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Posibles escenarios a ser observados en la sociedad internacional
post Covid – 19
Possible scenarios to be observed in post-Covid-19 international society
Federico Rabino1
Resumen
Desde el momento en que fue establecida, la sociedad internacional ha sufrido
transformaciones a medida que los fenómenos internacionales fueron sucediendo a lo largo
del acontecer histórico. Los mismos, han hecho posible que la misma se encuentre en
constante evolución hasta nuestros días. Es así que, la pandemia generada por el virus SARS-
CoV-2 o coronavirus ha generado el acrecentamiento de la incertidumbre, característica
propia, en el seno de la sociedad internacional. En el presente artículo se pretende realizar el
análisis sobre los posibles escenarios que pueden ser establecidos en la sociedad
internacional posterior a la pandemia del coronavirus. A modo de realizar el análisis
pertinente, se recurrirá a referentes del ámbito de las relaciones internacionales como así
también a los informes oficiales publicados por parte de los organismos internacionales que
se encargan de velar por la sanidad en el ámbito internacional. Luego de realizar la
descripción de la sociedad internacional y sus características se procederá a examinar las
consecuencias de las medidas adoptadas por los líderes de los Estados que forman parte de
la misma y cómo ellas pueden influenciar en su devenir histórico. De igual manera, se
recurrirá a exponentes de la economía política internacional a fin de evaluar las opciones a
ser establecidas con el objetivo de lograr prever los posibles resultados teniendo en cuenta
la globalización imperante en la actual sociedad internacional.
Palabras claves: sociedad internacional, economía política internacional, coronavirus,
relaciones internacionales
Abstract
From the moment it was established, international society has undergone
transformations as international phenomena have taken place throughout historical events.
They have made it possible for it to be in constant evolution to this day. Thus, the pandemic
1 Magíster en Relaciones Internacionales y Diplomacia, Director Ejecutivo del think tank Instituto Fernando de
la Mora, docente titular de diversas cátedras en la Universidad de la Integración de las Américas, conferencista
internacional, articulista y editor.
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generated by the SARS-CoV-2 virus or coronavirus has generated an increase in uncertainty,
a characteristic of its own, within international society. This article aims to analyze the
possible scenarios that can be established in international society after the coronavirus
pandemic. In order to carry out the pertinent analysis, exponents from the field of
international relations will be used as well as official reports published by international
organizations that are responsible for ensuring health in the international arena. After
describing the international society and its characteristics, we will proceed to examine the
consequences of the measures adopted by the leaders of the States that are part of it and
how they can influence its historical evolution. Similarly, exponents of international political
economy will be used in order to evaluate the options to be established with the aim of
foreseeing the possible results taking into account the prevailing globalization in today's
international society.
Keywords: international society, international political economy, coronavirus,
international relations.
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Sumario
1. Introducción. 2. La sociedad internacional. 3. Características de la sociedad
internacional. 4. Consecuencias de las medidas adoptadas por los gobiernos en
torno a la pandemia del coronavirus. 5. Conclusión. 6. Bibliografía
1. Introducción
Desde el momento en que fue concebida, la sociedad internacional ha venido
sufriendo transformaciones en su seno, dada la dinámica del ámbito internacional,
característica propia de las relaciones internacionales. Es así que, según Celestino del Arenal
(2002) la misma queda establecida formalmente en el año 1648 con la Paz de Westfalia,
hecho que pone fin al conflicto conocido como la guerra de los treinta años. En aquel primer
esbozo de sociedad internacional, el Estado fue básicamente el único actor de la misma.
Bajo esta perspectiva, a modo de contextualizar cuáles podrían ser los principales
escenarios a ser establecidos en la sociedad internacional post covid19, resulta necesario
ahondar en lo concerniente a la sociedad internacional como así también en su
diferenciación con el término comunidad internacional, tan comúnmente utilizado por
diferentes personalidades.
Este artículo se presenta como un análisis de tema que pretende ahondar en los
conceptos de sociedad internacional, retomando las propuestas de diversos autores que se
han constituido como referentes en el ámbito de las relaciones internacionales. De la misma
forma, se pretenderá realizar una explicación teórica de las características propias de la
sociedad internacional y cómo éstas influyen en la misma.
En el mismo tenor, se realizará una observación de las medidas que en general han
tomado los distintos gobiernos en torno a la pandemia generada por el covid19 y se
procederá al contraste con informaciones proveídas por el Banco Mundial.
Por último, se procederá a esbozar cuáles son los posibles escenarios a ser
establecidos en la sociedad internacional post covid19. A primera vista, nuevamente vuelve
a resurgir el viejo debate que dio origen a las relaciones internacionales, el cual se funda en
las corrientes realista e idealista. Para este efecto, será necesario recurrir a los postulados
realizados por la economía política internacional, la cual emerge de las relaciones
internacionales para establecerse como una ciencia propia.
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En el presente trabajo se busca, ante todo, dejar en evidencia qué tipo de acciones
podrían beneficiar a los miembros de la sociedad internacional en general, por lo que no se
pretende destacar argumentos de una u otra línea teórica. Para lograr este cometido, no
solamente se analizarán los documentos mencionados anteriormente sino también lo que
demuestra la evidencia empírica sobre los beneficios o déficit de uno u otro sistema.
2. La sociedad internacional
La definición en torno a la sociedad internacional ha sido abordada por una vasta
variedad de autores, sin embargo según Calduch (1991) existen tres orientaciones
principales. La primera, es aquella que considera imposible o inadecuado realizar una
definición de lo que es o no la sociedad internacional (Calduch, 1991).
De igual manera, la segunda orientación se compone de teóricos que han detallado
los rasgos o elementos característicos de la sociedad internacional, y la última sostiene la
necesidad imperante de definir el término sociedad internacional con el propósito final
de abordar “mejor el estudio de los fenómenos y relaciones que se desarrollan en su
seno” (Calduch, 1991).
Asimismo, Calduch (1991) define a la sociedad internacional como “aquella sociedad
global (macrosociedad) que comprende a los grupos con un poder social autónomo, en
los que destacan los estados, que mantienen entre sí unas relaciones recíprocas, intensas,
duraderas y desiguales sobre las que se asienta un cierto orden común”.
Por otra parte, para Barbé (1995) la definición de sociedad internacional parte de dos
conceptos básicos, siendo la primera de ellas que la sociedad internacional es una
sociedad mundial y que la misma está formada por Estados soberanos (pág. 95).
Tomando en consideración este último punto, Barbé (1995) hace mención que tal
situación es producto de la dialéctica que se genera entre “la lógica de la dominación,
existente en cualquier sociedad (Marx) y la lógica del contrato y de la autorregulación
(Locke)” (pág. 99). Siguiendo con esta última lógica, son los miembros de la escuela
inglesa de relaciones internacionales, específicamente Hedley Bull y Adam Watson
quienes proponen que al hablar de sociedad internacional, es necesario referirse a:
Un grupo de Estados (o, de manera más general, a un grupo de comunidades políticas independientes)
que no forman simplemente un sistema, en el sentido de que el comportamiento de uno es factor de
cálculo necesario para los demás, sino que además han establecido, a través del diálogo y del
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consentimiento, reglas e instituciones comunes para organizar sus relaciones y han reconocido tener
intereses comunes para mantener dichos acuerdos”. (Barbé, 1995, pág. 99)
Tomando en consideración la definición esgrimida, es posible observar en la
actualidad como así también en tiempos pasados lo que mencionan ambos autores. Es
decir, el establecimiento de reglas como el derecho internacional público o instituciones
como la Sociedad de la Liga de las Naciones o la misma Organización de las Naciones
Unidas que tienen como propósito la regulación de las relaciones entre los miembros de
la sociedad internacional. Sin embargo, caracteriza que las mismas fueron establecidas
espontáneamente por los representantes de los Estados y que no fueron impuestas a
través de la coacción para su adopción y cumplimiento.
Ahora bien, para poder explicar más adelante cuáles podrían ser los escenarios a ser
establecidos en la sociedad internacional post covid19 es menester aclarar que, a pesar
de la generalización que existe en la utilización del término comunidad internacional en
vez de sociedad internacional, la multiculturalidad inherente en la actual sociedad
internacional tiene como resultado la imposibilidad de establecer las acciones que
podrían tomar los Estados.
Si bien Barbé (1995) hace mención a que actualmente la sociedad mundial se
encuentra integrada en lo que respecta a reglas e instituciones, la realidad es que en lo
que respecta a los valores y a la moral, la misma se encuentra fragmentada. Es así que
Huntington detallaba esta situación en su afamado libro El Choque de las Civilizaciones.
Dicho autor menciona en su obra cuanto sigue “la cultura occidental ha permeado, a
nivel superficial, el resto del mundo. Sin embargo, a un nivel más básico los conceptos
occidentales difieren fundamentalmente de los que prevalecen en otras civilizaciones”.
Por ende, si bien ya se encuentra definido lo que respecta la sociedad internacional,
es necesario mencionar la distinción entre comunidad y sociedad elaborada por Poch
(1943). Es así que, el mencionado autor enumera las características y categorías
distintivas entre ambos conceptos.
Para tal efecto, Poch (1943) diferencia cuanto sigue:
1. Mientras que la Comunidad es siempre una unidad natural y espontánea, la sociedad es una
unidad en cierta manera artificial. En la comunidad, lógica y cronológicamente coincide la
vida conjunta con la vida del individuo. No se puede pensar en una vivencia plena del
individuo sino al unísono de la convivencia grupal. Separar o escindir supondría siempre
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mutilar y además una deshumanización si la comunidad lo es de individuos-hombres. En
cambio, en la sociedad, aunque cronológicamente coincida el orto individual con el grupal,
no se da exigencia lógica de vivir en conjunto. Entre los socios de la sociedad el vivir de cada
uno precede lógicamente al convivir. Vive primero el ente social, o, mejor, societario, por sí y
para sí, y sólo en segundo término se decide de una manera consciente y reflexiva a trabar su
vida con la de sus semejantes.
2. De lo dicho se colige y se puede afirmar que mientras la comunidad es una manera de ser
para el ente en ella incorporado, la sociedad es una manera de estar. Se es, y en este sentido
se pertenece a la comunidad; se coloca, se adhiere uno, reflexiva y conscientemente, en la
sociedad. En la comunidad el ente social es miembro, se produce lo que antes nominábamos
una incorporación, y tanto causal como teleológicamente cada miembro se halla
determinado por el todo unitario. Sirva como bello ejemplar de lo dicho el Corpus Mysticum
cristiano en sus dos vertientes de Ecclessia y Respublica Christiana. Por el contrario, en la
sociedad la calidad de miembro es inexistente, no dándose sino la de parte, pudiéndose
siempre suponer, hipotéticamente, la secesión de una de las porciones del todo societario.
3. En la comunidad, cuando no es del tipo de las comunidades vitales que para nuestro estudio
no interesan, los elementos inmanentes son piezas arquitecturales. Su ontología es simétrica
y orgánica; no hay suma de elementos, sino integración, y esto no ocurre en el ontos de la
sociedad. Por eso la comunidad es simbólicamente monocefálica, mientras que el símbolo de
la sociedad es la hidra. Debido a lo cual la forma constitutiva que plasma la materia social en
unidad comunitaria es una ley jerárquica de distribución, y esta forma es, por el contrario, en
la sociedad la convención conmutativa.
4. En la axiología de la comunidad, pues toda forma social emprende la realización de valores,
priman los valores unitivos; la belleza, la verdad, la justicia, la santidad; en una palabra, el
Sumo Bien. Son valores unitivos en el sentido que exigen a la par convergencia y altruismo en
los agentes sociales a su servicio. Todo el cuerpo moral comunitario se halla radicalmente en
función de esos valores, y con él todos y cada uno de sus miembros. Así, la santidad de los
miembros de la Iglesia de Cristo se integra en la Santidad de la Iglesia misma como Cuerpo
Místico, y esta Santidad, a su vez, se derrama y difunde en cada uno de sus miembros,
cerrándose en un ciclo constante. Los valores que priman en la unidad Sociedad son, por el
contrario, valores divergentes. Hay o existe una trasposición en la tabla jerárquica de los
mismos, predominando no el bien, la belleza o la santidad, sino lo útil o lo agradable.
Mientras aquellos se instrumentan por la virtus, éstos se actualizan a impulsos de la
necessitas. De esta distinción en el modo de ser de la Comunidad y de la Sociedad respecto a
los valores se deduce una diferencia en el cumplimiento de los fines, como acertadamente
escribió Antonio de Luna, pues el cumplimiento de los fines en la Sociedad es paralelo,
pudiendo coincidir o no en este paralelismo, nunca convergente, como sucede en el caso de
la Comunidad.
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5. Esta diferencia en la primacía de los valores respecto de ambas formas sociales es causa de
que en la Comunidad prime lo ético sobre lo jurídico, en el formato ético – jurídico que toda
organización social entraña; mientras que en la Sociedad es lo jurídico, bajo la predominante
expresión de lo legal, la nota que domina. Y no es que la Comunidad pueda pasarse sin un
orden legal, que esto a ninguna clase de organización humana le es permitido sino tan sólo
que los motivos dominantes son éticos en un caso y legales en otro. (págs. 349-357)
Esta distinción realizada, en torno a los conceptos de sociedad y comunidad, fue
considerada en su momento por Celestino del Arenal como “el primer intento, desde la
Guerra Civil, de analizar la sociedad internacional en términos objetivos y científicos, no
simplemente ideológicos” (Barbé, 1995, pág. 96). Es debido a ello, en donde radica la
importancia de la terminología empleada.
Asimismo, teniendo en cuenta esta distinción es posible comprender lo que en
párrafos anteriores se hacía mención, la imposibilidad de establecer las acciones que
tomarán los jefes de Estado para paliar la problemática generada por el covid19. Esto debido
a las diferentes perspectivas y decisiones que han adoptado en torno a la pandemia, lo cual
terminará generando desenlaces distintos.
3. Características de la sociedad internacional
Si bien se hizo mención a que la primera sociedad internacional fue establecida en el año
1648 con la Paz de Westfalia, la misma contaba con una característica peculiar la cual
radicaba en que el Estado era básicamente el actor exclusivo de la misma.
Esto es de vital importancia debido a que como menciona del Arenal (2002) fue la
dimensión interestatal la que terminó definiendo la naturaleza, las estructuras y las
dinámicas más significativas (pág. 22). De igual manera, del Arenal (2002) comenta que las
características más resaltantes de esta sociedad internacional, desfasada en la actualidad,
fueron las siguientes: el papel central y exclusivo que desempeñaban los Estados; por el
carácter anárquico que era mitigado únicamente por el principio de equilibrio de poder; por
su funcionamiento no democrático; y por su falta de consciencia en cuanto a los intereses y
problemas comunes (pág. 23).
Cuando se hace mención al papel central y exclusivo que desempeñaban los Estados, se
hace referencia a que los mismos se constituían como actores cuasi exclusivos de la sociedad
internacional, los mismos eran guiados por sus intereses nacionales, detentaban el
monopolio legítimo de la fuerza, crearon el derecho internacional, entre otros (del Arenal,
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2002, pág. 23). Así también, por el carácter anárquico se puede comprender a la falta de una
autoridad central que determinase el rumbo de las relaciones interestatales, ahora bien del
Arenal (2002) sostiene que el equilibrio de poder determinaba que cada Estado velaba por
su propia seguridad (pág. 23). En cuanto a la tercera característica, se hace referencia a que
la dirección de la sociedad internacional, siempre fue ejercida por las grandes potencias, en
función de vuelta, de sus propios intereses. Y vinculado a lo anterior, se sitúa la ausencia de
consciencia en torno a la existencia de unos intereses y problemas comunes que podían ser
solucionados mediante la cooperación, la concertación y la integración (del Arenal, 2002,
pág. 23).
Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, es posible señalar que las
características propias de la sociedad internacional anterior a la actualmente establecida, se
encontraba en correlación con los supuestos del realismo político, que comienzan con la
visión hobbesiana de las relaciones internacionales. Según Celestino del Arenal “se trataba,
en consecuencia, de una sociedad internacional profundamente deshumanizada, pues los
individuos sólo se tomaban en consideración por su pertenencia a un Estado” (2002, pág. 24)
Ahora bien, en cuanto a las características actuales de la sociedad internacional, la
misma cuenta con las siguientes peculiaridades: es anárquica, ordenada, heterogénea,
compleja e interdependiente (Barbé, 1995, pág. 101). En tal sentido, la explicación
correspondiente a la anarquía y al orden, aunque parezcan contradictorias, serán realizadas
al final.
Como se mencionó anteriormente, la sociedad internacional establecida en los albores
de las relaciones internacionales, era una en la cual los Estados se constituían como actores
cuasi exclusivos de la misma. Con el devenir histórico, y los fenómenos que acontecieron en
su seno, derivaron en la aparición de otros actores internacionales por lo que la sociedad
pasó de ser homogénea a heterogénea.
A partir de los años setenta y ochenta, junto con las organizaciones internacionales y los
Estados, a quienes podríamos señalar como actores clásicos de la sociedad, se presentan por
ejemplo los grupos de presión, empresas transnacionales, ministerios o agencias
gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y gobiernos subestatales (Barbé,
1995, pág. 102). La aparición de estos nuevos actores internacionales trajo consigo la
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diversificación en cuanto a los objetivos perseguidos por cada uno, lo cual termina
originando la heterogeneidad mencionada.
Vinculado a lo anterior, se encuentra la interdependencia. Barbé (1995) hace mención
que desde finales de la segunda guerra mundial, la aparición de nuevos actores y el proceso
de reestructuración propia de la sociedad internacional, conllevó a un aumento de la
interdependencia, la cual no se puede traducir en dependencia mutua (pág. 102). Sin
embargo, las nuevas problemáticas, que se pueden traducir en nuevas dinámicas, que
acaecen a la sociedad internacional pasan a ser percibidas como globales y no regionales,
por lo que las decisiones deben ser adoptadas por la sociedad en su conjunto. Por ejemplo,
varias acciones se han llevado a cabo en torno a esto, entre ellas se pueden citar las distintas
iniciativas que han sido diseñadas para contrarrestar las problemáticas ambientales, aunque
las mismas no han arrojado resultados cuantiosos.
Para Celestino del Arenal (2002) la complejidad
“es producto, por una parte, de la propia heterogeneidad y desigualdad de los actores y del carácter
interdependiente, multiforme y con frecuencia contradictorio de sus intereses, acciones y relaciones,
así como de la naturaleza cerrada, mundial, global y multidimensional de la propia sociedad
internacional, y por otra, de la tensión dialéctica entre el protagonismo individualista de los actores,
sobre todo de los Estados, y la necesidad de un protagonismo de la propia sociedad internacional como
tal” (pág. 51) .
De lo mencionado se puede deducir que, la complejidad es el resultado directo del
aumento de los actores internacionales, generada por la evolución constante de la sociedad
internacional junto con la interdependencia forjada en torno a las problemáticas que afectan
a los mismos y que en algunas ocasiones pueden ser contradictorias a sus propios intereses
como así también de la tensión que existe entre la búsqueda del protagonismo por parte de
los actores estatales y la necesidad que tiene la sociedad internacional de contar con dicho
protagonismo. Sobre este último apartado, se podría ejemplificar con la decisión unilateral
de los Estados Unidos, en el año 2003, de lanzar un ataque contra objetivos en Bagdad sin
tener el consentimiento pleno del Consejo de Seguridad.
Por último, cabe analizar lo relacionado a la anarquía y al orden, que aunque parezcan
contradictorias, las mismas se complementan. En este sentido, es menester comprender a la
anarquía como la ausencia de una autoridad central que se encuentre sobre las unidades en
cuestión (Barbé, 1995, pág. 103). Es decir, no existe en la actualidad una organización de
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carácter supranacional que determine el curso de las relaciones que los actores puedan
forjar.
Con respecto al orden, como ya se mencionó anteriormente, existen elementos que lo
establecen, entre los que se pueden destacar la diplomacia, el derecho internacional y el
equilibrio de poder y es Hedley Bull quien en su obra “La sociedad anárquica” se centra en
estos elementos (Barbé, 1995, pág. 103).
La problemática en torno a estas dos características puede ser establecida en torno a la
concepción que se tenga del término anarquía, y es por esa razón por la que muchos podrían
considerar a las mismas como un oxímoron. Es por ello, que Barbé (1995) sostiene:
“En la vida internacional hay tanto conflicto como cooperación; existe un sistema diplomático, un
derecho internacional y unas instituciones internacionales que complican o modifican los efectos del a
política de poder; e incluso hay reglas que limitan las guerras y que han tenido cierta influencia. Es
imposible negar que existe un sistema de estados, y admitir la existencia de un sistema nos sitúa a
medio camino de la sociedad; porque la sociedad es un número de individuos unidos en un sistema de
relaciones con ciertos objetivos comunes.” (pág. 104)
De esta manera, quedan identificadas las características propias de la sociedad
internacional actual, sin embargo luego de la incursión de esta pandemia que ha derivado en
tomas de medidas sin precedentes, será necesario volver a analizar el escenario
internacional para determinar si es que se produjeron o no cambios con relación a las
mismas.
4. Consecuencias de las medidas adoptadas por los gobiernos en torno a la pandemia
del coronavirus
Los gobiernos de los actores estatales que conforman la sociedad internacional se han
visto frente a la incursión de la pandemia del coronavirus, que fue originada en Wuhan,
República Popular de China. A raíz de ello, la mayoría de ellos han tomado decisiones de
corte draconianas con el fin último de contrarrestar el avance y propagación del virus en sus
respectivos Estados. Sin embargo, dichas medidas no cuentan con un precedente en la
historia cercana y las posibles consecuencias ya se encuentran siendo observadas de forma
empírica.
En tal sentido, la Unión Europea realizó una hoja de ruta europea para el levantamiento
de las medidas de confinamiento contra el coronavirus. En la misma, se puede vislumbrar las
medidas restrictivas que han impuesto los diferentes Estados que forman parte de la misma.
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En relación a ello, básicamente todos los miembros han llevado a cabo las mismas
restricciones, entre las que se puede mencionar la anulación de actos de ámbito nacional;
cierre de escuelas, guarderías, centros de educación infantil y centros educativos;
restricciones de movimientos a escala nacional; cierre de comercios no esenciales;
restricciones de movimientos a escala internacional; y restricciones aéreas (Unión Europea,
2020). Asimismo, el documento hace mención que si bien la problemática afecta de manera
distinta a los Estados miembros, las medidas para tengan un efecto positivo, deben ser
tomadas de manera conjunta (Unión Europea, 2020).
De igual manera, las medidas adoptadas por los Estados que forman parte del Sistema
Económico Latinoamericano y del Caribe (2020)son prácticamente iguales a las adoptadas
por sus pares europeos, difiriendo en el grado de intensidad de las denominadas
cuarentenas obligatorias.
Teniendo en consideración lo mencionado, es menester analizar cuáles son las
consecuencias proyectadas por los diferentes organismos internacionales.
Acorde con la Organización Internacional del Trabajo (2020) las repercusiones generadas
por el covid19 tendrán un efecto adverso en el ámbito laboral, específicamente en tres
aspectos fundamentales: la cantidad de empleo (tanto en materia de desempleo como de
subempleo); la calidad del trabajo (con respecto a los salarios y el acceso a protección
social); y los efectos en los grupos específicos más vulnerables frente a las consecuencias
adversas en el mercado laboral (pág. 3). De la misma forma, la mencionada organización
sostiene “se prevé que las pérdidas globales de ingresos por el trabajo oscilen entre 860 y
3.440 millones de dólares de Estados Unidos (Organización Internacional del Trabajo, 2020,
pág. 5).
De igual manera, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, la tendencia
es que el ingreso mundial se contraerá 3% en este año, lo que tendrá como una de sus
consecuencias inmediatas el aumento de la pobreza extrema, la cual sufrirá un aumento de
84 millones a 132 millones de personas, en donde aproximadamente la mitad son niños
(Organización de las Naciones Unidas, 2020).
Sobre este último punto, la proyección realizada por la CEPAL para la región
latinoamericana no es alentador, las consecuencias de las medidas adoptadas por los
gobiernos para paliar la problemática del covid19, derivarán en el aumento de la pobreza de
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186 a 231 millones de personas como así también en el aumento de la pobreza extrema de
68 a 96 millones de personas (Ocampo, 2020).
Por su parte, el Banco Mundial (2020) esboza cuanto sigue:
“Las proyecciones de referencia pronostican una contracción del 5,2 % en el producto interno bruto
mundial en 2020, lo que constituye la recesión mundial más profunda que se ha experimentado en
décadas. Los ingresos per cápita en la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo se
retraerán este año. La pandemia pone de manifiesto la urgente necesidad de adoptar medidas de
política para amortiguar sus consecuencias, proteger a las poblaciones vulnerables y mejorar la
capacidad de los países para enfrentar eventos similares en el futuro. También es fundamental
abordar los desafíos que plantean la informalidad y las redes de seguridad limitadas, y llevar adelante
reformas que permitan un crecimiento fuerte y sostenible.”
Tomando en consideración lo abordado en el presente apartado, la sociedad
internacional se encuentra conformada no solamente por los Estados, sino también por
otros actores internacionales. Sin embargo, estos no fueron consultados en el momento en
que los gobernantes determinaron las medidas a ser aplicadas. Por el contrario, se
intensificó la utilización de la falacia del falso dilema en los discursos y se posicionó a la salud
por encima de la economía, cuando ambas áreas son indivisibles.
5. Conclusión
El presente trabajo trató de dar respuesta a la siguiente interrogante ¿cuáles son los
posibles escenarios ser observados en la sociedad internacional?
Es por ello que, como se mencionó en párrafos anteriores, debido a la dinámica de las
relaciones internacionales, resulta imposible predecir cuáles serán las acciones a llevar a
cabo por los Estados para paliar la crisis generada por las medidas que han adoptado en
relación a la problemática generada por el covid19.
Sin embargo, la sociedad internacional puede enmarcarse en dos perspectivas
diferentes, apuntar a la cooperación o a la autarquía, con el propósito de lograr recuperarse
de la manera más eficaz y eficiente. En tal sentido, Robert Gilpin, neorrealista y padre de la
Economía Política Internacional, centró su estudio de economía política en que la economía
de mercado es fundamental para las relaciones internacionales (Neumann, 2004). En
palabras de Juan Ramón Rallo (2015)
“El libre comercio, esto es, la extensión de los intercambios voluntarios en la esfera internacional,
promueve la expansión de las instituciones sociales entre un número mucho más amplio de personas.
Este fenómeno facilita la cooperación social destinada a alcanzar los fines de los individuos y, por esta
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vía, convierte a los seres humanos en más interdependientes y les proporciona alternativas al recurso
a la fuerza.”
De igual manera, Gilpin menciona que “cuando no existen constricciones sociales, físicas
o de otro tipo, la economía de mercado tiene una cualidad expansiva y dinámica. Tiende a
generar crecimiento económico, a expandirse territorialmente y a abarcar todos los
segmentos de la sociedad” (1987, pág. 30).
De igual manera, cabe resaltar la declaración realizada por los representantes de las
agencias de la Organización de las Naciones Unidas, quienes sostuvieron que “la covid-19 es
un desafío mundial que debe abordarse a través de la solidaridad y la cooperación
internacional” (Organización de las Naciones Unidas, 2020).
Teniendo en consideración lo mencionado, resulta impensable que los Estados adopten
políticas autárquicas para resolver esta crisis. Es necesario que se aproveche los beneficios
que puede traer el comercio, como bien lo mencionan Rallo y Gilpin, y de esta manera
brindar la estabilidad necesaria que se requiere, tanto en el ámbito nacional como
internacional.
Asimismo, las características de la sociedad internacional, resaltadas anteriormente,
deben ser tomadas en cuenta, tanto en el ámbito interno como externo por los actores
predominantes que son los Estados. En particular, aquellas que hacen referencia a la
heterogeneidad y a la interdependencia.
Es menester, tomar en consideración a los diversos actores internacionales para abordar
una solución holística a los problemas generados por las decisiones de los jefes de Estado,
que sin duda, como también se ha mencionado y ejemplificado con datos, termina
afectando a todos los individuos, paulatinamente, en una mayor o menor medida.
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