PREDICADOR DE RECTITUD-Bruce R.McConkie.pdf

download PREDICADOR DE RECTITUD-Bruce R.McConkie.pdf

of 315

Transcript of PREDICADOR DE RECTITUD-Bruce R.McConkie.pdf

  • 0

    PPRREEDDIICCAADDOORR DDEE

    RREECCTTIITTUUDD Una Seleccin de Discursos de

    Bruce Reed McConkie

    http://Los-Atalayas.4shared.com

  • 1

    El lder Bruce R. McConkie naci el 29 de julio de 1915, en Ann Arbor, Michigan; hijo de Osear W. y Vivan Redd McConkie. Durante toda su vida, l manifest una inclinacin por las escrituras y una poco comn comprensin de las doctrinas de la Iglesia. La mayora de sus discursos y escritos han sido sobre temas doctrinales. Su educacin regular incluye un grado de derecho en la Universidad de Utah y tambin ha tenido experiencias en el campo del periodismo. Eider McConkie fue llamado al primer Consejo de los Setenta en octubre de 1946, y al Consejo de los Doce en octubre de 1972. Los servicios funerales del Eider McConkie se realizaron el 23 de abril de 1985 en el tabernculo de Lago Salado.

  • 2

    "PREDICADOR DE RECTITUD." Yo s que mi Redentor vive!..." . Este testimonio central a la vida, palabras y la misin de

    Elder Bruce R McConkie del qurum de los 12 - fue expresado en palabras y relatado en los servicios funerales del 23 de abril de 1985 en el tabernculo de Lago Salado.

    Hablando en la conferencia general menos de dos semanas antes, Elder Bruce R McConkie haba repetido el testimonio que dio a la iglesia por casi cuatro dcadas como autoridad general: "Y concerniente a Jesucristo, yo testifico que el es el hijo del Dios viviente y fue crucificado por los pecados del mundo. El es nuestro Seor, nuestro Dios y nuestro Rey. Esto lo s por mi mismo, independientemente de cualquier otra persona. (Liahona, Jul. 1985, pg. 11).

    Elder McConkie haba batallado el cncer por ms de 18 meses. Despus de una operacin en enero de 1984, los doctores le dijeron que tena solamente un corto tiempo para vivir. Pero sostenido por su fe y ayuno, oraciones de la familia y amigos a travs del mundo. El continu sin quejarse llevando a cabo los deberes de su llamamiento, incluso percibiendo sus tribulaciones cono una bendicin. "Estoy bastante asombrado por los profundos sentimientos de agradecimiento y me regocijo por la bondad del Seor hacia m", dijo en la conferencia de abril despus de la operacin. "El me ha permitido sufrir dolor, sentir ansiedad, y sentir su poder sanador" (Ensign, Mayo 1984, pg. 32)

    Durante el ao pasado, cuando l no haba estado bien, el presidente Gordon B. Hinckley en el funeral "El ha sido infatigable en su propsito de la obra del Seor para abrir nuevas reas, para fortalecer el servicio misional, para edificar a los santos para compartir solemne y sincero testimonio a la realidad y divinidad del Seor Jesucristo y a la restauracin de su vida".

    En octubre, su salud empez a deteriorarse. Recobrando fuerzas para su testimonio pblico final, el pidi a su hermano Briton una bendicin. Luego en el da de la conferencia, se levant de su lecho de enfermo para testificar del Salvador.

    "Soy uno de sus testigos, y en un da venidero sentir las marcas de los clavos en sus manos y pies y baar sus pies con mis lgrimas.

    Pero entonces no sabr mejor de lo que conozco ahora que El es Hijo del Dios Todopoderoso, que El es nuestro Salvador y redentor y que la salvacin viene en y a travs de su sangre expiatoria y no hay otra manera". (Liahona, Mayo 1985 pg. 11).

    Refirindose al conmovedor testimonio el presidente Hinckley dijo: "Puede alguno de nosotros dudar que l ahora se ha presentado al Seor a quien amaba que ha sentido las marcas de los clavos en su manos y pies y baado sus pies con sus propias lgrimas? . Bien puedo imaginar que el ha repetido las palabras que fueron dichas por Toms de la antigedad, "Mi Seor y mi Dios." Creo que el ha recibido en respuesta las palabras "Bien Hecho, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Seor". (Mateo 25:21).

    Durante su lucha con el cncer, Elder Bruce McConkie demostr fe de que l vivira hasta que su misin fuese llevada a cabo. Incluso cerca no al final, cuando su enfermedad lo mantuvo alejado de sus deberes, el se levantara cada maana, entonces tendido encima en la cama totalmente vestido como evidencia que el confiaba en el poder sanador del Seor.

    "Para l quedarse en cama hubiese simbolizado que l lo haba abandonado", dijo un miembro de su familia. El compr un terno, un par nuevo de zapatos y habl optimistamente de regresara los muchos proyectos que l todava quera emprender.

    Cuando el recibi una bendicin de Elder Boyd K. Packer, una semana despus de la conferencia, se le dijo que el era uno de los fieles lderes de sta dispensacin [que], cuando salgan de la vida mortal, continuarn en la predicacin del evangelio ... en el gran mundo de los espritus". (Doc. y Con. 138:57).

  • 3

    "Continuando la bendicin", relataba Elder Packer '...El hermano McConkie llor y dijo: 'Esta todo en las manos del Seor'. El afirm su deseo de hacer como el Seor deseara despus que sali de su casa ese da, por primera vez saco su ropa y se fue a la cama. Cinco das despus, 19 abril de 1985, l muri.

    El da de su muerte fue tormentoso, pero la tarde de su funeral fue clida y hermosa. La flores de los terrenos de la manzana del Templo y el interior del tabernculo se hablaba de Primavera y renovacin. El presidente Spencer W. Kimball asisti, como lo hicieron mam de Elder McConkie de 95 aos, su esposa y familia y miles de santos de los Ultimos das que haban sido fortalecido por su prolongada misin.

    El coro del tabernculo canto "Creo en Cristo" un himno con las pa labras escritas por Elder McConkie. En el verso cuarto, las luchas de la mortalidad conocidas tan bien por el autor son vistas en su contexto eterno:

    Creo en Cristo: El permanece supremo, de El ganar mi ms anhelado sueo; y mientras lucho a travs de penas y dolor, se escucha su voz: 'lo obtendris'.

    El Presidente Gordon B. Hinckley elogi al Elder McConkie por su gran sentido en su misin. El apstol saba que su responsabilidad, su infatigable confianza [fue] pararse ante el mundo como un testigo especial del Salvador de la humanidad. El hizo esto cono primer inters de su vida. Sus escritos, sus charlas, viajes eran todos centrados en este gran objetivo.

    El habl del celo del Elder McConkie en impulsar la obra en Sud Amrica. "Ahora la obra se ha desarrollado en una forma maravillosa y gran diosa en ese gran continente... se le debe mucho crdito al Hno. McConkie por la presente estatura de la obra all".

    El presidente Ezra T. Benson lo eligi corno un orador o predicador de rectitud "Gracias sean a Dios por las palabras escritas del testimonio del Elder McConkie permanecen para continuar bendiciendo un mundo que lo necesita tan desesperadamente...".

    "A menudo, cuando una pregunta doctrinal vena ante la primera presidencia", continuaba l, Elder McConkie se le peda citar la escritura o comentar sobre la materia o asunto. El poda citar escrituras literalmente y de una gran longitud". "El prevea a la iglesia entera con un ejemplo de erudicin del evangelio. El poda ensear el evangelio con facilidad porque l primero entendi el evangelio".

    El lder Boyd K. Packer tambin elogiaba la importante contribucin a la iglesia del Elder McConkie. "Para mi haba un logro coronante en el ministerio del Hno. McConkie... Si haba un hombre que se elevaba a un gran propsito, si haba un hombre preparado en contra de una necesidad del da, era Bruce R. McConkie". La preparacin y publicacin de las nuevas ediciones de las escrituras SUD. la cual "un da emergera ceno una seal del evento inspirada en nuestra generacin ... que no pudo haber sido hecho sin el lder Bruce R. McConkie dijo l "Pocos sabrn la extensin del servicio que rindi". Pocos pueden elogiar el tiempo de su vida de preparacin por esta contribucin verdaderamente importante del progreso del evangelio restaurado en la dispensacin del cumplimiento de los tiempos.

    El Packer habl de la actitud de poco compromiso que tienen sus asociados hacia su obligacin de hablar la verdad. "No se daba por hecho para Bruce R. McConkie de cambiar de antemano cono sus discurso seran recibidos y entonces alterarlos. Ni podan l medir que deba decirse y cmo deba ser dicho al que pensar la gente? ... cuando l era tentado a cambiar sus palabras, el espritu se retirara una distancia... El sera impelido a arrodillarse a pedir perdn y rogar por una renovacin de ese compaerismo con el espritu, lo cual los escrituras prometen ser constante. Entonces el aprendera una vez ms lo que fue verdad de un hombre santo de Dios que habl en los tiempos antiguos era aplicado a el tambin. El hablaba cuando l era motivado por el espritu Santo".

  • 4

    El lder James E. Faust habl de algunos de los logros del Elder B. R. McConkie: "Para mi, la medida ms grande de B. McConkie es la medida de su corazn, la calidez de su alma, y la profundidad de su testimonio". Elder Faust ilustr esta sensibilidad cono una nueva autoridad general el plane y condujo un seminario en el cual el Elder McConkie iba a participar, sintiendo mi espritu de inadecuado, en una forma improvista dijo a mi Ruth: Deseara tener la experiencia de Jim en la iglesia. En ese tiempo l ya haba sido Autoridad General por 30 aos. Esto fue tan tpico de su preocupacin sensitiva por otros".

    En otra ocasin, un lder de la iglesia en Sud Amrica se disculp por cometer un error de procedimiento. Elder McConkie le busco para hacerle sentir cmodo: "Presidente no d otras disculpas", dijo l. " En esta iglesia comenzamos donde estamos, comenzamos hoy. No miramos atrs; miramos hacia adelante. Por favor no se preocupe".

    Bruce Redd McConkie naci el 29 de julio de 1915 en Ann Arbor,Michigan, el primer hijo de Oscar W. y Margaret Vivian Redd McConkie. "Su vida comenz como un milagro", dijo Elder Boyd K Packer, fue un nacimiento muy dificultoso. Se penso que era un aborto y los mdicos trabajaron enrgicamente para salvar su madre. Luego alguien escuch un pequeo ruido y se volvi hacia l".

    La familia regres a casa al Sur de Utah un ao ms tarde, donde Bruce pas su niez en una granja. Un da, su padre le salv milagrosamente la vida, al escuchar los susurros del espritu al correr al huerto. Despus de ver un caballo galopando, el pens: "Debo detener este caballo". No fue hasta despus que lo haba hecho que l descubri que el caballo haba estado arrastrando su hijo.

    Cuando Bruce era un adolescente, la familia se mud a la ciudad de Lago Salado, donde l termino el liceo. Sirvi como misionero en el este de los Estados Unidos desde 1934 a 1936, luego obtuvo un grado de abogado de la Universidad de Utah en 1939. Despus de 2 aos fue asistente al procurador de la ciudad de Lago Salado y fiscal de la ciudad, el paso 4 aos como oficial de seguridad e inteligencia en armada. Regres a la vida civil con el rango de Coronel Lugarteniente, se uni a la Legin y reservas americana. Mas tarde, como Autoridad General, supervis el bienestar espiritual de los Santos de los Ultimos Das en el servicio militar.

    A los 32 aos de edad Bruce McConkie regreso a una carrera legal; despus de la guerra en vez de ello, se uni al personal de la editorial del Deseret News. Menos de un ao despus, el 10 de octubre de 1946, presidente George A Smith lo llam a servir en el primer consejo de los 70. Mantuvo esa posicin por 26 aos durante el cual sirvi como presidente de misin de Australia Sur por 3 aos. Luego el 12 de octubre de 1972, el presidente Harold B Lee lo llam al qurum de los doce apstoles.

    Elder Bruce McConkie es mejor conocido y amado entre los miembros de la iglesia por sus sermones y escritos sobre temas doctrinales. Su obra enciclopdica, "Doctrina Mormona", cubriendo ms de 1.100 temas del evangelio, su 3 volmenes del Nuevo Testamento; sus 6 series de volmenes sobre la Vida y Misin de Jesucristo.

    "El tena su estilo nico", dijo el presidente Hinckley, con palabras medidas, firmes e inequvocas y con orden y lgica, l reuna los patrones de sus discursos. Su lenguaje era claro, su significado inequvocas ... El hablaba de una mente cultivada, pero tambin, de un corazn sincero."

    "Pap pag el precio para aprender dijo su hijo Mark. "El conoca o saba que el entendimiento llega a la gente que se la gana es un flash repentino que viene sin esfuerzo. Aunque haba ledo las escrituras muchas veces durante su vida, el relea todos los libros cannicos, tomando notas de todo lo que era mesinico por naturaleza, antes de escribir "El Mesas Prometido". Luego cuando el escribi "El Mesas Mortal", el ley los libros cannicos de nuevo todo lo que era til en analizar la vida del salvador. Para el "Mesas Milenario", el ley

  • 5

    entero los libros cannicos, una tercera vez y escribi todo lo que era milenario. Algunas personas no pueden apreciar la intensa labor que le demandaba."

    Una vez una hija le pregunt como el aprenda el evangelio. Cuan do el era un joven, el dijo, cuando tena 18 o 19 aos, revis en libro de Mormn verso por verso , estudiando y haciendo referencias cruzadas, y escribiendo cada verso en sus propias palabras. El cubri entero el libro de Mormn en esta forma y tena un montn de papeles, de ms de un pies de altura cuando l termin. "Le pregunte lo que l hizo con aquellos papeles, y dijo que los haba tirado - no era el montn de papeles o lo que l escribi, lo que era importante, sino la disciplina y el entendimiento que le dio. Esta es la forma en que l se ense a si mismo".

    Robert J. Matthews, decano de Educacin Religiosa de la Universidad de Brigham Young, nos cuenta del servicio misional bajo el padre del lder Bruce R. McConkie en los das antes que el Elder McConkie fuera una autoridad General. "Oscar McConkie era un hombre capaz en su propio derecho. Un da nosotros los misioneros le hicimos una pregunta; el pens un momento y dijo. "No s la respuesta, pero me gustara preguntarle a mi hijo Bruce".

    "Le pregunt que edad tena su hijo; cuando l me dijo que l tena solamente treinta, dije "cmo es que Ud. ,-siendo su padre, un juez, un presidente de misin - sienta que Ud. tenga que preguntarle la respuesta a su hijo. 'el respondi', "Ud. no conoce a Bruce".

    Aos ms tarde, el hermano Matthews trabaj con el comit de publicaciones de la escrituras en la preparacin de las nuevas ediciones de las escrituras. "Uno de los mayores logros de Elder Bruce R. McConkie en ese comit dice l, "Fue el captulo de encabezados individuales y la seccin de resmenes. (El ley de nuevo los libros cannicos mientras haca este proyecto). Aunque yo lea estos encabezamientos antes de la publicacin, frecuentemente me maravillaba y estoy maravillado y todava estoy impresionado con la calidad y visin donde pocas palabras pueden decir mucho.

    "Algunas veces algunos de nosotros que trabajamos con el comit discutamos los encabezamientos con l antes de su publicacin. El estaba siempre abierto y no a la ofensiva, y nunca le vi el peso de su oficio para decidir un punto. A menudo dira en una manera amigable: "Si Uds. amigos desean cambiar las palabras lo pueden hacer". 'Raramente lo hacamos, y lo hacamos slo con su asistencia'.

    Velma Harvey, secretaria de Elder McConkie por treinta y dos aos, habla de su gracias. "En todos los aos que yo trabaje para l nunca dijo nada spero". "Nunca he conocido un hombre ms cristiano".

    Uno de los primeros misioneros del Elder McConkie, Robert McDougall, resalta el gran impacto que su presidente de misin tuvo en su vida. Un nativo australiano, fue llamado a servir una misin de tiempo completo en su tierra bajo el presidente McConkie. "Tengo que admitir con gran aprehensin el da que sub a bordo del avin para responder el llamado... No haba disponible una casa de misin de entrenamiento y me sent poco preparado y muy nervioso.

    "Nunca olvidar el sentimiento de seguridad que tuve cuando l me conoci en el aeropuerto y me tom en su brazos(o me abrazo) y luego pas el fin de semana llevndome a todas partes que l iba, conversndome, y tenindome listo para servir".

    El hermano McDougall recuerda bien la energa del lder McConkie y su sentido del humor. "Recuerda una ocasin cuando l invit a sus misioneros a una reunin en la cima de una montaa de 4.000 pies. El enganche era que tenamos que caminar. Cuando ellos llegaron a la cima, gastados, cansa dos, y jadeantes, encontraron al lder McConkie fresco como una lechuga, esperndoles".

    "En otra ocasin, el me hizo salir de la ducha a las 6:00 AM para que reuniera a todos los misioneros en la regin para una reunin de todo el da Lo ms sorprendente de la invitacin era que yo era un compaero menor y que l estaba a ms de 2.000 millas".

  • 6

    "Empece a llamar a los otros misioneros para contarles acerca de la reunin, recuerda l". Muchos pensaron que se trataba de una broma del da de los tontos (en abril), pero eventualmente todos ellos, incluyendo los lderes regionales, se reunieron para la reunin".

    Los misioneros esperaron por ms de una hora para que llegar su presidente de misin, muchos preguntndose si este joven misionero haba entendido el mensaje adecuadamente. Justo cuando algunos estaban listos para llamar la reunin un engao, "un sonriente presidente estacion su auto en el estacionamiento".

    "Ese da nos sentamos junto a l y fuimos enseados al estilo del lder McConkie, escrituras puras por siete horas".

    "El comenz al decir que nos haba pedido que nos reuniramos a discutir una escritura. Recuerdo hasta hoy el da, a ms de dos dcadas despus, el versculo exacto de lo que l elabor, lo separ, examin cada referencia y contexto histrico por siete horas. Cuando el hubo terminado, pasamos el da entero en un versculo. El se detuvo porque era obvio que no podamos continuar, ms, no porque l no tuviera ms que dar. El slo haba comenzado". ("El Heraldo de Provo", 21 de abril, 1985).

    En 1937, lder Bruce R. McConkie se caso con Amelia Smith en el Templo de Lago Salado. "Ella ha permanecido a su lado, una verdadera ayuda idnea, 'escribi Elder S. Dilworth Young aos atrs". "En su joven vida matrimonial cuando el dinero era escaso, ella lo agradaba por su habilidad en manejar un hogar, en cocinar, cocer, y el trabajo o quehaceres del hogar. Con ocho nios que cuidar, ella encontraba tiempo para estar a su lado en la caminata, campismo, en las labores fsicas de hacer en su casa... "Cuando entra a su casa, uno ve ... una madre devota que es sin duda la reina de la casa. Ella es un noble ejemplo de la mujer S.U.D. comenta lder Young"(Ensign, Enero 1973, pg. 11).

    "Pap era absolutamente loco con mam", dice su hija Vivian . "Haba una afinidad natural entre los dos. Siempre nos repeta que mam era perfecta. Cuando nia, sola pelear con l acerca de lo que siempre yo le deca, que l la pona siempre en un pedestal. Pero l me deca que era all donde perteneca. Despus de haber visto a mam a travs de estos aos y cmo manejaba todo, veo que l realmente esta en lo cierto."

    Una de sus hijas una vez le pregunt a pap qu es una profetiza. Su respuesta: "Una profetiza es una mujer como t mam".

    "As es como l trataba a mam, dice Vivian. "El la adoraba; l no permitira ninguna crtica en contra de ella. Y l la quera para l todo el tiempo - l siempre la quera en su cuarto con l".

    Mark recuerda que los sbados en la noche era reservados por sus padres como la noche de cortejo. "Su cortejo continuaba hasta hoy".

    Ellos disfrutaban los shows, salan por helados o palomitas de maz, o tan slo salan a caminar. Una vez ellos, fueron juntos a una fase de estudio de los pajarillos, y ms tarde disfrutaron recolectando y puliendo piedras, haciendo hermosa joyera para los amigos. Estudiaban las escrituras juntos, y ella escuchaba cuando el preparaba sus manuscritos y sermones.

    Su primer hijo, Bruce, muri despus de vivir solamente unas pocas semanas. Los McConkies tuvieron 8 hijos ms, que en las palabras del presidente Gordon N. Hinckley, "maravillosamente honran su nombre".

    Los hijos hablaban del lder McConkie como un padre gentil y sensitivo. "Pap era muy afectuoso con nosotros", dice Vivian. "En cualesquier momento que nos viera - cuando ramos pequeos o despus cuan do crecimos - el siempre nos saludaba con un beso en la frente". Y l tena mucha alegra, consigo mismo. El haca una lista para un club de nios para l 'cena todo lo que tiene delante de Ud.'; l les enseaba modos en la "Encantadora Escuela McConkie"; es les deleitaba con un gran nmero de poemas humorsticos; entretenidamente les enseaba a las

  • 7

    nias, en forma de juego, como bailar; fehacientemente le deca a una de sus hijas que un nio deba tener una recomendacin antes que le pudiera cortejar. En suma, le molestaban por cantar fuera de tono, y nunca le dejaron que el 'guisado Boy Scouts' que l haca para cenar cuando Amelia estaba en el hospital con su ltima guagua. "Lo tena todo con l".

    De acuerdo a sus hijos, l fue un padre paciente que nunca levanto su voz. Una vez cuando ellos era jvenes, el envo a alguien a abajo a conseguir o traer una sanda para la cena. Pero estaba llena de clavos -uno de sus hijos ms jvenes lo haba usado como colgador para practicar martilleo. "Pap mir la sanda sentado en su plato y dijo, bueno, bueno, bueno. Nunca haba visto nada cono esto antes. "Es bueno que tengamos otra sanda". De modo que l mando a uno de sus hijos de nuevo por una segunda sanda. Tambin regres llena de clavos. Sin hacer un comentario de ello, lder McConkie la abri y rescat lo que pudo de la fruta.

    A menudo llevaba a sus hijos al living, los ubicaba en un cojn(el se tendera en uno en el suelo, su lugar favorito), y les leera el Libro de Mormn -detenindose en algunos versculos para conversar acerca de l, haciendo una experiencia divertida de l.

    El usaba experiencias familiares para ensear a sus hijos principios correctos. "Un da cuando era adolescente caminaba con l por una calle principal, 'recuerda Vivian', El mir el templo y pregunto, 'Vivian, Cul es la definicin de un templo? y le dije que no saba. Entonces l dijo, "Un templo es un santuario sagrado apartado del mundo donde las ordenanzas sagradas son hechas pertenecientes a la vida y salvacin eterna". El me dio una definicin ms o menos la que Ud. encontrar en uno de sus libros. El a menudo nos hara preguntas como esa".

    Y desafiaba a sus hijos a hacer preguntas tambin. "Cualesquier pregunta del evangelio que nosotros tenamos, sabamos que bamos a tener ms de una respuesta substancial. "Algunas veces cuando le hacan preguntas del evangelio, el a menudo enumerara de memoria las referencias de escrituras pertinentes y les desafiara a estudiar la respuesta. Algunas veces el preguntaba que pensaban ellos que sera la respuesta, y entonces la discutira con ellas. "El estaba interesado el cualesquier tema que estuviramos discutiendo, y era muy divertido para l, y naturalmente llegaba a ser interesante y divertido para nosotros tambin. A todos los nios les gustaba el evangelio porque el lo amaba", "ya que ambamos a pap, llegamos a amar las cosas que l amaba", dice Mark. "Porque pap amaba el Salvador y los profetas, nosotros les ambamos. Sus hroes eran nuestros hroes. Sus amigos llegaban a ser nuestros amigos".

    Todo santo de los Ultimos Das que escuch a Elder Bruce R. McConkie ensear el evangelio y compartir su testimonio apostlico del Salvador puede expresar gratitud similar. A causa de su vida y testimonio, nuestra fe ha sido aumentada y nuestra esperanza para la vi da eterna es ms brillante"

  • 8

    UUNNAA SSEELLEECCCCIINN DDEE DDIISSCCUURRSSOOSS DDEE BBRRUUCCEE RREEEEDD MMCCCCOONNKKIIEE..

    YO SE QUE VIVE MI SEOR. EN LAS LLANURAS DE JUDEA. PENSAD ACERCA DE ESTAS COSAS. DIOS PREORDENA A SUS PROFETAS Y A SU PUEBLO SE VALIENTE EN LA BATALLA DE LA FE. BEBED DE LA FUENTE. SOLAMENTE UN ELDER. OBEDIENCIA, CONSAGRACIN Y SACRIFICIO. LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS. LOS OFICIOS EN EL SACERDOCIO. LA REVELACIN DEL ESPRITU SANTO. ...PARA QUE EL TESTIMONIO SALGA DE SION EL EVANGELIO DE ABRAHAM. SED PUROS DE CORAZN. DIEZ BENDICIONES DEL SACERDOCIO. RECIBIRS REVELACIN. MATRIMONIO CELESTIAL. NUESTRAS HERMANAS DESDE EL PRINCIPIO. LA NUEVA REVELACIN CONCERNIENTE AL SACERDOCIO. INDEPENDIENTES DE TODAS LAS OTRAS CRIATURAS. LA HISTORIA DE LA LOCURA DE UN PROFETA. LA INCGNITA DEL MORMONISMO. EL GLORIOSO EVANGELIO DE NUESTROS DAS. LAS PRUEBAS Y GLORIAS VENIDERAS. EL SEOR DIOS DE LA RESTAURACIN. COMO OBTENER REVELACIN PERSONAL. OBTENGAMOS UN TESTIMONIO DE JESUCRISTO. 'SOBRE ESTA ROCA...'. CREERIS O NO? LA DOCTRINA DEL SACERDOCIO. LOS SIETE CRISTOS. LAS LLAVES DEL REINO. CRISTO Y LA CREACIN. QUE PENSIS VOSOTROS DEL LIBRO DE MORMN? NUESTRAS ORACIONES. LA CARAVANA CONTINUA SU MARCHA. EL NIO EL JOVEN EL HOMBRE QUE POCOS CONOCEN. POR QUE EL SEOR INSTITUYO LA ORACIN. FUE JOS SMITH UN PROFETA? LOS TIEMPOS DE REFRIGERIO. "SI ALGUNO DE VOSOTROS TIENE FALTA DE SABIDURA."

  • 9

    EL PUEBLO DEL SEOR RECIBE REVELACIN. COMO ADORAR. EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO. EL GRAN PROFETA DE LA RESTAURACIN. DIEZ CLAVES PARA COMPRENDER A ISAAS. LOS QUE MUEREN EN EL SEOR. SLVATE Y SALVA A LOS TUYOS. CONOZCAMOS AL SEOR JESS. LA SALVACIN DE LOS NIOS. LIBRE ALBEDRIO O INSPIRACIN? EL ALBA ROMPE. UN HOMBRE LLAMADO JUAN. LA VERDAD ACERCA DE DIOS. EL PODER PURIFICADOR DE GETSEMANI. El LIBRO DE MORMON: SU DESTINO ETERNO. NUESTRA RELACIN CON EL SEOR. ESTA GENERACIN RECIBIR MI PALABRA A TRAVS DE TI. A: HONESTOS BUSCADORES DE LA VERDAD. LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS. PARA QUE EL TESTIMONIO SALGA DE SIN. Y TODO SON IGUALES ANTE DIOS. COMO CONOCER AL SEOR. LOS COMENTARIOS DE ISAIAS SOBRE LA IGLESIA DE LOS ULTIMOS DIAS. LOS HOMBRES DEBEN NACER DE NUEVO. CONVENIOS. LA EXPIACION INFINITA. UN CURSO QUE AGRADARA AL SEOR. LA ERFECCION. LA LEY DE MOISES. LA VERDADERA ADORACION. DONES DEL ESPIRITU. LA PLENITUD DEL EVANGELIO

  • 10

    YO SE QUE VIVE MI SEOR.

    De siento agradecido mas de lo que puedo "expresar, por las bendiciones que el Seor ha derramado tan abundantemente sobre m, sobre mi familia y sobre los fieles santos en todo el mundo. Ahora deseo, sincera y devotamente, ser guiado por el poder del Espritu Santo al testificar de la veracidad y divinidad de esta gloriosa obra en la que estamos embarcados. Ruego tambin que el Espritu de luz, verdad y edificacin que nos bendice en esta reunin, pueda continuar morando en vuestro corazn, a fin de que vosotros, siendo edificados, lleguis a saber que esas cosas de las cuales testificare, son verdaderas.

    Como miembro de la Iglesia de Dios en la tierra, gozan de los dones del Espritu, esas maravillosas, gloriosas y milagros que un Dios benevolente siempre ha conferido sobre sus fieles santos. El primero de estos dones enumerados en nuestra revelacin moderna es el del testimonio, el don de revelacin, el don de saber acerca de la verdad y la divinidad de la obra. Este se describe en otra parte como el testimonio de Jess, el cual es el espritu de profeca. Este es mi don, s que esta obra es verdica.

    Poseo un conocimiento perfecto de que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente y que fue crucificado por los pecados del mundo. S que Jos Smith es un Profeta de Dios y que por medio de l, el evangelio eterno ha sido restaurado nuevamente en nuestros das. Y s que esta Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das es el reino de Dios sobre la tierra, y que como se encuentra constituida en la actualidad, con el presidente Harold B. Lee a la cabeza, tiene la aprobacin del Seor, est realizando su propsito y est preparando a un pueblo para la segunda venida del Hijo del Hombre.

    Y s incluso que el Seor derrama sobre su pueblo en la actualidad los mismos dones gloriosos y maravillosos de que gozaron los antiguos santos. En esta poca nos da el espritu de profeca y revelacin, tal como lo hizo con los antiguos "Te lo manifestare", las glorias y maravillas del evangelio eterno, dice: "Te lo manifestare en tu mente y corazn por medio del Espritu Santo que vendr sobre ti y morar en tu corazn. Ahora, he aqu, este es el Espritu de revelacin ". (D. y C. 8:2 - 3).

    S que hay revelacin en la Iglesia por que yo he recibido revelacin. S que Dios habla en este da porque l me ha hablado. Me regocijo con el privilegio y oportunidad de servir como un testigo de su nombre, ensear las verdades de salvacin que me ha revelado y luego testificar que estas doctrinas son verdaderas.

    Este curso de ensear doctrina sana y de testificar de la verdad es el sistema del Seor. La religin proviene de Dios; no hay ninguna otra fuente. Lo que es verdico, lo que trae gozo y paz a los corazones de los hombres en este mundo y los prepara para la gloria eterna en el mundo venidero, todo esto se origina con el Seor. De la misma manera que el hombre no puede resucitarse a si mismo, tampoco puede crear una religin salvadora.

    Dios nos ha dado en la actualidad las verdades de salvacin, de la misma forma que las revel en cada dispensacin pasada; su sistema es y siempre ha sido, el de revelar a los Apstoles y Profetas as como hombres justos, las doctrinas y verdades de salvacin, y mandarles que enseen esas verdades y las testifiquen a todo el mundo. Han de dar testimonio de que saben que sus enseanzas provienen del Seor; sus representantes y siervos son siempre testigos de la verdad. Yo me regocijo por el privilegio de ser un testigo de la verdad en estos das.

    Me siento agradecido por el privilegio que he tenido en este da de levantar la mano en seal de sostenimiento y hacer el convenio tanto en mi mente como en mi alma, mientras el Espritu del Seor se derrama sobre esta gran congregacin, de que apoyara, respetara y acogera el consejo de estos grandes hombres que Dios ha llamado para presidir su reino, la Primera Presidencia de la Iglesia; el presidente Harold B. Lee, un vidente, un hombre lleno con el espritu

  • 11

    de revelacin y de sabidura, que est cerca del Seor, de quien nosotros somos; el presidente N. Eldon Tanner la personificacin de la integridad y las virtudes cristianas bsicas, que ama al Seor y guarda sus mandamientos; el presidente Marin G. Romney, un gigante espiritual, un orador de justicia que conoce al Seor y ensea sus doctrinas, el presidente Romney y yo somos miembros de la misma familia. Despus que se me inform de mi llamamiento, me dijo:

    -Creo que el bisabuelo Reed (Lemuel Hardison Redd) estar contento de recibirnos. -Voy a vivir de tal manera que ser digno de ir a donde l est.- le respond, y l me contest: -Yo tambin. En cuanto a estos hermanos que poseen las llaves del reino de Dios en estos momentos, la

    voz del Seor hacia su pueblo es: "Estos son a los que he escogido como la Primera Presidencia de mi Iglesia. Seguidles." Y tambin:...sobre ellos he puesto la carga de todas las ramas de la Iglesia... y quien me recibe a m, recibe a la Primera Presidencia, a quienes he enviado..." (D. y C. 112:18-20).

    Deseo con todo mi corazn sostener y apoyar a la Primera Presidencia de la Iglesia, andar en la luz de la revelacin y la verdad que proviene de sus labios al revelarnos a la voluntad del Seor, tanto a su pueblo como a los que sinceramente buscan la verdad entre todas las naciones de la tierra. S que la obra es verdadera.

    Creo que expreso los sentimientos de cada uno de vosotros, s que lo hago por m mismo y mi familia, al decir que en esta asamblea solemne en que se ha derramado tan abundantemente el Espritu del Seor mientras sostuvimos a las Autoridades de la Iglesia, y mientras escuchbamos al presidente Lee que hablaba por el poder del Espritu, creo que todos nosotros deseamos volver a dedicar nuestra vida a los principios deverdad y justicia por los cuales estos nobles lideres, los presidentes de la Iglesia nombrados por el presidente Lee, han vivido, trabajado y muerto.

    Sea ste nuestro convenio, cualquiera que haya sido el pasado, sea entonces ste nuestro convenio, de que andaremos sin mancha en todas las ordenanzas del Seor. Sea este nuestro convenio, de que guardaremos los mandamientos de Dios y seremos testigo de la veracidad y divinidad de esta gloriosa obra, que esta destinada a cubrir la tierra como si fuese una inundacin y que la cubriera como las aguas cubren el mar.

    Oh Dios, permite que yo con mi familia, y todos los miembros fieles de la casa de Israel podamos caminar en la luz y la verdad, y habiendo gozado del terminamiento y la asociacin que no se encuentra en ningn otro lugar fuera de la Iglesia, gocemos de ese mismo espritu, ese mismo compaerismo en su plenitud eterna, en las mansiones y reinos futuros.

    Digo todo esto humilde y lleno de gratitud, con el espritu de testimonio y agradecimiento, y en el sagrado nombre del Seor Jesucristo.

    Amn.

  • 12

    EN LAS LLANURAS DE JUDEA. Pedro dijo: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios" (1 Pedro 4:11), lo que

    significa que debe ser guiado por el poder del Espritu Santo; y esto es, sobre todas las cosas, lo que deseo en este momento.

    Esta maana escuchamos a nuestro presidente, al orculo presidente del reino de Dios en la tierra; l es portavoz de la voluntad y el deseo del Seor dada a los Santos de los ltimos Das y al mundo entero. No se me ocurre nada que pueda ser ms importante en este tiempo, que seguir ese modelo y hablar como el Presidente Lee habla, a menos que sea siempre vivir como l vive, para tener la dicha de asociarme eternamente con la clase de persona con las que l se asociar.

    He consultado con el Seor sobre lo que debera decir; le he hecho algunas sugerencias con respecto a lo que crea apropiado, dependiendo siempre, por supuesto, de su aprobacin. Y si ahora puede mi lengua desatarse con fcil expresin y vosotros escuchar con odo atento, todos nos beneficiaramos al procurar adorar al Seor en espritu y en verdad.

    He escrito un pequeo poema que titul, " En las llanuras de Judea", y que me gustara leeros:

    Me detuve, de Judea en las llanuras, Y celestes sones y melodas escuch. All un ngel me anunci de las alturas. Que un nio del linaje de David iba a Nacer. Sobre los pastores que la noche vigilaban, Una luz brillante y gloriosa apareci, Y desde los cielos coros santos cantaron. A terrenal hogar baj el Hijo de Dios. Y dulces voces entonaron el refrn: "Alabanzas cantaremos al altsimo Dios, Ya los hombres buena voluntad y paz. En Beln a nacido hoy el Redentor. " Y all recib testimonio seguro: Que a la tierra vino, mi alma a salvar. El Hijo de Dios, Ser supremo y puro, De pecado y muerte, y eterno pesar. (Traduccin libre)

    La salvacin est en Cristo. l es nuestro Salvador y redentor; l vino el mundo a redimir a

    la humanidad de la muerte temporal y espiritual causada por la cada de Adn, y nos dio un plan, un sistema de salvacin que se llama evangelio de Jesucristo. Este plan es para que todas las personas, en todas partes tengan fe en Cristo, se arrepientan de sus pecados y hagan convenio en las aguas del bautismo de guardar los mandamientos, y servir a Dios con todo su corazn, poder, mente y fuerza; para que puedan, a continuacin, recibir el don del Espritu Santo y gocen de su compaa, a fin de poder vivir, de ah en adelante, en rectitud y devocin todos sus das, con la seguridad y la promesa de que hacindolo, lograrn paz en esta vida y eterna gloria en la vida venidera.

  • 13

    Ahora bien, nosotros somos los agentes y representantes del Seor; l nos ha dado la plenitud de su evangelio eterno, los cielos se han abierto en nuestra poca y la voz de Dios se oye nuevamente: han bajado ngeles directamente de su presencia. Se le han dado otra vez al hombre mortal las llaves y el poder, la autoridad y el sacerdocio, y una vez ms tenemos todas las llaves y prerrogativas y poseemos todos los poderes necesarios para salvar y exaltar al alma humana. En este reino, en esta Iglesia, tenemos las llaves del reino de Dios, las llaves para la salvacin de todos los hombres, en todas partes.

    Y l nos ha dado el mismo cometido que dio a aquellos que en los das antiguos tuvieron los mismos poderes, o sea el cometido de llevar su palabra a todo el mundo y poner la salvacin a disposicin de todos sus hijos en todas partes. Ahora bien, esto nos coloca en las obligaciones de aprender cmo llevar a cabo esta tarea de incomparable y trascendental magnitud... Cmo vamos a proclamar las verdades de la salvacin entre nuestro propio pueblo y llevar al mundo el mensaje de la restauracin?.

    Tenemos aqu algunos principios eternos y lo que hagamos en nuestros das no solamente es lo mismo en principios sino que es exacta y precisamente lo que hicieron los profetas y hombres justos de pocas pasadas.

    En los primeros tiempos de esta dispensacin el Seor dijo que: "...los lderes, presbteros y maestros de esta Iglesia ensearan los principios de mi evangelio que se encuentran en la Biblia y el Libro de Mormn, que contiene la plenitud de mi evangelio" (D. y C. 42:12). Y en otra ocasin dijo que nos haba enviado "para testificar y amonestar al pueblo" (D. y C. 88:81).

    Por una parte tenemos la responsabilidad de enseas la doctrina del evangelio, y por otra la de testificar por conocimiento personal de que sabemos que las cosas que proclamamos son verdaderas; pienso que estos dos cometidos estn perfectamente ilustrados en el ministerio de los hijos de Mosah. El registro nos dice que estos "eran hombres de sana inteligencia" que "haban escudriado diligentemente las escrituras para poder conocer las palabras de Dios... No slo eso; haban orado y ayunado mucho; por tanto, tenan el espritu de profeca y el de revelacin, y cuando enseaban, lo hacan con poder y autoridad de Dios. (Alma 17:3). Esto nos indica dos cosas:

    En primer lugar, es un requisito que conozcamos las doctrinas de la iglesia y estamos obligados a hacerlo; debemos atesorar las palabras de vida eterna; debemos razonar tan inteligentemente como nuestra capacidad nos lo permita; debemos hacer uso de cada una de las facultades y aptitudes con que se nos ha investido para proclamar el mensaje de salvacin y hacerlo comprensible para nosotros mismos y para los dems hijos de nuestro Padre Celestial. Pero adems, despus de haber cumplido con todo esto e incluso en el proceso de cumplirlo, tiene la obligacin de dar testimonio -de hacer saber al mundo y a nuestros compaeros en la Iglesia- que en nuestro corazn y por revelacin del Espritu Santo a nuestra alma, conoceremos la verdad y la divinidad de la obra y la doctrina que enseamos.

    Ahora permitidme tomar de los registros antiguos una clsica ilustracin de cmo se logra esto. Pedro y sus compaeros tenan la misma obligacin, en su poca, que nosotros tenemos en la nuestra: llevar el mensaje de salvacin hasta los cabos de la tierra. Supongo que l leera y enseara las revelaciones que hicieron Isaas y los otros profetas sobre Cristo y su evangelio; razon con la gente sobre ella siguiendo el divino consejo, "Venid pues, dice Jehov, y arguyamos juntos..."; obedeci el decreto divino, "presentad vuestras pruebas..." (Isaas 41:21).

    Pero tambin hizo algo ms: despus de haber enseado la doctrina y haber razonado con la gente, dio su testimonio personal de la verdad y divinidad de lo que haba presentado; y el Seor lo prepar para hacerlo dndole la oportunidad de pasar por experiencias espirituales, y dejando que el poder del Espritu Santo descansara sobre l.

    Recordaris, por ejemplo, que Pedro y algunos otros de los Doce junto con un grupo de

  • 14

    santos, se encontraban en un cuarto cuando el Seor Jess se les apareci. Todos los que all se encontraban reunidos se quedaron asombrados y espantados. El Seor les dijo: "Por qu estis turbados, y vienen a vuestro corazn estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved por que un espritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo."(Lucas 24:38-39). Entonces ellos extendieron las manos y lo tocaron, y palparon las heridas

    que marcaban su cuerpo. Y l pidi carne y la comi delante de ellos. Pero Toms no se encontraba entre ellos y no pudo creer el testimonio de sus compaeros;

    ocho das ms tarde, el Seor hizo otra aparicin, esta vez ante todo el grupo, y les dijo: "Pon aqu tus dedos, y mira mis manos; y acerca tu mano, y mtela en mi costado; no seas incrdulo, sino creyente." Y Toms exclam: "Seor mo, y Dios mo!" (Juan 20:24-28).

    Todo esto fue para mostrar que Jess haba salido de la tumba con su cuerpo tangible; en esta forma el Seor les dio a Pedro y sus compaeros un testimonio de la veracidad y divinidad de su gloriosa filiacin. l se haba levantado de los muertos por que era el Hijo de Dios; y s l era el Hijo de Dios, el evangelio de salvacin que ellos proclamaban era verdadero... Por lo tanto, tenan la responsabilidad de convencer a los hombres de que l se haba levantado de los muertos. Ahora bien, como ya lo mencion, habran de tratar de hacerlo citando a Isaas o razonando sobre las revelaciones, y as lo hicieron. Pero despus tuvieron que ofrecer su testimonio personal; y ahora deseo leer una muestra de tal testimonio, ofrecido por Pedro, cuando dijo ante un grupo de gentiles:

    "Dios envi mensajes a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo, ste es Seor de todos...

    "Vosotros sabis lo que se divulg por toda Judea, comenzando desde Galilea, despus del bautismo que predic Juan:

    "Cmo Dios ungi con el Espritu Santo y con poder a Jess de Nazaret, y cmo ste anduvo haciendo, bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con l.

    "Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jess hizo en la tierra de Judea y en Jerusaln; a quien mataron colgndole en un madero.

    "A ste levanto Dios al tercer da, e hizo que se manifestase; " No todo el pueblo, sino a los testigos que Dios haba ordenado de antemano, a nosotros que

    comimos y bebimos con l despus que resucit de los muertos. " Y nos mand que predicsemos al pueblo, y testificsemos que l es el que Dios a puesto

    por juez de vivos y muertos..."(Hechos 10:36-42). Y a continuacin, esta categrica declaracin: "De ste dan testimonio todos los profetas, que

    todos los que en l creyeren, recibirn perdn de pecados por su nombre." (Hechos 10:43). Permitidme leer otro testimonio ms que ofreci Pedro: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Seor Jesucristo

    siguiendo fbulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. "Pues cuando l recibi de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada de la magnifica gloria

    una voz que deca. Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. "Y nosotros omos esta voz enviada del cielo, cuando estbamos con l en el monte santo."(2

    Pedro 1:16-18). No quiero disminuir en lo ms mnimo la obligacin del evangelio, de escudriar las

    revelaciones, de aprender a razonar y analizar, a presentar el mensaje de salvacin entre nosotros mismos y al mundo, con todo el poder y la habilidad que tengamos; pero todo eso, por s mismo no es suficiente. Cuando hayamos cumplido con todo, tenemos que obrar de acuerdo con el mandamiento que el Seor nos dio en nuestros das.

  • 15

    "...Sois mis testigos, dice Jehov, que yo soy Dios" (Isaas 43:12). Tenemos que poner un sello divino de aprobacin sobre la doctrina que enseamos, y ese sello es el testimonio, el sello de un conocimiento personal recibido por medio del Espritu Santo.

    Pedro pudo, haber razonado y discutido mucho, despus de lo cual la gente podra argir y decirle, "usted no entiende las escrituras; sus interpretaciones son errneas. Tal o cual cosa est equivocada." Pero no es posible argir con un testimonio: as, es que despus de haber razonado, si Pedro les dijera, como debe de haberlo hecho en esencia muchas veces, "Estando yo en un cuarto, el Seor vino atravesando las paredes y apareci ante nosotros, lo reconoc, Era la misma persona con quien yo haba trabajado y viajado durante tres aos y medio: la persona que vivi en mi casa, en Capernaum. Toqu las marcas de los clavos en sus manos y pies; met la mano en su costado; lo contempl En las llanuras de Judea

    mientras coma y beba delante de nosotros. Yo s que l es el Hijo de Dios porque el Santo Espritu de Dios ha dado este testimonio a mi alma." Pero habindoles dicho esto, ya no habra quedado nada por discutir. No es posible argir con esa clase de presentacin. Es posible decir, como Festo le dijo a Pablo: "Ests loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco" (Hechos 26:24), pero en el anlisis final lo nico que puede hacerse es aceptar o rechazar el testimonio recibido. O es verdadero o es falso; no hay trminos medios.

    Os preguntaris cmo podis probar y establecer que el Padre y el Hijo aparecieron a Jos Smith; que en nuestros das aparecen ngeles, que ha habido una restauracin del evangelio y que todas las cosas que preguntamos al mundo son verdaderas. Tenis que razonar con las revelaciones y esto nos presenta problemas. Tenemos la verdad. El Seor es el autor del sistema que hemos recibido. Pero despus de haber razonado y analizado, tenis que presentaros como un testigo personal que sabe lo que est diciendo; tenis que hacer lo mismo que hicieron los hijos de Mosah, hablar y ensear por el espritu de profeca y revelacin; y el resultado es que cuando hablis, lo hacis con autoridad. Esta es la gran diferencia que nos separa del mundo, y gracias sean dadas a Dios por que tenemos este conocimiento. Hemos recibido revelacin, y estamos en condicin de hablar con autoridad.

    Y eso es lo que me propongo hacer en esta ocasin con todas las fuerzas de mi alma, porque soy uno entre las numerosas huestes de Israel de los ltimos das, que tiene este conocimiento. Conozco personalmente la verdad y la divinidad de esta obra y de la doctrina que enseo.

    Empec este discurso con el poema, "En las llanuras de Judea". Permitidme terminarlo con otro.

    "Cristo vive!" A comer nos sentamos, llenos de dolor, Pues hombres perversos asesinaron al Seor En la cruz de muerte lo habamos visto Y vimos su cuerpo en la tumba tendido. Mas en medio de nosotros volvi El a pararse Cristo vive! Vive! Es el mismo de antes Comi y bebi. Su cuerpo de carne tocamos. Y a sus pies reverentes nos arrodillamos. A Toms le dijo con su voz serena: "Toca mis manos, las mismas son stas Que en la cruz clavaron, cuando all sufr Afliccin y muerte, por el mundo, por ti". A m, en solemne tono su voz me habl:

  • 16

    "Tcame y ve que de carne y hueso soy " "Ante El inclinaos ", mi alma grit " Aclamad al Salvador, nuestro Seor y Dios!". (Traduccin libre)

    Y de esto testifico, seria y solemnemente, con pleno conocimiento de lo que digo, en el

    nombre del Seor Jesucristo. Amn.

  • 17

    PENSAD ACERCA DE ESTAS COSAS. Si el Seor mismo hubiera elegido venir y abrir esta conferencia y dirigirse a los santos, qu

    mensaje nos habra entregado? Si l hubiera elegido venir a hablar en esta sesin, qu palabras nos dara para nuestra bendicin, nuestro beneficio y salvacin?.

    Tal cosa no est completamente fuera del dominio de las posibilidades. El profeta Jos Smith dijo que si nos unamos, nos despojamos de celos y temor, nos humillamos y tenemos una fe perfecta, el velo podra romperse hoy, como en cualquier otro tiempo. (D. y C. 67:10; Enseanzas del profeta Jos Smith, pg. 3 ). Yo pienso que cuando el Seor mor en la ciudad de Enoc, sin duda habl en sus congregaciones; y, cuando a su debido tiempo l reine sobre la tierra en el esplendor milenial, har exactamente la misma cosa

    Pero tambin estamos bajo el principio de que las palabras de verdad eterna, las cuales son dadas a los hijos de los hombres, pueden venir por su propia voz o la de sus siervos, es lo mismo.

    Y ayer cuando el presidente Lee abri la conferencia, y una vez ms cuando el presidente Romney dio su persuasivo, poderoso y verdico testimonio, me dio la impresin de que si el Seor mismo estuviera aqu, las declaraciones de estos hermanos seran las mismas cosas que el Seor dira en estos tiempos.

    Estos hermanos que estn en la Primera Presidencia de la Iglesia, son los agentes del Seor, sus representantes, y tienen las llaves del reino de Dios sobre la tierra, y de ellos vienen las palabras de vida, verdad y revelacin que nos dar, si nos conformamos a ellas, paz en esta vida y gloria eterna en la vida venidera.

    Deseo fervientemente que el mismo espritu que descans tan poderosamente en los hermanos que se pararon aqu, me ayude para decir lo que el Seor desea que se diga en esta ocasin. Y deseo, si puedo ser guiado de esa manera, aconsejar a los Santos de los ltimos Das, que asuman una actitud positiva y sana hacia el mundo y las condiciones nacionales, que den la espalda a todo lo que es malo y destructivo; que busquen lo que es bueno y edificante en todas las cosas; que alaben al Seor por su bondad y gracia al darnos las glorias y las maravillas de su evangelio sempiterno.

    En vista de todo lo que prevalece en el mundo, podra ser fcil enfocar nuestra atencin en las cosas malas o negativas, o malgastar nuestras energas en causas y empresas de dudosa dignidad y productividad.

    Estoy completamente enterado del decreto divino de estar activamente empeado en una buena causa; del hecho de que cada principio verdadero que obra para la libertad y la bendicin de la humanidad tiene la aprobacin del Seor; de las necesidades de sostener a aquellos que abrazan causas justas y abogan por los principios verdaderos y de que nosotros tambin debemos obrar en la mejor y ms benfica manera que podamos.

    La pregunta, yo pienso, no es qu debemos hacer, sino cmo debemos hacerlo. Sostengo que la cosa ms benfica y productiva que los santos podemos hacer para fortalecer toda causa justa, es vivir y ensear los principios del evangelio sempiterno.

    Puede haber personas que tengan dones especiales o necesidades de servir en otros campos, pero en lo que a mi concierne y con el conocimiento y el testimonio que yo tengo, no hay nada que yo pueda hacer, durante todo el tiempo de esta probacin mortal, que sea ms importante que usar toda mi fuerza energa y habilidad para propagar y perfeccionar la causa de la verdad y la justicia, tanto en la Iglesia, como entre los otros hijos de nuestro Padre.

    Pienso que los Santos de los ltimos Das tienen la responsabilidad de regocijarse en el Seor, de alabarlo por su bondad y gracia, de meditar en sus corazones acerca de sus verdades eternas, y enfocar sus energas en causas justas. Pensad acerca de estas cosas

    Ahora, cito las palabras que Isaas, dedic a nosotros, la Casa de Israel, los miembros del

  • 18

    Reino del Seor. l pregunt: "...Quin de nosotros morar con el fuego consumidor? Quin de nosotros habitar con las

    llamas eternas?" (Isaas 33:14). Esto es Quin en la Iglesia heredar el reino celestial? Quin ir a donde Dios y Cristo y

    los seres celestiales morarn? El que vence al mundo, que obra en justicia y persevera en fe y devocin hasta el fin, escuchar la gran bendicin: "Ven y hereda el reino de mi Padre." Isaas contesta:

    "El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencia, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus odos para no or propuesta sanguinaria; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;

    "ste habitar en las alturas; fortaleza de roca ser su lugar de refugio; se le dar su pan, y sus aguas sern seguras" (Isaas 33:15-16).

    Ahora, si puedo, tomar estas palabras de Isaas, dichas por el poder del Espritu Santo, y dar algunas indicaciones de cmo se aplican a nosotros y a nuestras circunstancias.

    Primero. "El que camina en justicia y habla lo recto." Esto es, edificados sobre el sacrificio expiatorio del Seor Jesucristo, debemos guardar los mandamientos, hablar y hacer las obras de justicia y verdad pues seremos juzgados por nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros hechos.

    Segundo, "...el que aborrece la ganancia de violencia." Esto es, debemos actuar con equidad y justicia hacia nuestro prjimo. Fue el Seor mismo quien dijo que l en el da de su venida, sera un testigo en contra de aquellos que oprimieran al trabajador en su salario.

    Tercero: "...el que sacude sus manos para no recibir cohecho." Esto es, debemos rechazar cualquier esfuerzo para comprar influencias, y en su lugar, tratar honestamente y con imparcialidad a nuestro prjimo. Dios no hace acepcin de personas pues estima a toda carne igual y solamente aquellos que guardan sus mandamientos encuentran gracia en l. La salvacin es gratuita; no se puede comprar con dinero; y slo son salvos aquellos que se amparan en las leyes sobre las cuales les han sido predicado. El cohecho es una costumbre mundana.

    Cuarto, "...el que tapa sus odos para no or propuestas sanguinarias, el que cierra sus ojos para no ver cosa mala." Esto es, no debemos centrar nuestra atencin en el mal y la perversidad. Debemos cesar de encontrar faltas y buscar cosas buenas en el gobierno y en el mundo. Debemos aproximarnos a las cosas con una actitud sana positiva.

    Hay una ley eterna, ordenada por Dios antes de la fundacin del mundo, y es que cada hombre segar lo que haya sembrado, si nuestros pensamientos son malos, nuestra lengua pronunciar palabras sucias; si hablamos palabras perversas, terminaremos haciendo obras de maldad; si nuestra mente est centrada en lo carnal y en los males del mundo, entonces la mundanidad y la injusticia nos parecern la manera normal de vivir.

    Si examinamos en nuestra mente las cosas relacionadas con la inmoralidad sexual, pronto pensaremos que todos son inmorales y sucios y esto romper la barrera que nos separa del mundo. Y as es con toda cosa insana, sucia, impura e impa conducta. Y as es que el Seor dice que l odia y juzga como una abominacin: "El corazn que maquina pensamientos inicuos..." (Proverbios 6:18).

    Por otra parte, si tenemos presente en nuestros corazones las cosas de la justicia, seremos justos. Si la virtud engalana nuestros pensamientos incesantemente, entonces nuestra confianza se fortalecer en la presencia de Dios, y l a su vez har llover justicia sobre nosotros. (D. y C. 121:45).

    Verdaderamente como dijo Jacob: "...ser de nimo espiritual es vida eterna" (2 Nefi 9:39). Y como dijo Pablo: "No os engais; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambin segar: Por que el que siembra para su carne, de la carne segar

  • 19

    corrupcin; mas el que siembra para el Espritu, del Espritu segar vida eterna" (Glatas 6:7-8). Y tambin dijo: "...todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo

    lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

    Para capacitarnos con el fin de mantener nuestra mente en la justicia, debemos elegir el reflexionar en nuestros corazones, acerca de las verdades de salvacin. Ayer el hermano Packer pidi con elocuencia que cantramos los himnos de Sin, a fin de guiar nuestros pensamientos hacia cosas sanas. Yo quisiera agregar que tambin podemos despus de tener nuestro himno inicial, predicarnos a nosotros mismos un sermn. Yo he predicado muchos sermones caminando a lo largo de calles congestionadas de gente, o escalando veredas en el desierto o en lugares solitarios, as, concentrndome en los asuntos del Seor y en cosas justas, y podra decir que han sido mejores sermones de los que he predicado ante una congregacin.

    Si vamos a trabajar por nuestra salvacin, debemos regocijarnos en el Seor. Debemos reflexionar acerca de sus verdades, fijar nuestra atencin en l y sus bondades para con nosotros, alejarnos del mundo y usar toda nuestra fuerza, energa y habilidades para llevar adelante su obra.

    Pienso que el pueblo del Seor debe regocijarse en l y gritar alabanzas a su santo nombre. Exclamaciones de hosanna deben salir de nuestros labios continuamente. Cuando pienso en el conocimiento revelado que tenemos de l, quien es la vida eterna, y en el gran plan de salvacin que ha ordenado para nosotros; cuando pienso en su Hijo Amado que pag nuestro rescate con su sangre, y que trajo a la luz vida eterna e inmortalidad por medio de su sacrificio expiatorio; cuando pienso en la vida y el ministerio del profeta Jos Smith quin con excepcin de Jess, ha hecho ms por la salvacin de los hombres en este mundo, que ningn otro hombre que haya vivido, y quin culmino su ministerio mortal con una muerte como mrtir, mi alma se llena de gratitud eterna y deseo de elevar mi voz con los coros celestiales, en incesante alabanza para l quien mora en las alturas.

    Cuando pienso que el Seor tiene un Profeta viviente, guiando su reino terrenal, y que aqu hay Apstoles y Profetas que caminan por la tierra otra vez; cuando pienso que el Seor nos ha dado el don y el poder del Espritu Santo para que tengamos las revelaciones del cielo y el poder de santificar nuestras almas; cuando pienso en las innumerables bendiciones,

    los dones, los milagros, las promesas de que la unidad familiar seguir eternamente, cuando pienso en todas las bendiciones que son derramadas sobre nosotros y ofrecidas libremente a todos los hombres en todas partes, mi deseo de alabar al Seor y proclamar su bondad y gracia, no tiene limites. Y as, con este espritu de alabanza y de gratitud, el cual es el mismo que gui las palabras del presidente Romney esta maana, quiero concluir con estas palabras de mi propio salmo:

    Alabad al Seor; Por su bondad, Por su gracia, Exaltad su nombre y buscad su faz Oh, alabad al Seor. Bendito sea el Seor: Por su merced, Por su amor, Exaltad su nombre y buscad su faz, Oh, bendito sea el Seor. Alabad al Seor:

  • 20

    Quien cre todas las cosas, Quien redimi todas las cosas, Exaltad su nombre y buscad su faz, Oh, alabad al Seor. Buscad al Seor: Quien reina en las alturas, Cuya voluntad sabemos, Exaltad su nombre y buscad su faz, Oh, buscad al Seor

    Tenemos la promesa de que si lo buscamos con toda la intencin de nuestro corazn,

    guardamos sus mandamientos y caminamos rectamente ante l, verdaderamente veremos su faz y seremos herederos de vida eterna con l en el reino de su Padre. De esto testifico y por ello oro por todos nosotros, en el nombre de Jesucristo.

    Amn.

  • 21

    DIOS PREORDENA A SUS PROFETAS Y A SU PUEBLO. Yo creo que Spencer W. Kimball fue preordenado para ser Presidente de la Iglesia de

    Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, para ser el profeta, vidente y revelador del pueblo del Seor y el portavoz de Dios sobre la tierra durante este tiempo.

    S que l fue escogido, llamado y ordenado para este ministerio mediante el espritu de profeca y revelacin, y estuve presente cuando el Espritu del Seor testific a todos los miembros del Consejo de los Doce Apstoles que era la voluntad y la intencin de Aquel, cuyos testigos somos y a quien servimos que el presidente Kimball guiase a su pueblo.

    Fue como si el Seor hubiera dicho con su propia voz: "Mi siervo, el presidente Harold B. Lee, fue fiel y cumplido en todas las cosas que le asign, su ministerio entre nosotros ha terminado, y yo le he llamado a otras tareas mayores en mi via eterna. Y yo, el Seor, llamo ahora a mi siervo Spencer W. Kimball, a guiar a mi pueblo y continuar la obra de prepararlo para aquel gran da en que vendr personalmente a reinar sobre la tierra. Y ahora os digo de l como dije de mi siervo Jos Smith: "...delante de m en toda santidad, daris odo a todas sus palabras y mandamientos que os dar segn los reciba;

    Porque recibiris su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca. Porque, as dice el Seor Dios: Yo lo he inspirado para promover la causa de Sin con gran

    poder de hacer lo bueno, y conozco su diligencia, y he odo sus oraciones". (D. y C. 21: 4-5,7). Parece fcil creer en los profetas que han muerto y creer el consejo que stos dieron a otra

    gente; pero como ha sucedido en todas las pocas en que el Seor ha tenido un pueblo sobre la tierra, la gran prueba que afrontamos es prestar atencin a las palabras de sus orculos vivientes y seguir el consejo y las instrucciones que ellos dan para nuestros das.

    Hijos de Abraham somos, dijeron A Jehov los judos; A nuestro padre seguiremos, su Tesoro heredaremos. Mas de Jess nuestro Seor, el Firme reproche recibimos; Sois hijos de Aquel, a quien obedecer Os proponis; Si la simiente de Abraham fueseis, Su camino seguiras Y de la ira del Padre libraros Podrais. A Moiss y los profetas de Antao tenemos; Como oro y plata todas sus palabras Atesoramos Mas de Jess nuestro Seor, la Sensata palabra vino: Si a Moiss os volvis a su palabra Entonces odo prestad: Slo as valiosos galardones podris Esperar, Porque l de mi venida y de mis

  • 22

    Obras mucho os habl. A Pedro y a Pablo tenemos, sus Pasos sigamos, Al adorar a su Dios dicen los cristianos Mas el Seor de vivos y muertos Nos habla, diciendo: En manos de estos profetas, Videntes y reveladores, Que en nuestros das viven, mis Llaves he depositado; A ellos os habis de volver, si Dios preordena a sus profetas y a su pueblo Queris al Padre complacer.

    Por consiguiente, deseo exponer el hecho de que estos humildes hombres que presiden la

    Iglesia y reino de Dios sobre la tierra en nuestros das, son como los Profetas y los Apstoles de los tiempos pasados y que Dios los ha escogido para guiar y dirigir su reino terrenal. Aquellos que nos sentamos casi diariamente junto a los presidentes Spencer W. Kimball, N. Eldon Tanner y Marin G. Romney, nos maravillamos ante la sabidura y el criterio de sus decisiones y los reconocemos como predicadores de la misma estatura de Pedro, Santiago y Juan, quienes integraron la Primera Presidencia de la Iglesia en su tiempo.

    Quisiera decir que la eleccin de estos hermanos para dirigir la obra del Seor sobre la tierra, no es un hecho fortuito. La mano del Seor est con ellos; l conoce el fin desde el principio. l orden y estableci el plan de salvacin, y decret que su evangelio sempiterno fuese revelado al hombre en una serie de dispensaciones comenzando con Adn y llegando hasta Jos Smith. Y es el todopoderoso quien escoge a los Profetas y los Apstoles que ofician en su nombre y presentan su mensaje al mundo en todas las pocas y dispensaciones. l selecciona y preordena a sus ministros, los enva a la tierra en pocas previamente designadas, gua y dirige su preparacin terrenal continua y los llama a aquellos cargos para los cuales fueron preordenados desde antes de la fundacin de la tierra.

    Me gustara tomar como ejemplo al presidente Spencer W. Kimball como modelo de quien fue preparado, preordenado y llamado a dirigir el pueblo del Seor. Cierto es que l naci en una casa de fe, y como Jacob, que hered talentos espirituales de Isaac y de Abraham, l est dotado por herencia natural, de aquellos talentos y habilidades que lo preparan para su posicin actual en la presidencia apostlica.

    Pero en esto hay algo ms que el nacimiento en el mundo, algo ms que la preparacin terrenal. l naci en la casa de fe por una razn, y no fue slo esta vida lo que lo aprest para elevarse como ministro de luz, verdad y salvacin para sus semejantes; el hecho es que l es un hijo espiritual de Dios escogido, llamado y preordenado antes de que se estableciesen los fundamentos de la tierra, y que cumple ahora con el destino que le fue designado y prometido desde la preexistencia, cuando estuvimos con l en el gran concilio en que Dios mismo estuvo presente,

    Jos Smith dijo: "Todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes del mundo, fue ordenado precisamente para ese propsito en el gran concilio celestial antes que este mundo fuese." Enseguida, el profeta dijo refirindose a s mismo: "supongo que me fue conferido este oficio en aquel gran concilio" (Enseanzas del Profeta Jos Smith, pgs. 453-54). Ahora, el presidente Kimball desempea el oficio que tuvo Jos Smith, y

  • 23

    al igual que l, particip de la misma ley de preordenacin. Nuestro padre Abraham, que tambin estuvo presente en este concilio, tuvo el privilegio de

    contemplar en una visin las huestes de los espritus preexistentes; "...Entre todas stas" -dijo- "haba muchas de las nobles y grandes almas", que l describi diciendo que "eran buenas" (Abraham 3:22). Abraham vio que Dios el Eterno Padre "estaba en medio de ellas" y dijo: "A stos har mis gobernantes... y l me dijo: Abraham, t eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer" (Abraham 3:23).

    Y as como fue con Abraham, del mismo modo es con todos los profetas, como asimismo, hasta cierto punto, con toda la casa de Israel y con todos los miembros de la Iglesia terrenal del Salvador; todos son participes de las bendiciones de la preordenacin.

    A Jeremas el Seor le dijo: "Antes que te formase en el vientre te conoc, y antes que nacieses te santifiqu, te di por profeta a las naciones" (Jeremas 1:5).

    Todos aquellos que reciben el Sacerdocio de Melquisedec en esta vida, como ensea Alma: "De acuerdo con la presciencia de Dios, fueron llamados y preparados desde la fundacin del mundo", porque se hallaban entre los nobles y grandes en este mundo preterrenal (Alma 13:3).

    Pablo dice que mediante esta ley de preordenacin que l llama doctrina de la eleccin, toda la casa de Israel recibi "la adopcin, la gloria, el pacto, la promulgacin de la ley, el culto Dios preordena a sus profetas y a su pueblo

    y las promesas" (Romanos 9:4). Dice que los miembros fieles de la Iglesia, los "que aman a Dios" y "conforme a su propsito son llamados", son preordenados "para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo", para que fuesen "coherederos con Cristo", y tuviesen vida eterna en el reino de nuestro Padre (Romanos 8:17, 28-29).

    Tambin dice de los miembros de la Iglesia que Dios "nos escogi en l antes de la fundacin del mundo, para que fusemos santos y sin mancha delante de l, en amor..."y que fuimos preordenados para llegar a ser los hijos de Jesucristo por adopcin, obteniendo de este modo "el perdn de pecados" en esta vida y gloria eterna en la venidera (Efesios 1:4-5, 7).

    En nuestras revelaciones, tanto antiguas como modernas, abundan las declaraciones en cuanto a la ley de preordenacin, tanto en lo que se refiere a determinadas personas llamadas, segn la presciencia de Dios, a realizar tareas especiales en la vida terrenal, como a las bendiciones prometidas a las huestes de almas valientes que nacen en el linaje de Israel, que escuchan la voz del Buen Pastor y se unen a su rebao sobre la tierra.

    Cristo mismo es el gran prototipo de todos los profetas preordenados, y fue escogido en los concilios de la eternidad para ser el Salvador y Redentor. De l, Pedro dijo que era "un cordero sin mancha y sin contaminacin, ya destinado desde antes de la fundacin del mundo" (1 Pedro 1:19-20), que haba de venir en el meridiano de los tiempos para llevar a cabo la expiacin infinita y eterna. Durante 4.000 aos todos los profetas testificaron de su venida, proclamando su bondad y su gracia.

    Mara, la madre de nuestro Seor, "segn la carne" (1 Nefi 11:18): Moiss el ms grande Profeta que oficio en Israel; Juan el Revelador, cuya misin era ver visiones del fin del mundo y Jos Smith, el Profeta y Vidente de la Restauracin, todos fueron designados por su nombre cientos de miles de aos antes de sus ministerios terrenales, porque sus obras fueron conocidas y previstas con anticipacin.

    Las obras que haban de realizar Juan el Bautista, los antiguos Doce Apstoles y Cristbal Coln, todas fueron conocidas y dispuestas con anticipacin. Y stos son slo algunos ejemplos, pues toda la obra del Seor es proyectada y preparada con anticipacin, y aquellos que son escogidos y llamados para realizar la obra, reciben su nombramiento y ordenacin de l en la preexistencia, y despus, si permanecen fieles, lo reciben nuevamente aqu en la vida terrenal.

    Qu diremos entonces de nuestro Presidente, el hombre al cual el Seor ha escogido para

  • 24

    que lo represente y presida en su reino durante este tiempo? Ciertamente l es algo ms que un vastago de padres fieles; en realidad, es un hijo de Dios, un hijo espiritual del Todopoderoso que mor con l, vio su rostro, escuch su voz, y algo ms importante an, que crey en su palabra y obedeci sus mandamientos.

    Por su obediencia, su sumisin, su rectitud personal, porque eligi seguir el camino del Escogido y Amado Hijo, Spencer W. Kimball fue noble y grande en la preexistencia. Por sobre todos sus talentos, desarroll el de la espiritualidad, el de la fe y aceptacin de la verdad, el del deseo por la rectitud.

    Conoci y ador al Seor Jehov que "era semejante a Dios" (Abraham 3:24); fue amigo de Adn y Enoc, acepto el consejo de No y de Abraham; estuvo en reuniones con Isaas y Nefi; sirvi en el reino de los cielos con Jos Smith y Brigham Young.

    La preexistencia no es un lugar remoto y misterios. Han pasado slo unos pocos aos desde que todos nosotros salimos de la Presencia Eterna, de Aquel cuyos hijos somos y en cuya habitacin una vez moramos. Estamos separados slo por un ligero velo de los amigos y compaeros de trabajo con quienes servimos al Seor, antes de que nuestros espritus eternos tomasen su morada en tabernculos de carne.

    Efectivamente, se ha corrido un velo a fin de que no recordemos nada de all; pero s sabemos que nuestro Padre Eterno tiene todo poder, todo dominio y toda verdad, y que vive en la unidad familiar; sabemos que somos sus hijos creados a su imagen, dotados de poder y capacidad para llegar a ser como l; sabemos que l nos dio el libre albedro y orden las leyes Dios preordena a sus profetas y a su pueblo mediante las cuales podemos obtener la vida eterna si somos obedientes: sabemos que all tenamos amigos y compaeros, que se nos enseo y prepar en el sistema educativo ms perfecto que se haya ideado, y que mediante la obediencia a las Leyes eternas desarrollamos infinita variedad y grados de talentos.

    Y de all viene la doctrina de la preordenacin. Cuando llegamos a la vida terrena, traemos los talentos, la capacidad y las habilidades que adquirimos mediante la obediencia a la ley en nuestra existencia anterior. Wolfgang A. Mozart escribi su primera composicin musical antes de los cinco aos porque naci con talento musical. Melquisedec vino a este mundo con una fe y una capacidad espiritual tales que "cuando era nio tema a Dios, y detena los colmillos de los leones, y extingua la violencia del fuego" (Gnesis 14:26. Versin inspirada). Por otra parte, Can, como Lucifer, fue mentiroso desde el principio, y en esta vida se le dijo: "...sers llamado perdicin; porque t tambin fuiste antes que el mundo" (Moiss 5:24).

    Ahora bien, esta es la doctrina de la preordenacin, de la eleccin. Esta es la razn por la cual el Seor tiene un pueblo favorecido y singular sobre la tierra; y es el motivo por el cual dijo: "Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen y yo les doy vida eterna; ..." (Juan 10:27-28).

    El conocimiento de estas maravillosas verdades deposita sobre nuestros hombros una responsabilidad mayor que la que tenga cualquier otra gente que siga a Cristo; equivale a tomar su yugo sobre nosotros, guardar sus mandamientos, hacer siempre aquellas cosas que lo complazcan y si lo amamos y lo servimos, pondremos atencin a las palabras de los Apstoles y los Profetas a quienes l enva para revelar y ensear su palabra.

    La gran necesidad del mundo en la actualidad no es un Profeta enviado por el Seor para revelar su voluntad y su intencin, pues ya tenemos un Profeta. Nos guan muchos hombres que tienen espritus de inspiracin. La gran necesidad de hoy en da es que los hombres presten odo atento y atencin a las palabras que salen de la boca de los Profetas.

    Alabado sea Dios porque hay un Profeta en Israel! Imploremos al Seor que podamos prestar atento odo y poner atencin a la voz de su

    Profeta.

  • 25

    Dmosle gracias porque ha derramado su Espritu sobre nosotros para que conozcamos la verdad y la divinidad de la grandiosa obra de los ltimos das, de cuya eterna veracidad testifico en el nombre del Seor Jesucristo. Amn.

  • 26

    SE VALIENTE EN LA BATALLA DE LA FE. De los escritos de Pablo, tomamos este desafo: "Mas t, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor,

    la paciencia, la mansedumbre. "Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna..." (1 Timoteo 6:11-12). As escribi nuestro compaero Apstol que acept al Hijo de Dios como su Salvador; que

    tom sobre s el yugo de Cristo; que en las aguas del bautismo hizo convenio de servirle y guardar sus mandamientos. As tambin les decimos hoy a todos aquellos que han tomado sobre s el nombre de Cristo y se han enrolado en la causa de la verdad y la justicia. Sed valientes. Pelead la buena batalla. Permaneced fieles; guardad los mandamientos; luchad por vencer al mundo.

    Hablando de si mismo y de la gran guerra que haba ganado contra el mundo, Pablo dijo: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo dems, me esta

    guardada la corona de justicia, la cual me dar el Seor, juez justo, en aquel da; y no slo a m, sino tambin a todos los que aman su venida" (2 Timoteo 4:7-8).

    Como miembros de la Iglesia, estamos envueltos en un gran conflicto. Estamos en guerra. Nos enrolamos en la causa de Cristo para pelear contra Lucifer y todo lo que sea lujurioso, carnal y malo en el mundo. Hemos jurado pelear junto a nuestros amigos y contra nuestros enemigos, y no debemos confundir al tratar de distinguir entre amigos y enemigos. Tal como lo dijo otro de los antiguos apstoles: " No sabis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, se constituye enemigo de Dios" (Santiago 4:4).

    La gran guerra que se lleva a cabo en ambos bandos y que, desafortunadamente, produce muchas bajas, algunas fatales, no es nueva. An en el cielo hubo guerra, cuando las fuerzas del mal trataron de destruir el libre albedro del hombre y cuando Lucifer trat de engaarnos y desviarnos del camino justo del progreso establecido por el sabio Padre.

    La guerra continua sobre la tierra, y el diablo descarga su ira contra la Iglesia y sigue haciendo "guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apocalipsis 12:9,17).

    Y ahora es como siempre a sido. Los santos slo pueden vencerlos a l y sus huestes "por medio de la sangre del Cordero", por la palabra de su testimonio, y si menosprecian su vida hasta la muerte. (Apocalipsis 12:11).

    No hay ni puede haber neutrales en esta guerra. Cada miembro de la Iglesia se encuentra en uno u otro bando. Los soldados que pelean en ella saldrn victoriosos como dice Pablo y, ganarn la corona de justicia, o "sufrirn pena de eterna perdicin, excluidos de la presencia del Seor y de la gloria de su poder" cuando l venga a "dar retribucin a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Seor Jesucristo" (2 Tesalonicenses 1:8-9).

    Todos los que en esta guerra no peleen valientemente, slo por no hacerlo estaran ayudando a la causa del enemigo.

    "Porque aquellos que no son conmigo, contra mi son", dice nuestro Dios. (2Nefi 10:16). Estamos a favor de la Iglesia o estamos contra ella; nos ponemos de su lado o sufrimos las

    consecuencia. No podemos sobrevivir espiritualmente con un pie en la Iglesia y otro en el mundo; tenemos que tomar una decisin: el mundo o la Iglesia. No existen trminos medios. Y el Seor ama al hombre valiente que pelea con vigor y arrojo en su ejercito.

    A algunos miembros de la Iglesia les dijo: "Yo conozco tus obras, que ni eres fro ni caliente.Ojal fueses fro o caliente! "Pero por cuanto eres tibio, y no fro ni caliente, te vomitar de mi boca" (Apocalipsis 3:15-

  • 27

    16). El seudo patriota, al igual que el santo de los ltimos das, sin dificultades, retroceden cuando

    arrecia la batalla. A ellos no les corresponde la corona del vencedor, porque son vencidos por el mundo.

    Los miembros de la Iglesia que tienen testimonio y que viven en una forma justa y limpia, pero que no son valientes, no heredarn el reino celestial, porque su herencia es terrestre. De ellos dice la revelacin: "Estos no son valientes por el testimonio de Jess; as que, no obtienen la corona en el reino de nuestro Dios" (D. Y C. 76:79).

    Qu es el testimonio de Jess? Y qu debemos hacer para ser valientes por l? "No te avergences de dar testimonio de nuestro Seor", (2 Timoteo 1:8). Y el amado Juan

    recibi este divino mensaje: "...el testimonio de Jess es el espritu de la profeca" (Apocalipsis 19:10).

    El testimonio de nuestro Seor! El testimonio de Jess! Este glorioso y maravilloso concepto abre la puerta a la gloria y el honor con el Padre y el Hijo por siempre. El testimonio de Jess es creer en Cristo, recibir su evangelio y vivir su ley.

    Jess el Seor. Es el Hijo de Dios que vino al mundo para rescatarnos de la muerte tanto temporal como espiritual, que el mundo recibi como consecuencia de la cada de Adn y Eva. l nos a comprado con su sangre. l es la resurreccin y la vida;

    l "quit la muerte y sac a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio" (2 Timoteo 1:10). Es nuestro Salvador, nuestro Redentor, nuestro abogado con el Padre. "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).

    La salvacin est en Cristo. El suyo es el nico nombre dado bajo el cielo, mediante el cual podemos lograr tan esperado galardn. Sin l no habra resurreccin, y todos los hombres estaran perdidos para siempre. Sin l no habra vida eterna, ni regreso a la presencia de un amante Padre, no habra tronos celestiales para los santos.

    No hay lengua que pueda expresar, mente que pueda comprender ni corazn que conciba todo lo que recibimos por l. "El cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las

    riquezas, la sabidura, la fortaleza, la honra, la gloria, y la alabanza" (Apocalipsis 5:12). No puede haber un testimonio perfecto de la condicin divina del Hijo de Dios y su poder de

    salvacin, a menos que recibamos la plenitud de su evangelio eterno. El testimonio del evangelio se recibe mediante la revelacin del Espritu Santo; cuando l le habla a nuestro espritu, entonces es cuando sabemos perfectamente la veracidad del mensaje revelado.

    Tener un testimonio es saber por revelacin que Jess es el Cristo, que Jos Smith y sus sucesores son los reveladores del conocimiento de Cristo y de la salvacin para nuestros das; y que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das es el reino de Dios sobre la tierra, el nico lugar donde se puede encontrar y lograr la salvacin.

    El testimonio de Jess es el espritu de profeca. Es un don del Espritu, y lo reciben completamente slo los miembros fieles de la Iglesia. Est reservado para aquellos que tienen el derecho de tener la constante compaa del Espritu Santo. Es la investidura espiritual que distingue a un hombre como profeta, en cumplimiento de la oracin de Moiss: "Ojal todo el pueblo de Jehov fuese profeta y que pusiera su espritu sobre ellos" (Nmeros 11:29).

    Y, qu significa ser valiente en el testimonio de Jess? Es ser intrpido y arrojado, usar todas nuestras fuerzas, energa y habilidad en la guerra

    contra el mundo; es pelear la buena batalla de la fe. "Esfurzate y s valiente", le mand el Seor a Josu; y a continuacin especific que esto consista en la meditacin y la observacin de todo lo que est escrito en la ley del Seor (Vase Josu 1:6-9). La gran piedra angular de la valenta en la causa de la justicia, es la obediencia a toda la ley del evangelio completo.

  • 28

    Ser valiente en el testimonio de Jess es venir a Cristo y ser perfectos como lo es l; es negarse a todo lo que no sea puro, es amar a Dios con todo nuestro "poder, alma y fuerza" ( Moroni 10:32).

    Ser valiente en el testimonio de Jess es creer en Cristo y su Evangelio con inalterable conviccin; es conocer la veracidad y divinidad de la obra del Seor en la tierra.

    Pero eso no es todo. Es algo ms que creer y saber; debemos ser " hacedores de la palabra y no tan solo oidores". Es ms que adorar con palabras, ms que limitarse a confesar el divino origen del Salvador; es obediencia y conformidad y correccin personal. "No todo el que dice: Seor, Seor entrar en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos"(Mateo 7:21).

    Ser valiente en el testimonio de Jess es "seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo una esperanza resplandeciente, y amor hacia Dios y hacia todos los hombres". Es "perseverar hasta el fin" (2 Nefi 31:20). Es vivir nuestra religin, practicar lo que predicamos, guardar los mandamientos. Es la manifestacin de la "religin pura" en la vida del hombre; es "visitar a los hurfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo" (Santiago 1:27).

    Ser Valiente en el testimonio de Jess es controlar las pasiones y apetitos y elevarse por encima de las cosas carnales y malignas. Es vencer al mundo tal como Jess lo hizo, l, que fue el ms valiente de todos los hijos de nuestro Padre. Es ser moralmente limpio, pagar los diezmos y las ofrendas, guardar el da de reposo, orar con conviccin y, si fuera necesario y se nos pidiera, sacrificar por su causa todo lo que tenemos.

    Ser valientes en el testimonio de Jess es ponerse de lado del Seor. Es votar como l lo hara; es pensar lo que l piensa, creer lo que l cree, decir lo que l dira si se encontrara en la misma situacin. Significa tener la mente de Cristo y ser uno con l, tal como l lo es con el Padre.

    Nuestra doctrina es clara; su aplicacin es lo que a veces parece ser complicado. Tal vez un poco de introspeccin nos sirviera de ayuda. Por ejemplo:

    Soy yo valiente en el testimonio de Jess, si mi principal inters y preocupacin en la vida es acumular los tesoros de la tierra, en lugar de ayudar a edificar el reino de Dios?

    Soy valiente, si tengo ms cosas materiales que lo que mis necesidades me requieren y no saco de mi excedente para sostener la obra misional, edificar templos y cuidar a los necesitados?

    Soy valiente si mi enfoque de la Iglesia y su doctrina es slo intelectual, si me preocupo ms en provocar controversias religiosas, sobre ste o aquel punto, que en lograr una buena experiencia espiritual?

    Soy valiente, si me preocupa demasiado la posicin de la Iglesia sobre quin puede y quin no puede recibir el sacerdocio, y si pienso que deberamos tener una nueva revelacin al respecto?

    Soy valiente, si tengo un bote o una casa de campo, y me ocupo en otras actividades recreativas de fin de semana, que me mantienen alejado de mis responsabilidades espirituales?

    Soy valiente, si me distraigo en juegos de azar o de cartas, veo pelculas pornogrficas, voy de compra los domingos, uso ropa inmodesta o hago cosas que la gente del mundo acepta como su modo de vida?

    Si queremos lograr la salvacin, debemos poner en primer lugar en nuestra vida las cosas del reino de Dios. No podemos aspirar a nada menos. Hemos salido de las tinieblas; tenemos la maravillosa luz de Cristo. Debemos andar siempre en la luz.

    No pretendo adivinar el futuro, pero tengo la firme conviccin de que las condiciones del mundo no van a mejorar.

    Seguirn empeorando hasta la venida del Hijo del Hombre, que marcar el fin de este mundo

  • 29

    y la destruccin de los inicuos. Creo que el mundo empeorar, pero que por lo menos los fieles de la Iglesia, mejorarn. Nos

    acercamos ms que nunca al da en que nos veremos obligados a hacer nuestra eleccin, a ser firmes en la Iglesia, a adherirnos a sus preceptos, enseanzas y principios, a seguir el consejo de los Profetas y Apstoles que Dios ha puesto para ensear la doctrina y testificar ante el mundo. Llegar el da en que esa actitud ser ms necesaria que nunca.

    Esta es la obra del Seor, la obra de Dios. Es el negocio de nuestro Padre y est bajo su mano. No hay en este mundo nada que pueda compararse en importancia al evangelio del Seor Jesucristo, porque ste es poder de Dios para la salvacin. Si caminamos y nos movemos, si respiramos y pensamos y vivimos de acuerdo a la causa del evangelio por siempre, podremos obtener paz, felicidad y gozo en esta vida e ir a la gloria eterna en la vida venidera.

    Enseamos y testificamos. En este da, hemos enseado aqu eternos principios de verdad. Y siempre que enseamos por el poder del Espritu Santo, tenemos la prerrogativa de testificar de la doctrina que hemos proclamado es verdadera y que si el hombre vive de acuerdo a ella, recibir todas las bendiciones que su bondadoso Padre desea conferirle.

    Testifico de la verdad de la doctrina que hemos proclamado, y doy mi testimonio nuevamente de que Jess es el Seor, que en l est la Salvacin, y que su nombre es el nico bajo el cielo por el cual podemos ser salvos en el reino de Dios.

    Que l nos d la sabidura, visin y determinacin, el valor y la intrepidez de pelear con virilidad en su ejrcito y de permanecer de su lado. Lo ruego en el nombre de Jesucristo.

    Amn.

  • 30

    BEBED DE LA FUENTE.

    Tomo el texto de las palabras del Seor Jess: "Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m, que soy manso y humilde de corazn; y hallaris descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fcil, y ligera mi carga". (Mateo 11:28-30). Quiero hacer hincapi en tres frases: Primero, "Venid a m"; segundo, "aprended de m"; y tercero, "hallaris descanso para vuestras almas".

    Nos gustara que todos los Santos de los ltimos Das leyerais todos los libros cannicos, que meditarais en vuestros corazones las verdades eternas que all se encuentran y que os pusierais de rodillas y le pidierais orientacin al Seor, con toda sinceridad y teniendo fe, para que las entendis y comprendis. Instamos a cada uno de vosotros para que las leis, y no simplemente que leis las palabras sino que meditis y oris acerca de lo que estis leyendo a fin de que nazca en vosotros el deseo de vivir en rectitud, que es el fruto del estudio de la palabra pura y perfecta de Dios. Deseamos que la Iglesia empiece a beber de la fuente el mensaje puro y perfecto que el Seor ha dado por boca de sus profetas, el mensaje que se encuentra en los libros cannicos de la Iglesia.

    Desde mi punto de vista, me parece formidable que estudiemos los cuatro Evangelios, ya que en stos se encuentra la historia de la vida del Seor. Es ah, ms que en ningn otro lugar, donde podemos cumplir con la instruccin, "aprended de m". Son la fuente a donde nos dirigimos para llegar a amar al Seor, y aquellos que aman al Seor lo manifiestan viviendo de acuerdo con sus mandamientos; y aquellos que obedecen sus mandamientos son los que pueden obtener vida eterna en su reino.

    Nuestro deseo en esta vida es tener paz y gozo y heredar la vida eterna en el mundo venidero. Estas son las dos bendiciones ms grandiosas que a la gente le es posible heredar. Podemos obtenerlas leyendo y aprendiendo las palabras de vida eterna, aqu y ahora, y obedeciendo los mandamientos que nos preparan para la gloria inmortal en el mundo venidero.

    Ahora, permitidme hablar de estos maravillosos libros que conocemos como los cuatro Evangelios. Estos contienen tesoros escondidos y desconocidos. Todava no hemos captado la visin de lo que podemos extraer de ellos. Os sorprendera si os dijera que en los cuatro Evangelios hay ms conocimiento, ms verdad que se ha revelado concerniente a la naturaleza y a la clase de persona que es Dios, nuestro Padre, que en el resto de los libros cannicos? Todo lo que necesitamos hacer es aprender la manera de adquirir ese conocimiento. Necesitamos direccin y el Espritu del Seor para que nos dirija a medida que estudiamos.

    Vosotros recordaris que Felipe se encontr con un eunuco de la Corte de Candace. El eunuco lea las profecas mesinicas en el libro de Isaas. Felipe le pregunt: "Entiendes lo que lees? El dijo: Y cmo podr, si alguno no me enseare?". (Hechos 8:26-31). Necesitamos que alguien nos ensee la manera de estudiar los libros cannicos de la Iglesia, y despus, si seguimos las sencillas frmulas que se proveen, tendremos una nueva visin de entendimiento doctrinal, y nacern en nuestro corazn nuevos deseos de vivir rectamente.

    Consideremos los Evangelios. Estos son la historia de la vida del Seor; los evangelios hablan de l. l es el Hijo de Dios. En Cristo, Dios estaba mostrando al mundo la naturaleza y la clase de Ser que es. Es vida eterna conocer al Padre y al Hijo y poder llegar a ser como ellos son. Conocemos al Padre por medio de llegar a entender al Hijo. El Hijo es el revelador de Dios. Nadie viene al Padre, sino por el Hijo o por su palabra. Deseamos conocer al Padre y al Hijo, y su historia principal se encuentra en los evangelios.

    Os sorprendera si os dijera que hay ms conocimiento y doctrina acerca del sacrificio expiatorio del Seor Jess en los cuatro Evangelios que en ninguna otra parte de las escrituras? Todo lo que necesitamos es la llave para abrir