Preparados, listos,...

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I: Pensar 17

Nuestra forma de pensar, la tendencia o los hábitos en que apoyamos nuestrospensamientos, son la base que sustenta lo que decimos, nuestras palabras, y tambiénnuestras acciones. Cualquier decisión que adoptemos, sea del carácter e importanciaque sea, está moldeada por los pensamientos. Reconocer el poder de la mente es, porlo tanto, uno de los aspectos más importantes de nuestra vida. Esa es también la ideaque subyace en las 16 actitudes para una vida feliz.

De forma instintiva, solemos explicarnos y sentir el mundo como algo externoa nosotros, como una sucesión de acontecimientos que unas veces nos favorecerány otras no y de los que somos partícipes casi accidentales, casuales o pasivos. Perosi examinamos bien la realidad, veremos que nuestra experiencia del mundo es unaproyección de la forma en que los analiza nuestra mente y que, por tanto, esamisma realidad será diferente para otra persona que la viva a mi lado, o para quienla experimente en un país de distinta cultura. Cualquier acción socialmente acepta-ble aquí, puede ser catalogada como una inmoralidad en otra sociedad diferente:todo depende de cómo piensen las personas en cada sociedad.

Nuestras reacciones emocionales, por ejemplo, son consecuencia de las expe-riencias, actitudes y creencias con que las abordemos. Detrás de cada emoción exis-te un pensamiento previo que le ha dado una valoración determinada. Esto no siem-pre sucede de forma consciente. Un gesto de rabia o un sentimiento depresivo nospueden hacer pensar que somos inadecuados, que nadie nos quiere, o que los desas-tres son eternos y consustanciales a nosotros, pero la primera y última palabra deesas ideas las tiene simplemente nuestra mente. El pensamiento nos puede hacercreer que vivimos en la desgracia, o bien que tenemos ante nosotros una completaoportunidad de crecer, replantearnos la existencia y ser felices.

Conociendo esto, se trata de cambiar los patrones habituales de nuestras conduc-tas “mentales”, en especial las que nos puedan hacer sufrir a nosotros y a los demás,y explorar nuevas formas de vivir en las que hayamos incorporado la humildad, lapaciencia, la aceptación y la alegría ante el bienestar propio y ajeno.

PENSAR

Parte I

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• humildad 1

paciencia

satisfacción

alegría

bondad

honestidad

generosidad

habla positiva

respeto

perdón

gratitud

responsabilidad

principios

aspiraciones

altruismo

valentía

Humildad

Capítulo 1

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Qué es la humildad.

• Es la cualidad de quien entiende que no está solo en el mundo, para lo bueno ypara lo malo, y puede ver más allá de sus propios puntos de vista e intereses. Lahumildad nos incita a salir de nuestra perspectiva egocéntrica y fijarnos en losdemás de manera positiva.

• Una persona humilde comprende que todos dependemos de las demás personas,que cada uno de nosotros tiene un papel que jugar en la vida de los demás y en lasociedad del mismo modo que todas las demás personas pueden jugar un papel ennuestra vida.

• Ser humilde es darse cuenta de que uno no es más importante que nadie y estardispuesto a aprender de todos. Al mismo tiempo, ser humilde es una demostraciónde nuestra fuerza interior. Sin pretenderlo, las personas humildes destacan y sonatractivas por eso. Quienes siempre necesitan destacar son los más débiles.

• La humildad no nos hace menos asertivos, porque no se trata de no decir lo queuno piensa, sino de escuchar también lo que piensan los demás.

• Tanto si tienen éxito y sobresalen como si no, las personas humildes poseen lasabiduría y experiencia para entender sus propias limitaciones y, a partir de ellas,tratar de aprender y mejorar lo más posible.

Cómo contribuye a nuestra felicidad.

• Nos ayuda a conjurar aquellos pensamientos que nos incitan al orgullo y la prepo-tencia, a creer que somos mejores, que estamos siendo amenazados o juzgados,que necesitamos demostrar que somos especiales o protegernos de las críticas.Esto nos aporta una gran calma interior y, de algún modo, nos permite admitir lospropios miedos y vulnerabilidades. La persona humilde sabe que no siempre hacelas cosas bien e, incluso, que en ocasiones no sabe ni qué hacer ni cómo, pero asísienta las bases necesarias para poder aceptarse y confiar en sí mismo.

• Cuando confiamos en nosotros mismos sentimos que no tenemos que demostrarnada a nadie y poseemos más energía para dedicarla a lo que queremos.

• Nos permite actuar según nuestros propios criterios, sin querer llamar la atenciónni pensar en causar buena impresión a los demás.

• Entendemos que la vida está llena de infinitas posibilidades de aprendizaje. Seaprende observando a los demás, relacionándonos con ellos, pidiendo ayuda cuan-do lo necesitamos, cometiendo errores...

• Tratamos a los demás como iguales en el fondo, aunque diferentes en la forma. Lahumildad nos ayuda a mantenernos libres de prejuicios y a no juzgar a las otraspersonas.

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Cómo desarrollarla.

• Reconoce que todos somos completamente dependientes los unos de los otros yque nuestra existencia depende del apoyo práctico y emocional de los demás.

• Comprende que todos somos seres humanos; cada uno diferente pero no por ellomenos persona.

• Escucha mucho. Interésate genuinamente por las opiniones, puntos de vista y cri-terios de los demás, sin olvidar ni dejar de expresar los tuyos.

• Cuando sientas rechazo por alguna persona, trata de imaginar cómo te sentirías túo cómo actuarías si estuvieses en su lugar o si hubieses vivido las circunstanciaspor las que esa persona ha pasado. Si no las conoces, trata de averiguarlas.

• No desperdicies la energía tratando de impresionar a otras personas. Simplemen-te, sé tu mismo y actúa de la mejor manera que puedas.

• Pregunta, busca información y consejo de otras personas en las áreas que nodominas o en las que te falta formación. La humildad conduce a la sabiduría. Lapersona humilde dejará de lado la idea de que los demás representan una amena-za o nos están infravalorando (no nos sentimos amenazados ni tenemos nada quedemostrar). El aprendizaje depende más de la capacidad de formular preguntasque de las respuestas obtenidas.

• Deja de compararte con los demás. No pierdas el tiempo tratando de averiguarquién es más importante o quién tiene una situación mejor.

• Céntrate en aquello que tienes, en tus capacidades, y esfuérzate en desarrollarlasen lugar de estar fijándote en lo que tienen los demás que a ti te falta o en lo queno tienes.

• Pide ayuda cuando la necesites. • No te preocupes de los errores que cometas, aprende de ellos.

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Entiende

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Inmensa como el mar

También en los días de invierno, Sofía andaba por la orilla recogiendo conchasy caracolas que creía que el mar lanzaba para ella. Vivía tan cerca, que tenía el pri-vilegio de poder ir guardando lo que parecía ofrecerle cada día. El mar, su amigo.El más grande que jamás había tenido. Ella le hablaba desde muy pequeña. Comosi fuera un amigo de verdad, se lo contaba todo. Y así el mar fue conociendo a suspadres y a sus hermanos. Y a sus más íntimos amigos. Porque el mar la escuchabasiempre. Parecía tener todo el tiempo del mundo, y así era. Otras veces Sofía, comosi el mar fuera su alumno, le explicaba lo que había aprendido en la escuela. Y elmar parecía responderle con sus olas, cuando el agua le alcanzaba los pies. Asíhablaban y jugaban: ella debía evitar que la ola la alcanzara y se apartaba corrien-do; a veces el mar le mojaba en el talón en el último momento y entonces era comosi le ganara, travieso, la partida; otras veces no conseguía atraparla.

Ante la inmensidad del mar, Sofía se veía a sí misma pequeña, pero eso la hacíaestar tranquila. Era precisamente esa tranquilidad la que le permitía contarle todossus secretos, ya que la hacía sentirse segura de sí misma. Ese curioso diálogo con elmar le daba una extraña fuerza, y por eso iba siempre que podía, aunque sólo fueraa saludarle. A veces, simplemente se quedaba a su lado. Sentada en la arena, cerra-ba los ojos y escuchaba el movimiento del mar. Ella creía que el sonido que hacíanlas olas al romper en la cercana orilla era el latido del corazón del mar, que debíaser inmenso a juzgar por el estruendo. Y entonces le entraban ganas de ser como elmar, pero pensaba que jamás podría llegar a ser tan grande como él…

Uno de esos días, Sofía caminaba por la orilla cuando vio de lejos a dos perso-nas. Parecía la silueta de un niño y una persona mayor, e iban acercándose poco apoco. Sin más preámbulos y rápida como era, Sofía fue la primera en saludarles.

–¡Hola! Me llamo Sofía. –Hola –dijo en seguida el niño–. Yo me llamo Sarbálap. –¿Sarbaqué? –preguntó sorprendida.–Sarbálap –dijo el niño–. Con acento en la segunda a. –¡Qué nombre más divertido! –comentó Sofía– ¿Y qué significa?–¿Sabes tú qué significa Sofía? –intervino por primera vez el abuelo.–No, no, ni idea. Sólo sé que lo escogió mi madre –contestó la niña.–Pues Sofía es un nombre de origen griego, y significa sabiduría –les contó el

abuelo Alisio.

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–¡Qué bonito! ¡Sabiduría! Cómo me gusta saber cosas nuevas para contárselas amis padres, y a mi gran amigo el mar, claro –apuntó Sofía–. Pero, ¿qué significaSarbálap?

Entonces Sarbálap le contó de dónde había salido su nombre, y estuvieron unbuen rato riéndose y jugando a encontrar palabras que fueran iguales leídas delderecho y del revés. Aquel mediodía descubrieron a las sorprendentes ojo, solos yreconocer, y las apuntaron en la libreta que Sofía llevaba siempre en su bolsa cuan-do salía a pasear.

El abuelo, viendo que los niños habían hecho tan buenas migas, les dejó solosmientras aprovechaba para pasear por la orilla de aquella maravillosa isla dondevivían. El abuelo se dejaba impregnar de la brisa y el aroma del mar al andar, y dis-frutaba de cada uno de sus pasos.

De regreso de su paseo, los encontró tumbados disfrutando de la calidez de laarena y contentos de haberse conocido. Ambos eran habitantes de Lanzarote, peronunca antes se habían visto, tal vez porque vivían en pueblos algo alejados.

El abuelo se acercó y se sentó al lado de su nieto. –¡Hola, Alisio! ¿Sabes? Sofía y yo hemos descubierto palabras increíbles –le

explicó Sarbálap. –¡Qué suerte tener a tu abuelo cerca! –comentó Sofía– Mi abuela vive en la

península, pero la llamo muy a menudo, y hablamos de muchas cosas. –Alisio también puede ser tu abuelo ¿Verdad? Es sabio y generoso, y me cuen-

ta muchas historias –dijo Sarbálap.A lo que Alisio, complacido, asintió con la cabeza. –A mi abuela me gusta contarle cosas que se me ocurren sólo cuando estoy con

mi amigo el mar –dijo Sofía–. Como por ejemplo hoy –añadió–, que antes de quellegarais estaba pensando que jamás podría ser tan grande como el mar.

Alisio los escuchaba con atención, sin interrumpirles. –¿No podrás ser grande como el mar? –le preguntó Alisio– Pero hoy habéis des-

cubierto palabras nuevas, ¿no es verdad?–Sí, sí, mira: reconocer. Y Sofía le mostró en seguida muy contenta la libreta en

la que habían apuntado las palabras ganadoras para que pudiera leerla empezandopor el final.

–¡Qué curiosa palabra! –dijo el abuelo– ¿Y cómo la habéis descubierto?–Pensando, abuelo, pensando… con lo que hay aquí dentro –dijo bromista Sar-

bálap, señalando su cabeza.–¿Y qué tenéis ahí dentro? Vamos a ver qué tenéis en la cabeza. ¿Queréis un

juego? Los niños aprobaron con el rostro inquieto, esperando que lo dijera ya. –Os voy a dar dos palabras. Con ellas podréis hacer una frase que se pueda leer

entera igual del derecho y del revés. Las palabras son paloma y amo. Empiezo acontar. A ver cuál de los dos la descubre antes. Uno, dos...

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–¡Amo la paloma! ¡Amo la paloma! –dijo Sofía, increíblemente rápida. Siempiezo por el final, leo lo mismo. Fíjate en la libreta, Sarbálap. Amo la paloma.Léela al revés.

–Bueno, veo que sí tenéis algo en la cabeza –observó Alisio.–Pues claro, tenemos ideas –se defendió Sarbálap–. Tenemos pensamientos.–Interesante reflexión –dijo el abuelo. –¿Y el pensamiento es grande o pequeño?–Grande, dijo Sofía. ¡Muy grande! –Me gusta oírte, porque tú misma decías hace poco que nunca podrías ser tan

grande como el mar, y en cambio ya me has hecho descubrir algo que tienes que síes grande.

Sofía se quedó pensativa. Muy pensativa.–¿Queréis hacer más larga la frase de antes y aprender algo con lo que siempre

resultan mejores todos los manjares? Añadidle pacífica.Y con cuidado fueron combinando en su libreta a la palabra recién llegada con

las antiguas hasta que de repente Sarbálap exclamó: –¡Amo la pacífica paloma! ¡Amo la pacífica paloma! ¡Se puede leer igual al

revés! –Realmente sois dos niños muy listos. Creo que tenéis una buena cabeza.–Pues claro, ¡qué te creías! –dijo Sarbálap. –¿Y puedo preguntaros qué tipo de cosas tenéis en la cabeza? –Ideas, pensamientos, imaginación, historias… ¿No es cierto? –casi preguntó

más que afirmar Sofía. –Sí, a mi me gustan mucho las historias. Creo que tengo muchas en la cabeza

–dijo Sarbálap. –¿Y todo eso lo tenéis en un recipiente que se puede tocar, como la cabeza? –pre-

guntó el abuelo. –Bueno, en lo que hay dentro –explicó Sofía–. No sé cómo contártelo. Dentro de

la cabeza que puedo tocar hay cosas que no se pueden tocar: son los pensamientos,las ideas... ¿No es así?

–Así es ¿Y sabes cómo se llama eso que no se puede tocar con los dedos pormucho que te empeñes? ¿Quieres saberlo, amiga sabiduría? ¿Y tú, Sarbálap? –lesdijo simpático el abuelo.

–Claro que quiero. Siempre me gusta aprender –contestó Sofía mientras Sarbá-lap asentía en silencio con la cabeza.

–Pues eso que hay dentro y no se puede tocar se llama mente, y es tan inmensacomo el mar y todos los océanos del mundo…

–…No es por nada, pero mente queda fatal si la lees al revés –observó Sarbálap. –Es que la mente hay que tenerla siempre del derecho, porque si no puede com-

plicarte mucho la vida. Es más, ¿sabes qué puedes ponerle siempre en la mente paraque sea cada vez más grande como el mar? –preguntó el abuelo–. Eso que sientes

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cuando te ves pequeña a su lado. Se llama humildad, y te permite aprender en elmomento en que menos lo esperas. Dicen que el secreto de la sabiduría es la humil-dad, porque sólo con ella puedes aprender de todo el mundo.

Y entonces Sofía le dio un beso a Alisio. –Tu abuelo es maravilloso, Sarbálap. Me lo paso bien con él y me gusta escu-

charle. ¿Puedes ser mi abuelo de verdad? –le preguntó mirándole fijamente a losojos.

–Claro que puedo. Ahora mismo te adopto como nieta. ¿Te parece, Sarbálap? –Me parece estupendo, y yo la adopto como hermana, porque no tengo ninguna.

¿Y puede venirse a casa a vivir con nosotros? –pidió Sarbálap. –Bueno, a vivir no, ella tampoco vive con su abuela… pero a visitarnos siempre

que quiera sí.Entonces se intercambiaron los teléfonos, se despidieron contentos de haber

compartido ese ratito juntos, y quedaron en encontrarse pronto, muy pronto, parainvestigar sobre otras cosas buenas de la mente.

(Continúa en el capítulo 6, Honestidad, en el cuento La vitrina de casa Leonardo).

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