PARÉNTESIS - Talleres de Escritura, Teatro y Pintura de ... · ... Taller de Escrituray Crítica...

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EL PERIÓDICO CULTURAL GRATUITO DISPONIBLE TAMBIÉN EN INTERNET PARÉNTESIS Año 1 Número 5 ¤ Septiembre-Noviembre 2008 ¤ 10000 ejemplares Lléneme, por favor Entrevista a Antonio Soler: El escritor habla de su forma de entender la escritura y nos reco- mienda un par de títulos. Pág. 8 Además, en este número: Vida de Flora, de Virgilio Piñera, y Sacando el hombro... de Julio César Jiménez, en pag. 2 Recuerdo, de Max Aub, y Primera luz, de Andrés Neuman, en pag.3 Carta de un viaje, a cargo de Rafael Caumel, y la música de Tom Waits, por Jorge Rosa, en pag. 4 Selección de un poema y cuatro microrrelatos entre los textos recibi- dos en nuestra redacción para Los lectores escriben, en pag. 6 Y las secciones Psicoanálisis y Escritura, Taller de Escritura y Crítica Literaria (en pag. 5), Espectáculos, Convocatorias de Concursos y Cartas de los lectores (en pag. 7). ISSN: 1989-1121 Nº 5

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EL PERIÓDICO CULTURAL GRATUITO DISPONIBLE TAMBIÉN EN INTERNET

P A R É N T E S I SAño 1 Número 5 ¤ Septiembre-Noviembre 2008 ¤ 10000 ejemplares

Lléneme, por favor

Entrevista a Antonio Soler:

El escritor habla de su forma deentender la escritura y nos reco-mienda un par de títulos.

Pág. 8

Además, en este número:

Vida de Flora, de Virgilio Piñera, ySacando el hombro... de Julio CésarJiménez, en pag. 2

Recuerdo, de Max Aub, y Primeraluz, de Andrés Neuman, en pag.3

Carta de un viaje, a cargo de RafaelCaumel, y la música de Tom Waits,por Jorge Rosa, en pag. 4

Selección de un poema y cuatromicrorrelatos entre los textos recibi-dos en nuestra redacción para Loslectores escriben, en pag. 6

Y las secciones Psicoanálisis yEscritura, Taller de Escritura yCrítica Literaria (en pag. 5),Espectáculos, Convocatorias deConcursos y Cartas de los lectores(en pag. 7).

ISS

N:

1989-1

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Poesía de Siempre

Virgilio Piñera

VIDA DE FLORA

Tú tenías grandes pies y un tacón jorobado.Ponte la flor. Espérame, que vamos juntos de viaje.

Tú tenías grandes pies. ¡Qué tristeza en el aire!¿Quién se mordía la cola? ¿Quién cantaba ese aire?

Tú tenías grandes pies, mi amiga en seco parada. Una gran luz te brotaba. De los pies, digo, te brotaba, y sin que nadie lo supiera te fue sorbiendo la nada.

Un gran ruido se sentía en tu cuarto. ¿A Flora qué le pasa?Nada, que sus grandes pies ocupan todo el espacio.Sí, tú tenías, tenías la imponderable amargura de un zapato.

Ibas y venías entre dos calientes planchas:Flora, mucho cuidado, que tus pies son muy grandes, y la peletería te contrata para exhibir sus hormas gigantes.

Flora, cuántas veces recorrías el barrio pidiendo un poco de aceite y el brillo de la luna te encantaba.De pronto subían tus dos monstruos a la cama, tus monstruos horrorizados por una cucaracha.

Flora, tus medias rojas cuelgan como lenguas de ahorcados.¿En qué pies poner estas huérfanas? ¿Adónde tus últimos zapatos?

Oye, Flora: tus pies no caben en el río que te ha de conducir a la nada, al país en que no hay grandes pies ni pequeñas manos ni ahorcados.Tú querías que tocaran el tambor para que las aves bajaran, las aves cantando entre tus dedos mientras el tambor repicaba. Un aire feroz ondulando por la rigidez de tus plantas, todo eso que tú pensabas cuando la plancha te doblegaba.

Flora, te voy a acompañar hasta tu última morada.Tú tenías grandes pies y un tacón jorobado.

Poesía de Hoy

SACANDO (DISCRETAMENTE) AL HOMBRODE SU SITIO UNA TARDE DE VERANO

Lanzar piedrassea quizáguardarlas en el aire,atribuirlesmordeduras de viento,proponerles una brevevida de asalto.

Lanzarlas sea quizáensayar nuevas técnicasde la ira, empeñar en las nubesun furibundogesto puntual,tensar las brisascomo bocas disponibles,heridas deseantes.

Hacerlo sería como sorprender ventiscas,como hacer del cielo una estrecha sima curva,como si se le diera a lo inerteuna inútil carrera prodigiosa:devastar el cielo con el hombro.

2 Paréntesis Septiembre-Noviembre 2008

Tasio Peña

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Periódico ParéntesisC/Sánchez Pastor, 1, 1ºDcha.

29015 MálagaTlf. 952 60 82 44

[email protected]

ISSN: 1989-1121

Depósito Legal MA-577-2008

Desarrollo y Dirección

Rafael Caumel

Asesoramiento

Antonio Almansa

Coordinación y publicidad

Lola Lorente

Gestión

Jorge Rosa

Redacción

Poesía de Siempre:

Mauricio Ciruelos

Montserrat López

Poesía de Hoy:

Mauricio Ciruelos

Montserrat López

Prosa de Siempre:

Rafael Caumel

Antonio Almansa

Prosa de Hoy:

Pablo Betancourt

Viajes y Literatura:

Rafael Caumel

Pedro Rojano

Música y Literatura:

Jorge Rosa

Psicoanálisis y Escritura:

Emilio Mármol

Taller de Escritura:

Rafael Caumel

Crítica literaria:

Antonio Almansa

Los lectores escriben:

Eugenia Carrión

Montserrat López

Espectáculos:

Plácido García

Convocatorias de concursos:

Pablo Betancourt

Cartas de los lectores:

Lola Lorente

Entrevista:

Lola Lorente

Maquetación y diseño gráfico

Diseño y Maquetación:

Rafael Caumel

Asistencia gráficos y maqueta:

Mauricio Ciruelos

Asistencia Imágenes:

Montserrat López

Pedro Rojano

Julio César Jiménez

Del poemario La sed adiestrada,ganador del XVI premio Ciudad de Las Palmas

Junto a María Zambrano, Roma, 1954

Prosa de SiempreRecuerdo, de Max Aub (Escribir lo que imagino, Editorial Alba, 184 págs., 12€)

Las jabalinas blancas alcanzaban atocar, a través de la persiana, sus nalgasde mapamundi. Algo muy claro se derre-tía detrás de la ventana. Al verme solo, elrectángulo de la cama de matrimonio mepareció un territorio demasiado vasto:Bianca había huido. Entró al cuarto debaño. Se oyó un fino correr de agua, laexplosión de la cisterna, una tos delica-da. Entonces la arquitectura barroca deBianca irrumpió de nuevo en el dormito-rio. Me preguntó si pensaba quedarmemucho rato. Yo le dije que haría lo queella quisiera. Bianca sonrió y se marchóa la cocina. Me impresionó verla descal-za. En realidad, no se había puesto nin-guna ropa al levantarse. Pero yo espera-ba que se pondría al menos unas pantu-flas, o esos diminutos calcetines rojosque ella suele usar, para saber si encon-traba alguna diferencia de temperaturaentre yacer conmigo y deambular por lacasa.De Bianca me gusta ese roce de bolsasde arena entre las ingles. Y me gusta elcompás desarreglado de las nalgas, quese vuelven tirantes como un arco cuandose agacha un poco. De espaldas, suscaderas se ofrecen ligeramente hundi-das para su robustez: allí donde unoesperaría ver sobresalir dos soberbiospanales, se le forman en cambio unosencantadores huecos que aparecen ydesaparecen mientras ella camina. Haceaños que conocía a Bianca, y años lleva-ba deseándola entera. Claro que, al prin-

cipio, yo había sido demasiado joven y nisiquiera podía soñar con un fracaso:debía conformarme con la fiebre silencio-sa de mi cuarto, imaginando un porvenirde palabras ardientes y sudores de bes-tias. Había crecido casi enfermo, mode-lando mi deseo por Bianca cada vez queme tocaba. Más tarde llegó la edad y sumomento. Con él llegaron también lasdudas: ¿cómo decírselo? Por fin cayóotro invierno sobre Roma. El frío meayudó a decidirme. Aquel año empecé acruzar algunas palabras con ella durantemis salidas nocturnas. La veíamos pasarpor la Vía Veneto y alzábamos nuestrasbotellas de cerveza, le gritábamos cosasy reíamos; yo deliraba. Necesitaba abrirel cofre de sus nalgas. Necesitaba respi-rar a Bianca.

Después, como suele decirse, todo suce-dió rápido. ¿Quieres café?, escuché que me habla-ba desde la cocina. Sí, gracias, contestéconcediéndome unos instantes más dedicha entre el desierto de la cama deshe-cha, hurgando en las sensaciones de lanoche anterior para traerlas hasta latibieza de aquella mañana en la que unhombre verdadero, con mi mismo nom-bre, había amanecido en lugar de aquelmuchacho temeroso. Me sumergí en unacosquilla flotante. El prepucio me ardíacon dulzura. Sentí una luminosidadsobre los párpados, un vacío de unossegundos y enseguida la mano deBianca sobre mi espalda, sacudiéndome,y un aroma tostado. ¿No me dijiste quequerías café?, vamos, lirón, despiértate.

Volví a abrir los ojos, fingiendo que pre-tendía incorporarme, y ella me acarició eldesorden del cabello mientras yo le mira-ba las pupilas oscuras de los senos:parecían dos platos para desayunar. Meincorporé con lentitud y ella me dejó unataza caliente entre las manos. Despuésvi que comenzaba a vestirse. Empezópor los pies. Se puso unos calcetinesrojos. Buscó un sujetador en un par decajones y enseguida, con disgusto, en elcanasto de mimbre del cuarto de baño.¿Sales?, le pregunté. Bianca se ceñía alpubis un triángulo negro de bordadosblancos. Sí, salgo ya mismo, contestó,así que si quieres tomarte ese café con-migo tendrás que hacerlo rapidito, ¿deacuerdo? Obedecí y me bebí el café dedos sorbos. La garganta se me encendió,como cuando tiempo atrás quería hablar-le a Bianca y no podía. Ella ya estabamaquillándose frente al tocador.Desnudo, calzado con las pantuflas deBianca, fui a orinar y tuve otra erección.¿Tanta prisa tienes?, dije. Con los labiosestirados y del color del día, sin dejar depintarse, me contestó que sí pero que nome preocupara. Yo clavé la mirada ensus zapatos negros de tacón de aguja.No te preocupes, cielo, repitió Bianca, yotengo que salir, pero tú quédate a tomarotro café si quieres. Simplemente déja-me el dinero ahí, sobre la cómoda, ycuando decidas irte, tira fuerte de lapuerta y comprueba que ha quedadobien cerrada.

Prosa de HoyPrimera luz, de Andrés Neuman (El último minuto, Ed.Páginas de Espuma, 13€)

Claro está que nosotros nunca hemostenido principios. Ni hay razón para quelos tuviéramos. Vivimos cerca de laplaya, en una casa de madera, con algu-nos pinos alrededor. Margarita se empe-ñó en ir a pasar sus vacaciones en lacasa de al lado. No es que esté cerca,pero como no hay otra que nos separe,somos vecinos. No hablábamos conellos, no por nada: no somos orgullosos,no. Ellos son negros, como nosotros, yno había pasado nada, pero no noshablábamos: cosas que suceden.Margarita se empeñó en ir, y fue. Yo noestaba tranquilo, ella se reía de mí. Por siacaso quedamos en que si algo le suce-diera, me llamaría.Ella no era fácil de colocar, con todo y serblanca: tenía mala reputación por el con-torno. Bueno. La cosa es que, al ir a laescuela, la dejé en casa de los Walter y

no entré en clase. Pasaron las horas yme reconcomía. Anduve por la playa,pasé frente a la casa y como no se veíaa nadie me puse nervioso. Miré a travésde la cerca de cañas: el jardín estaba tandescuidado y sucio como siempre, controzos de periódicos arrugados entre vie-jas latas de conservas abiertas y vacías,cubiertas de orín, tiradas entre maderosy yerbajos que crecían como podían porla arena llena de cascotes. Una palmeraesquelética, unos arbustillos de nada,unas gallinas picoteando.Por la noche no pude más y decidí quealgo había pasado. Cogí un gran trozo decarne cruda en la cocina y me fui acer-cando como un asesino al jardín de losWalter. Oí a Margarita cuchichear conalguien, que no podía ser otro queSóstenes, entonces les eché la carne, oícómo caía en el suelo, entre ellos.

Nunca me lo ha perdonado porque,según me dijo, estaba a punto de casar-se con Sóstenes, y mi trozo de carnedeshizo la boda. Cuando me pongo apensar en ello no acabo de comprender-lo, porque, ya lo dije, ellos no tienen pre-

juicios y esa carne era carne de res, untrozo cualquiera, buena, roja, no podrida.Pero no se casaron. Yo tenía entoncesdoce o trece años –eso nunca se sabe–,y Margarita ya andaría por los veinticincoo veintiséis.

Paréntesis 3Septiembre-Noviembre 2008

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Viajes y LiteraturaCarta de un viaje, por Rafael Caumel

Recibí hace poco un correo electrónicode una alumna del taller de escritura. Enél contaba, muy sorprendida, que siem-pre había una iglesia en todas las ruinasaztecas que estaba visitando, y el colmoera la pirámide de Cholula, la de mayorbase del mundo, sobre la cual HernánCortés ordenó construir otra iglesia, des-pués de una gran matanza, por supues-to. Más que los desmanes de la coloniza-ción, quiero destacar el gesto. Esta per-sona se ha tomado la molestia de buscar,en mitad de un viaje, un ordenadorconectado a internet desde donde redac-tar una crónica y enviarla. Toda una invi-tación, porque sus palabras me han con-tagiado el deseo de ver la pirámide.¿Qué relación mantendrá con la iglesia?Tal vez sea cómica y algo inmoral, comosi le encasquetáramos un bonete a Ladama de Elche. O a lo mejor ambos edi-ficios se entienden bien y guardan lasproporciones, como la comunión quesurge cuando el Papa accede a cubrirsecon un tricornio de la Guardia Civil.No sé cuándo iré a México pero, de algu-na forma, ya he comenzado a estar allí.Empecé al imaginarme en la oficina de

información de la pirámide. Poco importaque no haya oficina en la realidad, ni unguía, pero el de mi sueño llevaba unavisera y, ante la maqueta del monumen-to, explicaba los detalles de la pérdidacultural.Esta imagen se enlazó en mi recuerdocon algunos artículos del maestro JulioCamba, en los que renegaba de lassociedades prehispánicas porque enellas el individuo no tenía ningún valor,sólo una función en aquel termitero. Élno podía comprender que carecieran dealfabeto y todavía no conociesen larueda (como decía don Julio, a esas altu-ras hasta yo la habría descubierto).Y de ahí a Egipto el recorrido es obligato-rio, porque esa rueda, de repente, con-vierte en unos privilegiados a los escla-vos que levantaron las pirámides egip-cias unos 4000 años antes de los cholu-las, por más que unos y otros murieran amillares al esculpir en piedra la megalo-manía de sus amos. Con lo que termina-mos una primera vuelta de espiral; es lamaterialización del esfuerzo humano, a lavez que un símbolo de poder, lo queestoy deseando admirar en persona, coniglesia y todo en lo alto.

Si las dejamos, las asociaciones conti-nuarán propagándose en la imaginación.Sin embargo, viene bien un alto en elcamino para tratar de interpretar lo queestá ocurriendo. La carta ha desencade-nado una serie de ideas y escenas. Sirvióde guijarro lanzado al estanque y lasondas producidas no dejan de cruzarse.Quien me escribió también sabe que lascosas no son fáciles. Por eso paró aescribir una carta y con ella, como yointento ahora, trató de entender. Los dosvivimos en una ciudad que, sobre un tea-tro romano, erigió una casa de la culturaen cuya biblioteca muchos descubrimosun nuevo mundo. Lo racional y lo senti-mental se entremezclan.Con su texto y sin coger un avión, me hatrasladado a México, al Nueva York delos años treinta para oír a Julio Camba, alantiguo Egipto, a algún pasillo con librerí-as de mi memoria y a una futura visita. Esposible que ni siquiera llegue a poner unpie en Cholula, pero no es impedimento:el viaje ha comenzado. Es el poder quetiene una carta.Ahora debo corresponder. Voy a pensarun lugar donde enviar a esta alumna. Enprincipio.

Haber compartido escenario con FrankZappa y los Mothers en 1971, puedeparecer una ventaja para alguien quepretende vivir de la música. Tom Waits, elartista californiano nacido en 1949 enPomona, pueblo del área metropolitanade Los Ángeles, podría recordarse a símismo, en aquella época, como recolec-tor de frutas o verduras y telonero en losescenarios donde actuaba el gran músi-co de rock. La voz de Waits recuerda a una hormigo-nera cargada de grava de la que mananmatices trágicos y románticos a la vez.Noctámbulo, cantante, escritor, composi-tor, actor... Influenciado por músicos tandispares como Ray Charles, FrankSinatra, Stravinski, Louis Armstrong,Irving Berlin o George Gershwin; adictoa la ropa de mercadillo: trajes viejos ybotas de puntera inverosímil; aficionadoa los destartalados y enormes cochesamericanos de los años 50 (sobre todoBuicks); a moteles que se anuncian conneones tartamudos donde deambulancorazones rotos, proxenetas estrafala-rios, chicas emigradas de Oklahoma,Dakota, o quién sabe, que por unos dóla-res encajados en el liguero ofrecen su

danza de rímel, en cualquier local defalso burlesque, a algún camello de ter-cera adicto al género con que trafica. Endefinitiva, a una multitud de almas des-arraigadas, sin rumbo hacia donde dirigirsus vidas y que cada día, como cualquie-ra de nosotros, se arriesgan a abrir sucaja de Pandora particular. Waits, lector de Jack Kerouac, GregoryCorso, Allen Ginsberg y CharlesBukowski, entre otros, es un excelentenarrador de la soledad que nos une atodos. Revive a los personajes de suscanciones con ternura y les reivindicacierta dignidad triste, y a la vez bravuco-na, característica de quienes esperanpoco de la vida; tan solo unas copas delicor y algo de conversación, no demasia-da. Peregrinos que se mueven entre laurdimbre gris del humo de tabaco, outsi-ders que se agolpan junto a una juke-boxbuscando la última ronda al calor de unabarra de bar.

Libro recomendado:Charles Bukowski, Poemas de la últimanoche de la tierra. Editorial DVD poesíaDisco recomendado:Tom Waits, Real Gone (Epitaph) 2004

Música y LiteraturaLa soledad que nos une, por Jorge Rosa

4 Paréntesis Septiembre-Noviembre 2008

Psicoanálisisy EscrituraFantástica tecnologíaSi usted, al no haber podido integrarlo ensu sueño, despierta en pleno rugido deleón y ve la caries del felino y la nube delvapor de su jadeo, puede estar segurode que no ha sido trasladado en su sillóna la sabana. Al despertar, la visión le haconectado con el tele-visor, el ojo tecno-lógico por antonomasia.Freud hablaba de la importancia narcisis-ta que los avances tecnológicos nosaportan. Herramientas que engrandecennuestro yo frente al mundo, que noshacen fuertes como gigantes, veloces,voladores… Ortopedias de nuestrasmediocres capacidades físicas, avancesque nos resarcen de esta naturaleza frá-gil que «Dios nos donó a su imagen ysemejanza». Aparatos con los que pre-tendemos llegar a ser el modelo idealque pareciera ser el sueño de superaciónque nos ha impuesto ese mismo dios.Pero la mitomanía, siempre activa, nosolo crea nuevas criaturas (superhéroes,androides, monstruos de diversa calaña),también ha conquistado un pequeñoreino en el campo de la tecnología: esaquimera, mitad ciencia y mitad fantasía.El televisor, cíclope moderno, además deuna perspectiva de lo distante en el tiem-po o el espacio, nos aporta esa visiónlarga, a veces tan invasiva de la vidaajena, que convierte la magia de la bolade cristal en cuentos de vieja.Instalado en nuestra casa, nos instala enla ilusión de estar conectados al mundo,y nos instala en la pasividad del especta-dor cuya única posibilidad de acciónqueda limitada al zapping. Enajenados

de la orientación del campo de visión, eltele-visor no nos deja la más mínimaopción a crecer afectivamente (hoy lo lla-man “subir la autoestima”), convierte consu ruido nuestra intimidad en mera priva-cidad y limita, por tanto, las diferenciasde gusto y de preferencia en que se ins-criben las distancias subjetivas.Parasitado por ese ojo, sólo le queda almaltrecho narcisismo la vía pobre de ladesconexión afectiva. Quizá para sopor-tar ver cómo el hombre desvaría con suslogros.

Crítica Literaria5 novelas cortas, de Antón P. Chéjov (Alba, 435 págs., 32€) Guía creativa del autor, de Martin Roth (Manontroppo, 24€)

Raymond Carver afirmó que Chéjov fue el más gran-de escritor de cuentos de todos los tiempos. Sinembargo, otros chejovianos se inclinan por sus nove-las cortas, y sobre todo por El duelo, una de sus cum-bres literarias (no confundir con Un duelo; comediateatral en un acto, del mismo autor).El protagonista, Iván Andreich, es el más logrado desus granujas redimidos. Andreich ha huido al Cáucasocon una mujer casada, Nadezhda, de la que pronto seha cansado, y planea abandonarla sin consideraciónalguna. Nadezhda es uno de los retratos femeninosmás notables y sutiles de Chéjov. La infidelidad deNadezhda provoca un duelo entre Andreich y su rivalvon Koren: en realidad, el enfrentamiento entre dosformas de ver la vida. Novela apasionante de la que Tolstoi dijo que era lomejor que había escrito Chéjov. Actualmente puedeencontrarse en esta recopilación de Alba.

En ocasiones, al escribir una historia nos encontramosen la necesidad de consultar enciclopedias y librosespecializados que nos ayuden a documentarnos paradesarrollar eficazmente la trama. Nos aliviaría tenercerca un manual, claro y sugerente, adaptado a lasnecesidades reales del escritor. Mejor si dicho manualnos surte de innumerables ideas para sumar nuevospersonajes o profundizar en los que ya tenemos, nosrecuerda todas las profesiones y servicios de un granhospital, nos desvela los significados de la terminologíaempleada en el sistema judicial o nos diferencia breve-mente los postulados de las religiones menos conoci-das. Uno de los manuales, tan ágil como didáctico e inspira-dor para quienes principian a escribir, es el que reseña-mos hoy del guionista y periodista americano MartinRoth, autor de series de televisión como Ironside,Hawai 5-0 y Hart to Hart entre otras.

Taller deEscrituraAfinidadesMe ocurre a menudo que no encuentrola palabra que abroche una frase. Elnombre acertado, el verbo oportuno, o eladjetivo o adverbio que lo califique con laprecisión soñada, puede eludir misesfuerzos hasta tal punto que la sensa-ción de “tener la palabra en la punta dela lengua” resulte tan molesta como unallaga. A veces, la palabra emboscadaasoma después de un rato. Con otras,sin embargo, termino por admitir que elcosquilleo en la lengua lo producía suausencia; la perdí, o nunca la tuve. Tal

vez mi vecino de columna se avenga aexplicarnos algún día por qué se nosolvidan unas y otras no.La carencia de vocabulario se combateleyendo. Ahora bien, cuando estamospuliendo un texto, no hay tiempo paraque el azar nos coloque ante la palabrabuscada. Debemos salir a cazarla.Un diccionario de la lengua, sea el de laReal Academia u otro similar, puede ayu-darnos, pero es una herramienta conce-bida para informar del significado de losvocablos, y no lo contrario, es decir, apartir de un significado hallar el términoque lo significa. Aunque no existen losdiccionarios de significados (son inclasi-ficables por esencia), el diccionario deideas afines suple convenientementeesta función.La primera vez que usé un diccionario deideas afines fue porque necesitabahacerme con un vocabulario mínimo entorno a la apicultura. En él encontré quetambién se le llama abejero o colmeneroal apicultor, y que usan pipas ahumado-ras, cuchillos de desopercular, castrade-ras, batideras, malagañas. Todo esto,entre muchas otras cosas, se podía leeren la entrada abeja. Enseguida descubríque estaba ante mucho más que un dic-cionario de sinónimos y antónimos.Desde entonces, se ha convertido enuna herramienta indispensable en miescritorio.Por sus prestaciones y coste, unos 30€,recomiendo probar el de FernandoCorripio, de la editorial Herder, con 912páginas llenas de asociaciones.

Paréntesis 5Septiembre-Noviembre 2008

Emilio Mármol Rafael Caumel

Antonio Almansa

6 Paréntesis Septiembre-Noviembre 2008

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Los lectores escribenUn espacio dedicado al microtexto

Propuesta de escritura:

Los diccionarios y enciclopediasson utensilios prácticos para quienescribe, no sólo por el servicio dedocumentación que brindan, sinoporque también sirven como gene-radores de ideas; promueven histo-rias a partir de unos hechos, de laexplicación de un proceso físico oquímico, o de la definición de untérmino.Pruebe a realizar este sencillo ejer-cicio: abra un diccionario por unapágina al azar y señale sin miraruna palabra. Anótela. Repita lamaniobra y anote la segunda pala-bra. Escriba un párrafo que utiliceambos términos. Puede ser el ger-men de un relato.

Fotografía de los lectores

LA PILDORA DEL DÍA DESPUÉS

Desde que llegó de África, Malika sobrevivió a base deromper preservativos a sus amantes.—El aborto es tan caro que no sé qué puedo hacer —solíadecirles por teléfono.Con Julio, en cambio, fue tan maravilloso que le dijo en unacto de heroicidad:—No te preocupes, mañana me tomo la píldora.Pero esa vez no la tomó.

Tomás Barrios LucasMálaga

ANÓNIMO Somos el tiempo que nos queda

J.M. Caballero Bonald

Prefiero buscar a encontrar(aunque a veces canse el oleaje,sólo horizonte sin puerto de refugio).En el camaleón incesante que ahora soyla herida honda de ese pliegue del almaes quizás lo único inmutable.Me pruebo las caras que encuentro por la calle,agua que ahora jarra y luego vaso:No ser nadiees la mejor manera de ser todos.

Antonio Sánchez FernándezSevilla

DESHOJANDO MARGARITAS

—No me quiere —dijo ella, y dejó caer el tallosobre la hierba.—Prueba de nuevo —dijo él acercándole otramargarita.

Nieves Gómez AbadMálaga

EL CONDUCTOR

Cuando el chofer del autobús se ponía al volan-te, se transformaba en un ser simpático, amabley vivaracho. Hasta que un día los usuarios deci-dieron apearle del vehículo y, por unanimidad,ingresarlo en el psiquiátrico.

Miguel Fernández MuñízMadrid

“Al volante un garabito”, por Bernardino Contreras

DESACUERDO ENTRE AMANTES

Solía decirme en nuestros encuentros clandestinos quelas verdades son parciales; las verdades y la vida. Y enalgún punto me perdí. Todavía no me explico por qué seempeñaba en dejarme cien rublos en el escritorio, esosmismos que luego yo dejaba de propina.

Eugenia Carrión GarcíaMálaga

Foto: Cecilia Álvarez

Espectáculos

Convocatorias de ConcursosMax AubMuchos premios llevan nombres de escri-tores y personas que apoyaron e impul-saron las Letras. Es una forma de recono-cimiento hacia creadores, editores, maes-tros y demás personalidades del mundoliterario, como es el caso de Max Aub:novelista, dramaturgo, cuentista, ensayis-ta y poeta. Un escritor muy reconocidopero todavía poco conocido en España.

De padre alemán y madre francesa, MaxAub nació en París en 1903 y llegó aEspaña en 1914, donde comenzó su pro-ducción literaria. Exilado a causa deltriunfo franquista a París en primer lugar,y a México más tarde, después de sufriracosos, confinamientos y deportacionespor parte de los nazis, Aub fue un escritorcomprometido con las clases humildes,

atrevido en las propuestas y vanguardistaen sus formas.

Concurso del mes:XXIII Premio internacional de cuentosMax AubDotacion: 6.000€ y edición de la obraFecha Limite: 1/12/2008http://www.maxaub.org

Lenguaje no verbal

La entrevista a Jesús Paz despertó miinterés por el lenguaje no verbal.¿Podrían recomendar algún título queaborde con seriedad este tema?Gracias y enhorabuena por el periódico.

Toñi BeltránGranada

Tras consultar con el Sr. Paz, nos reco-mienda “Lenguaje no verbal”, de FloraDavis, en edición de bolsillo, AlianzaEditorial. Esperamos que este libro satis-faga su curiosidad.

Psicoanálisis y Escritura

Me interesa mucho esta sección delperiódico. Creo que el Psicoanálisispuede ayudarme en mi escritura, pero noacabo de entender los artículos de EmilioMármol, seguramente a causa de misescasos conocimientos sobre el tema.¿Sería posible acercar más el registro aquienes estamos poco, o nada, iniciadosen esta disciplina?

Lucía NavarroMálaga

Gracias por su recomendación.

Tasio Peña

Quiero felicitarles por su periódico yhacer una mención especial de los chis-tes de Tasio Peña. Están llenos de agu-deza. Me he visto reflejado en ellos envarias ocasiones y siempre han sabidosacarme una sonrisa.

Alberto LunaMálaga

Muchas gracias, Alberto. Para todo elequipo del periódico es un honor contarcon la colaboración de este artista gráfi-co.

Cartas de los lectores [email protected] opiniones que se envían a este periódico deben incluir el nombre y apellidos del remi-tente, profesión, dirección, teléfono y nº del DNI. Los textos no deben superar las 10 líneasde extensión. Paréntesis podrá extractarlos y editarlos para su publicación.

Corazonada, un romanticismo de estaño Dirección y guión: Francis Ford CoppolaBanda sonora y canciones: Tom Waits

Frederick Forrest no sabe cantar peroestá dispuesto a hacerlo. Y canta deforma patética en la escalera del aviónque se lleva a Teri Garr. La relación entreellos se ha hecho fastidiosa y plomiza. Lavida cotidiana erosiona sus sentimientosy se muestra vulgar y opaca. Él conoce aNastasia Kinski como a unos fuegos arti-ficiales que deslumbran su vista. Ella selía con un fantasmón atractivo. La película muestra como la rutina envi-lece nuestra vida, pero debajo puedeestar escondida la pasión con todo supotencial. Debajo de las miradas aburri-das, los gestos sin sentido y los repro-ches hastiados se esconden el latido y laconvulsión. Solo hay que rascar lo sufi-ciente. El ser humano parece mostrarsus riquezas cuando está en peligro. Esuna dosis de tragedia o nostalgia la quearranca lo que valemos. Solo en la deso-lación nos conocemos de verdad. En la

noche, solitario y con todo perdido,Forrest llega a casa. Y entonces apareceella como una sombra. Un punto de par-tida similar al de la novela “Bella delseñor”, de Albert Cohen, pero lo que allíera impostación y vacío en Coppolademuestra verdadera garra, romanticis-mo de estaño.La película fue un fracaso comercial,pero Coppola siguió su corazonada. Hizoun filme solitario y genial, por el queahora sienten fervor muchos iniciados.Una película de culto con gran estilo. Sulenguaje se liberó con las audacias.Utilizó procedimientos digitales, fragmen-tó la pantalla, mezcló las secuencias. Noeran manierismos gratuitos. Con ello tra-taba de mostrar lo mezclado que estátodo, como se implican todas las cosas,y aun así, lo sorprendente que es la vidaa pesar de todo. Con ese juego deslum-brante de conversiones, las imágenesnos hipnotizan de un modo lisérgico. Laciudad futurista muestra sus aspectos dealucine y lirismo alucinado. Lo que pare-

ce vulgar esconde todas las posibilida-des.Hay que agradecerle a Coppola que searruine de vez en cuando. Que muestrela oscura dimensión de su genio. Aunqueluego haga films para pagar deudas,

como “Peggy Sue” y similares. Sólo sepuede ser genial de vez en cuando. Ycuando lo es, nos inunda la cara con sualiento. El mundo es amargo y los esca-parates tienen sabor apasionado.

Paréntesis 7Septiembre-Noviembre 2008

Antonio Costa

Pablo Betancourt

Responde: Lola Lorente

EntrevistaAntonio Soler, por Lola Lorente

Antonio Soler nació en Málaga en 1956.Ha publicado, entre otras, las novelasModelo de pasión (Premio Andalucía1993), Las bailarinas muertas (PremioHerralde 1996 y Nacional de critica1997), El nombre que ahora digo (PremioPrimavera 1999), El espiritista melancóli-co y el libro de relatos Extranjeros en lanoche. El camino de los ingleses ganó elpremio Nadal 2004 y fue llevada al cinepor Antonio Banderas, con guión adapta-do por el autor. En 2006 publicó El sueñodel caimán. Sus obras han sido traduci-das a siete idiomas. En la actualidad rea-liza numerosos trabajos como colabora-dor de prensa y guionista de cine. Su pró-xima novela será publicada en octubre yestará protagonizada por una mujer.

¿Cuál cree que es la diferencia entrequienes se animan a escribir media doce-na de poemas o cuentos y un verdaderoescritor?

Hay personas que escriben para pasar eltiempo, como quien hace maquetas de laTorre Eiffel, otros lo hacen con la preten-sión de llegar a ser famosos o importan-tes, pero el auténtico escritor es el quetiene cosas que decir, no está conformecon la realidad y la está cuestionandocontinuamente. Me refiero a una inadap-tación, un conflicto personal e íntimo conel mundo. Escribir una obra literaria eshacer una gran pregunta, manifestarnuestra incomprensión acerca de lo queocurre.Es posible que alguien escriba porquetenga una historia que contar, sin más, yhasta puede tener éxito, pero literaria-mente no tiene mucho sentido. La histo-ria es la excusa del escritor para hacerindagaciones más profundas.John Berger decía que el artista tiene undebate con la sociedad parecido al deldelincuente. Lo que ocurre es que eligencaminos distintos para manifestarlo.

A un aspirante a escritor suele «dolerle»cuando es advertido sobre un adjetivoinútil, o le insinúan que alguno de suspersonajes no aporta mucho a la historia,o que su argumento carece de credibili-dad, ¿también se siente usted «agredi-do» si le sugieren cambios?

Los escucho; algunos los acepto y otrosno. Antes de publicar, no enseño misnovelas a muchas personas, sólo a miagente y al editor. Los correctores depruebas de la editorial pueden detectaralguna errata. Luego, el editor, si es unverdadero editor, puede apuntar algúncambio. Un personaje que sobra es otracuestión y no me he visto sometido a esetrance. Puede ocurrirle a escritores queentregan sus trabajos sin terminar, perono es mi caso. Por ejemplo, la primeraversión de El camino de los ingleses

tenía 420 páginas. La última se quedó en350. Yo entrego mis obras muy revisa-das.

¿Corrige sus obras por párrafos, porcapítulos o cuando ya tiene completo elprimer borrador?

Cada mañana reviso lo escrito el díaanterior para meterme en situación, esoya es una forma de corregir, y ya no corri-jo más hasta terminar la novela, que escuando puedo cambiar la distribución dela obra, el orden de los párrafos o loscapítulos. Tenga en cuenta que partosiempre de un proyecto; pienso en la his-toria y los personajes de la obra durantemeses antes de empezar a escribirla.Hay escritores que comienzan sin saberadónde van, pero en mi caso, por unaeconomía de esfuerzo, prefiero tenerloclaro. Volver atrás y corregir y destruircontinuamente me parece una gran pér-dida de tiempo.

¿Qué proceso lleva a cabo en la cons-trucción de sus personajes? ¿Existenantes que sus historias o nacen conellas?

Casi a la par, aunque no hay un controlracional de todo lo que aparece en el pro-ceso creativo. Muchas veces surgen per-sonajes con su propio nombre, a vecescuando la obra ya está marcha, incrusta-dos en una historia paralela (normalmen-te son los secundarios, que a mí me gus-tan mucho). O bien, sin tenerlo previsto,a medida que se va armando el argu-mento, notas que hacen falta más perso-najes. Me ocurrió en El camino de losingleses. Refiriéndose a esta obra,Miguel Delibes dijo: “esta novela es muydifícil de escribir porque hay muchagente”. Era necesaria. No todo terminaen el primer plano. Hay segundos, terce-

ros y cuartos planos. Estos personajessecundarios sirven para dar una dimen-sión del mundo que estás creando y, enesa obra, me interesaban todos esossustratos.

Tras escribir el guión cinematográfico deEl camino de los ingleses, dijo:“Desmontar una obra para construir otra.”¿Cómo cree que interactúan la película yla novela? ¿Complementa una a la otra?

Participé en Italia en un congreso de tra-ductores porque a alguien se le habíaocurrido considerar las adaptaciones alcine como otra forma de traducción, y esverdad; consiste en trasladar unas ideasde un lenguaje creativo a otro. Esta tra-ducción puede ser literal y no comprome-terte a crear nada nuevo o puede sermuy libre y aventurarte en otros caminos.En el caso de El camino de los ingleses,entiendo que novela y película son dosobras de creación independientes.Naturalmente, la película no parte de unguión original, sino de una idea poéticaque comparte con la novela. Si Banderashubiese cogido el argumento y lo hubieratrasladado a imágenes sin más, seríauna película plana aunque contara unahistoria que tiene sus nudos dramáticos,pero él le aportó su propia poética, supropio estilo. En cine, esa es la misióndel director, por eso me parece una obraindependiente.

Con la película llegó a un público másdiverso que con la novela. ¿Qué diría aaquellos que piensan que lo hizo paraadquirir una mayor notoriedad, sacrifi-cando la novela?

A mí nadie me ha dicho eso… Hay adap-taciones que, aun siguiendo literalmenteel argumento de la obra, son grandestraiciones y no alcanzan nada de lo que

el libro propone, y otras que, prescindien-do de las anécdotas, se quedan con elcorazón que palpita en él. En principio,son adaptaciones más libres, lo que lasobliga a ser más creativas al no estarsupeditadas a algo ya hecho. No estánacartonadas y son más vivas. Creo queocurre esto con El camino de los ingle-ses.Si se hubiera realizado una versión ligerao una especie de comedia musical dondese frivoliza el sentido de la historia, admi-tiría que vendí el espíritu de la novelapara ganar dinero. Pero no es el caso. Alcine va más gente que a las librerías, esosí.De todos modos, en este mundillo haymucho puritanismo falso, un poco rancio,que considera una traición artística pre-tender ganar dinero con tu trabajo, y loachaca a una bajeza moral tremenda. Aun médico, que se dedica a cosas bas-tante más importantes y delicadas queyo, nadie le cuestiona que, a la salida deuna consulta privada, haya una señoritacobrando. Pero parece que, si un artistacobra dinero, deja de serlo. Otra cosa essacrificar habilidades por lucro, haceralgo más hueco o comercial con estepropósito.

Sr. Soler, las piedras al final, ¿siempre sehunden en el agua?

Poéticamente no, pero en la realidadparece que sí. El trabajo de muchosescritores consiste en que las piedras nose hundan en el agua o, por lo menos,que lo hagan muy lentamente. Fijamosen un libro las cosas para darles un pocomás de vida, sean sueños o parte denuestra memoria; las suspendemos en eltiempo y, aunque al final se olviden, tar-dan algo más en hundirse.

Este periódico es leído por muchosamantes de la literatura y por personasque comienzan a escribir. Para esteotoño, ¿podría aconsejarnos un par detítulos y los motivos para leerlos?

Trenes rigurosamente vigilados, deBohumil Hrabal, por la tragedia del joven,su compromiso y sentido del deber.Frente a los nazis también un chico solopuede hacer algo. Escrito con ternura ysentido del humor.Vida y destino, de Vasili Grossman. Unlibro monumental que habla del stalinis-mo visto desde dentro. Grossman fueuno de los pocos reporteros que pudoaguantar la batalla de Stalingrado enteray el primer periodista que llegó a los cam-pos de exterminio nazi. Me parece cerca-no en envergadura a Guerra y Paz, por lacantidad de personajes y el mundo quedescribe, aunque el libro de Grossman esbastante más siniestro.

8 Paréntesis Septiembre-Noviembre 2008

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