OFICIOS EN RIESGO DE DESAPARECER€¦ · en su etapa productiva. Al observar que su corazón ha...

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que llegue a su edad productiva. Su etapa de crecimiento es larga, pero su ciclo se ve terminado en el instante en que las personas le quitan el mixiote para cocinar, por lo que Ji- ménez Omaña lamenta estas acciones que acaban con la vida de la planta. El aguamiel no sólo es para producir el pulque, pues también se usa para preparar un delicioso atole, mientras que las personas con diabe- tes utilizan como endulzante la miel que se obtiene al evaporarlo. La elaboración del pulque es un proceso largo y requiere de mucho esfuerzo físico y de los sabios conoci- mientos que nos heredaron nuestros ancestros. En él la participación del “tlachiquero” y del “mayordomo” son claves para obtener una bebida de buena calidad. OFICIOS EN RIESGO DE DESAPARECER A media hora de Pachuca se ubica San Juan Solís, una pequeña comu- nidad que pertenece al municipio de San Agustín Tlaxiaca, y donde habita Modesto Hinojosa, uno de los pocos “tlachiqueros” que quedan en el Valle del Mezquital. Para don Modesto, la elaboración del pulque ha formado parte de su vida, pues a sus 63 años, y aunque la paga no es tan buena, nunca ha pen- sado en abandonar el oficio. Todos los días se levanta muy temprano porque a las seis de la mañana tiene la primera cita con el maguey. Reconoce que es un trabajo diario, cansado y que requiere de mucha disciplina y amor al oficio. El segundo encuentro lo tiene después del mediodía. Son las dos de la tarde cuando don Modesto sale de su casa con una carretilla en la que transporta tres garrafones, un “aco- cote” (contenedor de madera con dos perforaciones que utiliza para extraer el aguamiel) y su machete; se dirige hacia las plantaciones para continuar su labor como “tlachiquero”. El terreno donde se encuentra la materia prima de don Modesto es ex- tenso y árido, sólo se observan flores silvestres, hormigas, plantas con espi- nas, nopaleras cargadas de tunas ver- des y rojas, pitayas y otras cactáceas. Después de haber caminado poco más de dos kilómetros por un camino de terracería, don Modesto llega a la segunda cita del día. Esta vez parece haber llegado un poco retrasado, pero con gran ánimo se dispone a trabajar. Platica que la labor del “tla- chiquero” inicia cuando “capa” al maguey. Para eso se dirige a uno de ellos, lo revisa y constata que ya esté en su etapa productiva. Al observar que su corazón ha crecido procede a quitárselo, evitan- do así que se desarrolle el “quiote”, un tallo que produce en la punta los “gualumbos”, fruto comestible en la región y el cual de no eliminarse, evi- ta que produzca el aguamiel, ahí su importancia. Después de quitarle el corazón, le hace un agujero en el centro, le pone los mismos residuos del ma- guey y lo deja “podrir” de tres a seis meses, tiempo que considera idóneo para que produzca aguamiel de ex- celente calidad. Tarda aproximadamente tres mi- nutos para realizar ese procedimien- to, repitiéndolo con varias plantas del terreno. Al finalizar los cubre con piedras, nopales o las mismas pencas, para impedir que los tlacuaches, pe- rros o zorrillos lo contaminen. Una vez transcurrido ese tiempo, el siguiente paso consiste en raspar el maguey. El experimentado “tlachi- quero” de San Juan Solís explica que para obtener la primera aguamiel hay que raspar y esperar dos semanas. Después de ese lapso se les visita para recibir un regalo puro de la ma- dre naturaleza. Don Modesto retira la protección que puso al maguey, in- troduce un orificio del “acocote” y en el otro, con ayuda de sus pulmones, absorbe toda la materia prima del pulque y lo deposita en un garrafón. Una vez terminado, con mucho respeto e higiene vuelve a raspar el maguey para que la planta no se se- que y sigan produciendo esta bebida milenaria. Redacción S. N. SIGLO NUEVO 27 Pulque. Foto: Archivo Siglo Nuevo Mixiote de pollo. Foto: Kiwilimón

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que llegue a su edad productiva.Su etapa de crecimiento es larga,

pero su ciclo se ve terminado en el instante en que las personas le quitan el mixiote para cocinar, por lo que Ji-ménez Omaña lamenta estas acciones que acaban con la vida de la planta.

El aguamiel no sólo es para producir el pulque, pues también se usa para preparar un delicioso atole, mientras que las personas con diabe-tes utilizan como endulzante la miel que se obtiene al evaporarlo.

La elaboración del pulque es un proceso largo y requiere de mucho esfuerzo físico y de los sabios conoci-mientos que nos heredaron nuestros ancestros. En él la participación del

“tlachiquero” y del “mayordomo” son claves para obtener una bebida de buena calidad.

OFICIOS EN RIESGODE DESAPARECER

A media hora de Pachuca se ubica San Juan Solís, una pequeña comu-nidad que pertenece al municipio de San Agustín Tlaxiaca, y donde habita Modesto Hinojosa, uno de los pocos “tlachiqueros” que quedan en el Valle del Mezquital.

Para don Modesto, la elaboración del pulque ha formado parte de su vida, pues a sus 63 años, y aunque la paga no es tan buena, nunca ha pen-sado en abandonar el ofi cio.

Todos los días se levanta muy temprano porque a las seis de la mañana tiene la primera cita con el maguey. Reconoce que es un trabajo diario, cansado y que requiere de mucha disciplina y amor al ofi cio.

El segundo encuentro lo tiene después del mediodía. Son las dos de la tarde cuando don Modesto sale de su casa con una carretilla en la que

transporta tres garrafones, un “aco-cote” (contenedor de madera con dos perforaciones que utiliza para extraer el aguamiel) y su machete; se dirige hacia las plantaciones para continuar su labor como “tlachiquero”.

El terreno donde se encuentra la materia prima de don Modesto es ex-tenso y árido, sólo se observan fl ores silvestres, hormigas, plantas con espi-nas, nopaleras cargadas de tunas ver-des y rojas, pitayas y otras cactáceas.

Después de haber caminado poco más de dos kilómetros por un camino de terracería, don Modesto llega a la segunda cita del día. Esta vez parece haber llegado un poco retrasado, pero con gran ánimo se dispone a trabajar.

Platica que la labor del “tla-chiquero” inicia cuando “capa” al maguey. Para eso se dirige a uno de ellos, lo revisa y constata que ya esté en su etapa productiva.

Al observar que su corazón ha crecido procede a quitárselo, evitan-do así que se desarrolle el “quiote”, un tallo que produce en la punta los

“gualumbos”, fruto comestible en la región y el cual de no eliminarse, evi-ta que produzca el aguamiel, ahí su importancia.

Después de quitarle el corazón, le hace un agujero en el centro, le

pone los mismos residuos del ma-guey y lo deja “podrir” de tres a seis meses, tiempo que considera idóneo para que produzca aguamiel de ex-celente calidad.

Tarda aproximadamente tres mi-nutos para realizar ese procedimien-to, repitiéndolo con varias plantas del terreno. Al fi nalizar los cubre con piedras, nopales o las mismas pencas, para impedir que los tlacuaches, pe-rros o zorrillos lo contaminen.

Una vez transcurrido ese tiempo, el siguiente paso consiste en raspar el maguey. El experimentado “tlachi-quero” de San Juan Solís explica que para obtener la primera aguamiel hay que raspar y esperar dos semanas.

Después de ese lapso se les visita para recibir un regalo puro de la ma-dre naturaleza. Don Modesto retira la protección que puso al maguey, in-troduce un orifi cio del “acocote” y en el otro, con ayuda de sus pulmones, absorbe toda la materia prima del pulque y lo deposita en un garrafón.

Una vez terminado, con mucho respeto e higiene vuelve a raspar el maguey para que la planta no se se-que y sigan produciendo esta bebida milenaria.

Redacción S. N.

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Pulque. Foto: Archivo Siglo NuevoMixiote de pollo. Foto: Kiwilimón

Acocote.Foto: Archivo Siglo Nuevo