Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #85

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Monterrey, N. L ., México Octubre de 2012 No. 85 M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor: Con mucho gusto y alegría cristiana, hemos iniciado el AÑO DE LA FE el 11 de Octubre y para colmo de bienes, Dios nuestro Señor, por medio del Papa Benedicto XVI, nos ha concedido un nuevo Arzobispo para nosotros la Iglesia que peregrina en Monterrey. La Arquidiócesis de Monterrey quedó Sede Vacante al asumir el Arzobispado de Guadalajara el señor Cardenal Francisco Robles Ortega, el siete de Febrero de este año, luego de haber sido trasladado a dicha Iglesia por el Santo Padre. Monseñor Jorge Alberto Cavazos , Obispo Auxiliar, fue designado por el Papa Benedicto XVI Administrador Apostólico, y el tres de octubre de este año en curso el Papa tuvo a bien nombrar al Excelentísimo Señor ROGELIO CABRERA LOPEZ nuevo Arzobispo de la Arquidiócesis de Monterrey, hasta ahora Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los Obispos, los Sacerdotes, los Diáconos, los Consagrados y Consagradas, los laicos y laicas de la Arquidiócesis recibimos con gran alegría esta noticia y damos gracias a Dios por este don, que el Señor regala a nuestra Iglesia arquidiocesana. Así empezamos el Año de la Fe con nuestro nuevo Pastor, que iniciará su ministerio entre nosotros el día cinco de diciembre, en la Misa que a las 4:30 p. m. se celebrará en la Arena Monterrey, luego de que ha participado en el Sínodo de los Obispos, en Roma, del 11 al 28 de octubre y de que entregue la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez a su sucesor o a quien el Santo Padre designe como su Administrador Apostólico. Con nuestra oración demos nuestra más cordial bienvenida a Monseñor Rogelio Cabrera López, nuestro Pastor electo. Pidamos al Señor que lo llene de su gracia para seguir guiando el caminar de esta Iglesia que peregrina en Monterrey. Igualmente asistamos a su bienvenida e inicio de su labor pastoral entre nosotros el día mencionado. Pidámosle a la Virgen Santísima del Roble, Patrona de nuestra Arquidiócesis de Monterrey, que le acompañe siempre en ese caminar apostólico que habrá de encabezar como nuestro nuevo Arzobispo de Monterrey. Nuestra Comunidad Parroquial de Santa Beatriz de Silva se siente muy contenta con la noticia del nombramiento de Monseñor Rogelio y le ha ofrecido ya al Señor oraciones y Eucaristías para bien de su persona y ministerio. ¡Bienvenido, Monseñor Rogelio Cabrera López! Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

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Periódico Parroquial de Santa Beatriz de Silva de la Arquidiócesis de Monterrey, México.

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Monterrey, N. L ., México Octubre de 2012 No. 85

M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Con mucho gusto y alegría cristiana, hemos iniciado el AÑO DE LA FE el 11 de Octubre y para colmo de bienes,

Dios nuestro Señor, por medio del Papa Benedicto XVI, nos ha

concedido un nuevo Arzobispo para nosotros la Iglesia que peregrina en Monterrey. La Arquidiócesis de Monterrey quedó Sede Vacante al asumir el

Arzobispado de Guadalajara el señor Cardenal Francisco Robles Ortega, el siete de Febrero de este año, luego de haber sido trasladado a dicha Iglesia por el Santo Padre.

Monseñor Jorge Alberto Cavazos , Obispo Auxiliar, fue designado por el Papa Benedicto XVI Administrador Apostólico, y el tres de octubre de este año en curso el Papa tuvo a bien nombrar al

Excelentísimo Señor ROGELIO CABRERA LOPEZ nuevo Arzobispo de la Arquidiócesis de Monterrey, hasta ahora Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Los Obispos, los Sacerdotes, los Diáconos, los Consagrados y Consagradas, los laicos y laicas de la Arquidiócesis recibimos con gran alegría esta noticia y damos gracias a Dios por este don,

que el Señor regala a nuestra Iglesia arquidiocesana. Así empezamos el Año de la Fe con nuestro nuevo Pastor, que iniciará su ministerio entre nosotros el día cinco de diciembre, en

la Misa que a las 4:30 p. m. se celebrará en la Arena Monterrey, luego de que ha participado en el Sínodo de los Obispos, en Roma, del 11 al 28 de octubre y de que entregue la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez a su sucesor o a quien el Santo Padre designe

como su Administrador Apostólico. Con nuestra oración demos nuestra más cordial bienvenida a

Monseñor Rogelio Cabrera López, nuestro Pastor electo. Pidamos

al Señor que lo llene de su gracia para seguir guiando el caminar

de esta Iglesia que peregrina en Monterrey. Igualmente asistamos a su bienvenida e inicio de su labor pastoral entre nosotros el día mencionado. Pidámosle a la Virgen

Santísima del Roble, Patrona de nuestra Arquidiócesis de Monterrey, que le acompañe siempre en ese caminar apostólico que habrá de encabezar como nuestro nuevo Arzobispo de Monterrey.

Nuestra Comunidad Parroquial de Santa Beatriz de Silva se siente muy contenta con la noticia del nombramiento de Monseñor

Rogelio y le ha ofrecido ya al Señor oraciones y Eucaristías para bien de su persona y ministerio.

¡Bienvenido, Monseñor Rogelio Cabrera López!

Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez

Párroco

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Por su reportero Capsulito

1) Octubre de mis amores, porque encuentro en ti la buena noticia de

que el Papa Benedicto XV nos ha nombrado un nuevo Arzobispo: Monseñor Rogelio Cabrera López, que el día cinco de diciembre de este

año, iniciará entre nosotros su trabajo pastoral, su servicio como pastor, su entrega como Padre amoroso de esta Arquidiócesis de Monterrey.

2) MUCHAS GRACIAS a Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Obispo

Auxiliar y Administrador Apostólico, que está estupendamente al frente, como Vicario del Papa, en nuestra Arquidiócesis. Que Dios le bendiga

por su gran labor y le recompense por su entrega en este tiempo.

3) Por si fuera poco, ustedes saben muy bien, el día 11 empezamos el

AÑO DE LA FE. Qué maravilla!

4) Pero yéndonos por orden, habremos de ver que El día dos de

octubre fue el Rosario y Misa del Santo Padre Pío. Animo!

5) El sábado seis de este mes de octubre se iniciaron los Rosarios de

Aurora que promueve el Apostolado de Fátima cada mes de octubre.

Muy concurridos.

6) Los Ministros de la Comunión tuvieron su Retiro el día nueve y se

sintieron, dijeron algunos, muy motivados, para seguir sirviendo en esta Comunidad Parroquial y ser mejores en sus familias, trabajos, etc. ¡Qué

así sea!

7) El día 11 fue la apertura mundial del Año de la Fe, con la Misa y

apertura que hizo el Papa Benedicto XVI en el Vaticano, donde estuvo

nuestro nuevo Arzobispo, Monseñor Rogelio Cabrera López, pues es uno de los Obispos que por México asisten al Sínodo de los Obispos

convocado por el Papa para ver lo referente a la Nueva Evangelización.

8) También por allá andaban el señor Cardenal Francisco Robles

Ortega, muy conocido de nosotros, verdad, ustedes saben, y Monseñor Alonso G. Garza Treviño, Obispo de Piedras negras y muy famoso entre

nosotros.

9) El mismo día, pero aquí en la Basílica de Guadalupe, en la Colonia

Independencia, fue la apertura del Año de la Fe a nivel de la Arquidiócesis que presidió nuestro Administrador Apostólico, Monseñor

Jorge Alberto Cavazos Arizpe, con un programa especial a partir de las 5:00 p. m.: dos conferencias, la Santa Misa y un concierto. Todo muy

bien llevado. Allí estuve yo y ví muchas caras conocidas de Santa Beatriz.

10) Luego el domingo 14 aquí en la Parroquia, los Padres Juan Carlos

y Humberto, en cada Misa hicieron énfasis que era el domingo de apertura parroquial del Año de la Fe. Igualmente el Padre Martín que

celebra a las 6:00 p. m.

11) Dijo el Padre Juan Carlos que se irá dando a conocer el trabajo a

realizar aquí con motivo del Año de la Fe integrado al Plan de Pastoral

Orgánica y a la tarea de la Renovación Parroquial que se ha iniciado en toda la Arquidiócesis de Monterrey.

12) Por lo pronto y como una de las primeras acciones se inició el

Curso sobre el Evangelio de San Lucas que, con más de 60 personas,

está llevando a cabo el P. Humberto Torres, Vicario Parroquial. ¡Andale!

13) El 17 fue la Misa por la Parroquia, sus amigos y bienhechores y el

18 la acción de gracias por medio de la Santa Eucaristía por los 31 años de nuestra Parroquia. Vino mucha gente y le dimos, porque yo también vine, gracias a Dios por estos años de evangelización. El Señor nos permita seguir creciendo como su familia en la fe.

14) El 22 fue la festividad del Beato Papa Juan Pablo II y el Grupo

Juvenil Lolek, muy contento con la celebración de su Santo Patrono, y el

23 se tuvo una plática que dio el P. Juan Carlos Castillo Ramírez, Párroco, sobre la Fe en Juan Pablo II. El 24 fue una película y el 25 la

Hora Santa. ¡Felicidades Lolek!

15) La Unión de Enfermos Misioneros, que encabeza la señora Lety

Peña, muy trabajadora, con su Misa de Enfermos y sus Tardeadas Bohemias.

16) En todos los grupos parroquiales se ha ido profundizando en la

Exhortación del Papa Benedicto XVI: “Porta Fidei” para conocer más del

Año de la Fe.

17) Durante el mes, el día nueve para ser precisos fue el cumpleaños

del Padre Eusebio Lozano Martínez, por el que hemos estado pidiendo

muuuuucho por su salud: el día diez fue el del Padre Humberto Torres Hernández, Vicario Parroquial: y cerramos el mes con el cumpleaños del

Párroco, el Padre Juan Carlos Castillo Ramírez, el día 31 de octubre. Felicidades muchas para ellos y que Dios los bendiga

Nos vemos nuevamente en el próximo ejemplar.

SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE.

les dice “Capsulito”, su reportero favorito

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VIVIENDO EL AÑO DE LA FE Como todos sabemos, el pasado día 11 de octubre, el Papa Benedicto XVI hizo la apertura del “Año de la Fe”, que terminará,

Dios mediante el 24 de noviembre de 2013, para avivar la fe, para conmemorar 50 años del inicio del Concilio Vaticano II y 20 del Catecismo de la Iglesia.

Para cimentar la reflexión del Año de la Fe, el Papa Benedicto XVI escribió una Carta (Motu proprio) en la que nos explica el por qué de este “Año”.

En el número anterior de este Boletín Parroquial transcribimos los primeros cinco números de esta Carta conocida como “Porta fidei”, o la “Puerta de la fe”.

Continuamos en esta edición con otros números para irla conociendo completa.

En el número seis nos dice el Papa que la renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los

creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: “Mientras

que Cristo, “santo, inocente, sin mancha” (Heb. 7, 26), no conoció el pecado (cfr. 2 Cor 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cfr. Heb. 2, 17), la Iglesia, abra-zando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre

necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”,

anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cfr. 1 Cor 11, 26). Se siente fortalecida por la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y

revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz”.

Continúa diciendo que en esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y

resurrección, ha revelado en plenitud el amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cfr. Hech. 5, 31). Para el apóstol Pablo, este amor lleva al hombre a una nueva vida: “Por el bautismo fuimos sepultados

con él en la muerte, para que lo mismo que Cristo resucitó de

entre los muertos para la gloria del Padre, así también nosotros

andemos en una vida nueva” (Rom. 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección.

Añade que en la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que

no termina por cumplirse totalmente en esta vida. La “fe que actúa por el amor” (Gál. 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cfr. Rom. 12, 2; Col. 3,9-10; Ef. 4, 20-29; 2 Cor., 5, 17).

En el número siete de Porta fidei, el Papa Benedicto nos hace ver que “Caritas Christi urget nos” (2 Cor 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer él nos envía por los caminos del mundo para

proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cfr. Mt. 28, 19). Con su amor, Jesucristo atraer hacia sí a los hombres de cada generación; en todo tiempo se convoca a la Iglesia y le

confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es

siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un

compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva

evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver

a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como

experiencia de un amor que se recibe y se comunica como

experiencia de gracia y de gozo. Nos hace fecundos porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la

mente de los que escuchan para acoger la invitación del

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Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma

San Agustín, los creyentes “se fortalecen creyendo” [12]. El Santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en

Dios [13]. Sus numerosos escritos, en los que implica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a

tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a “la puerta de la fe”. “Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra

posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios”, dice el Papa.

En el número ocho nos apunta que en esta feliz conmemoración “deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se

unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los

creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras

catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras

la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo”.

En el número nueve indica: “Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también

una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es “la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde

mana toda su fuerza”. Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto en el que se cree, es un

compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.

No por casualidad, continúa el Papa Benedicto XVI, los

cristianos en los primeros siglos estaban obligados a

aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración

cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: “El símbolo del sacrosanto misterio que

recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es

Cristo el Señor… Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso

cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón.

INDULGENCIAS POR EL AÑO DE LA FE

Hemos recibido en esta Comunidad Parroquial de Santa Beatriz

de Silva la Carta Circular que el señor Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Monterrey, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, ha tenido a bien enviar a toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, para señalar las Indulgencias que pueden obtenerse

por el Año de la Fe. A continuación el texto completo:

“Muy queridos Hermanos y Hermanas en el Señor: El Santo Padre Benedicto XVI en su Carta Apostólica Porta Fide

con la que nos convoca a un año de la fe, a partir del 11 de Octubre del 2012 hasta la fiesta de Cristo rey, el 24 de noviembre del 2013, ha concedido a los fieles la Indulgencia Plenaria con este motivo, la cual será válida desde su apertura.

Podrán conseguir la Indulgencia Plenaria de la pena temporal por los propios pecados, impartida por la misericordia de Dios,

aplicable en sufragio por las almas de los fieles difuntos, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, debidamente confesados,

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que hayan comulgado sacramentalmente y que recen según las

oraciones del Sumo Pontífice: A) Cada vez que participen en al menos tres momentos de predicación durante las Sagradas Misiones; en tres lecciones

sobre el Concilio Vaticano II; o sobre los artículos del Catecismo de la Iglesia, en cualquier Iglesia o lugar idóneo; como las Conferencias que sobre el Año de la fe, iniciaron el lunes 15 de

octubre, y hasta el 19 de octubre en el Auditorio Juan Pablo II, de nuestra Curia Arzobispal. B) Un día, elegido libremente, durante el Año de la Fe, para

visitar en familia o con los padrinos, el baptisterio o cualquier otro lugar donde recibieron el sacramento del Bautismo, si renuevan las promesas bautismales de cualquier forma legítima.

C) Cada vez que en los días determinados por el Ordinario del lugar para el Año de la Fe, participen en cualquier lugar sagrado en una solemne celebración eucarística o en la liturgia de

las horas, añadiendo la Profesión de fe en cualquier forma legítima. En nuestro caso, se incluyen las actividades del Pueblo de Dios en Misión que se realizan en las parroquias y decanatos; las semanas de Estudio en las que participan los sacerdotes y/o

laicos; los ejercicios cuaresmales y los oficios de Semana Santa. D) Cada vez que visiten en peregrinación alguna de las tres Basílicas menores de Monterrey (Nuestra Señora de Guadalupe;

Nuestra Señora del Roble o la Purísima Concepción); la Catedral de Monterrey; así como los Santuarios Marianos de Nuestra Señora de Guadalupe en Guadalupe, N. L., y en Cadereyta

Jiménez; el Santuario de Nuestra Señora de Fátima en San Pedro Garza García; la Purísima Concepción en Agualeguas; San Pedro Apóstol en Allende, San Gregorio Magno en Cerralvo y la Parroquia del Apóstol Santiago en Santiago, N. L.; San Juan

Bautista en Villa de García; el Santuario de San Judas Tadeo y el Templo Expiatorio de San Luis Gonzaga en Monterrey. E) También al participar en una ceremonia sacra o, al menos,

se recojan durante un tiempo en meditación y concluyan el rezo del Padre Nuestro, la profesión de Fe en cualquier forma legítima, las invocaciones a la Virgen María y, de manera especial, cuando

celebren las fiestas patronales en las parroquias y sus capillas. F) Cuando añadiendo la Profesión de fe en cualquier forma legítima, participen en las Solemnidades de todos los Santos,

Cristo Rey, Santa María de Guadalupe, la Natividad del Señor, Santa María Madre de Dios, la Ascensión del Señor, la Santísima Trinidad, pentecostés, Corpus Christi, Sagrado Corazón de Jesús; las fiestas del Seminario de Monterrey (San Teófimo Mártir y San

José Obrero); las fiestas de Nuestra Señora del Roble, Patrona de

nuestra Arquidiócesis (18 de diciembre y 31 de Mayo), la fiesta d

ela Coronación Pontificia de la Virgen de Monterrey en Catedral, el 19 de Septiembre; la Presentación del Señor, el Señor de la misericordia, y Jesús el Buen Pastor.

G) Como eventos extraordinarios: las misas de Ordenaciones Sacerdotales, y la Solemne Eucaristía de Bienvenida del Nuevo Arzobispo de Monterrey, S. E. R. Mons. Rogelio Cabrera López, el

5 de diciembre próximo. H) Recordemos que los fieles que “por enfermedad o justa causa” no puedan salir de su casa o del lugar donde se

encuentren podrán obtener la indulgencia plenaria, si “unidos con el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes, particularmente cuando las palabras del Sumo Pontífice o de los obispos diocesanos se transmitan por radio o televisión, recen, allí donde

se encuentren el Padre Nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conformes a la finalidad del Año de la Fe ofreciendo sus sufrimientos o los problemas de su vida.

Con esto se quiere manifestar la infinita misericordia de Dios, y la solícita invitación divina, para que nos acerquemos, creamos y vivamos con el Señor.

Que Jesucristo nuestro Señor les bendiga y que la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización nos acompañe en este año de la Fe.

Dado en la Arquidiócesis de Monterrey, a los 16 días del mes de Octubre del Año de la fe 2012.

+ Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Administrador Apostólico de Monterrey.

Pbro. Alfonso G. Miranda Guardiola, Secretario – Canciller.”

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HACER EL BIEN

“Pasó haciendo el bien” (cfr. Hech. 10, 38).

“Estas palabras resumen la vida de Cristo. Jesús visitaba las casas de sus amigos; entraba en las ciudades y aldeas; recorría los polvorientos caminos de Palestina… Los leprosos, ciegos y

muertos encontraban en El la salud, la luz y la vida. Las almas angustiadas por el constante sufrir hallaban en El consuelo. Y las almas muertas por el pecado encontraban en El la Vida. “Pasó haciendo el bien”. ¿Quién podrá negarlos después de

meditar el Evangelio? Pero Cristo no ha terminado su misión de hacer el bien. En cada

cristiano se encarna para seguir haciendo el bien. Tú, si quieres vivir a la altura de tu vocación cristiana, has de resumir tu vida en estas palabras: “hacer el bien a todos los hermanos”. Y esto es precisamente lo que necesita este mundo egoísta. Que

en los labios, manos, pies y corazón de cada cristiano, viva Cristo dando luz, consuelo, perdón, vida… ¿No quieres que Jesús viva en ti haciendo el bien? El te amó hasta la locura de la cruz. Y ahora quiere que tu amor a

ellos sea como el suyo: amor de entrega, sin regateos, hasta dar la vida por el hermano en gesto de caridad sin medida. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.

Todos sabemos que esta doctrina suena a idiotismo en los oídos de los mundanos, pero la vivencia de esta consigna es locura, y locura de amor, para los verdaderos seguidores de Cristo.

Te recuerdo la historia de un mártir de la caridad. Un padre de familia fue condenado a morir de hambre. Al oír su terrible sentencia exclamó: ¡Qué lástima me dan mi esposa y mis hijos que

los voy a dejar huérfanos! El Padre Kolbe al oír estas palabra, sale de las filas de los prisioneros, se presenta al comandante y dice: Yo quiero morir en lugar de este padre de familia. Le ruego

acepte la ofrenda de mi vida. ¿Profesión? , pregunta el comandante. -Sacerdote católico. –¿Por qué hace esto? –Porque ese padre de familia hace más falta a su familia que mi propia vida. -¡Acepto!

Y el Padre Kolbe muere sereno y alegre en los sótanos de la cárcel. Estos y otros hechos te hacen estremecer. Se trata de hombres y mujeres, de carne y hueso como tú, que aman y

sufren.

Acaso no tengas oportunidad de dar tu vida por el bien de

los hermanos, quizá no puedas derramar tu sangre en el momento del martirio. Pero, hacer el bien a tu alrededor,

sin mucho ruido, sin llamar la atención y esperar retribución, es

algo que está muy al alcance tuyo. Esto si lo puedes hacer, ¡y todos los días! Muy cerca de ti encuentras infinidad de males. Males físicos y

males morales. Cuerpos macilentos por falta de alimentos, niños que tiritan por falta de ropa, enfermos que se mueren porque no tienen medicamentos, familias amontonadas por escasez de

dignas viviendas, analfabetos que no saben nada… Almas heridas por las ingratitudes e incomprensiones; cristianos tronchados de Cristo por el pecado… ¡Son tantos males que encuentras en tu camino!

No podrás remediar todas las necesidades que ves, pero sí podrás hacer un poco más de bien, para que haya un poquito menos de mal.

Tu limosna material que alimenta a ese prójimo que tiene hambre y viste al que padece frío… Tu esfuerzo por llevar la salud a ese

cuerpo herido por la enfermedad… Tu trabajo por conseguir vivienda para los que no la tienen y enseñar a los que no saben… Tus palabras de consuelo y gesto de caridad que consuelan al corazón humillado… Tu palabra y compañía que

alegra y reanima a los que llevan la cruz pesada… Tus oraciones y sacrificios que levantan a las almas caídas… Este vivir haciendo el bien exige frecuentes sacrificios, grandes o

pequeños, de cosas que te agradan: la película, el perfume, el cigarrillo, la diversión… Y el ahorro, fruto de esos sacrificios, y el tiempo que robas a tus diversiones, lo gastas en hacer el bien a

tus hermanos necesitados. Aunque esta postura exija renuncia y vencimiento, pasar así por el mundo es imitar a Cristo.

El tenía para cada tristeza, su alegría; para cada dolor, un remedio; para cada pecado, un perdón; para cada necesidad, un consuelo… Y nunca regateó darlo todo a manos llenas hasta que se las

rompió en la cruz haciendo el bien. También tú, si quieres vivir plenamente a Cristo, has de pasar por el mundo haciendo el bien sin medida”.

(Mariano Sánchez-Anguiano. “Meditaciones de decisión”.

PS Editorial. Madrid).

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MENSAJE DEL PADRE VICARIO.

LA MORAL CRISTIANA EN NUESTRO DÍAS Con la gracia de Dios hemos iniciado el año de la fe en el que

celebramos el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II y el 20° aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica que es un tesoro de valor incalculable pues contiene la verdadera doctrina de Jesucristo; que todos los fieles deben de conocer.

Al abrir la tercera parte del Catecismo podremos encontrar la parte moral que es la práctica o vida de la fe; pues una fe sin obras o acciones es una fe vana o muerta.

A través de la moral podemos vivir nuestra vocación o el seguimiento de Cristo y así alcanzar un perfeccionamiento de nuestra vida y vivir la Santidad.

La decisión de seguir el camino del bien es ejercida en nuestra libertad de hijos de Dios y no podemos considerarlo como una obligación que nos convierte en moralistas o perfeccionistas que

cumplen el deber por el deber. Cuando el hombre vive amargado o piensa que su vida es una desgracia es porqué no ha encontrado la riqueza del cumplimiento de los deberes y obligaciones propios de su estado

de vida y ha caído en la mediocridad; en un conformismo y rechazando la invitación de Jesucristo: “Sean perfectos como mi Padre celestial es Perfecto”.

En el No. 1701 del Catecismo de la Iglesia Católica encontramos las palabras de la Constitución Gaudium et spes en el número 22: “Cristo el Nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio

hombre y le descubre la grandeza de su vocación”. Jesucristo viene a transformar nuestro barro del que fuimos hechos para hacer un hombre nuevo.

Este hombre nuevo se verá siempre impulsado a hacer el bien y evitar el mal pero dando plenitud a cada mandamiento divino.

Sabemos que para lograr este cambio es necesario una evangelización y educación en los valores del Reino que Jesucristo vino a revelarnos y a invitarnos a vivirlos. Es en la familia donde se aprenden y se adquieren esos valores que los capacitan para

distinguir entre el bien y el mal y pueda elegir el camino que ha de seguir. Es muy necesario hablarles a los hijos de Dios y de cómo fuimos

creados para amar y no para odiar. Hoy se habla mucho de la violencia intra-familiar y esa violencia

se refleja en las escuelas en donde ya no son simplemente pleitos

de niños, sino verdaderos actos destructivos que reflejan bestialidad o deshumanización. No podemos quedarnos callados y esperar que estas cosas

sucedan como lo más natural y común y dejar crecer estas conductas que no van de acuerdo al plan de vida o del fin para el que fuimos creados.

El conocimiento de la moral que nos propone la Iglesia a través de este catecismo ayudará a los padres y maestros a formar seres humanos; que vivan en armonía en sus ambientes sociales

y formen comunidades de justicia y de paz. La lectura de esta tercera parte del Catecismo de la Iglesia Católica nos ayudará a no caer en un rigorismo moral con el que

podemos condenar a los demás o nosotros mismos pero también a evitar los reduccionismo y llegar a un laxismo o en endurecimiento de la conciencia en donde ya no sentimos el

dolor de haber ofendido a Dios y podremos acostumbrarnos a las discusiones y pleitos de todos los días; en las famosas mentiras piadosas; aceptar el aborto como un derecho que tiene toda mujer etc….

La soberbia puede ser un factor que nos impida o que nos haga pensar que es inútil o innecesario estudiar este apartado del catecismo; pues ya lo sabemos todo y que nos va a decir a

nosotros que no tenemos pecados puesto que no hemos matado o robado y nos olvidamos de la exhortación de Jesucristo que nos dice: “Ámense como yo los he amado”.

Que el Señor nos ilumine para que mediante la lectura de esta doctrina podamos vivir nuestra vocación de Hijos de Dios y alcancemos el reino de los justos que siendo fieles a Dios; hacen

la voluntad de Él, cumpliendo los mandamientos y preceptos de la ley divina.

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AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN

El primer mandamiento llama al hombre para que crea en Dios, espere

en El y lo ame sobre todas las cosas. Siempre debemos recordar que Dios nos amo primero y nosotros

podemos corresponder a ese amor, y así establecer una alianza entre el Creador y nosotros sus creaturas.

En el libro del Éxodo y después en el Deuteronomio encontramos escrita esta alianza Yo, el Señor, soy tu Dios…. Ex. 20, 2-5 y Dt. 5, 6-9.

Dios se da conocer recordando su acción todopoderosa por medio de la que protege siempre a su pueblo y lo libera de la esclavitud.

Cuando iniciamos de niños de catecismo se nos pregunto ¿Quién te

creo? Y afirmábamos completamente seguros que nos creó Dios y después se nos cuestionaba y ¿Para qué te creó Dios? Y contestábamos

que para la felicidad del hombre y para la gloria de Dios y de esta forma sabíamos que tenemos una deuda y compromiso con Dios de adorarlo y

reconocer el honor y la gloria para El que vive y reina por los siglos de los siglos.

Esta es la vocación del hombre que siendo justo con Dios alcanza su verdadera felicidad.

Este precepto abarca la fe, la esperanza y la caridad. Nuestra vida moral tiene su fuente o inicio en la fe en un Dios que nos

revela su amor, porque si creemos en El debemos de cumplir sus mandamientos. Si decimos, que creemos en El pero no amamos al

prójimo seremos unos mentirosos dice San Pablo. El que desconoce a Dios cae en desviaciones morales.

Nuestro deber para con Dios es creer en El y dan testimonio de El buscando hacer el bien.

Las formas de pecar contra la fe son:

A) Duda voluntaria= descuido o rechazo de la verdad

sobres Dios. Ejemplo: No asistir a misa dominical.

B) Duda Involuntaria= vacilación en creer o dificultad de

superar las objeciones con respecto a la fe. Ejemplo:

Cuando en la oración se vienen dudas.

C) Incredulidad= menosprecio de la verdad revelada.

Ejemplo: No acercarse a los sacramentos.

D) Herejía= negación pertinaz, de un bautizado sobre

una verdad que ha de creerse con fe divina. Ejemplo:

afirmar que Cristo es solo hombre o solamente Dios.

E) Apostasía= es el rechazo total de la fe cristiana.

Ejemplo: aquel que deja de ser católico y se hace

protestante.

F) Cismo= Rechazo a la sujeción u obediencia al Papa.

Ejemplo: Lutero que inicio la reforma.

El hombre no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas y debe esperar que Dios le de la capacidad de

devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad.

La Esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y el temor

de ofender a Dios.

Los pecados contra la esperanza son: A) La desesperación= el hombre ya no espera la salvación o el

perdón de sus pecados y puede llevar al suicidio. Ejemplo: aquel que abandona a Dios y busca a la muerte.

B) La presunción = el hombre que presume de sus capacidades y

cree podrá salvarse sin ayuda de nadie= Ejemplo: aquellos que dicen que todo lo que tienen o son se lo

deben a su capacidad intelectual o cualidades personales.

La fe en el amor de Dios encierra la vocación y la necesidad de responder con un amor sincero. Amor con amor se paga: al prójimo que

debemos de amor es a Dios.

Las formas de pecar en el amor de Dios es:

A) Indiferencia= descuido o rechazo a la caridad por ejemplo: cuando se nos invita a una plática o curso y nunca vamos

por “falta de tiempo”. B) Ingratitud= omite o se niega a reconocer la caridad divina

por ejemplo: aquella persona que nunca bendice los alimentos

C) La tibieza= vacilación o negligencia en responder al amor divino. Por ejemplo: cuando viene a misa pero no comulga.

D) Acedía o Pereza Espiritual es un rechazo al gozo que viene de Dios y llegar tarde a la santa misa o se confianza sin

un bien examen de conciencia. E) El odio a Dios que se origino en el orgullo y llega a negar

o maldecir a Dios porque condena el pecado por ejemplo: El joven que no quiere nada con Dios porque quiere llevar

una vida desenfrenada.

Trabajemos en este año de la fe en vencer los pecados que nos impiden o no nos dejan dar a Dios el amor que se merece porque es infinitamente bueno y misericordioso y nuestro corazón se

llenará de gozo y de paz.

Pbro. Humberto Torres Hernández.

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