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    Key words:fantastic genres, autobiographical genres,films, editorial market, sensibilities

    Search tags: Mass culture. Book industry. Book

    trade.

    Submission date:April 30th, 2010

    Acceptance date:July 29th, 2010

    Palabras Clave: gneros fantsticos, gneros autobio-grficos, cine, mercado editorial, sensibilidades.

    Descriptores: Cultura de masas. Industria del libro.

    Mercado editorial.

    Recibido:Abril 30de 2010

    Aceptado:Julio 29de 2010

    Sensibilidades contemporneas:una exploracin de la cultura desde losgneros narrativos

    El propsito de este artculo es analizar las sensibilida-

    des expresadas en la cultura masiva contempornea, a

    partir de una conceptualizacin propia y la investigacin

    emprica de los gneros narrativos dominantes. La pre-sencia sostenida de los gneros biogrficos y veristas, y el

    ascenso de los gneros fantsticos revelan un conjunto

    de peculiaridades que permite comprender las tonali-

    dades emotivas de la cultura. En este trabajo analizar

    los distintos gneros y su significacin, y se ponderar

    la preferencia de los pblicos, al comparar las ventas de

    libros y la asistencia a las salas de cine en Argentina,

    Colombia, Mxico y Espaa, durante el 2009.

    Contemporary Sensibilities:Exploring Culture throughNarrative Genres

    The purpose of this article is to analyze the sensibili-

    ties manifest in contemporary mass culture, starting

    with a proper conceptualization followed by empirical

    research of mainstream narrative genres. The sustai-ned presence of veristic and biographical genres plus

    the rise of fantastic genres, reveal a set of peculiarities

    that allows a better understanding of cultures emotio-

    nal nuances. In this paper I will examine the different

    genres and their meaning and at the same time the

    publics preferences will be pondered by comparing

    sales of books and movie house attendances in Argen-

    tina, Colombia, Mexico, and Spain in 2009.

    Origen del artculo

    Este artculo presenta algunos resultados preliminares de una investigacin individual que se desarroll en

    el marco del programa Transformaciones culturales contemporneas, radicado en el Centro de Estudios

    Avanzados, Unidad Ejecutora del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (Conicet), enArgentina. Forma parte del proyecto posdoctoral de la autora y es continuidad de un trabajo extenso sobre los

    gneros narrativos de la cultura masiva.

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    Vanina Papalini*

    Introduccin

    Un gnero slo puede definirse comoejercicio de clasificacinposfacto. Pero,entonces, para qu sirve? Se convierteen una codificacin slo vlida para

    sistematizar lo inerte, en la mana de orden deun coleccionista o en una etiqueta exclusivamentefuncional a las estrategias de comercializacin.La terminologa genrica que hemos heredadoes bsicamente retrospectiva por naturaleza afirma Rick Altman; aunque puede facilitarnosinstrumentos a la medida de nuestras necesidades,

    es ineficaz a la hora de captar la diversidad denecesidades de productores, exhibidores, especta-dores y otros usuarios de los gneros en el pasado(Altman, 2000, p. 77).

    Definir los gneros cinematogrficos o litera-rios de manera precisa parece una tarea improduc-tiva: sus formas y recursos cambian en el tiempo(Gandolfo, 2007). Pero, adems, resulta imposiblesustraerse a la fuerza hermenutica del horizontede sentido contemporneo; toda lectura del pasadoimplica una recapitulacin que introduce como

    sesgo invisible de la configuracin actual. Elreconocimiento de las transformaciones que hansufrido el saber sobre lo que ya fueron secondensa como regla y prescripcin en cualquier

    Sensibilidades contemporneas:una exploracin de la cultura desde los

    gneros narrativos

    * Vanina Papalini.Argentina. Doctorada en Ciencias Sociales, por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y en Cien-cias de la Informacin y la Comunicacin, por la Universidad de Pars 8. Actualmente trabaja en el Consejo Na-cional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (Conicet) y en la Universidad Nacional de Crdoba, en Argentina.Correo electrnico:[email protected]

    intento de delimitacin. Parece, entonces, queuna lectura de los gneros est irremisiblemente

    condenada a mirar al pasado desde la perspectivadel presente, sin poder arriesgar, salvo comoproyeccin paralizante, una interpretacin deldinamismo cultural.

    Mi tesis apunta a hacer de la lectura de losgneros una ruta heurstica para la comprensinms profunda del tiempo en el que vivimos, ypercibir a la vez la direccin que adquieren losprocesos en marcha. Para esto, es requisito indis-pensable pensar un gnero como una constelacinde rasgos estilsticos provisionalmente anudada,

    con la provisionalidad que es condicin absolutade la dimensin social. La premisa metodolgicaconsecuente es, entonces, considerar los gneroscomo categoras dctiles, al escudriar sus con-figuraciones actuales y nuevas tendencias, sincondenarlas a una identidad nica definida porsu trayectoria a lo largo del tiempo.

    Tomando todas estas precauciones, valela pena dedicar esfuerzos a un estudio de losgneros de la cultura contempornea, porque,como sugiere Mijail Bajtn: reflejan de una

    manera ms inmediata, atenta y flexible todas lastransformaciones de la vida social (1999, p. 253).Propongo, entonces, una revisin de los gnerosliterarios y cinematogrficos que dominan el

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    escenario cultural de los ltimos veinte aos, comopuerta de entrada a las sensibilidades de poca.Los enunciados y sus tipos, es decir, los gneros

    discursivos, son correas de transmisin entre lahistoria de la sociedad y la historia de la lenguaafirma Bajtn (1999, p. 253). Si, efectivamente, encada poca: son determinados gneros los quele dan el tono, una lectura de sus conjugacionesrecientes puede ayudar en la interpretacin de lasculturas contemporneas y sus devenires1.

    Autorreferencialidad

    A inicios de los aos noventa, la cultura masiva

    experiment el surgimiento de gneros y formatosque ponen en escena la cotidianidad. No es nuevala referencia a la intimidad y la interioridad: lasconfesiones, las cartas, los diarios, muestran laantigedad de esta pulsin cultural (Tabachnik,1997; Arfuch, 2002; Catelli, 2007). La novedadradica en su exposicin pblica y su aceptacincomo un tipo de discurso audible para los pbli-cos; las condiciones de posibilidad para que estosdiscursos sean enunciados radican en una epistemeque atribuye un valor de verdad a la percepcin

    subjetiva (Foucault, 1978).Bajo esta misma impronta, han sido revitali-

    zados viejos formatos. Relatos de vida, reportajes,entrevistas, testimonios, infidencias, son formasde narrar habituales en la escena mediticaque han sido actualizadas y reimpulsadas. Losgneros veristas, o gneros de no-ficcin, hansido por mucho tiempo el territorio privilegiadode la arquitectura meditica, aunque no seanprivativos de ella (Oberti, 2002). Se caracterizanpor ocultar el artificio, al confundirse con una

    presentacin directa o manifestacin, aun cuandosean formas de representacin construidas bajolos condicionamientos tcnicos y estticos de undispositivo especfico que persigue el propsito deuna aceptacin generalizada.

    En cierto sentido, los gneros veristas retienenel aura del acontecimiento vivo y, por ello, soncapaces de movilizar instantneamente sentimien-tos y emociones. La realidad que reflejan es una

    realidad interior. Esta caracterstica los diferenciadel naturalismo y el realismo, ms orientados adescribir la realidad fenomnica.

    Muchos de los nuevos gneros de la culturacontempornea se incluyen en esta categora: alos talks-showy realities-showse les suma la mul-tiplicacin de relatos biogrficos y testimoniosen primera persona, presentes tanto en novelashistricas como en libros que abordan la polticabajo una perspectiva personal. El proceso no selimita a los medios, sino que la reflexividad, estevolver sobre el s mismo, se evidencia tambin enlas artes plsticas, que se refieren incesantemente arecuerdos del artista y su experiencia singularsima

    frente al mundo, y en la msica, donde las selec-ciones musicales agrupadas en torno a una dcadacontienen una evocacin nostlgica de antiguaspocas vividas (Danto, 2009). Los foros socialesy los blogsson, quiz, espacios privilegiados parala afirmacin de esta nota autorreferencial; sesaturan de retratos individuales, con amigos, conla mascota

    Sin embargo, esta preferencia de los pblicosno debe confundirse con la indiferencia ni elegosmo. La autorreferencia no es ciega, sorda y

    muda. Al contrario: est atenta a su alrededor.El cuidadoso administrador que dise los forossociales invent al mismo tiempo un indicadorde popularidad: cuntos amigos tienes, cuntaspersonas visitan tu sitio. El visitante, adems,puede dejar su comentario, interactuar o desa-parecer silenciosamente. Se trata, entonces, no

    1.Este trabajo se concentra en la investigacin de la culturamasiva contempornea, entendindola como la cultu-

    ra corriente de las poblaciones urbanas latinoamerica-nas. No profundizar, por lo tanto, en los sincretismos yparticularismos culturales que se registran en cada unade ellas. Este recorte de la investigacin presentada seconcentra en las llamadas gramticas de produccin(Vern, 1994), marcada por grandes lneas, que tienencomo centro fundamental a las industrias culturales nor-teamericanas. No obstante, mi posicin al respecto noes determinista; considero que si ciertos gneros litera-rios y cinematogrficos obtienen una mayor resonanciaesto es porque retoman y expresan un tono cultural exis-tente en una sociedad en un momento de su historia.

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    slo de manifestarse, sino tambin de ser visto,de reconocerse por la reaccin de los dems, dedescubrirse y correr el riesgo de la crtica.

    Cabra incluso preguntarse qu se describecuando se habla de autorreferencialidad de la cul-tura. El prefijo auto indica algo propio, y tambinun movimiento que retorna hacia su origen, que esproducido y recibido por el mismo agente, que vuelvehacia s. La nocin de referencia implica tanto unanoticia o informacin como el dato que es necesariocitar para completar una idea. Las referencias puedenser pensadas como parmetros cognitivos, comoorientaciones externas que permiten definir conmayor precisin el sentido de la cuestin. El sustantivo

    y su prefijo confluyen en un resultado paradojal:las indicaciones, las noticias del afuera, tienen porcontenido al propio sujeto que pregunta.

    Si la cultura contempornea fuera de unaautorreferencialidad absoluta caera en el solip-sismo; es necesario, por lo tanto, advertir que setrata de unrasgo entre otros. La nocin de autor-referencialidad se aplica fatalmente al sistemade medios, por dos razones: la primera, porqueellos mismos, en cuanto novedad tecnolgica, sonel mensaje, segn reza la sentencia de Marshall

    McLuhan (McLuhan y Fiore, 1967); la segunda,porque son a la vez un conjunto de contenidosy una plataforma de difusin. Aprovechandoesta circunstancia, los medios autopublicitan susprogramas en otros difundidos por el mismomedio o grupo de medios de propiedad comn.Se produce as una suerte de palimpsesto: lasacotaciones sobre las producciones precedentesintegran un nuevo programa. Finalmente, esterecurso genera nuevos formatos; los segmentosde comentarios se emancipan para convertirse

    en programas autnomos.El proceso es ms virulento en la televisin que

    en la radio o en la prensa, al punto de ser percibidocomo si la televisin slo habla(ra) de s misma. Lafrase alude al aumento de programas televisivos queretoman otros, en la forma de chimentos, bloopers,apostillas, interpretaciones o entrevistas. El aspectopor destacar aqu es la baja informacin, la falta decontenidos nuevos y la enorme redundancia de la

    produccin meditica, en sincrona con la lgicaposmoderna del comentario y la cita. A diferenciadel arte y de la arquitectura posmodernos, en el caso

    de los medios no hay una apropiacin creativa, sinouna repeticin que exalta los componentes escan-dalosos o sensacionales de las referencias glosadas.

    La reiteracin es parte de la pauta de laproduccin de los medios masivos desde su apa-ricin (Adorno y Horkheimer, 2006 ; Gallino,1995; Varela, 2002), de manera que una inten-sificacin de esta caracterstica no debera sor-prender. En cambio, lo que resulta novedoso esla aparicin de formatos que hacen de la autor-referencia su ncleo central. Este hecho implica

    tanto la renovacin del gnero de la entrevista(Arfuch, 1995) y sus parodias incluidas enprogramas humorsticos, como la aparicinde producciones innovadoras, centradas en losavatares vitales de personas cualesquiera: hablode los talk-shows, que presentan confesiones ytestimonios narrados por sus protagonistas, ylos reality-shows, un tipo de autobiografa envivo (Andacht, 2003).

    En todo el sistema de medios, incluyendo laradio, los semanarios y la literatura de circulacin

    masiva, pueden verse tambin, como expresinde esta misma configuracin emotiva, una pro-liferacin de producciones de autoayuda, yasea como obras o programas completos o comomicroespacios especficos dentro de un formatode mayores dimensiones. Generalmente, tambinvienen apoyados por testimonios en vivo, epstolaso discursos referidos por el profesional que losatiende. La autoayuda es un subgnero que seincluye dentro de esta categora amplia de losgneros biogrficos y veristas.

    De igual forma, los espacios habilitados por laInternet hacen de la narracin personal y la galerade autorretratos una constante (Turkle, 1997). Paracompletar el cuadro, la presencia de cmaras y pan-tallas devuelve la imagen propia en innumerablesocasiones, a modo de reflejo especular que facilitael verse, pero que est dirigido fundamentalmentea ser mirado y a permitir el escrutinio del otro que,se supone, est ah (Baudrillard, 1990).

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    Creo, entonces, que la autorreferencialidadde la cultura contempornea seala una disposi-cin particular, una sensibilidad especfica. Esta

    autopresentacin no es un soliloquio dirigido anadie: tiene, al menos, un pblico y quiz hastainterlocutores abstractos, un otro que, mediati-zado o resumido en reglas, deviene parcialmenteabstracto (Mead, 1968).

    Gnerosbiogrficos y veristas

    En parte como un elemento propio de la lgica infor-mativa que da cuenta de la contingencia y la ocu-rrencia puntual, con la forma de la crnica y de boca

    de los protagonistas, en parte por necesidades dedar rostros a circunstancias annimas y personificar,mediante vidas concretas, acontecimientos distantes,las vivencias singulares son incluidas habitualmenteen el discurso de los medios. Estos formatos tomancomo eje fundamental la narracin de la vida, al enfo-car especialmente los aspectos subjetivos y subrayaren ellos las emociones, para constituir una forma decomunidad (Olivera, 1996).

    El odio, el dolor, el amor, la clera, la decepcin,se exponen ante los ojos de las audiencias, sin timidez

    ni reparos. Los relatos van involucrando al espectador,que se siente parte y adhiere a una u otra posicinmientras es instado a ponerse en el lugar del otro.La manera de reclamar la atencin del pblico varasegn el gnero del que se trate, pero todos tienenen comn la propensin a construir identificacionespor reflejo directo. Se provoca una personalizacincapaz de generar compasin y movilizar afectiva-mente a la audiencia (Boltanski, 1993).

    Para Bajtn, estos gneros siguen el modelonarrativo de la biografa cotidiana. Las carac-

    tersticas distintivas de estas narrativas consistenen el sostenimiento de valores sociales, de grupoo familiares, desplegados en mltiples detallesdomsticos, carentes de una significacin uni-versal. Los relatos se circunscriben a mbitosreducidos o a la esfera hogarea (Bajtn, 1999,pp. 141-143). Las acciones desarrolladas no tienenimpacto alguno en acaecer social: se trata, por elcontrario, de la dimensin privada. No se narran

    sucesos extraordinarios, sino habituales, monto-nos, triviales: son las vidas que viven las mayorasy en las que todos pueden verse representados.

    Estas narrativas son muy frecuentes en losmedios cuya recepcin es privada, como la televisin,la radio, los libros, los semanarios y las publicacionesperidicas, y, en menor medida, la prensa. La amableconvivencia entre los gneros biogrficos y los mediosque caracterizan la cultura masiva contempornease apoya en las necesidades de stos y los rasgos deaqullos. Las biografas cotidianas actan como unaautentificacin, borran las marcas de la construccinmeditica, dejan una huella personal que particula-riza a los individuos, ampara la inscripcin afectiva,

    eclipsa a los actores excepcionales y los reemplaza porfiguras corrientes (Papalini, 2007). Es una retricadesencantada que se expresa, tambin, en el ocaso delos hroes, como si ya no proporcionaran una clave desentido, como si el descrdito ms absoluto hubieradesvanecido su aura.

    Al acentuar la mirada sobre el mundo privadose transforman en una suerte de espejo consolador:si el futuro es incierto y el presente poco prometedor,el repliegue ntimo aparece como el ltimo recursodisponible. Todos estos gneros y subgneros que

    comparten esta inclinacin a la representacin dela vida cotidiana y enfatizan la dimensin subje-tiva pueden ser englobados en una categora msgeneral, que subraye, ms que sus componentesestilsticos especficos, una disposicin expresivaparticular. La denominacin general que utilizoes gneros biogrficos y veristas.

    Cmo se manifiesta esta receptividad de lospblicos a dichos gneros? Creo necesario atendera las formas de la recepcin, y separar las modali-dades individuales de las colectivas, en funcin

    delmdium. Es conveniente analizar, entonces, dossoportes narrativos que ejemplifiquen estos tiposdiferentes de recepcin. Por ello, mi investigacin seaboca, por un lado, los libros de circulacin masivay, por otro, las pelculas exhibidas en cines. Losmodos de interpelacin de unos y otras y el receptormodelo implicado en cada caso observan especial-mente las formas que adquiere la recepcin. Estedato, sumado a las capacidades tcnicas especficas

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    de cada medio, comporta variaciones significativasque es preciso considerar.

    En primer lugar, veamos algunos datos del

    mercado editorial que apunten a revisar el fen-meno de los gneros biogrficos y veristas. Tomarmis referencias de los 15 libros ms vendidos en2009en un panel de cuatro pases hispanohablan-tes: Argentina, Colombia, Mxico y Espaa2. Losdatos estadsticos construidos hacen evidente laimportancia de aquellos gneros que se conectanms directamente con las necesidades prcticas, yasea que proporcionen orientacin para la vida o quese consagren al anlisis de la actualidad nacional.

    De las ventas totales, una porcin significativa

    corresponde a los libros de autoayuda y de poltica.Estos ltimos se presentan, en muchos casos, bajo laforma de biografas y testimonios de los protagonis-tas. El 33% de los ttulos ms vendidos en Argentina,Colombia y Mxico corresponde a este grupo. EnEspaa, donde los libros sobre poltica nacional noparecen revestir un inters demasiado notable, la tasase reduce al13%. A caballo entre los gneros ficciona-les y los libros de no-ficcin, las novelas histricas y lasbiografas representan el 13% de los ttulos ms ven-didos en los tres pases latinoamericanos y ascienden

    al20% en Espaa. En total, los gneros biogrficos yveristas representan el 46% en Argentina, Colombiay Mxico, y el 33% en Espaa3.

    Estos datos slo pueden ser tomados a modoindicativo, ya que no dan cuenta del peso decada gnero en su totalidad, pues se basan en lasventas acumuladas por los ttulos ms vendidosdurante el 2009. Sin embargo, es sorprendentela homogeneidad de los casos latinoamericanosen esta intensificacin de la vinculacin con ladimensin de la vida real. Las tasas que indi-

    can la preferencia por los gneros biogrficos yveristas representan prcticamente la mitad delas lecturas, e indican la importancia adquiridapor estos relatos desencantados, domsticos,carentes de heroicidad. La gravitacin de estasnarrativas es una particularidad de nuestrotiempo que se extiende ms all de las idiosincra-sias nacionales aunque stas, evidentemente,existen (Figura 1).

    En el cine, en cambio, estos gneros no tie-nen el mismo peso. Las numerosas biografas degrandes personajes que se exhibieron durante2009

    (Coco Chanel, la reina Victoria, el Che Guevarao Mandela, por nombrar algunos), o dramashumanos menos excepcionales, como los quepresentanEl solista, Gordoso Visita inesperada, nohan despertado mayor inters. Las biografas engeneral, y las biografas histricas en particular,representan algo menos del 9% de las produccionescinematogrficas de 20094.

    Es importante destacar el tratamiento quereciben estas biografas, que deconstruyen la heroi-cidad del personaje y lo muestran en sus facetas

    ntimas y cotidianas, que adems desdibujansu excepcionalidad para revelar sus debilidadeshumanas. Las biografas cinematogrficas (obiopics) tienden, tambin, a buscar la identificacincon los pblicos.

    2.Los datos de ventas de libros fueron tomados de infor-macin publicada por distintos peridicos y portales ac-cesibles desde Internet. En las referencias bibliogrficasse provee el listado completo. Las tasas se calcularoncon base en esta informacin.

    3.En varios sentidos, los gustos de los pblicos argentino ycolombiano son simtricos. Adems, ambos pases tie-nen un pblico lector extenso e industrias editoriales defuerte peso. Si bien las estadsticas del mercado edito-rial de 2009 no muestran esta semejanza, los estudiosrealizados para aos precedentes revelan que el lugar dela poltica en Colombia, muy habitualmente abordadabajo la forma de testimonios es semejante al intersque reviste en Argentina, aunque en este pas se tratade investigaciones periodsticas (Papalini, 2009). Excep-cionalmente, en 2009 existieron tres ttulos de autores deautoayuda argentinos que desplazaron a los de poltica; ala inversa, en Colombia en ese mismo ao, la autoayuda,que tuvo una presencia destacada en aos anteriores, no

    estuvo demasiado representada. En Mxico, un pas tam-bin con fuerte produccin editorial propia, la evolucinde las estadsticas de ventas replica parcialmente las ten-dencias del mercado norteamericano. La fuerza crecientede la penetracin cultural estadounidense, y a la inversa,la latinizacin de amplios sectores de esa sociedad, cons-tituyen un fenmeno distinto a los procesos que por aho-ra experimentan los pases de Amrica del Sur.

    4.Los datos de taquillas de cine en los cuatro pases delpanel se tomaron centralmente de la pgina web MovieBox Office Mojo y fueron cruzados con otra informacindisponible en Internet.

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    El ascensode los gneros fantsticos

    El cine se caracteriza por ser el territorio de lo

    extraordinario, tanto por su modalidad de con-sumo, que propicia la inmersin en una atmsferadistinta, como por el tipo de relatos que es capazde construir. Las producciones cinematogrficasaprovechan desesperadamente las peculiaridadesdel mdium para competir con las pantallasdomsticas. En este plano, los antiguamente lla-mados efectos especiales hoy tecnologa bsicaimprescindible para la realizacin de pelculas,son los recursos que atraen espectadores a las salas.La incorporacin del efecto de tridimensin en

    las proyecciones obtiene una ventaja comparativafrente a las posibilidades de reproduccin delvideo domstico. As, entonces, por esta doblediferenciacin con la recepcin domstica, el cinese vuelve un mbito particularmente apto para lapreeminencia de los gneros fantsticos.

    Tambin aqu utilizo una delimitacin ampliade lo que comprende el gnero. La definicinque propongo apunta, fundamentalmente, adestacar la presencia de un orden extraordinario,opuesto a las retricas de la vida cotidiana. Lo

    extraordinario abarca: los relatos maravillosos(Todorov, 2006), referidos a seres inexistentes,como hadas, duendes, elfos,hobbitsy el universode los recursos mgicos; lo sobrenatural, queaparece bajo la forma de criaturas fantsticaso mitolgicas (hombres lobo, vampiros, diosesolmpicos, momias vivientes, zombis, ngeles,demonios), la proyeccin de mundos futuros laciencia ficcin clsica queda comprendida en estacategora amplia y la reescritura fantstica de lahistoria. Este ltimo criterio de demarcacin lleva

    a reconsiderar aBastardos sin gloria, de QuentinTarantino: se trata de un caso difuso de combina-cin de gneros, donde el componente fantsticoocupa un lugar relevante.

    Dejo fuera de esta gran categora a la cien-cia ficcin puesta al servicio de una pelcula deaccin, es decir, cuando resulta una excusa paraun relato de luchas, persecucin y peligro conamplio despliegue de efectos especiales por

    ejemplo, la saga de Terminator. En ese sentido,se hacen evidentes las reconfiguraciones de gne-ros que mencionaba al inicio: en el caso del cine,

    justamente por la importancia que revisten losefectos especiales para atraer a los pblicos, laciencia ficcin se est refigurando como un modode argumentacin verosmil de una narracinde accin futurista, que posibilita el empleo desofisticados recursos tcnicos.

    Los gneros fantsticos ocupan un lugar desta-cado en las preferencias de los espectadores, que seampla an ms si se descuenta la porcin destinadaal pblico infantil. Aunque en muchos casos se pre-supone que estos gneros estn dirigidos a un pblico

    adolescente y joven, la bibliografa reciente seala queuna porcin significativa de adultos se inclina tam-bin por ellos incluyendo los dibujos animados queno son slo infantiles (Kirchheimer, 2005). EnArgentina, Espaa y Mxico, el 40% de las pelculasms vistas corresponde a este gnero, mientras queen Colombia asciende al 45%5(Figura 2).

    Esta reaparicin de la fantasa tiene algunascaractersticas muy precisas que conviene revisar:en primer lugar, y quiz como consecuencia de laexperiencia cultural que implican las biografas

    cotidianas, la retrica heroica grandilocuente hadesaparecido completamente. Los hroes sonpersonas comunes ubicadas en circunstanciasespeciales. Incluso los personajes sobrenaturaleslos vampiros adolescentes de la saga Creps-

    culoo los jvenes semidioses dePercy Jackson yel ladrn del rayo, por ejemplo se comportancomo cualquier otra persona de la misma edad.Esta caracterstica, que implica la ausencia delcomponente sagrado o mstico en la dimensin delo extraordinario, retiene la identificacin de los

    pblicos con las obras, familiariza lo maravillosoy naturaliza lo siniestro como un pliegue ficcionalde la existencia.

    5.Dado que en Argentina la pelcula Avatar no se estren has-ta inicios de 2010, no se toma en cuenta para el periodo.En los otros tres pases, en cambio, ingresa en las estads-ticas. Cabe suponer, entonces, una posible elevacin de latasa argentina que podra alcanzar el nivel de Colombia.

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    Esta modulacin de lo fantstico se presenta

    como el otro lado del espejo: es semejante, peroest separado; es anlogo a lo real, pero guardauna cuota de misterio. Para tranquilidad detodos, est tajantemente desconectado de la vidaordinaria, como si se condescendiera con un pre-tendido brujo que practica magia, a sabiendas deque sus prcticas son inofensivas. Esta suerte dereencantamiento de las narrativas aparece comola emergencia de una dimensin puramente fan-

    tasiosa que descentra la autorreferencia constante.

    En ese sentido, complementa las narrativas de lacotidianidad sin oponerse a ellas; simplemente,agrega la cuota de asombro que la lectura insistentede lo conocido obturaba.

    Se trata de un reencantamiento secular, sinespiritualidad o con una espiritualidad laxa al estilode lanueva era, que no exige comprometerse conun dogma o un conjunto de creencias estrictas.Pero es definitivamente un cambio: aunque por

    Fuente: elaboracin propia.

    Fuente: elaboracin propia.

    Figura 1. Libros ms vendidos por gneros segn pas (2009)

    Figura 2. Pelculas ms vistas por gnero segn pas

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    ahora se percibe como propio de los ms jvenes, suimportancia crece en forma sostenida. Si tomamoscomo hito inicial la adhesin generada por los libros

    deHarry Potter, vemos que la dcada 2000-2010marca el ascenso de la fantasa. Incluso podemospensar que esta saga constituy una suerte deaprestamiento cultural y gener las condicionespara que los entonces nios reciban calurosamentea Crepsculounos aos ms tarde. Durante el 2009,la masiva concurrencia a las salas de cine que obtu-vieron pelculas del gnero fantstico hace sospecharque los asistentes no eran exclusivamente jvenes.En este sentido, el xito deAvatarlo confirma.

    Conclusin

    Las narraciones mitolgicas y maravillosas ocupanel espacio tradicional de los relatos de aventuras,tanto por la franja etaria que los frecuenta como porla relativa declinacin de las picas. Series televisivascomoLost, producidas sobre un tpico clsico de losrelatos de aventuras accidente y supervivencia enuna isla perdida, pertenecen en realidad al gnerofantstico. Justamente, el atractivo de la serie tieneque ver con el misterio y lo sobrenatural.

    Sobre esta tesitura, podemos pensar que elgnero fantstico es continuidad y complejizacinde las narrativas cotidianas, mientras que la aventurase le opone. En trminos del ritmo narrativo, lasaventuras proponen una intensidad de accin opuestaa la rutina, mientras que los mundos fantsticos sonotros modos de existencia cotidiana que tambinconstituyen rutinas, al incorporar otra dimensina un discurrir mundano que no necesariamenteexperimenta ms accidentes que de costumbre.

    No obstante, la pelcula Avatar incluye ele-

    mentos propios de los relatos de accin que pro-mueven tanto la reaparicin del hroe presenciaopaca en las narrativas contemporneas, comola ms clara delimitacin de buenos y malos.La digesis narrativa de accin, ya sea blica o deaventuras, incluye la presencia de eventos fuer-tes, donde se ponen en tensin las posiciones yse resuelven las ambigedades. En este sentido,la construccin de las historias y los personajes es

    netamente distinta a la de los dos grandes gruposde gneros revisados antes.

    En los gneros biogrficos y veristas, los

    matices y las contradicciones constituyen un rasgocaracterstico, pues se trata de sacar a la luz lasinflexiones inherentes a la condicin humana. Enlos gneros fantsticos y sobrenaturales, hay unadiversidad mayor. Muchos de ellos construyen unadefinicin no cannica de buenos y malos; estasatribuciones de valor no se adhieren a una identidadesencial (no todos los vampiros o los hombres loboson malos). En cambio, las narraciones construi-das sobre eventos magnos tienden a la oposiciny resolucin dilemtica de este problema.

    La revalorizacin de la dimensin subjetivay espiritual marca una diferencia con los modosde acumular y disputar el poder bsicamentedefinido comofuerza blica, caractersticos delas narrativas de la Guerra Fra. Si bien este tipo denarrativas de accin no es importante en la culturacontempornea, aparecen algunos indicadores quevale la pena retener, pues puede estar sealandouna transformacin en la configuracin de lassensibilidades. As, el territorio provisionalmenteabandonado de las guerras polticas podra renacer

    bajo la forma de una inminente catstrofe ecol-gica registrada como tal en el orden ficcional,lo cual hace posible la reposicin de la disputa entrebarbarie y civilizacin bajo nuevas formas.

    Como sedimentos de la configuracin emotivabiogrfica y por efecto del tenue reencantamientode los gneros fantsticos, podramos conjeturarque un nuevo hroe debera ser espiritual y com-prensivo, preocupado por el mundo que lo rodea.Sin embargo, la herona de la saga deMilleniumotro de los fenmenos de ventas editoriales

    ms relevantes de 2009 es unaoutsidercapazde crueldad, es la vengadora de las mujeresvejadas y la perturbadora del orden establecido,unacyberpunkde inteligencia superior, que haceostensibles la decadencia y miseria del mundocontemporneo. Hasta el amor cobra all un tintedeshumanizado y carente de toda ternura. Perte-nece, en este sentido, a la retrica desencantadadel fin de siglo, que subraya la presencia de lo

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    Vanina Papalini | Sensibilidades contemporneas: la cultura desde los gneros narrativos

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    tenebroso bajo la superficie aparentemente normal,clara y rutinaria de las sociedades contemporneas.

    Quiz sea sta una advertencia sobre el mundo

    real y su violencia, que no puede dar lugar a unnuevo orden si no es ajusticiado. Tanto las fantasas,por medio de la creacin de ilusiones tranquili-zadoras, como la restriccin del orden domsticocentrado sobre s, evitan mirar las iniquidades ylos abusos que siguen existiendo, que no han sidosaldados en modo alguno y que exigen tanta aten-cin como la que reclama el ecologismo para losproblemas ambientales. La triloga de Stieg Larssonconstituye un llamado de atencin fundamental quefuerza a recordar lo que queda por hacer.

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