au-mento registrado por este tipo de estructuras familiares, los

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Manuela Avilés Hernández

investigadores internacionales barajan varias hipótesis. La más extendida, y aceptada por la comunidad científica, es aquella que sostiene que estas formas familiares tienden a aumentar en la sociedad posmoderna como consecuencia del incremento que experimenta la probabilidad de que, tras una ruptura conyugal, los hombres reciban la custodia legal o de facto de sus hijos/as. En este sentido, destacan dos cambios legales importantes: por una parte, la generalización que se ha producido de la custodia compartida en el ordenamiento jurídico de diversos países; y, por otra, el ligero aumento de custodias paternas que se observa desde hace unos años en la mayoría de estadísticas oficiales de los países occidentales. Junto a estos cambios legales, los investigadores destacan otros, a nivel socio-cultural, más intensos y determinantes que los anteriores, y que, de hecho, se constituyen como los verdaderos responsables del incremento que han experimen-tado tanto las familias monoparentales encabezadas por un hombre, como las propias custodias compartidas y paternas. Éstos son los siguientes:

— Los cambios que han experimentado los hombres en su forma de vivir la paternidad, lo que ha hecho que muchos quieran estar presentes en la vida de sus hijos tras una ruptra conyugal y desempeñar así un papel activo en su cuidado.

— La presión ejercida por diversos grupos y movimien-tos sociales, quienes reivindican el derecho a que, tras una ruptura conyugal, los padres sean tratados igual que las madres en relación a la descendencia.

— Las evidencias que desde distintos sectores sociales empezaron a surgir a finales del siglo XX, y que afir-maban que tras un divorcio o una separación la pre-sencia del padre en la vida de sus hijos, con igualdad de derechos y obligaciones que la madre, resultaba positivo para éstos últimos y, a su vez, conllevaba un cierto alivio para la estructura familiar, pues las cargas se podían repartir entre ambos progenitores.

Por tanto, si bien la monoparentalidad masculina aumen-ta en la sociedad posmoderna como consecuencia directa del incremento que experimenta la probabilidad legal o práctica de que, tras la ruptura conyugal, el hombre reciba la custo-dia de sus hijos/as, todos estos cambios registrados a nivel jurídico vienen dados por otro cambio mucho más intenso y profundo, que está teniendo lugar en las bases culturales de la sociedad. Este cambio se resume en la incorporación del hombre a la esfera privada, específicamente al cuidado de los hijos/as y del hogar, y el nacimiento de una convergencia pro-genitora en los roles familiares que asumen padres y madres (Cf. Gil, 2004; Iglesias de Ussel y Marí-Klose, 2011).

Teniendo en cuenta que España es un país que se ca-racteriza por haber experimentado en distintos momentos de su historia los mismos cambios sociales y familiares que otros países occidentales, y dado que los últimos datos dis-ponibles evidencian un incremento tanto en la proporción de custodias compartidas y paternas como de núcleos familiares encabezados por un hombre solo, resulta interesante aproxi-marnos al análisis de este tipo de familias, a fin de analizar, en términos generales, cómo son y qué incidencia ha tenido sobre ellas, y sobre su situación, la crisis socio-económica que vivimos. La ponencia que aquí introducimos se va a centrar en una realidad monoparental masculina concreta que, por sus características, resulta ser una de las más vulnerables y, en consecuencia, usuaria potencial de los servicios sociales. Se trata de aquella situación en la que un hombre solo, a cargo de sus hijos/as dependientes, convive junto a otros familiares o amigos, en lo que se conoce como un hogar monoparental masculino complejo, compuesto o multigene-racional. El objetivo es identificar qué proporción de hogares de este tipo existe en nuestro país, qué características pre-sentan sus miembros y cómo ha variado su estructura y com-posición desde el inicio de la crisis económica que vivimos en nuestro país.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Para la consecución de los fines que nos planteamos, se ha realizado un análisis cuantitativo, tomando como referencia la Encuesta de Población Activa (EPA), que, a pesar de sus limitaciones, es una de las más utilizadas por los organismos públicos de nuestro país, como el Instituto de la Mujer y el Instituto Nacional de Estadística (INE), para el estudio de la monoparentalidad en España. Como fichero de microdatos, se ha seleccionado la base correspondiente al 4.º trimestre del año 2011, compuesta por 63.703 viviendas, que supo-nen un total de 167.161 personas. No todas estas viviendas incluyen estructuras monoparentales masculinas. Por eso, antes de iniciar el análisis, se ha depurado el fichero, a fin de eliminar aquellos hogares que no son monoparentales mas-culinos. Para la depuración se ha partido de las siguientes definiciones operativas:

“Se considera núcleo monoparental masculino aquel for-mado por un único progenitor, el padre, que no vive en pa-reja y que sí convive, al menos, con un hijo dependiente, en-tendiendo por tal, aquel que es soltero y menor de 25 años”.

“El hogar monoparental masculino estará formado por un núcleo monoparental masculino y por todas las personas que, junto a ese núcleo, habiten en la misma vivienda”.

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El núcleo monoparental masculino en los hogares multigeneracionales: una lectura sociológica desde la óptica de la crisis económica

Tomando como referencia estas definiciones, se ha ob-tenido, tras la depuración, una nueva base de datos com-puesta únicamente por hogares en los que existe un núcleo familiar encabezado por un padre solo. Dicha base de datos, para el 4.º Trimestre del año 2011, está formada por un total de 1.442 personas, entre padres, hijos y otros familiares o amigos, que se distribuyen en 476 hogares monoparentales masculinos. En concreto, la base de datos incluye 476 padres solos, 631 hijos dependientes y 335 personas que conviven junto al núcleo monoparental en la misma vivienda.

Además de la explotación específica de los datos corres-pondientes a 2011, se ha tomado en consideración el fichero del 4.º trimestre de 20081, para comprobar, de esta manera, la evolución que han ido experimentando los datos. Este año se ha seleccionado porque, según los expertos, fue cuando se inició, aproximadamente, la crisis económica que vive nuestro país, lo que nos permitirá conocer cómo la crisis ha podido afectar a las estructuras familiares que nos ocupan en este análisis.

3. PRINCIPALES RESULTADOS

A) Características generales del padre a cargo del núcleo monoparentalSegún las estimaciones realizadas, en el año 2011 exis-

tían en España un total de 153.297 hogares monoparentales masculinos con hijos menores de 25 años2. De esos hogares, el 70%, es decir, 107.303, tenían, como mínimo, un hijo me-nor de 20 años, y el 49%, esto es, 75.132, un hijo menor de 16 años. Por tanto, aproximadamente la mitad de los ho-gares monoparentales masculinos de nuestro país contaban en 2011 sólo con hijos mayores de 16 años, mientras que la otra mitad tenían, como mínimo, un hijo menor de dicha edad. En términos longitudinales, en el año 2008 existían en España 131.346 hogares monoparentales masculinos, de los cuales, cerca del 70,63% tenían, como mínimo, un hijo me-nor de 20 años, y el 49,02% un hijo menor de 16 años. Esto revela que, a pesar de la crisis económica, los hogares mo-noparentales de este tipo han aumentando en nuestro país durante los últimos años, mostrando, en términos generales, una distribución similar en base a la edad de los hijos/as.

Atendiendo a la situación de convivencia, los núcleos monoparentales pueden vivir solos en un hogar, constituyen-do un hogar monoparental simple, o pueden convivir junto a otras personas, familiares o amigos, en lo que se conoce

como un hogar monoparental complejo. En el caso de nues-tro país, el análisis revela que los padres a cargo de sus hijos dependientes suelen constituir con mayor frecuencia hoga-res monoparentales simples. En concreto, en el año 2011, el 64,5% (n=307) de estos núcleos vivían solos en un ho-gar simple, mientras que el 35,5% (n=169) lo hacían junto a otras personas en un hogar complejo. Con respecto al año 2008, estos datos han variado, pues ha aumentado la pro-porción de núcleos monoparentales masculinos que conviven en un hogar complejo, en 2008 el porcentaje se situaba en el 32%.

Se desconocen las causas exactas que han podido provo-car ese ligero aumento en la proporción de hogares mono-parentales masculinos complejos. Aún así, se puede señalar que si un núcleo familiar decide convivir con otras personas normalmente se debe a uno de los siguientes motivos. Pri-mero, a que el núcleo presenta dificultades, especialmente económicas, por lo que necesita convivir con otros hasta que esas dificultades desaparezcan o, al menos, se minimicen. Y, segundo, a que sean esas otras personas, en la mayoría de los casos familiares o amigos próximos, quienes necesitan convivir junto a alguien, dada su situación de dependencia física, psíquica, económica, social, etc. Probablemente sea la crisis económica que sufre nuestro país la que ha provocado, bien por necesidad del núcleo monoparental, o bien por ne-cesidad de otras personas próximas a dicho núcleo, ese au-mento en la proporción de hogares familiares formados por un núcleo monoparental masculino y otras personas.

Si se analiza la edad de los padres en base al tipo de ho-gar en el que viven, se observa que el porcentaje de padres jóvenes, menores de 40 años, es superior en el caso de los hogares complejos (30,3% frente a 13,3%). Esto puede de-berse a que, dada su juventud, tienen menor experiencia en los aspectos relacionados con la parentalidad, a la vez que una mayor inestabilidad económica y laboral, por lo que ne-cesitan convivir con otras personas. También es posible que, al ser jóvenes, sus respectivos progenitores también lo sean y tengan, por ende, más recursos y energía para acoger en el hogar familiar al núcleo monoparental masculino. Esta situa-ción hace que la edad media de los padres que habitan en un hogar monoparental complejo sea ligeramente inferior a la media que se obtiene para el total de padres monoparentales (43 años frente a 45).

En base al estado civil, el análisis revela que, en el caso de los hogares complejos, el porcentaje más elevado, al igual

1 Esta base de datos se ha depurado utilizando el mismo procedimiento que se ha seguido para el año 2011.

2 Los datos a nivel nacional se han obtenido utilizando los coeficientes de elevación (variable FACTOREL) que ofrece la propia Encuesta de Población Activa en sus ficheros de microdatos.

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que en los hogares simples, es el de padres separados o divor-ciados (47,6% en los hogares simples y 34,9% en los com-plejos). Sin embargo, la proporción de padres solteros que vivían en 2011 en este tipo de hogares era elevada, lo que indica que el estado de soltería lleva a muchos padres a tener que convivir junto a otras personas, familiares o amigos. En concreto, en los hogares simples el 27% de los padres era soltero, mientras que en los complejos lo eran el 38,4%.

Es interesante apuntar que el nivel de estudios que presen-tan los padres guarda una relación con el tipo de hogar en el que vive el núcleo monoparental. En el análisis se aprecia que en aquellos casos en los que la formación académica del pro-genitor es baja, correspondiente a estudios primarios o secun-darios, la posibilidad de constituir un hogar complejo es alta. Por el contrario, en aquellos casos en los que el nivel educativo es medio o alto (bachillerato, grado superior y estudios univer-sitarios), la relación más fuerte se establece con la categoría hogar monoparental simple. Por tanto, puede afirmarse que, a mayor nivel educativo, más posibilidades de que el núcleo conviva solo en un hogar simple, y viceversa, a menor nivel de formación, mayor es la probabilidad que tiene de convivir junto a otras personas en un hogar complejo. Similar conclu-sión alcanzaron los investigadores Eggebeen, Snyder y Man-ning (1996: 454) en su estudio, cuando observaron que, para el caso de Estados Unidos, los hogares monoparentales com-plejos estaban integrados en su mayoría por un núcleo mo-noparental masculino en el que el padre apenas alcanzaba la educación secundaria (el 66% de los divorciados, el 80,2% de los solteros y el 69,7% de los viudos que vivían en este tipo de hogares tenían como máximo el graduado en la secundaria). En el caso de los hogares simples se observaba la tendencia opuesta: el 50,8% de los divorciados, el 35,6% de los solteros y el 47,5% de los viudos que vivían en estos hogares tenían, como mínimo, algún título superior. Según este mismo estudio

(ibíd. 461), los padres monoparentales de estos hogares com-plejos no sólo eran los menos preparados, sino, también, los que percibían menores ingresos económicos y los que conta-ban con la peor situación laboral, aspectos relacionados entre sí, pues la situación laboral y el nivel de ingresos generalmente se encuentran asociados con el nivel educativo que presenta la persona. La relación entre estas tres variables es la clave para entender, según estos investigadores, por qué ciertos padres monoparentales necesitan convivir con otras personas.

En lo que respecta a la situación laboral de los padres monoparentales de nuestro país, los datos revelan que, en su conjunto, el 39,5% no tenían empleo3 en 2011, mien-tras que el 60,5% sí lo tenían. Estos datos, afectados por la incidencia de la crisis económica, contrastan con los que se obtuvieron para el año 2008, momento en el que el 70,9% de los padres monoparentales sí estaba trabajando, frente al 29,1% que no lo hacía. Preocupa el incremento que se apre-cia en el porcentaje de padres sin empleo, sobre todo tenien-do en cuenta que, al tratarse de núcleos monoparentales, estos grupos familiares únicamente subsisten con el salario que percibe el progenitor al frente del núcleo. Este hecho es el que, probablemente, lleva a una cantidad relativamente alta de progenitores a convivir, con sus hijos, junto a otros familiares o amigos próximos. De hecho, para el año 2011, la proporción de padres sin empleo que vivían en un hogar complejo era alta, 50,9% sobre el total de padres en hogares de este tipo, mientras que la correspondiente a los que vivían en un hogar simple se reducía al 33,2%. Por el contrario, el porcentaje de padres empleados que constituían un hogar simple era superior a la de padres que, teniendo empleo, vi-vían en un hogar complejo. Por consiguiente, se aprecia una mayor tendencia, por parte de los padres empleados, a vivir en hogares simples, y, por parte de los no empleados, a for-mar parte de hogares complejos (Tabla 1).

3 El 0,6% (n=3) habían encontrado empleo pero no se habían incorporado todavía. Según la EPA, lo harían en un plazo inferior o igual a tres meses.

Tabla 1. siTuación laboRal del padRe monopaRenTal según el Tipo de hogaR al que peRTenece año 2011***

TOTAL (%) HOGARES MONOPARENTALES SIMPLES (%) HOGARES MONOPARENTALES COMPLEJOS (%)

POSEE EMPLEO 60,5 66,8 49,1

NO POSEE EMPLEO 39,5 33,2 50,9

TOTAL100

(n=476)100

(n=307)100

(n=169)

***p<0,001.

Fuente: Elaboración propia a partir del fichero de microdatos de la Encuesta de Población Activa. 4º Trimestre de 2011.

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El núcleo monoparental masculino en los hogares multigeneracionales: una lectura sociológica desde la óptica de la crisis económica

B) Características generales de las personas con las que convive el núcleo monoparental masculino en los hogares complejos Hemos observado un ligero aumento en la proporción de

núcleos monoparentales masculinos que conviven en un ho-gar complejo, pero ¿quiénes son esas personas4 con las que conviven? De acuerdo con el análisis realizado, para el año 2011, el 40,3% de las personas que convivían junto al núcleo monoparental eran los abuelos o abuelas de los hijos e hijas de dicho núcleo5. En relación al sexo, el reparto era desigual, ya que la presencia de las abuelas era superior. De hecho, de ese 40,3%, las abuelas representan el 25,4%, mientras que los abuelos suponían el 14,9%. Estos datos son ligeramente inferiores a los del año 2008, momento en el que el porcen-taje de abuelos y abuelas se situaba por encima del 43%, habiendo, eso sí, mayor proporción de abuelas, al igual que en 2011 (27,8% frente a 15,4%)6.

En base a la edad de estos abuelos/as, se aprecia que, en 2008, el 72,1% tenían 65 o más años, mientras que el 21,2% tenían entre 55 y 64 años. En 2011, sin embargo, el 58,6% de las personas que pertenecían a esta categoría te-nían 65 o más años, mientras que el 25,8% tenían entre 55 y 64, y el 8,9% entre 50 y 54 (dato, éste último, que en 2008 apenas alcanzaba el 3%). Esta información, que entendemos como clave, muestra que se está produciendo un rejuveneci-miento de los abuelos y abuelas que conviven junto al núcleo monoparental masculino, lo que, a su vez, viene a reforzar la idea de que está aumentando, y con fuerza, la solidaridad intergeneracional dentro de las familias, como consecuencia, probablemente, de la crisis económica que vive nuestro país.

Los datos analizados evidencian que ahora los matrimonios o las parejas más o menos estables y de mediana edad, entre 50 y 64 años, acogen con mayor frecuencia a sus hijos/as y a las familias de éstos/as últimos, sería el caso del núcleo monoparental masculino. También acogen con mayor fre-cuencia a otros familiares como, por ejemplo, padres/madres, sobrinos/as (en algún caso también monoparental) o herma-nos/as, solos o con sus respectivas parejas y/o familias, de uno de esos miembros del matrimonio estable de mediana edad. Con ello, se generan realidades familiares tan comple-

jas como aquella compuesta por un matrimonio de media-na edad, que es el núcleo familiar de referencia dentro del hogar, su hijo, la esposa de éste, el/la hijo/a de ambos, un segundo hijo de ese núcleo principal que se ha divorciado y su respectiva descendencia, un tercer hijo que aún no se había independizado y, además, la madre mayor y viuda del cabeza de familia que, por determinados motivos, precisa convivir con su hijo y con su nuera. Este tipo de composi-ciones, aunque escasas, se aprecian en la base de datos del año 2011 con cierta frecuencia, mientras que en la del 2008 apenas existían.

Si nos centramos en la distribución de los abuelos/as por hogar, se observa que el 8,9% de los hogares monoparenta-les complejos de la muestra estaban formados, en 2011, por el núcleo monoparental masculino y por ambos abuelos, ge-neralmente por línea paterna. El 15,4% estaban compuestos por el núcleo monoparental masculino, por ambos abuelos y por otras personas como tíos, primos, hermanos y/o bisabue-los de los hijos dependientes (casi todos ellos también por línea paterna). Por tanto, uno de cada cuatro hogares mo-noparentales complejos (el 24,3%) estaba integrado, como mínimo, por el núcleo monoparental masculino y por ambos abuelos.

La proporción de hogares en los que el núcleo monopa-rental masculino convivía con un único abuelo/a, normal-mente viudo/a, también era alta, de hecho, se situaba lige-ramente por encima de la anterior. En concreto, el 17,8% de los hogares estaban compuestos por el núcleo monopa-rental masculino y por un único abuelo o abuela. El 7,7% lo estaba por el núcleo, un único abuelo/a y otras perso-nas, en la mayoría de los casos tíos, primos, hermanos, etc. Con esto, se observa que la proporción de hogares en los que el núcleo convivía, como mínimo, con uno solo de los abuelos se situaba próximo al 25,5%. Este porcentaje, unido al que representan los hogares integrados por ambos abuelos, nos indica la relevancia que estas personas tienen para el núcleo monoparental masculino, ya que la mitad de hogares complejos estaba integrado en 2011 por el nú-cleo y, como mínimo, un abuelo o abuela por vía paterna (Gráfico 1).

4 Siguiendo las recomendaciones de expertos en la materia como Julio Iglesias de Ussel (Cf. 1998: 238), quienes plantean que las situaciones de monoparentalidad deberían definirse siempre desde la perspectiva de los hijos, y no de los progenitores, pues son ellos los que realmente presentan una situación homogénea, al hablar de quiénes son las personas que conviven junto al núcleo monoparental masculino, se tomará como referencia al hijo/a. De esta forma, se hablará de los/as abuelos/as, los/as tíos/as, los/as primos/as, etc. de los hijos e hijas dependientes del núcleo monoparental masculino. Esto no exime de que, en algún momento, y de forma puntual, pueda presentarse información más detallada sobre la relación de parentesco que une a esas personas y al padre monoparental.

5 En el 37% de las ocasiones eran los abuelos paternos, es decir, los padres o madres del padre monoparental, mientras que en el 3,3% restante, se trataba de los abuelos o abuelas maternos/as, es decir, los suegros o suegras del padre monoparental.

6 La presencia mayoritaria de abuelos/as en estos hogares familiares era de esperar, pues forma parte de la propia estructura demográfica que presenta la sociedad. Nos encontramos en un momento histórico caracterizado por una esperanza de vida alta y una población envejecida, de ahí que la proporción de personas mayores, que en la mayoría de los casos son abuelos/as, sea alta. También nos encontramos con una realidad demográfica caracterizada por una mayor esperanza de vida en las mujeres de avanzada edad que en los hombres y una sobremortalidad masculina. Este hecho explica por qué la proporción de abuelas es superior a la de abuelos.

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Manuela Avilés Hernández

4. CONCLUSIONES GENERALES A PROPÓSITO DEL ANáLISIS REALIzADO

Al hablar de monoparentalidad masculina, es importante la proporción de padres que conviven junto a otros familiares, normalmente los abuelos y/o las abuelas, casi siempre por línea paterna, en un hogar complejo. Dentro de esta compo-sición, el perfil más extendido, que se explica a continuación, suponía en 2011 el 9,5% del total de hogares monoparen-tales masculinos, y el 26,6% del total de hogares complejos, siendo, además, el tercer perfil familiar más común dentro del conjunto de la monoparentalidad masculina de nuestro país. En relación a los padres monoparentales, se observa un perfil claro: son hombres en su mayoría jóvenes, de entre 35 y 49 años; algo menos de la mitad son divorciados o se-parados, aunque destaca la proporción de aquellos que son solteros; como máximo nivel de estudios tienen la primera etapa de la ESO; en el ámbito laboral, predominan, aunque las diferencias son bajas, aquellos que están parados o que están empleados en ocupaciones precarias con un número relativamente bajo de horas. Los hijos son en su mayoría varones y tienen principalmente entre 10 y 15 años, por lo que se encuentran, en general, cursando estudios primarios o secundarios. No obstante, también es alta la proporción de aquellos que tienen entre 0 y 9 años. Esta estructura fa-

miliar tiende a convivir con los abuelos/as por línea paterna, generalmente la abuela de 65 o más años, si bien resulta significativa la proporción de abuelos/as jóvenes, entre 50 y 64. Esto viene a evidenciar que la familia extensa también se constituye como una red de apoyo familiar clave cuando es el hombre el que asume en solitario el cuidado de sus hijos/as dependientes. Igualmente, constata un cambio en la compo-sición interna del hogar complejo, al haberse producido un cierto rejuvenecimiento en los abuelos y abuelas que acogen, tras la ruptura conyugal, a sus hijos y nietos. Esto viene a reforzar la idea que mantienen algunos expertos (Cf. Meil, 2011) de que la crisis económica que vivimos ha supuesto un reforzamiento de las normas de apoyo mutuo dentro de la familia.

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gRáfico 1. disTRibución de los hogaRes complejos en base a la idenTidad de las peRsonas que habiTan junTo al nú-cleo monopaRenTal masculino, año 2011 (%)

Fuente: Elaboración propia a partir del fichero de microdatos de la Encuesta de Población Activa. 4.º Trimestre de 2011.

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El valor de la auto-etnografía como fuente para la investigación social: del método a la narrativa

The value of auto-ethnography as a source for social research: from method to narrative

JOAqUÍN GUERRERO MUñOz Universidad de Murcia

Resumen: La auto-etnografía es un procedimiento de investigación que está enmarcado en el método etnográfico, que se ha desvelado como una herramienta de gran utilidad para la comprensión de la influencia del proceso investigador sobre el resultado de la investigación, en la que además se muestran las tensiones y paradojas que tienen lugar durante el quehacer investigador cuando éste se dirige a captar con profundidad la experiencia humana, social y culturalmente mediada. La auto-etnografía es un recurso novedoso tanto en la investigación básica como en la aplicada, que está contribuyendo a generar enriquecedores debates acerca de la construcción del conocimiento en las ciencias humanas y sociales. Este trabajo persigue llevar a cabo un análisis detenido y una reflexión crítica acerca del papel y del valor que la auto-etnografía posee como fuente en la investigación social.

Palabras clave: Etnografía, auto-etnografía, investigación social, método, narrativa.

1. INTRODUCCIÓN

El método etnográfico, desde la primera sistematización de sus reglas básicas que realizara el antropólogo de origen cen-troeuropeo B. Malinowski a principios del siglo XX, se ha ido enriqueciendo de forma progresiva de la práctica y la expe-riencia de campo hasta alcanzar en la actualidad elevadas co-tas de reconocimiento en el ámbito de las ciencias sociales y humanas. No obstante, la etnografía como método de inves-tigación, al tiempo que recibe alabanzas y adhesiones por sus contribuciones al conocimiento y al método científico en sus diversas vertientes, es objeto igualmente de duras críticas de parte de sus detractores más acérrimos. Esta pugna responde a un perenne y ancestral antagonismo entre naturalismo y positivismo, que todavía en nuestros tiempos está vigente y no ha sido superado pese a las ventajas contrastadas de la orientación multimétodo en la investigación social. Los dog-mas del positivismo: predominio de la lógica del experimento

en la investigación social, descubrimiento de las leyes uni-versales que establecen relaciones regulares entre variables y empleo de la observación neutral (Hammersley y Atkinson, 2001: 18), chocan con la perspectiva naturalista en la investi-gación social, que considera que los fenómenos sociales son sustancialmente diferentes de los fenómenos físicos y que el mundo social no puede ser entendido en términos de re-laciones causales puesto que entre otras cosas, las acciones humanas están basadas o inducidas por significados sociales. (p. 21). La etnografía nos permite describir a un grupo huma-no en su contexto, a partir de la vida cotidiana, en el entor-no natural en el que tienen lugar las diferentes interacciones sociales, reguladas por instituciones, sistemas de creencias y valores, normas y patrones de comportamiento incorporados por cada uno de los miembros que configuran esa colectivi-dad a través de un proceso de enculturación.

El método etnográfico se caracteriza por ser (Angrosino, 2012: 35-36):

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Joaquín Guerrero Muñoz

a) Un método de campo: la investigación se realiza in situ, en los entornos donde viven las personas y se relacionan entre sí.

b) Personalizado: el investigador observa y participa, está en contacto directo con las personas a las que estudia.

c) Multifactorial: se emplean diferentes técnicas de reco-gida de datos, que más tarde pueden ser analizados a través de sistemas de triangulación.

d) Un compromiso a largo plazo: la investigación etno-gráfica lleva consigo el contacto con las personas du-rante un largo periodo de tiempo, es extensiva.

e) Inductivo: parte de la recopilación de datos para con-trastar hipótesis.

f) Dialógico: los resultados de la investigación pueden ser valorados también por las personas que han sido estudiadas, y por tanto participan en la elaboración de las interpretaciones y conclusiones del estudio.

g) Integral: su pretensión es holística, es decir, se lleva a cabo para producir un retrato lo más completo y exhaustivo posible del grupo estudiado.

La investigación etnográfica en el trabajo social emergió en distintos campos y contextos. Ha sido el método de inves-tigación escogido por trabajadores sociales interesados en el análisis organizacional, y en las relaciones entre la práctica so-cial, la cultura y la manera en la que determinados conceptos fundamentales como pobreza, exclusión, investigación, ac-ción social etc., son construidos en la profesión y reflejan una cierta realidad social y cultural en la que los significados son negociados constantemente. Los investigadores del trabajo social, al igual que los antropólogos sociales, están inmersos en el “campo de investigación”, forman parte de las propias comunidades en las que se desarrolla la práctica social. El trabajador social se interesa por investigar cómo las normas y las creencias de los grupos y comunidades pueden entender-se con el fin de sensibilizar, desde un punto de vista cultural, la práctica profesional que en muchos casos está guiada por teorías, conceptos y modelos preconcebidos. En este senti-do la etnografía ha sido utilizada por los investigadores del trabajo social para hacer frente a los modelos centrados en las carencias y en los déficits en el funcionamiento social de las personas y los grupos, para mostrar cómo muchas perso-nas, que son consideradas a priori inadecuadas, insuficientes, etc., de hecho muestran una serie de recursos, de habilidades y de fortalezas personales que emplean para sobrevivir a su situación determinada. El uso de la etnografía como méto-do de análisis de las necesidades en la comunidad, ha favo-recido que éstas se conviertan en el foco de los programas de investigación-acción. De esta forma la etnografía puede

trascender los límites de la investigación, para emerger como un vehículo de motivación estratégica en la promoción de la praxis de la comunidad (Shaw y Gould, 2001: 138-139).

La auto-etnografía es una estrategia de investigación que incorpora por una parte las tradicionales referencias a la actividad etnográfica, y por otra parte, la propia biografía del investigador. Pero ¿en qué sentido y con qué propósito se añade la voz del investigador que es en este caso actor y sujeto de la propia etnografía? La auto-etnografía es una modalidad de investigación etnográfica que utiliza los mate-riales autobiográficos del investigador como datos primarios. A diferencia de otros formatos auto-referenciales como la auto-narrativa, la autobiografía, las memorias o los diarios, la auto-etnografía enfatiza el análisis cultural y la interpretación de los comportamientos de los investigadores, de sus pensa-mientos y experiencias, habitualmente a partir del trabajo de campo, en relación con los otros y con la sociedad que estu-dia. Es lo que algunos autores explican en diferentes trabajos sobre este género de etnografía como la exploración de la interacción entre el yo personal y lo social (Reed-Danahay, 1997), o entre el ser introspectivo y los descriptores culturales (Ellis y Bochner, 2000), esto es, la observación y la descripción detenida y en profundidad de la conexión entre lo personal y la cultura. Es verdad que originalmente la autoetnografía se refirió únicamente a los relatos, en primera persona, que los informantes realizaban de sí mismos o de su cultura, es decir, a cómo los “nativos” narraban su propia historia y contaban su particular manera de ser, sin la necesaria interlocución de un investigador o experto que tradujera sus formas de vida a un lenguaje científico predeterminado. Sin embargo, las críticas vertidas desde la misma antropología de finales del siglo veinte que reflexionaba acerca de la pureza del método etnográfico y de su propia identidad, en los términos que lo había planteado B. Malinowski y que seguían a pies juntillas buena parte de los investigadores, hicieron mella. Se instaló una corriente de pensamiento que defendía la necesidad de incorporar la voz del propio investigador en el proceso etno-gráfico, dejando de estar oculta o disfrazada por las preten-siones academicistas que amordazan la monografía en los cánones y estándares admitidos en el mundo académico. Así, cada vez con mayor frecuencia, la experiencia de campo era relata por el antropólogo como una pieza o eslabón funda-mental en la compresión del producto etnográfico final.

La auto-etnografía se haya liada a su impronta etnográfica, esto es, a su carácter cultural, como descripción del otro que forma parte de un entramado social y cultural determinado, diferente a nosotros mismos, pero al mismo tiempo, igual en su humana condición. La auto-etnografía, como la etnografía

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El valor de la auto-etnografía como fuente para la investigación social: del método a la narrativa

misma, es un proceso y un producto fraguado desde la mirada antropológica, de la que es imposible desligarlo. Es precisa-mente en la antropología social donde la auto-etnografía se ha difundido, para extenderse más tarde en otras disciplinas como la sociología, la pedagogía o el trabajo social. Su desa-rrollo en la antropología social ha dado lugar a tres grandes variedades: la denominada “antropología nativa”, producida por los antropólogos nativos del grupo de personas que tra-dicionalmente habían sido estudiados por extraños, la “au-tobiografía étnica”, escrita por miembros de grupos étnicos minoritarios, y la “etnografía autobiográfica” en la que los antropólogos interponen su experiencia personal en la escri-tura etnográfica convirtiéndola en una narración en primera persona, con una presencia actualizada del autor en el texto etnográfico (Reed- Danahay, 1997: 2), esto es, como un re-curso para sistematizar la experiencia y la subjetividad del “yo autorial” del etnógrafo (Pujadas, Comas y Roca, 2010: 242).

Este trabajo persigue llevar a cabo un análisis detenido y una reflexión crítica acerca del papel y del valor que la auto-etnografía posee como fuente en la investigación social. A partir de las aportaciones que se vienen realizando en este campo en importantes publicaciones científicas dedicadas a la investigación cualitativa se desarrollará una línea argu-mental central que desembocará finamente en tres grandes apartados. Por una parte describiremos en primer lugar las claves metodológicas de la auto-etnografía, para seguida-mente exponer el valor de la narrativa en el trabajo social y la utilidad del empleo de los recursos biográficos en la inves-tigación social. En último término abordaremos las críticas y los beneficios de la auto-etnografía en la investigación social.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Este trabajo plantea una reflexión crítica acerca del papel de la auto-etnografía en la investigación social. Para ello se ha optado por una metodología cualitativa, en la que se ha pro-cedido a una revisión sistemática de la literatura científica empleando los recursos de la Biblioteca de la Universidad de Murcia, en concreto, su catálogo de revistas electrónicas y el Open Acces Journal realizando búsquedas con los siguientes identificadores: autoetnografía, metodología cualitativa, in-vestigación social trabajo social y etnografía. De igual forma se han realizado otras búsquedas en el catálogo ALBA de la Universidad de Murcia, en el catálogo colectivo de REBIUM de la Red de Bibliotecas Universitarias así como en DIALNET. Del análisis de la literatura consultada se exponen una serie de resultados y conclusiones, de acuerdo a los propósitos y objetivos de este trabajo.

3. RESULTADOS

En este apartado voy a enumerar, en primer lugar, algunas de las claves metodológicas que nos pueden ayudar a compren-der esta estrategia de investigación y los retos que la misma plantea para la investigación social. Realizaré una presenta-ción de forma esquemática, sin la pretensión de que ésta sea una propuesta cerrada o definitiva, sino más bien un plan-teamiento inicial a partir del cual sea posible incorporar otros aspectos. La segunda parte de este apartado está dedicada al valor narrativo de la auto-etnografía y su papel en el trabajo social. Paso a enumerar algunos puntos clave:

1. El necesario equilibrio entre el contenido, el proceso de investigación etnográfico y el análisis de la información. Encontramos que en las distintas aplicaciones de la au-toetnografía, existen trabajos en los que se concede mayor importancia a la descripción (grafía), mientras que en otras lo realmente relevante es el análisis cultu-ral y la interpretación o bien la auto-narrativa. La auto-etnografía debería poseer un equilibrio entre estos tres aspectos, ser etnográfica en su orientación metodoló-gica, cultural en cuanto a su vertiente interpretativa, y autobiográfica en lo que se refiere a su contenido.

2. El conveniente desarrollo y la necesaria delimitación del rol investigador. Este rol lleva consigo asociado determinadas funciones. En cuanto investigadores, se espera que el auto-etnógrafo recoja sistemática-mente los datos, a través de los procedimientos de los que se nutre la etnografía, y lleve a cabo un análisis pormenorizado de los mismos redactando finalmente los informes de investigación pertinentes. Como en la etnografía, en la auto-etnografía es necesaria la ve-rificación de los datos mediante la triangulación de fuentes e informaciones, y analizar e interpretar los datos para descifrar los significados culturales de los acontecimientos, comportamientos y pensamientos. El auto-etnógrafo debe orientarse en todo momento desde una actitud crítica, analítica y reflexiva para des-velar los matices culturales que realmente le interesan.

3. En la auto-etnografía, las narraciones autobiográficas propiamente dichas nos permiten una comprensión cultural de uno mismo y de los otros, por ello ocupan un lugar central, en cambio la narración en sí misma no ha de ser lo “predominante”, esto es, los conte-nidos autobiográficos se han de combinar con otras fuentes y recursos, sin que dominen por entero el pro-ducto etnográfico final, en el que se han de incorporar además el análisis y las interpretaciones que se han derivado del proceso etnográfico.

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Joaquín Guerrero Muñoz

4. En el empleo de la auto-etnografía es imprescindible describir de forma fiel las condiciones de la investiga-ción y todas aquellas variables que están relacionadas con la ecuación personal, esto es, que podrían afectar a la toma de decisiones durante el proceso de investi-gación en relación principalmente con el acceso a las fuentes (documentos, informes, etc.), con las técnicas de recogida de datos (entrevista, auto-observación, etc.), con la selección de las unidades de observación, con las estrategias de análisis y las orientaciones teóri-cas empleadas en la interpretación.

5. La aplicación de esta estrategia etnográfica requiere de un entrenamiento específico en habilidades con-cretas para la introspección personal e interactiva. La auto-observación, el auto-análisis y la auto-reflexión suelen estar contaminadas por automatismos y me-canismo de defensa inconscientes que dirigen nues-tra atención hacia determinados aspectos, obviando otros o haciéndolos ocultos para los demás. Es por tanto necesario antes de realizar una inmersión etno-gráfica de este tipo, evaluar nuestras propias capaci-dades y detectar si existen lagunas o carencias que debemos suplir previamente, o bien que limitan el tra-bajo de campo en tal grado que la auto-etnografía no resultaría una estrategia metodológica válida y útil.

6. En la auto-etnografía pone en práctica la evocación de hechos y acontecimientos pasados que se incor-poran a la narración autobiográfica con cierto sentido y valor. Es decisiva la memoria en esta modalidad et-nográfica, pero la memoria tiene beneficios al tiem-po que cuenta con evidentes limitaciones, es selec-tiva por ejemplo, y sus contenidos se ven afectados por el paso del tiempo, existe un deterioro propio del curso de la vida. De ahí que desde un punto de vista metodológico, la evocación deba estar “apoyada” en otros instrumentos, técnicas y fuentes que permitan completarla o verificar el sentido de ciertos hechos o experiencias que se van a relatar.

7. En la investigación cualitativa, la etapa de recolección de datos no siempre es secuencial o separada de la de análisis de datos / interpretación. Más bien, el proceso de recolección de datos a menudo se entrelaza e inte-ractúa con el análisis de datos y la interpretación. En otras palabras, estas actividades suelen tener lugar al mismo tiempo o se informan mutuamente de una ma-nera similar. Por ejemplo, cuando en la auto-etnogra-fía se recuerdan experiencias pasadas, no se trata de trozos escogidos al azar o de recuerdos fragmentados

sin sentido. Más bien, el etnógrafo selecciona algunos de los recuerdos con su enfoque de la investigación y los criterios de recogida de datos. Durante este proce-so de recolección de datos, los investigadores también son capaces de afinar sus criterios, que a su vez forma al proceso de análisis y la interpretación. Al analizar e interpretar textos de campo auto-etnográficos, debe-mos tener en cuenta que la intención etnográfica de obtener una comprensión cultural de uno mismo que está íntimamente conectado con otros en la sociedad. Los significados culturales de los pensamientos y com-portamientos -verbal y no verbal -deben interpretarse en el contexto cultural de uno mismo.

Una premisa fundamental del enfoque narrativo en las Ciencias Sociales es que la experiencia humana queda par-cialmente inscrita y organizada en los relatos que construi-mos acerca de lo vivido. De esta afirmación se deduce que los relatos o las narraciones son realidades discursivas en las que se condensan y fijan nuestras vivencias personales a través del lenguaje oral o escrito, aunque tan sólo sea de una forma limitada y parcial puesto que, claro está, no todo lo vivido puede ser aprehendido o sustituido por la palabra. Aquello que contamos a los demás, y que también nos contamos a nosotros mismos, emerge de procesos intencionales de se-lección, elaboración, expresión y rememoración de las expe-riencias personales. La auto-etnografía es, al menos en parte, un relato de la propia experiencia. Ya se ha dicho que uno de los riesgos metodológicos de la auto-etnografía es que lo narrativo se imponga a la interpretación cultural, en cambio, la experiencia biográfica relatada es lo que concede un valor distintivo a esta estrategia frente a la etnografía entendida a la manera tradicional.

Las experiencias relatadas modelan nuestra propia vida, la visión que tenemos de nosotros mismos, de la realidad y de las relaciones con los demás. La narración o el relato de lo vivido, y de lo que está por vivir, posee una estructura con-creta, pero también un contenido y un significado propios. Así, toda narración se caracteriza por contener un orden y secuencia determinados (Larsson y Sjöblom, 2010: 272), lo cual significa esencialmente que los elementos incorporados por el narrador a la narración son escogidos previamente, organizados, interconectados y evaluados para un público determinado (Riessman, 2004). En la auto-etnografía este ordenamiento debe responder a los objetivos de la investiga-ción y al diseño de la misma, y no ser únicamente un ejercicio de narración libre. En la narración cada acción se haya enca-denada a la siguiente, no únicamente de una forma temporal sino también en tanto que resultado de la lógica argumental

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El valor de la auto-etnografía como fuente para la investigación social: del método a la narrativa

y de los recursos lingüísticos que el narrador dispone para comunicar un cierto significado a sus oyentes o a sí mismo. En este sentido podemos afirmar que cada auto-etnografía posee una “escritura” singular, una forma única de plasmar ciertos hechos y vivencias.

En definitiva, a través de la auto-etnografía, y de la in-corporación en la misma de elementos narrativos, estamos describiendo una orientación metodológica según la cual no es posible tener un conocimiento directo del mundo. La ex-periencia de la realidad es una experiencia mediada y cons-truida. Los enfoques narrativos surgieron en la década de los años ochenta del siglo pasado, de la mano del constructivis-mo social y de otros enfoques y movimientos relativistas de las ciencias sociales. Desde esta posición ontológica y epis-temológica relativista que alimentó el enfoque narrativo en sus comienzos, nada existe fuera del lenguaje mismo, y en la práctica el investigador social se ocupa de comprender y des-velar cómo las personas identifican, ordenan y confieren un sentido determinado a sus experiencias, a través de las histo-rias que crean acerca de sí mismos, los demás y el mundo que les rodea. Lo que sabemos de la vida proviene de la experien-cia, y ésta se encuentra en todo momento mediada por actos genuinos de interpretación y significación, en definitiva, el mundo se nos hace compresible porque poseemos represen-taciones o visiones del mismo que son esencialmente narra-tivas; contamos historias acerca de cómo es ese mundo, qué fuerzas intervienen en él, qué valor posee para nosotros, etc.

El investigador social, desde una orientación narrativa, dirigirá su práctica a la búsqueda de los significados, a la forma en la que el mundo es entendido subjetivamente a través de las historias, y a cómo éstas, las narraciones, son poderosas herramientas de trabajo que constituyen el “so-porte vital” de la identidad de las personas al proporcionar un contexto de fondo que da coherencia a sus vidas y les posibilita interpretar tanto su identidad como la de otras per-sonas (Roscoe y Madoc, 2009: 5). La auto-etnografía puede resultar un gran recurso para este propósito. Malcolm Payne recogió en un texto emblemático la idea de que era muy relevante la escucha focalizada en las historias y narraciones de las personas que buscan ayuda porque éstas, las narracio-nes, son una fértil fuente de conocimiento, no sólo acerca de cómo construyen las personas su propia identidad sino tam-bién sobre cómo son capaces de modificarla, asumir nuevos roles o crear significados distintos (Payne, 2005). El carácter transformador de la auto-etnografía es igualmente un recur-so muy valioso en la investigación orientada hacia la acción social.

4. DISCUSIÓN

Algunas de las ventajas metodológicas de la auto-etnografía, como ha expuesto H. Chang en diferentes apartados de su trabajo Autoethnography as method (2008), son que:

— La principal fuente de datos es el propio investigador.— El auto-etnógrafo es un “etnógrafo privilegiado” que

tiene acceso a datos familiares e íntimos.— La auto-etnografía es de fácil lectura, por lo que es

compresible para el potencial lector.— La auto-etnografía permite una comprensión de uno

mismo y de los demás.— La auto-etnografía nos transforma y transforma a los

demás.— La auto-etnografía permite abandonar ciertos conven-

cionalismos metodológicos.

Por otra parte algunas de las críticas que se han realizado a la auto-etnografía son:

— Que se trata de un enfoque que pone la atención en lo “auto”, de manera aislada de los otros.

— El énfasis que en ocasiones se concede a la narración frente a la interpretación cultural.

— El recurso constante a la memoria y la evocación de datos, sin que se apliquen otras estrategias de con-traste y validación de la información.

— No seguir adecuadamente normas éticas relacionadas con la confidencialidad.

— La aplicación incorrecta del término auto-etnografía.

Más allá de estas críticas podemos concluir que, pese a las limitaciones, o desventajas si se quiere, de la auto-etno-grafía ésta representa en la investigación social una oportu-nidad para construir textos analíticos e interpretativos más accesibles, que poseen claramente mayores ventajas para su difusión. Además la auto-etnografía tiene un valor emanci-patorio evidente, al menos en dos sentidos. Por una parte al conceder voz a quienes en ocasiones no se les ha otorgado en la investigación, al propio autor como protagonista o a los informantes, y por otra, al romper con los constreñimientos de la metodología positivista tan obsesionada con los crite-rios de fiabilidad, validad, verificabilidad y replicabilidad, en favor de una mayor capacidad creativa del investigador que le permite explorar ciertas áreas o temáticas que exigen un enfoque distinto al que propone, por ejemplo, el método ex-perimental.

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Joaquín Guerrero Muñoz

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La cooperación técnica entre las administraciones públicas y otros actores para el desarrollo de las políticas sociales

INMACULADA LASALA MESEGUERSubdirectora General Adjunta de Programas Sociales de la Dirección General de Servicios para la Familia y la

Infancia (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España)

Resumen: La colaboración técnica y financiera entre las administraciones públicas y otros actores de la sociedad civil, dentro del respeto al marco competencial e inspirada en los principios de responsabi-lidad, participación, igualdad y equidad, constituye un instrumento esencial para la planificación, coor-dinación y seguimiento de las políticas sociales, máxime en momentos de importantes cambios sociales y de crisis económica, con el fin de atender las necesidades sociales de la ciudadanía y especialmente de aquellos grupos en riesgo para elevar la calidad de vida de las personas, luchar contra la pobreza, la discriminación y la exclusión social y alcanzar mayores cotas de bienestar social.

Palabras clave: Cooperación, administraciones públicas, actores sociales.

Abstract: Technical and financial collaboration among public administrations and also with others civil society actors, fully respecting the constitutional system of distribution of powers and inspired by the principles of responsibility, participation, equality and equity, is a key element for planning, coordinat-ing and monitoring social policies. Specially in moments such as this, in which we face important social changes and an economic crisis, with the final aim of taking care of citizens´ social needs and specially of those belonging to groups at a higher risk, looking forward to increase life quality, fighting poverty, discrimination and social exclusion and increasing social welfare.

Keywords: Cooperation, public administrations, social actors.

Con esta comunicación pretendemos destacar el papel que juega la necesaria cooperación técnica y financiera en-tre los distintos actores que intervienen en la gestión de las políticas sociales, especialmente en un Estado descentrali-zado como es el español y en un ámbito como el de acción social en el que el tercer sector ha alcanzado altas cotas de intervención. Dada la amplitud conceptual de las políticas sociales que tienen como eje central el bienestar de las per-sonas, nos centraremos aquí en uno de los pilares del estado de bienestar: los servicios sociales. Para ello y tras una breve referencia al sistema competencial, expondremos primero cuáles han sido los antecedentes de la cooperación entre los tres niveles de la administración existentes en España: General del Estado, administraciones autonómicas o comu-nidades autónomas (regiones) y administraciones locales o corporaciones locales (ayuntamientos o municipios, dipu-taciones o provincias, mancomunidades, consorcios, etc.), para pasar luego a destacar las principales líneas actuales de

cooperación técnica con las administraciones públicas y con los actores sociales (instituciones, asociaciones, organismos, colegios profesionales, universidades, ONG, etc.) y los prin-cipales resultados de la misma, así como de los órganos de participación adscritos al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

La Constitución Española establece en su artículo 1 que “España se constituye en un Estado social y democrático de derecho” lo que implica la construcción de un Estado de bienestar que favorezca el establecimiento de una serie de derechos a las prestaciones sociales. Sin embargo, el texto constitucional no contempla de forma directa los Servicios Sociales y si bien en el artículo 41 se atribuye al Estado la competencia para “garantizar la asistencia y prestaciones su-ficientes ante situaciones de necesidad”, la asistencia social aparece señalada tan sólo en el artículo 148.1.20 y descrita como una de las competencias que pueden asumir las comu-nidades autónomas.

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Inmaculada Lasala Meseguer

Por ello, los Estatutos de Autonomía han asumido, aun-que con diferentes denominaciones, los Servicios Sociales como competencia propia. Se inicia así un proceso de elabo-ración y aprobación a partir del año 1983 de Leyes de Ser-vicios Sociales en las comunidades autónomas (actualmente muchas de segunda generación) que responden a una es-tructura similar y un propósito idéntico: la implantación de un Sistema Público de Servicios Sociales, con elementos co-munes a todas ellas, suprimiéndose definitivamente la bene-ficencia y otorgando a las comunidades autónomas las ple-nas competencias en materia de servicios sociales.

Por lo que se refiere a la prestación de los servicios sociales por parte de los entes locales, la Ley de Bases de Régimen Lo-cal de 1985 establecía la obligatoriedad de los ayuntamien-tos de más de 20.000 habitantes de prestar servicios sociales. No obstante, la reciente Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, ha llevado a cabo una reordenación de las competencias y reduce las competencias propias de los municipios con po-blación superior a 20.000 habitantes en materia de servicios sociales a la “evaluación e información de situaciones de ne-cesidad social y la atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social“.

La ley establece el 31 de diciembre de 2015 como fecha máxima para la efectividad de esta reorganización competen-cial, momento en el cual previsiblemente se contará también con su desarrollo reglamentario. Es muy pronto por tanto para poder valorar las futuras consecuencias y desarrollo de la misma y pueden introducirse importantes modificaciones en la prestación de los servicios sociales por parte de las cor-poraciones locales, especialmente de los ayuntamientos.

Por su parte, la Administración General del Estado y con-cretamente el actual Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia dependiente de la Secretaría de Estado de Ser-vicios Sociales e Igualdad, tiene, entre otras, las siguientes funciones:

— El impulso, análisis, elaboración, coordinación y segui-miento de los programas de actuación en materia de servicios sociales de atención primaria, de inclusión social, de protección y promoción de las familias y la infancia y de prevención de las situaciones de dificul-tad o conflicto social.

— El impulso, elaboración, coordinación y seguimiento del Plan Nacional de acción para la inclusión social, de acuerdo con la Estrategia europea de inclusión social.

El impulso de políticas públicas para la promoción y mejo-ra de las condiciones de vida de la población gitana española.

La gestión de la formación de profesionales de los Ser-vicios Sociales de atención primaria, de inclusión social y de protección y promoción de las familias y la infancia.

Este breve esbozo acerca de las competencias de las ad-ministraciones públicas en materia de acción social pone de manifiesto la ausencia de una ley nacional que establezca un marco y pautas comunes en todo el Estado, que concrete las prestaciones mínimas, el sistema de financiación y los canales de coordinación y conexión entre el sector público y el resto de los agentes prestadores de servicios.

Era necesario por tanto recurrir a la vía de la cooperación técnica, administrativa y financiera entre los tres niveles de la administración con la finalidad de impulsar una red pública de servicios sociales. Esta vía se inició en el año 1987 entre el entonces Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y las comu-nidades autónomas, incorporándose a la misma en 1999 las ciudades con Estatuto de Autonomía: Ceuta y Melilla.

El origen de esta colaboración como decimos, tenía como fin último el desarrollo del Sistema Público de Servicios Socia-les, configurado como “un conjunto de prestaciones y servi-cios dirigidos a toda la población, con independencia de sus características sociales y, en su caso, a determinados grupos de población que presentan necesidades específicas”, así como aunar los objetivos comunes de cooperación económi-ca (a través de las aplicaciones presupuestarias consignadas en los Presupuestos Generales del Estado para cada ejercicio económico) y técnica de las administraciones implicadas en el área de los Servicios Sociales, creándose en 1988, el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales de Corporaciones Locales, para la consolidación de una red de servicios sociales de gestión local.

Esta colaboración se instrumentó a través de Convenios entre la Administración General del Estado y las comunida-des autónomas para financiar conjuntamente una Red Bási-ca de Servicios Sociales de Atención Primaria, en donde se garantizaba el acceso a unas determinadas prestaciones so-ciales básicas (información y orientación, ayuda a domicilio y apoyo a la unidad de convivencia, alojamiento alternativo y prevención y reinserción social) a través de los siguientes equipamientos: centros de servicios sociales, albergues y cen-tros de acogida.

A estos primeros convenios de colaboración para el Plan concertado en 1988, siguieron los convenios para otros pro-gramas sociales como el Plan de desarrollo gitano, el de lu-cha contra la Pobreza, el Plan Estatal del Voluntariado, los de Infancia y Familia, Discapacidad, etc., manteniéndose en la actualidad las subvenciones -consignadas en los Presupues-tos Generales del Estado- a las comunidades autónomas (to-

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La cooperación técnica entre las administraciones públicas y otros actores para el desarrollo de las políticas sociales

das, excepto Navarra y País Vasco por su especial sistema de financiación si bien se mantiene con las mismas la colabora-ción técnica) y a las ciudades de Ceuta y de Melilla para el Plan concertado, el Plan de desarrollo gitano y el Congreso Estatal del Voluntariado (el cual se celebra todos los años or-ganizado por una de las comunidades autónomas, incluidas Navarra y País Vasco).

En el marco del Plan concertado ya se establecían unos compromisos no solo financieros sino también técnicos entre los tres niveles de la Administración Española: Los compromi-sos abarcaban los siguientes ámbitos: financiación, informa-ción y asistencia técnica.

Compromiso de financiación. La Administración Gene-ral del Estado se compromete a destinar una consignación específica en los presupuestos generales del Estado y las comunidades autónomas a aportar una cantidad al menos igual o superior a la del Estado a la vez que éstas determinan la aportaciones de las corporaciones locales de su territorio responsables de cada uno de los proyectos (cláusula 5.ª del Convenio. Aportaciones económicas de las partes). La finan-ciación conjunta de las tres administraciones se eleva, según los últimos datos disponibles del ejercicio 2013 a más de 845 millones de euros y es importante destacar el incremento de la aportación de las entidades locales en los últimos años: a título de ejemplo, en el pasado ejercicio económico la apor-tación prevista de aquellas ha sido de un 59,85%, frente al 36,88% de las comunidades autónomas y el 3,26 del Minis-terio.

Compromiso de información. El conocimiento de los resultados de la cooperación financiera resulta necesario para constatar la eficacia en el cumplimiento de sus objetivos y supone un elemento importante para la evaluación y la pla-nificación de los servicios y equipamientos, a la vez que per-mite la introducción de medidas que puedan dar respuesta a nuevas necesidades emergentes.

Los datos sobre el desarrollo de las prestaciones básicas de servicios sociales, se obtienen a través de las aplicaciones informáticas de gestión (PBSS entorno Web) y de explotación (RIPS-PBSS) que permiten elaborar las memorias de evalua-ción de los proyectos cofinanciados por el Plan concertado, disponibles en la página Web del Ministerio.

A estas estadísticas e informe se añaden los estudios e información derivada de la explotación del Sistema de In-formación de Usuarios de Servicios Sociales, SIUSS (fruto de la firma de convenios de colaboración con las comunidades autónomas para la implantación y explotación de los datos) cuya información sirve para analizar la demanda y adaptar los servicios a las necesidades de la población.

Esta aplicación informática permite la recogida de los datos básicos del usuario y usuaria de los servicios sociales; información necesaria para realizar una intervención profe-sional como respuesta a una demanda social.

Las modificaciones de contenidos, mejoras de la aplica-ción, actualización, etc. se consensúan entre todas las comu-nidades autónomas, a través del Grupo de trabajo constitui-do al efecto.

Compromiso de asistencia técnica. La cooperación técnica –la cual se inicia con el Plan Concertado y se ha man-tenido constante a lo largo de los años– marca, además de un compromiso, una metodología de trabajo que canaliza mecanismos de apoyo e intercambio de información mutuos entre las administraciones públicas, pretende la planificación conjunta de programas sociales así como la mejora de la ca-lidad de los servicios sociales y otros ámbitos de la política social.

Esta cooperación se instrumenta a través de las comisio-nes de seguimiento de los distintos programas y de los gru-pos de trabajo de carácter técnico y especializado por razón de la materia a tratar.

La dinámica de cooperación que generó el Plan Concer-tado ha seguido dando sus frutos en las décadas siguientes, extendiendo sus efectos a otros ámbitos de la política social. Queremos señalar, a título ejemplo, algunos de los últimos productos y resultados obtenidos:

— Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social (PNAIN) 2013-1016, aprobado por Acuerdo de Con-sejo de Ministros el 13 de diciembre de 2013, con él se pretende seguir avanzando en una estrategia basa-da en el concepto de la inclusión activa que articule de forma eficaz y eficiente medidas orientadas a la inclusión laboral, la garantía de ingresos y el acceso a servicios públicos de calidad. Este Plan de inclusión incorporar por primera vez un objetivo transversal de lucha contra la pobreza infantil, siguiendo la Reco-mendación de la Comisión Europea de 20 de febrero de 2013 “Invertir en la infancia: romper el ciclo de las desventajas”, la cual fija un marco común europeo para luchar contra este fenómeno.

— Catálogo de referencia de servicios sociales (2013), aprobado por Acuerdo del Consejo Territorial de Servicios Sociales y del Sistema del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia el 16 de enero de 2013, ha sido fruto del consenso y del tra-bajo en común con las comunidades autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla. Reúne en un único docu-mento las prestaciones a las que podrían acceder las

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Inmaculada Lasala Meseguer

personas en el conjunto del territorio estatal, estable-ciéndose asimismo unos principios de calidad y buen uso, comunes.

— Documento técnico “Configuración de una red local de atención a personas sin hogar integrada en el Sis-tema Público de Servicios Sociales. 100 argumentos y propuestas” (2011), fruto de trabajo de un grupo de cooperación técnica sobre la atención a personas sin hogar, constituido el 12 de noviembre de 2009, cons-tituye un conjunto de orientaciones para el desarrollo de una red de centros y servicios de atención a las personas sin hogar con objeto de diseñar referencias compartidas y elementos comunes para el conjunto del Estado.

— Estrategia para la inclusión social de la población gitana en España 2012-2020, aprobada por el Con-sejo de Ministros el 2 de marzo de 2012. Fruto de la Comunicación de la Comisión Europea “Un Marco Europeo de estrategias nacionales de inclusión de la población gitana hasta 2020” en la que se llama a los estados miembros a diseñar estrategias para esta población en los definiendo objetivos concretos en los ámbitos de educación, empleo, salud y vivienda, y elaborada en cooperación con las comunidades autó-nomas y fruto del trabajo desarrollado en el seno del Consejo Estatal del Pueblo Gitano.

Asimismo, igualmente relevante resulta dentro de este de este compromiso la formación de las y los profesionales de los servicios sociales.

El Plan de formación de la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia en el cual colaboran las comuni-dades autónomas a través de la Comisión de formación esta-blecida al efecto, tiene como objetivo prioritario la formación continuada, el adecuar la preparación de las y los profesiona-les a las nuevas demandas de atención a la ciudadanía y crear espacios de reflexión, intercambio de experiencias y análisis de la práctica profesional conducentes a mejorar la calidad de la intervención social en los ámbitos de los servicios socia-les, la familia y la infancia.

El Plan contempla un conjunto de actividades formativas de diversa naturaleza como cursos presenciales sobre servi-cios sociales de atención primaria, cursos presenciales sobre el Sistema de información de usuarios de servicios sociales (SIUSS), cursos a distancia y cursos de tele-formación.

Por último, y no por ello menos importante, queremos hacer una referencia a la colaboración con el Tercer Sector de Acción Social (TSAS). La colaboración con las entidades del tercer sector de acción social se instrumenta formalmente a

través del Consejo Estatal de ONG de Acción Social, órgano consultivo adscrito a la Administración General del Estado a través del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igual-dad, que tiene entre otras funciones, la evaluación diagnósti-co y propuestas de medidas sobre las políticas sociales.

Esta colaboración se ha visto reforzada recientemente con la creación, mediante Resolución de 28 de enero de 2013, de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, de la Comisión para el Diálogo Civil con la Plataforma del Tercer Sector de Acción Social, grupo de trabajo que se constituye en un mecanismo permanente de interlocución y supone un alianza público- privada para la ejecución de medidas por las entidades que integran el Tercer Sector.

El papel que hoy cumple el TSAS debe mucho a la acción de la administración pública para promover su desarrollo en la década de 1990 y está estrechamente vinculado a las po-sibilidades de obtener financiación a través de las subven-ciones derivadas del 0,7% del IRPF que permitió en el año 2013 financiar más de 76 programas para la inclusión social y atender a más de 400.000 personas en situación de riesgo.

En el ámbito de las políticas sectoriales, en concreto las llevadas a cabo con población gitana, es necesario destacar el trabajo que desarrolla el Consejo Estatal del Pueblo Gita-no, un nuevo ejemplo de trabajo en clara cooperación con el tercer sector. Este Consejo, que se crea y regula por el Real Decreto 891/2005, de 22 de julio, es un órgano colegiado interministerial, consultivo y asesor, adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través del que se confiere un carácter institucional a la colaboración y la coo-peración del movimiento asociativo gitano con la Adminis-tración General del Estado para el desarrollo de políticas de bienestar social que posibiliten la promoción integral de la población gitana.

BIBLIOGRAFÍA:

http://www.msssi.gob.es/ssi/familiasInfancia/inclusionSocial/home.htm

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La pérdida de garantías en los Servicios Sociales Comunitarios: la reforma local

The loss guarantees Community Social Services: Local reformFRANCESC XAVIER UCEDA I MAzA, LUCÍA MARTÍNEz MARTÍNEz,

JOSé JAVIER NAVARRO PéREz Y M.ª DE LAS MERCEDES BOTIJA YAGüEUniversidad de Valencia.

Resumen: La Ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local modifica profundamen-te el sistema de servicios sociales que se había desarrollado en los últimos treinta años en España. El sistema había conseguido consolidarse después de treinta años de un lento desarrollo, su valor funda-mental es la proximidad a la ciudadanía, garantizada por la gestión y prestación desde los Ayuntamien-tos de los Servicios Sociales Generales. A nuestro juicio supone un profundo cambio en el sistema que puede suponer la supresión de múltiples servicios, programas y profesionales.

Palabras clave: Servicios Sociales Municipales, privatización, responsabilidad pública, beneficencia, ayuntamientos.

Abstract: The Law of rationalization and sustainability of local government profoundly modifies the system of social services that had developed over the past thirty years in Spain. The system had man-aged to consolidate after thirty years of slow development, its fundamental value is the proximity to the citizens guaranteed by the management and delivery from the councils of the General Social Services. In our view represents a profound change in the system that can lead to the suppression of multiple services, programs and professionals.

Keywords: Municipal social services, privatizations, town and city councils, provincial council, public responsibility, charity.

1. INTRODUCCIÓN

A partir de la democratización de las instituciones se consti-tuyen los Servicios Sociales (SS.SS), son por tanto el sistema de protección más joven del Estado Español. En la actualidad y después de treinta años, son uno de los cuatro pilares del estado del bienestar, junto con el sistema de pensiones, sani-dad y educación. Son de plena competencia autonómica; por tanto, no existe un marco estatal que los defina, a diferen-cia de los otros sistemas, descentralizados pero armonizados desde una legislación básica estatal.

Además tiene otra particularidad, es el único sistema donde las corporaciones locales (diputaciones y ayuntamien-

tos) ejercen amplias competencias. Se organiza en servicios sociales de atención primaria (dependencia local) y especia-lizados (dependencia autonómica). Los primeros constituyen la estructura básica del sistema público de Servicios Sociales y tienen como finalidad conseguir unas mejores condiciones de vida de la población por medio de una atención integrada y polivalente. Los segundos, es decir, los especializados, se di-rigen a atender necesidades específicas que requieren de una acción más compleja e intensa, en este sentido coincidimos con Casado y Fantova (2007:29) cuando señalan que: “el nivel de atención especializada no ha de absorber el grueso de la demanda que plantean los usuarios con alguna circuns-tancia especial (problemas familiares, infancia, discapacidad,

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Francesc Xavier Uceda i Maza, Lucía Martínez Martínez, José Javier Navarro Pérez y M.ª de las Mercedes Botija Yagüe

etc.) sino que ha de seguir un criterio minimalista o subsidia-rio respecto a la atención primaria”.

La aprobación de la Ley de Racionalización y Sostenibi-lidad de la Administración Local (Ley 27/2013, de 27 de di-ciembre) y, en particular, de su artículo siete, que modifica el artículo 26 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las bases de régimen local sobre competencias de los ayunta-mientos y, específicamente, de los Servicios Sociales, genera incertidumbre y preocupación cuando señala que la única competencia propia de los ayuntamientos será “la evalua-ción e información de situaciones de necesidad y la atención inmediata a personas en situación de riesgo o riesgo de ex-clusión social”.

En este sentido es necesario preguntarse: ¿qué con-secuencias futuras puede tener la aplicación de la ley tal y como se ha redactado?; ¿qué rol desarrollarán los actuales servicios sociales municipales? ¿A qué obedece la nueva es-tructuración?,…

Constituyen los objetivos de esta ponencia: a) analizar la reforma local y su impacto en los Servicios Sociales de aten-ción primaria; b) valorizar la atención primaria como nivel fundamental del sistema y c) construir un diálogo sobre el alcance de la reforma en el escenario futuro y en la profesión del trabajo social (principal actor del sistema).

2. MATERIAL Y MéTODOS

La metodología de la investigación ha sido mediante el aná-lisis documental formando parte del mismo: a) Memorias del Plan Concertado de Prestaciones Básicas; b) Ley de Racionali-zación de la administración Local; c) Informe del Consejo de Estado; d) Informe del consejo general de trabajo social y e) Informe de la asociación estatal de directores y gerentes de Servicios Sociales.

Asimismo se ha enriquecido con la asistencia a foros de debates organizados por diferentes instituciones y or-ganizaciones sociales: I Jornada de Análisis de la Reforma Local organizada por el Instituto Interuniversitario de De-sarrollo Local; XX Congreso de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, II Jornadas de Servicios Sociales: Retos y Desafíos organizada por la Universitat de València, junto con el Colegio de Trabajadores Sociales de València, etc.

A partir de estos informes y coloquios se ha obtenido un diálogo fecundo entre diversidad y unidad, esto es, la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad, o lo que Bour-dieu (1999) calificó como el espacio social de los puntos de vista que a continuación planteamos.

3. RESULTADOS

Uno de los hallazgos encontrados en los diferentes informes y que más se ha formulado en las jornadas de debate ha sido la reflexión sobre uno de los valores fundamentales del actual sistema de Servicios Sociales que es la proximidad re-presentada en la gestión de los Servicios Sociales Generales por parte de los Ayuntamientos. Desde la proximidad se pres-tan servicios de ayuda a domicilio, promoción comunitaria, cooperación social, apoyo psicosocial, intervención familiar, prevención de las situaciones de riesgo a la infancia, la pro-moción de la autonomía y la gestión de las situaciones de dependencia, la atención a la violencia de género, etc.

En este sentido la Asociación Estatal de Directores y Ge-rentes de Servicios Sociales ha publicado recientemente un informe sobre el valor de la proximidad en cifras a partir de los datos de la Memoria del Plan Concertado de Prestacio-nes Básicas de Servicios Sociales en Corporaciones Locales 2010-2011, elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En el mismo se pone de manifiesto que el año 2011 las corporaciones locales han gestionado 1.330 millones de euros. Los puestos de trabajo de esta red de ser-vicios sociales en el ámbito local son 50.007, han atendido 7 millones de personas.

En la tabla 1 se observa cómo se financian los servicios sociales municipales entre las tres administraciones públicas: Ministerio (administración General del Estado-AGE), Comu-nidades Autónomas (CC.AA) y Corporaciones Locales (CC.LL). Los servicios sociales de las corporaciones locales han gestionado 1.329.528.632 € el año 2011, y sus principales financiadores han sido las Comunidades Autónomas, segui-das de cerca por las Corporaciones Locales y, finalmente, el Ministerio.

Tabla 1. financiación de los seRvicios sociales de las coRpoRaciones locales. año 2011

Administración Aportación (€) Porcentaje

Ministerio SSSI 86.633.150 6,51%

CC.AA 710.569.936 53,40%

CC.LL 532.325.545 40,00%

TOTAL 1.329.528.632 100,00%

Fuente: Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. “El valor

de la proximidad” (2013)

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La pérdida de garantías en los Servicios Sociales Comunitarios: la reforma local

En la tabla 2 se observa que las prestaciones que desarro-lla el sistema y el personal para ello suponen prácticamente el 99% de la ejecución presupuestaria. Es decir, es un sistema donde las prestaciones y las atenciones personales llegan di-rectamente a la ciudadanía sin intermediarios.

Tabla 2. gasTos poR paRTida. año 2011

Partida Importe Porcentaje

PERSONAL 458.558.605,94 34,46%

PRESTACIONES 847.366.126, 08 63,68%

MANTENIMIENTO 18.916.911, 37 1,42%

INVERSIÓN 5.771.055,80 0,43%

TOTAL 1.329.528.632 100,00%

Fuente: Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. “El valor

de la proximidad” (2013)

En la tabla 3 se ve que los servicios sociales atendieron a 6.930.978 usuarios, un 15,83% con respecto a la pobla-ción de referencia. Estos usuarios se benefician de una o de diferentes prestaciones. Hay que destacar la importancia de la ayuda a domicilio, con el 78%, servicio de máxima proxi-midad y prioridad que beneficia mayoritariamente una po-blación muy vulnerable, como las personas dependientes (mayores o discapacidades).

Tabla 3. gasTo y usuaRios poR Tipo de pResTación. año 2010

Prestación Usuarios % Gasto (€) %

Alojamiento Alternativo 106.852 1,33% 13.827.013 1,66%

Apoyo a la unidad conv. 519.046 6,45% 34.451.744 4,14%

Ayuda a do-micilio 648.738 8,06% 653.159.759 78,55%

Información y orientación 5.299.989 65,86% 32.773.497 3,94%

Prevención y inserción 1.473.295 18,31% 97.315.737 11,70%

TOTAL 8.047.920 100,00% 831.527.750 100,00%

Fuente: Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. “El valor

de la proximidad” (2013)

Asimismo, este informe refleja que un total de 50.007 personas trabajan en los servicios sociales locales (por cada millón de euros invertidos se generan 38 puestos de trabajo). Los contratados con cargo a los programas de los centros de servicios sociales han sido 37.101 (74,19%) y las plantillas del conjunto de proyectos son de 12.906 personas (25,81%). El 53,14% son funcionarios o laborales fijos y la ratio se en-cuentra en 987,21 habitantes por trabajador.

A continuación hagamos un análisis del contenido de la Ley, desde cuatro frentes: a) conceptualización; b) distribu-ción competencial y c) responsabilidad pública.

a) Conceptualización. La Ley atribuye a las corporacio-nes locales en su artículo 25.2-E la competencia pro-pia de “evaluación e información de situaciones de necesidad social y la atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión so-cial”; cabe preguntarse a que se refiere el legislador con esta definición, ya que ¿Por qué no se habla de intervención? ¿Qué significa evaluar e informar? ¿La atención inmediata es sólo de urgencia? ¿No habrá atención continuada? En cualquier caso será obli-gatoria su prestación para los municipios de más de 20.000 habitantes.

b) Distribución competencial. La competencia en Servicios Sociales queda en exclusividad en las Co-munidades Autónomas. El único punto del articulado donde se refieren a servicios sociales de forma clara y directa es el artículo 27.3-C, donde se estipula que: “la administración del Estado y las de las comunidades autónomas podrán delegar […] en los municipios de más de 20.000 habitantes, entre otros, las siguientes competencias: [...] c. Prestación de los servicios socia-les […]”. Al no ser una competencia propia la dele-gación de la misma exige que se cumplan una serie de requisitos, y entre otros que la delegación de la competencia implicará la cobertura presupuestaria su-ficiente y consignada por la Comunidad Autónoma y en ningún caso las administraciones locales receptores de la competencia delegada no podrá suponer una mayor consignación presupuestaria.

En el caso que una Corporación Local quiera desa-rrollar los Servicios Sociales, al ser una competencia impropia deberá de cumplir los siguientes requisitos: 1) no poner en riesgo financiero, es decir que se en-cuentre en una situación de equilibrio presupuesta-rio; 2) se acredite que no hay duplicidad, es decir la competencia ha de estar sin ejecutarse; por ello será

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Francesc Xavier Uceda i Maza, Lucía Martínez Martínez, José Javier Navarro Pérez y M.ª de las Mercedes Botija Yagüe

necesario un informe de la Comunidad Autónoma y del Interventor municipal.

c) Responsabilidad Pública. En el artículo 86.2 se hace la reserva para la gestión pública de: abastecimiento domiciliario y depuración de aguas, recogida, trata-miento y aprovechamiento de residuos, y transporte público de viajeros. Obviamente, no están incluidos los servicios sociales que podrán gestionarse desde fórmulas indirectas, es decir mediante formulas em-presariales y del tercer sector.

4. LA DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

La ley supone un cambio profundo en la concepción y orga-nización de los servicios sociales que se han construido en los últimos treinta años, enmarcados en los derechos socia-les de las personas y coherente en los compromisos interna-cionales que ha firmado el Estado español. Rompe con un consenso básico al perder los ayuntamientos su autonomía en el ejercicio de Servicios Sociales, desarrollada en base a la Ley 7/1985, de bases de régimen local, que establecía la obligatoriedad, por parte de los ayuntamientos, de prestar servicios sociales y de promoción y reinserción social en los municipios de más de 20.000 habitantes y a las diputaciones, se les asignaban competencias de coordinación, asistencia y acción supramunicipal.

Entre 1982 (País Vasco) y 1992 (Cantabria), todas las Comunidades Autónomas promulgaron su legislación en Servicios Sociales donde hacían extensiva la previsión de la Ley 7/1985 en la prestación de Servicios Sociales a los muni-cipios inferiores a los 20.000 con la cooperación de las Dipu-taciones. De hecho, el sistema se asienta sobre este principio aprobando el Ministerio el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales en las Corporaciones Locales en 1988 que se ha mantenido vigente hasta la actualidad. Se desarrolla mediante la cooperación y la concertación de las administraciones (AGE, CC.AA y CC.LL), con la finalidad de crear conjuntamente una red de atención de servicios socia-les municipales que permita garantizar unas prestaciones bá-sicas a los ciudadanos en situación de necesidad, en igualdad de condiciones independientemente de su territorialidad. El Plan Concertado se fundamenta en cuatro compromisos: gestión, cofinanciación, colaboración técnica e información. Define las prestaciones básicas (información y orientación, ayuda a domicilio, alojamiento y prevención de la margina-ción e inserción social) y los equipamientos prioritarios (cen-tros de servicios sociales, albergues y centros de acogida).

Actúa sobre la base de la subvención y el reparto de financia-ción entre las tres administraciones al 33%.

Sustituye lo establecido por el Plan Concertado al eliminar las competencias de Servicios Sociales en las corporaciones locales y definir la prestación básica en términos de evalua-ción e información sólo para las personas en situación de riesgo en la atención inmediata, es decir nos alejamos de un marco estructurado de derechos sociales y de competencias en la prestación de servicios donde la prevención, interven-ción y reinserción constituyen las claves del sistema. La actual ley se aleja de un marco de ciudadanía para profundizar en un marco más propio de la beneficencia local y de la asisten-cia social que se estructuró en España a partir de la primera ley de beneficencia de 1822.

Desde hace años se está debatiendo sobre el papel de las Diputaciones Provinciales que como órganos administra-tivos, estaban desde la aprobación del estado autonómico en revisión, incluso había propuestas políticas, académicas y profesionales para suprimirlas. Estas administraciones que con la actual ley son reforzadas, se ubican lejos del control ciudadano y son más proclives al clientelismo, atendido que a sus representantes no son elegidos por la ciudadanía en elección directa. Se rompe la idea de proximidad de los ser-vicios al ciudadano y los ayuntamientos, representantes de la comunidad de vecinos, ubicados en el territorio, cerca del control ciudadano, dejan de poder intervenir en una de las políticas fundamentales para garantizar la cohesión social y aumentar el bienestar social de sus vecinos y especialmente de los más vulnerables.

Asimismo la presente ley se enmarca en un contexto en-marcado en la estabilidad presupuestaria y sostenibilidad fi-nanciera de las administraciones (Ley Orgánica 2/2012, de 7 de abril) y en el Plan Presupuestario 2014 y en el Plan Nacional de Reformas que prevé un ahorro de 8.025 millones de euros entre los años 2013-2019, y específicamente en los Servicios Sociales de 3.282 millones de euros en los años 2014-2015 con la supresión de servicios. En este sentido, de los análisis realizados nos atrevemos a decir que no es una reordenación de competencias y mejor gobernanza del sistema sino la an-tesala a la supresión de servicios para el cumplimiento de los objetivos de déficit y de estabilidad presupuestaria.

Hace ya treinta años que se inició la construcción de un sistema de responsabilidad pública, en el que la atención pri-maria se encuentra en los ayuntamientos, cerca de la ciuda-danía, donde la participación es una realidad; en el que se supera el antiguo modelo de beneficencia y en el que los servicios sociales se consideran un derecho social dentro del marco de un estado social, democrático y de derecho que se

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La pérdida de garantías en los Servicios Sociales Comunitarios: la reforma local

establece con la Constitución de 1978 y si no se remedia se acabará con en este marco en el horizonte del 1 de enero de 2016, cuando las competencias en Servicios Sociales Muni-cipales sean asumidas por las Comunidades Autónomas de acuerdo con la disposición transitoria de la presente ley.

5. BIBLIOGRAFÍA

Bourdieu, P. (1999). La miseria del mundo. Madrid. Akal. Casado. D y Fantova. F (2007). Perfeccionamiento de los Ser-

vicios Sociales en España. Fundación FOESSA. Madrid.Informe del Consejo de Estado sobre el Anteproyecto de Ley

de Racionalización de la Administración Local. http://www.aelpa.org/actualidad/201307/DictamenCERefor-maLocal.pdf

Informes de la asociación estatal de directores y gerentes de Servicios Sociales ante el anteproyecto de ley de raciona-lización de la administración local. http://www.directo-ressociales.com/images/documentos/novedaddiscusion/Propuesta%20Enmiendas%20ALRL-con%20aporta-ciones%20LByGG1.pdf. http://www.directoressocia-les.com/images/reforma%20ley%20bases%201mar-zo%202013.pdf

Informe del El Trabajo Social ante la reforma de la Adminis-tración Local. Consejo General del Trabajo Social de Es-paña. Disponible en: http://www.cgtrabajosocial.com/

Ley 27/2013, de 27 de diciembre de Racionalización y Soste-nibilidad de la Administración Local. Boletín Oficial del Estado, núm. 312, pp. 106430-106473.

Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las bases de régimen local, núm. 80, pp. 8945-8964.

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Inserción laboral con personas sin hogar, una experiencia práctica: programa de inserción laboral tutelado en la UMIES

PATRICIA MUROS JIMéNEzCoordinadora Unidad de Intervención Psicosocial de Calle. UMIES. Grupo 5

Resumen: El presente trabajo pretende compartir una experiencia de inserción laboral con personas que se está desarrollando desde enero de 2013 en la Unidad Municipal de Intervención Social en Emergencias Sociales y Exclusión Social (UMIES) de Sevilla. Este proyecto se enmarca dentro del servicio de Acogida y relacionado con el Centro de Acogida Municipal y tiene como objetivo general facilitar la incorporación laboral a aquellas personas usuarias de la UMIES que cuentan con una valoración del grado de empleabilidad positiva, un proceso de inserción consolidado y con la posibilidad de mantener dicho proceso a través de prestaciones, subsidios y acceso a recursos especializados. Estos usuarios son contratados temporalmente como personal del centro para desarrollar actividades de mantenimiento y limpieza.

Palabras clave: Personas Sin Hogar, empleo, inserción laboral tutelada, actividad prelaboral, inserción social, trabajo multidisciplinar, entrevista motivacional.

Abstract: This paper aims to share experience with people employment is developing since January 2013 in the Municipal Social Intervention Unit and Social Exclusion Social Emergency (UMIES) in Seville. This project is part of the Host service and related Municipal Center Reception and general objective is to facilitate job incorporating those users of UMIES that have a positive assessment of the degree of employability, a process of integration and consolidated with the possibility of keeping the process through benefits, grants and access to specialized resources. These users are temporarily hired as center staff to develop cleaning and maintenance activities.

Keywords: Homeless, occupation, supervised employment, pre-employment activity, social integra-tion, multidisciplinary work, motivational interviewing.

1 Castell, Robert. La inserción y los nuevos retos de las intervenciones sociales (1992)

2 García Roca, Joaquín. Metodología de la Intervención Social (1987)

3 Bauman, Zygmunt. Consuming life (2007)

4 Butcher, Linda. Múltiples Barreras, Múltiples Esfuerzos: Barreras al empleo y soluciones para las personas sin hogar (2007)

1. INTRODUCCIÓN

La exclusión social tiene multitud de causas y la intervención con personas que se encuentran en esta situación ha de ser integral y global. El factor económico laboral es un elemento común en la mayoría de las teorías explicativas de la exclu-sión (R. Castell (1992)1, G. Roca (1987)2, Z. Bauman (2007)3) y es el que presenta más dificultades para conseguir resulta-

dos positivos como recoge Linda Butcher (2006)4 en su tra-bajo en FEANTSA.

Castell plantea el concepto de exclusión como la interac-ción de dos factores: el familiar-relacional y el económico la-boral. Es decir, un deterioro en cualquiera de estos ejes hace que la persona pueda situarse en un espacio de vulnerabili-dad/riesgo o exclusión social.

García Roca plantea su modelo desde tres rupturas: ma-croeconómica, relacional y personal. El deterioro del contexto

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Patricia Muros Jiménez

económico acompañado con un debilitamiento de las redes de apoyo institucionales se constituye como un factor que aumenta las posibilidades que una persona o grupo pueda iniciar un proceso de exclusión.

Bauman, con su concepto de sociedad líquida plantea que la sociedad actual (capitalista y neoliberal) favorece la di-solución de los vínculos sociales a todos los niveles: desde los personales en los que las relaciones que se establecen tienen un valor mensurable, hasta los vínculos sociales. En esta área se incluye la intervención social en la que se está tendiendo en focalizar en la responsabilidad individual de la persona excluida en su situación dejando en un segundo plano las variables sociales (entorno económico, estatus social, redes de apoyo disfuncionales, etc.).

Dentro del área de trabajo con las Personas Sin Hogar y el empleo hay que destacar el trabajo de Linda Butcher en el que se recogen las recomendaciones para abordar la cues-tión de empleo en la intervención con PSH.

1. Planteamiento integral Los servicios deberían ser parte de un planteamiento in-

tegral de intervención que contemple el área de vivienda, el empleo y la formación, la salud física y mental, las redes so-ciales y familiares, las adicciones, y con otros temas relacio-nados.

En la UMIES se plantea el abordaje de estas áreas des-de diferentes programas (Alojamientos Alternativos, Salud, Adicciones) así como una concepción integral de la interven-ción psico-socio-educativa.

2. Coordinación de servicios Con los diferentes servicios que ofrecen cobertura del

área residencial, empleo y salud. Un hecho que genera siner-gias positivas es que el mismo dispositivo de acogida ofrece la cobertura de la necesidad de alojamiento por lo que en un mismo dispositivo se puede plantear el inicio del proceso de incorporación laboral.

3. Flexibilidad El concepto de flexibilidad se recoge dentro del diseño

individualizado de los planes de intervención, siempre con la participación de la persona usuaria lo que garantiza un proceso que se adapta a la individual de la persona usuaria. Dentro del programa se plantea una adecuación de tareas a la situación personal.

4. Diferentes vías y alternativas para responder a las necesidades y aspiraciones de las personas

Tanto la tarea como el objetivo final dependen de la situa-ción individual de los participantes. En unos casos se orien-ta a una recuperación de habilidades laborales y en otro la preparación para el acceso a un recurso especializado (por ejemplo adicciones).

5. Gestión de los casos por orientadores personales, con evaluación inicial y continua

El “case managament” (gestión de casos) es el marco metodológico de referencia para la intervención social en la UMIES. El profesional de referencia trabajador social es el gestor de casos que coordina las intervenciones que se están desarrollando con una persona determinada dando una vi-sión de conjunto y un referente claro para la persona atendi-da pudiendo hacer un seguimiento continuo del proceso de la persona usuaria.

6. Aumento de incentivos reales y reducción de desincentivos

Algunas experiencias han mostrado que cuando hay una salida planificada, por ejemplo el acceso a prestacio-nes y subsidios aumenta la eficacia de los programas de empleo con PSH. Dentro del programa de Inserción La-boral Tutelada en la UMIES la posibilidad de acceder a al-guna prestación es un elemento que se tiene en cuenta positivamente por el carácter motivacional que imprime a la actividad así como la estabilidad de ingresos que puede lograr la persona usuaria.

7. Apoyo continuo y estabilidad en el empleo Una parte esencial del programa debería consistir en apo-

yar a las personas sin hogar a mantener sus puestos de tra-bajo, y en ayudarles a promocionarse para obtener mejores empleos.

Esta área está por desarrollar y dado que la UMIES es un servicio que no está especializado en el área laboral se trata de que las personas que participan en este programa acce-dan a recursos especializados en el empleo.

8. Información clara y no contradictoria sobre servi-cios y derechos

Muchas personas encuentran difícil acceder a la informa-ción sobre el conjunto de servicios a su disposición. Muchos encuentran todavía más difícil recibir un asesoramiento preci-so y uniforme sobre su derecho a prestaciones y a beneficios fiscales, o sobre sus derechos a iniciar actividades como el

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Inserción laboral con personas sin hogar, una experiencia práctica: programa de inserción laboral tutelado en la UMIES

voluntariado. Es necesario, por tanto, facilitar el acceso de las personas a una información actualizada, clara, coherente y precisa.

Como se ha comentado en el punto 6 es un elemento que se tiene en cuenta a la hora de valorar la incorporación de una persona usuaria a este programa.

El presente contexto macroeconómico dificulta aún más el acceso a un empleo a personas en una situación de ex-clusión y por ello es necesario diseñar actividades que vayan encaminadas a facilitar el acceso a este derecho como parte del proceso de intervención así como tener en cuenta la posi-bilidad de facilitar el acceso a prestaciones y subsidios tras un periodo de alta en la Seguridad Social.

El acceso a derechos y recursos es uno de los obje-tivos que tiene la intervención social. En el contexto de las PSH el acceso va encaminado a cubrir sus necesidades básicas (alojamiento, manutención, higiene) así como a la atención de sus problemáticas (salud física, toxicomanías, salud mental).

Pero las prestaciones y subsidios forman parte fundamen-tal del Estado del Bienestar por lo que facilitar el acceso a las mismas, además de ser una herramienta de cambio, ha de ser un objetivo a tener muy en cuenta cuando sea técnica-mente posible.

2. EXPERIENCIA PRáCTICA

Como se muestra en el punto anterior en el diseño de este programa se han tenido en cuenta las recomendaciones que FEATNSA recoge en su informe y junto a la idiosincrasia de la UMIES así como de la ciudad de Sevilla se ha diseñado un programa que consta de las siguientes fases:

Valoración5: de factores como nivel de las habilidades laborales básicas, momento en el proceso personal de in-serción6, posibilidades de incorporación laboral posterior y de acceso a prestaciones y subsidios. Esta valoración la hace el personal técnico en conjunto pero con áreas es-pecíficas:

Trabajador social: acceso al programa, valoración del proceso, prestaciones y subsidios disponibles después de un tiempo de alta.

Educador social: habilidades laborales, grado de em-pleabilidad.

Psicóloga: habilidades de afrontamiento, estadio de cam-bio, grado de motivación hacia la tarea.

Cuando los profesionales finalizan la evaluación la ponen en común y deciden la pertinencia o no de la incorporación de la persona candidata al Programa.

Actividad prelaboral: una vez incorporada y según el perfil, capacidades y disponibilidad, se le asigna al servi-cio de limpieza o de mantenimiento. El responsable de cada área (gobernanta y jefe de mantenimiento) se en-trevistan con la persona usuaria para informarle de su ac-tividad, funciones, tarea, turnos de trabajo y profesional de apoyo.

Esta figura es un miembro del equipo de destino que le acompañará y apoyará en los primeros días de la nueva actividad. Le informa sobre el desempeño de su puesto de trabajo y le ayuda en aquellas tareas para las que presente alguna dificultad además de hacer de puente entre la persona usuaria y el resto del equipo profesional.

Cuando la persona usuaria es autónoma en su puesto de trabajo su referencia pasa a ser su responsable, como el resto del equipo.

Incorporación laboral: incorporación laboral temporal en la plantilla de la UMIES para la realización de tareas de mantenimiento y limpieza. Esta incorporación tienen una duración determinada relacionada con la disponibilidad del puesto y el tiempo necesario para concretar el acceso a la prestación o subsidio (si es factible) o el acceso al recurso especializado determinado.

Seguimiento: Posteriormente, una vez finalizada la par-ticipación se plantea un seguimiento de la persona al mes, a los tres y nueve meses para comprobar el mantenimiento de la mejoría obtenida. Este seguimiento lo lleva a cabo el profesional de referencia (trabajador social) y bien puede ser presencial o bien telefónica.

En toda la duración del programa la persona usuaria tiene citas con su profesional de referencia para comentar cual-quier dificultad que presente y este valora el técnico que me-jor respuesta puede dar dicha dificultad.

5 Es importante realizar una adecuada valoración de la situación personal de las personas candidatas a este programa dando prioridad a aquellas que se encuentran en un estadio avanzado de intervención en el que se está trabajando el paso a la vida autónoma y que tienen posibilidades de obtener ingresos (temporales o definitivos) que le permitan dar el salto al mundo “normalizado”.

6 Se valora que personas que se encuentren con consumos activos o en una fase de Precontemplación (Miller William R. y Rollnick, Stephen, 2003) en su proceso no son buenos candidatos ya que ponen por delante la consecución de ingresos que una adecuada integración en un equipo de trabajo.

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Patricia Muros Jiménez

3. RESULTADOS

Desde mayo de 2013 han pasado un total de 8 personas. A continuación se presentan los datos recogidos de éstos:

Tabla 1

Participantes Sexo Edad Nacionalidad Tiempo de calle

Usuario 1 Hombre 35 Española Menos de 1 año

Usuario 2 Hombre 60 Española Menos de 1 año

Usuario 3 Hombre 35 Española 1 año

Usuario 4 Hombre 57 Española 3 años

Usuaria 5 Mujer 39 Nigeriana Menos de 1 año

Usuario 6 Hombre 25 Española 2 años

Usuario 7 Hombre 34 Española 1 año

Usuaria 8 Mujer 36 Española 1 año

Participantes Nivel estudios Puesto Días contrato Salida programa

Usuario 1 FP 1 Limpieza 32 Alquiler compartido

Usuario 2 Primarios Limpieza 107 Alquiler compartido

Usuario 3 Primarios Mantenimiento 31 Com. Terapéutica

Usuario 4 Primarios Limpieza 30 Piso inserción

Usuaria 5 Primarios Limpieza 89 Alquiler compartido

Usuario 6 Primarios Mantenimiento 7 Expulsión

Usuario 7 FP1 Limpieza En contrato En el programa

Usuaria 8 Primarios Limpieza En contrato En el programa

Teniendo en cuenta el número de participantes es com-

plicado aventurar conclusiones, pero sí se detectan ciertas

tendencias en los datos presentados que pueden servir para

guiar futuros análisis.

Se observa una mayoría de hombres, con edades com-

prendidas entre los 30 y 60 años. Ambos datos confirman los

perfiles de las personas sin hogar que diferentes trabajos han

recogido (Pedro Cabrera y María José Rubio 2003, INE 2005)

varones de 37.5 años de edad y españoles. En el grupo de

participantes la mayoría contaban con estudios primarios y

dos tenían una formación profesional especializada. Por úl-

timo destacar el registro del tiempo de estancia en situación

de calle, dato que se recoge sistemáticamente y pretende ser

un indicador del grado de desestructuración personal que

acompaña a la situación de sin techo y sin hogar (categorías 1 y 2 de la tipología ETHOS7).

Para terminar destacar el motivo recogido como finalización del programa y se observa que en 3 de los 8 casos las personas participantes optaron por la modalidad de alquiler comparti-do y dos de ellas siguen el programa, con pronóstico similar. Este dato no es fruto de la causalidad ya que la UMIES cuenta con un programa específico de Alojamientos Alternativos que, en esencia, consiste en apoyar a las personas usuarias con un grado de autonomía suficiente en el área convivencial y eco-nómica en la búsqueda de un alojamiento autónomo a través del acompañamiento individual y la creación de grupos de bús-queda de alojamiento (grupo de personas que se encuentran en la misma situación y que deciden alquilar una vivienda con-juntamente8). Otra de las personas beneficiarias se encontraba

7 Tipología Europea de sin Hogar y Exclusión Residencial, FEATNSA, 2007

8 Este programa, a grandes rasgos, consiste, además de lo expuesto en el texto, en la práctica supervisada en un espacio común de alojamiento en el mismo Centro de Acogida en módulos independientes que existen en el centro

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Inserción laboral con personas sin hogar, una experiencia práctica: programa de inserción laboral tutelado en la UMIES

a la espera de comunidad terapéutica para el tratamiento de la deshabituación de consumo de sustancias y la restante, fue expulsada del centro al motivar agresiones hacia otros usuarios.

4. CONCLUSIONES

En estos momentos los datos a nivel grupal no tienen la sufi-ciente potencia como para poder plantear unas conclusiones que puedan ser generalizables. Sin embargo, tomando los casos desde un análisis cualitativo se puede afirmar que en el 90% de los casos la participación en este proyecto ha signi-ficado un cambio positivo en la situación social y personal de las personas participantes.

Todas ellas han mantenido el puesto de trabajo durante el contrato firmado, a excepción de la persona expulsada, por motivos ajenos al programa y han seguido plantes de ahorro lo que les ha permitido conseguir una autonomía en el área económica que les ha permitido dar el salto al alquiler normalizado.

Además, en la valoración que se hace del programa hay que destacar la importancia del trabajo coordinado entre los diferentes profesionales, tanto de la intervención como los miembros de los equipos de limpieza y mantenimiento en el que las personas se han incorporado.

En cuanto a las dificultades que han aparecido se puede destacar las resistencias que en un primer momento generó la incorporación de las personas usuarias en el equipo profe-sional ya que usuarios atendidos pasaron a ser compañeros de trabajo, compartiendo espacios comunes y participando de la dinámica del servicio.

Además, los mismos participantes, manifestaron dificul-tades a la hora de relacionarse con antiguos usuarios del cen-tro durante el tiempo que permanecieron alojados en Centro de Acogida Municipal.

Es de vital importancia que el equipo en el que se van a integrar las personas participantes del programa tenga un apoyo por parte del equipo técnico para poder manejar una situación, que por poco frecuente, puede resultar incómoda.

En definitiva y como conclusión general la valoración que se hace de este programa es muy positiva ya que está ofreciendo una oportunidad de incorporación laboral en un entorno protegido y con el apoyo de un equipo multiprofe-sional que da soporte a la persona participante cuando lo necesita.

Además, este programa se ha reforzado con la creación de otro que se centra en la búsqueda de alojamiento, lo que unido a las prestaciones y subsidios que en todos los casos las personas han podido solicitar puede decirse que es un

modelo, cuanto menos, interesante para abordar las últimas fases de los procesos de intervención: la inserción laboral y en el área de alojamiento.

5. BIBLIOGRAFÍA

Bauman, Z. (2007). Consuming life. Cambbridge. Polity, 166 pp.(Vida de consumo F.C.E., 2007, 205 pp.)

Castell, R. (1992). La inserción y los nuevos retos de las inter-venciones sociales. En Álvarez-Uria (comp.). Endymion, Madrid.

FEANTSA. (2007). Múltiples Barreras, Múltiples Esfuerzos: barreras al empleo y soluciones para las personas sin hogar.

García Roca, J. (1987). Metodología de la Intervención Social. Documentación Social, 69, Cáritas Española.

Miller William, R. y Rollnick, S. (2003). La entrevista motiva-cional: preparar para el cambio de conductas adictivas, Paidós Ibérica.

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Una aproximación a los conflictos en el ámbito familiar y doméstico en familias de menores con medidas judiciales en medio abierto, en la

sociedad actualCARMEN MARÍA LÓPEz-MOLINA GARCÍA

Trabajadora Social. Técnico de CEFIS (Colectivo de Estudios, Formación e Intervención Social)

Resumen: Esta investigación pretende acercarse al fenómeno social del conflicto intergeneracional entre padres e hijos, patente en la imputación de menores y jóvenes por la comisión de delitos en este ámbito, y con los que se ha llevado a cabo una intervención socioeducativa directa por el equipo de intervención de CEFIS Murcia, en el marco de las medidas judiciales establecidas a menores en medio abierto. Para acercarnos a esta realidad social, se ha llevado a cabo un trabajo de campo en el que se han analizado datos sociodemográficos de las características más sobresalientes de los menores impu-tados y de sus familias, también otros relativos a las actuaciones profesionales, que con ellos se desa-rrollan, así como se han analizado otros datos sobre los recursos sociocomunitarios implicados. Una vez realizado este trabajo de campo, y como punto final de la investigación planteada, se exponen los principales resultados y conclusiones alcanzadas, además de algunas propuestas de intervención desde el Trabajo Social que podrían favorecer la mejora en el tratamiento de este tipo de conflictos familiares, partiendo de la realidad socioeconómica actual.

Palabras clave: Menores infractores, medidas judiciales, medio abierto, conflictos paterno-filiares, mediación familiar.

Abstract: This investigation aims to approach the social phenomenon of intergenerational conflict between parents and children, evident in the imputation of children and young people for committing crimes in this area, and which has been carried out directly by the educational intervention of CEFIS intervention team Murcia, under established court orders to young offender in open environment. To approach this social reality, there has been carried out a fieldwork in which socio-demographic data of the most outstanding characteristics of the young offenders and their families, also other related to the professional activities, carried with them, as well as other information that has been analyzed on social and community resources involved. Once realized this fieldwork, and as the end point of the proposed investigation, the principal results and reached conclusions are exposed, besides some offers of intervention from the Social Work that they might favor the improvement in the treatment of this type of parent-child conflicts, at the actual socioeconomic reality.

Keywords: Young offenders, court orders, open environment, parent-child conflicts, family mediation.

1. INTRODUCCIÓN

La presente investigación pretende realizar un acerca-miento a los conflictos entre padres e hijos, atendiendo a situaciones problemáticas que han derivado en asistencia ju-rídica por parte de los padres o tutores, como medio para abordar los problemas existentes ente ellos.

El conflicto entre padres e hijos, aunque habitual en la etapa de la adolescencia de los hijos, ocasionalmente, se torna grave para la convivencia familiar al evolucionar el conflicto y adquirir el hijo un rol maltratador, originando la necesidad de asistencia externa a los padres. Esta ayuda se materializa, en algunos casos, en la denuncia de los padres a los hijos, el inicio de un proceso judicial en el seno de la

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Carmen María López-Molina García

familia y la posterior intervención socioeducativa desde las entidades públicas competentes.

Si se presta atención a estas situaciones en las que el con-flicto ha alcanzado el ámbito judicial, se identifica la evolu-ción de la presencia de delitos relacionados con la violencia ascendente, pues en 2007, en España, eran 968 (Consejo General del poder Judicial, 2008) los menores imputados por delitos de violencia doméstica (relativa a violencia bien hacia los padres, bien hacia los hermanos; ya que no hay cómpu-to exclusivo hacia los padres) y en 2011 esta cifra aumentó hasta los 4.573 menores (Consejo General del poder Judicial, 2011).

Asimismo, desde mi experiencia laboral durante siete años en la Asociación CEFIS encargada del desarrollo y segui-miento de las medidas judiciales en medio abierto de meno-res en la Región de Murcia, en los últimos años, he podido observar este aumento significativo de la atención a menores infractores, autores de delitos de malos tratos en el ámbito de la familia.

De igual modo, a través del trabajo con los menores/jóve-nes y sus familias, he podido ser partícipe de la complejidad de abordar dichos conflictos, tanto desde el propio ámbito legal como desde la coordinación con otros profesionales. Entre otras limitaciones, no se cuenta con la participación vo-luntaria de los menores, sino forzosa; los padres en muchas ocasiones entienden que la medida judicial está destinada al menor, y no valoran necesaria su implicación, ni, por tanto, la modificación de algunos de sus comportamientos y habilida-des parentales. A esto hay que añadir la carencia de diversifi-cación de acciones e intervenciones específicas para el abor-daje de estos conflictos en Murcia, así como el actual recorte presupuestario en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, con respecto al tercer sector, lo que ha supuesto una menor subvención pública de intervenciones familiares.

Es por ello que este estudio, debido a la necesidad de mejorar la atención a dicha demanda en auge, plantea el interrogante de analizar el tipo de familia y del menor/joven susceptibles de sufrir dicha situación familiar. Igualmente, se evidencia la necesidad de estudiar la utilidad de los progra-mas, servicios y recursos existentes en el Municipio de Murcia en la actualidad, destinados al tratamiento de esta proble-mática.

2. DESCRIPCIÓN.

En este sentido, para el desarrollo de la investigación for-mulada, se plantea como objetivos específicos:

— Analizar el perfil general de las familias y de los me-nores/jóvenes objeto de intervención por conflictos en el ámbito familiar que han tenido medidas judiciales en medio abierto durante el 2012 en el municipio de Murcia. A través del análisis y revisión de expedientes (de los informes individualizados de menores y jóve-nes con medidas judiciales en medio abierto, imputa-dos por delitos de malos tratos en el ámbito familiar y de la base de datos general de la Asociación CEFIS)

— Conocer las posibilidades y limitaciones que presentan las familias de menores en la intervención para el tra-tamiento en conflictos intrafamiliares (paterno-filial).

— Conocer los recursos y servicios de atención a los con-flictos intrafamiliares en el municipio de Murcia. Estos dos últimos objetivos específicos se han obtenido a través de la entrevista semiestructurada a un infor-mante clave (coordinadora de CEFIS Murcia) y de los cuestionarios a otros informantes clave (a las técnicos de CEFIS participantes en el seguimiento de la ejecu-ción de las medidas judiciales durante el pasado año y a los terapeutas de SAFAMUR que han tratado con algunos de los menores/jóvenes a los que se refiere la presente investigación a través del servicio de media-ción familiar).

Por tanto, la población estudiada, se corresponde a la totalidad de los menores con medidas judiciales en medio abierto imputados por los Juzgados de Menores de Murcia por delitos de malos tratos en el ámbito familiar con los que se llevó a cabo una intervención socioeducativa desde la en-tidad social CEFIS a lo largo del pasado año 2012 en el Mu-nicipio de Murcia. En concreto, en referencia a la revisión de expedientes, se ha valorado tomar como muestra la totalidad de la población en atención al tamaño de la población (38 individuos).

3. ANáLISIS Y CONCLUSIONES.

En atención a los resultados obtenidos del citado trabajo de campo, a continuación se expone la síntesis del perfil más común de los menores o jóvenes con medidas judiciales en medio abierto, imputados por delitos en el ámbito familiar, así como el perfil de las familias de estos menores. De este modo, se puede determinar que el perfil general del menor sería:

— Varón.— De entre 16 y 17 años.— Español.

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Una aproximación a los conflictos en el ámbito familiar y doméstico en familias de menores con medidas judiciales en medio abierto, en la sociedad actual

— Con un nivel de estudios básico o inferior (educación primaria).

— No consume sustancias tóxicas.— No tiene diagnosticado trastorno psicológico alguno.— Desarrolla una medida judicial de Libertad Vigilada.— Ha sido imputado por un único delito.— Ha cometido el delito él solo.— Muestra una actitud colaboradora.— Como conflicto añadido se identifica la problemática

entre los padres.— Su adaptación social es media-alta.Según la síntesis de estos datos, en general, los menores

con medidas judiciales en medio abierto imputados por de-litos en el ámbito familiar, no presentan características que destaquen por su riesgo social exceptuando el conflicto pa-terno y el nivel de estudios básico.

No obstante, ambas circunstancias suponen dos situacio-nes cada vez más comunes en la realidad social actual. Por un lado, con respecto a la conflictividad entre los padres, el 70% de los matrimonios en España finaliza precipitadamente. Por otro lado, en referencia al nivel formativo bajo, el 20% del alumnado finaliza sus estudios en la educación primaria y otro 45% los abandona en la educación secundaria (INE, 2009); de hecho, la tasa de abandono escolar temprano en 2012, aunque reducida con respecto al año anterior, se sitúa en el 24,9%, doblando la media europea (EUROSTAT, 2011). Se puede entender que, el perfil de estos menores presenta rasgos característicos de la realidad social española, lo que puede influir en la poca visibilidad de este problema.

Con respecto al perfil tipo de las familias de menores im-putados por delitos de malos tratos en el ámbito familiar, sería una familia de:

— Nivel socioeconómico medio-alto.— Sin antecedentes judiciales previos.— Predominio de la familia no numerosa.— Pertenencia mayoritaria a familia monoparental.— De nivel formativo medio.— Con un nivel sociocultural medio.— Cuyos padres mantienen una actitud pasiva-conflictiva.— Y estilos educativos permisivos o indiferentes.— Que no han acudido previamente a otros recursos es-

pecializados.En referencia a la tipología de familia señalada, destaca el

predominio del nivel socioeconómico medio-alto, caracterís-tica ésta que se afianza como evidencia de la configuración de un perfil de la familia ajeno al conflicto social, y que es común para el desarrollo del “síndrome del emperador o hijo tirano” (Garrido, 2005 citado en Sánchez, 2011).

Cabe señalar como un factor muy determinante de la existencia y permanencia de los conflictos paterno-filiares, según los datos recabados, el ejercicio por parte de los padres de estilos educativos permisivos, así como su actitud pasiva.

Con respecto a los resultados obtenidos sobre las posibi-lidades y limitaciones que presentan las familias de menores en la intervención para el tratamiento en conflictos intrafa-miliares señaladas por los profesionales, cabe destacar en primer lugar los factores que posibilitan el desarrollo de las intervenciones en la siguiente prelación:

1. La actitud motivada del menor2. La actitud motivada de los padres3. La existencia de estilos educativos congruentes y estables.En segundo lugar y contrapunto, se destacan aquellos as-

pectos más significativos que limitan o impiden el desarrollo de las actuaciones profesionales:

1. La actitud desmotivada de los padres2. La actitud desmotivada de los hijos3. La carencia de estilos educativos estables y congruentes4. La existencia de consumo de drogas.Es por tanto determinante, la implicación de padres e hi-

jos en el desarrollo de las acciones promotoras de la resolu-ción del conflicto intrafamiliar.

Con respecto a la opinión de los profesionales sobre la situación actual de los recursos y servicios de atención a los conflictos intrafamiliares en Murcia, destaca la siguiente ca-racterización:

— Existir 5 o menos en funcionamiento actual.— Tener una adaptación media a las necesidades de las

intervenciones planteadas.— Aportar una intervención directa.— Mantener una accesibilidad media.— Su dependencia institucional es o privada o concertada.— La eficacia de sus acciones es media.— Su colaboración oscila entre baja, media o alta.Según las opiniones aportadas por los profesionales, se

detecta una escasez de recursos que aporten una atención a estos conflictos de forma efectiva, que además se man-tengan cercanos tanto al conflicto en sí, como a las fami-lias. Esta situación se ve agravada al coincidir con el recorte presupuestario realizado en materia de servicios sociales a nivel autonómico, (Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de la Región de Murcia. 2013). Esto ha afectado a su vez a que hayan descendido el número de asociaciones y entidades sociales que desde algún ámbito favorecieran el tratamiento de estos conflictos.

Atendiendo a los resultados descritos, se puede determi-nar que, el conflicto entre padres e hijos, es un fenómeno

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Carmen María López-Molina García

social en expansión cada vez más común en nuestro entorno social, que no afecta a sectores marginados o desplazados de la población, sino a familias inicialmente integradas. Este fenómeno además, afecta a la unidad familiar de forma in-tegral, a pesar de hacerse visible por la actitud conflictiva del menor, pues resulta fundamental para la mejora del conflicto la participación activa de los padres.

Asimismo, cabe destacar que las actuaciones desarrolla-das para dar solución a estos conflictos son todavía escasas y poco diversificadas, dependiendo, en su mayoría, de las intervenciones realizadas por entidades sociales del sector privado. Estas acciones, la mayoría subvencionadas, se ven sin embargo cada vez más limitadas en sus actuaciones con-forme disminuye el presupuesto destinado a las mismas, sin que la Administración establezca propuestas alternativas. Además en muchos casos, hasta que no se llega a la inter-vención desde el ámbito judicial, no se inicia el trabajo con dichas familias, alcanzando el conflicto intrafamiliar un nivel de complejidad y gravedad notable.

Finalmente, y como propuesta general para el abordaje de los conflictos intrafamiliares relativos a la violencia filio-parental desde la perspectiva del Trabajo Social, se eviden-cia por un lado la necesidad apoyar a los recursos existentes (como los dedicados a la mediación familiar y los destinados al apoyo psicológico de las familias) y fomentar la creación de otros recursos específicos (como grupos de apoyo de pa-dres); y por otro lado la importancia de profundizar en el eje de la prevención de estos conflictos, tanto desde la perspec-tiva paterna, a través de recursos que faciliten a los padres el ejercicio de sus funciones parentales (como por ejemplo las escuelas de padres, la sensibilización familiar, …), como desde la perspectiva de los hijos, tratando de potenciar una mayor atención desde los diferentes sistemas públicos, para la percepción y tratamiento de posibles conductas de riesgo que puedan derivar en comportamientos conflictivos e inclu-so violentos de los menores, potenciando el aprendizaje en habilidades y destrezas personales relacionadas con la resolu-ción de conflictos y la empatía.

4. BIBLIOGRAFÍA

Consejo General del poder Judicial. (2008). “Datos de Justi-cia: Situación de los Juzgados de Menores (II)”. Boletín de Información Estadística n.º 14. (p. 12)

Consejo General del poder Judicial. (2011). “Compendios de delitos 2011”. Sección de estadísticas. No Publicado.

Instituto Nacional de Estadística (INE). (2010). Indicadores Sociales. No publicado.

Oficina Europea de Estadística (EUROSTAT). (2011). “Ingre-sos, Exclusión Social y Condiciones de Vida”. No publi-cado

Garrido Genovés, V. (2005), citado en Sánchez, D. (2011, 30 de mayo). “El síndrome del emperador o del hijo tirano, cuando el maltratador es nuestro hijo”. Periódico 20mi-nutos. http:// www.20minutos.es/noticia/1063756/0/hijos/maltratan/padres/ (con acceso 13 junio 2013)"

Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de la Región de Murcia. “Manifiesto ante los Recortes Sociales de la Región de Murcia”. http://www.tsmu.org/ (con acceso 18 junio 2013)"

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El trabajo social comunitario “¡Sí se puede!”: Ejemplos prácticos de satisfacción de necesidades sociales

Community social work, Yes! It is possible!: Practical examples of social needs satisfaction

ALFREDO FERNáNDEz GARCÍA1 Y ROCÍO EGIDO DÍAz2

Resumen: Dado el contexto y la situación social que en la que nos encontramos se quieren destacar lo beneficios del trabajo social comunitario, incluyendo la participación de la ciudadanía en la resolución de sus necesidades. Se busca reactivar la motivación de los profesionales en torno intervención social comunitaria, facilitando la reflexión sobre la labor de los trabajadores sociales en relación con las inicia-tivas de movilización ciudadana que pretenden satisfacer las necesidades sociales.

En este articulo se presentan dos procesos comunitarios, desarrollados en el contexto de Comunidad de Madrid, que pretenden dar una respuesta colectiva a necesidades sociales compartidas por la po-blación. El primero de ellos surge por iniciativa ciudadana y el segundo caso, integra profesionales en conjunto con la ciudadanía. Tras la descripción y análisis de los casos se mostrarán los resultados y las conclusiones que vinculan la teoría sobre intervención comunitaria con las experiencias.

En ambas experiencias, la participación activa, la promoción de la ciudadanía, la formación de redes intercomunitarias e intracomunitarias y la inclusión son elementos claves, obteniendo importantes be-neficios para la población involucrada en los procesos

Por lo que se plantea la necesidad de retomar y potenciar el trabajo social comunitario como una opor-tunidad para afrontar algunos de los desafíos que están surgiendo tras la progresiva desvinculación de los poderes públicos de la protección social. Para ello, es fundamental que los profesionales adquieran las herramientas necesarias y que se revise el modelo de intervención social aplicado en los últimos años, centrado en la atención individual y grupal.

Palabras clave: Trabajo social comunitario, inclusión, participación, ciudadanía, redes.

Abstract: Given the context and the social situation in which we are, we want to highlight the benefits of community social work including citizen participation in solving their needs. Our aim is to improve the motivation of professionals regarding their community service and to facilitate reflection on the work of social workers in relation to citizen mobilization initiatives that seek to meet social needs.

Two community projects, developed in the context of Madrid region, will be introduced to give a col-lective response to social needs shared by the population. The first one arises from citizens’ initiative and the latter integrate professional individuals and citizens. Following the description and analysis of the cases, results and conclusions that link theory about community intervention to experiences will be presented.

In both experiences the following issues are key elements: active participation, citizenship promotion, inter- and intra- networks formation and inclusion. All the above will obtain important benefits for the people involved in the processes.

There is a need to resume and strengthen community social work as an opportunity to address some of the challenges that are emerging following the gradual disengagement of the government regarding social protection. Therefore, it is essential that professionals acquire the necessary tools and that social intervention model applied in recent years is revised. This model should be focused on individual and group care in order to become real agents of social transformation and facilitators to enable society improvement.

Keywords: Community: Social work, participation, citizenship, inclusion, networks.

1 Trabajador Social del Programa de Intervención Comunitaria del Distrito Centro. Ayto. de Madrid.

2 Trabajadora Social del Servicio para la Promoción de la Convivencia e Inserción Social del municipio de Getafe

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Fernández García, Alfredo y Egido Díaz, Rocío

1. INTRODUCCIÓN

En la actualidad se ha hecho notoria la tendencia a la des-vinculación de los poderes públicos en el mantenimiento de los pilares del Estado de Bienestar. Es por eso que en los úl-timos años se están haciendo más visibles experiencias de acción/trabajo comunitario de iniciativa ciudadana, las cuales buscan dar respuesta a necesidades colectivas que no están siendo cubiertas por el sistema público de protección social. A este panorama hace referencia Moreno, L. (2012) en su análisis del estado del bienestar español en el contexto eu-ropeo, hablando de los nuevas situaciones de riesgo para los ciudadanos y del creciente protagonismo de las organizacio-nes de la sociedad civil (pag. 212).

Sin embargo, en lo que se refiere a la práctica de los pro-fesionales de la intervención social, partimos de que existe un déficit de prácticas comunitarias en comparación con otros niveles de intervención, manteniendo una visión centrada en el individuo, tal y como ocurre en la sociedad. Dicha tenden-cia viene condicionada por la formación de los profesionales, y por el mantenimiento de un modelo tradicional de inter-vención donde se insertan. Por lo tanto, existe una diferencia sustancial entre la manera de abordar las necesidades en el marco actual de crisis, al quedarse los profesionales rezaga-dos ante la rápida y creativa respuesta de la ciudadanía.

En este contexto, los y las profesionales del trabajo social, conocedores de primer orden de las situaciones de vulnera-bilidad social proliferantes, y de las herramientas para com-pensarlas, hemos de encontrar la mayor eficiencia a la hora de alcanzar mayores cotas de bienestar en la población. Con nuestra profesión hemos adquirido un compromiso social el cual se enmarca, tanto en el desempeño de nuestra labor profesional como en un marco deontológico y ético, cuyo papel nos posiciona como garantes de derechos y libertades, asumiendo la responsabilidad con la ciudadanía. Atendiendo a esta finalidad, encontramos en nuestro campo de acción un ámbito de intervención ideal para desarrollar este ejer-cicio de responsabilidad y atención a la ciudadanía, no es otro el trabajo social comunitario. Por lo que no podemos desaprovechar la oportunidad de analizar, apoyar y por lo tanto, tomar como referencia, experiencias que encuentran vías para conseguirlo.

Para ello, se presentan en este artículo dos procesos (Aso-ciación Garaldea y Pataforma RMI - Madrid), que conscien-temente o no, han originado experiencias que como mínimo se aproximan al desarrollo comunitario. O a lo que entende-mos, ya que existen múltiples denominaciones en el área de la intervención social, por aquellos procesos que pretenden fomentar la participación en su máximo nivel de la personas que comparten intereses comunes, como bien refiere Enri-que Pastor (2004), convirtiéndolas en protagonistas, poten-ciando el establecimiento de redes relacionales y generando una ciudadanía activa3, a partir de su propio empoderamien-to y del aprovechamiento de los recursos existentes, de y en la comunidad.

Será, y usando como ejemplo estas dos experiencias, cuando podremos aportar finalmente los resultados y con-clusiones que desde el análisis se puedan ofrecer y apoyen el objetivo de esta comunicación.

2. MATERIAL Y MéTODOS

Se presentarán dos procesos comunitarios, desarrollados en el contexto de la Comunidad de Madrid, que pretenden dar una respuesta colectiva a necesidades sociales compartidas por la población. El primero de ellos surge por iniciativa ciu-dadana y el segundo caso, integra profesionales en conjunto con la ciudadanía. Tras la descripción de las causas que ori-ginaron la acción comunitaria, conoceremos las necesidades que atiende y/o situaciones que busca transformar, además identificaremos quiénes son los agentes y actores protago-nistas de estas acciones, reseñando los efectos e impactos que sus acciones están teniendo en la actualidad así como la posible evolución de las experiencias.

Para obtener estas informaciones y datos sobre las prác-ticas estudiadas hemos utilizado técnicas de observación participante además de la realización de entrevistas con los integrantes (profesionales y/o ciudadanos, etc), intentando conocer en primera persona ambas experiencias.

ASOCIACIÓN GARALDEAEl origen de la Asociación Garaldea se remonta a febrero

2012. En aquel momento la Comunidad de Madrid decidió cerrar la Comunidad Terapéutica del Batán, donde se aten-día a personas con drogodependencias. Por lo que algunos

1 Según Danillo Martucelli (2004), la noción de ciudadanía incluye 4 dimensiones: 1 El ciudadano es un miembro reconocido de una colectividad. 2 El ciudadano es tributario de derecho. 3 El ciudadano es un actor social. 4 El ciudadano debe tener un sentido cívico.

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El trabajo social comunitario “¡Sí se puede!”: Ejemplos prácticos de satisfacción de necesidades sociales

trabajadores y usuarios de la Finca decidieron quedarse para convertirse en un nuevo recurso, que atiende a las personas a partir de un modelo alternativo, que promueve que el abor-daje de la problemática sea integral, incluyendo la dimensión psicológica y social, en vez de, exclusivamente, la dimensión sanitaria. Reivindican un modelo basado en la convivencia, el apoyo mutuo, la participación, el empoderamiento, la hori-zontalidad y el respeto. La finalidad es que las personas que han tenido problemas de drogodependencias alcancen ma-yores niveles de autonomía, integración y bienestar.

En la actualidad Garaldea se ha definido como una comu-nidad inclusiva y autosostenible, que sobrevive gracias al tra-bajo de las personas que forman parte de ella. A pesar de no contar con el reconocimiento de la Administración Pública, han generado una red de entidades y personas que legitima a la Asociación y que les ofrece recursos y servicios que han permitido capacitar a sus miembros, recibiendo formación y apoyo. En cuanto a su red intracomunitara, cada miembro aporta sus fortalezas enriqueciendo al resto, no obstante, cuando el conjunto de las personas que lo integran identifica limitaciones, las compensan gracias a la riqueza de sus redes externas.

Por otro lado, aunque la participación en la asociación está abierta a cualquier persona, la mirada se dirige a aque-llas personas en situación de vulnerabilidad o exclusión so-cial, proporcionando los siguientes recursos:

— Residencia de larga duración para personas que por un lado, han superado su dependencia a sustancias psicoactivas, y por otro para personas que, sin haber tenido problemas de drogodependencias, comparten el ideario de la asociación y deciden vivir su propio proceso de transformación a través de la convivencia en comunidad.

— Cesión de espacios con posibilidad de alojamiento puntual para personas que desarrollan jornadas, ac-tividades formativas, culturales y de ocio vinculado a la acción social y/ o la obtención de recursos para la organización. Sirvan como ejemplo los campamentos con los niños y niñas del poblado “El Gallinero”.

— Venta de cestas con productos ecológicos cultivados en la propia finca.

— Cuidado de animales por periodos.— Actividades dirigidas a la prevención o sensibilización

en torno a las drogodependencias, en es espacio físico de la asociación y fuera de él.

— Intercambio de bienes o servicios.— Multiespacio: Disponen de piscinas, instalaciones de-

portivas, espacios para los animales huertos ecoló-

gicos y varios edificios, entre los que destacan, tres edificios principales que cuentan con dormitorios y amplias salas equipadas para llevar a cabo multitud de actividades,

Todos los recursos que ofrecen requieren una gran in-versión de tiempo y trabajo, pero también es necesario una dotación económica para poder adquirir bienes o servicios. Sin embargo, no cuentan con una partida presupuestaria ex-terna y definida que garantice su sostenibildad. Por lo que su mayor riqueza reside en los propios recursos personales y los recursos externos. Además, cuentan con las cuotas de los socios que se adscriben, las aportaciones de las personas que utilizan sus servicios e instalaciones, la venta de los sus productos artesanos y agrícolas, donaciones, intercambios y siempre que sea posible cuentan con las aportaciones de las personas que residen, las cuales se definen en función de su situación económica.

En cuanto a los actores implicados, además de los re-sidentes habituales y puntuales, en Garaldea participan muchas otras personas que con mayor o menos frecuencia prestan su apoyo, disfrutan de los recursos de la asociación y colaboran. Su participación se configura desde la horizon-talidad y su organización asamblearia. Para ello, realizan reu-niones donde las decisiones son consensuadas o se resuelven por mayoría, atendiendo en cualquier caso las cuestiones in-dividuales. Dichas reuniones se llevan a cabo semanalmente con el fin de tratar cuestiones que afectan a la comunidad, es decir, a lo relativo a la convivencia, el entramado de personas y sus intereses, y cuestiones formales del proceso, es decir, a la planificación de sus objetivos, fines, acciones, etc. Cen-trándonos en la intensidad de atención que se dedica, por un lado, a la propia comunidad, y por otro, a las cuestiones formales del proceso, se evidencian diferencias en distintos periodos, habiendo épocas donde se el trabajo se focaliza en mayor medida en un algún ámbito que en otro porque la naturaleza del proceso lo exige.

Así mismo, se han organizado comisiones o grupos de trabajo para dar cobertura a las diferentes asuntos que han ido surgiendo. Están compuestas por las personas que volun-tariamente deciden participar, concretando libremente los ni-veles de participación y compromiso con su grupo de trabajo.

Otro de los elementos que ha permitido su progresión ha sido la gran inversión de esfuerzo y el compromiso que han adquirido las personas que luchan cada día por su proyecto. Desde el punto de vista de la participación ese compromiso ha sido posible por el convencimiento de que Garaldea te-nía que existir, pero desde el punto de vista metodológico ha sido su organización horizontal y asamblearia la que ha

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Fernández García, Alfredo y Egido Díaz, Rocío

permitido generar un fuerte sentimiento de pertenencia e identidad con lo que se ha construido. La consecuencia de alcanzar máximos niveles de participación en los procesos co-munitarios, es que las personas que forman parte son todas protagonistas, entendiendo que los logros de la asociación se han alcanzado gracias a ellos mismos.

Para terminar, Garaldea ha conseguido involucrar a dife-rentes colectivos y organizaciones, entablando colaboracio-nes, entre otros, con el Mercado Social de Madrid, la asocia-ción Saltando Charcos, el Observatorio de Exclusión Social y los Procesos de Inclusión Social de la Comunidad de Madrid, Asociación Apoyo y Coordinación de Entrevías, la iglesia San Carlos Borromeo, Tabacalera, CNT, 15M de Ciempozuelos, y varios medios de comunicación. Ellos mismos hablan de que esas alianzas se configuran a través de colaboraciones perió-dicas, por lo que su reto respecto a este tema es fortalecer y dar respuesta a las redes informales que han creado.

Hoy en día mantienen la lucha y preocupación por la ce-sión del espacio y asumen que dichas redes y una mayor vi-sibilidad son fundamentales dada su situación legal, ya que legitiman y dotan de protección a la asociación. A pesar de ello, siguen evolucionando dando respuesta a muchas perso-nas en situación de exclusión social, y su progreso se debe a una permanente y colectiva acción-reflexión-acción que les permite identificar sus debilidades para mejorarlas y sus for-talezas para aprovecharlas.

PLATAFORMA RMI-MADRIDOrigen:En el momento actual, dada la coyuntura económica y

laboral, son muchas las personas y familias que están vivien-do situaciones de extrema necesidad ante la imposibilidad de generar ingresos económicos. La falta de trabajo (25% de paro) y la extinción de prestaciones por desempleo o los subsidios lleva a muchas familias a tener que recurrir a la Renta Mínima de Inserción4 (RMI). último eslabón de la pro-tección social que, nuestro maltrecho Estado de Bienestar, ha arbitrado para cubrir las necesidades básicas de la ciudada-nía‐ dando protección, de manera precaria, a sus necesida-des básicas.

En medio de esta situación y justo en el momento en que más se necesita la Comunidad Autónoma de Madrid está llevando a cabo recortes considerables en relación a los dere-chos sociales. Llevando a cabo estrategias orientadas a aca-bar con derechos subjetivos como el derecho a contar con un mínimo vital (RMI) generando una imagen distorsionada de

las personas solicitantes de dicha prestación, teniendo que pasar por mil y un procesos de aprobación de su situación de necesidad, sometiendo a las personas a un proceso burocrá-tico que no tiene en cuenta sus circunstancias socio‐econó-micas, generando opiniones o mensajes que hace entender que hacen un mal uso de la prestación o engañan a la admi-nistración pública para que la situación real de las personas en exclusión social o riesgo de estarlo se haga invisible al resto de la sociedad.

Por todo ello, un conjunto ciudadanos y ciudadanas, so-licitantes y/o perceptores de RMI, y profesionales (trabajado-res sociales, educadores sociales y abogados) sensibilizados/as ante el actual proceso de deterioro y retroceso del derecho a un mínimo vital que garantice una vida digna, deciden jun-tarse para ver qué podrían hacer para que el actual estado de cosas pudiera cambiar. De este modo, y tras un proceso de trabajo conjunto, se constituye Plataforma RMI Madrid.

Necesidades:Dado la reciente la creación de la Plataforma RMI Ma-

drid, las líneas que atiende se basan en la ayuda mutua y acogida de personas en situación de percepción y/o solici-tante RMI que se encuentran en un camino “solitario” con el fin de:

— Acompañar mediante la atención de un grupo sensibi-lizado con la situación para así empoderar y dignificar el proceso de cambio, promoción e inserción social.

— Informar y sensibilizar sobre el derecho a ingresos mínimos, dando información a la población general y aquellos agentes sociales que tienen una mayor im-plicación en los procesos de decisión y gestión sobre la RMI (servicios sociales, políticos, técnicos, sociedad civil).

— Ser agentes de cambio, reclamando y reivindicando medidas y cambios, mediante su acción grupal y des-de una organización abierta y participativa, de la im-portancia de contar con mejoras y modificaciones en la ley y procedimientos de la prestación RMI para así garantizar el derecho subjetivo a contar con una pres-tación económica que permita cubrir las necesidades básicas como derecho de ciudadanía.

— Apoyar a generar redes de apoyo, presión e informa-ción con otras entidades, colectivos o asociaciones que tengan entre sus objetivos el fomentar el derecho de los ciudadanos y ciudadanas a la mejora de la ca-lidad de vida y bienestar social siendo protagonistas reales y activos.

4 RMI, está regulada por Ley 15/2001 de Renta Mínima de Inserción, de la Comunidad de Madrid. Esta Ley se está viendo modificada por la Ley de Acompañamiento a los presupuestos de 2013

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El trabajo social comunitario “¡Sí se puede!”: Ejemplos prácticos de satisfacción de necesidades sociales

Acciones:La Plataforma se organiza en asambleas abiertas para los

y las participantes, desde donde se aborda todas las líneas de intervención, así como ser el punto de encuentro principal de la Plataforma.

Dentro de las acciones han creado un Punto de Encuen-tro Acogida e Información sobre RMI para que cualquier ciudadano/a pueda acercarse a informarse sobre la RMI (pro-ceso, gestión ,solicitud) aportando sus dudas o caso particu-lar, o bien, a conocer las acciones de la Plataforma y sus ob-jetivos, talleres y “charlas” de sensibilización sobre Prestación RMI, destinadas colectivos profesionales, centro de servicios sociales, entidades, colectivos, etc. y campañas de difusión y comunicación sobre la plataforma y sus objetivos.

Efectos y previsión de futuro:La creación de la Plataforma RMI Madrid, ha generado

efectos positivos en las personas participantes en la Plata-forma, ayudando en muchos casos a mitigar situaciones de aislamiento social y baja autoestima. La creación del grupo y el acompañamiento y reconocimiento que ha tenido para los y las participantes ha ayudado para empoderar a las personas participantes y modificar la mirada más individualista, pasi-va y dependiente de la situación, siendo conscientes de una visión más general que ayuda a creer en el mismo proceso de intervención identificándose como sujetos con derecho y dignidad.

Para el colectivo de profesionales y servicios de la aten-ción social de proximidad está, mediante las acciones de la Plataforma encuentran posibilidades de reflexión y debate sobre la situación que la RMI tiene en la ciudadanía a la que va destinada. Además la visualización de la Plataforma está generando interés por parte de colectivos, grupos políticos, asociaciones, que quieren acercarse a la realidad que se tra-duce de la prestación RMI en Madrid.

La idea de continuidad de la Plataforma, pasa por empo-derar a los y las participantes para reforzar la labor grupal y para agrandar las acciones de información y sensibilización, así como las acciones que llevar adelante para poder conse-guir todas las reclamaciones, modificación a la legislación y al ordenamiento de la prestación de la RMI en la Comunidad de Madrid.

3. RESULTADOS

Las experiencias comunitarias presentadas suponen benefi-cios importantes beneficios para la población que derivan en:

— Optimización y aprovechamiento de recursos dis-ponibles de y para la población, lo cual supone un

detrimento de la inversión monetaria. En este senti-do en ambas experiencias prima el capital humano y social de los participantes, siendo este el verdadero motor de acción y transformación, aportando desde las capacidades personales/profesionales e intentando buscar alternativas a la dependencia de los recursos monetarios o financieros.

— Establecimiento de estrategias a largo plazo válidas. Es una realidad que la satisfacción de los objetivos y metas de ambas experiencias no tienen una respuesta inmediata. Dada esta realidad, desde ambas experien-cias se plantean estrategias que conllevan una planifi-cación temporal para la consecución de sus objetivos o metas.

— Promoción del empoderamiento, la autonomía y la capacitación de la población a través de la forma-ción continua formal e informal. Hemos visto que el establecimiento de relaciones horizontales permite que los integrantes de los procesos comunitarios se retroalimienten de las competencias y capacidades de todos los miembros. Por otro lado, cuando la co-munidad identifica carencias que debilita su proceso busca refuerzos en el exterior, a través del intercam-bio de servicios, entre los que se encuentran las ac-ciones formativas.

— Vínculos y redes: Así mismo, se ha observado que en ambos casos se trabaja para obtener un nuevo mode-lo de relaciones intercomunitarias e intracomunitarias a partir de la creación de redes que permiten sumar fuerzas, fomentar la relación y vincular a los individuos ante los intereses compartidos. En ambas experien-cias, se ha identificado el aumento de las interaccio-nes con redes del entorno social, lo que ha fortalecido a nivel interno (a cada grupo de acción) y externo (al conjunto de entidades y colectivos en la red)

— Ambas son iniciativas que incorporan movilización ciudadana. Buscan iniciar procesos comunitarios para atender las nuevas necesidades que surgen tras la progresiva desvinculación de los poderes públicos de la protección social.

— Las dos experiencias han incluido los máximos niveles de participación de todos los agentes bajo un mode-lo de organización horizontal. Lo cual ha permitido que, por un lado, las personas hayan adquirido senti-mientos de pertenencia e identidad con los procesos, y consecuentemente, una mayor responsabilidad y compromiso de las personas que participan, y por otro lado, la inclusión y representatividad de la ciudadanía,

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Fernández García, Alfredo y Egido Díaz, Rocío

partiendo de un principio democrático, lo cual permi-te una mayor recogida información, y por lo tanto, una mayor aproximación a la realidad y sostenibilidad de los procesos en el tiempo.

4. DISCUSIÓN

En este apartado vamos a tener como referencia otras ex-periencias analizadas publicadas por otros expertos, dichas prácticas han aplicado metodologías participativas, al igual que las presentadas en esta comunicación.

Una de ellas es la desarrollada por Aldea Social, una orga-nización multidisciplinar que inicio un proceso de desarrollo local en Cañada Real a partir de metodologías participativas de intervención comunitaria. En su propuesta de un Plan In-tegral Participativo para Cañada Real (2012), defienden “la apertura de proceso participativo, con implicación y corres-ponsabilidad vecinal, política y de los profesionales que tra-bajan en Cañada, con transparencia, y que pretenda abordar todas las facetas que necesita un barrio”, en este documento recogen algunas de las consecuencias vistas tanto en la Aso-ciación Garaldea como en la Plataforma RMI, entre las que se encuentran:

— La participación activa de todos los miembros de la co-munidad en todas las fases del proceso ha permitido la identificación más ajustada de los intereses, nece-sidades, y preocupaciones de las personas afectadas por la problemática

— Movilización de los recursos propios de la comunidad (conocimientos, tiempo, capital social, etc.) repartién-dose las responsabilidades entre los distintos agentes implicados en la toma de soluciones.

— Diseños más adaptados y sostenibles ya que los impli-cados consideran los programas como propios.

— Prevención de consecuencias desfavorables que apa-recen posteriormente en las fases de ejecución y man-tenimiento de programas de intervención no partici-pativos. Además, esto supone una inversión mayor a largo plazo para paliar las problemáticas surgidas por llevar a cabo una intervención sectorializada y no integral.

— Con respecto a esto último, pero también relacionado con los puntos anteriores, una intervención partici-pativa conlleva una disminución de costos, principal-mente de recursos económicos y técnicos.

— Por lo tanto podemos observar elementos comparti-dos en lo que se refiere a los beneficios de la partici-pación.

En cuanto a la implicación de la administración pública se ha identificado una brecha entre la ciudadanía y los ges-tores de lo público que dificulta los procesos de intervención. Lo cual se evidencia por la falta de apoyo y las dificultades que atentan contra el éxito de las intervenciones, sirva como ejemplo los derribos de Cañada y la continua estigmatización de su población, o la desvinculación de la Comunidad de Madrid de la Comunidad Terapéutica del Batán. Esta idea coincide con lo expuesto por Pindado, F, (2005) en relación a las limitaciones de las administraciones (sobre todo de corte regional, autonómico y central) en la escasa posibilidad de participación de la ciudadanía en los asuntos que les afecta de manera notable.

Para una mejor cobertura de las necesidades sociales, el trabajo social comunitario, es una respuesta que va más allá de una metodología de intervención. Es un modelo de tra-bajo integrador que servirá para, como indican Fernández, T y Lopez, A. (2008) “dar poder, dar capacidad, dar libertad tanto a cada persona, a través de la interacción social co-munitaria, como a la comunidad que actúa como sujeto co-lectivo para abordar problemas que sólo mediante la acción colectiva pueden resolverse”.

Estas experiencias han posibilitado que los integrantes tengan una visión más global de la realidad que supera las primeras inquietudes personales de partida. Ya no son su-jetos aislados culpables de su situación, sino que el progre-sivo empoderamiento que experimentan provoca que los individuos incorporen una mirada estructural, sumando la conciencia colectiva a la conciencia individual, entroncando con la idea que expresan Maya, I., Holgado, D., Ramos, I. y Santolaya, F. (2013), el sentido de pertenencia y la identidad compartida.

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El trabajo social comunitario “¡Sí se puede!”: Ejemplos prácticos de satisfacción de necesidades sociales

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Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito judicial

Estrategia para la validación científica de la escala (ICC)

A scale design for the assesment of joint custody in family court

Strategy to analyze scientific validity of the scale (ICC)RAFAEL ALCázAR RUIz1

Universidad de Alicante

Resumen: En los últimos cinco años asistimos a una serie de cambios legislativos en materia de familia que son reflejo de un cambio social profundo. La regulación jurídica de la custodia compartida es un reflejo de estos cambios. Los trabajadores sociales forenses emiten informes periciales que asesoran al juzgado sobre la idoneidad de la custodia compartida en cada caso particular. Los trabajadores sociales forenses necesitan instrumentos validados científicamente para el análisis de la realidad socio-familiar. Lo que en este estudio se presenta es la estrategia para la validación científica de un instrumento para la evaluación de la custodia compartida en el contexto judicial.

Palabras clave: Custodia compartida, custodia conjunta, criterios de atribución, escala de valoración forense.

Title: Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito judicial.

Abstract: In the last five years has happened many changes in family law. These changes are the result of other deep social changes in family relationships. The new law about “joint custody” is an example of that. Forensic social workers write reports in family court in cases of divorce. Forensic social work-ers need scientifically validated tools to analyze social reality. This research introduced the strategy to analyze scientific validity of the scale of joint custody in family court.

Keywords: Shared custody, joint custody, criteria of attribution, forensic assessment scale.

1. INTRODUCCIÓN

En el ámbito de la justicia el trabajador social ejerce una fun-ción pericial consistente en la elaboración de un informe socio-familiar que se ratifica en el juicio. En los juzgados de familia y de violencia sobre la mujer dicho informe versa sobre alter-nativas de custodia posible en casos de ruptura familiar o de

protección a menores (Vázquez, 2007). Para la emisión de este informe pericial es necesaria la utilización de instrumentos es-pecíficos que sirvan para el análisis de la realidad estudiada de un modo objetivo. La evaluación de las diferentes alternativas de custodia es una función asumida por los equipos técnicos adscritos a los juzgados de familia y de violencia sobre la mujer y el trabajador social forma parte integrante del mismo.

1 Conselleria de Justícia de la Generalitat Valenciana. Juzgados de Familia y de Violencia sobre la Mujer de Alicante

Departamento. Sociología I. UA

Director de tesis: Raúl Ruiz Callado.

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Rafael Alcázar Ruiz

En España se asiste a una serie de cambios legislativos en el ámbito de las relaciones familiares: Aragón, Navarra, Cataluña y la Comunidad Valenciana2 tienen legislación pro-pia sobre custodia compartida y actualmente está en fase de aprobación en el Congreso de los Diputados la nueva ley de custodia compartida. Estos cambios legislativos son un reflejo de un profundo cambio social que afecta a la vida económi-ca, social, laboral y cultural de los individuos y tiene también importantes repercusiones económicas y afectivas para las familias que se divorcian.

Los cambios legislativos introducen nuevos términos ju-rídicos y modifican los criterios para la evaluación de las familias. El término “custodia compartida” es polisémico y se refiere a situaciones difíciles de concretar en una única categoría (Ibáñez, 2004; Ramírez, 2003; Simón, 2009). Así las expresiones “custodia exclusiva”, “custodia partida”, “custodia conjunta”, son tipos de custodia posible que podrían encajar dentro del concepto general de custodia compartida. Sea cual fuere el contenido de estos concep-tos, el punto de partida en la definición del término “cus-todia compartida” hace referencia al hecho de que ambos progenitores participen responsablemente en el proceso de crianza de sus hijo y ambos tengan la posibilidad tanto de cuidar de sus hijos de manera equilibrada en los tiempos de estancia con ellos, como de representarlos legalmente (Simón, 2009).

Partiendo de esta definición, y tras una revisión de la lite-ratura científica publicada sobre criterios de atribución de la custodia compartida (Catalán, 2011; Conde-Pumpido, 2011; Guilarte, 2010; Ibáñez, 2004; Ramírez, 2003), se ha diseñado un instrumento de evaluación de la custodia compartida que los trabajadores sociales forenses y otros profesionales com-parten en la Red Iris de Trabajo Social Forense3 y que ha sido publicada recientemente (Alcázar, 2013). Hasta ahora este instrumento de evaluación de la custodia compartida estaba resultando útil para realizar análisis y realizar consideraciones en los informes periciales, pero la escala necesita someterse a examen sobre su validez científica para convertirse en un ins-trumento con suficientes garantías para presentar en juicio.

Los trabajadores sociales, sea cual fuere el ámbito de intervención, necesitan de instrumentos validados científi-camente. Para la validación de estos instrumentos se ne-

cesita de investigación social aplicada, siendo ésta una de las carencia que tiene actualmente la disciplina del Trabajo Social (Gaitán, 2009; Zamanillo, 2009), y que se convierte en una acuciante necesidad en el ámbito del Trabajo Social Forense (Ruiz Rodriguez, 2009), ya que es precisa la pre-sentación de pruebas objetivas en el juicio sobre las que se asientan las valoraciones del profesional que emite el informe pericial.

Gaitán (2009), subraya algunas fortalezas y debilidades de la disciplina del Trabajo Social. Entre las fortalezas señalan el interés por la formación continua; la existencia de una orga-nización colegial fuerte y el compromiso con los valores y los derechos humanos como signo de identidad de la profesión. Como debilidad subraya la falta de investigación y su escasa difusión. Sin difusión de la investigación la profesión queda invisibilizada. La razón por la que se presenta esta investiga-ción es para dar difusión a una herramienta de trabajo que está siendo utilizada por los trabajadores sociales forenses en la evaluación, pero que exige validarse científicamente.

El trabajo que aquí se presenta forma parte de un proceso de investigación más amplio que conforma mi proyecto de tesis doctoral y que tiene por objeto principal la validación científica de esta escala, sometiéndola a pruebas objetivas de fiabilidad y validez.

El instrumento de evaluación de custodia compartida (ICC) no pretende reemplazar en ningún caso el juicio del profesional, pero sí que pretende proveer una estructura que ayude a organizar la información durante el proceso de eva-luación, y a favorecer y sistematizar la redacción del informe pericial y facilitar el asesoramiento a los tribunales a la hora de tomar decisiones en casos de custodia disputada.

Uno de los objetivos que me he propuesto en la aventu-ra que supone realizar una tesis doctoral, es someter a esta escala a una análisis sobre su fiabilidad y validez. Junto a este propósito, existe otro objetivo más motivador si cabe: demostrar que el trabajo conjunto entre el trabajo cotidiano de los profesionales y la universidad se puede hacer investi-gación social aplicada que ayude a cubrir una de las carencias más importantes del trabajo social: la falta de instrumentos específicos en el ámbito judicial.

La hipótesis de la que partimos es la siguiente: si bien en los últimos años se está produciendo un aumento progre-

2 Las Comunidades Autónomas en España tienen competencia para legislar en el ámbito de las relaciones familiares. En la Comunidad Autónoma de Valenciana la Ley 5/11, de 1 de abril regula el régimen de convivencia de los hijos con sus progenitores en procesos de ruptura. Las Comunidades Autónomas de Aragón, Cataluña y Navarra también tienen legislación propia. En el resto del Estado Español rige la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifica el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio.

3 En el repositorio de la Red Iris los Trabajadores Sociales Forenses en España comparten documentos y realizan consultas de casos con la finalidad de unificar criterios y resolver dudas. El repositorio público se encuentra disponible en internet: http://bscw.rediris.es/pub/bscw.cgi/4271758.

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Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito judicial. Estrategia para la validación científica de la escala (ICC)

sivo en el porcentaje de casos que han asumido la custodia compartida4, (10,5% en el año 2010; 12,3% en 2011 y 14,6% en 2013) sin embargo, todavía existe una diferencia importante respecto a la atribución de la custodia materna (83.2% en 2011, 81,7% en 2012 y 75.1% en 2013). Esta diferencia porcentual se debe a la existencia de variables psicosociales que se pretende identificar en esta investiga-ción. El comportamiento de estas variables psicosociales es una manifestación de una estructura social desigual en el reparto de las funciones educativas y domésticas, si bien se encuentran en proceso de cambio. Las decisiones judiciales son, a su vez, el reflejo de una estructura social en fase de cambio.

2. INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN DE CUSTODIA COMPARTIDA (ICC)

El instrumento de recogida de información ha sido la escala de evaluación de la custodia compartida en el contexto judicial elaborada por la Universidad de Alicante.5 (Alcázar, 2013).

La selección de ítems del instrumento partió de una re-visión bibliográfica exhaustiva acerca de los principales fac-tores que afectan a los criterios de atribución de la custodia compartida (Conde Pumpido, 2011; Guilarte, 2010; Martín Corral, 1993; Ramírez 2003; Simón 2009 y Viñas, 2012). Los indicadores se evaluaron como favorables, desfavorables (cuadro 1), e indicadores de riesgo (cuadro 2).

4 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. INE

5 La escala fue presentada como comunicación en las IV Jornadas de Profesores de Sociología de Empresa y Organizaciones, celebrado en la Universidad Jaime I de Castellón los días 8 y 9 de junio de 2012. Está disponible en la Red Iris de Trabajadores Sociales. Para una guía más detallada sobre la cumplimentación de la escala se recomienda consulta anexo 1, que está a disposición de los técnicos en Repositorio de Trabajadores Sociales de la red iris: http://bscw.rediris.es/pub/bscw.cgi/4271758

cuadRo 1. planTilla paRa la valoRación de la cusTodia compaRTida

INDICADOR PUNTUACIÓN

0 1 2

1. Predisposición para el diálogo constructivo sobre cuestiones médicas, educativas, conflictos.

2. Modelo educativo común: Pautas educativas concordantes.

3. Valoración grado de conflicto. Tipo comunicación y la percepción del otro progenitor.

4. Implicación en la crianza de los hijos. Participación en función educativa y asistencial.

5. Proximidad de los domicilios: arraigo social, escolar y familiar

6. Medios materiales suficientes

7. Edad de los menores. Sistema de alternancia previsible

8. Voluntad de los menores.

9. Figuras de apego

10. Disponibilidad de tiempo. Posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral.

11. Plan de atención viable.

Fuente: Elaboración propia a partir de bibliografía referida a criterios de atribución de la custodia compartida: Conde Pumpido (2011); Guilarte, (2010); Martín Corral (1993);

Ramírez (2003); Simón (2009) y Viñas, (2012).

El formato de respuesta a los ítems se adaptó a una escala de tres dimensiones para la evaluación de los indicadores fa-vorables o desfavorables. Se optó por este formato porque la construcción de una escala tipo Likert, con cinco alternativas de respuesta, suponía incrementar las dificultades de medi-ción de cada variable a riesgo de hacerla inviable de acuerdo

a los medios disponibles. La alternativa de utilización de tres dimensiones resulta mucho más práctica en su aplicación al poder evaluar si una determinada condición se cumple com-pletamente (puntuación 2), se cumple parcialmente en al-guna de sus características (puntuación 1), o no se cumple (puntuación 0).

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Rafael Alcázar Ruiz

Por otra parte, en la literatura científica consultada existen escalas que siguen este sistema de medición que permiten la elaboración del análisis estadístico multivariable de regre-sión logística. (Arruabarrena, 1994; Generalitat Valenciana, 2007). Los indicadores de riesgo no precisaban de una escala de tres dimensiones, ya que su presencia excluye la atribu-ción de la custodia compartida salvo rarísimas excepciones. La escala se puso finalmente a disposición de los técnicos a través del repositorio de la Red Iris. Los técnicos rellenaban el formulario de la escala y lo enviaban a la dirección indicada para el análisis de datos posterior.

El Cuadro 1 muestra las variables que son tenidas en cuenta por parte de los técnicos en la evaluación de la cus-todia compartida en el ámbito forense. Toda la información obtenida en cada caso concreto a través de las entrevistas y cuestionarios queda agrupada en once factores. Cada factor contiene otras variables relevantes para el estudio de las al-

ternativas de custodia. Los once factores son valorados por el técnico en una escala de 0 a 3, donde 0 indica que el factor es muy desfavorable para el ejercicio de la custodia comparti-da, 2 indica que el factor es muy favorable y 1 que concurren elementos positivos y negativos a la vez.

Junto con estos indicadores valorados como favorables o desfavorables, existen otros factores de riesgo cuya presencia resulta incompatible con el ejercicio de un modelo de cus-todia compartida. Los indicadores de riesgo no precisaban de una escala de tres dimensiones, ya que su existencia o no, en forma dicotómica, resultaba suficiente para su evalua-ción. Los factores de exclusión de custodia compartida que aquí se exponen están definidos a partir de la existencia de indicadores de desprotección infantil6 y por la presencia de indicadores de evaluación de custodia compartida desfavo-rables en un grado extremo. Estos indicadores se muestran en Cuadro 2.

6 Las Comunidades Autónomas han elaborado manuales de desprotección infantil que están disponibles en internet. En el ámbito de la Generalitat Valenciana, la Conselleria de Benestar Social publicó en 2007 el manual “El papel del ámbito social en el abordaje de situaciones de desprotección infantil”.

cuadRo 2. indicadoRes de Riesgo en la valoRación de la cusTodia compaRTida

INDICADOR RIESGO

SI NO

1. Progenitor abusivo o negligente.

2. Consumo de drogas. No estar en tratamiento, o tratamiento de desintoxicación y deshabituación inconcluso

3. Problemas de salud mental. Problemas de salud física (invalidez en grado severo), que afecten a la capacidad parental para atender las necesidades de los hijos

4. Violencia familiar en cualquiera de sus formas: violencia de género o violencia hacia menores, etc.

5. Alto conflicto parental

6. Ausencia de comunicación padres. Críticas frecuentes. Comunicación a través de los hijos.

7. Estilos educativos divergentes. Cuestionamiento mutuo figuras de autoridad

8. Distancia física hogares.

9. Características especiales menores. Problemas emocionales o conducta. Patologías físicas graves.

Fuente: Elaboración propia a partir de indicadores de desprotección infantil Arruabarrena, 1994; Generalitat Valenciana, 2007) y por la presencia de indicadores de evaluación de

custodia compartida desfavorables en un grado extremo.

Una vez evaluadas todas las variables expuestas, el técnico redacta un informe explicando cómo se comportan cada uno de estos factores en cada familia estudiada. Dicho informe se expone en el juicio. Junto con la redacción del informe se pro-

cede a la cumplimentación de la escala y se recomienda una actuación al órgano judicial. El tipo de medida propuesta pue-de ser: custodia compartida; custodia única a favor del padre; custodia única a favor de la madre u otra opción especial.

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Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito judicial. Estrategia para la validación científica de la escala (ICC)

cuadRo 3. medida pRopuesTa poR el Técnico.

TIPO DE MEDIDA PROPUESTA

SI NO

1 Custodia compartida

2 Custodia única a favor del padre

3 Custodia única a favor de la madre

4 Otra

3. ESTRATEGIA PARA LA VALIDACIÓN DE LA ESCALA (ICC)

Un instrumento de medición es válido si mide lo que intenta medir. La validación requiere siempre de investigación em-pírica. Por otra parte, antes que fiables, los indicadores han de ser válidos. (Cea D’ Ancona, 2001). Es decir, han de pro-porcionar una representación adecuada del concepto teórico que miden. Mientras que la fiabilidad se refiere a la precisión del instrumento, la validez hace referencia a la relación que ha de existir entre el concepto teórico y el indicador empírico. Con el estudio de la validez del instrumento el investigador ha de comprobar si los indicadores elegidos realmente “in-dican” lo que se pretende que indiquen; si “miden” correc-tamente el significado dado al concepto teórico en conside-ración.

Existen tres modalidades de validez: validez de criterio o predictiva; validez de contenido y validez de constructo. El objetivo de la validez predictiva es demostrar que la nueva medida clasifica a las familias en función de las variables pre-dictoras. En el tratamiento estadístico de la validez predicti-va los procedimientos de regresión resultan de gran utilidad porque permiten estudiar relaciones múltiples entre más de dos variables (Cea D’ Ancona, 2001). Según el diseño de la escala ICC se realizará un análisis multivariable de regresión logística, ya que se ha definido con una variable dependiente dicotómica (custodia compartida o custodia única) y un con-junto de variables independientes que constituyen los once factores tenidos en cuenta en la evaluación de la custodia compartida: predisposición para el diálogo constructivo; mo-delo educativo común; grado de conflicto; implicación en la crianza de los hijos; proximidad de los domicilios; medios materiales suficientes; edad de los menores; voluntad de los menores; figuras de apego; disponibilidad de tiempo y plan de atención viable.

El modelo de regresión logística permite identificar aque-llas variables psicosociales que más discriminan entre la po-blación que accede a tener custodia compartida o custodia única. El análisis estadístico proporciona información para poder ponderar el peso de cada variable en el estudio de la custodia compartida. Por otra parte, y como consecuencia de lo anteriormente descrito, este tipo de análisis permite estimar la probabilidad de que una familia pueda ser clasifi-cada en el grupo de custodia compartida o en el grupo de custodia única en función de las puntuaciones obtenidas en las variables independientes.

Para el estudio de la validez predictiva de la escala se pro-cederá a administrar la escala a una muestra de amplia de población7, seleccionadas para su inclusión en el mismo por parte de los equipos técnicos encargados de evaluar la pro-cedencia o no de la custodia compartida. Las ciudades en las que se está aplicando la escala han sido: Alicante, Badajoz, Castellón de la Plana, Fuenlabrada, Logroño, Madrid, Valen-cia y Vitoria.

Una vez realizado el análisis multivariable de regresión y conocidas las variables con mayor valor predictivo que los técnicos han evaluado en cada caso, se procederá a contras-tar estos resultados con un segundo estudio que tendrá por objeto el examen de las sentencias judiciales en la valoración de la custodia compartida. De este modo, se puede conocer la correspondencia en la importancia de los factores que los técnicos y los jueces tienen en sus valoraciones.

La validez de constructo se refiere a la relación que ha de existir entre el concepto teórico y el indicador empírico. Con-cretamente, el investigador ha de comprobar si los indicado-res elegidos “indican” lo que se pretende que indiquen; si miden correctamente el significado dado al concepto teórico en consideración. (Cea d´Áncona, 1998).

Para el examen de la validez de contenido se está some-tiendo la escala a un cuestionario de evaluación a un juicio de expertos (técnica Delphy) compuesto por una muestra am-plia de jueces, fiscales, abogados, psicólogos, trabajadores sociales y educadores que están familiarizados con el término quienes evalúan en el cuestionario la adecuación de los indi-cadores al constructo “custodia compartida”.

La fiabilidad se refiere a la capacidad del instrumento para obtener resultados iguales en mediciones repetidas del mismo concepto (Cea D’ Áncona, 1998). Se refiere al grado o precisión con que la escala mide lo que pretende medir. Es decir, el instrumento debe arrojar el mismo resultado en

7 Se considera un tamaño muestral adecuado cuando supera 15 casos por variable independiente (Cea D´Ancona, 2001). ( 15*11=165<247)

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Rafael Alcázar Ruiz

diversas mediciones cuando el sujeto observado permanece invariable.

Para la evaluación de la fiabilidad de la escala está pro-cedido al examen de diez familias diferentes que son obser-vadas por diferentes técnicos, que aplican el mismo cuestio-nario. Para el estudio de las diferencias observadas en los resultados se utilizará el método de consistencia interna “alpha de Cronbach”.

Con el análisis de la validez y de la fiabilidad de la escala (ICC), se pretende que los trabajadores sociales forenses dis-pongan de un instrumento específico con suficientes garan-tías científicas que sirva para su propósito de evaluación de la custodia compartida en el contexto judicial.

Los resultados de la investigación resultan útiles para los técnicos forenses evaluadores de la custodia disputada, ya que pese a las dificultades que tienen éstos para convertir su análisis de casos en investigación social empírica aplicada, (ámbitos regionales diferentes, legislación diferente), la esca-la de valoración de custodia compartida ofrece a los trabaja-dores sociales que prestan servicio en los Juzgados de Familia una herramienta con la que analizar la realidad social con garantías científicas.

Del mismo modo, consigue unir la acción y la investiga-ción: de un lado, la acción cotidiana, el ejercicio profesional habitual del trabajador social, ofrece una fuente de datos de primer orden a la investigación; por otra parte, la investiga-ción social aplicada, le devuelve a la acción una herramienta para analizar e interpretar esa realidad de un modo objetivo.

4. BIBLIOGRAFÍA

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Situación de nuestros mayores institucionalizados en residencias y necesidades para su integración social

Situation of our elderly institutionalized in residential care and needs for the social integration

(1)ESThER ACEVEDO ALCARAz, (2)MIGUEL ALCARAz BAñOS, (3)JUAN BENITO MARTÍNEz, (2)BRADLEY ROBERT MUIR Y (4)CONRADO NAVALÓN VILA

Universidad de Murcia

Resumen: Determinamos el grado de dependencia física para la actividad de la vida diaria (mediante el índice de Barthel e índice de Lawton-Brody) y las alteraciones depresivas (escala de Yesavage) de 300 personas mayores institucionalizadas en la Región de Murcia tras entrevista personal para conocer las necesidades que nos permitan elaborar nuevas formas de intervención social. Si nuestros resultados definen la situación actual de los mayores institucionalizados, el elevado grado de dependencia que encontramos imponen la adopción de medidas que permitan mejorar la integración social de nuestros mayores dentro de estas instituciones.

Palabras clave: Cuidados residenciales, personas mayores, calidad de vida, dependencia, institucio-nalización.

Abstract: We have the degree of physical dependence (using the Barthel index and Lawton-Brody index) and depressive disorders (Yesavage scale) 300 elderly people over Murcia Region after personal interview to meet their needs and enable us to develop forms of social intervention. If our results define the current status of our elderly institutionalized, the high degree of dependence we found impose measures to solve these serious problems to improve the social integration of these higher within their institutions.

Keywords: Nursing/residential care, elderly people, quality of life, dependency, institutionalitation.

1. INTRODUCCIÓN

En los últimos años se ha conseguido un incremento de la esperanza de vida y un envejecimiento progresivo de la po-blación española. Las personas mayores de 60 años alcan-zarán el 43% de la población española en el año 2050. Las encuestas reflejan que sólo el 7% de las personas mayores querrían vivir en una residencia para mayores (CIS, 2006), aunque se alcanzaría el 18% al necesitar cuidados persona-les específicos. Sin embargo, son muy escasos los estudios

que describen las necesidades específicas de esta población institucionalizada que nos permita realizar una intervención social para mejorar la calidad de vida de nuestros mayores. En España no se realiza periódicamente ningún estudio na-cional sobre las condiciones físicas y psicológicas en las que se encuentra esta población institucionalizada. Además, es difícil encontrar estudios sobre muestras estadísticamente representativas. Existen estudios aislados, en general de ta-maño muy reducido, con muestreos no probabilísticos o en sólo una residencia y sobre temas de estudio muy especí-

1 Instituto Universitario de Investigación en Envejecimiento. Universidad de Murcia. ([email protected]).

2 Dpto. de Radiología y Medicina Física. Universidad de Murcia.

3 Dpto. de Teoría e Historia de la Educación. Universidad de Murcia.

4 Psicología Básica y Metodología Campus Regional de Excelencia Internacional Campus Mare Nostrum, Universidad de Murcia.

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Esther Acevedo Alcaraz, Miguel Alcaraz Baños, Juan Benito Martínez, Bradley Robert Muir y Conrado Navalón Vila

ficos. Algunos autores han denunciado que no se conocen bien las estimaciones de prevalencia en las que se encuentran nuestras personas mayores institucionalizadas en residencias (Damián et al., 2004).

A pesar de esta escasez de datos, en España se ha consi-derado que el 3,3% de la población de edad avanzada vive en residencias para personas mayores, estando a dos puntos porcentuales de esa media todas las comunidades autóno-mas españolas (1’3-5’3%). Estos datos muestran una propor-ción baja, similar a la de países como Italia o Japón, donde las tradiciones tienden a mantener a los mayores en los do-micilios junto con sus familias (2,5-3,0%), y mucho menor que la de otros países desarrollados (5-15,5%) (Ministerio de Sanidad, 2011).

Este trabajo determina el grado de dependencia física y psíquica de las personas mayores institucionalizadas para conocer sus necesidades reales que nos permitan elaborar formas de intervención social que mejoren los problemas de integración social dentro de estas instituciones.

2. METODOLOGÍA

Entre enero de 2011 y junio de 2013 se han entrevistado a 300 personas mayores de 60 años: a) personas mayores que residen habitualmente con su familia (100 personas entrevis-tadas); b) personas mayores institucionalizadas en residencias de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (200 personas entrevistadas), para analizar las capacidades físicas, las alteraciones psicológicas y los problemas de integración social que presentan. Las personas mayores entrevistadas es-tán institucionalizadas y son residentes internos en cinco re-sidencias ubicadas en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia que tienen carácter privado y disponen de gran número de plazas concertadas con organismos públicos: Re-sidencia Villademar (San Pedro del Pinatar), Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz Murcia (San Pedro del Pinatar), Residencia “Los Almendros” (Cartagena), Residencia “Los Marines” (Cartagena) y Residencia “Lozar” (Pozo Aledo). En todos los casos se ha establecido una relación directa entre las poblaciones encuestadas de ambos grupos (residentes y en familias) con su lugar de residencia, sexo y edad.

Se cumplimenta, mediante entrevista personalizada, la elaboración de una encuesta de 53 preguntas que recoge los ítems utilizados para valorar los tres índices: el grado de dependencia de las personas mayores para las actividades básicas de la vida diaria (índice de Barthel); la dependencia en las actividades instrumentales de la vida cotidiana (índice de Lawton-Brody); y, la frecuencia de alteraciones psíquicas

o depresivas (escala de Yesavage). El estudio estadístico ha consistido en el análisis de correlación y dependencia entre variables utilizando el análisis de varianza complementado mediante el contraste de medias.

3. RESULTADOS

Los resultados obtenidos muestran que el perfil de las per-sonas mayores entrevistadas son de ambos sexos con predo-minio femenino (64,7% mujeres/35,3% hombres) y edades comprendidas entre 60 y 99 años (edad media de 77,8 años). En las actividades básicas de la vida diaria (Índice de Barthel), donde se valora si el mayor puede andar, comer, o hacer sus necesidades con autonomía, nuestros resultados muestran un grado de dependencia grave o total en el 47,2% de los casos (Figura 1) y sólo el 15,2% de los residentes alcanzan características de No-dependientes o autónomos; determi-nándose diferencias estadísticamente significativas respecto a los mayores que viven junto a sus familias. (p>0,001).

figuRa 1. gRados de dependencia paRa las acTivi-dades de la vida diaRia (indice de baRThel) en peRsonas

mayoRes insTiTucionalizadas en Residencias paRa mayoRes.

ResidenciaFamilias

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

La valoración de las actividades instrumentales de la vida diaria (Indice de Lawton y Brody), en donde se valora si el residente puede llamar por teléfono, realizar compras, mane-jar su medicación y gestionar su dinero entre otras activida-des, nuestros resultados muestran un grado de dependencia grave o total en el 78% de los casos (Figura 2) en donde sólo el 8% de los residentes presentan valores de autonomía para estas actividades instrumentales de la vida diaria. Con diferencias significativas respecto a los mayores que viven en casa con sus familiares (p>0,001).

TOTAL GRAVE MODERADA LEVE AUTÓNOMA

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Situación de nuestros mayores institucionalizados en residencias y necesidades para su integración social

figuRa 2. gRados de dependencia paRa las acTividades insTRumenTales de la vida diaRia (indice de

lawTon y bRody) en las peRsonas insTiTucionalizadas en Residencias paRa mayoRes.

ResidenciaFamilias

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

Mediante la escala geriátrica de depresión de Yesavage, que valora las alteraciones psicológicas y la prevalencia de la sintomatología depresiva en las personas mayores destaca que el 47% de los residentes presentan un grado de sinto-matología depresiva leve (32%) o establecida (15%). Nues-tros resultados muestran una menor cantidad de mayores con características normales en los mayores residentes que en los que conviven con sus familias (p<0,01), mientras que no se aprecian diferencias significativas en el resto de grados de sintomatología depresiva (Figura 3).

figuRa 3. gRados de sinTomaTología depResiva (escala de yesavage) en peRsonas mayoRes

insTiTucionalizadas en Residencias paRa mayoRes.

ResidenciaFamilias

NORMAL LEVE ESTABLECIDA NS/NC

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

TOTAL GRAVE MODERADA LEVE AUTÓNOMA

Sin embargo, las personas institucionalizadas presentan mayor incidencia de enfermedades psiquiátricas, neurológi-cas y osteoarticulares que las que conviven en casa con sus propios familiares (p>0,001). Determinándose que el grado de dependencia física y/o psicológica de nuestros mayores constituye el factor determinante para estar ingresado en una residencia en nuestra comunidad (p>0,001).

Respecto al grado de conocimiento, solicitud y posibilida-des de la Ley de Dependencia entre las personas mayores es muy escaso y prácticamente desconocidas por las personas mayores que viven en residencias (p<0,001), independiente-mente de su género y edad (Figura 4).

figuRa 4. siTuación de la ley de dependencia del mayoR insTiTucionalizado en Residencias: infoRmación obTenida de mayoR ResidenTe e infoRmación obTenida

del cenTRo Residencial.

ResidenciaFamilias

II I III EN TRÁMITE DENEGADA NO TIENE NS/NC

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

4. DISCUSIÓN

Los escasos estudios previos publicados en nuestro país mos-traban que los mayores institucionalizados presentaban esca-sa necesidad de cuidados personales (Damián et al., 2004) y gozaban de buen nivel de salud y elevada autonomía. Por el contrario, nuestros resultados muestran que nuestros mayo-res son muy dependientes, precisan de una gran cantidad de cuidados sociales y sanitarios, encontrándose en una situa-ción similar a la situación descrita en otros países de nuestro entorno desde hace ya muchos años (Ljunggren et al., 1997; Sgadari et al., 1997; Ikegami et al., 1997), encontrando ge-neralizadamente una concepción obsoleta e inadecuada de nuestras residencias frente a las necesidades determinadas en nuestros mayores.

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Esther Acevedo Alcaraz, Miguel Alcaraz Baños, Juan Benito Martínez, Bradley Robert Muir y Conrado Navalón Vila

Se había descrito que el estado de salud percibido por los mayores residentes era mucho mejor que el observado entre los mayores que viven con sus familias (Damián et al., 2004, 2013); por el contrario, nuestro estudio muestra una situación muy diferente en donde la salud percibida por el re-sidente y contrastada por el entrevistador, muestra un signifi-cativo deterioro de los residentes respecto a la que presentan los mayores que conviven junto a sus familiares.

No hemos encontrado muchos estudios que determinen la prevalencia de la depresión en la población de mayores institucionalizados. En nuestro estudio hemos utilizado la Es-cala Geriátrica Depresiva de Yesavage abreviada, frecuente-mente utilizada para evaluar la prevalencia de sintomatología depresiva en múltiples circunstancias (Reichert et al., 2011), entre las que también se encuentra la valoración de la calidad de vida en las residencias de mayores (Estrada et al, 2011). Hemos determinado una prevalencia de sintomatología de-presiva establecida en el 22% de nuestros mayores que al-canzaría el 48% cuando se le añaden los diferentes aspectos analizados. Estas cifras son superiores al 31% descrito en Es-paña previamente (Damián et al., 2013), y más próxima a la prevalencia de síntomas depresivos descrita en otros países que oscila entre el 31-44% (Rovner et al, 1991; Parmelee et al., 1992; Teresi et al., 2001)

5. CONCLUSIÓN

Si nuestros resultados definen la situación actual de nues-tros mayores institucionalizados en las actuales residencias, el elevado grado de dependencia física y psíquica de nues-tros mayores imponen la adopción de nuevas medidas que resolviendo estos graves problemas permitan mejorar la in-tegración social de estos mayores dentro de su propia resi-dencia. Evidentemente, el trabajador social debe asumir la realización y colaboración en los estudios de investigación de aspectos sociales y sanitarios de estos mayores, lo que le permitirá realizar una valoración personal, familiar y social del residente que, al contrario de lo descrito en los estudios pre-vios, presentan un deterioro significativo que han de servir de base para el resto de intervenciones.

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I REVISTA INTERNACIONAL DE T R A B A J O S O C I A L Y B I E N E S T A R I Nº 2 • 2013 I 119

Todo trabajo presentado se remitirá acompañado de una carta

de presentación, en la que se solicitará la evaluación y se declarará

que no ha sido remitido a ninguna otra revista. La Redacción

pasará a considerar el trabajo para su publicación tras la com-

probación de la adecuación a la cobertura de la revista y el cum-

plimiento de las normas de publicación por el Consejo de Re-

dacción. En tal caso se procederá a su revisión externa anónima

(doble ciego). Los manuscritos deben ser enviados a través de

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que se relacionan:

a. Artículos: inéditos, escritos en cualquiera de las lenguas

oficiales de la Unión Europea, e irán acompañados de un

resumen en castellano y otro en inglés, además de las

palabras clave en ambos idiomas.

b. Notas científicas y metodológicas: con una extensión

más breve y referidas a aspectos concretos, apéndices do-

cumentales, etc.

c. Reseñas y noticias bibliográficas: con una extensión

recomendada de tres páginas.

d. Normativa y recursos: trabajos de exposición resumida

de normas y recursos de especial relevancia y actualidad

para el trabajo social y resto de ciencias sociales.

Todo artículo que sea presentado para su posible publicación

debe atender a las siguientes indicaciones:

l Los trabajos podrán presentarse en español o en cualquier

idioma oficial del Estado, así como en inglés.

l Se aceptarán para su publicación los siguientes tipos de

manuscritos:

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de carácter teórico o empírico, con un adecuado desarrollo

teórico o analítico y tener el formato habitual de las revistas

científicas especializadas. La extensión máxima del texto

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espacio, cuerpo de letra 12, tipo Times New Roman.

l Notas científicas y metodológicas (investigacionesy experiencias prácticas): deberán informar brevemente

de investigaciones inéditas y análisis de experiencias

prácticas profesionales actuales y emergentes. En ésta

sección podrán ser propuestos, entre otras, investiga-

ciones de calidad vinculados a Trabajos Fin de Grado,

Trabajos Fin de Master e investigaciones preliminares o

definitivos de Tesis Doctorales. La extensión máxima del

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sayísticos que analicen novedades editoriales de interés

académico, profesional y/o científico. La extensión má-

xima del texto será de 1.000 palabras escritas a doble

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a doble espacio, cuerpo de letra 12, tipo Times New

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