Osvaldo Pol, sj

Diálogos lentos con la vida

Osvaldo Pol, sj

Diálogos lentos con la vida

Edición al cuidado de

Lila Perrén de VelascoGraciela Ferrero

Gloria Franchisena de Lezama

De la presente edición:Copyright 2020 by Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.Puesta en texto y arte de tapa: Sofía García Castellanos.

Está prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método, sin la autorización expresa y por escrito de los propietarios del copyright.Todos los derechos reservados. Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723.ISBN: 978-987-626-434-1

Obispo Trejo 323, X5000IYG Córdoba. República ArgentinaTel.: +54 351 4286171

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Pol, Osvaldo Diálogos lentos con la vida / Osvaldo Pol ; compilado por Lila Perrén de Velasco ; Gloria Franchisena ; Graciela Ferrero. - 1a ed . - Córdoba : EDUCC - Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, 2020. Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga ISBN 978-987-626-434-1

1. Poesía Argentina. I. Perrén de Velasco, Lila, comp. II. Franchisena, Gloria, comp. III. Ferrero, Graciela, comp. IV. Título. CDD A861

Índice

Introducción 9

San Ignacio hoy 13

Canciones para cantármelas bajito 15Toda la libertad 17No es porque sí 20Qué peligroso juego 23“Hace ya mucho tiempo” 26La poesía y yo 28Para el tiempo de la duda 30Haré mi casa 32Escribiré tu Nombre 34La patria necesaria 36La otra guerra 38Córdoba 39

Sonetos asonantados 41

Otros poemas 67 Aconteció el poema 69El campanario 70Meditación 71Vientos 7319 de marzo de 2003 74“No es fácil desentrañar el núcleo del poema” 75Joyce, 4 de junio de 2004 76Adentros 77Noticias 78Consistencia/inconsistencia 79Oplontis 80Victoria de Pompeya 81Efebo de Agrigento 82Paestum 83Segesta 84Agrigento 85

Entrecruzamientos 87Intemperie 88La Voz 89

Selección de editados 91Después de las murallas (1966) 93

El comienzo 95El momento 96Jonás 97La victoria 98

Vibraciones (1970) 99Ser libres 101La coraza 102La experiencia 103

Los bordes de la herida (1978) 105Despedidas 107

Sustancia y accidentes (1985) 109La mentira 111Cercados de violencia 112

Las aves nos saben (1997) 113No sirvió la experiencia 115Discurso del método 116Solo el amor 117Heb. 10, 7-10 119

Recapitulaciones (2001) 121Siglo de las luces 123El perdonado 124Jerusalem 125

Yo: Osvaldo Pol 129

Introducción

Dos días antes de su partida, estuvimos tres colegas asistiendo a la que, sin saberlo, sería la última clase de Osvaldo Pol en esa, nuestra Universidad Católica de Córdoba que durante casi medio siglo lo tuvo por tan suyo. Entonces insistimos, una vez más, en la necesi-dad de que publicara, al menos, algunos de sus poemas inéditos y al final accedió pidiendo nuestra colaboración para hacerlo. Este es el cumplimiento de nuestra promesa y fue posible gracias a la excelente disposición del padre Ángel Rossi, Superior de la Residencia Jesuíti-ca en la que Osvaldo Pol vivió durante toda su permanencia en Cór-doba, quien nos facilitó el material cuidadosamente ordenado por su autor, separando sus trabajos en prosa: conferencias, notas de clase, artículos, comentarios de obras, presentaciones, etc. Con igual pro-lijidad había separado todo lo que deseaba se eliminara definitiva-mente y así se hizo, no por desmerecer su obra, sino por cumplir con sus deseos. Además de sus inéditos seleccionados por él –donde nos gratifican esas “Canciones para cantármelas bajito” porque la forma pronominal y el diminutivo rebosan intimidad, hasta introducirnos en la relación de amor con la poesía–, de los “Sonetos asonantados” y de otros poemas de temas variados, hemos cerrado con una selec-ción de poemas editados que, en la obra de Pol, nos parecen para-digmáticos. Estos se incluyen como piedras en el camino para saber volver, para facilitar el encuentro con la palabra poética y desde allí, con la Palabra que enamoraba al poeta jesuita.Porque Osvaldo Pol, además de sacerdote, jesuita y docente, era también –¡y tan bien!– poeta, condición que no siempre conocían sus alumnos y quizás ni siquiera sus colegas. “Me paso la vida entre

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gente que ignora olímpicamente que soy poeta; les basta con saber que soy el profesor que no puede olvidarse que es cura o el cura que no puede olvidarse que es profesor”, solía decir. Sus alumnos y sus co-legas no siempre conocían ese don del padre Pol porque nunca hacía alarde de él aunque tenía sobrados motivos para hacerlo. Y segura-mente, se asombrarían al saber que es autor de más de quince libros de poemas, que figura en muchas e importantes antologías, que se han realizado trabajos universitarios sobre su obra y que, después de Dulce María Loynaz, es el autor hispanoamericano representado con mayor número de poemas en la obra titulada Hombre y Dios, publica-da en el año 1996 por la BAC, una de las editoriales más prestigiosas de España. Sí, allí figuran más poemas de nuestro poeta cordobés que de Darío, Borges, Neruda, Vallejo, Marechal y Lugones.Por sacerdote poeta el padre Pol es doblemente servidor de la pa-labra: de la Palabra por antonomasia que “era en el principio”, por su sacerdocio y de las palabras humanas, por poeta, en una unión de lo sagrado y lo profano, del hombre y Dios, que se produce en el lenguaje. Las palabras del hombre, que proceden de la Palabra, y a ella retornan en súplica, ofertorio, celebración o alabanza, pero después de haber pasado por la casa y la cara del hombre. Su mis-ma persecución incansable de lo bello era también un propósito de alcanzar lo absoluto –lo suelto, lo no ligado, la máxima liber-tad– como belleza. “Desde que somos un diálogo” escribió acer-tadamente Hölderlin a quien Pol acostumbraba citar, y el diálogo máximo es el de la criatura-Creador o el de las palabras con la Palabra. Porque el hombre no se realiza solo en su horizontalidad (apertura hacia los otros): está crucificado –felizmente crucifica-do– por una verticalidad hacia un Ser que lo trasciende. Esto lo saben los creyentes de las plurales religiones. Concretamente, el cristianismo posee una especial sensibilidad para las palabras ya que es la religión de la Palabra dicha en las cosas y encarnada en el Verbo, de una fe audiente y de una Sagrada Escritura. Osvaldo Pol habla siempre desde su fe –es importante saber desde donde

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se enuncia, el lugar del decir, para una recta comprensión de los textos– y la fe no es un trofeo para exhibir ante incrédulos, sino una gracia que a veces podemos perder ante nosotros mismos.La búsqueda de la perfección poética, obsesión del creador, pre-para el camino para ser seducido por la perfección máxima y exi-gente, último paradero o “la tienda del último Banquete” como escribió nuestro poeta. Ahora ya se ha encontrado con la Palabra que persiguió durante toda su vida. En ese sentido, resulta proverbial el texto de “Medi-taciones”: “Entonces sí, qué importa lo que importaba tanto / (…) si ya perfuma el aire un blanco de azucenas” que nos remite a la expresión de San Juan de la Cruz –poeta que figuraba entre los más admirados por Pol– al final de su “Noche oscura”: “dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”.Osvaldo Pol ha partido, acabó su destierro, pero nos dejó palabras trascendentes, no solo porque expresaron su creencia en el más allá, sino porque poetizar era trascenderse desde sí mismo hacia lo otro, los otros, el Otro por antonomasia. Era un decir y un de-cirse, hacer inteligible el mundo y, a la vez, hacerse inteligible, leer y leerse, clarificar el mundo y clarificarse, testimoniar los límites del hombre, las murallas que se alzan como desafíos para ser de-rribadas –Después de las murallas es el título de su primer libro– y alcanzar así, cada vez más, un poco de luz y libertad. Un poco, porque el Todo se sabe inalcanzable –Ese todo inalcanzable es el título de uno de sus últimos libros–. El poeta jesuita al fin lo ha alcanzado, pero después que “aconteció el poema / diciéndonos / sin por qué / algo / que es desde entonces necesario. / Algo que Dios oyó / y fue para siempre / titilando resabios de hermosura”.

Lila Perrén de Velasco

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San Ignacio hoy

Lleva Ignacio el alma enarboladaen mástiles al viento. Alma hechahoguera que no cesa, luz que acecha,mar que se expande, tierra enamorada.

Alma que empuja pierna contrahecha,un vasco corazón apasionado,mil jesuitas tras él, que aprisionadocorre libre de Amor por senda estrecha…

¿Dónde vas, caballero penitente,soldado de la fe, alma encendida,a lo grande por siempre encardinada?

–Voy desde Cristo al mundo que dolientenecesita de Cristo. Mi alma heridano se sacia de amar y ser amada.

Canciones para cantármelas bajito

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Toda la libertad

Sabía, yo sabíaque algo me iba a pasar!

Era como un mensaje venido de ahí nomás, en donde tantas veces busqué sin encontrar y me arañé las manos cavando sin ahondar.

Salí a dar una vuelta silbando mi ansiedad por la calle de siempre, de lugar en lugar. Me crucé de repente mirando sin mirar con mi pinta en el vidrio del espejo del bar:¡La pucha qué distinto me vi, qué singular!

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“Si sos –me dije entonces– lo mismo que execrás:un cómplice del mundoque empuja para atrás; alguien que no se aviva de que para cambiareste mundo difícilque vomita la paz, es necesario armarse de mucha libertad, aprender de las flores del sol y la amistad, lograr el gesto simple de recibir y dar,apretar muchas manossonreír y cantar,decirme: ¡hoy estoy vivo! y vivir sin restar,soñar los sueños ciertos que se hacen realidad y no andar dando lástima de lugar en lugar...”

Sabía, yo sabíaque algo me iba a pasar...

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Mirándome en el vidrio del espejo del bar me pareció posible toda la libertad!!!

(septiembre de 1983)

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No es porque sí

Ya sé, reloj, ya séque el tiempo apuray no tenemos tiempoque perder,pero también es cierto–y comprendeme–que si me atrasono es porque sísino por no poder.

No me digás, reloj, que es necesario medirme desde fuera cada vez;también hay un horario a contrapelomarcado por el péndulo al revésdel tiempo que dedico a hacer un verso midiéndome por dentro y a través.

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Y si me atraso no es porque sí sino por no poder.

Qué me importanla agenda, el almanaquey esa tabla de citas que me hacés,si me impiden quedarmeentretenidocazando mariposasy ciempiéso leyendo al acasoalgún poemaen la mesa-despachodel café.Y si me atrasono es porque sísino por no poder.

Andá, reloj, andáa contarle el cuentode la computadoraa algún inglés.A mí me queda chico

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tu cuadrante y no pienso escucharteaunque grités.Aquí me quedohasta que sople el vientode algún poemay no me molestés.Eso sí has de saberque si me atrasono es porque sí,sino por no poder!

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Qué peligroso juego

A veces, sólo a veces,me entretengoen no aceptarel soly me inventouna noche a mi medidadonde escondermi yo.

¡Qué peligroso juegoresistirse al amor!

A veces, sólo a veces,voy y vengopor el mismo camino;vengo y voydando mil vueltascomo el barrileteque no se atreve nuncaa ser avión.

¡Qué peligroso juegoresistirse al amor!

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A veces, sólo a veces,me defiendosimulando los timbresde mi vozy acabo confundiendolo que sientogastándome en palabrassin valor.

¡Qué peligroso juegoresistirse al amor!

A veces, sólo a veces,nunca en serio,pero riesgosamente asumo el rol de quien pasa de largo por el frentemirando sin mirar hacia el balcón.

¡Qué peligroso juego resistirse al amor!

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Alguna vez te costará muy caro este juego sin serun jugador;acabarás quemándote en un fuego de pura luzy de ningún calor.

¡Qué peligroso, peligroso, juego resistirse al amor!

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Hace ya mucho tiempoque estoy parado en el andén y voy dándome cuenta de a poquitoque nunca, nunca másvendrá algún tren.

Es como descubrir que por adentrose está secando el corazóny eso que late y late tantoes puro cuentoresistiéndose a ser una canción.

Será nomás que todo el airese ha infectadocon tanto andar a tientasy al revésy el corazón no aguanta verse atadocon verdades que mueren de endeblez.

Y voy dándome cuenta de a poquito

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que nunca, nunca más vendrá algún tren.

(1982)

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La poesía y yo

La plaza deteniday silenciosafue testigo de aquelloque pasó:nos miramos de prontoen cada cosay para lo mejorfaltó la voz.

Qué complicado fue,qué complicado,dejar decir lo suyoal corazón.Atado, siempre atadoa la costumbrede callarse y callarsehasta el dolor.

Y sin embargohasta lo indecible fue posible decirnos el amor:

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escribí en ese día aquel poemaque nos dijimos la poesía y yo.

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Para el tiempo de la duda

Yo tengopara el tiempo de la duda,certezas para darleal corazóny entretenerloa falta de otra ayudahasta el momento de la solución.

Yo, por ejemplo,tengo siempre a mano la música que me hable del amory un rosal que florece empecinadocuando a los otros se les cae la flor.

Y sé qué manos apretar confiadoy en qué miradas abrevar la sed;

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cuáles son los mandalas necesarios,cuáles los dados para no perder.

Pero si el tiempode la culpa aprietay en la intemperieyace la ilusión,yo defiendocon uñas y con dientesla maravillade aferrarme a Dios.

(1982)

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Haré mi casa

Me acompaña la tardecomo una sinfonía que se orquesta en silencio con los golpes del mar. Mientras las olas cantan palabras repetidas en una inacabable salmodia monacal.

Sin duda era una tarde tan llena de poesía cuando Alfonsina quisorecubrirse de mar.Tuvo miedo a la esperade un día y otro día. Prefirió la belleza del bosque de cristal.

Yo en cambio haré mi casa más cerca de la vida. Ni siquiera en la playa fugitiva y falaz.

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La construiré de rocas sobre la roca vivao en la copa de un árbolo en una gran ciudad.

Quiero mirar de frente los días y los díascomo enfrento esta tardela inmensidad del mar.

(1961)

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Escribiré tu Nombre

Escribiré en la arena las letras de tu Nombre para que la marea las encuentre al llegar.

Las llevará consigoquién sabe a qué rincones,como se ocultan perlas en el fondo del mar.

Y entonces para siempre tu Nombre será mío.Lo nombraré en silencioy todo flameará.

Tu Nombre resumiendola música y el viento, la fuerza y la alegría, el sentido y la paz.

Y cuando todo quede sumido en el secreto

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me nombrarás bajito y seré como el mar.

(1961)

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La Patria necesaria

Desde chiquitos, frente a la bandera,nos sentimos flameando raudamentetodo blancos por dentro y por afuera.

Era la Patria como un sol nacientey el gran pueblo: “salud!” “salud!” “salud!”,hermoso semental resplandeciente.

Pero vino el después como un aludy nuestro guardapolvo fue la vidaque se nos descolgó de la virtud.

Una ilusión a tientas y perdidaen el tumulto de los sentimientos. Una Patria maltrecha y encogida.

¡En dónde encontraremos los sarmientos,los sanmartines y belgranos puros que nos devuelvan los convencimientos!

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Oh Patria donde estar siempre seguros de que la libertad no es provisoria ni la verdad mentira de inmaduros...

Patria para el fervor y esa victoria de la mies en la pampa florecida, del trabajo gozoso, de la historia

que se escribe con cantos, sin la herida de la paz manoseada, donde todos nos sintamos creciendo sin medida.

Oh Patria necesaria, sin recodos. Oh Patria limpia, infancia recobrada. Patio del corazón, tarea de todos. Recibida, es verdad, pero ganada!

(1983)

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La otra guerra

No fue mi culpa, no, pero culpablesin embargo esta culpa me transitay me envuelve la guerra en su infinita densa culpa de peso insuperable.

Va lejos el dolor... Inabarcable suena el lamento que la noche grita. Sin embargo está aquí. Me precipita ese mismo dolor indescifrable.

Es como una ilusión que se ha hecho trizas. Es una rabia oscura, inapelable.Es como una vergüenza que flameara.

Va la muerte alardeando sus premisas, pisoteando la paz que desgarrable grita la culpa que me desampara.

(1982)

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Córdoba

No sé si otra ciudad mostrar podríatantos rostros y pliegues y andaduras, tanto múltiple ensamble y esas purastrabazones de tiempo y melodía.

No sé si otra ciudad abarcaríatanto juego de sombras y hermosura, tanta unidad de vientos y clausura, tanta razón y tanta fantasía.

Córdoba es hondonada y es altura, encuentro abigarrado y distendida nostalgia en dispersión y asimetría.

Lugar donde soñar sin atadura, pulsar febril el pulso de la vida y morir por amor con alegría.

(1991)

Sonetos asonantados

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1

Cuando hasta el borde sube la mañana para saciar con luz toda medida,cuando vivir es compartir la vida con lo que se nos da y nos desentraña,

cuando morir es rescatar el alma para entregarla luego en la partida y es la urgencia de ser en despedida y de jugar con días que embarazan,

vengo a sentirte en viento sorprendido y en sorprendida noche de experienciavengo a saberte mío en mi camino...

Debo poner junto a mi voz tu tienda de insobornable mando y de dominio.Debo, Señor, hallarte en transparencia.

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2

Para decir que sí, que el tiempo tiene color de rosa-luna, amordazandoestoy todas mis horas con el llanto y agobiándome están hasta las mieles.

Para decir que sí, que primaveras me crecen cada día entre las manos, con lágrimas los ojos van llagadosy engañándome estoy por las veredas.

Con su abrazo de fuego y sus ardientes andamiajes de luz, hoy me atraviesan el tiempo y las palabras el costado.

Y en el pecho desnudan las vertientes y me dicen que sí, que hay primaveras aunque en mí todo gima amordazado.

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3

He tendido al acaso mis sueños en la nochecomo el beduino instala su tienda tras la marcha,dando el rostro a la oscura señal inesperaday rompiendo mis cercos hacia un nuevo horizonte.

Se entrecruzan las voces que muy quedo me hablande un extraño paisaje sin trabazón ni nombre,del lugar del encuentro de mi voz monocordecon el canto indecible que pronuncian las aguas.

Hablan desde la angustia cimental de ser hombrehasta la innominada vertiente que recorremi apariencia de surco labrado entre los montes.

La tierra que me nutre y el aire que me abraza,con su intangible vuelo y el viento que se instalapor los andariveles cruzados de mi alma.

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4

Retomaré el camino del interior deslindecomo se vuelve al pan: callando la agonía.Dispuesto a la caricia del llanto, cada día,y a la necia aventura de vagar por el límite.

Retornaré al silencio que me envuelve y me viste,con la urgencia de ser rescatado a la vida,con la huella en las carnes de mi raza caíday esta siempre latente rebelión que me asiste.

Intentaré la muerte de estar junto a la vidacomo quien no la siente latir y se resistea los inacabables senderos de la herida.

Sabiendo que mi oculto refugio es el desquitede la paz que me niegan sin lástima los días.Y es la forma callada de dar con lo que existe.

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5

Llevo en las manos un disuelto trigoy la promesa múltiple del viento.Llevo mi propio corazón abiertocomo un trozo de pan no compartido.

Y estoy así, parado en los caminosque van de mí y a mí vienen desiertos,en un perpetuo canto descubiertoy en luz inalterable, detenido.

Inútil desoír los clamorososaleteos de voces que se agitan.¡No es posible situarse entre despojos!

¿He de encontrar acaso la salida,aunque ciegos de luz estén mis ojosy no tema más muerte que la vida?

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6

Ya no es el tiempo de decir la pena,ni cantar el dolor, ni las heridas.Sólo me queda remansarme en ellasy callarlas en mí. Tan sólo mías.

Ya no es el tiempo de cribar la espigani recoger la paja de las eras.(Hoy todo tiene la melancolíade lo que no retorna). Y a la puerta,

y a la puerta callada de los díashay que dejar morir a las estrellasy a las aves sin alas, mientras vivan.

Y quedarme a la vez como a la esperade la ajena y extraña parusíaque llegará hasta mí. Como a la espera...

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7

Más dentro estás de mí que mi flaquezay es tuyo lo que tengo de más mío:ya no sé si tú vas por mis caminoso soy yo quien camina por tus huellas.

Porque estás en el aire y tu dominiose ha escogido un lugar entre mis venas.Y yo estoy instalado en tu presenciacomo el ave que en luz cuelga su nido.

He nacido hoy, aquí, sobre tu tierra,bajo un cielo que pesa lo que el lirio.Y ya siento que todas las estrellas

van abriéndose en mí como destinos:porque tú eres Señor de mi flaquezapero a mí me obedecen los abismos.

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8

Vienes muerte tomándome los díasdesde el alto nivel de mi flaquezay se instala tu frío en la tibiezade mis diálogos lentos con la vida.

Muerte hermana sentándote a mi mesa,compartiendo mi lecho y mi poesía,va creciendo en mi cuerpo tu medidacon la exacta premura de la espera.

¿Cómo? ¿Dónde? No sé... como tú quieras.Donde pueda encontrarte compañerapara el viaje por anchas avenidas.

Y verás el asombro por mis venas,habituado a fraguar las despedidas,acudir presuroso hacia tu cita.

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9

Dejé correr mis lágrimas de sangrepor el cauce sediento de tu río.Las vi partir... Marcaban su caminocon dos trazos abiertos en mi carne.

Ya no me queda nada para darte.A menos que te lleves los gemidoscon que expresa su canto lo más míomientras deja la vida con la tarde.

Retomaré mi paso peregrinosin recoger alforjas ni sandaliashasta dar con la luz de mi destino.

En una muerte que vendrá a buscarmecuando mis huesos ya no tengan alaspara emprender su viaje por el aire.

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10

Yo no sé qué violencia me arrebata.Qué misterio digita mis caminos.Sólo siento que un hambre me desgarray una sed que es un río de gemidos

recorriendo los cauces de mi almava hilvanando la trama donde vivo.Va fraguando el encuentro que me aguardasobre el ara de un lento sacrificio.

Y es mi llanto la música hermanadaal dolor de las cosas y los siglos.Y mi angustia es un grito en las entrañas

de la tierra que clama en sus abismospor Aquél que ha posado su miradaen la oculta raíz de mi destino.

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11

Toco tu piel de bronce guarneciday el frío de tu rostro de silencio.Toco tu pedernal y me estremezcocon la densa opresión de tu agonía.

Me desgajan, Señor, tus pensamientos.Se me ocultan tus planes bajo el día.Sólo sé que detrás de las heridasme reservas la noche y el desvelo.

Me reservas la búsqueda y el gritode este miedo que ciñe hasta los huesosen el siempre bregar del desatino.

En un inquieto estar con el deseoy en el solo correr de los caminosque vuelven al lugar del que partieron.

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12

Quiero vivir el tiempo verdaderoalejado del llanto y de su usura.El que ubica a los hombres en la puraregión de las banderas en el viento.

Y en la nueva eclosión de la ternurasaber que hay un hogar aún no deshecho;saberme ya instalado bajo el techode la antigua alegría que perdura...

Qué más, qué más pedir si por el pechono domina la voz de la corduradeletreando sentencias en acecho.

Si ya toda razón es inseguray todo el corazón vibra en perfectodesnivel de belleza y de locura.

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13

No sé de qué país vino la angustiaa descansar de pronto entre mis manos,ni sé cuándo el dolor ya no fue extrañoa este mundo en que soy y me trasunta.

Es algo que va en mí, que se me anunciadentro y fuera de todo lo que amo.Yo lo venzo y me vence. Lo acompaño.Me entrego y se me entrega. Pierde y triunfa.

Duro anzuelo que hiende mi costadoy se adhiere a mí mismo con la tiernatrabazón de los gestos del hermano.

Dura paz que conquisto palmo a palmoy al amasar mi ser en nueva tierrahace que nazca otro hombre de mi barro.

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14

Todo el otoño cabe en la palabra.Cabe en el gesto y en el desatinode estar mirando arder –como los niños–la porción que me queda de esperanza.

Todo el otoño con sus luces mansasy su mentida muerte de los tilos.Con sus fiestas que acaban en el fríoque por el alma detenida avanza.

Voy a beberme, otoño, tu tristeza,como si fuera una aquietante aguaque para el largo viaje se me entrega.

Con la embriaguez de hallar la voz exactaencerraré también tu luz disueltaen la concavidad de mi palabra.

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15

La experiencia de ser sólo un reflejova creciendo en mí mismo día a díay me sé construyendo una agoníaque me impide la fuga en el espejo.

La experiencia de verme desde dentroadherido a los muros de la vidadescubriendo que la única salidaes un nuevo camino hacia mi encuentro.

Yo me asomo a los árboles, al tiempo,a la noche y los hombres; a la eternacaravana que parte de mi cuerpo...

Pero todo es inútil: los espejosno se pueden abrir como una puerta.Y voy –Narciso siempre– tras el sueño.

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16

Escánciame la noche por las venasy en silencio disuelve mis caminos:me basta con saber que estoy vencidoesperando de pie junto a tu puerta.

He muerto aquí, he muerto mientras vivo,con la muerte que todo recupera:con esa estricta muerte verdaderaque es la vida entregada con sentido.

Nada queda ya en mí, nada en la orillavertical y precisa en que resido.Nada que me arrebate tu presencia.

Donde era me habita en alegríael sabor de la sangre que he vertidoy la embriaguez de estar junto a tu puerta.

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17

No quiero a nadie que arrebate el gritocuando a mis labios llegue su corriente.Quiero clamarlo a voces, libremente,y dejar que me arrastre en su camino.

Sentir que nace solo, al desabrigode la noche que cruza por mi frente.Ver su viaje triunfal, saber que puedeindagar lo más hondo de mi abismo.

¡Oh clamoroso ser, quiébrame el pecho!¡No te detengas, muerte suspendidasobre el alto nivel de la mañana!

¡Recorre tu camino, rompe el cerco!No ves que ya no acierto a dar cabidaa tu dolor quemando mi garganta.

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18

Por qué ha de ser mi mano el agujeropor el que caigan siempre las palomas!La voz que viene lenta y me abandona,la memoria, la música y el sueño.

¿A quién se da mi voz, a quién el ecoque parte de mi ser como una ola?Hay perfumes que siento a toda horatransitándome en vilo, como el tiempo.

Nada llega hasta mí sin que me inunde.Todo encuentra un lugar en mis heridasy en esta tierra vive. Pero muere...

Sólo hay algo que crece y nunca huye:mi posesión, mi herencia, mi agonía,Soledad que me trepas y me muerdes.

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19

El corazón espera no sé qué epifaníacon ansiedad de niño que a la vida se asoma.Ya no teme el camino que guarda la memoriade irreparables sueños donde habitó la herida.

El corazón olvida lecciones recibidascuando los mismos días junto a la puerta imploran.Y no ceja en su necia costumbre perdedoracomo si no supiera que el juego lo aniquila.

Tiene manos abiertas, tiene voces que gritan,tiene espacios baldíos que no sacian las horasy una angustia sin rumbo que se torna infinita.

Tiene miedo a la torpe soledad que devoray se adhiere y desgarra, se abandona y agitaen una irrenunciable pasión contradictoria.

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20

Itinerarios tengo bajo el brazopara jugarme en luz cada mañana.Para saber que puedo palmo a palmoconquistarme una tierra sin murallas.

Tengo un dulce tropel de itinerarioscabalgándome libre por el almay sin embargo duele cada pasocomo una vieja herida que se agranda.

Estoy así, sabiéndome en la vidaporque tengo caminos que me envuelvenen una irrenunciable compañía.

Pero apenas si puedo sostenermeen esta dispersión que cada díame somete a más muertes que la muerte.

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21

No importa, oh Dios, no importa la maneraque yo daré al amor si Tú me asistes.No importan las palabras si en oírteel tiempo se me vuelve primavera.

No importan, Dios, no importan las primerasfloraciones que quedan sin abrirse.No importa que hoy, aquí, me precipitencon fuerza incontenible las mareas.

Sólo sé que Tú estás y tu presenciame pone más allá de cualquier límite, como si fuera dulce la demencia.

Que ya no escuche más y se me olvidenlos sueños de mis voces y su ciencia.Quiero estar frente a Ti como el que pide.

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22

Alguna vez sabré, tras los contornos,que no era este misterio sin orillasy que lo que hoy me roza las mejillases mucho más que un aire suave y sordo.

Mis manos tocarán, verán mis ojosy quizás también sientan mis rodillasque hay un largo camino que se iniciacuando el cansancio busque su reposo.

Y se abrirán las puertas a mi pasoy no podrán negarme la respuestaa esta pregunta en la que sufro y gozo.

A esta inquietud que a oscuras hoy abrazocon la obsesión de triunfo de un atletay el empecinamiento de los locos.

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23

Al doblar un recodo del caminome he encontrado de nuevo con Rubén:modulaba quizás la sonatinapastoreando los cisnes de Verlaine.

Su figura de fauno anocheciday sus manos antiguas de marquéshan dejado las formas de la vidapara ceñirse sombras de ciprés.

–Es el viaje, Rubén, de tu partidapara siempre. Olvida a la Argentina,a Santiago, a Madrid y el oropel

de un París que tú nunca poseíste...Ahora sí que tu verso es verso libre.¡Ahora sí que tú mismo has vuelto a ser!

Otros poemas

69

Aconteció el poema

Nidal de amanecidas palabrasconjugándose en la búsqueda de un significado.De algo que siendoaún no se había conformadoy ninguna música lo registraba distinto entre los seres…

Pero entonces ese talismánesa promesaemergió suavementereclamando la vida.

Y aconteció el poemadiciéndonossin por quéalgoque es desde entonces necesario.

Algo que Dios oyó y va para siempre titilando resabios de hermosura.

70

El campanario

La silenciosa campana de bronce en sí todos los sonidos encierra. Vibra al roce de un ala de paloma, vibra en su forma creada para vibrar.

Al llamado de los hombres echa a vuelo su voz exultante y estremecida de ecos lejanos.

En el aire de ella todavía colmado como un soplo trasvuela su retorno ya no libre sino cautivo del silencio.

71

Meditación

Señor, Señor, Tú puedes maniatarme los días, sujetarme los sueños que el corazón padece, clausurarme estas puertas que se abren a porfía y con poco otorgarme lo mucho que se ofrece.

Librarme del engaño que entretenido habito poniéndome a resguardo de todo lo que hiere y darme sorbo a sorbo la luz que necesito para encontrar de a poco lo que tu voz sugiere.

Señor, Señor, Tú puedes hacer que también pueda no resistirte tanto, no negarme a la Vida y aceptar que aceptándote descubra en la moneda lo que al César responde y lo que en Ti se anida.

Ya ni sé si pedirte lo que no me concedo y debiera ofrecerte lo que a mi vez retengo.Sólo sé que me encuentro –cuando a tus pies accedo– sin saberme a mí mismo, qué soy, qué busco o tengo.

Señor, Señor, Tú puedes soltarme las amarras, alumbrarme horizontes, fraguarme primaveras, hacerme a mí posible desasirme las garrasen que me pongo preso de todas las quimeras.

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O dejar de pelearme contra viento y marea. Aceptar que era esto nomás lo que decíascuando hablabas del yugo, del grano y la tarea de aquellos viñadores que a tu viña ofrecías.

Esto nomás y tanto, Señor, Señor, mostraste en Belén y el Calvario donde aún te demoras. Ni una piedra de almohada, ni una espina te ahorraste, ni túnica, ni alforja... Sólo sed atesoras.

La puertecita estrecha que conduce a la vida, la entrega y la renuncia que asegura el tesoro, esa piedra preciosa que en tu pecho escondida Tú me ofreces a cambio y yo nunca valoro...

Señor, Señor, es eso: dejarme, abandonarme. Eludir el enredo de quererme y tenerme. Defenderme del miedo y temer entregarme. Dar el salto es lo sabio. Lograr desposeerme.

Entonces sí, qué importa lo que importaba tanto. Mejor no pido nada subido a tus almenas y todo dará igual: –sea la paz o el quebranto–.¡Si ya perfuma el aire un blanco de azucenas!..

(1996)

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Vientos

Los vientos parecían llevarhacia otro sitio,pero tan sólo fueron sacudimiento y desventura del almasiempre aferrada a sus ilusorias permanencias.Fueron muy otros los desasimientos que urdieron las palabras capaces de empujar tanta tristeza no más allá sino más alto en espirales de aventura y embriaguez de intemperie.

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19 de marzo de 2003

Un poso denso de disgregaciones fragua melancolíasque amedrentany no supimos de su lumbre oscurahasta despuésde ser del todo suyos.Nos creíamos dueños de la viday sólo fuimos de la muertemás muerteque nos otorgó la guerraque encendimos.La guerra que nos prodigamosa paso lentoy crueles dentelladas.

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No es fácil desentrañar el núcleo del poemaque viene sugeridoen el momento en que aprietas suavemente la pielde una almendra, en una celebrante siesta de primaverabajo los carolinos de Chacras,y quebrando su rugosa texturaella te entrega su semilla de oro y tierna pulpa blanca...

Todo viene ofrecido como don que sorprendey acaricia,siempre inmerecidoaunque unos momentos antes hayas sido instrumentoy la Gracia inundase nuestras sequedadesmientras un niño nos fluía por la sangre.

El corazón de las almendras, entonces,se hace palabraplena de sentido.

para Cathy Arias19 de septiembre de 2003

76

Joyce, 4 de junio de 2004

Mr. Bloom y Stephen Dedalus divagan hace un siglo por las calles del laberinto mintiéndose las máscaras del astuto Ulises. Pero no son el héroe que regresa a su Ítaca sino más bien Teseo que va desangrándose por las sinsalidas de una historia que ellos indagan hasta la exasperación de la locura y la belleza. Una historia condenada a recomenzar cada vez que despertamos sin Ariadna a nuestro lado.

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Adentros

No se me vaya este invierno sin extraerle la melancolía que atesora la multitud de los días que nos precedieron y él amenaza anular con su silencio. No se me escape con sus elucubraciones de diluida sabiduría hacia la zona de los estallidos de la falsa alegría de los necios… Los que no saben, que no supieron y no sabrán ya nunca, de la densidad que anuncian estos otros adentros de la vida que las sequedades del invierno celebran.

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Noticias

Dicen del inútil intento de aprehender lo que el tiempo disuelve en la reiteración actualizada de los mitos hasta la saciedad. Un sutil espesor de vanidades que el olvido arrastrará en sus mareas voluptuosas. De ellas se salvará tan sólo eso poco que llamamos la Historia, metáfora de la vida de indescifrables claves.

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Consistencia/inconsistencia

Van las palabras densas de misteriointentando fijar contra el olvido el espesor preciso del sentido que permita emerger del cautiverio.

Pueden ser o lamento o improperio. Sí del amor o No que el odio ha urdido. La que señala un rumbo presentido o se debate en noche y descriterio.

Las que aluden a sueños no cumplidos o a los sueños que aún sueñan consistencia. Y que irán a anegarse doloridos…

Van las palabras… y su persistencia no logra que podamos, malheridos, eludir tanta cruel inconsistencia.

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Oplontis

El guía desgrana musicalizaciones eruditasque el corazón acoge estremecidomientras la admiración roza los frescoscon figuras lejanas, celebrantes,entre el oro y la púrpuraque hollaron las cenizas candentesy ahora nuestra avidez impúdica.Todo no obstante es de mí mismo sin entregársenos.Laberinto esta ilusión de un pasado presente.Inútil persecución de los fantasmasesta porción intransferible que es de los muertos.Sólo señales de un sinsentido, intimidadesahora violadas, reminiscenciasy nuestra propia fragilidad a la vista.

(Torre Annunziatta, 1996)

81

Victoria de Pompeya1

Mariposa de una sola ala presidiendo la penumbra en que anida el poema.Un eco de tragedia dictatu muda presencia entre mis libros y sin embargo nada se ha perdido de ese derroche felizanterior al caosque tu perfección evoca.En bronces mueves aún los pliegues gesticulantes de nobleza y aquel cenit que el Vesubio anegó con sus ríos calientes tenebrosos continúa erigiéndote victoriosa sobre los derrumbes del tiempo. Tan ahí y a tu modo. Apenas.Casi ángel.

1 Figura de bronce, regalo de M. Mujica Láinez, en 1976.

82

Efebo de Agrigento

Triunfo es la vida. No la retienen los cánones arcaicosque oprimen, ni el tiempo cruel con que los dioses dominan. El Kouros di Agrigento se celebra a sí mismo desde el mármol sólo en apariencia estático. Y todo canta la vida.

(1996)

83

Paestum

Ante este estar ahíde lo que descendiendo emergede lo que comunicándose callarotundez ahuecada de fragilidadesabismo de tiempos en desvaríoel alma da en sentirque la orfandad de dioseses cosa aterradorala oración ya no sirvepara vestirnos de seguridadesy no queda otra instanciaque la de la Bellezaagrandando la herida del desconsuelo.

(1996)

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Segesta

Anochece en Segesta.Las sombras añaden quietuda tanto aletear de magnanimidades.Lo sagrado se adensa arrebatándonosdefinitivamente pequeñosy sumidos en misterio.Entonces las luminarias de otros temploscelestes proyectan los arquetiposque en estos nobles espacios condesciendena acogernos, ahítos de pavory con los estremecimientos de lo que nos mensurahacia la desmesura.En el teatro Dionysos viste los trágicos atributoscon los que habremos de purificarnosdel día que ensoberbecey bajando el sendero que nos aleja de la casa del diossabremos que para siemprelos oráculos habrán de convencernosde que no podemos sobrepasar los límites al hombre concedidos...Hemos contemplado el semblante de lo Bello y ya no nos sanaremos de la nostalgia.

(1996)

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Agrigento

I. Camino esta oquedadque laureles y encinas dulcifican.Embriaga el horizonte de azulesprolongándose en los cielos más altos,la acechante cercanía del Monteque mana ríos de ceniza y fuego. Y guía la avidez acariciandolas despojadas y ennoblecidas piedrasen equilibrio exactoen liviano esplendoren la trama sutil de lo patético y sublimea que toda sofrosine convoca.

II. No oír. No mirar. Suspenderme. Hacer del vacío una nutriente ubre que me lave de estigmas y espesores y sentir que alguna vez fue cierto –que sigue siendo cierto–lo que estas huellas poderosas evocan.

Saber que más allá de mílas voces vienen a confirmarme

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en este estremecimiento del espírituque elevó las columnasde templos que ya no sony sin embargo cantanla plenitudde lo que no puede acallarse.

(Templo de Juno, 1996)

87

Entrecruzamientos

La aldeana de Siciliasuccionaba mitades de limónrecostada en las gradas del templo.Obsedia la luzdepositándose en el centro de la escena,ofrendándose a la contemplación.Pero fue un crepitar de saboresen mi bocalo que registró la miraday la memoria acuna.

(Agrigento, 1996)

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Intemperie

También intentarlo es ya parte decisiva del caminoque lleva a esa atalayadesde la que es posible advertir la inminencia del milagro. Una confirmación de la promesa.Una nueva certeza celebrante…

Luego será lo que purificándonoshabrá de convencernos del sinsentido de las resistencias,la vacuidad de lo que creímos consistentey cuánto mejor que reintentar la huidaes abrir toda puerta a esa INTEMPERIE-MATRIZde lo Absoluto.

(16 de octubre de 2012)

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La Voz

La Voz advierte nuevos derroteros al que quiso cejar y clausurarlos…Siempre habrá otra razón para intentarlosal que escuche esa Voz. Sus mensajeros

vienen a liquidar provincianías que parcelan la vida y sus reclamos.Vienen a liberar lo que forjamos cárcel de amor, falacia y bastardías.

Nuevos espacios donde edificarnostodo nuevos, distintos, sin heridasque nos arrojen por los vertederos.

Peregrinos del don en que fundarnos:la fe que tiende puentes y avenidas hacia los paraísos verdaderos.

(19 de octubre de 2012)

Selección de editados

Después de las murallas (1966)

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El comienzo

Despiertode un largo confrontar con la memoriay sujeto a la bestia por sus crinesde dilatado viento.

Me miranlos espejos historiados de sombrasy los ojos extrañosalargadosde un perro en la cuneta.

96

El momento

Abro cada mañanala puertay miro.

Tomo el pulsoal nivel de la nocheagazapándose.Y permanezco asícon el asombro de saberque el momento de nadiees mío.

97

Jonás

Noche, sí, de luna inacabadahecha para vigiliade un diluvio de vientosy de fuego.Porque el mar ha lloradomuchos sigloscomo si fuera el ojo de algún cíclopela vegetal ternura de sus olas.

Ha llorado por mí: Jonása la deriva.

98

La victoria

A un “miserere” de Rouault

No tiene el tiempotrabazón ni rielesfuera de la constelación de tus heridas.

Tu cuerpo se me vuelverosa con cinco pétalos de sangre.Piedra de donde partenlas fuentes saciadoras.

Despierta, despierta yainaugurando vida y amanecer y lucha.Despójate la niebla y el silencioy vence, una vez más.

Yo y el tiempo y la piedra y la rosatan sólo en tu victoriasomos.

Vibraciones(1970)

101

Ser libres

“To be free means to become free from violence” Julian Beck

Aún se animanlos hombresa recorrer las callescon una flor candenteentre sus manos.Y un escozor de asombronos transmiteel ruido universalque el Mal ejerce.La frontera está aquí,empujando mi gritoy sobre la frente de mi madreque teme y se preguntasi acaso yo tambiénrecogeré esta urgencia de la muertecomo antes esgrimía los juguetes.

102

La coraza

Contra los cristalesmirodisolverse figuras de batallasque a diario recomienzan.La bestia late fueracon fauces insaciables.Perpetuamente nacen para el llantoojos que nunca reflejarán la luz.

Yo a resguardo me sientode toda lucha estéril,donde morir es sólo un juego fácily donde falsos héroes se conformana la frialdad del bronce.

Miroy con vergüenza me sacudomi aséptica coraza.

103

La experiencia

La experienciaconsisteen intentar que el pájaro regresedesde el extremo opuesto de la nochey pose su cansanciosobre tu abierto pecho adolescente.

Lo tomas en tus manos,lo acaricias,extraes de sus alas todo el vientoy mientras él se entrega a lo innombrabletú te dejas volar.

Es fácil la experiencia.Lo difíciles dar con el momentoque te permita asesinar al pájarosin morir a su lado de tristeza.

Los bordes de la herida(1978)

Los bordes de la herida(1978)

107

Despedidas

Los años van simplificando el caos.Antes las cosas divagabande uno al otro extremo de mi cuarto.Ni mías ni de sí mismas.Ahora están afincándose seguras aquí y allácon recatados títulos y razones discretas,apropiándose puestos y lugares,imponiéndome su ordeny su método.¿Será parte de la vida esta manera nuevaen que las cosasvan dictándome pautas de respeto,sacralidades que antes no percibía,grietas de donde viene luzy me reclama?¿O no será que llegala hora de las despedidas?Los libros, los retratos y las lámparasque creí dominarhoy me poseen.La maravilla es que estoy a gusto.

Sustancia y accidentes(1985)

111

La mentira

Aquellos a quienes la nocheno perturba,ni el viento pone en sobreavisos;que van como los gatospaseando señoríos, indiferentes,por territorios que les creíamos ajenosy prescinden de brújulas yhoróscopos,negándose al aliviode ir rumiando mandalas,son los fuertes, los libres,los que un díamendigando la paznos mostrarán la mentirade su inocencia.

112

Cercados de violencia

El perro guardiánejercita por la casasus veleidades múltiplesespejándose en nuestros respetos cotidianos.Esparce el sonido de sus condecoracionesen medio de los órdenes preestablecidos.Confiamos en su olfatoy en su ferocidad contenida ante los niños.Sabemos que no herirá los terciopelosni quebrará los sèvres ya cascados.Frente a él nuestras liturgias son posiblessiempre que no desnudemospobrezas que lo hierano cambiemos con imprudencia los perfumes.Y aunque nos amenazava dejándonos márgenes tranquilizadores.Si queremos conservar cuanto logramosdémosle su ración cotidiana de miedosy usando los preavisos necesarioslustremos con caricias sus sagrados lomos...¿Tan grande es nuestro miedocomo para poder amar esta violenciaque dice custodiarnos?

Las aves nos saben(1997)

115

No sirvió la experiencia

No nos fue útil la experienciaporque ya entonces todo era pasadoy cada día el revivir de sombrasde un agostado tiempode regresos,de pasos que eran huellas de otros pasosnunca por la experiencia iluminadosy alucinadas las inauguracionesde días que ya habían sidoen una edad que los bebióenfebrecida de olvidosy falsas opcionesque a sabiendas la libertad mintiócon desatinocomo si aún hubiese más futuros.

No sirvió la experiencia porque el tiempoen nuestras manosfue un vendaval indócil.

116

Discurso del método

Me digo: “En las laderas del Monteel verde enrojecía de amapolasy las Bienaventuranzas saturaban la brisa... ”

Pero el instante que la memoria apresase resiste a entregar sus secretos.Es como si desde el friso del pasadonada recuperasen las palabras.Ni siquiera un esbozo de la dulzura aquellaen este ahora del poemaque se elabora a sí mismo con materias primasque son entrecruzamiento de presentessin bienaventuranzas ni amapolas...

Aprehender lo aún no vivido ni gustadoen un más allá de las palabrasque nombran el arrobamiento que desciendehasta silenciarnos: ahí la maravillasosteniendo el olvido que es todo poema.

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Solo el amor

I

Aún otro velo.Siempre aún otro velo.El desvelado Rostro nuncay sin embargocontundente presencia.Lo demás,sólo eso.

II

Solo fundamentoen que apoyar el pesode ser, a medias,entre tanta nadaque las palabras mienten.Último silencioque se dice.

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III

Eso adviene,irrumpe.Leve agitación de aguasque lavan y sanande nimiedadesy cercanías.Solo el Amor.

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Heb. 10, 7-10

En la acumulada oquedad de la Historia–peso inconcebible–la Palabra dice:“He aquí que vengo...”Y todo adquiere las formas del origen.Todo canta la novedad del Amor.

Recapitulaciones(2001)

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Siglo de las luces

Imágenes. Imágenes desfilan sin lograr poner ahílo que justificaría el amor o el odio,el salto, el compromiso, la aventura.Vida que se simula y nos rechaza.Agua que no calma la sed.Puerta que se clausuradejándonos debilidades de intemperiey este abismoa las orillas de lo que mientejustificaciones verdaderas.

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El perdonado

Ser en tu presenciaes elegirme desde la vertienteen la que el ser inaugura alteridadesque me niegan condescendiente y frágil.Diluirme en el vértigo de la libertadpara volver a ser, bautizado de misericordia,el llamado a la vida,el perdonado,el que puede volver a intentariniciar los caminosque tan solo en tu presenciase destraban.

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Jerusalem

A don Nicolás Goldberg y Rodolfo Ferreira Sobral

El deseo de subirpara poder contemplarte, Jerusalem,era más grande que el corazón.Pasaba por mí, pero veníade las entrañas de todo lo humano,de recorrer todos los caminos,de cada instancia de la historia.Te atisbé en cada encrucijada,aspiré tu fragancia en toda floración,te presentía al cabo de todo suspiro.En buscarte, los pasos se cargaban de energía,el cansancio hallaba refrigerio,toda noche iba tras su alba.Jerusalem del Rey hermoso y poeta,Casa de Dios, Templo de la gloria,final de la jornada,techumbre del mundo.¿Acaso otra ciudad más bella?¿Acaso otra más alta y más noble

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y más mía y más de todos?Lugar preciso, espacio abierto.Damero que se ahonda misterioso,y nos guía hacia el centro.Metáfora universal de toda alianzaentre el cielo y la tierra.Figura donde anida el pasado,donde confluye lo destinado a trascender.Casa de Paz. Lagar donde embriagarnos.Y la miel descendiendo por tus piedrasincólumes.Torre desde la cual se avizora el mundoy su sentido y su flujo interior.¡Oh ciudad irradiante bajo el cenit,resplandeciente!¡Oh cáliz donde se arrebuja el azul de la noche!En ti el Oriente y el Occidente dispersándose.En ti el Septentrión ligado al Meridiano.Ciudad nodal. Ciudad capullo.Recodo del Espíritu, enamorándonos del Amor.Creí poder penetrar tu laberinto,conocer tus entrañas,habitarte.Pero ahora, acodado en tus murallas,golpeando mi frente en el sagrado Muro,

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degustando la Vida que surge del Sepulcro,husmeando en tus rincones, subido a las altasterrazas,bebiendo de la fuenteque saciaba la sed del Hijo del Hombre,sé que para siempre mientras vivame durará el exilio,arriesgaré fidelidades,me será exigida la lamentación.Porque habiéndote gustado, Jerusalem,el alma vivirá para ardercomo la zarza que no se extingue.

Y siempre recordaré que el año entrantedeberé estar deseándote,clamando por recogerme en tu regazo.Siempre será posible volvera quien ya no te deja.Nunca será posible poseerte del todo.¡Ay, Jerusalaim!

Yo: Osvaldo Pol

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1. ¿POR QUÉ ESCRIBO?Porque no puedo evitarlo.Porque no debo evitarlo.Porque no quiero evitarlo. Porque me da alegría llegar al poema; que el poema llegue a los otros; que el poema me alumbre... Es como un juego muy serio y gratificante... doloroso al comienzo y luego tan generoso.

2. ¿DESDE CUÁNDO ESCRIBO?Desde la adolescencia –como todos– me sentí poeta leyendo y re-pitiendo poemas ajenos (de los románticos, de Becquer, Asunción Silva, de Lugones). Cuando estudiaba Letras el contagio me llevó a escribirlos: atrocidades, que gracias a Dios ya tuve fuerza de quemar casi en su totalidad –faltan algunos versos horribles, los que no sé por qué todavía están guarecidos en algún rincón!–.En realidad aprendí a escribir con “mi estilo” después de los 20 años o más. Y lo aprendí desde mí mismo y desde tantos otros: Quasimodo, Prevert, Rilke, Machado, Machado y Machado, Lugones y el impres-cindible Borges, los amados Marechal y Bernárdez y cien más.Escribo, en realidad, desde ayer, desde hace un rato, desde mañana... Más que haber escrito sé que voy a escribir, a reincidir en esa fiebre.

3. ¿CÓMO ESCRIBO?En castellano: tratando de ser fiel al dinamismo del idioma, de no forzarlo, de no traicionarlo, de (oh osadía!) plenificarlo...

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En silencio: si hay ruido no puedo. Si estoy al aire libre tampoco. Si algo me distrae (de fuera o de dentro) todo se resuelve en la frustración.Hurgándome, ahondándome, apretando la herida allí donde más duele o auscultando la alegría en su refugio más puro. Tomándole el pulso a la vida, a la muerte, al tiempo, a los hombres, al amor, al miedo, a Dios también...Mirando hondo lo más simple, persiguiendo un rastro de no sé qué (la belleza, quizás?) en cada cosa, en cada acontecer. Poniendo en tensión la cabeza, el corazón, el alma... como un pescador que ha tirado sus líneas y sostiene los hilos cazadores con ansiedad y avidez, mirando la superficie del mar –ese monstruo viviente– pero viendo palmo a palmo lo que su noche interior permite.Dejándome llevar por la dinámica del juego de la creación: 1° el trabajo de “animus” (Claudel), 2° el gozo de “anima”...

4. MIS MODOSSoy haragán: me cuesta mucho aceptar el esfuerzo que el poema supone. Escribo poco. Me cansa corregir...Soy inconstante: empiezo con facilidad... suelo dejar la cosa co-menzada. Quizás por eso no me propongo la Obra de Gran Alien-to: mis poemas son breves; no escribo libros sino poemas; voy como llegando al final del poema en cada verso...Soy mal lector: hay poetas que me fecundan mucho y sin embargo no los frecuento. Me fascinan las imágenes, los retratos, el cine...Soy muy sensible a la crítica, a la respuesta de los que me leen,

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sobre todo de aquellos que me releen (generalmente alejados de la literatura... no corrompidos por ella) encontrando en mis poemas cosas que les sirven para clarificarse, para vivir. Muy sensible a la opinión de los que saben, de los que andan en este metier y no tienen más intereses creados que los de la verdad. Son pocos.Tengo una inmensa autocrítica y, si quieren, una inmensa auto-censura.Pero soy un “poeta humilde”: conozco y amo demasiado a los Grandes y frente a ellos me siento siempre en las orillas, aprendiz.Me cansa leer cosas de poetas envanecidos; de los que hacen poe-mas siendo incultos y analfabetos; de los que mezclan poesía con otras urgencias: políticas, ideológicas, religiosas, compromisos to-dos extrapoéticos...Me gusta releer mis poemas, descubrirlos de nuevo, sorprender-me de que hayan sido escritos por mí, ver todo lo nuevo que cada día me anuncian...Quisiera ser un poeta “digno”, que ha escrito solo cosas “necesarias”, que ha tenido “algo” para decir y sea un “algo” que sólo yo lo haya podido decir y lo haya dicho...

5. MIS TEMASEl hombre que soy: un desnudamiento.Dar un testimonio del gran drama del hombre: no ser Dios y ten-der sin embargo irremisiblemente a Él “sin el envión suficiente”...Entonces acabo siempre hablando del miedo, de la violencia que

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nos cerca, de la soledad, la pasión por la unidad interior y con el cosmos y con los otros. Acabo hablando del otoño, de la vida y de la muerte, de la nostalgia por el infinito.

6. EL DESAFÍO EXISTENCIAL QUE VIVOLo religioso y lo poético. Dos mundos diversos. Trato de no con-fundirlos. De no mezclarlos. Sería no respetarlos (y vaya si son respetables!). Oración y poesía son dos niveles, dos instancias, dos realidades.Soy yo, de todas maneras, en las dos instancias. Vaso comunicante de ellas. Y ambas se tiñen de mí y de mis falencias y mis carencias y mis idiotismos. Es lo inevitable.Ser sacerdote y poeta es algo más que ejercer dos funciones. Es responder a dos vocaciones muy abarcadoras y exigentes. Por cierto que si ésta fuese una aporía sin solución posible, me elegi-ría sacerdote (las razones son demasiado hondas y no es del caso explicitarlas aquí). Pero parece que en la práctica hay salidas... Al menos yo las encuentro cada día. Soy sacerdote lo mejor que pue-do (y siendo tantos los que me juzgan, son muchos los que me dicen que no lo hago tan mal, gracias a Dios). Y soy poeta lo mejor que puedo... voy pudiendo. Espero poder siempre.

Diálogos lentos con la vida hemos llamado –apropiándonos de uno de

El título elegido da cuenta de lo que son los poemas: palabra morosa que a la vez entraña y des-entraña la vida; entraña y encarece lo que en ella hay de don de Dios y trata de interpretarla en cuanto gesta del hombre. Por-que la poesía de Pol, desde siempre, ha manifestado un particular modo de la experiencia de la sacralidad: la ciudadanía terrenal está tensionada por la Trascendencia, que la mundanidad jamás le escamotea.

que sustenta las respuestas que el poeta tiene la ocasión de dar, merced a las interpelaciones del mundo; se sabe vocero y actor en la empresa de dar realidad histórica, a través del ejercicio estético, al mensaje evangélico.

Graciela Ferrero