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ANDREA DOIMEADIÓS 391 / MAYO 2018 / ISSN 0864-0564 / PRECIO: 1.50 pág. 21 pág. 09 En la misma dirección Contra el acoso pág. 28

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andreadoimeadiós391 / MAYO 2018 / ISSN 0864-0564 / PRECIO: 1.50

pág. 21

pág. 09En la misma dirección

Contra el acoso

pág. 28

Mayo es el mes de la buena suerte, la que trae el primer aguacero.

Puntuales como las lluvias —o más o menos—, tratamos de llegar a ti por quinta vez en el año.

En mayo, hace 123 años, murió el más grande de los cubanos. Por eso esta revista quiere recordar su voz, la que se escuchaba entonces, y la que debe iluminar ahora. Martí decía que nada se derrumba sin que algo se levante. Porque se crezca, se haga realidad el sueño de un país, también apostamos aquí.

De momento, un gran sueño realizado es tener en este número la firma de

Silvio Rodríguez. El trovador cuenta su conversación con una estudiante de Secundaria, que bien podrías ser tú, o una amiga tuya.

Aunque difícilmente seas como Abel Fabián López González, Gran Maestro de Ajedrez con solo veinte años. Con él conversamos en las páginas que siguen. La actriz Andrea Doimeadiós también compartió con nosotros parte de su historia y su talento.

Aquellos que “se meten con las muchachas” por la calle, y aquellas que han sufrido más de una grosería, vayan directo a leer y vacúnense contra el acoso. Pero por ahora basta de adelantos. La revista es tuya; disfrútala con calma.

Columna joven

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Contenidos04 La voz de Martí

05 Seis minutos y veinte segundos

06 Ojalá que este sueño se me haga realidad

09 En la misma dirección

10 La vida por el ajedrez

13 Velan sobre la mitad del mundo

14 Todos vamos a morir: Acosta

15 Historia de amor de una perra de pelea

18 BarrAbierta: La meta de ser profesional

21 cArTEL: Andrea Doimeadiós

25 AL TrASTE: Madre

26 Marx regresa una y otra vez

28 contra el acoso

30 FOTOGALEríA: Vengo a ofrecer mi corazón

34 ZOnA DE TurBEO: nuestras heroínas en los videojuegos

36 ¿Por qué hay que dormir a oscuras?

38 EL DiABLO iLuSTrADO

43 Mi cArTA

44 Pasatiempos

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No se devuelven originales ni se responde por colaboraciones no solicitadas. Somos Jóvenes no se responsabiliza con la reproducción de sus textos.

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FOTO DE POrTADA Cortesía de la entrevistada

iMPrESiÓnEmpresa de Artes GráficasFederico Engels

ColeCtivo editoRial

DirEcTOrDarío Alejandro Escobar

JEFE DE rEDAcciÓnRamón Torres (Mongui)

rEDAcTOrESEileen Sosin

cOrrEcTOrALourdes Pérez

FOTOGrAFíAWildy

EDiTOrA WEBAlicia Centelles

DiSEÑO Y rEALiZAciÓnJ. Félix Castro

WEBMÁSTErEsteban Martínez

iLuSTrAciOnES Mayo Bous

SEcrETAriA DE rEDAcciÓnGriselia Tamayo

TrAnSPOrTAciÓnSilvano Delgado

cOLABOrADOrESRanddy FundoraYoe SuárezEnrique TacoronteJulio Ramón PitaGisselle MoralesSilvio RodríguezRaúl Abreu MartínYunier Riquenes GarcíaYelena Rodríguez VelázquezBeatriz PérezAriel Dacal DíazMónica Baró Sánchez

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Mucho se ha escrito sobre la voz de José Martí, a la cual se le atribuye un atractivo

especial. “Martí, como orador, lo que mejor tenía era la voz”, afirmaron algunos de sus oyentes, quienes destacaron lo sugerente del timbre, que es la manera característica en que resuena la emisión que producen nuestras cuerdas vocales.

Así, se ha dicho que la suya era una voz que seducía en prin-cipio por su modo de resonar, cautivando, incluso, a las perso-nas que no habían entendido de todo lo expuesto. Diversos testimonios describen la voz del Maestro como un sonido de to-nos graves y profundos, dotado

con gran riqueza de matices, y algunos llegaron a bautizarla como la voz natural del hombre.

Lo cierto es que su don de voz suele citarse como un elemento muy importante para explicar la comunicación ex-traordinaria —y, de alguna ma-nera, insólita— que Martí logró con sus auditorios. Por ejemplo, se piensa que el Apóstol consi-guió una identificación emocio-nal con los cubanos de Tampa, si comparamos la complejidad de los discursos allí pronunciados con la humilde escolaridad de quienes los escucharon.

De esa gesta es la anéc-dota de un anciano libertador que había sido esclavo, analfa-beto, pero oyente de primera

fila del Delegado del Partido Revolucionario Cubano, quien solía relatar lo siguiente: “bueno, yo no le entendía mu-cho lo que decía, pero, cuando él hablaba… yo tenía ganas de llorar”.

Martí, como bien se ha di-cho, no hablaba para conven-cer, sino para conmover, y su hermosa voz, junto a otras virtudes, fue un ingrediente clave para desplegar su mi-sión como orador. Para cerrar este comentario, quizá lo más oportuno sea recordar al poeta cubano Diego Vicente Tejera, quien afirmó: “Quien no oyó a Martí, no sabe todo el poder de fascinación que cabe en la palabra humana”.

La vozde Martí

Por Julio Ramón Pita

orador sublime, dicen que seducía

por el modo especial

de resonar

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Puede que no sea comunista, como han comenzado a calificarla los de la Asociación Nacional del Rifle. Lo más se-guro es que no sea comunista, rectifico,

pero tampoco tiene que serlo para que yo admire la determinación con que se ha plantado por el control de armas. Se llama Emma González y es descendiente de cubanos.

No se suponía que debiera pasar por lo que pasó, agazapada en lo que un loco abría fue-go en su secundaria con un arma de combate. Tampoco tendría que convertirse en líder de un movimiento que reclama el derecho a la vida por encima del derecho —“bendita sea la Segunda Enmienda”— a tener y portar armas. De eso, de velar por la seguridad de los ciudadanos ya de-berían encargarse políticos de más de dieciocho años.

“Si el presidente viene a decirme a la cara que lamenta esta tragedia, que no debió haber ocurrido, yo le preguntaría cuánto dinero recibe de la Asociación Nacional del Rifle”, había vocife-rado ante la multitud congregada en las afueras de la Corte Federal de Fort Lauderdale, apenas unos días después de la masacre, para pedir al gobierno regulaciones que pongan coto al lucra-tivo negocio de las armas.

Pero a Trump, que suele tener la delicadeza de un hipopótamo, no se le ocurrió que una bue-na idea sería prohibir la venta de rifles automáti-cos a ciudadanos con historial psiquiátrico. Lo primero que le vino a la cabeza —y disparó sin

Seis minutos y veinte segundosPor Gisselle Morales

analizar demasiado— fue la propuesta de repartir armas a los profesores y a los alumnos, chalecos antibala. Después de eso, apaga y vamos.

Suerte que Emma González y el resto de los sobrevivientes de Parkland lo tienen claro: habían advertido de los problemas mentales de Nikolas Cruz y están seguros de que ese chico trastornado, de diecinueve años, no hubiese hecho tanto daño si lo que hubiese tenido fuera un arma blanca.

Es cierto que agresiones espeluznantes exis-ten, porque algunas personas se cortan y hasta se matan con machetes y cuchillos en fiestas po-pulares o en cualquier reyerta de esquina, pero no hay comparación posible entre la magnitud de ambos tipos de matanza.

Por eso, el sábado 24 de marzo de 2018, mientras en las principales ciudades norteameri-canas se manifestaban jóvenes, adultos, ancianos y niños, y en urbes de medio mundo las réplicas del movimiento pacifista le conferían un carácter universal, Emma González, con una chaqueta ver-de olivo y una bandera cubana estampada en el hombro derecho, se paró frente al micrófono en washington y guardó silencio; un silencio de casi seis minutos y veinte segundos, justo el tiempo que necesitó el tirador para asesinar a diecisie-te estudiantes y traumatizar para siempre a una escuela, una ciudad, un estado, un país.

Emma González, descendiente de cubanos, lo sabe como nadie: hay silencios cargados de palabras.

Tomado del blog Cubaprofunda

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P or azares de la vida tengo un tío con menos edad que yo. Se llama Alexander Paulino y es ingeniero mecánico. Una o dos veces al año mi tío-socio hace una

fiesta en su casa para reunirse con los amigos más cercanos de la escuela, el trabajo… de la vida.

Siempre me invita y yo casi nunca falto, porque intento aprovechar los espacios con la familia que está más distante. Además, me sirve para conocer gente nueva, alejada de mi entorno natural, en un ambiente afable y no por motivos laborales. Pero ya saben, de cualquier forma, un periodista nunca deja de trabajar.

Alexander es el clásico joven bonachón, hon-rado y esforzado, hijo de guantanameros, que ha crecido en un barrio periférico de La Habana y a base de sacrificio, disciplina y talento llegó a graduarse del instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (iSPJAE). Diariamente se levanta a la 5:00 a.m. para ir en ómnibus hasta un punto donde lo recoge otro autobús que lo tras-lada a su trabajo. Para regresar efectúa la misma rutina. La mayoría de sus amigos también son ingenieros.

Como en casi todas las fiestas cubanas, hay música alta, se baila, se come, se juega dominó y se toma un poquito de ron, vodka, vino o lo que salga de las repetidas “poninas”.

Son muchachos y muchachas que pasan los veinticinco años y casi no tienen momentos para compartir juntos desde que se graduaron. Algunos se han casado y tenido hijos, otros han salido del país, también han regresado, pero

Ojalá que este sueño se me haga realidadPor Darío Alejandro Escobar

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se alegran muchísimo de volverse a encontrar, aunque sea solo una vez al año para contarse las buenas nuevas, recordar los mismos cuentos tra-gicómicos, presentarse las parejas, chotearse por una libra de más en el cuerpo y, a ratos, “arreglar” el país.

Los temas de conversación más repetidos durante la última celebración fueron el salario y las posibilidades de encontrar un empleo que corresponda a la relación entre esfuerzo, catego-ría profesional y remuneración, y los planes para el futuro mediato.

Estos jóvenes no mencionan el Nuevo Modelo Económico o el Socialismo del siglo XXi. No califican a la Revolución con esos nombres grandilocuentes y a veces abstractos, pero yo quiero creer que de eso están hablando cuando dicen que “necesitan que la cosa cambie para bien y rápido” con tal de no abandonar su profe-sión o irse del país definitivamente. Quieren su propia casa, ganada con su propio esfuerzo, y vivir de manera decente.

Claudia se desempeña en tres trabajos: uno de profesora universitaria, otro de profesora de tecnológico y alguna otra entrada medio irregu-lar. Conversa con Sandro que tiene solo uno, pero es en la Zona Especial de Mariel y, aunque reco-noce que “hay que trabajar”, le dobla el salario a todos los de ella juntos.

Claudia abre los ojos, pide información para ver cómo se entra porque “verdad que no me da la cuenta. No puedo llegar a los treinta años así”. Actualizan sus contactos, él le explica cómo fun-ciona el proceso de aplicación, y acto seguido se levantan y corren para unirse al grupo que baila una canción de cuando éramos adolescentes.

Yo también voy a bailar la susodicha música, pero en el camino de vuelta a casa, y conver-sando con otro par de invitados, pienso cuántas veces se repite esta escena en las conversaciones de los jóvenes cubanos contemporáneos. Carlos me dice que el principal problema “es que resulta muy difícil explicarle a la gente que ahora sí va a dar resultado, porque han escuchado ese discur-so demasiadas veces”.

Los hijos del período especial somos, en ge-neral, una generación que ha visto a sus pro-genitores desencantados con sus resultados económicos a lo largo de sus vidas. Nuestros padres fueron jóvenes entusiastas, quizá los mejores formados por nuestras instituciones educacionales, a los cuales les tocó la heroica tarea de sobrevivir la crisis de finales de siglo XX y mejorar en lo posible las próximas dos décadas siguientes.

Estoy seguro de que casi todos admiramos a nuestros padres, pero no queremos pasar por

su situación. Sobre todo porque ahora sentimos que depende de nosotros, y no tanto por asuntos externos, lo que pueda ocurrir con la economía del país.

Y si lo hemos hecho casi todo bien: estu-diamos, trabajamos, construimos, soñamos, intentamos ser honrados, ¿por qué el proyecto de país todavía no está ni cerca de satisfacernos? En contraste, numerosos jóvenes buscavida resultan vistos como los triunfadores porque obtienen mucho dinero sin haber estudiado nada de integrales, derivadas, gramática, derecho penal o morfología.

Y el tiempo pasa. La capacidad de soñar, de creer de un individuo puede ser infinita, pero cuando se decide formar una familia el día a día se encarga de recordar que es lindísimo soñar, pero hay que hacerlo con los pies en la tierra y trabajar duro para que suceda lo mejor. En oca-ciones el asunto se complica cuando los resultados no dependen de uno mismo.

Y eso me lleva a indagar en qué medida algunos decisores están lo suficientemente cla-ros de cómo anda la sociedad cuando demoran en exceso la toma de decisiones importantes para el despegue económico del país. A veces, casi en la desesperación, me pregunto si no se percatarán de que la demora puede hipotecar el proyecto revolucionario, pues no habrá con-tinuidad de la Revolución que no empiece por el proyecto de vida de sus ciudadanos.

Tampoco sería honesto si no les confieso que me carcome la duda de cuántos “hijos de papá” viven fuera, ya sea del país o de la “rea-lidad real”, porque están aquí en Cuba, pero en empresas mixtas con capital extranjero y muy bien ubicados en cualquier escenario.

Cuando yo pienso en esas situaciones me sube un poco la rabia e intento mantener la compostura; me lanzo a escribir, a ordenar la semana de trabajo y ocuparme de lo que depende de mí que, en este caso, es hacer mejor periodismo. Pero ¿hasta cuándo vamos a esperar?

Esa misma pregunta se hacen Alexander y sus maravillosos amigos, gente espectacu-lar, contentísima, que me ocupan e inspiran cuando escucho en medio de la fiesta, en un momento de pausa entre canción y canción, el reclamo de ivette, secretaria del comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la empresa donde trabaja mi tío-socio, a dos de sus amigos-militantes:

—Yo veo mucho dinero para “poninas” y no crean que me he olvidado de que me deben la cotización de la Juventud. bueno…

Y todos estallamos en risa.

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Voy hacia mi casa y una niña en unifor-me me detiene. Freno, monta y me dice que vamos en la misma dirección. Le pregunto en qué año de Secundaria

está y responde que en el último.—¡Ah!, entonces en estos días debes estar en

exámenes. —Sí —responde—, hoy tuvimos un repaso

de Cívica, asignatura que no me gusta mucho. —¿Por qué? —pregunto. —Es que el tema que pusieron es “problemas

de la juventud en los países capitalistas” y lo que tenemos que hacer es comparar lo peor de ellos con lo mejor de nosotros…

Entonces le indago: —¿Y no pasa, también, que algunos preten-

den comparar lo mejor de ellos con lo peor de nosotros?

A lo que la niña me responde: —En ambos casos se está haciendo trampas.

Lo constructivo sería comparar lo bueno de ellos con lo bueno de nosotros, y lo malo con lo malo también.

Yo me atrevo a agregar: —Pudiera ser útil indagar por qué, tanto ellos

como nosotros, tenemos cosas buenas y cosas malas.

Con la comisura del ojo veo cómo se vuelve hacia mí y asiente varias veces, diciendo:

—Eso sería más interesante aún —entonces señala hacia fuera y dice—. ¿Puede dejarme en la que viene?... Freno, se baja, sonríe, dice “muchas gracias”… La veo alejarse por el retrovisor y pien-so: cierto que íbamos en la misma dirección.

Por Silvio Rodríguez

En la misma dirección

Tomado del blog Segunda Cita

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Abel Fabián López González

LA vIdA POR EL AjEdREz

Por Raúl Abreu Martín, estudiante de Periodismo

Foto: Cortesía del entrevistado

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C uando tenía cuatro años, Abel Fabián López González vio por primera vez una partida de ajedrez, entre su tío y su tía; esta última fue quien le enseñó el arte

de mover las piezas en el tablero de las sesenta y cuatro casillas. La creciente fascinación provo-caba que dejara lo que hacía para ver cómo se desarrollaba el siguiente enfrentamiento.

Fanático a los deportes, practicó natación, beisbol, fútbol y karate; pero siempre predominó el juego ciencia. ”Un gusto innato”, afirma. Cuando llegó a la primaria, se dio cuenta que era su pasión.

Parte de esa vida la sostiene su familia. Su padre y su madre han sido cimientos para su carrera. No olvida cuando Pepe se le apareció en el Campeonato Nacional Juvenil en Artemisa, con un trocar puesto y la enfermera a su lado.

“Mi mamá a veces me da una pasada de mano, que hace falta. Abuela guarda un registro de viajes, apunta país, ciudad y estado a los que he ido. Mi hermano sufre cada vez que nos separa-mos y no podemos jugar en la computadora”, dice.

Habla de sus entrenadores con cariño: Raulito, con el que dio los primeros pasos en el mundo del ajedrez; Méndez, quien le inculcó la dedicación por este deporte; iván Morovic, por su experiencia y una anécdota con la norma de Gran Maestro en juego; Liván Puig, vital en la preparación de sus ejercicios.

Por supuesto, no puede olvidarse de Karla July, pareja y también ajedrecista. Comparten la pasión por el ajedrez, y se ayudan el uno al otro en los entrenamientos. Esos son los pilares de Abel Fabián, junto a sus compañeros de equipo.

Con 2 339 puntos ELo a sus veinte años de edad, Abelito es Maestro internacional, Campeón Centroamericano y del Caribe sub-18 y Campeón Nacional Juvenil el 2014. También obtuvo el primer lugar (tercero por desempate) en el Giraldilla 13-14, donde participaron 180 jugadores.

Cuando vas a jugar una partida, ¿qué piensas?

“Trato de revivir los mejores momentos de mi carrera: el Centroamericano de Trinidad y Tobago, el Juvenil de Artemisa y mi victoria sobre Lázaro bruzón, en 2016. En el Capablanca 2017, cuando hice la norma de Gran Maestro, me preparé así y me fue bastante bien”.

Cuéntame de la viCtoria sobre bruzón

“La noche anterior fue muy difícil. Llegamos al hotel y resultó que mi habitación no estaba reservada, pero en realidad se la habían dado a otra persona. Con Heriberto, mi compañero de cuarto, decidimos pasar la noche donde se

hospedaban los Grandes Maestros. Era un poco más caro, pero había que hacer el sacrificio para poder dormir. Nos acostamos después de las tres de la mañana.

“Fue en el Torneo de Pachuca, en octubre de 2016. bruzón en primera ronda, ¡de madre!, luego de una mala noche. Pero me gusta enfrentarme a rivales fuertes.

“La fase de apertura salió bien, y en ese momento recordé una frase que dice que para ganarles a los grandes jugadores hay que ser in-cisivo. Hice un sacrificio de dama, jugó confiado y cometió un error. Yo tenía ventaja de piezas. Capturó la dama, le di jaque, movió el rey a una posición que no resultó la correcta y ahí fue fácil la victoria. Esa jugada lo desconcentró. Estuvimos sin hablarnos hasta que terminó el torneo, pero después nos llevamos bien. Fue un momento épico en mi carrera”.

CamPeón CenTRoameRiCano en TRinidad y Tobago 2015. ¿Cómo fue ese ToRneo?

“Primero habíamos decidido ir, luego no, por el tema económico. Mi primer entrenador, Raulito, dijo que debía asistir porque había so-ñado que ganaba el torneo. Mis padres hicieron todas las gestiones y fui para allá. Estaba muy bien preparado psicológicamente. Si lograba hacer siete puntos de nueve, era campeón.

“Recuerdo que en el transporte, para llegar a la final del torneo, iba al lado de Karla mur-murando: Fischer-Benköo Dragón. Una de las dos estrategias emplearía mi rival en la final, lo había estudiado con Méndez. Se decidió por un Dragón y tuve la partida controlada”.

en ese torneo empiezas una rela-Ción Con Karla july, tu aCtual pareja.

“Comenzó en el aeropuerto. Durante el campeonato siempre andábamos juntos, y el día antes de la final estuvimos solos un momento. Me surgió la duda de si debía hacer algo, pues al otro día jugaba la final y no quería desconcen-trarme. No hice nada y ella se desilusionó.

“Después de la final, una puertorriqueña sugirió que dijéramos que estábamos juntos, para que un colombiano que estaba ‘frito’ con Karla la dejara tranquila. Yo le dije: ‘Si me voy a hacer pasar por tu novio, tengo que meterme bien en el papel’. Ahí empezó todo y llevamos ya dos años”.

en 2017 obtienes tu primera norma de gran maestro.

“Para ese Capablanca hice una preparación muy fuerte, pero no esperaba un resultado tan

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pronto. El penúltimo día tuve que defender mi norma de GM contra el que hoy es mi entrena-dor, iván Morovic.

“Mantengo buenas relaciones con él y le dije: ‘Maestro, mañana jugamos y con tablas hago mi norma de Gran Maestro .́ Y me respondió: ‘Tenemos que jugar, tienes que hacer la norma’. En la partida, tuve una posición difícil en la aper-tura y mi rival me puso mucha presión.

“En un momento me di cuenta de que la par-tida estaba a mi favor. Pero con tablas aseguré la norma, así que no podía arriesgar. Le ofrecí tablas y las rechazó. él quería probarme al máximo y ve-nía dispuesto a luchar hasta el final. Pude obligar-lo a repetir jugada, así obtuve tablas y la primera norma de GM en el evento para el que he hecho la mejor preparación hasta ahora”.

Cuando no está frente a un tablero de aje-drez entrenando estrategias, estudiando tácti-cas o analizando partidas, Abelito disfruta con las series manga y jugando DoTA. Ya no le que-da mucho tiempo para esto, pues su prepara-ción le demanda parte de su día y el resto trata de pasarlo con Karla, viendo películas o series.

Disfruta mucho los miércoles, cuando va a la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, donde cursa la licen-ciatura en Cultura Física.

“Decidí estudiar eso porque todo está re-lacionado con el deporte. Hay un montón de cosas que me van a ayudar con mi ajedrez y en un futuro, porque me gustaría ser entrenador cuando termine mi carrera, me resultará de gran utilidad”.

Este es un año de preparación para él. El próximo será de grandes compromisos, como la Copa del Mundo. También tiene en la mira el Campeonato Cuba a principios de 2019, cuyas clasificatorias se juegan a finales de 2018, y otros torneos que otorgan norma de Gran Maestro, como el Capablanca in Memoriam.

El patio de su casa, un segundo piso en el Vedado, es su santuario. Un saco de boxeo para hacer ejercicio físico, dos tableros de ajedrez, montones de libros, una computadora donde analiza y estudia partidas, la libreta donde apun-ta su plan de preparación y marca con cruces o palomitas lo que cumple o no, forman parte del panorama. También está Dylan, amigo y com-pañero de equipo. Llevan entrenando desde las ocho de la mañana.

El escenario coincide con la descripción que da Abelito dan Méndez y Karla: “Estudioso, deci-dido, terco y perseverante”. él va a luchar hasta que entienda. No solo en el ajedrez. También en la vida.

El niño que con siete años lloraba porque los cuatro años intermedios entre Juegos olímpicos eran una eternidad, hoy no se pone límites. Como ajedrecista, quiere llegar a la élite de este deporte. “A los más de 2 700 puntos ELo. Creo que puedo lograrlo”, dice convencido.

Disfruta de enseñar y de trabajar en gru-po. El lema de la Federación internacional de Ajedrez (FiDE, por sus siglas en francés), Gens una sumus (Somos una familia, en latín), consti-tuye una máxima para el jugador habanero.

Según uno de sus actuales maestros, Abelito ya está dando los primeros pasos hacia ese fin. Aun siendo de los más jóvenes del equipo, logra motivar a los demás para que entrenen y se pre-paren. Y lo hace muy bien.

partida lázaro bruzón vs. abel Fabián lópez

bruzón batista, Lázaro Yourkis (2615) - López González, Abel Fabián (2324) [D95]

Pachuca (1), 20.10.2016

1.d4 Cf6 2.c4 g6 3.Cc3 d5 4.Cf3 Ag7 5.e3 0-0 6.Db3 e6 7.Ae2 b6 8.cxd5 exd5 9.0-0 Ab7 10.Da3 Cbd7 11.b4 c6 12.Ab2 De7 13.Tac1 Tfc8 14.Db3 Tab8 15.Aa3 Af8 16.Ce1 De6 17.Cd3 Ad6 18.Tc2 h5 19.h3 g5 20.Ac1 Df5 21.f4 g4 22.hxg4 hxg4 23.Ce5 Rg7 24.Ad3 Dh5 25.Ce2 Dh4 26.Af5 Tc7 27.e4 Th8 28.Cg3 Ch5 29.Cxh5+ Txh5 30.Axg4 Axe5 31.Axh5 Axd4+ 32.Ae3 Axe3+ 33.Dxe3 Dxh5 34.f5 Ce5 35.f6+ Rf8 36.exd5 Dh2+ 37.Rxh2 Cg4+ 38.Rg1 Cxe3 39.dxc6 Cxc2 40.cxb7 Txb7 41.b5 Cd4 42.Td1 Ce6 43.Rf2 Rg8 44.a4 Rh7 45.Re3 Rg6 46.Td5 Rxf6 47.g4 Tc7 48.Tf5+ Re7 0-1

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Un criminal sumamente perverso era repren-dido siempre por su madre, quien

lo exhortaba a enmendarse. El delincuente, cansado de sus regaños, asesinó a su proge-nitora y le arrancó el corazón, pero mientras huía con él en la mano, en medio de la noche tropezó y se le cayó. Y desde el suelo, el corazón le pregun-tó: “¿Te has hecho daño, hijo mío?”.

Lo que narra tan metafóri-camente esta leyenda france-sa no es más que la esencia del amor maternal: para una madre, un hijo siempre, y bajo

cualquier circunstancia, es un hijo.

Y ese nexo no hay nada ni nadie capaz de romperlo. No importa que temporalmente predominen incomprensiones o influencias ajenas; mamá siem-pre estará ahí, para aconsejar, reprender, consolar.

una presenCia imborrableAunque muchos observan

fielmente el hermoso hábito de regalar un obsequio o una postal el segundo domingo de mayo, lamentablemente en otras ocasiones no demuestran el mismo respeto o cariño filial por quienes les dieron la vida.

El Día de las Madres no es un domingo de mayo: es cada uno de los días que ellas están junto a nosotros, sufriendo con nuestros problemas, alegrán-dose de nuestros triunfos, guiándonos y alentándonos. Y aún para aquellos que no la tenemos ya junto a nosotros, el recuerdo de sus consejos y sus frases de estímulo se agiganta cuando tropezamos con incomprensiones u otras dificultades, y nos ayuda a recuperar la confianza en nosotros mismos.

Porque, como el de la madre, no hay otro afecto en el mundo.

El nexo entre una madre y su hijo no hay nada ni nadie capaz de romperlo. No importa que temporalmente predominen incomprensiones o influencias ajenas

Por Alicia Centelles

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Velan sobre la mitad del mundo

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El fantasma de Arístides rondó varios días la cabe-za de Rogelio.

De vuelta a la casa del reparto Sevillano, a veces le cru-zaba la memoria escuchando la Sexta Sinfonía, Patética, de Tchaikovski.

—Entiérrenme con esa, con esa —había dicho, entre jode-deras, Arístides. Las jodederas son, de algún modo, una válvu-la de escape que se anticipa a lo oscuro.

El luto fue pasando, como el río de Heráclito, y al cabo de unas semanas ya se iba desti-ñendo. Ayudó una blanca, calla-dita, cooperante del 26 de Julio, que de vez en cuando tocaba a la puerta para dejar un mensa-je. También ayudó el trabajo. Revisar las armas, amarrar la dinamita, recontar las balas. El 9 de abril habían coordinado los mandos, habría huelga ge-neral. Y ellos saldrían a reventar La Habana, a disparos, a bom-bazos, a palos con las vidrieras. En fin, la juventud.

Días antes del día, la puerta sonó contra unos nudillos.

Mirilla. Cerrojo. Tracs. Carlos Acosta. Hay que hablar con Rogelio de un dinero que se esfumó por el camino, de cómo La Habana humeaba más y más. No quería ser el sapo en la cal-dera, que sabe que se quema cuando es muy tarde ya.

—El Movimiento está casi desintegrado acá —soltó el re-cién llegado—. Me dijeron…

—¿Quién te dijo?—Una compañera.

Me dijo que se escondan, que se reorganicen, pero con mu-cho cuidado.

Rogelio, es posible, le dijo que con él no había miedo; lo sé, lo sé, le diría Acosta; y así, seguiría el rato de pesaje testicular.

—¿Y por qué tú no te vas para la Sierra?

La Sierra Maestra, núcleo de la guerra civil, ofrecía bom-bardeos aéreos día y noche. Pero también ofrecía grutas y follaje. Nunca fue más madre la Sierra que para el ejército harapiento.

—Mira —siguió Acosta—, tienes que largarte, porque

a toda la gente del grupo de Arístides la tienen fichada. A los que quedaron se la van a arrancar. Hoy, mañana, un día.

Quizá, con la huelga gene-ral, batista acabara de caer, y el 26 de Julio o los universitarios del 13 de Marzo le dieran el tiro de gracia cuando estuviera en el suelo. Además, a Rogelio, como a muchos clandestinos, le parecía la Sierra un escape, una fuga del peligro laberíntico y llano de las ciudades, aunque, en buena lid, no subirían a las alturas de oriente para tumbar-se en hamacas.

Todo eso pudo pasar por la cabeza de Rogelio y coque-tear con la lengua, pero Acosta recuerda apenas el momento en que le dijo que hacía falta gente en la capital.

—Estamos en casas se-guras, con Lolita; la otra de infanta. Nadie las conoce.

Loli, así se llamaba la blan-ca calladita.

Tal vez, también, Rogelio pensó en su boca, en que no podía marcharse de La Habana sin antes probarla.

CONTRA EL BATISTATO Todos vamos a morir: AcostaPor Yoe SuárezFoto: Randdy Fundora

Somos Jóvenes 391 - 201814

Este texto se basa en datos tomados del libro Rojito, de la Editorial Ciencias Sociales, 1982.

Somos Jóvenes 391 - 2018 15

Historia de amor de una perrade pelea

Mientras caminaba por una de las calles de Santiago de Cuba se me acercó un joven y me habló de Fiona, la perra de pelea más temida en la ciudad. No sé

por qué el muchacho me contó la historia, siguién-dome casi hasta llegar a la casa. Pero se me quedó rechinando en la cabeza. Yo he escrito mucho sobre los perros; sin embargo, esta historia faltaba aún.

No me dijo su nombre y nunca más lo he vuel-to a ver, mas ahí comenzaron las investigaciones sobre los perros de pelea. Cómo los entrenaban, cómo los transformaban en máquinas de matar. El perro sigue siendo el mejor amigo del hom-bre, y quise hacer un relato para mostrar aquella crueldad y la violencia en contra de los animales. Y me dije: "Esta perra seguro tiene una experien-cia amorosa". Y así comenzó esta novela, Historia de amor de una perra de pelea, Premio Regino E. Boti 2015, publicada por la Editorial El Mar y la Montaña, 2016, de Yunier Riquenes García.

FRaGmentos

“abierto”Uno de los amigos de Leonardo llegó tem-

prano preguntando por mí y por Pinto. él seguía dormido en una esquina. Se rascó una guataca y

siguió durmiendo. Leonardo me llamó y me mos-tró: dientes, patas, cabeza.

—Parece fuerte —dijo el amigo.Le di una lamida a Leonardo.—Y ya me reconoce como su dueño. El amigo cogió a Pinto. Ladró al despertarse y

le dieron un manotazo. El amigo lo inspeccionó: cabeza, dientes, patas.

—Este también se ve fuerte. Pero no son de la misma madre. Hay que ver cómo crecen.

Aún cargado, Pinto trató de rascarse. Le saltó una pulga de su guataca al brazo peludo del hombre.

— ¡Cómo tiene pulgas!Soltaron a Pinto y luego Leonardo me soltó

a mí. Nos pusieron frente a frente, cabeza contra cabeza. Me dieron un cabezazo con Pinto y ya no aguanté ni una más, le fui arriba y él se echaba hacia atrás.

—La hembra está “abierta“. Tiene carácter.Pero Pinto me fue arriba y mostró los dientes

y la fuerza. En un impulso me tumbó y me tiró bocabajo.

Le fui arriba a Pinto con todas mis fuer-zas y nos atacamos el uno al otro. Ellos nos veían. Gozaban. Pinto y yo comenzábamos los enfrentamientos.

Nos separaron. Los dos estábamos “abiertos”, teníamos carácter de pelea.

Por Yunier Riquenes García

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el Camino de la pulgaCuando Pinto dormía yo quería saber qué so-

ñaba, qué le hacía mover las patas. ¿Sería que todos los perros soñábamos que perseguíamos garzas?, ¿que nos perseguían? Primero Pinto aullaba y luego comenzaba a mover las patas, a trotar. Luego comen-zaba el llanto. Quería saber qué soñaba Pinto, quería meterme en su mundo. Saber quién era su madre para comprender cómo sería su vida.

A ojos vista se notaba que Pinto era un perro abandonado, un perro solitario que ni siquiera mamó un mes de su madre. Era evidente que lo habían arrancado de su casa.

Seguro Pinto había sido un cachorro que creció aislado, al que se le tocó y acarició poco, de esos que luego tienen miedo y son demasiado introvertidos. Tendría que ayudarlo para que pudiera establecer relaciones de amor con otros perros y personas.

Acariciar de cachorro a un perro es muy impor-tante para él y para su vida, de esas caricias depende su comportamiento.

Esos podían ser los sueños, las formas del amor de Pinto. Nada era tan importante, nada marcaba tanto su vida. Pero allí, en el sueño, Pinto seguramen-te alcanzaba lo deseado, tal vez su madre y su padre estaban juntos, le lamían su hocico y le regalaban un hueso. Tal vez Pinto en su sueño fuera el mejor perro de la camada.

Pinto dejó de soñar, de temblar, de tirar las patas. Tosió. Yo volví a sentir la hediondez. Mientras él so-ñaba tampoco sentía su mal olor.

Me pregunté de dónde había sacado Pinto mi comida, hasta dónde había ido a buscarla, qué podía haber hecho para llegar hasta mí.

Pinto pudo comer y enterrar, pero me trajo un pedazo de carne, la mejor parte. Me acerqué para ver bien las manchas de Pinto, las blancas y negras. En las manchas negras le brillaba el pelaje, en las manchas blancas se concentraban las pulgas, sobre todo detrás de las guatacas. Pinto estiraba una pata y se rascaba, pero no alcanzaba bien. En el sueño seguramente su madre lo ayudaba constantemente a espulgarse detrás de las guatacas, lo enseñaba.

Pinto lloraba y yo creía que ya no era el sueño, que eran las pulgas que querían chupárselo ente-ro. Si lo convencía del baño con más frecuencia, podía mejorar. Me acerqué y fui a sacarle una, le saqué dos. Pero había allí una camada superior que corrió a la desbandada. Llegué a ladrar y Pinto se despertó.

Yo me alejé enseguida.—¿Qué haces, te has vuelto loca?No podía decirle, no le iba a decir el secreto de

sus manchas blancas y negras, no iba a agradecerle su pedazo de carne. No sabía. No le dije nada.

—No sé, creo que me ha saltado una pulga, que se me ha metido en el corazón.

él se echó a reír, pero desde ese día la pulga me recorría por dentro.

los entrenamientosUna mañana Leonardo me puso una correa.

Parecía un collar como el que le ponen a las actrices de las películas para que se vean más hermosas. Si Pinto me hubiera visto primero se hubiera burlado, y después de una mordida en la guataca, se hubiera reído.

Creí que era para resaltar mi belleza, pero Leonardo a cada rato tiraba de la correa. A los tres días amarró una soga y al cuarto día me dijo tienes que bajar de peso, hay que eliminar la grasa. Y comencé a subir y bajar escalones en una escalina-ta de cien peldaños. Arriba y abajo, arriba y abajo. Las primeras carreras fueron muy divertidas detrás de Leonardo, pero cuando él se cansó me tomó un amigo y luego otro. Mientras ellos subieron pocas veces yo subí y bajé un montón.

Me amarró a una bicicleta. Salí a darle una vuelta a la ciudad. Me divertía ver la ciudad en las corridas al atardecer. él iba suave y a veces me hacía correr a mayor velocidad. A veces aparecían perros envidio-sos que no sabían de salir a recorrer la ciudad con su dueño. Ladraban de todo.

Una vez uno de ellos me mordió una pata y Leonardo se detuvo para que yo me desquitara. Era un perro sato carmelita. él me dijo dale, Fiona, y yo le fui arriba. Cuando Leonardo me decía dale, yo me volvía una fiera, era como si alguien quisiera sacarme del juego, alguien quisiera lo mío, alguien me fuera a dañar. Por eso el dale era una reacción inmediata.

Desde aquel día, Leonardo se contentaba más conmigo.

Cuando regresábamos me daba masajes, sabía cómo relajar mis músculos. Sabía cómo hacerme feliz con un masaje. Y luego, baño y comida.

A veces me ponía a morder un saco y luego gri-taba sacude, sacude, y así perdí mis dientes de leche. Entonces escuché que dijo: “ahora sí es una perra“.

Y luego se intensificaron las carreras, las bicicle-tas, los saltos y las mordidas a las gomas y los sacos. A veces Leonardo me llevaba hasta el litoral y me tiraba en el mar. Era lindo ver el mar, la entrada de la bahía, los barcos y las gaviotas.

Llegué a tres horas de duro ejercicio. Comencé a echar músculos, a hacerme más fuerte. A veces creía que Leonardo quería la versión de un fisicoculturista en mí. Me medía los músculos, las patas, el hocico.

otro día vino su amigo y dijo: “ya está, es una perra de pelea“.

la perra de pelea¿Qué significa ser una perra de pelea? ¿Qué

culpa tenía yo de nacer de raza bulterrier? Mi madre nunca me lo dijo, pero hay situaciones que a los padres no les da tiempo explicar y debe uno resol-ver. Nada sabía yo hasta que Leonardo y el amigo

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se robaron a un perro en la calle y nos encerraron en una esquina. Era un perro macho, bien grande y fuerte. Seguro lo alimentaban como a mí. Y no quería perder su territorio. Tenía las patas largas, fuertes y un hocico largo.

Estuvo temeroso primero, pero el amigo de Leonardo me lo tiró encima y llegó a rasparme con un colmillo. Entonces Leonardo me gritó dale, Fiona, dale. Y yo me transformé. Le caí a mordidas sin darle tiempo a reaccionar.

Entonces dijeron es una perra de pelea. Y entendí algo. Es una máquina de matar, dijo otro. Y fue también la primera vez que a Leonardo le daban dinero por mí.

¿Sería una máquina de morder y matar? Me llevaron varios perros robados. Y gritaban dale y yo les iba encima. Y cambiaron mis sueños. Comencé a soñar casi siempre con las peleas. Siempre me levantaba en guardia, siempre soñaba que podía ganar, con las mejores mordidas, con la estrategia para llegar más fácil al hocico y a la cabeza del otro.

La Fiona que yo era se convirtió en otra perra, dejó de soñar con la madre, dejó de pensar en Pinto. Era la furia que me dominaba, que solo controlaba Leonardo cuando me gritaba; y si no entendía me golpeaba para hacerme reaccionar. Perdía mis sentidos por el olor de la sangre.

Hasta llegué a morder al amigo de Leonardo que entró sin avisar a la casa mientras Leonardo dormía. Y conocí la furia, la rabia. Y volvieron a inyectarme para quitarme tanto odio.

Después de recorrer la ciudad me encerraron en un cuarto al fondo de la casa. Entonces era una perra prisionera que no podía salir al patio a enterrar los huesos de pollo. Solo comía y dormía. Era una perra entre cuatro paredes. Una perra que ladraba cuando escuchaba voces, una perra que tenía que imaginar la cara de la gente.

¿por qué los perros de pelea no pueden ser amigos de los gatos?

Entre las cuatro paredes estaba sola. Mirando a veces el pedacito de luna que podía verse desde allí. A veces llegaba hasta los barrotes un gato negro que quería ser buzo para conocer el mar y estar cerca de los peces.

Al gato se le había partido un diente por co-mer huesos, como si él fuera un perro. Este gato venía cada noche a acompañarme, se había criado junto a un perro. El perro fue su guía, y en vez de maullar, casi ladraba, esperaba al dueño en la puerta de la casa.

Este era un gato libre. Lo veía saltar de teja en teja. buscar a las novias que venían por él.

Era un gato brillante. Siempre tenía un cuento diferente. El gato me contaba del mundo afuera. Nada sabía de Pinto.

Pero un día agarraron al gato robando mi carne y lo echaron entre mis paredes. Dijeron dale Fiona, y solo reaccioné cuando estaba entre mis dientes.

Después han tirado otros: amarillos, blancos, negros. Ninguno escapa.

Siempre recuerdo al gato negro, quería ser buzo y estar cerca de los peces. Siempre me pre-gunto por qué no me dio tiempo a reaccionar y saber que era él al que lanzaban.

¿Por qué no podíamos ser amigos para siempre?

ClandestinosLas reglas del juego estaban claras desde

el principio. Un perro en cada esquina con su dueño. Cuando el árbitro ordena, el dueño suelta el perro. Si en veinte segundos el perro no se acerca o muerde al perro contrincante, pierde.

Dentro del cuadrilátero solo se puede refrescar y animar al perro sin poder tocarlo, de lo contrario, pierde.

Antes de la pelea se recibe un baño desin-fectante con jabón, alcohol y leche, por cualquier químico que pudiera tener el perro contrario en su pelaje.

Después uno lo olvida todo con los gritos de la gente. El público hace que muerdas, que arranques la carne del adversario. Te convier-tes en la maquinaria de morder y matar, o de que te maten. Si pierdes puede que te dejen tirado en cualquier esquina, sin importar tu entrega, los triunfos.

Así lo vi antes de entrar por primera vez al cuadrilátero. Debes entrar a matar, si no te matan y te lanzan como basura. Entonces me convertí en Fiona, la perra de pelea. Desde que entraba al cuadrilátero quería morder, antes de que lo hicieran conmigo.

Peleé con perras hasta la muerte, con perros que perdonaron. Me echaron incluso a dos juntos. Pero yo sabía qué podía suceder si no me transformaba.

Yunier Riquenes García nació en Jiguaní, Granma, en 1982. Ha escrito varios libros para adultos, pero también ha dedicado parte de su escritura a los niños y jóvenes, entre los que se encuentran la novela Los cuernos de la luna, y los libros de cuentos No apto para ma-yores, Las formas del amor y Cuentos de tigre. En la Feria del Libro Cuba 2018 aparecieron El gato científico, La libertad del tigre y Casa de mascotas; y Las fuerzas del mundo, selección de cuentos para niños, narrada por escritores santiagueros.

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BarrAbiertaLa meta de ser profesionalPor Yelena Rodríguez Velázquez

Fotos: Cortesía de BarrAbierta

“Y o no estudié música ni arte, soy graduado de informática, pero siempre he tenido el bichito en la sangre”.

Guantanamero de pura cepa, sin comple-jos ni disimulos, Jasiel/Jacho/ Mesa no se rinde ante los obstáculos de vivir en la “tierra entre ríos”. Aunque la fotografía artística es el trabajo que le da de comer, su verdadero sueño es convertirse en músico profesional, y el rap fue el género que escogió para “moverse” en el escenario.

“En mi época de adolescencia el rapero era visto como una estrella del pop y eso me apasionaba. Poco a poco fui descubriendo mis aptitudes y empecé a escribir. Me gusta porque es un género de combate, denuncia y reflexión”, afirma como si estuviera rapeando.

Luego, el tiempo hizo crecer sus inquietu-des creadoras y comenzó la experimentación de backgrounds en el Fruityloops, intentando fusio-nar el rap con otros géneros. Así empezó el tan-teo musical y se fueron sumando otros, aunque apenas había dos guitarras en el piquete y no tenían idea de cómo hacer un arreglo musical.

Meses después apareció barrAbierta, un proyecto que inició en la provincia de

Guantánamo, en los bancos del parque central de la ciudad y en descargas entre los amigos.

“Al principio nos veían como raros, porque esta es una ciudad pequeña y cuando empeza-mos no se oía mucho este tipo de música. Ahora tenemos un público especializado que nos sigue en cada concierto e incluso brinda sugerencias cuando sacamos un nuevo tema. Eso nos impulsa a superarnos, trabajar en las letras, brindar algo novedoso y con calidad”, comenta.

De este modo han formado el sello que los caracteriza: una fusión de ritmos brasileños, reggae, jazz, rock y música tradicional cubana, en la que incluyen el changüí como género distintivo del Guaso. Entre esta mezcolanza, Jacho ha “colado” el rap sin problemas.

“Cuando uno de los muchachos compone algo, lo escucho y le incorporo mi fraseo. Acudo a la poesía sin proponérmelo, las letras fluyen”, explica entusiasmado.

Y aunque el trabajo, la superación y las eva-luaciones son constantes, las puertas institucio-nales no se abren tan fácilmente. barrAbierta aún es visto como un grupo de aficionados, situación que dificulta la presentación en espacios más comerciales y la existencia de una retribución monetaria por lo que hacen.

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“Nuestro público habitual son los amigos del patio, la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que siempre nos apoya, nos abrió un espacio. También la Casa de la Trova, donde radica nuestra peña, pero con frecuencias quincenales o mensuales. La categoría de aficionados impide que lleguemos a otro tipo de público.

“La Empresa Provincial de la Música dice que poseemos talento, pero no acaba de acreditarnos. Sin ese título es imposible hacer contrato en los clubes nocturnos o la Casa de la Música, que son lugares donde podríamos promocionarnos y ganar dinero”.

Continúan los ensayos, algunas veces en la sala de un socio o en el garaje de un vecino. La tropa ha cambiado en estos siete años. El riguroso ritmo de trabajo que ellos mismos se han impuesto interviene con su responsabilidad laboral, y algunos se han visto obligados a dejar la música.

“Yo trabajo de ocho de la mañana hasta me-dia tarde y hay quien tiene un horario más estric-to. Hacemos el esfuerzo para mantener el grupo, pero no podemos perder el trabajo que nos da de comer”, dice, mientras sonríe.

barrAbierta no ha corrido la suerte de coincidir con un productor musical que le ayude a financiar su sueño, se le ha hecho difícil encontrar un cambio de escenario que lo saque del circuito de eventos municipales o regionales, y carece de su propio dinero para desafiar las trabas económicas que impone la música más comercial.

otros con menos poesía y nada de estudio han colocado sus temas en el hit parade nacional, pero a Jacho le disgustan las comparaciones. Eso lo inquieta, sin que lo detenga.

A pesar de los obstáculosse han motivado un poco luego de la filmación del videoclip Contracorriente, como resultado de la beca El reino de este mundo, que otorga la Asociación Hermanos Saíz. Además, han logrado colocarse en los eventos que programa esta organización, que sí ha creído en su música.

La Jornada de la Canción Política, evento que se realiza anualmente bajo el sello de la AHS guan-tanamera, les ha permitido foguearse y darse a conocer ante los nuevos ojos que llegan al territo-rio. De alguna manera este sigue siendo su campo de entrenamiento para cuando tengan que pisar otros escenarios.

“Nuestra gran meta es hacernos profesionales para ver si nos dedicamos plenamente a la música. Estamos trabajando en la grabación de un demo o un disco que nos permita por fin cumplir nuestro sueño”.

Por ahora eso es un eslabón todavía suelto. Mientras tanto Jacho, Alioski, Randy, Robert y Gerardo (actuales integrantes) gestionan por sí mismos el ma-terial necesario para continuar haciendo música.

“Muchos me miran como si fuera un loco porque no me canso de soñar, pero el solo hecho de pensar que Cuba entera cante mi música, que se pegue el estribillo, que me reciban en cualquier escenario, me hace seguir adelante”.

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“ACTuAR ES CONOCERME MEjOR” Por Beatriz PérezFotos: Cortesía de la entrevistada

N unca soñó con otra profesión, siempre quiso ser actriz. Por eso, se preparó para ingresar a la Escuela Nacional de Arte (ENA). Durante un año recibió clases

con el profesor Eduardo Rodríguez, al cual le agra-dece mucho, según sus propias palabras. Estudió Actuación, se graduó el año 2013 y continuó esta especialidad en la Universidad de las Artes.

Esta joven actriz habanera ha trabajado en teatro, cine y televisión. Le pregunto cuál de estos medios le acomoda mejor y su respuesta es cate-górica: “todos son difíciles, pero creo que el teatro es la base, el mejor entrenamiento”.

Hija de uno de nuestros mejores actores, osvaldo Doimeadiós, Andrea ha recibido, sin dudas, las influencias de su padre. Quise saber qué siente y piensa al respecto:

“Mi padre es mi principal maestro, mi gran referente, un ejemplo absoluto. Para mí él es el mejor de Cuba, no me da pena decirlo, es una persona muy sencilla y sé que no le agradaría que dijera esto. Maneja el humor y el drama con total destreza y es un hombre muy culto, todo un artista. Creo que heredé su amor al teatro, al humor y la pasión por el oficio”.

Andrea Doimeadiós: Andrea Doimeadiós:

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¿qué es para ti aCtuar?“Tratar de conocerme más a mí misma.

Es muy difícil ser completamente sincero en la vida, pero en la actuación, la búsqueda de la au-tenticidad es el objetivo principal”.

perteneCes a la Compañía de teatro el públiCo desde tu graduaCión, ¿qué signiFiCa eso para ti?

“Un lujo, esa compañía es una escuela, lidera-da por el maestro Carlos Díaz, un gran artista, de-dicado a sus actores y al teatro con total entrega. Me gradué de la ENA con la puesta El jardín de los cerezos, de Antón Chejov, y tuve la suerte de ser dirigida por Díaz y mi padre. Dentro de la com-pañía he participado en obras como Peer Gynt, de Henrik ibsen; Decamerón, de boccacio, y en el más reciente estreno, Harry Potter, se acabó la magia, de Agnieska Hernández, aún en cartelera, en nuestra sede del Trianón, en el Vedado”.

también aCtuaste en El tEcho, ópe-ra prima de la realizadora patriCia ramos. ¿Cuánto representa esta experienCia en tu proFesión? ¿era un sueño pendiente?

“Estoy muy contenta por haber tenido esa oportunidad. Le agradezco mucho a Patricia haberme regalado esa alegría, haber confiado en mí. Por su-puesto que es un sueño hecho realidad. Y sigo soñando…”.

Con la cita te estrenas Como guionista, ¿seguirás ese Camino?

“La buena acogida que tuvo la obra y el premio que recibí en el Festival Aquelarre del año 2017 al Mejor Guion, hacen que me motive a seguir escribiendo. También recibió el Premio al Mejor Espectáculo del Año. Uno no trabaja para ello, pero siempre es motivo de alegría y una re-compensa por todo el esfuerzo realizado”.

¿Fue diFíCil ser dirigida por tu papá en esta obra?

“Todo lo contrario, eso hace que el trabajo sea mucho más fácil porque nadie me conoce mejor que él”.

¿alguna opinión sobre el humor que se haCe en Cuba?

“Creo que hay que defender el humor inteli-gente y creativo. No sé por qué hay pocas mujeres en el género. Venecia Feria y yo compartimos esce-na en La cita y somos de las poquitísimas actrices jóvenes que nos interesamos por hacerlo”.

¿te Consideras una aCtriz dramátiCa o una humorista?

Soy una actriz. Siempre se separan las dos cosas y un humorista es un actor también. Me interesan los dos géneros de igual forma.

¿Cómo Crees que debe ser un proFe-sional del arte?

“Para mí los referentes son fundamentales, la cultura general y el esfuerzo diario. Pero lo más importante es no volverse engreído. No pode-mos pensar que porque nos digan que nues-tro trabajo es bueno, se quieran tirar fotos con nosotros, recibamos un premio o hagamos una película, somos superiores a los demás. Me duele que confundan mi seriedad y timidez con autosu-ficiencia, no soy así“.

¿qué piensas, entonCes, de la popularidad?

“No pienso en esas cosas, ni remotamente. Estoy acostumbrada por mi padre a que la gente

lo salude en la calle todo el tiempo. Creo que eso forma parte del trabajo, y nada más“.

¿Cómo es andrea, la joven?

“Una persona tranquila, me gusta estar en mi casa leyendo o viendo películas, pero la mayor parte del tiempo estoy traba-

jando o ensayando algo. Vivo con mis padres y mis dos herma-

nos. Me gusta pasar tiempo con mi novio y con mis amigos más cercanos.

Soy muy conversadora y extremadamente dormilona“.

¿hasta ahora han sido Cumplidos tus sueños?

“Creo que la vida me ha regalado grandes alegrías. He hecho cine, tengo una obra escrita por mí, algunos trabajos en televisión y varios años en Teatro El Público. Estoy muy agradecida de la vida“.

proyeCtos para el Futuro“La grabación de una serie de televisión lla-

mada El duelo y formaré parte del elenco de la pe-lícula Yuri, sobre la vida del bailarín Carlos Acosta, donde interpretaré a una de sus hermanas“.

¿qué reComendarías a los jóvenes Cubanos?

“Que no paren de luchar por lo que quieren y que en tiempos tan convulsos le den suma im-portancia al conocimiento“.

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"madre"Por orishas

Sim/Fa#/SoL

Sim Fa# Madre que el tiempo tienes de enemigo

cuidar tu hijo como fiera Sim por verlo crecer, jugar, correr Fa# indiscutiblemente sin dinero, Sim qué puedes hacer, Fa# Sim buscando siempre las opciones Fa# sin soluciones Sim Fa# llorando sin dejarte ver esos temores Sim Fa# y en desventaja, el cuerpo raja Sim Fa# deja sus huellas, el corazón opaca, Sim vuelve y ataca Fa# la vida sin remordimientos Sim tus sentimientos, Fa# Sim solo contenta miras si tu hijo está contento Fa# _ quizás tal vez el día de mañana Sim tengas tu calma,

Fa# Sim tranquilidad y paz para tu alma, Fa# las cosas tristes de la vida, Sim tu blanca vida, Fa# Sim solo satisfacción de soledad y fuerza en la caída Fa# Sim así de simple, como pa´ levantarte Fa# solo por eso, el que llevas en el vientre SoL Fa# debe amarte, amarte, amarte, amarte.

E

Sim Fa# S Madre, T como tú ninguna Sim Fa# R de este canto, i sentimiento de la cuna Sim Fa# b que nace de mis adentros. i No entiendo por qué lloras SoL Fa# L a servir sangre en mis venas. L Madre en el mundo hay una sola.

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Sim Fa# Sol

Al traste

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La cinta que motiva estas letras, El joven Marx, es una obra desafiante y osada. Trae a nuestra época un Marx accesible y necesario, tanto por su pensamiento

como por su conducta. Este es un material que retoma ideas con más de

un siglo de enunciadas, pero que no son viejas en lo absoluto: abolir la propiedad como derecho natural, desentrañar el materialismo de los conflictos huma-nos, comprender al trabajo como fuente primera en la creación de riqueza social y asumir la crítica como un método revolucionario emancipador.

El filme ofrece contenido revolucionario y amo-roso a un tiempo. Nos cuenta la vida de un joven que, sin buscar trascendencias futuras, vivió con pa-sión sus constantes conflictos. Un hombre conscien-te de la paradoja de su existencia: haber escrito tanto sobre el dinero teniendo tan poco dinero. El joven que le confiesa a su amigo entrañable: "Necesito escribir, pero también necesito alimentar a mi familia". El que, a la par de la carencia material, sufrió per-secución y enfrentó a las autoridades en cada país que pisaba. Como recuerda Eduardo Galeano, “este profeta de la transformación del mundo pasó su vida huyendo de la policía y de los acreedores”.

La historia del joven Marx es también la de la amistad paradigmática con el joven Engels, quien devino complemento insustituible para su creación teórica y política, en apoyo a sus contradicciones existenciales y soporte económico indispensable de la familia ante las dificultades que tuvo el filósofo ale-mán para encontrar trabajo remunerado estable.

Jenny de westfalia, su esposa, fue vital en la vida del Moro (como era conocido); otra justa y atina-da recreación de la película. Fue una mujer crítica, ilustrada, mordaz, consecuente con ideales que la llevaron a renunciar a sus privilegios aristocráticos; quien fuera, a un tiempo, cónyuge amorosa, sustento

en la vida material cotidiana y compañera de gran altura intelectual.

El joven filósofo, recreado en casi dos horas de ficción, asumió con vehemencia y certeza la lucha contra los horrores del naciente capitalismo. Comprendió, demostró y criticó las esencias explo-tadoras de ese sistema socioeconómico, y optó por estar en esa lucha al lado de los trabajadores y las trabajadoras. Testimonió la coherencia entre las ideas esgrimidas y la práctica de vida: interpretó el mundo y se dedicó a transformarlo. Fue más allá y planteó una alternativa: la sociedad comunista.

Este hombre cometió demasiadas transgresio-nes a lo largo de su vida como para ser perdonado por los usureros de la historia y sus emisarios. No deja de ser un fantasma impertinente que despierta la ira de los poderosos de la tierra; esos que ante el pavor de perder sus privilegios son ca-paces, para evitarlo, de los episodios más atroces. Marx, el aguafiestas de los conformistas, el agita-dor de muchedumbres, el que arenga a favor del poder de los sin poder, es un peligro con el que no han sabido lidiar.

El fardo de mentiras, medias verdades y tergi-versaciones vertido sobre su vida; la refinada, cien-tífica e ilustrada crítica que lo niega rotundamente; el intento de reducir sus ideas a la condición de utopía sin porvenir y las culpas endilgadas que no le tocan, se desvanecen ante su verdad diáfana, verificable, radical, punzante e incontestable.

No es por azar o por capricho que Marx re-gresa una y otra vez. Aún perdura un mundo de injusticias asentadas que debe ser interpretado, criticado y transformado.

No es casual que regrese joven, y te pregunte con talante radical: ”¿Cuál es tu posición política ante la vida?”. Si no te has hecho esta pregunta aún, entonces te recomiendo esta película.

Marx regresa una y otra vez

la amistad, la familia, el amor y la política atraviesan de lado a lado esta película que atrapa, sensibiliza, mueve el pensamiento, renueva la indignación, coloca a los personajes en su contexto y exige tomar partido sobre aquel pasado tan presente.

Por Ariel Dacal Díaz

CONTRAEL ACOSOPor Mónica Baró Sánchez*

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No, una no puede hacer ejercicios en paz por el paseo de Quinta Avenida ni en espacios similares sin que al me-nos cinco varones, si vas con suerte, te

molesten, te digan babosadas y te miren con caras de sabuesos con la lengua afuera. Con caras de tarados.

Si te estiras porque si la pierna y si haces abdo-minales porque si las nalgas. Recuerdan a jovenci-tos salidos de colegio de curas tras meses sin ver a una mujer.

A veces me dan ganas de quitarme un tenis y pegarles en la cabeza a ver si les mato un poco de neuronas obsoletas y empiezan a comportar-se como los hombres que deberían ser. o de salir yo una tarde y empezar a meterme con ellos en su mismo plan para que sientan lo insoportables que son. A ver si de una vez dejan de ver y tratar a las mujeres como algo con lo que tener sexo y des-cubren que somos personas, que sentimos, que pensamos y, sobre todo, que tenemos dignidad.

Ya no quiero que me miren así. Eso no me sube la autoestima. Que me miren como una cosa me humilla, me agrede. Yo no hago ejercicio para los hombres, no me pongo un vestido corto para los hombres, no me pinto los labios para los hom-bres, no bailo y me remeneo para los hombres, no sonrío para los hombres.

Todo lo hago para mí y por mí. Y yo soy bas-tante difícil de complacer. Cuando estoy sola sigo haciendo todo eso. Porque me gusta gustarme y cuando dejo de gustarme me desvivo por gustar-me otra vez. Yo a yo. No a nadie. Me gusta que me guste mi cuerpo cuando bailo, mis labios cuando los pinto, mi pelo cuando lo suelto, mis muslos y mi vientre cuando me visto corto y hasta mis liga-mentos cuando me estiro.

Las mujeres merecemos ser tratadas como mu-jeres, no como orificios. Sin importar lo que hagamos ni cómo nos vistamos. Yo estoy segura de que no hay un solo hombre que termine de hacer ejercicios y necesite publicar algo como esto. La paz hoy para mí es que si un hombre va a mirarme me mire a los ojos. Y guarde silencio. Porque casi siempre, digo para los defensores de "los piropos", por no decir que siempre, cuando un hombre te dice algo por la calle no es porque quiere llegar a conocerte y saber tus valores humanos, sino porque quiere humillarte. Entonces, paz.

Publicado originalmente en su muro de facebook.

* Finalista del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría de Texto en 2016.

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Fotos: WildyPor Mongui

N o…, no se trata de la popular melo-día que protagonizaron Mercedes Sosa, Tania Libertad o Fito Páez. Estamos hablando de la disposición

juvenil cubana para asumir cualquier labor, aún en las peores circunstancias.

Lo mismo vemos a nuestra juventud aco-metiendo tareas en el sector de los servicios, que en un puesto hospitalario. igual no anda perdido el relevo cuando enfrenta una empre-sa mixta o en el sector privado.

Por eso, este mes de mayo me uno a la celebración por el Día internacional de los Trabajadores, con la fe puesta en nuestros jó-venes, y al calor de la hermosa tonadilla cuyo comienzo no deja lugar a dudas:

Quién dijo que todo está perdido/ yo vengo a ofrecer mi corazón.

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Nuestras heroínas

en los videojuegosPor Enrique Tacoronte

“Lo siento Mario, pero la princesa está en otro castillo”… ¿Quién no leyó esto cada vez que terminábamos un jefe de nivel del primer juego de Super Mario, que llegó a

nuestras consolas por allá por 1985?Por supuesto, al final rescatábamos a la princesa

Peach, quizá el primer personaje protagónico femenino de la industria del videojuego, destinada a convertirse en ícono muy querido por todos los gamers.

De eso trata el tema de hoy, de nuestros persona-jes femeninos en los videojuegos, mujeres digitales que

serán recordadas siempre, heroínas capaces de salvar al mundo como nadie.

Poco después aparecieron nuevas figuras: la princesa Zelda, en la saga que lleva su nombre: Legend of Zelda, donde controlamos al entrañable Link en sus aventuras por el mundo de Hyrule.

Samus Aran, la cazarrecompensas intergalácti-ca de la serie Metroid, es para mí una de las figuras más espectaculares jamás creadas: sexy, silenciosa y con un arsenal enorme listo para combatir a sus

enemigos.De hecho, es el pri-

mer personaje feme-nino “jugable” en la historia del videojue-

go, y su leyenda y caris-ma la convierten

hoy día en uno de los íconos de la industria a la cual hacemos referencia.

Samus Aran. Saga Metroid.

Princesa Peach. saga Super Mario.

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otras propuestas que tienen mujeres extraordina-rias: MassEffect con la versión femenina de Shepard, la mística y sensual bayonetta, las chicas del DeadorAlive, las carismáticas protagonistas de la serie Uncharted, la nueva Aloy en su lucha contra los engendros me-cánicos de Horizon, las poderosas androides de Nier Autómata, y muchas más.

Numerosas son las mujeres en el universo de los videojuegos, tanto dentro de los mismos como de sus jugadoras, porque ya hay no pocas chicas que participan del entretenimiento y muchas son extre-madamente buenas en ello.

otras nos han consentido nuestro hobby a lo largo de los años: novias, madres, abuelas. A ellas, gracias, y que este pequeño homenaje sirva como reconocimiento; porque son grandes, son heroicas, dentro de un videojuego y fuera de él. Aprovecho para felicitar a todas las madres cubanas y del mundo. A la mía, el beso más grande. Ya saben, Alt + F4 y nos vemos.

Los juegos de pelea como Mortal Kombat, Street Fighter, Fatal Fury, Tekken, SoulCalibur y muchos otros, nos introdujeron protagonistas femeninas muy queridas hoy en día por la comunidad gamer mundial y cubana.

Chun-Li, Kitana, Milena, Sonyablade, MaiShiranui, Nina williams, Sophitia…, la lista casi interminable, cada una con su epopeya superinte-resante, repartiendo ostias a todo contendiente.

¿Quién en nuestro país no metía “killer combo” con orchid, una Fatality, o lo sacaban del ring con

golpe de ivy? Grandes momentos se vivieron con los juegos de pelea.

Aparecieron heroínas de argumentos más profundos, ya con grandes seme-

janzas a la vida real. En el caso de Lara Croft, desde 1996 la estamos

acompañando por sus viajes alrededor del mundo, descu-briendo tumbas y revelando secretos ocultos: una prota-gonista con enorme cantidad de fans que sigue creciendo, pues sus aventuras continúan

y las últimas entregas han re-sultado asombrosas.

La compañía japonesa SquareEnix también introdujo mujeres

memorables en su saga de rol Final Fantasy. Con cada historia aparecían figuras femeninas que se han quedado en nuestros corazones al paso de los años; algunas de ellas se han convertido en íconos de la moda, como Lightning, de la serie Final Fantasy XIII. De esta tengo grandes recuerdos de Rydia, Rose, Terra, Celes, Tifa, Aerith, Rinoa, Garnet…

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Personajes femeninos de la Saga Final Fantasy.

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¿POR QUÉHAY QUE DORMIR

A OSCURAS?

¿QUÉ PASA MIENTRAS DORMIMOS?

22:0023:0000:0001:0002:0003:0004:0005:0006:0007:00

En la sangre se duplica la cantidadde leucocitos y la temperatura corporal disminuye.

Cada célula pasa por procesos de recuperación.

La conciencia es dominada por los sueños mientras que el cerebro sigue trabajando.

Entra en la fase de sueño ligero.

Todos los órganos descansan, solo el hígado permanece activo limpiando el cuerpo.

La tensión arterial está en su nivel más bajo; el pulso y la respiración van a un ritmo lento.

Al cerebro le llega una cantidad mínima de sangre, por lo que no está preparado para despertarse.

Los riñones descansan, los músculos dormitan.

El cuerpo se prepara para despertar.

La hora estrella del sistema inmunológico.

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Ceciliael diablo ilustRado

Por tu simbólico nombre de Ceciliatan supremo que es el genio musical.

Por tu simpático rostro de africanacanelado se admiran los matices de un vergel.

Y por tu talla de arabesca diosa indiana,que es modelo de escultura del imperio

terrenal,ha surgido del alma y de la lira

del bardo que te cantacomo homenaje fieleste cantar cadente,

este arpegio armoniosoa la linda Cecilia

bella y feliz mujer

Empino mi voz hasta tu balcón, han pasado las doce de la noche. La guitarra a esta hora pa-rece tocar sola, es tan intensa su sonoridad… cual si tuviera alma. No te asomas a la ventana, mi santa Cecilia. Quiero emprender una nueva canción, pero un par de vecinos han encendido luces; de algún lugar gritaron ¡pssssió! Y temo que esta serenata termine “como la fiesta del Guatao”.

Por las adoquinadas calles, con paso len-to, apesadumbrado, voy de Manuel Corona. Pantalón “batahola” dril cien, guayabera plan-chada; sombrero de paño, a lo Gardel, y unos

zapatos de dos tonos bien lustrados, aunque ya tienen su hoyito en las suelas.

¿Por qué no quieres dar la cara? ¿Cómo es posible que no te asomes a mis ruegos cantados?

Cuán falso fue tu amor me has engañado,

el sentimiento aquel era fingido.

Solo siento, mujer, haber creídoque eras tú el ángel

que yo había soñado.

Si amas a alguien, déjalo ir. Si regresa, es tuyo. Si no regresa, nunca lo fue. Me repito una y otra vez como consuelo, pero tu imagen no se me aparta. Solo me ayuda un poco pensar que otros amigos han pasado por trances similares. oscarito (oscar Hernández), por ejemplo, cuan-do compuso “Ella y yo” estaba hecho tierra:

En el sendero de mi vida triste hallé una florque apenas su perfume delicioso me

embriagó.Cuando empezaba a percibir su aroma se

esfumóasí vive mi alma triste y sola, así vive mi amor.

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Luego la gente escucha las canciones y piensa solo en la belleza física de esas musas, imantadoras como tú, mi Cecilia; pero tu encan-to viene de más lejos: desde luces y sombras me has robado cuando mirábamos juntos una estre-lla, cuando compartimos dolores y esperanzas de nuestro barrio —que es la isla en peso— y hasta allende los mares. Todo tenía que ver con nosotros. Y, ya ves, ahora podría decir —como mis bardos amigos Manuel (Luna) y Agustín (Acosta)— que eres una especie de cleptómana:

Se hizo mi camaradapara cosas secretas,

cosas que solo sabenmujeres y poetas.

Pero llegó a tal puntosu indómita afición

que perturbó la calmade mis serenos días.

Era una cleptómanade bellas fruslerías

y sin embargo quisorobarme el corazón.

Y no vale mucho escapar hacia otra década; creo que el trovador siempre carga en el estu-che de su guitarra la melancolía, la mujer que no llegó. o será que casi siempre andamos sin un kilo en el bolsillo, o que también somos algo enamorados y nos salimos un poco del plato. El caso es que, ¡nada!, si salto de los años 30 ha-cia los 80, y, en vez de Manuel, me llamo Frank (Delgado), por ejemplo, tampoco logro una can-ción que me saque de ti.

Ay, amor, amor, si no eres míaal menos dame utopías,

pásame tus causas perdidas y como algo vitalsálvame de vez en cuando de mi soledad.

Podría decirme, buscando consuelo con Pablo Milanés, ´´hoy la vi y tenía un rostro ajeno al que yo amaba´ ,́ pero para sentir eso tendría que pasar mucho tiempo de tu ausencia y no basta saltar décadas para distanciarme. Aunque

si te empecinas en no abrir más tu ventana a mi canción sucederá inevitablemente que llegue el día en que nos reencontremos por la calle y en un primer momento ni te reconozca. Entonces sí podré asombrarme recordando desde Pablito:

Junto a ti, mi futuro de sueños llené,logré identificar tu belleza y el mundo al revés;

nos miraban de muy buena fe,nada cruel existía, si yo te veía, reía después.

Desperté la mañana en que no pudo serno sin antes jurar que si no era contigo, jamás,

que esta herida me habría de matar,y heme aquí, ¡qué destino!,

que ni el nombre tuyo pude recordar.

Se me pierde mi tiempo —a fin de cuentas el trovador es de siempre—, vago por la calle San Lázaro, bajando desde la Universidad, voy penando ensimismado hasta llegar, casi auto-máticamente a belascoaín, al eterno Café Vista Alegre, en el que sin falta estará buena parte de la grey en la descarga, la broma, la sustanciosa charla entre tragos, al amparo del Malecón.

Hago un gesto de saludo general con la mano, me acerco a la barra y pido un doble. Abrazo a José Antonio (Méndez) al que hace rato no veía, beso a Miriam (Ramos), y a Marta (Valdés) que me miran piadosamente sonrientes, con sana picardía. Han captado por mi aspecto la mosca que me ha picado y me susurran a dúo:

Las caras conocidasme parecen raras.

Las cosas más absurdasme resultan claras.

Camino cuadras y cuadrascantando en voz alta,

nadie se explica lo que me pasa.El mundo está al revés para mí.

Asiento con la cabeza, no puedo ocultar que estoy enamorado como un muchacho y ante el filin no hay sentimiento enterrado.

Alguna que otra mujer merodea a los bar-dos. Justa (García) y Gunilla (Tulehag) le hacen coros a Miguel (Matamoros) que está ya con

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buena carga —no me explico cómo no se le enreda la lengua pues canta como los dioses:

En la noche triunfal, bajo el divinoresplandor de la luna encantadora,desgrané mi canción triste y sonora,

como el canto ideal del peregrinoque a los pies del amor suplica y llora.

Me ha retratado como si supiera mi chas-co contigo. La vida está dura; apenas podemos cantar en algún que otro bar por una propinita, a veces buscamos el sustento en los tranvías; con un poco de suerte, nos cae algún conciertico en el teatro Campoamor o en el Payret. Pero aquí en nuestro café nos dan fiado, nos apuntan en el hielo la cervecita, el doble, la caldosa —por si al-gún día la fama… y, a las mejores, aparece algún mecenas.

Miguel me saluda extendiendo la guitarra, me acerco a su mesa que centra la cantata y con pie en el taburete suelto cantando el muerto que llevo dentro:

Solo siento el haberte prodigadomi amante corazón triste y herido.

Y lo has herido túy hasta has vendido por vil metal

tu corazón ajado.

Pablito (Milanés) me hace una segunda que espesa la melodía, y hasta me pongo guapo en mi despecho:

Conque te vendes, ehnoticia grata.

No creas que te odio y te desprecio.Y aunque tengo poco oro y poca plata,y en materia de compras soy un necio,

espero que te pongas más barata,sé que algún día bajarás de precio.

otra voz desde la puerta se suma por arriba, haciendo una especie de falsete —a esta hora de la madrugada llega “encendido”: seguro que an-daba pasando el cepillo por el Malecón. Todavía es bartolo, está a punto de irse con Miguel y su

Conjunto para México; allá Cueto lo convencerá de que nunca va a triunfar con nombre de burro, y entonces optará por ser —sin sospechar que para la eternidad— el benny.

Para qué perder el tiempopara qué volvernos locossi tú sabes que nosotros

no nos comprendemos ya.

Y tengo fe en que tú comprendascomo yo lo he comprendido

que nuestro amor se ha perdido como una estrella fugaz.

Su voz es un cristal y me parte la vida. Te veo delante de mí, en tu triste oficio que no comparto; aunque llego a comprender la situación. Cuando bartolo termina, se suena un cañangazo y me tira el brazo por el hom-bro: “¡Manuel, cará! Tantas hembras que se te dan y tú encabritao con Cecilia. La verdad es que ella le enciende la cachimba a cualquie-ra, pero tú tienes miel pa’ las señoritas, viejo” —enfatiza, y los colegas ríen. Noel (Nicola) que está sentado junto a la ventana con Sara (González) hace una mueca agridulce, negan-do con la cabeza, le da una bocanada al ciga-rrillo y se me acerca con cara de Humphrey bogart; bajito, con voz rajada, me dice: “ojalá yo fuera como tú, un trovador con suerte”. ¿Suerte? Le abro los brazos y él solo musita, medio entonando:

Lo que no te perdono es haberme besado con tanta alevosía.

Tengo testigos: un perro, la madrugada y el frío.

Y eso sí que no te lo perdono,pues si te lo perdonoseguro que lo olvido.

Silvio (Rodríguez), para alentarme, me cuenta una historia suya similar y sentencia: “pero entonces lloraba por mí y ahora lloro por verla morir”. Sindo (Garay) y Vicente (Feliú), a capela me cantan

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—no puedo precisar si en son de pena o en son de broma:

Las amargas verdades que me dijiste cuando en busca de amor

llamé a tu pecho,no sabes el inmenso mal

que tú me has hecho,estoy muy triste, estoy muy triste

por aquellas palabras que me dijiste…

Quiero fingir un poco de machismo para ocultar el estado depresivo, pero estos herma-nos de guitarra me conocen tanto, que no vale la pena. Hasta Gerardo (Alfonso) que llega con dos cervezas, a sentarse a la mesa con Xiomara (Laugart) y que suponía ajeno a lo que se iba convirtiendo en un “cuero” colectivo, me hace un guiño al pasar por mi lado, y ladeando la cabeza, con cara socarrona silva una canción suya que conozco bien —-y no hay casualidad:

Caminamos sobre el mar,sobre hojas se cristal que saltaban.

Nunca supe qué pasó,tu beso se oscureció en mi almohada.

Y hoy, que los días parecen niños,corriendo con las manos agarradas,

tú no pasas,y hoy, que la vida salta desnuda

y grita su existencia encabritada,eres nada.

Desde la esquina de la barra me llaman Galarraga y Graciano (Gómez). Me huelo el com-plot y me resisto, pero insisten, y como quien es-pera la siguiente broma, casi encogido, escojo una banqueta entre ellos.

El poeta ha escrito sobre una servilleta unos versos a los que el trovador les busca su melodía…

Yo sé de una mujer que mi alma nombra,siempre con la más íntima tristeza,

que arrojó por el lodo su bellezalo mismo que un diamante en una alfombra.

Mas de aquella mujer lo que asombraes ver cómo en un antro de bajeza

conserva inmaculada su purezacomo un astro su luz entre las sombras.

Es cierto que eres una de esas que lla-man “mujeres de la vida”, pero te conozco bien y sé cuánto brilla tu espíritu. Una mujer no vuela sin plumas en su alma. Cierto que aquella primera noche la pagué, pero no po-dré olvidar tu expresión tan sincera cuando de retorno te dije que pagaría únicamente por conversar...

Cuando la hallé en el hondo precipiciodel repugnante lodazal humanola vi tan inconsciente de su oficio

que con mística unción besé sus manos.Y pensar que hay quien vive junto al vicio

como vive una flor junto a un pantano.

Tal vez fui algo duro, Cecilia. Lloraste amarga-mente mientras me repetías que ya no tenías otra salida. Hasta medio filósofo me puse, enterneci-do ante tus ojos suplicantes:

No es tu cuerpo de abril lo que ofreces, entregas tu derecho a confesarte, entregas la ocasión de ser tallada: sin las desesperadas manos del artista se queda una escultura en solo una silueta manoseada. No es tu cuerpo —mi amor— lo que apuestas de vuelta a la almoha-da tras tantas preguntas que olvida esa boca viajando en orgasmos que tiran su puerta en la cara. No es tu cuerpo —mi amor— son respues-tas: te va arruinando la ilusión cada jugada. No es tu cuerpo de abril el mendigo de las madru-gadas es el disfraz de un carnaval donde eres solo un arlequín que hace piruetas con el alma arrodillada.

No es tu cuerpo de abril lo que vendes, no es tu cuerpo —mi amor— lo que pagan: es el tiem-po de hacerte un abrigo, es el tiempo de ser… que se escapa.

No; me resisto a creer que te burlabas: Alguna razón habrás tenido para no aparecer

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en tu ventana cuando mi serenata te confería el altar de sagrada mujer. Tal vez temías a la burla de los vecinos, quizás quisiste prote-germe de miradas. Hasta llego a pensar que me quieres liberar de ti, temiendo que la vida conmigo no baste para borrar tu pasado.

Los bardos se han ido despidiendo, como deshojándose cada uno hacia su época: cada cual con sus musas —cándidas, pícaras, esqui-vas, apegadas—, cargados todos de sueños y penas, ilusiones. Pablito sale silbando con el brazo por encima de Miguel, se cruzan en la puerta con Carlitos (Varela) que venía con Marta (Campos), pero los convencen de que el Café estaba al cerrar y cambian de rumbo. Tratan de que Noel se sume, pero dice que se queda un trago más. Silvio coge otro destino y se aleja canturreando:

Anda, corre adonde debas irAnda, que te espera el porvenirVuela, que los cisnes están vivos

Mi canto está conmigoNo tengo soledad.

No sé que haré mañana, ahora la bru-ma del amanecer me dice que ya es hora de partir. Las olas salpican sobre el muro. Con mi guitarra al hombro voy hacia la intermitente luz de la farola del Morro. Se me alumbra una frase, me siento en el contén y busco entre los acordes una nueva vida. Se apodera de mí esa angustia sabrosa de luchar contra el silencio para sacar otra historia de la guitarra. Algo se escapa, ¡ahhh!.. algo aparece… A fin de cuentas, la trova es para eso: para remoler las llagas internas, ennoblecerlas con la imagina-ción y volcarlas sobre la música. Cantar jugán-doselo todo en cada frase, para que quienes vengan luego encuentren algo menos espi-noso su camino, o, al menos, ya cantadas sus desdichas —lo cual si no es remedio, alivia. Así, de tal manera, que ahora es mi sedante Santa Cecilia, aunque no lleves ese nombre y yo, en lugar de Corona, sea simplemente…

El Diablo Ilustrado

Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:yo, porque tú eras lo que yo más amaba;y tú, porque yo era el que te amaba más.

Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,

pero a ti no te amarán como te amaba yo.ernesto Cardenal

el gorrión y la flor

Una vez,asomado al balcón,

vi una flor que entregabasu figura embriagadaa un humilde gorrión.

Despuésrevolcó su estación;

su promesa empinada afanosa buscaba

robarle el corazón.

Y vi cómo, contento,el gorrión se marchó

y la flor, maliciosa, para sí sonrió.

Y vi que al otro día,cuando volvió el gorrión,

la flor le dijo: —Vete;todo fue tu ilusión.

Ayerfui de nuevo al balcón,

vi al gorrión que pasabay en su vuelo silbaba

el amor que lloró.

Después,al cerrar el portón,

—que lástima me daba—en un rincón estabamarchitando la flor.

miguel Ángel olivares

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Mi nombre es Daimara Castro Atencio, vivo en bayamo, Granma. Soy una chica de veinticuatro años que desde muy pequeña leía la revista. Felicidades a todos los que aportan ideas y opiniones que ayudan a que sea la mejor publicación de la Casa Editora Abril (sin menospreciar a las demás). Desafortunadamente no puedo leerla cada mes porque escasean mucho, pero cuando las compro las disfruto enormemente. En el número 348 salió la carta de Jorge Echemendía betancourt en la cual agradecía a la publicación, porque gracias a ella encontró su amor verdadero, tengo que decirles que lloré de emoción, de alegría, me parecía una novela. Deseo ex-presar, además, que me gustan los temas relacionados con la sexualidad, las relaciones de pareja, las iTS que afectan a tantas personas. También son de gran interés los de la violencia contra la mujer; por cierto, solo pude leer el segundo lugar del concurso ”Decir te quiero” y les confieso que me impactó bastante. Ahora quiero aprovechar la oportunidad para decirles que tengo un hermanito de veintiún años que se llama José Raúl y es autista, no co-nozco esa enfermedad a fondo y presenta a veces crisis de violencia, no sé si por el autismo o por el retraso mental causado por una operación cuando tenía solamente un año. Me gustaría que trataran el tema de esta enferme-dad para comprender el mundo de mi hermano. A Rauli le gusta mucho la música y eso es lo único que lo controla. De mi parte, solo me resta reco-mendarles que sigan trabajando de esa forma y por favor no cambien, por-que si lo hacen dejan de ser ustedes. Quisiera que publicaran mi dirección para tener amigos de toda Cuba.

besos, los quiero.

mi carta

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daimara Castro atencio, Calle 10 No.4 e/ 39 y 41, Reparto Rosa La Bayamesa, Bayamo, GR, CP 88 700.

Queridos amigos de SomoS JóveneS:

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Las reglas del SuDoKu son muy simples. En este rompecabezas no se trata de sumar nada con los números, ni que estos tengan un orden lógico, sino que jugamos con ellos como si fueran piezas de un puzzle, sin repetir ninguna, ni en horizontal (filas), ni vertical (columnas), ni en las cajas de 3x3.

Cada una de las filas en SuDoKu está compuesta por nueve celdas en las que debes poner la serie de números del uno al nueve en el orden que creas oportuno, pero sin repetirlo y, obviamente, sin dejar ninguno por poner.

A su vez, las columnas también tienen la misma estructura que las filas, solo que en vertical, y también sus condiciones de juego; es decir, al colocar un número en una fila tienes que tener en cuenta que no se repita en la columna en la que está incluido.

No conformes con esto, el juego se complica un poco más con las cajas de 3x3. Todas ellas deben contener en su interior la serie completa del uno al nueve.

ej.

sudokuPa

satie

mpo

s

Reglas del sudoku

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contra la violencia de género