Notas Criticas Sobre La Cuestion Nacional

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Autor Lenin. Trabajo sobre la cuestion democratica de la cuestion nacional.

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NotasCrticassobre la Cuestin NacionalV.I.LeninIndice:Los liberales y los demcratas y la cuestin de los idiomas

La "cultura nacional"

El espantajo nacionalista de la "asimilacin"

La "autonoma cultural-nacional"

La igualdad de derechos


Es evidente- que la cuestin nacional ha pasado a ocupar hoy un lugar destacado entre las cuestiones de la vida social de Rusia. Tanto el nacionalismo militante de la reac'" cin comoel paso del liberalismo contrarrevolucionario burgus al nacionalismo (sobre todo al nacionalismo gran ruso, y tambin al nacionalismo polaco, hebreo, ucraniano, etc.) y, por ltimo, el aumento de las vacilaciones nacionalistas entre diversos socialdemcratas "nacionales" (es decir, no grandes rusos), rayano en la infraccin del'programa del Partido, nos obligan absolutamente a prestar ms atencin que hasta ahora al problema nacional. .
El presente artculo persigue un fin especial: examinar en su conjunto precisamente estas vacilaciones programticas de los marxistas, y de los que se dicen marxistas, en cuanto se refiere a la cuestin nacional. En el N 29 de Svernaya Pravda2 (5 de septiembre de 1913, artculo Los liberales y los demcratas y la cuestin de los idiomas)'~ tuve ocasin de referirme al oportunismo de los liberales en el problema nacional. El peridico oportunista hebreo Zeit3 arremeti contra este artculo mo en otro del seor F. Libman. Por su parte, el seor Lev Yurkvich, oportunista ucraniano, critica el programa nacional de los marxistas de Rusia Dzvin4 (1913, N 7-8).
" Vase V. I. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso, t. 23,
pgs. 423-426. (N. de la Edit.) ,

Ambos autores tocan tantas cuestiones, que para contestarles tendr que referirme a los ms diversos aspectos de nuestro tema. Y me parece que lo mejor ser empezar por reproducir el artculo publicado en Svemaya Pravda.

Los liberales y los demcratas y la cuestin de los idiomas
Los peridicos se han referido en repetidas ocasiones al informe del gobernador general del Cucaso, que no se distingue por su uItrarreaccionarismo tpico de las "centurias negras"5 sino por su tmido "liberalismo.". Entre otras cosas, el gobernador general se pronuncia contralarusificacin artificialde los pueblos no rusos. En el Cucaso, los imposelementos de nacionalidades no rusas procuran ensear el ruso a sus hijos, como ocurre, por ejemplo, en las escuelas confesionales armenias, donde la enseanza del ruso no es obligatoria.

Al sealar esto, Rsskoie Slovo6 (N 198), uno de los peridicos liberales ms difundidos en Rusia, llega a la acertada conclusin de que la hostilidad al idioma ruso en nuestro pas "se debe exclusivamente" a su implantacin "artificial" (debera haber dicho, por la fuerza).
"No hay por qu preocuparse de la suerte del idioma ruso -dice el peridico-o El mismo se ganar el reconocimiento en toda Rusia" Y esto es justo, pues las necesidades del intercambio econmico obligarn siempre a las nacionalidades que viven en un mismo Estado (mientras quieran vivir juntas) a aprender el idioma de la mayora. Cuanto ms democrtico sea el rgimen existente en Rusia, tanto mayor, ms rpido y ms amplio ser el desarrollo del capitalismo y tanto ms imperiosamente impulsarn las necesidades del intercambio econmico a las distintas nacionalidades a estudiar el idioma ms cmodo para las relaciones comerciales comunes.
Pero el peridico liberal se apresura a refutarse a s mismo y a demostrar su inconsecuencia liberal.
"Es poco probable -dice- que haya alguien incluso entre los adversarios de la rusificacin, dispuesto a negar que en un Estado tan inmenso como Rusia debe existir un idioma comn para todo el pas y que eseidiomaslo puede ser el ruso"

La lgica anda de cabeza! La pequea Suiza no sale perdiendo, sino que gana, por el hecho de que en ella, en vez de un idioma nico para todo el pas, existan nada menos que tres idiomas: el alemn, el francs y el italiano. El 70% de los habitantes son alemanes (en Rusia, el 43% son grandes rusos), el 22% franceses (en Rusia..J el 17% son ucranianos) yel 7% italianos (en Rusia, el 6% son polacos y el 4,5% bielorrusos). Y si los italianos de Suiza hablan con frecuencia el francs en el Parlamento comn, no lo hacen obligados por una brbara ley policaca (inexistente en dicho pas), sino sencillamente porque los ciudadanos civilizados de un Estado democrtico prefieren ellos mismos el idioma comprensible para la mayora. El idioma francs no inspira odio a los italianos porque es el idioma de una nacin libre y civilizada, porque es un idioma que ningunarepugnante medida policaca impone.
Por qu, pues, la "inmensa" Rusia, mucho ms heterognea y terriblemente atrasada, ha de frenar su desarrollo manteniendo privilegios de cualquier ndole para uno de los idiomas? No ser al contrario, seores liberales? No deber Rusia, si es que quiere alcanzar a Europa, acabar cuanto antes y de la manera ms resuelta y completa con toda clase de privilegios?
Si desaparecen todos los privilegios, si se deja de imponer uno de los idiomas, todos los eslavos aprendern rpida y fcilmente a entenderse entre ellos y no les asustar la "horrible" idea de que enel Parlamento comn hayan de pronunciarse discursos en lenguasdistintas. Las propias necesidades del intercambio econmico determinarn cul ha de ser la lengua de ese pas cuyo conocimiento convenga a la mayora en inters de las relaciones comerciales. Y esta determinacin ser tanto ms firme por cuanto la aceptar voluntariamente la poblacin de las distintas naciones, y ser tanto ms rpida y tanto ms extensa cuanto ms consecuente sea la democracia y ms rpido, en virtud de ello, el desarrollo del capitalismo.Los liberales abordan la cuestin de losidiomas, lo mismo que todas las cuestiones polticas, como mercachifles hipcritas, tendiendo una mano (abiertamente) a la democracia y la otra (por la espalda) a los feudales y los policas. Estamos en contra de los privilegios!, gritan los' liberales, mientras que, por la espalda, regatean con lo' feudales y obtienen de ellos este o el otro privilegio.

As es todo nacionalismo liberal-burgus, lo mismo el gran ruso (el peor de todos por su carcter de imposicin violenta y por su parentesco con los seores Purishkvich) que el polaco, el hebreo, el ucraniano, el georgiano o cualquier otro. Tanto en Austria como en Rusia, lo que en realidad hace la burguesa de todas las naciones bajo la consigna de "cultura nacional" es dividir a los obreros, debilitar la democracia y chalanear con los feudales la venta de los derechos y la libertad del pueblo.

La consigna de la democracia obrera no es la "cultura nacional", sino la cultura internacional de la democracia y del movimiento obrero mundial. La burguesapuede dedicarse a engaar al pueblo con toda clase de programas nacionales "positivos". El obrero consciente le responder: slo hay una solucin del problema nacional (en cuanto es posible, en general, resolver este problema en el mundo del capitalismo,en el mundo del lucro, de las discordias y de la explotacin) y esa solucin es la democracia consecuente.

Pruebas: Suiza, pas de vieja cultura, en Europa Occidental y Finlandia, pas de joven cultura, en Europa Oriental.
El programa nacional de la democracia obrera exige: ningn privilegio para cualquier nacin o idioma; solucin absolutamente libre y democrtica del problema de la autodeterminacin poltica de las naciones, es decir, de su separacin como Estado; promulgacin de una ley general para todo el pas, declarando ilegal y sin efecto toda medida (de los zemstvos7, municipios urbanos, comunidades, etc., etc.) que establezca cualquier privilegio para una de las naciones y menoscabe la igualdad de derechos de las naciones o los derechos de una minora nacional; cualquier ciudadano del Estado tiene derecho a exigir la revocacin de tal medida por anticonstitucional y que se castigue como delincuentes a cuantos traten de llevarla a la prctica ..
A los enconos nacionales de los distintos partidos burgueses en torno a las cuestiones del idioma,etc., la democracia obrera opone la reivindicacin de unidad incondicional y fusin completa de losobreros de todas las nacionalidades en todas las organizaciones obreras: profesionales, cooperativistas, de consumo, culturales y dems como contrapeso a todo nacionalismo burgus. Slo esa unidad y esa fusin pueden salvaguardar la democracia, los intereses de los obreros frente al capital -que tiene ya un carcter internacional y lo tendr ms cadada- y los intereses del desarrollo de la humanidad hacia un nuevo rgimen de vida, libre de todo privilegio y de toda explotacin.

2. La "cultura nacional"Como habr visto el lector, el artculo de Svernaya Pravda muestra con un ejemplo -el idioma comn para todo el Estado- la inconsecuencia y el oportunismo de la burguesa liberal, que en la cuestin nacional tiende la mano a los feudales y a los policas. Todo el mundo puede darse cuenta de que la burguesa liberal acta en el problema del idiomacomn para todo el Estado con la misma deslealtad, hipocresa y torpeza (incluso desde el punto de vista de los intereses del liberalismo) que en numerosos problemas anlogos.
Qu se deduce de todo esto? Se deduce que cualquier nacionalismo liberal-burgus lleva la mayor corrupcin a los medios obreros y ocasiona un enorme perjuicio a la causa de la libertad y a la lucha de clase proletaria. Y esto es tanto ms peligroso por cuanto la tendencia burguesa (y feudal-burguesa) se encubre con la consigna de "cultura nacional". Los ultrarreaccionarios y clericales, y tras ellos los burgueses de todas las naciones, hacen sus retrgrados y sucios negocios en nombre de la cultura nacional (gran rusa, polaca, hebrea, ucraniana, etc.).
Tal es la realidad de la vidanacional de nuestros das si se la aborda desde el punto de vista marxista, es decir, desde el punto de vista de la lucha de clases, si se comparan las consignas con los intereses y con la poltica de las clases y no con los "principios generales", las declamaciones y las frases carentes de contenido.
La consigna de cultura nacional es una supercheraburguesa (y a menudo tambin ultrarreaccionaria y clerical). Nuestra consigna es la cultura internacional de 1 democracia y del movimiento obrero mundial.
El bundista Libman se lanza aqu al combate y m anonada con el siguiente pasaje demoledor:
"Todo el que conozca, por poco que sea, el problema nacional, sabe que la cultura internacional no es una cultura innacional (sin forma nacional); una cultura innacional que no sea rusa, ni hebrea, ni polaca, sino cultura a secas, ser un absurdo; las ideas internacionales s610 pueden prender en la clase obrera precisamente cuando son adaptadas al idioma que habla el obrero y a las condiciones nacionales concretasen que vive; el obrero no debe permanecer indiferente ante la situaci6n y el desarrollo de su cultura nacional, pues nica y exclusivamente a travs de ella obtiene la posibilidad de participar en "la cultura internacional de la democracia y del movimiento obrero mundial." Estoes conocido desde hace tiempo, pero V. 1. no quiere saber nada de ello ... "
Meditad bien sobre este tpico razonamiento bundista, destinado, ni poco ni mucho, a echar por tierra la tesis marxista expuesta por m. Con un aire imponente de suficiencia, el seor bundista, como "conocedor del problema nacional", nos ofrece en calidad de verdad. "hace tiempo conocidas" los habituales conceptos burgueses.
En efecto, estimado bundista, la cultura internacional no es innacional. Nadieha afirmado lo contrario. Nadie ha propugnado una cultura "a secas", que no sea ni polaca, ni hebrea, ni rusa, ctc., de modo que su vana palabrera no es ms que un intento de distraer la atencin del lector y velar la esencia del problema con un estruendo verbal.
En cada cultura nacional existen, aunque no estn desarrollados, elementos de cultura democrtica y socialista, pues en cada nacin hay una masa trabajadora y explotada, cuyas condiciones de vida engendran inevitablemente una ideologa democrtica y socialista. Pero en cada nacin existe asimismo una cultura burguesa (y, adems, en la mayora de los casos, ultrarreaccionaria y clerical), y no simplemente en forma de "elementos", sino como cultura dominante. Por eso, la "cultura nacional" engeneral es la cultura de los terratenientes, de los curas y de la burguesa. El bundista relega a la sombra y "vela" con su palabrera huera esta verdad bsica, elemental para un marxista, con lo cual, de hecho, en lugar de revelar y ex plicar el abismoque separa las clases, lo oculta a los ojos del lector. En realidad, el bundista se expresa aqu como un burgus, cuyos intereses todos reclaman que se difunda la fe en una cultura nacional por encima de las clases.

Al lanzar la consigna de "cultura internacional de la democracia y del movimiento obrero mundial", tomamos de cada cultura nacional slo sus elementos democrticos y socialistas, y los tomamos nica y exclusivamente como contrapeso a la cultura burguesa y al nacionalismo burgus de cada nacin. Ningn demcrata, y con mayor razn ningn marxista, niega la igualdad de derechos de los idiomas o la necesidad de polemizar en el idioma propio con la burguesa "propia" y de propagar las ideas anticlericales o antiburguesas entre los campesinos y los pequeos burgueses "propios". Esto es axiomtico, pero con estas verdades indiscutibles el bundista vela lo discutible, es decir, el verdadero quid de la cuestin y la cuestin consiste en si es admisible que los marxistas lancen directa o indirectamente la consigna de cultura nacional o si, en oposicin a sta, deben sin falta predicar en todos los idiomas, "adaptndose" a todas las particularidades locales y nacionales, la consigna del internacionalismo de los obreros.
Lo que determina el significado de la consigna de "cultura nacional" no son las promesas o los buenos propsitos de tal o cual intelectualillo de "interpretarla" "como vehculo de la cultura internacional".Considerar as las cosas equivaldra a caer en un subjetivismo pueril. Elsignificado de la consigna de cultura nacional lo determina la correlacin objetiva entre todas las clases del pas dado y de todos los pases del mundo. La cultura nacional de la burguesa es un hecho (con la particularidad, repito, de que la burguesase confabula en todas partes con los terratenientes y los curas). El nacionalismo militante de la burguesa, que embrutece, engaa y divide a los obreros para hacerles ir a remolque de los burgueses, es el hecho fundamental de nuestra poca.
Quien quieraservir al proletariado deber unir a los obreros de todas las naciones, luchando invariablemente contra el nacionalismo burgus, tanto contra el "propio" como contra el ajeno. Quien defiende la consigna de la cultura nacional no tiene cabida entre los marxistas, s lugar est entre los filisteos nacionalistas.
Tomemos un ejemplo concreto. Acaso puede un marxista gran ruso aceptar la consigna de la cultura nacional. gran rusa? No. Esa persona debera ser incluida entre lo~ nacionalistas y no entre los marxistas. Nuestro deber e~ luchar contra la cultura nacional dominante, ultrarreaccionaria y burguesa, de los grandes rusos, desarrollando exclusivamente en un espritu internacional y en estrechsima alianza con los obreros de otros pases los grmene queexisten tambin en la historia de nuestro movimiento democrtico y obrero. Lo que debemos hacer es luchar contra nuestros propios terratenientes y burgueses grandes rusos, contra su "cultura", luchar en aras del internacionalismo, "adaptndonos" a las particularidades de los Purishkvich y los Struve. Eso es lo que se debe hacer, y no predicar ni admitir la consigna de cultura nacional.
Lo mismo podemos decir de la nacin hebrea, la ms oprimida y perseguida. La cultura nacional hebrea es una consigna delos rabinos y de los burgueses, es una consigna de nuestros enemigos. Pero en la cultura hebrea y en toda la historia del pueblo hebreo hay tambin otros elementos. De los diez millones y medio de hebreos que existen en el mundo, poco ms de la mitad viven en Galitzia y en Rusia, pases atrasados y semisalvajes, donde los hebreos son mantenidos por la fuerza en una situacin de casta. La otra mitad vive en el mundo civilizado, donde los hebreos no estn aislados como casta. All se han manifestado contoda evidencia los grandes rasgos progresistas, de significacin mundial, de la cultura hebrea: su internacionalismo y su capacidad de hacerse eco de los movimientos avanzados de la poca (el tanto por ciento de hebreos que participan en los movimientos democrticos y proletarios es, en todas partes, superior a su porcentaje general en la poblacin).
Quien lanza directa o indirectamente la consigna de "cultura nacional" hebrea es (por muy buenas que sean sus intenciones) un enemigo del proletariado, un partidario de cuanto hay de viejo y de castaen el pueblo hebreo, es un cmplice de los rabinos y de los burgueses. Por el contrario, los hebreos marxistas que se funden en las organizaciones marxistas internacionales con los obreros rusos, 1ituanos, ucranianos, etc., aportando su bolo (en ruso y en hebreo) a la creacin de la cultura internacional del movimiento obrero, continan -a despecho del separatismo del Bund las mejores tradiciones del pueblo hebreo luchando contra la consigna de "cultura nacional".
Nacionalismo burgus e internacionalismo proletario: tales son las dos consignas antagnicas irreconciliables, que corresponden a los dos grandes campos de clase del mundo capitalista y expresan dos polticas (es ms, dos concepciones) en el problema nacional. Al defender la consigna de cultura nacional y edificar sobre ella todo un plan y el programa prctico de la llamada "autonoma culturalnacional", los bundistas actan de hecho como vehculos del nacionalismo burgus en las filas obreras.
3. El espantajo nacionalista de la "asimilacin"
El problema de la asimilacin, es decir, la prdida de las particularidades nacionales y el paso a otra nacin, nos permite mostrar con toda claridad las consecuencias de las vacilaciones nacionalistas de los bundistas y de cuantos piensan como ellos.
El seor Libman, que transmite y repite con exactitud los argumentos, o mejor dicho, los mtodos habituales de los bundistas, califica de "vieja Patraa asimiladora" la reivindicacin de unir y fundir a los obreros de todas las nacionalidades del Estado en organizaciones obreras nicas (vase ms arriba el final del artculo reproducido de Svernaya Pravda).
"Por consiguiente -dice el seor F. Libman refirindose a la conclusin del artculo de Svernaya Pravda-, si le preguntamos a un obrero a qu nacionalidad pertenece, tendr que contestamos: soy socialdemcrata".
Nuestro bundista considera esto como el colmo de la ingeniosidad. Pero, de hecho, l mismo se desenmascara definitivamente con semejantes agudezas y con su gritero acerca de la "asimilacin", dirigidos contra una consigna consecuentemente democrtica y marxista.
El capitalismo en desarrollo conoce dos tendencias histricas en la cuestin nacional. La primera consiste en el despertar de la vida nacional y de los movimientos nacionales, en la lucha contra toda opresin nacional, en la creacin de Estados nacionales. La segunda es el desarrollo y la multiplicacin de vnculos de todas clases entre las naciones, el derrumbamiento de las barrerasnacionales, la formacin de la unidad internacional del capital, de la vida econmica en general, de la poltica, de la ciencia, etc.
Ambas tendencias son una ley universal del capitalismo. La primera predomina en los comienzos desudesarrollo, la segunda distingue al capitalismo maduro, que marcha hacia su transformacin en sociedad socialista. El programa nacional de los marxistas tiene en cuenta ambas tendencias, defendiendo, en primer lugar, la igualdad de derechos de las naciones y de los idiomas(y tambin el derecho de las naciones a la autodeterminacin, de lo cual hablaremos ms adelante) y considerando inadmisible la existencia de cualesquiera privilegios en este aspecto, y en segundo lugar, propugnando el principio del internacionalismo y lalucha implacable para evitar que el proletariado se contamine de nacionalismo burgus, aun del ms sutil.
y nosotros preguntamos: a qu se refiere nuestro bundista cuando clama al cielo contra la "asimilacin"? No puede referirse a la violenciaejercida contra las naciones ni a los privilegios de una de ellas, porque aqu nada tiene que ver la palabra "asimilacin"; porque todos los marxistas, tanto individualmente como formando un todo nico oficial, han condenado de manera muy concreta e inequvoca la menor manifestacin de violencia, opresin o desigualdad nacional; porque, finalmente, en el artculo de Svernaya Pravda, contra el que arremete nuestro bundista, tambin queda expresada de la manera ms categrica esta idea propia de todo marxista.
No, aqu no valen subterfugios. El seor Libman condena la "asimilacin" no entendiendo por talla violencia, ni la desigualdad, ni los privilegios. Pero, queda algo real en el concepto "asimilacin" si excluimos toda violencia y toda desigualdad?

S, desde luego. Queda la tendencia histrica universal del capitalismo a romper las barreras nacionales, a borrar las diferencias nacionales, a llevar las naciones a la asimilacin, tendencia que cada decenio se manifiesta con mayor pujanza y constituye uno de los ms poderosos motore& de la transformacin del capitalismo en socialismo.
No es marxista, y ni siquiera demcrata, quien no acepta ni defiende la igualdad de derechos de las naciones y de los idiomas, quien no lucha contra toda opresino desigualdad nacional. Esto es indudable. Pero es igualmente indudable que el pseudomarxista que pone de vuelta y media a los marxistas de otra nacin, acusndoles de "asimiladores", es de hecho un simple filisteo nacionalista. A esta poco digna categora de personas pertenecen todos lo~ bundistas y (como veremos ahora mismo) los socialnaciona1istas ucranianos, como los seores L. Y urkvich, Dontsov y compaa.
Para demostrar con ejemplos concretos hasta qu punto son reaccionarias las concepcionesde estos filisteos nacionalistas aportar datos de tres clases.

Los que ms gritan contra el espritu "asimilador" de los marxistas ortodoxos rusos son losnacionalistas hebreos de Rusia y entre ellos, sobre todo, los bundistas, Sin embargo, como puedeverse por los datos citados ms arriba, de los diez millones y medio de judos que hay en el mundo, cerca de la mitad vive en pases civilizados, en condiciones de mxima "asimilacin", mientras que unicamente los hebreos de Rusia y Galitzia, seres infelices, atrasados, carentes de derechos y oprimidos por los Purishkvich (rusos y polacos) viven en condiciones de mnima "asimilacin", de mximo aislamiento, que llega incluso a las "zonas de asentamiento"9, a la "norma porcentual"10 y dems delicias purishkevichianas.
En el mundo civilizado los judos no constituyen una nacin; aqu es donde ms se han asimilado -dicen C. Kautsky y O. Bauer. Los hebreos de Galitzia y de Rusia no constituyen una nacin; aqu, desgraciadamente (y no por culpa de ellos,sino por culpa de los Purishkvich), siguen siendo una casta. Tal es la opinin indiscutible de personas que conocen indiscutiblemente la historia del pueblo hebreo y que tienen en cuenta los hechos que acabamos de citar.
Qu nos dicen estos hechos? Nosdicen que slo pueden clamar contra la "asimilacin" los filisteos reacciona rios hebreos, que pretenden hacer marchar hacia atrs la historia y obligarla a ir no de las condiciones de Rusia y Galitzia a las de Pars y Nueva York, sino al revs.
Contrala asimilacin nunca han clamado los mejores hombres del pueblo hebreo, famosos en la historia de todo el mundo, al que dieron jefes de vanguardia de la democracia y el socialismo. Contra la asimilacin slo claman los piadosos contempladores de la "trasera" hebrea.
Podemos formamos una idea aproximada de la medida en que se realiza en general el proceso de asimilacin de las naciones, en las modernas condiciones del capitalismo avanzado, por los datos que nos ofrece, por ejemplo, la emigracin a losEstados Unidos. En los diez aos que van de 1891 a 1900, Europa envi a aquel pas 3.700.000 personas, y en los nueve aos comprendidos entre 1901 a 1909 emigraron 7.200.000 personas. El censo de 1900 registra en los Estados Unidos ms de diez millones de extranjeros. El Estado de Nueva York -que segn ese mismo censo contaba con ms de 78.000 austracos, 136.000 ingleses, 20.000 franceses, 480.000 alemanes, 37.000 hngaros, 425.000 irlandeses, 182.000 italianos, 70.000 polacos, 166.000 originarios deRusia (en su mayora judos), 43.000 suecos, etc.- semeja un molino en el que se van triturando las diferencias nacionales. Y lo que ocurre en Nueva York en enorme escala, en escala internacional, ocurre tambin en cada gran ciudad o poblado fabril.

Quien no est hundido en los prejuicios nacionalistas no podr dejar de ver en este proceso de asimilacin de las naciones por el capitalismo un grandioso progreso histrico, una destruccin delanquilosamiento nacional de los rincones perdidos, principalmente en los pases atrasados como Rusia.
Ved lo que ocurre en Rusia, ved cmo se portan los gran rusos con los ucranianos. Como es natural, cualquier dem6crata, sin hablar ya de los marxistas, luchar resueltamente contra la terrible humillacin del puebloucraniano y reivindicar para l la plena igualdad de derechos. Pero dbilitar los vnculos y la alianza existentes hoy da, en el marco de un mismo Estado, entre el proletariado ucraniano y el gran ruso sera traicionar abiertamente al socialismo y equivaldra a seguir una poltica estpida, incluso desde el punto de vista de los "objetivos nacionales" burgueses de los ucranianos.
El seor Lev Yurkvich, que tambin se hace pasar por "marxista" (pobre de Marx!), nos ofrece un ejemplo de esa estpidapoltica. En 1906 -dice el seor Yurkvich-, Sokolovski (Basok) y Lukashvich (Tuchapski) afirmaban que el proletariado ucraniano est completamente rusificado y que no necesita una organizacin aparte. Sin tratar siquiera de aportar un solo dato referente al fondo de la cuestin, el seor Y urkvich arremete con este motivo contra Sokolovski y Lukashvich y lanza histricos aullidos -en el estilo del ms bajo, obtuso y reaccionario nacionalismo-, acusndoles de "pasividad nacional, de apostasia nacional, de haber escindido(!)a los marxistas ucranianos", etc. A pesar del "incremento de la conciencia nacional ucraniana entre los obreros", tenemos ahora una minora de obreros con "conciencia nacional", mientras que la mayora -segn afirma el seorYurkvich- "se encuentra an bajo la influencia de la cultura rusa". Y nuestro deber -exclama el filisteo nacionalista- "no es seguir, sino llevar tras de nosotros a las masas, descubrir para ellas los objetivos nacionales" (HaU;HOHaJIbHY cnpaBY) (Dzvin,pg. 89).
Todo este razonamiento del seor Yurkvich es un razonamiento nacionalista burgus de la primera a la ltima lnea. Pero incluso desde el punto de vista de los nacionalistas burgueses, algunos de los cuales quieren la plena igualdad de derechos y la autonoma de Ucrania, mientras que otros reclaman la formacin de un Estado ucraniano independiente, este razonamiento no resiste la crtica. El enemigo de las aspiraciones redentoras de los ucranianos es la clase de los terratenientes gran rusos ypolacos, as como tambin la burguesa de ambas naciones, Cul es la fuerza social capaz de hacer frente a estas clases? El primer decenio del siglo XX nos ofrece la respuesta real: esa fuerza es nicamente la clase obrera, que lleva tras s al campesinado democrtico. En su afn de dividir y debilitar, en consecuencia, la nica fuerza verdaderamente democrtica -con cuyo triunfo quedara descartada la opresin nacional-, el seor Yurkvich no slo traiciona los intereses de la democracia en general,sino tambin los de Ucrania, su patria. Si los proletarios gran rusos y ucranianos actan unidos, la libertad de Ucrania es posible; sin esa unin no se puede hablar siquiera de libertad.
Pero los marxistas no se contentan con el punto de vista nacionalista burgus. Hace ya varios deceniosque se ha definido con toda claridad el ms rpido desarrollo econmico del Sur, es decir, de Ucrania, que atrae decenas y centenares de miles de campesinos, y obreros de la Gran Rusia a las haciendas capitalistas, a las minas y a las ciudades. En este sentido, la "asimilacin" del proletariado gran ruso y ucraniano es un hecho indudable. Y este hecho es indiscutiblemente progresivo. El capitalismo va sustituyendo al mujik gran ruso o ucraniano, torpe, anquilosado, sedentario y cerril, por el inquieto proletario cuyas condiciones de vida van rompiendo la limitacin especficamente nacional, lo mismo la gran rusa que la ucraniana. Supongamos que con el tiempo se establezca entre la Gran Rusia y Ucrania una frontera estatal: tambin en este caso el carcter histricamente progresivo de la "asimilacin" de los obreros rusos y ucranianos ser indudable, como lo es el proceso de molturacin de las naciones que se est realizando en Norteamrica. Cuanto ms libres sean Ucrania y la Gran Rusia, ms rpido y ms amplio ser el desarrollo del capitalismo, el cual, a su vez, atraer con ms fuerza hacia las ciudades, las minas y las fbricas, desde todas las regiones del Estado y desde todos los Estados vecinos (en el caso de que Rusia y Ucrania resulten ser dos Estados vecinos), a obreros de todas las naciones.
Cuando el seor Y urkvich sacrifica los intereses del contacto, la fusin y la asimilacin del f}roletariado de dos naciones en aras de un xito momentneo de los objetivos nacionales ucranianos, se porta como un autntico burgus, y adems como un burgus miope, torpe y de cortos alcances, es decir, como un filisteo. Primero los objetivos nacionales, despus los objetivos proletarios, dicen los nacionalistas burgueses, a los que hacen coro los Y urkvich, los Dontsov y dems marxistas de pacotilla. Los objetivos proletarios ante todo, decimos nosotros, porque stos no slo aseguran los intereses constantes y vitales del trabajo, as como los intereses de la humanidad, sino tambin los intereses de la democracia, y sin democracia no se puede concebir una Ucrania autnoma ni independiente.
18 Por ltimo, en el razonamiento del seor Yurkvich, tan extraordinariamente rico en perlas nacionalistas, debemos sealar adems lo siguiente. Una minora de obreros ucranianos -dice- tiene conciencia nacional, mientras que "la mayora se encuentra an bajo la influencia de la cultura rusa" (6iJIbwicTb nepe6YBae lll.e ni.u BnJIHBOM pocii1cbKol KYJIbTYPli).
Cuando se tratadel proletariado, esta oposicin de la cultura ucraniana en conjunto a la cultura gran rusa tomada tambin en conjunto, equivale a la ms desvergonzada traicin a los intereses del proletariado en beneficio del nacionalismo burgus.
En cada nacin moderna -decimos nosotros a todos los socialnacionalistas- hay dos naciones. En cada cultura nacional hay dos culturas. Hay la cultura gran rusa de los Purishkvich, de los Guchkov y de los Struve, pero tambin hay la cultura gran rusa caracterizada por los nombres de Chernishevski yPlejnov. Tambin hay dos culturas como stas entre los ucranianos, lo mismo que en Alemania, en Francia, en Inglaterra, entre los hebreos, etc. Si la mayora de los obreros ucranianos experimenta la influencia de la cultura gran rusa,sabemos perfectamente que, aliado de las ideas de la cultura clerical y burguesa gran rusa, ejercen tambin su influencia sobre ellos las ideas de la democracia y de la socialdemocracia gran rusas. Al luchar contra el primer tipo de "cultura", el marxista ucraniano destacar siempre la otra cultura y dir a los obreros de su nacionalidad: "debemos buscar, utilizar y consolidar con todas nuestras fuerzas cualquier oportunidad de mantener contacto con los obreros conscientes rusos, con su literatura ycon sus ideas, pues as lo exigen los intereses vitales del movimiento obrero tanto ucraniano como gran ruso".
Si el marxista ucraniano se deja arrastrar por su odio, absolutamente legtimo y natural, a los opresores gran rusos, hasta el extremo de hacer extensiva aunque slo sea una partcula de ese odio, aunque slo sea su apartamiento, a la cultura proletaria y a la causa proletaria de los obreros gran rusos, ese marxista se habr deslizado a la charca del nacionalismo burgus. Del mismo modo el marxista gran ruso se deslizar a la charca del nacionalismo no slo burgus, sino tambin ultrarreaccionario, si olvida, aunque sea por un instante, la reivindicacin de la plena igualdad de derechos para los ucranianos o el deJ Techo de stos a constituir unEstado independiente ..
Los obreros gran rusos y ucranianos deben defender juntos, estrechamente unidos y fundidos (mientras vivan en el mismo Estado) en una sola organizacin, la cultura general o internacional del movimiento proletario, mostrando absoluta tolerancia en cuanto a la cuestin del idioma en que ha de realizarse la propaganda y en cuanto a la necesidad de tener presentes en esta propaganda las particularidades puramente locales o puramente nacionales. Tal es la exigencia incondicional delmarxismo. Cualquier prdica a favor de la separacin de los obreros de una nacin con respecto a los de otra, cualquier ataque contra la "asimilacin" marxista, cualquier intento de oponer en las cuestiones relativas al proletariado una cultura nacionalen conjunto a otra cultura nacional supuestamente nica, etc., es nacionalismo burgus, contra el que se debe llevar a cabo una lucha implacable.
4. La "autonoma cultural-nacional"
El problema de la consigna "cultura nacional" tiene enorme importanciapara los marxistas, no slo porque determina el contenido ideolgico de toda nuestra propaganda y agitacin en torno a la cuestin nacional a diferencia de la propaganda burguesa, sino tambin porque todo el programa de la tan decantada autonoma cultural-nacional se basa en esta consigna.
El principal defecto de este programa en el terreno de los principios es su afn de poner en prctica el nacionalismo ms sutil, ms absoluto y ms acabado. Segn la esencia de este programa, cada ciudadano se inscribe en talo cual nacin y cada nacin constituye una entidad jurdica con derechoa imponer cargas fiscales obligatorias a los miembros de la misma, con su parlamento nacional (Dieta) y con sus "secretarios de Estado" (ministros) nacionales.
Esta idea, en su aplicacin a la cuestin nacional, se asemeja a la idea de Proudhon, en su aplicacin al capitalismo. No se trata de destruir el capitalismo y su base, la produccin mercantil, sino de limpiar esa base de abusos, excrecencias, etc.; no se trata de abolir el intercambio y el valor de cambio, sino, por el contrario, de "constituirlo", de hacerlo universal, absoluto, "justo", libre de oscilaciones, de crisis y de abusos. Esta es la idea de Proudhon.
Tan pequeoburgueses como Proudhon, con su teora que absolutiza y eleva a la categora de perla de la creacin el intercambio y la produccin mercantil, son la teora y el programa de la "autonoma cultural-nacional", que absolutizan y elevan a la categora de perla de la creacin el nacionalismo burgus, al que "depuran" de violencias, injusticias, dc.
El marxismo no transige con el nacionalismo, por muy "justo", "limpito", sutil y civilizado que ste sea. En lugar de todo nacionalismo, el marxismo propugna el internacionalismo, la fusin de todas lasnaciones en esa unidad superior, que se va desarrollando ante nuestros ojos con cada kilmetro de va frrea, con cada trust internacional y con cada unin obrera (internacional por su actividad econmica, y tambin por sus ideas y aspiraciones).
El principio de la nacionalidad es histricamente inevitable en la sociedad burguesa, y, teniendo presente la existencia de esta sociedad, el marxista reconoce plenamente la legitimidad histrica de los movimientos nacionales. Pero, para que este reconocimiento no se transforme en una apologa del nacionalismo, es preciso que se limite rigurosa y exclusivamente a los elementos progresivos de tales movimientos, con el fin de que no contribuya a enturbiar la conciencia del proletariado con la ideologa burguesa.
Es progresivo el despertar de las masas despus del letargo feudal; es progresiva su lucha contra toda opresin nacional, su lucha por la soberana del pueblo, por la soberana nacional. De aqu, la obligacin incondicional para todo marxista de defender la democracia ms resueIta y ms consecuente en todos los aspectos de la cuestin nacional. Es sta una tarea fundamentalmente negativa. Pero ms all de este lmite el proletariado no puede apoyar el nacionalismo, pues ms all empieza la actividad "positiva" de la burguesa en su afn de consolidar el nacionalismo.

La liquidacin de toda opresin feudal, de toda opresin de las naciones y de todo privilegio para una de las naciones o para uno de los idiomas es una obligacin indiscutible delproletariado como fuerza democrtica; en ello residen los intereses indiscutibles de la lucha de clase del proletariado, velada yfrenada por las querellas nacionales. Pero apoyar el nacionalismo burgus ms all de estos lmites, firmemente establecidosy encuadrados en un determinado marco histrico significa traicionar al proletariado y pasarse al Iado de la burguesa. Existe aqut un lmite, a menudo muy sutil, del que se olvidan por completo los socialnacionalistas ucranianos y los del Bund.
S,indiscutiblemente debemos luchar contra toda opresin nacional. No, indiscutiblemente no debemos luchar por cualquier desarrollo nacional, por la "cultura nacional" en general. El desarrollo econmico de la sociedad capitalista nos muestra en todo el mundo ejemplos de movimientos nacionales que no han llegado a desarrollarse plenamente, ejemplos de grandes naciones formadas a partir de varias pequeas o en detrimento de algunas pequeas naciones, ejemplos de asimilacin de naciones. El principio por que se rige el nacionalismo burgus es el desarrollo de la nacionalidad en general; de aqu el carcter exclusivo del nacionalismo burgus, de aqu las estriles querellas nacionales. El proletariado, en cambio, no slo no asume la defensa del desarrollo nacional de cada nacin, sino que, por el contrario, pone en guardia a las masas contra semejantes ilusiones, defiende la libertad ms completa del intercambio econmico capitalista y celebra cualquier asimilacin de las naciones, excepto la que se realiza por la fuerza o se basa en privilegios.
Afianzar el nacionalismo en una esfera concreta y delimitada "en justicia", "constituir" el nacionalismo, separar firme y slidamente a las naciones entre s mediante una institucin especial de Estado: tal esla base ideolgica y el contenido de la autonoma cultural-nacional. Es sta una idea burguesa y falsa hasta la mdula. El proletariado no puede apoyar ningn afianzamiento del nacionalismo; por el contrario, apoya todo lo que contribuye a borrar las diferencias nacionales y a derribar las barreras nacionales, todo lo que sirve para estrechar ms y ms los vnculos entre las nacionalidades, todo lo que con duce a la fusin de las naciones. Obrar de otro modo equivaldra a pasarse al lado del reaccionario filistesmo nacionalista.
Cuando los socialdemcratas austracos discutieron en su Congreso de Briinn (1899)11 el proyecto de autonoma cultural-nacional, no se prest atencin a la valoracin terica de dicho proyecto. Pero conviene sealar que contra dicho programa se expusieron dos argumentos: 1) ,que conducira al reforzamiento del clericalismo; 2) que "tendra por consecuencia perpetuar el chovinismo' y llevarlo a cada pequea comunidad y a cada pequeo grupo" (pg. 92 del texto alemn de las actas oficiales del Congreso de Briinn. Existe una traduccin al ruso publicada por el partido nacionalista judo "PSOJ"12).

No cabe duda de que la "cultura nacional" en la acepcin corriente de esta palabra, es decir, en 10 que se refiere a las escuelas, etc., se encuentra hoy da, en todos los pases del mundo, sometida a la influencia predominante de los . clericales y de los chovinistas burgueses. Cuando los bundistas dicen,defendiendo la autonoma "cultural-nacional", que la constitucin de las naciones depurar la lucha de clases en el interior de las mismas de toda consideracin extraa, incurren en una sofistera manifiesta y ridcula. En toda sociedad capitalista, cualquier lucha seria de clases se lleva a cabo ante todo en el terreno econmico y poltico. Separar de aqu la cuestion de las escuelas es, en primer trmino, una utopa absurda, pues no es posible desligar la escuela (lo mismo que la "cultura nacional" en general) de la economa y de la poltica; y, en segundo trmino, la vida econmica y poltica de los pases capitalistas es precisamente la que obliga a cada paso a derribar los absurdos y anticuados prejuicios y barreras nacionales, mientras que la separacin de la enseanza escolar, etc., conservara, acentuara y agudizara precisamente el clericalismo "puro" y el chovinismo burgus "puro".
En las sociedades annimas tenemos juntos y completamente fundidos a capitalistas de diferentes naciones. En las fbricas trabajan juntos obreros de diferentes naciones. En toda cuestinpoltica realmente seria y realmente profunda los agrupamientos se realizan por clases y no por naciones. "Segregar del dominio del Estado" los

asuntos escolares, dc., para entregarlos a las naciones representa precisamente un intento de separar de laeconoma, que funde a las naciones, l esfera ms ideolgica -valga la expresin- de la vida social, en la que mejor se da la cultura nacional "pura" o el cultivo nacional del clericalismo y del chovinismo.Llevado a la prctica, el plan de autonoma "extraterritorial" (es decir, no ligado al territorio en que vive tal o cual nacin) o "cultural-nacional" slo significara una cosa: dividir la enseanza escolar por nacionalidades, es decir, establecer curias nacionales en la enseanza escolar. Bastar con imaginarse claramente esta verdadera esencia del clebre plan bundista para comprender todo su contenido reaccionario, incluso desde el punto de vista de la democracia, sin hablar ya del punto de vista de la lucha de clase del proletariado por el socialismo.
Un solo ejemplo y un solo proyecto de "nacionalizacin" de la enseanza escolar bastarn para mostrar con toda claridad el fondo de la cuestin. En toda la vida de los Estados Unidos de Norteamrica persiste hasta hoy da la divisin de los Estados en norteos y sureos. En los primeros observamos las mayores tradiciones de libertad y de lucha contra los esclavistas; en los segundos, las mayores tradiciones de esclavitud, con restos de la persecucin de los negros, oprimidos econmicamente, vejadosculturalmente (el analfabetismo entre los negros llega al 44% y entre los blancos al 6%), etc. Pues bien, en los Estados del Norte los negros estudian con los blancos en la mismas escuelas. En el Sur existen escuelas especiales -"nacionales" o raciales, como se prefiera- para los negros. Al parecer, es ste el nico ejemplo de "nacionalizacin" de las escuelas en la prctica.
En el Este de Europa existe un pas donde hasta hoy da son posibles asuntos como el de Beilis13, donde los hebreos se ven condenados por los Purishkvich a vivir en una situacin peor que la de losnegros. En este pas ha aparecido recientemente en el ministerio un proyecto de. nacionalizacin de la escuela hebrea. Por fortuna, es difcil que esta utopa reaccionaria sea llevada ala prctica, lo mismo que la utopa de los pequeos burgueses austracos, que desesperados de ver lograda una democracia consecuente, y terminadas las querellas nacionales, inventaron estuches para las naciones en lo que se refiere a la enseanza escolar, con el fin de evitar que stas puedan pelearse por el reparto de las escuelas ... , pero puedan "constituirse" para perpetuar las querellas entre las distintas "culturas nacionales".
En Austria, la autonoma cultural-nacional sigue siendo en gran medida una fantasa de literatos, a la que no toman en serio los propios socialdemcratas austracos. En cambio en Rusia la han aceptado en su programa todos los partidos burgueses hebreos y algunos elementos pequeoburgueses y oportunistas de distintas naciones, como, por ejemplo, el Bund, los liquidadores14 caucasianos y la conferencia de partidos nacionales de tendencia populista de izquierda de Rusia. (Esta conferencia -observemos entre parntesis- se celebr en 1907, Y sus resoluciones fueron aprobadascon la abstencin de los socialrevolucionarios rusos y de los socialpatriotas del PSP15. La abstencin es un mtodo sumamente caracterstico de los socialrevolucionarios y pesepistas para expresar su actitud ante una importantfsima cuestin de principiodel programa nacional!)
En Austria es precisamente atto Bauer, el principal terico de la "autonoma cultural-nacional", quien ha dedicado un captulo especial de su libro a demostrar la imposibilidad de aplicar este programa a los judos. En Rusia son precisamente todos los partidos burgueses hebreos -y su remedador, el Bund- quienes han aceptado este programa::'. Qu significa esto? Esto significa que la ':. Se comprende que los bundistas suelan negar con extraordinaria pasi6n que todos los partidos burgueses hebreos hayan aceptado la "autonoma cultural-nacional": este hecho demuestra demasiado a las claras el verdadero papel del Bund.
Cuando uno de los bundistas -el seor Manin- trat6 de repetir en Luch esta negaci6n, fue totalmente desenmascarado por N. Skop (Vase Prosveschenie, nm. S.) Pero cuando el seor Lev Yurkvich cita en Dzvin (1913, nms. 7-8, pg. 92) la siguiente frase del artculo de N. Sk. publicado en Proveschenie (nm. S, pg. 78): "Los bundistas vienen defendiendo desde hacetiempo, con todos los grupos y partidos burgueses hebreos, la autonoma cultural-nacional", y tergiversa esta cita, eliminando de ella la palabra "bundistas" y sustituyendo las palabras "autonoma cultural-nacional" por "derechos nacionales", i s6lo nos queda abrimos de brazos!! El seor Lev Yurkvich no es so1o un nacionalista, no slo muestra una ignorancia asombrosa en cuanto a la historia de los socialdemcratas y su programa, sino que tambin es un autntico falsificador de citas para mayor gloriadel Bund. Mal andan los asuntos del Bund y de los Yurkvich historia ha puesto al descubierto en la prctica poltica de otro Estado lo absurdo de las fantasas de Bauer, exactamente como losbernsteinianos rusos (Struve, TugnBaranovski, Berdiev y compaa) pusieron al descubierto, con su rpida evolucin del marxismo al liberalismo, el verdadero contenido ideolgico de la bernsteiniada16 alemana.
Ni los socialdemcratas austracos ni los de Rusia han admitido en su programa la autonoma "cultural-naciona!". Pero los partidos burgueses judos del pas ms atrasado y una serie de grupos pseudosocialistas pequeoburgueses la aceptaron para llevar al seno de la clase obrera, en forma refinada, las ideas del nacionalismo burgus. El hecho es de por sbien elocuente.

Ya que hemos tenido que referirnos al programa nacional de los austracos, no podemos por menos de restablecer la verdad, con frecuencja desfigurada por los bundistas. En el Congreso de Brunn se expuso un programa puro de "autonoma cultural-nacional". Fue el programa de la socialdemocracia sudeslava, cuyo 2 dice: "Cada pueblo que vive en Austria forma, independientemente del territorio que ocupen sus miembros, un grupo que administra con plena autonoma sus propios asuntos nacionales (de idioma y culturales)". Este programa no slo fue defendido por Kristan sino tambin por el influyente Ellenbogen. Pero el programa fue retirado, pues no hubo ni una sola persona que votase por l. Se aprob un programa territorialista, es decir, unprograma por el que no se crea ningn grupo nacional "independientemente del territorio que ocupen los miembros de la nacin".
El 3 del programa aprobado dice: "Las regiones autnomas de una misma nacin forman en conjunto una unin nacional nica, queresuelve sus asuntos nacionales de manera completamente autnoma" (cfr. Prosveschenie, 1913, nm. 4, pg. 28). Evidentemente, tambin este programa de compromiso es un programa incorrecto. Lo aclararemos con un ejemplo. La comunidad de colones alemanesde la provincia de Sartov, ms los alemanes del arrabal obrero de Riga o de Lodz, ms el poblado alemn de las afueras de Petersburgo, etc., 'constituyen la "unin nacional nica" de los alemanes en Rusia. Es evidente que los socialdemcratas no pueden exigir tal cosa ni afianzar tal unin, a pesar' de que, como es natural, no niegan en absoluto la libertad de realizar toda clase de uniones, incluida la unin de cualesquiera comunidades de cualquier nacionalidad dentro de un determinado Estado. Pero dedicarse a separar, por una ley del Estado, a los alemanes, etc., de los distintos lugares y de las diferentes clases de Rusia, para agruparlos en una unin nacional alemana nica, es algo que slo pueden hacer los curas, los burgueses, los pequeos burgueses yquien se quiera, menos los socialdemcratas.
5. La igualdad de derechos
de las naciones y los derechos de las minoras nacionales
El mtodo ms socorrido de los oportunistas de Rusia al discutir la cuestin nacional es el de remitirse al ejemplo de Austria. En mi artculo publicado en Svernaya Pravd (nm. 10 de Prosveschenie,pgs. 96-98), contra el que arremeten los oportunistas (el seor Semkovski en N vaya Rabchaya Gazeta17 y el seor Libman en Zeit), afirmo que slo hay una solucin' de la cuestin nacional -en la medida en que es posible, en' general, una solucin de esta cuestin en el mundo del capitalismo-, y que esta solucin es la democracia consecuente. Como confirmacin de mis palabras me remite al ejemplo de Suiza, entre otros pases.
Este ejemplo no agrada a los dos oportunistas arriba mencionados, quienes tratan de refutarlo o de reducir su ". Vase en este folleto las pgs. 6-9. (N. de la Edit.) significacin. Kautsky, vean ustedes, afirma que Suiza es una excepcin, que Suiza cuenta con una descentralizacin muy especial, con una historia muy especial, con condiciones geogrficas muy especiales, la distribucin de la poblacin que habla distintos idiomas es sumamente original, etc., etc.
Pero todo esto no son ms que tentativas de eludir el fondo de la discusin. Suiza constituye, naturalmente, una excepcin en el sentido de que no es un Estado nacional indiviso. Pero esa misma excepcin (o atraso, aade Kautsky) la tenemos en Austria y Rusia. En Suiza, naturalmente, las peculiaresy originales condiciones histricas y de vida han sido las que aseguraron al pas una d~mocracia ",!s amplia que en la mayora de los pases europeos vecinos.
Pero, qu tiene que ver aqu todo esto, cuando de lo que se trata es de presentar un modeloque debe ser imitado? En las actuales condiciones, los pases que cuentan con talo cual institucin basada en principios consecuentemente democrticos constituyen en el mundo una excepcin. Acaso representa un obstculo para que nosotros defendamos ennuestro programa la democracia consecuente en todas las instituciones?
La particularidad de Suiza reside en su historia, en sus condiciones geogrficas, etc. La particularidad de Rusia reside en la fuerza de su proletariado, sin precedentes en la poca delas revoluciones burguesas, y en el terrible atraso general del pas, que impone objetivamente la necesidad de avanzar con excepcional rapidez y decisin bajo la amenaza de toda clase de adversidades y reveses.
Nosotros elaboramos el programa nacional desde el punto de vista del proletariado. Ahora bien, desde cundo se recomienda tomar como ejemplo los modelos peores en lugar de los mejores?
En todo caso, no es indudable e indiscutible que bajo el capitalismo la paz nacional se ha conseguido (en la medida en que, en general, puede conseguirse) nicamente en los pases que cuentan con una democracia consecuente?
y puesto que esto es indudable, la obstinacin de los oportunistas por remitirse al ejemplo de Austriaen vez de tomar el de Suiza representa un mtodo muy propio de los demcratas constitucionalistas18, pues stos siempre se dedican a copiar las peores constituciones europeas en lugar de las mejores.
En Suiza existen tres idiomas oficiales, pero durante los referndums los proyectos de leyse imprimen en cinco idiomas, es decir, en los tres oficiales y en dos dialectos 'romances". Segn el censo de 1900, de los 3.315.443 habitantes con que cuenta Suiza, 38.651 hablan esto~ dos dialectos, o sea, poco mas del uno por ciento. En el ejrcito los oficiales y suboficiales "cuentan con absoluta libertad para dirigirse a los soldados en su idioma materno", En los cantones de Va1ais y Los Grisones (cada uno con poco ms de cien mil habitantes), ambos dialectos gozan de plena igualdad de derechos':'.
y nosotros preguntamos: debemos propugnar y defender esta experiencia viva de un pas avanzado o tomar de los austracos fantasas como la "autonoma extraterritorial", que no ha sido experimentada en ninguna parte del mundo (y que los mismos austracos an no han aceptado)?
Propugnar esta fantasa equivale a propugnar la divisin de la enseanza escolar por nacionalidades, es decir, algo evidentemente perjudicial. Pero la experiencia de Suiza nos muestra que en la prctica se puede asegurar yse ha asegurado la mxima (de un modo relativo) paz nacional con una democracia consecuente (siempre de un modo relativo) de todo el Estado.
"En Suiza -dicen los que han estudiado este problema- no existe la cuestin nacional en el sentido que se le daen Europa Oriental. Incluso esta expresin (cuestin nacional) es all desconocida, .. Suiza ha dejado muy atrs, all por los aos 1797-1803, las luchas enrre las nacionalidades"':'"',
Esto significa que la poca de la gran revolucin francesa, que hadado la solucin ms democrtica a los problemas inmediatos relacionados con el paso del feudalismo
. " Vase Rene Henry. La Suiisse et la question des langues ("Suiza y la cuestin de los idiomas"), Berna, 1907. (N. de la Edit.)
."" Vase Ed. Blocher.Die Nationalitiiten in der Schweiz ("Las nacionalidades en Suiza"), Berlin, 1910. (N. de la Edit.)

al capitalismo, ha sabido "resolver" tambin, de pasac y entre otras cosas, la cuestin nacional.
Que traten ahora los Semkovski, los Libman y dem sel'iores oportunistas de afirmar que esta solucin "exclusi vamente suiza" no es ajJlicable a cualquier distrito o in cluso a una parte de cualquier distrito de Rusia, donde pa ra tan slo 200.000 habitantes existen dos dialectos habla dos por cuarenta mil ciudadanos, cuyo deseo es gozar el su tierra de plena igualdad de derechos en cuanto al idioma!
La propaganda de la absoluta igualdad de derecho~ para las naciones y para los idiomas distingue en ca~a nacin nicamente a los elementos consecuentemente democrticos (es decir, nicamente a 10& proletarios), unificndolos no por su nacionalidad, sino por su afn de profundas y serias mejoras del rgimen general del Estado. Por el contrario, a pesar de las buenas intenciones de algunos individuos o grupos, lapropaganda de la "autonoma cultural-nacional" separa las naciones y acerca de hecho a los obreros de una nacin a su burguesa (todos los partidos burgueses hebreos aceptan esta "autonoma culturalnacional").
La salvaguardia de los derechos de las minoras nacionales se halla ntimamente vinculada al principio de la plena igualdad de derechos. En mi artculo publicado en Svernaya Pravda, este principio queda expresado casi en la misma forma en que ms tarde habra de formularse de manera oficial y ms exacta en la resolucin de la conferencia de los marxistas 19. Esta resolucin reclama que "se incluya en la Constitucin una ley fundamental que invalide cualquier privilegio concedido a una de las naciones y cualquier atentado contra los derechos delas minoras nacionales" .
El seor Libman intenta burlarse de esta formulacin, y pregunta: "Cmo vamos a saber en qu consisten los derechos de las minoras nacionales? Comprenden estos derechos el de tener "su programa"en las escuelas nacionales? Cun numerosa debe ser una minora nacional para tener derecho a poseer jueces y funcionarios propios y escuelas en el idioma nacional? El seor Libman quiere deducir de estas preguntas la necesidad de un programa nacional "positivo".
30
En realidad, estas preguntas muestran a las claras el ontrabando reaccionario que introduce nuestro bundista so capa de discusiones sobre particularidades y pequeos detalles.
"Su propio programa" en su propia escuela nacional!. .. Los marxistas, estimado socialnacionalista, tienen un programa escolar general, que reclama, por ejemplo, una escuela absolutamente laica. Desde el punto de vista de los marxistas, en un Estado democrtico no es admisible, nunca ni en ningn caso, apartarse de esteprograma general (la poblacin local es la que determina las materias "locales", los idiomas, etc. que han de completar ese programa). En cambio, el principio de "retirar de la incumbencia del Estado" la enseanza escolar para entregarla a las nacionessignifica que nosotros, los obreros, permitimos que las "naciones" de nuestro Estado democrtico gasten el dinero del pueblo en escuelas clericales! Sin l mismo darse cuenta, el seor Libman ha puesto en evidencia el carcter reaccionario de la "autonoma cultural-nacional"!
"Cun numerosa debe ser una minora nacional?"
Esto no lo establece ni siquiera el programa austraco, que tanto agrada a los bundistas. Este programa dice (con ms concisin y menos claridad que nosotros): "Los derechos de lasminoras nacionales son garantizados por una ley especial que debe ser promulgada por el Parlamento imperial" (4 delprograma de Brunn).
Por qu nadie la ha emprendido con los socialdemcratas austracos, preguntndoles cul es esa ley, cules son los derechos que debe garantizar y a qu minora ha de garantizrselos?
Porque cualquier persona razonable comprende la inoportunidad y la imposibilidad de que un programa determine cuestiones de detalle. El programa slo establece los principios fundamentales. En el caso presente el principio fundamental aparece sobreentendido en el programa austraco y claramente expresado en las decisiones de la ltima conferencia de los marxistas de Rusia. Este principio proclama: ningn privilegio nacional y ningunadesigualdad nacional.
Para aclarar este problema al bundista, pondremos un ejemplo concreto. Segn el censo escolar del 18 de enero de 1911, las escuelas primarias de la ciudad de San Peters burgo, pertenecientes al ministerio de "Instruccin" P blica, contaban con 48.076 alumnos. Entre ellos haba 39\ hebreos, es decir, menos de un uno por ciento. Haba, add ms, 2 rumanos, 1 georgiano, 3 armenios, etc20 Se pued elaborar un programa nacional "positivo" que abarqm toda esa diversidad de relaciones y condiciones? (Por Id dems, como se comprende, San Petersburgo no es, ni mucho menos, la ciudad de :rp.ayor "abigarramiento" nacio'!i nal de Rusia.) Creo que ni siquiera unos especialistas en "sutilezas" nacionales como los bundistas sern capaces de elaborar tal programa.
En cambio, si la Constitucin del Estado cuenta con una ley fundamental que invalida toda medida que atente contra los derechos de la minora, cualquier ciudadano puede exigir que sea anulada una disposicin que prohiba, por ejemplo, se tomen a cuenta del Estado profesores especiales de lengua hebrea, historia hebrea, etc., o que niegue un local oficial para dar clases a los nios hebreos, armenios, rumanos o incluso a un solo nio georgiano. En todo caso, no es pedir un imposible exigirque sean satisfechos todos los' deseos justos y razonables de las minoras nacionales a base de la igualdad de derechos, ni nadie dir que la propaganda de la igualdad de derechos sea perjudicial. Por el contrario, la propaganda de que se divida la enseanza escolar por naciones, la propaganda, por ejemplo, en favor de una escuela hebrea especial para los nios hebreos de San Petersburgo sera indudablemente una propaganda perjudicial, mientras que la creacin de escuelas nacionales para toda minora nacional, para uno, dos o tres nios, sera verdaderamente imposible.
Tampoco es posible que ninguna ley general del Estado determine las condiciones que ha de reunir una minora nacional para tener derecho a escuelas especiales o a maestros especialesde asignaturas complementarias, etc.
Por el contrario, la ley general del Estado sobre la igualdad de derechos puede muy bien serpuntualizada y desarrollada en leyes complementarias especiales y en disposiciones de las Dietas regionales, de los municipios urbanos, zemstvos, comunidades, etc.

6. Centralizacin y autonoma
El seor Libman dice en sus objeciones:
"Tomad en nuestro pas a Lituania, el territorio del Bltico, Polonia, V olinia, el Sur de Rusia, etc. En todas partes encontraris una poblacin mixta. No hay ciudad donde no exista una gran minora nacional. Por muy lejos que se lleve la descentralizacin, en las distintas localidades (sobre todo en los municipios urbanos) siempre se encontrarn distintas nacionalidades juntas; y es precisamente la democracia la que pone a la minora nacional en manos de la mayora nacional. Pero, como es sabido, V. I. est en contra de tal organizacin federal del Estado y de tal descentralizacin infinita, como las que encontramos en la Confederacin Helvtica. Por qu, pues, cita el ejemplo de Suiza?"


Ya he explicado ms arriba por qu cito el ejemplo de Suiza. Igualmente he explicado que el problema de las garantas a los derechos de las minoras nacionales slo puede ser resuelto promulgando una ley general en un Estado consecuentemente democrtico y firmemente atenido al principio de la igualdad de derechos. Pero en el pasaje que acabamos de transcribir el Sr. Libman repite una de las objeciones (u observaciones escpticas) ms en boga (y ms falsas) de cuantas se suelen hacer contra el programa nacional de los marxistas, y que por eso merece ser analizada
Los marxistas, como es natural, estn en contra de la federacin y la descentralizacin, por el simple motivo de que el capitalismo exige parasu desarrollo Estados que sean lo ms extensos y lo ms centralizados. En igualdad de las dems condiciones, el proletariado consciente abogar siempre por un Estado ms grande. Luchar siempre contra el particularismo medieval, aplaudir siempre la ms estrecha cohesin econmica de grandes territorios, en los que se pueda desarrollar ampliamente la lucha del proletariado contra la burguesa.
El extenso y rpido desarrollo que el capitalismo imprime a las fuerzas productivas reclama grandes territoriosunidos y agrupados en un Estado, nico en el que -destruyendo todas las viejas barreras medievales, estamentales, estrechamente locales, de pequeas nacionalidades, religiosas, etc.- puede cohesionarse la clase burguesa, y con ella su inevitable antpoda, la clase proletaria
En otro lugar'~ hablaremos del derecho de las naciones a la autodeterminacin, es decir, a separarse y constituir Estados nacionales independientes. Pero en tanto y por cuanto diferentes naciones siguen constituyendo un Estado nico, los marxistas no propugnarn en ningn caso el principio federal ni la descentralizacin. El gran Estado centralizado representa un enorme progreso histrico desde elfraccionamiento medieval hacia la futura unidad socialista de todo el mundo, y no hay ni puede haber ms camino hacia el socialismo que el que pasa por tal Estado (indisolublemente ligado al capitalismo.)
Pero no se debe olvidar en modo alguno que al defender el centralismo defendemos exclusivamente el centralismo democrtico. A este respecto, todo filistesmo en general y el filistesmo nacionalista (incluido el difunto Dragomnov) han embrollado de tal modo la cuestin que nos vemos obligados a volver sobre ella una y otra vez para desembrollar la.
El centralismo democrtico no slono descarta la autonoma local, es decir, la autonoma de las regiones, que se distinguen por sus especiales condiciones econmicas y de vida, por nna especial composicin nacional de la poblacin, etc., ,ino que, por el contrario, reclama imperiosamente una y otra. En nuestro pas confunden a cada paso el centralismo con las arbitrariedades y la burocracia. La historia de Rusia tena que originar, naturalmente, tal confusin, pero, a pesar de todo, un marxista no puede incurrir en ella de ninguna manera.
Lo ms fcil ser explicarlo con un ejemplo concreto.
En su extenso artculo La cuestin nacional y la autonoma*~ Rosa Luxemburgo comete, entre muchos errores divertidos (de los que hablaremos ms adelante), el error particularmente divertido de intentar limitar exclusivamente a Polonia la reivindicacin de la autonoma.
Pero veamos en primer lugar cmo define la autonomia.
" Vase V. 1. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso, t. 25, pgs. 255-320. (N. de la Edit.)
,'~. Przeglad Socialdemokratyzny ("Revista Socialdemcrata"), Cracovia, 1908 y 1909.

Rosa Luxemburgo reconoce -y como marxista est obligada desde luego a reconocerlo- que todas las cuestiones econmicas y polticas de mayor importancia y ms fundamentales para la sociedad capitalista nodeben ser en modo alguno administradas por las Dietas autnomas de las distintas regiones, sino ser de la competencia exclusiva de un parlamento central y general para todo el Estado. Figuran entre estas cuestiones: la poltica arancelaria, la legislacin comercial e industrial, las vas y los medios de comunicacin (ferrocarriles, correos, telgrafos, telfonos, etc.), el ejrcito, el sistema fiscal, el derecho civi},=' y penal, los principios generales de la enseanza escolar (como la ley de una escuela exclusivamente laica, de la enseanza general, del programa mnimo, de la organizacin democrtica de la escuela, etc.), la legislacin sobre la proteccin del trabajo, sobre las libertades polticas (derecho de asociacin), etc., etc.
Incumben a lasDietas autnomas -sobre la base de la legislacin general del Estado- las cuestiones de significacin puramente local, puramente regional o puramente nacional. Al desarrollar tambin esta idea con gran -por no decir con excesiva- minuciosidad, Rosa Luxemburgo indica, por ejemplo, la construccin de ferrocarriles de importancia local (nm. 12, pg. 149), las carreteras locales (nms. 14-15, pg. 376), etc.
Es del todo evidente que no se puede concebir un Estado moderno verdaderamente democrtico que no conceda semejante autonoma a toda regin con peculiaridades econmicas y de vida en cierto grado substancial es, con una poblacin de determinada composicin nacional, etc. El principio del centralismo, indispensable para el desarrollo capitalista, lejosde verse socavado por tal autonoma (local y regional), por el contrario, gracias a ella precisamente es puesto en prctica de un modo democrtico y no burocrtico. Sin esa autonoma, que facilita la concentracin de los capitales, el desarrollo de lasfuerzas productivas y la cohesin de la burguesa y del proletariado en todo el pas, sera imposible, o por lo menos se . En el desarrollo de su idea Rosa Luxemburgo llega hasta los detalles, recordando, por ejemplo -y con toda razn-, las leyes del divorcio (nm. 12, pg. 162 de la citada revista).
Vera muy entorpecido el amplio, rpido y libre desarrollo del capitalismo, pues la ingerencia burocrtica en las cuestiones puramente locales (regionales, nacionales, etc.) es, en general, uno de los mayores obstculos para el desarrollo econmico y poltico y, en particular, uno de los obstculos que se oponen al centralismo en las cuestiones serias, grandes y fundamentales.
Por eso es difcil evitar una sonrisa al ver cmo nuestra imponderable Rosa Luxemburgo se afana por demostrar, muy en serio y en trminos "estrictamente marxistas", que la reivindicacin de la autonoma slo es aplicable a Polonia y nicamente a ttulo de excepcin! Aqu, claro est, no hay ni asomo de patriotismo "parroquial", aquno hay ms que consideraciones "serias" ... en lo que respecta, por ejemplo, a Lituania.
Rosa Luxemburgo toma cuatro provincias: Vilna, Kovno, Grodno y Suvalki, tratando de convencer a sus lectores (y de convencerse ella misma) de que es en ellas dondeviven "sobre todo" los lituanos; adems, sumando las poblaciones de estas provincias, obtiene un porcentaje de lituanos equivalente al 23% de la poblacin, y si a ellos se suman los samatas se obtiene un 31%, es decir, menos de la tercera parte de la poblacin total. La conclusin, claro est, es que la idea de la autonoma de Lituania es una idea "arbitraria y artificiosa" (nm. 10, pg. 807).
El lector que est al tanto de los conocidos defectos de la estadstica oficial de Rusia, descubrir inmediatamente el error de Rosa Luxemburgo. Qu necesidad tena de tomar la provincia de Grodno, donde los lituanos constituyen tan slo un 0,2% -dos dcimas por cientode la poblacin? Qu necesidad tena de tomar toda la provincia de Vilna, y no nicamente eldistrito de Troki, en el que los lituanos constituyen la mayora de la poblacin? Qu necesidad tena de tomar toda la provincia de Suvalki, fijando el nmero de lituanos en el 52% de su poblacin, en lugar de tomar los distritos lituanos, es decir, cincode los siete con que cuenta la provincia, donde los lituanos constituyen el 72%de la poblacin?
Es ridculo hablar de las condiciones y exigencias del capitalismo moderno y utilizar una divisin administrativa de 'Rusia que no es "moderna" ni "capitalista", sino medieval, feudal y burocrtico-fiscal, y utilizarla, por aadidura, en su forma ms burda (provincias en lugar de distritos). Est claro como la luz del da que no se puede hablar de llevar a cabo en Rusia una reforma local de alguna importanciasin abolir esa divisin y sustituirla por otra realmente "moderna" y que responda de verdad a las exigencias del capitalismo y no a las del fisco, ni a las de la burocracia, de la rutina, de los terratenientes y de los curas, con la particularidad de queentre las exigencias modernas del capitalismo figurar indudablemente la de la mxima homogeneidad nacional de la poblacin, pues la nacionalidad, la identidad de idioma es un importante factor para la plena conquista del mercado interior y para la libertad completa del intercambio econmico.
Cosa curiosa, este error patente de Rosa Luxemburgo lo repite el bundista Medem, quien no desea demostrar las particularidades "exclusivas" de Polonia, sino la inutilidad del principio de la autonoma nacional-territorial (los bundistas abogan por, la autonoma nacional-extraterritoria1!). Nuestros bundistas y nuestros liquidadores van recogiendo por el mundo todos los errores y todas las vacilaciones oportunistas de los socialdemcratas de diferentes pases y de distintas naciones, incorporando obligatoriamente a su bagaje lo peor de la socialdemocracia mundial. Con los recortes de los escritos bundistas y liquidacionistas se podra formar un ejemplar museo socialdemcrata del mal gusto.
La autonoma regional -razona en tono doctoral Medem- sirve para la regin o para el "territorio", pero no para la comarca lituana, estoniana, etc., con una poblacin que oscila entre uno y dos millones de habitantes y una extensin equivalente a la de una provincia. "No sera una autonoma, sino un simple zemstvo ... Sobre la base de este zemstvo habra que edificar la verdadera autonoma"". y el autor condena la "destruccin" de las viejas provincias y de los viejos distritos':'.
Pero lo que en realidad "destruye"y mutila las condiciones del capitalismo moderno es el mantenimiento ". V. Medem. Contribucin al Planteamiento de la cuestin nacional en Rusia, "Vestllik Evropy," 1912, nms. 8 y 9.
36 de una divisin administrativa fiscal propia del feudalismo de laEdad Media. Slo unas personas imbuidas del espritu de esta divisin pueden hablar, "con aire grave de peritos en la materia", de una oposicin entre el "zemstvo" y la "autonoma", preocupndose de que, en forma estereotipada, la "autonoma" sea para lasregiones grandes y el zemstvo para las pequeas. El capitalismo moderno no reclama en absoluto esas formas estereotipadas de carcter burocrtico. Por qu no ha de haber comarcas nacionales autnomas con una poblacin de medio milln de habitantes o incluso de 50.000? Por qu esas comarcas no han de poder unirse en las formas ms diversas con comarcas vecinas dedistintas . dimensiones para constituir un "territorio" autnomo nico, si tal unin es conveniente y necesaria para el intercambio econmico? Todo esto lo guarda en secreto el bundista Medem.
Advirtamos que el programa nacional de Briinn de los socialdemcratas se coloca por entero en el terreno de la autonoma nacional territorial al proponer la divisin de Austria en comarcas "nacionalmente delimitadas" "en lugar de los territorios histricos de la Corona" (2 del programa de Briinn). Nosotros no habramos llegado tan lejos. No cabe duda de que la composicin nacional homognea de la poblacin es uno de los factores ms propicios paraun intercambio econmico libre, amplio y verdaderamente moderno. No cabe duda de que ni un solo marxista -e incluso ni un solo demcrata resuelto- se pondr a defender los territorios austracos de la Corona ni las provincias o los distritos rusos (muymalos, aunque no tanto como los territorios austracos de la Corona), como tampoco discutir la necesidad de sustituir estas divisiones caducas por otras que respondan en 10 posible a la composicin nacional de la\ poblacin. No cabe duda, por ltimo, de que para acabar con toda opresin nacional tiene gran importancia la organizacin de comarcas autnomas, aun las ms pequeas, de composicin nacional homognea, en torno a las cuales podran "gravitar" y con las que podran establecer todo gnero derelaciones y uniones libres los miembros de esa nacionalidad que se encuentren dispersos por el pas e incluso por el mundo. Todo esto es in discutible, y slo puede oponerse a ello quien adopte un punto de vista empedernidamente burocrtico.
Ahora bien,la composicin nacional de la poblacin es uno de los factores econmicos ms importantes, pero no el nico ni el ms importante. Las ciudades, por ejemplo, desempean un papel econmico importantsimo bajo el capitalismo, y en todas partes - en Polonia,en Lituania, en Ucrania, en la Gran Rusia, etc.- se distinguen por una composicin nacional que alcanza la mxima heterogeneidad. Sera absurdo e imposible separar por consideraciones "nacionales" a las ciudades de las aldeas y comarcas que desde el punto de vista econmico gravitan alrededor de ellas. Por eso los marxistas no deben atenerse ntegra y exclusivamente al principio "nacional-territorialista" .

Mucho ms acertada que la solucin austraca es la solucin propuesta por la ltima conferencia de los marxistas de Rusia, la cual present sobre esta cuestin la tesis siguiente:
"es necesaria ... una amplia autonoma regional" (no slo para Polonia, naturalmente, sino para todas las regiones de Rusia) "y una autonoma administrativa local plenamente democrtica al determinarse los lmites de las regiones con mayor o menor autonoma" (que no han de ser las fronteras de las actuales provincias, distritos, etc.), "sino a base de la apreciacin por la propia poblacin local de las condiciones econmicas y de vida, de la composicin nacional de la poblacin, etc.""
La composicin nacional de la poblacin figura aqu al lado de otras condiciones (en primer trmino las econmicas, luego las condiciones de vida, etc.) que deben servir de base al establecimiento denuevas fronteras, en consonancia con el capitalismo moderno y no con el bu"ocratismo y el asiatismo. La poblacin local es la nica que puede "apreciar" con la mxima exactitud todas estas condiciones, y sobre esta apreciacin deber basarse el parlamento central del Estado al establecer las fronteras de las regiones autnomas y determinar los lmites de la competencia de las dietas autnomas.
~, Vase V. 1. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso. t. 24, pg. 58. (N. de la Edit.)
An nos queda por examinar la cuestin del derecho de las naciones a la autodeterminacin. En este terreno, toda una coleccin de oportunistas de todas las nacionalidades -el liquidador Semkovski, el bundista Libman, el socialnacionalista ucraniano Lev Y urkvich- se dedicaron a ','popularizar" los errores de Rosa Luxemburgo. El prximo artculo lo dedicaremos a este problema21, tan embrollado por toda esa "coleccin".


Traducido segn el texto de las Obms ComPletas de V. 1. Lenin, 5a ed. en ruso, t. 24pgs. 118-150
Escrito en octubre-diciembre de 1913.
Publicado ese mismo' ao en los nms. 10, 11 Y 12 de la revista Prosveschenie.
Firmado: V. L/N
1 El artculo de Lenin Notas crticas sobre la cuestin nacional fue escrito entre octubre ydiciembre de 1913 y publicado ese mismo ao en los nms. 10, 11 Y 12 de la revista bolchevique legal Prosveschenie ("La ilustracin").
En el verano de 1913, antes de escribir el artculo, Lenin dio en las ciudades suizas de Zurich, Ginebra, Lausana yBerna varias conferencias sobre el problema nacional. .
En el otoo del mismo ao present un extenso informe sobre el problema nacional en la reunin del CC del POSDR con los cuadros del partido, celebrada en Pornino. En ella se aprob una resolucinacerca del informe, escrita por Lenin. Despues de la Conferencia, Lenin empez a preparar el artculo Notas crticas sobre la cuestin nacional.-3 .
2 Svernaya Pravda ("La. Verdad del Norte"): uno de los ttulos con que apa~eci el diario legal bolch~vique Pravda.-5 3Zeit ("Tiempo"): semanario, rgano del Bund. Se public en Petersburgo, en hebreo, desde el 20 de diciembre de 1912 (2 de enero de 1913) hasta el 5 (18) de mayo de 1914.-5
4 Dzvin ("La Campana"): revista mensual nacionalista de tendencia menchevique; se edit legalmente en ucraniano, en Klev, desde enero de 1913 hasta mediados de 1914, apareciendosolamente 18 nmeros. Dej de existir al empezar la guerra imperialista mundial.
5 "Centurias negras": bandas monrquicas organizadas por la polida zarista para luchar contra el movimiento revolucionario. Las "centurias ngras" _ asesinaban a los revolucionarios, atentaban contra los intelectuales progresistas y realizaban pogromos antisemitas.-6


6 Rsskoie Slovo ("La Palabra Rusa"): diario, empez a publicarse en 1895, en Mosc (el nmero 1, de prueba, sali en 1894), editado por Sitin. Aunque formalmente no era rgano de ningn partido, Rsskoie Slovo defenda los intereses de la burguesa rusa desde posiciones liberales moderadas. Publicaba amplia informacin; fue el primer peridico de Rusia con corresponsales propios en todas las grandes ciudades del pas y en muchas capitales del extranjero.Rsskoie Slovo fue suspendido en noviembre de 1917 por publicar informacionesantisoviticas calumniosas. Desde enero de 1918 se public con los ttulos de Nvoe Slovo ("La Palabra Nueva") y Nashe Slovo ("Nuestra Palabra"), pero en julio del mismo ao fue suspendido definitivamente.
7 Zemstvo: sedicente administracin autnoma local encabezada por la nobleza en las provincias centrales de la Rusia zarista. Los zemstvos fueron creados en 1864. Sus atribuciones se circunscriban a los asuntos administrativos puramente locales (construccin de hospitales y caminos, estadstica, seguros, etc.). Controlaban su actividad los gobernadores y el ministro del Interior, que podan dejar en suspenso cualquier acuerdo que no fuese del agrado del gobierno.-
8 Bund (Unin General Obrera Hebrea de Lituania, Polonia y Rusia): fue organizado en 1897 y agrupaba principalmente a elementos semiproletarios, a artesanos hebreos de las regiones occidentales de Rusia. El Bund era un vehculo del nacionalismo y del separatismo en el movimiento obrero de Rusia.
9 "Zonas de asentamiento": en la Rusia zarista, territorio fuera del cual no tenan derecho a residir los hebreos.-
10 En la Rusia zarista estaba limitado el porcentaje de hebreos que podan ser admitidos como funcionarios del Estado y como estudiantes en los establecimientos oficiales de enseanza sencundaria y superior.-
11 Se alude al Congreso del Partido Socialdemcrata Austrfac.o que se celebr en la ciudad de Briinn (Austria) del 24 al 29 de septiembre de 1899. En su orden del da figuraba como punto central el problema nacional. En el Congreso se presentaron dos proyectos de resolucin, que expresaban puntos de vista diferentes: 1) la resolucin del CC del Partido, que defenda, en general, la autonoma territorial de las naciones, y 2) la resolucin del Comit del Partido SocialdemcrataSudeslavo, que propugnaba la autonoma cultural-nacional extraterritorial.
El Congreso rechaz por unanimidad el programa de autonoma cultural-nacional y aprob unaresolucin de transicin que reconoca la autonoma nacional en los lmites del Estado austrfaco.-23
12 PSOJ (Partido Socialista Obrero Judo): organizacin nacionalista pequeoburguesa fundada en 1906. El programa del PSOJ se basaba en la reivindicacin de autonoma nacional de los hebreos: creacin de parlamentos (Dietas) hebreos extraterritoriales facultados para resolver los problemas referentes al rgimen poltico de los hebreos en Rusia. El PSOJ era una organizacin afn a los eseristas y luch juntamente con ellos contra el POSDR.-23
13 El asunto Beilis: proceso provocador urdido por el gobierno zarista contra el hebreo Beilis en 1913, en Kev. Beilis fue acusado falsamente de haber asesinado con fines rituales al nio cristiano Yuschinski (en realidad, los asesinos eran elementos de las centurias negras). Al montar este proceso,el gobierno zarista pretenda atizar el antisemitismo y provocar pogromos contra los hebreos para apartar a las masas del creciente movimiento revolucionario. El proceso caus gran excitacin en la opinin pblica. En varias ciudades se celebraron manifestaciones obreras de protesta y Beilis fue absuelto.-
14 Liquidadores: partidarios de una corriente - oportunista predominante en el menchevismo durante el perodo de reaccin que sigui a la derrota de la revolucin de 1905-1907. Los liquidadoresexigan la disoluciqn del partido revolucionario clandestino del proletariado y la creacin, en su lugar, de un partido oportunista que actuase legalmente bajo el rgimen zarista.
15 PSP: Partido Socialista Polaco (Polska Partia Socjalistyczna).
Partido nacionalista reformista pequeoburgus, fundado en 1892.-25
16 Bernsteiniada (o bernsteinianismo): corriente oportunista, hostil al marxismo, que surgi a fines del siglo XIX en la socialdemocracia alemana e internacional. Debe su denominacin al nombre deEduardo Bernstein, el representante ms franco de las corrientes oportunistas de derecha en el Partido Socialdemcrata Alemn.-
1.7 Nvaya Rabchaya Gazeta ("Nuevo Peridico Obrero"): diario de los mencheviques liquidadores; se public en Petersburgo desde agosto de 1913 hasta enero de 1914.-27
18 Demcratas-constitucionalistas: miembros del Partido Demcrata Constitucionalista, partido principal de la burguesa liberal-monrquica de Rusia, fundado en octubre de 1905. Para engaar a las masas trabajadoras, los demcratas-constitucionalistas se dieron la. falsa denominacin de "partido de la libertad popular," pero, en realidad, no iban ms all de la reivindicacin de monar-' qua constitucional. Triunfante la Revolucin Socialista de Octubre losdemcratas-constitucionalistas actuaron como enemigos irrconciliables del Poder sovitico y participaron en todas las acciones contrarrevolucionarias armadas y en las campaas de los in tervenci onistas. -
19 Lenin alude a la reunin del CC del POSDR conlos cuadros del partido celebrada en Pornino (no lejos de Cracovia), del 23 de septiembre al 1 de octubre (6-14 de octubre) de 1913, y denominada"del verano" o "de Agosto" por motivos de conspiracin. La resolucin sobre el problema nacional a que se refiere Lenin fue escrita por l (vase V. 1. Lenin. Obras, 4" ed. en ruso, t. 19, pgs. 384-386).-30
20 Lenin tom estos datos del resumen estadstico Censo de un da de las escuelas primarias del Imperio, efectuado el 18 de enero de 1911. Fascculo 1,2" parte. Distrito escolar de San Petersburgo. Provincias de Arjnguelsk, Vlogda, Nvgorod, Olonets, Pskov y San Petersburgo. San Petersburgo, 1913, pg. 72-32.
21 Lenin se refiere a la obra, concebida por l, Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminacin. La escribi entre febrero y mayo de 1914, publicndose de abril a junio del mismo ao en los nms. 4, 5 Y 6 de la revista Prosvechenie ("La IlustraCIOn ).-40
INDICE DE NOMBRES

Bauer, Otto, (1882-1938): lder socialdemcrata austraco yde la II Internacional; uno de los autores de la teora nacionalista burguesa de la "autonoma cultural-nacional". - 15, 25.
Berdiev, N. (1874-1948): filsofo reaccionario, idealista y mstico. - 26.
Chernishevski, N. (1828-1889): gran demcrata revolucionario ruso, filsofo materialista, hombre de ciencia, crtico y escritor. - 19.
Dontsov, D.: nacionalista ucraniano. - 15, 18.
Dragomnov, M. (1841-1895): historiador, etngrafo y publicista ucraniano; dirigente destacado del ala moderada del movimiento de liberacin nacional ucraniano, propugnaba la autonoma cultural-nacional. - 34.
Ellenbogen, Guillermo (n. 1863): lder socialdemcrata revisionista. - 26.
Guchkov, A. (1862-1936): gran capitalista ruso, monrquico, representante de la burguesa comercial e industrial. - 19.
Kautsky, Carlos (1854-1938): uno de los lderes de la socialdemocracia alemana y de la II Internacional; marxista al principio y, ms tarde, renegado del marxismo e idelogo del centrismo. Despus de la Revolucin Socialistade Octubre combati pblicamente la revolucin proletaria, la dictadura del proletariado y el poder sovitico. - 15, 28.
Kristian, Etbin (1867-1953): poltico, escritor y periodista esloveno. - 26.
Libman, F. (Gersh, P. M.) (n. 1882): militante destacado del Bund. - 5, 10, 13-14, 27, 30,33,40.
Lukashvich (7 uchapski), .
(1869-1922): colaborador de diversas publicaciones socialdemcratas; despus del II Congreso del POSDR (1903) se adhiri a los bolcheviques, pero se separ6 de ellos en los aos de reaccin (1907-1910). - 17.
Luxemburgo, Rosa (1871-1919):. destacada dirigente del movimiento obrero mundial y de la IIInternacional, figur6 entre los fundadores del Partido Comunista de Alemania. - 34-37, 40.
Manin, S.: militante del Bund. - 25.
Medem, V.(1879-1923): uno de los lderes del Bund. - 37-38.
Plejnov, j. (1856-1918): figura eminente del movimiento obrero ruso e internacional, primer propagandista del marxismo en Rusia. - 19.
Proudhon, Pedro Jos (18091865): publicista, economista y socilogo, idelogo de la pequea burguesa, uno de los fundadores del anarquismo. - 20-21.
Purishkvich, V. (1820-1920): gran terrateniente, monrquico, ultrarreaccionario furibundo.8, 12, 15, 19, 24.
Semkovski, seudnimo literario de
S. Bronstein (n. 1882):socialdemcrata ruso, menchevique. - 27, 30, 40.
Sokolovski (Bsok) seudnimo de M. Melenevski (n. 1878): nacionalista pequeo burgus ucraniano. - 17.
Struve, P. (1870-1944): representante destacado del "marxismo legal"; con posterioridad, miembro del CC del Partido Demcrata Constitucionalista. -12, 19,26.
T ugn-Baranovski, M. (1865-
1919): economista burgus, representante destacado del marxismo legal". - 26.
Yurkvich, L., seudnimo de Ribalk (1885-1918): nacionalista burgus ucraniano, oportunista. -5. 15. 17-19.25.40.