Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto...

34

Transcript of Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto...

Page 1: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 1

Page 2: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 2

Page 3: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

BRUNO SCHULZ

Los pájarosLa noche de la gran estación

Traducción:Jorge SEGOVIA y Violetta BECK

MALDOROR ediciones

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 3

Page 4: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

La reproducción total o parcial de este libro, no autorizada por los editores, viola derechos de copyright.

Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

Título de la edición original:

Ptaki; Noc wielkiego sezonu

(texto extraído de Sklepy cynamonowe)

Wydawnictwo Literackie, Kraków 1973

© Primera edición: 2003© Maldoror ediciones

© Traducción: Jorge Segovia y Violetta Beck

ISBN 10 : 84-607-8765-6

MALDOROR ediciones, [email protected]

www.maldororediciones.eu

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 4

Page 5: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Í N D I C E

Los pájaros 7

La noche de la gran estación 15

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 5

Page 6: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 6

Page 7: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

LOS PÁJAROS

abían llegado los días del invierno, días de un ocre cal-cinado y llenos de tedio. La tierra con sus tonalidades

herrumbrosas había sido cubierta por un exiguo mantode nieve, ahora perforado y disminuido. La nieve no llegó acubrir todos los tejados, pues algunos aún seguían viéndo-se negros y bermellones, cuyos techos de maderasarqueadas encerraban ahumados desvanes, semejantesa sombrías catedrales abrazadas por nervaduras debóveda hechas de cabrios y vigas: oscuros pulmones delos vientos invernales. Cada nueva aurora desvelaba otraschimeneas, crecidas durante la noche, hinchadas por losvientos nocturnos, negros registros de órganos mefisto-félicos. A los deshollinadores les costaba desalojar a lascornejas que, como hojas negras con vida propia, se posa-ban al anochecer en las ramas de los árboles, cerca de laiglesia, levantando el vuelo de allí con un batir de alas yregresando después, para posarse de nuevo cada una ensu rama y en su sitio, volando en bandadas por la maña-na: nubes de humo oscuro, copos de hollín ondulantes yfantásticos que manchaban con un graznido desigual losdestellos azafranados de la aurora. Los días se endurecí-an de frío y aburrimiento, al igual que los panes del añopasado. Se cortaban con cuchillos mellados, con desgana,en una perezosa somnolencia.Mi padre ya no salía de casa. Mientras encendía las estu-fas de carbón estudiaba la naturaleza insondable delfuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor

7

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7

Page 8: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

ahumado de las invernosas llamas, la fría caricia de lassalamanquesas que lamían el hollín brillante en la gayolade la chimenea. Mi padre llevaba a cabo con esmero todotipo de reparaciones en las partes altas de la casa. Atodas horas podía vérsele encaramado, mal que bien, enlo alto de una escalera, arreglando algo en el techo, en lascornisas de las altas ventanas, en los contrapesos y cade-nas de las lámparas colgantes. Utilizaba –igual que los pin-tores– la escalera como unos enormes zancos; se encon-traba a gusto en aquella perspectiva de pájaro, cerca deun cielo pintado, de un techo decorado con arabescos ypájaros. Cada vez se alejaba más de la vida práctica.Cuando mi madre, inquieta y preocupada por su estado,se esforzaba por interesarlo en una conversación seriasobre nuestros asuntos, sobre el pago del plazo u l t i m o, mipadre la escuchaba distraídamente, lleno de inquietud,dejando ver un latido de crispación en aquel semblantecuya mirada se extraviaba en algún punto. En ocasiones lainterrumpía con un gesto conminatorio para correr des-pués hacia un rincón de la estancia y pegar su oído a unarendija del suelo, y permanecer de ese modo, a la escu-cha, levantando los índices de ambas manos, dando aentender de esa manera la importancia incontestable delasunto. Por esa época aún no nos dábamos cuenta deltriste fondo de sus extravagancias, el deplorable delirioque maduraba en su interior.Mi madre no tenía ninguna influencia sobre él, aunque sinembargo mi padre demostraba admiración y sumisiónhacia Adela. La limpieza de la habitación era para él unritual importante al que no dejaba nunca de asistir,siguiendo los quehaceres de Adela con un encontradosentimiento de temor y voluptuosidad, atribuyendo a cadauno de sus gestos un profundo y simbólico significado.Cuando Adela, con un ímpetu juvenil y decidido comenza-

8

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 8

Page 9: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

ba a pasar el cepillo de mango largo por el suelo, no podíaresistirlo: las lágrimas acudían entonces a sus ojos, unaleve sonrisa aparecía en su semblante, y su cuerpo erasacudido por un voluptuoso espasmo. Su hipersensibili-dad a las cosquillas casi lo trastornaban: bastaba queAdela agitase un dedo ante él imitando la acción dehacerle cosquillas, para que huyera lleno de un tremendopánico, atravesando todas las habitaciones y cerrandoruidosamente las puertas tras de sí. Al llegar a la últimahabitación caía de bruces sobre la cama y se retorcía allícon una risa convulsa, provocada por una imagen interiorque no lograba dominar. De ese modo, Adela tenía sobreél una autoridad casi ilimitada.Fue entonces cuando nos dimos cuenta, por primera vez,que mostraba un interés apasionado por los animales.Al principio se trataba de una pasión tanto de artistacomo de cazador; quizá fuese, también, una profundasimpatía zoológica de una criatura por formas de vidadiferentes, que le permitían experimentar en los registrosno probados de la existencia. Más tarde, el asunto adqui-rió un sesgo contra natura, fantástico y complicado, esen-cialmente pecaminoso, y que mejor sería no desvelarpúblicamente. Aquello comenzó cuando hizo incubar los huevos depájaro. Con grandes dificultades, y mucho gasto, consiguió que leenviaran desde Hamburgo, desde Holanda y algunasestaciones zoológicas africanas, huevos que dio a incubara enormes gallinas belgas. A mí también me apasionabaasistir al nacimiento de aquellos seres de fantásticas for-mas y colores. Era imposible imaginar en aquellos peque-ños monstruos, cuyos enormes picos se abrían, increíble-mente, desde el momento de nacer, con un piar glotónque salía del fondo de sus gargantas, en aquella especie

9

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 9

Page 10: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

de reptiles de cuerpos jorobados, débiles y desnudos, alos futuros pavos reales, faisanes, cóndores o urogallos.Inmersa aquella camada de dragón en cestas algodona-das, los animales estiraban sobre sus delgados cuelloslas ciegas cabezas, con los ojos cubiertos por una finísi-ma telilla blanca, y contraían sus gaznates con un chillidodébil y sofocado. Mi padre, protegido con un mandil verde,se movía a lo largo de aquellos anaqueles, como un jardi-nero en un invernáculo de cactus, y hacía salir de la nadaaquellas vejigas cerradas en las que palpitaba la vida,aquellas neonatas barrigas que únicamente percibían elmundo exterior bajo su aspecto comestible, aquellos bro-tes que se dirigían a tientas y a ciegas hacia la luz.Algunas semanas más tarde, cuando aquellos capullosciegos de vida se abrieron a la luz, los nuevos habitantesllenaron las estancias con un gorjeo multicolor, con unpiar centelleante. Se aposentaron en los rieles de las cor-tinas, en las cornisas de los armarios, anidaron en losarabescos y en los brazos de estaño de las grandes lám-paras de araña que colgaban del techo.Cuando mi padre se ponía a la tarea de estudiar los den-sos manuales de ornitología y hojeaba sus láminas decolores, parecía que de aquellas páginas salían fantas-mas que llenaban la habitación con sus aleteos abigarra-dos, con pinceladas purpúreas, escamas zafíreas, verdi-gris y argentadas. Cuando se les echaba la comida, lospájaros formaban en el suelo un arriate oscilante, lleno decolores, una alfombra viva, que descomponía su formacada vez que alguien irrumpía en aquel espacio, disper-sándose como semovientes flores, y, finalmente, acaba-ban por instalarse en los lugares más altos de la estan-cia. Me ha quedado especialmente grabado en la memo-ria un cóndor, enorme pájaro, con el cuello desplumado,la faz cuarteada y cubierto de excrecencias. Era un asce-

10

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 10

Page 11: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

ta delgado, un lama budista que conservaba en todo sucomportamiento una imperturbable dignidad y que obser-vaba el rígido protocolo de su noble raza. Cuando se situa-ba frente a mi padre, inmóvil en una actitud hierática dedivinidad egipcia, con sus ojos cubiertos por un velo blan-quecino que utilizaba para tapar su pupila y encerrarseen la contemplación de su quintaesenciada soledad, pare-cía, con su pétreo perfil, el hermano mayor de mi padre:tanto el cuerpo como los tendones y la piel dura y cuarte-ada eran del mismo tejido, tenían la misma faz huesuda yreseca, las mismas órbitas profundas con su gruesa cór-nea. Incluso las manos de mi padre, largas, delgadas,nudosas, con las uñas muy arqueadas, se parecían a lasgarras del cóndor. Al ver al pájaro dormido de ese modono podía evitar la impresión de encontrarme frente a lamomia reseca, aunque reducida, de mi propio padre.Creo que esa extraordinaria semejanza tampoco se leescapó a mi madre, aun cuando entre nosotros nunca lle-gásemos a tocar ese tema. Es significativo que tanto mipadre como el cóndor utilizasen el mismo orinal.No contento con hacer incubar nuevas especies, mipadre organizaba bodas de pájaros en el desván; llevabaallí a los pretendientes, ataba en los rincones y las grietasdel armazón del techo a las sumisas y lánguidas novias;finalmente, el tejado de la casa, un amplio tejado de dobledeclive, se convirtió en un verdadero albergue de pájaros,en un arca de Noé que contenía los distintos tipos de cria-turas provenientes de los paises más lejanos. Muchotiempo después de que la cría de pájaros hubiese llegadoa su fin, aquella tradición de nuestra casa se mantuvoentre las criaturas aladas, y, en la época de las grandesmigraciones primaverales, seguían abatiéndose sobrenuestro tejado nubes de grullas, pavos reales, pelícanos yotras especies de pájaros.

11

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 11

Page 12: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Después de un breve período de esplendor, aquella her-mosa empresa tomó un giro lamentable. Al poco tiempose hizo necesario trasladar a mi padre a dos habitacionesdel desván que se utilizaban como trasteros. Al amane-cer, comenzaba a llegar desde allí el clamor de la voz delos pájaros. A consecuencia del eco que propiciaba elespacio vacío bajo los techos, las paredes de madera delas habitaciones del desván resonaban con la algarabía,los cantos, el batir de alas y las amorosas llamadas y gor-jeos. De ese modo perdimos de vista a mi padre durantevarias semanas. Pero, de vez en cuando, bajaba, y enton-ces podíamos darnos cuenta de que había empequeñeci-do y adelgazado. En ocasiones, al perder el control de símismo, saltaba de la silla y, agitando los brazos como sifuesen alas, emitía un prolongado canto mientras se levelaban los ojos, después de lo cual, turbado, unía su risaa la nuestra y trataba de bromear sobre lo ocurrido.Un día, durante una limpieza general, Adela irrumpió demanera inesperada en el reinado de pájaros de mi padre.Nada más abrir la puerta, se vino abajo a causa del nau-seabundo hedor con que los excrementos que cubrían elsuelo, las mesas y el resto del mobiliario impregnaban elaire. Sin dudarlo, abrió la ventana y moviendo una largaescoba arremolinó aquella masa de pájaros. Se formó uninfernal tumulto de plumas, alas y chillidos, y Adela baila-ba la danza de la destrucción como una ménade enloque-cida agitando el tirso que llevaba en la mano. Mi padre,tan asustado como los mismos pájaros, levantaba losbrazos e intentaba emprender el vuelo. Poco a poco aqueltumulto de alas desapareció, y, en el campo de batalla,sólo quedó Adela, fatigada y jadeante, y mi padre, con unaexpresión afligida y avergonzado, dispuesto a aceptar sucompleta derrota.

12

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 12

Page 13: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Poco después, mi padre descendió lentamente de susdominios: hombre derrotado, rey en el exilio que habíaperdido su trono y su reino.

13

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 13

Page 14: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 14

Page 15: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

LA NOCHE DE LA GRAN ESTACIÓN

e todos es sabido que tras una serie de años norma-les y corrientes nacen a veces en el seno del tiempo

otros años, insólitos y desnaturalizados, años en los quecrece, como un sexto dedo de la mano, un falso mes: elmes decimotercero.Y decimos que es falso, porque en muy raras ocasionesalcanza la madurez, y, como los niños engendrados tardí-amente, ese mes se rezaga en su crecimiento –mes joro-bado–, brote que se marchita hacia la mitad de su des-arrollo, y más imaginario que real.Así, de ello debemos culpar a la incontinencia senil delverano, a su lujuriosa y tardía vitalidad. En ocasiones suce-de que, una vez transcurrido el mes de agosto, el viejotronco del estío sigue eyectando, como por costumbre,desde el fondo de su carcoma esos días-brotes tardíos,días-cizaña, yermos y estúpidos, y por añadidura ofrecesin venir a cuento días-mazorca, vacíos e incomestibles,blancos, sorprendidos e inútiles.Tales días brotan irregulares y desiguales, malformes yunidos entre sí como los dedos de una ínfima manonecrosada, apenas insinuados y doblados sobre símismos. Hay quien compara también esos días con los apócrifoshilvanados de manera subrepticia entre los capítulos delgran libro del año, con los palimpsestos introducidossecretamente entre sus pliegos, o bien con esas páginasen blanco, sobre las que los ojos saciados de lecturas y

15

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 15

Page 16: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

colmados de contenido pueden derramar imágenes ycolores, cada vez más palidecidos, para desvanecersefinalmente en la nada antes de que una vez más se impli-quen en los laberintos de nuevas historias y nuevoscapítulos.¡Ah, esa vieja novela amarillecida del año, ese inmensoy devastado libro del calendario! Ese libro permaneceolvidado en los archivos del tiempo, mientras su conte-nido sigue creciendo entre las tapas, alimentado por elincesante monólogo de los meses, por la invasión pro-digiosa de las ficciones, la fabulación y los delirios quesin pausa brotan en su interior. Ah, al compilar esosrelatos, al ordenar esas historias acerca de mi padreen los gastados márgenes del texto, ¿acaso no abrigola secreta esperanza de que pasen a formar partealgún día, imperceptiblemente, de las páginas amarille-cidas del más espléndido Libro, que, poco a poco se vahaciendo jirones, de que participen de la urdimbre y elgran murmullo de sus páginas donde acabarána b s o r b i d a s ?Aquello que vamos a narrar ocurrió en ese mes decimo-tercero, mes suplementario, y, en cierto sentido, falsomes de ese año, sobre algunas páginas en blanco de lagran crónica del calendario.Las mañanas entonces eran extrañamente frescas y des-abridas. En el tranquilo discurrir de ese tiempo más frío,que ponía en el aire un olor completamente nuevo y unadiferente consistencia en la luz, se podía reconocer quehabíamos entrado en otro ciclo de días, en una nueva eradel Año del Señor.Bajo esos nuevos cielos la voz resonaba clara, como enuna casa nueva y aún vacía, con olores a barniz y pintura,a cosas recién desenvueltas y todavía no usadas. Con unaextraña emoción se ensayaba el nuevo eco, se probaba

16

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 16

Page 17: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

con curiosidad, como se hace con un pastel –una frescamañana de rocío– antes de un viaje. Mi padre estaba una vez más en la trastienda, sentado enel buró de una exigua pieza, diseccionada como un panalde numerosas celdillas de ficheros, que rebosaba decapas de papel, cartas y facturas. Del roce de las hojasde papel, del incesante hojear de páginas crecía la exis-tencia vacía y cuadriculada de aquel cubículo, del continuodesplazamiento de pliegos se reflejaba en el aire –a par-tir de un sin fin de nombres comerciales–, una apoteosisen forma de ciudad industrial, a vista de pájaro, erizadade humeantes chimeneas, rodeada de innumerablesrótulos y apresada en los pomposos rasgos de loset y Comp.Mi padre se encontraba allí –como en una pajarería–,sentado en un alto taburete, y los palomares-ficheroszureaban con los pliegos de papel y todos los nidos y jau-las estaban llenos del gorjeo de las cifras.El fondo de la espaciosa tienda se iba haciendo –día trasdía– más oscuro, a la vez que se enriquecía con nuevasprovisiones de paños, cheviots, terciopelos y panas.Sobre los sombríos anaqueles –graneros, silos de fres-cor y abigarrado colorido– maceraba poco a poco aque-lla provisión de paños y aumentaba el capital añejo delotoño. Allí crecía y maduraba y se diseminaba, cada vezmás expansiva, hasta que los anaqueles llegaron a pare-cer filas de paraíso de un enorme teatro. Cada mañana,se veía aumentada por nuevas entregas de material que–en cajas y fardos– portaban sobre sus colosales hom-bros mozos barbudos y jadeantes, que transpiraban unaura otoñal mezclada con vodka. Los dependientes saca-ban aquellas nuevas provisiones de abigarrados colores,y, con las mismas, llenaban todos los recovecos de losaltos anaqueles. Aquello conformaba una inmensa gama

17

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 17

Page 18: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

de todos los colores otoñales, colocados por capas, satu-rada de matices, que subían y bajaban de tono como enuna escala musical, a través de las octavas de color.Empezaba en la parte más baja, ensayando tímidamentelos semitonos desvaídos de la contralto, pasaba al colorceniciento de la lejanía, al verde y azur de los gobelinos, y,después, ascendiendo en acordes cada vez más amplios,llegaba a los oscuros azul marino, al índigo de las selvaslejanas y al suave aterciopelado de los rumorosos par-ques, y, finalmente, a través de todos los ocres, sangui-nas, bermejos y sepias, entraba en la susurrante umbro-sidad de los jardines que se marchitan, y descendía hastael oscuro olor de las setas, el aliento de la carcoma en elfondo de la noche otoñal, el acompañamiento de los bajosmás oscuros.Mi padre pasaba revista a ese arsenal de tejidos otoña-les, calmaba e imponía silencio sobre aquella mole, sobresu fuerza creciente y el aún domeñado caudal de laEstación. Deseaba mantener intacta el mayor tiempoposible aquella provisión almacenada de colores. Temíaromper aquel precinto de seguridad del otoño, cambiarlopor dinero. Aunque presentía que el viento otoñal y devas-tador –un viento tibio–, llegaría en algún momento, arre-ciando sobre los armarios que cederán entonces irreme-diablemente, y que nada podría contener los arroyos decolores que en un instante acabarían inundando todala ciudad.Se acercaba el momento de la Gran Estación. Las callesse animaban. A las seis de la tarde la ciudad adquiría unambiente febril, las casas –con el sol poniente– se reves-tían de una tonalidad carmesí, la gente deambulaba ani-mada por un fuego interior, que ponía en sus rostroscolores vivos, y una fiebre festiva, bella y maliciosa hacíabrillar sus ojos.

18

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 18

Page 19: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Las calles recónditas de la ciudad, los silenciosos callejo-nes que ya perdían el pulso de las horas, estaban vacíos.Tan sólo los niños se entregaban a sus juegos –bajo losbalcones de las plazoletas–, de manera ruidosa y aloca-da, hasta perder el aliento. Acercaban a sus labios peque-ños globos a fin de llenarlos de aire, sugestionándose conla posibilidad de llegar a una metamorfosis fantástica deellos mismos, ora como máscaras de pavos enardecidos,ora como máscaras de estúpidos gallos rojos, máscarascoloreadas del otoño, tan ilusorias como disparatadas.Parecía que hinchados y piando, iban a levantarse en elaire formando una larga trenza de colores, y que volaríansobre la ciudad como bandadas de pájaros migratorios:extraña y fantástica flotilla de papel de seda y tiempo oto-ñal. O, tal vez, en medio de una algarabía, se desplazaríansobre pequeños carros chirriantes, cuyos ejes, radios yruedas sonaban con un colorido traqueteo. Colmadoscon sus gritos, esos pequeños carros descendían por laempinada calle hasta el río oropimentado por el atarde-cer, en el que acababan destrozándose con estruendoy finalmente quedaban reducidos a discos, estacasy varillas.Y mientras los juegos de los niños se hacían cada vezmás ruidosos y embrollados, mientras la ciudad eratomada por un sombrío color púrpura, todo comenzósúbitamente a marchitarse y ennegrecer exudando uncrepúsculo alucinatorio que lo contaminaba todo. Esa epi-demia del crepúsculo se expandía rauda, venenosa y trai-dora, y todo lo que entraba en contacto con ella acababapor contaminarse, y bastaba con que sólo rozara algopara que se pudriese, convirtiéndose en un montón deceniza y humus. La gente huía del crepúsculo en medio deun pánico sombrío, mas aquella inmisericorde lepra lesalcanzaba y hacía surgir en sus frentes brotes oscuros,

19

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 19

Page 20: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 20

Page 21: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

y entonces perdían sus rostros que caían al suelo y seconvertían en manchas grandes y amorfas, y, si prose-guían su huida, lo hacían ya sin rasgos, sin ojos, perdien-do por el camino máscara tras máscara, de tal modo queel crepúsculo bullía de esas larvas abandonadas, que sedispersaban en el aire mientras huían desesperadamen-te. Entonces todo comenzó a cubrirse con una cortezanegra y carcomida, de pútridas costras de oscuridad.Mientras bajo el cielo todo se descomponía raudamenteentre el pánico, diluyéndose en un silencioso nirvana, enla mismísima bóveda celeste surgía un iluminado arrebol,estremeciéndose con la apagada melodía de un sin fin decampanillas, palpitando por el vuelo de una bandada deinvisibles alondras, que volaban juntas hacia un solo infini-to innombrable y plateado. Después, caía súbitamente lanoche –una noche sin fondo e ilimitada–, atravesada porráfagas de viento. Esa noche laberíntica desvelaba nidosluminosos: tiendas –grandes linternas de colores–, col-madas de mercancía y del rumor de los clientes. A travésde los iluminados cristales de esas linternas se podíaseguir el ruidoso y extraño ceremonial de las comprasotoñales.La gran noche otoñal y ondulante, crecida de sombras,dilatada por los vientos, contenía en sus pliegues oscurosbolsillos luminosos, saquitos con chucherías abigarradas,chocolatinas de colores, pastelillos y baratijas coloniales.Esos tenderetes y casetas, armados con cajas de confite-ría, de interiores forrados con envoltorios de chocolate,abarrotados de pastillas de jabón y vistosa pacotilla, dedoradas fruslerías, de argentadas papelinas, de trompe-tas, barquillos y pastillas de menta, eran el punto deencuentro con la frivolidad, como alegres cascabeles dise-minados sobre el tejido de la inabarcable noche laberínticasacudida por los vientos.

21

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 21

Page 22: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

La abigarrada muchedumbre se desplazaba a través dela oscuridad, en confusa batahola, entre el rumor demiles de pasos y el susurro de miles de bocas: peregrina-je hormigueante y enmarañado por las arterias de la ciu-dad otoñal. Así discurría ese río, crecido de algazara, desombrías miradas, –miradas de soslayo, y maliciosas–,de conversaciones entrecortadas, enorme babel de chis-morreos, risas y tumulto. Parecía como si cabezas de otoñales y secas adormide-ras –cabezas-cascabel, hombres-matraca–, perdiendoya sus semillas, se hubiesen puesto en movimiento.Mi padre se movía nervioso por la tienda iluminada, conrubor en las mejillas y los ojos brillantes, y escuchaba. Los lejanos ruidos de la ciudad y el rumor de la muche-dumbre desplazándose llegaban hasta allí, a través de lapuerta y los cristales del escaparate. La clara llama deuna lámpara de petróleo suspendida de la alta bóveda,ardía en el silencio de la tienda, expulsando la menor hue-lla de sombra de recovecos y rendijas. El amplio y vacíosuelo crujía en el silencio, y, bajo aquella luz, contaba a lolargo y a lo ancho el tablero de sus cuadrados que habla-ban entre sí mediante chasquidos, que, aquí y allá, encon-traban la respuesta de otros. Mientras tanto, los pañospermanecían en el silencio, mudos, en su velina quietud,y, a espaldas de mi padre, se intercambiaban miradas alo largo de las paredes, y –de un anaquel a otro– seenviaban silenciosas señales de entendimiento.Mi padre aguzaba el oído. Su oreja parecía alargarse des-mesuradamente en aquel silencio nocturno y ramificarsemás allá de la ventana: coral fantástico, pólipo rojo y ondu-lante en la noche abisal.Insistía en su escucha. Oía con creciente inquietud cómose aproximaba aquella marea humana. Con pavor, mira-ba en torno la tienda desolada. Buscaba a los dependien-

22

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 22

Page 23: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

tes. Pero aquellos ángeles rebeldes y pelirrojos habíanvolado. Él se había quedado solo, temeroso de que lamuchedumbre anegara en un instante el silencio de latienda y se repartiese, en subasta, la abundancia delotoño fervorosamente acumulada en aquel silo desdehacía largos años. Mas, ¿dónde estarían los dependientes? ¿Dónde seencontrarían aquellos hermosos querubines que teníanque defender las oscuras barricadas de paño? Mi padrepensaba con dolor, y sospechaba, que los dependientespecaban en algún lugar recóndito de la casa con las hijasde Caín. Mi padre, con brillo en sus ojos, inmóvil y lleno depreocupación, en el silencio luminoso de la tienda, presen-tía todo lo que estaba ocurriendo en el interior de la casa,en las estancias de aquella enorme linterna de colores.La casa se abría ante a él, estancia tras estancia, pieza apieza, como un castillo de naipes, y veía cómo los depen-dientes corrían tras Adela a través de todas las habitacio-nes vacías e iluminadas, ora escaleras abajo, ora escale-ras arriba, hasta que consiguió escapar de los dependien-tes, refugiándose en la cocina y levantando una barricadacon el aparador.Adela permanecía allí, jadeando, resplandeciente y diver-tida, sonriendo y batiendo el aire con sus largas pestañas.Los dependientes, contenían su risa agachados ante lapuerta. La ventana de la cocina estaba abierta a la pro-funda noche, atravesada de sueños y fantasmagorías. Enlos oscuros cristales de las ventanas semiabiertas rever-beraba el destello de una lejana iluminación. Cántaros ycacerolas, ya bruñidas y dispuestas cada una en su sitio,brillaban con su graso esmalte en el silencio. Adela aso-maba cautamente su rostro maquillado por la ventana,escudriñando la noche. Con la mirada buscaba a losdependientes en el sombrío patio, temiendo una encerro-

23

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 23

Page 24: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

na. Y, súbitamente, los vio moverse con precaución, unotras de otro, sobre una estrecha cornisa a la altura de laventana –y a lo largo de la pared, que un lejano destelloteñía de color carmesí–, y cómo se acercaban a ella. Mipadre dio un grito de cólera y desesperación, pero en esemomento se dejó oír muy cerca una algazara de voces, y,de pronto, ante las ventanas iluminadas de la tienda apa-recieron rostros convulsionados por risas y palabras, queaplastaban su nariz contra los cristales. Mi padre, a quienla excitación había puesto un rubor carmesí en la cara, seencaramó sobre el mostrador. Y cuando la muchedum-bre asaltaba esa fortaleza y sitiaba ruidosamente la tien-da, mi padre se subió a los anaqueles más altos, y, unavez allí, mirando a la muchedumbre desde las alturas,comenzó a soplar con todas sus fuerzas una enormetrompeta, tocando a rebato. Pero la bóveda no resonócon el ruido de las alas arcangélicas que volarían en suayuda: en vez de eso, a cada gemido de la trompeta res-pondía el coro burlón de la muchedumbre.–¡Vamos, señor Jakub, a la tarea! Vamos, señor Jakub, avender!– clamaban todos, y esa admonición, repetida unay otra vez, se convertía en un rítmico discante, poco apoco se transformaba en un estribillo entonado a coro.Entonces mi padre se dio por vencido, abandonó de unsalto el voladizo de la cornisa en la que estaba situado, y,entre gritos, se lanzó contra la barricada de paños.Crecido por la ira y avanzando con la cabeza inclinada conla misma violencia que un puño amenazador, arremetiócon la determinación de un profeta contra las barricadasde tela. Con todo el peso de su cuerpo hacía fuerza sobrelas grandes balas de lana, las arrancaba de sus estantes,cargaba sobre sus hombros inmensas piezas de tela y lasdejaba caer ruidosamente sobre el mostrador. Los far-dos se desplegaban restallando en el aire y convirtiéndo-

24

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 24

Page 25: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 25

Page 26: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

se en estandartes sin fin, los estantes escupían llamara-das de paño a un lado y a otro, cascadas de paños, comoobedientes a la vara de Moisés. Así se derramaban las provisiones de los armarios, vomi-tadas con vehemencia, fluyendo como largos ríos. Aquellamateria tornasolada de los anaqueles se vertía inconteni-blemente sobre los mostradores y mesas, inundándolasde un velino caudal.Poco después las paredes de la tienda desaparecieronbajo las poderosas formaciones de aquella cosmogoníade paño, bajo aquellas cadenas montañosas ahora con-vertidas en imponentes macizos. Algunos profundosvalles se abrían entre las abruptas laderas, y en medio deaquel pathos atronador, comenzaron a surgir los contor-nos de nuevos continentes. El espacio de la tienda sehabía dilatado y convertido en un inmenso panorama depaisaje otoñal, colmado de lagos y de lejanías invernosasy, en ese decorado ilusorio, mi padre caminaba a grandespasos, atravesando las llanuras y los valles de la míticatierra de Canaán, con las manos abiertas y alzadas haciael cielo en un gesto de profeta, como si modelara aquelpaisaje con los arrebatos de su inspiración.Y, abajo, al pie de ese Sinaí, que tenía su origen en la cóle-ra del padre, el pueblo gesticulaba, gritaba, mercadeabay alababa a Baal. Metían sus manos hasta los plieguesmás profundos de aquel vellocino, unos a otros se mos-traban los abigarrados paños echándoselos sobre loshombros, a modo de improvisados dominós y abrigos,hablando una babélica lengua.Entonces destacó la figura de mi padre, crecido en sucólera, dominando desde sus alturas aquella concentra-ción de mercaderes, fustigando a los idólatras con la len-gua de fuego de su palabra. Y después, llevado por suarrebato, subió otra vez a los más altos anaqueles –reso-

26

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 26

Page 27: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

nantes andamios vacíos–, moviéndose ofuscadamenteentre los mismos, turbado por las imágenes de lujuriaque presentía desarrollarse a sus espaldas en los tras-fondos de la casa. Finalmente, los dependientes consi-guieron alcanzar el balcón de hierro a la altura de la ven-tana, y, apoyados contra la balaustrada, cogieron a Adelapor la cintura –que seguía pestañeando cuando la saca-ron a través de la ventana y arrastraba por el suelo susesbeltas piernas, enfundadas en medias de seda. Mi padre, afligido por tan abominable pecado, y envueltoen la cólera de su gesticulación, semejaba un apocalípti-co paisaje; abajo, el inconsciente pueblo de Baal se entre-gaba a un desatado júbilo. Una vehemencia paródica, unaepidemia de risas se apoderó de aquella multitud. ¿Quéseriedad podía esperarse de ellos, de aquella estirpe len-guaraz y cascarrona? ¿Qué comprensión podíamospedirle –hacia las grandes preocupaciones de mipadre–, a aquellos charlatanes de feria que no cesabande triturar la coloreada pulpa de las palabras? Sin pres-tar oídos a sus airadas y proféticas admoniciones, aque-llos mercaderes vestidos con b e k i e s z de seda se inclina-ban en pequeños grupos alrededor de las plegadas mon-tañas de paño, valorando –excitados y entre risas– lascualidades de la mercancía. Aquel oscuro mercadeodevaluaba con su afilada lengua la naturaleza de tanriquísimo caudal de paño, la desmenuzaba y trituraba, y,finalmente –al rematarla– la hacía desaparecer.En otro anaquel, ante las cascadas de paños claros, seagrupaban los judíos, vestidos con llamativos caftanes ygorros de piel. Eran los miembros del Gran Sanedrín,hombres venerables y llenos de unción, que, acariciandosus largas y cuidadas barbas, mantenían circunspectas ydiplomáticas conversaciones. Mas, esa ceremoniosa con-versación, esas miradas que se intercambiaban, estaban

27

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 27

Page 28: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

imbuidas de un brillo de sutil ironía. Entre aquellos gruposdeambulaba una fauna anónima e impersonal, sin rostroni individualidad, que sólo llenaba los claros del paisaje, yhacía de fondo con su inútil guirigay de campanillas ysonajeros. Esa agitada troupe de arlequínes y polichine-las, sin ninguna seria intención comercial, con sus bufona-das ridiculizó hasta el absurdo las transacciones, que,aquí y allá, se habían iniciado. Poco a poco, cansada de su propia bufonería, aquella ale-gre tribu acabó desvaneciéndose en los confines máslejanos del paisaje, desapareciendo entre sus grietas yvalles. Probablemente, uno tras otro, se perdían entreesas fisuras y pliegues, igual que los niños cansados dejugar desaparecen poco a poco en los rincones de unacasa la noche de un gran baile. No obstante, los patriarcas de la ciudad, miembros delGran Sanedrín, se desplazaban en grupos llenos desolemnidad y unción, manteniendo entre ellos serias con-troversias en voz baja. Dispersándose a través de esepaís inmenso y rocoso, recorrían –en grupos de dos otres– los abruptos y lejanos caminos. Sus menudas yoscuras siluetas poblaban aquella meseta desérticasobre la que colgaba un cielo ónique cargado de densasnubes, labrado en largos surcos paralelos, de estelasblancas y argentadas, que descubría en su fondo, una yotra vez, nuevas configuraciones. La luz de la lámpara creaba un día artificial en aquel pai-saje: un día extraño, sin aurora ni crepúsculo.Poco a poco mi padre se serenaba. Al fin su ira acababasedimentándose, coagulada, en las capas del paisaje.Ahora se hallaba sentado en los anaqueles más altos, ycontemplaba ese vasto paisaje otoñal. Alcanzaba a veruna escena de pesca que se desarrollaba en aquellaregión lacustre. En las frágiles cáscaras de las barcas

28

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 28

Page 29: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 29

Page 30: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

había dos pescadores, que hundían sus redes en lasaguas. En la orilla, los muchachos portaban sobre suscabezas cestos de mimbre llenos de peces argentados yreverberantes. Fue entonces cuando vio a aquellos grupos que deambu-laban en la lejanía y alzaban sus cabezas hacia el cielo,señalando algo con sus manos levantadas.Súbitamente el cielo se cubrió con una erupción tornaso-lada, de manchas ondulantes, que parecían aumentar detamaño y proliferar, y, entonces, los espacios celestes sevieron asaeteados por una insólita tribu de pájaros quedaban vueltas en el aire formando grandes espirales.Todo el espacio estaba colmado por sus patéticos vuelos,su batir de alas y las majestuosas líneas que trazabansus balanceos silenciosos. Algunos de ellos, como enor-mes cigüeñas, bogaban inmóviles sobre sus alas extendi-das; otros, semejantes a penachos arcoirisados de bár-baros trofeos, aleteaban pesada y torpemente parapoder mantenerse en aquella corriente de aire tibio; final-mente, otros, amorfos manojos de alas, patas y cuellosdesplumados, recordaban a cóndores y buitres mal dise-cados, perdiendo definitivamente sus entrañas de serrín. Entre toda esa tribu había pájaros de dos cabezas, y pája-ros de muchas alas, y también los deformes, que cojea-ban en el aire con el vuelo torpe de una sola ala. Muypronto el cielo pareció virar y conformarse como un fres-co antiguo, colmado de insólitas figuras y de quiméricosanimales, que daban vueltas, se entrecruzaban y regresa-ban de nuevo, trazando elipses de color bajo la bóvedade azur.Mi padre abandonó su postura y se puso en pie, aureola-do por una súbita luminosidad, y elevó los brazos haciaaquellos pájaros llamándolos con una ancestral fórmulamágica. Profundamente conmovido, los reconoció. Era la

30

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 30

Page 31: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

descendencia lejana y olvidada de aquella generación depájaros que Adela había arrojado a los cuatro puntos car-dinales.Y ahora regresaba, desnaturalizada, en prolifera-ción insólita, aquella artificial progenie, aquella tribu depájaros deformes, degenerada y vacía.Anormalmente crecidos, siniestramente aumentados detamaño, aquellos pájaros estaban vacíos y carecían devida interior. Toda su vitalidad fue a parar a su plumaje,deviniendo así algo quimérico. Era como un inmemorialmuseo de golems, como los elementos residuales delParaíso de los Pájaros.Algunos volaban de espaldas, tenían pesados y deformespicos parecidos a candados y cerrojos, con excrecenciasde distintos colores, y, además, eran ciegos.Cómo se emocionó mi padre ante aquel inesperado retor-no, cómo se maravilló ante el instinto de esos pájaros,ante su apego al Demiurgo, que aquella tribu rechazadahabía alimentado en su alma como una leyenda, pararegresar al fin al cielo de su patria inmemorial, despuésde numerosas generaciones, el último día antes de laextinción de la estirpe. Aunque esos pájaros ciegos, como de papel mâché, ya nopodían reconocer a mi padre. En vano él los llamaba utili-zando ancestrales conjuros, y también en vano les habla-ba el lenguaje olvidado de los pájaros: no le oían, no leveían.Repentinamente, comenzaron a silbar piedras por el aire.Eran los chirigoteros, casta estúpida y desconsideradaque comenzó a lanzar su arsenal contra ese fantásticocielo de pájaros.En vano mi padre les advertía, en vano les suplicaba congestos mágicos: no le oían, no respondían a su conjuro. Ylos pájaros comenzaron a caer. Alcanzados por las pie-dras se desplomaban, inertes, marchitándose todavía en

31

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 31

Page 32: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 32

Page 33: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

el aire. Antes de caer sobre la tierra ya no eran más queun informe manojo de plumas. En un instante, la meseta se cubrió con aquella extraña,fantástica carroña. Antes de que mi padre alcanzase ellugar de la matanza, aquella –antaño espléndida– tribude pájaros, yacía muerta, amontonada sobre las rocas. Y únicamente ahora –de cerca–, mi padre pudo darsecuenta de la pacotilla de aquella generación depaupera-da, y de lo ridículo de su infausta anatomía. Sólo habíansido grandes manojos de plumas rellenos de vieja carro-ña. En muchos de ellos ni siquiera se distinguía la cabeza,puesto que en esa parte deforme de sus cuerpos nohabía huella alguna de la presencia del alma. Algunosestaban cubiertos con un pelaje enmarañado y áspero,como los bisontes, y apestaban. Otros recordaban acamellos jorobados, calvos y carroños. Finalmente, otrosmás estaban hechos probablemente con una cierta clasede cartulina, vacíos por dentro y de abigarrados colorespor fuera. Algunos, de cerca, no eran más que enormescolas de pavo real, abanicos ocelados, a los que de extra-ña manera alguien le había insuflado una aparienciade vida. Pude ver el infeliz regreso de mi padre. El día artificial seteñía poco a poco con los colores de un amanecer coti-diano. En la desolada tienda los anaqueles más altos sesaciaban con las tonalidades del cielo matinal. Entre losfragmentos del apagado paisaje, entre los bastidoresderribados del decorado nocturno, mi padre vio desper-tarse a los dependientes. Se levantaban de entre lasbalas de paño y bostezaban al sol. En la cocina, Adela, aúntranspirando el vaho cálido del sueño nocturno y con loscabellos en desorden, molía café en un molinillo que apre-taba contra su blanco seno, comunicándole a los granostriturados su brillo y su calor. El gato se lavaba al sol.

33

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 33

Page 34: Pajaros Estacion 22/11/09 16:57 Página 1 - BRUNO SCHULZ€¦ · fuego, experimentaba el gusto metálico y salado, el olor 7 Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 7. ... sacudido

Pajaros_Estacion 22/11/09 16:57 Página 34