pliego 16, número 13

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Publicación de los becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas (http://www.flm.mx). Contiene piezas dramáticas, ensayos, cuentos, fragmentos de novela y poemas

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pliegoPublicacin del programa de becas y formacin para jvenes escritores de la Fundacin para las Letras Mexicanas

Nmero 13 2011

bestiario

Ama al prjimo desmerecido y chancletas. Ama al prjimo maloliente, vestido de miseria y jaspeado de mugre. () Y ama a la prjima que de pronto se transforma a tu lado, y con piyama de vaca se pone a rumiar interminablemente los bolos pastosos de la rutina domstica. Juan Jos Arreola

Editorial

Mi madre es salamandra. Mi padre, mariposa verde. Mi hermana, cactcea en flor, y mis hermanos, un tro de alebrijes. Tengo amigos diablos y corderos, bailarines y borrachos. Los unos se comen a los otros y sus cuerpos se conjugan. Una de mis abuelas es cabra; la otra, ajolote. Ambas se casaron con pjaros heridos y de la mezcla se desat un zoolgico que sigue procrendose. Yo soy hombre, pero tengo alma de reptil astuto. Un da me ordenaron que pusiera nombre a los animales y me enseoreara de ellos. Luego, que construyera un arca para meter en ella a mi gente. En sus lmites se orden mi fauna. La sangre que me une con las bestias aflor y en cada una de ellas me reconoc: en su barbarie, mi entraa animal; en sus formas exticas, los giros de la imaginacin; en su irracionalidad, mi propio abismo. Con el bestiario abrac mi prole en sus especies carnales y fantsticas. Dentro del arca de papel, al escuchar su bullicio y mirar las gracias de su figura, mis instintos despertaron. Acaricia mis bestias. Pasea por la junta de fieras que traigo dentro. T tambin perteneces a la estirpe. Bestiario: sala de espejos en una feria.g

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Alebrije

Luis Flores

Me mira el alebrije, el alebrije sueo de colores con su cola pez o papagayo en pleno vuelo, su nariz tambin un pez azul y vertical. El alebrije, mezcla de dragn y de rebozo, me mira con lo negro, con lo duro, con lo sapo de sus ojos y se mueve por mi sueo, baila, va de un lado a otro. Me mira el alebrije y otra vez se acerca, se re, se columpia, lagarto patas de paloma; rstica entelequia con alas elegantes pero intiles y brazos de tridente inofensivo; taurino y sigiloso se desliza de mi sueo, camina por mi almohada, salta de mis sbanas al mundo, se esconde en la madera de copal y la madera la talla un artesano, la pule, la ilumina, la transforma en alebrije y en la plaza de los mircoles lo vende. Yo tambin lo miro, lo descubro como tigre pavo real, irrealidad brillosa, panzn y ms festivo que un borracho. Lo miro misterioso, colorido y feliz como una feria, juguete saurio y esperpento con su magia de caballo; con su cuerpo lleno dePOESA

lunares rojos, blancos, lilas, semicrculos y flores; con su lengua ptalo de lumbre, sus orejas en zigzag, farol su cuello, su cabeza graciosa, tensa, casi humana, y cuatro cuernos encendidos su corona. Yo tambin lo miro, miro cmo se sale de mi sueo, se me escapa de pronto y yo no quiero despertar hasta encontrarlo; despus comprendo que se ha ido. Me despierto suspenso y resignado, sin saber lo que me espera. Salgo a comprar dulces porque es mircoles y hay plaza.

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FlOrES

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Mito y destino de AxlotlDiego lvarez Robledo

Ahora soy definitivamente un axolotl, y si pienso como un hombre es slo porque todo axlotl piensa como hombre dentro de su imagen de piedra rosa. Julio Cortzar

I Agua. La violencia del agua. El diluvio. Gotas que estallan contra la tierra: la explosin seminal del agua que origina la vida y luego nada. El agua quieta, profunda. El agua estancada, fra en el fondo y negra en la superficie. El agua constante de un ro que susurra. El agua que muta, que se adapta a la forma de su contenedor, el agua que baila con la luna. Y luego otra vez tormenta. Hubo una lluvia tan fuerte que qued escrita en la memoria de nuestra especie, por la mano de los mismos dioses que la provocaron. No hace falta nombrar a todos los dioses ni a quines escogieron para sobrevivir, dnde se establecieron esos elegidos ni qu distintas son las religiones que predicaron. Pero habra que mencionar una particularidad: de todos los mitos del diluvio que florecieron alrededor del mundo, slo en el imaginario mexica hubo una extincin total. Despus del Cuarto Sol llovi tanto que todos los hombres se convirtieron en peces y fueron devorados por bestias marinas. Contra la voluntad de los dems dioses, Quetzalcatl decidi darle una ltima oportunidad a la humanidad y baj al Mictln a pedirle los restos del hombre al Seor de los Muertos. Descendi por el crter de un volcn, donde rpidamente la penumbra se trag su luz hasta que se encontr completamente perdido. Ciego en esa oscuridad, escuch una voz. Por un momento pens que era su propia sombraENSAYO

quien hablaba, y no estaba del todo equivocado: un instante despus, supo que estaba frente a frente con su gemelo oscuro. Acerca del dios que recuper nuestros restos y nos dio vida con su sangre se sabe realmente poco: se llamaba Xlotl, fue recluido por ser el segundo gemelo, viva en las sombras, tena el poder de transformarse igual que el agua, de mutar y adaptarse a distintos contenedores. Gracias a este poder, los gemelos pudieron escapar de la ira de Mictlantecuhtli con los huesos del hombre bajo el brazo. Para revivir el sol por quinta vez, se requera el sacrificio de un dios en la hoguera y la muerte de todos los otros dioses. Xlotl, quien haba dado toda su sangre para revivir a la humanidad y por su vida de reclusin en las sombras era vulnerable a la luz del sol, quiso huir. Mientras escapaba convaleciente, se transform en xoloscuintle, en maguey, en maz de doble penca, y finalmente entr en el agua, donde se convirti en el animal que juntaba todas sus caractersticas divinas: Axlotl. Lo asesinaron en el fondo del lago, donde luego reposaron sus descendientes ajolotes. Por su cobarda, fue condenado a guiar al Sol todas las noches a travs del reino de los muertos, hacia el nuevo amanecer. El mito de la creacin de la humanidad, segn los mexicas, comienza con extincin y termina con la muerte de los dioses en un sentido casi nietzscheano. A partir de la sangre de Axlotl, en el Quinto Sol, el mundo y su destino quedan en manos del hombre.

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II Tenemos slo una vaga nocin de lo que fue Tenochtitln cuando Corts cruz por primera vez la Calzada de Ixtapalapa hacia el Templo Mayor. Tres puentes conectaban la isla con el continente: largos caminos de tierra por encima de una masa acufera de mil seiscientos kilmetros cuadrados de superficie, la unin de tres lagos: Chalco, Xochimilco y Texcoco. Del agua sobresalan varios islotes, algunos naturales, algunos hechos por medio de chinampas donde la gente cultivaba y viva. As como el ajolote, los mexicas de Tenochtitln eran seres acuticos que nadaban en el ombligo de Coatlicue.lvArEz rOblEdO

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Cuando Humboldt lleg a la Ciudad de Mxico, el lago era apenas una cuarta parte de lo que fue en la poca de la conquista. Durante la Colonia, el agua fue depositaria de todos los desechos humanos y, debido a la peste y las enfermedades que produca, fue drenada poco a poco. Axlotl haba sido olvidado por la historia europea; sus caractersticas slo se mencionaban en los textos de Francisco Hernndez, quien lo llam Gyrinus edulis o atolocatl. Junto con otras descripciones del Nuevo Mundo, hablaba de su carne, de sabor similar al de la anguila: un animal que guardaba el secreto de la inmortalidad debajo de la piel. De cortarle una pierna, poda crecerle nuevamente, y semejante poder tambin era adquirido por aquel que lo devorara. La enciclopedia de Hernndez compuesta por veintids volmenes escritos en latn, castellano y nhuatl desapareci casi en su totalidad despus de un incendio. Los escritos que sobrevivieron hablaban lo mismo de Axlotl que de espritus del Nuevo Mundo, yerbas mgicas y sirenas de ro: pareca el trabajo de un loco, un autor hechizado por la fascinacin de una tierra donde el hombre y las leyendas se condensaban en un mismo universo. Cuando Humboldt ley sobre el ajolote por primera vez, asumi que semejante animal deba ser el mito de una era de credulidad que haba muerto, sepultada por el temblor de la plvora de los invasores. Es imposible saber de cierto si mientras los aztecas desfallecan de hambre, sed y viruela, sitiados en Tenochtitln, crean que era la mano vengativa de un dios la que los estaba aplastando: el verdugo tena que ser una fuerza desconocida, un mal sin nombre que acarreaba bestias, demonios que escupan fuego e incineraban los cuerpos desde dentro. Los mexicas incurrieron en prcticas canbales, no slo entre amigos y familiares: como ltimo acto de desesperacin, tragaban sus propias manos y piernas, cruzando las ltimas fronteras del dolor en un intento desesperado por superarlo. Lo cierto es que ni siquiera entonces los mexicas se comieron a los ajolotes. Los espaoles, desde barcos que navegaban las aguas del lago como enormes bestias al acecho, miraban cmo la ciudad de encantamiento se hunda profundo en el lodo, con todo y sus templos y sus dolos, de la mano de sus propios dioses.

ENSAYO

En Tenochtitln, los ajolotes eran atrapados en chalupas bendecidas por sacerdotes. Su carne slo poda ser comida por aquellos que tuvieran un pice de divinidad en la sangre. Al ser ingerido, Axlotl no mora sino que formaba parte del cuerpo que lo haba consumido. En el mercado se vendan como talismanes para la suerte de la gente comn y corriente, cuyo uso consista en liberarlos en el lago, a la orilla ms prxima del hogar. Algunos incluso alimentaban al ajolote con su propia sangre antes de mirar cmo se alejaba nadando. Pero despus de las llamas que incendiaron la ciudad y sus cdices, el fuego que devor la enciclopedia de Francisco Hernndez, Axlotl se escondi en la penumbra del fondo del lago y fue olvidado por la historia. Cuando Humboldt recolectaba especies de plantas y animales en Mxico, lleg al mercado de Tlatelolco, y encontr un animal que de inmediato relacion con aquel descrito por Hernndez en algunos de los pocos prrafos que sobrevivieron al incendio. Protegido por la vacuna del idealismo racionalista, haba descartado los escritos del espaol por carecer de rigor cientfico. Sin embargo, en sus diarios, se puede notar cmo, a lo largo de sus viajes por Amrica, una fiebre de credulidad lo fue contagiando, tumbando un paradigma tras otro, demoliendo los edificios de la razn que limitaban su conocimiento a aquello que la ciencia del Viejo Mundo escasamente poda explicar. Con Axlotl en mano, Von Humboldt padeci las enfermedades ms peligrosas de su poca: la incertidumbre y la fe. Al principio, el naturalista alemn asumi que el ajolote formaba parte de la especie de los batracios y de la familia de los Sirenidae: anfibios que, a diferencia de otras ranas o salamandras, nunca atraviesan la metamorfosis, y por lo tanto no desarrollan pulmones; se reproducen, viven y mueren en el agua. Su primera hiptesis no indagaba en las caractersticas que separan a los ajolotes de todos los otros animales existentes, pero algo en sus ojos, remansos negros y profundos, lo cautiv. Cuando volvi a Europa, le entreg algunos Axlotl a su colega, el Barn Cuvier, quien de inmediato, y antes de realizar cualquier estudio, fue hechizado por esa mirada de ajolote. Entonces la ciencia cambi.

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III Una clula madre pluripotente tiene la cualidad de la autorrenovacin al dividirse por medio de la mitosis, o bien de adoptar las caractersticas de cualquier otra clula y reproducirse para crear tejidos maduros y completamente funcionales; nuestras clulas, en cambio, son imperfectas, predeterminadas. Nuestro proceso de cicatrizacin funciona para cerrar heridas, para detener el sangrado, pero no para recuperar el tejido que se pierde. Es por eso que el diagnstico de enfermedades que destruyen los rganos es casi siempre fatal. En la poca en que Lamarck realiz su teora de la evolucin, el descubrimiento de Axlotl fue decisivo para Cuvier. Opositor frreo a dicha teora, fue l quien descubri que la permanencia del ajolote en su estado acutico no era su determinacin absoluta, sino que se trataba de una caracterstica de neotenia, o la conservacin de elementos de su etapa larvaria en un cuerpo adulto. Igual que un Sirenidae, Axlotl poda reproducirse en su estado acutico, pero a diferencia de ste, bajo ciertas condiciones, poda transformarse como el resto de los anfibios y, efectivamente, pasar por el proceso de metamorfosis hasta convertirse en salamandra. O lo que es lo mismo, dentro de la naturaleza del animal est la capacidad de no crecer; envejecer muy lentamente y mantener una apariencia juvenil hasta el momento de su muerte. De acuerdo con las circunstancias, puede pasar toda su vida en el agua o salir a la tierra. La coexistencia de branquias y pulmones en un mismo ser, a la vez terrestre y acutico, hicieron que Cuvier no tuviera otra opcin ms que aceptar en cierta medida la posibilidad de la evolucin, cuando consider al ajolote el resultado final y definitivo de millones de aos de progreso: el ser perfecto. Pero quizs lo ms sorprendente de Axlotl, que ni Humboldt ni Cuvier tenan forma de saber, es que cada clula suya funciona como clula madre pluripotente. Por eso puede regenerar cualquier rgano, o aceptar tejidos simples y complejos de un semejante en cuestin de das. En sus experimentos, Cuvier mutil sanguinariamente a sus ajolotes, transplant extremidades y rganos de unos en otros, cre monstruos de muchas patas y varios colores; era in-

ENSAYO

capaz de aceptar que era posible la existencia de un ser as. En ese estado de crisis, descubri que el animal no slo regenerara constantemente cualquier miembro amputado, sino que hara lo mismo con sus rganos vitales, incluso con algunas partes del cerebro. A pesar de que no era inmortal, sin importar cunto fuera mutilado (siempre y cuando quedara con vida), Axlotl podra recuperarse y nadar normalmente pocas semanas despus. Mientras la cara del Barn se arrugaba, su espalda se haca de piedra y su cuerpo comenzaba a apestar de vejez, el ajolote lo miraba fijamente con la misma quietud, con los ojos juveniles de siempre. En su lecho de muerte, Cuvier segua escribiendo desesperadamente nuevas hiptesis sobre la naturaleza del animal, como esperando que la pluma y la tinta por s mismas lograran encontrar una respuesta que se acatara a los parmetros de su ciencia. Al no encontrarla, asesin a todos los ajolotes que quedaban en el acuario del Jardin des Plantes, antes de su propia muerte.

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IV Agua. El diluvio que extingui a una humanidad y nos dio vida. El agua que bebemos, el agua que circula en nuestra sangre y la sangre que no era nuestra, pero nos revivi. El agua estancada y oscura donde nadaron los ajolotes. Las aguas salinas del lago de Texcoco, y las aguas dulces de Chalco y Xochimilco; donde chocaban las corrientes, se formaba un remolino: la puerta hacia el Mictln por donde Xlotl y Quetzalcatl, convertidos en ajolotes por la magia del primero, salieron a la superficie luego de robar los huesos de la cuarta humanidad. El remolino, donde miles y miles de chalupas se hundieron, estaba marcado por dos banderas y fue conocido como Pantitln. Mi abuela me cont que su madre remaba desde Chalco hasta la Merced. En el camino a veces vea ajolotes. En un peridico de su infancia hace ms de cien aos, hay una foto: Porfirio Daz celebra el centenario de la Independencia en un barco de vapor; el atardecer destella contra el lago. El hermano de mi abuela se ahog en un canal cerca de la Viga (donde hoy hay polvo y asfalto), durante un juego de nios, cazando ajolotes. En esa poca, Lzaro CrdelvArEz rOblEdO

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nas decidi drenar Chalco para prevenir inundaciones. Mi madre todava fue a remar a Texcoco y vio muchos peces muertos flotando en la superficie. Vivi las Olimpiadas de 1968. Meses antes de la masacre de octubre, se invirtieron millones de pesos para desviar agua de los canales de Xochimilco y hacer una pista de remo, que se convirti en el ltimo refugio del ajolote. Yo supe de l por un programa de televisin: Las criaturas de Nick Baker; un captulo transmitido mundialmente por Animal Planet hace varios aos. Axlotl ya estaba lejos de nuestra realidad. Despus de muchos das al frente de un equipo de pescadores nativos, Baker encuentra un ajolote en la pista de remo, el enorme agujero artificial, alejado kilmetros de su hbitat natural. sa fue la ltima vez que se encontr uno vivo en Xochimilco. Muchos bilogos lo asumen extinto en su lugar de origen. Yo nunca supe de lagos en esta ciudad, excepto por las veces que el entubado de Chalco fall y varias poblaciones y colonias del Oriente se inundaron, pero s que la mancha urbana sigue creciendo. Si consideramos, por un lado el mito de Xlotl y la creacin de la quinta humanidad, y por otro lado la realidad histrica de un paraso acutico lleno de vida en el mismo lugar que hoy es uno de los ms contaminados del mundo, qu es lo ms inverosmil? Hubo una vez una ciudad que construyeron sobre un lago y que cada ao se hunda un poco ms. Hubo una vez un lago donde la ciudad fue depositando muerte y desperdicio. Hubo agua entubada debajo de la ciudad, y algunos charcos y canales oscuros donde ni siquiera especies parasitarias de plantas y peces pueden sobrevivir. Antes de eso, hubo un animal casi inmortal que fue dios en nuestras leyendas, nos mir desde la sombra a lo largo de nuestra historia y ya no existe su hbitat.

V Si se indaga lo suficiente, an podemos encontrar testimonios de gente que se ha curado milagrosamente gracias al ajolote o a sustancias hechas a partir del ajolote. Hoy sabemos que tiene que ver con sus clulas de funcin pluripotente, cuya naturaleza todava es un misterio para la medicina. De poder entender y controlar esasENSAYO

caractersticas, las enfermedades de la modernidad como la diabetes o el cncer podran ser superadas; casi quinientos aos despus del choque entre el mundo nhuatl y Europa, la ciencia comienza a encontrar un esbozo de teora, una explicacin lgica a la mitologa nhuatl que hablaba de la divinidad de Axlotl. Algunos cientficos con el sndrome de Cuvier han partido a la mitad embriones de ajolotes distintos para crear una especie bicolor: esa aficin tan humana de retorcer la naturaleza hasta adaptarla a nuestros parmetros de belleza. Hoy Texcoco es un lago de sustancias txicas, Chalco est entubado y Xochimilco es una red de canales donde no hay agua sino un fango de pesticidas. El corazn de Axlotl ya no puede latir debajo de la piedra. Hace ms de siete aos que se busca un ajolote vivo en Xochimilco. Si la especie sobrevive es nicamente en calidad de rata de laboratorio, como sujeto de la experimentacin con que buscamos trascender nuestra mortalidad. Hace apenas cien aos (antes de nosotros, las especies tardaban millones en extinguirse), todava nadaban en el lago donde hoy hay una lnea de metro: piedra, estrs y una infinita pobreza; cada estacin tiene un smbolo que evoca la poca en que la ciudad era agua y vida. Los ltimos aos, en una proporcin tan atroz como si se tratara de otro mito, hemos sido testigos de cmo la naturaleza se muere ante nuestro desarrollo. As como hablan del diluvio, muchas religiones ya sea en su tradicin oral o en sus libros sagrados predicen nuestra extincin total. Segn la leyenda, el Quinto Sol morir por un temblor de tierra que el humano mismo va a provocar. Despus de la muerte de los dioses, nadie ms puede sealarse como culpable de la destruccin. Entre el mito, donde Xlotl vaca toda la sangre de su cuerpo para darnos vida, y el presente, cuando nuestra voracidad est extinguiendo al ajolote y torciendo las leyes de la naturaleza, hay muchas preguntas-fisura, huecos sin responder: Cuntas veces hasta ahora (y de cuntas formas) nuestra especie ha hecho a la Tierra temblar? Llevamos toda la historia buscando trascender la muerte, pero qu es lo que hacemos con la vida? Si Axlotl nos salvara otra vez, cuntos aos nos tomara hacerle al

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resto del mundo lo que le hicimos a la Ciudad de Mxico (por nombrar slo una ciudad)? Por qu estas preguntas suelen pasar por nuestra mente, y luego se diluyen en la cotidianidad en la que a veces menos, a veces ms, activa o pasivamente nos volvemos artfices de nuestra propia extincin?

ENSAYO

Mara Luisa (Fragmento)Anas Abreu

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XXXVII Ese invierno fue demasiado fro. Los flamboyanes se vaciaron hasta quedar como viejos esqueletos. En el suelo, el rojo opaco de las flores ya marchitas y pisoteadas daba la impresin de sangre seca. Yo poda sentir la humedad entrando por los poros de mi cuerpo y doler adentro como si me creciera un cangrejo helado. Entonces pens que lo mejor era ir a ver a Mara Luisa. Al llegar al asilo, una enfermera me dijo que Mara Luisa se encontraba en el jardn, que de un tiempo para ac le haba dado por alimentar a los pjaros; tambin me cont que a veces los encontraban muertos de fro en el jardn y que los tiraban a la basura inmediatamente para que Mara Luisa no los viera. Al parecer se encariaba mucho con ellos. Me di cuenta de que haca un mes que no la haba ido a visitar. Desde la puerta del jardn, Mara Luisa pareca una mujer tranquila; incluso se vea ms pequea que de costumbre. A su alrededor haba una docena, quiz, de palomas comiendo migajas que ella les haba echado al suelo. Tena en el rostro una sonrisa especial que la haca parecer en paz. Me acerqu despacio tratando de no asustar a las palomas, pero Mara Luisa me vio y ella misma las ahuyent con las manos y empez a hablarme: Mralos, estos pjaros son como las ratas. Mi padre deca que uno deba comportarse en la mesa, que los buenos modales eran la prueba principal de que uno perteneca a la aristocracia. Eso me deca y yo a escondidas meFrAgmENtO

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tragaba el pan dulce que mi nana me daba, me meta bocados enormes con las manos sucias y me rea a carcajadas escupiendo migajas. Estos pjaros son como yo cuando era nia: ingenuas ratas que dan asco. Me sent junto a ella y not que tena un pjaro herido en las piernas, al que acariciaba con una mano casi por inercia. Nos quedamos un rato en silencio. Yo no me atreva a contarle que haba entrado a su casa. Sin embargo, por la inquietud que senta le pregunt qu opinaba sobre el incesto. Lo dices por los pjaros, me dijo, pero ellos no saben si tienen algn parentesco, no seas estpida. Copulan para sobrevivir y no por cochinos. No son como t, que te coges al padre sin importarles a ninguno de los dos que los padres tengan voto de castidad. Por eso no has venido durante un mes, crees que soy tonta y no me doy cuenta de nada. Quise explicarle que Eduardo no era un cura, pero prefer aceptar mi error en lugar de defraudarla. Ya haba comprendido que Mara Luisa necesitaba esas historias para vivir. Y qu vas a hacer con ese pjaro? pregunt mientras trataba de tocarlo, pero el asco me lo impidi. No quiere comer. No es el primero lo guard en la bolsa del vestido y comenz a caminar hacia su habitacin. Ven para que te ensee. Llegamos a su cuarto, se sent en el escritorio y me dijo que jalara una silla. Sac el pjaro de su bolsa y lo puso sobre la mesa. Te va a gustar, aprate. Hice lo que me indic y, cuando me sent a su lado, abri el cajn que estaba frente a m y puso dentro de l la cabeza del ave. En seguida cerr el cajn con toda su fuerza aplastndola. No se escuch ningn ruido de dolor, slo algo que supongo similar al crujir de la tierra cuando busca acomodarse. Y despus silencio.

FrAgmENtO

lbum de negativos* seccin NegativosLuis Enrique Aguirre

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VIINac sin alas y a cambio tuve el don de lastimarlo. Despus la venganza ser sencilla: clavar la conciencia en la cruz de la casa y mirar a mi padre limpiar la sangre.

XMi padre tena un traje azul que me gustaba; de nio me lo pona para jugar a ser l. Sin embargo nunca me ense a usarlo, nunca me mostr cmo hacer un nudo en la corbata. Un nudo en la garganta, me dijo, y fue lo nico que aprend sobre sujetar lazos.* Este libro ser editado por el Fondo Editorial de Quertaro, en 2011.

POEmA

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XIEl traje que s usar es distinto: piel y grasa adheridos a la sal, huesos y msculos cosidos con sangre.

XXIIAprend a arrastrarme debajo de la cama a jugar con araas y polvo de zapatos viejos. Fui un temido reptil que gobern esta habitacin, colgu del techo insectos heridos para verlos morir cada vez que mi padre me llamaba a comer.

POEmA

Desrtica

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Mario Conde

Aula de clases indefinida. Una pizarra detrs. Entra el Estudiante, con bata blanca y fichas de trabajo con varias anotaciones. Estudiante: (Carraspea.) Buen da, compaeros Maestro Soy el que mejor maneja el tema y ms experiencia tiene sobre esto, les voy a exponer el tema de las plantas. (Sonre seguro de s. Habla con desenvoltura.) Bueno, empiezo. (Mientras habla, dibuja una planta en la pizarra. No tiene que ser un diagrama, puede ser, de hecho, una caricatura.) Las plantas son organismos vivos autosuficientes que pertenecen al mundo vegetal y que pueden habitar en la tierra o en el agua. Perdn? (Seala a alguien en el pblico y finge escuchar.) Ah, autosuficientes? Bueno, pues significa que pueden mantenerse a s mismas. O al menos eso es lo que creen. En lo personal, no me parece tan clara esta definicin, porque son muy raros los casos de plantas hermosas y solitarias. La soledad las marchita, por ms fuertes que se quieran hacer; necesitan de la comunidad, de la compaa, de la pltica. Una pltica inteligente. Bueno, no; no tanto inteligente, basta con que sea interesante. Se necesitan unas a otras, as que no creo que sean totalmente autosuficientes. Sigo. Dije que eran autosuficientes porquetEAtrO

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son capaces de producir su propio alimento mediante un proceso llamado fotosntesis. La fotosntesis consiste bsicamente en la elaboracin de azcar a partir del dixido de carbono, minerales y agua; esto lo hacen con la ayuda de la luz solar. (Pausa breve.) Es decir, que las plantas son capaces de tomar lo daino del ambiente y convertirlo en algo dulce. Sin embargo, para lograrlo necesitan de (Carraspea y hace un gesto que significa dinero.) minerales, y lo ms brillante e inalcanzable que se les pueda ocurrir: el sol. Y no olvidemos que el agua es vida, as que si nos piden agua Ya saben. Nunca les den menos agua (o vida) de la que necesitan! De hecho, tampoco les den ms, se ahogan. Denles slo la que necesitan. Perdn? (Oye de nuevo a alguien del pblico.) Ah, no s. Nadie sabe cunto necesitan. Por ms lindo que sera que nos dijesen sus necesidades, hay que recordar que en estado natural no hablan. O mejor dicho, prefieren que les leamos la mente. (Pausa breve.) Ya me perd. (Lee sus fichas.) Ah, s. Las plantas presentan formas muy diversas: rboles, hierbas, arbustos, flores y lianas. No son denominaciones exactamente cientficas, pero s es una clasificacin que se puede usar de acuerdo a las caractersticas f sicas que vemos en ellas. Las que llamamos rboles son fuertes, resistentes y sus races son tan firmes que a ms de uno le mueven el piso; el problema es que son poco flexibles, dif ciles de penetrar y suelen mirarnos de arriba hacia abajo. Las hierbas, por el contrario, son ms accesibles, ms tiernas y ms abundantes, adems de fciles de recoger Algunas, demasiado fciles de recoger. Hay que aadir que tambin hay hierbas malas, que no slo no se dejan recoger, sino que afean el paisaje. Los arbustos son un caso muy curioso, pues son la flor de ornamento por excelencia en jardines y campos abiertos. En es-

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tado salvaje se esponjan y crecen a sus anchas, pero siempre pasan desapercibidas por la belleza de las flores que las rodean. Cuando son cuidadas por alguien, la mayor parte del tiempo el jardinero se encarga de podarlas y darles la forma que l quiera, y las plantas arbusto, con tal de sentirse queridas, se dejan moldear a la imagen que el jardinero desee. Las flores son las ms queridas, buscadas y apreciadas de las plantas. Agradables en forma, color y aroma, la naturaleza ha dotado de una belleza natural a las flores para ser atractivas al mundo, y las flores ciertamente aceptan su papel con regocijo. Pareciera que a las flores les encanta ser el centro de atencin. En tiempos antiguos se podan pagar cantidades exorbitantes por una flor de especial belleza Eso slo demuestra lo estpido que uno puede llegar a ser tan slo por admirar una flor. (Piensa un segundo.) Pues s, no? Si vemos un jardn lo veremos lleno de flores; todas las plantas anteriores producen flores a la larga, por lo tanto, es tonto creer que una flor es inigualable pues resulta que la flor es la ms comn de las plantas, la menos especial de las plantas, la ms cualquiera de las plantas, la ms (Se ha enojado, pero se detiene, respira y se calma.) Disculpen Dnde estaba? (Escucha a alguien del pblico.) Las flores? Bueno, creo que lo mejor ser no hablar ms de ellas de cualquier modo, si quieren aprender algo las encuentran en cualquier lado. En cualquiera. Y si buscan una flor que ya haban tomado lo ms probable es que la encuentren marchita Y no son tan dif ciles de agarrar, eh? Unas dicen que tienen espinas, pero eso qu? Esas flores se conf an creyendo que sus espinas son maravillosas, pero ni hacen nada. Uno no se muere por pincharse con la espina de una rosa, verdad?... Duele mucho, horrible Pero uno no se muere verdad? (Pausa.) Otra vez me perd.

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CONdE

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(Ve sus fichas, sonre.) Ah, ya. La ltima categora son las lianas. Las lianas (Se detiene, se le borra la sonrisa. Tartamudea, traga saliva, respira. Hablar le duele, pero lo oculta.) Las, las lianas Son plantas muy, muy curiosas. Cuando uno las ve brotar, parecen simpticas por su pequeo y delicado tallo. Uno creera que son inofensivas, pero apenas crecen un poco y ya hay que cambiarlas de maceta, se sienten oprimidas con facilidad y una de dos: o se marchitan o buscarn medios desagradables para romper la opresin del jardinero. (Pausa breve.) En fin, las cambiamos de ambiente porque suelen crecer mucho. (Revisa las notas, hace otros dibujos en la pizarra.) Las curvas que describen resultan atractivas para ms de uno, y a lo largo de su tallo nos invitan a su contemplacin con unas hojas pequeitas que usan para atrapar el agua de roco. Y pueden generar cientos de hojitas. S, son algo codiciosas. Ahora, es necesario hablar de lo ms curioso y letal de ellas: todas las lianas y enredaderas buscan ser huspedes de otra planta ms grande, ms fuerte y con mejor posicin econmica. Muy ramosas, las lianas. Se enredan dondequiera, menos donde uno quiere menos donde uno quiere (Ve sus tarjetas, pero no las lee. Piensa. Alguien del pblico lo saca de concentracin.) Perdn? Riesgosas? Ah, s, mucho. Para evitar esos riesgos pues Pues si quieres mi opinin, la mejor manera de evitar los riesgos de las lianas es Evitando a las lianas mismas. Perdn? (Enojado.) Y yo qu s cmo se evitan! T qu crees, que no s identificar? (Se calma.) Perdn. Eh no lo s. No planten lianas en sus espacios vitales. Puede servir. Mejor sigo. (Lee, para reponerse.) El descubrimiento de la agricultura, o cultivo de las plantas, se dio hace ms de 9 000 aos en los valles del ufrates y el Tigris, lo que sera la zona que ocupan hoy los pases de Irak,

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Siria o el sur de Turqua. Posteriormente, unos 7 000 aos a. C., se desarroll ampliamente en el valle del Nilo. El descubrimiento de la agricultura supuso un paso gigantesco para la humanidad. Los hombres consiguieron librarse del esfuerzo de salir a cazar bestias salvajes. Bueno, otras bestias salvajes Hasta ese momento los hombres eran nmadas, es decir, no vivan en un sitio fijo No tenan que vivir en un sitio fijo, no deban establecerse, eran libres, podan pasar las tardes con los amigos sin dar excusas y nadie, nadie les peda explicaciones. La agricultura permiti que el hombre se volviera sedentario, es decir, vivir en un solo sitio. La maravillosa agricultura. (Sonre, visiblemente enojado.) Gracias. Quin fue el genio, eh? (Sigue leyendo.) La agricultura permiti producir y almacenar alimentos, lo que facilit la distribucin de trabajo. (Deja de leer.) Mientras unos trabajaban la tierra, otros podan dedicarse a otras tareas. Y eso de que la tierra es de quien la trabaja tampoco es tan cierto, eh? Porque uno puede dedicar tiempo, esfuerzo y cario a la tierra, y de repente uno se descuida, y ya alguien arranc un fruto por aqu, otro por all. Y creen que la planta piensa en uno? No. Mientras ms recojan, ms frutos da para que sigan recogiendo, y saben algo?, despus uno ya no hace nada y sigue floreciendo Y sigue floreciendo En fin, todo ello permiti el nacimiento de la Cultura y la Civilizacin (Se sienta. Se talla los ojos. Pausa. Grue en tono de interrogacin. Se vuelve al pblico.) No, no es tan dif cil la agricultura, pero exige dedicacin. Es ms, tener una planta nos hace bien a todos. A mayor cantidad de plantas, menor cantidad de gases txicos en el ambiente, a menor toxicidad en el ambiente, menor calentamiento global. Mientras ms plantas haya, el planeta est menos caliente Bueno, yo no lo creo, pero

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CONdE

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OSCUROtEAtrO

Perdn? Dgame, maestro. S, yo tengo plantas. (Escucha.) Pues Cactus en su mayora. (Se anima de repente.) Las plantas desrticas son, en mi opinin, las mejores plantas que podemos tener. Aprecian los detalles, pero no les son totalmente necesarios. Regarlas es ms fcil, pues no tiene que ser tan constante, y si olvidan regarlas, siempre pueden esperar un da o dos ms y no les reclamarn el olvido. No como cuando la riega con las otras Adems ocupan poco espacio y muchas variedades de plantas desrticas producen unas florecitas preciosas, coloridas. Eso s, tocarlas Bueno, no puede tocarlas tanto Tienen un mecanismo de defensa que las hace inaccesibles, no puede conocer su interior Pero, para qu quiere conocer su interior? Si usted no conoce el interior de su planta, no tiene por qu mostrarle el suyo, y as no le da armas para lastimarlo, no se deja conocer, no se deja querer y ella, bueno, de cualquier modo estar ah. Intocable pero ah estar Es mejor no tocar O tocar y espinarse para recordarle (Brevsimo silencio, se empieza a entristecer.), recordarle que siempre el contacto hace dao, y por eso lo mejor es evitar todo contacto. Y es entonces cuando uno deseara tener el cuerpo lleno de espinas. Saben por qu tienen espinas? Porque las usan para proteger el agua en su interior, acurdense que el agua es vida. Si yo tuviera espinas podra proteger la vida dentro de m, y slo se la entregara a quien fuera tan insistente como para espinarse la mano. As sabra que no es egosta. Pero son ellas las que tienen espinas! Son ellas! (Pausa larga. Se levanta.) Alguien quiere una planta? Estoy pensando en regalar S, ya. (Con un nudo en la garganta.) Alguna duda? S? Yo tambin. (Sale.)

Revisin

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Emiliano lvarez

Ana Buenfil me recibe con una sonrisa irnica. Su padre y el doctor Miguel lo esperan. Mi padre? Pura mierda, pienso de nuevo al cruzar el panfleto. En el consultorio, Krassoievich me da la espalda; en un inmenso pizarrn de gises dibuja un rbol genealgico con el ttulo Orden Lepidptera en la base. En su ramaje se confunden nombres en latn. Seala con gis rojo las especies que le faltan en su pared alfilereada. Me ve a los ojos y re. Con gis azul tiende una lnea: Suborden: Glossata, Infraorden: Heteroneura, Divisin: Ditrysia, Familia: Saturniidae. Se detiene en un fruto del rbol, lo circula con gis verde: Michaellus atlas. Abre una caja grande; se oye un batir de alas y de la caja sale una mariposa, torpe e inmensa, verde, que es mi padre. Lo s, es mi padre, no hay de otra, y lo veo fosforescer en la tenue oscuridad, maravillado. Un reloj de tensas campanas de cobre hace vibrar el aire. Entra Ana Buenfil con una lata de aerosol y empieza a perseguir a la inmensa mariposa que es mi padre. Quise correr, loco de muerte, entre los cidos espasmos de brumoso insecticida de ese mircoles, pero no poda moverme, y yo pensaba, ahora s, no hay tu ta, la orfandad viene hacia a tiPOEmA

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con sus manos de plvora y de miedo, pero algo podrs hacer, nio, pero qu, si no puedes moverte, si es un alfiler monstruoso lo que te cruza el cuerpo y te adhiere a la pared. Y era yo un ridculo insecto inmvil llorando por su padre, gritando: que no lo maten, no, que no lo maten; yo no quiero que mi padre muera, no me importa si tuve razn para enojarme, yo no quiero perderme su dedo sealando la cumbre prodigiosa de Uxmal, sus versos de Eliot en Burnt Norton, su voz resonando en un saln de clases, sus apasionadas convicciones, su incondicional mano callada, su pasin sietemesina, su cdice Fejrvry-Mayer sangrando color en su explicacin intensa, su paso tenue en los museos, su consejo al desayuno, su paseo en bicicleta de las doce. Mi padre muerto. Krassoievich me descuelga de la pared, y caigo al suelo, me da agua con azcar, corre las persianas, dice: Su padre no est muerto, no sea estpido. Perdone las molestias, pero eran necesarias. Son quinientos pesos.

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Memento mori (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009)

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Fig. 13 Ovis caeca (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, prtesis)

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Fig. 57 Lingua rara (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, prtesis)

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Fig. 29 Equus rarus (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, prtesis)

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Fig. 5 Cuniculus tres pedibus (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, prtesis)

Osario-No identificado (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, osario)

Osario-No identificado (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, osario)

Cabeza de cocodrilo (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, osario)

Osario-Tiburn (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009, osario)

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Fin (coleccin de aves) I (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009)

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Fin (coleccin de aves) N (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009)

Sin ttulo (Juan Carlos Lpez Morales, 20082009)

Los anversos satnicosRomeo Tello

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Ninguna mitologa religiosa, aun la ms exclusivamente libresca y snob, puede prescindir de dolos, de hroes y antihroes trgicos. Y aunque mi religiosidad es ms vaga y anmica que propiamente eclesistica tambin tiene su Olimpo privado, y en ese peasco metafrico Cristo y Satn ocupan un lugar destacado. No es extrao que alguien que tuvo que conformarse con matar a Dios por mera incapacidad de cumplir con el parricidio freudiano sienta prximas las figuras de Cristo y Lucifer: en el primer caso, se identifica con el Hijo ideal, aquel que de tan obediente se mimetiza con el Padre y se sacrifica para cumplir con Sus designios; en el otro, envidia secretamente la autonoma del ngel rebelado, aquel que prefiri ser Prncipe de la Errancia1 a un cortesano ms en el Reino de los Cielos, aquel que podemos decir en clave de superacin personal eligi su propio camino aun cuando la ruta que ste marcaba era la cada libre. Pero con Cristo la proximidad se traduce en resentida compasin, en resignada empata; con Satans es atraccin y admiracin: confusa pero insoslayable simpata. Aviso importante: Como bien dice Michel Onfray, la oposicin a una estupidez punto por punto corre fuertemente el riesgo de ser tambin una estupidez. Entonces, si no creo en la existencia de Dios (ni en su vertiente moral ni en su vertiente metaf sica), tampoco puedo aceptar la existencia del Diablo como un ser f sico o espiritual, como dios del Mal o como fuente del pecado.

1. Satn, por su etimologa hebrea, significa el acusador y el adversario, pero tambin, de acuerdo con una interpretacin basada en el Libro de Job, el que deambula, el que vaga: Y dijo Jehov a Satans: De dnde vienes? Respondiendo Satans a Jehov, dijo: De rodear la tierra y andar por ella. (Job 1:7).

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Repito: estamos hablando aqu de literatura aunque la literatura nunca haya cabido enteramente en las pginas de los libros, y cualquier apologa luciferina que pueda resonar en estas pginas es eso, exclusivamente literaria. Nada tiene que ver con el satanismo testa, ni con el satanismo atesta de LeVeyan, ni mucho menos con el satanismo del black metal escandinavo. Tanto la decapitacin a dentelladas de un murcilago como el sculo anal me parecen desarreglos tan infinitos, o incluso ms infinitos, que la genuflexin expresidencial y el correspondiente beso en el anillo papal. La maldad siempre ser estpida, la estupidez siempre ser mala y la crueldad siempre ser execrable. Hecha esta aclaracin, prosigo. Por qu Satn nos atrae ms que Jess (si bien cuando digo nos no s exactamente a qu me refiero)? Aunque la pregunta se antoja fundamental, o cuando menos bastante frtil, quiz la respuesta no sea tan oscura. Satn nos encanta porque debe hacerlo, sa es su razn y su funcin. Ha de ser la encarnacin de la tentacin y el deseo. Si Cristo quiere que lo imitemos en su completitud, es decir, en su no-deseo, Satn quiere que lo imitemos en su capacidad y voluntad de imitarlo todo, es decir, de desearlo todo. Satn es multiforme, heterogneo, indeterminado e incompleto; es una esponja camalenica. Tiene aristas, pliegues, hendiduras y hoscas protuberancias: asideros para la imaginacin y los sentidos pues, como bien sabemos, el deseo necesita agarraderas. Es asible porque es spero. En cambio, Cristo-Dios es esfricamente perfecto. Y qu es una esfera? Es el cuerpo que tiene el menor nmero de detalles. Satn cae, Cristo se levanta. Satn se nos parece bastante, Cristo no tanto. Desde el nombre, el Diablo ofrece mayor inters que Jess. Los nombres satnicos son diversos y estn cargados de savia potica (aunque quizs esto nos parezca as por mera deformacin romntica): el acusador, el adversario, el separador, el engaador, el tentador, el difamador, el calumniador, the wanderer, el que lleva la luz (Lucifer), el que odia la luz/el que ama la luz (los dos, posibles signi-

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ficados etimolgicos de Mefistfeles), Seor de las Moscas (Belceb), el Dragn, la Vieja Serpiente, Prncipe de las Tinieblas, Rex Mundi (Prncipe de este mundo), Prncipe de la Ambigedad, maestro de la metamorfosis. Si bien Jess tambin posee su cuota de alias, stos no son tan numerosos y tienen un cierto regusto prosaico, como domstico o buclico: Cordero de Dios, Hijo de Dios, Salvador, Mesas, Pastor, Monte, Camino, Esposo e, incluso, Pimpollo.2 De los nombres de Cristo slo uno me ha parecido atractivo siempre: el Hijo del Hombre. Su encanto es el de las cosas raras y un poco absurdas. Me habla de un Cristo hijo de Jos y de Mara (y no del ectoplasma divino) y me remite a ciertas versiones entraables que de Cristo ha dado la literatura: el Cristo proto-nietzscheano de Nerval, el Cristo de la tentacin humana de Kazantzakis, y el Cristo trgico y carnal de Saramago. Las tres versiones resaltan la condicin de vctima sacrificada de Cristo (sacrificado por la mano del Padre); las tres lo presentan prometico y adverso a Dios; las tres son, por tanto, netamente satnicas. * * *

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Si la modernidad, a partir del romanticismo, vio en Satn un estandarte no fue tanto por su estatuto de rebelde y maldito como por su naturaleza plural, hbrida e inconstante. Por su capacidad para mejor dicho: su condicin de ser siempre diferente de s mismo. Dice Octavio Paz que la modernidad se inicia cuando la conciencia de la oposicin entre Dios y Ser, razn y revelacin, se muestra como realmente insoluble. Pero antes de aceptar esta sentencia tenemos que preguntarnos: qu nociones de Ser y Dios son las que se vuelven irreconciliables en el nacimiento de la modernidad? La pregunta es pertinente ya que durante siglos estos trminos haban sido sinnimos casi perfectos; a uno y otro correspondan los mismos atributos: ser uno e indivisible, ingnito e imperecedero, completo e inmutable. El Dios de Santo Toms era el Ser de Parmnides. Y, de cierta forma, el Dios del Doctor Angelicus tambin era el Dios del Antiguo Testamento, dado que este documento ya haba consignado la tautologa absoluta que entraa la esencia divina:

2. Es ste el primer nombre que Fray Luis de Len menciona y explica en De los nombres de Cristo. Y dice: el texto latino de la Sagrada Escritura unas veces lo traslada diciendo Germen, y otras diciendo Oriens.

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Dijo Moiss a Dios: He aqu que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: Cul es su nombre?, qu les responder? Y respondi Dios a Moiss: yo soy el Que soy. Y dijo: As dirs a los hijos de Israel: yo soy me envi a vosotros (xodo 3:1314). La misma Biblia, libros y siglos ms adelante, refuerza esta idea: si Dios es uno e idntico a s mismo, Su adversario debe poseer las cualidades contrarias. Por ello, el demonio contesta al Hijo de Dios, cuando ste le pregunta por su nombre: Legin me llamo; porque somos muchos (Marcos 5:9). Qu tuvo que pasar, entonces, para que la equivalencia DiosSer se convirtiera en oposicin insoluble? Simplemente, que uno de los dos trminos cambiara de signo. Y el elemento mutante fue el Ser. Su anatema fue encontrar respaldo, garanta a su existencia, en un aval bastante comprometido: la razn. El clebre cogito ergo sum pronto condujo al Ser a un callejn sin salida, o, ms bien, a un callejn con infinitas salidas a ninguna parte. Al identificarse con la razn, el Ser termin identificndose con el cambio. Pues la razn, desde su capacidad para autoexaminarse, se revela como crtica y problemtica, diversa y heterognea: capaz de ser distinta a s misma. En la modernidad, advierte Paz siguiendo a Marx, nada es permanente: la razn se identifica con la sucesin y con la alteridad. El ser moderno no encuentra refugio ni sustento en los principios de identidad y no contradiccin; es mltiple y diverso: tambin l es una imprecisa legin. Los poetas romnticos entendieron que la mutabilidad satnica era una condicin esencialmente potica y que, principalmente, sta no se limitaba a un superficial camaleonismo. Si Satn puede adoptar numerosas formas es por carencia de una identidad propia; debe sus ttulos de Prncipe de la Ambigedad y Maestro de la Metamorfosis no a la versatilidad sino a la vacuidad: a una cierta indigencia ontolgica. Dos citas establecen con deslumbrante claridad el parentesco de Satn y el poeta romntico (y partir de entonces: del poeta sin adjetivos) como entes indeterminados, seres sin ser.

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Las inserto de esta forma tan poco elegante y ortodoxa porque me interesa resaltar su puntual parecido: DiceRenGirardenVeo a Satn caer como el relmpago: La condicin propia del Diablo, aquella de la que extrae sus mentiras, es el mimetismo violento, algo que no tiene nada de sustancial. En efecto, el Diablo no tiene una naturaleza estable, carece absolutamente de ser. Para darse una apariencia de ser necesita parasitar a las criaturas de Dios. Es todo l mimtico, lo que es tanto como decir inexistente. JohnKeats,enunacartade1818dirigidaaRichardWoodhouse, escribe: Un poeta es lo menos potico de todo cuanto existe; como no tiene identidad, continuamente tiende a encarnarse en otros cuerpos El poeta no posee ningn atributo invariable; ciertamente es la menos potica de todas las criaturas de Dios. La semejanza de estas dos definiciones no es casual ni accesoria. Por un lado, la caracterizacin de Satn como un ser que no tiene nada de sustancial responde a la necesidad de la Iglesia de presentarlo como absolutamente opuesto y, a la vez, inferior a Dios. Si el Diablo es slo un vaco imitador, no puede alcanzar el peso ontolgico que lo convertira en un dios del mal. Por el otro lado, la vacuidad del poeta es la condicin necesaria de la propia poesa. El poeta no canta porque quiera o pueda hacerlo, canta porque en ello le va el ser. El poema le da la oportunidad de participar de esencias y entidades ajenas que lo nutren y lo sustentan. Es precisamente su ubicuidad disolvente, dice Cortzar, la que abre al poeta los accesos del ser y le permite retornar con el poema a modo de diario de viaje. Adems, el recurso fundamental de la poesa la analoga opera sobre la base del principio de no-identidad. Precisamente porque esto no es aquello es posible tender un puente entre ambas cosas y as el puente cristaliza en la imagen potica: irresolubilidad dinminca, permanente indeterminacin que deriva siempre en exactitud absoluta. La poesa, canto a y de la alteridad, ha sido siempre una coleccin de versos satnicos. * * *

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No tengamos demasiada prisa por glorificar incondicionalmente la indeterminacin luciferina. Es cierto, la consigna del muchos soy signific un acto de justicia con la naturaleza humana, una reivindicacin tan importante como cualquiera de las asentadas en la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre: reconoci el derecho de cada hombre y mujer a no ser de una sola pieza, a poder ser otro a cada paso. Sin embargo, la ambigedad satnica tiene un lado oscuro que todos conocemos: la indecisin ante nuestro propio deseo y la incertidumbre ante la voluntad del otro. Pues pocos tormentos hay tan terribles como el de no saber si somos amados o no y, peor an, si amamos o no o simplemente estamos aburridos. Estn adems los terrores del alma, est la esquizofrenia y est la ms sutil pero no menos sdica despersonalizacin, ese desarreglo que nos permite experimentar la conciencia propia con la dolorosa extraeza de quien desconoce su voz al escucharla en una contestadora telefnica. La ambigedad satnica tambin nos sugiere la infinita y a la vez imposible imagen que anidara entre dos espejos reflejndose mutuamente, sin testigos ni intermediarios. Nos sugiere la imagen de la Nada que puede anidar en nuestra cabeza. Todo hombre tiene el derecho, y quizs la necesidad, de pronunciar una vez cada da la tajante tautologa del Dios del xodo: yo soy el que soy. Aunque slo sea para terminar la jornada susurrndole a la almohada, repitiendo al Iago de Othello: I am not what I am.

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La fbula de la cabra Que Quera pastar en los campos y de cmo encontr un pesebreItzel Lara

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En la sala, las siamesas. Dos cabezas. Un cuerpo. Llevan un vestido rosa con holanes. Calcetas blancas, zapatos negros. Las siamesas tienen 40 aos. 1: Cuando nias, mam nos contaba la historia de la cabra que naci con dos cabezas; era una cabra bonita, deca, era una cabra grande, inteligente. Tan inteligente que tuvo dos cabezas porque su cerebro no le caba en un slo crneo. 2: Necesitaba dos, y Dios le hizo caso. Esta cabra, deca, era la envidia del pueblo; todo mundo quera verla y formaban filas y filas enormes. La cabra, inteligente como pocas, mostraba su dentadura: as. Y coma un pasto verde y jugoso. La gente pagaba por ello. Y la queran. 1: Pero un da, la cabra enferm de anhelo. Mam no supo explicarnos cmo pas, pero pas. Quera salir a pastar a los campos, correr, balar. Y no poda. Encerrada en su cerebro, una inteligencia partida en dos. Pegadas las cabezas, torpes las patas. Inmvil. 2: Dej de comer y de mostrar sus dientes: as. La sacrificaron. Una cabra sonriente es adorable; una cabra ambiciosa es un estorbo.tEAtrO

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1:

2: 1: 2: 1: 2: 1: 2:

Por supuesto, mam nunca cont esa parte de la historia, para ella terminaba as: y era tanto su anhelo que el dueo la dej en libertad. La cabra tard muchos das en aprender a correr porque no es fcil correr con dos cabezas pegadas a un solo cuerpo. Nada fcil. Una cabeza quera ir hacia el pasto del norte, la otra menos ambiciosa quera ir al pasto del patio trasero. Hicieron un acuerdo y terminaron en el pastizal de la vecina. A diez metros de distancia. Y la vecina cuid a la cabra hasta que su enfermedad se cur. Cuando se cans de la libertad, pas sus das feliz, entre los pueblerinos que cada Navidad le llevaban regalos, cual Nio Dios. Con dos cabezas y un pesebre. Mam muri un martes. No llova, no haca sol. Era un da ms bien gris. Yo fui la primera en notarlo. Siempre dice que fue la primera en notarlo. La primera en nacer, la primera en besar a alguien, la primera en dejar el bibern.

Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha. 1: Lo not no slo porque ya no respiraba. Mam a veces dejaba de respirar, lo haca cuando se cansaba de todo, hasta de vivir; pero al minuto regresaba, con ms ganas que nunca, un poco tonta tambin. Pero ese martes, mam tena la mirada hacia dentro. Los muertos jalan sus ojos al fondo, como si se los succionara una bomba. Las mejillas desaparecen, los pmulos se afilan, la boca se entreabre: as. Y el olor aparece. 2: Mam apestaba, yo me quera ir, pero ella no paraba de llorar y de vomitar. 1: Uno no debera ver a los suyos sin vida. Las historias deberan de acabar con pueblerinos llevando regalos y vivieron felices por siempre. Entre pesebres. Enterramos a mam en el patio. 2: Es caro eso de los atades. Abrimos un hoyo y le hicimos un pesebre de tierra. Yo tena migraa. 1: No dormimos en toda la noche porque no queramos que nadie se enterara.

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2: Y somos lentas para eso de movernos. 1: Al otro da, la seora Mirna toc dos veces. No pensbamos abrir. 2: Mam nunca nos dejaba abrir. Ni asomarnos por la ventana, ni contestar el telfono, ni saludar al cartero o a ese nio que nos aventaba piedras y rea. 1: Pero toc diez veces y luego empez a gritar que saliera, que tema por su vida. 2: La de mam, por supuesto. 1: Apenas nos vio, la seora Mirna sali corriendo. 2: Ahora s por su vida. 1: A la media hora llegaron unos policas. El del tick en el ojo vomit al vernos. Se nos qued el olor a muerto, pens. Y trat de meterme a baar. 2: Pero yo no quera, desperdiciar tanta agua con dos baos diarios es algo que nunca me vern hacer. El fin del mundo me atormenta. 1: Fue la ltima vez que vimos la casa. 2: Y a mam, por supuesto. 1: Intentaron internarnos en un manicomio. 2: Pero nuestra inteligencia es tan grande que no cupo en un crneo. 1: Quisimos regresar al hoyo donde dejamos a mam para quedarnos con ella y que no se sintiera tan sola, pero la gente de la colonia no nos dej pasar. Nos esperaban con palos y cuchillos. 2: Teman por sus hijos, por los abuelos, por los perros y por ese gato chinguioso. 1: Caminamos horas, das, meses. 2: O no. A unas cuadras, un seor, viejo, con lentes enormes, nos llam. 1: Tenamos hambre y fro. Nos queramos baar tambin. El seor no tena piedras en la mano, nos acercamos. Su suter ola a suavitel y un poco de naftalina. 2: Se pueden quedar aqu, si quieren. Dijo. 1: Con la condicin de no salir. La ropa se lava los sbados en la maana. 2: Con suavitel extra fuerte.

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1:

2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2:

Se tiende en el patio trasero y se recoge el domingo. Pasa directo a la plancha. Camisas con doble raya, pantalones de nailon sin almidn, sacos con vapor, calcetines, una pasada. La comida fresca, hay que cocinar diario. Tres veces al da. Con comida trada por l, del mercado. Sin sal Le preocupa el colesterol. Sin condimentos, excepto por la pimienta. Le encanta la pimienta. El pan trmino medio, el bolillo extra dorado, las tortillas infladas, el caf tibio y con tres cucharadas de azcar, los huevos revueltos con una rebanada de jamn de pavo. Odia el cerdo. Salsa verde, frijoles negros, sopa de lenteja, nada empanizado o frito. Leche deslactosada. Y chilaquiles rojos. Las uas de los pies se cortan los jueves. Antes se deben remojar. Media hora exacta. Tenemos un cronmetro especficamente para medir los treinta minutos. Se empieza por la grande, la del dedo chico debe esperar. El cabello es largo y as debe seguir, la barba tambin. Las uas de las manos son tarea suya. Es su pasatiempo. No hay que molestarlo nunca. Puede pasar horas en eso. Cuando acaba, est tan feliz que no se nos acerca. Y podemos pensar. Pensamos mucho, porque tenemos un cerebro tan grande que no cabe en una cabeza. Pensamos en mam. En que se pudre. En la manera en la que nos abraza en las noches y colocaba un beso en cada frente. En que nadie le lleva flores o le cuenta la telenovela de las once. Tambin pensamos en la cabra. En su pesebre. En el fin del mundo.

Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha.tEAtrO

1:

El resto de los das, en los que no se corta las uas, no pensamos en nada. No tenemos tiempo. 2: No pensar en nada hace que nos d migraa. Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha. 2: 1: 2: 1: Me d migraa. De unos meses para ac, algo sucede. Estamos enfermas de anhelo. O del estmago. No tenemos hambre y lo poco que comemos lo vomitamos. l dice que pasar, que tomemos la medicina, pero a l no le creemos nada. Nunca. 2: El anhelo no se quita con pepto bismol. 1: Queremos salir. Nada aparatoso, ni grandes viajes, ni conocer el mar. No, queremos salir para ir a la tienda de cosmticos que est enfrente. 2: Es nueva. 1: La vemos todas las maanas por entre las cortinas de la ventana. Las paredes estn pintadas de rosa con una franja blanca. Al frente cuelga un letrerito de madera con la leyenda: La belleza, aunque interna, tambin se pinta. 2: Y nosotras somos bellas. 1: l no nos deja salir, dice que la gente nos va a pegar si lo hacemos, pero tampoco nos quiere comprar un labial, uno de color de uva. Dice que para qu, si nadie nos ve nunca. Las siamesas se miran fijamente. 2: Pero nosotras nos miramos diario. 1: Y queremos labios color de uva. Sabor chocolate, con una pizca de brillos. Hace dos das, el jueves, recordamos que ya era diciembre. 2: Y recordamos a la cabra del pesebre. Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha.

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1:

Mam contaba que cuando una pide un deseo muy grande, y lo pide con todas sus fuerzas, el deseo deja de ser deseo y se transforma en realidad. Y nosotras estamos deseando un lpiz labial color de uva, lo deseamos con todas nuestras fuerzas. 2: Con la fuerza de dos, que es ms que una. 1: Nunca hemos querido nada, ahora queremos esto. Slo esto. 2: Porque estamos enfermas de anhelo. Las siamesas se levantan, empiezan a poner la mesa. 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: Preparamos la cena, es parte de nuestro plan para obtener lo que queremos. Hicimos pollo estilo pavo. l es tacao. Ensalada de manzana, espagueti y sidra. Nos baamos temprano, nos pusimos este vestido. Limpiamos los cubiertos con un trapo hasta que quedaron brillantes. Hermosos. Como nosotras. Lavamos el mantel, ste, con suavitel extra suave, aroma a flores del campo. Ahora ponemos los platos nuevos. Los que compr de oferta en el mercado.

Las siamesas se acercan a la ventana. 1: Y esperamos.

Silencio prolongado. 1: 2: 1: 2: 1: Vamos a esperar el tiempo que sea suficiente. El exacto. Cuando l llegue y vea lo que preparamos Una rica cena navidea. Estar tan sorprendido, tan entusiasmado con lo que fuimos capaces de hacer 2: Con tan poco dinero 1: Que nos preguntar de qu manera puede pagarnos. Nosotras, claro, nos sonrojaremos y enseguida diremos algo como

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2: No es nada, viejo tacao. Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha. 1: Nos sonrojaremos y diremos algo como: Nuestro deseo ms grande es un labial color de uva. 2: Si usted fuera tan amable de comprarlo 1: l, lleno de ternura por nuestra peticin, dir inmediatamente que s, que con mucho gusto. Limpiar los bigotes de comida alrededor de su boca con una servilleta y preguntar dnde lo encuentra. Entonces, todava apenadas, sealaremos enfrente y l se asomar. 2: Y lo ver cerrado. 1: Le explicaremos que abre en las tardes. Y los tres, ansiosos, lo esperaremos. Las siamesas se acercan ansiosas a la ventana. 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: 2: 1: Entonces el muchacho abrir la tienda, sacar la mesa con ofertas. Mirar para la izquierda, luego para la derecha. Suspirar. Nadie compra nunca y tememos que cierre. Una tarde, una nia, la de la cuadra siguiente, se acerc a ver. Abri su monedero y pag un rmel de mamey. Nuestra vista es implacable. El muchacho guard el dinero y sonriente barri la calle. No lo ha vuelto a hacer desde entonces. Pero hoy volver a tener la escoba entre sus manos porque nosotras estamos enfermas de anhelo. Y nunca hemos anhelado nada, pero ahora queremos esto. Un labial color de uva nos har ver presentables, bonitas. l saldr sin pensarlo dos veces, cruzar la banqueta, mirar en la mesa de ofertas, sacar de la bolsa de su pantaln los cuarenta y cinco pesos con setenta centavos que cuesta la felicidad. No le darn cambio. Todo, todo lo vamos a mirar desde aqu. Sonreiremos.

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2:

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1:

Y mam ser feliz por nosotras, por nuestra felicidad. La primera felicidad que tendremos en aos. 2: En cuarenta. 1: Y ya no importar que se est pudriendo en el hoyo de la casa. 2: En el pesebre. 1: Porque si nos ve contentas, ella estar contenta. 2: Y un muerto contento es un muerto saludable. Las siamesas salen. El reloj avanza. Regresan con una charola. La dejan en la mesa. La abren, sale humo. Tosen un poco, la cierran. 1: Se nos quem el pollo. 2: Pequeo inconveniente. 1: Esto es un problema serio. Si l se da cuenta nos golpear y ya no habr regalo para nosotras. 2: Ni felicidad. Slo tristeza. 1: No s qu hacer. Silencio. La cabeza 2 mira a la 1. 2: Debemos tirarlo. 1: Imposible. Dijo: quiero pollo de cena, y si el pollo no est, notar su ausencia. Lo abren de nuevo. Lo examinan. Lo tapan. 1: Podemos decir que estaba podrido, que ola mal. 2: Como mam. Si vomitas, le dars realismo a la mentira. Silencio. La cabeza 1 mira desafiante a la cabeza 2, que, apenada, se agacha. 1: Podemos mezclarlo con la basura y luego regresarlo a la charola. El olor de unos se confundir con otros y todo el pollo apestar.

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2: Seremos inocentes. 1: Se enojar un poco, pero evitaremos los golpes. El entusiasmo ser mesurado 2: O inexistente. 1: Dir: se ve rico, lstima. Y el asunto estar cerrado. Las cabezas se miran y asienten. Toman entre sus manos la charola. Salen. Se escuchan ruidos de platos y movimiento de cocina. Regresan con la charola, la dejan en la mesa, la abren. Huelen. Cabeza 1 casi vomita. 2: El crimen perfecto. Cierran la charola, luego se sientan frente a ella. 1: Las probabilidades se han reducido, esa es una verdad. Cuando l llegue, dir: se ve rico. Pero no podr corroborarlo. Y si no lo corrobora, no tendr el impulso para animar su generosidad. 2: Nuestra ilusin aniquilada por un horno de cocina. 1: El plan redondo, indestructible, llega a su fin. 2: Como la alegra que nunca tuvimos. Silencio. Cabeza 2 levanta la tapa, agarra un pedazo de pollo; cuando est a punto de meterlo en su boca, cabeza 1 le golpea la mano. 2: 1: 2: 1: Tengo hambre. Yo no. Puedo hacer lo que quiera, para eso tengo mi propia cabeza. Dos cabezas, un solo cuerpo, un solo estmago. Tengo ascos. No comas.

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Silencio. La cabeza 1 suspira, recarga su quijada en la mano derecha. Cabeza 2 mira al frente, seria. 2: Mam no supo explicarnos cmo fue que la cabra enferm. Quera salir a pastar a los campos, correr, balar. Y no poda. EnlArA

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cerrada en su cerebro, una inteligencia partida en dos. Pegadas las cabezas, torpes las patas. Inmvil. Cabeza 1 se voltea. Est llorando. Cabeza 2 la mira, seca sus lgrimas. Mira de nuevo al frente. 2: Hoy es Navidad. OSCURO

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Msica para hombresAlfredo Loera

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Tony observa los cuerpos que se tensan en la pista del bar. Mira a la pareja que sonre y se mueve al ritmo de la Salsa. Muestran sus grandes dientes blancos que contrastan con la tez morena. Los alientos se aceleran bajo los pechos semidesnudos. El que dirige el baile viste como pachuco, toma al otro por la cintura y alza la mano libre para seguir el paso. El compaero de danza es de mayor estatura y es ms atltico; viste una playera sin mangas y unos jeans ajustados que le realzan los glteos. Tony no deja de verlos. El pachuco es dinmico y domina; tiene un mostacho prominente y lleva el cabello largo. Cuando rota sobre su eje, el cabello contina los movimientos dndole un matiz arrogante. El otro no es delicado; sin embargo, sus ademanes son giles, casi felinos. La combinacin es cautivadora. Se deslizan por la pista oscurecida. Controlan, elevan la fuerza centrfuga generada por sus cuerpos; reducen la velocidad, la aceleran; se sueltan de las manos para atraparse en el ltimo instante como trapecistas a punto de caer al vaco. Tony sigue observndolos. La pareja no lo sabe. Hay ms personas bailando; tal vez veinte. Tony slo se ocupa de ellos. Es lo nico maravilloso, piensa, lo nico que realmente vale la pena. Lleva alrededor de dos horas dicindose lo mismo. Sigue bebiendo sin quitarles el ojo de encima. Y lo que ms admira es que no se han detenido a descansar en toda la noche. Nada puede orse ms que la meloda de la rocola.CuENtO

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Ven, devrame otra vez, Ven, devrame otra vez Y por qu Tony se siente inconcluso? Los hombres, a la distancia, entrelazan sus brazos, giran alrededor de un solo cuerpo invisible entre ellos, uno aun ms perfecto que los dos juntos que se realiza slo en el baile, que Tony desea. Casi puede ver ese rostro que lo mira y lo llama, que siente perdido sin concebir dnde. A Tony le da por marcar el ritmo sobre su muslo regordete. Est excitado, el alcohol le ayuda. Los hombres ahora comienzan a rer, se ven felices: estn pasndola bien. Tony tambin re. El pachuco ahora se hinca y desde el suelo contina dirigiendo la danza. En cuclillas se mueve con la misma destreza y rapidez. El otro se entrega a la voluntad de los giros que le hace dar tomndolo de la parte posterior de las rodillas. Ven, devrame otra vez, Ven, devrame otra vez Su fisonoma atltica resalta en la tenue penumbra. La msica ya alcanza su clmax y los bailarines no desaprovechan ninguna oportunidad para llevar la experiencia hasta sus ltimas consecuencias. Desde su lugar, en uno de los rincones, sumergido en el alcoholismo y la monotona de un hombre como l, Tony no puede dejar de sentir la comunin de esos dos seres; cmo se miran y se reconocen, cmo crean un mundo aparte del ordinario. Y despus de descubrirlo, Tony tiene el impulso de ponerse de pie. De pronto, desea ser uno de ellos. Desea ser gil y fuerte, sensual; desea poder deslizarse con ese vigor porque la imagen del baile perfecto se le presenta ejecutada por dos hombres. Dos hombres inconclusos que se completan mutuamente slo en la virilidad y el sexo. Con sus mandbulas prominentes, sus espaldas anchas, sus manos bruscas. No hay delicadeza en sus evoluciones y, sin embargo, hay una esencia de lo bello, del primer hombre, del que Tony empieza a desear como si hubiera sido separado de l, mucho tiem-

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po atrs, quiz desde la infancia. Una mujer jams se movera as, piensa. Le vienen a la mente miles de imgenes de la pareja tradicional representando la danza y ninguna llega a tener la potencia de lo que est enfrente. Ninguna con la divinidad de dos hombres. Nada le interesa en la vida ms que seguir observndolos. Jams ser como ellos, se dice. Jams tendr aquella posibilidad de vivir. No tiene la fuerza ni el deseo. El mundo siempre se le ha presentado as, como una sucesin de imgenes ajenas y annimas hasta cierto punto incomprensibles: fantasas que no se pueden cumplir. Ya la msica termina. Los hombres se detienen, se abrazan. Tony se empina la botella y pide que le traigan otra.

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Los ebriosIbn de Len

Tienen una excesiva necesidad del mundo, por eso lo abandonan y buscan los das que se alargan a travs de las copas. En los ojos les brilla, como moneda gastada, una piedad incorruptible que les permite amar el ms pequeo contacto: la palmada en el hombro, el roce de una pierna, un saludo furtivo. Prefieren un burdel a la quietud de un parque, rodearse de ladrones en lugar de sus hijos, y el amor lo suplen con caricias que a veces cuestan ms de lo que pueden dar. Olvidan fcilmente fechas importantes, pero siempre recuerdan a gente que han visto, en la mesa de un bar, una vez en su vida, el no llores, mira, te invito otra cerveza. Zigzaguean en las banquetas, buscando en las esquinas un descanso que no llega, porque a ellos les han sido negadas las camas y las sbanas limpias del hogar. Con el amanecer les viene una lucidez de nios que recuerdan los juguetes perdidosPOEmA

inexplicablemente y que extraan hasta las lgrimas porque saben, en el fondo, que no volvern a verlos. El pasado es su tiempo ms preciso, en l han depositado aquello que los protege de la muerte: un cuaderno de escuela, una fotograf a de juventud, un puado de canicas. Volver a casa los tortura, pues ah la realidad se exhibe como el futuro del que se reconocen extranjeros. Estn hechos de astillas, de calcreas escamas, y ante nosotros pueden disolverse escapistas maltrechos y borrarse del mapa. Pero aman al prjimo, y el ms pequeo contacto suscita el asombro en sus rostros ajados, entonces regresan, no se sabe a dnde ni de dnde, con la piedad brillando en el cristal de sus ojos como una moneda que ha perdido el valor pero conserva intacto el peso del metal.

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Fundacin para las Letras MexicanasActividades 20102011

alfredo lal La especie que nos une, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2011 La especie que nos une es un libro conformado por ocho cuentos, cuya preocupacin principal es la literatura misma, de manera especial el proceso creativo. Con una prosa no exenta de formas ensaysticas la narrativa de lal tambin invita a la reflexin. Alfredo Loera Fuegos fatuos, Universidad Autnoma de Coahuila, 2010 En la lectura de los Fuegos fatuos de Alfredo Loera, con el dolor de los personajes escarbamos un tnel hacia el bar, la cama srdida, el cuarto solitario, el table-dance y otros infiernos. Potica del fracaso, la narracin de estas historias no es sublime en su cada. Los precipicios son tambin precipicios miserables, que no se dignifican al caer. Potica del fracaso que frustra. Pues no hay en los personajes la grandeza del hroe trgico, sino apenas la tragedia cotidiana, que por pobre y cotidiana termina por ser ms trgica que la sublime. A partir de este libro seguramente el arte del fuego fatuo ser pronto exhalacin de tragafuego. Antonio Ramos El cantante de muertos, Almada, 2011 El cantante de muertos es una novela que retrata la relacin entre un padre y su hijo y el oficio familiar: cantarle a los muertos. Ms que un homenaje a los muertos, es una novela que intenta darle sentido a la lucha de todo hombre por saber cul es su lugar en el

mundo y cmo se lidia con eso a partir del punto de partida ms complicado, que es la familia de donde vienes. De equvoco en equvoco, Pablo Rodas, el protagonista de la novela, aprende a ser un individuo mientras indaga por qu su padre le canta a los muertos, por qu su abuelo le cant a los difuntos y finalmente qu decisin tomar l cuando crezca y deba de enfretarse ante la muerte. Es una novela que tambin discurre en el desierto y en el norte de Mxico, en ciudades casi fantasmas, escrita como si fuera una cancin, con captulos que funcionan como estrofas y un coro. El cantante de muertos es un poco una road novel, novela de iniciacin y algo emparentada a lo rulfiano en lo rural y lo fantstico y que le deja al lector una pregunta: Qu cancin querrs que se cante en tu funeral? Christian Pea Janto, Fondo Editorial Tierra Adentro, Coleccin 412, 2010 A partir de varias lecturas simultneas, Christian Pea desciende al mundo de las conversaciones interiores para recrear, a veces con humor y otras con melancola, las vidas de personajes literarios y mitolgicos. (Contraportada) A pesar de ello, en Janto hallamos una voz autntica, cuyo lenguaje nos deja ver por su claridad y belleza inquietudes profundamente humanas. Daniela Bojrquez Modelo vivo, Instituto Mexiquense de Cultura, 2010 Con profundo entusiasmo, los personajes de Modelo vivo experimentan realidades que se sobreponen a lo cotidiano, engarzan de manera sutil las situaciones de la vida con el enigmtico mundo individual que los hace poseedores de modelos de arte pero vvidos, briosos. (Contraportada) Los doce cuentos reunidos en este segundo libro de la autora nos permiten ver una variada forma de trabajo sobre el lenguaje que vuelve a las ancdotas, a pesar de su aparente cotidianidad, verdaderas experiencias memorables. Geney Beltrn Flix Habla de lo que sabes, Instituto Sinaloense de Cultura / JUS, 2009 Estas historias escarban de forma perturbadora en los conflictos de la paternidad, la vejez, las frustraciones de la juventud, la crea-

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cin artstica y el desamor, en el marco de una ciudad que insiste en revelarse como un agresivo espejismo. (Contraportada) La prosa de Geney Beltrn logra de una forma sutil y a la vez contundente que surja en la vida de los personajes esa grieta que los confronta consigo mismos. Geney Beltrn Flix Cartas ajenas, Ediciones B, 2011 La existencia montona de un empleado de correos se ve alterada cuando adquiere el vicio de abrir cartas ajenas. El contenido de stas lo llevar, no slo a involucrarse con los remitentes, sino a planear el estallido de una Nueva Revolucin. Con una prosa veloz y expresiva, esta historia aborda el desasosiego y el imposible afn de rebelda en una poca extrema: la actual. (Contraportada) Nadia Villafuerte Por el lado salvaje, Ediciones B, 2011 Frente al mar, La descubre las primeras manifestaciones de la violencia y el sexo. Muy pronto decide huir, primero a Honduras y despus a Tijuana, en donde debe entregar un paquete. La ciudad fronteriza, sin embargo, le muestra a la adolescente su verdadero rostro. Escrita con riqueza estilstica, agilidad y contundencia, esta novela cuenta una historia llena de brutalidad. La, una virtuosa del rencor, har uso de su nica arma para sobrevivir en un mundo hostil y repleto de cinismo: su cuerpo. (Contraportada) scar de Pablo El baile de las condiciones, Conaculta, Coleccin Prctica Mortal, 2011 El baile de las condiciones es un volumen que gira en torno a las obsesiones temticas de scar de Pablo: la crtica social, el humor y la historia. Sin embargo, su apuesta potica se ha radicalizado cualitativamente... (Contraportada). El baile de las condiciones contiene poemas desnudos de valor de culto, de mstica y de aura; canciones que no buscan arrullarnos, sino tirarnos de la hamaca. La presentacin grfica de los poemas, entendida como partitura, signa una voluntad de reducir al mnimo el espacio solemne de los cambios de verso. La apuesta de este libro est en jugarse la viabilidad misma de sus letras a la revolucin de nuestras condiciones.

scar de Pablo El hbito de la noche, Ediciones B, Coleccin Ficcin Zeta, 2011 Ambientada en la Francia del siglo xviii, El hbito de la noche combina la ficcin gtica con el comentario histrico en una metfora de varios planos en torno a la luz y la oscuridad. Novela policiaca en el sentido heterodoxo, su misterio de fondo estriba en la bsqueda de los lmites de la razn humana en un mundo lleno de necesidades materiales... (Contraportada). Quien se interne en sus pasadizos tendr el placer de encontrarse con una verdadera rara avis de la actual narrativa mexicana. Paulette Jonguitud Acosta Moho, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2011 El da de la boda de su hija Agustina, Constanza descubre un pequeo lunar verde en su pierna un moho, que terminar por aduearse de ella. Esta metamorfosis es tambin una metfora de su lucha contra la vejez, el desengao que ha encontrado en el amor y la decepcin en su relacin con la otra Constanza, su sobrina. (Contraportada) Con rasgos de dos tradiciones aparentemente dismiles, como las de Ins Arredondo y Mario Bellatin, Paulette Jonguitud Acosta da forma a un mundo casi onrico por su tono, pero tambin perverso por la indagacin en la condicin dolorosa y extravagante de un cuerpo que slo tiene una salida fatal para reconciliarse consigo mismo. Valeria Luiselli Los ingrvidos, Sexto Piso, 2011 Novela narrada a dos voces, una mujer del Mxico contemporneo y Gilberto Owen, al borde de la muerte, que explora temas como el encuentro amoroso y la prdida. Vernica Bujeiro Nada es para siempre, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010 Reunin de dos obras que enfrentan a los personajes con sus propias mezquindades y sus miedos. Dentro de un ambiente frsico, "Nada es para siempre" desarrolla la tensin de las familias ante una realidad que grita y amenaza, a la que no pueden contener. "Me falta el aire", por su parte, consume a sus personajes en la bsqueda de

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un pasado glorioso, ahora reducido a cenizas, de donde slo podrn rescatar la ilusin del poder antiguo. puestas en escena Gibrn Portela Alaska Premio nacional de dramaturgia joven Gerardo Mancebo del Castillo 2008 Teatro La Capilla Vernica Bujeiro Nada es para siempre. Una alegora del pas en el que te toc votar Editada en 2010 por el Fondo Editorial Tierra Adentro Teatro El Milagro Alejandro Romn Fuera de lmites Premio nacional de dramaturgia Manuel Herrera 2010 ix Muestra de dramaturgia joven (Quertaro) Itzel Lara Anatoma de la gastritis Finalista del Premio nacional de dramaturgia joven Gerardo Mancebo del Castillo 2009 ix Muestra de dramaturgia joven (Quertaro) Luca Leonor Enrquez Lizzie Borden Foro La Gruta, Centro Cultural Helnico Hugo Alfredo Hinojosa Calypso Premio nacional de dramaturgia joven Gerardo Mancebo del Castillo 2007 Ciclo Teatro en Voz del Autor Teatro El Milagro No Morales Muoz Hitler en el corazn Teatro El Galen, Centro Cultural del Bosque

Gibrn Portela Lejos, volar Sala Xavier Villaurrutia, Centro Cultural del Bosque premios Alejandro Romn Bahena Premio nacional de dramaturgia Manuel Herrera. Christian Pea Premio nacional de poesa Clemencia Isaura. Mijail Lamas accsit del Premio de poesa ciudad de Zaragoza. Aura Penlope Crdova Luna Segundo lugar en la categora de cuento en el Certamen de literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Ins de la Cruz Diego lvarez Robledo, Premio nacional de dramaturgia joven Gerardo Mancebo del Castillo. a rengln sonido: escritura a partir de una onda sonora. Desde el primero de agosto de 2011, de lunes a viernes, Radio unam transmite a lo largo del da la serie de cpsulas titulada A rengln sonido, coordinada y producida por Nuria Gmez Benet. Pasos, campanas, trinos, sirena, lluvia y hoguera son las imgenes acsticas que dan lugar a la composicin de textos breves, adaptados al formato radiofnico por Jssica Trejo y Juan Pablo Mndez Barhau. A rengln sonido contiene piezas de los dramaturgos Mara Azucena Godnez y Diego lvarez Robledo; de los ensayistas Ramn Castillo y Rodrigo Garca Bonilla; de los narradores Anas Abreu y Demian Marn; y de los poetas Diana del ngel, Emiliano lvarez, Jos Luis Rico y Luis Flores Romero.

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Patronato Bernardo Quintana (presidente) Manuel Arango Antonio Ariza () Emilio Azcrraga Jean Alberto Baillres Isaac Chertorivsky Carlos Gonzlez Zabalegui Germn Larrea Alfonso Romo Fernando Senderos Carlos Slim Directiva Miguel Limn Rojas (presidente) Eduardo Langagne (director general) Emilio Pradal Roa (administrador) Consejo Consultivo Rubn Bonifaz Nuo, Al Chumacero, Germn Dehesa (), ngeles Mastretta, Federico Reyes Heroles Tutores David Olgun (dramaturgia) Vicente Quirarte (ensayo) Bernardo Ruiz (narrativa) Antonio Deltoro (poesa)

Fundacin para las Letras Mexicanas, ac Liverpool 16, colonia Jurez Delegacin Cuauhtmoc cp 06600, Mxico DF 5703 0223 www.flm.mx www.flm-pliego16.net www.flm-librosdelacomunidad.infopliego16 Nmero 13, 2011 Publicacin del programa de becas y formacin para jvenes escritores de la Fundacin para las Letras Mexicanas [email protected] Editores Jess Francisco Conde Diana del ngel Jos Emilio Garca Rodrigo Garca Bonilla Demian Marn Ingrid Solana Web Pablo Molinet Diseo Gabriela Varela + David Kimura Asistente de formacin Priscila Miranda

Warnock Pro es la familia tipogrfica usada para la composicin de los textos y cabezas de Pliego6. Diseada por Robert Slimbach, fue seleccionada para esta publicacin por sus proporciones clsicas con algunos rasgos contemporneos, adems de que est compuesta por un extenso juego de caracteres romanos, cirlicos y griegos, en diversos pesos y versiones pticas, lo que la hace una excelente opcin para la formacin de una revista literaria. El nombre de esta familia tipogrfica rinde homenaje a John Warnock, co-fundador de Adobe Systems y creador entre otras cosas del lenguaje Postscript, utilizado por la mayora de los dispositivos electrnicos con los que hoy en da funcionan las artes grficas en todo el mundo.

Cuntas veces hasta ahora (y de cuntas formas) nuestra especie ha hecho a la Tierra temblar? Llevamos toda la historia buscando trascender la muerte, pero qu es lo que hacemos con la vida? Diego lvarez Robledo

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Editorial

Alebrije Luis Flores Mito y destino de Axolotl Diego lvarez Robledo

37 Los anversos satnicos Romeo Tello 43 La fbula de la cabra que quera pastar en los campos y de cmo encontr un pesebre Itzel Lara 53 Msica para hombres Alfredo Loera 56 Los ebrios Ibn de Len 58 Fundacin para las Letras Mexicanas Actividades 20102011

13 Mara Luisa Anas Abreu 15 lbum de negativos seccin Negativos Luis Enrique Aguirre 17 Desrtica Mario Conde 23 Revisin Emiliano lvarez 24 Memento mori Juan Carlos Lpez Morales