PERIODICO ESCOLAR MIGUEL DELIBES

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Las Majadas, Mariana, Ribagorda, Sotos, Tragacete, Valdemeca, Vega del Codorno, Villalba de la Sierra, Zarzuela E L P I P I R I G A L L O Año XI. EXTRA núm. 7. Mayo- 2011

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MonogrÞafico de Miguel Delibes

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Las Majadas, Mariana, Ribagorda, Sotos, Tragacete, Valdemeca, Vega del Codorno, Villalba de la Sierra, Zarzuela

E L P I P I R I G A L L O

Año XI. EXTRA núm. 7. Mayo- 2011

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D.L.: CU-100-2010 El pipirigallo, CRA Miguel Delibes. C/El Rodeo, s/nº. 16140 VILLALBA DE LA SIERRA (Cuenca)

Telf. 969281096 Fax 969281391 http://edu.jccm.es/cra/migueldelibes/ [email protected]

EDITORIAL Al formarse el nuevo CRA se necesitaba un nombre que lo identificase. En el blog del colegio hubo bastantes proposi-ciones. Se escogieron las más votadas y se llevaron al Consejo Escolar que no llegó a un acuerdo. Al fallecer el gran Miguel Delibes el año pasado, se propuso su nombre y se aceptó. El 28 de diciembre, el viceconsejero de Educación y Cultura de Castilla La Mancha le dio el visto bueno. Este día se celebran Los Santos Inocentes. Una de las novelas más leídas de Miguel Delibes tiene ese título. Además fue llevada al cine, con lo que su fama es mayor. El hecho de que en tal fecha se formalizase el nombre del CRA, no se sabe si es coincidencia –las cosas del azar– o si fue premeditado –las cosas del azahar- Pues aquí estamos: CRA MIGUEL DELIBES, que suena muy bien. Es, además, un orgullo llevar este nombre por lo que Miguel Delibes supone en la Literatura Española como es-critor, aunque no le hayan dado el Premio Nobel. Es una deu-da que la Historia de la Literatura arrastrará per secula seculo-rum. Cuando en las décadas venideras de este siglo alguien ose y pueda estudiar Literatura Española, se encontrará con los tres pilares que la sostienen, y los tres son Miguel de. A saber: Miguel de Cervantes, Miguel de Unamuno y Miguel De…libes. Es un privilegio haber vivido en la misma época que Delibes, aunque sólo sea un poquito, ya que no pudimos vivir cuando Cervantes o Unamuno. Se puede comprobar leyendo alguno de sus libros este verano mismo; cualquiera de ellos es una joya por su huma-nismo y amor a la naturaleza. En este número se encuentran los títulos de Miguel Delibes que las bibliotecas de las localida-des y el bibliobús tienen a disposición de los lectores. Gracias, muchas gracias a todos los colaboradores y a quienes han hecho posible la edición de este monográfico de El Pipirigallo, que es insignificante para acoger a la gran figura de MIGUEL DELIBES.

SUMARIO • ¿Conoces a Miguel Delibes? 3

• ¿Quién es? 4

• ¿Cómo es? 7

• ¿Qué escribe? 8

• Premios y reconocimientos 9

• ¿Cómo escribe? 10

• M.D., los niños y la memoria 13

• La sombra del ciprés es alargada (1947) 15

• El camino (1950) 16

• Diario de un cazador (1955) 17

• El loco (1957) 18

• Los nogales (1957) 19

• Las ratas (1962) 20

• Viejas historias de Castilla La Vieja (1964) 21

• Cinco horas con Mario (1966) 22

• La mortaja (1970) 23

• El príncipe destronado (1973) 24

• Los santos inocentes (1981) 25

• El tesoro (1985) 26

• Tres pájaros de cuenta (1987):

La grajilla 27

El cuco 28

El cárabo 29

• 377A Madera de héroe (1987) 30

• Mi querida bicicleta (1988) 31

• Diario de un jubilado (1995) 32

• El hereje (1998) 33

• Un paseo con Miguel Delibes 34

• Inspiración del pintor Rubén de Luis 36

• M.D. en la biblioteca de Las Majadas 37

• M.D. en la biblioteca de Sotos 38

• M.D. en la biblioteca de Tragacete 39

• M.D. en la biblioteca de Villalba de la S. 40

• M.D. en el bibliobús 41

• Citas célebres 42

• Pasatiempos 43

Las fotografías que no pertenecen al CRA, ni ha Lucía S.N., las retocadas en Paint y las viñetas han sido sacadas de la galería de imágenes de Google.

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¿CONOCES A MIGUEL DELIBES?

Sonia, limpiadora

Alicia, tendera

Don Toribio, sacerdote

Merche, asistente social

Sé que es un escritor; pero no he leído ninguno de sus libros.

Lourdes, profesora Es un gran escritor. He leído cinco de sus libros y me han gustado mucho. Mi favorito es La hoja roja.

Ha hecho unos libros muy bonitos. Yo he leído alguno de ellos.

Era un hombre que amaba la naturaleza y la describía muy bien. He leído alguno de los dia-rios y me ha gustado mucho.

Ana, estudiante No he leído nada de él; pero me parece muy bien que el colegio lleve su nombre ya que es un gran escritor.

Sí lo conozco y me gustan mucho sus libros.

David, médico Me parece un autor extraordina-rio. Me ha gustado mucho el libro Los Santos Inocentes. Hace muy buena descripción de los persona-jes.

Sonia, parvulista Sé que es un gran escri-tor; pero a mí no me gus-tan mucho sus novelas.

Alicia, cartera Es muy buen escritor. El libro que más me gusta de los que yo he leído es El camino.

Alfonso, bibliotecario Es uno de los mejores escritores contem-poráneos de la narrativa española. La obra que más me gusta es Cinco horas con Mario.

Carmen, ama de casa Miguel Delibes es un escritor.

Reportaje realizado por Josselyn, Mónica, Marta y Jessica, de tercer ciclo de Villalba de la Sierra

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¿QUIÉN ES? Miguel Delibes Setién nació en Valladolid en año 1920. Fue doctor en Derecho por la Uni-versidad de la ciudad que lo vio nacer. Ha compa-ginado la literatura con la docencia, como ca-tedrático de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Valladolid, y el periodismo profesio-nal, dirigiendo el periódico El Norte de Castilla. Fue miembro de la Real Academia Española, ele-gido el 1 de febrero de 1973 para ocupar el sillón

e. Tomó posesión el 25 de mayo de 1975. Contrajo matrimonio en 1946 con Ángeles de Castro, con la que tuvo siete hijos y de la que enviudó en 1974. Se dio a conocer como novelista con La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal en 1948. Su extensa obra literaria le ha valido nu-

merosos galardones, entre ellos el Premio Nacio-nal de Literatura (1955), el Premio Crítica (1962) el Premio Príncipe de Asturias (1982) el Premio

Nacional de las Letras (1991) el Premio Cervantes de Lite-ratura (1993). En 1999 obtu-vo el Premio Nacional de Li-teratura de narrativa por El Hereje. Se han adaptado al teatro tres de sus novelas: Cinco horas con Mario, La hoja roja y Las guerras de nuestros antepasados. Otras al cine: El camino, Mi idola-trado hijo Sisí, El príncipe destronado, Los Santos Ino-centes, El disputado voto del señor Cayo, La sombra del ciprés es alargada y en 1997, Las ra-tas. Y a la televi-sión, como serie: El camino. La mayor parte de su obra ha sido traducida a más de veinte idio-mas: ruso, inglés americano, alemán, italiano, francés, sueco, checo, irlandés, japonés, israelí, etc. En 1998 le diagnosticaron un cáncer de colon. Durante los primeros días de marzo de 2010, su salud empeoró y el 11 de marzo el es-critor se encontraba ya en estado crítico. Su muerte ocurrió, finalmente, en su domicilio valli-soletano a primera hora de la mañana del 12 de marzo de 2010, a los 89 años de edad. CURIOSIDADES Fue el tercero de los ocho hijos del matri-monio entre María Setien y Adolfo Delibes. El apellido Delibes es de origen francés, de Toulouse. El abuelo de Delibes, hermano del compositor francés Leo Delibes, se había despla-

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zado a España para participar en la construcción del ferrocarril en Cantabria. En 1936, año en que comienza la guerra civil española, termina el bachillerato y al encon-trarse cerrada la universidad, ingresa en la es-cuela de comercio de Valladolid, estudiando al mismo tiempo modelado en la escuela de Artes y Oficios. En 1938 se enrola voluntariamente en la marina, en el crucero Canarias. Lo que le sirvió de fuente para escribir más tarde 377A Madera de héroe. Tras sufrir un brote de tuberculosis pu-blicó El Camino, su tercera novela. En 1941 empezó a trabajar en el periódi-co El Norte de Castilla, como caricaturista y críti-co de cine. Firmaba las caricaturas que hacía de los actores con el nombre de MAX. La comunidad autónoma de Castilla y León, le entregó la medalla de oro de Castilla

como reconocimiento por su defensa del castella-no. Era un gran cazador, apasionado por el medio rural, conocedor de la flora y la fauna de Castilla y comprometido con el medio ambiente.

ANÉCDOTA En una de las muchas cacerías a las que ha asistido el Rey a lo largo de su vida, coincidió con el escritor Miguel Delibes. Era una mañana fría en una preciosa finca segoviana. Don Juan Carlos, al ver al escritor vallisoletano, se acercó a él y estuvieron charlando animadamente sobre literatura y sobre caza, ante el asombro de Mi-guel Delibes que no pensaba que el monarca su-piera tanto de ambos temas, e incluso, que cono-ciera muchos detalles de su propia obra. Entrete-nidos en tan amena charla, fueron avisados para que ocuparan sus lugares, pues avanzaba el día y había que aprovecharlo para la caza. Los perros

Con sus hijos

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rápidamente empezaron a levantar las presas y al poco tiempo unas cuantas decenas de perdi-ces comenzaron a levantar el vuelo. Nadie se atrevía a disparar esperando a que lo hiciera pri-mero el Rey. Don Juan Carlos, que casi siempre se suele dar cuenta de estos detalles, le dijo a Miguel Delibes: O las perdices … o el proto-colo. Y comenzaron a disparar. Vanesa Ruiz Chillarón. Profesora de música y tutora de 4º, 5º y 6º. Tragacete.

Con sus nietos

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¿CÓMO ES?

El año pasado murió Miguel Delibes, uno de

los más grandes novelistas españoles y el mejor de los

últimos ochenta años. Fue periodista, crítico de cine,

profesor de derecho mercantil, escritor y académico de

la lengua española.

Miguel Delibes era un hombre sencillo, humil-

de, generoso y solidario , con un gran talento para la

escritura narrativa y un don especial para construir his-

torias cuya lectura ha conmovido a millones de lectores

en todo el mundo, particularmente en territorios hispa-

nohablantes.

Su primera novela, La sombra del ciprés es

alargada, ganadora del Premio Nadal en 1947 supuso,

no solo el inicio de su carrera como escritor sino tam-

bién, el nuevo impulso que la novela española nece-

sitaba tras varios años de durísima posguerra . Tres

años después, se confirmó con El camino. Luego, entre

otras novelas, Diario de un cazador, Las ratas, Diario

de un emigrante, Mi idolatrado hijo Sisí, Madera de

héroe, El príncipe destronado, Cinco horas con Mario,

Los santos inocentes, La parábola del náufrago, Las

guerras de nuestros antepasados, El disputado voto

del señor Cayo, La hoja roja o la última de sus novelas,

El hereje. Todas son excelentes ejemplos de una prosa

firme, eficaz, con el ritmo adecuado a cada narración.

Delibes ha sido un humanista del siglo XX,

preocupado y comprometido con el hombre, con el

presente y con la naturaleza. Le disgustaba mucho

la deshumanización del hombre. Tenía firmes con-

vicciones éticas y literarias y un decidido compro-

miso crítico con el hombre y con la naturaleza.

Sus novelas sondean el interior de las perso-

nas, procurando entender sus emociones, sus viven-

cias, sus pasiones, sus sueños… Comunica a los lecto-

res todo esto con un lenguaje depurado y rítmico, de

múltiples registros, sin adornos innecesarios. Es decir,

un castellano que representa perfectamente el habla

de sus personajes, provengan del medio rural o de es-

pacios urbanos, sean gente culta o popular.

Aunque Delibes fue galardonado con los más

importantes premios que un escritor pueda ganar en

España (el Nadal, el Nacional de Literatura, el Cervan-

tes o el Príncipe de Asturias), la historia de la literatu-

ra tendrá siempre una deuda con él: el Premio No-

bel de Literatura .

Mi opinión puede ser rebatida, lo admito, pero

estoy convencido que nadie en España ha merecido

tanto como él, el Premio Nobel de Literatura, en los

últimos años, porque sus novelas son la mejor repre-

sentación de la narrativa española de la segunda mitad

del siglo pasado y porque nadie como él ha sido ca-

paz de crear historias y personajes con tan gran

capacidad para conmover a los lectores .

PEDRO C. CERRILLO

Catedrático de literatura y Director del CEPLI

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Novela La sombra del ciprés es alargada (1947). Premio Nadal Aún es de día (1949) El camino (1950) Mi idolatrado hijo Sisí (1953) Diario de un cazador (1955). Premio Nacional de Litera-tura. Diario de un emigrante (1958) La hoja roja (1959). Premio de la Fundación Juan March Las ratas (1962). Premio de la Crítica Cinco horas con Mario (1966) Parábola del náufrago (1969) El príncipe destronado (1973) Las guerras de nuestros antepasados (1975) El disputado voto del señor Cayo (1978) Los santos inocentes (1981) Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso (1983) El tesoro (1985) 377A, Madera de héroe (1987). Premio Ciudad de Bar-celona Señora de rojo sobre fondo gris (1991) Diario de un jubilado (1995) El hereje (1998). Premio Nacional de Literatura Relatos La partida (1954) Siestas con viento sur (1957). Premio Fastenrath. Viejas historias de Castilla la Vieja (1964) La mortaja (1970) Mi querida bicicleta (1988) Viejas historias y cuentos completos (2006) Libros de viajes Un novelista descubre América (1956) Por esos mundos: Sudamérica con escala en las Cana-rias (1961) Europa: parada y fonda (1963) USA y yo (1966) La primavera de Praga (1968) Dos viajes en automóvil: Suecia y Países Bajos (1982) Libros de caza La caza de la perdiz roja (1963) El libro de la caza menor (1966) Con la escopeta al hombro (1970) La caza de España (1972) Alegrías de la Caza (1977) Mis amigas las truchas (1977) Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo (1979) Las perdices del domingo (1981) Tres pájaros de cuenta (1987) Dos días de caza (1988) El último coto (1992) Ensayos y artículos Castilla en mi obra (1972) Un año de mi vida (1972).

Vivir al día (1975) SOS : el sentido del progreso desde mi obra (1976) Un mundo que agoniza (1979) El otro fútbol (1982) La censura en los años cuarenta (1984) Castilla habla (1986) Mi querida bicicleta (1988) Castilla, lo castellano y los castellanos (1988) Mi vida al aire libre (1989) Pegar la hebra (1990) La vida sobre ruedas (1992) Un deporte de caballeros (1993) 25 años de escopeta y pluma (1995) He dicho (1996) Los estragos del tiempo (1999) Castilla como problema (2001) Delibes-Vergés. Correspondencia, 1948-1986 (2002) España 1939-1950: Muerte y resurrección de la novela (2004) La tierra herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005). Escrito conjuntamente con su hijo Miguel Deli-bes de Castro. Adaptaciones en televisión El camino, cinco episodios dirigidos por Josefina Molina y emitidos en Televisión Española en abril de 1978. Adaptaciones al cine El camino, Ana Mariscal (1964) adaptación de la novela homónima Reparto: Julia Caba Alba, Joaquín Roa, Mary Delgado, y Maruchi Fresno. Mi idolatrado hijo Sisí, adaptada con el título de Retrato de familia, Antonio Giménez-Rico (1976). Reparto: An-tonio Ferrandis, Amparo Soler Leal, Mónica Randall, Miguel Bosé. El príncipe destronado, adaptada con el título de La gue-rra de papá, Antonio Mercero (1977) Los santos inocentes, Mario Camus (1984). Premio en Cannes incluido a Francisco Rabal y Alfredo Landa. El disputado voto del señor Cayo, Antonio Giménez-Rico (1986). Con Francisco Rabal y Juan Luis Galiardo. El tesoro, Antonio Mercero (1988). Una de las primeras películas de José Coronado como protagonista. La sombra del ciprés es alargada, Luis Alcoriza (1990) Las ratas, Antonio Giménez-Rico (1996) Diario de un jubilado, adaptada con el título de Una pa-reja perfecta, Francesc Betriú (1998). Pareja protagonis-ta José Sazatornil "Saza" y Antonio Resines. Adaptaciones al teatro Cinco horas con Mari, Josefina Molina; protagonizada por Lola Herrera (1979) La hija roja, José Sámano; protagonizada por María Fer-nanda D’Ocon (1986). Las guerras de nuestros antepasados, Antonio Jiménez Rico; protagonizada por José Sacristán y Juan José Ote-gui.

¿QUÉ ESCRIBE? 8

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• Premio Nadal, por La sombra del ciprés es alargada (1947)

• Premio Nacional de Narrativa, por Diario de un cazador (1955)

• Premio Fastenrath de la Real Academia Española, por Siestas con viento sur (1957)

• Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982)

• Investido doctor honoris causa por la Uni-versidad de Valladolid (1983)

• Premio de las Letras de Castilla y León (1984)

• Caballero de la Orden de las Artes y las Le-tras de la República Francesa (1985)

• Nombrado Hijo Predilecto de Valladolid (1986)

• Investido doctor honoris causa por la Uni-versidad Complutense de Madrid (junio de 1987)

• Premio Ciudad de Barcelona, por Madera de héroe.

• Investido doctor honoris causa por la Uni-versidad de El Sarre (1990)

• Premio Nacional de las Letras Españolas (1991)

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS • Premio Miguel de Cervantes (1993) • Medalla de Oro de la provincia de Vallado-

lid (1993) • Espiga de Oro honorífica en la Semana

Internacional de Cine de Valladolid (1993) • Investido doctor honoris causa por la Uni-

versidad de Alcalá de Henares (1996) • Premio Luka Brajnovic de la Comunicación,

otorgado por la Universidad de Navarra (1997)

• Premio Nacional de Narrativa, por El hereje (1999)

• Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1999)

• Premio Vocento a los valores humanos (2006)

• Investido doctor honoris causa por la Uni-versidad de Salamanca (2008)

• Nombrado Hijo Adoptivo de Molledo, Can-tabria (2009)

• Medalla de Oro de Castilla y León, entrega-da por el presidente de la Junta de Castilla y León (2009)

• Medalla de Oro al Mérito Turístico del Go-bierno d e Cantabria (2009) (Sacado de http://es.wikipedia.org/wiki/Wiki)

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¿CÓMO ESCRIBE? Podemos encuadrar la novela de Miguel Delibes dentro de la Literatura Española a partir de 1939. Para entenderlo mejor se establecen cuatro etapas. 1ª. DÉCADA DE LOS CUARENTA O LITERATURA DE POSGUERRA: España ha salido destrozada de la guerra civil y la literatura se caracteriza por buscar nue-vos caminos. Hay una literatura desarraigada, con un tono existencialista cargado de malestar y an-gustia. En estas circunstancias se da a conocer De-libes con La sombra del ciprés es alargada. Es una novela impregnada de la angustia que produce la obsesión por la muerte y la infelicidad. La novela gana el Premio Nadal, el más importante en nove-la en esos momentos y así, el autor entra con vi-gor en el panorama novelístico español, en el que irá evolucionando. En la misma línea se sitúa Aún es de día, su segunda novela.

2ª. DÉCADA DE LOS CINCUENTA O LITERATURA DE REALISMO SOCIAL: Se produce entre los autores un decidido enfrentamiento con la realidad social. El escritor tiene una responsabilidad moral y el arte debe ser útil. Es evidente la despreocupación por la belleza y la búsqueda de un lenguaje sencillo.

Ahora publica nuestro autor El camino, su

primera obra realmente importante. Con ella co-mienza un acercamiento a la realidad de los pueblos de Castilla, vista por tres niños. El escri-tor construye el mundo inol-vidable de un pueblo con sus más varia-dos tipos y costumbres. En la siguiente novela Mi idolatrado hijo Sisí, relata la vida de la burguesía provinciana. Su protagonista es un rico y egoísta comerciante, cu-yo hijo es su primera víctima. Poco después escribe Diario de un cazador. Lorenzo, bedel de un Instituto, cuenta un poco de su vida modesta, animada sólo por su afición a la caza. Delibes nos sumerge en la naturaleza y nos muestra su dominio del habla popular. Más tarde, en Diario de un emigrante, el mismo Lorenzo, aho-ra en América relata sus nostalgias de España y su contacto con otras costumbres y otro habla.

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 en el tiempo, en el espacio, en la construcción de los personajes, etc. En 1966 apareció Cinco horas con Mario. Es un largo monólogo de una mujer que vela a su marido muerto. Supone la innovación en casi to-das las técnicas narrativas. Es, además, una disec-ción de la estrecha mentalidad tradicional de la protagonista que echa en cara a su marido todas sus frustraciones. Las innovaciones técnicas son más audaces en Parábola de un náufrago. La distorsión de la anécdota y el lenguaje no ocultan la intención so-cial. La novela responde, según el propio autor, a las dificultades del hombre para encontrar la liber-tad y la justicia.

4ª. ÚLTIMOS AÑOS DEL SIGLO XX O LITERATURA DEL TODO VALE

La rapidez con que todo se produce y los cambios continuos en modas y estilos hacen que en estos años haya multiplicidad de formas y con-tenidos y se mezclen todo tipo de tendencias.

En los años 70, Delibes vuelve a la línea de una aparente sencillez. De nuevo nos encontra-mos con el díptico del mundo burgués y el mundo rural. Al primero, visto también desde un niño, corresponde El príncipe destronado. Es una deli-ciosa novela con la fuerte carga crítica a la alta burguesía. El ambiente de los pueblos de Castilla reaparece en La guerra de nuestros antepasados. Su tema dominante es la violencia que rodea al protagonista y que no logra hacer mella en su ele-mental bondad. Y, también, El disputado voto del

Tras La hoja roja, metafórico e impresio-nante relato sobre la vida gris de un jubilado, apa-reció Las ratas. Con esta novela lleva a la cumbre la línea que había iniciado con El camino, pero el testimonio se ha hecho ahora más acusador y el estilo ha alcanzado la seguridad absoluta en la combinación del realismo crudo y el tono poemá-tico. Entre los múltiples tipos que aparecen en la obra figuran el tío Ratero, que vive de cazar ratas para mísero alimento, y el Nini, su sobrino, con-movedora figura de un chiquillo que posee una extraña sabiduría sobre la naturaleza y que, desde su inocencia, es testigo callado de lo que ve a su alrededor.

3ª. DÉCADA DE LOS SESENTA O DE LA LITERATURA EXPERIMENTAL A un fondo de denuncia social, se aplican por primera vez nuevas técnicas. La literatura “novísima” se caracteriza por la experimentación en todos los campos: en la estructura del relato,

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Sr. Cayo. Ésta muestra el abandono de los pueblos de los que sólo se acuerdan los políticos cuando va a haber elecciones.

En los años 80, en concreto en 1981, publi-ca Los Santos Inocentes. Es una crítica a la hipo-cresía y a las injusticias sociales. Trata de la vida en un cortijo, las andanzas del señorito Iván aficio-nado a la caza por encima de todo, la dureza de la existencia cotidiana y del sometimiento al amo de los humillados y ofendidos servidores que dan título a la novela: Azarías, Paco El Bajo, la Régula, el Quirce, la Nieves, la Niña Chica… e incluso, la Milana.

A la muerte de su mujer, Delibes está de-solado. Se siente partido por la mitad y ésta arre-batada. Escribe el Retrato de señora sobre fondo gris. Es homenaje y nostalgia de la nada muerta “tan temprano”.

En 1998 publica su última novela: El hereje. Es un espléndido canto a la tolerancia y a la liber-tad de conciencia.

El año en que le dieron el Premio Cervan-tes a Rafael Sánchez Ferlosio, publicó en homena-je e este amigo un precioso cuento en ABC, aun-

que había afirmado que El hereje había sido su última obra literaria.

Miguel Delibes es uno de los novelistas contemporáneos más leídos y apreciados por un público amplio, debido a la cercanía de los asuntos que trata y a la transparencia de su estilo. Además, muchas de sus novelas han sido adapta-das al cine.

En mi humilde opinión, es el mejor novelis-ta de la segunda mitad del siglo XX y, junto con Baroja, el mejor del siglo, a pesar de no haber al-canzado el Premio Nobel.

GLORIA LLEDÓ LÓPEZ Catedrática de Literatura

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MIGUEL DELIBES, LOS NIÑOS Y LA MEMORIA

Miguel Delibes ha sido uno de los gran-des narradores europeos del siglo XX: El cami-no, Las ratas, Los santos inocentes, El príncipe destronado, El disputado voto del Sr. Cayo, Madera de héroe, Cinco horas con Mario, La hoja roja o El hereje, son algunas de las nove-las que avalan la trayectoria ejemplar de un excelente narrador.

En alguna ocasión, Delibes se refirió a la importancia que tuvieron sus lecturas infanti-les, dando gran importancia a la memoria:

De muy niño leí los cuentos infantiles de autores nórdicos con ilustraciones. Me gusta-ban mucho. Venían a completar los que nos contaba la tía Guadalupe, mujer sin hijos que venía a menudo a casa. Muy pronto empecé con libros más serios: poco Julio Verne... y mu-cha literatura de aire libre... Recuerdo un libro que leí varias veces apasionadamente Kazán, perro lobo. Sobre los once o doce años me dio por la lectura de libros de quiosco, de acción, sin valor literario: “El sheriff y la aventura” era su título genérico. De esa época data la lectura de tebeos: “TBO, Pulgarcito, La risa...” Simultá-neamente comenzábamos con la literatura no-ble, libros grandes puestos al alcance de los niños.

Y recordaba el gran autor vallisoletano la colección Araluce, que en los años treinta del pasado siglo editó adaptaciones infantiles de grandes clásicos de la literatura universal, y que hoy se pueden adquirir en una reciente edición de Anaya.

Miguel Delibes ha repetido en diversas ocasiones que recuerda y asocia el placer de

leer a la soledad, y que el gusto por la lectura tardó en hacerse y que, junto a él, disfrutó de otras aficiones, como el deporte y el cine. La preocupación de Delibes por los hábitos de la lectura, le ha llevado a opinar acerca de las re-laciones de esta con los niños y los adolescen-tes:

Se agudiza la pereza infantil en nuestros días por la televisión y el mundo de la imagen. Sin embargo, la curiosidad por las cosas creo que es la que lleva a la infancia hasta el televi-sor y el libro. No es fácil engancharlos, pero para eso están los padres y los maestros. Hay que hacer ver al niño que el placer de la lectura a solas, en silencio, es uno de los grandes pla-ceres que aún quedan en el mundo.

Delibes tuvo la generosidad de regalar-nos unos cuantos textos para lectores adoles-

Foto retocada en Paint por Bárbara Hernansáiz, 3er curso

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centes y unas cuantas opiniones sobre la litera-tura que se hace para niños y jóvenes. Tres pájaros de cuenta, Mi querida bicicleta y Los ni-ños, son tres buenos ejemplos de lo dicho.

En Tres pájaros de cuenta los principales protagonistas son el Cuco, la Grajilla y el Cára-bo, en los que el autor se apoya para construir un libro de historias que él mismo ha vivido con anterioridad; historias en medio de la naturale-za, algo que ha sido siempre especialmente que-rido para Miguel Delibes. Mi querida bicicleta es una entrañable narración en la que Delibes nos transporta, montados en las bicicletas de su vida, a través de determinados momentos de su existencia;

por medio del humor, y en complicidad con los lectores, va presentándonos una serie de acon-tecimientos cotidianos pero importantes, de los que cada uno podemos extraer nuestras propias interpretaciones. En Los niños Delibes nos presenta y co-menta pasajes de sus novelas en los que diver-sos niños han sido los principales personajes. Con ello nos demuestra su capacidad para con-tar las cosas desde la claridad que tiene un niño, pero haciendo que todo sea comprensible tanto

para los niños como para los adultos. La prosa de Delibes es enormemente efi-caz, muy precisa en sus descripciones, muy rica pero, al mismo tiempo, sencilla. Además, se tra-ta de un autor que ha sido capaz de crear histo-rias interesantes y atractivas desde hace más de cincuenta años, algo que sólo está reservado a los más grandes escritores de todos los tiempos.

PEDRO C. CERRILLO Catedrático de Literatura y Director del CEPLI Foto retocada en Paint por Fernando Pérez, 4º curso

Foto retocada en Paint por Alba Barambio, 3er curso

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Foto retocada en Paint por Judith Ruiz, 4º curso

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LA SOMBRA DEL CIPRÉS ES ALARGADA (1947) La sombra del ciprés es alargada es la

primera novela que escribió Miguel Delibes y con ella consiguió el Premio Nadal en el año 1947.

Según palabras del propio Delibes esta obra es una especie de autobiografía espiri-tual donde nos cuenta las vivencias de su in-fancia. Pero se le ocurrió la idea de darle un argumento que nada tiene que ver con su per-sona para darle forma a la novela. En ella nos cuenta cómo vivió su infancia a través del pro-tagonista, Pedro, un muchacho huérfano del que se hace cargo su tío, pero lo deja en un orfanato junto con otros niños.

La novela está dividida en dos partes. La primera es un relato de la infancia de Pe-dro y de su educación en el centro donde vive con los otros chicos y que marcará el resto de su vida. En la segunda parte nos cuenta la vida de Pedro de mayor. En las dos partes se refleja la preocupación del protagonista por la incertidumbre de la vida y su obsesión con la muerte a la que asocia con la sombra del ciprés.

La infancia de Pedro se desarrolla en la ciudad de Ávila. Nos ha llamado la atención un pasaje de la novela en el que una noche fría y nevada de invierno con luna llena, Pe-dro y su amigo Alfredo se escapan de madru-gada para ver la ciudad desde un alto cerca-no. Quedan maravillados de lo bonita que es Ávila a la luz de la luna con el resplandor de la nieve, pero las oscuras sombras que pro-

yecta, al mismo tiempo, les causan un gran temor. Al-fredo, que está en-fermo, sufre una recaída y Pedro tiene que ayudarle a volver hasta la casa. Allí todos es-taban muy preocu-pados por si les había pasado algo. Llaman al doctor para que mire a Alfredo, pero éste vomita sangre en la cama. Unos días más tarde el niño morirá a causa de su enfer-medad.

No os contaremos más. La novela es algo triste y un poco difícil de entender para nosotros, pero recomendamos su lectura para conocer los inicios de Miguel Delibes como novelista y entender su propia infancia.

Paula, Máximo, José Antonio, Daniel, Josselyn, Blanca, Marta, Mónica, Ovidio,

Jessica y Zahara , 3er ciclo de Villalba de la Sierra y su tutor Paulino

Marta Herraiz, 6º curso Paula Ferrer, 6º curso

Blanca Ferrer, 5º curso

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EL CAMINO (1950) La gente que ha vivido en un pueblo o que aún lo sigue haciendo, sin duda entenderá el tremendo mensaje que nos transmite Miguel Delibes en esta novela. Daniel El Mochuelo, a sus once años se ve obligado por su padre a abandonar el pueblo dónde nació y se crió, para es-tudiar el ba-chillerato en la ciudad. La noche de an-tes de su par-tida la dedica a recordar los años felices que ha pasado en su pueblo natal. He elegido estos tres fragmentos del li-bro, porque sin duda creo que resultan muy acertados a la hora de describir de alguna forma nuestro Colegio Rural Agrupado. El primero por describir la partida de un niño a la ciudad para seguir cursando los estudios superiores. El se-gundo, por la preciosa descripción del pueblo. Una descripción que bien podría valer para re-crear la estampa de cualquiera de las localida-des que conforman nuestro C.R.A. El último fragmento sencillamente me pareció demoledor. …”Pero esta noche tenía muchas cosas en que pen-sar. Mañana, tal vez, no fuese ya tiempo. Por la ma-ñana, a las nueve en punto, tomaría el rápido ascendente y se despediría del pueblo hasta las Navidades. Tres meses encerrado en un colegio. A Da-niel, el Mochuelo, le pareció que le faltaba aire y respiró con ansia dos o tres veces. Presintió la escena de la parti-da y pensó que no sabría contener las lágrimas, por más que su amigo Roque, el Moñigo, le dije-se que un hombre bien hombre no debe llorar aunque se le muera el padre…”

…” le dolía esta despedida como nunca sospe-chara. Él no tenía la culpa de ser un sentimen-tal. Ni de que el valle estuviera ligado a él de aquella manera absorbente y dolorosa. No le interesaba el progreso. El progreso, en verdad, no le importaba un ardite. Y, en cambio, le im-portaban los trenes diminutos en la distancia y los caseríos blancos y los prados y los maizales parcelados; y la Poza del Inglés, y la gruesa y enloquecida corriente del Chorro; y el corro de bolos; y los tañidos de las campanas parroquia-les; y el gato de la Guindilla; y el agrio olor de las encellas sucias; y la formación pausada y solemne y plástica de una boñiga; y el rincón melancólico y salvaje donde su amigo Germán, el Tiñoso, dormía el sueño eterno; y el chillido reiterado y monótono de los sapos bajo las piedras en las noches húmedas ”… …“ La vida era el peor tirano c o n o c i d o . Cuando la vida le agarra a uno, sobra to-do poder de decisión.” Patricia E. Cruz Rodríguez, Profesora itine-rante de Inglés

Miguel Delibes

Miguel Delibes

Miguel Delibes

Miguel Delibes

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

DIARIO DE UN CAZADOR (1955)

Diario de un cazador obtiene el Premio Na-cional de Literatura en 1955.

En Diario de un cazador hay humor y bue-nos sentimientos, pero también instantes de sin-gular dramatismo que consiguen acentuar el rea-lismo de las distintas situaciones.

Delibes parece muy consciente de esa to-nalidad ilusionada cuando destaca que ésta es la única novela de toda su producción que puede calificarse de optimista: En todas las demás — cuenta Miguel Delibes — este problema de la frus-tración, del acoso del entorno, es una constante. Únicamente se evade este cazador, que se cono-ce que me cogió en un momento de optimismo infrecuente en mí, y lo parí, le di a luz con unos atributos diferentes.

El tema central del libro, como bien dice su título, es la vida de un cazador. Narra en forma de diario la vida de Lorenzo, un joven apasionado por la caza cuya casi única ilusión es salir a cazar los domingos con los amigos.

Encontramos varias razones de peso para leerla:

En primer lugar, la escritura del gran maes-tro Miguel Delibes es una garantía previa que

otorga puntos a la obra, y dicha marca de calidad no decepciona, porque aunque gran parte del len-guaje utilizado es específico de la caza, la forma de expresase de Lorenzo, el protagonista, en su diario es auténtica, llana, de su Castilla natal.

Pero no sólo está en el estilo la grande-za de esta nove-la, sino que co-mo en muchas ocasiones en la literatura, la grandeza se en-cuentra escondi-da tras los insig-nificantes deta-lles de la vida de los personajes, y en este caso la vida de Lorenzo, con sus peque-ños y a veces nimios acontecimientos resulta fascinante por su pasmosa sencillez. Delibes nos transmite en cada párrafo, en cada día vivido, un optimismo inocente frente al futuro incierto que le espera, un placer casi místico en sus días de caza y de campo, una calma tranquilizadora ante cada revés de la vida, una felicidad ligera que como a todos se le escapa en instantes brillantes y una tristeza que, simple-mente, no se permite el lujo de poseer.

La vida de Lorenzo no es tan sólo la de un cazador, sino la de un supervivien-te en una época de escasez dura y difícil, frente a la que enarbola con seguridad el cañón de su esco-peta cargado de optimismo e ilu-sión.

David Lucena Tutor de 2º Ciclón

en Villalba de la Sierra

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EL LOCO (1957) Miguel Delibes cuenta en El lo-

co la extraña historia de Lenoir, un empleado de banca, que se obse-siona por la imagen de un hombre al que ha conocido en una taberna y que cree que tiene algo que ver con su pasado. Lenoir, ofuscado con este misterioso hombre francés, comienza una investiga-ción que le hace caer enfermo.

Contada en primera persona y

a modo de carta a un hermano desaparecido, esta amarga aventu-ra le lleva a revivir acontecimientos de su infancia, en Francia, que nunca debió recordar y a recons-truir una historia equivocada.

Delibes nos muestra unos es-

cenarios grises, unos personajes de carácter extraño, pero asombrosa-mente cotidianos y un desarrollo de la acción lento, pero ameno. El final es francamente sorprendente.

Creemos que es un libro muy

recomendable ya que engancha al lector, prácticamente desde la pri-mera página. La trama es diferen-te a lo que nos tiene acostumbra-dos Delibes, con intriga, acción y mucha nostalgia.

El loco fue publicado inicial-

mente dentro del volumen Siestas con viento Sur, en 1957.

Mayte Mayordomo y Beatriz Márquez,

de SEBAME, Ampa de Villalba de la Sierra

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LOS NOGALES (1957) Nilo tenía rasgado el velo del paladar. Un

día su padre le quiso enseñar a apalear nogales porque cuando muriera ya no podría, pero Nilo no quiso. Nilo se hizo una cabaña con chapas y pa-jas. Subió al nogal y se quedo dormido. Al final su padre subió al nogal se resbalo y se mató, pero Nilo creía que estaba dormido.

Mario Collados, 2º de Zarzuela

Miguel Delibes era un gran novelista espa-ñol. Escribió grandes libros como el de Mi mundo y el mundo. Este libro tiene varios fragmentos de otras novelas, como el de Los Nogales, La sombra del ciprés es alargada, El camino, Diario de un ca-zador, Las ratas, Viejas historias de Castilla La vieja, Un chusco para cada castellano, Grajos y Avutardas, Las piedras negras… Consiguió mu-chos premios. Los más importantes son el Premio Nadal en 1948 y el Premio Miguel de Cervantes en 1993. En Los Nogales, Nilo el viejo y Nilo el joven están desatendidos. Nilo el joven tenía el velo del paladar roto y eso le impedía hablar bien. Además no servía para apalear nogales. A Nilo el viejo sí se le daba bien. Un día Nilo el viejo decidió enseñar a Nilo el joven. Al día siguiente Nilo el viejo se subió al árbol y le dijo a Nilo el joven que se subiera. Nilo el joven dudaba, pero al final se subió y se lió a apalear los nogales. A Nilo el viejo se le rompió la rama y se calló al suelo y se murió. Nilo el joven se pensaba que estaba durmiendo.

A mí este fragmento me ha gustado porque Nilo el joven, para Nilo el viejo, era subnormal. El pobre Nilo el joven tenía el velo del paladar roto. Lo mejor es que Nilo el joven aprende a apalear los nogales.

Beatriz Montón, 5º curso de Zarzuela

Miguel Delibes era uno de los novelistas más importantes del siglo XX. Entre los numero-sos galardones que ha recibido a lo largo de su carrera destaca el premio Cervantes en 1993 con-siderado el máximo reconocimiento para un escri-tor de habla hispana. Miguel Delibes nació en Va-lladolid. A causa de la guerra civil, no pudo ingre-sar en la universidad, pero por su afición al dibu-jo, estudio en la escuela de artes y oficios. De hecho, su carrera periodística empezó como cari-caturista en el periódico El Norte de Castilla. En 1941 pasó a ser redactor. Su primer artículo versó sobre uno de sus temas preferidos: la caza. Dirigió el periódico entre 1958 y 1963. En 1947 publicó su primera novela: La sombra del ciprés es alarga-da, por la que gano el premio Nadal en 1948. El último libro que hizo fue La tierra herida. Muere el 12 de marzo de 2010. En Los Nogales, Nilo el viejo era el mejor apaleador de nogales. Tenía 6 nogales. Le quería enseñar a su hijo el oficio porque el ya era viejo y no le aguantaban las piernas. Pero Nilo el joven tenía roto el velo del paladar y se cansaba pronto. No podía subir a los nogales y todo lo hacía el vie-jo hasta su muerte, que Nilo el joven se pensó que estaba dormido.

A mí me ha gustado mucho este cuento. Era muy interesante porque era un viejo el que cuidaba los nogales.

Alberto Escutia, 6º curso de Zarzuela

Alberto Escutia, 6º

Mario Collados, 2º

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LAS RATAS (1962)

Resumen:

El Nini no tenía la menor simpatía por Matías Ce-lemín porque no le gustaba la muerte de los animales. Matías solía asistir a las licitaciones de los pueblos más próximos por 4 ó 5.000 reales. A partir de la guerra se empezaron a contar con pesetas y él no sabía multiplicar por 4, para reducirlas a reales. Un tiempo después, se sintió capaz de calcular hasta el precio de un cartucho.

Doña Resu tenía mala opinión de él. Decía que era un vago y un maleante.

Matías Celemín solía velar de noche y dormir de día. Se dedicaba a poner trampas para raposas, perdices, avutardas... Él no respetaba las leyes e iba a cazar cuan-do quería. Cuando se encontraba a Frutos le decía: Voy de alimañas. A Frutos no le gustaba salir al campo, se pasaba las horas muertas jugando al dominó donde Malvi-no.

El Furtivo no tenía suficiente astucia y recurría al Nini. Matías Celemín llevaba mucho tiempo tras el raposo. Nini subía al monte por las noches y por las mañanas imi-taba el sonido de las liebres y los animales acudían a él. El Furtivo le preguntó que si sabía hacer la chilla. Nini le dijo que no. El Furtivo salía con la Mita, la galga, y el Nini se escondía cuando la perra llegaba sin aliento, tras la liebre.

En el monte, Nini veía al raposo ir al prado a pur-garse. El zorro era espontáneo y pasaba cansinamente por la hierba. Paraba de vez en cuando y escuchaba un rato. Otras noches, Nini, tras una manta, observaba los conejos. En la época de celo, los machos de las liebres peleaban. Cuando terminaba la pelea, el ganador iba hacia la liebre. El Nini volvía a hacer la chilla y el ganador esperaba a otro rival.

Por esas fechas habían terminado las matanzas. Nadie tenía nada que hacer, excepto el Furtivo. El Furtivo voceó al Nini y le enseñó una piel de raposa rojiza. Era una hembra. Estaba muerta. La madriguera estaba al bor-de de la vaguada. El niño se apostó. La perra se enrosca-ba a sus pies.

El Nini se encontró un zorrito de 2 semanas. El

zorro se fue a vivir con Nini y Matías. El zorro se hizo grande y la gente iba a verlo y les mostraba los colmillos. Matías se quería comer al zorrito, pero el Nini se lo impi-dió. El zorro llegó a comer de la mano del niño y le chupa-ba las piernas. Jugaba con el niño y el perro. El Nini temía que cuando el zorro se hiciera grande sintiera la llamada del campo. Matías se metió en la cueva y mató al zorrito. El niño miraba a Matías y él le fue enseñando el cadáver del zorrito todavía caliente.

Opinión:

Este fragmento nos ha parecido al principio muy llamativo y al final un poco triste. También hemos encon-trado mucho vocabulario de palabras que no sabíamos su significado, como licitaciones, alevoso, contundente, ame-drentar, sañudamente, agasajar, cárcava… y hemos recu-rrido al diccionario. La mayoría eran adjetivos.

Decimos que nos ha parecido llamativo porque hay un niño pobre que vive en una cueva y ríe mucho. Se encuentra con un zorrito y se lo queda de mascota. Le da trozos de pan para alimentarlo.

Y decimos que es un poco triste porque el zorrito al final se muere.

Samuel, Esther, Roberto, Ana, Lucía, Zaida, María, Sofía, Noelia, Sandra, de 3º, 4º, 5º de Sotos y su tutora Maribel.

Sandra López, 4º curso

Roberto Castillejo, 5º curso

Ana Bodoque, 5º curso

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VIEJAS HISTORIAS DE CASTILLA LA VIEJA (1964) P O A L A R I Q U E N M Z Q W J I D Ñ L G E M G M I E S E S K L M E S C P S O M B Ñ V L E P A E P F D P A L P C Y A A R G Y H S O G C M R A F E L E G V T P S R L A P D A S A C R D V X Z C U V L X P H M F A C L E Z T S N D B A Y F Z O R L U A W K E C V P R D P X P A R T B R M B U M P G C A P K B P R G E A B L O D A W P S C A T Ñ M O Z X O A A L Q Z A P N E C C F L Q S B T L A B P S E K A M Z W P S P Z A C Z A P S V P X R E S C O O S P B C Ñ D C L

Miguel Delibes usa en la novela palabras descono-cidas para nosotros. Después de investigar su significado, os proponemos las siguientes para que las busquéis en la sopa de letras:

PIMPOLLADA

ARGALLAS

MIESES

FORÚNCULOS

ALCARABANES

ARIQUEN

PÁRAMO

REO

Elena Serrano, 4º curso

Julia Serrano y Héctor del Pozo, 6º curso

David, Héctor y Julia de 6º, Elena de 4º, de Mariana y su tutora Ana Ángeles Martínez

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CINCO HORAS CON MARIO (1966) Cuando me propusieron comentar un libro de

Miguel Delibes para El Pipirigallo, no fue, ni mucho menos, mi primera elección el de Cinco horas con Ma-rio. Las novelas que yo prefería ya estaban pedidas, así es que no me quedó otro remedio que atreverme con ésta.

Recuerdo que siendo “algo” más joven, intenté leérmela. Yo pensaba, sinceramente, que me la había leído entera, pero no. Estaba, posiblemente, en mis primeros años de instituto. Yo comenzaba a leer por placer. Elegí otro libro de Delibes porque con El cami-no disfruté de lo lindo y creí que Cinco horas con Mario me iba a dejar el mismo buen sabor de boca. Pero debo confesar que me equivoqué. ¡No pude acabár-melo! Creía entender el argumento, pero me aburría un montón. Yo pensaba: ¡Madre mía, qué tostón de mujer, todo el rato hablando sola! Claro que, ¡cómo no va a hablar sola, si su marido está muerto! No pa-ra de meterse con él y él no puede ni defenderse. ¡Pobrecillo!

Hasta aquí, mis recuerdos de Cinco horas con Mario. Pero volvamos al presente. Como lo prometido es deuda, me saqué el libro de la biblio y comencé su lectura. Lo preferí al texto electrónico porque un libro en la mesilla de no-che me ayuda a dormir.

El ar-gumento pue-de que tenga que ver algo con el de mis recuerdos: Carmen, una mujer todavía joven y con cuatro hijos, se enfrenta a un triste aconte-cimiento, la muerte ines-perada de Mario, su ma-rido. Esa mis-ma noche, al quedarse sola con el cuerpo de Mario, Carmen coge la Biblia de su marido y lee algunos

párrafos subrayados por él. Carmen inicia, a partir de ahí, un monólogo que se prolongará hasta el amane-cer. En él, desnuda su alma y sus vivencias comunes. Le hace reproches y confidencias a su marido muerto e incluso espera su respuesta.

Esta es, básicamente, la historia de Cinco horas con Mario. Pero si profundizamos, con la experiencia que nos dan los años y algo de “culturilla” que se aprende en los coles de la vida, nos encontramos con algo más. El libro nos descubre dos formas distintas de pensar y de ver la sociedad española de aquellos momentos: - Carmen es tradicional, con valores religiosos y políticamente correctos. Le preocupa el qué dirán y las apariencias. Sigue la corriente y no se plantea lle-var la contraria.

- Mario es sensible, comprometido, sincero y con ideas modernas. Se cuestiona su vida y su tiempo. Sufre por una sociedad que no le gusta.

Carmen y Mario simbolizan dos mundos com-pletamente distintos y supuestamente enfrentados.

Sin embargo, y esta es la moraleja que yo quiero sacar de esta historia, fueron capaces de convi-vir durante muchos años y dar unos frutos comunes: sus hijos.

Miguel Delibes supo, en Cinco horas con Mario, criticar cuando no se podía criticar y dar otra versión alternativa de la historia, cuando sólo permitían con-tarla de una manera.

Chicas y chicos, os recomiendo Cinco horas con Mario. Sí, pero no ahora. Daos tiempo para conocer la historia de España y lo disfrutareis.

Gracias, “El Pipirigallo”, por animarme a res-catar del baúl de mis recuerdos Cinco horas con Mario.

Merche Viñuelas,

de SEBAME, Ampa de Villalba de la Sierra La actriz Lola Herrera, interpretando a Carmen, la viuda de Mario, en la versión teatral de Cinco horas con Mario

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

LA MORTAJA (1970) Miguel Delibes es uno de nuestros es-

critores más relevantes del siglo XX, gran co-nocedor de las tierras y las gentes de la Mese-ta Norte y muy comprometido con el medio ambiente.

El protagonista de La mortaja es un niño, El Senderines, huérfano de madre, que vive en un aldea castellana con su padre del que, por cierto, recibe poco cariño. Pasa los días jugando con su amigo Candor y pescan-do en el río que recoge los vertidos de una central cercana. La vida de El Senderines cambia cuando, de repente, descubre a su padre muerto, desnudo, tendido sobre la ca-ma. Venciendo sus emociones, intenta vestir-lo antes de dar aviso a las autoridades. No lo consigue dada la corpulencia de su padre,

pero encuentra la ayuda de El Pernales. El Senderines deja de ser un niño inocente y de-berá enfrentarse solo a la vida.

Los elementos que se pueden destacar en esta novela corta de Delibes son:

• La novela se desarrolla en una zona cas-tellana inhóspita, castigada por un cli-ma extremo: asfixiador en verano e in-tensamente frío en invierno.

• Puede verse una crítica a las compañías que se instalan en lugares apartados para verter sus desechos contaminantes impunemente.

• La dramática responsabilidad que asu-me el niño a la muerte de su padre.

Manuel Blanco Albalate. Conductor del bibliobús.

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Miguel Delibes, con 6 años, en el colegio de Los Carmelitas

EL PRÍNCIPE DESTRONADO (1973) El príncipe destronado es la historia de un niño, que se llama Quico y que va a cumplir cuatro años. Acaba de tener una hermani-ta, que se llama Cris y que lo ha dejado en segundo plano. Ahora, ya no es el rey de la casa. Ahora, es el príncipe destronado.

A lo largo de un día, desde que se levanta dando gritos hasta que cae rendido por la noche, asis-timos a sus aventuras, descubrimos sus secretos y conocemos sus an-gustias.

Por medio de Quico vemos el mundo familiar, los otros herma-nos, el padre, la madre, las criadas, la ciudad, el mundo.

Cuando el libro termina quisié-

ramos seguir con el niño y su fami-lia al día siguiente porque, aunque no haya ocurrido nada extraordina-rio, todo ha sido fascinante.

A través del alma de Quico, Delibes nos deja esta novela estu-penda sobre el misterio de la infan-cia.

Pero eso no es todo, también consigue que, de pronto, en algún rasgo de Quico, en algún gesto, en alguna palabra, reconozcamos con una sonrisa cómplice, otra infancia, la nuestra.

Alfonso Massó Cobo Bibliotecario de Villalba de la Sierra

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Portada de la Ed. Destino

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LOS SANTOS INOCENTES (1981) Siempre se ha dicho que las películas basadas

en libros no suelen convencer mucho a los lectores y espectadores, no es el caso de Los Santos Inocentes, novela homónima de Miguel Delibes, llevada el cine por el director Mario Camus (recientemente premia-do con el Goya de honor) en 1984. Nos traslada a la España de los años sesenta. En un cortijo extremeño, vive la familia de Paco El bajo, Régula, su mujer, Azarías, su cuñado y sus hijos Quirce, Nieves y la Niña Chica. Tanto Azarías como la niña Chica son discapacitados.

Son los sirvientes de la familia propietaria de las tierras, marcados por la pobreza y la incultura, viviendo en un ambiente duro y sin esperanzas, de un sometimiento cercano a la esclavitud. Frente a ellos, la familia rica, la señora marquesa, su hija Miriam y el señorito Iván, déspota y cruel, el administrador de la finca y su esposa.

Sin lugar a dudas, es una de las mejores pelí-culas del cine español, donde se ha retratado magní-ficamente a esa España profunda. Un drama social intenso y conmovedor donde los personajes, terrible-mente desgarradores, son interpretados por lo me-jorcito del cine español.

Paco Rabal, con Azarías interpretó el papel de su vida; sus expresiones, su forma de hablar, la mane-ra de andar y correr… vamos, un personaje memora-ble. Alfredo Landa, actor clásico del cine español, interpreta a Paco, un personaje sumiso y bondadoso, un hombre que ha nacido solamente para decir lo que Ud. mande señorito, su mirada te conmueve y emociona durante toda la película. Ambos recibieron

el premio a la mejor interpretación en el festival de Cannes en 1984. Aunque los demás no fueron premiados, no hay que olvidar a Terele Pávez, como Régula, esposa

de Paco, una mujer cuyo sufrimiento se refleja en su rostro endurecido por la vida. A mandar, que para eso estamos. Esta frase la repite varias veces, siem-pre obediente a las órdenes de sus amos.

El señorito Iván, interpretado por Juan Diego, borda de tal forma su papel que lo odias y sincera-mente celebras el desenlace final de la película.

Don Pedro, el administrador, interpretado por el genial Agustín González; Mari Carrillo, la se-ñora marquesa; Ma-ribel Martín; Ágata Lys …

Ana Carras-cosa. Tutora de 1º, 2º

y 3º. Sotos.

Versión Cinematográfica

Santos e inocentes

El propio Delibes participó en la elaboración del guión de la película

Paco Rabal, El Azarías, con su Milana Bonita en el hombro

Alfredo Landa, Paco El Bajo, Miguel Deli-bes y Juan Diego, El Señorito, en el rodaje

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EL TESORO (1985) En un pueblecito castellano (no más de 50 vecinos) y justo en la linde del término municipal, un vecino del pueblo de al lado que estaba arando, ha encontrado un tesoro arqueológico. Es un cántaro en-terrado en un cortafuegos, que contiene alhajas pre-rromanas de oro y plata. El descubridor se lo dice a las autoridades con un cierto retraso. La primera sos-pecha es saber si el hallazgo ha sido casual o no; si el campesino estaba realmente trabajando o había usa-do un detector de metales. La diferencia es sustan-cial, pues en este último caso, el Estado será el bene-ficiario absoluto y no habrá indemnización alguna; pero si el hallazgo ha sido casual, el Estado se que-dará con el tesoro, aunque la mitad de su valor se le dará al descubridor y la otra mitad irá a las arcas del municipio donde ha sido hallado. Un joven profesor universitario y arqueólogo, que acaba de llegar de otro viaje y se dispone a dar su clase y a reunirse con su novia, es enviado urgen-temente al lugar del descubrimiento del tesoro. El arqueólogo posee caracteres propios: sus ojos están teñidos de melancolía ya que se encuentra en conflic-to al estar enamorado a la vez de su profesión y de su compañera, a la que con frecuencia abandona para entregarse a sus excavaciones. Esta nueva y repenti-na misión le impide otra vez verla. Poco después, sus intentos de comunicarse con ella desde el pueblecillo del tesoro resultarán vanos y desembocarán en una seria disputa. Pero ahí está el tesoro, fascinante y misterioso. Ahora se trata de escavar el predio en el que se encontró, para averiguar sus características, otros posibles restos y fijar en lo posible la fecha y el

contexto originario de las joyas. Un equipo de otros tres jóvenes arqueólogos, posiblemente estudiantes, se trasladan al día siguiente al pueblo para iniciar los trabajos lo antes posible, provisto de todas las autori-zaciones necesarias y medios técnicos. El alcalde del pueblecillo, como a regañadientes, da su asentimiento al inicio de los trabajos y luego desaparece misterio-samente. Los arqueólogos, llenos de fe y buenas inten-ciones, chocarán con las siluetas oscuras y severas de los vecinos del pueblo. Pues Castilla es lo que es y en ella se enraízan los resquemores, las envidias, la in-cultura y el odio. En realidad, no deberían enfrentar-se, pues sus mundos están muy lejanos. Los arqueó-logos son simples mandados, mientras que los cam-pesinos ni siquiera pueden ser responsables de su propia violencia, consecuencia de siglos de miseria, incultura y abandono. De ahí el continuo combate que el arqueólogo mantiene para evitar la confrontación entre la rigidez de las autoridades y el pueblo amoti-nado. Interviene también un tercer elemento que tensa más la situación: la Administración Estatal que en cierto modo representa esa negra parcela imagen de la culpa: una burocracia cruel e insensible, una tecnocracia deshumanizada, un controlador de la rea-lidad que la desconoce profundamente. Aquí Delibes carga las tintas, los rasgos ridículos, los matices sarcásticos, trazando alguna caricatura severa y cruel. Estos políticos y burócratas tendrán los ojos pequeños y taimados, los gesto ambiguos, las posa-deras amplias, las frases altisonantes y mostrarán una visión del mundo pequeña y movediza, falsa y cambiante en busca del sol que más calienta, adapta-dos al nuevo régimen democrático pero con el regusto de la dictadura anterior y procedimientos de la más baja esfera. Sólo al final, uno de ellos muestra cordu-ra al llevar a la novia del arqueólogo al pueblo para que se encuentren. Un gesto que procede más de la amistad que de la administración y donde el senti-miento humano triunfa, pues Delibes no suele ser maniqueo y se limita más a señalar que a acusar y a condenar. La sangre, al final, no llegará al río. El tesoro está a salvo sin saber a quién beneficiará, pero todo lo demás habrá desaparecido. El fracaso será general para todos: arqueólogos, campesinos y políticos. Delibes nos ha vuelto a llevar a Castilla, al campo castellano y a los castellanos. Hace frío y la sinrazón y la injusticia buscarán tener sentido en el corazón de campesinos, arqueólogos y políticos. El humanismo de Delibes, una vez más, estremece al lector con su lenguaje realista, cercano y cotidiano. El tesoro es un relato que dentro de su senci-llez oculta más de lo que parece ofrecer.

María Jesús Roldán, Profesora itinerante de inglés

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TRES PÁJAROS DE CUENTA (1987) La grajilla

Mario, Alejandro, Aitor, Raúl, Rubén, Mara, Gabriel, Sergio, párvulos y 1er ciclo de Mariana y su tutora M. Rosario

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El cuco

Alexis Galeano, 5 años

Helena de Julián, 5 años

Ángela Gil, 3 años

Leyre Fernández, 3 años

Luis Nicolás Martínez, 4 años Daniel Valiente, 4 años

Jimena Guijarro, 3 años Emilio Herrero, 5 años

Saúl Checa, 3 años

Juanjo Palomares, 5 años Juan Torrijos, 3 años

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Párvulos de Sotos y su tutora Raquel

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

El cárabo

¿Y LOS OJOS?

¿Y LAS PATAS?

¡BIEEEEN! GRACIAS AL RELATO DE MIGUEL DELIBES HEMOS APRENDIDO MUCHAS COSAS SOBRE EL CÁRABO. TIENE LA PROPIEDAD DE REIRSE, ES UN HÁBIL CAZADOR NOCTURNO, DE COLOR CASTAÑO MO-TEADO, PICO CURVO AMARILLO-VERDOSO Y CON UNOS DISCOS GRISES O ROJIZOS ALREDEDOR DE LOS OJOS QUE LE DAN APARIENCIA DE UNA VIEJECITA. EL CÁRABO NO TIENE LAS PÚPILAS AMARILLAS COMO EL RESTO DE RAPACES NOCTURNAS, SINO MARRONES OSCURAS O NEGRAS, PUEDE HACERSE AMIGO DEL HOMBRE, AUNQUE ES UN POCO COCHINO Y DESTARTALADO.

LOS ALUMNOS DE EDUCACIÓN INFANTIL DE VILLALBA DE LA SIERRA HEMOS LEÍDO EL CÁRABO DE MIGUEL DELIBES HEMOS APRENDIDO MUCHAS COSAS DE ESTA RAPAZ.

¿SABES CUÁL DE ESTOS PICOS ES EL DE EL CÁRABO?

Gabriel, Alejandro G, Marcos, Paula, Ainara, Mateo, Adrián, Alejandro S, Sergio, Inés, Aschra, Andrea, Alejandro, párvulos de Villalba de la Sierra y su tutora Sonia

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Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 El pipirigallo

377A MADERA DE HÉROE (1987) ¿Qué es un héroe? O mejor, ¿quién es un

héroe? ¿Hace la causa al héroe o es el héroe el que ennoblece la causa? ¿Qué o quién determi-na la causa justa que un héroe debe defender? ¿Un héroe tiene miedo? ¿Sólo se puede ser héroe matando o muriendo? ¿Hay que morir pa-ra ser un verdadero héroe?

Estas preguntas y otras tantas semejantes se mantienen en esta novela en la mente de Gervasito, el protagonista. Es un niño que se cree destinado a ser un héroe porque cuando escucha una marcha militar se le erizan los pe-los y entra en una especie de trance. Así se lo hace creer su abuelo León, un viejo carlista que le llena la cabeza de nociones patrióticas. Su padre, Telmo, liberal y médico naturista, llama horripilación a ese fenómeno, es decir, un sim-ple ataque de miedo.

El niño, durante la guerra civil y sus prelimi-nares verá maltratados, encarcelados y/o muer-tos a familiares suyos tanto de derechas como de izquierdas. Esto lo mete más en dudas res-

pecto a la heroicidad, porque la causa de ambos bandos es la misma.

Se alista en la marina y vive la guerra en el frente de derechas. Seguirá sin salir de dudas. Lo que sí le quedará claro es que en la guerra se pasa mucho miedo y se mata y se muere anónimamente, sin carné de héroe.

Miguel Delibes, con el lenguaje sencillo que le caracteriza, nos va llevando por la infancia, adolescencia y juventud del protagonista. Prime-ro, de forma divertida al describir los trances que sufre y finalmente, de forma dramática, cuando en la guerra se convierte, no en un héroe; sino en un hombre.

Algo de autobiográfico tiene esta novela, pues Delibes estuvo en la marina. Está cargada de este lenguaje marinero y militar, lo que difi-culta un poco su lectura al final; pero el estilo sencillo, limpio, fluido y sin prisas de Delibes se mantiene a lo largo de toda ella.

En los distintos personajes y situaciones, al inicio cómicas y progresivamente más trágicas, se sigue descubriendo el delicado humanismo que Miguel Delibes posee y el respeto al pensa-miento y sentimiento de cada persona.

María Jesús Roldán, profesora itinerante de inglés

Gervasito en trance al son de la música militar

MJRM

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

MI QUERIDA BICICLETA (1988) Delibes nos lleva, en este libro, a determinados mo-mentos muy queridos de su existencia. Y lo hace con humor, que es posiblemente la manera más seria de profundizar en los acontecimientos de su infancia en relación con la bicicleta. Los niños del segundo ciclón de Villalba de la Sierra, nos cuentan algunas de estas anécdotas: Miguel Deli-bes era un niño que

no sabía montar en bici. Su padre no quería enseñarle porque estaba leyendo El Quijote. Todos los días le pedía que le ense-ñara. Cuando su padre terminó de leer El Quijote, le subió a la bici de su hermano. Empezó a pedalear y logró mantener el equilibrio. Anduvo pedaleando hasta que se cansó, pero ahí estaba el problema, ¿cómo bajaba? Si frenaba se caía, puesto que no llegaba al suelo, así que decidió seguir dando vueltas al jardín. Llegó el atardecer y ya no tenía fuerzas para seguir. Lo único que se le ocurrió fue estrellarse contra el seto y parar de golpe. De joven hacía carreras con sus amigos en una cues-ta muy empinada, que subía sonriente para demostrar a sus amigos que podía subirla sin esfuerzo, pero en realidad por dentro iba muy cansado.

Cuando fue mayor, ya casado, le regalo a su mujer por su matrimonio una bicicleta de marca Velox. Fue a probar la bicicleta con su mujer. En una cuesta abajo, las bicicletas, sin dar los pedales, iban muy rápido. La Velox alcanzaba mu-cha velocidad y los frenos estaban demasiado duros para ella, con lo que no pudo frenar hasta que se acabó la cuesta y llegó al siguiente pueblo.

Uno de los problemas que tenía Miguel con la bici-cleta, era arreglar los p i n c h a z o s . Cada vez que i n t e n t a b a arreglar uno le hacía otro en otra parte de la cubierta.

A uno de los hijos de Miguel le encantaba la bicicle-ta, tanto, que com-petía en carreras semi-profesionales. En una de estas ca-rreras, participaron dos profesionales. Éstos tenían bicicle-tas y material depor-tivo de primera cali-dad. Sin embargo Juan, que así se lla-maba el hijo de Mi-guel, competía con una bici de paseo y con ropa de verano. Aun así, derrochando un tesón y valentía inauditos, consiguió batir a los profesionales y llegar el prime-ro a la meta.

Sonia, Andrea, Bárbara, Alba, María B., Micho, Hugo, Fernando, David, Pablo, Nerea, María H., Daniel, Judith, Jorge,

y Sandra , 2º ciclón de Villalba de la Sierra y su tutor, David.

María Herráiz, 4º curso

Pablo González,, 4º curso

Daniel Iradier, 4º curso

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DIARIO DE UN JUBILADO (1995)

Una de las grandes cualidades que han situado a Miguel Delibes al frente de la narrativa española es su capacidad de elaborar y desarro-llar la psicología de sus personajes. Las ideas y pensamientos, el contexto, la trama e incluso el desenlace, no se exponen explícitamente, como en cualquier otra novela; sino que se deduce a raíz de los personajes, de su forma de hablar y reflexionar, de actuar, de pensar. Es ésta una cualidad extraordinaria, y prácticamente única en la novela actual, de los escritos de Delibes. En Diario de un jubilado ése es, entre otros y al igual que en toda su obra, uno de los mayores aciertos del autor. Casi sin que nos demos cuenta, y ayudándose únicamente de los cuatro apuntes que de una forma más o menos sistemática Lo-renzo va tomando en su cuaderno personal, De-libes describe con todo lujo de detalles el carác-ter de un hombre que, tras pasar toda su vida trabajando, se encuentra a la temprana edad de sesenta años, sin ninguna obligación diaria y con una abultada cuenta en el banco que mes a mes engrosa su jubilación. Ante él se abre inespera-damente la puerta del tedio, del aburrimiento y de la rutina diaria sin ningún objetivo. Por esto se decide aceptar un trabajo como acompañante de un viejo solterón sibarita y poeta frustrado, don Tadeo, que vive con sus dos hermanas tam-bién solteronas. Mientras ejerce de lazarillo, se va descubriendo también el carácter del señorito y las señoritas, describiendo un contexto enran-ciado por el dinero y las apariencias. Lorenzo

intenta hacer digno este empleo que su familia desdeña. El seguimiento de los culebrones y con-cursos televisivos no es aliciente suficiente para un hombre que se crió en el monte y que aún añora ese olor a tomillo y espliego, y las cami-natas con la escopeta al hombro en busca de la perdiz. Pero ni él es el mismo, ni los recuerdos sirven para llenar el vacío que la vida ha ido cre-ando. Lorenzo, el jubilado, va contando sus im-presiones, los sucesos más notables, sus pensa-mientos sobre personas: amigos, esposa e hijos; y sobre todo sus alegrías, sus tristezas y sus an-gustias, su valoración de los acontecimientos, las cosas y las personas. Este Lorenzo era bedel de un instituto y es el mismo que protagoniza Diario de un caza-dor y Diario de un emigrante. Está escrito con una fina y sutil ironía hacia el mundo insustancial, materialista y va-cuo en el que transcurrimos.

María Jesús Roldán, profesora itinerante de inglés

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EL HEREJE (1998)

El Hereje es la novela más ex-tensa de Miguel Delibes, y la última. Es un acercamiento a la novela de ambientación histórica. Los sucesos y protagonistas están basados en hechos reales. Cuenta la vida de Ci-priano Salcedo, que nace en 1517, año en que Martín Lutero difunde sus noventa y cinco tesis contra las in-dulgencias. Este acontecimiento pro-vocará el cisma de la Iglesia Católica y marcará el desenlace de la vida de Cipriano. Huérfano desde su naci-miento y falto del amor del padre, Ci-priano se aferra al afecto de su no-driza Minervina, una relación que le será arrebatada y que él irá buscan-do durante toda su vida. Convertido en próspero comerciante se adhiere a la secta protestante fundada y dirigi-da en Valladolid por el doctor Caza-lla. La inquisición corta de raíz este cisma y condena a la hoguera a to-dos sus seguidores, entre ellos a Ci-priano Salcedo.

Delibes describe perfectamente el horror de los autos de fe. Desgra-ciadamente en nuestros tiempos to-davía sigue habiendo luchas y muer-tes frecuentes, por la exacerbada ad-hesión a las religiones llevadas al ex-tremo. En las últimas décadas del si-glo XX hemos podido escuchar las noticias de las luchas sangrientas en-tre croatas católicos, serbios orto-doxos y bosnios musulmanes. Los conflictos en Irlanda del norte entre católicos y protestantes o la lucha in-terminable entre judíos y palestinos por la propiedad de la tierra.

Delibes explicita la historia de unos hombres y mujeres en lucha consigo mismos por la defensa de las ideas que consideran correctas. Esta novela es un canto a la libertad de conciencia que debe imperar en toda sociedad civilizada.

A. Esther Moreno. Profesora itinerante de Ed. Física

Auto de fe. Inquisición. Imágenes google (Blogs.ua.es)

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Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 El pipirigallo

UN PASEO CON MIGUEL DELIBES

Miguel Delibes era un escritor vallisoletano, pero no sólo porque hubiera nacido en Valladolid, sino porque siempre estuvo fuertemente unido a la ciudad: a su vida cultural, a sus calles, a sus paisajes, incluso a su carácter, ése marcado carácter castella-no que tan bien se reflejaba en sus novelas y en su forma de actuar.

Cuando yo tenía 11 años, si a cualquier ni-ña como yo le preguntaban por un escritor vallisole-tano respondía sin dudar: Miguel Delibes. Cuando crecías un poco, la primera lectura obligada en el instituto era El camino, una novela de Miguel Deli-bes, en la que el protagonista es también un adoles-cente. Incluso recuerdo que una vez la maestra plan-teó una actividad en clase que era escribir a un per-sonaje famoso o importante, y yo escribí a Miguel Delibes. Era un personaje, como os he dicho, de la

ciudad, todo el mundo conocía a alguien que co-nocía a alguien que tenía que ver con él. Yo tenía una amiga que tenía una tía que trabajaba en casa de Delibes, así conseguí su dirección, y no, no me contestó, la verdad. He de reconocer que el hecho de que no me contestara, unido al carácter reserva-

do, austero, sobrio, no sólo de su persona sino tam-bién de sus libros, hicieron que no le tomara cierta manía. Pasaron los años, yo crecí, releí El camino y leí alguna otra novela suya, también pasaron los años para Delibes, a quien, ya anciano, solía verse

pasear por el Campo Grande. Sus últimos años los pasó fatigado por su enfermedad y la tristeza que arrastraba desde que murió su mujer se acentuó. En ese tiempo entendí mejor sus libros y todo lo que significaban. Estoy segura de que esos paseos le reconfortaban y le hacían más amable el día. Os des-cribiré el paseo que daba Delibes para que podáis

Galería grande. Acera Recoletos

Teatro Calderón

Museo de escultura policromada

Paseando en el Campo Grande con su hija

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ver lo mismo que veía él, para que podáis dar un paseo con Miguel Delibes. El Campo Grande es un parque antiguo en el centro de Valladolid, al lado de la acera de Reco-letos y de la estación de trenes, a la que hoy podría-mos ir en AVE desde Cuenca. Es de estilo románti-co, lo que quiere decir que tiene unos paseos fron-dosos con muchos árboles que en otoño se ponen

preciosos. A los niños les gusta mucho encon-trarse con sus otros habitantes: hay pavos reales, ardillas, una pa-jarera muy bonita, in-cluso un lago con casca-da y una gruta. En el lago hay un señor que

pasea a los niños pequeños en una barca, creo que el barquero y Delibes debían de ser de la misma quinta porque cuando yo era pequeña ya eran los dos señores mayores... El barquero tiene muy buena salud, a sus 80 años continua paseando su barca.

Alrededor del lago suele hacer sol y hay muchos bancos, a buen segu-ro en el invierno frío de Va-lladolid Delibes haría un alto en su paseo para calentarse al sol. Y no estaría solo en su paseo porque a las numerosas per-

sonas que transitaban el parque y que se paraban a saludarle, se unía el recuerdo de otros escritores, por ejemplo Rosa Chacel, quien tiene una estatua que la recuerda en el parque. Los días muy húme-dos prefería pasear por la acera de Recoletos, pero no se alejaba mucho de allí.

Lucía Sánchez Nadal. Asesora del Centro de Profesores

Campo Grande

Gruta en el Campo Grande

Lago en el Campo Grande

Estatua en el Campo Grande

Pavo real en el Campo Grande

Pavo real en el Campo Grande

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INSPIRACIÓN DEL PINTOR RUBÉN DE LUIS

Rubén de Luis (1974) decidió montar su residen-

cia en la sierra de Madrid para que su estudio de pintura se

encontrase en plena naturaleza y disponer de un entorno

más propicio para hacer su pintura. Pretende que sus pin-

turas aporten algo a la persona que las vea, algo que le

haga feliz y se sienta bien contemplándolas.

Su fuente principal de inspiración es la naturaleza

misma, pero también se ha dejado influir por la obra de

Miguel Delibes. Dicho autor narraba en sus libros paisajes

que han llevado a Rubén de Luis a buscarlos y plasmarlos

en sus obras.

Dice el pintor: La obra de Miguel Delibes ha teni-

do en mi pintura una influencia determinante ya que los

paisajes que narra en sus libros me han servido de fuente

de inspiración para ir en busca de ellos y con la mirada

del pintor plasmarlo sobre el lienzo. La naturaleza tan

presente en la obra de Delibes ha influido de manera no-

table en mi pintura también, por ello aquí dedico algunas

obras a la memoria de este

gran escritor.

Se trata de varios

extractos de sus diferentes

libros en los que habla so-

bre el paisaje de Castilla

que tanto he estudiado a lo

largo de los últimos años.

A nivel técnico se trata de un trabajo minucioso de inves-

tigación de la composición y color de estos paisajes en los

que en apariencia parece sencillo trabajar debido a la

amplitud de cielos y campos carente de cualquier relieve y

elemento que lo adorne y esto hace que el motivo tenga

más verdad que otro motivo, es decir que lo que se pinta

deba estar en su sitio de manera correcta ya que de otra

manera saltarían a la vista los errores cometidos, cosa

que es más fácil de corregir en cuadros con elementos

adicionales como árboles o montañas.

La dificultad entraña en que cada una de las divi-

siones de cada terreno delimitada por la gente del campo

han de tener su perspectiva adecuada y su color correcto,

es decir su tono de color correcto.

Rubén de Luis pintó un cuadro para Miguel Deli-bes y éste le regaló el libro Señora de rojo sobre fondo gris dedicado. (http://www.rubendeluis.com/paisaje-castellano.htm)

Marta Villanueva, Profesora itinerante de A.L. y Jefa de estudios

Campos de Ureña,

Hoces del Duratón

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Desde la biblioteca de Las Majadas queremos felicitaros. Es un orgullo y un privi-legio que a nuestro CRA le hayan otorgado el nombre de este gran novelista español: MI-GUEL DELIBES, ¡Enhorabuena!

Nosotros queremos aportar nuestro pe-queño granito de arena al monográfico que estáis preparando sobre él, dando a conocer y poniendo a disposición de todos los lecto-res, los títulos que podrán encontrar en la bi-blioteca de este gran escritor. Son los siguien-tes: Los santos inocentes El Camino El hereje Cinco horas con Mario Señora de rojo sobre fondo gris Diario de un jubilado El príncipe destronado

Yolanda Álvarez Filgueras , bibliotecaria

MIGUEL DELIBES EN LA BIBLIOTECA DE LAS MAJADAS

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Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 El pipirigallo

MIGUEL DELIBES EN LA BIBLIOTECA DE SOTOS

En la biblioteca de Sotos disponemos de los siguientes libros de Miguel Delibes: - El camino

- El príncipe destronado - Cinco horas con Mario - Tres pájaros de cuenta

En el taller de lectura no hemos leído nada, pero no es mala idea. Les preguntaré a los niños si quieren participar en un taller de lectura de Miguel Delibes.

Mónica Mayordomo Ramos, bibliotecaria

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

MIGUEL DELIBES EN LA BIBLIOTECA DE TRAGACETE

¡Hola! De Miguel Delibes Setién sólo tenemos dos libros: Los Santos Inocentes y El Camino. Os enviamos dos fotos del interior de la biblioteca y otra de la fachada del edificio donde nos encontramos. La biblioteca y el Centro de Internet están en la primera planta. Tenemos ascensor. Y, la verdad, es que disfrutamos de unas vistas preciosas desde aquí.

Rosario Mondaray López, bibliotecaria

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Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 El pipirigallo

MIGUEL DELIBES EN LA BIBLIOTECA DE VILLALBA DE LA SIERRA

Con motivo de la reciente denominación del C.R.A de Villalba de la Sierra con el nombre de Miguel Delibes desde la Biblioteca Municipal nos sumamos a este acontecimiento con una pequeña bibliografía de las obras que de este autor están a vuestra disposición en la colección de la biblioteca:

El príncipe destronado con dibujos de Adolfo Delibes de Castro a los cuatro años. El Hereje Cinco horas con Mario El camino Mi idolatrado hijo Sisí

Alfonso Massó Cobo, bibliotecario

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

MIGUEL DELIBES EN EL BIBLIOBÚS En el Bibliobús hay obras de Miguel Delibes de forma permanente. No obstante, poco

después de su muerte, pusimos un centro de interés dedicado a él y a su obra. Así, de alguna manera, le rendíamos un homenaje. El hecho de incorporar más obras del autor hizo despertar el interés de los usuarios que, para algunos de ellos, eran desconocidas.

En cuanto al listado de obras, podemos encontrar El camino, Cinco horas con Mario, Cas-tilla, lo castellano y los castellanos, El hereje, La hoja roja, Madera de héroe, Mi idolatrado hijo Sisi, Un mundo que agoniza, Mi querida bicicleta, Las ratas, Los santos inocentes, Señora de rojo sobre fono gris, Siestas con viento sur, La sombra del ciprés es alargada, Tres pájaros de cuenta; y tres cuentos olvidados, El último coto, Viejas historias de Castilla la Vieja, La tierra herida: ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? ( éste está escrito en colaboración con su hijo Miguel Delibes de Castro )

Manuel Blanco Albalate, conductor del bibliobús

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Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011 El pipirigallo

CITAS CÉLEBRES De entre las citas célebres y frases ingeniosas que hemos encon-trado de Miguel Delibes, hemos selec-cionado las siguientes: *Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo. *Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído El Quijote. Cer-vantes cuando lo escribió, aún no lo había leído. *Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspec-tos de mi vida. *A favor del pueblo llano de su Castilla: Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo.

*Cuando a la gente le faltan músculos en los brazos, le sobran en la lengua *Una gran verdad para todos aquellos que lo pretenden: Escribir para niños es un don, como la poesía, que no está al alcance de cualquiera. *La novela es un intento de exploración del corazón humano a partir de una idea que es casi siempre la misma contada con diferente entor-no. *Permitamos que el tiempo venga a buscarnos en vez de luchar contra él.

Esta caricatura nos ha parecido muy simbólica y diverti-da… ¡ojalá todos los que disparan en el mundo lo hicie-sen con municiones de FLORES!

Aradia, Milena, Alba, Ainhoa, Belén, María, Cristian, de Valdemeca y su tutora Elena

Alejandro Dolz, Director del CEP de Cuenca

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El pipirigallo Año XI. EXTRA Núm. 7. Mayo 2011

PASATIEMPOS

D I A R I O D E U N C A Z A D O R M

T E R M O C I L E E R T F O X C I G

G A F U B B U H I A F P D U C Q B H

D I A R I O D E U N J U B I L A D O

J O O V Z G S R O A A O D E D A D V

N P I F F F A E S A T A R E A L O S

L A S R A T A S B D E T T H T O Y D

Z S G Y W E A I E J T G N E C U H E

A D F T G T C D E P I O N O R P L E

A F R E A I W R S A U V L A W M T L

W Y E R C F E S A S I L O R S A R C

E U S L E H A X Z D E R J E A A E A

E A E M L S E Z S F P E I D Z M D M

L T H E A A S C D V B G O A U Y C I

A J A M I E L O A J A T R O M A L N

C I N C O H O R A S C O N M A R I O

SOPA DE LETRAS Encuentra DOCE obras de Miguel Delibes

Sabías que… Miguel Delibes tardó tres años en escribir El Hereje y en cambio El Camino lo escribió en tan sólo ¡tres semanas!

T R A B A L E N G U A S

El libro está enmigueldeliberado

¿Quién lo desenmigueldeliberará?

El desenmigueldeliberador ,

que lo desenmigueldelibe,

¡BUEN DESENMIGUELDELIBERADOR SERÁ!

R E L A C I O N A los personajes con las obras en las que aparecen.

1.Daniel, El mochuelo

2.El Nini 3.Quico 4.Ana 5.Azarías

I. Las ratas II. Mujer de rojo sobre

fondo gris III.Los Santos inocentes IV. El Camino V. El príncipe destronado

C O L O R E A EL CÁRABO

M I

G

U E

Z D

E

L

L I

B E

S

Hay ocho letras intrusas en el nombre del CRA

T

V R

H X A O

Pasatiempos realizados por Andrea, Paola, Ja-vier, Irene, Laura, Mar-ía, Iván, Lucía, de Vega del Codorno y su tutora Ana Belén. Gabriel, Alejandro G, Marcos, Paula, Ainara, Mateo, Adrián, Alejandro S, Sergio, Inés, Achraf, Andrea, Alejandro R, de Villalba de la Sierra y su tutora Sonia. Y María Jesús Roldán, itinerante de inglés.

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Dibujo realizado en memoria de Miguel Delibes por Marisol Ferrer Caja, licenciada en Bellas Artes y ex-profesora de inglés del CRA