¿Porque el nombre Yeshua en Hebreo?

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¿PORQUE USAMOS EL NOMBRE DEL SALVADOR “YESHUA” EN HEBREO? Los nombres en la Biblia tienen una importancia muy especial. Significan más que una nomenclatura lingüística, la revelación del carácter, autoridad y misión en la vida encomendada a la persona que lleva ese nombre específico que le ha sido dado. En nuestra civilización occidental, "el nombre" es básicamente la manera como nos identificamos unos de otros. Pero en las Escrituras, el "nombre" es mucho más que identificación, indica la naturaleza íntima de una persona, lo que define específicamente su esencialidad, su ADN espiritual. El nombre que Di-os puso a Avram o el nombre dado a Yaakov, o el nombre dado a Kefa, o el nombre dado a Yeshua indican algo mucho más profundo que simplemente identificación. Muestra destino, propósito, naturaleza íntima, función profética. Por ejemplo: Di-os le cambió el nombre a Avram por Avraham. A Sarai por Sarah. A Yaakov, por Yisrael, y así sucesivamente. Cada vez que Di-os cambió el nombre de alguien significó una gran crisis existencial en esa persona por la cual su vida fue comisionada, encaminada y ungida para cumplir un rol profético específico escondido en el significado particular del nombre dado. Así pues en las Escrituras, el nombre define el carácter, la naturaleza y la misión profética asignada a una persona. Por otro lado, hay hombres que son enviados a este mundo con una misión profética única que se define en el nombre dado antes de su nacimiento. Por ejemplo, a Yojanán ben Zekaryah, conocido en occidente como "Juan el Bautista", YHVH le puso el nombre antes de nacer; incluso, antes de ser concebido. En el caso de Yeshua (pronúnciese Ieshúa), es el nombre propio, en hebreo, del Mashiaj (Ungido). Así le fue dado por el maláj (ángel) que anunció su nacimiento. Es una norma conocida por todos que los nombres propios por regla general no se traducen, por respeto y consideración a la dignidad de la persona que lleva ese nombre y que podría ser distorsionado y corrompido cuando se intenta traducir a otra lengua. Si esto es así entre los hombres, ¿con cuánto más respeto y consideración no deberíamos tratar el nombre propio del rey Mashiaj? Como hemos visto, en la cultura bíblica, cuando el Cielo da un nombre específico a una persona, lo hace con la intención de anticipar su misión y oficio profético ligado a ese nombre. Yeshua es la forma contraída de Yehoshua y que significa "YHVH es salvación". Un libro de las Escrituras lleva precisamente el nombre "Yehoshua" que tristemente ha sido traducido como Josué, que no tiene nada que ver con YHVH, ni con la salvación. Yehoshua significa que es YHVH (Yah) quien salva o redime o conquista por medio del agente humano que lleva ese nombre y esa misión. Así pues, cuando Yehoshua ben Num conquistó la tierra de Israel, no fue Josué, fue YHVH en él, quien lo hizo; porque era su agente, su brazo. Así también fue con Yeshua, el Mashiaj. YHVH estaba en él reconciliando consigo al mundo. Tristemente, cuando Yeshua, fue traducido al griego como (I-e-s-ou-s) y luego castellanizado como "Jesús", gramaticalmente perdió en la traducción, la riqueza y esencialidad redentora asociada con su nombre. Si pensamos entonces, no en Jesús, sino en Yeshua, vemos con mucha más profundidad que la persona a quien pusieron este nombre, está íntimamente ligada a la idea de ser el agente divino en la "salvación" y "liberación" del poder del pecado.

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¿Porque los Israelitas Mesiánicos prefieren usar el nombre YESHUA en Hebreo?

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¿PORQUE USAMOS EL NOMBRE DEL SALVADOR “YESHUA” EN HEBREO?

Los nombres en la Biblia tienen una importancia muy especial. Significan más que una nomenclatura lingüística, la revelación del carácter, autoridad y misión en la vida encomendada a la persona que lleva ese nombre específico que le ha sido dado.

En nuestra civilización occidental, "el nombre" es básicamente la manera como nos identificamos unos de otros. Pero en las Escrituras, el "nombre" es mucho más que identificación, indica la naturaleza íntima de una persona, lo que define específicamente su esencialidad, su ADN espiritual.

El nombre que Di-os puso a Avram o el nombre dado a Yaakov, o el nombre dado a Kefa, o el nombre dado a Yeshua indican algo mucho más profundo que simplemente identificación. Muestra destino, propósito, naturaleza íntima, función profética.

Por ejemplo: Di-os le cambió el nombre a Avram por Avraham. A Sarai por Sarah. A Yaakov, por Yisrael, y así sucesivamente. Cada vez que Di-os cambió el nombre de alguien significó una gran crisis existencial en esa persona por la cual su vida fue comisionada, encaminada y ungida para cumplir un rol profético específico escondido en el significado particular del nombre dado. Así pues en las Escrituras, el nombre define el carácter, la naturaleza y la misión profética asignada a una persona.

Por otro lado, hay hombres que son enviados a este mundo con una misión profética única que se define en el nombre dado antes de su nacimiento. Por ejemplo, a Yojanán ben Zekaryah, conocido en occidente como "Juan el Bautista", YHVH le puso el nombre antes de nacer; incluso, antes de ser concebido. En el caso de Yeshua (pronúnciese Ieshúa), es el nombre propio, en hebreo, del Mashiaj (Ungido). Así le fue dado por el maláj (ángel) que anunció su nacimiento. Es una norma conocida por todos que los nombres propios por regla general no se traducen, por respeto y consideración a la dignidad de la persona que lleva ese nombre y que podría ser distorsionado y corrompido cuando se intenta traducir a otra lengua. Si esto es así entre los hombres, ¿con cuánto más respeto y consideración no deberíamos tratar el nombre propio del rey Mashiaj?

Como hemos visto, en la cultura bíblica, cuando el Cielo da un nombre específico a una persona, lo hace con la intención de anticipar su misión y oficio profético ligado a ese nombre. Yeshua es la forma contraída de Yehoshua y que significa "YHVH es salvación". Un libro de las Escrituras lleva precisamente el nombre "Yehoshua" que tristemente ha sido traducido como Josué, que no tiene nada que ver con YHVH, ni con la salvación. Yehoshua significa que es YHVH (Yah) quien salva o redime o conquista por medio del agente humano que lleva ese nombre y esa misión. Así pues, cuando Yehoshua ben Num conquistó la tierra de Israel, no fue Josué, fue YHVH en él, quien lo hizo; porque era su agente, su brazo.

Así también fue con Yeshua, el Mashiaj. YHVH estaba en él reconciliando consigo al mundo. Tristemente, cuando Yeshua, fue traducido al griego como (I-e-s-ou-s) y luego castellanizado como "Jesús", gramaticalmente perdió en la traducción, la riqueza y esencialidad redentora asociada con su nombre. Si pensamos entonces, no en Jesús, sino en Yeshua, vemos con mucha más profundidad que la persona a quien pusieron este nombre, está íntimamente ligada a la idea de ser el agente divino en la "salvación" y "liberación" del poder del pecado.

En otras palabras, YHVH salvará del pecado y de su presencia y poder, por medio de un siervo escogido, a quien puso por nombre, YESHUA. Cada vez que pronunciamos Yeshua, estamos confesando siete bendiciones: Primera: "YHVH salvó. YHWH libertó". Segunda: "YHVH salva. YHVH liberta". Tercera: "YHVH está salvando, está libertando". Cuarta: "YHVH continuará salvando. YHVH continuará libertando". Quinta: "YHVH salvará. YHVH libertará. Sexta: "YHVH me salva y me liberta" Séptima: "YHVH es salvación".

Pero cuando se traduce este nombre, todo eso cambia y se pierde. Esto es precisamente lo que ha sucedido cuando las versiones hispanas, en vez de mantenerse fieles al nombre hebreo, lo han transliterado del griego de donde surgió entonces "Jesús".

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Ahora bien, estas cosas han sucedido por ignorancia. Por tanto, somos acogidos a misericordia, pero, como dijera el apóstol: "Elohim, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres, en todo lugar, que cambien su modo de pensar", es decir, si usando el nombre de "Jesús" ha habido milagros y portentos extraordinarios: ¿qué será cuando el pueblo descubra la riqueza profética y redentora asociada con el verdadero nombre del Mashiaj?

Por otro lado, La Shemolatría, es decir, adoración gramatical del nombre, que es capaz de provocar los más graves insultos e incluso, iras y contiendas y divisiones terribles entre los escogidos. Por supuesto, tenemos que cuidarnos de atribuir poder al nombre y no a la persona que lo lleva, porque en ese caso, estaríamos al borde de esta idolatría. De hecho, en las Crónicas de los Apóstoles se nos narra la historia de unos judíos que usaba el nombre hebreo del Maestro de forma correcta, es decir, gramaticalmente correcta, para echar fuera demonios y les decía: "En el nombre de Yeshua, el que predica Pablo". Y el demonio le dijo: "A Yeshua conozco y sé quién es Pablo, pero ¿tú quién eres? Y cayéndole encima pudieron más que ellos, hasta que los exorcistas ambulantes tuvieron que salir huyendo, heridos y medio desnudos” (19:13-16).

Esto indica que el conocimiento del nombre sin la identificación espiritual con la persona que lo lleva, no tiene mayor ventaja, excepto intelectualismo. Lo importante es que tengamos una relación íntima con el Eterno y con Su Mashiaj, pero si a esto añadimos el conocimiento profético cabal de sus nombres originales en hebreo, entonces los resultados serán extraordinarios, aunque solo podemos acercarnos. Por otro lado, conocer el verdadero nombre pero rechazar su uso, por orgullo religioso, tampoco resultará en bendición, porque ha sido escrito: "Antes de la caída es la altivez de espíritu" (Prov. 16:18).

Es debido a estas consideraciones, sabiendo que nuestro Mashiaj nunca oyó jamás en los días de su vida aquí en la tierra que alguien le llamara "Jesús", rectificar esto será de sabios.

ShalomPor Dan ben Abraham