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EL USO DE LA COCA ENTBE LOS INCAS por Remedios de la Peña Begué Cuatro tradiciones individualizadas, que resumen el an- tiguo Perú, aparecen en el marco de la civilización peruana desde sus inicios hasta la conquista española. En su proceso intervienen cuatro etnias determinadas, las de la montaña, la puna, la sierra y la costa, cuya economía es esencialmente agrícola. Cada una de esas tradiciones lleva consigo la inven- ción de un nuevo capítulo de alimentación basado en lo agrí- cola, cuyo orden corresponde a la coca, la sal, la quinua, la canagua, la papa, el maíz y el ají. Los antiguos peruanos personificaban aquellas etapas de su pasado histórico en de- terminado número de «maras» o épocas presididas por igual número de ayars. Así, el Ayar-cacbi, o época presidida por el ayar de la sal, que simbolizó aquel período de la historia de América en que los indígenas supieron del valor nutritivo de este producto y procuraron salir del bosque amazónico al altiplano donde abundaba el mismo. Las restantes etapas admiten una similar interpretación; así el Ayar-sara simbo- liza la época de la invención del maíz y el Ayar-auqui la de la coca. Cuando este proceso agrícola alcanzó su máxima plenitud

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EL USO DE LA COCA ENTBE LOS INCAS

por Remediosde la PeñaBegué

Cuatro tradiciones individualizadas,que resumenel an-tiguo Perú,aparecenen el marco de la civilización peruanadesdesus inicios hastala conquistaespañola.En su procesointervienen cuatro etnias determinadas,las de la montaña,la puna, la sierra y la costa,cuya economíaes esencialmenteagrícola.Cadaunade esastradicioneslleva consigo la inven-ción de un nuevo capítulode alimentaciónbasadoen lo agrí-cola, cuyo orden correspondea la coca, la sal, la quinua, lacanagua,la papa, el maíz y el ají. Los antiguos peruanospersonificabanaquellas etapasde su pasadohistórico en de-terminadonúmero de «maras»o épocaspresididaspor igualnúmerode ayars.Así, el Ayar-cacbi, o épocapresidida porel ayar de la sal, que simbolizó aquelperíodode la historiade América en que los indígenassupierondel valor nutritivode este producto y procuraron salir del bosque amazónicoal altiplano dondeabundabael mismo. Las restantesetapasadmiten una similar interpretación;así el Ayar-sarasimbo-liza la épocade la invención del maíz y el Ayar-auqui la dela coca.

Cuandoeste procesoagrícola alcanzósu máximaplenitud

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fue duranteel Imperio de los Incas.Estos,que sobrepujarona todoslos gruposamericanosen el dominiode la tierra,teníanuna agricultura que era el fundamento de sus institucionespolíticas y se basabaen principios que realmentepuedenlía-marsecientíficos.No teniendocomercioexterior,ésta les faci-litaba los elementospara su subsistenciay para sus rentaspúblicas. Sorprende lo extraordinario de las medidasqueadoptaronpara el cultivo de sus territorios, medidasque in-dicabanampliosconocimientosde la ciencia agrícola. La téc-nica íncaicahabilitabasin cesarnuevastierrasparael cultivo,hastael puntode queno habíapulgadade terrenosin laborar,yaquesuprincipio político-económicoera: mayorproducción-Susprogresosenla construcciónde canales,acueductos,saltosde agua,captaciónde aguassubterráneas,andenesque reque-rían profundos movimientosde tierras, canalizaciónde ríos,así como terrazas agrícolas, selección de semillas, abonosy tui-nos de cultivo, etc., fueron de tal magnitudque el des-tacadotécnicoagrícolaF. O. Cook afirma queel sistemaquedesarrollaronles permitió abastecergrandespoblacionesenparajes dondelos agricultoresmodernoshabríansevisto im-posibilitados.Es decir, la agricultura asumíala importanciade una institución del Estado. No es difícil, pues, deducirque una población que había alcanzadotales niveles, teníaaseguradacon crecessu subsistencia.

Aportaremos,basándonosen numerososdocumentos,prue-basincontestablesde queeí consumode coca,tan antiguocomolos indígenasde América del Sur, estuvo restringidoduranteel Incanato.Dada la abundanciade alimentosduranteesteperíodo y la estrecharelación existente entre hiponutríciony cocaismo, es lógico suponerque el pueblo no necesitabade la plantaparacompensarsu dietaalimenticia.Estasy otrasrazones que expondremosmás adelante,motivaron esa res-tricción.

Cuandopor venir añosestérileso por circunstanciasespe-ciales escaseabanlos alimentos,los Incas se ocupabande dis-tribuir provisionesentresussúbditosa travésde los almacenesreales. Estos estabansituados,según su importancia, unosen las tierras de íos monarcas,otros en las gobernacionesy otros en el mismo Cuzco. No es aventuradoafirmar que la

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gran expansiónterritorial alcanzadapor el Imperio del Ta-huantisuyo se debió, entre otros factores, al establecimientode estosdepósitos.Murúa dice a este respecto(1964, p. 46)

- - En otra cosa manifestó el Ynga el mucho cuydadoquesiempretubo con sus basallos,y fue en los depósitosde co-miday bastimentosquehizo hubieseen toda la tierra,en cadaprovincia de lo que en ellas se daba abundantemente.Estosdepósitosqueellos llamancoleas,y nosotrosdiremosaloholíeso graneros,estabanencomendadosa personasprinsipales eyndios de mucha quemay razón, los qualesla teníande todolo quegastauapor sus quipos. Estosbastimentosestauanguar-dadosparaque, quando se ofrecíaguerraso conquistasy elYnga sacauade las prouinciasgentede guerra,les diesen deello lo necesariopara el camino, y quandopasabanpor allícompañíasde soldadosse les probeíapor horden del Ynga».

Leemosen fray Bartoloméde Las Casas(1909, Pp. 667-671-682),al referirsea Pachacuti:«~. Teníaordenadoy man-dadoque todoslos señoresy gobernadoresque tenía puestosen las provincias tuviesen cuidadode tener cuenta y razón,y envíarselade cada uno de los pobres y menesterososquehabíaen su provincia, tierra y gobernación.Recesbidaestarelación mandabaque los proveyesena todos,de sus propiasrentas,de suficiente limosna». <c.. También si venía algúnalio estéril, sacabande los depósitosy repartíasepor la comu-nidad». «. - - En aquellas provisiones de los depósitos, tancopiosasy llenasde todaslas cosasnecesariaspara la provi-sión de la gentede guerra,por no dar penani onerar a susvasallos,y paralos años estérilesrepartirlas.¿Dóndeavemosleído, ni jamás visto que de tres en tres años se renovasensemejanteabundanciade bienesy mantenimientos,y los de lostres años antes se distribuyesenpara los pobres, guérfanosy biudasy menesterosos?».

La «Relacióny Descripciónde la Ciudadde Loxa (1897,p. 218) dice: «~. Y de lo que se cogía en la tierra de losIngas lo poníanen depósitos,lo cual servía para gente deguerra cuando allí pasasenpara que los naturalesno rescí-biesen daño ni vejación de sus haciendas».Una referenciadirecta de que la planta objeto de nuestroestudio formabaparte de las provisionesque se almacenaban,nos la propor-

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ciona el soldadode Pizarro, Diego de Trujillo (1948, 63)«.. En el Cuzco avia grandesdepósitosde ropa y depósitosde coca».

Gracias a tales depósitosexistía una protección, no sóloentreindividuos, comohemosvisto, sino a nivel de provincias,aún las más lejanas.Tanto es así que,si en alguna de ellasse perdíala cosecha,el reino la socorríapor medio de estosalmacenes.Así lo atestiguafray Martín de Murúa (ibídem,p. 46) : «. - - Y cuandoacontecíaelarselas sementeras,y porestohaberfalta de comidamandauael Ynga,y dauacomissióna sus gouernadorespor todo el reino, o prouincia dondeabiaestafalta y necesidad,que de sus depósitosrepartiesentodolo necesario».

Las propiedadesincaicaseran,pues,socialesen realidad;una especiede haciendapuestaen reservapara asegurarencualquier coyunturala prosperidadde todos. Los primerosconquistadoresque llegaron a la ciudad Imperial quedaronsorprendidosde tal surtido de productosy su abundancia.

Todos los cronistasconsultadoscoinciden en afirmar quelos monarca~prohibieronel uso de la coca, reservándolaparael culto y como real presente a aquellosque se distinguíanpor especialesservicios al Estado.«~. Cuandolos Incasque-rían hacerun gran regalo a los principalescuracasy criadosquemásquerían,les dabanunaspetaquillasde coca»,escribeel Virrey Toledo (Leviller, 1935, p. 295). «El obsequiodecoca eraconsideradocomoun favor especial.El Incaregalabacoca a los curacascuandoquería hacerlesuna gran mercedo recompensaralgún servicio prestado»,dice el licenciadoFalcón (1918, p. 165). Juande Betanzos(1880, p. 84), con-firma la estimaen que se tenía la planta de la coca duranteel Incanatoal referirseen su obra a la batalla de Ucovilca:Refiereque cuandoInca Yupanqui reunio a sus gentespararepartirleslos despojosde dicha batalla, les iba obsequiandoconformea sucalidady servicios.«. - - Y alos señorescaciquesmandólosque se sentaseny les hizo sacarmucha cantidaddecoca».Matienzo (1967, Pp. 168-169) : «.. - Estapreciadayer-ba que llamamos coca, se usabay coxia en toda la comarcade los Andes,y eramanjar de los señoresy caciques,y no dela gente comÚn..- y la aplicaron para el Ynga y para las

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huacasy adoratorios...y él las repartía y daba a los queteníancargode los cuerposde los Yngas, y al Sol, y absqueel quería».

Otra cita a este respecto, la de Fernandode Santillán(1950, p. 120), cronistacuyos relatos nos merecenbastantecrédito, ya queobteníasus observacionesde un modo directo,sin contagiarsedel plagio común a tantos escritoresde suépoca.«.. Y cogíanla coca para el Ynga y paraalgunosse-noresen pocacantidadporqueno la alcanzabantodoslos in-dios».

El testimonio tajantedel padreJoséde Acosta (1894, p.381) vieneaconfirmaresarestricciónquedel usode la plantase hizo duranteel Incanato.«~. En tiempo de los ReyesIncas—dice— no era lícito a los plebeyosusar la coca sin licenciadel Inca o sugobernador».

Estasreferenciasque nos ofrecenlos cronistasevidencianque el uso de la coca no llegaba a la gentedel pueblo. Sinembargo,estono se debíaa que los monarcastuvieran cono-cimiento de su toxicidad; no existe una solapruebahistóricaa favor de estesupuesto.La prohibición de su empleo no ra-dicaba,pues,en el conocimientode estapropiedadde la plan-ta- Es más verosímil que su limitación fuera de origen reli-gioso, ya que el pueblo peruanoatribuía un origen divinoa todoslos productosdel suelo.Los peruanoscreíanque todaslas plantas útiles estabananimadaspor un ser divino queocasionabasu crecimiento;segúnde la planta que se tratase,estosseresdivinos eranllamadosmadredel maíz (mamazara),madrede la quina (mamaquinoa), madrede la coca (marnacoca) - Sus figuras se hacían respectivamentede panojasdemaíz y hojas dequina y coca quecubríanconropasy adorabandespués.

En la épocadel Inca Mayta Capac, la coya fue llamadaMama Coca. La exaltacióna tan considerablefavor real, noseríasino la consecuencialógica de que la masadel pueblomiraba la coca como un objeto sagradoy digno de adoración.

En tiempo de los Incasse realizabael cultivo de la plantaen las regionesllamadasyungas, en zonas calificadas comoinsalubres para la población incaica. No olvidemos que lacoca es plantamacrotérmica,tropical, y la población incaica

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era mesotérmicay en parte microtérmica. Era, pues, faenamalsana,ya que se llevaba a los indios de las provinciasdela sierra, de clima frío y seco,a las regionescalurosasy hú-medas donde se cultivaba la planta; y este contrastehacíatales estragosque no solamentecontraían numerosasenfer-medades,sino que costabamuchasvidas. «DesdeGuamangaparaarriba—dice Matienzo—(1967, p. 171> algunaspartesdondese cría la coca son másenfermas,como es Chuquiapo,en los Andes que llaman «pallayunga»,donde hay ciertassuertesde coca quebeneficianciertos repartimientos,que losmismosque los tienen dicen que es tan enfermo,queordina-riamente,de diez indios que lo van a beneficiar,no vuelvenseis, o vienen tan enfermosque lo estánmucho tiempo en sustierras,o vienen a morir aellas».

Lo quemás perjudicabaa los indios era la preparacióndel terrenopara realizarlas plantaciones.Era una laborquerequeríamuchotiempo, en zonashúmedas,cálidasy selváticas,paracortar los árbolesy prepararel suelo antesde iniciar laplantación; se empleabade un año a dos. Ello significabapor consiguienteuna estanciaprolongadaen la región. Oiga-mos de nuevo a Matienzo (ibídem, p. 173) «.. - El mayordañoqueviene a los indios es el de desmontary rozar paraplantarchácarasde nuevo,de dondeles viene el mal que lla-man de los Andes, que es como lepra, aunqueno se pega,perohastaagoraha sido incurable,lo cual se causadel rocíoquecae de algunosárboles».

La reglamentacióndel trabajode la mita se distribuíaasípor la mañanase dedicabaa limpiar la tierra de malezas.A continuaciónse cogían las hojas para transportarlasa lospatios secadores.l.~os cestosde coca, una vez listos para sudepósitoen la tierra, debíantenercomo máximo veinte librasde coca pura y su peso era de unas dos libras aproximada-mente. En tambos expresamenteestablecidosen todos loscaminosde accesoa las chacras,se alojaban los indios porta-doresde los cestosy en ellos quedabanresguardadosde lahumedad.

Queremoshacer constarque, de todos los cronistascon-sultados,el que con más detalle describela serie de proce-dimientos que usabanlos indios para la recolecciónde la

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planta que nos ocupa es el padre BernabéCobo (1893, Pp.473-477)- Aporta una seriede minuciososdatos queal pare-cer los otros cronistasdesconocían,o al menosno los refierenen sus obras.Nos habla del cuidadoque requieresu cultivoy la conservaciónde la hoja despuésde cogida; de gran tra-bajo que cuestasu beneficioa los indios y del riesgo, a queya hemos aludido, que corren sus vidas. Explica la formade cogerla, labor que se realizabaen el mes de marzo, quees cuandoestá en sazón. Cada recogidade la hoja requieredesherbarla chácara.La forma de curarla la describeasí:«En recogiendola echandebajo de techadoen unapieza lim-pia y regada,dondeestáunanoche,y otro día la ponenasecaral sol tendida en unas esteras.Sécanseen dos o tres días,y despuésla ponena la sombrahastaque se humedezcaunpoco, para que no se quiebre al encestalla.Luego la metenen unoscestoslargosy angostosllamados«Chipas»,quehacende cañasgrandeshendidasy cubrencon las cáscarasde lasmismascañas, que son como badanaspequeñasy las líanen unas sogas hechasde las cortezasde un árbol llamado«Pancho»,que son muy correosas.Nacen de ordinario estascañasy árbolesde que se hacenlas «Chispas»en las mismastierras que la coca. Pesala hoja que lleva cada chispa diezy ocho libras, y cuatro la chispa,quevienen a ser todasvein-tidós». Nos refiere a continuación la facilidad con que sedañala hoja, el cuidadoque ha de tenersepara que no semoje; dice que es la hierbamásdelicadaque se puedeima-ginar, ya que le dalia el aire, el sol, el agua y la humedad.La perfectaes la queuna vez secaquedatiesa y lisa.

Aunquecomo hemos dicho, másdel cincuentapor cientode los indios morían o regresabana sus tierras con enferme-dades incurables,había un porcentaje reducido que pudoresistir, y tras varias generaciones,llegaron a formar unacastallamada«Coca-camayox»,inmune a las funestasconse-cuenciasa que se exponían los recién llegados.Esta, que seconsiderabacastaprivilegiada, era la encargadadel cultivode la coca,y a la cual los Incas otorgabanpara sí y sus des-cendientesun pedazode chácara.A este respecto,dice Polode Ondegardo(1916, p. 61): «Todas las chácarastomó elIngaparasi ecetoalgunospedazuelosde caciquesy camayosx’.

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Y Matienzo (1967, p. 178> : «. -. De estos camayosesmuchala cuantidad,y en las chácarasde tasa estánallí deltiempo del Ynga, y sus hixos y nietos, los cualespusieronlos Ingas del mismo repartimiento que obligaron a coxeraquellachácara».

El quehacerde los coca-camayosera el de guúrdar laschácaras,hacerlos cestosy las esterasen que se secala coca,y encestaríacada mita. Cogerlay subirla a la sierra no eraoficio de camayos,sino de los indiosde tasao alquilados.Tanrestringidaestabasu labor, que hubiesenconsideradocomoagravio el asignarlesotra tarea fuera de aquellaque teníanestablecida.No recibían otro premio ni salario que aquellachácaraque poseíacada uno y que recibieron dcl Inca. Unavez habituadosa la tierra vivían sanosy sin gran trabajo,yaquecon la coca de las chácarasteníansuficientepara comery vestirse,pues cuanto necesitabanlo conseguíana truequede su coca. «Tienen una vida, refiere Matienzo, (ibídem, p.178) que ninguno que la pruebala dexa,y en esto no hayduda que el trabaxo que tienen es a tiempos, y no mucho,y todo lo demás es holgar y beber,que con valer allá tancaroel maíz, contodo esonuncales falta, quecuantoquierense les da fiado a pagaren coca».

A gente forasterase encargabala labor de preparacióndel terreno, ya que, como hemos dicho, los camayosteníanbien reglamentadosuoficio. «El coxerla,y subirlaa la sierra,y dexarcorada,cavaday labradala chácara,añadeMatienzo(ibídem,p. 178) es oficio de los indios, de maneraqueen sugénerode vida y costumbres—se refiere a los camayos—acualquiercosa que les obligasenmás de lo dicho, recebiríanagravio notorio».

Ahora bien, a estos forasteros que se ocupaban de lasrudaslaboresde preparacióndel terreno,dadala experienciade enfermedadesy mortandadpor prolongadasestanciasenlas regionesde cultivo, no les permitieronlos Incas queexce-dierade un mes su permanenciaen los cocales,y aúnsi du-rante este tiempo enfermabanalgunos,eran inmediatamentereemplazados.

Un nuevo dato a la cesión de chácaraspor parte de lossoberanosIncasa estaprivilegiadacastade los coca-camayos,

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nos lo ofrecela Visita de Ortiz de Zúñiga (1967, Sf. 161 y.).

No hay queolvidar que las Visitas constituyenfuente de pri-merísimacategoríapara el estudio de la vida cotidiana delcampesino peruano, siendo muy superioresa las mejoresCrónicas, por ser los Visitadores hombres de gran criterioantropológicoen pleno siglo xvi. Fueroninformacionesy des-cripciones de ciudades, provincias, repartimientos,pueblosy ayllos del territorio peruano realizadascon carácteretno-lógico. Estaa que nos referimoses especialmentenotable porsu minuciosidad,apartede que la descripcióndel cultivo dela coca ofrecida por la Visita es interesante.Decimos que esespecialmentenotable porque su autor no se limité a entre-vistar a las autoridadesétnicas,sino que salió de Huánucoa visitar los pueblos casa por casa.

Puesbien,en estafamosaVisita de los Huancachupachos,realizadapor Ortiz de Zúñiga en 1562, hallamos esta refe-rencia:«. -. Se detuvieron—Juan de Mori y HernandoAlon-so— en el pueblode nombre Pachanchaque es de mitimaesyaros,son coca-camayosy tienenen estepueblosus sementerasque se las dio el Ynga».

EspinozaSoriano (1963, Pp. 8-80), en una presentacióny comentarioa tresdocumentosde notablevalor para la his-toria del puebloHuancayo,tanto en la épocadel Incario comoen la Colonial, nos ofrece igualmenteun testimonio de estaasignaciónde tierrasa los coca-camayospor partede los Incas.En el Documentonúm. II: «Una Guarangay un pueblo delos Wamani de los Huancax.,cuya conquista(la de la naciónHuanea) fue realizadapor CapacYupanqui,hermanode Pa-chacutecy por su sobrino Tupachacia 1460,al referirsea lapartesur de la provincia Huancawamaní,llamadaAnahuanca,convariasguarangasen sucircunscripción,siendola de Huan-cayo la más notable, refiere que a ésta se le señalizaronchácaraspor orden del Inca, en dos de las cualesse benefi-ciabacoca.Aunqueseríamáspropio decirqueles fueroncon-firmadas, ya quepareceserqueen épocasanterioreslas ha-bíanposeído;por otra parte,las tierrasfueronsiempreconsi-deradascomo de los ayllos y no del Estado.

Estascitas nos pruebanque,en contrade los quesuponenun monopolioabsolutode los Incas sobrelas chácarasde coca

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—por ejemplo Matienzo (1967, p. 169)—: «. - - que estaschácarassean todas de Su Magestadestá claro...», existíancocales campesinos,es decir, huertasparticulares de coca.Quizá los más beneficiadosfueron los de la guarangadeGuaraní;parecequeen ella poseíantodosunaehacarilla deestaplanta; en las de Huancayoy Maca, en cambio, fueronpocoslos quegozaronde estebeneficio.

Los Incas no ejercían,pues,un monopolioabsolutosobrelos cocales aunquees evidente que el Estadotenía especialinterésen serel poseedorde un productocomo la coca.

Esteaspectode la política incaica de tratarde dominar lossembradíosde cocalespodemosapreciarloen un estudiodeMaria Rostworowski (1967-68, Pp. 7-61). Nos habla delestablecimientode una colonia de mitmaq en Quivi, pororden de Tupac Yupanqui. Se eligieron individuos chaca-lías del pueblo de Collatamarca,pertenecientesal grupoétnico de los Yauyos. Entre sus obligacionesfiguraba la decultivar las plantacionesa título de coca-camayosy cobrarlos tributos para el Inca. Leemos que en tiempos incaicosrentabanestas tierras al soberanounos 150 ó 160 costalesde coca al año, sin contar los cuatro o cinco quedabana loscaciquesde tributo.

Estaschacallasde Quivi son un claro ejemplo de un mit-maq,puestocon fin económicoy con objeto de que el Estadoestablecieraun control directo sobreun cultivo especializado.

En la épocaincaica,el principal tributo consistíaen servi-ciospersonales,en cultivar las tierras del Sol y del Inca. Lostributos no sólo se dabanal Monarca sino tambiéna los cura-casy altos funcionarios.Esto, máslos trabajosqueefectuabanlos indios fabricando objetos con materias primas suminis-tradaspor el Estadopara acumularen los depósitos,o bienpermaneciendopor algún tiempo al servicio de la adminis-tración en provechode los ausentes,corresponden,segúnLat-cham(1923, p. 64), a las tresformasde impuestosqueencon-tramosen los Estadosmodernos:generales,localesy de asis-tencia. Estabanexentosde cargas,segúnSantillán (1879, p.50), los yanakuna,curacas,enfermosy aquellosquecarecíande tierras.El control lo efectuabaninspectoresespeciales.

La coca era elementoprincipal entre el número conside-

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rablede tributos que recibíael Inca de sus vasallos.Numero-sas fuenteslo atestiguan.

Citaremosen primer lugar la Visita de Juan de Rengifo(1963, Pp. 58-69), en 1571, a Guancayo,Maca y Guaravnía la queya hemosaludido. «. - - Preguntadoqué tributo dabanlos indios de este repartimientode Guancayoal dicho Inca yen qué cosasy en qué cantidady qué servicios de indios yquedeclarenen particular lo quedaban,dijeron quecadapa-chaca le daba al dicho Ynga en cada un año de las pa-chacas de Guancayoque eran nueve: . - - Cinco cestos decoca grandes. -. Y lo mismo dabancada unade las pachacasde las parcialidadesde Guaravniy Macaxi.

También ofrecían tributos de coca a los caciquessegúnse desprendede estacita: «. - - Preguntadosquétributo y ser-vicio y otrascosasdabanen el tiempo del Ynga a su caciqueprincipal.- - dijeron que en el dicho tiempo hacían al dichocaciqueprincipal..- una chácaragrandede coca, de la cualcogía veinte cestos en cada mita».

En la interesanteVisita a la Provincia de Chucuito, deGarci Díez de San Miguel (1964, f. 10 v4, quenos propor-ciona para nuestro estudiodiversos testimonios,tanto antescomo despuésde la Conquistaespañolaen el reino de losLupaca,y paracuya elaboraciónentrevistóno sólo a los prin-cipales caciquessino a muchos testigos establecidosen lazona, hallamosuna referenciadel caciqueMartí Cari, de laparcialidadde Anansaya,a propósitodel tributo que sus ante-pasadosdabanen tiempo del Inca. Difiere de Rengifo, ya queaseguraexpresamenteque los indios no dabanningún tributoa los caciques;pero añadequeel Inca, del que le entregabanlos indios,otorgabalo quele parecíaa aquéllos,y así: «al dela Parcialidadde Anansaya,para él y su gentede guerra,lesasignó cincuentacestosde coca».

JúrgenGolte (1970, p. 475) hacereferenciaa un manus-crito titulado «Don García de Alvarado con los caciquesdeSongo,Challanay Chapaca»,acercade la Visita que se hizoal dicho repartimientoy quecontienedos visitas consecutivas:la de Diego Dávila, de Cangas,en 1568 y la de Bartoloméde Otacu, en 1569. En las declaracionesde los curacasdeSongosobrelos tributos quepagabanal Inca leemos: «... El

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tributo heraencadaun añodiez guanacosde cocay mástrein-ta pacos de coca, que es cada paco como cesto y medio decoca, y másquarentamaltos de coca queheracomo un cestode los de ahoray queesto dabanal Ynga en cadaaño.- - y quelos indios que tributaban en aquel tiempo heran de veynteañoshastaquarenta».

Las declaracionesde los Kurakasde Challanay Chacapason similares,con la diferenciade queen Chacapano se usala medida «guanaco»,sino «guancaya»,que equivale a doscestosy medio de coca.Ahorabien, estasdeclaracionesno sonmuy de fiar, ya queal parecerlos Kuraka teníanun interésinmediatoen rebajarla cantidadquedabanal Inca.

Otro testimonio que añadir a los ya señalados,nos loofrecela citada Visita de Ortiz de Zúñiga (1967, f. 16 r.)

- - Preguntadoel indio Cristóbal Xulca, principal de laparcialidad de los Queros sobre los tributos que daban alYnga dijo: - . - maíz y coca».

Observamosa través de estas referencias,como en laestructuraciónsocial y política de sus reinos, cuidaron losmonarcasde señalarel trabajo y servicioque cada miembrohábil de los ayllos adeudabaal Estado para mantenersusrentas. Testimonio al cual se suma fray Bartolomé de LasCasas(1909, p. 671), quien al referirseal reinado de TopaYnca, hijo de Pachacuti,dice así: «... ordenó y mandó quedella (dela coca)le diesentributo».

Ahora bien, en la épocaincaica,el sistematributario nose basabaen ningún régimenmonetario,es decir, la monedano existía como valor de cambio. Entre las varias citas queapoyaneste aserto destacamosla de Las Casas (ibídem, p.651) y la de BernabéCobo (1956, Pp. 24-25). Dice textual-menteel primero: «. - - No teníanmonedapara contratar,sinosólo aquello que al principio enseñala razón natural; con-mutarunascosaspor otras».Cobo señalaigualmentela ausen-cia de moneday la importanciadel truequeentre productosde la sierray valles cálidos;entrelos de estosúltimos, figura-ba la coca como mercancíabásica.El oro y la plata, aunqueteníanun valor considerable,diversoscronistascoincidenenqueno servíande monedapor considerarsecosasuperflua,yaque no podíanutilizarsepara adquirir alimentos.

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Ya en tiemposanterioresa los Incas, era el sistemaco-munal el que imperaba, existiendo un intercambio de pro-ductosentrelas diversasregiones.Del alto valor-monedaquetuvo la hoja de coca dentro de los productosde truequedanpruebanumerosostestimonios,así como de su valor unitario.«.. En los reinos del Perú—refiere Las Casas(ibídem, p.181) teníansuscomerciosy lugaresseñaladosparaellos, don-de comprabany vendían,y la monedao en lugar de monedaque usanes cierta yerbaque llaman en su lengua coca». Enla «Relaciónde la Provinciade los Pacajes»(1885, p. 63), alescribirsobrelos tratosde los indios de estaprovincialeemos:«... Los tratos de los indios fue conmutarunacosa por otra,dandocarneros,queslo quepossenen su tierra por coca,sintenerotro génerode grangería».

El Estadoreglamentabala produccióny distribución dealimentos.Entre los cronistasque lo atestiguandestacamoseltestimoniode Jerez(1853, Pp. 341) por la autoridadque leconfiere el haber sido compañerode Pizarro y, por tanto,actor directo en la conquista del Perú. En su Crónica hablade la animación del mercadoquehabíaen la gran plaza deJaujacuandoentraronen esta ciudad.

En un estudio de María Rostworowski (1970, Pp. 135-177), sobre«Mercaderesen el Valle del Chincha»,comarcade inestimableriqueza, cuya conquistarealizó CapacYupan-qui, cita a diversosautoresque se hanocupadodel comercioprehispánico:Murra (1953, cap. VII, citado por Rostworows-ki (1970, p. 145), parael cual el sistemaeconómicoincaicoera redistributivo con el Estado, asumiendoel papel tantode la oferta como el de la demanda;Rowe (1946, Pp. 183-330) que afirma la existenciade un monopolio del Estadoy Métraux (1962, Pp. 99-100) quien dice, por el contrario,que no habíamonopoliopor partedel Estadoy que es dablesuponerqueexistíael truequedeuna regióna otra.

María Rostworoswskiaportauna seriede datos,a travésde diccionariosy crónicas,sobre la existenciade mercaderesen la épocaprehispánica,y se compruebael hecho de que losprimeros diccionarios,tanto aymarácomo quechua,contienenvocablosrelativos al comercioy a los mercaderes.Así en elde Bertonio (1956, parte II, p. 198) se encuentrala voz

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«Quiru» para designaral mercaderde coca que va con fre-cuencia a los yungas. Estosson testimoniosque apoyan suexistencia.Al analizarun manuscritoanónimo: «Aviso delmodo que havíaen el gobierno de los indios en tiempo delInca y cómo se repartían las tierras y tributos»,manuscritoque transcribeíntegro al final de su trabajo, compruebalavariedadde los artículosde trueque.Dicho manuscritomen-cionael comerciodela cocadentrode los productosde truequede los yungas,y pruebaqueefectivamenteestahoja tuvo unvalor unitario.

La Conquistaespañolano pusofin a este tipo de cambio,ya queen el tiempoqueCoboescribíase continuabautilizandoel sistemade trueque.

Los testimoniosde López de Velasco (1894, p. 483)«.. Sírveles de moneda»;y de Juan de Matienzo (1967,p. 164) : «~. La coca es monedade los indios de estatierray con ella contratanlos indios entresí, y no con plata y oro»,así lo demuestran.

La ya citada Visita de Rengifo refleja a la perfecciónelespíritu comercial de los huancainos;el comercioque los in-dios poseedoresde chácarasde coca realizabanen Huanca-velica y Chichaycocha.

A comienzosde estesiglo, refiere Baudin (1928, p. 174)queentrelos indiosde lamesetalas ventaseranraras y los in-tercambiosfrecuentes.Y aún en la actualidades todavía elmercadouna institución fundamentalen el territorio quechua.Bernard Mishkin (1960, Pp. 160-221), que realizó un estu-dio sobreun pueblo quechua,el de Kauri, entre los años1937 y 1938, al cual siguió un reconocimiento personalen 1941-42, refiere que el indio cambiaparte de su pro-pia producción por parte de la producción de otro indí-gena. Sin embargo, pareceque la coca es vendidapor di-nero. Este, repetimos, no existía duranteel Incanato, don-de sólo se daba el intercambio entre mercancíasde los va-lles cálidos —maíz y coca especialmente—y los de la Sierra—papay quina -

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Trataremosa continuaciónde las ofrendasperuanas,ofren-dasqueno guardabanrelación algunacon las del Viejo Mun-do. Su objetivo era obtenerunaespeciede defensacontra lasadversidades;eramásbienuna«ofrendade favor»y no supli-catoria, ya que la oración no formabaparte esencialen lossacrificios peruanos.

Diversasfuentescoinciden en que fue Pachacuteeel pri-mer Inca que másse esmeréen los sacrificios,ordenandoelmodo de realizarlos, así como aquello que debía ofrecerse.Edificó el templo de QuisuarCancha,dedicadoal Hacedor,al cual representócon una estatuade oro macizo. Fundó laCasadel Sol, llamadaCuricanchao Patio de Oro. Edificódespuésotra parala luna,tambiénde gransuntuosidad,siendoestas las principales huacasa quienesse ofrendabansacri-ficios. Los peruanosdenominabanhuacasa todoslos lugaresde oracióny sacrificio, así como a los dioseso ídolosqueenellos veneraban.Estos temploso adoratorios,tanto del Cuzcocomo de las otraspartesdel reino, estabansituados,unos enpobladosy otrospor los campos,sierrasy montañas.

Para dedicarcualquierade estos temploshacíangrandesfiestas y ceremonias.Ya hemoshabladode la incomparableriquezadel Curicancha,que frecuentabantodaslas gentesdelImperio incaico,en el cual radicabanlas principalesdeidadesde las provincias en queejercíansu dominio estos monarcas.Del templo del Sol salíancomo del centro ciertas líneasquellamaban «Ceques»y hacíansecuatro partesconforme a loscuatro caminosrealesquesalían del Cuzco. En cada uno deesoscequesestabanlas huacasdel Cuzco y su comarca. Aun-que no todoslos adoratorioserantemplos,habíapor todo elreino ayllos y tribus, otros que no teníancasani edificio talescomo cerros, montañas,encrucijadas,piedras,árboles, a losque adorabany ofrecían sacrificios; así como igualmentealos luceros, fuentes, manantiales;incluso si alguno reuníaun montón de piedras (apachitas)y las colocaba en algúncamino, lo respetabany adorabancuantospasabanpor allí.

Los sacrificios que llamaríamossolemnesse ofrecían alViracocha, dios universal del mundo andino, y a los diosesparticularesde cadahacienda,estandotan establecidosy asen-tados los ritos señaladosque a nadie le era lícito quitar o

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añadir a su albedrío nadade lo estatuido.A las deidadesmenoresquellamabanConopasy quese derivabande aquellascosasquemásinfluenciateníanen sus vidas,eranincontableslas cosasquele sacrificaban.«Si se hubiesede numerar,diceMurúa (1964, p. 128) todosaquellosa quieneshacíanrebe-rencía,seríacosaymposiblepor no sabersesus nombresy serynfinitos». «.. No anía cosa (ibídem, 107) fuera de lostérminos comunesa quien no atribuyesenlos yndios algunadeidady reberenciaofreciéndolesacrificios a su modo y ansiadorabanla tierra fértil, que llaman Camac-Pacha,y la tierranunca cultivada, quedicen pacha mama,y en ella.- - «arro-jauancoca y otrascosas».

Ya hemos aludido a la creenciade los peruanosdel serdivino que animaba a todas las plantas útiles y cómo eranllamadosmamazara (madredel maíz),mamaquinua(madrede la quina) y mamacoca (madrede la coca).De éstashacíansus conopasen forma de muñecos,revistiéndolosrespectiva-mentede panojasde maíz,hojas de quina y de coca.

Que la plantaque nos ocupaera unade las máspreciadasofrendas,lo atestiguaremosa travésde diversasfuentes.Vea-mos lo que nos refieren los cronistas:«Es cosa común—es-cribe Polo de Ondegardo(1916, Pp. 192-193)—entrelos in-dios adorarla tierra fértil derramandoen ella coca.- - y parael mismoefectoen tiempodc ararla tierra suelenofrecercoca.También hazensacrificios de. - - coca cuandohazencasanue-va..- Quandoel añoes estérilpor falta de lluvia o por llouerdemasiado,suelenpedir ayudaa las huacas,al sol, a la luna,ofreciéndolessacrificios de coca».

«Lo quemásusabanen sussacrificioserananimales.- - y layerbaque tanto estimanllamadacoca», dice Garcilaso (1916,p. 36). Y Murúa (1964,Pp. 112 a114) «. - - Cuandolos indiosiban de camino, en las encrucijadas,cerrosmontonesde pie-dras,cuevas,etc., arrojabancoca mascada.- - Y si habíaesca-sez de lluvia, pedían ayuda a las huacas.- - ofreciéndolessacrificios de coca».A propósitode la adoraciónal sol, comoel dios máscomúnmentereverenciado,dice: «- -. Y todos losdíasen el Cuzco se sacrificauaun carneroraso blanco al Soly lo quemebanbestidocon unacamisetacolorada,y al tiempode quemalloechauanenel fuego unoscestillosde coca».En el

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mismo sentido están las observacionesde Bernabé Cobo.A propósitode los nueve cequesdel camino de Antisuyo,

en los cualeshabíasetentay ochohuacas,nos relataGarcilaso(1829, p. 36) los diversossacrificios que se les ofrendaban.A la huacaYuncaycalla,cadavez quelos mercaderespasabanpor ella le ofrecíancoca.Y respectoa sus ofrendasa los dio-ses,«.. ningunallegabaen estimaciónal que se hacía de lacoca, la cual le ofrecían de muchasmaneras,unas veces laquemabanentera,y otrasdespuésde haberlamascado».Cons-tituía igualmentedádiva principal en la fiesta llamadaCapac-Rami quecelebrabanlos Incasel primer día del año;así comoen las ceremoniasde armarcaballeros.Tras la fiesta del Itu,que describedetalladamente,sembrabantambién el suelo decoca. Utilizaban la plantaen los ritos y ceremoniasmatrimo-niales.

En las Crónicas de los Molina hallamos referenciaa lacoca como ofrenda destacada.Molina, el Almagrista (1943,p. 39) al tratar de los ritos e idolatría en tiempo de los Incasse expresaasí: «.. No dejaréde decir que todaslas vecesquelos indios comíancoca, ofrecenal sol, y si se hallan junto alfuego la echanen él por manerade adoracióncon gran reve-rencía». Molina el Cuzqueño(1943, Pp. 26-28) nos hablade los diversossacrificios en los distintos mesesdel año. Entodos ellos empleabanla planta para sus ofrendas,exceptoen el de julio que, como penitencia,se abteníande usarla.

En Betanzos(1880, p. 67), Pedro de Villagómez (1919,p. 165) y otros cronistas consultados,hallamos referenciasanálogas.

GonzálezSuárez (1969, Pp. 159-160) cuya obra versasobreel estadoen que se encontrabanlas antiguasnacionesindígenas ecuatorianasbajo la dominaciónde los Incas, esdecir, cuando estos monarcas conquistaronesas provinciase incorporaronal imperio del Perú el reino de Quito, noscuentacómo cadatribu, parcialidady auncada familia teníaun objeto peculiarde adoración,el cual era su númentutelar.Cada indio tenía en su casados ídolos, el uno representabaun objeto real o fantásticoy se le llamaba«cunchur»,y elotro una piedrecita pequeñacon algún adorno o señal, alcual se denominaba«Chanca».Cuandose queríaformularles

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alguna consulta se efectuabanuna serie de ceremoniasquefinalizabancon el sacrificio de un carnero,con cuya sangrese rociabael ídolo, derramandoa continuaciónun puñadodecoca.

En el citado trabajo de EspinozaSoriano (1963, p. 15)hallamosigualmentela ofrendade nuestraplanta en la vidamágico-religiosade los ayllos de Huancayoque, como todoslos de la nación Huancareconocíancomo supremoCreadoraTicsa Wiracocha,al cual le edificaron un templo en los alre-dedoresde su pacarina.También la ofrendabana su diosnacional,Wallallo Carguincho,cuyo templopareceque estuvoen la cima del cerro del mismo nombre,en el actualdistritode Chupaca.

GuamanPoma de Ayala (1944, Pp. 265-269, 271-228)cuya obra ha prestadoun extraordinarioservicio a la cienciaamericanista,ya que consignó en ella cuanto pudo recogerde los relatos de ancianosparientes,acerca de la vida, cos-tumbres, tradiciones, religión y leyes de su pueblo, desdetres siglos y medio atrás,nos refiere al hablar de los ídolosdel Inca, cómo sacrificabanal rayo <yllapa) quemandococa;al tigre otorogo (jaguar), se la ofrendabandel mismo modolos Antisuyos. Incluso adorabanlos árbolesde esta planta-«... Acimismo adoranlos árbolesde la coca quecomen ellosy aci le llaman cocamama».También sacrificabancon sushojas los Chinchaysuyoy los Collaysuyos.Al relatar el entie-rro del Inca, dice así: «. - Le enterrauancon mucha baxillade oro y plata.- - y le hacíanabreir labocay le soplauanconcoca molida hecho polvo».

En nuestro afán de acumular referenciasque confirmenel esencialpapelque esta plantarepresentabaen las diversasofrendasque los indios hacíanen los tiempos incaicos,ana-diremos la Relaciónde fray Gerónimo de Aguilar (1897, p.126) y la de la Ciudad De Loxa (1897, p. 215). En la pri-mera, al referir dicho cronista los ritos y ceremoniasde losnaturalesde Cahuasquiy Quilca; y en la segunda,a propósitode los sacrificios de los indios de esta ciudad a sus huacasy adoratorios.

Creemosinteresantehacerreferenciaa un trabajode Hen-ry Reichlen (1950, Pp. 39-50), acercade las prácticasde mo-

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[REAA: 7] El uso de la coca 295

mificación en las poblacionesprehispánicasdel Perú, ya quelos estudiosdetalladosy científicos son bastanteescasos,no

ifls A

Fig. 1: Coqueros,segúnGuamanPomadeAyala (folio 865).

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obstantehaberseexhumadocentenaresde fardos funerariosen los cementeriosde la costa del Pacífico, en un estadodeconservacionexcelenteen su mayoría,quehanpermitido ob-servacionesprecisas relativas a la edad de los cadáveres,indumentaria,etc. Una rica colección de momias peruanashay en el Museo del Hombre de París, llevadaspor arqueó-logos francesesdel siglo pasado.

Reichíen ha encontradoen el departamentode Américatresfardosfunerarioscompletos,quejamáshabíansido abier-tos, y que se prestabanpor su estado de conservacióna unestudioradiográficoquefue hecho, a surequerimiento,por eldoctor Pierre Pizon. En su estudio presentael resultadodelexamende dos de ellos, provenientesde la costa centraldelPerú. Se trata del de la necrópolisde Ancon y el segundodela necrópolisde SantaRosa.El primero viene a tener la tallanormal de un adulto; efectuadolos exámenesradiocópicoy radiográfico,se adviertequeelesqueletopresentaanomalíasconsiderables,a diferencia del de Santa Rosa,ya que estádividido en partesseccionadasy presentadiversasmutilacio-nes, faltándoles,por ejemplo, varias piezas esqueléticasdeuna mano.Parecequeambaspiezasarqueológicaspertenecena la misma épocay civihzaeíon.

Nos ocuparemosmás especialmentedel de la necrópolisde SantaRosa por estarmás directamenterelacionado,comoveremos, con nuestro tema de estudio. Este fardo funerarioantropomorfolo llevó a París,en 1878,Leon de Cessac,pro-cedentede la haciendade SantaRosa,situadaen el valle delrío Chillón, o de Carabayllo,a pocos kilómetros del mar. Esasombrosamentepequeño,de unos 58 centímetrosde alturatotal, y estáformadopor un «cuerpo»maso menoscilíndricode unos26 centímetrosde diámetro,recubiertode unaespeciede tejido fino y decoradocon oncebandastransversales.Uncinturón uneal cuerpodos series de cañasrecubiertasde al-godón blanco y negro. A una segundacintura más estrecha,van sujetosdiversossacosde algodón llenos de hojas de coca(fig. 1). En la «falsa cabeza»cosida a la parte superior delcuerpo, aparecenlos ojos y la boca bordadosen lana negray roja; se aprecianlas fibras vegetalesque forman la peluca.Contrariamentea lo observadoen las momiasque provienen

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de las regioneselevadasde los Andes,los brazosno descansansobreel pecho,sino en los costados.

A propósitode los enterramientosen el período incaico,aludiremosbrevemente,por estarun poco al margende nues-tro tema,a la prácticafunerariallamadanecropompa,consis-tenteen enterrarjunto al Monarcaa mujeresy servidoressu-yos. Hemoshallado tantascitas en Cronistasde los siglos xviy xvii queestimamosinteresantehacerunasomerareferenciaa este respecto:Cieza de León (1941, Pp. 199-200), sobretodo, la mencionareiteradamente:«... Muchasveceshe tra-tado en esta Historia que en la mayor parte deste reino delPerú es costumbremuy usaday guardadapor todos los in-dios de enterrar con los cuerpos de los difuntos todas lascosaspreciadasque ellos teníany algunasde sus mujeres».«~. Y muerto su señorle echan su tesoroy mujeresvivas».«... Y parecequeestoseusabaen la mayor partedestasIn-dias».Entre los diversoshistoriadoresque describen la ne-cropompaincaica citaremosa Borregán(1948, p. 79), el je-suita napolitano Padre Anello Oliva (1895, p. 45) y Fer-nando de Santillán (1950, p. 61), cuyas referenciasvienenconfirmadas,entre otros autoresmodernos,por Baudin, Me-traux y Latcham. Añadiremosque esta práctica existía enla épocade la Conquistaen las áreasperuana,colombianayecuatoriana.

Nos referiremosa continuación al destacadopapel quela coca representabaen el arsenalterapéuticodel indio du-rante el Incanato.

La medicina primitiva de los Incas,no obstantealgunassemejanzascon la araucanao la azteca, se diferenciabaendeterminadosaspectos.En ella se adviertenesencialmentelainquietud por penetraren los arcanosde la enfermdady lamuerte. Era, sobre todo, medicina de prácticasmágicas.Enel amplio mundo vegetal de los indígenas,algunasplantasse considerabansagradasy se usabanpor el contenidomágicoquerepresentabanparadominarel cuerpoextraño,ya queparaellos, los espíritusse hallabanen determinadashierbas.Ya nos

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hemosreferido en el curso de estetrabajo al conceptoqueen la épocaincaica se teníade la coca como planta objeto deveneracion.

En todoslos templosse adorabaa Pachacamac,dios de lasalud. Las enfermedadeslas atribuían al «supay»,espíritudel demonio, para alejar al cual empleabanprocedimientosmágicos.Si unapersonaperdíala salud,habíasido sin dudavíctima de un hechizo,hechizoque se debíacontrarrestarporprocedimientosde orden mágico. Así surgieronlos médicos-hechiceros,los «shamanesx’,quea través de complicadascere-moniasplagadasde ruidos y danzasagotadoras,se comuni-cabanconlos espíritus,ejerciendoun fuertepoderde sugestiónen el enfermo y entre sus familiares. Pretendíanque entresueñosse les habíaconferido el oficio de sanar y el poderpara hacerlo. Afortunadamenteparaestos hechiceros,su vic-toria estabasiempreasegurada,ya que, si vencíaneran agasa-jados,y si resultabanvencidosdeclarabanhaberseenfrentadocon una fuerza mágica superior.Hechiceríay magia tienenpor finalidad, tranquilizar los espíritusla primera,y sometera la naturalezapor medio de procedimientosespeciales,lasegunda.El númerode hechicerosera infinito y muy variado,desdeaquellosqueempleabanprocedimientostan extremadosque los hacíantemibles a la gente,hastalos queusabandehechiceríaspermitidas, pero siempre mezcladascon cosasprohibidas,queel Incacastigabaconrigor. Uno de los génerosde hechicerosconsentidosen cierto modo por los monarcas,eranunaespeciede brujos quepredecíanel futuro: los sortí-legos; a éstoslos considerabangrandementelos indios.

Para la mayor partede los asuntosque emprendían,uti-lizabanlo queellos llamaban«echarsuertes»;estaceremoniase usabacomunmenteen las siembras,edificación de casas,etc. Y a todas las hechicerías,suertesy agúerosprecedíaunsacrificio mayor o menor segúnla causao razón por la quese hacía.Oigamosa Murúa (1964, p. 120) «. -. Otra especieabia de sortilegios,quedecían lo que estabapor venir mas-candosiertacoca,y echauanel sumocon la salibaen la palmade la mano,y tendíanlos dos dedosmayores,y si caía igual-mentepor ambos,el sucesoabía de ser buenoy si caía poruno solo, malo y siniestro».

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GuamánPoma(1944, Pp. 154 y 280), al estudiarel fol-klore desdeel punto de vista médico, aunqueno nos ofrecemuchosdetalles sobre la aplicación de hierbasen medicina,no deja de citar la planta que nos ocupa y el usoque de ellahacíanlos hechiceros:«... La usabanlos hechicerosparaha-blar con los demonios..,toman zebo de carneroy coca y loqueman». El considerala masticaciónde coca como vicio:«... No dexanel uicio y mal costumbrecm provechoporquequien la toma lo tiene solo en la boca ni traga ni lo come,aunqueno lo amenesterel cuerpohumanolotoma».Estecon-cepto expresadosobre la planta lo corroboracon el título dela figura 1: «OrtelanoPachacuna»,palabrasque,en opiniónde Pietschmansignifican quedeberíaabolirseel coqueoy su-ministrar a los indios en cambio, alimentossuficientesparasu manutencion.

La planta de la coca estabapresenteen la mayor partede las ceremonias,así de las hechiceríascomo de los sortile-gios y agiieros. Estoseran incontables;<«. No creo que aynación en el mundo que más observanciatenga de agiierosy más los crea y repare en ellos —dice Murúa (1964, p.121)—. TambiénPolo de Ondegardo(1916, p. 197) refierea este propósito: «... Quando oyen cantar lechuzas,buhos,buytres,gallinasu otrasauesestrafias,i aullar perroslo tienenpor agUero malo y pronósticode muerte,para sí o para sushijos, o para sus vecinos, y particularmente,para aquel encuya casacantan o aúllan. - Y suelen ofrecerles coca.- - pi-diéndolesque mateny dañena sus enemigosy no a ellos».IgualmenteMolina, el Cuzqueiio(1943, p. 22), la importanciade cuyaobraestribaen quefue escritaen los primerostiemposde la Conquista, recopilandolas versionesde los ancianosde la cortecuzqueña,al escribiracercade la huacade Hua-nacarí, explica que los hechicerosllamadosvirapiricos que-mabanen el fuego cocaen sus ritos, prediciendolo quehabríade sucederpor ciertasseñalesqueellos interpretaban.Añadecon gracejo,que estaclasede hechicerosera la más temida,porquementíansiempre.

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300 Remedios de La Peña [REAA: 7]

Basándonosenlos relatosdelos cronistas—Acosta,Murúa,Ondegardo,Santillán,etc.—hemoscomprobadola limitacióndel cultivo y uso de la coca duranteel Incanato. Fue, pues,bocadoexquisito del que no gustó la gentecomún. Es ciertoquepor considerarsehierba sagradahabíaun tabú que res-tringía su empleoentreel pueblo,pero no hay queolvidar laabundanciade alimentosdurantela época incaica y conse-cuentementeel pueblo no precisabade ella para compensarsu defícit nutritivo. Esta última razón la apoya el hecho deque,al escasearlos alimentosen las postrimeríasdel Imperio,suusose difundió considerablemente.Así lo atestiguael padreLas Casas(1909, p. 667) en el capítulodc su obra que tratade los Incas sucesoresde Pachacutec,cuandoal referirse alreinadode Tupac,hijo de Pachacutec,dice: «Este señorfueel que hallé el secretoy mandóque se usasey go~asedelprovechodela coca». Debe ser a partir del reinado de estemonarcacuando las leyes incaicas,que reducíanla produc-ción fueron perdiendorigidez. Los españoles,a su llegada,encontrarona los aborígenesentregadosal vicio del coqueo.Los cocalesdabanya tanto como las minas y los conquista-doresvieron en el cultivo de la planta una de las entradasmas ricas del reino. Esto hizo que aumentasenlas chácarasy acrecentasensu producción,pudiendoen adelantealcanzaral puebloaquelloqueduranteel reinadode los Incas les fuevedadoproducir y consumir.Santillán (1950,p. 120) refiere:

-. Y como era cosapreciadaentrellos,con aquellaimagina-ción, comenzarona darsea ella todosdespuésque los españo-les entraronen la tierra; los cualescomo íessintieron aquellagolosina,todostomaronpor granjeríade tratar con ella yven-dérsela,y tomaron chácarasen los Andes, unos de las delYnga, y despuésque se acabarontodos pedíana los Cabildospedazosde aquellos arcabucos(monte fragoso) y han des-montadogran tierra y puéstolade coca».

El uso de la coca se iba difundiendocada vez másy fueincluso adoptadopor las tribus vecinasno sometidasal cetrode los señoresdel Cuzco.Es sobretodo hacia elnortedel Perúdonde encontramosen época de la Conquistael uso de estemasticatorioen casi todoslos habitantesde la cadenade losAndes hastael istmo de Panamáy confines del mar Caribe.

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Es decir, los españolesno sólo no impidieron esta difusión,sino que la alentaron;ahora bien, cabe decir en su favor eldesconocimientoabsolutode sus efectos tóxicos (recordemosque el descubrimientode su alcaloideprincipal, la cocaína,no se realizó hastamediadosdel pasadosiglo —1859—-. Laculpabilidad quepuede atribuirseleses, a nuestrojuicio, denegligencia;se dejaronllevar de las ventajasque en cuantoa mayor rendimiento en el trabajo conseguíande los indiosbajo los efectosde la planta,sin quereradvertir las desfavo-rablesconsecuenciasquesu masticaciónles reportaba.

Para finalizar, diremosque la coca siguió el procesodetodas las drogasmágicas,es decir, comenzóa utilizarse confines rituales, continuó con una función profana plagadadesupersticiones,y concluyó conun fin puramentematerial.

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