Og Mandino - Operacion Jesucristo

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OG MANDINO

OPERACIN: JESUCRISTO!y al tercer da...

EDITORIAL DIANAMXICO

1A. EDICIN: SEPTIEMBRE DE 1980 3A. IMPRESIN: MARZO DE 1981

ISBN 968-13-0612-0 Ttulo original: THE CHRIST COMMISSION Traductora: Guadalupe Meza de Grate DERECHOS RESERVADOS Copyright , 1980, by Og Mandino Edicin original en ingls publicada por Lippincott & Crowell, Publishers, New York, N. Y., U.S.A. Copyright , 1980, por EDITORIAL DIANA, s. A. Roberto Gayol 1210, Esq. Tlacoquemcatl, Mxico 12, D. F. Impreso en Mxico Printed in Mxico. Prohibida la reproduccin total o parcial sin autorizacin por escrito de la casa editora

Para dos hombres llamados Silvio, mi padre y mi hermano.

Si un hombre empieza con certidumbres, acabar con dudas, pero si se conforma con empezar con dudas, acabar con certidumbres. FRANCIS BACON

1Me acomod en el mullido terciopelo color bano del espacioso asiento posterior de la limusina Cadillac y verifiqu la hora en mi Omega. El recorrido hasta los Estudios Burbank de la NBC, de acuerdo con la gente de relaciones pblicas que se encargaba de mi gira, se llevara cuando menos cincuenta minutos en el trfico del anochecer. ste era el punto culminante, grandioso y perfecto, de tres semanas de entrevistas para los peridicos, de presentaciones personales en la radio y la televisin, como invitado en sus programas de entrevistas, y de fiestas para firmar autgrafos en las libreras de costa a costa. Si solamente hubiese sabido lo importante que sera esta noche en mi vida, quiz hubiera permanecido en mi habitacin del Century Plaza, dndole doble vuelta a la cerradura y viendo la televisin en pijama. Alguna vez antes ha estado en el espectculo de Johnny Carson, seor Lawrence? Sacud la cabeza ante los inquisidores ojos color caf que me miraban entrecerrados a travs del lejano espejo retrovisor. Aun cuando me diriga a mi presentacin nmero sesenta y uno ante los medios publicitarios en el curso de veinte das, por primera vez me senta tenso. Ya me las haba arreglado para comportarme con cierta medida de aplomo en el espectculo de Donahue, haba charlado con Mery, bromeado con Snyder y aun estrechado la mano de Dinah, as que, por qu ahora senta mariposas en el estmago? Cerr los ojos tratando de descansar, con la esperanza de que el personal de las limusinas Tanner me hubiese enviado un chofer que no fuera conversador, pero no tuve esa suerte. He ledo un buen nmero de sus libros, seor Lawrence. Extra-or-r-r-dinarios! A mi esposa y a m nos fascinan. Es usted muy amable respond, antes de poder detenerme. Una accin refleja; slo una frase que muchos autores emplean repetidas veces para agradecer los elogios vehementes y con frecuencia incmodos que les prodigan sus admiradores. Jams me haba dado cuenta de lo banales que resultan a veces esas palabras, hasta el da en que compart una sesin de autgrafos con Erma Bombeck, y nos sorprendimos el uno al otro pronunciando la misma respuesta mientras firmbamos nuestras rbricas tediosamente. A Erma el incidente le caus hilaridad, pero ambos decidimos que a partir de ese momento seramos un poco ms creativos en nuestra conducta humilde. Mi chofer, con habilidad, hizo avanzar lentamente su carroza reluciente para abandonar la entrada circular del hotel, atestada de Mercedes, en direccin a la Avenida de las Estrellas. Usted debe ser un hombre sumamente inteligente, seor Lawrence. S seor! Todo un genio! No s cmo puede inventar todos esos crmenes imposibles y despus hacer que encajen todas las piezas. Nunca he podido llegar a saber quin es el asesino hasta no haber ledo las ltimas pginas. Jams! Su material es todava mejor que esas antiguallas de Sherlock Holmes, s seor! Muchas gracias. Inclin la cabeza hacia atrs cerrando nuevamente los ojos, cuidando de no cruzar las piernas y arrugar el traje de pao color caf, de Calvin Klein, que mi esposa, Kitty, haba insistido que llevara para el "Espectculo de esta noche". Sherlock Holmes, haba dicho el hombre? Mientras nos deslizbamos sobre nuestros cojines radiales en direccin a Burbank, trat de mantener la mente apartada del espectculo, intentando recordar los nombres de todos los maestros de las novelas de misterio con quienes me haban comparado durante mi gira. Los nombres de Rex Stout y gata Christie se haban mencionado a menudo, as como el de mi favorito, S. S. Van Die. El nombre de John Dickson Carr tambin haba surgido con frecuencia un reportero del Sun-Times de Chicago haba sugerido a Ellery Queen, sin saber que dos primos, Manfred B. Lee y Frederic Dannay, haban escrito con el seudnimo de Queen, y que el seor Lee ya haba partido hacia ese

gran santuario recndito en el cielo. Una joven entusiasta del Writer's Digest aun haba llegado a comparar lo que efusivamente llam el "realismo vivido" de mis escritos con el mejor escritor de novelas policacas de Francia, Georges Simenon. La tentacin de responderle que "era muy amable" haba sido muy fuerte, pero logr resistirla. A todos nos agrada un poco de halago, aun sabiendo que no es verdad. Con mis veintisis novelas en ediciones de bolsillo todava en el mercado, y vendindose tan bien como cuando se publicaron por primera vez, tanto Kitty como mis editores se haban opuesto a mi gira. Mi esposa haba insistido en que era una intrusin innecesaria en mi tiempo y mis energas, y mis editores estuvieron de acuerdo, afirmando que, de cualquier manera, todos los libros de Matt Lawrence aparecan en la lista de los libros de mayor venta. Aun as, prevaleci mi opinin. Nunca antes haba estado en el remolino promocional de un autor, y pens que esta experiencia me ofrecera un buen camino en mi ritmo de trabajo, y quiz hasta podra ofrecerme algo de material para una nueva historia. Mirando hacia atrs, haba disfrutado de cada da y noche absurdos de la gira, tal y como me lo haba dicho Elia Kazan. No tena la menor idea de si mis presentaciones haban ayudado o perjudicado las ventas de mi ltimo esfuerzo, Where Weep the Silver Willows, pero ahora que la gira terminara para m, despus de mi presentacin con Carson, casi senta tener que volver a la tranquila serenidad de nuestro hogar en Camelback Mountain, mucho ms arriba de la ciudad de Phoenix. Exactamente cuarenta y ocho minutos despus de abordar la limusina, se desvi en West Alameda en direccin a un bosque de altos cercados de alambrados, detenindose ante una puerta en su interior el tiempo suficiente para que el vigilante reconociera a mi chofer, y despus se desliz hasta llegar a una puerta sin ningn letrero. Le di las gracias a mi ferviente admirador tras el volante y entr, reconociendo de inmediato a la pequea rubia inquieta de la empresa de relaciones pblicas de mi editor. Casi me haba ocasionado un ataque a las coronarias la maana del da anterior, demostrndome en forma experta la habilidad con que su Porsche 924 poda tomar las curvas a alta velocidad, despus de habernos retrasado para una entrevista grabada en el elegante patio de la cafetera del hotel Beverly Hills. Hola, Mary, o debo empezar a llamarte Mario? Ignor mi dbil intento por bromear. Oh, seor Lawrence, estbamos empezando a preocuparnos. Caramba, luce maravilloso! Tal y como ese buen mozo que aparece en los comerciales del perfume Cancin del Viento! Bueno, jovencita, como jams he visto esos comerciales, no s si eso es un cumplido o si me ha clasificado en una categora que dudo mucho que me atraiga. Sacudi la cabeza con desenfado y se ri. Ah, s que lo sabe! Sgame, lo conducir al famoso saln verde. Creo que los dems invitados ya se encuentran all. La grabacin se iniciar en unos treinta minutos. En el interior del saln verde, que por cierto no es verde, Mary me present a un joven del personal de Johnny Carson, llamado Alfred. Despus me dio un ligero beso en la mejilla, me dese suerte y desapareci. Alfred me pregunt si me agradara conocer a los dems invitados al programa y le respond afirmativamente. Primero estrech la mano de Charles Nelson Reilly, comediante y director, quien admiti haber sido admirador mo durante aos, y lo demostr recitando cuando menos una docena de ttulos de obras mas. Le respond felicitndolo por su direccin, tan llena de sensibilidad, en la hazaa de Julie Harris de la representacin de la vida agitada de Emily Dickson. Despus, lleg Jimmy Stewart, en persona, presentndose l mismo. Muy pronto encontramos nuestro terreno en comn, puesto que ambos servimos en la Octava Divisin de la Fuerza Area durante la Segunda Guerra Mundial. Por ltimo, estrech la mano de una cautivadora cantante morena, Donna Theodore, quien me record mucho a la chica de las fotografas favoritas de nuestro escuadrn, Jane Russell.

Poco despus, se pidi cortsmente a los amigos de los invitados que abandonaran el saln y quedamos los cuatro solos, para mutuamente tratar de levantar nuestro valor menguante, en lo cual fracasamos por completo. Hay algo tan sobrecogedor, aun para las personalidades del mundillo del espectculo, al saber que lo que uno dice y hace aparecer ante quince millones de personas, que solamente un luntico o un completo idiota no se sentira inhibido. Con excepcin de unas cuantas observaciones al azar acerca del omnipresente neblumo y de Jerry Brown, el gobernador de California, ninguno de nosotros dijo gran cosa hasta que escuchamos a Ed McMahon exclamar: "A-a-a-qu est Johnny!" y, todos agradecidos, dirigimos nuestra atencin ntegra al gran aparato de televisin. En su monlogo, Johnny increp a los Dodgers de Los ngeles por su racha tan prolongada de juegos perdidos, aguijone al Congreso por su incapacidad para aprobar legislacin alguna, exceptuando otro aumento para sus miembros, y la emprendi con los vendedores de autos usados, cuya opinin acerca de sus propias aptitudes para vender es tan presuntuosa que insisten en aparecer en sus propios comerciales de televisin detestables, con auxiliares que van desde una boa constrictor hasta dobles de Dolly Parton. Charles Nelson Reilly casi me hizo olvidar mi nerviosismo cuando describi su encuentro con un cter de la guardia contera mientras desesperadamente trataba de controlar el motor desbocado de su pequea embarcacin. Despus Jimmy Stewart exhibi algunos trozos de pelcula de un programa especial prximo a presentarse en otra cadena de televisin, en el cual actuaba como anfitrin, y en donde se hablaba de objetos voladores no identificados; y Donna Theodore cant con voz chillona dos xitos musicales de rock, que a m me parecieron completamente improbables viniendo de una mujer tan majestuosa y encantadora. Alfred hizo que me sobresaltara al decir: Hoy est de suerte, seor Lawrence! S, y cmo es eso? Usted sigue justamente despus del prximo corte de dos minutos, y parece que va a tener nada menos que catorce o quince minutos con el seor Carson. Maravilloso, eso me colocar justamente a la altura de Carl Sagan y de Paul Ehrlich! Qu dice? Ah, s... eso es muy divertido. Divertido respondi, dejando de sonrer. Puede controlar bien todo ese tiempo? Puesto que solamente tres noches antes haba hablado casi durante dos horas en el programa de la cadena de radio de Larry King, le di a Alfred una palmadita en la mejilla vellosa: Lo intentar, hijo, lo intentar. Sgame, seor... y por favor, camine con cuidado. Est bastante oscuro entre bastidores. La orquesta tocaba al otro lado de la cortina, complaciendo al auditorio que se encontraba en el estudio, mientras los televidentes en toda la nacin se instruan acerca de los beneficios del alimento Alpo para perros y de los pantalones Jaymar. Alfred se acerc a mi odo y grit: Espere aqu, por favor, hasta que yo corra la cortina. Despus salga, camine tres pasos hacia adelante y gire a la derecha hasta llegar a donde se encuentra el seor Carson. Tenga cuidado de no tropezar cuando suba a la plataforma que se encuentra alrededor de su escritorio! Asent y dese, como siempre lo haca justamente antes de una aparicin en cualquier programa, estar de vuelta en Camelback Mountain, sentado cerca de la alberca en compaa de mi perro basset y un buen libro. De pronto Alfred, que tena el odo pegado a la separacin de la cortina, tir del pesado cortinaje y me dio una palmada en la espalda. Las luces me cegaron momentneamente al dar un paso hacia adelante, sonriente. Salud a un auditorio que todava no poda ver, di vuelta a la derecha tal y como se me haba indicado, sub a la plataforma y estrech la mano de Johnny. Despus me volv para besar a Donna en la mejilla y estrechar la mano de Jimmy, Charles y Ed.

Seor Lawrence dijo Johnny afectuosamente, durante aos he sido uno de sus admiradores. Bienvenido! Gracias; es un placer para m estar aqu. Por qu no lo habamos invitado antes? dijo Johnny frunciendo el entrecejo y ladeando la cabeza de manera que la pregunta iba dirigida a m y tambin al director, Freddy DeCordova, quien estaba sentado fuera de las cmaras en la fila izquierda delantera con sus audfonos y su micrfono pegados al rostro. Jams he hecho muchas presentaciones en radio o televisin, Johnny. Afortunadamente para m, mis libros siempre se han vendido tan bien que creo que mis editores tenan la sospecha de que todo lo que podra hacer con mis apariciones sera tal vez echar a perder algo bueno. Por lo que he podido ver, deberan encerrar bajo llave a la mayora de los autores tan pronto como se publican sus libros, porque cada vez que abren la boca disminuyen las ventas de sus libros. Johnny asinti, haciendo una mueca irnica. Le creo. Cuntos libros suyos se han vendido, tiene alguna idea? No con exactitud, porque tambin se han publicado en muchos idiomas extranjeros, pero calculo que alrededor de ochenta millones de copias en todas las ediciones. El auditorio profiri un sonido de admiracin. Ochenta millones? Veamos. Johnny tom un lpiz y humedeci la punta de plomo con la lengua. Si sus regalas son de veinticinco centavos de dlar por cada libro, entonces eso sera veinticinco por ochenta millones... santo cielo! Entre el auditorio se dejaron or algunas risitas entrecortadas. Discutimos varios de mis libros que haban sido llevados a la pantalla. El favorito de Johnny haba sido The Century Plant, y Jimmy dijo que haba disfrutado ms con el ganador del Premio de la Academia, Scarecrow. Despus Johnny estudi sus notas y habl brevemente de varios crmenes de la vida real, en los cuales la polica haba acudido a m para que actuara como consultor. Por supuesto, mi caso ms notorio fue la solucin de los terribles asesinatos con martillo, perpetrados en Houston, cinco aos despus de haberse cometido. Despus de otra interrupcin para comerciales, Johnny cambi la discusin y empez a tutearme, llamndome por mi nombre. Matt, alguna vez has iniciado un libro que no hayas podido terminar, uno en el cual tu propia trama se volviera tan complicada que ni siquiera t mismo pudieras desenmaraar? Vacil; todas mis campanitas internas del instinto de conservacin empezaron a sonar, advirtindome que estbamos aproximndonos a aguas peligrosas. Mi instinto me deca que guardara silencio, contestando simplemente en forma negativa, pero en vez de ello repliqu: S, de hecho he estado luchando con esa clase de libro desde mucho tiempo antes de escribir mi primera novela de misterio y crmenes, hace ms de veinte aos. Veinte aos! Vaya! Podras hablarnos de ello? Ahora ya era demasiado tarde para dar marcha atrs. Y bien, Johnny, siempre me han fascinado las novelas bblicas, t sabes, Ben-Hur, El manto sagrado, El cliz de plata, y durante muchos aos he estudiado libros que hablan de la vida de Jess. Probablemente poseo una de las colecciones ms completas en todo el mundo en su clase, por lo menos, de propiedad privada. Mi obra inconclusa trata de una investigacin ficticia de la ltima semana de la vida de Jess, una semana llena de suspenso, drama y misterio, y en donde figuran numerosas personalidades que lo odiaban o lo amaban. Por supuesto, en esa poca no haba detectives tal y como los conocemos ahora, pero la historia nos dice que a menudo se

empleaban comisiones para averiguar los hechos, tanto entre los romanos como entre los judos, semejando, por su naturaleza y propsitos, a las que se renen hoy en da para fines de investigacin. Quieres decir... como nuestra Comisin Watergate o la Comisin Warren? Exactamente, y en una poca ms reciente, la Comisin de la Cmara sobre Crmenes para volver a analizar las muertes de Kennedy y King. Mi manuscrito an inconcluso, una novela bblica de misterio, si as lo quieres, trata de una investigacin llevada a cabo por una comisin formada por tres tribunos romanos, todos ellos hombres eruditos, para averiguar todo lo relacionado con la muerte de Jess, y la he situado seis aos despus de su crucifixin. Seis aos despus...? S. Para entonces, el gobernador romano de Siria, Lucio Vitelio, haba llegado a preocuparse grandemente por el creciente nmero de seguidores de Jess, que para entonces se llamaban a s mismos cristianos, y estaban levantando a la gente en la provincia bajo su mando, un vasto territorio que inclua a Israel, o Judea, como Roma llamaba a la pequea nacin de judos conquistados. En mi libro, Vitelio forma una comisin y la enva a Judea con un solo objetivo: acallar, de una vez por todas, los rumores que estaban haciendo circular los miembros de esa nueva ola, potencialmente peligrosa, de agitadores, diciendo que su maestro crucificado haba resucitado de entre los muertos despus de su ejecucin, y era el Mesas tan esperado que pronto volvera para liberar a su pueblo de las cadenas de Roma. Johnny frunci el entrecejo y el auditorio qued tan silencioso que pareca que nos encontrbamos en un estudio vaco. Y cmo diablos haras que llevaran eso a cabo? El plan de accin de mi comisin es muy sencillo. Se dedican a demostrar que Jess no resucit de su tumba, sino que, en vez de ello, su cadver fue robado por facciones desconocidas que lo trasladaron a otra tumba, permitiendo as que sus discpulos sacaran partido de un acontecimiento milagroso que jams tuvo lugar. Escog el sexto ao despus de su crucifixin para el escenario de tiempo de mi libro porque la historia, as como el Nuevo Testamento, confirman que la mayora de los principales participantes y testigos de los acontecimientos de esa ltima semana an se encontraban en Jerusaln. La comisin tratara de escuchar el testimonio de todos aquellos envueltos con Jess, y de investigar toda pista posible, hasta que, finalmente, llegaran a conocer la identidad de los culpables que haban hecho desaparecer el cuerpo y el sitio en donde lo haban ocultado. Entonces, obtendran las confesiones firmadas, por cualesquiera medios que fueran necesarios, de quienes haban engaado a la gente, despus de lo cual pretendan crucificarlos con sus confesiones firmadas colocadas en un sitio prominente abajo de sus cuerpos, para que todos pudieran verlas. Los restos de Jess tambin se recuperaran y se exhibiran, destruyendo as ese nuevo movimiento tan peligroso antes de que estuviera completamente fuera de control y amenazara la paz de Roma. En mi libro, aun llegu a dar un nombre a ese grupo formado por los tres tribunos: Comisin: Cristo que, por cierto, tambin es el ttulo del libro. Johnny se vea confundido. Durante algunos momentos, golpe nerviosamente con el lpiz sobre la cubierta de su escritorio, antes de estirarse para tocar mi brazo. Matt, no estoy muy seguro de que te comprendo. Quieres decir que durante veinte aos has crtado escribiendo un libro en el cual esperas demostrar, a travs del testimonio de aquellos que conocieron a Jess, que no resucit de entre los muertos? Con el rabillo del ojo poda ver a Ed McMahon inclinndose hacia adelante; estaba seguro de que el gran hombre me estaba mirando con cierta ira. Sacud la cabeza. No, Johnny. Lo estaba escribiendo de tal manera que a medida que se desarrolla la trama y la comisin examina a testigos como Poncio Pilato, Pedro, Mateo, Santiago, el sumo sacerdote Caifs y varios ms, todos los miembros gradualmente empiezan a darse cuenta de que la evidencia seala en otra direccin de la que haban provisto, y de que jams podrn recuperar el

cuerpo de Jess ni aprehender a ningn culpable implicado en el robo de una tumba, porque nada de eso ha tenido lugar. De acuerdo con mis planes originales, al final del libro tanto la Comisin: Cristo como tambin mis lectores, espero, habran llegado a la misma conclusin: que Jess s se levant de su tumba en el jardn en algn momento del amanecer de ese domingo, hace largo tiempo. Fascinante... fascinante murmur Johnny, interrumpiendo un estruendo de aplausos nerviosos. Por qu no lo terminas, Matt? Sera un libro grandioso, sobre todo con tu habilidad para lograr que hechos e indicios tan complicados sean fciles de entender. Esta obra sera el misterio de detectives que acabara con todas las novelas de misterio. Los aplausos se reanudaron, en forma mucho ms entusiasta, y ahora saba que estaba metido en eso a fondo. No tena adonde ir, ningn sitio en donde ocultarme y slo poda culparme a m mismo por los apuros en que me encontraba. Inhal profundamente y me hund todava ms. No lo he terminado por una razn muy sencilla. Mientras ms estudiaba los acontecimientos de esa ltima semana de la vida de Jess, mientras ms trataba de desenmaraar y resolver las grandes incongruencias que se encuentran en los cuatro Evangelios, mientras ms investigaba los escritos de hombres mucho ms eruditos que yo, que han luchado con ese enigma por ms de mil novecientos aos, ms me convenca de que Jess jams resucit de entre los muertos! Un murmullo de desaprobacin corri de inmediato por todo el auditorio, seguido por un crescendo de rechiflas que se iniciaron en la parte de atrs del estudio. Johnny se me qued mirando con la boca abierta, y el rostro convertido en una mscara helada. A mi derecha, Donna Theodore se qued sin aliento y Ed McMahon empez a refunfuar. Trat de conservar mi aplomo y segu hundindome cada vez ms. Pablo, cuando buscaba conversos, a menudo deca: "Si Jess no hubiese resucitado, entonces nuestras enseanzas son vanas, y la fe de todos ustedes es en vano". Johnny, mientras ms estudio e investigo esta cuestin, ms convencido estoy de que durante veinte siglos la fe de miles de millones de personas ha sido en vano. Nos hemos dejado engaar por el mayor fraude que jams se haya perpetrado con la humanidad. No existe ninguna evidencia slida que demuestre que Jess resucit de entre los muertos o de que sea el Hijo de Dios, como tantos desean creer. Johnny extendi el brazo para alcanzar su cajetilla de cigarros, sac uno y lo encendi. Su pequeo encendedor de oro dej or un sonido corno el del disparo de un rifle en medio del silencio lleno de presagios que ahora reinaba entre el auditorio. Yo continu: Esto puede parecer presuntuoso y aun demente, pero cmo deseara poder retroceder en el tiempo para encontrarme durante una semana en el mismo escenario en donde ubiqu a mi ficticia comisin seis aos despus de la crucifixin de Cristo. Estoy seguro de que podra descubrir lo que realmente le sucedi a Jess, durante esos das decisivos de su ltima semana: qu conspiraciones estuvieron involucradas, y entre quienes; qu hechos se ocultaron y se mantuvieron fuera del conocimiento del pueblo; quin rob realmente el cuerpo de Jess y por qu lo hizo; y, especialmente, cmo es posible que la verdad, cualquiera que haya sido, desapareciera tan repentinamente y ahora ya no tengamos ninguna base, excepto rumores, desde hace casi dos mil aos. Eso es todo, poco ms o menos, Johnny. S replic brevemente, haciendo una seal a la orquesta. Ciertamente que lo es, no hay duda. Tan pronto como la msica se dej or, un caramelo lanzado de entre el auditorio aterriz a mis pies; despus una manzana se estrell contra el frente del escritorio de Johnny, y las monedas empezaron a rebotar como proyectiles por todo el escenario, silbando al pasar por encima de nuestras cabezas. Donna grit inclinndose hacia Jimmy, ocultando el rostro en su pecho. Un murmullo siniestro corri entre la multitud y pude ver a Freddy DeCordova haciendo seales frenticas a las personas que se encontraban en el interior de la caseta de ingenieros, circundada

por cristales. Una mujer obesa de cabello gris salt desde su asiento en la primera fila, corri hasta el borde del escenario y sacudi su puo regordete en direccin a m, al mismo tiempo que gritaba algunas palabras que no pude escuchar por encima del clamor. Johnny, obviamente alterado, se inclin hacia m, diciendo: Por tu propia seguridad, y por la nuestra, por qu no cruzas esa cortina, ahora mismo?! Me puse de pie y le tend la mano, pero fingi no verla. Conque, cmo sali todo? pregunt el mismo chofer que me haba trado, y ahora me llevaba de vuelta al Century Plaza. Me sorprende que me est llevando de vuelta. Por un momento pens que me dira que caminara, por en medio de la autopista. Por qu? Qu sucedi? No respond. No apareci en el programa, seor Lawrence? Oh, s, por supuesto. Magnfico! Ver el programa cuando llegue a casa por la noche. Mi Rosie siempre se emociona mucho cuando vemos a los invitados de Carson a quienes llev en mi Cadillac. Y cuando se entere de que usted fue mi pasajero... Bueno! Frente al hotel, salt fuera del automvil y le entregu un billete de veinte dlares. Gracias por dos paseos muy agradables; y dgale a Rosie que espero que no se sienta muy decepcionada de m. La entrada del hotel estaba atestada, con parejas muy bien vestidas que salan a cenar y a ver algn espectculo, o bien, que llegaban para asistir a una u otra funcin en los numerosos salones de banquetes. En el vestbulo, una pequea orquesta mexicana pugnaba por dejarse or por encima del barullo de las charlas y risas constantes que surgan del rea hundida del bar. Estaba seguro de que la ltima cosa en el mundo que deseaba hacer era sentarme en mi habitacin a compadecerme de m mismo, de manera que me detuve en la recepcin para encargar que me despertaran a las siete treinta de la maana, antes de abordar la escalera descendente en busca de un rincn tranquilo y una bebida. En el piso bajo encontr una caseta de telfono y us mi tarjeta de crdito para llamar a Kitty. Le dije todo lo que haba sucedido, lo mejor que pude recordar. Al principio, todo lo que hizo fue repetir: Matt, dime que no lo hiciste! Matt, no lo hiciste! Kitty, lo hice respond roncamente. En el nombre de Dios, qu fue lo que te hizo hacer eso? Por qu simplemente no hablaste de tu nuevo libro, haciendo gala de tu encanto y tu modestia, dejando que Johnny diera muestras de su ingenio? No lo s. He estado haciendo eso durante tres semanas, y ya haba empezado a sacarme de mis casillas. Simplemente cre que eso animara un poco las cosas, pero parece que perd el control. Animar un poco las cosas? No puedo creerlo! Tienes una idea de lo que suceder maana cuando todo esto llegue a los peridicos? Ya puedo ver los encabezados desde ahora: "Escritor mundialmente famoso de novelas de misterio rechaza a Jess por fraude!" Todos y cada uno de los dirigentes de todos los grupos cristianos en el mundo estarn en contra tuya! Habr un motn fuera del Century Plaza aun antes de que te levantes maana por la maana. Y espera a que tus amados editores se enteren de las noticias. Las cosas realmente llegarn muy lejos. Dios mo, sers el primer autor a quien revoquen sus libros!

No, no ser el primero; el ao pasado fueron revocados cuatro libros de cocina por contener recetas con ingredientes nocivos para la salud. Qu momento tan adecuado y encantador para esta clase de trivialidades publicitarias. Kitty, ests llevando las cosas fuera de toda proporcin. Te ests poniendo histrica por nada. Por nada, dices? Escucha, ya he dejado una llamada para que me despierten temprano, porque pensaba jugar dieciocho hoyos con Lemmon en Hillcrest. En vez de ello, tomar el primer avin que salga de aqu y estar en casa antes del medioda. Te llamar desde Sky Harbor; y tranquilzate. Te amo. Yo tambin te amo, idiota. Simplemente no comprendo por qu tenas que hacer algo tan estpido. Es como si a cada momento trataras de destruir todo aquello por lo que has trabajado tan arduamente. Constantemente ests tentando al destino, esos deslizamientos en paracadas, esa loca lancha rpida, la ascensin a esas estpidas montaas, siempre tratando de ver hasta dnde puedes forzar la suerte. Hazme un favor, te lo suplico. Por supuesto, cualquier cosa. No has estado bebiendo mucho, excepto uno o dos tragos en una cena o en alguna fiesta, desde hace mucho, mucho tiempo, gracias a Dios. Por favor, no trates de ocultarte en una botella esta noche. Te lo prometo; te amo. Yo tambin te amo, Matt. Kitty? S? Una cosa ms. Qu cosa? No te pierdas el programa de Carson hoy por la noche. Hay invitados muy importantes! Colgu el telfono. Siempre me trastorna escuchar a una dama renegar. La caseta telefnica estaba sofocante; me enjugu la frente y camin hacia el saln de la planta baja del Plaza, un sitio llamado el Saln Granada. Consult mi reloj; casi faltaban tres horas para que saliera al aire el "Espectculo de esta noche". Ped mi bebida favorita, tom asiento en un taburete en el bar casi vaco y me instal para ver los programas de televisin de ms auditorio en el viejo aparato colgado precariamente encima de varias hileras de botellas medio vacas. Con un control cuidadoso de las bebidas, apenas iba en mi quinto escocs ligero cuando las palabras de Ed McMahon: "A-a-aqu est Johnny!", me recordaron cul era la causa de que me encontrara a solas, sentado en un bar ya cerca de la medianoche, un hbito con el que haba roto haca ya mucho tiempo. El saln ahora estaba atestado, saturado de cuerpos y de ruido, y en el bar haba tres hileras de agentes de seguros que acababan de asistir en el saln de baile principal a lo que debi ser una conferencia sobre la perseverancia, porque en ese momento todos trataban con gran entusiasmo de llegar al punto de embriaguez antes del "ltimo toque". Ninguno de los agentes de seguros prest gran atencin al monlogo de Johnny o a las aventuras martimas de Nelson Reilly, ni tampoco a los objetos voladores no identificados de Jimmy Stewart mientras seguan bebiendo sus cervezas Coors y comparando su produccin de ventas. Solamente cuando Donna Theodore empez a cantar, el lugar se calm lo suficiente para poder escuchar a esos resueltos miembros de la comunidad haciendo algunos comentarios acerca de Donna, que se hubieran uvcigonzado de repetir delante de sus hijos. Por ltimo, por encima del estrpito, escuch a Johnny haciendo la presentacin de "una de las principales autoridades criminales de todo el mundo, asi como el escritor de novelas de misterio

ms popular de nuestros tiempos". Orden otra bebida y mientras el cantinero la serva, seal hacia el aparato de televisin, exclamando: Ese es usted, no es as? Justamente en ese momento deb pagar la cuenta del bar y apresurarme a subir las escaleras hasta llegar a mi habitacin para ver el resto del programa. En vez de ello, asent con un movimiento de cabeza, y muy pronto se corri la voz entre todos los bebedores de que el tipo a quien estaban viendo en el programa de Carson se encontraba sentado en el bar. Trat de escuchar lo que le haba dicho a Johnny acerca de os asesinatos con martillo cometidos en Houston, pero solamente pude captar algunos fragmentos por encima del ruido de la multitud. Despus pasaron los comerciales, y pude darme cuenta de que me senta cada vez ms tenso cuando el letrero de "an hay ms" brill en la pantalla. Ms, y en qu forma!, pens. Todo result mucho peor de lo que haba imaginado. Cuando finalmente anunci que haba sido incapaz de encontrar alguna prueba aceptable de que Jess haba resucitado de entre los muertos y que crea que millones de cristianos se haban dejado engaar por un fraude a lo largo de veinte siglos, el camargrafo, perversamente, enfoc el lente de acercamiento para hacer algunas tomas de los rostros, alternando entre mi cara seria y el gesto perplejo de Johnny. Los micrfonos de acercamiento aun llegaron a captar algunas de las rechiflas y abucheos, antes de que Doc Severinsen y su orquesta misericordiosamente pusieran fin a esa parte. Despus de los tres ltimos comerciales, Johnny hizo su resumen acostumbrado, anunciando primero a los invitados para la noche siguiente. Despus, la cmara lentamente enfoc a Reilly, a Stewart, a la seorita Theodore, mientras el anfitrin agradeca a cada invitado su presencia, enfocando finalmente la silla vaca que yo haba ocupado antes de mi salida precipitada. Johnny murmur algo acerca de la libertad de expresin y del derecho de todo norteamericano de expresar sus opiniones, sin importar lo desagradables que puedan ser para el resto de la gente, pero cuando el auditorio nuevamente comenz a silbar, sonri dbilmente y se despidi deseando a todos las buenas noches. Me haba concentrado tan intensamente en el programa que no me di cuenta de la calma que reinaba en el saln. Ahora haba un gran espacio a mi alrededor, como si de pronto todos y cada uno se hubieran enterado de que yo tena lepra. Estaba a punto de firmar la cuenta del bar cuando sent en mi hombro una mano pesada, y al volverme mir los ojos inyectados de sangre de un gigante de mandbula cuadrada, vestido con un traje informal de algodn, con las mangas enrolladas casi hasta la altura de los codos. Se balanceaba vacilante hacia adelante y hacia atrs, y su acento era completamente tejano. Perdneme, seor, pero, fue usted quien acaba de decir todas esas cosas malas de Jess, insinuando que todos los cristianos somos unos tontos por creer en l? En toda mi azarosa vida me he encontrado en algunas situaciones de perdedor, de las cuales pude salir adelante en lo que pareca ser un trance difcil, pero sta era una confrontacin que saba era imposible ganar, y ni siquiera evitar. Todos los presentes se haban vuelto a mirarnos, excepto los dos cantineros, que en forma repentina y muy conveniente, de pronto haban encontrado cosas que hacer en el extremo opuesto del bar. Sonre forzadamente. Ese era yo ciertamente, pero... El pesado anillo con un monograma brill a la luz en su puo del tamao de un jamn, justamente antes de explotar en el centro de mi mandbula. Sent que caa y cre escuchar algunos aplausos mientras mi cabeza golpeaba contra el suelo...

2El rostro viejo y apergaminado que me contemplaba, pareca estar surcado por ms lneas que un mapa geodsico de Norteamrica. Su piel, oscura como una cscara de nuez, ofreca un contraste vivido con el cabello plateado que le caa hasta los hombros y con una luenga barba cuidadosamente recortada. De su cuello colgaba un pesado amuleto de oro, que se balanceaba precariamente cerca de mi nariz, mientras el anciano se inclinaba para mirarme a los ojos. Abr la boca, pero lo que escuch no pareca ser mi voz. Quin es usted? murmur con voz spera y en dnde me encuentro? La respuesta del desconocido fue benvola y amistosa y su voz, rica y profunda, era completamente incongruente saliendo de un marco tan frgil y anciano. Mi nombre es Jos, y ahora te encuentras en un divn del comedor de mi humilde morada. Bienvenido, Matas! Matas? Un presente de Dios; una de las muchas variantes de Mateo. Me haban bautizado con el nombre de Mateo, en honor de un abuelo italiano por el lado materno. Siempre odi ese nombre, as que desde la escuela primaria fui Matt. Cmo saba mi nombre? El anciano sonrea, moviendo la cabeza y extendiendo su mano en una invitacin silenciosa para que me enderezara. Cuando lo hice y mir a mi alrededor, casi volv a sumergirme en la inconsciencia. La habitacin en donde nos encontrbamos hubiera hecho justicia a cualquier palacio real en el mundo. En lo alto haba un cielo abovedado de color azul celeste oscuro, en el cual se encontraban engastadas pequeas figuras metlicas de oro y plata, para simular las estrellas y planetas del firmamento. El piso rectangular estaba completamente incrustado con diseos complejos de piedras multicolores, y en el centro del mosaico haba un pequeo estanque alimentado desde las fauces abiertas de un len de mrmol de tamao natural. Rodeando el estanque oval haba cajas repujadas en plata que contenan muchas variedades de flores de dulce aroma, que no poda identificar. El anciano, quien dijo llamarse Jos, miraba con expresin divertida, que no trataba de ocultar, cmo yo volva la cabeza con admiracin reverente e instintivamente segua adelante con mi observacin. Los muros estaban recubiertos de maderas de color oscuro, probablemente nogal, y cada uno serva como teln de fondo para unos pulidsimos espejos de bronce y plata que colgaban encima de unas mesas con incrustaciones de carey, sobre las cuales se exhiban esculturas complicadas de rboles y animales, realizadas en un marfil de tonalidades rosa plido. En cada rincn se encontraba un brasero de bronce de tres patas, en los cuales se apilaban los carbones; y a travs de la nica ventana, situada muy arriba del suelo, poda contemplar las copas de los cipreses que se mecan plcidamente contra un cielo de tintes cobrizos y turquesa. Por ltimo, llegu al inventario de mi persona; no llevaba mi reloj pulsera de oro Omega, y me faltaba la ancha banda de mi argolla de matrimonio. Toda mi ropa acostumbrada haba desaparecido, y la reemplazaba una tnica que me llegaba hasta la rodilla, que daba la impresin de estar hecha de lino, anudada a la cintura con una delgada correa de piel. A lo largo de esta tela haba una sola franja color prpura, de unos dos y medio centmetros de ancho, que iba desde el hombro hasta el borde, tanto al frente como atrs, y debajo de esa sencilla prenda externa llevaba un taparrabos suave del mismo material. En el suelo, al lado del divn, haba un par de sandalias de tiras de cuero. Tan completa y absoluta era mi desorientacin, que todo esto me sorprendi como si formara parte de una mala comedia, como si de pronto me hubiera convertido en el protagonista de una novatada de fraternidad y por fin estuviera pagando, en la misma moneda, todas las bromas hechas a lo largo de los aos. Empec a rer, histricamente, estoy seguro. Y bien, Jos, si me han raptado, quienquiera que lo haya hecho ciertamente tiene clase, debo

decirlo en su favor. Es mucho mejor que encontrarse apretujado en la cajuela de un automvil. Pero nadie te ha raptado, Matas. Ah, no? Entonces, de qu se trata? Estoy muerto? Realmente me golpe tan fuerte ese payaso? Y si estoy muerto, en dnde me encuentro? Es esto el cielo, o...? No ests muerto, hijo mo. Por favor, no me diga que todo lo que est sucediendo se debe a que soy vctima de un sueo de ebrio. Kitty me advirti que tomara las cosas con calma, y as lo hice. Es eso, Jos? Estoy soando todo esto? La risa gutural de Jos hizo eco en el elevado cielo raso. Alguien de tu propia profesin hubiera disfrutado grandemente respondiendo a tu pregunta. Alguien de mi propia...? Quin? Samuel L. Clemens, o Mark Twain, como prefera llamarse a s mismo. En una ocasin escribi que la vida slo era una visin, un sueo. Bendita sea mi memoria enciclopdica. El desconocido misterioso! Le esa obra hace mucho tiempo. Acaso Twain no escribi que todo es un sueo: Dios, el hombre, el mundo, el Sol, y que nada existe, excepto cierto espacio vaco, y que nosotros no somos otra cosa que pensamientos? Exactamente. Por favor, olvidemos los problemas de Twain para concentrarnos en los mos. Usted me dice que no he sido raptado y que no estoy muerto, y que esto no es un sueo. As que, en dnde me encuentro y qu estoy haciendo aqu? Acaso alguien, uno de mis amigos, me ha jugado una broma costosa? Eso es! Lemmon est detrs de todo esto, y en esta ocasin realmente se super! Acaso me encuentro en el Caesar's Palace? Jos frunci el ceo. En Capri? No, no, no. No en Capri repliqu con sarcasmo en Las Vegas. Una vez ms, Jos se ri hasta que sus ojos se llenaron de lgrimas, pero se detuvo en seco cuando comprendi que yo hablaba en serio. No, Matas dijo suavemente esto no es Las Vegas. Entonces, hombre, dgame en dnde estoy y qu estoy haciendo aqu? Jos lanz un gran suspiro y se coloc a mi altura, sentndose en una banca de piedra cerca del divn, mirando intensamente sus manos abiertas, como si estuviera tratando de leer sus propias palmas. Su voz era tan baja que me vi obligado a inclinarme hacia adelante a fin de poder escuchar sus palabras. Hijo mo, todo esto es muy complicado y, sin embargo, muy sencillo. Hace poco tiempo, hiciste algunas declaraciones violentas en un programa de televisin, que ven y escuchan incontables millones de personas. Sent un escalofro repentino! Como si me hubiesen echado cubos de hielo por la espalda. Cautelosamente pregunt: Quiere usted decir mis declaraciones acerca de Jess y su resurreccin, diciendo que no son otra cosa que un fraude? Sus amistosos ojos color caf, de pronto se convirtieron en hendiduras de una hostilidad apenas disimulada.

El mundo ha estado exponiendo ideas como las tuyas durante veinte siglos. Los detractores desde la poca de Nern han hecho todo lo posible para destruir la fe de todos aquellos que decidieron creer en Jess. Pero t, Matas, debido a la poca en que vives, eres ms importante que cien Nerones. Y debido al progreso humano tan sorprendente en las ciencias de la comunicacin, no es del todo irrazonable llegar a la conclusin de que cuando alguien con tu reputacin e importancia, tan difundidas, habla como lo hiciste, sus palabras tienen un impacto casi instantneo sobre todo el mundo. Cmo es posible que la verdad hiera a la humanidad, Jos? Shakespeare alguna vez escribi: "Mientras tengas vida, habla con la verdad y confunde al mal". Un consejo excelente que procede de una mente brillante. Por supuesto que la verdad jams puede herir a nadie, amigo mo, ya que es la base de todo conocimiento y el cimiento de todas las sociedades. Exactamente por eso te encuentras aqu. Me sent absolutamente impotente. No comprendo. En dnde me encuentro? En ese programa, hacia el final de tus observaciones, expresaste un deseo especfico, no es verdad? Lo hice, y he expresado ese mismo deseo con mucha frecuencia, sintindome frustrado, a menudo en la intimidad de mi propio estudio, mientras luchaba con las piezas del rompecabezas de la vida de Jess, que simplemente se rehusaban a encajar. Y qu fue lo que deseaste en ese programa? Expres el deseo de poder pasar una semana en el mismo escenario de tiempo y lugar que describo en "Comisin: Cristo", en Jerusaln, seis aos despus de la crucifixin, cuando todos los testigos importantes an estaban con vida y se encontraban en la ciudad, a fin de interrogarlos e investigarlos. Dije que si solamente dispusiera de una semana, estaba seguro de que podra llegar a la verdad en todo lo concerniente a Jess, especialmente los hechos que incluyen el fraude de la tumba vaca. Qu tiene que ver eso? El anciano se puso de pie, se adelant y decidido tom mi cara entre sus manos largas y suaves. Matas me dijo compasivamente, tu deseo se ha convertido en realidad. Qu est diciendo? Ests en Jerusaln, y este ao, de acuerdo con tu calendario, es el ao 36 d. C, seis aos despus de la crucifixin de Jess! Poda escuchar el latido apagado de mi corazn en medio del silencio solemne que sigui al anuncio de Jos. Solamente el arpegio de las gotas de agua, que caan al estanque desde las fauces abiertas del len, perturbaba la quietud de la habitacin sumida en el silencio. Me qued mirando con incredulidad el rostro sereno de mi anfitrin, buscando desesperadamente un indicio, una ceja ligeramente alzada o un labio torcido, el guio de un ojo, cualquier cosa que me asegurara que todo esto era parte de una gran broma o aun de una pesadilla. S, oh s, con gusto me conformara con una pesadilla. Simplemente estoy soando todo esto, no es verdad? pregunt dbilmente. Jos lade la cabeza como si pensara que yo deba saber que no era as. Matas, puedes recordar alguna ocasin en que hayas tenido un sueo durante el cual supieras que solamente estabas soando? No lo recuerdo. Por supuesto que no puedes recordarlo; la mente subconsciente es incapaz de tal raciocinio.

Pero esto es una absoluta locura! Es imposible! grit, sintiendo que mi acostumbrada confianza en m mismo disminua con cada intercambio de palabras. Oh, vamos, eres demasiado prudente para hacer un juicio tan a la ligera, contando con tan poca evidencia. Ciertamente, ninguno de los hroes ficticios que creas hara una declaracin tan arbitraria, porque, de lo contrario, jams resolvera crimen alguno. Y acaso no fue Napolen quien dijo que la palabra imposible solamente se encuentra en el diccionario de los tontos? Para ese momento, estaba empezando a pensar en una forma un poco ms coherente. Por su ltima observacin, pens que ya lo tena en mis manos. Cmo es posible que usted sepa algo de Napolen, para no mencionar a Mark Twain o al programa de Carson, si, como dice, apenas estamos en los primeros aos del primer siglo? No se est adelantando un poco a su poca? El anciano me palme en el hombro en seal de aprobacin, y despus procedi a hablarme tan pacientemente como un maestro amable lo hara con su discpulo favorito. Existe un puado de nosotros, quiz demasiado pocos, a quienes se nos ha concedido el poder de quebrantar las barreras del tiempo y del espacio, siempre que se considera necesario hacerlo, en inters de la verdad. Para nosotros, en realidad no existe ni el pasado ni el presente. En vez de ello, hay un presente de cosas pasadas, un presente de cosas presentes, y un presente de cosas por venir. Eso me suena como algo tomado de las Confesiones de San Agustn. Nuevamente volvi a darme una palmada en el hombro. Muy bien, Matas! El acervo de tus conocimientos es mayor de lo que me haba atrevido a esperar. Aurelio Agustn es uno de los nuestros; a su manera, ha ayudado a muchas de las mejores mentes del mundo en sus luchas contra la oscuridad de la incertidumbre durante casi diecisis siglos. l y yo somos dos de los mensajeros ms antiguos, pero todava nos las arreglamos para encender nuestra parte de velas. Mensajeros? Velas? Diecisis siglos? Acaso estaba sufriendo alucinaciones? Me haba vuelto completamente loco despus del "Espectculo de esta noche'? O alguien haba deslizado una droga en mi bebida en ese bar? O simplemente haba traspasado el borde de la realidad hacia un mundo de apariciones bblicas, fantasmas con los que haba luchado durante tanto tiempo para captarlos en las pginas de mi manuscrito y que ahora me haban capturado a m? Siguiendo mi costumbre, busqu un cigarro, pero la mano se me hel en el aire. Jos se ri ahogadamente. Recuerda, hijo mo, estamos en el ao 36 d. C. An los indios de tu hemisferio no adquirirn el vicio de fumar tabaco sino hasta dentro de otros setenta aos, poco ms o menos. Y tus cigarros no evolucionarn a partir del puro sino hasta dentro de unos mil quinientos aos. Desafortunadamente, mis poderes tienen sus limitaciones; solamente puedo trasportar tejido viviente de un lado a otro a travs del tiempo y del espacio. Tus cigarros, Golden Lights, segn creo que los llaman, al igual que tu ropa y todas tus pertenencias, se encuentran all, en tu habitacin del Century Plaza. Cielo santo! Qu suceder cuando encuentren todas mis pertenencias en esa habitacin y no haya ningn rastro mo? Y mi esposa? Casi me olvido de Kitty, estar frentica! No te preocupes por todo eso, Matas; es posible lograr que el tiempo retroceda o se adelante, y aun que permanezca estacionario. Si eres afortunado, podrs satisfacer tu deseo, encontrar aqu la verdad que buscas y todava estar de vuelta en tu hotel a tiempo para desayunar. A menos que... A menos qu? A menos que, debido a algn suceso inesperado que no pueda impedir porque est ms all de mis facultades, llegaras a enfermar o a morir aqu, o...

O qu? No me agradaban nada las insinuaciones que estaba haciendo. ...o que alguien te asesine para impedir que descubras los hechos que buscas. Desafortunadamente, en cualquiera de esos casos, tu cadver tendra que permanecer aqu. Como ya dije, solamente puedo trabajar con tejido viviente. Grandioso! Nacido en 1923, fallecido en el ao 36. Necesitaba algn tiempo para reflexionar en todo esto. Era extrao que el anciano hubiera mencionado a Mark Twain, quien otrora escribi la historia de un yanqui terco de Connecticut, a quien golpearon en la cabeza con una barra de hierro en el Connecticut del siglo diecinueve y despert en la Inglaterra del rey Arturo, en el siglo diecisis. Jos le pregunt en la forma ms informal que pude hacerlo, quin es usted realmente? Me conocers por mi nombre completo; estoy seguro de que te has tropezado con ese nombre durante los veinte aos que pretendes haber dedicado al estudio de la vida de Jess. Siempre se refieren a m como Jos de Arimatea. Sin pensarlo, exclam abruptamente: El hombre misterioso de los Evangelios? Jos asi fuertemente los pliegues de su tnica y expres con ceo: Por que me llamas as? Porque lo es; con toda seguridad debe estar consciente de que algunas de las mentes ms grandes del mundo han tenido serias dudas acerca de que usted haya existido. Ni en Mateo, ni en Marcos, Lucas o Juan, su nombre aparece una sola vez hasta que Jess es crucificado. Despus los cuatro hablan de usted en sus relatos como del hombre que se dirige a Poncio Pilato para pedirle el cuerpo de Jess para darle sepultura antes de la puesta del sol, hora en que se inicia el sabat. Inexplicablemente, a pesar de su odio por todos los judos, Pilato le entrega el cuerpo despus de asegurarse por s mismo de que Jess ha muerto en la cruz. Con ayuda de otro hombre misterioso, Nicodemo, se lleva el cuerpo, lo prepara para su sepultura y lo entierra en un cementerio de las cercanas, en una tumba que algn da hubiera sido la de usted mismo. Despus desaparece de las pginas de la historia bblica, para nunca volver a ser mencionado. Eso, amigo mo, es un hombre misterioso! Jos se encogi de hombros e hizo una mueca. Yo soy ese hombre, y tu breve resumen de mis pequeos esfuerzos es bastante acertado. Jos, se da cuenta de que todos los eruditos de la Biblia jams han sido capaces de fijar con exactitud la ubicacin original de Arimatea? Los eruditos de la Biblia se esfuerzan demasiado. Mi lugar de nacimiento y primer hogar se encontraba en la regin montaosa de Efram, Ramatyim de donde surgi el profeta Samuel. Entonces, la mayora de ellos estn en lo cierto cuando lo ubican en lo que, en mi poca, se llama Rama o Ramla, o Ramallah, dependiendo del libro que se lea. Eso carece de importancia. Casi toda mi vida ha transcurrido aqu, en Jerusaln, controlando y extendiendo mis numerosas caravanas de comercio que ahora cubren toda esta tierra, desde Capadocia hasta Egipto. Jos de Arimatea... Jos de Arimatea... realmente es usted? En verdad me encuentro en la misma habitacin, y conversando, con el hombre que dio sepultura a Jess? Debes creerlo, Matas. Y ests aqu conmigo, porque sucede que soy el nico en toda Jerusaln que puede ayudarte en tu deseo. Por tus investigaciones y tus estudios, sabrs que estoy en buenos trminos, no solamente con los seguidores de Jess, sino tambin con las autoridades

romanas y judas, y disfruto de la confianza de todos ellos. Todos me deben algn favor que les he hecho, y conmigo como tu amigo y gua, cuando menos aceptarn recibirte y hablar contigo. No obstante, no puedo garantizarte ningn xito en tu investigacin; eso depender enteramente de ti y de tus supuestas habilidades. Extend mi mano y toqu la suya por vez primera. Tambin a ti tengo que hacerte muchas preguntas, Jos. Estoy seguro de que as es. Sin embargo, no deberas interrogar a tus "testigos", llammoslos as, en el mismo orden en que habas planeado que la Comisin: Cristo escuchara sus testimonios en tu libro? Por tu reputacin, me imagino que haba una razn lgica de por qu ibas a presentarlos a tus lectores en una secuencia especfica, no es as? S, en mi esbozo del libro haba planeado dedicar cada captulo del mismo al interrogatorio de un testigo diferente, en el mismo orden en que esos individuos desempearon un papel en la vida de Jess. En esa forma, cuando Vitelio, el gobernador romano de Siria, estudiara ms adelante las transcripciones de las audiencias de la comisin a fin de decidir cul sera el mejor curso de accin por seguir, sera como si estuviera leyendo la vida de Jess de principio a fin, junto con mis lectores, por supuesto. Simplemente era una estratagema de escritor, pero hubiese sido una forma nueva y diferente de narrar la historia de Jess. El anciano extendi ambas manos, con las palmas hacia arriba. Ya lo ves; no querrs interrogarme sino hasta despus de que lo hayas hecho con casi todos los dems. Yo fui de los ltimos en llegar a ese escenario. Es verdad asent. De acuerdo con mi boceto, hubiera sido uno de los ltimos en prestar testimonio ante la comisin encargada de la investigacin. Eres un hombre inteligente, Matas. Con tu talento y tu reputacin, ese libro hubiese tenido un efecto profundo en millones de personas. Ahora ya no ser as, no despus del programa de Carson. El libro que quera escribir era demasiado para m. Mis primeros aos fueron muy difciles, y mi fe en Jess me ayud a salir adelante a lo largo de pocas realmente adversas. Quera rendirle homenaje a l y a todo lo que haba significado para m, no con las frases acostumbradas y almibaradas de la fe ciega y la adoracin que llenan libro tras libro, sino con la verdad, con hechos, evidencias inexorables, pruebas ms poderosas que cualquiera de las de mis historias de detectives, de que, ciertamente, era el Hijo de Dios. Los tres tribunos de mi historia, dotados de todas sus habilidades, conocimientos y poder, fraguaran planes para atacar a cada uno de los testigos con preguntas e interrogatorios implacables, hasta que alguno de ellos cediera, bajo presin, y confesara estar implicado en el robo del cuerpo de Jess, sacndolo de su tumba, a fin de que sus seguidores pretendieran que haba resucitado de entre los muertos. Pero, de acuerdo con mi trama, los mayores esfuerzos de la comisin fracasaran! Ninguno de los discpulos cedera bajo presin, y cada uno de los testimonios solamente vendra a reforzar a los anteriores. De esa manera, al comparar todos los hechos, la comisin se vera obligada a llegar a la conclusin de que, basndose en toda la evidencia que haban acumulado, Jess s haba resucitado en su tumba. Fin del libro. Jos haba vuelto a tomar asiento en la pequea banca y se dedic a estudiarme durante algunos momentos. Qu fue lo que sali mal en tus planes? Al principio, nada. Yo ocupaba el cargo de editor en una pequea revista, en Chicago ni siquiera haba escrito mi primera novela de detectives cuando tuve la idea de escribir "Comisin: Cristo". Empec a estudiar todos los libros que pude encontrar que hablaran sobre la vida de Jess, preparando largas listas de las preguntas que quera que los miembros de dicha comisin hicieran a testigos como Pedro, Mateo, Santiago, Pilato, Caifs y a ti mismo. El anciano jams apart ni por un momento su mirada de m, y slo asenta de cuando en

cuando para animarme a continuar y para indicar que comprenda. Todas esas lecturas y anotaciones continuaron durante tres o cuatro aos, antes de llegar a dos conclusiones aterradoras. Para entonces, ya tena varios cuadernos llenos con las preguntas que mis tribunos haran a cada uno de los testigos, pero en un gran nmero de casos no poda encontrar respuestas a esas preguntas, ninguna explicacin lgica y objetiva que pudiera poner en labios de mis testigos a fin de hacer que mi libro avanzara hacia el desenlace deseado. De cuando en cuando me encontraba con una mina de oro, o por lo menos eso crea, al encontrar una explicacin lgica para alguna pregunta desafiante en algn libro, solamente para descubrir, ms adelante, a otro experto que estaba en completo desacuerdo con el primero. El estudio de los cuatro Evangelios me hizo toparme con un muro; haba contradicciones por doquiera. Ni siquiera concordaban en la hora en que Jess haba muerto! Le a Voltaire y me enter de que l haba luchado contra la misma clase de problema. Segu investigando y estudiando, y para cambiar de ritmo escrib mi primera novela de detectives. Se convirti en un xito de librera; tan grande, que me permiti renunciar a mi trabajo para pasar todo mi tiempo escribiendo. Eso me dej ms espacio para trabajar en "Comisin: Cristo" y persever en esa labor. En alguna parte, me deca a m mismo, tiene que haber respuestas; rechac absolutamente a quienes sostenan que tena que aceptar muchas cosas basndome nicamente en la fe. Por qu deba pasar semanas y quiz meses estudiando todos los hechos y especificaciones antes de adquirir un automvil o una casa, o una cmara fotogrfica, dejando lo ms importante de mi vida apoyado en una fe ciega? Eso me pareca ridculo, y an sigo pensando as. Quiz esa fue mi debilidad, un Santo Toms incrdulo de nuestros das, que quera creer, pero necesitaba pruebas. Juan hace esta cita de Jess: "Si no ves seales y prodigios, no creers". Jess estaba describindome... y sigo pensando igual. Jos dijo: Matas, mencionaste que habas llegado a dos conclusiones aterradoras. Cules fueron esas conclusiones? La primera fue la ms decepcionante. En algn momento, me di cuenta de que jams encontrara fuentes fidedignas que pudiesen proporcionarme respuestas aceptables y lgicas para muchas de las preguntas que quera que hiciera la comisin a los testigos. Y la segunda conclusin fue que la nica forma en que podra terminar el libro sera publicarlo como uno ms en el largo desfile de libros en contra de Cristo, algo que simplemente era incapaz de hacer. Por qu? Mi madre, que en paz descanse, fue una mujer muy devota. Aun cuando ya no existe, la am demasiado para arrojar lodo sobre su fe. Y nunca antes haba insinuado ninguna de mis dudas en pblico hasta que me dej llevar en ese maldito programa. Jos apart su mirada de m y sacudi la cabeza. Dime, Matas, cules fueron algunas de las preguntas que obstaculizaron tus esfuerzos? Ah, Jos, eran cientos de ellas respond en tono quejumbroso. Por ejemplo? Muy bien, si Jess en realidad les hubiese dicho a sus discpulos que morira y despus resucitara de entre los muertos, por qu huyeron todos cuando fue arrestado en el huerto, y por qu se sorprendieron tanto cuando Mara Magdalena les llev las nuevas de la tumba vaca? Si Jess estaba enterado de que su misin en la tierra era padecer y morir por la humanidad, cmo es que le pregunt a Dios, desde la cruz, por qu se haba olvidado de l? Cuando Jess entr a Jerusaln, ese domingo anterior a su muerte, realmente haba una gran multitud que sali a recibirlo?, y si fue as, por qu las autoridades romanas permitieron que tuviese lugar una exhibicin de esa naturaleza, tan potencialmente peligrosa? Y la misma pregunta en lo referente al Templo, cuando derrib las mesas de los mercaderes. Era posible hacer una cosa as y retirarse con toda libertad para volver, al da siguiente, sin ser arrestado por la polica? Quieres ms? Jos asinti.

Si Juan el Bautista reconoci a Jess como el "Cordero de Dios", por qu los seguidores de Juan siguieron su propio camino, mucho tiempo despus de que Jess, supuestamente, haba resucitado de entre los muertos? Qu fue lo que sucedi realmente en esa tumba el domingo por la maana? Realmente un ngel le habl a Mara Magdalena, y, de no ser as, cmo se arraig esa historia? En Cesrea de Filipo, fue Pedro quien finalmente convenci a Jess de que l era el Mesas, y por qu disminuy el nmero de seguidores de Jess a medida que transcurra el tiempo? Por qu no hizo algunos milagros ms en la Jerusaln cosmopolita, en donde hubiera obtenido mayor provecho? Qu quiso decir Jess con "el Reino de Dios"? Si las multitudes verdaderamente crean que Jess era el Mesas, cmo es posible que hayan permitido que lo crucificaran, cuando en el pasado haban demostrado estar dispuestas a morir por causas menos importantes. Te basta con eso? Sacudi la cabeza negativamente. Qu pudo causar que un hombre que estuvo tan cerca de Jess, durante tanto tiempo, finalmente se volviera en su contra y lo traicionara? Y los discpulos, realmente promovieron el fraude de la resurreccin a fin de conservar su posicin y el apoyo del pueblo? Cuando fue bajado de la cruz, haba muerto, o simplemente se encontraba en estado de coma? El anciano se sobresalt al escuchar la ltima pregunta, pero guard silencio. Cules fueron los verdaderos cargos por los que Jess fue condenado a muerte? Existi alguna confabulacin entre el sumo sacerdote Caifs y Poncio Pilato y, posteriormente, colaboraron ambos para ocultar los hechos? Cuando Jess envi a los doce apstoles a anunciar que el Reino de los Cielos estaba al alcance de todos, les dijo que el Hijo del hombre volvera antes de que hubieran terminado su jornada? Y si lo hizo, cules fueron los verdaderos sentimientos de los apstoles cuando volvieron de su misin y se dieron cuenta de que nada haba cambiado? Por qu Mateo, Marcos y Lucas ignoran en sus escritos un suceso tan asombroso y poderoso como la resurreccin de Lzaro? Acaso los judos esperaban que su Mesas hiciera milagros? Por qu la familia de Jess lo ignor durante su ministerio? Por qu Jess fue el nico arrestado y juzgado? Qu sucedi con la multitud, la maana de su juicio ante Pilato, que pidi a este ltimo que liberara a Barrabs y ejecutara a Jess...? El anciano alz ambas manos como en seal de rendicin. Tena los ojos hmedos y se aclar la garganta varias veces antes de hablar. Matas, ahora comprendo por qu tus libros son tan populares. No estoy muy seguro de que puedas encontrar respuestas a todas las preguntas que has hecho, aun si pasaras aqu toda una eternidad. Jos, para m ya no tiene importancia encontrar respuestas para todas esas preguntas. Creo que el asesinato de nuestro presidente Kennedy me hizo comprender, finalmente, que si los mejores cerebros del hombre moderno, con todos nuestros artilugios tcnicos, no pueden resolver a fondo la verdad acerca de sucesos que tuvieron lugar hace apenas unos cuantos aos frente a miles de testigos, cmo en nombre del cielo puedo esperar encontrar las explicaciones objetivas de sucesos que tuvieron lugar hace dos mil aos? En el transcurso de los aos, la clave para la terminacin del manuscrito de "Comisin: Cristo" se ha reducido a tratar de encontrar solamente la respuesta a una pregunta. Si pudiera resolver esa a mi entera satisfaccin, todas las dems careceran de importancia. Solamente una pregunta? respondi Jos, frunciendo el ceo. S, slo una. Si tuviera esa respuesta, podra terminar el libro. Te suplico, Matas, dime cul es esa pregunta. Estoy de acuerdo con Pablo, quien lleg hasta el fondo de la cuestin cuando dijo: "Si Jess no hubiera resucitado, entonces nuestras enseanzas son en vano, y la fe de todos ustedes es en vano". El deseo que expres en el programa de Carson depende de la declaracin de Pablo, y ciertamente debes reconocer que hay millones de personas que comparten mis sentimientos, pero que jams se atreveran a confesar sus dudas. Jos, si pudiese convencerme de que nadie retir el

cuerpo de Jess de la tumba, tu tumba, y de que, por consiguiente, s resucit de entre los muertos, todas las dems preguntas seran improcedentes. Jos pareci aliviado. Camin con ligereza hasta una mesita lateral, haciendo sonar una campanita de cristal. De inmediato apareci un sirviente en el vano de la puerta, llevando una charola de plata con una jarra de vino blanco y dos copas. El anciano sirvi cuidadosamente el lquido, coloc en mi mano una copa llena, rozndola con la suya, y alz su bebida por encima de la cabeza. Quiera la verdad liberarte de tus dudas, hijo mo. Hay algo muy especial que quiero que veas, pero primero vamos a beber por tu xito. Durante los prximos das, siempre estar cerca de ti, haciendo las veces de tu gua y confidente; no obstante, t debes sealar el camino. Los resultados que logres al tratar de descifrar lo que, sin lugar a dudas, es el misterio ms grande de la historia del mundo, depender exclusivamente de tu propia capacidad, de tus conocimientos y habilidades para seleccionar la evidencia y los testimonios. Yo solamente estar a tu lado para protegerte y aconsejarte, en la mejor forma que pueda, si llegara a ser necesario. Durante varios minutos bebimos nuestro vino en silencio. Despus me dijo: No te envidio, Matas; sobre tus hombros ha cado un peso ms grande de lo que te imaginas. Baj mi copa y mir inquisitivamente al anciano. Se encogi de hombros, sonriendo y disfrutando, aparentemente, con mi expresin perpleja. Todava no te has dado cuenta, Matas, de que t, y solamente t, ahora te has convertido en la fuerza que creaste en tu mente hace veinte aos? No comprendo. Qu quieres decir, Jos? T, hijo mo, ahora eres... la comisin que investigar acerca de Cristo!

3Antes de que hubiramos terminado nuestras copas, el sonido distante de fanfarria de trompetas interrumpi nuestro brindis. Jos deposit su copa medio vaca sobre la charola, y dijo ansiosamente: Ponte las sandalias y acompame, Matas. Te promet mostrarte algo muy especial. Esas son las siete trompetas de plata, no es verdad? pregunt. Suenan desde el Templo, cuatro veces al da, para anunciar que todos los fieles deben hacer una pausa durante un momento para orar y reflexionar. Has investigado muy bien, amigo mo. Ven. Al aproximarnos a una puerta que se abra sobre un largo prtico cubierto de enredaderas, el anciano se volvi hacia m, los ojos centelleantes con obvio placer. Hazme el favor de cerrar los ojos y dame tu mano para que pueda guiarte, y te suplico que no los abras hasta que yo te lo indique. Lo hice tal y como me lo peda, y con mi mano en la suya caminamos lentamente hacia adelante. Jos, esto me recuerda otros tiempos le dije. Mi esposa y yo siempre acostumbramos seguir esta rutina con nuestros dos hijos, cuando eran pequeos, en la maana de Navidad. Juntos los guibamos escaleras abajo hasta la sala y nos detenamos justamente frente al rbol, rodeado de regalos amorosamente envueltos por Kitty. Las expresiones de sorpresa y alegra que aparecan en sus caritas cuando, finalmente, les decamos que podan abrir los ojos, era nuestro mejor presente navideo. Con suerte, pronto volveremos a hacerlo, para nuestros nietos. Me sorprendes, Matas. Cmo es eso? Que ests anticipando, aun ahora, la celebracin del natalicio de Jess, a pesar de tus dudas personales y de tus argumentos pblicos. Bueno, en nuestro pas, la Navidad ha llegado a convertirse en algo apenas ms importante que cualquier otro da de fiesta. Ahora, las personas de cualquier fe se unen a la celebracin, por lo menos en el intercambio de regalos. Con excepcin de uno o dos villancicos anticuados, ya rara vez se escucha el nombre de Jess por encima del clamor de las multitudes que pululan en los grandes almacenes y del ruido de las cajas registradoras. S, lo s dijo tristemente. Pronto sent en mi rostro una brisa clida, y supe que estbamos bajo el sol cuando la luz que se filtraba a travs de mis prpados cerrados cambi a un color amarillo brillante, como el de un albaricoque. Luch contra la tentacin de atisbar pero dimos unos cuantos pasos ms antes de que Jos dijera: Ahora ya puedes mirar, Matas. Al principio, me sent cegado por el sol despiadado del desierto. Despus, de mi garganta escap una poderosa exclamacin al contemplar, desde la propiedad de Jos, en la ladera de la montaa, la ciudad de Jerusaln, tal y como la conoci Jess, aferrndose con obstinacin a la escarpada altiplanicie de piedra caliza inclinada, con su perfil desigual suspendido en lo alto del borde circundante de desierto ondulante y yermo. Trat de empaparme de esa visin de una sola mirada: los cercanos palacios terraplenados, los valles prpura, los lejanos hacinamientos de chozas de piedra caliza con tejados que se tocaban unos a otros, los estrechos caminos y las callejuelas atestadas, y la distante construccin de techo dorado que reconoc al instante como el grandioso Templo.

No s cunto tiempo me qued mirando todo eso, antes de escuchar la voz de Jos. Y bien, qu piensas de la ciudad de David? Al principio, me sent incapaz de hablar o de apartar mi vista del panorama que se extenda a nuestros pies. Mis ojos abarcaban de una elevacin a otra, sealadas por estanques azules, torrecillas de piedra, jardines llenos de verdor, tejados de azulejos rojos, muros de mrmol y torres amarillas, edificios de piedra caliza e hileras interminables de palmeras y cipreses. Finalmente pregunte deslumbrado: Por qu yo, Jos? Con tantas personas verdaderamente santas y creyentes que hay en todo el mundo, que gustosas daran su vida por vislumbrar aunque fuese un minuto lo que estoy viendo ahora, por qu yo? Mi anfitrin se volvi retrocediendo varios pasos hacia la villa. Antes de mirarme por encima del hombro pronunci estas palabras: Quiz algn da llegues a comprenderlo. Por ahora, te dejar a solas con tus pensamientos y la ciudad de Jerusaln. A solas con Jerusaln? Si todo esto era un sueo, haba cambiado de opinin. Ahora, el escritor que haba en mi interior no quera despertar. Sobre peldaos de piedras de un color azafrn, descend cruzando macizos cultivos de gladolos y anmonas, hasta encontrar una banca de mrmol que ofreca una perspectiva sin obstruir de toda la ciudad. All me sent, apoyando la barbilla en la mano, luchando por comprender el milagro que se ofreca ante mi vista. La ciudad era pequea, ms pequea de lo que haba imaginado, aun cuando record haber ledo que cubra solamente poco ms de ciento veintin hectreas durante el primer siglo. Para cualquier extranjero como yo, que la contemplaba por vez primera, Jerusaln daba la impresin de ser una fortaleza invulnerable, circundada como lo estaba por slidas murallas de color terracota, salpicadas por elevadas torres que proyectaban sombras profundas hacia los fosos naturales formados por un valle hacia el Este y por otro hacia el Oeste y el Sur. Y sin embargo, como saba muy bien, gracias a mis investigaciones, ninguna barrera, ya fuese natural o hecha por la mano del hombre, haba resistido nunca los interminables desfiles de enemigos y adoradores devotos que llegaban, ya fuese para destruir o bien para honrar el santuario de Yahvh, dios de Israel, y tambin, segn los antiguos profetas judos, dios del universo entero. Bajo mis sandalias, la tierra delgada de Jerusaln, veteada con fajas de pedernal de un color tostado, tena tintes rosa, magenta y rojizos. Si no fuese debido a su rico contenido de hierro, se podra creer que eso se deba a la sangre que constantemente se haba derramado sobre esta tierra torturada desde la poca en que David, con ayuda de Joab, captur a la ciudad que estaba en poder de los jebusitas, reclamndola para su pueblo, el pueblo de Israel, siglos antes de la fundacin de Cartago o de Roma. He observado que muchas ciudades del mundo tienen un sonido caracterstico propio, y as suceda con sta, un murmullo gutural, pero amortiguado, interrumpido frecuentemente por un grito humano o por el sonido de las ruedas de madera que bailaban sobre los adoquines, o el taido de una campana, que ascenda llevado por las rfagas caprichosas de un viento polvoso. Mientras me encontraba sentado all, embelesado y confundido, no fue difcil dejar que mi mente retrocediera a la historia sorprendente de esta tierra hostigada, que haba estudiado durante tanto tiempo. En dos ocasiones, el rey de Babilonia, Nabucodonosor II, haba capturado y saqueado a Jerusaln, y su segundo pillaje convirti a la ciudad en lo que, segn las lamentaciones de Isaas, solamente era un "yermo de espinos y zarzas", con sus murallas reducidas a escombros, junto con el magnfico templo construido por David y Salomn, el hijo de Betsab. Todos los ciudadanos, con excepcin de los pobres y los enfermos, haban sido desalojados y llevados en cadenas hasta una tierra extraa y pagana, en donde haban soportado la humillacin y la iniquidad de la esclavitud durante ms de medio siglo, hasta que el rey de Persia, Ciro el Grande, derrot a

Babilonia y permiti que todos aquellos judos que no haban olvidado, junto con sus descendientes, volvieran a su devastado pas. Con el tiempo, las ruinas que haban sido la morada de bestias, invadidas por la vegetacin silvestre, fueron reemplazadas por nuevos edificios, incluyendo un pequeo templo poco impresionante. Los ancianos que recordaban la elegancia y gloria de la construccin de Salomn, lloraron avergonzados cuando vieron terminada su nueva morada de culto. Bajo el reinado de Nehemas, se reconstruyeron los muros de la ciudad y gradualmente volvi a reavivarse el espritu del pueblo, junto con su fe en que la morada celestial de Dios segua existiendo justamente en lo alto de su humilde sitio terrenal. De acuerdo con la historia, Jerusaln se vio despus sometida a la brutalidad de los incansables ejrcitos de Alejandro el Grande, que irrumpieron a travs de la tierra indefensa, despus de derrotar a Persia y Siria en su marcha hacia Egipto. Ms adelante, el antiguo general de Alejandro, Ptolomeo I, quien haba sido escogido por su comandante para ser rey interino de Egipto, volvi a Jerusaln, despus de la muerte de Alejandro, para capturar una vez ms a la desventurada ciudad, esta vez para su propio imperio floreciente. Antoco III, el Grande, de Siria, fue el siguiente en someter al pas, y su sucesor, Antoco Epfanes, instituy un reinado de terror, cuya meta era la destruccin total de todo vestigio de religin juda. Casi lo logr, obligando a los sacerdotes del templo a quemar cerdos enfermos e intocables en su altar sagrado, ordenando que se destruyeran todas las copias de la Ley y haciendo tanto de la circuncisin como de la observancia del sabat un crimen que se castigaba con la muerte. Aun as los judos resistieron, sufriendo toda clase de degradaciones de parte del dspota sirio, hasta que ste lleg demasiado lejos y destruy su altar de sacrificios. En la revuelta que sigui, una banda suicida de voluntarios valerosos, sobrepasados en nmero por los invasores, bajo el mando de Judas Macabeo y sus hermanos, quienes asumieron el mando cuando l cay, lograron una independencia empapada en sangre para su pueblo, una libertad que perdur nicamente hasta que se vieron aplastados bajo el taln de un nuevo poder, el de Roma. Cuando Csar Augusto escogi a Herodes, el despreciado edomita del sur, como su gobernador para toda la provincia de Judea, el pueblo de Jerusaln se rebel una vez ms, rehusndose a reconocer o a rendir homenaje a ese gentil que profesaba ser uno de ellos. Nuevamente la ciudad fue sitiada, y los ejrcitos de Herodes masacraron despiadadamente a miles de habitantes de todas las edades, incluyendo a su reverenciado sumo sacerdote y gua, Antgono. Despus de tres meses, los hambrientos sobrevivientes se vieron obligados a capitular. Herodes el Grande gobern mediante supercheras y terror durante treinta y tres aos, imponiendo a sus sbditos tributos que casi iban ms all de lo que podan soportar, a fin de complacer a sus amigos de Roma; construy por todo el pas grandes teatros e hipdromos, viaductos y palacios de mrmol y oro, como una evidencia material de su mando supremo. Tambin tom diez esposas y asesin a siete miembros de su familia, incluyendo a tres de sus hijos. Como Herodes, segn la observancia de la Ley hebrea, se abstena, cuando menos en pblico, de comer carnes prohibidas como la de cerdo, la broma comn entre el pueblo haca correr la voz de que era mucho ms conveniente ser un cerdo en la corte de Herodes, y no un hijo suyo. Cuando el cuerpo y la mente enfermos del tirano finalmente expiraron a la edad de sesenta y nueve aos, la necrologa que se murmuraba entre los judos era que "haba usurpado el trono como una zorra, haba gobernado como un tigre y haba muerto como un perro". Uno de sus ltimos actos infames tan de acuerdo con su personalidad, fue dictar un mandato para que fuera pasado a cuchillo todo hijo varn menor de dos aos que viviera en la pequea aldea vecina de Beln y sus alrededores. Haban llegado a sus odos algunos rumores alarmantes de que haba nacido uno que estaba destinado a gobernar al pueblo, tal y como lo haba predicho la profeca juda. Ahora Herodes se haba convertido en polvo, lo mismo que su amo, Csar Augusto; y Tiberio,

el nuevo emperador de Roma, haba dividido la pequea nacin entre dos de los hijos sobrevivientes de Herodes y un gobernador o procurador romano, que en esa poca era Poncio Pilato. Cada uno de ellos disfrutaba de considerable libertad para gobernar su territorio, pero los tres estaban demasiado conscientes de que todas sus acciones siempre estaban bajo el escrutinio del poderoso gobernador de Siria, Lucio Vitelio. Siempre me haba sentido fascinado con la personalidad de Vitelio, desde los primeros das en que comenc a trabajar en "Comisin: Cristo". Firme y capaz, desde un principio haba sido l mi eleccin lgica de la clase dirigente que no hubiera dudado en nombrar un grupo de tribunos para llevar a cabo audiencias secretas a fin de indagar las actividades de cualquiera que amenazara la Pax Romana, aun las de un predicador crucificado originario de Nazaret y de sus seguidores, quienes, ilgicamente, aumentaban en nmero a pesar de la muerte de su maestro. Lucio Vitelio no solamente era el gobernador de Siria, sino tambin el funcionario de ms alto rango de todo el sector oriental del vasto imperio romano. Desde su sede en Antioqua, estaba al mando de cuatro de las veinticinco legiones romanas, y era responsable solamente ante Tiberio del mantenimiento de la paz y la estabilidad en Siria y a todo lo largo de sus fronteras, as como entre los tres millones de judos hacia el sur. Poncio Pilato, quinto procurador romano para las provincias judas de Jujea, Idurnea y Samara, no pareca estar demasiado preocupado por la amenaza creciente que presentaban para su autoridad las hordas de rebeldes en potencia que se multiplicaban con gran rapidez en Jerusaln y sus alrededores, las cuales ahora se haban bautizado a s mismas con el nombre de cristianos. Por otra parte, su superior, Vitelio, dndose cuenta de que la responsabilidad final del mantenimiento de la paz y el orden descansaban nicamente sobre sus hombros, no hubiera tenido escrpulo en hacerse cargo de todo, a fin de enterarse por medio de una comisin elegida por l mismo de todo lo concerniente al fallecido Jess y al supuesto fraude perpetrado por sus seguidores de que haba resucitado. Despus de una carrera larga y honorable, Lucio Vitelio haba fallecido a consecuencia de una parlisis en el ao 52 d. C, afortunadamente mucho tiempo antes de que su nico hijo, Aulo, se convirtiera en emperador de Roma el 2 de enero del ao 69 d. C. Aulo no era la clase de hombre que fue su padre, y despus de haber estado slo unos cuantos meses en el poder, las tropas de Vespasiano lo arrastraron por todas las calles de Roma y despus arrojaron su cuerpo al Tber. La voz de Jos me sobresalt. Qu es lo que encuentras tan divertido? El anciano se haba acercado a m por detrs tan silenciosamente que ni siquiera lo haba odo llegar. Sacud la cabeza. Simplemente he estado pensando en un emperador romano que fue arrastrado por las calles. Jos hizo un gesto de desagrado. Y encuentras eso muy divertido, Matas? No, no, es slo en medio de lo absurdo de mi situacin actual, puesto que ese suceso no tendr lugar sino hasta dentro de treinta y tres aos si, como pretendes, ste es apenas el ao 36 d. C. Realmente podra predecirle su futuro a ese joven, si llegara a conocerlo. T sabes, aconsejarle renunciar al imperio cuando fuera mayor, y mantenerse alejado de Roma. Jos ignor mi nerviosa impertinencia. Eso es algo con lo que debes tener mucho cuidado, hijo mo me advirti. En posesin como ests del conocimiento histrico acumulado en veinte siglos, eres capaz de profetizar acertadamente el destino final de casi todos aquellos a quienes llegues a conocer, as como de predecir el futuro de esta ciudad. Debes ser sumamente discreto y precavido en la forma en que entrevistes a tus testigos. Un solo desliz al hablar, y el desastre sobrevendr, arruinando tu misin. Lo entiendes?

Ahora puedo entenderlo; no he tenido mucho tiempo para pensar en ello. Me dio una palmadita en la cabeza. Lo comprendo. Y bien pregunt, sealando con ambas manos en direccin a la ciudad, es tal y como lo esperabas? Lo es, y mucho ms. Ahora puedo comprender por qu los discpulos exclamaron: "Vean qu forma de piedras y edificios se encuentran aqu!" Y sin embargo, Jos, todo me parece tan conocido. He estudiado tantos mapas y dibujos que muestran la Jerusaln de Jess a fin de lograr que mi libro fuese lo ms autntico posible, que probablemente podra encontrar mi camino all casi tan bien como t. El anciano inclin la cabeza, alzando ambas cejas. En verdad, qu pedantes nos vuelve un poco de cultura. Vamos a ver qu tanto de verdad hay en tu alarde. Estoy seguro de que por la posicin del sol poniente has podido deducir que esta villa se encuentra ubicada en la parte alta de la ciudad, cerca del ngulo suroeste. Ahora bien, al sur del punto en donde nos encontramos, al otro lado de la muralla, hay un valle muy profundo, como podrs ver. Dime, cul es su nombre? Sin vacilar respond: El Valle de Hinnom, algunas veces llamado "Gehenna" o "Infierno", debido a que antao en ese lugar quemaban a los nios en las ceremonias de sacrificios. Posteriormente, se convirti en un basurero permanente, siempre envuelto en llamas. Excelente! Y, por supuesto, reconocers ese magnfico edificio con su techo de oro y alabastro, ubicado en la cima de la colina, al otro lado de la ciudad? Por supuesto; es el grandioso Templo de los judos. Est situado en lo alto del Monte Mora y fue el legado supremo de Herodes a un pueblo del cual jams recibi amor ni respeto. Ms de diez mil ingenieros y obreros trabajaron da y noche durante las primeras etapas de su construccin, y casi un millar de sacerdotes recibieron preparacin especial en el arte de la mampostera, de manera que nicamente sus santas manos tocaran el mrmol y la argamasa que despus dieron forma al altar y patios interiores sagrados. Mientras nos encontramos aqu, si ste es el ao 36 d. C, ya ha estado en construccin durante ms de cincuenta aos. Treinta y cuatro aos despus, a partir de ahora, y poco tiempo despus de su terminacin, ser completamente destruido por Tito y las legiones romanas, despus de haber ahogado la revuelta juda en septiembre del ao 70 d. C. Jos pareca estar furioso. Matas, no debes hacer eso! Debes evitar cuidadosamente el abuso de tus conocimientos del futuro y hacer uso de ellos para profetizar. Eso te conducir a la clase de problemas de los que no hay salvacin. No pude resistirlo, y dije: Jess tambin profetiz la destruccin del Templo, y eso le acarre algunos problemas. Las mandbulas del anciano se endurecieron; me volvi la espalda y seal: Ms all del Templo, en las afueras de la ciudad, hacia el oriente, hay una colina cubierta de rboles. Cul es su nombre? El Monte de los Olivos, y est separado de la ciudad por el valle del Cedrn. All se encuentra el Huerto de Getseman, el sitio en donde Jess fue hecho prisionero aquel jueves por la noche... A la izquierda, al norte del Templo y casi rozndolo, qu edificio es ese? Al fin en su voz haba un tono de admiracin. Volv la mirada en la direccin que me sealaba, y dije:

Esa monstruosidad originalmente llevaba el nombre de Baris, y fue erigida por los macabeos para defender la ciudad. Herodes la convirti en un palacio suntuoso y le dio un nuevo nombre, el de Antonia, en honor de su poderoso amigo de otros tiempos, Marco Antonio. Ahora es una fortaleza romana, bajo el mando de Poncio Pilato, ocupada por tropas en un nmero aproximado de mil, que son responsables del mantenimiento de la ley y el orden en este lugar. El cuartel general de Pilato se encuentra en Cesrea, pero normalmente viene a Antonia para la celebracin de las fiestas judas ms importantes, trayendo consigo tropas adicionales para hacerse cargo del nmero creciente de peregrinos que, por lo general, se dejan llevar por el celo patritico durante sus festividades ms sagradas. Sobre el pavimento de Antonia, en el amplio patio exterior, fue donde Jess compareci ante Pilato para ser juzgado, la maana de su crucifixin. Jos asinti y seal hacia el rea al sur del Templo, en donde un humo ose uro colgaba permanentemente por encima de los tejados de paja y de las calles obstruidas por las multitudes. Y cmo se llama esa seccin? Es la parte baja de la ciudad, los barrios bajos, en donde dos tercios de la poblacin de Jerusaln luchan simplemente para sobrevivir, en la misma forma en que los pobres han luchado en cada ciudad desde el principio de los tiempos. Es un sitio en donde prosperan la enfermedad, el crimen, el vicio y la violencia. Ms de la mitad de los nios nacidos all mueren en el momento de nacer, y muy pocos llegan a romper sus lazos con la pobreza, si es que logran sobrevivir, para cruzar esos puentes y, ms adelante, convertirse en residentes honorables de la parte alta de la ciudad. Puedes ver ese valle que separa las partes alta y baja de la ciudad, y que corre de Norte a Sur? Por casualidad sabras cul es su nombre? me pregunt el anciano, observndome con curiosidad. S, lo llaman el Valle de los Comerciantes de Queso, pero la gente que habita en ese lugar lo llama el Valle del Estircol. All arrojan todo, desde basura hasta cadveres, y ese humo que vemos proviene del cenagal, constantemente abastecido de escoria ardiente que esparce su repugnante hedor sobre toda la parte baja de la ciudad, da y noche. Jos volvi a asentir. A pesar de tu descripcin, lamentablemente acertada, Matas, hay algo en esa zona que pueda atraer a los peregrinos cuando vienen a Jerusaln? Trat de evitar una sonrisa ante su seleccin de las palabras. Ah, casi me olvido de ello. Por razones que jams pude comprender, el mercado ms ambicioso y ms variado de todo el mundo civilizado se encuentra ubicado en el corazn de toda esa inmundicia. All se encuentran cientos de tiendas y bazares, as como muchos sitios excelentes para comer, y todo eso atrae primordialmente a quienes vienen desde muy lejos a rendir culto en el Templo. Le identifiqu en rpida sucesin el hipdromo, el teatro, el palacio hasmoniano, en donde se aloj Herodes Antipas cuando visit la ciudad, y el Estanque de Siloam. Finalmente, me tom por los hombros, con frustracin obvia, y me hizo girar de manera que quedara viendo directamente hacia el Norte. Matas, qu lugar es ese? Esa magnfica propiedad era la residencia de Herodes el Grande. La muralla que circunda los edificios tiene casi catorce metros de altura. En una de las alas del palacio hay cuando menos cien habitaciones, que Herodes acostumbraba llenar con sus invitados, y cada una de ellas ostenta su propio bao con todos los detalles, incluyendo accesorios de oro y plata. Aquellas tres torres fueron construidas para defender al palacio; cada una de ellas se levanta a ms de dieciocho metros por encima de la muralla, y puede dar cabida a toda una compaa de soldados. Una expresin taimada se insinu en el rostro del anciano.

Herodes bautiz con un nombre a cada una de esas torres, Matas. Por casualidad, tus extensas investigaciones no te revelaron cmo las llam? Hice una pausa para tratar de reunir mis recuerdos; si esta era la serie de preguntas ms extraa de cualquier poca, quera ganar. Respond lentamente: Una de ellas se llama... Hippicus, en honor de un amigo de Herodes; otra se llama Fasael, en honor de su hermano, y la tercera es.. . es... Ah, ah! se ri ahogadamente Jos. La tercera se llama Mariamne! en honor de la esposa a quien deca que ms amaba, pero que aun as Herodes mand ejecutar. El anciano no se daba por vencido fcilmente. Me condujo a travs de la parte ms baja del jardn hasta que nos encontramos viendo hacia el Sur. Ms abajo y ligeramente a nuestra derecha, se ergua una pesadilla arquitectnica. A diferencia de sus vecinos ms agraciados, el edificio principal tenia dos niveles A quin pertenece ese lugar? pregunt Jos con el tono de voz calmado de un buen jugador de poker. sta iba a ser una conjetura al azar, porque no estaba muy seguro, pero me daba cuenta de que para ahora ya no quedaban muchos puntos sobresalientes que tuvieran significado para ambos, as que con mi tono de voz ms positivo le respond: Ese es el hogar de Caifs, el sumo sacerdote de los judos, el sitio a donde Jess fue llevado finalmente, despus de su arresto, para ser juzgado por el Sanedrn. Y ese patio exterior es el sitio donde Pedro fue reconocido cuando trataba de calentarse cerca de una fogata, mientras en el interior estaban juzgando a su Maestro. All es donde neg a Jess tres veces, antes de que cantara el gallo, tal y como Jess haba dicho. Una pregunta ms exclam el anciano como si se dispusiera a mostrar cuatro ases. Seal ms all de la casa de Caifs, colina abajo, a una morada mucho ms pequea, cerca de la muralla sur, tambin de dos pisos, en donde un hombre joven pareca muy diligente aserrando madera, cerca de la entrada posterior. Me decid a arriesgarme; despus de todo, con mi promedio, poda permitirme fallar en una. Ese es el sitio en donde Jess y sus discpulos celebraron su ltima cena pascual antes de su arresto. All, en el saln del piso superior, el jueves por la noche, celebr su ltima cena en la tierra. Jos cerr los ojos; sus labios se movan como si estuviera pronunciando una plegaria silenciosa. Despus, con los ojos todava cerrados, murmur: Y ese joven, quin podra ser? Para ahora, las lgrimas corran deslizndose por mi rostro, unas lgrimas que no poda comprender. Pero s saba quin era ese joven. Habita en esa casa, en compaa de su madre, una viuda acaudalada, de nombre Mara. Pedro es su to y ms adelante en su vida, despus de muchas pruebas y tribulaciones, escribir la primera vida de Jess. He ledo sus palabras y padecido agonas al hacerlo cientos de veces, durante los ltimos veinte aos. Su nombre es Marcos, Juan Marcos! Nos abrazamos por primera vez y caminamos lentamente de vuelta a la casa, sin volver a pronunciar otra palabra. Despus de terminada nuestra cena de perdices tiernas y lentejas, acompaada con una fra cerveza egipcia, pregunt: Qu haremos ahora, Jos? El anciano levant ambas manos, con las palmas hacia afuera.

Maana comenzaremos. Pero antes hay varias cosas que debers explicarme. Como cules? El lenguaje, cmo puedo hablar con todas esas personas? Jos se ri entre dientes. Igual que lo has estado haciendo conmigo, Matas. No te habas dado cuenta de que hemos estado conversando en arameo, el idioma del hombre comn en