Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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  nrique cheburúaes catedrático de Psicología

Clínica en

la

Universidad del

País

Vasco e inves-

tigador del Centro de Investigaciones Biomé-

dicas

en Red

de Salud Mental CIBERSAM) del

Instituto

de Salud Carlos

111 Miembro fundador

del Instituto Vasco de Criminología y miembro

del Consejo Editorial de numerosas revistas

nacionales e internacionales,

ha formado

parte,

asimismo,

desde su constitución del Consejo

Asesor del Centro Reina Sofía para el Estudio

de la Violencia.

a

sido profesor invitado en las

univers idades de Calgary y Québec Canadá).

a

escrito

numerosos

artículos sobre violencia

contra la pareja, trastornos de ansiedad fobia

social, ansiedad generalizada

y

estrés pos-

traumático) y sobre adicciones alcoholismo,

ludopatía, adicciones sin drogas). Sus líneas

actuales de investigación se centran en la vio-

lencia contra

la

pareja,

en

el

trastorno

de estrés

postraumático, en la ludopatía y en los trastor-

nos de personálídad. Algunos de sus libros son

Manual

de

violencia

familiar Madrid, 1998).

Abuso

sexual en la infancia

Barcelona, 2000).

Vivir sin violencia

Madrid, 2002) y Manual

de

victimología 2006).

Santiago Redondo

es profesor titular de Cri-

minología y Psicología en la Universidad de

Barcelona.

También

ha sido profesor invita-

do en diversas universidades españolas y de

otros países para impartir cursos y conferencias

sobre temáticas

como la criminalidad en las

sociedades actuales, la delincuencia juvenil, el

tratamiento y la rehabilitación de los agresores

y delincuentes, las explicaciones científicas del

delito, las agresiones sexuales y el

maltrato

de

pareja. Actualmente dirige diversas investiga-

ciones, especialmente por encargo de algunas

administraciones públicas españolas, en torno

al

tratamiento

de los agresores juveniles y de

los delincuentes sexuales. También es investi-

gador invitado

en varios proyectos internacio-

nales de investigación sobre la transición desde

la delincuencia juvenil a la delincuencia adulta,

y sobre

tratamientos

eficaces con

delincuen-

tes. a publicado

numerosos

artículos científi-

cos, capítulos de libros y libros. Sus dos obras

más recientes y de actualidad son las tituladas

Manual

para

el

tratamiento

psicológico

de los

delincuentes Madrid, 2008). e In tolerancia

cero: un

mundo

con

menos

normas, controles

sanciones también sería

posible

Barcelona,

2009).

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¿Por

qué

víctima

es

femenino

agresor masculino

a

violenci

contra

la

pareja

y las agresiones sexuales

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  nrique cheburúa

Santiago

Redondo

¿Por qué víctima

es f m nino

agresor masculino

La

violencia contra la

pareja

y

las

agresiones sexuales

EDI IONES PIRÁMIDE

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COLECCIÓN «PSICOLOGÍA»

Sección: Manuales Prácticos

Director:

Francisco J Labrador

Catedrático de Modificación de Conducta

de la Universidad Complutense de Madrid

Diseño de cubierta: Anaí Miguel

Reservados todos los derechos. El contenido de

esta obra está protegido por la Ley, que establece

penas de prisión y/o multas, además de las corres

pondientes indemnizaciones por daños y perjui

cios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distri

buyeren o comunicaren públicamente, en todo o en

parte, una obra literaria, artística o científica, o su

transformación, interpretación o ejecución artísti

ca fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada

a través de cualquier otro medio, sin la preceptiva

autorización.

©

Enrique Echeburúa

Santiago Redondo

© Ediciones Pirámide Grupo Anaya, S.

A ,

2010

Juan Ignacio Luca de Tena, 15.28027 Madrid

Teléfono:

91

393 89 89

www.edicionespiramide.es

Depósito legal: M. 27.641-2010

ISBN: 978-84-368-2398-1

Printed in Spain

Impreso en Lavel, S

Polígono Industrial Los Llanos. Gran Canaria, 12

Humanes de Madrid Madrid)

A todas las víctimas en su camino por

sobreponerse a un dolor injustamente

causado y en su esfuerzo por dot r de un

nuevo sentido a su vida

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  aestamos solos hombre. a no tienes

ya

no tenemos ptra cosa cierta

que la ceniza eco de las llamas

residuo sólo

ya

de haber ardido ..

Pero m tienes y te tengo:

somos

Mira desde lo nimio la existencia

desde el origen ¿ves? Junto la hierba

nos elevamos sólidos y enteros.

M Rí BENEYTO

[La última mujer 1954 .

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íNDICE

Prólogo Antonio Andrés)

15

Introducción 5

PARTE PRIMERA

a

violencia de los hombres contra las mujeres

1

¿Hombres agresores mujeres víctimas? os estereoti-

pos

la

realidad.

3

1 1 Agresión Y delito 33

1 2 Los agresores

34

1 3 Las víctimas

39

Víctimas

de

delitos violentos 39

Víctimas

de

violencia contra la pareja 43

Víctimas de abuso agresión sexual

47

1 4

Con c l u s i ó n 49

Lecturas recomendadas 5

2

¿Por qué

son los

varones más agresivos que las mujeres? 53

2 1 Perspectiva feminista

54

2 2 Sociobiología y agresión 57

Especie humana civilización 57

Psicología evolucionista 6

Endocrinología

del

desarrollo de varones y mujeres

64

2 3 Personalidad

y

desarrollo humano

64

Déficit en autocontrol 65

Déficits cognitivos 66

Regulación emocional 67

Personalidad 68

2 4 Vínculos antisociales y aprendizaje de

la

violencia 69

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¿Por

qué

víctim s

femenino

y

agresor masculino

2 5 Funcionalidad utilitaria de la agresión y del delito. . . . . . . . . . 72

2 6 Integración del conocimiento explicativo

de

la

agresión

y

el delito 74

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

3.

La

violencia c ontr a la pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

3 1 Mujeres víctimas 79

La violencia

en

la pareja: una patología

de

la convivencia. . . .

79

¿Por

qué

aguanta

la

mujer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

El impacto de la violencia en la salud física

y

mental

de

la mujer. 86

Repercusiones en los hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

3 2

Hombres maltratadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

¿Cómo surge

y de qué

forma

se

mantiene la violencia

en

la

pareja? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

Tipos de maltratadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

Trastornos mentales

y

alteraciones psicológicas en los hombres

violentos contra la

pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94

Trastornos mentales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

95

Alteraciones psicológicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

3 3 ¿Mujeres agresoras y hombres víctimas? . . . . . . . . . . . . . . 100

3 4

¿Es

posible predecir

la

violencia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

102

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

4 Mujeres asesinadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

105

4 1 I n t r o d u c c i ó n

105

4 2 ¿Denunciar o no denunciar? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

4 3 Mujeres muertas a manos de sus parejas o ex parejas. . . . . 107

4 4 Víctimas

de

asesinato

y

mujeres inmigrantes. . . . . . . . . . . .

109

4 5 Víctimas

de

feminicidio

en

la juventud y

en

la tercera edad , 110

Víctimas jóvenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110

Víctimas de la tercera

edad

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114

4 6 Perfil de los homicidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114

4 7 Suicidio de los agresores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

4 8

¿Se

puede predecir

un

asesinato

en

pareja? . . . . . . . . . . . .

116

4 9 Reflexiones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119

5. Las agresiones sexuales

en

la vida adulta. . . . . . . . . . . .

121

5 1 Víctimas conocidas

y

desconocidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

5 2 Los delitos contra la libertad sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

124

5 3 Frecuencia

de

las agresiones sexuales . . . . . . . . . . . . . . . 126

5 4 Características generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

Características

de

las agresiones sexuales a mujeres. . . . . .

132

Características

de

los agresores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

133

Características

de

las víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

34

índice

5 5 Fenomenología o modalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

Agresiones sexuales por desconocidos 135

Agresiones sexuales por conocidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137

Agresiones sexuales

en

la relación

de

pareja . . . . . . . . . . . .

138

Agresiones sexuales por un grupo

de

agresores. . . . . . . . . . 140

5 6 Etiología

de

la agresión

sexual

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

Excitación. cognición

y

competencia social. . . . . . . . . . . . . . 143

Un modelo comprensivo

de

los factores

de

riesgo . . . . . . . . 145

Desarrollo

de un

agresor sexual: experiencia y empatía. . . . .

146

5 7 Conclusión

149

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

6. l abuso sexual en la infancia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

6 1 Concepto y frecuencia del abuso

sexual

en la población. . . . . 153

6 2 ¿Quiénes son los agresores

y

quiénes son las víctimas? . . . . 154

6 3 ¿Abusadores sexuales o pedófilos? . . . . . . . . . . . . . . . . . .

155

Primarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

157

Secundarios o situacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

6 4 Víctimas

de

riesgo

. . . . • . • . . . . . . • • . . . . • • •

159

6 5

¿Cómo

se

detecta

el

abuso sexual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

6 6

Repercusiones psicopatológicas en las víctimas . . . . . . . . . . 163

Consecuencias a corto

plazo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

163

Consecuencias a largo

plazo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

6 7 Factores mediadores de los efectos del abuso

sexual

en la

infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168

6 8 Reflexiones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

170

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173

P RTE SEGUND

¿Qué se puede hacer? Soluciones para la violencia sexual y de pareja

7. Tratamiento de las víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

7 1

I n t r o du cc i ó n 175

7 2 Aspectos nucleares

del

trauma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176

Consecuencias psicopatológicas a corto

plazo

. . . . . . . . . . . 177

Consecuencias psicopatológicas a medio

y

largo plazo , . . . 179

7 3 Factores

de

vulnerabilidad

y de

protección 181

Personalidades resistentes al estrés. . . . . . . . . . . . . . . . . . 182

Factores

de

vulnerabilidad al trauma . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

7 4 Asistencia psicológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185

¿Cuándo se requiere tratamiento? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185

Objetivos del tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

Ejes del

tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

188

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 ¿Por

qué

víctim

es femenino y

agresor masculino?

7.5. Indicadores positivos y negativos de recuperación 193

Indicc¡dores positivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193

Indicadores negativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195

7.6 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 196

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

198

8. Tratamiento de los agresores

.......................

201

8.1. Los tratamientos psicológicos con delincuentes . . . . . . . . . .

. .

201

8.2. Tratamietlto

de

hombres violentos cont ra

la

pareja 202

Necesidad de

la

intervención psicológica . . . . . . . . . . . . . . . .. 202

Motivación para el tratamiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206

Tratamiento psicológico

209

8 3 Tratamiento

de

agresores sexuales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 218

Riesgos para

la

agresión sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218

Elementos que favorecen

el

tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

Ingredientes terapéuticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

223

Fármacos inhibitorios

del

impulso

sexual

. . . . . . . . . . . . . . .

. . 230

Control y

apoyo

comunitario de los delincuentes sexuales. . . . . . 231

8.4. Conclusiones sobre la eficacia de los tratamientos con varones

agresores 231

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

234

9

Prevención

.....................................

237

9 1 Prevención general sobre varones en riesgo

de

ser agresores..

239

La clave de la

prevención: crianza y educación

en la

familia . . . . 245

Prevención específica con varones

en

riesgo de maltrato de

pareja

248

Prevención específica con varones en riesgo

de

abuso y agre-

sión sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249

9.2. Prevención general con mujeres

en

riesgo de ser víctimas 255

Prevención específica con mujeres en riesgo de sufrir maltrato

de

pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

..

256

Prevención específica con mujeres en riesgo de sufrir abuso y

agresión sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

258

9 3

Conclusiones 261

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 262

PRÓLOGO

AGRESORES

Y

VíCTIMAS

¿ALGO

MÁS QUE UN

SIMPLE CAPRICHO DEL LENGUAJE?

«La danza de la violencia la forman dos participantes»: así emp ieza e l

último apartado del capítulo final del libro Biología de la Violencia,

de

la reconocida experta norteamericana Debra Niehoff 2000), para refe-

rirse a los derechos

de

las víctimas. Esta referencia muestra el lugar que

las víctimas ocupan tradicionalmente en la comprensión del fenómeno

violento. Con el tiempo el análisis de la violencia

ha

ido cambiando,

desplazando su foco

de

interés primordial, fijado en la conducta del

agresor, por uno nuevo las víctimas). Este cambio también se observa

en la perspectiva profesional y de los servicios públicos

que

se

ocupan

de

la violencia. El interés por las víctimas se extiende cada día más y no

parece

ser

simplemente una

«moda»

intelectual, sino

que

se

ha

conver-

tido en un

campo

profesional y

de

conocimientos en expansión,

que

se

agrupa bajo la etiqueta

de

la «victimología» y amplía el horizonte

de

las

disciplinas ocupadas en estudiar la violencia. Aunque sea

una

obvie-

dad, hemos

de

indicar que es la violencia 10 que

une

a agresores y víc-

timas en un sentido funcional, y este

hecho

no es trivial. Tener en cuen-

ta estos tres elementos el agresor, la víctima y la relación entre ambos)

es

un buen punto de

partida para analizar las causas y las razones

de

la

violencia. El análisis riguroso del suceso violento requiere tener en

cuenta los tres elementos antes mencionados. Así

10

destacó en su aná-

lisis sobre la violencia A Reiss, un reconocido sociólogo

de

la Univer-

sidad

de

Yale

que

presidió en 1994 un panel

de

expertos, promovido

por el National Research Council de Estados Unidos, cuyos resultados

se

presentaron de forma extensa cuatro volúmenes) a la sociedad ame-

ricana conmovida entonces por una ola

de

violencia juvenil

de

enor-

me

magnitud - compilando el conocimiento disponible sobre las cau-

sas

de

la violencia y cómo prevenirla Reiss,

A

ed., 1994; Understanding

nd Preventing Violence . La necesaria consideración

de

la víctima y el

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¿Por qué

víctim

es femenino y agresor masculino

agresor, así como de sus relaciones, es relevante para comprender la

violencia,

pero

no tiene por

qué

influir en las consideraciones legales y

éticas de la misma. Así pues, mientras es fácilmente aceptado hablar de

la responsabilidad del agresor en el

hecho

violento, incluir en el análisis

de la violencia interpersonallos factores de vulnerabilidad de la víctima

no significa responsabilizar a ésta de aquellos actos violentos, pero

completan la

comprensión

de

la realidad

de

los hechos.

Este libro trata de la violencia

que

se produce entre hombres y mu-

jeres. Como es

bien

conocido, este es un fenómeno de gran actualidad

en España y en otros países. En muchos de ellos la violencia contra la

mujer se ha convertido en un objetivo prioritario de las políticas socia-

les públicas en el campo educativo, sanitario y de seguridad, especial-

mente desde el año 1995, en que tuvo lugar la conferencia de Pekín

sobre la situación de la mujer y que sirvió de estímulo para la toma de

conciencia de la realidad de ésta como víctima de distintos tipos de vio-

lencia.

La

violencia entre hombres y mujeres tiene numerosos efectos nega-

tivos en la vida cotidiana y constituye un problema grave, omnipresen-

te y de muy difícil erradicación. La violencia que de forma mayoritaria

ejercen los hombres agresores) sobre las mujeres víctimas) se concre-

ta sobre. todo en dos ámbitos muy interrelacionados: la violencia contra

la mujer en el seno de la pareja y la violencia sexual. De estos dos tipos

de violencia en toda su extensión, es decir, refiriéndose a los agresores,

a las víctimas y a sus relaciones mutuas, se ocupa, en clave psicológica,

este libro. La primera forma de violencia que trata la violencia de pare-

ja) es bien sabido que se articula en torno a las relaciones sentimentales

e incluye muchas veces a la segunda la violencia sexual), mientras que

esta última es un tipo de violencia en la que, paradójicamente, no pre-

dominan siempre las motivaciones sexuales a

pesar

de las simples apa-

riencias. En

ambos

tipos

de

sucesos violentos

podemos

encontrar

que

no siempre y de forma exclusiva los que ejercen la acción violenta

son

hombres y quienes la sufren son mujeres y esto es motivo de convic-

ciones y discusiones generalm ente privadas), pero la desproporción es

tan grande, muy grande, que es casi como si lo fuera. Observamos una

enorme asimetría en la

que

uno de los sexos/géneros se lleva la palma

en cuanto que agente de la violencia y el otro en cuanto receptor de la

misma.

Así

la gran mayoría de los agresores de sus parejas incluso

de las ex parejas) sentimentales

son

hombres y también la mayoría de

agresores sexuales son hombres. Igualmente la gran mayoría de victi-

mas de las agresiones físicas, sexuales y psicológicas, sobre todo en el

Prólogo

seno de las parejas,

son

mujeres. Además, cuando se trata

de

agresiones

sexuales entre conocidos, que no constituyen

una

pareja sentimental, y

desconocidos, también las mujeres

son

mayoría entre las víctimas. Estas

dos afirmaciones se

pueden

generalizar a cualquier rango

de

edad de

los agresores y víctimas, para cualquier estrato social y también grupo

étnico o cultural. Esta realidad l a violencia ejercida sobre las muje-

r e s

requiere

un

cambio radical y definitivo. No solamente

es

exigible

una

reducción

de

cualquier tipo

de

violencia, como aspiración a un

mundo

más justo y solidario, sino

que

es especialmente urgente elimi-

nar la violencia contra las mujeres porque esta violencia contribuye a

sostener

una

situación histórica

de

desigualdad en la que las mujeres

sufren una patente discriminación y sometimiento

que son

inaceptables.

Para combatir esta realidad, con la

que

los autores

son

convencidos be-

ligerantes, los autores

de

este libro nos ofrecen

una

compilación exten-

sa

de

conocimientos, recientemente generados en la Criminología y la

Psicología, así como

de

otras disciplinas afines, sobre la violencia sexual

y la violencia sobre la mujer.

Al

hilo

de

estos conocimientos y después

de

una presentación extensa

de

ellos y una rigurosa reflexión intelec-

tual, nos indican

qué

se

puede

hacer y cómo hacerlo, todo lo cual pue-

de ser

de

utilidad

para

los profesionales que se ocupan

de

este problema

social para el cual existe un consenso colectivo en pro

de

su erradica-

ción. Del mismo modo, el contenido

de

este libro permitirá al lector

actualizar sus conocimientos sobre la temática y enjuiciar la realidad

con más argumentos sólidos

de

los que ofrecen algunas visiones sim-

plistas de este problema.

Quizá

sea un

simple capricho del lenguaje,

pero todos tenemos

en

la cabeza el «agresor», masculino y la «víctima» femenina. Cuando los

papeles se invierten, nos causa sorpresa y paradoja. Así, recientemente

y en un contexto

de

omnipresencia

de

violencia

de

pareja o

de

género

ocupando

todos los medios

de

comunicación,

aparecen

casos terribles

de

agresores domésticos como el «asesino

de

Amstetten» o matanzas

ejercidas por jóvenes en centros educativos Virginia Tech en EE. uu. o

Wennenden en Alemania), asesinatos adolescentes caso del asesinato

de

Ripollet, Barcelona) o el caso

de

Marta del Castillo

en

Sevilla), entre

otros. Siempre el agresor es

un

hombre. Como una excepción aparecen

a veces crímenes muy graves cometidos

por

mujeres, como el llamado

caso

de

la «asesina

de

ancianas» en Barcelona y como siempre pasa

con

los sucesos inespera dos e inexplicables, se pone en cuestión la regla

de

la

que

nos

quieren

hablar en este libro: hombres agresores y mujeres

víctimas. Esa es la norma,

pero

¿cuál es la explicación?

Page 11: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 11/137

¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino

El

título del libro,

en

vez de ser una respuesta, es una pregunta: ¿por

qué víctima es femenino y agresor es masculino? La primera respues

ta que aparece es sencilla: porque

son

palabras que tienen distinto gé

nero

que recogen el papel de cada

género en

el comportamiento vio

lento. Respuesta insuficiente y quizás incluso errónea. Hay bastantes

cosas que añadir. Víctima es

un

sustantivo y agresor

un

adjetivo, gene

ralmente sustantivado. Ambas palabras

tienen

distinto

género,

aunque

las palabras no tienen sexo. Asociar el

género

del sujeto activo

en

el

acto violento, el agresor o la agresora, con el

género

del sujeto receptor

de la violencia la víctima) permite

un

análisis en varios dominios del

conocimiento

y, naturalmente, con resultados distintos dependiendo

del mismo.

Al menos

este análisis se plantea en cuatro niveles: el lin

güístico, el criminológico, el psicosocial y el político-cultural. Su combi

nación

sería

esperable que

aclarase

más

las causas

del fenómeno,

pero

la

desigualdad de sus

conclusiones

creemos que

complica

más

que so

luciona ciertas respuestas

que aparentemente son

sencillas y que hacen

referencia a la unidireccionalidad

de

la violencia

entre

el más fuerte y

el

más débil.

El

primer nivel de análisis es el lingüístico semiótico, se

mántico y pragmático),

que

da mucho

juego

por mor de analizar la re

lación

entre

la

denominación de

las

cosas

y su naturaleza. Agresor y

agresora son

dos

adjetivos

del

español que califican a

sendos

indivi

duos, de

sexo masculino y femenino,

que

ejercen o cometen una agre

sión. En cambio, víctima

es

un

nombre,

un sustantivo

de

género feme

nino,

que

se aplica a quien ha sufrido daños por

algún

suceso,

sea

hombre o mujer, incluso organismo

no humano.

El género

de

las palabras

es

algo que

va más

allá

de

la

idea

prosaica

de que

si termina en « »

es femenino

y si

termina

en

«o»

es masculino.

Existen casi

todas

las

combinaciones

posibles: sustantivos

que acaban

do

en

«o»

son femeninos, como

por ejemplo

la moto o la radio y sustan

tivos

que acabando

en

« »

son

masculinos,

como

el tema, el

problema

o el mapa. Es una simplificación excesiva identificar el género

de

las

palabras

con

la terminación

«o»

o « »

de

los nombres; además, ¿qué gé

nero

tienen

cuando terminan en otra voca l o letra? ¿Y qué pasa con los

adjetivos? Pues

hay para

todo: adjetivos con femenino regular que ter

minan de forma distinta según el género del sustantivo, como sucede

con el adjetivo agresor o agresora; invariables en masculino y femeni

no,

como, por

ejemplo, inteligente o amable; y otros,

por

fin, que son

femeninos irregulares, como

motora

o motriz.

Según el Diccionario de la RAE víctima

es

un sustantivo común de

género epiceno que puede designar seres de uno u otro sexo. Víctima

Prólogo

es

un

sustantivo y, a pesar de que la mayoría de los sustantivos sola

mente tienen un género masculino o femenino), existen otros que ad

miten una variación. Significa persona o animal ... sacrificado o des-

tinado

l

sacrificio que s expone que padece daño o que muere

.

por

culpa ajena o por causas fortuitas En

el

mismo plano terminológico

agresor -ra) es un adjetivo que califica al que comete una agresión.

Generalmente

se

trata

de

un

adjetivo sustantivado y

que,

por

tanto,

su

género coincide con el referente el hombre agresor o el agresor y la

mujer agresora o la agresora). Los adjetivos no tienen género, sino que

lo adoptan del sustantivo al que califican y acompañan.

Por tanto, el término «agresor» es masculino y disponemos de su for

ma femenina. Sin embargo, el término «víctima» solo

parece

tener forma

femenina. Pero,

en

relación

con

las palabras,

hay

más géneros que el

masculino y el femenino: existen el «común», el «ambiguo» y el «epice

no». El

género

«común» de

un

sustantivo, cuando está referido a las per

sonas,

no

diferencia el sexo al que

hace

referencia, sino que lo hace en

relación a los determinativos, como sucede en el

caso del término

«pa-

ciente». Los nombres con

género

«ambiguo»

pueden

ser

acompañados

indistintamente por determinativos masculinos o femeninos,

como

es el

caso del término «mar». Por último, los sustantivos

con género

«epiceno»

son aquellos inherentemente masculinos o femeninos que designan a

las personas sin diferenciar sexos, como es el caso del nombre «bebé».

El género

de

los sustantivos

también

marca una diferenciación

de

carác

ter sexual y así el masculino designa al

macho

y el femenino a la hem

bra; sin embargo, esta

no

es la

norma

y la mayoría de sustantivos

no

tienen relación alguna con el

sexo

del sujeto al que hacen referencia.

El

género

de

los sustantivos

es

sólo

una

marca gramatical, no

una esencia

de

los individuos

de

las

especies con reproducción

sexual y

sus

concor

dancias bio-psico-sociales.

En el análisis psicosocial

de

las diferencias

entre hombres

y mujeres

observamos

un panorama

complejo y sometido a constantes cambios.

Cuando hace unos

años parecía que la investigación psicológica había

resuelto el

tema de

la casi inexistencia

de

diferencias

entre hombres

y

mujeres Hyde, 1990), las cosas se han

vuelto a complicar a la luz

de

las

nuevas

e incesantes) investigaciones empíricas Hyde, 2007). Las

com

paraciones entre hombres y mujeres,

en

cuanto a sus características

psicosociales,

aparecen en muchos

planos y

sobre

todo

en

interacción

con otras variables

de

los

propios

individuos. Así, comparar hombres y

mujeres en,

por

ejemplo, el plano

de

la agresión está

directamente mo

dulado

por

la

edad de

los sujetos analizados. Las diferencias

entre hom-

Page 12: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 12/137

¿Por

qué

víctim

es femenino

agresormasculino

bres y mujeres

en

los niveles y la frecuencia de la agresión, física al

menos, son muy precoces y ya antes

de

los

24

meses aparecen de for

ma espontánea. Estas diferencias se mantienen a lo largo de la vida de

los humanos, aparecen más tarde

en

el formato de agresiones sexuales

y únicamente se difuminan

en

el formato de agresiones verbales en las

que parece no existir diferencias entre sexos. También el desarrollo

afecta

de

forma distinta a las diferencias

en

las capacidades verbales, las

disposiciones emocionales o las alteraciones psicopatológicas. Además

de la edad, podemos incluir otras variables, tales como el rol social, el

nivel socioeconómico, etcétera. Hemos de añadir que este panorama es

cambiante y tiene sus efectos

en

numerosos planos de la realidad social

y personal: escolar, educativo, laboral, sanitario, etcétera. Por tanto,

consideramos adecuada la afirmación según la cual hay más variabili

d d interindividual dentro de los grupos de hombres y mujeres que la

variabilidad intergrupal de hombres y mujeres. La individualidad psico

lógica importa más que la pertenencia a

un

grupo definido por el sexo

o por el género.

Lo

que es

un

problema para la explicación científica

de

las diferencias entre hombres y mujeres es el punto

de

partida para

la intervención profesional,

en

la

que

siempre, al ser

con

mucha fre

cuencia ejercida sobre individuos, debe primar la individualidad frente

a la pertenencia más o menos prototípica a

un

grupo de referencia. El

agresor no deja de ser individuo por más que pertenezca al grupo

«hombre» o la víctima tampoco deja de ser individuo un perteneciendo

al grupo

«mujer». Así no

tiene

por

qué sorprendernos que

no

todos los

hombre ejemplifiquen al arquetipo de los «hombres violentos» ni todas

las mujeres al arquetipo de las «mujeres plácidas» el lector puede hacer

el ejercicio de sustituir los adjetivos de los arquetipos y constatar la va

lidez de la afirmación).

En el análisis criminológico la diferencia entre hombres y mujeres,

en

lo

que

hace referencia a la distribución asimétrica

de

las prevalencias

delictivas, es un hecho más que consistente y es

un

problema a resol

ver. Los hombres son con mucha mayor frecuencia agentes de la vio

lencia, sobre todo

en

el seno de la pareja y especialmente, si hacemos

referencia a la violencia grave y también a la violencia de naturaleza

sexual. Esta afirmación la podemos generalizar a muchos otros tipos de

delitos. Por el contrario, las mujeres son las víctimas más prevalentes de

la violencia grave de pareja, doméstica o familiar y de la violencia

sexual. Aquí la asimetría es clara y muy consistente entre grupos de

edad, étnicos, culturales y socioeconómicos. Esta asimetría se observa a

simple vista en muchos indicadores criminológicos: tasa de hombres y

Prologo

mujeres encarceladas, comportamiento

de

hombres y mujeres

en

pri

sión, tasas diferenciales de reincidencia, etcétera.

Por último, en el análisis político-cultural, donde el que esto escribe

se mueve con más inseguridad, y debido a los cambios derivados de las

dinámicas sociales e ideológicas propias de las sociedades en constante

evolución, es donde, en nuestra opinión, los resultados de los análisis

acerca

de

las diferencias y semejanzas entre hombres y mujeres

son

más

variados y cambiantes. Un ejemplo de

estos cambios lo podemos ver

en

las distintas denominaciones que se d n al mismo fenómeno. Así la

violencia de género, en nuestra opinión, y a diferencia de lo que decla

ra la legislación vigente en España, agrupa t odas las formas de violencia

que se ejercen por parte del hombre sobre la mujer por su específico rol

de género en

la sociedad actual: violencia sexual, tráfico

de

mujeres,

explotación sexual, mutilación genital, acoso laboral, etcétera, indepen

dientemente del tipo de relaciones interpersonales que mantengan agre

sor y víctima, ya se n éstas de tipo sentimental, familiar, de vecindario

o, simplemente, inexistentes. Este término genérico convive con otros,

como el de «violencia doméstica» o .familiar» y no pocas veces son con

fundidos.

El

caso

de

la violencia contra la pareja,

en

el

que

la víctima es

la mujer y el agresor es el hombre, es el más representativo de la vio

lencia de género, principalmente por su prevalencia e intensidad y por

que combina elementos propios de la violencia de género, de la familiar

y doméstica, pero, sin embargo, cuenta con otros componentes especí

ficos

que

provienen

de

la particular relación, sentimental e íntima,

que

tienen o

h n

tenido los miembros

de

la pareja.

La

violencia contra la

pareja VCP)

es un de las formas que, junto con la violencia sexual so

bre la mujer en el seno de la familia, representan un intersección entre

la violencia de género y la violencia familiar Andrés-Pueyo, 2009). En

este sentido queremos hacer

un

reflexión.

El

concepto

de

violencia,

como estrategia

de

control y dominio

de

la pareja, agrupa varios tipos,

según su naturaleza, como son la violencia física, sexual, psicológica y

la violencia por negligencia. Conviene distinguir subtipos de acciones

violentas, tales como son, en el caso de la violencia física, las agresiones

físicas, desde las bofetadas, empujones y patadas hasta las lesiones con

arma blanca o de fuego y el asesinato por estrangulamiento o envene

namiento, así como las mismas amenazas graves de ejercer violencia

física muerte o lesiones físicas),

que

tienen idénticos determinantes

que

las acciones violentas. En el caso

de

la violencia sexual se incluyen di

ferentes acciones, que van desde la humillación sexual hasta la viola

ción sádica pasando por el acoso sexual. En el caso de la violencia psi-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué víctim es femenino

agresor masculino

cológica, h y que distinguir también acciones tales como el acoso no

sexual stalking), la coerción y coacción, la humillación, las extorsiones

o amenazas y todas aquellas formas de control social y económico de la

mujer que la OMS (2005) identifica bajo la rúbrica de «violencia psicoló

gica o abuso emocional». Este último tipo de violencia reúne acciones

muy distintas entre sí y recibe varias denominaciones. El abuso, maltra

to o violencia psicológica ejercida sobre la víctima,

en

la

VCP

también

incluye un serie de acciones del agresor que, siguiendo a O Leary, po

demos distinguir en: menoscabo y d ño a la auto-estima y la imagen de

la pareja, amenazas explícitas o implícitas de muerte o lesiones, restric

ción

de

los derechos

de

la víctima y evitación pasiva o activa del apoyo

emocional o cuidados debidos a la víctima (Andrés-Pueyo, 2009).

El

convencimiento público

de que

la violencia, y especialmente la

sexual y contra la mujer, es un problema social de primer

orden

que

h y

que erradicar se observa

en

la intolerancia social que produce,

en

la re

clamación frecuente

de

intervención

que

los ciudadanos hacen a los

poderes públicos, sobre todo después

de que

se descubran crímenes

sexuales horribles o se conozcan casos de abusos familiares sobrecoge

dores, y en la voluntad convencida de que esta problemática

es

incom

patible con los avances sociales y la libertad personal hacia la cual tien

den

las sociedades desarrolladas. Este rechazo a la violencia, convertido

en

demanda, guía la acción de las Administraciones Públicas,

que

h n

puesto

en

marcha acciones para luchar contra la violencia

de

forma con

tinuada en los últimos años. Esta acción convencida cristaliza

en

la mo

vilización de recursos humanos y materiales que se destinan a la aten

ción de las víctimas, el control de los agresores y la prevención genérica

de la violencia. Estas políticas empiezan a d r sus resultados, pero están

afectadas

por

dos factores que,

en

nuestra opinión, limitan su eficacia.

El primero es la falta

de

experiencia profesional continuada

en

el tiempo

de

ejercicio

de

estas tareas, sobre

todo en

lo

que

hace referencia a la

violencia de pareja contra la mujer. Un buen ejemplo lo

podemos ver

analizando cómo se h realizado la puesta en marcha de programas de

atención a víctimas

de

la violencia de género

que

se h n ido desarro

llando y perfeccionando a la vez y a partir

de

diversas ofertas

de

servi

cios genéricos: sanitarios, sociales y otros similares

que

atendían a las

mujeres

por

razones diversas y que ahora

h n

ampliado sus servicios a

la atención de las mujeres víctimas de violencia. Quizá un ejemplo pa

radigmático es la formación de los técnicos de los servicios de gineco

logía de los hospitales generales

en

temas de violencia de género y

sexual. En esta situación también se

h n

encontrado, con menos proble-

Prólogo

mas obviamente, los servicios policiales y judiciales que, como es paten

te, sufren un enorme presión derivada de esta problemática. También

este mismo comentario se

puede

hacer extensivo a los servicios que

atienden a los agresores y

un buen

ejemplo lo tenemos

en

el diseño de

programas de reeducación para agresores contra la mujer

en

prisiones o

en otras actuaciones preventivas. Queríamos destacar

que

este cambio

en

ampliar los servicios está resultando eficaz,

pero

exigente

con

los

profesionales que deben aplicarlos, ya que la demanda

de

eficacia es

tan urgente como novedosos son los programas de actuación.

El

segundo factor tiene

que

ver

con

la fundamentación y sustenta

ción de estos programas.

La

urgencia

en

aplicarlos es inversamente pro

porcional a los conocimientos que los apoyan.

El

conocimiento cientí

fico, y las tecnologías que se derivan

de

él,

de

las causas de la violencia

no

es todavía muy amplio y sólido y,

por

tanto, las discusiones y alter

nativas

que

se

proponen

para combatirlas están todavía

en un

limbo

donde casi todo es compatible. Como resultado de esta situación, con

viven opiniones, propuestas, procedimientos e incluso legislaciones y

normas que

no

producen mucho consenso y son fuente de controver

sias, a veces intensas. Esta realidad que brevemente hemos descrito

quizá tiene más vigencia al hablar de la violencia contra la pareja que

de

la violencia sexual.

Para intervenir

en

el control de la violencia, como

en

cualquier otro

ámbito profesional, es imprescindible conocer las cosas con objetividad

y sin prejuicios. Y mientras que objetividad

no

hay mucha,

en

la medi

da

en

que el conocimiento riguroso

de

la violencia es escaso,

de

lo se

gundo,

en

el caso que nos ocupa, hay demasiado.

Los

conocimientos

rigurosos, contrastados y basados

en

la evidencia sobre la violencia in

terpersonal son escasos y es imprescindible aumentarlos para que la

intervención profesional sea eficaz. Este libro de Echeburúa y Redondo,

dos de

los más reconocidos especialistas

en

las aplicaciones psicológi

cas

de

la criminología al problema

de

la violencia sexual y de pareja,

está lleno

de

conocimientos rigurosos y de análisis concienzudos

de

la

realidad próxima de la violencia que serán

de

gran utilidad a los profe

sionales, sea cual sea su matriz formativa original, que se emple n a

fondo diariamente

en

la lucha contra las consecuencias de la violencia,

la re nserción de los agresores, la recuperación y fortalecimiento de las

víctimas y la prevención de esta lacra social de tan negativos e intensos

efectos. En este libro, y por razones

de

la temática de que se ocupa, los

autores se mueven

en

tres planos que,

en

el mejor de los casos, debe

rían converger: el de los derechos humanos (referente obligatorio

en

el

Page 14: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 14/137

¿Por qué

víctim s femenino

y agresor masculino

tema del análisis

de

la actuación contra la violencia), el

de

la ciencia

(basándose en la evidencia) y el

de

la utilidad profesional

por

respon

sabilidad social). Complicada combinación,

pero

digna aspiración.

Barcelona, junio

de

2010

REFERENCI S

DR

D.

ANTONIO ANDRÉS-PUEYO

Catedrático

de

la Universidad

de

Barcelona

Andrés-Pueyo, A (2009). La predicción de

la

violencia contra la pareja. En Eche

bUfÚa

y otros (eds.),

Predicción del riesgo de homic idio y

de

violencia grave en

la relación de pareja

(pp. 21-56). Valencia: Centro Reina Sofía para el estudio

de

la violencia-Generalitat

de

Valencia.

Felson, R B. (2002).

Violence

nd

gender reexamined.

Washington, De.: APA

Hyde,

J

(1990). Meta-analysis

of

psychology

of

sex

differences.

Signs

16:

55-73

Hyde, J (2007). New directions in the study

of gender

similarities

and

differences.

Currrent Directions

in

Psychological SCience

16: 259-263.

INTRODUCCiÓN

Las

mujeres son víctimas frecuentes de diversas formas de agresión

y violencia.

De

partida pueden sufrir cualquiera

de

las formas de vio

lencia y delincuencia posibles,

como robos

violentos, lesiones y

ho-

micidios, al igual que también pueden

ser

víctimas de estos delitos los

hombres. Sin embargo, en

dos

modalidades

de

violencia las mujeres

suelen ser

víctimas especialmente propicias: el maltrato familiar y los

abusos

y las agresiones sexuales. Y

es 1

más frecuente

que

los auto

res

de

dichas agresiones

sean

hombres.

El

análisis

de

esta grave reali

dad

social es,

en

última instancia, la

razón profunda de

este libro.

Tanto el maltrato

como

los abusos y las agresiones sexuales

dañan

gravemente a un

número

importante de mujeres de distintas edades,

extracciones sociales y culturas en todos los países. Los organismos in

ternacionales,

como

Naciones Unidas y la Organización Mundial de la

Salud,

han

alertado universalmente acerca

de

este grave problema so

cial y

han

acordado diversas declaraciones y normativas para

su

detec

ción y prevención. En la actualidad existe

una

notable sensibilidad y

conciencia colectiva acerca

de

estas problemáticas

de

agresión a las

mujeres,

que se

refleja en los medios

de

comunicación y en la opinión

pública, en las leyes y en la justicia.

Dadas la magnitud

de

la violencia contra las mujeres y la urgencia

de

su

prevención y control,

no

es infrecuente

que

los análisis

de

este pro

blema y las propuestas formuladas para

su

prevención y control

pue-

dan

resultar, a

pesar de

sus

buenas

intenciones, precipitados y extre

mos. Algunos

de

los planteamientos actuales están alejados

de

los

conocimientos científicos e imbuidos más bien de consideraciones

ideológicas y formulac iones políticamente correctas».

La

explicación

feminista al

uso de que

toda violencia

que puedan

ejercer los hombres

contra las mujeres es

una

violencia universal de cariz machista cuyo

propósito es su sometimiento patriarcal es,

cuando

menos, expansiva y

sesgada. Es más ajustado al conocimiento científico, y sería probable-

Page 15: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 15/137

¿Por

qué

víctima

es femenino

y

agresor

mf sculino?

mente más útil para la prevención, analizar la violencia contra la pareja

a la luz de los diversos factores

de

riesgo existentes, tanto individuales

como sociales, entre los que también podría incluirse el «machismo»,

pero

desde luego

no

en exclusiva.

Es decir, para un análisis científico más completo del maltrato y de

la agresión sexual contra las mujeres

deben

considerarse tres compo

nentes: la peligrosidad

de

los agresores, la vulnerabilidad

de

las vícti

mas y las situaciones en

que

se producen las conduct as violentas. Así

hay

que

tener

en

cuenta las características

de

muchos agresores, tales

como su impulsividad, el maltrato y abuso infantil

que

muchos de ellos

recibieron, su exposici ón a modelos violentos en sus familias

de

origen,

su frecuente

abuso

del alcohol y

de

otras drogas, sus fuertes distorsio

nes de

pensamiento y justificaciones de la violencia

como

instrumento

de control, sus creencias sexistas y devaluadoras de las mujeres, las si

tuaciones

de

aislamiento familiar y social en

que

viven, los bajos niveles

culturales

de

muchos agresores y también

de

muchas víctimas, las ten

siones económicas a

que pueden

hallarse sometidos, etc. Hay asimismo

víctimas

de

riesgo, como las mujeres jóvenes, aisladas socialmente, de

pendientes económica y emocionalmente

de

sus parejas desde edades

tempranas o las mujeres consumidoras

de

drogas o frecuentadoras

de

ambientes marginales,

con

antecedentes

de

maltrato, que tienen

una

mayor probabilidad

de

sufrir la violencia. Y finalmente,

hay

situaciones

específicas, como la ruptura reciente

de

pareja protagonizada

por

la

mujer o las condiciones de

un

divorcio conflictivo en relación

con

el

régimen económico o la custodia y el régimen de visitas de los hijos,

que

propician la aparición

de

conductas violentas.

Lo fundamental

de

la perspectiva científica e integradora del conoci

miento

que

aquí

se

presenta es

que

son estos múltiples factores

de

ries

go, combinados en diversas formas, los

que pueden

favorecer

que

al

gunos

varones

opten por

comportamientos

de

abuso

y agresión

de

los

que serían víctimas frecuentes las mujeres. Üe aquí se deriva que la

prevención más eficaz

de

tales agresiones también

deberá atender

a los

diversos factores

de

riesgo

que puedan

concitarse en

cada

caso.

También

se

efectuará aquí un análisis crítico

de

las actuales prác

ticas jurídico-penales orientadas a la pura

denuncia,

al aislamiento y,

en

último término, al encarcelamiento masivo y prolongado de mal

tratadores, violadores, etc.,

como

base de la

prevención

y el control

de

estos

fenómenos

delictivos. Los autores

consideran que

dichas es

trategias punitivistas

son poco

realistas y resultan bastante ineficaces

si

se

atiende a sus escasos resultados.

De

hecho, y

pese

a su

empleo

ntroducción

intensivo, no han logrado reducir ni el número

de

asesinatos de mu

jeres o las tasas de denuncia por maltrato ni las agresiones sexuales

extra o intrafamiliares. Además, este planteamiento basado

en

el cas

tigo

ha

contribuido a un sistemático endurecimiento del sistema jurí

dico-penal, con los muchos inconvenientes que ello plantea,

como

son la masificación de las prisiones o

unos

gastos

en

vigilancia y se

guridad

que

resultan

desmesurados

y

que no han

mostrado ser

efec

tivos.

Así pues, este libro dirige su atención a los conocimientos rigurosos

actuales

en

torno a las principales manifestaciones

de

la violencia con

tra las mujeres como el maltrato

de

pareja, el abuso sexual y las agre

siones sexuales), de las que a menudo son autores los hombres. Asimis

mo

se

pondrán de

relieve las fenomenologías y las magnitudes

de

estas

agresiones, los daños

que

sufren las víctimas y las características más

típicas

de

los agresores. Se presentarán también los conocimientos y las

teorías científicas que, hasta

donde

se sabe actualmente, explican estos

fenómenos. Por último, en cada caso se atenderá tambi én a los sistemas

de

prevención, tratamiento y control de los anteriores delitos

con

el ob

jetivo

de

reducir su frecuencia y gravedad.

La

obra consta

de

nueve capítulos estructurados

en

dos partes

una

descriptiva y otra de propuestas

de

solución). En el primer capítulo

de

la parte primera se hace referencia a la delincuencia y a las conductas

violentas en función del sexo, tanto desde la perspectiva de los agre

sores como desde la de las víctimas. En el segundo se trata

de

buscar

una

explicación a este

hecho

con las distintas teorías propuestas. Los

siguientes capítulos

de

esta primera parte profundizan sobre tipos es

pecíficos de agresores y de víctimas

y

en concreto, sobre la violencia

contra la pareja y sobre los abusos y agresiones sexuales, tanto en la

infancia como en la vida adulta. Se detalla la descripción

de

estos fe

nómenos

violentos, así

como

sus explicaciones científicas. Y

en

la par

te se incluyen tres capítulos encaminados a la solución de los pro

blemas planteados en la primera parte. En concreto, se describen los

tratamientos psicológicos

de

las víctimas y de los agresores y, por últi

mo, se desarrollan las estrategias aplicadas en la actualidad, y otras que

podrían utilizarse, para la prevención y el control de estas modalidades

de

agresión.

El mayor deseo

de

los autores sería

que

esta obra contribuyera a

un mejor entendimiento social y a

una

explicación más certera

de

los

fenómenos de violencia contra las mujeres y, por encima

de

todo, a

una

mejora

de su

prevención.

Page 16: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 16/137

PRIMER P RTE

a violencia

de

los

hombres

contra

las

mujeres

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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1

¿HOMBRES AGRESORES

Y

MUJERES VíCTIMAS?

OS

ESTEREOTIPOS Y LA REALIDAD

El

título

de

este libro sugiere como argumento central

que

ser agre-

sor, y más ampliamente ser delincuente, es preferentemente un atributo

masculino y que ser víctima es una característica prioritariamente feme-

nina. El objetivo de este primer capítulo es clarificar esta cuestión nu-

clear.

Tanto el título del libro como su nomenclatura general utilizan el

término «agresor» y no «delincuente», ya que las agresiones y los compor-

tamientos violentos contra las mujeres constituyen la prioridad del aná-

lisis, y hay agresiones más o menos sutiles

que no

entran dentro del

ámbito

de

lo delictivo. Pese a ello también es necesario hacer una refe-

rencia más global a la delincuencia

de

hombres y mujeres. Desde ese

marco más general,

de

acuerdo

con

el objetivo del libro, se prestará

una

atención preferente a aquellas conductas violentas

de

las

que

los varo-

nes suelen ser autores principales y las mujeres víctimas frecuentes, lo

que incluye diversos delitos contra las personas lesiones, homicidio

..

);

pero, sobre todo, se analizarán el maltrato contra la pareja y el abuso y

las agresiones .sexuales.

Para iniciar este análisis

de

la delincuencia

de

hombres contra muje-

res conviene llamar la atención del lector sobre algo quizá obvio, pero

muy relevante a todos los efectos. Se trata sencillamente de la estructu-

ra básica

que

presentan todo delito y agresión,

que

incluye tres partes

imprescindibles tal y como se ilustra en la figura

1.1):

1.

Un

gresor

o agresores),

en

cierto grado motivado y dispuesto

para agredir.

La motivación antisocial de los agresores suele con-

cretarse en creencias y hábitos delictivos, así como en fuertes

explosiones de ira descontrolada.

2.

Una

víctim que

suscita el interés del agresor.

3. Una cierta

desprotección de

la víctima,

que

la

pone en

mayor

riesgo

de

sufrir la agresión. Dicha desprotección

puede

derivar

en unos casos del descuido de la propia víctima, que no toma las

Page 18: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?

precauciones debidas, o

de

la falta

de

prevención

de

sus cuida-

dores y protectores naturales (familiares, amigos, vecinos .. ; en

otros,

puede ser

la consecuencia indeseada

de

fallos

en

los con-

troles formales, tales

como

la policía o los tribunales.

Los tres factores

mencionados

constituyen,

de

acuerdo

con

el cono-

cimiento actual, el ementos clave

de

todo

análisis

de

la agresión, y este

libro prestará atención a todos ellos. En este primer capítulo se atende-

rá a

una

descripción general

de

los

dos

primeros (agresores y víctimas,

con

especial atención a la cuestión central

de

si

se

trata preferentemen-

te

de

varones o

de

mujeres). Para ello

se

destinará

un

primer epígrafe a

analizar quiénes

son

los agresores más habituales

en

delitos violentos,

en maltrato contra la pareja y

en

materia

de abuso

y agresiones sexua-

les.

Lo

mismo

se

hará,

en

el siguiente epígrafe,

por

lo

que se

refiere al

análisis

de

quiénes

son

las víctimas prioritarias

de

los anteriores delitos,

es

decir, si

son

los

hombres

o lo

son

las mujeres.

El

capítulo finalizará

con

unas conclusiones generales al respecto

sobre

la violencia ejercida

o sufrida

por

los hombres y

por

las mujeres.

Figura 1 1 Interacción agresores-víctimas [adaptado a partir de Felson 1994

200B}

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas? Los estereotipos

y l

realidad

1 1 AGRESiÓN DELITO

La agresión suele

comportar una

acción mediante la que se ejerce

fuerza sobre otra persona que, como resultado

de

ello, sufre algún tipo

de

daño. Esta conducta acostumbra a interpretarse como violencia si se

entiende que es intencionada,

es

decir,

con

el objetivo

de

dañar a la

víctima.

Lo

más

común es que

los comportamientos violentos

estén

prohibidos

por

la ley y,

por

ello, constituyan delitos.

Los delitos

pueden adoptar

muy diversas formas, como los hurtos

en

que se sustrae discretamente una propiedad ajena, como podría

ser

un bolso o

una

cartera), las estafas, los

robos

tanto con fuerza (rom-

piendo la puerta

de

una casa) como

con

intimidación o violencia (ame-

nazando a la víctima

con un

arma o

golpeándola

para

que

entregue su

dinero), las lesiones, los abusos

de

menores, las agresiones sexuales y

la violación, el maltrato a los hijos o a la pareja, etc.

Además

de por

su objetivo o naturaleza, los delitos

pueden

ser cla-

sificados ta mbién en función

de

su gravedad. Los dos principales crite-

rios que

suelen

emplearse

para

establecer la gravedad

de

los delitos

son,

en

primer lugar, el

daño causado

a las víctimas y a la sociedad

en

su conjunto y, en segundo término, la magnitud económica de las sus-

tracciones o daños efectuados.

El modo más

inmediato

de conocer

cuántos delitos se

producen es

mediante

las

denuncias que efectúan

las

propias

víctimas o los posi-

bles testigos. En estos

supuestos

lo

más común es que

las

denuncias

hayan

dado

lugar a

procesos

legales e incluso a la

condena de

los

autores.

También puede

conocerse la

magnitud de

la delincuencia a

partir

de

fuentes

de

información denominadas no oficiales». Éstas

son

fundamentalmente dos: los estudios

de

autoinculpación y las en-

cuestas

de

victimización. En los análisis

de auto nculpación se

pre-

gunta,

de modo

anónimo,

a muestras representativas

de

la población,

generalmente jóvenes

de

ambos sexos, acerca

de

sus posibles con-

ductas ilícitas y antisociales. De

ese modo pueden

obtenerse

unos

índices, generalmente anuales,

que

se denominan de delincuencia

autoinformada». Su mayor ventaja

es que

permiten conocer

con

mayor

amplitud, a partir

del

testimonio

de

los

propios

autores,

qué conduc-

tas ilícitas y

con qué

frecuencia

se

llevan a

cabo en

el

seno de una

población. Su principal

inconveniente es que, mediante

los autoinfor-

mes,

es

difícil conocer

comportamientos

delictivos graves

que no

ha-

yan

sido denunciados,

como

podrían ser

incluso

una

violación o un

homicidio.

Page 19: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or qué víctima es femenino

y

agresor masculino

Un método inverso al anterior

son

las encuestas

de

victimización. En

ellas se pregunta, también

de

manera anónima, a muestras representa

tivas

de

la población sobre aquellos delitos

que puedan

haber sufrido

durante el período

de

un año, o bien a 1 largo

de

toda su vida. De este

modo asimismo es posible conocer muchos más hechos antisociales y

delictivos de los que acaban siendo denunciados. Entre sus inconve

nientes está el

que

algunas víctimas

puedan no

mencionar,

por

ver

güenza o temor, hechos delictivos graves, como maltratos o violaciones

sufridas en el hogar. Pese a todo, las encuestas

de

victimización consti

tuyen el mejor instrumento disponible

para

hacernos

una

idea lo más

veraz posible acerca de los hechos antisociales

que

realmente suceden.

Así pues, idealmente, para cada categoría

de

delitos podría disponer

se de dos fuentes fundamentales

de

información: la correspondiente a

la tasa anual de victimización, o los delitos

que

las víctimas dicen haber

sufrido, y la que se refiere a los delitos oficialmente denunciados ante

la policía y perseguidos

por

la justicia. Entre la primera, mucho más

amplia, y la cifra

de

denuncias, más reducida,

media

la conocida como

cifr negr de la criminalidad, constituida

por

los delitos ocultos que las

víctimas,

por

unas u otras razones, no denunciaron y que, por tanto,

no

han

sido objeto de persecución legal.

Con el telón

de

fondo

de

nuestro interés principal

en

este libro (la

violencia de los

hombres

contra las mujeres), a cont inuación se presen

tan distintas informaciones sobre el comportamiento violento y antiso

cial, utilizando para ello tanto cifras oficiales como, hasta

donde

nos sea

posible, datos no oficiales. En primer lugar se analizará la prevalencia

violenta y delictiva de hombres y

de

mujeres

en

cuanto agresores, tant o

de

modo general como, particularmente, en lo tocante al maltrato de

pareja y los delitos sexuales. A continuación se dirigirá la atención

al segundo término de la ecuación,· presentándose información sobre

las mujeres y los varones

en

cuanto posibles víctimas

de

agresiones y

delitos.

1 2

OS

AGRESORES

Con carácter general, los varones, de todas las edades y de todas las

culturas, efectúan más comportami entos antisociales y de agresión que

las mujeres. Esta característica más violenta de los varones parece inclu

so

ir más allá de las propias conductas ilícitas.

s

fácil observar

en

la

familia y en la escuela que, ya desde los primeros años de la vida, los

niños son más movidos, inquietos, impulsivos, exploradores del am-

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas Los estereotipos

y

l realidad

biente, asumidores

de

riesgos y peleones que las niñas. Por el contrario,

las chicas acostumbran a ser, también desde la infancia más temprana,

más tranquilas, autocontroladas y pr udentes.

Estas diferencias

de

conducta entre varones y mujeres se hacen más

notorias a partir de la adolescencia por 1 que se refiere a los compor

tamientos antisociales. Si se atiende a los auto nformes por cada chica

que

manifiesta

haber

realizado algún compor tamiento antisocial

de

en

tidad no muy grave (faltar al colegio, engañar a sus padres, hurtar en

tiendas, etc.) hay unos cinco chicos que dicen haber realizado dichas

conductas. Si se toman en cuenta datos oficales, relativos a denuncias y

detenciones, la anterior proporción se extrema, y por cada chica que

comete algún delito de mayor entidad (sustracción de vehículos robo

agresión, etc.) entre ocho y diez varones 1 hacen. En la edad adulta

estas diferencias se hacen evidentes a partir

de

los delitos

que son

le

galmente perseguidos

por

la justicia.

De acuerdo con datos de Inglaterra y Gales correspondientes a 2006,

una mayor proporción

de

hombres que

de

mujeres fueron detenidos e

inculpados en todas las categorías más graves

de

delitos. En concreto,

eran varones entre el 82 y el 94

de

los imputados por delitos violen

tos contra las personas, delitos por drogas, robos con violencia y robos

de

casas. Por 1 que se refiere a todos los condenados

por

delitos

sexuales, el 97 eran varones. En cuanto a los hurtos y robos, que fue

ron los delitos más frecuentes en conjunto, el 71 fueron cometidos

por hombres.

En la tabla 1.1 pueden verse las cifras totales de condenados en 2006

en España por distintos tipos

de

delitos, con los porcentajes

de

ellos

que corresponden a mujeres y a hombres.

Como

puede

verse, en todas las categorías delictivas incluidas en la

tabla el porcentaje

de

varones condenados es abrumadoramente supe

rior, oscilando entre

un

mínimo del 87,8

para

el caso

de

los delitos

de

torturas y contra la integridad moral y un máximo del 96,5 para los

delitos contra la libertad y para los delitos contra la libertad sexual. s

decir,

en

promedio,

por

cada mujer condenada

por

delitos, once varo

nes lo son. Esta relación se extrema para el delito

de

homicidio, en el

que

por

cada mujer condenada lo

son

quince hombres, y

aun

más para

el caso

de

los delitos sexuales, con veintiocho hombres condenados

por

cada mujer que lo ha sido.

Una constatación provisional

que puede

efectuarse a la luz

de

la ta

bla 1 1 es

que

la relación N hombres/1 mujer aumenta en función

de

la

violencia y gravedad

de

los delitos, así como de la connotación sexual

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctim es femenino

y

agresor masculino?

T BL 1 1

Personas

condenadas por sexo

y tipos de

delitos

seleccionados

España

2 6

TOTAL

Contra la seguridad colectiva (in-

cendios, salud pública, seguridad

del tráfico, energía nuclear .. )

,Contra el patrimonio (hurtos, ro-

bos, estafas, etc.)

Lesiones (daños, generalmen te fí-

sicos, a otras personas)

Contra la libertad (amenazas,

coacciones, secuestros)

Torturas y otros delitos contra la

integridad moral

Contra la libertad sexual (viola-

ción, agresión sexual, abuso .. )

Homicidio

y

sus formas (muerte

de

otra

persona)

142.746

42.512

36.238

23.429

3.657

2.238

1.322

570

fuENTE: A partir

de

estadísticas judiciales,

INE.

91,8

8,2

94,0

6,0

88,9

11,1

91,8

8,2

96,5 3,5

87,8

12,2

96,5

3,5

93,7 6,3

de

las agresiones.

De

este modo,

según

se

ha

visto, las diferencias entre

varones y mujeres en cuanto a su participación en la delincuencia se

agudizan en lo relativo a los delitos graves, tales como robos violentos,

lesiones, homicidios y asesinatos en general, agresiones sexuales y mal-

trato y asésinatos de la pareja.

Tres características distinguen

en

general los comportamientos vio-

lentos

de

las mujeres

en

contraste

con

los

de

los hombres):

1

sus com-

portamientos violentos suelen presentar menor

intensidad, incluyendo

más agresiones verbales e indirectas

que

físicas y directas; 2) tales con-

ductas se

producen

preferentemente

en

el contexto de las relaciones

íntimas, tanto familiares como de amistad, y 3) las víctimas de dichas

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas? Los estereotipos

y l

realidad

agresiones

son

prioritariamente otras mujeres. A

pesar de

las anteriores

características generales, existen ciertamente excepci ones

que pueden

ser documentadas mediante casos concretos

de

mujeres

que han

come-

tido graves delitos como asesinatos o terrorismo. Pero ello

no

invalida

las conclusiones globales a

que

se

ha hecho

referencia.

Una proporcionalidad hombres/mujeres paralela a la anterior

puede

también observarse

por

lo

que

se

refiere a las cifras

de

encarcelados.

Según

puede

verse en la figura 1.2, las mujeres en prisión representan

en torno al

8

del conjunto

de

la población penitenciaria española, lo

que

equivale aproximadamente a

que por

cada mujer encarcelada lo

están doce hombres.

70.000

60.000

50.000

40.000

30.000

20.000

10.000

O

2000 2001 2002 2003 2004

2005

2006

2007 2008

(8,5 )

(8 )

Figura 1.2. Población penitenciaria española {dependiente de la admini stración

central]

por sexo:

2001 2008 a

partir de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias .

Junto

con

la variable referida al sexo, la edad es el otro gran factor

que guarda la mayor relación

con

la prevalencia delictiva. Tanto en el

grupo

de los varones como en el

de

las chicas, un aspecto importante

de la delincuencia tiene que ver con las edades de los autores de los

delitos. En principio, los autores de actos antisociales y delictivos pue-

den corresponder a todas las edades, desde la adolescencia hasta la

tercera edad. Pese a todo, la prevalencia delictiva no es uniforme

en

distintas edades, sino que universalmente existe una gran concentra-

ción delictiva en sujetos adolescentes, jóvenes y jóvenes adultos. El pico

de edad de mayor participación delictiva suele situarse entre los 18 y

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino?

los

22

años. Transcendido este margen, la mayoría de los individuos

que cometieron algunos delitos en la juventud

a

veces incluso delitos

graves)

abandonan

la delincuencia. No obstante, un número reducido

de sujetos persisten activos en el delito a lo largo de bastantes años.

A pesar de que la participación delictiva se reduce

con

la edad, la

relación varones-mujeres parece mantenerse bastante estable para to

das las edades.

La

tabla 1.2 refleja

una

extraordinaria estabilidad,

no

sólo del claro predominio de los varones entre los condenados por de-

litos, sino también de la proporcionalidad varones-mujeres en los dis

tintos intervalos de edad desde la juventud hasta la tercera edad.

T BL 1.2

Personas condenadas según sexo edad: España 2 6

TOT L

127.099

91,8

11.288

8,2

De

18 a 20 años 4.810

91,4 450

8,6

De 21 a 25 años

17.391

92,2 1.478

7,8

De

26 a 30 años 19.686

91,9 1.729

8,1

De 31 a 35 años 18.319

92,1 1.580

7,9

De 36 a 40 años 16.915 91,4 1.585

8,6

De 41

a 50 años 21.511

92,0

1.876

8,0

De

51

a 60 años

8.171

92,6

657

7,4

De 60 y más años

3.338

91,4

315

8,6

No consta edad

16.938 91,3

1.618

8,7

FUENTE: A partir de estadísticas judiciales, INE.

Aunque la mayor prevalencia masculina en el delito es universal, las

cifras español as parecen especialmente extremas,

en

contraste

con

la

información internacional.

Así por

ejemplo, en los datos

de

la figu-

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas? Los estereotipos

y

la realidad

ra 1.3 correspondientes a las tasas británicas de varones y mujeres, la

distancia entr e hombres y mujeres es algo menor que la existente en los

dCltos

españoles de condenados recogidos en la tabla 1.2. En Inglaterra,

entre las edades de 10 y

15

años, por cada chica responsable de un

comportamiento antisocial o delictivo tres chicos lo son.

La

distancia

entre sexos aumenta a partir de los 16 años, con unos cinco varones

responsables

de

delitos

por

cada mujer.

700

600

500

400

300

200

100

O

10-15

16-24

25-34

Años

35 o más

Promedio de

todas las edades

Figura

1 3 Tasas por

cada 10 000 habitantes, de varones y mujeres responsables

de delitos en distintos intervalos de edad: Inglaterra y Gales,

2002

a partir delOffice

for National Statistics, Reino Unido .

1.3.

LAS

VíCTIMAS

Víctimas de

delitos

violentos

Al ser más los varones

que

cometen delitos, tanto globalment e como

delitos violentos en particular, cabría esperar

que

las víctimas

de

ta

les delitos fueran personas más vulnerables, especialmente

en

razón de

su menor fuerza física y

de

su menor agresividad. Desde este punto

de vista, las mujeres

podrían ser

en apariencia víctimas particularmente

propicias. La hipótesis implícita aquí sería que las

personas de mayor

fuerza física y más agresivas los varones lo son) tendrían mayor proba

bilidad

de

agredir a las personas

de

menor fuerza física y menor agre

sividad, como lo son las mujeres.

Page 22: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 22/137

¿Por qué

víctim s

femenino y agresor masculino?

En función

de

los datos internaciones existentes, la anterior hipó

tesis

no

se confirma

con

carácter general. Por el contrario, al igual

que

la mayoría de los agresores y delincuentes

son

varones, también

son

hombres la mayoría

de

las víctimas, especialmente

de

delitos vio

lentos. La excepción la constituyen los delitos sexuales y el maltrato

de

pareja,

en

los

que

las tasas

de

victimización femenina son clara

mente

superiores. En concreto, el

mayor

riesgo

de

sufrir delitos lo

tendrían los jóvenes varones

de

entre 16 y

25

años (intervalo

de edad

que también coincide con el

de

mayor participación delictiva).

La figura 1.4 corresponde al porcentaje

de

varones y de mujeres

mayores de 16 años que fueron

en

1999 víctimas de delitos violentos

en

Inglaterra y Gales. En conjunto, un 5,5

de

los varones fueron víc

timas de algún delito, frente a un 3,3 de las mujeres. En estas cifras

destaca el hecho del mayor riesgo

de

los varones

de

ser víctimas

de

agresores desconocidos (2,3

de

los varones frente al 0,7 de las mu

jeres). Sin embargo, el riesgo de varones y mujeres es más parecido

por

lo que se refiere a las agresiones

por

parte de conocidos que su

fren el 2

de

los varones y el 1,3 de las mujeres). La probabilidad

de

victimización claramente se invierte

en

lo concerniente a la violencia

doméstica, que habría sufrido el 1 de las mujeres frente al 0,5 de

los varones.

6

5

4

3

2

1

o

Violencia

doméstica

Agresor Agresor

conocido desconocido

Asalto

Total

Figura 1

4.

Porcentajes de varones y mujere s mayores de 6 años) víctimas de

diversos delitos violentos: Inglaterra y Gales,

1999 a partir

del Briti sh Crim e Survey.

Home Office, Reino Unido).

¿Hombresagresores y mujeres víctimas? Los estereotipos y l realidad

Según datos británicos correspondientes a 2006, la probabilidad

media de sufrir

un

delito fue del 3,2 . La probabilidad más elevada

de

ser víctima

de un

delito violento se situó

en

el intervalo

de

16 a 24

años,

aunque

el riesgo de victimización

por

parte

de

varones y muje

res fue muy desigual:

de

las chicas, el 6,4 experimentaron

un

delito

violento, y de los varones, el 13,4 . Para las edades de 25 a 34 años,

estos porcentajes

correspondieron

respectivamente al 3,3

de

las chi

cas y al 5,7

de

los varones. A medida

que

se asciende

en

edad, tan

to el riesgo global como las diferencias

en

el riesgo entre mujeres y

hombres se van acortando, hasta

que

a la

edad de

75 años o más, los

porcentajes

de

victimización

son de

0,2 para las mujeres y

de

0,3

para los hombres.

Es

decir,

en

materia de agresión y delincuencia, lo más frecuente

en

términos generales es que

un

varón agreda o violente a otro varón. Así

sucede a la luz de los datos de victimización disponibles tanto

por

lo

que se refiere a hurtos como a robos

con

fuerza y violencia, lesiones,

homicidios y asesinatos.

Las

agresiones más graves

que pueden

sufrirse

son

las

que condu-

cen a la muerte

de

las víetimas, los homicidios. En la figura 1.5 se

presentan, para el

año

2002, las tasas mundiales

de

homicidio

por

25

20

15

10

5

o

0-4

5-14

15-29

30-44

Años

45-59

>60

Total

Figura 1 5 Tasas mundiales, por cada

100 000

habitantes de varones y mujeres

víctimas de homicidio en distintos intervalos de edad: 2002 a partir del Informe

Mund ial sob re la Violencia y la Salud, de la Organizació n Mundi al de la Salud).

Page 23: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 23/137

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

cada 100.000 habit antes, por intervalos

de

edad y sexo, de acuerdo

con

los datos

de

la Organización Mundial de la Salud. Quizá lo más

destacable en esta figura sea que en

edades

infantiles y hasta la ado-

lescencia (hasta 14

años)

las tasas

por sexos

prácticamente

se equipa-

ran, siendo víctimas de homicidio por igual las niñas y los niños en

una

tasa promedio de unas 3 niñas y

unos

3 niños por cada 100.000

habitantes). Sin embargo, la situación

cambia

radicalmente a partir

de

la edad

de

5 años. En el intervalo

de

edad

de

15 a 29 años,

son

víc-

timas

de

homicidio 19

varones

y 4 mujeres

por

cada

cien

mil habi-

tantes. En intervalos

de

edad

superiores se

va reduciendo paulatina-

mente la tasa

de

varones muertos por homicidio, hasta 13 por cada

cien mil habitantes. A pesar

de

ello, la tasa

de

mujeres víctimas

de

ho-

micidio,

aunque es

claramente inferior a la

de

hombres, permane-

ce bastante estable

en

torno a 4/100.000 en los distintos intervalos

de

edad).

En el marco de las informaciones precedentes,

no

dejan

de

sorpren-

der los datos españoles

que

se presentan a continuación, obtenidos de

las estadísticas

del

Ministerio

del

Interior en relación

con

las víctimas

de

algunos delitos seleccionados.

TABLA 1 3

Víctimas de algunos delitos seleccionados

según

el

tipo de delito

sexo

España 2006

TOTAL

DE

VÍCTIMAS

Contra

el

patrimonio: hurtos, robos, es-

tafas, etc.

Contra las personas: lesiones, homici-

dio, etc.

Contra la libertad sexual: abuso, agre-

sión, violación, acoso, etc.

Contra la libertad: amenazas, coaccio-

nes, secuestros, etc.

188.043

75.330

71.508

9.137

11.517

FUENTE A partir del Anuario Estadístico del Ministerio del Interior.

57,5

44,6

74,2

88,7

84,1

¿Hombres agresores y mujeres v[ctimas Los estereotipos y l realidad

Según los datos anteriores,

excepto

para los delitos contra el patri-

monio,

en

los

que

la mayoría

de

las víctimas

son

varones,

en

el resto

de

los tipos delictivos seleccionados (con tra las personas, contra la libertad

sexual, contra la libertad

en

general) las tasas más elevadas

de

victimi-

zación serían las

de

las mujeres. Por lo

que se

refiere a los delitos con-

tra la libertad sexual,

no cabe duda de

que, así

como

los varones

son

mayoritariamente los agresores, las mujeres

son

generalment e las vícti-

mas

en

la tabla anterior, el 88,7 del total,

es

decir,

por cada varón que

es

agredido sexualmente 78 mujeres lo son).

En lo relativo al conjunto

de

los delitos contra las personas, según

esta información, las víctimas serían

en un

74,2 mujeres

o

sea, tres

mujeres

por

cada hombre).

Es muy probable

que esta

desproporción

sea debida

a

que en

el conjunto

de

los delitos contra las

personas

se

incluyen también

muchos de

los correspondientes a violencia

de géne-

ro, de la

que son

víctimas prioritariamente las mujeres. Algo parecido

puede

especularse al respecto

de

los delitos contra la libertad,

en

los

que

se

computan

amenazas y coacciones, muchas

de

las cuales serían

denunciadas

por

mujeres

en

el marco

de

las relaciones

de

pareja. Pese

a ello, esta información estadística

sobre

denuncias está

probablemente

sesgada y

es

claramente incoherente

con

las cifras internacionales

de

victimización,

que

reflejan

una

mayor vitimización general

de

los varo-

nes,

con

las excepciones mencionadas del maltrato y las agresiones

sexuales.

Así pues, analicemos a contin uación

con

detalle el maltrato contra la

pareja y los delitos sexuales,

en

los

que

las mujeres

son

las víctimas

principales.

Víctimas de

violencia

contra

la

pareja

Las

mujeres

tienen una mayor

probabilidad

de

ser

víctimas

de

las

agresiones

que

se producen en el marco

de

las relaciones afectivas y

de intimidad: violencia

de

género y asesinato

de

pareja, y también abu-

sos y agresiones sexuales intrafamiliares. En todos estos supuestos lo

más frecuente es que los agresores sean los varones, y las víctimas, las

mujeres.

En la tabla 1.4 se presentan datos,

en

relación con diversas regiones

del mundo, sobre porcentajes de mujeres que declaran haber sido agre-

didas físicamente

por

su pareja masculina, ya sea durante el período

correspondiente al año precedente a la encuesta o bien en algún mo-

mento

anterior

de

su vida.

Page 24: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 24/137

¿ or qué víctima es femenino

y

agresor masculino

TABLA 1 4

Mujeres

(en

)

que en

distintas regiones

del

mundo declaran

haber sido

agredidas físicamente

por su

pareja masculina

según estudios de poblaciones seleccionadas (1982-1999)

África

Etiopía, Kenia, Nigeria, Su-

8

26,6

dáfrica, Zimbabwe.

América

del

Canadá, Estados Unidos. 2,1

25,5

Norte

América Lati Antigua, Barbado s, Bolivia, 18,2

21,6

na

y

el

Caribe

Chile,

Colombia, México,

Nicaragua, Paraguay, Perú,

Puerto

Rico, Uruguay.

sia y Pacífi Austral ia, Bangladesh, Cam- 14,5 31 ,8

co occidental boya, India, Filipinas, Papúa

Nueva Guinea,

República

de Corea, Tailandia.

Europa Noruega, Países Bajos, Re-

8,3 19,8

pública de Moldavia, Reino

Unido, Suiza.

Mediterráneo

Turquía, Egipto, Israel, Ri

30,8

46

oriental

bera Occidental y Franja de

Gaza.

FUENTE:

Estimación

propia

a partir del Informe Mundial

sobre

la Violencia la Salud,

OMS,2002.

Realmente impresiona constatar que, en relación

con

el último año,

entre un 2,1 Y un 30

de

mujeres declaraban haber sido agredidas

físicamente

por sus

parejas masculinas, y entre un 19,8 y un 46 ha

ber

sido agredidas

alguna

vez a lo largo

de

su vida. Estas cifras ilus

tran muy bien la envergadura social

de

este gravísimo problema de

agresión

que

universalmente sufren las mujeres en sus relaciones

de

pareja.

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas Los estereotipos

y

l realidad

Si los datos se analizan comparativamente por regiones del mundo,

la zona en que menos mujeres manifiestan haber sido agredidas por su

pareja es Europa con un 8,3 anual y un 19,8 alguna vez), mientras

que el área con mayor violencia marital contra las mujeres sería, a la luz

de estos datos, la del Mediterráneo oriental con un 30,8 anual y un

46 alguna vez). Vistas así las cosas, aunque hay diferencias relevantes

entre regiones, las tasas

de

agresión contra la pareja femenina

son ob-

jetivamente muy elevadas en todas ellas. Ciertamente, ninguna zona del

mundo

es ajena a este problema.

Aparte de las magnitudes globales de violencia contra la pareja ex

perimentadas por las mujeres, es necesario conocer con más detalle

cuáles son las formas específicas de agresión sufridas. En la tabla 1.5 se

analizan, para la realidad española, los delitos y faltas concretos oficial

mente denunciados como resultado de la agresión por parte de la pa

reja. Los datos corresponden tanto a mujeres como a hombres víctimas

de tales agresiones.

Como puede verse en la tabla, por lo que se refiere a agresiones

graves provisionalmente calificadas como delitos, las mujeres son las

víctimas principales, especialmente

de

los delitos más graves, tales

como asesinato y homicidio, lesiones, mutilación genital, malos tratos,

detención ilegal, secuestro, amenazas, coacciones, trato degradante,

allanamiento de morada, injurias, agresiones sexuales y violación, abu

sos sexuales, corrupción de menores y coacción a la prostitución. En

todos estos delitos denunciados, desde un mínimo del 73 hasta un

máximo del 100 , las víctimas

son

mujeres. En lo concerniente a las

infracciones m ás leves (las faltas),

aunque

el predominio de las víctimas

mujeres en general continúa, las distancias entre las proporcio nes de las

mujeres y los hombres se acortan.

Por otra parte, desde la perspectiva

de

la evolución

de

estos delitos,

en

el caso

español

las denuncias

por

violencia contra la pareja

han

au

mentado durante los últimos años. Aunque también se han incrementa

do las denuncias por parte de los hombres, han aumentado más las

correspondientes a las mujeres desde 43.313 en 2002 a 63.347 en 2007),

especialmente a partir de los diversos cambios jurídico-penales promo

vidos por la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género,

de 2004 (véase figura 1.6).

De todas formas, debe recordarse aquí que lo anterior en absoluto

debe interpretarse como un aumento real de la violencia de pareja, sino

más probablemente como un incremento de la posibilidad de denun-

cia. Es decir, a resultas de la sensibilidad social actualmente existente

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 25/137

r

¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino?

¿Hombres agresores

y

mujeres víctimas? Los estereotipos

y l

realidad

acerca

de

la violencia

de

género y

de

los cambios legales a que ello

ha

dado

lugar, en la actualidad las mujeres que

puedan

ser víctimas de es-

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tos hechos tenderán, más de lo

que

lo hacían en etapas anteriores, a

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denunciar dichas agresiones. Así pues, el aumento

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que sin duda es algo positivo para mejorar la prevenci ón

y

el control de

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de

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volverá sobre esta cuestión más adelante.

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Figura

1.6. Víctimas que han denunciado violencia

por

parte de l pareja

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delitos

y

faltas España, 2002-2007 a partir de datos del Ministerio del Interior).

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Por último,

en

el presente epígrafe

se

analizan, a partir

de

las en-

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cuestas

de

victimización, las agresiones sexuales sufridas

por

las muje-

 

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res. La tabla 1.6 recoge, tomando como base los datos

de

la Organiza-

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ción Mundial

de

la Salud, los porcentajes

de

mujeres

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regiones del

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declaran haber sido agredidas sexualmente, tanto

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y

el 4,5% de las mujeres informan

de que

fueron agredi-

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su pareja) duran-

 

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te los 5 años anteriores al

momento de

la encuesta. Por otro lado, entre

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el 7,8 y el 39% manifiestan

haber

sido forzadas alguna vez

por

su pareja

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a realizar el coito (sumados los casos consumados y las tentativas).

Page 26: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 26/137

¿Por qué víctima

es

femenino y agresor masculino

TABLA 1 6

Mujeres que en distintas regiones

del

mundo declaran haber

sido agredidas

sexualmente,

según estudios de poblaciones

seleccionadas

1989-2000)

África

Botswana, Egip-

to, Sudáfrica,

Túnez, Uganda,

Zimbabwe.

mérica

del

Norte

mérica Argentina, Boli-

Latina

via, Brasil,

Co-

lombia,

Costa

Rica, Paraguay.

sia Mongolia,

Chi-

na, India, Indo-

nesia, Filipinas.

Europa

Albania,

Hun-

gría, Lituania.

Medite

rráneo

oriental

2 3

4 5

1,6

3,9

Zimbabwe.

25

Canadá, Estados 7,8

Unidos.

Brasil, México,

Nicaragua, Perú.

Indonesia, Ja-

pón, Tailandia.

Finlandia, Reino

Unido, Suecia,

Suiza.

30

19

12

Ribera Occiden- 39

tal y Franja

de

Gaza, Turquía.

FUENTE Estimación propia a partir del Informe Mundial sobre la Violencia

y

la Salud,

OMS

2002.

¿Hombres agresores

y mujeres víctimas Los

estereotipos

y la

realidad

Por regiones del mundo, las tasas más bajas se observan en América

del Norte, alguno s países europeos y también en Asia, mientras

que

las

más elevadas

se

hallan

en

el Mediterráneo oriental, África y América

Latina. En todo caso, nuevamente

debe

advertirse que ninguna región

del

mundo

es

ajena a este grave

problema

social y

de

violencia.

1.4.

CONCLUSiÓN

Aunque es evidente que la variable del sexo condicion a la prevalen

cia

de

los delitos y de las conductas violentas, en realidad tanto en va

rones como en mujeres es

pequeña

la proporción

de

personas que

lleva a cabo comportamientos violentos graves y reiterados. Lo anterior

quiere decir que, en paralelo, y más allá del factor del sexo,

son

las ca

racterísticas individuales las que finalmente condicionan el comporta

miento violento y delictivo. Ello lleva inexorablemente a la necesidad

de analizar los diversos factores

de

riesgo para la conducta violenta y el

delito, tanto personales como sociales, y en última instancia, a tomar

en

consideración las explicaciones teóricas

de

la delincuencia.

Diversos estudios

han

hallado

que

los varones

son

predominantes

en relación

con

las mujeres

en

cuanto a su participación en

robos de

casas, hurtos

de

coches,

robos con

violencia, conducción bajo los efec

tos

del

alcohol y otros delitos vinculados al consumo

de

alcohol y otras

drogas, así como en

posesión de

armas y delitos sexuales. En cambio,

aunque la participación de los varones sigue

siendo superior

a la de las

mujeres,

no

es tan

abrumadoramente

dominante en los delitos

de

frau

de, hurto, falsificación y apropiación indebida.

Hay

algunas diferencias entre hombres y mujeres en los estilos

de

delinquir. En relación

con

la edad, la

punta

de mayor prevalencia de

lictiva

de

los varones

es

algo superior

en

torno a los 18 años) que en

las chicas

alrededor

de

los 15 o 16). Asimismo

se

ha

indicado

que

los

varones

tienden a cometer delitos

que

podrían considerarse

más

típi

cos

de

los jóvenes lo

que

incluye el uso frecuente

de

violencia),

mientras

que las

chicas se muestran más proclives a cometer delitos

más propios

de

personas adultas hurtos, apropiación indebida, esta

fas, etc.).

Entre las diversas motivaciones que las mujeres manifiestan para de

linquir están las siguientes: carencia de recursos económicos, malas

compañías, consumo abusivo

de

alcohol y otras drogas, problemas fa

miliares y carencia de trabajo y

de

recursos

para

cubrir las necesidades

de sus hijos si los tienen). Algunas

de

estas motivaciones

son

también

Page 27: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 27/137

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

referidas

por

los hombres para la comisión

de

delitos contra la propie

dad,

que pueden

implicar ciertos niveles

de

violencia.

Hay también diferencias importantes entre varones y mujeres en lo

que se

refiere a su participaci ón delictiva. Muchas chicas

que han

co

metido algunos delitos juveniles desisten

de

la delincuencia antes

que

los varones. Tanto las chicas jóvenes

como

las mujeres adultas come-

ten

más delitos contra la propiedad, generalmente

con

escaso

uso de

violencia; mientras

que

los varones tienen

una

mayor presencia en

delitos

que

implican más actos

de

fuerza,

amenaza

y violencia. Final

mente, en delitos grupales o

de

bandas, las chicas

suelen

asumir

pa-

peles más secundarios y preferentemente de colaboración con líderes

varones.

De acuerdo

con

las cifras revisadas, la conclusión evidente

es que

los varones

de

todas las

edades

y

de

todos los países participan más

en

la delincuencia y

cometen

más infracciones y delitos

de

cualesquiera

categorías que las mujeres.

Si

se trata de

edades

más jóvenes, como los

adolescentes, los niveles de participación delictiva de varones y de chi

cas

son

más próximos ent re ellos y

se

sitúan en

una

ratio

de

participa

ción delictiva

de unos

cinco varones

por

cada

chica. Pero

en

la

edad

adulta la distancia entre los sexos

en

cuanto a su participación delictiva

se

extrema, situándose en

unos

diez

hombres

delincuentes

por cada

mujer

que

comete delitos.

Otro tanto sucede con la victimización. De los datos revisados puede

concluirse

que

tanto los

hombres

como las mujeres

pueden

ser víctimas

de

los diversos delitos,

aunque

es más probable

que

lo

sean de unos

que de otros. Así, los varones son víctimas p referentes de delitos eco

nómicos (como hurtos y robos con intimidación) y de diversos delitos

violentos (como homicidios y lesiones), mientras que las mujeres lo son

más probablemente de delitos sexuales y de maltrato de pareja. A pesar

de

ello, tanto hombres

como

mujeres

pueden ser

víctimas

de

la mayoría

de

las categorías delictivas.

Por lo que al homicidio se refiere, se trata de un delito predominan

temente masculino. Asimismo, la mayoría de víctimas de homicidio son

varones. Las disputas por la pareja constituyen un móvil en el caso de

muchos homicidios. Por otro lado,

aunque

en conjunto

son

menos las

mujeres asesinadas que los hombres, la mayor proporción

de

ellas (casi

el 50 ) lo

son por

sus parejas masculinas.

Por

otro lado, las personas,

ya

sean

hombres

o mujeres,

presentan

muy diversos niveles de riesgo

para ser

víctimas de distintos delitos,

como

sufr'ir un robo personal o en su vivienda,

ser

agredidas y lesio-

¿Hombres agresores y mujeres víctimas os estereotipos y la realidad

nadas, padecer un

abuso

sexual o una violación, e incluso

para ser

víctimas de homicidio. En victimología se habla de los fenómenos

de la revictimiz ción y de la multivictimiz ción por referencia a

aquellas personas que son víctimas reiteradas de ciertos delitos, en

contraposición a quienes

apenas

o en absoluto experimentan tales

hechos.

Existe

una

diferencia notable entre mujeres y

hombres

por

lo

que

se

refiere a su preocupación por el delito. Según datos británicos corres

pqndientes a 2006, mientras que un promedio del 8 de los hombres

manifestaba temor a sufrir un delito, un 21 de las mujeres expresaba

preocupación y temor al respecto. El mayor porcentaje de mujeres pre

ocupadas por la delincuencia (el 28 ) se producía

en

el intervalo de

edad de 16 a 24 años, que realmente corresponde al de mayor riesgo

de

ser víctima

de

un delito.

Es

muy posible que, como resultado

de

esta

mayor preocupación

de

las mujeres acerca

de

su seguridad, la calidad

de vida

de

éstas se vea negativamente más afectada que la de los hom

bres, mostrando ellas mayor temor a salir solas, viajar, volver tarde a

casa, etc. Tendencias similares a éstas, en cuanto al mayor temor al de

lito

de

mujeres

que de

hombres,

se

observan también

en

España y

en

otros países europeos.

En síntesis,

de

lo dicho hasta

aquí

sobre la influencia en la probabi

lidad

de

agresión como agresor o

como

víctima) de la variable del

sexo, podrían sacarse algunas conclusiones provisionales. Por lo que

se refiere a los agresores, los varones

son con

carácter general más

proclives a utilizar la fuerza y la violencia que las mujeres,

aunque

sólo

una

proporción pequeña

de

varones desarrolla conductas de agresión

extremas. Que lo

hagan dependerá

fundamentalmente

de

que se con

citen en estos sujetos diversos factores de riesgo tanto personales como

sociales.

Por lo

que

concierne

a la

probabilidad

de ser

víctimas del delito, el

riesgo se distribuye también, a la vez que por sexos, en función

de

las

características individuales y sociales de las diversas personas. Sus

propias conductas y hábitos de vida

van

a contribuir de modo desta

cado

al mayor o menor riesgo de victimización que puedan experi

mentar.

Pese

a todo, las mujeres

presentan

con carácter general, se

gún hemos

podido

comprobar

y

es bien

conocido, un mayor riesgo

de ser

víctimas de

dos

tipologías delictivas particulares:

abuso

y agre

sión sexual, así

como

maltrato y asesinato de pareja. A estas dos for

mas de agresión sufridas por las mujeres se prestará particular aten

ción en esta obra.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué víctim es femenino

y agresor masculino

LECTURAS

RECOMENDADAS

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1

t

2 ¿PPR QUÉ SON OS

VARONES

MAS AGRESIVOS

QUE LAS MUJERES?

Los autores de esta obra son, como también lo son los lectores, pro

ducto de su propio tiempo. Y

en

el marco de la sociedad civilizada

en

la que viven creen con firmeza que son objetivos fundamentales e irre

nunciables tanto la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, en

todos los aspectos de la vida, como la erradicación

en

la mayor medida

posible de cualesquiera formas de fuerza y violencia de unos seres hu

manos sobre otros. En estas aspiraciones sociales compartidas constitu

yen propósitos particularmente significativos la erradicación del maltra

to a las mujeres y la desaparición del a buso y

de

las agresiones sexuales,

sean intra o extrafamiliares.

Sin

embargo, los anteriores objetivos no se lograrán por sí solos a par

tir de la formulación de un desiderátum social o de la regulación median

te leyes de los comportamientos correctos y esperables de los ciudada

nos. En estos asuntos sociales, al igual que en las restantes cuestiones de

las que se ocupa la ciencia, el mejor camino para mejorar las realidades

presentes en nuestro caso, los actuales problemas del maltrato de pareja

y de las agresiones sexuales) es conocer con la mayor objetividad posible

su naturaleza y los factores que se asocian a ellos, o, dicho de otra mane

ra, averiguar por qué sucede lo que sucede.

Así

un punto nuclear de lo

que

aquí nos ocupa es intentar dilucidar, desde el conocimiento científico

existente, por qué más varones maltratan a sus parejas femeninas que lo

contrario, y por qué más varones abusan y agreden sexualmente a muje

res que lo inverso. Se considera aquí que este conocimiento explicativo

general es necesariamente el punto de arranqueque puede permitimosuna

mejor comprensión de estos fenómenos y en consecuencia, una mejor

prevención y

un

control más eficaz de estos comportamientos violentos.

Agresión, violencia y delincuencia son términos que sugieren e in

cluyen comportamientos muy variados: uso de fuerza física, amenaza,

empleo de armas, robo, extorsión, secuestro, agresión sexual, maltrato,

etcétera. Siendo tan diversas las conductas de agresión y violencia, no

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué víctima es femenino

agresor masculino

debe

sorprender

que

no haya

un

explicación única y sencilla

de

todas

estas manifestaciones. Con toda probabilidad la mejor explicación va a

requerir incorporar elementos de distintos niveles, tanto individuales

como sociales.

Quizá el factor individual más relevante asociado al comportamiento

antisocial y de agresión es el sexo al

que

pertenecen las personas.

El

sexo

en

cuanto diferenciación biológica hace referencia a factores que, como

la estructura y fortaleza física o las secreciones hormonales, distinguen a

hombres y a mujeres. Según la perspectiva biológica más tradicional, de

bido a la mayor fuerza física

de

los hombres,

y de

acuerdo

con

el cono

cimiento más reciente, a causa

de

las características particulares

de su

sistema endocr ino y específicamente a la mayor presencia

en

ellos

de

testosterona), los varones estarían mucho más predispuestos

que

las mu

jeres a llevar a cabo múltiples conductas antisociales y delitos, y especial

mente delitos

de

cariz violento. Estas diferencias sexuales y propensiones

antisociales, dada

su

naturaleza biológica, serían esencialmente estables

e inalterables, condicionando permanentemente la fenomenología dife

rencial

de

la conducta infractora y agresiva

de

hombres y mujeres.

Esta perspectiva biológica, sobre la

que

volveremos,

no

es

en

la ac

tualidad, sin embargo, la única visión existente sobre las diferencias

de

conducta entre mujeres y hombres, sino

que se h n

planteado diversas

teorías generales. Para la explicación

de

la agresión, la violencia y la

delincuencia violenta, cuatro ámbitos

de

factores y

de

perspectivas teó

ricas

son

en la actualidad especialmente relevantes:

1. Las hipótesis feministas sobre la agresión

de

los varones contra

las mujeres.

2.

Los conocimientos sobre psicobiología humana.

3. Las dimensiones

de

personalidad o los rasgos característicos

de

los individuos.

4. El aprendizaje social

de

las conductas de agresión y

de

violencia.

Veamos a continuac ión

con un

cierto detalle estos diversos plantea

mientos teóricos.

2 1 PERSPECTIVA FEMINISTA

La

perspectiva feminista

es

hoy,

por lo que se

refiere a la explicación

de

la violencia

de

los hombres contra las mujeres, el planteamiento más

difundido y aceptado socialmente. Desde esta formulación tales agre-

¿Por qué son los varones más agresivos que

las

mujeres

siones

son

denominadas «violencia de género», queriendo tal denomi

nación significar

que

constituyen manifestaciones del sometimiento an

cestral

que

las mujeres, y todo lo femenino

como

construcción social,

h n

sufrido

de

parte

de

los hombres y

de todo

lo masculino

como

construcción social).

Así

el concepto

de

«género» es recreado para ha

cer referencia a la división masculino/femenino, socialmente construi

da, y es contrapuesto al factor

«sexo»

de

origen y base biológicos,

en

los siguientes términos:

• Los roles masculinos y femeninos

son

considerados,

por

encima

de

un pur

diferenciación biológica automática e inalterable, el re

sultado

de

las definiciones sociales,

que son

culturalmente relati

vas y,

en

consecuencia, modificables.

Las

construcciones sociales

de

masculinidad y feminidad

son

la cla

ve

tanto para

comprender

diversas formas

de

control social

que

las

mujeres experimentan

como

los diversos tipos

de

agresiones

que

padecen, generalmente a manos

de

los varones.

• A pesar

de

los estereotipos tradicionales y

de

las cifras oficiales

de

la delincuencia,

que

llevarían a conclui r «erróneamente»

que

los va

rones sufren más delitos, «en realidad» serían las mujeres quienes

padecerían en la sociedad patriarcal actual la violencia más fre

cuente y grave. Ello se haría más evidente

cu ndo no

sólo se atien

de

a datos oficiales

de

denu ncia policiales, judiciales, etc.), sino

también a las agresiones físicas y psicológicas, así

como

a los abu

sos cometidos en el marco

de

las relaciones

de

pareja.

Desde las perspectivas feministas se h sugerido también la posibili

d d de efectuar un inversión de la pregunta más típica de

¿por

de-

linquen menos las mujeres a la contraria: ¿por

delinquen más

os

hombres

Se ha afirmado

que

esta transformación del prob lema vendría

a

poner

las cosas en

su

sitio, al conferir, en la narrativa delictiva, el «gé-

nero» a los hombres y no sólo, como es tradicional, a las mujeres). De

este modo, no es la menor agresividad femenina, sino la mayor agresi

vidad masculina la que no debe ser considerada «normal» y la que re

queriría, por tanto, un explicación suplementaria.

El planteamiento feminista se inició

en

los años setenta y ochenta en

Estados Unidos

como

un reacción frente a la frecuente inacción social

de los poderes públicos en relación con el maltrato y otras formas de

sometimiento de las mujeres, tanto

en

el marco de las relaciones fami

liares y

de pareja como en otros contextos sociales, como el del trabajo.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué

víctim s

femenino y agresor masculino

Desde un planteamiento científico, su g ran contribución

ha

sido poner

de relieve con carácter general que los roles sociales acerca de lo que

«debe

ser

lo masculino» incluida la tolerancia y justificación social del

uso de

la fuerza) y

de

lo

que

«debe ser lo femenino» la postergació n

tradicional y el sometimiento

de

las niñas y las mujeres ante la primacía

atribuida a los varones) no son

una

imposición indeleble

de

la natura-

leza, sino prioritariamente el resultado

de

desequilibrios históricos entre

mujeres y hombres.

Además, y lo que resulta más importante, el movimiento feminista

ha

sido el primer y más importante motor para sensibilizar a la sociedad

y a los poderes públicos acerca

de

diversos comportamientos

de

agre-

sión que, por acontecer en las relaciones íntimas, permanecían ocul-

tos. Esto

ha

ayudado a mejorar la prevención y el control

de

tales agre-

siones y especialmente, la ayuda a las víctimas

de

estas conductas

violentas.

A

pesar de

su con tribución científica y

de

sus notables méritos sen-

sibilizadores sobre la violencia en la pareja y sobre las agresiones

sexuales sufridas por las mujeres, ciertos sectores del

enfoque

feminis-

ta

han

extremado

su

planteamiento hasta el

punto de

dejar

de lado

y

negar

influjo alguno en la violencia del

sexo

biológico,

con

el objetivo

de afirmar la relevancia del

género

en cuanto construcción social

de

lo

femenino y lo masculino. Esta negación

de

la biología

de

la violencia

es, a todas luces, sesgada y acientífica. Tan radical e irrazonable sería

decir

que

la biología explica completamente la violencia

humana como

afirmar lo contrario,

es

decir,

que

exclusivamente los valores y cons-

trucciones sociales pueden

dar

cuenta de ella, sin que lo biológico in-

fluya en absoluto. Los excesos

han

sido frecuentes en la historia de las

ciencia, y no

han

escaseado precisamente en el ámbito de las ciencias

sociales.

Durkheim

pensador

extraordinario al que,

después

de haber

trans-

currido cien años, pueden serle atribuidos numerosos conocimientos y

conceptos de vigencia actual, como el de anomia o el funcionalismo

sociológico también formuló una tesis de más dudosa veracidad:

todo hecho

social sólo puede

tener

su origen en otros hech os sociales.

Este postulado es, a la luz del conocimiento sobre los seres humanos

completamente erróneo. Hay hechos sociales, como el cuidado

de

la

prole y las conductas

de

cooperación y altruismo, así

como

múltiples

reyertas entre seres humanos,

que

tienen su raíz en factores biológicos

y emocionales; y

hay

realidades biológicas, como ciertos caminos se-

guidos por la selección natural en los propios seres humanos por lo

¿Por qué

son

los v rones

más

agresivos que

l s

mujeres

que concierne a la autoselección de una progenie de elevada inteligen-

cia y altamente cooperativa, que con toda probabilidad habrían tenido

su

origen mediato

en

hechos sociales y culturales. En la ciencia actual

no tienen cabida ni modelos biológicos exclusivos, ni psicológicos, ni

sociales, como tampoco la tuvo en su día la separación del

cuerpo

y del

alma.

Es

algo así

como

si

hoy

la química pretendiera

que

todos sus proce-

sos y reacciones tienen origen exclusivo en la propia química, de espal-

das a las leyes de la física. Entonces no

se

trataría de la química cientí-

fica que hoy conocemos, sino de una especie de regresión hacia una

nueva alquimia. Así como la ciencia actual considera

que

la química

no

puede

contravenir, sino

que

necesariamente

ha de

acatar, las leyes, más

básicas, de la física, así también las proposiciones de la psicología y de

la sociología humanas

deberán

resultar coherentes con los principios

más inmedi¡ltos de la biología.

Ningún conocimiento actual, ni biológico, ni psicológico ni

tampoco

sociológico o cultural,

puede

dar cuenta

por

sí solo del comportamien-

to antisocial y violento. Por ello, todos constituyen piezas necesarias,

pero

incompletas,

de un

rompecabezas cuya resolución requiere

que

sean

armónicamente encajadas las diversas partes del conocimiento.

Veamos las que

nos

faltan.

2 2

SOCIOBIOLOGíA y AGRESiÓN

Sociobiología es

un

término

acuñado

a mediados de los

años

setenta

por el biólogo estadounidense Edward Wilson

para

hacer referencia al

estudio de las raíces biológicas del comportamiento social, siendo

un

aspecto d estacado el análisis de la agresión humana. En la actualidad la

denominación de sociobiología ha cedido parcialmente terreno a la más

actual

de

psicología evolucionista En

todo

caso,

una

y otra

hacen

refe-

rencia a

un

objeto de estudio semejante: la indagación de la intersec-

ción entre la biología y el comportamiento humano y, particularmente,

de los elementos biológicos que pueden estar

en

la

base

de las conduc-

tas de agresión y violencia.

Especie

humana

civiliz ción

La

historia de la humanidad ha transcurrido y se ha encaminado

hacia

un

proceso paulatino de civilización. En este proceso los grupos

humanos

han

sido

cada

vez

más

exigentes acerca de la cooperación y

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Porqué

víctima

es

femenino

agresor masculino

ayuda mutuas, a la vez que más intolerantes con los comportamientos

de agresión y violencia de

unos

individuos hacia otros.

Sin embargo, durante milenios ello

no

fue

como es

ahora.

La

especie

humana

actual constituye un acontecimiento evolutivo

muy

reciente.

Los paleontólogos cifran en apenas 150.000 años la historia del

omo

sapiens nuestra especie,

yen

unos

cuatro millones de años los oríge

nes más remotos

de

las sucesivas especies

de

homínidos

que

nos

han

precedido. En el

pasado

no hace tanto tiempo-- muchos comporta

mientos agresivos y violentos, que hoy están prohibidos y son castiga

dos,

eran

la tónica habitual de las interacciones sociales. La vida y la

integridad

de

las personas tenían ciertamente un

menor

valor. En la ac

tualidad, desde la civilización y el control de la violencia

como sta tu

quo

asentado e imperante, es frecuente cuestionarse qué es lo que hace

que

se agreda y

se

violente a otros. Sin embargo, la pregunta pr obable

mente está formulada al revés de lo

que

requiere la naturaleza

de

las

cosas. Es decir, miles

de

años atrás,

cuando

todavía no había normas

que las prohibieran, ya hacían los seres

humanos

en términos

de

infrac

ción y violencia las mismas cosas

que

observamos ah ora (hurtar, robar,

herir, secuestrar, agredir sexualmente, emboscar, asesinar, guerrear...),

muchas

de

las cuales actualmente están prohibidas por las leyes. Por

ello, como han propu esto las teorías del control en criminología, es más

correcto plantearse

qué

es lo

que

hace que,

aun

en presencia

de

pro

pensiones agresivas e infractoras, la mayoría de los seres

humanos

no

infrinjan las normas e incluso eviten casi completamente los actos

de

violencia más graves y dañinos par a otros.

Es

bien conocido

que

el mecanismo fundamental

que ha

regido la

evolución es la selección natural. Ello significa

que

la vida

ha

sido con

ducida por el principio universal de la adaptación

de

los individuos a

su

medio. En el ambiente cambiante del planeta Tierra -sometido, a lo

largo

de

los ciclos, a catástrofes naturales, territorios y climatologías di

versos-, las especies

han

sido seleccionadas a partir

de

sus capacida

des para sobrevivir.

De

este modo, la selección natural ha preservado

las características

que poseen

las diferentes especies actuales, tanto físi

cas como

de

comportamiento. En este mismo contexto, el comporta

miento agresivo no constituye

una

excepción a esta regla universal.

Si

ha

sobrevivido y sigue presente en los repertorios del comportamiento

animal y humano, necesariamente

es debido

a

que ha

cumplido impor

tantes funciones adaptativas.

A

menudo

se

emplean

las expresiones

de agresión

y

violencia de

una

manera general,

como

si se tratara

de un

único comportamiento,

¿Por qué son los varones más agresivos que

las

mujeres

pero, en realidad, existen distintas formas agresivas

que

cumplen diver

sasfunciones

vitales. Según

puso de

relieve el aludido biólogo Edward

Wilson en

su

obra

Sociobiología

estas diversas formas

de

agresión

ope

ran a

modo de

un «plan de contingencias» biológicamente preinstaurado

que

puede favorecer respuestas de agresión ante dichas contingencias

o situaciones.

Entre las contingencias más destacadas

de

agresión,

en

las diversas

especies animales, se en cuentran las siguientes:

1)

la presencia

de

ali

mento u otro$ bienes semejantes en el caso

de

los humanos, propieda

des o dinero) que pueden ser tomados y acumulados,

1 que puede

suscitar comportamientos agresivos contra los sujetos

que

intenten im

pedir dicha acumulación; 2) los encuentros, fuera del grupo,

con

indi

viduos desconocidos; 3) en muchas especies animales, los machos ejer

cen

algunas formas

de

amenaza y agresión contra el resto

de

los machos

en competencia por las hembras o incluso contra las hembras para apa

rearse

con

ellas o para mantenerlas en alianza sexual; 4) las agresiones

disciplinarias

de

los padres en los procesos de protección y crianza de

los hijos (forzando a hacer algo o impidiéndolo, castigando, privando

de

gratificaciones, etc.), y

5

las situaciones

de

aglomeración (superpo

blación, masificación) en

que

los individuos muestran

un

claro incre

mento de las reacciones agresivas hacia sus congéneres en un intento

de marcar el territorio.

Debe

llamarse la atención del lector sob re el

hecho de que

muchos

delitos violentos, y algunos

no

tan violentos, cometidos

por

los seres

humanos (hurtos y robos, lesiones entre desconocidos y entre personas

conocidas, agresiones sexuales, maltrato infantil o de pareja, etc.) guar

dan una

notable analogía, salvadas las distancias,

con

las contingencias

de

agresión a que

se

acaba

de

hacer referencia.

Especial interés r equiere

en el

marco

de

esta obra la contingencia

de

agresión aludida consistente

en que

los machos

de

muchas especies

animales ejercen algunas formas suaves

de

amenaza y agresión contra

las hembras

con

el objetivo

de

aparearse

con

ellas o

de

preservar

su

alianza sexual. No se asuste na die ante esto. ¡Por supuest o

que

vivimos

en

una

sociedad

humana

civilizada,

de

mujeres y hombres a quienes se

considera libres y

con

plenos derechos sobre

su

vida y

su

sexualidad,

por

lo

que

resultan totalmente inaceptables cualesquiera conductas

de

fuerza o sometÚniento sexual Pese a todo, la arcilla evolutiva

de

la

que

estamos hechos es la

que se

acaba

de

mencionar

y,

para lograr las in

hibiciones del comportamiento

que son

requeridas

por

nuestros valores

y creencias civilizados, dicha arcilla

que

también incluye la posibili-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

dad en algunas ocasiones

de

agresión contingente al apareamiento

sexual-

debe

ser convenientemente moldeada, a través de una socia

lización intensiva y eficaz, en dirección al respeto recíproco y la no

agresión.

Nótese a este respecto, y sirva

como

dato positivo para el optimis

mo,

que

las sociedades humanas son en general mu y eficientes en di

cho

proceso

de

socialización. De este modo,

se

logra

que

la inmensa

mayoría

de

las personas funcionen

con

parámetros

de

creciente igual

dad

entre los sexos y de libertad sexual

de

hombres y

de

mujeres, inhi

biendo

los troquelados e impulsos ancestrales hacia un relativo control

sexual forzado.

Con gran frecuencia el comportamiento agresivo es presentado

con

carácter general como algo anormal o patológico. Frente a ello, el he

cho de

que, como se

ha

mencionado, haya sido seleccionado por la

evolución, especie tras especie hasta el hombre, refuta esta supuesta

nocividad» general

de

la agresión y afirma, por el contrario,

que

se tra

ta de un comportamiento que es, en principio, normal y adaptativo.

Otra cosa es que algunos individuos, en ciertas condiciones sociales y

de

interacción interpersonal, ejecuten comportamientos violentos exce

sivos y

que dañan

a otros seres humanos o menoscaban sus derechos,

y

que

tales conductas

deban

estar prohibidas por la sociedad y

sean por

ello legalmente castigadas.

En oposición a su supuesta nocividad general, las energías agresivas

son habitualmente canalizadas por las personas en dirección a compor

tamientos adaptativos, socialmente deseables y jurídicamente acepta

bles: el esfuerzo individual y colectivo, a veces empecinado y virulento,

para mejorar nuestras capacidades de proporcionarnos el sustento (ali

mento

y otros bienes); la defensa

de

nuestros derechos (nuestra inte

gridad física y moral, nuestro salario, nuestras propiedades, nuestras

opiniones y creencias) frente a quienes

nos

los quieren arrebatar; el

ejercicio libre y consentido, en tre perso nas adultas, de la sexualidad, o

la protección y crianza eficaces de nuestros hijos. Todas estas funcio

nes, a las

que

se dirigen las conductas más frecuentes y vehemente s (a

veces agresivas) de los seres humanos, han contribuido, debido a su

evidente valor adaptativo, a la selección

de

las capacidades

de

agresión

que poseemos.

Es muy posible que en la actualidad algunos potenciales agresivos

humanos que, en términos biológicos, tan útiles y provechosos fueron

hasta hace

poco

para la supervivencia se encuentren algo desorienta

dos» ante nuestro modo civilizado de vivir. Desde

unos pocos

milenios

¿Por qué

son los varones más agresivos

que

las

mujeres

para acá hemos ido construyendo un mundo

en

el que cada vez son

más importantes los valores cooperativos y en el que la protección y la

defensa de los individuos se han ido transfiriendo paulatinamente al

grupo social. En consecuencia, la agresión individual (ya

sea

para el

logro de objetivos materiales, ya sea

para

la propia defensa) es cada vez

más innecesaria y socialmente intolerable. Este funcionamiento, que es

parte nuclear del estado evolutivo

de

nuestra civilización, efectúa nue

vos requerimientos adaptativos a los seres humanos: uno de ellos, la

no violencia», es decir, el rechazo de la agresión dañina hacia los otros.

Aunque la adaptación y la evolución biológicas operan a largo plazo,

sería razonable esperar que, incluso

en

este plano evolutivo, los seres

humanos

vayan paulatinamente

adaptándose

a la

nueva

situación so

cial, en la cual la agresividad debe

desempeñar

prioritariamente

pape

les cooperativos y solidarios por ejemplo, en el ámbito del deporte), y

no

individuales y dañino s para otros.

Según los biólogos, este camino evolutivo no sería algo nuevo

en

los

seres humanos, sino que habría sido

emprendido

por los vericuetos

adaptativos de la especie

humana

desde hace milenios, habiéndose

promovido

cada

vez más el altruismo y la cooperación frente a la lucha

individual y tribal, sin que desde luego esto último sea ya ajeno a los

hábitos

de

los seres humanos.

sicología

evolucionista

Desde la perspectiva de la psicología evolucionista también se con

sidera que

en

los hombres y las mujeres se han establecido,

como

re

sultado de la selección natural, patrones algo distintos de interés y se

lección de parejas sexuales. En las mujeres predominaría, con carácter

general, una selectividad hacia parejas masculinas que tienen igual o

superior

edad que

ellas (lo

que

tendería a ir asociado también a

un

ma

yor desarrollo psicológico y personal de dichas parejas).

La explicación evolucionista que se da para esta pauta selectiva de

las parejas es que, evolutivamente hablando, habría sido más probable

que varones de más edad tendieran a contar también con un mayor es

tatus social en cuanto a mayores posibilidades de proveer alimento,

cobijo, bienes, ayuda a la prole, etc.), 1 que se habría traducido

en

una

mayor probabilidad de supervivencia y bienestar de la prole habida con

tales varones. En suma,

en

términos de la selección natural, las hembras

con

tal patrón de comportamiento d e preferencia por varones de ma

yor edad/estatus- habrían logrado

un

mayor éxito evolutivo

y

conse-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 33/137

¿Por

qué víctim es femenino y

agresor masculino

cuentemente, asegurado su progenie, que tendería a estar constituida

por hembras a su vez con ese mismo patrón de selección de parejas,

que sería la progenie de las mujeres actuales.

Por el contrario, los machos de la especie humana habrían conso

lidado un

patrón

diferente por lo que concierne a sus preferencias

en

la selección de las hembras. Ellos tenderían a elegir mujeres

en

un

rango de edades decreciente, que puede abarcar desde una edad se-

mejante a ellos mismos hasta la preferencia por mujeres más jóvenes,

incluida la edad de la pubertad. La explicación que dan los psicólo-

gos evolucionistas de esta preferencia

es

que

ése

habría sido proba

blemente

el camino mediante el que los varones habrían obtenido su

mayor éxito evolutivo. Cuanto más joven sea la pareja seleccionada,

mayor será a priori la probabilidad de asegurar una progenie más nu

merosa y saludable. De este modo tal

patrón

general de preferen-

cia por hembras jóvenes habría sido transferido, por vía genética a

partir de la selección natural, a la progenie actual de los varones de la

especie.

El precedente conocimiento evolucionista general no explica

desde

luego los comportamientos

de abuso

y agresión sexual, ni siquiera las

específicas elecciones

de

parejas afectivas y sexuales que efectúan las

personas. Frente a lo anterior caben, como es lógico, múltiples excep-

ciones, tanto aquellas en que un varón joven elige una pareja femenina

de mayor edad como aquellas otras en

que una

mujer

pueda

seleccio-

nar una

pareja masculina

de

edad inferior a ella. Sin embargo, este en-

foque sí que permite comprender un

poco

mejor las tendencias gene-

rales mostradas por hombres y mujeres en cuanto a los rangos

de

edades

de

parejas más probablemente elegidas

por

unos y por otras.

Según ello, las chicas pong amos de

unos

18 años) tenderán

en

pro-

medio a elegir varones de edad semejante o superior pongamos de 18

años

en

adelante). Nótese

aquí

y

éste es el

punto al que

se quería

venir a parar-

que

las interacciones afectivas y sexuales a

que

dichas

preferencias femeninas podrían

dar

lugar no incluyen, en el rango

de

edad preferido, v arones en edades

que

social o legalmente se conside-

ren

prohibidas a efectos

de

un contacto sexual.

Debe tenerse en cuenta

que

desde esta perspectiva en absoluto se

propone que

las mujeres hayan incorporado una preferencia por hom-

bres

de edad

avanzada, sino

por

varones jóvenes y adultos

de edades

algo superiores a las

que

ellas tienen. Adviértase a este respecto

que

durante los milenios ancestrales en

que

pudo evolucionar dicha carac-

terística

de

selección de parejas la esperanza

de

vida promedio era baja,

¿Por qué son los v rones más agresivos que

l s

mujeres

y los integrantes de los grupos humanos seleccionables como parejas)

raramente sobrepasarían la

edad

de cuarenta años.

Por el contrario, las preferencias naturales

de

los varones pongamos

de

18 años) incluirán un rango de edades posibles que también puede

abarcar chicas más jóvenes, incluso hasta

edades de

12 o 13 años. Se-

gún

esto, algunas

de

las interacciones sexuales a

que

dichas preferen-

cias

podrían

dar lugar,

de

llevarse a cabo, estarán legalmente conside-

radas como abusos o agresiones sexuales

y

por tanto, prohibidas. En

este punto,

con

tal

de

evitar estas relaciones, será fundamental

que

los

varones hayan adquirido las inhibiciones necesarias para excluir

de

sus

posibles elecciones sexuales a parejas preadolescentes.

Si

lo anterior se combina

con

la mayor propensión general de los

varones al us

de

la agresión, incluso en el contexto de las interaccio-

nes sexuales, a lo

que

ya se

ha

aludido, podría disponerse

de una

ex-

plicación evolucionista

de

la superior prevalencia de los varones en

comportamientos

de

abuso y agresión sexual, así como del mayor ries-

go de las mujeres, especialmente jóvenes, de sufrir dichos abusos y

agresiones.

Frente a los

precedentes

riesgos que,

por

razones

de

la evolución,

podrían derivarse

de

la propia naturaleza humana, la indicación funda-

mental

es una

socialización y educación adecuadas y

una

prevención

eficaz, así como el control de los casos más graves. Pero

para

ello es

necesario conocer, y no

pasar

por alto, las condiciones naturales de

partida, ya que éstas estarían presentes y producirían

sus

efectos tanto

si

se

las

toma en cuenta como

si

se

las ignora. Una perspectiva pura-

mente abstracta e ideologizada, que desconozca por completo o con-

sidere como inaceptables los anteriores conocimientos, sólo abocará a

la comisión de graves errores de acción. En relación con todo lo ante-

rior, resulta impresionante

ver

cómo a menudo la teoría darwinista de

la evolución,

que es uno de

los conocimientos más sólidos del conjun-

to del conocimiento científico, es ignorada, e incluso negada, en lo

concerniente a los asuntos humanos y jurídicos. Esto ocurre cuando,

por ejemplo, se prescinde de cualesquiera condicionantes biológicos y

de diferenciación entre mujeres y

hombres

al analizar

un fenómeno

como

la violencia de pareja o,

como

lo que

ahora nos

ocupa, la agre-

sión sexual.

Frente a ello, nuestra prescripción preventiva más firme es la si-

guiente: los varones deben ser

educados

intensivamente, de modo es-

pecial durante los años de la adolescencia, para integrar con solidez las

pautas sociales de conducta requeridas

en

materia de interacciones

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué víctima

es

femenino

agresor masculino

sexuales, así como para inhibir sus posibles deseos

de

contactos

con

adolescentes y jóvenes en edades que se consideran social y legalmen-

te no viables a tales efectos.

Endocrinología del desarrollo

de

varones mujeres

Otro aspecto importante

de

las diferencias entre los sexos

en

la fre-

cuencia de conductas violentas y antisociales guarda relación con el

desarrollo y funcionamiento del sistema endocrino y del sistema nervio-

so

de las mujeres y de los hombres.

El sistema endocrino está integrado por un complejo entramado de

centros nerviosos, glándulas y hormonas, que regulan proc esos vitales

básicos, entre los que se encuentra la agresión.

Es

bien conocido que

existen diferencias sustanciales

en

la producción de ciertas hormonas

entre mujeres preferentemente

progesterona

y varones preferente-

mente testosterona .

Y está

bien

establecido que estas sustancias des-

empeñan un papel decisivo

en

la creación de diferencias anatómicas

entre los sexos, así como también

en su

distinta

propensión

para reac-

cionar mediante conductas agresivas

ante

las provocaciones y otros

estímulos ambientales de amenaza.

Según

se

conoce, el sistema nervioso humano es

preparado

durante

la gestación de

un

modo diferente

en

ambos sexos por lo que

se

refie-

re a la reactividad en las interacciones sociales. También duran te la ges-

tación se producen otras diferencias relevantes entre niñas y niños en

el grado de desarrollo del cerebro. El hemisferio izquierdo, que está

especializado

en

habilidades de aprendizaje y verbales que resultarán

decisivas

para

la socialización y la futura vida

social-, se

desarrolla con

más lentitud en los varones

que

en las chicas. Es posible

que

este

hecho

guarde relación

con

las mayores dificultades

que

suelen presentar los

chicos para los aprendizajes inhibitorios y normativos

y

en

consecuen-

cia,

con

sus más frecuentes conductas antisociales.

2 3

PERSONALIDAD DESARROLLO HUMANO

Otro conocimiento relevante para comprender la tendencia diferen-

cial al empleo de la violencia concierne a las diferencias individuales

entre las personas. Se trataría de

responder

a la cuestión de por qué

algunos varones muestran mayor frecuencia e intensidad de comporta-

mientos violentos y antisociales que otros expuestos a parecidas situa-

ciones ambientales de riesgo.

¿Por qué son los varones más agresivos que las mujeres

Una de las derivaciones actuales más importantes del análisis

de

las

diferencias individuales

es

la denominada «criminología del desarrollo» ,

que

estudia la evolución

de

las carreras delictivas y, en concreto, los

factores de riesgo y

de

protección relevantes para el inicio y la conti-

nuación de la actividad antisocial y delictiva. Especialmente significativa

en este

campo ha

sido la diferenciación de riesgos estáticos o inmodi-

ficables) y dinámicos

o

cambiables mediante intervenciones), que tie-

ne implicaciones importantes para la predicción y la prevención

de

la

violencia delictiva.

Sin entrar a fondo en el amplio

campo

psicológico de las diferencias

individuales, en la actualidad

se

sabe que existen algunos rasgos y ca-

racterísticas individuales que hacen a los jóvenes más o menos vulnera-

bles a la adquisición de hábitos violentos y delictivos.

Déficit en autocontrol

Una

de

las principales diferencias interindividuales tiene

que

ver

con

la mayor dificultad

que

algunos chicos manifiestan para regular y auto-

controlar

su

propia conducta.

Esta perspectiva --es decir, el bajo autocontrol

como

factor crítico

de

riesgo

para

la violencia y la

delincuencia-

cuenta con una múltiple y

sólida investigación y

con

diversos modelos teóricos en el ámbito

de

la

psicología criminal y

de

la criminología. Uno

de

estos planteamientos,

que

es el de mayor referencia actual entre las teorías científicas sobre el

delito, es la

teoría general de la delincuencia

o

teoría del autocontrol,

según la cual en algunos chicos se evidenciaría desde la primera infan-

cia un déficit para dirigir su propia conducta, por lo que, en consecuen-

cia, serían más fácilmente atraídos por los estímulos y situaciones ape-

tecibles de cada momento.

Es

decir, algunos niños y jóvenes presentarían

de

manera exagerada

una

tendencia a

obtener

gratificaciones fáciles e

inmediatas

en

lugar

de

esforzarse para lograr beneficios duraderos), a

realizar actividades excitantes y arriesgadas en lugar de conducirse

con

cierta prudencia y cautela), a actuar de manera impulsiva

en

vez

de

planificar sus acciones), a causar incomodidad y

daño

a otras perso-

nas

en

lugar

de

tener la sensibilidad y el altruismo necesarios para

no

hacerlo), a «resolver» sus prob lemas y conflictos

con

otros mediante

la agresión verbal o física

en

lugar de hablando o negociando

y

en

suma, a

no

tomar en consideración las consecuencias negativas

que

muchos

de

sus actos

pueden

acarrear a otras personas y a ellos mismos

sin reparar en tales consecuencias antes

de

actuar).

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué vfctima es femenino

agresor masculino

Estas predisposiciones, como elementos y manifestaciones de la

falta

de

autocontrol, se mostrarían

en

algunos sujetos prematuramen

te desde los primeros años del desarrollo.

La

prescripción preventi

va directa

de

esta perspectiva

no

es otra

que

prestar una atención

educativa especialmente intensa a estos niños con déficit

de

auto

control.

éficits

ognitivos

Un aspecto que se ha conectado tradicionalmente con la mayor pro

babilidad

de

la conducta antisocial y delictiva son las escasas habilida

des intelectuales, especialmente por lo que concierne a las habilidades

verbales. Aunque,

en

efecto, se observa que muchos agresores mues

tran una menor inteligencia, actualmente se considera que la relación

entre un menor nivel intelectual y la delincuencia no es directa, sino

que estaría mediada por otros factores más directamente asociados al

comportamiento delictivo.

En concreto, se ha propuesto que las menores habilidades intelec

tuales podrían favorecer la conducta antisocial

por

tres caminos distin

tos aunque interrelacionados. En primer lugar, las bajas habilidades in

telectuales acostumbran a asociarse con dificultades escolares, algo que

puede conducir a la desvinculación de la escuela, lo cual es un factor

de riesgo para el inicio

en

la conducta delictiva.

En segundo término, una menor inteligencia suele traducirse en

que el sujeto presente mayores dificultades psicosociales en gene

ral, es decir, problemas diversos de comunicación y relación con

otras personas, lo que puede acabar llevándole a situaciones de agre

sión y violencia interpersonal. En este caso lo que falla es la inteligen

cia emocional.

Por último,

una

inteligencia reducida suele implicar también retraso

en el desarrollo de los procesos cognitivos superiores, tales como el

razonamiento moral, la resolución cognitiva de problemas interperso

nales, la empatía o el razonamiento abstracto, es decir, el comporta

miento de elección entre tipos de conducta que conducen a diferentes

consecuencias. De acuerdo con múltiples investigaciones,

el

retraso en

estos procesos cognitivos superiores pone a los individuos en especial

vulnerabilidad para el inicio de conductas delictivas.

Desde el punto de vista cognitivo, es habitual que muchos sujetos

con frecuentes comportamientos antisociales exhiban diversos pensa

mientos de justificación de dichos comportamientos. Suele denominar-

¿Por qué son los varones más agresivos que las mujeres

se a dichos pensamientos

distorsiones cognitivas en

cuanto

que

son

creencias erróneas o, cuando menos,

poco

realistas, usadas como una

estrategia para hacer más tolerable la propia conducta de agresión o

infracción normativa. También estas creencias han sido denominadas

técnicas de neutralización entre las que se encuentran muy a menudo

la negación

de

la agresión realizada,

de

su ilicitud o

de

la propia res

ponsabilidad al respecto; o su justificación a partir

de que

el comporta

miento llevado a cabo era necesario o inevitable, o bien

que

se tenía

derecho a hacerlo y que, en definitiva, todo el mundo hace lo mismo e

incluso cosas más graves.

Regulación emocional

Otro aspecto importante para una mejor comprensión del comporta

miento de agresión es el relativo al grado en que los sujetos logran o

no establecer una apropiada regulación de sus emociones, en cuanto a

una expresión emocional equilibrada, que conjugue la capacidad

de

afecto con

un

suficiente dominio de la ira.

Lo

anterior es debido a que

las emociones y la agresión

pueden

conectarse entre sí

por

dos caminos

antagónicos.

Como primer camino, gran parte de los episodios más graves

de

agresión (tales como homicidios, lesiones, violencia contra la pareja,

agresiones sexuales .. ) se a socian frecuent emente a

un

descontrol

emocional,

en

el

que

el individuo actúa bajo el influjo de una ira ex

plosiva.

Una segunda posibilidad, contraria a la anterior, es que

un

sujeto

presente una fuerte inhibición emocional

en

relación con el daño y su

frimiento causados a otros, es decir, que

no

se sienta mal si hace daño

a otras personas. A la capacidad de ponerse en la piel» de otros seres

humanos y

de

sentir compasión

por

ellos se la denomina empatía

mientras que lo contrario suele considerarse el rasgo más destacado de

la

psicopatía.

Se

ha puesto

de

relieve que existen tres fuentes de tensión que pue

den contribuir especialmente a estimular la ira agresiva.

La

primera sería

la descompensación entre las metas a las que una persona aspira de

relaciones, de estatus, económicas .. ) y los medios legítimos de que dis

pone para su logro. Si los medios lícitos (capacidad de comunicación,

relaciones personales, competencias laborales para obtener

un

empleo

digno )

no

son acordes con los objetivos, necesidades y deseos del

individuo, una posibilidad es que se precipiten emociones negativas y

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

de

tensión,

para

cuya liberación la agresión y la conducta ilícita

podrían

ser una

opción.

Una

segunda

fuente

de

tensión y posible agresión sería

ser

privado

de

gratificaciones

que se poseen

o a las que se aspira. Un sujeto

puede

experimentar tensión como resultado

de perder un empleo

o

ver

redu

cido su salario,

ser detenido

o maltratado,

ser abandonado por

su mu

jer, perder a sus hijos o su casa, etc.

Por último, la tensión y la ira agresiva

pueden

también precipitarse

cuando una persona se

ve sometida a situaciones aversivas

de

las que

no puede

fácilmente escapar. Sería el caso

de aquel

joven

que

es mal

tratado repetidamente

por

su

padre

o el

de

aquella mujer

que es

reite

radamente agredida y sometida

por

su marido o pareja.

Advierta el lector que muchísimas situaciones sociales cotidianas

pueden

corresponderse

con

tensiones

como

las aludidas,

que podrían

llevar a los individuos a experiencias

de

gran tensión y

en

último tér

mino, si

no han aprendido

a regular y aliviar su emocionabilidad, a re

acciones violentas.

Personalidad

Muchos

de

los elementos

que se han puesto de

relieve

en

este epí

grafe

se agrupan en eso que

se

denomina en

psicología la

personali-

dad. La

personalidad

hace

referencia a aquellas características más so

bresalientes del

modo de

ser

y

de

actuar

de

cada

individuo.

De acuerdo

con

el conocimiento existente, dichos rasgos serían parcialmente con

génitos,

como

resultado

de

la herencia, y parcialmente adquiridos a

partir

de

las experiencias habidas a

1

largo

de

la vida y

de

la

educación

recibida, especialmente durante los

años

infantiles. En diferentes mo

mentos

volveremos a referirnos a rasgos y características

de

personali

dad de

las personas violentas maltratadores familiares, agresores sexua

les, etc.).

Por

el momento, baste

mencionar que en

muchas

personas

que

muestran frecuentes conductas antisociales

suelen

evidenciarse

una

serie

de

rasgos típicos

que

algún

autor

ha

descrito

como

el

sín-

drome de conducta antisocial adulta

tal y

como

se presenta

en

la ta

bla 2.1.

Este

síndrome de co nducta antisocial adulta

que

fue

sugerido por

el

reconocido

psicólogo criminalista británico David Farrington, está

construido a partir

de

la

consideración de

los criterios

estándares del

trastorno antisocial de la personalidad según

el DSM-IV-TR

de

la

Asociación Psiquiátrica Americana) y los

del trastorno disocial de la

¿ or qué son los varones más agresivos que las mujeres

TABLA

2.1

Síndrome de conducta

antisocial

adulta tomando

en considera

ción los

criterios

del

trastorno antisocial

de

la personalidad

según

el

DSM-IV-R)

el

trastorno

disocial

de

la personalidad

de acuerdo

con la CIE-10)

• Impulsividad y falta de planifica

ción.

• Egoísmo y egocentrismo.

• Dureza emocional y falta de em

patía.

• Falta

de

remordimiento y

de

sen

timientos

de

culpa

por

sus con

ductas.

• Baja tolera ncia a la frustración.

• Alta agresividad.

FUENTE:

A

partir

de Farrington, 2003.

• Hurto y delitos violentos.

• Abuso

de

drogas y alcohol así

como

tabaco).

• Co nducción temeraria

y

en estado

de

embriaguez.

• Conductas sexuales

de

alto riesgo.

• Relaciones de pareja inestables.

Abuso/maltrato/abandono de

pa

reja e hijos.

• Desempleo crónico, deudas, jue

go y dependencia social.

• Mentira y engaño permanentes.

personalidad según

la

ClE-lO de

la Organización Mundial

de

la Sa

lud).

Al

igual

que se

hace actualmente en

la valoración

de

la psicopa

tía

se

diferencian características

de

dos entidades

diferentes

aunque

complementarias: A)

de personalidad

o más estructurales y profun

das,

incluyendo

rasgos

como

impulsividad, egocentrismo,

dureza

emocional, falta

de remordimiento

y

de capacidad de

culpa, baja tole

rancia a la frustración y alta agresividad; y B)

de

conducta

o

aspectos

más

observables,

como

los

comportamientos

de

hurto

y delitos vio

lentos, drogadicción,

conducción

temeraria,

conductas

sexuales

de

riesgo, relaciones inestables

de

pareja y maltrato

de

pareja e hijos,

desempleo

crónico y

dependencia,

así

como engaño permanente

a

otras personas.

2.4. VíNCULOS ANTISOCIALES APRENDIZAJE

DE LA VIOLENCIA

Para

que un

sujeto lleve a

cabo

acciones

violentas y delictivas, y

acabe desarrollando

hábitos

de

esta

índole,

se

precisan dos

condicio

nes que con toda probabilidad se habrán dado con

antelación:

1) que

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima

es

femenino y agresor masculino?

el individuo se halle vinculado a otros sujetos con conductas y

con hábitos delictivos y, a contrario sensu que

cuente

con escasas

relaciones prosociales); y 2) que aprenda a realizar, valorar y justi-

ficar tales conductas. Se ha afirmado que los sujetos deben ha-

ber aprendido a valorar y justificar estas conduct as debido a que mu-

chos

delitos violentos no sólo

requieren

habilidades mecánicas

para

ejecutarlos

con

precisión, sino

que se

exige

que

los individuos

que participan en ellos

hayan

integrado sólidamente ciertos valores y

c t i t u d ~ s

antisociales, ya que de

otro

modo no

podrían

llevarlos a

cabo.

En realidad, muchas personas podrían contar con las habilidades

instrumentales necesarias para roba r un

banco

no es difícil aprenderlas

viendo televisión o cine),

pero

pocas, afortunadamente, son las

que

poseen

suficientes motivaciones, actitudes y valores para efectuar tal

delito.

Lo anterior

ha

sido recogido y elaborado por

dos

teorías de la delin-

cuencia que, dadas sus conexiones, a nuestros efectos se integrarán

en

una explicación conjunta. Una de las teorías fue formulada por el so-

ciólogo Travis Hirschi y

es

denomi nada «teoría

de

los

vínculos sociales»

la otra, «teoría del aprendizaje social del comportamiento delictivo»,

ha

sido desarrollada por Burguess y Akers a partir

de

trabajos previos

de

Bandura y otros psicólogos. Según estas perspectivas, la conduct a vio-

lenta yen general la delictiva) se aprende, sobre

todo

en

la adolescen-

cia y juventud, preferentemente en entornos cercanos,

como

el

grupo

de

amigos a quienes un sujeto se encuentra emocionalmente vincula-

do. Además, se

aprenden

no sólo las conductas mecánicas necesarias

para

la violencia y el delito, sino tamb ién los valores y las actitudes que

animan a tales comportamientos y los justifican. Estos aprendizajes sue-

len tener lugar a partir de cuatro procesos interrelacionados: 1) están

en

conexión

con

aquellos sujetos y grupos

con

los

que

los individuos

están asociados diferencialmente

o

sea, con los que mantienen un

contacto más estrecho y continuado); 2) se desarrollan a partir de reci-

bir gratificaciones o reforzamiento diferencial generalmente, social o

verbal, a partir

de

expresiones

de apoyo

y aquiescencia por parte de

los amigos por sus conductas antisociales); 3) el aprendizaje también

incluye la transmisión al sujeto

de

definiciones normativas sobre lo co-

rrecto y lo incorrecto, lo

adecuado

y lo inadecuado , etc., y 4) gran par-

te

de

este aprendizaje se

produce

a partir

de

la exposición a mode-

los de conducta, lo que facilita la imitación de los comportamientos

figura 2.1).

Asociación

diferencial

Reforzamiento

diferencial

¿Por qué son los varones más agresivos que

las

mujeres?

Definiciones

de conducta

Modelos

Figura 2 1 eoría del aprendizaje social del comp ortamient o antisocial

A partir

de

los procesos mencionados, estas teorías aprendizaje so-

cial y vínculos sociales) constituyen una de las explicaciones científicas

que mejor describe la adquisición y e l desarrollo de los comportamien-

tos violentos y antisociales.

A

pesar

de constituir

una

buena explicación del

proceso

de apren-

dizaje antisocial, el anterior modelo

no

da cuenta de

por qué

la socie-

dad o determinados grupos sociales son

como

son, en

cuanto

a los

modelos agresivos que muestran, ni de los valores y definiciones de

conducta

que

transmiten a sus miembros, así

como tampoco

de los

comportamientos

que

les refuerzan o premian. Si las conductas mos-

tradas, justificadas y premiadas son prioritariamente prosociales apro-

piado

funcionamiento familiar, implicación escolar, inhibición

de

la

violencia y del maltrato, comportami ento sexual

adecuado

-excluyen

do cualquier forma

de abuso

y agresión

sexual-,

realización

de

un

trabajo honrado, etc.), los aprendizajes también

serán

esencialmente

prosociales.

Si

contrariamente a ello, los comportamientos más fre-

cuentes

de un

contexto o

grupo

social

son

antisociales y violentos

agresiones frecuentes, robo,

consumo

de drogas, etc.), las conductas

aprendidas por los jóvenes

tenderán

a

tener

también

una

orientación

antisocial.

Lo anterior nos traslada nuevamente al ámbito de la sociedad a gran

escala, en la

que

se requiere

que sean

promovidos ambientes sociales

que

faciliten

que

los adolescentes y jóvenes adquieran pautas de com-

portamiento respetuosas

con

las normas de convivencia, e inhibitorias

de los comportamientos de agresión y violentos. Para ello es imprescin-

dible la mejora paulatina

de

la sociedad en los diferentes ámbitos de la

actividad humana.

Page 38: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or

qué víctima es femenino agresor masculino

2 5

FUNCIONALIDAD UTILITARIA

DE

LA AGRESiÓN

DEL

DELITO

De acuerdo

con

diversas perspectivas sobre la explicación delictiva,

también cabe un modelo victimológico sobre la funcionalidad utilitaria

del delito, como el presentado

en

la tabla 2.2.

TABLA 2 2

Modelo sobre

la funcionalidad utilitaria del

delito

Conductas violentas y

delictivas para la ob-

tención

de

beneficios y

gratificaciones.

Víctimas como bienes

de

interés del agresor,

o bien

como obstácu-

los o amenazas para

el logro de bienes de-

seados.

Las

personas tienen

di-

ferentes probabilida-

des de ser bienes atrac-

tivos u obstáculos

para

el delito, dependiendo

de sus características y

de

sus hábitos y ruti-

nas

de

vida.

Por ejemplo:

• Sustracción

de

dine-

ro o

de

una propie-

dad.

.•

Agresión a otro va-

rón

en

competencia.

• Agresiones

por

ven-

ganza.

• Satisfacción del im-

pulso sexual gene-

ralmente a partir

de

una mujer).

• Supresión

de una

amenaza

o fuente

de

tensión.

Según

puede

verse, el modelo aquí propuesto es estructurado a par-

tir

de

tres presupuestos:

1 uncionalidad

de

las

conductas

delictivas

Gran parte

de

las conductas violentas y delictivas tiene

como

objeti-

vo

la obtención

por

parte del agresor

de

beneficios, ventajas y gratifica-

ciones materiales y emocionales.

¿ or qué son los varones

más

agresivos que las mujeres

2 Las víctimas como bienes atractivos u obstáculos

para el delito

Las víctimas a

menudo son bienes de

interés del agresor venganza,

sometimiento, sexo, etc.) o

bien

constituyen obstáculos o amenazas

como testigos, guardianes, etc.)

para

el logro

de bienes deseados

di-

nero, propiedad valiosa, s ometimiento

de

otra persona, etc.).

Las

personas

varones y mujeres)

tienen

diferentes probabilidades

de

ser bienes atractivos u obstáculos

para

el delito

en

diferentes contex-

tos: trabajo, lugares

de

ocio, calle, hogar, etc.

l que una persona pueda ser

directamente

un bien

atractivo

para

el delito, o

bien

constituir

un obstáculo para

la

obtención de

un bien

atractivo,

va

a

depender tanto de

las

propias

característi-

cas

de

las

personas

lo

que

incluye

en

primera instancia si

es hom-

bre

o mujer) como

de sus

hábitos y rutinas

de

vida

tiempo que

pasa

fuera

de

casa, tipos

de

trabajo, tránsito

por

lugares

de

alto ries-

go, etc.).

3 Gratificación del delito:

obtención

de los

bienes

deseados

remoción de los obstáculos interpuestos

Por ejemplo:

• Sustracción

de

dinero o

de una

propiedad valiosa a

un

varón/mu-

jer que lo porta.

• Agresión a otro varón en competencia

por

una mujer, por una ven-

taja económica,

por una

mejora personal, etc.

• Agresiones

por

venganza contra

hombres

por

ejemplo, pelea) o

mujeres

por

ejemplo, maltrato).

• Satisfacción

del

impulso sexual generalmente a partir

de

una

mu-

jer,

pero

también

de

niños o

de

otros varones).

• Supresión

de

una amenaza o fuente de tensión por ejemplo, un

vigilante armado ,

una

pareja maltratadora, etc.).

Así,

de

acuerdo con

esta propuesta,

una persona

mujer u

hombre)

tendrá mayor probabilidad

de

ser

víctima

de

cierto delito

en

función del

grado en que

posee, o constituye

en

sí,

un bien

atractivo

para

el agre-

sor

posee

dinero o cierta

propiedad de

valor,

es un

objeto

de

vengan-

za,

de deseo

sexual, etc.). En la

medida en que

más

hombres que

mu-

jeres

pueden con

carácter general

poseer

bienes económicos

de

superior

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or

qué víctima es femenino agresor masculino

2 5 FUNCIONALIDAD UTILITARIA DE LA

AGRESiÓN

DEL DELITO

De acuerdo

con

diversas perspectivas sobre la explicación delictiva,

también cabe un modelo victimológico sobre la funcionalidad utilitaria

del delito, como el

presentado

en la tabla 2.2.

TABLA 2 2

Modelo sobre la

funcionalidad utilitaria del delito

Conductas violentas y

delictivas para la ob-

tención

de

beneficios y

gratificaciones.

Víctimas como bienes

de

interés del agresor,

o bien como obstácu-

los o amenazas para

el logro de bienes de-

seados.

Las personas

tienen

di-

ferentes probabilida-

des

de

ser bienes

atrac-

tivos u obstáculos para

el delito, dependiendo

de sus características y

de

sus hábitos y ruti-

nas

de

vida.

Por ejemplo:

• Sustracción

de

dine-

ro o

de

una propie-

dad.

. Agresión a otro va-

rón

en

competencia.

• Agresiones

por

ven-

ganza.

• Satisfacción del im-

pulso sexual gene-

ralmente a partir

de

una mujer).

• Supresión

de una

amenaza

o fuente

de

tensión.

Según

puede

verse, el modelo aquí propuesto es estructurado a par-

tir)de tres presupuestos:

1 uncionalidad

de

las

conductas

delictivas

Gran parte

de

las conductas violentas y delictivas tiene

como

objeti-

vo

la

obtención por

parte

del

agresor

de

beneficios, ventajas y gratifica-

ciones materiales y emocionales.

¿ or qué son los varones

más

agresivos que las mujeres

2 Las víctimas como bienes atractivos u obstáculos

para el delito

Las víctimas a

menudo son bienes de

interés del agresor venganza,

sometimiento, sexo, etc.) o

bien

constituyen obstáculos o amenazas

como testigos, guardianes, etc.)

para

el logro

de bienes deseados

di-

nero, propiedad valiosa, sometimiento

de

otra persona, etc.).

Las

personas

varones y mujeres)

tienen

diferentes probabilidades

de ser

bienes atractivos u obstáculos

para

el delito

en

diferentes contex-

tos: trabajo, lugares de ocio, calle, hogar, etc.

l que una persona pueda ser

directamente

un bien

atractivo

para

el delito, o

bien

constituir

un obstáculo para

la

obtención de

un bien

atractivo,

va

a

depender tanto de

las

propias

característi-

cas

de

las

personas

lo

que

incluye

en primera

instancia si

es hom-

bre

o mujer) como

de sus

hábitos y rutinas

de

vida

tiempo que

pasa

fuera

de

casa, tipos

de

trabajo, tránsito

por

lugares

de

alto ries-

go, etc.).

3 Gratificación del delito:

obtención

de los bienes deseados

y

remoción de los obstáculos interpuestos

Por ejemplo:

• Sustracción

de

dinero o

de una

propiedad valiosa a

un

varón/mu-

jer

que

1 porta.

• Agresión a otro varón en competencia

por

una mujer, por una ven-

taja económica,

por una

mejora personal, etc.

• Agresiones

por

venganza contra

hombres

por

ejemplo, pelea) o

mujeres por ejemplo, maltrato).

• Satisfacción del impulso sexual generalmente a partir

de una

mu-

jer,

pero

también

de

niños o

de

otros varones).

• Supresión

de

una amenaza o fuente

de

tensión

por

ejemplo, un

vigilante armado,

una

pareja maltratadora, etc.).

Así,

de

acuerdo con

esta propuesta,

una persona

mujer u

hombre)

tendrá mayor probabilidad

de

ser

víctima

de

cierto delito

en

función del

grado en que

posee, o constituye

en

sí,

un bien

atractivo

para

el agre-

sor

posee

dinero o cierta

propiedad de

valor,

es un

objeto

de

vengan-

za,

de deseo

sexual, etc.). En la

medida en que

más

hombres que

mu-

jeres

pueden con

carácter general

poseer

bienes económicos

de

superior

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué

víctim

es

femenino

y agresor masculino

atractivo , llevar más dinero encima, poseer coches caros, propiedades

diversas, etc.) o pueden constituir amenazas u obstáculos directos para

la obtención de tales bienes económicos, los hombres tendrán mayor

probabilidad de ser víctimas de delitos de cariz económico, incluidos

también los delitos violentos.

Asimismo será más probable que, debido a la competitividad exis-

tente entre varones a distintos efectos económicos, de estatus, celos

en

relación con posibles parejas, etc.), más varones sean víctimas

de

deli-

tos violentos, incluidos el homicidio y el asesinato.

Por otra parte,

en

la medida en que más mujeres son, para eventua-

les varones agresores, atractivas para la expres ión de impulsos sexuales.

o constituyen obstáculos de diversas gratificaciones en las relaciones

familiares disponer de más dinero, imponer su voluntad, conseguir el

sometimiento control, obten er venganza ), las mujeres tendrán ma-

yor probabilidad de ser víctimas de agresiones sexuales y de maltrato

de pareja.

2 6

INTEGRACiÓN DEL

CONOCIMIENTO

EXPLIC TIVO DE

LA

AGRESiÓN Y EL DELITO

Para finalizar este capítulo se realizará, sobre la base de los diversos

conocimientos existentes sobre la conducta antisocial a que se ha he-

cho mención, una propuesta integradora o de síntesis. Sobre la agresión

y la violencia, y particularmente sobre la ejercida por varones contra

mujeres,

pueden

concluirse los siguientes principios explicativos gene-

rales:

>

En primer lugar, se considera que la igualdad de derechos entre

mujeres y hombres es

un

objetivo fundamental e irrenunciable,

lo

que

exige la erradicación, o al menos la reducción hasta don-

de sea posible, de todas las manifestaciones de fuerza y violencia

ejercidas contra las mujeres.

>

Para el logro de lo anterior, el mejor camino disponible es, al

igual que en el resto de los asuntos humanos, el conocimiento

científico. Particularmente, son fundamentales los conocimientos

existentes acerca de qué factores sociales, culturales, psicológi-

cos, biológicos ) se asocian al maltrato contra las mujeres y a los

abusos y las agresiones sexuales contra ellas.

>

De acuerdo con la información histórica disponible desde hace

milenios, las mujeres han estado en general supeditadas a los

¿Por qué son los v rones más agresivos que

l s

mujeres

hombres

en

todos los ámbitos

de

la vida social, lo que incluye la

familia, la educación, el trabajo, etc. Ello afecta también al con-

trol y a la violencia ejercidos tradicionalmente contra ellas.

Múl-

tiples formas de sometimiento y agresión han sido utilizadas para

mantener este papel

de

subordinación y obediencia

de

las mu-

jeres, algo que llega hasta nuestros días. Sin embargo, es te esta-

do de cosas

no

es una condición natural e indeleble, sino que

puede y debe ser cambiado en dirección a una plena igualdad

social de mujeres y de hombres.

>

Desde una perspectiva evolucionista, se considera que el com-

portamiento de agresión, como el resto de características es-

tructurales y

de

comportamiento, tiene también

en

la especie

humana una base evolutiva, habiendo sido seleccionado proba-

blemente debido a un valor adapta tivo primigenio. Ello signifi-

ca que, si constituye una pauta fundamental de nuestro funcio-

namiento, es debido a su contribución a la supervivencia de los

individuos y de la especie, promoviendo el esfuerzo personal y

grupal para defenderse

de

las agresiones, frente a los obstácu-

los y dificultades existentes

en

la naturaleza para recabar sus-

tento, abrigo, aparearse, etc.

>

Pese a lo anterior,

en

el proceso creciente de civilización que ha

tenido lugar durante los últimos milenios, las manifestaciones

agresivas que implican daño o menoscabo de los derechos de

otros como la sustracción

de

sus propiedades, la agresión, la

muerte ) han devenido cada vez más inaceptables. De ahí que,

en

general, estén prohibidas como delitos de hurto y robo, le-

sión, homicidio ) y sean legalmente castigadas. Ello hace que

ciertas propensiones agresivas «naturales» de origen biológico y

evolutivo) entren

en

abierta contradicción y colisión con expec-

tativas y normas sociales

que

actualmente prescriben

en

general

la resolución pacífica de los conflictos y de las disputas entre los

seres humanos.

>

Con todo, los procesos de educación y socialización existentes

en

todas las sociedades humanas son

en

general muy eficientes,

logrando que la inmensa mayoría de las personas aprendan a

controlar e inhibir sus impulsos agresivos más ancestrales, así

como

en

general los comportamientos ilegales.

>

En este marco, el principal reto de la explicación del comporta-

miento, ilícito y de agresión en la actualidad es saber por qué,

pese a todos los esfuerzos colectivos en contrario en general,

Page 41: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué víctim es femenino y

agresor masculino

bastante exitosos), algunos individuos continúan utilizando la

fuerza y la violencia contra otros seres humanos.

< >

A partir

de

la psicología evolucionista

se

ha

constatado

que

los

varones y las mujeres

presentan

«naturalmente»

con toda

proba

bilidad

como

resultado

de

patrones específicos

de

la selección

natural) pautas distintas

de

selección

de

parejas sexuales. En

concreto, los varones mostrarían

un patrón

general

de

selección

de

parejas femeninas jóvenes

en

un

rango

que

iría

desde

su mis

ma

edad

hacia

edades

inferiores), mientras

que

las mujeres pre

sentarían

un patrón

inverso

en

los márgenes

de

su propia

edad

hacia

edades

superiores). Se

ha

constatado cómo,

para

el caso

de

los varones jóvenes, la

pauta de

selección

de

mujeres más

jóvenes implica

de

entrada un

mayor riesgo general

de

implicar

se en interacciones afectivo-sexuales ilícitas. Lo anterior cierta

mente

no

constituye una explicación sobre los abusos o agresio

nes sexuales específicos,

pero

es un

factor general

de

riesgo

que

debe ser tenido en

cuenta.

< >

Otra diferencia importante

entre

mujeres y varones tiene

que ver

con

el desarrollo y funcionamiento distinto

de

su

sistema

endo-

crino, que regula las secreciones hormonales.

Los

varones

tienen

una

mayor presencia

de

testosterona hormona

preferentemente

masculina

que desempeña un papel

crucial

en

los comporta

mientos

de

agresión. Esta diferencia

entre

sexos constituye

per

se un

importante factor etiológico

de

la

mayor

prevalencia agre

siva

de

los varones frente a las mujeres.

< >

Más allá

de

las diferencias sexuales,

por

lo que concierne a la per

sonalidad y el desarrollo

de

los individuos incluyendo tanto a

hombres

como

a mujeres), se sabe

que

algunos factores persona

les

desempeñan un papel

especialmente relevante

en

cuanto al

mayor o

menor

riesgo

de

agresividad y violencia: la mayor impul

sividad frente a

un adecuado

autocontrol); los déficits cognitivos

en

razonamiento moral, resolución cognitiva

de

problemas inter

personales, razonamiento abstracto, etc.; las actitudes y pensa

mientos justificadores

de

las agresiones y comportamientos ilíci

tos, y

una

emocionabilidad desmedida y explosiva o, al contrario,

una

carencia grave

de

capacidad emocional

que

linde

con

rasgos

psicopáticos

de

insensibilidad frente al sufrimiento ajeno. Muchos

de estos factores de riesgo,

en

cuanto características frecuentes en

muchos sujetos

con

comportamiento antisocial persistente, se

han

agrupado

como un

tipo

de

«síndrome

de

conducta antisocial».

¿Por qué son los v rones más agresivos que

l s

mujeres

< >

Atendidos todos los condicionantes anteriores,

es un

conoci

miento

bien

establecido

que

los comportamientos

de

violencia y

delincuencia, y sus respectivas creencias justificadoras,

se

apren

den

generalmente

en

el marco

de

vínculos antisociales. Los me

canismos fundamentales

que

intervienen en dichos aprendizajes

son que un

individuo se halle asociado diferencialmente o prio

ritariamente, a personas

que

ya muestran dichos comportamien

tos antisociales, que le

harán de

modelos negativos, le ofrecerán

definiciones o justificaciones

de

tales conductas ilícitas y cuando

el sujeto las realice,

se

las reforzarán o recompensarán.

< >

Por último, se

ha

sugerido

que

el delito

en

general, y las agresio

nes

de

hombres a mujeres

en

particular,

pueden ser

también in

terpretados

como

comportamientos utilitarios. Ello quiere signi

ficar que los agresores realizan dichos comportamientos

en

la

expectativa

de

que las víctimas u otros objetivos del delito como

ciertos b ienes y propiedades) les reportarán diversas gratificacio

nes materiales o emocionales. Desde esta perspectiva, los agre

sores presentarán

un

mayor riesgo

en

la medida

en que

dispon

gan

de

menores repertorios

de

comportamiento lícito

para obtener

las gratificaciones que

buscan

materiales y económicas, emocio

nales y psicológicas, sexuales . .). En paralelo, las personas ten

drán

un

mayor riesgo

de ser

víctimas del delito

en

proporción al

grado

en

que constituyen posibles objetivos

de

gratificación ma

terial, emocional, sexual, etc.)

para

ciertos agresores.

Hasta

aquí se han presentado

algunas explicaciones generales

de

las

agresiones y los delitos,

con

interés particular

en

aquellas explicaciones

que pueden dar cuenta de

los delitos experimentados

por

las mujeres.

En los capítulos

que

siguen se prestará atención a describir y explicar

pormenorizadamente las modalidades

de

agresión sufridas

con

mayor

frecuencia

por

las mujeres

de

parte

de

los hombres.

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Zaffaroni, E R (2000). El discurso feminista y el poder punitivo. En H. Birgin

(comp.),

Las trampasd elpoderpu nitivo: el género del Derecho Penal

(pp. 19-37).

Buenos Aires: Biblos.

3 LA

VIOLENCIA

CONTRA LA PAREJA

En el capítulo anterior se han presentado algunos aspectos generales

y comu nes a las distintas formas

en

que pueden manifestarse las agresiones

de los varones contra las mujeres. En los que siguen se analizarán una a

una las principales modalidades

de

agresión. Entre ellas figuran el maltrato

contra la pareja, las agresiones sexuales y el abuso sexual en la infancia.

En este capítulo se va a tratar la violencia contra la mujer cuando es

producida

por

el hombre con el

que

mantiene o

ha

mantenido una re

lación afectiva (violencia contra la pareja).

3 1 MUJERES

VíCTIMAS

La violenci

en

l

pareja:

una

patología

de

l convivenci

La

violencia en el hogar, al menos por lo que se refiere al número de

denuncias,

ha

experimentado un desarrollo espectacular en las dos úl

timas décadas. Se trata de un fenómeno epidémico que, al hilo de la

mayor competitividad de la sociedad actual, del nuevo rol de la mujer

y de la desaparición de los factores inhibitorios para la conducta violen

ta

de

tipo religioso y moral,

ha

crecido a un ritmo más rápido incluso

que los accidentes

de

coche, las agresiones sexuales y los robos. En

realidad, la familia es el foco de violencia más destacado de nuestra

sociedad. De hecho, en España, según el estudio realizado por el Insti

tuto de la Mujer en el año 2006 con una muestra de más de 32.000 mu

jeres, hay, al menos, un 3,6 de mujeres mayores de 18 años

que

se

declaran maltratadas (alrededor de 680.000). Sin embargo, en total hay

un 9,6 (alrededor de 1.800.000) que, co nsiderándose maltratadas o sin

considerarse como tales, sufren unas conductas vejatorias que

son

im

propias

de una

relación

de

pareja sana.

Por extraño

que

pueda parecer, el hogar

-lugar,

en principio, de

cariño, de compañía mutua y de satisfacción de las necesidades básicas

Page 43: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

para

el

ser

humano-

puede ser

un sitio

de

riesgo

para

las conductas

violentas, sobre todo cuando éstas

quedan

impunes. Las situaciones

de

cautiverio y a familia es

una

institución

cerrada-

constituyen

un

cal

do de

cultivo

apropiado para

las agresiones repetidas y prolongadas. En

estas circunstancias, las víctimas

pueden

sentirse incapaces

de escapar

del control

de

los agresores al estar sujetas a ellos

por

la fuerza física,

la

dependencia

emocional, el aislamiento social o distintos tipos de

vínculos económicos, legales o sociales.

Si

la violencia tiene

de por

un

efecto destructivo y resulta siempre irracional, lo es

mucho

más

cuando

se

ejerce

en un entorno

la familia) del que

se espera

cariño y

apoyo mutuo.

No deja

de

ser curioso

que

las diferencias

de

sexo condicionen el

tipo

de

violencia experimentada. Cuando

un hombre

sufre

una

agre

sión, ésta tiene lugar habitualmente

en

la calle y suele estar asociada a

un

robo,

una

pelea,

un

ajuste

de

cuentas o

un

problema

de

celos. Las

mujeres,

por

el contrario, al

menos en

la mayoría

de

los casos,

cuando

son

víctimas

de

actos violentos,

suelen

sufrirlos

en

el

hogar

y a

manos

de

su pareja o ex pareja.

La

conducta violenta

en

el

hogar

supone un

intento

de

control

de

la

relación

en

forma

de. abuso de

poder. Así, los maltratadores

suelen ser

los hombres, y las víctimas

suelen ser

las mujeres, los niños y los ancia

nos,

es

decir, los sujetos más vulnerables

en

el seno

de

la familia. No

es

casual

que

el término

criminal sea

masculino y que el

de víctima sea

femenino.

La

violencia contra la pareja

no es una

forma

de

violencia más.

Es

una

conducta que

no

suele denunciarse, y si se denuncia, la víctima

frecuentemente

perdona

al agresor antes

de que

el sistema

penal sea

capaz de

actuar. Es, además,

una

conducta continuada

en

el tiempo.

El

hogar es

el escenario más frecuente,

pero

a veces el maltrato comienza

en

el noviazgo y

no

termina tras la ruptura

de

la pareja.

El momento de

la denuncia suele coincidir

con

algún

período

clave

incidente crítico)

para

el sistema familiar

por

ejemplo, la separación o la extensión

de

la

violencia a los hijos).

Más allá

de un

maltrato físico y

de

un maltrato sexual, fácilmente

identificables, existe

un

maltrato psicológico más sutil, que

genera unas

consecuencias

muy

negativas

en

la

salud

y el bienestar emocional

de

la

mujer y

que se

manifiesta

de

diversos modos: desvalorizaciones conti

nuas en

forma

de

críticas corrosivas y humillaciones: «te estás

ponien

do como una

foca», «eres

una

ignorante», «estás

muy

fea»; posturas y

gestos amenazantes; imposición

de

conductas degradantes a nivel

a

violencia contra la pareja

sexual,

por

ejemplo); intentos

de

restricción control

de

las amistades,

limitación del dinero, prohibición

de

las salidas

de

casa, etc.); conduc

tas destructivas referidas a objetos

de

valor económico o afectivo); atri

bución de

culpabilidad o

de locura

a la víctima, y,

por

último, conduc

tas

de acoso cuando

la mujer

ha

roto la relación.

La

violencia psíquica

puede comenzar por

excesos verbales

<<eres una

mierda;

no

vales

nada»), pasar a la violencia psíquica, continuar

con

la física y,

en

los

casos más extremos, llegar a la muerte.

No se

debe

confundir, sin embargo, la

violencia psíquica con

una

mala relación de pareja, que

se caracteriza

por

la desaparición del afec

to, las broncas más o

menos

esporádicas y el

deseo

de poner

fin a la

relación

de

pareja.

La violencia psíquica,

por

el contrario, es

mucho

más intensa y

permanente,

caracterizada

por

las conductas

ya

descritas,

y

genera además

consecuencias clínicas negativas

en

la víctima: proble

mas

de

salud, alteraciones

de

ansiedad, depresión, aislamiento social,

déficit

de

autoestima, etc.

Cualquier mujer

puede

ser

víctima

de

maltrato,

pero

hay

algunas

mujeres

que

son

más vulnerables,

como

las

que

se emparejan

muy

venes,

tienen

un

nivel cultural bajo,

dependen

económicamente del

agresor,

han

sido víctimas

de

maltrato o

de

abusos

en

la infancia, mues

tran carencias afectivas, tienen baja autoestima o

son

débiles emocio

nalmente, se mueven en entornos marginales y cuentan con

una

red

limitada

de

apoyo

familiar y social.

Así,

por

ejemplo, las mujeres inmigrantes

pueden ser presa

fácil

de

la violencia

de

pareja

porque proceden

de una

cultura patriarcal,

con

muchos componentes

machistas,

tienen pocos apoyos

familiares y so

ciales y viven en un entorno cerrado, endogámico,

con

un fuerte con

trol sobre sus componentes. De hecho, las víctimas latinoamericanas

pueden

tener

reacciones

muy

explosivas y floridas,

pero perdonan

más

rápidamente a los agresores.

El papel

de

la cultura sobre la relación

de

pareja

es muy

importante

en

este caso.

¿Por qué aguanta

la

mujer

Una vez

que

ha

surgido el primer episodio

de

maltrato, y a

pesar

de

las muestras

de

arrepentimiento del agresor, la probabilidad

de nuevos

episodios y

por

motivos cada vez más

insignificantes-

es mucho

mayor. Rotas las inhibiciones relacionadas con el respeto a la pareja, la

utilización

de

la violencia como estrategia

de

control

de

la conducta se

hace cada

vez más frecuente.

El

sufrimiento

de

la mujer, lejos

de

cons-

Page 44: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué

víctima

es

femenino

y

agresor masculino

tituirse en un revulsivo de la violencia y en suscitar una empatía afecti-

va, se constituye en un disparador de la agresión porque se valora

como una muestra de debilidad y de acusación velada al agresor.

Resulta, cuando menos, sorprendente la relativa tolerancia a los

comportamientos violentos en el seno del hogar. Una de las caracterís-

ticas singulares del maltrato contra la pareja es la cronicidad. Los este-

reotipos sociales y muy en particular la consideración de que la vio-

lencia familiar atañe sólo al ámbito

de

10

privado ( los trapos sucios se

lavan en casa» - desempeñan un papel importante en la minusvalora-

ción del problema, así como en el mantenimiento

de

una serie

de

creencias erróneas al respecto (tabla 3.1).

De hecho, la violencia contra la pareja todavía sale

poco

y tarde al

exterior. Las denuncias

son

escasas n o superan

ellO

o el 30

de

to-

dos los casos

existentes-

y además, tardías años después de sufrir

el maltrato-.

Tampoco

se

busca

ayuda externa (atención terapéutica,

servicios sociales, pisos

de

acogida, etc.)

de

forma generalizada.

Una víctima inmersa

en

una relación de pareja violenta se caracteriza

por

una ambivalencia dramática frente a la persona agresora y con res-

pecto

a las decisiones

que debe

tomar.

Se

puede

aguantar

mucho

tiem-

po porque los valores

de

una mujer estén empapados

de

la idea

de

mor

romántico: lo

bueno

es

d r

todo por la persona que amamos sa-

crificarnos por ella perdonarlo todo etc. Más en concreto, lo que frena

este proceso

de

ruptura

de

una situación intolerable

puede

ser atribui-

do

a diversas razones: económicas (la dependencia del marido); socia-

les (la opinión de los demás); familiares (la protección

de

los hijos); fí-

sicas (el agotamiento); psicológicas (la baja autoestima, la vergüenza, el

miedo, la resistencia a reconocer el fracaso

de

la relación, la dependen

cia emocional, etc.), y

de

temor al futuro (prec ariedad económica, falta

de

apoyo familiar y social, problemas

de

vivienda o porvenir incierto

de

los hijos).

La

respuesta emocional

de

la víctima a

una

violencia

de

pareja cró-

nica va a evolucionar con el transcurso del tiempo. En una primera fase,

al comienzo de la relación, si el maltrato surge

de

una forma sutil e in-

cluso imperceptible (gestos aislados

de

desprecio, desvalorizaciones in-

termitentes, condu ctas

de

control excesivo), cabe la posibilidad, sobre

todo si la víctima está enamorada,

de

un acostumbramiento progresivo

a la violencia, que se considera, hasta cierto punto,

una

servidumbre

de

la vida en pareja. Ahora bien, si la violencia se plantea

de

forma explí-

cita y descarnada ya

desde

el principio, sólo se puede mantener la re-

lación si la víctima, confiada en el poder persuasivo

de

su cariño, tiene

La violencia contra a pareja

TABLA

3 1

Errores y

verdades sobre

la

violenci

contra

la

pareja

Pegar una bofetada a su pareja

no

está prohibido

por

la ley.

Maltratar significa golpear a alguien

hasta

que

sangre o se le fracturen

los huesos.

El abuso de

drogas y alcohol

es

res-

ponsable

de

la violencia familiar.

Los

hombres maltratados

por

las

mujeres constituyen

un

problema

tan serio

como el de

las mujeres

maltratadas.

La

mayoría

de

las víctimas

de

la vio-

lencia

de

pareja

no

sufren heridas

serias.

Si una

mujer maltratada dejara a

su

pareja, estaría a salvo.

Si

se arrestase a los maltratadores y

se les metiera en la cárcel, la violen-

cia contra la pareja terminaría.

Una bofetada es una forma

de

mal-

trato. La ley especifica

que

un ata-

que

a otra persona, incluida

su

pa-

reja, es ilegal.

Maltratar significa causa r

daño

físico

o psicológico, independientemente

de que

haya heridas visibles o no.

Muchas personas

que

actúan vio-

lentamente contra

su

pareja

nunca

toman alcohol ni consumen drogas.

Otros

toman

alcohol o

consumen

drogas y

no

son

violentos.

De todos los adultos maltratados, el

95

son

mujeres. Es cierto

que

al-

gunas mujeres maltratan a sus pare-

jas,

pero

en la mayoría

de

los casos

las mujeres

son

las víctimas y

no

las

agresoras.

El

maltrato causa más lesiones a las

mujeres

que

el total

de

los acciden-

tes

de

tráfico, asaltos callejeros o

violaciones.

Las

amenazas, los acosos y las

agresiones generalmente aumentan

cuando

la mujer deja al agresor.

Este

momento

puede

ser el más pe-

ligroso en su relación.

El

arresto y la detención del agresor

no son por

lo general suficientes

para

que

éste deje

de

ser violento

para siempre.

Es

imprescindible so-

meterse a

un

tratamiento psicológi-

co y

médico

en

los casos precisos)

especializado.

Page 45: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

la firme esperanza

de

que

su pareja va a cambiar y

de

que,

por

tanto,

va a desaparecer la violencia. Esta frecuentemente

vana esperanza

puede

ayudar a la víctima a soportar la convivencia

con

el maltratador

durante meses e incluso años.

En

una segunda

fase,

una

vez establecida la violencia crónica

como

pauta

frecuente

de

relación,

se

ve entremezclada habitualmente

con

períodos

de

arrepentimiento y

de

ternura, lo

que

lleva a la víctima a

una

situación

de

dependencia

emocional. Pero esta situación, claramente

insana,

genera en

la víctima diversos síntomas psicopatológicos o estra-

tegias

de

afrontamiento defectuosas.

Es en

esta fase

cuando

la mujer, al

no

explicarse el

porqué de

la violencia,

puede

culparse a sí misma

de

provocarla,

de

no hacer todo lo posible para evitarla o

de no

saber tra-

tar

adecuadamente

a su pareja.

Por último,

en

una tercera fase, cuando la víctima se siente mal y se

percata

de

que

la violencia continúa e incluso

aumenta en

intensidad,

la percibe ya

como

incontrolable.

Por

ello,

puede

llegar a

perder la es-

per nz en que

las cosas

puedan

cambiar y a desconfiar incluso

de

su

capacidad para abandonar la relación. Es decir, la víctima ante su

desamparo

y

desesperanza

entra

en

una

especie

de

vía muena

que

la conduce a una mayor gravedad psicopatológica (depresión, trastorno

de

estrés postraumático, etc.) (tabla 3.2).

TABLA 3 2

Ejemplos de

distorsiones

cognitivas

en

función

de las

fases del maltrato

Negación o

minimi-

zación

del

problema

utoengaño y nega-

ción

de su victimi-

zación

ustificación de la

conducta violenta

"Tenemos nuestro s más y nuestros menos.»

»En

to-

das las parejas hay roces.»

"El maltrato es mucho más que recibir de vez en

cuando alguna patada, empujones o insultos.» ,Yo

no soy

una

de

esas mujeres maltratadas

como

las

que

salen

en la tele.»

"Mi pareja es

muy

pasional y a veces

se

deja llevar

por

el enfado.» "Su intención

no

era golpearme;

sólo quería hacerme ver

que

tenía razón.»

La violencia contra l pareja

TABLA 3 2 continuación)

Sobrevaloración

de la esperanza de

cambio en su

pareja

Sentimientos

de

culpa

Justificación de la

permanencia

en

la

relación y depen-

dencia emocional

Resignación

"Con el tiempo cambiará; hay

que

darle tiempo.»

"Algún día cambiará porque en el fondo es

buena

persona.» "Cuando nazca nuestro hijo,

se

tranquili-

zará.»

,,¡Me lo tengo merecido » ,,¡Seguramente no soy

todo lo buena esposa

que

debería » ,,¡Alguna vez

me ha dicho que lo provoqué , ¿será cierto?» ,,¡La

culpa es mía por haberme emparejado con

él »

"Por

un

momento malo

no

vamos a separarnos y

tirar por la borda cinco años de vida en común.»

"Si abandono a mi pareja, ¿qué será

de él?,

¿qué

será de nuestros hijos?, ¿qué será de mí?» "El matri-

monio conlleva sacrificio y esfuerzo.» "El amor lo

puede todo.»

"Si

no fuera violento, sería la pareja

ideal.» "Sigo con él porque es el amor

de

mi vida.»

"Lo que yo quiero es

que

usted le diga que

no

me

vuelva a pegar.»

"¡Qué le

vamos

a hacer ; la vida es así y

yo

elegí

casarme

con

él.» "Mi única alternativa es seguir

con

él;

no

tengo

otra opción.» "Aunque

me

pegue,

es mi pareja y debo cuidar de él.»

"Mi

marido pier-

de el control cuando bebe.»

En último término, el mantenimiento o la ruptura

de

la relación

de

pareja

por

parte

de

la mujer maltratada

dependen de

la edad, el nivel

cultural, la existencia

de

trabajo extradoméstico y

de apoyo

social, así

como de

las creencias religiosas y

de

las expectativas previas

en

rela-

ción

con

la pareja.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

l imp cto de la violencia en la s lud física

ment l

de la

mujer

La

violencia crónica contra la pareja trae consigo

un

deterioro

de

la

salud

de

las víctimas.

l daño

corporal incluye el resultado

de

las agre-

sione s lesiones y secuel as físicas) y

de

la respuesta física a

una

situa-

ción

de

estrés crónico.

Las

lesiones,

que suelen

registrarse

en

el rostro

y

en

la cabeza,

pueden ser

variadas hematomas, arañazos, heridas,

fracturas, etc.) y

de

diversa gravedad, pero,

en

cualquier caso,

suponen

una pérdida de

vida saludable

para

la mujer.

En una situación

de

estrés crónico, como la que viven las víctimas,

el organismo excreta niveles altos

de

cortisol. l cortisol es la hormona

que

modula el sistema inmunológico o defensivo del organismo. De

esta manera, el estrés,

que

suprime la respuesta inmunológica

en

pro-

porción

directa a la intensidad del

suceso

estresante,

puede

debilitar el

sistema inmunitario y hacerlo más vulnerable ante las infecciones pro-

cesos infecciosos respiratorios, resfriados

de

repetición, etc.), así como

generar otros problemas inespecíficos

de

salud: fatiga permanente, do-

lores

de

cabeza y

de

articulaciones, mareos, problemas gastrointestina-

les

como

el

colon

irritable) y alteraciones cardiovasculares.

De hecho, la casi totalidad

de

las víctimas aumentan las visitas a su

médico de atención primaria después

de

las agresiones,

aunque

el pre-

texto formal sea otro. Y los médicos tienen dificultades para hacer un

diagnóstico correcto

de

la situación

porque

las mujeres

no se

recono-

cen como

víctimas

por

vergüenza, miedo, incluso culpa) y los síntomas

aparecen

desligados

de

la situación vital

que padecen.

Por otra parte, en las víctimas hay

un

deterioro psíquico progresivo,

que

se agrava por la coincidencia

de

lesiones físicas y psíquicas, por la

repetición

de

los hechos y su carácter impredecible, por la alternancia

de

conductas agresivas y

de

afecto y

por

la incapacidad

de

la mujer

para afrontar adecuadamente esta situación. Por ello, el impacto psico-

lógico del maltrato crónico suele ser duradero. De

una

paliza

una

per-

sona

puede

recuperarse físicamente en

una

semana,

pero

las huellas

psicológicas

de

la violencia de pareja

pueden

durar toda

una

vida. Una

agresión física se

puede

curar porJuera,

pero

no es fácil

de

curar por

dentro.

A su vez, el maltrato psicológico

puede

resultar devastador

para

la

salud

de

la víctima. Este tipo

de

maltrato suele

ser

gradual y adquiere

múltiples formas

de

expresión: minusvaloración

de

las

opiniones de

la

víctima, imposición

de

relaciones sexuales, humillaciones públicas,

a violencia

contra

a

pareja

control de las conductas y

de

los ingresos, menos precio del trabajo, crí-

tica

de

la forma

de

vestir, mentiras e intimidaciones y, sobre todo,

celos

de

cualquier

persona

sea

hombre

o mujer, amigo o familia) o incluso

celos

de

las actividades emprendid as.

En concreto, las alteraciones psíquicas más habituales

en

las mujeres

víctimas

de

maltrato

son

las siguientes:

a) Trastornos de ansiedad.

Son el resultado

de una

situación

de

amenaza

incontrolable a la vida y a la seguridad personal.

La

vio-

lencia repetida e intermitente, entremezclada

con

períodos

de

arrepentimiento y ternura, suscita

en

la mujer

una

ansiedad ex-

trema y

unas

respuestas

de

alerta y

de

sobresalto permanentes.

Cuando se vive

con un

agresor, la mujer está sometida a

una

au-

téntica

ruleta rusa

emocional.

b

Depresión

y

sentimiento de baja autoestima. Son fruto

de

las hu-

millaciones recibidas y

de

la

percepción de

fracaso

de

la relación.

La

apatía mostrada

no es un

reflejo

de

conformidad

con

la situa-

ción vivida, sino

un

mecanismo

de

adaptación

para

evitar males

mayores. A su vez, los síntomas

de

depresión,

como

la apatía, la

pérdida de

la esperanza y los sentimientos

de

culpa, fomentan la

resignación y contribuyen a

hacer aún

más difícil la decisión

de

marcharse.

c)

Sentimientos de culpa. La

culpa deriva

de

haber

elegido

como

pa-

reja a este hombre,

de no haber

sabido reconvertirle o

de haber

llevado a

cabo

cierto tipo

de

conductas

para

evitar la violencia:

mentir, encubrir al agresor,

tener

contactos sexuales a su

pesar

por

miedo o

para

no

despertar a los niños si él se enfada), etc.

Cerca

de

la mitad

de

las mujeres

se culpan

a sí mismas

por 10

ocurrido

pensando

erróneamente,

como

consecuencia

de un

es-

tereotipo social,

que

quizá «ellas se lo

han

buscado».

Ahora bien, las mujeres

que

disculpan a los hom bres violentos

tienden

únicamente a hacerlo mientras dura la relación. Una vez

liberadas

de

las presiones sociales y

con una

cierta distancia, son,

por

lo general, capaces

de

ver quiép es

el verdadero culpable.

d

Aislamiento social

y

ocultación de

lo

ocurrido por la presión del

agresor

y por

la vergüenza social percibida). Esto lleva a

una

ma-

yor dependencia

del agresor, quien, a

su

vez, experimenta

un

au-

mento del

dominio a medida

que

se percata del mayor aislamien-

to

de

la víctima.

La

mujer

puede quedar secuestrada de

la vida

pública para quedar confinada a los límites del hogar.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

En realidad, algunas estrategias comunes a los maltratadores

son

aislar

familiar y socialmente a la mujer y menospreciar

todo

lo

que

hace, pien

sa o siente, lo

que

le lleva a

un

descenso brutal

de

su autoestima.

Por último, algunas víctimas

pueden

recurrir a estrategias

de

afronta

miento malsanas para superar el malestar emocional.

Así

por

ejemplo,

existe el riesgo

de

automedicación

de

ansiolíticos o analgésicos o incluso

del abuso

de

alcohol

como

medio

de

hacer frente a la soledad y al dolor.

epercusiones en los ijos

El

maltrato a la pareja

es

distinto

de

la violencia interpersonal

gene-

ral

porque se

trata

de una

conducta repetitiva

que produce

lesiones

fí-

sicas y psíquicas

en

las víctimas y

porque

afecta a personas que

no son

objeto directo

de

la agresión.

De

hecho, la violencia contra la pareja

afecta a los hijos,

bien en

forma directa niños maltratados o tratados

con

negligencia),

bien en

forma indirecta

por medio de

la interferencia

grave en su desarrollo emocional).

La violencia contra l pareja

Incluso aunque

no

haya

un

maltrato

dire to

contra los hijos, la con

vivencia

de

éstos

en una

atmósfera

de

miedo y

de

incertidumbre con

un

padre agresor y

una

madre maltratada es devastadora para su desarrollo

psicológico armónico. Un niño necesita crecer en un entorno

de

tran

quilidad y

de

apoyo, con la presencia de unos adultos protectores, que

garanticen al

niño

un estado

de

ánimo estable y unos hábitos

de

vida

regulares. Sin embargo, en este contexto

de

violencia conyugal el niño

puede

alejarse emocional y hasta físicamente del padre y establecer

unas relaciones insanas

con

la madre, bien

porque

ésta lo haga depen-

diente emocionalmente

de

ella para satisfacer sus propias necesidades

afectivas, bien porque

no

esté en condiciones psicológicas

de

propor

cionarle el cariño necesario.

En concreto, las reacciones emocionales negativas

de

los niños

que

viven en

un

ambiente

de

violencia parental incluyen

un

rendimiento

escolar defectuoso, conductas

de miedo

y ansiedad, problemas

de

sue

ño, sentimientos

de

culpa, baja autoestima y descontrol

de

sus emocio

nes. En la adolescencia

pueden

surgir otros problemas, como la altera

ción del ritmo escolar, los trastornos

de

la

conducta

alimentaria o la

dependencia

de

las drogas.

Las diferencias

de

sexo modulan las respuestas emocionales

de

los

niños ante la violencia

de

los

padres

entre sí. Así,

por

ejemplo, los niños

crecidos en el seno

de una

relación

de

pareja violenta

tienden

a mostrar

alteraciones

de

conducta; las niñas, problemas ansioso-depresivos y

de

inseguridad. En

uno

y otro sexos el fracaso escolar, el abuso

de

las re

des sociales en Internet y las dificultades

de

socialización

son

frecuen

tes.

Cuando se

llega a la adolescencia, suele haber una emancipación

e ~ o c i o n l de

los padres, que en los chicos

puede adoptar

la forma

de

vinculación a pandillas,

que

ofrecen el calor emocional

ausente

en casa,

y

de

consumo de alcohol y drogas; en las chicas,

por

el contrario, pue-

de manifestarse en forma

de

retraimiento social y

de

baja autoestima.

El estado psicológico de los niños

depende

del

tiempo de

exposi

ción a la violencia antigüedad del maltrato),

de

la gravedad

de

ésta,

de

si la sufre directamente y del vínculo afectiyo con el maltratador.

Además, el maltrato doméstico

puede

funcionar como

una

conducta

agresiva

que

se aprende de forma imitativa

por

los hijos y que se trans

mite culturalmente a las generaciones posteriores. En concreto, la ob

servación reiterada

por

parte

de

los hijos

de

la violencia ejercida

por

el

hombre a la mujer tiende a perpetuar esta conducta en las parejas de la

siguiente generación. De este modo, los niños

aprenden que

la violen

cia

es un

recurso eficaz y aceptable

para

hacer frente a las frustraciones

Page 48: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por

qué

víctima s femenino agresormt3 sculino?

del hogar.

Las

niñas aprenden, a su vez, que ellas, al menos hasta cier-

to punto, deben aceptarla y convivir con ella.

En resumen, los niños son las otras víctimas de la violencia contra la

pareja, que ejerce

un

efecto devastador sobre ellos. Además de

un

ma-

yor riesgo de ejercer la violencia cuando sean mayores, tienden a ser

personas m enos empáticas, con

más problemas

de

relación e igualmen-

te

con

una mayor probabilidad de abusar del alcohol, de las drogas o

de

Internet. Por otra parte, la mujer maltratada suele carecer

de

recursos

psicológicos para proteger a los hijos adecuadamente de la violencia

del padre, cua ndo ésta se da.

No obstante, aun siendo muy importante la violencia en la infancia

como factor predictor de la victimización futura

en

el caso de las niñas

y

de

violencia futura en el caso de los niños, los antecedentes inmedia-

tos

de

la vida adulta adaptac ión a la vida cotidiana, calidad de la rela-

ción

de

pareja, estrés, autoestima, habilidades de comunicación y

de

solución de problemas, etc.) desempeñan

un

papel más importante que

los antecedentes de maltrato en la infancia.

3 2

HOMBRES

MALTRATADORES

¿Cómo

surge de

qué

forma se mantiene

la

violenci

en la

pareja?

Aunque en el capítulo precedente se presentaron algunas explicacio-

nes generales de la violencia, no es fácil responde r a la pregunta de por

qué los hombres se comportan de forma violenta precisamente

en

el ho-

gar un reducto de intimidad y de ternura) y con una persona con la que

han establecido voluntariamente

un

proyecto de vida

en

común basado

en el cariño mutuo. La violencia contra la pareja es resultado próximo de

un

estado emocional intenso l a ira-, que interactúa con unas actitu-

des

de

hostilidad,

un

repertorio

de

conductas pobre déficits

de

habilidades

de comunicación y de solución de problemas) y unos factores precipitan-

tes situaciones de estrés, consumo abusivo de alcohol, celos, etc.), así

como de la percepción de vulnerabilidad de la víctima. En la conducta

violenta intervienen, por tanto, los siguientes componentes:

a Una actitud de hostilidad. Ésta, según se ha visto con anteriori-

dad, puede ser resultado

de

estereotipos sexuales machistas en

relación

con

la necesidad de sumisión de la mujer, de la existen-

cia de celos patológicos o de la legitimación subjetiva de la vio-

lencia como estrategia de solución de problemas.

La

violencia contra la pareja

b Un estado emocional de ira. Esta emoción, que varía en intensi-

dad desde la suave irritación o molestia hasta la rabia intensa, y

que genera un impulso para hacer daño, se ve facilitada por la

actitud de hostilidad hacia la mujer y por unos estímulos, gene-

radores de malestar, ajenos a la pareja contratiempos laborales,

dificultades económicas, problemas en la educación de los hijos

y otras muchas posibles adversidades de la vida cotidiana).

c)

Unosfactores precipitantes directos. l

consumo abusivo

de

alco-

hol o de drogas, sobre todo cua ndo interactúa con las pequeñas

frustraciones de la vida cotidiana en la relación de pareja, contri-

buye a la aparición de las conductas violentas.

el Un repertorio de conductas pobre. Más en concreto, los déficits

de habilidades de comunicación y de solución de problemas im-

piden la canalización de los conflictos de una forma adecuada. l

problema se agrava cuando existen alteraciones de la personali-

dad,

como

suspicacia, celos, baja autoestima, falta de empatía

afectiva, necesidad extrema de estimación, etc.

e La percepción de vulnerabilidad de la víctima. Un hombre irrita-

do puede propender

a descargar su ira

en

otra persona a partir

del mecanismo psicológico

frustración-ira-agresión

, pero suele

hacerlo sólo

en

aquella que percibe como más vulnerable una

mujer, un niño o un anciano) y en un entorno

l a

familia- en

que es más fácil controlar la situación y ocultar lo ocurrido.

j Los logros obtenidos con las conductas violentas previas. Muy fre-

cuentemente el hombre maltratador ha conseguido los objetivos

deseados a través del empleo de comportamientos .agresivos, es-

pecialmente co n parejas anteriores.

s

decir,

ha

aprendido

que

la

violencia

puede

ser un método sumamente efectivo y rápido de sa-

lirse con la suya. A su vez, la sumisión de la mujer puede quedar

también consolidada

en

ella como pauta de conducta porque, me-

diante

un

comportamiento claudicante, consigue evitar las conse-

cuencias derivadas

de

una conducta violenta

por

parte

de

la pareja.

Todo ello explica, junto con otras variables Oa dependencia emocio-

nal y económica, la presencia

de

los hijos, la presión social o el miedo

al futuro), la perpetuación en el tiempo de tipos

de

relación claramen-

te insanos.

La

secuencia del comportamiento violento contra la pareja,

con

la

interacción entre los sucesos precipitantes, las atribuciones de culpabi-

lidad, la ira y la agresión, queda reflejada

en

la figura 3.1.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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1,1

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?

Atribución

externa de

culpabilidad

Ausencia

de

respuestas de

afrontamiento

adecuadas

igura 3 1 Secuencia del

comport miento

violento

Una característica del maltrato es la

negación de

esta conducta

por

parte del maltratador (tabla 3.3).

Cuando

una

conducta

genera

malestar

al

pensar fríamente en ella o es rechazada socialmente, se utilizan estra

tegias

de

afrontamiento

para

eludir la responsabilidad,

como buscar

excusas, alegar

que

se

trata

de

un problema

estrictamente familiar, ha

cer

atribuciones externas, considerar lo

que

ocurre

como norm l en

todas las parejas o quitar importancia a las consecuencias negativas

de

esas conductas para la víctima.

• Utilitarismo

• ustificación

Arrebato

• lvido

TABLA

3 3

Negación

del maltrato

Sólo

de

esta manera hace lo que deseo.»

Fue ella la que me provocó; es ella la que

tiene que cambiar.»

Los dos nos hemos faltado al respeto.»

,No me di cuenta en ese momento

de

lo

que

hacía.»

Ni me acuerdo

de

lo

que

hice.»

a

violencia contra

la

pareja

Tipos

de maltratadores

La

conducta violenta contra la pareja

puede

manifestarse esencial

mente de dos

formas:

a) Violencia impulsiva.

Se trata

en

este caso

de una

conducta agre

siva motivada

por

sentimientos

de

ira y

que

refleja dificultades

en

el control

de

los impulsos o

en

la

expresión

de

los afectos. Es fre

cuente

el arrepentimiento

espontáneo

tras

un

arrebato impulsivo.

b Violencia instrumental.

En este caso

más

grave

que

el ante

r ior la conducta agresiva

es

planificada, expresa

un grado

pro

fundo

de

insatisfacción y

no genera

sentimientos

de

culpa.

No todos los maltratadores

son

iguales. Los tipos

se pueden

estable

cer en

función,

por una

parte,

de

la extensión

de

la violencia y,

por

otra,

del perfil psicopatológico

presentado

(tabla 3.4).

Por

lo

que se

refiere a la extensión

de

la violencia, la

mayor

parte

de

los sujetos (hasta tres cuartas partes

de

ellos,

según

diversos estudios)

son violentos sólo en el hogar. Se

trata

de

personas

que en

casa ejercen

un

nivel

de

maltrato grave,

pero que

en

la calle

adoptan

conductas so

ciales adecuadas. En estos casos las frustraciones cotidianas fuera

de

casa, así

como

el

abuso

de

alcoholo

los celos patológicos, contribuyen

a

desencadenar

episodios

de

violencia

dentro

del hogar.

Por el contrario, los

violentos

en

general

(el 26

por

100 del total),

en

los

que

son

frecuentes las experiencias

de

maltrato

en

la infancia,

son

personas

agresivas tanto

en

casa

como en

la calle y

cuentan con

mu

chas ideas distorsionadas sobre la utilización

de

la violencia

como

for

ma

aceptable

de

solucionar los problemas.

En cuanto al perfil psicopatológico, hay personas

con déficits en las

habilidades interpersonales el55 por

100), es decir,

que

no

han

aprendido

unas habilidades adecuadas para las relaciones interpersonales debido a

carencias habidas

en

el proceso

de

socialización.

El

recurso a la violencia

suple la ausencia

de

otr() tipo

de

estrategias

de

solución

de

problemas.

Por otra parte, los maltratadores

sin control de

los

impulsos

(casi la mi

tad)

son

personas

que

tienen episodios bruscos e inesperados

de

descon

trol

con

la ira.

Si

bien pres entan unas habilidades sociales más adecuadas

y

son

más conscientes

de que

la violencia

no

es

una

forma aceptable

de

resolver los conflictos, se muestran incapaces

de

controlar los episodios

violentos,

que

surgen

en

forma

de

un trastorno explosivo intermitente.

En resumen, los maltratadores

no

constituyen

un grupo homogéneo.

Establecer clasificaciones es interesante,

no

sólo

desde un

punto

de

vis-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

Extensión

de la vio-

lencia

Perfil

psi

copatoló

gico

TABLA 3 4

Tipos de maltratadores

Violentos

sólo

en l hogar

Violentos en

general

Con déficit en

habilidades

interperso

nales

Sin control

de

los impulsos

74

26

55

45

• Ejercen la violencia sólo

en

casa.

• Desencadenantes

de

la violencia:

- Abuso

de

alcohol.

- Celos patológicos.

- Frustraciones fuera del hogar.

• Ejercen la violencia

en

casa y en

la calle.

• Maltratados

en

la infancia.

• Ideas distorsionadas sobre la

violencia.

• Carencias

en

el

proceso

de so

cialización que provocan déficit

en

las relaciones interpersonales.

• Emplean la violencia

como

es

trategia

de

afrontamiento.

• Episodios bruscos e inesperados

de

descontrol con la violencia.

• Poseen mejores habilidades in

terpersonales.

• Conciencia

de

la inadecuación

de

la violencia

como

estrategia

de

afrontamiento.

ta psicopatológico

por

ejemplo, a la

hora

de

hacer

predicciones) sino

principalmente desde

una

perspectiva clínica de cara al tratamiento.

Sólo así se podrán seleccionar

de una

forma más adecuada las estrate

gias terapéuticas más idóneas en cada caso.

Trastornos mentales alteraciones psicológicas

en

los

hombres violentos contra la

pareja

Los trastornos mentales en sentido estricto

son

relativamente

poco

frecuentes (cerca del 20 del total) en los agresores contra la pareja,

pero, sin embargo,

en

todos los casos aparecen alteraciones psicológi-

La violencia contra l pareja

cas en el ámbito del control

de

la ira, de la empatía y expresión de

emociones,

de

las cogniciones sobre la mujer y sobre la relación de pa

reja y de las habilidades

de

comunicación y de solución

de

problemas.

Trastornos mentales

A veces hay

una

cierta relación entre la violencia familiar y los tras

tornos mentales. En general, las psicosis,

en

función

de

las ideas deli

rantes de celos o de persecución, y el consumo abusivo de alcohol y

drogas,

que

pueden activar las conductas violentas en las personas im

pulsivas y descontroladas, son los trastornos mentales más frecuente

mente relacionados con la violencia contra la pareja.

Se suele observar

una

presencia abundante de síntomas psicopatoló

gicos

e n

menor medida, de cuadros clínicos

definidos-

en los hom

bres maltratadores. Así, por ejemplo, hasta el 45 de los maltratadores

estudiados puede presentar una historia psiquiátrica anterior, muy por

encima de la tasa de prevalencia del 15-20 en la población general.

Los motivos de consulta más frecuentes son el abuso de alcohol, los

trastornos emocionales (ansiedad y depresión) y los celos patológicos

(tabla 3.5).

TABLA 3 5

Tipo

de historia psiquiátrica anterior

Abuso

de

alcohol

37

Ansiedad 16

Depresión

16

Sin embargo, la constatación de este hecho no supone una explica

ción unidireccional del maltrato doméstico.

La

violencia contra la pare

ja

puede

ser parcialmente el efecto de un trastorno mental, pero

puede

ser ella misma también causante de alteraciones psicopatológicas, como

resultado

de

los sentimientos

de

culpa o del rechazo social.

Los factores predictores más habituales

de

comportamientos violen

tos entre los enfermos mentales

son

los siguientes: a el historial previo

de agresiones; b la negación de la enfermedad y el consiguiente recha-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué

víctima

es femenino agresor masculino?

zo del tratamiento; e) los trastornos del pensamiento (ideas delirantes

de persecución) o de la percepción (alucinaciones relacionadas con

fuerzas externas controladoras del comportamiento), con pérdida del

sentido de la realidad; el los daños cerebrales;

e

el maltrato recibido

en

la infancia, y

j

el consumo abusivo de alcohol y drogas.

onsumo

abusivo

de

alcohol

y

de

drogas

La agresión bajo la influencia directa del alcohol es muy variable y

oscila entre el 60 y el 85 de los casos. En estas circunstancias, el alco

hol e l peor cómplice de la violencia- actúa como

un

desinhibidor

que echa a pique el muro de contención de los frenos morales

en

los

que se ha socializado el agresor y tiene efectos facilitadores de la vio

lencia: pérdidas de memoria, accesos de ira, profunda suspicacia, actos

de crueldad, etc. En cualquier caso, el abuso de alcohol no explica

en

su totalidad la presencia de conductas violentas

en

los maltratadores.

¿Por qué, por ejemplo, se golpea o humilla a la mujer bajo el efecto del

alcohol y no se hace 1 mismo con el jefe o con

un

vecino?

Lo

que hace

el alcohol es activar las conductas violentas derivadas

de

unas actitudes

hostiles previas.

Por 1 que se refiere al consumo de drogas (cocaína y hachís espe

cialmente), las tasas de incidencia

en

los hombres violentos son meno

res, y oscilan entre el 13 y el

35

de los sujetos estudiados.

elos patológicos

Los celos patológicos constituyen un trastorno caracterizado por una

preocupación excesiva e irracional sobre la infidelidad de la pareja, que

provoca una intensa alteración emocional y que lleva al sujeto a desa

rrollar una serie de conductas comprobatorias con el objetivo de con

trolar a la otra persona. Lo

que

define la patología de los celos es la

ausencia de una causa real desencadenante, la intensidad despropor

cionada de los celos, el alto grado de interferencia

con

la vida cotidiana,

el gran sufrimiento experimentado y,

en

último término, la pérdida de

control, con reacciones irracionales.

En el contexto

de

unos celos exagerados e incontrolados,

en

los

que

éstos constituyen una idea sobrevalorada, tiene lugar una buena parte

de la violencia contra la pareja.

De

hecho, los accesos de celos son la

causa más frecuente de homicidios conyugales e incluso la fuente prin

cipal

de

violencia

por

parte

de

la mujer hacia su pareja.

a violencia

contra

la

pareja

Los celos pasionales surgen de la inseguridad de

perder

a la pareja

y del temor de que ésta pueda ser poseída por otro. La ansiedad expe

rimentada, en la medida en que afecta profundamente a la autoestima

del sujeto y

en

que produce obcecación, puede cargarse de agresividad

y de violencia.

Trastornos

de

personalidad

Asimismo algunos trastornos de personalidad pueden estar implica

dos

en

la adopción de conductas violentas contra la pareja. En concre

to, la psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad), caracteri

zada por la manipulación, por la falta de empatía

en

las relaciones

interpersonales y por la ausencia de remordimiento ante el dolor cau

sado, propicia la aparición de conductas violentas y crueles. Cuando el

maltratador es

un

psicópata, habitualmente plantea exigencias irracio

nales, muestra un desapego hacia los hijos, suele

ser

un parásito, abusa

del alcohol o de las drogas, no tiene amigos y es un manipulador que

utiliza a los demás en

su

beneficio.

A

su

vez, el tras torno límite o

borderline,

en

el

que son

frecuentes la

impulsividad, la inestabilidad emocional y un

sentimiento crónico

de

vacío, propicia la aparición

de

conductas impredecibles

en

la relación

de pareja.

Por último, el trastorno paranoide,

en

el que la desconfianza y los

recelos están presentes de forma constante, y el trastorno narcisista,

en

el que el sujeto está necesitado de una estimación permanente, son al

gunos otros trastornos

que

entrañan

un

cierto riesgo

de

violencia

en

la

pareja.

lteraciones psicológicas

Las

alteraciones psicológicas

pueden

ser muy variables, pero, de una

forma u otra, y a diferencia

de

los trastornos mentales, están presentes

en todos los casos.

Falta

de

control sobre

la

ira

Los

maltratadores se caracterizan

por

la impulsividad, la pérdida de

control sobre la ira

y,

frecuentemente,

por una

tendencia agresiva ge

neralizada. Se puede hablar de una ira desbordada

cuando

se dirige de

forma desmedida a otros seres humanos,

cuando produce

consecuen-

Page 52: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino agresor masculino

cias muy negativas para el bienestar

de

los demás y de

uno

mismo e

incluso cuando aparece a nte estímulos irrelevantes.

La ira viene acompañada

de

ciertos gestos físicos, como fruncir el

ceño, apretar los dientes, sentirse acalorado

heroir la sangre),

cerrar

los puños o hi ncharse la yugular. Prestar aten ción a estos cambios fisio-

lógicos

es

importante

porque

los gestos físicos funcionan, en relación

con

la violencia, como los precursores de los terremotos o

de

los vol-

canes. En estos casos la ira

es una

respuesta a

una

situación

de

malestar

(por

ejemplo,

de

estrés en el trabajo o

de

insatisfacción consigo mismo)

o

una

forma

inadecuada de

hacer frente a los problemas cotidianos (di-

ficultades

en

la relación

de

pareja, control

del

din.ero,

problemas

en la

educación de

los hijos,

enfermedades

crónicas, etc.).

Dificultades en l expresión de

emociones

Las dificultades

de expresión

emocional

están

en

el

origen

de

mu-

chos

conflictos violentos contra la pareja. Muchos

hombres han apren

dido a

no

expresar sus sentimientos,

porque

éstos «son fuente

de

debi-

lidad» y

«el

hombre

debe

ser

fuerte»,

ya

no

interpretar

adecuadamente

los sentimientos

de su

pareja. Los

hombres

violentos, sobre

todo

cuan-

do cuentan con una

baja autoestima,

tienden

a percibir las situaciones

como

amenazantes.

De

este

modo,

la inhibición

de

los sentimientos y

esta

percepción

distorsionada

de

la realidad

pueden

conducir a conflic-

tos que, al

no saber

resolverse

de

otra manera,

se expresan de

forma

violenta. Pero esta situación lleva a

un

círculo vicioso: la reiteración

de

la violencia

no hace

sino

empeorar

la baja autoestima

del

agresor.

El

aislamiento social y, sobre todo, emocional

es un

factor

que apa

rece

con

frecuencia

en muchos hombres

violentos.

Al

margen del ma-

yor

o

menor número de

relaciones sociales

-habitualmente peque

ño- 1

más característico

es

la dificultad

para

establecer relaciones

de

intimidad o

de

amistad profunda,

1

cual

es un

reflejo del analfabetis-

mo

emocional que

les caracteriza.

istorsiones cognitivas sobre l mujer

y l

relación

de pareja

Los

hombres

maltratadores

suelen

estar afectados

por numerosos

sesgos cognitivos, relacionados,

por

una

parte,

con

creencias equivoca-

das

sobre

los roles sexuales y la inferioridad

de

la muje r y,

por

otra,

con

ideas distorsionadas

sobre

la legitimación

de

la violencia

como

forma

de

resolver los conflictos.

a violencia

contra la pareja

Es decir, 1 importante es la concepción

de

la mujer como propie-

dad, como

una

persona

que debe

ser sumisa y a la

que

se

debe

contro-

lar, y la creencia

en

la violencia

como

una

estrategia

adecuada de

solu-

cionar problemas.

Todo

ello viene

aderezado

con una

desconfianza y

una

actitud

de

hostilidad

ante

las mujeres.

Además, tienden a

emplear

diferentes estrategias

de

afrontamiento

para eludir la responsabilidad

de

sus conductas violentas, como la ne-

gación u olvido del problema <<ni

me

acuerdo de 1

que

hice»;

yo

no he

hecho nada

de

1

que

ella dice ) o bien su minimización o justificación

<<los

dos nos hemos

faltado al respeto»). Asimismo, y

por

este mismo

motivo,

tienden

a atribuir la responsabilidad del maltrato a la mujer ( fue

ella la

que me

provocó; es ella la

que

tiene

que

cambiar»), a factores

personales

<<soy

muy nerviosq y ahora estoy pasando

una

mala racha»)

o a factores externos <<los problemas del trabajo me hacen perder el

control»; «había bebido bastante y al llegar a casa no pude controlarme.').

Déficits de habilidades de comunicación y de

solución

de problemas

Desde

la perspectiva

de

las relaciones interpersonales, los maltrata-

dores

tienden

a presentar unas habilidades

de

comunicación muy po

bres y

una

baja tolerancia a la frustración, así

como

estrategias inade-

cuadas

para

solucionar los problemas.

Todo

ello contribuye a

que en

muchas

ocasiones los conflictos y los sinsabores cotidianos

de

estas

personas,

que no tienen por qué

ser mayores

de

1 habitual, generen

un estrés permanente y actúen como

desencadenantes de

los episodios

violentos contra la pareja.

aja

autoestima

La

violencia

puede ser una

forma

desesperada de

intentar conseguir

una

estima

que no se

logra

por

otros medios. Se trata

de personas

inse-

guras, desvalidas,

que

están obsesionadas

con

controlar a

su

pareja y

que,

aun no

siempre deseándolo,

se

convierten

en

agresivas y en mez-

quinas.

Así, y al margen

de

los pretextos

para

la violencia contra la mujer

tener la casa sucia, no haber acostado

ún

a

os

niños, no tener la co-

mid lista, no estar en casa cu ndo él

h

llegado, etc.), los maltratado-

res, al carecer

de una

autoestima adecuada,

se

muestran

muy

sensibles

a

1 que perciben

como

una

afrenta a

su

dignidad: haberles llevado la

Page 53: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

contraria, haberles quitado auto ridad delante

de

los hijos o de otras per

sonas, mostrar

una

forma de

pensar

incorrecta, etc. Es decir, la violencia

doméstica es

una

violencia por compensación: el agresor intenta supe

rar sus frustraciones

con

quien tiene más a

mano

y no le va a responder.

A

modo

de resumen, y desde la perspectiva

de

la prevención, se ex

ponen en la tabla 3.6 las señales

de

alerta

que

denotan la aparición

probable

de

episodios de violencia por parte del hombre en el hogar.

T BL 3 6

Perfil

del

hombre potencialmente violento contra la pareja

Distorsiones cognitivas

- Cree que la mujer

debe

estar siempre subordinada al hombre.

- Cree

que

los hombres son superiores a las mujeres.

- Piensa que la violencia es

adecuada para

solucionar problemas.

- Consi dera

que

sus

problemas

son

culpa

de

otros.

Personalidad y psicopatología

- Baja autoestima.

- Elevado nivel de celos y de posesividad.

- Se irrita fácilmente cuando se le ponen límites.

- Experimenta cambios bruscos

de

humor.

- No controla sus impulsos.

- Bebe alcohol en exceso.

Conductas violentas

- Comete actos de violencia

y

rompe cosas cuando se enfada.

- Ha maltratado a otras mujeres en otras relaciones

de

pareja.

3 3 ¿MUJERES AGRESORAS Y HOMBRES

VíCTIMAS?

La

violencia en el hogar es el reflejo

de una

situación

de

abuso

de

poder en que

la persona más fuerte y

con

más recursos

-habitual

mente el

hombre-

trata

de

controlar a

su

pareja, a la

que

percibe

como

vulnerable e indefensa, y

de

desahogar en ella sus frustraciones coti

dianas.

a

violencia contra la pareja

Sin embargo,

no

es insólito

que

haya

un

cambio

de

roles respecto al

esquema habitual de la violencia de pareja y se den casos de mujeres

agresoras y de hombres víctimas. Las mujeres jóvenes se están compor

tando

de

un

modo

crecientemente agresivo. Este tipo

de

violencia es,

sin embargo,

mucho menos

frecuente

que

la masculina.

Las

características más significativas

de

la violencia femenina contra

la pareja

son

las siguientes:

<= > Se

trata de

un

violencia

más

psicológica que física. Lo

que

la

caracteriza es la presencia

de

humillaciones abusos económi

cos, indiferencia afectiva, aislamiento al hombre

en

la familia,

etcétera) y de desvaloriZaciones generalizadas.

<= >

Surge más frecuentemente

en

situaciones asimétricas

en

la rela-

ción de pareja. En concreto, constituyen un factor

de

riesgo las

situaciones en las

que

el rol laboral o social del hombre es

o

se

ha vuelto--

inferior al

de

la mujer o

en

las

que

la mujer es mucho

más joven

que

el varón y esta situación plantea al hombre unos

niveles altos

de

exigencia y presión económica, personal y social.

<= > a

violencia física es infrecuente pero

cu ndo

estalla se

m ni-

fiesta de

form muy

intensa. Cuando la violencia emerge en for

ma

de

maltrato físico, aparece frecuentemente

como

respuesta a

los malos tratos repetidos, en casos extremos

de

defensa propia

o ante situaciones

de

miedo intenso,

en

las

que

irrumpe la vio

lencia

de

forma explosiva

como

consecuencia

de una

ira repri

mida durante

mucho

tiempo.

El

modo de

resolución

de

algunos divorcios puede ser

una

forma

de

violencia psicológica para los hombres, sobre todo

cuando supone

una

dificultad para mantener los vínculos afectivos con los hijos. En estos

casos, y siempre que el hombre perciba

como

prioritario el manteni

miento

de

los lazos paterno-filiales

- l o

que no

siempre

ocurre-

el

hombre puede sentirse objeto exclusivamente de obligaciones econó

micas, sin la contrapartida

de

los vínculos de

unión

con sus hijos.

Por último, son poco frecuentes los homicidios conyugales protago

nizados por mujeres. En estos casos el móvil más habitual suele

ser

una

defensa ante un ataque inicial de

su

pareja o, más frecuentemente, una

sensación incontenible de desesperación y de desamparo -resultado

generalmente de malos tratos reiterados y de una agresividad conteni

da- que lleva a la mujer a ver

en

el homicidio la única salida posible

para ella y sus hijos.

De

este modo, el miedo extremo

puede

funcionar

como

un detonante de los comportamientos agresivos.

De

hecho,

en

Page 54: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Pol qué

víctima es femenino y

agresor masculino?

circunstancias hasta cierto punto similares, el animal depredador herido

y el secuestrador acorralado adoptan con frecuencia conductas de vio

lencia extrema impulsados por el dolor, el miedo o el pánico.

3 4 ¿ES POSI LE PREDECIR

LA

VIOLENCIA?

La

violencia puede surgir en cualquier pareja, pero hay ciertos facto

res que la hacen más probable. Algunos tienen que ver

con

la situación

de la relación de pareja y otros con las características personales de los

agresores y de las víctimas.

Respecto a la situación de la relación,

haber

sufrido insultos verbales

reiterados, estar

en

trámites de divorcio,

haber

llevado a cabo la sepa

ración recientemente a iniciativa de la víctima o experimentar conduc

tas

de

acoso aumentan la probabilidad

de

conductas violentas

por

par

t

del agresor. Un aspecto muy significativo

es

la sobrerrepresentación

que tienen

en

las denuncias por violencia de pareja los agresores y víc

timas extranjeros inmigrantes sobre todo, latinoamericanos y africa

nos), que supone una tasa cuatro o cinco veces mayor

de

la que sería

esperable

en

función

de

su pe so demográfico

en

el conjunto

de

España.

La

mayor vulnerabilidad

de

las víctimas extranjeras puede estar ligada,

por un lado, a pautas culturales especialmente

en

el caso

de

las vícti

mas latinoamericanas) y religiosas en el caso de las víctimas musulma

nas) respecto al significado

de

la relación de pareja

en

sus países de

origen

y

por otro, a la falta de apoyo familiar y sociaL

En relación con el perfil del maltratador, los agresores contra la pa

reja tienden a ser celosos o posesivos, a sentirse humillados

por

la rup

tura

de

la pareja, lo que redunda directamente

en un

descenso

de

su

autoestima, y a consumir abusivamente alcohol o drogas, así como a

tener una red de apoyo social y familiar pobre y a depender exclusiva

mente

de

la pareja. Una característica importante en ellos es el historial

de violencia con otras parejas o

con

personas

de

su alrededor y el his

torial de tratamientos psiquiátricos inconclusos. Asimismo, tienden a

comportarse de forma desafiante y con crueldad, sin temor a las conse

cuencias punitivas de su conducta, y a atribuir sus propios males y la

responsabilidad del maltrato a la víctima.

En cuanto a las víctimas de la violencia, éstas surgen más fácilmente

en circunstancias de vulnerabilidad, como una edad muy joven, una

personalidad muy dependiente, una situación de enfermedad crónica o

de dependencia económica,

un

consumo de drogas o un entorno de

soledad. La red

de

apoyo familiar y social se constituye, por tanto,

a violencia

contra

/a pareja

como un factor protector

de

la violencia y como

una

medida efectiva

para evitar la retirada

de

las denuncias o la retractación del testimonio.

En cualquier caso, la violencia

no

surge repentinamente, sino que res

ponde a

un

proceso lento

en

el que se incuban actitudes y conductas de

hostilidad. Así por ejemplo, las víctimas pueden percatarse de ciertas se

ñales de alarma, como sentirse controladas continuamente

en

relación

con el tiempo libre, las amistades o el dinero; ser objeto de

humillaciones

y desvalorizaciones públicas; ser desautorizadas delante de los hijos; ser

acusadas de coquetear o de prestar más atenciones a otras personas que

a su pareja; ser responsabilizadas de los fracasos del agresor, etc.

LECTURAS RECOMENDADAS

.

Víctimas de malos tr tos

Echeburúa,

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Edleson,

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l violencia

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la Violencia.

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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 55/137

4

MUJERES ASESINADAS

4 1 INTRODUCCiÓN

Los

casos

de

violencia grave contra la pareja se suceden a

un

ritmo

preocupante, sin que la mayor sensibilización social y las medidas

adoptadas

por

las Administraciones Públicas se muestren capaces

de

frenarlos. Todavía hay muchos hombres que consideran que la libertad

conquistada

por

las mujeres atenta contra la esencia de su identidad.

l

punto

de

máximo riesgo físico para la mujer suele ser el momen

to de la separación, cuando la mujer se rebela y cuando él se da cuen

ta

de que

la separación es algo inevitable.

l

riesgo

de

violencia extre

ma aumenta si ha habido con anterioridad violencia física y ésta ha ido

creciendo en intensidad, si se han producido agresiones o amenazas

con armas u objetos contundentes, si el hombre

no

acepta radicalmen

te la separación, si ejerce conductas de acoso, si consume alcohol y

drogas o si muestra alteraciones psicopatológicas celos infundados,

impulsividad extrema, dependencia emocional, depresión, etc.). Mu

chos

de

estos agresores tienen una historia previa

de

conductas violen

tas, bien con parejas anteriores, bien con otras personas por ejemplo,

compañeros de trabajo) o bien autoinfligida intentos

de

suicidio), y se

hallan

en

una situación social complicada por ejemplo, estar

en

paro).

En el caso

de

los homicidios contra la pareja, los malos tratos habi

tuales, el abandono

por

parte de la pareja y los celos o las conductas

controladoras extremas) constituyen

una

trilogía letal Por ello, en estos

casos la mujer

puede

requerir, con frecuencia, la ayuda

de

otras perso

nas o de mecanismos sociales protectores para cortar esos

lazos trau-

máticos

a ruptura

no

deseada

de

la pareja

puede

desencadenar

en

el hom

bre

un

dolor íntimo y una frustración intensa. En ese momento se abre

la puerta

de

las reivindicaciones y

de

la expresión

de

los agravios, al

hilo de la desintegración del proyecto

de

vida en común,

de

la pérdida

de la persona amada, de la posible infidelidad,

de

la mentira o del des-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino

precio. A ello se añade a veces la tensión generada

por

el alejamiento

de los hijos, la privación del hogar, el

abono de

pensiones exageradas,

etcétera.

Todo

ello, percibido y valorado como

una

agresión injusta (sea

o

no

correcta esta percepción), invita a la venganza, sobre todo cuando

el agresor se siente humillado, carece

de una

red

de

apoyo social

que

pueda

ayudarlo y controlarlo) y tiene problemas económicos.

A veces las agresoras son las mujeres y las víctimas mortales los

hombres, pero esto ocurre sólo en un 5

de

los casos. El hombre tien

de

más, según se

ha

visto

con

anterioridad, a la respuesta agresiva física

y posee más eficacia homicida que la mujer. Por otra parte, existe

una

mayor tendencia

en

la mujer a la tolerancia de posibles agresiones su

fridas, mediatizada por una doble identidad individuo/familia que la

sitúa

en

una gran ambivalencia como víctima.

Con

el objetivo

de

prevenir los asesinatos

de

mujeres, se impone

una necesidad de valoración del riesgo porque los recursos disponibles

no son infinitos, porque no todos los casos son iguales y

porque

no

todas las mujeres maltratadas necesitan el mismo nivel de protección.

Esta valoración tiene que centrarse

en

estimar el nivel de riesgo que

presentan

los agresores (a partir

de

criterios

como

el

uso

previo

de

la

violencia como forma habitual de relación, la gravedad del trastorno

psicológico, el posible consumo de drogas, etc.) y en

ponderar

la vul

nerabilidad de las víctimas tomando en cuenta factores como una edad

muy

joven o

muy

mayor,

un

nivel de estudios y de trabajo bajo,

un

apo-

yo

social escaso, etc.), así

como en

el tipo de interacción entre

unos

y

otras.

4 2 ¿DENUNCIAR

O NO

DENUNCIAR?

Las denuncias por violencia contra la pareja han experimentado un

desarrollo creciente (alrededor de 120.000

en

España en 2008), pero,

aun así, constituyen la punta de un iceberg que no representa más allá

del 20-30

de

los casos. De hecho, por ejemplo, y por citar sólo el caso

más dramático

de

violencia contra la pareja (el asesinato

de

la mujer),

sólo el 23 de las mujeres asesinadas por sus parejas

en

2008 en Espa

ña

habían presentado denuncia con anterioridad, lo que quiere decir

que hay una enorme bolsa de maltrato oculto y

que

la mayoría de las

víctimas o no se atreven a denunciar por temor o subestiman el riesgo

que

corren.

Lo que frena a la víctima para presentar la denuncia es, entre otras

razones, el miedo a la venganza del agresor, la desconfianza

en

el sis-

Mujeres

sesin d s

tema

policial y judicial, el deseo

de

no perjudicar al agresor por la de

pendencia emocional hacia éste) y

de

no causar problemas a los hijos,

el temor a la desintegración

de

la familia o el sentirse parcialmente cul

pable del

fracaso

de

la relación.

Sin embargo, hay mujeres que

dan

el paso de acudir al sistema judi

cial. La denuncia

puede

venir

por una

conducta

que

las

despierta

la

extensión

de

la violencia a los hijos, la intervención

de una

amiga, el

apoyo de

la familia, etc. En este

momento

hay una

transición

desde

el

miedo

hacia el desprecio,

combinado

al mismo

tiempo con

la

percep-

ción de peligro.

Las ventajas de la

denuncia son

múltiples:

poner

fin al abuso y a la

humillación; adquirir confianza y

respeto de una

misma; recuperar el

control de la propia vida; rescatar a los hijos de

un entorno

de violen

cia; relacionarse con otras personas; evitar la impunidad del agresor;

recibir protección policial y judicial, etc.

Ahora bien,

una

denuncia, si

no hay una

protección efectiva

de

la

mujer y no se cuenta con un cierto apoyo social y familiar, puede ser

una mala decisión.

La

denuncia supone hacer trascender el problema

del

ámbito privado al público.

La

denuncia

es

así

una

amenaza

a la

identidad del agresor, que puede desatar

en

él una reacción visceral e

incluso precipitar

un

desenlace dramático para la víctima. Una denuncia

por malos tratos o el mero abandono del

hogar

suponen para el maltra

tador, acostumbrado a actuar en la impunidad y en el silencio, una ex

hibición pública de

su

condición

en un momento

histórico en que

sus

conductas ya

no

gozan de permisividad social.

4 3 MUJERES MUERTAS MANOS

DE SUS

PAREJAS

O

EX

PAREJAS

En España han fallecido como consecuencia de la violencia de pare

ja entre 50 y 74 mujeres anualmente

en

el período 2000-2009, lo que

supone una víctima cada 5-6 días y una cantidad total de 639 mujeres

asesinadas durante los últimos diez años (figura 4.1).

La Ley

de

Violencia de Género no

ha

conseguido frenar la sangría de

asesinatos y evitar la muerte de las mujeres a manos de sus parejas o ex

parejas despechadas, of uscadas o resentidas. a mayoría de las víctimas

mortales

no

se atrevió a denunciar, y se mantiene el muro de silencio

de vecinos y familiares. Asimismo, las órdenes de alejamiento no bastan

para frenar a todos los agresores empeñados en matar, y muchas veces

dispuestos a morir.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué víctima es femenino

y

agresor masculino?

80

70

60

50

40

30

20

10

o

2000 2001 2002 2003 2004 2005 20 06 2007 2008 2009

Figura 4 1 ujeres asesinadas

por

su pareja o ex pareja en España {2DDD 2009}.

Según el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, en 2007

hubo en

España

una

tasa

de

3,1 mujeres muertas

por

millón

de

habitan

tes. Esta cifra,

con

ser sumamente preocupante, está muy por debajo de

la media

de

otros países de nuestro entorno. Así, el norte

de

Europa,

en

contra de lo que sugeriría el tópico

de

un sur de sangre caliente

más

proclive a la agresión emocional, está claramente por encima: 5,8 mu

jeres muertas por millón en Dinamarca; 10,3 en Finlandia, y 5,3

en

la

superfeminista Noruega. Así, paradójicamente, las mayores tasas euro

peas

de

feminicidio

se

concentran,

con

la salvedad

de

Hungría 12), en

los países escandinavos. En el Reino Unido el índice es del 3,7, y

en

Suiza, del 6,5.

Las

víctimas son,

en

general, personas jóvenes, entre 30 y

45

años,

con una disminución de la prevalencia de víctimas a medida que au

menta la edad, y

de un

nivel socioeconómico medio-bajo o bajo.

Las

víctimas

de

violencia grave tienden a ser más vulnerables por razón

de

factores como

una

edad joven, la enfermedad, la soledad o la depen

dencia. Vivir

en

entornos marginales o consumir abusivamente alcohol

o drogas aumentan el riesgo

de

la víctima.

Muchas de las víctimas de asesinato, al menos

un

tercio

de

ellas, se

encontraban separadas recientemente o

en

trámites de separación. La

evolución actual muestra

una

disminución de los homicidios

de

parejas

actuales, ya sea

con

convivencia cónyuges o compañeros ) o sin ella

noviazgo), a la vez

que

un aumento del número de homicidios de ex

Mujeres asesinadas

parejas. En concreto, la violencia más grave tiene lugar cuando la pare

ja está separada o en trámites de separación, cuando el agresor no

acepta la separación impuesta

por

la víctima y cuando ha habido con

ductas

de

acoso durante las últimas semanas.

Respecto al método de agresión, el apuñalamiento o el uso de obje

tos contundentes son las formas más habituales de producir la muerte,

seguida

de

los golpes que pueden generar

un

traumatismo craneoen

cefálico), los estrangulamientos

con

manos o cuerdas y,

en

menor me

dida, el empleo

de

las armas

de

fuego generalmente limitado a poli

cías, militares y cazadores). Es decir, suele asesinarse de cerca, a golpes

y puñaladas. En general, hay una extraordinaria brutalidad, se emplea

el factor sorpresa y existe una situación de indefensión de la víctima.

Se

produce a veces también

un

uror homicida reflejado

en

la reiteración

de un

número de puñaladas innecesario para provocar la muerte.

En más del 60 de los casos las víctimas mortales tenían hijos, lo

que evidencia el efecto victimológico multiplicador que se produce

en

los casos de asesinato de pareja.

4 4

VíCTIMAS DE

ASESINATO

MUJERES INMIGRANTES

l

número de víctimas mortales se mantiene bastante constante a lo

largo de los últimos años, pero ha aumentado de forma considerable el

número de las víctimas inmigrantes. En 2008 la población inmigrante

en

España constituyó el 47 de las víctimas mortales es decir, casi la mi

tad de todas) y el 38 de los agresores. Se trata claramente de una so

brerrepresentación de este sector, cuando la población inmigrante se

sitúa en torno al 12 de la población española. Hay, pues, probable

mente una enorme bolsa de maltrato invisible que afecta a

un

grupo

doblemente vulnerable: las mujeres inmigrantes, que tienen de 3,5 a 6

veces más probabilidades

de

morir a manos

de

sus parejas

que

las na

cidas

en

España.

Las mujeres inmigrantes pueden ser presa más fácil porque suelen en

contrarse

en

inferioridad de condiciones, con una gran fragilidad econó

mica, jurídica, afectiva

y, en

algunos casos, lingüística. En concreto, cuen

tan habitualmente c on una red de apoyo familiar y social muy limitada,

proceden de una cultura patriarcal, con muchos component es machistas,

y suelen vivir

en un

entorno cerrado, endogámico, con

un

fuerte control

sobre sus miembros, como si viviesen

en un

pueblo.

l

peligro es mayor

en las inmigrantes que se hallan

en

situación irregular o que han llegado

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

al país tras un proceso

de

reagrupamiento familiar. A su vez, los hombres

abandonados

por

su pareja se

pueden

sentir especialmente humillados

frente a su círculo social y los agresores

no

se sienten tan inadaptados ni

censurados porque en su entorno no suele ser tan repudiable pegar.

Es

decir, el machismo en el hombre y la indefensión en la mujer, fruto

de

la

soledad de la inmigrante, constituyen un cóctel explosivo.

En algunos casos

puede haber una

adaptación asimétrica en las pa-

rejas

de

inmigrantes. Así la mujer

puede

trabajar

desde

el principio

en

el servicio doméstico o en la atención a niños, enfermos o ancianos),

mantener amigas

de

su nacionalidad y hacer amigas españolas nuevas.

Por el contrario, al

hombre

le

puede

costar más encontrar trabajo y

adaptarse al entorno familiar y social, lo

que puede

generar un cierto

desarraigo y un consumo abusivo de alcohol. Esta situación de estrés,

junto

con

los estereotipos machistas, puede propiciar la aparición de

conductas violentas graves.

4 5 VíCTIMAS DE FEMINICIDIO EN LA JUVENTUD

EN LA TERCERA EDAD

Los

asesinatos de la pareja tienen lugar en todas las edades, pero

presentan

algunas características específicas cuando suceden

en

la ju-

ventud

y

en

la tercera edad.

Víctimas jóvenes

a violencia en las parejas jóvenes es un precursor de la violencia en

las parejas adultas. En las parejas jóvenes la violencia suele se r psicológi-

ca, plantearse de forma sutil y ser menos grave que en las parejas adultas.

Por lo que se refiere a los agresores, la violencia es más frecuente cuando

hay ciertas variables de personal idad anómalas impulsividad alta, irasci-

bilidad, ausencia de empatía, baja autoestima), ciertas alteraciones psico-

patológicas abuso de alcohol y drogas, celos patológicos), actitudes favo-

rables a la violencia y experiencias previas de violencia en relaciones de

pareja anteriores. Respecto a las víctimas jóvenes, éstas tienen más pro-

babilidad de serlo si hay un emparejamiento temprano, si tienen ciertos

déficits psicológicos una baja autoestima, carencias afectivas o proble-

mas de asertividad), si carecen de una red familiar y social de apoyo, si adop-

tan conductas de riesgo y se mueven en un entorno de toxicómanos.

Como se señala en la tabla 4.1, hay ciertas señales de alarma que deno-

tan

un

riesgo alto de verse implicado en una relación de pareja violenta.

ujeres asesinadas

TABLA 4 1

Señales de alarma de una relación de pareja violenta

• Intenta reiteradamente controlar

la conducta

de

la pareja.

• Se muestra posesivo c on la pareja.

• Es extremadamente celoso.

• Aísla a la pareja de familiares y

amigos.

• Muestra conductas humillantes o

actos de crueldad hacia la víc-

tima.

• Recurre a las amenazas o a la inti-

midación como medio de control.

• Presiona a su pareja para mante-

ner

relaciones sexuales.

• Culpa a la víctima de los proble-

mas de la pareja.

• Minimiza la gravedad

de

las con-

ductas de abuso.

• Tiene cambios de

humor

imprevi-

sibles o accesos

de

ira intensos,

sobre todo cuando se le ponen

lí-

mites.

• Su autoestima es muy baja.

• Tiene un estilo

de

comportamien-

to violento en general.

• Justifica la violencia como una

forma de resolver los conflictos.

• Se muestra agresivo verbalmente.

• Responsabiliza a otras personas

de

sus problemas o dificultades.

• Manifiesta creencias y actitudes

sobre la subordinación de la mu-

jer al hombre.

• Cuenta con una historia de vio-

lencia con parejas anteriores.

• Tiene

un

consumo abusivo de al-

cohol

• Presenta cambios en el estado de

ánimo que antes no tenía.

• Muestra actualmente

una

baja au-

toestima .

• Se siente rara,

con

problemas de

sueño, nerviosismo, dolores de

cabeza, etc.

Se

muestra confusa e indecisa res-

pecto a la relación de pareja.

• Experimenta sentimientos de so-

ledad.

• Se aísla de amigos y familiares o

carece de apoyo social.

• Miente u oculta a sus padres o

amigos conductas abusivas de su

pareja.

• Muestra señales físicas de lesio-

nes: marcas, cicatrices, moratones

o rasguños.

• Le cuesta concentrarse

en

el estu-

dio o en el trabajo.

• Tiene conciencia

de

peligrosidad

temor a nuevos episodios de vio-

lencia).

• Ha sufrido violencia en relaciones

de pareja anteriores.

• Tiene un consumo abusivo de al-

cohol y drogas.

Respecto a la violencia más grave contra la pareja el asesinato de la

víctima), las mujeres con una edad comprendida entre 25 y 34 años

¿ or qué víctima es femenino

y

agresor masculino

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fueron las que sufrieron más asesinatos a

manos

de sus parejas o ex

parejas (30,88 ) en España durante 2007.

Por

otro lado, el 18,3 de los

agresores varones) también eran

menores

de 30

años

Informe del

Centro Reina Sofía, 2007; Instituto de la Mujer, 2007) (tablas 4.2 y 4.3).

T BL 4 2

Víctimas

de

violencia

mortal por

intervalos

de edad

2007)

Entre 5 Y 24

años

4

5,88

Entre

25

34 años

21

30,88

Entre 35 Y años

5

22,06

Entre 45 Y 54 años

10

14,71

Entre 55 Y 64 añ os

7

10,29

Más de 64 años

11

16,68

Edad desconocida

4

Total

72

100

FUENTE:

Centro Reina Sofía.

T BL

4 3

Víctimas

y

agresores de violencia mortal

en parejas jóvenes 1999-2007)

1,58

5,61

4,15

3,32

2,85

2,53

3,66

Mujeres asesinadas

TABLA

4 3

continuación)

21-30

9 5

18 16 6

3

14

5 18

31-40 17 26 18

11

27

17 15

27 16

41-50

6

8

5

6 5

9

10

9 5

51-64

3

7

5

7 4

3

5 10

Mayor de 64

6

4 4

9

7

10 10 10

Desconocida

9

o

o 1 1 2 1

o O

Menor de 16 O

O O O

O

O O O O

16-17

O 1 O O O

1

O O O

18-20

O

1

O

O

O

2

O

3

O

21-30

7 7 9 10

7 14 14

9

3

31-40

19 19

17 14 24 17 14 24

20

41-50 9 14

9 11

6 13 2 14 16

51-64 8

6

5

5

6

4

6

9

Mayor de 64 4

7

6 11

7

5

9

12 2

Desconocida 7

8

4

3

5

4

5

O 1

<30

14,28 18 18,5 10 47,2 24,13 17,64 18,3

TOTAL

54 63 50 54 70 72 58

68

71

FUENTE: Instituto

de

la Mujer.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

Víctimas de

l

tercera

edad

Suele tratarse

de

homicidios

que no

tienen

un aviso

previo y

que

corresponden

a mujeres

de

más

de

60 años. Tras el asesinato, el agresor

acostumbra a mostrar

una

conducta pasiva

de

o huir.

Los agresores suelen ser hombres aquejados

de una

demencia que

atacan a sus mujeres,

que

son

sus cuidadoras únicas.

Puede haber

ha-

bido pequeñas

agresiones previas, atribuidas

por

la mujer a la patología

senil del agresor y a las

que no

conceden la importancia debida. Estas

mujeres consideran a sus maridos incapaces

de

hacerles daño, bien

porque

son

hombres educados y amables, bien porque cuentan

con

grandes limitaciones físicas

El deterioro cognitivo está asociado a la incontinencia emocional, la

rigidez

de

criterio, las quejas somáticas, la depresión, la agitación, etcé-

tera. Son personas que

aparentemente no

tienen fuerza

para

comportar-

se violentamente,

pero

que, sin embargo,

pueden

acumular la suficien-

te energía como para agredir y matar en un momento explosivo

con

un

martillo o con un cuchillo de cocina.

En otros casos se trata

de hombres

seniles

que

cuidan en solitario a

mujeres demenciadas,

con

gran discapacidad o

con pérdida de

expec-

tativas de vida (cánceres deteriorantes o patologías degenerativas). En

estas circunstancias los hombres, sobre todo cuando carecen de habili-

dades

como

cuidadores,

pueden

sentirse

desbordados

y cometer

un

homicidiopor compasión. Sin embargo, cuando

es

la mujer la cuidado-

ra,

no

se suele

dar

esta situación.

4 6 PERFIL DE

LOS

HOMICIDAS

Los hombres homicidas

pueden

mostrar

una

gran

dependencia

emo-

cional hacia su pareja

<<yo tengo

solamente

una

vida y mi vida sólo

tiene sentido

con

ella,.), estar obsesionados

por

ella

<<la

necesito junto a

mí,

no hago

más

que pensar en

ella y

debe

estar siempre conmigo, ) o

no

asumir la ruptura

,en

estos cinco

años

lo

he dado todo por

ella;

no

puede

ahora abandonarme»).

En la

mente

de

los futuros homicidas

se empiezan

a desarrollar, a

partir

de una

creencia fija, ideas obsesivas pr olongadas y pers everantes

que

suponen una

visión catastrofista

de

la situación actual

<<mi

vida ca-

rece

de

sentido»; «todo va

de

mal

en

peor»; «hay

que

acabar

con

esto») y

una

atribución

de

culpa a la mujer

<<mi

mujer

es

culpable

de

todo

lo

malo

que me

ocurre»;

«me

mira

con

malos ojos y

me

desprecia»; «quiere

Mujeres asesinadas

abandonarme»;

«me engaña con

otro»), sin ninguna

esperanza en

el fu-

turo (<<haga lo

que

haga,

todo

va a ir

de

mal

en

peor .).

Este

proceso

cognitivo

puede

expresarse

en

forma

de

explosiones

violentas parciales

pero

repetidas,

que

constituyen las señales

de

alar-

ma para

la víctima, o incubarse

de

forma silenciosa, a

modo de una

olla

de

presión,

que

está

en

ebullición

pero

que no se

manifiesta

en

forma

de

indicadores externos (condu ctas violentas). En este

segundo

caso

de

incubación silenciosa las ideas fijas están presentes, la respuesta emo-

cional

es muy

intensa y las conductas

de

la víctima se

perciben como

un

desafío

para

el agresor.

Lo único que se

observa

externamente

son

conductas

de

ensimismamiento,

de

desgana generalizada, de aislamien-

to

social o

de

auto destrucción

consumo

abusivo

de

alcoholo

de

fár-

macos).

El

resultado final

de

este

proceso

puede

ser

un

homicidio, a

modo

de

conducta explosiva, coincidente

con

el momento en el

que

el agre-

sor se siente ya desbordado

por

la situación

de

malestar y se muestra

incapaz

de

articular algún tipo

de

solución.

De

este

modo,

se genera

un

desequilibrio

profundo

y surge la convicción del

hecho

homicida

como

algo inevitable

<<ya

no

hay nada

que

perder,.).

La

probabilidad

de

un

feminicidio

es mayor cuando

el agresor pre-

senta

un

estilo de conducta violento o alteraciones psicopatológicas

(trastornos

de

personalidad graves, deterioro cognitivo en

personas

ma-

yores,

consumo

de

alcohol y drogas, etc.)

cuando

la víctima

es

vulne-

rable y

cuando

la interacción

entre ambos

está sujeta a

un

nivel alto

de

estrés (situación económica precaria, problemas

de

vivienda, hijos difí-

ciles, etc.).

4 7 SUICIDIO DE LOS AGRESORES

Los asesinos de

p ~ r e j

se suicidan en aproximadamente el 20

de

los casos y lo intentan, sin conseguirlo,

en

otro 10 . Es decir, los suici-

dios e intentos de suicidio en los homicidios

de

pareja

suponen

casi

un

tercio del total. Se suicidan frecuentemente

con

el mismo instrumento

usado

para

matar

no

necesariamente

con

el

menos

doloroso) y

no

sue-

le haber

notas explicativas del hecho.

El

suicidio

se da

más en los agresores más integrados familiar y so-

cialmente,

por

temor a las repercusiones negativas

de

la conducta rea-

lizada. Se trata en estos casos

de un

suicidio evitativo cuyo objetivo

es

huir

de

las consecuencias posteriores del homicidio (rechazo social y

castigo penal).

  ~ I '

'

¿Por qué víctima

s

femenino y agresor masculino?

ujeres asesinadas

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A veces puede darse el caso de

un

suicidio ampliado o de un homi

cidio por compasión. En estos casos

un

marido anciano compasivo, con

una motivación

piadosa

quiere acabar con el sufrimiento de su mujer

enferma y la mata, suicidándose él a continuación (sin embargo, no

suele ocurrir al revés). En cualquier caso, no hay que confundir este

tipo de suicidio en el que verdaderamente existe una preocupación,

aunque se dé

un

resultado letal, por el

bienestar

de la víctima) con el

feminicidio ordinario

que

es seguido

de

suicidio

en

el

que

suele existir

odio

hacia la víctima).

En otros casos los asesinos se entregan a la policía en más de

un

tercio de los asesinatos).

as

estrategias utilizadas son o bien no huir

esperando a

ser

detenido, o directamente

entregarse

a la policía. Se tra

ta

en

estas circunstancias de personas que se hallan en

situación de

shock

(es decir, que tienen una percepción confusa o inadecuada de lo

ocurrido,

como sucede

en

algunos casos de arrebato o de deterioro

cognitivo) o que perciben el asesinato como una respuesta justificada

(como ocurre, por ejemplo,

en

muertes homicidas que

responden

a una

justificación de origen psicótico).

En general, y a diferencia de otros homicidios vinculados al narco

tráfico, al terrorismo o al ajuste de cuentas, los hombres asesinos de sus

parejas no suelen intentar la huida, excepto

en

algunos casos de delin

cuentes con amplias carreras delictivas.

4 8 ¿S

PUEDE PREDECIR UN ASESINATO

EN

PAREJA?

En muchas ocasiones la violencia grave es el último eslabón de una

cadena de conductas violentas cuya frecuencia e intensidad han ido

aumentando. Sin embargo, hay veces en

un

25-40

de

los casos)

en

que

el asesinato

ha

sido

mucho

más impredecible debido a

que no ha

habido

un

aumento de los incidentes violentos ni de la gravedad de las

lesiones

en

las últimas semanas. Así pues,

en

relación con la posibilidad

de

predicción de

un

ataque letal, las dos situaciones posibles son las

siguientes: o hay una violencia grave cronificada y

en

aumento, que es

el perfil más habitual, o bien una violencia explosiva, que resulta

en

buena parte impredecible.

En función

de

lo anterior, existen algunos casos de asesinato

de

mujeres

por

sus parejas

en

que, pese a

que

la sociedad tuvo conoci

miento del riesgo corrido

por

la víctima,

no

se tomaron las medidas

más adecuadas para su protección en 2008

un

28,5 de los agresores

tenían antecedentes relacionados con la violencia de género); sin em

bargo, en

muchos

casos las autoridades no conocieron con anteriori

dad el riesgo que la víctima corría, ya que éstas no habían presentado

denuncia. ¿Qué ocurre para que sólo el 20-30 de las víctimas morta

les hayan presentado una denuncia previa y hayan podido, por tanto,

beneficiarse de una medida de protección judicial? as razones pueden

ser

diversas:

/ Falta de conciencia.

No hay agresiones previas que sirvan como

signos

de

alerta y las posibles señales

de

aviso

no

se han inter

pretado,

por

parte

de

la víctima, como situaciones

de

riesgo;

en

estos casos se trataría de

homicidios silenciosos.

. / Tolerancia a la agresión

o

subestimación del riesgo.

Ha habido

agresiones previas, pero la víctima las ha minusvalorado, bien

porque ha adquirido una cierta tolerancia a la agresión, bien por

que ha subestimado el riesgo futuro al pensar que no iban a ir a

más. Se trata de

un

mecanismo adaptativo para seguir soportan

do

agresiones,

pero

evita las medidas

de

autoprotección o

de

protección externa.

. / Miedo l agresor. a

víctima es consciente del peligro, pero tiene

miedo a denunciar.

En resumen, desde la perspectiva de la víctima, se plantean dos pro

blemas: a la falta de conciencia y la tolerancia a la agresión, que se

acompañan de una disminución de la autoprotección o de la búsqueda

de protección externa; y b la ambivalencia de la víctima (resultado de

la

doble identidad

de la mujer como persona y como madre),

cuando

ya se ha detectado el problema y ha tomado conciencia del riesgo. Esto

último puede llevarle a variar su posición de autoprotección o de bús

queda de

protección externa,

pudiendo

llegar incluso a

bloquear

las

medidas de protección ya adoptadas.

as actitudes ambivalentes de las víctimas, a lgo con lo que hay que

contar

en

el ámbito de la violencia de pareja, constituyen una dificul

tad añadida para su protección efectiva. Con el transcurso del tiem

po, hay víctimas que se n i ~ g n a declarar contra su pareja, otras que

mienten

<<me

di el golpe

en

la bañera .;

«no

recuerdo exactamente lo

que ocurrió porque estaba muy nerviosa .) y otras que, tras haber pre

sentado una denuncia, se retractan posteriormente de su testimonio

inicial.

ujeres asesinadas

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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

4 9

REFLEXIONES

FINALES

El

asesinato

de una

víctima

de

violencia

de

pareja

depende

de

mu-

chas circunstancias,

entre

otras

de

la

propia

vulnerabilidad

de

la vícti

ma,

de

las características del agresor (historial

de

violencia

en

rela

ciones anteriores, alteraciones psicopatológicas, deterioro cognitivo,

abuso de

alcohol y drogas, etc.), así como

del

tipo

de

relación existen

te

entre ambos

(existencia

de

agresiones anteriores, situación

econó-

mica, denuncias previas, trámites

de

separación,

conductas de

acoso,

etcétera.).

Hay algunos elementos

de

contención

que tienden

a inhibir esta se

cuencia

de

destrucción,

como pueden ser unos

valores morales sólidos,

el

apoyo

familiar y social recibido, la protección

de

la sociedad a la víc

tima y la ayuda terapéutica a los agresores.

La

prevención

es

el principal reto

en

el ámbito del homicidio

de

pa

reja. Hay

que

alertar a las víctimas

sobre

el peligro

de

subestimar el

riesgo

no presentando

denuncias) o

de

bajar la guardia

pensando que

el peligro ya

ha

pasado

y retirando las medidas

de

protección y

de

au

toprotección). En todos estos casos

hay

que

convencer

a la víctima

de

que

las agresiones

son

peligrosas y

de

que ellas necesitan ser prudentes

y cuidadosas tanto

para

autoprotegerse

como para pedir

la protección

externa

que

sea precisa.

Cuando

la incubación

del

homicidio

es silen-

ciosa en cuanto

a

que

el peligro

no es

advertido

por

un aumento

de

los episodios violentos,

se debe

prestar atención a los cambios

de

con-

ducta del agresor (depresión, aislamiento social,

abuso

de

alcoholo

fármacos, etc.) y darle la ayuda terapéutica necesaria, al mismo

tiempo

que

la víctima

debe adoptar

medidas

de

autoprotección.

Por último, los medios

de

comunicación

pueden desempeñar

y des

empeñan

un papel

positivo al destapar

un fenómeno

oculto, alertar

de

una

realidad inadmisible y contribuir a crear

una

conciencia social con

traria a la aceptación del maltrato. El papel negativo, sin embargo, es el

sensacionalismo y la reiteración,

que pueden

contribuir

en

primera ins

tancia a

promover

la emulación

de

algunos asesinatos y,

en

segunda, a

disparar la alarma

ciudadana

y el punitivismo extremos.

Por

ello, los

medios de

comunicación

deberían

autorregularse

un

poco

más a la

hora

de

abordar las noticias

de

violencia sexista, sin convertirlas

en una

mezcla

de

crónica negra

de

sucesos y

de

prensa del corazón.

Aunque no hay un estudio científico específico

que

demuestre

que

se esté produciendo un

mimetismo a la

hora de

matar, dicha relación

es

una

posibilidad plausible

que

puede

deducirse a partir del conocimien-

 

to sobre procesos

de

emulación simbólica

en

materia

de

delincuencia

juvenil y

de

suicidios. En

todo

caso, un objetivo social importante sería

evitar que

pueda

producirse

un

posible efecto imitación

en

potenciales

agresores. Así, convendría,

por

ejemplo,

no

informar sobre el

modus

operandi en

los casos

de

violencia sexista, ya

que eso puede dar

ideas

y crear

una

cierta escuela, favoreciendo la imitación

por

parte

de

otros.

Es

decir, aunque la representación mediática

no

sea

un

factor causante

probablemente

nadie decide asesinar sólo

por

verlo

en

la televisión),

que

podría

tener un

cierto efecto desencadenante.

LECTURAS RECOMENDADAS

Cerezo,

A.

1 (2000).

El homicidio en la pareja: tratamiento criminológico.

Valencia:

Tirant lo Blanch.

Coba, J. A. (1999). anual de actuación sanitaria policial legal y social frente a

la violencia doméstica.

Barcelona: Masson.

Coba, J. A. (2009). Manual de autoprotección de las mujeres víctimas de violencia

en la relación

de

pareja. En E. Echeburúa et al. (eds.), Predicción del riesgo de

homicidio y de violencia grave

en

la relación de pareja

(pp. 137-148). Valencia:

Centro Reina Sofía

para

el Estudio

de

la Violencia.

Echeburúa, E. Fernández-Montalvo,

J.

y Corral, P. (eds.) (2009). Predicción del

riesgo de homicidio

y

de violencia grave

en

la relación de pareja.

Valencia: Cen

tro Reina Sofía

para

el Estudio de la Violencia.

Garrido, V. (2001). Amores que matan. Valencia: Algar.

Garrido, v. Stangeland, P. y Redondo, S. (2006). Violencia en la familia: la mujer

maltratada. En

Principios de criminología

(3. ed. ) (pp . 639-671). Valencia: Ti

rant lo Blanch.

Lorente,

M.

(2004). l rompecabezas anato mía del maltratador. Madrid: Crítica.

Page 63: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 63/137

5 LAS

AGRESIONES SEXUALES

EN LA

VIDA

ADULTA

La delincuencia sexual suscita una gran preocupación y, por ello,

tiene gran actualidad social y mediática, no exenta de algunas percep-

ciones erróneas. Éstas

se

refieren,

en

primer lugar, a la frecuencia

de

los

delitos sexuales. A

pesar de que

se trata

de

conductas a

menudo

muy

graves, la frecuencia de los delitos sexuales denunciados es baja en

comparación

con

otras tipologías delictivas,

como

los robos o las lesio-

nes. También sue le existir una interpretación equivocada so bre las cau-

sas de la agresión sexual, que, aunque gran parte de la sociedad puede

atribuir o bi en a patologías irreversibles

de

los agresores o a propósitos

sexistas

de

sometimiento

de

las mujeres,

comprenden

factores diversos.

Y, por último, también

hay

diversas equ ivocaciones en lo concerniente

a qué medidas deben adoptarse pa ra prevenir la agresión sexual y con-

trolar la conducta de los agresores.

Lo

más extendido es considerar que

penas más duras reducirán y prevendrán estos delitos, lo que no suele

ser

cierto. En la tabla

5.1

se recog en diversos mitos o creencias sociales

erróneas acerca de la agresión sexual y, paralelamente, lo que serían

planteamientos más racionales y verídicos al respecto.

Un mito frecuente es que los agresores sexuales

son

siempre hom-

bres adultos, mientras que la realidad es que muchos abuso s y agresio-

nes son cometidos por adolescentes y jóvenes. También es frecuente

considerar

que

todos los delitos sexuales

son

conductas

muy

violentas,

cuando

la realidad es que en

su

mayor parte

son

comportamientos

de

abuso sexual

por

definición, sin violencia directa . Ot ro error

es

creer

que los delincuentes sexuales

son

individuos desconocidos por las víc-

timas,

cuando

la inmensa mayoría son conocidos e incluso familiares de

las víctimas. Otra eq uivocación es aventurar que la mayoría de los agre-

sores reincidirán en

el delito, cuando lo cierto es que las cifras de rein-

cidencia oficial de los agresores sexuales

son de

en torno al

20 ,

siendo

inferiores a las de las restantes tipologías delictivas. Suele considerarse

que los agresores sexuales

son

delincuentes especializados

que

sólo

¿Por

qué víctima es femenino y

agresor masculino

as agresiones sexuales en la vida adulta

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cometen

estos delitos), mientras

que en

realidad

son

versátiles o gene

ralistas

en

el sentido

de

que cometen distintas categorías de delitos, y

también delitos sexuales). Por último, también es frecuente interpretar

que

se trata

de

individuos mentalmente enfermos,

cuando

la realidad es

que cometen

abusos o agresiones sexuales personas

muy

diversas, ha

bitualmente

no

afectadas

por

graves patologías mentales.

TABLA

5 1

Mitos

conocimientos

sobre

la

agresión

sexual

Todos o la mayoría

de

los agresores

sexuales son

hombres

adultos.

Todos los delitos sexuales son de

cariz violento.

La mayoría

de

los abusadores y

agresores son desconocidos para las

víctimas.

La mayoría

de

los agresores reinci

den en l delito.

Los agresores sexuales

son

delin

cuentes especializados, es decir,

sólo cometen delitos sexuales.

Los agresores son enfermos menta

les e individuos anormales.

Muchos agresores son adolescentes

y jóvenes,

que cometen

hasta

l

40

de

los abusos sexuales y hasta

l 20 de las violaciones. También

en torno a un 10 de los abusos

son cometidos

por

mujeres.

La

mayoría consisten en abusos u

otros delitos sexuales que no impli

can violencia directa.

En

torno

al 80 son conocidos,

amigos o parientes

de

las víctimas.

La tasa promedio de reincidencia ofi

cial se sitúa en torno al

20 ,

aunque

es verdad que

hay un número

im

portante

de

delitos

no

denunciados.

Muchos son delincuentes versátiles,

lo que significa que

cometen

delitos

sexuales, pero también otros delitos

como hurtos, robos, lesiones, tráfico

de drogas ..

Existe una gran heterogeneidad

de

agresores, desde una mayoría que

no

tiene diagnósticos formales

de

enfermedad mental hasta algunos

que pueden mostrar diversas pato

logías.

Este capítulo se ocupará, desde el conocimiento científico,

de

estos

y otros aspectos relevantes de la delincuencia sexual y de los agresores

sexuales.

5 1 VíCTIMAS

CONOCIDAS DESCONOCIDAS

Aunque

también los niños, adol escentes y jóvenes (chicas y varones)

pueden

sufrir a

menudo

abusos y agresiones sexuales

de

lo

que se

tra

tará más adelante), este capítulo se

ocupará de

estas conductas cuando

sus víctimas

son

personas, generalmente mujeres, adultas. Tales com

portamientos

pueden adoptar

cuatro modalidades básicas: las agresio

nes sexuales

por

desconocidos, las que

cometen

algunos individuos

sobre víctimas a las

que

conocen, las que

se

producen

en

el marco

de

la relación

de

pareja

-matrimonios,

parejas

de

hecho, novios, et -

y las agresiones sexuales realizadas

en

grupo.

Desde

un

punto

de

vista jurídico, los episodios

de

agresión corres

pondientes a cada

una de

las anteriores categorías

pueden

ser objeto

de

una misma calificación legal

como

abuso, agresión, violación

..

). Sin

embargo, cabe establecer diferencias entre dichas categorías en, al me

nos, tres sentidos importantes:

1

el marco relacional o

de

interacción

en

que se

produce

la agresión

en

concreto, si existen o

no

conocimiento

y relación previos

entre

la víctima y el agresor); 2) la gravedad

que

pue

de

tener par a la víctima

una

u otra modalidad

de

agresión, y 3) la etio

logía más probable

de

cada tipo

de

agresión sexual y el nivel

de

riesgo

de

futuras agresiones

en

función

de

las diversas categorías aludidas.

En referencia al m rco rel cion l

de

la agresión, las

dos

posibilida

des existentes

-conocimiento

previo

entre

la víctima y el agresor

en un

caso; agresor desconocido

en

el otro--

son

claramente distintas. En

un

contexto

de

conocimiento previo agresor-víctima, y más

aún en una

situación

de

pareja, ya

sea

actual o previa, las partes sienten, o sintie

ron, algún

grado

de

confianza y afecto recíproco y, si se trata

de

una

pareja, tienen, o tuvieron

con

anterioridad, contactos y relaciones

sexuales consentidos. Sin embargo,

por

lo

que

concierne a la agresión

en

el

seno de

la pareja,

en

la actualidad el consentimiento

de una de

ellas, generalmente

de

la mujer,

no

ha

existido.

De ahí que

la fuerza

ejercida

por

parte del otro, generalmente el hombre, haya

producido

una

agresión sexual

en

toda regla. Pese a

que

la anterior conducta

sea

completamente intolerable y

merecedora de todo

el

reproche

social y

penal,

probablemente

las agresiones sexuales

por

desconocidos,

en

cuanto que son

ajenas a cualquier interacción previa entre víctima y

¿Por qué

víctima

es femenino y agresor masculino

as

agresiones

sexuales en

la

vida

adulta

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agresor, pueden ser, en principio, mucho más brutales e intimidatorias

para las víctimas.

Según lo anterior, en relación con los efectos sobre la víctima, cabe

esperar que la agresión por un desconocido pueda resultar en principio,

y a igualdad

de

otros factores, más dañina y traumática. Aunque con ca-

rácter general ésa es la expectativa más razonable que puede tenerse, el

daño causado a las víctimas dependerá ciertamente

de

las circunstancias

de

cada caso, sobre

todo

de

la fuerza y violencia ejercidas

en

la agresión,

pero también

de

las características psicológicas y sociodemográficas

de

cada víctima, en relación con su mayor o menor vulnerabilidad personal

y el grado

de

apoyo social con el que pueda contar para superar la agre-

sión y normalizar su vida. No obstante, las agresiones sexuales provoca-

das

por

conocidos o

por

parejas o ex parejas, sin ser tan violentas, pue-

den

tener un efecto devastador y generar una depresión, sentimientos

de

odio y una desconfianza generalizada hacia los hombres, lo que

puede

inhibir la espontaneidad y la implicación en futuras relaciones

de

pareja.

Por lo

que

concierne a la etiología

de

los diversos tipos de agresión

sexual

de

los agresores conocidos o vinculados afectivamente a las víc-

timas y

de

los desconocidos

de

ellas),

en

el origen

de

una

y otra

moda

lidades

de

agresión sexual probablemente se hallan factores diferentes.

En los abusos y agresiones sexuales en el marco

de

relaciones afectivas

y

de

pareja

puede

haber implicados preferentemente sentimientos po

sesivos y

de

revancha, por lo

que

las agresiones sexuales

pueden

ser

más reactivas y esporádicas. En cambio, los agresores desconocidos

son

probablemente depredadores sistemáticos,

con

mayor planificación

de

sus delitos y

con

agresiones más frecuentes y repetidas hacia múltiples

víctimas. Por lo

que

respecta al nivel

de

riesgo

de

unos y otros, los da-

tos disponibles informan

de una

mayor reincidencia de estos últimos.

Los agresores conocidos, o

que son

o

han

sido pareja de la víctima,

pueden ser más fácilmente denunciados y detenidos, mientras

que

los

agresores desconocidos, que actúan

por

sorpresa contra víctimas

más

o

menos azarosas, pueden repetir sus agresiones durante mucho tiempo.

5 2

OS

DELITOS CONTRA

LA

LIBERTAD SEXUAL

Desde

una

perspectiva legal, los delitos sexuales

en

España)

son

los

siguientes véase una síntesis en la tabla 5.2):

• Agresión sexual cuando se atenta contra la libertad sexual de otra

persona usando para ello violencia o intimidación.

• Violación si

una

agresión sexual con violencia o intimidación) in-

cluye el acceso carnal, o penetración, por vía vaginal, anal o bu

cal, o bien la introducción de objetos por la vagina o por el ano.

• Abuso sexual cuando se atenta contra la libertad sexual de otra

persona sin su consentimiento pero sin el empleo para ello de vio-

lencia o intimidación. s el caso, por ejemplo, cuando el agresor

hace prevalecer su superioridad sobre la víctima. Se entiende que

existe automáticamente

abuso

sexual si la víctima

es

menor de

13

años o

padece

algún trastorno mental

que

le impide dar su con-

sentimiento para el contacto sexual; o bien cuando la víctima tie-

ne entre 13 y 16 años,

pero es

engañada.

• Acoso sexual cuando se

pretenden

favores sexuales en el marco

de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, pro-

duciendo

con

ello a la víctima intimidación o humillación.

• Exhibicionismo obsceno ante menores o incapaces.

• Provocación sexual a menores o incapaces mediante material por-

nográfico.

• Inducción al ejercicio de la prostitución de

una

persona menor de

edad

o incapaz, o bien, mediante violencia, intimidación o enga-

ño,

de una

persona mayor de edad.

• Conupción de menores o incapaces mediante su utilización en es-

pectáculos exhibicionistas o pornográficos.

• Producción distribución o posesión de material pornográfico en

que

participen menores.

Todos los delitos anteriores admi ten distinta gravedad, que se tradu-

ce en la mayor dureza

de

las penas aplicadas, en base a las siguientes

circunstancias:

t

Intimidación o violencia ejercidas por el agresor.

t

Posible utilización

de

armas.

t

Intrusión corporal sobre la víctima, sobre

todo cuando

hay pene-

tración

t Minoría

de

edad

de

la víctima.

t Sometimiento y degradaci ón de la víctima.

t

Comisión del delito por parte de más de un agresor.

t

Existencia de parentesco con la víctima

t

Utilización de engaño a la víctima

t

Prevalencia de superioridad o primacía del agresor, ya sea fami-

liar, laboral, académica, etc.

¿Por qué

víctima

es femenino y agresor masculino

  as

agresiones

sexuales

en la vida adulta

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TABLA 5 2

Delitos

contra la

libertad

sexual

en

el Código

Penal

español

• Agresión sexual

• Violación

• Abuso sexual

• Abuso sexual inclu

yendo acceso carnal

• Acoso sexual

• Exhibicionismo

• Provocación sexual

• Inducción al ejerci

cio

de

la prostitución

• Corrupción

de

me

nores o incapaces

• Producción, distri

bución

o

posesión

de

material

porno-

gráfico

Atentar contra la libertad sexual

de

otra

persona

mediante violencia o intimidación.

Agredir sexualmente incluyendo penetración.

Atentar contra la libertad sexual de otra persona

sin

emplear

violencia o intimidación. En

todo

caso, si la víctima

es menor de 3 años

o incapaz,

o tiene

de

13 a 16 años pero es engañada.

Abuso sexual que implica penetración.

Pretender favores sexuales

en

el marco

de una

relación laboral, docente o

de

prestación

de

servi

cios, produciendo a la víctima intimidación o hu

millación.

Mostrarse sexualmente

ante menores

o incapaces.

Incitar sexualmente a

menores

o incapaces me

diante material pornográfico.

Incitar a prostituirse a

menores de edad

o incapa

ces o, mediante violencia, a mayores

de

edad.

Utilizar a

menores en

espectáculos exhibicionistas

o pornográficos.

En el caso de

que

participen menores.

5 3 FRECUENCIA DE LAS

AGRESIONES SEXUALES

Los estudios internacionales realizados en años pasados reflejan

una

tasa promedio

de

victimización sexual anual

de

unas 3

de

cada

100 mujeres mayores

de

14 años, y un rango de entre 1 mujer

de

cada

100 para el caso

de

Francia y España) y 10 mujeres

de

cada 100 para

Argentina). Ciertamente esta inf ormación hace referencia a

una

mino-

ría

de

países,

que son

aquellos en

que

se realizan estos estudios. Se

carece

de

información precisa

por

lo que se refiere a regiones del

mundo

como el continente africano, Centroamérica, países árabes y

gran parte

de

Asia. Debe destacarse

que

justamente se obtuvieron tasas

más elevadas

de

agresiones sexuales según las informaciones facilita

das

por

las víctimas) en las pocas evaluaciones existentes en países

asiáticos, africanos y latinoamericanos, lo

que

lleva a pensar que, si se

conociera

más

información

sobre

ellos, los

promedios podrían ser

más

elevados. Contrariamente, las tasas europeas fueron

generalmente

las

más bajas.

En muestras españolas evaluadas en la comunidad autónoma de Ca

taluña se

han

obtenido tasas

de

entre 0,8 y 1,2 . Todas estas tasas

de

victimización anual

hacen

referencia a cualesquiera conductas

de

abuso

o agresión sexual experimentadas por las víctimas. Incluyen, por tanto,

un

amplio abanico

de

comportamientos, desde los

menos

graves, tales

como tocamientos indecentes o exhibicionismo (los más frecuentes),

hasta los de mayor gravedad para las víctimas, como agresiones sexua

les y violación menos frecuentes).

Como ya

se

ha

mencionado,

no

todos

los abusos y agresiones

son

denunciados por las víctimas. En la delincuencia sexual existe

una

im

portante

cifr negr

o desconocida,

que

en los países europeos podría

estimarse, para el caso de las violaciones, en un mínimo del equivalen

te a las

que

son denunciadas. En España se denuncian al

año

en torno

a 8.000 delitos sexuales, de los cuales unos 1.500 (casi el 20 ) corres

ponden a violaciones. En estudios británicos sobre prevalencia

de

vic

timización sexual se ha estimado que una de cada seis mujeres habría

sufrido a lo largo de su vida alguna violación y una de cada tres alguna

agresión sexual, mientras

que una

de cada siete mujeres podría

haber

sido violada por

su

pareja. Entre estudiantes universitarias se ha estima

do que una de cada diez podría haber sufrido una violación.

El

lector

se

preguntará

por

qué

muchas víctimas

de

delitos sexuales

no formulan una denuncia. Entre las probables razones para ello están

que las víctimas no desearían tener

que

rememorar y explicar reiterada

mente a la policía, a los forenses, a los jueces, etc., los detalles de la

agresión sufrida; asimismo, muchas desearían evitar atraer la atención

pública sobre lo que les ha ocurrido, de parte de unos medios de co

municación ávidos de sucesos violentos y morbosos; incluso algunas

víctimas temer ían que la denuncia y su posible publicidad pudieran ins

tigar futuros ataques sexuales o represalias

de

parte

de

los agresores o

de

su

entorno. Cuando las víctimas son menores o jóvenes, los padres

¿Por qué víctima es femenino agresor masculino?

as

agresiones

sexuales en la

vida adulta

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ji

podrían preferir la ocultación

de

lo sucedido para evitar

que

llegue a

conocimiento de familiares, amigos, vecinos, etc., y, de este modo, im-

pedir que las víctimas

puedan

padecer

una

victimización secundar ia en

forma

de

estigmatización y aislamiento social. Finalmente, para el su-

puesto

de

violaciones y agresiones sexuales conyugales, es posible

que

muchas mujeres, debido a su repetición o habitualidad, ni siquiera se

hagan conscientes

de

la ilicitud

de

estas conductas, o bien prefieran

aguantarse

con

lo

sucedido para

continuar

con

su relación

de

pareja o

evitar males mayores.

Del conjunto

de

todos los delitos denunciados

en

torno a un mi-

llón en España), menos del 1 corresponde a delitos sexuales unos

ocho

mil, como se

ha

mencionado), lo

que es

más o menos equiva-

lente al número

de

procedimientos judiciales

que

son instruidos por

esta t ipología delictiva. Por último, los encarcelados por delitos sexua-

les representan en torno a un 5 del total

de

los delincuentes en las

cárceles.

Las

largas condenas a que la mayoría

de

los delitos sexuales

dan

lugar

produce una

acumulación en prisión

de

sujetos encarcela-

dos por estos delitos, frente a delitos más leves, como hurtos, robos u

otros.

En la figura 5.1 se representa, mediante el símil

de un

iceberg, la

prevalencia de delitos sexuales ocultos o

no

conocidos y aquellos otros

que

son

denunciados y perseguidos

por

la justicia. Al igual

que

sucede

con

un iceberg en el mar,

en

que la mayor parte

de

su volumen

queda

bajo el agua, la mayoría

de

las conductas

que

podrían llegar a ser deli-

tos sexuales de haber sido oficialmente denunciadas) permanecen

ocultas.

Estos hechos pueden conocerse mediante estudios

de

victimiza-

ción, ya sean retrospectivos

que preguntan

a personas adultas acer-

ca

de

las posibles experiencias

de

victimización sufridas a lo largo

de

su

vida- ,

ya sean referidos al último año. En los estudios retrospec-

tivos

se

obtiene,

por

lo

que

a

España se

refiere,

que

unas

22.500

mu

jeres por cada cien mil mujeres mayores

de

catorce años manifiestan

haber

sufrido alguna situación de

abuso

o agresión sexual a lo largo

de

su vida (lo

que

podría cubrir un período temporal

de

entre un mí-

nimo de diez y hasta veinte o treinta años). En las encuestas anuales

la victimización autoinformada se situaría en torno a 10.000 mujeres

por cada cien mil.

Es

necesario mencionar que la mayoría

de

estos

casos serían episodios leves y aislados

de abuso

como tocamientos

en transportes públicos, acosos verbales, etc.) y no abusos o agresio-

nes violentas y prolongadas.

Una parte

de

los casos más graves es la

que

acaba dando lugar a

denuncias formales, que, según ya se

ha

mencionado,

son

unas 8.500

al año, lo

que

resulta más o menos coherente con los procedimientos

judiciales que se instruyen por delitos sexuales unos 8.900).

Las

denun

cias y los procedimientos judiciales suponen unos 40 por cada cien mil

mujeres.

Por último, tales procedimientos judiciales

dan

lugar a

que

más de

4.000 personas (la inmensa mayoría varones)

acaben estando

encarce-

lados, lo que equivaldría a una cifra relativa

de

12

encarcelados por

delitos sexuales

por

cada cien mil mujeres.

En prisión:

4.000 agresores

(5 de tocbs los

encarcelados)

Procedimientos judiciales:

8.900 (0,28 del total

de los procedimientos)

Denuncias por delitos sexuales:

8.500 (0,81 del

total de denuncias)

Por

cada

cien mil mujeres

12

40

1.000

22.500

igura

5 1 Prevalencia anual de abusos agresiones sexuales en España por

100 000

mujeres mayores de catorce años

Las

tasas, tanto no oficiales como oficiales, de delitos y delincuentes

sexuales que aquí están estimadas para el caso español) son próximas,

aunque

ligeramente inferiores, a las de otros países

de

nuestro entorno

social y cultural como Francia, Italia, Alemania o Gran Bretaña.

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?

  asagresiones sexuales

en

la vida adulta

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Si se atiende especialmente a los delitos sexuales denunciados, una

cuestión relevante es la evolución seguida

por

la delincuencia sexual a

lo largo del tiempo, y en concreto si dichos delitos aumentan o más

bien permanecen estables. En la figura 5.2 se presenta la evolución

que

han

seguido las denuncias

por

delitos sexuales durante el último dece

nio, con especificación

de

la serie correspondiente al conjunto

de

las

denuncias por cualquier delito sexual) y las relativas a las denuncias

por

abuso

sexual y violación.

10000

9000

8000

7000

6000

5000

4000

3000

2000

1000

o

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

• Delitos sexuales • Abusos - Lineal (Violaciones)

igura 5 2 Evolución de las denuncias por delitos sexuales

durante el período

1998 2008.

Como

puede

verse

en

la figura 5.2,

durante

el último

decenio

se ob

serva

un

incremento

de

las denuncias, tanto globalmente

para

el con

junto

de

los delitos sexuales

como

específicamente

para

los delitos

de

abuso

sexual y violación. No obstante,

debe

señalarse que, a

pesar del

aumento

evidente

de

las cifras absolutas

de

denuncias, d urante los últi

mos años la

población española

también

ha aumentado

considerable

mente, sobre

todo como

resultado

de

los recientes procesos migratorios

desde

Latinoamérica, África y el este

de

Europa. Atendido lo dicho, las

tasas

de

prevalencia

de

agresiones y abusos sexuales

no han

aumenta-

do, sino

que han permanecido

esencialmente estables,

con

ligeras osci

laciones, durante la última década.

Por último, la figura 5.3 refleja la distribución porcentual

según

da

tos

de

2006)

de

las distintas tipologías

de

delitos sexuales. Como

puede

verse, la mayor parte

corresponde

a abusos sexuales (34 ), agresiones

sexuales (33 ) y violaciones (23 ).

Abuso

sexual

2.320; 34

Abuso con

penetración

262; 4

Acoso sexual

431;6

Violación

1.573; 23

Agresión

sexual

2.259; 33

igura 5 3 Delítos sexuales denunciados [seleccionados en 2006 [a partir del

Ministerio del Interior [nota: faltan datos de las polícías autonómicas de Cataluña y el

País Vasco, lo que sin duda afecta a las cifras absolutas, aunque probablemente poco a

la distribución porcentual

5 4 CARACTERíSTICAS GENERALES

Actualmente se dispone de diversas fuentes de información sobre las

personas que

han

sido

condenadas por un

delito sexual, consistentes

tanto

en

investigaciones específicas

como

en

datos judiciales y peniten

ciarios. Debe advertirse al lector

que

esta información cuenta

con

la

li-

mitación

de

que, como es lógico, s e refiere exclusivamente a agresores

que

han

sido identificados y condenados

por

delitos sexuales y que,

por

ello,

no

incluye datos sobre las características particulares

de

agre

sores sexuales desconocidos.

Con la importante salvedad efectuada que

no

es muy distinta

de

la

que debe hacerse en relación con todos los otros fenóm enos delictivos,

en los que la información científica

con

la que se cuenta siempre hace

referencia exclusivamente a la parte conocida

de

cada tipología delic-

¿Por qué

víctima

es

femenino

agresor masculino

Las agresiones

sexuales en

la

vida adulta

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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tiva) , a continuación s e pre sent an las características generales de las

agresiones sexuales,

de

los agresores y

de

las víctimas.

aracterísticas de

las

agresiones

sexuales

mujeres

Las principales son las siguientes:

r > Los agresores y las víctimas suelen ser personas jóvenes (siendo

generalmente más jóvenes las víctimas, la mayoría

por

debajo

de

los 21 años).

r >

En aproximadamente la mitad

de

las agresiones sexuales y viola-

ciones los agresores son desconocidos para la víctima, mientras

que en

la otra mitad

de

casos son o conocidos o parientes

de

la

víctima, incluido el ser su pareja o

ex

pareja.

r >

Los lugares más frecuentes en

que

se consuman las agresiones

sexuales y violaciones son lugares apartados, como descampa'-

dos, la casa del agresor, la casa de la víctima o vehículos.

r >

La

mayoría

de

las agresiones

suceden

durante los fines

de

sema-

na (especialmente, los sábados), siendo la noche de los sábados

el período semanal en que se producen más agresiones.

r > Los meses del año en que se denuncian un mayor número de

agresiones y violaciones

son

mayo y noviembre. Sin embargo,

los períodos vacacionales (verano, Navidades) constituyen un

factor de riesgo.

r >

Aunque la mayoría

de

las agresiones sexuales son cometidas

por

un solo agresor, un tercio

de

ellas lo

son por

más

de

uno.

r >

La conducta sexual más frecuente

que

consuma la agresión es el

coito vaginal, que se produce en aproximadamente la mitad

de

las ocasiones.

r >

También en la mitad aproximada

de

los casos el agresor se sirve

de un arma para intimidar a la víctima, siendo lo más frecuente

el uso

de un

objeto punzante, como una navaja.

r >

En torno a un 50 de las víctimas suele ofrecer resistencia al

agresor.

r > Un tercio de las víctimas sufre alguna lesión física.

r >

La

gravedad y el traumatismo para la víctima parecen aumentar

con la edad del agresor (al

margen

de que los agresores sexua-

les

son en

general sujetos jóvenes,

con una

gran concentración

de ellos en la franja de

edad

de 16 a 25 años).

r >

La duración del episodio

de

agresión suele ser breve, de unos

pocos minutos, aunque tiende a ser mayor cuando intervienen

varios agresores, situación en la que puede durar incluso horas.

aracterísticas de los

agresores

Las características principales son las siguientes:

1

La

mayoría

de

los agresores sexuales

condenados

son

varones

(alrededor del 90 ) y tienen como víctimas principalmen te a chi-

cas jóvenes y a mujeres en torno al 80 ). La mayoría

de

las mu-

jeres condenad as por agresión sexual lo son por haber sido co-

operadoras en agresiones efectuadas

por

varones.

1 Aunque las edades más frecuentes de los agresores sexuales,

cuando cometen su primer delito sexual, suelen situarse en la

franja

de

16 a 25 años, la

edad de

su primera detención y conde-

na acostumbra a estar entre los 23 y los 30 años. Cuando los agre-

sores sexuales finalizan el cumplimiento

de

las penas

de

prisión

que les son impuestas, ya suelen tener 40 años o más (edad

de

finalización

de

penas

de

prisión

que

resulta claramente superior

a la

de

los delincuentes comunes

que no

son agresores sexuales).

1 Muchos delincuentes sexuales condenados

han

cometido exclusi-

vamente delitos sexuales (es decir, pueden ser considerados agre-

sores especializados , aunque algunos también han sido conde-

nados por otros tipos delictivos o sea, son delincuentes

versátiles ,

principalmente delitos contra la propiedad, como hurtos y robos

1 En torno al 40 de los agresores que son detenidos tiene ante-

cedentes penales, mayoritariamente por robo, por violación o

abusos sexuales, o por lesiones.

1 Muchos agresores, cuando cometieron sus delitos,

no

tenían pa-

reja,

aunque

algunos sí

que

la tenían e incluso estaban casados.

1

Una mayoría

de

agresores

no

tenía hijos cuando cometió el deli-

to o los delitos

1 Los agresores sexuales condenados suelen tener un nivel educa-

tivo bajo, no habiendo finalizado generalmente los estudios pri-

marios.

1

En consonancia con lo anterior, suelen contar

con

un nivel muy

bajo

de

ocupación y especialización laborales.

1 Un número significativo

de

sujetos

que han

cometido agresiones

sexuales tiene problemas

de

consumo abusivo de alcohol y otras

drogas.

¿ or

qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

Las agresiones sexuales en l vida adulta

Page 70: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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/ La mayoría

de

los agresores manifiesta como motivo

para

selec

cionar a su víctima el haberla percibido indefensa es decir, di

cen que la víctima constituyó

una

oportunidad fácil),

aunque

en

algunos casos señalan

que

el motivo

de

elección fue el atractivo

de

la víctima y el

deseo

sexual

que

ésta les produjo.

/

La

reincidencia oficial según datos conocidos) de los delincuentes

sexuales es,

en

conjunto, reducida,

no

superior al

20 . La

razón

de

esta baja tasa promedio

de

reincidencia

es

que,

aunque

algu

nos agresores sexuales tienen una elevada probabilidad

de

reinci

dir, el grupo más nume roso de ellos probablem ente no 10 haga.

/ Pese a ello, en estudios

de

autoinforme se ha

encontrado que

por

cada delito sexual oficialmente

detectado

podría haber

entre

tres y cinco delitos sexuales

no

conocidos.

/

En términos psicopatológicos formales

en consonancia con

las

nosologías al uso del DSM-IV-TR o

de

la

CIE-10), no puede

con

siderarse

que

los violadores sean

-salvo excepciones-

un gru

po

de perturbados

mentales

que

ignore el alcance

de

sus actos.

Ello

no obsta para que puedan

existir algunos casos clínicos,

con

patologías tales

como

retraso mental, trastorno esquizofré

nico

y

especialmente, trastornos

de personalidad

y psicopatía.

Características

de

las

víctimas

En términos generales éstas

son

las má s significativas:

/ Suelen ser chicas jóvenes,

de

entre 16 y 25 años.

/

En consonancia

con 10

anterior,

son

generalmente estudiantes,

con

una

frecuencia

mucho mayor que

mujeres

que

trabajen fue

ra del

hogar

o

que

amas

de

casa.

/

También habitualmente

son

solteras,

10 que hace

más

probable

una

mayor exposición a potenciales situaciones

de

riesgo,

como

vivir solas, volver solas a casa, salir

de noche

habitualmente los

fines

de

semana, viajar con mayor frecuencia, etc.

/

Las víctimas más jóvenes niñas y adolescentes)

suelen

ser agre

didas

en

el

propio

domicilio

de

la víctima o del agresor, ya

que

éste

es

frecuentemente un

miembro de

la familia.

/

Las víctimas algo más mayores

suelen ser

agredidas sexua1mente

en vehículos, descampados, portales u otros lugares públicos.

/

Las mujeres adultas

son

agredidas

más

frecuentemente

en

su

propio

domicilio.

5 5 FENOMENOLOGíA MODALIDADES

Agresiones

sexuales por desconocidos

Probablemente las agresiones sexuales

que

las mujeres

pueden

sufrir

de parte

de

agresores desconocidos

son

las más graves, intromisivas y

traumáticas. En

torno

a la mitad

de

las agresiones y violaciones

pueden

presentar este perfil.

La

mayoría

son

realizadas

por

agresores sexuales

en

serie, responsables

de

múltiples violaciones. La topografía básica

consiste en

un

ataque

por

sorpresa

de un

agresor contra

una

víctima

inadvertida. Puede ser

que

el agresor haya estado observando con an

telación a la víctima, controlando sus rutinas

de

vida o algunos

de

sus

comportamientos, o bien

puede

tratarse de víctimas accidentales que,

como

una

simple pieza de caza, pasaban o

estaban

en el mismo lugar

en que se hallaba apostado el agresor. Dicho lugar

tenderá

a ser

un

lu

gar apartado, oscuro o sin la presencia

de

posibles testigos.

Al

tratarse habitualmente

de

agresores sistemáticos, o en serie, lo

normal

es

que

tengan

un cierto estilo

de

agresión más o menos fijo,

por

lo que

se

refiere al

modo de

localizar y seleccionar a

una

víctima, abor

darla, atacarla, desplazarla a

un

ámbito aislado, etc. En

muchos

casos la

clave

de

esta conducta es

un

ataque

por

sorpresa y contundente, a me

nudo

auxiliado

por

la amenaza

de

un arma,

que no

deja

tiempo de

re

acción a la víctima.

La

expectativa

del

agresor

es que

la víctima, sor

prendida

y asustada,

ceda

con rapidez a sus deseos, pudiendo así con

sumar

con prontitud su agresión, abandonar a la víctima todavía en

estado de shock

y finalmente, huir del lugar

con

eficacia.

Durante los últimos años

ha

habido en España diversos agresores

de estas características: entre otros, los conocidos como

violador de

1 Eixample, violador del ascensor,

violador en serie

de

Málaga,

violador

de la

Val

d Hebron

y el llamado

segundo violador de l Eixample.

Estos agresores, al principio, cuando todavía son individuos

no

fi-

chados, suelen actuar

durante

algún tiempo, desde algunos meses has

ta varios años,

cometiendo decenas de

agresiones, hasta

que por

fin

son

detenidos.

La detención

es algo que, si

continúan

actuando, acaba

afortunadamente

sucediendo

más pronto

que

tarde.

Dada

la naturaleza sorpresiva y violenta

de

este tipo

de

ataques, las

víctimas

suelen

experimentar un gran impacto emocional,

por

lo que

van a requerir

un

rápido apoyo psicosocial y en

muchos

casos,

un

tra

tamiento especializado.

Quiénes sean las víctimas preferentes

de

esta categoría

de

agresiones

sexuales

por

parte

de

desconocidos va a depender,

en

buena medida, del

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

Las agresiones sexuales en l vida adulta

Page 71: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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modus

operandi típico de cada agresor. Los dos métodos más habituales,

que condicionan a su vez el tipo

de

víctimas más frecuentes, son o

bien

la actuación

en

las calles

de

uno o más barrios de la ciudad, o

bien en

conexión con lugares de ocio nocturno. En el primer supuesto

no

existen

en

general víctimas propicias» o

de

mayor riesgo, sino

que

éstas

pueden

ser

cualquier chica o mujer joven que se desplaza por la ciudad, que sale

de

su vivienda o regresa a ella, que va a su trabajo, que vuelve

de

efec-

tuar la compra, etc. Aunque

en

este caso

es muy poco

improbable ser

víctima, cualquier mujer joven podría

en

teoría serlo.

Por

1

que se refiere al segundo modus operandi, en

que

el agresor

actúa en relación

con

locales o contextos

de

ocio, tales como zonas

de

copas, discotecas, etc., serían

personas

con mayor riesgo

de

victimiza-

ción aquellas que se

encuentran

en o se desplazan

por

estos lugares,

especialmente en horarios más intempestivos, transitando solas

por

es-

pacios solitarios, etc. El riesgo

de

victimización

es

mayor si se ha con-

sumido alcoholo

drogas.

Aunque

el lector

entenderá

bien

1

dicho

sobre

el riesgo relativo

de

victimización, conviene insistir en que el hecho

de

que

una persona

tenga mayor riesgo

de

ser

víctima,

debido

a diversas circunstancias

de

sus características personales o

de

sus rutinas

de

vida, en absoluto sig-

nifica que

sea

en

grado

alguno responsable

de

la agresión sufrida. Des-

de

esta perspectiva, el único y exclusivo responsable es el agresor.

gresiones

sexuales

por

conocidos

Aunque

pueda tener

idéntica

gravedad

penal, la agresión sexual

que

puede

sufrir

una

mujer

de

parte

de un

individuo

conocido de

ella tiene

una

naturaleza distinta. Así, algunas agresiones sexuales, incluidas vio-

laciones,

acontecen en

el siguiente marco relacional:

una

mujer y

un

hombre

son

o

han

sido amigos,

compañeros de

estudios o

de

trabajo,

vecinos o conocidos del barrio;

debido

a ello

habrán

coincidido

en

di-

versas actividades (estudiar

en

el mismo centro o aula, trabajar

en

la

misma empresa, ir al cine o a

pasear en

pandilla, t omar algo

con

otros

amigos .. ) e i ncluso

pueden haber

tenido algún

grado modesto de

inti-

midad,

habiendo quedado para tomar un

café,

una copa

o cenar.

En muchas ocasiones

puede

ser

precisamente

en

este contexto

de

cierta proximidad

en

el

que acabe

precipitándose

una

agresión. Ello

puede

fraguarse

en

el bucle

de

interacciones

que dan

lugar a

un

mayor

acercamiento e intimidad entre ellos

quedar para comer

o cenar, tomar

una copa

juntos, subir a la casa

del

otro

..

),

pero que pueden no ser

interpretadas

por ambos de

la misma manera,

en cuanto

a

qué

implica

cada

paso

dado en

dirección al

deseo

y consentimiento

de

mantener

con

el otro

una

relación sexual.

Debe

recordarse

aquí que

sugerir a otra

persona

(a la

que se conoce

pero con

la

que

no

se tiene intimidad)

una

relación sexual, e interpretar

correctamente si dicha

persona desea

y

accede

a dicha relación, suele

comportar

niveles elevados

de

sutileza y perspectiva social. En tal pro-

ceso

de

interacción están implicadas expresiones verbales

que

no

tie-

nen por qué ser

completamente claras y explícitas), gestos, expresión

de

emociones, dudas, posibles caricias aceptadas o rechazadas, etc.

Además, los participantes

en

una

relación

de

estas características, gene-

ralmente integrada

por una

secuencia

de

pasos sucesivos

de mayor

in-

timidad,

pueden dar

su consentimiento

para

ciertos grados

de

intimidad

(tomarse la mano, acariciarse, besarse ..),

pero no

darlo

para

niveles

ulteriores (caricias genitales, masturbación recíproca o

consumar

una

relación sexual).

Es

decir, el

proceso

es,

como puede

verse, sutil y lábil,

lo

que

implica

que

los participantes

deben saber leer» adecuadamente

los sucesivos acontecimientos y

tener

la suficiente amplitud

de

miras y

tolerancia a la frustración para interrumpir sus comportamie ntos

de

ma-

yor

intimidad, si ello fuera necesario.

Téngase también

en

cuenta que,

en

la escena

que

se acaba

de

descri-

bir,

no

es

infrecuente

que

haya

un

cierto consumo

de

alcohol

por uno

o

ambos participantes. Sin necesidad

de que

exista

un

estado

de

embriaguez,

¿Por

qué víctim es femenino

agresor masculino

  as gresiones sexu les

en

l

vid

adulta

Page 72: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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haber consumido alcohol o alguna otra droga) puede, por

un

lado,

desinhibir las conductas de intimidad y los impulsos sexuales

y

por otro,

dificultar una interpretación ajustada de las recíprocas manifestaciones.

En

un

marco semejante al descrito

pueden

tener lugar diversas agre

siones sexuales entre personas que se conocen.

Distinto será el caso más parecido al de las agresiones sexuales

por

desconocidos)

en

que

un

individuo invita a una mujer a cenar, a salir

juntos, o a s u casa, con la intención premeditada

de

agredirla sexua1mente.

Sin embargo, este supuesto resulta aquí excepcional e infrecuente.

gresiones

sexuales

en la relación

de

pareja

La tercera categoría de agresión sexual a la que debe hacerse refe

rencia es la agresión

en

el contexto

de

las relaciones

de

pareja.

La

na

turaleza

de tales agresiones viene condicionada y fenomeno1ógicamen-

te definida

por

la existencia

de

una previa relación

de

intimidad entre

el agresor y la víctima. Ambos son o

han

sido pareja, novios, amantes o

matrimonio. Como resultado de ello, es probable que se enamoraran el

uno del otro, se declararan amor y se quisieran, se desearan y tuvieran

una relación

de

completa intimidad sexual.

Lo

más habitual es que tal

relación haya durado tiempo, incluso años. Además es posible que ha

yan formado una familia, hayan tenido hijos y también, que haya habi

do una

economía conjunta,

con

propiedades compartidas, incluida

una

vivienda en común.

En el contexto de una relación de pareja las relaciones sexuales de

seadas y consentidas son 10 habitual, sin que por 10 general ello com

porte situaciones de fuerza o violencia. Incluso los miembros de una

pareja llegan a interpretar las relaciones sexuales compartidas como

una rutina más entre otras, 10 que, en cierto grado, supone que, cuando

uno desea dicha relación, el otro tiene la «obligación» de satisfacerle. Sin

embargo, así como las parejas se forman, también en muchos casos se

deshacen. y es 10 más habitual que una ruptura de pareja no se produz

ca por

un

común acuerdo escrupuloso, sino que implique algún tipo de

desequilibrio entre las partes. Puede ser, y así

es

a menudo,

que uno

desee romper y el otro no. ue uno se haya desenamorado y el otro

continúe enamorado. ue uno tenga a otra persona y el otro no tenga

a nadie. ue uno se sienta frío en su relación y el otro se sienta celoso

y engañado. ue uno quiera tal o cual propiedad en el reparto y el

contrario desee 10 mismo. ue no haya acuerdo por la custodia y pen

sión de alimentos de los hijos... Son muchos los motivos posibles de

desacuerdo.

y

son también muchas las emociones que pueden verse

involucradas en todos estos desacuerdos y disputas.

Pues bien, aquí puede suceder, y sucede, que el consentimiento que

ambas partes dieron para sus recíprocas relaciones de intimidad y

sexuales sea negado y retirado por una de ellas, mientras que la otra

considera

que

sigue teniendo derecho al afecto y sexo del otro.

Si

10

anterior sucede en el sentido de que es la mujer quien niega dicho con

sentimiento, en ciertas circunstancias el varón puede pretender impo

ner una relación sexual, bajo la justificación de que, como son o fueron

pareja y sus relaciones sexuales fueron 10 habitual y normal entre ellos,

tales relaciones son una obligación debida, y no un mero acto volunta

rio y deseado. Si en el calor de una fuerte discusión, de turbios senti

mientos de celos, de ira o de venganza, o tras haber consumido alco

hol, la situación se extrema y el uso de la fuerza se precipita, ya

podríamos estar técnicamente ante una agresión sexual o una violación.

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino as agresiones sexuales

en

la vida adulta

Page 73: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Este

tipo de

casos

se conecta

a

menudo con

el otro grave

proble

ma de

agresión analizado en este libro e l maltrato

de

pareja-, has-

ta el

punto de que

la violencia sexual

es una de

las manifestaciones

posibles

de

la violencia contra la pareja, junto

con

la violencia física

y la psicológica. Por esta razón los agresores serán preferentemente

sujetos

que hayan mostrado conductas de dominación

o

acoso

y

de

maltrato contra su pareja. Ello significa

que muchos

presentarán

los factores

de

riesgo y correlatos

de

conducta más

típicos

de

los

maltratadores, incluidos valores sexistas y fuertes distorsiones cog-

nitivas,

tendencia

al control

de su

pareja, celotipia,

expresiones de

ira, etc.

En contrapartida, las mujeres

que se

hallan

en

mayor riesgo

de

sufrir

agresión sexual

en

pareja son aquellas

que

ya experimentan

en

pareja

alguna forma

de

violencia física o psicológica. En la escalada del abuso

y el maltrato, la agresión sexual

puede

precipitarse como

un

episodio

más del sometimiento que están sufriendo.

gresiones

sexuales

por

un

grupo de agresores

No

es

infrecuente

que

algunas agresiones sexuales y violaciones, es-

pecialmente las realizadas

por

jóvenes, se

produzcan en

grupo. Se tra-

taría

de un fenómeno

prioritariamente

urbano

y correspondería a

una

de

cada tres agresiones sexuales juveniles denunciadas. Esta misma ten-

dencia gregaria aparece también

en

los jóvenes

cuando cometen

otros

delitos

no

sexuales,

como

hurtos,

robos

o lesiones. Actuar

en

gru-

po

contribuye a la desinhibición, permite

una

división

de

tareas y fa-

cilita el logro

de

los objetivos. También ofrece

apoyo

social a los

miembros, favoreciendo la conformidad social y neutralizando la res-

ponsabilidad individual.

Las

víctimas suelen ser chicas jóvenes,

de edad

semejante a la

de

los agresores, ya

menudo

chicas

conocidas pero no

siempre), siendo

frecuente

que hayan tenido

relaciones sexuales previas

con alguno de

los sujetos. Los agresores

suelen actuar en grupos pequeños de entre

dos

y

cuatro

individuos. En

algunos

estudios

se ha observado que

los

sujetos

presentan un

nivel

de

inteligencia

por debajo de

la media, así

como una

alta impulsividad. Suelen

acometer

a la víctima

de modo

sorpresivo,

amenazándola

con

algún

tipo

de

arma.

Lo

habitual

es

que

trasladen a la víctima desde el

lugar en que

la

abordan generalmente

un espacio más público)

hasta

otro en

el

que cometen

la agresión (ha-

bitualmente un

lugar aislado y oculto).

Al

igual

que en

las agresiones

sexuales en

general, la

conducta más

frecuente realizada

por

los agre-

sores

es

la

penetración

vaginal

de

la víctima.

La retención de

la vícti-

ma suele durar más tiempo que en

el

caso de

la agresión típica

de un

solo

agresor

e implicar agresiones

sexuales repetidas por

los distintos

participantes.

Las

agresiones grupales

tienden

a

ser

generalmente más graves

que

las individuales. El porcentaje

de

episodios

en que se consuma

la vio-

lación

cuando

se trata

de una

agresión grupal

es

claramente superior

(más del 80

de

los casos)

que cuando se

trata

de

agresores aislados

en que

la agresión

se

completa

en torno

al

50 de

las ocasiones). Tam-

bién

son

más graves

en cuanto

al

número

de

veces

en que

la víctima

puede

resultar herida y

en

el nivel

de

violencia ejercido contra ella. Ello

probablemente es debido

a

que

se favorecen fenómenos grupales, tales

como

la imitación

del

comportamiento violento

de

otros y la sensación

de

anonimato, así

como

la tendencia

de

los sujetos a «impresionar» a los

otros,

buscando

la aceptación del grupo. El nivel

de

violencia ejercido

sobre

la víctima

parece ser

tanto mayor cuanto más

numeroso es

el gru-

po de sujetos que participan en la agresión.

A

menudo

se trata

de

agresiones

no

planificadas,

aunque

en muchos

casos sí

que

los sujetos habrían

acordado tener sexo con

una

víctima,

pero

sin

pensar

y programar

cómo

sucedería

en

concreto.

Es

frecuente

que uno

de

los

sujetos del grupo, a

menudo

el

de

mayor

edad

o el más

destacado e influyente, actúe

como

líder

de

la secuencia

de

la agresión,

siendo los otros seguidores

de

los acontecimientos.

Es

más, algún suje-

to

puede

ni siquiera

haber

sido previamente informado ni

haber

adver-

tido

1 que

iba a

suceder

hasta

que

la agresión ya

ha

comenzado.

El

líder

puede

instigar la agresión alertando sobre posibles oportunidades,

alentando a la agresión y ofreciendo a los otros alcohol u otras drogas,

así como facilitando posibles armas. Mientras que cada sujeto arremete

¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

as

agresiones sexuales

en

la

vida

adulta

Page 74: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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sucesivamente contra la víctima, el

grupo

parece actuar como una es-

pecie de público y testigo de cada episodio de agresión.

Diversos autores han puesto de relieve que, en estos casos, el elemen-

to

sexual desempeñaría en realidad un papel secundario frente a otros

elementos principales, como serían el deseo de excitación y de aventura,

el ejercicio de la violencia y el

poder

sobre la víctima y entre los miem-

bros del grupo, la humillación de la mujer, la afirmación de la masculini-

dad, la camaradería entre los sujetos, etc. En

un

reducido número

de

casos de hasta el

1 ) puede

producirse la muerte

de

la víctima.

5.6.

ETIOLOGíA

DE

LA AGRESiÓN

SEXUAL

Excitación

ogni ión

competencia social

La investigación etiológica sobre agresión sexual se ha dirigido a iden-

tificar factores psicológicos, sociales y situacionales que se asocian ya sea

al inicio o bien al mantenimiento de este tipo de comportamientos. Para

ello se han estudiado tres aspectos principales: 1 la topografía de la

ex-

citación sexual

que presentan los agresores sexuales; 2)

sus actitudes

hacia las mujeres, así como

sus distorsiones cognitivas

y justificaciones, y

3

sus

posibles carencias en habilidades y

competencia social

para las

relaciones afectivas y sexuales consentidas

con

personas adultas.

En relación con el primer ámbito, diversos estudios han evaluado los

procesos de

excitación sexual

de los violadores. Para ello se han utiliza-

do medidas psicofisiológicas de su posible excitación

por

ejemplo, de

la erección del pene), a la vez que se les presentan diversas escenas

sexuales

de

contenido o bien normalizado o bien violento. De este

modo, es posible conocer

con

fiabilidad

qué

es lo

que

excita o no exci-

ta, y en

qué

grado, a estos sujetos,

en

comparación con muestras norma-

tivas, es decir, de varones

que

no son agresores sexuales. Estos estudios

condujeron a formular

una

hipótesis denominada defalta de inhibición

¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

as agresiones sexuales

en

la

vida

adulta

Page 75: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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según la cual, aunque violadores y

no

violadores podrían ser igualmen-

te excitados

por

escenas

de

sexo consentido, las escenas

de

violencia

sexual tenderían a inhibir la excitación de los varones no violadores,

pero, sin embargo, no inhibirían la excitación de los violadores.

De todas formas, las cosas

no son

tan simples como la anterior

disyuntiva podría sugerir (entre inhibición, ante escenas

de

sexo for-

zado,

de

los

no

violadores y desinhibición

de

los violadores). En rea-

li<;lad

el proceso

de

relación entre

dos

personas,

que puede dar

lugar

a su excitación y deseo sexual, acostumbra a ser complejo y sutil; im-

plica

una

secuencia

de

interacción entre ellas (a partir

de

miradas,

palabras, gestos, expresión

de

emociones, etc.) y, sobre todo, com-

porta la sucesiva interpretación

por

cada persona del significado

que

tienen las reacciones y conductas

de

la otra. Ello

supone

la existencia

de una

evidente mediación cognitiva en el proceso

que

conduce a

cualquier interacción sexuaL Tal mediación cognitiva requiere, para

que una

relación sexual se ajuste a la normalidad y, especialmente,

sea el resultado del recíproco consentimiento

de

las partes implicadas,

que

los participantes

en

ella efectúen interpretaciones y atribuciones

ajustadas a la realidad, y

no

contrarias a las manifestaciones y deseos

del otro.

Un aspecto importante

de

esta mediación cognitiva

son

las actitudes

de

los agresores y sus valoraciones sobre las mujeres y acerca

de

la

posible justificación del empleo

de

la amenaza y la violencia

en

las in-

teracciones sexuales. A este respecto, muchos agresores sexuales pre-

sentan actitudes devaluadoras

de

las mujeres,

no

considerándolas

con

los mismos derechos e igual autonomía

que

los varones para decidir

sobre su comportamiento sexual. Asimismo, algunos aprueban o dis-

culpan el uso del engaño, la fuerza y la agresión para el logro

de

con-

tactos sexuales.

También se ha estudiado la competencia psicosocial

de

los agresores

sexuales.

La

competencia social,

que

implica habilidades como la capa-

cidad de comunicación efectiva con otras personas, es una condición

generalmente necesaria para emprender

una

conducta sexual apropia-

da. De ahí que en algunos casos la violación o el abuso se hayan inter-

pretado como una

alternativa a la incompetencia social

de algunos

sujetos para lograr relaciones sexuales consentidas. Sobre ello

se han

obtenido resultados ambivalentes: mientras

que

algunos violadores

son

realmente menos capaces

de

comunicarse

con

otras personas y

de

ex-

presarles sus deseos (entre ellos, los sexuales), otros sujetos, en cam-

bio, no presentan carencias especiales al respecto.

n modelo comprensivo

de

los factores

de

riesgo

Con arreglo

al

conjunto de la investigación existente, se ha propues-

to

un

modelo comprensivo de la agresión sexual

que

prescribe la nece-

sidad de atender a los siguientes elementos:

1. Características biológicas de los varones. Debido a que las es-

tructuras neuronales y los sistemas hormonales (especialmente

por lo que respecta a la testosterona en los varones) que inter-

vienen en la conducta sexual y en el comportamiento agresivo

son muy parecidos, los varones deben aprender consistente-

mente a distinguir y separar ambos tipos de conductas, sin per-

mitir

que

se disparen

de

manera combinada. Por otra parte,

en

los seres humanos el impulso sexual tiene

una

relativa inespeci-

ficidad, lo que implica que también es necesario aprender qué

tipo

de

conductas, parejas, contextos, etc.,

son

los correctos

para la sexualidad

y a contrario sensu

cuáles no. Especialmen-

te,

por

lo

que

aquí nos concierne, los adultos

deben

haber

aprendido

que

toda interacción sexual requiere

una

pareja adul-

ta

no siendo posible niños) que además desee y consienta di-

cha interacción no siendo posible al efecto la coacción o la

agresión).

2.

Fracaso

de

la

inhibición. Los

agresores sexuales parecen

haber

experimentado, como ya se

ha

mencionado,

un menor

aprendi-

zaje inhibitorio

que

haga

que

su excitación y conducta sexual se

interrumpan

en situaciones de fuerza y violencia. Esta menor

capacidad inhibitoria

puede

ser el resultado

de

modelos pater-

nos agresivos,

de una

disciplina punitiva

pero

inconsistente, o

de haber

sufrido abuso físico o sexual

en

la niñez, entre otras

razones.

3

Actitudes socioculturales favorecedoras

de

la violencia sexual.

Estas actitudes

pueden

estar presentes

en

el entorno del sujeto,

sustentando el uso utilitario de la violencia y también favore-

ciendo valoraciones sexistas sobre las mujeres, incluidas las

creencias de que

en

realidad las mujeres desean ser sometidas

sexualmente o dicen

o

cuando,

en

realidad, quieren decir sí.

Piénsese

que

tales actitudes

pueden

mostrarse

no

sólo

de modo

directo, sino también, y posiblemente

de modo

más frecuente y

evidente al resultar aparentemente más ficticio, de manera sim-

bólica: en la televisión y

en

el cine, así como

en

la literatura.

¿Por qué víctima

es

femenino y agresor masculino?

as

agresiones

sexuales en la vida

adulta

Page 76: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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4.

El uso de

pornografía

Ésta puede servir como instrumento

des nhibitorio de la agresión, una especie de manera de animar-

se al respecto.

5 Circunstancias próximas

facilitadoras de la agresión. Entre ellas

figuran especialmente la ingesta de alcohol o de otras drogas, o

también emociones de ira y venganza, estrés prolongado o una

intensa activación sexual previa.

6

Distorsiones cognitivasy justificaciones

Como resultado

de

algu-

nos de los elementos precedentes, el sujeto puede

haber

incor-

porado

diversas creencias distorsionadas y justificaciones a su

modo de ver las cosas en relación con las mujeres y con el uso

de la violencia. Tales distorsiones podrían ayudarle, llegado el

caso, a superar los controles internos contra

una

agresión sexual.

7. Disponibilidad de

oportunidades

Entre ellas figuran contar con

víctimas fácilmente accesibles, estar en lugares solitarios, etc. De

este modo, el delito puede quedar impune con más facilidad.

esarrollo de un agresor sexual

experiencia

yempatía

Como resultado

de

los anteriores factores,

en

la actualidad

se

consi-

dera

que

el proceso mediante el cual se desarrollaría y mantendría el

impulso sexual de agresión y abuso tendría su orig en más frecuente en

el inicio

de

la pubertad y adolescencia (véase

una

representación

de

este proceso circular

en

la figura 5.4).

En ese período del desarrollo personal algunos varones pueden ser

especialmente vulnerables para implicarse en conductas de abuso o

agresión sexual, como resultado de

haber

experimentado ellos mismos

abuso sexual o, quizá más frecuentemente, abandono familiar y recha,.

zo afectivo.

La

aludida vulnerabilidad se concretaría aquí en

que

el in-

dividuo presentaría una baja autoestima (ocasionada a partir del des-

afecto

por

parte

de

otros),

un deseo

apremiante

de

recibir afecto

de

otras personas (a menudo adultas)

y

también, una carencia de habili-

dades

de

comunicación y relación interpersonal. Todo lo anterior au-

mentaría en estos chicos el riesgo de sufrir abusos sexuales, si es que

no los

han

sufrido ya. En ese contexto vital extraordinariamente sexua-

lizado y

de

graves carencias afectivas es probable que dichos jóvenes

empiecen a utilizar el sexo (inicialmente la masturbación,

con

sus fan-

tasías acompañantes) como mecanismo general de distensión personal

y de afrontamiento

de

sus diversos problemas cotidianos

no

meramen-

te sus necesid ades sexuales).

Vulnerabilidad

Sexo

con

niños o forzado

• Abandono o abuso

• Modelado

y

práctica

• Pobres habilidades

• Fantasías y masturbación

• Consolidación de la preferencia

~ b k i O O

alcohol distorsiones)

y oportunidades

delictivas

igura 5 4 Proceso de desarrollo de un agresor sexual

Como resultado ya sea de las experiencias sexuales directamente

vividas

por

el individuo o

bien

a partir

de

la observación

de

modelos

en situaciones sexuales (modelos directos o simbólicos, mediante por-

nografía), es posibl e que algunas de las fantasías sexuales utilizadas en

sus masturbaciones impliquen conductas de humillación y agresión de

parejas imaginarias, o bien incluyan a niños

en

la interacción sexual.

Mediante un proceso de condicionamiento asociativo, la vinculación

repetida entre las fantasías antisociales (agresión, niños) y la excitación

sexual va a aumentar el deseo y la preferencia por tales situaciones

sexuales de cariz antisocial. Además, es muy probable que la imagina-

ción repetida de estas conductas sexuales ilícitas, pero excitantes, favo-

rezca

en

el sujeto su progresiva aceptabilidad y justificación. Y

en

este

punto un joven comenzaría a estar relativamente motivado para llevar

a

cabo una

agresión o

abuso

sexual reales, a partir

de

cuya imagina-

ción muchas veces se ha excitado, pero sin haberlos puesto todavía en

práctica.

A partir de ahora, para llegar a realizar aquello que tantas veces ha

imaginado y le ha excitado, sólo se requieren dos nuevos elementos

que reduzcan las inhibiciones que puedan frenarle: uno interno y el

otro externo. Internamente la inhibición puede decaer como resultado

del consumo abusivo de alcohol, de un estado de ánimo especialmente

negativo y molesto como depresión o ira) que el sujeto puede haber

aprendido a contrarrestar mediante el sexo, o bien a partir de haber

¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

as agresiones sexuales

en

la vida adulta

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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adquirido firmes distorsiones cognitivas y justificaciones de la agresión

o el abuso sexuales. El

último elemento requerido para la agresión fác

tica, a nivel externo, es que al sujeto se le presente una oportunidad

favorable (una víctima vulnerable porque está sola o bebida, un niño

desprotegido, etc.). También es probable, por supuesto, que un indivi

duo delictivamente motivado busque y favorezca intencionadamente

las oportunidades necesarias para sus delitos.

Si

finalmente, el joven

típico candidato a convertirse

en

agresor sexual, al

que

aquí se viene

aludiendo, comete su primer delito, las circunstancias de éste se incor

porarán probablemente a sus posteriores fantasías sexuales y las enri

quecerán y harán más excitantes, lo

que

muy probablemente consoli

dará y renovará (en el proceso circular descrito) su deseo

de

futuras

agresiones.

Se considera que un factor de riesgo importante para la agresión

sexual es un déficit en empatía. La empatía se refiere a la capacidad de

una persona para identificar estados cognitivos y afectivos en los de

más, ponerse en su lugar, compartir sus sentimientos y pensamientos y

responder a sus demandas en coherencia con ello. En lo que aquí nos

concierne, la carencia

de

empatía se concretaría

en

la incapacidad

de

un individuo para expresar compasión por las víctimas de hechos vio

lentos, y en concreto de una agresión sexual. No se considera que los

delincuentes sexuales carezcan de empatía en general, sino que más

bien serían precarios en empatía hacia sus propias víctimas.

La empatía puede ser doblemente interpretada como una caracterís

tica individual más o menos estable (integrante de la personalidad del

individuo) y, también, como un factor psicológico dinámico, que per

mite gradaciones y la posibilidad de un cierto entrenamiento.

La incapacidad de empatía de

un

sujeto podría estar condicionada

por

la experiencia de haber sido víctima de abuso sexual en la infancia.

Se

ha constatado que aquellos delincuentes sexuales que habían sufrido

abuso sexual

en

la infancia y exposición a pornografía infantil mostra

ban una menor empatía por menores en situaciones de abuso sexual y

declaraban haber cometido más delitos de abuso infantil. Asimismo,

quienes habían sido víctimas infantiles de agresión física y sexual mani

festaban una menor empatía por mujeres en situaciones de agresión y

confesaban haber cometido

un

mayor número de delitos de agresión a

víctimas adultas. Estos resultados son

coherentes

con

la constatación,

procedente de la investigación psicológica general, de la relación exis

tente entre las experiencias traumáticas sufridas y las secuelas emocio

nales y conductuales a medio y largo plazo.

Por último, desde la perspectiva del tratamiento

de

los agresores

sexuales, se considera necesaria y pos ible la mejora

de

la empatía como

condición pa ra reducir s u riesgo delictivo.

5 7 CONCLUSiÓN

En este capítulo se ha prestado atención al problema específico de

las agresiones sexuales contra mujeres jóvenes y adultas. Se

ha

consta

tado

que un

porcentaje relevante de ellas

son

cometidas

por

varones

adolescentes y jóvenes.

El

hecho

de que

las agresiones se produzcan o

no en un

marco de conocimiento previo entre víctima y agresor puede

condicionar tanto la etiología de la agresión y su riesgo futuro como la

gravedad que puede tener para la víctima.

Desde la perspectiva

de

la responsabilidad penal del agresor, las

agresiones

por

conocidos

pueden

tener

igualo

superior gravedad

que

las realizadas por desconocidos. Sin embargo, desde

un

punto de vista

victimológico las agresiones sexuales

de

varones a quienes

no

se cono

ce son susceptibles

de

tener inicialmente

un

mayor impacto sobre las

víctimas, pudiendo resultar más intimidatorias y traumáticas.

Respecto de la etiología

de

ambas modalidades

de

agresión sexual,

en las agresiones

que

se producen en

un

contexto

de

relaciones afecti

vas previas (como

puedan

ser

una

pareja, o entre amigos o conocidos)

es frecuente

que

estén implicados sentimientos posesivos y

de

revan

cha, y que el nivel de riesgo

de

repetición

de

las agresiones sexuales

sea más bajo. En cambio, los agresores desconocidos es más probable

que

sean depredadores sistemáticos,

con un

riesgo de repetición delic

tiva más elevado.

En la legislación penal española

(yen

general

en

todas las legislacio

nes penales) los delitos sexuales incluyen las agresiones sexuales y la

violación,

que

comportan haber ejercido fuerza o violencia sobre las

víctimas, y los abusos sexuales y otras formas menos violentas, como el

acoso, el exhibicionismo, etc. La gravedad de dichos delitos suele pon

derarse a partir del grado

de

violencia y degradación ejercicios sobre la

víctima, del uso

de

armas,

de

la intrusión corporal sobre la víctima (con

o sin penetración sexual),

de

la

edad de

la víctima,

de

la utilización

de

engaño, etc.

Los delitos sexuales constituyen

un

porcentaje muy reducido (del

1

)

del total

de

los delitos denunciados, aunque probablemente existe

una considerable cifra negra de abusos y agresiones sexuales. En algu

nos estudios internacionales se

ha

estimado

que una de

cada seis mu-

¿Por qué

víctima es

femenino agresor masculino

as

agresiones

sexuales en la vida

adulta

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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jeres sufriría a lo largo

de

su vida una violación, aunque muchas no la

denunciarían. En Espafta, la tasa relativa

de

los delitos sexuales denun

ciados

ha

permanecido esencialmente estable durante los últimos años.

Las víftimas de agresiones sexuales suelen ser chicas jóvenes (por

debajo de los 21 años), que

pueden

haber sido forzadas o bien

por

va

rones desconocidos o conocidos (distribuyéndose estos porcentajes

aproximadamente por mitades). El acto de agresión más frecuente es el

coito vaginal, y

en

torno a

un

tercio

de

las víctimas sufren alguna lesión

corporal.

El

mayor riesgo de sufrir una violación corresponde a chicas

jóvenes, generalmente estudiantes y solteras, población femenina cuyo

estilo de vida (pasar más tiempo fuera de casa, frecuentar zonas de di

versión, volver tarde, vivir solas, viajar solas .. ) puede comportar una

mayor exposición a posibles agresiones.

Como se ha mencionado, las agresiones sexuales

por

desconocidos

suelen ser las más intromisivas y severas. Acostumbran a ser realizadas

por agresores

en

serie que atacan a las víctimas de modo sorpresivo,

intimidatorio y contundente, con la expectativa de que la víctima se so

meta con facilidad a sus deseos. Por otra parte, las agresiones sexuales

por

conocidos presentarían

una

naturaleza diferente

en

cuanto

que

víc

tima y agresor tuvieron en el pasado algún grado de intimidad previo,

incluido el poder haber sido pareja sexual. En este tipo de situación el

agresor puede sentirse -con derecho» sexual sobre la víctima como re

sultado de que previamente la víctima había deseado y consentido tales

relaciones.

No es infrecuente que algunas agresiones sexuales se realicen

por

jóvenes que actúan en grupo, forzando a una víctima generalmente co

nocida de alguno de ellos. Esta modalidad de agresión suele compor

tar una mayor violencia contra la víctima, la cual acabará con mayor

probabilidad siendo violada y herida. Frente a las connotaciones más

sexuales que pueda tener la agresión

por

parte

de un

individuo aislado,

aquí primarían procesos grupales

como

la imitación

de

la conducta vio

lenta, el anonimato y su consiguiente dilución de responsabilidad en el

marco del grupo, y la búsqueda de aceptación grupal.

Por último,

en

relación con la etiología del comportamiento de agre

sión sexual, se ha destacado el papel que desempeñan al efecto los si

guientes factores: los procesos

de

condicionamiento de exitación sexual

ante estímulos y situaciones ilícitos (como parejas infantiles o el emple o

de la violencia), las actitudes y valoraciones favorables a dichas formas

de interacción sexual y la incompetencia social de muchos agresores

para entablar relaciones afectivas y sexuales consentidas, así como sus

déficits en empatía. También se

ha

puesto

de

relieve cómo las agresio

nes sexuales pueden verse favorecidas a partir de actitudes sociales

sexistas. Un formato particularmente dañino a estos efectos, que parece

desempeñar

un

papel destacado en la génesis individual

de

la motiva

ción para la agresión sexual, es la pornografía infantil y violenta.

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s EL ABUSO SEXUAL

EN LA INFANCIA

6 1

CONCEPTO

FRECUENCIA DEL ABUSO SEXUAL

EN LA

POBLACiÓN

El buso

sexual

de

menores se refiere a cualquier conducta sexual

mantenida entre

un

adulto y

un

menor, en la

que

habitualmente existe

algún tipo

de

coacción explícita o implícita).

Las

conductas abusivas

pueden incluir un contacto físico genital, anal o buca l) o suponer un

utilización del

menor como

objeto

de

estimu1ación sexual del a gresor

exhibicionismo, proyección

de

películas pornográficas o

voyeurismo .

A diferencia

de 1 que

ocurre

en

la vida adulta, en

que

la agresión

sexual es habitualmente aislada, el

buso

sexual en la infancia suele ser

continuado. Esta característica lleva implícita la revictimización del me-

nor, 1 que implica un riesgo mayor de alteraciones psicopato1ógicas

en

la víctima.

Las conductas sexuales implicadas

pueden

darse sin relación física,

como en el caso del exhibicionismo,

de

la masturbación delante del niño

o

de

la proyección

de

películas pornográficas, pero

1

más frecuente es

que conlleven algún tipo de contacto físico tocamientos, masturbación,

relaciones bucogenita1es, etc.). Sin embargo, la penetración anal o vagi-

nal)

no

suele ser habitual, excepto en las edades próximas a la adoles-

cencia.

La

penetración, cua ndo tiene lugar en niños muy pequeños, sue-

le resultar traumática

por

la desproporción anatómica

de

los genitales del

adulto y del

menor

y

por

producir lesiones en los genitales o en el ano

de la víctima: erosiones, heridas, desgarros himena1es, etc.

Los abusadores no recurren generalmente a la violencia física. El gra-

do de influencia sobre la víctima; así como su capacidad de seducción

y el temor indu cido al

menor de poder

ser objeto

de

distintos tipos

de

repres,alias, suelen ser suficientes para doblegar la voluntad

de

la vícti-

ma y para mantener el acto en secreto.

No

es

fácil determinar la incidencia real

de

este

problem

en

la pobl ción porque ocurre habitualmente

en

un entorno privado

¿Por qué

víctima

es femenino y agresor masculino

l

abuso

sexual en

la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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l a

familia- y los

menores

pueden sentirse impotentes para reve

lar el abuso. Según la primera

encuesta

nacional de Estados Unidos

llevada a

cabo en

adultos,

sobre l

historia de abuso sexual,

un

27

de las mujeres y un 16 de los hombres reconocían retrospectiva

mente

haber

sido víctimas de abusos sexuales en la infancia. Según

estudios realizados en España con esta misma metodología, la fre

cuencia de los abusos, al

menos

en

un

sentido

muy

amplio del térmi

no,

puede

afectar al

20

de

la

población

(23

de

chicas y

15

de

chicos).

La tasa de prevalencia de abusos sexuales graves propiamente di

chos, con implicaciones clínicas para los menores afectados, es más

pequeña en torno al 4-8 de la población). Al margen de esta tasa de

prevalencia ya de por sí

muy alta-,

lo peor es que en el 44 de los

casos el abuso no se ha limitado a un acto aislado. Por otro lado,

aproximadamente el 15 de todos los casos confirmados de maltrato

infantil han incluido también abuso sexual.

6 2

¿QUIÉNES SON

OS AGRESORES

Y

QUIÉNES

SON

LAS

VíCTIMAS?

El abuso sexual en la infancia tiene lugar habitualmente en el ámbi

to

de

la familia o del entorno cercano al niño. Es decir, en la mayor

parte de los casos el abuso sexual infantil suele ser cometido por mi-

liares

(padres, hermanos mayores, etc.) e s el incesto propiamente

dicho- o

por

personas relacionadas

con

la víctima (profesores, entre

nadores, monitores, vecinos, etc.). En uno y otro caso, que abarcan del

65 al 85 del total y que

son

las situaciones más duraderas,

no

suelen

darse conductas violentas asociadas.

Los

contactos padre (padrastro)-hija

son

los más denunciados

y

ade

más,

son

los más traumáticos

por

lo que

suponen de

disolución

de

los

vínculos familiares más básicos.

El

incesto restante

puede

implicar a

hermanos, tíos, hermanastros, abuelos y novios que viven en el mismo

hogar. Sin embargo, el incesto madre-hijo es mucho menos frecuente y

se limita a aquellos casos en que la madre carece de una relación de

pareja, presenta una adicción al alcohol o a las drogas o cuenta

con

un

historial

de

abusos sexuales en la infancia.

La situación habitual incestuosa suele ser la siguiente: un comienzo

con

caricias;

un

paso posterior a la masturbación y al contacto bucoge

nital,

y

sólo en algunos casos,

una

evolución al coito vaginal, que pue

de ser más tardío cuando la niña alcanza la pubertad).

Hay veces, sin embargo, en que los abusadores son personas desco

nocidas o adolescentes que se aprovechan de la inferioridad

de

los meno

res para llevar a cabo conductas sexuales. Este tipo

de

abuso se limita a

ocasiones aisladas, pero, sin embargo, puede estar ligado a conductas vio

lentas o a amenazas de ellas. No obstante, la violencia es menos frecuente

que en el caso de las relaciones

no

consentidas entre adultos. Al margen

de

ciertas características psicopatológ icas

en

los agresores por ejemplo,

el sadismo sexual), lo

que

suele generar violencia es la resistencia física

de la víctima y la posible identificación del agresor. Sin embargo, los me

nores

no

ofrecen resistencia habitualmente y tienen dificultades - tanto

mayores cuanto más pequeños

son

para identificar a los agresores.

Las víctimas suelen ser más frecuentemente niñas

(58,9 )

que niños

(40,1 )

Y situarse en

una

franja

de edad

entre los

6

y

12

años, si bien

con

una mayor proximidad a la pubertad. Hay un mayor número de

niñas en el abuso intrafamiliar (incesto),

con una edad de

inicio anterior

(7-8 años), y

un

mayor número

de

niños en el abuso extrafamiliar (pe

dofilia),

con una edad de

inicio posterior (11-12 años).

En cualquier caso, el abuso sexual no es sólo un problema

de

niñas.

Al

parecer, los chicos se avergüenzan más y

son

más reacios a revelar

lo ocurrido que las chicas

porque,

al

ser

los agresores varones, se

pone

en cuestión más fácilmente su identidad sexual.

6 3 ¿ABUSADORES SEXUALES O PEDÓFILOS?

La pedofilia

es

un tipo

de

parafilia que consiste en la excitación y

placer sexual derivados de actividades o fantasías sexuales repetidas o

exclusivas con menores prepúberes en general, de 8 a 12 años).

Si bien

el pedófilo puede excitarse con ambos sexos, la atracción hacia las ni

ñas se

da

con bastante más frecuencia que la atracción hacia los niños.

No hay que confundir, sin embargo, la

pedofilia

con el

abuso sexual

infantil

que

representa

un

ámbito conceptual más amplio. Los pedófi

los abusan sexualmente de los menores (a excepción de algunos, que

limitan

su

actividad a las fantasías masturbatorias

con

niños), pero hay

abusadores

que

no son propiamente pedófilos. Se trata, en este último

caso, de personas que presentan una orientación sexual encaminada a

las personas adultas, pero que

en

circunstancias especiales de estrés, de

ira o de aislamiento llevan a cabo, a modo de actividades compensat o

rias, conductas sexuales con menores.

Los

pedófilos, como ocurre en la mayor parte de las parafilias, son

mayoritariamente varones. Sólo en un 13 de los casos el abuso es llevado

¿Por

qué

víctima

es

femenino y

agresor masculino

l

abuso

sexual en

la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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a cabo por mujeres. En estas circunstancias la situación más frecuente es la

de una

mujer maduraque mantiene relaciones sexuales

con

un adolescente.

Los abusadores

son

personas de edades medias, con apariencia nor-

mal,

de

estilo convencional,

de

inteligencia media y no psicóticos. La

aparente normalidad es la característica más señalada, si

bien

suelen

presentar rasgos marcados de neuroticismo e introversión, así

como

de

inmadurez emocional

en

forma

de

infantilismo, por ejemplo). No obs-

tante, la pedofilia

puede

aparecer junto

con

otra parafilia

e l

exhibi-

cionismo, por

ejemplo-

y estar asociada a otros trastornos,

como

el

alcoholismo o la personalidad antisocial.

Se trata en muchas ocasiones

de

familiares y conocidos

de

la víctima

amigos

de

la familia, vecinos, profesores, etc.), es decir, personas

que

tienen fácil acceso al

menor

y

con

quien mantienen

una

relación

de

con-

fianza anterior al incidente sexual. El perpetrador del abuso sexual sólo

en unos pocos casos es un completo desconocido para la víctima.

Los abusadores,

como

figura en la tabla 6.1,

son

fundamentalmente

de dos

tipos:

TABLA

6 1

Tipos de abuso sexual

Etiología

Ejecución

de

l conduct

p ercepci6n

de

l

conduct

Distorsiones

cognitivas

• Soledad.

• Estrés conyugal, fa-

miliar, laboral, etc.).

• Episódica.

• Impulsiva.

• Anómala.

Ante

el trata-

  Buena

respuesta.

miento

FUENTE Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000.

• Orientac ión s exual dirigida

preferentemente hacia niños.

• Persistente.

• Compulsiva.

• Premeditada.

• Apropiada sexualmente.

• Atribución

de

la conducta a la

«seducción»

de los niños.

• Mera muestra de cariño.

• Carácter inofensivo de los

contactos sexuales.

• Falta

de

reconocimiento del

problema.

• Recaídas frecuentes.

Primarios

Se trata de sujetos con una orientación sexual dirigida primariamen-

te a niños, sin apenas interés por los adultos y

con

conductas compul-

sivas no mediatizadas por situaciones

de

estrés. Sus fantasías sexuales

tienen un carácter claramente pedofílico. Estos sujetos generalmente

poseen

un

campo

limitado

de

intereses y actividades, lo cual les lleva a

menudo

a

una

existencia solitaria. Estas personas son, en el sentido es-

tricto del término, pedófilos, que persiguen a los niños con ahínco. A

veces cuentan

con

ciertas estrategias de seducción simpatía personal,

comportamientos infantiles, sintonía

con

los intereses

de

los niños, en-

trega de regalos, etc.) y

son

buscadores

de

trabajos o practicantes de

ho ies

que

implican

una

cercanía a los menores. El nivel de reinciden-

cia

es

alto, y hay una falta

de

reconocimiento del problema,

con

ideas

distorsionadas acerca del ab uso sexual y acerca

de

los menores. Actual-

mente tienden a

ser

cada vez más jóvenes,

con

un arco

que

oscila entre

los 5 y los 35 años.

Desde

una

perspectiva cognitiva, los pedófilos consideran sus con-

ductas sexuales apropiadas y las planifican

con

antelación. No

son

in-

frecuentes

en

estos casos algunas distorsiones cognitivas,

como

atribuir

la conducta a la seducción

de

los menores o considerar

que

este tipo

de

comportamientos son

una

forma de educación sexual adecuada para

los niños. Por ello, no presentan sentimientos reales de culpa o ver-

güenza por sus actividades pedofílicas.

Los pedófilos primarios pueden mostrar

una

fobia o rechazo al

sexo

en las relaciones

con

mujeres e incluso

una

cierta aversión a las

características sexuales secundarias de las mujeres adultas,

como

el

desarrollo de los senos, el vello en el pubis, etc. Estos sujetos se ca-

racterizan por una hipersexualidad, que, sin embargo,

es

primaria y

regresiva.

El origen de esta tendencia anómala

puede

estar relacionado

con

el

aprendizaje

de

actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o

con

el abuso sexual sufrido en la infancia, así

como con

sentimientos de

inferioridad,

con

falta

de

empatía,

con

fallos en los mecanismos de in-

hibición o controlo

con

la incapacidad p ara establecer relaciones socia-

les y heterosexuales normales. A

su

vez, la repetición reiterada

de

mas-

turbaciones acompañadas de fantasías pedofílicas tiende a mantener

este trastorno.

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

l

abuso sexual en la infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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os

pedófilos

boylovers

en

el argot)

h n encontr do en

Internet

un

medio idóneo p r

acceder a la pornografía infantil, así

como p r

intercambiarse información sobre sus gustos sexuales e incluso para

prestarse

poyo

psicológico y comprensión. Antes los pedófilos

debí n

buscarse la vida a las salidas

de

los colegios o

en

los cines.

Entre los pedófilos hay tres subtipos:

a) preferenciales:

personas

que

crecen desarrollando

un

atracción sexual hacia los niños,

que

se mantie-

ne

al hacerse adultos,

cu ndo

desarrollan la idea

de

hacer realidad sus

fantasías y llegan a hacerlo;

b) pasivos:

personas

que

se sienten atraídas

por

los menores,

pero que no

llegan a abusar

de

ellos e incluso

pueden

no

hacer acercamientos. Algunos

compr n

pornografía infantil y se mas-

turban

con

fantasías

de

este tipo, y c)

e

desarrollo:

no

sentían

en un

principio atracción sexual hacia los niños pero,

por

alguna razón, empie-

zan a experimentarla. Entre ellos están los consumidores

de porno

adulto

que

se encuentran

con

pornografía infantil y empiezan a sentirse atraídos

por

ella.

o

mismo ocurre

con

algunos usuarios

de

prostitución adulta.

Secundarios

situacionales

Son personas que tienen contactos sexuales aislados con mnos, y

éstos

son

reflejo

de un

situación

de

soled d

o estrés.

as

conductas

habituales de estos sujetos son relaciones sexuales

con

adultos, normal-

mente heterosexuales, unque

suelen

aparecer alteraciones en el curso

de

éstas, como impotencia ocasional, falta

de

deseo y algún tipo

de

tensión o conflicto

con

sus parejas.

A nivel cognitivo, suelen percibir este tipo de conductas como anó-

malas y las ejecutan de forma episódica e impulsiva más que

de un

modo

premedit do

y persistente. No

es por

ello infrecuente la aparición

posterior

de

intensos sentimientos

de

culpa y vergüenza.

as conductas

de

buso

pueden

ser

un

medio

de

compens r la au-

toestima deficiente del sujeto o

de

d r rienda suelta a un hostilidad

que

no puede

liberarse

por

otras vías. as situaciones

de soled d

y es-

trés, así

como

el

consumo

excesivo

de lcoholo

drogas,

pueden

inten-

sificar, a modo

de

desencadenantes, este tipo

de

conductas.

6 4 VíCTIMAS DE RIESGO

En

cu nto

al sexo,

ser

niña mujer) es

un de

las circunstancias

que

tradicionalmente se

h

considerado

como de

alto riesgo. Los diferentes

estudios coinciden

en

señalar la mayor incidencia

de

abusos sexuales a

¿Por qué

víctima es femenino

y agresor masculino

l abuso

sexual en

la infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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niñas

d e dos

a tres niñas

por

cada

niño- ,

especialmente

en

los casos

de

abuso

sexual intrafamiliar. Esta asociación

puede deberse

principal-

mente

al

hecho

de que

la mayoría

de

los agresores

son

varones

predo

minantemente heterosexuales.

Las edades de mayor riesgo

son

las comprendidas entre los 6 y 7

años,

por

un

lado, y los 10 Y 12,

por

otro. Parece

que

más del

doble

de

los casos

de

abusos sexuales a

menores

se

dan

en

la prepubertad. Se

trata

de

una etapa

en

la

que

comienzan a

aparecer

las muestras del de-

sarrollo sexual,

pero

los menores siguen siendo aún niños y

pueden

ser

fácilmente dominados .

Respecto a las características del propio menor, los niños

con

mayor

riesgo

de

victimización

son

aquellos

con

una

capacidad reducida

para

resistirse o revelarlo,

como

son

los

que

todavía

no

hablan

y los

que

muestran retrasos del desarrollo y discapacidades físicas y psíquicas.

Asimismo,

son

también sujetos de alto riesgo los niños que se encuen

tran carentes de afecto en la familia,

que pueden

inicialmente sentirse

halagados

por

la atención

de

la

que

son

objeto, al margen

de que

este

placer con el tiempo

acabe produciendo

en ellos

un profundo

senti-

miento

de

culpa. Asimismo los

menores

maltratados física o psicológi-

camente en el hogar constituyen

un

caldo

de

cultivo adecuado

para

los

abusos sexuales.

En cuanto al perfil

de

la familia, el

abuso sexual

a los niños surge

más

frecuentemente

cuando

hay problemas

de

pareja, la mujer

es

víc-

tima

de

maltrato y el agresor abusa

del

alcohol y recurre fácilmente a

la violencia. En este

contexto

de

falta

de

empatía

y

de amedrenta

miento

de

la madre,

que ha

perdido su capacidad

de escudo

protector

del

niño, el

abuso

sexual se hace mucho más probable. El incumpli-

miento

de

las funciones parentales, así como el

abandono

y rechazo

físico y emocional

del

niño

por

parte

de

sus cuidadores,

propician

que

los menores

sean

manipulados

más

fácilmente

con

ofrecimientos

interesados

de

afecto,

atención

y

recompensas

a

cambio

de

sexo

y

secreto. La

ausencia

prolongada

de

los padres biológicos, la incapaci-

dad, ausencia o enfermedad

de

la madre y los problemas

de

pareja

peleas, malos tratos, separaciones o divorcios), sobre

todo

cuan

do vienen acompañados

de

la interrupción de la relación sexual,

constituyen factores

de

riesgo

que aumentan

las posibilidades

de

vic-

timización. Son asimismo familias

de

alto riesgo las constituidas

por

padres

dominantes

y violentos, así como las formadas

por

madres

maltratadas.

6 5 ¿CÓMO SE

DETECTA

EL ABUSO SEXUAL?

Las conductas

incestuosas tienden a

mantenerse

en secreto. Sólo

un

2

de

los casos

de abuso sexual

familiar se

conocen

al tiempo en

que

ocurren. Existen diferentes factores

que pueden

explicar los mo-

tivos

de

esta ocultación:

por parte de la víctima

el

hecho de obtener

ciertas ventajas adicionales, como regalos, o el temor a

no

ser creí-

da, junto

con

el

miedo

a destrozar la familia o a las represalias

del

agresor; y

por parte del abusador

la

posible ruptura de

la pareja y

de

la familia y

el rechazo

social

acompañado de

posibles

sanciones

legales.

A veces la

m dre

tiene conocimiento

de

lo sucedido.

Lo que

le

pue

de

llevar al silencio,

en

algunos casos,

es

el

pánico

a la pareja o el mie-

do

a desestructurar la familia; y

en

otros, el estigma social negativo

generado por

el

abuso

sexual o el

temor de no ser capaz de

sacar ade-

lante

por

sí sola a la familia.

De ahí

que el

abuso

sexual

pueda

salir a la luz

de una

forma acci-

dental cuando la víctima decide revelar lo ocurrido a veces a otros

niños o a un profesor- o cuando se descubre

una

conducta sexual ca-

sualmente

por un

familiar, vecino o amigo.

El

descubrimiento del

abuso

suele

tener

lugar bastante

tiempo

después meses o años)

de

los prime-

ros incidentes.

En realidad, sólo

en

el

50 de

los casos los niños revelan el abuso;

únicamente el

15

lo

denuncian

a las autoridades, y

tan

sólo

el 5 se

encuentran

envueltos

en

procesos judiciales.

Al

contar los

menores

con

muchas limitaciones

para denunciar

los abusos sexuales y

no

presentar

habitualmente manifestaciones físicas inequívocas

debido

al tipo

de

conductas sexuales realizadas: caricias, masturbaciones, etc.),

ha

habi-

do en

los últimos

años un

interés creciente

por

la detección

de

los di-

ferentes signos

de

sospecha. Los indicadores más habituales figuran

señalados

en

la tabla 6.2.

Son

probablemente

los indicadores sexuales los

que

más están rela-

cionados

con

la experiencia traumática. En

todo

caso, las señales

de

alarma

deben

valorarse

de

forma global y conjunta,

ya que no se puede

establecer

una

relación directa

entre un

solo síntoma y el abuso.

De

hecho, lo más útil

puede ser

estar

pendientes de

los cambios bruscos

que tienen

lugar

en

la vida del niño.

Las

situaciones familiares

de mayor

riesgo

para

el

abuso

sexual están

expuestas

en

la tabla 6.3.

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

l abuso

sexual

en la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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TABLA 6 2

Indicadores físicos comporta mentales

de

tipo

sexual

en

los

menores víctimas

de

abuso

a

Indicadores físicos

• Dolor, golpes, que

maduras o heridas

en

la

zona

genital o

anal.

• Cérvix o vulva hin-

chadas o rojas.

• Semen en la boca,

en los genitales o en

la ropa.

• Ropa interior rasga-

da, manchada y en

sangrentada.

• Enfermedades

de

transmisión sexual

en genitales, ano,

boca u ojos.

• Dificultad para an-

dar y sentarse.

• Enuresis o

enco

presis.

b Indicadores com-

portamentales

• Pérdida

de

apetito.

• Llantos frecuentes,

sobre

todo en refe-

rencia a situaciones

afectivas o eróticas.

• Miedo a estar sola, a

los hombres o a un

determinado miem-

bro de la familia.

• Rechazo al padre o a

la madre

de

forma

repentina.

• Cambios bruscos

de

conducta.

• Resistencia a

desnu

darse y bañarse.

• Aislamiento y recha-

zo

de

las relaciones

sociales.

• Problemas escolares

o rechazo a la es-

cuela.

• Fantasías o conduc

tas regresivas (chu-

parse el dedo ori-

narse en la cama).

• Tendencia al secre-

tismo.

• Agresividad, fugas o

acciones delictivas.

• Autolesiones o in-

tentos de suicidio.

FUENTE:

Echeburúa Guerricaechevarría, 2000.

C.

Indicadores en la

esfera sexual

• Rechazo de las cari-

cias,

de

los

besos

y

del contacto físico.

• Conductas seducto-

ras especialmente

en niñas.

• Conductas precoces

o conocimientos

sexuales inadecua-

dos para su

edad.

• Interés

exagerado

por

los comporta

mientos sexuales de

los adultos.

• Agresión sexual

de

un menor hacia

otros menores.

• Confusión

sobre

la

orientación sexual.

TABLA 6 3

Características del abusador

de

la familia

en que

se

produce

el

abuso

sexual

a aracterísticas del

abusador

b aracterísticas de la familia

• Extremadamente protector o ce-

loso del niño.

• Víctima

de abuso

sexual

en

la in-

fancia.

• Dificultades en la relación de pa-

reja.

• Aislado socialmente.

• Abuso

de

drogas o alcohol.

• Frecuentemente ausente del ho-

gar.

• Con baja autoestima o

con

pro-

blemas psicopatológicos.

• Familias

monoparentales

o re-

constituidas.

• Familias caóticas y desestructura-

das, con situaciones

de

maltrato.

• Madre frecuentemente enferma o

ausente.

• Madre emocionalmente poco ac-

cesible.

• Madre con un historial de abuso

sexual infantil.

• Problemas

de

hacinamiento.

• Hijas mayores que asumen las

responsabilidades

de

la familia.

FUENTE:

Echeburú a Guerricaechevarría, 2000.

6 6

REPERCUSIONES PSICOPATOLÓGICAS

EN LAS VíCTIMAS

l abuso

sexual,

sobre todo

cuando se

da de

forma reiterada y

es

llevado a

cabo por

personas vinculadas afectivamente al niño,

supone

una

desestructuración

de

la

conducta

y

de

las emociones del

menor

y

en

ocasiones,

una

interferencia grave

en

su desarrollo evolutivo. Una

victimización continuada y la presencia

de

conductas

de

penetración

(anal o vaginal) constituyen factores

de

agravamiento adicionales.

Consecuencias a corto plazo

Al menos un

80

de

las víctimas sufr en consecuencias psicológicas

negativas.

Lo

que de

inmediato

aparece en un menor

objeto

de

abuso

sexual

es un

cambio nítido

en

sus conductas y emociones. Un

resumen

de

los síntomas más habituales, que, sin embargo,

pueden

variar

de

unos

casos a otros,

se

halla recogido

en

la tabla 6.4. En ella

se

seña-

lan las secuelas más comunes, así

como

el

período

evolutivo

en que

aparecen.

¿Por qué

víctima

es

femenino

y agresor masculino

l abuso

sexual

en la infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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T BL

6 4

Principales consecuencias corto plazo

del

abuso sexual

en niños adolescentes

Físicos

onductuales

Emocionales

Sexuales

Sociales

• Problemas

de sueño

(pesadillas).

• Cambios en los hábitos

de

co

mida.

• Pérdida del control

de

esfínteres.

• Consumo

de

drogas o alcohol.

• Huidas del hogar.

• Conductas autolesivas o suicidas.

• Hiperactividad.

• Bajo rendimiento académico.

• Miedo generalizado.

• Hostilidad y agresividad.

• Culpa y vergüenza.

• Depresión.

• Ansiedad.

• Baja autoestima y sentimientos

de

estigmatización.

• Rechazo del

propio

cuerpo.

• Desconfianza y rencor hacia

los adultos.

• Trastorno

de

estrés postraumá

tico.

• Conocimiento sexual

precoz

o

inapropiado para su edad.

• Masturbación compulsiva.

• Excesiva curiosidad sexual.

• Conductas exhibicionistas.

• Problemas

de

identidad sexual.

• Déficit

en

habilidades sociales.

• Retraimiento social.

• Conductas antisociales.

FUENTE Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia.

Adolescencia.

Adolescencia.

Adolescencia.

Infancia.

Infancia

y

adolescencia.

Infancia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia y adolescencia.

Infancia.

Adolescencia.

Infancia.

Infancia y adolescencia.

Adolescencia.

El alcance

del

impacto psicológico va a

depender

del grado

de

cul

pabilización del niño por parte de los padres, así

como

de las estrate

gias de afrontamiento de que disponga la víctima. En general, las ni

ñas

tienden

a

presentar

reacciones ansioso-depresivas; los niños,

fracaso escolar y dificultades inespecíficas de socialización, así

como

comportamientos

sexuales agresivos o

conductas

violentas en general.

En

uno

y otro

caso

hay un déficit

de

autoestima importante;

de hecho,

en

los casos más graves

se

pueden

llegar a sentir estigmatizados

para

siempre.

Respecto a la edad, los niños

muy

pequeños en la etapa de educa

ción preescolar), al contar

con

un repertorio limitado

de

recursos psico

lógicos, pueden mostrar estrategias de negación y de disociación en

forma de olvi os respecto a lo sucedido). En los niños

un

poco mayores

en la etapa escolar) son más frecuentes los sentimientos de culpa y de

vergüenza ante el suceso.

El

abuso sexual presenta una especial grave

dad en la adolescencia

porque

el padre puede intentar el coito, existe

un riesgo real de embarazo y la adolescente toma conciencia del alcan

ce de la relación incestuosa. No son por ello infrecuentes en la víctima

conductas

como

huidas de casa, consumo abusivo de alcohol y drogas

e incluso intentos de suicidio.

Consecuencias largo plazo

Los efectos a largo plazo son menos frecuentes y más difusos

que

las

secuelas iniciales, pero pueden afectar, al menos, al 30 de las víctimas

(tabla 6.5),

No hay en la vida adulta un único síndrome específico ligado a la

experiencia de abusos sexuales en la infancia y adolescencia. Los úni

cos fenómenos observados con mayor regularidad son las alteraciones

en la esfera sexual

-inhibición

erótica, disfunciones sexuales y menor

capacidad

de

disfrute,

especialmente-,

la

depresión

y el trastorno

de

estrés postraumático, así como un control inadecuado de la ira

en

el

caso de los varones, volcada al exterior en forma de violencia; en el de

las mujeres, canalizada en forma de conductas autodestructivas). En al

gunas ocasiones, se ha detectado a más largo plazo cuando las vícti

mas se convierten en padres) una actitud obsesiva e hipervigilante res

pecto a los hijos o, por el contrario, la adopción de conductas de abuso

o, cuando menos, de consentimiento. No deja de ser significativo que

un 25 de los niños varones abusados sexualmente se conviertan ellos

mismos en abusadores cuando llegan a ser adultos.

¿Por qué víctima s femenino y agresor masculino

l

abuso sexual

en la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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TABLA 6 5

Principales secuelas psicológic s en víctimas adultas de

abuso

sexu l en l infancia

Físicas

• Dolores crónicos generales.

• Hipocondría y trastornos

de

somatización

• Alteraciones del

sueño

pesadillas).

• Problemas gastrointestinales.

• D esórden es alimenticios, especialmente bulimia.

onductuales Intentos

de

suicidio.

• Consumo de drogas y/o alcohol.

• Trastorno disociativo

de

identidad personalidad múl

tiple).

Emocionales

Depresión.

Sexuales

Sociales

• Ansiedad.

• Baja autoestima.

• Estrés postraumático.

• Trastornos

de

personalidad.

• Desconfianza y miedo

de

los hombres.

• Dificultad para expres ar o recibir sentimientos de ternu

ra y

de

intimidad.

• Fobias o aversiones sexuales.

• Falta

de

satisfacción sexual.

• Alteraciones en

la motivación sexual.

• Trastornos

de

la activación sexual y del orgasmo.

• Creencia

de

ser valorada

por

los demás únicamente

por

el sexo.

• Problemas en las relaciones interpersonales.

• Aislamiento.

• Dificultades

en

la educación

de

los hijos.

FUENTE:

Echeburúa

y

Guerricaechevarría, 2000.

En las víctimas adultas

de

abuso sexual en la infancia el problema

puede

surgir cuando estas personas establecen

una

relación de pareja y

tienen dificultades para expresar sentimientos de intimidad y ternura,

así como para implicarse en conductas sexuales. No es infrecuente en

estos casos la aparición

de una

amnesia disociativa Se trata

de una

amnesia selectiva

que

ttstá caracterizada porque sin un

daño

cerebral

que la justifique y sin la posibilidad de atribuirla a las leyes naturales

del olvido, aparecen grandes dificultades para rememorar el abuso

sexual sufrido en la infancia. a amnesia psicógena, que es un síntoma

del trastorno de estrés postraumático y que dificulta el tratamiento, res

ponde a la tendencia natural del ser

humano

a olvidar 1 desagradable

y la vergüenza experimentada por 1 ocurrido, sobre todo cuando el

abuso

sexual

ha

tenido lugar

en

el

seno de

la familia.

Asimismo

puede haber una

impulsividad descontrolada en la vida

adulta como consecuencia de un

abuso

sexual grave en la infancia o en

la adolescencia temprana. Esta alteración

puede

reflejarse en problemas

bulímicos o

de

otra índole cleptomanía, ludopatía, etc.). En estos casos

la patología alimentaria

puede

funcionar como un mecanismo

de

super-

¿Por qué

víctíma

es femenino y agresor masculino?

  l

abuso sexual

en la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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vivencia

para

escapar del

daño

emocional del trauma abrumador. Las

conductas bulímicas

pueden bloquear

la conciencia

de

la experiencia

traumática y hasta inducir un estado

de

anestesia emocional

que

permi

te evitar recuerdos o sentimientos relacionados con ella.

En otros casos, sin embargo, el i mpacto psicológico a largo plazo del

abuso

sexual

puede ser pequeño

(a

menos que

se trate

de un abuso

sexual grave

con

penetración) si la víctima

no

cuenta

con

otras adver

sidades adicionales,

como

el

abandono

emocional, el maltrato físico, el

divorcio

de

los padres,

una

patología familiar grave, etc. Es más, los

problemas

de una

víctima

en

la vida adulta (depresión, ansiedad,

abuso

de

alcohol, etc.) surg en

en un

contexto

de

vulnerabilidad

generado por

el

abuso

sexual

en

la infancia,

pero provocados

directamente

por

cir

cunstancias próximas

en

el

tiempo

(conflictos

de

pareja, aislamiento

social, problemas

en

el trabajo, etc.).

Desde

el punto

de

vista del trauma

en

sí mismo, lo que predice

una

peor

evolución a largo plazo

es

la presencia

de

sucesos traumáticos di

versos

en

la víctima, la frecuencia y la duración

de

los abusos, la posi

ble

existencia

de una

violación y la vinculación familiar

con

el agresor,

así

como

las consecuencias negativas derivadas

de

la revelación del

abuso

(por ejemplo, romperse la familia,

poner en duda

el testimonio

del menor, etc.).

Un menor

puede no

percatarse

del

alcance psicológico del

abuso

sexual hasta

años después de

ocurrido,

por

ejemplo

cuando

llega a la

adolescencia y

se

siente

bloqueado

al

tener

relaciones

con

personas

de

sexo opuesto. Por ello, a efectos

de

facilitar la

denuncia

del abusador,

el plazo

de

prescripción del delito comienza a contar a partir

de

la ma

yoría

de edad de

la víctima (art. 132.1

del

Código Penal español).

6 7 FACTORES MEDIADORES DE LOS EFECTOS

DEL ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA

No todas las

personas

reaccionan

de

la misma

manera

frente a la

experiencia

de

victimización, ni todas las experiencias

comparten

las

mismas características. Un 70

de

las víctimas

de

agresiones sexuales

en la infancia

presentan un cuadro

clínico a corto plazo,

pero

este por

centaje disminuye hasta

un

30 si

se toman en

consideración las reper

cusiones a largo plazo.

l no ser

despreciable el

número de personas

que no

quedan afectadas, especialmente a largo plazo, conviene deter

minar tanto los factores que resultan amortiguadores del impacto del

abuso

sexual

en

el desarrollo emocional posterior y contribuyen a me-

tabolizarlo

como

aquellos

que

propiC1an

una

mayor vulnerabilidad

psicológica y favorecen el desarrollo

de

consecuencias psicopatológi

caso

Todo

ello

queda

reflejado esquemáticamente en la figura 6.1.

Percepción

subjetiva

del suceso

} , ( e l lHL S

tnl ClloldOj S

igura

6.1.

actores mediadores

del

impacto

psicológico de la victimización sexual

en la infancia

La percepción subjetiva del suceso se

refiere a la valoración cognitiva

que hace

el

menor

de

lo ocurrido.

De

este

modo,

si el

abuso

es reitera

do

y si

es

obra, además,

de una persona conocida

y

supone, por

ello,

una

traición a la confianza del menor, la

decepción

y el sentimiento

de

rabia y

de

vergüenza

serán de mayor

alcance.

La

ed d

del niño puede ser una

variable significativa,

pero

que no

siempre resulta fácil

de

valorar. En general, los ni ños más

pequeños son

más vulnerables y

cuentan

con

un mayor

riesgo

de

padecer

síntomas

disociativos,

pero

tienen, sin embargo, la ventaja

de no

percatarse del

alcance del abuso. A su vez,

una

mayor edad

viene

acompañada de

una

mayor disponibilidad

de

recursos, pero,

en

el

aspecto

negativo, entraña

una

mayor conciencia

de

la víctima

de

lo ocurrido. Asimismo

aumenta

la probabilidad

de que

se lleve a

cabo

la

penetración

o

de que se

em

pleen

la violencia física o las

amenazas por parte del

agresor, lo

que

complica la evolución del

cuadro

clínico.

En

cuanto

al

tipo de conducta abusiva

la

gravedad de

las secuelas

está

en

función

de

la frecuencia y duración

de

la experiencia, así

como

del empleo

de

la fuerza y

de amenazas

o

de

la existencia

de una

viola-

¿Por

qué víctima s

femenino

y

agresor masculino

l

abuso

sexual

en la

infancia

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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ción propiamente dicha. De este modo, cuanto más crónico e intenso

es el abuso, mayor es el desarrollo de

un

sentimiento de indefensión y

de vulnerabilidad y más probable resulta la aparición de síntomas.

Respecto a la

relación de la víctima con el agresor

el impacto será

mayor si la víctima tiene una vinculación emocional estrecha con el agresor,

bien por relación de parentesco (padre, padrastro, abuelo, hermano ma

yor, etc.), bien por relación de familiaridad (profesor, vecino, entrenador,

etcétera.).

Las

repercusiones negativas se

pueden

agravar si la víctima

no

recibe apoyo de la familia o se ve obligada a abandonar el hogar.

La

mayor o menor intensidad del apoyo fami liar y social es una clave

fundamental para determinar la reacción del menor. En concreto, la reac

ción del entorno próximo al niño ante la revelación del abuso es un pun

to crítico. La sensación de ser creído

en

su testimonio y de sentirse pro

tegido contribuye a recuperar la normalidad del niño. Por el contrario,

poner en duda el relato del menor por parte de los seres queridos ensom

brece su proceso de recuperación. Así, la evolución del niño no es ajena

a las implicaciones de la revelación del abuso: deterioro de la relación de

pareja, salida del agresor o de la víctima del hogar, intervención de los

servicios sociales, implicación

en

un proceso judicial, etc. Respecto al úl

timo punto señalado, los juicios prolongados en el tiempo, las testifica

ciones reiteradas y los testimonios puestos en entredicho suponen una

victimización secundaria y ofr ecen un peor pronóstico.

Por último, las estrategias de afrontamiento disponibles por el menor

desempeñan

un

papel importante. Si se trata, por ejemplo, de una niña

abusada por el abuelo, una buena adaptación escolar en el ámbito aca

démico, social o deportivo) y

unas

relaciones adecua das con el padre

en

la infancia o con los chicos

en

la adolescencia, así

como

el

apoyo

de

unas amigas íntimas y, más adelante, de una pareja apropiada (incluso

de

un

trabajo gratificante), tienen

un

efecto positivo sobre la autoestima

y contribuyen a amortiguar el impacto de la victimización al constituirse

en

factores

de

protección.

6 8 REFLEXIONES

FINALES

El abuso sexual infantil puede llegar a alcanzar a un 15-20 de la

población (a un 4-8

en

un sentido estricto), lo que supone un proble

ma social importante, y afecta a uno y otro sexos (especialmente a ni

ñas). Los menores

no

son, sin embargo, sólo víctimas de las agresiones

sexuales, sino

que

también

pueden

ser agresores. De hecho, el 20

de

este tipo de delitos está causado por otros menores.

El

abuso sexual

no

es sino una forma más de victimización

en

la in

fancia.

Al

margen

de

algunas alteraciones específicas

en

las respuestas

sexuales, las secuelas de este suceso traumático son muy similares a las

generadas por otro tipo de victimizaciones (maltrato físico, abandono

emocional, etc.), que, además,

pueden

darse

en

algunos casos simultá

neamente. Por ello, los efectos psicológicos producidos

en

el menor

están referidos, como

en

los demás sucesos traumáticos, a la situación

de

desamparo

en que

se encuentra el niño.

El

único síntoma

que

dife

rencia específicamente a los niños abusados sexualmente es una con

ducta sexual inapropiada.

Las consecuencias de la victimización a corto plazo son,

en

general,

devastadoras para el funcionamiento psicológico de la víctima, sobre

todo cuando el agresor es

un

miembro de la misma familia y cuando se

ha producido una violación. Las consecuencias a largo plazo son más

inciertas, si bien hay una cierta correlación entre el abuso sexual sufrido

en la infancia y la aparición de alteraciones emocionales o de compor

tamientos sexuales inadaptados en la vida adulta. No deja de ser signi

ficativo que

un

25 de los niños abusados sexualmente se conviertan

ellos mismos en abusadores cuando llegan a ser adultos.

El

papel de

los factores amortiguadores

-familia,

relaciones sociales, autoestima,

etcétera-

en

la reducción del impacto psicológico parece sumamente

importante, pero está aún por esclarecer.

Desde la perspectiva de la evaluación, el diagnóstico precoz, por

un

lado, tiene una enorme importancia para impedir la continuación del

abuso sexual, con las consecuencias que ello implica para el desarrollo

del niño. Por otro, el análisis de la validez del testimonio desempeña

un

papel fundamental.

Las

implicaciones legales y familiares de este pro

blema, así como la corta edad de muchas de las víctimas implicadas,

requieren una evaluación cuidadosa, en la que se analicen con detalle

y mediante procedimientos múltiples- la capacidad de fabulación y

la posible distorsión

de

la realidad, así

como

la veracidad

de

las retrac

taciones.

Se echa

en

falta una mayor finura en los procedimientos de

diagnóstico actualmente disponibles.

Por último, un reto de futuro es ahondar

en

el papel mediador de

los factores de vulnerabilidad y de protección. Sólo de este modo se

puede

abordar

una

toma

de decisiones

adecuada

entre las distin

tas alternativas posibles y no necesariamente excluyentes: el trata

miento de la víctima, la salida del agresor del hogar, la s eparación del

menor de los padres, el apoyo social a la familia, la terapia del agre

sor, etc.

¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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LECTURAS RECOMENDADAS

íctimas de abuso sexual en la infancia

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Urra, J. 2003). Agresores sexuales. Casos reales. Riesgo de reincidencia. Ma

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EOS.

SEGUNDA PARTE

¿Qué se puede hacer

Soluciones

para

la violencia

sexual de pareja

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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7 TRATAMIENTO DE LAS VíCTIMAS

7 1 INTRODUCCiÓN

La

biografía

de

las personas está salpicada

de

alegrías y

de

tristezas,

de

esperanzas cumplidas y

de

expectativas frustradas,

pero por

encima

de

todo ello sobresalen la

capacidad de

adaptación y el espíritu

de

su

peración. Sólo así

se puede

entender

que

personas

que han

tenido

que

habérselas

con

una vida llena

de

obstáculos y dificultades, tales

como

enfermedades

incapacitantes, divorcios,

desengaños

diversos o sucesos

traumáticos,

puedan

disfrutar

de

una vida productiva y rica en logros

personales y sociales.

En realidad, lo que resulta fundamental en los seres humanos son las

habilidades

de

supervivencia para hacer frente al estrés. Se trata

de un

conjunto de recursos que adquieren las personas

en

el proceso

de

sociali

zación para salir airosas de las dificultades y resistir los embate s

de

la vida,

sin

quedar

gravemente mermadas

en

el bienestar personal. Estas habili

dades

de

supervivencia van a

depender

del nivel intelectual, del grado

de

autoestima, del estilo cognitivo personal más o menos optimista) y del

tipo

de

experiencias habidas, así

como

del

apoyo

familiar y social.

Los sucesos traumáticos desbordan, con frecuencia, la capacid ad

de

respuesta

de una

persona, que

puede

sentirse

sobrepasada para hacer

frente a los requerimientos

de

la vida cotidiana. En estos casos las es

trategias

de

afrontamiento

pueden

volverse malsanas o fallidas; y las

expectativas, derrotistas.

La

frecuente aparición

de

emociones negati

vas,

como

el

odio

o el rencor, ante un

suceso

traumático

causado por

otros seres

humanos puede

complicar

aún

más el panorama. Como

consecuencia

de

ello, las personas, incapaces

de

adaptarse a la nueva

situación,

pueden

sentirse indefensas,

perder

la

esperanza en

el futuro

y encontrarse paralizadas

para

emprender nuevas iniciativas y

en

defi

nitiva,

para gobernar con

éxito su

propia

vida.

Lo que genera más daño

y sufrimiento a las víctimas

es

la

amenaza

a la

propia

vida o a la integridad psicológica

como ocurre

en las agre-

¿ or qué víctima es femenino

y

agresor masculino

Tratamiento de las víctimas

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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siones sexuales) y la percepción del

daño como

intencionado.

El

su

frimiento generado suele

ser

mayor si las consecuencias del hecho

violento son múltiples,

como

ocurre, por ejemplo,

en

el caso de una

víctima de agresiones de pareja

en

el que la violencia

se

ha

extendido

también a los hijos, en el

de una

víctima

de una

agresión

sexual que

ha

sufrido también heridas,

daño

físico o amenazas

de

muerte o en el

de una víctima de abuso sexual en la infancia que ha visto rota la fa

milia.

Pero un trauma también se puede superar. De hecho, más del 90

de los hombres y casi el 80 de las mujeres expuestos a sucesos trau

máticos no desarrollan un cuadro clínico específico a largo plazo. Por

tanto, hay personas que consiguen sobreponerse a una agresión sexual,

a una relación de pareja violenta o a un

abuso

sexual continuado

en

la

infancia y descubren de nuevo, sin olvidar 1 ocurrido, la alegría de vi

vir. Lo

que

se observa es que, a nte los acontecimient os traumáticos, las

personas reaccionan de forma distinta, e igualmente

son

variables

de

unas a otras las estrategias de afrontamiento que emplean para superar

estas circunstancias adversas.

7 2 ASPECTOS

NUCLEARES DEL

TRAUMA

Un

suceso traumático

es un acontecimiento negativo intenso que

surge de una forma brusca, que resulta inesperado e incontrolable y

que, al poner en peligro la integridad física o psicológica de una perso

na, tiene consecuencias dramáticas para la víctima, especialmente de

terror e indefensión. Además, se trata de

un

suceso que no forma parte

de

las experiencias humanas habituales y que se diferencia nítidamente

de los cambios vitales negativos que resultan frecuentes a 1 largo de la

vida

por

ejemplo, un traslado a otra ciudad, la salida de los hijos del

hogar, las situaciones vitales de crisis, etc.). En la tabla 7.1 se muestran

algunos

de

los sucesos traumáticos más habituales.

Por otra parte, el

trauma

es la reacción psicológica derivada de un

suceso traumático

Cualquier acontecimiento de este tipo puede que-

brar

el sentimiento

de

seguridad

de

la persona en sí misma y en los

demás

seres humanos. El

elemento

clave

es

la pérdida de la confianza

básica Las

pérdidas pueden ser de muchos tipos: pérdida de la propia

dignidad personal, pérdida de la confianza

en

otras personas, pérdida

de creencias e ideales de toda la vida, etc. Se trata de

mucho

más que

de la pérdida de la dignidad: es la pérdida de la integridad del

propio

yo, de la propia persona.

TABLA 7 1

Sucesos

traumáticos

más habituales

• Agresiones sexuales en la vida adulta.

• Relación

de

pareja violenta.

• Terrorismo, secuestro y tortura.

• Abuso sexual

en

la infancia.

• Maltrato infantil.

• Accidentes de tráfico, choques

de

trenes, etc.).

• Catástrofes naturale s (terremotos, inundaciones, etc.).

FUENTE: Echeburúa, 2004

Lo que fractura

el

espíritu

de una

persona es la violencia intenciona

da e injustificada generada

por

otros seres humanos. Por eso, cuando

las

personas abominan

del mal,

1

hacen

del

que

causa el

ser

humano.

Frente a la devastación ciega de la naturaleza, las personas suelen resig

narse, pero

no

indignarse.

Hablando en cifras,

el

trauma

puede

estar presente en

el

15-20

de

quienes sufren un accidente o

una

catástrofe natural, pero este porcen

taje

puede

ser considerablemente más alto (hasta un 50-70 ) en quie

nes

han

experimentado un hecho violento, como es el caso

de

las víc

timas de violencia familiar o de agresiones sexuales.

Por último,

el

alcance del

daño

psicológico está mediado

por

la gra

vedad del suceso, el

daño

físico o grado

de

riesgo sufrido, la mayor o

menor vulnerabilidad de la víctima, la posible concurrencia

de

otros

problemas actuales (a nivel familiar y laboral,

por

ejemplo) y

pasados

(historia

de

victimización), el apoyo social existente y los recursos psi

cológicos

de

afrontamiento disponibles (tabla 7.2).

Consecuencias

psicopatológicas corto plazo

Uno de los aspectos vinculados a la gravedad del

daño

psicológico

es la proximidad temporal

con

respecto al acontecimiento traumático

vivido. Así, en las cuatro semanas posteriores al suceso puede presen

tarse una reacción emocional intensa, que desborda la capacidad de

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

ratamiento de las víctimas

Consecuencias psicopatológicas medio

y largo plazo

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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TABLA 7 2

Variables facilitadoras

del

trauma

• Psicopatología previa perso nal o familiar.

• Exposición previa a traumas.

• Personalidad vulnerable.

• Estrés acumulativo.

• Anclaje en l pasado.

• Hacerse preguntas sin respuesta o buscar explicaciones imposibles

de

obtener.

• Necesidad

de buscar

culpables.

• Negación cognitiva o emocional del suceso.

FUENTE:

Echeburúa,

2004

afrontamiento de la persona y

que

se caracteriza fundamentalment e

por

la presencia

de

síntomas

de

malestar emocional, como el embotamien-

to afectivo,

l

aturdimiento, la extrañeza respecto a la realidad y la in-

capacidad

para

recordar aspectos significativos del

suceso

traumático.

Asimismo, las

personas

afectadas

pueden

revivir involuntariamente lo

ocurrido en forma

de

imágenes, pensamientos o sueños, realizar con-

ductas de evitación y experimentar síntomas intensos

de

ansiedad

por

ejemplo, dificultades para dormir o problemas para concentrarse . Todo

ello genera

un

malestar clínico significativo e interfiere negativamente

en

su vida cotidiana.

Este

cuadro

clínico se desarrolla con más frecuencia en víctimas vul-

nerables,

pero

también

puede

aparecer

en

personas sin ningún factor

predisponente, sobre todo cuando el

suceso

resulta muy traumático. La

detección

de

las reacciones emocionales negativas en esta fase tempra-

na

posibilita la identificación de las

personas con

riesgo

de

padecer

un

trastorno

de

estrés postraumático ulterior, así como

l

establecimiento

de

unas estrategias

de

intervención profiláctica encaminadas a evitar la

cronificación del cuadro clínico.

Trascurrido más

de un

mes

del

acontecimiento traumático, aquellas

víctimas

que no

han

superado

el malestar emocional intenso

pueden

padecer l

trastorno de estrés postraumático caracterizado

por

tres nú-

cleos

de

síntomas persistentes: re experimentación

del

suceso, evitación

de

los estímulos asociados al acontecimiento ocurrido y

embotamiento

afectivo y aumento excesivo

de

la activación psicofisiológica.

De

este modo, las personas afectadas

tienden

a

revivir intensamen-

te

con

much

frecuencia y de form involuntaria el suceso experim.en-

tado

bien

en forma

de

pesadillas,

bien en

forma

de

recuerdos agobian-

tes y

de

sentimientos perturbadores,

que pueden

activarse ante cualquier

estímulo,

por

mínimo

que

sea,

como un

ruido inesperado,

una

imagen

súbita o

una

conversación relacionada indirectamente

con

l

tema.

Todo ello viene a reflejar

que

las imágenes

de

lo ocurrido quedan gra-

badas a fuego en la memoria icónica

de

la víctima. Es como si la me-

moria

se encasquillase

y

no pudiera dar

una

salida normal a las

expe-

riencias vividas.

Por otra parte, las

conductas de evitación desempeñan un papel

muy

importante

en

las limitaciones experimentadas

por

las víctimas.

¿ or

qué víctima s femenino y agresor masculino

Además rehuir las situaciones y los lugares relacionados directa o

Tratamiento de las víctimas

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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  I

de

indirectamente

con

el

suceso como

salir a la calle, tratar

con personas

desconocidas, viajar o

quedarse

a solas

n

casa), resulta

aún

más pro-

blemática para las personas afectadas la tendencia a evitar las conversa-

ciones

sobre

lo ocurrido, incluso

con

las

personas

más allegadas, y

hasta los pensamientos relacionados

con

el tema.

De este modo,

mu-

chas víctimas prefieren sufrir solas

estos

dolorosos

recuerdos

sin com-

partirlos

con

otras personas

como

consecuencia

de

la actitud evitativa y

del temor a la reexperimentación y

con

el temor de haberse convertido

n seres anormales o extraños.

Al

mismo

tiempo que

las conductas

de

evitación, la víctima

puede

sufrir

embotamiento afectivo -disminución de

su capacidad

de res

puesta,

es

decir,

una

especie de anestesia emocional--, qu

le dificulta,

entre

otros aspectos, la expresión

de

las manifestaciones

de

ternura, lo

qu supone un

obstáculo

n

las relaciones de intimidad.

El bloqueo

emocional es un caparazón, a

modo

de escudo, para protegerse de los

recuerdos

traumáticos. Por paradójico

qu

pueda

parecer, los síntomas

experimentados

por

la víctima

suponen

un

intento

(eso

sí, fallido)

de

adaptarse a la

nueva

situación. En concreto, la evitación y el embota-

miento emocional intentan prevenir futuros

daños

que

le

podrían

ocu-

rrir a la

persona

afectada si se implicase de

nuevo n una

vida activa y

recuperase la confianza

n las personas.

Además, las personas afectadas

se

encuentran permanentemente

en

un estado de alerta y sobresaltadas,

presentan dificultades

de

concentra-

ción

n

las tareas cotidianas,

se

muestran irritables y tienen problemas

para conciliar el sueño. Por ello, tienden a sentirse desbordadas

por

los

acontecimientos cotidianos y a estar persuadidas

de que

ya

nada

está

bajo su control. Un estado permanente de alerta lleva al agotamien to por-

que,

además

de

estar alterado el sueño, todos los sentidos

de

la víctima

están atentos sin descanso a los posibles peligros

de

la vida cotidiana.

Asimismo,

muchas

víctimas

de sucesos

traumáticos,

además

de

mos-

trar niveles altos

de

ansiedad,

presentan

una

elevada frecuencia

e

in-

tensidad de síntomas depresivos, tales

como

tristeza, llanto,

desgana

para

realizar actividades cotidianas o

para

relacionarse

con

otras perso-

nas o

pérdida de

apetito.

De

esta forma, las

personas

deprimidas

pue

den decirse

a sí mismas

de

forma reiterativa frases

como

las siguientes:

no

tengo

ganas

de hacer

nada»,

ya no

m

importa nada»,

me

siento

vacía»,

etc.

Por último, las situaciones especialmente traumáticas, sobre

todo

aquellas

n

que la víctima se

ha

sentido

degradada

y humillada,

tienen

efectos devastadores sobre su autoestima. La víctima

puede

verse a sí

misma

como

despreciable (incluso culpable) y, lo

que es

peor, sentirse

dañada de

forma irreversible.

Es

lo

qu ocurre

a

veces n

los casos

de

abuso

sexual n la infancia o de violencia contra la pareja.

7 3 FACTORES DE VULNERABILIDAD

DE

PROTECCiÓN

Hay sucesos

traumáticos,

como

las agresiones sexuales o la violen-

cia contra la pareja, que,

por

desgracia, afectan a

un grupo

relativa-

mente numeroso de personas. Algunas víctimas

quedan

marcadas de

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

por

vida

y

presas

del

rencor,

de

la amargura o, simplemente,

del

des

T

Tratamiento de las víctimas

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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ánimo, llevan

una

vida anodina y sin ilusión; otras, tras

una

reacción

psicológica intensa,

son

capaces

de

hacer frente al dolor, de readaptar

se parcialmente a la situación y

de

atender a sus necesidades inmedia

tas; y hay otras,

por

último, que sacan fuerzas de flaqueza,

prestan

atención

a los aspectos positivos

de

la realidad,

por pequeños que

és

tos sean, y

son

incluso capaces

de embarcarse

en proyectos

de

futuro

ilusionantes.

Lo anteriormente

expuesto es un

reflejo

de

la variabilidad de las

respuestas humanas. No

hay una

secuencia fija

de

respuestas específi

cas ante estímulos determinados. Por decirlo en otras palabras, la es

tructura del

suceso

traumático explica los daños provocados

por

el

prim er golpe. Pero es la significación

que

ese

hecho

tiene en la persona,

así

como

el

apoyo

social recibido, lo

que puede

explicar los efectos

más o

menos

devastadores del segundo golpe

que es

el que realmente

provoca

el trauma.

Personalidades resistentes al estrés

Como

se

puede

observar

en

la vida cotidiana,

hay personas que se

muestran resistentes a la aparición

de

síntomas clínicos tras la experi

mentación

de un

suceso vital

muy

negativo. Ello

no

quiere decir que

no

sufran

un dolor

subclínico ni

que no tengan

recuerdos desagradables,

sino que, a

pesar de

ello,

son

capaces

de hacer

frente a la vida cotidia

na

y

pueden

disfrutar

de

otras experiencias positivas.

Las

personalidades resistentes al estrés

se

caracterizan

por

el control

emocional,

una

autoestima adecuada,

unos

criterios morales sólidos,

un

estilo

de

vida equilibrado,

unas

aficiones gratificantes,

una

vida social

estimulante,

un mundo

interior rico y

una

actitud positiva ante la vida.

Todo

ello posibilita

echar mano de

los recursos disponibles

para hacer

frente

de

forma

adecuada

a los sucesos negativos vividos,

superar

las

adversidades y aprender

de

las experiencias dolorosas, sin renunciar

por

ello a sus metas vitales

.

Este tipo

de

personalidad funciona

como

un

amortiguador o

como una

vacuna protectora

que

tiende a debilitar

la respuesta

de

estrés tabla 7.3).

Por otra parte,

con

el estado

de ánimo

ocurre lo

que sucede con

el

peso: que

es

bastante estable a lo largo

de

la vida. Por ello,

en

el caso

de

las

personas

optimistas que sufren

un suceso

traumático o

una

pér

dida,

tienden

a

mantener

el estado

de ánimo

positivo, más allá del

dolor

intenso,

pero

pasajero,

que un

acontecimiento

de ese

tipo

pueda

pro-

TABLA

7 3

Personalidades resistentes l estrés

• Control

de

las emociones y valoración positiva

de uno

mismo.

• Estilo

de

vida equilibrado.

• Apoyo social y participación

en

actividades sociales.

• Implicación activa

en

el proyecto

de

vida profesión, familia, actividades

de

voluntariado, etc.).

• Afrontamiento

de

las dificultades cotidianas.

• Aficiones gratificantes.

• Sentido del humor.

• Actitud positiva ante la vida.

• Aceptación

de

las limitaciones personales.

• Vida espiritual.

FUENTE:

Echeburúa,

2004.

vocarles.

Es

decir, mantienen la capacidad personal

de

dar sentido a sus

experiencias

en

el contexto

de

un

proyecto vital previo.

No resulta siempre fácil predecir la reacción

de un ser humano

con

creto ante

un

acontecimiento traumático. C onocer la respuesta

dada

por

esa persona ante los sucesos negativos vividos anteriormente ayuda a

realizar esa predicción. e este modo se

puede

averiguar si una perso

na es resistente al estrés o, en el extremo opuesto, si se derrumba emo-

cionalmente

con

facilidad ante las contrariedades sufridas.

Factores de vulnerabilidad al trauma

Hay

personas que son muy

sensibles

y por

ello, les afectan

de

forma

especial los

hechos que

les ocurren,

por

insignificantes que éstos sean.

Estas

personas están

predispuestas a

tener una

respuesta más exagera

da

e intensa

que

otras ante

una

misma adversidad. En este sentido, la

mayor o

menor

repercusión psicológica

de un

suceso traumático

en

una persona depende de

su vulnerabilidad psicológica

que

se refiere

a la precariedad del equilibrio emocional, y

de

su vulnerabilidad bioló-

gica que surge

de

forma innata y que está relacionada

con un menor

umbral

de

activación psicofisiológica. Ambos tipos

de

vulnerabilidad

pueden

amplificar, a

modo

de

caja

de

resonancia, el

daño

psicológico

de

las contrariedades sufridas.

En algunas

personas

la baja autoestima y

el

desequilibrio emocional

preexistente, sobre

todo

si

van acompañados de un

cierto aislamiento

social, agravan el impacto psicológico del suces o traumático.

e

hecho,

¿Por qué víctima s femenino y agresor masculino

ante adversidades similares unas personas presentan

un

afrontamiento

ratamiento de

las

víctimas

Pero los factores psicosociales

desempeñan

también un papel muy

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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adaptativo y

< >tras quedan

profundamente traumatizadas. En realidad,

ocurre

como

con los terremotos: las viejas casas

de

madera o

de adobe

se

desmoronan; sin embargo, en los edificios

de

cemento sólo

se

rom-

pen los cristales.

Desde una perspectiva psicológica, un nivel bajo de inteligencia so-

bre

todo, cuando hay un historial de fracaso escolar), una personalidad

poco

equilibrada y

una

mala adaptación a los cambios, así

como

una

sensación

de

fatalismo y

una

percepción

de

lo sucedido como algo ex-

tremadamente grave e irreversible, debilitan la resistencia a las frustra-

ciones y contribuyen a generar una sensación de indefensión y de des-

esperanza. Estas personas cuentan con muy poca confianza en los

recursos psicológicos propios para hacerse con el control de la situa-

ción. La fragilidad emoci onal

se

acentúa

cuando hay

un historial como

víctima

de

delitos violentos o

de

abuso,

cuando hay un

estrés acumula-

tivo,

cuando hay

antecedentes psiquiátricos familiares y cuando

hay un

divorcio

de

los padres antes

de

la adolescencia

de

la víctima.

TABLA

7 4

Factores de vulnerabilidad personal ante un suceso

traumático

• Historia

de

victimización en la infancia abuso

sexual, malos tratos, etc.).

• Antecedentes

de

otros sucesos traumáticos

en

el

pasado.

• Elevado

grado de

neuroticismo.

• Baja resistencia al estrés.

• Escasos recursos

de

afrontamiento.

• Mala adapta ción a los cambios.

• Inestabilidad emocional previa.

• Trastornos psiquiátricos anteriores trastornos

adictivos, del e stado de ánimo,

de

ansiedad, de

personalidad, etc.).

• Rigidez cognitiva o personalidad obsesiva.

• Falta

de

apoyo

familiar.

• Falta

de

apoyo social.

• Falta

de

apoyo institucional.

importante. Así por ejemplo, un

apoyo

social próximo insuficiente y la

escasa implicación en relaciones sociales y en actividades lúdicas difi-

cultan la recuperación del trauma.

El

principal antídoto contra la pena

es poder compartirla. Pero tambi én

es

importante la influencia del apo-

yo social institucional es decir, del sistema judicial,

de

la policía o de

los medios de comunicación tabla 7.4).

En síntesis, las estrategias

de

afrontamiento disponibles tabla 7.5),

junto con las consecuencias físicas, psicológicas y sociales del suceso

ocurrido, configuran la mayor o menor resistencia al estrés

de

la víctima.

TABLA 7 5

Estrategias de afrontamiento

ante

un suceso

traumático

• Aceptación del hecho y resig-

nación.

• Experiencia compartida del dolor

y

de

la pena.

• Reorganización del sistema fami-

liar y

de

la vida cotidiana.

• Reinterpretación positiva del suce-

so hasta donde ello es posible).

• Establecimiento de nuevas metas

y relaciones.

• Búsqueda de apoyo social.

• Implicación

en grupos

de

autoa-

yuda

o

en

ONG.

FUENTE:

Echeburúa, 2004.

• Anclaje

en

los recuerdos y plan-

teamiento

de

preguntas sin res-

puesta.

• Sentimientos

de

culpa.

• Emociones negativas

de

odio

o

de

venganza.

• Aislamiento social.

• Implicación voluntaria en proce-

sos

judiciales.

• Consumo excesivo

de

alcohol o

de

drogas.

• Abuso

de

fármacos.

7 4 ASISTENCIA PSICOLÓGICA

¿Cuándo se

requiere

tratamiento?

Hay personas

que han

sufrido un suceso traumático y que, sin em-

bargo,

no

necesitan un tratamiento psicológico ni farmacológico.

El

equilibrio psicológico previo, el transcurso del tiempo, la atenció n pres-

tada a los requerimientos

de

la vida cotidiana y el

apoyo

familiar y so-

cial contribuyen muchas veces a digerir el trauma. De este modo , estas

¿Por

qué víctima es femenino y

agresor masculino?

personas, aun con sus altibajos emocionales y con sus recuerdos dolo-

ratamiento

de

las

víctimas

ratamiento psicológico

posterior

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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rosos, son capaces de trabajar, de relacionarse con otras personas, de

disfrutar de la vida diaria y de implicarse en nuevos proyectos.

Por el contrario, otras personas se encuentran atrapadas por el suce-

so sufrido, no recuperan sus constantes biológicas en relación con el

sueño y el apetito, viven atormentadas con

un

sufrimiento constante,

tienen dificultades para controlar sus emociones y sus pensamientos, se

aíslan socialmente y se muestran incapaces

de

hacer frente a las exigen-

cias de la vida cotidiana, adoptando a veces conductas contraproducen-

tes, tales como implicarse en bajas prolongadas, beber en exceso, co-

mer más o menos de la cuenta o automedicarse. Son estas personas las

que, al sentirse desbordadas

por

el trauma, requieren

una

ayuda espe-

cífica psicológica

y en

algunos casos, también farmacológica.

Entre estas víctimas necesitadas de ayuda se encuentran especial-

mente aquellas

que

cuentan

con

antecedentes psicopatológicos, que

han

sufrido secuelas graves por ejemplo, tras

un

intento

de

homicidio

por

parte

de

la pareja),

que

se sienten solas,

que

tienen hijos

pequeños

a su cargo, que

quedan en

unas condiciones económicas precarias o

que son inmigrantes en una situación irregular o inestable.

ntervención

en

crisis inmediata

En los días posteriores al suceso traumático las víctimas pueden bene-

ficiarse de una intervención psicológica temprana, que puede ser pro-

porcionada

en

las Oficinas

de

Atención a la Víctima,

con

el objetivo

de

hacer

una

evaluación inicial y tomar las primeras medidas inmediatas.

En concreto, este tipo

de intervención tiene los siguientes objetivos:

a evaluación inicial del daño psicológico, de las variables facilitadoras

del trauma factores predisponentes, precipitantes y mantenedores), del

grado

de

resistencia al estrés,

de

las estrategias

de

afrontamiento y,

en

definitiva, del grado

de

vulnerabilidad ante el suceso traumático; b in-

tervención

en

crisis

que

permita hacer frente a los síntomas más inme-

diatos y establecer unas medidas de higiene psicológica, basadas en la

regularización

de

la comida y del sueño, en la recuperación

de

las ruti-

nas

de

la vida cotidiana y

en

la expresión compartida

de

los sentimien-

tos experimentados con amigos y familiares, y e derivación a aquellas

víctimas

que

muestren

una

mayor vulnerabilidad a padecer

una

cronifi-

cación

de

los síntomas a programas terapéuticos más especializados,

como,

por

ejemplo, los ofrecidos

por

los centros de salud mental.

De este modo, se

puede

prevenir, al menos en muchos casos, la apa-

rición o cronificación

de

trastornos mentales severos.

Más allá

de

la asistencia inmediata,

una

víctima de

un

suceso traumá-

tico sólo

debe

buscar ayuda terapéutica cuando las reacciones psicoló-

gicas perturbadoras duran más de cuatro a seis semanas, cuando hay

una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano fami-

lia, trabajo o escuela) o cuando la persona se siente desbordada

por

sus

pensamientos, sentimientos o conductas.

Otra indicación

de

la conveniencia

de

la terapia es la negativa

de

la

víctima a hablar con nadie del trauma y la carencia de

un

apoyo social,

bien porque sea ella misma la que se aísle por ejemplo, para evitar el

sufrimiento que le produce hablar de lo ocurrido, para no molestar a las

demás personas con sus problemas o porque su estado anímico se en-

cuentra bajo mínimos), bien porque las personas de su entorno la evi-

ten. En estos casos se corre el riesgo

de un

aislamiento emocional re-

laciones íntimas) y social red social de apoyo).

Sin embargo, muchas personas necesitadas de terapia pueden mos-

trarse reacias a buscar ayuda profesional. En cierto modo, recurrir a

un

tratamiento puede suponer para la persona afectada reconocer una

cierta debilid d personal.

El

cambio brusco

de una

situación

de

norma-

lidad habitual a ser víctima de

un

suceso traumático puede dificultar,

paradójicamente, la búsqueda de ayuda terapéutica, que, en cierto

modo, supone el reconocimiento de la incapacidad por sí misma para

superar unas circunstancias adversas.

bjetivos del

tratamiento

Los objetivos fundamentales de la terapia, que debe adaptarse a las

necesidades específicas de cada víctima, son proporcionar alivio inme-

diato a los síntomas más graves lo cual puede ser conseguido, a veces,

por los psicofármacos), hacer frente al trauma y restaurar

en

la víctima

el sentido básico

de

seguridad

en

el

mundo

y

en

las personas, así como

facilitar su reintegración social en el contexto comunitario.

El plan de tratamiento se debe diseñar de forma escalonada con

arreglo a una jerarquía de necesidades. En primer lugar, se trata de ha-

cer frente a los síntomas

más

graves, tales como el insomnio, las pesa-

dillas, la ansiedad intensa o el humor depresivo. En segundo lugar, hay

que

abordar el núcleo del trauma reexperimentación del suceso ocu-

rrido, conductas de evitación y reacciones de sobresalto). Y por último,

se trata de regular las emociones, de recobrar la autoestima y

de

recu-

perar la confianza

en

las demás personas.

¿Por

qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

personas, aun con sus altibajos emocionales y con sus recuerdos dolo-

ratamiento de las

víctimas

ratamiento psicológico

posterior

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rosos, son capaces de trabajar,

de

relacionarse con otras personas, de

disfrutar

de

la vida diaria y

de

implicarse

en

nuevos proyectos.

Por el contrario, otras personas se encuentran atrapadas

por

el suce-

so

sufrido, no recuperan sus constantes biológicas

en

relación con el

sueño y el apetito, viven atormentadas con

un

sufrimiento constante,

tienen dificultades para controlar sus emociones y sus pensamientos, se

aíslan socialmente y se muestran incapaces

de

hacer frente a las exigen-

cias

de

la vida cotidiana, adoptando a veces conductas contraproducen-

tes, tales como implicarse

en

bajas prolongadas, beber

en

exceso, co-

mer más o menos de la cuenta o automedicarse. Son estas personas las

que, al sentirse desbordadas por el trauma, requieren una ayuda espe-

cífica psicológica

y

en algunos casos, también farmacológica.

Entre estas víctimas necesitadas de ayuda se encuentran especial-

mente aquellas que cuentan con antecedentes psicopatológicos, que

han sufrido secuelas graves por ejemplo, tras

un

intento de homicidio

por parte de la pareja), que se si enten solas, que tienen hijos pequeños

a su cargo, que quedan en unas condiciones económicas precarias o

que son inmigrantes

en

una situación irregular o inestable.

ntervención

en

crisis

inmediata

En los días posteriores al suceso traumático las víctimas

pueden

bene-

ficiarse de una intervención psicológica temprana, que puede ser pro-

porcionada en las Oficinas

de

Atención a la Víctima, con el objetivo de

hacer una evaluación inicial y tomar las primeras medidas inmediatas.

En concreto, este tipo de intervención tiene los siguientes objetivos:

a evaluación inicial del daño psicológico, de las variables facilitadoras

del trauma factores predisponentes, precipitantes y mantenedores), del

grado de resistencia al estrés, de las estrategias de afrontamiento y,

en

definitiva, del grado de vulnerabilidad ante el suceso traumático; b in-

tervención

en

crisis

que

permita hacer frente a los síntomas más inme-

diatos y establecer unas medidas de higiene psicológica, basadas en la

regularización

de

la comida y del sueño, en la recuperación de las ruti-

nas de la vida cotidiana y en la expresión compartida de los sentimien-

tos experimentados con amigos y familiares, yc) derivación a aquellas

víctimas que muestren una mayor vulnerabilidad a padecer una cronifi-

cación de los síntomas a programas terapéuticos más especializados,

como, por ejemplo, los ofrecidos por los centros de salud mental.

De este modo, se puede prevenir, al menos

en

muchos casos, la apa-

rición o cronificación de trastornos mentales severos.

Más allá de la asistencia inmediata, una víctima de

un

suceso traumá-

tico sólo debe buscar ayuda terapéutica cuando las reacciones psicoló-

gicas perturbadoras duran más

de

cuatro a seis semanas, cuando hay

una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano fami-

lia, trabajo o escuela) o cuando la persona se siente desbordada por sus

pensamientos, sentimientos o conductas.

Otra indicación

de

la conveniencia

de

la terapia

es

la negativa

de

la

víctima a hablar con nadie del trauma y la carencia de

un

apoyo social,

bien porque sea ella misma la que se aísle por ejemplo, para evitar el

sufrimiento que le produce hablar de lo ocurrido, para no molestar a las

demás personas con sus problemas o porque su estado anímico se en-

cuentra bajo mínimos), bien porque las personas de su entorno la evi-

ten. En estos casos se corre el riesgo de

un

aislamiento emocional re-

laciones íntimas) y social red social de apoyo).

Sin embargo, muchas personas necesitadas de terapia pueden mos-

trarse reacias a buscar ayuda profesional. En cierto modo, recurrir a un

tratamiento puede suponer para la persona afectada reconocer una

cierta

debilid d

personal.

El

cambio brusco

de una

situación

de

norma-

lidad habitual a ser víctima de

un

suceso traumático puede dificultar,

paradójicamente, la búsqueda

de

ayuda terapéutica, que,

en

cierto

modo, supone el reconocimiento de la incapacidad por sí misma para

superar unas circunstancias adversas.

bjetivos del tratamiento

Los objetivos fundamentales de la terapia, que debe adaptarse a las

necesidades específicas de cada víctima, son proporcionar alivio inme-

diato a los síntomas más graves lo cual

puede

ser conseguido, a veces,

por

los psicofármacos), hacer frente al trauma y restaurar

en

la víctima

el sentido básico

de

seguridad

en

el

mundo

y

en

las personas, así como

facilitar su reintegración social en el contexto comunitario.

El plan de tratamiento se debe diseñar de forma escalonada con

arreglo a

una

jerarquía

de

necesidades. En primer lugar, se trata

de

ha-

cer frente a los síntomas más graves, tales como el insomnio, las pesa-

dillas, la ansiedad intensa o el humor depresivo. En segundo lugar, hay

que

abordar el núcleo del trauma reexperimentación del suceso ocu-

rrido, conductas de evitación y reacciones de sobresalto). Y por último,

se trata de regular las emociones, de recobrar la autoestima y de recu-

perar la confianza

en

las demás personas.

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

Asimismo,

hay

veces

en

que el objetivo prioritario inicial

puede

ser

Tratamiento de las víctimas

erapia

de

exposi ión a

los

re uerdos traumáticos

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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abordar

problemas actuales o condiciones vitales adversas

con

el fin

de

frenar la reactivación o exacerbación del trauma o de

hacer

frente a

estrategias defectuosas

para

superarlo

por

ejemplo, el abuso

de

alco-

hol). Otras veces adquieren una prioridad terapéutica otros trastornos

mentales relacionados que requieren una intervención inmediata,

como

ocurre

en

los casos

de depresión

grave,

con

tendencias suicidas,

de

al-

coholismo o

de

grave fractura familiar. Sólo

después de

conseguido

este objetivo al menos, parcialmente) se

puede

enfocar el trauma

en

mismo.

jes del tratamiento

Un requisito previo a cualquier intervención terapéutica es garanti-

zar la seguridad

de

la víctima.

Cuando

el

suceso

traumático

es

prolon-

gado

y

perdura

actualmente

como

ocurre, frecuentemente,

en

los ca-

sos

de abuso

sexual

en

la infancia o

de

violencia contra la pareja), la

etapa

inicial del tratamiento consiste

en

establecer

un

marco

de

seguri-

dad

y

de

exención de riesgos. Sólo después

de que se

haya garantizado

esta premisa,

con

las medidas familiares, sociales o judiciales precisas,

puede

iniciarse

propiamente

el tratamiento psicológico.

En el tratamiento del trauma, y al

margen de

las técnicas concretas

utilizadas,

desempeña un papel

fundamental la capacidad empática del

terapeuta,

mucho

más

que en

otros

problemas

clínicos,

porque

de

lo

que se

trata

es de

restablecer

en

la víctima la confianza

perdida en

el

ser

humano y de

generar

una esperanza en el futuro.

Lo

fundamental

,

es

eliminar el resentimiento del

corazón porque,

si no,

una persona

vive tiranizada

por

el rencor. La

mordedura de

la serpiente

no

mata; lo

que mata

es

el veneno odio) que deja dentro.

Por

otra parte, cualquiera que

sea

el tratamiento utilizado, un ele-

mento

fundamental previo es el

componente

psicoeducativo. Se trata

de

mostrar a la víctima las respuestas psicológicas habituales ante un

suceso

traumático,

es

decir,

de

hacerle

ver

las reacciones emocionales

normales miedo, malestar emocional, pesadillas, etc.) que

suelen

sur-

gir ante

una

situación norm l suceso traumático).

A continuación

se comentan

las principales estrategias

de

interven-

ción dirigidas a la superación

de un

trauma. Sin embargo,

no hay que

olvidar que el tratamiento

debe

ir

enfocado

también a otras alteraciones

suscitadas

por

el

suceso

vivido

por

ejemplo, dificultades en la regula-

ción

de

emociones o problemas

en

las relaciones interpersonales).

El

aspecto más dolor oso del trauma es, sin duda, revivir intensamen-

te, con frecuencia y

de

forma involuntaria la experiencia sufrida. No se

trata

de un mero

recuerdo, sino

de unas

vivencias, a

un

nivel cognitivo

y emocional, que se agolpan

en

la

mente

y que

vienen acompañadas

de una

intensa excitación psicofisiológica. Por

mucho

que la víctima

se

esfuerce

por

apartarlas

de

su mente, las vivencias vuelven

una

y otra

vez,

con

más fuerza incluso.

En este sentido, la terapia

de

exposición a los estímulos traumáticos

es

la más adecuada

para

superar estos síntomas de reexperimentación.

De

esta forma, exponerse a las imágenes del suceso traumático bajo el

control del terapeuta

ayuda

a digerir emocionalmente el atracón

de

vi-

vencias que

una persona ha

sufrido.

Así

recordar y verbalizar lo ocurri-

do en un

ambiente

de

apoyo facilita la transformación

de

las imágenes

caóticas y fragmentadas del trauma, mantenidas en la memoria emocio-

nal

en

sucesos

ordenados

espacial y temporalmente bajo el control

de

la memoria verbal. En cierto

modo, se

trata

de poner nombre

a lo que

la víctima

ha

vivido y

de

guardar los recuerdos

en

el archivador corres-

pondiente para

que

la

persona

pueda

ejercer

un

cierto control sobre

ellos.

Es

en este

proceso de

transformación de las vivencias

en

recuer-

dos y

en

la integración

adecuada de

éstos, ya digeridos, en la biografía

de l

persona cuando la víctima

puede

experimentar un alivio

de

los

síntomas y una recuperación

de

la capacidad

de

control. Además, me-

diante la exposición correcta a los estímulos traumáticos, se logra des-

activar la estructura cognitiva del

miedo

y

aumentar

la habilidad de la

víctima

para

pensar y hablar sobre lo ocurrido.

La víctima recibe las siguientes instrucciones del terapeuta:

¿ or qué víctima

es

femenino y agresor masculino

Tratamiento de las víctimas

se

en

nuevos

proyectos, y,

por

ello,

tienden

a evitarlas sistemáti

Page 99: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Sin embargo,

hay

víctimas

que

se resisten a llevar a

cabo

esta tarea

.

por

ejemplo:

«no

quiero volver a contar la misma historia>, porque,

en

algunos casos,

puede

resultarles

muy

dolorosa.

La

calidad

de

la relación

terapéutica entre terapeuta y víctima

desempeña un papel muy

impor

tante

en

este asunto. Comenzar la exposición en presencia del terapeu

ta contribuye a

~ e d u i r

el malestar

de

la víctima y a alejar las posibles

expectativas amenazantes.

La

confrontación

con

los pensamientos o imágenes temidos se reali

za

de

forma gradual,

de menor

a

mayor grado de

dificultad. Se comien

za

por

llevarla a

cabo en

el contexto seguro

de

la sesión terapéutica. En

primer lugar, se

expone

a la víctima a los estímulos cognitivos temidos

más simples

de

la jerarquía

de

situaciones aversivas

que

se

ha

estable

cido previamente

con

ella y se graba

en audio

la exposición,

que

sólo

termina

cuando se

reduce significativamente el

grado

de

malestar. Se

puede

a veces facilitar la evocación

de

los recuerdos

con

la exposición

en vivo

a estímulos relacionados,

por

ejemplo llevando la misma

ropa

que cuando

ocurrió la agresión sexual o

leyendo

o viendo la víctima

recortes

de

periódico,

en

el caso

de que

los haya, relacionados

con

el

suceso.

En resumen, mediante la terapia

de

exposición se intenta sustituir la

reexperimentación por

el

recuerdo no es

lo mismo

revivir que recor-

dar ,

se diferencia entre el

suceso

traumático y otros acontecimientos

que son similares,

pero

que

no son

peligrosos, y además se consigue

que muchos

de

los síntomas

de

hiperactivación disminuyan

en

frecuen

cia e intensidad.

ratamiento de

l s

conduct s de evit ción

Las víctimas

experimentan numerosos temores

a las situaciones

de

la vida cotidiana, como,

por

ejemplo, afrontar

problemas en el

tra

bajo, salir solas a la calle, relacionarse socialmente, viajar o implicar-

camente.

Como

resultado

del suceso

traumático, la víctima

puede

comenzar a

considerar

peligrosas circunstancias

que

incluso

no

es

tán

relacionadas directamente

con

el acontecimiento vivido. La evita

ción de unas

situaciones

que son

habituales

en

la vida

de

cualquier

persona

puede

ofrecer

un

alivio momentáneo a la persona afectada.

Sin embargo, esta evitación contribuye a mantener y

extender

las

con-

ductas

de

temor, a limitar la eficacia

de

las estrategias

de

afrontamien

to utilizadas y,

en

último término, a reducir la calidad

de

vida

de

la

víctima.

En estos casos la terapia de exposición en vivo

es

la más indicada

para superar

las conductas

de

evitación. Este tratamiento consiste

en

primer lugar,

en

detectar las conductas positivas evitadas

por

la víc¡ima

y,

en segundo

lugar,

en

enfrentarle

de

forma repetida y prolon gada a la

mayor parte posible

de

los

componentes de

la configuración estimular

ansiógena.

Una vez delimitado el perfil de evitación

de

la víctima, la práctica

gradual es

la forma más

adecuada de

llevar a

cabo

este tratamiento. Los

objetivos

de

la práctica

son

aquellas situaciones y estímulos

que

la víc

tima

teme

o evita y

que

le

crean

dificultades

en

su vida cotidiana. Las

tareas

de

la práctica

son

los pasos concretos

para

conseguir esos obje

tivos.

La

víctima comie nza practicando tareas sencillas,

que

le infunden

confianza

en

sí misma,

para

enfrentarse progresivamente

con

otras más

complejas.

ratamiento

de los síntom s de hiper ctiv ción

Los síntomas

de

hiperactivación

mantienen

a la víctima

en un

estado

de

alerta permanente e interfieren negativamente en su vida cotidiana.

Así, la víctima

puede

encontrarse sobresaltada constantemente, mos

trarse irritable,

tener

dificultades

para

dormir,

permanecer

vigilante ant e

cualquier estímulo,

por

insignificante

que

sea, y sentirse

en

la necesidad

imposible

de

controlar

todo

lo

que

está a su alrededor.

Muchos de estos síntomas

pueden

disminuir mediante la exposición

en vivo y en imaginación a los estímulos evitados, tales como pensa

mientos, imágenes, personas, lugares o incluso conversaciones vincula

das al suceso. Asimismo se

pueden

utilizar otro tipo de técnicas para

reducir la ansiedad,

como

son

el control

de

la respiración, la relajación

muscular y la relajación mental mediante la utilización

de

imágenes

tranquilizadoras.

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

or

otra parte, existen múltiples síntomas tanto

del

trastorno

de

es

TABLA 7 6

ratamiento de las víctimas

{continu ción}

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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trés postraumático disminución

del

interés

por

actividades

que

ante

riormente resultaban gratificantes, anestesia emocional o ira)

como de

otros cuadros clínicos sintomatología ansiosa y depresiva)

que pueden

requerir

una

intervención complementaria. En la tabla 7.6

se exponen

esquemáticamente los as pectos psicopatológicos y las posibles técnicas

que

se

pueden

emplear.

TABLA

7 6

Ejes principales del tratamiento

Recuerdos traumáticos.

Conductas

de

evitación y embota

miento afectivo.

• Terapia

de

exposición

en

imagina

ción a pensamientos, imágenes y

percepciones.

• Terapia

de

exposición en vivo a las

conductas evitadas p. ej., conver

saciones, actividades, lugares, per

sonas, etc.).

• Dar pasos graduados hacia el mun

do

exter ior p. ej., salir a la calle

regularmente, saludar a las perso

nas conocidas, hablar de sí mismo,

esforzarse

por

compartir las alegrías

colectivas, etc.).

• Expresar emociones

de

forma pro

gresiva, a partir

de un entorno

se

guro.

Sensación

de

acortamiento del fu- • Proyección hacia el futuro p. ej.,

turo. planificación realista

de

actividades

y

de

relaciones interpersona1es, vi

sualización

de

cambios positivos en

el

futuro, etc.).

Ansiedad e hiperactivación. • Control

de

la respiración.

• Relajación muscular y mental.

Ideas distorsionadas sobre la pro

babilidad

de

sufrir

de

nuevo el su

ceso traumático, miedo a la locura

o a perder el control, etc.

Control

de

la ansiedad/estrés y

de

la sintomato10gía depresiva.

Control

de

la ira.

Pérdida

de

la confianza personal e

interpersonal.

Déficit de autoestima.

FUENI E: Echeburúa, 2004.

• Reestructuración cognitiva.

• Información

sobre

las respuestas

psicológicas habituales ante un su

ceso

traumático.

• Exposición

en

imaginación y

en

vivo a los recuerdos, pensamientos,

sensaciones corporales, lugares,

personas, etc.

• Reestructuración cognitiva.

• Relajación.

• Implicación

en

actividades gratifi

cantes.

• Explicación del proceso

de

escala-

da de

la ira.

• Suspensión temporal.

• Distracción cognitiva.

• Entrenamiento

en

autoinstrucciones.

• Reeva1uación cognitiva norma lizar

los esquemas cognitivos automáti

cos y catastrofistas que se producen

tras las situaciones traumáticas).

• Atención selectiva a los recursos

psicológicos

que

la víctima posee.

• Autova10ración objetiva

en

diferen

tes áreas relaciones interpersona

les, salud, forma

de

ser, etc.).

• Autoaceptación.

• Implicación

en

metas realistas, etc.

7 5 INDICADORES

POSITIVOS

NEGATIVOS

DE RECUPERACiÓN

Indicadores positivos

En el caso

de que

la víctima haya recibido

un

tratamiento psicológi

co, la recuperación es más probable cuando hay

una

asistencia constan

te a las sesiones

de

tratamiento y

cuando se

llevan a

cabo

de

forma

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

regular las prescripciones terapéuticas. Ocurre, a veces, que las víctimas

Tratamiento de las víctimas

TABLA

7 7

Page 101: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 101/137

con un

mejor funcionamiento completan el tratamiento, mientras

que

las que están más necesitadas

de

él lo abandonan.

Una primera señal de recuperación básica es

que

la persona recobre

las constantes biológicas en relación

con

el sueño y el apetito. Asimis

mo

un indicador positivo del proceso

de

mejoría

de

la víctima es cuan

do

se recupera la expresión verbal

de

los sentimientos y se

pone

orden

en

el caos

de

las imágenes y recuer dos del suceso traumático. A veces,

y más allá

de

las palabras,

l

reaparición

de

expresiones

de

afecto ges

tuales, como sonrisas, o físicas, como abrazos o besos, es

una

señal

de

recuperación.

Más allá de cambios espectaculares, la recuperación está presente

cuando la víctima

aumenta

la cantidad y calidad de las actividades gra

tificantes y se implica

en una

dieta regular

de

placeres y deleites sim

ples: una compañía agradable,

una

comida sabrosa,

una

lectura intere

sante,

un

paseo

por

el parque o al borde

del

mar, un espectáculo

entretenido, una música grata,

una

charla

amena

o

una

risa a pierna

suelta.

Todo

ello contribuye a imprimir

un

significado más positivo a la

vida

de una

persona.

De

este

modo

la víctima

comienza

a

recobrar

la

capacidad

de

sor

prenderse y a mirar lo de

siempre con

ojos nuevos, a

poner

interés

en

las actividades

que

se

hacen

cada día y a fijarse unas metas concre

tas

que es posible

conseguir. Ver el lado positivo

de

la realidad ayu

da a

una

persona a

desembarazarse de

las

espinas de

la vida cotidia

na.

El

objetivo

fundamental es aprender

a orregir la mirada para

centrarse en los recuerdos agradables y en la parte positiva

de

la rea

lidad.

Otra muestra

de recuperación es que

la persona

se

implique

en

conductas

altruistas y

de

ayuda a los demás. Este tipo

de compor-

tamientos, además

de

ser un medio para mantener relaciones afectuo

sas, comunicarse y convivir

con

otras

personas ayuda

a

aumentar

la autoestima y distrae a la víctima

de

su propio dolor,

con una

me

joría

en

otros síntomas, como

dormir

mejor o sufrir menos

de

an

siedad.

En definitiva,

un

trauma se

supera

cuando la persona, aun

con

dolor,

es

capaz

de

integrar el suceso traumático como algo

pasado

que forma

parte

de

su historia personal, sin la presencia excesiva de emociones

negativas como odio, rabia o impotencia),

es

capaz

de

vivir

con

nor

malidad el día a día y utiliza unas estrategias

de

afrontamiento positivas

tabla 7.7).

Indicadores positivos negativos

de

recuperación

ante

un suceso

traumático

/

Acudir con asiduidad a las sesiones

de

tratamiento y seguir las prescrip-

ciones terapéuticas.

/

Recobrar las constantes biológicas

en

relación

con

el

sueño

y el apetito.

/ Recuperar la expresión verbal de los sentimientos.

/ Reaparecer las expresiones de afectos gestuales.

/ Aumentar la cantidad y calidad de las actividades e implicarse en

una

dieta regular de placeres

y

deleites simples.

/ Recuperar la capacidad

de sorprenderse

y mirar lo

de

siempre con ojos

nuevos.

/ Poner interés en las actividades que se hacen cada día.

/ Fijarse

unas

metas concretas que sean posibles

de

conseguir.

/ Ayudar a los demás y tener conductas altruistas.

/ Mostrar inestabilidad emocional

con

anterioridad al

suceso

traumático.

/

Haber

estado

expuesto

a los estímulos traumáticos

de

forma intensa y

prolongada.

/ Mostrar respuestas

de

embotamiento afectivo.

/ Haber sido hospitalizado

por

heridas relacionadas con el suceso traumá

tico.

/

Haber padecido un

trastorno ansioso-depresivo grave.

/ Mostrar una mala capacidad

de

adaptación ante diferentes sucesos trau

máticos sufridos en el pasado.

/ Utilizar estrategias de afrontamiento negativas.

/ Haber sido revictimizado o traumatizado

en

un período crítico del desa

rrollo.

/ Padecer

sentimientos

de

rabia u odio, junto con intensos

deseos de

ven

ganza.

/

Hacer caso omiso

de

las prescripciones terapéuticas.

FUENTE:

Echeburúa, 2004

Indicadores negativos

En general, los factores más problemáticos para la recuperación

de

la

víctima

son

la inestabilidad emocional anterior al suceso y la duración pro

longada

de

la exposición a los estímulos traumáticos,

como

ocurre,

por

ejemplo,

en

las situaciones

de

abuso sexual intrafamiliar

en

la infancia.

¿Por qué víctima

es

femenino agresor masculino

Cuando ocurre un suceso traumático, el riesgo más alto

de

sufrir

una

ratamiento de las víctimas

minoría

de

las personas que se exponen diariamente a las pruebas más

Page 102: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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cronificación

de

los síntomas es

cuando

las víctimas muestran respues

tas

de

embotamiento afectivo anestesia emocionaD. Aunque las con

ductas de sobresalto y de hiperactivación pueden ser las más especta

culares

en

los primeros momentos, 1 peor que le puede

suceder

a una

persona

afectada por

un

suceso de este tipo es que se encierre y

se

vuelva

como un zombi,

es decir, que pierda

su

capacidad de

atender

y

responder emocionalmente a su entorno habitual.

Son asimismo indicadores negativos de recuperación del trauma el

haber sido amenazada de muerte como ocurre

en

algunas violaciones

yen la violencia contra la pareja) u hospitalizada por heridas relaciona

das con el suceso traumático. Asimismo algunos factores que ensom

brecen la recuperación

de

la víctima

son haber

padecido un trastorno

ansioso-depresivo grave, haber sido victimizada anteriormente

por

ejemplo, por otras parejas en el caso de una víctima de violencia do-

méstica) y

haber

mostrado una mala capacidad de adaptación a las di

ferentes adversidades sufridas

en

la vida anterior.

Pero,

en

general, la evolución de la recuperación depende de las

estrategias

de

afrontamiento utilizadas para supera r el trauma. En con

creto, el pronóstico

es

más sombrío

cuando

la víctima,

en

lugar

de

en-

carar el problema adecuadamente,

adopta

estrategias de afrontamiento

negativas como beber alcohol

en

exceso, automedicarse con tranquili

zantes, evadirse mentalmente o volcarse

en

el trabajo de una forma

compulsiva), se refugia

en

el

pasado

o alienta sentimientos de odio.

Más en concreto, el fracaso del tratamiento psicológico puede es

tar ligado a factores diversos. A veces se relaciona

con

el trauma

en

mismo: traumatización extrema, revictimización, cronicidad del suce

so traumático, traumatización

en un período

crítico del desarrollo, etc.

Pero otras veces el fracaso depende de otros factores más recientes,

como la aparición conjunta

de

diversos trastornos, la presencia

de

sen

timientos intensos

de odio

o

de

venganza, la aparición

de

circunstan

cias vitales adversas, tales

como

el divorcio o la pérdida de empleo, y

la inobservancia de las prescripciones terapéuticas.

7 6 CONCLUSIONES

Los sucesos más traumáticos dejan frecuentemente secuelas imborra

bles, limitan la capacidad de entusiasmo y hacen a las personas más

vulnerables a los trastornos ansioso-depresivos, al cambio de persona

lidad y a las enfermedades físicas. Pero no es menos cierto que sólo una

penosas de la vida enferman. Después de todo, la esperanza y el espí

ritu de superación forman parte del instinto de conservación y de su

pervivencia del ser humano.

Hay muchas diferencias

de

unas personas a otras en la forma

de

su

frir y

de

recuperarse del trauma. Hay quienes e stán afectadas profunda

mente durante años y sólo

con

dificultad consi guen llevar un tipo de

vida normal,

pero

muy

limitado. Otras sufren intensamente,

pero

du

rante un período corto de tiempo. Y por último, hay quienes superan

1 acontecido casi de inmediato y reanudan su vida en condiciones de

normalidad.

A un nivel predictivo global, la evolución

de

los síntomas a la remi

sión o a la cronificación puede depender de la existencia de un trastor

no

psicopatológico previo,

de

la percepción

de

control sobre los suce

sos negativos,

de

la intensidad y gravedad

de

los estresores,

de

la

presencia temprana

de

síntomas disociativos amnesia psicógena) y del

apoyo

psicológico y social recibido durante y después del suceso trau

mático.

En cuanto al tratamiento, la terapia de exposición

en

imaginación,

a los pensamientos invasivos;

en vivo,

a los estímulos evitados) parece

la más efectiva para hacer frente a este trastorno. No obstante, las per

sonas traumatizadas

con

niveles

muy

altos

de

evitación

son

muy reacias

a exponerse a los recuerdos traumáticos. En estos casos la motivación

para el tratamiento e incluso la implicación en tareas terapéuticas dolo

rosas, como la evocación y exposición a los sucesos traumáticos, sólo

pueden darse cuando la víctima tiene

una

plena confianza en el tera

peuta

y se siente preparada para ello.

La

escucha activa en un ambien

te tranquilo,

de

máxima confidencialidad, y la exp resión

de

emociones

desempeñan un papel especialmente importante.

Por muy terrible

que

haya sido la experiencia vivida, siempre cabe

la posibilidad

de

cerrar, total o parcialmente, la herida sufrida. No

se

trata

de

olvidar 1 inolvidable tarea, por lo demás, imposible), sino

de

no

sentirse atrapado como en

una

jaula por los recuerdos del pasado.

Lo

que

se pretende es recuperar la capacidad

de

hacer frente a las ne

cesidades del presente y

de

mirar al futuro

con

esperanza. Es decir, ser

capaz

de

atender a los requerimientos

de

la vida cotidiana, prestar aten

ción a los estímulos exteriores, disfrutar

de

lo que se tiene a

mano

en

las circunstancias actuales y hacer planes para el futuro,

aunque

sólo

sea para los días o meses inmediatos,

denotan

un camino claro de re

cuperación. En definitiva, recuperarse significa ser capaz

de haber

inte-

¿Por qué

víctima es

femenino y agresor masculino

grado la experiencia traumática en la vida cotidiana de haber transfor

ratamiento de

las

víctimas

Galiana, S. y Marianas, H. 1997). Intervención psicológica en víctimas de agresio

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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 103/137

mado

las vivencias pasadas en recuerdos, sin

que

éstos sobrepasen la

capacidad

de

control

de

la persona ni interfieran negativamente en su

vida futura.

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8

TRATAMIENTO

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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 104/137

DE LOS

AGRESORES

8 1

LOS

TRATAMIENTOS

PSICOLÓGICOS

CON DELINCUENTES

En el marco

que se h present do de

factores relacionados

con

el

maltrato

de

pareja y la agresión sexual,

un pregunt

importante es qué

efectividad se

puede esper r

de los tratamientos con los agresores ge-

neralmente psicológicos o psicosociales), aplicados en España y otros

países desarrollados,

p r

reducir su riesgo delictivo. En principio, y a

semejanza

de

lo que sucede en otros ámbitos delictivos,

es

razonable

confiar

en

que el tratamiento

pued

disminuir

un

parte del riesgo

de

reincidencia. Sin embargo,

no

debería tenerse

como

expectativa

que

los

tratamientos

pued n

erradicar completamente la reincidencia, ya que

los factores que propician el riesgo delictivo

son

bastante más amplios

de

lo

que

u tratamiento psicológico

por

sí solo

puede

atajar.

s decir, existen factores

de

personalidad,

como un

elevada impulsi-

vidad,

que pueden

ser modificados

por

el tratamiento sólo

de modo

par-

cial e imperfecto. También u sujeto

puede h ber

sufrido experiencias

traumáticas

en

su infancia y adolescencia,

como

maltrato o abuso sexual,

que, unque constituyen factores de riesgo para la comisión de futuros

delitos,

no

son, sin embargo, susceptibles de intervención retrospectiva

en

el

momento

presente, precisamente

porque

forman parte

de

las expe-

riencias pasadas, y

en

cierto grado indelebles, vividas

por

el individuo.

Por otro lado,

en

relación

con

las oportunidades delictivas, éstas requie-

ren su propia din,ámica preventiva, relativa a

l

mayor autoprotección de

las eventuales víctimas, el incremento de los obstáculos para el delito y

la prevención ambiental física iluminación de calles y barrios, barreras

de acceso a zonas infantiles, medidas adecuadas de protección

de

posi-

bles víctimas, etc.). Como es evidente, el tratamiento

de

los agresores

sexuales o

de

pareja poco podrá hacer

en

todas estas direcciones.

Pese a lo anterior, el tratamiento aspira a

poder

mejorar la

resistenci

de

los individuos,

de m ner

que

no

lleven a c bo agresiones, a

pes r

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

de que puedan presentárseles oportunidades para ello o verse envuel

ratamiento

de

los

agresores

de

utilidad

para

hacer frente a las limitaciones

de

estos agresores que,

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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tos en situaciones de mayor riesgo. Además,

debe

tenerse

en

cuenta

que los individuos agresiva y delictivamente motivados (ya sea para el

maltrato o para la agresión sexual) no esperarán pasivamente a que las

oportunidades se les presenten, sino que las buscarán de forma activa.

De ahí que el objetivo clave de los tratamientos será reducir la

motiva-

ción delictiva de los maltratadores y de los agresores sexuales, de modo

que

ni aprovechen las oportunidades

que

se

les presentan ni las bus

quen de

modo

intencionado y activo. Para ello, los tratamientos actua

les intentan desarrollar, entre otros aspectos, la capaci dad emocional

de

los individuos y su empatía

con

las víctimas, reducir sus distorsiones

cognitivas y justificaciones de las agresiones (pensamientos favorables

al

uso

de la violencia o devaluadores de la figura femenina), mejorar

sus capacidades generales de comunicación e interacción con otras per

sonas y fortalecer su capacidad de anticipar consecuencias negativas

como resultado

de

sus comportam ientos violentos.

En este capítulo se presentarán de manera sucesiva los tratamientos

psicológicos actualmente aplicados

con

los maltratadores de pareja y

con los delincuentes sexuales.

8 2 TRATAMIENTO

DE

HOMBRES VIOLENTOS

CONTRA

LA PAREJA

Necesidad de la

intervención

psicológica

El

tratamiento psicológico a los agresores contra la pareja es, junto

con

otras medidas judiciales y sociales,

una

actuación necesaria, a

pesar

de

las voces críticas

que se han

levantado a veces

en

contra

de

este tipo

de

programas. Ahora bien, tratar psicológicamente a un agresor no sig-

..

nifica considerarle o responsable

de

sus co nductas violentas.

Es una

falsa disyuntiva considerar al

hombre

violento

como

delincuente

en

cuyo caso merece las medidas punitivas adecuadas y

que todo

el

peso

, de la ley recaiga sobre él, o como enfermo necesitado entonces

de

un

tratamiento médico o psiquiátrico.

Muchos hombres violentos

son

responsables

de

sus conductas,

pero

presenta n limitaciones psicológicas importantes en el manejo

de

los im

pulsos, en el abuso

de

alcohol, en su sistema

de

creencias, en las habi

lidades

de

comunicación y

de

solución

de

problemas o en el control

de

los celos. Un tratamiento psicológico n o psiquiátrico, en el sentido

de

farmacológico,

que

sólo

en

algunos casos resulta

necesario- puede

ser

aun siendo responsables de sus actos, no cuentan, sin embargo, con las

habilidades necesarias para resolver los problemas de pareja en la vida

cotidiana. De 1 que se trata es de controlar la conducta actual para que

no se

repita

en

el futuro. De este m odo,

se

protege a la víctima,

se

me

jora la autoestima del agresor

y

lo que es más importante, se reduce el

riesgo de continuar maltratando a su pareja o a futuras parejas.

Tratar psicológicamente a

un

maltratador

es hoy

posible, sobre

todo

si el sujeto asume la responsabilidad

de

sus conductas y cuenta

con una

mínima motivación para el cambio. No se debe, por ello, considerar el

maltrato como inmodificable, como si fuera una bola de presidiario a la

que se está irremisiblemente enganchado. Es más, un mal pronóstico

no excluye el intento de un tratamiento. Si no, ello nos llevaría al crite

rio indefendible del mero almacenamiento

de

los sujetos en las cárce

les. Al margen

de

las diversas funciones que se atribuyen a las penas

-retributiva disuasora, reafirmadora de la norma y protectora de la

sociedad- no se

puede

prescindir

de

su función prioritaria

de

reedu

cación y reinserción social del infractor, según establecen el artículo

25.2

de

la Constitución española y el artículo 1

de

la Ley General Peni

tenciaria.

Es

más, la sociedad

debe

caer

en

la cuenta

de un hecho

ele

mental: todos los presos

que

están en la cárcel verán la calle antes o

después, por lo que es muy importante trabajar con ellos para reducir

su riesgo delictivo futuro.

Pero incluso desde la perspectiva

de

la víctima,

es

un error contra

poner la ayuda psicológica a la víctima

con

el tratamiento del maltrata

dor,

con

el argumento

de

hay que volcar todos los recursos sociales y

económicos en las víctimas. Una y' otra actividades son necesarias. No

puede olvidarse que, al menos, un tercio de las mujeres maltratadas que

buscan ayuda asistencial o interponen

una

denuncia siguen viviendo, a

pesar de todo,

con

el agresor. Asistir psicológicamente a la víctima y

prescindir

de

la

ayuda

al

hombre

violento es, a todas luces, insuficiente.

Pero hay más. Tratar al agresor es una forma

de

impedir que la violen

cia, más allá

de

la víctima, se extienda a los otros miembros del hogar

(niños y ancianos especialmente), 1 que ocurre en un 30 o un 40 de

los casos.

Si se aboga sólo por las medidas coercitivas

con

el agresor, se come

te otro error. Golpe ar o maltratar a la pareja de forma no habitual es un

delito que está castigado

con una

pena que oscila

de

tres meses a un

año de

reclusión (artículo 157 del Código Penal). A su vez, el ejercicio

de

la violencia física o psíquica habitual, según el artículo 173.2, es un

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

delito

que

está penalizado

con una

pena que oscila entre seis meses y

ratamiento de los

agresores

Si bien el nivel de rechazos y abandonos prematuros es todavía alto, los

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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tres

años

de prisión. Ello quiere decir que el malúatador,

por

lo general,

o bien

no

entra en prisión (las penas de menos

de

dos años impuestas

a

un

delincuente primario suelen

ser

objeto

de

suspensión condicional

de condena y muestra

una

irritación adicional por la pena, o, si resulta

encarcelado, lo es

por un

período corto. En uno y otro casos aumenta

el riesgo de repetición de las conductas violentas contra la pareja.

Una razón adicional para el tratamiento

de

los agresores es el carácter

crónico de la violencia contra la mujer. Se trata de

una

conducta sobre

aprendida

por

parte del maltratador,

que

está consolidada en su reper

torio de comportamientos por los beneficios logrados, especialmente la

obtención de la sumisión de la mujer y la sensación

de

poder.

Si

se pro

duce

una

separación o divorcio y el hombre violento se vuelve a empa

rejar con otra mujer, se puede predecir

que

va a haber, más allá del

enamoramiento transitorio,

una

repetición de las conductas de maltrato

con

la nueva pareja. Por ello, la prevención de futuras víctimas también

hace aconsejable el tratamiento psicológico del agresor (tabla 8.1).

TABLA

8 1

Razones

de la

intervención

psicológica

con hombres violentos en l hogar

• Riesgo de homicidio contra la ex

esposa.

• Acoso, hostigamiento y reitera

ción de la violencia.

• Relación obligada

de

la mujer con

el agresor,

por

diversos vínculos

(familiares, económicos, socia

les, etc.) que la

pone

en peligro

de

ser

maltratada.

• Posibilidad de reincidencia de los

malos tratos

con

otra mujer.

• Peligro de que el maltrato conti

núe o de que, si cesó anterior

mente, aparezca de nuevo.

• Alta probabilidad de que la vio

lencia

se

extienda a otros miem

bros de la familia (hijos, personas

mayores, etc.).

• Malestar psicológico del agresor,

de la víctima y del resto de las

personas que conviven

en

el ho

gar.

Hay todavía

una

razón más a favor del tratamiento. A diferencia de lo

que

se piensa en algunos sectores de la población y se transmite a me

nudo en los medios de comunicación, los tratamientos psicológicos de

hombres violentos contra la pareja ofrecen unos beneficios aceptables.

resultados obtenidos hasta la fecha son satisfactorios: se ha conseguido

reducir las conductas de maltrato y evitar la reincidencia, así como lograr

un mayor bienestar para el agresor y para la víctima (tabla 8.2).

TABLA 8 2

Resultados obtenidos en

los

programas

de

intervención

con hombres

maltratadores contra

la mujer

Dechner

et

al. 1986)

1 año Mejoría significativa.

Harris (1986)

Postratamiento Mejoría

en un

73 de los

casos.

Hamberger y Hastings Postratamiento

(1988)

Mejoría significativa.

51

de abandonos.

Edleson y Syers (1990) 6 meses Mejoría significativa.

68

de

abandonos.

Faulkner et

al.

(1992) Postratam iento Mejoría significativa.

Palmer et

al.

(1992) 1 año Mejoría significativa

en

rela-

ción con los maltratadores no

tratados.

Rynerson y Fishel (1993) Postratam iento Mejoría significativa.

Echeburúa y Fernández- 3 meses

Montalvo (1997)

48 de rechazos terapéuticos

al inicio del programa.

69 de éxito terapéutico con

los casos tratados.

Taylor et al. (2001) 1

año

Mejoría significativa.

Echeburúa

et

al. (2006) Postratamiento Mejoría significativa.

Echeburúa y Fernández- Postratamiento Mejoría significativa.

Montalvo (2009)

Echebl.,lrúa et

al.

(2009) 1 año

5 de rechazos terapéuticos

al inicio del programa.

3 de

éxito terapéutico

con

los casos tratados.

¿ or

qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

Por último, desde una perspectiva preventiva, en la medida en

que

Tratamiento de los agresores

Por ello, la eficacia

de

los tratamientos obligatorios, sin

una

implica-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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disminuya el número

de

hombres violentos en el hogar, también lo hará

la violencia futura. Se trata,

en

definitiva,

de

interrumpir la cadena

de

transmisión intergeneracional y el aprendizaje observacional por parte

de los hijos.

Motivación

para

el

tratamiento

La

falta

de reconocimiento

del

problema

o la

adopción de una

ac-

titud

soberbia de

autosuficiencia,

con un aparente dominio de

la situa-

ción, dificultan la

búsqueda de ayuda

terapéutica. Así,

es

frecuente

que no se acuda

a la consulta o

se haga en condiciones de

presión,

cuando por

ejemplo,

hay amenazas de

divorcio

por parte de

la

pare-

ja o

denuncias

judiciales.

El

agresor

cuenta habitualmente

con

el au-

toengaño de que

esta situación

de

violencia

nunc

más se va a volver

a repetir

Esta actitud es reflejo

de

la resistencia al cambio.

Si bien

el

temor

a

la pérdida

de

la mujer y

de

los hijos y la perspectiva

de

un

futuro

en

soledad, así

como

el

miedo

a las repercusiones legales y a

una pérdida

de poder

adquisitivo,

pueden

actuar

como un

revulsivo,

en

estos casos

no hay una

motivación

apropiada

y el compromiso

con

el cambio

de

conducta es escaso y fluctuante (tabla 8.3).

Utilitarismo

ustificación

rrebato

Olvido

TABLA 8 3

Negación

del

maltrato

Sólo

de

esta manera ella hace lo

que yo

deseo.»

Fue ella la que me provocó; es ella la que

tiene que cambiar.»

Los

dos nos

hemos faltado al respeto.»

No me di cuenta en ese momento de lo

que

hacía.»

Ni me acuerdo

de

lo que hice.»

FUENTE: Echeburúa

y

Corral, 1998.

ción

adecuada

del agresor, resulta muy limitada. En concreto, las tasas

de

éxito

en

sujetos derivados del juzgado y sometidos obligatoriamente

a terapia

son muy

bajas. En estos casos el maltratador

no

tiene

una

mo-

tivación auténtica

para

que

se produzca un

cambio sustancial

en

su

comportamiento y en su forma de relación con la pareja.

Motivación inicial

La

decisión genuina

de

acudir a

un

programa terapéutico se

adopta

sólo

cuando

se

dan

varios requisitos previos: reconocer

que

existe

un

problema, darse cuenta

de que

el sujeto

no

lo

puede

resolver

por

solo y,

por

último, valorar

que

el posible cambio va a mejorar el nivel

de

bienestar actual.

El hombre

violento va a estar realmente motivado

cuando

llegue a percatarse

de

que

los

inconvenientes de

seguir maltra-

tando superan

a las ventajas

de

hacerlo.

El

terapeuta

debe

ayudar al

agresor a lograr

esa

atribución correcta

de

la situación actual y a descu-

brirle las soluciones a su alcance.

Es

preciso evaluar

en

el primer contacto

con

el agresor el nivel

de

motivación

para

el cambio, así

como

su

grado

de

peligrosidad actual,

porque

la protección

de

la víctima resulta prioritaria

en

este contexto.

En la actualidad se cuenta

con

escalas adecuadas

para

evaluar el riesgo

de

violencia grave contra la pareja, lo

que

permite

adoptar

las medidas

de

protección apropiadas.

En cualquier caso, la motivación inicial

para

el tratamiento

en

el mal-

tratador suele

ser

débil e inestable. Conviene,

por

ello, aprovechar cual-

quier insinuación favorable

para no

posponer

la consulta. Retener al

sujeto

en

el tratamiento posteriormente

puede

no

ser tan

complicado.

Motivación de mantenimiento

Una vez

que

el sujeto ha acudido a la consulta

por

vez primera (ha-

bitualmente por presión

de

su pareja o

por

mandato judicial), se trata

de mantenerlo en el tratamiento. Es decir, las consultas iniciales

no

ga-

rantizan la continuidad en

l

terapia. Una cosa es empezar un trata-

miento y otra

muy

distinta concluirlo.

De

hecho, los

abandonos

son

muy frecuentes en la terapia de los

hombres

violentos, especialmente

en las tres y cinco primeras sesiones.

Por ello, el objetivo inicial de la terapia es crear

en

el sujeto

una

mo-

tivación genuina para el cambio

de

conducta y del estilo

de

relación

de

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

pareja. Así, el terapeuta pretende implicar activamente al agresor en el

Tratamiento de los agresores

responsabilidad del maltrato, más

que

la culpabilidad debido a las im-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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proceso terapéutico

y

de

esta forma, aumentar la probabilidad de éxito

del tratamiento. En la tabla 8.4 se señalan algunas

de

las estrategias mo-

tivacionales comúnmente empleadas, así como algunas otras que están

en estudio debido a su utilidad potencial.

T BL

8 4

Estrategias

motivacionales para el

tratamiento

CTU LES

,/ Confidencialidad.

,/ Control de

las

emociones.

,/

Mejoría

del estado de ánimo

y

de la autoestima.

,/

Aprendizaje de habilidades de comunicación y de estrategias de solu-

ción de problemas.

,/ Elusión de los términos de maltratador de culpabilidad

,/ Tratamiento breve en horario compatible con el trabajo del sujeto.

EN ESTIJDIO

,/ Facilitación de la empatía con las víctimas.

,/ Tratamiento grupal con ex agresores.

FUENTE

Adaptación

de

Ech ebur úa Corral, 1998.

Se trata, en primer lugar, de establecer una relación terapéutica ba-

sada en la confianza, en la confidencialidad y en el deseo sincero de

ayuda por parte del terapeuta, lo que implica advertir al sujeto, en un

clima exento de juicios moralizante s sobre su situación real y sobr e los

riesgos de su conducta. Asimismo hay que persuadir al agresor acerca

de

las ventajas

de

un

cambio

de

comportamiento: sentirse mejor, apren-

der

a controlar sus emociones, establecer relaciones de pareja adecua-

das, mejorar su autoestima, evitar la actuación de la justicia y conta r

con

un reconocimiento social del

que

carece ahora.

También es preferible eludir los términos de maltratador o agresor

cuando el terapeuta se dirige al sujeto, debido a las connotaciones se-

mánticas tan negativas que contienen estos términos. Se puede hablar

en su lugar, de una forma eufemística, del tratamiento de las conductas

violentas o de hombres

con

dificultades, al menos en las primeras se-

siones. Además hay que crear un contexto terapéutico

que

fomente la

plicaciones judiciales negativas de este término).

Asimismo conviene

proponer

un tratamiento breve

en

torno a seis

meses de

duración- y

siempre

que

se pueda, en horario compatible

con

el trabajo del agresor. Y por último, hay

que

generar unas expec-

tativas de cambio realistas

en

el sujeto. Eliminar la ira o los celos

por

completo no es un objetivo alcanzable, pero sí lo es, en cambio, man-

tenerlos bajo control y canalizarlos de

una

forma adecuada.

Otras estrategias motivacionales están siendo en estos momentos

objeto de estudio,

como

pueden ser la facilitación de la empatía

con

las

víctimas de maltrato a través, por ejemplo, de la observación de vídeos

con testimonios de mujeres agredidas o de la redacción de una carta a

la víctima) y el tratamiento grupal de maltratadores dirigido conjunta-

mente por terapeutas y por ex agresores ya tratados con éxito. En este

caso, el papel desempeñado por estos últimos puede ser muy impor-

tante porque facilitan la identificación de los sujetos con ellos. Es decir,

pueden servir como modelos positivos, ya que han conseguido aban-

donar la violencia, y pueden enseñar a los agresores actuales estrategias

de solución de problemas más adecuadas para hacer frente a los con-

flictos interpersonales, a los estados emocionales estresantes o

de

ira o

a las dificultades habituales en la relación de pareja.

En resumen, la motivación para el cambio constituye el objetivo inicial

prioritario en el tratamiento de los hombres violentos contra la pareja. De

poco servirá comenzar una terapia para la que el sujeto no está motivado.

Por ello, el terapeu ta debe hacer énfasis en este punto, prestar atención al

grado de motivación actual de l sujeto y facilitar la transición de una fase

de negación del problema o de escepticismo sobre el cambio a una fase

de reconocimiento del problema y de implicación activa con dicho cam-

bio. En la tabla 8.5 figuran descritas brevemente las distintas etapas

por

las que suelen pasar los maltratadores desde esta perspectiva motivacional.

Tratamiento

psicológico

La intervención clínica puede llevarse a cabo en un entorno comu-

nitario, especialment e cuando la pareja sigue unida y cuando la violen-

cia

no

es excesivamente grave, o en un medio penitenciario, cuando el

agresor está recluido en prisión

y

especialmente, cuando está próximo

a la excarcelación. En este último caso, se trata de que el maltratador,

al que se considera responsable de los delitos violentos cometidos con-

tra su pareja, no reincida cuando recupere la vida en libertad. Téngase

¿Por qué

víctima es femenino y

agresor masculino

T BL 8 5

ratamiento de los

agresores

en

cuenta que haberse comportado de una forma violenta con una pa

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Etapas del cambio

por t miento

violento.

Mostrar am- Interés

en

cam

bivalencia

biar, pero sin

dudar

entre desarrollar

un

cambiar o compromiso fir-

no). me

de

cambio.

por

otras más

adaptativas.

Presentar

un

estilo de vida

desvinculado

de

las con

ductas

vio-

lentas.

Compromiso

de

cambiar y torna

de decisiones

sobre

cómo

fa

cilitar el proce

so

de

cambio.

Cambio

en

la

conducta o

en

las condiciones

mbient l e s

que

afectan al

problema

con

el

fin

de

superarlo.

Eliminación

con

éxito

de

la con

ducta problemá

tica y esfuerzos

para prevenir la

recaída y conso

lidar las ganan

cias obtenidas.

-Lo que ella dice es falso.; -ella me

provoca todo el tiempo y

no me

deja en paz.; -la

que

tiene

que

cambiar y necesita tratamiento es

ella.; -ella también me maltrata

psicológicamente»; -yo

no tengo

problemas para controlarme.; -a

mí no me nada

-Cada vez me doy más cuenta de

que,

cuando me

enfado, hago

daño

a mi pareja.; -ahora veo

que

la violencia es un problema»; - creo

que

sería

bueno que me

enseña

ran a controlarme»; -el problema

es

que

ella nunca cede, pero

no

podemos

seguir asÍ».

-Desde

hace

dos semanas

no he

tenido problemas con mi mujer.;

-estoy decidido a venir a trata

miento y poner

de

mi parte para

estar

bien con

ella.;

«es

la última

oportunidad

que

me da».

-Aunque

no

resulta fácil,

todo

pa

rece ir bien»; «cuando mi pareja

me pone

nervioso, la evito yén

dome a otra habitación.; «cuando

me

agobio,

hago

lo

que

me

di

jiste»;

«ahora, por lo menos, pode-

mos hablar

-Ahora

me

controlo mucho, pero

aún

tengo miedo

de

perder el con

trol.; -suelo evitar los conflictos y

discusiones porque

no

quiero alte

rarme·; -estoy mejor

que

cuando

inicié el tratamiento, pero no quie

ro confiarme»; -ahora entiendo me

jor a mi

mujer»; «ella

también tiene

derecho a decidir

fuENTE: Prochaska y DiClemente, 1983; adaptado.

reja en el

pasado

entraña un grave riesgo de comportarse de la misma

manera con otras parejas futuras, incluso aunque haya mediado un con

siderable período

de

tiempo entre unas y otras relaciones.

actores

básicos de la

terapia

Los agresores contra la pareja deben cumplir con

unos

requisitos

previos antes de comenzar propiamente con la intervención terapéuti

ca: reconocer la existencia del maltrato y asumir la responsabilidad

de

la violencia ejercida, así como del

daño

producido a la pareja, mostrar

una motivación mínima para el cambio

y

por último, aceptar los prin

cipios básicos del tratamiento, a nivelform l tales como la asistencia a

las sesiones o la realización

de

las tareas prescritas) y de contenido en

concreto, el compromiso

de

interrupción total

de

la violencia). Respec

to a este último punto, el agresor debe saber que, si se incumple el

compromiso de no agresión, su pareja o el terapeuta pueden tomar la

decisión de denunciarlo por

un

imperativo ético.

ntervención psicológica

El

tratamiento

con

hombres maltratadores

debe

ser directivo en el

marco

de

un contexto terapéutico cálido. Asimismo la terapia

debe

con

tar

con

objetivos concretos y realistas y atenerse a las necesidades es

pecíficas

de

cada sujeto, lo

que

implica hacer un programa individuali

zado a la medida del perfil de cada agresor.

ormato del tratamiento

La intervención terapéutica con agresores contra la pareja debe ser

individual

y

a

modo

complementario y siempre

que

sea posible

por

ejemplo, en

un

contexto penitenciario), grupal, sin desaten der

por

ello

las necesidades específicas

de

cada persona. Las sesiones grupales,

que

pueden

estar dirigidas

por

terapeutas junto

con

algún

ex

maltratador

que

actúe como modelo positivo, tienen como objetivo neutralizar los meca

nismos habituales de negación, minimización y atribución causal exter

na de las conductas violentas. Se trata asimismo de generar conciencia

del problema y

de

ayudar a asumir la responsabilidad propia, así como

de

hacer ver

que

el cambio es posible y

de

desarrollar estrategias

de

afrontamiento efectivas para abordar las dificultades cotidianas. Expresar

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

la necesidad de cambio -asumida como decisión propia y

no

como

Tratamiento de los agresores

El

terapeuta

debe

ser un psicólogo

con

la formación y el entrena

miento adecuados. Si bien en los primeros estudios los psicólogos han

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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resultado

de

las presiones

externas-

e interrumpir la cadena

de

la vio

lencia son los objetivos fundamentales

de

estos grupos terapéuticos y el

requisito imprescindible para ab ordar otras metas de mayor alcance.

Sin embargo, la terapia de pareja está contraindicada en estos casos,

al

menos en

las primeras fases del tratamiento.

La

presencia

de

la vio

lencia distorsiona la relación y la convierte en asimétrica,

de

tal forma

que no

es posible este tipo

de

terapia.

La

mujer estaría tan inhibida o

rabiosa en presencia de

su

pareja que no se obtendría beneficio de este

contexto terapéutico.

El

programa de intervención debe ser preferiblemente breve y bien

estructurado,

con

objetivos concretos y con un formato modular flexi

ble. Es decir, el programa

debe

contar con técnicas variadas, que se

aplican en cada caso

a la medida

del sujeto. No

debe

olvidarse que, al

margen del

punto

básico en común a todos los agresores l a conducta

de

maltrato-,

las motivaciones, los factores precipitantes y los aspectos

psicopatológicos implicados difieren de unos casos a otros.

En general, la intervención técnica debería contar

con

alrededor de

veinte sesiones, de una hora de duración, y con una periodicidad sema

nal tabla 8.6).

La

duración

recomendada

del conjunto

de

la interven

ción, excluidas las evaluaciones, sería de unos 6 meses. A efectos de

comprobar la consolidación del cambio de conducta, se debería llevar

a cabo un seguimiento de, al menos, uno o dos años con controles

periódicos a los

3 6

12, 18 Y 24 meses).

TABLA 8 6

Características de

la

modalidad terapéutica

Individual

Psicólogo clínico varón)

15-20

Semanal

1 hora

6

meses

20 horas)

1-2

años

FUENTE: Adaptación de Echeburúa

y

Corral, 1998.

sido varones, al

menos en

las primeras fases del tratamiento,

debemos

decir que, en función de nuestra propia experiencia y la de otros cole

gas, más

que

el sexo, lo

que

resulta más significativo es la calidad de la

relación establecida entre el sujeto y el terapeuta, sea éste hombre o

mujer.

ontenido del tratamiento

El

programa aquí recomendado, diseñado por Echeburúa y sus cola

boradores, está compuesto por diversas técnicas encaminada s al desa

rrollo de la empatía, al control de los impulsos violentos y al aprendi

zaje

de

las estrategias de actuación adecuadas ante los conflictos. En

concreto, se pone el énfasis inicialmente en la educación sobre el pro

ceso

de

la violencia y en el afrontamiento adecuado

de

la ira y

de

las

emociones negativas, así como en el control de los celos y en el consu

mo

excesivo de alcohol.

Se sigue posteriormente con la reestructuración cognitiva de las

ideas irracionales respecto a los roles sexuales y a la utilización

de

la

violencia como forma adecuada

de

resolver los conflictos,

con

el entre

namiento en habilidades

de

cómunicación y de solución

de

problemas

y

con

la educación sexual.

En la tabla 8.7 aparece un resumen de los principales aspectos psi

copatológicos tratados en el programa de intervención recomendado,

así como de las técnicas terapéuticas utilizadas para cada uno de ellos.

En una primera fase del tratamiento es conveniente ayud ar al sujeto

a desarrollar la empatía con la víctima por medio de diversos ejercicios

vídeos, relatos autobiográficos o testimonios) y técnicas de expresión

de emociones. Se trata de fomentar una

empatía emocional

es decir,

sentir lo que realmente le ocurre a la víctima) y una

empatía de acción

o

vínculo de compromiso

es decir, actuar positivamente a favor de la

víctima), no meramente una

empatía cognitiva

limitarse a comprender

lo que le sucede). En realidad, la empatía es la capacidad

de

ponerse

en el lugar de la otra persona para comprender mejor lo que piensa y

lo que puede originarle sufrimiento, así como para darse cuenta de sus

diversas necesidades sociales.

Asimismo resulta útil explicar al sujeto, desde un enfoque psicoedu

cativo, el ciclo

de

la violencia

de

pareja, es decir, lo

que

es el desarrollo

de

la tensión, la explosión o episodio de violencia aguda

y

finalmente,

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

TABLA

8 7

Tratamiento de los agresores

el arrepentimiento. También

es de

interés proporcionarle información

sobre la ira: el objetivo

no es

eliminarla lo que sería antinatural), sino

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Programa de tratamiento y

diario

de sesiones

Aspectos motivacionales

y

empatía

SÍNTOMAS PSICOPATOLÓGICOS

• Exposición a imágenes audiovi

suales.

• Discusión racional y reestructu

ración cognitiva.

Primer nivel de intervención 5.

a_9

asesiones

Ira descontrolada

• Explicación del

proceso

del ci

clo

de

la violencia y

de

la esca

lada de la ira.

. • Suspensión temporal.

• Distracción cognitiva.

• Entrenamiento

en

autoinstruc

ciones.

Ideas distorsionadas sobre los roles • Educación sobre la igualdad de

sexuales y sobre la violencia como . los sexos.

forma

de

solución

de

problemas • Reestructuración cognitiva.

Ansiedad/estrés . • Relajación.

Segundo nivel de intervención 10. a-14. asesiones

Déficits

en

la autoestima

Celos patológicos

Consumo

abusivo

de

alcohol

. • Reevaluación cognitiva.

• Reestructuración cognitiva.

. • Saciación.

. • Programa

de

bebida controlada.

Tercer nivel

de intervención 15.

a lB.

a sesiones

Déficits de asertividad y comuni-

  .

• Entrenamiento en asertividad y

cación habilidades de comunicación.

Déficits en la resolución

de

pro-   . • Entrenamiento en solución de

blemas problemas.

Déficits

en

las relaciones sexuales .. Educación

sobre

la sexualidad

en

la pareja.

PREVENCIÓN DE RECAÍDAS 19 .

a

-20.

a

sesiones

Situaciones de riesgo

FUENTE Echeburúa

y

Corral, 1998.

• Entrenamiento en la aplicación

de

pautas

de

actuación urgentes.

enseñarle a controlarla y canalizarla

por

medio

de

conductas

no

proble

máticas. Se trata

de

ayudar al sujeto a que

aprenda

a identificar tempra

namente

los llamados pensamientos calientes reproches desmedidos a

la pareja

por una

conducta suya percibida

como

inapropiada, o

bien

por

injusticias o agravios pasados), los sentimientos

de

venganza o hu

millación) y las conductas chillidos o gestos amenazantes) que dispa

ran

la reacción

de

ira.

De

este modo,

se

va

aprendiendo

a frenar volun

tariamente, y a tiempo, la escalada

de un proceso

automatizado que

puede

llevar a la violencia descontrolada.

Más tarde, cuando la

persona es

ya capaz

de

detectar las situaciones

antecedentes facilitadoras

de

la ira, los pensamientos activadores y los

cambios fisiológicos como,

por

ejemplo, sentirse acalorado, fruncir el

ceño o cerrar los puños),

deberá emplear

la técnica

de

la suspensión

temporal

que

consiste

en

el alejamiento físico y psicológico

de

la situa

ción asociada

con

la ira hasta

que

los pensamientos calientes se

hayan

enfriado. En este contexto

de

ausencia temporal

puede

ser

de

interés

recurrir a otras técnicas complementarias,

como

la distracción cognitiva

y las autoinstrucciones positivas.

a

reestructuración cognitiva

de

las ideas distorsionadas sobre los

roles sexuales es decir, el papel

de

la mujer o el significado

de

la vida

en

pareja) y sobre la violencia

como

forma

de

solución

de

problemas

es asimismo una tarea necesaria.

En

una

fase posterior se

pueden

ensayar,

según

los casos, otras es

trategias terapéuticas,

como

la relajación, el entrenam iento

en

solución

de

problemas y la

enseñanza de

habilidades

de

comunicación,

que es

una

forma

de

canalizar la ira y resulta

ser un buen

antídoto contra la

agresión.

Asimismo,

un aspecto

psicopatológico

que no puede

eludirse

en

algunos sujetos y

que en

su caso requiere

una

intervención específica

es

el relativo a los celos patológicos,

que

resultan

muy

resistentes al

tratamiento y

que pueden ser

tratados,

con

resultados desiguales,

mediante técnicas

de

reestructuración cognitiva y

de

saciación.

a

re

estructuración cognitiva

se

orienta,

como

ya

se ha comentado,

a reem

plazar los

pensamientos exagerados

y

erróneos sobre

la infidelidad,

los celos, etc.,

por

otros más

prudentes

y realistas.

Por

su parte, la

sa

ciación consiste

en pedir

al sujeto

que

imagine

de modo

intensivo y

prolongado

sus temidas situaciones

de

infidelidad,

experimentando

abiertamente las

emociones

y sentimientos negativos

que

les

son

con-

¿Por qué

víctima s

femenino

y

agresor masculino

comitantes.

Se

espera que este proceso psicológico, de

ponerse

de

modo intencionado

y

reiterado en lo peor, acabe «saciando» al indivi

ratamiento

de

los

agresores

T BL 8 8

Guía de prevención de

recaídas

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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duo y contrarrestando y reduciendo sus pensamientos y emociones

involuntarios de celos.

El programa tiene generalmente un formato individual. No obstante,

algunas sesiones ---en concreto, las relacionadas con las habilidades de

comunicación

y

de

solución

de

problemas- se

pueden

realizar, en

una

fase avanzada

de

la terapia, con ambos miembros de la pareja cuando el

caso concreto lo requiera

y

sólo si el maltratador

ha

tomado plena con

ciencia de su problema, han cesado

por

completo los episodios de vio

lencia y el desarrollo del tratamiento hasta ese momento

ha

sido positivo.

revención

de recaídas

El

objetivo de cualquier intervención terapéutica es, como no

puede

ser de otra manera, consolidar el cambio

de

conducta a largo plazo. Las

recaídas

son

el reto más importante. Éstas

son

más frecuentes en los

. primeros meses tras la terminación d el tratamiento. Al cabo

de

1-2 años

de mantenimiento, las nuevas estrategias aprendidas suel en haberse in

corporado

de

forma estable al repertorio

de

conductas del sujeto.

En la prevención

de

recaídas se tratan diferentes aspectos

que

están

con

frecuencia asociados a la reincidencia, en concreto los déficits de

autoestima y el consumo abusivo

de

alcohol y drogas.

La

evitación

de

la recaída

supone

apreñder a identificar las situaciones

de

riesgo que

pueden llevar al descontrol

en

el comportamiento, así

como

a utilizar

estrategias de afrontamiento adecuadas

que puedan

incorporarse al re

pertorio

de

conductas.

Por lo

que

se refiere al consumo abusivo

de

alcohol, se corrige a

través

de

un programa

de

bebida controlada.

Si

se trata

de

un problema

de alcoholismo en sentido estricto, es preciso derivar al paciente a un

centro

de

salud mental.

Por

último,

se

orienta al sujeto hacia la creación

de un estilo

de

vida positivo,

con una

vida

tan

gratificante

como

sea

posible, lo

que

hace menos probable la

adopción de

comportamientos

violentos (tabla 8.8).

En cuanto a la aplicación concreta

de

este programa en un medio

comunitario, el lector interesado puede encontrar

una

información más

pormenorizada sobre la guía completa de evaluación

y

tratamiento en

el manual

de

Echeburúa y Corral 998) y, respecto a la aplicación en

un medio penitenciario, en el texto

de

Echeburúa, Amor y Fernández

Montalvo (2002).

Déficits en autoestima Reevaluación cognitiva.

Establecimiento de metas positivas.

Consumo

abusivo

de

alcohol y Programa

de

consumo

controlado.

drogas

Evitación de la reincid encia Identificación de situaciones de riesgo.

Aprendizaje de estrategias de afronta

miento.

Creación

de

un estilo

de

vida positivo.

FUENTE: Adaptación de Echeburúa, Amor y Femández-Montalvo, 2002.

esultados

obtenidos

Este programa completo ha sido evaluado recientemente con 196

hombres violentos contra la pareja tratados

en un

medio

comunitario.

Los

resultados obtenidos

con

los sujetos que

han

completado el progra

ma han mostrado una tasa de éxito del 88 al finalizar el tratamiento,

que se redujo, sin embargo, al

53

en el seguimiento de los doce me

ses.

El

éxito ha sido definido como la desaparición completa de la vio

lencia física

y

la reducción significativa de la violencia psíquica,

todo

ello considerado tanto desde la perspectiva del agresor como desde la

de la víctima.

En las variables psicopatológicas relacionadas con el riesgo de mal

trato, tales como celos, abuso de alcoholo irritabilidad, se ha producido

asimismo una mejoría significativa. Sin embargo, la tasa de rechazos

y

de abandonos ha sido alta. En concreto, del total de la muestra inicial

096 sujetos), un 45 (88 pacien tes) rechazó iniciar o

abandonó

pre

maturamente-

la intervención.

Los

abandonos se produjeron en las

tres

y

cinco primeras sesiones,

cuando

la relación terapeuta-paciente no

era todavía sólida

y

cuando

el sujeto no había visto aún con claridad las

ventajas del cambio de conducta.

Por tanto, los resultados obtenidos en la evolución comentada son

alentadores. Si

bien

no está resuelto el problema del alto grado

de

abandonos (cercano a la mitad), sobre

todo

al comienzo del tratamien

to (lo

que

exige ahondar más en las estrategias motivacionales), más de

¿Por qué

víctima es femenino

agresor masculino

la mitad de quienes finalizaron la terapia obtuvieron beneficios terapéu

ticos mantenidos a lo largo del tiempo. Estos resultados, sin

ser

conclu

ratamiento de los agresores

En la figura 8.1 se recogen

e s q u e ~ á t i c m e n t e

los principales fac

tores de riesgo que, de acuerdo con los conocimientos actuales, con

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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yentes, resultan, cuando menos, esperanzadores.

Según los diversos estudios sobre tasas de reincidencia

en

este tipo

de programas, el mero hecho de recibir un tratamiento reduce conside

rablemente la probabilidad de recaída. En general, las reincidencias

parecen

depender

más de las características personales de los maltrata

dores que del tipo de intervención recibida.

Actualmente está

en

marcha un programa terapéutico grupal de

hombres violentos contra la mujer

en

las prisiones españolas, basado

en

el tratamiento descrito

en

este capítulo y complementado

con

un

manual de autoayuda pa ra los presos. La evaluación inicial de este pro

grama

ha

sido satisfactoria,

pero

todavía no

hay

resultados disponibles

sobr e su efectividad a largo plazo es decir,

cuando

se haya producido

la excarcelación

de

los sujetos y éstos se hayan reincorporado a la vida

en

libertad).

8 3

TRATAMIENTO DE AGRESORES SEXUALES

La

agresión sexual y los agresores sexuales constituyen,

como

tam

bién

lo

son

el maltrato

de

pareja y los maltratadores, uno

de

los retos

más complejos y difíciles a los

que

se enfrenta la psicología criminal.

Ello es debido a que, como se

ha

mencionado, en el proceso

de

desa

rrollo

de

los jóvenes que acaban convirtiéndose en agresores sexuales

suelen confluir diversas problemáticas interrelacionadas ciertas carac

terísticas individuales - como baja autoestima y alta impulsividad-,

socialización inapropiada, experiencias

de abuso

infantil o de abando

no, fantasías sexuales desviadas, etc.)

que

se traducen en problemas en

tres diferentes ámbitos personales: el

de

la conducta sexual en sí, el del

comportamiento social más general y el de las cogniciones y emociones

que

están implicadas en las conductas sociales y sexuales.

Riesgos

para

l agresión sexual

Como se ha señalado,

debido

a la multifactorialidad etiológica del

fenómeno de la agresión sexual, no debería esperarse que el tratamien

to psicológico eliminase por completo el riesgo criminal de los agreso

res sexuales, sino

que

lo redujese en un cierto grado. Esta predicción

teórica coincide en

buena

medida, según veremos más adelante,

con

los datos empíricos sobre la eficacia relativa

de

los tratamientos.

tribuyen a favorecer los comportamientos que conducen a una agre

sión sexual. Los riesgos se han dividido

en

la siguiente estructura de

factores:

o:::> Estáticos relativos a aquellos aspectos o características del modo

de ser profundo del individuo ser varón, impulsividad, etc.) o

correspondientes a sus experiencias pasadas victimización

sexual infantil, precoc idad delictiva, etc.). Estos factores

de

riesgo

son estáticos

en

cuanto que no pueden ser directamente modifi

cados por el tratamiento, que, como es lógico, sólo puede incidir

sobre elementos actuales y en relación con el comportamiento

futuro del sujeto. Tales aspectos estáticos serían, utilizando una

metáfora terapéutica, la casa» es decir, aquello que el individuo

es y que difícilmente puede variar. Un principio terapéutico bien

establecido con delincuentes, y relativo a los factores estáticos, es

el denominado principio de riesgo»: su significado es que el tra

tamiento debería ser más estructurado o intensivo en proporción

directa a la magnitud global

de

los factores estáticos

de

riesgo.

o:::> Dinámicos referidos a aquellos riesgos que, como tener hábitos

delictivos, contar con amigos antisociales, carecer de vínculos

prosociales, abusar d el alcoholo de las drogas o mostrar creen

cias justificadoras de la agresión sexual, son susceptibles de ser

eliminados o reducidos mediante un tratamiento adecuado. En la

metáfora terapéutica aludida los factores dinámicos constituirían

los muebles», es decir, aquellos elementos personales actuales

cómo se comporta el sujeto, cómo piensa, con

quién

va, etc.)

que, al igual que los muebles

de

la casa, uno podría sustituir por

otros,

aunque

ello

deba

hacerse

poco

a poco y

con

el esfuerzo y

la ayuda necesarios. El principio terapéutico más importante, en

l tratamiento de todo tipo de agresores y delincuentes, denomi

nado de necesidad criminogénica», establece que los factores de

riesgo dinámicos directamente vinculados a la actividad delictiva

de un sujeto hábitos antisociales, justificaciones

de

la violencia,

déficits en habilidades sociales, falta de apoyo prosocial, etc.)

son

los objetivos principales del tratamiento.

o:::> Parcialmente modificables relativos a algunas características

del individuo que ni constituyen factores completamente está

ticos o inmodificables) ni totalmente dinámicos o modifica-

¿Por qué

víctim

es femenino y agresor masculino?

bIes . Entre éstos se encontrarían la dimensión de riesgo impul

sividad-autocontrol, la empatía, el

consumo

abusivo crónico

de

Tratamiento de los agresores

Un aspecto

de

actualidad es determinar

qué

papel podría desempeñar

en

esta reducción del riesgo delictivo la medicación inhibitoria del impul

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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alcohol y drogas, etc. En el símil propuesto,

podríamos

hablar

de

«las reformas

de

la casa»,

es

decir,

de

aquellos elementos

que

ni constituyen puramente paredes maestras

de

la casa,

que no

se

puedan

tocar, ni tampoco

son

meros muebles

que uno pue-

da reemplazar con rapidez

y

completamente. l

igual

que

en

una

casa

pueden

reformarse parcialmente

algunos tabiques de

distribución

de

las habitaciones,

cambiar

las

ventanas

y las

puertas o variar el

color de

las paredes, también las personas

pueden

efectuar

en su

vida, en

ese espacio personal intermedio

entre

lo

que uno es

y lo

que

la vida le

ha

dado, algunas refor

mas y ajustes

que

pueden mejorar

sus

posibilidades futuras.

Estos factores parcialmente modificables se

asocian

al

denomi-

nado

«principio

de responsividad

o individualización», lo

que

implica

que

las intervenciones terapéuticas deben adaptarse en

la

medida de

lo

posible

a las

peculiariedades personales de

los

sujetos tratados.

igura 8 1 Factores de riesgo para l agresión sexual

{adaptado

a

partir de Redondo 2008]

so sexual, lo

que

comúnmente suele denominarse «castración química».

Sencillamente, los fármacos antiandrógenos serían

un

posible método

más que, combinado con el tratamiento psicológico actual, podría contri

buir a reducir el riesgo

en

aquellos casos en que

un

impulso sexual irre

frenable fuera prominente

en

la etiología

de

la agresión sexual. En opi

nión

de

los autores, para la utilización terapéutica

de

medicación

inhibitoria del impulso sexual en el marco del tratamiento penitenciario

no sería estrictamente necesario reformar la ley, ya

que

la vigente Ley

Penitenciaria prevé el uso, para el tratamiento

de

los delincuentes encar

celados,

de

cualesquiera medios educativos, psicológicos, sociales o mé

dicos.

Los

fármacos inhibitorios

de

la sexualidad

son

ciertamente

un

todo médico, por lo que su

uso

terapéutico,

con

las mismas condiciones

de

voluntariedad

que

para el resto

de

las técnicas

de

tratamiento, está

legalmente contemplado. Más allá

de

esto, las dudas

pueden

suscitarse

cuando,

en

lugar

de

tratamiento farmacológico

de

inhibición del impulso

sexual, se habla

de

«castración química». En este último caso el debate

sobre si está o

no

prevista legalmente adquiere tintes más nominalistas y

dramáticos. La aplicación

de

tratamientos psicológicos a los delincuen

tes sexuales

es una

estrategia relativamente reciente,

con apenas

tres

décadas de

historia. Además, la

proporción de

delincuentes sexuales

que

recibe tratamiento

es pequeña en

relación

con todos

los agresores

condenados.

Los programas

suelen ser

intensivos y

de

larga duración;

generalmente se aplican varias horas

por semana durante uno

o

dos

años. Estos programas incluyen técnicas dirigidas específicamente a

tres áreas problemáticas principales:

comportamiento

sexual desviado,

distorsiones cognitivas y justificaciones

sobre

el

abuso

y la agresión

sexual y funcionamiento social

del

sujeto

en un plano

más general.

Suelen intervenir

en

el tratamiento diversos terapeutas

con

frecuen

cia

un hombre

y

una

mujer

que

adiestran a los agresores sexuales

en

habilidades sociales específicas

con dos

propósitos complementarios:

primero,

que aprendan

a inhibir

con

firmeza las conductas

de

agresión

sexual, y segundo,

que adquieran

las habilidades

de

comunicación ne

cesarias

para

establecer relaciones sexuales adultas y consentidas.

lementos que favorecen

l

tratamiento

El

tratamiento psicológico aplicado

con

agresores sexuales, al igual

que

lo ya visto

para

los maltratadores, requiere

que

éstos

se

impliquen

¿ or qué

v í c t i m ~ e s

femenino y agresor masculino

y participen activamente en su desarrollo. Es decir, se necesita

una

cier

ta conciencia

de

la necesidad

que

tienen de mejorar algunos aspectos

Tratamiento de los agresores

vida, especialmente

por

1

que

concierne al aumento

de

su interés y

preocupación

por

las demás personas y a su consideración del futuro.

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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de su vida, así como la motivación necesaria para hacerlo. En esta di

r e i ó ~ se han señalado una serie de elementos que favorecerían la

adecuada aplicación y la eficacia de los tratamientos

con

agresores

sexuales.

Un requisito importante es que el individuo

se

haga consciente de

que tiene un problema y se sienta disconforme

con

los comportamien

tos

que ha

realizado,

deseando

cambiar

de

cara al futuro.

También es importante que el agresor caiga

en

la cuenta de que sus

conductas no han ocurrido

porque

sí, sino que existen diversos factores

(tales como ciertas creencias, fantasías, abu so de alcohol, explosiones de

rabia, etc.) que guardan una estrecha relación con el desencadenamien

to de sus agresiones. Asimismo se requieren algunas condiciones perso

nales facilitadoras, como que el individuo sea capaz de entablar relacio

nes afectivas, disponga de ciertas habilidades verbales y de comunicación

interpersonal y tenga cierta capacidad para aprender de la experiencia,

así como para controlar su conducta en alguna medida.

Es

un

indicador favorable para el tratamiento que no haya habido

violencia física

en

la realización

de

los delitos y

que

el sujeto

no

pre

sente psicosis o deficiencia neurológica grave.

Desde la perspectiva de los posibles factores sociales de protección,

contribuye al éxito del tratamiento, y a la postre a la reducción del ries

go delictivo futuro, que el individuo disponga de vínculos afectivos

prosociales en el marco de

su

propia pareja y familia, en el ámbito la

boral y

en

otras posibles áreas.

Por 1 que concierne a la motivación de los agresores para cambiar,

al inicio de los programas debería contarse con que ésta no será

todo

1 genuina y sincera que sería deseable. No obstante, ello no significa

que no se deba ni se pueda trabajar con estos sujetos. En

un

primer

estadio la motivación para el tratamiento puede ser concebida más

como

un objetivo del propio programa que

como

un requisito para el

inicio del tratamiento.

Una serie de factores susceptible de condicionar la motivación de los

agresores para cambiar son su edad y nivel de maduración y las transi

ciones vitales o momentos de cambio en que puedan hallarse (como

podrían ser haber roto

con

la pareja o tener una nueva pareja, haber

sido padre, haber sufrido la muerte reciente de un familiar o amigo, aca

bar

de recibir la comunicación de la sentencia condenatoria, etc.); tam

bién las narrativas subjetivas o interpretaciones que el sujeto hace de su

Algunos principios del trabajo motivacional

con

delincuentes serían

los siguientes: expresar empatía a los sujetos, desarrollar su percepción

de las propias inconsistencias, evitar la discusión

con

ellos, trabajar la

resistencia al cambio y a poyar

su

autoeficacia.

ngredientes

terapéuticos

Las primeras aproximaciones al tratamiento

de

los delincuentes

sexuales, anteriormente a los años ochenta del pasado siglo, considera

ban que la motivación sexual era el factor etiológico prioritario de di

chos delitos y, en consonancia con ello, los tratamientos se dirigían

exclusivamente a intentar recondicionar las preferencias sexuales de los

sujetos. Sin embargo, se vio que esto era insuficiente y se consideró

también necesario pla ntear el tratamiento en términos de normalización

de su vida sexual y social, adiestrando a los agresores

en

aquellas habi

lidades sociales y de interacción que son necesarias para poder mante

ner relaciones sexuales normalizadas y consentidas.

Asimismo se incorporó como objetivo de los tratamientos la erradi

cación

de

las distorsiones cognitivas» y justificaciones del delito. Y des

de principios de los años ochenta se incluyeron también estrategias de

prevención

de

recaídas, que,

aunque

procedentes del

campo de

las

adicciones, se adaptaron a la realidad de los agresores sexuales. Me

diante la prevención de recaídas se

enseña

a los sujetos a identificar y

anticipar posibles situaciones de riesgo

que

puedan presentárseles para

la reincidencia sexual, así como a afrontarlas más positivarriente. Más

recientemente los tratamientos han incorporado también ingredientes

para la mejora de la autoestima de los sujetos, para el incremento de su

capacidad de intimidad y para la mejora de su empatía con las víctimas.

En la actualidad el formato básico de la mayoría de los programas

que

se

aplican internacionalmente incluye los siguientes elementos te

rapéuticos:

1

Autoestima

Mediante este ingrediente terapéutico se intenta crear

un

clima que apoye y motive a los sujetos para considerar que tienen la

capacidad de cambiar y mejorar. También se intenta ayudarles a mejorar

su nivel educativo y sus habilidades laborales y la amplitud de sus acti

vidades sociales, así como su propia apariencia externa. Asimismo se les

anima a detectar sus características personales más positivas por ejem

plo, el

hecho de

ser trabajador, amigo leal, generoso, etc.). Una estrate-

¿Por qué

víctima

es

femenino y

agresor masculino

gia utilizada para ello

es que

identifiquen dichas características y las ano-

ten en una

cartulina

para poder

repasarlas

con

frecuencia durante el día.

ratamiento de los agresores

De modo

más concreto,

en

la tabla 8.10

se

muestran algunos ejem-

. plos

de

excusas

que son

habituales

en

los agresores sexuales, tal y

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Diversos estudios

han comprobado que

estos procedimientos mejoran la

autoestima

de

los agresores sexuales, lo que a su vez aumenta sus posi-

bilidades

de

cambio

en

los restantes

componentes

del programa.

2

Distorsiones cognitivas.

Para trabajar

sobre

la erradicación

de

las

distorsiones cognitivas y

de

las justificaciones delictivas, se

pide

a cada

sujeto

que

describa el delito realizado

desde

su propia perspectiva. A

medida

que

lo hace, se cuestionan, mediante

un

formato

de

diálogo so-

crático, las valoraciones sesgadas

que

va

dando en

su descripción

por

ejemplo,

con

preguntas

como «¿estás

seguro

de que

ella pretendía pro-

vocarte?», «¿podrías

haber hecho

otra

cosa?»

etc. . Pos teriormente se

cuestionan también las actitudes y creencias favorables al delito

que van

emergiendo

en

distintos

momentos del proceso

del tratamiento. En la

tabla 8.9 se presentan diversos ejemplos

de

justificaciones y distorsiones

habituales

que

también

son

frecuentes

en

los agresores sexuales.

T BL

8 9

Distorsiones cognitivas frecuentes

Pensamiento «todo o nada»

Pensamiento catastrófico

Etiquetado negativo

Razonamiento emocional

siento qu es cierto)

Magnmcación/minimización

«Lectura

de

la

mente de

otro»

como prueba)

Sobregeneralización

Personalización de mala fe

«O la forzaba o todo el

mundo

diría

que

yo era un

mariquita.»

«Si

la hubiera dejado, me habría arruina-

do

la vida.»

«No tengo remedio, mi destino es éste.»

«Aunque

me

rechazaba, sentía

que

en

realidad l o deseaba.»

«Era

la mujer más hermosa

que

había

visto en mi vida. Nunca tendría

una

oportunidad como

aquélla.»

Sabía que, al igual

que

yo, ella también

lo estaba imaginando y deseando.»

Ya se sabe, todas las mujeres quieren

siempre lo mismo.»

«Van a por

mí »

como se

detallan

en

el programa

de

tratamiento utilizado

en

prisiones.

T BL 8 10

Ejemplos

de

excusas justificaciones

comunes

en agresores sexuales

/ No habría ocurrido si el niño

no

hubiese

preguntado

cosas sobre sexo.

/

Todo

lo

que

hicimos fue porque a ella le apetecía.

/ No la violé, hicimos el amor.

/ Ella

me

provocó

/ Esa tía lo estaba pidiendo a gritos

con

esos andares y

esa

forma

de

mirar.

/ No le hice tanto

daño

como dijo.

/ Sólo la amenacé,

pero

no le pegué.

/

Aunque

dijo

que

no, ella realmente tenía ganas

/ Llevaba

una

vida muy ligera

/ Mucha gente hace cosas peores

que

yo.

/ Tuve

una

mala noche.

/ Estaba como loco, fuera

de

í

/ Aunque

no

me

lo dijo,

yo

sabía

que me

deseaba

/

No soy perfecto

/ No

pude

hacer nada por evitarlo.

/ Me obligó a hacerlo.

/ No fue

para

tanto

/ Ella disfrutó tanto como yo.

FuENTE:

Redondo, 2008.

3 Empatía.

Como

ya se

ha

mencionado, los agresores sexuales

presentan una gran

dificultad

para reconocer

y sentir el

daño que han

causado

a sus víctimas,

por

lo

que

un

objetivo del tratamiento

es

sensi-

bilizarlos

sobre

el dolor

que

experimentan

las víctimas. Para ello el gru-

po

de

tratamiento elabora

una

lista

de

posibles consecuencias

de

la

agresión sexual y posteriormente,

se pide

a

cada

sujeto

que

considere

si tales consecuencias

podrían haberse producido en su propia

víctima.

Entonces cada participante

en el

programa,

asumiendo

el rol

de su

víc-

tima,

debe

escribir

una

carta,

que

hipotéticamente

su

víctima

le

dirige a

él. En ella el sujeto, en el

papel de

su víctima,

debe

manifestar el

odio

y la rabia

que probablemente

la víctima siente hacia él, la desconfianza

hacia los hombres, los sentimientos

de

inseguridad y

de

culpabilidad

¿Por

qué víctima es femenino y

agresor masculino

que

la agresión le generó, así

como

otros problemas emocionales o

de

comportamiento

que una

víctima podría manifestar. Este ejercicio se

Tratamiento

de los

agresores

4 Relaciones personales/aislamiento

En el tratamiento

se

utilizan

estrategias específicas

para aumentar

las habilidades

de

los sujetos

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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completa

después cuando

se

pide

al sujeto

que

escriba

una

hipotética

respuesta a la carta anterior. En ella el sujeto

debe

reconocer su respon-

sabilidad

por

el delito y aceptar la legitimidad

de

los sentimientos

de

la

víctima, así

como

comentarle los esfuerzos

que

está realizando

para

disminuir el riesgo

de

volver a agredir sexua1mente

en

el futuro.

Aunque el desarrollo

de

la empatía constituye la prioridad del entre-

namiento emocional

de

los agresores sexuales, también se presta la

debida

atención a la regulación

de una

serie

de

emociones

que

se con-

sideran imprescindibles

para una

vida social integrada y

no

delictiva. A

continuación se

presentan en

la tabla 8.11 algunas

de

las emociones

con

las que

se

trabaja mediante el programa

de

tratamiento

de

agreso-

res sexuales aplicado actualmente

en

las prisiones españolas.

TABLA 8 11

Emociones positivas

y

negativas cuya expresión

apropiada es enseñada

los

sujetos

Esperanza Alegría Ira Odio

Asombro

Compasión

Desilusión Dolor

Fascinación Felicidad Infelicidad

Nostalgia

Entusiasmo Gusto Envidia

Decepción

Satisfacción Amor Sufrimiento Nerviosismo

Sorpresa Placer Rechazo

Preocupación

Enamoramiento Diversión

Inseguridad Vergüenza

Atracción Pasión Tristeza Humillación

Alivio Ternura

Depresión

Remordimiento

Orgullo Euforia Miedo Arrepentimiento

FUENTE Redondo, 2008.

Como

puede

verse fácilmente, el anterior repertorio

de

emociones,

tanto positivas

como

negativas, forma parte

de

la experiencia compar-

tida

de

los seres humanos. Por ello,

es

muy

importante

que

también los

agresores sexuales,

que

a

menudo han

experimentado un proceso

de

embotamiento emocional, reactualicen sus capacidades emocionales y

reaprendan a sentir «con normalidad todas estas emociones ,

que son

fundamentales para orientar más correctamente su comportamiento, sin

abusar

o agredir sexua1mente a otras personas.

para

las relaciones personales y

de

este

modo,

reducir su aislamiento

y su

tendencia

a vivir o

pasear

de

forma solitaria. Para ello,

se

trabaja

sobre

aspectos tales

como

la

comunicación

interpersona1, los celos, la

sexualidad y el

miedo

a

no tener

pareja. En concreto, se

pide

a cada

participante en el

programa que

analice si los

problemas mencionados

aparecen en

su experiencia vital anterior. Se

espera que cada

sujeto

hable de

sus relaciones personales

pasadas con

el objetivo

de

ayudar-

le a identificar estrategias

de

relación y estilos

de apego

afectivo

po-

bres, superficiales e inapropiados. A partir

de

ello se orienta y

enseña

a los sujetos a estructurar caminos más efectivos

para

sus relaciones

interpersona1es.

5

Actitudes y preferencias sexuales Muchos delincuentes sexuales,

por

paradójico que

pueda

resultar,

son

bastante ignorantes

en

cuestio-

nes sexuales,

10

que dificulta aún más que

puedan tener unas

relacio-

nes sexuales satisfactorias con

personas

adultas. Unido a ello,

muchos

agresores

se

enfrentan a sus problemas

no

sexuales (aburrimiento, ira,

soledad) recurriendo al sexo como mecanismo preferente y casi exclu-

sivo

de

afrontamiento. Para solventar estos déficits se les ofrece

una

cierta

educación

sexual, a la vez

que

se les

enseñan

estrategias más

efectivas

para

enfrentarse a sus problemas.

y en

el caso

de

qlle los sujetos muestren fuertes preferencias y fan-

tasías antisociales

con

niños o con violencia),

pueden

utilizarse técni-

cas concretas, como el re condicionamiento masturbatorio, específica-

mente

dirigidas a reducir tales preferencias y fantasías desviadas y a

sustituirlas

por

otras socialmente aceptables.

6 Prevención de recaídas El uso de esta técnica presupone atribuir

al abuso y a la agresión sexual

un

cierto carácter adictivo. Es decir, se

consideran las agresiones sexuales como conductas

que

requieren

una

repetición periódica, que es incitada por diversos estímulos internos

(cambios fisiológicos, pensamientos, emociones, etc.) o acontecimien-

tos externos (pornografía, visión

de una

chica solitaria, etc.).

En la técnica de prevención de recaídas se

pide

a cada agresor sexual

que identifique la secuencia de elementos sucesivos

que

le

han

llevado

en el pasado a la comisión del delito y los factores que suelen ponerle

en situación

de

riesgo, como,

por

ejemplo, merodear

en

solitario a pie

o con el coche

por

zonas

poco

transitadas, consumir pornografía, tener

acceso a potenciales víctimas, sentirse deprimido, aislado, furioso o es-

tresado,

tener

dificultades

en

sus relaciones o, simplemente, utilizar

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

estrategias inefectivas

para

afrontar sus problemas. También se le

ayuda

a identificar las estrategias que pueden ser

más

adecuadas para evitar o

Tratamiento de los agresores

El

programa

actualmente aplicado, aunque

en

esencia

contiene

los

mismos ingredientes principales, introduce algunas variaciones en re-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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aminorar la influencia negativa de los riesgos

que

puedan presentarse

en el futuro y para afrontarlos adecuadamente

El

objetivo de estos procedimientos es que el sujeto caiga

en

la cuen-

ta e identifique los primeros

eslabones

o

pasos

de una secuencia que le

llevaría al delito. En estos primeros estadios puede resultar relativamen-

te fácil interrumpir la

cadena de conductas

que

va a concluir con una

agresión sexual. En el marco

de

esta técnica se

denomina fallo»

al he-

cho de dejarse llevar a la realización de una conducta que constituye un

eslabón o avance hacia el proceso de recaída en el delito. En la ta-

bla 8.12 se ejemplifican algunos fallos» típicos cometidos

por

los agre-

sores sexuales que

pueden

conducirles a una recaída en el delito.

TABLA 8.12

Ejemplos

de

«fallos»

más comunes

que pueden llevar

la

recaída en

la

agresión

sexual

1

Estar a solas con una posible víctima

1

Tener

fantasías sexuales de agresión o con menores.

1

Sentir

enfado

hasta el

punto

de estallar o querer hacer

daño

a alguien.

1

Sentirse desesperado creyendo que no existe posibilidad de evitar la

agresión

1

Experimentar

una

soledad intensa.

1

Mirar detenidamente el cuerpo de una mujer, o de un menor.

1

Estimularse con fantasías sexuales de agresión o con menores.

1

Comprar pornografía.

1

Charlar con una posible víctima

1 Pensar

en la posibilidad de estar a solas con un menor.

FUENTE

Redondo, 2008.

La mayoría de los programas de tratamiento con agresores sexuales

se desarrollan en España en las prisiones. Tanto la legislación

española

como las normas internacionales instan a las administraciones peniten-

ciarias a aplicar programas con delincuentes violentos y sexuales, así

como a tomar las medidas de control necesarias para facilitar su reinte-

gración social y evitar su reincidencia. Las primeras aplicaciones de

programas de tratamiento con agresores sexuales se iniciaron

en

las

prisiones españolas

en

1996.

lación con la estructura internacionalmente

aceptada

y ya comentada

En la tabla 8.13 se

presenta

de modo sintético dicho programa, que se

estructura en tres partes denominadas de la siguiente manera:

1

entre-

namiento

en relajación, 2 toma de conciencia y 3 toma de control. En

la tabla se presentan dicha estructura, así como sus

correspondientes

ingredientes terapéuticos y una sucinta descripción de éstos.

TABLA

8 13

Tratamiento de delincuentes sexuales en España

1. Entrenamiento

en

relajación

2.

Toma

de

conciencia

• Historia

personal

• Distorsiones

• Mecanismos de

defensa

3.

Toma de

control

• Empatía

• Prevención de

la recaída

• Distorsiones

cognitivas

Mediante técnicas de relajación muscular, se

enseña

al

individuo a controlar sus estados de mayor tensión.

Tiene

por

objetivo que el sujeto

adquiera

conciencia

sobre

sus actividades delictivas y los factores

que

pue-

den

precipitarlas

El sujeto efectúa un

repaso de su propia

vida

para

ad-

quirir conciencia de cómo ha ido orientándose hacia

el delito.

Se confronta al individuo con sus errores de pensa-

miento

acerca de su conducta delictiva

Se trabaja

sobre

las justificaciones y excusas más fre-

cuentemente utilizadas por los agresores sexuales

Su objetivo

es

que el sujeto

adquiera

y mejore paulati-

namente el control sobre su propia conducta.

Dirigida a mejorar la

capacidad para

darse

cuenta

y

ser

solidario con el sufrimiento

de

otras personas.

Se

enseña

a anticipar situaciones de riesgo de repeti-

ción del delito y a generar respuestas de afrontamiento

prontas, antes de que el riesgo se incremente.

Se profundiza

en

el trabajo

sobre

distorsiones cogniti-

vas,

ya

iniciado en la primera parte, acerca de sus

valoraciones

sobre

las mujeres, el

comportamiento

sexual y la justificación del uso de la violencia.

¿Por qué

víctima

es

femenino

y agresor masculino

TABLA 8 13 continuación)

ratamiento de los agresores

Control y

apoyo

comunitario

de

os delincuentes

sexuales

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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• Estilo

de

vida

positivo

• Educación

sexual

• Impulso sexual

Se instruye a los sujetos

para

programar mejor su vida

y rutinas cotidianas (horarios, objetivos, esfuerzo, per

sistencia, etc.).

Se les forma

en

relación

con

la sexualidad

humana,

especialmente por lo

que

se refiere a su concepción

como actividad de comunicación y respeto recíproco

de los deseos

de

otras personas.

Módulo opcional para ser empleado con aquellos su

jetos que muestran fuertes impulsos sexuales desvia

dos en lo tocante al empleo

de

la violencia o del

mantenimiento de contactos sexuales con parejas in

fantiles). Su objetivo es reducir dichos impulsos me

diante técnicas psicológicas específicas.

Fármacos

inhibitorios del impulso sexual

El

impulso sexual

puede

reducirse mediante la administración

pe

riódica (generalmente semanal)

de

medicación antiandrógena, que o

bien directamente

reduce

la secreción

de

testosterona o bien

bloquea

su acción

en

el nivel

de

los receptores nerviosos. Para ello se

han

em

pleado

dos

sustancias principales:

l

acetato de ciproterona -Andro

  ur (ePA)

en

algunos países europeos) y el acetato de medroxi ro-

gesteron -Progevera -  MPA)

sobre

todo en Norteamérica). Más

recientemente

se ha comenzado

a utilizar

un antiandrógeno

más

po

tente

y

de

efecto

prolongado, l

agonista análogo de la hormona libe-

radora de gonadotropina (GnRH),

que se

inyecta

una vez

cada 1-3

meses, elimina

completamente

-aunque

de modo reversible-

la se

creción

de

testosterona y, además,

presenta

mínimos efectos

secunda

rios. La administración a pedófilos

ha

logrado, al igual

que

los trata

mientos psicológicos más efectivos, reducir la reincidencia a tasas

inferiores al 10 .

Lo más habitual es que estos fármacos se utilicen

no de modo

aisla

do

sino como complemento

de

tratamientos psicológicos como los aquí

descritos.

La

legislación española prevé

una

figura jurídica (la libertad condi

cional) que permite aplicar tratamientos, asignar normas

de

conducta,

efectuar controles y seguimientos, favorecer planes

de

reinserción, et

cétera,

durante

el último cuarto del tiempo

de

cumplimiento

de una

condena de

privación

de

libertad,

cuando

el

penado se

halla todavía

bajo control

de

la justicia.

Para favorecer la reinserción

de

los agresores sexuales, y reducir

de

ese

modo

su riesgo delictivo,

desde una

perspectiva técnica resulta impres

cindible trabajar proactivamente sobre los apoyos y los controles sociales

informales que rodearán su vida cotidiana. Dichos controles incluyen las

familias, los amigos prosociales, los contextos laborales, etcétera, que,

para los delincuentes, al igual que para los

no

delincuentes,

desempeñan

un papel

fundamental para la ordenación y

l

control

de

las conductas.

En España una

de

las carencias más importantes en este campo está

precisamente

en

la ausencia

de

estructuras

de apoyo

y control comuni

tario que apliquen planes proactivos

de

reinserción

de

los ex delin

cuentes,

con

la finalidad

de

reducir sus posibles riesgos delictivos futu

ros. Éste es,

desde

nuestro

punto

de

vista,

uno de

los grandes retos

de

la prevención de casuísticas criminales

de

alto riesgo.

8 4

CONCLUSIONES SOBRE LA EFICACIA

DE LOS TRATAMIENTOS

CON

VARONES

AGRESORES

Las intervenciones con los maltratadores y los agresores sexuales

constituyen objetivos complejos y llenos

de

controversias. Son múlti

ples los sistemas implicados en la toma

de

decisiones

para

acabar con

l

ciclo

de

la violencia y el abuso sexual tanto en el hogar como,

de

modo

más amplio,

en

el

plano

social. Tanto

l

sistema

de

justicia,

por

un lado, como los profesionales

de

la salud mental,

de

los servicios so

ciales y

de

las nuevas profesiones criminológicas,

por

otro,

deben

diri

gir sus esfuerzos a encontrar métodos más efectivos

para

prevenir, tratar

y controlar estos problemas. Frente a posicionamientos más bien sim

plistas, el tratamiento psicológico

no

es propiamente

una

alternativa a

las medidas judiciales, sino más bien algo complementario. Por ello, lo

razonable es integrar

uno

y otro tipo de medidas con arreglo a las po

sibilidades

que

ofrecen las leyes.

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

De

hecho,

para

el caso de los maltratadores, la

suspensión

condicio

nal

de

la

condena en

los delitos

menos

graves

con una

pena

de

prisión

Tratamiento de los agresores

Para el caso

de

los maltratadores, la

heterogeneidad de

los programas

existentes y la variedad

de

las técnicas utilizadas hasta la fecha impiden

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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inferior a

dos

años) está condicionada al sometimiento del agresor a

un

programa

terapéutico específico.

La

entrada

de

la violencia doméstica

en

el sistema

de

justicia

puede ser

necesaria

para

la protección

de

la

víctima,

pero

resulta insuficiente

en muchos

casos para reducir el mal

trato de forma permanente. Por ello, es preciso

complementar

la acción

de

la justicia

con

los programas

de

intervención psicológica,

bien en

el

marco de

la prisión,

bien

en un

entorno

comunitario.

Desde una

perspectiva psicológica, el objetivo del tratamiento

debe

orientarse al control

de

la violencia, al

margen de

la posible reconcilia

ción de

la pareja, y

no puede

limitarse a la

mera detención

de la agre

sión física

con

alguna técnica

de

control de la ira.

De

hecho, lo

que

resulta más difícil de controlar

es

el maltrato psicológico,

que puede

continuar

aun después de haber cesado

la violencia física.

Un aspecto importante y

común

a todos los programas

de

interven

ción destinados a los hombre s violentos contra la pareja- es el alto nivel

de

rechazos y abandonos

de

la terapia, especia lmente

cuando

dichos pro

gramas se aplican

en

la comunidad. En este sentido, e l tratamiento resulta

un

instrumento útil sólo

cuando

el agresor es consciente

de

su problema,

asume su

responsabilidad

en

los episodios de violencia y se muestra mo

tivado para modificar

su

comportamiento agresivo. En estos casos existen

programas

de

tratamiento psicológico que han mostrado

su

eficacia

en

la

terapia

de

los hombres violentos,

con unos

resultados claramente espe

ranzadores si los sujetos implicados concluyen el programa propuesto.

Cuando

los programas de tratamiento se aplican

en

el marco de ins

tituciones

de

justicia,

como

las prisiones, aunque también se producen

abandonos, su

tasa es inferior. Ello

probablemente es debido

a

que

en

una situación de encarcelamiento, a menudo con la perspectiva

de

un considerable

número

de

años

de condena

por

delante, participar

en un

tratamiento psicológico,

en

relación cotidiana con los terapeutas

y

con

otras

personas con

problemáticas parecidas a la propia, puede

resultar

verdaderamente

interesante y atractivo. Asimismo

en un

con

texto penitenciario las rutinas y voluntades

de

los internos están,

como

es

lógico,

mucho

más influidas

por

las

propuestas

de tratamiento y de

otras actividades que allí se ofrecen, ya

que

la participación y el rendi

miento

en

ellas serán

tomados en

consideración a múltiples efectos ju

rídico-penitenciarios permisos de salida, régimen abierto, libertad con

dicional, etcétera). Pese a ello, incluso en estas circunstancias algunos

sujetos rechazan o abandonan el tratamiento que se les

propone.

obtener

conclusiones definitivas. Quiz á conve nga

en un

futuro

depurar

las guías de tratamiento

en

función de las diversas variables implicadas

modalidades terapéuticas, número de sesiones o formato individual o

grupal) y

de

los distintos tipos

de

maltrato y

de

maltratadores, así

como

de

los posibles trastornos mentales o

de

personalidad asociados.

A

un

nivel predictivo, los factores asociados al éxito terapéutico

son

la juventud del maltratador,

una

situación

económica desahogada,

el

comienzo

tardío

de

la violencia y la realización

de un mayor número de

sesiones

de

tratamiento.

Las

perspectivas

de

futuro se centran actualmente

en

la aplicación

de

un

tratamiento individual, ajustado a las necesidades específicas de cada

persona, intercalado con sesiones grupales de hombres violentos,

en

el

marco global de

un

programa para

toda

la familia, en

un

contexto preci

so

en

la comunidad,

en

prisión o bajo vigilancia judicial,

según

los ca

sos) y

con un

tratamiento psicofarmacológico, a

modo de apoyo

comple

mentario,

en

algunos casos de sujetos especialmente impulsivos o con

trastornos del estado de ánimo. El programa terapéutico debe ser prolon

gado

al menos,

de

seis/doce

meses) y

con unos

controles

de

seguimien

to

regulares y próximos que cubran

un período

de uno o dos años.

Por

último, la motivación

para

el tratamiento

es

el

motor

del cambio

y la

piedra

angular del éxito en

un programa

terapéutico con

todo

tipo

de

maltratadores. No

se

trata tan sólo

de

la motivación inicial

para

acu

dir al programa, sino de la motivación necesaria

para mantenerse en

el

tratamiento y cumplir adecuadamente con las prescripciones terapéuti

cas. Conseguir una mejora en la motivación es, sin duda,

uno

de los

grandes retos de futuro.

Por lo que concierne a la eficacia de los tratamientos con agresores

sexuales, se

dispone

en la actualidad de resultados que apuntan a una

efectividad relativa de estos programas.

De acuerdo

con

l

investiga

ción internacional, el tratamiento logra, como promedio, reducir la

reincidencia de los

grupos

tratados entre 5 y 10 puntos,

para

tasas

de

reincidencia sin tratamiento)

de

en

torno

al

20 .

Ello implica que,

si

de cada

100 delincuentes sexuales habitualmente reinciden 20, al

aplicarles tratamiento se consigue

que

entre 5 y 10

no

lo hagan. Ade

más, algunos programas, especialmente los de orientación cognitivo

conductual, como los aquí presentados, y

también

la combinación de

éstos con terapias hormonales, se traducen en una disminución todavía

mayor de

la reincidencia.

¿Por

qué víctima es femenino y

agresor masculino?

Hasta el momento en España se

ha

realizado una única evaluación

de

la eficacia del tratamiento

de

los agresores sexuales, correspondien

f

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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 121/137

te a

una

muestra

de

49 agresores tratados en prisión y

de

73 agresores

sexuales

no

tratados

de

los que se efectuó un seguimiento

de

cuatro

años, para comprobar si habían o no reincidido. Los resultados obteni

dos

por

el tratamiento

son

muy prometedores, ya

que

el

grupo

tratado

reincidió en un 4,1 frente a un 18,2 del

grupo no

tratado. Es decir,

mediante el tratamiento se logró rebajar la tasa de reincidencia sexual

en

14 puntos sobre el 18,2

que

sería esperable

en

ausencia

de

trata

miento.

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9 PREVENCiÓN

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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 122/137

«Prevención» es

un

término más desgastado por usarlo indebida y

retóricamente que por hacerlo realidad mediante acciones concretas.

Con muchísima frecuencia es utilizado

para

hacer referencia a las me-

didas legales y penale s aplicadas a los agresores sexuales y maltratado-

res. Otras veces sencillamente se emplea

en

el marco de expresiones

pura mente mecánicas y vacías: «habría que hace r prevención»;

«más

vale

prevenir que curar» ..

Este capítulo final se propone dota r al t érmino «prevención» de con-

tenido real, es decir, de propuestas específicas de acción por lo que se

refiere a la violencia contra las mujeres ejercida

en

forma

de

maltrato y

de abuso y agresión sexual.

Hacer p revención significa emprender actuaciones de diversos tipos

educativas, sociales, de ayuda social y económica, de mejora urbanís-

tica, etc.) que tengan

como

objetivo, y log ren

en

alguna medida, dismi-

nuir las agresiones contra las mujeres. Esto último es muy importante:

las acciones preventivas no se identifican y se justifican por su mera

intención, sino por sus resultados, que deben poder ser evaluados. Des-

de esta perspectiva, sólo deberían calificarse como preventivas las ac-

tuaciones que verdaderamente han conseguido evitar algunas conduc-

tas violentas, las cuales

se

habrían

producido en

ausencia de las acciones

preventivas emprendidas.

En materia de delincuencia en general, es

mucho

más lo que se hace

para legislar las conductas correctas es decir, lo que debe o no debe

hacerse y para castigar a los infractores que para evitar que las trans-

gresiones y los delitos se produzcan.

i

lo anterior es así globalmente,

lo es más por lo que se refiere a los delitos de violencia contra las mu-

jeres que aquí nos ocupan. e invierten muchos más esfuerzos y se

gasta mucho más dinero en castigar a los infractores, y también afortu-

nadamente

en

socorrer y ayudar a las víctimas, que en disminuir la pro-

babilidad de las agresiones y sus correspondientes victimizaciones.

¿Por qué

víctima

es

femenino

y agresor masculino

Quizá las razones principales para 1 anteriormente dicho son

dos: la primera, el ensimismamiento punitivista que imbuye

toda

in

revención

9 1

PREVENCiÓN GENERAL

SOBRE VARONES

EN RIESGO DE

SER AGRESORES

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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tervención sobre la infracción y el delito, bajo la consideración,

tan

reiterada

como

ingenua, de que el castigo severo de los culpables

disuadirá a ellos mismos y a otros

de

acciones semejantes; y la se

gunda,

que

la prevención es un territorio más comp lejo y difícil

que

el castigo y, también, de resultados inciertos, que se producirán, en

todo

caso, a medio y largo plazo. Frente a ello, las medidas puniti

vas, que no

suelen

contar con

pruebas de

eficacia a largo plazo, tras

ladan

a la ciudadanía, en cambio, la inmediata apariencia a corto

plazo de que

se

están

tomando

medidas duras y urgentes, es decir,

que

se está

haciendo

algo radical para acabar con los delitos. En ello

reside probablemente su mayor atractivo y venta política a los ciuda

danos.

Hemos comentado

que

la prevención d ebería reducir las agresiones

sexuales y la violencia contra las mujeres. Sin embargo, ese logro gene

ral al que se aspira admite varios tipos de resultados parciales o medi

das específicas

de

eficacia. La efectividad más evidente sería

que

la

prevención lograra disminuir el

número de

delitos

que

se

producen

contra las mujeres, es decir,

que

se

redujera el

número

de

incidentes, o

la incidencia delictiva del maltrato y de los asesinatos de pareja, de los

abusos sexuales y de las violaciones.

Otro resultado importante que podría producir la prevención sería

disminuir el número

de

individuos

que

participan, como agresores, en

estas actividades criminales, a 1 cual se denomina

prevalencia delicti-

va.

Es

decir, constituiría

un

resultado muy satisfactorio de la prevención

lograr que cada vez

menos

varones se implicasen

en

actividades delic

tivas de maltrato familiar o de agresión sexual.

También sería posible evaluar la eficacia de cierto

plan

de preven

ción a partir de conocer

en

qué grado

se

producen

menos

víctimas de

estos ' delitos, o

menos

víctimas

son

revictimizadas, y también

en

qué

grado los daños producidos a las víctimas (físicos, psicológicos o eco

nómicos)

son

menores.

En este capítulo se propondrán,

sobre

la base de los conocimien

tos

tanto

generales

sobre

el delito como, específicamente, a partir

de lo que se sabe sobre las agresiones de los hombres contra las mu

jeres, algunas de las principales líneas y posibilidades de actua

ción

existentes para la

prevención del

maltrato y de las agresiones

sexuales.

Como se ha puesto de relieve a lo largo de esta obra, los varones

tienen mayor probabilidad de

ser

agresores que las mujeres, pero esta

probabilidad

no

es igual para todos los varones. En esta dirección se

ha

efectuado

una

diferenciación muy importante entre lo que se

ha

deno-

minado agresores y delincuentes limitados a la adolescencia» y persis

tentes». Estos dos grupos se han caracterizado atendiendo a los siguien

tes cuatro aspectos:

inicio

del comportamiento antisocial, presencia o

ausencia

de problemas especiales

en la infancia,

características

más tí

picas y

necesidad

o

no de

intervención especializada.

Por lo

que

se refiere al inicio, los agresores

limitados a la adolescen-

ci suelen ser jóvenes varones

que han

cometido algunas acciones anti

sociales,

pero que abandonan

tal comportamiento antisocial antes

de

los

diecisiete años. Por el contrario, los agresores

persistentes

suelen haber

cometido algunas acciones antisociales en la infancia, que son reiteradas

con

el

paso

del tiempo, y constituyen un

pequeño

porcentaje de en

torno al 5 )

de

todos los jóvenes

que han

cometido algún delito.

En lo relativo a si

han

experimentado o

no

problemas especiales

en

la infancia, los delincuentes

limitados a la adolescencia

no suelen ha

ber

manifestado problemas infantiles relevantes. En cambio, en el caso

de

los

persistentes

se observa

una

probable conexión entre déficits

neuropsicológicos y condiciones ambientales adversas durante la infan

cia. Se considera

que

los déficits neurológicos

conducen

a dificultades

en habilidades cognitivas, y éstas, a su vez, guardan relación

con

el he

cho

de que

un joven tenga un temperamento difícil. Es frecuente

que

en los mismos niños confluya

una

crianza inadecuada

con

lazos fami

liares rotos y

con

situaciones

de

pobreza.

En lo concerniente a sus características más típicas, en los

limitados

a la adolescencia

se observa

una

inconsistencia conductual entre situa

ciones,

en

el sentido de que los comportamientos antisociales suelen

aparecer sólo en aquellos contextos de amigos, en la calle, etc.) en

que

resultan útiles y fáciles. Sin embargo, en otros contextos (familia, escue

la o grupos deportivos) el joven muestra en general comportamientos

prosociales, sin que se observe incremento de la conduct a antisocial

en

gravedad. Por el contrario, los delincuentes persistentes suelen mostrar

de modo sistemático correlatos conductual es

como

los siguientes: em

pleo

precario,

deudas

constantes, ausencia de normas, conducción

en

condiciones

de

ebriedad, violencia frecuente, promiscuidad irresponsa-

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

ble, maltrato a parejas,

abandono

y abuso

de

hijos y trastornos menta

les.

Prevención

Con toda probabilidad muchos de los maltratadores y agresores

sexuales de mayor riesgo pertenecen al grupo de los delincuentes per

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Por último,

en

lo referido a la posible necesidad de intervención téc

nica, los agresores limitados a la adolescencia

requieren

poca o ningu

na

intervención, ya que los procesos normales

de

socialización princi

palmente en la familia y en la escuela) producirán generalmente una

correcta integración social; por el contrario, los agresores

persistentes

requerirán la máxima intervención especializada.

TABLA 9 1

Agresores persistentes y limitados

la adolescencia

nicio Muchos jóvenes varones

han cometido

algunas

acciones antisociales.

Problemas

especia No.

les

en la

infancia

Características

picas

Inconsistencia

conduc-

tual

de

los

comporta-

mientos antisociales:

aparecen

sólo en

aque-

llos contextos en que re

sultan útiles y fáciles.

No

incremento

de la

gravedad

de

la

conducta

antisocial.

Necesidad

de inter Requieren poca o nin-

vención guna

intervención.

FUENTE A partir de Moffitt, 1993.

Inicio

en

la infancia:

5

de

los jóvenes

que

han

cometido algún delito.

Conexión entre los défi

cits neuropsicológicos

que se relacionarían

con

dificultades cogniti

vas y temperamentales)

y las condiciones am

bientales adversas.

Frecuente confluencia

de

crianza

inadecuada

con

lazos familiares ro

tos y con pobreza.

Correlatos conductuales:

empleo

precario,

deu-

das, ausencia

de

nor

mas,

conducir

ebrio,

violencia, promiscuidad

irresponsable, maltrato a

parejas,

abandono

y

abuso de

hijos y trastor

nos mentales.

Requieren máxima inter

vención

especializada.

sistentes, reuniendo muchas de las características mencionadas. Ello

significa que en un número elevado

de

casos

son

personas que ya des

de la infancia han mostrado algunos signos de posible comportamiento

antisocial grave. Así pues, la prevención debería iniciarse en esas pri-

. meras etapas, especialmente en el marco de la familia y de la escuela,

y, cuando los casos sean especialmente problemáticos y graves, a partir

de servicios psicosociales especializados.

En los agresores persistentes suelen confluir, según se

ha

visto, tanto

déficits neuropsicológicos como condiciones ambientales desfavora

bles. Más allá

de

las específicas casuísticas particulares, existen circuns

tancias socioambientales adversas que pueden afectar a múltiples in

dividuos en riesgo de agresión y delincuencia, haciendo éstas más

probables. Son las siguientes: rechazo paterno, disciplina errática e in

consistente, abandono o abuso en la familia, experiencias negativas y

traumáticas en la escuela, relaciones problemáticas

con

amigos y com

pañeros, trabajos marginales, desempleo crónico, problemas

de

pareja,

fracaso en los objetivos trazados, victimización delictiva, residencia en

barrios

pobres

y privados

de

servicios, carencia

de

hogar, discrimina

ción

por

raza o sexo, etc.

Muchas

de

las anteriores fuentes

de

tensión social, que constituyen

factores de riesgo generales para el comport amiento antisocial y violen

to,

son

objetivos importantes

de

la prevención primaria y secundaria.

La

prevención primaria es aquella que efectúan con carácter general e

inespecífico los estamentos

de

socialización centros de educación y

de

salud) cuando prestan a los ciudadanos sus respectivos servicios.

La

prevención secundaria es la que debería realizarse, especialmente en

sujetos jóvenes, sobre aquellos casos y situaciones

de

violencia todavía

incipientes, antes de que se agudicen y consoliden.

Se

han

diferenciado cuatro etapas principales, correspon dientes a su

vez a cuatro ambientes del desarrollo infanta-juvenil, que

pueden

tener

un influjo prosocial/antisocial

en

el individuo dependiendo

de

las in

fluencias preponderantes etapas que,

por

ello, resultan especialmente

relevantes para la prevención primaria y secundaria):

>

tapa preescolar hasta la edad

de

unos 5 años): aquí tendría

una

clara prioridad sobre el niño su propia familia. De ahí que los

factores de riesgo o protección familiares tengan

una

gran signi

ficación en esta etapa.

¿Por

qué víctima

es femenino y agresor masculino?

>

Escuela primaria

(entre los 6 y 10 años): en esta etapa primaría,

sin dejar

de

lado el papel

de

la familia, la influencia del contexto

  revención

ventiva primaria a nivel familiar y escolar, debería estar

basado en

los

siguientes puntos:

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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escolar, por lo cual

son

muy importantes las características

de

las

acciones escolares y del clima de la escuela.

>

Educación intermedia

de la edad

de 11

a

14

años): en ella sería

preponderante el entramado escuela/amigos, lo que confiere la

mayor relevancia a los modelos a

que

el joven se ve expuesto, .

así como a los posibles inicios experienciales en el consumo

de

alcohol drogas, etc.

>

Educación secundaria

(entre los 15 y los 18 años): en esta etapa

yen

estas edades se considera

que

las influencias riesgo/protec

ción ya están en

buena

medida establecidas, teniendo aquí la

mayor relevancia los factores

de

riesgo o protección

que pueden

contribuir al mantenimiento/elimi nación

de

las conductas antiso

ciales adquiridas.

En esta secuencia se consideran momentos críticos las transiciones

de

etapa a etapa, en cuanto

que

suelen

comportar

cambios

de

ambien

te,

con

nuevas condiciones, normas y estructuras. Estas transiciones sue

len

suponer

oportunidades

especiales

para

modificar el comportamien

to, tanto en

una

dirección positiva como negativa, dependiendo

de qué

factores e influencias

predominen

de protección o de riesgo).

Otro aspecto importante es

que

la prevención

debe

tener un cariz

sistémico o intercontextual, debiendo realizarse

combinadamente

en

los distintos lugares en los

que

se desarrollan los roles sociales. s decir,

existe

una

interdependencia

entre

aquello

que

se hace en la escuela, la

educación

en el marco

de

las familias y los mensajes

que

se

emiten

en

el medio social.

Una

de

las estrategias especializadas

más

prometedoras en

esta

di

rección

es la denominada

terapia multisistémica que

comporta el

trabajo simultáneo

en

varios escenarios (familia, escuela, amigos),

para el desarrollo, en sujetos y familias en riesgo, de habilidades intra

personales e interpersonales.

También

se

ha

mostrado como

una

es

trategia eficaz la educación específica a los

padres,

a la

vez que

se

realiza un cuidado material diario durante

unas

horas)

de

los

niños

en

riesgo, especialmente dirigido a su estimulación y enriquecimiento

cognitivos.

En general,

un

ambiente pobre

en

estímulos morales constituye

un

factor de riesgo crítico

para

la aparición de conductas antisociales y vio

lentas. Por ello, el control

de

la violencia, desde

una

perspectiva pre-

a Eliminar, en la medida

de

lo posible, todas las frustraciones inúti

les, privaciones, injusticias y castigos impuestos externamente. En

cierto modo, la violencia se produce

cuando

una persona no

puede

vivir

de

manera normal su necesidad

de

poder» (Rollo

May).

b

No reforzar más la

conducta

agresiva y

comenzar

a estimular la

conducta no agresiva (solidaridad, altruismo, etc.).

La

comunica

ción, por ejemplo, tiende a cerrar el

paso

a la violencia.

c) Hacer sentir a los hijos el efecto de sus malos actos de modo

que

se desarrolle en ellos un sentimiento de culpa normalizado no

exagerado o patológico) y,

en

definitiva, una conciencia moral.

el

Enseñar a los hijos a no hacer a los otros lo que no les gustaría

que les hicieran a ellos.

e Evitar que experimenten reiteradamente imág enes e historias que

representan brutalidad y crueldad. En concreto, la reducción de

la violencia infantil exige impedir en la mayor medida posible

que

los niños

sean expuestos

con

asiduidad a escenas

de

violen

cia gratuita.

j Darles y entrenarles

en

la

búsqueda

de alternativas a la violencia

física: discusiones razonadas, experimentación de sensaciones

gratificantes

en

el deporte, los viajes, etc. La sublimación de la

agresividad se puede producir a menudo a través del trabajo, la

creatividad y el deporte.

g Enseñar a los padres maneras de evitar el castigo físico. No se

puede enseñar a los hijos a que no agredan a otros golpeándo-

les a ellos cuando lo hacen, como no se puede enseñar a que no

griten gritándoles nosotros.

h Corregir en los niños conductas

de

brutalidad temprana (y no

alentarlas nunca) referidas al trato

con

los animales, a la destruc

ción de objetos colectivos o a la relación con niños indefensos.

i Limitar la disponibilidad y accesibilidad a los niños de armas y

otros objetos

de

agresión.

j Prevenir el consumo

de

alcohol y drogas, así como la margina

ción de grupos minoritarios.

k Corregir y eliminar los pensamientos xenófobos, racistas y ma

chistas en el proceso

de

socialización en la familia y en la es

cuela.

¿Por

qué víctima

s

femenino y

agresor masculino

)

Dar apoy o comunitario a las familias

con

dificultades y apoyo psi-

cológico y médico a los adolescentes

con

problemas.

m Generar los recursos comunitarios necesarios para resolver el fra-

revención

Así pues, seg ún lo come ntado hasta aquí, resultarían especialmente

relevantes los riesgos socioambientales derivados

de

inapropiados esti-

los

de

crianza parental. Por ello, debería realizarse un esfuerzo especial

Page 126: Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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caso escolar y proporcionar a los profesores técnicas

de

resolu-

ción de conflictos.

n

Establecer

una

educación compensada:

educar

al niño en los de-

rechos y en las obligaciones, es decir,

dar

amor,

pero

en un mar-

co de

significados y normas

de

respeto a los derechos

de

los

otros. Sólo así se

pueden

desarrollar correctamente la empatía,

los valores morales y el autocontrol.

o) Enseñar a los niños la expresión

de

emociones y estrategias

de

solución de problemas.

p Favorecer pautas educativas sanas

de

los padres para los hijos: 1)

apego

afectivo; 2) implicación

en

las actividades

de

los hijos; 3)

supervisión

de

los hijos,

con

establecimiento

de

normas, especial-

mente a partir

de

la preadolescencia, y 4) disciplina

no

punitiva

y consistente. Porque, en último término, el fracaso en los estu-

dios y el desapego importante

de

los valores prosociales

de

los

adultos

pueden ser

la antesala

de

la agresión y del delito, o

de

otras conductas asociadas a ellos,

como

el consumo adictivo

de

drogas y

de

alcohol.

En general, se considera

que

los programas preventivos más efecti-

vos

son

aquellos

que van

dirigidos a los niños durante los primeros

doce

años

de

vida, mientras existe la oportunida d

de

estimular el desa-

rrollo

de

la compasión, la tolerancia, el sentido

de

autocrítica y la em-

patía.

En lo

que

aquí

nos

ocupa, quizá el estamento más difícil

de

cara a

la prevención sea el familiar. Mientras que es mucho más probable que

, la escuela transmita mensajes apropiados

por

lo

que

concierne a

una

educa ción igualitaria entre niños y niñas,

de

respeto recíproco

y de no

violencia,

no es

tan seguro

que

ello ocurra así

en

tódas las familias.

De

ahí

que

un reto importante

de

la prevención

de

la violencia contra las

mujeres sea la promoción de dicha prevención desde el

propio

marco

familiar. Ello requeriría probablemente destinar muchos más recursos

,de personal especializado a esta tarea comunitaria

de

ayuda y asisten-

cia a las familias en riesgo.

Y

el camino más sencillo y eficiente es, en

opinión de

los autores, detrayendo dichos recursos

de

los estamentos

puramente represivos,

que son

altamente costosos a la

par que

inefec-

tivos.

orientado a la prevención en este contexto, tal y

como

se razona a con-

tinuación.

a clave

de

la prevención crianza

y

educación

en la familia

Como ya se ha señalado,

l

desarrollo

de

la personalidad individual

es promovido en

buena

medida mediante los procesos

de

crianza y edu-

cación, especialmente en el

seno

de la familia. Desde antiguo se

ha

ve-

nido pon iendo de relieve algo

que

hoy, a partir

de

la investigación social

moderna, se considera

un

conocimiento

bien

establecido.

Se

trata

de

que

en la crianza y educación infantil el resultado final en cuanto al de-

sarrollo psicosocial apropiado

de

un joven

depende

en

una

parte prin-

cipal

de

la adecuada combinación

de

los dos elementos siguientes:

1

el

afecto de

os

padres bacia el niño

en cuanto a

su

aceptación, la respues-

ta apropiada a sus demandas y necesidades y la dedicación parental al

niño (lo

que

implica prestarle atención, así

como

pasar tiempo y com-

partir actividades

con

él); Y 2) el

comportamiento de

os

padres por

lo

que

concierne al mejor equilibrio posible entre las normas y la respon-

sabilidad

que

se le inculcan

en

relación

con

la familia, la escuela o los

amigos) y el control

que

se efectúa

de su

comportamiento.

Como

puede

verse en la tabla 9.2,

cuando

ambos elementos i -

mensión afectiva y conducta paterna

de

exigencia y control- se com-

binan adecuadamente (sin

que

resulten excesivos ni irrealistas), se ob-

tienen los mejores resultados en el desarrollo psicosocial

de

los jóvenes,

que

adquirirán

de

este

modo

independencia, responsabilidad y autoes-

tima, a la vez

que

un apropiado control

de

la agresividad. En todas las

demás circunstancias de combinatoria educativa los resultados en el

desarrollo infantil

no

suelen ser

muy

halagüeños, tal y

como

se recoge

en la tabla 9.2. Tanto la crianza indiferente

como

la autoritaria o indul-

gente

producen

graves déficits en el desarrollo infantil

por

lo

que

con-

cierne a c r e n ~ i s en la internalización moral y en la estructuración de

los procesos cognitivos superiores, así

como

alteraciones en la expre-

sión de

una

impulsividad y agresividad

que

pueden manifestarse de

una

forma descontrolada.

De

ahí

que

sea tan importante

que

la educación y crianza familiares

combinen equilibradamente la expresión afectiva y los controles

de

¿Por

qué

víctima es

femenino

agresor masculino

TABLA

9 2

Crianza familiar

funcionamiento

psicosoci l juvenil

revención

necesario atender a la mayor propensión general que presentarán los

varones para utilizar la agresión en el marco de los conflictos y disputas

que puedan suscitarse, incluidos,

en

la vida adulta, los producidos en

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Aceptación del niño, respuesta a sus demandas, dedicación a él

Padres con autoridad impli-

cada.

Desarrollo infantil caracteriza-

do por altas independencia,

responsabilidad y autoestima,

y

por baja agresión.

Padres indulgentes, permi-

sivos.

Desarrollo infantil caracteriza-

do por bajas independencia y

responsabilidad

y

por altas

impulsividad y agresividad.

Padres autoritarios.

Desarrollo infantil caracteri-

zado por déficits en internali-

zación moral

y

bajas compe-

tencia social y autoestima.

Padres indiferentes/no

impli-

cados.

Graves déficits en el desarro-

llo cognitivo

y

social de los

niños.

FUENTE

Adaptado a partir

de

Garrido, Stangeland

y

Redondo, 2006, sobre

una

pro-

puesta previa

de

Henggeler, 1989.

conducta, debido a la trascendencia que ello tiene para el desarrollo

infantil apropiado.

Se ha puesto de relieve que un mecanismo general de protección

frente al comportami ento antisocial es la generación de vínculos a una

unidad prosocial, tanto por 1 que concierne a adultos como a amigos

prosociales. Para que esta vinculación resulte efectiva en términos de

prevención se requieren tres condiciones imprescindibles:

1

deben

darse a los niños oportunidades para contribuir con

su

propio esfuerzo

y conducta en los ámbitos de su familia, su escuela, sus amigos y, más

ampliamente, en su comunidad social (grupos deportivos, culturales y

de ocio); 2) deben enseñárseles aquellas habilidades (motoras, verbales

y de comunicación) que necesitan para poder aprovechar las oportuni-

dades que se les presenten para efectuar tales contribuciones prosocia-

les, evitando de ese modo excesivos fracasos y

su

consiguiente frustra-

ción, y 3) deben series reconocidas e incentivadas sus contribuciones.

También es muy importante, de cara a una prevención adecuada,

tomar en consideración los condicionantes psicobiológicos de la propia

naturaleza humana. En concreto, según se vio al principio del libro, es

la relación de pareja. Esta mayor probabilidad general de agresión in-

herente a los varones debería contrarrestarse mediante su educación y

socialización intensivas en los contextos de la familia y la escuela, espe-

cialmente durante la infancia y la adolescencia. El principal objetivo a

este respecto debe ser

que

los niños y adolescentes adqu ieran habilida-

des adecuadas

de

comunicación,

de

resolución

de

problemas y

de

au-

tocontrol, así como

que aprendan con

firmeza a inhibir los impulsos y

reacciones agresivos.

En esta misma dirección desempeñarán un papel fundamental dos

tipos de entrenamientos complementarios. El primero hace referencia a

los déficits cognitivos,

que

a la postre acaban presentan do muchos agre-

sores, en razonamiento moral, resolución cognitiva

de

problemas inter-

personales y empatía con el sufrimiento

de

las víctimas

de

las propias

violencias y delitos. Pues bien, un objetivo preferente de la prevención

de la violencia en jóvenes varones

en

riesgo debería ser precisamente el

entrenamiento y mejora

de

estas dimensiones cognitivas

de

la vida so-

cial. Complementariamente,

en

el contexto

de

tales entrenamientos cog-

nitivos, debería n también erradicarse las denominad as distorsiones cog-

nitivas» o pensamientos justificadores del uso

de

la violencia.

El

segundo factor relevante para el desarrollo de un estilo de comu-

nicación no violento es el entrenamiento, dirigido a jóvenes en riesgo,

en la expresión adecuada

de

emociones

y

especialmente, en la regula-

ción emocional

de

la ira. Muchas agresiones graves,

que pueden

derivar

en delitos

de

lesión, maltrato, agresión sexual, e incluso homicidio, se

precipitan en el curso de experiencias muy estresantes para el individuo,

que

le suscitan fuertes reacciones

de

ira y agresividad. De ahí la impor-

tancia general

que

tiene ayudar a regular y controlar las expresiones

iracundas

de

aquellos sujetos especialmente proclives a tales reacciones.

Los entrenamientos a

que

se acaba

de

hacer referencia no constitu-

yen una

mera formulación teórica bienintencionada

pero

irrealizable.

Aunque algo así no se haga actualmente en España

con

carácter gene-

ral, la tecnología científica

que

lo avala es fundamentada y potente, y

existen experiencias prácticas parciales que se han llevado a

cabo

en

algunos lugares, como escuelas y centros de barrio,

con buenos

resul-

tados preventivos. La propuesta

que

aquí se realiza es establecer pl anes

preventivos generales de entrenamiento, de jóvenes en riesgo, en co-

municación no violenta. De ese

modo

se podría llegar a muchas más

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

personas

y producir

un

mayor impacto preventivo. Una estructura

de

prevención secundaria

como

la

expresada

podría

ser

bastante más eco-

nómica que las más habituales med idas reactivas y punitivas

de

deten-

Prevención

en el marco del abuso infantil,

de

graves problemas económicos o de la

humillación del castigo físico

que

frecuentemente

han

sufrido, así

como

a partir

de una

educación caracterizada

por

la glorificación

de

la violen-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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ción, internamiento

en

centros, etc.), podría resultar

mucho

más eficaz

a medio y largo plazo y sería, a todas luces, más civilizada y progresiva

que

la

pura

justicia retributiva.

revención específica con

varones

en riesgo

de

maltrato

de pareja

Cualquier

hombre

puede

ser potencialmente violento contra su pa-

reja,

pero

algunos

tienen

una

mayor probabilidad

de

serlo, lo

que

per-

mite prestar

una

especial atención a las señales identificativas y dedic ar

unos

esfuerzos específicos

de

prevención a los

hombres de

alto riesgo.

En concreto, los agresores contra la pareja

tienden

a ser celosos o

posesivos y a sentirse humillados

por

la ruptura

de

la pareja, lo

que

re-

dunda

directamente

en un descenso

de

su autoestima. Y también pro-

penden

a consumir abusivamente alcohol o drogas, así

como

a

tener

una

red

de

apoyo

social y familiar

pobre

y a

depender

emocionalmente

de

forma exclusiva

de su

pareja. Una característica importante

en

ellos,

a la

que

deben

prestar at ención las víctimas,

es

el historial

de

violencia

con

otras parejas o

con

personas

de

su alre dedor y el historial

de

trata-

mientos psiquiátricos o psicológicos inconclusos. Asimismo

tienden

a

comportarse

de

forma desafiante y

con

crueldad, sin

temor

a las conse-

cuencias punitivas

de su

conducta, y a atribuir sus propios males y la

responsabilidad del maltrato a la víctima.

A veces las decisiones judiciales

de

protección a la víctima

que pue-

den

implicar detención sorpresiva y retención

en un

calabozo policial,

deprivación sensorial, expulsión del domicilio conyugal,

pérdida

de

contacto

con

sus hijos, problemas económicos o laborales y estigmati-

zación social),

pese

a su mejor intención,

podrían

llegar a favorecer

respuestas explosivas

de

los agresores al provocarles

una

ruptura bio-

gráfica brusca, así

como un

elevado nivel

de

falta

de

expectativas

no

tener nada que

perder).

En resumen, para el caso

de

muchos maltratadores, la génesis y el

desarrollo

de

su violencia podrí an rastrearse

en

la interacción entre

una

personalidad vulnerable débil emocionalmente y

con una

baja autoes-

tima) y

un entorno

facilitador. En general, los maltratadores

no son

en-

fermos mentales ni deberían ser tratados

como

tales, sino

que

más

bien

son

individuos

con

rasgos

de

personalidad antisocial, a

menudo

forjados

cia. Las personas que

han

tenido estos problemas en la infancia están en

grave riesgo de

no

llegar a desarrollar una emocionabilidad apropiada

hacia el sufrimiento humano, mostrarse afectivamente insensibles y

no

contar con estrategias de afrontamiento adecuadas para hacer frente a

las contrariedades

de

la vida.

La

violencia

en

estos casos suele esconder

sentimientos profundos

de

rupturas y desafectividad,

todo

ello adereza-

do a menudo con grandes dosis

de

alcohol y drogas.

Por ello, frente a las más frecuentes proposiciones punitivistas, aquí

se

propone

dar también una salida a los maltratadores en el sentido

de

ofrecerles

ayuda

especializada

para

evitar futuras reincidencias con

otras parejas, siempre que sean conscientes del

problema

y tengan

una

mínima motivación para el cambio. Ello

no

excluye,

por

supuesto,

l

determinación de las responsabilidades penales que les correspondan

por

las agresiones realizadas.

revención

específica con

varones en

riesgo

de abuso agresión sexual

En

un

capítulo anterior

se ha razonado

el

proceso

de génesis y de-

sarrollo de

l

agresión sexual

en

ciertos individuos. En la figura 9.1 se

matiza y amplía lo ya dicho orien tándolo hacia objetivos

de

prevención.

l triángulo representado quiere reflejar la idea

de cómo

el comporta-

miento

de

agresión sexual surge habitualmente

de

experiencias sexua-

les antecedentes. Como se muestra

en

la figura,

en

la adolescencia po-

drían

tener

lugar múltiples episodios leves

de

interacciones sexuales

juveniles

que podrían

hallarse

en

el límite de lo antinormativo

en

con-

creto, que

pueden

implicar a adolescentes

en

contactos sexuales con

niñas/os, o bien en actos en que la voluntariedad o consentimiento

de

alguno de los participantes puede ser dudosa o confusa).

Durante el

período de

la

pubertad

y la adolescencia los jóvenes co-

mienzan a explorar la sexualidad adulta e inician sus primeras interac-

ciones sexuales; en este

proceso tienen

que aprender qué comporta-

mientos sexuales,

con

qué parejas y en qué circunstancias y lugares

son

socialmente correctos y viables, y cuáles están legalmente impedidos

el sexo

con

niños y el

sexo

forzado especialmente).

En el decurso

de

esta

etapa de

socialización sexual juvenil va a

ser

trascendental la

educación

familiar y escolar,

que

debería transmitir a

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino?

Jóvenes adultos

Predicción

del riesgo/control

Prevención

ten

en

una motivación delictiva elevada y

en

una carrera criminal

duradera. La prevención secundaria va a requerir una detección precoz,

generalmente en los contextos familiar y escolar, a la vez

que

una deci

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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Adolescencia

Inicio

de

la

adolescencia

Derecho penal

(juvenil o adulto)

Tratamientos

Prevención secundaria

educación, atención

especializada)

Prevención primaria

(educación

y

control paterno)

igura 9 1 Incremento del riesgo de agresión sexual y prevención

los jóvenes los valores y pautas de conducta apropiados para sus posi

bles interacciones sexuales

con

otras personas. Todo este gran ámbito

de socialización,

que

implicará actuaciones generales sobre educación

en actitudes y valores, educación sexual, control

de

la conducta, etc.,

concierne a la denominada prevención primaria a la que ya se

ha

alu

dido. Como resultado

de

esta educación general,

no

especializada ni

específica, es esperable

que

la inmensa mayoría de jóvenes adquiera

con

normalidad las pautas de conducta sexual correctas, que incluyen

también las necesarias inhibiciones, especialmente en lo que

hace

refe

rencia a la evitación de toda violencia sexual y a contactos sexuales con

menores.

Pese a lo anterior,

en

la adolescencia pueden producirse casuísticas

en que

algunos jóvenes

ya

no

realicen ciertas conductas

de

abuso

o

fuerza

por

mera inexperiencia o desconocimiento, sino que las repitan

como algo realmente excitante y gratificante. En esta

etapa podrían

también producirse los primeros intentos

de

agresión o incluso agresio

nes sexuales consumadas,

aunque

muchos

de

ellos

no

sean denuncia

dos ni conocidos. En este

punto

nos hallaríamos en el territorio de la

denominada

prevención secundaria

que,

según

comentamos anterior

mente, se dirige a aquellos casos en que ya se han manifestado los pri

meros

episodios de comportamient o antisocial, antes

de

que se concre-

dida intervención educativa y en los casos más graves, una atención

especializada.

Por último, en esta secuencia de creciente agravación, se pro ducirán

algunos abusos o agresiones sexuales severos (abusos infantiles o agre

siones sexuales y violaciones) que requerirán, en primera instancia, la

intervención del

derecho

penal, ya sea juvenil o

de

adultos, y

en

se

gunda, la realización de los oportunos tratamientos con los agresores.

También, para los casos más graves de agresores en serie y repetitivos,

se requerirán evaluaciones de riesgo orientadas a la predicción de la

probabilidad de futuros delitos. En todos estos supuestos nos hallaría

mos en el marco

de

la llamada prevención terciaria

que

se orienta a las

casuísticas más graves para evitar su repetición.

Tal como vimos

con

anterioridad, en esta escalada en la carrera de

lictiva desempeñan un papel fundamental procesos y mecanismos psi

cológicos como la

imitación de modelos antisociales

por ejemplo, jó

venes de mayor edad o adultos abusadores), la

práctica reforzada

de

las agresiones sexuales (cuya gratificación dimanaría

del propio

placer

sexual y también del reforzamiento social por parte

de

otras personas)

y el

recondicionamiento

(mediante la asociación repetida entre con

ductas ilícitas y excitación/placer sexual). Todos estos procesos ten

drían lugar, o bien a través de las fantasías sexuales desviadas que se

conectan

con

la masturbación, o directamente a partir de interacciones

sexuales antisociales.

Dada la importancia que actualmente se atribuye a la predicción del

riesgo de agresión sexual repetida, se le prestará aten ción específica a

continuación.

redicción

de l

reincidencia

sexual

La reincidencia global de los delincuentes sexuales que se sitúa en

torno al 20-30 ) es menor que la

de

otras tipologías delictivas, como

delincuentes contra la propiedad que es de alrededor del 50 ). Pero

esto no es así en el caso

de

los delincuentes sexuales en serie o persis

tentes, cuyos porcentajes de reincidencia en diferentes estudios se ubi

can

en

un rango

de

entre el 35 y el 75 . Por categorías delictivas, sobre

estos porcentajes promedio los varones agresores heterosexuales pre

sentan tasas

de

reincidencia algo más bajas que los homosexuales. Por

¿Por qué víctima es femenino

y

agresor masculino

otro lado,

es menor

la reincidencia

de

los agresores intrafamiliares que

la

de

los extrafamiliares.

De

todos los delincuentes sexuales encarcelados

es

esperable

que

la

Prevención

embargo,

nuevos

delitos.

Quienes

sostienen la necesidad y

oportunidad

de

las predicciones técnicas

cuentan

también

con

datos

abundantes

so

bre

la mayor certeza

de

éstas

para

la estimación del riesgo

que

los pro

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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mayoría

no

reincidan, debido a razones diversas: porque su delito o

delitos anteriores fueron circunstanciales y dichas circunstancias por

ejemplo, disponibilidad

de

una víctima menor en la familia)

es

impro

bable que

se repitan; o

porque

la agresión se asoció a

una etapa

juvenil

de

su vida; o

bien debido

a

que

cometió la agresión bajo la influencia

de

amigos delincuentes o

de

una banda

delictiva

con

los

que

ya

no

está

en

contacto.

Los episodios

de

violencia y delincuencia graves a cargo

de un

indi

viduo específico

son muy

difíciles

de

anticipar

en razón de

su baja ocu

rrencia.

Es

más fácil predecir conductas cotidianas y frecuentes

que

comportamientos

de

baja frecuencia,

por

más

que sean

muy graves y

dañinos,

como

es el caso

de una

reincidencia sexual. Sin embargo, el

problema con

la reincidencia sexual grave es que,

aunque

es una

con

ducta

de

baja frecuencia y

por

ello

de

difícil predicción, es devastadora

para las víctimas.

Dicha dificultad

de

predicción se

debe

tanto a puras razones estadís

ticas relativas a la baja predictibilidad

de

lo infrecuente,

como

sería el

caso

de un

terremoto)

como

a la multifactorialidad causal

de

la agresión

sexual, lo

que

impide

conocer con

precisión todos los elementos

que

pueden

condicionar

una

agresión y ajustar

de ese modo

la predicción.

Es

decir, más allá

de

las tasas globales

de

reincidencia, los delincuen

tes sexuales

presentan

una gran variabilidad

en

sus específicas inci

dencias delictivas, con una mayoría

que

o

no

comete delitos

nuevos

o

comete muy pocos

y

un

reducido

grupo de

sujetos

con

elevada reinci

dencia. Esta diversidad en la probabilidad

de

reincidencia futura com

porta

que el sistema

de

justicia

penal

deba

ponderar

el riesgo existente

de

que cada agresor sexual

pueda

reincidir. Estas decisiones afectan

en

nuestro sistema

penal

y penitenciario a situaciones tales

como

la conce

sión

de

permisos

de

salida, del régimen abierto y

de

la libertad condi

cional.

Sobre este particular existen perspectivas opuestas.

Así hay

quienes

defienden

la necesidad y pertinencia

de

tales predicciones y quienes,

por

el contrario,

son

pesimistas acerca

de

la

capacidad

real

para

antici

par dicho riesgo. Podría considerarse

que

ambas posturas albergan

una

parte

de

verdad.

Quienes

afirman la inexactitud

de

la predicción

de

la

futura delincuencia encontrarán sobrados argumentos para ello

en

aquellos casos

en que

ante

una

predicción favorable se producen, sin

1-

nósticos intituitivos o el

puro

azar.

De

todas formas, la capacidad

de

predicción

debe

interpretarse co

rrectamente. En materia

de

delincuencia es imposible

hacer

prediccio

nes exactas sobre el comportamiento futuro.

Por

ejemplo,

no

se

puede

afirmar

con tot l segurid d que

alguien

no

cometerá nuevos delitos o

que

sí los cometerá, encontrará

un

trabajo o

no

lo hará,

abandonará

el

consumo

de

drogas o será adicto a ellas

de modo

indefinido, etc.

Las

ciencias sociales

y

también las naturales)

no pueden operar

sino

en

términos

de

probabilidades, y

en

materia tan compleja

como

la

que nos

ocupa, posiblemente

de

probabilidades modestas. En nuestro caso, so

bre

la

base

de

una

amplia información relacionada

con

las personas

-edad,

experiencias y aprendizajes previos, educación, conexiones fa

miliares y sociales, inteligencia y habilidades, actitudes, valores y sa

lud-,

puede

llegarse a conclusiones acerca del mayor o menor riesgo

de

que cometan

o

no

nuevos delitos,

encuentren

y

mantengan un

tra

bajo o

abandonen

las drogas;

pero no

a la seguridad

plena

de

si lo an

terior sucederá o no.

De acuerdo con

los resultados

de

investigaciones españolas e inter

nacionales,

de

cara a la predicción del riesgo de repetición delictiva,

puede

ser interesante tomar en consideración las siguientes característi

cas correspondientes a los «perfiles» más típicos

de

los agresores sexua

les reincidentes tabla 9.3),

Como

puede

verse, los sujetos reincidentes se diferencian

de

los

no

reincidentes

en una

serie amplia

de

factores

de

riesgo

estáticos o

inmo

dificables), característicos de su propia individualidad por ejemplo, edad

más joven, elevado perfil psicopático o alta excitabilidad sexual) o de su

experiencia pasada

por

ejemplo, mayor duración

de

la carrera delictiva,

trayectoria laboral inestable o agresiones anteriores a víctimas desconoci

das). También presentan diferencias importantes entre ellos

en

cuanto al

porcentaje que han recibido tratamiento casi la mitad de los que

no

re

incidieron lo habían recibido), lo que apunta a la relevancia de factores

de riesgo dinámicos o modificables), tales como las habilidades de co

municación, .el desarrollo emocional o la empatía, que son habilidades

entrenadas

en

el marco

de

los actuales tratamientos psicológicos

de

agre

sores, con la consiguiente reducción del riesgo de reincidencia.

Asimismo se dispone

en

la actualidad de instrumentos interesantes

para la predicción

de

la reincidencia sexual, como,

por

ejemplo, el Ma

¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino

TABLA 9 3

Perfiles más

típicos

de

los

agresores

sexuales

reincidentes

Prevención

factores de riesgo individuales sexuales, de personalidad, de aprendi-

zaje e imitación

de

modelos,

o

de

otra índole). En cambio, en las agre-

siones sexuales cometidas

por

varios individuos primarían

más

los fe-

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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CONDUCT A Y CARRERA DELICTIVA

• Uso frecuente de pornografía y de fantasías sexuales desviadas.

• Cometen los delitos siendo muy jóvenes.

• Sus carreras delictivas tienen larga duración, diez años o más

• Negación o racionalización persistentes de sus agresiones y delitos.

• Han llevado a cabo conductas excéntricas o rituales.

• Versatilidad delictiva: han sido condenados por diversos delitos tanto

sexuales como no sexuales.

• Incremento paulatino del uso de violencia para la comisión de los de-

litos.

• Sus víctimas han sido diversas mujeres jóvenes no niñas) desconocidas.

TRAYECTORIA PERSONAL

• Baja competencia interpersonal.

• En general carecen de una pareja.

• En general no tienen hijos.

• Abusan del alcohol y también de otras drogas.

• Estilo de vida inestable.

• Trayectorias laborales inestables.

mSTORI PENAL PENITENCIARIA

• Han ingresado varias veces

en

prisión, donde han pasado bastantes

años.

• Salen de prisión siendo todavía jóvenes, en torno a los 30 años de edad.

• Excitabilidad sexual desviada y posible diagnóstico de parafilia.

• Mayor probabilidad de presentar rasgos psicopáticos.

• Baja motivación para recibir tratamiento.

En

general no han participado

en

un tratamiento o lo han abandonado.

nu l

de valoración del riesgo de violencia sexual

que permite estimar

el nivel de riesgo de un individuo a partir de la valoración de 20 ítems

o informaciones sobre

sus

características personales,

su conducta pasa-

da y

sus

perspectivas de futuro.

Prevención

de las

agresiones sexuales

en

grupo

Según se vio, las agresiones sexuales cometidas en grupo

poseerían

una naturaleza algo distinta de las realizadas por un agresor que actúa

en solitario. En este último caso

pueden

tener un

mayor

peso causal los

nómenos

y dinámicas grupales, que

pueden

condicionar firmemente las

conductas de los diversos miembros. Entre tales fenómenos,

son

espe-

cialmente importantes los

procesos de

decisión y

presión

grupales, la

lealtad y búsqueda

de

identidad, el miedo a

ser

ridiculizado, el deseo

de estatus, el consumo colectivo de alcohol y drogas, el

anonimato

y la

dilución

de

la responsabilidad, así

como

también

el desarrollo

por

el

grupo de códigos morales alternativos que pueden

amparar

y justificar

las agresiones.

En función

de lo

anterior, dichos

procesos

grupales

deberían ser

tomados

en

cuenta

por

lo

que

concierne

a la

prevención de

las agre-

siones sexuales en grupo y a la intervención con

quienes

ya las han

cometido. Especialmente relevante

podría

ser, a efectos preventivos, la

detección temprana de

jóvenes en riesgo

de

tales agresiones por

su

pertenencia

a bandas juveniles, abandono traumático de la escuela, et-

cétera), así como la formación y el

entrenamiento

a dichos jóvenes

para

resistir la

presión

grupal.

9 2 PREVENCiÓN GENERAL CON

MUJERES

EN

RIESGO DE SER VíCTIMAS

Cualquier mujer puede ser

en

principio víctima

de

maltrato o de

abuso

y agresión sexual, pero hay

determinadas

circunstancias que

po-

nen

a una mujer en mayor riesgo de victimización. Algunos factores

que contribuyen

a

dicho

riesgo pueden

corresponder

a

características

de la persona,

como

el

propio hecho

de ser mujer, ser joven, ser inmi-

grante, vivir sola, carece r

de

recursos familiares y sociales, haber sufrido

una agresión anterior o padecer

una

discapacidad mental; otros, por el

contrario,

son

situacionales

como haber

consumido

alcohol o drogas

en

exceso

en lugares

nocturnos,

frecuentar entornos marginales o peli-

grosos o estar enamorada

de

un

toxicómano

o

de

un hombre violento.

En estos últimos casos el riesgo puede verse incrementado

como

resul-

tado

del comportamiento imprudente de la víctima.

La victimización

experimentada es

decir, el alcance psicológico que

pueda

tener para

la víctima la agresión sufrida)

puede ser

más o menos

intensa y grave en función

de

la vulnerabilidad

de

la mujer. En general,

la fragilidad

emocional se acentúa

cuando una persona ha padecido

¿ or qué víctima es femenino

y

agresor masculino

otros delitos violentos o

de abuso

anteriores,

cuando

experimenta

un

estrés acumulativo,

cuando cuenta con

antecedentes psiquiátricos fami-

liares y cuando,

para

el caso

de

niños y preadolescentes, se

ha produ-

Prevención

la violencia

de

pareja, constituyen

una

rémora

para

su protección efec-

tiva. Hay víctimas

que

se niegan a declarar contra

su

pareja, otras que

mienten ,me di el golpe en la bañera»; «no recuerdo exactamente lo

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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cido el divorcio

de

los padres.

Ninguno

de

los anteriores factores

de

riesgo, u otros

que puedan

aparecer en

casos específicos, s uele

ser

causa única

de

maltrato o abu-

so. Sus efectos acostumbran a ser,

por

el contrario, acumulativos e inte-

ractivos,

de

modo

que, cuanto

mayor sea

el

número

de

factores

de

riesgo, mayor será la vulnerabilidad

de

la víctima hacia la posibilidad

de

sufrir maltrato, más

aún

si convive

con un

individuo a su vez

en

riesgo

de ser

maltratador.

revención específica con mujeres en riesgo

de sufrir maltrato de pareja

Según vimos anteriormente, la violencia

en

la pareja

no

suele surgir

repentinamente, sino que responde a un proceso lento en el

que

se in-

cuban actitudes y conductas

de

hostilidad. Así,

por

ejemplo, las víctimas

pueden

percatarse

de

ciertas señales

de

alarma,

como

sentirse perma-

nentemente

controladas en relación con el

tiempo

libre, las amistades o

el dinero;

ser

objeto

de

humillaciones y desvalorizaciones públicas;

ser

desautorizadas delante

de

los hijos;

ser

acusadas

de

coquetear o

de

prestar más atenciones a otras personas; ser responsabilizadas

de

los

fracasos de su pareja, etc.

Las

víctimas

se producen más

fácilmente en circunstancias

de

vul-

nerabilidad, como

una edad muy

joven,

una

personalidad muy

depen-

diente,

una

situación

de

enfermedad o

de dependencia

económica,

un

consumo

de

drogas o un

entorno de

soledad.

l

perfil

de

riesgo está

constituido

por una

mujer

con

antecedentes

de

maltrato tanto si

ha

sido víctima como, también, si

ha

sido testigo

de

violencia familiar) o

de abuso

sexual en la infancia,

con una

discapacidad o alteración psí-

quica o física,

con una

personalidad débil o

poco

asertiva,

con

baja

autoestima,

con

carencias afectivas,

con

aislamiento social y familiar y

con unos

roles sociales tradicionales

fuertemente

enraizados. Contra-

riamente, la

red de

apoyo familiar y social se constituye como un fac-

tor protector

de

la violencia y como

una

medida efectiva para evitar la

retirada de las denuncias o la retractación del testimonio por maltrato.

Respecto a la violencia más grave el feminicidio), las actitudes am-

bivalentes

de

las víctimas,

con

las que hay

que

contar

en

el ámbito

de

que ocurrió porque estaba

muy

nerviosa,,) y otras que, tras presentar

una denuncia,

se

retractan posteriormente

de

ella. Debe hacerse cons-

ciente a la víctima,

como

ya

se ha

mencionado,

de

que las agresiones

constituyen

un

peligro real y que

probablemente

necesitan la

ayuda de

otras

personas

o

de

mecanismos sociales protectores.

Desde el

punto de

vista

de

la

prevención

primaria,

hay

que

prestar

atención

a las chicas

adolescentes

y jóvenes.

l momento

clave

es

al

comienzo de

la relación,

cuando

todavía

se

está en la fase

de

explo-

ración mutua y

cuando

la mujer

tiene mayor

capacidad

de

elección. A

veces

la intuición

puede hacer

sonar la alarma e indicar a la joven

que

un

chico

no es trigo limPio.

s

entonces cuando puede

conocer, más

allá

de

los sentimientos y

de

la pasión

del

noviazgo

que

le

pueden

llevar a

no querer

ver

que

existe

una

realidad negativa al

margen de

sus

deseos), los principios y creencias más sólidos

que

muestra el chi-

co

con

el

que

está

empezando

a salir, para saber si

son

compati-

bles

con

los suyos. Más tarde,

cuando pasados

los

años

la relación

ya

es

una

realidad complicada, salir

de

la situación va a

ser

más difícil

debido a los

compromisos

adquiridos:

una

larga historia

de

rela-

ción de

pareja, hijos, dependencias económicas,

presiones

familiares,

etcétera.

Por

medio de

la intuición,

que

a

menudo

actúa

como una

especie

de

radar que predice el peligro

de

forma natural, y

de

ciertas señales

de

alarma

¿controla

continu mente tu

tiempo?; ¿te acusa de ser infiel

y

de

coquetear?; ¿controla

los

gastos y te obliga a

d r

cuentas?; ¿te

humill

frente a

los

demás?; ¿comete conductas de crueldad,

sin

arrepentimien-

to? ¿tiene accesos de cólera frecuentes?),

muchas chicas

pueden

estar

en

condiciones

de

detectar

en

los primeros pasos

de

la relación si

podrían

estar

adentrándose

hacia

un

futuro

de

maltrato y sufrimiento, para re-

plantearse dicha relación a

pesar

de

la

pasión

del

enamoramiento

ini-

cial. Se trata,

en

definitiva,

de

detectar al principio los

amores tóxicos

y

de obrar en

consecuencia.

y a un nivel de la prevención secundaria, cuando la víctima está ya

involucrada

en una

relación problemática y se siente

desbordada por

la

situación,

hay

que

saber

actuar

con

coraje,

pero

también

con

prudencia.

Ello

supone

buscar

ayuda en

su círculo familiar y social y recurrir,

en

los casos precisos, a los recursos comunitarios disponibles servicios

sociales,

ayuda

psicológica, justicia, etc.).

¿Por

qué

víctima es

femenino

y

agresor masculino

revención específica con mujeres

en

riesgo

de sufrir abuso y agresión sexual

revención

problemas de ansiedad y de depresión o de antecedentes temporales

próximos por estos mismos problemas), con una historia anterior de

victimización maltrato infantil o

abuso

sexual

en

la niñez, por ejemplo)

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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gresiones

sexuales en

la vida

adulta

Respecto a las víctimas adultas de agresiones sexuales, éstas

son

frecuentemente chicas jóvenes,

de

16 a 30 años especialmente.

La

vul

nerabilidad

de

este

grupo

deriva del mayor atractivo físico

de

esta edad

y

de una

mayor exposición a situaciones

de

riesgo tipo

de

vida activo,

viajes frecuentes, salidas nocturnas,

búsqueda de

nuevas experiencias,

establecimiento

de

relaciones sociales amplias, etc.) y también de

una

percepción

menor de los riesgos a los que uno puede exponerse, que

se refleja en la facilidad

con que

se establecen relaciones espontáneas

y, en último término, en

una

mayor despreocupación respecto al en-

torno.

Hay ciertas circunstancias ambientales, como residir en un interna

do, estar recluida o recluido en

una

prisión, vivir en un ambiente de

aislamiento, etc., que pueden facilitar la agresión sexual y garantizar,

hasta cierto punto,

una

impunidad al agresor.

Desde

una

perspectiva psicopatológica

de

las víctimas, hay algunos

trastornos mentales,

como

el

abuso

de

alcohol y drogas y la discapacidad

mental, que, al ser limitativos de la capacidad de consentimiento,

pue-

den convertir a una

persona

más fácilmente

en

diana de una agresión

sexual.

Los

trastornos de personalidad

en

las víctimas constituyen tam

bién

un factor

de

riesgo. En concreto, los más problemáticos a este res

pecto son el trastorno límite por

su

tendencia a la impulsividad, el

histriónico por su propensión a llamar la atención, y el dependiente

por

su

escasa asertividad y

su

tendencia a plegarse en

todo momento

a

los deseos

de

los demás.

La aparición

y

en su caso, la intensidad del trauma que puede expe-

rimentar una víctima de agresión sexual van a depender de diversas

circunstancias. Algunas de ellas están vinculadas a la gravedad del he

cho

traumático

en sí:

la duración del acto, la existencia

de

penetración,

la posibilidad de quedar embarazada o de contraer el sida u otras infec

ciones graves, las heridas producidas por la agresión, la presencia de

armas, el miedo experimentado a

ser

asesinada, el ataque en

grupo

o

la doble victimización ser agredida sexualmente, golpead a y robada al

mismo tiempo).

Otros factores est án relacionados con el equilibrio psicológico de la

víctima, con su estado de salud y con

su

grado de adaptación actual a

la vida cotidiana. En concreto, las personas

con

baja autoestima y con

y con dificultades actuales

de

salud o de adaptación estrés laboral in

tenso, mala relación de pareja, etc.) tienen una mayor tendencia a que

dar traumatizadas tras una agresión sexual. Por último, otras variables

van a depender de la reacción del entorno. El tipo de apoyo familiar y

social recibido, así como la actuación de la justicia,

van

a contribuir a

metabolizar el impacto del suceso traumático o,

por

el contrario, a agra

varlo.

En síntesis, el grado de daño psicológico lesiones y secuelas) está

mediado

por la intensidad/duración del hecho y la

percepción

del su

ceso sufrido significación del hecho y atribución de intencionali

dad), el carácter

inesperado

del acontecimiento y el grado real de

riesgo experimentado, las pérdidas sufridas, la mayor o menor vulne

rabilidad de la víctima y la posible concurrencia de otros problemas

actuales a nivel familiar y laboral, por ejemplo) y

pasados

historia de

victimización). Asimismo, el apoyo social existente y los recursos psi

cológicos de afrontamiento de la

propia

víctima desempeñan un pa

pel

importante.

buso sexual

en

la infancia

Las niñas en mayor riesgo

de

abuso sexual en la infancia

son

aque

llas

con una

capacidad reducida para resistirse o revelarlo, como

son

las

que

todavía no hablan y las

que

muestran retrasos del desarrollo y dis

capacidades físicas y psíquicas. Asimismo presentan mayor riesgo los

menores

que

se encuentran carentes

de

afecto en la familia,

con una

situación familiar conflictiva o desestructurada, en la

que

el padre bio

lógico está ausente o

bien

en la

que son

frecuentes los malos tratos del

padre

o

padrastro) a la madre, o la mad re está enferma e impedida. Es

decir, el abuso sexual a los niños surge más frecuentemente

cuando

hay

problemas

de

pareja, la mujer es víctima

de

maltrato y el agresor abusa

del alcohol y recurre fácilmente a la violencia. En este contexto

de

falta

de empatía y

de

amedrentamiento

de

la madre,

que

ha perdido así su

capacidad

de

escudo protector del menor, el abuso sexual se hace mu

cho más probable.

Un suceso traumático en la infancia provoca siempre, como no po-

día

ser

menos,

una

reacción emocional inmediata en el niño. En cierto

modo, el trauma

que puede

derivarse

de

sufrir abuso sexual hace per-

¿ or qué víctima

es

femenino

y

agresor masculino

der

la inocencia

de

la infancia, así

como

la confianza y la capacidad

de

amar que brota

de

ésta.

La

gravedad e intensidad

de

las consecuencias

psicológicas

van

a

ser dependientes de

la mayor proximidad familiar o

Prevención

tificantes. Es decir, como sugiere el título

del

reciente libro de Boris

Cyrulnik,

Los

patitos

Jeas un

infancia in eliz no determina la vida

2002). se

puede

navegar en medio

de

tormentas y llegar, pese a todo,

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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua

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afectiva entre víctima y agresor,

de

la menor

edad de

la niña

o

niño) y

de

si ya

ha

experimentado traumas anteriores, debidos,

por

ejemplo, a

haber

sufrido separaciones afectivas o la

pérdida de un

familiar cerca

no.

La

reacción emocional también va a

depender

del comportamiento

que tengan

ante lo sucedido las

personas

signicativas

de

su entorno.

Asimismo los niños

son

más vulnerables al trauma si hay

una

desestruc

turación familiar.

En general, cuanto más joven

es

la

persona

afectada

por un suceso

traumático, más graves

son

los síntomas sufridos

porque es

menor la

percepción de

control sobre su vida. Los niños

son

especialmente vul

nerables a la destrucción

de

su

autoestima,

que

corre

en

paralelo

con

la

humillación sentida.

El

malestar emocional a veces surge o se acrecien

ta

en

la adolescencia,

cuando

el

menor

adquiere conciencia

plena

y se

percata del alcance

de

las conductas sufridas

años

atrás.

Sin embargo, lo que

pueda

ocurrir

en

el futuro,

es

decir, la posible

influencia

de

este

hecho

en

las alteraciones psicopatológicas

en

la vida

adulta,

es menos

frecuente

de

lo

que

cabría

esperar

y

en

todo

caso,

mucho

más difícil

de

predecir.

No se

puede negar que

la victimización infantil constituye

un

factor

de

riesgo importante

de

desarrollo psicopatológico

en

la vida adulta.

Pero, a

pesar

de

ello, el impacto psicológico a largo plazo del

suceso

traumático

puede

ser

pequeño

a

menos que se

trate

de un abuso

sexual grave

con

penetración) si la víctima

no cuenta con

otras adver

sidades,

como

el

abandono

emocional, el maltrato físico,

un

conflicto

familiar grave o

una

patología familiar severa.

Es

más, los problemas

de

una

víctima

en

la vida adulta depresión, ansiedad,

abuso de

alcohol,

etcétera), aunque

pueden

aparecer

en un

contexto

de

vulnerabilidad

que

tuvo su origen

en un

suceso traumático

en

la infancia,

suelen ser

provocados directamente

por

circunstancias próximas

en

el

tiempo

conflictos

de

pareja, aislamiento social o problemas

en

el trabajo).

Si

dichas circunstancias adversas

no

se

producen en

la vida actual

de una

persona, aun

habiendo

sufrido

en

la infancia

un suceso

traumático, pr o

bablemente

no

aparecerán problemas psicopatológicos.

Son múltiples los ejemplos

de cómo

muchas

de

las víctimas

de un

suceso

traumático antiguo logran

tener

una vida adulta saludable y ple

na. Estas personas transforman la tragedia

que

experimentaron

en

ener

gía creadora y

enriquecen

su vida

con

actividades sociales útiles y gra-

a

buen

puerto.

Desde una

perspectiva preventiva, se trata,

en

primer lugar,

de

de

tectar de forma

temprana

el

abuso

sexual en el menor y

de

evitar la

revictimización posterior, lo que

supone

alejar al agresor del menor,

desarrollar en

torno

a la víctima

un

escudo protector por medio

de

la

madre o los hermanos,

por

ejemplo) y ofrecerle

ayuda

psicológica si

resulta necesario. Asimismo

es

preciso en ocasiones

dar

apoyo a la ma

dre, reestructurar el conjunto familiar y ofrecer asistencia psicológica al

agresor, si se encuentra mínimamente motivado para ella. El objetivo,

en definitiva, es llevar a

cabo una

actuación integral

con

la familia y

observar de cerca el desarrollo emocional

de

la víctima

para

ofrecerle

las ayudas adecuadas.

9 3 CONCLUSIONES

El tema fundamental

de

este libro,

enunciado en

el

propio

título,

ha

sido la indagación

de

la violencia

de

los

hombres

contra las mujeres,

especialmente en forma

de

agresiones

de

pareja y sexuales. A lo largo

del texto se

han presentado

los principales conocimientos

de que pue-

de

disponerse

en

la actualidad

para una

mejor

comprensión de

este

fenómeno. También

se han expuesto

las actuaciones más relevantes

que se han

empleado para

paliar la frecuencia y los efectos

de

estas

agresiones, tanto asistiendo y tratando a las víctimas como intervinien

do para

reducir el riesgo

de

los agresores.

El lector

habrá

ya caído en la

cuenta

de que tanto los conocimientos

explicativos existentes

como

las intervenciones llevadas a cabo, a modo

de

piezas que intentan

componer un

complejo rompecabezas, forman

en

conjunto una imagen incompleta e imperfecta, requerida

de nuevos

elementos y futuros ajustes

de

las piezas actuales. Este capítulo final

sobre prevención

ha

tenido

como

propósito

esbozar

algunos de los in

gredientes

que podrían

ayudar a mejorar la imagen global

de

nuestro

conocimiento sobre el control

de

estos fenómenos delictivos. En con

creto, su propósito

ha

sido

apuntar

algunas ideas y líneas

de

actuación

en

materia

de

prevención

de

los comportamientos

de

maltrato y asesi

nato

de

pareja, así

como de

abusos y agresiones sexuales.

Sin embargo,

como

el lector

podía

imaginar desde el principio y ya

habrá

podido

comprobar, los autores

no disponen de una

solución

~

¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino

drástica rápida para la erradicación

de

estos gravísimos problem as

de

violencia, solución

que

probablemente ni siquiera

pueda

existir

de

un

modo

absoluto.

La

disminución

de

la violencia

de

unos seres humanos

revención

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contra otros, también la

que puedan

efectuar los hombres contra las

mujeres, sólo

puede

ser el resultado, a la luz

de

la historia

de

la huma

nidad,

de un

progreso paulatino

pero

lento e imperfecto. Este libro tan

sólo aspira a constituir

una pequeña

y humilde contribución a esa tarea

común de paz

civilización crecientes.

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¿Qué

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