ORGULLO Y PREJUICIO MADAME BOVARY -...

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LOLITA (Nobokov) “Lolita no pudo exis- tir para mí si un vera- no no hubiese amado a otra… ‘En un princi- pado junto al mar’. ¿Cuándo? Tantos años antes de que na- ciera Lolita como te- nía yo ese verano...”. DON QUIJOTE (Cervantes) “Una mañana antes del día, que era uno de los más calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y, por la puerta falsa de un corral, salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuanta facilidad había dado principio a su buen deseo…”. LAS MIL Y UNA NOCHES (Anónimo) "—Querida hermana —dijo después de un suave carraspeo—, si aún no te has dormido, ¿por qué no cuentas una de esas preciosas historias con las que solemos pasar las ve- ladas? Ante la incerteza de lo que te pueda ocurrir, será mi despedida de ti…”. MEMORIAS DE ADRIANO (Yourcenar) “Llevé a Antínoo a la Arcadia de sus ante- pasados; sus bosques seguían tan impe- netrables como en los tiempos de aque- llos antiguos cazadores de lobos…”. Pasaje a Pasaje a inolvidables inolvidables veranos veranos literarios literarios EL GRAN GATSBY (Fitzgerald) “De la casa de mi veci- no brotaba la música durante las noches de aquel verano. En sus jardines azules, y entre los susurros, el cham- pán y las estrellas, los hombres y muchachas iban y venían como ma- riposas…”. LA ISLA DEL TESORO (Stevenson) “Estaba tan contento de haber conseguido es- capar de John El Largo, que empecé a disfrutar y a mirar a mi alrededor con cierto interés aquel lugar desconocido en el que me encontra- ba. Había atravesado una ciénaga...”. MOBY DICK (Melville) “En tan silenciosa noche, un surtidor plateado fue visto muy por delante de las blancas burbujas de la proa. Iluminado por la luna, parecía celes- tial; semejaba algún dios emplumado y refulgen- te que surgiera del mar…”. LA SIESTA DEL MARTES (García Márquez) “El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las planta- ciones de banano, simétricas e intermi- nables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar…”. VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO (Verne) “El mar era perfectamente visible en un radio de una milla en torno al Nautilus. ¡Qué espectáculo! ¿Qué pluma podría describirlo? ¿Quién podría pintar los efectos de la luz a través de esas aguas transparentes y la suavidad de sus sucesivas degradaciones hasta las capas inferiores y superiores del océnao?...”. ORGULLO Y PREJUICIO (Austen) “Pensó por un instante que tal vez tomase otro sendero. Esta sospecha no duró más que el tiempo que Darcy desapareció en una curva del camino, porque al salir de ella se encontraron...”. MADAME BOVARY (Flaubert) “Pronto se halló en la otra orilla del río. Era el camino que debía recorrer para regresar a La Huchette. Emma le vio en el prado; le vio avanzar bajo los álamos…”. MEMORIAS DE ÁFRICA (Dinesen) “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El Ecua- dor atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos mil pies. ANNA KARENINA (Tólstoi) “El sentimiento de horror se había impuesto de tal modo que el grito que se le escapó a Anna cuando cayó Vronski pasó desapercibido. Pero el cambio que a continuación se operó en su rostro resultaba francamente indecoroso”. JIN PING MEI “En el dormitorio la pareja se revolcaba, daba vueltas como fénix enamorados, como peces en el agua, disfrutando de su mutuo placer. Las artes amatorias de la mujer superaban en mucho a las de las prostitutas, y conocía cien maneras de satisfacerlo. Ximen Qing, por su parte, también desplegaba los mejores movimientos de su lanza…”. EL RUMOR DEL OLEAJE (Mishima) “En cuanto una ola había alcanza- do su máxima al- tura, rompía en la orilla, y una re- verberación co- mo la de un hon- do suspiro inun- daba la playa...”. EN LA BAHÍA (Mansfield) “El cielo lejano, de un azul puro y deslumbrador, se reflejaba en los charcos; las gotas de agua que resbalaban a lo largo de los postes telegráficos se transformaban de repente en puntos luminosos. Ahora, el mar saltarín, centelleante, era de un tal brillo que dolían los ojos al mirarlo…”. ILUSTRACIÓN: FERNANDO VICENTE

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LOLITA (Nobokov)“Lolita no pudo exis-tir para mí si un vera-no no hubiese amadoa otra… ‘En un princi-pado junto al mar’.¿Cuándo? Tantosaños antes de que na-ciera Lolita como te-nía yo ese verano...”.

DON QUIJOTE(Cervantes)“Una mañanaantes del día,que era unode los máscalurososdel mesde julio,se armóde todassus armas,subió sobreRocinante,puesta su malcompuesta celada,embrazó su adarga, tomósu lanza, y, por la puertafalsa de un corral, salió alcampo, con grandísimocontento y alborozo dever con cuanta facilidadhabía dado principio a subuen deseo…”.

LAS MIL Y UNANOCHES(Anónimo)"—Querida hermana—dijo después deun suave carraspeo—,si aún no te has dormido,¿por qué no cuentas una deesas preciosas historias conlas que solemos pasar las ve-ladas? Ante la incerteza de loque te pueda ocurrir, será midespedida de ti…”.

MEMORIAS DE ADRIANO (Yourcenar)“Llevé a Antínoo a la Arcadia de sus ante-pasados; sus bosques seguían tan impe-netrables como en los tiempos de aque-llos antiguos cazadores de lobos…”.

Pasaje aPasaje ainolvidablesinolvidablesver anosver anosliter ar iosliter ar ios

EL GRAN GATSBY(Fitzgerald)“De la casa de mi veci-no brotaba la músicadurante las noches deaquel verano. En susjardines azules, y entrelos susurros, el cham-pán y las estrellas, loshombres y muchachasiban y venían comoma-riposas…”.

LA ISLA DEL TESORO (Stevenson)“Estaba tan contento de haber conseguido es-capar de John El Largo, que empecé a disfrutary a mirar a mi alrededor con cierto interésaquel lugar desconocido en el queme encontra-ba. Había atravesado una ciénaga...”.

MOBY DICK (Melville)“En tan silenciosa noche, un surtidor plateadofue visto muy por delante de las blancas burbujasde la proa. Iluminado por la luna, parecía celes-tial; semejaba algún dios emplumado y refulgen-te que surgiera del mar…”.

LA SIESTA DEL MARTES(García Márquez)“El tren salió del trepidante corredor derocas bermejas, penetró en las planta-ciones de banano, simétricas e intermi-nables, y el aire se hizo húmedo y no sevolvió a sentir la brisa del mar…”.

VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO (Verne)“El mar era perfectamente visible en un radio de una milla en tornoal Nautilus. ¡Qué espectáculo! ¿Qué pluma podría describirlo?¿Quién podría pintar los efectos de la luz a través de esas aguastransparentes y la suavidad de sus sucesivas degradaciones hastalas capas inferiores y superiores del océnao?...”.

ORGULLO Y PREJUICIO (Austen)“Pensó por un instante que tal vez tomase otro sendero. Estasospecha no duró más que el tiempo que Darcy desapareció en unacurva del camino, porque al salir de ella se encontraron...”.

MADAME BOVARY (Flaubert)“Pronto se halló en la otra orilla del río. Erael camino que debía recorrer para regresar aLa Huchette. Emma le vio en el prado; le vioavanzar bajo los álamos…”.

MEMORIAS DE ÁFRICA (Dinesen)“Yo tenía una granja en África, alpie de las colinas de Ngong. El Ecua-dor atravesaba aquellas tierrasaltas a un centenarde millas al norte,

y la granjase asentaba

a una alturade unos mil pies.

ANNA KARENINA (Tólstoi)“El sentimiento de horror se había impuesto de tal modo queel grito que se le escapó a Anna cuando cayó Vronski pasódesapercibido. Pero el cambio que a continuación se operóen su rostro resultaba francamente indecoroso”.

JIN PING MEI“En el dormitorio la pareja se revolcaba,

daba vueltas como fénix enamorados,como peces en el agua, disfrutando de sumutuo placer.Las artes amatorias de la mujer

superaban en mucho a las de lasprostitutas, y conocía

cien maneras desatisfacerlo. XimenQing, por su parte,

también desplegaba losmejores movimientos

de su lanza…”.

EL RUMORDEL OLEAJE(Mishima)“En cuanto unaola había alcanza-do su máxima al-tura, rompía enla orilla, y una re-verberación co-mo la de un hon-do suspiro inun-daba la playa...”.

EN LA BAHÍA (Mansfield)“El cielo lejano, de un azul puro y deslumbrador, sereflejaba en los charcos; las gotas de agua queresbalaban a lo largo de los postes telegráficos setransformaban de repente en puntos luminosos.Ahora, el mar saltarín, centelleante, era de un talbrillo que dolían los ojos al mirarlo…”.

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RACIÓN:FER

NANDO

VICEN

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