Nº6 Beyond Capítulo 4

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Más allá de Nº6 Capítulo 4: Los días de Nezumi. Las nubes cubrieron el sol y la tierra se enfrió rápidamente en las sombras. La atmósfera perdió rápidamente el calor y el tiempo diurno parecía ser una ilusión. El yermo estaba punteado con arbustos bajos y árboles no muy altos; si alguien se irguiera sobre la tierra, se le podría ver desde el horizonte. El barro rojizo se extendía exponiendo su color, y las rocas angulares descansaban aquí y allá a lo largo de la tierra. Era la imagen de la ruina y la infructuosidad en sí mismas. Pero una cantidad de arbustos albergaban un arroyo natural de aguas limpias hasta el fondo. Esos arbustos estaban definidos por un color verde, una sombra más atractiva que las demás y esos arbustos daban frutos rojos. Los frutos tenían el tamaño del puño de un bebé y eran demasiado duros para comerse, pero su color intenso era hermoso y pegaba con el marrón rojizo de la tierra y el verde de los matorrales. Nezumi se agachó en el arroyo y recogió algo de agua con las manos. Estaba deliciosa. Para alguien que había estado viajando a lo largo de la tierra seca, esa agua era como un néctar rejuvenecedor que le daba fuerzas y aceleraba su recuperación. - “Eh, ¿también queréis tomar un descanso?”- los dos ratoncillos sacaron las cabezas fuera de los bolsillos de su chaqueta. Descendieron por la pierna de Nezumi y una vez que alcanzaron el suelo, no echaron un vistazo al arroyo mientras se abalanzaban sobre un fruto rojo. La piel del fruto era demasiado gruesa para que un humano pudiera morderla, pero parecía que no tenía dificultad para los incisivos de los roedores. Los ratones devoraron un fruto completo en un momento, mascando alegremente mientras tanto. Un ratón con el pelaje marrón claro… al que Shion había llamado Hamlet… le miró e inclinó la cabeza como si le preguntara. - “No, está bien”- le dijo Nezumi- “no creo que pueda encargarme de ese fruto. No tienes que preocuparte por mí; tengo mucho para comer.” Aparentemente satisfecho con la respuesta de su amo, Hamlet empezó a mordisquear el fruto de nuevo. Nezumi sorbió otro trago de agua, después se lavó la cara. Se quitó la ropa y sumergió su cuerpo en el arroyo. Estaba bastante lejos de ser un baño caliente, pero el agua fresca se sentía estimulante. El arroyo era más profundo de lo que pensaba: si buceaba, podría ver que el agua salía desde el fondo arenoso. Varios pececillos estaban nadando alrededor de las sombras de las algas, que se mecían vagamente junto a la corriente y le hicieron pensar en un baile elegante. Ese era un mundo completamente distinto al que estaba sobre la tierra. - “¿Siempre se está en calma debajo del agua?” ¿Hace cuánto tiempo fue?, Shion murmuró esas palabras una vez, su mirada merodeaba en el aire.

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Traducción de la novela de Asano Atsuko, Nº6, al español a partir de la versión inglesa que da 9th avenue para Entre Ratones y Flores (blogspot)

Transcript of Nº6 Beyond Capítulo 4

Más allá de Nº6 Capítulo 4: Los días de Nezumi.

Las nubes cubrieron el sol y la tierra se enfrió rápidamente en las sombras. La atmósfera

perdió rápidamente el calor y el tiempo diurno parecía ser una ilusión. El yermo estaba

punteado con arbustos bajos y árboles no muy altos; si alguien se irguiera sobre la tierra, se

le podría ver desde el horizonte.

El barro rojizo se extendía exponiendo su color, y las rocas angulares descansaban aquí y

allá a lo largo de la tierra. Era la imagen de la ruina y la infructuosidad en sí mismas. Pero

una cantidad de arbustos albergaban un arroyo natural de aguas limpias hasta el fondo. Esos

arbustos estaban definidos por un color verde, una sombra más atractiva que las demás y esos

arbustos daban frutos rojos. Los frutos tenían el tamaño del puño de un bebé y eran

demasiado duros para comerse, pero su color intenso era hermoso y pegaba con el marrón

rojizo de la tierra y el verde de los matorrales.

Nezumi se agachó en el arroyo y recogió algo de agua con las manos.

Estaba deliciosa. Para alguien que había estado viajando a lo largo de la tierra seca, esa

agua era como un néctar rejuvenecedor que le daba fuerzas y aceleraba su recuperación.

- “Eh, ¿también queréis tomar un descanso?”- los dos ratoncillos sacaron las cabezas fuera

de los bolsillos de su chaqueta. Descendieron por la pierna de Nezumi y una vez que

alcanzaron el suelo, no echaron un vistazo al arroyo mientras se abalanzaban sobre un fruto

rojo.

La piel del fruto era demasiado gruesa para que un humano pudiera morderla, pero parecía

que no tenía dificultad para los incisivos de los roedores. Los ratones devoraron un fruto

completo en un momento, mascando alegremente mientras tanto.

Un ratón con el pelaje marrón claro… al que Shion había llamado Hamlet… le miró e inclinó

la cabeza como si le preguntara.

- “No, está bien”- le dijo Nezumi- “no creo que pueda encargarme de ese fruto. No tienes

que preocuparte por mí; tengo mucho para comer.”

Aparentemente satisfecho con la respuesta de su amo, Hamlet empezó a mordisquear el

fruto de nuevo. Nezumi sorbió otro trago de agua, después se lavó la cara. Se quitó la ropa y

sumergió su cuerpo en el arroyo.

Estaba bastante lejos de ser un baño caliente, pero el agua fresca se sentía estimulante. El

arroyo era más profundo de lo que pensaba: si buceaba, podría ver que el agua salía desde el

fondo arenoso.

Varios pececillos estaban nadando alrededor de las sombras de las algas, que se mecían

vagamente junto a la corriente y le hicieron pensar en un baile elegante.

Ese era un mundo completamente distinto al que estaba sobre la tierra.

- “¿Siempre se está en calma debajo del agua?”

¿Hace cuánto tiempo fue?, Shion murmuró esas palabras una vez, su mirada merodeaba en el

aire.

Fue en esa habitación en el Bloque Oeste. Estaba amaneciendo. Recordó que la lluvia

constante se había detenido por fin tres días antes y la noche había llevado un frío penetrante

que había envuelto Bloque. Pero en ese momento, estaba empezando a clarear.

Justo el día anterior, no mucho después de que el sol se fuera, Rikiga hizo una extraña

aparición en el hogar de Nezumi.

- “Shion, te he traído esto para que comas”- Rikiga, que se había enfrentado al frío y al

viento furioso para llegar allí, había dado cierto énfasis al “para que comas” mientras le

pasaba una bolsa de papel a Shion.

Shion echó un vistazo dentro y soltó una exclamación de alegría.

- “¡Wow, es increíble! ¡Pan blanco y carne!”

- “También hay verduras frescas y vino. Ah, y queso. Como un banquete, ¿no crees?”

- “¡Podemos dar un banquete con esto!”- dijo Shion con asombro- “Rikiga-san, ¿nos estás

dando todo esto?”

Rikiga apretó los labios y sacudió la cabeza- “Nada de “nos estás dando”. Te lo estoy dando

a ti. No equivoques esa parte. ¿Lo entiendes, Shion? Te vas a comer esto. No tienes ninguna

necesidad de darle nada a cierto actor astuto de lengua viperina.”

- “Lo comeremos todo juntos”- Shion sonrió- “Prometí leerles algo a los niños mañana. Haré

una buena cantidad de sopa para que todos podamos comerla juntos. Será una comida

maravillosa.”

La cara de Rikiga se retorció. Su expresión era como la de alguien a quien le picara

terriblemente la espalda, pero no llegara a rascare nada, sin importar cómo lo intentase.

Nezumi sofocó una risa tras su libro.

- “¿Qué? ¿Qué te hace tanta gracia, Eve?”

- “Oh, nada. No quería reírme. Pero si tuvieras que escucharme hasta el final, es porque

pusiste esa cara tan mona, viejo. No pude evitar sonreír.”

Nezumi cerró el libro y se levantó. Echó un vistazo en la bolsa de papel que tendía Shion y

soltó un silbido agudo.

- “Vaya, vaya. Esto es mucho más que los regalos promedio de galanes. Si buscas,

encuentras ¿eh? Sólo los comerciantes del mercado negro como tú podrían sacar esto, señor

Rikiga-sama.”

- “¿A quién estás llamando comerciante del mercado negro? Soy un empresario fiable.”

- “¿Un empresario que trafica con mujeres con los funcionario s de Nº6 y cobra cantidades

desorbitadas por ello? Qué trabajo tan altruista y piadoso haces. Incluso me siento tan

humillado.”

Rikiga enseñó los dientes e puso una expresión amarga.

- “Mira, Shion. Eres libre de usar la carne y las verduras para hacer sopa o para usarlos como

parte de la decoración interior, pero sea lo que sea, no se te ocurra darle ni un mordisco. Ni

si quiera le dejes olerlo.”

Shion no lo estaba escuchando. Sus ojos resplandecían mientras vaciaba el contenido de la

bolsa en la mesa.

- “La sopa de Nezumi es de campeonato”- dijo.

Patatas, cebollas, repollo, zanahorias. Todo estaba fresco. Los ratones chillaban

incesantemente desde la parte superior de un montón de libros.

- “Casi no utiliza condimentos, pero sigue siendo muy buena”- continuó Shion- “con tantos

ingredientes como estos, seremos capaces de hacer la mejor sopa. Todos estarán contentos.

Gracias, Rikiga-san.”

- “Ah… pero, vale, Shion. Lo que estoy diciendo es que me salí de mi camino para…”

- “Antes de nuestra comida, te daremos nuestras bendiciones, Rikiga-san. No será una

costumbre tímida. Estoy seguro de que todos te estarán realmente agradecidos cuando te lo

digan. ¿Verdad, Nezumi?”

- “Por supuesto. Diremos: “estoy agradecido y sólo le deseo lo mejor desde lo más profundo

de mi corazón a esta alma misericordiosa. Rezaré para que su alma grandiosa siempre sea

libre de cualquier herida o dolencia””- dijo con la voz de una doncella inocente. Rikiga tenía

un punto débil las cosas inocentes, puras e inmaculadas. Tal vez fuera por eso por lo que

había interiorizado su propia corrupción, o tal vez fuera por capricho, pero fuera cual fuese la

razón, no podía evitar sentirse atraído hacia ellas.

Ya fuera una doncella inocente o una prostituta en una esquina; una señora honorable o un

jovencito leal; un mercader astuto o un filósofo envejecido, Nezumi podía convertirse en

cualquier cosa que la otra persona deseara. Si solo era durante un momento breve, podía

mostrarle la ilusión de sus deseos sólo con su voz.

En ese momento, estaba seguro de que Rikiga había visto el semblante de una chica virgen

sobreponiéndose a su cara. Los ojos estaban conectados al corazón y así que no podría evitar

ver lo que querían ver, mucho más que lo que estaba realmente allí. También rechazaban

reconocer lo que no querían ver.

- “¡Maldita sea! Es un actor de tercera con sus trucos. No creo que puedas ir por ahí

burlándote de mí, Eve.”

- “Nunca pensaría en hacer algo tan desagradable como intentar manipularte a mi antojo,

viejo”- Nezumi se encogió de hombros.

Ese zorro taimado. Es tan desagradable como parece. ¿Shion, por qué no te vienes a vivir

conmigo antes de que empiece a influenciarte? Eve, si no cambiáis ahora vuestros caminos,

algún día pagarás por ello. Lo sé, la próxima vez traeré algo de mantequilla. Para ti, me

refiero, Shion. Y traeré algo de fruta. Asegúrate de que ese zorro desgraciado no te lo afana.

Rikiga se tragó un largo despotricado y se fue.

- “Nunca grita”- gruñó Nezumi- “Lo correcto sería entregar su regalo e irse directo a casa. Es

la viva imagen de la falta de tacto, quedarse demasiado como si fuera bienvenido.”

- “Bueno, pensé que fue muy agradable por su parte”- dijo Shion- “vino a entregarnos todas

estas cosas tan caras. Serías un desagradecido si hablaras mal de él.”

- “Ja”- Nezumi se burló- “Algún funcionario de Nº6 debe haber cogido cariño a las mujer que

ese viejo le haya elegido. El viejo consiguió una hermosa cantidad de bienes como

recompensa por haber elegido a esa mujer, salvo porque no habría sido difícil volver con esas

cosas a Nº6.”

- “Pero las ha compartido con nosotros en vez de acapararlas para sí. No esperaba nada

nada a cambio. Creo que ha sido algo muy noble.”

- “¿Noble? ¿Me estás tomando el pelo?”

- “¿Estoy equivocado?”

Nezumi sonrió sólo con un lado de la cara. Se encontró la naturaleza confiada de Shion tanto

molesta como divertida a la vez. Su franqueza e inclinación a confiar en los demás eran

extrañas para Nezumi. Tenían tan poco sentido como la decoración frívola en una pieza de

ropa.

Rikiga lo había hecho sintiéndose culpable.

Estaba avergonzado de negociar vendiendo las mujeres del Bloque Oeste a hombres de Nº6 y

de embolsarse el dinero que salía de eso. Por un lado, era señal de que el corazón de Rikiga

no estaba corrupto hasta el fondo, pero por otro lado, también era una muestra de debilidad.

Rikiga quería absolver su culpa, su debilidad, dando a Shion una parte de lo que había

ganado. Quería ver la sonrisa despreocupada de Shion, sentir su alegría y atraer algo de alivio

sobre sí. Eso era todo lo que quería. Aunque Shion no podía ver a través de su fachada.

¿Por qué confía en la gente tan fácilmente? ¿Cómo lo hace? ¿Cómo lo sigue haciendo? Es un

misterio absoluto.

- “¿Nezumi?”- Shion parpadeó vacilante- “¿En qué estás pensando?”

- “Nada, realmente… oh, no será buena idea darles el vino a los niños. Tomémonoslo.”

- “Vale. Tenemos un poco de pan con queso para acompañarlo. ¿Qué tal si cocemos también

unas patatas?”

- “Suena genial. Esta va a ser una noche fantástica. Deja que retire lo que dije antes… estoy

completamente agradecido de la increíble generosidad de Rikiga-san.”

- “Eres muy material.”

- “Llámame necesitado. Entonces, me encargaré de las patatas .”

- “Nezumi, sólo tenemos tazas para beberlo.”

- “No podría pedir nada mejor.”

- “¿Vamos a beber vino en tazas?”

- “Eh, no hace falta que te fuerces. Me lo tomaré yo todo si no lo quieres.”

- “En tus sueños”- le cortó Shion- “vamos a repartirlo en mitades iguales.”

Se sirvieron vino el uno al otro mientras picaban pan, queso y patatas cocidas. La etiqueta

de la botella indicaba que el vino era de la ciudad más occidental, Nº3, y era una elección

bastante cara. Una dulzura suave emanaba de las profundidades de su acidez. Estaba

delicioso.

A no mucho tardar, los dos se habían vaciado la botella entre ellos.

- “Puedes tolerar bastante bien el alcohol ¿no?”- dijo Nezumi.

- “¿Impresionado?”- Shion sonrió arrogantemente con la cara enrojecida.

- “En verdad no estoy impresionado, estoy un poco sorprendido. No sabía que fueras

alcohólico.”

- “Es la primera vez en mi vida.”

- “… ¿Qué?”

- “Que es mi primera vez bebiendo. No me esperaba que supiera tan bien”- dijo Shion

pensativo.

- “¿Eh? Espera, Shion, ¿estás bien? Te acabas de tomar media botella de vino. Deberías estar

bastante borracho ahora mismo.”

- “Mmmm, no, en verdad no”- dijo Shion con satisfacción- “Me siento bien. Y ahora me

siento estúpido por preocuparme por semejantes minucias.”

- “¿Por qué minucias estabas preocupándote?”

- “Mmm, déjame ver”- Shion dijo arrastrando las palabras, entonces soltó una risita- “No

puedo acordarme. Si no puedo acordarme, en un principio no tendrían que ser cosas tan

importantes. Ja, ja, ¡viva la falta de preocupación! ¡Viva el vino!”

- “Shion… estás bastante borracho.”

- “Estoy borracho. Bebí vino ¿verdad? Por supuesto que tengo que estar borracho. ¿O hay

alguna ley que diga que no se me permite estar borracho?”- Shion se inclinó tanto hacia

adelante que sus narices estaban prácticamente tocándose.

- “Shion… por favor, dime que no buscas peleas con la gente cuando estás borracho.”

- “¿Buscar peleas con la gente? ¿Qué gente? ¿Tú?”

- “Somos los únicos que estamos aquí, aparte de los ratones.”

Shion se levantó rápidamente y se puso una mano en la cadera.

- ““Somos los únicos que estamos aquí, aparte de los ratones”. Ja, ja, ja ¿qué tal? ¿No ha

dado en el blanco esa interpretación?”

- “¿Interpretación de quién?”

- “Tuya.”

- “Ni por asomo.”

- “¡Mentiroso! Sonaba exactamente igual a ti”- Shion le clavó un dedo a Nezumi y dibujó un

círculo con él- “Sabes, creo que he despertado mi talento haciendo interpretaciones. Puede

que sea un genio de la mímica. Debo ser un prodigio. Los cielos me han dado este talento tan

asombroso. “Somos los únicos que estamos aquí, aparte de los ratones”. ¡Ja, ja, ja, mira! ¡He

sonado exactamente a ti!”

- “… ¿es divertido imitarme?”- dijo Nezumi exasperadamente.

- “Lo es”- Shion se agachó de nuevo y llevó su nariz justo frente a la de Nezumi- “Es

increíblemente divertido. Cuando estoy contigo, experimentar cualquier cosa es tan divertido.

A veces me pregunto por qué es tan divertido estar contigo.”

Nezumi apartó la cabeza, echó hacia atrás la barbilla e intentó sonreír amablemente, como

una madre que estaba consintiendo a su bebé. Los músculos de sus mejillas estaban tensos y

se negaban a cooperar.

- Ya veo. Bien, está bien para ti ¿no? Es genial. Pero creo que te has dejado influenciar

demasiado por los perros de Inukashi. Somos humanos. Podemos comunicarnos sin tener que

frotar nuestras narices."

- ““Somos humanos. Podemos comunicarnos sin tener que frotar nuestras narices”. Je, je,

¿qué tal? ¿No he sonado como tú? Pero sabesh, Nezumi, la gente no puede comunicarse con

tanta facilidad como parece. Comparado al número de cosas que entendemos, hay

muchísimas más cosas que podemos coprender, pero no poemosh. Como cien veces másh, mil

veces másh coshash. Ashí esh como estamosh.”

- “Shion, estás empezando a arrastrar las palabras.”

- “Peo pa losh perosh es mejo ¿verda? Sholo tienen que juntar shush naricesh ya eshtá, “snif,

snif” y she entienden perfeshtamente. Y también she lamen entre ellosh.”

- “Ni se te ocurra lamerme la cara.”

- “No lo haré. Peo puede quete muerda”- dijo Shion estirando la última sílaba con una voz

cantarina.

- “Déjalo ya, borracho. Vete a dormir rápidamente. No te quejes si mañana te despiertas

con resaca. Además ¿has dejado de pensar en tu edad? Tienes dieciséis años y no tienes ni

idea de cómo beber… ¿Shion? ¿Eh, Shion, qué te pasa?”

Shion se estaba inclinando sobre él pesadamente. Nezumi podía oír el sonido de su

respiración de sueño ligero.

- “Maldita sea, debes estarme tomando el pelo”- murmuró Nezumi- “¡Eh, no te quedes

dormido aquí! Que sepas que no voy a llevarte hasta la cama.”

Nezumi se movió un poco. Shion se movió con él y ambos se cayeron al suelo. La respiración

de Shion no hizo gran cosa, salvo ahogarse un momento. Siguió uniforme y normal.

- “Dios”- gruñó Nezumi- “Estás despierto lo suficiente como para cotorrear todo lo que

tienes en mente y después te quedas dormido de repente. No sé si podrías ser más “borracho

clásico” que esto.”

¡Chip, chip, chip! Cravat levantó la cabeza mientras mordisqueaba un trozo de queso y

sacudió los bigotes.

Es un caso perdido, parecía haber dicho. También parecía haber dejado escapar un suspiro.

Nezumi no pudo aguantarlo más. Estalló en una carcajada.

Continuó riéndose él solo, con Shion a su lado.

Se despertó.

Sabía que estaba amaneciendo porque el aire de la habitación se había enfriado aún más. El

frío tendía a empeorar cuando los cielos del este empezaban a clarear. Ese también era el

momento en el que el mayor número de inválidos, ancianos, niños muertos de hambre y gente

con debilidades físicas dejaban escapar sus últimos alientos.

La muerte se deslizaba en el hueco entre la llegada de la mañana y partida de la noche y se

llevaba a las personas. Pero aun así, el aire gélido y la inanición son sirvientes mucho más

misericordiosos de la Muerte. Mucho, mucho más misericordiosos que la violencia implacable.

La cicatriz de su espalda le palpitó con fuerza.

Implacable… esas llamas hostiles habían quemado su espalda precisamente por ser

implacables. Se habían tragado a su familia y habían convertido todo en cenizas.

Latido, latido. El dolor incansable subió por su espalda. Nezumi se levantó y reguló su

respiración. Tomó una buena bocanada de aire gélido que invocaba a la muerte y exhaló. El

aire frío que se deslizó por sus vías respiratorias era una señal de que estaba vivo. Estaba vivo

y cálido, lo que explicaba el porqué podía sentir ese frío.

Las personas vivas son cálidas. Shion le había enseñado eso. Shion le había enseñado que

vivir era sentir la calidad de otros a su lado, y de pasar la calidez de uno mismo a otro.

Nezumi se peinó con una mano, después inhaló y exhaló con profundidad una vez más. Para

él, lo único por lo que vivía era por la venganza. Su única supervivencia, el hecho de que

estuviera vivo era la venganza hacia Nº6. Un día, un día no tan lejano, viviría y sobreviviría

para darle el golpe de gracia a Nº6… eso siempre había sido lo único que había ten ido en

mente. No se había preocupado por ninguna otra cosa. Su odio y aberración hacia Nº6 sólo se

acumulaba y no decrecía nunca. Pero dudó.

La venganza no era lo único en su corazón. Había algo más completamente diferente… algo

que existía no relacionado en absoluto con Nº6.

El propio Nezumi no pudo comprender de qué se trataba.

Por eso es por lo que dudo. Dudó mientras se preguntaba a sí mismo sobre qué haría después

de que hubiera completado su venganza… ¿Estaría completamente vacío o seguiría lleno?

¿Quedaría todavía un núcleo tenaz de odio dentro de él? Dudó.

Si dudaba, vagaría. Vagaría y crearía una apertura vulnerable.

Nezumi echó la mano hacia atrás y se tocó la espalda. Los pálpitos se habían sosegado

considerablemente. Rápidamente desaparecerían por completo.

- “Mm…”

Shion se giró. La noche anterior, Nezumi le había arrastrado a la cama, y Shion había

seguido durmiendo sin hacer un solo ruido, salvo por su respiración.

- “Eres tan…”- le murmuró a Shion- “caro de mantener, tan difícil de cuidar… simplemente

un caso perdido.”

Shion volvió a girar. Sus párpados se agitaron y se levantaron lentamente. No había ningún

recurso luminoso salvo por las llamas moribundas de la estufa. En prácticamente una

oscuridad profunda, Nezumi podía ver un ligero contorno blanco del perfil y el pelo de Shion.

- “¿Nezumi… has dicho algo?”

Salvo por el hecho de que acababa de despertarse y que estaban inmersos en la oscuridad,

la visión de Shion había pillado a Nezumi directamente y sus oídos habían s entido sus palabras.

- “Te estaba dando los buenos días. Buenos días, su majestad. ¿Cómo se siente hoy?... algo

como eso”

- “Me siento… no muy mal.”

- “Oh. ¿Sin resaca? Parece que la bebida y tú os lleváis bien. Si no tienes cuidado, acabarás

convertido en alguien como el viejo. No digas que no te he advertido.”

- “No puedes pillarte una resaca con el vino. Está hecho a base de fruta, así que es suave

para el cuerpo.”

- “¿Eso es cierto?”

- “Sí. Siento como si hubiera oído algo más con esa frase de alguien… puede que sólo sea

yo.”

- “No estás muy seguro, ¿eh?”

- “Para nada. Estoy completamente inseguro… por fin me he dado cuenta de eso.”

- “Así que has encontrado a ti mismo. Enhorabuena”- Nezumi le tomó el pelo sin quererlo.

Shion siempre se exploraba a sí mismo minuciosa, laboriosa y constantemente. Siempre

intentaba enfrentarse a lo que estaba dentro de él directamente.

Y eso era digno de impresión y elogio. ¿O no?

Nezumi sabía hasta la médula de sus huesos lo difícil que era no huir de uno mismo. Incluso

sintió un tipo de miedo respetuoso hacia ese caso perdido de chico, caro de mantener y tan

difícil de cuidar.

Shion incorporó la parte superior de su cuerpo y dejó que su mirada vagara por el aire.

- “Nezumi.”

- “¿Hm?”

- “¿Crees que siempre se está en calma debajo del agua?”

- “¿Qué?”

- “Debajo del agua. Como en el mar, o en un río, o un lago… ¿siempre se está en calma

debajo del agua?”

- “¿De qué estás hablando? ¿Has soñado con algo?”

- “Sí. Ha sido el sueño más intenso que he tenido en mucho tiempo. ¿Me pregunto si será por

el vino?”

- “¿No estaría coloreado de vino?”

- “No… estaba nadando bajo el agua, junto al fondo. Podría respirar muy bien. Seguía

nadando sin parar”- Shion se movió y soltó un pequeño suspiro.

- “¿Y entonces?”

- “Sólo eso. Sólo estaba nadando. Todo era tan tranquilo y hermoso que me sentí muy

contento. Parecía un lugar tan pacífico, sin luchas o invasiones o…”

- “Imposible”- Nezumi sonrió lánguidamente en la oscuridad. Inocente ¿cierto?- “Por

supuesto que hay luchas bajo el agua. Es un mundo tan despiadado como el de la superficie.

Pensaba que estabas especializado en ecología.”

- “Se suponía que me iba a especializar.”

- “De cualquier forma, no importa. Pensaba que la ecología era un campo que trataba la

interacción entre los organismos y su ambiente. ¿No aprendiste que también existen

depredadores bajo el agua?”

Shion sacudió la cabeza- “Sé eso, no estoy diciendo que el Paraíso esté debajo del agua.

Sólo pensaba, que como no hay humanos…”

- “¿Y qué?”

- “No habría luchas sin sentido. No habría asesinatos porque sí o ninguna muerte atroz.”

- “¿Eso es lo que ibas pensando mientras estabas?”

- “Sí. Era tan… bonito. El fondo era arenoso y extendía hasta donde llegaba la vista. Había

piedras de color jade por todas partes en la arena y brillaban de vez en cuando, aunque no sé

cómo. Estiré el brazo para intentar recoger una, pero cambié de opinión.”

- “¿Por qué?”

- “La piedra era tan bonita que casi sentí miedo de tocarla. Sentí que si la tocaba, se

rompería.”

- “No sabía que fueras semejante romántico”- comentó Nezumi- “Suenas como una doncella

sonrojada.”

Shion se retorció- “Sí, también estoy un poco avergonzado. Pero realmente no pude evitarlo

¿eh? Es así tal y como me sentí. Pero ahora siento una especie de arrepentimiento. Si iba a

despertarme de todas formas, debería haber agarrado una.”

Nezumi casi estalló de nuevo en una carcajada. Se preguntaba si estaba empezando a perder

la habilidad para controlar sus sentimientos.

- “Deberías volverte a dormir”- dijo- “A lo mejor eres capaz de volver a tener el mismo

sueño. Entonces podrías recoger tantas rocas o monedas como desee tu corazón.”

- “Supongo. Eh, Nezumi.”

- “¿Hm?”

- “También nadamos cuando escapamos de Nº6 ¿no? Pero en ese momento, estaba

demasiado concentrado en nadar que no tuve mucho tiempo de pararme a sentir demasiado.”

- “Nadamos en aguas residuales. Es completamente distinto a lo que has soñado.”

- “Pero… es verdad que he visto… tantas cosas hermosas… aquí en el Bloque Oeste…”

Nezumi pudo oír como el otro chico se iba callando mientras se quedaba dormido. Pudo

sentir la calidez de Shion. Sintió como si esa calidez fuera todo lo que necesitara para superar

los gélidos días de invierno.

¿Qué estoy pensando? Es absurdo. Aquellos que no pueden vivir por sí mismos, aquellos que

no pueden hacer frente al destino por su cuenta, implemente no sobrevivían. Así era como

funcionaban las cosas en el Bloque Oeste.

No necesito ninguna calidez.

Nezumi se levantó y llenó su taza con agua de su depósito. Se la bebió de un trago. El agua

fría resbaló bajando por su cuerpo. Shion murmuró algo ininteligible.

- “¿Te las apañaste para poder recoger una?”- le dijo Nezumi. No hubo respuesta. Sólo el

gemido pesado del viento reverberó en el aire.

Las algas ondearon de repente. No eran los mismos movimientos de la vez anterior, en ese

momento se erizaban como un árbol fino al ser golpeado por el viento.

Era un movimiento perturbador.

Un pez plateado saltó de la maraña de algas y pasó rápidamente por el campo de visión de

Nezumi. Sólo fue un instante… pero Nezumi pudo ver claramente cómo se tragaba medio

pececillo. Depredador y presa. Los que comen y los que son comidos.

El alboroto fue breve y, en breve, la mata de algas recuperó su estado normal y los

pececillos continuaron nadando como si nada hubiera pasado.

Nezumi encontró una piedra azul en el lecho de agua. La recogió sin dudarlo. La piedra no

era ni brillante ni bonita. Sólo era una piedra tosca y deforme.

Una respiración se le escapó de los labios creando un chorro de burbujas. De repente no

pudo respirar. A menos que eso fuera algún tipo de sueño, sabía que era imposible para un

humano como él permanecer mucho más tiempo bajo el agua.

Nezumi nadó en el agua hasta que alcanzó la superficie.

Parecía que el sol se había retirado, pues la superficie del agua estaba brillando en blanco.

Una sombra negra yacía diagonalmente sobre la superficie. Era la sombra de un árbol caído.

Un árbol moribundo que se había derrumbado desde sus raíces y estaba medio colgando en el

agua. Nezumi agarró una rama y se detuvo. El agua corría pasando sus orejas y su pelo se

aferraba a su cuello y sus hombros. En ese momento, pudo dejar escapar una larga exhalación.

Llenó su pecho con aire.

El árbol caído seguía parcialmente conectado a sus raíces y tal vez, debido a eso, sus hojas

seguían exuberantes y sus ramas crecían en todas direcciones sin mostrar señales de

marchitarse. Nezumi balanceó su pierna sobre el tronco y tomó otra respiración. No se había

imaginado que un árbol de ese tamaño creciera allí. A decir verdad, ese oasis sin nada en

especial ocultaba muchos tesoros en sí.

Vio moverse algo con el rabillo del ojo, en el área donde había tirado sus pertenencias.

Parecía una persona.

¡Scrick, scrick!

¡Scritch, scritch, scritch!

Las voces de los ratoncillos se endurecieron. Estaban enseñando los dientes con recelo a la

sombra sospechosa que estaba frente a ellos.

- “¡Ay! ¡Parad! ¡Ayyy!”- gritó una voz. Pertenecía a un hombre- “¿Dios, qué demonios son

estas cosas? ¡Idos! ¡Vamos, largaos! ¡Dejad de morderme! Maldita sea, voy a asaros a todos y

os voy a comer ¡Ay, mi oreja!”

Aparentemente los ratoncillos habían puesto todo en su ataque. Los gritos del hombre se

agudizaban cada vez más.

- “¡Ay, ay, ay! ¡Maldita sea, cabrones!”

El hombre intentó huir, dejando una estela de insultos. Balanceó los brazos para rechazar a

los ratones. Tenía agarradas con fuerza las pertenencias de Nezumi.

Nezumi se puso en pie sobre el árbol caído y agarró la piedra con la mano.

- “Eh, ladrón.”

El hombre saltó y se dio la vuelta. Nezumi le lanzó la piedra directamente a la cara. A la vez,

se zambulló en el agua. Nadó hacia la orilla.

El hombre estaba de rodillas sobre la hierba, cubriéndose la cara con ambas manos. La

sangre goteaba entre sus dedos. Hamlet y Cravat saltaron a los hombros de Nezumi mientras

éste se ponía sus ropas rápidamente.

Ambos ratoncillos gritaron como si estuvieran haciendo una reivindicación apasionada.

- “Bien, lo pillo, lo pillo. Los dos habéis hecho un buen trabajo”- Nezumi acarició a los dos

en la cabeza con los dedos. Entonces, Cravat se sumergió en su bolsillo y Hamlet en su pelo

mojado.

- “Oooh… duele. Mis ojos… ¡Estoy ciego! ¡Ayúdame!”- el hombre extendió su mano

ensangrentada en el aire y la agitó.

- “Apunté al centro de tu frente, y mi puntería es buena. Nunca he fallado. Me atrevería a

decir que tuve cuidado.”

El hombre miró a Nezumi todavía con una mano en la frente.

- “¿Tuviste cuidado?”- dijo con incredulidad.

- “Claro que sí. Te podría haber incrustado esa piedra en la frente. Le mostré compasión a

un ladrón. Deberías estar agradecido.”

El hombre apartó la mano. La sangre salía a chorros del centro de su frente y le bajaba por

la cara.

- “¿Llamas a esto tener cuidado?”

- “Claro que sí. No le he hecho daño a tu cráneo o a tu cerebro. Sólo te rasgó un poco la

carne ahí. Es demasiado indulgente para el robo.”

- “Vaya, gracias”- dijo el hombre con sarcasmo- “Me aseguraré de que me echen un vistazo

a las ondas cerebrales en el hospital. ¡Oh, Dios, cómo duele! ¡Escuece!”- gritó el hombre

mientras se lavaba la cara. Después, sacó un conjunto de botes de varios tamaños de la bolsa

de tela que colgaba sobre su hombro. Dentro de los botes había líquidos de todos los colores.

Hábilmente, el hombre mezcló algunos líquidos para producir una solución color lila,

ligeramente viscosa, con la que mojó una tela y se la aplicó sobre la herida.

- “Hmmm, esto debería conseguirlo. La herida debería cerrarse mañana por la noche”-

entonces, el hombre se ató la tela alrededor de su frente y sonrió. Estaba moreno y tenía

arrugas profundas bordeando sus ojos y su boca. Había manchas blancas importantes en su

pelo desgreñado. Aun así, su voz y el destello en sus ojos eran vivaces… incluso juveniles.

Su edad era un misterio. Era difícil decir si era joven o viejo, pero, no obstante, seguía

siendo un ladrón.

- “Pero déjame decirte, chico…”- una vez que el hombre guardó los botes en su bolsa, se

giró hacia Nezumi y empezó a hablar con él con una sonrisa. Su tono de voz era más parecido

al de un profesor sermoneando a su alumno sobre los principios de los estudios superiores.

- “Ahora que puedo echarte un vistazo más de cerca, puedo ver que eres bastante guapo. Un

guaperas como tú no debería estar nadando desnudo en un lugar como este. Este lugar es

peligroso… tierras de crianza de vagabundos y pícaros. Nadar en este lugar sin algo que te

cubra el cuerpo… vaya, eres como un corderito vagando en una manada de lobos. Precaución

es lo que se necesita, chico, precaución.”

- “Gracias, no esperaba que me sermoneara un ladrón. Es bueno saber que no sientes ni una

pizca de culpa sobre lo que has hecho, viejo.”

- “¿Viejo? ¿Me estás llamando viejo?”

- “Bueno, no hablo de mí, ¿verdad? Yo no soy ni un ladrón ni viejo.”

El hombre parpadeó una vez. Dos. Tres. Cuatro. Una vez que dejó de parpadear, estalló en

una carcajada.

- “¡Ja, ja, ja! ¡Qué divertido! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Esa ha sido buena! Tienes una afilada para esa

cara tan bonita. ¡Ja, ja, ja! ¡Ah, eres interesante!”- sofocó su risa- “¡Ja…!”

La risa del hombre se detuvo. Nezumi le había puesto un cuchillo sobre su garganta.

- “Qué voz más molesta tienes”- siseó Nezumi- “por qué no te callas un poquito… no, para

siempre”- susurró al oído del hombre desde detrás. Nezumi sabía muy bien el miedo que su

susurro inculcaba a la persona que tenía a punta de cuchillo. También sabía lo efectivo que

era ese miedo para inhabilitar a la víctima.

El hombre tembló.

- “Oh… no, va…vamos, espera un momento. No tienes que usar un cuchillo para callarme. De

verdad, lo siento sinceramente. Perdóname si te he ofendido. Lo siento.”

Nezumi retrocedió y guardó su cuchillo. El hombre se agarró la garganta y movió los labios.

Una larga exhalación silbó entre ellos.

- “Dios, eres impaciente a pesar de tu apariencia ¿eh? Pensé que tendrías unos modales más

elegantes.”

- “Reservo mis modales y elegancia para aquellos que también son elegantes. Tú eres un

ladrón. Has intentado escabullirte con las pertenencias de un extraño. Creo que mereces más

un corte a lo largo de la garganta con un cuchillo que unos buenos modales.”

- “¿Has matado a alguien antes?”- el hombre levantó la mirada hacia Nezumi por debajo de

sus cejas- “¿Has matado a un hombre con ese cuchillo, jovencito?”

- “No tengo ninguna obligación de responder a un ladrón.”

- “No, no me malinterpretes. No estaba intentando robarte tus cosas.”

Nezumi bajó la mirada hacia él de forma inexpresiva.

- “Es cierto”- insistió el hombre- “Créeme. Toma, aquí tienes la prueba.”

El hombre echó la mano a su bolsa de tela y empezó a sacar un objeto tras otro. Había

varios viales de medicina, una bolsa de carne curada, una jarra de agua, una hogaza de pan

envuelta, un pedazo de queso, sal de roca y un zurrón pequeño. El hombre abrió el zurrón y

se lo enseñó a Nezumi. Estaba repleto de monedas de oro.

- “¿Ves? Perdona que te diga esto, pero soy bastante más rico que tú. No necesito robar tus

cosas. Espero que lo entiendas ahora.”

- “Sigo sin entenderlo”- Nezumi encogió sólo su hombro derecho- “no me importa lo rico que

seas. Has intentado marcharte con mis cosas. Ese es el quid de la cuestión. Eso era un robo y

no hay otra cosa que decir.”

- “Supongo que no se puede evitar si eso es lo que piensas que soy. Así que esta herida… ”-

el hombre se tocó la frente suavemente- “es la maldición y la marca de Caín. Ya he estado

atravesando el infierno, y eso con esta herida y siendo mordisqueado por ratones. ¿No puedes

tomar eso y decir que ya he pagado mis deudas?”

- “Espantosamente a tu favor, esa interpretación ¿no?”- Nezumi se echó sobre el hombro su

carga y sonrió ligeramente. De repente, todo parecía absurdo. El sol se pondría rápidamente.

Tenía que asegurarse un lugar en el que poder dormir por la noche. No había más tiempo que

perder con ese ladrón zalamero.

- “Oh, ¿te vas tan rápido?”- el hombre se levantó. Era alto y delgado. Estaba ataviado de

arriba abajo con una tela blanca y áspera y tenía puestas unas sandalias de cuero sucias.

- “Apuesta a que lo haré. Será mejor que no me quede a parlar con un ladrón.”

- “Te he dicho que no soy un ladrón. Sólo quería descubrir algo.”

- “¿Descubrir?”

- “Sí, descubrir de dónde venías.”

- “¿Y qué vas a hacer con esa información?”

El hombre cambió de actitud- “No, sólo pensaba… tal vez, que tú vineras de Nº6. Sólo fue un

presentimiento.”

Nº6.

No se había esperado oír ese hombre por allí.

Nº6.

La ciudad artificial que algunos llamaron utopía, que se suponía que había sido la

personificación de la inteligencia y la esperanza humanas, se había transformado rápidamente

en un monstruo impresionante. La ciudad se había desmoronado como si sucumbiera al peso

de su propia y espantosa fealdad.

Nezumi, te seguiré esperando. Te seguiré esperando justo aquí.

La voz de Shion reverberó profundamente dentro de sus oídos.

- “Ajá, ya veo. Así que eres de esa ciudad”- el hombre saltó e intentó agarrar la mano de

Nezumi.

- “No me que ser tan hostil”- dijo el hombre- “simplemente es que si eres un habitante de

Nº6, hay un montón de cosas que me gustaría preguntarte.”

- “Y el valor de lo que tengo que decirte es inferior a un grano de arena. No soy habitante

de Nº6.”

- “Pero sabes de ella. ¿Es cierto que la ciudad está destruida ahora mismo?”- la expresión

del hombre mostraba una tensión evidente. Las comisuras de sus ojos estaban caídas y se

movían suavemente.

- “He oído rumores por todas partes, pero nadie sabe la verdad. Y creo que tú sabes. He

visto comida envasada al vacío y un generador ligero LED en tu mochila.”

Antes del día de la partida de Nezumi, Karan y Shion habían empaquetado todo tipo de cosas

en las mochilas de Nezumi, Karan con la cara de una madre despidiéndose de su hijo y Shion

en un silencio imperturbable.

Vamos a despedirnos de verdad.

Nezumi sintió, finalmente, en sus carnes la realidad de su partida mientras miraba el perfil

de Shion, con los labios del chico apretados en una línea rígida, casi como un gruñón.

Mañana, me iré. Shion se quedará y yo me iré.

Sus vidas, conectadas casi de forma milagrosa cuatro años antes, se iban a separar y a tomar

caminos distintos. Nezumi y Shion habían vivido juntos casi cerca de medio año. Fue un

periodo de tiempo muy corto comparado a los días que había pasado sólo desde entonces y

probablemente a los días que fueran a seguirlo. Fue un período de tiempo breve, pero intenso.

¿Habrá en mi futuro otro periodo de tiempo tan intenso y bien definido como el que pasé

con él?

Nezumi sacudió la cabeza. Nº6 había caído. Había cumplido lo que había dicho.

Así está bien.

Shion era una persona del pasado. Aunque permanecería en los recuerdos de Nezumi, nunca

desaparecería, no estaba involucrada en el presente de Nezumi.

Tuvo que dibujar una línea. Si no lo hubiera hecho, no habría sido capaz de seguir hacia

adelante. No habría sido capaz de vivir el presente si se quedaba atrapado en el pasado.

Había tenido suficiente. Suficiente de arrastrar el pasado tras de sí y de cargar con su peso.

No quería nada más de eso.

- “¿Vamos, no vas a responderme?”- un tono de súplica se deslizó en la voz del hombre- “he

oído rumores. Montones de ellos. He oído que Nº6 ha caído, pero también he oído que es una

mentira y que esa ciudad sigue allí, prosperando. No puedo decirte qué historia es verdadera

o falsa.”

- “Siempre puedes ir a verlo tú mismo.”

El hombre echó hacia atrás la barbilla.

- “… Pero Nº6 es una tierra tan distante.”

- “Sólo está como a unos seis meses andando. Eso es bastante cerca.”

- “Medio año… el hecho de pensarlo hace que me sienta débil”- el hombre soltó una

exhalación tan prolongada que su cuerpo pareció encoger su tamaño.

- “¿También eres un viajero, viejo? ¿O no me digas que has estado establecido en esta tierra

salvaje?”

Los dientes del hombre se curvaron revelando una parte de sus dientes, que estaban

sorprendentemente blancos. Su tono de voz no llevaba nada de la lástima que tenía

previamente.

- “Oh, yo no sería tan incrédulo. Debe ser un lugar para vivir más agradable de lo que tú te

crees.”

A largo plazo, los humanos no habitaban la mayor parte de la tierra, sin tener en cuenta las

seis ciudades y sus alrededores… así había sido durante años.

La gente construyó seis grandes ciudades en busca del paradero, la tierra y las condiciones

de supervivencia. Aquellos que no podían entrar, no tenían otra opción que morir, o aferrarse

a sus vidas, manteniéndose a la espera en los márgenes de las ciudades.

Pero, tras vagar por la tierra salvaje, Nezumi se dio cuenta de que no todo eran tierras

yermas que reprimían cualquier posibilidad de supervivencia. Había más vegetación, más

oasis de los que vio cuando viajó con la anciana; incluso había riachuelos aislados, campos de

hierba y pantanos.

Parecía como si el medio ambiente se estuviera recuperando de repente y rápidamente,

aunque Nezumi no podía imaginarse si esa mejora era la tierra ejerciendo su fuerza interna o

algo que era simplemente temporal. Nezumi se imaginó que nadie sería capaz de imaginarlo.

Pero sintió una cosa: tanto la tierra como la humanidad eran resistentes.

Los humanos se reunían cerca de masas de agua y establecían pequeños asentamientos.

Araban y regaban los campos, plantaban semillas, se ocupaban del ganado, fabricaban niños e

intentaban educarlos. Aunque estuvieran en esas condiciones tan duras, estaban creando

vidas que estaban separadas de las seis grandes ciudades.

Shion, el mundo está en movimiento. Siempre está moviéndose y cambiando de forma. ¿Tus

ojos han captado este cambio? ¿Tus oídos han pillado el sonido de es te cambio, sus

movimientos en el vientre?

Hablaba mentalmente con Shion, quien probablemente estuviera en medio de una

complicada batalla dentro de una ciudad recién nacida.

- “Oh, ya sé. ¿Qué hay de esto: por qué no te quedas a dormir en mi casa, jovencito? Te

daré una noche de alojamiento como forma de disculpa por mi insolencia. ¿Te sentarás

conmigo y me contarás tu historia? Es una casita de campo pequeña, pero tengo cama y baño.

Es un alojamiento muy bueno para este lugar.”

- “No lo aceptaré.”

- “¿Por qué no? Hablo de una cama cálida y de un baño caliente.”

- “Aunque me ofrecieras una bañera de mármol, también lo rechazaría. No quiero poner un

pie dentro de la cabaña de un ladrón.”

- “Como te he dicho antes, no soy un ladrón. En Nº6, soy…”

- “Oh, no. Nos han perseguido”- el color se esfumó de la cara del hombre. En un intento de

escape, se tropezó con sus propios pies y cayó de culo.

- “¡Lo he visto, ahí!”- aparecieron tres hombres vadeando entre los arbustos. Los tres eran

inmensos. Uno de ellos tenía la piel morena y los otros dos, blanca con un ligero matiz rosado.

- “¡Te hemos encontrado, farsante! No creas que vas a salir con vida de esta”- el hombre

moreno levantó un brazo grueso. Su agresividad animal era incontenible- “¿Qué mierda de

tipo de elixir es este?”- rugió- “¡Sólo es agua pintada! Deja de andar jodiendo.”

- “¡A por él!”

- “¡Eliminadlo!”

Los dos hombres de piel blanca gritaron a la vez. Uno de ellos tenía el pelo gris recogido

como en una coleta y la cabeza del otro estaba bien afeitada.

- “Nos has engañado para sacarnos el dinero. No creas que nadie tendrá problemas si se da

la casualidad de que te acabamos rematando.”

- “¡Es… esperad! ¡Un momento! Me habéis malinterpretado. Esa medicina es un elixir de

verdad. De… debéis haberos equivocado mientras la estabais preparando…”

- “¡Cállate! ¿Todavía tienes huevos para mentir, eh?”

- “¡Rómpele la boca y pártele la lengua para que no pueda volver a hablar! ¡Mientras estás

con ello, rómpele dos o tres dientes!”

- “¡Eeeeh!”- gritó el hombre- “Ca… calmaos, por favor, y hablemos de esto sin tener que

recurrir a la violencia. ¡O…os devolveré vuestro dinero!”

- “¿Dinero?”- el hombre sonrió con suficiencia. Lo hacía con una perfecta cara de malo para

el escenario- “Por supuesto que nos lo devolverás. Me tomaré mi tiempo con el dinero

después de que acabe contigo.”

- “¡Eeeeh, ayuda! ¡Va… vamos, jovencito! ¡Ayúdame!”- el hombre le miró con ojos

suplicantes.

- “¿Hm? ¿Quién eres tú? ¿Eres uno de los amigos de este timador?”- los ojos del hombre de la

coleta sobresalieron mientras miraba a Nezumi.

- “Nunca. Sólo pasaba por aquí. Nos vemos”- Nezumi dio la espalda a los hombres. Lo último

que quería era involucrarse en una escaramuza, y mucho menos si involucraba a un ladrón.

- “¡Es… espera! ¡No me dejes, por favor!”

- “¡Cállate!”

Oyó el sonido seco de la carne golpeando la carne tras de sí. Oyó a alguien caer al suelo.

- “Pa… parad… ayúdame, por favor.”

- “Un timador como tú debería admitir sus propios delitos, Shion.”

Los pies de Nezumi se detuvieron.

- “¿Has disco Shion?”- se dio la vuelta.

El hombre se acercó gateando hacia él, sangrando por la comisura de la boca. Se aferró a

Nezumi, suplicando por ayuda una y otra vez.

- “¿Te llamas… Shion?”

- “Es… es como me llaman, pero…”

- “No es tu nombre verdadero.”

- “Es el nombre de mi hijo. Es… un bebé encantador, como una flor de áster.”

- “¿El nombre de tu hijo?”

Venga allá. ¿Puede ser?

- “Eh, niño”- el hombre de la coleta dio unas zancadas hacia él- “Si sólo eres un transeúnte,

será mejor que nos entregues a ese hombre y que te des el piro. O si no…”

- “¿O si no qué?”

El de la coleta chasqueó los dedos mientras su cara se retorcía a una sonrisa.

- “O si no te enterraremos en el yermo junto a él.”

- “Oh, creo que voy a rechazarlo, si no te importa. Realmente no me gusta estar en la

tierra.”

- “Eh, tronco”- el hombre moreno retorció la cara con el mismo tipo de sonrisa vulgar- “En

verdad tienes muy buen ver más de cerca. Sería un desperdicio mandarte bajo tierra. ¿Por

qué no te vienes con nosotros? Te haremos pasar un buen rato.”

- “¿Qué, no os habíais dado cuenta de que soy guapo hasta que no me habéis mirado más de

cerca? Puedo ver que la vista no es uno de vuestros dones, junto a vues tro aspecto.”

- “¿Qué coño has dicho?”

Nezumi bajó su mochila y soltó un pequeño suspiro. Y así será al final. Shion, tu nombre

siempre me involucra en algún tipo de conflicto. Espero que seas consciente de ello.

- “¿Te pones contra nosotros, cabroncete?”

- “Desearía no tener que hacerlo.”

- “Ah, bueno, eso está bien. Te daremos unas ostias hasta que te quedes calladito. Después

de que nos hagamos cargo del timador, tendremos tiempo para disfrutar contigo.”

- “Aunque no en la cara. Este nos puede hacer de oro.”

- “Lo sé. Je, je, nos hemos encontrado con una joya”- el hombre moreno se relamió los

labios. Entonces, cerró su puño y envistió hacia adelante. Sus movimientos estaban

entrenados y eran suaves, como alguien que estaba acostumbrado a la violencia y a las peleas.

Nezumi retrocedió un paso y silbó. Hamlet salió de su pelo y se lanzó a sí mismo contra la

cara del moreno frente a él.

- “¡Ahg! ¿Qué es esto?”

- “Cabrón…”

El de la coleta se abalanzó sobre él, con los ojos abiertos como platos. Nezumi ya se había

hecho una idea de la coordinación. Esquivó el golpe, se deslizó cerca del hombre y golpeó la

cuchilla de su mano hacia la garganta del hombre. El de la coleta se inclinó hacia atrás antes

de caer de espaldas. Tampoco fue capaz de soltar mucho más que un grito.

- “Oh, lo habéis arreglado”- el calvo, el último que quedaba, sacó un puñal- “Te voy a

destrozar.”

Los movimientos del calvo eran ligeramente menos diestros que los de los otros dos. Nezumi

giró para ponerse así detrás de él y enrolló su brazo alrededor del cuello del hombre,

reforzando su agarre.

El puñal cayó a sus pies. Nezumi lo dio una patada hacia el arroyo. Un momento después,

pudo oírlo salpicar.

- “Un cuchillo no es algo que sólo se va balanceando por ahí. Te sugiero que entrenes un

poquito más”- Nezumi reforzó más su llave un poco más. La fuerza dejó el cuerpo del hombre

calvo. Cuando Nezumi soltó su brazo, el hombre cayó de rodillas con un jadeo amortiguado.

Hamlet correteó hacia el hombro de Nezumi y chilló suavemente.

Oyó un aplauso.

- “Brillante. Sentía que estaba viendo una obra de teatro. Fabuloso. Estoy impresionado. Has

hecho muy buen trabajo. ¿Eh, que estás…?”

Nezumi arrebató el zurrón de monedas de oro de la bolsa de tela del hombre y lo dejó en la

mano del hombre moreno. Éste gruñó suavemente y levantó la cabeza ligeramente.

- “Siento eso. ¿Puedes aceptar este dinero como disculpa por lo que ha hecho y olvidarlo?

Por favor.”

El hombre moreno parpadeó. Incluso parecía asentir ligeramente.

- “¡Eh! Eso ha sido demasiado. ¡Es mi dinero!”

- “Así no habrá rencores de esta forma. ¿O prefieres que esos hombres te vayan siguiendo

por ahí a todas partes? Deja que te diga que los de este tipo son obstinados.”

El hombre se encogió de hombros y siguió aplaudiendo.

- “Ya veo. Pero, de todas formas, definitivamente has hecho encargándote de ellos. Me

siento honrado.”

- “¿Fuiste un ciudadano de Nº6?”

Las manos del hombre se paralizaron. Sin su habla suave y sin su aplauso, el silencio parecía

resonar en los oídos de Nezumi.

- “Respóndeme. ¿Viviste en esa ciudad?”

- “… Sí, viví allí. Pero me despedí hace mucho, mucho tiempo.”

- “¿Por qué?”

- “¿Por qué? Hmmm, déjame ver. Porque esa ciudad era una mentira, jovencito. Si era una

mentira, algún día se aclararía. Sabía que Nº6 acabaría reforzando su vigilancia y se iría

haciendo cada vez más dominante en su intento de mantenerse unida a sí misma. No creo que

pudiera aguantar estar asfixiado de esa forma.”

Ya veo. Así que este hombre vio a través de la verdadera forma de nº6 y de su destino.

- “Y escapaste de la ciudad solo, dejando atrás a tu hijo querido.”

- “No pude convencer a mi mujer para que se fuera. Rechazó abandonar Nº6 conmigo. No

creo que ella confiara en mí por completo.”

- “Ese es un juicio muy inteligente. Si ella hubiera venido con alguien tan irresponsable

como tú, ella sería ahora mismo un puñado de huesos.”

- “No eres muy educado que se diga ¿no? Pero de todas formas, ¿es cierto? ¿Nº6 está

destruida de verdad? Lo está ¿eh? Un mundo artificial como ese nunca podría haber sido capaz

de existir demasiado. Debe haberse derrumbado desde sus cimientos… es cierto ¿eh?”

- “¿Y si lo es, qué planeas hacer?”

- “Me voy a casa.”

- “¿A casa? ¿A Nº6? Está bastante lejos.”

- “Oh, seis meses andando me llevarán hasta allí. No es gran cosa. Tú mismo lo dijiste.”

- “¿Anhelas ver a tu mujer y a tu hijo de nuevo, eh, a pesar de haberlos abandonado una

vez? Creo que es algo muy egoísta.”

- “No… no es eso, exactamente”- el hombre se quedó un momento en silencio, entonces

levantó la cara con determinación- “Te lo debo. Me has salvado la vida. Así que déjame que

te diga algo. Ven aquí.”

El hombre invitó a Nezumi a salir de los arbustos. Había tres caballos atados y pastando. Los

tres eran de color marrón oscuro.

- “Nadie podrá escucharnos por casualidad aquí. Toma esto”- el hombre sacó una bolsa de

debajo de su camisa. Aparentemente lo había mantenido ahí colgándolo alrededor de su

cuello. Tanto la tela como el cordel de la bolsa estaban raídos y desteñidos.

- “Esto…”

Dentro había una piedra más redonda y pequeña que los frutos de los arbustos. Nezumi no

necesitó echar un vistazo más de cerca para confirmarlo. Eso era…

- “¿Esto es una mena de oro?”

- “Sí. Escúchame: hay depósitos de oro en el área que circunda Nº6. No sé lo grande que

puede ser esa área, pero creo que hay una cantidad considerable de oro oculta ahí.”

- “No puede ser.”

- “Es cierto. Lo descubrí cuando era joven. Puede que no lo parezca ahora, pero una vez fui

geólogo. Investigamos todos las tierras alrededor de Nº6 y esto fue parte del descubrimiento.”

- “Pero lo cubriste con trapos y no informaste sobre ello.”

- “Por supuesto que lo hice. ¿De todas formas, por qué habría de informar sobre ello? El oro

nunca traería prosperidad a Nº6. Acabaría dando cientos de problemas y ninguna cosa buena

que hacer con ello.”

- “Puedo verlo”- Nezumi sintió un ligero escalofrío.

- “Hasta lo que sé, la mena no se ha descubierto todavía. No he oído ningún rumor sobre su

descubrimiento. Además, Nº6 está destruida ahora, así que ese lugar debe estar en una buena

confusión. Lo que significa que puedo entrar y salir libremente. Incluso puedo desenterrar oro

a plena luz del día y nadie me regañaría.”

- “Espera un minuto. ¿Dónde está esta mena de oro de la que estás hablando?”

- “Una franja de tierra que va desde el norte hasta el sur. Parte de ella incluso alcanza la

región que solía llamarse Tierra de Mao. Nada de esto es visible sobre la tierra. El oro

descansa en las profundidades de la tierra, Y además…”

El hombre bajó la voz y siguió en un leve murmullo, como si estuviera aumentando la

tensión.

- “No puedo decir si es seguro todavía, pero… también hay posibilidades de que haya un gran

depósito de metales raros justo bajo Nº6. Níquel, galio, circonio, niobio, indio… No puedo

decir mucho más, ¿pero qué es lo que piensas? Son buenas noticias, ¿eh?”

El escalofrío de Nezumi empeoró suavemente.

- “Está bien oírlo como si fuera un cuento de hadas. Esta es la forma que tienen de engañar

a las personas por completo hasta ahora ¿no? Como timador que eres.”

- “No soy un farsante. Sólo soy aquel que espera.”

- “¿Aquel que espera?”

- “Sí, he estado esperando… a la caída de Nº6. Y parece que ese momento ha llegado

finalmente. Tengo que hacer los preparativos para volver a casa. ¿Eh, por qué no te vienes

conmigo? No podría pedir un compañero mejor. Volvamos a Nº6 y reclamemos toda esa

fortuna.”

Los ojos del hombre brillaron con un tipo de luz desagradable y falso. No era el tipo de luz

vivaz que iluminaba el camino que tenía que seguir. Sus ojos brillaban débilmente desde el

fondo en un intento de atraer a la presa.

Este hombre… Nezumi se dio cuenta de que había apretado los dientes. Este hombre no está

loco, ni está intentando engañarme. Simplemente me está diciendo la verdad… al menos la

verdad que aparece para él.

- “¿Y qué planeas hacer con todas esas riquezas? ¿Disfrutar de una jubilación lujosa?” No. Eso

no es lo que quiere este hombre.

- “Voy a comprarla.”

- “¿Comprar qué?”

- “Nº6.”

Durante un instante, la respiración y la voz de Nezumi se quedaron atrapadas en su garganta.

Todo lo que pudo hacer fue mirar al hombre desconcertado.

- “¿Comprar Nº6? ¿A qué te refieres?”

El hombre guardó la mena en su bolsita y sonrió afablemente.

- “Escucha, muchacho. Si pretendes asumir el control del mundo, no necesitarás ejércitos,

mandar o sistemas de seguridad y control meticulosos. Necesitas riquezas. La riqueza es la

única arma y la más grande. Nº6 no quiso pillar bien esa parte. Bien, la ciudad también tuvo

la mala suerte de tener un gobernante estúpido.”

- “¿Pretendes convertirte en el gobernante de Nº6 con la riqueza?”

- “Oh, no lo sé”- el hombre ladeó la cabeza- “¿Quién sabe lo que nos deparará el destino? No

soy una persona muy ambiciosa. No aspiro a ser un emperador o un gobernante.”

- “¿Entonces por qué?”

- “Por diversión. Puedo armar un buen jaleo con la vida de las personas con estas dos manos.

Sería por diversión. Sólo por diversión. Ningún juego podría ser mejor que esto.”

- “¿Por…?”- Nezumi miró con más fuerza al hombre. No era como Shion. Shion nunca miraría

las vidas de las personas como algo con lo que jugar. Nunca los manipularía por diversión.

- “Nº6… esa ciudad está finalmente camino a su reconstrucción. ¿Están intentando

establecer una nueva ciudad estado, y estás planeando liarla porque te apetece?”

- “¿Reconstruir? ¿Nuevo? Imposible. No importa quién esté involucrado y de qué forma. Un

estado es un estado. Finalmente se fortalecerá su gobierno e intentará poner a la gente bajo

su mandato. Esa es la cara verdadera de un estado y la historia de la humanidad nos ha

probado este hecho. Nº6 puede cambiarse de vestido todas las veces que desee, pero seguirá

siendo Nº6, exactamente igual. Si hay algún cambio, sería porque la persona que es el

corazón de Nº6… su gobernante… es idiota o inteligente. Pondría poner sus métodos de

mandato en un lugar: si es idiota, lo hará demasiado obvio; si es inteligente, será ágil y

discreto. El tonto acabará destruyéndose a sí mismo, pero un hombre de inteligencia decente,

ganaría gradualmente un agarre completo de Nº6. Esos son los tipos que más deberías temer.

¿Y bien?”

- “¿… Eh?”

- “¿Qué tipo de persona está involucrada en la reconstrucción de Nº6? ¿Desde tu punto de

vista es el idiota? ¿O el inteligente?”

Nezumi sacudió lentamente la cabeza. La base de su cuello le dolía débilmente.

- “Es muy brillante y tiene un intelecto considerable. No puedo imaginarle convirtiéndose en

el tipo de gobernador del que estás hablando.”

- “Ah, tienes gran consideración en él, ya veo. ¿Y debes saber que el hombre… es un hombre

¿verdad?... debes conocerle muy bien?”

En un sentido, le conozco mejor que nadie. Y en el otro, no sé nada sobre él.

- “Y también crees en él.”

Por supuesto que creo en él. Nada en el mundo tendría valor si no creyera en Shion. Creo en

él. Pero también tenía miedo de él, ¿o no?

Nezumi se quedó en silencio. El hombre le miró y dio un paso hacia adelante.

- “¿Cómo lo ves? Ven conmigo. No estoy muy seguro sobre los metales raros, pero

definitivamente hay oro.”

Nezumi dio un paso firme hacia atrás.

- “No, gracias. Me dejaré llevar hasta donde quiera ir.”

- “Ya veo… qué desacertado”- el hombre hizo una mueca como si realmente estuviera

decepcionado- “Pero supongo que no hay nada que podamos hacer. Entonces me iré. Creo

que tomaré prestado este caballo de aquí. Considerando la cantidad de oro que les he pagado

antes, no creo que les importe que me lleve un caballo.”

El hombre agarró las riendas de un caballo gris y se dio la vuelta.

- “La última cosa. La gente cambia, chico. Ese hombre en el que crees, también cambiará.

Cualquiera que esté al frente de un estado, cambiará. Si no cambia, lo destruirán. Recuerda

eso.”

Nezumi tocó el cuchillo que tenía adjunto a su cinturón. Tal vez si acabo con este hombre

aquí… si acabo con él… acabaría con una rama podrida que, de otra forma, acabaría haciendo

daño a Shion.

Los dedos le escocieron. Nezumi cerró esos dedos.

Nunca te perdonaré por herir, mucho menos matar, a alguien por mí.

Shion estaba conteniendo su brazo y suplicándole desesperadamente.

Nezumi, no le mates.

Está bien. Eso es lo que dirías. Sé que dirías eso y me detendrías. Siempre has sido, y

siempre serás, un bienhechor inocente.

Shion…

- “Bueno, si el destino nos vuelve a unir, hasta que nos volvamos a ver”- el hombre montó al

caballo con un movimiento circular y le clavó los talones. El caballo gris relinchó y se puso al

galope. El hombre y el caballo desaparecieron en una nube de polvo.

El viento sopló, haciendo que los arbustos se mecieran.

Las nubes cubrieron el cielo y la tierra se cubría a sí misma con la oscuridad de la noche.

Shion.

Un hueco pequeño apareció en las nubes, revelando un cielo morado oscuro.

Una estrella solitaria parpadeó.

En la lejanía de ese cielo estaba Nº6.

Nezumi se abandonó al viento mientras miraba intensamente hacia la estrella.