Pólemos No 5

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CORRIDAS DE TOROS: ENTRE LA CULTURA Y LA TORTURA AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012 UN PRODUCTO DE El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural Las corridas de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

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Boletín Virtual de la Asociación Civil "Derecho & Sociedad"

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CORRIDAS DE TOROS:ENTRE LA CULTURA Y LA TORTURA

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

UN PRODUCTO DE

El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida

de toros

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

Las corridas de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

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Asociación Civil Derecho & Sociedad

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Lima, mayo de 2012

FE DE ERRATAS

En la página 24 del Pólemos No 3: Orientación Sexual ¿Derecho de las minorías?

dice: Oscar Chuqillanqui Aragóndebe decir: Oscar Chuquillanqui Aragón

Derecho & Sociedad autoriza la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, siempre que se cite la fuente y se utilice para fines académicos

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DE LA CULTURA Y LAS NUEVAS PERSPECTIVAS DEL DERECHO

El 28 de julio de 2010, el Parlamento de Cataluña decidió prohibir la corrida de toros en toda la comunidad autónoma, constituyendo, así, una decisión histórica, debido a la inmensa historia de tauromaquia que, hasta enero de este año –mes en el que surtió efectos la decisión-, se había generado en dicha comunidad; especialmente, en su capital, la ciudad de Barcelona.

Lo que demuestra este significativo hecho es que, en los últimos años, existe una reevaluación de la importancia de las tradiciones culturales en contraste con el valor abstracto de la vida –es decir, la importancia de la vida en los seres vivos, en las diversas variaciones que pueden ex-istir- que se ha manifestado a través de una serie de grupos humanos que se han constituido con la única razón de manifestarse en contra del maltrato en animales –ejemplos- o, en contra de determinadas actividades en concreto –como el grupo antitaurino Partido Verde Ecologista de México (PVEM) o en Perú.

Como sabemos, la corrida de toros, se trata de una tradición española. Sin embargo, sus orí-genes se remontan a Roma, en donde se presentaban espectáculos con uros (antepasado del toro). En estos espectáculos se buscaba que las familias nobles muestren sus habilidades de cazadores atacando a los toros. En la época medieval se empieza a utilizar lanzas siendo que, además, las corridas de toros cobran otro significado, en la medida en que el espectáculo se realizaba para festejar victorias bélicas.

En el caso peruano, esta costumbre llegó en el siglo XVI, con la llegada de los españoles. In-cluso se ha llegado a señalar la fecha de la primera corrida en nuestro país, que sería el 20 de marzo de 1540. A partir de dicha fecha no se ha dejado de celebrar esta costumbre en nuestro país, la cual además logra su institucionalización durante el gobierno del Virrey Diego López de Zuñiga, Conde de Lieva, estipulándose que sean cuatro las fiestas de toros durante el año, autorizando, además, una suma de cincuenta pesos para la celebración de cada una.

En ese sentido, al igual que muchos países latinoamericanos, no podemos negar nuestra tradición taurina. Sin embargo, como se mencionó líneas arriba, notamos que en nuestro me-dio y también en otros hay una preocupación altísima por lograr que se prohíban las corridas de toros, dejando de lado, muchas veces, otras prácticas de violencia contra los animales. Y es que, la violencia contra ellos trasciende culturas, continentes, modelos económicos y demás.

Es así como, en esta nueva edición de PÓLEMOS les traemos artículos que discuten el tema de la corrida de toros en la actualidad peruana como en la internacional.

Comisión de Proyección Académica

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Índice

3 Editorial

4 Índice

5 El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros ADEA (Agrupación para la Defensa Ética de los Animales)

12 El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros Anna Mulà Arribas

20 Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú Carlos Castillo Alejos

26 Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural Pierre Foy Valencia

33 Las corridas de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta) Mario Castillo Freyre / Massiel Silva-Santisteban Amésquita

41 Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural. Alexander Huerta Mercado Tenorio

47 Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad María Ana Claudia Vidal Quispe / Oscar Raúl Chuquillanqui Aragón

54 Una sociedad de paz sin Corridas de toros Yulianna Valencia Meléndez

62 Los valientes también lloran Juan Iranzo (Cultoro.com)

65 Vida, tradición y costumbres Jesús Chipana Hurtado

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ADEA Agrupación para la Defensa Ética de los Animales

Convencionalmente estando en el siglo XXI

de nuestra Era, y teniendo muchas más

por detrás de ese telón que representa la His-

toria de la Humanidad, resulta curiosa la persis-

tencia del concepto de “el hombre” a través del

tiempo, cuando es evidente que nuestro pan-

orama cultural y material ha cambiado significa-

tivamente con todos estos años.

Si tomamos prácticamente cualquier diccio-

nario y buscamos la definición de “hombre”,

nos topamos con lo mismo que nuestros pa-

dres o nuestros profesores nos solían decir en

el colegio: El hombre es un “animal racional”.

Aunque bien es cierto que pueden encontrarse

variantes como por ejemplo “ser animado” o el

añadido de “social”, cosa que nos interesa par-

ticularmente ya que el propósito de este texto

debe ser conectado con el tema de las Corridas

de toros; es decir, una actividad social, y por

tanto racional, de la especie animal humana,

realizada con otra especie semejante. Bovina,

en este caso.

Para alguien con cierto conocimiento en Fi-

losofía, resulta inevitable advertir que el mis-

mo concepto aparecía ya en el pensamiento

de los antiguos filósofos griegos. De hecho,

EL TEMA DEL “NOSOTROS” Y DE LOS “OTROS” COMO IMAGEN EN RELACIÓN A LA CORRIDA DE

TOROS

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aquello de “racional y social” se desprende fiel-

mente de los textos de Aristóteles, pero como

el propósito en sí no es rastrear definiciones

a través de la Historia, basta decir que todos

los textos filosóficos, religiosos, científicos, etc.

tenían incuestionablemente esa concepción

hasta fechas muy recientes.

En todo caso, la perspectiva filosófica de hoy

en día tiene el precepto de que lo que se creía

en tiempos pasados no es, ni tiene porqué, ser

tenido como válido en la actualidad. O lo que

en términos prácticos vendría a ser: no todo lo

que funcionaba en el pasado, tiene que funcio-

nar hoy. Esto en referencia a que si bien, en la

antigüedad, esas divisiones conceptuales entre

las “cosas”, en general y entre las especies

animales, en particular puedan haber resultado

útiles para nuestra sobrevivencia y bienestar;

ese es un tema que ha empezado a ser cada

vez más controversial en las últimas décadas.

Alejándonos ya de todos los dualismos simplis-

tas (exaltados en su momento y de forma espe-

cial por Descartes) nos encontramos en un hori-

zonte donde los límites tanto del lenguaje como

del pensamiento, se van rompiendo, a la vez

que nuestro círculo de consideración moral se

va expandiendo. Tengamos presente sino el re-

speto y los derechos que han ido ganando pro-

gresivamente seres que anteriormente se veían

excluidos y oprimidos por “límites racionales”

como la raza, el sexo, la orientación sexual, etc.

de la actividad social pública.

Una definición, el decir lo que una “cosa” ES, en

contraposición de lo que NO ES, constituye una

abstracción racional que cumple una función

cognoscitiva destinada a hacer más eficiente el

cúmulo de las actividades humanas, en gener-

al. El error se torna grave cuando se comete el

olvido de ese carácter utilitario en estas separa-

ciones y se las piensa como algo ontológico; es

decir, que poseen una validez esencial absolu-

ta en el tiempo. No advirtiéndolas como meros

términos lingüísticos que van evolucionando

mediante sus propias historias, haciendo posi-

ble la Historia de la Humanidad en su discurrir.

En este punto de la Historia, precisamente, los

nuevos conocimientos científicos en neurobi-

ología, genética, etc. nos dan a conocer algo

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El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros

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con lo cual no contábamos anteriormente y que

nos permite decir cada vez más convincente

de que todos los animales “superiores”, espe-

cialmente los mamíferos, son “seres animados

racionales y sociales”. Esto sumado a la com-

probada capacidad que poseen de buscar el

bienestar y evitar el dolor, hace de ellos unos

seres muy semejantes a nosotros hasta el pun-

to de obligarnos a repensar nuestra definición

como humanos, lo que se supone que es nues-

tra identidad.

La clave de estos cuestionamientos probable-

mente tenga que ver con una diferencia de gra-

dos en las características que nos son propias a

todas las especies animales, pero nada de eso

justificaría plenamente que los niveles huma-

nos sean los mejores o superiores en sí mismos

al de los demás. Seguir sosteniendo algo pare-

cido equivaldría a recaer en un antropocentris-

mo ingenuo, lo que se traduciría en lo que un

neologismo contemporáneo quiere significar:

“especismo”, a similitud del racismo, sexismo,

etc. Discriminaciones hacia grupos considera-

dos como inferiores, vistos como censurables

hoy en día.

LA CUESTIÓN DE “LOS OTROS”

Nuevos términos lingüísticos, o antiguos térmi-

nos resignificados (como quizás suceda con los

casos de “hombre” o “animal”) conllevan nuevas

prácticas sociales en simultáneo. Idealmente,

todo esto posibilita la ampliación de nuestro cír-

culo de consideración moral hacia otros seres

con los cuales nos identificamos y les debemos

ciertas lealtades. Algo que en términos lingüísti-

cos nos permite definir a grupos anteriormente

calificados como los “otros”, en un “nosotros”

ya reconsiderado.

Nosotros, los “animales sintientes”, diría quizás

un activista en favor del bienestar de todos los

animales. Y aunque seguramente, se presen-

tará una nueva línea demarcatoria para distin-

guir qué especies animales se nos asemejan

hasta el punto de considerarlos como seme-

jantes nuestros; el caso de los toros parece

desbordar todo argumento que intente “de-

mostrarnos” el porqué de nuestra superioridad

en relación a ellos y su consiguiente dolor y

muerte a cambio de un poco de placer o benefi-

cio nuestro.

El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros

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Se tiene por asegurado que el asunto de las

Corridas de Toros constituye una actividad

destinada a desaparecer en un relativo corto

tiempo. La sensibilidad ciudadana a estos es-

pectáculos, la tendencia mundial a considerar

el sufrimiento animal, su abolición en la may-

oría de ciudades, incluidas las españolas, la

constante disminución de asistentes, etc. nos

hace pensar de esa manera. Una cuestión más

interesante sería evaluar por qué el Perú es uno

de los pocos países que todavía permite estas

prácticas a pesar de que más del 80% de su

población se muestra en contra de ellas; o qué

tanta diferencia hay entre la muerte de menos

de 10 toros de una jornada taurina y los alred-

edor de 30 millones de bovinos que mueren al

día por causa de la alimentación humana.

Una respuesta más apropiada a todo esto im-

plicaría probablemente un gran análisis multi-

disciplinario: sociológico, psicológico, filosófico,

económico, político, legal, etc.; algo que no va-

mos siquiera a intentar hacer ahora, pero que

no evita el aventurarnos de hacer algunos co-

mentarios al respecto:

Partimos del precepto de que la Ética de una

comunidad o la moral de una población es algo

establecido intersubjetiva y públicamente. Si

sabemos desde ya que la mentalidad de una

sola persona es un entramado de creencias

que se justifican unas a otras para impulsar o

justificar la acción de ese individuo, imagínese

el grado de complejidad para interactuar y lle-

gar a un acuerdo satisfactorio que comprenda a

todos los ciudadanos de un país.

Filósofos contemporáneos como Richard Rorty

o Jürgen Habermas erigen sus pensamien-

tos para concretar todo esto bajo el ideal de

la Democracia, presuponiendo entonces que

la voz de cada individuo podrá ser canalizada

mediante ciertas estructuras y procesos socia-

les a los más altos estratos de decisión política.

Por supuesto que ellos no fueron tan ingenuos

para creer que eso pueda ser alcanzado alguna

vez y menos aún de la noche a la mañana y

prescindiendo de unas fases de prueba y error

constantes. Si esa era la realidad en Europa o

Estados Unidos, cabe comprender entonces un

poco mejor la situación peruana como se inten-

tará detallar más adelante.

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El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros

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Siendo la Democracia un ideal Liberal donde

debería primar la igualdad de oportunidades y

la condena a todo maltrato y humillación, no es

de sorprender la voluntad de otorgarles algunos

derechos básicos a los animales no humanos

por el solo hecho de existir. Teniendo en cuen-

ta que La Razón (nótese las mayúsculas) no

es ya el factor determinante de discriminación

para una argumentación apropiada, podríamos

hablar de dos tipos de racionalidad que el hom-

bre es capaz de manejar particularmente bien:

La razón estética va de la mano con la postu-

ra de Rorty, quien señala que más importante

que la Filosofía o que cualquier otro discurso

humano es la Literatura o el Arte, en general;

Se privilegia entonces una del tipo que es ca-

paz de despertar nuestra imaginación moral,

salir de nuestro propio punto de vista para co-

locarse en la perspectiva de otros seres con los

cuales compartimos el mundo, creando así una

empatía que posibilitaría identificarnos con ellos

y calificarlos como parte de los “nuestros”. Re-

cuérdese en este caso la Literatura feminista,

antiesclavista, indigenista, etc. que se dieron en

su momento como una expresión de denuncia y

condena hacia determinadas prácticas sociales

que hasta ese momento se tenían como nor-

males o tradicionales.

La razón dialógica tiene que ver con la Teo-

ría de la acción comunicativa de Habermas y

depende de nuestra capacidad de expresar

nuestra posición y comprender la de los otros.

Todo esto en un marco que busque el consenso

a través de la argumentación y que involucre a

todos los miembros de una comunidad. En este

caso no se trata de legitimar cualquier acuerdo

que apruebe una mayoría, sino que ésta debe

ser alcanzada mediante un dialogo argumental

apropiado.

LAS CORRIDAS DE TOROS Y EL PERÚ

Con todo lo anterior, la Ética, no constituye

una disciplina del “deber ser” ni del “deber

hacer” prescriptivo. A la luz de los enfoques

contemporáneos se convierte sobre todo en

condición de posibilidad para llegar a consen-

sos democráticos mediante la generación de

una crítica constante y alturada ante cualquier

práctica que pretenda perpetuarse en su vigen-

cia sin revisión alguna.

El tema del “nosotros” y de los “otros” como imagen en relación a la Corrida de toros

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Para el caso peruano. Si bien remarcamos

aquello de que las Corridas de toros tienen una

vigencia limitada en nuestro territorio. Esto, en

principio no ocurrirá por motivaciones estéticas

de empatía hacia un animal semejante a no-

sotros fisiológicamente, capaz de sangrar y con

un sistema nervioso en su interior; ya que de

otro modo ese más de 80% de población na-

cional también sería vegetariana debido a que

el sufrimiento en una granja industrial suele ser

superior a la producida en un coso taurino. En

todo caso, su abolición tendrá que ver con una

causa estética más superficial y bastante hu-

mana; por el cómo queremos vernos a nosotros

mismos ante nuestros ojos y los de las gen-

eraciones futuras. Nuestra identidad contem-

poránea tiende a presentarnos cada vez más

como hombres de paz, al menos mientras no

haya una necesidad poderosa y justificada para

lo contario. Téngase en cuenta sino la imagen

que nos viene a la mente al momento de evocar

lo sucedido en los circos romanos, por ejemplo.

Con respecto a la razón dialógica, la situación

es más de lamentar que en el caso anterior.

Con el nivel de democracia con que contamos

y necesitamos, es casi inevitable pensar de otra

manera. Si tenemos en cuenta la escasez de

reflexión crítica en las universidades y en los

medios de comunicación, es complicado el gen-

erar una discusión apropiada que permita llegar

a acuerdos válidos en base a argumentaciones

medianamente sólidas y factibles. Mucho me-

nos aún si no contamos con los canales ni los

espacios propios de una Democracia para el

intercambio simple de puntos de vista perso-

nales que puedan ser elevados en conjunto a

nuestras autoridades para tomar las decisiones

con el respaldo popular.

Como conclusión, se tiene entonces que esa

cifra superior al 80% adquiere un aura fantasio-

sa, al no haber pasado por una reflexión mani-

fiestamente coherente y al no haber formado

parte de un diálogo consensuado de una socie-

dad civil ligeramente madura que haya creado

simultáneamente las bases para concretar de

manera efectiva lo que su mayoría en porcen-

taje representa. La Democracia que actúa de

base y finalidad en todo este proceso es un ideal

abstracto; caer en el olvido de su función puede

hacernos repetir errores del pasado. Mientras

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tanto y como no todos los individuos partimos

desde las mismas condiciones, seguiremos

conviviendo todos juntos de la mejor forma en

que las circunstancias lo permitan.

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Anna Mulà ArribasAbogada. Miembro de la Fundación Franz Weber. Responsable jurídica y ponente en el Parlamento de Cata-luña en la aprobación de las corridas de toros

El toro es un mamífero superior, categoría

en la que la taxonomía biológica incluye

también el ser humano, con un sistema nervi-

oso central que registra y transmite los impul-

sos captados en el cerebro, entre ellos el dolor

físico. Los estudios científicos han determina-

do que animales, en este caso los toros, son

seres con capacidad de sentir y sufrir. Hoy en

día, ¿como podemos pedir a las nuevas gen-

eraciones que cuiden la naturaleza cuando no

se muestra ningún respeto hacia las criaturas

que conviven en nosotros?

Actualmente, las corridas de toros se llevan

a cabo en solo nueve países del mundo. Un

número considerable de países han prohibido

estos espectáculos, por ejemplo, Argentina,

Canadá, Cuba, Dinamarca, Alemania, Italia,

los Países Bajos, Nueva Zelanda y el Reino

Unido1.

La Ley 28/2010, de 3 de agosto, de modifi-

cación del artículo 6 del texto refundido de la

Ley de protección de los animales de Catalu-

ña2, prohibe las corridas de toros en dicho terri-

torio después de que el Parlamento catalán, de

1http://www.bullfightingfreeeurope.org/index_esp.html2http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A-2010-13358

EL PROGRESO MORAL COMO JUSTIFICADOR DE LA ABOLICIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS

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forma democrática y tras un intenso debate, so-

cial y político, suprimiera del sistema legal una

excepción en la legislación, moral y jurídica-

mente inadmisible. Así, la técnica legislativa uti-

lizada fue suprimir la excepción contenida en la

Ley de protección de los animales que excluía

las corridas de toros de la prohibición del uso de

animales en peleas y en espectáculos u otras

actividades si les pueden ocasionar sufrimiento

o pueden ser objeto de burlas o tratamientos

antinaturales, o bien si pueden herir la sensibili-

dad de las personas que los contemplan.

Esta Ley se dictó como consecuencia de una

iniciativa legislativa popular (ILP) presentada

a instancia de la Plataforma PROU (Basta en

catalán), después de constatar el continuado

y progresivo rechazo de la sociedad catalana

hacia este espectáculo. Los que pedíamos

la desaparición de este espectáculo lo hacía-

mos movidos por el rechazo que nos provoca

la visión de un mamífero sufriendo un maltrato

indigno y evitable y donde también se pone en

peligro la vida de las personas. En Cataluña ex-

istía un contexto legal que propició la continu-

ación de un proceso que se inició con la Ley

3/1988, de 4 de marzo, de protección de los

animales, que prohibió la construcción de nue-

vas plazas de toros en todo el territorio cata-

lán y siguió con la Ley 22/2003, de 4 de julio,

de protección de los animales, que además de

considerar a los animales organismos dotados

de sensibilidad física y psíquica, limitó el acceso

a las plazas de los menores de edad. Así, con la

prohibición de las corridas de toros se culminó

este proceso legal. A pesar de ello, no es impre-

scindible que se repita dicha evolución legisla-

tiva en los demás países donde todavía existen

corridas de toros, puesto que el debate sobre la

continuidad de estas actividades se realiza en

una sociedad cada vez más sensible proclive a

la abolición.

En la tramitación de la proposición de ley, tu-

vieron lugar las comparecencias de los exper-

tos (científicos, etólogos, filósofos, veterinarios,

escritores, profesionales del derecho), que ex-

pusieron de forma justificada las razones que

habían de conducir a la invalidación del marco

jurídico que legalizaba las corridas de toros y

cuyas opiniones, que son públicas, tenían por

finalidad incidir en la decisión de los diputados.

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

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Aquello que podemos extraer de las compare-

cencias y del todo el proceso en general es que

el derecho regula el ejercicio de las libertades

y por tanto también su restricción y ésta es

legítima cuando se obtiene un beneficio may-

or -el fin de la violencia- para la sociedad que

el que supone la limitación de la libertad para

una minoría; que durante la lídia los toros están

sometidos a una tremenda y progresiva tortura

que se dirige a la anulación de su capacidad de

defensa, debido al colapso orgánico y al dolor

progresivo; que debemos reducir la crueldad

tanto cómo podemos y que no es justificable

oponerse a la prohibición diciendo que hay otros

casos de crueldad o maltrato más graves ya que

el argumento más bien debe ser el contrario:

solo si somos capaces de ir eliminando poco a

poco la crueldad podemos aspirar erradicar la

brutalidad en el mundo. Así es, el hecho lam-

entable de que todavía existan crueldades en

el mundo no puede justificar o respaldar nada

ya que con este criterio se obstaculizaría todo

progreso moral de la sociedad al no haberse

podido abolir la esclavitud ya que todavía hay

gente que muere de hambre, lo que tampoco

justificaría que no podamos dedicar esfuerzo al-

guno al problema de la delincuencia o la corrup-

ción; y que, en definitiva, esta actividad genera

un daño que resulta inadmisible éticamente y

jurídicamente. Por esto, esta actividad cruel no

puede ser merecedora de continuidad.

El Consejo de Garantías Estatutarias, un or-

ganismo creado con la finalidad de velar por la

adecuación de las leyes al Estatuto y a la Con-

stitución Española, determinó que el texto de la

proposición de ley era respetuosa con dichos

cuerpos legales ya que la competencia exclu-

siva de Cataluña sobre espectáculos habilitaba

al legislador catalán para ejercer la potestad

normativa a fin de establecer un supuesto de

prohibición del espectáculo público para garan-

tizar la tutela de un bien jurídico como es la pro-

tección de los animales, sin que ello implicara

una lesión a los derechos de los ciudadanos en

el ámbito de la cultura. Efectivamente, la cultura

no es una realidad estática, sino dinámica, y

cambia constantemente. Los usos y las costum-

bres son relativos en el tiempo y en el espacio;

lo que en el pasado era derecho o costumbre

hoy ya no lo es. Cientos de tradiciones han sido

prohibidas en el pasado. ¡No podemos seguir

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

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ciegamente todas las tradiciones!

Durante todo el proceso se recibieron mani-

festaciones de apoyo a la proposición de Ley de

carácter nacional e internacional, incluidos tres

premios novel. Así, destacadas personalidades

provenientes del mundo intelectual, académi-

co, artístico, religioso, empresarial, deportivo,

científico y literario, y entidades internaciona-

les de defensa de los animales, se dirigieron al

Parlamento pidiendo la aprobación de la ILP,

apelando a varias causas y motivaciones, siem-

pre conducidas por un principio ético, moral1.

El 28 de julio de 2010, día de la votación de

la ILP, el Parlamento de Cataluña, aprobando

por mayoría absoluta la medida legal prohibi-

tiva, aprovechó una oportunidad histórica para

1 En la web de la Plataforma PROU http://www.prou.cat/castel-lano/index.php hay los nombres y las fotos de todas las perso-nas mediáticas que apoyaron la campaña; También: Ann Arbor, Michigan, 273 eminentes científicos internacionales, liderados por Kenneth Shapiro, P.h.D. Clinical Psychology, Society and Animals Journal. Ver link: http://www.prou.cat/castellano/n.php?id_noticia=36 La Humane Society Veterinarian Medical As-sociation (HSVMA). Ver link: http://www.prou.cat/castellano/n.php?id_noticia=34 21 legisladores mexicanos. Ver Link: http://www.prou.cat/castellano/n.php?id_noticia=32 El premio Nobel John M. Coetzee y la profesora Priscilla Cohn, viuda del filó-sofo Ferrater Mora. Ver linK http://www.prou.cat/castellano/n.php?id_noticia=33 Su Santidad el Dalai Lama. Ver linK http://www.prou.cat/castellano/proposta.php La World Society for the Protection of Animals (WSPA). Ver link: http://noticias.terra.es/2010/espana/0726/actualidad/entregan-en-el-parlament-140000-firmas-de-120-paises-contra-las-corridas-de-toros.aspx; Antoni Tàpies, Carles Pujol Ver linK http://www.europa-press.es/catalunya/noticia-antoni-tapies-carles-puyol-apoyan-abolicion-corridas-catalunya-20100719115838.html

demostrar que la sociedad catalana es sensible

y respetuosa con los valores del siglo XXI, envi-

ando un mensaje de compasión universal y de

progreso de la humanidad y creando un valioso

precedente que esperamos sea imitado en el

futuro en aquellos lugares donde se mantiene

esta tradición.

EL DERECHO Y LA SOCIEDAD COMO

JUSTIFICADOR DE LA ABOLICIÓN DE

LAS CORRIDAS DE TOROS

El lugar que deben tener los animales en la

moral y en el derecho es consecuencia de una

evolución social, fruto de las investigaciones de

carácter científico y de la etología. Los avances

en el conocimiento de la naturaleza y una am-

plia sensibilidad social por esta cuestión han

hecho que nos replanteemos un nuevo posic-

ionamiento del hombre respecto al resto de la

vida del planeta. En el último cuarto de siglo,

la concepción de los animales ha cambiado de

manera significativa. El derecho positivo está

sometido a todo tipo de injerencias, y una de

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

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las más significativas es el cambio de sensibili-

dad moral, en este caso, de empatía hacia otros

grupos. Una vez dado ese salto moral, el efecto

inmediato posterior es el cambio o la reforma

legislativa. Recordemos que una actividad sea

legal no significa que no sea violenta; que esta

violencia esté legalizada no es más que un agra-

vante. Además, el hecho de que el maltrato a los

animales esté institucionalizado y permitido por

las autoridades públicas dificulta la protección

de otros animales, como los gatos y los perros,

ya que fomenta el desprecio hacia los animales

y las personas se acostumbran a permanecer

impasibles ante el maltrato de un ser vivo, ar-

raigando en nuestra cultura la noción del animal

como una cosa, algo con lo que nos podemos

divertir, haciéndolo sufrir hasta terminar matán-

dolo. Hoy, la idea de que es moralmente de-

testable causar sufrimientos innecesarios a los

animales ya está consolidada y la sociedad ya

puede exigir que la legislación impida cometer

actos sangrientos hacia los animales. Por eso

las corridas de toros no encajan en los nuevos

valores de la sociedad del siglo XXI.

Los toros no pueden defenderse por sí mismos

dentro del orden jurídico. De hecho, es la inde-

fensión de estos seres vivos lo que confiere a la

fiesta un punto de cobardía inaceptable. En un

mundo sin confrontaciones, diferencias y con-

flictos, el derecho no haría falta ya que en la

solución de disputas, que varían según las so-

ciedades, el tiempo y el espacio, radica su ex-

istencia y fin en si mismo. Todo sistema jurídico

cumple una función de control social y de regu-

lación de la vida en comunidad. Esta función de

ordenamiento social y organización permite que

el derecho acepte el conflicto que tenga respal-

do en la opinión pública y en el poder político,

dando lugar a normas reguladoras que modelan

la vida social a través del establecimiento de

parámetros indicativos de lo permitido, lo prohi-

bido y lo obligatorio. En todas las leyes se pro-

híben algunos comportamientos para proteger

otros valores: se protege básicamente lo que

es aceptable y se prohíbe fundamentalmente lo

que ya no es aceptable, aunque lo haya sido en

el pasado.

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 17: Pólemos No 5

17

INFANCIA SIN VIOLENCIA

Todos sabemos que la infancia es el tiempo del

aprendizaje del sentido moral. Las corridas de

toros son una fuente de educación en la violen-

cia. Los niños -niñas, niños y adolescentes- no

tienen la misma capacidad de autoprotección

que los adultos: son más vulnerables, no pu-

eden decidir sobre su vida de la misma forma,

no saben defenderse bien de los peligros. De

acuerdo con los expertos, las corridas de toros

son una manifestación violenta (donde se pu-

ede ver la tortura y muerte de animales e im-

pactantes imágenes de cornadas de toreros)

que puede provocar en el joven espectador la

aparición de las siguientes secuelas:

1) Efectos traumáticos en los niños que no po-

drán expresar libremente sus sentimientos en

la medida en que su entorno, conformado por

adultos, negará el carácter agresivo del espec-

táculo alegando que es arte, tradición y cultura.

2) Habituación a la violencia a través de la in-

sensibilización si les mostramos que la violen-

cia gratuita puede ser legítima e incluso reco-

mendable; así, el hecho de presenciar maltrato

a los animales perpetua el ciclo de violencia

mediante la insensibilización y la imitación de

comportamientos, especialmente entre las per-

sonas en edad de aprendizaje y enseñanza.

Por este motivo, según los expertos, el maltrato

animal tiene una importante repercusión en el

bienestar humano.

3) Debilitación del sentido moral ante la de-

sestabilización del criterio infantil de lo que es

justo e injusto.

4) Perturbaciones de los valores en un momen-

to en el que el niño necesita encontrar modelos

de conducta con lo que identificarse. El niño,

preocupado por preservar la imagen de sus

padres no tendrá más opción que negar a su

vez la barbarie de la que habrá sido testigo, así

como ocultar todo deseo de compasión hacia la

víctima animal.

Existen numerosos instrumentos legislativos (la

misma Constitución de Perú o el Código de los

niños y los adolescentes) que protegen a los ni-

ños frente a un espectáculo donde se contem-

pla la violencia infligida a un animal en vivo y en

directo o en diferido, para que desde los primer-

os años de su educación se fomente el derecho

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 18: Pólemos No 5

18

de los niños y adolescentes a vivir en un ambi-

ente sano, sin violencia en todos los ámbitos,

evitando el impacto emocional negativo que

dicho espectáculo provoca en estas personas.

El niño, por su falta de madurez física y men-

tal, necesita protección y cuidados especiales,

incluso la debida protección legal para que se

proteja y respete 1) el derecho del niño a un niv-

el adecuado para su desarrollo y 2) el derecho

a su integridad moral, psicológica y emocional.

Alrededor del mundo, ya se están tomando

medidas legales, administrativas y judiciales al

respecto (Ecuador y Venezuela, prohiben en in-

greso de niños a las plazas de toros a través de

la Defensoría del Pueblo, España prohibe en di-

versos territorios no solo la entrada de niños, si

no el espectáculo en su conjunto, y en España,

Francia, Ecuador y Portugal está prohibido la

retransmisión de corridas de toros por medios

televisados para proteger a la infancia).

La Convención internacional sobre los derechos

de los niños incorpora de manera expresa en el

ordenamiento jurídico de Perú el principio uni-

versal del interés superior del menor, en virtud

del cual, los derechos de los niños prevalecen

sobre los de los demás. Así, la legislación con-

cibe la protección de la infancia y la juventud

como un derecho fundamental al que se recon-

oce y protege, como cuestión prioritaria, priman-

do el interés superior del niño sobre cualquier

otro interés legítimo que pudiera concurrir. Por

este motivo, en este caso, el interés superior del

niño prevalece sobre el de participar libremente

en la vida cultural o el de diversidad cultural.

En esta materia, la normativa establece el prin-

cipio de corresponsabilidad de la familia, la

sociedad y el Estado, es decir, a la paternidad

responsable pero también a la necesidad de

control público y social sobre las decisiones de

los padres. El Estado ya ha legislado en otras

materias para proteger al niño sin que se haya

puesto en duda su constitucionalidad. Incoher-

entemente, la normativa prohibe el ingreso de

los niños a determinados establecimientos por

ser negativos para su desarrollo normal, sin

tomar en cuenta que las corridas de toros son

mucho peores.

Por todo ello, esperamos que se apruebe en el

Congreso de Perú la iniciativa que propone pro-

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 19: Pólemos No 5

19

hibir el acceso de menores de edad a espec-

táculos taurinos, aprobada por la Comisión de

Cultura y Patrimonio Cultural, que preside el

legislador Julio Rosas Huaranga (GPF).

CONCLUSIÓN

Las corridas de toros suponen el maltrato públi-

co y aplaudido de un mamífero superior, lo que

implica una constante exhibición y exaltación

de la violencia. No hay justificación para infligir

este sufrimiento cuando la finalidad es un goce

estético y de entretenimiento. Ni los derechos a

la cultura, arte, profesión, son absolutos y pu-

eden ser restringidos o incluso sacrificados para

lograr un fin legítimo, esto es, evitar un daño, la

no violencia, bienes que son necesarios preser-

var o restaurar hoy en día. La abolición de las

corridas de toros es la única decisión que nos

sitúa en la dirección del progreso social y moral

a la que el derecho debe servir. Así es, la idea

de abolir prácticas que requieren sufrimiento de

un animal está en el progreso moral, como ha

venido sucediendo a lo largo de la historia de la

humanidad. Hoy en día, el propósito de la so-

ciedad es erradicar la crueldad y minimizar el

sufrimiento y por este motivo el rechazo a las

corridas de toros es creciente e imparable.

El progreso moral como justificador de la abolición de las corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 20: Pólemos No 5

20 Las corridas de toros en el Perú se inician

con la llegada de los conquistadores es-

pañoles, comandados por Francisco Pizarro,

en el año 1532, quienes arribaron a nuestras

costas con el idioma –la lengua del Quijote-,

la religión –adaptada a los ritos andinos-, la

arquitectura mora, y trayendo e instaurando

sus usos y costumbres, y entre ellas infaltable-

mente se encontraban las corridas de toros

como evento principal indispensable, festivo y

más celebrada.

Siendo las corridas de toros el arte más anti-

guo que vino de España al Perú, fue por ello

que las plazas mayores se convirtieron desde

un inicio en escenario de las primeras corridas.

Así pues, comenzaron a celebrarse en el terri-

torio peruano las corridas de toros, a los pocos

años de haberse instalado los conquistadores,

desde que el 18 de enero de 1535 Francisco

Pizarro fundó la ciudad de Lima, la que fue

desde entonces capital del más importante vir-

reinato que tuvo en tierras de América la Co-

rona de España.

Siendo Lima la capital preferida de los conquis-

tadores españoles es natural que fuera en el

Carlos Castillo AlejosPresidente del Círculo de Periodistas Taurinos del Perú

LAS CORRIDAS DE TOROS: PATRIMONIO CULTURAL EN EL PERÚ

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 21: Pólemos No 5

21

Perú, en donde primero se celebraran las cor-

ridas de toros y en donde más arraigo tomaron,

pues por aquel entonces los españoles no cel-

ebraban ningún acontecimiento social, político y

religioso importante y trascendental sin que se

“corrieran toros”. Por otra parte los naturales y

los mestizos acogieron con creciente entusias-

mo esta magnifica fiesta de vistosidad sin igual

y la afición fue creciendo rápidamente, y de

Lima se extendió a todo el territorio del Perú. Lo

cierto del caso es que, casi desde su fundación,

Lima es aficionada a las corridas de toros.

Cuando Las fiestas de toros se afincaron en tier-

ras peruanas, casi inmediatamente fue asumido

como propio por el poblador autóctono, pues

no entusiasmaban solamente a los españoles,

si no también a los esclavos negros, libertos e

indios dominados, quienes gustaban de estas

corridas. Inicialmente como pasivos espectado-

res y luego también como activos toreadores,

adquiriendo matices muy singulares. Hechos

que nos sirven para afirmar que, por esos tiem-

pos, estos no solo gustaban de presenciar las

corridas de toros, sino que conocían y practica-

ban el arte taurino. No hay duda, entonces, que

los esclavos negros, libertos e indios domina-

dos fueron muy buenos precursores de esta im-

portada afición que quedo entre nosotros como

una de las herencias legadas por los españoles.

Por lo tanto, no solo en la capital se celebraban

en aquellos tiempos corridas de toros, pues en

muchas otras ciudades y pueblos del Perú, has-

ta en haciendas en donde había ganado bravo

se celebraban las fiestas con dichos espectácu-

los, y tanto incremento tomó la afición que los

gobernantes se vieron obligados a dictar de-

cretos especiales reglamentando las corridas

y hasta prohibiéndolas en algunos casos, pues

como entonces existía la esclavitud y los infeli-

ces esclavos solo representaban para sus due-

ños una determinada suma de dinero, muchos

patrones obligaban a sus esclavos a que se

adiestraran en el arte de lidiar reses bravas,

pasando posteriormente de ser sus humildes

asistentes en el ruedo de sus nobles patrones a

destacados primeros toreros.

Las corridas de toros, entonces, es parte de

nuestra tradición por más de 500 años, desde

que nos fue heredada en la época de la colonia

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 22: Pólemos No 5

22

hasta hoy. La Fiesta Brava, si bien nació en Es-

paña, fue adoptada como nuestra Fiesta Nacio-

nal, porque siempre ha estado, y sigue estando,

vinculada a las fiestas religiosas, patronales y

cívicas de casi todos los pueblos del Perú.

Antes de que existiera la Plaza de Acho, las cor-

ridas de toros ordinarias, afirma el “Duque de

Veraguas”, se efectuaban en la Plaza del Mar-

qués de Otero, construida en el siglo XVIII, en

el espacio que queda entre la subida al Cerro

San Cristóbal y un antiguo paseo llamado de

Los Peines. Asimismo, los primeros toreros del

virreinato expresaban su arte en las plazuelas,

luego fue en la Plaza Mayor para deleite de

obispos y oidores, lugar donde se concentra-

ban la mayor parte de actividades tanto sociales

como comerciales. Ahí se hacían fiestas, se cel-

ebraban procesiones, se hacían las ferias para

la venta de alimentos de primera necesidad,

flores, frutas, etc. Era punto de reunión tanto de

ricos como pobres, hasta que se construyó en

Lima nuestra histórica plaza de toros. De ahí en

adelante la fiesta taurina evolucionó de la mano

con nuestra historia política.

Ya para entonces la religión caminaba de la

mano con las corridas puesto que como re-

marca Garland –cada patrono que contara con

suficientes y acaudalados fieles, tenía por ase-

gurado una corrida de toros en su honor.

También hay escritos que refieren que las cor-

ridas de toros se empezaron a celebrar de

manera informal algunos años antes a la fecha

señalada, 29 de marzo de 1540, en la Plaza

de Otero, posteriormente en la Plaza Mayor de

Lima, sino también en las Iglesias de San Fran-

cisco, Santa Ana, La Merced, Santo Domingo,

San Marcelo y en otros lugares y ciudades es-

pecialmente acondicionados para la ocasión,

organizadas casi siempre los mismos religiosos

y las diversas cofradías para celebrar y festejar

a algún santo patrón.

Es así que las corridas de toros, lejos de ser

un espectáculo extranjero, desde su llegada fue

adoptada por nuestros pueblos como una seña

particular de su identidad, instalada y respalda-

da por más de 450 años de historia, tradición,

cultura y costumbre popular ininterrumpidas.

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 23: Pólemos No 5

23

Lamentablemente las corridas de toros, en los

últimos tiempos, viene siendo víctima de agresi-

vos ataques, no solo a través de algunos me-

dios de comunicación, sino también mediante

el avance de los movimientos antitaurinos que

viene actuando no solo en forma permanente y

organizada, sino con movilizaciones callejeras,

manifestaciones a las puertas de entrada de

los espectáculos taurinos y envío incesante de

correos electrónicos. Los enemigos de la fiesta

de los toros se han organizado con la anuencia

de ONG financiadas con aportes internaciona-

les.

En el Perú, algunos desinformados congresistas

y los grupos antitaurinos no se han olvidado de

las instancias políticas y gubernamentales. Es

así que existe actualmente en el Congreso de la

República un Proyecto de Ley N° 546 aprobado

por la Comisión de Cultura, que preside el Con-

gresista Julio Pablo Rosas Huaranga (autor del

proyecto), y otro presentado por el Congresista

José Urquizo Maggia (actual Ministro de la Pro-

ducción), que pretenden prohibir el ingreso de

menores de 18 años a los espectáculos taurinos

los cuales devienen en anticonstitucionales.

Estos padres de la patria olvidan que la Con-

stitución Política reconoce a nuestro país como

multiétnico y pluricultural, obligando al estado

a defender la continuidad de todas las expre-

siones culturales que forman parte de nuestro

Patrimonio Cultural Material e Inmaterial.

Que de aprobarse los mencionados proyectos

se estaría atentando contra nuestro derecho a

la libertad personal, limitando solo a los may-

ores de edad la asistencia al espectáculo tau-

rino.

Asimismo, se vulneraría el respeto democrático

de las mayorías del derecho por el gusto lícito

de los demás, aunque éstos fuesen minorías.

Pero lo más grave sería que se estaría violando

la sentencia emitida por el Tribunal Constitucio-

nal N° 017-2010 del 19 de abril de 2011, por la

cual reconoce que la tauromaquia en el Perú es

una manifestación cultural y artística que se ha

incorporado a nuestra cultura mestiza y forma

parte de la diversidad cultural de nuestro país.

Y no porque algunos reprueben dicha mani-

festación, puede dejar de tener la condición de

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 24: Pólemos No 5

24

cultural.

Dicha sentencia también señala que quien este

en desacuerdo no esta obligado a asistir. Como

también debe ser libre y voluntaria la concurren-

cia, por ejercicio en ambos casos, del derecho

al libre desenvolvimiento de la personalidad que

se deriva de la dignidad humana.

Estos congresistas autores de los referidos

proyectos desconocen, además, que las corri-

das de toros son parte de nuestro Patrimonio

Cultural Inmaterial de nuestra Nación, por lo

que negarlo sería desconocer una actividad im-

portante de nuestra identidad.

Las corridas de toros, lejos de ser un espectá-

culo extranjero, desde su llegada con los prim-

eros españoles llegados al Perú fue adoptada

por nuestros pueblos como una seña particular

de su identidad, instalada y respaldada por más

de 450 años de historia, tradición cultura y cos-

tumbre popular ininterrumpidas.

La realidad taurina no se circunscribe a Lima y a

la Plaza de Acho. En el Perú taurino los festejos

con toros gozan de una vitalidad y popularidad

que aumentan cada año y se constata por la

construcción de nuevas plazas de toros, suma-

das a las más de 300 que ya existen, y por la

masiva asistencia a los festejos taurinos.

Es así que cada año en el Perú se celebran

cerca de 800 espectáculos taurinos en honor

a sus fiestas cívicas y patronales a lo largo y

acho de nuestra patria, en más del 76% de los

departamentos de todo el país, lo que evidencia

la magnitud y difusión que tiene está tradición

popular en casi todo el territorio nacional.

Su existencia y continuidad permite una fuente

de ingresos directos e indirectos para muchos

connacionales, como son los ganaderos, tore-

ros, empresarios, subalternos, músicos, em-

pleados, etc., que se quedarían sin puestos de

trabajo. Así, como constituyen puestos de tra-

bajo en turismo, hoteles, restaurantes, impren-

tas, etc. Además, de ser fuente generadora de

impuestos para el Fisco, Municipalidades, entre

otros.

Por ello, la tauromaquia es una manifestación

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 25: Pólemos No 5

25

cultural que durante siglos ha construido un pat-

rimonio cultural material e inmaterial reconocido

por todos los pueblos del mundo y como tal de-

ben ser respetados y protegidos por el gobierno

de la Nación.

Por ello, la sentencia del Tribunal Constitucional

permite que las corridas de toros sean declara-

dos Patrimonio Cultural Inmaterial conforme a

la Ley 28296. En virtud de dicha norma, obliga

al Estado a adoptar medidas para su protección

y promoción que nosotros exigimos.

Las corridas de toros: Patrimonio cultural en el Perú

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 26: Pólemos No 5

26 1. LA PREVIA. ALGUNAS ESTRATE-

GIAS DISCURSIVAS PRO TAURINAS.

FALAZ “TAURODISEA”

Una estrategia discursiva y concurrente en-

tre los diversos estratos de intelectuales tau-

rófilos1 no solo contemporáneos y que al

parecer no falla -o al menos eso creen- con-

siste en “estoquear” de arranque y en “prima”

con supuestas finas ironías y sarcasmos2.1 Resulta paradójico que se les denomine taurófilos, como si tuvieran un amor hacia el toro, cuando la filia en este caso está referida al gusto o placer hacia las corridas asumiendo el subsecuente malsano sufrimiento y matanza del animal. En realidad, hay profundas sensaciones encontrados entre el re-speto que les tienen al toro de Lidia durante su cría; ahí se cabría acaso aludir a una taurofilia pero luego el doctor Jekyll se transforma en el señor Hyde (ya no el misántropo como en la novela de Stevenson sino en taurófobo o y tauricida).2 Ver escritos de Mario Vargas Llosa (Torear y otras maldades,

¡Qué lejanos tiempos aquellos cuando nuestro

recordado Racso buscaba un –diríamos que pe-

noso- equilibrio, de una parte entre la emoción,

la cultura o el arte en sí y de la otra, el lamenta-

ble drama del ostensible maltrato al toro. Frente

a lo cual el reputado filósofo nacional asumía

resignadamente una suerte de esquizofrenia

estético –moral, o sentimientos encontrados,

sin mostrar bríos de arrogancia o

El País 18 ABR 2010); Fernando Savater (Tauroética, Edicio-nes Turpial, Madrid 2010, 91 págs), Fernando De Trazegnies (Amigo Antitauirino, El Comercio 9 Abril 2012), entre otros.

Pierre Foy ValenciaDocente Asociado PUCP en Derecho Ambiental y Metodología de la Investigación. Máster en Derecho Ambiental. Especialista en Sistema Jurídico y Animales

CORRIDA DE TOROS:UNA ESTOQUEADA A LA TOLERANCIA

CULTURAL

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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27

indiferencia ante la suerte del toro, del animal1.

Otra estrategia que también suponen incontes-

table, es la de pretender arrinconar a los anti-1Oscar Miró Quesada de la Guerra (RACSO) en «La Reno-vación de la Estética por el Toreo» (Ed. Min. de Educación Pública, Lima, 1953).

taurinos en una suerte de contradicciones. Vea-

mos dos:

a) El ser carnívoros y sin embargo tener que

asumir “los costos del maltrato” que conllevan

las actividades orientadas al aprovechamiento

y consumo de sus cuerpos (carne, vísceras, cu-

ero, cachos, prácticas gastronómicas, etc.). El

rol nutritivo del animal para el humano no debe

conllevar irresponsablemente a infligirles “dolor

innecesario”. Con cierto ardid -no sé si con ci-

nismo- se podría aducir que ello es necesario

para mantener la tradición y cultura del “ruedo”

o para degustar mejor la langosta. Veamos más

adelante esto de lo “cultural”

b) El propiciar la paz, la armonía biófila y sin

embargo demostrar actuaciones hostiles y beli-

gerantes en contra de las prácticas taurinas.

Son argumentos pretendidamente efectistas,

de orden secundario o adjetivo.

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 28: Pólemos No 5

28

También se suele banalizar la referencia al su-

frimiento y la sensibilidad1, ya sea del humano

hacia el toro o el genuino sufrimiento del animal

en si mismo, hasta negarlo falazmente en base

a una “presunción prácticamente iuris et de

iure”. Es decir que en el caso singularísimo de

los toros de lidia no se admite prueba en contra:

su designio es la muerte y la agonía (no “un-

aminiana” por cierto) en el ruedo. Se trataría de

una suerte de “taurodisea” que predestinada-

mente conduce a la muerte y gloria del animal2.

Además no habría que olvidar el inevitable dolor

que se “produce constantemente en las granjas

que proveen de carne las mesas de los comen-

sales no veganos”

Igualmente se aduce que se trataría de un mal

rebote o réplica de la instrumentalización políti-

ca que hacen los separatistas catalanes es-

grimiendo como táctica aquello que pueda herir

a la fiesta nacional. Falacia que groseramente

obvia o desvía las consideraciones de fondo 1 Se afirma que “La sensibilidad no es un argumento y sin em-bargo es la razón más fuerte que se puede oponer contra las corridas de toros (...) El problema consiste en saber si es sufici-ente” Estamos ante una pretensión reduccionista que pretende apelar a la cómoda mención de una sensiblería, omitiendo las consideraciones bioéticas acerca de la relación hombre animal.2 Sin rabo mediante y demás... incluyendo la vida y ciertamente sin lo que algunas tendencias bioéticas denominan la “dignidad del animal”.

en la discusión; la fundamentación de por qué

no se debería infringir maltrato y sufrimiento al

toro3.

2. LA TORTURA SÍ ES CULTURA

Acaso en un primer momento no les plazca

mucho a mis amigos antitaurinos esta afir-

mación, que más bien contraria al difundido slo-

gan “la tortura no es cultura”. Sin embargo, lam-

entablemente la cultura ha creado implacables

instrumentos, mecanismos y prácticas para in-

fringir dolor y sufrimiento tanto a hombres, so-

ciedades así como a los animales; por ejemplo

la crucifixión, inquisición4, lapidación, campos

de concentración, guillotina, y mil parafernalias

“dolorógenas” que ciertamente, ponen entre

paréntesis al angelical precepto humanista de

“actuar a escala o dimensión humana”.

3 Para reforzar estos enfoques, por ejemplo se aduce que el al-calde de Bogotá ex guerrillero antes mataba a personas y ahora defiende a los toros mediante ordenanzas que prohíbe las cor-ridas respectivas.4 Visitar en el Centro de Lima el famoso Museo de la Santa Inquisición, de mucho valor turístico y cultural

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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29

Los pro taurinos suelen obviar estas preocu-

paciones, pretendiendo diferenciar ontológi-

camente la calidad del dolor y del sufrimiento

humano respecto la del toro -máxime si este

animal de lidia está predestinado para morir en

una plaza y... ¡Olé! Omiten atender el dato de

la realidad biológica y ecológica, es decir que

subyace una base orgánica común que consti-

tuye una fuente sensible y receptora de impul-

sos, acciones etc. que inciden sobre ella y que

de ninguna manera se pueden calificar como

analgésicas, para el caso de los toros de lidia.

Y esto no implica extender o proyectar criterios

humanos a los animales1. Por el contrario, se

invocan estos argumentos extensionistas cuan-

do se alude a la “muerte digna”, festinando así

el argumento de la dignidad animal que tiene

asideros más consistentes, inclusive expresa-

dos en marcos constitucionales como los de

Alemania2.

1 Que a veces se suele ya sea por exceso de emoción, buena fe, ironía critica o por una epistemología un tanto despistada, pero que no necesariamente invalida o desvía lo central, de compartir base eco biológica.2 Artículo 20 a [Protección de los fundamentos naturales de la vida y de los animales]El Estado protegerá, teniendo en cuenta también su respon-sabilidad con las generaciones futuras, dentro del marco del orden constitucional, los fundamentos naturales de la vida y los animales a través de la legislación y, de acuerdo con la ley y el Derecho, por medio de los poderes ejecutivo y judicial. Ver de Pierre Foy Valencia. La Constitución y el animal. De próxima publicación.

Con buen tino un trío de bien pensantes refieren

que: “Ni la tradición, ni la libertad de empresa,

ni la protección de una especie, ni el arte y la di-

versión de los aficionados sirven para justificar

una actividad que produce dolor y sufrimiento a

un mamífero superior”3.

3. BIENESTAR ANIMAL VERSUS TOL-

ERANCIA CULTURAL AL MALTRATO

DE LOS TOROS

En la experiencia europea que ha

“consitucionalizado”4 el bienestar animal, in-

stituciones como la Asociación de Veterinarios

Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT), se

plantean cómo fue posible que se haya dejado

una “ventana abierta” para que los países bajo

el argumento y el manto de la tradición cultural

permitan la subsistencia atávica de éstas prác-

3 De toros y argumentos. Pablo de lora, José Luís Martí y Félix Ovejero en el diario El País (19 ago 2010) http://elpais.com/diario/2010/08/19/opinion/1282168812_850215.html4 El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea establ-ece. Artículo 13 Al formular y aplicar las políticas de la Unión en materia de agricultura, pesca, transporte, mercado interior, investigación y desarrollo tecnológico y espacio, la Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles, respetando al mismo tiempo las disposicio-nes legales o administrativas y las costumbres de los Estados miembros relativas, en particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional.

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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30

ticas1.

Al respecto, el Profesor Donald Broom en 1986

definió bienestar como “el estado de un animal

en relación a sus intentos por enfrentarse al me-

dio ambiente”2. A su turno, para Duncan y Fra-

ser (1997) el Bienestar Animal debiera consid-

erar ciertos aspectos básicos como:

- Las experiencias de los animales, tales como

placer y sufrimiento (psicológico)

- Funcionamiento biológico normal del animal

(estado de salud)

1 No entendemos que en aras de una supuesta tradición, en pleno siglo XXI, unas costumbres como estas tengan que for-mar parte de nuestra mal llamada cultura.No entendemos que existiendo unas leyes de protección animal a nivel nacional cada día más modernas y enfocadas a evitar al máximo el sufrimiento animal, se haya dejado fuera de ellas a los toros de lidia.No entendemos que la Unión Europea haya cometido el grave error de dejar legislar a cada país en lo que respecta a mani-festaciones con animales que forman parte de sus tradiciones, aunque estas supongan la consecución en su máxima expre-sión del sufrimiento psíquico y físico del toro de lidia. Y si esta situación no puede ser cambiada, nos uniremos a las propues-tas ya existentes para la anulación de las subvenciones que la UE aporta a los ganaderos que se dedican a su crianza. Solici-taremos además que dicho organismo se pronuncie de forma clara sobre este tipo de festejos.Como veterinarios no podemos admitir que ahora, a través de estudios de dudoso nivel científico, se cuestione el dolor y el sufrimiento del toro de lidia en las plazas, y en otros espec-táculos que forman parte de festejos populares de toda índole. Nunca se cuestionó, y siempre se dio por hecho. Hemos estu-diado en profundidad el estudio sobre la neurofisiología del toro durante la lidia, y nuestro dictamen es claro: no puede, ni debe ser tenido en cuenta, ya que carece del mínimo rigor exigible a estudios de este tipo.

2 Primer profesor de bienestar animal, Universidad de Cam-bridge, Reino Unido.

- La naturaleza de cada especie, asegurando

que pueda expresar toda su gama de compor-

tamiento (telos)

En este contexto, modernamente se ha recon-

ocido a las denominadas “5 libertades de los

animales”3 esto es4:

1. Libres de hambre y sed: esto se logra a

través de un fácil acceso a agua limpia y a una

dieta capaz de mantener un estado de salud

adecuado.

2. Libres de incomodidad: esto implica que a los

animales se les debe otorgar un ambiente ad-

ecuado que incluya protección y áreas de des-

canso cómodas.

3. Libres de dolor, injurias y enfermedad: para

lograr esto se deben instaurar esquemas pre-

ventivos dentro de las granjas como tam-

bién establecer diagnósticos y tratamientos

oportunos.

3 La denominación de libertades adquiere otro sentido, algo más que metafórico pero no es ésta la oportunidad para desar-rollarlo.4 En 1993 el Consejo de Bienestar para Animales de Granja del Reino Unido (Farm Animal Welfare Council), formuló las “5 libertades“ para el bienestar de los animales.

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

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31

4. Libres de poder expresar su comportamiento

normal: para esto se les debe entregar espacio

suficiente, infraestructura adecuada y compa-

ñía de animales de su misma especie, de modo

que puedan interactuar.

5. Libres de miedo y distrés: para lograr esto se

les debe asegurar a los animales condiciones

que eviten el sufrimiento psicológico.

Creemos que la tolerancia como principio hu-

mano y cultural se encuentra maltrecha ante el

“espectáculo” de la tauromaquia, en la medida

en que al amparo de la diversidad cultural y de

las tradiciones, se acogen prácticas evidentes

que infringen daños y maltratos a estos mamífe-

ros (toros) y que obsesamente son negados o

en todo caso validados, mediante falaces argu-

mentos anteriormente expuestos.

La polémica entre antiespecistas (que pugnan

inclusivamente en reconocer derechos de los

animales) y los bienestaristas (que reclaman

por el buen trato no obstante admitir la nece-

sidad de tener que utilizarlos y consumirlos),

se hace a un lado ante una causa común, cual

es la protección básica de estas “5 libertades”,

pero que independientemente de la denomi-

nación un tanto “antropomórfica”, apelan al es-

tatus de la evidencia científica sobre el dolor y

la aflicción animal.

Finalmente, no hay que perder la perspectiva

que el enfoque bienestarista acerca de los ani-

males, no es sino una expresión de orden antro-

pocéntrico, que tiene en la mira intereses con-

céntricos muy humanos, como la alimentación

o la salud física y mental de los consumidores y

ciudadanos. De ahí las propuestas por ejemplo

para evitar que los niños acudan a las corridas

de toros, lo cual no es una limitación o restric-

ción de sus libertades. Como debe acontecer

con todo criterio de política pública y tutelar que

vela por la salud integral del niño (vg. horarios

de menores u otras) se trata de atendibles crite-

rios de orden científico y psicológico1.

Lamentablemente pareciera que entre muchos

intelectuales y juristas se adoleciera del sín-

drome de Fukuyama, en el sentido de consider-

arse el non plus ultra de la historia, más allá del

bien y el mal, cuando la moderna data científica1 Ver trabajos de Joel Lequesne, psicólogo clínico estudioso del impacto de las corridas de toro en los niños desde el punto de vista psicólogico de la educación.

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 32: Pólemos No 5

32

nos arrincona cada vez más a sentirnos menos

arrogantes y relativistas con nuestras grandes

verdades y pretendidos dogmas inconmovi-

bles1.

1 Un ejemplo de este desvarío ulta antropocéntrico es cuando se considera al espacio ultraterrestre como patrimonio común de la humanidad. O sea prácticamente –ya no egocéntrica-mente- seguimos creyéndonos el centro del universo como en los tiempos ptolomeicos.

Corrida de toros: Una estoqueada a la tolerancia cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 33: Pólemos No 5

33El Proyecto de Ley n.° 546/2011-CR pro-

pone prohibir el ingreso de niños y ado-

lescentes menores de dieciocho años a los

espectáculos taurinos, por -supuestamente-

conllevar alto contenido de violencia y por

emitir un mensaje de no respeto al ambiente,

entendiendo que los animales son parte de él.

Sin embargo, aquello que se aduce no se

acredita de manera fehaciente; es más, no

tiene concordancia con la realidad. Y es que la

mencionada iniciativa legislativa esgrime una

supuesta protección de los menores, cuando

en realidad la intención oculta -al prohibirse a

ese sector de la población participar de la fies-

ta de los toros- es desincentivar que las futuras

generaciones sean aficionadas a ella.

Ahora bien, pasemos a analizar el contenido

del citado proyecto de ley.

En la exposición de motivos se señala que «el

Estado debe evitar que la asistencia de meno-

res de edad a estos espectáculos taurinos in-

cida en futuros comportamientos violentos, dis-

torsionantes de su personalidad en formación».

El razonamiento del legislador es absoluta-

Massiel Silva-Santisteban AmésquitaEstudiante del cuarto ciclo en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Prac-ticante del Estudio Mario Castillo Freyre. Miembro de la Asociación Civil THĒMIS

Mario Castillo FreyreMagíster y Doctor en Derecho, Abogado en ejercicio, so-cio del Estudio que lleva su nombre. Profesor principal de Obligaciones y Contratos en la Pontificia Universi-dad Católica del Perú y en la Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Catedrático de las mismas materias en la Universidad de Lima. Director de las colecciones Biblioteca de Arbitraje y Biblioteca de Derecho de su Es-tudio

Las corridas de toros y el Derecho

(o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 34: Pólemos No 5

34

mente equivocado, pues al referirse a las cor-

ridas de toros estamos hablando de un even-

to cultural, de una tradición, de una expresión

artística, que no se puede comparar con algo

tan burdo como la asistencia a lugares lujuriosos

o a casinos y tragamonedas, pues es de cono-

cimiento general que esos lugares no tienen

nada de cultural; y es por ello que el Estado ha

prohibido el acceso de menores a tales sitios.

Pero, al tratarse de una tradición, no se puede

menoscabar la libertad de los menores de edad

que tienen todo el derecho a espectarla, como

parte de su educación, cultura y recreación.

Además, un menor de edad debería poder in-

gresar a estos espectáculos, pues generalmente

lo hace en familia. Y la Constitución indica en su

artículo 4 que «la comunidad y el Estado deben

proteger a la familia», lo que implica promover

la unidad familiar y no, al contrario, establecer

leyes que ocasionen la separación de sus miem-

bros. Porque el menor de edad va a una corrida

de toros para disfrutar el espectáculo, no para

ingerir bebidas alcohólicas, y no va solo, sino en

familia. Existe pues, una suerte de vigilancia pa-

rental sobre el menor a la hora del espectáculo.

Es cierto que resulta necesario que se respete

la opinión del menor en cuanto el deseo de in-

gresar o no a un espectáculo taurino, ya que no

se debe obligar a nadie a hacer algo contra su

voluntad. En ese sentido, no debería tampoco

obligarse a los menores de edad a ser privados

del espectáculo taurino, pues si desean apre-

ciarlo, si este proyecto se convierte Ley, simple-

mente no podrán hacerlo, mermándose la liber-

tad que hoy tienen para elegir.

Si se trata de proteger a los menores de diecio-

cho años, hay que caer en la cuenta de cuáles

son los perjuicios que podría causarles la apro-

bación de este Proyecto de Ley.

En principio, implicaría un descontento a nivel

interno en el país, pues se atentaría contra las

tradiciones, contra las fiestas patronales real-

izadas en los pueblos, lo que generaría mayor

descontento en la población y un aumento de

conflictos sociales, ya que se estaría yendo en

contra de su cultura ancestral.

Así pues, se estaría excluyendo a los menores

de edad de una fiesta que es parte de la cul-

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 35: Pólemos No 5

35

tura de sus pueblos, lo que implicaría -a su

vez- una menor socialización de ellos en la co-

munidad, toda vez que incluso muchos de los

espectáculos taurinos son organizados por her-

mandades religiosas.

Y es que como bien anota Álvaro Gastañadui,

los espectáculos taurinos se dan cada año en

muchos pueblos de la costa y sierra peruanas,

que van desde el 1 de enero en Tumán (Lam-

bayeque) hasta el 31 de diciembre en Trujillo

(La Libertad), lo cual implica la existencia de

una evidente cultura taurina en gran número

de localidades del país. Considerando además,

que existen más de 270 plazas de toros en todo

el Perú, y se dan más de 540 corridas de toros

al año en el Perú, existiendo solo cinco depar-

tamentos en los que no se realizan corridas de

toros (Tumbes, Loreto, Ucayali, Madre de Dios

y Moquegua).

Por tanto, si estamos en un país democrático y

en el que se desea haya mayor inclusión social

y tolerancia, entonces no se puede hablar de

prohibir la cultura y tradición de otros pueblos a

los menores de edad, bajo el falso argumento de

que asistir a toros genera efectos traumáticos

en ellos. Por el contrario, debería preservarse

esta tradición taurina, pues es una de las po-

cas tradiciones que se da de forma transversal

en diversos estatus de la población; así pues,

como explica el propio Álvaro Gastañadui, se

da desde aquella persona más pudiente que va

a la Plaza de Acho por la Fiesta del Señor de

los Milagros, hasta aquel «poblador puneño de

Rosaspata y Azaroma que con toda la algarabía

concurre al campo a ver el espectáculo taurino

que constituye un tributo a la pachamama»1 y,

en ambos casos, los aficionados van con su fa-

milia, incluyendo hijos menores de edad.

Ahora bien, agrega Gastañadui, no se trata solo

de aficionados nacionales, sino que existen

muchos turistas que vienen al país a presen-

ciar el espectáculo taurino. Así, pues acuden

españoles, franceses, ecuatorianos, etc.2 Y

muchos de esos turistas vienen acompañados

de sus hijos menores de edad, que también son

aficionados al espectáculo taurino. Por tanto,

1 GASTAÑADUI RAMÍREZ, Álvaro. «La industria de los toros, un negocio que puede crecer muchísimo». El Comercio. Lima, 5 de noviembre de 2010. Consulta: 1 de marzo de 2012. 11:11 a.m. http://elcomercio.pe/impresa/pdf/1288933200/ECEQ051110b12/2 Ibíd.

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 36: Pólemos No 5

36

con la prohibición del ingreso de menores de

edad a los espectáculos taurinos se estaría de-

salentando el turismo.

Otra cuestión a tratar, es que en la exposición

de motivos del citado Proyecto de Ley, se se-

ñala que se pretende salvaguardar la integridad

psíquica y moral de los menores de dieciocho

años al prohibir los espectáculos públicos con

animales, pues les traerían efectos traumáticos,

e incluso resultarían siendo personas violentas.

Sin embargo, hay que citar que infinidad de per-

sonajes ilustres del Perú y del mundo han asis-

tido y asisten a dichos espectáculos, y no son

violentos.

Además, entre los actuales espectadores adul-

tos, muchos de ellos se iniciaron en la afición

cuando eran niños al ir con sus padres, y re-

sultan ser profesionales, hombres de bien, para

nada violentos, ni tampoco tienen algún efecto

traumático por haber asistido al espectáculo

taurino en la infancia.

Entonces, como bien ha resuelto la Corte Con-

stitucional de Colombia, «no puede señalarse

apriorísticamente que los espectáculos taurinos

son, sin más, una simple y pura exhibición de

tortura, tratos crueles y muerte de un animal;

pues mientras hay quienes asumen esta postu-

ra, otros sostienen lo contrario, incluso en la ju-

risdicción constitucional, como es el caso de la

Corte Constitucional de Colombia, para la cual

la tauromaquia puede ser considerada como

un espectáculo, en el que “(a)un cuando en su

desarrollo se pone en peligro la integridad del

diestro o torero, se infringe dolor y se sacrifica el

toro, dichas manifestaciones no corresponden a

actos de violencia, crueldad, salvajismo o bar-

barie, sino a demostraciones artísticas, y si se

quiere teatrales, de las disyuntivas constantes a

las que se enfrenta el quehacer humano: fuerza

y razón, arrojo y cobardía, vida y muerte”»1.

Se aduce que los menores de edad no deben

ser expuestos a situaciones violentas, pero en

realidad en este caso el menor de edad simple-

mente es un espectador. Lo mismo ocurre con

las películas en el cine, con los programas en la

1Corte Constitucional de Colombia. Sentencia n.° C-1192/05. consideración 12. Citada en Tribunal Constitucional del Perú. Pleno Jurisdiccional. Sentencia n.° 00017-2010-PI/TC. Consid-eración 27.

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 37: Pólemos No 5

37

televisión, con los videojuegos, e incluso con

los noticieros de televisión, por ejemplo con las

escenas de violencia callejera, o reportes so-

bre homicidio o muerte de seres humanos en

el Perú o el mundo. Pues todo ello presenta

situaciones violentas en su mayoría. Si es que

se quiere cuidar a los menores de edad de la

violencia, ese no es el camino adecuado, pues

este espectáculo no es violento con los meno-

res que deseen apreciarlo, ni mucho menos re-

sulta peligroso para ellos.

Por tanto, solo podría alegarse la afectación de

algún derecho constitucional, si se coaccionase

la asistencia de los menores de edad. De otro

modo, si un menor de edad acompañado de su

familia, decide en total libertad asistir, y se le

prohíbe la entrada, entonces sí se estaría af-

ectando su libertad, su derecho a la cultura, a

la identidad, etc. Tal como indica Rivero Bramo-

sio, «Prohibir las corridas de toros o cualquier

otra medida que pudiera causar su extinción

como impedir la asistencia de los menores de

edad, violaría el derecho humano a la cultura de

quienes participan de esta actividad, afectando

derechos individuales y colectivos. Igualmente,

violaría los compromisos asumidos por el Perú

en diversos tratados multilaterales que lo obli-

gan a adoptar medidas de protección y salva-

guarda de las manifestaciones culturales»1.

El Proyecto de Ley antitaurino señala que de no

prohibir el ingreso de menores de edad, se es-

taría debilitando su sentido moral. Pero quienes

señalan esto no admiten que en las corridas de

toros no se enseña al niño que maltratar a los

animales resulte correcto. Por el contrario, se

canaliza esta suerte de violencia entre un toro

de lidia y el torero. Así pues, el niño sabe que

esta interacción se debe limitar al espectáculo

que ve.

Como indica Andrés Amorós, «nadie ama más

al toro que un buen aficionado a las corridas:

nadie admira más su belleza, nadie exige con

más vehemencia su integridad y se indigna con

mayor furia ante cualquier maltrato, desprecio o

manipulación fraudulenta2.

1 RIVERO BRAMOSIO, Jaime. «Los derechos culturales y las corridas de toros. ¿Es posible su prohibición?»2 AMORÓS, Andrés. «Escritores ante la fiesta (De Antonio Machado a Antonio Gala)». Madrid: Egartorre, 1993, p. 164.

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 38: Pólemos No 5

38

Otro aspecto criticable del Proyecto de Ley bajo

análisis, es que el mismo emplea silogismos

poco convincentes. Ya que el hecho de que un

niño aprenda que «el acto de herir a un animal

con picas durante el primer tercio de la corri-

da se llama castigo», no implica que apruebe

tácitamente el castigo de un inocente y el no

conmoverse públicamente. Como ya se dijo, no

se puede hacer una generalización y decir que

se fomenta a herir a todos los animales, pues

en realidad se trata de animales especiales: los

toros de lidia. No estamos hablando de una situ-

ación habitual, sino de un acontecimiento espe-

cial en el que se da esta situación y en el que el

niño sabe precisamente que se trata de eso, de

un espectáculo y no de algo de todos los días y

con cualquier animal.

Asumir lo contario implicaría subvaluar a las

familias que llevan a sus hijos a los toros. En

buena cuenta, implicaría ofenderlas, presumi-

endo que son malévolas o, peor aún, imbéciles.

Hay que tener en cuenta que los aficionados sa-

ben y enseñan a sus hijos que el «toro bravo es

el único animal que es escrupulosamente aten-

dido y cuidado, alimentado y vitaminado por su

ganadero en un período de cuatro a cinco años,

hasta su llegada a la plaza de toros. Además

es el único toro al que se le da la oportunidad

de morir luchando por su vida, al que se le da

la oportunidad de defenderse durante la lidia e

incluso la de salvar su vida a través del indulto

que sucede en diversas ocasiones en las pla-

zas de toros1.

Así pues, las corridas de toros no se circun-

scriben a un mero maltrato animal, pues el toro

incluso puede no morir al ser indultado, y termi-

nar sus días con un mejor estilo de vida al que

no podría acceder en circunstancias ajenas a

las corridas de toros.

Por otro lado, en cuanto a la alegada «pertur-

bación del sentido de los valores», es absurdo

que se diga que los padres le dicen al niño que

el toro no es más que un animal y que enton-

ces el niño considere que puede maltratar a

los animales. Nada más alejado de la realidad,

pues quienes son aficionados a la tauromaquia

1Consejo Nacional Taurino Mexicano. «10 argumentos del CONTROMEX a favor de la Tauromaquia.» México, 22 de diciembre de 2010. Consulta: 1 de marzo de 2012. 11:30 a.m. http://www.contoromex.com/html/estatutos.html

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

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Page 39: Pólemos No 5

39

y asisten con su hijos a estos espectáculos, le

explican precisamente que se trata de toros es-

peciales, que son toros de lidia y que el papel

que juegan los aficionados en las corridas es

fundamental, en tanto son los fiscalizadores del

espectáculo, cuidando así que no exista ningún

tipo de manipulación del toro, que tenga como

efecto una disminución de sus capacidades.

Pues de lo contrario, el toro no daría un buen

espectáculo.

Además, los niños tienen el derecho de acceder

a eventos culturales como éstos, en que les dan

un espacio de recreación, cultura y educación.

Dado que los eventos taurinos son manifesta-

ciones culturales como ya se dijo, que se en-

cuentran arraigadas en diversos pueblos del

Perú y que constituyen a su vez, el centro de

varias fiestas patronales, ellos son un espacio

para la recreación, en tanto los niños se dis-

traen al asistir a estos eventos con sus padres

y su familia. Asimismo, inculcan al niño respeto

por sus padres y por su identidad cultural.

Sobre este punto, el Pleno Jurisdiccional del

Tribunal Constitucional Peruano ha señalado

-en el considerando 23 de la Sentencia 00017-

2010-PI/TC- que a su juicio, la actividad taurina

es en nuestro país una manifestación cultural

[…] que se ha incorporado a nuestra cultura

mestiza y es una expresión artística que forma

parte de la diversidad cultural del Perú. Además,

en su considerando 31 señala que «de la con-

sideración de los espectáculos taurinos como

culturales, no puede inferirse que se encuen-

tre justificado causar sufrimientos innecesarios

a los animales. En primer término porque este

Tribunal no aprecia -por todo lo dicho anterior-

mente aquí- que los espectáculos taurinos ten-

gan meramente por finalidad el maltrato de un

animal»1.

Por último, la asistencia de los menores de

edad a las corridas de toros forma parte de

su educación, pues ésta no se puede limitar a

una transmisión de conocimientos o a la alfa-

betización, sino que también debe preparar al

menor, por ejemplo, para que aprenda a tomar

decisiones adecuadas y ponderadas. Ello, en

razón de que los espectáculos taurinos repre-

sentan una manifestación de nuestra diversidad

1Tribunal Constitucional del Perú. Pleno Jurisdiccional. Sen-tencia 00017-2010-PI/TC. Consideración 31.

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

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Page 40: Pólemos No 5

40

cultural y, por eso mismo, «debe preservarse la

posibilidad de que los menores de edad puedan

aprender, conocer y juzgar dicho arte, para que

sean ellos mismos quienes opten o no por su

práctica.»1

Porque como ya se dijo, una medida como la

que pretende implementar el Proyecto de Ley

en cuestión, significa -en la práctica- adoptar

una medida tendiente a hacer desaparecer di-

cho espectáculo y negar su característica de

tradición cultural de la Nación. Como anota la

Corte Constitucional de Colombia, no son los

preceptos morales, ni las creencias religiosas

de un grupo humano de la sociedad, por más

respetables que ellos sean, los llamados a pon-

1 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-1192/05. con-sideración 26. Citada en: Tribunal Constitucional del Perú. Pleno Jurisdiccional. Sentencia 00017-2010-PI/TC. Consideración 27.

erle fin a un símbolo histórico-cultural de un

pueblo; es la misma población que se entiende

por ella representada, la encargada con el tiem-

po de suprimirla, si así ella lo juzga pertinente2.

El legislador no debe desincentivar a las futuras

generaciones que sean aficionadas a la fiesta

de los toros a través de la prohibición a un sec-

tor de la población, con el falso motivo de pro-

teger a los menores de dieciocho años. En una

sociedad como la nuestra, lo que debe primar

es la libertad y no la imposición de un grupo de

personas que prohíban lo que no les gusta. Lo

que debe prevalecer, sin lugar a dudas, es la

tolerancia.

2 Ibíd.

La corrida de toros y el Derecho (o el juego de prohibir lo que no te gusta)

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 41: Pólemos No 5

41La corrida de toros puede ser vista por un

observador externo como un enfrenta-

miento entre un ser humano y un toro, suma-

mente mediatizado por una conducta altamente

ritualizada que implica un complejo despliegue

de actores, animales, vestuario, instrumentos,

lugar y audiencia. Por ritualización entende-

mos aquellas conductas que se realizan de

manera cíclica, que rompen la rutina y que se

llevan a cabo con cierto nivel de teatralidad y

conocimiento de reglas de juego al menos por

sus participantes. Los elementos religiosos que

se asociaban al ritual en este caso se desvane-

cen o se integran, se hace durante una mayor

fiesta patronal, se condecora al torero con una

imagen religiosa, se enfatiza el recurrir a una

capilla a rezar previa a la corrida, sin embargo

el ritual no es necesariamente religioso y está

centrado en un espectáculo de enfrentamiento

entre dos seres.

A su vez el hecho que la corrida de toros sea

observada como “ tradición” nos invita a en-

fatizar nuevamente su sentido ritual cíclico

que implica una continuidad en el tiempo, en

nuestro caso una continuidad colonial, al pun-

to de haber sido integrada con variantes en

una serie de festividades locales. Así forma

parte del calendario de fiestas, se espera,

Alex Huerta Mercado TenorioAntropólogo. Docente Asociado PUCP

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo

contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 42: Pólemos No 5

42

se prepara, se evoca, conecta con el pasado y

paulatinamente queda como forma de identidad

cultural donde los concurrentes y participantes

se consideran parte de una comunidad.

Habiendo entonces subrayado los elementos

rituales y tradicionales de la corrida cabria pre-

guntarnos porque en los últimos años hemos

sido testigos de un rechazo a nivel local y mun-

dial de algo que se aceptaba como tradicional y

formaba parte de la identidad cultural de diver-

sos grupos sociales.

Aquí tendríamos que añadir un elemento impor-

tante en todo ritual y en toda tradición y es que

éstas deben estar cargadas de un significado

para la sociedad que lo practica y al ser las re-

alidades humanas, sobre todo las culturales,

volubles, mutantes y maleables con el tiempo,

es inevitable confrontaciones generacionales,

perdida de sentido o como pretendo presentar

en este articulo, irrupción de nuevos sentidos.

Comencemos preguntándonos nuestra pro-

pia relación con los animales y con un entorno

ecológico natural. Occidente ha privilegiado la

preponderancia de la cultura sobre la natura-

leza o del ser humano sobre los animales a lo

largo de sus discursos desarrollistas. Podemos

encontrar en interpretaciones tempranas del

Génesis, la potestad asignada al ser humano

de “nombrar” y tener hegemonía sobre aquellos

seres creados previos al sexto día. Este solo

mito fundacional religioso podía interpretarse

como “superioridad absoluta” y potestad para

poseer o destruir al mismo reino animal o podía

leerse como una concepción franciscana de

identidad parental con los seres vivos no-huma-

nos. Lamentablemente el racionalismo, el gus-

to por la tecnología y básicamente el descuido

han puesto al ser humano como responsable

de uno de los peores desequilibrios ecológicos

conocidos y por lo tanto, con un tardío cambio

de mentalidad. Pero los cambios de mentalidad

respecto a los animales son distintos de acu-

erdo al ambiente cultural en que la relación se

da, el Perú es un ambiente interesante para

observar algunos de estos cambios.

Un ejemplo interesante son las concepciones

de los animales caudados que han variado en

el Perú desde sus integración en el imaginar-

io popular. En un hermosísimo pasaje, el Inca

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 43: Pólemos No 5

43

Garcilaso de la Vega, narra, con sorprendente

humor la presencia de los primeros bueyes que

él vio en Cusco, el impacto de su llegada, la in-

mensa sorpresa de todos y las ideas que rápi-

damente inspiraron:

“Los primeros bueyes que vi arar fue en el valle

de Cusco, año de 1550, uno más o menos, y

eran de un caballero llamado Juan Rodriguez

de Villalobos, natural de Cáceres; no eran más

de tres juntas; llamaban a uno de los Chaparro y

a otro Naranjo y a otro Castillo, llevóme a verlos

un ejército de indios quede todas pates iban a

lo mismo, atónitos y asombrados de una cosa

tan monstruosa y nueva para ellos y para mí.

Decían de los españoles, de haraganes, por no

trabajar, forzaban a aquellos grandes animales

a hiciesen lo aquellos habían de hacer. Acuér-

dome bien de todo esto, porque la fiesta de los

bueyes me costó dos docenas de azotes: los

unos me dio mi padre. Porque no fui a la es-

cuela, los otros me dio el maestro, porque falté

a ella… Los gañanes que araban eran indios;

los bueyes domaron fuera de la ciudad, en un

cortijo, y cuando los tuvieron diestros, los tra-

jeron al Cusco, y creo que los más solemnes

triunfos de la grandes de Roma no fueron más

mirados que los bueyes aquel día”

La inevitable asociación al dominio español del

toro fue cediendo a una identificación con el ter-

ritorio andino, y ahora el toro forma parte de una

cosmovisión nueva, replanteada donde se le

asocia con poderes telúricos como lo fueron los

del Amaru, se le asocia a la buena fortuna a su

presencia mágica y peligrosa, al mundo terreno

que confronta al supra mundo y por supuesto

es un símbolo de riqueza material para quien lo

posee.

Mientras Garcilaso nos muestra la sorpresa de

la integración de animales foráneos al territorio

peruano, José María Arguedas nos presenta en

Yawar Fiesta la categoría de origen mítico que

posee uno de aquellos temidos toros que viven

prácticamente libres en las zonas altas que exi-

gen verdaderas gestas grupales para ser laza-

dos y llevados a las corridas pueblerinas.

El Misitu vivía en los keñuales de las alturas,

en las grandes punas de Koñani. Los koñanis

decían que había salido de Torkokocha, que no

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 44: Pólemos No 5

44

tenía padre ni madre. Que una noche, cuando

todos los ancianos de la puna eran aún hua-

huas, había caído tormenta sobre la laguna;

que todos los rayos habían golpeado el agua,

que desde lejos todavía corrían, alumbrando el

aire, y se clavaban sobre las islas de Torkoko-

cha; que el agua de la laguna había hervido alto,

hasta hacer desaparecer las islas chicas; y que

el sonido de la lluvia había llegado a todas las

estancias de Koñani. Y que al amanecer, con

la luz de la aurora, cuando estaba calmando la

tormenta, cuando las nubes se estaban yendo

del cielo de Torkokocha e iban poniéndose blan-

cas con la luz del amanecer; ese rato, dicen,

se hizo remolino en el centro del lago, junto a

la isla grande, y que de en medio del remolino

apareció el Misitu, bramando y sacudiendo su

cabeza. Que todos los patos de las islas volar-

on en tropa, haciendo bulla con sus alas, y se

fueron lejos, tras de los cerros nevados. Movi-

endo toda el agua nadó el Misitu hacia la orilla.

Y cuando estaba apareciendo el sol, dicen, cor-

ría todavía en la puna buscando los keñuales

de Negromayo, donde hizo su querencia.

Cierto es que el toro aparece como protagoni-

sta en fiestas patronales de distintos puntos de

pueblos andinos y costeños, e incluso tradicio-

nes como el toro pucllay (el ritual con el cóndor)

tienen gran aceptación en pueblos de los Andes

centrales, e incluso se ven toreros peregrinos

que van de fiesta en fiesta mostrando y ofre-

ciendo sus artes, confundiéndose con los es-

pontáneos lugareños que prueban también su

audacia ante el toro. También es cierto que se

ha buscado defender la corrida de toros argu-

mentando que “también” se practica de manera

tradicional en los Andes, cosa que es tan cierta

como sorpresiva la defensa de manifestaciones

culturales de zonas usualmente inexistentes en

este tipo de discurso. Además es precisamente

cuando se apela a la tradición que se comete el

error absurdo (y constantemente comprobado)

que la tradición no es inamovible.

Volvamos a las concepciones racionales que

terminan ganando la partida en el occidente

histórico. Sin embargo ha habido muchas re-

spuestas de simpatía general hacia los ani-

males por parte de los humanos occidentales.

Esa capacidad casi monopólica de tener la

razón ha llevado también a la proyección del ser

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 45: Pólemos No 5

45

humano en los animales, el humanocentrismo

asociaciones de características humanas a

las aves rapaces, serpientes o grandes felinos

han sido común en la historia de la humani-

dad. Esopo, todo un pionero en los actuales

dibujos animados, le dio capacidad de hablar y

compartir experiencias morales a animales al-

tamente antropomorfizados en las narraciones

que se proyectan hasta hoy.

Nos sentimos reflejados en la mirada de los

animales, proyectamos nuestra persona hu-

mana en ellos, interpretamos sus miradas, les

atribuimos ternura o enojo, los usamos como

metáforas como si de un espejo se trataran, le

pedimos perdón verbalmente a un cachorro de

perro si le pisamos la cola involuntariamente.

Usualmente nos dan risa los animales que,

desde nuestra perspectiva evocan a lo humano

en sus actitudes y posturas, cada vez más nos

proyectamos en sus sufrimientos y les atribui-

mos del don de la inocencia e incluso el del si-

lencio.

Los enfrentamientos a la racionalidad liderados

por movimientos juveniles en respuesta de las

guerras en el sudeste asiático y la exigencia de

derechos de igualdad y reformas educativas

tuvieron un impacto en occidente enarbolando

las banderas de “volver a la naturaleza”, en mo-

mentos en que se evidenciaba que ésta había

pagado un costo muy alto a la modernidad. La

posmodernidad llegó pues como corriente de

pensamiento cuestionó a la racionalidad del si-

glo XX y sus dos guerras mundiales y se vio

enriquecido por movimientos independentistas

de yugos coloniales y la irrupción de los medios

globales de comunicación que invitaron a ver

los fenómenos sociales desde más de un punto

de vista. Nuevas imágenes del mundo privile-

giaron la depredación frente a la tecnología y la

potencial extinción de especies pasó a primer

plano de las noticias junto con inversiones in-

ternacionales para la conservación natural y el

turismo ecológico. La guerra fría y el miedo a

la destrucción nuclear y el fin del mundo son

ahora reemplazados por miedos mediáticos re-

lacionados al calentamiento global, el cambio

climático, la perdida de los glaciares, las epi-

demias a consecuencia de estos cambios y a la

extinción masiva de especies que afectaran a la

población humana.

Pese a su importancia los movimientos ecolo-

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 46: Pólemos No 5

46

gistas llegaron tarde y han de adaptarse rápi-

damente a los cambios del medio ambiente y su

inevitable implicancia en el medio social. En el

caso del Perú llegan en un contexto de cambio

social, de nueva clase media, de hijos de mi-

grantes emergentes, de una prolongada crisis

en el agro, de movimientos de reinvidicación

étnica., de lucha anti minera y de peligroso

calentamiento global.

El toro, en este contexto, ha dejado hace buen

tiempo de tener la ventaja en la fiesta brava y

pasa a encarnar los nuevos temores, las nue-

vas identificaciones y los nuevos valores de una

serie de nuevos grupos que si antes no tenían

voz, ahora la reclaman.

Si antes había mayor acuerdo en las valoracio-

nes positivas que un manifiesto reciente pone

en relevancia presentando a la corrida de toros

como simbología de “valores y capacidades hu-

manas como la valentía, el heroísmo, la super-

ación ante las adversidades…” lo cierto es que

la metáfora ha perdido sentido para una mayor

parte de la población planetaria, pues tanta

belleza contrsasta con la imagen de victima que

han cobrado los animales en los últimos tiem-

pos. El toro lleva la desventaja y su sufrimiento

convoca más que el ritual.

En conclusión me parece que no es solo al cor-

rida la que es victima de los cambios sociales

sino también la valoración que hacemos como

sociedad a una naturaleza que se presenta cada

vez más en retroceso, que parece constante-

mente acusarnos de un rol de dominio que al-

guna vez nos atribuimos y que ahora encuen-

tra mayor complicidad con las mentalidades

modernas.

Menos aplausos para la Fiesta Brava: Corridas de toros en crisis en un nuevo contexto cultural

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 47: Pólemos No 5

47“Las diferencias culturales no son meros fantas-

mas que nos llaman desde el pasado (…) sino que

son vivencias efectivas de los diferentes sectores

de nuestra población1”

INTRODUCCIÓN

En las presentes líneas se desarrollará un

breve pero detallado análisis sobre las corridas

de toros, desde un punto de vista socio-jurídi-

co. Vale precisar que no nos detendremos en

analizar la discusión de si los animales son o

no sujetos de derecho, ya que mas allá de este

1 DE TRAZEGNIES, Fernando. Postmodernidad y Derecho. Bogotá: Editorial Temis S.A., 1993, p. 75.

gran debate podríamos hablar de un deber de

cuidado que recae en las personas que sí son

sujetos de derecho reconocidos.

Por otro lado, debemos partir teniendo claro

que la práctica de la tauromaquia no es ob-

ligatoria, dejando así una amplia libertad de

elección a todos los ciudadanos de practicarla,

promocionarla, difundirla o rechazarla. Consid-

eramos que prohibirla en su totalidad, como

fue en el caso de una provincia de Junín donde

el alcalde declaró: “De nada serviría que nos

digan que somos una provincia ecológica cu-

ando de por medio hay un espectáculo dan-

Maria Ana Claudia Vidal Quispe / Oscar Raúl Chuquil-lanqui AragónMiembros de Asociación Civil Derecho & Sociedad

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros icomo muestra de la

pluriculturalidad

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 48: Pólemos No 5

48

tesco, que implica dolor para los animales y un

clima de tensión y angustia entre los asistente”1;

no sería lo correcto ya que las personas que

acuden al espectáculo lo hacen con libertad de

decisión, negarles este derecho sería un retro-

ceso en todo lo avanzado sobre el respeto a la

opinión y las creencias de los demás cuya pro-

tección en los últimos años se ha desarrollado

de manera vertiginosa.

Por otro lado, consideramos que los seres hu-

manos tenemos una relación jerárquica sobre

los demás seres vivos debido al raciocinio que

nos caracteriza. Somos conscientes que esta

afirmación puede resultar impactante para

muchos, pero la decimos con firmeza ya que

al observar nuestra realidad somos conscien-

tes de lo dificultoso que sería el desarrollo de

nuestras vidas sin la jerarquía mencionada; en

este sentido, Doctrina especializada al referirse

a la dignidad humana establece lo siguiente: “La

proclamación de la dignidad humana no es, es-

trictamente, un derecho, sino el reconocimiento

del “[…] rango o la categoría que corresponde

1 EL COMERCIO. Prohíben las corridas de toros en una pro-vincia de Junín. [en línea] <http://elcomercio.pe/peru/802321/noticia-prohiben-corridas-toros-provincia-junin> Consulta: 20 de febrero 2012

al hombre como ser dotado de inteligencia y lib-

ertad, distinto y superior a todo lo creado. Com-

porta un tratamiento concorde a la naturaleza

humana””2, con ello queda claro que los seres

humanos en tanto seres con raciocinio, somos

titulares del principio-derecho de la dignidad.

TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS

MINORÍAS

Partiendo de la idea defendida por Dwor-

kin, la democracia debe ser entendida no

como la decisión de las mayorías sobre

las minorías, sino más bien, debemos en-

tenderla como una democracia contramay-

oritaria, es decir un régimen político en el

que se respete los derechos de las minorías.

En el presente caso, hay una mayoría3

2 GONZALES PEREZ, Jesús. La dignidad de la persona. Madrid: Editorial Civitas S.A., 1986, p. 112. Citado en BLAN-CAS BUSTAMANTE, Carlos Derechos Fundamentales de la persona y relación de trabajo Lima: Fondo Editorial PUCP, 2009, p. 251.3 En el caso peruano, esto se puede corroborar en las estadísticas realizadas por Datum donde apenas un 9% se en-cuentra a favor de las corridas de toros. Por otro lado un 66% está a favor de una ley que prohíba en su totalidad las corridas de toros. Véase: DATUM INTERANCIONAL. ¿Está en favor o en contra de las corridas de toros? [en línea] <http://es.scribd.com/BR%C3%8BN%C3%90%C3%82/d/12353035-Encuesta-nacional-sobre-la-aceptacion-o-no-de-las-corridas-de-toros-> Consulta: 21 de febrero 2012

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 49: Pólemos No 5

49

que por medio de asociaciones, fundaciones y

grupos en general consideran a la tauromaquia

como una actividad violenta, buscando prohi-

birla bajo el argumento de que la mayoría de

peruanos no la considera como cultura, literal-

mente Leonardo Anselmi de la Fundación Franz

Weber, haciendo referencia a la tauromaquia,

menciono lo siguiente: “es solamente el 8%

de los peruanos el que dice que tiene que se-

guir manteniéndose”1. Esta afirmación, contra-

viene el concepto de democracia defendido por

Dworkin y nuestro Tribunal Constitucional2

Por otro lado, encontramos a la minoría que con-

sidera la actividad taurina como una tradición3

teniendo todo el derecho de practicarla, además

que la misma no es vinculante para las perso-

nas que no la consideren como tal. Esta minoría

tiene el derecho de poder participar de un es-

pectáculo al que considera como un arte y que

1 EL COMERCIO. Activistas protestan en la plaza San Martín contra las corridas de toros. [en línea] <http://elcomercio.pe/lima/1329109/noticia-activistas-protestaron-plaza-san-martin-contra-corrida-toros > Consulta: 18 de enero 2012.2 SENTENCIA TRIBUNAL CONSTITCUIONAL EXP. Nº 0895-2001-AA/TC. FUNDAMENTO 3. 19 días del mes de agosto de 2002.3 Por cuestiones de espacio no abordaremos la discusión de considerarla o no una tradición, pero en líneas generales creemos que sí lo es, ya que es una actividad que se realiza con continuidad desde el siglo XVIII por un grupo determinado de personas (que han ido creciendo) que ven en su realización una forma de expresión de su cultura.

forma parte sus tradiciones.

RESPETO A LAS PERSONAS QUE CON-

SIDERAN ESTA ACTIVIDAD COMO UNA

TRADICIÓN

Como adelantamos líneas arriba, las perso-

nas que consideren esta práctica como una

tradición o costumbre, tienen el derecho de se-

guir realizándola bajo el amparo de la libertad

de conciencia reconocido en la Constitución en

el artículo 2 inciso 3, derecho que nuestro Tribu-

nal Constitucional lo ha definido de la siguiente

manera:

El derecho a la libertad de conciencia supone

el derecho de toda persona de formarse libre-

mente la propia conciencia, de manera tal que

aquella formación se vea exenta de intromisio-

nes de cualquier tipo. El libre desarrollo de la

personalidad del individuo implica que en el

transcurrir de la vida la persona vaya formán-

dose en valores o principios que den lugar a la

generación de un propio cúmulo de criterios e

ideas. El Estado Constitucional de Derecho res-

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 50: Pólemos No 5

50

guarda que el forjamiento de la propia concien-

cia no conlleve perturbación o imposición de

ningún orden, ni siquiera de aquellos postula-

dos éticos o morales que cuenten con el más

contundente y mayoritario apoyo social, pues

justamente, una condición intrínseca al ideal

democrático lo constituye el garantizar el res-

peto de los valores e ideas de la minoría1.

Entonces, ir contra el derecho del libre desarrol-

lo de la personalidad, no solo sería violar nues-

tra constitución en la interpretación que le ha

asignado el Tribunal Constitucional como parte

de su función principal en el desarrollo de la

vida jurídica; sino que además tendría una im-

plicancia practica, en el sentido que las nuevas

generaciones verán como algo natural restringir

costumbres ajenas por el simple hecho de que

no entendemos una determinada cosmovisión,

en otras palabras generaríamos una sociedad

intolerante, incapaz de vivir en armonía reali-

zando sus propias costumbres y respetando

costumbres ajenas; tenemos que entender que

la tolerancia es un pilar de la vida en sociedad,

1 SENTENCIA TRIBUNAL CONSTITCUIONAL EXP. Nº 0895-2001-AA/TC. FUNDAMENTO 3. 19 días del mes de agosto de 2002.

mas aun en el caso peruano ya que somos

una sociedad pluricultural. Es entonces desde

un punto de vista netamente jurídico, la pro-

hibición, una clara violación del derecho funda-

mental antes definido y desde un punto de vista

sociológico un retroceso como grupo humano

que comparte una misma tierra.

RESPETO AL ORDEN PÚBLICO Y LAS

BUENAS COSTUMBRES

Mucho se ha dicho sobre la protección al orden

público y a las buenas costumbres, al parecer

es una frase que irradia todo nuestro orde-

namiento jurídico; pero, a pesar de ello, no se

ha logrado plantear una postura mayoritaria re-

specto a qué debe ser entendido como buenas

costumbres y orden público. Esto debido a que

una definición implica ver dentro de cada per-

sona sus perjuicios, ideas, modo de vida, etc.

Por tanto, aquellas personas que se encuentran

en contra de la tauromaquia tienen como uno

de sus argumentos que dicha actividad va en

contra del orden público y las buenas costum-

bres. Sin embargo, podemos mencionar que es

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 51: Pólemos No 5

51

un argumento muy abstracto, ya que, como es

de conocimiento de todos, las buenas costum-

bres son mutables con el pasar del tiempo, es

decir lo que hoy es en contra de las buenas cos-

tumbres mañana puede no serlo, debido a que,

cada grupo que conforma la sociedad o incluso

dentro de cada uno de estos cada persona pu-

ede tener una concepción diferente.

CAUSAS VALIDAS DE RESTRICCIÓN O

PROHIBICIÓN

Finalmente, el mayor alcance que nos puede

brindar el Tribunal Constitucional es lo dispues-

to en la sentencia N.° 00850-2008-PA/TC:

En forma constante y regular este Tribunal Con-

stitucional ha establecido que los derechos fun-

damentales no son ilimitados o absolutos. Estos

pueden ser regulados en forma legítima por el

Estado a fin de tutelar otros derechos funda-

mentales, así como también bienes constitucio-

nales, tales como el orden público o el bienestar

general, logrando con ello un equilibrio entre la

libertad individual y la convivencia social. En tal

sentido, las intervenciones estatales se podrán

realizar siempre que se pretenda racionalizar

el orden público en favor de la libertad de los

individuos. Evidentemente tal limitación de los

derechos solo podrá ser efectuada si las medi-

das legales son racionales y justas1.

Este párrafo nos lleva a concluir lo dicho líneas

arriba, no se puede eliminar un derecho por

querer proteger otro sino que debe existir una

racionalización justa que nos lleve a un equi-

librio. Prohibir las corridas de toros sería ir con-

tra derechos fundamentales ya mencionados, sí

el Estado se encuentra en verdad preocupado

por este tema lo que debe plantear son medidas

de protección a menores de edad frente a este

tipo de eventos como sería el poner avisos de

advertencia si se transmiten estos espectáculos

por televisión y así en cada uno de los ámbi-

tos que considere adecuados. Planteamos una

tolerancia máxima donde cada persona no pre-

tenda que el resto piense igual sino que tolere

su libre desarrollo de la personalidad.

1 SENTENCIA TRIBUNAL CONSTITCUIONAL EXP. Nº 00850-2008-PA/TC. FUNDAMENTO 18. 24 días del mes de setiem-bre de 2008.

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

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Page 52: Pólemos No 5

52

Sin miedo a contradecirnos, somos de la

idea que en un régimen constitucional ningún

derecho es absoluto, si no que tiene límites, en

este caso creemos que las practicas taurinas

podrían ser restringidas si es que existen cau-

sas objetivas que legitimen la intervención del

Estado, tal sería el caso de que las especie (to-

ros) se encuentren en peligro de extinción, bajo

este supuesto consideramos que es viable una

prohibición o restricción hasta que se salga de

ese supuesto. Consideramos que el orden pú-

blico es evidente en este caso ya que se busca

proteger un interés mundial y no solo caprichos

de determinados grupos.

REFLEXIONES FINALES

Nos causa gracia, ver como las personas que

manifiestan su indignación frente a las cor-

ridas de toro por considerarlas degradantes y

con grandes dosis de “brutalidad” al momento

de la muerte del toro, por otro lado visten con

ropa, calzados y accesorios que provienen de

la muerte de animales, los cuales mueren con

crueldad similar1, con la única diferencia que

1 En la lógica de estas personas podríamos decir que un ca-mal se asemeja a un campo de concentración nazi, ya que hay

no son públicas. En el mismo sentido existen

personas que también muestran su disconfor-

midad con esta práctica por idénticos motivos,

pero curiosamente su alimentación se basa en

el consumo de carnes de la más variada cali-

dad; con lo cual encontramos una gran contra-

dicción entro lo dicho y lo hecho.

Medidas como la prohibición o no de la actividad

taurina ya han sido zanjadas en otras ciudades

como es el caso de Cataluña en España. En

esta ciudad se llevaban a cabo los mejores es-

pectáculos y los pobladores lo veían como una

tradición muy importante. Sin embargo un gru-

po de personas promovió la prohibición de las

corridas logrando generar un gran descontento

en la población que apoya la tauromaquia y una

tranquilidad por parte de los defensores de los

derechos de los animales. Es decir, nos encon-

tramos frente a dos posturas, ambas totalmente

válidas y defendibles que se encuentran una fr-

ente a la otra y donde el ente estatal que será el

determinante no puede inclinarse sin más hacia

un lado guiado por sus creencias o conviccio-

nes. Este ente estatal, al cual se le dio una parte

matanza sistematizada.

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 53: Pólemos No 5

53

de poder para que genere armonía en la socie-

dad y podamos vivir en tranquilidad no puede

realizar una decisión tan subjetiva sin tomar en

cuenta las consecuencias.

Al inclinarse por una postura, la de prohibir, lo

único que está haciendo es reprimir a un gru-

po que tiene los mismos derechos y que tam-

bién participó en su elección, al cual por tanto

le debe un mínimo de responsabilidad en sus

decisiones; las mismas que tienen que dar prio-

ridad, en nuestra concepción, a la tolerancia de

la vida en sociedad.

Asimismo no debe caerse en buscar la pro-

hibición de las corridas de toros solo por un

tema político como algunos medios mencionan

que fue el caso de Cataluña donde se decidió

prohibir las corridas de toros para diferenciar-

se de España1. Llevándolo a nuestra realidad,

no podemos tomar esta decisión de prohibir

las corridas de toros solo pensando en que los

países más desarrollados así lo han hecho o

están en busca de ello. Debemos pensar antes

1 Recordemos que Cataluña se considera un Estado diferente en todos los ámbitos a España aunque sea una provincia de esta. Cabe mencionar que no comparten el mismo idioma pues en el primero se habla Catalán y en el segundo español.

de tomar las decisiones para que sean las más

adecuadas y no seguir al grupo mayoritario que

no necesariamente por ello es dueño de la ver-

dad ni de la razón.

Finalmente, las corridas de toros son legales en

Perú a pesar de existir una ley de protección

de animales domésticos y cautivos, esta excep-

túa actividades taurinas y peleas de gallos. A

pesar de existir varios proyectos de reforma o

de nuevas leyes ninguna ha sido acogida2. En-

tonces el que se sigan realizando las corridas

de toros no viola ni va contra ninguna norma del

ordenamiento jurídico y consideramos que esta

norma es constitucional y debe mantenerse vi-

gente por los fundamentos antes mencionados.

2 CAS INTERNACIONAL. La tauromaquia en el Perú. [en línea] <http://www.cas-international.org/es/home/sufrimiento-de-toros-y-caballos/corridas-de-toros/peru/> Consulta: 7 de marzo de 2012

Tolerancia máxima, prohibición mínima: Las corridas de toros como muestra de la pluriculturalidad

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Page 54: Pólemos No 5

54 “Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente está en peligro de menos-preciar también la vida humana”

Albert Schweitzer, Premio Nobel de la Paz 1952

Mientras la sociedad de nuestro siglo XXI

asiste con muchos esfuerzos a la con-

cientización por la preservación del medio

ambiente y a las campañas por una sociedad

sin violencia, un grupo cada vez más reducido

de personas pretende preservar una tradición

bárbara a costa del sufrimiento de un animal

degradando el trato de nuestra condición hu-

mana sobre las demás especies.

Durante una corrida de toros de lidia, este ani-

mal herbívoro es llevado y puesto en el ruedo a

merced de 6 personas (entre picador, bander-

illeros y torero), para ser mermado sistemáti-

camente asestándole en tres tercios: la Puya,

que le perfora la nuca repetidamente 15 a 20

cm., 6 Banderillas con garfios de acero, que

incrustadas en el lomo desgarran de 20 a 25

cm. de piel, para luego ser atravesado por una

Espada de 1 m. cortándole el pulmón, la es-

pina dorsal, corazón y estómago, provocando

Yulianna Valencia MelendezBachiller en Derecho de la USMP. Directora Legal de Perú [email protected]

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 55: Pólemos No 5

55

la hemorragia interna en el animal, quien con

cada movimiento se va asfixiando en su propia

sangre, la cual vomita incesantemente (amorcil-

lado). Finalmente, por si fuera poco, es rema-

tado con un Descabello (daga) en el cerebro,

antes de cortarle el rabo y oreja en plena con-

vulsión y agonía.

Ante tal espectáculo nos preguntamos ¿Pueden

estos actos augurar una sociedad de paz en el

siglo XXI?

La crueldad hacia los animales se define como

un comportamiento socialmente inaceptable

que intencionalmente causa dolor o sufrimiento

innecesario y/o la muerte de un animal. Tam-

bién se considera a este acto como un paso

potencialmente previo a la perpetración de ac-

tos violentos hacia humanos. Actualmente la

crueldad hacia los animales constituye uno de

los síntomas del trastorno de conducta según la

Asociación Americana de Psicología.

En diversos estudios internacionales se encuen-

tran los efectos negativos en las personas que

asisten a esta crueldad pública con un animal,

destacando entre otros los estudios médicos-

psicológicos realizados por la mundialmente

reconocida farmacéutica y Fundación Pfizer,

titulado “Psicología de la afición taurina”,

que encuentra la actitud sádica que provoca

las acciones del torero sobre los espectadores

concluyendo que: “la tauromaquia constituye

una compleja transacción cultural entre pulsio-

nes inconscientes y la cambiante sensibilidad

social a la crueldad, expresada por medios

estéticos”1

De igual forma, en el estudio “Violencia y Mal-

trato a los Animales”, de María Vaca-Guzmán,

encuentra la alteración de la psiquis del es-

pectador: “(…) (existe) una asociación sig-

nificativa entre el hecho de haber sido testigo

de peleas entre animales y la comisión de

delitos violentos. En este sentido, se encon-

tró que los individuos testigos de peleas de

animales tienen el triple de probabilidades de

cometer delitos violentos contra las personas

1 FUNDACIÓN PFIZER, Psychology of the public in bullfight-ing. Ars Medic. Nº 2. 2008. Page 140.

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 56: Pólemos No 5

56

que los que nunca presenciado este tipo de

‘espectáculos’, lo que podría implicar que la

exposición a la crueldad hacia animales tam-

bién influye en la posterior manifestación de

violencia contra personas por parte del sujeto

testigo”1. Concluyendo que “socializa al agresor

con la violencia y lo desinhibe de agredir física-

mente a un ser vivo”2.

Universalmente las sociedades vamos desar-

rollándonos culturalmente y adquirimos nuevas

formas de interrelacionarnos entre los seres vi-

vos y nuestro medio, como tal somos seres que

estamos en constante cambio; con ello se van

adaptando las normas que nos rigen como so-

ciedad, regulando conductas que puedan afec-

tar al desarrollo de una vida digna.

Este espectáculo de violencia pública sobre

un animal no se puede justificar a la luz del

derecho, la moral, la ética o ante una sana

convivencia social. En el siglo XXI la sociedad

peruana recoge esa cultura de paz, buscando

desterrar costumbres que se encuentran por 1 VACA GUZMÁN, María. Violencia y Maltrato a los Animales, Ms en Animales y Políticas Públicas, 03’. Tufts University School of Veterinary Medicine, Universidad Católica Argentina. Mayo 2004 2 Ibíd.

encima de la razón como son las corridas de

toros, espectáculo de crueldad que socaba la

sensibilidad y respeto por otro ser vivo, este tipo

de entretenimiento denigra la condición del ser

humano al regocijarse del sufrimiento de un ani-

mal, mientras agoniza ante su muerte.

Hoy distintas prestigiosas encuestadoras dem-

uestran que las corridas de toros no son acep-

tadas por la mayoría de la población. Según los

estudios de opinión de la Universidad de Lima3,

se constata que el rechazo a las corridas de to-

ros ha venido en aumento en los últimos años:

3 Grupo de Opinión de la Universidad de Lima. Estudio 469. Evaluaciones Nº 59 y 60. Octubre 2009.

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 57: Pólemos No 5

57

¿Está de acuerdo o en desacuerdo con

las Corridas de toros?

2003Nov.

2004Oct.

2005Oct.

2006Oct.

2007Oct.

2008Oct.

2009Oct.

De acuerdo 30.7% 23.7 19.7 14.5 14.4 18.4 24.7En desacuerdo 63.2% 72.7 78.1 82.0 83.1 79.7 73.5

No contesta 6.1% 3.6 2.2 3.5 2.5 1.9 1.8

De otra parte, algunos detractores ha tratado de

manipular el sincretismo que existe en muchas

provincias del interior del país en cuanto a las fi-

estas patronales que celebran. Por ello, hay que

destacar que antes de la colonia muchos de es-

tos pueblos tenían culto por las momias, las cu-

ales creían sagradas y protectoras, las mismas

que eran paseadas en andas, al igual que los

santos patronos que trajeron los colonizadores

españoles; al eliminar el culto por las momias y

suplantarlas por los cultos católicos es que se

incluye en toda fiesta religiosa, las corridas de

toros. Es así, que en muchos de estos pueblos

andinos celebran estas fiestas patronales paro-

diando una corrida de toros, pero en las cuales

no se mata al animal, ni se causa ningún daño

físico. Sin embargo, no podemos negar que en

algunas provincias si le dan muerte al toro, pero

estas corridas no son las que muchos taurófi-

los refieren diciendo que la tauromaquia es una

“afición nacional”, pues estas últimas no son

realizadas con toros de lidia, ni con to-

reros “profesionales”, sino toros de cas-

ta vendidos o llevados por algunas

ganaderías locales que buscan lucrar o fa-

vorecer a un reducido sector que las promueve.

También podemos constatar esta espiral de re-

chazo ciudadano en las mismas provincias del

interior del país, tal es caso de la Municipali-

dad Provincial de Concepción, Región Junín,

cuyo alcalde, Dr. Jesús Chipana, mediante

Pronunciamiento N° 001-2011 MPC señala:

“Tomando en consideración que la provincia de

Concepción es considerada como una ciudad

ecológica, turística, heroica y emprendedora,

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 58: Pólemos No 5

58

la cual contrasta con algunas costumbres ances-

trales que se derivan de la época colonial, espe-

cíficamente, el maltrato a los animales durante

la tauromaquia con toros de casta a muerte (…).

Por las consideraciones expuestas, la munici-

palidad Provincial de Concepción velando por el

respaldo a los animales, ha determinado la er-

radicación de la tarde taurina de corrida de toros

a muerte, durante las festividades indicadas”

La crueldad hacia los animales ha sido refren-

dada desde los inicios de nuestra historia re-

publicana cuando en el año 1822, el Presidente

de la República, José Bernardo De Torre-Tagle,

mediante Ley dada en el Palacio del Supremo

Gobierno en Lima1, por orden de S.E. – B. Mon-

teagudo, daba inicio al proceso de expulsión de

pasatiempos violentos que alteraban “las cos-

tumbres y el reposo domestico” de la sociedad,

incluyendo las peleas de gallos, costumbre im-

puesta por la corona española durante la coloni-1“La moral del Gobierno, y la prosperidad pública se interesan en que infatigablemente se ataque, y persiga la pasión más destructora de las costumbres, y del reposo doméstico. Nada importaría hacer la guerra á los españoles, si no la hiciésemos también á los vicios de su reinado: salgan de nuestro suelo los tiranos, y salgan con ellos sus crímenes, quedándonos solo la virtud de la constancia que han acreditado siempre, para em-plearla contra ellos, así como ellos la han empleado contra no-sotros; (...)” Ley dada en el Palacio del Supremo Gobierno en Lima, por orden de S.E. – B. Monteagudo, Firmada por Torre-Tagle, 1982.

zación. Actualmente la Constitución Política del

Perú en su artículo 2º garantiza a la ciudadanía

el “derecho a la integridad moral y psíquica”.

Nuestra legislación nacional ha ido estableci-

endo progresivamente límites a determinados

espectáculos públicos, cuando estos causan

sufrimiento y/o dolor a otras especies o foment-

en la violencia en la ciudadanía, es así que en

el año 2000, se aprueba la Ley Nº 27265, de

Protección a los Animales Domésticos y los

Animales Silvestres mantenidos en cautiverio,

que otorga derechos a los anímales, luego en

el 2002 mediante la Ley Nº27596, Régimen Ju-

rídico de Canes, en el Titulo II, art. 7, prohíbe

expresamente la pelea de perros, el Estado

no otorga facultades a ningún ciudadano para

someterlo a tales espectáculos de crueldad; el

Tribunal Constitucional, en el fundamento jurídi-

co Nº4 de la resolución del 13 de abril del 2005,

Expediente 0042-2004-AI/TC, se pronuncia re-

specto a los deberes del Estado señalando que:

“El Estado asume también el deber de no

promover aquellos actos o actividades que

pudiendo ser manifestaciones cultura-

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 59: Pólemos No 5

59

les o encubiertos por lo “cultural” -como

las actividades o fiestas que inciten al con-

sumo de drogas, fomenten la violencia, re-

alicen actos antinaturales o crueles contra

los animales (…)”1. La jurisprudencia del TC

reconoce el deber del Estado para con la ciu-

dadanía, velar por la salvaguarda de su inte-

gridad psíquica como valor superior en la for-

mación de ciudadanos. En el 2010 El Colegio

de Abogados de Lima, a través del pronun-

ciamiento “Prohibición de Niños en las Cor-

ridas de Toros”, señala el valor constitucio-

nal de la integridad psíquica desde la niñez.

El año pasado el congreso de la república

aprobó la Ley Nº 29763, Ley Forestal y de

Fauna Silvestre, que en su primera Disposición

Complementaria Final, prohíbe los circos con

animales, consolidando así la visión integral

de la preservación del medio ambiente y su

preocupación para que los animales silves-

tres, no formen parte de tales espectáculos.

Sostener que erradicar las corridas de toros sig-

nifica atentar contra la libertad individual es un

1 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 13 de abril del 2005 (Expediente 0042-2004-AI/TC).

insulto de corte fascista. Las corridas de toros no

son un acto individual sino que lastimosamente

tiene proyección social, toda vez que contiene

en si mismo aquello que venimos señalando

líneas arriba. Del mismo modo a todos nos en-

fadaría que se tratase como cuestión personal

la violencia familiar (“si tu no le quieres pegar

a tu mujer, no lo hagas, pero déjame a mí que

haga lo que quiera con ella”), la violación (“si no

te gusta violar, no lo hagas, pero déjame a mi vi-

olar a quien me dé la gana”) o promover terror-

ismo (“si te parece injusto matar a las personas,

entonces no lo hagas, pero no te manifiestes en

mi contra ni pidas que me detengan, puesto que

eso coarta mi libertad de masacrar un pueblo”).

En el caso de los animales, la necesidad de in-

tervenir para parar su sufrimiento es aún mayor

puesto que ellos no pueden liberarse a sí mis-

mos, no pueden emprender movimientos por el

fin de su esclavitud; desgraciadamente, están

a nuestra merced, y si las personas que enten-

demos la injusticia de su explotación no alza-

mos la voz y actuamos por ellos, sus explota-

dores harán con sus vidas lo que les plazca2.

2 Documento de Introducción “Argumentos Taurinos y Antitau-rinos”, elaborado por Dirección Académica de Perú Antitaurino, a cargo de Lic. Diana Alejo Landa, Dic. 2011.

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

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Page 60: Pólemos No 5

60

En el Código Penal, por ejemplo, el artículo

Nº 450-A, la tipifica como Falta y sanciona “al

que comete actos de crueldad contra un ani-

mal, (…). Si el animal muriera a consecuen-

cia de los maltratos sufridos”. Siendo que el

artículo 11 del mismo Código Penal establece

que “son delitos y Faltas las acciones u omis-

iones dolosas o culposas penadas por la ley”,

es que este articulado reconoce la punibilidad

de los actos de crueldad contra un animal.

En ese sentido desde Perú Antitaurino1, hemos

pasado de la protesta social en las calles a las

propuestas tangibles, recogiendo la demanda

de la ciudadanía a través de la Iniciativa Leg-

islativa Ciudadana Nº 136 ONPE, que modi-

fica el Código Penal, a fin de regular las con-

ductas de quienes cometen actos de crueldad

contra un animal y/o promuevan, promocionen,

auspicien, organicen y realicen espectáculos

públicos o privados que ejecuten estos actos.

La Iniciativa Legislativa Ciudadana N°136

ONPE, representa el sentir mayoritario de la po-

1 Perú Antitaurino, Organización Nacional contra las corridas de toros y por el Bienestar Animal. www.peruantitaurino.org

blación como refiere la encuestadora DATUM2,

en su estudio de alcance nacional trabajado

en los 24 departamentos del Perú, resultan-

do lo que veremos en los siguientes cuadros:

¿Está usted a favor o en con-

tra de las corridas de toro?

2008

Totalmente a favor 9%Totalmente en contra 68%Ni a favor ni en contra 19%No sabe/No contesta 6.1%

¿Le gustaría o no QUE SE PROHÍBAN,

POR LEY, las corridas de toros en el país?

2008Sí 66%No 16%

No sabe/No opina 19%

Esta labor por la formación de una sociedad sin

violencia nos compromete aún más en prote-

ger a las nuevas generaciones, a la niñez de

hoy, como esperanza de una sociedad mejor.

La Convención sobre los Derechos del Niño,

adoptada por la Asamblea General de la ONU

2Encuesta de Opinión Pública Nacional, DATUM Internacional, publicación Diciembre 2008.

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

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61

en su resolución 44/25, de 20/11/1989, que fue

suscrito y ratificado por Perú el 26/1/1990 y

4/9/1991, instaura el interés superior del niño, sal-

vaguardando la integridad física, psíquica y moral.

En ese sentido surge la Campaña Infancia SIN

viOLEncia, que busca restringir el ingreso de

menores de edad a los espectáculos taurinos

a fin de salvaguardar la integridad psicológica

de nuestros niños, siendo el deber del Estado

peruano proteger a los menores de 18 años, tal

como lo señala el artículo 4º de la constitución

política, dado que este tipo de espectáculo con-

tiene escenas violentas de maltrato hacia los

animales que pueden influir negativamente en el

correcto desarrollo psíquico de nuestros niños.

Por ello, también a iniciativa de Perú Antitau-

rino, se ha presentado el Proyecto de Ley N°

00546/2011, que Prohíbe el ingreso de meno-

res de edad a espectáculos taurinos, a través

del congresista Julio Rosas Huaranga, Presiden-

te de la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultur-

al del Congreso, cuyo dictamen fue aprobado fa-

vorablemente por unanimidad en dicha comisión

para su próxima discusión en el pleno congresal.

En suma las corridas de toros represen-

tan los vestigios de una sociedad decaden-

te, anacrónica que debe fenecer para dar

paso a una sociedad con anhelo de paz y

armonía entre los humanos y los animales.

Una sociedad de paz sin Corridas de toros

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Page 62: Pólemos No 5

62 Tarde de ambiente gris, color cemento. Afición dor-mida que deambula por un mar de plomo cárdeno que no rompe. Y de repente se oye el grito…

Hace tiempo un conocido me dijo que el

toreo necesitaba la muerte de un torero

para que el mundo entero comprendiera la ver-

dad que esconde. Este comentario, duro y cen-

surable, me aflora en el pensamiento cuando

la sangre de un valiente brota para rellenar

espacios enteros en periódicos y portales de

internet, televisiones y radios.

Esta sangre sirve de carnaza para unos me-

dios que buscan lucrarse del dolor de la so-

ciedad en la que parasitan. Utilizan la tragedia

para vender su producto edulcorado, dejando

en un segundo plano, marginal, el contexto en

el que se mueve la noticia. El toreo por si solo

no es suceso, debe de estar teñido de drama.

Esta sociedad, huérfana de identidad, se nie-

ga a recibir lecciones de existencia. Porque el

toreo es una lección constante de los valores

que rigen el camino de la vida, paso a paso.

Prefiere caminar sobre la comodidad, el egoís-

mo, la falta de principios y creencias. El míni-

mo esfuerzo.

En este mundo no tiene cabida sentir y soñar.

Prefiere olvidarse de los cimientos que forjaron

Juan IranzoDirector de Cultoro.comcultoro.com/blog/2011/10/10/los-valientes-tambien-lloran/1

1 Reproducido con autorización de su autor

Los valientes también lloran

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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63

nuestro pasado para construir un nuevo mod-

elo sin sostén, sujeto a la idea de vivir ar-

rastrado al servicio de la pereza más egoísta.

Y la muerte. La muerte no forma parte de

ella. Le da la espalda para engañar en

su adoctrinamiento pretendiendo conver-

tirla en un tabú. Por cobardía. Por egoís-

mo. Duele morir y por eso hay que vetarla.

El torero mira a los ojos a la muerte, le tutea y

sigue caminando por la vida. Es dueño de su

destino porque lo asume y lo defiende. El mod-

elo de sociedad que se nos plantea cada día, se

esconde de la muerte, la evita y nos anima a ser

cuerpos huecos, sin sentimientos y fervores.

El torero vive porque no tiene miedo a morir. Es

amo de su realidad y asume cada tarde un epílogo

para comenzar un nuevo prólogo. Crea su obra

zafándose de la muerte esculpida en los pitones

de un toro, a veces cárdeno, sin guión ni en-

sayos, y cuando se muere, se muere de verdad.

El pundonor de estos héroes llega a ro-

zar parámetros lejos de lo propiamente hu-

mano, llegando a seguir materializando su

creación aun traspasados por las astas del

toro, haciendo que esa cornada parezca un

simple rasguño y restando importancia al bo-

quete que poco a poco los va desangrando.

Pero en ocasiones el percance llega a ser escan-

dalosamente duro, dantesco. Es entonces cuan-

do la plaza enmudece, el color gris se apodera

del ánimo de las almas y los toreros bajan un

peldaño para convertirse en seres más mortales.

Por el ruedo caminan, en nerviosa procesión, unos

curtidos hombres que portan al torero yacente,

como un ecce homo que a su paso tiñe el albero

con sangre. Un camino que parece interminable

hasta llegar a la enfermería donde esperan la lle-

gada del milagro en manos del equipo médico.

Mientras tanto, la lidia sigue. La tarde sigue.

El toreo no se acaba, y la vida continúa. Los

toreros que acaban de presenciar la lacer-

ación de las carnes del compañero deben de

hacer frente a su destino y seguir con la obra.

Es la obra en la que se sangra de ver-

Los valientes también lloran

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64

dad y esta vez le tocó a otro, que gri-

ta de dolor acordándose de sus niños.

Y los toreros lloran. Los valientes también

lloran, mientras su mirada se pierde en el

horizonte. Tragan saliva y salen por la tro-

nera del burladero a ponerse en los terrenos

donde los toros acuchillan. Pisan el mismo

suelo en el que se acaba de consumar la des-

gracia. Y lo hacen en busca de su creación,

esta vez condicionada por la atmósfera de

hormigón que aplasta los corazones de los

congregados en la plaza, y el suyo propio.

Aún huele a tragedia, y la incertidumbre

de no saber si la vida del hombre caí-

do se escapa por las heridas, aturde

los ánimos de las almas más fuertes.

Así es la verdad de la propia vida. Vi-

vir para morir. Sentir a la muerte para sa-

ber que aún estás vivo. Caer y levantarse.

Así es el toreo, y así es nuestra propia

existencia.

Los valientes también lloran

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 65: Pólemos No 5

65Preservo aún, en mi mente la “Tradición

y Costumbres”, que este Pueblo Heróico

tenía desde hace años ancestrales, des-

de mi niñez fui testigo del valor de los

pobladores Concepcioninos, valor que sé,

heredamos de aquellos que ofrendaron su

vida por la Libertad de su pueblo.

Hechos que son preservados, por la me-

moria de quienes damos las gracias a la

capacidad de empoderamiento y la fortale-

za de quienes no dejaron que se mancille el

honor de un pueblo honesto y respetu-

oso de las costumbres y tradiciones de esos

memorables tiempos.

Inevitablemente y la historia así nos lo recu-

erda, nos vimos esclavos de un poder que

aún nos era desconocido, el cual trajo con-

sigo, costumbres, creencias religiosas, otras

formas de entretenimiento, en general tuvi-

mos que alienarnos a otra cultura, impuesta

obviamente; fue de esta manera que llega-

ron las corridas de toros a nosotros, de la

mano del abuso, la explotación y humillación a

una próspera y singular raza.

Podríamos decir entonces que ya era costum-

Jesús Chipana HurtadoAlcalde de la Provincia deConcepción, primera provincia a nivel nacional que prohibe las Corridas de Toros

Vida, tradición ycostumbres

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Page 66: Pólemos No 5

66

bre en España no apreciar la vida; “Ni

humana, ni animal”.

Empecé así, a tomar conocimiento de las

tradiciones, de las cuales por años había

sido testigo y entre ellas se encontraban las

Festividades en Honor a los Héroes del 9

y 10 de Julio, se también que, una de las

principales actividades era precisamente las

Corridas de Toros, dando cita así a los

mejores toreros, tanto nacionales como

extranjeros, dando así un aparente-

mente orgullo para la provincia; por la

trascendencia del evento el cual tenía lugar

en la antigua e histórica Plaza de Toros.

Los años pasaron inevitablemente, aquel-

las actividades de las cuales era testigo de

niño ya se hacían más claras, empezaba

entonces a tomar un grado de conciencia

sobre lo que sucedía y mientras el fervor

cívico se acentuaba en mi personalidad la

duda por una costumbre que no asumía del

todo aún me embargaba; quieta, silente,

pero muy bien arraigada.

Aquel civismo y amor por mi pueblo me lle-

vo a querer trascender los limites, y es así

que en busca de la mejora de aquel peda-

cito de suelo en el que nací, crecí… y en el

que aún vivo, en el año 2003, por elección

democrática y mayoritaria, asumí un nuevo

reto, el de guiar como primera autoridad política

a mi Provincia.

Este reto vendría, con lo que hasta ese

entonces había tratado de evadir, el

enfrentamiento entre una costumbre y mis

ideales, entre lo que conocía por tradición y

lo que ni por tradición llegue a asumir com-

pletamente; aquel espectáculo que me hacia

sucumbir.

Entonces era mi responsabilidad continuar

con lo que por “Tradición y Costumbre”, era

parte de mi deber… hacer una buena tar-

de taurina a base de Toros de Muerte.

Por ese entonces, ya comenzaban a dar

luces las actividades que la Sociedad

Protectora de Animales emprendía en nues-

tra Región, ésta era una iniciativa de lucha,

que condenaba a quienes vulneraban los

derechos de aquellos seres vivos que no

Vida, tradición y costumbres

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

Page 67: Pólemos No 5

67

tienen voz ni voto, “Los Animales”.

Sustentando así el hecho de que las Cor-

ridas de Toros, no son una simple actividad

de entretenimiento sino que, en ellas

se escenifican la falsa superioridad y la

fascinación enfermiza con la sangre, con-

tra toda lógica y ética, quienes creen tener un

derecho divino de disponer a su antojo de

la vida de otros seres sensibles, llegando

incluso a justificar y trivializar la

muerte del toro como arte y diversión.

Esto como es de suponerse, esto no oca-

siono variación alguna en las actividades que

por una tradición que databa de unos

50 años atrás, paralelamente aquella

organización iba reuniendo más adep-

tos y su protesta se hacía conocer con mas

fuerza por los medios, convirtiendo así

aquella incertidumbre en una tema de gran

controversia, entonces aquel recinto que an-

tes era uno de los más grandes escenarios

de Tauromaquia, se convertía en testigo

mudo de batallas de carácter ideológico,

tradicionalista y costumbrista entre los actores

antes mencionados.

Como siempre el tiempo, que no se de-

tiene ha pasado, luego de un periodo de tres

años, me hice merecedor por segunda vez

de representar a mi ciudad, con las muchas

responsabilidades de asumir este cargo, re-

gresa también aquel enfrentamiento y sus

consecuencias, las sociedades cambi-

an, las ideas de sus habitantes también.

La responsabilidad de Gobernar preservan-

do las tradiciones y fomentando la identidad

del pueblo con estas, me empujaban a con-

tinuar con aquella Costumbre Sangrienta;

pero algo había cambiado habíamos madu-

rado cívicamente, hasta se podría decir que

habíamos conseguido un nivel más alto

de civilización, teníamos ahora mayor

conocimiento y la férrea voluntad de hacer

algo por cambiar una tradición sangrienta y

completamente carente de respeto por la vida.

La verdad creíamos que tal espectáculo

no pertenecía a una sociedad respetuosa

de la vida, de los seres humanos y de los

animales, una sociedad que se jacta de

promover la Ecología y el Turismo, enton-

ces en mi posición debía ser coherente no

Vida, tradición y costumbres

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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68

solo con mi política de gobierno sino tam-

bién con mis ideas, así que no podía dar aval

a espectáculos dantescos que atropellan la

dignidad, espectáculos que propiciaban la

matanza sangrienta y sin límite alguno.

Las corridas de toros, además de carecer

de sentido ético y apoyo social, fomentan el

desprecio hacia los animales y la insolidari-

dad entre los ciudadanos, acostumbrados a

permanecer impasibles ante

el linchamiento de un ser vivo.

Comprendí entonces que no es responsabi-

lidad de la autoridad solo la realización de

grandes obras, sino que era mi respon-

sabilidad de acuerdo a mis atribuciones el

insertar en la población el respeto por una

Cultura de Paz; dando comienzo así a la

búsqueda de una solución a aquella incer-

tidumbre que por años se apoderaba de mi

cada aniversario de la gesta heroica, el ser

parte de una acción por demás injusta y el

hecho de asumir los riesgos que implica el

hecho de tomar una decisión que ponga fin

a tan cruel actividad.

La destrucción de cualquier vida, supu-

estamente en beneficio de los demás, es

éticamente inaceptable; igual que los car-

niceros y las guerras, las corridas de toros

tienen mala imagen, y no es fácil presen-

tar la muerte como arte, comida o libertad.

Hay que considerar que aunque haya dis-

minuido el apoyo popular a las corridas de

toros, el fin de las fiestas crueles depend-

erá del grado de respaldo de los medios de

comunicación, de los intereses económicos

y de las instituciones públicas y religiosas

que tradicionalmente las han justificado

y mantenido, política y materialmente, a

cambio de vender su alma al diablo o al me-

jor postor, permitiendo la implantación del

“status quo” taurino y la pérdida de valores

éticos y religiosos del modelo egoísta de

sociedad actual, intolerante y cruel.

El fomento de la crueldad y el desprecio a la

vida llega incluso a redefinir y condicionar

el comportamiento y la identidad cultural de los

aficionados a la sangre. De manera que, con

estas premisas, en el año 2011 asumo la com-

pleta y total responsabilidad de la eliminación

Vida, tradición y costumbres

AÑO III NÚMERO 5 MAYO 2012

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de nuestras festividades de un acto

que considero no es positivo para

las nuevas generaciones, las cuales deben

de crecer en un ambiente pacífico, libre de

violencia y en armonía con los animales;

enseñando así a nuestros niños, niñas y

jóvenes que la vida se respeta, que la ven-

taja sobre otro no nos hace más fuertes, que

es todo lo contrario.

De esta manera, dimos comienzo a una se-

rie de acciones para insertar en nuestra

población una Cultura de Paz y Respeto

por la Vida, y aquel recinto, que fue testigo

mudo de un sin numero de sacrificios in-

fructuosos de la vida inocente de un animal

noble, es ahora un recinto de fomento de

la identidad nacional, un lugar en el cual se

expone un arte muy peruano, me re-

fiero a la difusión de la danza.

¿Qué paso con el espectáculo de las fes-

tividades locales? es la pregunta; bueno este

año se vera la II edición del Festival de Ca-

ballos de Paso y Marinera Norteña, en

honor no solo a los Héroes del 9 y 10 de Ju-

lio, sino en homenaje a aquellos seres

inocentes que fueron sacrificados, bajo

la vista de los curiosos y de quienes se

llamaban aficionados, quienes detrás de

la barrera, adictos a la muerte y al dolor

ajeno, veían hasta la saciedad un espectá-

culo nauseabundo en el que se torturan, uno

tras otro, miles de veces, seis magní-

ficos animales, condicionados desde el

nacimiento para representar, junto con el ca-

ballo, el papel más funesto de un fatídico

guión. La decisión tomada trajo consigo mu-

chas apreciaciones, positivas y negativas,

llegaron a mi despacho Cartas de Felici-

tación, una de ellas del Embajador de la

República de Panamá y otras que no pre-

cisamente manifestaban agradecimiento,

pero eso es parte de la esencia de decidir.

Es propicia la ocasión para hacer una in-

vitación a todas aquellas personas que

compartan nuestra idea acerca de lo trata-

do en este artículo, a restaurar la Plaza de

Toros de la Provincia pero para hacer de

ella, el ápice de la cultura concepcionina y

peruana.

¡Siempre defenderemos la vida!

Vida, tradición y costumbres

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