Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #63

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Monterrey, N. L ., México. Diciembre de 2010 No. 63 Q UERIDOS hermanos y hermanas en el Señor: ¡ Ha nacido el Salvador ¡ ¡Aleluya ¡ ¡Aleluya! ¡Aleluya! Anunciado durante siglos por los profetas, ha llegado la plenitud de los tiempos y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (cfr. Jn 1, 14 y ss.). La Noche Buena nos permitió velar, orar y cantar en espera de su nacimiento. El nacimiento milagroso que ha partido en dos la historia de la humanidad. La Noche Buena se iluminó con la llegada del Salvador, los ángeles entonaron el “Gloria a Dios en el Cielo y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad..” (Lc. 2, 14). Los pastores fueron avisados por el ángel y se fueron a Belén para ver al Niño y lo encontraron en pañales recostado en un pesebre, tal y como había dicho el ángel (Lc. 2,15-18). Demos gracias a Dios por su inmenso e infinito amor por los hombres y mujeres de todo el mundo, de todos los tiempos. Demos gracias a Dios por el amor personalísimo que EL tiene por cada uno de nosotros: Por ti y por mí, por nosotros. Tan grande es su amor que nos ha dado a su Hijo Jesús para nuestra salvación. Ahora lo contemplamos en Belén, en un pesebre, junto a una mula y un buey, entre los más pobres, protegido por su Santísima Madre la Virgen María y su padre legal San José. Contemplemos su amor por nosotros, que lo lleva a darse sin medida, primero haciéndose uno de los nuestros; después, entregándose por nuestra redención en una muerte en cruz y resucitando de entre los muertos para llevar a plenitud su triunfo sobre el pecado, el demonio y el infierno y llevarnos al Cielo. ¡Es Navidad! Contemplemos a Jesús recién nacido, que viene a nosotros, llamados a ser el nuevo belén, el nuevo pesebre, donde El nazca. Contemplemos a Jesús en nuestro prójimo, especialmente en el pobre y más necesitado; en la Eucaristía, en la Sagrada Escritura, en los acontecimientos, en la historia de cada día y hagamos que cada día sea Navidad. ¡Feliz Navidad! P. Juan Carlos Castillo Ramírez. Párroco

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Santa Beatriz de Silva

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Monterrey, N. L ., México. Diciembre de 2010 No. 63

Q UERIDOS hermanos y hermanas en el Señor:

¡ Ha nacido el Salvador ¡ ¡Aleluya ¡ ¡Aleluya!

¡Aleluya! Anunciado durante siglos por los profetas, ha llegado la plenitud de los tiempos y el Verbo se hizo carne y habitó

entre nosotros (cfr. Jn 1, 14 y ss.).

La Noche Buena nos permitió velar, orar y cantar en espera de su nacimiento. El nacimiento milagroso que ha partido en dos la historia de la humanidad. La Noche Buena

se iluminó con la llegada del Salvador, los ángeles

entonaron el “Gloria a Dios en el Cielo y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad..” (Lc. 2, 14).

Los pastores fueron avisados por el ángel y se fueron a Belén para ver al Niño y lo encontraron en pañales

recostado en un pesebre, tal y como había dicho el ángel

(Lc. 2,15-18).

Demos gracias a Dios por su inmenso e infinito amor por los hombres y mujeres de todo el mundo, de todos los tiempos. Demos gracias a Dios por el amor personalísimo

que EL tiene por cada uno de nosotros: Por ti y por mí, por nosotros.

Tan grande es su amor que nos ha dado a su Hijo Jesús para nuestra salvación. Ahora lo contemplamos en Belén, en un pesebre,

junto a una mula y un buey, entre los más pobres, protegido por su Santísima Madre la Virgen María y su padre legal San José.

Contemplemos su amor por nosotros, que lo lleva a darse sin medida, primero haciéndose uno de los nuestros;

después, entregándose por nuestra redención en una muerte en cruz y resucitando de entre los muertos para

llevar a plenitud su triunfo sobre el pecado, el demonio y el infierno y llevarnos al Cielo.

¡Es Navidad! Contemplemos a Jesús recién nacido, que viene a nosotros, llamados a ser el nuevo belén, el

nuevo pesebre, donde El nazca. Contemplemos a Jesús en

nuestro prójimo, especialmente en el pobre y más necesitado; en la Eucaristía, en la Sagrada Escritura, en los

acontecimientos, en la historia de cada día y hagamos que cada día sea Navidad.

¡Feliz Navidad!

P. Juan Carlos Castillo Ramírez. Párroco

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ASAMBLEA ECLESIAL DIOCESANA

c ONVOCADOS por el Eminentísimo señor

Cardenal, D. Francisco Robles Ortega,

Arzobispo de Monterrey, laicos y laicas, consagrados y consagradas, sacerdotes y

obispos, tomaron parte en la Asamblea Eclesial Diocesana, que se efectuó el 29 y 30 de Noviembre

y el día primero de Diciembre de este 2010. Su finalidad fue llevar adelante los trabajos de elaboración del Plan Diocesano de Pastoral.

Los trabajos se llevaron a cabo en la Casa de la Iglesia, con el lema: “La Parroquia Renovada…Para que

todos seamos discípulos misioneros”. La frase que iluminó las actividades fue: “Toda está llamada a ser el espacio

donde se recibe y se acoge la Palabra, se celebra y se expresa en la adoración del Cuerpo de Cristo, y así, es la fuente dinámica del discipulado misionero” (Aparecida No.

72). Las cuatro líneas de acción sobre las que se trabajó

fueron las siguientes: 1) Que todas las personas tengan un encuentro vivo y kerygmático con Jesucristo para que logren una conversión

personal y puedan iniciarse como discípulos misioneros de El. 2) Que todo el pueblo de Dios experimente una espiritualidad de comunión basada en una fuerte experiencia

de fraternidad y contribuya así en el desarrollo social y cristiano de su Parroquia. 3) Que todas las personas reciban una formación bíblico doctrinal, acentuadamente vivencial y caritativa, para que

sigan creciendo como discípulos misioneros de Jesús. 4) Crear herramientas pastorales para lograr la transformación social a través del compromiso misionero en sus parroquias y llegar a todas las personas y sectores del pueblo de Dios más alejados a fin de reintegrarlos con la

Iglesia.

Los asambleístas fueron aportando, después de la

reflexión expuesta por los conferencistas invitados, en mesas de trabajo, sus sugerencias para lograr las líneas

de acción proponiendo metas y acciones. La Vicaría de Pastoral, bajo la responsabilidad del

Padre Walter Gómez, reunió todos los aportes los sistematizará y con todo el trabajo previamente realizado en

parroquias, decanatos, zonas, movimientos y organismos de apostolado así como institutos de vida consagrada, preparará el Plan Diocesano de Pastoral, que el señor

Cardenal Robles ortega, promulgará en su momento para los próximos cinco años.

En la Asamblea también se dieron a conocer los resultados de las evaluaciones del Plan diocesano

2006-2010 y de la Misión Continental permanente en la nuestra Arquidiócesis de Monterrey.

Asimismo los núcleos problemáticos pastorales que tiene la Arquidiócesis para entre todos aportar vías de solución.

Por la Parroquia de Santa Beatriz de Silva convocados por el Cardenal Robles Ortega, asistieron el Padre Juan Carlos Castillo Ramírez, como Párroco; y como responsable del área de pastoral litúrgica la señora Rebeca

González de Ayala.

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Por su reportero Capsulito

1) Capsulito les desea primero que otra cosa: ¡Una muy Feliz

Navidad!

2) Hemos tenido mucha chamba los Padres y yo. Con esto del

adviento y la Navidad, Dios nos hace favor de mover los corazones y vieran qué bonita respuesta de la comunidad para

prepararse a recibir al Niño Jesús.

3) Empezamos el mes con la adoración del primer viernes, que

las socias y socios del Santísimo se esmeran en vivir. Luego vino

el fin de semana del Diezmo, cuyos sobres se habían repartido con el mensaje del señor Cardenal previamente. Esperemos que

haya muy buen respuesta también en esto, pues ya sabemos que la campaña se inicia ese día y se acaba cuando usted y yo damos

el Diezmo.

4) Los del Santo Padre Pío muy entusiastas en su día mensual.

Igualmente los de la Tardeada Bohemia.

5) El día 11 le rendimos homenaje de amor y acción de gracias

a la Santísima Virgen de Guadalupe con una serenata, en la que cantaron la mayoría de los grupos parroquiales y la Eucaristía.

6) El 12, no se diga, muy felices con la solemnidad de la Virgen

Morena.

7) El 14 tuvimos el gusto de recibir a un buen grupo de

secretarias de las parroquias de la Zona Pastoral I. El Padre

Martín Gutiérrez, Vicario de Corpus Christi, les dio la reflexión y el P. Juan Carlos Castillo, Vicario Episcopal, les guió un momento de

adoración a Jesús sacramentado. Intercambiaron regalos y disfrutaron de una comida de Navidad.

8) Y que se inician las Posadas de los grupos con la de los

Ministros el 14, la de Biblia e Impulso el 15 y una Merienda comandada por Doña Rebeca el 16, a beneficio de la Parroquia.

9) Luego se iniciaron el 16 las Posadas en los sectores, con

visita a la Casa Cristo Rey para personas de la edad plena, las Posadas de los niños del Catecismo, que trajeron juguetes para

niños pobres de otras Parroquias. Es la alegría por el nacimiento del Niño Dios.

10) Las y los catequistas la tuvieron el domingo 19 y la Unión

de Enfermos Misioneros cerró el mero 23 con la Misa mensual y su Posada.

11) El Coro “Voces de Monterrey” nos dio un primer concierto

de Navidad el día 21, muy bonito y motivador.

12) Con la ayuda recabada en las segundas colectas de dos

fines de semana se repartieron cobijas y despensas en las

Parroquias de Cristo Rey, en Juárez, N. L.; Nuestra Señora de las Mercedes en Estación San Juan, Cadereyta; San Francisco de Asís

y Cristo Rey, en Escobedo; y San Rogelio en Monterrey.

13) La Misa de Noche Buena estuvo muy concurrida y no se

diga las Misas del mero día del Nacimiento de Nuestro Señor

Jesucristo.

14) El 26 conmemoramos a la Sagrada Familia y el 27 le

dedicamos un Concierto con el Coro “Voces de Monterrey”.

Ah qué bonito estuvo, de verdad.

15) Mención especial tiene la Misión Parroquial Navideña que

realizaron los grupos de la Pastoral Juvenil encabezados por el

Padre Eliezer Sandoval, nuestro Vicario Parroquial. Como parte de esta misión los jóvenes presentaron la pastorela 2010 el día 17 y 18 de diciembre en el templo parroquial con un rotundo éxito, de

igual manera la presentaron el domingo 19 en la capilla del Sagrado Corazón perteneciente a parroquia de la Sagrada Familia

en Guadalupe, N. L., ahí mismo se entregaron los juguetes del JUGUETÓN 2010 a niños de escasos recursos. El JUGUETÓN

también corrió a cargo de los jóvenes de nuestra parroquia, a ellos les agradecemos su generosidad, tiempo y esfuerzo para

que estas actividades salieran adelante.

16) Igualmente felicitamos a los participantes en el concurso

parroquial de Nacimientos. Ya les avisaremos los nombres de los

triunfadores.

17) Felicitamos al personal de la Parroquia por el adorno

navideño del templo parroquial.

18) Cerramos el año con la adoración del Santísimo Sacramento

el 31 por la tarde y la Misa de acción de gracias con la solemnidad de Santa María Madre de Dios e iniciamos el nuevo

2011. ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Les desea Capsulito, su reportero favorito

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SAN BERNARDO SOBRE SU AMOR A LA VIRGEN SANTÍSIMA

L OS que quieren progresar en su amor a la Madre

de Dios, necesariamente tienen que leer los

escritos de San Bernardo, por la claridad y el amor con que habla de ella. El fue quien

compuso aquellas últimas palabras de la Salve: “Oh, clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María” El repetía la bella oración que dice: “Acuérdate, oh

Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu auxilio recibir”. El pueblo vibraba de emoción cuando le oía clamar

desde el púlpito con su voz sonora e impresionante:

“Si se levantan las tempestades de tus pasiones, si caes en el pozo de la tristeza, mira a la Estrella,

invoca a María.

Si la sensualidad de tus sentidos (soberbia, maledicencia, envidia), quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella,

invoca a María.

Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.

Siguiéndola, no te perderás en el camino.

Invocándola no te desesperarás aunque haya an-

gustias, peligros o miedos.

Y guiado por ella, llegarás seguramente al Puerto Celestial”

NO ERES MAS SANTO, PORQUE NO ERES MAS DEVOTO DE MARIA.

EN NAVIDAD: PIDAMOS AL SEÑOR NOS

BENDIGA CON VOCACIONES SACERDOTALES Y A LA VIDA

CONSAGRADA.

s í, en esta fiesta de Dios para el hombre que es la Navidad, elevemos nuestra oración al dueño de

la mies para que los sensibilizados corazones de

los bautizados sean capaces de descubrir su llamado y de darle un sí generoso, que los lleve al sacerdocio o a la vida consagrada.

El Señor ha sembrado tantas vocaciones en el campo

de su Iglesia que sólo falta la oración de todos para que el señor mismo haga madurar esas vocaciones que a manos llenas ha sembrado entre nosotros.

Junto al pesebre del Niño Dios pidámosle con humildad: Señor, danos sacerdotes. Señor, danos muchos sacerdotes. Señor, danos muchos y muy santos sacerdotes.

Señor danos consagrados. Señor, danos muchos consagrados. Señor, danos muchos y muy santos

consagrados. Encomendemos a San José, patrono de las

vocaciones esta súplica humilde y confiada.

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NAVIDAD: MOMENTO NUEVO

C ADA Navidad es un momento nuevo, en el que

Dios nos invita a vivir con El una fiesta, que nos deja una experiencia nueva cada año.

Precedida por el tiempo litúrgico del adviento, ninguna Navidad se repite, porque el Niño de Belén hace nuevas todas las cosas, hace nuevo el momento de conmemoración de

su nacimiento.

An un c i ad o por los profetas, esperado por la

humanidad, Jesús nace en Belén, de

una Madre Virgen,

para traer al m u n d o l a salvación, la vida

nueva, dándonos d e s d e s u

nacimiento lecciones de amor, de entrega, de humildad. Jesús niño, ayer , hoy y siempre, hace nuevo también este acontecimiento de gracia actual, que nos plenifica si

somos capaces de abrir nuestro corazón de ese Dios Niño, que sonríe desde el pesebre, por el amor que nos tiene.

Vivir la Navidad es acercarse, por diversos medios, al misterio de Dios, de su amor infinito y maravilloso por el hombre, a quien ama y pacientemente, con la infinita paciencia que sólo Dios tiene, lo espera para acogerlo entre

sus brazos y hacer fiesta porque ha vuelto a casa. Este acercarnos al misterio preclaro del amor de Dios, que se hace hombre por amor al hombre, nos permite considerar que llegada la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer (Gál. 4,4).

Así, el misterio se encarna, se hace amor redentor que se manifiesta en el recién nacido, que es envuelto en pañales y puesto en el pesebre, en la gruta donde nación, porque no hubo sitio para El en el poblado.

Al contemplar ese amor del Hijo Unigénito de Dios por cada uno de nosotros, nos hace sentirnos verdadera e infinitamente amados, aún antes de ser redimidos, y nos lleva, pues, no puede ir a otra parte, a la alegría por ese

amor.

Sentirse amado es verdaderamente causa de felicidad y sentirse amado ni más ni menos que por Dios, no

tiene medida humana y es la causa de nuestro gozo, de nuestra alegría de

Navidad. Bien podemos decir: Me

amó y nació por mí. Nació por nosotros para

realizar luego su obra redentora y

conseguir para nosotros el Cielo.

Acercarse al

nacimiento de Jesús, aunque físicamente no

vayamos a Belén de Judá, es reconocer su amor por nosotros. Es principio de conversión, porque ese Niño es capaz de transformar nuestro corazón, en ese nuevo momento que en cada Navidad se nos regala y que no

debemos de perder atareados por los preparativos y las

actividades de este tiempo.

Llevemos ante Jesús Niño nuestro corazón y pidámosle el milagro de que nos haga nuevos, como nuevo es su amor de cada día por nosotros.

Al agradecerle esta nueva Navidad, digámosle comprometidamente: En mi corazón sí hay sitio para Ti. ¡Bienvenido, Jesús!

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LA EUCARISTÍA COMO SACRAMENTO

L A eucaristía es el sacramento en el cual bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su

alma y su divinidad. Se le llama el “sacramento por excelencia”, porque en él se encuentra Cristo presente, quien es fuente de todas las gracias. Además, todos los demás sacramentos tienden o tienen como fin la Eucaristía, ayudando al alma para recibirlo mejor y en la mayoría de las veces, tienen lugar dentro de la Eucaristía. A este sacramento se le denomina de muchas maneras dada su riqueza infinita. La palabra Eucaristía quiere decir acción de gracias, es uno de los nombres más antiguos y correcto porque en esta celebración damos gracias al Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo, en el Espíritu y recuerda las bendiciones judías que hacen referencia a la creación, la redención y la santificación. (Cfr. Lc. 22, 19) - Es el Banquete del Señor porque es la Cena que Cristo celebró con sus apóstoles justo antes de comenzar la pasión. (Cfr. 1 Col 11, 20). - Fracción del pan porque este rito fue el que utilizó Jesús cuando bendecía y distribuía el pan, sobre todo en la Última Cena. Los discípulos de Emaús lo reconocieron – después de la resurrección – por este gesto y los primeros cristianos llamaron de esta manera a sus asambleas eucarísticas. (Cfr. Mt. 26, 25; Lc. 24, 13-35; Hech. 2, 42-46). - También, se le dice asamblea eucarística porque se celebra en la asamblea -reunión - de los fieles. - Santo sacrificio, porque se actualiza el sacrificio de Cristo. Es memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Comunión, porque es la unión íntima con Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre. - Didaché, es el sentido primero de la “comunión de los santos” que se menciona en el símbolo de los Apóstoles. - Misa, posee un sentido de misión, llevar a los demás lo que se ha recibido de Dios en el sacramento. Usada desde el siglo VI, tomada de las últimas palabras “ite missa est". En el Antiguo Testamento encontramos varias prefiguraciones de este sacramento, como son:

El maná, con que se alimentó el pueblo de Israel durante su peregrinar por el desierto. (Cfr. Ex. 16,) . El sacrificio de Mequisedec, sacerdote que en acción de gracias por la victoria de Abraham, ofrece pan y vino. (Cfr. Gen. 14, 18). El mismo sacrificio de Abraham, que está dispuesto a ofrecer la vida de su hijo Isaac. (Cfr. Gen. 22, 10). Así como, el sacrificio del cordero pascual, que libró de la muerte al pueblo de Israel, en Egipto. (Cfr. Ex. 12).

Igualmente, la Eucaristía fue mencionada (a manera de profecías) en el Antiguo Testamento por Salomón en el libro de los

Proverbios, donde le ordena a los criados a ir para comer y beber el vino que les había preparado. (Cfr. Prov. 9,1). El profeta Zacarías habla del trigo de los elegidos y del vino que purifica. El mismo Cristo (después de la multiplicación de los panes) profetiza su presencia real, corporal y sustancial, en Cafarnaúm, cuando dice: “Yo soy el pan de vida ... Si uno come de este pan vivirá para siempre, pues el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”. (Jn. 6, 32-34;51) Cristo, sabiendo que había llegado su “hora”, después de lavar los pies a sus apóstoles y de darles el mandamiento del amor, instituye este sacramento el Jueves Santo, en la Última Cena (Mt. 26, 26 -28; Mc. 14, 22 -25; Lc. 22, 19 - 20). Todo esto con el fin de quedarse entre los hombres, de nunca separarse de los suyos y hacerlos partícipes de su Pasión. El sacramento de la Eucaristía surge del infinito amor de Jesucristo por el hombre. El Concilio de Trento declaró como verdad de fe, que la Eucaristía es verdadero y propio sacramento porque en él están presente los elementos esenciales de los sacramentos: el signo externo; materia (pan y vino) y forma; confiere la gracia; y fue instituido por Cristo. Cristo deja el mandato de celebrar el Sacramento de la Eucaristía e insiste, como se puede constatar en el Evangelio, en la necesidad de recibirlo. Dice que hay que comer y beber su sangre para poder salvarnos. (Jn. 6, 54). La Iglesia siempre ha sido fiel a la orden de Nuestro Señor. Los primeros cristianos se reunían en las sinagogas, donde leían unas Lecturas del Antiguo Testamento y luego se daba lugar a lo

que llamaban “fracción del pan”, cuando fueron expulsados de las sinagogas, seguían reuniéndose en algún lugar una vez a la semana para distribuir el pan, cumpliendo así el mandato que Cristo les dejó a los Apóstoles. Poco a poco se le fueron añadiendo nuevas lecturas, oraciones, etc. hasta que en 1570 San Pío V determinó como debería ser el rito de la Misa, mismo que se mantuvo hasta el Concilio Vaticano II.

Tomado de:

http://es.catholic.net/conocetufe/365/820/articulo.php?id=8380

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¡ADIÓS, 2010 ! ¡BIENVENIDO, 2011!

E L 31 de diciembre nos lleva a finalizar el año 2010, que Dios puso en

nuestras manos. La siguiente oración, atribuida al Papa Clemente XI, nos puede ayudar a vivir mejor el nuevo año. Hasta

podría ser parte de nuestro programa de vida:

“Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demos-trarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte. Te adoro, Señor, porque eres mi Creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en ti porque eres mi protector. Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu po-der me defienda. Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu vo-luntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti. Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras. Te pido, señor, que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu.

Hazme llorar, Señor, mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes. Dame tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mi, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo. Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos. Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la tibieza. Que sepa yo tener prudencia, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos. Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos. Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta. Concédeme tu ayuda para dominar mis instin-tos, para fomentar en mi vida tu gracia, para cumplir mandamientos y obtener la salvación. Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad futura. Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener tu gloria. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Papa Clemente XI

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ACCIÓN DE GRACIAS

“Todo esto ha sucedido para bien de ustedes, para que recibiendo muchos la gracia de Dios,

muchos sean también los que le den gracias, para la gloria de Dios.”

2 Cor. 4, 15

A LO largo de nuestra vida hemos recibido de

Dios grandes dones. Nadie sobre la tierra puede decir que no ha recibido en su vida

alguna gracia especial de parte de Dios para su edificación o su disfrute. Dios nuestro Padre nunca se deja ganar en generosidad y con un cuidado especial

siempre está al pendiente de las necesidades de sus hijos amados. Y aunque aparentemente en algunas ocasiones

guarda un silencio que parecería a veces desesperarnos, su presencia es innegable, Él nunca se separa de nosotros, y

se muestra respetuoso de nuestras propias decisiones y pasos, no obliga a nadie a ser bueno, ni violenta nuestra

libertad presionándonos. Dios es un Padre amoroso que a todos los ve valiosos y dignos de oportunidades nuevas.

En este contexto del amor de Dios nuestra vida se va desarrollando y va recibiendo de Él la fuerza necesaria para

seguir adelante. En el devenir del tiempo Dios nos va

mostrando su amor y misericordia, su presencia amorosa, y nosotros hombres y mujeres de fe, deberíamos poner gran atención a estas intervenciones divinas en cada momento de

nuestra existencia. Ser sensibles a la intervención de Dios en

nuestra vida es una tarea que se propone necesaria en cada

momento, porque es convicción de los que tenemos fe que todo lo bueno que nos sucede es voluntad de Dios. Y el tiempo presente en el que estamos a punto de terminar un año civil más, se nos presenta como una excelente oportunidad para elevar una acción de gracias a Dios, por

todo lo que recibimos como gracia de parte de Él en este ciclo que termina.

Es necesario también darle gracias por las oportunidades que tuvimos en los momentos difíciles de

experimentar su acción misericordiosa y su asistencia, y por las veces que ofreciendo nuestros sufrimientos le dimos gloria. Una acción de gracias a Dios en esta época nos ayu-da a mantenernos sobrios y no dejarnos envolver por los

excesos. Este mundo en muchas ocasiones ya no eleva sus ojos al cielo y no regala al Creador siquiera un pensamiento. Y el peligro de creernos autosuficientes ronda nuestra vida cotidiana alejándonos automáticamente de Aquel del cual recibimos gracia sobre gracia.

El egoísmo nos cierra al don del agradecimiento y

hace el corazón duro, incapacitándonos para darnos a los demás y en los demás a Dios. En cambio un corazón que se sabe limitado y en camino, eleva continuamente una acción de gracias a Dios, porque tiene plena conciencia de que

todo lo que posee en cuanto bueno, procede de Dios, así el corazón agradecido no deja nunca de experimentar paz, fortaleza y consuelo.

Te invito a que en este fin de año hagas un examen

de conciencia y reconozcas todas las intervenciones salvífi-cas que Dios te regaló en este año y que descubriéndolas te unas a la acción de gracias que muchas personas hacen a

Dios por todo lo recibido en este ciclo que termina y que

lances hacia delante una mirada llena de Esperanza en que el año que viene será todavía mejor que este que termina-mos.

Que la celebración de la Navidad y de este fin de año esté impregnado de un sentido nuevo de amor y esperanza

y que tu vida se siga renovando y desarrollando a la luz de la presencia santificadora del Señor Jesús. Ese es mi más grande deseo.

¡Feliz Año Nuevo 2011!

P. Eliezer Israel Sandoval Espinosa

Vicario parroquial

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