Pais Mio No Existes-1 Vazquez Sobre Roque1

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  “País mío no existes”. Apuntes sobre Roque Dalton y la historiografía contemporánea de l !al"ador. Mario Vázquez Olivera CCyDEL - UNAM A la memoria de don Jorge Arias Gómez 1 La historiografía onstit!ye !n as"eto med!lar de la on#g!raión ideológia y "o ti a de to do Estado na ional$ %iem"r e ontro&er ti da' hil&anada generaión tras generaión on retazos alternados de re!erdo y ol&ido' la historia esrita onstit!ye al mismo tiem"o memoria &ital y tam(i)n testimonio de las distintas maneras en *!e di ha memoria ha sido "reser&ada$ + ese estilo' la forma "e!liar en *!e "!e(los y Estados rerean s! "asado' die tanto de sí mismos omo las "ro"ias narraiones *!e on#g!ran s! ,istoria$ Etra.amente' en El %al&ador el *!ehaer historiogr/#o ha ontado desde siem"re on esasos ade"tos$ Es !n heho *!e' on ee"ión de 0elie' la tradiión historiogr/#a de diho "aís es la m/s "o(re de toda Centroam)ria$ A"enas s!man !nos 12 los li(ros de historia "!(liados en los 3ltimos treinta a.os' y han sido esritos en s! inmensa mayoría "or soiólogos' eonomistas' literatos' a(ogados' "eriodistas y milit ar es4 a(e menionar tam(i)n *!e a"enas a "rini"ios del a.o 5225 f!e esta(leida la lieniat!ra en ,istoria omo !na arrera !ni&ersitaria 67/z*!ez' 18894 $ %il&a: 7iegas' 5225;$ Alg!nos atri(!yen esta <miseria= historiogr/#a a la mez*!indad y eg!era "olítia de la oligar*!ía sal&adore.a' a s! "o(re !lt!ra y esaso sentido de na ionalidad' así omo al ar/ ter re tr ógrado y o(t!so de los s!esi&os go(iernos de etrema dereha *!e han regido los destinos del "aís desde #nales del siglo >?>$ @ero esta inter"retaión es demasiado sim"lista$ En "aíses &einos omo G!atemala' ,ond!ras y la Niarag!a de los %omoza' los est!dios históri os al anzaron !n desarrollo m!y s! "erior en similares o "eores ir!ns tanias "olítias$ + "or si no (astara esta referenia om"arati &a' "!ede "ro(arse *!e los meores tiem"os "ara la historiografía sal&adore.a f!eron "reisamente los a.os felies del li(eralismo olig/r*!io de "rini"ios del siglo >> así omo la ditad!ra del general Maimiliano ,ern/ndez Martínez 618B5- 18;' y *!e en la at!alidad' (ao el go(ierno derehista del "artido AENA' se e"erimenta !n nota(le renaimiento de la disi"lina$ @or otra "arte' si (ien es ierto *!e la falta de res"aldo g!(ernamental ha di #!ltado so(remanera el tra(a o de los historiadores sal&adore.os' o(lig/ndolos a sortear in!mera(les o(st/!los "ara "oder realizar y dif!ndir s!s in&estigaiones' no es difíil onstatar *!e el menos"reio haia la historia n!na f!e "ri&ati&o de la etrema dereha4 a lo largo del siglo >> s!esi&as

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analisis de vasques sobre la literatura de roque

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Pas mo no existes. Apuntes sobre Roque Dalton y la historiografa contempornea de El Salvador.Mario Vzquez OliveraCCyDEL - UNAM

A la memoria de don Jorge Arias Gmez1La historiografa constituye un aspecto medular de la configuracin ideolgica y poltica de todo Estado nacional. Siempre controvertida, hilvanada generacin tras generacin con retazos alternados de recuerdo y olvido, la historia escrita constituye al mismo tiempo memoria vital y tambin testimonio de las distintas maneras en que dicha memoria ha sido preservada. Y ese estilo, la forma peculiar en que pueblos y Estados recrean su pasado, dice tanto de s mismos como las propias narraciones que configuran su Historia. Extraamente, en El Salvador el quehacer historiogrfico ha contado desde siempre con escasos adeptos. Es un hecho que, con excepcin de Belice, la tradicin historiogrfica de dicho pas es la ms pobre de toda Centroamrica. Apenas suman unos 180 los libros de historia publicados en los ltimos treinta aos, y han sido escritos en su inmensa mayora por socilogos, economistas, literatos, abogados, periodistas y militares; cabe mencionar tambin que apenas a principios del ao 2002 fue establecida la licenciatura en Historia como una carrera universitaria (Vzquez, 1995; . Silva/ Viegas, 2002).Algunos atribuyen esta miseria historiogrfica a la mezquindad y ceguera poltica de la oligarqua salvadorea, a su pobre cultura y escaso sentido de nacionalidad, as como al carcter retrgrado y obtuso de los sucesivos gobiernos de extrema derecha que han regido los destinos del pas desde finales del siglo XIX. Pero esta interpretacin es demasiado simplista. En pases vecinos como Guatemala, Honduras y la Nicaragua de los Somoza, los estudios histricos alcanzaron un desarrollo muy superior en similares o peores circunstancias polticas. Y por si no bastara esta referencia comparativa, puede probarse que los mejores tiempos para la historiografa salvadorea fueron precisamente los aos felices del liberalismo oligrquico de principios del siglo XX as como la dictadura del general Maximiliano Hernndez Martnez (1932-1944), y que en la actualidad, bajo el gobierno derechista del partido ARENA, se experimenta un notable renacimiento de la disciplina.Por otra parte, si bien es cierto que la falta de respaldo gubernamental ha dificultado sobremanera el trabajo de los historiadores salvadoreos, obligndolos a sortear inumerables obstculos para poder realizar y difundir sus investigaciones, no es difcil constatar que el menosprecio hacia la historia nunca fue privativo de la extrema derecha; a lo largo del siglo XX sucesivas generaciones de intelectuales de oposicin, reformistas y revolucionarios, tambin manifestaron actitudes semejantes.Entre los portavoces ms destacados de esta tradicin antihistoricista puede sealarse al famoso pensador vitalista de los aos veinte, Alberto Masferrer, quien como alternativa a las alegoras patriticas de orientacin oficial, acuadas en los tiempos de esplendor de la repblica oligrquica, en su opinin fantasmagricas, vacuas, y falsamente nacionales, postul la adopcin de un credo inmediatista, muy afn a la peculiar idiosincrasia del pueblo salvadoreo. En su opinin las urgencias del hoy, y no las especulaciones en torno del ayer, deban orientar la regeneracin nacional. Como escribi en 1928 en la edicin inaugural de su famoso peridicoPatria:En este diario la palabra Patria tendr perennemente una significacin... muy concreta: significar, en primer lugar y ante todo, la vida de los salvadoreos que viven actualmente. El escudo, la bandera, los prceres, los antepasados... Atlacatl, la mitologa india y todo lo dems que forma elAyer, pasar a segundo trmino, por muy interesante que parezca. Sin duda no negaremos el pasado, ni olvidaremos que es la semilla de que ha nacido el presente. Solo que, urgidos por la necesidad, y dndonos cuenta exacta de que estamos viviendo horas de peligro y de dolor... nos vemos obligados a concentrar todas nuestras fuerzas en torno al momento que se llama hoy (Masferrer, 1960:11).Tras la cada del dictador Hernndez Martnez, la figura y la obra de Alberto Masferrer fueron reivindicados por los gobiernos militares que se sucedieron en el poder hasta finales de los aos setenta. De manera paradjica, su postura con relacin al estudio de la historia se asemeja en mucho a la actitud que asumieron intelectuales y dirigentes revolucionarios de El Salvador durante la pasada guerra civil (1980-1992). Cabe recordar que an durante los momentos ms duros del conflicto tanto la Universidad de El Salvador como la Universidad Centroamericana, las dos consideradas de izquierda, lograron mantener en funcionamiento facultades y departamentos de tradicional inclinacin crtica, como Derecho, Letras, Periodismo o Filosofa. Asimismo, sus respectivas editoriales publicaron libros y revistas de contenido crtico, antigubernamental, e incluso abiertamente de propaganda revolucionaria. En cambio, no dedicaron mayores esfuerzos a fomentar el estudio o la divulgacin de la historia patria.Desde luego, para explicar esta extraa vocacin de desmemoria ?Y?Nque sin duda constituye un aspecto caracterstico de la cultura salvadorea?Y?N, se requiere de un estudio a profundidad del desenvolvimiento intelectual del pas en el contexto general de la formacin del Estado, lo cual trasciende por mucho los propsitos del presente ensayo. Sin embargo es importante mencionarlo desde un principio pues enmarca y justifica nuestro tema de anlisis.Por qu concederle importancia al poeta Roque Dalton dentro de un examen de la historiografa contempornea de El Salvador?En primer lugar, porque tenemos la certeza de que en dicho pas, dada su dbil tradicin historiogrfica, fueron idelogos, y en particular literatos, quienes estructuraron las narrativas histricas de la nacin ms perdurables e influyentes. Tal fue el caso de Francisco Gavidia (1864-1955), una de las primeras figuras del modernismo centroamericano y sin duda la figura cimera de la literatura nacional, cuya obra est constituida en gran parte por una florida alegora literaria, mitolgico-patritica, de cuo liberal y tintes hegelianos, que hacia el final de su vida resumi y postul como filosofa de la historia en su poemaSooter(Gavidia, 1976; Lara, 1991). El vastocorpusgavidiano constituy la principal fuente de inspiracin de la historia de bronce de corte oficialista que floreci en El Salvador durante las primeras cuatro dcadas del siglo XX.Irnicamente, sin embargo, quien sigui ms de cerca los pasos delmaestroGavidia fue quiz su principal detractor, Roque Dalton Garca (1935-1975), poeta y ensayista de vanguardia, y militante revolucionario, muerto en los albores de la guerra civil.Actualmente, Dalton es reconocido como uno de los autores ms influyentes dentro la historia literaria de El Salvador. A semejanza de Gavidia, dedic una gran parte de su obra a reflexionar sobre la historia, la cultura y la identidad nacional salvadorea. Sus reflexiones al respecto estuvieron vinculadas estrechamente a su militancia comunista y al proyecto poltico del movimiento insurreccional surgido a principios de los aos setenta. Por ser uno de los idelogos ms destacados del movimiento insurgente y sin duda el principal hombre de letras de la revolucin, y dado el profundo impacto que tuvo el estallido revolucionario en la vida poltica, social e intelectual de El Salvador durante las ltimas tres dcadas del siglo XX, su obra y su figura llegaron a cobrar una especial relevancia, no solamente en el campo de las letras sino tambin en el terreno ideolgico, y dentro de ste, ciertamente, en cuanto se refiere a interpretar la historia nacional.La Historia y las historias de Roque DaltonHijo ilegtimo de un empresario estadounidense radicado en El Salvador, Dalton conoci de nio el ambiente exclusivo de la lite as como la vida rutinaria de la clase media capitalina. Tras una corta estancia en Chile inici la carrera de abogado, que pronto abandon para dedicarse a escribir, a beber y a conspirar contra el gobierno de turno. Ya para entonces -hacia mediados de los aos cincuenta- se haba revelado como uno de los ms prometedores talentos poticos del pas. De esos aos data su ingreso al Partido Comunista de El Salvador (PCS). La notoria actividad poltica de Dalton, y sobre todo sus viajes a Cuba y Europa socialista representando al PCS, lo condujeron a prisin en un par de ocasiones, y a vivir un breve exilio en Mxico y La Habana entre 1961 y 1963. En 1965, amenazado de muerte tras escaparse de una crcel, abandon El Salvador. El PCS lo envi a Praga, como corresponsal del partido ante laRevista Internacional. En 1967 dej Checoslovaquia para establecerse en Cuba como parte del equipo de Casa de Las Amricas.A pesar de haber fungido como representante internacional del PCS, Dalton nunca ocup un sitio importante dentro de la jerarqua partidaria. De hecho, su estancia en Praga, donde trabaj en estrecho contacto con la burocracia de la Cominform, influy de manera determinante en su decisin de abandonar el partido. Pero en un primer momento su posicin como funcionario internacional le permiti viajar por el mundo y entrar en contacto con las tendencias ms novedosas del movimiento socialista radical de Asia, Europa y Amrica Latina, as como con las vanguardias intelectuales del momento.Una vez instalado en Cuba, Dalton se convirti en protagonista imprescindible de la tertulia cultural y poltica de la izquierda latinoamericana que por aquellos aos tena en La Habana una importante sede. Hacia finales de los aos sesenta, el salvadoreo se vinculaba por igual con afamadas personalidades del mundo literario que con polticos de izquierda y dirigentes revolucionarios. Julio Cortzar, Pedro Orgambide, Enrique Lhin, Silvio Rodrguez y Mario Benedetti, entre muchos otros, le prodigaban particular afecto. Una consideracin semejante gozaba por parte de personajes polticos como Regis Debray, el comandante Manuel Pieiro -el famoso Barbarroja- y el propio Fidel Castro, con el que mantena una estrecha relacin personal y poltica.En aquella Habana floreciente la obra de Dalton alcanz su madurez. All cobraron cuerpo sus libros ms importantes:Taberna y otros lugares(poesa),Revolucin en la Revolucin? y la crtica de la derecha, (ensayo poltico),Miguel Mrmol. Los sucesos de 1932 en El Salvador(testimonio),Las historias prohibidas del Pulgarcito(collage histrico) yPobrecito poeta que era yo, (novela autobiogrfica).En 1970, el traductor de la edicin italiana de su libro sobre Debray presentaba a nuestro autor de la siguiente manera: Polticamente, Dalton pertenece a la corriente crtica surgida en el seno del movimiento comunista latinoamericano sobre la base del triunfo de la revolucin cubana y de la influencia ejercida por Guevara (Dalton, 1970: contratapa). En efecto, para entonces el antiguo funcionario "del Partido Comunista ms chiquito del mundo", como alguna vez se haba calificado (Dalton, 1969: 132), se haba convertido en partidario de la lucha armada; tras romper con el PCS preparaba su retorno clandestino a El Salvador convertido en combatiente del Ejrcito Revolucionario del Pueblo.En cuanto al tema que nos ocupa, este hecho tuvo una especial relevancia. Para comprenderlo mejor es necesario mencionar antecedentes que, si bien no son desconocidos, tal vez no han sido ponderados debidamente por los estudiosos de su vida y su obra.Desde muy temprano la produccin literaria de Roque Dalton se caracteriz por su inters en las races histricas y culturales de El Salvador y su mordaz cuestionamiento del nacionalismo oficialista. Dos personas ejercieron en ello una notable influencia. El escritor y antroplogo Pedro Geoffroy Rivas (1908-1979), quien haba residido largo tiempo en Mxico, as como su amigo y mentor poltico Jorge Arias Gmez (1923-2002), por ese entonces lder estudiantil, ms tarde abogado, periodista y profesor universitario, miembro del Comit Central y destacado cuadro intelectual del PCS (Arias, 1999).Hacia finales de los aos cincuenta Arias Gmez asumi la encomienda de orientar ideolgicamente a Roque Dalton y otros jvenes escritores de la llamada generacin comprometida. Entre otras cosas, busc transmitirles su propio inters en combatir la versin convencional de la historia salvadorea, y proponer en cambio una versin alternativa, comunista, es decir inspirada en el marxismo pero tambin nacionalista y sobre todo apegada a los lineamientos partidarios.2l mismo haba iniciado dicha tarea al emprender el rescate historiogrfico de figuras negadas por la mitologa gavidiana y el discurso oficial, como el cacique Anastasio Aquino, que encabezara la sublevacin de los indios nonualcos en 1833, o el dirigente comunista Farabundo Mart, fusilado tras la revuelta popular de 1932.A la larga, la iniciativa de Arias Gmez fue exitosa en el terreno de la propaganda poltica. An cuando no haba sido ste su propsito original, al reivindicar la insurgencia campesina y el historial combativo del PCS contribuy a reforzar las tendencias radicales dentro del movimiento popular y la oposicin de izquierda, incluyendo su propio partido, antecedente inmediato de la aparicin de la guerrilla. En cambio, en el mbito acadmico las ideas del abogado comunista con respecto a renovar la escritura de la historia no encontraron una recepcin igualmente favorable. A diferencia de otras disciplinas sociales y humansticas (economa, sociologa, derecho, filosofa, filologa), en las que el marxismo fue rpidamente adoptado, la historia continu siendo coto de historiadores anticuarios, por lo comn de extrema derecha, congregados en la Academia Salvadorea de la Historia. El mismo Arias Gmez, absorbido por sus compromisos partidarios, releg a segundo plano su trabajo de investigacin.Hacia principios de los aos setenta la historiografa de nuevo cuo producida en El Salvador se reduca a algunos cuantos artculos publicados en la revista de la Universidad, los trabajos de Arias Gmez (Arias, 1963/1972) y otros estudios monogrficos como la historia de la prensa y la biografa de Gerardo Barrios escritas por talo Lpez Vallecillos (Lpez Vallecillos, 1964/1967), el pequeo libro de Dagoberto Marroqun acerca de la independencia (Marroqun, 1964) y el manual de historia econmica de David Alejandro Luna (Luna, 1971).Fuera de Lpez Vallecillos, ningn otro miembro de la generacin comprometida mostr mayor entusiasmo por los estudios histricos. Su inters en este campo se limit a la publicacin de poemas sueltos, en general alegricos y de escasa trascendencia. La propia produccin de Roque Dalton durante la mayor parte de los aos sesenta exhibe tal caracterstica, no obstante haber sido el ms persistente de aquel grupo en cuanto se refiere a la exploracin literaria de temas relativos a la cultura popular, las tradiciones y la historia de El Salvador.Lejos de su pas, sin embargo, la reflexin sobre estos temas lleg a convertirse en una de las preocupaciones fundamentales de Dalton. Tena el antecedente de una breve pero formativa estancia en Mxico, donde inclusive curs algunas asignaturas en la Escuela de Antropologa. Luego, su estrecho contacto con intelectuales comunistas y revolucionarios de diversos pases, pero sobre todo su fecunda estancia en Cuba, parecen haberle revelado la importancia del nacionalismo cultural y poltico como factor fundamental dentro de la lucha revolucionaria y antiimperialista en el Tercer Mundo.3Asimismo, sus mltiples lecturas y su relacin personal con intelectuales vanguardistas de Europa le abrieron los ojos a perspectivas de interpretacin histrica y social que rebasaban por mucho el marxismo de manual, falsamente ortodoxo, mecnico, esquemtico y sectario, tan caro a los comunistas latinoamericanos de aquel tiempo. Gracias a ello su reflexin sobre la historia, la cultura y el ser de El Salvador fue mucho ms profunda y transit por vas diversas que las que haba emprendido Arias Gmez desde una perspectiva comunista ms bien convencional.As, aunque en un primer experimento de carcter historiogrfico, su monografa de El Salvador publicada en Cuba en 1963, Dalton busc ceirse a ciertos cnones de la interpretacin marxista --hasta donde l entonces alcanzaba a comprender--, pronto dej de lado dicha pretensin y se inclin de manera decidida por el anlisis cultural de la historia salvadorea, y en particular de la conformacin del estado nacional. Si bien nunca dej de reclamarse como marxista-leninista es obvio que su perspectiva heterodoxa, el menos en cuanto se refiere a la lectura de la historia, lo situaron ms cerca del nacionalismo cultural que del materialismo histrico.Tomando en cuenta lo anterior no es de extraar que en sus reflexiones acerca de la cultura, la identidad y la historia salvadoreas el factor emocional privara por encima del anlisis cientfico. La reconstruccin daltoniana de las nociones convencionales de patria y patriotismo deriv en desgarradores cuestionamientos existenciales e ideolgicos que sus experiencias en la crcel y los sucesivos exilios tieron de amargura.Qu era El Salvador? Haba tenido acaso un pasado memorable? Vala la pena tomrselo en serio, hablar su dialecto, sudar su calor? Y en lo personal para l tena algn sentido pensar en el retorno?Sus conclusiones al respecto no admitan concesiones. En la distancia El Salvador apareca desdibujado. La historia de la patria era un largo memorial de escarnios y vergenzas. La mitologa gavidiana era un desvn atestado de smbolos ridculos, y la prdica moralista de Alberto Masferrer era palabra muerta ante los miles de campesinos asesinados en 1932. La actitud oportunista y claudicante del PCS, traicionaban la sangre derramada por el pueblo.Tal perspectiva qued plasmada en su libro consagratorioTaberna y otros lugares, que en 1969 recibi el premio Casa de las Amricas. Este poemario, dedicado por Dalton a Jorge Arias Gmez, resume su trayectoria personal durante la dcada de los sesenta, sus crceles y exilios, sus peripecias en Europa oriental y sus dolorosas reflexiones acerca de la patria."Pas mo no existes / slo eres una mala silueta ma / una palabra que le cre al enemigo", hizo constar en el poemaEl gran despecho, y bajo el ttulo deEl alma nacionalcompuso un himno aptrida, de amargo sentimiento:Patria dispersa: caescomo una pastillita de veneno en mis horas.Quin eres t, poblada de amos,como la perra que se rasca junto a los mismos rbolesque mea? Quin soport tus smbolos,tus gestos de doncella con olor a caoba,sabindote arrasada por la baba del crpula?A quin no tienes harto con tu diminutez?A quin an convences de tributo y vigilia?Cmo te llamas, si, despedazada,eres todo el azar agnico en los charcos?

No obstante el tono subido de estas expresiones, cuandoTabernafue premiado la perspectiva personal de Roque Dalton estaba dando un sbito viraje. Tras renunciar al PCS, haba decidido sumarse a la naciente guerrilla salvadorea. Al asumir tal decisin no solamente crey resolver sus propias incertidumbres existenciales y polticas, tambin encontr una salida conceptual a su desgarramiento patritico. El advenimiento de la guerra revolucionaria en El Salvador le permiti vislumbrar la respuesta a sus dolorosos cuestionamientos respecto al alma nacional, al pasado y porvenir de su amada/odiada patria.En El Salvador la nacin era posible si haba revolucin. Slo un evento semejante podra revelarle al pueblo salvadoreo su identidad y su destino. La hora pareca haber llegado en 1969, cuando tras la guerra con Honduras se produjeron importantes escisiones en las filas del PCS que dieron origen a los primeros grupos insurgentes. Para Dalton era la luz al final de tnel. Slo entonces, en el marco del proyecto poltico de la revolucin radical, poda reconstituirse una nocin positiva de la patria. Ms an, hacerlo resultaba una tarea prioritaria para los intelectuales revolucionarios, que Dalton no tard en asumir como una deuda propia. As naci ese libro singular que esLas historias prohibidas del Pulgarcito.Una historia collageEnLas historias prohibidas, Dalton emprendi la deconstruccin de la narrativa dominante sobre la historia nacional y se propuso estructurar una nueva genealoga de la patria, de cuo popular, postulando a la vez el advenimiento de una nueva edad de la nacin salvadorea, un alumbramiento fincado en la valoracin de la cultura popular y el impulso del proyecto nacionalista-revolucionario de la izquierda armada.Ciertamente, este libro constituye la expresin ms acabada del Gran Relato nacional que postularon los revolucionarios salvadoreos como una alternativa a la historia oficial. Sin embargo, lejos de apegarse a los cnones marxistas, como en otros ensayos de carcter poltico o documentos de discusin partidaria que Dalton elabor en ese mismo periodo (p.e. Dalton, 1972), el poeta opt por historiar la nacin como un proceso cultural: como forma, como idioma, como drama. Al mismo tiempo evit hacer una narracin unitaria o lineal, anticipando elementos de una perspectiva muy contempornea al proponer asumir la historia como un relato abierto, fragmentario, rayano en la ficcin e incluso en la broma. Asimismo insisti en destacar la centralidad de los lenguajes coloquiales y literarios en la conformacin de la cultura, y en rescatar y subrayar la importancia de otras narrativas identitarias hasta entonces prohibidas o marginales, narrativas de sectores subalternos, de gnero, de clase, regionales, etc.Las historias prohibidasresulta ser un constructo sumamente extrao, imposible de encajonar en clasificaciones convencionales. Es un collageque integra documentos (muchos de ellos alterados o intervenidos), narraciones breves, poemas propios y ajenos, notas periodsticas, versos picarescos y coplas de la tradicin popular, en fin, retazos de la ms diversa ndole que no conforman un nico relato sino acaso una suerte de lienzo cubista en el que las distintas facetas de la sociedad salvadorea, su historia, su cultura, su lenguaje y sus smbolos, aparecen analizados en mltiples fragmentos, como observados a travs de un caleidoscopio.4Conscientemente o no, la manera en que Dalton construy este libro contrasta de manera radical conceptos fundamentales de la historiografa acadmica, como la objetividad (por el tratamiento de las fuentes), la coherencia narrativa (al escribir en fragmentos), la precisin cronolgica (por el empleo deliberado de anacronismos), y tambin la solemnidad (por su insistencia en el sarcasmo). Incluso, anticipando de algn modo una perspectiva posmoderna, Dalton lleg a insinuar que la funcin de la pretendida historia cientfica poda ser prescindible. No vea en ella un medio de explicacin sino en lo fundamental un instrumento de manipulacin poltica: No existen "los misterios de la historia / Existen las falsificaciones de la historia / las mentiras de quienes escriben la historia, concluy enReflexin, uno de los poemas finales del libro (Dalton, 1974: 226).En el caso de El Salvador, la falsificacin de la historia patrocinada por la oligarqua haba sacado de escena al verdadero protagonista de la construccin nacional: el pueblo mismo. Debido a ello El Salvador era una entidad escindida. De un lado estaba El Salvador aparente, ridculo, paraso de la brutalidad, la explotacin y la ignorancia. Del otro lado subyaca una identidad profunda y verdadera, de raigambre popular, susceptible de ser reconstruida a partir de los pocos elementos que haban sobrevivido a la barbarie oligrquica. Rescatar esta otra cara de la patria era condicinsine qua nonde la existencia plena de El Salvador como entidad autoconsciente.En funcin de ese rescate Dalton emprendi la deconstruccin de los relatos tradicionales de la patria y propuso en cambio una reconstruccin igualmente subjetiva, comprometida pasional e ideolgicamente con el presente inmediato, es decir, con la coyuntura revolucionaria que se perfilaba en el horizonte. En su recuento del pasado insisti en subrayar aquellos aspectos "prohibidos" por la oligarqua, rescatando hroes y episodios ocultos o deformados por la mitologa liberal, para restituirles su dignidad e incorporarlos a la nueva narrativa. Los principales trazos de la reconstruccin daltoniana enLas historias Prohibidasson los siguientes:a) La conquista espaola de Cuzcatln. De aquel episodio destaca la valiente resistencia de los indios nahuas contra Pedro de Alvarado, subrayando que por medio de una guerra de guerrillas los pueblos pipiles lograron resistir la ofensiva espaola por ms de dos dcadas. Actitud que contrasta con la de los seoros del altiplano guatemalteco que, tras una dbil resistencia, se aliaron con Alvarado en la conquista de otros pueblos, como el pipil, nicamente para terminar como esclavos de los espaoles en los lavaderos de oro.b) La llamada conquista espiritual, de la cual rescata el carcter solapado de la resistencia indgena, manifiesta como idolatra, abulia y abandono, reflejo de la contradiccin esencial del sistema de dominacin espaola.c) La lucha por la independencia, de la que subraya el carcter contrarrevolucionario de la consumacin de 1821. Frente a prceres criollos reivindicados por el liberalismo, como el padre Jos Matas Delgado y Manuel Jos Arce, Dalton enarbola la figura de mrtires mestizos como Pedro Pablo Castillo, e intelectuales radicales como Antonio Marure, muertos en crceles espaolas, postulando el sacrificio de estos hroes de la Independencia centroamericana como conducta ejemplar de la nueva juventud.d) La sublevacin de los indios nonualcos en 1832-33, que en contraste con el tibio activismo de los hacendados criollos, Dalton consider como el autntico clamor de El Salvador profundo en favor de la independencia. A su feroz cabecilla, Anastasio Aquino, lo consagr como el nico y verdadero Padre de la Patria, a contrapelo de la historia liberal en la que ste figuraba como una fiera abominable. En la visin de Dalton, esta sublevacin era un antecedente directo de la insurreccin popular de 1932, y ejemplo a seguir por los revolucionarios de su poca.e) La lucha de los caudillos liberales Francisco Morazn y Gerardo Barrios, mrtires de la unidad centroamericana y la reforma anticlerical, sacrificados por la reaccin oligrquica. Para Dalton estas figuras encarnaban el fracasado anhelo de la naciente burguesa por desplazar a la oligarqua colonial y constituirse en clase dirigente de la nueva nacin, fracaso que se haba prolongado irremediablemente debido a las mismas vacilaciones de esa clase social y, sobre todo, a la nefasta ingerencia del imperialismo norteamericano.f) La "consolidacin" de la Repblica sobre la base del orden oligrquico, el cultivo del caf y la imposicin del militarismo. Segn nuestro autor, esto determin la perenne pequeez y provincialismo ridculo de la sociedad salvadorea, blanco de su sorna mordaz de intelectual cosmopolita.g) La insurreccin de 1932, dirigida por el Partido Comunista, y la subsecuente masacre perpetrada por el ejrcito con un saldo de aproximadamente 30 mil vctimas. Hecho considerado por Dalton como el parteaguas de El Salvador contemporneo, en su recuento este momento trgico y brutal que sign la imposicin definitiva del orden oligrquico sale del olvido para prefigurar, y profetizar, un futuro inmediato de guerra y genocidio.h) Finalmente, el enfrentamiento blico con Honduras en 1969, el cual haba marcado la esperada seal, el campanazo de salida del ltimo y definitivoroundde la contienda entre el pueblo y sus dominadores. En este caso, ms que las consecuencias sociales del brevsimo conflicto armado su resultado ms trascendental haba sido su impacto en la conciencia de la juventud y los militantes comunistas.Si para Dalton el rescate de la verdadera identidad de la patria era condicinsine qua nonde la existencia plena de El Salvador como entidad autoconsciente, el carcter irreconciliable de la ficcin oligrquica de carcter oficial y la identidad prohibida nacional y popular determinaba que la resolucin del conflicto entre ambas debiera seguir un curso violento. Entonces pregon el advenimiento de la guerra como premisa elemental e inevitable de aquel parto histrico. Pero desde luego no la anunciaba como una tragedia sino como resultado de la maduracin natural de la conciencia del pueblo, y habra de ser tan inevitable como necesaria.Al tener como base esta apelacin a la violencia, la nueva identidad de la nacin salvadorea postulada por Dalton quedaba marcada con un emblema ultraizquierdista. En el proyecto de dar a luz la identidad prohibida la violencia no era un recurso contingente sino una premisa inicial. Sin violencia no habra revolucin y sin revolucin no podra materializarse la verdadera identidad de la patria. Como en tantas ocasiones la violencia habra de ser la partera de la historia. Ms an, slo la violencia revolucionaria podra darle algn sentido al oscuro pasado de la patria, era el nico remedio contra la desmemoria.Las historias prohibidasconcluye con una fatal advertencia, cumplida puntual y trgicamente por Dalton y sus camaradas pioneros de la revolucin salvadorea (Dalton, 1974: 230):Yo volver yo volverno a llevarte la paz sino el ojo del linceel olfato del podencoamor mo con himno nacionalvoraz[...]necesits bofetoneselectro-shockspsicoanlisispara que desperts a tu verdadera personalidad[...]habr que meterte en la camaa pan de dinamita y agualavativas de coctel Molotov cada quince minutosy luego nos iremos a la guerra de verdadtodos juntospara ver si as como roncas duermescomo deca Pedro Infantenovia encarnizadamam que pars el pelo.

Poco ms tarde, desde la clandestinidad, Dalton iba a reafirmar su persuasin radical, apelando de nueva cuenta al espejo de la historia (Dalton, 1977):O sea que se trata de ser ultraizquierdistas eficacesy no slo ejemplares ultraizquierdistas derrotadoscomo los pipiles y Pedro Pablo Castillo y Anastasio Aquinoy Gerardo Barrios que termin fusilado por los Dueasy los muertos del 32 y los invasores de Ahuachapny Paco Chvez y el montn de cados del pueblo...

El profeta y los perrosDalton no pudo atestiguar el desenlace de esta historia. En mayo de 1975 se convirti en un temprano mrtir de la lucha revolucionaria al ser ejecutado por sus mismos compaeros del ERP bajo el cargo de traidor y agente del socialimperialismo" cubano. El paradero final de sus restos mortales sigue siendo un misterio. Algunos dicen que en el terreno donde fue sepultado clandestinamente se construy un fraccionamiento. Otros afirman que su tumba, cavada de prisa en las faldas de un volcn, fue profanada por los perros. De alguna manera esta controversia macabra puede ser interpretada como una metfora del destino que tuvo su herencia intelectual.Si bien su actuacin personal en la lucha revolucionaria fue sumamente breve y tuvo este trgico desenlace, su obra y su figura, convertida en emblema, desempearon un papel protagnico en el estallido insurreccional. Poco tiempo despus de su asesinato, los acontecimientos en El Salvador le daban la razn a sus ltimos augurios. Cumplindose su anhelo, una violenta explosin social seal la irrupcin de los marginados de siempre en la escena poltica, convertidos esta vez en "ultraizquierdistas eficaces". Los ncleos guerrilleros se empearon en apresurar el violento parto de la nueva nacin. El Salvador "prohibido" pareca cobrar cuerpo; de la mano de Dalton recuperaba su memoria, su identidad profunda, su autntico destino.En este procesoLas historias prohibidasse elevaron como una voz proftica, apuntalando el programa poltico de la revolucin radical y delineando a la vez los principales elementos discursivos y propagandsticos de carcter histrico-cultural que entonces eran compartidos, por encima de sus interminables disputas sectarias, por las diferentes organizaciones de la izquierda armada. La historia collage no tard en convertirse en el pequeo libro rojo de los militantes revolucionarios. Lo repasaron asiduamente dirigentes y bases del movimiento social. Asimismo fue lectura obligada para los estudiantes de la universidad, junto con su libroMiguel Mrmol(Dalton, 1972) y aquella vieja monografa de El Salvador que haba publicado quince aos antes.Para finales de la dcada, el curso del proceso poltico en El Salvador pareca como dictado por el fantasma del poeta. La insurreccin se anunciaba como un terrible alumbramiento. Y as como la prdica del obispo Romero fue la voz de lossin voz, los versos de Dalton y susHistorias prohibidasfueron un himno de batalla para los jvenes revolucionarios que ofrendaron sus vidas por una nueva nacin. Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre", haba advertido Dalton muchos aos atrs en unAlta hora de la noche(Dalton, 1962), pero en esos das aciagos su nombre redivivo era un emblema de fuego en el pas que se incendiaba.Entre 1979 y 1980 la insurreccin popular estuvo cerca de alcanzar la victoria, pero se pasm en el intento. Luego vinieron la guerra civil y su caudal de atrocidades; incontables "lavativas de coktel Molotov", electro-shocks y bofetones, sin que el pas despertara a su "verdadera personalidad", y al final las cosas tomaron otro rumbo.Consagrado como mrtir y emblema intelectual de la causa revolucionaria, durante los aos de la insurreccin y luego todo el periodo posterior de la guerra civil, la figura de Dalton se agrand hasta alcanzar una dimensin superlativa. Fue tambin un personaje entraable a nivel popular; de hecho es ahora uno de los pocos escritores nacionales que podra mencionar cualquier persona interrogada en la calle. Tambin su nombre se hizo legendario entre los crculos intelectuales y polticos de la izquierda latinoamericana.Al trmino del conflicto armado, el reconocimiento de Dalton como una de las grandes figuras literarias de El Salvador se hizo extensivo a las instituciones gubernamentales. En 1994, en un sealado gesto de reconciliacin poltica, el Ministerio de Educacin public una antologa potica de Roque Dalton que entre otras cosas destaca por su grueso volumen y sobre todo por rescatar del olvido numerosos trabajos suyos publicados en el extranjero, que hasta entonces eran prcticamente desconocidos en el pas (Lara, 1994).De manera paradjica, si bien actualmente el nombre de Dalton figura de manera insoslayable en los anales de la historia literaria de El Salvador, se desdea de manera ostensible su elaborada interpretacin de la historia patria, la cual sin duda constituye uno de los elementos ms notables de su legado intelectual.En trminos generales este fenmeno se relaciona obviamente con el hecho de que el desenlace de la guerra tuvo un saldo favorable para la derecha oligrquica; la paz le permiti reestructurar su poder y consolidar su hegemona. Ejemplo de ello son los sucesivos triunfos electorales de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que desde 1989 encabeza el gobierno salvadoreo. Pero tambin es atribuible, cuando menos en parte, al afn de influyentes polticos e intelectuales, inclusive de la izquierda, por deslindarse del llamado mito roquiano. Para muchos, al igual que otras tantas banderas de la revolucin, el paradigma nacional postulado por Dalton resulta anacrnico, del todo prescindible en El Salvador de la posguerra. Sin embargo la sombra del viejo maestro les pesa como lpida. Trece aos despus de firmada la paz, que han transcurrido por cierto en condiciones excepcionales de libertades civiles y estabilidad poltica, no se ha producido una reflexin acerca de la historia y la cultura nacionales equiparable en amplitud, profundidad y sentido crtico, a la que Dalton virti enLas historias prohibidas.Cabe recordar que pese a haber enarbolado durante los aos de la guerra un furibundo discurso chovinista, ni los extremistas de ARENA ni sus cuadros intelectuales se preocuparon mayormente por dotar de sustento histrico su propia doctrina.5Primero El Salvador, segundo El Salvador y tercero El Salvador, la famosa consigna del fundador del partido Roberto Dabuisson, parece haber colmado la sensibilidad nacional de la extrema derecha durante el periodo ms difcil del conflicto armado.Posteriormente, con el advenimiento de la paz, las cosas variaron de manera significativa. Como parte del proceso de distensin que enmarc el fin de las hostilidades, el gobierno de ARENA, por medio de las instituciones culturales del Estado, mostr una voluntad sin precedentes por limar asperezas establecer relaciones de cooperacin con los intelectuales del pas, y en particular con los de izquierda. Asimismo, ha patrocinado ambiciosos proyectos culturales y educativos, como la ya mencionada antologa de Roque Dalton, y diversas iniciativas relacionadas con la historia.La primera de ellas fue la elaboracin de un nuevo libro texto de historia nacional, que fue publicado en 1994. La idea fundamental que anim esta iniciativa fue dotar a maestros y alumnos de secundaria de un texto base para cubrir los contenidos de historia del programa escolar (Viegas, 2003). Asimismo, se contemplaba expresamente exaltar los nuevos valores capitales de la sociedad salvadorea de la posguerra, la reconciliacin, la paz y la democracia. Su elaboracin estuvo a cargo de un grupo de autores, arquelogos, socilogos, economistas e historiadores, en su mayor parte extranjeros, y fue coordinada por funcionarios del gobierno y dos historiadores locales, uno chileno avecindado en el pas, y otro salvadoreo radicado en Estados Unidos, los cuales gozaban de cierta confianza por parte del gobierno.6El resultado fue una versin bastante limpia de la historia nacional, correcta desde el punto acadmico pero ms que nada asptica y desapasionada. Cabe sealar que, ms all de su propsito original como texto escolar, este libro se convirti en una de las lecturas favoritas del pblico salvadoreo durante la segunda mitad de los aos noventa. Este ltimo dato muy interesante, que ejemplifica un fenmeno positivo, cual es el creciente inters por el estudio de la historia que se hizo patente en El Salvador una vez finalizada la guerra, pero que tambin muestra el hecho lamentable de no haberse publicado ninguna otra obra digamos para adultos que abarque en su conjunto la historia del pas.En efecto, las enormes expectativas que gener la aparicin de este libro de texto en el sentido de anticipar el renacimiento de los estudios histricos en el pas, slo se han visto concretadas de manera parcial y lentamente. Apenas hace poco el gobierno emprendi el rescate de instituciones clave para la investigacin histrica como la Biblioteca Nacional y el Archivo General de la Nacin. Asimismo la Direccin de Publicaciones reedit recientemente una serie de libros clsicos de la historiografa salvadorea y emprendi la traduccin de importantes trabajos de historia nacional producidos y publicados en el mbito acadmico de los Estados Unidos. Por su parte la Universidad de El Salvador sigue siendo la nica del pas que cuenta con un Instituto de Estudios Histricos.Otro hecho destacado del reciente renacer de la historiografa acadmica en El Salvador fue la aparicin de tres enormes libros, patrocinados por un banco, que abarcan los periodos prehispnico, colonial y republicano de El Salvador. De stos, el ltimo constituye sin duda la mayor novedad. Es una historia general del pas desde la independencia hasta la actualidad, escrito por una veintena de autores, esta vez salvadoreos en su gran mayora, si bien no todos son historiadores de profesin (La Repblica, 2001).Desde luego, se trata de un libro muy significativo, sobre todo por su extensin y la amplitud temtica que pretende abarcar. Sin embargo es una obra fragmentaria, carente de ejes conceptuales que le brinden unidad, y exhibe marcadas disparidades entre captulo y captulo. De cierto modo cada autor escribi su propia historia, por lo que ms que un libro general, de sntesis o referencia, constituye un muestrario de enfoques y tendencias, aunque en ese sentido tiene la virtud de reflejar a cabalidad el estado actual de la historiografa salvadorea. Por otra parte, su elevado precio, algo ms de cien dlares, hace de este libro un objeto suntuario, de difcil acceso para los lectores del comn.Valga esta mencin sumaria de una obra que sin duda merece un examen mucho ms detenido como eplogo del presente ensayo. De alguna manera la publicacin de ambos libros colectivos, el texto escolar en 1994 yLa Repblicaen 2001, enmarcan la trayectoria de la historiografa salvadorea durante los diez aos posteriores a la guerra civil. Tomando en cuenta las caractersticas generales de ambas obras, sus aciertos y sus carencias, no puede menos que reconocerse el valor perdurable deLas historias prohibidas.De manera paradjica la narrativa de la nacin que Dalton propuso como himno de batalla parece aquilatarse en tiempos de posguerra. Pero la misma pobreza historiogrfica del pas hace que su elaboracin deconstructiva, con sus imprecisiones, su sarcasmo y su sesgo ideolgico, sigan representando hoy por hoy una visin mucho ms redonda, penetrante y provocativa, ms viva, ms apasionada, y en este sentido tambin ms verdadera, que las versiones ms bien tibias, descentradas, que ha producido la academia. Sin duda El Salvador de la posguerra requiere de un concepto muy distinto de cultura nacional al que postulara nuestro autor como paradigma y fundamento del proyecto revolucionario, pero adems de ponderar los principales valores polticos del mundo actual, como la paz, la democracia, o el respeto al estado de derecho, ese nuevo concepto debe retomar, en su justa proporcin, la emergencia de aquella identidad "prohibida" que aflor hace alrededor de treinta aos con la violenta irrupcin de los sectores subalternos en el escenario poltico, y que --quirase o no-- representa un parteaguas en la historia reciente de El Salvador. En la valoracin de este aspecto, como tambin en lo concerniente a otros temas centrales de la historia salvadorea, la formacin del Estado y la nacin, de la cultura y la identidad nacional, el aporte de Dalton no puede despreciarse.O debemos esperar que tambin su memoria la devoren los perros? Mario Vzquez Olivera

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Notas1.Este trabajo tuvo como punto de partida las largas charlas de sobremesa que acostumbraba sostener hace ya largos aos con mi entraable amigo el doctor Arias Gmez cuando ambos trabajbamos en el Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad de El Salvador. Agradezco tambin las valiosas observaciones de Francois Perus, as como los comentarios de historiadores salvadoreos como don Pedro Escalante Arce, Hctor Lindo-Fuentes, Carlos Gregorio Lpez y Eugenia Lpez, con quienes he mantenido un fructfero dilogo sobre este tema.2.Comunicaciones personales con el doctor Jorge Arias Gmez, San Salvador, 1994-2000.3.A reserva de hacer un anlisis comparativo ms detallado, puede mencionarse como un antecedente en este sentido el movimiento cultural de orientacin nacionalista que impulsaron importantes intelectuales salvadoreos durante los aos veinte, como Arturo Ambrogi, Juan Ramn Uriarte y Miguel ngel Espino. Cabra discutir si la reivindicacin de Salarru por Roque Dalton puede ser considerada como un puente entre ambas perspectivas.Cfr. Lpez Bernal, 1998, cap. 3.4.En este sentido, es probable que Dalton haya tenido a la vista dos modelos cannicos, la novelaRayuela, de Julio Cortzar, y elDiccionario Histrico-Enciclopdico de la Repblica de El Salvador, compilacin monumental e inmensamente catica de documentos histricos que constituye un referente imprescindible de la historiografa salvadorea (Garca, 1927-1951).5.Durante algn tiempo el historiador Francisco Peccorini contribuy de manera sistemtica a la propaganda derechista en la prensa y la televisin. Sin embargo no public ningn trabajo general de interpretacin. Muri asesinado por la guerrilla en 1989.6.Ambos historiadores, Knut Walter y Hctor Lindo, son hoy por hoy los personajes ms influyentes en el quehacer historiogrfico de El Salvador, no slo por su obra sino tambin por el impulso que le han dado a importantes proyectos relacionados con la investigacin y la divulgacin de la historia.