NOVIEMBRE — DICIEMBRE BOLETÍN DE AMISTAD 2007 LOS 12, …

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92 anta amina y 2007 BOLETÍN DE AMISTAD gustinos A R ecoletos C NOVIEMBRE — DICIEMBRE N os lo cuenta Lucas. Cuando Jesús, tras largas sesiones de ins- trucción y diálogo con los suyos, quiere que vayan preparán- dose para ser continuadores de su obra, los envía de dos en dos (10, 1). Busca que «aprendan haciendo», una técnica empleada e inculcada por todos los grandes pedagogos. Primero será el grupo de los 12 apóstoles; después el grupo más amplio de los 72 discípulos. Cuando éstos regresen, candorosamente entu- siasmados por el poder que han visto salir de sus propias manos, el Maestro los llevará a un lugar retirado para rea- lizar con ellos una evaluación que dé sentido a una experiencia tan impactan- te de anuncio de la Buena Nueva. A ejemplo suyo, la Iglesia establece también que, a quienes se preparan pa- ra ejercer el apostolado, además del adiestramiento teórico en las aulas y los libros, se les ofrezca entrenamiento práctico, abriéndoles a la realidad de sus hermanos que trabajan en las distintas parcelas de la Viña del Señor. Este tipo de experiencias no puede ser un simple pretexto para satisfacer curiosidades o mera ocasión de un turis- mo más o menos barato o comprometi- do. Su raíz última ha de ser el deseo de cooperar en la acción salvadora de Cris- to. En consecuencia, deberán organizar- se por razones educativas y con el fin de ayudar al futuro apóstol a madurar. Eso es lo que de manera clara se ha pretendido con los jóvenes agustinos re- coletos que se forman en el seminario de Las Rozas, junto a Madrid. Sus res- ponsables creyeron conveniente aprove- char el tiempo de verano para que vivie- ran una experiencia de inmersión en el apostolado vivo de la Orden. De esta manera –pensaban– se podría conseguir varios objetivos de gran interés. Los estudiantes conocerían comunidades dedicadas de lleno a la labor pastoral en zonas marginales. Cooperarían también con ellas, pudiendo percibir los mil aspectos de la vida sacerdotal en aquellos lugares. Entrarían así en contacto con otras culturas alejadas de su vida habitual. En fin, se iniciarían en actividades de catequesis y pastoral nuevas para ellos. Dos fueron los campos elegidos: la misión de Lábrea, en Brasil, y la parro- quia de Hospitales de la Ciudad de Mé- xico, en la que funciona el centro CARDI. En uno y otro lugar estarían acompaña- dos por sendos formadores. Como hizo Jesús con sus discípulos, el equipo de formadores de Las Rozas los ha animado a reflexionar y sacar las lecciones de esa experiencia tan inten- sa. Ellos también han vuelto gozosos y admirados. Y ahora se trata de compar- tir experiencias. Para ello se cuenta con el testimonio de los protagonistas y el de los religiosos que durante unas se- manas los han visto desenvolverse en la primera línea de la actividad apostó- lica. Canta y camina no quiere desapro- vechar los diversos testimonios de unas vivencias que suelen marcar la vida, es- pecialmente cuando llegan en plena ju- ventud. Aquí te las presentamos. Nos ofrecen de primera mano, fresca y viva, la reacción más íntima de cada uno de estos jóvenes. Y, a la vez, nos muestran aspectos concretos y emocionantes de la vanguardia apostólica, en la que tan- tos agustinos recoletos anuncian el Rei- no de Dios dedicándose a los desfavore- cidos de todo tipo. S u r a í z ú l t i m a e s e l d e s e o d e c o o p e r a r e n l a a c c i ó n s a l v a d o r a d e C r i s t o LOS 12, LOS 72 Y EL RESTO DEL GRUPO

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y2007BOLETÍN DE AMISTAD

gustinosARecoletosC NOVIEMBRE — DICIEMBRE

Nos lo cuenta Lucas. Cuando Jesús, tras largas sesiones de ins-trucción y diálogo con los suyos, quiere que vayan preparán-

dose para ser continuadores de su obra, los envía de dos en dos(10, 1). Busca que «aprendan haciendo», una técnica empleada einculcada por todos los grandes pedagogos. Primero será el grupode los 12 apóstoles; después el grupomás amplio de los 72 discípulos. Cuandoéstos regresen, candorosamente entu-siasmados por el poder que han vistosalir de sus propias manos, el Maestrolos llevará a un lugar retirado para rea-lizar con ellos una evaluación que désentido a una experiencia tan impactan-te de anuncio de la Buena Nueva.

A ejemplo suyo, la Iglesia establecetambién que, a quienes se preparan pa-ra ejercer el apostolado, además del adiestramiento teórico en las aulas y loslibros, se les ofrezca entrenamientopráctico, abriéndoles a la realidad de sushermanos que trabajan en las distintasparcelas de la Viña del Señor.

Este tipo de experiencias no puedeser un simple pretexto para satisfacercuriosidades o mera ocasión de un turis-mo más o menos barato o comprometi-do. Su raíz última ha de ser el deseo decooperar en la acción salvadora de Cris-to. En consecuencia, deberán organizar-se por razones educativas y con el fin deayudar al futuro apóstol a madurar.

Eso es lo que de manera clara se hapretendido con los jóvenes agustinos re-coletos que se forman en el seminariode Las Rozas, junto a Madrid. Sus res-ponsables creyeron conveniente aprove-char el tiempo de verano para que vivie-ran una experiencia de inmersión en elapostolado vivo de la Orden. De esta

manera –pensaban– se podría conseguir varios objetivos de graninterés. Los estudiantes conocerían comunidades dedicadas de llenoa la labor pastoral en zonas marginales. Cooperarían también conellas, pudiendo percibir los mil aspectos de la vida sacerdotal en aquellos lugares. Entrarían así en contacto con otras culturas

alejadas de su vida habitual. En fin, se iniciarían en actividades de catequesis ypastoral nuevas para ellos.

Dos fueron los campos elegidos: lamisión de Lábrea, en Brasil, y la parro-quia de Hospitales de la Ciudad de Mé-xico, en la que funciona el centro CARDI.En uno y otro lugar estarían acompaña-dos por sendos formadores.

Como hizo Jesús con sus discípulos,el equipo de formadores de Las Rozaslos ha animado a reflexionar y sacar laslecciones de esa experiencia tan inten-sa. Ellos también han vuelto gozosos yadmirados. Y ahora se trata de compar-tir experiencias. Para ello se cuenta conel testimonio de los protagonistas y elde los religiosos que durante unas se-manas los han visto desenvolverse enla primera línea de la actividad apostó-lica.

Canta y camina no quiere desapro-vechar los diversos testimonios de unasvivencias que suelen marcar la vida, es-pecialmente cuando llegan en plena ju-ventud. Aquí te las presentamos. Nos ofrecen de primera mano, fresca y viva,la reacción más íntima de cada uno deestos jóvenes. Y, a la vez, nos muestranaspectos concretos y emocionantes dela vanguardia apostólica, en la que tan-tos agustinos recoletos anuncian el Rei-no de Dios dedicándose a los desfavore-cidos de todo tipo.

Su raíz última es el deseode cooperar en la acción

salvadora de Cristo

LOS 12, LOS 72 Y EL RESTO DEL GRUPO

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UNA NUEVA EXPE

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Dirección:Javier Legarra

Redacción:Pablo PanedasMarciano SantervásRodrigo DíezRoberto Sayalero

Edita:Agustinos Recoletos

Provincia deSan Nicolás de TolentinoPaseo de La Habana, 16728036 MadridTel. 913 453 460Fax 913 452 222E-mail:[email protected]

Imprime:EspañaArte-Impress S.L. — ZaragozaMéxico, Estados Unidos y Costa RicaImprimo S.A. de C.V. — México D.F.

Maquetación:Fotjomar’d — Zaragoza

Agustinos RecoletosBoletín de Amistad

Número 92Noviembre — Diciembre 2007

Depósito Legal:M-10324/1986

EN PORTADA:Parece hecho a propósito, pero es coincidencia. Al mismotiempo que se llevaba a cabo la experiencia misional de losjóvenes de Las Rozas, a la entradade su casa se instalaba estapintura de Iván López.El nuevo modelo formativopretende hacer carne y vida la enseñanza de san Agustín, de forma que la Casa deFormación no sólo lleve el nombredel Obispo de Hipona, sino queesté también marcada por sudoctrina y su ejemplo.

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¡Hay que ver cómo ha cambiado el mundo! Loque antes nos parecía imposible, ahora lo tene-mos al alcance de la mano. Ha ocurrido en todo:en la tecnología y en la ciencia, en los medios detransporte y de comunicación, en las costumbresy en la moda, en las creencias y en los ideales…También en los institutos religiosos. ¡Cuánto hancambiado los conventos! ¡Y cuánto la formación!

Preparando el terreno

Entre los agustinos recoletos, provincia de SanNicolás de Tolentino, el último Capítulo, celebradoel año 2006, marcó nuevas directrices que afecta-ban a la formación, como no podía ser menos. Elmáximo órgano de gobierno de la Provincia pro-clamaba su convencimiento de que, para ella, lalabor misionera es «irrenunciable y primordial». Enconsecuencia, pedía reavivar el espíritu misionerode todos sus religiosos. Y poco antes había enco-mendado al órgano competente estudiar la formaconcreta en que los jóvenes seminaristas puedan«tener experiencias apostólicas y de progresivainserción en otras comunidades».

El Capítulo Provincial de 2006marcó nuevas directrices

para la formación

Otros cinco profesos (Cleuto, Francisco y Jam-son, brasileños; más Pío, chino, y Mario, costarri-cense), fueron un poco más lejos: al Amazonas.

En fin, otros tres profesos (Luis, Gustavo yJuan José; hondureño el primero, costarricenseGustavo, y el último mexicano) vivieron su expe-riencia en la Ciudad de México, en la comunidadde Hospitales. Allí experimentaron en sus propiascarnes el dolor de miles de enfermos, a quienesvisitaban a diario, y pusieron su granito de arenaen los primeros pasos del CARDI, clasificandomedicinas para el dispensario y colaborando conlos voluntarios.

Balance de los interesados

¿Qué ha quedado de una experiencia tanintensa? ¿Cuál ha sido el fruto? El tiempo lo dirá.De momento, ya de vuelta en casa, todos elloshan compartido sus experiencias con los demáscompañeros. Expresiones como «te llega al cora-zón», «te marca», «me ha servido para darmecuenta» se repetían noche tras noche en susexposiciones y comentarios. Dando un vistazo alas evaluaciones que ellos mismos han realizadopor escrito, podemos leer frases como lassiguientes.

— «Hoy doy gracias a Dios y a la Provincia por laexperiencia tan rica que nos han brindado».

— «Fue un momento nuevo en mi vida como for-mando y como cristiano, el momento en que másrecé».

— «La desobriga fue la mejor experiencia que hiceen este periodo especial de formación».

— «La ida a Brasil fue una experiencia de inmensovalor para mí como formando».

— «La experiencia de Hospitales me ha hecho máshumano, más positivo ante la enfermedad. El cono-

Éstas son las razones de fondo de la nuevaexperiencia formativa que algunos profesos de laCasa de Formación San Agustín de Las Rozas(Madrid) vivieron el pasado verano.

Despliegue y estrategia

Un grupo de cuatro profesos mexicanos(Gerardo, Antonio, Juan Jesús y José Luis) hicie-ron su experiencia en Fortaleza (Ceará, Brasil).

Así vieron el río Purús por pr imera vez, desde el avión.

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PERIENCIA FORMATIVA 3C

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cimiento de la labor de nuestros hermanos alláme ha servido para confrontarme conmigomismo y mi propio carisma».

— «Este mes de misión ha sido un regalo deDios y de la comunidad, y espero siga así cadaaño para que todos nos hagamos más humanosy fraternos».

— «Compartir esta maravillosa y formativaexperiencia es algo único que bien vale la penase siga cultivando en esta casa de formación yen la Orden».

Hablan las comunidades

Algo parecido, aunque en tono menos entu-siasta, más reflexivo, manifiestan las comuni-dades que los acogieron. Entresacamos algu-nos de sus juicios más significativos.

— «Los objetivos y planes previstos se cumplie-ron: recibieron clases de portugués y cultura bra-sileña, trabajaron en la casa, conocieron lacomunidad y sus ministerios, se involucraron enlo posible y compartieron nuestro vivir diario.Nuestro juicio final es que la experiencia fuepositiva y mereció la pena».

(Comunidad de Fortaleza)

— «La primera noticia de la venida de estudian-tes de teología para hacer una experiencia demisión fue acogida con sorpresa y alegría. Sor-presa porque era la primera vez que estudiantesde teología en España venían a Lábrea, y conalegría porque era un indicio de que a la forma-ción intelectual se uniría decididamente la opor-tunidad de una experiencia pastoral, especial-mente la vivencia de la dimensión misionera.Con lo cual se escuchaba el anhelo de diferentesencuentros de misioneros de la Orden».

— «No son los primeros que han llegado con laintención de hacer “experiencia de misión”. Algu-nos laicos ya estuvieron conviviendo en Lábreacon la comunidad religiosa con ese objetivo. Enuna sociedad de fáciles comunicaciones, sonconstantes los viajes no turísticos de jóvenes y nojóvenes para conocer nuevas realidades y enri-quecer su formación, participar en encuentros,congresos, etc.».— «En Lábrea, durante tres días, participaron deuna experiencia única: la asamblea de la Prelatu-ra, que se celebra cada tres años. Tuvieron laoportunidad de conocer más exactamente los tra-bajos de evangelización, las conquistas y las difi-cultades, a las personas comprometidas, lascomunidades de religiosos y religiosas y loscaminos por donde la misión marchará en elfuturo. Los estudiantes se mezclaron con lagente, escucharon los informes, participaron enlos grupos de estudio, lo vivieron todo con muchointerés e incluso, en algunos momentos, llegaron aintervenir».— «Participaron en algunos programas de radiode la parroquia, dando testimonio de sus orígenese historia de su vocación; igualmente en las cele-braciones con las comunidades de la ciudad».— «Durante una semana viajaron por el interiordel río Purús acompañando en una desobriga alpadre Miguel Ángel Peralta ya las misioneras agustinasrecoletas Socorro e Isaura.Vieron la realidad humilde delas caucherías, la acogidaalegre, unas aldeas indíge-nas, la cara de sorpresa alver tres brasileños, un chinoy un costarricense preparán-dose para sacerdotes».— «La actitud de los teólo-gos durante esta semana fuesiempre de inquietud porsaber, aprender, comunicar-se, participar, interesarse por

Este mes de misión ha sido un regalo de Dios y de la comunidad

El formador, Francisco Javier Jiménez, confesando en la desobriga.

las diferentes comunidades y por las personas quelas componen».— «Dar esa oportunidad de “experiencia misio-nera” en la formación es enriquecedor, especial-mente si hay antes una preparación espiritualadecuada, conocimiento de la realidad, la histo-ria, la sociedad y, cuando la lengua es diferente,también el estudio del idioma. Todo va a contri-buir a una formación de más calidad, más com-pleta, más abierta y más recoleta».

(Comunidad de Lábrea)

— «Les ayudó a humanizarse mucho más, a sermenos rígidos. El trabajo específico aquí les hizover que la vida tiene otra dimensión más profun-da e integradora».— «Un hospital es la mejor universidad para darprioridad primero a las personas, antes que a lasideas, las propias estructuras; esto fue lo que lesayudó a llevarse muy bien entre ellos, y a trabajaren equipo».— «Nos alegra que los formadores tengan unabuena experiencia pastoral y aprueben este tipode experiencia. Hemos comentado en comuni-dad que el futuro en la formación también pidepersonal con un coeficiente alto en inteligenciaemocional».

(Comunidad de Hospitales)

¿Qué más se puede añadir? Nada. Mesumo a lo que arriba se dice. Reconozco queno todo fueron aciertos y que hay aspectos(desorganización, improvisación, colaboración)que habrá que mejorar para el futuro. Agra-dezco a toda la Provincia la oportunidad quenos ha brindado y la ayuda recibida; y a lascomunidades, la acogida que nos dispensa-ron. En fin, agradezco la colaboración calladade tantos religiosos que, con su trabajo conti-nuado, fiel y sacrificado durante años, hanpermitido que los profesos puedan realizaresta experiencia. Quiera Dios que sea parabien de todos.

Francisco Javier Jiménez García-VillosladaFormador (Las Rozas, Madrid)

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Los tres del CARDI, Juan José, Luis y Gustavo (izda. a dcha.).

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grandes compañías pesqueras se lo llevantodo. Ahora se pasa el día en casa esperan-do que sus hijos traigan algo de dinero parasalir adelante. No sabe en qué trabajan loschicos… o no nos lo quiere decir. Sólo leimporta que entre dinero en casa paramantener a su familia numerosa.

José Luis

La niña sin rostro humanoLas casitas eran de madera y cartón, sin

piso. Sus condiciones higiénicas son deplo-rables. La situación de las familias en esteasentamiento es deprimente. Sabíamos quemuchas de las chicas de este barrio trabajanen la prostitución y que algunas sufren agre-sión sexual en su propia casa. El vivir diez omás personas en una chabola, el alcoholis-mo y la drogadicción contribuyen a la pro-miscuidad y el incesto.

Llegamos a una vivienda en la que unmatrimonio tenía una hija con discapaci-dad física y mental, no sé hasta que grado.La niña de ocho o nueve años estaba sen-tada en una pequeña silla con la cara diri-gida al suelo y vestida sólo con una peque-ña prenda. Luego supimos que la niña eraobjeto de abuso por parte de un primo.

Por la noche, rememo-raba la impresión con todaviveza, y la situación deaquella niña suscitaba enmí toda suerte de senti-mientos: desde la indigna-ción al remordimiento. Nopude pegar ojo. Después,durante las vacaciones yhasta el día de hoy, he traí-do en la mente a aquellaniña y lo único que hepodido hacer ha sido rezar.

Antonio

Lecciones de teologíaen la selva

Durante el mes que pasa-mos en Lábrea, he tratadode adaptarme a la vida de la

Hablan los protagonistas. Las páginas centrales y la siguiente estánreservadas para que los jóvenes formandos entresaquen, entre susrecuerdos, los que les han llegado más hondo. Son material radioacti-vo que, en adelante, dinamizará sus vidas. Para nosotros, configuranfacetas de una realidad múltiple y de una variada experiencia de ple-nitud.

misión y a los cambios: el calor, los mosqui-tos, comidas, horarios, formas de ser y depensar. Aun siendo yo brasileño, muchascosas para mí eran novedad. Algunas inclu-so no alcanzo a entenderlas; no sé si algúndía lo conseguiré. Lo que sí veo es que en laobra de nuestros misioneros actúa Dios, yque Él es la fuerza y la esperanza de lospobres, los humildes y sencillos.

Brasil es un gran país y muy hermoso,pero en él las diferencias sociales son gran-des: los ricos se hacen más ricos a costa deque los pobres lo sean más. Sin embargo,lo que me llena de alegría es la gente sen-cilla y humilde que vive su fe, que sonríeen medio de su pobreza, que busca a Diosy que ora todos los días.

En este mes de Lábrea he podido ver ysentir en cada ser humano a un Jesucristofeliz, vivo y cercano, con ganas de seguiradelante, de vivir al máximo, de entregar-se por entero al hermano.

Estoy de nuevo en España terminandomis estudios de teología. Ojalá puedaseguir mi camino en la dirección que aca-bo de descubrir: la de ser un servidor delPueblo de Dios.

Francisco

Miradas conmovedorasQuedé muy impactado cuando visita-

mos a las familias que viven hacinadas enla Barra do Ceará de Fortaleza (Brasil). Nohan encontrado para vivir otro sitio que lasdunas de la playa. Una reducida habita-ción, a la que ellos llaman «casa», albergaa muchas personas. No hay espacio vital niexiste privacidad alguna. No teniendo casinada, lo comparten todo.

De allí, la vida parecía brotar a borbo-llones. Por todos lados pululaban niños yniñas. Su tierna mirada clamaba, pidiendoy agradeciendo, con una sonrisa. Aquellasmiradas me dejaron paralizado. Me limitéa mirar y callar. No hallaba las palabrasadecuadas para hablarles de un Dios-Amor.Me preguntaba, más bien, qué podría hacerpor ellos. No encontré respuesta. La mira-da de aquellos niños me llegó a las profun-didades del corazón.

Juan Jesús

Hábitat inhumanoLa casa en que entramos, allá en la

Barra, no tenía más que una habitación deunos 15 metros cuadrados. La señora pre-paraba la cena. En un rincón ven la televi-sión tres de sus hijos, dos muchachas y unchico. La señora nos dirá después que unade las chicas, que no llega a los dieciochoaños, sólo está de visita. Hace poco se haido a vivir con su pareja, un muchacho desu misma edad.

Tímidamente, el padre empieza ahablar. Es pescador en el río, aunque desdehace algún tiempo no tiene trabajo. Las

INSTANTÁNEAS QU

Miradas que se te clavan.

Una «avenida de la miser ia», en el barr io Tancredo Neves.

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Pobreza y alegríaEn Manaos tuvimos un encuentro con

las encargadas de la pastoral de niños de laparroquia de Santa Rita. Eran dos señorasmuy entregadas. Una de ellas nos llevó aver una capilla próxima a su casa. Cuandovolvíamos a la parroquia, pasamos frente asu casa y nos la enseñó. Estaba a la orillade un río que andaban rellenando paraconseguir más lugar de edificación. Era demadera ya vieja, color grisáceo. Por deba-jo, había aguas negras acumuladas desdeno sé cuándo, con bolsas y espumas flo-tando. Para entrar, la señora tenía que pasarpor un pasadizo de madera. Ella entró son-riendo en su casa y nosotros regresamos ala parroquia.

Pío

Débiles y valientesUn domingo por la mañana, ya estába-

mos para salir del Hospital Infantil cuandonos encontramos con una familia: el matri-monio y dos hijas, una de ellas joven y laotra una niña. Nos acercamos para pre-guntarles por su situación. La hija menorpadecía una insuficiencia renal y necesita-ba un trasplante, y la hermana mayor sehabía ofrecido como donante. Ésta estabamuy nerviosa, igual que los padres, peroera muy valiente. Lo único que pudimoshacer fue animarlos y asegurar a la herma-na mayor que debía sentirse orgullosa,pese a todo, del gesto de amor y desinteréspara con su hermanita.

No fue éste el único caso de gran valorque pude observar en los niños. Varias

veces me admiró su espíritu de valentía yaceptación del propio dolor. En ocasiones,nos encargaban decir a sus padres que nollorasen por ellos y no se preocupasen. Mesorprendió ver con cuanta naturalidad ysencillez aceptan la vida y sus vicisitudes.

Gustavo

Solidaridad entre pobresEra una tarde muy tranquila. Nosotros

estábamos para empezar el trabajo quenos habían encomendado en el CARDI:hacer el inventario de los medicamentos.De pronto sonó el timbre y, al abrir, apare-ció la figura cansada de un pobre anciano,casi un mendigo.

Nos contó que era un vagabundo y que,unos días antes, se había encontrado, per-didos en la gran ciudad, a dos muchachos.Los notó totalmente desorientados, y leparecieron hambrientos y solos. Con elpoco dinero que había conseguido ese díales dio algo de comer y luego los llevó alcuartucho donde él vivía y les ofreció algu-na ropa y con qué bañarse. Eran de Chia-pas y hermanos. Habían acudido a la granciudad en busca de fortuna, pero habíanperdido todo lo que traían.

Le preguntamos qué esperaba de CARDIy continuó su historia. Había advertido a losmuchachos que no salieran. Él se encarga-ría de arreglar su problema. Y el caso es queel menor de los hermanos había salido ydebía de andar perdido por la ciudad. Nosabían dónde estaba. «Vengo aquí a queme ayuden a encontrarlo. Su hermano lonecesita y yo ya no sé qué más hacer».

Nosotros no pudimos hacer gran cosa:sólo informar del caso a los encargados deCARDI. Sí que nos ha sido muy alecciona-dor. Hemos visto cómo personas pobres ymarginadas pueden hacer grandes cosas.Hemos comprendido que no da el que tie-ne, sino que da o, mejor, se da quien tienegrandeza de alma para ello. Con aquelbuen viejo vivimos lo que es el voluntaria-do de CARDI, que básicamente consiste enescuchar, sensibilizarse y acompañar en elsufrimiento.

Luis

QUE DEJAN HERIDA

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Presentación de los viajeros en la com unidad de Jucury (Lábrea): (izda. a dcha.) Francisco,Pío, Mario, Miguel Ángel Peralta, Jamson, Francisco Javier Jiménez y Cleuto.

Unidos a personas de la zona, levantan una cruz conmemorativa en la playa de Casiana(Lábrea), donde pereció ahogado en 1983 el recoleto Mar io Sabino.

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Niños terminales, situaciones extremas6C

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quien nos pedía ir a orar por su hijo Jor-ge, de 9 años, que ya estaba en agonía.Yo pensé que iba a ocurrir lo mismo quehabía pasado con la joven madre de an-tes. Albergaba un cierto temor, por lo queinteriormente iba pidiendo fuerza a Dios.

Llegamos a la cama 16, que ocupabaJorge. Su madre estaba acariciándolo y es-perándonos allí con él. Rafael se acercó ycomenzó a orar y a darles palabras de áni-mo a Jorge y a sus papás. Le decía al niñoal oído, mientras le acariciaba la cabeza:

—Ve con Dios, Jorge. No temas nada;Él te ama. Tus padres están orgullosos deti. Vete tranquilo y contento contigo mis-mo.

Rafael dijo una frase que me llamó laatención y que a los padres del niño lesllenó de fortaleza:

—Ustedes sí son padres de verdad,pues están aquí con su niño despidiéndo-lo con Dios. Eso es ser padres: estar conel hijo siempre, y en especial en los mo-mentos últimos que Dios le concede.

Los padres comenzaron a llorar. La aceptación de la voluntad de Dios era pa-tente; su fe en Dios se manifestaba en lapaz y amor que mostraban a su hijo has-ta en los últimos momentos. Al final, Ra-fael ungió al niño con el óleo de los en-fermos y nos marchamos. Los padresquedaron muy agradecidos.

Juan José

Uno de los días acompañé al padre Ra-fael a la misa para niños enfermos y

familiares en el Hospital Infantil. La misatoda estaba pensada para ellos: las lectu-ras y la homilía giraron en torno a la fe yconfianza en Dios, que dirige nuestra vi-da. Algunos de los familiares nos pidierondespués visitar a sus hijos y orar por y conellos. Varios pidieron la bendición parasus niños, que estaban ya en los últimosmomentos de vida. Este mismo día me to-có presenciar dos formas de enfrentarsecon el hecho doloroso de la muerte.

Acabada la misa, una señora joven seacerco a Rafael y le pidió que fuéramos aorar por su niña de cuatro años, que es-taba en terapia intensiva. Como él teníamuchas visitas en lista, ésta me la enco-mendó a mí, así que me fui con la seño-ra. Al llegar adonde estaba la niña, ya medisponía a rezar por ella cuando me fijéen su cara yerta... La madre la tocó y es-taba fría. Había fallecido momentos antesde que llegáramos. Le cerré sus ojitos y oré en silencio por el alma de la niña ypor su familia.

La madre comenzó a llorar y a gritar.Luego se dedicó a culpar a Dios y a lasenfermeras, a los doctores y a todos losque estábamos por allí. La abuela se acercó a ella y trató de consolarla, pero laseñora se enojaba más y más. Yo, sin sa-ber qué hacer, abracé a la madre, que no

dejaba de llorar. Sólo cabía el silencio y laplegaria interior. Fue un momento muy emotivo y duro para mí. Después de unrato, y con la ayuda de enfermeras, el esposo y el sacerdote, la señora cesó degritar, aunque estaba muy alterada y mo-lesta.

Cuando todo quedó ya bajo control,Rafael y yo nos fuimos a otra sala a seguirnuestra misión. Ésta vez era un hombre

Fue un momento muyemotivo y duro para mí

El día en que Luis renovó sus votos se le unieron comunidad y voluntarios.

Los tres estudiantes con su «jefe», Eduardo Carballido, coordinador de CARDI.

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Amazonas: «Lo vivido aquí sólopuede hacerles bien»

Los misioneros del Amazonas acogi-mos la noticia con alegría y con sorpre-sa. Considerábamos enriquecedor quecinco estudiantes uniesen a su forma-ción intelectual una experiencia «defrontera» entre ríos, comunidades de ba-se, barco y selva, leprosos y adolescentesen riesgo, pobreza y miseria, distancias ydificultades.

El camino era nuevo, deseado y pro-vechoso. Primero les mezclamos con másde 80 laicos que, en asamblea, evaluarona la luz de la Palabra su tarea pastoral yasumieron nuevos compromisos al ladode los pobres y en defensa de la natura-leza. Fue una experiencia de Iglesia.

Después quisimos que, durante unasemana, participaran de una desobriga ovisita pastoral. Les chocó la humildad delser humano en medio de la selva más in-mensa del planeta, la capacidad de com-partir de los pobres, la religiosidad y la alegría de las comunidades de los ríos.

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Desde el otro ángulo

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También penetra-ron en la intimidadde los adolescentesdel Centro Esperan-za, que les hablaronde sus sueños, susgraves situacionesfamiliares… Obser-varon el inmenso tra-bajo de transforma-ción social de laIglesia. Y participa-ron en celebracionesalegres, sin prisa,animadas, llenas decolor.

Todo eso, pensa-mos nosotros, sola-mente puede hacerbien, ayudar a ampliar horizontes y a en-riquecer el corazón. Para nuestra alegría,todo el mundo los acogía con cariño y, alconocer sus historias y su testimonio,comprendieron mejor nuestra vocación yla sintieron más cercana.

Una anécdota expresa lo diferentesque eran los dos mundos que se junta-ron. Durante la desobriga, un barco atra-có para hacer noche junto al de la parro-quia. Al amanecer, el misionero salió asaludar y, por detrás, se asomó Mario –uno de los profesos–, somnoliento y enpijama. Los amazonenses se asustaron,sorprendidos por su indumentaria; pre-guntaron si era «un preso». No, no era unprisionero: era un estudiante recoleto enpijama en medio de la selva amazónica.

México: «Una oportunidad parahumanizarse»

Consideramos que la experiencia deeste verano ha sido un éxito para todos:los formadores, los religiosos en forma-ción inicial, la comunidad parroquial, laProvincia y cada uno de los que hemostenido la gracia de compartir algo másque unos días de práctica pastoral conellos.

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Quien se forma como agustino reco-leto necesita espacios de humanización.Si el debate teológico sustenta una vidallena de Dios, las experiencias comparti-das mantienen una vida llena de huma-nidad.

La experiencia en CARDI de estos jó-venes ha sido necesaria, a nuestro en-tender. El proceso formativo es así máscercano, más acorde con el contexto so-cial. Es constructivo trabajar con los lai-cos, escucharles a pie de calle, contactarcon la realidad más cotidiana de la gen-te, tocar de cerca la enfermedad y lamuerte.

Nuestro servicio a la Iglesia y nues-tras comunidades necesitan religiosos apasionados por el Evangelio, por el tra-bajo pastoral, por la vida de comunidad;que no se sirvan de los libros como ex-cusa y escondite.

La experiencia con Gustavo, Luis yJuan José ha sido positiva. El hospital lesha humanizado, les ha mostrado el ritmoverdadero de la vida; han dicho lo quepiensan y sienten. Religiosos y laicos deesta comunidad parroquial hemos coin-cidido: queremos que esto tenga conti-nuación.

Mario y el misionero Rogelio Morgan rezanla liturgia de las horas en la capilla de lacomunidad de Lábrea.

Los tres de CARDI, con Rafael Castillo, en la capilla comunitaria de Hospitales.

Los religiosos y laicos que han recibido a los jóvenes recoletos enformación, también han valorado su propia experiencia de compar-tir vida y trabajo con ellos. Les hemos dado la palabra para comple-tar todas las perspectivas.

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Profesión solemne

Podría considerarse la primera hornada del Centrode Formación San Agustín de Las R ozas (Madrid).

Ante el prior provincial, Rafael Mediavilla, emitieronsu profesión solemne el pasado 6 de octubre en la igle-sia de Santa Rita de la capital española.

Eran cuatro, cada uno de un país: Fernando Martín,español; un costarricense, José María Naranjo; el mexi-cano Fabián Martín, y Francisco Claudio do Nascimento,brasileño. Este último es, al mismo tiempo, el primerfruto del Seminario San Agustín de Fortaleza (Brasil),fundado el año 2000.

Durante el verano no habían podido participar consus compañeros en la experiencia misional que comen-ta este número de Canta y camina. Ellos estaban reti-rados preparándose a este compromiso definitivo deseguir a Cristo en castidad, pobreza y obediencia.

San Casimiro, obispo de Alajuela

Nuevo paso en la causa de Mariana de San José

Desde hace varios meses, corre por los monasterios de agustinas recoletasel volumen presentado a la Congregación para las Causas de los Santos. Es

un tomo de más de 1.300 páginas impresas que recopila la documentaciónexistente sobre la madre Mariana de San José, fundadora de las monjas agus-tinas recoletas. Recoge el trabajo de varios lustros llevado a cabo por JesúsDiez Rastrilla, OAR.

Mariana de San José está considerada una segunda santa T eresa de Jesús.Nació en Alba de Tormes (Salamanca) en 1568 y allí, siendo niña, conoció a laSanta de Ávila. Igual que ella, funda en 1603 una reforma, la correspondien-te a su orden agustina. Y, lo mismo que Teresa, nos ha legado escritos místi-cos de gran altura. Muere en Madrid, siendo priora del convento de laEncarnación, el año 1638.

Las monjas agustinas recoletas son en la actualidad alrededor de 400, y sereparten en 43 monasterios por cuatro continentes. Tanto en España como enMéxico se conservan algunos de los fundados en el siglo XVII, entre ellos los deÉibar, Santa Isabel y la Encarnación de Madrid, que la madre Mariana esta-bleció y rigió.

Ángel San Casimiro (Pradejón, La Rioja, España, 1942) fue ordenado obispoen 1995 para la recién creada diócesis de Ciudad Quesada, en Cos ta Rica.

En esta diócesis, fronteriza con Ni caragua, ha d esempeñado su ministeriodurante 12 años, hasta ser preconizado, el pasado 3 de julio, para la sede deAlajuela, en sustitución de monseñor José Rafael Barquero Arce.

Su toma de posesión de la segunda sede costarricense tuvo lugar el día 12 deoctubre, fiesta de la Virgen del Pilar, patrona de la diócesis y titular de la cate-dral, donde se celebró la ceremonia. Presidió el Nuncio de Su Santidad y en ellaparticiparon los obis pos de las ocho diócesis de Costa Rica, junto con cuatroobispos recoletos llegados de Panamá, Guatemala y México.

Al final de la eucaristía, q ue duró tres horas, San Casim iro dio las gracias ytrazó las líneas generales de su episcopado: dinamizar el diálogo, sentirse librede toda presión, organizar la diócesis en base a la participación de todos, favo-recer el protagonismo de los laicos y ser amigo de los sacerdotes y religiosos.

Breves

Arrodillados, Claudio, Fabián, Chema y Fernando (izda. a dcha.).

BOLETÍN DE AMISTAD

antaamina

yCMadre Mariana de San José. Retrato de Bartolomé Maura.