Periodismo literario o narrativo del siglo XXI. Luis Guillermo Ramírez Hernández.

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN PERIODISMO LITERARIO O NARRATIVO DEL SIGLO XXI TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES CON ORIENTACIÓN EN COMUNICACIÓN PRESENTA: LUIS GUILLERMO RAMÍREZ HERNÁNDEZ ASESORA: DOCTORA SUSANA GONZÁLEZ REYNA México, D.F., enero de 2014

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Tesis de maestría en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación que presenta Luis Guillermo Ramírez Hernández.

Transcript of Periodismo literario o narrativo del siglo XXI. Luis Guillermo Ramírez Hernández.

  • UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    POSGRADO EN CIENCIAS POLTICAS Y SOCIALES

    FACULTAD DE CIENCIAS POLTICAS Y SOCIALES

    MAESTRA EN COMUNICACIN

    PERIODISMO LITERARIO O NARRATIVO DEL SIGLO XXI

    TESIS

    QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE:

    MAESTRO EN CIENCIAS POLTICAS Y SOCIALES

    CON ORIENTACIN EN COMUNICACIN

    PRESENTA:

    LUIS GUILLERMO RAMREZ HERNNDEZ

    ASESORA:

    DOCTORA SUSANA GONZLEZ REYNA

    Mxico, D.F., enero de 2014

    RicardoTexto escrito a mquinaFACULTAD DE CIENCIAS POLTICAS Y SOCIALES

    RicardoTexto escrito a mquina

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    AGRADECIMIENTOS:

    A la Doctora Susana Gonzlez Reyna, por su paciencia y su

    luminosa directriz.

    A la Doctora Francisca Robles, por su orientacin precisa.

    A las Doctoras Evelyn Castro y Eva Salgado, as como al Maestro

    Rodrigo Martnez, por sus generosas contribuciones.

    DEDICATORIAS:

    Al Doctor Albert Chilln y a su equipo de colaboradores en el

    Mster en Comunicacin, Periodismo y Humanidades de la

    Universidad Autnoma de Barcelona, por un semestre lleno de

    hallazgos que abrieron para mi un universo de conocimientos

    nuevos.

    A mis queridos maestros Ren Avils y Diego Lizarazo, cuyo

    respaldo me esforc por honrar a lo largo de este posgrado.

    A mi familia, por supuesto, cuyo amor y cercana son permanentes, a

    pesar de mis constantes ausencias.

    A mi compaero de vida, quien camina a mi lado, me sostiene a

    veces, me alumbra siempre, soporta todas mis locuras y nunca deja

    de decirme intntalo.

    ESTA TESIS DE MAESTRA HA SIDO FINANCIADA CON RECURSOS PBLICOS

    DE LA BECA POSGRADO NACIONAL DE EXCELENCIA

    CONACYT 2011-2013

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    INDICE

    Introduccin.. 06

    Captulo 1. Periodismo y literatura: un dilogo de muchos

    1.1 El periodismo como interpretacin de la realidad .... 12

    1.2 Paradigmas objetivista y subjetivista........ 16

    1.3 Literatura y relato: un acercamiento............................. 26

    Captulo 2. Caractersticas de un macrognero

    2.1 El periodismo en la era de la Postficcin.......... 31

    2.2 Nuevas denominaciones: Periodismo Literario Periodismo Narrativo.. 35

    2.3 Principio y auge de un macrognero....... 38

    2.4 Dos siglos en Mxico y Amrica Latina........................ 44

    2.5 Aportaciones de la literatura al periodismo.... 47

    Captulo 3. Descripcin de modelos contemporneos

    3.1 Modelo de reportaje .................. 66

    3.2 Cuestionario con Leila Guerriero...... 92

    3.3 Modelo de perfil........ 93

    3.4 Cuestionario con Alberto Salcedo Ramos................ 108

    3.5 Modelo de crnica. ... 109

    3.6 Cuestionario con Alma Guillermoprieto... 119

    3.7 Modelo de noticia.......... 120

    3.8 Cuestionario con Marcela Turati... 134

    3.9 Presentacin de hallazgos.. 137

    Ensayo de Conclusiones........ 140

    Anexo. Mtodo de instruccin para el Periodismo Literario o Narrativo del siglo XXI 151

    Introduccin........ 152

    Idea rectora 1: poca de experimentacin e hibridacin........ 153

    Idea rectora 2: Diferencias con el periodismo tradicional......... 157

    Idea rectora 3: Narrar la noticia......... 162

    Idea rectora 4: Las escenas en el periodismo............. 167

    Idea rectora 5: La inmersin en el periodismo........... 173

    Secuencia temtica adicional.............. 179

    Estudio complementario..... 192

    Bibliografa, Hemerografa y Netnografa.. 208

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    INTRODUCCIN

    Esta investigacin parte de una inquietud profesional: en mi condicin de periodista en

    activo, durante la ltima dcada he estado en contacto, cada vez con mayor recurrencia y

    profundidad, con cierto gnero de textos periodsticos que parecen recurrir a la literatura,

    que utilizan sus recursos expresivos para constituirse, sin renunciar a su categora de

    producto genuinamente informativo.

    Yo mismo, de manera intuitiva, he trabajado textos en los que deliberadamente hago uso de

    recursos expresivos literarios, como una forma alternativa de narrar, con mayor

    profundidad y riqueza, sucesos noticiosos que deseo fijar en la mente de mis lectores.

    Esa inquietud me hizo plantearme una serie de interrogantes, que constituyen la columna

    vertebral de mi investigacin:

    - El periodismo puede enriquecerse con la literatura?

    - Qu cualidades adquiere el periodismo con la utilizacin de recursos

    expresivos considerados propios de la literatura?

    - Puede sistematizarse en un mtodo didctico la metodologa periodstica y la

    utilizacin de recursos expresivos de la literatura, para crear textos periodsticos

    de ndole literaria?

    Las mltiples respuestas a esas interrogantes constituyen el cuerpo de una investigacin que

    parte de estos hallazgos:

    El periodismo y la literatura se imbrican. Se han vinculado por siglos, abiertamente o de

    forma disimulada, segn los ciclos histricos y las necesidades expresivas que han

    atravesado en los ltimos trescientos aos, porque residen en territorios contiguos de

    fronteras muy porosas. En la ltima centuria, sin embargo, las fronteras que separaron

    ambos territorios fueron profundizadas por las respectivas teoras hegemnicas: aquella que

    asign al periodismo la objetividad como dogma de fe y un hipottico lenguaje periodstico

    como axioma de conveniencia, as como, del otro lado, la que endilg a la literatura la

    ficcionalidad como requisito distintivo y la supuesta posesin de un lenguaje literario,

    particular y excluyente.

    A partir del ltimo cuarto del siglo XX, empero, algunos estudiosos de la comunicacin

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    periodstica, entre ellos Albert Chilln, Norman Sims, Juan Jos Hoyos, Mark Kramer,

    Mara Angulo -entre otros, cuyas consideraciones habr de presentar a lo largo de esta

    investigacin- volvieron los ojos hacia productos francamente heterogneos, para

    analizarlos y situarlos en un nuevo espacio especfico y particular, bajo una denominacin

    comn.

    Con sus reflexiones, que abrevaron de la teora periodstica, la teora literaria y diversos

    campos filosficos, filolgicos, sociolgicos y lingsticos hasta ahora no tan

    especficamente vinculados con el periodismo, descompusieron aquellos tradicionales

    mrgenes limtrofes entre ambas disciplinas y reconocieron la existencia de productos que

    no son exclusivamente periodsticos ni nicamente literarios, sino que son abiertamente

    hbridos y explcitamente subjetivos.

    Los identificaron en un espacio y un tiempo precisos. Analizaron sus formas y les dieron

    ese sentido inconfundible de hbridos, que hoy constituye lo que algunos de ellos

    denominan un macrognero (un gnero que es suma de distintos gneros).

    Ubicaron su presumible nacimiento en los reportajes novelados y las crnicas periodsticas

    del siglo XVIII, a los que se sucedi el trabajo periodstico de los realistas europeos y los

    modernistas latinoamericanos del siglo XIX.

    Encontraron las marcas de esa hibridacin en el periodismo norteamericano de los primeros

    aos del naciente siglo XX y su prolongacin, a lo largo de ese siglo, en los relatos de las

    revoluciones mexicana y rusa, la guerra civil espaola, las dos guerras mundiales, las

    guerras de Corea y Vietnam, las sociedades crispadas y atribuladas de la segunda mitad del

    siglo, el horror dictatorial latinoamericano, el genocidio africano, la convulsin asitica y,

    desde el ltimo tercio del siglo hasta el periodo de transicin entre milenios, la confusin

    global de hoy.

    Lo designaron Periodismo Literario. Tambin Periodismo Narrativo. Trminos inherentes

    que, para efectos de esta tesis, utilizar reiteradamente en relacin a su compatibilidad: si

    bien no puede establecerse una sinonimia concluyente, debido a matices que habr de

    mencionar en su oportunidad, s se utilizan indistintamente en las reflexiones acadmicas

    que constituyen el cuerpo terico de este trabajo, pues responden a una misma cualidad: la

    utilizacin deliberada de recursos expresivos considerados como propios de la literatura en

    la creacin de textos periodsticos.

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    En ese momento histrico es que enmarco esta investigacin. Bajo ambas denominaciones,

    consolidadas en los aos recientes, se comienza a reunir una inmensa obra periodstico-

    literaria, periodstico- narrativa, creada sobre una mixtura precisa: la utilizacin de los

    recursos expresivos y los gneros considerados propios de la literatura (todos los gneros,

    todos los recursos: de la dramatizacin, la escenificacin y el lirismo, a la personificacin,

    la descripcin profusa, la narracin, los clmax, pasando por la voz de autor, la inmersin,

    los usos simblicos del lenguaje y las figuras retricas) en productos informativos que

    mantienen un apego irrestricto a lo verdico, en cualquiera de los gneros periodsticos

    tradicionales (desde la noticia hasta la crnica, pasando por la entrevista, el reportaje, el

    perfil, la columna de opinin, el editorial, el cuadro de costumbres y el ensayo).

    Este conocimiento, surgido de la revisin de la bibliografa ms actualizada sobre el tema,

    la mayora de sta no disponible an en Mxico, constituye el cuerpo de los captulos 1 y 2

    de este trabajo de investigacin, que deben leerse como un conjunto integrado. Respondo

    as, de manera lo ms amplia que me fue posible, a las interrogantes iniciales que

    motivaron mi investigacin.

    Debido a que me era muy necesario, adems, encontrar las marcas de este gnero en textos

    periodsticos actuales, el Captulo 3 de esta investigacin describe cuatro modelos, cuya

    eleccin se ha regido por estos criterios:

    1.- Escritos por periodistas profesionales de la actualidad, con reconocimiento

    pblico y presencia en los medios de comunicacin mexicanos.

    2.- Representan alguno de los gneros periodsticos tradicionales: noticia, entrevista,

    reportaje y crnica.

    3.-Escritos durante la ltima dcada.

    Los hallazgos de tal ejercicio, que pueden revisarse en el ensayo de conclusiones del

    Captulo 3, me permite reconocer, mediante una descripcin sencilla, las aportaciones

    literarias y las aportaciones periodsticas en los textos muestra, en los cuales determino la

    presencia de caractersticas periodstico literarias establecidas por los acadmicos, tal como

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    sustentan los dos primeros captulos de esta investigacin.

    Para establecer las motivaciones estticas y creativas de los respectivos autores de los

    textos, elabor un cuestionario, que fue respondido por cada uno de ellos. De tal forma,

    pude conocer de primera mano sus puntos de vista. La seleccin de textos y autores qued

    conformada as:

    Gnero: Reportaje El rastro en los huesos

    Leila Guerriero, periodista argentina contempornea, identificada en el

    continente como una de las principales exponentes del periodismo literario.

    Autora de los libros Los suicidas del fin del mundo. Crnica de un pueblo

    patagnico (2005), de Frutos extraos. Crnicas reunidas (2009) y de Plano

    americano. 21 perfiles de artistas (2012). Se inici como reportera en Pgina

    12 de Buenos Aires en el ao 1992.

    Gnero: Entrevista/Perfil Memorias del ltimo valiente

    Alberto Salcedo Ramos, periodista colombiano, considerado el mejor cronista

    del continente, ganador de premios nacionales e internacionales. Autor de La

    eterna parranda. Crnicas 1997-2011 (2011), El oro y la oscuridad (2005). Se

    inici como reportero en El Espectador de Bogot en 1986.

    Gnero: Noticia La descomposicin nacional

    Marcela Turati, periodista mexicana. Ganadora de premios nacionales e

    internacionales de periodismo. Autora de Fuego cruzado (2011) y coautora de

    Entre las cenizas (2012). Se inici como reportera en Reforma de la ciudad de

    Mxico en 1997.

    Gnero: Crnica Las cholitas se divierten

    Alma Guillermoprieto, periodista mexicana contempornea. Es la nica

    mexicana que ha sido contratada por The New Yorker, la revista de periodismo

    literario ms prestigiada en el mundo. Autora de Al pie de un volcn te escribo.

    Crnicas latinoamericanas (1995), El ao que no fuimos felices (2005) y La

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    Habana en un espejo (2003), publicados todos primero en ingls. Se inici

    como reportera en The Guardian en los aos 70.

    Con todo este bagaje me fue posible proponer una respuesta sustentada a la ltima de mis

    preguntas de investigacin: la pertinencia de crear un mtodo de instruccin que

    sistematizara el conocimiento acumulado respecto del gnero periodstico literario o

    periodstico narrativo.

    Esta investigacin, por lo tanto, es tambin una suma en s mismo: as como doy cuenta de

    las principales reflexiones acadmicas sobre el periodismo que utiliza recursos expresivos

    de la literatura, recurro a la descripcin de textos contemporneos, pregunto a los autores

    sus motivaciones estilsticas y su metodologa de creacin y, con todo ese bagaje, propongo

    un mtodo de instruccin bsica, que considero idneo para periodistas en activo.

    A lo largo de la investigacin cito en extenso la teora que Albert Chilln (1999: 400) ha

    denominado Comparatismo Periodstico Literario, porque considero que logra explicar con

    precisin cmo pueden conjuntarse los estudios de la literatura comparada y el periodismo,

    para conformar, tal como lo concibe su autor:

    un mtodo de conocimiento que se define por dos rasgos esenciales: en primer lugar,

    la investigacin semntica de un objeto de conocimiento formado por las relaciones

    diacrnicas y sincrnicas entre la cultura literaria y la cultura periodstica; despus,

    el estudio de tal objeto de conocimiento desde una perspectiva netamente

    interdisciplinaria, que conjuga ad hoc las aportaciones tericas y metodolgicas de

    los estudios periodsticos y comunicolgicos, de un lado, y de los estudios literarios

    y lingsticos, de otro.

    De tal manera, el cuerpo de mi investigacin ha de ser ledo entonces como una sucesin de

    etapas que se complementan y conjuntan para crear un todo que aporte una compilacin

    actualizada del gnero denominado Periodismo Literario o Periodismo Narrativo:

    Captulo 1. Periodismo y Literatura: un dilogo de muchos.- Presento un

    dilogo entre los diversos estudios acadmicos existentes sobre el periodismo

    como un mtodo de interpretacin de la realidad, as como los paradigmas

    objetivista, que ha dominado por ms de cien aos, y subjetivista, que ha

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    tomado fuerza en los ltimos aos. De igual manera me acerco a la nocin de

    literatura, particularmente a la Teora del Relato y a la revisin de figuras

    retricas, que me servirn para explicar cules son las aportaciones concretas

    que hacen estas categoras al periodismo.

    Captulo 2. Caractersticas de un macrognero.- Una vez reconocidas las

    marcas del periodismo y de la literatura, establezco los rasgos ms

    caractersticos del gnero, sus caractersticas ms notorias y la forma en que los

    recursos expresivos de la literatura se han utilizado en el periodismo. Hago un

    recorrido histrico, para explicar bajo qu circunstancias y en qu condiciones

    periodsticas, estilsticas y de composicin se ha forjado el gnero, su evolucin,

    as como sus principales diferencias respecto del periodismo tradicional.

    Captulo 3. Descripcin de modelos contemporneos.- Recurro a la

    descripcin de modelos contemporneos, tanto de Mxico como de otras

    latitudes, para comprobar la vigencia del gnero. Aado un cuestionario dirigido

    con los autores, para conocer las motivaciones estticas y de creacin que, desde

    el periodismo, derivaron en la construccin de sus textos, su metodologa de

    trabajo y la delimitacin tica y esttica del uso de figuras retricas. Todo esto

    me permite entender qu dinmicas pueden aplicarse para la creacin del gnero

    periodstico literario o periodstico narrativo.

    Ensayo de Conclusiones.- En este apartado conjunto, en un ensayo, el

    conocimiento recopilado a lo largo de toda la investigacin y marco las reas en

    que se podran enfocar estudios futuros ms profundos y focalizados.

    Anexo. Mtodo de instruccin para el Periodismo Literario o Narrativo

    del siglo XXI.- Reunido el conocimiento de los captulos antecedentes,

    propongo un Mtodo de Instruccin para el Periodismo Literario o Narrativo,

    en el cual se articula una propuesta docente integral, aplicable a cualquier

    institucin pblica o privada.

  • 12

    El hombre es hombre gracias al lenguaje, gracias a la

    metfora original que lo hizo ser otro y lo separ del mundo

    natural. El hombre es un ser que se ha creado a s mismo al

    crear un lenguaje. Por la palabra, el hombre es una metfora de

    s mismo.

    Octavio Paz. El arco y la lira

    CAPTULO 1

    PERIODISMO Y LITERATURA: UN DILOGO DE MUCHOS

    1.1 EL PERIODISMO COMO INTERPRETACIN DE LA REALIDAD

    Una de las definiciones ms consolidadas en el mbito hispanoamericano de los estudios de

    comunicacin, autora de Lorenzo Gomis (1990: 38), establece que el periodismo es un

    mtodo de interpretacin sucesiva de la realidad. En tal enunciado, como explica el autor,

    por interpretacin se debe entender la comprensin y expresin de un hecho1 seleccionado,

    elaborado y presentado, cuando no formado, por los medios o el propio periodista.

    Interpretacin que, adems, permite dar forma precisa a hechos de la vida moderna para

    que se los pueda distinguir. sta erige al mediador en sujeto comunicacionalmente

    multifuncional que, al mismo tiempo puede recibir, emitir o ser fuente de mensajes

    diversos, que los decodifica, elabora, combina o transforma. Esa interpretacin, adems, es

    sucesiva, dice Gomis, porque comienza y termina con cada edicin. Con cada producto

    nuevo.

    El autor seala cinco supuestos bsicos en los que sustancia su nocin:

    1) La realidad puede fragmentarse en periodos.

    2) La realidad puede fragmentarse en unidades completas e independientes

    (hechos) capaces de interpretarse en forma de textos breves y autnomos (noticias).

    3) La realidad interpretada debe poder asimilarse de forma satisfactoria en 1 Es conveniente puntualizar la aclaracin que hace el propio Gomis (1990: 40) empleamos la palabra hecho donde los ingleses y norteamericanos dicen event y los franceses fait y la preferimos sobre acontecimiento, pues esta sugiere un hecho de especial relevancia, o sobre suceso que evoca crmenes y catstrofes. Hecho corresponde pues a lo que Parsons llama acto.

  • 13

    distintos y variables tiempos por un pblico heterogneo.

    4) La realidad interpretada debe encajarse en un espacio y tiempo dados (la

    superficie del medio que la difunde).

    5) La realidad interpretada debe llegar al pblico de modo completo, a travs de

    una gama de filtros y formas convencionales (los gneros periodsticos) que le

    permitan entenderlos mejor.

    Esta definicin del periodismo como un acto de interpretacin desarticula a su antecedente

    ms prxima, la llamada Teora del Espejo, explicada por Felipe Pena de Olivera (2006:

    135): las noticias son del modo que las conocemos porque la realidad as las determina. La

    prensa funciona como espejo de lo real, presentando un reflejo claro de los acontecimientos

    de lo cotidiano. En virtud de esa teora, el periodista es un mediador desinteresado, cuya

    misin es observar la realidad y emitir un informe equilibrado y honesto sobre sus

    observaciones, con el cuidado de no presentar opiniones personales. Esta teora fue

    utilizada desde el siglo XIX, cuando se apel, desde distintas posiciones, a una pretendida

    visin reflectora del periodismo, como la acu Lippman (2003: 67): el periodismo como

    espejo de la realidad, refleja a la sociedad que observa y proporciona el rigor del cientfico

    al periodista para evitar la subjetividad. Pero el espejo no toma decisiones, reconsidera

    Gomis (1990:38) y quienes utilizan los medios para la difusin de mensajes, s. Y en esa

    mediacin no slo transmiten los hechos, sino que los preparan, elaboran y presentan a

    travs de un vehculo fundamental: el lenguaje.

    La tesis de Gomis puede insertarse en terrenos de lo que se identifica como Teora del

    newsmaking: el periodismo est lejos de ser un espejo de lo real. Es la construccin social

    de una supuesta realidad. Es en el trabajo de la enunciacin donde los periodistas producen

    los discursos que, sometidos a una serie de operaciones y presiones sociales, constituyen lo

    que el sentido comn de las redacciones llama noticia, (en Pena de Oliveira, 2006: 138).

    Es coincidente, en buena medida, con lo que Jos Luis Martnez Albertos (1983:75) ha

    considerado en los aos 80: el periodista es un operador semntico, es decir, el hombre o

    equipo humano que elige la forma y el contenido de los mensajes, dentro de un abanico

    ms o menos amplio de posibilidades combinatorias. Tambin converge con lo que ha

    expuesto Hctor Borrat (2006: 22), en torno de que el periodismo es la interpretacin de

    los acontecimientos y sobre todo se conecta con lo que define Albert Chilln (1999:16):

  • 14

    el periodista es, ante todo, sujeto empalabrador2 de una realidad no nica y unvoca, sino

    polifactica y plurvoca, previamente empalabrada por otros.

    Tanto para Gomis como para Chilln y, en buena medida para Martnez Albertos y Borrat,

    la interpretacin de la realidad a travs del periodismo es principalmente lingstica, ya que

    redactar viene de reducir. La reduccin del hecho al lenguaje equivale a la redaccin del

    hecho como noticia (en Gomis, 1990: 41).

    Con un matiz interesante, Luis Nez Ladevze (1995:30) afirma adems que la

    interpretacin que hace el periodista es especficamente sobre el acontecer, esto es, sobre

    los acontecimientos del da a da, para lo cual el mediador se vale de reglas que le permiten

    evaluar qu interesa, en qu grado, qu merece ser noticia y cmo ha de transmitirse. El

    periodista a la vez que productor de un texto, es un intrprete del contexto en el que la

    informacin se produce, lo que permite diferenciar que los acontecimientos se producen

    por s mismos, en tanto que hechos, pero cuando son convertidos en textos o noticias son

    producidos por alguien. Interpretar en el periodismo, dice Nez Ladevze, es situar un

    elemento significativo en un contexto, para relacionarlo con los distintos aspectos del

    entorno en el que tiene sentido.

    Gomis y Borrat reconocen la existencia de distintos niveles de interpretacin en el

    periodismo. En su Teora de la Noticia, Gomis (1992: 76) apela a tres:

    1) De hechos o noticias: cuya funcin es componer el presente social como un

    conjunto o mosaico de hechos, cuyo gnero propio es la noticia.

    2) De situaciones: cuya funcin es comprender mejor el presente o la

    actualidad presentando un mosaico de hechos a travs de personajes, lugares,

    situaciones en un lugar del mundo o mbito temtico y cuyos gneros son el

    reportaje y la crnica.

    3) Moral o de Comentario: cuya funcin es analizar y juzgar hechos y

    situaciones especficos y esclarecer si estos son buenos o malos, cuyo gnero es el

    editorial.

    Posteriormente, el propio Gomis ha desarrollado una revisin de estos conceptos y

    determinado slo dos formas interpretativas, colocadas en los extremos, que sin embargo 2 El neologismo, autora de Llus Duch, lleva a Chilln a disertar sobre el interesante concepto: conocemos el mundo, siempre de modo tentativo, a medida que lo designamos con palabras y lo construimos sintcticamente en enunciados, es decir, a medida que y en la medida en que lo empalabramos (Chilln, 1999, p. 25).

  • 15

    son bsicas y complementarias, pero sobre todo herederas directas de su planteamiento

    inicial: la informacin pura, reconocible bajo el cuerpo de la noticia, y el comentario,

    cuya figura emblemtica es el editorial.

    Para Borrat existen tres grados de interpretacin muy claramente definidos:

    1) De primer grado, o implcita, cuando el texto no permite inferirla ni la

    manifiesta, aunque el lector s puede reconocerla o identificarla.

    2) De segundo grado o explcita, cuando en el texto se interpreta el hecho pero

    sin que se emita en torno suyo ningn juicio valorativo.

    3) De tercer grado o explcita-evaluativa, cuando el mediador, adems de

    interpretar los sucesos, emite juicios de valor.

    Todas estas categoras interpretativas, sintetiza Nez Ladevze (1995: 29-30), permiten

    distinguir los distintos grados de involucramiento valorativo e interpretativo que puede

    tener un periodista, y al mismo tiempo marcar lmites, establecer marcos de accin muy

    precisos, entre el periodismo y otras profesiones encargadas de la interpretacin de la

    realidad. Conviene citar su disertacin al respecto: el periodista no es el nico profesional

    cuyo oficio consiste en interpretar la realidad social. Tambin lo hacen los polticos, los

    socilogos y, en algn grado, todo ciudadano. Del poltico, el periodista se distingue por

    no estar personalmente comprometido con la interpretacin de los hechos. El socilogo s

    es un testigo imparcial, igual que el periodista, pero no analiza los hechos desde el interior

    del fluir informativo, sino como si estuviera al margen o fuera un espectador ajeno a ese

    devenir. Y la fraccin de hechos que abarca al periodista, es especfica y situacional:

    hechos o acontecimientos especficos en un tiempo y espacio determinados y variables.

    Es importante conocer estos conceptos, porque se han de convertir en nuestro punto de

    partida. Bien entendida como un mtodo de interpretacin de la realidad, y determinada

    mediante la posibilidad de que esa interpretacin se realice a distintos niveles por parte de

    los periodistas, segn se apele a la propuesta planteada por Gomis, a la triada establecida

    por Borrat o a la estrategia diseada por Chilln, la actividad periodstica contempornea

    presenta una tendencia a alejarse, cada vez ms aceleradamente, del paradigma dominante

    que la constri discursiva, estilstica y hasta temticamente a lo largo de toda una centuria:

    el objetivismo.

  • 16

    1.2 PARADIGMAS OBJETIVISTA Y SUBJETIVISTA

    La historia del periodismo predominante desde finales del siglo XIX en el hemisferio

    occidental se sintetiza, en buena medida, con el postulado de un aforismo que, til para

    consolidar la influencia social, pero sobre todo poltica, de una industria periodstica

    entonces incipiente, un siglo despus puede considerarse falaz, contradictorio y en buena

    medida arcaizante: el comentario es libre, pero los hechos son sagrados.

    En su esencia, pero tambin en el hecho de que se constituy como modelo de la industria a

    lo largo del siglo XX, el enunciado escrito por el periodista ingls Charles Prestwich Scott3,

    sintetiza el paradigma que lo hizo posible: la objetividad periodstica4, quiz el ms

    consolidado de los preceptos de esta profesin en el ltimo siglo.

    Este postulado establece un conjunto de creencias, impuestas o asumidas, que enrazan la

    base de una visin positivista del mundo, mediante un compromiso pretendidamente tcito,

    pero excluyente, con la supremaca de hechos comprobables, recuperables y observables.

    Hay coincidencia de los estudiosos en establecer el origen de la objetividad periodstica a

    partir de tres factores claves: la reaccin institucional ante el amarillismo periodstico de

    mediados de finales del siglo XIX, el auge de las agencias de noticias como Associated

    Press, en 1848, y la postura cientfico positivista vigente, que estableca la obligatoriedad

    de distinguir hechos de valoraciones personales.

    Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados, versa pues, para esgrimir la

    sacralidad de los hechos y la posibilidad de enunciarlos sin ninguna vinculacin de tipo

    personal, afectiva, emocional, social, cultural, anmica, intelectual, circunstancial o de

    3 La enunciacin se inserta en el ensayo A houndred years, conmemorativo del primer centenario del rotativo y del cincuentenario como Editor en Jefe del propio Scott. Puede leerse ntegro en los archivos digitales de The Guardian. En: http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2002/nov/29/1 4 Para efectos de esta investigacin, cuando se expresa objetividad, debe entenderse siempre objetividad periodstica. Prescindo de utilizar las diferentes nociones filosficas o cientficas del trmino, disponibles en una muy vasta bibliografa, que abrevan en el conocimiento objetivista desde la era presocrtica hasta la actualidad, pasando por Galileo y Descartes. La definicin de Kant, objetivo es lo que el entendimiento, a partir de la experiencia sensible, constituye en objeto de conocimiento, de la que indudablemente abrev el periodismo decimonnico, junto con la definicin epistemolgica predominante en el siglo XX, que define objetividad como aquella propiedad de la investigacin cientfica que se libera de la sensibilidad subjetiva al construir los objetos a partir de la observacin y la experimentacin, si bien explican la sustancia de esta disertacin, la llevan a terrenos de la objetividad desde la perspectiva del cientfico positivista, distante del propsito de esta investigacin: la definicin de la objetividad periodstica como gen antecedente de su principal producto: el llamado estilo periodstico o informativo.

  • 17

    cualquiera otra ndole, aunque ello suponga, tal como afirma Chilln, asumir la existencia

    de una verdad absoluta.

    Basado en la toma de conciencia lingstica, tambin denominada giro lingstico que,

    contraria al paradigma dominante formalista-estructuralista, considera que pensamiento y

    lenguaje, conocimiento y expresin, son una misma cosa5, Chilln establece que aquello

    que se denomina realidad objetiva es apenas un mero lugar comn acordado

    intersubjetivamente, un pacto de realidades subjetivas particulares. No existe una sola

    realidad objetiva externa a los individuos, sino mltiples realidades subjetivas. Y stas

    realidades subjetivas mltiples e inevitables adquieren sentido para uno y son

    comunicables para los dems en la medida en que son verbalizadas: engastadas en palabras

    y vertebradas en enunciados lingsticos (Chilln, 1999: 28- 29).

    De acuerdo con George Lakoff y Mark Johnson (1985: 238), el mito del objetivismo ha

    dominado la cultura occidental y particularmente la filosofa occidental, desde los

    presocrticos hasta hoy. La consideracin de que tenemos acceso a verdades absolutas e

    incondicionales sobre el mundo, es la piedra angular de la tradicin filosfica occidental. El

    sueo de la objetividad ha florecido tanto en las tradiciones empiristas como en las

    racionalistas, que principalmente difieren en sus explicaciones de la manera en que

    alcanzamos las verdades absolutas.

    En palabras de Gaye Tuchman (1984: 14), la objetividad puede verse como un ritual

    estratgico de los periodistas, y como afirma Theodore Glasser (1992: 09), empez ms

    como un imperativo comercial que como un patrn de periodismo responsable.

    Proporciona un punto de vista supuestamente imparcial pero slo favorecedor para los

    intereses y necesidades de los dueos de la prensa.

    Resulta por dems interesante remitirse al ensayo de Glasser, para entender el recorrido

    histrico que traza, desde su surgimiento hasta su predominio, el llamado periodismo

    objetivo en Estados Unidos. Ver cmo se convierte en patrn de la praxis periodstica y

    5 Para argumentar su toma de distancia de la tradicin dominante que naci con Ferdinand de Saussure y los formalistas rusos, en el captulo La toma de consciencia lingstica Chilln establece un profundo dilogo con diversos exponentes de lo que llama la tradicin relegada, entre ellos: Wilhem von Humboldt, para quien el lenguaje y el conocimiento son inseparables y el medio por el cual se descubre lo desconocido; Friedrich Nietzsche, para quien, adems de ser inseparable del pensamiento, el lenguaje posee una naturaleza esencialmente retrica y por lo tanto toda palabra es un tropo; Ludwig Wittgenstein, quien dice que los lmites de un lenguaje significan tambin los lmites del mundo, y Wilbur Marshall Urban, para quien el lenguaje es el ltimo y ms profundo problema filosfico (Chilln, 1999: 23 - 41).

  • 18

    cmo vehicula, en trminos integrales, la forma de afrontar las necesidades comerciales de

    la industria periodstica de finales del siglo XIX, que busca legitimidad y pertinencia social,

    poltica y cultural, pero sobre todo posicin econmica como alternativa para transmitir a

    las masas el conocimiento del acontecer cotidiano. Glasser enmarca el momento histrico

    en que ello ocurre, el muy dinmico periodo entre siglos, en el cual la sociedad est vida

    de ponerse al corriente de su entorno inmediato, pero tambin de conocer los hallazgos del

    mundo cada vez ms vertiginosamente cambiante de su tiempo y cmo todo ello confluye

    en la interpretacin de un hecho fundamental: la Primera Enmienda Constitucional, de

    1789, relativa al resguardo de los derechos de libre expresin del pueblo estadounidense, de

    donde surgir poderoso, legitimado, el periodismo objetivo que luego se expandi por todo

    Occidente.

    Glasser sintetiza el patrn de objetividad as: el deber del periodista es la distancia, la

    exclusin de los puntos de vista personales y la inclusin de todos los puntos de vista6. El

    modelo liberal de enunciacin periodstica, que Martn Vivaldi (1986: 22) define como

    aquel en que el escritor se olvida de s mismo y procura dar al lector una versin exacta de

    las cosas o bien aquel en el cual hay que decir lo que son las cosas y no lo que se cree

    que son las cosas.

    Pero ese paradigma tiene diversas fisuras. Y una es medular, como establece Miguel

    Rodrigo Alsina (1993: 134): su definicin puede adecuarse, tanto temporal como

    espacialmente, a las necesidades particulares de quien enuncia. Distintas pocas y diversos

    pases han podido instituir sus respectivas definiciones de objetividad, de acuerdo con sus

    necesidades coyunturales o circunstanciales, sin que de esa prctica se excluya a medios de

    comunicacin, entidades periodsticas o personas que necesitaron utilizar una variacin

    especfica del trmino7. Basta acercarse a los diversos manuales de estilo, libros de

    6 En concreto, el positivismo comtiano postulaba que slo las proposiciones referentes a hechos del mundo fsico son "objetivas", mientras que los juicios relativos a asuntos sociales y de orden espiritual son "subjetivos. nicamente las proposiciones del primer tipo pueden considerarse 'cientficas' y socialmente vlidas, mientras que las del segundo tipo expresan simples preferencias inverificables, carentes de validez objetiva y verificativa. 7 Alsina remite a una investigacin de Stephen Klein, quien reconoci cuatro sesgos principales del objetivismo periodstico. A saber: el sesgo de contenido, reflejado en la orientacin del medio de comunicacin emisor y su interpretacin de los acontecimientos a partir de variantes cuantitativas y cualitativas. El sesgo de las fuentes, con el que se elige y descarta a los especialistas o voces que habrn de tomar parte en la explicacin de un suceso. El sesgo temtico, que radica en la utilizacin de un patrn cultural determinado segn la regin o el pblico al que vaya destinado, y finalmente el sesgo retrico, que tiene que ver con la forma en que se organiza la enunciacin de los acontecimientos. (Alsina, 1993: 130-143).

  • 19

    redaccin y a la bibliografa que desde mediados de los aos 60 del siglo pasado se ha

    aproximado al concepto para analizarlo o para establecerlo como patrn, dice Chilln.

    Mencionaba antes a Tuchman y es conveniente retornar a lo que ella considera factores

    que condicionan el concepto de objetividad: la forma, las relaciones inter-organizativas y

    el contenido. La forma, dice, porque el paradigma incide en los atributos que ejemplifican

    los procesos informativos, como el uso de comillas para citar expresiones verbales de

    terceros, o el uso de muletillas del tipo dijo, seal, precis, contest. El contenido, porque

    trastoca aquellas nociones de realidad social que los periodistas dan por hecho y, en tercer

    trmino, las relaciones inter-organizativas, porque llegan a generar rituales. Explica que la

    objetividad puede verse como ritual estratgico de proteccin para los periodistas ante los

    riesgos de su actividad profesional, impulsado por la necesidad de tener una nocin que

    minimizase los conflictos de demandas judiciales, cierres o reprimendas de sus superiores,

    por el manejo vertiginoso, y en buena medida con muy escaso margen de reflexin, que el

    proceso industrial periodstico supuso desde finales del siglo XIX.

    Un buen nmero de estudiosos del periodismo tambin se ha esforzado en demostrar que la

    objetividad es un sofisma, una aspiracin ni lejanamente alcanzable. Sebasti Bernal, en un

    estudio realizado con el propio Chilln (1997: 45), dice que ningn mensaje informativo

    puede ser objetivo, apoltico, imparcial, neutral e independiente, porque su emisor, en el

    acto de seleccin de los datos y el registro, elaboracin y transmisin de stos, discrimina,

    ordena, manipula e incluso interpreta la realidad. Es, de alguna manera, la misma lnea que

    traza Susana Gonzlez Reyna (1999: 07) cuando define al periodista como un intrprete

    del acontecer social, quien en su mensaje construye la realidad que elige transmitir.

    El mismo Glasser advierte, incluso, que la aceptacin sumisa de la objetividad inclina al

    periodista hacia el statu quo, actitud inherentemente conservadora, en la medida en que

    alienta a los periodistas a depender de lo que el siclogo Alvin Gouldner apropiadamente

    describi como los gerentes del statu quo, adems de que va contra el pensamiento

    independiente, debilitando el intelecto al tratarlo como a un espectador desinteresado.

    Alsina (1993: 140) recupera una definicin que Gouldner present a finales de los aos 70,

    sobre la existencia de dos formas de objetivismo, que se corresponden con dos tipos de

    ideologa: el objetivismo idealista, que subraya las bases lgicas, intelectuales o lingsticas

    del discurso y da por sentado el fundamento sociolgico del emisor, y por el otro lado el

  • 20

    objetivismo materialista que, en sentido inverso a su contraparte, se concentra en la base

    sociolgica del hablante pero oculta la naturaleza del discurso. En definitiva, concluye,

    Gouldner, el objetivismo es una patologa de la cognicin, que supone el silencio sobre el

    hablante, sobre sus intereses y sus deseos y sobre cmo se sitan stos socialmente y se

    mantienen estructuralmente (en Alsina, 1993: 70).

    Como afirma Tom Wiker (1984: 37), son las fuentes de informacin quienes suministran el

    sentido y la sustancia de las noticias, proveen los argumentos, las refutaciones, las

    explicaciones y las crticas, adems de que sugieren ideas que otras fuentes cambian. Los

    periodistas, en su rol de comunicadores profesionales, se limitan a proporcionar el vehculo

    para la participacin de otros.

    Cabe preguntarse: la versin acrticamente plasmada de una conversacin con el

    presidente de un pas, donde el sujeto deliberadamente miente respecto de la situacin

    poltica o social de su entorno, es un hecho sagrado? O mejor: dar valor de verdad a los

    dichos de un funcionario pblico que slo busca no perder su empleo o privilegios, es

    honrar la sacralidad de los hechos? Hasta ahora, al menos en la praxis, la nica verdad

    verificable que ha cundido por las redacciones objetivamente, es una: Quin lo dice?

    Tuchman logra esbozar la forma en que los periodistas echan mano de cuatro atributos, que

    bien podran llamarse argucias, con las que se blande la objetividad como una bandera:

    1.- Presentacin de posibilidades de conflicto: ante la imposibilidad temporal de verificar

    personalmente la veracidad de todas las afirmaciones que recoge, concede a stas el

    carcter de hecho. La nocin se arraiga as: X dijo A, por tanto A es un hecho, aunque

    sea falso. Aunque el dicho sea falaz, el periodista garantizar su objetividad adjudicando la

    mentira a quien la afirm, no a quien la reprodujo.

    2.- Presentacin de la evidencia sustentadora: se basa en obtener evidencia que

    compruebe, al menos aparentemente, los sucesos difundidos. As, por ejemplo, el periodista

    puede obtener una fotografa de Y en una situacin que de apariencia de hecho, y con ello

    comprobar su juicio. As, la responsabilidad objetiva no radica en reproducir el

    sealamiento, sino en el sustento que lo evidencia, aunque sea someramente.

    3.- El uso juicioso de comillas: en este caso, se utiliza el entrecomillado para dar una

    evidencia sustentadora que, de acuerdo con la lgica objetivista, aleja al periodista de

    participar en la historia.

  • 21

    4.- Estructurar la informacin en una frase apropiada: base medular de la llamada

    pirmide invertida, tiene que ver con la estructura que el periodista otorga al producto

    informativo, en funcin de colocar sus frases y puntos de vista entre citas, comillas,

    documentos, evidencias sustentadoras y posibilidades de conflicto, de forma tal que

    los hechos hablan y no el periodista.

    Los crticos del planteamiento de Tuchman rechazan que la profesin periodstica sea

    reducida a un mero ritual estratgico, bajo el argumento de que la equivalencia entre

    integracin y dominio es poco probable, pero sobre todo porque su teora, como afirma

    Grossi, no toma en cuenta la complejidad de los procesos sociales de produccin simblica.

    Afirmacin que, sin embargo no desarticula la esencia del planteamiento de Tuchman sino,

    acaso, lo matiza.

    Como seala Taufic (2012: 28), aislando determinados hechos reales en sus noticias,

    cortando las races que los afirman en toda la realidad, prohibindoles a sus reporteros

    pronunciarse sobre ellos, la direccin del diario puede despus darles la interpretacin

    subjetiva que quiera en la pgina editorial, amparada por la bandera pirata de que los

    hechos son sagrados, el comentario es libre.

    El proceso de produccin periodstica, como seala Gonzlez Reyna (1999: 10), es

    muchsimo ms complejo que el mero binomio hechos sagrados-comentario libre: en el

    periodismo se combinan motivaciones sociolgicas y lingsticas para la elaboracin de los

    mensajes, pues el periodista es un intrprete del acontecer social, pero para informar, el

    periodista escoge los sucesos que considera de mayor inters para su pblico.

    Y ah es donde hay que acotar con la mayor precisin: el hecho, aquello que una vez

    recogido, elaborado y emitido, repercute en los distintos medios masivos, es elegido por el

    periodista, con base en motivaciones personales o en las determinadas por la empresa de

    comunicacin para la cual trabaja o por el grupo social al cual es ideolgicamente afn. Ello

    determina qu informacin, qu noticia se ha de difundir, de entre una gama, ya sea amplia

    o reducida, pero al fin parcial por fragmentaria, de sucesos, hechos o acontecimientos.

    Como establece Robles (en Gonzlez Reyna, 2012: 78), el mercado periodstico tiene

    codificados los criterios de lo noticiable y es slo en apariencia que la realidad periodstica

    se alimenta de la realidad social, pues un grupo selecto de gente con poder y visin

  • 22

    mercadolgica selecciona aquellos acontecimientos que podrn comercializarse como

    productos noticiosos.

    Entonces, si a partir de la nocin de objetividad periodstica, durante dcadas los estudiosos

    del periodismo definieron a la noticia como aquel hecho inslito, novedoso, nuevo,

    sorprendente, desconocido, oculto, no sabido, relevante, interesante,

    importante para una sociedad, inesperado, de impacto, que afecta a un grupo de

    personas8, entre muchas otras acepciones, es conveniente apuntar que a esos principios

    debe aadirse que tambin es el periodista, as como la empresa para la cual trabaja o el

    grupo ideolgico al cual pertenecen, quienes eligen esa noticia y que en esa eleccin, donde

    pueden mediar o no los parmetros de lo inslito, lo novedoso, lo nuevo, lo

    sorprendente o cualquiera de las otras acepciones utilizadas ampliamente a lo largo de

    dcadas, tambin prevalece un albedro personal o de grupo.

    Cuando aceptamos que ni los hechos son sagrados ni las opiniones son libres, que no lo han

    sido jams, a menos que por sagrados se entienda primordialmente su sinonimia elegidos,

    es decir, seleccionados, optados, escogidos de entre distintas opciones, abrimos el camino

    para promover una evolucin del estudio del periodismo, que ha estado, como afirma

    Muoz-Torres (1995: 08), a la zaga de las corrientes filosficas en boga.

    La precariedad de supuestos epistemolgicos sobre los que se han desarrollado los estudios

    de periodismo, dicen cada vez ms autores, constituye una de sus principales deficiencias.

    Se han movido, con frecuencia, a la deriva de intuiciones ms o menos genuinas y se

    basan en conceptos inciertos, anclados a lo que apunta David Vidal (2009: 03): las

    contradicciones y las incoherencias disciplinarias que vive, desde hace unos aos, el estudio

    de la comunicacin periodstica, se puede definir razonablemente como una crisis de

    paradigma o de perspectiva hegemnica. Vidal plantea el momento de transformacin y

    reto que vive la actividad periodstica de cara a las primeras dcadas del siglo XXI y habla

    de un cruce de varias crisis: de la palabra y de sus virtudes cognitivas tradicionales, del

    modelo periodstico, producto de la prdida de credibilidad y difusin, y una crisis

    econmica, de carcter ms coyuntural.

    Es un asunto medular. Aun cuando distintos estudiosos del periodismo han establecido que

    la objetividad no es alcanzable, ni demostrable terica o prcticamente, y por tanto el 8 A lo largo de este captulo ahondaremos en todas y cada una de estas acepciones, vinculndolas claramente con su fuente original. Sirva esta enumeracin, pues, como una suerte de prembulo.

  • 23

    debate a su alrededor ya es ocioso 9 pues ha ocupado demasiadas pginas durante

    demasiados aos10, sta sigue rigiendo, como piedra angular, en el periodismo que ha

    cruzado la lnea simblica del siglo XXI. Por qu? Una de las razones de ello, est, como

    coinciden diversos autores, en un hecho ms que significativo: gest lo que se ha

    denominado estilo periodstico.

    Habiendo retomado la nocin de estilo de Lzaro Carreter, quien lo define como el

    conjunto de rasgos de ideacin y expresin propios de una poca, un gnero o una

    persona, Martnez Albertos (1991: 176) establece una definicin precisa de estilo

    periodstico: responde al estilo informativo, es decir, a los modos expresivos que sirven

    para la transmisin de datos con cierto nimo de elaborar un relato objetivo de los

    acontecimientos.

    En ese contexto, establece que el estilo periodstico puede caracterizarse por los fines

    informativos que persigue --la transmisin de noticias-- y la exigencia o expectativa del

    destinatario (en Martnez Albertos, 1991: 178). Recipiente de muchos factores procedentes

    de la tradicin, como la poca en que se ubica o el gnero al que pertenece, la personalidad

    de quien emite el mensaje o la exigencia o expectativa de otros, el estilo periodstico es un

    hecho lingstico sui generis que busca un grado de comunicacin peculiar.

    Esta definicin marca parmetros que entran en contacto con los que plantea Mar de

    Fontcuberta (1993: 93), para quien un estilo informativo es la manera especfica en que los

    medios de comunicacin enuncian sus contenidos y tiene una derivacin caracterstica: el

    estilo periodstico. A ste, Fontcuberta lo define como el modo de escritura impuesto por la

    tradicin, cuya funcin es que los mensajes se entiendan de forma rpida, eficaz,

    caracterizndose por cinco aspectos fundamentales:

    1) Actualidad: su objeto lo que se acaba de producir, anunciar o descubrir.

    2) Novedad: su objeto sale de la rutina cotidiana, es excepcional y se intenta

    transmitir en el menor lapso posible.

    9 Un par de disertaciones, enmarcadas en su tiempo y circunstancia, pueden encontrarse tambin en: (Eco, 1979 p.77); (Foucault, 1973: 18). 10 Dice Mariano Fernndez (2010): ya en 1937 L. C. Rosten, en su libro Los corresponsales de Washington, haba dicho que la objetividad no es ms viable en el periodismo que en los sueos. En el fondo, este debate tiene mucho de gratuito: sabemos que la objetividad es la ilusin de nuestros genes positivistas. La ilusin imposible. La ilusin innecesaria. Sin embargo seguimos aqu, debatiendo tal vez por deporte acerca de esta cara pretensin humana. En: http://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/question/article/viewFile/224/163

  • 24

    3) Veracidad: debido a que debe responder lo mas fielmente posible a la

    realidad.

    4) Periodicidad: debido a que se presentan en un intervalo de tiempo fijo.

    5) Inters Pblico: debido a que son un punto de referencia de un pblico

    masivo.

    Conocer estas perspectivas an cuando no se est totalmente de acuerdo con estas o se

    prefiera matizar algunas de sus consideraciones- permite entender mejor la vinculacin que

    se ha hecho entre el estilo periodstico y la objetividad, que por dcadas ha emparentado a

    un concepto con otro. La objetividad periodstica asume el rostro del llamado estilo

    informativo, suceso muy atinadamente esbozado por Martn Vivaldi (1986: 256) cuando

    afirma: el estilo es objetivo cuando el escritor se olvida de s mismo y procura dar al lector

    una versin exacta de las cosas. Su contrario es el subjetivismo, seguida proyeccin del

    escritor en la mente del lector. Para ser un autor objetivo hay que decir lo que son las cosas,

    en cambio el subjetivista expone su parecer, lo que l cree que son las cosas. Vivaldi

    (1986: 258) mismo describe adems cmo es que se alcanza esa pretendida objetividad: a

    travs de lo que se llama estilo directo, de gran valor en la descripcin y la informacin

    escueta, tambin en el estilo periodstico.

    Al escribir directamente, el lector no se percata de la existencia de un autor, sino que siente

    lo que se ha querido narrar, fijar o describir. As pues, las sensaciones no se explican, se

    muestran, ya que son parte del mundo interior del que escribe. El lector acta como

    espectador de lo que se est contando.

    El punto de vista objetivo, como afirma Chilln (1999: 47), deviene hbito, norma de

    desempeo profesional, y encarna en la praxis periodstica con la inexacta gida del estilo

    periodstico, creado para la transmisin supuestamente asptica de los hechos, aunque ello

    no sea ms que la imposicin de una estructura enunciativa meramente estandarizada,

    referencial, denotativa e instrumental.

    Schiller (1981: 34) rescata los dichos de un jefe de oficina de la agencia Associated Press

    en Washington, quien en 1848 proclamaba: mi misin es comunicar hechos. Mis

    instrucciones no me permiten hacer ningn comentario sobre los hechos que comunico. Mis

    despachos son meramente secos contenidos de hechos y detalles.

  • 25

    Glasser tiene una nocin coincidente al respecto: como un conjunto de creencias, la

    objetividad afecta al principal producto de la organizacin noticiosa: la nota del da, la

    noticia, tambin llamada nota informativa. La noticia es, en efecto, tendenciosa como

    inevitablemente debe ser y este sesgo puede ser mejor entendido si se entiende el

    concepto, las convenciones y la tica de la objetividad.

    Entonces, lo que debe ser una aspiracin genuina para alcanzar el objetivo de la sencillez,

    la rapidez y la eficacia en la emisin de los mensajes periodsticos, se transfigura en un

    cerco. Desaparecen esas caractersticas bondadosas que Gonzlez Reyna (1999: 26) delinea

    como condiciones para el mejor estilo informativo posible, brevedad, claridad, sencillez,

    o las que Martnez Alberto (1986: 80) menciona desde su perspectiva, concisin,

    correccin, claridad, captacin del inters del lector, lenguaje de produccin

    colectiva y lenguaje mixto. El estilo periodstico queda reducido a un relato enunciativo

    que carece de innovacin formal y expresiva, sin carcter argumentativo, como definen

    Bernal y Chilln, que ni siquiera puede ser caracterizado, pues carece de homogeneidad,

    estilo o registros particulares, tanto en su fisonoma expresiva como en sus aptitudes

    comunicativas.

    Se pregunta al respecto Chilln (1999: 46): qu tienen que ver los estilos del redactor de

    teletipos de agencia y del cronista taurino, del crtico de cine y del informador cientfico,

    del reportero de investigacin y del columnista de opinin? Qu homogeneidad guardan

    entrevistas de declaraciones y de personalidad, informacin de situacin y reportajes de

    enviado especial, crnicas parlamentarias y noticias de acontecimiento?.

    Quienes se percatan de ello, periodistas en activo, encauzan las necesidades de su praxis

    periodstica hacia otros mbitos que les permitan un ejercicio de expresin menos

    estandarizado, ms rico en recursos.

    Uno de stos es la literatura, en la que conviene detenerse un poco, principalmente para

    conocer su definicin terica y en cuanto a la clasificacin de recursos expresivos retricos

    que son prximos e idneos para el periodismo.

    El acercamiento, aunque superficial, pretende sobre todo establecer cmo la vinculacin

    entre ambas disciplinas tiene puntos de contacto inherentes que, abordados de forma

    propicia, pueden ser de utilidad para entender el periodismo literario o narrativo.

  • 26

    1.3 LITERATURA Y RELATO: UN ACERCAMIENTO

    Su vinculacin con la literatura, que los periodistas echen mano de recursos expresivos

    propios de sta para construir relatos, es antiguo. Naci con el periodismo y se ha

    mantenido vivo, aunque relegado de las redacciones en la gran mayora de los medios,

    hasta nuestros das. Acosta Montoro (1993: 17) establece la relacin entre ambos gneros

    desde los autores del siglo de oro espaol, mientras que Chilln propone la existencia de un

    gnero que ha estado vigente desde mediados del siglo XVIII, como se explicar a

    profundidad ms adelante.

    La discusin, por dcadas, ha girado en torno de los lmites entre una y otra disciplinas: si

    en el periodismo, como afirma Vivaldi (1998: 123), se destaca la funcin informativa,

    mientras que en la literatura prevalece la forma, la belleza de expresiones. Si el lector de

    noticias busca slo informacin y el lector de literatura slo placer.

    Aun con los problemas que representa apelar a las inabarcables nociones del trmino, es

    conveniente optar por una definicin que sea propicia para este trabajo, como la que ensaya

    Garrido (1984: 19): Literatura proviene del latn literattura, expuesto por Quintiliano en

    Instituciones oratoriae como derivacin de littera, es decir, letra. El estudio moderno de la

    disciplina ha acuado una serie de acepciones, recogidas por el propio Garrido (1984: 21),

    que van desde el arte de la palabra por oposicin a las otras artes, arte de la palabra,

    arte de la expresin intelectual, arte de escribir obras de carcter perdurable, cultura

    del hombre de letras o composicin artificial del discurso, que sin embargo no nos

    ofrece su significado, sino dentro de cada contexto y situacin. Literatura, en suma,

    pertenece a la tradicin que hace referencia ms bien al dominio de las tcnicas de escribir

    y a una preparacin intelectual: a una retrica.

    Al respecto, Chilln (1999: 238-245), quien define que la literatura es un modo de

    conocimiento de naturaleza esttica que busca aprehender y expresar lingsticamente la

    calidad de la experiencia, establece una serie de parmetros que circunscriben el trmino a

    una serie de categoras, que me permito citar en extenso por considerar que encajan con

    suma precisin en los objetivos de este trabajo:

    1) La nocin de literatura no debe limitarse a obras escritas o impresas. El

  • 27

    alcance potencial de la nocin de literatura debe incluir otras formas de actividad

    lingstica de carcter oral: la literatura oral tradicional cuentos, refranes, leyendas,

    teatro representado, canciones y las modalidades de expresin vinculadas a los

    medios.

    2) La nocin de literatura no debe ser restringida a las obras de ficcin

    presuntamente alejadas de toda referencialidad, pues hay un vasto territorio de

    literatura testimonial crnicas y relaciones, relatos de viajes, biografas,

    autobiografas y memorias, dietarios, cuadros de costumbres, retratos, as como

    algunos gneros tradicionales de carcter discursivo el ensayo, sobre todo, pero

    tambin ciertas formas de escritura cientfica y filosfica, as como las nuevas

    modalidades de literatura documental entre las cuales hay que destacar las llamadas

    historias de vida, algunas narraciones sociolgicas y antropolgicas y, de manera

    muy especial, ciertas manifestaciones de los gneros periodsticos impresos

    crnicas, entrevistas de personaje, retratos y semblanzas, artculos de opinin,

    columnas y, principalmente, reportajes audiovisuales sean documentales o

    ficcin.

    3) La nocin de literatura no debe ser confinada a un selecto parnaso de obras

    cannicas. La tradicin literaria no es, por tanto, un canon inmutable en el tiempo,

    sino una memoria cultural de transformacin permanente, incesantemente

    producida, reproducida y enmendada. Las obras, autores, y tendencias que ahora y

    aqu son consideradas eptome de lo literario pueden devenir maana literatura

    marginal, menospreciada e incluso ignorada en la medida en que nadie les conceda

    valor.

    4) La definicin de literatura no puede descansar en la oposicin entre lengua

    literaria y lengua estndar. El lenguaje es una actividad social, e individual a la vez,

    compleja y mltiple. No existe una lengua literaria, en la medida que no existe

    tampoco una hipottica lengua estndar.

    5) La literatura no puede ser definida por el uso casi exclusivo de la funcin

    potica. Es cierto que tal funcin suele ser dominante en los textos que hoy solemos

    considerar literarios, pero tambin lo que es a menudo est presente en otras formas

    de actividad lingstica como el habla coloquial, el periodismo, la escritura

  • 28

    cientfica, la cancin popular o la publicidad. En los textos literarios, la funcin

    esttica puede darse en situacin de igualdad relativa con otras, como la expresiva,

    la metalingstica o referencial. La funcin potica o esttica que est muy presente,

    sin duda, en la literatura, pero no basta para caracterizarla y distinguirla.

    6) La literatura no posee el monopolio de la connotacin como demuestra el

    incesante uso de figuras y tropos retricos en mltiples usos del lenguaje. Tan

    connotado puede estar un texto valorado como literario como otro tenido por

    coloquial, funcional o referencial. Lo que diferencia, en todo caso a los textos

    literarios es que la connotacin es buscada y suscitada con plena deliberacin, cosa

    que puede suceder tambin, todo se ha dicho en un enunciado coloquial, un titular

    de prensa o un lema publicitario.

    En sentido amplio, dentro del campo de la Literatura cabe toda obra escrita. Hay autores

    como Wellek y Warren (1962: 69) que atribuyen a esta rea las bellas artes, que

    proporcionan un goce esttico: entretienen, emocionan, conmueven. Utilizan generalmente

    un estilo indirecto, basndose en las figuras literarias y se apartan de la realidad, utilizando

    la ficcin.

    Las investigaciones que se han realizado a lo largo del siglo XX desde los primeros pasos

    dados por los formalistas de los aos veinte en adelante han permitido cambiar el concepto

    de literatura y de su quintaescencia, el texto, como una entidad inmanente y cerrada en s

    misma, cuyo significado pareca ser uno y el mismo de una vez para siempre. Hoy es

    posible entender el arte y la literatura como espacios semiticos dinmicos, cuya

    caracterstica principal es su capacidad para generar diferentes e incluso contrapuestas

    respuestas en su trato con la recepcin, segn sea la actualizacin de sentidos que sta haga.

    Y es posible, tambin, comprender la literatura como un sistema que desempea

    determinadas funciones en el marco global de la cultura.

    Dentro de los estudios literarios, para esta investigacin retomo algunas nociones de lo que

    se denomina Teora del Relato, entendido ste, desde la ptica de Barthes (2001: 178),

    como aquella construccin discursiva que:

    puede ser soportado por el lenguaje articulado, oral o escrito, por la imagen, fija o

    mvil, por el gesto y por la combinacin ordenada de todas estas sustancias; est

  • 29

    presente en el mito, la leyenda, la fbula, el cuento, la novela, la epopeya, la

    historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pintado

    (pinsese en la Santa rsula de Carpaccio), el vitral, el cine, las tiras cmicas, las

    noticias policiales, la conversacin. Adems, en estas

    formas casi infinitas, el relato est presente en todos los tiempos, en todos los

    lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la historia misma de la

    humanidad; no hay ni ha habido jams en parte alguna un pueblo sin relatos; todas

    las clases, todos los grupos humanos, tienen sus relatos y muy a menudo estos

    relatos son saboreados en comn por hombres de cultura diversa e incluso opuesta;

    el relato se burla de la buena y de la mala literatura: internacional, transhistrico,

    transcultural, el relato est all, como la vida.

    Beatriz Escalante (2003:13) seala que las palabras tienen tanto sentidos precisos, a los que

    denomina literales, como sentidos metafricos, a los que nombra figurados. el sentido

    figurado de la lengua como aquellos recursos ventajosos para un texto con pretensiones

    literarias.

    Barthes (2001: 22), al reflexionar al respecto, comentara:

    hoy en da sabemos que un texto no est constituido por una fila de palabras, de las

    que se desprende un nico sentido, teolgico, en cierto modo (pues sera el mensaje

    del Autor-Dios), sino por un espacio de mltiples dimensiones en el que se

    concuerdan y se contrastan diversas escrituras, ninguna de las cuales es la original: el

    texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura.

    La unidad de todo texto, afirmaba as este filsofo, no est en su origen, sino en su

    destino, es decir, en el lector.

    Las investigaciones que se han realizado a lo largo del siglo XX desde los primeros pasos

    dados por los formalistas de los aos veinte en adelantehan permitido cambiar el concepto

    del texto como una entidad inmanente y cerrada en s misma, cuyo significado pareca ser

    uno y el mismo de una vez para siempre. Hoy es posible entender el arte y la literatura

    como espacios semiticos dinmicos, dira Barthes, cuya caracterstica principal es su

    capacidad para generar diferentes respuestas en la recepcin. Y es posible, tambin,

    comprender la literatura como un sistema que desempea determinadas funciones en el

    marco global de la cultura.

  • 30

    Qu diferencia entonces al periodismo de la literatura? Muy poco. Pero ese poco puede ser

    definitorio. El periodismo debe construirse a partir de lo que yo voy a llamar veracidad

    verificable: la exigencia explcita y permanente de que cada dato, cada afirmacin de

    hechos, cada registro de voces plasmado en un texto o en un video, un audio, tengan su

    correspondiente constatacin documental. Y que en caso de que no sea as, el lector sea

    puesto al tanto, fehacientemente, de los permisos ficcionales de que el autor hizo uso.

    El uso de figuras retricas, metforas, instrumentos, se debe aplicar al servicio de una

    construccin narrativa subjetivamente honesta, jams para suplir o suplantar un mal

    reporteo. En cambio, la literatura no requiere de veracidad, porque se construye a partir de

    la verosimilitud, que es algo muy distinta.

    Cuando se hibridan, entendido esto como el proceso de intercambio de caractersticas

    especficas, surge un gnero que, aunque ha recibido distintas denominaciones a lo largo de

    los ltimos tres siglos, tiene un conjunto de marcas inequvocas, como mostrar a

    continuacin.

  • 31

    CAPTULO 2:

    CARACTERSTICAS DE UN MACROGNERO

    2.1 EL PERIODISMO EN LA ERA DE LA POSTFICCIN

    La investigacin en torno del uso de recursos expresivos propios de la literatura en el

    periodismo establece una lnea, ms o menos coincidente, de textos, individuos y pocas en

    que el gnero present lo que puede denominarse cimas evolutivas. Segn se trate de la

    visin estadounidense, latinoamericana o europea, se hace mencin de determinados textos

    y periodistas que, sometidos a los diversos anlisis propuestos por tericos o metodlogos,

    cumplen esencialmente con las caractersticas de identidad de este macrognero11.

    Para Kramer y Sims, el estilo utilizado por Daniel Defoe en el Diario del ao de la peste es

    el antecedente directo de obras que, desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX,

    fueron la impronta de lo que se denominara Nuevo Periodismo. En el trabajo periodstico

    de Nellie Bly en los aos 20, con 10 das en un manicomio; de James Agee y Walker

    Evans, en Elogiemos ahora a hombres famosos; de Upton Sinclair, con La Jungla; de John

    Steinbeck, con Los vagabundos de la cosecha o de John Reed con 10 das que conmovieron

    al mundo y Mxico insurgente, quienes recogieron el testimonio social y cultural de su

    entorno con tcnicas periodsticas y redactaron su trabajo periodstico utilizando recursos

    expresivos literarios, estn las semillas de lo que aos ms tarde hicieron Ernst Hemingway

    con Enviado Especial; Julius Fucik con Reportaje al pie del patbulo; John Dos Passos con

    su triloga USA, Paralelo 42, El gran dinero y 1919; o John Hersey, quien alcanz una

    cumbre del gnero con su obra Hiroshima, antecedentes directos del Nuevo periodismo

    compilado por Tom Wolfe12.

    De acuerdo con Kramer, a los integrantes de la generacin contempornea de Wolfe, Gay

    Talese, Norman Mailer, Joan Didion, Hunter S. Thompson, Terry Southern, Truman

    11 Si bien sera esclarecedor detenernos en el recorrido histrico en torno de la evolucin del macrognero, para entender cmo han ocurrido las transformaciones, hacerlo nos desviara del objetivo principal que es sealar cmo se constituye el discurso periodstico literario o periodstico narrativo en la actualidad, cules son sus asideros tericos y metodolgicos, objetivo principal de este trabajo. Remito a los interesados a la bibliografa disponible, donde se establece con ms detalles la ruta que aqu se enumera. 12 El mismo Wolfe, en su ensayo introductorio a El nuevo periodismo asume la herencia de la novela realista y lleva su disertacin hasta Thomas de Quincey y Confesiones de un ingls fumador de opio, La vida en el Mississippi de Mark Twain y Homenaje a Catalua de George Orwell. (Wolfe, 2000: 64).

  • 32

    Capote, principalmente, se sumaron otras voces periodstico-literarias que llegan hasta

    nuestros das.

    En la perspectiva latinoamericana, Juan Jos Hoyos ubica como antecedentes lejanos a los

    modernistas ya citados por Susana Rotker, Jos Mart, Rubn Daro, Joaqum Mara

    Machado de Assis, Manuel Gutirrez Njera, pero tambin a los periodistas mexicanos que

    relataron la Revolucin de 1910, con Martn Luis Guzmn a la cabeza, a travs de su

    crnica El guila y la serpiente y su biografa Memorias de Pancho Villa. Esos

    antecedentes encontraron eco en diversas expresiones literario periodsticas posteriores,

    como buena parte de los escritores integrantes de la generacin literaria conocida como el

    Boom, con Gabriel Garca Mrquez13 y Mario Vargas Llosa a la cabeza, quienes tuvieron

    un paso significativo por el periodismo y trascendieron los territorios de ambos gneros.

    A esa generacin se sucede otra, encabezada por figuras como Salvador Novo, Elena

    Poniatowska y Carlos Monsivis en Mxico, Roberto Arlt, Eduardo Galeano, Toms Eloy

    Martnez y Rodolfo Walsh en Argentina, o Germn Castro Caycedo y Plinio Apuleyo

    Mendoza en Colombia.

    En todos los casos, ha aplicado una incapacidad de las teoras formales periodsticas para

    explicar plenamente la conformacin discursiva de esos textos. Dnde est la brecha que

    marca lo literario de lo periodstico? En qu punto es interpretacin y en qu punto no lo

    es? Dnde est el lmite entre veracidad documental y ficcin? Cunto hay de periodismo

    y cunto de literatura en algunos de los legendarios textos de estos autores?

    Se hace evidente, segn explica Chilln, que a partir de los aos 70 del siglo XX cobra

    cada vez mayor resonancia la presencia de nuevos gneros, estilos y modalidades de

    expresin y comunicacin nacidos de la simbiosis entre el documentalismo cientfico y

    periodstico y las formas de arte y literatura tradicionales. La divisin tradicional entre

    escritura de ficcin y escritura de no ficcin es cuestionada desde distintos frentes de la

    actividad literaria y cultural.

    Habermas (1986: 197) lo explica as: las noticias son presentadas, desde el formato hasta

    el detalle estilstico, como narraciones; cada vez de manera ms frecuente se borra la 13 El papel que Gabriel Garca Mrquez ha jugado en el impulso continental al periodismo literario, coinciden los autores, ha sido esencial y por lo tanto desborda los lmites de este trabajo. En su caso, especfico no slo por su experimentacin estilstica en el cruce de fronteras periodsticas y literarias, sino con acciones concretas como la creacin, en los aos 90 de la Fundacin Nuevo Periodismo Iberoamericano, puntal del desarrollo periodstico narrativo del continente latinoamericano, que en s mismo puede constituirse en una vasta investigacin.

  • 33

    diferenciacin entre hecho y ficcin. Las noticias y los informes, incluso los editoriales,

    recurren a los recursos de la literatura de pasatiempo, mientras que, por otra parte, las

    colaboraciones literarias se someten de una manera rigurosamente realista a lo existente,

    captado siempre a travs de clichs, y sobrepasan la frontera que separaba novela y

    reportaje.

    Lo que en el siglo XX es considerado arte y adquiere por ello el carcter de sagrado, de

    nico, de reverenciable, en el siglo XXI pierde toda su aura, como expone Hauser, citado

    por Chilln (1999: 185): en nuestra poca el prestigio de la esttica est siendo minado de

    muchas maneras. La pelcula documental, la fotografa, las noticias de los peridicos, la

    novela-reportaje ya no son arte, en absoluto, en el sentido antiguo. Se transforman pues las

    antiguas e infranqueables fronteras impuestas entre aquellos desvinculados territorios de lo

    literario y lo periodstico, cuyas categoras comunes, se acepta, no slo son de carcter

    esttico sino epistemolgico, y con ello se funda una nueva sensibilidad documental, como

    la denomina George Steiner, que trastoca a la literatura y al periodismo, principalmente,

    pero tambin a las artes visuales, a las ciencias sociales, a los fenmenos colectivos

    globales y las formas de produccin y consumo culturales: la era de la Postficcin.

    Hay en esta poca, dice Steiner (1999: 34), un apetito voraz por lo documental, por lo real,

    en donde la mirada del periodista poltico y social es heredera de la mirada del novelista

    muchas de las interpretaciones e informes que nos son ofrecidos sobre las causas de los

    actos polticos y de la conducta de las personas de renombre caen en las convenciones

    dramticas de la novela realista, convenciones reducidas ya a clich. Lo que en dos siglos

    atrs es considerado producto impuro o marginal, desclasado como identifica Rotker

    de los textos escritos por los modernistas latinoamericanos del siglo XIX, en este siglo

    alcanza una categora que Habermas (1986: 198) logra identificar con precisin: la

    integracin de los mbitos antes separados, de periodismo y literatura, esto es, de

    informacin y raciocinio, por un lado, y de la novelstica, por otro, conduce a una verdadera

    remocin de la realidad, a una mezcla de los diferentes planos de la realidad.

    Ello posibilita que gneros y discursos aparentemente inmutables, dismbolos y

    contrapuestos puedan conjuntarse para crear nuevas convenciones de expresin

    comunicativa. Surgen, o en algunos casos se revitalizan y consolidan, gneros de ndole

    explcitamente subjetiva, como el propio macrognero periodstico narrativo o periodstico

  • 34

    literario, y discursos nuevos como el que se funda con el Periodismo de Inmersin14, como

    se denomina a la produccin de noticias en plataformas virtuales de 3D propias de los

    videojuegos de realidad virtual, en las cuales el usuario o lector adquiere la experiencia

    informativa de primera mano; el Ensayo Periodstico-Literario, que conjunta en un mismo

    texto las estructuras narrativas propias de la crnica, el reportaje y el ensayo, en una

    simbiosis entre interpretacin periodstica, descripcin literaria, explicacin filosfica y

    exposicin cientfico social de detalles; el Cmic Periodstico o Periodismo de Historieta y

    la Novela Grfica Periodstica que reinterpretan las estrategias comunicativas e

    interpretativas de la caricatura y el dibujo, con verismo documental y tcnicas reporteriles

    propias del reportaje, para crear historietas de sucesos sin ficcin15; el Docudrama, que

    conjunta las estrategias discursivas cinematogrficas (recurriendo por igual a drama,

    comedia, cinema noir, policiaco, incluso fantstico) del reportaje, de la sociologa, de la

    fotografa y las artes visuales; el Periodismo infogrfico, que reutiliza el diseo y los

    mapas, grficos y vietas, para crear ncleos informativos particulares y especficos que se

    constituyen en un gnero en s mismo; o lo que se autodenomina Periodismo Arte Objeto,

    en el cual se reinterpreta el uso del papel como soporte para la transmisin de noticias y se

    crean experiencias periodsticas con ambicin claramente estilstica y sensorial, con el uso

    de portadas tridimensionales, estmulos tcticos, visuales e incluso olfativos, lo que

    innegablemente lleva a aceptar como posible y viable la definicin del periodismo que

    Chilln (1999: 431) presenta para esta poca: una profesin intelectual cuya esencia

    interpretativa hace inevitable la integracin dialctica de la cultura y la capacidad de

    discernimiento crtico y las habilidades expresivas y tcnicas.

    Esta condicin multidisciplinar, todava insipiente en nuestros das, ha de tender a

    consolidarse, con su respectiva seleccin natural, en la que puede desaparecer aquello que

    no logre ser til o viable, as como tambin recuperar para el futuro aquella estructuras

    que, bajo el predominio de un pensamiento hegemnico y dominante, fueron relegadas o

    14 A falta de informacin terica al respecto, conviene remitirse a la fuente original. En: http://www.immersivejournalism.com 15 Slo como referencia, conviene conocer la argumentacin de Sacco sobre uno de estos gneros, el Cmic Periodstico: No son los dibujos intrnsecamente subjetivos? La respuesta a sta ltima pregunta es s. Siempre habr, al presentar el periodismo en forma de cmic, una tensin entre las cosas que pueden verificarse, como una declaracin grabada, y las cosas que no pueden verificarse, como un dibujo que pretende representar un suceso particular un dibujante de cmics toma su dibujo en el momento que l o ella elige. Esta eleccin convierte al cmic en un medio inherentemente subjetivo. En: (Sacco, 2012: S/N).

  • 35

    excluidas de la praxis periodstica generalizada, como ocurri hace casi 300 aos con lo

    que hoy empezamos a reconocer como Periodismo Literario o Periodismo Narrativo, cuyos

    rasgos discursivos especificas, esos recursos expresivos que han sido identificados como

    propios de lo literario y que se imbrican en el relato periodstico, se especificarn con

    amplitud a continuacin.

    2.2 NUEVAS DENOMINACIONES: PERIODISMO LITERARIO - PERIODISMO NARRATIVO

    Entender la forma en que el paradigma objetivista y el llamado estilo periodstico fueron

    limitando las posibilidades estilsticas y expresivas del periodismo, sin perder de vista la

    definicin de ste como un mtodo de interpretacin sucesiva de la realidad, es

    fundamental para comprender mucho mejor el espritu que ha animado la consolidacin,

    cada vez ms evidente, del gnero que se funda a partir de utilizar en el relato periodstico

    los recursos expresivos considerados como propios de la literatura.

    Dice Todorov (1988: 93) que un nuevo gnero es siempre la transformacin de uno o de

    varios gneros antiguos: por inversin, por desplazamiento, por combinacin, y el

    advenimiento, el lento trnsito, pero sobre todo la actual consolidacin del gnero que

    imbrica al periodismo con la literatura, parece ser prueba de ello.

    De acuerdo con los primeros estudios sobre su conformacin, se le denomina de dos

    formas: Periodismo Literario, como establece una slida corriente de investigadores, cuyas

    bases principales estn en Estados Unidos y Europa, pioneros en el tema, porque como

    gnero cruza indistintamente las fronteras entre periodismo y literatura para conformarse

    como un hbrido multidisciplinario, macro. Periodismo Narrativo, como dice la ms joven

    investigacin Latinoamericana, porque su estrategia y objetivo son narrar a otros una

    experiencia humana en todas sus dimensiones y profundidad.

    Chilln (1999: 107) define Periodismo Literario como aquel gnero que, en uso pleno de

    una condicin multidisciplinar, recibe aportaciones de los gneros literarios testimoniales

    como el diario personal, el relato de viajes, el ensayo, la prosa costumbrista y la literatura

    epistolar, primordialmente y tambin de las modalidades documentales como las

    historias de vida y las historias orales.

  • 36

    Adems de abrevar en fuentes como las memorias, las autobiografas, las confesiones, los

    relatos de experiencias, las semblanzas, los retratos, la novela histrica, el cuento policiaco,

    las historias cortas y los cuentos, es un gnero coetneo de la novela realista de ficcin, la

    prosa literaria testimonial y la narrativa cientfica y la escritura periodstica, facetas

    distintas pero conexas de un mismo fenmeno cultural y comunicativo de gran alcance: la

    nueva sensibilidad realista caracterstica de la poca moderna.

    Reconociendo el axioma de Chilln16 sobre la capacidad abarcadora de ese hbrido que no

    restringe disciplinas, Jorge Miguel Rodrguez y Mara Angulo (2010: 11) lo catalogan

    como un macrognero, que agrupa un conjunto de composiciones que anan el rigor del

    reporterismo, el respeto por el pacto de lectura (el compromiso y el deber del periodista de

    no inventarse ni un solo dato, ni una escena) y la calidad esttica del relato.

    Para Mark Kramer (1985: 21), el periodismo literario es aquel en el cual las artes

    estilsticas y de construccin narrativa asociadas desde siempre a la literatura de ficcin,

    ayudan a atrapar la fugacidad de los acontecimientos, que es la esencia del periodismo17,

    mientras que para Norman Sims (1984: 08) el gnero es una combinacin precisa y

    deliberada de inmersin, voz, exactitud y simbolismo con ambicin literaria18.

    El gnero del periodismo literario, precisa Rodrguez (2012: 29), adopta todo tipo de

    gneros y estticas de la cultura de un tiempo y un espacio. Como periodismo registra todo

    lo que acontece a la humanidad. Como literatura, como potica, revela el alma del hombre

    en ese instante de la historia, que es la historia del hombre en todos los instantes de la

    vida.

    En cuanto a la denominacin Periodismo Narrativo, su apelativo ms recurrente sobre todo

    en la praxis periodstica latinoamericana, Juan Jos Hoyos (2003: 78) la define como la

    aplicacin de potentes herramientas narrativas que le permiten abordar la realidad de

    modo total y transmitirla al lector como una vivencia en la que estn involucrados todos los

    sentidos. Y son narraciones, porque captan el mundo en toda su complejidad. Resuelven

    con eficacia el duelo entre la inteligencia y los sentidos.

    En el mismo sentido, Mancini (2011: 21) lo explica como un periodismo que presta ms 16 Es preciso anotar que antes de la teora de Chilln existi un estudio en torno de la vinculacin periodismo-literatura que elabor, en los aos 70, Jos Acosta Montoro, quien deca que ambas disciplinas son como la rama y el tronco, que no pueden vivir por separado(en Acosta Montoro, 1975: 39). 17 En el original en idioma ingls. La traduccin al espaol es ma. 18 En el original en idioma ingls. La traduccin es ma.

  • 37

    atencin a la escritura literaria que a la simple y escueta narracin de hechos, que

    constituye la prerrogativa esencial del periodismo en el sentido moderno del trmino.

    Para entender an mejor el concepto, cabe perfectamente incorporar la acentuacin que

    Genette (1978: 115) hace dentro del concepto narracin, como referencia especfica a lo

    temporal y a lo dramtico de un relato, a partir de lo cual Robles (en Gonzlez Reyna,

    2012: 80) seala que relatar un hecho periodstico significa testimoniarlo y admitir el alto

    grado de subjetividad que ingresa al discurso, a travs de sensaciones y observaciones, as

    como la utilizacin de elementos propios de la creacin literaria, como escenas, dilogos y

    monlogos, porque la narracin requiere de la existencia de sucesos relatables para con

    ellos crear un relato.

    En todo caso, seala Lpez Pan (2010: 97), ambas denominaciones, Periodismo Narrativo

    y Periodismo Literario, pueden ser sinnimas, en virtud de que ambas apelan a la

    narracin periodstica y convocan una cierta intemporalidad y una dimensin humana19.

    Es por ello esclarecedora la larga explicacin que da al respecto: la hegemona del

    objetivismo en el periodismo anglosajn durante el siglo XX deriv en una tajante y

    temprana separacin entre periodismo y literatura. Fue con el surgimiento del denominado

    Nuevo Periodismo, en los aos 70, que se abri la discusin terica sobre la imbricacin

    entre ambas disciplinas. Ello dio paso al nacimiento de una denominacin, Literary

    Journalism, que design el carcter narrativo de los textos periodsticos. Esa exclusividad

    de lo narrativo se refleja en los nombres con los que se alude al nuevo gnero: reportaje de

    no ficcin, literatura de no ficcin, no ficcin creativa, arte de hechos, novela de no ficcin,

    ficcin ensaystica, ficcin factual, literatura de hechos, literatura no imaginativa.

    Para Chilln, como para el resto de los estudiosos del tema, la adopcin de recursos

    expresivos considerados propios de la literatura no escinde a estos textos de su condicin

    periodstica, en tanto que se trata no de un ornamento estilstico ni de un simple recurso

    para cautivar al lector, sino una manera absoluta de ver las cosas. Al respecto, Rodrguez

    y Angulo dicen que la esttica no slo embellece el relato periodstico, sino que, al

    detenerse en los detalles que el periodismo tradicional y estandarizado ignora, alcanza una

    dimensin ms humana y, por lo tanto, ms real de la historia: el resultado son crnicas, 19 Si bien Lpez Pan identifica una sinonimia entre ambos trminos, para trminos de esta tesis consider ms conveniente utilizar el trmino inherencia, en virtud de que, si bien ambos tienen condiciones de igualdad y compatibilidad, no significan lo mismo ni designan textos sinnimos.

  • 38

    reportajes, perfiles, artculos, columnas que logran una mxima eficacia periodstica,

    referencial y fctica al narrar los hechos.

    El traspaso de fronteras, escribe Lpez Pan, es claro y deliberado: el paso del periodismo a

    la literat