Por una Escuela Pública digna, derogación de la LOMCE

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POR UNA ESCUELA PÚBLICA DIGNA, DEROGACIÓN DE LA LOMCE Julio Rogero, enero 2016 La nueva configuración política de las instituciones exige hacer realidad el compromiso asumido públicamente por los partidos políticos de derogar la ley educativa más perniciosa y más contestada socialmente de la historia dela democracia en España. Es urgente abrir un proceso de diálogo en la comunidad educativa, en las organizaciones sociales y en toda la sociedad sobre qué educación queremos para poder llegar a un acuerdo que haga realidad la educación pública de todos, con todos y para todos. Nos parece importante que tomemos ciencia de la idea básica y central de que en una sociedad democrática la escuela pública es la que garantiza el derecho de todos los seres humanos a la educación en condiciones de equidad y justicia social. Además consideramos prioritario acentuar nuestro compromiso ético y político con la construcción de una escuela pública que se acerque lo más posible al modelo que proponemos. Ello requiere profundizar el pensamiento crítico y ponernos en sintonía con el compromiso compartido en el apasionante proyecto deconstrucción colectiva de una nueva educación pública para la transformación social y para la fraternidad. Es un proyecto que requiere compartir mucho amor, pasión, sueños, imaginación, creatividad, poesía, ternura, cuidado mutuo, esperanza, voluntad, paciencia, constancia, sensibilidad, disfrute, generosidad, gratuidad, nuevas miradas, sentido,... todo ello presente ya en diferentes centros educativos públicos. Las propuestas de acción plasmadas en estos centros públicos recogen una práctica impregnada de los elementos constitutivos de la escuela que queremos de todos, con todos y para todos. Hoy no puede ser otra que el trabajo incansable por la participación protagónica de todos los miembros de la comunidad educativa en la vida escolar, la defensa de una escuela científica con un currículo construido colectivamente desde los interrogantes que nos provoca la vida hoy, una escuela abierta y respetuosa con las diferentes identidades y los diversos procesos de hacerse cada uno sujeto de su vida, una escuela que promueve la defensa de la dignidad de todos y cada uno de sus miembros y en primer lugar la de los más débiles. Hemos de promover la rebelión contra la docilidad, la sumisión y la obediencia al poder que impone la LOMCE. Nos quiere imbéciles integrales para que cumplamos fielmente sus designios. Sabemos que es posible construir la escuela pública que queremos desde el compromiso con nosotros mismos, es cuestión de dignidad, con los demás y con el mundo que nos ha tocado vivir. Para que la educación no siga poniendo en peligro el futuro de la humanidad, no podemos conformarnos con medias tintas. Es un desafío para comprender y defender el valor ético de las escuelas de titularidad pública como el espacio propicio de desarrollo del modelo de Escuela Pública que está en el horizonte de nuestra utopía viable. Sabemos que no es sencillo, que se requiere una profunda transformación personal y colectiva, que la construcción de lo común-público, también en educación, requiere la revolución de los egos para reconocernos como parte de un nuevo “nosotros”. Es un empeño que requiere la paciencia y la constancia de quien tiene la convicción de que nuestra pequeña y humilde aportación está llena de sentido y es ineludible.

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Julio RogeroTexto para la campaña contra la LOMCE (organizada desde distintos colectivos den defensa de la Escuela Pública), en Twitter. 11/01/2016

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POR UNA ESCUELA PÚBLICA DIGNA, DEROGACIÓN DE LA LOMCE Julio Rogero, enero 2016

La nueva configuración política de las instituciones exige hacer realidad el compromiso asumido públicamente por los partidos políticos de derogar la ley educativa más perniciosa y más contestada socialmente de la historia dela democracia en España.

Es urgente abrir un proceso de diálogo en la comunidad educativa, en las organizaciones sociales y en toda la sociedad sobre qué educación queremos para poder llegar a un acuerdo que haga realidad la educación pública de todos, con todos y para todos. Nos parece importante que tomemos ciencia de la idea básica y central de que en una sociedad democrática la escuela pública es la que garantiza el derecho de todos los seres humanos a la educación en condiciones de equidad y justicia social.

Además consideramos prioritario acentuar nuestro compromiso ético y político con la construcción de una escuela pública que se acerque lo más posible al modelo que proponemos. Ello requiere profundizar el pensamiento crítico y ponernos en sintonía con el compromiso compartido en el apasionante proyecto deconstrucción colectiva de una nueva educación pública para la transformación social y para la fraternidad. Es un proyecto que requiere compartir mucho amor, pasión, sueños, imaginación, creatividad, poesía, ternura, cuidado mutuo, esperanza, voluntad, paciencia, constancia, sensibilidad, disfrute, generosidad, gratuidad, nuevas miradas, sentido,... todo ello presente ya en diferentes centros educativos públicos.

Las propuestas de acción plasmadas en estos centros públicos recogen una práctica impregnada de los elementos constitutivos de la escuela que queremos de todos, con todos y para todos. Hoy no puede ser otra que el trabajo incansable por la participación protagónica de todos los miembros de la comunidad educativa en la vida escolar, la defensa de una escuela científica con un currículo construido colectivamente desde los interrogantes que nos provoca la vida hoy, una escuela abierta y respetuosa con las diferentes identidades y los diversos procesos de hacerse cada uno sujeto de su vida, una escuela que promueve la defensa de la dignidad de todos y cada uno de sus miembros y en primer lugar la de los más débiles.

Hemos de promover la rebelión contra la docilidad, la sumisión y la obediencia al poder que impone la LOMCE. Nos quiere imbéciles integrales para que cumplamos fielmente sus designios. Sabemos que es posible construir la escuela pública que queremos desde el compromiso con nosotros mismos, es cuestión de dignidad, con los demás y con el mundo que nos ha tocado vivir.

Para que la educación no siga poniendo en peligro el futuro de la humanidad, no podemos conformarnos con medias tintas. Es un desafío para comprender y defender el valor ético de las escuelas de titularidad pública como el espacio propicio de desarrollo del modelo de Escuela Pública que está en el horizonte de nuestra utopía viable. Sabemos que no es sencillo, que se requiere una profunda transformación personal y colectiva, que la construcción de lo común-público, también en educación, requiere la revolución de los egos para reconocernos como parte de un nuevo “nosotros”. Es un empeño que requiere la paciencia y la constancia de quien tiene la convicción de que nuestra pequeña y humilde aportación está llena de sentido y es ineludible.