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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE P. TARCISIO RUBIN, CS MISIONERO MIGRANTE UN MOSAICO DE TESTIMONIOS VIVOS P. Luciano Baggio, cs CEMLA Centro De Estudios Migratorios Latino Americanos Buenos Aires, Argentina

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

P. TARCISIO RUBIN, CS MISIONERO MIGRANTE

UN MOSAICO DE TESTIMONIOS VIVOS P. Luciano Baggio, cs

CEMLA

Centro De Estudios Mig rato r ios Lat ino Amer icanos

Buenos Ai res, Argent ina

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

INDICE

PRESENTACION1 ............................................................................................. 5

HACIA ALTO CALILEGUA .............................................................................. 6

- Retomando sus huellas

- En la humilde Capilla de adobe

DESDE EUROPA A AMERICA DEL SUD ........................................................ 8

- Antecedentes

- Adiós a su Tierra

- En el puerto de Buenos Aires sin valija

- Visitas a Italia

SACERDOTE PARA LOS SACERDOTES ..................................................... 11

- Amistad con los sacerdotes mendocinos

- Ejercicios espirituales en el Seminario Scalabrini

- Carta de despedida de Mendoza

EL IDEAL DEL PEREGRINO .......................................................................... 14

- Su ubicación apostólica

- La apertura hacia el Norte

- En el corazón de la guerrilla

- Misión "Cristo Amigo"

LA MISION EXODO .......................................................................................... 17

- Finalidad y método

- Trece puntos orientativos

- El valor de la amistad

EVANGELIZAR CON SENCILLEZ ................................................................ 21

- El Padrecito con barba

- Dormir dondequiera

- El mensaje para los sencillos

- Manos en alto

- Una oración de la noche

ALMA DE APOSTOL ........................................................................................ 25

- Con los connacionales italianos

- Más animador que organizador

- Encuentro de Pastoral Migratoria en el Norte

- Entre coyas de Valle Grande

1 Foto primera página: Chalicán, Sept. 1983, fiesta patronal (Gabriela Parussini)

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

ETRUCTURAS Y MISSIONARIDAD .............................................................. 29

- Parroquias territoriales y misiones

- Primera entrevista

- Segunda entrevista

- Sobre - para - con los migrantes

ANDARIEGO E INCÓMODO .......................................................................... 34

- Como el viento

- Varias veces en la cárcel

- Con Galtieri y Pinochet para los soldados presos

- En la Antártida argentina

- Medidas difíciles

RASGOS DE ASCETA ....................................................................................... 38

- Como un monje oriental

- Cuatro días sin comer

- Con la sola sotana

- Primero lo lavo y después lo beso

- Con un dedo cortado y seis lastimados

CARIDAD SIN MEDIDA ................................................................................... 42

- Con toda solicitud

- Recibir con cariño

LA ORACIÓN SOBRE TODO .......................................................................... 45

- Concentración mental

- Oración desde la biblia

- Horas de adoración

ENFERMEDAD Y MUERTE ............................................................................ 49

- El extremo desafío

- Al lado del altar

PADRE “EVANGELIO” .................................................................................... 53

- Hombre de dios

SU “TESTAMENTO” .......................................................................................... 55

- La dificultad de escribir

- Dialéctica de la pastoral migratoria

- Características del apostolado migratorio

HOMENAJE ......................................................................................................... 59

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

"Si algún día yo no vuelvo,

es porque me quedé en el altiplano,

volando como el cóndor a las cumbres nevadas;

y desde allí ver a mis bolivianitos

rezando y bailando

con quena, charango y taica... "

P. Tarcisio

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

PRESENTACIÓN

Al llegar a los dos años de la alucinante desaparición del Padre Tarcisio Rubín cs, he sentido la

necesidad de recoger los testimonios do su vida misionera en la Argentina. Primero como una

fuente preciosa de ejemplaridad y luego como una demostración de admiración y gratitud hacia

él, que ha sido entre los scalabrinianos del cono sur latinoamericano la punta de diamante de

avance y penetración y al mismo tiempo signo profundo de simpatía y de amistad.

Antes de que se diluyeran los datos y se esfumaran los recuerdos deseé recoger con amor

fraterno sus memorias entre cohermanos, migrantes y amigos para que a través de estas líneas su

figura permaneciera más presente y fecunda. Estas páginas no quieren ser una pieza biográfica,

tanto menos una documentación científica, sino un mosaico de testimonios vivos. Por eso aquí

están citados tantos nombres y ellos mismos son rogados de rectificar, si hubiera incurrido en

alguna inexactitud u olvido. He tratado de limitar mis interpretaciones o apreciaciones para que

hablaran los hechos y también los limitados escritos del Padre.

He tenido la dicha desde la dirección provincial a partir de mediado de 1979 hasta su muerte de

tener periódicos contactos con él y especialmente in los últimos dos años de su formal residencia

en Córdoba. En ocasión de sus numerosas incursiones a Buenos Aires he aprovechado para

algunas entrevistas, que aquí se retranscriben.

En la oportunidad de mis últimos relevamientos se me ha demostrado en todo lado el interés de

tener pronto estas páginas. He comprobado el afecto, que muchas personas guardan hacia él, y

con cuanto cariño conservan una postal, una estampita con algunos pensamientos suyos o hasta

una sotana toda consumida. Que estas líneas por lo tanto lleguen pronto y con la sencillez, que

armonizan con su estilo y con su inolvidable figura.

P. Luciano Baggio CS

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Hacia Alto Calilegua

RETOMANDO SUS HUELLAS

"Para el segundo aniversario de la muerte del P. Tarcisio Rubín, relata el P. Antonio

Guidolin, rector del seminario scalabriniano de Merlo (Buenos Aires), quisimos subir al lugar de

su partida al cielo, al pueblito de Alto Calilegua del Valle Grande de Jujuy. En verdad habíamos

intentado de subir también el año pasado, pero las condiciones meteorológicas nos lo habían

impedido.

Había llegado de Buenos Aires, distante 1700 kilómetros, con el Superior provincial

scalabriniano P. Julio Rubín y el P. Sante Zanetti y nos habíamos alojado en la misión

scalabriniana Santa Teresita de San Pedro de Jujuy, abierta el año pasado, huéspedes de los

Padres Luis Portolan y Volmar Scaravelli. A las 9 del 2 de octubre de 1985 el P. Portolan llevó al

P. Sante y a mí, a Libertador San Martín con una camioneta de la parroquia Santa Clara, donde el

P. Luis hacía de párroco suplente. En Libertador, que comprende también el complejo Ledesma

de 72.000 hectáreas con ingenio azucarero, fábrica de papel, azúcar y alcohol, fuimos enseguida

a la comisaría, donde conseguimos que un policía - baqueano nos hiciera de chófer y guía.

Luego de haber visitado a los sacerdotes locales Padres Martínez y Cano, de haber hecho

algún arreglo a la camioneta y almorzado en un sencillo restaurante, emprendimos a las 17 el

difícil camino de cornisa de 45 kilómetros, rodeados de bosques, que lleva hasta San Francisco

de Valle Grande a unos 1700 metros de altura. Llegamos a este pueblito con un centro de unas

cuarenta casitas a las 20 (a caballo precisan unas doce horas) y nos dirigimos al director de la

escuelita albergue Oscar René Matorras. A pesar que en San Francisco hay una importante posta

de caballos, que se alquilan para recorrer los varios lugares del Valle Grande, y no obstante el

preaviso por radio desde la comisaria de Libertador al destacamento local de policía, no

encontramos animales. Solamente a las 23 en el último rancho del pueblo pudimos conseguir

cuatro caballos. A medianoche nos tiramos en el suelo de la despensa de la escuelita para

descansar un poco. Allí no llega la luz, aunque en el centro haya generador eléctrico.

A las cinco del jueves 3 de octubre los Padres Portolan, Zanetti y yo, guiados por el

policía, estábamos en marcha, mientras lloviznaba. La primera parte del camino se hace entre el

bosque por un sendero muy angosto y empinado hecho a veces de gradas de piedra y con

barrancos peligrosos. Al subir de 1700 a 3200 metros se experimenta el fenómeno de la "puna",

que es la rarefacción del oxígeno por la altura y por el cierre de ciertos valles, que crea el típico

malestar. No prácticos de cabalgar a veces alternábamos la marcha a pie y entre las quebradas y

las pequeñas cascadas de agua podíamos contemplar el paisaje de silencio y paz y pensar a los

pasos hechos por el P. Tarcisio con su sudor de enfermo.

En el lugar El Duraznillo termina el bosque y empieza la meseta ondulada con pasto duro

de color amarillo. Al principio hay una subida a través de un precipicio y luego el camino se

hace más fácil. Empezamos a ver alguna casita, mientras el horizonte está rodeado por montañas,

que superan los 4000 metros. En el altiplano normalmente sopla el viento, tórrido de día y rígido

de noche.

Al mediodía, después de siete horas, llegamos al pueblito Alto Calilegua, constituido por

unos veinte ranchos para unos ochenta habitantes, por la escuelita, la salita de primeros auxilios

y la capilla. Me sentía bastante descompuesto, pero el sol luminoso y el encuentro con los niños

y la directora de la escuelita nos animó. No había llegado nuestra carta de preaviso, pero ellos ya

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE habían recordado el segundo aniversario de la muerte del P. Tarcisio con la inscripción con fecha

y hora en un pizarrón y con una cruz de velitas encendidas en la capilla, en el mismo lugar donde

había sido encontrado el cuerpo del misionero sin vida.

De los habitantes de este humilde casero encontramos a la directora Sra. Manuela Mamaní

de Matorras, esposa del director de la escuelita de San Francisco, la cual baja al mismo pueblo

cada sábado para subir el domingo a la tarde, dos maestras, el agente sanitario Tito Flores y su

esposa cocinera del colegio, el matrimonio Tejerina y un viejito de 82 anos. De los treinta niños

que frecuentan la escuela unos veinte viven allí como en un albergue. Los ranchos en su mayoría

están abandonados, especialmente entre abril y noviembre, pues los jóvenes y adultos emigran a

San Francisco o a la llanura, mientras allá arriba los viejos viven de algunas gallinas y ovejas.

EN LA HUMILDE CAPILLA DE ADOBE

Al entrar en la capilla el viejito me pidió de confesarse acotando que eran 33 años que no

cometía pecados! Celebramos la misa sin paramentos ni vasos sagrados. La capilla es un pobre

local de unos cinco metros por siete. Yo usé la misma estola blanca, que se había puesto el P.

Tarcisio en su última misa. Nos acompañaban el canto de los alumnos, el silbido del viento y los

gritos de los grandes pájaros, que volaban alrededor del lugar. Comprendimos entonces el valor

de la expresión del Padre Tarcisio: "Si algún día yo no vuelvo, es porque me quedé en el

altiplano, volando como el cóndor a las cumbres nevadas...".

Después de la misa se pasó a bendecir la bandera ofrecida por el colegio San Carlos

Borromeo de Haedo, se entregó un pergamino, en que se declara que la Congregación

Scalabriniana apadrina la escuela de Alto Calilegua, ahora llamada "Escuela Padre Tarcisio

Rubin". Luego tuvimos un frugal almuerzo en la misma escuelita, que está compuesta por dos

aulas, dos dormitorios con camas marineras, un refectorio, que es un saloncito pluriuso, y una

cocina. No hay baño; solamente existe un retrete más allá del patio y de la huertita, donde había

algunas cebollas.

Pasamos algún tiempo conversando con aquellas sencillas personas, que tenían tan grabado

el recuerdo del piadoso Padrecito, que pasó las últimas horas de la vida rezando con ellos. Luego

volvimos más a pie que a caballo, ya que teníamos los huesos medio rotos por la subida, y en

San Francisco retomamos la camioneta con la experta guía del baqueano hasta Libertador y final-

mente a nuestra misión de San Pedro.

Mientras tanto el mismo tres de octubre hubo la conmemoración en la ciudad. El superior

provincial P. Julio Rubin con Mons. Sixto Villoldo y P. Scaravelli celebró la misa en la capilla

del cementerio de San Pedro. Luego Mons. Villoldo, párroco y vicario episcopal, bendijo la

tumba definitiva, puesta cerca del altar de la misma capilla. Hubo una numerosa participación de

gente, venida también de Ledesma y de la zona de influencia. Ahora los amigos del misionero al

entrar en el camposanto de San Pedro podrán no solo pedir al Señor por él, sino también por

todos los pobres, los necesitados, los migrantes".

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Desde Europa a América Del Sud

ANTECEDENTES

El P. Tarcisio Rubín nació en Italia, en el pueblo de Loreggia, perteneciente a la provincia

de Padua y diócesis de Treviso, el 6 de mayo de 1929, el menor de diez hermanos. Sus padres

Ermenegildo Rubin y Emilia Piccolo eran sencillos y modestos campesinos. Al terminar la

escuela primaria entró en el seminario menor scalabriniano, emitió sus primeros votos en el

noviciado de Crespano del Grappa el 4 de setiembre de 1946 y, hechos los estudios filosóficos en

Cermenate (Como) y la teología en la Casa Madre de Piacenza, en la catedral de la misma ciudad

fue ordenado sacerdote el 21 de marzo de 1953.

El mismo año fue destinado a la misión para los migrantes de Berna (Suiza) y el año

siguiente de Solothurn hasta 1957. Entre 1957 y 1968 desarrolló la tarea de orientador

vocacional y profesor en los seminarios scalabrinianos de Italia dedicándose a la predicación y

también a alguna participación como capellán de barcos ultra oceánicos. Consiguió también la

licencia en teología en la universidad Santo Tomas de Aquino de Roma.

En el año 1969 volvió al trabajo migratorio en la misión de Wuppertal y Solingen

(Alemania) hasta 1973. Luego de una experiencia de vida contemplativa en Palestina fue

destinado a la Argentina.

ADIOS A SU TIERRA

El boletín parroquial LOREGGIA así describe su despedida:

Domingo 17 de marzo de 1974 tuvimos entre nosotros como grato huésped al P. Tarcisio

Rubín. Ha venido a saludar a la comunidad, en la cual nació a la fe, antes de partir para Mendoza

(Argentina), para una misión entre los más pobres. Celebró a las 9,30 y 11 y predicó en todas las

misas con su estilo de absoluta pobreza. El parte para una misión con una opción apostólica

radical. "No traten de llevar ni oro, ni plata, ni monedas de cobre, ni provisiones para el viaje, ni

bastón; solamente la ropa y el calzado que llevan puesto, porque el que trabaja tiene derecho a

comer" (Mt. 10, 9 - 10).

Efectivamente no tiene ni valija ni plata, lleva solamente la ropa puesta encima, lava la

única camisa a la noche y se la repone a la mañana; viaja descalzo y a pie en los recorridos que

no sean grandes. Su riqueza son el Crucifijo, la Biblia.. Ya ha vivido así en los últimos tres años

en Alemania, entre los obreros de la ciudad de Solingen.

El mismo boletín resume sus pensamientos homiléticos.

1. No me siento dispuesto a felicitarlos por las modernas calles y las lindas casas; mejor

que no me inviten a visitarlas. En cambio experimento de llevar conmigo como valores el gusto

de la plegaria y del sacrificio, que he aprendido en Loreggia de la mamá, del párroco, de mi

catequista.

2. No logro apreciar el trabajo, cuando es extraño al sentido de la fiesta, de la alegría y

del domingo. Provengo de la Alemania rica, donde el dinero no alcanza nunca, no porque es

poco, sino porque el hombre no está nunca satisfecho. Deténganse en la carrera del trabajo.

3. Precisa contentarse de poco; entonces uno es verdaderamente libre. La plata debe

ayudar a servir mejor a los hermanos y amarlos más. Los diplomas no me sirven; sirven más

simplicidad, la oración, la serenidad de la vida. No sirve el chalet, si no me ayuda a rezar más y

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE si no deja espacio al sacrificio. Al frío del corazón no suple ni el bienestar, ni el hermoso chalet

con calefacción.

4. Parto para la misión y no sé cuando volveré, pero querría encontrar aún dos bienes,

que he recibido y llevo en el mundo: el gozo de la oración y el gusto del sacrificio. Les dejo esto

como recuerdo y como augurio.

EN EL PUERTO DE BUENOS AIRES SIN VALIJA

Para viajar no quiso que se le pagara el viaje. Habiendo conseguido el permiso de ingreso

como permanente a la Argentina, solicitó el convenio CIME, que es ofrecido a los migrantes más

pobres y viajó en la última clase del vapor Cabo San Vicente, que llegó a Buenos Aires el 9 de

abril de 1974. Los cohermanos fueron al puerto para recibirlo y llevarle los bultos. Pero él bajó

sin nada en la mano, llevando solamente debajo del cinturón, que ceñía la sotana, el crucifijo,

una pequeña biblia y el rosario de su mamá. Como el antiguo filosofo podía decir: "Omnia

mecum porto" (todo lo traigo conmigo).

La característica presencia del recién llegado, con su cultura humanística y teológica, con

su bagaje lingüístico (italiano, alemán y francés) y con su especial experiencia ascética causó un

impacto sea entre los cohermanos scalabrinianos como también entre los demás sacerdotes,

religiosos y laicos. Padre Tarcisio se constituyó como un centro de debates, de admiración, de

dudas y de críticas.

Se hacía presente en un momento muy difícil para la Argentina, el tiempo de la

desaparición del presidente Perón en la nación amenazada por la guerrilla y la represión y el

tiempo del ápice de la crisis posconciliar en la Iglesia.

Padre Tarcisio fue destinado para los migrantes más marginados, especialmente bolivianos

y chilenos, de la zona mendocina, con sede primero en la parroquia Cristo Obrero - Madre de los

Migrantes (Dorrego - Guaymallén), luego en la parroquia Ntra. Sra. del Líbano en San Martín a

partir del 7/3/77 y desde el 1/11/80 en la parroquia de la Asunción de la Virgen (Dorrego). A

partir del 6/3/82 tendría como residencia religiosa la parroquia SSmo. Sacramento y S. Pio X de

la ciudad de Córdoba.

VISITAS A ITALIA

Su primer retorno a Italia fue en octubre, noviembre y diciembre de 1978 para un período

de recuperación y para la celebración de su XXV aniversario de sacerdocio. En aquella ocasión

se presentará nuevamente la disyuntiva: contemplación o acción, retiro en la soledad de

monasterio o inmersión en el mundo misionero.

Con carta del 8/12/78 anuncia al superior provincial P. Ernesto Milan su retorno

explicándolo con cita de S. Vicente de Paul (Conferencia XI a los misioneros, N. 42).

"Comparase a la Iglesia a una abundante cosecha, que requiere obreros que trabajen. Nada está

tan conforme con el Evangelio como hacer acopio por un lado de luces y fortaleza de alma con la

oración, la lectura y la soledad e ir por otro a compartir este alimento espiritual con los hombres

como lo hizo el Señor y sus apóstoles. Que es unir el oficio de Marta y María y proceder como la

paloma que sólo come mitad del pasto que ha cogido y con el pico da el resto a sus hijitos para

alimentarlos".

Luego agrega refiriéndose a los consejos de Mons. Pio Laghi: "La voz del Nuncio me dice

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE de escuchar la voz de los superiores y amigos, la voz de todos, que me dicen de continuar el

ministerio misionero pidiendo al Señor de ser contemplativo en la acción. El consejo más

apropiado me fue dado, al despedirme de Mendoza, por el cohermano P. Oliviero Manni:

Vuelve! Aunque tú rezas menos, ayudas a nosotros a rezar un poco más!”

Saldrá el 9/1/79 de Basilea y llegará a Mendoza después de haber pasado por Lima, La Paz

y Santiago de Chile.

Retornó luego a Italia en mayo de 1983 para celebrar los 30 años de sacerdocio, los 50

años de vida religiosa de su hermana Elisa y los 40 años de matrimonio de su hermana Ester de

Pavan. En una carta al párroco de Loreggia escribía: "El retorno a la comunidad de origen es una

peregrinación a los familiares de la fe. Los primeros cristianos peregrinaban no tanto para

venerar las tumbas de los santos muertos, sino para amar y ser amados por los corazones de los

santos vivos y hacer experiencia de unidad y catolicidad de la Iglesia. Unido en la oración en la

espera del Cristo que viene a reunirnos en su Reino".

Según relata el boletín parroquial LOREGGIA (agosto 1983), la fiesta principal para el

triple aniversario se realizó en la parroquia de Carnago (Varese - Lombardía), consecuencia de la

migración interna de los familiares, el domingo 26 de junio de 1983.

“La solemne misa fue celebrada a las 11... la homilía pronunciada por nuestro querido

misionero loreggiano ha sido conmovedora... habló especialmente de la pobreza y las

dificultades de vida del lugar de misión. La iglesia era repleta y terminada la misa los asistentes

se desplazaron al Oratorio para el intercambio de saludos”.

El recuerdo más profundo de su familia y su pueblo tenía su centro en la memoria de su

madre. Habiendo fallecido el papá, cuando él era pequeño, la figura de mamá Emilia, que habría

luchado en la pobreza para educar a los diez hijos, ocupó el lugar preponderante de su corazón.

Muchas personas testimoniarían cuánta veneración y afecto él guardaba para su madre y cómo

tenía como muy preciosa una pequeña foto, donde ella había dejado escrito la palabra “mamá”.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Sacerdote Para Los Sacerdotes

AMISTAD CON LOS SACERDOTES MENDOCINOS

Un importante mérito. de P. Tarcisio durante su presencia en Mendoza entre 1914 y 1981

fue de haber promovido la hermandad y la espiritualidad sacerdotal sea entre los cohermanos

scalabrinianos sea con los demás presbíteros religiosos y diocesanos. El clero mendocino en la

época posconciliar había pasado una crisis grave (cierre del seminario, enfrentamiento de los

tercermundistas "27", abandono del sacerdocio, alto porcentaje de ex-religiosos); había

desorientación y aislamiento. P. Tarcisio, que no tenía cargo ni de párroco, ni de capellán, ni

tenía interés de posiciones o de medios materiales, se sentía libre y deambulaba dondequiera.

Fue un precioso medio de amistad sacerdotal, fue un paño de lágrimas, un recolector de

quejas, un sigilo de secretos y de miserias, fue instrumento de consejo, de discernimiento y de

absolución sacramental. No había iglesia o capilla que él no conociera, puerta de casa parroquial

o convento que él no abriera.

No fue simplemente un compañerismo a través del mate, de las comidas y de las tertulias

fraternas, aunque P. Tarcisio. en la parroquia Madre de los Migrantes procuró, exclusivamente

para los encuentros sacerdotales, todo un servicio completo de vajilla y cubiertos. Sobre todo la

unión sacerdotal fue incrementada a través de los retiros espirituales.

Como testimonia el P. Benjamín Baggio, diocesano de San Martín, P. Tarcisio repetía que

la fuerza que une es la oración, que la unión con Dios en la plegaria cimienta la comunión entre

los hermanos. De parte de la curia se pensaba a los encuentros presbiterales en la forma

tradicional del desarrollo de un tema, del estudio de algún programa y también de un rato de

oración. P. Tarcisio pensó siempre que el mejor tiempo debía ser dedicado a la plegaria y que

ésta debía tener la dúplice dimensión del contacto bíblico y del silencio. Solamente con el

imbuirse del espíritu del Señor se puede llegar al espíritu de hermandad, de comunidad y unión

en la lglesia de Cristo.

Para la preparación de los esquemas de retiros, que normalmente se hacían en Lulunta, el

P. Tarcisio se encontraba con otros sacerdotes y especialmente con el P. Vicentini u otro jesuita;

pedía consejo también al benemérito claretiano P. Alfonso Milagro. A veces hacía una cartita de

invitación empezando con un pasaje bíblico y en un tono muy fraterno y caminaba días enteros

para llevar personalmente la invitación parroquia por parroquia, haciendo obra de convención,

tratando de hacer de puente y de poner aceite sobre las llagas.

Como demuestra un fascículo con una pequeña serie de estos retiros y celebraciones y lo

confirma algún sacerdote, esta jornada mensual se insertaba profundamente en el año litúrgico.

No tenía miedo que el sacerdote se ausentara de la parroquia o iglesia, por ejemplo el martes

santo o algún día antes de Navidad. Sabía que, impregnado de la riqueza espiritual, luego habría

volcado esta carga de santidad hacia los feligreses.

De los textos bíblicos y de la oración silenciosa luego se llegaba a consecuencias muy

practicas, pero no como imposición, de un reglamento, sino por convicción personal. "La

parroquia no es solo una oficina, donde se busca documentación o se celebran misas de difuntos

o donde el párroco es un empleado, sino una comunidad real, evangelizadora y transmisora de un

estilo de vida".

P. Tarcisio tenía un florilegio de expresiones o frases introductorias aptas a crear todo un

clima. "Si supiéramos adorar en el espíritu, atravesaríamos el mundo con la tranquilidad de los

grandes ríos". "La oración en la convivencia sacerdotal no es una falta de trabajo, sino el alma de

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE todo trabajo apostólico. No hay apostolado sin apóstoles calentados en la oración bíblica y

unificados en la comunidad presbiteral realizando la unidad del altar y de la cátedra".

En los encuentros de Lulunta, como en todo lado, se hacía notar la ausencia de algunos

grupos de religiosos. El acotaba: "No justifica decir que nosotros mandamos representantes del

grupo. La comunidad presbiteral no es un congreso, es un encuentro de fe, amor y caridad. El

esposo no puede decir que envía a la esposa a representarlo en la misa dominical. Los Once no

han representado a Tomás y Tomas para gozar del Resucitado tuvo que regresar a la comunidad

apostólica. Así María Magdalena y los discípulos de Emaús. Puede ser que no tengamos nada

que aprender de los demás, ni los demás de nosotros. Sin embargo todos juntos tenemos que

aprender mucho de Jesús, que se hace presente donde algunos se reúnen en su nombre bajo la

presidencia del Obispo en el cenáculo de Lulunta".

P. Tarcisio había llegado a una afectuosa intercomunicación con Mons. Maresma y sabía

ser portador de inquietudes y críticas y el arzobispo apreciaba el servicio sacerdotal del

misionero. Profundo dolor experimentó P. Tarcisio cuando Mons. Maresma fue encontrado

muerto en su habitación y movilizó a sacerdotes y migrantes para la sentida celebración exequial.

EJERCICIOS ESPIRITUALES EN EL SEMINARIO SCALABRINI

P. Tarcisio fue llamado a dictar los ejercicios espirituales anuales a los cohermanos

scalabrinianos en el seminario San José de Merlo (Bs. As.) desde el 27 de febrero al 3 de marzo

de 1978. El lema fue el dicho de Mons. Scalabrini: "La oración es la parte más viva, más fuerte

del apostolado".

También en aquellos días él supo imprimir su propio estilo, su marca vivencial al poner

como centro de todo la oración: la liturgias de las horas, programada con una cierta creatividad,

la larga adoración al Santísimo con prolongados espacios de silencio, la misa bien desarrollada,

el sincero acto penitencial. Sus reflexiones se veían sazonadas con sus sentencias aforísticas y

con sus paradojas, que servían a atraer y despertar la atención.

El P. Luis Serena en una nota (Cono Sur - marzo 1978) acotaba: "Aunque el proverbio diga

que nadie es grande a los ojos de su camarero, el clima de los ejercicios fue bueno. . . P. Tarcisio

se expresó en forma más intuitiva que discursiva. . . supo encentrar todo en la comunidad, como

expresión de testimonio sea de la plegaria como de la actividad apostólica". El silencio fue

favorecido por la lectura durante las comidas de la vida de San Francisco Javier y de un

inmigrante boliviano.

Como exhortación final presentó cuanto Pablo escribe a los Filipenses (2, 3 - 5): "No hagan

nada por rivalidad u orgullo. Al contrario, que cada uno humildemente estime a los otros corno

superiores a sí mismo. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los

demás. Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús". Como propósito

práctico propuso de terminar las actividades antes de las 23 para poderse levantar temprano y

poder dedicar una hora de oración entre breviario, meditación, etc ... antes de empezar las tareas

o leer los diarios o escuchar los noticiosos. Asegurar así el diálogo con Dios antes de la

conversación con los hombres.

Repetía cuanto ya había escrito a sus cohermanos mendocinos (5/9/78): "El consejo más

importante que puedo dar a mis hermanos sacerdotes: un poco menos de acción y un poco más

de oración; qué seamos menos amigos de los laicos y más amigos de los sacerdotes”.

CARTA DE DESPEDIDA DE MENDOZA

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Desde Córdoba con fecha 12/5/1982 P. Tarcisio envió esta carta a los sacerdotes de

Mendoza, que de alguna manera es la síntesis de lo que había sido su comunicación presbiteral.

Querido Sacerdote amigo:

"lo mejor y más nuclear de la Sagrada Escritura es el Nuevo Testamento. De éste es el

Evangelio de Juan, y de éste la oración sacerdotal que se resume en las palabras de Jesús: "Que

todos sean uno como Tú y Yo somos uno" (San Agustín).

1. En el transcurso de los ocho años de presencia en la lglesia de Dios que peregrina en

Mendoza, el deseo de Jesús obedeciendo al consejo de Monseñor Maresma, se realizó como

experimento de ayuda a los sacerdotes, y fue creciendo como experiencia gozosa de amistad

sacerdotal.

Los sacerdotes son los únicos amigos sinceros que te dicen los defectos y te lo dicen sin

desanimarte; te alaban sin exaltarte; te alientan en las caídas sin olvidarte; te ayudan sin usarte y

te aman sin atarte. Siempre en el hombre ven al Sacerdote. Los laicos muchas veces en el

sacerdote ven al hombre.

El hombre que encuentra un amigo, encuentra un tesoro. El sacerdote que encuentra un

amigo sacerdote, encuentra el Tesoro Escondido, la perla preciosa, la dracma perdida, el Reino

de los Cielos.

Hablar contigo, sacerdote amigo, ha sido siempre un gozo muy grande del alma. He

hablado de ti sacerdote con otra gente y eso es una falta grande de fe y de amor, un pecado de

murmuración. Por eso pido perdón a Dios y disculpa a tu corazón.

2. En otros lugares he tenido la experiencia de la oración en el silencio, de la fraternidad

con los pobres en el ayuno y vigilia del misionar rezando, caminando por cerros y valles.

Pensaba que estas acciones fueran grandes valores. No lo son; son signos del único gran valor.

Son hojas, son flores, son frutos, no son raíces ni savia. Los sacerdotes amigos en Mendoza me

hicieron experimentar que el único gran valor es el Cristo Amigo presente en la amistad de los

sacerdotes.

3. Nuestra comunidad se parece mucho a la comunidad de Caná. Falta el vino de la

alegría, la unidad de los participantes, el desinterés de los invitados. No tengamos miedo.

Siempre está la Madre con ojos bien abiertos y corazón lleno que se da cuenta del vacío del

ánfora de nuestro espíritu y nos entrega el testamento de sus últimas palabras: "Haced todo lo

que mi Hijo dirá". El Hijo de María nos dice: "que seamos uno en Amistad: "Vos dixi amicos".

Caminemos juntos en la migración desde este mundo de Dios, porque en Cristo amigo

"habemus Patrem, Patriam, Patrimonium" (S. Agustín).

Unidos en la oración, alma de nuestras almas, y en María madre de nuestra unidad, con

cariño saludo a todos.

Padre Tarcisio Rubín.

14

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

EL IDEAL DEL PELEGRINO

SU UBICACION APOSTOLICA

Antes de su partida para la Argentina había escrito a sus superiores: "siento la urgente

necesidad de realizar un estilo de vida que sea manantial de plegaria en la soledad del silencio,

un hogar de comunidad religiosa apostólica, eucarística, un testimonio de trabajo manual, de

pobreza en la comida y en la habitación".

Esta idea lo acompañara especialmente en la época mendocina y será causa de lógicas

tensiones entre cohermanos y fieles. En los primeros seis años de presencia del P. Rubin en

Mendoza los seis sacerdotes scalabrinianos tenían la carga de tres parroquias territoriales y de

dos colegios parroquiales. Normalmente en cada parroquia el párroco se dedicaba

particularmente a los fieles de su jurisdicción territorial, mientras que el otro al trabajo

migratorio más periférico e itinerante. P. Tarcisio tuvo siempre antipatía a las estructuras, aunque

se sirviera de las mismas, como base y centro de acogida. En esta dialéctica entre la agilidad de

la itinerancia y el peso de las estructuras surgían a menudo las discusiones y las críticas. No era

raro escuchar en los scalabrinianos párrocos: "Es fácil para el P. Tarcisio atacar las obras

materiales como los edificios, las máquinas, el teléfono y luego acudir a las mismas en caso de

necesidad; habrá que ver luego cuando será más anciano o con menor salud y no podrá estar

continuamente en la calle". Es verdad que él recorría a este uso en forma muy limitada y sabía

desarrollar al máximo su misión apostólica en cualquier lado y en la forma más libre. Lo

importante era para él el espíritu, lo interior, el dinamismo personal y no tanto los instrumentos

materiales.

Al mismo tiempo él luchó para que la prioridad correspondiera a la comunidad y no a la

obra. Por eso en un tiempo de disminución de personal sacerdotal y de opción preferencial para

los migrantes más periféricos y para la formación vocacional, él supo emprender la campaña del

retiro scalabriniano a fin de 1979 de la parroquia del Líbano de San-Martín y a fin de 1982 de la

Asunción de Dorrego. Se llegó así a la concentración de los esfuerzos en la más antigua

parroquia Cristo Obrero - Madre de los Migrantes, que fue siempre el centro del mayor trabajo

específico y también lugar más estratégico por su cercanía a la estación terminal de ómnibus de

Mendoza. Durante el último tiempo de la coexistencia de las tres parroquias P. Tarcisio apoyó la

experiencia por un trienio de un único superior religioso y la formación del equipo misionero

"Exodo" entre los tres padres dedicados mayormente a los migrantes. Más allá de toda utopía él

afirmaba que todos debían ser misioneros, sean párrocos que vicarios, aunque en medida distinta

en lo referente a la itinerancia y que todos debían sentirse responsables de todo.

LA APERTURA HACIA EL NORTE

Padre Tarcisio tuvo que pasar los primeros meses en Mendoza aprendiendo castellano,

conociendo la historia y cultura argentina y estudiando el ambiente. Pero con la vasta experiencia

adquirida en Suiza, Italia y Alemania no le faltaban alas para volar solo. A pesar de toda su

alergia a los expedientes burocráticos, el 18 de enero de 1975 consiguió el folio de radicación

definitiva en el país.

Juntamente con el P. Oliviero Manni, delegado arquidiocesano de migración, empezó a

dedicarse a los migrantes bolivianos, chilenos y en ciertas oportunidades a los italianos. En la

15

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE misma zona mendocina P. Tarcisio se daba cuenta que muchos bolivianos llegaban del noroeste

argentino a fin de noviembre o a principios de diciembre. Eran los migrantes "golondrinas", que

al interrumpirse el corte de caña de azúcar durante los meses estivales, bajaban a Mendoza para

buscar trabajo en los hornos de ladrillos, en la cosecha de hortaliza y fruta y especialmente en la

vendimia. Luego en marzo retomaban el camino del norte. Y un cierto día algún mendocino

madrugador vio en la estación de trocha angosta del Ferrocarril Belgrano a las cinco de la

mañana debajo de un olivo envuelto en un poncho, al "Padrecito de barba y sandalias" esperando

junto con numerosos bolivianos el trencito que lo llevaría al norte. Era el camino para la zafra de

las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy.

EN EL CORAZON DE LA GUERRILLA

El 1975 fue un año de dura lucha del ejército argentino contra la guerrilla, que se había

establecido especialmente en la zona de los bosques y del cultivo de la caña de azúcar de la

provincia de Tucumán. Pero P. Tarcisio no podía dejar solos a sus bolivianos. Siempre y sobre

todo cuando se trataba de una elección difícil, él se retiraba a rezar. Es propiamente desde el

monasterio de Cristo Rey de Siambón (Tucumán) que escribe(22-7-75) esta carta al padre

Vittorio Dal Bello:

"Querido Superior Provincial: después de un tiempo de silencio y oración, inicio mañana

mi presencia misionera entre los Bolivianos de la zafra en el ingenio Famallá, donde está el

comando militar antisubversivo. Me preparo a controles y perquisiciones. Envío copia de la carta

de presentación del Obispo de Mendoza a los Obispos del Noroeste Argentino. Las palabras del

obispo Maresma, tomadas como expresión de lo que hago, son una gran mentira, pero leídas

como manifestación de lo que deseo hacer, son la pura verdad. Es la primera vez que un superior

mío acepta de comprender mi elección de vida evangélica y favorece mi actividad pastoral

misionera. Toda nuestra actividad no es otra cosa que poner un poco de agua en algunas tinajas

(Jn.2, 1 - 11). María, Madre de Dios, nos conceda de orar siempre con mucha confianza a Jesús,

el único amigo, quien puede transformar nuestra pobre actividad en su sangre de salvación para

la alegría de los comensales. Unido en Jesús dulce, Jesús amor, fraternalmente saludo".

El alegato era el siguiente:

"Excmos. y queridos hermanos: Me dirijo a ustedes con el fin de presentarles al R. P.

Tarcisio Rubín, Misionero Scalabriniano, con residencia en esta Arquidiócesis y dedicación a la

Pastoral de inmigrantes, quien se ocupa de modo particular de bolivianos y chilenos, con gran

eficacia y con amplia satisfacción del suscrito por su labor. Viaja al NOA, siguiendo a feligreses,

que allí se trasladan temporariamente, y con ánimo y propósito de atender pastoralmente a los

trabajadores de la zafra, en íntimo contacto y convivencia.

Me permito rogarles quieran acceder a su deseo de no ser obligado a residir en sedes

parroquiales y autorizarle a convivir in situ con sus bolivianos y chilenos para poder llevar a

cabo una acción más intensa y efectiva. Lo conozco digno de toda confianza para ello y estoy

seguro de la dignidad con que lleva su investidura sagrada en medio de esa buena gente.

Por otra parte creo firmemente es su ejemplar espíritu sacerdotal y en una prudencia

singular que descarta cualquier temor de incursiones o derivaciones de matiz político y

económico. Con características muy personales aparece nítidamente como sacerdote

profundamente evangélico y hombre de oración.

Al hacer esta recomendación a mis queridos hermanos Arzobispos y Obispos del NOA, me

complazco en reiterarles el testimonio de mi fraternal afecto en el Señor.

16

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Mons. Olimpo Santiago Maresma - Arzobispo de Mendoza".

Efectivamente Padre Tarcisio se encontró en Tucumán en el ojo del ciclón. Los guerrilleros

vestían camuflados como soldados del ejército regular y varios de ellos participaron de una misa

oficiada por el Padrecito. El ejército argentino logró en aquel trance rodear la capilla y tomar

presos a los revolucionarios y con ellos al cura, quien corrió el riesgo de ser puesto al paredón.

Padre Tarcisio se hizo presentar al comandante Pelagatti como amigo del jefe del grupo Alpinos

italianos de Mendoza Luis Nana y fue su salvación. Sería el mismo Pelagatti que contaría

posteriormente al Nana la aventura del cura "guerrillero”!

MISION "CRISTO AMIGO"

P. Tarcisio no fue simplemente un franco tirador. Si fue pionero, si fue punta de diamante

en la penetración misionera migratoria, supo ser también miembro de grupo para ser luego

organizador de grupo.

Una de las varias actividades comunitarias fue ejercida con la promoción del arzobispo

Maresma a través de la "Misión Cristo Amigo para nuestros Hermanos Bolivianos", que se

realizó entre el 14 y 28 de noviembre de 1976, jornada del migrante, en el decanato de

Guaymallén con epicentro la parroquia S. Mauricio.

El equipo fue formado por el boliviano P. Ramon Herrera y las bolivianas religiosas Betty

Lujén y Encarnación Alba, los scalabrinianos mendocinos Padres Oliviero Manni, José

Guadagnini, Luis Portolán y Tarcisio Rubín, los redentoristas PP. Rosario Rizzo y Benito Sellito,

P. Ludovico Zanotti (Consolata), los diocesanos PP. Jorge Contreras, Miguel Dagoberto Pérez

Burgoa y otras hermanas de la zona.

Los misioneros redactaron un documento final a través del cual señalaron los problemas de

la indocumentación, la falta de viviendas y de un hogar de tránsito, la deserción escolar, la

mortalidad infantil, la carencia de asistencia médica y la desnutrición, la disgregación familiar, la

dificultad de normalizar los casos irregulares por falta de documentación y otros motivos, el

conflicto generacional con los hijos argentinos y la falta de asistencia religiosa. Como hechos

positivos se relevaron: el hambre de Dios, la hospitalidad, la laboriosidad y la religiosidad

popular con el culto de Cristo, a la Virgen y en las devociones a través de las fiestas y de las

imágenes.

Entre las reflexiones conclusivas se subrayó: "Al ir a los pobres para evangelizarlos hemos

sido también evangelizados. . . Nadie es tan rico que no pueda recibir, ni tan pobre que no pueda

dar".

17

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

La Misión Éxodo

FINALIDAD Y METODO

A través de sus experiencias personales y comunitarias P. Tarcisio logró perfeccionar su

sistema de trabajo apostólico hasta elaborar un particular estilo de evangelización, que él llamo

"Misión Éxodo". Esta metodología se fue gestando a través de vivencias con otros cohermanos

scalabrinianos, con religiosas y laicos. Aunque no se atribuyera algún título, él resultaba el

verdadero animador y también el conductor.

Examinado el poco material dejado, se puede afirmar que la organización mejor lograda se

encuentra en los años 1980 - 81, es decir en los últimos dos años de residencia mendocina, y se.

refiere a las misiones entre los zafreros del Ramal de Jujuy, es decir en los lotes pertenecientes a

los Ingenios Río Grande, La Esperanza y Ledesma.

A diferencia de otras misiones, en que no se conocía el ambiente y por lo tanto algunos de

los participantes se hacían presentes antes para una pre-misión, estas misiones se realizaban en

zona bien conocida al menos por el mismo Padre.

Cada ingenio posee de unos veinte a setenta mil hectáreas y tiene la propiedad del hospital|,

de la Iglesia parroquial, de algunas escuelas y comercios. Además del centro cívico cercano a la

planta elaboradora de la caña con producción de azúcar, alcohol y también pape! en el caso de

Ledesma, en un radio de dos a veinte kilómetros están los respectivos "lotes", que son pequeños

poblados con escuelita, salita de primeros auxilios, humilde local de culto, rodeados por los

cañaverales, con caminos de tierra y sin transporte público al menos en general.

El grupo misionero está constituido por diez-doce personas, es decir sacerdotes, hermanas,

seminaristas y laicos, provenientes de varias congregaciones y diócesis. Los misioneros se

establecen en la sacristía o algún local anexo a la capilla o en alguna casa o en una escuelita y

duermen en cochones o colchonetas puestas en el pavimento aguantando el calor o el frío y la

tremenda picadura de los insectos y usando de los más elementales servicios de cocina y higiene.

Al participar más de un sacerdote, la misión abarca, además del lote principal, algún otro más

pobre y con menores estructuras, al cual se accede a pie. Este subgrupo es formado por unas

cinco personas.

EL ESPIRITU de la Misión es dado por la misma palabra de Cristo. "Sabiendo Jesús que

su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos,

que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn. 13, 1). "Yo soy el camino verdadero y

vivencial, nadie viene al Padre sino por mí" (Jn. 14,6).

LA FINALIDAD es:

- No buscar experiencias pastorales, sino vivencias evangélicas.

- Evangelización como educación a la fe y premisa de fraternidad en la justicia

haciendo crecer la comunidad trinitaria en la comunidad apostólica.

- Formar grupos de oración.

- No simplemente sacramentalizar, sino presentar a los párrocos la lista de las personas

deseosas de prepararse a los sacramentos.

EL METODO presupone un serio compromiso de comunidad de plegaria, pobreza, silencio

y diálogo y se concreta a través de los siguientes puntos.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

TRECE PUNTOS ORIENTATIVOS

1. Comienzo: Visitar a todas las familias del lugar. Ir de a dos para desear la paz del

hogar. Bendición con el crucifijo.

2. Para los casos de Bautismo y Casamiento tomar los datos y entregarlos al párroco.

En lugar apartado que los haga el Misionero.

3. Se entregará el santo rosario y un libro de oración a los que están preparados para

continuar como animadores. En cada casa visitada se dejará una hoja de recuerdo con el lema de

la misión y una oración.

4. Organizar retiros espirituales y encuentros de oración para todos y convivencias para

los animadores.

5. Los seminaristas mayores, religiosos y las religiosas en el momento de la misión

usarán hábito como testimonio de coraje, de unidad y humildad.

6. La segunda semana organizar encuentros de Evangelización:

a. Encuentros por las almas (difuntos);

b. encuentros de Jesús presente en el Evangelio y en la santa Hostia;

c. Encuentro de confesión;

d. Encuentro de Misa;

e. Encuentro de la luz de Cristo Resucitado.

7. Nosotros somos misioneros, Jesús hace la misión. Por eso todos los días la

comunidad hace una hora de oración por la mañana y otra por la tarde, mis la celebración por la

noche con los fieles.

8. Un día a la semana se programa un retiro espiritual en ayuno y completo silencio.

Pueden participar los animadores.

9. La gente humilde y sufrida, entre la cual misionamos, se alimenta en el silencio y se

comunica en el servicio. Para aprender esta lección de contemplación se hará almuerzo sobrio, en

silencio, siempre todos unidos en comunidad, escuchando una lectura de la vida de un santo.

10. Para trabajar a nivel eclesial es positivo que la comunidad de misión sea presentada

por los Superiores Religiosos, por el obispo de la zona de residencia al obispo de la zona a

misionar. Al comienzo la comunidad se presentará al párroco del lugar.

11. La misión comenzará en pobreza. El dinero y las limosnas que recibimos, se pondrán

en un fondo común. Se gastará lo indispensable y mínimo. Dios nunca abandona a sus hijos. El

hombre vive de previdencia, el misionero vive de providencia.

12. No aceptar invitaciones para comer afuera. Se pueden aceptar alimentos. No tomar

fotografías. No comprar recuerdos. No escribir cartas o postales, excepto a los padres. Somos

misioneros y no turistas. El turista viaja para conocer y estar bien. El misionero camina para

amar y hacer el bien.

13. Hay que llevar bolsa para dormir, cubiertos, plato y vaso, y dinero para el pasaje de

ida y vuelta. "Los golondrinas" tienen lo indispensable para ellos y a veces para dar colchones a

los misioneros, duermen en el suelo.

De hecho, aunque fueran orientaciones más que normas, P. Tarcisio luchaba para su

cumplimiento. Sabía recurrir a la enérgica corrección, especialmente si no se vivía la oración, el

ayuno, la pobreza, si se descubría a un sacerdote, religiosa o laico frente al televisor, radio o

diario. Su tendencia antisistemática se descubría también durante las misiones. A veces él mismo

había comunicado un programa y un horario y luego improvisamente llegaba a borrón y cuenta

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE nueva. Era lógica la reacción de los demás participantes. Pero, como testimonia el P. Benjamín

Baggio, P. Tarcisio no improvisaba el cambio, sino que llegaba a una decisión, aunque drástica,

solamente después de varias horas de oración. La opción por lo tanto, más que surgir de un

debate o de una mesa redonda, brotaba de una iluminación frente al altar. Al final se descubría

que tenía razón.

EL VALOR DE LA AMISTAD

Uno de los valores principales vividos en la misión debía ser la amistad.

CON DIOS - No hay que rezar para que seamos apóstoles nosotros, sino para que el único

apóstol Jesús sea en y con nosotros en los hermanos.

CON LOS HERMANOS - Hay que reducir las actividades individuales para lograr una

unificación en pocas actividades comunitarias. Hay que transformar los medios de apostolado

(charlas, cantos, etc.) en signos de presencia evangélica del apóstol. Son signos apropiados el

llevar el crucifijo, el llamarse hermanos. Hay que pasar de los encuentros cuantitativos a la

presencia cualitativa de la comunidad. El signo de la fraternidad se realiza no sólo con la

completa comunidad de bienes y recursos, sino también a través del trabajo de limpieza, cocina,

lavado de ropa, en el cual todos y también los sacerdotes participan.

CON LOS POBRES -- La muerte del misionero, hombre que se cansa cuando no camina,

no es tanto el reducirse a la tarea sedentaria de la parroquia, sino el hacer el profesor, el hacer el

turista. Es decir transformar la "aventura" evangélica del misionero, hecha como en San Pablo de

sacrificio y renuncia en la entrega a las almas, en objeto de estudio o en paseo turístico. Sería una

traición. Por eso hay que hacer una convivencia real con los obreros en la habitación, en la

comida, en el silencio del trabajo. Los que quieren compartir el trabajo tienen que seguir el

mismo horario y el mismo estilo de los obreros. La verdadera amistad encuentra a los amigos

similares o los hace similares en una ósmosis de valores. Los valores, que encontramos entre los

zafreros, son una oración sencilla, una unidad silenciosa, un servicio incondicional y un trabajo

sufrido.

A este nivel nos parece que los valores evangélicos para vivir son: la oración familiar y la

devoción a la Madre de Dios (santo rosario), el aprendizaje de un Jesús carpintero, imagen del

amor del Padre entre los hombres. Más que instruir su ignorancia religiosa, hay que vivenciar y

unificar sus valores afectivos.

Et ámbito del "lote" ofrece una positiva receptividad para crear este clima amistoso y al

mismo tiempo de fiesta: conjunto unitario de la población aislada y rodeada por los cañaverales,

el espíritu religioso de los oriundos coyas y bolivianos, el tipo de momento fuerte para cristianos

sin casi ninguna presencia sacerdotal

durante el año, la coincidencia en varios casos con una fiesta o con bautismos, primeras

comunión es y regularizaciones matrimoniales.

Un momento fuerte para los misioneros es la participación en el trabajo de los zafreros para

poder experimentar su sacrificio: levantarse entre las cuatro y cinco de la mañana al toque de la

sirena, el trasladarse en camión al lugar de trabajo, el corte de la caña con el pesado facón, el

desalojarla, el amontonarla y a veces el cargarla, el aguantar el tórrido sol, la lluvia, los insectos,

el peligro de las serpientes y la gran suciedad del aceite quemado, el traslado de la comida hecho

normalmente por mujeres y niños a través de varios kilómetros por los surcos, el agotamiento

físico y síquico, el sentirse simples músculos que valen por la cantidad de caña cortada, dada la

frecuente remuneración por destajo.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE El resultado de una misión lo podemos ver reflejado en cuanto escribe la Hna. Luisa

Lapiccirella, luego del trabajo con el P. Tarcisio en los lotes de La Manca y Las Palmeras del

Ingenio La Esperanza entre el 17 de julio y 3 de agosto de 1981. "La gente nos recibió con

mucha alegría y generosidad, ha convivido con nosotros lo poco que tenía, para que no nos

faltara nada. Era conmovedor ver llegar adultos y niños con la oferta de una papa, una cebolla,

fruta, pan. Se leía en los ojos la felicidad de vernos con ellos y en medio de ellos. . . En la

expresión de aquellos rostros quemados por el sol tropical se leía una serenidad y una

simplicidad envidiables".

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Evangelizar Con Sencillez

EL PADRECITO CON BARBA

Las misiones en equipo de tipo "Exodo" se hacían normalmente en julio y enero, en

tiempos de vacaciones escolares de invierno y verano, cuando religiosas y seminaristas tenían

tiempo disponible. En otros tiempos el P. Tarcisio normalmente misionaba solo y con la

colaboración de los cristianos del lugar. Muchas veces la misión coincidía con una novena,

semana o triduo de una fiesta patronal del pueblo o de la zona o como preparación a una fiesta de

las colectividades boliviana, chilena e italiana.

En el Ramal de Jujuy es característica la zona de las fincas con cultivo de verdura, del

tabaco y de pequeños cañaverales, donde la gente está dispersa en medio del "monte", es decir la

elevación de árboles. Allí la visita sistemática de las familias se hace más difícil, ya que los

pobres ranchitos o simples toldos están muy desparramados. Allí para acudir a algún enfermo

hay que hacer varios kilómetros a pie. Pero para la fiesta patronal de la capilla, que a veces

consiste en un simple lugar abierto con techo de cinc y una pared de fondo, suele concurrir

mucha gente. En ciertas escuelitas oficiales de campo, donde el sacerdote puede ir una o dos

veces por año, las mismas maestras preparan para la primera comunión, que resulta la fiesta de la

zona.

"El Padrecito" que llega es toda una personalidad y todo el mundo pide bendiciones y

aprovecha para los sacramentos acatando lo que dice el sacerdote, quien hace poner en fila

también a los hombres para la confesión. En los primeros años parece que el Padre Tarcisio en lo

referente a las regularizaciones matrimoniales no cumpliera todas las prescripciones canónicas,

ya que ciertos oriundos indios no disponían de ningún "papel" ni civil ni religioso. Pero en los

últimos años se había hecho más exacto y hasta llevaba consigo los formularios matrimoniales.

Para la arquidiócesis de Mendoza en su calidad de "misionero" había conseguido del arzobispo

Maresma facultades particulares, mientras que en el norte solicitaba las correspondientes

facultades a las autoridades del lugar.

Recuerda P. Benjamín Baggio que en una misión en el norte cayeron en una zona en la

cual casi todas las familias eran irregulares y muchas con imposibilidad de recuperación

tratándose de juntados posteriormente a divorcio o separación. Padre Tarcisio, antes que

recriminar o amenazar el castigo de Dios, prefirió hablar mucho sobre el amor de Dios, la

confianza en su misericordia y la necesidad de rezar. Sólo después de haber creado tal clima de

benevolencia, exhortaba a buscar toda solución posible para llegar a la amistad con Dios y al

cumplimiento de su voluntad. Así lograba despertar en aquellos corazones el deseo sincero de

abrir un camino en su problemática situación.

DORMIR DONDEOUIERA

El Padrecito se adaptaba espontáneamente a cualquier situación, sea para ejercer el

apostolado como también para vivir. Lugares muy difíciles eran ciertos galpones de los pequeños

"lotes" de El Quemado y El Bordo. En un solo galpón se albergaban diez o doce familias, cuya

separación entre una y otra se hacían con simples bolsas abiertas y pintadas con cal, suspendidas

a un alambre. El lugar servía sólo para dormir, mientras que para cocinar y lavar se hacía todo al

abierto, usando a veces ollas de barro. El P. Tarcisio se adaptaba a dormir en un rincón de tales

22

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE galpones sin alguna privacidad, tirado sobre el húmedo piso de cemento y envuelto en un

poncho. Una vez un boliviano del lote El Quemado, preocupado que el Padrecito no durmiera

directamente en el piso, le puso un estrato de cañas. Con todos los nudos que le martirizaban el

cuerpo lógicamente P. Tarcisio no pudo dormir y al final tuvo que desplazar las cañas y

adaptarse al pavimento.

El pasar la noche con los peones y obreros de última categoría no era más una dificultad

para el P. Tarcisio. Ya era una praxis en Alemania con los obreros inmigrantes de la ciudad de

Solingen. Padre Rubín mismo recordaba que de aquellos dormitorios comunes eran fáciles

huéspedes ciertas mujeres visitadoras; pero los compañeros no permitían que ellas se sentaran en

la cama del misionero o pusieran estampas indecentes. El Padre acostumbraba también dormir

junto con los obreros chilenos y bolivianos de la empresa Techint en la perforación del túnel del

Cristo Redentor entre Argentina y Chile, pero lamentaba que los técnicos italianos enseñaban el

idioma de Dante con los términos de las blasfemias y de la pornografía.

EL MENSAJE PARA LOS SENCILLOS

P. Tarcisio, acostumbrado a dictar clases de sociología y teología y al rigor del raciocinio

europeo, tuvo que luchar en los primeros tiempos para adaptarse a la mentalidad latinoamericana

El llegó a afirmar que con los seminaristas de extracción india no se podía exigir la filosofía

clásica con los textos europeos. Se convenció que en este ambiente la comunicación del mensaje

no se hace a través de los argumentos intelectuales, sino con la mediación del corazón. Se hizo

maestro de la afectividad y con toda espontaneidad se acercaba a besar y abrazar a todo el mundo

y especialmente a los chicos. Con su mirada tan penetrante y cristalina llegaba inmediatamente al

corazón.

En ambientes de analfabetismo o de mínimas nociones él acostumbraba dar hojitas de

catequesis esencial, presentada en términos no abstractos. Grande era el recurso a la

memorización a través de formulas muy sencillas. El mismo se asombraba de la capacidad

mnemónica de los niños, que no estaban oprimidos por los continuos golpes de la propaganda de

la radio, televisión y diarios.

He aquí algunas de estas preguntas y respuestas catequísticas.

"Cuál es la vida de Nuestro Amigo Jesús, Hijo de Dios?"

Jesús nació en el pueblo de Belén, vivió en el pueblo de Nazaret, murió en la ciudad de

Jerusalén el día viernes a las tres de la tarde sobre una cruz.

"Quién es la mamá de Jesús y qué trabajo hizo?"

La mamá de Jesús se llama María, su esposo se llama San José, Jesús trabajo por treinta

años como carpintero y tres años como misionero.

"Quiénes son los amigos de Jesús?"

Sus amigos son algunos pescadores y algunas mujeres piadosas. Un amigo, Judas, lo

traicionó por treinta monedas de oro con un beso y se desesperó. Otro amigo, Pedro, lo renegó y

se arrepintió. Jesús lo hizo el primer Papa.

Otros medios. de evangelización eran los cantos, pero los más sencillos, fluidos, de ritmo

fácil. Recuerdo, que recién nombrado superior provincial, estaba recorriendo las tres parroquias

scalabrinianas de Mendoza. Después de haberlo buscado en la zona de San Martín, lo encontré

finalmente en el pueblito Tres Porteñas. Estaba en el patio, al lado de la capilla, con un grupo de

niños, guiando el canto. Golpeando las palmas de las manos los niños cantaban "Alabaré,

alabaré", escuchaban a una compañerita que cantaba las estrofas para retomar luego con ritmo y

23

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE entusiasmo el estribillo.

P. Tarcisio recordaba a menudo el paso misional de San Francisco Solano, que evangelizó

buena parte del noroeste argentino, cuya fórmulas de oración, aprendidas de memoria, desafiaron

los siglos. Por eso él enseñaba el rezo del Rosario, del Vía Crucis y de las oraciones y cantos de

la Adoración del Santísimo. Exhortaba a los sacerdotes a no llevar libros en las misiones. Debían

hablar con la espontaneidad del corazón y, especialmente con los pobres, comunicarse con pocas

palabras y con una gran sonrisa.

Muy participada y vivida era la celebración de su santa misa. El se sentía verdaderamente

primer responsable y sabía transmitir la fe y el calor de la plegaria. Como testimonia el ayudante

de la parroquia Madre de los Migrantes de Dorrego – Mendoza, Julio Castillo, no le gustaba

mucho que los laicos hicieran de guía y tuvieran largas intervenciones. Aprovechaba él mismo

las moniciones e introducciones haciendo vivencial la liturgia e ilustrando el valor de cada

memento. Enseñando oraciones a niños tenía un gesto por cada palabra hablando del cariño de la

mamá, del trabajo del papá, de la enseñanza de la maestra.

Sabía aprovechar al máximo las oportunidades especiales. El 8 de diciembre de 1979 yo

estaba presente en la parroquia Ntra. Sra. del Líbano de San Martín (Mendoza) para explicar a

los fieles el motivo de nuestro retiro de la misma. El celebro una misa de primera comunión y

supo transmitir tan bien una síntesis de la doctrina y moral cristiana a los numerosos

excepcionales asistentes que recibí una grande lección de comunicación evangélica.

MANOS EN ALTO

Los pobres campesinos y obreros, que luego de una durísima jornada de fatiga accedían a

la misa oficiada por el Padre Tarcisio, al momento del Padre Nuestro levantaban las manos como

el sacerdote, como Cristo en la cruz, como un puente entre Dios y los hombres y hacían propia la

interpretación del celebrante.

Manos en alto a Dios:

- para presentar el grito silencioso de mujeres, hombres y niños, que piden protección,

promoción y liberación.

- para ofrecer el duro trabajo, que empieza antes del sol y termina cuando un

encargado del ingenio quita la luz eléctrica.

- para orar con fe y profunda y sincera, que no separa o aleja del martirio de la vida,

sino que transforma esta vida en sacramento pascual.

- para recordar a aquellos que ya están juntos al Señor y están presentes como luz y

fuerza en el camino de nuestra existencia.

UNA ORACION DE LA NOCHE

Aquí se presenta un ejemplo de oración vivencial, pronunciada con el acompañamiento de

cada verso de los gestos de las manos, y enseñada por el P. Tarcisio a los niños de Chalicán

(Ramal - Jujuy) el 24 de diciembre de 1982.

Señor, te doy las gracias,

por la luz del día,

el descanso de la noche.

Como el niño,

24

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE junto a la cama de su mamá

esta noche,

quiero descansar, sano y feliz,

seguro de estar bajo la luz

de nuestro Padre Dios,

de nuestra Madre la Virgen María.

Yo pienso con cariño

a todos los niños del mundo,

que en esta noche

no podrán dormir

por el hambre,

por el frío,

por la enfermedad,

por la guerra.

Mañana al despertarnos,

con la luz del nuevo día,

continuaremos juntos

la obra de tu Reino,

Reino de Amor, de Paz, de Felicidad.

25

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Alma De Apóstol

CON LOS CONNACIONALES ITALIANOS

Aunque las misiones con los bolivianos y los oriundos indios presentaban las situaciones

más abiertas y gratificantes, dado el temperamento sumiso y la religiosidad sencilla de aquella

gente, P. Tarcisio no descuidaba la tarea apostólica, sicológicamente más difícil, con los

connacionales italianos y con los migrantes chilenos. De alguna manera con los hombres del

altiplano el sacerdote podía ser tentado de incurrir en la manipulación y gozar luego del éxito

inmediato a través de los numerosos ritos. También P. Tarcisio experimentaba la dificultad del

trabajo apostólico con los chilenos, más avivados y generalmente politizados, y con los italianos,

varios de los cuales se presentaban como indiferentes y emancipados de las necesidades

religiosas, con pose de autosuficiencia o de crítica hacia la lglesia o hasta de sátira hacia el

ambiente clerical. Entre los italianos no le faltaban amigos, pero no todos se acercaban a los

sacramentos. En preparación a una misa pascual o a una fiesta especial también él emprendía la

visita a las familias italianas, como se hace normalmente entre los misioneros scalabrinianos.

Al P. Tarcisio pedí reiteradas veces que confeccionara fichas con los datos fundamentales

de las familias visitadas, en orden a una mínima organización y comunicación, a la continuidad

del trabajo y a la colaboración con los otros sacerdotes y cooperadores laicos. P. Tarcisio todo lo

memorizaba fácilmente y nunca llevaba agenda o fichero; al máximo un papelito dentro de la

biblia o del pasaporte. Pero "por obediencia" trataba que algún laico tuviera un cuaderno para

asentar las familias visitadas.

Un testimonio de cómo visitaba las familias lo tenemos a través de la colaboradora Vicenta

Gubinelli de Godoy Cruz. "En abril de 1980 yo colaboré en la visita de unas cincuenta familias

italianas de Godoy Cruz en la periferia de la ciudad de Mendoza. Aquí tengo el cuaderno con los

datos de cada hogar. El Padre, siempre vestido de sotana, faja y crucifijo, no llevaba ni agua

bendita ni programas hechos. Tenía estampas chicas o de tamaño postal y al dorso escribía en la

misma casa el mensaje. Este es el texto que nos dejó en nuestra familia con fecha 22/4/1980.

Cristo es el Resucitado, verdaderamente el Resucitado.

Queridas Vicenta y mamá Elisa, una visita de amor es siempre una simiente tirada en el

surco del corazón de nuestros amigos. Solamente Dios sabe cuándo esta simiente florece y dará

fruto. Jesús necesita almas buenas para dar luz y calor a los corazones de parientes y amigos.

Haciendo el bien uno se hace más bueno y dando luz y amor a quien es triste contribuimos a

hacer desaparecer nuestras tristezas.

Nos encontraremos el domingo 27 de abril a las 19 en la iglesia Compañía de María,

Rivadavia 390 de Godoy Cruz. Jesús y María sean siempre en nosotros luz, sal, fuerza de

bondad. Presente en la oración saludo a vosotros y a todos

los parientes. P. Tarcisio, misionero -.

En la casa el Padre se hacía dar agua y el ramito de olivo del domingo de Ramos o una flor,

bendecía el agua y luego procedía a la bendición de la casa. Era un encuentro muy sentido y

vivencial y no tenía nada de rutina o de apuro. En muchas familias después de varios años

guardamos con cariño la estampa con su mensaje".

Otro testimonio nos viene a través del P. Pablo Piron. "Estamos aquí en la parroquia SSmo.

Sacramento - S. Pío X de Córdoba entre el 15 y 20 de agosto de 1983 los scalabrinianos P.

Antonio Mascarello, párroco, P. Tarcisio Rubin, P. Pedro Bianco del Seminario de Merlo y el

subscripto proveniente Bahía Blanca para una misión de los italianos en preparación a la fiesta

26

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE patronal y a la recepción de la nueva imagen de San Pío X, que llegaría de Treviso (Italia).

Dimos charlas en colegios religiosos secundarios y en el seminario arquidiocesano y otros para

sensibilizar sobre la pastoral migratoria, pero sobre todo visitamos familias. Era realmente

confortable, después de haber caminado cuatro o cinco horas bendiciendo casas de connacionales

y escuchando sus aventuras, reunirse a las 21 en una familia para rezar con los vecinos el

Rosario, leer algunos

pasajes de la vida de S. Pio X y elevar con entusiasmo y nostalgia algunos cantos religiosos

de nuestra tierra natal. Había sido idea del P. Tarcisio llegar a constituir en Cordoba unos

cincuenta centros de oración entre los inmigrados italianos".

Los cónyuges Luigi y Teresa Fantozzi de Mendoza recuerdan que P. Tarcisio llegaba en

cualquier momento a su casa con trabajo para los hijos. Se trataba de armar algún programa,

redactar algún texto de invitación para una fiesta de connacionales, pintar los colores de las

banderas argentina e italiana, comprar y enviar tarjetas navideñas. El lograba entusiasmar y

mover a todo el mundo; sabía arrastrar y lograr así sus objetivos.

MAS ANIMADOR OUE ORGANIZADOR

La Capital Federal de Argentina con el Gran Buenos Aires según el censo argentino de

1980 contiene el 60 por ciento de los nacidos en el extranjero. De toda la nación parecía lógico

que se invitara al P. Rubín a poner su tienda en la orilla del Río de La Plata para reforzar la

evangelización de los inmigrantes. Pero P. Tarcisio trató de no ser fagocitado por este magno

conglomerado urbano, no ser absorbido por su técnica organizativa y prefirió quedarse en

ciudades del interior, donde se puede todavía tener relaciones más directas y personales.

Pero aceptó algunas incursiones y actividades en la zona porteña. Los días 24 - 26 de

noviembre de 1982 P. Tarcisio dicto meditaciones en el Hogar Nazaret (C. Calvo y Urquiza) de

la Capital a los agentes del Equipo Pastoral Paraguayo en Argentina (EPPA) en el contexto de la

décima misión paraguaya en 85 barrios en honor de la patrona la Virgen Inmaculada de Caacupé

con grandiosa conclusión el domingo 12 de diciembre en el Santuario del S. Corazón del Camino

Cintura (San Justo).

Así también, cuando llegaba a la Capital en los últimos años, participaba de las reuniones y

fiestas del Equipo Pastoral Boliviano con los encuentros o en el Santuario de Pompeya o en el

Hogar Stella Maris (Independencia 20) o en la capilla del Barrio Charrúa, donde en octubre de

1982 animó la fiesta de la Virgen de Copacabana ante la presencia de Mons. Adhemar Esquivel.

El solía transmitir sus ideas, sus vivencias y su experiencia de oración. Tomaba parte

también de alguna fiesta boliviana en barrios periféricos. Al llegar él con su carisma y su ímpetu

era lógico que se interrumpiera el hilo de la programación, almeno en parte, pero la presencia del

Padrecito marcaba a fondo y constituía un auténtico paso del espíritu.

ENCUENTRO DE PASTORAL MIGRATORIA EN EL NORTE

Un ejemplo de lo que es animación misionera de varias naciones fue dado por el Encuentro

de Pastoral Migratoria del NOA, que surgió del corazón del P. Tarcisio. El Padre veía la

necesidad de una experiencia a nivel de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos en una zona de

típica inmigración limítrofe, como la de Noroeste Argentino, en un ambiente de opresión y

aprovechamiento humano como el de los ingenios azucareros de la provincia de Jujuy.

Se trataba de la convocación de obispos de Argentina, Bolivia y Chile, de organización en

la diócesis de Jujuy, de participación de los organismos nacionales migratorios y de agentes

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE pastorales de varias diócesis, en el respeto de la precedencia y del rol de cada participante. Tuvo

que poner su buena diplomacia el secretario general de la Comisión Católica Argentina de

Migración P. Eduardo De Gaudenzi para armonizar todo, luego que el P. Tarcisio había

elaborado programa y folletos.

El encuentro, desarrollado en la Casa del Buen Pastor de la ciudad de S. S. Jujuy los 19 -

20 - 21 de julio de 1982, contó con 41 asistentes, entre los cuales los obispos Mons. Romulo

García, Adhemar Esquivel y Raúl Silva, presidentes respectivamente de los organismos católicos

argentino, boliviano y chileno de migración, los obispos y prelados Terrazas de Oruro, Márquez

Bernal de Humahuaca y Blanco de Jujuy. El lema fue: "No hay extranjeros, sino hermanos" y

tuvo conferencias, informes y debate notables y un grande eco en la televisión, radio y diarios de

la zona.

Donde se manifestó el carisma del Padre Tarcisio fue en la vivencia litúrgica como

también en la inmersión pastoral. Aunque él no figurara entre los relatores, preparó cantos y

pasajes bíblicos sobre "El extranjero en la Historia del Pueblo de Dios", "Pablo el hermano

universal" y por ultimo "No hay extranjeros, sino hermanos". La experiencia vivencial de los

participantes se efectuó en el lote Maíz Negro del Ingenio Ledesma la noche del 20 de julio. En

la capilla del lote durante la liturgia eucarística concelebrada por obispos y sacerdotes P. Tarcisio

hizo de puente entre el altar y los fieles en aquel ambiente, que por primera vez veía una

presencia episcopal.

ENTRE LOS COYAS DE VALLE GRANDE

Varios de los zafreros de los cañaverales del Ramal de Jujuy son indios coyas, que

provienen del altiplano de Valle Grande. Por eso P. Tarcisio quiso hacer un recorrido apostólico

allá arriba entre el 15/12/82 hasta el3/l//83, donde ya había misionado en 1978 y al final

encontraría su muerte. Tomo el relato de aquel recorrido de la revista "MISIONES Y

MIGRANTES" (No.21) en una entrevista, que le hice en enero 1983 en Buenos Aires antes que

el volviera a la Antártida.

El altiplano de Valle Grande, con un promedio de 2500 metros de altura, se extiende por

unos cien kilómetros a través de los senderos de mulas desde el Valle del Río Negro (Ledesma) y

la turística Quebrada de Humahuaca. Los habitantes no llegan a tres mil en total y los pueblitos

se suceden empezando de San Francisco, Santa Bárbara, San Lucas, Alto Calilegua,

Pampichuela, Valle Grande, que es cabecera, Valle Colorado, Santa Ana y Cuspalá.

"Los pobladores viven normalmente en muy humildes casitas de adobes, en las cuales

deben defenderse del calor tropical durante el día y del frío causado por la altura durante la

noche. Los pocos recursos locales son ofrecidos por la pequeña ganadería. No se nota una mejora

seria a través de las ganancias de los migrantes golondrinas a la vuelta de la zafra. Al retorno de

éstos llegan también con sus mulas cargadas los comerciantes "bolivianos", así llamados aunque

vivan en Argentina desde el siglo pasado, que ofrecen alcohol, hojas de coca y los pequeños

atractivos del consumismo moderno, y los ahorros se esfuman como neblina al sol. Hay casos

que una radio de bolsillo es canjeada por un ternero o un cabrito.

Están muy marcados en aquellos paisanos los signos de la primitiva evangelización,

llevada a cabo por los misioneros franciscanos. En cada capilla hay un "rezador", elegido por el

pueblo, que se presta gratuitamente. El se encarga de las oraciones, de las paraliturgias, de los

funerales y del catecismo. En Valle Grande Marcos Cipriano es rezador desde hace treinta años y

en Santa Ana el octogenario Don Eustaquio Cruz lo es desde más de cuarenta. Lápidas especiales

en el cementerio recordarán a estos personajes del pueblo, que-son los rezadores. Ellos todavía

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE usan el manual "Ancora de Salvación" del 1700 y en el examen de conciencia se pide "si has

matado y a cuántas personas".

Varias capillas son del 1700 y tienen valor histórico. No tienen bancos y los fieles se

arrodillan y sientan en el piso. Es costumbre reunirse los domingos en la capilla y escuchar la

misa transmitida por radio. Usualmente se reza el rosario, el "ángelus" y no falta el pésame. Yo

dejé en cada lugar un nuevo testamento para que se leyera un pasaje y se hiciera después algún

momento de meditación. También los hombres se demuestran tímidos y se detienen a la puerta

de la iglesia antes de entrar; cualquier gesto del sacerdote podría hacerlos escapar.

De la parroquia del Libertador General San Martín sube una vez por año un sacerdote para

las fiestas patronales y aprovecha para celebrar la eucaristía, confesar, bautizar, dar la primera

comunión y confirmar y luego de pocas horas vuelve a la ciudad. Son muy pocos los

matrimonios formalizados civil y religiosamente. El solo hecho de deber bajar a Ledesma en dos

o tres días de ida y luego otros tantos de vuelta para los indispensables exámenes clínicos

constituye un impedimento casi absoluto. No hay rechazo del sacramento del matrimonio, pero

las dificultades reales lo hace casi imposible. Más que de concubinato, se tendría que hablar de

matrimonio natural.

De los aspectos positivos mayormente notables se destacan la fuerte sensibilidad religiosa,

el respeto profundo a la vida, el culto al Cristo Crucificado, a la Virgen y a los Santos con sus

novenas, la veneración a los difuntos. Hay un respeto profundo a la vida y a la maternidad y los

niños permanecen colgados al hombro de las mamás hasta cuando ellas trabajan.

Ciertamente las dificultades están aumentando en estos últimos años. Los contactos del

mundo consumístico traen los primeros estímulos para la inmoralidad, el aborto, el incentivo del

alcoholismo y el consumo de coca y al mismo tiempo se experimenta un cierto proceso de

secularización. En comparación de 1978, relativamente pocos ahora piden la bendición de las

casas; además hay una menor concurrencia a las celebraciones. Otro aspecto negativo es dado

por el avance del protestantismo.

Me confortó en Valle Grande la celebración Navideña con los típicos instrumentos, como

la quena, el bombo, el charango y el sicuri. Los chicos del lugar estuvieron por muchas horas en

la "adoración del Niño" con sus cantos y danzas. Se demostraron ofendidos cuando yo les dije

que estaban bailando, pues el "adorar al Niño" es muy distinto al bailar profano.

Lógicamente se siente la falta de un sacerdote estable para este territorio tan vasto y

aunque hubiera una cierta permanencia sacerdotal, ésta no es suficiente, pues hace falta la

convivencia para comprender a los indígenas y ser aceptado por los mismos. Uno vuelve triste de

esta experiencia al constatar que poco sirve para el mejoramiento de una zona el sacrificio de

tantos migrantes golondrinas en el duro trabajo estacional de la zafra y que falta el porvenir para

las nuevas generaciones de esta tierra, que todavía sigue conservando las improntas vivas de la

primera evangelización argentina. Esto demuestra una vez más que toda migración, si no es

preparada y acompañada también religiosamente, en última instancia resulta negativa".

Padre Tarcisio afirmaba también que el oriundo indio no debía perder sus valores

primigenios. "Mientras que el latinoamericano está tentado de ser activo y exterior imitando al

latino-europeo, el alma indio-americana es contemplativa, amante de la plegaria, del silencio y

de la penitencia".

29

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Estructuras Y Misionariedad

PARROQUIAS TERRITORIALES Y MISIONES

La confrontación entre la actividad en parroquias territoriales y la tarea misional o la

misión volante ha animado muchas discusiones de los sacerdotes scalabrinianos en Argentina.

Los obispos argentinos, a excepción de la tardía concesión para los portugueses de la diócesis de

San Justo, no han reconocido la "misión con cura de almas" establecida por la Santa Sede,

ofreciendo como único instrumento la parroquia territorial. Por eso los scalabrinianos desde su

comienzo permanente en 1940 tienen parroquias y además porque los párrocos frente al clero y

fieles son sacerdotes de primera categorías, mientras que los demás sacerdotes son retenidos

como de segunda o tercera. Desde 1971, año de la apertura de la parroquia cordobesa, los

scalabrinianos no aceptaron nuevas parroquias argentinas, se retiraron de cuatro parroquias,

abrieron dos hogares y aceptaron dos vicarías territoriales, con convención trienal, como bases

misioneras.

El pensamiento del p. Tarcisio, además de su ultimo escrito que publicamos

enteramente, está condensado principalmente en dos entrevistas, que le hice para los

números 124 y 132 del boletín interno scalabriniano: CONO SUR. La primera entrevista fue

hecha en Buenos Aires en ocasión de la venida del Papa Juan Pablo II en Argentina los días 11 y

12 de junio de 1982. La segunda se la hice en Córdoba el 24/4/83 antes de su salida para Italia y

en la perspectiva de la apertura de la nueva misión de Jujuy.

PRIMERA ENTREVISTA

1. INMIGRANTES LIMÍTROFES DESTINATARIOS DE LOS SCALABRINIANOS

"Yo conozco el grupo boliviano y en algo también el grupo chileno. No conozco el grupo

paraguayo. Me parece que por parte del episcopado chileno hay una mejor organización a través

de INCAMI, que ofrece un cierto respaldo a las misiones hechas por sacerdotes y laicos chilenos

en favor de sus compatriotas inmigrados en la Argentina. Pero no existe una adecuada

organización chilena en la Argentina. Me parece que en Buenos Aires el EPPA (Equipo Pastoral

Paraguayo en Argentina) está bien afianzado, sobre todo para promover la misión anual con la

intervención de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos provenientes de Paraguay. Yo aconsejaría

que elementos bolivianos especialmente de la Capital y del Gran Buenos Aires se encuentren con

el equipo paraguayo para organizar algo análogo para su colectividad".

2. ORGANIZAR FIESTAS PARA LOS LIMÍTROFES

"No conviene o no es necesario. Las fiestas ya existen y debemos aprovechar las mismas.

Recordamos las celebraciones bolivianas del Señor del Quillaca y del Manquiri o de la Virgen de

Copacabana. Los laicos están comprometidos y tienen una discreta organización; los

connacionales están sensibilizados y se vuelcan en masa. Los momentos son preciosos para una

intensiva evangelización y sacramentalización. Los scalabrinianos de Buenos Aires deberían

colaborar con la fiesta de la Virgen de Copacabana, que se celebra el 12 de octubre en Villa

Soldati. Para los chilenos habría que aprovechar la devoción a la Virgen del Carmen (16 de

julio). Ciertamente su problema político es más serio y por eso ellos viven más dispersos y

mimetizados, por lo menos en el Gran Buenos Aires. Para evitar conflictos y divisiones debemos

evitar de promover nosotros fiestas civiles, como la celebración del 18 de setiembre para los

chilenos. Podemos aceptar una invitación y también celebrar una misa, especialmente si uno

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE tiene el cargo de delegado diocesano de migración, pero no ponernos en política".

3. TRABAJO PARA LOS CHILENOS "Los obispos argentinos no desean que se hable de chilenos y tanto menos que se reclamice

la actividad en favor de los mismos; al menos hasta que se solucione el problema del Beagle.

Basta pensar que en Comodoro Rivadavia la oficina de asistencia se llama "Servicio Pastoral" y

se evita hasta la palabra "migrantes". Los obispos apoyan la tarea misional en los barrios donde

se destaca la presencia de inmigrados, pero con la condición que se involucren con la población

local. No hay que hacer o al menos aparentar distinciones o diferencias. Estas misiones para

barrios periféricos, a menudo sin capilla, donde viven chilenos, pero no expresamente para

chilenos, ya se practicaron en Mendoza y en nuestra parroquia de Bahía Blanca. Hubo una

excepción con el grupo bien caracterizado y ahora bastante reducido de los refugiados de

Mendoza. En la Patagonia el no destacar la nacionalidad chilena conviene también porque los

"chilenos" inmigrados en las provincias de Chubut y Santa Cruz son más "patagones" que

chilenos y no tienen serios problemas de integración con los argentinos de extracción india".

4. POSICIONES CON GARANTÍA DE CONTINUIDAD "Para mi estos puntos estratégicos son: Buenos Aires - Boca para la Capital y el Gran

Buenos Aires, Bahía Blanca como centro de animación del sur, Córdoba como base de

irradiación hacia el norte y posiblemente Rosario y Mendoza. Digo posiblemente porque no

tenemos suficiente número de Padres para tener una comunidad misionera en ambos lugares.

Y no podrían nuestros sacerdotes con los medios de locomoción que tienen desde la

comunidad de La Boca desplazarse a las distintas zonas para el servicio de los diversos grupos de

inmigrantes del Gran Buenos Aires?

Hay Padres que se dedican bien a los italianos. No podrían dedicarse en parte también a los

limítrofes - golondrinas, que son más pobres y más necesitados? Reconozco que su actividad

para los italianos sigue siendo limitada. Por eso es urgente que los Padres, que no hacen nada o

casi nada en forma directa para los migrantes, dediquen tiempo a esta tarea específica para los

inmigrantes limítrofes".

5. LOS COHERMANOS EN EL TRABAJO TERRITORIAL -PARROQUIAL

"Hay una gran dificultad de desprenderse de la mentalidad de la parroquia. Se crea un

apego a las personas y luego se hace muy difícil el desprendimiento. Esta mentalidad parroquial

o casi - parroquial se aplica también a los barrios de González Catán, en los cuales el misionero

es una especie de párroco. El verdadero misionero es quien trabaja en zonas que pertenecen

jurídicamente a un párroco local y le pide permiso para actuar en favor de los inmigrantes.

Se dice que debemos cumplir con el compromiso de la Congregación frente al obispo por

haber asumido las parroquias territoriales. Pero la razón de fondo, que no se manifiesta, es

siempre el lazo personal y a veces sentimental. El misionero no ligado a la parroquia territorial se

encuentra más disponible para el cambio. No puede ser que en caso de urgencia el titular de

parroquia tenga el privilegio de la estabilidad y tenga que sacrificarse el misionero directamente

empeñado con los migrantes. De esta manera la prioridad que proclamamos en Capítulos

Generales y también en nuestro Directorio Provincial es una linda expresión, pero no una

realidad".

6. ACTIVIDAD DE LOS PÁRROCOS PARA INMIGRADOS DE LA JURISDICCIÓN

PARROQUIAL

"Primero en varios casos no se hace y desde bastante tiempo no se hace y por lo tanto no se

justifica nuestra presencia en aquellas parroquias. Y aunque lo hicieran, no vale la pena que la

Congregación tenga aquellas posiciones. Nosotros los scalabrinianos primero estamos llamados a

sensibilizar a los demás sacerdotes para que ellos hagan su servicio para con los inmigrantes.

31

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Nosotros los scalabrinianos somos tan limitados en número que no podemos agotarnos en

pequeñas tareas o actividades parciales migratorias. Debemos dedicarnos a los puntos

fundamentales de concientización, como el Centro Estudio y los lugares estratégicos, a través de

los cuales se logre un cambio de mentalidad en la jerarquía y en el clero local. Yo pude tocar con

mano sea en la zona de Mendoza como también en la provincia de Jujuy. Los párrocos locales

llegaron a comprender la necesidad de una pastoral migratoria específica. Y ahora hay sacerdotes

diocesanos capacitados también a cubrir el cargo de delegado diocesano de migración y podrían

hacerlo mejor que ciertos scalabrinianos".

7. PARA UNA VIDA SCALABRINIANA AUTENTICA

"Primero tenemos que tener una fuerte experiencia de oración comunitaria. La rutina de

una breve oración formalística cotidiana, como también los simples retiros de praxis no cambian

nada y no dejan huellas profundas.

Hay que buscar vivencias fuertes. Basta pensar a la atractiva ejercida por e1 Movimiento

de los Focolares" del, Opus Dei, del Cursillismo, etc.

Paralelamente debemos tener experiencias pastorales fuertes en forma comunitaria. De allí

surge el contagio' y un entusiasmo que atrae hacia el apostolado, proporciona íntima satisfacción

a nuestra vida rnisionera y al mismo tiempo hace surgir autenticas vocaciones Scalabrinianas".

Por eso, P. Tarcisio auspiciaba que también los párrocos tuvieran periódicos tiempos de

vida misionera, lejos de su parroquia, y tiempos y tiempos de sensibilización migratoria con

conferencias y charlas para sacerdotes seminaristas, novicios y alumnos de escuelas católicas. De

los scalabrinianos decía: “Somos pequeñas gotas en el océano de las migraciones; lo importante

para nosotros es reflejar el Sol de Cristo peregrino. El peregrinar es el estado mas puro.de la

libertad. El peregrino nada tiene, todo lo espera. Yendo hacia el mar de la emigración el río

scalabriniano vuelve hacia su manantial, Scalabrini. Precisa pasar de la asistencia a los migrantes

al hacer asistir a los migrantes".

SEGUNDA ENTREVISTA

1. CARÁCTER DE LA APERTURA EN JUJUY

"Tendríamos que conseguir primero el cargo de Delegado Diocesano de Migración con el

objetivo de sensibilizar al clero y laicos, parroquias y asociaciones. De otra manera, no sería,

comprendida nuestra misión, nuestra labor.

En segundo lugar nuestra presencia debe constituirse como comunidad misionera. La

misma debe efectuar misiones temporarias en lotes y fincas y no novenas en parroquias o

vicarías parroquiales, como hacen otros sacerdotes y religiosos. Es propio de los misioneros

scalabrinianos dedicarse a las zonas más pobres y más marginadas, donde no van otros.

La misión debe ser la primera en la intención y no un instrumento o un pretexto para el

aspecto vocacional. Las vocaciones locales brotarán como consecuencia. Los aspirantes deben.

estar allí algunos años sea para hacer convivencia con los misioneros, como también para

terminar los estudios secundarios.

No tiene que ser un seminario, sino la participación del grupo misionero. Que tengan su

tiempo para la escuela y el estudio. Los muchachos deben seguir el estilo de vida del núcleo

misionero y responsabilizarse en los gastos. La administración provincial podría asumir

solamente algunos egresos especiales como el salario de una empleada, un auto modesto; pero en

los demás deben confiar en la Providencia".

2. SEDE O BASE DEL CENTRO MISIONERO

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE "La base podría encontrarse en la Capilla Santa Teresita de la ciudad de San Pedro, pero

debe continuar como está, es decir no debe ser creada ni parroquia ni vicaría parroquial. Si se

hiciera vicaría parroquial, se perdería el sentido misionero scalabriniano.

Hay que evitar el peligro que nuestros cohermanos sean absorbidos o casi monopolizados

por las exigencias y pedidos de servicio religioso de los 60.000 habitantes de San Pedro, ya que

allí hay solamente dos sacerdotes y medio enfermos. Existe una gran hambre de la palabra de

Dios, de confesiones, dirección espiritual y asesoramiento a grupos y asociaciones.

Como residencia para los sacerdotes y aspirantes la Congregación podría alquilar o

también comprar una casa, que sea fácil luego dejar o vender, si conviene desplazarse a otro

lado, sin complicaciones ni jurídicas ni económicas.

No debemos dedicarnos a hacer matrimonios y bautismos, también porque no debemos

quitar los modestos ingresos a los sacerdotes del lugar, ni tampoco hacer regularizaciones

matrimoniales, sino enviar las parejas a su respectivo párroco; podríamos ser delegados en casos

excepcionales, Debemos ser pobres entre los pobres. No tener plata en el bolsillo, ni tener la

preocupación de la plata. Luego de un año, si verdaderamente se pasa hambre, evaluar la

situación".

3. METODOLOGÍA DE APOSTOLADO

"Lo fundamental es hacer convivencia con los migrantes o los indígenas del lugar. La

gente sencilla de los lotes y fincas de origen boliviano o indio ni te saluda los primeros días. Por

eso el sacerdote debe convivir en medio de ellos desde 15 días a un mes. Primero hay que hacer

una semana de misión, como por ejemplo en el Lote El Puesto, la Finca Torino o en Acharal y

luego tratar de volver cada tanto. El grupo de laicos formados en el lugar todos los domingos

debe continuar con su liturgia de la palabra y rezo del rosario, como también con la catequesis de

los niños. Cada mes el sacerdote pasaría para los sacramentos, la formación y orientación".

SOBRE - PARA - CON LOS MIGRANTES

Padre Tarcisio hablaba de una triple actividad migratoria.

- Actividad sobre los Migrantes, como la del historiador, que estudia las vicisitudes y

desarrollo de los migrantes o como la de los alumnos de un colegio que hacen un festival o

algunas escenas o cantos sobre los migrantes. No es una actividad directa para los migrantes,

aunque sirva a crear una mentalidad favorable a ellos.

- Actividad para los migrantes: es la tarea, sea religiosa, que cultural y asistencial, que

el misionero hace en contacto con los actuales migrantes, pero habitando en su sede parroquial o

misional. Es auténtica actividad, aunque reducida.

- Actividad con los migrantes: es lo que hacía P. Tarcisio y quería que todos hicieran.

Hasta que el sacerdote, a imitación de San Pablo y de los primeros scalabrinianos, misioneros

volantes según la voluntad de Scalabrini, no convive, duerme, trabaja y evangeliza con los

migrantes, no existe pleno servicio migratorio.

Por eso P. Tarcisio quería vivir con ellos.

En una carta al superior provincial P. Ernesto Milán (19/5/78), después de hablar del fuego

misionero y de la leña que el mismo Jesús pone en cada ambiente y en cada momento de nuestra

pequeña historia, P. Tarcisio se refiere a las Constituciones Scalabrinianas. "La esencia del

migrante y del misionero es PARTIR en todos los sentidos. La esencia de la sociedad civil es

transformar a los migrantes en residentes. La esencia de la lglesia, como comunidad de fe, es

transformar a los migrantes en peregrinos y a los residentes en migrantes. En nuestro mundo

clerical sacerdote se nace, misionero uno se hace".

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE P. Tarcisio subraya conceptos análogos en su carta del7/4/83 al superior provincial de S.

Paulo (Brasil) P. Giancarlo Rizzinelli.

"Arriesgamos de ser muy scalabrinianos', poco misioneros y todavía menos misioneros

para los emigrados. Para mí existe una profunda involución en la Congregación. Cuando

hablamos mucho y escribimos mucho sobre la misionariedad, quiere decir que se está perdiendo

o que ya se ha perdido. . nunca se habla tanto de salud como cuando uno está internado en un

hospital. Debemos volver a vivir en contacto con el corazón de Scalabrini, que son los

emigrados. Scalabrini, muerto, vive en Piacenza y en sus escritos. Scalabrini, vivo, vive en los

migrantes vivos.

La discusión entre parroquias y misiones, entre viejas y nuevas posiciones son cuestiones

vacías. Los migrantes. . . son como la fe. no disminuyen en el mundo, cambian de lugar y de

nación. Los migrantes son como Jesús. para encontrarlos hay que buscarlos. Nunca los migrantes

irán al misionero; (si así fuera) ni ellos serían migrantes ni el misionero sería misionero. Debe ser

el misionero que va a buscar a los migrantes, como el buen pastor va a las ovejas.

Podrían ser los dos millones de la Nigeria, los doce millones de América Central y

Meridional, las masas de prófugos de Tailandia y Palestina. Nosotros misioneros de los

migrantes estamos ausentes y un misionero parado es un contrasentido. Ningún superior o

profesor puede formar mejor a los scalabrinianos, misioneros de los emigrantes, que los

migrantes mismos. Estamos hablando mucho de los Emigrantes, porque hablamos poco con los

emigrados. Volver al espíritu del Fundador quiere decir volver al corazón y acción de los

migrantes. . . Son ellos nuestros maestros, nuestros dueños, como decía S. Vicente de Paul".

Otras expresiones características de P. Tarcisio son éstas. "El migrante de los migrantes es

el Refugiado. El migrante está fuera de la patria, el Refugiado está sin patria". "En la sociedad

civil el migrante es un grupo, en la lglesia es una dimensión". "Precisa pasar de los misioneros de

los Migrantes a misioneros migrantes. Precisa pasar de la presencia - asistencia a la presencia

mensaje".

"Los feligreses van al párroco. Los misioneros van a los migrantes". "No debemos volver

al corazón de Scalabrini, sino al corazón del corazón de Scalabrini: el migrante. Scalabrini hoy,

se llama migrante hoy".

34

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Andariego e Incómodo

COMO EL VIENTO

El hecho que Padre Tarcisio no tuviera normalmente programas ni horario causaba

molestias a quienes tenían un orden de trabajo y una agenda de actividades con horario fijo. A

menudo era como el viento, "que sopla donde quiere y tú oyes su silbido, pero no sabe de dónde

viene ni a dónde va. Así le sucede al que ha nacido del Espíritu" (Jn. 3, B).

Recuerdo que una vez estábamos en nuestra sede provincial de Independencia 20 de

Buenos Aires en reunión de consejo provincial, atrasados en el orden del día y con el apuro de

terminar el examen de los temas. Sin algún preaviso y sin golpear la puerta entraba el Padre

Tarcisio, llovido de quién sabe dónde, y empezaba a contar sonriente alguna anécdota y pedir lo

que necesitaba. Lógicamente surgía una primera reacción de nerviosismo, pero al final se creaba

una atmósfera de distensión y de evangélica serenidad, que causaba un

clima

El obispo Adhemar Esquiver de La Paz contaba que una vez P. Tarcisio llegó

sorpresivamente a Trinidad (El Beni) en el norte de Bolivia y entró directamente en la sala donde

estaba reunida la Conferencia Episcopal Boliviana. Naturalmente los obispos tuvieron que

interrumpir el orden de trabajo, mientras que el empezaba a hablar de los problemas de los

bolivianitos emigrados y de sus experiencias con ellos.

VARIAS VECES EN LA CARCEL

Para él resultaba un tremendo sufrimiento el someterse a reglas, especialmente de orden

burocrático. A pesar de los pedidos recibidos nunca se hizo hacer el documento común de la

cédula argentina. Se manejaba con pasaporte italiano y el folio de la radicación. Usaba también

un carnet de la curia de Mendoza o el carnet de la Mutual del Clero, para hacer el cual tuve que

recortar una pequeña foto suya de una revista, pues nunca conseguí una foto original de é1. Si

algún policía le decía que no tenía valor el simple documento eclesiástico, contestaba que era

más fácil fraguar un documento civil. Al no tener documento civil local, no pudo salir para

Europa desde Argentina, por eso lo hizo pasando por Bolivia. Pero a pesar que muchas veces

pudo superar controles civiles y militares, terminó también en la cárcel.

P. Ernesto Milán y yo visitamos en 1979 al nuncio apostólico Mons. Pío Laghi, quien nos

contó cómo él había intervenido para liberar al P. Tarcisio durante su experiencia contemplativa

en Palestina. El misionero un día con la máxima sencillez cruzo del otro lado del río Jordán sin

alguna autorización. Naturalmente fue agarrado por la policía como sospechoso de espionaje y

encarcelado en la capital de Jordania. Algún día después estaba de paso Mons. Laghi y el

arzobispo de Ammán le comentó que estaba encarcelado un hombre que se declaraba

sacerdote y scalabriniano, pero que él nunca había sentido hablar de aquella congregación.

Mons. Laghi le quitó toda duda aludiendo también al anuario pontificio e intercedió por la

liberación de aquel "peregrino". Como consecuencia P. Tarcisio guardaría siempre un especial

cariño al arzobispo Laghi.

P. Tarcisio sabía también arriesgarse. En el escrito de la Velada de Navidad 1975 había

afirmado: "Hay odio y matanzas; se toma presa a la gente sin someterla a juicio, se lucha entre

hermanos. . .". De otro lado tampoco aceptaba ser manoseado por cualquiera. Relata P. Mario

Santillo que una vez en la parada de Desaguadero, límite entre las provincias de San Luis y

35

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Mendoza, al entrar en la capilla un policía le requirió los documentos personales y él sacando la

pequeña biblia le contestó: "Este es mi documento" y se fue a rezar. El mismo P. Tarcisio

contaba riéndose que al ser detenido en una comisaria un oficial le inició el interrogatorio, pero

él no aceptó diciéndole que habría contestado solamente al comisario y frente a la insistencia del

oficial, le dijo: "Si quieres hablar conmigo, recemos el Rosario; uno empieza y el otro contesta”;.

Al final fue atendido por el jefe y luego fue dejado libre.

Sobre todo en los tiempos duros de la guerrilla y de su represión por parte del ejército

argentino conoció la cárcel. Hay versiones que estuvo en diversas oportunidades y en una

ocasión por varias semanas. Una vez que yo insistí para conocer más concretamente y hasta le

hablé del cohermano P Sergio Geremía, que había sido encarcelado en Villazón (Bolivia), afirmó

que sí, pero que eso no tenía ninguna importancia. De alguna manera la vida de la cárcel no era

peor que aquella que él conducía en varias oportunidades.

CON GALTIERI Y PINOCHET PARA LOS SOLDADOS PRESOS

Mirando al pasaporte del P. Tarcisio se ve una grande cantidad de sellos en los meses mayo

- junio de 1981, correspondientes a sus pasos en los límites argentino - chileno de "Los

Libertadores". Al Padre se habían recomendado en Mendoza las esposas de dos oficiales

argentinos, presos por la fuerza de inteligencia chilena. En aquel tiempo de suma tirantez entre

los dos países por el problema del Beagle había sido una especie de represalia por el hecho que

algunos miembros de la defensa chilena habían sido a su vez detenidos como espías en la zona

de Río Turbio en el sur de la Patagonia Argentina. Las dos familias en Mendoza estaban sin

noticias y sin recursos. P. Tarcisio viajó a Buenos Aires e intentó todos los caminos a través del

vicario castrense y de la nunciatura. Al final se dirigió directamente al comando en jefe del

Ejército y consiguió ser recibido por su mismo titular Leopoldo F. Galtieri, sucesivamente

presidente de la Republica, quien hasta le entregó los cheques para las familias. Luego pasó a

Chile y en el mismo palacio de la Moneda fue recibido por el presidente Augusto Pinochet.

Según cuanto me contó el mismo P. Tarcisio, el general Pinochet le besó el crucifijo, le pidió

quién mandaba entonces en la Argentina entre los tres de la junta y el presidente, mientras que en

Chile los pantalones los tenía él y que había dado orden a todos de obedecer al Papa, el cual

había presentado por el conflicto austral su propuesta de mediación.

Para el 20 de diciembre de 1979 el P. Tarcisio había organizado la bendición de parte del

nuevo arzobispo mendocino Mons. Cándido Rubiolo de una campana para la nueva capilla de

Las Cuevas entre los obreros del túnel "Cristo Redentor" y el personal militar y civil de la zona.

Había encabezado la carta de invitación con la frase de Isaías (2,4): "Llegará un tiempo en el

cual los pueblos de sus espadas forjarán arados y hoces de sus lanzas" y la había cerrado con el

llamado del papa Pío XII: "Con la guerra todo es perdido; con la paz todo

es ganado".

EN LA ANTARTIDA ARGENTINA

Como consecuencia de este contacto con Galtieri le fue propuesto algún servicio religioso

en la Base Antártida Esperanza. A principio de marzo de 1982 P. Tarcisio se había retirado

algunos días en la casa de Villa Bustos de las Hermanas Misioneras Franciscanas en la sierra de

Córdoba. El ejército argentino después de una insistente búsqueda en la sede provincial y en la

parroquia scalabriniana S. Pío X de Córdoba logró detectarlo, traerlo a Buenos Aires y, equipado

con el uniforme contra el frío polar, enviarlo a la Antártida.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE En la base Esperanza P. Tarcisio procedió a bendecir el primer matrimonio antártico entre

el sargento primero Hugo Omar Cosenza y la locutora María Andrea Brath a la presencia del

gobernador de la Tierra del Fuego y el periodista Enrique Mancini. En tal ocasión la televisión

argentina transmitió el hecho y P. Tarcisio apareció frente a la pantalla descalzo en medio de los

hielos polares. En efecto, como me confirmó luego, se sentía con mal de cabeza y mucha

pesadez, pero en un cierto momento se sacó las botas especiales y las medias y se puso a caminar

en medio de la nieve y todo volvió a la normalidad.

P. Tarcisio volvió a la misma base diez meses después. Luego de una semana de última

preparación el 17 de enero de 1983 en la capilla S. Francisco de Asis, hermano universal, celebró

la misa de primera comunión de cinco niños y un bautismo. En tal oportunidad él dirigió al Papa

el siguiente telegrama: "En el día de la Primera Comunión con la blancura de las almas, espejo

de las nieves eternas del Continente Antártico, piden al Santo Padre Juan Pablo II la bendición

celestial para todos aquellos que en sacrificio entregaron sus vidas a la unidad y paz de toda la

humanidad". Lógicamente estas incursiones, aunque autorizadas, en el sector del vicariato

castrense no fueron vistas bien por ciertos sectores curiales.

Era tan rápida su capacidad de desplazamiento y ambientación que a fin de marzo de 1982

tomó parte de la reunión de los delegados diocesanos de migración de la zona norte de Chile en

Antofagasta, de donde en ómnibus por el paso de San Pedro de Atacama entró en la Argentina

llegando a Salta y Jujuy; de allí fue a Bolivia y muy pronto vino a Buenos Aires. A excepción de

las idas por avión a la Antártida los viajes eran hechos con medios comunes y también por

"autostop".

MEDIDAS DIFICILES

Aunque P. Tarcisio tuviera una sonrisa fácil y una alegría espontánea, su manera de

proceder no era siempre fácilmente comprensible. A veces era irruente y tajante; especialmente

no sabía someterse a las tramitaciones comunes para todos; en los momentos álgidos de la

represión militar levantaba la voz en la conversación. Una vez se presentó al palacio de la

Gobernación de Mendoza por un problema de un necesitado, que se había encomendado. Le

pidieron documento en la puerta de entrada, luego antes de subir a la escalera y se lo volvieron a

pedir al llegar al piso correspondiente. Entonces se dio vuelta para bajar diciendo: "Aquí lo único

que uno consigue es saber que se pierde tiempo".

También cuando tuvo la responsabilidad de párroco sustituto, no atendía nunca al teléfono,

no accedía a la secretaría parroquial, cuando era el tiempo de la oración y del silencio. En alguna

misión durante el tiempo de oración hacía poner en la entrada un cartel con estas palabras:

"Ahora los Padres están para Dios y no para los hombres". Difícilmente se prestaba a bendecir

casas, si sospechaba que fuera por interés material; tampoco se prestaba a simples

recomendaciones para favores de personas no estrictamente necesitadas.

Al cohermano P. Oliviero Manni, quien al ver al P. Tarcisio caminar por una ruta lo

invitaba a subir en el auto, contestaba: "Tu vete por tu cuenta". Luego de algún enfrentamiento

con un cohermano era capaz de no hacerse ver en casa por algún día. Hubo casos que un

cohermano en Mendoza trabajaba por varios días para preparar una fiesta de italianos o

bolivianos y P. Tarcisio al llegar desde afuera en el último momento tomaba la iniciativa y hacía

de primer actor dejando al colega en segundo lugar. A veces se ponía firme frente a distintas

opiniones de sacerdotes, monjas y seminaristas acerca de programas misionales. No cedió

tampoco ante una superiora muy autoritaria, que por su lado lo había tildado como pequeño

Mussolini.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE En una casa religiosa fue pedido al P. Tarcisio de celebrar la misa. Él lo hizo y luego se

puso en su posición de prolongada oración. Se acercó una monjita y le solicitó de hablarle y él

contestó con el simple silencio. Pasó un cierto tiempo y la hermana volvió a la carga y él siguió

en la misma actitud. Al fin la monjita replicó que necesitaba hablarle. Entonces P. Tarcisio

levantó la vista y le dijo: "Y yo necesito estar solo y no hablarle a Usted". En otra ocasión se

presentó un hombre para pedir una recomendación. El Padre, aunque avisado, no se movió.

Entonces la persona encargada le dijo: "P. Tarcisio, no se dio cuenta que aquel señor lo está

buscando?". Y él contestó "Y Ud. no se percató que yo no lo quiero atender?".

También con cohermanos, superiores y prelados sabía usar la crítica y con brillo, pero sin

animosidad. P. Luciano Marangoni recuerda que a veces entraban algunas colaboradoras

parroquiales en el sector de comedor-cocina en la parroquia M. Migrantes de Mendoza. Un día P.

Tarcisio intervino con los cohermanos:

"Hemos dejado una mujer para ser más libre y aquí se entrometen no una, sino varias".

Acerca de una carta de un Padre Superior General Scalabriniano a un cohermano, después de

haberla leído, comentó que la misma tenía nada de padre, poco de superior y mucho de general.

En una fiesta de María Auxiliadora de la comunidad salesiana de Rodeo del Medio de

Mendoza al hablar a la multitud tomó un niño boliviano pobre y sucio y dijo: "Con un niño como

éste Don Bosco empezó la obra salesiana". Acercándose después de una misa a Mons. Maresma

le dijo: "Se ve que Ud. Es un sucesor de los apóstoles.". "Porqué?",le pidió al arzobispo. Y P.

Tarcisio: "Porque como ellos Ud. también echa a los niños que se acercan a Jesús". Había

sucedido que en la liturgia al acercarse P. Tarcisio con un grupo de bolivianitos,

éstos se pegaron al altar como acostumbraban con el Padrecito y el arzobispo pidió que se

alejaran.

Un día P. Tarcisio caminaba con un pobre boliviano por una vereda de Mendoza y sin

darse cuenta se detuvo para conversar mejor frente a un cuartel. El centinela dio orden de

circular. Pero P. Tarcisio le pidió de hablar al oficial. El soldado repitió la orden. Entonces P.

Tarcisio le dijo: "Porqué no llamaste al oficial? Ves este librito (indicando su biblia de bolsillo)

tiene más fuerza que todas las armas del mundo".

Se encontraba P. Tarcisio en el monasterio del Borbollon (Mendoza) en ocasión de la Hora

Santa mensual abierta a seglares. Estaba allí el arzobispo Maresma y algunos encumbrados laicos

cursillistas y de otras asociaciones y conversaban de los títulos de estudio y especializaciones de

varios sacerdotes. Entonces uno pidió al P. Tarcisio que estudios especiales había hecho y él

contestó: "Yo hice la escuela primaria!".

Cuando se acercaba una persona para besar el crucifijo que llevaba en el pecho, P. Tarcisio

acostumbraba decir una palabra de bendición. Una noche en una cierta zona de Mendoza se

acercó una mujer de la calle y le tomo el crucifijo para besarlo y el inocentemente pronunció sus

palabras acostumbradas: "Dios te bendiga en tu trabajo". Este episodio hizo la gira de la mayoría

de los prelados argentinos.

38

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Rasgos De Asceta

COMO UN MONJE ORIENTAL

Bajo ciertos aspectos P. Tarcisio había adquirido ciertos hábitos y posturas propios de la

ascesis oriental: su postura yoga en la oración y meditación, su andar descalzo, el no comer carne

ni tomar alcohólicos, su dormir en el suelo o en cualquier lado. Pero todo era vivido a través de

la luz del evangelio y aunque algunos pudieran pensar que fuera un monje de Oriente, el crucifijo

que llevaba siempre al pecho manifestaba su estado sacerdotal.

Muchos se preguntaban de qué manera pudiera vivir y trabajar con su poca salud y con

tanta ascesis. En efecto desde su niñez había tenido una salud bastante frágil y sus problemas

pulmonares los arrastró toda la vida; estas deficiencias se habían manifestado particularmente

durante sus años de trabajo en 1a formación vocacional en Italia. Pero con su fuerza de voluntad

y un ejercicio continuado había logrado un máximo aprovechamiento de sus energías físicas, del

limitado alimento y sueño. Podemos recabar aquí algunos testimonios.

En enero de 1978 P. Tarcisio se presentó con el seminarista scalabriniano Hugo Terraza en

la mina de uranio Don Otto de la provincia de Salta para hacer una pequeña misión entre los

pobres mineros, pero no habiendo tenido autorización previa los agentes de la gendarmería no

los dejaron entrar. Pero este contacto sirvió para una sucesiva misión, bien preparada y

provechosa. Emprendieron entonces la vuelta. No tenía plata, ni comida, ni paragua y se largó a

llover en aquella zona montañosa. Caminando debajo de la lluvia pedían de ser levantados por

los camiones, pero no hubo caso. Empezó a anochecer y Hugo, a pesar de ser un joven fuerte, en

un cierto momento se sintió agotado y quería sentarse, pero P. Tarcisio por el miedo que por la

lluvia, el frío y el ayuno no pudiera levantarse fue enérgico en no permitirle. Hugo recuerda de

haber dicho en medio de la oscuridad. "Aquí estamos perdidos" y escuchó al Padre decir: "Yo

pienso en la muerte".

Llegaron finalmente a las 23 a una pequeña pulpería en Quebrada del Tonco, donde

algunos paisanos revestidos de poncho rojo en aquel tiempo de carnaval estaban bastante ebrios.

No teniendo dinero ni para alojarse ni para comer se tiraron en el pavimento en un rincón de

aquel rústico bar, mientras los hombres charlaban y reían. P. Tarcisio se puso un pañuelo en los

ojos, el seminarista colocó una silla pegada a su cuerpo para defenderse de los malos pasos de los

ebrios y se pusieron a dormir. A la madrugada un camión, que llevaba especies, acepto cargarlos

hasta cerca de Salta en medio de la mercadería con su acre olor. En Salta P. Tarcisio teniendo las

sandalias rotas se presentó a un zapatero que las arregló y él agradeció, saludó y se fue sin pagar.

De Salta viajaron en tren a Tucumán y de allí el P. Tarcisio a dedo se fue hasta el monasterio de

Siambón, donde finalmente pudo alimentarse y reposar.

CUATRO DIAS SIN COMER

El seminarista Guillermo Fossati declaró que entre sus viajes y el sistemarse para una

misión P. Tarcisio estuvo cuatro días sin comer, tomando solo agua. En algunas de las primeras

misiones en el norte el Padre entregaba un sobre con la plata estrictamente necesaria para el

pasaje del tren y por lo otro había que arreglarse. Una vez frente a dos tarros P. Tarcisio se

equivocó y puso dos cucharas de sal en lugar de azúcar en un vaso de leche y se lo tomo sin

ninguna mueca. Otra vez, recuerda Hugo Terraza, había un cierto aceite tremendamente rancio.

"Lo que Dios bendijo no se tira", dijo P. Tarcisio y lo usó sin dificultad.

Se enojaba cuando en las misiones la gente quería preparar alguna comida especial. Su

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE alimento normal era leche, queso, arroz, verdura y huevos. A veces, llegando de lejos sin haber

comido, agarraba una manzana y directamente se la comía mostrando su buena dentadura. En

Mendoza a veces iba a un almacén, se hacía donar un vaso de leche y retomaba el camino.

Señoras, como de Dal Col, Gubinelli y Fantozzi recuerdan que se presentaba cansado en la casa

y pedía leche, queso y galletas, no aceptando otra cosa. En alguna ocasión Elisa de Gubinelli y

Teresa de Fantozzi le preparaban algún dulce o fideos sin carne y él los saboreaba agradecido. A

veces afirmaba: “Parece como lo hacía mi mamá". En ocasiones de fiestas en la parroquia con

comida de carne, él se retiraba a la cocina y se alimentaba con verdura y queso.

Una hermana recuerda que era muy estricto en el ayuno en el llamado "día de desierto"

durante las misiones y que en toda una jornada de Navidad no tomó ni un vaso de agua. Tenía un

aguante tremendo, aunque en Jujuy en verano hubiera temperaturas de 50 grados. El aconsejaba

bajo el sol tropical de tener un pañuelo en la cabeza y como los beduinos no beber nada en el

camino, para no transpirar, sino sólo cuando uno llegaba a la sombra y el organismo podía

asimilar.

Padre Manni recuerda que P. Tarcisio se había extraviado en la zona de Laguna de

Guanacache (departamento de Lavalle) de la parte nordeste de la provincia de Mendoza. Es una

región semidesértica, sin agua, con arbustos. Cada tantos kilómetros existe una pequeña

población con una capillita. No hay caminos, sino simples "huellas" por donde pasan camiones

para cargar leña, P. Tarcisio, que había ido para misionar, siendo nublado perdió toda

orientación. Estuvo dos días sin comer ni beber. Pasó una noche durmiendo en el suelo y al

despertarse vio alguna serpiente alrededor, pero salió ileso. Después de tanto caminar encontró

los rieles del Ferrocarril Belgrano y siguiendo los mismos pudo salir y volver a Mendoza.

CON LA SOLA SOTANA

Como llegó a la Argentina, así acostumbraba ir a todo lado con la sola ropa que tenía

encima. La pobre sotana, que tenía puesta a veces las 24 horas, llegaba a no admitir más arreglos.

Encontraba entonces una sotana usada o en el seminario de Merlo o en otra casa scalabriniana y

salía con ésa. En ciertas ocasiones se la lavaba él mismo y en otras se prestaban algunas señoras.

La familia Fantozzi, que guarda con amor una vieja sotana ya reducida al extremo, se preocupó

de hacerle una nueva y el Padre recomendó a la Señora Teresa que hiciera los bolsillos grandes

para que pudiera caber allí todo, a veces camiseta y calzoncillos para un cambio, mientras se

secaba el otro. La Sra. de Da Col al lavarle un pulóver vio que estaba todo desecho; entonces le

donó dos que eran de su hijo, pero después de un cierto tiempo ya no los tenía más. Cuando se

presentaba un pobre a pedir algún indumento, a veces P. Tarcisio solucionaba el asunto yendo en

el fondo de la casa parroquial, a la soga donde estaba colgada la ropa suya y de los cohermanos,

y sacando una camisa o un par de pantalones. Lógicamente no siempre la cosa pasaba tranquila y

el cohermano a verse desaparecer lo poco que tenía terminaba protestando, pero pronto la paz

volvía a la comunidad.

Vicenta Gubinelli recuerda que un día de tremenda lluvia golpeó a su casa; estaba todo

impregnado de agua y su mismo poncho rojo chorreaba gotas medio coloradas. Para salir del

apuro, le dio una vieja camisa de su mamá y mientras tanto trataba de secarle la sotana con el

fuego y la plancha. Otra vez fue visto en la calle sin sotana cerca de la parroquia, con sus

pantalones medio cortos, de aquellos que usan los obreros durante el trabajo y con tiradores,

lógicamente entre las risas de los muchachos que pasaban; pero él no les llevaba el apunte.

En los días en que el Padre estuvo descansando en la casa Ntra. Sra. de los Ángeles de

Villa Bustos (Córdoba), la religiosa que iba toda mañana para arreglarle el cuarto comprobaba

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE que la cama permanecía intacta; era de suponer que dormía en el piso sobre la alfombra. La

misma cosa era bastante común en Mendoza. En los años de residencia en la parroquia de la

Asunción (Dorrego), a pesar de tener su habitación con baño, él siempre durmió en el pequeño

depósito entre la sacristía y el ábside de la iglesia usando una sutil colchoneta puesta sobre una

mesa con una o dos frazadas según la estación. Así, sin molestar a nadie, podía pasar a la

adoración nocturna y levantarse temprano. Al encontrarse con los bolivianos a veces pasaba la

noche durmiendo sentado sobre una silla.

En enero de 1983 los seminaristas de Merlo con algunos jóvenes de Juventud Unida

Scalabriniana (JUS), recordando que la Congregación había nacido por inspiración de Scalabrini

en la estación ferroviaria de Milán, procedieron a una encuesta entre los pasajeros de Retiro

(Buenos Aires). Yo entonces le pregunté al P. Tarcisio si conocía la situación de las estaciones

ferroviarias y él me hizo comprender que él pasaba frecuentemente la noche entre los pobres de

aquellos lugares de espera.

Al P Tarcisio costaba presentar su rendición de cuenta mensual de sus ingresos y salidas.

Pero dado el llamado que le hice, empezó a entregar al cohermano el montoncito de boletos de

bus o tren, que eran prácticamente los únicos gastos que tenía, cuando no iba a pie o a dedo.

Acerca de la vivencia de la pobreza se recuerdan algunas expresiones repetidas por el P.

Tarcisio.

“El ideal del misionero scalabriniano no es de ayudar a los pobres, sino vivir más pobre

que los pobres; esto significa ayudar a los pobres al dar al mundo su riqueza, que es la

hospitalidad, la generosidad, el sentido de sacrificio”.

“El misionero es un mendicante, que va a decir a otro mendicante donde los dos pueden

conseguir el alimento de la salvación”.

“La riqueza terrenal disminuye cuando se reparte; la riqueza espiritual aumenta cuando se

comunica”.

"La pobreza no es virtud, mérito, valor; es la armonía de la vida espiritual con la condición

material".

"Dios Padre no abandona a sus Hijos; ni al hombre que vive de su trabajo, ni al misionero

que confía en su Providencia”.

PRIMERO LO LAVO Y DESPUES LO BESO

La superiora Madre Alma Faldini de las religiosas de la Sagrada Familia de Colonia

Bombal del Medio del (Mendoza) relata que durante una novena predicada por un jesuita en su

capilla, que se encuentra en una zona de viñas y fincas con numerosos bolivianos, el P. Tarcisio

misionaba por el campo. Un día el Padre le trajo ocho hijos no bautizados de un boliviano medio

abandonado y presentándole uno de ellos todo sucio le dijo: "Bésalo, que es Jesús”. Pero la

Madre Alma le contestó. "Primero lo lavo y después lo beso". Efectivamente las hermanas los

lavaron a los ocho, les pusieron vestidos limpios y empezaron una serie de encuentros de

catequesis. La novena terminó con la fiesta de la zona y con el bautismo de los hermanitos y el P.

Tarcisio confesó y dio la comunión a padres y padrinos. Las religiosas habían insistido que el

padre se hospedara en su colegio, pero él no aceptó diciendo: "yo duermo bajo las estrellas”. En

efecto él se puso en un ranchito, hecho de cañas y medio descubierto, que servía de depósito para

los cajones de verdura, y los bolivianos veían durante la noche una velita encendida en la choza y

comentaban. "Allí está el padrecito rezando".

La hermana Julia de la misma Congregación, que participó de tres misiones en Jujuy,

recordaba el trabajo misionero en la zonas lejanas de las fincas. Padre Tarcisio se quedaba en

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE algún rancho a veces hasta medianoche para preparar a padres y padrinos para un bautismo. Una

vez era ya la una de la noche, cuando salieron los dos a la ruta; estaban a varias decenas de

kilómetros de San Pedro y los pocos medios de transporte no paraban. Después de un buen rato

de camino a pie un joven se detuvo y los cargó en el auto, pero iba tan veloz, que los dos se

encomendaron a Dios; y cuando al fin llegaron a la ciudad, el Padre al bajar se hizo la señal de la

cruz.

CON UN DEDO CORTADO Y SEIS LASTIMADOS

El 24 de setiembre de 1982 P. Tarcisio se encontraba misionando en Chalicán en la zona

del Ramal de Jujuy. Allí enseñó varias oraciones a los niños y les hizo hacer dibujos sobre el

trabajo de la zafra. Al final de la breve misión concurrió a la familia amiga Soria. Le fue

ofrecida, para que descansara, una reposera de madera, pero al sentarse el Padre resbaló,

mientras la silla se cerraba apretándole las dos manos. Se lastimo siete dedos y la falange

primera del dedo mayor cayó seccionada en el suelo. Cuando la dueña de casa vio la sangre y la

punta del dedo en el suelo, casi se desmayó y al recuperarse prendió fuego a la silla. Con

las manos envueltas en trapos con una camioneta fue llevado a una salita de primeros auxilios y

de allí al hospital de San Pedro llegando después de medianoche. Fueron a buscar médicos y

enfermeras en la casa de los mismos y un doctor, que se había perfeccionado en Florencia

(Italia), a las dos le hizo un injerto con músculo del antebrazo y le vendó las dos manos. P.

Tarcisio a pesar de la sangre perdida y de la debilidad no quiso permanecer en el hospital y quiso

viajar a Córdoba, que dista unos mil kilómetros. Llegó a la parroquia S. Pío X alrededor del

medio día y luego de un poco de reposo hizo llamar al amigo Primitivo García Curto y le contó

lo sucedido manifestándole que llevaba dos días sin comer. El mismo García relató por escrito:

“Le preparé en casa algunos sándwiches de queso y un termo de café con leche. Me pidió que lo

bañara, le cambiara toda la ropa. Por la tarde celebró misa en la parroquia y le ayudé en todo, ya

que tenía las dos manos inmovilizadas. Después de la misa decidió viajar a Buenos Aires en esa

misma noche y le preparé la mochila. Estaba dolorido, pero no quiso quedarse”.

En la sede provincial de la Capital lo recibí yo y le corté algunos pedacitos de pan, queso y

fruta ayudándolo para que comiera. Necesitando la curación en las heridas traté de comunicarme

con el capellán del Hospital Argerich el cohermano P. Hugo Cavicchi. Pero al no encontrarlo

enseguida, el P. Tarcisio desapareció y volvió al anochecer. Había ido a la superiora de la Clínica

S. Camilo y allí había sido asistido inmediatamente. Mientras yo me asombraba del asunto, él se

reía y contaba los detalles del hecho como si fuera una broma.

En un invierno en Río Turbio no tuvo dificultad de caminar varios días entre el hielo,

aunque tuviera los pies llenos de resquebraduras. En la zona de las Cuevas una vez iba en auto

con los Padres Manni y Marangoni y habiendo en la ruta un charco grande de agua entre metros

de nieve y tenían miedo de no poder pasar con el coche. imprevistamente P. Tarcisio bajó, se

levantó la sotana y se fue dentro del agua helada diciendo entre la risa de los compañeros:

“Avancen nomás!". Una vez le pedí si por los ayunos, las lluvias y el frío sufriera mal de cabeza

y me contestó que casi nunca. Todo esto demuestra cuanta resistencia física y anímica había

adquirido.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Caridad Sin Medida CON TODA SOLICITUD

Alguien podría pensar que la espiritualidad del P. Tarcisio y su dedicación a la oración lo

substrajera del compromiso social. Aunque no se comprometiera en una tarea promocional y

asistencial sistemática, en los encuentros migratorios y en los contactos con autoridades o

empresarios sabía intervenir con valor. Por eso tuvo por un cierto tiempo impedido el acceso a

algunos sectores azucareros. Pero donde resplandece más su amor al prójimo y a los pobres es en

las intervenciones urgentes.

Algunos testimonios son relatados por Luis Nana, jefe del Grupo Alpinos de Mendoza.

"Hacía poco tiempo que P. Tarcisio estaba en Mendoza y ya había conocido los barrios más

pobres. Había notado que en el barrio Olivares no había agua y aquella gente humilde tenía que

servirse del líquido contaminado de una pileta. El recurrió a mí y después de haber revisado la

situación pude arreglar un caño del agua corriente y poner una solida canilla. La gente estuvo

muy contenta y el Padre aprovechó para encontrarse con las familias y con la directora de la

escuelita de aquel barrio.

Una noche, alrededor de las 21, llego a la parroquia Cristo Obrero-M. Migrantes y él me

dice de ir urgente a Colonia Bombal para llevar una cama, colchón, almohada y frazadas a un

ranchito. Cuando llegamos a la choza, el padre me pidió de encender un fosforo y vemos una

boliviana, sola, tirada en el suelo, ya bastante próxima al parto. Le armamos la cama y

acomodamos a la mujer. Luego P Tarcisio sale y vuelve a los diez minutos empujando al marido

boliviano, que estaba medio ebrio en un boliche. - La próxima vez que venga y no te encuentre,

le dijo el Padre, te voy a tirar dentro del canal -. Salimos de allí contentos y riéndonos. Volvimos

a los pocos días y la mujer ya había tenido familia".

"Un año, relata Nana, tuve que ir a Italia y también a mi pueblo natal, Edolo de Brescia. P.

Tarcisio me pidió de visitar a varios amigos de la misma provincia y presentarles algunas cartas.

Recibí donaciones de dinero y en una fábrica de armas de Gardone Val Trompia la secretaria del

gerente me dio una caja de zapatos llenas de medallitas y crucifijos y luego también algunos

dólares. Cuando llegué a Mendoza, el Padre recibió las medallas, pero no el dinero diciéndome

que por el momento lo guardara. Paso el tiempo y me invitó otra vez al barrio Olivares, me

mostró los pobres chicos que preparaba a la primera comunión y me dijo que había que vestirlos

a todos para la ceremonia. Pedimos la cooperación de las Hermanas del Hospital Emilio Civit

para confeccionar los vestidos de las niñas y en el centro compramos género, pantalones,

camisas, zapatos y hasta los brazaletes y el día de la fiesta el amigo Ferrarini y yo con nuestras

camioneta cargamos a los niños bien vestidos y los trajimos a la iglesia de calle Granaderos.

Después se sirvió un almuerzo para los chicos, madres y padres. Fue verdaderamente una grande

alegría.

Ya la plata se había esfumado y pasado un tiempo P. Tarcisio me invitó a un negocio de la

céntrica calle San Martín y pidió varios indumentos. Al presentarme el dueño la factura yo le dije

que pasaría luego a pagarle, pero el Padre interrumpió diciendo: -Yo quiero ropa comprada sin

plata-. Y en efecto fue toda una donación".

El otro amigo Gigi Fantozzi, dirigente del Centro italiano de Mendoza, contaba que varias

veces el P. Tarcisio pedía indumentos usados. Entonces la madre y esposa de Gigi y Elisa

Gubinelli se reunían en el garaje para lavar, arreglar y planchar ropa. A veces el Padre le decía:

"Tú, Gigi, no conoces a los pobres", y con su fuerza de convención sabía entusiasmarlo. Una

43

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE mañana P. Tarcisio se presentó en casa Fantozzi y solicitó la colaboración urgente. Se trataba de

ir a Uspallata a ayudar la familia de un obrero que se había gravemente accidentado en el trabajo.

Consiguieron los elementos de ayuda para la mujer y los hijitos y fueron con la máquina hasta

allá arriba. Lógicamente los empleados de Gígi al no verlo todo el día estaban preocupados tanto

más que había asuntos urgentes, pero todo se explicó el día siguiente. Con el P. Tarcisio uno

sabia renunciar también a sus negocios y aquellos gestos tan significativos permanecerían como

momentos de profunda satisfacción espiritual.

La parroquia Madre de los Migrantes, bastante vecina a la estación de ómnibus de

Mendoza, se transformaba especialmente en ciertas épocas criticas en un hogar de tránsito para

chilenos sin dinero y sin comida. Con esa gente había que tener mucha paciencia y prudencia

también porque los locales no eran aptos para alojamiento; P. Tarcisio era generoso, pero no

ingenuo. Una vez fue visto abrir una lata de leche en polvo y tirar una pequeña parte en el suelo

para prevenir, una posible venta de la misma. Una noche se presentó a pedir alojamiento una

jovencita chilena, pero los Padres Marangoni y Manni no tenían nada disponible. Entonces P,

Tarcisio dijo: "Que use mi habitación; yo aprovecho para hacer la noche mensual de adoración

en la iglesia”:y así fue. El Padre, que en el norte había pasado noches en un rincón de la única

habitación de un rancho, donde estaban encimados promiscuamente todos los miembros de la

familia, sabía que la recta caridad supera todo convencionalismo y puritanismo.

El hacía notar que los pobres bolivianos sabían ofrecer lo mejor que tenían en su rancho,

mientras que los ricos dan a veces a regañadientes de lo superfluo.

Especialmente en su última visita a Italia y Suiza P. Tarcisio recibió varias donaciones de

dinero, pero sabía repartirlas inmediatamente al primer pedido; así hizo con el Equipo Pastoral

Boliviano, con el cohermano P. Victorio Beschin de Córdoba para la pintura de la casa y con

otros para impresos misionales; todavía le quedaban algunos billetes en su bolso, cuando falleció

en Alto Calilegua. De la misma manera sabía donar sus libros, aunque fueran totalmente

subrayados y anotados por é1.

RECIBIR CON CARIÑO

Padre Tarcisio, a pesar de su austeridad y de algún gesto cortante, sabía aceptar el cariño

de la gente y sobre todo de los pobres. Parecía que tuviera un imán especialmente con los niños y

los humildes. Dejaba que los niños le tocaran la barba, le tomaran el crucifijo y él los besaba

aunque todos sucios.

La comunicación de la amistad y de la caridad fraterna le hacía romper todo formalismo,

hasta en lo referente a su promesa de no comer carne y no tomar vino. Gigi Fantozzi testimonia

que para una fiesta en su casa libó un dedo de vino Lambrusco y con los cohermanos del curso

de actualización de S. Paulo (Brasil) en julio 1983 comió un pedacito de carne entre el aplauso

de todos.

A fin de setiembre de 1978, cuando en Mendoza recibió la afectuosa despedida para un

viaje a Italia, fue visto con las lágrimas en los ojos. En efecto había la duda de que no volviera.

En ocasión de un cumpleaños le había mandado una postal de augurios. Dos meses después

me encontraba en Mendoza y él llegó del norte. Al encontrar mi carta me dijo: "Te agradezco; es

el único recuerdo que recibí”. Naturalmente allí en el norte él a nadie decía nada y su aniversario

había pasado desapercibido. Pero para el cumpleaños del 6 de mayo de 1983, se pasó la voz y la

comunidad del Santísimo Sacramento y San Pío X de Córdoba, como relata García Curto, hizo

celebrar una misa en acción de gracias. Después de la misma se efectuó una amena reunión, con

la participación de miembros de la colectividad Boliviana y varios feligreses. El coro de niños

44

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE "San Pío X", de la parroquia le cantó "Cumpleaños Feliz" y se brindó por la felicidad del querido

homenajeado.

La colectividad boliviana ofreció una serie de cantos y bailes del Altiplano, luciendo

hermosos trajes de vivos colores y música con instrumentos regionales. En nombre de estos

hermanos latinoamericanos la Sra. Petrona Miranda, con fondo musical de quena y charango, le

dijo al Padre Tarcisio:

"Padre Tarcisio, en nombre de tus hijos bolivianos, te rendimos homenaje en el día de tu

cumpleaños y te deseamos muchas felicidades, salud, vitalidad y energía, para que sigas

caminando por el mundo en misión de Misionero incansable, llevando la paz y el amor en el

templo del silencio de tu alma, con la ayuda del Padre Celestial.

Lo saben mis caminos del Altiplano, que tantas veces has caminado sin cansancio, muchas

veces escuchando un canto o una danza de mi raza, que parecen nacer de cada piedra del cerro,

testigo de tu presencia. Fría noche de la montaña, soledad y silencio te acompañan y el silbido de

los vientos te murmuran, cuando caminas solo en busca de tus bolivianos. Frío y viento, amor y

soledad, y tu sonríes porque llevas a Cristo. Con chulu en tu cabeza y las abarcas en tus pies

curtidos por el frío vas pisando cumbres nevadas y senderos tristes. Por ese camino largo nunca

te sientes solo, porque llevas tu Crucifijo, que te da valor y fuerza.

El lenguaje oculto de las montañas se pierde en las entrañas de la Madre Tierra o Pacha

Mama, donde el alma descansa cubierta con brotes de flores cantutas imperiales.

-Este es el Altiplano! Estas palabras nacen de mi corazón, desde la profundidad de mi

alma, con el agradecimiento por el cariño tan grande que tienes a los bolivianos.

Padre Tarcisio gracias, muchas gracias, y como mujer boliviana, Kori Ckilla, te agradezco

en nombre de todos mis hermanos.

Tu, Padre Tarcisio, porque eres impagable, que Dios te bendiga y te acompañe siempre.

Así, como regalo de tu cumpleaños, voy a ofrecerte un canto del Altiplano y una danza, "El

Cóndor Pasa" que tanto te gusta, porque tú eres como el cóndor que vuela en las montañas...".

Petrona Miranda, acompañada con música de quena, charango, anata y taica, cantó y

después danzó, imitando el vuelo del cóndor que pasa, con sus alas desplegadas y silenciosas,

desafiando a los abismos y a las cumbres nevadas.

Un tiempo después, el Padre Tarcisio se reunió en la casa de Petrona Miranda, acompañada

de algunos bolivianos. Le agradeció muy especialmente el baile del "Cóndor Pasa", en el día de

su cumpleaños, y le dijo: "Si algún día yo no vuelvo, es porque me quedé en el Altiplano,

volando como el cóndor a las cumbres nevadas y desde allí, acurrucado, mirando a todos los

bolivianitos y también a ti, bailando con el poncho desplegado. . .".

Se puso triste y tomando el crucifijo con la mano, le dijo: “Yo tengo un secreto que guardo

en mi alma.., estoy sufriendo, a veces lloro, pero estoy contento porque el Padre Celestial está

conmigo".

Sus ojos se humedecieron y tomando el crucifijo, le dio a besar a todos y los bendijo

diciendo: “Es la última bendición, nunca me olvidaré de ustedes”.

Había sido el presentimiento del fin. Un mes después, murió.

45

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

La Oración Sobre Todo

CONCENTRACIÓN MENTAL La raíz de la característica fundamental del P. Tarcisio, que fue la misionariedad, la

encontramos en su espíritu de oración. La primera escuela de oración fue ciertamente su familia.

En una carta, escrita desde Mendoza el 2/6/79 al primo y cohermano P. Julio Rubín por la muerte

de su papá, P. Tarcisio expresa esta convicción.

"La muerte del papá, como es para mí la muerte de la mamá, es la experiencia más vecina,

la preparación más cristiana a nuestra muerte. Pone las cosas en su lugar. En el recordatorio de

mi mamá yo he puesto algunas palabras de León Tolstoi: -Cuando digo las plegarias aprendidas

de la mamá, el amor de los pobres y el amor de Dios se unen en el mismo éxtasis-. Nuestros

padres eran tipos un poco rudos, pero sabían rezar con la vida, con el trabajo, con el silencio.

Nosotros y la generación de hoy sabemos decir bellas palabras, hacer programas, pero

permanecemos muy vacíos. Quizás dentro del marco de nuestra vida el cuadro lo pinta siempre

Dios con las manos sucias de nuestros campesinos".

Padre Tarcisio no se cansaba de remarcar los dos caracteres de la oración: el silencio y la

fuente bíblica. "La oración tiene que ser silenciosa, como la de María y de Jesús Eucarístico, para

alcanzar la profundidad de nuestra persona y la eficacia sobrenatural". Para él orar era algo serio,

había que crear un ambiente y una disponibilidad; por eso buscaba los lugares más retirados y en

especial la iglesia y cerca del altar y del sagrario. En las misiones, aunque la sede se estableciera

en una pobre escuelita de un lote zafrero, la aulita elegida debía ser adornada: pedía a los niños

que trajeran velas, flores y hasta incienso.

Frecuentemente iba a un templo especial, como el de El Challao de Mendoza.

"Hacia un largo trayecto caminando, recuerda el ayudante de la parroquia

Madre de los Migrantes, Julio Castillo, y en forma silenciosa o rezando el rosario. Yo tuve

la dicha de acompañarlo alguna vez. En la oración se concentraba intensamente y se manifestaba

mucho en la misa". Periódicamente pasaba algún día en un monasterio, fuera del mundo, sin

tener noticias de radio, televisión, diario.

En la capillita de la sede provincial, cuando paraba en Buenos Aires, aunque agotado por el

trabajo misional y sus largos viajes, lo encontraba en su tradicional postura, arrodillado en el

suelo y con la cabeza entre las rodillas, a las once de la noche y luego a las seis y cuarto de la

mañana. Durante el invierno, sobre el nudo pavimento, ponía una pequeña alfombra. Antes de las

noticias, de las conversaciones y del desayuno o de la atención a la gente había que dedicar el

mejor tiempo a Dios.

Una hermana de Villa Bustos recuerda: “Varias veces lo sorprendimos postrado en la

capilla ante del Santísimo Sacramento haciendo oración. Una de las religiosas de la casa, quien

lo atendía, nos comentó que no almorzaba antes de hacer dos horas de oración".

Escribía al Superior Provincial de S. Paulo (Brasil) sobre el horario del curso de

actualización: "Horas de oración, horas de lección sobre los migrantes (Cristo, Scalabrini,

hombres), horas de conversación con los migrantes. Primero hablar a Jesús de los migrantes.

Luego Jesús nos habla de su emigración y al fin hablamos con los migrantes”.

A mí personalmente presentaba el problema de la poca oración entre scalabrinianos. Y

46

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE cuando yo me refería a la oración comunitaria del Ángelus o de Laudes, él acotaba que no tenía

ningún valor, porque eran momentos demasiado breves y hechos con actitud formalística. Había

que dedicar tiempo adecuado y para introducirse en el clima de comunicación con Dios era

necesario llegar a una discreta concentración. Me confiaba que el transpiraba y se cansaba en la

oración más que al hacer largas marchas.

A la oración en su tradicional postura tipo yoga agregaba la meditación o estudio de las

obras de los Padres de la lglesia o de algún santo. No le faltaba algún libro de los mejores

teólogos modernos. Subrayaba los textos y hasta ponía alguna nota al margen. Sabía armonizar

estudio, reflexión personal y oración. Sabía distinguir bien una convivencia de un verdadero

retiro espiritual.

Después de haber participado a un encuentro de jóvenes en el Seminario scalabriniano de

Merlo, escribía desde Mendoza en Llamado (6/76). "Mi impresión sobre el grupo juvenil que

encontré en Merlo es buena. En un segundo tiempo conviene pasar de los discípulos a los

apóstoles, vale decir, elegir algunos del grupo, aunque sean dos o tres, que tengan una verdadera

inquietud vocacional y organizar para ellos un auténtico retiro evangélico, con misa, oración,

meditación, silencio. Eso es pasar de la invitación genérica a la selección y de aquí a la

"infección espiritual". Decía Hegel: donde pasa una idea, 100 años después pasan los cañones a

defenderla". Donde pasa Cristo, 100 minutos después pasan los apóstoles para difundir su luz en

el mundo. Tengo la impresión que nosotros estamos todavía en el cenáculo con las puertas

cerradas, porque tenemos miedo al Resucitado. Sabemos bien que con Jesús se trata de “todo o

nada" y así nos cobijamos en las medias medidas: nos contentamos con el pequeño fuego de la

sirvienta del pretorio, renunciando al sol del Resucitado".

La oración era para él no solamente el alma del apostolado, sino también el secreto para la

consagración religiosa. Acerca de una carta escrita sobre una chica que aspiraba a entrar en una

orden religiosa, decía en 1976: "El fruto más grande y evangélico de la misión es el brotar de

vocaciones misioneras. El misionero en la oración debe vivir la fecundidad del celibato. Como

María debe experimentar la alegría de ser Virgen y padre de vocaciones particulares en la gran

vocación de ser salvados en Cristo Jesús”. (Llamado 7).

ORACIÓN DESDE LA BIBLIA

P. Tarcisio afirmaba: "La oración debe ser bíblica para alcanzar mucha teología y poca

sociología". Al hombre de hoy y especialmente al joven gusta ser creativo y tomar iniciativa en

todo; se complace por lo tanto también en fabricar oraciones. Cuesta al joven de hoy el rezar los

salmos, sea porque es ya un producto y antiquísimo. Pero P. Tarcisio sabía que la plegaria es ante

todo fruto del soplo del espíritu. Las oraciones bíblicas fueron propias de los santos de Israel, de

la Virgen, del mismo Jesús, de los apóstoles y de toda la lglesia por casi dos mil años. En la

pequeña biblia de bolsillo, que era el objeto más precioso que llevaba consigo, él encontraba los

salmos para el rezo de las Horas, las lecturas de la misa en los lugares apartados y la fuente de

meditación.

Lo sentí criticar la edición actualizada del breviario, porque habían sido omitidos

versículos imprecatorios de algún salmo y no quedaba íntegro. Por lo tanto hacía usar a veces

para Laudes y Vísperas una edición íntegra de la Sociedad Bíblica Unida. O era simplemente por

la comodidad de tener suficientes ejemplares, donados, para religiosos, que en aquellos años

setenta no llevaban siempre consigo su breviario? Agotada su reserva de nuevos testamentos o

biblias católicas, solicitaba a los Gedeones la donación de los pequeños nuevos testamentos con

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE salmos bien encuadernados. Yo asistí en la sede provincial a un encuentro de amistad y oración

del Padre con un distribuidor de estas prácticas ediciones de bolsillo.

P. Tarcisio intuía enseguida si la oración era simplemente formal y la mayoría estaba

distraída. Durante una misión en el norte él llego de lejos, mientras que el grupo, guiado por el P.

Pablo Pirón, estaba ya adelantado en el rezo de la liturgia de las Horas. Dio una mirada y dijo:

"Aquí hasta ahora no se ha rezado nada. Ahora empezamos a orar". inició con su método, con

intervalos de silencio y con participación más auténtica. Otra vez afirmaba: "La mentira más

grande es de hablar de la oración sin rezar".

Una religiosa recordaba que en un encuentro de oración en una capilla algún joven empezó

a entrar y salir. P. Tarcisio inmediatamente interrumpió todo y se alejó del lugar. No admitía

perder tiempo, si la cosa no se hacía con conciencia.

P. Benjamín Baggio de San Martín (Mendoza) recuerda que la oración comunitaria se

hacía a veces alternando unos cinco minutos de rezo con quince de silencio y que un día en la

misión de Lavalle estuvo orando en la iglesia desde las 5 hasta las 11 y que a los sacerdotes

había enseñado la amistad y la pobreza, pero sobre todo la oración. En la misma misión de

Lavalle una pareja de novios pedía para el casamiento marcha nupcial y canto del Ave María; P.

Tarcisio no acepto la cosa y hubo bronca. Pero el Padre salió al barrio a buscar niños y los

preparó bien. La ceremonia duró una hora y con el canto hermoso de los chicos. Al salir esposos

y parientes estaban emocionados de alegría.

Las Novicias Terciarias Misioneras Franciscanas de Córdoba relatan que a veces en el

saludo de entrada de la misa decía: "Que el amor de Dios florezca en nuestro amor". "En otra

ocasión vino a celebrar la Santa Misa en el día de Santa Águeda y fue éste su mensaje: "Martirio

y Virginidad: signo de una sola cosa, la absoluta y total entrega de mi ser a mi Dios y Creador.

Virgen, si, no cómoda, no adaptada al mundo de hoy: VIRGEN Y MARTIR. Hoy se es virgen

sin ser mártir. Hacer de la virginidad el martirio; revelar al mundo que desprecio sus amores

porque he encontrado un AMOR mejor que los suyos: un novio más hermoso, el mes hermoso.

Alegre y contenta se presentaba Águeda al martirio".

Su ultimo sermón en la casa fue referido a la muerte e hizo ver "que los planes de Dios no

son los planes de los hombres y que nuestro Creador tiene derecho a pedirnos la vida en

cualquier momento. Hoy se huye de la muerte y hasta de nombrarla. Tan es así que en algunas

traducciones de la Liturgia de las Horas ha sido suprimida esta expresión de la bendición de

Completas. Y a la

muerte no se le huye, se la espera".

P. Tarcisio, que sabía dedicar tiempo con calma y profundidad a la confesión y a la

dirección espiritual, aprovechaba toda ocasión para ser maestro de oración. En una estampita

para los augurios de navidad de 1979 había escrito esta antigua oración:

"Pueda el camino salir a tu encuentro;

pueda el viento estar siempre a tus espaldas;

pueda el sol brillar cálido sobre tu cara;

la lluvia caer suave sobre tus campos

y hasta que nos encontremos nuevamente, pueda Dios tenerte en la palma de sus manos".

HORAS DE ADORACION

García Curto de Córdoba escribe cuanto sigue.

“En agosto de 1983, organizamos con el P. Tarcisio, las "Horas de Adoración a Jesus

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Sacramentado en nuestra Parroquia. Propusimos por adelantado los días jueves de 20 a 21 horas.

El P. Tarcisio modificó el horario y quiso que fuera de 21 a 23 horas, es decir dos horas,

explicando que la Adoración debía ser completa, sacrificando la cena, informativo de T.V. y

comodidades. Así lo hicimos durante su permanencia en la parroquia. Durante las dos horas, el

P. Tarcisio permanecía de rodillas, sin las sandalias y el mayor tiempo con la frente tocando el

Piso.

En una pizarra apoyada en el altar, estaba indicado el temario: Lecturas bíblicas, Salmos,

"Silencios" y Oraciones. Lo acompañábamos unas veinte personas más o menos. Su presencia y

su profundo silencio nos unía íntimamente a Dios. Sus palabras eran simples pero profundas,

penetraban el alma".

Esta adoración semanal continúa, aunque más breve, en su recuerdo, como continua

también en la parroquia de Mendoza.

El mismo García Curto testimonia que:

"Un jueves, estando en la sacristía antes de empezar la Jornada de Oración, se oían pasar

jóvenes y personas hacia los salones de la Parroquia. Le dije al P. Tarcisio: "Parece que hay

fiesta". Después de un breve silencio, con mirada penetrante me dijo: "Hay dos clases de fiesta:

las que se ven desde fuera y las que se hacen desde dentro. A las primeras se asiste, uno es mero

espectador que habla, canta, protesta o se calla. En las segundas, el hombre pasa a ser actor Aquí

no se asiste a la fiesta, se participa activamente y se la vive existencialmente desde dentro: se

hace la fiesta. Ese entrar en un acontecimiento, ese vivirlo a fondo con todo el ser, con tanta

intensidad que Se olvide uno del tiempo y del espacio que lo rodea, es lo que se llama celebrar,

celebración.

Jesús, más que para ser pensado o discutido, ha venido para ser vivido y debemos vivirlo

con avidez de hambriento “.

Después, mirando la ventana me dijo. "Porqué no vas arriba y los invitas a todos a rezar

con nosotros?". Me pareció una idea imposible y con el grupo reducido que esperaba en la

iglesia, comenzamos nuestra Jornada de Oración. Fue una verdadera fiesta, vivida desde el fondo

de nuestras almas.

Cuando terminó, antes de retirarse, el P. Tarcisio me dijo: “Qué pena me dan estos jóvenes

que pierden así el tiempo y se olvidan de Dios. Ellos se divierten y la iglesia queda vacía.

Después se quejan, - hay guerras, no se puede vivir, se confunden las actitudes y los valores y -

todo, todo, porque no se ora, porque se ha perdido el sentido de la oración. Les gusta el ruido. Lo

que necesitan son espacios y tiempos fuertes de silencio; es el silencio el que nos guarda, nos

integra y fortalece por dentro".

Una señora le había pedido que rezara para que el Ministerio de Bienestar Social le

solucionara su grave problema y él contesto: "No recemos para que Ministerio de Bienestar

Social nos ayude, sino para que Dios cambie el corazón del hombre".

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Enfermedad y Muerte

EL EXTREMO DESAFIO

El desenlace del Padre Tarcisio fue imprevisto, pero tuvo sus señales previas. Aquí

también recurrimos al valioso testimonio del Prof. Primitivo García Curto, presidente de la Junta

de la parroquia SSmo. Sacramento - S. Pío X de Córdoba, que el 10/10/83 me escribió una carta.

"El 8 de setiembre de 1983, Natividad de la Virgen María, no se sintió bien. Me dijo que

era algo pasajero relacionado con su antiguo mal. El día 9 por la tarde se quedó en cama. Me

reveló que tenía fuertes dolores causados por una llaga, aparte del proceso pulmonar que padecía.

Tenía fiebre. El párroco P. Antonio Mascarello tenía proyectado para esa noche viajar a La Boca

– Buenos Aires para asistir a la fiesta de la Virgen del Monte Bérico. El P. Tarcisio me prohibió

que le contara su estado para evitar que suspendiera el viaje. Me dijo: "Tiene que ir, para él es un

gusto muy grande, no le digas nada". Y así fue. Esa noche le llevé algunos alimentos muy

livianos y me ofrecí para acompañarlo. Se negó.

El sábado 10 amaneció mejor y fue al hospital. No lo atendieron. Consiguió unas pastillas

sedantes para el intenso dolor que padecía. Por la tarde celebró misa y al terminar, pálido y

transpirado, me pidió que lo acompañara a la cama. Estaba agotado y dolorido. Siguió

pidiéndome absoluto silencio. El domingo 11, celebró en la capilla Goretti y luego en la

Parroquia. Al medio día se sintió mal y se acostó. Le lleve los alimentos que me pidió, pero

comió muy poco. Tenía fiebre. Le ofrecí todo lo que tenía a mi alcance, pero nada aceptó, solo

me pedía silencio. Se lo prometí. Tomo el grabador y me hizo escuchar el Coro de niños de la

Parroquia, que yo le había grabado. "Es como estar en el cielo, escuchando los ángeles" -me dijo.

En casa me esperaban para almorzar y me despedí. No me dejó; me pidió que escuchara un

casete que le habían regalado en Jujuy. Era "El paso del cóndor". Mientras escuchaba, me decía:

"Como me gustaría volar como el Cóndor, sobre las montañas y las nubes. . . Me agradaría morir

oyendo esta música". Se levantó de la cama y me mostró la fotografía de su madre, que tenía

escrita la palabra "mama", diciendo. Ella la escribió, pobrecita, era lo único que sabía escribir.

Luego me mostro la fotografía de su hermana monja y me conto la fiesta que le hicieron en

Italia. Decidí no dejarlo solo, pero me pidió que me fuera; quería dormir. Por la tarde, celebró la

tercera misa; me pidió que me quedara cerca, porque tenía miedo a desmayarse.

Su homilía fue maravillosa, muchos lloraron en la lglesia. Al terminar se fue a la cama

muy dolorido y pálido. Nadie sospechó nada. Le llevé alimentos y se repuso. Riéndose me dijo

que no me preocupara por él, que solo debía cumplir la voluntad de Dios.

El lunes 12 llegó el P. Antonio y me limite a decirle que no estaba bien. Le dije a P.

Tarcisio que le contara la verdad de su estado. Me contesto que no, porque no quería verlo triste

o preocupado por é1.

Esa semana se hizo análisis y le diagnosticaron Tuberculosis, derivándolo al Hospital de

infecto-contagiosos. No le dijo nada al P. Antonio. Su deseo era viajar a Jujuy. Me pidió que no

hablase nada de esto con Usted, cuando vino a Córdoba

Le insistí que debía internarse y descansar, pero siempre me contestaba que debía cumplir

la voluntad de Dios. "Los bolivianitos de la zafra me esperan, ellos me tienen guardado el plato y

el jarro que solamente yo uso, me ponen una alfombra en el suelo y sobre ella el plato con papas

o arroz cocido; y mientras como, ellos rezan. . . es hermoso!".

El 23 de setiembre estuve en Córdoba y escuché los informes del P. Antonio Mascarello y

de García Curto. P. Tarcisio, que estaba siempre en movimiento, me dijo que en los análisis

médicos no resultó tener mal de chagas (había tenido punturas de vinchucas), pero sí la

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE tuberculosis; cada tanto escupía un poco de sangre, pero era cosa antigua. Le expresé que tenía la

grave obligación de curar su salud y de obedecer a los médicos. Pero él me aseguro que se haría

atender en el Hospital de San Pedro de Jujuy, donde tenía médicos amigos, que lo ayudarían más

que los profesionales de Córdoba. En el lote "El Puesto" del ingenio La Esperanza había una

masa de niños, que sin su intervención no podía recibir la iniciación cristiana y tomar la primera

comunión. Yo le repliqué en tono enérgico. "Cuidado que te vas a quedar seco en cualquier

momento". Pero no hubo caso. El 27 salió de Córdoba y el día siguiente ya se encontraba en San

Pedro de Jujuy, teniendo como centro la casa parroquial y habiendo puesto dentro de su bolso

algunas inyecciones.

Allí supo que habiendo viajado a España el P. Cano, no se encontraba sacerdote para la

fiesta patronal del 4 de octubre en San Francisco de Valle Grande. Por lo tanto el sábado 1° de

octubre viajó a Libertador San Martín, donde celebró la misa de 19 horas, destinada

especialmente a la juventud. En la misma liturgia, según testimonio del párroco P. Aurelio

Martínez, predicó con ímpetu y entusiasmo. Fue luego a la comisaría para informarse sobre el

estado de los caminos montañosos y a buscar a un amigo que con la camioneta lo llevara la

madrugada del domingo a San Francisco.

Al llegar a las 8 al pueblito los paisanos le rogaron que se quedara la tarde del mismo

domingo 2 y el lunes tres para la preparación de los festejos del martes, día de San Francisco,

pero P. Tarcisio no se rindió y quiso enfrentar enseguida el sendero que conduce a Alto

Calilegua. No quiso tampoco el ofrecimiento de un animal para cabalgar. Lo acompañaria el

enfermero y baqueano Tito Flores, quien con su mula volvía arriba llevando las provisiones

alimenticias para la escuelita de Alto Calilegua. En Pino Achado, casi al terminar la parte

boscosa, descansaron un poco y comieron algo; todavía faltaban unos veinte kilómetros a una

altura de 3000 metros. Flores, cabalgando, dejó al Padrecito, que subiera a pie más lentamente y

llegó al pueblito a las 15 y comunicó que un sacerdote barbudo estaba subiendo; entonces la

directora de la escuelita y tres niños empezaron a bajar para encontrarlo. El misionero, después

de Duraznillo, zona de la meseta amarilla, en un bivio perdió la huella y luego tuvo que

retroceder retomando el camino justo. Ya agotado, pero con la alegría de los niños, que lo

acompañaban, llegó a las 19,30 a la escuelita y la directora le ofreció té con leche.

P. Tarcisio quiso celebrar a las 21 horas en la capilla. Algunos no recordaban haber asistido

a misa allá arriba desde veinte años, aunque hacía dos años se había hecho presente P Cano para

fin de clases. Lo acompañaron en la liturgia los chicos del albergue, el personal de la escuela y

tres personas del pueblo.

Al terminar la misa dijo a los chicos que el día siguiente le acompañaran a visitar el

cementerio, las casas y a los ancianitos y que celebraría otra misa a las 7,30.

La directora y una maestra le prepararon una cama en la salita de primeros auxilios, pero él

quiso retirarse a la capilla y pidió si tenían un cuero por el frío. La directora entonces mando dos

chicos, que llevaron en la piecita-depósito al lado del altar un colchón, y tres trazadas y agua

para lavarse los pies. En la misma capilla el Padre consumió la cena, que según había pedido

consistió en arroz y un huevo hervido. Estuvo conversando y la gente le hacía preguntas

habiendo sabido a través del baqueano que el Padre había estado en muchos lados.

Pero a las 23 P. Tarcisio los despidió y se puso a rezar cerca del altar en su manera

acostumbrada.

AL LADO DEL ALTAR

Aquí tomo literalmente el relato de la directora conforme a la grabación hecha por el P.

51

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Antonio Guidolín el año pasado en Jujuy.

“A las 7 el personal de la escuela se levantó y yo mandé a algunos chicos a la capilla para

que pidieran al Padre que esperar hasta las 8 para que los alumnos pudieran participar de la misa.

La puerta estaba entreabierta y vieron que el Padre estaba acostado cerca del altar. Se acercaron,

le hablaron y, al no contestar, una niña (era la hija misma de la directora) lo tomo de la mano y

se dio cuenta que estaba frío y avisó a dos viejitos que estaban en la puerta; ellos comprobaron lo

mismo. Entonces los chicos pegaron el grito hacia la escuela. Salimos todos y entramos en la

capilla. Vimos al Padre en el piso con los brazos al costado. Le toqué la cara y los labios tratando

que reaccionara pensando yo en un ataque. Tenía su sotana y sus sandalias puestas. En el piso de

cemento había mucho polvo y no resultaba ninguna huella de movimiento en el momento de la

muerte. Bien colocadas estaban en un lado la gorra y la linternita. Su rostro parecía como si

estuviese viendo algo tan lindo, con una sonrisa y sus ojos claritos, tan hermosos. En aquel

momento llegó el agente sanitario Tito Flores, lo revisó y comprobó que estaba muerto.

Entonces, siendo las 8, mandé un chico a San Francisco para que comunicaran la noticia en

Jujuy y subieran hombres para trasladarlo abajo. En Duraznillo, donde vivía, el niño pasó el

mensaje a la madre, la cual bajó a San Francisco y comunicó la cosa a mi esposo Oscar René

Matorras. La gente, que se estaba preparando a la fiesta patronal, no querría subir a Alto

Calilégua, pero al final el pudo convencer a algunos hombres y hacer avisar por radio de la

policía a Jujuy.

Mientras tanto nosotros nos preparamos para velar al Padre. Pusimos un elástico en medio

de la capilla. Don Tito Flores lo tomó de los pies, don Pedro Tejerina lo levantó de la cintura y

yo le levanté la cabeza. Cuando lo estábamos poniendo en la cama, del ojo izquierdo le salió una

lágrima, que todos vieron. Fue un momento para mí inolvidable. Entonces hice invitar a tres

ancianitas, que estaban con sus ovejas, para que vinieran a acompañarlo todo el día juntamente

con los chicos. A las diez de la noche llegaron un agente policial y tres hombres de San

Francisco. Con una maestra y dos chicos quedé toda la noche. A las cuatro de la mañana del día

4 empezamos a preparar la comida, a las cinco los hombres cortaron madera para hacer una

angarilla y a las siete salimos para San Francisco. Bajaron también unos quince chicos y algunos

ancianos, que acompañaron rezando. El cuerpo estaba con una colcha abajo, tapado con una

sábana, atado con una coyunda. El trasporte fue muy dificultoso por el sendero muy empinado, el

camino de cornisa y el cruce de arroyos. Tuvimos que hacer varias etapas para descansar, como

en Campo Colorado y Pino Achado. No teniendo en un cierto momento más fuerza, algunos

fueron en la cima de un cerro y con gritos solicitaron refuerzo abajo. Subieron dos hombres y

con ellos se pudo llegar a la escuela de San Francisco a las 15. Rezamos allí el rosario y luego

fuimos a la capilla. Los paisanos, algunos vestidos de gauchos, habían suspendido los festejos y

se unieron al rezo".

Entre tanto llegó un oficial de policía con una camioneta del Ingenio Ledesma, que llevó el

cuerpo del Padre hasta la comisaría de Libertador llegando allí a las 19. A la misma arribó

también el obispo de Jujuy Mons. Raúl Casado, en cuya presencia el médico policial procedió a

la correspondiente pericia redactando la causa de defunción por paro cardíaco. El mismo prelado

con el párroco P. Martínez celebró la misa en el templo parroquial de Libertador con mucho

concurso de pueblo y luego acompañó el féretro hasta la iglesia de San Pedro de Jujuy, donde a

las 21 ofreció un responso y el párroco y vicario episcopal Mons. Sixto Villoldo celebró la

eucaristía.

El mismo martes 4, a pesar de la huelga general en toda la Argentina, la curia de Jujuy

logró avisar por teléfono a la sede provincial en Buenos Aires.

Yo, que estaba en visita a la misión de González Catán, pude ser informado alrededor del

52

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE mediodía. Con gran esfuerzo con los Padres Antonio Guidolín y Sérgio Calza la mañana del

miércoles pude tomar el avión hasta Salta, donde el diacono permanente Orestes Capobianco nos

llevó a través de 110 kilómetros a San Pedro de Jujuy. En la iglesia parroquial los restos del P.

Tarcisio eran velados, mientras se turnaban en oración distintos cursos de varios colegios

oficiales. A las 17,30 acompañado por Mons. Villoldo.y varios sacerdotes, presidí la santa

eucaristía. Luego procesionalmente el cuerpo del P. Tarcisio fue llevado al cementerio local

entre una muchedumbre de acompañantes y tumulado provisionalmente en la capilla fúnebre de

la familia Falcon. El último adiós fue pronunciado con poética unción por el Prof. Manuel

Crespe, presidente de la Junta Coordinadora Parroquial. En el dolor de aquel momento

experimentamos la verdad consoladora del dicho bíblico: "Realmente muy preciosa es a los ojos

de Dios la muerte de sus santos". La misma noche los Padre Guidolín, Calza y yo con una

camioneta ofrecida por el intendente municipal de San Pedro fuimos a Libertador para

encontrarnos con el párroco y el comisario de policía para reconocer más detalles de los hechos y

la mañana siguiente pasamos a Jujuy para agradecer al obispo, quien nos dijo: "Este es un signo

que el Señor los quiere como misioneros en esta tierra jujeña".

Un hecho extraño acompañó la muerte del P. Tarcisio, que confirmaría la creencia del

norte argentino, según la cual un sacerdote al morir se llevaría consigo un niño. Al llegar a Alto

Calilegua el Padre encontró un hijito de una maestra, que estaba con algún problema de salud.

Pero a pesar que el martes no se sintiera molesto, el miércoles se agravó y el jueves falleció y el

mismo día la mama lo llevó a San Francisco. El P. Tarcisio le habría dicho: “Esta es una

florecilla para el cielo”.

53

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Padre “Evangelio” HOMBRE DE DIOS

Al presentarnos a una comunidad religiosa para recabar datos testimoniales sobre el Padre

Tarcisio una hermana me preguntó si empezábamos el proceso de beatificación. Yo contesté

bromeando que ya teníamos bastantes líos con el proceso del Fundador Mons. Scalabrini y que

yo me presentaba también como abogado del diablo!

Aquí se presentan algunos testimonios sobre la santidad del Padre Tarcisio: "Era un

verdadero hombre de Dios" (Hna. Luisa Lapiccirella). La Superiora Alma Fadini de Colonia

Bombal (Mendoza) decía que estando en Italia tuvo ocasión de encontrarse tres veces .con Mons.

Maresma y el arzobispo en las tres ocasiones sacó la conversación sobre el P. Tarcisio, que

acostumbraba llamar "Padre Evangelio".

La directora de la escuelita de Alto Calilegua Sra. Manuela M. de Matorras: "Padre

Tarcisio es un santo. Tuve la dicha de estar con é1, tocarlo; es verdaderamente un santo". Y su

esposo, el maestro Oscar René Matorras; "Ha sido un gran Padre; nunca he conocido un Padre

como é1, de la manera de hablar, de llegar a uno. Lo mejor que me pudiera haber ocurrido en mi

vida".

P. ltalo Serena, director del periódico "Voz de Italia" de Buenos Aires: "Era un apóstol de

la Palabra, un heraldo de la Eucaristía, un misionero fructífero con la fuerza de la cruz. Gozaba

de la compañía de los humildes y de los niños”.

El Prof. Primitivo García Curto de Córdoba: "De personalidad serena, firme y penetrante

siempre fue amable, llegando profundamente a los niños y a los mayores. Quienes lo conocieron,

admiraron su espíritu de sacrificio, especialmente los últimos días, en que sobrellevó con silencio

ejemplar su sufrimiento, para llegar a la meta del cielo. Su silencio, su oración, su humildad, su

serena alegría y su paz interior y especialmente su testimonio sacerdotal, le conquistaron el

afecto y la admiración de aquellos que lo conocieron. Su muerte ha sido como una Pascua

anticipada. Admiraba a San Francisco de Asís y siempre trató de imitarlo".

La catequista Luisa de la parroquia San Pedro de Jujuy: "Innumerables son los ejemplos de

su vida, de su entrega y de su sacrificio". La Sra. Nelly del quiosco S.do Corazón de la plaza de

San Pedro de Jujuy: "En verdad para mí era un santo, uno de los santos que pasan por este

mundo dejando el recuerdo tan lindo y tan grato. Sentimos la falta de su presencia física, pero

tenemos su presencia espiritual".

Su compañero de seminario P Pablo Piron: "Si se puede calificar misionera su vida,

gastada para llevar la Buena Nueva a los hombres de los lugares más remotos, se puede llamar

misionera también su muerte. El vivió con Cristo y murió abrazando a Cristo".

P Jose Tomasi, redactor del quincenal "Presenza" de Santiago de Chile: "Dejó de un lado

todo su bagaje de cultura clásica, filosófica y teológica, olvidó los idiomas para poder hablar,

como él decía, las cincuenta palabras manejadas por los obreros y niños bolivianos, a los cuales

dirigía su mensaje. Pasaba horas de adoración hablando al Dios de los migrantes para después

poder hablar a ellos de Dios. Siempre he envidiado la vocación de mi ex-profesor, sus claras

ideas de misionero, su entusiasmo de servicio, su oración profunda y su sonrisa constante".

Gigi Fantozzi, presidente del Centro italiano de Mendoza: ''Era verdaderamente un hombre

santo, que sabía convencer y arrastrar".

P. Fabio Bau, cohermano y compañero: "Pude constatar el aprecio de los bolivianos

ladrilleros de la zona de Mendoza en la misión por ellos en febrero de 1984. Al visitarlos en los

54

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE hornos de ladrillos y en sus chozas, se enteraban entonces de su muerte y muchos se ponían a

llorar. Recordaban que había pasado la noche en un rincón de la habitación común de la familia,

que en una ocasión ayudó a colocar ladrillos para que luego tuvieran tiempo de participar al rezo

del rosario. A un niño, que estaba enfermito y lloraba día y noche, lo bendijo y terminó toda

molestia. Al notar alguna enfermedad seria en algún niño se iba, volvía con un señor con auto,

llevaba al niño a un hospital y lo traía de vuelta con las prescripciones médicas".

El mismo Padre Bau recordaba que un compañero de seminario había dicho a Tarcisio

Rubín: "Tú no tienes el pecado original. Pero sí tienes el pecado de la originalidad". Es cierto que

P. Tarcisio tuvo el defecto de buscar el impacto y de huir la continuidad de la rutina y la

metodicidad del anonimato. Pero es verdad que a través de los años se estuvo limando y

purificando de manera que últimamente su servicio y sus actitudes eran menos personalísticas,

más espontáneas, más cristalinas y más ricas de sencillez evangélica. Hacían mayormente

traslucir al Cristo y no a su persona.

P. Tarcisio, que sabía citar de memoria pasajes de cartas de Mons. Scalabrini a sus

primeros misioneros, encarnó la misionariedad de trinchera, vivió profundamente la itinerancia

apostólica, se hizo el migrante en la fase inicial y aguda, anterior a la instalación y previa a la

integración.

Por eso continuará para nosotros su testimonio de prioridad a la migración en su más

genuina etapa de desplazamiento, de desarraigo y de indefensión y el testimonio de la

convivencia, la condivisión y la participación del mismo pan sucio, del mismo techo de paja, del

caminar bajo el sol abrasador o la intemperie, del experimentar la misma plegaria de la sencillez

y del corazón.

Por eso Padre Tarcisio permanecerá como maestro de oración silenciosa y bíblica, como

ejemplo de pobreza y como prototipo del evangelizador peregrino y del misionero migrante.

55

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

Su “Testamento”

LA DIFICULTAD DE ESCRIBIR

Al P. Tarcisio había pedido varias veces algunos pensamientos escritos sobre la pastoral

migratoria, pero nunca me llegaban. Con tal que escribiera algo, yo lo acicateaba diciéndole. "Tú

no quieres escribir, porque no eres demasiado convencido de lo que dices verbalmente o porque

tienes miedo del compromiso consecuente de lo que dejas documentado. Verba volant, scripta

manent". El se reía y luego me mandaba cada tanto una fotocopia del esquema de algún

encuentro o de algún programa.

En mi critica pienso había algo de verdad, pues el P. Tarcisio se escabullía de lo fijo y

constante; pero también su vida ambulante no le permitía escribir con un cierto respiro. Para eso

uno precisa de una mesa, de un mínimo de biblioteca y de publicaciones y de otros elementos de

consulta. Por esto los sacerdotes pobres son pobres también en el escribir. Podrán tener algunos

apuntes o dar alguna conferencia. Pero de quienes consiguen una notoriedad escribiendo textos

teológicos y sociológicos sobre los pobres, marginados y oprimidos, hay que dudar que habiten

realmente con los pobres y tengan una vivencia de pobres.

Finalmente P. Tarcisio escribió algunas páginas sobre el apostolado; pero cuando me

fueron entregadas, él ya había muerto. Por eso estas notas pueden ser consideradas como su

testamento. En el dorso de la última hoja había escrito: "Reflexiones a tiempo perdido, a leer de

noche para tomar sueño". También este escrito más que ser un estudio unitario; que agote un

cierto argumento, es un florilegio de pensamientos, que se refieren a varios temas y reflejan los

motivos emergentes de su inquietud apostólica .

DIALECTICA DE LA PASTORAL MIGRATORIA

"Los desplazamientos de masas han llegado a ser en el mundo de hoy un fenómeno

humano mundial en todos los niveles: social, civil, religioso, cristiano. La nota principal del

migrante es sentirse "extraño” en un estilo común de vida, experimentar la sicología del

extranjero marginado en la sociedad civil y religiosa. También aquellos que viven en patria entre

grandes grupos de emigrados, son marginados en sus costumbres y estilo de vida. Por eso quizás

el emigrado más marginado es el indio-americano. Tiene continente, pero no tiene paria; tiene un

rostro propio, pero no una identidad personal conocida y estimada.

Latinoamérica es muy latina, poco América; el primer término quiere borrar el segundo.

Por su naturaleza el apostolado entre los migrantes es dialéctico: tiene en si mismo tesis y

antítesis. Precisa buscar la síntesis. En el trabajo para los migrantes los extremos se tocan.

El migrante es una provocación a la universalidad. Quien camina rompe las fronteras

establecidas, deja de un lado muchas cosas particulares y desea sentirse en su casa en cada

región, porque la tierra es patria de todos. La estructura de la pastoral se basa en el grupo étnico,

que crea comunidades cerradas, gueto, un espíritu racista, un rechazo de otros grupos. El

favorecer la lengua propia y sus propias costumbres debería ser una sinfonía pentecostal, pero a

menudo se reduce a una torre de Babel. La parroquia territorial y también la "misión con cura de

almas" alimenta en sí misma la contradicción: son estructuras hechas para residentes. No se

puede hacer un automóvil pura estar parados, una butaca para correr. Como superar esta

dialéctica de tesis y antítesis? Como hacer unir los dos extremos?

a) HACERSE MIGRANTES CON LOS MIGRANTES

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE Precisa condividir la aventura del caminar en el desierto. Las estructuras, los programas

son perezosos por su naturaleza, hechos sobre un escritorio, escritos en los libros, discutidos en

reuniones, sesiones, congresos. Se habla frecuentemente de los migrantes y poco con los

migrantes. Casi siempre son los ricos que escriben los más bellos poemas sobre los pobres, los

grandes profesores a hacer ensayos sobre los analfabetos, los no-migrantes a hacer programas de

ayuda a los migrantes. Por eso Mons. Scalabrini tuvo la intuición de dar a los migrantes

misioneros y no párrocos. Misionero y migrante son la misma cosa: dos personas que se cansan

cuando no caminan. La "Evangelii nuntiandi" llama este estilo: testimonio de vida, predicación

viva.

b) MOVILIDAD DE ESTRUCTURAS

En la pastoral de los migrantes se advierte una duración muy breve en la estructura. La

migración es un fenómeno tan móvil (por eso se llama movilidad social) que cada intervención

parece llegue con atraso y fuera de lugar. En los documentos oficiales de la Santa Sede (Exsul

Familia, Pastoralis Migratorum Cura, Iglesia y Movilidad Humana) se ve siempre el esfuerzo de

una continua actualización; dan la impresión de nacer ya viejos. Porqué? Porque cada estructura

tiene necesidad de una cierta estabilidad, las migraciones son por su naturaleza móviles, nacen en

momentos imprevistos, van por canales no fabricados. El migrante rompe los esquemas, es fruto

de una mal formación ínsita en la estructura humana al servicio de capitales, de la economía; por

lo tanto las estructuras pastorales antes de ser para los migrantes, deben ser migrantes, móviles.

c) INTENSIDAD DE INTERVENCIONES

Las dos grandes tentaciones son: o de eliminar las estructuras de asistencia (parroquias,

misiones con cura de almas, etc.) o hacer absolutas las estructuras. Importante es rendir las

estructuras medio de intervención de la persona del pastor sobre las ovejas. La estructura en sí no

ayuda directamente a la persona; una secretaria parroquial, una obra de asistencia social vale por

el corazón de la persona más que por los expedientes que desarrolla.

Precisa pasar de una presencia-asistencia a una presencia-mensaje. La nota principal de la

pastoral de los migrantes es la intensidad del amor al migrante. Por eso la verdadera pastoral

migratoria deber ser misionera. La obra social es un signo del mensaje, no medio al mensaje.

Quizás el mejor manual de pastoral migratoria es la "Evangelii Nuntiandi", porque, como el

misionero entre los paganos, el misionero de los migrados no está al servicio de los migrantes,

sino del mensaje.

La intensidad afectiva de las intervenciones se concentra en la riqueza evangélica del

agente. Es decir el problema principal de la pastoral de los migrantes no son los migrantes o la

pastoral, sino el Pastor. El momento difícil es siempre la presencia vivaz y evangélica del Pastor.

Hoy más que nunca vale el dicho: 14 años para hacer un misionero y 14 años para deshacerlo.

Las estructuras, las organizaciones, los empeños de reuniones, misas, grupos étnicos son tan

grandes que cansan al misionero. El primer migrante a respetar y amar es el misionero migrante.

Y muchos misioneros mueren como misioneros, víctimas del trabajo "apostólico". La esencia del

trabajo apostólico es el Apóstol; la esencia del apóstol minúsculo es el Apóstol mayúsculo:

Jesús. La "Evangelii Nuntiandi" dice: Jesús es el primero y único evangelizador: como

misioneros en el Misionero.

d) UNIVERSALIDAD DE ACCIÓN

El cerebro divide, el corazón une. Las ideas separan, las necesidades atan. El peligro más

grande de la estructura pastoral en todos los campos es el gueto, el cerrarse en el propio grupo

parroquial, étnico, religioso. Arriesgamos de ser como el sacerdote de la parábola. no se detuvo

en la ruta de Jericó, porque el herido no era de su parroquia, de la comunidad étnica, de su

nación. Pensaba más a sus ideas y programas que al enfermo. El misionero de los migrantes, sin

57

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE darse cuenta, hace aquello que critica en la parroquia territorial. Critica al párroco local, porque

no recibe con amor al extranjero migrante y luego él no recibe al extranjero de su grupo étnico

que es el residente local. El problema no es de pasar de un grupo parroquial a un grupo étnico,

sino pasar de un grupo humano a la humanidad total. La cosa difícil no es ser lglesia, sino ser

lglesia Católica, universal. Por eso precisa pasar de la ideología, sociología a la teología, a la

Biblia, al mensaje de los profetas, al Evangelio de Jesús. Empezando de la Jerusalén de la

parroquia, del grupo étnico, debemos ir a todo el mundo del hombre. La estructura local y

personal no es todo, es un inicio.

Se necesita empezar con ésta, pero después precisa abrirse, expandirse sin excluir a

ninguno. Educar a la universalidad es difícil, porque quiere decir renunciar a la seguridad del

grupo local o étnico (no al grupo) para abrazar la seguridad de la Fe. Por eso la intervención

pastoral debe ser de la persona del pastor a la persona de la oveja, porque la Fe es un grande

compromiso personal. La Fe por su naturaleza es universal; la religión y el culto, la tradición y la

acción tienden al gueto, si no se queman en el fuego de la Fe. Por eso San Pablo, el grande

misionero, es el teólogo de la Fe.

e) UTOPÍA Y EUCARISTÍA

Todos los estudiosos de pastoral dicen que el centro más grande de unidad, la raíz más

profunda de comunión es la Eucaristía en sus dos aspectos de presencia de Jesús en la Palabra de

Dios y en la fuerza de su Cuerpo. Existe una única presencia unificadora de Jesús en diversas

lenguas y estilos de vida. Aquí quizás nos hemos dejado tomar por las divisiones del mundo

moderno; la Eucaristía, de alimento de unidad, está volviéndose signo de diversidad,

manifestación de división. Hemos puesto a la Eucaristía a servicio de nuestras intenciones

personales, de nuestra devoción individual.

Siembra una cosa utópica, pero la utopía del presente es realidad del mañana. No está bien

hablar de misa de los jóvenes, misa de los italianos, misa de los soldados, misa de los

estudiantes. Es una "contradictio in terminis". La Eucaristía es el sacrificio de toda la humanidad,

hecha en familia de Dios. Entonces en nuestras actividades deberíamos preparar encuentros de

oración, reflexiones bíblicas, meditaciones, adoración para los diversos grupos étnicos, locales,

generacionales (jóvenes, estudiantes, ancianos, obreros, migrantes), pero debemos reservar la

celebración universal de la misa para todas las personas. La traducción del latín en lengua vulgar

hizo comprender las palabras de la misa; ahora debe hacer vivir el mensaje profundo de la misa,

que es gustar la fraternidad universal en Cristo. Parecen palabras masónicas (fraternidad

universal) en un mundo católico que no tiene el coraje de quemar sus propias pequeñas barcas

ideológicas para ir adentro en el océano eucarístico, vínculo de unidad, signo de fraternidad.

CARACTERISTICAS DEL APOSTOLADO MIGRATORIO

Querría no hablar de pastoral de los migrantes, porque parece que la pastoral migratoria es

una dimensión esencial de cada pastoral más que la atención a un grupo particular. Quien no es

migrante en el mundo de hoy? La única cosa permanente en el mundo moderno parece ser la

movilidad.

a) CENTRALIDAD DEL PASTOR

El manual de pastoral más simple es el discurso del Buen Pastor. El pastor da la vida por

sus ovejas. En el desierto de Judas la oveja sin pastor muere, porque no sabe dónde buscar el

alimento y el agua. El pastor: sin la oveja muere porque no tiene nada más que comer. Así debe

ser para las ovejas-migrantes. Sin el amor del sacerdote mueren. El migrante busca trabajo como

obrero, pero busca amor como hombre. El misionero que da cosas y no corazón, muere como

58

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE misionero; las cosas, las estructuras deben hacer llegar la fuerza del corazón. La organización del

trabajo pastoral entre los migrantes debe tener cuenta de la formación, debilidad del misionero.

Los documentos pontificios hablan siempre de la preparación del misionero. Pero la

preparación debe ser permanente, pues la movilidad social es móvil por definición. Como no

precisa preparar la prédica, sino al predicador, así el misionero no debe preparar la organización,

sino preparar a organizarse. El misionero debe pasar de asistir a los migrantes a hacer asistir a los

migrados. Las necesidades del grupo son tan grandes que lo ahogan, si no sabe organizarse. La

estructura pastoral de la lglesia es territorial: diócesis, parroquias y no funcional por grupos. El

misionero por tanto debe crear fraternidad con los Obispos y sacerdotes para dar al territorio-

grupo una dimensión abierta, misionera. Los migrantes son una molestia como personas para la

sociedad civil. Los misioneros son una molestia para la sociedad eclesiástica: rompen los

esquemas territoriales, jurídicos (las diócesis tienen límites, no fronteras).

b) MIGRANTES MISIONEROS

Decía San Vicente de Paul. "Con los pobres se salvarán los pobres. . . los pobres son mis

dueños". Así con los migrantes se salvarán los migrantes. Mons. Scalabrini antes de fundar a los

misioneros de los Migrantes, fundó la sociedad San Rafael asociación de laicos. Quizás no tuvo

la intuición de ayudar a los migrantes con los migrantes. Eran laicos ricos: marqueses, condes y

quizás por eso no tuvo mucho éxito. Pero el programa era bueno. Fueron siempre los migrantes

los primeros misioneros del Evangelio. De Pablo de Tarso en Tarso y Antioquía a los mercaderes

portugueses en la India. Es verdad que exportaban los siete vicios capitales, como dice San

Francisco Javier. El Cristianismo ha llegado a América con los emigrados: un Evangelio un poco

sucio, muy colonial, con muchas espadas y pocas cruces o con la cruz hecha a espada. Pero ha

llegado con ellos; Dios escribe siempre derecho sobre las líneas torcidas de los hombres. El

grande peligro de las asociaciones laicas de los migrantes es de ser muy sociales, muy

provinciales, muy nacionales y poco apostólicas. Para hacer fiestas encuentras siempre a muchos

migrantes; para hacer plegarias, oración bíblica, Eucaristía, encuentras siempre poca respuesta.

Pero siempre entre los migrantes hay líderes sociales, sindicales y también apostólicos.

Importante es hallarlos y darles espacio libre y dimensión universal. Somos migrantes

apostólicos, con dimensión migrante y no con cierre parroquial, territorial”.

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P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

HOMENAJE por Rita Martiarena de Soría

Hacia el Alto Calilegua

sube Tarcisio la cuesta,

siguiendo duro camino

entre las piedras ya deja

sandalia, aliento y destino,

la vida y la fe que lleva.

Al llegar a Duraznillo,

agitado, sin abrigo,

descansa y mira el nacer

del monte que busca el río.

Las horas se van perdiendo

senda arriba por cien atajos.

Maestra y niños lo alcanzan

con alegría, luces y abrazos.

En la Capilla olvidada

rezan los que lo han seguido,

despide al día con Misa,

y el día le dice adiós a Tarcisio.

Llanto, sorpresa y dolor

despiertan al caserío,

de noche junto al Señor

quedó para siempre dormido.

Por lotes, villas y ranchos

llora su campanilla

avisando que bajan al valle,

trayéndolo sobre angarilla.

En Chalicán, San Pedro, Mendieta,

y tras el cañaveral, Maíz Negro,

Ledesma y el cerro lejano

al que eligió como seno.

Tarcisio Rubín, Misionero,

Vivo está tu recuerdo

fuerte como esa coyunda

que ha sujetado tu cuerpo.

60

P. Tarcisio Rubin, cs - MISIONERO MIGRANTE

En cada rincón del Ramal,

caminando con paso ligero

hallaremos tu humilde figura

de amigo y gran consejero.

La silenciosa plegaria enseñada,

remonta en azules el cielo,

y volviéndose flor de lapacho,*

reposa prendida en tu pecho.

Chalicán, 3 de octubre de 1985

*Una flor típica del altiplano

Texto trascripto e y actualizado

por el P. Pietro P. Polo

Bassano del Grappa, (VI) Italia

28 de agosto del 2010

Memorial de San Agustín