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Notas SOBRE EL «STATUs» RELATIVO DE LAS CIUDADES MAYAS Algunos artículos recientes sobre las características y ordenación de los sitios arqueológicos mayas (Adams y Iones, 1981; Marcus, 1983) han vuelto a poner de relieve un problema con el que ya se enfrentó Morley muchos años atrás: ¿sobre qué bases objetivas pue- de abordarse una clasificación o tipología de los centros mayas? y, más concretamente, ¿cuál es la significación sociopolítica de las di- ferencias observadas entre unos centros y otros? Por supuesto que la primera pregunta elude las categorías geográficas, estilísticas o es- trictamente formales en tanto en cuanto no parezcan sustantivas para resolver la segunda cuestión. La idea subyacente es que existen ras- gos definidos por vía arqueológica que permiten establecer una je- rarquía indicativa de la importancia política relativa de cada sitio en un momento dado de la historia prehispánica de la región. Desde un principio esta investigación se vio entorpecida por un prejuicio que permanece vivo hasta hoy: las dimensiones superfi- ciales de los asentamientos urbanos y el volumen de las construc- ciones son los testimonios más razonables del poder que detentaron en la antiguedad, y por ende de su prestigio y capacidad de domina- ción sobre otros centros menores. Algunos autores, sin embargo, re- currieron a tablas de ausencia o presencia de ciertos monumentos o elementos arquitectónicos, por ejemplo estelas o juegos de pelota, o bien optaron por una orientación cuantitativa: número de escultu- ras, cantidad de patios o plazas, medidas de las pirámides. Así surgie- ron las diversas listas de lugares principales y secundarios, que pre- suponían distintos niveles de integración y control en territorios de- limitados de manera convencional. El enfoque de Joyce Maretís Rútisia Española de Antropología An,c,~icauu, vol. XIV. Ecl. Ur,iv. Compl. Madrid 1984

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Notas

SOBRE EL «STATUs» RELATIVO DE LAS CIUDADES MAYAS

Algunos artículos recientessobre las característicasy ordenaciónde los sitios arqueológicos mayas (Adams y Iones, 1981; Marcus,1983) han vuelto a poner de relieve un problema con el que ya seenfrentó Morley muchosaños atrás: ¿sobrequé basesobjetivas pue-de abordarseuna clasificación o tipología de los centros mayas?y,más concretamente,¿cuál es la significación sociopolítica de las di-ferencias observadasentre unos centros y otros? Por supuestoquela primera preguntaelude las categoríasgeográficas,estilísticas o es-trictamenteformalesen tanto en cuantono parezcansustantivaspararesolver la segundacuestión.La idea subyacentees que existen ras-gos definidos por vía arqueológicaque permiten estableceruna je-rarquía indicativa de la importancia política relativa de cada sitio enun momento dado de la historia prehispánicade la región.

Desdeun principio esta investigación se vio entorpecidapor unprejuicio que permanecevivo hasta hoy: las dimensiones superfi-ciales de los asentamientosurbanos y el volumen de las construc-ciones son los testimoniosmás razonablesdel poder que detentaronen la antiguedad,y por endede su prestigio y capacidadde domina-ción sobre otros centrosmenores.Algunos autores,sin embargo,re-currieron a tablas de ausenciao presenciade ciertos monumentosoelementos arquitectónicos,por ejemplo estelaso juegos de pelota,o bien optaron por una orientación cuantitativa: número de escultu-ras, cantidadde patios o plazas,medidasde las pirámides.Así surgie-ron las diversaslistas de lugaresprincipales y secundarios,que pre-suponían distintos niveles de integracióny control en territorios de-limitados de manera convencional. El enfoque de Joyce Maretís

Rútisia Española de Antropología An,c,~icauu, vol. XIV. Ecl. Ur,iv. Compl. Madrid 1984

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(1976) era más original puessugería,apoyadoen los estudiosde Ber-lín sobreel sentidoy distribución de los glifos-emblema,que los sím-bolos gráficos de los sitios descollantes(que significaban unidadespolítico-territoriales o nombres de las dinastías-linajesgobernantes)eran mencionadosregularmenteen las inscripciones de sus centrosdependientes,pero no a la inversa.Todos los supuestoscitados ado-lecen de escasodesarróllo teórico y debenser sometidos a crítica,ademásresultan a veces contradictorios entre si. Es evidente que eltamaño de una ciudad, como dato aislado, no la califica de sededeun poder central ni determinael carácterde la relación que mantie-ne con otros emplazamientosvecinos o lejanos. La historia antiguaestállena de ejemplos al respecto,y sóld citaremoslos casosde Telíel Amarna y Sais en Egipto, pero incluso en la actualidadla capita-lidad de ciudadescomo Washingtono Bonn no dependede la exten-sión que ocupan sus construcciones,de su densidaddemográfica ode la calidad de sus componentesurbanos.Lo mismo puedeafirmar-se de la presenciao ausenciade ciertos rasgos,en principio indicado-res de función o de actividadesespecializadaspero no de predominiopolítico, al menos hasta que no se demuestren tales implicacionesvis a vis del significado particular de cada uno en contextosbiendefinidos. Absurdo sería afirmar el relevante papel administrativode Heliópolis porque fue foco de una importante escuela teológica,o del Estado Vaticano hoy debido a que allí se encuentrael mayortemplo de la cristiandad y hay una fuerte concentraciónde arte re-ligioso. Por lo quetoca a la hipótesis de Marcus,cabe toda una seriede factores que pueden explicar la distribución de las referenciasglíficas sin que de ellos se deduzcannecesariamenterelaciones dedominación: por ejemplo, pactos, alianzas, matrimonios, guerras,acuerdoscomerciales,primitivas conexionesgenealógicas,mencionesreligiosas o rituales (debidas quizá al prestigio de algunos enclavessagrados,lugares de peregrinacióno donde se llevaban a cabo cere-monias especiales),etc. Hasta que el desciframiento de los jeroglí-ficos no proporcioneinformación más explícita sobre este asunto, laaparición esporádicade los símbolosde una ciudad en otra puedein-terpretarsede muy diferentes maneras.

Desdeluego que entre los mayas la organización del poder es in-separabledel auge de la ideología religiosa en donde encuentrasen-tido y legitimidad, y que la configuración del espacio en la ciudades expresión de un sistema simbólico mediatizado —y hasta deter-minado— por los mitos y las creenciasque constituyen la gramáticade la cosmovisión,pero a efectos de expansióno conquista territo-rial, confinesdel dominio del estado, imposicioneseconómicaso cual-quier clasede dependencia,las relacionesasimétricasentre los asen-tamientos tienen que ser justificadas de forma independienteen los

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sectoresde la cultura en que se manifiestan,considerandolos mime-tismos o las probablesinfluencias religiosas como síntomaantesqueprueba o desencadenantede la situación. Lo mismo habríaque decirde la dirección preferentedel intercambio de mujeresnobles o de lasumisión aparentea ciertas modas o prácticas emahadaspresunta-mente de un centro reconocido. Hasta que tales escrúpulosno pre-valezcan en la indagación será imposible explicar las abundantes«anomalías’>registradas: por ejemplo, el enorme número de estelaslabradasde Naranjo respectoa Tikal, siendo así que el emblemadeesta última ciudad apareceen la primera y no lo contrario; la ca-rencia de monumentosesculpidosdinásticos de Lubauntún, cuandosus dimensionesson mayoresque las de la vecina Pusilhá donde siexisten, etc.

Un ejemplo, todavía tímido, de la integración de hipótesis parcia-les en marcos más amplios, son los estudios de las relaciones dcBonampak y Yaxchilán (cf. Matbews, 1980; Adams y Aldrich, 1980).Sin duda estecaso se ve favorecido por la riqueza de materiales ico-nográficos —relieves, pinturas muí-ales— y glificos, pero no es esavariedadde fuentes la que resuelvelos problemaspor si misma, sinoel uso adecuadode ellas y la ambición y rigor de los planteamientosprevios.La naturalezadel papelpolítico de Bonampakse conoceráúni-camentecuandohayan avanzadolas investigacionesde esta clase entoda la cuencadel Usumacinta.De igual manerahabríaque acometerla interpretación de los innegableslazos entre Palenquey El Tortu-guero, Copán y Quiriguá, Tikal y Naranjo, procediendodesdesitua-ciones simples y concretas (dos centros culturalmente o estilística-menteafines, coetáneos,próximos geográficamente,con fáciles comu-nicaciones,en semejanteposición ecológica o en nichos coníplemen-tarios, con abundanteinformación arqueológica,artística y escrita)en las que hay fundadas sospechasde clientelismo o dominación,para despuésabordar el análisis de redes más complejascon múlti-ples niveles de interdependenciaentre numerosossitios. Tal vez asífuera posible identificar el ámbito territorial bajo control políticodirecto de cada estadoo ciudad-cabecera,las confederacioneso ligasentre estados autónomos, y sobre todo, las característicasde losprocesosque condujerona la cristalización de los poderescentraleso hegemónicos,y las peculiaridadesde sus raíces étnicas, sociales yeconomícas.

Especulandosobre las diferenciasde las ciudadesclásicasmayas,se podrían enumeraren una primera aproximación las siguientespo-sibilidades:

1. Las ciudadesde un área o circunscripción son politicamenteindependientesunas de otras, y sus rasgosarqueológicos obedecen

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a las circunstanciasde cadahistoria particular. Un ejemplo del ViejoMundo son Corinto y Sición, en el Peloponeso,y de las tierras bajasPalenquey Yaxchilán.

2. Las ciudadesson autónomas(poseendinastíasy gobiernospro-píos) pero algunasestánsujetasa tributación u otro tipo de depen-dencia.En el cercanoOriente se puedenmencionarlas ciudadesfron-terizas con Egipto, en el Mayab quizá Tikal y Uaxactún.

3. Un linaje real gobernantecoloca o impone a alguno de susmiembros a la cabezade sitios vecinos o lejanos —que pueden serde nueva fundación—, existiendo posteriormentenexos de dependen-cia o alianza. Es el caso chino durante la época Shang,cuando lascapitalesestabanen Chcng-chouy An-yang; y seguramenteel de Pa-lenque y El Tortuguero. Aquí cobraría pleno sentido la distribuciónde los glifos-emblema.

4. Una ciudad conquista un territorio y somete a la población,designandodelegadosque gobiernanen nombredel rey del sitio prin-cipal. En tal situación parece lógica la ausenciade estelaslabradas,a no ser que esos delegadosseanmiembros del linaje real (supues-to 3), o bien que lleguen a independizarsemás tarde dando origena otras dinastías (supuestos1 y 2). En Mesopotamiauno de los mu-chos ejemplos se da cuando Uruk derrota a Kish; en las selvas ma-yas es posible que sea el caso de Tikal y Dos Pilas.

5. Un grupo de ciudades independientesforma una confedera-ción, aceptandola dirección de una de ellas para determinadosasun-tos o actividades.En el Viejo Mundo se puedencitar las confedera-cionesaqueasdel siglo xiii, la dc Beocia o la de Crisa, o la presididapor los reyes de Micenas. En Yucatán pareceque ésta fue una fór-muía frecuenteduranteeí Postclásico,aunquelos arqueólogostenganmucho que objetar a la famosaLiga de Mayapán.

Sea como fuere, dado el tipo de orden político y social general-mente admitido para la civilización maya del períodoClásico Tardío,el modelo espacialmás coherentedeberíaincluir territorios de exten-sión variable (posiblementede 100 a 3.000 kilómetros cuadradosoincluso mayores) controladospor un estadocentralizadocon sedeenla ciudad principal, y órganosadministrativos y de gobierno disper-sos de manera continua en los sitios secundarioso subalternos(diri-gidos por una especiede batab que, si pertenecea los linajes reales,ordenará la erección de estelas,cuyas inscripciones se supone quedebenhacermenciónde suslazos de parentescocon el jefe de estado).

Alianzas entre capitales, intercambio de mujeres de alto rango, con-

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tiendasy otros factores,modificaron con frecuenciael mapa político-dinástico del país.

Dilucidar todos estos puntosexige el uso de enfoques integrados,metodologíascomparativas y un esfuerzo imaginativo en la elabora-ción de las hipótesis pertinentes. Inicialmente es necesario identifi-car las construccionesy rasgosurbanísticosrelacionadoscon las fun-ciones y el ejercicio de] poder, y establecerel sentidopolítico de lasinscripciones, estelasy otras esculturas,juegos de pelota, calzadas,ornamentaciónde los edilicios, obras públicas, etc. Hay que buscare interpretar las cláusulasjeroglíficas que describen las característi-cas de las unidades territoiiales y de los lazos entre los distintos si-tios, y plantear sistemáticamentelas coincidenciasentre orden polí-tico, organizaciónsocial e ideología religiosa; por ejemplo, la icono-logía es sin duda la clave para delimitar la extensiónde ciertos lina-jes reales,en virtud de los atributos sagíados(emblemasde los an-tepasados)propios de cada dinastía.

Sólo así, manejandocautelosamentemultitud de variables perocon ambiciosos objetivos, pensamosque podrá avanzarsehacia lasolución del espinoso problema del status relativo de los antiguosasentamientosmayas.

BIBLIOGRAFíA

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Miguel RIVERA DORADo

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UNA NUEVA MIGRACIÓN AGROALFARERA A LAS ANTILLAS

Desde 1975 el Centro de InvestigacionesArqueológicas de la Uni-versidad de Río Piedras,Puerto Rico, viene realizando tareas en laIsla de Vieques, situada en las Antillas Menores.Dichas excavacionesse llevan a cabo bajo la dirección del arqueólogoL. ChanlatteBaik,ayudado por Yvonne Narganes.Con ambos tuve la oportunidad detrabajar y conversar,durante mi estanciaen el sitio, acercadel con-junto arqueológicodenominado La Hueca-Sorcé,lugar que encierragran importancia para la arqueología caribeña. El interés de estesitio radica en la confirmación de dos migracionesalfarerasal Caribeinsular desde el continentesuramericano.

De esta forma Chanlatte traza en sus trabajos el siguiente es-quema:

Indica desarrolloslocales

interrelacionesculturales

2000 a. C. - 100 d. C. 1200 a. C. - 600 d. C. j

ARCAICOS‘<Manicuaroides)

AGRÓALFAREROS 1----- AGROALFAREROS II(Guapoides) (Saladoide)(El Mayal)

ARCAICOS‘<Antillanos)

5

-5

-5

AGROALFAREROS 1---- AGROALFAREROS II(Huecoides) (Sorcé)

600 d. C. -1492 1AGROALFAREROS III

(Ostionoides)(Arcaicos)

AGROALFAREROS IV(Tamos)

SUEGRUPOS(Elenoides,Mellacoides

y otros)

En el amplio período cronológico indicado en el cuadro se pue-de leer la llegada a la costavenezolanaprocedentesde la parte orien-tal del país,de gruposque seránlos protagonistasde las migraciones

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al Caribe. Estos sufrirán un cambio ambientalpor el cual, pasandeun medio fluvial y tropical a una situación medioambientalcostera,produciéndoseimportantes variacionesen su dieta. Este cambio lespermitirá moversecon fluidez por ecosistemassemejantes.Es tam-bién, en este momento de su llegada cuando ocurren las primerascomunicacionesentre precerámicosy agroalfareros.

En el segundogrupo aparecende nuevo los pueblos que piotago-miarán las migraciones. Los primeros que inician los desplazamien-tos por el mar Caribe son precisamentelos precerámicos seguidosde agroalfareros1 o huecoides; siendo los últimos en desplazarseelgrupo identificado en el sitio de Sorcé que pertenecenal grupo deno-minado igneri. Estos últimos se asentaíánen lugarespróximos a Losagroalfareros 1.

El tercer gí-upo del esquema,lo foiman: desarrolloslocalesy pro-cesos culturales obtenidos por estascomunidadesya trasladadasalámbito antillano. Los denominadosagroalfarerosIII y IV son pro-ducto de una continuidad establecidadesdelos agroalfareros1 o hue-coides, y más tardíamentese podrá detectaren sus manifestacionesculturales rasgos procedentesdel gíupo agroalfareros II o igneris.

A partir de aquí comienza una evolución socioartísticapropia quese ve reflejadacii las numei-osasmuestrasabtenidaspor la arqueolo-gía, aunqueí-esulta obvia la existencia de una tradición que se man-tiene a pesar de las variantes autóctonas,y que se manifiesta en lostrabajos lapidarios de concha, así como una evolución que va masallá de la técnica y que tiene un caráctersociocultural que originarásituacionespolíticas, ceremonialesy artísticas de alto valor, hechoevidenciadode maneraelaja en los desarrollosalcanzadosen las An-tillas Mayores.

Las investigacionesde Chanlatte mantienen que los agroalfare-ros IV, «más que desarrollo constituyenuna etapa en la que ocurrentransformacionesen las estructurassocioculturales de los agroalfa-y-eros 1, las cuales se van a reflejar significativamenteen su organi-zación política, en su ceremonialismoy en su producción artesanaldoméstica y de uso corporal» (Chanlatte, 1983).

Puestosal corriente de los acontecimientosmigratorios y ocupa-cionales,pasemosa examinar con la brevedad que permite esta notala importancia del grupo agroalfarero 1, que es al parecer, el queintroduce las variantes en las investigacionesantillanistas.

Durante la campaña de 1981 en La Hueca-Sorcé,Chanlatte loca-lizó seis depósitosresidualesde viviendas con característicasdefini-das para el agroalfarero1, dispuestasen arco y limitadas en sus dosextremospor las márgenesdel río Urbano. De estehallazgo, se habíadado cuenta en ei VIII Congresode las Antillas Menores,celebradoen 1979 en San Kitts al presentarseel descubrimientode una nueva

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cultura agroalfarera en el Caribe, localizada al SO. de Vieques. Lasbasesque permitían y permiten reforzar esta tesis son los resultadosarqueológicosobtenidos hasta ahora; dichos resultadosse traducena nuevasformas de asentamiento,explicadasen nuevasmanerasdecerámica, ornamentacionesy una gran riqueza en el tallado de pie-dras semipreciosashasta ahora desconocidaen el medio antillano.

Las característicasque presentael material dentro de los objetosrealizados en cerámica son: asas tabulares y figurativas zoomorfasasomandosobre una depresiónen el borde de la Vasija, diseñosen-trecruzadosincisosen fino rayado y rellenos de pastablanca,vasijaspara aspirar,con doble apéndicetabular perforadaslongitudinalmen-te. La técnica con que estánrealizadases de pastillaje o enrollado;el moldeadoy acabadoes burdo, la cochurapresentafrecuentementeindicios de atmósfera reductora, el tamaño de los desgrasantesesvariable. Merece la pena destacardentro de la producción cerámica,la abundancia de burenes, indicadores de la fabricación de tortasde cazabecon la particularidadde que en su parte inferior presentanhuellas de cesteríay tejido. Este último elemento,constituyenun par-ticularismo en el mundo antillano y poseengran interés por permitirconocer los distintos diseñoscesterosy de tejido que realizaron loshuecoides.

Otra premisaque apoya la tesis de Chanlatte,y que pone de ma-nifiesto las diferencias sustancialesy formales entre los agroalfare-ros 1 y II, es la abundanciade restosde carey, y demástortugas; asícomo el manatí, en la dieta de los AGRO II, siendo nula la apariciónde estosrestosen los yacimientosAGRO 1. Pareceser que existierontabúesacercadel consumo de ciertas especiesque no sólo se reducena las especiesmencionadas,sino que incluyen al strombus gigas yla hutia principalmente. Se señalala importancia del hecho, ya quede todos es conocida la importancia que tenían en la alimentaciónde las restantespoblaciones agroalfareras del Caribe las especiesmencionadas.

Por último, señalaremosotro argumentoque hace cada vez másfirme la postura mantenidapor Chanlatte, nos referimos a los amu-letos líticos. El grupo agroalCarero 1 desarrolló una importante, ya nuestros ojos, llamativa industria lapidaria con representacionesantropomorfas,ornitoniorfas, zoomorías y antropozoomorfas.Dichaindustria cuenta con una materiapi-ima variada que incluye la ama-tista, ágata, turquesa, topacio, malaquita, peridotita, cuarzo, oníce,jadeita, serpentinita, nefrita y diorita. Con esta base material elabo-ran formas que van desdela sencillez de láminas discoidales,simpleso dentadas,a complicadasrepresentacionesde aves, batracios,quco-lbs, coleópteros,etc., sin olvidar las cuentascon formas y tamañostan variados que ponende manifiesto la destrezade este grupo. No

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obstanteel tipo que Chan]atteJíamaamuleto-bimorfo, cuyo cuerpoprincipal está constituido por un ave de rapiña, identificado por elarqueólogocomo un cóndor andino (Vnitur gryphus) que lleva co-gido por las garras una cabezahumana. Sin duda nos parece la re-presentaciónmás interesantede todas las que aparecenen La llueca.Chanlatte interpreta esta pieza como una vinculación al sector an-dino, ya que las figuras bimorfas parecenquerer representarla ideadel culto a la CABEZA-TROFEO (el cu), esta creencia se expandeportoda Centroaméricay Costa Rica. TextualmenteChaniatte dice: «Eslógico pensar que si el cóndor con cresta protuberantees nativo delos Andes, tal como el representadopor la gentede La Hueca, enton-ces éstos procedende algún lugar de la extensacordillera andina»(Chanlatte, 1983, 78).

Debemosaclarar que el número de amuletos bimorfos aparecidosen La llueca alcanzaya el númerode 37, y que no todos se han halla-do acabadostotalmente,sino que se haíi encontradoen estadosdife-rentes,de esbozo,tallados a medias,y totalmente tallados,apaiecien-do asimismo lascasde material que parecen situarlos en su propiotaller de elaboración.

Por último, cuestionadoChanlatte acercade la procedenciade lamateriaprima, nos aclaró que en la geologíade las Antillas no estánregistradasmateriastales como el topacio,malaquita, y otras de laspiedras semipreciosasutilizadas, con lo cual apuntabala posibilidadde queel material hubiesesido traído en las embarcacionescomo ele-mento precioso para la elaboración de sus amuletos.

Para concluir esta breve nota, consideramosel sitio como defi-nitivo para esclarecermuchos enigmas investigativos que aún man-tienen a la aíqueologíade esteáreaen los alboresde su conocimien-to. Asimismo con este escrito pretendernosdespertarcl interés dequienes se dedican a zonas amerícaíias, y que por unas razones uotras han ignorado a estas poblacionesque fueron quienes primeroentíaron en contacto coy] la tul tura europea——AraceliSANt Iii?! G~x-E]?11)0.

SOBRE EL SEMINARIO DE cUl-rURA TANA IDE MADRiD

En los días 12 y 13 dc abril de 1983, se realizó, bajo los auspiciosdel Instituto de CooperaciónIberoamericana,un seminario sobre «Lasi tuacion de la nvesligacion de la cultu a taina» en el Museo Arqueo-lógico Nacional de Madrid. Por tal motivo se contó con la presenciade especialistasen temasantillanos,procedentesde distintoslugaresdeAmerica.

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El planteamientodel seminario siguió una línea tradicional. Lasprimeras ponenciasacercade los orígenesy definición de la culturataina, fueron expuestaspor los Sres.Gus Pantel y Veloz Maggiolo, dePuerto Rico y RepúblicaDominicana respectivamente.Las rutas mi-gratorias,la difusión y los orígenessocialesfueron tratadosa la luzde dos tendenciasinterpretativasbien diferenciadas; por un lado elprofesor 1. Rouse de la Universidad de Yale, por otro el profesorSanoja,de la UniversidadCentral de Venezuela,quien aportó una in-teresanterelación de evolución remontándosea Kotosh, asimismoes-tableció similitudes estilísticascon Valdivia, Monagrillo, Puerto Hor-miga, Barrancasy Mabaruma.Estas sociedadesparecenexpresarunestilo inciso/punteadomuy semejanteal aparecidoen las áreasde cul-tura taina.

Los aspectosetnológicos de la cultura taina comenzaroncon lacharla del profesorArrom, de Hamden,Conn, USA. Expuso sumétodode trabajobasadoen la lingiiística como forma de conocimientoe in-terpretación de la mitología taina. La línea de Arrom es la comenza-da en 1975, año de la publicación de su obra sobre mitología y artesprehispánicasde las Antillas.

Con el tema «La cultura taína como sociedaden transición entrelos niveles tribal y jefaturas>’,Alema Franch,de la Universidad Com-plutensede Madrid, trató de establecerel nivel político de estepuebloque,segúnsupropuesta«parecehallarsemáscerca del nivel tribal quede lo quehastaahoraveníansiendo conocidocomo el nivel de jefatu-ra o señoríos>’,así mismo, « hay que pensaren la necesidadde defi-nir un tipo de sociedado nivel de desarrollosocioculturalde caráctertransicional entre las tribus o jefaturas propiamentedichas.- - ». Esteaspectoreseñadopor el Dr. Alema es totalmentenuevo en los estudiosantillanistasy sin duda uno de los aspectosmás interesantesde losofrecidos por este seminario.

El Sr. EstebanDeive de la RepúblicaDominicana trató el chama-nísmo tamo basándoseen el texto de Pané.

Los aspectosecológicosy de adaptaciónhumanaestuvierona car-go de la profesoraWing de la Universidad de Florida, USA, disertósobre la obtención de recursosmarinos, poniendo de manifiesto lasformas de utilización primaria de especiesencontradasen el hábitatmás cercano a los sitios arqueológicos.

El arte y su relación con la mitología estuvo representadopor laponencia del Sr. García Arévalo, de la República Dominicana. «Elmurciélagoen la mitología y el arte tamo» pareceaclarar el enigmaque habían suscitado las abundantescabecitashasta ahora conoci-das como «monkey face». García Arévalo aclara que tales representa-ciones se refieíen a murciélagos,para sustentarsu teoría argumenta

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el texto de Pané y datos ofrecidos por investigadoresdel campo dela zoología.

El período indo-hispánicose incluye en este seminario bajo aspec-tos tales como el defendidopor D. Ricardo Alegría, de Puerto Rico,sobre «La cultura de los indios tamos de las Antillas Mayores en ladocumentaciónetno-histórica»,tratandolo recogidopor cronistas,asícomo la incidencia que el conocimiento de estasnuevastierras en losámbitos intelectualesde la Europa renacentista.El PadreArnáiz, dela RepúblicaDominicana,examinó«El mundo religioso tamo visto porla fe católica española»,apuntandoque «el empeñoevangelizadordelNuevo Mundo descubiertoestabaclaro, acuciantey reclamadoren lamentey corazón de los ReyesCatólicos».

La antiopología lísica tuvo como representantea Rivero de laCalle, del Museo Montanéde La Habana,quien expusobrillantementeel tema «Antropología física de los tamos>’, así como puso en cono-cimiento del auditorio el estadoactual de las investigacionesde estaárea en Cuba. El otro expositor de esta materia fue el Sr. Luna Cal-derón, de la RepúblicaDominicana, quien planteó la ~<Paleopatologíade los grupos tamos de La Hispaniola>’, explicando las enfermedadesque mayor importancia tuvieron entre los tamossiendo las anemias,infeccionesy las alteracionesosteoarticulares;llamó la atención so-bre la escasezde traumatismo,aludiendoa que «los tamoseran seden-tarios y teníanmeiior movilidad que los grupospre-agricultoresdondelas fractuias ocupanun lugar preponderante».

Tras esta última ponencia se expusieronlas conclusionesde esteseminario,las cualespusieronde manifiesto los avancesen el estudiode la cultura taina, aunqueseríanecesariocontinuar las investigacio-nes con la finalidad de alcanzar un mayor conocimiento de dichacultura—Araceli SÁNCHEZ GARRmo.

RAFAIL RAMOS

El primer recuerdo sobre Rafael Ramos que acude a mi mentees el de una personaque abie la puerta del Laboratorio de Aríueolo-gía del Departamentode Antropología y Etnología de América y consoma se dirige a unoscuantosdiciendo: «friega-tiestos’>,«pucherólo-gos» y otros calificativos que definían nuestrailusión por la Arqueo-logía, aunqueseaen las tareas más arduas y pesadascomo lavar lacerámica. Por aquel entonces,curso 1975-76, Rafael es una personaque,a pesarde no haber terminado la especialidad,ya había definidosus interesesen el campo de la Etnología.

Al año siguiente, julio de 1977, la Misión Científica Españolaini-cia sus trabajos de campo en el altiplano oestede Guatemalay un

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grupo de personasrelacionadascon la Arqueología, Etno-historia yEtnología se trasladaa estainteresanterepública para iniciar un am-plio y ambiciosoproyecto que,por desgracia,sevio bruscamenteque-brado por el triste sucesode la quemade la EmbajadaEspañolaenenero de 1980. Este hechocondicionó la vida de la Misión CientíficaEspañolay la de sus miembros,entre los cualesya se encontrabaRa-fael Ramos.

Su incorporaciónefectiva al proyectose produjo en julio de 1978pero, curiosamentey aunqueexistía un equipo que se encargabadelas investigacionesde Etnología, alistado al grupo de arqueólogos;hechoque obedecíamás a cuestioneslogísticasque a planteamientospersonalesde Rafael. Una vez en Guatemala,nos comentabarepetidasveces su intención de cumplir las tareasque se le habíanencomenda-do en Arqueología(finalizada la segundatemporadade excavaciónenLas Victorias, setrataba de analizar los materialesconseguidos),perono ocultabaen ningún momento su ilusión por efectuarpequenases-caramuzasen Etnologíay, a partir de ellas, especializarseen estetipode estudios. Sin embargo, su participación en la excavaciónde LasVictorias y la responsabilidadsobre una determinadaparte del ma-terial obtenido, comenzarona hacerlecambiar la idea, hasta el pun-to de que confeccionó su Tesis de Licenciatura sobre «La industriade la Obsidianaen Salcajá,Guatemala>’,quefue presentadaen la Uni-versidad Complutensede Madrid en 1980.

La intención de los responsablesdel proyecto, y la suya propia,era su reincorporación a los trabajos de campo que se habrían dellevar a caboen el altiplano oestedurantela temporada 1980-81, y ledeberíanproporcionarmaterialsuficientepara su TesisDoctoral. Peroel azaralteró todos estosplanesy con la destrucciónde la Embajadaquedaronparalizadoslos trabajos de la Misión.

Este hecho obligó a Rafael a replantearsesu futuro y decidió so-licitar becasy ayudaspara continuar sus estudiosen alguna de lasuniversidadesmás prestigiosasde los EstadosUnidos, estavez total-mente comprometido con la arqueologíaamericana.Despuésde con-seguir la beca Fullbright (concedidapor un año prorrogable a dos)se decidió por el Departamentode Antropología, MARJ, de la Univer-sidad de Tulane (Nueva Orleáns),al que llegó a comienzosde 1981.Su idea era realizar una seriede estudiosde post-graduadohastacul-minar con la confecciónde su tesis. Así pues,el planteamientoini-cial era cumplir cuatro semestres—cadauno de cuatro asignaturas—y, al final de ellos comenzaruna investigación. Indios de América delSur; Prehistoria del altiplano mexicano,Naturalezahumana,Análisisarqueológico,Evolución humana,Lingúistica; Matemáticas en antro-pología, El hombre en el Pleistoceno,Antropología cultural, Análisislingilístico, Civilizaciones olmecay maya, Teoría y métodosarqucolo-

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gicos, Análisis cuantitativos y programaciónen Arqueologíay Epigra-fía y Desciframiento de los jeroglíficos mayas, fueron los cursos re-cibidos.

Naturalmente, las becas Fullbright servían para pagar las costo-sísimas matrículas de Tulane y el alquiler de apartamento,pero lavida de Rafael y su mujer, Fuencisla,no era del todo boyante, porlo que procuró, y en cierta medida consiguió,completar esteestipen-dio con trabajos o ayudasprocedentesde institucionesestadouniden-ses, lo cual, además,abultabasu denso curriculum de investigadordesdeque comenzaraa gestarlo a principios de 1981. El primer traba-jo consistióen la colocación y archivo de libros en la biblioteca delLatin American Studies Institute, experiencia que posteriormentelefue muy útil para obteneren 1982 una beca concedidaentreeste Ins-tituto y la Thinker Foundation.

Esta beca permitió su traslado a Mérida, Yucatán, para analizarlos repertorios de implementos de obsidiana del noroestedel Yuca-tán, entre junio y julio de 1982. Esta misma ayudale sería renovadaa comienzosde 1983. Sin embargo,el tronco central de la ayudaparasu estanciaen los EstadosUnidos finalizaba con el año 1982, y la con-tinuación de sus estudiosde postgraduadoy, sobre todo, la confec-ción de su Tesis Doctoral, se ven comprometidos.Pero es más fuertesu convicción de especializarseen Arqueologíaque tales inconvenien-tes y obtiene del MARI el encargo de catalogar los ricos y variadosfondos y ficheros de suarchivo fotográfico, y perfeccionarel ya viejosistemaque habíaniniciado Frans Blom y Robert Wauchope.Además,colaboracomo intérpreteen el FederalPublie Attorny, que tiene comofin el defendera los latinoamericanosen pleitos con la justicia.

Paraestemomento,Rafael ya ha visto confirmado uno de susprin-cipales deseosy premiados todos los esfuerzosque había derrochadodesde enero de 1981: formar parte del proyecto de investigaciónso-bre patronesde asentamientoen Sayil, que dirige el Dr. Sabloff. Porfin, tras más de dos añosde especialización,logra incluirse en un pro-yecto arqueológicode primera línea y comienzaa ver el final de unaetapa de continuos esfuerzos,pero una vez más el azar va a quebrar—como ya lo habíahecho en enero de 1980— sus ilusiones,va a inva-lidar sus desvelos,y aún con peor fortunapara él: despuésde su tras-lado a Mérida el 12 de mayo de 1983 y a Sayil el 14 de estemismo messufre, trasuna fuerte intoxicación, un grave procesode deshidrataciónlo que, tras numerososintentos de los especialistas,desembocafatal-menteen su muerte a comienzosde julio de 1983.

Atrás quedabansus chanzaspor los «pucherólogos>’,su pasión ini-cial por la Etnología, su paulatino acercamientoa la Arqueología, sudefinitiva consagraciónen la disciplina arqueológicatras su pasoporel MARJ y, entre medias de todo este proceso,multitud de inquietu-

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des y dudas sobre su futuro profesional, sobre la compensaciónquetanto esfuerzohabríade tener, y una firmeza acercade que esecom-promiso profesionalhabríade desarrollarseen España,a pesarde serconscientede queprecisamenteaquíera dondetodo habríade sermásincierto. Pero también quedanuna seriede trabajos,unos publicadoscomo «La industria de la obsidianaen Salcajá»,RevistaEspañoladeAntropologíaAmericana,Vol. XI: 9-18. Madrid, 1981; o un artículo so-bre Agricultura de Tala y Roza que habría de publicarse en HumanMosaic, pertenecienteal MARI. Otros, que pronto verán la luz y ver-san sobre«La industria y el comercio de la obsidianaen el altiplanocentral mexicano»; «Análisis morfológico y espacial de la ciudadelade Chan Chan» y «Demografíahistórica y difusión de epidemiasen elnorte de Florida».

En definitiva, una corta pero densay fructífera vida a la que hoyuno de los que en 1975 estabanlavando,siglandoo pegandofragmen-tos de cerámica en el laboratorio del Departamentode Antropologíay Etnología de América, quiere rendir un pequeñohomenajedesdelaadmiracióny la amistad.—AndrésCIUDAD Ruiz.