PATOLOGÍA OVINA DE LA ÚLTIMA DECADA EN URUGUAY

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PATOLOGÍA OVINA DE LA ÚLTIMA DECADA EN URUGUAY Fernando Dutra Quintela, DILAVE Miguel C Rubino, Laboratorio Regional Este, Avelino Miranda 2045, Treinta y Tres, Uruguay. Tel.: 44525059, email: [email protected] En la última década la producción ovina en Uruguay ha cambiado su rumbo productivo dramáticamente y con ello ha cambiado también el perfil o incidencia relativa de las distintas enfermedades en los sistemas productivos. A consecuencia de la crisis en el mercado internacional de la lana, las existencias ovinas cayeron de 25,6 millones de cabezas en 1991 a 8,2 millones en 2012 (DICOSE, MGAP). La caída se verificó en casi todas las regiones del país, pero hubo una marcada regionalización de la producción ovina que se concentró mayormente en los suelos basálticos del norte del país y en la penillanura cristalinas del Este, donde el ovino ocupa los suelos más pobres, de escasa aptitud pastoril y con una inversión en mejoramientos forrajeros por debajo del promedio nacional (Salgado, 2004; MGAP-DIEA, 2012). Paralelamente hubo un cambio en la composición del stock, que pasó de uno claramente lanero con gran cantidad de capones y ovejas adultas, a uno de perfil más carnicero, más joven, con predominio de ovejas de cría y corderos (Montossi y col. 2005). En la actualidad, la producción ovina se encamina hacia sistemas productivos más diversificados y especializados, de lanas finas o superfinas y carne ovina en las regiones más extensivas, y sistemas criadores e invernadores de corderos pesados tipo SUL (que se ha convertido en el principal producto de carne

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PATOLOGÍA OVINA DE LA ÚLTIMA DECADA EN URUGUAY

Fernando Dutra Quintela, DILAVE Miguel C Rubino, Laboratorio Regional Este,

Avelino Miranda 2045, Treinta y Tres, Uruguay. Tel.: 44525059, email:

[email protected]

En la última década la producción ovina en Uruguay ha cambiado su rumbo productivo

dramáticamente y con ello ha cambiado también el perfil o incidencia relativa de las

distintas enfermedades en los sistemas productivos. A consecuencia de la crisis en el

mercado internacional de la lana, las existencias ovinas cayeron de 25,6 millones de

cabezas en 1991 a 8,2 millones en 2012 (DICOSE, MGAP). La caída se verificó en casi

todas las regiones del país, pero hubo una marcada regionalización de la producción

ovina que se concentró mayormente en los suelos basálticos del norte del país y en la

penillanura cristalinas del Este, donde el ovino ocupa los suelos más pobres, de escasa

aptitud pastoril y con una inversión en mejoramientos forrajeros por debajo del

promedio nacional (Salgado, 2004; MGAP-DIEA, 2012). Paralelamente hubo un

cambio en la composición del stock, que pasó de uno claramente lanero con gran

cantidad de capones y ovejas adultas, a uno de perfil más carnicero, más joven, con

predominio de ovejas de cría y corderos (Montossi y col. 2005). En la actualidad, la

producción ovina se encamina hacia sistemas productivos más diversificados y

especializados, de lanas finas o superfinas y carne ovina en las regiones más extensivas,

y sistemas criadores e invernadores de corderos pesados tipo SUL (que se ha convertido

en el principal producto de carne ovina del Uruguay) en las zonas más intensivas

(Montossi y col. 2005). Los precios de exportación y la faena de corderos crecen

continuamente, con el resultado de que los ingresos totales por exportación de carne

ovina son actualmente los más altos de la historia (INAC, 2013).

Estos cambios, notables en sí mismos, han tenido un impacto también notable en la

sanidad de las majadas, ilustrando un principio básico de la salud animal: si cambian los

sistemas productivos, cambia la incidencia relativa de las enfermedades en la población

(Schwabe y col., 1977). Con las transformaciones en los sistemas productivos, algunas

enfermedades crecen en importancia, otras disminuyen o desaparecen y otras patologías

pueden incluso aparecer por primera vez. La incidencia relativa es una información útil

que brindan los laboratorios regionales de diagnóstico que permite mostrar el

comportamiento de las enfermedades a largo plazo, establecer prioridades de

investigación, calcular el impacto productivo y económico de las enfermedades en una

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región, sugerir mejores métodos de control y fijar necesidades de extensión y

divulgación (Thrusfield, 1995). Para enfermedades raras o esporádicas los datos sólo

son de valor cuando son analizados en períodos extensos de 10 años o más

(Christianson, 1981). El área de influencia del Laboratorio Regional Este (DILAVE

“Miguel C. Rubino”, MGAP) comprende la penillanura cristalina del este y noreste del

país, sobre la Cuchilla Grande, donde predominan los predios ovejeros con

prácticamente el 34% (3.4 millones cabezas) del stock ovino nacional (DICOSE,

MGAP). El laboratorio registra sistemáticamente los diagnósticos de enfermedades

ovinas desde 1985.

En este trabajo se examina la tendencia histórica de los focos o brotes de enfermedades

ovinas registrados en el Laboratorio Regional de Treinta y Tres entre 1990 y 2012, y se

analizan los cambios en la incidencia relativa de las patologías ovinas en el mismo

período.

Tendencia histórica de diagnósticos

El número de focos de enfermedades de ovinos registrados en el Laboratorio Regional

de Treinta y Tres sigue casi exactamente el evolución del stock y la rentabilidad del

negocio ovino. Así, mientras que en los 90, acompañando la caída de las existencias

ovinas y el precio de la lana, las consultas al laboratorio cayeron sostenidamente desde

un máximo de 27 focos en 1991 hasta sólo 3 focos en 1999, entre el 2002 y 2012 las

consultas crecieron casi linealmente (Figura 1), pesar de que el stock continuó cayendo,

debido al mejoramiento de las expectativas, precios y rentabilidad de la carne ovina

Normalmente, las consultas al laboratorio están más fuertemente correlacionadas con

las expectativas y la rentabilidad del negocio ganadero que con la población animal

(Schwabe y col., 1977).

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Figura 1. Tendencia histórica de focos en ovinos (barras) y regresión polinómica (línea) entre 1990 y

2012 en la región Este de Uruguay. Se incluyen todos los brotes, con o sin diagnóstico final, de

enfermedades ovinas registrados.

Cambios en la incidencia relativa

Cuando se comparan los tipos de enfermedades diagnosticadas antes y después del

2002, se observa que las enfermedades parasitarias, que eran el 57.9% de los focos

registrados entre 1990-2002, cayeron a solo 27.8% en el período 2003-2012, mientras

que las enfermedades tóxicas aumentaron de 6.1% a 19.4%, las bacterianas de 16,7% a

26,9% y las multifactoriales de 8.8% a 12% (Figura 2). Se mantuvieron las

enfermedades víricas y los problemas metabólicos y nutricionales, mientras que solo se

modificaron levemente al alza las consultas por enfermedades congénitas/ hereditarias.

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Figura 2. Incidencia relativa de las enfermedades ovinas antes y después del 2002. Se incluyen

sólo enfermedades con diagnóstico final (etiológico).

Tipos de enfermedades ovinas diagnosticadas

En total se diagnosticaron 222 focos de enfermedades ovinas, 114 entre 1990-2002 y

108 entre 2003-2012 (Tabla 1). Estos son diagnósticos finales, es decir con resultados

etiopatológicos.

Enfermedades parasitarias

La caída en la frecuencia de las enfermedades parasitarias se debió básicamente a la

sarna ovina (Psoroptes ovis) -que prácticamente desapareció de los diagnósticos del

laboratorio al disminuir las categorías laneras (capones y ovejas adultas)- y a la

disminución significativa en la cantidad de brotes de nematodes gastrointestinales (23

vs 5) y distomatosis aguda (Fasciola hepatica) (12 vs. 5). La disminución en los

diagnósticos de estas últimas enfermedades es probablemente debida a la caída del

stock, la menor dotación ovina de los predios y/o a la masificación del uso de

saguaypicidas y endectocidas inyectables, entre otras causas posibles. En el caso

específico de la distomatosis aguda, la menor cantidad de focos es también debida al

repliegue de la producción ovina desde los campos llanos y húmedos del este (donde la

enfermedad es más frecuente) a las serranías y colinas del noreste. Por el contrario, en el

mismo período se triplicaron los diagnósticos de hemoncosis (Haemonchus contortus)

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(4 vs. 12 focos) que se convirtió en la principal enfermedad parasitaria diagnosticada

por el laboratorio regional en la última década. Castell y col. (2002) comunicaron hace

ya una década la identificación de una cepa de Haemonchus contortus (CIEDAG H1)

multiresistente a bencimidazoles, imidazotiazoles, avermectinas, salicilanilidas y

fenoles sustituidos, y advirtieron de la necesidad de rever las estrategias tradicionales de

control químico y buscar nuevos métodos de control basados en el manejo de pasturas

seguras, el uso de vacunas y la selección de animales genéticamente resistentes a la

infestación, entre otros. Otra enfermedad parasitaria que aumentó en la última década

fueron los abortos por Toxoplasma gondii (Toxoplasmosis), en este caso debido

probablemente a la intensificación de la producción de carne con una estructura de

majada esencialmente criadora y con ovejas de cría más jóvenes. Esta es una

enfermedad de importancia creciente en la producción ovina intensiva, y una zoonosis

importante, para la cual no existen vacunas en el país.

Enfermedades tóxicas

Las enfermedades tóxicas y las bacterianas han ocupado el lugar dejado por las

parasitarias en la última década. Las primeras aumentaron marcadamente tanto en

cantidad (6.1% a 19.4%) como en variedad, con la aparición de nuevas intoxicaciones

anteriormente desconocidas y otras viejas conocidas que aumentaron su incidencia.

Todas son causantes de brotes con altas mortalidades de animales. Se destacan la

intoxicación crónica fitógena por cobre en predios agrícola-ganaderos con engorde de

corderos pesados de razas carniceras (Texel, Corriedale) sobre praderas de trébol blanco

y rojo, la intoxicación por el hongo Ramaria flavo-brunnescens (BOCOPA) asociada a

los nuevos sistemas silvopastoriles bajo montes de Eucaliptus, y la intoxicación por

larvas de Perreyia flavipes y por Vernonia plantaginoides (V. squarrosa o “yuyo

moro”) ambas en los campos pobres de las serranías del Noreste. Tanto la intoxicación

Perreyia flavipes como por Vernonia plantaginoides son enfermedades desconocidas en

otras partes de mundo y descriptas por primera vez en la región Este de Uruguay.

Ambas son enfermedades que causan brotes severos con altas mortalidades. También se

diagnostica en los últimos años, y por primera vez en el país, el Geeldikkop o

Fotosensibilización asociada a la Colangiopatía por Cristales en borregos sobre campo

natural o praderas viejas invadidas por Panicum sp. En Sudáfrica, en donde la

enfermedad causa enormes mortandades en el Karoo, lugar de donde proviene el

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nombre de Geeldikkop (cabeza amarilla hinchada), la intoxicación es causada por

Tribulus terrestris.

Enfermedades bacterianas

Entre las bacterianas se destaca la aparición en los últimos años de brotes de septicemia

fulminante y Meningoencefalitis trombótica (TEME) por Histophilus somnus (Romero

y col., 2013). La septicemia fulminante está asociada con altos niveles de alimentación

y aparece como una enfermedad importante en corderos pesados sobre praderas.

También ha aumentado en los últimos años la Listeriosis (Listeria monocitogenes), que

ocurre en brotes con altas mortalidades y afecta categorías jóvenes a pastoreo sobre

campo natural, a diferencia de la enfermedad en bovinos que aparece esporádicamente y

afecta fundamentalmente animales de feedlot o suplementados con silo. La sensibilidad

del ovino, la mayor proporción de animales jóvenes en los predios y la existencia de

animales portadores pueden explicar la alta incidencia de la enfermedad en los últimos

años.

Enfermedades multifactoriales

Por último, entre las enfermedades multifactoriales se destaca el aumento de consultas

por problemas de mortalidad perinatal. La mortalidad de corderos es un asunto viejo,

que no tenía mayor importancia económica en los sistemas laneros, pero que al influjo

de sistemas de producción orientados a la carne ovina, la alta extracción y el

fortalecimiento de los precios de exportación, se ha vuelto crítico para mejorar el

procreo en los sistemas criadores e invernadores de corderos. En condiciones intensivas

de producción la mortalidad es difícil de disminuir más allá del 10%, aún cuando se

controlen las enfermedades infecciosas, se mejore la alimentación durante las etapas

finales de la gestación, o se implanten montes de abrigo en los potreros de parición,

entre otras de las muchas técnicas disponibles. La investigación nacional realizada en la

última década ha dado más énfasis al biotipo de los corderos y la diferencia en la

duración del parto entre las razas carniceras y laneras, demostrándose una asociación

significativa entre el tiempo de duración del parto y el equilibrio ácido-base del cordero

recién nacido, lo cual afecta su vitalidad y comportamiento y disminuye sus chances de

sobrevivencia (Dutra y Banchero, 2011).

En conclusión, los cambios en el stock, la estructura de las majadas y los sistemas

productivos ovinos en los últimos 10 años han ido acompañados de cambios marcados

en la incidencia relativa de las enfermedades de los lanares en Uruguay. La mayoría de

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las enfermedades parasitarias han disminuido, excepto la hemoncosis que ha

aumentado, y nuevas enfermedades tóxicas y bacterianas han aparecido o resurgido en

la población.

TIPOS DE ENFERMEDADES 1990-2002 2003-2013 TotalPARASITARIASSarna ovina (Psoroptes ovis) 24 0 24Gastroenteritis parasitaria (Trichostrongylus, etc) 23 5 28Distomatosis aguda (Fasciola hepática) 12 5 17Hemoncosis (Haemonchus contortus) 4 12 16Toxoplasmosis (Toxoplasma gondii) 0 6 6Cenurosis (Coenurus cerebralis) 2 1 3Otras 1 1 2

Total parasitarias 66 30 96TÓXICASIntoxicación fitógena por cobre 3 7 10Intoxicación por larvas de Perreyia flavipes 1 3 4Intoxicación por Ramaria flavo-brunnescens (Bocopa) 1 2 3Fotosensibilización y colangiopatía por cristales

(Geeldikkop)

0 2 2Intoxicación por Cestrum parqui 0 2 2Intoxicación por Halimun brasiliensis 1 1 2Intoxicación por Vernonia plantaginoides 0 1 1Otras 1 3 4

Total tóxicas 7 21 28BACTERIANASBronconeumonía y neumonías post-baño 4 5 9Clostridiosis varias (excepto tétanos) 2 5 7Listeriosis (Listeria monocytogenes) 0 6 6Absceso SNC 2 2 4Tétanos (Clostridium tetani) 2 2 4Septicemia en corderos y TEME por Histophilus somni 0 3 3Otras 9 6 14

Total bacterianas 19 29 48MULTIFACTORIALESAborto / Mortalidad perinatal 3 7 10Anafilaxis medicamentosa 6 3 9Otras 1 3 4

Total multifactoriales 10 13 23VÍRICAS, METAB/NUTR, CONG/HERED y NEOPLASIAS 12 15 27

TOTAL DE FOCOS 114 108 222

Tabla 1. Tipos de enfermedades ovinas diagnosticadas antes y después del 2002.

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REFERENCIAS

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http://www.mgap.gub.uy/DGSG/DICOSE/dicose.htm#DATOS

4. Dutra F, Banchero G. (2011). Polwarth and Texel ewe parturition duration and its

association with lamb birth asphyxia. J Anim Sci 89:3069-3078.

5. INAC (2013). Cierre, evolución, indicadores y determinantes del consumo de

carnes en Uruguay – 2012. Disponible electrónicamente en:

http://www.inac.gub.uy/innovaportal/file/8174/1/cierre_2012_mercado_interno.pdf

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impostergable. En: Seminario de Actualización Técnica: Reproducción ovina:

Recientes avances realizados por el INIA. INIA TREINTA y TRES - INIA

Tacuarembó. pp 1-15.

8. Romero A., Quinteros C., Marinho P., O´Toole D., Dutra, F. (2013).

Meningoencefalitis trombótica (TME) por Histophilus somni en ovinos en

Uruguay. Veterinaria (Montevideo) 49:38-47.

9. Salgado, C. (2004). Producción Ovina: Situación Actual y Perspectivas. En:

Seminario Producción Ovina: Propuestas para el Negocio Ovino. Paysandú. SUL,

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