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á I FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

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I FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

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II FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

Queridas hermanas y hermanos: Paz y Bien

Un año más, la memoria de Francisco de Asís y Madre Francisca nos convocan

para orar, reflexionar y actuar.

Esta vez la realidad de la crisis nos pone sobre la mesa común la reflexión,

dinámica y comprometida. Hay muchos escritos y muchas conversaciones sobre este tema. Al final,

el cansancio de tanta letra y tanta palabra nos lleva a dejar pasar lo que no sabemos resolver. Pero

no podemos dejar que la pobreza se expanda por el mundo ante nuestra mirada cansina o

indiferente.

Sólo unos puntos de reflexión para estos días. Cada cual los situará en su justa

medida. Nosotras queremos enfocar nuestra postura desde la justicia compasiva que se fundamenta

en las palabras de Madre Francisca “No hagáis esperar a nadie que llama vuestra puerta”. Ninguna

crisis podremos resolverla desde el enfrentamiento cerrado al diálogo y a la renuncia de los

“propios derechos” en favor de los demás. No se trata de esconderse de la realidad, sino de

permanecer en medio del conflicto con la mirada compasiva y el corazón alerta

Nos dejamos iluminar por un relato sencillo y sugerente que aparece en Espejo de

Perfección 66; Florecillas 31 y Leyenda Perusina 115: los ladrones del Monte Casale (pg. 8 carta). Es

un relato conocido, que podemos releerlo desde la perspectiva de la crisis económica que no es

otra que una crisis de relación. Aunque resulte un poco larga la lectura, creemos que puede ser de

ayuda en nuestra reflexión personal, familiar, comunitaria, pastoral. Hay en el relato elementos que

despiertan nuestra creatividad y abren nuestros ojos. Sería bonito que pudiésemos compartir luego

lo que ha suscitado en nosotros, en todos

LOS LADRONES DEL MONTE CASALE

En el eremitorio que los hermanos tienen encima de Borgo San Sepolcro, sucedió que venían, a veces, unos ladrones a pedir pan a los hermanos; vivían escondidos en los grandes bosques de la provincia, pero de vez en cuando salían de ellos para despojar a los viajeros de la calzada o en los caminos.

Algunos hermanos del lugar decían: ‘No está bien que les demos limosnas, ya que son bandidos que infieren tantos y tan grandes males a los hombres’. Otros, teniendo en cuenta que pedían limosna con humildad y obligados por gran necesidad, les socorrían algunas veces, exhortándoles, además, a que se convirtiesen e hiciesen penitencia.

Entre tanto llegó el bienaventurado Francisco al eremitorio. Y como los hermanos le pidieron su parecer sobre si debían o no socorrer a los bandidos, respondió: ‘Si hacéis lo que voy a deciros, tengo la confianza de que el Señor hará que ganéis las almas de esos hombres.’ Y les dijo: ‘Id a proveeros de buen pan y de buen vino y llevadlos al bosque donde sabéis que ellos viven y gritad: ‘¡Venid hermanos bandidos!. Somos vuestros hermanos y os traemos buen pan y buen vino’. Enseguida acudirán a vuestra llamada. Tended un mantel en el suelo y colocad sobre él el pan y el vino y servídselo con humildad y buen talante. Después de la comida exponedle la palabra del Señor y por fin hacedles, por amor del Señor, un primer ruego: que os prometan que no golpearán ni harán mal a hombre alguno en su persona. Si pedís de ellos todo de una vez, no os harán caso. Os lo prometerán al punto, movidos por vuestra humildad y por el amor que les habéis

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III FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

mostrado. Al día siguiente, en atención a la promesa que os hicieron, les llevaréis además de pan y vino, huevos y queso, y les serviréis mientras comen. Terminada la comida les diréis: ‘¿Porqué estáis aquí todo el día pasando tanta hambre y tantas calamidades, maquinando y haciendo luego tanto mal? Si no os convertís de esto, perderéis vuestras almas. Más os valdría servir al Señor, que os deparará en esta vida lo necesario para vuestro cuerpo y luego salvará vuestras almas’: Y el Señor, en su misericordia, les inspirará que se conviertan por la humildad y caridad que habéis tenido con ellos’

Se levantaron los hermanos y obraron según el consejo del bienaventurado Francisco., Los bandidos, por la gracia y la misericordia de Dios, que descendió sobre ellos, aceptaron y cumplieron a la letra, punto por punto, todas las peticiones hechas por los hermanos; y agradecidos a la familiaridad y caridad que les mostraron los hermanos, empezaron a llevar a hombros leña para el eremitorio.

Así por la misericordia de Dios y gracias a la caridad y bondad que los hermanos tuvieron con ellos, unos ingresaron en la Religión, otros se convirtieron a la penitencia y prometieron ante los hermanos no cometer más tales fechorías y vivir en adelante del trabajo de sus manos.

Mucho se admiraron los hermanos y cuántos oyeron y conocieron lo sucedido con lo ladrones; les hacía ver la santidad del bienaventurado Francisco: tan pronto se convirtieron al Señor quiénes eran pérfidos e inicuos, según él lo había anunciado”.

El episodio de los ladrones del Monte Casale nos muestra que no es posible que la

persona viva sola. Igual nos dice el Génesis: “Y vió Dios que no era bueno que el hombre estuviese

solo” Nos necesitamos unos a otros. La justicia es recuperar ese proyecto original de Dios. La paz

también, aunque desde el principio la persona, hombre y mujer, se empeña en seguir otra palabra:

“el más fuerte es el vencedor… no necesitas a nadie… tu eres soberano y único”. La experiencia más

profundamente humana nos dice que nadie puede tratar a los demás como cosas o como nada.

Somos espíritu de Dios y por lo tanto, e igual que él hizo, carne de la carne de los demás. Ahí está

el fundamento de la justicia.

El Génesis subraya la necesidad de vivir en comunión. Y el relato que acabamos

de leer también. Somos seres relacionales, algo que Francisco entendió perfectamente. Señala

Adela Cortina en su libro “Ética de la razón cordial” que hay dos modos de entender la relación.

Por una parte, la relación de Contrato, narrado en “El Leviatán” de Thomas Hobbes,

basado en el temor a quedar sin nada, y en el que se alimenta la agresividad y el

egoísmo mercantilista. Vale más quien más tiene. El que rige este Contrato es el

Estado, a quien debemos obedecer

Y por otra la Alianza, narrada en el Génesis. La relación se basa en el reconocimiento

del otro, del tu. No es posible saberse a sí mismo, saber que yo existo, sin reconocer

primero que existe el otro, el tu, del que formo parte. El reconocer al otro con su

dignidad y valor sagrado hace que entendamos la relación no como interés, sino como

compasión, es decir como un padecer juntos, un caminar al lado uno del otro, un tener

los bienes iguales. Llegamos al “nosotros” que es lo que se ha perdido en la crisis que

afrontamos

1. ¿Qué nos dice la historia hoy? 2. ¿Cómo entendemos, en nuestra vida cotidiana, este modo de entender la

relación? 3. ¿Lo hacemos más como Contrato o como Alianza?. Analizamos hechos

concretos de nuestra vida

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IV FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

Francisco ni fue un revolucionario, ni un científico social. Sin embargo, vio más allá

del sistema económico y político de su tiempo. La sociedad en la que vivía estaba marcada por

grandes divisiones entre nobles y burgueses (cf. LP 35, 2 C 37), entre los siervos y sus amos, entre

Asís y Perugia, entre el papa y el emperador. Una y otra vez esas divisiones originaban

sublevaciones y guerras.

Ante la realidad de su época, Francisco y los suyos se

sitúan en la orilla de los marginados, en la orilla de las víctimas para

hacerlos visibles socialmente, uniendo al “ellos” que son los poderosos y

al “nadie” que son los pobres. Algunos signos que nos hablan de ello:

Ante el sistema del poder, Francisco no desprecia a los “representantes del

poder”. Pero rompe ese sistema. Francisco, Clara y sus hermanos y hermanas

rechazan los signos que adopta una sociedad para “infundir respeto”: portar

armas, poseer caballos, usar dinero, vivir con lujos y pompa, gozar de tiempo

libre, vestir ropa fina y elegante, vivir en castillos, poseer libros, tener títulos, orar

con palabras escogidas. El movimiento franciscano introduce “nuevos signos” de

relación, que demuestran precisamente lo contrario: él anda a pie, no tiene armas, trabaja,

pide limosna si le es negado el sueldo, se viste con trajes sencillos y campesinos, vive en

cuevas e Iglesias pobres, no quiere saber nada de libros y ciencia que sólo alimentan la

vanidad; en vez de usar grandes títulos, utiliza nombres humildes: hermanos menores,

ministro (siervo), guardián; su lenguaje es sencillo y respira paz (cf. RCl 6,7 s.). Aun más

decisivo es el rechazo de todo ejercicio de poder hacia adentro. Francisco y Clara renuncian a

títulos de precedencia sobre sus hermanos y hermanas: la Orden es una familia de “hermanos

menores” y de “hermanas menores” (cf. 1 R 5,12; 2 C 184; 1 C 38; RCl 4,22; Regla de la Tercera

Orden Regular 7,23; 8,25.27).

Ven el dinero como un modo de control social, que perjudica a los pobres y

engrandece a los grandes. Por ello rechazan portar dinero. Hoy podríamos verlo

de otra manera. Sencillamente no organizar nuestra vida alrededor de acumular

dinero, ganar más, vivir angustiados por no tener cuentas bancarias gruesas,

consumir sin criterio…

La libertad como ob-ligación. La libertad personal implica la libertad de los

otros. Supone que las personas estemos ligadas unas con otras, de tal forma que

nos convertimos en sangre y carne unas de otras. De ahí que sea imposible la

vida plena sin el compartir la esperanza, el amor, el dolor, el consuelo, la fe, la

paz y el bien

Teniendo en cuenta estos tres elementos, podemos decir que el

movimiento franciscano es semilla de una nueva cultura política, y por lo

tanto económica. Una sociedad que pone de relieve:

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V FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

La autoconsciencia común. La importancia del estar juntos. Trabajar

sin temor juntos, partiendo de nuestras propias convicciones, con todos los grupos de buena

voluntad. La espiritualidad franciscana tiene en la mira una sociedad del estar juntos, la

armonía entre los hombres que no permita la destrucción del medio ambiente, del enemigo,

del opresor, ni de la identidad étnica o cultural.

El valor sagrado de la persona. El movimiento franciscano ve en los

hombres hermanos y hermanas. La espiritualidad franciscana rechaza el principio de utilidad

que se ha impuesto con tanta fuerza en nuestra sociedad. El hombre es hombre no sólo si es

útil y utilizable. Aun cuando alguien no sea apto en el mundo del trabajo, es hombre.

El rechazo de la propiedad privada: Francisco y Clara entienden la

“pobreza” no sólo como un desprendimiento interior de las cosas, más bien quieren vivir

“sine proprio”, “sin propiedad” (cf. 1 R 1,1). En esto radica lo más esencial y lo más profundo,

lo que se debe decir y esperar del movimiento franciscano.

La alternativa a la centralidad del dinero: Francisco rechazó el

dinero para sí y para su comunidad. Su experiencia era: el dinero separa y es en última

instancia enemigo de la vida. Hoy estamos llamados a desarrollar a ese respecto una nueva

sensibilidad y apoyar alternativas existentes para el dinero.

La solidaridad con los pobres: En el transcurso de la historia, los

franciscanos no han tenido temor de asumir diferentes alternativas económicas dirigidas

hacia los pobres; Monte de Piedad, Banco de trigo…” Hoy tenemos ONG’s y otros muchos

cauces de solidaridad creativa, en la que quedemos vinculados no sólo como institución,

sino como personas individuales y autónomas

La justicia compasiva y gratuita. En la práctica franciscana de la

Justicia va más allá de la distribución equitativa de bienes. La justicia adquiere una

dimensión de compasión y cuidado solícito, que lleva a dar a cada cual lo que realmente

necesita. La justicia vista desde la alianza y la compasión va más allá de los derechos

estrictamente básicos. Supone una relación ligada, obligada al otro. Relación que nos llama

a cubrir los derechos que no pueden ser exigidos por nadie, pero si dados gratuitamente, de

tal forma que si no se dan no hay vida posible: consuelo, esperanza, amor, ilusión, alegría…

1. ¿Estamos de acuerdo en esa nueva sociedad política y económica? ¿Creyente?.

2. ¿Cómo podemos hacerla aplicable en estos momentos en nuestra sociedad? 3. ¿Qué puedo hacer yo concretamente?

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VI FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

Si nos centramos en nuestra historia encontramos en ella el modo de entender

Francisco a la persona humana y la sociedad de su tiempo, en la que incluye a la Iglesia. Los

hermanos viven en los bosques. Y ahí hay gente fuera de la ley. Es fácil encontrarse con ellos. Y no

sólo eso. Los bandidos consideran a los hermanos “su gente”, y por eso se acercan a pedirles lo que

necesitan. Ni en la sociedad ni en la Iglesia hay diferencia de legislación y de trato para un hereje y

un ladrón. Este tipo de personas acaba en el patíbulo. La praxis eclesiástica de la época es muy

clara y represiva: Si alguno llegare a saber que en el lugar donde viven, alguien lleva un estilo de

vida como el de los herejes o bien que hay quiénes celebran reuniones clandestinas, o quiénes por

su vida y sus costumbres, se apartan de la convivencia común con los fieles, ése tal deberá

denunciar el hecho a su obispo..... Hay una política oficial de la Iglesia, a la cual hay que someterse

so pena de caer uno mismo en la pena impuesta a los malhechores, bandidos, ladrones...

Los hermanos habían ido a vivir entre ladrones y bandidos, habían abandonado el

sistema y a los ojos de la sociedad eran demasiado parecidos a los proscritos. La fraternidad está

dividida. Han pasado ya por experiencias parecidas a la de los bandidos y habían sufrido en carne

propia la desconfianza y el rechazo. Unos tienen miedo de ser confundidos con los bandidos y sufrir

la condena que pesa sobre ellos. Otros piensan que hay que actuar según los parámetros de Jesús,

cueste lo que cueste, y hay que ayudar al necesitado, sea quien sea. Este grupo fundamenta su

postura, teniendo en cuenta otros factores: los bandidos piden limosna con humildad, lo hacen

obligados por gran necesidad, y, como dice la regla, la necesidad no tiene ley... Sostienen, por lo

tanto, que algunas veces hay que socorrerles, exhortándoles a la conversión y a hacer penitencia.

Y ahí empieza el problema. Los hermanos se enfrentan al dilema de cómo tratar a

los bandoleros, asesinos, asaltantes, a los enemigos de la sociedad establecida. ¿Qué hacer frente a

los que viven en la clandestinidad de la cual se sirven para hacer estragos en los bienes y en las

personas de los ciudadanos?. La fraternidad en cierto modo ya ha tomado partido: está situada del

lado de los bandidos. El problema es tan delicado que se recurre al discernimiento y a la autoridad

de Francisco. En la opción se juega el futuro de la fraternidad. Confundidos con bandidos los

hermanos puede ser víctimas fáciles de la sociedad eclesiástica y civil. Cuando el bienaventurado

Francisco llega al eremitorio es solicitado por los hermanos. Tendrá que ser el árbitro de la

fraternidad dividida en sus opciones pastorales, en sus políticas hacia los bandidos. El problema es

tan grave que posiblemente haya sido una de las grandes controversias en el nuevo camino que

intentó Francisco de Asís. Aquí se juega la razón evangélica contra la razón del sistema

contemporáneo, eclesiástico y civil. El resultado de su propuesta pastoral será la confirmación de

parte de Dios.

Francisco propone algo muy concreto y muy audaz. Los hermanos tienen que

conseguir buen pan y buen vino, ir al bosque, tender el mantel en el suelo, colocarle encima el pan

y el vino y servirlo con gran humildad y buen talante. Todos los símbolos apuntan con claridad

meridiana a la eucaristía: pan, vino, servicio de la mesa y posterior palabra. Al bandido, Francisco

manda ofrecer la comunión.

La propuesta de Francisco supone no quedarse en su propia postura, exige salir,

ir donde se encuentran y viven los bandidos. Hay que llevarles el buen pan y el buen vino al

bosque, llamarles y tratarlos como hermanos. El relato del Lobo de Gubbio que leemos en las

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VII FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

Florecillas nos presenta el mismo esquema pastoral. El proyecto supone ir a vivir entre lobos. Los

hermanos se definen como los que salen, los que van, los que conviven con gente de baja

condición y despreciada, con los pobres y débiles, y con los enfermos y leprosos y con los mendigos

de los caminos.

Terminada la comida viene la predicación de la palabra del Señor, y, por amor del

Señor, un primer pedido. No se les pedirá que cambien de vida, sino que prometan no golpear ni

hacer mal a las personas. No se puede pretender todo de una vez: la pastoral franciscana se basa

en la paciencia histórica y consigue sus objetivos mediante la humildad y el amor demostrado con

hechos.

Como pasó en la historia de Gubbio, Francisco promete darles comida, y lo hace a

través del hermano que envía a buscarlos La respuesta no-violenta de Francisco obedece a una

consideración incondicional y respetuosa. Su manera de actuar con los ladrones no tiene nada que

ver con lo que ellos merecen por sus malas acciones. Es un comportamiento basado en la justicia

restaurativa, desde el convencimiento de que la vida sólo es vida si se da la relación, no el

aislamiento.

Una justicia cuyo fundamento es entender la vida como relación. Como decía

SaintExupery “El ser humano es un nudo de relaciones, vuelto en todas direcciones: Hacia arriba:

hacia los sueños; Hacia lo alto: hacia Dios; Hacia dentro de sí: hacia su corazón; Hacia los lados:

hacia sus hermanos y hermanas; Hacia abajo: hacia la tierra-la naturaleza: relaciones que no pueden

ser comerciales, sino cordiales.

El proyecto de Dios, experimentado radicalmente por Francisco no siempre tiene

éxito inmediato. La opción de Francisco, revelada por el Altísimo, está aún hoy lejos de ser la

normalidad de la existencia cristiana. Sigue causando admiración dentro y fuera de sus seguidores,

lo que quiere decir que no es lo habitual. Francisco presenta una política propia, basada en el

realismo que le da conocer directamente las necesidades y en el entender la vida como un nudo de

relaciones.

No es fácil admitir afectiva y efectivamente una opción pastoral, política, que no

excomulgue a los que no son del propio grupo, sea por garantizar la propia supervivencia o sea por

puro sentimiento de pureza de raza, credo o cultura. La opción de Francisco es la del Dios del pan y

del vino ofrecidos a los hombres gratuitamente y sin violencia de ninguna especie, en pie de

igualdad, o, si se quiere, en inferioridad de condiciones.

Este modo de entender la relación, lleva a una pastoral, a un modo de misión, de

anuncio paciente que se traduce en subrayar el momento

de la espera del tiempo oportuno y de la inspiración de Dios;

del primer paso, no del atropellar el andar cansino de la gente;

del servicio ofrecido no buscado;

de la búsqueda no de la seguridad del poseedor de la virtud y de la verdad;

del estar en compañía y saber dónde buscar.

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VIII FESTIVIDAD SAN FRANCISCO Y MADRE FRANCISCA 4 OCTUBRE 2012

Francisco quiere a los suyos ubicados sociológica, económica, política y

eclesialmente junto a los "de fuera". No se identifica ni cultural, ni sociológica, ni económicamente

con los "caza bandidos".

Desde la posición del bandido, Francisco nos dice que tampoco los que marginan

y excluyen desde su status de poder, están proscritos. Para todos, desde el lado de los proscritos,

para todos sin excepción está tendido el mantel, con el buen pan y el buen vino, y con las buenas

palabras de Dios.

Francisco es un hombre reconciliado y reconciliador. Imagina y crea en su corazón

una ciudad cósmica, universal, planetaria, en la que todos tienen un puesto. Algo que nos recuerda

el sueño de Isaías, en el que el lobo pastará con el cordero y de las armas se harán aperos de

labranza.

Toda criatura es ciudadana de esta ciudad que Francisco imagina: hombres,

mujeres de todas las clases sociales, animales, plantas, astros, aguas… leprosos, sanos, bandidos,

hombres de ley, jóvenes, niños, ancianos, muerte y vida como un equilibrio necesario, sin el cual es

imposible la vida. Por eso a todos llama hermanos. Nadie y nada queda excluido de esta ciudad,

en la que Dios muestra su proyecto de hermandad y amor, por encima de cualquier otra

circunstancia adversa. Todos gozan de esa convivencia anclada en Dios que les permite vivir, ser

respetados, dignificados, amados

¿No es esa la economía sostenible de la que tanto hablamos hoy?. Superando la

distancia del tiempo, podemos releer este episodio en clave evangélica, comparándolo con la

parábola de Lázaro y el rico. Una parábola en la que el pobre es el gran protagonista y en donde la

realidad del nombre, símbolo de identidad sólo se le da a él. Es interesante ver qué descubrimos en

el significado del nombre de Lázaro (Dios ayuda); en el cuestionamiento acerca de las migajas; la

terrible realidad de los perros callejeros; y el simbolismo de los seis hermanos que sólo pueden

alcanzar la plenitud humana con el 7º, representado por Lázaro. Jesús es tajante. Ningún milagro

puede salvar a quien es incapaz de ver el sufrimiento ajeno e involucrarse. Quien no abre su puerta

a la convivencia con el otro, con el que está más allá de su “propia frontera”, de su propia

supervivencia… no podrá superar el abismo entre la vida verdadera y la muerte. La culpa del rico no

está en ser rico, sino en no abrir la puerta y sentar a la mesa al pobre, dejando que Lázaro (la ayuda

de Dios) entre en su casa y la convierta en fraternidad. La culpa está en la autosuficiencia de quien

piensa que no necesita a nadie

1. ¿Qué experiencias de tu propia vida, comunidad y cultura son ejemplos de los

desafíos y posibilidades de una forma de vida así, en relación paciente, en

economía sostenible para todos?

2. ¿Qué hacemos para pensar en otro modo de vivir dignamente todos? ¿Qué

quiere decirnos hoy Madre Francisca cuando nos invita a no hacer esperar a

quién llama a nuestra puerta?