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DIÁLOGOSY ALGO MÁS...

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© César Iván Varela Hernández, MD. Autor y EditorDermatólogoPresidente-Fundador Asociación de Historia de la DermatologíaColombianaTesorero Asociación Colombiana de Dermatología y CirugíaDermatológicaProfesor Ad-Honorem Sección de Dermatología, Departamento deMedicina Interna, Hospital Universitario del Valle «EvaristoGarcía», Universidad del ValleConsultorio: Centro Médico San JoséCalle 7 Nº 29-55, Consultorio 302ATeléfonos: (57) (2) 556-8103 556-1828Santiago de Cali, Valle del Cauca, Colombiae-mail: civarela@emcali.net.co ceivarela@hotmail.com

Portada: El Abrazo. Maestro César Ernesto Correa MejíaPintor-escultor. Hijo del dermatopatólogo doctor Ernesto CorreaGalindo (f). Técnica: acrílico sobre lienzo. www.cesarcorrea.comSolapa: Retrato al óleo del autor, obra del Maestro Julián ReyesPolanco, pintor Tel. (57) (2) 558-5437 Cel. 316-662 9530Dibujos páginas xxiv, 40, 188, 292, Doctora Melba Labrada SierraDermatólogaDibujos páginas 98, 238, 368 Maestro Julián Reyes PolancoPintor

Corrección de estilo: Pablo Barreto, MDDiagramación y artes finales: Dilia FranzLevantamiento de textos, fotografías César Iván Varela, MDDiseño gráfico y montajes: Dilia Franz y César Iván Varela, MD

ISBN:

Printed in Colombia

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Dedicatoria

In memoriam a Fabio Londoño González, Jaime BetancourtOsorio, Carlos Enrique Escobar Restrepo

A mi mamá Olga por su amor, dedicación y tenacidad in-comparables

A mí querida esposa Danielle, por su paciencia, bondad,tolerancia y por todo

A mis hijas Camila y Natalia, luces de mis ojos y fuentede vida, por sus amores

A mi tía Yolanda Hernández de Perlaza y su esposo mi tíoJulio César Perlaza Viera, por su amor entre sí, y paraconmigo

Al doctor Gildardo Agudelo Gil, mi queridísimo Profesor dePediatría, por su sabiduría y por el manto de amistad ycariño con el que me cubre en unión de su esposa MaríaEugenia Lloreda

A los doctores Mufith Salaiman, por su calidad humana,su don de gentes, su carisma y nobleza y en unión de suesposa María Bernarda Tuñón, por su cariño, generosi-dad, apoyo y amistad para con los míos

Al doctor Adolfo del Cristo Gómez Agámez, por su brillointelectual, por su noble corazón, por su sinceridad en laamistad y por su hospitalidad para con mi familia, en uniónde su esposa Viña e hijos

A Margarita María Reyes Polanco por su ejemplo de vida,por su alma, por sus valores imponderables, por su tena-cidad y apostólica entrega a sus hijos Valentina y Alejan-dro Penagos. Por su precioso cariño, su amistad, su pre-sencia permanente y su nobleza

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A Sandra Tenorio por su recto proceder, su perseveran-cia, y su diáfana amistad

A Viviana Aldana Sánchez por su noble y gran cariño quealimenta nuestra bella e incondicional amistad

A Ximena Patiño de Olano, por su espíritu de alegría quellena cualquier espacio y por su optimismo y apoyo quetanto bien me hacen

A mis compañeros de colegio Álvaro Salcedo, José Fer-nando Jaramillo, Juan Fernando Palacios, Carlos Leal yGermán Pedroza por su amistad de más de tres décadas

A Liliana Arboleda Cuevas, Profesora de Violín de mi hijaCamila y Claudia Arboleda Cuevas, Profesora de Piano demi hija Natalia, por su entrega en la enseñanza, por sucarisma, su capacidad didáctica, por su invaluable obraen la Fundación Arboledas, y por la alegría al permitirmecumplir el sueño de apreciar con deleite las interpreta-ciones musicales de mis hijas

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Reconocimientos

. Asociación Colombiana de Dermatología y CirugíaDermatológica.

. Asociación de Historia de la Dermatología Colom-biana.

. Asociación Colombiana de Dermatología y CirugíaDermatológica Capítulo Valle del Cauca.

. Academia de Medicina del Valle del Cauca.

. Al doctor Pablo Barreto, MD, el revisor de estilo,porque de nuevo me dejó un cúmulo de enseñanzasde incalculable valor.

. A Dilia Franz, que diagramó e hizo las artes finalescon toda dedicación, entusiasmo y cariño, como actúasiempre, y que hacen grande su intelecto y suespíritu.

Colaboradores PLATINO

Laboratorios Bussié S.A.Scandinavia Pharma Ltda.Roemmers- Medihealth

Colaboradores ORO

ProcapsLaboratorios Novaderma S.A.Productos Roche S.A.Laboratorios StiefelGalderma Colombia

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Introducción

Escribo este libro en homenaje a los dermatólogos enColombia, con ocasión del sexagésimo aniversario dehaber sido creada la Asociación Colombiana de Derma-tología y Cirugía Dermatológica, como gratitud a los Fun-dadores, como recuerdo de la presidencia del doctor LuisHernando Moreno Macías, y del desarrollo en Santiagode Cali del 13 al 17 de noviembre de 2008, del XXVIICongreso Nacional de Dermatología. Por eso, es el rega-lo oficial del mismo.

Corría el año 1963; el mundo se convulsionó con lamuerte del Presidente norteamericano John FitzgeraldKennedy. La misma semana, mi familia y mi corazónse agobiaron con la triste partida de mi abuelo maternoel ilustre hombre de letras don Gregorio HernándezSaavedra, de quien heredamos algunos libros de sumagnífica biblioteca. Algunos años después, cuandoaprendí a leer, tuve así ante mis ojos a «María» de JorgeIsaacs, mi obra preferida hasta hoy, y me llamó la aten-ción el libro Diálogos con José Gers, ilustre periodista yamigo del lar. Tendría quizás siete años de edad y des-pués de leerlo, pensé… algún día escribiré un libro lla-mado «Diálogos». Hoy lo presento a los lectores y se cum-ple el sueño de la infancia. El año pasado llamé al doctorPablo Barreto para invitarlo a corregir este texto, y cuandome preguntó el nombre le dije: Profesor, se llamará Diá-logos y no sé, algo más, porque es más que unos diálo-gos. Me respondió, pues ¡mijito! Ya está el nombre: Diá-

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logos y algo más… y es, el que hoy presento.

Este libro biográfico, histórico y anecdótico es el resul-tado de charlas que sostuve con cada uno de los entre-vistados, diálogos cálidos, afectivos, emotivos, alegres,simpáticos, repletos de humor, de vivencias, curiosida-des, anécdotas, infidencias, que trato de enfocar desdeel punto de vista humanístico. Aquella parte de los se-res que admiramos por su reconocida trayectoria profe-sional, pero que pocas veces tenemos oportunidad deconocer por ser casi siempre privilegio de los más cer-canos. Resalto el pensamiento filosófico de cada uno res-pecto a diversos temas, siempre con énfasis en lohumanístico de modo que pueda servir de ejemplo, demodelo, de estilo de vida exitosa, y de goce. Ofrezco ex-cusas al lector pues dejé intactas algunas palabras de«mediano calibre» que se dieron en los relatos y que sonfundamentales para pincelar las historias; retirarlassería quitarle el alma a la vivencia.

Los invitados a estos diálogos son quince reconocidosmédicos dermatólogos colombianos que iniciaron el ejer-cicio de la profesión médica antes de la década de 1970,y que aceptaron gustosos la invitación: Carlos AlbertoGarzón Fortich, Gonzalo Botero Zuluaga, GuillermoGutiérrez Aldana, Alonso Cortés Cortés, Hugo CorralesMedrano, Antonio José Torres Muñoz, Enrique AlfonsoOsorio Camacho, Rafael Falabella Falabella, FlavioGómez Vargas, Juan Pedro Velásquez Berruecos, JairoMesa Cock, Myriam Mesa de Sanclemente, Alfonso Na-varro César, Antonio Barrera Arenales y Evelyne HalpertZizkiend, que se graduó en 1975, pero a quien he queri-do rendirle homenaje como mujer, como amiga, y comopionera de la dermatología pediátrica.

Invité a escribir el prólogo al doctor Gildardo Agudelo Gil,médico pediatra, brillante, destacado y extraordinario

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profesional, que fue mi profesor de pediatría, por quienprofeso gran admiración y afecto.

Aprovecho para recrear el ambiente social, económicoy cultural en la época de las vivencias y rindo homenajehistórico a las ciudades, regiones y pueblos, y a la her-mosa topografía nacional. Recorrí con deleite miles dekilómetros por carreteras colombianas, muchos de elloscon mi familia.

La portada es obra del Maestro César Ernesto CorreaMejía, hijo del gran pionero dermato-patólogo el doctorErnesto Correa Galindo y doña Amparo Mejía. Césaraceptó con gran alegría mi invitación, pues con la por-tada rendimos homenaje con un cálido abrazo, a su pa-dre, a los entrevistados, y mantiene el lazo afectivo quedesde niño lo une a la familia dermatológica.

En la solapa, rindo homenaje al amigo, Maestro JuliánReyes Polanco, que con su pincel y óleo tuvo la bondadde destacar mi imagen en un fantástico retrato que pintópor solicitud de su hermana, mi amiga Margarita MaríaReyes Polanco, que en su nobleza y cariño inmensos,me obsequió con su esposo Carlos Penagos, cuando cum-plí cincuenta años de edad el 4 de junio de 2008.

El epílogo lo dedico al colega doctor Juan GuillermoChalela Mantilla, a quien admiro muchísimo, y consi-dero uno de los más grandes maestros de la dermatolo-gía contemporánea en el panorama mundial.

Aprendí de mi amiga Dilia Franz que los libros no debenllevar hojas en blanco, por ello, las que pudieran ir, y pormi admiración por el arte, las engalané con obras pictó-ricas y poemas alusivos a la piel, autoría de colegas yamigos. Aprendí mucho durante la ejecución de la obra,como siempre, cada día hay que aprender, y cómo no

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aprovechar cuando tuve a mi lado tan magnánimos ba-luartes, y por supuesto, las enseñanzas invaluables demi queridísimo y admirado Profesor Pablo Barreto.

Muchos me apoyaron en este empeño y mi gratitud estádetallada más adelante, pero debo destacar a mi esposaDanielle, a mis hijas Camila y Natalia, a Luis HernandoMoreno, Adriana Arrunátegui, Mufith Salaiman, JaimeGil Jaramillo y Elvia Cabal, Gonzalo Zúñiga y VirginiaPalacios, y a Margarita María Reyes Polanco. A los der-matólogos que pintaron o escribieron obras para adere-zar el texto: Melba Labrada, Adriana Arrunátegui, AdolfoGómez, Blanca Lilia Lesmes y Martha Reyes.

El orden en que publico las entrevistas corresponde alaño de grado de médico de los invitados y cuando éstoscoinciden, por orden alfabético.

El libro termina con las fotografías de familiares, ami-gos y colegas, a quienes rindo homenaje porque de unau otra forma facilitaron la realización del mismo, o por-que por sí mismos son dignos de mi admiración o detodo mi cariño, o simplemente, porque me hacen feliz.

Confío en que la Divina Providencia me permita quesea este el comienzo de una serie de obras que recoja elsentir y vivir humano de los dermatólogos colombianos,pues, por sobre la sabiduría de cada uno, está su alma.

César Iván Varela Hernández, MD

El hombre, nace cual límpido manantial que brota de lo más altode las cumbres, y en su recorrido por ellas y hasta llegar a losvalles y praderas, paso a paso, se nutre, aprende, delinea cami-nos, sortea escollos, se defiende, se hace fuerte, y deja huellaspara que las ondas que vienen tras él las sigan y enriquezcan.

Santiago de Cali, 9 de septiembre de 2008

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Prólogo

Gildardo Agudelo Gil«Quiero que la gran mayoría / La única mayoría, todos, /Puedan hablar, leer, escuchar y florecer». Pablo Neruda

Hace muchos años, tantos que no recuerdo, la otra mu-jer de mis entretelas, mi madre, afirmaba que la «in-gratitud es sombra», y un amigo de tiempos lejanos quienalguna vez pecó con versos olvidables, sentenciaba im-pávido: «La única diferencia hermano, entre nosotros ylos burros, es que podemos reír y ser gratos».

Aunque parezca una zalamería, la ardua tarea de CésarIván Varela Hernández, por estructurar y parir este Diá-logos y algo más... es precisamente la voluntad irre-conciliable de escribir un testimonio a la gratitud, lasolidaridad y la tolerancia.

En esta época difícil y descarnada en la que el capitalis-mo salvaje jalona al mundo hacia un futuro de sed yhambre, se llega a este libro como a una vega campesi-na, clara y montañera, donde la sencillez de su temáti-ca y el transparente sentido de lo cotidiano, le quitancualquier asomo de retórica empalagosa o de estereoti-pos decimonónicos. Escrita en una prosa amena y sim-ple, sin la urticante superficialidad del snobismo, enlucha con su sintaxis, para darle el ordenamiento natu-ral de los actos médicos. Se fue Iván, sobre la piel de miColombia, de la mano de Gabo a descubrir esas comar-

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cas preñadas de mariposas amarillas, con la ayuda deMelquíades en pos de las máquinas de hacer hielo y fan-tasías, y las halló.

Como un trashumante castellano buscó, no la fuentede la juventud, sino de la amistad y la gratitud. Tocó alas puertas de sus colegas mayores, aquellos que sem-braron la semilla, de su razón de ser, la dermatología,en el cuero duro de una patria irredenta, quienes leabrieron más que las cancelas, sus corazones. Ellos yellas, lo sentaron a la lumbre de sus pagos y le permi-tieron entrar en el tesoro más resguardado de sus al-mas, el de los recuerdos. Le brindaron el pan y la sal desus hogares y con ellos construyó esta historia sumariade los últimos ochenta años de lucha, no la fraticida yviolenta en la que se nos muere la patria, sino, la puray diamantina de la entrega a los demás por el solo pagodel deber cumplido. Plasmó su libro, en el mejor de losidiomas, el coloquial, el del diario devenir, el de los abue-los, el lenguaje primitivo de los primos y los amigos depilatunas, el de la novia virgen y el de las tardes en elparque, pero eso sí, adobado del español mejor habladoen América, el colombiano.

Un puñado de gladiadores y gladiadoras le muestran alos lectores desapasionados en Diálogos y algo más…cómo realmente valió la pena, luchar en ese otro «oficiomaldito», el de enseñar. Su obra cumbre, en lo mejor dela vendimia, son los batallones de dermatólogos y der-matólogas, de los cuales nos sentimos orgullosos todoslos colegas médicos. Estoy seguro que todos ellos, meacompañarán, desde el rincón de los recuerdos en aquelviejo adagio del educador en retiro forzoso: «La más gran-de satisfacción de un profesor es verse superado por susalumnos». Ojalá, esta pléyade de estudiantes ilusiona-dos recuerden que «el verdadero joven sabio es aquelque utiliza la experiencia de los viejos». Hurgó en el co-razón de los maestros y extrajo el néctar de la fe en los

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demás, el sacrificio por la piel de los demás.

Al culminar este sencillo pero amoroso libro, César Ivánencontró al fin, aquella frase de uno de mis profesoresde Dermatología en otro país, allende los mares: «El hom-bre es su piel». Diálogos y algo más… nos muestra,cómo dentro del tejido social, los médicos somos sereshumanos, al igual que nuestros pacientes aguantadores.Sufrimos, soñamos, pecamos, amamos, engañamos yhasta nos morimos como los demás. Está muy lejos deaquella imagen estereotipada del severo personaje debata blanca, prosopopéyico y afanado.

Tal vez de tanto vernos con la muerte, hemos aprendi-do, como «el vivo de Peralta», a jugárnosla en cualquieramanecer con o sin estrellas, rompiéndole las aristas ala madrugada. He escogido al azar, el barruntar un aná-lisis sumario de seis de los encuestados. Líbreme Dios,de una discriminación con los demás. Esta decisión res-ponde a una norma editorial de espacio asignado. Detodos modos, creo que ustedes, después de escanciarlocomo un buen Bourdaux, estarán de acuerdo con res-pecto a estos quince luchadores: Puede ser que no es-tén todos los que son, pero los que están, sí lo son.

Alonso Cortés Cortés. Un personaje fuera de serie. Deaquellos que se graban en la historia. Como sus apelli-dos, hombre muchas veces cortés. Erudito, humanista,sencillo, políglota de más de cuatro. Como quien dice,un todo terreno. Otra víctima, según él, de ese ladrilloincunable de Testut-Latarjet, que nos causó tantas pe-sadillas oníricas de primíparo. Tuvo entre sus guías alpadre de la Anatomía Patológica en Colombia yLatinoamérica: Alfredo Correa Henao, y nos trae entreotros nombres de iluminados: José Posada Trujillo yGonzalo Calle. Conocí a su tío Marciano Cortés, elfarmaceuta de toda la vida en la calle 5ª, cerca del Hos-pital Universitario del Valle. Escultor de dermatólogos,

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maestro de la clínica, investigador insomne. Deténga-se amigo lector en «su cama biblioteca» como lo defineel autor: la «Biblia Viviente de la Dermatología».

Rafael Falabella Falabella -Rafico-. «No escogí el vitiligo,el vitiligo me escogió a mí». Hijo de inmigrantes italia-nos, napolitanos del sur para mejor seña, anota conmucho acierto que fuera de sus viejos, no tenía familia-res a la mano. Producto, como este prologuista, del mi-lagro de la Universidad del Valle de Gabriel VelásquezPalau, quien revolucionó la Educación Médica. Por esetiempo había nueve escuelas de medicina, hoy cincuen-ta y cinco producen médicos. Fácilmente unos 5,000médicos más o menos al año (SIC). En cuanto a su cali-dad: «averígualo Vargas». Rafico estructuró su especia-lidad en las praderas insomnes de Iowa. Fue fundador ymotor del Servicio de Dermatología de la Universidaddel Valle en el Hospital Universitario «Evaristo García».Con un trabajo paciente, logró el equilibrio dinámicoentre un mar de vicisitudes y estrecheces. Podemosmostrarlo con orgullo colombiano como un científico detalla internacional. Forjador de dermatólogos a jurgos.Nunca olvidaremos el dúo Falabella-Escobar o el tríoFalabella-Escobar-Giraldo.

Carlos Alberto Garzón Fortich -Tico-. Un samaritanodel siglo XX. Inmortalizado por su vida de servicios, enCaring Physicians of the World, donde aparecen los se-senta médicos de mayor dedicación a sus pacientes.Discípulo, en la década de 1940 de verdaderos hitos dela enseñanza médica: Cadena, Bejarano, el Chato Va-lencia y Calixto Torres Umaña. Entregó su vida y su pa-sión a los enfermos de lepra, aquellas criaturas estig-matizadas y olvidadas por centurias. Vivió toda la histo-ria de Caño del Loro o del Oro, como a él más le gusta.Fue fundador e impulsor de Agua de Dios y luchó, hastaconseguirlo, que el enfermo de Hansen no permanecie-ra aislado de la sociedad como un paria.

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Gonzalo Botero Zuluaga -Compa-. Aranzuzeño, un pue-blo con nombre vasco y alma paisa. Otro estudiante dela generación de los cuarenta. Dermatólogo y Sifilólogo,pionero en Manizales. Cofundador del recordado CentroMédico de Especialistas. Iniciador de la cátedra de Der-matología de la Universidad de Caldas, la que se fundóen 1950. Alcalde de la muy señora capital de Caldas en1968. Incursionó en el más ingrato «hobby» médico, quetambién padecí, el sindicalismo. Fue fundador deAsmedas Caldas, y recuerda a un bastión de la luchagremial: el «gentleman» Eduardo Arévalo Burgos. Incom-bustible y eterno, Botero Zuluaga, se ríe de la edad y ensu noveno piso es un caballista consumado.Me recuerda la anécdota que sucedió hace unos añosante la imprecación de un estudiante bodrio: «¿Viejo?Viejo el viento y sigue soplando».

Hugo Corrales Medrano -Zuro-. Corozaleño, es decir,costeño de pura cepa, bonachón y franco, igual a los desu raza. Fue uno de los primeros médicos javerianos, ypariente de senador, como norteño que se respete. Arran-có en Nueva York y Chicago y terminó en Sincelejo, sinningún empacho. Cazador de cauchera y billarista fa-nático. Otra arandela más, gallero de tiempo completo.Como pueden deducir se trata de un verdadero persona-je García Marquiano, o mejor, García Lorquiano.

Myriam Mesa de Sanclemente -La Doctora Corazón-.Una paisa del todo y con «un hierro entre las manosporque en el cuello le pesa»: La sonrisa. Fueron, con suamiga Stella Prada, las primeras mujeres graduadascomo dermatólogas en Colombia. Entonces se convirtióen la pionera de esa pléyade de encantadoras mujeresque le inyectaron amor, belleza y arte a una especiali-dad con un órgano y sistema, el único femenino dentrodel machismo anatómico del cuerpo: La Piel. Ya erandemasiados especialistas del sexo feo.

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Esposa de Edgar Sanclemente, payanés y nefrólogo. Ellector no puede perderse el relato de su boda, un tesorode tema para el más imaginativo de nuestros novelis-tas macondianos, o para un guionista como Fellini o DeSica. Compartí con la doctora Mesa, la íntima admira-ción por una mujer sencilla pero la más valiosa en elámbito científico de este país: Ángela Restrepo Moreno,a quien traté en mis inolvidables años en Tulane.

Antonio Torres Muñoz -Toño-. En este sumarísimoanálisis de algunos de los enfrentados a preguntas yrefrigerios, aparece por último, alguien conocido de au-tos por el prologuista: Toño Torres. Hablar del circuns-pecto no es difícil. Hombre con sobrada bonhomía es-pontánea, analítico y mamagallista fino, con una sonri-sa Pepsodent a flor de labios, y un respeto feroz por latradición y el recuerdo. Como a «Juanito Caminador(Johnny Walker)» los años le pasan cual tenues ráfagasde vientecito calentano. A este bugueño reencauchadose le puede adosar esa charla desprevenida: «¿Cuántosaños tenés Antonio? Hombre, no me queda ninguno,todos me los gasté y bien gastados». Otro amigo de susamigos, de respuestas pausadas, muchas con el pican-te sentido del gracejo buguense que no bugueño. Pare-ce de bajo perfil, pero su palique y anécdotas lo convier-ten en el centro de la controversia. Sencillo profesor desus alumnos, que más que eso son sus amigos, sin al-haracas de journal ni anotaciones enciclopédicas. Toñoes de esos sujetos que recordamos con el grato sentidode la pertenencia amistosa. Conversar con él es un le-nitivo de tiempos idos cuando el interno y el residentede pediatría, formábamos pláticas de horas con enfer-meras y auxiliares, entre cuentos verdes e insinuacio-nes profanas, el bugueño sentenciaba: «Qué se puedehacer hermano paisa, todavía no hemos entregado lostrastos de matar, ni las otras cosas». Sigue Toño,mamagallista incombustible alegrándole la vida a laparroquia. Yo sé que igual que el inmortal chileno di-

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rás: «Confieso que he vivido».

Imagino, ahora que todos los entrevistados y los lecto-res afirmarán con cierta malicia bíblica: «Los bellos re-cuerdos son el único paraíso terrenal del cual nadie tepodrá desterrar».

Volviendo al autor inquieto y cerebral, en su mensaje,quiso aderezar Diálogos y algo más… con unos hitosque le disminuyeran la posible monotonía de los rela-tos, y buscó en la fuente primigenia algo que muchosquieren y algunos amamos: la poesía. Pone entre esasvivencias, incursiones poéticas de sus colegas y de supropia inspiración, todas ellas alrededor de la piel. Esun buen momento para recordar al inigualable MiguelHernández, el poeta valenciano vilipendiado por eloscurantismo de la España triste de 1942, a su Josefinadel alma: «Debajo de tu piel / ato y desato la mía». El otroaderezo es el arte, en este caso el dibujo, una de lasdebilidades del autor. Además invade a sus Diálogos conotra de sus pasiones, fuera de Danielle, la fotografía,aquella compañera para cuando llegue el retiro obliga-do a «nuestros cotos de caza».

Mi alumno César Iván, es un caleño de tiempo comple-to. Criado, como sus tres hermanos por una recia ama-zona, Olga Hernández, desde el día que el hombre desus sueños Jaír Varela, se le adelantó prematuramen-te en el viaje al infinito. Hizo su bachillerato en Nues-tra Señora del Pilar, un colegio tan caleño como el Tea-tro Bolívar. Sus amigos de la época dan fe de la presen-cia de cabello en Varelita. Entró a nuestra bien amadaUniversidad del Valle, donde orquesta como un estudian-te juicioso, profundamente grato, y se gradúa precisa-mente hace un cuarto de siglo. Por circunstancias de lavida, se dedicó inicialmente a la gineco-obstetricia ydespués viró hacia su apasionada dermatología, comoquien dice, pasó de un órgano íntimo a un órgano exter-

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no. Viajó al Brasil a «la mejor escola de dermatología, laPaulista». Allí descubre entre el cálido sentimiento delpaís de las sonrisas y la alegría, a la «garota» de sus pen-samientos oníricos: Danielle, una bella mujer, con ojoscolor de mar, sencilla y silenciosa, un contraste con losciudadanos de la tierra de Vinicius de Moraes y de Jor-ge Amado. Como cosa rara, escogió una dermatóloga. Leha entregado su tiempo y su reposo a la especialidadcon una enorme pasión gremial, aquel oficio ingrato quealguna vez practiqué. Tiene en su haber tres pecadosmortales: tres libros, otros dos veniales como coautor, y«videólogo». Soporta varias condecoraciones; sin embar-go, sus conocidos le hemos dado la más preciada de lasmedallas: La del amigo verdadero. Vaya a saberse, cuán-do le queda tiempo para apagar incendios a mi coman-dante Varela.

A estas alturas me tomo un derecho quizás atrevido paratrasladar una declaración descarnada, dura pero realis-ta del doctor Carlos Vicente Rada, actual Director delInstituto Nacional de Cancerología: «En realidad losmédicos nuevos no son buenos. Tienen que aprenderen los años subsiguientes. La medicina no puede seruna profesión de quinta categoría. Hay que propiciar ungran acuerdo nacional para rescatarla en calidad y dig-nidad.»

En fin, querido lector, va a iniciar un periplo ameno,simple y relajado por la vida y pasión de quince bastio-nes de la heredad. Creo que esa amenidad lo convierteen un ensayo, con «deseos de leer de una».

«En lo más crudo del invierno / Aprendí al fin, que habíadentro / De mí, un invencible verano». Albert Camus.

Gildardo Agudelo Gil, MD, MPH & TMProfesor Titular, Facultad de SaludUniversidad del Valle

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Agradecimientos y colaboradores

Mi gratitud a las personas y entidades que colaboraron,me apoyaron y estimularon para hacer posible la reali-zación de este libro.

Mi familiaDanielle, Camila y Natalia

AmigosAmanda González, Amelia Corrales, Carlos Leal, DiliaFranz, Elvia Cabal, Giovanni Martinelly, LilianaHernández, Margarita María Reyes, María del CarmenCapote, María Delsy Rivera, María Elena Ponce, PabloBarreto, Viviana Aldana, Jorge Leal, Jorge Sosa, SilviaSalcedo, Diana Padilla y Tatiana Fábregas.

ColegasAdolfo Gómez, su esposa Viña y familia, Gloria Sancle-mente, Jaime Gil, Luis Hernando Moreno, María Victo-ria Hoyos, Mufith Salaiman, su esposa María Bernardae hijo Miguel y Luis Felipe Reyes.

PintoresMaestros César Ernesto Correa y Julián Reyes, y Docto-ra Melba Labrada, dermatóloga.

Dermatólogos PoetasAdriana Arrunátegui, Adolfo Gómez, Blanca Lilia Les-mes y Martha Reyes; Jorge Hernando Vidales (Nano), inmemoriam.

EntidadesAsociación Colombiana de Dermatología y CirugíaDermatológica, Asociación de Historia de la Dermatolo-gía Colombiana, Asociación Colombiana de Dermatolo-gía y Cirugía Dermatológica Capítulo Valle del Cauca yAcademia de Medicina del Valle del Cauca.

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Colaboradores PLATINOLaboratorios Bussié S.A.Scandinavia Pharma Ltda. Roemmers-Medihealth

Colaboradores OROLaboratorios Novaderma S.A.ProcapsProductos Roche S.A.Laboratorios StiefelGalderma Colombia

Al doctor Álvaro Uribe Vélez, Presidente de la Repúblicade Colombia y a las Fuerzas Armadas, pues gracias a lapolítica de seguridad democrática pude recorrer solo, yen ocasiones con mi familia y amigos, por carreterasnacionales, más de cuatro mil kilómetros en búsquedade parte de la información para esta obra.

También mi gratitud a quienes me brindaron apoyo atítulo personal:

De Percos S.A.: Juan Pablo Quijano, Gerente General;Sandra Bermúdez, Gerente de Distrito y a las represen-tantes Magaly Castillo y Yolanda Arbeláez. De JanssenFarmaceútica S.A: Diana Barreto Rodríguez, Gerente deFranquicia; María Juliana Yáñez Parada, Gerente Ju-nior y Diana Rodríguez Carreño, Gerente de Franqui-cia. De BSN Medical Ltda. Beiersdorf y su MarcaEUCERIN: Ángela Patricia Delgado Llano, Gerente deProducto; Xiomara Rodríguez Ramírez, Coordinadora deVisita Médica y Olga Lucía Girón Rozo, Visitadora Médi-ca.

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Homenaje a un amigo

Luis Hernando Moreno MacíasPresidente Asociación Colombiana deDermatología y Cirugía Dermatológica

(2006-2008)Jefe de la Sección de Dermatología

de la Universidad del Valle

Luis Hernando, nació el 28 de noviembre de 1951 enSantiago de Cali, donde vive. Es hijo de don CarlosHernando Moreno y doña Matilde Macías. Su numerosafamilia es tan grande como su corazón; es el quinto dediez hermanos. Tiene cinco hijos, María Isabel, Caroli-na y Carlos Hernando Moreno Castañeda, José LuisMoreno Lorza y Laura Marcela Moreno Valderrama, doshijastros, Juan Sebastián y María Isabel MuñozValderrama, hijos de su señora la abogada Luz StellaValderrama Zapata, y tiene una nieta, ValentinaLondoño Moreno.

La formación superior la hizo en la Universidad del Va-lle, recibió título de Médico y Cirujano el 9 de marzo de1979, de Dermatólogo el 10 de diciembre de 1983 y deMagíster en Microbiología con Tesis Meritoria: «ELISA yLepra» el 29 de noviembre de 2002.

Luis Hernando ha desarrollado durante su vida impor-tante actividad profesional en los campos de la docen-cia, la investigación, y la dirección administrativa, así

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como la gremial. La labor docente la inició de inmediatocuando se graduó de dermatólogo en la misma Univer-sidad del Valle, como Profesor ad honorem durante vein-tiún años, y desde 2005 como Profesor Auxiliar. En ju-nio de 2008 fue elegido Jefe de la Sección de Dermato-logía de la Universidad del Valle en el Hospital Universi-tario del Valle «Evaristo García», por el Cuerpo de Profe-sores de la Sección, ratificado por nombramiento. Tam-bién tiene importante actividad académica como Profe-sor en la Universidad Santiago de Cali desde 1999.

Desempeñó los cargos de Jefe de Enfermedades Infec-ciosas y Parasitarias en la Secretaría de Salud del Va-lle; Director del Programa de Lepra del Departamentodel Valle durante quince años, labor que en bien de esosenfermos es digna del más alto reconocimiento y grati-tud. Su amplia actividad directiva y gremial lo llevarona ser Vicepresidente y Presidente de la Asociación Co-lombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica Ca-pítulo del Valle del Cauca; Delegado Nacional ante laReunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos(RADLA); Delegado Nacional ante la Liga Internacionalde Dermatología; Secretario y en la actualidad Presi-dente de la Asociación Colombiana de Dermatología yCirugía Dermatológica, desde donde ha contribuido demanera fundamental a modernizar la entidad, y al me-jor estar de los asociados. Ejerce privadamente en elCentro Médico Imbanaco.

Es conferencista, autor de publicaciones en diversasrevistas científicas, autor de capítulos de varios librosde dermatología y participó en la elaboración de las«Guías de Manejo de Lepra y Leishmaniasis en Colom-bia»; es Miembro del Comité Editorial de la Revista Co-lombiana de Dermatología y revisor de artículos de re-vistas internacionales. Pertenece a varias asociacio-nes científicas y gremiales como la InternationalSociety of Dermatology, American Academy of Derma-

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tology, Asociación Colombiana de Cirugía Dermatológicay Asociación Colombiana de Dermatología Cosmiátrica,entre otras.

El 30 de noviembre de 2007 con ocasión de la conmemo-ración del Día Panamericano del Médico en el marco delHomenaje a Médicos Ilustres Vallecaucanos, la Asocia-ción Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica,Capítulo Valle del Cauca, lo honró al imponerle la Conde-coración Al Mérito «Carlos Enrique Escobar Restrepo.»

Con Luis Hernando nos unen lazos de amistad desdecuando nuestras respectivas madres fueron vecinas enla juventud. Nos conocimos cuando él era residente y yoestudiante, fue el primer residente a quien vi haceruna resección de una lesión cutánea. Al graduarnos en1983, él de dermatólogo y yo de médico y cirujano, com-partimos consultorio privado. Con mi familia recibimostodo su apoyo cuando viajé a Brasil a hacer estudios deespecialización en 1992. A mi regreso, propuso mi nom-bre como Profesor ad honorem en la Sección de Derma-tología en la Universidad del Valle. En 1996 presentó minombre como Presidente de la Asociación Colombianade Dermatología y Cirugía Dermatológica, Capítulo Va-lle del Cauca, cargo que desempeñé durante muchosaños. En 2006 me invitó como Tesorero de la Asocia-ción Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatoló-gica para acompañarlo en la gestión como presidente.Compartimos inclusive dolencias similares. Estoy se-guro que el futuro nos deparará más circunstancias quenos mantengan cerca, pues siempre hemos luchado jun-tos con cariño, respeto y lealtad.

Luis Hernando es el colega, el dirigente, el jefe, el com-pañero, el líder, el amigo, que siempre piensa en el be-neficio común, que actúa en procura que sus colegas yamigos estén y se sientan mejor, que busca en cadaacto de su vida la consecuencia positiva y encarna al

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hombre que congrega. Su humildad, discreción, ecua-nimidad y respeto, permiten a quienes le rodeamos,acercarnos a su alma para quererlo y admirarlo. En sucorazón cabe sólo el deseo de servir, el espíritu del cole-ga bueno, el amor por la familia y la fidelidad en el com-pañerismo.

Le doy gracias a Dios, por esta amistad con la que mehonro.

César Iván Varela Hernández, MD

Santiago de Cali, 7 de septiembre de 2008

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Homenaje a Santiago de Cali. Cali viejo.

Óleo. Melba Labrada , 2004

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Contenido

iii Dedicatoriav Reconocimientosvi Introducciónx Prólogo. Gildardo Agudeloxviii Agradecimientos y colaboradoresxx Homenaje a un amigo. Luis H. Moreno

1 Carlos Alberto Garzón Fortich39 Gonzalo Botero Zuluaga71 Guillermo Gutiérrez Aldana97 Alonso Cortés Cortés123 Hugo Corrales Medrano147 Antonio José Torres Muñoz175 Enrique Alfonso Osorio Camacho187 Rafael Falabella Falabella211 Flavio Alonso Gómez Vargas225 Juan Pedro Velásquez Berruecos237 Tertulia Paisa257 Jairo Mesa Cock291 Myriam Mesa de Sanclemente323 Alfonso Navarro César339 Antonio Barrera Arenales369 Evelyne Halpert Zizkiend381 Epílogo. Juan Guillermo Chalela385 Gracias...