Preparación Del Aceite de San José (1)

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EL ACEITE DE SAN JOSÉ 26 de marzo de 2009 (9:58 PM) San José dice: “Atiendan a los sabios consejos de Mi Amadísima Esposa María, guárdenlos en su corazón, medítenlos y vívanlos. Conserven la sencillez y la pureza en su corazón para que sean verdaderas ofrendas de amor a la Víctima Divina. No me hagan a un lado en sus vidas, fui el único hombre de la Tierra, en el cual Dios encontró complacencias. Entréguenme su vida interior y se la enriqueceré. Les daré un regalo esta noche, hijos amados de Mi Hijo Jesús: El Aceite de San José. Aceite que será un Auxilio Divino para este Final de los Tiempos ; aceite que les servirá para su salud física y su salud espiritual ; aceite que los liberará y los protegerá de las asechanzas del enemigo . Soy el Terror de los demonios y, por ende, hoy pongo en sus manos Mi Aceite Bendito. Propáguenlo, será útil para toda la humanidad. Los hombres recibirán descanso a sus penas espirituales, físicas y morales. Prepárenlo de la siguiente forma: 1. Tomen un cuarto de aceite de oliva (250 mililitros) y siete lirios. 2. Pónganmelos por siete días frente a mi imagen. 3. Después, deshojen los pétalos de las flores y viértanlos en el aceite y pónganlo a fuego lento por siete minutos. 4. Separen los pétalos de los siete lirios y dejen el aceite. 5. Durante los siete días, Yo derramaré Gracia, Bendiciones especiales a aquellos lirios. Ése es Mi Aceite, hijos amados, El Aceite de San José.

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Preparacion del Aceite de San Jose

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EL ACEITE DE SAN JOSÉ 26 de marzo de 2009 (9:58 PM)

San José dice:“Atiendan a los sabios consejos de Mi Amadísima Esposa María, guárdenlos en su corazón, medítenlos y vívanlos. Conserven la sencillez y la pureza en su corazón para que sean verdaderas ofrendas de amor a la Víctima Divina. No me hagan a un lado en sus vidas, fui el único hombre de la Tierra, en el cual Dios encontró complacencias. Entréguenme su vida interior y se la enriqueceré.

Les daré un regalo esta noche, hijos amados de Mi Hijo Jesús: El Aceite de San José.Aceite que será un Auxilio Divino para este Final de los Tiempos; aceite que les servirá para su salud física y su salud espiritual; aceite que los liberará y los protegerá de las asechanzas del enemigo. Soy el Terror de los demonios y, por ende, hoy pongo en sus manos Mi Aceite Bendito. Propáguenlo, será útil para toda la humanidad. Los hombres recibirán descanso a sus penas espirituales, físicas y morales.

Prepárenlo de la siguiente forma:1. Tomen un cuarto de aceite de oliva (250 mililitros) y siete lirios.2. Pónganmelos por siete días frente a mi imagen.3. Después, deshojen los pétalos de las flores y viértanlos en el aceite y pónganlo a

fuego lento por siete minutos.4. Separen los pétalos de los siete lirios y dejen el aceite. 5.

Durante los siete días, Yo derramaré Gracia, Bendiciones especiales a aquellos lirios.Ése es Mi Aceite, hijos amados, El Aceite de San José.

Se los repito: Será una Coraza que los protegerá contra todo espíritu demoníaco, los fortalecerá en sus pruebas, los alentará en su caminar, los sanará del cuerpo, del espíritu y del alma.

Mañana mismo, Francisco, hijo de Dios, compra Mi imagen (que no sea lámina ni cuadro), tráela a este tu oratorio y nuestro oratorio; compra los siete lirios y prepara Mi Aceite. Obraré prodigios en toda la humanidad. Se los repito, El Aceite de San José: siete lirios puestos frente a Mi imagen durante siete días, haciendo referencia a Mis Siete Dolores y Siete Gozos; además, el número siete indica perfección, y les daré a través de la unción diaria con este aceite: perfección y crecimiento en su vida interior. Cuando sientan abatimiento únjanse en su pecho y recibirán fortaleza, alivio. Cuando los aquejen males de su cuerpo únjanse. Unjan con Mi Aceite a los enfermos del cuerpo y del alma. Unjan con Mi Aceite a los

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posesos, a los endemoniados; el demonio huirá de todas estas personas atacadas por los espíritus horrendos del averno.

¿Privilegiados?, ¿No?, cómo el Cielo los consiente; cómo el Cielo deposita en sus manos grandes Tesoros. Aceite de San José: bálsamo sanador, bálsamo liberador, bálsamo regenerador.Los amo, hijos amados de Mi Hijo Jesús. Los bendigo: Amén.”

EL ACEITE DE SAN JOSÉ 3 de abril de 2009 (9:23 pm).

A los 8 días después de las primeras instrucciones sobre el Aceite.

San José dice:“Ya han obtenido el primer aceite. Hagan que muchísimas personas lo hagan. Este aceite es sanador, liberador; es un Bálsamo de Paz para el alma. Cuando sientan turbación aplíquenlo en su pecho y recibirán la paz.

El aceite y los lirios se deben colocar un día miércoles y al miércoles siguiente, prepárenlo en mi día dedicado a mi culto y a mi devoción. Este aceite tiene grandes Gracias, grandes Bendiciones. Únjanse diariamente con él y mantengan reserva de este aceite.No se olviden traer mis lirios perfumados y hacer más aceite, de miércoles a miércoles, para que tengan reserva.”

Jesús dice:Sepan que el aceite no sustituye la oración, el estar en gracia y las santas obras de misericordia, pero contrarresta fuertemente, todos los venenos con los que ahora el maligno los está intoxicando continuamente y ustedes no lo perciben; pero con este aceite ningún veneno dañará ni matará a los que son fieles al Señor.

Denlo a sus familiares y hermanos para que lo tomen cada mañana, unas gotitas bastaran, pero háganlo como mi padre putativo se los ha indicado. Háganlo como se indica.

La Virgen dice:El aceite, mis niños, mis pequeños, es como el Agua de Lourdes de milagrosa que los protegerá de las enfermedades que se están esparciendo con una rapidez epidémica por el mundo.

Ténganlo en sus alacenas para beber unas gotitas cada mañana y para untárselo en caso de tener algún mal en su piel, inflamación o hinchazón.Ténganlo ya y hagan esto como se lo decimos, que tantas preocupaciones son para ahora, mis amados.

El Padre Pío de Pietrelcina dice:"Están en el Final de los Tiempos, La Gran Tribulación se avecina, tengan reserva suficiente del Aceite de San José. Una gran epidemia se extenderá como plaga. Este aceite será la contra, la medicina.

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DEVOCIÓN EN HONOR DE LOS SIETE DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉLOS SIETE DOMINGOS A SAN JOSÉ

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición¡Oh Dios Omnipotente!, arrepentido (a) por las muchas culpas que he cometido contra tu Divina Majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón.Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.

OfrecimientoGlorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y refugio seguro de los moribundos; dígnate aceptar el obsequio de este ejercicio que voy a rezar en memoria de tus siete dolores y gozos. Y así como en tu feliz muerte, Jesucristo y su Madre María te asistieron y consolaron tan amorosamente, así también tú, asísteme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno (a), por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y tu patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de tu compañía en el cielo. Amén.

Meditación y oración que corresponde a cada dolor y gozo

Primer dolor y gozo.¡Qué dolor tan grande experimentó tu corazón, ¡Oh Padre mío!, Señor San José, ante las dudas de abandonar a tu esposa encinta!Pero qué gozo tan inmenso al comunicarte el Ángel el misterio del Verbo Divino hecho carne.Por este dolor y gozo te pedimos nos des firmeza en la fe y gran amor a tu Divina Esposa.

¡Oh glorioso Patriarca San José!, no permitas que la turbación me aniquile, o que el dolor me triture. Para evitar este agobio te suplico me hagas ver siempre la Providencia de Dios en todos los acontecimientos de mi vida a fin de que los acepte siempre con alegría de hijo agradecido. Así sea.

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Segundo dolor y gozo.¡Qué dolor tan grande sufrió tu corazón al contemplar la extrema pobreza en que nacía el Hijo de Dios!Pero qué gozo tan inmenso experimentaste al mirar convertida en un cielo la gruta de Belén.Por este dolor y gozo alcánzanos del cielo el nacimiento de las cosas de la tierra y una gran ternura hacia el niño Jesús recién nacido.

¡Oh Padre mío!, San José! al verte postrado ante Jesús, te reconozco como el Primer adorador del Verbo hecho carne. Comunícame tu espíritu de fe, a fin de que la humildad del Sagrario no mengüe mi firme creencia en la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar; sino que, por el contrario, al palpar su anonadamiento, avive más mi amor hacia tan adorable misterio. Así sea.

Tercer dolor y gozo.¡Qué dolor tan profundo agobió tu alma al tomar el cuchillo de la circuncisión para derramar la primera Sangre Preciosísima de Cristo!Pero qué gozo tuviste al imponer al Divino Niño el dulcísimo nombre de Jesús.Por este dolor y gozo enséñanos a extirpar de nosotros todo vicio y afición desordenada y a invocar con frecuencia el nombre Santísimo de tu Jesús.

¡Oh grande y poderoso abogado de mi alma!, hazme, comprender por este dolor y gozo que si muchas veces parece que te complaces en mis dolores y sacrificios, no es porque sientas gozo en mis penalidades, sino porque sabes que por medio de ellas tengo oportunidad de hacer méritos para el cielo e imitar así mejor a tu Divino Jesús para la salvación de mis hermanos. Así sea.

Cuarto dolor y gozo.¡Qué angustia sobresaltó tu espíritu al oír de los labios de Simeón las profecías del dolor de Cristo y de María!Pero qué alegría inundó tu corazón al contemplar la florescencia de santidad que traería consigo el Calvario.Por este dolor y gozo ayúdanos a comprender el significado que tiene para nosotros el sufrimiento y únenos con Cristo por medio del dolor.

¡Oh gloriosísimo Protector de mi alma!, te suplico encarecidamente que me hagas comprender la necesidad de tomar mi cruz y seguir tras las pisadas sangrantes del Divino Redentor. Haz que muera al amor propio y a toda vanidad de la tierra, para que también logre ser, por mi espíritu de mortificación y sacrificio, la resurrección y salvación de muchos. Así sea.

Quinto dolor y gozo.¡Grande pena ocasionó a tu espíritu el abandono de tu patria y la huida a Egipto con Jesús y María!Pero satisfacción inmensa se albergó en tu corazón al huir al destierro con Jesús y ser el primer Misionero del Salvador del mundo.Por este dolor y gozo enséñanos a abandonar todas las cosas de la tierra con tal de conservar en nuestro corazón a Cristo y danos el privilegio de ser, en alguna forma, Apóstoles de Cristo.

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¡Oh queridísimo Padre mío!, San José! humildemente postrado ante tu Imagen, te suplico me guardes paternalmente bajo los pliegues de tu manto a fin de que me vea libre de las acechanzas de los enemigos de mi eterna salvación.Alcánzame del cielo la gracia de no perder jamás la amistad de Jesús y de María, para que mi destierro en este valle de lágrimas se convierta en un Paraíso anticipado. Así sea.

Sexto dolor y gozo.¡Qué temor tan sin medida experimentó tu corazón de Padre, al tener que volver a Nazaret sabiendo que reinaba ahí el cruel Arquelao!Pero qué alegría sintió tu alma al regresar con Jesús y María a la patria bien amada, con la seguridad dada por el Ángel de que a Jesús nada adverso le sucedería.Por este dolor y gozo te suplicamos nos hagas cautelosos y prudentes en el servicio de Dios y nos alcances un día la dicha de ir al cielo, nuestra verdadera Patria.

¡Oh bondadosísimo Señor San José!, quiero recordarte que al nombrarme Jesús hermano suyo, también comparte conmigo a un buen Padre como lo fuiste para tu Divino Jesús. Líbrame de mis enemigos, consuélame en mis penas, sé mi fortaleza en mis debilidades y protégeme solícitamente sobre todo en el último instante de mi vida. Así sea.

Séptimo dolor y gozo.¡Oh cuán grande fue tu dolor al perder, sin culpa tuya al Divino Niño Jesús!Pero cuán inmenso fue tu gozo al encontrarlo sano y salvo, en el templo de Jerusalén, instruyendo a los Doctores.Por este dolor y gozo, te pedimos una infatigable solicitud por buscar a Cristo cuando lo hayamos perdido por el pecado y también de instruirnos con sus ejemplos y enseñanzas evangélicas.

¡Oh glorioso Patriarca San José!, bien comprendo que tus grandes angustias y tus profundos dolores concurrieron maravillosamente para forjar la brillante corona que ostentas sobre tu frente. No quiero, bondadoso Padre mío, que ahuyentes de mí el dolor, sino que me des el espíritu de fe, de amor y de fortaleza para sobrellevar cristianamente las penalidades de esta vida y así hacer méritos para poder estar en tu compañía en el cielo por toda una eternidad dichosa. Así sea.

Rezar un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria.

JaculatoriaV. San José protector nuestro.R. Ruega por nosotros.

Oraciones a San José

IDios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora.

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Por Jesucristo nuestro Señor.

IIJosé dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en la vida y en la muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y gozos me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (Hacer aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.