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Ni española, ni parda ni mestiza: India. Categorías sociales en el Buenos Aires tardocolonial Jacqueline Sarmiento ISBN: 978-607-7698-79-1 96 Ni española, ni parda ni mestiza: India. Categorías sociales en el Buenos Aires tardocolonial. Jacqueline Sarmiento Universidad Nacional de La Plata, Argentina [email protected] Resumen La ciudad de Buenos Aires fue fundada en los confines del Imperio Español con el propósito explicito de defender la frontera del avance portugués. La situación marginal de la ciudad hizo que se desarrollaran en ella formas sociales más flexibles, que se manifestaron también en lo tocante al sistema de categorías sociales. Desde mediados del siglo XVIII la ciudad tiene grandes cambios económicos y demográficos y se constituye en un centro económico y político de importancia en la región. En consonancia con esto es que en 1776 se forma el Virreinato del Rio de la Plata, con Buenos Aires como capital. En este periodo la ciudad recibió una gran afluencia de migrantes, tanto ultramarinos como del interior del virreinato. Centramos nuestra atención en el grupo de las indias, puesto que si bien toda la región rioplatense (tanto la ciudad como la campaña) atrajeron población, ellas se establecieron preferencialmente en la ciudad, formando parte de hogares interétnicos como agregadas o conchabadas. Este trabajo surge del planteamiento de la necesidad de estudiar el funcionamiento particular de las categorías socioétnicas en el Rio de la Plata. De esta manera nos preguntamos ¿cómo están funcionando las categorías (indio, mestizo, blanco, pardo) en esta sociedad? ¿Qué implica la categoría en cuanto a las prácticas y representaciones de los sujetos? Dado que los niveles de mezcla entre personas con distintas características biológicas eran altos, no se puede pensar sólo en rasgos físicos para ubicar a una persona en una u otra categoría. Una forma de ver el funcionamiento de las categorías es a través del estudio de la cultura material. La cultura material es un componente fundamental para entender

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Ni española, ni parda ni mestiza: India. Categorías sociales en el Buenos Aires tardocolonial Jacqueline Sarmiento

ISBN: 978-607-7698-79-1 96

Ni española, ni parda ni mestiza: India. Categorías sociales en el Buenos Aires tardocolonial.

Jacqueline Sarmiento

Universidad Nacional de La Plata, Argentina [email protected]

Resumen

La ciudad de Buenos Aires fue fundada en los confines del Imperio Español

con el propósito explicito de defender la frontera del avance portugués. La

situación marginal de la ciudad hizo que se desarrollaran en ella formas sociales

más flexibles, que se manifestaron también en lo tocante al sistema de categorías

sociales.

Desde mediados del siglo XVIII la ciudad tiene grandes cambios económicos

y demográficos y se constituye en un centro económico y político de importancia

en la región. En consonancia con esto es que en 1776 se forma el Virreinato del

Rio de la Plata, con Buenos Aires como capital. En este periodo la ciudad recibió

una gran afluencia de migrantes, tanto ultramarinos como del interior del virreinato.

Centramos nuestra atención en el grupo de las indias, puesto que si bien toda la

región rioplatense (tanto la ciudad como la campaña) atrajeron población, ellas se

establecieron preferencialmente en la ciudad, formando parte de hogares

interétnicos como agregadas o conchabadas.

Este trabajo surge del planteamiento de la necesidad de estudiar el

funcionamiento particular de las categorías socioétnicas en el Rio de la Plata. De

esta manera nos preguntamos ¿cómo están funcionando las categorías (indio,

mestizo, blanco, pardo) en esta sociedad? ¿Qué implica la categoría en cuanto a

las prácticas y representaciones de los sujetos? Dado que los niveles de mezcla

entre personas con distintas características biológicas eran altos, no se puede

pensar sólo en rasgos físicos para ubicar a una persona en una u otra categoría.

Una forma de ver el funcionamiento de las categorías es a través del estudio de la

cultura material. La cultura material es un componente fundamental para entender

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la inclusión de una persona en una categoría social, y es utilizada activamente por

los sujetos como una estrategia para acceder a ciertas prerrogativas.

Este trabajo se circunscribe al grupo de las indias presentes en la ciudad de

Buenos Aires desde mediados del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XIX al cual

nos aproximaremos desde los datos referidos a la cultura material. Se utilizarán

datos procedentes de los empadronamientos de la ciudad (1744 y 1778), fuentes

judiciales (Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires).

Introducción

La ciudad de Buenos Aires fue fundada en los confines del Imperio Español con el

propósito explicito de defender la frontera del avance portugués. La situación

marginal de la ciudad hizo que se desarrollaran en ella formas sociales más

flexibles. Esta flexibilidad se hizo manifiesta también en lo tocante al sistema de

categorías sociales. La gran diversidad existente en las regiones centrales (Nueva

España y Perú) se reduce en Buenos Aires a unas pocas categorías, que además,

se muestran como categorías móviles y es frecuente el tránsito entre ellas. Este

trabajo surge del planteamiento de la necesidad de estudiar el funcionamiento

particular de las categorías socioétnicas en el Rio de la Plata. De esta manera nos

preguntamos ¿cómo están funcionando las categorías (indio, mestizo, blanco,

pardo) en esta sociedad? ¿Qué implica la categoría en cuanto a las prácticas y

representaciones de los sujetos? Dado que los niveles de mezcla entre personas

con distintas características biológicas eran altos, no se puede pensar sólo en

rasgos físicos para ubicar a una persona en una u otra categoría. Una forma de

aproximarnos al funcionamiento de las categorías sociales es a través del estudio

de la cultura material. La cultura material es un componente fundamental para

entender la inclusión de una persona en una categoría, y es utilizada activamente

por los sujetos como estrategia para acceder a ciertas prerrogativas.

Este trabajo se circunscribe al grupo de las indias presentes en la ciudad de

Buenos Aires desde mediados del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XIX, al

cual nos aproximaremos desde los datos referidos a la cultura material. Se

utilizarán datos procedentes de los empadronamientos para la ciudad de Buenos

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Aires de 1744 y 11781 y fuentes judiciales provenientes de las secciones Juzgado

del Crimen y Real Audiencia (Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires2).

El problema de las categorías sociales

Pensamos en las categorías socioétnicas cuando se hacen visibles en los

documentos. Éste es el caso de los padrones, que apuntan a ordenar a la gente,

en una sociedad estamental donde el criterio de ordenamiento es una

combinación que atraviesa la etnia, el género y la posición económica, entre otras

cosas. Las categorías se hacen presentes también en los juicios, y esto es

importante porque el ordenamiento jurídico establecía diferencias para cada uno

de los grupos sociales: españoles (criollos o peninsulares), negros, indios. En

otras circunstancias (y también otras fuentes) la categoría no se explicita, ahora

bien ¿podemos pensar que cuando la categoría no quedaba registrada en las

fuentes esta no se manifestaba? Partimos de la premisa de que el uso de las

categorías tiene que ver con la construcción de identidades al interior de la

sociedad porteña. Las categorías sociales se presentan entonces como límites

discretos entre la gente, aunque las interacciones sean fluidas, y teniendo en

cuenta también el tránsito de las personas por diferentes categorías a lo largo de

su vida3. Pensar de esta manera las categorías sociales cambia la forma de ver a

Buenos Aires, puesto que la ciudad “mestiza” se nos presenta ahora como un

mosaico complejo y dinámico, pero para nada homogéneo. Podemos pensar de

esta manera en grupos étnicos, entendiendo a estos como categorías de

adscripción e identificación utilizadas por los actores mismos y que tienen la

característica de organizar las interacciones entre los individuos4. Las categorías

1 Facultad de Filosofía y Letras. Documentos para la Historia Argentina, tomos X y XI, Buenos

Aires, 1913. 2 En adelante AHPBA.

3 Barth, Frederik comp, Los grupos étnicos y sus fronteras, Fondo de Cultura Económica, México,

1976. p. 10. 4 Barth, Frederik comp, Los grupos étnicos y sus fronteras, Fondo de Cultura Económica, México,

1976. p. 11.

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sociales marcan el límite étnico, que define al grupo y no al contenido cultural que

encierra, y que organiza la vida social5.

En el Rio de la Plata las categorías más frecuentemente utilizadas fueron las

de español, negro, mulato, pardo, indio y mestizo. En el padrón de 1744 hay una

categoría más que se presenta como omisión de datos, ésta es interpretada

tradicionalmente como “español” o “blanco”. En este caso tomamos la

interpretación de esta categoría como “español”, puesto que la asignación de

“blanco” es impropia para este momento histórico en el cual el pensamiento racial

no está tan desarrollado; interesan mucho más, en cambio, los datos relacionados

con el lugar de origen de las personas ajenas al Virreinato (genoveses, irlandeses,

franceses, ingleses, portugueses, etc.). Esta mención especial que expresa el

lugar de origen, si bien hay excepciones, corresponde al mismo nivel de inclusión

que las categorías de de español, indio, mestizo, etc., por lo tanto, mantenemos la

consideración de los foráneos como otra entidad étnica.

Categorías sociales y cultura material

Toda identidad construida requiere de marcadores identitarios, y ese es el

contenido cultural que interesa para definir los grupos. Estos pueden ser

comportamientos, un espacio territorial, lenguaje, vestimentas, etc. Todo lo que

incluye la cultura material se pone en juego en las relaciones humanas, y por lo

tanto también en los procesos de construcción de identidades colectivas.

Tomando una definición de Arnold Bauer, decimos cultura material significa

las formas en que hombres, mujeres y niños producen las cosas que ingieren o

con que se cubren, las moradas que habitan, las herramientas que emplean, junto

con la forma en que usan y consumen esos bienes6. Es fundamental entender que

la cultura material se relaciona con la economía, ya que los bienes tienen un

precio, ya sea que este se exprese de una u otra manera. Por otro lado, los bienes

encierran la dualidad de ser al mismo tiempo necesarios e identificantes. Tiene un

5 Barth, Frederik comp, Los grupos étnicos y sus fronteras, Fondo de Cultura Económica, México,

1976. p. 17. 6 Bauer, Arnold, “La cultura material”. En: Carmagnani, Marcelo; Hernández Chavez, Alicia y

Romano, Ruggiero. Para una historia de América. I Las estructuras. El Colegio de México, México.

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significado social y la gente la utiliza para marcar afinidad o diferencia con otros

grupos. La cultura material tiene asimismo un aspecto que supera la necesidad: el

lujo. El acceso diferencial a los bienes de prestigio nos permite acercarnos a la

complejidad de una sociedad estamental, pero no clasista.

Los estudios sobre cultura material presentan dos vertientes. Una de ellas es

la proveniente de la historia, en la que estos estudios se han desarrollado desde la

perspectiva de la vida cotidiana. Si bien la historia de la vida cotidiana se vincula

con la renovación historiográfica que condujo a la historia de la vida privada y a

enfoques que privilegiaron escalas de análisis reducidas, hay una atención

especial a la cultura material. Pese a ello es frecuente que estos estudios tomen la

cultura material sólo desde la idea de necesidad7. Desde la antropología el estudio

de la cultura material ha sido una preocupación constante, desarrollándose

diversos modelos teóricos en cada una de sus orientaciones. La arqueología es la

que más desarrollos teóricos ha tenido al respecto puesto que los arqueólogos

realizan toda deducción o inferencia a través de la cultura material. Partiendo de

la premisa de que toda la cultura material está constituida de manera significativa,

la tarea de los arqueólogos llega a ser cómo interpretar los aspectos irreductibles

de la cultura (la significación) para llegar a la sociedad a través de la evidencia

material. La arqueología postprocesual se ha desarrollado en este sentido

planteando que son los contextos los que ofrecen la clave de los significados, por

lo que el arqueólogo buscará comprender contextos culturales en sí mismos,

considerándolos como un conjunto de disposiciones y prácticas culturales8. El

papel del individuo como un sujeto activo es crucial, puesto que es quien da

sentido a la cultura material, la cultura material crea la sociedad por medio de las

acciones de los individuos9. En este caso acción se refiere a la capacidad de los

sujetos para utilizar la cultura material como un recurso que permite crear y

transformar relaciones de poder dominación.

7 “la historia de los distintos modos en que se han satisfecho estas necesidades fundamentales” –

comida, cobijo y abrigo corporal- Pounds, Norman. La vida cotidiana. Historia de la cultura material. Crítica, España, 1999, p. 13. 8 Hodder, Ian. Interpretación en Arqueología. Corrientes actuales. Crítica, Barcelona, 1988. pp. 18-

20. 9 Hodder, Ian. Interpretación en Arqueología. Corrientes actuales. Crítica, Barcelona, 1988. p. 20.

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En las sociedades americanas del siglo XVIII la pertenencia a un estamento

tenía que ver con la etnia, el género10, y la posición económica. Las definiciones

en uso son agrupadas comúnmente bajo los términos de “naturaleza” o “calidad”.

Se trata de las categorías en uso, apartándonos de consideraciones esencialistas,

más aún cuando estamos trabajando en una sociedad mestiza. Ser español,

criollo, pardo, mulato, indio, chino, se definía en parte por las características

fisionómicas, y en parte por la cultura material a través de la cual el sujeto se

presentaba a la sociedad, la cual resumía aspectos como la situación económica y

la posición social del sujeto11.

En este trabajo intentaremos una aproximación a las categorías sociales a

través de la cultura material, buscando armar los contextos que permitan

interpretar las relaciones interétnicas presentes en la sociedad, particularmente en

el caso de las indias. Es una propuesta inicial que apunta a generar una

perspectiva útil para profundizar el estudio de estas relaciones hacia el interior de

la sociedad porteña tardocolonial, representa por lo tanto, un punto de partida de

un trabajo en el cual queda camino por recorrer.

El espacio urbano

Buenos Aires a mediados del siglo XVIII es una ciudad con un notable crecimiento

demográfico y económico. Es muy importante en este periodo la afluencia de

extranjeros, los migrantes de ultramar, como así también la llegada de migrantes

desde otras regiones del virreinato. La ciudad cambia también su forma entre

mediados del siglo XVIII y comienzos del XIX, comienza extendiéndose en su

margen oriental (a excepción de las áreas contiguas al rio o los bajos de la

barranca por ser zonas inundables), y continúa en los años sucesivos

manifestando un rápido aumento en la densidad de población en las manzanas ya

10

Tomo la definición aportada por Joan Scott en “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En: Lamas Marta comp. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México, 1996 pp. 265-302. El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder. p. 23. 11

Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y orden colonial, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, México, 1998. p. 24.

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ocupadas y un incremento lento de la ciudad hacia el sur, oeste y norte. El área

más densamente poblada estaba definida por un triángulo con base en el margen

oriental de la ciudad y con su vértice ubicado seis manzanas al oeste de la plaza

principal12.

Si bien había claras diferencias entre el centro de la ciudad y su periferia en

cuanto al tipo de vivienda en uno y otro lugar, la gente no se distribuyó en forma

segregada, diferenciando barrios de acuerdo con la procedencia de cada quien.

Emir Reitano en su estudio sobre los portugueses para el Buenos Aires

tardocolonial observa que estos se establecieron tanto en los cuarteles centrales

como en los periféricos aprovechando diversos tipos de viviendas, desde

pequeños cuartos de alquiler hasta los ranchos de adobe y techo de paja,

comunes en la periferia de la ciudad13. En el caso de los indios pasa algo similar,

no están restringidos a un sector de la ciudad, pero se observan diferencias en su

distribución.

La migración de las mujeres indias no siguió las mismas pautas que la de los

hombres. Según los datos de los empadronamientos de 1744 y 1778 es notable la

diferencia de proporciones entre hombres y mujeres que hay entre la campaña y

Buenos Aires, la cual evidencia que las mujeres se establecían preferencialmente

en la ciudad. Un dato importante es que en la ciudad es común encontrar mujeres

solas, en tanto en la campaña las mujeres indias están casi siempre casadas.

Se observa una distribución diferencial de los indios dentro de la ciudad.

Siguiendo los datos del padrón de 1778 Susana Aguirre observa que, si bien la

mayor cantidad de indios se encontraba viviendo en los suburbios, las mujeres se

establecían preferencialmente en el área céntrica14. A los indios se los encuentra

mayormente trabajando como peones en los hornos de ladrillos. En los cuarteles

del centro de la ciudad es mayor el porcentaje de mujeres y también el de niños

12

Johnson, Lyman y Socolow, Susan. “Población y espacio en el Buenos Aires del siglo XVIII”. En: Desarrollo Económico Nº 79, vol. XX, Buenos Aires, 1980. p. 342. 13

Reitano, Emir, La inmigración antes de la inmigración. Los portugueses de Buenos Aires en vísperas de la Revolución de Mayo. 14

Aguirre, Susana; (2005); Cruzando fronteras. Relaciones interétnicas y mestizaje social en la campaña y ciudad de Buenos Aires en el periodo colonial; La Plata; Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”.

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pequeños. La mayor representación de mujeres en los cuarteles centrales es un

punto de partida muy interesante ya que nos lleva a preguntarnos sobre sus

formas de subsistencia, participación laboral y su integración a un ámbito urbano

que tenía como base de su funcionamiento los espacios multiétnicos.

En una amplia mayoría de casos las indias están incorporadas a casas de

otros, bajo la forma de agregadas, arrimadas, conchabadas, en compañía, o en

servicio. Ellas alcanzan a un 57,3% en 1744 y 66,1% en 1778.

Según nuestros datos no podemos pensar a los agregados desde un vínculo

exclusivamente laboral ni parental. Lo que planteamos es la consideración de la

formación de grupos domésticos complejos que integran tanto parientes (los

consanguíneos y afines) como no parientes. Dentro de estos grupos domésticos

entendemos que se dieron diversas interacciones, y para pensarlas hay que poner

el foco en la convivencia doméstica. Debemos pensar en la relación entre familia y

grupos domésticos y en las interacciones que se generan cuando en el grupo

doméstico se integran personas ajenas a la familia o incluso otras familias.

La vivienda

En los cuarteles centrales de Buenos Aires las viviendas fueron casas “de alto”,

con calles empedradas y obras de alumbrado público. Las casas podían incluir

uno o varios cuartos de alquiler. Solían tener una estructura de crecimiento por

adición que agregaba cuartos. Esto es lo que Daniel Schavelzon nombra como

unidad básica de vivienda. Tenía una variante que integraba a la unidad

arquitectónica un local para negocio en la esquina (la unidad básica ampliada)15.

Gran parte de las familias vivía en pequeñas casas que alquilaba y en

condiciones de hacinamiento. Hay casos de indias viudas como jefas de familia

con sus hijos y casos también de mujeres viviendo solas. La primera situación es

común para esta época en mujeres de todos los grupos sociales. El casamiento se

realizaba frecuentemente habiendo una amplia diferencia de edad entre el hombre

15

Schavelzon, Daniel. “La casa colonial porteña: notas preliminares sobre tipología y uso de la vivienda”. Publicado originalmente en: Medio ambiente y urbanización, número 46, pp. 68-83, Buenos Aires, 1994. http://www.danielschavelzon.com.ar/?p=33

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y la mujer y la viudez era moneda corriente. La segunda situación, una mujer

viviendo sola, es mucho más inusual. En el empadronamientos de 1744 no se

presentan casos de indias viviendo solas, sí aparece en el de 1778 casos

aislados, como el de María Carabajal de 38 años, casada, viviendo sola, y el de

Bartholina Rodriguez, de 26 años y soltera. Hay también indias como jefas de

familia, viudas o solteras, y casos de indias a cargo de la casa con agregados,

como el de Mónica Carrancio de 30 años, soltera, con dos agregados mestizos;

Petrona Suárez, de 60 años con una india agregada, y María San Martín, viuda de

106 años, que tiene agregada a Petrona Irrasabal, también viuda y de 100 años.

El caso de la india Teodora, asesinada en su propia casa, es uno de estos

casos poco representados en el padrón de indias viviendo solas. Esto sucedió en

1781, en el cuarto que alquilaba Teodora, minado de ratas y prácticamente sin

muebles16.

Los casos de hacinamiento se ven también con los cuartos de alquiler, como

ejemplo de esto podemos citar la situación que vivían Rita Corvera con su marido

quienes alquilaban un “cuarto zapatería” junto con otra pareja17. En este ambiente

reducido y de poca intimidad es que luego de una discusión Rita Corvera casi

mata a su marido.

Lo reducido de las viviendas (hasta llegar al cuarto) hace pensar en que la

vida cotidiana se desarrolla en gran medida fuera de estas, en los patios o fondos,

y los cuartos quedaban principalmente para dormir.

Los padrones para la ciudad de Buenos Aires de 1744 y 1778 utilizan

básicamente tres categorías de vivienda: casa, cuarto y rancho. Las indias viven

mayormente como agregadas en casas (34% en 1744 y en 1778), aunque también

es frecuente el alquiler de cuartos o ranchos.

Esto en combinación con la ubicación más bien céntrica de las mujeres nos

lleva a pensar en una estrategia que no es ni exclusivamente étnica, ni

exclusivamente de género. Las indias utilizaron la estrategia de asentarse en las

16

AHPBA, Real Audiencia, Teodora, Autos criminales para la averiguación de la muerte de esa india, 5-5-69-2, 1791. 17

AHPBA, Juzgado del Crimen, Autos criminales contra Rita Corvera por las heridas inferidas a su marido, Valentín Arroyo. 34-1-11, 1781.

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áreas centrales de la ciudad incorporándose como agregadas o conchabadas a

hogares que alcanzaron una complejidad importante, entre los cuales

predominaron las familias extensas. Trabajando en ellos en el servicio doméstico,

en muchas ocasiones en condiciones de explotación o total indefensión.

Los bienes y la vestimenta

Los estudios de bienes y patrimonio suelen realizarse aprovechando la

información brindada por testamentos y sucesiones. En el caso de las indias esto

es muy dificultoso, ya que son escasos los testamentos de indias que podemos

encontrar aquí. Pese a ello hay referencias ocasionales en otras fuentes (como los

expedientes judiciales) y es interesante reparar en esos datos dispersos.

En los dos empadronamientos consultados para este trabajo se registran

indias propietarias de inmuebles. En el primero sólo sabemos de Magdalena,

propietaria de un rancho que alquila. Hacia 1778 los casos son más, y esto es

comprensible puesto que los años que median entre uno y otro censo

corresponden a un periodo de intenso crecimiento demográfico para la región.

Para esta fecha tenemos 14 casos de mujeres indias propietarias del inmueble

que habitan, sólo una de ellas vive sola, 7 son viudas (6 con sus hijos), Brigida

Guevara es soltera con 4 hijos, y las demás son casadas y vivían con su marido,

hijos y agregados en muchos casos, pero son nombradas como las dueñas del

lugar. Susana Aguirre comenta dos casos de indias propietarias de inmuebles, uno

por un testamento que Juana María Gutiérrez, india, deja a favor de su hija el que

le cede un sitio en el barrio de San Juan de 17 y media varas de frente por treinta

y cinco de fondo edificado a dos aguas; el segundo es un caso ocurrido en 1780

en que la india recibe los bienes de su ama18.

Las referencias a los bienes muebles son más escasas. Ellos aparecen

enunciados por ejemplo en los reclamos de hijos y bienes que hicieron algunas

indias, o en otros casos judiciales. En el caso de Juana Ledesma estos incluían:

18

Aguirre, Susana. Cruzando fronteras. Relaciones interétnicas y mestizaje social en la campaña y ciudad de Buenos Aires en el periodo colonial. Colección dirigida por Claudio Panella –1ª. Ed.- La Plata: Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, 2005. p. 73.

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Razón de los bienes de la india Juana Ledesma:

Cinco bueyes mansos

Doce lecheras con sus crías

Dieciséis caballos

Una tropilla de yeguas

Veinte cerdos capones

Las chanchas no se sabe el número

El rancho con cocina

Un detalle de bienes materiales se encuentra también en los Autos seguidos

contra los tapes Andrés Alabe y su esposa María Polonia Vera por haber robado a

Saturnino Planes:

Razón de muebles y bienes que se han hallado en el cuarto donde

habitaban Andrés Alabe y su mujer quienes fueron presos y enviados a

la cárcel pública:

Una daga de cuarto y media a lo largo

Dos hijares de hueso de caballo

Una chaqueta y un calzoncillo viejo

Un cojinillo negro viejo

Un freno, una vincha, un estribo, un palo, un maniador, todo viejo

Una bata, una botija

Un par de zapatos usados y un sombrero viejo

Una botella, un camiso que seria de cama

Una vasilla de barro

Una taza de loza y dos ccucharas

También:

Un hacha y una pala, una cafetera y una olla, un plato grande y cuatro

chicos todos de loza, cinco cucharas de metal y dos cuchillos, cinco

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tenedores de lo mismo y una almohada todo lo cual dicho alcalde

entregó al hombre que dijo que eran suyos, pero la declarante ignoraba

si eran robados porque su marido andaba todo el día en la calle.

Si bien es una información fragmentaria que no nos permite por el momento

formular conclusiones representa un acercamiento a la vida material hacia el

interior del hogar. Será necesario incrementar el bagaje documental para poder

arribar a una interpretación válida de estas situaciones.

En cuanto a la vestimenta se puede observar que, siendo los objetos que se

usan directamente sobre el cuerpo constituye la forma más inmediata de

presentación ante los demás. Cubre una necesidad, pero también significa; nos

vestimos con los significados. Hacia el siglo XVIII la ropa constituía en la ciudad de

Buenos Aires un bien preciado. La gente de los sectores pobres no solía contar

más que con una muda de ropa, que usaba continuamente hasta que se gastaba.

Una persona común podría haber poseído un par de zapatos usados, un

sombrero, un poncho, un par de medias de lana, un gorro de tela, un par de calzas

y un chaleco19. Era común que estas personas compraran los lienzos y

confeccionaran ellos mismos su ropa. Entre la gente acomodada la ropa era de

mayor calidad y confeccionada por sastres.

Según un viajero que llegó al Río de la Plata hacia 1763, las mujeres vestían

con un corset sin ajuste y una falda, de género más menos rico y bordado con un

galón de plata, oro o seda. Para el peinado sólo unas cintas atando el cabello que

caía por las espaldas, el cual era motivo de orgullo para las mujeres. Y para

cubrirse la cabeza al salir a la calle utilizaban la mantilla, rebozo o iquella, que

menciona que era de género fino, blanco y de lana y adornado con plata, oro o

seda. Con ella se cubrían la cabeza y el rostro casi por completo20. Por supuesto

que la vestimenta descripta era usada sólo por las personas más prestigiosas. Si

consideramos a las indias llegadas a Buenos Aires podemos pensar que ellas

tendieron a adoptar modos de vida y costumbres rioplatenses, sobre todo cuando

19

Reitano, Emir. La inmigración antes de la inmigración. Los portugueses de Buenos Aires en vísperas de la Revolución de Mayo. Eudem, Mar del Plata, 2010. p. 196. 20

Fragmentos de Antonio José Pernety citados en Busaniche, José Luis. Estampas del pasado. Lecturas de historia argentina, tomo I, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986. pp. 200-201.

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eran traídas de pequeñas y se integraban como criadas a una casa. Sin embargo

la información sobre vestimenta es escasa y no hay registros visuales que

permitan otra estrategia de aproximación. El caso de la india Teodora, ya citado,

ilustra una situación de integración a la vida urbana en un contexto de pobreza:

ante la pregunta de su pretendiente acerca de cuántas polleras tenías, responde

que sólo tenía una.

Consideraciones finales

Este es un trabajo inicial que apunta a reunir la evidencia que permita una

aproximación a las indias desde la cultura material. Queda mucho por hacer aún

pero intentamos presentar un planteo que apunte a superar una descripción del

tipo de una etnografía clásica en la que se detallan ítem por ítem todos los

aspectos de la vida un pueblo. De esta manera el estudio de la cultura material

cobra sentido por su vinculación con las relaciones interétnicas.

Es común escuchar hablar de los sectores bajos de Buenos Aires como de

una población mestiza sin diferencias hacia su interior y cuando aparecen

categorías para referirse a ellos se suele decir que estas categorías son arbitrarias

y puestas por el censista de turno. En este trabajo cuestionamos esta idea de

arbitrariedad inclinándonos por entender estas categorías como construcciones

identitarias, construcciones que se habrían manifestado en múltiples niveles,

incluyendo la cultura material.

No se trata sólo de ser mujer, no se trata sólo de ser pobre. La cultura

material, en su conjunto, nos ayuda a definir qué era ser india en Buenos Aires

hacia las postrimerías del periodo colonial.

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Bibliografía

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