Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

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Antonio Hoepelman Páginas Dominicanas de Historia Contemporánea IMPRESORA DOMINICANA Ciudad Trujillo, R. D. 1951

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Antonio HoepelmanPáginas Dominicanas de Historia Contemporánea

IMPRESORA DOMINICANA

Ciudad Trujillo, R. D.

1951

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A Su Excelencia el Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Honorable Presidente de la. República, Benefactor de la Patria, y Protector del Libro Dominicano, con sincero afecto y gratitud, dedica esta obra el autor.

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"La anhelada revolución no podía surgir de la montonera, ni del desorden, ni de la anarquía, ni de la pobreza vergonzante, ni de la falta de fe, ni de la premiosidad de los caciques, ni de la intervención extranjera, ni del sometimiento. La revolución debíamos producirla por vía de reconstrucción reflexiva, de sacrificio, de paz y de orden".

Rafael Leonidas Trujillo Molina.

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INDICE

Capítulo

Aclaración necesaria

Pág.

I La revolución de Julio de 1899..

II La reacción 6III La situación del Gobierno 10IV Nuestra situación frente a

los revolucionarios.14

V El 23 de Marzo de 1903 20VI Epílogo de una campana 35VII El Gobierno de Morales

Languasco38

VIII Gobierno del General Ramón Cáceres

43

IX Gobierno de Don Eladio Victoria

61

X Efímero Gobierno del Arzobispo Nauel

69

XI Un nuevo Gobierno sin provecho

75

XII Consecuencias 77XIII Nueva Ingerencia

norteamericana..91

XIV Gobierno provisional del Dr. Báez

106

XV Gobierno de Jiménez 123XVI A la Cárcel, los Diputados 138XVII Ojeada retrospectiva 144XVIII Las exigencias

norteamericanas147

XIX La Intervención americana 157XX Por nuestro honor y nuestro

nombre163

XXI La elección del Dr. Henríquez y Carvajal

171

XXII Un Gobierno sin poder y sin dinero

180

XIII Apéndice 187Páginas adicionales 189Habla el Sr. Tullo M. Cestero 191La salida bélica de Morales 199Carta del Dr. Troncoso de la Concha

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ACLARACION NECESARIA

Al escribir estas páginas reseñadoras de algunos episodios de la historia política de la República Dominicana eu los tres lustros que transcurrieron desde el año 1899 al 1616, he sido, quizás, un tanto prolijo en la nomenclatura de las fechas; pero esto ha sido indispensable a fin de seguir un orden rigurosamente cronológico al relatar los su~# ocurridos.He querido ceñirme a la verdad de los hechos tratando de despojarme de todo residuo de pasión partidarista, sin tratar de excusar cualquier personal error o culpabilidad Que pudiese serme achacado, como actor que fui, voluntaria o involuntariamente, en varios de aquellos acontecimientos. Para mayor robustecimiento de la verdad, no me atreví solamente a sacarla de los archivos de la memoria, que, a veces, suelen fallarnos llevándonos por caminos, extraviados. Fui, en cada caso, a buscar la confirmación de erais relatos en las colecciones del Listín Diario, aquel importante periódico que recogía, día a día, en sus páginas, medio siglo de las palpitaciones de la vida nacional.Quiero aclarar, también, que no he tenido la insana intención de mortificar a ninguna determinada persona -que muchas están vivas todavía de las que tomaron parte activa o pasiva en los sucesos relatados. En mi vida pública,XIII

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como político militante o como periodista combatiente, yo luché y combatí ideas y procedimientos, no hombres, que, aparte de lo que yo consideré como sus errores, me merecieron el mayor respeto como ciudadanos.Páginas Dominicanas relatan 17 años de vida turbulenta que estancaron el progreso efectivo del país y bueno es que las generaciones actuales, o las que habrán de sucedernos, puedan sacar de las amargas enseñanzas que dejuron escritas en los anales de nuestra historia, provechosas experiencias para preservar a la Patria de nuevas caídas en lo futuro.Al intercalar algunos episodios inéditos para ilustrar mejor uno que otro suceso, he tenido el propósito de que se conozcan bien los caracteres, las modalidades y los prucedimientos de cada personaje actuante en los mismos.Duéleme, como dominicano, haberme visto envuelto en el turbión de pasiones que contribuyeron en parte o en mucho, a las desgracias que acarrearon la ruina de la Nución; pero ya en el ocaso de mi vida, declaro que conservo las mismas ilusiones que abrigué en los años juveniles, de ver a mi Patria, como la veo en el presente, colocada en el pináculo de su grandeza, libre, culta, progresista y absoluta señora de sus destinos.

Antonio Hoepelman.Marzo de 1951.

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CAPITULO I

LA REVOLUCION DE JULIO DE 1899.

Antecedentes.La revolución iniciada en Julio de 1899 para respaldar la acción de un grupo de jóvenes de Moca que puso término a la vida del Presidente Ulises Heureaux, entró triunfante a la Capital de la República en septiembre del mismo año y asumió la Presidencia Provisional del Estado, el General Horacio Vásquez, que la había capitaneado.Apenas había dicho general constituido el Gabinete que debía ayudarlo en las labores del Gobierno, cuando comenzaron los consejeros gratuitos a insinuarle la conveniencia de alzarse con el Poder descartando por completo al ciudadano Juan Isidro Jiménez, aspirante a la Presidencia.En mi presencia oí al General Vásquez replicarle en esta forma a uno que así le aconsejaba: "No!" La Revolución solamente echó dos gritos: "Abajo las papeletas y Viva Jiménez!" "El señor Jiménez es, pues, el Candidato de la Revolución para la Presidencia constitucional de la República y yo lo apoyaré en ese sentido".Serenados los ánimos, en paz todos los pueblos del territorio nacional y celebradas las elecciones generales, és

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tas favorecieron al Señor Juan Isidro Jiménez y al General Horacio Vásquez, eligiéndolos Presidente y Vice-Presidente, respectivamente.Así se estableció en el país un nuevo orden de cosas, una nueva vida que debió servir para unificar a los dominicanos en el propósito de reparar los grandes desaciertos políticos y financieros que habían caracterizado el largo régimen de fuerza lilisiano; pero, ay que en la misma aurora de ese bello amanecer de paz y de organización, comenzaron las carcomas destructoras, las "Polillas palaciegas", como las llamó más tarde Monseñor Adolfo A. Nouel, a socavar la paz, a sembrar sospechas y recelos en los ánimos de los dos hombres que, por la alta posición que ocupaban, se atraían las simpatías del pueblo dominicano.Algunas torpezas de orden económico cometidas por el Poder Ejecutivo, dieron margen a que la Cámara de Diputados resolviera llamar a su seno a los Ministros de Hacienda y de Relaciones Exteriores a dar cuenta de sus gestiones oficiales, con el natural disgusto del Presidente Jiménez; luego, el llamado Informe Coradín, que puso de manifiesto los pasos de ciego que había dado el Gobierno en cuestiones de finanzas, vinieron a caldear la atmósfera pulítica, ya de suyo en efervescencia a causa de la acción solapada de los palaciegos que necesitaban un mar revuelto para el logro de sus particulares ambiciones.Empezaron por crear recelos en el espíritu bondadoso e ingenuo del Primer Magistrado haciéndole creer que los amigos del Vice-Presidente le creaban dificultades para atentar contra su lema de "ni un día más, ni un día menos" a que se había aferrado, refiriéndose al mandato que le había confiado el pueblo. En el ánimo apocado de Horacio Vásquez, algunos de sus áulicos dieron pábulo al propósito por parte de Jiménez de destruir en el país su naciente pres

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tigio a fin de eliminarlo como posible candidato en los futuros comicios electorales.Un acontecimiento insólito vino a agravar la situación política, ya ostensiblemente tirante entre los dos hombres públicos, desde principios del año 1902; el General Manuel de Jesús Castillo, (Lico), que desempañaba la Jefatura Comunal de San Cristóbal, impulsado por la necesidad de destruir algunas intrigas que amigos íntimos del Presidente estaban tejiendo en su contra, definió en un artículo públuco su actitud política para el presente y para el futuro. Dujo que lealmente estaba sirviendo al Gobierno del Señor Jiménez; pero que terminado este período constitucional, sus compromisos políticos estaban vinculados al General Horacio Vásquez. De cómo interpretó el Gobierno tales declaraciones, lo demuestra el hecho de que a raíz de las mismas, fué llamado el General Castillo a esta Capital dizque a recibir órdenes, el 22 de Abril de 1902. Pero cuando dicho General fué a la Gobernación, donde se le había citado, se le dió la orden de rendirse preso. No quiso obedecer tal orden y, bajando las escaleras, montó a caballo y se dirigió a carrera espectacular por la calle del Conde, perseguido a tiros por algunos oficiales del Gobierno.La prueba de su lealtad la dió Castillo regresando esa misma noche a la Capital a ponerse a las órdenes de las autoridades superiores, quienes lo dejaron arrestado en la misma Gobernación.Además, parece ser que tal medida no se tomaba solamente contra Lico Castillo; se dijo que el Vice-Presidente Vásquez había sido llamado también "a recibir órdenes"; pero que éste prefirió no acudir a la llamada, porque del seno del mismo gobierno hubo quien le advirtiera a tiempo, en telegrama: "No venga!"

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Ese "No venga" significaba que para su persona o para su libertad había peligro, y eso lo precipitó a cometer el acto político más justamente condenado de su vida pública: levantarse en armas el 26 de Abril de 1902, contra el Gobierno legalmente constituido y, asumir luego, derrocado el Presidente Jiménez, la Primera Magistratura del Estado, aunque con carácter provisional.

Puede decirse que desde ese momento se abrió el paréntesis del período más enconado y más sangriento que ha sufrido el país. Paréntesis que, afortunadamente, quedó cerrado para siempre en la República el 16 de Agosto de 1930!

Quizás los sucesos así relatados no sean los que verdaderamente determinaron el rompimiento entre Jiménez y Vásquez; pero si no fueron esas las causas, algún día la necesaria depuración histórica pondrá las cosas en su verdadero lugar.

De todos modos, desde aquel funesto 26 de Abril, quedó rota la unidad nacional y el pueblo dominicano se dividió en dos grandes grupos partidaristas personalistas: los Jimenistas, de Jiménez y los Horacistas de Horacio Vásquez; formaciones gregarias con pretensiones de partidos de principios; pero que no fueron otra cosa que ésto: apasionados Bolos y Coludos!

CAPITULO 11

La reacción

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Por su Decreto del 2 de Mayo de 1902, el General Horacio Vásquez formó su Gabinete

con los siguientes prestantes ciudadanos

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Ministro de lo Interior y Policía: Casimiro Cordero.

Ministro de Guerra y Marina: Gral. Miguel Andrés Pichardo.Ministro de RelacionesExteriores : Gral. Juan Feo. Sánchez. Ministro de Justicia e Instruc-ción Pública Licdo. José Ma. Cabral y Báez. Ministro de Hacienda yComercio: Don Emiliano Tejera.

Ministro de Fomento y ObrasPúblicas : José Feo. Guzmán.

Ministro de Correos yTelégrafos : Lcdo. Rafael Justino Castillo.

El General Manuel de Jesús Castillo, que fué nombrado Gobernador de Barahona, tropezó, desde el inicio de sus funciones en aquella Provincia, con una manifiesta hostilidad por parte de la generalidad de sus habitantes. Apenas pudo contar con la leal y buena cooperación de los señores Eliseo Matos, Braudilio Félix y Marcelino Suero.En aquella época era uso corriente el disparo desde el monte o sea de la piquia, para quitar la vida a alguna persona, como le ocurrió a uno de los oficiales del Gobernador, que estando sentado como a las cinco de una tarde en la escalinata de la gobernación, lo mataron de un tiro de carabina, disparado no se supo de donde.Durante los cuatro meses que Castillo gobernó a Barahona, no tuvieron sosiego ni él ni sus oficiales y empleados subalternos; tal era la hostilidad del ambiente contra

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las autoridades del Gobierno, no solamente en la Provincia de Barahona, sino en muchos pueblos de la República.Se puede afirmar que el Gobierno Provisional del General Horacio Vásquez no tuvo un solo momento de reposo para dedicar su atención y su ejercicio a favor del progreso y bienestar del país. Las agitaciones políticas y las tramas revolucionarias, aparte de exigencias de cobro por parte de potencias extranjeras contra deudas externas de la Nación, ocuparon todo el tiempo del Gobierno en el propósito de conjurarlas.

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La reacción del elemento opositor al golpe del 26 de Abril se manifestó de inmediato y se intensificó abiertamente en todos los sectores del país.Con ese motivo comenzaron las autoridades a llenar de presos políticos las diferentes celdas en las prisiones del Homenaje, en esta Capital. Allí fueron a parar muchos ciudadanos que realmente dieron motivos, como perturbadores, para ser aprehendidos y otros que lo fueron sencillamente por pasiones o enemistad personal por parte de alguno que otro cacique de provincia. Se llenaron las cárceles de la Fortaleza, mientras los que, puestos en libertad condicionalmente, quedaban confinados en esta Capital; pero revolucionando ostensiblemente en las mismas barbas del Gobierno. Ya habían sido libertados en esa forma los Generales Candelario de la Rosa y Santiago Peguero, de Barahona; Maché y Remigio Zayas, (Cabo Millo), de Azua y otros cuyos nombres no recuerdo de momento. Todos esos señores recibían una ración diaria que les pasaba el gobierno para su manutención.A principios de Octubre de 1902, fué llamado a esta Capital el General Castillo a quien el Gobierno le confió conjuntamente con su cargo de Gobernador de Barahona, el de Delegado en toda la región sur de la República.El día 11 de ese mismo mes, el General Castillo desde San Cristóbal lanzó una proclama dirigida a los pueblos de la región sureña, ofreciendo garantías en nombre del gobierno a todos los que se apartaran de las ideas revolucionarias y quisieran contribuir al fomento de la paz.Ya había celebrado ese día reuniones con los elementos contrarios al gobierno en San Cristóbal y se disponía seguir viaje para Baní la mañana del día siguiente; pero a las 11 de la misma noche recibió telegrama urgente firmado por el Ministro de lo Interior, Casimiro Cordero, en el cual le ordenaba reunir doscientos hombres a toda brevedad y regresar con ellos a la Capital. Daba las órdenes consiguientes el General Castillo al Comandante de Armas de la Común, que lo era el General Lucas E. Díaz, cuando recibió otro parte urgente de la misma procedencia que el anterior en que se le ordenaba así: "Deje al General Lucas Díaz reunir los 200 hombres pedidos y regrese Ud. en seguida a esta Capital con su Estado Mayor".Salimos a media noche, montados a caballo, que era la única forma de locomoción posible en aquellos días y, chapoteando lodo en los fangales del camino, llegamos casi al amanecer a esta Capital. En la esquina formada por las calles "El Conde" y "Hostos" nos salió al encuentro el General Casimiro Cordero, quien informó al General Castillo que el General Andrés Navarro se había alzado en armas contra el Gobierno en Monte Cristi y que él, Castillo, era llamado para confiarle la Comandancia de Armas de esta Plaza, casi carente de hombres en esos momentos, por haber sido despachados a Monte Cristi, por mar, todas las fuerzas disponibles para que fueran a aplastar aquel brote revolucionario.Se disponía el General Lico Castillo ocupar ese cargo cuando comprobó que en La Fuerza solamente se encontra10

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ban seis marinos y unos cuantos soldados enfermos pertenecientes al Ejército. Tuvo que entregarse a la tarea de reunir de inmediato a algunos de sus amigos políticos residentes en la Ciudad y con ellos y con la gente de su Estado Mayor, ocupar la Plaza la tarde de ese mismo día.

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La mañana siguiente llegaron los hombres enviados por el General Lucas E. Díaz y un contingente de banilejos comandados por el General Oscar de Marchena.

CAPITULO III

La situación del Gobierno.

Conviene poner de manifiesto cuál era la situación del Gobierno mientras se iniciaba en la Línea Noroeste la alteración de la paz.Una reclamación de intereses vencidos por parte de los tenedores de Bonos de la Deuda Externa, obligaron al Poder Ejecutivo a tomar medidas de estricta economía, dando encargo a una comisión de Ciudadanos Honorables, presidida por el Ministro de Hacienda de la recaudación de fondos para atender a tan inesperada demanda. Como consecuencia lógica, hubo necesidad de hacer recortes en el Presupuesto de gastos públicos, ya que las atenciones de la guerra consumían una gran parte de las recaudaciones. Eso trajo el atraso en el pago de sueldos a los empleados públicos con no poco disgusto por parte de muchos.En cuanto a las cuestiones políticas internas, era evudente una incomprensible abulia en el seno del Gobierno, desde el propio Presidente interino de la República hasta el último de sus ministros.

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En provincias comenzaron las actividades subversivas para apoyar el movimiento de Monte Cristi y esa situación obligó a las autoridades reducir a prisión a muchos de los agitadores que, de inmediato, eran enviados a esta Capital como presos políticos para llenar con ellos las celdas de la Cárcel del Homenaje.Es oportuno advertir que no pocas de esas personas fuero detenidas y encarceladas por mera sospecha o por la pinta, como se decía entonces, mientras los más dieron mutivos para su detención con manifiestas hostilidades al Gobierno.A algunos de esos detenidos no se les encarceló sino que fueron simplemente confinados en esta Ciudad Capital y mantenidos por cuenta del Gobierno. En esa condición estuvieron los Generales Santiago Peguero, Maché, Candelario de la Rosa, Juan Má Sampol, Remigio Zayas (Cabo Millo) y otros.El General Pedro Pepín, (Perico), que había sido lubertado personalmente por el Presidente de la República, General Horacio Vásquez, fué alojado por cuenta del Gobierno en uno de los hoteles de la Ciudad y tratado con las mayores muestras de deferencia por parte de las autoridades. Sin embargo, ese mismo General Pepín, y aquellos confinados, encabezados por éste, ejercían públicamente sus actividades revolucionarias y se reunían, muy cerca de la Gobernación, en la Licorería del señor Francisco Jacas, que era, se puede decir, su Cuartel General de Operaciones, sin que nadie les molestase.Por otra parte, no era un secreto que algunas cabezas dirigentes, que habían ocupado altos cargos en el Poder durante el Gobierno de Ulises Heureaux, celebraban conculiábulos en departamentos del "Club Unión" para desarrullar los planes del golpe de mano en gestación.il

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PÁGINAS DOMINICANAS 13En el seno del Gobierno se evidenciaba una falta de cuhesión en los procedimientos a seguir frente a la situación anárquica que había surgido. Puede afirmarse que el único hombre activo y enérgico que formaba parte del Gabinete, lo era el joven General Casimiro Cordero, Ministro de lo Interior y Policía, que tan pronto estaba en esta Capital para dictar medidas, como se ausentaba para el Cibao para estar cerca de los acontecimientos de la Línea.A propósito del General Cordero, quien esto escribe pudo constatar más de una vez, que entre aquel hombre y el General Miguel Andrés Pichardo, Ministro de Guerra y Marina, existía un franco antogonismo. Sea por celos, por rivalidades nimias, por egoísmos personales o por resquemores políticos, lo cierto era que esos dos hombres no se llevaban bien.Muchas veces yo mismo recibí instrucciones del Ministro Cordero para advertir al Comandante de Armas, General Manuel de Jesús Castillo, de que no debería despachar ninguna orden emanada del Ministro Pichardo si ésta no era antes visada y aprobada con el "Visto Bueno" por el Ministro de lo Interior.Creo sinceramente que el Presidente Vásquez ignoruba la existencia de esa guerra antagónica entre dos de sus más destacados ministros o, que de conocerla, no quiso darle importancia. De todos modos, no fueron pocos los inconvenientes surgidos en más de una ocasión por esa falta de cohesión y de mejor entendimiento, precisamente entre los dos hombres tenían en sus manos los resortes de la fuerza para la defensa del Gobierno y el mantenimiento de la paz.Todas estas cosas, relatadas así, a la ligera, crearon en el ambiente de esta sociedad una situación angustiosa de incertidumbre, de temor, mejor dicho, tanto entre losverdaderos amigos del régimen como entre las colonias ex-tranjeras, pues eran presagiadoras de algún suceso sangriento.Mientras tanto, ya no cabían más presos políticos en la Cárcel Pública, procedentes de todos los rincones del país. La revolución iniciada por Andrés Navarro, quien fué herido y hecho prisionero en uno de los combates trabados con tropas del Gobierno mandadas por los Generales José Bordas Valdez, Manuel Camacho y Quírico Feliú, si bien fué aniquilada, no quedó vencida. Todo lo contrario, se ramificó más y tomó mayor empuje bajo la dirección de hombres con verdadero arraigo en aquellas regiones, tales como Demetrio Rodríguez, Desiderio Arias, Ramón Tavárez, Leoncio Roca y otros.Día a día se sacaban más hombres y se despachaban más pertrechos y más dinero en esta Capital; los unos para ir a derramar su sangre juvenil en los campos de batalla en una guerra fratricida que estaba condenada a durar Dios sabe hasta cuándo, para desgaste y retroceso de la República y lo otro para empobrecer en mayores proporciones el erario del Gobierno, ya de suyo casi exhausto.Esos hombres que se mandaban a la Línea Noroeste eran en su mayor parte restados a la gente con que contuba el Comandante de Armas, General Castillo, para defensa de la plaza. Así, día a día, fueron mermadas las fuerzas leales que guardaban la Fortaleza y así veían los revoluciunarios, en libertad de acción, cómo el propio Gobierno les daba facilidades para el logro de sus propósitos.Cuatro meses duraba ya la guerra en Marzo de 1903 y el Ministro de lo Interior Cordero en telegrama al Poder Ejecutivo le informaba que la paz se había restablecido, cuando

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surgió el golpe audaz del 23 de ese mes. Años después, el General Ramón Cáceres, que para esa fecha era el

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PAGINAS DOMINICANAS 15Gobernador de Santiago y Delegado en el Cibao, me refería que cuando él recibió el telegrama enviado desde esta Cupital por alguna persona amiga informándole el hecho, volvióse a su Secretario Luna y le dijo, con esa bonachonería que le era característica: "Ahora sí que nos han dado en lamisma tusa". (1)

CAPITULO IV

Nuestra posición frente a los revolucionarios.

He hecho resaltar en el anterior Capítulo cómo, con su misma torpe actuación, el propio Gobierno daba facilidades para que sus enemigos lograren sus temerarios empenos.Dije que al Comandante de Armas lo habían dejado despojado de hombres, de hombres amigos y de su confianza, para la defensa de la Plaza. La necesidad de enviar contingentes de fuerzas a Monte Cristi, por un lado y por otro las medidas de economía implantadas como pauta por el Ministro de Hacienda, en su empeño de recabar fondos destinados a pagar a los exigentes cobradores extranjeros, hucieron reducir los gastos de racionamiento de muchos de esos amigos con que contaba el General Lico Castillo, quien se vió obligado a retirarlos de su lado.Por uno de esos pruritos de valor o de pundonor milutar, rayanos a veces en necedad, el General Castillo, sobre cuyos hombres se había echado una gran responsabilidad, no se quejaba. Y razones de sobra tenía para quejarse; cusi todos esos enemigos políticos aquí confinados de que hice ya mención, recibían una ración diaria de un peso fuertecada uno, figurando ellos con nombres supuestos en la lista de oficiales al servicio del Comandante de Armas. No había dinero para racionar a la gente amiga; pero lo había para amamantar y alentar a los enemigos. Mientras en manos de la Comisión de Honorables se acumulaban unos ochenta mil pesos para fines de la deuda externa, los defensores de la Plaza carecíamos de los elementos de fuerza necesarios para nuestro honroso cometido.Estábamos a merced de nuestros adversarios, que bien podían alimentar las esperanzas de dar un golpe de mano sin derramamiento de sangre.Aunque habían tres Ayudantes de Plaza, personas adic-tas e insospechables, el General Castillo una vez pasada la revista de presos por la tarde, no confiaba a ellos la guarda de los grandes manojos de las llaves de la Cárcel.Me echó encima esa responsabilidad y no pocos apuros tuve que pasar para ocultarlas de noche en lugares distintos, ya que no había una caja fuerte en que guardarlas.Hubo hasta una intentona por parte de dos elementos que dormían con nosotros en la misma Comandancia de Armas, los nombrados Mundo Martínez y Enrique Binette, para exigir de mí, una noche, la entrega de esas llaves. Por un aviso que me diera oportunamente el Coronel Lorenzo Pío de Jesús, a quien había hecho yo en noches anteriores un buen favor y con la ayuda que él mismo me prestó, no pudo tener éxito la citada intentona quizás encaminada a obtener por ese medio la liberación de los presos políticos.

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Un día sorprendimos un mensaje escrito en clave en el interior de una pechera de camisa y procedente de la Cárcel. Ese mensaje era dirigido al oficial Manuel de Jesús Pérez Sosa, a la sazón Capitán de la Cuarta compañía del Batullón "Ozama".

(1) En la misma cabeza.

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PAGINAS DOMINICANAS 17En ese mensaje, que yo pude descifrar, se le daba cita al Capitán Pérez Sosa para que acudiera a determinada hora al Parque Duarte, pusiera su kepis en cierta posición a fin de recibir dinero de manos de una persona que se le acercaría.Mucho dudamos de que el Capitán Pérez Sosa estuviera en inteligencia con los revolucionarios; pero para salir de dudas, se le puso una emboscada al cuidado del General Lorenzo Marty, (Pulún), se le dió curso al escrito en clave para que llegara a su destino y los hechos, que obliguron a la detención del mencionado Capitán, confirmaron que el mensaje iba bien dirigido.A mí me dió el Gral. Castillo el encargo de despojarlo de su revólver y de sus charreteras y bocumangas, antes de ser entregado al Jefe de la Cárcel, señor Rafael Glass. Ese revólver y esas prendas del grado, de los cuales volveré a hablar, los guardé encerrados en una gaveta de mi escritorio.No quiero establecer juicio alguno contra la conducta del referido oficial, pues quizás obró de esa manera a causa de sus simpatías políticas; pero, como es natural, él salió de la Cárcel el 23 de marzo para tomar parte en los acontecimientos en favor de los revolucionarios.Quizás entró en el plan de los adversarios limpiar el campo de posibles estorbos para el logro de sus propósitos a la hora del asalto; porque un día recibió el General Castillo un anónimo en el cual se le prevenía la conveniencia de despojar de su cargo al señor Rafael Glass, Jefe de la Cárcel, por ser sospechosa su conducta y la conveniencia, a la vez, de sustituirlo con su ayudante, el nombrado Manuel Puello.No tenía motivos el Comandante de Armas para sospechar del señor Glass y, desde luego, no tomó en serio lainsinuación que se le hacía por medio de un anónimo. Los hechos hablaron con elocuencia más tarde, precisamente pura salvaguardar la buena conducta del señor Glass y para poner en claro la traición de Puello.Como hacía cuatro meses que me encontraba yo acuartelado, lejos de mi esposa e hijos, de día con la pluma en la mano, fungiendo como Secretario de la Comandancia de Armas y de noche con la carabina al hombro para servicios militares, muchas noches sin poder dormir, sin paga de mis sueldos atrasados y viendo venir los acontecimientos, pues bien se manifestaban ostensiblemente, presenté mi renuncia el día primero de marzo de 1903.El General Castillo, mi bien apreciado compadre Lico, con el objeto de retenerme a su lado pretendió mortificar mi amor propio diciéndome que yo estaba acuciado por el miedo. Le contesté que, efectivamente, yo tenía miedo. Miedo de perder la vida en una lucha que sería desventajosa para nosotros; pero sobre todo, tenía miedo de que a la hura crítica, él mismo, por esa necia creencia de creerse invencible, perdiera su vida también, sin dejar con ello pruvecho o gloria alguna para la Patria. Me suplicó que aguardase hasta el primero de Abril para retirarme, pues para esa fecha podía sustituirme con uno de sus parientes de Baní. "Bien -le dije aguardaré como Ud. desea, en el bien entendido de que

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correré junto a Ud. esta peligrosa aventura que, según todos los indicios, va a tener efecto antes de que salgamos del presente mes", como así sucedió.Como a mediados de Marzo, poco más o menos, el General Pedro Pepín, (Perico), se presentó en la Fortaleza la mañana de un domingo pidiendo entrada para ver al General Castillo. Este le hizo pasar de inmediato y cuando Pepín llegó a su presencia se puso de pie para saludarlo

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Iafectuosamente quejándose de que desde que el Presidente Vásquez le había puesto en libertad no había vuelto por el recinto a saludar y a conversar un rato con él. El General Pepín agradeció a Castillo esas demostraciones de personal aprecio y rogándole que no le tratara con tan inmerecidas cortesías, pues a quien tenía por delante era a un preso político que venía, bajo su palabra de militar, a entregarse para ser encarcelado nuevamente. Que así se lo prometió al Oficial de la Policía que acababa de detenerlo en la calle del Conde.De momento no creyó Castillo sino que Pepín se gastuba una broma; pero ante la insistencia de éste, me ordenó preguntar a la Gobernación sobre el particular. Por teléfono me comunicó el General Lorenzo Marty, (Pulún), que Perico había dicho lo mismo en su Despacho. Que por prudencia se le encarcelara mientras el Gobernador Moya legalizara la detención por medio de ordenanza oficial, escrita.El general Castillo dudando de la veracidad de esa supuesta detención, salió de La Fuerza y no solamente se entrevistó con el presidente Vásquez, sino que también con los Ministros y con el Gobernador Moya para averiguar quién diera la orden de detener al General Pepín. Nadie había dado la orden de tal prisión. Todo lo contrario, se ordenó que inmediatamente fuese puesto en libertad con las debidas excusas por causa de una posible equivocación. Sin embargo, mientras Lico Castillo averiguaba, mientras a Pepín con zalemas y más cortesías se le pedía perdón por "lo que debió ser un involuntario error", pasó una hora larga que el Jefe de los conjurados aprovechó bien para punerse en contacto con los demás presos políticos en la Torre del Homenaje y detallarles el plan que se tenía en proyecto para apoderarse de la Plaza. Fué ese un golpe de audaciay de valor por parte de Pepín y una burla merecida a la indolencia del Gobierno!Para completar las imprevisiones, fueron traídos de Azua setenta hombres dizque para proteger con ellos la Comandancia de la Plaza y custodiar a más de cuatrocientos presos que habían en la Cárcel entre criminales, delincuentes de menor cuantía y políticos. Esos hombres, ostensiblemente afiliados a la revolución, vinieron al mando del General Candelario Navarro, alias Purrú y del comandante Víctor Brito. Se les distribuyó el servicio en esta forma: 25 fueron asignados a la guardia en la puerta de Prevención ; 25 fueron puestos en la puerta de la Cárcel y 20 fueron colocudos en "La Trocha", repartidos entre el Parque de Artillería y la Fundición o Taller de Mecánica.Era muy significativo oír de ese Jefe Navarro decirle a Lico Castillo alguna que otra vez, guillándole un ojo y con sonrisa socarrona: "Lico, Lico," Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente"...El General Román García, que vino con nosotros y que acompanaba al General Castillo a título de particular amigo, figurando como su Jefe de Estado Mayor, había pedido

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licencia para irse a Baní y diciendo francamente que si la revolución estallaba, él debía estar en la fila de los suyos.El Coronel Juanico Rodríguez, que murió más tarde en el pleito del "Ojo de Agua", en Baní, también se fué con licencia manifestando públicamente que él no podía seguir militando en las mismas filas que las de su enemigo persunal General Oscar Marchena.Los Coroneles Pilar Méndez y Marcos Paulino, naturules de Baní, que también habían solicitado licencia para ausentarse, no llegaron a irse; pero cuando llegó el momen

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21to de la refriega, no hicieron nada en nuestra defensa, dando motivos a que sospecháramos de su lealtad.Tal era el marco en que se encuadraba nuestra situución, cuando nos ocurrió el día trágico.

CAPITULO V

El 23 de marzo de 1-903!

Voy a relatar los hechos tal como los vi desarrollarse en ese día memorable, en el cual fui actor involuntario. Para que no se me moteje de parcial o apasionado voy, antes que escribir mi propio relato, a transcribir algunos pá-rrafos de la crónica que de los sucesos de aquel día publicó el "Listín Diario" en su edición correspondiente al 24 de marzo de 1903 bajo el título de Lo del día, y los cuales cupio textualmente"Debido a un plan iniciado por los presos políticos que estaban encerrados en la Torre del Homenaje, ayer a la una en punto del día, fueron tomados a sangre y fuego la Comandancia de Armas y la Gobernación."He aquí los hechos que a guisa de información hemos podido recoger de labios de los que fueron autores del plan concebido y realizado."El Coronel Pedro Álvarez, acompañado del joven Julio Pichardo y otros, se acercó revólver en mano a la puerta de la Ciudadela, intimando de una vez la rendición de la guardia que allí había."Simultáneamente con el asalto del Coronel Álvarez, salieron de sus respectivas celdas los presos políticos Generales Leopoldo Espaillat, Dionisio Frías, Andrés Navarro, Juan Rojas, Miguel Febles, Manuel de J. Pena Cifré, An

drés Carrasco, Pedro W Espaillat y otros, de los cualesunos se dirigieron al parque anexo al Hospital y otros fueron a intimar la rendición al Comandante de Armas, General Manuel de J. Castillo, siendo el General Miguel Feblesquien se abalanzó a éste y lo abrazó con el propósito deevitar que lo mataran; mas como viera el General Feblesque un soldado preparaba su carabina para descargarla su

bre él, se desasió del General Castillo para no ser víctima.

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"Intertanto los presos Generales Ricardo Martínez, José Brache y Comandante Emilio Leroux apodéranse del Parque de Artillería anexo a la fundición y el Coronel Remigio Zayas con cinco compañeros favorecía esta operación desde la Fundición."Un grupo de individuos, a su cabeza el General Pedro Pepín, Deogracia Marty (Dundún), Teófilo Meyreles, Rafael Rey y Julio Gedeón tomaron la Gobernación después de un serio ataque que duró minutos, resultando de todo lo arriba dicho: unos cuantos muertos y heridos, entre los prumeros: Manuel J. Pena Cifré, Andrés Carrasco y entre los segundos: Pepito Gómez, el General Manuel J. Castillo, Antonio Hoepelmán, Secretario de éste y Agustín Espaillat, hijo del General Pedro Má Espaillat.Después de un terrible tiroteo por toda la Ciudad quedó ocupada la plaza por la revolución y a su frente fué puesto inmediatamente el Coronel Pedro Álvarez, como Cumandante de Armas y el General Leopoldo Espaillat como Gobernador interino."El General Casimiro N. de Moya al saber lo sucedido y encontrándose en esos momentos en su casa se echó a la calle armado de remington y a él se unieron los generales Echenique y Lorenzo Marty, hijo, Pedro Julio Gautreaux, Lowenski Monzón, General Miguel A. Pichardo y dos oficiales de su E. M., Raúl Abreu, Miguel A. Garrido, Federut'

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co Perdomo, Miguel Pérez, Mariano Cestero, Angel Miguel Pichardo y José Francisco Guzmán, quienes por espacio de un largo rato sostuvieron el fuego desde el parque "Colón" sobre la Gobernación y no pudiendo resistir a las descargas de los contrarios se acantonaron en el Baluarte "27 de Febrero"."Una vez en el Baluarte la revolución les envió un parlamento intimándoles la capitulación. El General Moya manifestó que necesitaba que el Gobierno se reuniera allí para resolver. La revolución para este acto, nombró su representante al General Fidelio Despradel y loa del Baluarte al Señor Mariano A. Cestero, quienes bajaron a buscar a los ministros Rafael J. Castillo y Juan Francisco Sánchez. Vista la absoluta imposibilidad de la resistencia, sitiado completamente el Baluarte, sin pertrechos y reducidos a cortísimo número, se firmó anoche a las 8 la capitulación."En la calle durante el tiroteo fueron muertos el General Manuel Joaquín Echenique y el señor Ambrosio González. Hubo, además, varios heridos."El primer acto de los detenidos políticos fué capturar al señor Rafael Glass, Alcaide de la Cárcel, en momento en que entró a la prisión, y encerrarlo en el cuarto denuminado "Colón"."El General Miguel Febles fué herido ayer, en la refriega, en ambos pies, en el momento de desasirse del General Manuel de J. Castillo y tirarse del otro lado de la Comandancia de Armas".Hasta ahí la relación del "Listín Diario", según la oyóde labios de los mismos asaltantes.

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He aquí, ahora, la verdad escueta de los hechos encuanto se refiere, por lo menos, a la Comandancia de Armas. A la hora indicada me encontraba yo, esperando el regreso del General Castillo para almorzar, conversando en

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la galería del frente del edificio con el Doctor José de Jesús Brenes, Médico de la Cárcel. En la Comandancia solamente habían en ese momento junto conmigo los Coroneles Fernando Peguero, Pilar Méndez y Marcos Paulino; el Comandante Marcelino Soto (Cundeamor), tío de Lico Castillo y Antonio Castillo, hermano de dicho General.El General Castillo había salido momentos antes, bastante mortificado por cierto, porque acababa de recibir un oficio firmado por el Ministro de la Guerra en el cual le ordenaba no poner los pies fuera del recinto militar, ni de día ni de noche hasta segunda orden; pero sin darle ninguna otra información referente a tal medida. El fué a buscar algún detalle a ese respecto acerca del propio Ministro Pichardo.Ignoro si los obtuvo o nó; pero no tardó en regresar y yo vi cuando entró por la puerta de la Ciudadela en compañía del General Remigio Zayas y encaminarse ambos a "La Trocha".No me extranó que se encaminaran a aquel lugar, porque el General Zayas, alias Cabo Millo, estaba dizque realizando la rifa de unos mulos propiedad de Lico Castillo y los cuales mulos se encontraban por esos contornos en los establos de la Fortaleza.Pero solamente transcurrieron algunos minutos cuando empezaron a sonar unos disparos precisamente hechos en esos alrededores y el Dr. Brenes y yo vimos cuando el General Castillo venía corriendo y desde lejos me gritaba, "Coja su carabina!"Entré a mi despacho y detrás de mí entró como una tromba el Gral. Castillo. Volvía al frente de la galería, ya armado y vi como por la puerta de la Fortaleza entraba, sin disparar, un grupo armado; una numerosa falange de presos políticos bajando por las escaleras de la prisión y

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frente a mí, del lado abajo, al General Leopoldo Espaillat, (Polín) , armado de revólver. Le tendí la carabina ; pero él me gritó : "No me tires, que ésta es cuestión de libertad, ^Viva Lico Castillo':" "Viva el Gobierno !" le contesté y ordené "Firme la gente de Azua!" que se encontraba, fusil en mano, detrás de Espaillat y cuando esta gente quiso reaccionar, no se en qué sentido, el mismo General se volvió a ella y le dijo enérgicamente "Cuidado, cuidado quien dispara !"Pero mientras eso sucedía, me vi rodeado por un grupo de presos, abrazándome fuertemente uno de ellos por detrás. En ese grupo reconocí a los señores Manuel de J. Pena Cifré y al joven amigo de mi familia Agustín Espaullat. Este se apoderó de mi cartuchera mientras el General Pena Cifré me despojaba de mi carabina. Sin embargo, no me despojaron del revólver calibre 9 que portaba en el cinto.Ya despojado de la carabina, me encaminé al salón del edificio con propósito de tomar otra arma larga; pero entonces se me presentó este cuadro : Un grupo de presos pu

líticos tenía fuertemente sujeto al General Manuel de J. Castillo, Comandante de Armas y forcejeaban con él tratando de desarmarlo e intimándole la rendición. El General Castillo

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con fiereza, se debatía entre el grupo utilizando sus grandes fuerzas musculares. Formando parte de ese grupo, vi a los Generales Miguel Febles, Juan Rojas, Juan Gómez,alias Che pito y señores José Brache y Andrés Ma. Carrasco.Era evidente que los revolucionarios no tenían el propósito de hacerle daño en su persona física al General Castillo ni a ninguno de los pocos que nos encontrábamos a su lado y, ciertamente hubieran podido aniquilarnos, ya que su gran número era contra solamente cinco hombres a que sumábamos, en ese instante, los defensores del Gobierno.Pero la Providencia quiso que se produjera el derramamiento de sangre que los asaltantes tenían el propósito de evitar. Esto se hizo manifiesto en la acción de un loco, pues de ninguna otra manera se puede mencionar al joven Joaquín Bonilla, uno de los conjurados, que, habiendo subido armado de carabina a la Comandancia de Armas, hizo un disparo contra el grupo que sujetaba a Lico Castillo.Hasta ese momento no había sonado ni un solo disparo dentro del local. Estos se oían sonar dentro de la Fortaleza y por los lados de la Gobernación.Tan pronto hizo Bonilla su disparo, se desintegró el grupo de aprehensores dejando libre al Comandante de Armas y comenzó dentro del recinto una fuerte balacera y confusión.El General Miguel Febles ganó la galería y saltando por el barandal, se tiró al suelo desde lo alto, lastimándose las dos piernas.Aquello duró apenas unos pocos minutos para terminar con este triste y trágico balance: muertos, el General Manuel de J. Pena Cifre y el agricultor Andrés María Carrasco. Heridos, el General Juan Gómez, (Chepito), y el joven Agustín Espaillat, de los presos políticos. Heridos General Manuel de J. Castillo, Coronel Fernando Peguero, Comandante Marcelino Soto y quien vive todavía para trazar estas líneas.Dije que la Providencia quiso que se produjera el derramamiento de sangre, pues de haberse rendido el Comandante de la Plaza, como pretendían los revolucionarios, ^No podría un juicio injusto señalarlo frente a la historia como un traidor o desleal al Gobierno a quien servía con todo pundonor? Y ^cuál otro camino le hubiera quedado sino el de rendirse abrumado por la superioridad de losadversarios?26 ANTONIO HOEPELMAN

Momentos después nos encontrábamos tendidos en uno de los departamentos del local, desangrándonos a chorro y viendo yo, entre desmayo y desmayo, cómo unos presos criminales se comían nuestro desayuno y almuerzo, que estaban intactos; descerrajaban nuestros escritorios y del mío sustraían y se apropiaban el revólver y las charreteras del Capitán Pérez Sosa, diez billetes de la Lotería que yo recibiera esa misma mañana y algunas otras cosas de mi propiedad.Mientras tanto, desde fuera seguían disparando sobre el edificio creyéndonos atrincherados en él.Por eso el General Castillo ordenó a su hermano Antonio que. se asomara con cuidado y agitara un pañuelo blanco en señal de rendición. En seguida cesaron de disparar y subieron al local para presenciar y lamentar el triste cuadro de muertos y heridos.El Doctor Manuel M" Morillo, que acudió en nuestro auxilio, curó y vendó provisionalmente nuestras heridas. Como no habían allí elementos a propósito para vendajes, la anciana madre del recluso Jesús M" Castillo, alias Sulo, que se encontraba visitando a su hijo cuando ocurrieron los sucesos relatados, rasgó unas enaguas limpias e hizo tiras que el Doctor Morillo utilizó para su humanitario trabajo.

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El General Castillo fué conducido por los mismos presos políticos a la casa morada del General José Dolores Pichardo. Yo fuí conducido en un catre, que cargaron, entre otros, el señor José Brache y el propio Dr. Morillo, al Hospital Militar anexo a la Fortaleza. Allí fueron conducidos también Fernando Peguero y Marcelino Soto.Esa noche, sin tener otra atención en el Hospital, que estaba convertido en un caos, me sentía morir desangrándome todavía por cinco heridas profundas en el cuerpo. Una

vez que abrí los ojos vi ante mí, lamentándose de mi desgracia, a mi amigo Manolo Galván, hijo del ilustre autor de "Enriquillo', tomándome el pulso. Debió encontrarme muy débil, pues se ausentó y, apenas transcurrido un breve rato, volvió con media botella de leche tibia que aplicó a mis labios resecos. Manolo Galván, Dios le tenga en gloria!, me hizo aferrarme a una vida que se me iba, se me iba! ...La noche siguiente fuí atacado de un principio de peritonitis que fué prontamente atendido por los doctores Ramón Báez, Defilló, Morillo, Meléndez, y Urraca, despejando el peligro de la infección.Al amanecer del día 25, mi hermana Rosalía, que se había trasladado al Hospital para atenderme, me informó que en la calle se rumoraba que yo había dado muerte al General Manuel de J. Pena y Cifré. Como eso era inexacto, pues ni siquiera había visto yo al General Pena entre los del grupo que sujetaban a Lico, pedí al Practicante Alejandro Cabral que me llamase por teléfono a un reportero del "Listín Diario" para desmentir el tal rumor. Vino a visutarme de inmediato el periodista Manuel Florentino Cesteros, que redactaba entonces el Listín y a él le di las notas para una carta que, con mi firma, apareció en el Número 4098, edición de dicho periódico correspondiente al 26 de Marzo de 1903 y la cual dice así, textualmente.

"Señor Director del 'Listín Diario" - Ciudad. Estimado Señor y amigo

"En virtud de haber llegado hasta mí la grosera propaganda de que he sido yo quien ha dado muerte al señor Manuel de J. Pena y Cifré en el momento en que éste salía de la Cárcel junto con sus campaneros políticos para dar el asalto a la Comandancia, que ya todos conocen, se impo

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ne, en honor de la verdad, esta carta explicativa que dirijo a Ud. para que me haga el servicio de publicarla en su estimable diario."Cuando salieron de sus celdas los detenidos políticos, el señor Pena y Cifré, en medio de la lucha trabada entre sus compañeros y los soldados, Oficiales y Jefes de la Comandancia, se me abalanzó quitándome la carabina que yo tenía. Después fui herido en la cintura y una pierna y se me llevó cargado al salón de la Comandancia de Armas; donde, recibiendo las primeras curaciones supe que el Señor Pena había perecido en la lucha."Para robustecer esta verdad apelo a la honorabilidad de los Generales Leopoldo Espaillat y Manuel de Js. Castillo.

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"Anticípole las gracias, Señor Director, por la publicación de esta carta y me suscribo su atto. S. S. y amigo".Dos días después de publicada esa aclaración, que no resultó fielmente de conformidad con las notas que desde mi lecho dicté al amigo Manuel Florentino Cesteros, me visitó en el Hospital el General Leopoldo Espaillat quien fué a interesarse por mi salud y a recomendar que nos dispensaran las mejores atenciones por el personal del establecimiento, conversó un momento conmigo y haciendo alusión a mi carta publicada en el "Listín Diario", me hizo el siguiente relato"Yo vi caer muerto, -me dijo al compañero y amigo General Lico Pena. El disparo de carabina que lo mató no iba precisamente dirijido a él sino a mí o a mi hijo Emilio, que se encontraba a mi lado. Cuando ustedes empezaron a luchar dentro del edificio, estaba yo parado con mi hijo en la puerta de la Armería. De pronto un individuo, desde la esquina noroeste de la galería, comenzó a disparar contra nosotros. Venía el amigo Lico Pena, cuya muertePAGINAS DOMINICANAS 29

todos hemos lamentado profundamente, corriendo por la misma galería en dirección al hombre y el tiro de éste le alcanzó en el pecho, tumbándolo. Entonces le dije a mi hijo Emilio, que estaba con un mausser en la mano y es experto tirador: "Asegúrame ese hombre". Emilio levantó su arma, apuntó y lo derribó de un balazo en la cabeza.""Ese hombre está ahora siendo atendido en este Hospital y acabo de saber que es el Coronel Fernando Peguero, compadre de Lico Castillo".Cerraría aquí los Capítulos ya escritos de este relato si no considerara oportuno, para dar más luz sobre los sucesos de aquella luctuosa jornada y establecer la verdad histórica de los mismos, hacer algunos comentarios a la relación transcrita y publicada en el Listín y alrededor de acontecimientos que vinieron después, como derivados consecuenciales del siclo de sangre, de desolación y de ruinas abierto desde el 26 de Abril de 1902 y que debía cerrarse, para fortuna de la República, ya lo dije, con el advenimiento al Poder del Generalísimo Rafael. L. Trujillo Molina.

Dijo el "Listín Diario", oyéndolo de labios de personas interesadas, que "El Coronel Pedro Álvarez, revólver en mano se acercó a la puerta de la Ciudadela e intimó de una vez la rendición de la guardia que allí había." Pero ^cómo iba a rendirse tan fácilmente una guardia compuesta de 25 hombres bien armados y apertrechados, si esa guardia no hubiera estado de antemano en buena inteligencia con los revolucionarios?La prueba de esa fácil rendición lo hace resaltar el hecho, muy significativo por cierto, de que allí nadie recibió el más leve rasguño?30ANTONIO HOEPELMAN

Puede decirse que Pedrito Álvarez entró con sus amigos por aquella puerta, "como Pedro por su casa".Los presos generales Ricardo Martínez, José Brache y Comandante Emilio Leroux, no dudo que fueran a apoderarse del Parque de Artillería ; pero eso sería después de que el General Manuel de J. Castillo saliera corriendo de "La Trocha" para venir a la Comandancia a ordenar a sus subalternos tomar sus armas, pues cuando el General

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Remigio Zayas, (Cabo Millo), le dijo allí su propósito de prununciarse, no habían salido los presos de la Cárcel.

El General Remigio Zayas, (Cabo Millo), que resultó herido en un pie, no recibió esa lesión dentro del local de la Comandancia de Armas, sino en el patio de la Fortaleza, quizás de algún disparo hecho por sus propios compañeros.

En cuanto a los hechos subsiguientes, el asalto a la Gobernación, la toma de la Ciudad y la Capitulación de los ministros del Gobierno, tengo que atenerme a la relación de los mismos publicados por el "Listín Diario", pues no los presencié.

Como el Presidente Vásquez al frente de sus tropas vino del Cibao para atacar a los revolucionarios, éstos se atrincheraron dentro de la Ciudad, la cual fué sitiada. ElGeneral Vásquez estableció su campamento en el antiguo Ingenio "La Fe" y sus vanguardias ocuparon la Villa de San Carlos. Desde esa altura hostigaban a la Capital con su fuego de artillería.

En un combate trabado entre las tropas del Gobierno y las de la Revolución mandadas por el valiente General Pepín el día primero de Abril de 1903, murieron este General y el General Juan Rojas y hubieron otras muchas bajas entre muertos y heridos.Dijo el "Listín Diario" que el primer acto de los detenidos políticos fué capturar al Señor Rafael Glass, Alcaide de la Cárcel, en momentos en que entró a la prisión, y encerralo en el cuarto denominado "Colón". Pero esa acción, de haber ocurrido así, tuvo que ser ayudada por algún otro elemento conocedor del recinto y que facilitara las llaves de las otras celdas. Se acusó al ayudante del Alcaide, el nombrado Manuel Puello, como el hombre que facilitó esa operación ayudando a los presos que lo habían atraído a su causa y a quienes facilitó las armas cortas y las carabinas recortadas con las cuales salieron de sus respectivas prisiunes cuando sonaron los disparos de alerta de Cabo Millo.i

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La noche del domingo 12 de abril, se incendió el pueblo de San Carlos durante un combate entre las tropas del Gobierno y las de la Revolución. Estos, desde los fuertes de la ciudad, disparaban sus cañones sobre las tropas leules que, precisamente, utilizaban las casas de la población,

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para ocultarse detrás de las mismas y poder acercarse más a las murallas del recinto atrincherado.Los revolucionarios, como es natural, acusaron al General Horacio Vásquez como el ordenador del incendio; pero cuando se depure bien aquel suceso, acaso no sea posible atribuir a ninguno de los dos bandos combatientes aquel siniestro que consumió en pocas horas casi la totalidad de las casas en las dos calles principales de San Carlos, sino consignarlo como un caso fortuito producido como consecuencia lógica de disparos hechos con materias inflamables sobre viviendas de maderas, cobijadas con zinc o yaguas.

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Puedo afirmar que sea noche, 12 de abril, mientras ardía San Carlos y desde todos los recintos de la Ciudad los cañones y demás armas vomitaban fuego, hubo un momento en que se sintió derrotada la revolución. Cuando salí del Hospital bajo los tiros me alojé en la casa habitada por mi madre, al lado del Consulado alemán, en la calle "Padre Billini". Pues bien; como a las 12 de la noche estuvieron sentados en la acera de esa casa los Generales Leopoldo y Pedro María Espaillat, General Fidelio Despradel y el senor Arturo Freites Roque, listos a asilarse en el mencionudo Consulado, si los que asaltaban en ese momento el Fuerte "Concepción" mantenían la lucha por donde entrarían a la Ciudad las tropas del Gobierno.

Al día siguiente, muy temprano, el General Alejandro Woss y Gil, jinete en una mula, habló desde la calle al Cónsul alemán Von Krossick, que estaba asomado al balcón,

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diciéndole: "Ya no es necesario que desembarquen más hombres de su país, señor Cónsul. Hemos dominado la sutuación!"

En hoja suelta que circuló en la Ciudad el día 14, los Generales Miguel Febles, Dionisio Frías y Francisco Deetjen, a nombre del titulado "Comité de Guerra", imputaron al General Horacio Vásquez la responsabilidad del incendio de San Carlos, realizado para lograr ocupar los fuertes y entrar a la Ciudad.

La mañana del 18 de Abril, senalada como precursora del triunfo definitivo de la Revolución tuvo efecto el gran combate, cuerpo a cuerpo, en el que perdieron la vida dos

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jóvenes aguerridos y valientes: los Generales Aquiles Álvarez y Casimiro Cordero. Intrepidez, arrojo y coraje, pero también ambiciones y egoísmos personales, impulsaron a aquellos dos corazones juveniles a venirse a jugar la vida en una empresa victoriosa, pero imposible de lograr.Esa tragedia, que afligió profundamente al General Horacio Vásquez, le obligó a levantar el sitio, desmantelar su campamento, salir derrotado y en precipitada fuga para Santiago y retirarse luego, en voluntario exilio, a la isla de Cuba, llevando en su compañía al General Ramón Cáceres, que era su Delegado en el Cibao y a otros amigos y compañeros de lucha.Ese fué el epílogo de la audaz proeza del 23 de Marzo de 1903; pero, por desgracia para el país, no se detuvo ahí la orgía de sangre en la que nos habíamos embriagado la mayoría de los dominicanos.ANTONIO HOEPELMAN

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PAGINAS DOMINICANAS 35Páginas lóbregas tendré que escribir todavía para hucer el relato de los sucesos políticos que se sucedieron a partir del asalto de 23 de Marzo y que fueron continuación luctuosa de aquel funesto 26 de abril de 1902.A los revolucionarios que planearon junto con los presos políticos los asaltos y toma de la Comandancia de Armas y de la Gobernación, se les acusó de haber libertado a todos los delincuentes que sufrían distintas condenas en las celdas del Penal para utilizarlos en favor de sus propósitos.Es cierto que los penados, o cuando menos una buena parte de los mismos, una vez libertados, no se sabe por quién, se armaron y tomaron parte en las refriegas y peleas que se originaron como consecuencia de aquellos asaltos, como lo hicieron los célebres criminales Marcelino Ramírez alias Chilín y Vicente Maldonado, que sufrían condena de 20 años de trabajos forzados; pero es más justo atribuir ese concurso al interés de aquellos presos a obtener su indulto y libertad, en el caso de que quedaran vivos y no a la voluntad expresa de los dirigentes del movimiento que, posiblemente, no pudieron evitar que con ellos se mezclaran los delincuentes.

Se dijo que los hombres de la revolución desde el 24 de Marzo entraron a saco en la Hacienda Pública y que también se apoderaron de unos ochenta mil pesos oro que había en caja, acumulados por la Comisión de Honorables con destino al pago de compromisos extranjeros,

CAPITULO VI

Epílogo de una campana..

El Señor Juan Isidro Jiménez, en documento público de fecha 5 de mayo de 1903, reconoce que él no puede ser repuesto en su cargo de Presidente Constitucional de la República del que fué despojado el 26 de Abril de 1902, por causa de las siguientes tres razones fundamentales: prumera, porque el 1" de Mayo de 1902, capituló el Gobierno Constitucional que él presidía; segunda, que de hacerlo, tendría que llamar a los mismos

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diputados que lo habían combatido y, tercera, que no sería prudente llevar a cabo tal procedimiento, sobre todo en estos momentos en que la concordia y la paz deben reinar por todos los ámbitos del país. Termina solicitando que se verifiquen nuevas elecciunes generales y que el General Alejandro Woss y Gil acepte ser postulado como Vice-Presidente de la República. Más tarde, el 18 del mismo mes de Mayo, renuncia a su propia postulación y recomienda a sus amigos la candidatura de Woss y Gil para Presidente y a Eugenio Deschamps para la Vicepresidencia.Ya esa fué la candidatura que triunfo, sin oposición en las elecciones celebradas en los días 6 y 7 del mes de junio de 1903, que habían sido convocadas por decreto del 26 de mayo anterior, dictado por el titulado Presidente Provisiunal de la República, Alejandro Woss y Gil.^Cómo gobernó Woss y Gil durante su corto período constitucional? El país no quedó totalmente apaciguado y el Primer Magistrado de la Nación tuvo necesidad de dedicar gran parte de sus atenciones al cuidado y solución de los problemas políticos que se le presentaron. Los Jime

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PAGINAS DOMINICANAS 37nistas, con Deschamps a la cabeza, aparentemente acepturon el nuevo orden de cosas que al principio creyeron debió favorecer a su hombre y no a aquellos de ostensible filiución Lilisista; pero a poco, el mismo Deschamps comenzó a afrontar dificultades en su Delegación en el Cibao, a ex-tremo de que llegó a la decisión de renunciar su alto cargo, aunque tal renuncia quedó sin efecto porque no le fué aceptada.Así las cosas, el 24 de Octubre de 1903, el señor Carlos Felipe Morales Languasco, Gobernador de la Provincia de Puerto Plata, después de obtener la celebración de un acuerdo entre los elementos dirigentes de los partidos Horacista y Jimenista, se pronunció contra el Gobierno, levantando la revolución a la que se le dió el nombre de "Unión". Deschamps, que días antes, en proclama lanzada al público, dujo poco más o menos lo siguientes: "Yo soy el Gobierno, soy la fuerza y soy la autoridad, y por tanto soy el escudo de la legalidad", no realizó ninguna gestión para cerrarle el paso a la revolución.Esta, que no halló resistencia a su paso arrollador, vino a ponerle cerco a esta Capital donde el Gobierno se había atrincherado.Sitiada la Ciudad, el Honorable Ayuntamiento hizo circular una hoja suelta conteniendo esta importante información: "Hoy a las ocho y media de la mañana se ha recibido de los Jefes Revolucionarios que sitian la Ciudad, la siguiente comunicación: "Cuartel General, Nov. 9 de 1903. "Honorable Señor: Tenemos el honor de participar a Ud. que en esta misma fecha le ha sido notificado al señor General Alejandro Woss y Gil que, sitiada la ciudad por las fuerzas a nuestras órdenes, usaremos todos los medios legales para obtener la pronta capitulación de esa plaza, contándose entre ellos el bombardeo de la ciudad cuando sea estimado conveniente. La presente comunicación es el previo aviso indicado por las leyes de la guerra. Con sentimiento de distinguida consideración, saludan a Ud. El Delegado del Gobierno Provisional, Raúl Cabrera, los Generales Jefes de Operaciones, Demetrio Rodríguez, Epifanio Rodríguez. Al Ciudadano Presidente del Honorable

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Ayuntamiento de Santo Domingo." Lo que ha sido resuelto publicar pura conocimiento de los habitantes de la ciudad. Santo Domingo, Noviembre 10 de 1903. El Presidente, Francisco Ay-bar. El Secretario, José Santiago de Castro."Algunas escaramuzas que provocaron su consiguiente derramamiento de sangre, señalaron la pretendida resistencia del Gobierno que al fin capituló el día 24 de Noviembre de conformidad con el previo convenio celebrado entre las fuerzas sitiadoras y el gobierno del General Woss y Gil.A las 4 de la tarde del mencionado día hicieron su pacífica entrada a la ciudad las fuerzas de la revolución. Al frente de las mismas entraron los generales Elíseo Cabrera, en calidad de Ministro de la Guerra, interino; Raúl Cabrera, Delegado; Miguel Andrés Pichardo, Jefe Superior Militar y Comisionado Especial; Francisco Deetjen, Comisionado Especial; Epifanio Rodríguez, Jefe de Operaciones; José Bordas Valdez, Inspector General y Manuel de Jesús Castillo, Delegado del Gobierno Provisional en la región Sur.El día 27 de ese mismo mes de noviembre de 1903, embarcó en el crucero alemán Falke, con rumbo a San Juan de Puerto Rico, el General Alejandro Woss y Gil, epilogando así, en solamente siete meses de efímera existencia, el gobierno que surgiera del asalto del 23 de Marzo!Morales Languasco, que venía presidiendo el Gobierno Provisional de la Revolución, lanzó en Santiago una proclama haciendo magníficas promesas para el futuro, culmi

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nado su escrito con estas palabras finales: "Para terminar, quiero que sepa la República entera que por ningún motivo ni razón, consentiré que mi nombre humildísimo figure entre los candidatos para la primera magistratura de la Nación".Palabras, ... palabras, como siempre!

CAPITULO VII

El Gobierno de Morales.

Una vez ocupada la Capital por las fuerzas de la "Unión" ocupó la Presidencia interina, el señor Carlos Felipe Morales Languasco que las había dirigido. Por su Decreto de fecha 8 de Diciembre de 1903 designó el personal del Gabinete en esta forma:

Ministro de lo Interior y Policía,Gral. Miguel A. Pichardo

Ministro de Guerra y Marina, Gral. Elíseo Cabrera.

Ministro de Relaciones Exteriores, Lcdo. Manuel A. Machado.

Ministro de Justicia e Instrucción PúblicaEnrique Jiménez

Ministro de Hacienda y Comercio, Enrique Pou.

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Ministro de Fomento y Obras Públicas. Eladio Victoria.

Ministro de Correos y Telégrafos, Carlos Ginebra.

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Aparentemente, Morales Languasco comenzaba sus funciones de gobierno bajo los mejores auspicios, puesto que había llegado al Poder protegido por las dos más grandes agrupaciones políticas existentes en el país en aquella época. Y él, personalmente, parecía poseer excelentes dotes de gobernante con manifestaciones tendientes al desarrollo del progreso del país; pero, por otra parte, se caracterizaba como un hombre voluble en cuanto a sus convicciones y muy indiscreto, condición ésta última muy censurable y harto peligrosa en un Jefe de Estado.Carlos F. Morales Languasco, cuyo valor se ha discutido, tenía, al menos, el valor de la audacia. Por ser audaz y atrevido en sus empresas políticas, pudo llegar, sin otro bagaje meritorio, a la Primera Magistratura del Estado.Quiso darle y así lo exigían las circunstancias del memento, base legal a lo que fué producto de la revolución o sea, cambiar el status de facto por el gobierno constitucional. Para el efecto dictó su Decreto de fecha 8 de Diciembre de 1903 convocando las Asambleas Primarias para que se reunieran los días 16 y 17 de Enero y procedieran a la elección de los Colegios Electorales, los cuales, una vez elegidos, se reunirían los días 30 y 31 del mismo mes para elegir el Presidente y Vice-Presidente de la República, a los Diputados y sus suplentes por cada Provincia, así como formular las listas de Magistrados de la Suprema Corte de Justicia y Jueces de los Tribunales de Justicia.Pero... ¿Se reunieron las Asambleas Primarias en los días indicados por aquel decreto?El día 13 de Diciembre de 1903, Morales Languasco contestando una manifestación que le hiciera un grupo de prestantes ciudadanos de esta Capital, les dijo, entre otras cosas, lo siguiente: "Yo acepto como prenda de paz, es decir, como elemento de unión entre los dos grandes grupos

40que representan el poderío de la política militante, yo acepto, repito, mi designación para la candidatura a la Presidencia de la República; pero la acepto, porque creo que Don Juan Isidro Jiménez, mi viejo amigo, el que ha sido caudillo de la causa de mis sacrificios, verá en mí siempre la lealtad; porque creo que el General Horacio Vásquez, hoy apartado a la vida privada, pero a quien le sucede en la dirección de su partido el General Ramón Cáceres, Candidato a la Vice-Presidencia, verá también en mí una garantía firme, serena e imperturbable de todo lo que signifique unión para los dominicanos, paz y trabajo para la tierra desangrada y seguridad para el Estado".Sin embargo, la "Unión" comenzó a quebrarse desde antes de esa aceptación de Morales a su postulación. No se conformaron los Jimenistas a que diera las espaldas, en su personal provecho, a su viejo caudillo, Don Juan Isidro Jimenes, por más que éste aceptó ser postulado junto con elGeneral Miguel A. Pichardo en oposición a la candidatura Morales-Cáceres.El 14 de Diciembre abandonó la Gobernación de la Provincia de Santo Domingo, el General Rafael Rodríguez y Rodríguez asilándose en el Consulado General de Francia.

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Ese mismo día, como respondiendo a una combinación, se pronunció en San Cristóbal, ocupando la Comandancia de Armas, el General Romualdo Pimentel, cuya primera providencia fué hacer encarcelar a los principales elementos horacistas residentes en la población.En los campos de Santiago y de la Línea Noroeste los generales Ramón Cáceres, Raúl Cabrera, José de Jesús Álvarez y Quírico Feliú derrotaron en varios encuentros a los alzados en armas Perico Lazala, Miguel Emilio Alfau (Juan Sinsonte), Neney Chepin, Ramón Zapata y otros.(PAGINAS DOMINICANAS 41

El 20 de Diciembre los Generales Fernando Chalas y Demetrio Rodríguez, Comisionado Especial del Gobierno y Gobernador de la Provincia, respectivamente, se pronunciaron en San Pedro de Macorís.Para justificar su actitud, el General Demetrio Rodríguez lanzó una proclama al país en la cual decía, entre otros varios motivos, lo que sigue: "Encontrándome laborando, supe que Juan Isidro Jiménez era proclamado Presidente en el Cibao, por estar descontento aquellos moradores con Morales, por haber éste lanzado su propia candidatura."El General Miguel A. Pichardo, no obstante que iba a ser postulado con Jiménez para la Vice-Presidencia, envió un telegrama a Demetrio Rodríguez censurándole su conducta y textualmente le dijo: "Cuando un hombre desempeña un puesto, se muere en él hasta contra su padre; eso he hecho yo siempre, y eso desearía que hicieran mis amigos! Güelito."La revolución contra Morales, llamada entonces de la "Desunión", fué terrible y sangrienta. Se había extendido por todos los sectores del país, contando el Gobierno con solamente dos puntos de apoyo: la Capital y Sosúa, en Puerto Plata.En los pleitos de Dajabón, en que perdió la vida el jimenista Miguel E. Alfau; el de Los Montones en que fué herido mortalmente Eliseo Cabrera; el de "Guayacanes", en que murió su hermano Raúl Cabrera; los de "El Farito" Y "Punta de Garza", este último en que fué muerto Leoncio Roca y tantos otros combates en los cuales perdieron la vida Pedro Julio Gautreaux, Miguel Herrero, Federico Cabral, Manuel de Jesús Santana y tanto otros valiosos miembros de la juventud.Sin embargo, audaz y afortunado, Morales Languasco triunfó contra sus poderosos adversarios y formó su go

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42bierno constitucional, él como Presidente y Ramón Cáceres como Vice-Presidente, triunfantes en las elecciones celebradas.Con todo, el país no quedó totalmente pacificado, pues alguno que otro brote subversivo se manifestaba, sobre todo en las regiones noroestanas; pero a pesar de eso y de la pobreza del Erario, Morales comenzó su ejercicio con el planeamiento y hasta con el comienzo de pequeñas obras de progreso.No he querido mencionar los detalles del injusto bombardeo y desembarco de marinos norteamericanos ocurrido durante el gobierno provisional de Morales y cuya responsabilidad no le pertenece. Pero a su debe es necesario cargar los fusilamientos de sus propios conmilitantes Guilioux, Manzueta, Juan Jacobo y Nicolás Arias, ejecutado éste último por el General Cirilo de los Santos, (Guayubín), con aprobación de Morales.Su triunfo se debió, necesario es reconocerlo, al apoyo y concurso valiosísimo que le prestó el elemento horacista, tanto en esta Capital como en Puerto Plata y con el

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horacismo hubiera podido gobernar pacífica y provechosamente si su carácter voluble no le hubiese traicionado. Cuando él quiso reaccionar de conformidad con sus sentimientos políticos partidaristas, se vió constreñido en un círculo de hierro que él quiso violentar para escaparse y, mal aconsejado quizás, abandonó la Capital la noche del 24 de Diciembre de 1905 para llegar hasta Haina con propósito, se dijo, de embarcar en el vapor de guerra "Presidente" que, al mando del Comandante Francisco Catrain, le aguardaría en Najayo para conducirlo a Azua. Pero perseguido de cerca, se ocultó en la propiedad del General Cesáreo Pimentel, con tan mala fortuna que, al descender por un barranco agarrado de un bejuco, éste se rompió cayendo él en

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una cañada, fracturándose la tibia de la pierna derecha.Ya herido e impotente para continuar en su propósito de ponerse al frente de los revolucionarios jimenistas que se habían levantado en armas en varios pueblos de la República, y acusado por ante el Congreso Nacional de conspirar contra la seguridad del Estado, se asiló en la Legación Americana y desde allí presentó su renuncia como Presidente de la República para embarcar la noche del día siguiente (12 de Enero de 1906) en el crucero americano Dubuque, rumbo a San Juan de Puerto Rico, acompañado por Enrique Jiménez y Juan Ambrosio Encarnación.El Congreso Nacional que se había convocado y aceptado la renuncia de Morales, llamó al Vice-Presidente, General Ramón Cáceres, a ocupar la Presidencia de la República en virtud del canon constitucional.

CAPITULO VIII

Gobierno del General Ramón Cáceres

Al asumir la presidencia para completar el período legal de Morales Languasco, Ramón Cáceres se encontró frente a esta situación financiera: Por el convenio Dominico-Americano, firmado el 20 de Enero de 1905 por los señores Juan Francisco Sánchez y Federico Velázquez H., en representación del Gobierno Dominicano, por una parte, y por el Ministro americano Mr. Dawson, asesorado por el Comandante Dillinghan, por otra, en representación del Gobierno Norteamericano, instrumento que puso en práctica el llamado Modus Vivendi de 1905, quedaron hipotecadas las aduanas de la República, con Míster George R. Colton en calidad de Receptor General de las rentas aduaneras y con el derecho el Presidente de los Estados Unidos de inter

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44ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 45venir, si le pluguiera, en las cuestiones internas del país.Tuvo que hacer frente de inmediato a la tarea de vencer a las huestes revolucionarias comandadas por Demetrio Rodríguez, Eugenio Deschamps, Desiderio Arias, Joaquín Barba, Candelario de la Rosa y otros prestantes jimenistas, empeñados en volver al Poder a su viejo caudillo Juan Isidro Jiménez.

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Muerto Demetrio Rodríguez en una de las sangrientas peleas; derrotados y maltrechos otros, que se rindieron a las fuerzas del Gobierno o tomaron el camino del exilio, se restableció la paz en el país.Pero... entonces surgió lo imprevisto! Se supo que, quizás de acuerdo con un grupo de importantes personajes horacistas del Cibao, el General Ramón Cáceres tenía la intención de renunciar su alto cargo para que la mayoría horacista prevaleciente en el Congreso Nacional, designase al General Horacio Vásquez, Presidente de la República.Contra ese noble propósito del General Cáceres en favor de su caudillo y Jefe, reaccionó de inmediato el horacismo capitaleño. Por medio de un grupo de sus más prestantes elementos partidaristas, se dirigió por telégrafo al propio General Vásquez pidiéndole interceder cerca de Cáceres para que desistiese del propósito, como así lo hizo, atendiendo a tal petición que fué respaldada por todos los elementos horacistas del país. El General Cáceres, complaciendo los deseos y las súplicas de sus conmilitones, prometió desistir de sus propósitos si su presencia en la Primera Magistratura era considerada beneficiosa para la consolidación de la paz en la República y que en ella permanecería hasta el 27 de Febrero de 1909, día en que terminaba el período constitucional de Morales Languasco.De inmediato solicitó del Congreso Nacional que restableciese las garantías constitucionales que habían sido suspendidas por Decreto del mismo alto cuerpo en fecha 5 de Enero de 1906. Decretó una amnistía general y, aprovechando las festividades del Día de la Patria, indultó a numerosos ciudadanos jimenistas que sufrían prisión en las cárceles políticas de esta Capital.En su importante Mensaje dirigido al Congreso Nacional el 27 de Febrero de 1906 para dar cuenta de la gestión gubernativa del Poder Ejecutivo y hacer el recuento de los tristes sucesos ocurridos en el país durante el año precedente, señaló la conveniencia de que fuera reformada la Constitución, entonces vigente, para modificarla en varios aspectos y suprimir de ella el cargo de Vice-Presidente de la República, fuente propicia a los intrigantes para sus propósitos de desintegración en las altas esferas del Poder.Durante el año de 1906, se produjeron en distintos sectores del país unos pequeños brotes revolucionarios que fueron prontamente aplastados por las tropas leales al Gobierno. Se dijo que esas alteraciones del orden obedecían a manejos políticos de los Señores Juan Isidro Jiménez y Carlos F. Morales Languasco, dirigidos desde los Estados Unidos de Norteamérica.El Gobierno empezó a trabajar con tesón en la realización de algunas obras de verdadera utilidad pública, desarrollando de paso el necesario progreso del país, no obstante que, de acuerdo con la Convención, no recibía sino un pobre porcentaje de las rentas producidas por el servicio aduanero.El 26 de Febrero de 1906, en una ceremonia pública de gran trascendencia, fué colocada la primera piedra de la carretera de la Capital a San Cristóbal, inicio de la que debería ser a través de los años futuros, la completa modernización del sistema vial de la República.46

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Se comenzó a trabajar en la construcción del ramal de ferrocarril Moca-Santiago, de conformidad con el contrato celebrado entre el Gobierno y el General Horacio Vásquez.Mientras tanto, se estaban realizando conversaciones para el cambio del Modus Vivendi y convertirlo en el instrumento financiero llamado Convención de 1907, con aquella célebre cláusula 111 tan perjudicial a la autonomía del país, pues sirvió para una caprichosa interpretación unilateral años después.

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En esa negociación intervinieron los señores Federico Velázquez y Hernández, Ministro de Hacienda, en representación del Gobierno Dominicano, ayudado por Mr. Hollander y Mr. Dawson, Ministro Americano en representación del Presidente Theodoro Roossevelt.De esa negociación sacó una buena tajada cobrada a la República por el Dr. Hollander y cuyos servicios habían sido totalmente pagados por el Departamento de Estado de Washington.El 20 de Agosto de 1906, falleció en esta Capital el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Dr. Fernando Arturo de Merino, Arzobispo de Santo Domingo, gran sacerdote, eminente ciudadano, elocuente orador y ex-Presidente de la República. La muerte de tan ilustre Mitrado significó para el pueblo y gobierno dominicanos una pérdida profundamente sentida y sus exequias revistieron solemnidad inusitada, tan magnificentes como lo habían sido días antes, las festividades celebradas con motivo de su Jubileo Sacerdotal.Sucedióle en la Sede Episcopal el no menos ilustre Y eminente ciudadano, prestigio del clero dominicano, que también ocupó el Solio Presidencial, el Iltsmo. y Rvdmo. Dr. Adolfo Alejandro Nouel.Al empeño del Gobierno de dedicar toda su atención a devolver al país tranquilidad y paz, respondía una tenaz e infecunda campaña revolucionaria en la Línea Noroestana, con ramificaciones en distintos pueblos de la República.Para acabar con tan gravosa y degradante situación, fué necesario que el Gobierno dictara las más severas pero eficaces medidas defensivas. Al efecto, el Decreto del Poder Ejecutivo de fecha 20 de septiembre fué puesto en vigor en la Provincia de Monte Cristi al mismo tiempo que para ejecutarlo, salió con destino a esa región el Presidente Cáceres, para ponerse al mando de las tropas leales.Por aquel Decreto se estableció que, agotados todos los esfuerzos del Gobierno en pro de establecer la paz por medio de la concordia, no le quedaba otro camino que responder a la guerra con la guerra. Se prohibió el libre tránsito en toda la región; la venta de telas, sal, jabón y demás artículos de consumo; el tráfico con cápsulas y el negocio de pieles. Se estableció el estado de sitio en la Provincia; pero lo más drástico y severo fué ordenar al concentración del ganado vacuno en el Cibao, sacándolo del territorio de Monte Cristi.Esas medidas y la persecución tenaz a las pandillas revolucionarias, las cuales fueron derrotadas y desbandadas obligando a sus jefes a rendirse o exilarse, dieron el eficaz resultado de la completa pacificación del país.Así pudo comunicarlo al Ministro de lo Interior y Policía el mismo Presidente Cáceres en telegrama de fecha 23 de Octubre de 1906.Pero en Noviembre del mismo año, los Generales Perico Lazala y Enrique Jiménez intentaron volver a alterar el orden público por medio de una expedición armada desembarcada en la costa norte de la República. Inmediatamente fué aniquilada por las fuerzas del Gobierno, resultando

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4748 ANTONIO HOEPELMANPAGINAS DOMINICANAS 49muerto en la acción el General Lazala y heridos sus compañeros Apolinar Rey y Lico Atañes. Presos, Enrique Jiménez y demás expedicionarios entre los cuales se encontraba el colombiano Julio César Moncada.El 6 de enero de 1907, fué inaugurado el Matadero moderno de esta Capital, emplazado en el mismo lugar que ocupaba el antiguo. Usaron de la palabra en el acto inaugural, los señores Miguel Ángel Gautier, en su calidad de Vice-Presidente del Ayuntamiento, Lcdo.

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Manuel Lamarche García, Ministro de Fomento y Obras Públicas y el Ingeniero Osvaldo B. Báez, Contratista de las obras.Mientras se negociaba la Convención del 8 de Febrero del mismo año, estando representada la República por los señores Emiliano Tejera y Federico Velázquez Hernández y los Estados Unidos de Norte-América por su Ministro Plenipotenciario Mr. Dawson, se produjo una gran controversia en el país entre los que sostenían el pro y el contra del proyecto. En el seno de la Cámara de Diputados muchos representantes que lo habían impugnado, más tarde convinieron en aprobarlo. Su aceptación incluía la contratación de un nuevo empréstito de $20,000,000.00 pagaderos a razón de 120,000.00 incluyendo capital e intereses. Como consecuencia, la República se obligaba a no aumentar su deuda pública y a mantenerse sujeta al poste de la esclavitud financiera. Por otra parte, la negociación implicaba el reajuste de la deuda tanto interna como externa, con singular injusticia en la forma distributiva del tanto por ciento en que fueron ajustadas unas y otras.Algunos acreedores, como los sucesores de Don Juan B. Vicini y el Señor Bartolo Bancalari, entre otros, no aceptaron el por ciento que les fué asignado para el pago de sus acreencias e hicieron reservas de derechos que el Estado se vió en la necesidad de reconocer más tarde mediante arreglos para el pago final de esas deudas. Pero fueron muchos los acreedores en el país cuyas cuentas fueron ajustadas y pagadas con solamente un 10% neto, estableciéndose así una evidente injusticiaDurante la administración del Presidente Cáceres en los dos primeros años de Gobierno, se promulgaron varias leyes de trascendental importancia. La de Correos y Telégrafos y la de Aduanas y Puertos, entre otras.El día 16 de agosto de 1907, fué solemnemente inaugurada en la Ciudad Capital la Exposición Nacional celebrada a iniciativa del Casino de la Juventud. Fué bendecida por Monseñor Nouel, Arzobispo de Santo Domingo. En aquel concurso expositor de las riquezas del suelo dominicano así como su adelanto artístico, científico e industrial para la época de su celebración, obtuvo, aparte de su éxito material un resonante triunfo dentro y fuera del país.El día 9 de septiembre del mismo año fué promulgada por el Poder Ejecutivo la Constitución de la República votada por el Congreso Nacional en fecha 14 de Junio anterior, que en el artículo 112 de sus disposiciones transitorias estableció que: "Los actuales Colegios Electorales durarán en sus funciones hasta el primero de Noviembre de 1908, fecha en que se procederá a las próximas elecciones generales." Pero un Decreto dado por el Congreso en fecha posterior, ordenó que los Colegios Electorales se reunieran el 20 de Octubre de 1907 y procedieran a elegir a dos diputados Constituyentes por cada Provincia para que procedieran, reunidos en la ciudad de Santiago el 20 de Noviembre siguiente, a reformar la Constitución vigente en sus artículos del 5 al 104 y del 107, en adelante.Elegida la Constituyente, ésta se reunió en la fecha y ciudad indicadas bajo la presidencia del Ciudadano Eliseo Grullón. Después de considerar los anteproyectos presen

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PAGINAS DOMINICANAS 51tados y de valorizar las distintas opiniones emitidas en la prensa nacional por varios ilustrados escritores, terminó su laboriosa misión y proclamó la nueva Constitución de la República el día 22 de febrero de 1908.

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En la nueva Carta Sustantiva, entre otras importantes innovaciones, quedó suprimida la Vice-Presidencia de la República y ordenada la forma legal para sustituir al Presidente en caso de ausencia parcial o total de éste.Una horrible tragedia que conmovió profundamente al pueblo dominicano ocurrió en "Los Higüeros", Sección del Cotuy, el día 16 de Febrero de 1908. En aquel lugar, y en la casa habitada con su familia por el General Cirilo de los Santos, alias Guayubín, en momentos en que se celebraba la fiesta de bautizo de un hijo suyo, una imprudencia causó la explosión de un barril de pólvora. Como consecuencia de ello, quedó destruida la casa y muerto carbonizado un nino de seis años hijo de Guayubín, un peón de éste. Heridos de gravedad unos y menos graves otros, los Generales Cirilo de los Santos, Luís Tejera, Juan Antonio Luna, Tancredo Saviñón (Quero), Salvador Paredes, Lcdo. Nicolás Pereyra Jiménez, Ramón de Lara (Nonino), Emilio Sanita y los señores Francisco Espaillat de la Mota, José González, José Ma. Ramos, Candelario Guerrero, Anastasio de los Santos, Manuel Mota, Antonio Cambero, José Antonio Gil, José Romero, señoras Edelmira Villar de Paredes, Petronila Galán y otros. Las profundas y grandes quemaduras sufridas por el General Cirilo de los Santos y por el Lcdo. Nicolás Pereyra Jiménez, causaron la muerte de ambos.En Marzo de 1908 comenzaron actividades políticas en preparación de candidaturas de funcionarios a elegir en 1908, para el nuevo período constitucional. Al efecto, en esta Capital y en las demás provincias del país, el Partido Horacista constituyó sendos Comités Electorales para postular la candidatura del General Ramón Cáceres como Presidente de la República en el próximo sextenio.A iniciativa del periódico "Listín Diario", se realizó una colecta pública para hacer el Malecón que lleva el nombre de "Paseo Presidente Billini".Tuvieron resonante esplendidez unas fiestas del Gay Saber patrocinadas por el "Club Unión", prestigioso centro social. En ellas se eligió a la distinguida Señorita Mercedes Vicini, Reina de la Simpatía.Hubo, además, un corso florido, la elección del "Rey de los Feos" y un concurso de carrozas.Todas esas manifestaciones de cultura, reflejaron el momento de paz que gozaba la República para aquellos días bajo la égida de un gobierno progresista.Un paso de avance fué la Ley votada por el Congreso Nacional estableciendo la franquicia postal para la prensa vernácula.Como el Comité Electoral del Partido horacista, que postulaba la candidatura del General Ramón Cáceres para la Presidencia de la República, quería tener seguridades de su aceptación, le dirigió una carta en ese sentido, la cual fué contestada por el General Cáceres el 25 de Marzo de 1908 y en la que se destaca el siguiente párrafo : "Si es la voluntad de todos, autorizo la proclamación de mi nombre como candidato a la Presidencia de la República y contraigo el compromiso de continuar la empresa tesoneramente iniciada, en la cual hemos granjeado ya como éxitos, la paz actual y la organización de la hacienda que producirá con el desarrollo de todas las energías nacionales la prosperidad y grandezas de la República."

52 ANTONIO HOEPELMANEl día primero de Mayo, como estaba ordenado por el artículo 79 de la nueva Constitución, se efectuaron los sufragios para elegir los Colegios Electorales.

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Esos organismos elegidos se reunieron el 30 de Mayo de 1908 y procedieron a elegir al Presidente de la República, a los Senadores y Diputados y a componer las listas de los ciudadanos que deberían integrar la Suprema Corte de Justicia, las Cortes de Apelación y los Juzgados de Instrucción y Primera Instancia.El General Ramón Cáceres, que ocupaba el solio presidencial completando el período gubernativo del Señor Murales Languasco, fué elegido Presidente de la República pura el nuevo período constitucional y tan pronto prestó el juramento de rigor por ante la Asamblea Nacional, nombró su gabinete ministerial en la siguiente forma:

Interior y Policía, Gral. Miguel A. Román hijo.

Hacienda y Comercio, Señor Federico Velázquez Hernández.

Relaciones Exteriores, Lic. José M" Cabral y Báez.

Justicia e Instrucción Pública, Lic. Manuel Lamarche García,

Agricultura e Inmigración, Señor Emilio Tejera.

Guerra y Marina, Gral. Jesús Ma. Céspedes.Fomento y Comunicaciones, Encargada a Federico Velázquez, Interinamente.

El General Manuel de Jesús Castillo y Manuel Ramón Luna, fueron nombrados gobernadores de las Provincias de Santo Domingo y de Santiago, respectivamente.De inmediato el Presidente Cáceres por su Decreto de fecha 2 de julio, ordenó la libertad del Señor Pedro Mota,

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52 ANTONIO HOEPELMANPAGINAS DOMINICANAS 53El día primero de Mayo, como estaba ordenado por el artículo 79 de la nueva Constitución, se efectuaron los sufragios para elegir los Colegios Electorales.Esos organismos elegidos se reunieron el 30 de Mayo de 1908 y procedieron a elegir al Presidente de la República, a los Senadores y Diputados y a componer las listas de los ciudadanos que deberían integrar la Suprema Corte de Justicia, las Cortes de Apelación y los Juzgados de Instrucción y Primera Instancia.El General Ramón Cáceres, que ocupaba el solio presidencial completando el período gubernativo del señor Murales Languasco, fué elegido Presidente de la República pura el nuevo período constitucional y tan pronto prestó el juramento de rigor por ante la Asamblea Nacional, nombró su gabinete ministerial en la siguiente forma

Interior y Policía, Gral. Miguel A. Román hijo.Hacienda y Comercio, Señor Federico Velázquez Hernández.

Relaciones Exteriores, Lic. José Ma. Cabral y Báez.

Justicia e Instrucción Pública, Lic. Manuel Lamarche García.

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Agricultura e Inmigración, Señor Emilio Tejera.

Guerra y Marina, Gral. Jesús Ma Céspedes.Fomento y Comunicaciones, Encargada a Federico Velázquez, Interinamente.

El General Manuel de Jesús Castillo y Manuel Ramón Luna, fueron nombrados gobernadores de las Provincias de Santo Domingo y de Santiago, respectivamente.De inmediato el Presidente Cáceres por su Decreto de fecha 2 de julio, ordenó la libertad del Señor Pedro Mota, único preso político que se encontraba en la Cárcel del Homenaje y abrió las puertas de la Patria a todos los dominicanos que se encontraban en el extranjero en calidad de exilados.

En Julio y Agosto de 1909 realizó el Presidente Cáceres un viaje de estudio a varias Provincias del país para conocer de cerca sus diversas necesidades y aspiraciones.

El día 23 de Agosto de 1009 a iniciativa del prestigioso Centro social "Club Unión", fué abierto un concurso literario y artístico en forma de Juegos Florales Provenzales y el 5 de septiembre siguiente, llegó a la población de Salcedo la primera locomotora del Ferrocarril que enlazaría la línea desde Sánchez a Puerto Plata, pasando por La Vega, San Francisco de Macorís, Moca y Santiago.Esos dos acontecimientos, señalan el florecimiento de la cultura y del progreso que comenzó a vivir la República en un respiro de su angustiosa carrera de sangre y de retroceso.Pero en Octubre del mismo año volvió a surgir en varios pueblos del territorio nacional un brote revolucionario capitaneado en el Cibao y en la Línea por los generales José Estrella y Andrés Navarro. Al costo de la pérdida de sus vidas o de su libertad por numerosos ciudadanos, pudo el Gobierno dominar relativamente en poco tiempo esa perturbación del orden público.Sin embargo, apenas pacificado el país, una nueva calamidad vino a visitarlo. En efecto, el 12 de Noviembre pasó por sobre la isla un gran temporal con impetuosos vientos que, unido a la salida de madre de muchos ríos, causó

54importantes daños tanto en las poblaciones como en los campos, donde quedaron totalmente perdidas las cosechas.Con motivo de ese desastre el periódico "Listín Diario", siempre presto a dar su concurso en hermosas y nobles iniciativas, abrió una suscripción pública en favor de los dagnificados. Esa colecta alcanzó en pocos días la apreciable cantidad de "$12,000.00 y fué equitativamente repartida entre las personas que realmente quedaron en desamparo, por haber perdido todos sus haberes.En Enero de 1910, según informes recibidos en la Capital de la República, el General Andrés Navarro, hombre fuerte de Monte Cristi, había muerto asesinado en la población haitiana de Juana Méndez.El día 10 del mismo mes y con motivo de unas fiestas de Carnaval iniciadas por el "Club Unión", fueron postuladas para Reinas dos bellísimas y distinguidas damas de la Capital. Las señoritas Carmela Pumarol, dominicana, y Amanda Azar, de la numerosa colonia Siria. Como el pugilato entre los bandos contendientes, llegó, en medio del entusiasmo, a

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un punto álgido, los Comités de ambas candidaturas acordaron, acogiendo una feliz iniciativa del Presidente Cáceres, elegir a las dos mencionadas señoritas.Así, las fiestas que se siguieron con tan original motivo, alcanzaron una verdadera esplendidez.En Febrero del mismo año el periódico Oiga...! publicó una carta, enviada desde los Estados Unidos y atrubuida al General Horacio Vásquez, en la cual se criticaba algunos actos de gobierno del Presidente Cáceres y se le insinuaba modificaciones en sus procedimientos políticos. Ese documento produjo un gran malestar político y las manifestaciones de protesta contra el mismo no se hicieron esperar. Prestantes elementos del Partido Horacista, tanto de la Capital de la República, del Cibao y demás pueblos,

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en cartas dirigidas al Presidente Cáceres, no solamente significaron su condenación a aquel malhadado e inoportuno documento, sino que reafirmaron su adhesión y simpatías a la persona del joven mandatario.El miércoles 17 de Agosto, a invitación del Señor Arturo J. Pellerano Alfau, se reunieron en su casa morada algunas personas distinguidas de la Capital a los cuales expuso la iniciativa del "Listín Diario" de rendir un homenaje, en apoteosis póstumo, al egregio paladín de la Independencia Nacional, General Antonio Duvergé y traer de Higüey sus restos para que descansaran definitivamente en la Capilla de Inmortales, en la Basílica de Santa María la Menor.Con verdadero entusiasmo fué acogido el Proyecto y le Comité nombrado, presidido por Don Jaime Vidal, comenzó de inmediato a trabajar para hacerlo realidad. Tudas las instituciones tanto del Estado, como municipales y particulares, ofrecieron su patriótico concurso al efecto. Mi periódico "La Voz del Sur", en San Cristóbal, abrió el 3 de septiembre una suscripción popular en favor de la realización del proyecto.El 4 de agosto el "Club Unión" abrió su tercer concurso Científico, Literario y Artístico bajo la forma de Juegos Florales Provenzales a celebrarse el 17 de Abril de 1911.El 18 de Noviembre del año 1910, el Presidente Ramón Cáceres, visitó la población de San Cristóbal acompañado de los señores Rafael Díaz, Secretario de Estado de Agricultura, Senador Carlos Ginebra, Gral. Alfredo Victoria, Comandante de Armas de Santo Domingo, Doctor Alejandro E. Barthe, Director General de Agricultura, del Ingeniero de Obras Públicas, del Director de Comunicaciones y de los oficiales de su Estado Mayor.

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56Tuvo por objete su visita escoger el terreno apropiado para edificar en él la Central Agronómica y la primera Escuela de Agronomía en el país. Aprovechó también ese viaje para visitar las minas de cobre en la sección de "San Francisco", en aquella Común.Ya el 22 de Junio había dictado su Decreto poniendo en vigor, para su ejecución, la Ley votada por el Congreso Nacional el 19 de Junio de 1884 que dispuso la incorporación de la Común de San Carlos a la ciudad de Santo Domingo de Guzmán.Esa medida fué protestada por un grupo de prestantes ciudadanos de aquella Común; pero su ejecución legal se cumplió y es actualmente San Carlos, uno de los más bellos y progresistas sectores del Distrito de Santo Domingo.En Diciembre de 1910 se puso en pie, vibrante de patriotismo el pueblo dominicano. Se supo que fuerzas del ejército haitiano habían ocupado puntos estratégicos de nuestras fronteras en el suroeste de la isla con aparente amenaza de invadir el territorio nacional. El gobierno de la República dictó inmediatamente las urgentes medidas del caso para

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repeler con la fuerza cualquier intentona por parte de los haitianos de violar con sus huestes el territorio dominicano.Al efecto, una bien equipada fuerza fué despachada en seguida a la frontera al mando del General Alfredo Victoria. Mientras tanto, en todos los sectores de la República, las manifestaciones populares indicaban que la totalidad, -hombres y mujeres estaba presta a volar en defensa de la integridad y el decoro de la patria.Afortunadamente no ocurrió nada y volvió la calma a apoderarse de los ánimos en tensión. Designados plenipotenciarios en Comisión los señores Lcdo. Francisco J. Peynado y Agrimensor Gerardo Jansen, éstos se trasladaron

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a Ansen-Pitre, (Haití) y en unión de los comisionados haitianos llegaron al acuerdo de que ambos gobiernos sometan a un Tribunal Arbitral el diferendo surgido y que dió motivo a la tirante situación creada.Zanjada así la cuestión, el General Alfredo Victoria regresó con sus tropas el 27 de Enero de 1911.El 31 del mismo mes y año el Presidente Cáceres dió su decreto disponiendo que los restos mortales del prócer Antonio Duvergé, fuesen trasladados de la Iglesia Parroquial de Higüey a la Capilla de Inmortales en la Catedral, después de ser velados en capilla ardiente en el Baluarte 27 de Febrero y recibido el homenaje apoteósico del pueblo dominicano.En efecto, los solemnes actos fueron celebrados en esta Capital el día 26 de Febrero del citado año, destacándose en los mismos el hermoso y grandilocuente discurso del Señor Bernardo Pichardo, pronunciado en el Baluarte en homenaje del héroe y el no menos importante del Presidente Cáceres frente a la Capilla de los Próceres.La Gran Logia Nacional de la Masonería Simbólica, dirigida entonces por el Señor Lazar Pardo, inició una suscripción popular encaminada a recolectar fondos para donar una casa al anciano señor Daniel Duvergé, hijo superviviente del ilustre general Antonio Duvergé.El 21 de Febrero los señores Lcdo. Francisco J. Peynado, Juan Bta. Vicini, Santiago Michelena y Julio Pou, en carta dirigida al Presidente Cáceres, le ofrecieron un gran baile que debería celebrarse en los salones del "Club Unión", libre de toda significación partidarista o política Y como manifestación de simpatías por sus acertadas actuaciones

de gobierno en beneficio de la Nación.Respondiendo a la iniciativa de la Gran Logia, quien esto escribe, presidente interino en aquella época del Ho

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58norable Ayuntamiento de San Cristóbal, ofreció a nombre de aquella Corporación, contribuir con el solar para edificar la casa para Daniel Duvergé.Una de las más destacadas obras de progreso realizadas por el Gobierno del General Ramón Cáceres, fué la inauguración el 1ro. de Abril de 1911 de la primera Escuela Experimental Agronómica, correspondiente al Departamento Sur, con discipulado escogido en las Provincias del país y becados por el Gobierno. Ese acto se celebró en la población de San Cristóbal, a las 3 de la tarde, con asistencia del Hon. Presidente de la República, del Secretario de Agricultura, señor Rafael Díaz, del Dr. Alejandro E. Barthe, Director de la Escuela, del Profesor de la misma, señor Francisco X. Amiama Gómez, de

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quien esto escribe en su calidad de Presidente Interino del Ayuntamiento de San Cristóbal y de numerosos caballeros y damas de esta capital y de aquella sociedad.La reseña del hermoso acto, así como los discursos, se publicaron in extenso en la edición de fecha 8 de mi periódico La Voz del Sur. El discurso inaugural lo pronunció el Presidente Cáceres, y a mí me correspondió contestarle en nombre de la Común, que recibía, en primer término, el beneficio de aquella Escuela.Los Juegos Florales Provenzales del año 1911 patrocinados por el "Club Unión" fueron celebrados en fecha 17 de ese mismo mes y fué proclamada Reina de los mismos la bella y distinguida dama Señorita Josefa Vidal Gautier.En Mayo del mismo año se promovió una gran protesta por parte de la mayoría de los periódicos nacionales contra el propósito de los señores legisladores de aumentar en $500.00 su entonces lujoso sueldo de $200.00. La protesta se fundaba en la pobreza de los ingresos que recibía el Gobierno para su Presupuesto, ya que una gran parte de

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sus rentas se destinaban al pago de la deuda externa. A ese respecto y dando constancia de su protesta contra aquel propósito de los congresistas, mi periódico "La Voz del Sur" dijo, entre otras razones, las siguientes: "No tenemos cárceles, ni lazaretos, ni salas de maternidad, ni puertos bien dragados, ni escuelas de artes y oficios, ni suficientes escuelas primarias, ni faros, ni Bancos Agrícolas, ni tantas cosas más que, de poseerlas, colmarían las aspiraciones ciudadanas; pero, en cambio, tenemos diputados que por noventa días de trabajo, cobran un sueldo que la Nación, por su pobreza, no puede pagar, no debe pagar."Avance de la primera carretera que se construyó el 15 de agosto de 1911 llegó a San Cristóbal el primer automóvil que cruzó aquel camino.Tales eran las obras de progreso que se estaban realizando bajo la labor gubernativa del Presidente Cáceres, prometedoras de mayores avances para la República, cuando, las pasiones o las inconformidades políticas, troncharon la vida útil de aquel prestante ciudadano.En efecto, el 19 de Noviembre de 1911, precisamente en aquella carretera, el General Ramón Cáceres, Presidente de la República fué asaltado en una emboscada que le había armado un grupo de jóvenes de esta Capital, en momentos en que aquel mandatario realizaba su acostumbrado paseo vespertino acompañado solamente por el Jefe de su Cuarto Militar mayor Ramón A. Pérez, (Chip^) y del auriga de la Victoria, José Mangual, alias Cachero.Fué aquel acto un hecho perpetrado con alevosía y premeditación, tanto más censurables cuanto que en el grupo de asaltantes figuraban alguno que otro a quienes tenía el malogrado Jefe de Estado en calidad de amigos y que hasta la víspera misma de ser victimado, tertuliaron con él

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60y acaso comieron en su compañía en su misma mesa hogareña.No ha podido ser justificado y seguramente no lo será jamás, aquel crimen político que en tal forma violenta quitó la vida útil de un hombre bueno y sumió a la República en un nuevo océano de sangre y de desolación.El país entero vistió de luto y el Consejo de Secretarios de Estado, por medio de su decreto de fecha 20 del mismo mes, declaró nueve días de duelo nacional.

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También por su decreto de la misma fecha y con el fin de normalizar la situación legal, convocó el Congreso Nacional para que, de conformidad con el Art. 49 de la Constitución vigente, procediera a designar la persona que debería ocupar la Presidencia de la República hasta que se eligiera el nuevo Presidente.El primer acto del Congreso, reunido en Legislatura extraordinaria, fué enviar sendos telegramas de condolencia a las señoras Dona Narcisa Ureña Viuda Cáceres y Duna Remigia Vásquez viuda Cáceres, esposa y madre respectivamente del funcionario abatido y levantar la sesión en señal de duelo en nombre de la Nación.El Senado de la República y la Cámara de Diputados, de común acuerdo, designaron el 5 de Diciembre a Don Eladio Victoria, Senador por la Provincia de Santiago, para ocupar la Presidencia con el especial encargo de convocar dentro de un plazo de dos meses los Colegios Electorales que deberían elegir al Presidente definitivo.

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CAPITULO IX

Gobierno de Don Eladio Victoria.

El Señor Victoria prestó el juramento constitucional y tomó posesión de su alto cargo el 6 de Diciembre de 1911. En seguida formó su gabinete con los siguientes ciudadanos

Lic. Miguel A. Román hijo, Secretario de Estado de lo Interior y Policía.Lic. José Má Cabral y Báez, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores.Lic. Ángel Mi Soler, Secretario de Estado de Hacienda y Comercio.Lic. Manuel García, Secretario de Estado de Guerra y Marina.

Lic. M1 de J. Troncoso de Secretario de Estado de Jusla Concha, ticia e Instrucción Pública.Señor Rafael Díaz, Secretario de Estado de Agricultura e Inmigración.Señor Rafael Díaz, Secretario de Estado Interino de Fomento y Comunicaciones.

Por aquellos mismos días circuló un manifiesto dirigido al país por el General Horacio Vásquez, exponiendo su actitud política frente al asesinato del Presidente Cáceres.A mediados del mismo mes de Diciembre, el Gral. Zenón Ovando, Gobernador Civil y Militar de El Seibo sorpren

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dió una expedición revolucionaria que, procedente de la isla de Puerto Rico, desembarcó en las orillas de Chavón. Al frente de la misma venían los señores Carlos F. Morales Languasco, ex-presidente de la República, Mauricio Jiménez y Nemencio Guzmán, acompañados de otras personas dominicanas y puertorriqueñas.

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En la acción fueron capturados Morales, Jiménez y su grupo; Nemencio Guzmán resultó muerto.El día primero de Enero de 1912 fué inaugurado el hermoso parque "Independencia" construido bajo la dirección del arquitecto italiano Nichodoma.En cumplimiento de su mandato y por su Decreto de fecha 15 del mismo mes, el Presidente interino Eladio Victoria convocó los Colegios Electorales para que, reunidos en las cabeceras de Provincias el día 4 de Febrero siguiente, procedieran a elegir al ciudadano que debería ocupar la Presidencia de la República en forma definitiva.Esta elección recayó en el mismo Don Eladio Victoria quien obtuvo, en competencia con otros importantes ciudadanos, la cantidad de 506 de los votos depositados.El Primer Magistrado, en ejercicio interino, por Decreto de fecha 7 de Febrero convocó ambas cámaras legislativas para que reunidas en Asamblea Nacional el 23 del mismo mes procedieran a verificar las actas de elección del Presidente electo, proclamarlo y recibir su juramento constitucional. Realizados esos requisitos en la fecha indicada, el señor Eladio Victoria se juramentó por ante la misma Asamblea el 27 de Febrero de 1912.Su primer acto de gobierno fué designar los ciudadanos que servirían las Secretarías de Estado que fueron encomendadas así

Secretaría de Estado de lo Gral. Alfredo M. Victoria, (interino).

Interior y Policía

Secretaría de RelacionesExteriores, Lic. Manuel Arturo Machado.Secretaría de Hacienda y Comercio, Señor Francisco A. Córdova.

Secretaría de Estado de Guerra y Marina, Gral. Alfredo M. Victoria

Secretaría de Estado de Justicia e Instrucción Pública. Lic. Ángel Ma. Soler.

Secretaría de Estado deAgricultura e Inmigración, Gral. Luís Pelletier.

Secretaría de Estado de Fomento y Lic. Ml. de J. Troncoso

Comunicaciones, de la Concha.

Deseoso de encauzar la paz y el orden en la República, el Presidente Victoria comenzó su nuevo ejercicio bajo los mejores augurios; pero los brotes revolucionarios que no habían sido totalmente extinguidos en la Línea Noroeste y en otras regiones del Cibao, recrudecieron sus actividades y a poco se transformaron en una conflagración en otras regiones del país, obligando al Gobierno a tomar medidas de defensa y de castigo. Fué así como hubo un año completo de luchas incruentas y una nueva copa de sangre estérilmente derramada en toda la República.Sin embargo, el Poder Ejecutivo fué notificado de la constitución de un nuevo Partido político con fines civilistas y democráticas: el mismo 27 de Febrero de 1912, un grupo de ciudadanos fundó dicha agrupación con el nombre de Partido Liberal Reformista. El Presidente de su

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Junta Superior Directiva lo fué el Lcdo. Rafael Estrella Ureña.La Cámara de Calificación del Distrito Judicial de Santo Domingo, reunida el 18 de marzo de 1912 para conocer el proceso incoado contra el grupo de personas que tomaron parte en el asalto y asesinato del Presidente Ramón Cáceres, envió a unos al Tribunal Criminal y descargó a otros, ordenando su inmediata libertad. Como algunos de los inculpados no se presentaron para ser juzgados y eran perseguidos por la Justicia, prefirieron arriesgar sus vidas engrosando las filas revolucionarias.Fué, encontrándose el país en tales condiciones convulsivas, que llegó a la República el 27 de Marzo, en visita de cortesía, el Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, Honorable Philander Chase Knox.A pesar del estado convulsivo de aquellos días, se dió comienzo a la Carretera de La Vega a Moca y se siguió trabajando en la de Santiago a Monte Cristi.La Cámara de Diputados inició una Ley, la que mereció la aprobación del Senado, por la cual se le asignó una pensión del Estado a Doña Narcisa Ureña viuda del finado Presidente Cáceres. La digna matrona, muy agradecida alCongreso, declinó aceptar dicha pensión; pero las Cámaras resolvieron mantener en vigor aquella Ley sujeta a la voluntad de Doña Narcisa, de recibirla o no en el futuro.En Junio del mismo año los ingenieros dieron comienzo a los estudios del acueducto y del alumbrado eléctrico de Santiago.El día 13 de Octubre llegaron al país los señores General Frank Mc.Intyre y W. T. S. Doyle quienes concedieron una entrevista al Señor Manuel Flores Cabrera, Redactor del "Listín Diario", la cual fué celebrada en la Receptoría General de Aduanas. Allí le declararon los señores

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entrevistados que su misión en la República Dominicana, enviados por el Presidente Taft, de los Estados Unidos, era tratar de que se abrieran las aduanas de las fronteras intervenidas por los revolucionarios y ver cómo se procuraba establecer la paz, el orden y el trabajo. A la insistencia de Flores Cabrera de que le dieran una declaración concreta sobre el verdadero motivo de su visita al país, aquellos señores le contestaron así: "En términos generales, es el deseo mayor del Gobierno de los Estados Unidos, que el pueblo dominicano llegue a gozar del estado de paz y florecimiento que tanto se merece entre los pueblos del mundo".Pero no era un secreto para nadie que el verdadero objetivo de la ingerencia del gobierno de Norteamérica en los asuntos internos del país, consistía en lograr un entendido entre el gobierno dominicano y la revolución capitaneada en el Norte por el General Horacio Vásquez y por el Gral. Luís F. Vidal en el Sur, la que el Presidente Victoria, no obstante sus esfuerzos, no podía vencer, puesto que de inmediato comenzaron las diligencias de Mc. Intyre, Doyle y el Ministro W. W. Russell a ese respecto.Consecuencia de ello fué que el Presidente Victoria dictara su decreto de fecha 21 de octubre por medio del cual dispuso que todos los alzados que antes del 4 de noviembre siguiente se presentaran a las autoridades constituidas, quedarían libres de toda persecución y gozarían de todas las garantías. Que tan pronto quedara restablecida la paz, los presos políticos serían puestos en libertad y sus procesos sobreseídos. Pero quedaban excluidos de tales beneficios los autores y cómplices del asesinato del Presidente Cáceres, y toda otra persona procesada o condenada por delitos comunes.Como consecuencia también de las conversaciones iniciadas, el 22 de Octubre renunciaron sus Carteras los Se

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cretarios de Estado señores General Alfredo M. Victoria, Lcdo. Manuel A. Machado, Lcdo. Ángel Má Soler, Lcdo. Manuel de J. Troncoso de la Concha, Don Francisco A. Córdova y General Luís Pelletier a fin de dejar al Presidente Victoria en libertad de acción.El decreto de amnistía del 21 de Octubre no dió los resultados que esperaba obtener el Gobierno. Por eso, vencido el plazo acordado, el Presidente Victoria por su decreto de fecha 5 de noviembre, leído a son de Bando, suspendió, para la Capital y para la Provincia de Santo Domingo, las garantías contenidas en el Art. 6 de la Constitución. Numerosos ciudadanos fueron encarcelados y sometidos a la acción de la justicia acusados de alteradores de la paz.Mientras tanto, en las elecciones celebradas en los Estados Unidos, resultó electo el Demócrata Woodrou Wilson, el mismo hombre, "profesor de liberalismo", que ordenaría más tarde la ocupación del territorio dominicano.El día 7 de noviembre comenzaron en Sánchez las conversaciones entre Monseñor Adolfo A. Nouel, Arzobispo de Santo Domingo, los Comisionados americanos Doyle, Me. Intyre y el General Horacio Vásquez, Jefe de la Revolución en el Sector Norte del país.De aquellas conversaciones en busca de un arreglo surgieron las siguientes bases presentadas por el General Vásquez, para un entendido con el Gobierno:la.- Resignación del mando del Presidente Eladio Victoria por ante el Honorable Ayuntamiento de la Común de Santo Domingo.2o.- Constitución de un Gobierno Provisional de la República bajo la Presidencia de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel.3a.- Nombramiento del Consejo de Secretarios de Estado y de todas las autoridades civiles y mi

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litares de la República, hecho por el Presidente Provisional.4a.- Restablecimiento de todos los derechos individuales.5a.- Reforma inmediata de la Ley Electoral estableciendo el voto directo para elegir conforme aella una Asamblea Constituyente, cuyo único objeto será la reforma de la actual Constitución.6a.- Pago de las deudas contraídas por la Revolución. Pago de los gastos ocasionados por la guerra dentro de la Ley de Presupuesto.7a.- Amnistía general sobre delitos políticos, y8a.- Continuación e insinuación de trabajos de obras públicas. El Gobierno, a su vez, propuso:a).- La Revolución se compromete a deponer las armas en el plazo de doce días. Al efecto, cada grupo revolucionario lo hará en la cabecera de provincia más próxima al lugar en que se encuentre.

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b).- El General Horacio Vásquez se obliga a renunciar, en documento público, su elección a la primera Magistratura del Estado, en el primer período definitivo subsiguiente a la interinidad.e).- El Presidente Victoria se obliga a declinar el cargo de Presidente y a no admitir tampoco su elección para el primer período definitivo. Para los efectos de lo establecido en este apartado, el Presidente Victoria convocará el Congreso tan pronto como esté pacificado el país.d) .- La elección de Presidente durante el período de interinidad debe recaer en un ciudadano completamente neutral; es decir, que no pertenezca a ninguno de los partidos políticos existentes,

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e).- La interinidad debe durar, por lo menos, el pulso que faltaba por cumplir el finado Presidente Cáceres.f).- En cuanto a los créditos contraídos por la Revolución, el Estado no asume la obligación de cancelarlos.g).- En lo que respecta a la provisión de cargos oficiales, no podrán confiar éstos a personas determinadas de antemano.De conformidad con el pacto surgido de las negociaciones, el Presidente Victoria, por Decreto de fecha 16 de Noviembre, convocó el Congreso en Legislatura extraordinaria para reunirse el día 26 del mismo mes con el objeto de conocer de su renuncia y de designar las personas que deberían substituirlo.El día subsiguiente a tal decreto de convocatoria, o sea el 17 de Noviembre de 1912, se libró la gran batalla de Azua entre tropas revolucionarias mandadas por el General Luís Felipe Vidal y las del Gobierno dirigidas por los Generales Zenón Ovando, Andrés Andújar y Etanislao de Vargas. El pleito que duró varias horas, produjo un balance de más de 300 bajas entre muertos y heridos sufridos por ambos combatientes. El triunfo fué de las tropas leales.El 26 de Noviembre, ante el Congreso reunido en Asamblea Nacional, Don Eladio Victoria presentó su renuncia como Presidente de la República y ese mismo día se dió comienzo a la Ley que designó a su Ilustrísimo Monseñor Adolfo A. Nouel, Presidente de la República,Y el día 1° de Diciembre de 1912, el Solio Presidencial fué ocupado por, aquel ilustre Mitrado que vió abierto para él, desde ese instante, "su vía de amarguras".Con motivo de su ascensión al Poder, dirigí al Dr. Nouel la siguiente carta

SAN CRISTOBAL, 1° de Dcbre. 1912.

Señor DoctorAdolfo A. Nouel,Arzobispo de Santo Domingo.

Mi querido Padrino

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Esta carta no vá, como otras muchas, a felicitarle por su elevación a las más alta Magistratura de la República. Vá, sencillamente, a hacerle testimonio de mi admiración por el noble rasgo que realiza Ud. en su triple condición de hombre, de pastor y de ciudadano, al aceptar, en estos momentos dificilísimos, la noble y patriótica misión de salvar a la República del abismo en que está próxima a precipitarse, empujada por los extravíos de sus hijos.Bien sé que con ello realiza Ud. uno de los más hermosos deberes y por eso mismo no le felicito; porque juzgo que nada vale el alto galardón que le han concedido sus compatriotas al lado del meritorio concepto histórico que ha de merecer Ud. de la posteridad, por el imponderable sacrificio que acepta en beneficio de la Patria,PAGINAS DOMINICANAS 59

CAPITULO X

Efímero Gobierno del Arzobispo Nouel.

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ANTONIO hOEPELMANAGÎNA DOMINICANAS

Ante su llegada al Poder, me acometen dos sensaciones distintas: una, la que refleja mi entusiasmo por la completa pacificación de la República, devolviendo el sosiego a la familia dominicana y salvando Ud. de paso a la Nación, sin ambiciones personales de ningún género y sin aspirar a ser demagogo y, otra, la que refleja mi pena, mi honda pena, por las aflicciones que va Ud. a sufrir en esas alturas en las que el ejemplo de Caín perdura aún con todas sus iniquidades.No ignoro el temple de alma que Dios le ha concedido y conozco su inquebrantable fe en los altos designios de la Providencia; pero tengo por seguro que su ancha vía de amarguras queda abierta desde luego!!...Hago votos, eso sí, muy fervientes y sinceros porque el Señor le ilumine y permita que ante el sacrificio que Ud. se impone, hagan alto los dominicanos y comprendan que el momento es de inminente peligro y que su conducta futura no puede, no debe ser la de asesinos de la Nacionalidad que, a costa de penalidades y martirios, crearon los Inmortales de Febrero y de Agosto.Pienso que tal vez sea yo demasiado humilde para el necesario concurso en esa magna obra de reconstruir la Patria que Ud. acomete; pero ni más decidido ni más entusiasta por ella. De modo, pues, que, sonando acaso para la República el mismo hermoso porvenir que Ud. ha perfilado en su mente de patriota, mi cooperación, si de algo vale, no puede estar sino a favor de esa empresa meritísima que ha de ganar para Ud. la eterna gratitud de sus conciudadanos, aún a costa de las desgarradoras que va a sufrir indefectiblemente el noble y generoso corazón de Ud.Con tales sentimientos, le saluda y le estima de veras, su ahijado,

ANTONIO HOEPELMAN,

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El ilustre Mitrado contestó esa carta exponiendo en primer lugar, su reconocimiento por las manifestaciones sentimentales que en ella le hago y explicándome que, precisamente, aceptó tan delicado encargo de dirigir los destinos de la República con el patriótico empeño de salvarla mediante la concordia y unificación de todos los dominicanos.El original de la carta de Monseñor debe estar entre los papeles dejados por el extinto escritor señor Luís E. Alemar, a quien se la facilité días antes de su sentido fallecimiento.Inmediatamente después de prestar el juramento constitucional por ante el Congreso de la Nación, el Presidente Nouel promulgó su Decreto de fecha 2 de Diciembre nombrando su Gabinete en la siguiente forma

Lcdo. Andrés Julio Montolío, Interior y Policía.

Dr. Arturo Grullón, Relaciones Exteriores.

Señor Eduardo Ricart, Hacienda y Comercio.

Lcdo. Elías Brache, Guerra y Marina.

Lcdo. Manuel de Jesús Viñas, Justicia e Inst. Pública.

Señor Samuel de Moya, Agricultura e Inmigración.

Señor José Manuel Jiménez, Fomento y Comunicaciones.

Más tarde el Consejo de Secretarios de Estado sufrió modificaciones. El señor Eduardo Ricart declinó el nombramiento. El Lcdo. Francisco Leonte Vásquez fué nombrado Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, pasando a Hacienda y Comercio el Dr. Grullón ; pero como éste persistió en su renuncia del cargo, esa Secretaría de Estado fué confiada al Señor Eduardo Soler.

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Por su Decreto de fecha 3 el Presidente Nouel restableció las garantías constitucionales que el Gobierno de Victoria había suspendido en la Capital de la República y en la Provincia de Santo Domingo, y por otro Decreto de la misma fecha, convocó al Congreso Nacional en Legislatura Extraordinaria para conocer de las deudas de la guerra y otros asuntos que le serían sometidos por el Poder Ejecutivo.Desde que asumió el Poder el ilustre Mitrado no tuvo un solo momento de reposo. El Palacio Episcopal se vió colmado, día y noche, por una numerosa colonia de solicitadores de empleos. Por otro lado, el General Desiderio Arias por sí y por medio de sus amigos, comenzó a hacer exigencias. Desde Monte Cristi, primero, y desde Santiago luego, donde pernoctaba con una fuerza de 600 hombres, pretendió imponerse en favor de sus intereses políticos.Desde Santiago se dirigió por telégrafo al Presidente Nouel indicándole que debía abstenerse de designar a los Secretarios de Estado hasta no oír a una Comisión que de parte suya le visitaría, portadora de sus instrucciones. A tal avilantes, contestóle Monseñor que ya el Gabinete estaba constituido y que no aceptaba imposiciones humillantes.

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Arias replicó por la misma vía amenazando al Presidente y haciéndole responsable de las consecuencias que pudieran derivarse de su negativa.Mientras tanto, los acreedores por concepto de los gastos de guerra apremiaban al Poder Ejecutivo, razón por la cual el Gobierno se vió en la necesidad de contratar, con la debida aprobación del Congreso Nacional, un empréstito para solventar esas cuentas, después de ser examinadas por una Comisión depuradora.PAGINAS DOMINICANAS 73

El General Horacio Vásquez, que había ofrecido al presidente Nouel su más decidido apoyo, aconsejó a amigos políticos que prestaran al primer mandatario su mayor cooperación para el mejor éxito de sus delicadas funciones gubernativas y él mismo, en un Manifiesto dirigido al país en fecha 18 de Diciembre de aquel año, dijo que se retiraría a su hogar para permanecer sin actividades políticas que pudieran estorbar la misión del Gobierno. En uno de sus párrafos, dice el Caudillo mocano: "No soy un político profesional, sino un patriota que entra en la arena de la lucha cuando así lo exija el bien de todos los dominicanos".Nuevas modificaciones sufrió el Gabinete, pues el Dr. Nouel se vió constreñido a satisfacer los diversos intereses políticos en pugna por aquellos días: la Secretaría de Estado de Guerra y Marina pasó a ser ocupada por el Señor Jaime Mota; la de Interior y Policía a ser servida por el Lcdo. José Ma. Nouel, (hermano del Presidente) y la de Agricultura e Inmigración al cuidado de Don Enrique Montes de Oca.Reflejo de la situación anárquica de aquellos días, es el texto del telegrama que Víctor M. de Castro, que servía la Gobernación de San Pedro de Macorís, dirigió al Presidente Nouel en su residencia temporal de Barahona y el cual telegrama, copiado, dice así: "Desiderio Arias, acompañado de una fuerza armada, me destituyó violentamente sustituyéndome con Zenón Ovando."Enfermo del cuerpo; pero mucho más enfermo del espíritu, Monseñor Nouel, con las amarguras sufridas, presentó su renuncia en fecha 28 de Marzo por ante el Congreso Nacional. Y, con tan lamentable motivo, el Lcdo. Ramón O. Lovatón, Presidente del Senado, convocó las Cámaras para reunirse en Asamblea Extraordinaria el 31 del mismo

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mes con objeto de conocer y resolver sobre el imprevisto caso.Mientras era considerado tan espinoso asunto en el Congreso, muchos ciudadanos, entre los cuales se contó un grupo de individuos que habían tomado parte en el crimen del 19 de Noviembre de 1911, se fueron al monte en la Provincia de Santo Domingo, para esperar, armados, la elección del nuevo Presidente de la República. De ese mismo grupo se publicó un telegrama dirigido desde San Cristóbal, en el que protestaba de antemano contra la posible elección del Señor Federico Velázquez y Hernández, aspirante a la Primera Magistratura.El Arzobispo Nouel, aceptada su renuncia por el Congreso, embarcó desde Barahona con destino a Italia, vía Curazao, el 2 de Abril de 1913.En las Cámaras, en tanto, se debatía la elección del nuevo Primer Mandatario en medio de los encontrados intereses de los partidos políticos y una ansiedad y un legítimo temor por nuevas desgracias oprimían el alma ciudadana. Era necesario y urgente destruir la

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acefalía del Poder Ejecutivo; pero era necesario también buscar al hombre que pudiese ser, interinamente, transacción satisfactoria para las distintas aspiraciones.Por eso en la edición de fecha 5 de abril de mi periódico El Radical, publiqué el retrato del General José Bordas Valdez, Senador por la Provincia de Santiago, y lo señalé como el hombre salvador en aquel momento peligroso. Mi periódico circuló por la mañana y en la tarde de ese mismo día el Senado dió la primera lectura a la Ley que designaba al Senador Bordas Presidente interino de la República.Recuerdo que el General Bordas Valdez, a quien me vi compelido a combatir más tarde, me dijo estas palabras en la misma sala del Senado; "Nunca olvidaré que Ud. me ha

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insinuado para tan elevado cargo; pero esto no es más que para calmar un tanto los ánimos exaltados". "General, -le repliqué Ud. será elegido, porque lo respaldarán los tres partidos existentes". Y así sucedió, porque Bordas Valdez fué elegido por un año el día 13 de Abril en que la Cámara de Diputados dió la última lectura a la ley de su designación.

CAPITULO XI

Un nuevo Gobierno sin provecho.

El pueblo dominicano cifró todas sus esperanzas de paz y de concordia y la vuelta de la confianza ciudadana en la estabilidad de las instituciones nacionales; pero las ambiciones, como se verá más tarde, echaron por la borda las esperanzas cifradas en Bordas.Este tenía por delante dos problemas a resolver: uno de carácter económico y el otro de carácter político. El primero de esos problemas era el más difícil a causa de la pobreza del Tesoro Nacional y lo raquítico de las recaudaciones; pero el otro, el político, era cuestión sencilla puesto que el Presidente Bordas Valdez, contaba con el apoyo que le brindaron los dos más poderosos partidos existentes.En fecha 16 de Mayo de 1913, el Presidente Bordas solicitó mi cooperación y le acepté el cargo de Secretario de la Comisión de Abogados creada por Decreto de fecha 23 de Enero del mismo año. Diré de paso que de esa Comisión salió el proyecto de Ley de Habeas Corpus vigente y que fué producto de una iniciativa del Dr. Moisés García Mella.Como algún perverso hizo circular que "El Radical", que hasta entonces era periódico independiente y era portavoz de mis personales ideas, se había colocado incondicio

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nalmente a las órdenes del Gobierno a cambio de dicho empleo, declaré en editorial de fecha 21, lo siguiente:"Nuestro Director, en su calidad de ciudadano y de ciudadano consciente de sus derechos y deberes, va a servir un puesto remunerado rindiendo, a cambio de una suma determinada, su trabajo personal; pero esto no implica en modo alguno, que por ese

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sueldo el Gobierno ha comprado sus ideas ni su independencia, que él tiene y tendrá la dignidad de conservar, pues ni las vende ni hay dinero con que comprarlas."Hablando de los problemas a que hago referencia en líneas anteriores, hablé así en mi editorial de fecha 28:"Para Don José Bordas Valdez, hombre sano, que subió al Poder cargado con el fardo de las virtudes políticas que demostró poseer en la vida ciudadana, la cuestión es sencilla y fácil, si él quiere no apartarse jamás del camino del deber". "Para cumplir un mandato, las circunstancias le llevaron a la silla presidencial. Cumplir ese mandato lealmente debe ser para él, honrarse como Mandatario, glorificarse como ciudadano".Desgraciadamente, los laureles conquistados que debieron ser de gloria para su nombre y para su historia, se marchitaron a poco que comenzaron esas series de acontecimientos políticos que hicieron cambiar de rumbo la barca que saliera de puerto bonancible cargada de mejores intenciones, proclamados por el joven militar.Posiblemente fueron los sirtes sembrados en su ruta que obligaron al novel timonel cambiar el rumbo que llevaba hacia puerto de risueñas esperanzas.Como el Ferrocarril Central Dominicano constituía, como Empresa, una carga para el Gobierno porque no producía lo suficiente para su propio sostenimiento, el Congreso Nacional, por medio de su ley de fecha 26 de julio,

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resolvió autorizar al Poder Ejecutivo a subastar su arrendamiento a alguna persona o empresa particular. La cuantía fijada para la primera puja se limitó a la cantidad de $130,000.00.Contra ese propósito del Gobierno, un grupo de prestantes ciudadanos de Puerto Plata, elevaron al Presidente Bordas el 26 de Agosto de 1913, una pormenorizada exposición, señalándole los perjuicios que, a su juicio, traería para aquella Provincia y para el país la subasta del Ferrocarril.Al día siguiente, o sea el 27, el Presidente Bordas contestó a los expositores que estaban errados en su concepto y que él, como Presidente de la República, haría cumplir la ley del Congreso, asumiendo, desde luego, todas las responsabilidades históricas que pudieran caberle por realizar la subasta ordenada.Y, en efecto, el día primero de septiembre a las 10 horas de la mañana, se llevó a efecto en el Estudio del Lcdo. Avelino Vicioso, la subasta del Ferrocarril Central Dominicano y adjudicada la buena fe al Señor Agustín Malagón, único subastador por la suma de $130,001.00, más los gastos de procedimiento.

CAPITULO XII

Consecuencias.

Para protestar de la relatada operación con el Ferrocarril, el General Jesús María Céspedes, a la sazón Gobernador Civil y Militar de Puerto Plata y quien no hacía muchos días que había hecho pública manifestación de lealtad al Gobierno y a la propia persona del Presidente Bordas, echó un gran borrón sobre su hoja de servicios como mi

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litar y una tacha de infidelidad en su accidentada vida política.

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Se levantó en armas contra el Gobierno, apoyado por el General Horacio Vásquez y secundado por los Gobernadores de Moca y de Samaná. Como respondiendo a una consigna, el General Manuel de Jesús Castillo se alzó en los campos de San Cristóbal y otros elementos de filiación horacista también se mostraron hostiles al Gobierno en algunas regiones del Este.Ante tal actitud de perturbación del orden público, el Presidente Bordas por su Decreto del 2 de septiembre de 1913, suspendió las garantías constitucionales.Repuesto de sus dolencias físicas regresó al país de su viaje a Italia, el Arzobispo Nouel y ese mismo día el señor Federico Velázquez y Hernández, candidato a la Presidencia de la República, recibió un pasaporte que le envió el Gobierno expulsándolo del país y con orden de embarcar inmediatamente en el vapor mercante Algonquin, que se hallaba en puerto.El Señor Velázquez, en vez de embarcar, se asiló en la Legación haitiana. Pero otros elementos fueron expulsados del país por orden del Gobierno.Y, no obstante estar suspendidas las garantías, por decreto del día 2, el Presidente Bordas convocó las Cámaras para reunirse en Legislatura Extraordinaria el 30 de Septiembre de 1913.La revolución iniciada en Puerto Plata tomaba auge y el General Horacio Vásquez, que la capitaneaba, formó un Gobierno Provisional, por él presidido, y nombró su gabinete en la forma siguiente:

Secretario de Estado de loInterior y Policía, Gral. Jesús Ma. Céspedes.Sub-Secretario de Estado de lo Interior y Policía, Gral. Pascasio Toribio.

Justicia e Inst. Pública, Lcdo. Jafet D. Hernández.

Sub-Secretario Inst. Pública, J. Furcy Castellanos.

Relaciones Exteriores, Pedro A. Bobea.Sub-Secretario Relaciones Exteriores, Señor Vicente Tolentino. Fomento y Comunicaciones, Señor Ricardo Limardo.Sub-Secretario de Estado de Fomento y Comunicaciones, Señor Luís Ginebra.Secretario de Estado de Hacienda y Comercio, Lcdo. Domingo Ferreras.Secretario de Estado de Guerra y Marina, Gral. Ramón A. Marcelino.Sub-Secretario de Estado de Guerra y Marina, Gral. Arístides Patiño.Secretario de Agricultura e Inmigración, Gral. Manuel de J. Castillo.Sub-Secretario de Agricultura e Inmigración, Gral. Cipriano Bencosme.

Ese Gabinete fué reformado a los pocos días para darle cabida en él a los ciudadanos José de Jesús Álvarez y Lcdo. F. Leonte Vásquez.Al Gobierno legalmente constituido, obligado a mantener la paz en el país, no le quedó otro recurso que repeler la fuerza con la fuerza. Fué ese el inicio de una nueva etapa sangrienta en que perdieron la vida o quedaron inutilizados, numerosos elementos civiles y militares

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81Los vapores Independencia y Jacagua, al servicio del Gobierno, bombardearon la fortaleza de Puerto Plata, la cual contestó con sus cañones.En un reñido combate entre los revolucionarios que atacaron la Fortaleza de San Francisco de Macorís y las tropas del Gobierno, murió el joven General Rafael Molina Patiño, que la defendía.Mientras tanto, corrió el rumor de que el Ministro Americano James Mark Sullivan, llegado al país el 21 de Septiembre, traía proposiciones de arreglo formuladas por los revolucionarios de Puerto Plata y que el Presidente Bordas era favorable a un entendido a fin de evitar más derramamiento de sangre. Parece que ese fué el motivo que le indujo a derogar su decreto de fecha 25 convocando extraordinariamente el Congreso.El rumor a poco se convirtió en realidad, pues el día 29 de ese mismo mes embarcó con rumbo a Puerto Plata una Comisión del Gobierno compuesta por los señores Lcdo. Leovigildo Cuello, Presidente del Senado; Don Eliseo Grullón, Ex-Secretario de Estado; el General Fabio Fiallo, Ex-Gobernador de Santo Domingo; Señor Ramón I. Janer, Diputado Receptor y Cónsul General de los E.E. U.U. y Señor Juan Salvador Durán, en calidad de Secretario de la Comisión.Después de entrevistarse con los Jefes revolucionarios, los señores Comisionados pasaron el siguiente mensaje telegráfico al Gobierno"Jefes revolución declararon secundario el objeto nuestra misión, siendo puntos capitales reformas constitucionales y próximas elecciones libres. Siendo inútiles esfuerzos modificar sus criterios, aceptaron propuesta Cónsul americano y Comandante Nashville enviar comisionados suyos para discutir y resolver paz en presencia Ministro americano, debiendo continuar suspendidas hostilidades. Saldremos mañana - Cuello, Grullón, Fiallo".Bordas contestó a los comisionados ordenándoles regresar y diciéndoles que si los envió cerca de los revolucionarios fué porque Sullivan le había informado que ellos pedían arreglo pacífico.La Comisión del Gobierno regresó y el día 2 de Octubre de 1913, embarcaron en el vapor de guerra Nashville con destino a esta Capital los comisionados de la revolución, Licenciados Francisco Leonte Vásquez y Domingo Ferreras y el día 4 celebraron su primera entrevista con el Presidente Bordas, acompañados del Ministro Sullivan y del Cónsul General, Janer.A la entrevista o a las entrevistas, pues fueron varias, asistió el Lcdo. Ramón O. Lovatón, Secretario de Estado de lo Interior y Policía, interino.Concluidas las discusiones, los delegados de la revolución pactaron con el Gobierno lo siguiente:

“1o. Elecciones completamente libres.2o. El Poder Ejecutivo presenta como su candidato para la Gobernación de Puerto Plata a uno cualquiera de estos señores a indicación de la revolución: General Carlos Ginebra, Don Manuel Coceo o Don Cristóbal Perelló.3o. Para las Gobernaciones de Duarte, Espaillat y Samaná, el Poder Ejecutivo se reserva el derecho de escogerlos, sin indicación.4o. El Poder Ejecutivo no reconoce las cuentas de la Revolución; pero acepta los gastos hechos con fondos de Rentas Internas.

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5o. El Poder Ejecutivo concede francas y plenas garantías a todos y,

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6o. Queda entendido que después de restablecida la paz, el Poder Ejecutivo procederá al desarme de conformidad con los términos de su Decreto del 22 de Agosto".

Aquel memorable pacto fué firmado por el Presidente Bordas Valdez, y por los Secretarios de Estado Lovatón, interinamente de lo Interior; Apolinar Tejera, de Justicia e Instrucción Pública, Saviñón, de Hacienda y Tadeo Álvarez de Guerra y Marina a nombre del Gobierno. Por la Revolución lo firmaron F. Leonte Vásquez y Domingo Ferreras.Con alborozadas muestras de alegría celebró el pueblo dominicano la cesación del estado de guerra y de todos los sectores del país llegaron mensajes de felicitaciones dirigidos al Gobierno.Pero... el día 10 de octubre el Ministro Sullivan visitó al Secretario Lovatón para informar al Gobierno, por su vía, que los Jefes de la Revolución no habían aceptado el pacto en todas sus partes y pretendían discutir de nuevo las cláusulas 2da. y 3ra. para su modificación relativas a los gobernadores, ya que sus comisionados solamente habían firmado ad-referendum lo convenido.El Gobierno rechazó tales pretensiones, pues entendía que el pacto era definitivo; que de no aceptarlo así la Revolución, quedaba roto ipsofacto.El Ministro Sullivan manifestó estar de acuerdo con el criterio del Gobierno; pero solicitó una tregua a fin de entrevistarse él nuevamente con los revolucionarios. Ese mismo día embarcó en un guardacostas para alcanzar en la Romana al vapor de guerra Des Moines y seguir viaje a Puerto Plata. Mientras se daban esos pasos, siguieron las peleas en distintos pueblos de la República.

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Sullivan regresó el 15 de Octubre y se entrevistó en seguida con el Secretario Lovatón para informarle que el General Céspedes no aceptó las condiciones pactadas ad-referendum y que, por lo tanto, él, Sullivan, había roto toda relación con los revolucionarios y que había aconsejado a sus conciudadanos abandonar Puerto Plata. Que Céspedes; Horacio Vásquez estaban dispuestos a asumir una actitud fuerte ante el Gobierno.Así las cosas, el 16 de Octubre el General Manuel de Jesús Camacho, Jefe Superior de la Guardia Republicana fué destituido y reducido a prisión en la misma casa Presidencial por el General Delio Hernández, en cumplimiento de órdenes superiores. También fué reducido a prisión su Secretario, Señor Felipe J. Santana.El General Demetrio García fué nombrado ese mismo día Jefe Superior del mencionado Cuerpo.El día 19 fui encarcelado sin mandamiento judicial y encerrado en la Torre del Homenaje.En fecha 20 se comunicó que Céspedes y Vásquez habían acogido y firmado el pacto de fecha 6 y que a indicación de los mismos, el Poder Ejecutivo había designado Gobernador de Puerto Plata a Don Cristóbal Perelló.Fui puesto en libertad el día 28; pero antes, ordenó el Secretario Lovatón que me condujesen a su presencia.

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El Oficial Montolío me llevó a la casa de familia del Ministro y éste al verme avanzó tendiéndome los brazos y desaciéndose en excusas, manifestándome que tanto el Presidente Bordas, como él, lamentaban lo ocurrido conmigo. Que tal medida severa se había tomado porque el Gobierno había recibido una denuncia señalándome como revolucionario en connivencia con el General Ignacio María González. Repliqué al Secretario Lovatón que yo no aceptaba aquellas excusas, porque el Gobierno había procedido arbitraria

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PAGINAS DOMINICANAS 85mente conmigo, sin averiguación ninguna y dejándose llevar solamente por un pasquín. "Ustedes tienen las carabinas; -dije al Secretario Lovatón yo, sólo poseo una pluma; pero ésta me ha de servir para seguir señalando los errores en que incurran las autoridades. Si eso es revolucionar, puede dejarme en la prisión; pero dejen tranquilo a Don Ignacio Ma. González con quien solamente me une una vieja y buena amistad."No se puede negar que la prensa mantenía su libertad de expresión, como una aparente muestra de que el Gobierno respetaba los fueros de la opinión; pero tenía en sus manos y hacía uso de ellos, medios coercitivos con que acallarla. Uno de esos medios fué, sin duda alguna, mi prisión.El triunfo del Gobierno contra los revolucionarios de Puerto Plata le dió alas para expandir las demostraciones de fuerza de su autoridad.Quizás no conforme con ciertas medidas emanadas de la Secretaría de lo Interior en la que estaba ocupando el cargo de Oficial Mayor, el atildado periodista Lic. Juan Tomás Mejía renunció esa posición el día 30 de Noviembre para integrarse a sus filas en el Partido Horacista.Solidarizados con esa actitud del Lcdo. Mejía, algunos amigos de su misma filiación se propusieron significarle esa misma noche sus simpatías en una pacífica manifestación pública. Cuando ésta se estaba organizando en el Parque Colón, una horda de hombres armados que se dijo obedecían órdenes del Secretario Lovatón, pretendió, con amenazas, disolver la manifestación; pero el grupo de ciudadanos que la integraba, la realizó cumplidamente con verdadera entereza cívica. Bueno es hacer constar, de paso, que el Lcdo. Mejía era pariente cercano del Lcdo. Ramón O. Lovatón,Ya el 4 de septiembre, el Presidente Bordas había dirigido una carta al Señor Federico Velázquez y Hernández, aspirante a la Presidencia de la República, manifestándole que le convenía salir del país al día siguiente embarcando por el vapor americano en puerto, porque su vida corría peligro y el Gobierno estaba en incapacidad de garantizársela. A esa carta contestó el Señor Velázquez con algunas consideraciones de fundamentos jurídicos el día 6 desde la Legación haitiana, donde se había asilado.El 28 de Noviembre fueron reducidos a prisión, sin mandamiento judicial, los ciudadanos Lcdos. Luís C. del Castillo y Rafael Estrella Ureña. El Señor Germán Soriano fué agredido en el Parque Colón, en presencia de un grupo armado al servicio del Gobierno.Como consecuencia de la natural efervescencia producida en el Parque Colón en el ánimo del pueblo, que celebraba una manifestación pública el 2 de Diciembre, para protestar de las expresiones "Anarquía o Tiranía" producidas por el Presidente Bordas a un grupo de escolares y para exigir que las elecciones municipales y las de elección de Constituyentes se realizaran con la necesaria libertad, fué atropellada la ciudadanía por elementos de la Guardia Republicana que subió a caballo, al Parque, con intenciones de desbaratar la manifestación. Sorprendidos los manifestantes por esa actitud de fuerza por parte de

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agentes del Gobierno, se reorganizaron, sin embargo y siguieron adelante por la calle del Conde bajo la constante amenaza de agentes de la Guardia Republicana.Al llegar la manifestación a la esquina de la calle "19 de Marzo" y en momentos en que se disponía a hacer uso de la palabra el joven Rafael Augusto Sánchez, quisieron hacerlo preso violentamente a lo que trataron de oponerse 198 manifestantes. La Guardia hizo uso de sus armas dis

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87parando contra la multitud. A esa agresión contestaron, disparando las suyas, algunos civiles y en la refriega murieron unas cuantas personas, entre ellas el Teniente de la Guardia Luís Felipe Dujarric y, por parte del pueblo, un anciano Restaurador llamado Francisco Camarena, varios adolescentes, un nino de apellido Raldiris y dos adultos de apellidos García y Ledesma, respectivamente.A partir de ese trágico acontecimiento, quedó francamente abierta la hostilidad de las clases pasivas contra las autoridades constituidas.Y como "El Radical" y "El Tiempo" protestaron del inicuo hecho y el último de esos periódicos dijo que la opinión pública, indignada, atribuía al Secretario de Estado Lovatón la orden de que la fuerza armada disparase sobre el pueblo, dicho funcionario llamó a su Despacho el día 4 de Diciembre a todos los Directores y Redactores de los periódicos citadinos.Cuando llegué, un tanto retrasado, a aquel Despacho, presencié cómo el Secretario de lo Interior y Policía muy airado y con acritud, denostaba al Señor Ramón Jansen, Director de "El Tiempo". Al llegar yo, se dirigió a mí para informarme del motivo de la reunión y para significarme su indignación por la imputación hecha contra él por mi periódico. Objetó también que no se le podía atribuir responsabilidades sobre el hecho sangriento del día 2, que él achacaba a la rebeldía de los manifestantes, al querer impedir a las autoridades el cumplimiento de sus deberes. Añadió que las órdenes trasmitidas por él a los Jefes de las fuerzas policiales, consistían en que éstos hiciesen tomar nota de los oradores para someterlos luego a la acción de la justicia.Al oír esta última explicación interrumpí al Señor Lovatón y le advertí que la opinión pública parecía tener razón de achacarle aquel triste suceso, precisamente, por no haber establecido sanciones contra los jefes militares y policiales, allí presentes, toda vez que éstos trasgredieron las instrucciones recibidas, disponiendo, por su cuenta, atropellar al pueblo.Al oírme decir eso, me miró airado el Jefe de la Guardia Republicana, General Demetrio García.El Secretario Lovatón se serenó un tanto y prometió a los periodistas allí presentes hacer las investigaciones del caso, "ya que él, un hombre civilista; que era un profesional; que había presidido el Senado de la República y uno de los más prestigiosos centros sociales, no podía cometer actos bárbaros de tal naturaleza".El Ciudadano Lcdo. C. Armando Rodríguez, que ejercía las funciones de Procurador General de la República, fué destituido de su cargo.Frente al nuevo rumbo tomado por el Poder Ejecutivo, los que fuimos voces admonitoras de prudentes consejos, nos vimos obligados a convertirnos en severos censores de sus actos no ajustados a la legalidad.

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La voz pública comenzó a acusar a los Ministros Lovatón y Saviñón de ser los autores responsables de ese cambio del Gobierno; pero la acusación resultaba injusta, puesto que no eran esos dos altos funcionarios los únicos consejeros del Presidente Bordas; también se solidarizaban con sus actos, buenos o contraproducentes, todos los demás componentes del Gabinete.Era evidente, además, que una influencia extraña y funesta, la del ministro americano, Sullivan, indiscretamente entrometido en nuestras cuestiones internas, alentaba los pasos de ciego del Gobierno. (1°)

(1°) Sobre la persona y sobre los procederes del Señor Sullivan léase lo que dice al respecto el escritor Melvin M. Knight en el Capítulo VI de su obra intitulada "Los Americanos en Santo Domingo'.

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De cómo reaccionó el pueblo por causa de los sucesos ya narrados, se hizo patente en la gran manifestación que, con estandartes y banderas, se efectuó cinco días después, el día 7 de Diciembre de 1913, tanto como protesta cívica, como para propagar sendas candidaturas independientes de Concejales y Diputados a la Asamblea Constituyente, que serían sustentadas por los tres partidos existentes, en los comicios electorales convocados por el Poder Ejecutivo, para ser realizados durante los días 15 y 16 del citado mes. En esa grandilocuente manifestación, hablaron, entre otros oradores, las distinguidas señoritas Flor de Oro del Castillo, Mélida Morales y Rita Mañaná.El Gobierno había vencido a la revolución y se sentía fuerte. Los Generales Horacio Vásquez, Jesús María y Benigno Céspedes, Emilio Garden, Neftalí Hernández, Arístides Patiño, Quírico Feliú hijo, y los señores Alfredo Ginebra, Miguel Ángel de Marchena y otros que habían tomado parte en la Revolución, embarcaron en el vapor alemán Sardinia con rumbo a Puerto Rico desde el día 30 de octubre, después que Vásquez y Céspedes escogieron al Señor Cristóbal Perelló para ser nombrado Gobernador de Puerto Plata. Pero antes de embarcar, el General Horacio Vásquez lanzó un manifiesto al País explicando los motivos y fracasos de la Revolución y motejando de mentiroso al Ministro Sullivan.Ya para aquellos días comenzaron los hombres en el Poder a dar muestras de un alarmante cambio en su política; las prácticas civilistas con que iniciaron su ejercicio, fueron substituidas por medio de actos y medidas ilegales. El General Bordas Valdez tomaba un rumbo distinto del que le señalara el propósito que le llevó al Poder.El General José Bordas Valdez que, como hombre y como militar, demostró siempre un valor personal a toda prueba; que en la vida ciudadana se conduce con amable cortesanía, cual conviene a persona de fina educación y que posee un verdadero don de gentes, fracasó lamentablemente en los tenebrosos laberintos de la política pasional y artera.El, que en momentos álgidos, cuando vió alzarse la revuelta en el país, supo ponerse al frente de sus tropas leales para ir a combatir personalmente a los alzados en el Cibao, pudo evitar a sus compatriotas el inútil derramamiento de sangre que, necesariamente, tenía que producirse por el choque de dos conceptos antagónicos: el que él consideraba su legítimo derecho como dominicano a aspirar continuar en el poder por medio del sufragio, y el que le negaba el ejercicio de ese derecho, por estarle prohibido ejercerlo mientras no cumpliera el mandato que le había sido conferido.

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Pero... ya se habían desbordado las pasiones y los intereses en pugna crearon entonces un real estado de anarquía, precisamente uno de los dos extremos del dilema planteado por el Presidente Bordas a los escolares por medio de un discurso, en días anteriores.Por un lado, las medidas extremas del Gobierno; por otro lado, las voces de la oposición censurando tales medidas y por otro, el Comisionado del Gobierno en el Cibao, General Desiderio Arias, campeando por sus respetos, quitando o poniendo gobernadores a su conveniencia.El día 14 de Diciembre el periodista Juan Tomás Mejía, Director del periódico "El Tribuno", fué reducido a prisión y sometido a la justicia.Así llegamos a los días 15 y 16 de Diciembre señalados para las elecciones. De cómo se realizaron éstos, se colige por la resolución de la Cámara de Diputados votada en fecha 21, disponiendo someter por ante el Senado al Poder Ejecutivo, acusándolo de "delitos cometidos contra los ciu

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dadanos y por violaciones a la Constitución." Lo cierto es que en la mañana del día 16, último de los sufragios, fueron reducidos a prisión en la Capital, los generales Manuel de J. Castillo, Quírico Feliú hijo, Neftalí Hernández y Virgilio Álvarez. También lo fueron los señores Francisco Martínez, Carlos Castillo, Antonio Castillo y Juan Herrera (El Turquito), que trabajaban por el triunfo de las candidaturas "Independientes" frente a la "Popular" apoyada por elementos gubernativos. Esas prisiones fueron seguidas de allanamientos de algunas casas. Se dijo que tales disposiciones se tomaban con motivo de un complot tramado para derrocar al Presidente Bordas y substituirlo con otro Presidente interino; pero que el verdadero objetivo era sembrar el pánico y evitar así el triunfo de las candidaturas sustentadas por la unión de los partidos horacista, jimenista y velasquizta. Y, naturalmente, el triunfo fué de quien tuvo y ejerció la fuerza para lograrlo.Lo cierto fué que el Comité Ejecutivo de la candidatura electoral independiente, se retiró de la lucha protestando, por no poder luchar en buena lid con los patrocinadores de la Candidatura contraria.Conservo en mi poder copia de un documento suscrito con las firmas auténticas de los ciudadanos Amadeo Rodríguez, Enrique Jiménez, Federico Antonio García, Arquímedes Concha, Abraham Pérez, J. Tomás Mejía, Ignacio R. González, Rafael Castro Ruiz, Martín Rodríguez Mueses, Raúl García Rivas, Francisco A. Lluberes, Francisco P. del Castillo, Pedro A. Ricart y Rafael Peynado, miembros todos del Comité Ejecutivo electoral independiente y miembros unos y otros afiliados a los tres distintos partidos mencionados. Ese documento contiene una extensa exposición de hechos arbitrarios y anticonstitucionales cometidos por el Poder Ejecutivo contra la libertad de las personas

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y dirigida en fecha 4 de Enero de 1914 al Congreso Nacional, solicitando de aquel alto cuerpo legislativo que declarase nulas las elecciones verificadas en la Capital de la República durante los días 15 y 16 de Diciembre anterior.En esa misma fecha, 4 de Enero, fué reducido a prisión el Señor Federico Velázquez y Hernández, Director del Partido Progresista, quien, desde la Cárcel y de manera furtiva,

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logró remitirme su importante carta dirigida al Congreso Nacional en fecha 5 y la cual fué publicada en mi periódico "El Radical", en su edición de fecha 8. El Senador José Ramón López la leyó en el Senado usando para ello mi periódico citado.

CAPITULO XIII

Nueva ingerencia Norteamericana.

Es una verdad incuestionable que las elecciones verificadas en los días 15 y 16 de Diciembre, fueron intervenidas privando a muchos ciudadanos de su libertad de acción para ejercer su derecho de votar. Así lo reconoció la Cámara de Diputados en fecha 12 de Enero, 1914, que anuló las verificadas en las Provincias de Santo Domingo, La Vega, San Francisco de Macorís, Azua y San Pedro de Macorís, y si bien el Senado, por 6 votos contra 5, rechazó la resolución de la Cámara de Diputados en cuanto a las tres primeras Provincias mencionadas, reconoció la invalidez de las celebradas en Azua y San Pedro de Macorís.No obstante, la Asamblea Constituyente, incompleta, porque no estaban representadas legalmente en ella las dos Provincias en cuestión, se reunió en la Capital de la Repú

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blica y constituyó su Bufete en la siguiente forma: Pedro M. Archambault, Presidente; Lcdo. Manuel de J. Bidó, Vice-Presidente; Sócrates Nolasco y Felipe Leyba, Secretarios.La acusación de la Cámara contra el Presidente Bordas fué rechazada en fecha 3 de febrero por el Senado, en una votación de 6 votos contra 2.Quien estas líneas escribe, no sería justo ni verídico si no diese a conocer a sus lectores una digna y patriótica actitud asumida por el Presidente Bordas y su Consejo de Secretarios de Estado ante una tentativa de la Cancillería Norteamericana de extender su ya ostensible ingerencia en nuestros asuntos domésticos. El día 5 de Diciembre de 1913, el Ministro Sullivan, actuando a nombre del Secretario de Estado, Bryan, dijo al Gobierno que se había resuelto mandar una Comisión Central para la Ciudad de Santo Domingo y un agente para cada Provincia encargados de fiscalizar las elecciones que se verificarían en los días 15 y 16 del citado mes. Pero el Presidente Bordas y sus Secretarios de Estado, con la necesaria dignidad, rechazaron enérgicamente tal intromisión atentatoria a nuestra soberanía.Como "El Radical" en su edición de fecha 23 de Diciembre había dicho que con los presos políticos Manuel de J. Castillo, Neftalí Fernández, Quírico Feliú, etc. no se habían cumplido las disposiciones del Art. 97 del Código de Procedimiento Criminal, el Señor Manuel Ángel González, Secretario del Juzgado de la Primera Circunscripción del Distrito de Santo Domingo, en carta dirigida al Procurador de la Corte de Apelación el 24, informó al respecto que hasta esa fecha no se había dictado mandamiento judicial de prisión contra dichos señores.En medio de los sucesos políticos que tenían en suspenso el ánimo público, un acontecimiento histórico digno de ser mencionado, fué la oficial inauguración de la

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Carretera Capital San Cristóbal, verificada por el Director General de Obras Públicas, Ing. Zoilo H. García, el día 8 de febrero de 1914, conjuntamente con la colocación de la primera piedra para la prolongación de dicha vía hasta Baní.El día 13 del mismo mes, el Presidente Bordas, de acuerdo con el Consejo de Secretarios de Estado, resolvió ordenar la libertad de todos los presos políticos y avisar a los Cónsules de la República, que todos los exilados podían regresar libremente a la Patria.Ya para esa fecha y a iniciativa del Secretario Lovatón, en circular enviada a todos los Gobernadores y Delegados del Gobierno, fué lanzada la candidatura del General José Bordas Valdez para la Presidencia constitucional definitiva de la República y el 21 de Febrero, respondiendo a tal iniciativa, se constituyó en la Capital de la República una Junta Central Electoral pro candidatura Bordas, compuesta por los siguientes prestantes ciudadanos: Alejandro Woss y Gil, Presidente; José Ma. Bonetti hijo y Gustavo A. Díaz, Vice-Presidentes; Eduardo Soler y Luís Galván, Comisionados de Tesorería; Primitivo Herrera, Juan Salvador Durán, Félix Ma Pérez y Fernando A. Brea, Secretarios; Dr. Pedro Barón Couiscou, Pedro A. Ricart, Dr. Julio E. Lyon, Alejandro Vicioso hijo, Amable Damirón hijo, Félix E. Mejía, M. A. Santamaría, Gral. Francisco Catrain, Domingo Bermúdez y Wenceslao Sánchez, vocales.El domingo 22 se reunieron en la morada del Señor Ignacio M. González, más de cien distinguidos elementos del Partido Horacista y constituyeron una Junta Directiva para encauzar la candidatura de Horacio Vásquez. En La Vega, por medio de una manifestación, fué lanzada la candidatura de Juan Isidro Jiménez.Sigo el orden cronológico de los sucesos más importantes de aquellos días al hacer la relación verídica de los

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mismos. El día primero de marzo de 1914, rindió la jornada de la vida en Paris, el importante hombre público, Señor Carlos Felipe Morales Languasco, Ex-Presidente de la República, a quien sorprendió la muerte desempeñando el alto cargo de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Francia, España, Suiza e Italia.Como el General Desiderio Arias, a la sazón Delegado del Gobierno en el Cibao, consideraba amenazados su intereses políticos con la política del Gobierno, el Presidente Bordas decidió celebrar con él una entrevista personal. Y, al efecto, embarcó el día 4 de Marzo en el cañonero americano Petrel, acompañado por el Comisionado en el Sur, General Luís Felipe Vidal. En el vapor nacional Independencia embarcaron los Generales Manuel de Jesús Castillo y Virgilio Álvarez. También embarcaron en el mismo vapor de guerra los Oficiales de Estado Mayor del Presidente y del Secretario Lovatón.Un suceso luctuoso, que causó consternación e indignación en la sociedad capitaleña, fué el asesinato, con premeditación y asechanza, del valiente periodista Arturo Freites Roque, ocurrida la noche del 5 de marzo. Su enterramiento fué una elocuente manifestación de protesta y así lo hicieron constar en sendos discursos pronunciados en el Cementerio por los señores Raúl García Rivas, Luís C. del Castillo, Juan Tomás Mejía, Antonio Hoepelmán y Julio del Toro Fernández.Al General Manuel de J. Camacho, Ex-Jefe Superior de la Guardia Republicana, que llegó al puerto de Santo Domingo en el vapor alemán Prásident, acompañado de su esposa, el día 2 de marzo, le fué negado el permiso para desembarcar, no obstante la resolución del Gobierno abriendo las puertas a todos los exilados políticos. Tal parece

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que la citada resolución era una farsa, puesto que el General Horacio Vásquez, llamado por sus amigos, contestó por cable que no podía venir porque el Gobierno no le permitiría desembarcar.En fecha 12 el Senado aprobó la resolución de la Cámara de Diputados anulando las elecciones verificadas en Azua y San Pedro de Macorís.El día 15 de Marzo fueron allanadas las casas de los Diputados Cástulo Valdez y Miguel Ángel Roca, acusados de poseer pertrechos bélicos; pero no encontraron nada las autoridades que procedieron al allanamiento.El Presidente Bordas y los funcionarios que la acompañaron regresaron en el barco americano Wheeling el 17 de Marzo. Fué informado entonces que en la entrevista celebrada con Desiderio Arias y a la cual asistieron también los gobernadores del Cibao y de Samaná y los señores Lcdo. Francisco Leonte Vásquez y Mario Fermín Cabral, fué acordado prorrogar la interinidad del Presidente Bordas hasta el 30 de junio de 1914.Y, ... cosas sorprendentes e inexplicables en esa llamada política de entonces; el Presidente Bordas el 21 de Marzo designó a los Generales Neftalí Hernández y Quírico Feliú hijo, que acababan de salir de la Cárcel, gobernadores de El Seibo y Puerto Plata, respectivamente.Y el General Alfredo Ma. Victoria, sindicado como leal amigo del Gobierno de Bordas, aquel mismo 21 de Marzo circuló una carta entre sus amigos diciéndoles que los horacistas, velazquistas y victoristas (?) se habían unido para enfrentarse a la candidatura de electores postulada Por Desiderio Arias.Los Colegios Electorales habían sido convocados por el Poder Ejecutivo para reunirse el 1 y 2 de Abril para elegir al Presidente de la República.

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Ese Decreto de convocatoria, que es de fecha 17 de Marzo, fué objetado como inconstitucional por los señores Emiliano Tejera y Federico Velázquez Hernández.Así llegamos al día 1° de Abril, fecha en la cual, el Señor Luís Felipe Vidal, Comisionado del Gobierno en la región Sur, dirigió al Secretario Lovatón el siguiente mensaje: "Me comunica el Delegado Arias por telefonema vía Las Matas, lo siguiente : "Diga al Señor Ministro americano que yo no quiero la guerra; pero tampoco acepto la destitución de otros gobernadores en el Cibao pues ya basta con lo de Puerto Plata, y estoy dispuesto a ir hasta el sacrificio antes de aceptar el ridículo."Fué, precisamente en esa fecha, 1° de Abril, que en Santiago se levantó en armas el arraigo de Desiderio Arias, General Mauricio Jiménez, dando comienzo así a una situación anormal y sangrienta que ya no terminaría sino con la salida del Poder del General José Bordas Valdez.Desiderio fué destituido como Delegado del Gobierno en el Cibao y el Capitán Luciano de Castro, Jefe de zona de Santiago y el Alférez Candelario Carrasco, servidores del Gobierno, se pasaron a la revolución.En presencia de tal situación, el Presidente Bordas solicitó de las Cámaras una resolución suspendiendo las garantías constitucionales.Los Secretarios de Estado, Lcdo. Elías Brache hijo y Señor Enrique Montes de Oca, presentaron sus renuncias con carácter irrevocable. En la Capital de la República, en San Pedro de Macorís y en otros pueblos del interior empezaron a reducir a prisión a algunos

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ciudadanos. El General Ramón A. Marcelino, (Jimaquén), que se dirigía a Samaná en el vapor Independencia, fué reducido a prisión, y vuelto a la Capital.

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El General José Bordas Valdez, Presidente Interino de la República, quiso hacer frente personalmente a la situación y, en consecuencia, embarcó rumbo al Cibao con una fuerza de 800 a 1000 hombres, llevando como su Secretario al periodista Rafael Damirón.Mientras tanto, las autoridades de la Capital ocuparon con fuerzas armadas los fortines de la Ciudad y la torre del Palacio Municipal. En la esquina formada por las calles Colón y Separación (El Conde), instalaron un cañón con su servidumbre correspondiente. Patrullas armadas recorrían las calles, en horas de la noche, en extrema vigilancia.La situación del país no podía ser más sombría en aquellos momentos de su historia. El Presidente Bordas y sus consejeros, de buena fe, quizás, consideraban que el mandato que se le había confiado no tenía solución de continuidad. Los que se le oponían, acusaban a Bordas de haber provocado con actos ilegales la celebración de elecciones para elegir al Presidente definitivo, con miras a crear una confusión y prolongar su estada en el Poder, inconstitucionalmente, ya que su misión había cesado.Para que se vea cómo andaban las cosas por aquellos días, necesario es reseñar los sucesos ocurridos siguiendo el orden cronológico en que los mismos se desarrollaron el 13 de abril de 1914, los Diputados Enrique Jiménez, Juan Elías Moscoso hijo, Cástulo Valdés, Rafael Rincón, Miguel Ángel Roca, Frank Baehr, Tancredo Castellanos, Furcy Ferreras y Eladio Sánchez, dirigieron una exposición al Procurador General de la Corte de Apelación del Distrito Judicial de Santo Domingo, denunciando ciertos hechos punibles y amenazas contra la Cámara de Diputados realizados por personas asalariadas al servicio del Gobierno. En la Capital de la República las autoridades establecieron persecuciones contra pacíficos ciudadanos. El 22 de Abril el

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Gral. Juan Francisco Sánchez, (Papi), se vió en la necesidad de ocultarse al saber que contra él se había dado orden de prisión. Ese mismo día fueron reducidos a prisión los señores Manuel de J. Castillo, José MI. González Roselló, Lico Cerón, Luís Leyba y otros muchos; en los días subsiguientes otros muchos, entre los cuales se contaron los señores Lcdo. Rafael Castro Ruiz, Rafael Leonidas Trujillo, José Trujillo Valdez, Miguel Machuca, José Arias, José Dolores Uribe y José Seijas. En las demás Provincias los presos, por sospechas, fueron numerosos. Varias casas de políticos prominentes fueron allanadas, entre otras, la del señor Federico Velázquez y Hernández.Contra mi casa de familia, donde tenía yo la imprenta de mi periódico "El Radical", fué establecido un verdadero cordón policial por agentes de la Guardia Republicana, al

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mando entonces del General Demetrio García, a fin de impedir la circulación de mi interdiario.A tal punto llegaron las acciones de fuerza contra mi Empresa, que me ví en la necesidad de dirigir al Secretario Lovatón, la siguiente carta

"Santo Domingo, 2 de Mayo de 1914Señor Lcdo. Ramón O. Lovatón, Secretario de E. de lo Interior y Policía.Su Despacho.

Señor Secretario:Como parece que hoy se quiere repetir lo mismo que se hizo con mi periódico el jueves último, pues los guardias detienen a los muchachos que salen de mi imprenta con papeles, es de mi deseo evitar el natural escándalo que tan violenta medida produce en el ánimo público enviando a Ud., previamente, un ejemplar de mi periódico, edición de hoy, para que, leyéndolo, se digne usted ordenar el permiso para su circulación, ya que parece que esta nueva forma es indispensable tratándose de El Radical.

Yo he cumplido a Ud. mi promesa de suavizar cuanto sea posible, hasta donde lo permitan mi decoro de hombre y mis convicciones políticas, las críticas contra los actos que considero errados por parte del Poder Ejecutivo, y estimo que tal conducta me dá derecho a esperar de parte de Ud. el cumplimiento de la suya.Aguardo, pues, su resolución para saber a qué atenerme con la edición de hoy.Con todo respeto, me suscribo de Ud. Atto. S. S.

Antonio Hoepelmán." XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Como esa carta no obtuvo contestación, la misma tarde publiqué en el Listín Diario" un aviso que reza así"Al Público y a los lectores de "El Radical". Por haberlo prohibido el Señor Secretario de Estado de lo Interior y Policía, no circula hoy la edición correspondiente a esta fecha de mi periódico El Radical.No quiero conformarme a la censura que se ha pretendido establecer contra mi interdiario, fuera de toda prescripción legal. Antonio Hoepelmán."Como complemento de tal medida, y en vista de que continuaron los atropellos, decidí suspender temporalmente el periódico por medio de otro aviso publicado en el "Listín Diario", en fecha 8 de Mayo, recomendando a mis amigos abstenerse de visitar mi casa mientras existiese tal estado de cosas, porque su visita podía perjudicarme y per

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PAGINAS DOMINICANAS 101judicarlos, pues ya se había dado el caso de que algunas personas que llegaron a mi casa, fueron llevadas al Cuartel de la Guardia y allí insultadas y amenazadas.El movimiento revolucionario contra el Gobierno de Bordas se había extendido por todo el territorio nacional: en la Línea Noroeste estaban alzados en armas las falanges de Desiderio Arias; en Puerto Plata los Generales Domingo Peguero, Jesús Ma Céspedes, Quírico Feliú hijo, Arístides Patiño, Ricardo Limardo, Emilio Garden y otros. En La Vega, Mauricio Jiménez, Leonte Vásquez y Cipriano Bencosme; en El Seibo, Fidel Ferrer; en Macorís del Este, Salustiano Goicoechea; en Villa Duarte; Ramón Batista; en San Cristóbal, Gilberto Montás y otros; en Azua, Luís Felipe Vidal y en Barahona, Braudilio Féliz, todos con mucha gente y pertrechos.

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En la capital siguieron metiendo gentes en la Cárcel. El Senador Mario Fermín Cabral, Senador por la Provincia de Monte Cristi y el Diputado Cástulo Valdez, fueron reducidos a prisión, sin mandamiento judicial.El Señor Rafael Sánchez González, Miembro de la Cámara de Cuentas, fué a parar a la Cárcel, acusado de estar "comprometido en un complot revolucionario para el cual trataba de conquistar hasta elementos militares en servicio activo."Las acciones sangrientas se sucedían en todas partes. Puerto Plata sitiada y bombardeada por las tropas comandadas personalmente por el General Bordas Valdez. Allí fueron muchos los muertos, heridos y mutilados de una parte y otra. El día 9 de Junio, murió en San Cristóbal, a causa de una bala perdida, el General Alberto Pereyra Vargas Y en el pleito de Nizao, ocurrido el 17, murió, junto con otros, el valiente general Hermógenes García, defendiendo la causa del Gobierno.A pesar de todo, el Presidente Bordas, por medio de su Decreto de fecha 15 de Mayo, había convocado los Colegios Electorales de las Provincias, con excepción de la de Puerto Plata, para que se reunieran los días 17 y 18 de Junio y procedieran a elegir al Presidente de la República, a los Senadores, Diputados y Suplentes que cesaban en sus funciones el 20 del mismo mes.Dichos Colegios se reunieron en los días indicados y procedieron en las elecciones. El de esta Capital eligió al General José Bordas Valdez para la Presidencia de la República y Senador por la Provincia de Santo Domingo al General Alejandro Woss y Gil.¿Y todo, para qué? La temeridad del Gobierno, frente a otra temeridad más fuerte, puesto que la sustentaba la opinión pública adversa, provocó la caída de Bordas, que se derrumbó con demostraciones de valor hasta el último momento; pero sin provecho ni gloria alguna.La revolución había tomado auge y muchos de los que sostuvieron a Bordas dentro del período legal que le había sido asignado, se volvieron contra él, cuando, empecinado en el error, quiso prolongarlo.En los primeros días de julio fué reducido a prisión el General Etanislao de Vargas, (Ninino), que ejercía el cargo de Jefe de Operaciones en el Sur y destituido el Gobernador de Azua, General José del Carmen Ramírez, adicto a la política del General Luís Felipe Vidal.Las tropas al mando de Vidal habían avanzado triunfantes y ocupado la plaza de San Cristóbal el 15 de Julio de 1914. Allí fué el 'Señor White, Encargado de Negocios de los Estados Unidos a proponer al General Vidal el establecimiento de una zona neutral de ocho kilómetros al Oeste de la Capital, con el propósito de que los combates entre sus tropas y las del Gobierno se celebrasen a distancia a fin de102 ANTONIO HOEPELMANPAGINAS DOMINICANAS 103

que no perjudicasen las propiedades de nacionales y extranjeros. El General Vidal exigió horas para estudiar dicha proposición, por lo cual las negociaciones siguieron adelante con la vuelta de White a San Cristóbal al día siguiente y una tregua de 48 horas.Mientras tanto, las autoridades habían atrincherado la ciudad capital y ocupado con tropas los fuertes que la rodean y muchos edificios prominentes de la misma.Los vecinos de San Carlos, de Villa Francisca, de la Avenida Independencia y de Gascue, justamente alarmados, comenzaron a desalojar sus residencias y a refugiarse dentro de los muros atrincherados.Durante esa situación angustiosa del momento, el Presidente Bordas Valdez dictó una resolución en fecha 18 de julio desde su Campamento del Taller del Ferrocarril Central en Puerto Plata, dando Comisión a los generales Alfredo M. Victoria y Leopoldo

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Espaillat y Lcdos. Arturo E. Mejía y Ángel María Soler para que, en unión de los Secretarios de Estado, "Vean de cerca las cosas que se desarrollan en la Provincia Capital, y resuelvan sobre la paz del modo más conveniente a los intereses generales del país".Ya en camino la Comisión designada por Bordas, el señor White en una entrevista de fecha 28 concedida al periódico "Listín Diario", le declaró que era cierto el rumor circulante acerca del propósito por parte de las autoridades americanas de hacer embarcar para Puerto Rico, en el vapor alemán "Prasident" a todo sus connaturales a causa de que la Revolución y el Gobierno no habían llegado a un acuerdo. Para conceder los 15 días de tregua solicitados por la Revolución, el Gobierno exigía que ésta levantara antes su campamento retirándolo a San Cristóbal o Baní. Que el General Luís F. Vidal pedía, en cambio, que el General Bordas levante, previamente, el sitio de Puerto Plata. Que a su juicio, (habla White), la intervención Norteamericana es un peligro inminente. Que, no obstante, el Comandante del acorazado Washington estaba haciendo gestiones de paz cerca del Presidente Bordas.Unas tropas del Gobierno que habían salido de la Ciudad el día 29 al mando de los Generales Demetrio García, Jefe Superior de la Guardia Republicana, su hermano Wenceslao García (Laíto) y Pedro Peña Cifré, trabaron combate en San Carlos con unas avanzadas de la Revolución, con resultados desastrosos pues regresaron a la Capital en completa derrota.El 31 de Julio la Legación Americana hizo saber que el Presidente Woodrow Wilson, de los E.E. U.U. propondría un plan para que los beligerantes llegasen a un armisticio y al establecimiento de la paz. Que esa noticia le había sido comunicada al Presidente Bordas por vía inalámbrica de los buques de guerra y mediación de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Que el Presidente Bordas había contestado que se sentía inspirado y en la mejor disposición para ayudar al éxito del plan que propondría el Presidente Wilson.El señor Francisco Catrain, que hasta ese día había servido el cargo de Comandante del Puerto de Santo, Domingo, se asiló en la Legación de Haití y desde aquella cede envió su renuncia al Gobierno.El día 3 de Agosto, el Secretario Lovatón recibió un aereograma del Presidente Bordas comunicándole que acepta el armisticio general propuesto y que está listo para regresar a la Capital y asistir a las entrevistas, si ello es necesario. El armisticio o suspensión de hostilidades fué pactado y firmado por el Presidente Bordas y la Junta Legalista, representativa de la Revolución.104 ANTONIO HOEPELMAN

Por aquellos días apareció un escrito publicado en el New York Herald, edición del 26 de Julio de 1914, escrito que fué reproducido por el Listín Diario en fecha 11 de agosto, bajo el título de "Míster Sullivan vuelve a ocupar su puesto." El tal escrito tiene un párrafo que dice así: "No solamente está Mr. Sullivan bajo los fuegos de Mr. Vick y otros americanos cuando él volvió a Washington, sino que según noticias de Santo Domingo y de ciertos periódicos dominicanos, se demostraba que allí había una gran antipatía por él, por haber apoyado activamente al Presidente Bordas, quien casi ha sido derrocado por una revolución".El día 19 del mismo mes llegó al país, trayendo el ofrere Plan Wilson una comisión integrada por el Ministro americano J. M. Sullivan, Dr. J. Franklin Fort y el abogado Mr. Charles Smith. En su compañía vinieron desde Puerto Plata el General Horacio Vásquez

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y los comisionados de la Revolución. Los representantes del Presidente Wilson se entrevistaron el día 20 a las 9.20 a. m. con los Secretarios de Estado Lcdos. Ramón O. Lovatón, Mario A. Saviñón, Apolinar Tejera y Don Eliseo Grullón. Les sirvió de intérprete el señor Herrero, Cónsul americano, adjunto.En la tarde de ese mismo día celebraron una reunión y cambio de impresiones con los leaders políticos señores Horacio Vásquez, Juan Isidro Jiménez, Luís Felipe Vidal y Federico Velázquez y Hernández. Allí dieron a conocer el llamado Plan Wilson que, en síntesis, establecía

lo. Que es indispensable que se establezca la paz.

2o. Que debe ser reconstruida la autoridad política en la República y, por lo tanto, aconseja que se adopte el siguiente planPAGINAS DOMINICANAS 105

a) Que se escoja una persona capaz para ocupar interinamente la Presidencia, en el entendido de que Bordas renunciará dicho cargo;b) Que se establezca inmediatamente un Congreso en el Gobierno Provisional por medio de elecciones.c) Que los Estados Unidos enviarán representantes para observar las elecciones yd) Que el Gobierno de los Estados Unidos reconocerán al Presidente y Congreso así elegidos.

Como se ve, esa intromisión norteamericana en nuestros asuntos internos, bajo la coyunda de nuestra deuda extranjera, era una nueva humillación que debía sufrir el pueblo dominicano, víctima de sus propios desaciertos y la cual sería mucho más bochornosa y dura todavía en 1916, bajo el dictamen de aquel Profesor de Filosofía que se llamó Woodrow Wilson.Sin posible asidero ya, el General José Bordas Valdez, levantó su campamento de Puerto Plata y regresó a la Capital de la República el 21 de Agosto de 1914, y el 23 dió su decreto de igual fecha convocando al Congreso para reunirse el 2 de septiembre siguiente, para presentar su renuncia por ante la Asamblea Nacional.Las negociaciones continuaron durante los días 24 y 25 de Agosto. En la reunión de este último día, los señores Horacio Vásquez, por el Partido Horacista; Juan Isidro Jiménez, en representación del suyo; Federico Velázquez Y Hernández, por el Partido Progresista y Luís Felipe Vidal, por el Legalista, determinaron designar al eminente ciudadano y afamado médico, Doctor Ramón Báez, para ocupar el cargo de Presidente de la República. Y como el Dr. Báez aceptó asumir esa responsabilidad, el día 26 de Agosto de 1914, ocupó el sillón presidencial, ya que el Ge

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neral Bordas Valdez renunció el cargo, no por ante el Congreso, -cuya existencia fué desconocida,- sino por medio de una proclama dirigida al pueblo dominicano.Ese mismo día, en mi interdiario El Radical que, por los hechos de fuerza ya relatados, tuve que poner en receso, en el mes de Mayo, y había vuelto a reanudar sus labores, dije en página editorial lo siguiente."Bordas ha caído arrastrado por sus propios errores y no hemos de detenernos en insultar el recuerdo de sus actuaciones de mandatario. Demasiado tiene él con sus intimas pesadumbres al repasar, serenado el espíritu, sus responsabilidades, sus grandes responsabilidades ante la Historia, ni es nuestra misión, ni lo ha sido, ni lo será nunca, el

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complacernos en vejar a quien tendimos mano franca de amigo y aconsejamos constantemente tomar el camino del bien."

CAPITULO XIV xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Gobierno Provisional del Dr. Báez.

Para asumir el Poder, el Dr. Ramón Báez elegido en una forma sui generis, no pudo prestar el juramento de rigor por ante la Asamblea Nacional, porque lo estorbaban las condiciones anormales del momento; lo hizo por medio de una proclama dirigida a la Nación y en la cual, hizo solemne promesa de cumplir fielmente el encargo que le confiaron los Jefe de Partidos, que se abrogaron la representación del pueblo dominicano.En el momento en que reunidos en el Palacio del Ejecutivo el Dr. Báez leía su discurso en presencia del General Bordas Valdez, y de sus Secretarios de Estado, de los Jefes de Partido Vásquez, Jiménez, Velázquez, Vidal y de loscomisionados americanos, fué interrumpido por el General Luís Felipe Vidal, representante del Partido Legalista, quien preguntó que cuál Constitución se pondría en vigor; le fué contestado que la de 1908. Volvió a preguntar que si se realizarían elecciones dentro de un plazo de treinta días. Como esta última pregunta no fué contestada, el Gral. Vidal pidió permiso para retirarse y lo hizo inmediatamente causando, con esa actitud, una gran alarma en el ánimo público. Afortunadamente no ocurrió nada y el orden no fué alterado.Al día siguiente empezaron a serenarse los espíritus en angustia y las familias, que se habían refugiado en el recinto de la Capital, empezaron a regresar a sus residencias en las afueras. Las trincheras fueron quitadas y desmantelados los fuertes y fortines. Las tropas cívicas acudieron a la Fortaleza a hacer entrega de sus armas. El Dr. Báez pudo, como de costumbre, celebrar el 31 de Agosto, día de San Ramón, la regocijada fiesta de su onomástico y cumpleaños.El día 1° de Septiembre lanzó su decreto designando el Cuerpo de Secretarios de Estado que formarían su Gabinete, en la siguiente forma:

Secretaría de Estado de loInterior y Policía, Lcdo. Enrique Jiménez.

Secretaría de Estado deRelaciones Exteriores, Gral. Ignacio MI' González.

Secretaría de Estado deHacienda y Comercio, Dr. Salvador B. Gautier.

Secretaría de Estado deGuerra y Marina, Gral. Pedro A. Lluberes.PAGINAS DOMINICANAS

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l4108 ANTONIO HOEPELMAN

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Secretaría de Estado de Jus Lcdo. Jacinto B. Peynado.

ticia e Instrucción Pública,

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Secretaría de Estado deAgricultura e Inmigración, Gral. Pedro Ma. Mejía.

Secretaría de Estado de Fumento y Comunicaciones, Ing. Osvaldo B. Báez.

Por otro decreto de fecha 3 el Presidente Báez creó una Comisión Consultiva encargada de formular las reformas que deberían ser introducidas en las leyes vigentes, para que pudieran celebrarse las elecciones y establecer, por ese medio legal, el gobierno definitivo. Esa Comisión consultiva fué integrada por los ciudadanos Lcdo. Jacinto B. Peynado, Secretario de Estado de Justicia e Instrucción Pública; General Casimiro N. de Moya y Lcdo. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha.El día 4 se ausentaron del país, en exilio voluntario, los señores General José Bordas Valdez, Ex-Presidente de la República y Lcdos. Ramón O. Lovatón y Mario A. Saviñón, Ex-Secretarios de Estado en su Gobierno. Pero, en la mañana de ese mismo día cundió una nueva alarma y muchos ciudadanos se lanzaron armados a la calle. Cundió el rumor de que el Gral. Alfredo Ma. Victoria se había apoderado de la Ciudadela acompañado por un grupo de amigos. De las entrevistas celebradas con él en la Fortaleza, los Secretarios de Estado Jiménez y Lluberes, así como los Señores Horacio Vásquez y Federico Velázquez, se puso en claro que el Gral. Victoria había tornado esa actitud para garantizarse contra la amenaza que representaba para él, el nombramiento de Comandante de Armas y su ayudante, recaídos en los generales Francisco Báez (hermano del Presidente) y José Pérez, respectivamente. En la madrugadadel día 5, el General Alfredo Má Victoria embarcó con rumbo a Saint Thomas, acompañado de su grupo, en el vapor Jacagua, sin ser molestado en absoluto.En la mañana de ese día, 5 de septiembre, llegó del Cibao, acompañado de un grupo de oficiales, el Lcdo. Elías Brache hijo, quien venía en Comisión del Gral. Desiderio Arias, estacionado con tropas en Santiago, a formular algunas reclamaciones al Dr. Báez.De las conferencias celebradas surgió la designación del Lcdo. Genaro A. Pérez como Gobernador de Santiago y la orden del Presidente de que se suspendieran allí las hostilidades por parte del General Arias. Con tales medidas a cumplir regresó a Santiago el Lcdo. Brache hijo.Con aplauso general, el Presidente Báez decretó el día 10 que la Suprema Corte de Justicia, las Cortes de Apelación y Tribunales inferiores se mantendrían incólumes para la regular administración de justicia y, con no menos beneplácito del pueblo, lanzó su famoso Decreto del 14 de Septiembre por el cual se declara : "1° Las imputaciones hechas a los funcionarios públicos no constituyen injurias, cuando dichas imputaciones sean la expresión de la verdad. y 2° La prisión preventiva no procede en los casos de difamación o injurias contra funcionarios públicos".Mientras tanto, colocaba el Presidente Báez, frente a la Policía Judicial, a un funcionario íntegro, a un notable jurisconsulto, a un prominente ciudadano: al Lcdo. Manuel de J. Troncoso de la Concha, Ex-Juez de la Suprema Corte de Justicia designado Procurador General de la República.De inmediato comenzaron las actividades de los partidos políticos militantes a preparar sus huestes para los próximos sufragios. Se establecieron Comités centrales en las Cabeceras de Provincias y Juntas electorales en las comunes. Se inscribieron como candidatos a la Presidencia

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111los señores Horacio Vásquez, Juan Isidro Jiménez, Federico Velázquez Hernández y Luís Felipe Vidal, sustentados. por los partidos horacista, jimenista, velazquista y legalista, respectivamente.Una circular admonitora del Presidente Báez, dirigida. a las autoridades, les prevenía con respecto a las sanciones establecidas en los códigos y en el decreto de convocatoria, a fin de que las elecciones se verificaran con la más absoluta libertad e imparcialidad.Manifestaciones o mneetings políticos se sucedían pacíficamente y la verborrea de los oradores tenía los mejores adjetivos elogiosos en favor de la respectiva figura política contendiente.A petición de los mismos caudillos políticos que lo elevaron al Poder, el Dr. Báez modificó por decreto el que señalaba para las elecciones los días 18 y 19 de Octubre. Estas quedaron fijadas para ser celebradas los días 25 y 26 , del mismo mes, que, así mismo, fueron declarados no laborables.El partido horacista había postulado como su candidato a la Senaduría por la Provincia de Santo Domingo al Lcdo. Jacinto R. de Castro y para Diputados por la misma. Provincia, al Lcdo. Luís C. del Castillo y a mí.En tanto se acercaban los días, el Señor Federico Velázquez y Hernández, con el propósito de asegurarse una efectiva participación en el Poder, sin duda alguna porque su partido no podía contender con posibilidades de éxito contra los partidos jimenista y horacista, comenzó a realizar gestiones en el sentido de fusionarlo con uno de los dos citados partidos. Las que realizó primero por medio de su Delegado, Señor Rafael Sánchez González, cerca del Partido horacista, no tuvieron resultados satisfactorios puesto que las condiciones y ventajas que pretendía el Señor Velázquez eran excesivas y, desde luego, fueron totalmente rechazadas.En vista de tal fracaso, Don Federico pudo realizar la fusión de sus amigos políticos con los del señor Juan Isidro Jiménez, mediante una compensación del 30 por ciento a su favor en los cargos públicos.Los horacistas adoptaron como emblema un gallo de cola larga, con el porte erguido en son de lanzar su canto; los jimenistas un gallo también hermoso, pero desprovisto del apéndice caudal. Los velazquistas, un toro corpulento, emblema de juventud y fuerza.Conviene reseñar, para mejor conocimiento del lector, cómo había sido dispuesto el lugar donde se colocaría la urna depositaria de los votos de los sufragantes. El edificio .escogido, fué el mismo que ocupa actualmente la Cámara de Diputados que, para aquel entonces, solamente tenía dos puertas de entrada y varias ventanas enrejadas con vistas al Parque Colón.Frente al edificio se había levantado un entablado dejando abierto un pequeño portillo por el cual podría pasar no más de un hombre cada vez. Dentro del local, sendas casillas con una tarima y un juego de lápices de color a fin de que allí pudiesen los sufragantes marcar su voto en secreto, para depositarlo luego en la urna.En el salón principal, la mesa directiva o bufete electoral y la urna tras de un barandal de madera.El día 25 a las 6 y 30 minutos de la mañana se constituyó el Bufete y se dió comienzo a las votaciones con la entrada del primer sufragante, evidentemente, un menor de 18 años, ostentaba la divisa del gallo bolo, lo que dió lugar a un incidente, que relataré más adelante.El bufete directivo de la mesa electoral quedó constituido así: Presidente, Señor José Manuel Jiménez, hijo

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113del Candidato Jiménez y a la sazón, Presidente del Honorable Ayuntamiento de Santo Domingo; del Fiscal, Lcdo. Eurípides Roques y del Síndico Municipal, Doctor Manuel A. Pérez. Comisionados del Partido horacista: Lcdo. Francisco Leonte Vásquez, Antonio Hoepelman y Lcdo. Leonte Guzmán Sánchez. Por el partido de la Conjunción, Señor Tulio M. Cestero, Lcdo. Juan Elías Moscoso hijo y Lcdo. Salvador Otero Nolasco.Tres oficiales, procedentes de los buques de guerra americanos, en puerto, asistían como observadores.Como dije antes, el primer incidente se produjo con un sufragante menor de edad, al cual se le permitía depositar su papeleta. De eso protestó el Lcdo. Francisco Leonte Vásquez produciéndose, por tal motivo, un largo debate que iba a causar trastornos, ya que en la puerta de entrada se estaba formando un gran pugilato entre las huestes contrarias por alcanzar la primacía. Convencimos al Lcdo. Vásquez que la partida sería igual cuando se presentara uno de los nuestros en las mismas condiciones; pero Don Leonte prefirió retirarse, razón por la cual fué sustituido por el General Sebastián Batista (Chanito ), quien permaneció allí con los demás compañeros durante el día.La lucha por coger la puerta se hacía más intensa cada vez y tantas veces era tomada por las huestes jimenistas y velazquistas, otras tantas pugnaban por quitársela las falanges horacistas. Palos, patadas, mordiscos y empellones enardecían los ánimos y los que estábamos dentro del local tuvimos el presentimiento de que tan violento pugilato degeneraría en un gran desorden o incidente grave, como así sucedió.A las 4 de la tarde, fué sacado del grupo en lucha, el Señor Augusto Chottin quien, sofocado, sufrió un colapso que le obligó a retirarse; pero casi en el mismo momento,

una lluvia de piedras comenzó a caer sobre el edificio, procedentes, no se sabe de dónde y al producirse una corredera, sonó un disparo de revólver seguido de otras muchas detonaciones. Se produjo un pánico general entre todos los que se hallaban en el Parque Colón, simpatizadores de una u otra candidatura. Una avalancha de hombres se precipitó sobre el entablado, derribándolo. Dos proyectiles se introdujeron por una de las ventanas haciendo impacto en la pared, sobre nuestras cabezas. El Señor Tulio M. Cestero se abrazó de la urna para resguardarla de cualquier posible ultraje. Los tres hombres que observaban las elecciones corrieron al patio del edificio y uno de ellos se lastimó fuertemente una rodilla al echarse al suelo. Fuera, el Parque Colón parecía un campo de desolación y de muerte con tanta gente tendida en los paseos y arriates. Mientras tanto, los sufragantes que en ese momento se hallaban dentro del local, siguieron sufragando; pero fueron paralizados momentáneamente con la brusca entrada del Lcdo. Roques, Procurador Fiscal, quien intentó que se suspendiera el sufragio con el pretexto de que en medio de él se había producido un hecho de sangre. A tal pretensión, nos opusimos el Presidente del Bufete y los comisionados asistentes a la mesa y le hicimos ver que él no tenía calidad para ordenar tal medida; que solamente podía dictarla el Señor Presidente de la República. Que, por otro lado, si hubo algún hecho de sangre, éste no se produjo dentro del recinto, donde solamente habían pacíficos votantes, sino fuera, en la calle, donde el suceso requería sus actuaciones como autoridad de la Policía Judicial.Más tarde se supo que la fatal ocurrencia dió este trágico balance de muertos y heridosLos señores José Altagracia Ramírez y Felipe Sanabia, muertos; León Reynoso, Vicente Nurino, Lorenzo Magden,

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Rafael Porro (Fellito), Deogracia Marty hijo, (Mólera), Enrique Marchena, José María Pérez Jorge, Antonio Mesa, Abelardo Martín, Cristián Lugo Lovatón, Natalio Cabrera, José Vicente Lora, José Romero, Isidro Guzmán, Antonio Mejía, Alfredo Buonpensiere y Secundino Ramírez, heridos leves unos y graves otros.Como las elecciones se prolongaban hasta el siguiente día, el Presidente Báez, con un objetivo previsor, dio un decreto estableciendo dos urnas separadas: una que quedaba en el mismo local destinada a recibir los votos de los sufragantes horacistas y otra que se establecería en los altos de la antigua casa conocida con el nombre de "San Pedro", en la calle Las Mercedes y cuya planta baja estaba ocupada por el Cuartel de la Policía Municipal.Los respectivos Bufetes electorales quedaron constituidos así: La mesa de la urna horacista integrada por el Presidente del Ayuntamiento y los Comisionados Virgilio Álvarez Pina (Cucho), Leonte Guzmán Sánchez y José Muría Bonetti hijo, (Don Chiro).La urna de la Conjunción la integraban los señores Fernando Escobar, Vice-Presidente del Ayuntamiento; Rafael Estrella Ureña y Juanico Colá por el horacismo; Salvador Otero Nolasco y Julio Ernesto Lyon, por los jimenista.Terminadas las elecciones, el contenido de ambas urnas serían mezcladas a fin de hacer el recuento total de las mismas, acto que con las debidas formalidades y en presencia de ambos partidos interesados, se llevó a cabo con toda pulcritud.Sin embargo, el partido horacista se vió en la necesidad de establecer una protesta y la consiguiente reclamación. Al hacer el despojo, se comprobó que una mano fraudulenta había introducido en una de las urnas la cantidadPAGINAS DOMINICANAS 115

de 522 votos que, de haber sido computados como válidos, hubieran causado la derrota de los candidatos horacistas a la Senaduría y Diputaciones.El autor o autores del fraude, quizás alimentaron la esperanza de que el hecho pasaría desapercibido al hacerse el recuento y revisión de las papeletas.Las dos urnas que se habían instalado en el Cuartel de la Policía, fueron llevadas el día 27 a las 4.30 de la tarde, bajo custodia, al Palacio del Congreso donde había otras dos. Era necesario despojarla una a una y el trabajo resultó harto engorroso y duradero a causa de la minuciosa revisión que fué necesario realizar con los votos depositados.A las 6 y 10 minutos del día 27, se constituyó el Bufete compuesto así: Sr. José Manuel Jiménez, Presidente del Ayuntamiento; Ferrando Escobar, Vice-Presidente de la misma Corporación Edilicia; Eugenio A. Álvarez, Juez; Eurípides Roques, Procurador Fiscal; José María Bonetti y Tomás Sanlley, Regidores; Francisco Leonte Vásquez, Antonio Hoepelman, Leonte Guzmán Sánchez, Antonio Cabral, Salvador Paradas y Ramón Aristy, Comisionados del Partido Horacista; Lcdos. Ángel Ma Soler, Juan Elías Moscoso hijo y Salvador Otero Nolasco, General Pedro Álvarez y Coroneles Miguel A. Morillo y Luís Felipe Marín, Comisionados del Partido de la Conjunción.Como se originó una discusión con referencia al procedimiento a seguir, fueron comisionados los señores Salvador Paradas y Salvador Otero Nolasco para que visitaran al Presidente Báez con el fin de preguntarle si él, por medio de Decreto, había establecido normas a seguir para el caso.El Dr. Báez manifestó a los Comisionados que él solamente había hecho insinuaciones por medio de una circular a fin de que tal despojo de las urnas se llevase a cabo con la mayor pulcritud e imparcialidad. Se comenzó el trabajo;

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pero a las 4 de la madrugada del día 28, se resolvió pedir al Presidente Báez ordenar el establecimiento de una fuerza armada a las puertas del local, a causa de rumores circulantes de que un grupo de personas no identificadas, se disponían a asaltar el local y arrebatar las urnas. Esa Comisión nos fué encomendada al Gral. Pedro Álvarez y a mí. El Presidente acogió la solicitud y una tropa de soldados fué establecida allí.Al amanecer, un nuevo Bufete fué constituido en vez. del anterior. Lo compusieron los señores Dr. Manuel A. Pérez, Síndico Municipal, en funciones de Presidente; Eugenio A. Álvarez, Juez de Instrucción del Distrito Judicial. de Santo Domingo; Patricio Suazo, Juez Alcalde en funciones de Procurador Fiscal, José María Bonetti y José Ma. González Roselló, Regidores; Lcdos. Ángel M9 Soler, Juan Elías Moscoso hijo, Ignacio Guerra hijo; José Ramón López, Tulio Mi Cestero y Rafael Berrido, Comisionados de la Conjunción Jiménez-Velázquez; Lcdo. Francisco Leonte Vásquez, Juan Francisco Sánchez, Antonio Hoepelman, Salvador Paradas, Leonte Guzmán Sánchez y José A. Fernández, Comisionados del Partido horacista. Presenció el trabajo, como observador, el americano Mr. J. H. Pateet.A las 11.30 de esa misma noche, hubo una gran alarma a causa de unos disparos que sonaron por los lados de la Atarazana y las consiguientes correderas. Las tropas estacionadas fuera se precipitaron bruscamente dentro del local y ocuparon las ventanas y azoteas y las puertas fueron cerradas. Naturalmente, fué necesario por un momento paralizar el despojo mientras se volvía a la tranquilidad. Terminado el receso se concluyó el trabajo a que se dió fin en a madrugada del día 29 de Octubre, con el siguiente cómputo:Votos a favor de la Conjunción 5205 Votos a favor del Partido Horacista 5110

Se comprobó que 522 votos depositados en una de las urnas de la Conjunción, carecían, para su legalidad, del sello del Ayuntamiento de Santo Domingo. En esas mismas condiciones se constataron 16 votos depositados en una de las urnas del horacismo.Este asunto fué largamente discutido, llegándose a la conclusión de que el caso se sometería a la Corte de Apelación para ser resuelto el día 4 de Noviembre.El día indicado la Corte mencionada aprobó las elecciones verificadas anulando los votos depositados sin sello, decisión que dió el triunfo al Partido horacista en la provincia de Santo Domingo.Mientras tanto, la Corte de Apelación de Santiago anuló las elecciones verificadas en aquella ciudad, razón por `.a cual el Presidente Báez convocó nuevas elecciones allí para ser realizadas durante los días 8, 9 y 10 de Noviembre de 1914.El domingo 8 de Noviembre fueron traídos desde Mayagüez, Puerto Rico, en el vapor nacional "Independencia", los restos del Ex-Presidente de la República, General Buenaventura Báez y enterrados mediante una solemne ceremonia, con todos los honores correspondientes, en la Capilla del Santísimo Sacramento de nuestra Iglesia Catedral.

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En general, las elecciones se verificaron sin más incidentes que los ocurridos en la Capital de la República el día 25 de Octubre y en la Ciudad de Santiago el día 26, en que los horacistas se retiraron de la lucha bajo protesta.El cómputo total de los sufragios obtenidos en siete Provincias del país favorecieron al Partido de la Conjunción. El horacista triunfó en las Provincias de Santo Domingo, Espaillat, Puerto Plata y El Seibo.

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Los Colegios Electorales se reunieron en las cabeceras de Provincias, de conformidad con el Decreto Presidencial, el día 12 de Noviembre y procedieron a elegir al Presidente de la República, a Diputados y Senadores, con el siguiente resultado:

Provincias Cargo : Ciudadano elegido

Santo Domingo Presidente Horacio Vásquez.Santo Domingo Senador Lic. Jacinto B. de Castro.Santo Domingo Diputado Antonio Hoepelman.Santo Domingo Diputado Prof. Luís C. del Castillo.

Santiago Presidente Juan Isidro Jiménez.Santiago Senador Mario Fermín Cabral.Santiago Diputado Agustín Malagón.Santiago Diputado Daniel Pichardo.

Monte Cristi Presidente Juan Isidro Jiménez.Monte Cristi Senador Lic. Pelegrín Castillo.Monte Cristi Diputado Luís Bernard.Monte Cristi Diputado Rafael García Martínez.

Puerto Plata Presidente Horacio Vásquez.Puerto Plata Senador Tancredo Castellanos.Puerto Plata Diputado Abigail Montás.Puerto Plata Diputado José Ginebra.

La Vega Presidente Juan Isidro Jiménez.La Vega Senador Luís Despradel.

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Provincia: Cargo: Ciudadano elegido:

La Vega Diputado J. Joaquín Gómez.La Vega Diputado Lic. Juan José Sánchez...

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Espaillat Presidente Horacio Vásquez.Espaillat Senador Lic. Ramón Guzmán P...Espaillat Diputado Amado Guzmán.Espaillat Diputado Gabriel Morillo.

Pacificador Presidente Juan Isidro Jiménez.Pacificador Senador Horacio Ariza.Pacificador Diputado Lic. Viterbo Martínez...Pacificador Diputado Ramón Añil.

El Seibo Presidente Horacio Vásquez.El Seibo Senador Enrique Castro.El Seibo Diputado Dr. Teófilo Hernández.El Seibo Diputado Ramón Morales.

Samaná Presidente Juan Isidro Jiménez.Samaná Senador Presbítero Rafael Félix.Samaná Diputado José Ma Yldefonso.Samaná Diputado Domingo A. Duluc.

S. P. (le Macorís Presidente Juan Isidro Jiménez.S. P. de Macorís Senador Gral. Miguel Febles.S. P. de Macorís Diputado Lcdo. Julio Coiscou.

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Provincia: Cargo: Ciudadano elegido

S. P. de Macorís Diputado Enrique A. Mejía.

Azua Presidente Gral. Luís F. Vidal.Azua Senador Gral. Miguel Mascaró.Azua Diputado Dr. Armando Aybar.Azua Diputado Víctor E. Garrido.

Barahona Presidente Juan Isidro Jiménez.Barahona Senador Gral. Jaime Sánchez.Barahona Diputado Calazans Félix.Barahona Diputado Antonio Mota.

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Como se ve por ese cuadro, el señor Juan Isidro Jiménez obtuvo la mayoría para la Presidencia de la República, puesto que alcanzó mayoría en siete de las doce Provincias en que se dividía el territorio político de la República, por aquellos días.La Corte terminó el recuento de los votos obtenidos para Constituyentes en la Provincia de Santo Domingo con que fueron favorecidos los señores Juan Tomás Mejía y Doctor Arístides Fiallo Cabral. Sin embargo, en algunas otras Provincias del país, no fueron celebradas las consiguientes elecciones para Diputados a la Asamblea Constituyente.El Doctor Ramón Báez, que quiso cerrar con broche de oro su corto pero honorable ejercicio corno Presidente de la República, dictó estos dos importantes decretos: el correspondiente al día 21 de Noviembre de 1914 estableciendo la franquicia postal para la prensa nacional y el defecha 26 del mismo mes concediendo amnistía a todos los que sufrían condenas por infracciones a las leyes por causas políticas. Pero Al mismo tiempo, dió demostraciones de carácter y de energías destituyendo de su cargo como Secretario de Estado de lo Interior y Policía, al Lcdo. Enrique Jiménez, porque éste se negó a firmar dos nombramientos de Regidores en Comisión hechos por el Presidente y también por haberse negado a presentar su solicitada renuncia por el mismo acto de rebeldía.El 27 de Noviembre a las tres de la tarde se constituyó la Cámara de Diputados con los nuevos miembros elegidos. Su primer Bufete Directivo fué formado así: Lic. Juan José Sánchez, Presidente; Agustín Malagón, Vice Presidente; Lcdo. Viterbo Martínez y Joaquín M. Gómez, Secretarios.El Senado de la República se instaló ese mismo día a las 3.30 p. m. eligiendo el siguiente Bufete: Senador Mario Fermín Cabral, Presidente; Lcdo. Pelegrín Castillo, Vice-Presidente; Pbro. Rafael Félix y Luís Despradel, Secretarios.En ambas Cámaras se procedió previamente a la verificación de credenciales y a la prestación del juramento constitucional. Las baterías de la Plaza saludaron el acontecimiento con una salva de 21 cañonazos.Para formar la necesaria Asamblea Nacional ocurrió una pequeña discrepancia que retardó algunos días su reunión. Mientras que Diputados y Senadores de la Conjunción sostenían que el triunfo de las mayorías los capacitaban para reunirse en las Cámaras legalmente, los de los Partidos horacista y legalista, negaban el quorum correspondiente, mientras la Suprema Corte de Justicia no decidiese con relación a la solicitud de anulación de las elecciones verificadas en La Vega y San Francisco de Macorís.

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Como la Corte decidió este asunto en fecha 4 de Diciembre rechazando -,as recusaciones interpuestas, la Asamblea Nacional se constituyó solemnemente en la tarde del mismo día bajo la presidencia del Senador Mario Fermín Cabral. Una salva de 21 cañonazos, disparadas en la Fortaleza, señaló que acababa de restablecerse la norma constitucional en la República.Después que fué leído el cómputo general de las elecciones verificadas, los señores Diputados y Senadores, puestos de pies, declararon electo Presidente de la República al ciudadano Juan Isidro Jiménez por una mayoría de 337 votos de los Electores Compromisarios. El Presidente del Senado, desde el balcón del edificio y en presencia

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del numeroso público congregado allí, hizo la proclamación entre los víctores de la concurrencia.Inmediatamente fué destacada una comisión formada por los Senadores Lcdo. Jacinto R. de Castro y General Miguel Febles y Diputados Profesor Luís C. del Castillo y Lcdo. Julio Coiscou, para ir a participar al Señor Jiménez su proclamación y solicitar de él decir la fecha en que comparecerá a prestar el juramento y a tomar posesión.El Presidente electo manifestó a la Comisión que se presentaría por ante la Asamblea el día 5 de Diciembre a las 11 a. m. a cumplir el mandato de la Constitución.Y, en efecto, el día señalado y con todas las solemnes formalidades de estilo, Don Juan Isidro Jiménez asumió por segunda vez la Presidencia Constitucional de la República por voluntad de sus conciudadanos.Ese mismo día dirigió al General Horacio Vásquez el siguiente telegrama

"Santo Domingo, 5 de Diciembre de 1914. General Horacio Vásquez, Puerto Plata.Inicio mi Gobierno solicitando el valioso concurso del ilustre Jefe del Horacismo, Honorable ciudadano Horacio Vásquez, para afianzar la paz y para toda obra que interese al bienestar y grandeza de la República y aprovecho esta ocasión propicia para reiterarle mis respetos y mi amistad s sinceramente, Presidente Jiménez."Ese telegrama fué contestado por el Gral. Horacio Vásquez, el día 10 del mismo mes y por la misma vía, con el siguiente mensaje: "Puerto Plata, 10 Dcbre. de 1914. Presidente Jiménez - Santo Domingo. Felicítole exaltación Poder. Prestaré decidido apoyo moral toda obra reconstrucción y Paz pública. Toca Ud. procurar que garantías horacismo lo hagan cada vez más merecedor nuestro concurso. Horacio".

CAPITULO XV

Gobierno de Jiménez.

El día 7 de Diciembre el Presidente Jiménez decretó la formación de su Gabinete con los siguientes ciudadanos

Secretario de Estado de loInterior y Policía, Lcdo. Elías Brache hijo.

Secretario de Estado deRelaciones Exteriores, Señor Bernardo Pichardo..

Secretario de Estado deHacienda y Comercio, Lic. Armando Pérez Perdomo.

Secretario de Estado deJusticia e Inst. Pública, Lcdo. Jacinto B. Peynado.

Secretario de Estado deFomento y Comunicaciones, Sr. Federico Velázquez y H..124 ANTONIO HOEPELMAN

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Secretario de Estado deGuerra y Marina, Gral. Desiderio Arias.

Secretario de Estado de

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Agricultura e Inmigración, Señor Jaime Mota.

El Gobierno comenzó su ejercicio en plena paz y con la garantía de no ser hostilizado por parte del Partido derrotado. La palabra dádale al Presidente Jiménez por el General Horacio Vásquez iba a tener, como se verá más .delante, absoluto cumplimiento.Sin embargo, el Poder Ejecutivo no tardaría en crearse un ambiente censurable con actuaciones torpes y perjudiciales e ilegales. Lo causaron el Decreto desvalorizando las especies timbradas en poder de las personas que las habían adquirido legalmente y la medida aprobada por la mayoría de sus legisladores en las Cámaras y contra toda :razón justificativa de permitirle retirar de manos de la Guaranty Trus Co., la cantidad de $100,000.00 destinados a pagar sueldos civiles del Gobierno del Dr. Báez y recibir $5,000.00 diarios de! Receptor General de las Aduanas Dominicanas para cubrir gastos del presupuesto en vigor.Como el Gobierno tenía interés en llevar a los cargos públicos elementos adictos al jimenismo o al velazquismo, determinó destituir a algunos funcionarios en Puerto Plata, con el consiguiente disgusto de las autoridades y del pueblo de aquella Provincia. Fué, con tal motivo, que el General Quírico Feliú hijo, Gobernador de Puerto Plata, dirigió en los primeros días de Enero de 1915 el siguiente telegrama al Lcdo. Elías Brache hijo, Secretario de Estado de lo Interior y Policía"Secretario Brache Capital. Pueblo, en imponente manifestación, pidióme suspender varios empleados que no

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son gratos Puerto Plata. Por utilidad general y paz pública accedí petición. Suplico Gobierno apoyarme, pues situación Provincia muy delicada.""Debemos corresponder sacrificios Puerto Plata y evitar complicaciones que puedan alterar la paz. Respondo orden Provincia si Gobierno no entorpece mi política de conciliación. Salud! Gobernador Feliú."A tal procedimiento contestó el Secretario Brache en la única forma compatible con la dignidad y autoridad del Gobierno: "Gobernador Feliú", Puerto Plata. Enterado. Respecto nombramientos expedidos para esa o cualquiera otra Provincia, Ejecutivo está dispuesto ahora y siempre rectificar cualquiera de ellos; pero sólo cuando se demuestre que existen motivos que constituyen incapacidad legal por parte designado para ejercer cargo atribuídole. Por motivos de otra naturaleza, Ejecutivo no está dispuesto revocar sus nombramientos. En ningún tiempo. Requiérole poner en posesión los empleados designados. Dele curso legal cualquier protesta promovida contra ellos. Gobierno confía su energía y lealtad para inmediata ejecución esta orden. Pongo su disposición cualquier fuerza material que Ud. pudiere necesitar. Secretario Interior, Brache".Es evidente que ese asunto no fué tratado con la prudencia y discreción requeridas. Pudo el Gobernador de Puerto Plata obtener del Gobierno una mejor solución del caso sí, en vez de proceder a destituir empleados designados por el Poder Ejecutivo, sin tener para ello la necesaria autoridad, hubiera tratado de obtener, previamente, la aquiescencia del Presidente de la República en interés de conciliar el problema planteado. Pero al Gobierno no le quedaba otra alternativa que mantener su autoridad frente a un

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procedimiento que tenía todas las características de una completa rebeldía. Los Generales Feliú y Domingo Pe

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guero, Gobernador y Comandante de Armas, respectivamente, fueron sin duda alguna, mal aconsejados.Naturalmente se produjo de inmediato un gran malestar en la Provincia del Atlántico y el Gobierno, en previsión de que se alterase la paz, desplegó fuerzas movidas por el General Apolinar Rey, Gobernador de Santiago, quien marchó con ellas y ocupó la población de Altamira, listos a debelar cualquier intentona revolucionaria.Mientras tanto, el General Horacio Vásquez, leal a la promesa hecha al presidente Jiménez, asesorado por otros prestantes elementos horacistas de Puerto Plata, movió sus buenos oficios cerca del Gobernador Feliú en el sentido de que se sometiera a acatar las disposiciones del Gobierno entregando el mando de la Provincia al General Emilio Gardén y la Comandancia al señor Eleuterio Soto.No podía faltar, como no faltó esa vez, la intromisión Norte-Americana en nuestros asuntos internos.En efecto: muy solícito en merecer la estimación de nuestros gobiernos por más malos que resulten, el ya odiado Ministro Americano Mr. Sullivan, corrió presuroso a Palacio a ofrecer al Presidente Jiménez la ayuda necesariapor parte de su gobierno para debelar cualquier brote revolucionario en el país. El dijo que obraba así de conformidad con instrucciones del Presidente Wilson.No se supo si el Presidente Jiménez aceptó o nó tan bondadosa y desinteresada oferta, porque en las esferas oficiales se silencio al respecto, por más que el propio Secretario Brache, en circular a los Gobernadores, se referiría más tarde o tal ofrecimiento en apoyo del propósito del Gobierno de mantener la paz.Afortunadamente no hubo necesidad de utilizar ni las fuerzas dominicanas al mando del Gobernador Rey, ni los 300,000 tiros enviados a Monte Cristi, ni los cañones dePAGINAS DOMINICANAS 127

Wilson. Todo se arregló pacíficamente en Puerto Plata y el Gobernador Feliú y el Comandante Peguero pusieron sus cargos en manos de Gardén y de Soto, nombrados por el Gobierno.Con el restablecimiento del orden en Puerto Plata, se cumplió la promesa dada al Presidente Jiménez, por el Gral. Horacio Vásquez, pues ni él ni su partido apoyaron los requerimientos hechos al Gobierno por el Gral. Feliú.El 21 de Febrero llegó al país en el cañonero americano Tacoma, el Señor James D. Phelan acompañado de su Consejero Mister Charles D. Strong, con comisión del Presidente Wilson de venir a investigar los hechos que, tanto Mr. Vick, como la prensa dominicana, atribuyeron al Ministro americano Mr. Sullivan.El 26 del mismo mes, víspera del día de la Patria, fueron traídos a suelo dominicano por la Comisión que fué a buscarlos a Mayagüez, los restos del Prócer Trinitario José María Serra y los cuales fueron llevados a descansar definitivamente, después de recibir el homenaje apoteósico que le rindieron sus compatriotas agradecidos, a la Capilla de Inmortales, en nuestra Basílica Metropolitana,Y el día 29 del mismo mes, el Dr. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha presentó su renuncia como Procurador General de la República, para abrir su Bufete profesional.

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Mientras tanto, el pueblo dominicano seguía clamando porque se procediera cuanto antes a las reformas a la Constitución vigente, necesidad que todos los caudillos políticos habían prometido resolver, como principal punto de sus respectivos Programas de Gobierno.Antes de pasar más adelante, conviene reseñar la composición de los Partidos Políticos en el seno de ambas Cámaras Legislativas, a fin de que el lector se dé perfecta ra

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zón de algunas importantes cuestiones que sucedieron por aquellos días.En el Senado de la República, la mayoría estaba compuesta por seis Senadores jimenistas y un velazquista; la minoría estaba integrada por cuatro horacistas y un legalista.En la Cámara de Diputados, la mayoría gobiernista la componían doce jimenistas y dos velazquistas; la minoría, o ala izquierda, la integraban ocho horacistas y dos legalistas.Los Reglamentos interiores de ambas Cámaras establecían que para integrar el quorum, era necesaria la concurrencia a las sesiones, de las dos terceras partes de los legisladores, en el respectivo organismo.Como la actitud francamente contraria de los representantes de la minoría en la Cámara de Diputados al menos, frente a intereses partidaristas que no procedían del Poder Ejecutivo ni tenían por objetivo algún provecho pura el País, se estableció desde el comienzo de sus labores legislativas un verdadero pugilato entre los dos grupos.Muchas veces, para no ser derrotados por la abrumadora mayoría de las "catorce manos lívidas", como las llamó, en día memorable, el Diputado Luís Conrado del Castillo, nos vimos obligados, los del ala izquierda, a no integrar el quorum en tanto no llegáramos a un previo acuerdo para rechazar cualquier moción interesada.Naturalmente, se nos motejó de oposicionistas y hasta se le hizo creer al Presidente Jiménez que nuestra actitud era directamente hostil a su política y a su gobierno.Sin embargo, el Primer Mandatario, como lo verá el lector más adelante, se dió verdadera cuenta de la situación y el verdadero motivo de nuestra resistencia en ciertos casos.

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El día 6 de Marzo de 1915, un suceso sangriento, consecuencia derivada de nuestras luchas fratricidas, vino a escribir una página luctuosa en nuestra turbulenta historia: el General Remigio Zayas, alias Cabo Millo, había sido advertido de que su presencia en Azua, su pueblo natal, no sería consentida, a causa de que él, Zayas, en su condición de Jefe de Operaciones a las órdenes del Gobierno de Bordas Valdez, había bombardeado a la población de Azua utilizando los cañones del vapor "Independencia". No obstante esa advertencia, el General Zayas desembarcó con su familia del vapor "Seminole" y aunque fué protegido por las autoridades, no se pudo evitar el choque con un grupo armado que le salió al encuentro, entablándose una terrible lucha, en la cual perdieron la vida Cabo Millo y el señor Noé Pichardo y hubieron numerosos heridos de parte y parte.No habré de curarme en salud pretendiendo sacudirme de responsabilidades como miembro integrante de la Cámara de Diputados por aquellos días, en los cuales a todos nos agitaban fuertes pasiones partidaristas; pero era evidente que nos veíamos obligados a librar una estrecha y bien ordenada campana, para no vernos arrastrados a ayudar, involuntariamente, al triunfo de tendencias políticas que reñían su combate en el seno mismo del Poder Ejecutivo.

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En efecto, era un secreto a voces, que un antagonismo creciente se había establecido entre los Secretarios de Estado Desiderio Arias y Federico Velázquez Hernández, que tenían sobrados motivos para considerarse como fuertes pilares del Gobierno. Tampoco era secreto en el público, que una gran parte de los Diputados y Senadores, señalados como jimenistas, estaban vinculados a Desiderio Arias o bajo su influencia inmediata.

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Los que formábamos el ala izquierda en ambas Cámaras, cuidábamos muy mucho de no vernos envueltos en aquella lucha cuyas consecuencias, se veía claramente, iban a resultar, como resultaron al fin, perjudiciales a la Nación.En Abril de 1915, el Presidente de la República designó una Comisión con encargo de ir a Washington a discutir con el Presidente Wilson o con el Secretario de Estado los términos de la Convención. Fueron nombrados para tal misión los señores Lcdo. Jacinto B. Peynado, Secretario de Estado de Justicia e Instrucción Pública, que la presidiría; Federico Velázquez y Hernández, Secretario de Estado de Fomento y Comunicaciones; Lcdo. Enrique Jiménez, Ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos; Lcdo Jacinto R. de Castro, Senador y Doctor Francisco Henríquez y Carvajal; pero el Senador de Castro declinó el encargo, justificando su negativa en interview concedida al periódico "Prensa Nueva".En ese mismo mes de Abril, la mayoría en la Cámara de Diputados hizo votar una Ley disponiendo la interpelación del Señor Federico Velázquez y Hernández, Secretariode Estado de Fomento con relación a fondos destinados a Obras Públicas. Sin embargo, esa Ley no tuvo éxito, porque fué rechazada en el Senado en una votación de 6 contra 5.Mientras en el Senado y la Cámara de Diputados los miembros de los partidos horacista y legalista pugnaban porque se declarase válido el Decreto del Dr. Báez convuyando la Asamblea Constituyente para realizar las necesarias reformas constitucionales, los de la mayoría conjuncionista querían hacer prevalecer el criterio del Gobierno enel sentido de que eran válidas las elecciones verificadas parcialmente en algunas provincias para elegir los Diputados a la Asamblea. Naturalmente, la obstrucción provenía,PAGINAS DOMINICANAS 131

en este caso, del Poder Ejecutivo para estorbar o retardar la realización de las reformas.La discusión del Presupuesto de la Nación sometido por el Poder Ejecutivo se había prolongado, porque en varios de sus renglones tenían particular interés algunos de los Diputados de la mayoría, con perjuicio para el Erario público. Se dió el caso de que un Diputado logró obtener que en el Capítulo de jubilaciones y pensiones se consignaran pensiones a favor de varios de sus familiares y, hasta de su propia concubina, que no tenían derecho a ese beneficio otorgádoles por el Estado.En Mayo 8 de 1915, el Presidente Jiménez envió la siguiente Circular a los Gobernadores de Provincias "Oposición, que busca pretextos para excitar a la Revolución y aparecer a los ojos del País como obligada a ir a ella, trata de sorprender credulidad incautos, haciéndoles creer Gobierno es enemigo Reformas, que produzcan verdadero bien a los

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intereses nacionales de la República, pero entiendo que antes deben las Cámaras promulgar la Ley del Presupuesto que regularizará la vida económica del Estado"."Haga conocer criterio del Gobierno a este respecto en provincia de su mando.Salud- Presidente Jiménez". (1)

Y ese mismo día 8 publicó el Listín Diario la siguiente alarmante información"Hoy, después de la 11.30 de la mañana, fueron ocupadas militarmente casi todos los Fuertes y Fortines y la Torre del Palacio Municipal. Los cuerpos militares están acuartelados. No sabemos a qué obedece la agitación po

(1) El Señor Juan I. Jiménez usaba una s en el final de su apellido en vez de una z, porque así lo usó su señor padre.

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lítica que se nota hoy, ni las medidas tomadas por el Gobierno.Se rumora que ha sido reducido a prisión el señor Manuel Vélez."Parece que tales extremos obedecieron a que en el Este se había ido al monte con un grupito, el General Zenón Ovando, quien pocos días después embarcó para la isla de Puerto Rico.En los primeros días de ese mismo mes de Mayo, me vi precisado a publicar siete editoriales intitulados "De cuerpo entero", en los cuales analizaba yo la vida del señor Don Juan Isidro Jiménez tanto durante sus actividades comerciales, cuando su firma giraba por millones, como cuando, para resarcirse él de su perdida fortuna, se metió de lleno en la política dominicana.Creo haber sido verídico en el relato que hice, no con fines de menoscabar la honorabilidad del señor Jiménez,. sino para responder a las acusaciones de traidores con que él mismo y los paniaguados de su Gobierno lanzaban contra Don Horacio Vásquez y sus amigos ;políticos. Más adelante verá el lector, cómo interpretó él Presidente Jiménez lo que dije en aquellos artículos con referencia a sus actividades comerciales.La tarde del 13 de Mayo, un desgraciado suceso de sangre ocurrido entre dos distinguidos y apreciados elementos de esta sociedad puso luto en un hogar y zozobra y angustias en otro. En un duelo personal sostenido entre los jóvenes Gral. Octavio Ricart, alias Pirulí, Jefe del Cuarto Mi' litar del Presidente de la República y Luís Bonetti, resultó muerto de un balazo en la frente el primero y gravemente herido el segundo. Como el hecho ocurrió en el Parque Colón, Bonetti, después de dar muerte a Ricart, se refugió en las oficinas aledañas del Banco Nacional; pero hasta allí fuePAGINAS DOMINICANAS 133

perseguido por el Capitán Rafael Persia y otros oficiales, para causarle, como le causaron, varias heridas graves de bala con intento de matarle, lo que no lograron por la oportuna y enérgica intervención del Secretario de Estado de lo Interior, Lcdo. Elías Brache. Bonetti fué conducido al Hospital Militar, casi moribundo y Persia reducido a prisión y sometido a la justicia.En fecha 29 de mayo el Senado de la República aprobó un Decreto a iniciativa del Senador Lcdo. Jacinto R. de Castro, tendiente a rodear de verdadera y seguras garantías a los miembros del Congreso, durante el receso de las Cámaras. Y el día primero de Junio el mismo alto cuerpo rechazó una resolución iniciada en la Cámara de Diputados creando

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una Comisión interparlamentaria con encargo de investigar el estado de la Hacienda Pública.El viernes 18 de junio llegó a la Capital de la República, en visita al país, el ilustre ciudadano y prominente político puertorriqueño, Lcdo. José de Diego, a quien le fué dispensada una cálida acogida y le dió la bienvenida, en nombre de la Ciudad Primada y de sus centros culturales, el gran tribuno, Señor Eugenio Deschamps.En fecha 5 de Julio, el Presidente Jiménez envió un Mensaje al Congreso Nacional solicitando que el alto cuerpo reconsiderara la Ley de Gastos Públicos votada y hacer en ese instrumento económico las reducciones convenientes porque las erogaciones eran superiores a las entradas del Fisco. Esa solicitud fué rechazada y los Presidentes de ambas Cámaras, al mantener sin alteración la Ley votada, explicaron al Poder Ejecutivo que en el caso de que el Gobierno se viese en la necesidad de hacer erogaciones extraordinarias, el Congreso proveería por ;medio de leyes, los créditos necesarios.

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También rechazó el Congreso las modificaciones hechas por el Poder Ejecutivo a la Ley de Garantías a los miembros del Congreso, cuando las Cámaras se encontraren en receso.En los primeros días de ese mismo mes, el Gral. Quírico Feliú hijo prefirió ponerse en estado de rebeldía antes que someterse a la decisión del Gobernador de Puerto Plata, Gral. Apolinar Rey, de enviarlo a la Capital de la República en condición de confinado allí. Naturalmente, el Gobierno, con tal motivo, hizo un gran alarde de fuerzas, procedió a meter en la Cárcel en distintas provincias a muchos elementos horacistas y a practicar allanamientos en casas de ciudadanos pacíficos.Sin embarco, el Gral. Horacio Vásquez fué el primero en demostrar su promesa de apoyo hecha al Presidente Jimenes, desaprobando aquella actitud del Gral. Feliú. Así lo hizo constar en telegrama dirigido desde Moca al Senador Lcdo. Jacinto R. de Castro, concebido así: "Haga saber a amigos debemos seguir firmes propósitos paz. Que sea la ley nuestro baluarte.- Horacio Vásquez."Y como el Encargado de Negocios que sustituyó a Sullivan, Mr. Stewart Johnson, en carta abierta de fecha 21 de julio, dirigida a los elementos políticos y al General Horacio Vásquez, en particular, se permitió la avilantes de amenazarlos con los cañones y fuerzas americanos en caso de alteración de la paz, hubo una general protesta manifestada en todos los tonos de la dignidad herida, por medio de la prensa nacional. A tal carta contestó el General Horacio Vásquez con el siguiente telegrama, que fué publicado en El Diario, de Santiago

"Estancia Nueva (Moca), Julio de 1915. Ministro americano,Capital.

Enterado. Considero que no con amenazas y sí con buenas y respetadas instituciones se lograría definitivamente la paz del país. Las amenazas y conducta del Ministro Sullivan en apoyo de la injustificable Administración de Bordas, contribuyeron no poco a una de nuestras más desastrosas guerras. Además, no creo que el Presidente Wilson tenga derecho bajo ningún pretexto, a atropellar la soberanía de un pueblo independiente. En cuanto a mí empeño por la paz es convencidamente firme, según expresado al Senador

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Castro en mi publicado telegrama ; pero creo indispensable el respeto a las libertades públicas y a las leyes por el Gobierno para llegar a tan deseado fin.- Horacio Vásquez."Con motivo del procedimiento arbitrario ejercido contra muchos de nuestros amigos por parte de las autoridades, principalmente los ejecutados por el Gobernador de Santiago, General Antonio Jorge, visité en Palacio en unión de mi compañero el Diputado Profesor Luís C. del Castillo, al Lcdo. Elías Brache hijo, Secretario de Estado de lo Interior y Policía para inquirir cuáles medidas estaba toman do el Poder Ejecutivo para poner cese a tales atropellos. El Secretario Brache nos dijo que las personas apresadas tramaban un complot para derribar al Gobierno y que éste tenía las pruebas para someterlos a la justicia. Y hablando de la libertad del pensamiento, nos aseguró que el Gobierno había resuelto mantener su respeto a la prensa y que, en consecuencia, respetará siempre a los periodistas "cuales

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quiera que sean sus opiniones libremente expresadas, hasta donde no alcancen las prescripciones del Código Penal". Ya se verá, más adelante, cómo el mismo Lcdo. Brache traicionó sus propias afirmaciones haciéndome encarcelar, en mi calidad de periodista, con notoria burla a la justicia.Para aquellos mismos días desembarcó en el puerto de la Capital y procedente de Nueva York, el General Luís Felipe Vidal, quien fué inmediatamente reducido a prisión e internado en la Torre del Homenaje.Juro ahora, por mi honor, que lo que paso enseguida a contar y que no ha sido publicado hasta el presente momento, es absoluta y verídica relación de lo sucedido.El General Carlos Alberto Mota, que para aquellos días era Ministro Plenipotenciario en Haití, tenía interés en que el Congreso le aprobase una concesión para establecer, en compañía de Mr. Hatton, un ferrocarril en Barahona. Para darle sus votos, según lo manifestó él, los diputados y Senadores gobiernistas le exigían previamente, no recuerdo cuáles condiciones. Nosotros, los del ala izquierda, le ofrecimos nuestros votos incondicionalmente en beneficio del progreso de Barahona, por más que aquella Provincia era un baluarte jimenista. Como no pudo llegar a ningún acuerdo con los de la mayoría, creyó que podría conseguir más apoyo por parte del Poder Ejecutivo si éste llegaba a un acuerdo político con nuestro grupo. Parece que ex-puso sus ideas al Presidente Jiménez y el Primer Magistrado consintió en celebrar con nosotros una entrevista en la Mansión Ejecutiva. La Comisión para realizar la entrevista recayó en el Diputado José Ginebra y en mí. Cuando llegó el día señalado, el mismo Gral. Carlos Alberto Mota nos llevó a presencia del Presidente Jiménez. Fué a mí, por mi desgracia, a quien tocó llevar la voz cantante frente al Mandatario.El Presidente Jiménez nos recibió afablemente y nos ofreció asiento en su Despacho. Yo quedé instalado en un sillón frontero a su escritorio. De inmediato tomó la palabra y se expresó"Mis queridos, yo pienso llegar a un acuerdo con ustedes los horacistas y si es posible hasta darles participación en el Gobierno. Mis Diputados y Senadores son unos... desleales; (El epíteto fué más fuerte), unos días están conmigo y otros días están en contra de mí, según que puedan sacar tajadas al Ejecutivo. Ustedes son un puñito; pero

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los tienen en jaque estorbando todas las medidas del Gobierno y yo quiero acabar con esa situación"."Presidente, repliqué al Señor Jiménez, respetamos la opinión de usted con respecto a sus amigos; pero puedo asegurarle que nuestra oposición en las Cámaras no es contra Ud. ni contra su Gobierno, sino, precisamente, contra esos funcionarios que Ud. moteja de desleales, por cuanto sus actuaciones lastiman, no solamente nuestros intereses políticos, además de que muchas veces no son beneficiosas al País. Pero, para armonizar las cosas con nosotros, la solución es harto sencilla. Procédase cuanto antes, ya que ha sido aprobada la Ley de Gastos Públicos, a las reformas necesarias a la Constitución" ..."Bueno, bueno, mi querido, -me interrumpió el anciano Presidente ese es el caballo de batalla de Uds., los horacistas. Quieren reformar la Constitución para reducir mi período constitucional a solamente dos años".Sonreí al contestar al Presidente Jiménez, diciéndole "Esa es, Señor, una errada apreciación. Nada ganaríamos, ni ganaría el país, por el establecimiento de un bienio para el período legal ; por otra parte, eso es establecer un prejuicio contra los trabajos de la Asamblea Constituyente".

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139"Es que ustedes están en mayoría en la Constituyente, me replicó el Presidente.""De ninguna manera, Señor. Es más, si se procediera a elegir nuevos asambleístas, las cuatro provincias en las cuales prevalece la mayoría horacista, podrían no discutir las elecciones, a condición de que los candidatos sean ciudadanos honorables, conscientes y neutrales por completo'."No, nó, querido! Horacio Vásquez es más guapo que yo; es más buen mozo que yo; es más joven que yo; pero no es más honrado ni más liberal que yo. Las reformas se harán como las prometí, pero será cuando se pongan en claro muchas cosas"."No olvide, Presidente, que, como Mandatario del pueblo, Ud. tiene esa responsabilidad" ...Me interrumpió el Señor Jiménez y poniéndose de pies me dijo, soslayando la cuestión: "Ud. me ha llamado contrabandista en su periódico."Se refería, sin duda alguna, a los siete artículos que escribí bajo el título: De cuerpo entero.Como no respondí a tal exabrupto, el Señor Jiménez me tendió la mano dando por terminada aquella enojosa entrevista y no se por qué, salí de allí con el presentimiento de que mis días de libertad estaban contados.

CAPITULO XVI

A la cárcel, los Diputados!

En efecto; el 3 de agosto se resolvió, en Consejo de Gobierno, reducirme a prisión y la orden fué transmitida esa misma noche al General Cesáreo Jiménez, Jefe Superior de la Guardia Republicana.

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La mañana del día 4 salí de mi casa para ir a investigar el por qué de las prisiones realizadas ese mismo día en las personas de los Diputados Lcdo. Abigail Montás y Doctor Armando Aybar. En la esquina me esperaba, junto con algunos Guardias, el Comandante Chucho García, quien me dijo tenía orden de hacerme preso. ^Por orden de quién y por qué? le inquirí." "Por esta orden", me contestó, mostrándome un mandamiento de conducencia firmado por el Juez de Instrucción, Señor Eugenio A. Álvarez.Me desceñí el revólver que tenía en el cinto el cual envié a mi casa con uno de los guardias y me puse a las órdenes del Comandante García, quien no me llevó a presencia del Juez, sino directamente a la Fortaleza y de allí a una celda de la Torre del Homenaje.Presos permanecimos en aquellos calabozos los señores Luís Felipe Vidal, Lcdo. Montás, Dr. Aybar y yo durante 30 días consecutivos, incomunicados y sin haber sido interrogados ni dicho el motivo de nuestra prisión.Al término de esos 30 días, en los cuales mi esposa ni siquiera recibía mi sueldo como Diputado, ya desesperada y sin recursos para atender a la numerosa prole, dirigió una carta al Licdo. Nicolás H. Pichardo, Procurador General de la República, demandándole justicia.El Lcdo. Pichardo inmediatamente puso en movimiento el servicio judicial para que procediera en mi caso. Al día siguiente fui conducido por dos oficiales del Ejército, armados de fusiles, a presencia del Juez Álvarez. Este Magistrado me dijo que yo había sido sometido por el Secretario Brache, acusado de injurias al Gobierno y, mostrándome un ejemplar de mi periódico "El Radical" y su editorial de fecha 27 de Julio precedente intitulado "La caída del Gobierno", era el escrito que consideraba injurioso.

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Dije al Juez de Instrucción que allí no había injuria para ningún funcionario y que solamente se establecían hechos que yo podía, si era preciso, ampliar con pruebas y que, por tanto, ratificaba en todas sus partes lo publicado.El Juez Álvarez pasó el caso al Procurador Fiscal, Lcdo. Daniel Herrera, después de descargarme por no haber cometido delito alguno. El Fiscal Herrera, hombre honorable y justo, si los hubo, ordenó mi libertad y las de mis .compañeros para esa misma tarde.Sin embargo, el Secretario de Estado de Justicia e Instrucción Pública, Lcdo. Jacinto B. Peynado, solicitó del Fiscal suspender su orden de libertad porque así convenía al interés político del Gobierno ; a lo que se negó aquel funcionario, con verdadero fundamento, que puesto que estábamos sometidos a la justicia y ésta no nos encontraba =causas, no podía permitir que siguiéramos privados de nuestra libertad. Que el Gobierno podía proceder como mejor le conviniera; pero que su orden dada tenía que cumplirse.A las cuatro de la tarde del día 31 de Agosto nos sacaron de nuestra celda, a sabiendas de que no tardaríamos en volver a ella, pues habíamos visto desde allí cierto movimiento con participación del Comandante de Armas, Mauricio Jiménez, el Secretario de Justicia y el Lcdo. ArturoLogroño, Secretario Particular del Presidente de la República.En la puerta de la fortaleza vino a esperarnos una comisión de Senadores y de Diputados. entre los cuales recuerdo al Senador Tancredo Castellanos y a los Diputados Castillo, Bernard y Ginebra. Notamos de inmediato, que -tanto en la calle Colón, como en la delantera a la Fortaleza se habían colocado sendos pelotones de soldados, con un oficial a su frente.

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Cuando avanzamos por la última calle mencionada, los Diputados Aybar, Montás y yo con nuestros compañeros, se adelantó el oficial de aquel pelotón y nos interrogó así: ^"Quiénes son los libertados?" "Nosotros", le respondimos a una. "Pues, para adentro otra vez, de orden superior". y volvimos a nuestra celda, mientras los que nos fueron a recibir, quedaron en medio de la calle, insultados con aquella burla sangrienta.Permanecimos presos otros veinte días y, al fin, sin ninguna otra explicación, fuimos puestos en libertad. Así trató el liberal gobierno de Don Juan Isidro Jiménez a los periodistas y a los señores Diputados, no obstante las seguridades que nos había dado el Lcdo. Brache.Fué el 23 de Octubre que pude reanudar la publicación de mi interdiario, para seguir censurando los actos ilegales y anticonstitucionales del Gobierno, al mismo tiempo que le aconsejaba entrar por el carril de la legalidad.En Noviembre de 1915, el General Horacio Vásquez estuvo en la Ciudad de Santiago, de paso para Monte Cristi, donde fué a entrevistarse con el Presidente Jiménez a invitación de éste.Como de público se rumoraba que el Señor W. W. Russell, Ministro Americano, había dirigido al Gobierno, por medio de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, una nota con exigencias denigrantes para la República, a nombre del Presidente Wilson, de los Estados Unidos, comenté ese asunto en dos editoriales de El Radical, publicados en los días 23 y 25 de Noviembre, el Señor Bernardo Pichardo, que desempeñaba la mencionada Secretaría de Estado, me invitó cortésmente a su Despacho el día 27 y después de cambiar impresiones conmigo sobre diversos tópicos, abordó la cuestión principal diciéndome textualmente : "Yo no niego que la Secretaría de Estado de Rela

142ciones Exteriores reciba notas de la Legación Americana. A lo que me niego es a dar cuenta del contenido de ellas, pues en mi calidad de Secretario de Estado, necesito de la autorización u orden del Jefe del Estado, para hacerlo".Manifesté al Secretario Pichardo que estimaba muy correcta y justa su discreción al respecto; pero que entendía que sería saludable que el Poder Ejecutivo diese al pueblo información de lo que estaba ocurriendo, puesto que su silencio soliviantaba el ánimo público haciéndole sospechar que se estaban tratando pecaminosas negociaciones sobre el particular.El Presidente de la República había dado un Decreto convocando al pueblo para las elecciones municipales que deberían ser celebradas durante los días 20 y 21 de Diciembre, atendiendo a petición hecha a la Secretaría de Estado de lo Interior y Policía por los señores Lcdo. Jacinto R. de Castro y Mario Fermín Cabral, Presidente de los Comités horacista y jimenista, respectivamente. Y como el Presidente Jiménez decretó que las elecciones se verificarían de, conformidad con la Ley Electoral de 1888, solicitaron los citados señores que el Poder Ejecutivo dejase al Congreso, Nacional, a quien competía, dictar una nueva Ley Electoral o modificase, de conformidad con aquel momento de la República, la Ley de 1888.Fué, en vista de la urgente necesidad de una Ley que hiciese viables las elecciones con las necesarias garantías para el sufragio libre, que redacté y presenté en la Cámara de Diputados, en el mes de Diciembre, mi Proyecto de Ley Electoral Transitoria, la cual fué declarada de urgencia, discutida y votada definitivamente por ambas Cámaras Legislativas; pero la cual, observada tardíamente por el Poder Ejecutivo, no fué promulgada. Se dijo que el veto del Presidente se basaba en que mi Ley instituía la previa insPAGINAS DOMINICANAS 143

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cripción de los sufragantes y le negaba el sufragio a las fuerzas armadas, como cuerpos no deliberantes.Con ese sistema obstruccionista, creía el Gobierno lograr imponer su criterio y su interés político, pues así mismo había dejado sin promulgar la Ley del Congreso estableciendo garantías para los miembros de las Cámaras, cuando éstos estuviesen en receso.En esos mismos días parece que no convino al Gobierno algún juicioso comentario hecho por el Listín Diario con respecto a las demandas del Ministro Americano, puesto que a su Director, señor Arturo J. Pellerano Alfau, le fué retirado el execuátur como Cónsul de Panamá, sin justificación alguna.Como la situación del Gobierno se estrechaba más cada día y se tornaba más aguda, el Presidente Jiménez pidió al Gral. Horacio Vásquez el favor de su ayuda. El caudillo mocano se trasladó inmediatamente a la Capital donde fué recibido con una estruendosa manifestación, por parte de sus adictos.Mientras el Ministro Russell negaba haber entregado notas y el Gobierno callaba al respecto, se hacía más intrigante aquella delicada cuestión, intriga que tomó mayor auge con la premiosa llamada del General Horacio Vásquez hecha por el Presidente Jiménez.En esos mismos días, el Jefe del Partido horacista dirigió una extensa carta al Presidente Jiménez, fechada a 11 de Diciembre de 1915, en la cual, después de hacer méritos de su credo político y de su actitud absolutamente coherente con el sostenimiento de la paz, le habla al Primer Magistrado sobre la situación del país y de la necesidad de las anheladas reformas a la Constitución de la República. Toca también la cuestión de la Asamblea Constituyente a fin de que ésta sea completada con los Diputados que tuANTONIO HOEPELMAN

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davía no han sido electos en algunas provincias y el necesario recuento de los sufragios en aquellas donde fueran celebradas, además de las medidas que sean requeridas para encauzar y mejorar las existentes condiciones financieras del Erario Nacional.Al mismo tiempo, comenzó a circular el rumor, con visos de certidumbre, de que el Presidente Jiménez había pedido al Lcdo. Armando Pérez Perdomo, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Washington, la presentación de su renuncia y que el Lcdo. Pérez Perdomo había contestado al Presidente Jiménez que si él no modificaba las tortuosidades de su política y de su actuación gubernativa, no podía contar con el apoyo del Gobierno de la Unión. Decíase que, precisamente, por los términos de esa carta, fué que el Presidente de la República pidiese la renuncia para no recurrir al expediente de retirarle el nombramiento de su Ministro en Washington.

CAPITULO XVII

Ojeada retrospectiva.

Ya dije que el 4 de Agosto de 1915, fui reducido a prisión conjuntamente con los compañeros Diputados señores Lcdo. Abigail Montás y Dr. Armando Aybar, Director este último del Periódico Prensa Nueva, que censuraba, junto con mi interdiario El Radical y con La Bandera Libre, de Fabio Fiallo, las torpezas del Gobierno.

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Si ciertamente fui encarcelado mediante un mandamiento de conducencia del Juez de Instrucción, Señor Eugenio A. Álvarez, se tomó como pretexto la suspensión de las garantías constitucionales, decretadas por el Presidentede la República el día anterior, o sea el día 3 de Agosto, a causa del movimiento revolucionario de Quírico Feliú, en puerto Plata. Pero fuimos privados de nuestra libertad en las primeras horas de la mañana del día 4, cuando todavía, no estaba en vigor el tal decreto, puesto que ni siquiera había sido publicado para su general conocimiento.Naturalmente, dentro del campo de la ilegalidad, todo era hacedero y así nos obligaron a estar presos, incomunicados, durante treinta días, sin decirnos el motivo de nuestra prisión y sin interrogarnos sobre el motivo delictuoso que se nos imputaba. Y eso no ya durante el receso de las Cámaras, sino hallándose las mismas en plena labor legislativa. No en balde había dejado el Poder Ejecutivo sin promulgar la Ley de garantías a los legisladores, votada por el Congreso Nacional.Lo importante para los hombres de aquel Gobierno era acallar a la prensa, poner bozal a los periodistas que habíamos emprendido la espinosa tarea de denunciar las lacras palaciegas y de pedir a voces su necesario remedio. Desde luego, aquella medida, por incongruente, no dió los resultados que apetecía el Gobierno. La verdad, que no podía ocultarse, resplandecía como un sol de fuego y los hechos, concatenados unos con otros, iban a demostrar, en no lejanos días, que el Gobierno se desmoronaba y caía con funestos resultados para la Soberanía Nacional...La Comisión de Paz, integrada por los Secretarios de Estado Federico Velázquez y Jaime Mota, enviados por el Presidente Jiménez cerca del Gral. Horacio Vásquez, después de conferenciar con él en Moca y de entrevistarse con el Gral. Quírico Feliú y con otros elementos importantes de Puerto Plata y del Cibao, rindió al Presidente de la República el 27 de Agosto, en un extenso informe, el resultado satisfactorio de su gestión, con las conclusiones de que el

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movimiento revolucionario carecía de importancia; que no tenía por objetivo tumbar al Gobierno; que el General Feliú solamente trataba de garantizarse contra posibles ataques a su libertad y a su vida y que, por otra parte, el General Horacio Vásquez, tal como lo había pedido a sus parciales, garantizaba que su Partido contribuiría al sostenimiento de la paz.Un hecho de incalculable funestas consecuencias para la libertad de las pequeñas Repúblicas independientes del Continente americano, se produjo el 4 de Agosto de 1915 con la ocupación de Haití por fuerzas de los Estados Unidos de Norte-América y la intervención militar en sus instituciones de pueblo libre y soberano. Nuestra proximidad al vecino Estado; las perturbaciones internas y nuestra servidumbre financiera por consecuencia de la Convención, aparte de la lucha política en el seno del Poder Ejecutivo, podrían traernos, como nos trajeron, el eclipse de nuestra propia soberanía!No se crea que al hacer el recuento de los sucesos ocurridos de 1914 a 1915, ya relatados, hemos extremado la nota movidos por pasiones partidaristas. Los acontecimientos tienen absoluta veracidad histórica y el recuento de los mismos están cronológicamente catalogados en un órgano de publicidad realmente imparcial de aquellos días: el Listín Diario.-Somos justos al reconocer que el Señor Juan Isidro Jiménez, si bien asumía la responsabilidad de los desaciertos como Jefe del Ejecutivo, por su misma bondad ingenua, no tuvo energías suficientes para encauzar la política de su gobierno por otros

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rumbos mejores, ni para cortar de raíz el antagonismo siempre creciente entre dos de sus cercanos colaboradores : el Gral. Desiderio Arias y el Señor Federico Velázquez y Hernández. Por otra parte, sus oídos,

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que, no obstante las lecciones de la experiencia, debieron ser sordos a las intrigas pasionales de sus sedicentes amigos, se inclinaban ingenuamente a escucharlas.Por eso escribió Fabio Fiallo en e, Listín Diario en aquellos días, estas palabras: "Ya que la renuncia nó, quédale al Señor Jiménez otro medio de resolver el descrédito de la actual situación política; y es, un cambio completo en su Gabinete. Alguien ha de tener la culpa de este desgobierno, y pues el Presidente no quiere confesarse delincuente, lógico es echarle esa culpa a los hombres que le rodean y aconsejan."Torpe, indudablemente, fué la política del Señor Jiménez; pero yo que fui un leal adversario suyo, reconozco que aquel bondadoso anciano era incapaz de albergar sentimientos malvados ni odios partidaristas contra los que le combatíamos en el palenque de las luchas civilistas.

CAPITULO XVIII

Las exigencias Norteamericanas.

A los pocos días de haber presentado sus credenciales como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario acreditado por ante nuestro Gobierno, el Señor William W. Russell, comenzó este a trasmitir por la vía de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, las exigencias que formuló el Presidente Wilson y que, de ser aceptadas, no solamente apretarían más el dogal de nuestra servidumbre financiera, sino que serían un denigrante insulto a nuestras instituciones de pueblo libre y soberano.Se supo que, sustancialmente, las Notas presentadas a nombre de su Gobierno por el Ministro Russell, proponían el establecimiento de un Control Financiero sobre la148 ANTONIO HOEPELMAN

Hacienda dominicana y la creación de una policía mandada por oficiales americanos.El Gobierno del Presidente Jiménez podía ser acusado de no haber realizado una política de organización interna; pero no se le podía acusar de falta de dignidad y de patriotismo.Y como el rechazo de aquellas pretensiones agudizaron, un tanto nuestras relaciones con la gran república norteña, el Poder Ejecutivo, que ya había restablecido las garantías

constitucionales suspendidas, convocó al Congreso Nacional Legislatura Extraordinaria

por medio de su Decreto de

fecha 24 de Noviembre de 1915.Al mismo tiempo, Don Juan Isidro Jiménez que, por motivos de salud, se encontraba en Monte Cristi, dirigió al Gral. Horacio Vásquez, en Moca, el siguiente telegrama "Asuntos graves se presentan en Santo Domingo y creo conveniente su presencia para defender intereses país. Saldré próximo vapor americano Algonquin para Capital. Suplícole me diga si puede trasladarse con la misma ocasión. Presidente Jiménez."A su vez, el Senador Lcdo. Jacinto R. de Castro también se dirigió al Caudillo mocano por medio del telégrafo en esta forma: "General Horacio Vásquez, Moca.- Situación creada actitud americanos, grave. Momento requiere serenidad absoluta para crear

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situaciones patrióticas fundamentales. Amigos opinamos presencia suya necesaria. Senador Castro".No obstante que mi Ley Electoral Transitoria, con muy ligeras modificaciones, había sido votada por el Congreso Nacional, el Poder Ejecutivo no la promulgó. Aquella Ley impedía el triunfo por medio de los cuerpos armados de la República, pues éstos no podían votar en las próximas elecciones municipales de estar mi Ley en vigor. Por eso loscomicios que, por Decreto de fecha 22 de Noviembre habían sido convocados para los días 2 y 3 de Diciembre, fueron pospuestos para los días 20 y 21 del mismo mes ; pero de acuerdo con la arcaica Ley Electoral del 11 de Junio de 1811,Mientras Rusell seguía conminando al Gobierno, aceptar las condiciones propuestas por el suyo, hacía meto, sas ofertas de protección al Presidente Jiménez. En una visita que hizo al Palacio del Ejecutivo en fecha 6 de Diciembre, el citado funcionario NorteAmericano hizo las siguientes declaraciones:"Que mi gobierno espera que los rumores de renuncia del Poder por parte del Señor Jiménez no se realicen, pues su renuncia sería causa de mucha preocupación. Que el Gobierno americano empleará todos los medios a su alcance para evitar la repetición de la efusión de sangre y anarquía; que ésto debe ser entendido por todos los que está n

obrando por derrocar el Gobierno actual o constrenir al Presidente a renunciar."Ya se verá, cómo, al correr de los días, la amenaza hecha por Russell al final de sus transcritas declaraciones, iban a tener dolorosas consecuencias para el patriotismo

dominicano!En rectificación de una arbitraria medida tomada por el Consejo de Secretarios de Estado el 20 de Noviembre contra el Señor Arturo J. Pellerano Alfau, el día 13 de Diciembre recibió el Director del Listín Diario una carta suscrita por el Señor Bernardo Pichardo, Secretario de Estado do Relaciones Exteriores, comunicándole que la resolución re. tirándole el execuátur como Cónsul de Panamá, había sido revocada y que, por lo tanto, podía seguir en sus funciones consulares.En el Senado de la República, en sesiones celebradas en el mes de Febrero de 1916, comenzó a conocer de las ob-PAGINAS DOMINICANAS149

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servaciones hechas por el Poder Ejecutivo a la Ley Electoral votada por el Congreso Nacional en fecha anterior. (Proyecto de Ley Electoral Transitoria Hoepelman).Y en su sesión de fecha 6 de Febrero celebrada por la Cámara de Diputados, recibió ésta una extensa comunicación suscrita por el Señor Lcdo. C. Armando Rodríguez y dirigida en su calidad de Presidente de la Junta Superior Directiva del Partido Nacional, en la cual comunicación acusa al Poder Ejecutivo de haber cometido diversos actos ilegales.Más adelante se dará cuenta el lector de la suerte que tuvo esa comunicación del Partido horacista, que nunca fué informada por la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados.El 22 de febrero y en ocasión del aniversario del natalicio de Washington, el Ministro Americano, Mr. Russell y señora de Russell, dieron una recepción en la sede de la Legación de su país. A aquella fiesta acudieron, debidamente invitadas, numerosas personas del Cuerpo Diplomático, de las esferas oficiales y de la sociedad dominicana.

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Entre esas personas figuró el General Desiderio Arias, Secretario de Estado de Guerra y Marina.Dos o tres meses después, ese mismo Gral. Arias iba a ser calificado de bandido por el propio Mr. Russell, como lo verá el lector si sigue adelante.En ese mismo mes de Febrero, en los primeros días, salió con su familia para pasar una temporada en Cambelén, jurisdicción de San Cristóbal, el Presidente de la República, Señor Juan Isidro Jiménez.Nadie podía sospechar entonces, que el mencionado lugar sería escenario de acontecimientos políticos trascendentales en la vida del país.PAGINAS DOMINICANAS .151

En tanto que Russell apremiaba al Gobierno dominicano a aceptar las denigrantes condiciones que quería imponerle el Secretario de Estado interino de los Estados Unidos, Mr. Polk, abrogándose derechos derivados de la Convención, los hombres en el Poder, justo es consignarlo, abroquelados en el más puro patriotismo y celosos del honor nacional, las rechazaban con la necesaria energía, amparados por indestructibles razones jurídicas.Pero en el seno del Gobierno presidido por el Señor Jiménez las disensiones iban en aumento y no era un secreto para nadie que si el anciano Mandatario, ciego quizás, o mal aconsejado, no tomaba .las enérgicas medidas del caso para atajar el mal que se avecindaba, ocurriría pronto un desastre sabe Dios con cuáles funestas consecuencias.Un día, de los últimos del mes de Marzo de 1916, el Gral. Desiderio Arias, conversando conmigo y con Don Julio Arredondo, nos dijo éstas o parecidas palabras: "En cualquier día le voy a demostrar a Don Juan que yo soy un baluarte de su Gobierno y que no voy a permitir que él eche a un lado a mis amigos para favorecer los intereses de Velázquez". Esas expresiones en boca del Secretario de Estado de Guerra y Marina, dichas con tono un tanto airado, nos dieron la tónica del profundo malestar político que se enseñoreaba en las alturas del Poder.Pocos días después, las cosas trascendieron de tal modo que todo el mundo consideraba inminente el rompimiento. El "Listín Diario" publicó en su edición del día 15 de Abril y en su sección política "La actualidad", la siguiente información: "Desde ayer a las 5 p. m. se nota un gran malestar político en esta ciudad. Hoy en la mañana nos entrevistamos con el Secretario de Estado de lo Interior y Policía y éste, seriamente preocupado por los acontecimientos, nos prometió para más tarde una información oficial de

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cuanto ha ocurrido. La situación se presenta hoy, poco más o menos igual que ayer; pero hay esperanzas de que todo quedará solucionado favorablemente, sin que por ello se puedan preveer las consecuencias del caso'.Las "consecuencias del caso" Véase cómo las relató el mismo Listín Diario, bajo el título "Los Sucesos de ayer", en su edición del día 16. "El martes 14 entre las 3 y 4 de la tarde se notó en la ciudad, es decir, la capital, una gran alarma, indicando que algo grave ocurría. Se supo de inmediato que el Presidente Jiménez había llamado a su residencia temporal de Cambelén a los Generales Mauricio Jiménez, Comandante Militar y Cesáreo

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Jiménez, Jefe Superior de la Guardia Republicana, para ofrecerles otros cargos en su Administración, despojándolos de los que ocupaban hasta entonces; pero que los citados jefes militares se habían negado al cambio razón por la cual el Presidente los redujo a prisión. Que noticiado el General Desiderio Arias, Ministro de la Guerra de lo ocurrido a sus dos amigos Jiménez, ocupó en seguida la Fortaleza y ordenó al Coronel Luciano Castro, 2do. Jefe de la Guardia Republicana abstenerse de obedecer órdenes emanadas de otra autoridad que la suya. Que cuando el General Manuel de J. Pérez Sosa, nombrado por el Presidente Jefe Superior de la Guardia, fué a tomar posesión del cargo, fué reducido a prisión y conducido a la Fortaleza. Que el General Luís Felipe Vidal acompañado de un grupo de sus amigos, corrió a la Fortaleza a ponerse al lado de Arias. Que eso también hizo el Lcdo. Elías Brache hijo. Que Desiderio llamó allí al Lcdo. C. Armando Rodríguez, Presidente de la Junta Superior Directiva del Partido horacista, quien acudió acompañado por el Gral. Juan Francisco Sánchez, VicePresidente de la misma corporación política. Que momentos después estos dos señores acompañados por los señores

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Mario Fermín Cabral y Luís Bernal, Presidente del Senado y de la Cámara de Diputados, respectivamente, y el Lcdo. Elías Brache hijo visitaron en su Legación al Ministro Americano Mr. W. W. Russell. Que la noche del mismo día fueron libertados los Generales Mauricio y Cesáreo Jiménez quienes regresaron a la Capital y también lo fué el Gral. Pérez Sosa, quien salió inmediatamente para Cambelén a ponerse al frente de las tropas leales al Presidente".Mientras tanto se entrevistaron con el Arzobispo Monseñor Nouel, en su residencia episcopal, el Ministro Russell y los Secretarios de Estado Arias y Peynado.No obstante, el Presidente Jiménez regresó a la Capital el día 24 y visitó la Fortaleza donde sostuvo un cambio1e impresiones con el Comandante Militar de la plaza, General Mauricio Jiménez, regresando después a Cambelén.El malestar político, lejos de mejorar, subió de grado en el termómetro de los acontecimientos que se sucedían de modo acelerado, hasta llegar al franco rompimiento, ya que el Presidente Jiménez, haciendo uso de sus facultades legales, se decidió a dictar medidas enérgicas para castigar la rebeldía.Y esas medidas fueron las que en telefonema al Listen Diario, fechado el 14 de Mayo, le informó a aquel diario el propio Presidente Jiménez y cuyo texto dice así"Listín Capital. He designado Lcdo. Genaro Pérez, Gobernador interino de Santiago. Gobernador Jorge estará hoy aquí. He aceptado renuncia Secretario Peynado. He encargado de lo Interior al Secretario 'Mota, Secretaría de Justicia a Secretario Pichardo. He destituido por decreto a General Desiderio Arias del cargo de Secretario Guerra y Marina y a Mauricio Jiménez del cargo de Comandante Militar de esta plaza. He encargado Secretaría de Guerra a Secretario Jiménez. Atentamente, Presidente Jiménez".153

154 ANTONIO HOEPELMANPAGINAS DOMINICANAS

En la sesión de ese mismo día, celebrada en la Cámara, baja, el Diputado Por La Vega, Lcdo. Juan José Sánchez, presentó una moción acusando al Presidente de la República de malversación de fondos públicos. Esa moción fué rechazada por la Cámara ya que desde el mes de Marzo había sido introducido a la Cámara una exposición del Partido horacista acusando al Poder Ejecutivo de haber cometido varios actos ilegales. Conviene ahora advertir, que esa acusación del horacismo nunca fué informada por la Comisión de

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Justicia de la Cámara de Diputados, porque ese requisito legal fué siempre estorbado por los Diputados mayoristas a fin de que no se tratara el punto. Por eso, en ocasión de la moción del Diputado Sánchez, rechazada, fué acogida a solicitud del Diputado Luís C. del Castillo, la acusación del Partido horacista contra el Presidente Jiménez. Y, aunque los Diputados de la minoría nos dimos cuenta del juego político de los mayoristas, nos vimos obligados a votar con ellos la acusación, ya que los hechos denunciados existían todavía sin la debida sanción constitucional.Enviada al Senado la acusación, éste acordó el día 2 de Mayo conceder al Presidente Jiménez una octava franca para que se presentara ante aquel alto Cuerpo a oír los cargos y defenderse de los mismos.Así las cosas, fueron llamados a Cambelén todos los Senadores y Diputados de la Conjunción; pero con excepción del Senador Pelegrín Castillo y del Diputado Antonio Mota, ninguno de los otros acudió a la Mamada.Frente a los acontecimientos, el General Horacio Vásquez, que desde que se instaló el Gobierno le dió su incondicional apoyo, no cesó de exhortar a sus adeptos políticos a abstenerse de tomar parte en los mismos.Por aquellos días, un militar Norte-Americano, el Señor W. S. Crosley, Comandante de la Marina, publicó un preventivo en la prensa dirigido al Presidente del Senadoa la de Diputados, concebido en estos términos"Señores: Tengan la amabilidad de comunicar lo siguiente a todos los ciudadanosSi se hace necesario desembarcar tropas, por la presente solamente prevenimos, que cualquier acto hostil contra las tropas americanas determinará una seria acción de dichas tropas. Si las tropas desembarcan, su destinación, que será pacífica, será a la Legación Americana.Un disparo de fusil determinará severa acción como consecuencia. Todo acto posterior de las tropas americanas será determinado por lo que ocurra después de su desembarco".De exprofeso he subrayado esa última parte del escrito del Comandante Crosley, porque ellas encierran el verdadero designio que traían, ya de antemano concebido por Wilson, al desembarcar en el territorio dominicano.Y las tropas desembarcaron, no ya para proteger a la Legación Americana ni a ningún norteamericano contra los cuales no hubo la más mínima intención hostil, sino pura humillar con sus poderosas fuerzas, a un pueblo inerme, ocuparlo militarmente durante ocho años consecutivos, con el pretexto de que había violado el Art. III de la Convención, sujetándose a la interpretación unilateral de aquella. cláusula del contrato esclavizador.Las tropas estacionadas en Cambelén al mando del General Manuel de Jesús Pérez Sosa y del Comandante Chucho García, leales al Presidente, habían decidido tomar la ciudad capital a sangre y fuego, ya que ésta estaba custodiada por militares y paisanos a las órdenes de Desiderio. Arias. Fué entonces que los americanos desembarcados en las playas de San Gerónimo, ofrecieron al Presidente Ji-

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ménez sus fuerzas y sus cañones para volverlo a sangre y fuego al retorno de su autoridad desconocida.Pero Juan Isidro Jiménez, encumbrándose a gran altera en la historia dominicana, antes que mancillar su nombre y su patriotismo, rechazó con dignidad la tentadora oferta y prefirió despojarse ante el País, de sus atributos de Presidente de la República para retirarse con honra al remanso del hogar.

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Después de una tentativa por tomar la plaza, las tropas del Gobierno que a la hora meridiana del día 5 de mayo atacaron por distintos sectores, fueron derrotadas por los defensores de los Fuertes. En la pelea resultaron, de parte y parte, varios muertos y heridos.En vista de su imposibilidad de tomar la plaza con sus propias fuerzas y habiendo rechazado, con dignidad, las que le ofrecieron los americanos, Jiménez se dirigió a la Nación en hoja suelta, para decirle el 7 de Mayo de 1916: "No he vacilado un solo instante y con todo el país a mi lado, exceptuando parte del ejército en traición en Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata, con más de mil quinientos hombres estrechando la plaza rebelde, tropa valerosa y llena de entusiasmo guerrero, desciendo las gradas del Capitolio y, serena la conciencia, con el sentimiento del deber cumplido, sintiendo en el crepúsculo de mi vida brillar el sol sobre la plata de mi cabeza, me retiro a la serenidad de :remanso de mi hogar".Así quedó acéfalo el Poder Ejecutivo, pues el Señor, Jiménez prefirió renunciar su alto cargo por ante el pueblo de la República, antes que presentarse ante el Congreso a depurar sus actos como Mandatario.Y como las Cámaras Legislativas se encontraban reunidas, era a ellas a quienes correspondía proceder a la elección del Presidente de la República para terminar el pePAGINAS DOMINICANAS 157

ríodo constitucional, puesto que el Consejo de Secretarios de Estado no tenía calidad para asumir las funciones de poder Ejecutivo.El General Horacio Vásquez en telegrama dirigido a Don Juan Isidro Jiménez, le felicitó calurosamente por su noble y patriótica actitud.

CAPITULO XIX

La intervención Americana.

En el Senado de la República y a iniciativa del Senador Lic. Pelegrín Castillo, fué elegido Presidente de la República el Senador Lcdo. Jacinto R. de Castro.Naturalmente, siendo el Senador de Castro de filiación horacista, su elección no prosperaría nunca en el seno de la Cámara de Diputados, pues no obtendría los votos favorables de los Diputados conjuncionistas, en mayoría.A nosotros, los Diputados horacistas en el seno de aquella Cámara, no nos quedaba otro camino que auspiciar la candidatura del compañero, ya iniciada en el Senado; pero en el bien entendido que votaríamos por cualquier otro ciudadano de la. talla moral del Lcdo. de Castro; pero sin horacismo, ya fuera el Dr. Báez o Don Luís Bernal; pero sin desiderismo. Así lo demostramos cuando dimos nuestros votos para elegir al Lcdo. Federico Henríquez y Carvajal o lo haríamos en favor de cualquier otro hombre de la misma estructura cívica de Don Federico.Pero como la elección de este eminente ciudadano se estancó en el Senado, donde solamente se le dieron dos lecturas a la Ley correspondiente, Don Federico renunció al honor de ser elegido. Así lo dijo, en importante documento dirigido en fecha 11 de Junio de 1916, al Presidente y de

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más miembros del Senado, y cuya es la siguiente premisa "Preveo -dice que la ingerencia oficiosa asumida por el señor Ministro de los Estados Unidos de América en la suerte del proceso eleccionario que corre trámite en esa Alta Cámara, pudiera, con ofensa para la inerme República Dominicana, sin honra para los Estados Unidos, con escarnio para el crédito de la justicia internacional, influir en que la libertad de la elección que os toca llevar a cabo,, bajo el único dictado de vuestra propia rectitud, degenere, en una trémula simulación".Para no vernos confundidos en los acontecimientos políticos, que culminaron en la caída del Gobierno, era nuestro deber, como oposicionistas a los intereses partidaristas de los Diputados de la Conjunción, motejados por el pueblo como desideristas, hacer toda clase de esfuerzos con el fin de evitar a nuestro Partido una parte siquiera de responsabilidades, aunque fuera en forma involuntaria, en aquellos sucesos.Para no vernos sorprendidos por la imposición mayorista de las manos, resolvimos asumir una actitud expectativa, a fin de ver si era posible llegar a un acuerdo previo con respecto a la elección de un ciudadano imparcial para la Presidencia de la República.A ese efecto, celebramos una entrevista con los Diputados y Senadores contrarios en la casa morada del Lcdo. Jacinto R. de Castro, domiciliado para entonces en una cusa de la calle "Padre Billini" esquina a "19 de Marzo". Esa reunión fué celebrada a las 10 de la mañana del día 14 de Mayo de 1916. Allí, en un cambio de impresiones, surgió la necesidad de averiguar cuál era la probable actitud de las fuerzas americanas acampadas en San Gerónimo, Ya que de público se decía que el Ministro Russell había manifestado que esas tropas vendrían a ocupar la ciudad. Para obtener una información precisa sobre el particular, fuimos comisionados el Lcdo. Viterbo A. Martínez y yo para entrevistar al Ministro americano. Salimos de inmediato a realizar nuestro cometido y, al efecto, preguntamos por teléfono a la Legación si Mr. Russell podía recibirnos. Nos contestaron que el Señor Russell había salido para la Legación de Haití. Nos encaminamos en coche a la mencionada Legación, a la cual llegamos al mismo tiempo que el Ministro Russell, el Contra-Almirante Williams Banks Caperton, el Comandante del barco de guerra "Prairie" y algunos oficiales americanos.

En la antesala pudimos hablar con Russell, mientras los otros se dirigían al salón.A nuestra pregunta con respecto al rumor circulante, el Señor Ministro nos contestó que era cierto que las tropas americanas ocuparían la ciudad capital a fin de garantizar una libre elección por parte del Congreso, "ya que ese bandido de Desiderio Arias", (fueron sus palabras), tenía que irse de aquí"."Ignoramos, le repliqué a Russell, cuáles motivos tiene Ud. para llamar bandido al Gral. Arias pero es incierto que el Congreso Nacional se encuentre cohibido de actuar libremente.""Uds., los horacistas, nó; pero éstos, sí, -dijo señalando al compañero Martínez,- están bajo la influencia de Arias. Hace tres días, cuando en la Cámara de Diputados, en la sesión de la mañana, se hacía la elección de Presidente, el Diputado Coiscou votó por Federico Henríquez; terminada la sesión, fué ese mismo Diputado a la Fortaleza en el coche No. 23 y allí estuvo hora y media. En la sesión de la tarde ese Diputado Coiscou vino a votar por el Dr. Báez. ¿Qué sucedió con él en la Fortaleza, donde Arias, que le hizo cambiar de parecer?"

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"Aseguro a Ud. -le contesté al Ministro Russell,--_ que su información es absolutamente inexacta e injusta, porque me consta y así lo aseguro por el buen nombre y honradez del Diputado Coiscou, que las dos veces, mañana y tarde, en que votó, depositó sus papeletas por un mismo ciudadano.""De todos modos, -insistió Russell Arias tiene que irse de aquí".Y, como precisamente llegaba en ese momento el General Desiderio Arias en compañía del Lcdo. Manuel Arturo Machado, de los Generales Mauricio y Cesáreo Jiménez y algunos oficiales, nos despedimos de Russell, quien pasó al salón.Al bajar, Viterbo Martínez y yo, el General Arias, que subía, me tomó una mano y me dijo estas palabras: "Diputado Hoepelman, resuelvan la cuestión hoy mismo; elijan Presidente a Luís Bernal y nombren Comandante de Armas a Don Rafael Galván"."General, le contesté el momento es sumamente delicado. Deseo que Ud. pueda concertar un buen entendido con esos señores americanos que le aguardan".Días después, supe, por información dada por el Secretario de la Legación haitiana, señor Kenold P. Gornail, que cuando el Gral. Arias llegó al salón con su comitiva, el Contra-Almirante y sus compañeros, puestos de pies, colocó en sus manos un papel retirándose sin más ceremonias.Ese papel a que se refería Mr. Gornail, contenía el siguiente ultimatum:Santo Domingo, R. D. 13 de Mayo de 1916.Generales Desiderio Arias, Mauricio Jiménez y Cesáreo Jiménez. Señores:PAGINAS DOMINICANAS 16r

En vista de que las fuerzas armadas rebeladas contra; las actuales autoridades constituidas del Gobierno de la República Dominicana, ocupan todas las posiciones militares; de la ciudad de Santo Domingo y por medio de la fuerza impedirán a los Representantes del Poder Ejecutivo Constitucional de la República Dominicana, entrar a la ciudad con garantías para tomar posesión de sus respectivas carteras; y en vista de que todos los esfuerzos realizados para, conseguir un arreglo amigable con los que tienen el control_ del poder militar en la ciudad han sido infructuosos y en, vista de la política públicamente anunciada de los Estados Unidos de América, de mantener por la fuerza si se hace necesario las actuales autoridades constituidas de la República, los abajo firmados, por la presente les intiman el, desarme de las fuerzas militares que actualmente hay en, la ciudad de Santo Domingo, la evacuación de todas las posesiones fortificadas que existan dentro de la ciudad y la, entrega a la custodia de las fuerzas de los Estados Unidos de América de todas las armas y las municiones que haya en la ciudad; y lo hacemos a todos y cada uno de ustedes responsables de las consecuencias que puedan resultar de una negativa a cumplir los términos de esta comunicación"."Lo que en esta comunicación se pide debe ser cumplido antes de la 6 a. m. del día 14 de Mayo de 1916, y debe ser indicado izando banderas blancas en la torre de la Fortaleza y del Palacio Municipal y en las demás posesiones, fortificadas de la ciudad en forma claramente visible des de el mar y desde los campamentos intramuros de la ciudad Y pedimos formalmente por la presente que, en caso de que no procedan al desarme indicado, notifiquen a la población civil, dominicana y extranjera, que debe abandonar la Ciudad dentro de las 24 horas a contar de las 6. a. m. del día 14 de Mayo de 1916, porque a esa hora, es decir a las 6

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a. m. del día 15 de Mayo de 1916, se empleará la fuerza para desarmar a las fuerzas rebeldes que hay en la ciudad de Santo Domingo y para sostener el Gobierno constitucional"."Los no combatientes deben salir de la ciudad por la vía acuática y deben mantenerse fuera de la línea de fuego de los vapores de guerra americanos"."Una copia de esta comunicación ha sido entregada a los representantes de las naciones extranjeras y al Presidente del Ayuntamiento".

(Firmado) William W. Russel, Ministro Americano.

(Firmado) S. B. Caperton,Contra-Almirante de la Armada Americana".

El Lcdo. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, que presidía el Honorable Ayuntamiento de Santo Domingo, y que había recibido una copia del amenazador documento, lo hizo conocer al pueblo inmediatamente y comenzó a hacer diligencias conducentes a evitar cualquier posible cataclismo. Para el efecto, requirió del Gral. Arias la pacífica desocupación de la Plaza y poner en manos del Lcdo. Francisco J. Peynado, nombrado Jefe interino de la Policía Nacional, las fuerzas armadas bajo su mando. El Gral. Arias pidió una tregua de horas para resolver y en la misma nuche del 14, abandonó la Fortaleza llevándose hombres y pertrechos, rumbo a La Victoria.El yankee Mr. Charles M. Johnston, Ex-Control de Hacienda, que vivía con su familia en la Receptoría Gral. de Aduanas, intimado a hacerlo, se negó, lleno de indignación, a embarcar, protestando del proceder americano contra nuestra Nación.El lunes 16 de Mayo de 1916, a las 6 de la mañana, luctuoso amanecer para la República Dominicana, las tropas americanas, con ametralladoras y sigilosamente entraron, ojo avisor, a las calles de la Ciudad Primada, ocupando de inmediato esquinas, edificios altos y lugares estratégicos de la misma. "Habían entrado por el patio", como dijera Fabio Fiallo!La artera diplomacia que ponía en ejercicio el Ministro Russell, hacía adivinar los verdaderos designios de la ocupación militar, que se había realizado para "garantizar la libre elección por las Cámaras del nuevo Presidente de la República" ... pero de un Presidente capaz de poner en almoneda su honor como dominicano, aceptando la. nota americana de Noviembre de 1915!Por esa misma poderosa razón, era nuestro deber y así lo creímos honradamente en aquellos momentos angustiosos, proceder con patriótica cautela en la elección del ciudadano que debía ser escogido para las delicadas funciones del Poder. De ahí nuestra actitud franca y decidida de no integrar el quorum, en las Cámaras, a menos que no interviniera entre todos sus componentes, un honrado compromiso de proceder de acuerdo con esa norma.

CAPITULO XX

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Por nuestro honor y nuestro nombre.

Naturalmente, sobre el grupo que tenía la representación del horacismo en la Cámara de Diputados, llovían muchas críticas queriéndonos hacer responsables de la dilatoria en la elección del Presidente. La necesidad de justificar nuestra actitud y de defender el decoro de nuestra conducta, nos obligó a lanzar nuestro escru

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PAGINAS DOMINICANAS165to dirigido en fecha 22 de Junio Al Pueblo Dominicano que, copiado textualmente, dice así: "Tenemos la firme convicción de que en el concepto de la gente honrada, (tanto Nacionales como extranjeros) que observan atentamente el actual proceso político que se desarrolla en el País, nuestra, actuación como Representantes de los verdaderos intereses del Pueblo, ha merecido y seguirá mereciendo la confianza pública mientras no nos apartemos de la senda que el honor y la dignidad aconsejan.Tal convicción, unida a la serenidad de nuestras conciencias, nos dispensaría de la necesidad de suscribir el presente documento, si la perversidad, alentada por el interés político de los que quieren alcanzar el Poder para realizar desde él sus nefandas aspiraciones personales, no agitara contra nosotros, por la donosa actitud que hemos asumido, el temor de los medrosas y pusilánimidad de los pobres de espíritu para que nos condenen con un anatema que estamos lejos de merecer y con el cual la Historia mañana, como la opinión pública hoy, ha manchado ya la frente de los verdaderos culpables de esta dolorosa e infamante situación a que ha llegado la República!Como si se hubieran olvidado ya las vergonzosas circunstancias que echaron por tierra el inepto Gobierno del Señor Juan Isidro Jiménez; como si fuéramos responsables de la anarquía que hoy impera en el país; como si no hubiéramos procedido con la necesaria decencia en el procesa eleccionario de las Cámaras para nominar un Presidente interino, preténdese, que debemos nosotros torcer el rumbo de nuestros principios, contorsionar los nobles y honrados impulsos de la conciencia, para que contribuyamos a la ruina total del miserable harapo de soberanía que nos queda, respetado aún por consideración de los que han asumido el tutelaje de la República y se han constituido enlos reformadores de su desastroso sistema jurídico, político y económico.Se ha querido hacer entender a los que no están al corriente de las actuaciones políticas, que nuestra franca y decidida actitud de no integrar el quorum en la Cámara de Diputados, obedece al propósito invariable de hacer triunfar la nominación del Lcdo. Jacinto R. de Castro para Presidente de la República como la única solución encaminada a salvar al país de su naufragio. Tan falsa imputación queda destruida ante todo criterio sano y recto, con el sólo hecho de haber nosotros demostrado que estamos dispuestos a patrocinar cualquier candidato, de cualquiera filiación política que corresponda a la misma estructura moral del Lcdo. de Castro, sin antecedentes políticos, de sobrada competencia intelectual y que venga al Poder a realizar una política nacional y de concordia, sin estar ligado de antemano a ningún pacto ni a ningún otro compromiso político que le cohiba su ejercicio en la delicada función que implucan los deberes de Primer Magistrado de la Nación.

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Por otra parte, no negaremos el quorum cuando no se pretenda imponernos por mayoría numérica un falso cruterio constitucional, ni se trate de sorprender nuestra buena fe por la única razón de que siendo la minoría, estamos obligados porque sí a acatar la decisión de los más.En tales condiciones nuestro único camino, correcto y decoroso, es el de resignar el mandato que nos confiaron los pueblos a fin de dejar a otros la responsabilidad de hundir a la República. Empero, entendemos que nuestro deber nos impone el sacrificio de permanecer firmes en nuestros puestos mientras podamos luchar por el triunfo de la razón.Porque, si extremo doloroso es el que amenaza a la República con la pérdida total de su soberanía debido a la

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actitud de los Legisladores, no es menos peligroso el que se pretende escoger puesto que también llevaría al país a su ruina total.Ante tal dilema, estarnos dispuestos a acudir al cumplimiento de nuestros deberes legislativos tan pronto se eche a un lado el interés político y quieran los señores de la Representación Nacional que integran la Mayoría, dejar que la Ley que nomina Presidente interino de la República siga su curso constitucional y reglamentario y pongan empeño, junto con nosotros, a que surja un hombre que seaúnicamente representante del interés nacional.Esa es nuestra conducta por el bien de la República. Que ella juzgue si traicionamos o nó el supremo y vital interés de la Patria.Santo Domingo, 22 de Junio de 1916- (Firmados) A. Hoepelman, Diputado por la Provincia Capital - Dr. Teó-filo Hernández, Diputado por El Seibu Ramón Morales, Diputado por El Seibu Abigail Montás, Diputado por Puerto Platu José Ginebra, Diputado por Puerto PlatuAmado Guzmán, Diputado por Espaillat."Estoy haciendo historia al escribir este libro y para que ella resplandezca por medio de sus páginas, cuando las lean las generaciones venideras, no quiero ni debo dejar pasar desapercibido cualquier detalle que pueda arrojar más luz sobre los acontecimientos al hacer el relato de los mismos.Es necesario, pues, que reproduzca ahora las cartas que el lector leerá a continuación, ya que su contenido dá la tónica de la tensión de los ánimos en aquellos momentos que vivía la República.Nuestro querido amigo y correligionario político, el alto poeta y pundonoroso militar Fabio Fiallo, se creyó

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obligado, a dirigirnos de conformidad con su patriotismo, por medio de la prensa, la siguiente

"CARTA PUBLICA.

A los señoresLuís C. del Castillo O., Antonio Hoepelman, Dr. Teófilo Hernández, Ramón Morales, José Ginebra, Abigail Montás, Amado Guzmán y Gabriel Morillo, Diputados al Congreso Nacional, Ciudad. Santo Domingo, 21 de Junio de 1916.

Señores Diputados:

La Proclama del Contra-Almirante Caperton publicuda ayer, oblígame a romper el inconforme silencio en que me había encerrado frente al estatu quo establecido por Uds. desde que fué elegido en el Senado el Lcdo. Jacinto de Castro para la Presidencia de la República, negándose a dar quorum en la Cámara de Representantes, por el temor de que aquella elección fuera improbada.L a actitud de ustedes, digna del mayor encomio en otros momentos, no puede a mi juicio ser mantenida ya, sino a costa del mayor de los peligros, como sería el de consentir que la Intervención Americana se convierta en un Derecho de Conquista, y esto por la falta de un Ejecutivo Nacional que haciendo valer nuestros derechos detenga la obra de la Invasión.En mi doble carácter pues de horacista y de ciudaduno dominicano, me dirijo a ustedes para exhortarles a llegar cuanto antes a un acuerdo con nuestros adversarios políticos que permita en un breve plazo de horas la designución para la Presidencia de la República de un ciudadano, cuya alta mentalidad, honradez y patriotismo sean fianza167

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indiscutible para salvar en esta hora conflictiva, la soberanía, las instituciones y el decoro del pueblo dominicano.No importa la filiación política del Candidato si tiene esas condiciones: lo inaplazable, lo indiferible, lo que exige inmediatamente el patriotismo, es la instauración de un Gobierno Constitucional capaz de contener el proditorio prupósito de empujar al país dominicano hacia su completa disolución y ruina.Mi palabra que no se detuvo jamás ante las amenazas del Poder constituido, que se abscribió siempre al lenguaje de la verdad y del decoro nacional, e dirige a Uds. con la misma leal y honrada franqueza con que defendió siempre los intereses del Partido Horacista, ligado permanentemente a los supremos intereses de la República. Y a los que osen criticarme porque en esta hora atienda más a los gritos de la Patria en cruz que a la pasión partidarista, sólo he de contestarles mostrándoles mi vida de afanes, de lucha y de sacrificios por los ideales del Horacismo.De Uds. leal compañero,

(Firmado) Fabio Fiallo."Por la misma vía y al día siguiente, dimos contestución al poeta en esta forma:

"Santo Domingo, 22 de Junio de 1916.

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Señor Fabio Fiallo, Ciudad.

Estimado señor:Hemos leído con el interés del caso, los particulares a que se contrae su atenta carta fecha de ayer que contestamos.Duélenos que un. compañero nuestro como lo es Ud., por afinidad política y miembro prominente, por anadidu

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.z a, de la Junta de Delegados del Partido Horacista, nos concite a integrar quorum en la Cámara de Diputados para la nominación del Presidente interino de la República, olvidándose acaso que en el cumplimiento del deber estamos realizando todo el verdadero interés de la República en este supremo instante en que se halla en agonía.Duélenos, así mismo, que Ud. también sustente el pubrísimo criterio y nos achaque un interés particular cuando opina que si no integramos quorum es porque abrigamos temor de que la elección del Lcdo. Jacinto R. de Castro sea improbada.Duélenos mucho más aún, y en verdad que nos ha causado sorpresa, que Ud. encuentre imperiosa la necesidad de que lleguemos cuanto antes "a un acuerdo con nuestros adversarios políticos que permita en un breve plazo de huras la designación para la Presidencia de la República de un ciudadano, cuya alta mentalidad y honrado patriotismo sean fianza indiscutible para salvar en esta hora conflictiva, la soberanía, las instituciones y el decoro del pueblo dominicano", puesto que, dentro de esas aspiraciones que son las nuestras, el Senado de la República ha designado en hora feliz un hombre que responde fielmente a los deseos expresados. Ese hombre lo es el Lcdo. Jacinto R. de Castro quien podríu ser sustituido pero nunca superado en tan altas cualidades, por más que no aparezca reconucerlo así ese párrafo de su citada carta.No queremos explicar a Ud. nuestra conducta porque la conoce, perfectamente y, desde luego, sólo infiriéndonos el agravio de dudar de nuestro patriotismo, podría interpretarse nuestra actitud como contraria al interés nacional que nos preciamos de defender con la misma altura de muras que cualquiera de nuestros compatriotas.ANTONIO HOEPELMAN

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En ese sentido, nuestro proceder está abonado con hechos honrosos indestructibles. Dígalo si nó, el extremo de haber abandonado desde el principio de esta asendereada. elección presidencial, el interés partidarista del Horacismo que estamos obligados a defender, para atender única y exclusivamente a los supremos intereses de la República.Bajo la dolorosa impresión que nos ha causado su car ta, que es como un eco de censura inmerecida, continuamos dispensando a Ud. la misma estimación con que somos sus buenos y leales compañeros. (Firmados) Antonio Hoepelman - Ramón Morales - José Ginebra Jr. - Abigail Montás - Teófilo Hernández - Amado Guzmán."También nuestro amigo y compañero, el Diputado Luís C. del Castillo, alarmado en su puro nacionalismo y estando en desacuerdo con nosotros, prefirió presentar renuncia de su cargo.

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Sin embargo, la gran mayoría dei Partido apoyaba, nuestra firme actitud y el propio General Horacio Vásquez, Jefe de la poderosa agrupación, en carta de fecha 25 de Junio que me dirigiera desde su estancia de Juan López, y que fué publicada en el "Listín Diario" de fecha 29 de Junio, me decía estar de acuerdo conmigo, al mismo tiempo que aprobaba nuestra actitud con referencia a la elec-ción del Presidente interino de la República.No era para nosotros cuestión de amor propio y de conveniencia partidarista. Estábamos, así lo considerábumos de buena fe, defendiendo el honor nacional, tanto más cuanto que Russell y Caperton se habían dirigido a Diputados y Senadores pidiéndoles diferir por algunos días la elección del Presidente demostrando así un particular interés en el asunto, aunque con el pretexto de esperar que se calmaran los ánimos sobreexcitados.El 4 de junio, parece que obedeciendo órdenes del Concejo de Secretarios de Estado, fueron reducidos a prisión en la Capital los Senadores Mario Fermín Cabral, Miguel Febles, Luís Despradel, Horacio Ariza y Jaime Sánchez; los Diputados Agustín Malagón, Viterbo A. Martínez y Rafael García Martínez. También se había dado orden de prisión contra los Diputados Juan José Sánchez y Daniel Pichardo. Todos fueron sometidos al Procurador General de la República; acusados de complicidad en la sedición de Desiderio Arias y los encarcelados fueron interrogados por el Juez de Instrucción Álvarez y puestos en libertad.

CAPITULO XXI

La elección del Dr. Henríquez y Carvajal

Alguna persona del grupo de los trece Diputados de la mayoría, actuando por su cuenta, pero dando a entender, que procedía por sí y por sus compañeros, publicó en el "Listín Diario" una lista de ciudadanos de buena reputución intelectual y de moralidad intachable, aptos para ocupar la Primera Magistratura del Estado, e invitándonos a escoger uno de entre ellos para ser elegido. Si bien algunos de los ciudadanos señalados no tenían filiación política definida, unos sí se conocían como de filiación jimenista; pero, era muy significativo que no se senalara en esa lista, a alguno de filiación horacista, ya que en las filas de nuestro Partido habían muchos que reunían las mismas plausibles condiciones.Ante esa interesada invitación, nos vimos en la necesidad de recoger el guante y, por consiguiente, dirigimos la siguiente carta que fué publicada en el "Listín Diario de su misma fecha :172 ANTONIO HOEPELMANPAGINAS DOMINICANAS 173

"Santo Domingo, Junio 26 de 1916.

Señor Don Luís Bernard,Presidente de la Cámara de Diputados, Ciudad.

Estimado Señor y amigo

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En la edición del sábado 24 de Junio, en una de las notas de actualidad, se citan los nombres de varios ciudadanos, a uno cualquiera de los cuales favorecerían con sus votos, a unanimidad. los trece Diputados que constituyen mayoría en la Cámara y están unidos, según en la aludida rota se declara, para obrar de concierto en la elección presidencial.A Ud., que además de figurar en ese grupo, es Presidente de la Cámara, tenemos el honor de preguntar, para saber a ciencia cierta qué valor debemos dar al propósito ..que a Uds. se atribuye en el referido periódico19- Si ratifican con sus firmas y con la de los Senudores adictos a Uds., la sinceridad de cuanto se afirma en la nota, sin exceptuar ninguno de los candidatos que en ella figuran;29- Si el hecho de que sea seleccionado por nosotros, sin consulta ni entendido previo con ustedes, uno cualquiera de los candidatos indicados, implica o nó para ustedes la obligación irrevocable de otorgarle sus votos ;39- Si se someterían Uds. a la condición de que, en el caso de ser seleccionado por nosotros uno de esos candidatos, el nombre de ese candidato sea depositado por nusotros en un sobre cerrado para ser abierto en plena sesión y concederle inmediatamente el sufragio de todos.

Esta carta no implica por nuestra parte compromiso alguno, porque tiende solamente a edificarnos de una munera positiva sobre el hecho de si podemos considerar o nó como sincero el propósito de Uds. y, por consiguiente, si por nuestra parte debemos considerarlo como punto de partida para ver de llegar, si fuere posible, a una conclusión satisfactoria.Somos de Ud. muy atentos seguros servidores, (Firmados:) A. Hoepelman - Abigail Montás - Ramón Murales - Teófilo Hernández - Gabriel Morillo - Amado Guzmán."

Don Luís Bernard nos contestó así:

"Capital, Junio 27 de 1916

Señores A. Hoepelman, Amado Guzmán, Abigail Montás, Dr. Hernández, José Ginebra, Gabriel Morillo.

Estimados amigosA reserva de verme con mis compañeros para inquurir lo que hay de cierto en la cuestión que ustedes me consultan en su atenta carta del 26 de este mes, insisto en creer, puesto que nada me habían dicho ellos sobre el particular, que la serie de candidatos que aparece en el Listín del 24 de Junio, es más bien una nota echada al vuelo por propia cuenta de quien la redactó, que la obra solidaria, como ustedes suponen, de los trece Diputados de la mayoría.Donde no tuve participación, no cabe para mí responsabilidad, y por consiguiente, rehusoPrimero, la de ratificar, con mi firma, la sinceridad de la expresada nota ;Segundo, la de otorgarle mi voto, irrevocablemente, a cualquiera de los candidatos citados.

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Puedo sí, de común acuerdo con las partes interesadas, sacar de entre ellos el que más responda, a juicio de la muyoría, a lo que exige la hora actual del que ha de ser candidato a la Presidencia provisional de la República.

Apreciador y amigo de ustedes,(Firmado) Luís Bernard"

Así descrita la situación imperante por aquellos días,, el 12 de Julio, se notó un hálito de esperanzas con la llegada a la Capital del Gral. Horacio Vásquez, Jefe del Partido Horacista.Aquel importante hombre público se hospedó en la cusa perteneciente a la Sucesión Read, frente al Hotel Francés, en la calle "Arzobispo Merino" y allí fué visitado inmediatamente por los más connotados personajes de la pulítica militante; por el Arzobispo Nouel y por el Contra Almirante Caperton, de las fuerzas americanas.De las conversaciones sostenidas con el caudillo mocuno, se llegó al fin a un acuerdo entre los dos grupos antugónicos en las Cámaras y, teniendo por base el Pacto de Honor que habíamos firmado el día 4 de Julio, con la mediación amistosa de la Junta Patriótica de Defensa Naciunal, representada por el Lcdo. Rafael Justino Castillo, se hizo público el Convenio celebrado entre las dos partes pura la elección por todos, del ciudadano que debería ocupar la Presidencia Provisional de la República, como lo informan los dos siguientes documentos que transcribo

"Santo Domingo, Julio 24 de 1916.Señores: Los infrascritos, movidos por un amplio espíritu de concordia, y deseosos de conciliarse con los términos condicionales que habéis sometido vuestra asistencia a, las Cámaras del Senado y de Diputados, con el fin de dar

cumplimiento al Art. 19 de la Constitución Política del Estado, convienen solemnemente en acogerse a todas las estupulaciones articuladas en nuestra carta del 21 del mes y año corrientes, con la única salvedad de no deferir a la suerte la designación del Presidente interino de la República.Tal excepción es, por parte de los infrascritos, condución necesaria para llegar al acuerdo que le habéis prupuesto, porque ellos entienden que siendo la elección un atributo de la libre conciencia del elector, no sería correcto desnaturalizarla, subordinando la de Presidente Interino de la República, al arbitrio del ciego azar, a menos que sobreviniese, como recurso de trámite reglamentario, el empleo de ese modo de elegir en caso de empates. Pero, por lo mismo que los suscribientes están muy distantes del propósito de hacer recaer la elección en ningún ciudadano que no esté moral e intelectualmente a la, altura de las circunstancias premiosas que asedian en la hora presente los .altos destinos de la República, ellos os invitan a concurrir patrióticamente a elegir en un armónico anhelo de concordia nacional a cualquiera de estos prominentes candidatos.

Lcdo. Enrique Jiménez,Monsenor Nouel,Dr. Francisco Henríquez y Carvajal.

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Bajo la irretractable promesa de que los suscribientes se adherirán definitivamente a la designación de cualquiera de estos tres candidatos que merecieren vuestra acogida, nos repetimos,Patriótica y obsecuentemente,' (Firmados) Juan José Sánchez, Calazán Félix, Viterbo A. Martínez, José M. Ildefonso, Miguel Febles, Luís

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Despradel, Horacio F. Ariza, Daniel Pichardo, Jaime Sánchez, Pbro. Rafael Félix, A. Malagón hijo, Víctor Garrido, Domingo A. Duluc, R. García Martínez, Doctor Aybar, Joaquín Gómez."A los señores Senadores y Diputados del Partido Huracista. Ciudad."Esa carta fué contestada así:Señores : Tenemos el honor de acusar a Uds. recibo de su muy atenta de hoy, cuyos términos hemos considerado detenidamente.No hemos querido confiar al ciego arbitrio del azar la elección del Presidente interino de la República, puesto que, antes de que interviniera la suerte, la libre conciencia del elector actuaba seleccionando un nombre de los de cada terna propuesta, después de aquilatar las condiciones morales de cada candidato.Sin embargo, nuestro amplio espíritu de conciliación y nuestro ferviente amor a los ideales porque hemos luchado y que consideramos cristalizados por la aceptación, tanto de las reformas constitucionales, cuanto del proyecto de ley aludido en nuestra carta de ayer, hacen que renunciemos a la presentación de una terna por nuestra parte y nos acojemos a lo propuesto por ustedes, quedando así solemnemente sellado el compromiso de honor que hemos contraído y del cual son testimonio las cartas que nos hemos dirigido recíprocamente.En cuanto al candidato que habemos de seleccionar de la terna de Uds. les será indicado esta misma noche antes de las 10 p. m.Somos obsecuentemente,

(Firmados) Jacinto R. de Castro, Tancredo Castellunos, José Ginebra, Enrique J. Castro, Antonio Hoepelman,Abigail Montás, Ramón Guzmán P., Teófilo Hernández, Luís C. del Castillo."Esa misma noche nos reunimos con el Gral. Horacio Vásquez en sesión privada, todos los Senadores y Diputados del Partido Horacista, para escoger de la terna que nos. habían enviado nuestros contrarios uno de los ciudadanos que figuraban en ella.

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Se estableció el debate sobre la conveniencia o nó, de escoger como inmejorable, a cualquiera de los señalados y, planteada así la cuestión, se convino que el mejor era aquel que no tenía vinculación política con alguno de los Partidos militantes. Desde luego, por esa razón, fué eliminado el Lcdo. Enrique Jiménez reconocido como Jimenista militante. Por otras razones inconsistentes se quizo eliminar también al Arzobispo Nouel; pero tanto el Diputado Doctor Teófilo Hernández, como yo, sostuvimos que si la razón de eliminar el nombre riel Lcdo. Jiménez se fundamentaba en su jimenismo, la misma razón existía para desechar el nombre del prestante ciudadano Dr. Henríquez y Carvajal, puesto que si bien era verdad que él estaba en el extranjero, alejado de las actividades políticas, era bien conocida su filiación como jimenista. Hicimos ver que el Dr. Nouel, precisamente por su carácter episcopal, por su imparciulidad y por su incapacidad política para convertirse en jefe de Partido, era el más señalado y conveniente para ser elegido como garantía para los intereses de las agrupaciunes en pugna.Nuestra tesis triunfó y el Doctor Adolfo Alejandro Nouel fué el ciudadano escogido por nuestro grupo y así se lo comunicamos a los del grupo contrario.Pero ... de inmediato comenzaron las intrigas políticas para hacer torcer el rumbo tomado. Al General Vásquez comenzaron esa misma noche a presionarlo algunos ele.

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179mentos de significación del horacismo; entre ellos, su prupio hermano, Lcdo. Leonte Vásquez, y ya al amanecer, porque no lo dejaron dormir, el hombre había cambiado completamente. En efecto, fuimos convocados nuevamente a reunirnos con el Gral. Vásquez, quien nos manifestó sus deseos de que eligiéramos al Dr. Henríquez y Carvajal en vez del Arzobispo Nouel. La mayoría se plegó a esa complacencia; pero el Dr. Hernández y yo, seguimos manteniendo nuestro punto de vista, aunque el cambio fué resuelto por mayoría.Creo, sinceramente, que, desde aquel momento, el Dr. Teófilo Hernández, en su fuero interno, dejó de ser horacista !Así el 26 de Julio de 1916, fué elegido a unanimidad el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal como Presidente interino de la República. Para 3u promulgación el Congreso Nacional votó la siguiente ley"Art. 1.- Se designa al ciudadano Doctor Don Francisco Henríquez y Carvajal para desempenar la Presidencia interina de la República.Art. 2.- Si la Asamblea Constituyente convocada por .Decreto de esta misma fecha no hubiere terminado la reforma constitucional en el término de cinco meses, el Presidente interino de la República deberá a la expiración de cese tiempo, contado a partir del día de la presentación del juramento constitucional, convocar las Asambleas Primurias para que a la expiración de treinta días procedan a la nominación de nuevos Colegios Electorales para que éstos, perfeccinando su elección, a la expiración de un término igual procedan a la nominación de un Presidente de la República. En el caso que en el lapso de cinco meses indicados se hubiera realizado la reforma constitucional, el Presidente interino obrará en todo lo relativo al proceso-electoral de acuerdo con los preceptos de la misma y con las disposiciones ulteriores del Congreso Nacional; pero si la nueva Constitución votada por la Asamblea Constituyente conservara el sistema de los Colegios Electorales, el Presidente interino deberá convocar las Asambleas Primurias para elegirlos dentro de los treinta días inmediatumente posteriores a la promulgación o terminación de la misma Constitución.

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Art. 3.- La aceptación por el Encargado del Poder Ejecutivo de la postulación de su candidatura para la Presidencia definitiva, o para la Vicepresidencia si fuere instituída, lo incapacita para continuar en el ejercicio de sus funciones y se reputará tal aceptación como una renuncia irrevocable que le está de pleno derecho atribuida a la Asamblea Nacional para su aceptación.Si el caso previsto en este artículo ocurriese después de votada la nueva Constitución, se conocerá de tal renuncia en la forma que la misma determine.

Dada etc."Comunicada que fué su elección al Dr. Henríquez y Carvajal, quien se encontraba en Santiago de Cuba, avisó Su salida para la República el día 27 de Julio. Y el 31 del mismo mes, se juramentó por ante la Asamblea Nacional y tomó posesión de su alto cargo el prominente médico y prestante ciudadano dominicano.Inmediatamente el Presidente Henríquez designó su Gabinete con los siguientes connotados ciudadanos

Secretario de Estado de lo Lcdo. Federico Henríquez Interior y Policía, y Carvajal

Secretario de Estado deRelaciones Exteriores, Lcdo. José M' Cabral y Báez

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Secretario de Estado deHacienda y Comercio, Lcdo. Francisco J. Peynado

Secretario de Estado deJusticia e InstrucciónPública, Lcdo. Emilio Prud'Home

Secretario de Estado deFomento y Comunicaciones, Don Eliseo Espaillat

Secretario de Estado deAgricultura e Inmigración, Don Eladio Sánchez

Secretario de Estado deGuerra y Marina, GraL Miguel Mascaró

CAPITULO XXII

Un gobierno sin Poder y sin dinero.

Tal fué el constituido por el Doctor Henríquez y Carvajal. Pero si su poder estaba restringido por la intervención militar americana ; si el dinero perteneciente a la República, que debía servir para las atenciones del servicio pública, le fué sustraído por la misma fuerza ocupante, puseía el ilustre gobernante algo más valioso para el honor nacional ; poseía un alto caudal de patriotismo !Pronto se iba a ver como Mr. Russell y el Contra Almirante Caperton iban a arrojar la careta con que encubrieron sus verdaderas instrucciones recibidas desde Washington, para revelar los verdaderos propósitos de la ocupación del territorio dominicano, el desconocimiento de sus instituciones como Nación libre y soberana y el total munejo de sus destinos durante ocho largos años consecutivos.

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La primera guerra europea se había iniciado. Los Estados Unidos iban a tomar parte en la conflagración. Necesitaban de puntos estratégicos en las Antillas Mayores pura la defensa del Canal de Panamá y la Mole San Nicolás, en Haití, y nuestra Bahía de Samaná, fueron considerados por la poderosa Nación norteña como puntos esenciales para el apoyo de sus fuerzas. Por esas razones, más que por un sentimiento de consideración por los sucesos sangrientos de Haití; más que por sus fingidos motivos de protec-ción de las instituciones dominicanas, fueron intervenidos, por conveniencia del Coloso Americano. las dos Repúblicas independientes que se reparten el dominio de la isla quisqueyana.Naturalmente, para dar un viso de relativa legalidad al hecho mismo, era necesario, al mismo tiempo, establecer un pretexto aun cuando fuera inconsistente ante la verdudera interpretación jurídica. Echó manos al expediente de interpretar por si y ante sí, la Cláusula III de la Convención Dominicuamericana de 1907 !No bien ocupó el Solio Presidencial el Dr. Henríquez y Carvajal, le fué reiterada la nota No. 14 del 19 de Nuviembre de 1915.Por esa nota se exigía al Gobierno Dominicano la acep-tación de estos dos puntos básicosa), el nombramiento por parte del Gobierno dominicano; pero designado por el Presidente de los Estados Unidos, de un Consejo Financiero con capacidad de manejar a su antojo las rentas nacionales ;b), creación de una Guardia Civil comandada por un oficial Norteamericano, designado por el Presidente de los Estados Unidos;El Doctor Henríquez y Carvajal, en defensa de los fueros de la República, en defensa de su propio honor y de su

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nombre, rechazó de plano tales exigencias atentatorias a nuestra libertad y soberanía, demostrando así a Russell y a Caperton, que él no era el hombre que ellos esperaban encontrar en el Poder.Por eso el 18 de Agosto el Receptor General de las Aduanas Dominicanas, Clarence H. Baxter, publicó en los diarios capitalenos la siguiente,

"NOTICIA IMPORTANTE.De acuerdo con instrucciones recibidas de Washington, y aviso suplementario trasmitidos por mediación del Ministro Americano en Santo Domingo, el Receptor General de Aduanas no hará más entregas de fondos por cuenta del Gobierno, bajo control de la hacienda pública de Santo Domingo establecido el 16 de Junio de 1916.Esta suspensión de pagos continuará hasta que se llegue a un completo acuerdo en cuanto a la interpretación de ciertos artículos de la Convención DominicuAmericana de 1907, cuya interpretación ha sido pedida insistentemente por el Gobierno de los Estados Unidos, y de lo cual tiene conocimiento el Gobierno Dominicano desde el mes de Noviembre último ; o hasta tanto sea, reconocido el actual Gobierno por el de los Estados Unidos".Es decir, que el Gobierno de la República Dominicana, elegido legal y constitucionalmente, no sería reconocido loor el del Coloso Americano a menos que aceptase en su totalidad las exigencias formuladas en la Nota No. 14. Y una forma adoptada para o obligarlo a ello era sitiarlo por hambre negándole hasta el manejo de sus propios dineros.

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Pero no contaron con el patriotismo dominicano. El Gobierno del Presidente Henríquez y Carvajal siguió en funciones sin presupuesto y sin paga, porque ningún funcionario negó al Ejecutivo sus servicios.Es más, días después iba el pueblo dominicano a demostrar a sus sojuzgadores cuál es el temple de su valor cívico y cuáles son sus sentimientos humanitarios ante el dolor ajeno.El 29 de Agosto de 1916, mientras el poderoso acoruzado Memphis, de la marina americana, se enseñoreaba en el Placer de los Estudios abocando sus grandes cañones sobre la indefensa ciudad, un mar de leva que comenzó puco antes del medio día, lo arrojó sobre los arrecifes de la, costa dejándolo allí encajado para siempre, con pérdida de, algunas vidas de su dotación.De cómo se condujeron los hombres del Gobierno Duminicano frente a aquel desastre, lo dice mejor que nadie el Contra-Almirante Charles F. Pond, Comandante del Escuadrón de Cruceros del Atlántico en su carta de septiembre de 1916 dirigida al Listín Diario, al "hacer público su reconocimiento y la apreciación sincera y cordial a los muchos y bondadosos servicios recibidos, y expresión de simputías, verbales y escritas, desde el desastre que ocasionó la pérdida del Memphis el 29 de Agosto." Los siguientes son párrafos que entresaco de la mencionada carta"En ocasión de la pérdida del Memphis se vió al Hon. Miguel Mascaró, Secretario de Guerra y Marina, del Gobierno Provisional, coger con sus propias manos el segundo cabo echado a tierra y conservarlo mientras estuvo en uso.""El Doctor Báez, ex-Presidente de la República y su hijo el Dr. Báez Soler, ofrecieron el uso gratuito de su hospital y los dos prestaron sus servicios profesionales en el Hospital de Campo americano." "El señor B. Pichardo, ex-Secretario de Relaciones Exteriores, alimentó y vistió algunos hombres de la tripulación." "El Presidente Provisional Doctor Henríquez y el Arzobispo Nouel personal184 ANTONIO HOEPELMAN

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mente estuvieron a visitarme mientras yo estaba hospedudo en casa del Ministro Americano y el segundo envió su Secretario a administrar los último sacramentos a los cutólicos agonizantes y a bendecir el cuerpo de los muertos en el momento de los funerales." `El señor Haim López-Penha abrió la Casa de Socorro y la puso a disposición del Almirante." "El Señor Próspero de Marchena, oficial de la Policía, ayudó extendiendo cabos, proporcionando madera para el fuego y poniendo los hombres a su servicio donde quiera que eran necesitados." "El Señor Luís Emilio Gómez Alfau, ofreció su casa para el uso que quisieran hacer de ella." "Un hombre llamado Emeterio Sánchez, nudando fuera de las rocas, cerca del Matadero ayudaba a los hombres que estaban en las lanchas perdidas. Entre los supervivientes de los botes, Sánchez fué una gran ayuda en el salvamento de tres de ellos". "El comportamiento general del pueblo dominicano ha sido lo más simpático y bondadoso."Así respondieron el Gobierno y pueblo de la República frente al ultraje hecho contra su soberanía.Así supo soportar con serenidad su propia herida mural y dar mano amiga y ayuda protectora a los hijos de un gran pueblo amigo, contra el cual no cultivaba odio alguno, puesto que en aquellos días era víctima también de una desintegrante política imperialista por parte de sus gobernantes.El Gobierno Dominicano vivía; vivía sin recursos, sucando fuerzas de sus propias fuentes de patriotismo para poder cumplir, en lo posible, los deberes de su mandato. Sus dineros

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para pagar los servicios públicos y atender a los otros gastos administrativos estaban en manos del severo detentador. Por eso el Lcdo. Francisco José Peynado, Secretario de hacienda y Comercio de aquel Gobierno, pu

do decir más tarde, ante la Comisión Senatorial Americuna que vino a investigar los desmanes de la Ocupación, esta frase cargada de amarga verdad y de ironía: "Tuve la singular distinción de ser el único Secretario del Tesoro en el mundo sin tesoro alguno que administrar."Nó; no era posible quebrantar la inflexible resistencia de los hombres aquellos en el Poder y si bien el Presidente Henríquez y Carvajal en presencia de las predominantes circunstancias del momento quiso transigir en el sentido de aceptar los servicios de un Consejero Técnico en asuntos de finanzas que nombraría libremente el Gobierno duminicano y la designación de oficiales americanos para instruir a la Guardia Nacional, era inútil esperar a que se conformara a aceptar los términos y exigencias contenidos en la Nota No. 14 del 19 de Noviembre de 1915.En vista de eso y de que el verdadero objetivo de la ocupación no tenía éxito por medio de la diplomacia, el Gobierno de Woodrow Wilson consideró llegado el momento de actuar por medio de una fuerza más coercitiva y convincente y decidió la implantación de un Gobierno Militar americano en la República Dominicana y puestos bajo el control del Gobierno Militar americano.Así vió nuestra Nación eclipsada por una tercera vez su soberanía e independencia, la cual volvería a recuperar ocho años más tarde, para entrar en un nuevo cauce de paz, de orden y de verdadero sentido de la nacionalidad en una luminosa etapa histórica cuya descripción corresponde a la Segunda Parte del presente libro.

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APENDICEPAGINAS ADICIONALES

Escritas ya las páginas de este libro que se refieren al período gubernativo del Señor

Carlos F. Morales Languasco, recibí las NOTAS del notable escritor y Diplomático Señor

Tulio M. Cestero y la importante carta del ilustre Dr. Manuel de J. Troncoso de la

Concha, Catedrático de nuestra Universidad y ex-Presidente de la República, durigida en

1939 al Señor Alonso Rodríguez Demorizi. Ambos documentos, que hasta el presente

momento permanecieron inéditos, los publico en este APENDICE con la debida

autorización de sus respectivos autores, quienes fueron testigos presenciales de los relatos

a que se contraen e ilustran bien, con lujo de detalles, los acontecimientos pulíticos del 6

de Diciembre de 1905 y la caída del Presidente Morales.

HABLA EL Sr. TULIO M. CESTERO

Estimado Antonio:

Hoy en la mariana, en la ceremonia del Senado, he aprovechado la ocasión para

anunciarle al Dr. Ml. de J. Troncoso de la C., haber compuesto para tí las Notas que

anexo y haberte indicado que solicites las de él acerca de los sucesos del 6 de Diciembre

de 1905, o la confirmación que él crea conveniente de las mías, que él conoce por

hubérselas trasmitido en 1949.

Tuyo affm.

Tulio M. Cestero.

Dicen así las notas

"En 1905 el Presidente Carlos F. Morales, realizó su primer viaje, después del juramento

constitucional al Cubao. Para ello, tomó en San Pedro de Macorís al Gobernador Gral.

José Fermín Pérez y en el Crucero Independencia se dirigió a Monte Cristi, en donde

desembarcó. De allí fué por tierra a Santiago y demás localidades. Ese itinerario

correspondía al temor de atentado contra él, de lo cual circulaban auténticas noticias

El Vice-Presidente Cáceres, reunió en Moca a las principales autoridades y Jefes del

Gobierno, entre ellos, el Gral. Cirilo de los Santos (a) Guayubín, y les previno con

energía, que él, Ramón Cáceres, perseguiría a quien aten

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PAGINAS DOMINICANAS 193

tase contra Morales. Nada, en consecuencia, ocurrió en la visita.

El Dr. Manuel de J. Troncoso de la Concha puede confirmar esta versión.

Meses más tarde, en vista del sezgo que tomaban las relaciones del Gral. Cirilo de los

Santo (a) Guayubín, (que había visitado la Capital), con el Presidente Morales, concertó

reunión de los tres: Morales, Cáceres y de los Santos, en Antoncí. Pero en las vísperas, el

Presidente Morales, declinó asistir haciéndose substituir por Federico Velázquez y H.,

Secretario de Estado de Hacienda y Comercio. Este, a su vez, invitó a acompanarlo a

Tulio M. Cestero, Segundo Jefe Inspector de la Guardia Rural, dadas las conocidas

relaciones de amistad con los Generales Cáceres y de los Santos.

En la madrugada del 17 de Octubre de 1905 salieron para Antoncí los señores Velázquez

y Cestero, acompanudos del Capitán Ayudante de la Guardia Rural, Francisco González

Lamarche y del Teniente Domingo Sánchez Lustrino y otro, del Cuarto Militar del

Presidente Morales.

La inasistencia del Presidente Morales contrarió a Guuyubín, que discutió con calor y

negativamente la proposución de Cáceres de seguir a la Capital. Apartóse con Cestero

detrás de las casas de madera del lugar y le dijo:

"Luís Tejera y tú son mis hermanos. ^Yo puedo ir a Santo Domingo?"

"Sí, le repuso Cestero. ^Cuántos hombres tienes? preguntó a Guayubín. 200 y 40 mil

tiros, fué la respuesta. Con esa garantía, Guayubín volvió a donde estaban Cáceres y

Velázquez y les comunicó su resolución de ir a Santo Domingo. Esta conversación fué

oída por el Teniente Sánchez Lustrino, que estaba dentro de la casa de madera, y la

trasmitió al Presidente Morales, según lo supo Cestero por el Oficial Mayor del Ministro

de lo Interior y Policía, Federico Perdomo.

Ese mismo día, a las 10 de la noche, llegaron a Santo Domingo los Generales Cáceres y

de los Santos (Listín Diario No. 4879, Octubre 18 de 1905). La noticia del viaje de

Velázquez y Cestero no se publicó.

El día 18 o el 19, se encontraron en la Fortaleza el Presidente Morales y el General de los

Santos, y la actitud de éste fué tan airada en presencia de algunos oficiales que Morales

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solía decir, después, "que tenía que recuperar la Presidencia que le había quitado

Guayubín". El señor Troncoso de la Concha puede confirmar esta noticia.

En el Listín Diario No. 4881, Octubre 20 de 1905, apareció la noticia (Crónica General),

de la renovación del Gabinete del Presidente Morales, así: El Gral. José Bordas, pasaría

de la Gobernación Civil y Militar de San Pedro de Macorís a la Cartera de Guerra y

Marina, y el Gral. José Fermín Pérez titular de ésta a la dicha Gobernación. Cesantía de

Bernardo Pichardo, Secretario de Estado de Curreos y Telégrafos, indicándose para esa

Cartera al Gral. Carlos Ginebra y al Gral. Luís Tejera para la de Guerra y Marina en caso

de no aceptarla Bordas Valdez, quien ocuparía la Gobernación de Santo Domingo.

El 22, en la noche, partió el Vice-Presidente Cáceres para Moca acompanado del General

Guayubín. La noticia publicóse en el "Listín Diario" del 23, Número 4883, en cuya

primera plana, apareció una entrevista del Vice-Presidente Cáceres acerca de la crisis

ministerial. El cambio efectuado y publicado el mismo día fué, "Eladio Victoria a

Correos y Telégrafos".

En la Gaceta Oficial Número 1629, Octubre 25 de 1905, se insertó el Decreto del

Presidente Morales L., de fecha 2 de Noviembre de 1905, que designó al Gral. Luís

Tejera, Secretario de Guerra y Marina.

El primer choque público entre el Presidente Morales y los Ministros horacistas, ocurrió

entre el 23 de octubre y el 2 de Noviembre, en Consejo celebrado la tarde de un jueves.

El Gabinete lo componían hasta el 23, cuatro moralistas: Juan Francisco Sánchez,

Secretario de Relaciones Ex-teriores; José Fermín Pérez, de Guerra y Marina; Bernardo

Pichardo, de Correos y Telégrafos y Andrés Julio Montolío, de Justicia e Instrucción

Pública y tres horacistas : Manuel Lamarche García, Secretario de Estado de lo Interior y

Policía; Federico Velázquez y H., de Hacienda y

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PAGINAS DOMINICANAS 195

Comercio, y Francisco Leonte Vásquez, de Fomento y Obras Públicas. Según la

Constitución, se resolvía por mayoría de votos; era, pues, colectivo.

Francisco Leonte Vásquez presentó esta cuestión : el Presidente no podrá encabezar con

su nombre los Decretos. Estos debían serlo así: "El Poder Ejecutivo". Ante el tex-to

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constitucional asintió Morales; pero durante la disputa, se oían los gritos (voces alteradas,

en el Parque Colón).

El siguiente sábado, el Presidente Morales se presentó en el Cuartel de la Guardia Rural y

llamando aparte al Jefe interino Tulio M. Cestero (el Gral. Manuel de Jesús Castillo

desempenaba como Sub-Secretario la Cartera de Guerra y Marina), le manifestó "que no

podía continuar con los Ministros Lamarche García, Velázquez y Vásquez". A esto

repuso Cestero, que sin duda alguna él podía cambiar los Ministros ; pero que le parecía

que debía proceder a consultar al Gral. Cáceres, que era el jefe del Horacismo que le

había llevado al Poder, y que si le escribía carta al Gral. Cáceres, se la llevaría él mismo

para explicarle la sutuación. Morales replicó que no haría eso.

En la misma mañana Cestero visitó a Don Emiliano Tejera y le refirió la conversación de

momento antes. Don Emiliano le repuso que el Ministro Dawson (De EE. UU.), el día

anterior le informó que Morales estaba tranquilo y que en cable de Washington le habían

aconsejado seguir gubernando con los horacistas. Cestero le hizo notar que a pesar de

eso, fué a hablarle a él, que era el Jefe de una fuerza militar. También visitó Cestero al

Gobernador Gral. Luís Tejera y le informó de la conversación con Morales. Tejera se

manifestó de acuerdo con el cambio en la forma indicada por Cestero. Este también habló

sobre el particular con el Ministro Lamarche García.

En la mañana del siguiente día, domingo, Cestero, como le había prometido, visitó al

Presidente Morales y le ratificó la forma propuesta o sea, carta al Gral. Cáceres; insistió

en su negativa y manifestóle que por qué no había de ser él (Cestero), el que pasara al

Ministerio de lo Interior. Cestero insistió en sus puntos de vista, e informó

luego al Ministro Lamarche García, su Jefe inmediato y .amigo íntimo.

El 22 de Noviembre de 1905 ("Listín Diario" Número 4909), se da noticia del viaje al

Cibao del Ministro Lamarche García, en uso de licencia. Este fué a hablar con el General

Cáceres. La ausencia fué cortísima y con su acuerdo, durante ella, la Guardia Rural,

permaneció con la mutad de efectivo, acuartelada.

El 23 ("Listín Diario" No. 4910), tomó posesión de la Cartera de Guerra y Marina el

Gral. Luís Tejera. El 27,

en Consejo de Gabinete, el Presidente Morales, (Listín Diario No. 4914, Nov. 28)

promovió la remoción del Cumandante de Armas, Aníbal Roldán por no merecerle

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confianza. El Gral. Luís Tejera se ofreció para reemplazarle y pasar a la Fortaleza. Se

promueve a Ministro de Guerra y Marina al Gral. Carlos Ginebra y el Gral. Lorenzo

Marty -hijo ocupa la Gobernación Civil y Militar de Santo Dumingo.

El 6 de Diciembre de 1905.

El Vice-Presidente General Ramón Cáceres llegó a

'Santo Domingo, en viaje por tierra, el 1° de Diciembre de

1905 ("Listín Diario", Número 4918, Dcbre. 2 de 1905).

El día 6, entre 8 y 9 de la mañana, le visité en su alu

jamiento en la casa de Don Juan de la Cruz Alfonseca, cu

mo lo había hecho en los días anteriores, pues solía servir

le de Secretario privado. El Gral. Cáceres me refirió lo su

guiente: "En la mañana, temprano, le visitó el Gral. Mu

nuel de J. Camacho, que había venido con él del Cibao, y

le dijo: "Se me escapó el hombre hoy; lo he estado espe

rando en la esquina del Seminario." ^Qué hombre?, pre

guntóle Cáceres". "Morales, le responde Camacho." Pero

que es eso?" "Luís Tejera me ha dicho que tu estás de

acuerdo" concluyó Camacho. En seguida Cáceres se diru

gió a la Comandancia de Armas y en presencia de los Mu

nistros Lamarche y García y F. Leonte Vásquez, que estu

196

ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 197

ban allí, tuvo un altercado violento con Luís Tejera, a quien, agregó, jamaqueó por un

brazo."

Acompané al Gral. Cáceres a Palacio, en donde iba a celebrar entrevista con el Presidente

Morales y el Ministro Dawson. Mientras, me fui al Ministerio de Hacienda y allí estaba

con Velázquez, como a las 10 a. m., cuando entró a escape el Oficial Mayor Don José 1

119 gritando: "Don Federico: un grupo de hombres armados en palacio." Salimos ambos a

la galería. En el patio estaba el Gral. Luís Tejera, terciado el sable, con 30 ó 40 amigos

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revólveres al puno o carabinas. El Gral. Tejera subió por la escalera de madera y

Velázquez y yo fuimos a su encuentro por la gulería, y entre la puerta central y la de la

Oficina, etc., nos encontramos. El General Tejera dijo: "Don Federico, los americanos

han entrado al río con fuerzas de desembarco y la Cruz Roja". Velázquez le explicó que

se trataba de un ejercicio del cual tenía aviso el Gobierno". El General Tejera bajó y salió

del Palacio con sus amigos.

El Ministro de EE. UU., Mr. Dawson, compuso una "Cronología de sucesos políticos

dominicanos", con los pupeles del Archivo de la Legación, que publicó en United States

Foreing Relations 1906 (Memoria del Departamento de Estado). En éstas lo acaecido el

26 de Noviembre en el Consejo de Gabinete lo refiere así: "El Presidente requiere la

remoción del Comandante de Armas al Ministro de Guerra. On refusal anuncia

verbalmente su intención de destituir a los ministros horacistas."

Antes, sin fecha, consta lo que sigue: "Un representante de Arias y Rodríguez llega a la

Capital y el Presidente hace arreglos secretos con éste. El Ministro Lamarche sale para el

Cibao to serve a los horacistas to a serve of the threatening danger."

La versión de Dawson acerca del 6 de Diciembre es, la siguiente:

Diciembre 6.- "Varios horacistas creen que Sánchez aconseja a Morales un golpe de

estado; suspender la Constitución. y declararse dictador. Amenazas de muerte de

rudicales horacistas contra Sánchez. El, (Sánchez), comunuca al Almirante Bradfort que

su vida peligra y que peleas

en las calles inminentes. El Almirante envía fuerzas (parties) del "Olimpia" y "Des

Moines" al Serpini, que está anclado en el río. El populacho requiere armas creyendo que

los Americanos van a atacar la ciudad para forzar el apoyo de Morales. Banda armada

entra en el Palacio con la intención de matar al Presidente, que ellos creen que ha

solicitado tal intervención. El Ministro Americano está presente y a un pedido de Cáceres

induce a los amotinados salir del Palacio. Sánchez se refugia en el Consulado Americano.

Gran excitación pero no further desorden. El Almirante retira las fuerzas de desembarco.

All residentes americanos amenazados por excitados e irresponsables huracistas".

Después del hecho, entre las 11 y las 12 a. m. en el Ministerio de Hacienda, el Gral.

Ramón Cáceres y Don Emiliano Tejera se entrevistaron y escuché esta clara

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munifestación de Cáceres: "Don Emiliano yo tengo suficiente con la sangre de Lilís. Si

un vagabundo mata a Morales, yo no soy responsable, pero si Luís o Tulio lo hacen sí."

A la 1 p. m. el Ministro Lamarche García llegó al Munisterio de Hacienda y pidió al

General Cáceres un oficial de confianza para que acompanara al Presidente Morales a su

casa. Le expuso que sólo tenía con él al Gral. Martín Cruz y no podía desprenderse de él.

Entonces me ofrecí y cuando salía el Ministro me dijo al oído "^y si le tiran?" le repuse:

"No entro en vagabunderías, lo defiendo."

Me puse a las órdenes del Presidente Morales, y con dos oficiales del Cuarto Militar,

cruzamos a pie del Palacio a su casa, calle Hostos frente a la Salomé Urena, tres cuudras.

Desde la escalera pidió dos huevos crudos con una copa de congnac. Los tomó en la

antesala y volvimos a Pulacio. Al cruzar el Parque Colón, el Americano Administrudor

del Puente Ozama, se le acercó entregándole un cable. Lo leyó y me lo pasó, diciéndome:

"No lo sabía". Era la noticia de haberse asilado el ex-Ministro de Relaciones Ex-teriores

Juan Francisco Sánchez en el Consulado Americano.

Me despedí del Presidente en la puerta de su Secreturía, y al estrecharnos las manos, me

agradeció el servicio que le había prestado.

] 98 ANTONIO HOEPELMAN

oil

Hace años que el Dr. Manuel de J. Troncoso de la Concha preparó, en forma

confidencial, para los hermanos Rodríguez Demorizi Notas acerca de los sucesos del 6 de

Diciembre de 1905, que confirman en lo esencial la versión que redacto aquí. Una copia

recibí del Dr. Troncoso en 1949, que conservo para publicarla cuando yo lo haga en

extenso con las mías, pues las completan, y aclaran respecto a la causa del intento de

desembarco de las tropas americanas las del Ministro Dawson. Es por ello, muy

interesante, una conversación con el Dr. Troncoso, cuyo interés en pro de la verdad

histórica es obvio.

LA SALIDA BELICA DE MORALES,

El 24. de Diciembre de 1905.

En "United States Foreing Relations de 1906", citado,, se encuentran datos los más

interesantes sobre el pintoresco período de Morales: en las Notas de Dawson al

Departamento de Estado y en la Cronología etc., del Ministro, Dawson. En la Biblioteca

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del Lcdo. Julio Ortega Frier es fácil consultarlas. Son datos de primera mano, pues, es•

obvio que su fuente fué el propio Presidente Morales.

Entre ellos la siguiente carta que el 24 de Diciembre dirigió al Ministro Dawson antes de

abandonar Santo Dumingo, y que dice así

"Santo Domingo, Diciembre 24 de 1905.

Señor T. C. Dawson Ministro de Estados Unidos, Ciudad.

Distinguido Señor

Los brutales ultrajes (insultos) a la institución y a mi dignidad como Presidente de la

República how a forced me a ausentarme de esta Ciudad con el propósito de restablecer

el imperio (rule) de la Ley. Tan pronto como llegue (reach) a un importante centro de

población estable

-199

200 ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 201

ceré la capital (I shall constitute the capital) y removeré el gabinete que me es

personalmente hostil (and remove the gabinet that is personally hostile to me.)

Le saluda a Ud.

Morales L. Presidente de la República.

En la Cronología etc., Dawson describe el hecho inaudito así: "Morales sale

clandestinamente de la Capital con un pequeno grupo; intenta ir a Monte Cristi por tierra

o en un canonero si éste puede tomarlo en la costa. El Comandante del canonero no pudo

ayudarlo inmediatamente porque el Ministro de Guerra envió tropas a bordo de éste."

Y en Nota Oficial al Departamento de Estado, en la página 528, tomo I, los siguientes

detalles

"Morales salió de Santo Domingo a las 7 p. m. de ese día 24, y caminó dos millas, hasta

donde estaban reunidos 25 ó 30 jóvenes con el pretexto de la Noche Buena (Christ-mas

Eve) en un sancocho, o cena, que le esperaban. Sólo tres de sus guardas espaldas (boy

guard) se le reunieron en las afueras y sus más íntimos políticos amigos personules, tares

como los ex-Ministros Sánchez y Pichardo, no cunocían nada de sus intenciones. Entre 8

y 9 p. m. en cabullos de la caballería del gobierno se dirigió hacia el oeste, llegó a Jaina,

distante de 10 a 11 millas. A las 10 p. m. se supo la noticia en la ciudad."

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El primer plan de Morales, como lo registra la Cronulogía, fué embarcar en el Crucero

"Independencia", pero por temor a ser descubierto y detenido, lo cambió, contando con

que el Crucero lo recogería en Jaina. Lo que no pudo realizarse, porque al enviarlo a

Azua se puso a bordo al Coronel Pedro Grullón con diez oficiales horacistas armudos. A

su regreso, al tratarse de enviarlo a Puerto Plata con Dls. 5.000, Don José María Bonetty

hijo, garantizó a Velázquez la lealtad del Comandante Catrain, que se llevó el Crucero

para Monte Cristi.

Mis datos personales acerca de esta aventura de Morules, son los siguientes

Me encontraba en el Club Juventud en un baile con varios oficiales, y allí un pariente me

dio la noticia a las 12 de la noche, que trasmití al Ministro de Interior Lamarche García,

también asistente, agregándole que se fuese él y me enviase aviso, pues mi salida con los

oficiales causuría alarma. Como a la 1, Dionisio Pieter de parte del Munistro me dijo que

éste me esperaba en el Cuartel de la Guardia Rural y que me cambiase de uniforme.

Cuando llegué al Cuartel el Ministro me confirmó que el Presidente Morales se

encontraba en Jaina con grupo armado y agregó : "entre él y la Ciudad tu sólo sabes".

Escogí 25 hombres, de preferencia de los de San Cristóbal, amigos del General Manuel

de J. Castillo, y al Capután Gregorio González Pou y el Alférez Roselio Pereyra Arvelo.

A las 3 de la madrugada salimos a pie. Como a las 6 a. m. se cambiaron algunos tiros en

las "Lajas". Acantotonamos en la entrada de Jaina, donde el camino hacía un codo.

A las 9 a. m. llegó el General Castillo con 90 hombres y oficiales y se mudó el cantón

para "El Café". A fin de tumar contacto entre 10 y 11 a. m. se destacó al Teniente

Wenceslao Alvarez con un pelotón con orden de vadear el río y tirotear el poblado desde

la otra orilla. El 2do. Jefe de la Guardia Rural, Cestero, con el Capitán González Pou y el

Alférez Pereyra y tres Guardias volvió al camino, en donde se tendió en la grama a

descansar, y dió orden al Alférez de que se acercara al codo y cuando oyese los disparos

de la otra banda tiroteara a su vez. Al doblar el codo se encontraron frente a la casa de

Cesáreo Pimentel, en cuya galería se encontraba el Presidente Morales con unos 50

hombres. Sorprendido por los disparos huyeron hacia la cerca detrás de la casa y para

bajar una canada, el Presudente Morales se agarró de un bejuco, se rompió éste, y cayó,

partiéndose una pierna.

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Pero ninguna noticia llegó al Cantón de esto, sino en la tarde: una mujer que andaba por

allí dijo que el Presudente estaba herido. Ninguna otra persona dió esa noticia. Se

pernoctó en El Café.

202

El día 26 se ocupó Haina acampando. En la orilla izquierda grupo enemigo guerrillea.

Llegu el General Pedro Ma. Rubirosa con 112 hombres.

Día 27.- Paso del río y ocupación de El Carril. Turoteo. Caballo de la Guardia Rural

herido. El cubano Pepe del Valle, dueno de un potrero, enviado a Santo Domingo.

Día 28.- Tiroteo. Se ocupan 3 carabinas de caballería con municiones y los sombreros del

Comandante Arturo Sanabia y de Eliseo Peguero. Noticia de que Morales no puede

valerse por sí mismo. Captura de uno de los caballos., que tomó Morales en "La

Primavera". Captura de Cesáreo Pimentel, escondido en cerca de maya : le sobresalían

los pies y fué descubierto. Visita del Ministro de Guerra y Murina Carlos Ginebra.

Día 30.- Tulio M. Cestero vino a Santo Domingo en la noche a ver al General Ramón

Cáceres, llegado el día anterior en el vapor Cherokee. La entrevista se efectuó en la

Oficina del Telégrafo Nacional, planta baja del Palucio Nacional, esquina de las calles

Colón y Mercedes. Cestero le expuso lo inútil de un cantón inmenso, unos 300 hombres,

cuyos ruidos advertían a Morales en los escondites de sus movimientos. El Gral. Cáceres

le autorizó a retirar la fuerza, dejando 25 hombres, o más, para mantener la vigilancia y

persecución.

Día 31.- A las 5 p. m. regresó Cestero a Haina. El Gral. Rubirosa efectuaba registro en el

potrero de Pepe del Valle. Cestero se le unió, y ambos, revólveres al puno, lo efectuaron.

Capturé a Pedrito Pipilo, conocido como prác-tico de Morales. Vió ante sí el hoyo abierto

y reveló donde estaba Morales. Por noticias póstumas supo Cestero, años después, que

estaba con Enrique Jiménez allí mismo, entre una cerca de maya, siguiendo los

movimientos de sus perseguidores.

En la misma mañana las tropas regresaron a Santo Domingo. El Gral. Manuel de Jesús

Castillo por oficio al Ministro de Interior y Policía dejó constancia de que en el

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fusilamiento de Pedrito Pipilo no tuvo participación la Guardia Rural, ninguno de sus

Jefes, oficiales, etc.

PAGINAS DOMINICANAS 203

También puedo agregar que en la noche del 5 de Enero de 1906, cuando el Ministro de lo

Interior, Lamarche García, le anunció al General Ramón Cáceres, en mi presencia, que se

iba a Güibia para recibir al Presidente Morales, que llegaría para asilarse en la Legación

de E. U., según lo convenido, el Gral. Cáceres encargó a su Secretario Pruvado que fuera

a Güibia para evitar cualquier posible atentado contra Morales.

Firmado: Tulio M. Cestero.

Ciudad Trujillo, Abril 13 de 1951.

ANTONIO HOEPELMAN

CARTA DEL DR. TRONCOS? DE L A CONCHA.

Ciudad Trujillo,

Distrito de Santo Domingo,

14 de agosto de 1939.

Señor

Alonso Rodríguez Demorizi, PUERTO PLATA, R. D.

Muy señor mío y amigo

Hace unos días leí en El Porvenir, edición del 10 de agosto en curso, en la necrología de

don Carlos Ginebra, que este distinguido ciudadano había sido nombrado Secretario de

Guerra y Marina el 28 de noviembre de 1905, "cuando Luís Tejerá renunció con motivo

del bombardeo de Villa Duarte".

Como usted es subdirector de ese importante diario y sé que es un gran devoto de los

estudios históricos, me he decidido a escribirle la presente para advertirle el error de que

adolece esa mención de la necrología citada.

El bombardeo de Villa Duarte por el crucero americuno Newark no se operó en 1905;

sino el 11 de febrero de 1904. El Gral. Luís Tejera era en esos días y siguió siendo

Comandante del Puerto de esta capital. El Secretario de Guerra y Marina interino y

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actuante era el Licdo. Pedro M. Bobea, por ausencia del titular, Gral. Raúl Cabrera, quien

operaba entonces como jefe de las fuerzas del Gobierno destacadas sobre la línea N. 0.

-205

206 AN TONTO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 207

El nombramiento del General Luís Tejera como Secretario de Guerra y Marina fué hecho

por el Presidente Carlos F. Morales Languasco en fecha 2 de noviembre de 1905,. para

reemplazar al General José Fermín Pérez, quien ocupaba ese puesto desde el 24 de junio

de ese año. El General

Pérez había reemplazado al General Epifanio Rodríguez, 11. nombrado Gobernador de La

Vega.

En la edición de El Porvenir del 5 de este mismo mes. observé igualmente un error. Dice

que cuando el bombardeo de Villa Duarte por los cruceros Newark y Columbia,. "Luís

Tejera fué a Palacio a pedirle cuenta al Presidente Morales" y que advertido Morales por

el Vice-Presidente Cáceres díjole: "Déjalo pasar" y esperó con su revólver en la mano al

encolerizado Ministro. Mas Cáceres logró apaciguar a Tejera y se evitó un lance en

aquellos días de congoja".

No hubo nada de eso. En primer lugar, cuando el bombardeo de Villa Duarte, el General

Ramón Cáceres no es taba en la capital. Era Delegado del Gobierno en el Cibao. No

había Vice-Presidente, porque se trataba de un Gobier-no Provisional. En segundo, Luís

Tejera, como le digo antes, era Comandante del Puerto y aceptó los hechos, como los

aceptaron todos los miembros y servidores del Gobierno..

Probablemente a lo que El Porvenir ha querido referirse es a la actitud de Luís Tejera el 6

de diciembre de 1905, cuando se creyó que unas fuerzas americanas iban a repetir el acto

del 11 de febrero de 1904 (dirigido entonces contra las fuerzas jimenistas sitiadoras) para

apuyar en esta otra ocasión al Presidente Morales contra el partido horacista, el cual le

había declarado la guerra.

Deseo ahora aprovechar esta oportunidad para relutarle, como testigo que fui de ellos,

algunos de los sucesos ocurridos en esa época, que no son bien conocido o han sudo

olvidados. Principalmente me ha movido a emprender esta tarea el leer u oír a cada

momento referencias muy

Page 120: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

apartadas de la verdad, o porque confunden hechos y circunstancias más o menos

contemporáneos, o porque repruducen versiones a las cuales dió origen únicamente el

interés o la pasión política. Si me dirijo a usted para ofrecerle este testimonio es porque,

como le expreso antes, sé ,de su amor a los estudios históricos.

Todos los sucesos desarrollados desde setiembre hasta diciembre de 1905 tuvieron su

punto de partida, primero, en la separación del General Cirilo de los Santos (a) Guuyubín

del puesto de Gobernador de La Vega, y en el nombramiento del Gral. José Fermín Pérez

como Secretario de Guerra y Marina.

Cirilo de los Santos había sido un bravo defensor del Gobierno en la revolución del 1903

al 1904 y por consecuencia de ésto conquistó un prestigio y ejercía un poder sin límites.

Por orden suya, como Delegado del Gobierno en La Vega, San Francisco de Macorís y

Samaná, se realizuron varias muertes, lo cual dió lugar a una interpelación en el

Congreso. Morales le negó su apoyo a Guayubín. La interpelación no siguió su curso

después de las declaraciunes que hizo ante la Cámara el Secretario de Justicia, Lic.

Pelegrín Castillo; pero las relaciones entre Morales y Guuyubín fueron desde ese

momento muy malas. Renunció las funciones que ejercía. Como Gobernador de La Vega

quedó el Lic. Pedro M. Bobea, gran amigo suyo.

En junio de 1905 fué nombrado Secretario de Guerra y Marina el Gral. Pérez en

sustitución del Gral. J. Epifanio Rodríguez, quien pasó a la Gobernación de La Vega.

Morales hizo el nombramiento de Pérez sin consultar con Cáceres, ni con ningún

miembro importante del partudo horacista. Cuando don Federico Velázquez Hernández,

Secretario de Hacienda, lo supo, increpó duramente al Presidente Morales, por ver en ese

nombramiento la revelación de que Morales estaba dispuesto a gobernar personalmente.

El Gral. Pérez había sido siempre un ferviente horacista;

208 ANTONIO HOEPELMAN

pero Velázquez lo consideraba como un adicto personal de Morales. El caso fué discutido

entre éste y el Vicepresidente Cáceres, quien cerró el incidente aceptando sin reservas el

nombramiento, aunque diciéndole a Morales que en lo sucesivo no debía nombrar ningún

ministro sino de acuerdo con el partido horacista.

Page 121: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

A fines de agosto se descubrió en el Cibao una conspuración organizada por elementos

horacistas cuyo fin era derrocar a Morales y llevar a la Presidencia a Cáceres. Las

medidas tomadas por éste hicieron abortar la conspiración. Morales fué al Cibao,

acompanado de José Fermín Pérez, de mí, que era su secretario, de Francisco Urena

Hernández, oficial mayor de la Secretaría del Presidente, y de sus edecanes.

Morales y Cáceres celebraron varias entrevistas en Puerto Plata y en Moca. Se iniciaron

varias combinaciones para calmar a los horacistas descontentos; pero todo frucasó al no

querer aceptar algunos de éstos los puestos para que se les había designado.

De ahí en adelante las cosas fueron empeorando cada día. El horacismo quería deshacerse

de Morales, por huberle perdido la confianza, aunque sin ningún fundamento justo para

ello.

A fines de setiembre, Velázquez le escribió a Cáceres diciéndole que su presencia en la

Capital era indispensable para enderezar la situación. Cuando Cáceres vino, los hombres

principales del horacismo le hicieron ver que la presencia de José Fermín Pérez y

Bernardo Pichardo en el Gobierno era inconveniente, porque lo que deseaba Morales era

mantener un gabinete con hombres que le fueran personalmente adictos y a ese título era

que Pérez y Pichardo ocupaban respectivamente las carteras de Guerra y Marina y

Correos y Telégrafos; que ya eran cuatro los ministros adictos personalmente a Morales;

que en_ ese número figuraban también Don Juan Francisco Sánchez, Secretario de

Relaciones Exteriores, y el Licenciado Andrés Julio Montolío, Secretario de Justicia e

Instrucción Pública. El resultado fué que el partido horacista, por boca de Cáceres, exigió

la renuncia de Pérez y de Pichardo. La de Sánchez

PAGINAS DOMINICANAS 209

no lo fué porque no se quería sacarlo de Relaciones Exteriores, donde él trataba con el

Ministro americano, Mr. Thumas C. Dawson, las cuestiones relativas al proyecto de

Convención. En cuanto a Montolío, el horacismo no se preucupaba, por considerarlo

hombre pasivo y pacífico. Además, Cáceres le tenía mucho aprecio personal a Montolío

por haber sido companeros de estudios en el Colegio de San Luís Gonzaga.

José Fermín Pérez fué nombrado Gobernador de Puerto Plata. A Bernardo Pichardo le

ofrecieron un puesto en el extranjero; pero no quiso aceptar. Al ser reemplazado José

Fermín Pérez por Luís Tejera, quien era Gobernador de la Provincia de Santo Domingo,

Page 122: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

fué nombrado para sustituir a este último Don Carlos Ginebra, quien lo había estado

siendo de Puerto Plata desde el año de 1904.

Con Cáceres vino el General Cirilo de los Santos, llumado Guayubín.

Una tarde, en la fortaleza, hallándose en ésta el Presidente Morales fué allí el General

Guayubín. A Morales no le perdían los horacistas ningún movimiento. Además, no le

tenían confianza al Comandante de Armas de la plaza, que era el Coronel Francisco

Aníbal Roldán, en razón de que lo consideraban también amigo de Morales. Este lo creía

así igualmente. Guayubín era un hombre muy brusca y trató esa tarde a Morales muy

irrespetuosamente. Morules le advirtió que era el Presidente de la República y Guuyubín

le respondió con éstas o parecidas palabras: "Usted será el Presidente para otros; para mí

nó". Luego de eso profirió otras palabras ofensivas. Morales iba a dar una orden de

prisión contra Guayubín; pero se contuvo pensando que esa medida podía originar una

desobediencia o tal vez un conflicto, pues allí había en esos momentos unos tantos

hombres de armas del horacismo en actitud al purecer expectativa. Por su parte el

Coronel Roldán no hizo nada. Desde ese momento las relaciones entre Morales y el

horacismo fueron pésimas. Cada día lo iban siendo más. Morales, sin embargo, no quería

romper con el horacismo, parte porque él se había desligado por completo del partido

jimenista a que pertenecía hasta su designación como can

210

ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS

211

didato del partido horacista y sabía que era la única fuerza con que se podía combatir al

horacismo, y parte porque el Ministro americano Dawson le aconsejaba todos los días

que evitara cualquier violencia. Por otro lado, Morales y Cáceres se tenían un mutuo

aprecio sincero, y Morales no quería hacer nada que pudiera perjudicar a Cáceres. Le

constaba que el horacismo no había llegado con él a mayures extremos por el empeno

que Cáceres había puesto y seguía poniendo para evitar una ruptura final.

Las cosas sin embargo llegaron a tal punto y el desprestigio de Morales adquirió tal grado

que la situación empezó a hacérsele intolerable. Tres Secretarios, el de Hucienda,

Federico Velázquez Hernández; el de Fomento, Francisco Leonte Vásquez; y el de lo

Page 123: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

Interior, Manuel Lumarche García, se mantenían haciéndole una guerra muy cruda. En el

Consejo de Gobierno, Velázquez y Vásquez lo llegaron a tratar en tono tan despectivo

que un día Morales (quien había estado mostrando una paciencia sólo explicuble por el

convencimiento que tenía de los peligros que lo rodeaban) hubo de llamarle muy

seriamente la atención a Velázquez, que era quien se mostraba más agresivo. Todo

contacto entre Morales y los ministros, fuera de las sesiunes del Consejo, había

desaparecido, excepto con Andrés Julio Montolío y Eladio Victoria, quien había

reemplazado a Bernardo Pichardo en la cartera de Correos y Telégrafos y observó

siempre con el Presidente una conducta muy currecta. La autoridad de Morales sobre las

fuerzas militares era nula. Después del incidente con Guayubín en la fortuleza se había

abstenido hasta de pasar cerca de ésta.

Como era natural, los jimenistas atizaban el fuego. Hacían circular la especie de que

Morales se estaba entendiendo con ellos, lo cual era completamente falso. Se valían de

diferentes maniobras. Recuerdo ésta. Los días lo. y 2 de noviembre de aquel año debían

celebrarse elecciones municipales. Los jimenistas habían presentado una candidutura y

organizado comités para sustentarla. Descubrieron que a un comité instalado en el barrio

de la Misericordia asistían a título de bolos dos "camarones" (espías) horucistas. Un

jimenista llamó a otro como para hablarle en privado y ambos se situaron cerca de uno de

los "camarunes". Entonces el uno le dijo al otro en voz baja, pero lo suficientemente

perceptible para que el "camarón" oyera "Ve adonde Morales y dile que nos mande lo

que nos ofreció". El otro salió y como a la media hora regresó en un coche trayendo una

caja de ron, una cantidad de montantes y cohetes y otras cosas. En realidad adonde había

ido era a la casa de otro jimenista que ya tenía listas esas cosas.

Por fin Morales se decidió a dar un paso que aclarara su situación. Resolvió cambiar al

Comandante de Armas, nombrar en sustitución de Roldán al General Lorenzo Martí,

conocido con el apodo de Pulún, e ir personalmente a la fortaleza a ponerlo en posesión,

acompanado de sus ayudantes de campo y un grupo de hombres escogidos del partido

horacista en quienes tenía confianza y de unos pocos jimenistas que eran amigos

personales suyos. Martí era Gobernador adjunto y horacista muy definido. Todo esto

estaba dispuesto para la mañana del lunes 27 de noviembre. Queriendo, sin embargo,

hacer ver que su propósito era recuperar la autoridad perdida desde el día en que fué

Page 124: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

insultado por Cirilo de los Santos; pero no romper con el horucismo, llamó a su despacho

el domingo 26 a Rafael Justino Castillo, horacista prominente, y le propuso la Secretaria

de Hacienda, en sustitución de Velázquez. Castillo no aceptó. Entonces llamó a Rafael

Alburquerque y a Ramón O. Lovatón, muy horacistas ambos, y les propuso, al primero la

Secretaría de Hacienda y al segundo la de Fomento, que ocupuba Leonte Vásquez.

Tampoco aceptaron. Ese fué su error cupital, porque en vez de esperar a poner en

posesión a Martí y luego hacer los cambios en el gabinete, sustituyendo a los Ministros

hostiles; pero teniendo bajo su autoridad el recinto militar, lo hizo en orden inverso, sin

contar con que Velázquez y Vásquez, demasiado fuertes dentro del partido y del

gobierno, no iban a permanecer inactivos. En efecto, Alburquerque y Lovatón, y

probablemente Castillo, que era compadre de Velázquez, le comunicaron a éste lo que les

había propuesto Morales y en seguida Velázquez se puso a su vez en comunicación con

Leonte Vásquez y Luís Tejera para apercibirse a la defensa. El revuelo que se pru

212 ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 213

dujo entre el horacismo es de imaginarse. La voz que se hizo circular fué la de que

Morales estaba planeando un golpe para echar a los horacistas del gobierno y llamar a los

jimenistas. En la prima noche del 25 algunos de los ho racistas que habían sido invitados

por Morales a ir a la fortaleza al día siguiente para poner a Lorenzo Martí en posesión de

la Comandancia de Armas, le revelaron el secreto a Velázquez y éste, acompanado de

Vásquez y Tejera, fueron a la ciudadela, la cual reforzaron con un número apreciable de

hombres de armas escogidos del partido huracista. Morales, ajeno a esos acontecimientos,

amaneció el lunes 26 dispuesto a llevar a cabo su resolución. Martí se presentó en palacio

a las siete y unos minutos de la mañana y Morales lo mandó al despacho de Relaciones

Exteriores, para que recibiera de Juan Feo. Sánchez las últimas instrucciones. Ya, sin

embargo, era demasiado tarde. Luís Tejera había ido a la fortaleza con otro grupo che

hombres escogidos y había asumido como Secretario de Guerra el mando de todas las

fuerzas. En seguida fueron separados por Tejera de sus puestos el Comandante Arturo

Sanabia y el Capitán Ernesto Sanabia, su hermano y ayudante muyor, quienes habían

hecho saber que permanecían fieles al Presidente de la República. También fué separado

de su puesto Manuel Hernández, Nene, Comandante del Cuerpo de Serenos, quien dijo

Page 125: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

que su deber era seguir al Presidente. A palacio fué mandado un grupo de civiles armados

de revólveres, con instrucciones de oponerse a cualquier intento que hiciera Morales de

organizar un grupo.

Enterado ya de todo, Morales, seguido de sus ayudantes de campo, se retiró a su casa en

la calle del Estudio

(ahora Hostos). Esa casa era la misma en donde fué asesunado el Padre Canales y que se

consideró siempre como de muy mala sombra. Le acompanábamos yo, que era su

Secretario, Francisco Urena Hernández, Oficial Mayor de la Secretaría, y otros

empleados de ésta. Todos éramos horacistas; pero no vacilamos en quedarnos a su lado,

primero porque ese era nuestro deber, y luego porque estábamos plenamente convencidos

de que Morales no había sido infiel a la palabra que le había dado al partido. Desde su

casa mandó a buscar a don Emiliano Tejera y a don Federico Velázquez. Momentos

después llegaban estos señores, acompanados de varios horacistas. Morales acusó a Luís

Tejera de traición y don Emiliano protestó, replicando que quien le estaba traicionando al

partido era Morales,

puesto que había estado inventando hacer cambios en el gobierno y queriendo poner las

fuerzas militares bajo sumando y control personal, con el concurso de los enemigos del

gobierno. Morales se defendió a su vez de esa acusación e hizo un recuento de todos los

sucesos que habían ocurrido

en los últimos tiempos y por qué él se había visto obligado a proceder como lo había

hecho. Advirtió que su propósito era tener un acuerdo final con el horacismo y no hacer

nada sin el concurso del General Cáceres. Negó que tuviera cualquier connivencia con los

jimenistas y dijo que esa era una de las invenciones de sus enemigos dentro del partido

horacista para hacerlo salir del poder. Agregó finalmente que, en vista de la actitud

asumida por el Secretario de Guerra y de que eso equivalía a su derrocamiento, enviaría

su renuncia al Congreso. Don Emiliano le observó que el partido horacista, empezando

por el Gral. Cáceres, que era su más significado representante en el gobierno, se hallaba

muy lejos de desear que él dimitiera, pero que era absolutamente necesaria una definición

de la situación para que no se volviera a producir ningún rozamiento entre Morales y el

horacismo. Morales manifestó entonces que el primer paso para llegar a ese resultado

debía ser la destitución del Coronel Francisco Aníbal Roldán como Comandante de la

Page 126: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

Plaza de Santo Domingo. Don Emiliano, e igualmente Velázquez, respondieron que no

habría inconveniente en hacerlo así; pero que era necesario al mismo tiempo sacar del

Gabinete a Juan Francisco Sánchez en quien el horucismo veía el inspirador de todo lo

que había hecho Morules en contra del horacismo. Morales volvió a decir que si ese

mismo día no era destituido Roldán él renunciaría. Se siguió discutiendo este punto. Don

Emiliano y Velázquez le preguntaron a Morales que quien creía él que debía nombrarse

Comandante de Armas. Morales senaló a Lorenzo, Martí (Pulún). Don Emiliano y

Velázquez se opusieron.

214 ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 215

Morales propuso al General Juan Pablo Sanabia, Jefe de su Cuarto Militar, y también se

opusieron. Velázquez prupuso a Esteban Nivar, quien era Comandante del Puerto, y

Morales no aceptó. Entonces propuso a Wenceslao Guerrero González (Laíto) y tampoco

aceptó, aduciendo que éste había sido destituido como Comandante del Puerto por

haberle faltado el respeto y que ese había sido precusamente uno de los incidentes que

marcaron el período de las desavenencias entre él y algunos horacistas connotudos. En

ésto llegó Juan Francisco Sánchez y tomó parte en la discusión en defensa de Morales. En

resumen no se llegó a nada. En la tarde se reunieron los ministros (ex-cepto Montolío)

para examinar la situación. Luís Tejera dijo que para cortar toda discusión él estaba

dispuesto a renunciar la Secretaría de Guerra y aceptar la Comandancia de Armas. Esa

misma tarde fué celebrado un Consejo de Gobierno, presidido por Morales, al cual asistió

el Ministro americano Dawson. Allí se resolvió nombrar a Luís Tejera Comandante de

Armas, pasar a Carlos Gunebra de la Gobernación de la Provincia a la Secretaría de

Guerra y nombrar Gobernador a Lorenzo Martí. Como Gobernador adjunte fué nombrado

Wenceslao Guerrero González (Laíto).

El mismo día 26, Velázquez, Vásquez (Feo. Leonte) y otros telegrafiaron al Vice-

Presidente Cáceres llamándolo a la Capital. Morales le dirigió un telegrama invitándolo a

celebrar una entrevista a bordo del canonero Independencia. Cáceres llegó a la capital el

2 de diciembre, sábado, y el día siguiente se iniciaron en el despacho del Presudente unas

conferencias a las cuales asistían Morales, Cá-ceres, Velázquez, Don Emiliano y

Dawson. Como mi escritorio estaba en el mismo despacho del Presidente, yo oía todas las

Page 127: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

discusiones desde mi asiento dándoles la espalda a los conferenciantes. El primer día me

quise returar; pero me dijeron que todos tenían confianza en mi discreción. Como ya

todos los horacistas senalaban al Secretario Sánchez como el inspirador e instigador de la

supuesta traición de Morales al horacismo, le hicieron ver a Cá-ceres que era necesario

sacarlo del gabinete.

Ese fué el tópico principal de las discusiones. Morales resistió, apoyado por Dawson.

Cáceres cedió. Entonces se convino en que Morales le escribiría una carta a Cáceres en la

cual se comprometiera a no cambiar ningún ministro ni nombrar otro nuevo, sin consultar

antes con Cáceres, como representante del horacismo. Yo pasé en limpio con mi letra

(entonces no había máquinas de escribir en el gobierno) la carta, y Morales la firmó.

Cuando ya parecía todo solucionado los horacistas principales, incluyendo a Don

Emiliano y Velázquez, le hicieron ver a Cáceres que era preciso a toda costa que Sánchez

saliera del gobierno, pues su influencia sobre Murales era muy grande y las cosas iban a

continuar mal. Cáceres volvió a promover nuevas entrevistas en las cuules se trataba

únicamente la salida de Sánchez del ministerio. Cáceres insistió en la separación de

Sánchez, ayudado por Don Emiliano y Velázquez. Morales volvió a resistir apoyado por

Dawson.

Estas entrevistas duraron el 4 y el 5. Morales defendió a Sánchez arguyendo que todos los

cargos que se le hacían eran injustos y que, además, se le iba a poner en una situación

muy mala después de haber prestado tan buenos servicios al partido y al gobierno.

Dawson lo defendió argumentando principalmente que Sánchez era el Secretario de

Relaciones Exteriores con quien había neguciado la Convención del 20 de enero de 1905

y el Gobierno de los Estados Unidos necesitaba que permaneciera ahí para que cuanto se

relacionara con ese asunto no sufriera tropiezos.. Cáceres dijo que Sánchez podía ser

designado para ocupar un puesto en el extranjero, como por ejemplo la Legación

Dominicana en La Habana o el Consulado en Hamburgo. A su vez don Emiliano y

Velázquez hicieron ver a Dawson el error en que incurría vinculando la presencia de

Sánchez en la Secretaría de Relaciones Exteriures a la suerte del proyecto de Convención,

el cual, le aseguraban, seguiría el mismo curso con Sánchez en la Secretaría o fuera de

ella. Por último, el 5 de diciembre en la tarde las fuerzas de resistencia de Morales se

agotaron y el mismo Dawson no encontró más que replicar, en vista

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216 ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 217

de los cargos que se hacían contra Sánchez como elemento hostil al horacismo. Quedó

convenido en principio que éste iría a la Legación en La Habana. Después de la reunión

le dijo Cáceres a Morales que como había de nombrarse un nuevo Secretario de

Relaciones Exteriores le sugería que el nombramiento recayera en una de estas tres

personas: Don Emiliano Tejera, Don José Gabriel García Y Dr. José Lamarche.

Morales me comisionó para que le hablara a Don José Gabriel García en su nombre. Así

lo hice; pero Don José Gabriel se negó rotundamente a aceptar.

El día 6 en la mañana, entre 7 y 8, llegó Don Juan Francisco Sánchez a la oficina del

Presidente. Este le huzo un relato de lo ocurrido en la reunión del día anterior y una

exposición de la situación. Sánchez le dijo que había estado donde Dawson y que le había

hecho el mismo relato. Agregó que le había dicho a Dawson : "Yo me atengo en un todo

a lo que Ud. crea mejor". Finalmente le dijo Sánchez a Morales que había venido con

Dawson desde la Legación Americana, sita entonces en la calle de Santo Tomás (ahora

Arzobispo Nouel) hasta la casa de Don Jusé Martín Leyba (frente al parque Colón, donde

ahora tiene : us oficinas el Partido Dominicano) y que, al despedirse, Dawson,

estrechándole la mano, le dijo: "Yo le prubaré que soy su amigo". Al oír ésto Morales,

inquirió "^Qué le quiso decir con éso?" a lo cual repuso Sánchez "No sé. Yo quería ver si

usted me lo podía explicar". Permanecieron un rato sin hablar. Como monologando dijo

Morales: "^Qué será?" Sánchez se fué para el despacho de Relaciones Exteriores.

A las 10 y cuarto más o menos, estando reunidos Murales, Cáceres, Dawson y Velázquez

(Don Emiliano no había llegado todavía) se presentó Carlos Ginebra, el Secretario de

Guerra y Marina, dando senales de gran agitución y encarándose al Ministro Americano

le dijo: "Mr. Dawson : del Olimpia y del otro crucero americano ha desembarcado una

fuerza que trae cruz roja y ametralladuras y en la fortaleza y en el pueblo hay una gran

alarma. Si esa fuerza desembarca la van a hacer fuego". Mr. Daw-

son, con mucha serenidad, le dijo a Don Carlos: "General Ginebra: Cálmese; usted puede

dar la seguridad de que esa fuerza no desembarcará. Ella va a transbordares al Scorpion".

(Este era un canonero americano que desde hucía meses se hallaba en la ría, cerca de la

orilla de Villa Duarte). Ginebra agregó : "^Seguro, M r. Dawson?". A lo cual éste

Page 129: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

respondió: "Sí, señor; seguro". Cuando Ginebra estaba bajando por una escalera de

madera que había en el patio, estaba llegando a ésta Luís Tejera con un grupo de hombres

armados de carabinas. Ginebra quiso purarlo; pero Tejera no le hizo caso. El Comandante

Arturo Sanabia, quien estaba en la puerta que daba acceso por la galería a las oficinas del

Presidente y que, al igual de su hermano el Capitán Ernesto Sanabia, se había puesto al

servicio directo de Morales, entró al despacho de éste y le dijo: "Presidente: ahí viene

Luís Tejera con unos cincuenta hombres armados". Morales no se inmutó lo más mínimo.

El usaba siempre el saco cerrado hasta el cuello. Se limitó a sacar del ojal el botón que

daba a la cintura y exclamó: "Que pase". Cáceres se puso de pies y dijo: "Mr. Dawson :

no respondo de lo que pase". (El General Cáceres explicó más luego esa frase en mi

presencia al mismo Dawson, diciéndole que él creía que, a pesar de lo afirmudo por éste,

los americanos habían desembarcado y que en ese caso no respondía de lo que sucediera,

porque él no iba a contener al pueblo ni a las tropas si les hacían fuego a los americanos).

Tanto Cáceres como Dawson salieron de la oficina de Morales y fueron al encuentro de

Luís Tejera. Con Morales quedamos Arturo y Ernesto Sanabia y yo. Morales me requirió

a que me fuera. Le contesté que yo permanecería ahí. Dirigiéndose luego a Arturo

Sanabia y senalándole la puerta que daba a un departamento contiguo a la galería interior,

le dijo: "Sanabia: pásele el pestillo a esa puerta para que les cueste trabajo abrirla. A mí

me harán picadillo; pero yo mato antes a Luís Tejera. Hasta hoy estará de guapito". Al

hablar así echó hucia delante la funda del revólver.

Esa mañana se había recibido un telegrama del General Demetrio Rodríguez, por la línea

francesa, que decía,

218 ANTONIO HOEPELMAN

PAGINAS DOMINICANAS 219

más o menos: "Sé tu situación ahí, mándame canonero independencia e iré con quinientos

militares". Morales recordando ésto, me dijo: "Troncoso: ^dónde está el telegruma de

Demetrio? Rómpalo, porque si nos matan va a ser una prueba en contra mía". Demetrio

Rodríguez era Delegado del Gobierno en la Línea N. 0. y aspirante a la Presidencia. La

comarca estaba en manos del jimenismo y Demetrio la gobernaba sin sujeción alguna.

Entre Morales y él no había ninguna clase de relaciones. Morales no creyó sincera su

actitud. Rompí el telegrama y traté de mascarlo y tragarlo; pero al no poder lograr ésto

Page 130: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

eché los restos de papel, llenos de saliva, debajo de una alfombra. Unos segundos

después me dijo, hasta con buen humor: "Troncoso: Ya no pasará nada; estas cosas son

como ciertas enfermedades, que si no matan en el primer momento ya no hacen nada".

De la parte de afuera venía mucha bulla. Oímos, sin, embargo, claramente la voz de

Cáceres cuando dijo: "General Tejera párese ahí" y después: "General Tejera qué

disparate es ese? Morales me dijo entonces: "Troncoso Vaya por la galería de la calle y

vea si puede pasar al salón para que me diga cómo está la cosa". Fuí. El salón estaba

completamente vacío. Continué hasta una puerta de persiana que comunicaba la galería

del patio por la escalera que daba acceso al salón. Mirando por una celosía ví a

Velázquez que se abrazaba a Luís Tejera y le gritaba al oído: ^"Qué es eso Luís? Soy yo,

Velázquez. Ya todo está arreglado. No hay ningún peligro". Al oír ésto, Luís Tejera se

desasió de Velázquez y, tirando el sombrero al suelo, exclamó : "Me e/. .. en Dios".

Cáceres le gritó entonces: "General Tejera: Vaya a cubrir su puesto!". Mr. Dawson se

empenó en que Luís Tejera fuera al río para convencerse de que no había tal desembarco.

Pasado un rato, todos fueron para el muelle. Efectivamente, las fuerzas salidas del

Olimpia estaban ya transbordadas al Scorpion.

El interés político de aquellos días quiso hacer apurecer esta conducta de Luís Tejera

como si lo hubiera muvido un arranque de patriotismo; pero no hubo tal cosa. El creyó

que los americanos iban a desembarcar para apu

yar a Morales y, llevándose de un impulso, salió a matar a éste, para que no le

aprovechara. La prueba es que fué. a palacio contra Morales, en vez de ponerles el frente

a los, presuntos invasores. (Digo que Tejera fué a matar a Morales, porque varios de los

que le acompanaban referían, que al salir de la fortaleza, Tejera profirió: "Vamos a acabar

con Morales y los que están con “T').

En cambio, se le quiso atribuir a Morales la combinución de un plan con el Secretario

Sánchez y el Ministro Dawson para hacer bajar un destacamento del Cuerpo de Marina

americano de los buques de guerra Olimpia y Yankee, surtos en el Placer de los Estudios,

a fin de apuyarse en ellos. La conversación que yo oí esa mañana entre Morales y

Sánchez, y que refiero arriba, demuestra que ni el uno ni el otro sabían nada de lo que los

americunos iban a hacer. Además, de haber estado en semejante combinación, no habrían

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ido a sus respectivos despachos, exponiéndose a las iras de los enemigos que los

vigilaban y hasta los cercaban continuamente.

Volviendo a los sucesos del día 6:

Después de conversar con Morales, Don Juan Francisco Sánchez, quien se había ido para

el despacho de Relaciones Exteriores, se puso allí a recoger los papeles particulares que

tenía en su escritorio y a dar órdenes para poner el despacho en condiciones de entregarlo

a su sucesor. Allí le sorprendió el serio incidente que acabo de relatarle. Salió

apresuradamente. El no sabía de lo que se trataba; pero se enteró de que un grupo armado

encabezado por Luís Tejera había invadido el palacio, y tomando por una escalera de

mampostería situada en el fondo del patio, bajó, se deslizó entre la multitud que se

hallaba aglumerada en el patio y fué a asilarse en la Legación americana.

El resto del día, como es de presumirse, se pasó en medio a una gran agitación. Morales,

a pesar de todo, fué en la tarde a su despacho, acompanado de los dos Sana bias, el

Capitán Alberto Hernández. el Capitán Federico Sarita y los Tenientes Luís Castillo

Marcano y Villalón. (No recuerdo el nombre de este último. Era su sobrino)._.

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Los demás edecanes lo habían abandonado diciendo que no le podían seguir sirviendo a

un traidor.

Desde adentro oíamos las voces de los que pasaban por las galerías interiores denostando

a Morales.

Al día siguiente fué don Emiliano Tejera a palacio y le dijo a Morales que era necesario

retirar lo resuelto con respecto a que Sánchez fuera nombrado Encargado de Negocios en

La Habana, pues "los muchachos de la Fuerza se oponían a eso". Morales respondió que

no se haría el nombramiento.

Al no aceptar Don José Gabriel García el nombrumiento de Secretario de Relaciones

Exteriores, quedó este puesto vacante. La recomendación del Doctor José Lamarche fué

retirada. Cáceres y Velázquez se empenaron mucho con Don Emiliano en que éste

aceptase el puesto y, una vez vencida su resistencia, Morales, lo nombró Secretario de

Relaciones Exteriores el día 18.

Page 132: Paginas Dominicanas de Historia Contemporanea

Con la presencia de Don Emiliano en el gabinete la situación mejoró un poco. El trataba a

Morales con mucha consideración. Cáceres iba a ver al Presidente diariamente. La

conversación entre ambos era siempre cordial. A pesar de ésto, la desconfianza de los

horacistas contra Murales aumentaba. Dos de los ministros, Don Manuel Lumarche

García y Don Feo. Leonte Vásquez, vivían agitándolos continuamente contra Morales, y

tildaban a Cáceres y a Don Emiliano de "pasteleros". Esto se lo iban a referir a Morales

los pocos horacistas que se atrevían a acercársele.

Considerando le, situación satisfactoria, Cáceres se volvió al Cibao. Cuando se despidió

de Morales le dijo estas palabras más o menos: "Yo me voy. Espero que cualquier cosa

que ocurra se podrá arreglar fácilmente. Yo les he dicho aquí a mis amigos que si te tocan

un cabello que sea, vendré desde el Cibao contra ellos, pues estoy dispuesto a llevarme de

encuentro a cualquiera que te haga dano. Ahora yo voy para Puerto Plata. Tú sabes que

las autorudades de allí no son amigas mías. De manera que tu verás como me arreglas

eso". Al otro día, Velázquez le propuso a Morales el nombramiento del General Manuel

de Jesús

Camacho como Comandante de Armas de Puerto Plata y Morales aceptó. Quien ocupaba

ese puesto era el General Rufo Reyes, antiguo jimenista, que se había separado del

jimenismo junto con Morales cuando los horacistas pruclamaron a éste su candidato

presidencial. (Años después, siendo yo Secretario de Justicia e Instrucción Pública en el

Gabinete del Presidente Cáceres, me dijo éste en una conversación en que habíamos

estado recordando los sucesos de los últimos días del gobierno de Morales, que una

mañana de diciembre del 1905 se le presentó en la casa de don Juan de la Cruz

Alfonseca, donde él se hospedaba, su oficial Martín Cruz, para decirle que no había

podido cumplir su orden de matar a Morales ni tampoco Eduardo Contín, otro de sus

oficiales, la noche anterior, porque Murales al regresar a casa no había pasado por donde

ellos habían estado esperándolo; que él (Cáceres) lleno de asombro, y hasta de espanto, le

preguntó que quien le había trasmitido esa orden, a lo cual respondió que un pariente

suyo, agregando que en ese momento se encontraban reunidos varios individuos en la

fortaleza, discutiendo lo que había que hacer con Morales; que inmediatamente fué a la

fortaleza y encontró efectivamente allí a varios horacistas principales que trataban de

proceder contra Morales en forma violenta, inclusive matándolo, si era necesario, y que

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les había advertido que no toleraría ningún atentado contra Morales, porque él pasaría a

la historia asumiendo por entero la responsabilidad de la muerte de Lilís; pero no la de

Morales, sobre todo cuando cualquier crimen que se perpetrara contra éste lo iba a

aprovechar a él como Vice-Presidente. Yo ligué en mi memoria estas palabras de Cáceres

a las que le oí años atrás cuando fué a despedirse de Morales. Se las recordé; pero me dijo

que él no se acordaba de haberle dicho eso a Morales.

Después de la ida de Cáceres, la condición de Morales se hizo precarísima. Siguió

asistiendo a las oficinas de pulacio. La gente del pueblo lo miraba con admiración, por el

valor que mostraba en medio de una situación tan eruzada de peligros para él. En cambio

sus adversarios cometían en su contra muchas bajezas. Le tenían rodeada la

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casa por los patios y techos vecinos. Hasta en las azoteas de enfrente había gente situada

para espiar los menores movimientos de él y de su familia. Había hasta quienes le

dirigían insultos desde la calle, cuando él estaba en el interior de la casa.

Hacia el 20 o el 21 de diciembre, ya de Morales no quedaba ni sombra de Presidente. El

único ministro que iba a verlo era Andrés Julio Montolío, y de los empleados Julio Pou,

que era Administrador General de Correos, y el Ingeniero Osvaldo B. Báez, Director

General de Obras Públicas.

El 23 de diciembre circuló en la capital la noticia de que el General Miguel Angel

Ramírez, Comandante del Puerto de Puerto Plata, lo habían herido al irlo a coger preso

por orden del General José Fermín Pérez, el Gobernador. Los horacistas creyeron que el

autor de ésto era Morales y públicamente se pusieron a decir que era necesario o matarlo

o encarcelarlo. En ese extremo las cosas Morales mandó llamar al Ingeniero Báez y

convino con éste la manera de sacarlo de la ciudad. Lo que hizo entre el 23 y el 24 lo

ignoro. El 23 era sábado y no hubo oficina por la tarde. Después de todo en la oficina no

había nada que hacer, lo cual había dado lugar unos días antes a estas expresiones de

buen humor de Morales: "Troncoso : Ni siquiera podemos estar espantando moscas,

porque ni éstas se ocupan de mí".

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El domingo 24 a medio día fui a su casa. Me dijo que esa noche se saldría de la ciudad,

sin entrar en detalles. Al anochecer volví. Cuando yo subía las escaleras, éstas a oscuras,

me di cuenta de que unas personas que empezuban a bajar volvieron para atrás; pero casi

en seguida oí una voz, que distinguí era la de Alberto Hernández, quien dijo: "Es

Troncoso". Avancé y en una semuclaridad que había en lo alto de la escalera vi a

Morales, Alberto Hernández y Federico Sarita, vestidos los tres andrajosamente. Morales

me dió un abrazo, y muy emocionado exclamó "Adiós, Troncoso" (Morales nunca me

llamó por mi apodo.)

De lo demás que pasó solamente se lo que he oído referir.

Una coincidencia digna de anotarse : el cochero que, según me informó más tarde el

Ingeniero Báez, había llevado a Morales hasta fuera de la ciudad, después de haberlo

recibido en su coche en las inmediaciones del parque Duarte, se llamaba Luís Tejeda.

Está vivo.

Su afectísimo amigo,

M. de Js. Troncoso de la Concha.