Polemika 05

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Transcript of Polemika 05

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  • 2Revista Polmika

    Director:Pablo Lucio-Paredes

    CoordinadorDiego Cisneros-Heredia

    Apoyo Editorial:Priscila Vera, estudiante de Economa de la USFQ

    Diseo:GyR / USFQ

    POLEMIKA es una publicacin cuatrimestral del Instituto de Economa de laUniversidad San Francisco de Quito

    ISBN: 978-9978-68-030-8

    Por favor enviar sus comentarios a:[email protected]

    DEL DESARROLLO SUSTENTABLE . A LA DEFORESTACION Y LOS TIBURONES

  • 5Estamos ante un tema de civilizacin, es decir de vida. Que se enfoca desde mltiples aristas, empezando por una reflexin tica (Germn Maldonado): cul es nuestra visin esencial del hombre y su relacin con el entorno? cmo superar esa visin pasada en la que el hombre era el fin de la vida, y ahora debe relocalizarse como una parte, importante por cierto, pero solo parte de un ecosistema?, hasta el otro extremo enfocando y reenfocando la educacin sobre el medio ambiente (Tracey Tokuhama), pasando por la reflexin de cmo adaptarnos o mitigar (Santiago Bucaram V.) Todo est por plantearse y replantearse, es decir por entender en el sentido cientfico y tambin en el ms terreno alrededor de la manera (errada hasta ahora) como hemos hecho comunicacin (Diego Cisneros-Heredia).

    Y hay mucho por discutir, desde el mismo concepto de desarrollo sustentable (Rd-ny Peafiel y Esteban Surez) hasta temas ms especficos como agrodiversidad (Mara de Lourdes Torres), el turismo (Gunther Reck y Stella de la Torre), la defo-restacin (Carlos Mena), los ros (Andrea Encalada) o los tiburones (Kelly Swing). Mientras se evalan temas de actualidad como el Yasun (David Romo) y su entorno de las comunidades nativas (Diego Quiroga).

    Con satisfaccin presentamos una amplsima reflexin sobre este tema de actua-lidad, pero que debe pasar de la simple actualidad a un plano ms profundo de reflexin y decisiones. Debemos preocuparnos pero tambin confiar, plantear cifras que generan dudas sobre nuestro compromiso no solo con el futuro sino con fu-turas generaciones y a la vez recordar que problemas sino similares por lo menos parecidos, ya han sido enfrentados con xito en el pasado. Pero como la historia no siempre se repite ni los desafos son similares, empecemos meditando. Eso es lo que les ofrecemos.

    Editorial

    Director Pablo Lucio-Paredes

  • 6Todas las imgenes fueron tomadas del archivo de Wikimedia Commons(http://commons.wikimedia.org) y son de dominio pblico o estn bajo licen-

    cias de Creative Commons.

    A menos que se indique lo contrario, las imgenes fueron publicadas original-mente en el libro: Brehms Tierleben (= La Vida de los Animales de Brehm) publi-

    cado a finales del siglo 19 por Edmund Brehm.

    Publicacin especial por elAo Internacional de la Diversidad Biolgica

    Participando del espritu del 2010, declarado por las Naciones Unidas como el Ao Internacional de la Biodiversidad, la revista POLEMIKA de la Universidad San Francisco de Quito ha publicado este nmero especial donde se tratan temas relacionados con la biodiversidad, desde una perspectiva crtica y aplicada a la relacin ambiente-sociedad. Con este nmero especial, la Universidad San Francisco de Quito USFQ se une a las celebraciones por la vida en la Tierra y del valor de la biodiversidad para nuestras vidas, contribuyendo con difusin y acciones que nos permitan salvaguardar la variedad de vida en el planeta, incluyendo la vida humana.

    Usted forma parte integral de la naturaleza; su destino est estrechamente unido a la diversidad biolgica, a la gran variedad de los otros animales y plantas, al lugar donde viven y a los entornos que los rodean en todo el mundo. Usted depende de esta diversidad de la vida para obtener el alimento, el combustible, las medicinas y los dems elementos esenciales sin los que no podra vivir. Sin embargo, esta rica diversidad se est perdiendo a una gran velocidad debido a la actividad humana. Esto nos empobrece y mina la capacidad de los sistemas de vida, de los que dependemos, para resistir a las crecientes amenazas como, por ejemplo, el cambio climtico. Las Naciones Unidas proclamaron 2010 el Ao Internacional de la Diversidad Biolgica y la gente de todo el mundo est trabajando para salvaguardar esta riqueza natural insustituible y para reducir su prdida. Es vital para el bienestar humano presente y futuro. Necesitamos hacer ms. Ahora es el momento de actuar. El Ao Internacional de la Diversidad Biolgica es una oportunidad nica para aumentar la comprensin de la funcin vital que tiene la biodiversidad en el mantenimiento de la vida en la Tierra.

    2010 Ao Internacional de la Biodiversidad http://www.cbd.int/ Este nmero especial es publicado por el Instituto de Economa en colaboracin con el Colegio de Ciencias Biolgicas y Ambientales de la Universidad San Francisco de Quito.

    La diversidad biolgica es vidaLa diversidad biolgica es nuestra vida!

  • 78Santiago Bucaram VillacsMitigacin vs. adaptacinUn dilema de supuestos y sentido comn

    22Diego F. Cisneros-HerediaEntre los medios de comunicacin y laobjetividad cientfica: un tortuoso caminopara la conservacin de la biodiversidad

    34Stella de la TorreTurismo comunitario, otro sueoinalcanzable?

    40Andrea EncaladaFunciones ecosistmicas y diversidad de los ros Reflexiones sobre el concepto de caudal ecolgico y su aplicacin en el Ecuador

    48Germn MaldonadoAnte el precipicio. La vida yel discurso tico en el siglo XXI

    58Carlos F. MenaDeforestacin en el Norte de la AmazonaEcuatoriana: del patrn al proceso

    66Rdny PeafielEs el Desarrollo Sustentable una UtopaConsideraciones de los lmites energticos yambientales al crecimiento

    72Diego QuirogaUso de la biodiversidad por las sociedades nativas

    86Gunther Reck y Paulina Martnezreas protegidas: turismo para la conservacin o conservacin para el turismo?

    96David Romo,Lo bueno, lo malo y lo feo de la propuestaYasun-itt

    102Esteban Surez R.La falacia del desarrollo sustentable

    110Kelly SwingEstamos acabando con los tiburones?

    120Tracey Tokuhama-Espinosay Daniela BramwellEducacin Ambiental y Desarrollo Sostenible

    130Tracey Tokuhama-Espinosay Daniela BramwellEducacin Ambiental y Desarrollo Sostenible

  • 8Mitigacin vs. adaptacin

    Un dilema de sUpUestos y sentido comn

    Santiago Bucaram VillacsPh.D. Candidate, Department of Agricultural andResource Economics, University of [email protected]

    Mitigacin o Adaptacin? Este es el principal dilema en la prescripcin de polticas destina-das a enfrentar el cambio climtico. La Eco-noma y las ciencias Socio-ambientales han dado predominio a las medidas de mitiga-cin; no obstante, dichas prescripciones se encuentran sustentadas en anlisis que usan supuestos irreales con referencia al compor-tamiento del ser humano. A continuacin ex-pongo la necesidad de revisar los supuestos en los cuales subyace la praxis de dichas ciencias, y a la vez la importancia de incluir dentro de las opciones de polticas las medi-das de adaptacin (las cuales analizo en tr-minos generales), consideradas por muchos un tab, ya que se cree que representan el pesimismo del hombre sobre su capacidad para resolver el problema del cambio clim-tico.

    ... hasta el da de hoy se cree que existe una disyuntiva entre las acciones destinadas a preservar el estado del medio-ambiente y aquellas acciones enfocadas a

    promover un continuo crecimiento y desarrollo (econmico).

  • 9INTRODUCCIN

    El cambio climtico se vislumbra como el mayor desafo que la humanidad deber enfrentar a lo largo del siglo XXI. El futuro y la supervivencia de la humanidad estn ntimamente ligados a la manera en que enfrentemos di-cho problema. Dada la importancia y complejidad de este tema, cientficos de todas las reas del conocimiento se encuentran trabajando activamente para hallar soluciones eficaces y eficientes que permitan resolver y/o atenuar sus diversos efectos. Es as que, las ciencias naturales tratan de descubrir en qu grado los fenmenos naturales y las acciones humanas contribuyen a la emisin de gases in-vernaderos a la atmsfera, as como cules son sus efectos en el mediano y largo plazo sobre los seres vivos. Las inge-nieras intentan identificar y desarrollar innovaciones tec-nolgicas que permitan tanto mitigar la emisin de con-taminantes al ambiente as como limpiar gradualmente la atmsfera de dichos contaminantes.

    En tanto que las ciencias sociales, entre ellas la Economa, se han enfocado en disear polticas y regulaciones que preserven la salud del planeta pero a su vez que fomenten el desarrollo de la sociedad, y as evitar, ya sea la genera-cin de distorsiones que pudieren afectar perniciosamente los incentivos de los individuos o la concepcin de siste-mas socioeconmicos que fomenten la pobreza y sus ma-les. Esto ltimo parece ser el mayor desafo que el cambio climtico ha impuesto a la humanidad, ya que hasta el da de hoy se cree que existe una disyuntiva entre las accio-nes destinadas a preservar el estado del medio-ambiente y aquellas acciones enfocadas a promover un continuo cre-cimiento y desarrollo (econmico) de la humanidad. Por esta razn, la economa se ha convertido en la ciencia so-cial por excelencia para resolver dichos problemas de po-ltica pblica, ya que su marco terico ofrece herramientas adecuadas que permiten valorar bajo una mtrica estndar y comprensible los diversos efectos que el cambio climti-co impone a la humanidad. De igual manera la preponde-rancia de la economa se da tambin, porque a travs de su metodologa es posible evaluar, en base a costos y be-neficios, las distintas alternativas de accin en contra del cambio climtico y con esto establecer una comparacin transparente de dichas polticas para elegir aquellas que maximicen el bienestar de la sociedad.

    Este proceso de anlisis y decisin, bajo la gua predomi-nante de la ciencia econmica (y como veremos, ms ade-lante, con la influencia de las ciencias socio-ambientales tambin), ha privilegiado, en los ltimos aos, a las accio-nes (o polticas) de mitigacin (que analizo con profundi-dad) por encima de las acciones (o polticas) de adapta-cin1 (que evalo en trminos generales por falta de espa-

    1 Es verdad que los esfuerzos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climatico (con sus siglas en ingles IPCC) y el reciente Stern Review of the Economics of Climate Change han destinado espacio para analizar la importancia y la necesidad de implementar medidas de adaptacin en conjunto a las clsicas medidas de mitigacin de emisin de

    cio). Las acciones de mitigacin se definen como aquellas medidas tendientes a reducir la acumulacin de gases invernaderos en la atmsfera; y, las acciones de adapta-cin se definen como las medidas enfocadas en ajustar el estilo de vida de las sociedades en respuesta a los cam-bios actuales y esperados del clima, asumiendo a su vez que dichos cambios son irreversibles e incontrolables. No obstante, los resultados obtenidos a partir de las medidas de mitigacin adoptadas hasta el da de hoy, han sido de-cepcionantes; es as que, la tendencia de la temperatura superficial y marina no se ha revertido, por el contrario si-gue en su curso ascendente con valores record observados a lo largo del 2010 (vase Figura 1).

    DEFINICIONES:

    * Las acciones de mitigacin se definen como aquellas medidas tendientes a redu-cir la acumulacin de gases invernaderos en la atmsfera

    * Las acciones de adaptacin se definen como las medidas enfocadas en ajustar el estilo de vida de las sociedades en respues-ta a los cambios actuales y esperados del clima, asumiendo a su vez que dichos cam-bios son irreversibles e incontrolables

    En mi opinin, la principal razn detrs de la decepcionan-te discrepancia entre los resultados esperados y los obte-nidos a partir de estas polticas de mitigacin es la falta de realismo de muchos de los modelos econmicos en los cuales se han sustentado el diseo e implementacin de dichas polticas. Esta falta de realismo, desde mi punto de vista, se ha dado porque dichos modelos an fundamen-tan su estructura terica en los supuestos bsicos de la economa neoclsica, los cuales asumen que el individuo es un ser racional, egosta, maximizador de sus utilidades y con preferencias estables (Homo economicus); lo cual es una abstraccin muy simplista y extrema del ser humano (Rabin, 1998) equivalente al vaco en las ciencias fsicas2. Sin embargo, todo esto no implica que la economa haya

    gases invernaderos. No obstante, es verdad tambin que en dichos documentos se propone a las medidas de adaptacin como acciones marginales y complementarias a las de mit-igacin. Es decir, las definen como acciones contingentes a la posibilidad de que el peor escenario ocurra, negando con esto la relevancia que dichas medidas deberan tener. Es as que, aunque estos informes enfaticen la necesidad de no dejar a un lado las medidas de adaptacin, paradjicamente tampoco las definen como esenciales a incluir de manera inmediata dentro del portafolio de polticas climticas de los gobiernos. 2 La diferencia est en que mientras para las ciencias fsicas el vaco se lo define como una abstraccin extrema de la realidad con fines puramente pedaggicos y no prcticos (para la praxis se han desarrollado modelos sumamente complejos sustentados en supuestos que reflejan muy cercanamente la realidad) para la economa, su anlogo, los supuestos neoclsicos, son el fundamento de la prctica econmica diaria e incluso de los modelos ms complicados que a travs de ella se realizan.

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    perdido su valor en la bsqueda de soluciones al problema del cambio climtico; sino que, por el contrario, implica la urgente necesidad de mejorar la estructura de los modelos aplicados para el anlisis del problema a travs de la inclu-sin de supuestos que estn ms acordes con la realidad (Rabin, 2002).

    Figura 1. Desviacin en grados Celsius de la temperatura anual mundial (superfi cial y marina) con respecto a la tem-peratura promedio mundial registrada durante el periodo 1901-2000

    Fuente: NOAA

    En este artculo intentar explicar de qu manera los su-puestos de la economa neoclsica fallan en explicar el comportamiento del ser humano (y sus decisiones), una situacin que ha impactado negativamente en el anlisis socioeconmico del problema del cambio climtico. Con-secuentemente mostrar cmo esta distorsin en el an-lisis econmico ha generado la formulacin de polticas inefectivas enfocadas exclusivamente en la implementa-cin de medidas destinadas a la mitigacin del problema del cambio climtico. Expondr tambin cmo estos erro-res en el anlisis, producto de supuestos cuestionables

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    sobre el comportamiento humano, no son exclusivos de las ciencias econmicas sino que son extendidos tambin hacia las ciencias socio-ambientales, las cuales proponen una medida similar a la propuesta por los economistas (cambiar el comportamiento humano, como nica solu-cin al problema del cambio climtico) pero sustentada en supuestos diametralmente opuestos a los de la economa (i.e. suponen la existencia de un ser hper-altruista con preferencias sociales extremas al cual pudiera llamrselo como el Homo altruisticus). Finalmente, basado en la eviden-cia presentada, concluir con la idea de que en el tema de cambio climtico las medidas de mitigacin solas no po-drn solucionar dicho problema y por el contrario son una apuesta peligrosa para la humanidad; es as que, propon-go la adopcin inmediata de polticas de adaptacin que complementen o reemplacen las de mitigacin debido a su mayor consistencia con la realidad, al punto que en ciertos casos estas polticas de adaptacin serian las nicas que se pudieren aplicar con xito dada la tendencia del huma-no de tener comportamientos contraproducentes (Fehr y Zych, 1994; Rabin, 1998; Zafirovski, 2003).

    Homo economicus vs Homo sapiensLa literatura econmica, en la mejor tradicin literaria, ha creado un personaje fabuloso que nada tiene que envidiar-le a los cclopes, hadas y sirenas que plagan las mitologas ancestrales. Este personaje se lo conoce como el Homo economicus, el cual a simple vista, parece un ser humano comn y corriente; no obstante, es un ser con cualidades cognitivas prodigiosas, las cuales pueden resumirse en su capacidad de tomar decisiones a travs de procesos men-tales racionales, coherentes, libres de cualquier influencia afectiva y/o emocional, con el nico objetivo de maximizar su satisfaccin . En otras palabras, este ser posee la habi-lidad sobrehumana de ser infalible en sus clculos cogni-tivos, de aprender de sus errores y de aislarse completa-mente de su entorno para tomar decisiones en funcin de su satisfaccin nicamente. Este ser reacciona inmediata-mente (y de forma predecible) a los distintos estmulos a los cuales se ve enfrentado. Su carcter y por ende sus pre-ferencias son estables a lo largo del tiempo, no es voltil. En su mundo las palabras depresin y euforia no poseen ningn significado. Su motivacin es puramente egosta. En ciertos casos podemos catalogarlo como un hedonista razonado, quien busca la satisfaccin de sus deseos pero bajo un marco de racionalidad extraordinario, a travs del cual l (o ella) toma en cuenta todos los factores existen-tes y por existir para la toma de sus decisiones. Este ser desatiende cualquier tipo de motivacin moral (amoral) en sus acciones; as para l (o ella) las palabras altruismo, envidia y desprecio carecen de significado. Finalmente su capacidad de raciocinio no se ve afectado por sesgos de percepcin y compilacin, sin importar la cantidad de in-formacin que requiera procesar.

    Por otro lado, en el mundo real existe otro ser, el Homo sapiens (o sea nosotros), cuyo comportamiento es muy di-ferente al del Homo economicus. As el comportamiento del Homo sapiens se caracteriza por ser emocional, autodestruc-tivo, cortoplacista, inconsistente, contraproducente y vo-ltil, en definitiva lo que se conoce como irracional. Sus procesos de toma decisin se ven afectados continuamen-te por diversos sesgos de percepcin producto de su posi-cin en la senda evolutiva (Evans y Cruse, 2004), la cual es muy tempranera todava (los procesos cognitivos son rela-tivamente nuevos para la raza humana si los comparamos con los procesos de tipo emocional). En otras palabras, el Homo sapiens es un ser que se siente ms cmodo cuando tiene que recurrir a sus emociones para tomar una deci-sin que cuando requiere establecer procesos de decisin basados puramente en el raciocinio ya que, estos ltimos, an se encuentran en su juventud evolutiva (Frank, 1988). Y aunque lo que argumente Immanuel Kant (que la razn es el verdadero camino a la felicidad) sea verdad, se necesitarn mu-chos aos (miles dira yo) de seleccin natural y procesos evolutivos para poder arribar a una sociedad cuya pobla-cin sea capaz de fundamentar su destino estrictamente sobre la razn, tal como lo hacen los Homo economicus en el mundo ficticio descrito por la Economa. Pero hasta que ese tiempo de las luces llegue, el Homo sapiens seguir pre-sentando sesgos claros y (por suerte!) sistemticos en sus procesos mentales (vase Tabla 1), que si se los llegaran a entender de una manera ms profunda pudieran favorecer a diversas ciencias entre ellas la Economa.

    Pero no solo estos problemas en la racionalidad distan-cian al Homo economicus del Homo sapiens, sino tambin el supuesto de que los individuos viven exclusivamente para maximizar sus utilidades, basados nicamente en sus propios intereses y en los bienes que consume. Supuesto

    Expondr tambin cmo estos errores en el anlisis, producto de supuestos cuestionables sobre el comportamiento humano, no son exclusivos de las ciencias econ-micas sino que son extendidos

    tambin hacia las ciencias socio-ambientales.

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    que no es muy realista ya que si fuera totalmente cierto sera muy difcil encontrar individuos (Homo sapiens) que: den propinas, donen dinero a caridades, voten, trabajen voluntariamente, entre otras acciones. Es ms, la sicologa ha llegado a comprobar que muchas de nuestras acciones estn impulsadas por dos emociones primarias y opuestas entre s: el altruismo y el rencor (Reeve, 2005); lo cual im-plica que muchas de las decisiones humanas se las toman pensando meramente en su efecto en los dems. Pero no solo eso, incluso el tipo de bienes que decidimos consu-mir se ve afectado por el entorno en que vivimos; es decir, consumimos no slo por la utilidad que nos genera sino

    por el efecto que este consumo genera en las emociones de los dems (Ackerman, 1997; Corneo y Jeanne, 1997; Ma-son, 2000 ). Por lo que el concepto de preferencias socia-les es un concepto importante para nosotros, Homo sapiens, que no somos seres aislados sino que somos animales sociales, quienes necesitamos de un entorno para estable-cer conexiones afectivas y con esto generar emociones en aquellos que nos rodean para satisfacer nuestra necesidad de sentirnos aceptados, realizados, felices y superiores (Frank, 1985; Frank, 1999; Clark y Oswald, 1996; Coleman, 1990; Fershtman y Weiss, 1993; Fehr y Falk, 2002).

    Sesgo de disponibilidad: lo cual produce que basemos nuestras decisiones en informacin que se encuentra ms disponible en nuestras memorias, en lugar de aquella que realmente se necesita.

    Sesgo a posteriori: lo cual hace que atribuyamos a un evento una probabilidad de ocurrencia mucho ms alta despus de que los mismos han ocurrido comparado (ex post) con antes de que los mismos ocurran (ex ante).

    El problema de la induccin (o generalizacin): el cual hace que los individuos formulen reglas generales basada en informacin insuficiente o incompleta.

    La falacia de la conjuncin: Es una falacia lgica a travs de la cual asumimos que condiciones especficas son ms probables que aquellas de tipo general. El ejemplo ms famoso de esta falacia es el siguiente:

    Linda es una mujer de 31 aos, soltera, elocuente y muy inteligente. Ella se gradu en filosofa. Como estudiante, ella estuvo muy preocupada de asuntos relacionados a discriminacin y justicia social. Adicionalmente en este tiempo ella particip en muchas marchas demostrativas en contra de la proliferacin nuclear. Qu es ms probable?

    a. Que Linda sea una cajera de un banco; o

    b. Que Linda sea una cajera de un banco y a su vez sea una miembro activa del movimiento feminista.

    De acuerdo a un estudio conducido por Tversky y Kahneman (1983) 85% de las personas, a quienes se les hizo esta pregunta, respondieron que la opcin 2 era la ms probable. Eso pese a que la ley de probabilidades nos indica que la probabilidad que dos eventos ocurran al mismo tiempo es siempre menor o igual a la probabi-lidad de que solo uno de ellos ocurra.

    Sesgo de confirmacin: lo cual nos empuja a buscar evidencia que confirme la hiptesis inicial, en lugar de evidencia que refute dicha hiptesis. Este es el sesgo ms comn en los acadmicos, quienes son considerados racionales por excelencia.

    Efectos de contaminacin: A travs del cual permitimos que el marco contextual en el cual un problema es planteado afecte nuestro proceso de toma de decisiones.

    Los afectos heursticos: problema cognoscitivo por medio del cual valores o afectividades preconcebidas (paradigmas y prejuicios) interfieren con nuestra determinacin de costos y beneficios de una accin.

    Negligencia de mbito: lo cual evita que realicemos ajustes proporcionales de lo que estamos dispuestos a sacrificar para evitar daos de distintas magnitudes.

    Sobre-confianza en la calibracin: lo cual nos induce a subestimar los intervalos de confianza dentro de los cuales nuestras estimaciones pudieran considerarse robustas. En otras palabras confundir el escenario ms probable con el mejor escenario posible (o viceversa, cuando se confunde el escenario menos probable con el peor escenario posible).

    La falacia del apostador: Cuando esperamos que un resultado es ms probable cuando el opuesto ha ocurrido varias veces de forma sucesiva.

    Apata del transente: lo cual nos incita a abdicar nuestra responsabilidad individual cuando actuamos en conjunto.

    Tabla 1. Sesgos Cognitivos del Homo sapiens

    Fuente: Wilkinson (2008)

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    En definitiva el Homo economicus dista mucho de nosotros, los Homo sapiens, de ah que cualquier ciencia que base sus anlisis exclusivamente en el comportamiento de un ser ficticio como el Homo economicus est condenada a equivo-carse ms de una vez. No obstante, como indiqu ante-riormente, este problema tiene solucin ya que, ventajosa-mente, las desviaciones del comportamiento humano con respecto al estndar impuesto por la racionalidad son sis-temticas y por lo tanto modelables. Claro que, a medida que los modelos econmicos se tornen ms realistas (i.e. tengan una mayor concordancia con la sicologa humana) estos inexorablemente se tornarn ms complejos.

    Pues si la realidad es compleja, es lgico esperar que los modelos que la expliquen sean igual de complejos. No obstante, el beneficio obtenido a travs de predicciones cada vez ms correctas y cercanas a la realidad superan cualquier costo que nazca de una creciente complejidad en los anlisis y modelos a utilizar. Sin embargo, hasta hace algunos aos los economistas han discrepado con este ar-gumento y han preferido favorecer la simplicidad por so-bre la exactitud (Rabin, 2002; Friedman, 1996). Solo en esta ltima dcada y media, la preocupacin por mejorar los supuestos en los modelos econmicos (para hacerlos ms realistas) se ha vuelto un tema central para las ciencias econmicas; lo cual se demuestra en el auge de investiga-ciones de primer nivel, en reas tales como la Economa Experimental y la Economa del Comportamiento. Este es un buen paso hacia una ciencia econmica ms til y rea-lista, y ofrece una perspectiva alentadora del futuro acad-mico de la misma.

    Este cambio era necesario, ya que seguir postergndolo era equivalente a vivir en un mundo en donde si ustedes padecieran de un dolor muy fuerte en su cabeza y acudie-ran a un doctor(a), l (o ella) les dira que tratara de buscar la solucin a su problema mdico, pero bajo el supuesto de que dicho dolor es provocado por trastornos de tipo di-gestivos; un supuesto adoptado debido a que los fenme-nos gstricos son ms fciles de diagnosticar y tratar que los neurolgicos. Qu diran ustedes ante esta situacin? Aceptaran este justificativo y se pondran en las manos de dicho doctor(a)? o les parecera un absurdo? Si este ar-gumento nos parece risible bajo un contexto mdico por qu no bajo un contexto econmico? Solo basta recordar que la Economa se la usa para desarrollar diversos tipos de polticas pblicas (tales como aquellas destinadas a combatir el cambio climtico) que si son erradas pudieran conducir a la pobreza, el hambre y hasta la muerte (lenta y penosa) de centenares y quien sabe miles de personas.

    Economa neoclsica, cambio climticoy mitigacin (alias: la comedia de los errores)

    El problema del cambio climtico es un reto para la ma-yora de las ciencias y en especial para la economa. La

    razn de esto es porque es un problema que se caracteriza por ser de largo plazo, y tal como se dijo anteriormente, nosotros los Homo sapiens nos enfocamos en lo inmediato (esto explica por qu la mayora de las personas no pueden cumplir sus promesas de fin de ao o por qu los ahorros de la mayora de los individuos son negativos en gran par-te de sus vidas). Adems el cambio climtico se da por la emisin de gases invernadero que son agentes qumicos invisibles; muy diferente a otros agentes contaminantes, como aquellos que afectan los ecosistemas marinos los cuales son visibles incluso a millas de distancia (es muy visible e impactante un derrame de petrleo en alguna cos-ta marina, por el contrario los derrames de CFC u otros contaminantes en la atmosfera son difciles de percibir). Esta invisibilidad de los contaminantes que afectan la at-msfera hace que sea muy complicado obtener una reac-cin visceral por parte de la sociedad en contra de este problema. Adicionalmente, est tambin el hecho de que el impacto de las acciones de cada persona sobre este pro-blema es imposible o muy difcil de determinar. En defini-tiva, el problema del cambio climtico es uno de los ms complejos que la humanidad se ha enfrentado en muchos siglos, siendo incluso un reto enorme para nuestra natura-leza humana.

    Sin embargo, si buscamos en cualquier libro de texto de Economa cual es la explicacin propuesta por esta ciencia a este problema (y las consecuentes soluciones) lo encon-traremos en el captulo de externalidades. Qu es una externalidad? Una externalidad es un costo (externalidad negativa) o un beneficio (externalidad positiva) que es ex-perimentado por alguien que no forma parte de la tran-saccin que lo produce. En otras palabras una externali-dad aparece cuando alguien toma una accin cuyos costos (beneficios) son pagados (recibidos) parcial o totalmente por otras personas, sin que estos estn de acuerdo en par-ticipar en la transaccin. En trminos coloquiales es una interdependencia no compensada.

    El proceso de emisin de gases invernaderos a la atms-fera es un ejemplo claro de lo que es una externalidad. De ah que para solucionar este problema y otros en la cate-gora de externalidades, la economa propone dos tipos de soluciones. La primera, sealada inicialmente por Ronald Coase en 1960, es la asignacin de derechos de propiedad. En base a esto los economistas han propuesto un meca-nismo innovador para controlar la emisin de gases inver-naderos a la atmsfera, este es el sistema conocido como cap-and-trade (limite y comercio). Esto no es otra cosa que una mezcla de una regulacin prohibitiva sustentada en un cap o mximo nivel de contaminacin, y la asigna-cin de derechos de propiedad sobre dichos niveles (o cuotas) especficos de contaminacin que se caracterizan por ser transables (trade).

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    No obstante, esta medida es absurda en su concepcin e inaplicable para el problema de gases invernadero; y, des-de mi punto de vista, fue desarrollada por economistas que desconocen la fsica y la qumica del problema. Este desconocimiento hace que se proponga al cap-and-trade como la panacea para el cambio climtico, lo cual no lo es. Por el contrario, un sistema de esta ndole es altamente problemtico y costoso y requiere algo que nunca en la historia de la humanidad ha existido: continua coordina-cin mundial o por lo menos que todos y cada uno de los pases del mundo se pongan de acuerdo un da para firmar un documento que establezca el lmite de emisio-nes por pas (y cuntas veces hemos intentado eso ya? no solo con emisiones atmosfricas pero con armas de des-truccin masiva, por ejemplo). No obstante, an si logr-ramos la firma de dicho acuerdo, este sistema requerira una institucin con autoridad internacional que controle el cumplimiento de las regulaciones establecidas en dicho acuerdo, y hemos visto que estas instituciones, tipo ONU, no cumplen un buen papel en ese tipo de funciones. Pero, inclusive si existiera dicha institucin internacional, sus costos de operacin seran prohibitivamente altos y sus mecanismos para hacer cumplir la ley seran muy difciles de establecer (qu sanciones se aplicara a un pas que no cumpla?, bloqueos comerciales, invasiones militares; si esto es as, la negociacin y la firma del convenio inicial sera mucho ms difcil).

    Es as, que la falta de mecanismos para hacer cumplir los acuerdos bajo un sistema de cap-and-trade, sus costos y la fsica del problema (un problema que nace de sustan-cias gaseosas que son altamente dinmicas y errticas) haran que, si se establece un sistema como ste, se ge-neren incentivos muy fuertes para hacer trampa y ganar al sistema. Adems este sistema impone una pregunta adi-cional de tipo moral y de justicia social, que consiste en cmo exigirle a los pases menos desarrollados un control en sus emisiones y un recorte en su produccin a favor de un mejor planeta, si los pases desarrollados tomaron la ventaja contaminndola en dcadas anteriores y a travs de este proceso productivo contaminante, generaron un crecimiento y desarrollo sin precedentes en la historia de la humanidad. En otras palabras cmo pedir a los pases empobrecidos que paren su crecimiento y sustituyan po-breza por salud ambiental. En definitiva un sistema cap-and-trade es inaplicable (y en cierta medida inmoral) y de nada sirve analizar una solucin inaplicable e inviable des-de los puntos de vista tcnico, poltico y social.

    La segunda solucin propuesta por los economistas con-siste en establecer un sistema de incentivos monetarios negativos (i.e. impuestos) que afecten el comportamiento de las personas disuadindolos de manera inmediata a de-tener sus acciones contaminantes y con esto lograr que se atenen o eliminen los problemas de externalidad genera-

    El problema del cambio climtico es un reto para la mayora de

    las ciencias y en especial para la economa. La razn de esto es porque es un problema que se

    caracteriza por ser de largo plazo, y nosotros los Homo sapiens nos enfocamos en lo inmediato (esto explica por qu la mayora

    de las personas no pueden cum-plir sus promesas de fin de ao o por qu los ahorros de la mayora de los individuos son negativos en

    gran parte de sus vidas).

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    dos por estas acciones sobre los dems3. Esta poltica de establecer impuestos a travs de los cuales se internalicen los efectos de las externalidades en aquellos que las pro-vocan es una medida pura de mitigacin, y ha sido la pres-cripcin ms aceptada hasta el da de hoy. Esta medida espera lograr dos objetivos: 1) disuadir a los individuos a realizar acciones que generen externalidades ambientales; y 2) redistribuir el dinero obtenido a travs de los impues-tos para compensar a aquellos afectados por las externa-lidades. Sin embargo estos dos objetivos son difciles de alcanzar a travs de la solucin impositiva sugerida por los economistas. Esta dificultad se da tanto por la caracters-tica del problema, as como los supuestos en los que se fundamenta dicha solucin.

    Desde el punto de vista de las dificultades que nacen de la caracterstica del problema, debemos recordar que el pro-blema de cambio climtico se distingue por estar matiza-do por altos niveles de incertidumbre. Esta incertidumbre aparece en varios aspectos del problema, tales como en qu medida el problema es debido a la accin del hombre y en qu medida es debido a ciclos naturales de nuestro planeta. Luego, tambin hay incertidumbre sobre qu ac-ciones especficas del hombre son ms perjudiciales para el ambiente4. Pero una incertidumbre mucho ms fuerte aparece cuando se tiene que determinar quienes exacta-mente fueron los afectados por nuestras acciones y en qu medida y cmo compensarlos. Recordemos que el proble-ma del cambio climtico aparece por la emisin de gases invernadero a la atmsfera y, dadas las caractersticas f-sicas de estos contaminantes, los mismos no reconocen lmites en su expansin y en su rango de afectacin. A esto debemos sumarle el hecho de que la atmsfera se encuen-tra en un movimiento constante y en ella se dan procesos qumicos y fsicos muy complejos, de ah que es difcil de-terminar el origen de los contaminantes en la misma.

    En otras palabras, tomando en cuenta los fenmenos que ocurren en la atmsfera, no es absurdo pensar que la conta-minacin que quizs el da de hoy me est afectando haya sido generada en una pequea aldea de Ghana a travs de la quema de arbustos y carbn y que, la contaminacin por encender mi A/C est afectndole a alguien en Lituania. En definitiva la dificultad en determinar quin debe compen-sar a quin y en qu medida, hace que el segundo objetivo a cumplir a travs una poltica impositiva enfocada a solu-cionar el problema del cambio climtico sea muy difcil o

    3 Un mecanismo causa-efecto que teorticamente es inmediato bajo el supuesto de que somos Homo economicus4 La cultura popular nos ha enseado que emitimos gases invernaderos al ambiente a travs del continuo uso de energa ya sea para transportarnos, para calentarnos, para en-friarnos, en fin, para vivir. Pero pocos saben que producir media libra de carne genera emisiones de gases invernadero equivalentes a la emisin que aparece al recorrer 10 millas con un auto de 3.000 libras (Fiala, 2009). Esto se percibe an ms grave cuando se ha estimado que el consumo mundial de carne del planeta tiene un efecto cinco veces ms perjudicial que nuestras decisiones diarias de transporte (Fiala, 2009). Es por esta razn que al planeta le convendra mucho ms que comamos nuestras ensaladas en un Hummer que nuestras hamburguesas en una bicicleta.

    imposible de satisfacer. Por lo que solo nos queda esperar que esta poltica impositiva cumpla con el primer objetivo; esto es, de afectar el comportamiento de las personas y disuadirlos de acciones en contra del ambiente. No obs-tante, volvemos al problema presentado por el punto dos de este artculo; esto sucedera si el comportamiento del hombre fuese predeciblemente afectado por incentivos econmicos (medidas tipo zanahoria y palo para el burro) y no por factores ambientales y culturales. Pero el hombre no es un Homo economicus, y por ende sus decisiones no se basan exclusivamente en criterios de maximizacin utili-taria, de ah que la probabilidad de xito de la solucin impositiva (enmarcada en una poltica de mitigacin) se ve seriamente afectada por los supuestos errados con respec-to al comportamiento humano en los cuales se sustenta dicha solucin. Es ms, existe amplia evidencia emprica de dicho problema al demostrar que los incentivos finan-cieros (positivos o negativos) generan los efectos opuestos a los esperados por los economistas, ya que exterminan los sentimientos de responsabilidad social de los indivi-duos (Frey, 1997; Frey and Oberholtzer-Gee, 1997) y disua-den el tipo de comportamiento que es necesario para re-solver problemas de decisin colectiva tales como el cam-bio climtico. Incluso diversos experimentos enfocados en analizar el comportamiento humano (Titmuss, 1971; Vohs et al. 2006; Bowles y Reyes, 2009) han demostrado cmo el civismo puede ser socavado con el simple hecho de nom-brar la palabra dinero. No obstante, pese a esta evidencia emprica, los economistas siguen prescribiendo el uso de incentivos econmicos para resolver problemas como el cambio climtico, lo cual ha demostrado ser un error5.

    5 La idea de que polticas basadas en incentivos econmicos explcitos son contraprodu-centes, ya que inducen a las personas a adoptar una mentalidad de mercado y as com-prometer sus valores cvicos pre-existentes, no es nueva y data desde 1971. En este ao Richard Titmuss public su libro The Gift Relationship: From Blood Donations to Social Policy y expuso por primera vez dicha idea. Desde ese tiempo hasta mediados de los 90s la idea qued olvidada y fue retomada por Ernst Fher con sus estudios relacionados al efecto de incentivos monetarios sobre acciones altruistas y participacin de bienes p-blicos.

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    De ah que, quizs la solucin al cambio climtico la ten-gan los cientficos socio-ambientalistas; quienes afirman (ONeill, 1993; ONeill y Spash, 2000; Norton, 2005) que proveer responsabilidad compartida a los individuos y apelar a un sentimiento de bien comn puede que sea la solucin para controlar las acciones que exacerban dicho problema. Pero esto es asumir que el humano se encuentra al otro lado del espectro en el cual la Economa lo concibe; es decir, que lo individuos no son Homo economicus calcu-ladores sino que son seres desinteresados con un amplio deseo de satisfacer las necesidades de la sociedad tanto o ms que las suyas (i.e. Homo altruisticus). En otras palabras los ambientalistas proponen una estrategia diferente a la de los economistas pero igual de extrema e igual de erra-da (por el carcter utpico de sus supuestos). De ah que, como generalmente sucede en nuestro Planeta Tierra (un planeta muy diferente al Planeta Economa y al Planeta Hi-ppie) la solucin de muchos de los problemas que sufre la humanidad se encuentra en el centro del espectro, o dicho de otra manera, en lo que algunos llamamos el punto de neutralidad pragmtica.

    La solucin ambientalista: algo ms de lo mismo

    La solucin ambientalista, es simple de resumir: tratar de persuadir a la humanidad que cambie su comportamiento de consumo (i.e. una medida de mitigacin fundamenta-da en la voluntad y la bondad del hombre). Una estrategia sencilla, directa y muy fcil de entender. No obstante por ms sencilla que parezca dicha solucin es la ms com-pleja y quimrica de todas las soluciones propuestas para combatir el cambio climtico. Esta solucin se la conoce tambin en el mundo ecologista como la poltica del re-troceso sostenible y requiere que los humanos se restrin-jan de todas las acciones que le producen satisfaccin. En otras palabras requiere que consumamos menos y por ende que se produzca menos bienes, que usemos cada vez menos recursos naturales, que nos desplacemos menos, e incluso que reduzcamos nuestros patrones reproductivos (y as controlar el crecimiento poblacional). En otras pa-labras, requiere que cambiemos radicalmente nuestro es-tilo de vida, y nosotros bien sabemos qu tan fcil es esto verdad? Sino recordemos cuntas personas conocemos o hemos conocido a lo largo de nuestra vida (incluyndonos a nosotros mismos, por supuesto) que se han puesto como propsito: bajar de peso, dejar de fumar, dejar de tomar bebidas alcohlicas, dejar de apostar, dejar de endeudar-se y/o gastar superfluamente, entre otras cosas, y no han podido lograrlo. Pero esta inhabilidad de cumplir nuestros propsitos no es por falta de percepcin de las consecuen-cias de dichas acciones, ya que conocemos que muchas de las acciones antes mencionadas (i.e. tomar alcohol, comer

    Esta solucin se la conoce tam-bin en el mundo ecologista como la poltica del retroceso sostenible y requiere que los

    humanos se restrinjan de todas las acciones que le producen satisfaccin. En otras palabras

    requiere que consumamos me-nos y por ende que se produzca menos bienes, que usemos cada

    vez menos recursos naturales, que nos desplacemos menos, e incluso que reduzcamos nuestros patrones reproductivos (y as con-trolar el crecimiento poblacional).

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    demasiado, fumar) imponen un costo en nuestra vida, sino que se da por nuestra dificultad de dejar atrs patrones de comportamiento establecidos; y adems por la satisfaccin que estas actividades producen al llenar vacios sicolgicos y/o emocionales en los individuos, lo cual las convierten en decisiones razonablemente irracionales.

    De ah que, si acciones perjudiciales a nuestra calidad de vida no las podemos dejar a un lado, cmo podemos espe-rar que tengamos cambios ms drsticos en nuestro estilo de vida, con el fin nico de ayudar a solucionar un proble-ma, como el del cambio climtico, del cual desconocemos en qu medida nuestras acciones individuales contribuyen marginalmente a su exacerbacin o contraccin6 y cuyos efectos no son inmediatos sino de largo plazo. Es por esto, que considero muy iluso el poner nuestras esperanzas en medidas de mitigacin de emisiones de gases invernade-ros, basadas en estrategias enfocadas exclusivamente en el cambio del comportamiento de las personas (ya sea vo-luntariamente o por incentivos monetarios).

    Pero alguien pudiera argumentar que quizs a travs de regulaciones fuertes se podra inducir (un eufemismo para el verbo obligar) a dicho cambio de comportamiento. No obstante, para probar la falencia de esta idea podemos re-currir a uno de muchos ejemplos que existen en la vida diaria; en este caso especfico me referir al uso obligato-rio de cinturones de seguridad. Por ejemplo, en Ecuador, en los ltimos tres aos se ha incrementado la exigencia del uso de cinturones de seguridad en carreteras y ciuda-des; no obstante, su uso an no es extendido entre todos los conductores7. Las razones por lo cual el uso de este dispositivo no es ampliamente aceptado en el Ecuador son muy variadas. Es as que, hay quienes no han percibido los beneficios claros de los cinturones de seguridad y por el contrario lo ven como un estorbo. Incluso hay los que ar-gumentan que no entienden claramente las consecuencias de la negligencia de no usar cinturn de seguridad, argu-mento interesante debido a la enorme cantidad de ejem-plos sobre las consecuencias del no uso de cinturones de seguridad8. Hasta existen aquellos que dudan de su efecti-vidad, poniendo en tela de juicio los resultados de pruebas en laboratorio que indican que una persona que usa cintu-rn de seguridad reduce su probabilidad de muerte en un 50 % en caso de un accidente automovilstico grave (NHT-SA, 2009). Pero este no es un fenmeno exclusivamente del Ecuador; en EE.UU., por ejemplo, an existe la idea (pese a toda la evidencia disponible) que el uso de los cinturones

    6 Por lo menos cuando alguien fuma, sabe con algo de certeza como lentamente se est matando; en el caso del cambio climtico la incertidumbre cientfica es tan alta que no nos permite establecer relaciones claras de causa y efecto entre nuestras acciones y el problema.7 Hay muchos que bromean con respecto al contenido de esta ley indicando que es una ley por medio de la cual los conductores deben colocarse los cinturones de seguridad cada vez que haya un vigilante de transito cerca.8 La crnica roja que plaga los televisores y peridicos de nuestro pas, muestran un sin nmero de muertes que se hubieran evitado si la gente usara los cinturones de seguridad, pero aun as la gente no acepta fcilmente su uso

    de seguridad en lugar de ser una ayuda para las personas en caso de un accidente grave, es perjudicial y podra au-mentar el riesgo de muerte (Allee, 2005), lo cual es un ab-surdo emprico. Es ms, hay quienes afirman, (entre ellos grupos organizados en pro de las libertades individuales) que el uso de cinturones de seguridad y las leyes que obli-gan su uso son una afrenta perversa de los gobiernos a las libertades del individuo (la libertad de morir creo yo).

    Lo cual nos deja pensando, Es a estas personas a las que le vamos a pedir que cambien su comportamiento en pro del medioambiente? Cmo se lo podr hacer, si estas mismas personas demuestran una capacidad inmensa de oposicin a medidas (como las que promueven y controlan el uso de cinturones de seguridad) destinadas a preservar sus vidas y la de los suyos? Cmo hacerlo, si aunque in-cluso con un problema de causalidad clara como en el caso del no uso de cinturones de seguridad y muerte, la gente se niega a seguir las regulaciones? Bajo esta perspectiva y sustentndome en el ejemplo anterior, auguro que tratar de cambiar el comportamiento a favor de actitudes ms ambientalistas ser (y es) una tarea titnica de lograr.

    No obstante, muchos podran indicar que la educacin es la causa detrs de la renuencia de las personas para ajustar o cambiar su comportamiento, y, de esta manera, lo nico que se necesita es una buena campaa de concienciacin y solucionado el problema. Sin embargo, existen muchas instancias en las cuales dichas campaas han fallado tales como aquellas enfocadas a detener: el SIDA, la conduccin bajo estado etlico, el tabaquismo, entre otros fenmenos sociales. Entonces otros podran argumentar, que no es la educacin per se la causa de la inercia en el compor-tamiento de los individuos sino problemas en sus capaci-dades cognitivas para procesar la informacin que se les presenta. No obstante, John Levitt y Stephen Dubner en su libro Superfreakonomics nos presentan un ejemplo claro del por qu incluso ese argumento es incorrecto. Ellos nos presentan evidencia obtenida de dos estudios, el primero conducido en el Hospital Cedars-Sinai de Los Angeles y el otro efectuado en Australia, donde se encontr que el porcentaje de doctores que se lavaban las manos antes de un proceso mdico llegaba a un valor tan bajo como el 9%. Una cifra sorprendente, an despus de que en 1999 un re-porte titulado Errar es Humano estim que entre 44.000 y 98.000 pacientes en EE.UU. moran debido a negligencia mdica, entre las cuales la ms importante era la infeccin por descuido en los procedimientos de higiene mdica; en otras palabras, por falta de esterilizacin de los instru-mentos y falta de higiene en las manos de los mdicos y enfermeras.

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    Algo que es de sorprender (y asustar) ya que el requeri-miento de lavarse las manos no es nuevo, data desde 1860, momento en el cual Louis Pasteur propuso su teora de los grmenes en la cual afirmaba que muchas enfermedades, entre estas las infecciosas, aparecan por microorganismos que se encontraban en nuestro alrededor y en gran medida en nuestras manos (ya que es la parte del cuerpo que tiene mayor contacto con el exterior). En fin, lavarse las manos antes de un procedimiento mdico es un precepto bsico muy antiguo que todos los doctores lo conocen; e inclu-so que sus madres de manera coloquial les ensearon en sus hogares (supongo yo). Como todos bien sabemos, los mdicos son personas sumamente preparadas, que para haber llegado a donde estn deben poseer una capacidad cognitiva por encima del promedio de la poblacin, de ah que no se podra usar como justificativo, para su error sistemtico de no lavarse las manos antes de un procedi-miento, la existencia de falencias cognitivas.

    Adicionalmente en ambos estudios citados por Levitt y Dubner se reportaron varias estrategias para cambiar ese comportamiento nocivo, muchas de las cuales fueron un fracaso, demostrando una inercia increble para lograr pro-porciones aceptables de doctores que se laven las manos.Esto nos hace preguntar Por qu fue tan difcil persuadir a los doctores que hagan lo que ellos saben que tienen que hacer desde hace siglos atrs y desde nios? Por qu fue tan difcil lograr que estos individuos sumamente pre-parados e inteligentes cambien su comportamiento cuan-do el precio por cumplir la norma es tan bajo (lavarse las manos) y el costo potencial (la muerte de un paciente y el fin de su carrera) es tan alto? Estas interrogantes son dif-ciles de explicar, pero demuestran lo difcil que es lograr un cambio en el comportamiento incluso entre aquellos ms inteligentes y ms educados de nuestra poblacin. Igual-mente demuestran cmo los humanos fallamos en realizar nuestras cuentas mentales de costo y beneficio y muchas veces cmo nuestros sentimientos (o razones, hasta aho-ra desconocidas) influencian nuestras decisiones, lo que complica el establecer los incentivos adecuados para lo-grar el cambio requerido para solucionar un problema; y lo cual sustenta, mi idea anteriormente referida, de que polticas tipo palo-zanahoria o aquellas que apelen a la conciencia humana no serviran (y en el mejor de los casos no serian sostenibles en el tiempo) con nosotros los Homo sapiens puesto que nuestras reacciones no son lineales y/o predecibles como las del Homo economicus (o incluso el Homo altruisticus).

    De ah que, asumir que podemos lograr resolver el pro-blema de cambio climtico con medidas de mitigacin, basadas en gran medida en los supuestos de que el com-portamiento del hombre es predecible y lineal, y que in-centivos econmicos o la educacin (i.e. propagandismo) cambiarn el comportamiento humano en la direccin que deseamos, es muy incauto e inocente. Consecuentemen-

    Igualmente demuestran cmo los humanos fallamos en realizar nuestras cuentas mentales de

    costo y beneficio y muchas veces cmo nuestros sentimientos (o

    razones, hasta ahora desconoci-das) influencian nuestras decisio-nes, lo que complica el establecer

    los incentivos adecuados para lograr el cambio requerido para

    solucionar un problema.

  • 19

    te, poner el destino de la humanidad bajo el paraguas de polticas como las de mitigacin es una aventura muy peli-grosa con consecuencias tan graves como el exterminio de la raza humana.

    En mi opinin, el ser humano y su volatilidad sicolgica son muy difcilmente afectados por los incentivos pres-critos por la Economa y las ciencias Socio-ambientales y quizs sera mejor considerar que el peor escenario es tam-bin el ms probable y por lo tanto estar preparado para eso con medidas de adaptacin. No estoy siendo fatalista, sino realista ante la evidencia presentada, y no estoy de-fendiendo una idea de eliminar de nuestro abanico de po-sibilidades las medidas de mitigacin sino, por el contra-rio, estoy defendiendo la idea de ampliar dicho abanico e incluir las medidas de adaptacin en l, las cuales han sido vistas como un tab en los ltimos aos, ya que stas han sido relacionadas con un pesimismo en el poder de la raza humana para cambiar su destino. No obstante, al pensar as nos olvidamos del gran Charles Darwin quien afirm en su libro El origen de las Especies que Las especies que sobreviven no son las ms fuertes ni las ms inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio, y es as como debemos pensar si queremos sobrevivir el posible cataclismo climtico que se nos avecina.

    La adaptacin como una alternativa pragm-tica Reflexiones GeneralesEn las primeras discusiones multilaterales que se realiza-ron en la dcada de los 80s, se estableci que las medidas de adaptacin eran una opcin importante para combatir el problema del cambio climtico en la sociedad. No obs-tante, en los ltimos aos, los cientficos sociales, entre ellos muchos economistas y ambientalistas, han puesto su nfasis en el diseo e implementacin de polticas de mitigacin, al punto que la mera idea de proponer estrate-gias de adaptacin al cambio climtico era y es an vista por muchos como una idea desagradable, ya que implica la inhabilidad del hombre para resolver el problema a tra-vs de cambios en su comportamiento. No obstante, tal cual como lo he expuesto anteriormente, esta inhabilidad del hombre para ajustar su comportamiento para reducir la emisin de gases invernadero a la atmsfera, ms que una idea pesimista, aparentemente representa la realidad en la cual nos desenvolvemos. De ah la necesidad impe-rante de eliminar nuestros paradigmas y tabes, y aceptar las medidas de adaptacin como una alternativa viable y preponderante para salvar la humanidad de los efectos del cambio climtico.

    En mi opinin aquellas medidas tendientes a impulsar la adaptacin de la humanidad a un clima cada vez ms cambiante, a travs de la construccin de sociedades ms

    resistentes mientras fomentamos el desarrollo sostenible de dichas sociedades, tendra un impacto ms duradero e importante que las medidas tendientes simplemente a reducir los gases emitidos a la atmsfera. Cada hora que perdamos discutiendo sobre medidas de mitigacin, que fundamenten su xito (o fracaso) en la quimrica idea de que es posible un cambio en el comportamiento de la hu-manidad entera, es un paso ms hacia nuestra aniquila-cin. El planeta est urgido de polticas realistas que to-men en cuenta todos los factores en sus anlisis, incluso aquellos que algunos ambientalistas extremos consideran herticos, como el suponer que el problema del cambio climtico se debe en gran parte a los ciclos naturales del planeta. Las medidas de adaptacin son aquellas que me-jor se ajustan a todo este tipo de factores ya que, en vez de tratar de revertir el problema, se enfocan en preparar al humano a vivir en un mundo diferente al que conocemos el da de hoy. Para algunos esto es lo desagradable de s-tas medidas de adaptacin, ya que las mismas se adoptan bajo el supuesto de que no seremos capaces de cambiar por completo nuestro comportamiento y por lo tanto, al aceptar estas medidas, estaramos hipotecando el mundo como lo conocemos hoy en da por uno diferente (peor) en el futuro. Pero el problema es que en el futuro, no im-porta lo que hagamos, el mundo ser diferente; ya que no somos ni la primera ni la ultima especie en enfrentarse a la posibilidad de extinguirse por cambios en el clima y, como Darwin lo abog, las opciones de las especies en un am-biente cambiante se reducen a dos: adaptarse o morir.

    Para concluir

    Es necesario aceptar nuestra realidad, somos humanos voltiles, ms emocionales que racionales y por ende mu-chas de nuestras acciones se definen por nuestro humor del da a da (Evans y Cruse, 2004). Exigir al ser humano acciones ya sean puramente racionales (deseo de los eco-nomistas) o puramente altruistas (deseo de los ambienta-listas) es una tarea imposible de lograr. Dichas estrategias son equivalentes a endeudarse enormemente con bienes superfluos basados en la esperanza de que el boleto de lotera que compramos la semana pasada sea el ganador. Esta lgica absurda nos est llevando a la destruccin. No digo que debamos dejar a un lado las medidas de miti-gacin, por el contrario, tal como Pielske et.al. (2007) lo afirm, para sobrevivir al dilema climtico que estamos sufriendo es necesario que aceptemos en nuestras opcio-nes de accin tanto las polticas de mitigacin as como aquellas de adaptacin, pero definiendo estas ltimas en trminos de estrategias de desarrollo sostenible (i.e. mu-cho ms all de la definicin dada por el IPCC, el que las explica como estrategias de cobertura contingentes que se activaran si y solo si el peor escenario se da). Solo as po-

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    dremos enfocarnos en reducir tanto las emisiones de gases invernadero as como la vulnerabilidad de las poblaciones con respecto a la variacin climtica. Es por esta razn que lo que invoco es dejar de pensar que la mitigacin es nues-tra nica opcin, porque quizs el hombre nunca cambie, quizs el cambio climtico sea producto de ciclos natura-les invariables, quizs el dao que hemos hecho a la Tierra sea tan grande que los efectos sean irreversibles y quizs el futuro sea oscuro sin importar lo que hagamos. Por lo tan-to, considero que es importante entender cmo vivir bajo este nuevo escenario climtico y al final, establecer estra-tegias apropiadas para lograr satisfacer el que debe ser el objetivo nmero uno de todas las polticas ambientales: la supervivencia de la raza humana.

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    Entre los medios de comunicacin y la

    objetividad cientfica:un tortuoso camino

    para la conservacinde la biodiversidad

    Diego F. Cisneros-HerediaColegio de Ciencias Biolgicas y AmbientalesUniversidad San Francisco de Quito, Ecuador

    [email protected]/ec

    A pesar de la gran cobertura meditica que reciben los problemas ambientales, la biodi-versidad sigue siendo destruida extensiva-mente. El flujo de conocimiento entre cient-ficos, medios de comunicacin y el pblico se ve obstaculizado por diferentes barreras que previenen la toma de conciencia social sobre la magnitud de los problemas ambien-tales. Es vital que los humanos internalicemos nuestra pertenencia y dependencia con la biodiversidad. Los cientficos y los medios de comunicacin deben empezar a trabajar en sinergia a travs de un verdadero proceso de difusin cientfica que entregue informacin significativa al pblico, construyendo as una sociedad proactiva.

    La Tierra es el nico mundo conocido hasta el momento que alberga vida; no hay ningn otro lugar, al menos en el futuro cercano, al

    cual nuestra especie pudiera migrar.Visitar? S. Colonizar? An no.

    Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

    Se ha dicho que la astronoma es una humilde experiencia constructora del carcter y quizs

    no exista mejor demostracin de la tontera de los prejuicios humanos que esta distante

    imagen de nuestro diminuto mundo. Para mi recalca nuestra responsabilidad de tratarnos

    ms amablemente los unos a los otrosy preservar y cuidar este punto plido azul, el

    nico hogar que conocemos.

    Carl Sagan

  • 23

    Los humanos nos originamos hace 200 mil aos y siem-pre hemos dependido de la biodiversidad1 para sobrevivir. A lo largo de nuestra evolucin biolgico-cultural hemos acumulado conocimientos, destrezas y creatividad. Esto ha motivado el desarrollo de ciencias y tecnologas que han cambiado radicalmente nuestras relaciones con el mundo natural. Hoy en da, somos capaces de identificar los genes que nos hacen humanos2; construir clulas vivas sintticas3; producir maz multivitamnico genticamente modificado4 e incrementar nuestra expectativa de vida gra-cias a los avances de las ciencias de la salud5. La especie humana, una entre millones, ha sido capaz de cambiar la faz del planeta de manera significativa. Hemos convertido cerca del 12% de la superficie terrestre en zonas agrcolas (ms de 17,3 millones de kilmetros cuadrados)6; modifi-cado o eliminado casi el 50% de los bosques originales del planeta7,8; generado tasas de extincin de plantas y anima-les 100 a 1000 veces mayores que las normalmente obser-vadas9; y estos son solo algunos de los frenticos efectos que hemos tenido sobre la bisfera planetaria10.

    Debido a la magnitud de los cambios que hemos provoca-do, la naturaleza se encuentra envuelta en amplios proce-

    1 La biodiversidad (= diversidad biolgica) comprende el vasto conjunto de seres vivos que han evolucionado sobre nuestro planeta, su amplia variabilidad y las relaciones que entre ellos y su medio fsico se originan. La biodiversidad es un concepto que funciona a diferentes niveles, ya que incluye en su definicin a los ecosistemas, a las especies y a su diversidad gentica (definicin basada en el Convenio sobre Diversidad Biolgica de 1993. Disponible en: http://www.cbd.int/convention/convention.shtml). El desarrollo de los diferentes niveles de biodiversidad sobre el planeta Tierra se explica de manera real, clara y objetiva a travs de los procesos de evolucin biolgica. En este sentido, la evo-lucin se refiere a dos conceptos. (1) El proceso natural de cambios en las caractersticas heredadas por poblaciones de organismos a travs de generaciones. Este proceso es el resultado de interacciones genticas que introducen diferentes grados de variabilidad en la poblacin y que junto a interacciones ambientales eventualmente producen que ciertas caractersticas se vuelvan ms comunes en la poblacin. Este proceso puede desembocar en especiacin, donde la acumulacin y concentracin de la variabilidad conduce a que diferentes poblaciones diverjan lo suficiente como para ser consideradas especies dife-rentes (Futuyma. 2009. Evolution. 2 edicin. Sinauer Associates Inc. Sunderland, Mas-sachusetts, EE.UU.). (2) La Sntesis Evolutiva Moderna, teora aplicable a los procesos descritos en el primer concepto y que es el principio central de las ciencias biolgicas. Esta teora provee de una explicacin real, basada en evidencias, unificada y secular de la historia y diversidad de la vida sobre la Tierra (basado en IAP Statement on the Teach-ing of Evolution, una declaracin del Interacademy Panel on International Issues, red global de academias de ciencias de 67 pases, disponible en: http://www.interacademies.net/CMS/6159.aspx).2 Proyecto Genoma Humano, ms informacin: http://www.nature.com/nature/supple-ments/collections/humangenome/3 First Self-Replicating Synthetic Bacterial Cell. Disponible en: http://www.jcvi.org/cms/press/press-releases/full-text/article/first-self-replicating-synthetic-bacterial-cell-constructed-by-j-craig-venter-institute-researcher/4 Naqvi et al. 2009. Transgenic multivitamin corn through biofortification of endosperm with three vitamins representing three distinct metabolic pathways. PNAS 106(19): 77627767. Disponible en: DOI:10.1073/pnas.0901412106. 5 MMWR. 1999. Ten Great Public Health AchievementsUnited States, 1900-1999. Journal of the American Medical Association 281 (16): 1481. Disponible en: http://jama.ama-assn.org/cgi/reprint/281/16/14816 CIA. 2009. World. The World Factbook 2009. Central Intelligence Agency. Washing-ton, D.C., EE.UU. Disponible en: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/xx.html7 Ibid.8 Bryant et al. 1997. The Last Frontier Forests: Ecosystems y Economies on the Edge. World Resources Institute. Washington, D.C., EE.UU. Disponible en: http://www.wri.org/publication/last-frontier-forests9 Lawton y May. 1995. Extinction rates. Oxford University Press, Oxford, Reino Unido.10 Bisfera es el ecosistema global formado por la biodiversidad y por el mundo fsico donde sta vive y se desarrolla.

    sos de desequilibrio. Dado que los humanos somos parte de la biodiversidad del planeta y dependemos de ella, sus problemas nos afectan tambin a nosotros. La gravedad e impacto de estos problemas ambientales ha provocado que sean frecuentemente mencionados por los medios de comunicacin y prcticamente se han convertido en temas de moda. Esta exposicin meditica ha promovido que muchas personas conozcan de ciertos aspectos, como la contaminacin ambiental, el ahorro de energa, los cam-bios climticos y la extincin de especies carismticas como pandas y tigres. Ms an, los temas ambientales se han vuelto parte de discusiones globales, han influido en las polticas pblicas y han producido un flujo de fondos hacia iniciativas gubernamentales y privadas que buscan la conservacin de la naturaleza.

    Significa esto que las personas sabemos cul es la impor-tancia de la biodiversidad para nuestras vidas? Acaso en-tendemos en realidad, por qu es importante la biodiversi-dad que habita en el Yasun y por qu es vlido conservarla en lugar de extraer el petrleo del ITT? Hemos llegado a comprender que cada ser vivo del planeta es importante y tiene el derecho de vivir, sin importar que sea un panda, un ratn, un mosquito o una bacteria? Hemos llegado a entender que los humanos somos solo un engranaje ms de los complejos sistemas de la biodiversidad y no sus amos y dominadores? Entendemos que la destruccin de la biodiversidad es el camino ms seguro para condenar a la humanidad a la extincin?.

    LO SUCEDIDO EN LOS LTIMOS 10 AOS

    *Cerca de 13 millones de hectreas de bosques en todo el planeta se han destruido

    *17934 especies de seres vivos estn en peligro de extincin y al menos 14 animales y plantas se han declarado extintos entre 2000 y 2010

    *El 65% de los hbitats ribereos mundiales se encuentran en riesgo

    Lamentablemente, la evidencia muestra que NO. Estrate-gias de conservacin de la biodiversidad y de comunica-cin ambiental se han vuelto cada vez ms comunes desde finales del siglo 19. Sin embargo, las personas no hemos tomado verdadera conciencia sobre el valor de la vida y la magnitud de los problemas ambientales que hemos causa-do. Aqu algunos datos de lo que ha sucedido en los lti-mos 10 aos, la primera dcada del siglo 21:

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    Cerca de 13 millones de hectreas de bosques en todo el planeta se han destruido11. La prdida neta anual de bosques entre los aos 2000 y 2010 es equivalente a un rea de tamao similar a Costa Rica. Amrica tropical, fri-ca y el sudeste de Asia tienen la mayor prdida de bosques. Ecuador ha perdido ms de 50 mil hectreas por ao en ese perodo y pases como Brasil, Venezuela, Bolivia, Nige-ria, Indonesia o Myanmar han perdido entre 250 mil has-ta ms de 500 mil hectreas de bosques por ao12. Todos estos pases se encuentran entre los ms biodiversos del planeta13.

    17934 especies de seres vivos estn en peligro de extin-cin y al menos 14 animales y plantas se han declarado extintos entre 2000 y 2010 (nmero que se incremen-tara a 25 si se suman las especies que ahora son con-sideradas como posiblemente extintas)14. Entre 2007 y 2010, el estado de conservacin de ms de 200 especies ha empeorado, pasando a estar ms amenazadas. En ese mismo perodo, solo 43 especies han mejorado su estado y estn menos amenazadas15,16. En total, hoy en da el 34% de las especies se encuentran amenazadas por la extincin (ver Tabla 1). En los ltimos 500 aos, 706 especies de ani-males y 85 especies de plantas se han extinto, mientras que 63 especies de plantas y animales han desaparecido de la naturaleza y hoy en da solo sobreviven en jardines botnicos y zoolgicos17. La mayor parte de las especies que se han extinto o que estn peligro de extincin han sido afectadas por actividades humanas directa y fatal-mente. Estos nmeros se vuelvan ms preocupantes si se tiene en cuenta que solo se han evaluado el estado de con-servacin del 3% de las 1,7 millones de especies descritas. Y el panorama se vuelve peor, si consideramos que solo se ha descrito cerca del 10% de las especies que existen real-mente sobre la Tierra. Dado que la mayor parte de especies se encuentran afectadas por los mismos factores que han causado la extincin o amenazado a las especies evalua-das, es factible estimar que un alto porcentaje de toda la biodiversidad del planeta Tierra est amenazada de extin-cin o ya ha desaparecido.

    11 FAO. 2010. Evaluacin de los recursos forestales mundiales informe principal. Estudio FAO Montes 163. Roma, Italia. Disponible en: http://www.fao.org/forestry/fra/fra2010/es/12 Ibid.13 Brooks et al. 2006. Global Biodiversity Conservation Priorities. Science 313: 5861.14 IUCN. 2010. IUCN Red List of Threatened Species. Versin 2010.3. International Union for Conservation of Nature, Cambridge, Reino Unido. Disponible en: http://www.iucnredlist.org.15 Ibid.16 CSEIUCN. 2008. El estado de las especies del mundo. Comisin de Supervivencia de Especies, International Union for Conservation of Nature. Cambridge, Reino Unido. Disponible en: http://iucn.org/about/work/programmes/species/red_list/review/17 IUCN, op. cit.

    El 65% de los hbitats ribereos mundiales se encuen-tran en riesgo18. En general ros, lagunas y mares, as como la vida que depende de ellos, se encuentran en alto riesgo debido a la sobreexplotacin de las aguas, la contaminacin, la introduccin de especies exti-cas, y la sobrepesca19. Cerca del 70% del agua extrada se utiliza de manera ineficiente en prcticas agrcolas20. Ms del 80% de las aguas servidas e industriales producidas en Ecuador, Per y Chile son descargadas a los ros y mares sin ningn tratamiento, lo que ha causado una extensa contaminacin microbiana y qumica21. Ms del 20% de la produccin pesquera mundial se origina en las costas de Ecuador, Per y Chile; sin embargo, las numerosas plantas procesadoras de pescado que descargan sus desechos al mar causan eutrofizacin y anoxia22, creando zonas muer-tas. Las zonas muertas en las costas marinas han apare-cido exponencialmente desde la dcada de 1960. Hasta el ao 2008 se reportaron ms de 400 zonas muertas distri-buidas en todos los ocanos del planeta, que afectaban un rea total de ms de 245 mil kilmetros cuadrados23. En el 2007, el 52% de las reservas pesqueras marinas mundiales han sido completamente explotadas, el 19% estn siendo sobreexplotadas y el 8% estn agotadas24. El 70% de los arrecifes de coral del planeta se encuentran amenazados o ya han sido destruidos25, principalmente debido al efecto de contaminantes, eutrofizacin, prcticas destructivas de pesca, y en especial, cambios climticos que han produ-cido el incremento de las temperaturas ocenicas super-ficiales causando el blanqueamiento de corales26. Desde 1980 se han destruido el 20% de los manglares del planeta, principalmente con la creacin de piscinas camaroneras y el relleno para reclamacin de tierras27.

    18 Vrsmarty et al. 2010. Global threats to human water security and river biodiversity. Nature 467: 555561. Disponible en: DOI:10.1038/nature0944019 UNEP. 2006. Challenges to International Waters: Regional Assessments in a Global Perspective. Global International Waters Assessment, United Nations Environment ProgrammeUNEP, Nairobi, Kenya. Disponible en: http://www.unep.org/dewa/giwa/publications/finalreport/20 Ibid.21 Ibid.22 La eutrofizacin es un proceso que inicia cuando se elevan las concentraciones de nutrientes en los sistemas acuticos. Este incremento resulta de la sobre-aplicacin de fertilizantes, la descarga de desechos domsticos, industriales, agrcolas y ganaderos, la combustin de combustibles fsiles y la movilizacin de nutrientes debido a la deforestacin. Los nutrientes adicionales estimulan el crecimiento de algas y alteran el balance entre la produccin y la descomposicin de la materia orgnica. La explosin de algas provoca un enturbiamiento del agua que impide que la luz penetre y se bloquea el proceso de fotosntesis (productor de oxgeno) pero aumenta el consumo de oxgeno por parte de los organismos descomponedores que empiezan a recibir los excedentes de materia orgnica producidos cerca de la superficie. En poco tiempo, el oxgeno se agota y el ambiente se vuelve anxico (carente de oxgeno). La radical alteracin del ambiente que suponen estos cambios hace inviable la existencia de la mayora de especies que pre-viamente formaban el ecosistema (Ibid.; Eutrofizacin. 2010. Wikipedia, La enciclopedia libre. Disponible en: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Eutrofizaci%C3%B3nyoldid=3889298923 Daz y Rosenberg. 2008. Spreading Dead Zones and Consequences for Marine Eco-systems. Science 321(5891): 926929. Disponible en: DOI: 10.1126/science.115640124 FAO. 2008. The state of world fisheries and aquaculture. FAO Fisheries and Aquaculture Department, Rome, Italy. Disponible en: http://www.fao.org/docrep/011/i0250e/i0250e00.htm25 IUCN, op. cit.26 UNEP, op. cit.27 Spalding et al. 2010. World Atlas of Mangroves. ISME, ITTO, FAO, UNESCO-MAB, UNEP-WCMC, UNU-INWEH. Earthscan Publications Ltd., Londres, Reino Unido.

  • 25

    Tabla 1. Especies de seres vivos amenazadas de extincin14.

    Especies descritas

    Especies evaluadas hasta

    2010

    Especies amenazadas de

    extincin

    Nmero de especies amenazadas como % de las especies

    evaluadas

    Vertebrados

    Mamferos 5490 5490 1130 21%

    Aves 10027 10027 1240 12%

    Reptiles 9084 1672 467 28%

    Anfibios 6638 6285 1895 30%

    Peces 31600 6894 1771 26%

    Subtotal 62839 30368 6503 21%

    Invertebrados

    Insectos 1000000 3021 733 24%

    Moluscos 85000 2629 1114 42%

    Crustceos 47000 2152 596 28%

    Corales 2175 856 235 27%

    Arcnidos 102248 33 19 58%

    Gusanos terciopelo 165 11 9 82%

    Cangrejos cacerola 4 4 0 0%

    Otros 68658 52 24 46%

    Subtotal 1305250 8758 2730 31%

    Plantas

    Musgos 16236 101 80 79%

    Helechos y aliados 12000 243 148 61%

    Gimnospermas 1052 926 371 40%

    Plantas con flor 268000 11543 8084 70%

    Algas verdes 4242 2 0 0%

    Algas rojas 6144 58 9 16%

    Subtotal 307674 12873 8692 68%

    Hongos y Protistas

    Lquenes 17000 2 2 100%

    Hongos 31496 1 1 100%

    Algas cafs 3127 15 6 40%

    Subtotal 51623 18 9 50%

    TOTAL 1727386 52017 17934 34%

  • 26

    El estado de conservacin de la biodiversi-dad sigue empeorando a pesar de todo el barullo meditico, qu pasa?

    Es claro que la situacin de nuestro planeta no ha mejo-rado y por el contrario sigue empeorando, incluso a pesar de la gran exposicin meditica. Una posible respuesta, podra ser que bsicamente a los humanos no nos interesa lo que le pase al planeta. Podramos pensar que el egos-mo humano ha superado todo parmetro lgico y no nos importa nada excepto lograr objetivos cortoplacistas, inde-pendientemente de si en el camino condenamos nuestra propia existencia. Sin embargo, y confiriendo el beneficio de la duda a los humanos, creo que hay una explicacin ms fuerte: las personas no hemos tomado conciencia de la magnitud de los problemas ambientales porque exis-ten graves fallas en la comunicacin. Las personas siguen sin entender la importancia de la biodiversidad porque no es explicada adecuadamente y con la potencia necesaria. Puede que existan seres humanos que entren de plano en la primera opcin del egosmo, pero creo que la poblacin humana en general no ha cambiado sus actitudes porque sigue sin internalizar que los humanos somos solo una parte de la biodiversidad de este planeta y dependemos enteramente de ella.

    Las razones para las fallas de informacin y comunicacin son mltiples y sinrgicas. El flujo del conocimiento se ve obstaculizado por barreras biolgicas, psicolgicas, socio-culturales, logsticas, tecnolgicas, contextuales y tempo-rales. Estas barreras producen problemas no solo con los medios de comunicacin que transmiten la informacin; sino tambin con los cientficos que deberan generar y compartir la informacin y con el pblico que recibe e in-terpreta las noticias:

    POR QU FALLA LA INFORMACIN Y COMUNICACIN

    * Los humanos solo percibimos al mundo parcialmente.* Los humanos percibimos e interpretamos la realidad con errores y

    sesgos* Las actividades humanas parecen pequeas e inocuas en compa-

    racin con los cambios que el planeta ha sufrido a lo largo de su historia. pero no lo son!

    * La exposicin meditica no llega a todos los humanos por igual* Nuestro conocimiento cientfico sobre la biodiversidad es incompleto* Los temas cientficos son la comida chatarra de los medios de co-

    municacin* Los cientficos no se involucran en la comunicacin y no explican

    al pblico en trminos claros y aplicables por qu conservar la biodiversidad?

  • 27

    Los humanos solo percibimos al mundo parcialmente. Esto es innato, inconsciente e involuntario, no se relacio-na con ningn tipo de invalidez o problema psicolgico y le ocurre a todos los seres humanos. Nuestro cerebro, a pesar de su maravillosa red de conexiones neuronales, no es perfecto y tiene limitaciones orgnicas. El cerebro obtie-ne informacin parcializada, la cual percibe por medio de los diferentes sentidos. Los cinco sentidos humanos (vista, odo, olfato, tacto y gusto) tienen limitaciones y no detec-tan todas las seales a nuestro alrededor. Por ejemplo; de todo el espectro de ondas de luz (que abarca longitudes entre 10-15 y 107 m), los humanos solo podemos ver una pequea fraccin entre 3,8 x 10-7 y 7 x 10-7 m (= 380700 nm). De igual forma, los humanos solo escuchamos una fraccin del rango total de frecuencias sonoras, entre 20 y 20000 Hz.

    Los humanos percibimos e interpretamos la realidad con errores y sesgos28,29,30. Existen muchos fenmenos cerebrales y prejuicios cognitivos que pueden afectar la forma como los humanos percibimos nuestro mundo. Por ejemplo, las ilusiones pticas son errores en la percepcin cerebral de la realidad que se ocasionan por sobre-estimu-lacin de los sentidos o por la produccin de inferencias inconscientes. El cerebro puede verse engaado por est-mulos que a pesar de ser vagos y aleatorios son percibidos como reconocibles y que forman patrones significativos o conexiones31. Las creencias pueden alterar las observacio-nes y llevar a las personas a ver cosas que refuerzan sus creencias, incluso si otros observadores no encuentran evi-dencia de ello32. Las personas preferimos, incluso de ma-nera inconsciente, los beneficios inmediatos en lugar de beneficios que toman ms tiempo en ser obtenidos33, y nos despreocupamos de las consecuencias de nuestras accio-nes porque asumimos que la conservacin de la naturaleza es la responsabilidad de agentes externos como el gobier-no o dios34. Es comn que las personas pensemos que nuestras actitudes, valores y creencias estn extendidos en toda la sociedad y justificamos nuestras acciones porque todos lo hacen (todos botan basura, todos cortan los rboles, todos matan animales35). Estos sesgos y errores afectan a cientficos, comunicadores y pblico.

    28 Zusne y Jones. 1989. Anomalistic Psychology: A Study of Magical Thinking.2 Edicin. Lawrence Erlbaum Associates, Hillsdale, New Jersey, EE.UU.29 Gilovich. 2009. Convencidos, pero equivocados. Milrazones, Barcelona, Espaa.30 Ms informacin: http://www.gold.ac.uk/apru/; http://www.gold.ac.uk/psychology/staff/french/31 Fenmeno psicolgico conocido como apofenia (Giloivh op. cit.)32 Sesgo de la creencia (Gilovich op. cit.)33 Fenmeno conocido como descuento hiperblico (Shane et al. 2002. Time Discount-ing and Time Preference: A Critical Review. Journal of Economic Literature 40(2): 351401. Disponible en: http://www.nyu.edu/econ/user/bisina/FredLoew.pdf)34 Sesgo de la responsabilidad externa (Gilovich op. cit.)35 Sesgo del falso consenso, Ibid.

    Las actividades humanas parecen pequeas e inocuas en comparacin con los cambios que el planeta ha su-frido a lo largo de su historia. pero no lo son! La Tierra se form hace unos 4,5 mil millones de aos atrs, e impo-nentes procesos astronmicos y geolgicos han provocado cambios que van desde la unin y separacin de continen-tes hasta el paso por eras glaciares. Frente a esos proce-sos, las actividades humanas podran concebirse insigni-ficantes, sin embargo, todo se debe analizar en contexto y perspectiva. Los humanos, gracias a los mltiples avances tecnolgicos, hemos cambiado la forma como nos enfren-tamos al mundo. La velocidad de las interacciones se ha acelerado (nos transportamos ms rpido, construimos megaestructuras en tiempos record, podemos comunicar-nos inter-continentalmente en tiempo real). Los cambios han pasado de ser cuestin de crones36, milenios o siglos a ser evaluados en das, horas o minutos. En cuestin de horas, los humanos hemos transformado bosques en pas-tizales y en algo ms de un ao podemos provocar la ex-tincin de una especie37. Nuestras actividades son de alto impacto porque provocan grandes cambios en perodos de tiempo muy corto.

    La exposicin meditica no llega a todos los humanos por igual38. Las diferencias socio-econmicas generan variacin en el acceso de las personas a la informacin, en cmo reciben las noticias, cmo las interpretan y qu grado de importancia les dan. Solo una proporcin de la poblacin humana tiene acceso a los servicios bsicos y vive en la era digital. De las 7 mil millones de personas que habitan el planeta, 1,7 mil millones viven en la pobreza absoluta, es decir que carecen de acceso a las necesidades humanas bsicas (agua limpia, nutricin, cuidados mdi-cos, educacin, vestimenta y vivienda)39 y solo el 24% de los humanos tienen acceso a internet40. Adems, la mayor parte de informacin sobre la biodiversidad y su conserva-cin se produce y transmite en ingls, aunque la mayora de pases megadiversos41 no hablan ese idioma. La pobre-za y la destruccin de la biodiversidad estn relacionadas y vinculadas en un crculo vicioso, por lo que fueron con-sideradas temas de vital importancia en la Declaracin del Milenio y sus Objetivos de Desarrollo42. Es necesario

    36 El cron es una unidad de tiempo geolgico. Un cron es equivalente a un milln de aos (Cron. 2001. Diccionario de la Lengua Espaola. 22 Edicin. Real Academia Espa-ola. Disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/).37 Galbreath y Brown. 2004. The tale of the lighthouse-keepers cat: Discovery and extinction of the Stephens Island wren (Traversia lyalli). Notornis 51(4): 193200. 38 Viswanath y Kreuter. 2007. Health Disparities, Communication Inequalities, and e-Health: A Commentary. American Journal of Preventive Medicine 32(5 Suppl): S131S133. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2043145/39 Haughton y Khandker. 2009. Handbook on Poverty and Inequality. World Bank Publications, Washington, D.C., EE.UU. Disponible en: http://go.worldbank.org/4WJH9JQ35040 CIA. 2009. The World Factbook 2009. Central Intelligence Agency, Washington, D.C., EE.UU. Disponible en: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/index.html41 Brooks et al. 2006. Global Biodiversity Conservation Priorities. Science 313: 5861.42 Ash y Jenkins. 2007. Biodiversity and Poverty Reduction. UNEP-WCMC, Cam-bridge, Reino Unido. Disponible en: http://www.unep-wcmc.org/latenews/Biodiver-sity%20and%20Poverty%20Reduction%20UNEP-WCMC.pdf

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    que se identifiquen estas diferencias y se utilicen las he-rramientas y los mtodos ms ptimos de comunicacin para maximizar la recepcin de la informacin a lo largo de diferentes gradientes socio-econmicos.

    Nuestro conocimiento cientfico sobre la biodiversidad es incompleto. Solo hemos descubierto una pequea frac-cin de la biodiversidad del planeta (cerca del 10%). Tan bsico es nuestro conocimiento sobre algunos grupos de seres vivos que su estado de conservacin no ha sido eva-luado (97%, ver Tabla 1). Incluso entre aquellas especies que han sido evaluadas, la informacin disponible es tan pobre que se han clasificado como especies con Datos De-ficientes (7438 especies de plantas y animales43). Grandes reas del planeta permanecen inexploradas, y apenas si estamos empezando a conocer la complejidad de muchos ecosistemas terrestres y marinos. Por ejemplo, la primera fase del programa cientfico Census of Marine Life revel que la vida en los ocanos del planeta es ms rica, est ms interconectada y ha sido ms impactada por los humanos de lo que se esperaba. Luego de 10 aos de exploracin, 2700 cientficos de 80 pases presentaron el primer reporte del programa donde se revela el descubrimiento de ms de 6000 potencialmente nuevas especies de seres vivos ma-rinos44.

    Los temas cientficos son la comida chatarra de los me-dios de comunicacin. Para la mayor parte de medios, los temas cientficos son un contenido barato, entregado de manera rpida, tratado a la ligera, ubicado como relleno, de perspectiva inmediatista, con tintes sensacionalista y que no genera reflexin y discusin. Las noticias cient-ficas son manejadas por periodistas con poca o ninguna experiencia en difusin de la ciencia, que no entienden los temas ms all de los boletines de prensa que reciben y que no consultan fuentes vlidas adicionales (o se basan nicamente en fuentes secundarias o compilaciones pero no en literatura primaria). El pblico recibe una imagen errnea de la ciencia, pues se proyecta como un mero de-vaneo continuo de curiosidades ingeniosas, tecnolgicas e incluso contradictorias. Nuestros peridicos y revistas se ven inundados de noticias insulsas, escuetas y mal co-municadas donde un da nos dicen que exponerse al sol y tomar vino es beneficioso para la salud, mientras que poco tiempo despus indican