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NUEVAS CONFIGURACIONES EN EL TRAYECTO DE LAS
PRÁCTICAS DE LA ENSEÑANZA EN LA FORMACIÓN DE PROFESORES
Griselda Leguizamón, María Mercedes López, Miriam Emilia Medina. Carreras de Profesorado,
Universidad Nacional de Quilmes. [email protected], [email protected],
Propósitos iniciales
A mediados del 2008, la Universidad Nacional de Quilmes realizó la apertura
de nuevas carreras de formación de profesores en Comunicación Social, Educación y
Ciencias Sociales para los niveles Secundario y Superior. La carrera de Profesorados
posee dentro de organización curricular, el espacio de Prácticas de la Enseñanza,
pensado y desarrollado mediante el trabajo colaborativo de un equipo de Profesores,
quienes consideran a las prácticas docentes como prácticas profesionales, pensadas en
los términos epistemológicos de Ardoino (2005: 35) como un “camino-caminante que
requiere de acompañamiento y ser acompañado” toda vez que acompañamiento y
camino marchan juntos y nos hablan de sujetos.
Desde esta perspectiva, los sujetos formadores, posicionados en una
concepción de Educación que implica capacidades para la transmisión de contenidos y
que sitúan a las prácticas dentro del paradigma de la complejidad, definiendo a las
mismas como construcciones inciertas, modificables e históricas articuladas entre las
necesidades del contexto y las contingencias singulares de cada centro educativo. En
este sentido, el equipo docente de Prácticas de la Enseñanza, encuentra de mayor
relevancia manifestar un abordaje de las problemáticas educativas detectadas en las
Instituciones desde un diálogo crítico que prevea y sustente la futura inserción de los
estudiantes. De este modo, se arbitran decisiones pedagógicas para que los sujetos en
formación profesional puedan constituirse en sus roles comprendiendo el valor de una
enseñanza comprometida con las distintas facetas de la realidad social, que enmarcan a
las instituciones de nivel medio y superior dentro de un área poblacional del conurbano
bonaerense.
A partir del extenso relevamiento bibliográfico realizado, de las experiencias
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individuales como profesores formadores de cada uno de los miembros del Equipo1 y
teniendo en mente que la formación profesional del profesor no se da por simple
inmersión en las instituciones educativas sino que necesita de condiciones y dispositivos
de formación especialmente diseñados y evaluados, se propone utilizar en el espacio de
Prácticas de la Enseñanza, una serie de dispositivos. Los mismos presentan distintas
finalidades, entre ellas la construcción y socialización de las prácticas, el
acompañamiento y tutorías, la formación de la identidad profesional, viabilizar la
participación de los estudiantes en talleres interinstitucionales, en talleres de Educación
No Formal y de Educación Sexual, y el favorecimiento de la generación de
competencias comunicativas profesionales que incluyan aportes de las TICs.
Entendemos por dispositivo “lo que dispone y lo que se pone a disposición,
posibilita crear y desarrolla” (Souto, 1999: 7) mediante un trabajo que introduce lo
técnico y la relación teoría-práctica. Así planteado, podemos precisar un dispositivo
como una configuración que ejerce autoridad pedagógica y que propicia un análisis
pautado de dicha autoridad pedagógica. Este último hecho impulsa deliberadamente la
materialización de la creatividad apuntando a la transformación del habitus profesional,
habilitado y sostenido por la toma de conciencia enmarcada en la práctica reflexiva
(Perrenoud, 1995).
De esta manera, los dispositivos quedan presentados como “espacios,
mecanismos, engranajes o procesos” (Sanjurjo, 2009) que proveen o asisten en el
planteo de alternativas de intervención en un proyecto o en la resolución de ciertas
problemáticas, y que, consecuentemente, provocan transformaciones que han podido
ser anticipadas o no.
Entre los dispositivos mencionados y debido al cumplimiento de la extensión
máxima requerida para este relato de experiencias, privilegiaremos la descripción
narrativa de los dispositivos de:
a) la construcción reflexiva de las prácticas y su socialización,
b) el acompañamiento y las tutorías
1 El Equipo docente de Práctica de la Enseñanza 2010, se encuentra conformado por Leguizamón
Griselda; López, María Mercedes; González, Marcela; y Medina Miriam. E y pertenece a las Carreras de
los Profesorados en Ciencias Sociales, Comunicación Social y Educación de la Universidad Nacional de
Quilmes ubicada en Bernal, Provincia de Buenos Aires.
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c) el de despliegue de las competencias comunicativas profesionales con la
inclusión del aporte de las TICs.
La realización de la experiencia y los dispositivos de formación
a) La construcción de las prácticas y su socialización
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sostienen que la Formación docente apunta por sobre todas las cosas, a la generación de
un saber producto de la reflexión sobre el acontecer en el aula. Para ello, proponen
estrategias que permitan desarrollar competencias y habilidades orientadas a la
indagación y mejora de sus propias prácticas.
Las formas de trabajo cooperativa, en parejas y en equipos, facilitan la
interiorización progresiva sobre conductas de explicación, de anticipación, de
justificación, de interpretación, exteriorizadas mediante el diálogo (Perrenoud, 2006).
En el espacio de Prácticas de la Enseñanza los estudiantes planifican y realizan
micro clases a sus compañeros, luego confeccionan matrices y efectúan la co y la auto-
evaluación de las mismas. Posteriormente, realizan observaciones densas de varias
clases en el ámbito en el que van a practicar, un curso de escuela secundaria y otro de
nivel superior no universitario. En este registro de observación van a recolectar, en
primer lugar, datos sobre “lo que sucede” con el fin de establecer un diagnóstico. En
segundo lugar, los estudiantes tendrán en cuenta en el análisis de estos datos recogidos,
sus interpretaciones y percepciones subjetivas. Es el momento de narrar “lo que me pasa
con lo que sucede”. En último lugar, esbozan una respuesta a la pregunta ¿qué haría yo
para mejorar lo que sucede? cumplimentando el aspecto crítico-propositivo, delineando
en prospectiva una propuesta didáctica que se llevará a la práctica real en ese curso.
A través de la discusión grupal que se produce al compartir este instrumento
con sus compañeros y profesores formadores, se trabaja en la explicitación de todas las
evidencias e indicadores que permitan conocer lo “implícito” de la vida institucional de
las instituciones destino, hasta alcanzar, trabajando de lo macro a lo micro, el análisis
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del contexto áulico. Al anotar sus intenciones de enseñanza, los practicantes socializan
sus propósitos didácticos dentro del grupo de formación. Esta situación trae aparejada
dos consecuencias: una extensiva retroalimentación de sus pares ante las propuestas
didácticas y la posterior evaluación de las mismas de acuerdo a su nivel de viabilidad en
las prácticas concretas.
Se trabaja el concepto de retroalimentación con el foco puesto en las
propuestas actuales pero tendiendo redes al futuro dado que las mismas serán puestas en
acción en las prácticas reales y así, sus mejoras, sus ajustes, productos de la
retroalimentación recibida por sus pares y profesores, podrán ser evaluadas nuevamente.
De este modo, se pondrán en evidencia qué decisiones han tomado cada uno de los
estudiantes con la información que recibieron a través de la retroalimentación, si la han
tenido en cuenta para modificar sus propósitos y al mismo tiempo, si esta
retroalimentación ha podido ser comunicada en forma clara tal que estimulara y
orientara las modificaciones que pretendía que fueran realizadas, es decir, si ha sugerido
manifiestamente cómo mejorar estas propuestas. Tal como lo explicita Anijovich (2010:
138): “en este proceso es necesario el diálogo cuya intencionalidad consiste en
proporcionar un contexto para el aprendizaje reflexivo…”.
Con este y otros trabajos comienzan a reflexionar y poder comunicar
cuestiones vinculadas a la construcción de la identidad profesional docente.
Transcribimos a continuación algunos ejemplos que ilustran estos momentos,
expresados en los registros de los estudiantes:
… (la observación) nos aportó la posibilidad de considerar que no podemos hacer una biografía
escolar anticipada de los estudiantes (…) en base al desempeño de los mismos cuando están
bajo la autoridad del profesor orientador; ya que, por lo que pudimos observar, con él la clase
se dividía en dos momentos, uno expositivo y otro práctico (…) En cambio, cuando nosotras
llevamos a cabo nuestras clases pudimos comprobar que (…) los estudiantes trabajan con
mucho entusiasmo y hasta tuvimos que apelar a las actividades que habíamos previsto como
complementarias.
Encontramos interesante analizar este relato, vinculándolo con lo atribuible a los escenarios
(…) Esta primera observación me recuerda un texto donde los autores describen el escenario
en el que ocurre la enseñanza “definido por el tiempo disponible para la tarea, el espacio en que
se desenvolverá y el agrupamiento o la forma en que estarán distribuidos los alumnos dentro de
ese espacio.” (Gvirtz y Palamidessi, 1998:202) Nada pudo hacer esta profesora respecto al
tiempo disponible y las contingentes suspensiones de sus dos primeros días como suplente. El
espacio está dado, pero viendo como se sentaron los chicos, recordando que estos autores
manifiestan que “los agrupamientos fijos tienden a crear estereotipos” buscaría la forma de que
otra distribución les ofreciera la oportunidad de jugar otros roles (…) la primera modificación
que haría (…) seria la ubicación de los escritorios en círculo o semicírculo (…) sentándome yo
misma en él, como los estudiantes.
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Después de conocer el origen e ideología de la institución buscaría relacionar el tema a abordar
con la historia del Che Guevara y la lucha de la escuela por llevar su nombre…”
(los alumnos) no utilizan manuales ni fotocopias. Todo lo que los estudiantes tienen en sus
carpetas fue dictado por la docente. (…)” Como comenta Davini en “Métodos de Enseñanza”:
“La enseñanza no solo requiere de actores, sino también de un ambiente de enseñanza que
incluya recursos, como andamios de apoyo al aprendizaje. Considero en este punto que se le
debería dar la oportunidad al estudiante de enfrentarse a un texto y realizar su interpretación
del mismo…
Como puede inferirse de los ejemplos presentados, el trabajo de Observación
apunta a que los practicantes logren diseñar, desarrollar y evaluar propuestas didácticas
alternativas, creativas, estratégicas y situacionales en los grupos designados para sus
prácticas, hecho que realizan, al igual que las prácticas, en un trabajo por parejas
pedagógicas.
Retomando el concepto de dispositivo, los utilizados en el espacio tienen como
principal herramienta comunicacional al diálogo. Nicholas Burbules en uno de sus
libros, plantea la existencia de cuatro tipos de dialogo: como conversación, como
indagación, como debate y como enseñanza. Sin detenernos demasiado en las
definiciones, en este apartado nos centraremos en dos de ellos de acuerdo a su
potencialidad pedagógica, para poder reflexionar sobre las prácticas docentes. “Un
diálogo inclusivo-divergente tiene dos características: un espíritu en general cooperativo
y tolerante, y una orientación hacia el entendimiento mutuo. No necesariamente tiene
como meta el acuerdo o la conciliación de las diferencias. Iniciamos un diálogo de esta
clase cuando estamos fundamentalmente interesados en comprender la visión y las
experiencias de nuestro interlocutor en el diálogo” (Burbules 1999: 5)
Consideramos que una de las mayores herramientas comunicacionales en la
enseñanza en general y el en espacio de Práctica de la Enseñanza en particular, es el
diálogo como forma de relación y a la vez, de acercamiento a los sujetos del acto
educativo en el despliegue de sus prácticas. Al mismo tiempo, constituye parte y
fundamento del espíritu investigativo en estudiantes y docentes.
El dialogo como indagación “…Un diálogo inclusivo-convergente tiene como
meta dar respuesta a una pregunta específica, resolver un problema específico o
solucionar una disputa determinada; es convergente porque su meta es producir un
resultado aceptable para todos” (Burbules 1999: 7)
Acercamiento, conciliación, comprensión, no se oponen en la búsqueda y
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concreción de respuestas, pero solo estas últimas serán consistentes y satisfactorias para
los sujetos cuando sean producto del dialogo como instancia de concreción de
aspiraciones, conocimientos y proyecciones.
En los talleres de orientación sobre la práctica, que es como denominamos al
encuentro semanal con los estudiantes, es donde estos dispositivos que mencionamos se
concretizan en parte. El desarrollo de procesos de reflexión y análisis sobre los procesos
de práctica en los que están inmersos, propician a partir de situaciones vivenciadas por
los estudiantes como problemáticas, ponen de manifiesto las tensiones, contradicciones
y bondades que subyacen en los mismos. Consideramos que este tipo de trabajo,
contribuye a la modificación de las propias prácticas.
b) El acompañamiento y las tutorías
Desde el Equipo docente Se pensó en organizar el trabajo por parejas
pedagógicas pensando en que esta modalidad de acompañamiento por pares haría
propiciar la confrontación tanto de sus propias representaciones con respecto a la
enseñanza como de sus prácticas áulicas, y lograrían así, la toma de conciencia sobre
sus actuaciones. Retomamos en este punto la noción de acompañamiento pedagógico
sustentada por Ardoino (2005:53) para definir al acompañamiento como una relación
con un compañero quien es “un otro con el cual no nos encontramos en un plano de
igualdad pero dónde cada uno tiene su dignidad”. Para que la toma de conciencia tenga
lugar, tanto las parejas pedagógicas como el clima del Taller de acompañamiento y los
tutores deben funcionar estableciendo un clima de respeto, de confianza y contención.
(Perrenaud, 2006).
El dispositivo de acompañamiento y tutorías comprende también la
formulación de espacios destinados a consultas de los estudiantes e intercambios con
sus docentes sobre el contenido disciplinar pero sin dejar de fomentar el apoyo y la
cohesión de las parejas pedagógicas al enfrentar el trabajo áulico de poner en acción un
proyecto común.
Así, relata un estudiante: “(…)El dúo pedagógico es una experiencia nueva y
permite un trabajo de andamiaje entre ambos practicantes en el acto de soñar la clase,
pensar, analizar, compartir, advertir los posibles problemas, encarar otros caminos,
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animar.”
Finalmente, se busca favorecer el intercambio de estos proyectos por parejas
con el resto del grupo fomentando la coherencia de los mismos con en el encuadre
teórico-metodológico sostenido dentro del espacio de Prácticas tendiente a formar a los
futuros profesores en la práctica reflexiva de sus experiencias y en la implicación crítica
que posibilítela democratización de la cultura (Perrenoud, 2001).
Observar al otro y verse observado por un compañero, un colega habilita la
interrogación mutua y alternada, más rica y compleja que la que tiene lugar en un grupo
de discusión, ya que se comparte la experiencia desde dos miradas distintas e
independientes, en la que el observador percibe otras acciones, otras circunstancias que
suceden fuera del registro de su pareja pedagógica, quien está efectuando su práctica y
siendo observada. Esta situación ofrece, a su turno, a ambos practicantes, una ocasión
inmejorable para descubrir el distanciamiento entre lo que cada uno realiza y lo que
piensa que realiza.
Relata S. acerca del dúo pedagógico:
Esta experiencia está resultando un acontecimiento en términos de potencia y practicidad.
Refiero a potencia como un atributo merecido para el espacio de las prácticas (…) En cuanto a
practicidad, se trata de la posibilidad de pensar, planificar y evaluar desde dos miradas,
distintas y complementarias. La tarea del practicante (o el docente) se transforma de práctica
solitaria en tarea de equipo. La colaboración apunta a dividir los esfuerzos pero al mismo
tiempo multiplica las opciones, surgen más ideas, se registra desde diferentes ópticas y existe
cierto disfrute en la reflexión y evaluación.
Al enseñar por parejas pedagógicas, cada uno de sus miembros es conducido
inevitablemente en algún momento de ese encuentro frente a los alumnos, a
cuestionarse ¿qué estrategias hubiera usado yo? (en lugar de las que puso en práctica su
compañero). De este modo, es un ejercicio de ponerse en la mirada del otro. En este
sentido, algunos relatan: “Observo que responden y se preocupan por ejemplificar de
acuerdo a las consignas dadas. Les cuesta empezar pero después se enganchan y
participan activamente de la clase.” “(…) Esta práctica consta de mayores actividades
pues analizamos junto a mi compañera que el grupo daba para mayores exigencias en la
labor diaria.” (S.DV y A. R.)
Retomaremos aquí al dialogo entendido como debate “Un diálogo crítico-
divergente posee un espíritu marcadamente cuestionador y escéptico, pero no es
necesario que su meta sea el acuerdo o la conciliación de las diferencias…” “El espíritu
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de debate de esta forma…” de diálogo reside en que procura comparar los méritos de
puntos de vista distintos desde las posiciones más fuertes de que se dispone…”
(Burbules 1999: 8)
Lo interesante de este planteo, en cuanto a las ventajas que marca en relación a
la reciprocidad entre dos colegas de igual rango, propicia un reconocimiento a la
necesidad de contar con referentes que aconsejen y orienten los procesos formativos de
los practicantes. En la formación inicial encontramos esta tarea encarnada en los tutores:
profesores formadores, a cargo del Taller de acompañamiento de las prácticas, y
profesores orientadores, docentes a cargo del grupo clase en las escuelas destino de las
prácticas.
Los estudiantes reflexionan en sus escritos:
(…) Valoro en mi caso también la ayuda de los docentes y compañeros, es por eso que
considero importante lo dicho por Antelo y Alliaud cuando hablan del oficio de enseñar (…)
“Uno se forma al formar parte de la vida de un grupo de colegas que trabajan (…) Un objetivo
común, una decisión compartida, objetiva, da seguridad y tranquiliza. Un nosotros (…) le da
sentido y pertenencia a la experiencia educativa y nos recuerda que no estamos solos. (A. R.)
No puedo olvidar la expresión de sorpresa y felicidad que apareció en el rostro de S. cuando los
alumnos le preguntaron si ella misma había preparado los materiales didácticos especialmente
para ellos, para esa clase, y le brindaron su reconocimiento. Tal vez nunca se le había ocurrido
que los alumnos apreciaran su compromiso y dedicación por la enseñanza; jamás se había
detenido a pensar que lo que para ella eran materiales necesarios para armar una clase,
significaran tanto para esos estudiantes. (Tutora)
(…) dentro de cada grupo los alumnos adoptan diferentes roles siguiendo las indicaciones del
docente, reflexionan y consultan antes de completar o responder las consignas. Una alumna
explica a sus pares lo que deben hacer y confirma con la profesora su interpretación. (…) los
alumnos elaboran sus propios afiches seleccionando la información, imágenes e incluyendo
aportes personales (…) En conclusión, se establece un buen vínculo entre alumnos-profesora
donde predomina el respeto, los valores y los derechos de todos, permitiendo la participación y
reconociendo la diversidad. (Profesora orientadora).
Retomaremos aquí el dialogo entendido como enseñanza”…Un diálogo crítico-
convergente exige recurrir a preguntas críticas del mismo tipo que las de un diálogo
crítico-divergente, pero con un objetivo distinto. En un diálogo de esta clase, el
propósito de las preguntas, y de otros enunciados, es hacer que la discusión avance
hacia una conclusión determinada…” (Burbules 1999:9) Además como manifiesta
Perrenaud, en una práctica acompañada, en contra de la simetría de roles, cada uno de
los tutores cuenta con diferentes ocasiones de observar a los practicantes y ¿por qué no?
de aprender del otro.
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c) El despliegue de las competencias comunicativas profesionales con la inclusión
del aporte de las TICs.
Consideramos que parte de este acompañamiento puede enriquecerse
implementando una serie de acciones comunicativas y el intercambio fluido semanal,
personal y mediado con los estudiantes. Se contemplan, en consecuencia, no sólo los
aspectos pedagógico-didácticos sino también los políticos-ideológicos,
comunicacionales y/o curriculares, tendientes a que los futuros profesores desarrollen
una enseñanza comprometida con la realidad social y una plena socialización
profesional en las instituciones educativas en las que se inserten.
Numerosos autores han desplegado reflexiones en torno al diálogo en las
prácticas educativas, entre ellos la conocida y vasta obra de Paulo Freire, quien señalaba
al diálogo dentro como “liberador” o posibilitador para la construcción de los
aprendizajes.
Otro autor consultado por docentes y estudiantes, generalmente, muchas veces
citado en artículos sobre Educación a Distancia, es Nicolas Burbules, quien le atribuye
al diálogo un significado de enseñanza”…Un diálogo crítico-convergente exige recurrir
a preguntas críticas del mismo tipo que las de un diálogo crítico-divergente, pero con un
objetivo distinto. En un diálogo de esta clase, el propósito de las preguntas, y de otros
enunciados, es hacer que la discusión avance hacia una conclusión determinada…”
(Burbules: 1999: Pág. 9). Para este autor el diálogo y las preguntas reflexivas son las
que propician en los estudiantes un pensamiento autónomo.
Siguiendo esta línea reflexiva, como equipo docente consideramos revalorizar
el diálogo en el aula (entre docentes y estudiantes) y en sus numerosas variantes, pues
consideramos que la utilización de esta herramienta comunicacional es generadora de
encuentro, de acercamiento y de escucha dispuesta en dispositivos creados para tal fin.
Actualmente existe una necesidad de profundizar la reflexión sobre el modo de
aprender y organizar el aprendizaje y a se producen cambios que conllevan a
transformar las instituciones tradicionales dedicadas a la educación, los modos de
pensar y las prácticas sociales. En este sentido, los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías transforman los procesos didácticos y pueden propiciar nuevas
estrategias para lograr aprendizajes significativos y e interacciones mucho más efectivas
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con los estudiantes. De acuerdo a lo que venimos expresando, nuevas formas de
dialogar mediadas por las tecnologías.
Edith Litwin señalaba en uno de sus artículos2 cuál es el papel de las
tecnologías aplicadas en la enseñanza. Retomaremos algunas de las metáforas expuestas
en dicho artículo para manifestar las razones por las cuales nos encontramos a lo largo
del año en curso, con la necesidad de incluir las NTICS en el espacio de Prácticas de la
Enseñanza.
Las tecnologías no pueden resultar para los estudiantes ni para los profesores
“Piedras en el camino”, por el contrario, deben significar apoyos o ayudas, lugares en
donde se puedan hallar posibles soluciones e inclusive, su uso puede ayudar a identificar
posibles errores en vistas a mejorar las prácticas y a generar nuevas estrategias
aplicables al campo de las prácticas.
Las tecnologías no constituyen simplemente “Un atajo”, pues si lo pensáramos
de esta manera, estaríamos simplificando el valor potencial de su uso por parte de los
estudiantes, futuros docentes quitándoles la posibilidad de pensar e incorporar en sus
clases y a futuro el uso de las mismas como parte de la cotidianeidad.
Pensamos entonces al uso de las Nuevas tecnologías como “puentes” que
ayudan a atravesar lugares de difícil acceso. Uno de estos puentes como diría Litwin,
diseñado para facilitar la conversación de manera mediada por la tecnología, fue la
creación de un blog institucional perteneciente a la asignatura. Utilizamos una
herramienta gratuita del paquete Google (blogger) de fácil manejo en donde pusimos a
disposición el programa, la bibliografía digitalizada, videos relacionados con la
docencia, información académica asociada y agenda de congresos y jornadas. Hasta el
momento es otro dispositivo más que se suma a los que se venían utilizando para las
observaciones, seguimiento, evaluaciones de las prácticas, sin embargo presenta un
abanico de posibilidades para el tratamiento del contenido, relatos de experiencia, co
evaluaciones, información pertinente, información recreativa, interacción con las nuevas
tecnologías, un nuevo espacio de comunicación a explorar. De este modo con la
creación de este blog, construimos un puente es tecnológico y nuestro desafío es lograr
como docentes de la asignatura, trabajar con un dispositivo pensado para enriquecer la
2 “De caminos y puentes” Articulo presentado en el II Congreso de Educared, citado en la bibliografía.
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mirada y el espíritu investigativo de los futuros profesores, pues consideramos que en la
actualidad no podemos dejar de dialogar por fuera de las “formas tecnológicas de vida”,
mucho más aún, si sostenemos que dichas formas son las inciden en las distintas
concepciones del mundo, de la cultura en general y en los modos de aprendizaje.
Conclusiones preliminares
De acuerdo a lo desarrollado muy sintéticamente en este artículo, queremos
destacar que la inclusión de dispositivos de distinta índole y de un acompañamiento
tutorial han mejorado la fluidez en las relaciones y los aprendizajes en el espacio de
Práctica docente. Esta es una afirmación que no parte solamente desde el equipo
docente, sino que se observa en los registros de los estudiantes.
Si bien apuntamos a la importancia que la formación contemple los diferentes
tipos de diálogo: como conversación, como indagación, como debate y como enseñanza,
queremos señalar también que las mismas constituyen categorías conceptuales que
referencian nuestro análisis. La dimensión política e ideológica, atraviesa junto con las
anteriores, el hacer de cada sujeto en situación de práctica concreta.
Otra observación interesante es un cambio en las capacidades de los
estudiantes para comunicarse oralmente y por escrito, dado que las consignas, las
actividades, y otras producciones implican la apropiación de nuevas herramientas de
comunicación pertenecientes al ámbito profesional.
Debemos tener presente además, que en un contexto de aprendizaje mediado
por las NTICs, los estudiantes despliegan además de procesos de índole cognitiva, otros
de tipo afectivo y metacognitivo o de autorregulación y que el profesor cumple
mayormente un papel de orientador o tutor, otorgándole al practicante, casi totalmente,
el control de su propio aprendizaje (Mouri y Onrubia, 2008).
De este modo, el trabajo en el campo de Práctica de la Enseñanza tiene por
objeto la propuesta de actividades, en las cuales los futuros profesores experimenten
ideas que pongan en juego las nuevas tecnologías, para que posteriormente puedan
llevarlas al aula, tal como señalan las autoras, (Basabe y Cols: 2007) produzcan,
concreten y se apropien de “[ ] criterios básicos de intervención, es decir, aquellos que
le posibiliten la consecución metódica de sus fines con los medios más adecuados”.
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Adicionalmente al conocimiento de los contenidos que enseña, el docente
necesita contar con normas básicas generales para la acción práctica de enseñar, a partir
de las cuales pueda construir su propia experiencia”. Estos criterios básicos de
intervención se focalizan en la interactividad como estrategia didáctica fundamental, y
en el conocimiento de las distintas formas de operar culturalmente que las Nuevas
Tecnologías han instalado: el acceso y la motivación, la socialización en línea, el
intercambio de información y el conocimiento del currículum oculto y sus
implicaciones y consecuencias en la vida cotidiana y en la ampliación de la brecha
digital (Mouri y Onrubia, 2008).
A futuro prevemos continuar profundizando en los aspectos señalados
anteriormente pues la socialización permanente de las experiencias, la bibliografía, y
los materiales además ha permitido que se refuercen los vínculos, la solidaridad, el
trabajo cooperativo y la participación.
Entendemos que la educación concebida como derecho, tiene como premisa
trabajar en función de la universalidad. De este modo, la relación entre educación,
medios de comunicación y las nuevas tecnologías entendemos que merece ser pensada
como herramienta de inclusión. Es de público conocimiento que en la actualidad, no
todos tienen acceso a prácticas con medios y nuevas tecnologías, por lo tanto el trabajo
en las aulas virtuales es un acto incluyente y una contribución para achicar la
denominada brecha digital existente
La experiencia formativa de la práctica constituye una experiencia práctica
pero también teórica, y en el ida y vuelta de retroalimentación entre ambas esferas, es
que su carácter se vuelve singular. La práctica produce experiencia, y esa experiencia
transforma al sujeto de la práctica y transforma también su propia práctica. La reflexión,
el diálogo y el compromiso pedagógico sostiene nuestras intervenciones y por ende,
las de nuestros estudiantes, con los que construimos cotidianamente este hacer en las
prácticas.
Referencias bibliográficas
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Ardoino, J. (2005): “Complejidad y formación. Pensar la educación desde una mirada
epistemológica. ED Noveduk. Montevideo.
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Coll, C. y Moreneo C. (2008) Psicología de la educación Virtual. Ed Morata. Madrid
Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (1998): El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza,
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Litwin, E. (2005) “De caminos puentes y atajos. El lugar de la tecnología en la enseñanza”. II
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http://www.educared.org.ar/congreso/edith_disertacion.asp
Perrenoud, P. (1995) El trabajo sobre los “habitus” en la formación de los enseñantes. Análisis
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Perrenoud, P. (2001) s/d En Revista de Tecnología Educativa (Santiago-Chile), 2001, XIV, nº 3,
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Souto, M. (1999) Grupos y dispositivos de formación.
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