Palabra, 4 de enero de 2015

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Editor: Rael Salvador Diseño: Arturo Corpus [email protected] DOMINGO 04 de enero de 2015 / Núm. 196 Por Enrique Botello A. Páginas 4 y 5 Foto: Sol, Florence Temperley

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Suplemento cultural, El Vigía, 4 de enero de 2015

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Editor: Rael Salvador • Diseño: Arturo Corpus • [email protected]

DOMINGO 04 de enero de 2015 / Núm. 196

Por Enrique Botello A.Páginas 4 y 5

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2 DOMINGO 04 de enero de 2015

No. 196/ 04 de enero/ 2015

Suplemento Cultural de

P D L

«…Y miré y he aquí, un quinto ca-

ballo de color ocre; y el que lo montaba esgrimía un volumi-noso prontuario abundante en distorsiones y grotescas proposiciones; tenía un birrete

en la cabeza de leyenda Babel y una impúdica toga hecha jiro-nes… Sus ojos de torva mirada, verdoso uno y

otro marrón, que guiñaba a la turba; medrando con lo incauto de las masas. Su luenga y viscosa, bífida len-gua. Y el nombre de su jinete era Spanglish.

Y se le dio poder sobre 23 na-ciones, para confundir su idio-ma y enajenarlas, furtivamente reinventando de dos lenguas

milenarias, un “novedoso” dialecto; retrógrado embutido mortecino, deficitario e inco-dificable; con toda suerte de sande-ces, contradichos, absurdos y barba-rismos, discordan-tes e ingratos; sin ton ni son… de sus altaneras fauces, avant-garde».

Cf. Apocalipsis 6 (paráfrasis).

¡¿CHECAR O CHEQUEAR?!De unas 2 mil palabras de uso

cotidiano, hay al menos más de 35 verbos* que este adefesio ha pros-tituido, mismos que representan más de mil vocablos (con adjetivos y sustantivos). Empleamos además, las nacionalidades: checo/a/s y en lo financiero, cheque/s. Y todavía aducen muchos: “¡Estamos enri-queciendo el idioma!”

Los cavernarios, tenían un len-guaje simple: Uga. Waga. Cuando

se sorprendían: Uga uga, o Waga waga, para algo normal. Para al-guna “nueva realidad”, Uga waga. Vocabulario como los dedos de la mano. Polidáctilo se decía: Waga uga. Ugh!, era desencanto y Wag! éxtasis; etc. La controversia sobre checar o chequear es un enorme

castillo de arena. Gran-diosa falacia. Rivalidad de egos. Superimpos-tor. Apocalypto.

Desde los tardíos años ochenta, la An-dere introdujo a “la alta sociedad” che-

car, en un comercial de ArielMR, en Televisa: “…después de varias pruebas realizadas en el Tec de Monterrey… Yo, lo checo”. Tam-bién Paco Stanley lo popularizó con su famoso “checa el dato”.

El Diccionario (mejicano) ACADE-MIA de la Lengua Española, desde sus primeras ediciones (2002, 2005) lo ha considerado un “barbarismo” procedente del inglés, que susti-tuye varios verbos. La impresión 2006, ni siquiera lo contiene. Y la RAE simplemente admite que su uso está muy extendido. Típico error colectivo.

Con toda solicitud pues, urjo a quienes pretenden que Méjico sea el modelo panhispánico y enri-quecer el léxico, que mejor hablen buen inglés (“¡Guau!” ¡No el oficial de Mexico City!), o al menos, no llamen español a esa paupérrima, apendicítica e infortunada amalga-ma pentáfona tan fashionable. Más de mil años de habla castellana no les piden chiche. Cada verbo (en conjugación económica) significa ¡un promedio de 50 voces!

De hecho, realmente necesitamos el susodicho étimo, para ¡mandar al Spanglish a checar su mail!

[email protected] *Lista de 35 Verbos Prostituidos disponible en

Facebook.com/Ex Profeso MX.

“¡Mandar al Spanglish

a checar su mail!”

P K M

Tú graba tu amor en la arenaque yo lo haré en la piedra.En un lugar donde el vientohace que todo desaparezca.O en ese otro que perdura.

Tú graba tus iniciales en tu pielque yo lo haré dentro de mí:en mi mente y en mi corazón.

Para que no se vayana ninguna parte

y se queden para siempremientras el agua

resbala por tu cuerpoy el sol seca la hendidura

de la hermosa vida.Tú, un amor ausente

que parece esperar a otros.Una cascada de cinco montículos

con el color de la tierraen cada uno de tus dedos.

Graba en tu cuerpola sombra del abrazo.

El tiempo justo para recordarlo que más tarde será olvido.

Que yo guardaréel perfume perdidoy el olor entregado.La caricia presenteen medio del fuego

que se descubre en la piedray que el tiempo

humedecer no puede.Breve abrazo para recordar

el que hemos tenido.Por eso graba tú tus inicialesen ese libro escrito por otros

que yo grabaré–el tuyo y el mío–

en uno escrito por mídesde el más lejano de los tiempos.

Cuando no habíamos nacidoy ya éramos viejos.

Cuando no existía el tiempoy ya éramos cuerpo.

Cuando no existía el pasadoy ya éramos recuerdo.

Cuando nos entregamossin saber nada el uno del otro.

Cuando el almavagaba de un lado a otro del planeta

en busca de un eco lejanoque pronunciara un nombre.

El tuyo y el míohasta que una luz invisible

nos unió en el silencio del amor.Por eso graba tú el dolor

y la pena en la arenapara que se borre

que yo grabaré el amory el deseo en la piedra

para que perdure.

(Del libro, Ven, abrázame.)

Dirección GeneralJorge Camargo

Director EditorialAriel Montoya

EditorRael Salvador

Editor de FotografíaJorge Calderón

Críticos / Colaboradores Héctor García Mejía, Marcela Danemann, Ruth Gámez, Arnulfo Estrada, Federico Campbell (†), Olga Aragón, Javier Cruz, Jorge L. Osiris Fernández, Gerardo Sánchez, Montserrat Buendía, Sergio Gómez Montero, Elia Cárdenas, Jesús López Gorosave, Patrick Liotta, Paúl Nazar, Renata Sández Oseguera, Lauro Acevedo, Benjamín Pacheco, Heberto J. Peterson L., Iliana Hernández P., María Eugenia Bonifaz de Novelo, Enrique A. Velasco Santana, Mélida ojeda López, Kepa Murua, Dr. David Rodríguez de la Peña, Ana M. Mora, Herandy Rojas, Manuel Guillén, Alina I. Gallardo, Ramiro Padilla, Daniel Salinas, Óscar Ángeles Reyes, Gerardo Ortega, Deÿ López, Aldo Calderoni Etcheverri, Elba Jordán S., Gabriel Ríos C., Diana Venegas, Fernando Macillas T., Jaime E. Delfín V., Manuel Quintero, Eduardo Cruz Vázquez, Norma Herrera, Jorge Valenzuela, Miguel Lozano, Jhonnatan Curiel.

Corresponsal en FranciaCony Singüenza

Corresponsal en ItaliaFerdinando Scianna

Corresponsal en ChileRamón Ángel Acevedo, “Rakar”

FotografíaEnrique Botello

Correo electrónico [email protected]@elvigia.net

Teléfonos para publicidad120.55.55, ext. 1023Ensenada, B.C. México.

POLVO ESTELAR…

¡El 5.to Jinete!

TÚGRABATUAMORENLAARENA

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3DOMINGO 04 de enero de 2015

EN EL PAREDÓN2015: LO QUE ME VIENE

Por Eduardo Cruz Vázquez

SIN ORDEN DE IMPORTANCIA enume-ro lo que me viene en el curso de 2015.

1.- A partir de la próxima entrega, esta columna se llamará Economía cultural: dominios, con el propósito de seguir lo más cerca posible el pulso de la economía cultural en el país.

2.- Menos periódicos y revistas y más libros. Hay que bajarle a la �ebre informativa.

3.- Uso razonable del Facebook y del Twitter. Más llamadas y menos WhatsApp.

4.- Leal a las series policiacas como Men-tes criminales y de narcos como El Señor de los cielos. Cero noticieros en radio y televisión.

5.- Milagros para tomar menos medica-mentos para la gastritis y el funcionamiento intestinal.

6.- Enojarme con moderación ante las tor-pezas de los funcionarios públicos, sobre todo de los que tienen que ver con la economía y la cultura. Cuando se disgusten conmigo por lo que escribo y alego en mis tareas, conversaré con los enojados hasta llevar la �esta en paz.

7.- De los cuatro �nes de semana, uno ir al teatro, dos a conciertos de música clásica y el otro al cine. Excepcionalmente los cambiaré por una exposición o una conferencia.

8.- No voy a pelear con nadie. Ni con el plomero, ni con el microbusero ni con mis detractores.

9.- Haré �esta por mis 54 años y, cada mes y medio, invitaré a mis amigos a comer a mi casa.

10.- Es tiempo de nuevos clientes. Los de-fenderé como un perro. A la competencia ninguna concesión.

11.- Obtener más deducibles para el pago

de mis impuestos. Pedir facturas de todo. Convencer al que no paga, que cumpla sus obligaciones.

12.- Dieta balanceada, productos nacionales en mayoría y mejorar mis afanes de chef.

13.- Cambiar de lentes y dejarme el cabello un poco largo.

14.- Trabajar incansablemente para pagar todas las necesidades de mi hija.

15.- Separar la basura, a pesar de que al señor basurero le valga un comino.

16.- Tirar los archivos viejos (de papel y electrónicos) y regalar mis libros que pue-dan ser útiles a otros.

17.- Reducir los calambres en mi pierna izquierda, hacer Yoga (ser un buen alum-no), caminar chorros e intentar volver a correr.

18.- Evitar los tumultos. Los que sean.19.- No hacer trabajar de más a mi editor

Rael; rogarle me retache lo que no le parezca bien escrito.

20.- Intentar hacer negocios en Cuba.21.- Hacer todo lo posible porque le vaya

bien a mis amigos, que vivan sanos y fuertes. Si les va bien a ellos, me irá bien a mí.

22.- Un año de suspiros por el Servicio Exterior Mexicano.

23.- Rendir culto todos los días a la memo-ria de mis padres y honrar a mis hermanos y amplia parentela, aunque no los vea.

24.- Tener con�anza y no sucumbir ante el temor de que la violencia, el robo, la transa, el desatino de los políticos y la voracidad de los empresarios, entre otras fuentes de des-con�anza, me tomen para convertirme en blanco y estadística.

25.- Pensar que el país tiene remedio. Uf.26.- Cubrir bien mi nariz de Pinocho.

[email protected]

ALEATORIEDADES

MOSTRENCOS PENSAMIENTOS DE FIN DE AÑO

Por Daniel Salinas Basave

1-UN DÍA CUALQUIERA –carne pura de intrascendencia– morirá el último ser que haya tenido contacto contigo en la vida. Poco después, morirá el último ser que te recuerde en el mundo o que acaso haya pronunciado tu nombre aunque nunca te haya conocido. Enton-ces el manto del olvido te cubrirá por completo y no quedará sobre la Tierra quien recuerde un mínimo detalle de tu existencia. Sólo entonces serás verdadero polvo, ceniza dispersa en un tor-nado de olvido que todo lo devora. Tus sueños, tus delirios, tus angustias serán la nada absolu-ta. De tu ser quedará algún registro burocrático, letras mostrencas en una lista sin importancia. Y la vida seguirá tan absurda, como si nunca hubieras pasado por estos rumbos

2- La cómoda apuesta por la escritura auto-mática del poseso. Un demonio se apropia de mi mano y mis ideas. La narrativa �uye en to-rrente, como una catarata. Yo soy sólo un mé-dium, un cable transmisor. Al �nal del desvarío el demonio en cuestión me cede los derechos de autor. En la portada yace mi �rma y no la suya. Cada maldito párrafo me resulta hechizante, sublime como una galaxia fumada, alucinante como las palabras que mi mente ordinaria jamás podrá parir.

3- Entregarse al abrazo de la Muerte como quien se sumerge en una bañera de agua caliente en medio de la nieve. Hace unas cuantas noches me sumergí en ese baño tibio, pero sólo hasta ahora que releo mi cita de Karenina en Racimo de horcas reparo en el signi�cado. Retorno a la uterina paz, volver a la condición de semilla.

4- Imaginar la gran novela nonata es un vicio recurrente. Será absurda, pretenciosa e irremediablemente fallida. En cualquier caso hace tiempo tengo de�nido su escenario. La gran novela-aborto transcurrirá dividida por un muro. A un lado la avenida del in�erno; al otro el edén consumista. El tecato (recato dice el corrector: tecato-recato-recatado-retecato) y la dependienta. La muerte reptante, la inspiración anticonceptiva.

5- Otro escenario novelesco: la vieja revistería chatarra (¿se utiliza aún el término revistería?). Un tendajo donde hay libros de magia volkisch, hechicería negra y blanca de mercadito; libros de ovnis, nazis, templarios y conspiradores; un manual de urbanidad y buenas maneras de Carreño, un recetario sexual de los setenta y un

kamasutra de bajo presupuesto. Una cofradía de parias y teporochos con complejo de contadores de historias estilo Decamerón se reúnen en la vieja revistería. El último librero murió mucho después de la muerte del último lector. Los últi-mos escribidores –en cambio– siguen viviendo y aspiran a reproducirse publicando sus desva-ríos en tapas de cartón. En la calle no queda mucho más. Moscas, ratas, urracas carroñeras y cosas así.

6- Presagios y cuentas regresivas. Los inocentes pasos fatales rumbo al cadalso. La más ordinaria despedida, la tarde de modorra que antecede al

In�erno; la sombra siempre oculta, en omnipresente acecho. Aún en tu cuadro de cariñitos y sonrisas ella está ahí, reloj en mano, con la cuenta regresiva de los minutos, deshojados como una �or moribunda en otoño.

7- Para ser un detractor del cine hay demasiadas secuen-cias e imágenes construyendo

el relato en cámara rápida de tu vida. Cuarenta años y una memoria prodigio con�nados a seis o siete imágenes, estampitas des�lando rumbo al hoyo negro que todo ha de chuparlo. Y la vida tan presurosa, tan mórbida e impúdica la pinche vida, espetando con desparpajo su absurda condición.

8- El limitadísimo inventario de palabras. Las palabras yacientes, como legos mostrencos de una pieza necesariamente incompleta. Hagas lo que hagas, no podrás hacer gran cosa. Hasta la más so�sticada arquitectura será siempre limi-tada. Tu inventario es �nito. Frente a ti están sus fronteras y no tienes los huevos ni la creatividad para transgredirlas. Tu cabecita no da para crear un nuevo lenguaje y estás condenado a utilizar parafernalia de segunda y tercera mano; a aco-modar las piezas que mil y un imbéciles han acomodado mil y un veces. Las piezas que acomodan ahora mismo; las que irremediable-mente seguirán acomodando.

[email protected]

“El último librero murió

mucho después de la muerte del último lector”

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P E B A.*

“El arte no es lo mismo que la cultura. El arte es la conciencia crítica de la cultura”. Justo Pastor Mellado.

C onforme se ha consolidando mi carrera de creador, me ha preocupado el conte-nido y signi� cado de mi trabajo, más allá

de las formas y herramientas que he utilizado o pueda utilizar. Considero que la creación es un acto de liberación y, tal vez, el ejercicio de nuestra propia desalienación o descolonización.

Por supuesto, esto nos lleva a caracterizar el signi� cado y sentido de esa responsabilidad, ya

que el problema de ésta se encuentra estrecha-mente vinculado al de la necesidad y la libertad. Para que podamos hablar de responsabilidad, es preciso que el artista disponga de cierta libertad de opción y decisión.

Una de las características principales del arte es la de brindar una oportunidad a los individuos de ver el mundo con una visión más amplia; es decir, con una sensibilidad que le permitirá vivir de la manera más armoniosa consigo mismo y con su entorno. El aspecto lúdico del arte da lugar a que seamos capaces de expresarnos libremente y, creo, que si esto fuera el único aspecto, sería razón su� ciente para que la Educación Artística fuera parte fundamental de los sistemas educa-

tivos desde la enseñanza básica. Sensibilidad, autocon� anza, responsabilidad moral y estética; así como respeto y honestidad son características que se desarrollan de manera generosa en quienes están en contacto con el arte.

Las in� uencias “educativas” más arrolladoras, cuando no de� nitivamente aplastantes y defor-madoras, provienen de nuestro contacto con la televisión, el Internet y las revistas de espectá-culos. Por ello, la lucha y la responsabilidad de todos los involucrados en la producción artística debe estar fundada en la claridad de objetivos desmiti� cadores y luchar solidariamente contra cualquier forma de manipulación que conduzca a la deformación del ser humano.

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Figuras públicasLa fotógrafa Agostina Méndez, en un ensa-

yo publicado en 2011, asienta: “Los artistas, como � guras públicas, tienen la responsabi-lidad de dar un ejemplo a seguir a la socie-dad, cumplen de cierta manera el papel de educadores, llevando al espectador valores, ideas, conceptos”.

Podemos decir que el arte es la expresión propia del artista, y parte de su relación con el entorno, el entorno que comparte con sus semejantes y que, desde su perspectiva, lo muestra de cierta forma y, con ello, abre la posibilidad de que los espectadores puedan percibir otra realidad, rompiendo los lazos de la alienación.

La propuesta artística obedece a la inten-ción de hacer re� exionar al espectador, no solamente desde la perspectiva estética, si no también desde la perspectiva social y econó-mica, dado que esta debería ser la premisa del arte.

Harvé Fischer nos dice: “La estética no debe ser la innovación del lenguaje visual, no sólo debe ser decorativa, el arte debe llevar a la re� exión, a la exigencia. La coherencia entre el discurso y la practica no debe perderse, el discurso re� exivo no puede quedarse dentro de los museos, de las galerías, debe llegar a la sociedad y permear de tal manera que se fortalezca la actitud critica y analítica en todos los rubros de la sociedad”.

La función y destino del arte, según Camni-tzer, está determinado por la demanda en el

mercado, no por la libertad que puede tener el artista de proponer nuevos conceptos que enriquezcan la cultura de la sociedad. Y hay que revertir lo anterior. Fischer pone como ejemplo el arte conceptual, agregando: “Ni siquiera ha tenido éxito a nivel del lenguaje estético y siempre ha estado ligado a los mer-cados del arte; sus falsos discursos marxistas sólo son una postura esnobista, una postura ligera ante los verdaderos problemas sociales”. Desde el punto de vista político, el arte lo es, pero en la delgada línea entre la subversión y sumisión los artistas pueden perder esa fuerza que podría estar a favor de la sociedad.

El arte subversivo tendría, así, la caracte-rística de dar pie a la re� exión, a cultivar un pensamiento analítico; mientras que el arte sumiso (o mal llamado “apolítico”) no hace más que reforzar los propósitos mercantiles de las estructuras de poder. De ahí que, según Andrea Fraser, no sólo importa la “forma” y “contenido” del arte, sino también cómo se produce y cómo se hace circular. De este último comentario podemos retomar la idea de Ulises Carrión en referencia al arte-correo: “Cuando un artista se ocupa de elegir su punto de inicio, y de� nir los límites de su alcance, tiene el derecho a incluir la organización y

distribución de su obra como un elemento de la obra misma”.

El panorama es muy desalentador, cuando no francamente tétrico; la solución a la oferta de un arte socialmente responsable radica en muchos factores: sociales, políticas, económi-cos, educativos.

El grueso de los artistas están más ocupados en cómo solucionar su situación económica, para sobrevivir como personas, que en las cualidades y bene� cios de un arte responsable; las instituciones de cultura y escuelas de arte, están más preocupados por las estadísticas que por la calidad, y la sociedad mediatizada sólo espera sobrevivir pegada al televisor o a Internet.

Estoy convencido de que la responsabilidad del artista es enteramente combativa: abrir sendas y construir puentes, para permitirse así superar la ignorancia, la comercialidad engañosa y el mal gusto que abonan la alie-nación humana; pero sin hipotecar la libertad de creación.

El artista es uno con su creación, la cual sur-ge de un impulso de calidad y responsabilidad, generando la transformación ética y estética de la sociedad.

¡Por un arte socialmente responsable!

[email protected]

*Profesor de la Facultad de Artes, Universidad Autónoma de Baja California.

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La producción artística debe estar fundada en la claridad de objetivos desmitifi cadores y luchar contra cualquier forma de manipulación que conduzca a la deformación del ser humano

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6 DOMINGO 04 de enero de 2015

H P L.

C orría el año de 1912, con una tem-peratura de 5 grados, y arropado en un termo, ropa interior, camisa,

pantalones, botas forradas, un abrigo grueso de lana, una bufanda, guantes y un gorro que le cubría las orejas, Bernardo Moretto ingresó

a su mansión.La enorme casa, de amplias

estancias y con chimeneas ubicadas en distintos luga-res, mantenía un clima muy agradable.

Se despojó de su abrigo, bufanda y guantes, para que-darse con su saco y dirigirse a

la sala para, al calor de la chimenea, tomarse un delicioso chocolate con galletas hojaldra-das que Isabel le había confeccionado.

En su amplia sala y al amparo del calor se encontraban sus hijas, María Luisa, Lourdes, y sus hijos, Rolando y Javier, con sus nietos. Ma-ría Luisa interpretó bellas melodías al piano, dialogaron y convivieron alegremente como lo atestiguaban las risas, carcajadas y una que otra burla.

En el tercer nivel de la mansión, Bernardo, a sus 84 años, tenía su enorme biblioteca, que amparaba cerca de 50 mil ejemplares que ocupaban el espacio completo de ese tercer nivel. Era su lugar privado donde se encerraba, hora tras hora, leyendo, investigando, escri-biendo, observando el �r-mamento con su telescopio y… re�exionando.

Pidió a sus hijos y nietos mayores que le ayudaran a localizar un tomo grande cubierto en piel, que traía perdido hacía meses y no lograba encontrarlo.

Se organizaron al siguiente día y empezó la búsqueda de aquel tomo que tenía por título: La huella.

Bernardo, en sus correrías, anduvo de cace-ría en el continente africano; en el americano, cruzo el Amazonas; recorrió Egipto y gran parte del Medio Oriente y Asia; fue invitado, como catedrático, en famosas universidades como Oxford y Yale, y recibió varios Honoris causa.

Al escudriñar los hijos y nietos entre sus libros se toparon con hermosas impresiones del Quijote, Shakespeare, enciclopedias be-llamente ilustradas, la santa Biblia, el Corán, un sinnúmero de novelas y obras clásicas; trabajos de expediciones a China; Tratados de �losofía y un inagotable número de temas que dejaban entrever la cultura universal de

Bernardo, quien además, en distintas ocasio-nes, fue invitado por astrónomos a observar el paso de cometas, etc.

Pasaban los días, el famoso libro no apare-cía y los buscadores se mantenían intrigados sobre el contenido de aquel tomo que tanto interés había despertado en Bernardo, ya que contaba con una gran riqueza de temas que, por sí mismos, jalaban la atención y desper-taban la curiosidad de hijos y nietos.

En uno de los recesos y durante la comida, Alberto, su nieto mayor, le preguntó de su in-terés por encontrar ese singular volumen.

Bernardo lo vio directo a sus ojos y, con voz pausada, le contestó: “Cuando lo encontremos sabrán el porqué ese tomo tiene para mí tal importancia… Es un tesoro entre tesoros… Así lo espero”.

Pasó un día más, el can-sancio se hizo presente, pero allí estaba �rme la voluntad de ayudar en la búsqueda.

A las siete de la tarde, antes de cenar, se escuchó un grito: “¡Lo encontré! ¡Lo encontré!”, era la voz de Eusebio, el nieto más pequeño.

Todos presurosos acu-dieron al lugar donde se encontraba Eusebio, que emocionado levantaba, en-tre sus manos, aquel tomo.

Todos lo rodearon. En-cuadernado en piel y con bellas letras im-presas que decían: La huella y, con letras más pequeñas, el nombre de Bernardo Moretto del Valle.

Lo abrieron para ver su contenido y todos agrandaron los ojos por la sorpresa al cons-tatar que en su interior... había puras hojas en blanco.

Rió Bernardo, y muy ceremonioso les dijo: “En esos espacios en blanco, a puño y letra encontrarán las huellas de mi paso por este mundo, del que supe extraer el fruto de su sabiduría: lo recorrí, lo toque, lo sentí, y aprendí de sus luces y de sus sombras... En él me encontrarán.

[email protected]

Es fotógrafo independiente, con marcado interés en la fotografía documental, de naturaleza y paisaje. También es parte delProyecto Indómita, Aventuras Educativas y uno de los administradores de Fotografía Diaria en Facebook.

La Foto de la Semana es un reconocimiento que se otorga por el mayor número de votos, avalando el dominio del tema, en el sitio de Facebook Fotografía Diaria.

FOTO DE LA SEMANA: TEMA LIBRE (EN BLANCO Y NEGRO)

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“Pasó un día más, el

cansancio se hizo presente,

pero allí estaba firme

la voluntad de ayudar en la búsqueda”

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7DOMINGO 04 de enero de 2015

Por Gabriel Ríos Cortés

E l olor a gas que absorbió su “madre” toda-vía no le “explota” en la memoria.

Es en ese momento que cierro la histo-ria de Patrick McGrath.

Abro otra vez la novela, porque me quedé con el mundo de mis ancestros, que se miraban en un espejo, no importaba que se metamorfosea-ran en ecos.

Su mente, la de Spider, es lúcida cuando re-cuerda páginas de su antigua casa, su recámara, la callejuela donde jugaba de niño.

Tiene algo de la cinta de Crone-nberg: sigue hablando sin darse cuenta de la similitud entre la voz aniñada de su madre y la ronca de la “puta” que “asesinó”.

¿Fue por eso que dejó escapar el gas, haciendo estallar la casa?

Más tarde, siempre más tarde. Eso del tiempo es como apreciar la réplica.

Es inigualable el placer de ausentarse, porque ¿cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a individuos formando una sociedad?

Sentado en una banca al aire libre, la proyec-ción tiene la anchura adecuada para exponerse frente al otro yo.

Garabatea en esa libreta usada. Deja de es-cribir.

¿Cree en la existencia de pedacitos de jabón?, descripción de Leonardo da Vinci en 1508, alre-dedor de una gota.

Hasta el día anterior del anterior y del anterior, había dudado en hacer el viaje de la clínica de Canadá a la Casa de Paso de Londres.

Convencido de su mirada al canal, anotó que entrando a ese espacio lo hacía al reino del de-monio. Reinicia su “escritura”, dándole la vuelta al remiendo-idea.

Desde esa banca mira las fábricas de gas; per-cibe un aire de desolación.

Frente a él esa escena le recuerda a su padre, quizá porque era fontanero, y una �gura fami-liar en el vecindario cuando pasaba en bicicleta con su bolsa de herramientas de lona colgada al hombro como un carcaj repleto de �echas.

Londres es una telaraña cuajada de comparti-mientos oscuros.

No obstante, o más bien, a pesar de la es-quizofrenia de Dennis o Spider se tiene un rompecabezas armado o �guras en la cabeza: “Esta casa a menudo me parece un barco. Está orientada hacia el este, alta mar, y aquí estoy en la cima de un extremo, como un marinero en la co�a de guardia, mientras nos desliza-mos corriente abajo con nuestro cargamento de almas muertas”.

La encargada de la Casa de Paso, la señora Wil-kinson, carga una campanilla. Cuando la agita,

surgen caras impasibles, de miembros rígidos. De pronto aparece Dennis: todos están senta-

dos alrededor de la mesa, comiendo en perfecto silencio.

Como en el caso de Franz Kaa, el narrador piensa con frecuencia en el padre sagrado-odia-do, de pie en una faja de terreno que no es sólo una fuente de hortalizas frescas, sino un santuario espiritual.

Spider asegura que ahí su padre asesinó a su verdadera madre, la que le puso el sobrenombre,

por su facilidad para hacer �guras con hilos.Una mañana, de niño, se despertó gritando, sal-

tó de la cama y se precipitó hacia la habitación de sus padres, pero estaba vacía, así que corrió escaleras abajo y encontró a su padre platicando con la puta del bar.

Quién pudiera expresar: “Spider volaba más lejos, hacia las zonas posteriores de su mente, donde nadie lo podía seguir”.

Su ternura por el agua y la niebla lo hace inter-narse en ese bosque maravilloso y encantado. Su percepción es que está siendo escrito y el terror lo invade: es una criatura, con la sensación de ser tan frágil como una bombilla.

Ese viaje de Spider, a través del tortuoso paisaje de la locura, nos lleva a cuestionarnos ante una narración compleja.

Comenzó la noche que murió su “legítima” madre. “Desde entonces he estado ardiendo lentamente hasta convertirme en ceniza y polvo en mi interior, aunque conservo los movimientos externos, gestos y las actitudes de la vida”.

Pondría en boca de Spider lo que dice Martin Walser en su novela Unos sin otros: “… una fa-milia es una alianza de miseria, y algo así no se abandona nunca, simplemente porque aquella frase cursi del arte de amar, es de donde surge la envidia, que acostumbra adornarse con el papel

de la crítica”.Gabriel Tarde decía que el gobierno más des-

pótico es la costumbre.Estar despierto –dice Spider– es estar disponible

al tormento.Curiosamente la vista de las fábricas de gas

se encuentra sobre la calle Spleen. El texto se extiende como tela de arácnido, entre una red de �ujos y re�ujos, mientras Spider sale de esa estancia de parada. Se va de ahí, se abriga y enciende un cigarro con el cabo de otro. Ya no existe su ser-ahí.

[email protected]

UNA FAMILIA ES UNA ALIANZA DE MISERIAY ALGO ASÍ NO SE ABANDONA NUNCA

“Frente a él esa escena le recuerda a su padre, quizá

porque era fontanero, y una figura familiar en el vecindario cuando

pasaba en bicicleta con su bolsa de herramientas de lona colgada al hombro

como un carcaj repleto de flechas”

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NUMERALIA

Los 10 mejores* libros de 2014:

1. Así empieza lo malo, de Javier Marías.2. El impostor, de Javier Cercas.3. José Ortega y Gasset, de Jordi Gracia. 4. Un hombre enamorado (Mi lucha II), de Karl Ove Knausgård.5. Días de mi vida(Vida I), de Juan Ramón Jiménez.6. Hasta aquí, de Wislawa Szymborska.7. La hierba de las noches, de Patrick Modiano.8. El balcón en invierno, de Luis Landero. 9. Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española.10. Como la sombra que se va, de Antonio Muñoz Molina.

*Babelia.

LO VIEJO QUE NO SE CONOCE SERÁ SIEMPRE NUEVODOMINIOS CLÁSICOS DEL CONOCIMIENTO Y LA SABIDURÍA

Por Rael Salvador

“Un solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho”. Séneca.

NO EL MAL, SINO el bien y la vir-tud... Y, sobre todo, la consecuen-cia de sus actos. Porque si existe la Akrasia, la debilidad de la voluntad, el bien queda desamparado a las dulces tormentos del pensamiento moral (del “Bien” y el “Mal”), ofre-ciendo sólo actos humanamente animales.

Lo virtuoso, luchando contra el impulso natural de lo vivo, se con-vierte entonces en un “instinto” benefactor.

La maldad no se elige: la llevamos dentro.

Por eso, oponerse a ella constitu-ye un refinado acto de elección.

Diría: de libertad.Bien, ahora pasemos al dilema del

“espectro”, donde la prueba clínica es sólo la concatenación temporal (porque no siempre será así) de una triste hipótesis: ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes son los ma-los? ¿Qué tan buenos son los ma-los? ¿Qué tan malos son los buenos? ¿Qué tan malos son los malos? ¿Qué tan buenos son los buenos?

Ahora, permítaseme ser más ro-mano que la propia crisis.

En el amplio botiquín de las sor-presas, la más de las veces dar a co-

nocer algo es combinar lo útil con lo dulce, de la misma manera que un médico mezcla su miel en las agrias medicinas que administra.

Releyendo apuntes en mis cua-dernos de notas, me llama la aten-ción esta magnífica transcripción que hace tiempo realicé de la edición latina De rerum natura, la obra fundamental de Tito Lucre-cio Caro (99 a.C-55 d.C), pensador y poeta romano que, a través de la lucidez filosófica, hace de las cosas ordinarias una veta de reflexiones que bien deberían apuntarse como prioridades en el ciego desorden moral de nuestras tareas diarias.

Lucrecio estima la existencia de la manera siguiente: “Cuando supieron servirse de las chozas, de las pieles de los animales y del fuego, cuando las mujeres, a través del vínculo del matrimonio, llegó a ser propiedad de un sólo esposo y vieron aumen-

tar la descendencia nacida de su sangre, entonces el género huma-no comenzó a perder poco a poco su rudeza (…). Venus los privó de su vigor; y los niños, por medio de sus caricias, no tuvieron dificultad en ablandar la natural ferocidad de sus padres. Entonces también la amistad comenzó a anudar sus vínculos entre vecinos, deseosos de evitarse toda violencia mutua: se

apoyaron los unos a los otros, y los niños y las mujeres dieron a enten-der confusamente a través de la voz y del gesto que era justo que todos tuvieran piedad de los débiles”.

Me pregunto, ¿qué tanto lleva-mos de nuestro pasado en la cada vez más reciclada “novedad” de nuestros actos? ¿Poseemos cua-lidades de reflexión innata para que la filosofía se manifieste propositivamente ante el orden natural de las cosas?

¿El mundo que nos cerca con su irregular manifestación de seres y enseres es una franca invitación a

desentrañarlo? Ante la historia de las ideas, la

tecnología presente ha revolu-cionado la visión que, a lo largo de los siglos, teníamos de la rea-lidad, lo que no quiere decir que hemos avanzado en los dominios personales del conocimiento y la sabiduría.

Quizá sólo nos hemos servido de ello, la más de las veces irresponsa-ble y cínicamente.

Observando siempre la vasta reve-lación de su innegable utilidad, los escritos de la antigüedad –como este caro fragmento de Lucrecio–, nos ayudan a comprender en pleni-tud que los seres humanos somos generadores de circunstancias y no sólo víctimas que se dejan atrapar por ellas.

Si lo sabe, muy bien. Sobre todo, porque ir a conocer lo

conocido es como la equivocación de conquistar lo conquistado.

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“En el amplio botiquín de las sorpresas, la más de las veces dar a conocer algo es

combinar lo útil con lo dulce, de la misma manera que

un médico mezcla su miel en las agrias medicinas que

administra”

Por Rael Salvador