Nutrientes para un futuro sostenible - INTA...

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En San Juan, los suelos en los que se desarrolla la actividad olivícola se caracterizan por ser susceptibles a procesos de degradación y por sus bajos índices de materia orgánica. La incorporación del residuo de su procesamiento industrial –conocido como alperujo– en la superficie implantada con este cultivo, incre- menta la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %. Además, mejora la presencia de microorganismos benéficos para resguardar un recurso, que no es renovable. En esa provincia, las plantas elaboradoras de aceite de oliva procesan, en cada campaña, entre 40 y 60 mil toneladas de aceitunas. Cada 100 kilos del fruto molido, se obtienen 15 de aceite y 85 de alperujo, un residuo semisólido que, por su alto costo de manejo y disposición final, se elimina o reutiliza para aplicar al suelo. Por el rol esencial de los agroecosistemas en la provi- sión de alimento, forraje y bioenergía, desde el Programa Nacional de Suelos, el instituto evalúa la potencialidad del uso de residuos agroindustriales para la recuperación de suelos degradados y como fuente de nutrientes para los cultivos. En cuanto al alperujo, algunos antecedentes sugerían que su aplicación directa representaba una alternativa ecológica para aumentar los niveles de materia orgáni- ca y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad. Sin embargo, y a pesar de ser una práctica muy difundida en la región, Pablo Monetta, investigador del INTA San Juan, destacó que no existían datos locales de los efectos de estos desechos sobre el suelo, ni normativas o recomendaciones con respecto a la forma y dosis de aplicación, al manejo posterior del suelo enmendado o al tipo de cultivo en el cual podrían ser aplicados. Un ensayo del INTA San Juan, realizado en suelo franco arenoso, con olivares de diez años y riego por goteo, determinó que la aplicación controlada incre- mentó los niveles de materia orgánica en un 83 % y la concentración de nutrientes, como nitrógeno en 78 %, fósforo en 70 % y, principalmente, potasio en 124 %, todos elementos movilizados mediante el agua de riego. “Trabajamos en la reutilización de este residuo ya que representa una alternativa ecológica que, además, incrementa los niveles de materia orgánica y nutrien- tes del suelo, sin afectar su calidad”, expresó Monetta. “Aplicamos 40 tn/ha de alperujo, en forma superficial sin posterior incorporación al suelo, para que los resul- tados obtenidos sean comparables”, afirmó. Asimismo, el especialista expresó que además del incremento observado con los nutrientes del suelo “aumentó el contenido total de microorganismos y la Residuos de olivo contra la degradación del suelo La aplicación controlada de alperujo incrementó los niveles de materia orgánica en un 83 % y la concentración de nutrientes, como el nitrógeno en 78 %, el fósforo en 70 % y el potasio en 124 %. actividad de enzimas asociadas a los ciclos de carbo- no, nitrógeno y fosforo”. Con relación a los efectos sobre el cultivo, Monetta destacó: “Observamos ligeros incrementos de nu- trientes foliares, mayor crecimiento vegetativo y no existieron cambios en parámetros reproductivos”. A partir de estos resultados, el INTA junto con la Secretaría de Ambiente de San Juan, realizan accio- nes con el fin de generar una normativa para regla- mentar la aplicación controlada de alperujo para el desarrollo sustentable de la olivicultura regional. RECICLADO DE NUTRIENTES El INTA San Juan trabaja en la reincorporación del alperujo –desecho de la producción olivícola– al cultivo. El manejo adecuado lo convierte en un insumo estratégico debido a que incrementa la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %. Año XIII # 155 / Julio 2015 ISSN: 2362-5287 Nutrientes para un futuro sostenible AÑO INTERNACIONAL DE LOS SUELOS Mientras la demanda mundial de alimentos aumenta, el manejo sustentable de los suelos es uno de los principales desafíos. Una mayor producción de granos está ligada al incremento en el consumo de nutrientes. En el Año Internacional de los Suelos, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el INTA prioriza alternativas para resguardar un recurso fundamental para la seguridad alimentaria.

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Page 1: Nutrientes para un futuro sostenible - INTA Informaintainforma.inta.gov.ar/wp-content/uploads/2012/07/155...En la actualidad, uno de los principales desafíos para el agro es evitar

Ejemplo de una cuenca típica de la Pampa Ondulada. Valores promedio considerando los últimos 10 años.

OCUPACION ACTUAL DE LA TIERRA

En el sistema actual, con preponderancia de cultivo de soja, el aporte de rastrojo es bajo y no alcanza para la reposición de materia orgánica.

Con bajos aportes de rastrojo, el balance es negativo y se pierde materia orgánica del suelo.

Para mantener un suelo “vivo” y sano las colonias de microogranismos deben tener alimento suficiente -rastrojo y materia orgánica del suelo-.

LA SOJA Y LA PÉRDIDA DE MATERIA ORGÁNICA

La aplicación de prácticas conjuntas de manejo conservacionista en la gestión a nivel de cuencas podría reducir los balances negativos y los pasivos ambientales:

CÓMO SE MEJORA

Uso sustentable del suelo en la producción agropecuariaEn la actualidad, uno de los principales desafíos para el agro es evitar el agotamiento de los nutrientes y la disminución de la materia orgánica del suelo. En la Argentina, el INTA prioriza alternativas para preservar un recurso fundamental en la producción de alimentos.

IMPORTANCIA DE LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

Protección de zonas ribereñas.

Retiro de la ganadería de las zonas más cercanas a los cursos de agua.

Implementación de curvas de nivel, terrazas de absorción y mejoras en la biodiversidad.

Establecimiento de zonas de amortiguación.

Monitoreo y evaluación ambiental permanente.

Aumento de la proporción de gramíneas en la rotación (intensificación de las secuencias de cultivos, es decir, más cultivos por año).

Aumento de la dosis de fertilizantes minerales y optimización de la eficiencia de su aplicación.

Incorporación de cultivos de cobertura durante los períodos barbechos previos a los cultivos principales.

Adecuación de rutas y caminos.GANADERÍA9%

SIEMBRA DIRECTA91%Soja de primera

57%

Soja de segunda 13%

Trigo 15%

Maíz 15%

ROTACIÓNDE CULTIVOS(participaciónde la superficie

agrícola)

PrecipitacionesIngreso por deposición atmosférica.

ExportaciónPor cosecha de granos* y por el ganado.

NAPA FREÁTICA

Volatilización y desnitrificaciónGases que pasana la atmósfera. Cursos de aguaLos nutrientes llegan a los cursos

de agua -solubles o sólidos- por

escurrimiento y por erosión, desde la zona cultivada y por las

deyecciones del ganado. Luego

son arrastrados aguas abajo, fuera del agroecosistema.

FertilizaciónAporte de fertilizantes nitrogenados y fosforados.

LixiviaciónInfiltración subterránea por drenaje profundo a

la napa freática. El fenómeno se repite para el

fósforo, aunque en valores con menor relevancia.

REFERENCIAS

Ingresos

Egresos

Nitrógeno

Fósforo

Cifras en kilogramospor hectárea por año

N

P

N

+6

-85

N

-3N

-6

N

-1,3

P

-5

N

-18

P

+20

N

+13

P

-73kg/ha/año

Nitrógeno

-6,3

kg/ha/año

Fósforo

RESULTADO

En todo agroecosistema de producción se generan ingresos y egresos de nutrientes. La mayoría de las producciones actuales extraen más de lo que se aporta al suelo, esto resulta en balances negativos que afectan la calidad de la tierra y, por lo tanto, la sustentabilidad del sistema de producción.

CICLO DE LOS NUTRIENTES

BALANCE DE NITRÓGENO Y FÓSFOROEjemplo en base a registros realizadosen la cuenca del arroyo Pergamino.

La soja no genera la cobertura necesaria para reducir la pérdida de elementos por escurrimiento superficial y erosión.

(*) En el caso de la soja se descuenta el nitrógeno proveniente del aire y que la planta obtiene por simbiósis biológica.

En San Juan, los suelos en los que se desarrolla la actividad olivícola se caracterizan por ser susceptibles a procesos de degradación y por sus bajos índices de materia orgánica. La incorporación del residuo de su procesamiento industrial –conocido como alperujo– en la superficie implantada con este cultivo, incre-menta la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %. Además, mejora la presencia de microorganismos benéficos para resguardar un recurso, que no es renovable.

En esa provincia, las plantas elaboradoras de aceite de oliva procesan, en cada campaña, entre 40 y 60 mil toneladas de aceitunas. Cada 100 kilos del fruto molido, se obtienen 15 de aceite y 85 de alperujo, un residuo semisólido que, por su alto costo de manejo y disposición final, se elimina o reutiliza para aplicar al suelo. Por el rol esencial de los agroecosistemas en la provi-sión de alimento, forraje y bioenergía, desde el Programa Nacional de Suelos, el instituto evalúa la potencialidad del uso de residuos agroindustriales para la recuperación de suelos degradados y como fuente de nutrientes para los cultivos.

En cuanto al alperujo, algunos antecedentes sugerían que su aplicación directa representaba una alternativa ecológica para aumentar los niveles de materia orgáni-ca y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad. Sin embargo, y a pesar de ser una práctica muy difundida en la región, Pablo Monetta, investigador del INTA San Juan, destacó que no existían datos locales de los efectos de estos desechos sobre el suelo, ni normativas

o recomendaciones con respecto a la forma y dosis de aplicación, al manejo posterior del suelo enmendado o al tipo de cultivo en el cual podrían ser aplicados.

Un ensayo del INTA San Juan, realizado en suelo franco arenoso, con olivares de diez años y riego por goteo, determinó que la aplicación controlada incre-mentó los niveles de materia orgánica en un 83 % y la concentración de nutrientes, como nitrógeno en 78 %, fósforo en 70 % y, principalmente, potasio en 124 %, todos elementos movilizados mediante el agua de riego.

“Trabajamos en la reutilización de este residuo ya que representa una alternativa ecológica que, además, incrementa los niveles de materia orgánica y nutrien-tes del suelo, sin afectar su calidad”, expresó Monetta.

“Aplicamos 40 tn/ha de alperujo, en forma superficial sin posterior incorporación al suelo, para que los resul-tados obtenidos sean comparables”, afirmó.

Asimismo, el especialista expresó que además del incremento observado con los nutrientes del suelo “aumentó el contenido total de microorganismos y la

Residuos de olivo contra la degradación del suelo

La aplicación controlada de alperujo incrementó los niveles

de materia orgánica en un 83 % y la concentración de nutrientes,

como el nitrógeno en 78 %, el fósforo en 70 % y el potasio en 124 %.

actividad de enzimas asociadas a los ciclos de carbo-no, nitrógeno y fosforo”.

Con relación a los efectos sobre el cultivo, Monetta destacó: “Observamos ligeros incrementos de nu- trientes foliares, mayor crecimiento vegetativo y no existieron cambios en parámetros reproductivos”.

A partir de estos resultados, el INTA junto con la Secretaría de Ambiente de San Juan, realizan accio-nes con el fin de generar una normativa para regla-mentar la aplicación controlada de alperujo para el desarrollo sustentable de la olivicultura regional.

RECICLADO DE NUTRIENTES

El INTA San Juan trabaja en la reincorporación del alperujo –desecho de la producción olivícola– al cultivo. El manejo adecuado lo convierte en un insumo estratégico debido a que incrementa la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %.

Año XIII # 155 / Julio 2015ISSN: 2362-5287

Nutrientes para un futuro sostenibleAÑO INTERNACIONAL DE LOS SUELOS

Mientras la demanda mundial de alimentos aumenta, el manejo sustentable de los suelos es uno de los principales desafíos. Una mayor producción de granos está ligada al incremento en el consumo de nutrientes. En el Año Internacional de los Suelos, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el INTA prioriza alternativas para resguardar un recurso fundamental para la seguridad alimentaria.

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Los suelos son fundamentales para el desarrollo humano. Nos sostienen, son la base de nuestra producción alimentaria, de ellos extraemos minerales y gracias a ellos podemos producir flores, fibras, combustibles y productos medicinales. El 95 % de los alimentos que consumimos se producen directa o indirectamente en los suelos. Estos albergan una cuarta parte de la biodiversidad del planeta, y desempeñan valiosas funciones ecosistémicas: sostienen la cubierta vegetal del planeta, regulan el escurrimiento del agua, son el hábitat para diversas especies y almacenan carbono orgánico.

Muchas veces olvidamos que el suelo es un recurso frágil y vulnerable, y que debemos preocuparnos de su protección y uso responsable. Para producir alimentos saludables y nutritivos, necesitamos que sean suelos sanos. Los alimentos cultivados en suelos pobres en micronutrientes pueden contribuir a la malnutrición humana. Por otro lado, suelos contaminados pueden traspasar elementos nocivos a los alimentos, como metales pesados y residuos de pesticidas. Los procesos de degradación del suelo muchas veces afectan a los medios de vida y la seguridad alimentaria de los más pobres que vivien en sectores rurales marginales.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2015 como el Año Internacional de los Suelos, con el objetivo principal de aumentar la concientización y la comprensión de su importancia para la seguridad alimentaria y las funciones ecosistémicas esenciales. Para garantizar suelos saludables para un mundo que goce de seguridad alimentaria y ecosistemas sanos, se creó la Alianza Mundial por el Suelo, un foro interactivo y voluntario abierto a gobiernos y otros actores interesados en su protección, con el fin de mejorar la gobernanza del suelo, en consonancia con el derecho soberano de cada Estado sobre sus recursos naturales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lidera la Secretaría de esta alianza y apoya su trabajo mediante alianzas regionales conformadas por representantes de gobiernos, academia, la sociedad civil y otros actores.

En marzo de este año se creó la Alianza Sudamerica-na por el Suelo, la cual trabaja activamente en medidas nacionales y regionales para cuidar este limitado recurso. Los productos agrícolas que producen y exportan los países de América Latina alimentan a millones de personas en todo el mundo. Nuestra región alberga una enorme biodiversidad y una variedad enorme de suelos. Invertir en prácticas que frenan la degradación del suelo y la erosión, fortalecer nuestros marcos legales para su protección y las capacidades y servicios de extensión son algunas de las actividades que debemos potenciar para conservar el suelo, el patrimonio natural que es la base para el desarrollo de nuestra región.

Gracias a la Alianza Mundial por el Suelo, los países están coordinando esfuerzos para encontrar solucio-nes pertinentes a la crisis que afecta a este recurso. Tomar conciencia sobre la importancia del rol del suelo es el primer paso clave en este camino. La FAO está comprometida con los países para lograr la conservación y el uso sostenible del suelo y la seguridad alimentaria para las presentes y futuras generaciones.

Suelos sanos para un mundo sin hambre

Por Benjamín Kiersch Oficial de Recursos Naturales y Tenencia de Tierra de la FAO

El diagnóstico de la disponibilidad de N para la produc-ción de cereales en la región pampeana se basa en la determinación de formas inorgánicas del N –nitratos– en el suelo en presiembra –0 a 60 cm de profundidad–. En general, no se contempla el aporte de la fracción orgánica a través del proceso de mineralización, el cual puede cubrir entre el 40 y el 70 % de los requerimientos.

Una investigación del INTA Balcarce –Buenos Aires– en el sudeste provincial y otros sitios de la región pampea-na, determinó que el uso de un índice de mineralización (Nan) permite cuantificar el aporte de N por ese proceso.

Hernán Sainz Rozas, especialista de esa unidad del INTA, aseguró que “con el agregado de N, el trigo logró un rinde promedio de más de 6.000 kg/ha, en compara-ción con los 5.000 kg/ha que se obtuvo sin el agregado de este nutriente, mientras que en maíz se determina-ron respuestas en rendimiento de 200 a 4.200 kg/ha”.

En ambos cultivos, “la incorporación del Nan al análisis de nitratos permitió mejorar el diagnóstico de la dispo-nibilidad de N y se logró un mejor ajuste de las dosis en los distintos lotes”, dijo.

En esa región, se evaluaron distintas herramientas que cuantifican su disponibilidad en trigo, mediante la intensidad del color verde de las hojas –clorofilómetro– y de la cobertura del cultivo –sensores remotos– en estadíos avanzados del ciclo. “Con el uso de estas tecno-logías y la aplicación de N se pudo ahorrar alrededor de 40 a 50 kg de N/ha, lo que representa de 87 a 109 kg de urea por ha”, aseguró Sainz Rozas. También destacó que “se obtuvieron granos con mejor calidad panadera, en comparación con las fertilizaciones realizadas al momento de la siembra”.

El P puede incrementar los rendimientos en maíz, trigo y soja y aprovechar mejor el agua. Según el investigador, "los suelos de la región permiten aplicar P a más de un cultivo”, lo cual significa que reconstruye la disponibili-dad del nutriente, incluso para el siguiente cultivo.

La respuesta al agregado de S en trigo y maíz fue de 150 a 1.000 kg/ha y puede predecirse con exactitud a partir del uso de indicadores de planta, “dado que hasta el momento los análisis de suelo son poco precisos”.

En cuanto al Zn, el rendimiento en maíz varió de 305 a 1.990 kg/ha, y “es de utilidad un análisis de suelo para separar aquel con deficiencia o suficiencia de ese nutrien-te”, afirmó Sainz Rozas.

Nutrientes, para cuidar el suelo y mejorar el rendimientoPRODUCCIÓN SUSTENTABLE

En el Año Internacional de los Suelos, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el INTA prioriza alternativas para preservar un recurso fundamental en la producción de alimentos. Uno de los principales desafíos es evitar el agotamiento de los nutrientes y la disminución de la materia orgánica. ¿Cómo mejorar el contenido de carbono, la estabilidad estructural y proteger al suelo de la erosión?

La planta de soja es gran consumidora de nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K) y azufre (S), de los cuales sólo el N puede ser provisto, en parte, desde el aire mediante la fijación biológica (FBN). Fernando Salvagiotti, investiga-dor del INTA Oliveros –Santa Fe–, indicó que “estudios realizados en la región sojera argentina mostraron que un 60 % de las necesidades de N del cultivo es provisto por esta vía”.

Para producir una tonelada de granos se necesitan alrede-dor de 80 kg de N. Los demás nutrientes son tomados del suelo y si faltaran, deben aplicarse. De lo contrario, se pier- den toneladas de granos, harina o aceite.

El manejo del cultivo debe optimizar el aporte de N, principalmente inoculando con cepas de alta efectividad y utilizando productos de calidad en cuanto al número de bacterias y a las condiciones de conservación.

Además de la fertilización, es importante incorporar cul- tivos que aporten residuos –gramíneas–, también con una adecuada nutrición. “Los resultados determinaron que cultivos de soja que tuvieron como antecesor alguna gramínea, pueden incrementar el rendimiento entre 200 y 500 kg/ha”, aseguró Salvagiotti.

Al planificar su manejo, se deben tener en cuenta los efectos directos en el cultivo actual y su disponibilidad para los que continúan en la secuencia. Al aplicar altas dosis de P en un cultivo de la rotación, se pueden encon-trar efectos residuales en los siguientes.

El P Bray es un indicador confiable para detectar sitios con probabilidad de respuesta a la concentración de ese nutriente en suelo –0 a 20 cm de profundidad–. Mide el tamaño de algunas fracciones inorgánicas de P relaciona-das con la nutrición fosforada. “Suelos con concentracio-nes por debajo de 18 mg/kg pueden ser deficientes para la mayoría de los cultivos”, dijo.

En el caso del S, “las mayores probabilidades de respuesta se dieron en lotes con mayor degradación física, larga historia agrícola sin uso de fertilizantes y bajos contenido de MO”, explicó el investigador.

En ambientes semiáridos, el rendimiento del girasol depende de la disponibilidad de agua, el cultivo antece-sor, la longitud del barbecho y los cultivos de cobertura. Para Alberto Quiroga, especialista del INTA Anguil –La Pampa–, cuando el agua no condiciona su desarrollo, existe relación entre el rendimiento, la MO y la textura del suelo.

“En un suelo con 1,35 % de MO y un contenido de arcilla más limo igual o mayor al 30 % existe una alta probabili-dad de respuesta a la fertilización nitrogenada y también a fósforo, cuando los contenidos son inferiores a 10 mg/kg”, ejemplificó.

En estas condiciones, la aplicación de 40 a 80 kg de N/ha y de 10 a 20 de P, aseguran un adecuado desarro-llo del cultivo e incrementos en el rendimiento de grano y aceite.

En el oeste de Buenos Aires y este de La Pampa, en los últimos 15 años, los sistemas mixtos de producción experimentaron grandes cambios en las secuencias de los cultivos. La mayor proporción de los de verano condiciona la productividad de los verdeos de invierno, por las siembras más tardías y por la menor disponibili-dad de agua y N.

De acuerdo con Quiroga, en una red de 42 ensayos con la aplicación de 80 kg de N por ha, se obtuvieron respuestas de hasta 1.000 kg/ha de materia seca de centeno. Y cuando al N se le sumaron 20 kg de P/ha la respuesta fue aún mayor, rindió 500 kg más.

“Estos datos muestran una mejor respuesta del nitróge-no cuando hay una adecuada disponibilidad de fósforo”, expresó Quiroga, para quien “esto, además, permitió incrementos significativos en la eficiencia de uso del agua, variable clave en la región semiárida”.

En la Argentina, la caída de los niveles de materia orgánica y el balance

negativo de nutrientes constituyen dos de los problemas de degradación

de suelos más relevantes.

Andriulo: “Para lograr la mayor eficiencia de uso de los nutrientes

es imprescindible realizar un correcto diagnóstico de la disponibilidad”.

Mientras la demanda mundial de alimentos aumen-ta, el manejo sustentable de los suelos es uno de los mayores desafíos del nuevo siglo. En el planeta, cerca de 2.000 millones de hectáreas están deterioradas en forma irreversible, y de las 1.700 millones restantes, el 60 % posee procesos degradatarios que afectan, por año, entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierra productiva.

En la Argentina, la caída de los niveles de materia orgánica (MO) y el balance negativo de nutrientes son dos de los problemas más relevantes que sufren los suelos, sobre todo si se tiene en cuenta que “para 2030 la producción agropecuaria y forestal busca alcanzar los 247 millones de toneladas”, señaló Adrián Andriu-lo, coordinador del Programa Nacional de Suelos del INTA. “En nuestro país, alrededor de 15 millones de hectáreas se encuentran con niveles deficientes de fósforo (P) y 12 millones de zinc (Zn)”, dijo.

“Una mayor producción de granos estará ineludible-mente ligada a un aumento en el consumo de nu- trientes, entonces, un adecuado diagnóstico de su disponibilidad resulta fundamental”, dijo Andriulo.

Revertir la disminución de los contenidos de MO y de nutrientes de los suelos de la región pampeana, re- quiere aumentar los niveles de carbono y las dosis de fertilización.

La inclusión de cultivos de cobertura –como avena sativa y vicia sativa o villosa– es una alternativa para mejorar las propiedades físicas del suelo, equilibrar el balance de carbono e incrementar significativamente la fertilidad.

De acuerdo con el especialista, “para lograr la mayor eficiencia en el uso de los nutrientes es imprescindi-ble realizar un correcto diagnóstico de la disponibili-dad y minimizar otros factores que condicionan el rendimiento”.

TRIGO Y MAÍZ EN EL SUDESTE BONAERENSE

Además de la fertilización, es importante incorporar cultivos que

aporten residuos –gramíneas–, también con una adecuada nutrición.

LA FÓRMULA PARA LA SOJA

GIRASOL Y VERDEOS DE INVIERNO

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Ejemplo de una cuenca típica de la Pampa Ondulada. Valores promedio considerando los últimos 10 años.

OCUPACION ACTUAL DE LA TIERRA

En el sistema actual, con preponderancia de cultivo de soja, el aporte de rastrojo es bajo y no alcanza para la reposición de materia orgánica.

Con bajos aportes de rastrojo, el balance es negativo y se pierde materia orgánica del suelo.

Para mantener un suelo “vivo” y sano las colonias de microogranismos deben tener alimento suficiente -rastrojo y materia orgánica del suelo-.

LA SOJA Y LA PÉRDIDA DE MATERIA ORGÁNICA

La aplicación de prácticas conjuntas de manejo conservacionista en la gestión a nivel de cuencas podría reducir los balances negativos y los pasivos ambientales:

CÓMO SE MEJORA

Uso sustentable del suelo en la producción agropecuariaEn la actualidad, uno de los principales desafíos para el agro es evitar el agotamiento de los nutrientes y la disminución de la materia orgánica del suelo. En la Argentina, el INTA prioriza alternativas para preservar un recurso fundamental en la producción de alimentos.

IMPORTANCIA DE LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

Protección de zonas ribereñas.

Retiro de la ganadería de las zonas más cercanas a los cursos de agua.

Implementación de curvas de nivel, terrazas de absorción y mejoras en la biodiversidad.

Establecimiento de zonas de amortiguación.

Monitoreo y evaluación ambiental permanente.

Aumento de la proporción de gramíneas en la rotación (intensificación de las secuencias de cultivos, es decir, más cultivos por año).

Aumento de la dosis de fertilizantes minerales y optimización de la eficiencia de su aplicación.

Incorporación de cultivos de cobertura durante los períodos barbechos previos a los cultivos principales.

Adecuación de rutas y caminos.GANADERÍA9%

SIEMBRA DIRECTA91%Soja de primera

57%

Soja de segunda 13%

Trigo 15%

Maíz 15%

ROTACIÓNDE CULTIVOS(participaciónde la superficie

agrícola)

PrecipitacionesIngreso por deposición atmosférica.

ExportaciónPor cosecha de granos* y por el ganado.

NAPA FREÁTICA

Volatilización y desnitrificaciónGases que pasana la atmósfera. Cursos de aguaLos nutrientes llegan a los cursos

de agua -solubles o sólidos- por

escurrimiento y por erosión, desde la zona cultivada y por las

deyecciones del ganado. Luego

son arrastrados aguas abajo, fuera del agroecosistema.

FertilizaciónAporte de fertilizantes nitrogenados y fosforados.

LixiviaciónInfiltración subterránea por drenaje profundo a

la napa freática. El fenómeno se repite para el

fósforo, aunque en valores con menor relevancia.

REFERENCIAS

Ingresos

Egresos

Nitrógeno

Fósforo

Cifras en kilogramospor hectárea por año

N

P

N

+6

-85

N

-3N

-6

N

-1,3

P

-5

N

-18

P

+20

N

+13

P

-73kg/ha/año

Nitrógeno

-6,3

kg/ha/año

Fósforo

RESULTADO

En todo agroecosistema de producción se generan ingresos y egresos de nutrientes. La mayoría de las producciones actuales extraen más de lo que se aporta al suelo, esto resulta en balances negativos que afectan la calidad de la tierra y, por lo tanto, la sustentabilidad del sistema de producción.

CICLO DE LOS NUTRIENTES

BALANCE DE NITRÓGENO Y FÓSFOROEjemplo en base a registros realizadosen la cuenca del arroyo Pergamino.

La soja no genera la cobertura necesaria para reducir la pérdida de elementos por escurrimiento superficial y erosión.

(*) En el caso de la soja se descuenta el nitrógeno proveniente del aire y que la planta obtiene por simbiósis biológica.

Francisco Anglesio –presidente del INTA– y Daniel Peralta –gobernador de Santa Cruz– firmaron un convenio para instalar una planta almacenadora de granos en Puerto Santa Cruz. “Será una herramienta fundamental para la transformación y el valor agregado a la producción del sector agropecuario santacruceño”, destacó Anglesio. Además, en el 30° aniversario de la creación del INTA en la región, las autoridades suscri-bieron un acuerdo por el cual se duplicará la extensión del Campo Experimental del instituto.

Sabores y saberes de la Argentina

La Fundación ArgenINTA presentó a la prensa los proce- sos de innovación y desarrollo en la producción de ali- mentos, con una mirada que valoriza el rol de los actores y las culturas locales. Con un menú a cargo de la chef Narda Lepes, participaron Gabriel Delgado –secre-tario de Agricultura de la Nación–, Liliana Paredes de Periotti –subsecretaria de Políticas Alimentarias de Desarrollo Social–, Francisco Anglesio –presidente del INTA–, Eliseo Monti –director nacional del INTA– y Javier Ortega –director ejecutivo de ArgenINTA–.

La Cancillería, a través del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), firmó un Convenio de Cooperación Académica con el INTA que establece cursos de capacitación para los futuros diplomáticos argentinos en materia de “Economías Regionales y Desarrollo Agroindustrial”. Del encuentro participaron Francisco Anglesio –presidente del INTA– y Juan Valle Raleigh –director del ISEN–, acompañados por José Catalano –vicepresidente del INTA– y Eliseo Monti –director nacional–.

Santa Cruz: acuerdo que agrega valor INTA capacita a futuros diplomáticos

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