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LAS MUJERES IMAGINADAS DE AURELIO ARTETA Imágenes femeninas e ideologías políticas (1898-1937) Miren Llona y Nerea Aresti Universidad del País Vasco UPV/EHU Esta comunicación plantea el recorrido por una galería de imáge- nes femeninas a través de la obra pictórica de Aurelio Arteta. El pintor bil- baíno Aurelio Arteta ( 1879-1940) es una figura central del arte vasco del primer tercio del siglo XX. Arteta, junto con Arrúe, Alcalá Galiano, Barroeta, Echevarría, Maeztu, Zuloaga y los hermanos Zubiaurre, forma parte de una generación de pintores entregados a estilos diversos, que compartieron sin embargo un mismo contexto social de cambio y moder- nización. De hecho, los años en torno al desastre del 98 fueron en el País Vasco momentos de profundas transformaciones, de rápida industrializa- ción y de nacimiento de nuevos movimientos políticos e ideológicos, entre los que el nacionalismo y el socialismo destacaron por su vitalidad. Estos cambios marcarían el rumbo de la sociedad vasca en las décadas siguientes, y tendrían también una impronta decisiva en la evolución de la producción plástica. Aurelio Arteta ha pasado a la historia del arte como el artífice de una iconografía vasca que supo conectar en su momento con la deman- da de la pujante burguesía autóctona, y que perduraría además en el tiempo a través del nacionalismo. Arteta creó unos tipos morales y étni- cos de gran eficacia ideológica, unas mujeres y unos hombres idealiza- dos que aspiraban a representar el pasado y el presente del pueblo vasco. El papel que Arteta jugó en la configuración de una identidad vasca y de un imaginario nacionalista justificaría en sí mismo la elección de su obra como objeto de esta comunicación. Sin embargo, los motivos de nuestra elección son otros. 319

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LAS MUJERES IMAGINADAS DE AURELIO ARTETAImágenes femeninas e ideologías políticas (1898-1937)

Miren Llona y Nerea ArestiUniversidad del País Vasco UPV/EHU

Esta comunicación plantea el recorrido por una galería de imáge-nes femeninas a través de la obra pictórica de Aurelio Arteta. El pintor bil-baíno Aurelio Arteta ( 1879-1940) es una figura central del arte vasco delprimer tercio del siglo XX. Arteta, junto con Arrúe, Alcalá Galiano,Barroeta, Echevarría, Maeztu, Zuloaga y los hermanos Zubiaurre, formaparte de una generación de pintores entregados a estilos diversos, quecompartieron sin embargo un mismo contexto social de cambio y moder-nización. De hecho, los años en torno al desastre del 98 fueron en el PaísVasco momentos de profundas transformaciones, de rápida industrializa-ción y de nacimiento de nuevos movimientos políticos e ideológicos,entre los que el nacionalismo y el socialismo destacaron por su vitalidad.Estos cambios marcarían el rumbo de la sociedad vasca en las décadassiguientes, y tendrían también una impronta decisiva en la evolución de laproducción plástica.

Aurelio Arteta ha pasado a la historia del arte como el artífice deuna iconografía vasca que supo conectar en su momento con la deman-da de la pujante burguesía autóctona, y que perduraría además en eltiempo a través del nacionalismo. Arteta creó unos tipos morales y étni-cos de gran eficacia ideológica, unas mujeres y unos hombres idealiza-dos que aspiraban a representar el pasado y el presente del pueblo vasco.El papel que Arteta jugó en la configuración de una identidad vasca y deun imaginario nacionalista justificaría en sí mismo la elección de su obracomo objeto de esta comunicación. Sin embargo, los motivos de nuestraelección son otros.

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Representación. Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

La biografía del pintor, la evolución de su obra y de sus plantea-mientos artísticos a lo largo del tiempo hacen de Arteta un creador de múlti-ples significados. No es posible reducir su producción pictórica a la creaciónde esos iconos a los que veníamos haciendo referencia. Arteta fue naciona-lista, republicano, liberal de izquierdas y también socialista. En una sociedaden la que el nacionalismo nacía enfrentado a la ideolo gía socialista y vice-versa. Arteta fue todas esas cosas a la vez, pero nin guna de ellas en estadopuro. Por eso, su obra nos permite acercarnos a universos ideoló gicos dis-tintos, que contienen asimismo diferentes percepciones de la feminidad y delas mujeres en aquellas primeras décadas del siglo pasado.

Las mujeres del pueblo.

Aurelio Arteta nació en Bilbao, en 1879, en el seno de una familiahumilde. Era hijo de un ferroviario que llegó de Huesca para trabajar en lacapital vizcaína y de una mujer de origen vasco. Su procedencia familiar, niinmigrante ni vasca del todo, le situaba ya en ese terreno cruzado en el quese desenvolvería buena parte de su vida. Cuando Arteta tenía catorce años lafamilia se trasladó a Valladolid, donde el pintor permanecería hasta 1898,año en el que decidió comenzar sus estudios en la Escuela Superior de BellasArtes de Madrid. Su etapa madrileña estuvo marcada por la estrechez eco-nómica, que fue aliviada cuando la Diputación de Vizcaya le concedió unabeca de estudios en el extranjero, ocasión que él aprovechó para conocerParís. Corrían los años de principio de siglo.

Fruto tal vez de una combinación del ambiente familiar y de sus pro-pias experiencias vitales, Arteta resultó ser un hombre de gran sensibilidadsocial. Su humanismo laico y su progresismo de signo socialista fueron cons-tantes a lo largo de prácticamente toda su vida. Si bien algunos autores hanafirmado la pertenencia del pintor a la UGT y al Partido Socialista', otrasvoces apuntan a que nunca lle gó a militar en estas organizaciones'. En cual-quier caso lo más significativo resulta, en nuestra opinión, la firmeza de sucompromiso con los menos favorecidos. Sus primeras obras son una expre-sión elocuente de este compromiso, y ellas nos permiten aproximarnos a untipo de percepción concreta de la feminidad y de las mujeres, en aquel entor-no social de cambio de siglo.

Nerea Aresti y

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len Visual de las Mujeres Nerea Aresti y Miren Llona: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

El conjunto de la obra de Arteta evolucionó desde un realismo untanto academicista, que en ocasiones derivó hacia el naturalismo, hasta unasuerte de simbolismo y post-impresionismo. A pesar de estos cambios deestilo, Arteta deseó siempre que su obra tuviera una finalidad social, que sutrabajo artístico fuera un instrumento útil para comunicar ideas o emocionese incidir así sobre el conjunto social. Esta vocación fue expresada por élmismo en alguna ocasión'. Durante su etapa juvenil, Arteta concretó estavocación en unas obras de marcado carácter de clase, pinturas en las quedenunció diferentes aspectos de un presente repleto de injusticias. El estilorealista y el naturalismo encajaron armoniosamente con el afán crítico deestos primeros años.

A continuación centraremos nuestra atención en tres cuadros deeste primer período. El primero de ellos, titulado "La modelo", fue pinta-do en París en 1902, mientras disfrutaba de la beca concedida por laDiputación de Vizcaya. En esta obra Arteta representa el cuerpo desvali-do y desnudo de una joven modelo y a su ama, en el interior de un lóbre-go estudio de pintura. El conjunto, ciertamente desolador, fue censuradocon vehemencia por una parte de la crítica, que decía no comprender elmal gusto de Arteta al elegir aquel cuerpo que parecía sacado de un sana-torio de tuberculosos. Otros comentaristas, sin embargo, destacaron laemoción que el cuadro conseguía transmitir, y la acritud que el pintorimprimía en la imagen de aquella pobre mujer.

A través de la pareja femenina representada en el cuadro de lamodelo, Arteta no pretendía reproducir la visión tradicional de las mujeres,es decir, una imagen dual compuesta por la mujer buena, la María, y lamala, la Eva. Lejos de representar el pecado o la sexualidad frente a suenlutada ama, su modelo desnuda era una mujer desamparada e indefensa.A través de esta figura, pensamos, el pintor transmitía una percepción delas mujeres trabajadoras como víctimas de una sociedad injusta que lasobligaba a despojarse de su pudor natural para ganarse el pan. Esta ideaenraizaba en la visión socialista del trabajo femenino e incluso en la per-cepción por los socialistas de la prostitución corno una forma de explota-ción de clase. El trabajo femenino fuera de la familia no evocaba entoncesconceptos de independencia ni realización individual, sino que era vistocomo el corolario de una situación hondamente injusta en la que las madres

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Nerea Aresti y Mir

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La percepción deetapa debe ser interpretadsocialista y liberal de izqucia de la situación de las 1bajadoras fue una consta]prensa socialista y en la csista. Por otro lado, todo:media, compartieron tamlmedida en que ésta era idecibida como algo opuestoy al progreso social. Artetares. Ahora bien, la compai

Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

se veían obligadas a abandonar sus hogares, privando a las familias obre-ras de su presencia. En "La modelo" Arteta denunciaba el modo en el queuna sociedad inicua trataba a las mujeres de clase trabajadora y la compli-cidad de los artistas -de sí mismo- con esta situación.

El cuadro "La procesión de Ceánuri" desvela otro aspecto del pensa-miento progresista de la época relacionado con las mujeres. La temática deesta obra, pintada en 1905, está determinada por las directrices impuestas porla Diputación de Vizcaya en 1904 a sus pensionados. La producción de losbecarios debía concentrarse en aquellos años en temas relacionados con elpaisaje y la historia de la provincia. Este requisito condujo a los artistas haciael costumbrismo y hacia diversas formas de etnicismo. El cuadro "La proce-sión de Ceánuri" no es, pues, una violenta reacción contra la realidad obser-vada, sino una estampa, en cierto modo satírica, de la sociedad vizcaína. Enesta estampa emerge el sentido laico y anticlerical de Arteta. En este caso, lamirada del pintor no refleja la simpatía y compasión que envolvía la imagende la modelo. Del mismo modo que lo hicieran los liberales de izquierda ysocialistas. Arteta percibía a las mujeres -a las mujeres vascas del mediorural particularmente- como un obstáculo al progreso y como el mejor alia-do de la Iglesia y de las fuerzas de la tradición. La procesión de Ceánuriresulta ser en realidad un retrato de las mujeres de Ceánuri, caminando orde-nadamente hacia la iglesia y siguiendo los pasos del cura del pueblo.

Son mujeres sombrías, feas, vestidas en tonos oscuros, incapaces detransmitir una emoción sincera más allá del formalismo religioso y del gestodesconfiado de la mujer que mira hacia el espectador. En un estilo tambiéncostumbrista y un tanto más académico, el "Pórtico de Durango" refleja estamisma imagen de un mundo estrictamente dividido entre los sexos, en el quelas mujeres quedan del lado de la religión y del oscurantismo. Aurelio Arteta,hombre laico, progresista y de izquierdas no podía sino rechazar todo lo queaquella ola rígida de beatas representaba.

Un cuadro posterior, pero también de esta primera etapa, nos devuel-ve un Arteta menos enfrentado a las mujeres y más cercano a la miseriafemenina. Este acercamiento se llevaba a cabo. no sorprendentemente, a tra-vés de un motivo con profundo contenido de clase. "Maternidad" es el retra-to de una mujer humilde amamantando a su hijo, sobre el fondo de un barrio

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Nerea Aresti y Miren Llora: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

obrero. Su rostro anguloso y macilento y sus ojeras, su vestimenta oscura, laexpresión afligida, la delgadez del niño, la dureza de los trazos, todo el con-junto ambiental nos sugieren las tristes condiciones en las que las mujeres dela clase trabajadora debían criar a sus pequeños.

La procesión de Ceánuri 1905

La percepción de las mujeres que Arteta transmitió en esta primeraetapa debe ser interpretada dentro de las claves ofrecidas por el pensamientosocialista y liberal de izquierdas de principios de siglo. Por un lado, la denun-cia de la situación de las familias obreras y la explotación de las mujeres tra-bajadoras fue una constante de este pensamiento, que tuvo su reflejo en laprensa socialista y en la obra de los teóricos sociales del liberalismo progre-sista. Por otro lado, todos ellos y particularmente los intelectuales de clasemedia, compartieron también una actitud de rechazo de la feminidad, en lamedida en que ésta era identificada con la religión católica y la tradición, y per-cibida como algo opuesto a la ciencia, al proceso de secularización de las ideasy al progreso social. Arteta fue partícipe de esta doble percepción de las muje-res. Ahora bien, la comparación de esta maternidad que acabamos de comen-

;en Visual de las Mujeres

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a otro aspecto del pensa-mujeres. La temática dedirectrices impuestas por)s. La producción de losmas relacionados con el►ndujo a los artistas haciano. El cuadro "La proce-contra la realidad obser-la sociedad vizcaína. Enle Arteta. En este caso, la1 que envolvía la imagenliberales de izquierda y

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Los oscuros, incapaces desmo religioso y del gestolor. En un estilo tambiénde Durango" refleja estaentre los sexos, en el que.rantismo. Aurelio Arteta,sino rechazar todo lo que

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Pórtico de Durango 1905

Maternidad 1908

Nerea Aresti y Mil

Las madres vascas.

La madre que alque hemos visto represcomplexión física de lasalud y la fortaleza quela lactancia. El cuerpo fla escena. Para resaltarmasas de colores en seghijo centralmente, hastaefigie. Nos encontramosde afirmación de los valse hace eco de esa mitifse del realismo y suaviz

En efecto, el ca"Crianza" es representatorno a 1913. A partir de

Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

tar con un cuadro de factura posterior, que podría ser considerado otra versióndel mismo tema, nos pone sobre la pista de un importante cambio que estabateniendo lugar en la mente y en la paleta del pintor bilbaíno. Su "Crianza" per-

tenece, no por mero criterio cronológico, a la se gunda etapa del artista.

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en Visual de las Mujeres

considerado otra versióntante cambio que estaba)afino. Su "Crianza" per-etapa del artista.

Nerea Aresti y Miren Llana: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

Las madres vascas.

La madre que amamanta a su hijo en "Crianza" no es la misma mujerque hemos visto representada en "Maternidad". En la "Crianza", la sólidacomplexión física de la figura femenina y la serenidad de su rostro reflejan lasalud y la fortaleza que la madre es capaz de transmitir a su hijo por medio dela lactancia. El cuerpo femenino y un bebé hermoso son los protagonistas dela escena. Para resaltar a ambos, el pintor crea una escenografía teatral conmasas de colores en segundo plano que sirven para encuadrar a la madre y alhijo centralmente, hasta conseguir hacer de ellos una figura con vocación deefigie. Nos encontramos ante un proceso de idealización de la maternidad yde afirmación de los valores femeninos asociados a ella, y ante un artista quese hace eco de esa mitificación y se siente inclinado a representarla alejándo-se del realismo y suavizando el tono acusativo de su obra.

Crianza 1913-1915

En efecto, el cambio de punto de vista que hemos destacado en"Crianza" es representativo de la segunda etapa del pintor y se inició entorno a 1913. A partir de esta fecha, la obra de Arteta se vio influenciada de

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forma significativa por otra de las corrientes ideológicas que, junto con elsocialismo, había nacido en las postrimerías del siglo XIX y que se desarro-llaba con singular pujanza en Bilbao: el nacionalismo vasco. Bajo el ascen-diente nacionalista, sus cuadros tomaron al mundo rural vasco como el esce-nario privilegiado y a la mujer como la protagonista principal. Arteta fueincorporando a las escenas del país una imagen femenina, una mujer vasca,cuyas características estaban en consonancia con el renacimiento de un mito,la madre de la patria, que el nacionalismo vasco creía portador de un nuevoorden simbólico. El cambio temático supuso nuevos desafios en el terrenoformal. Aurelio Arteta se alejó del realismo y del expresionismo de su pri-mera época, y se fue afirmando progresivamente en las formas post-impre-sionistas y en la pintura de carácter simbolista.

¿Cuál era ese nuevo orden simbólico que el nacionalismo vasco aso-ciaba a las mujeres? El nacionalismo vasco, en su empeño modernista porconstruir un porvenir inspirado en el pasado, estableció la casa solar como elelemento base de la constitución social y política de la nación vasca. El case-río era el espacio mítico en el que permanecían vivos e inalterables los fun-damentos del ideario nacionalista. La encarnación de lo doméstico por partede la mujer facilitó la identificación directa entre lo femenino/la madre y lacasa solar/la tierra. En la medida en que el nacionalismo había hecho de lacasa solar el núcleo originario de la patria, la identificación final entre lamujer/madre y la patria estaba destinada a establecerse como algo natural. Lafigura femenina pasó así a representar una posición privilegiada en el rena-cimiento cultural vasco, como símbolo de los valores más auténticos de lapatria. Las mujeres nacionalistas pasaron a desempeñar un papel de granvalor como tutoras del pasado y como transmisoras del mismo al conjuntode la sociedad vasca.

La influencia de este proyecto nacionalista en la obra de Arteta fuesignificativa y determinó el cambio de destino y de significado de las imá-genes femeninas en su pintura. Arteta sometió a sus mujeres a un prolonga-do proceso de idealización, hasta convertirlas en iconos de la nación vasca.Por un lado, profundizó progresivamente los rasgos escultóricos de la anato-mía femenina y, por otro lado, amplió su paleta hasta alcanzar una intensi-dad cercana al fauvismo. Ya no se trataba, como en su primera época, dedenunciar la condición de las mujeres del pueblo, ni de representar aquella

Nerea Aresti y Mit.,

imagen negativa de lareacción que le inspirabra de Arteta reflejaría unde madres y como transhabía servido como vehrepresentación del imagticos más cercanos al sii

Todo este proceráneo al impulso y a lade la segunda décadamano de una serie enc.delicia, en los que ArteAsociación de Artistasorganización de sucesiExposición InternaciorContemporáneo de 1911estuvo impulsado por dvascos, sino también pcqueció enormemente dutores nacionalistas de laproyecto nacional de canalismo y de la profunimprimir al Partido Nacgen del País Vasco idenbajo y la innovación, mlcionalistas. Las represe]tales pretensiones hastatieron, a los ojos de esamás representativa delmiento político y cultura

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reit Visual de las Mujeres

igicas que, junto con elo XIX y que se desarro-lo vasco. Bajo el aseen-ira! vasco corno el esce-;ta principal. Arteta fuerenina, una mujer vasca,enacimiento de un mito,la portador de un nuevo1s desafíos en el terrenoxpresionismo de su pri-las formas post-impre-

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Nerea Aresti y Miren Llona: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

imagen negativa de la feminidad identificada con el mundo religioso y lareacción que le inspiraba su progresismo. En este segundo período, la pintu-ra de Arteta reflejaría una revalorización de las mujeres vascas en su funciónde madres y como transmisoras de los valores de la patria. Si el realismo lehabía servido corno vehículo formal para la empresa de su primera etapa, larepresentación del imaginario nacionalista necesitaba nuevos recursos plás-ticos más cercanos al simbolismo y a la síntesis formal'.

Todo este proceso de cambio en la obra de Arteta fue contempo-ráneo al impulso y a la modernización de las artes plásticas en el Bilbaode la segunda década del siglo XX. La renovación cultural vino de lamano de una serie encadenada de acontecimientos de singular trascen-dencia, en los que Arteta participó activamente: creación en 1911 de laAsociación de Artistas Vascos ., aparición de la revista Hermes en 1917,organización de sucesivas exposiciones de arte moderno, incluida laExposición Internacional de Pintura y Escultura y de Arte EspañolContemporáneo de 1919 . Este conjunto de iniciativas culturales no sóloestuvo impulsado por diferentes generaciones de artistas e intelectualesvascos, sino también por la burguesía nacionalista bilbaina, que se enri-queció enormemente durante la coyuntura de la Gran Guerra. Estos sec-tores nacionalistas de la burguesía vasca apoyaron la construcción de unproyecto nacional de carácter liberal y progresista, alejado del tradicio-nalismo y de la profunda religiosidad que Sabino Arana había sabidoimprimir al Partido Nacionalista Vasco. Para ello, impulsaron una ima-gen del País Vasco identificada con la modernización industrial, el tra-bajo y la innovación, más que con el costumbrismo y el ruralismo tradi-cionalistas. Las representaciones femeninas de Arteta armonizaban contales pretensiones hasta el punto de que las mujeres de Arteta se convir-tieron, a los ojos de esa burguesía nacionalista liberal, en la iconografíamás representativa del proyecto de futuro que imaginaba ese renaci-miento político y cultural vasco.

Todo este conjunto de influencias ideológicas y personales queArteta experimentó de la mano del nacionalismo vasco son ya percepti-bles en su obra "Eva arratiana". En este cuadro Arteta nos ofrece unarepresentación de ese paraíso imaginado que surge alrededor de la casasolar vasca. Eva, la aldeana que flanquea el cuadro en un primer plano y

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres 1 Nerea Aresti y Mire

que ofrece la manzana a Adán, es la protagonista de la escena junto con latierra. iluminada por el sol naciente, que se extiende en un segundo plano.Lejos del significado reprobatorio de la metáfora bíblica, Arteta desacra-liza el acto y recrea una escena pastoril en la que Eva, representada comola dueña de los secretos del paraíso terrenal vasco que alumbrado seextiende a sus espaldas, se lo ofrece al hombre a través el acto simbólicode la entrega de la manzana. Eva y otras dos mujeres encuadran la escenade forma triangular, reforzando la identificación de la mujer con la tierray el caserío. La factura y el estilo del cuadro han abandonado el costum-brismo y el realismo y se deslizan abiertamente hacia el simbolismo y laorganización post-impresionista de masas y volúmenes.

Eva arratiana (fragmento), 1913

Para la Exposición Internacional de Pintura y Escultura que se cele-bró en Bilbao en 1919, Arteta presentó las que han sido consideradas susobras maestras de este período, "Mirentxu" y "Despedida de las lanchas". Laprimera de ambas representa nuevamente una maternidad pero. esta vez, lamadre no amamanta, sino que protege en su regazo al niño mientras él duer-me apaciblemente. La distribución de la escena se realiza en tres planos; losdos primeros se sitúan en la tierra y el tercero al fondo, en el mar. En primertérmino aparece la imagen central de Mirentxu, quien organiza la escena demanera triangular al estilo de las madonnas italianas. quedando distribuido

el resto del cuadro de nlaica que representa MMaría, el papel de madr(serie de significados ccpunto de referencia y, fien el segundo plano mirTizar la tierra. La escenamar de la tierra, vinculala permanencia. El mar,no, al movimiento y a labre permanece completa

Por su parte, "Deca que Mirentxu. pero sumanera, las mujeres quese alejan remando en susgonistas de la composicihombres en el mar reafirila tierra y con el univers,

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igen Visual de las Mujeres

de la escena junto con lade en un segundo plano.bíblica, Arteta desacra-Eva. representada cornoasco que alumbrado setravés el acto simbólicoeres encuadran la escenade la mujer con la tierra[ abandonado el costum-lacia el simbolismo y lallenes.

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Nerea Aresti y Miren Llona: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

el resto del cuadro de manera simétrica a cada uno de sus lados. La virgenlaica que representa Mirentxu trasciende, como en el caso de la VirgenMaría, el papel de madre nutriente e incorpora al significante madre toda otraserie de significados como bienestar, refugio, protección, cuidado. hogar,punto de referencia y, finalmente, junto con las otras mujeres que aparecenen el segundo plano mirando al mar, la imagen de la madre vuelve a simbo-lizar la tierra. La escena, que distingue en dos masas diferentes de color elmar de la tierra, vincula el universo femenino a ésta última, y al re greso y ala permanencia. El mar, sin embargo, queda asimilado al universo masculi-no, al movimiento y a la actividad marinera, a pesar de que la figura del hom-bre permanece completamente ausente de la escena.

Mirentru 1915-1916

Por su parte, "Despedida de las lanchas" recoge la misma temáti-ca que Mirentxu, pero suprimiendo su figura central de la escena. De estamanera, las mujeres que miran al horizonte y despiden a los hombres quese alejan remando en sus lanchas, pasan al primer plano y se hacen prota-gonistas de la composición. La posición en tierra de las mujeres y de loshombres en el mar reafirma una vez más la asociación de lo femenino conla tierra y con el universo simbólico que se asocia al regreso, al punto de

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Nerea Aresti r Mi,

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

referencia, al refugio y al origen. Por otro lado, Arteta ha avanzado nota-blemente el proceso de idealización de los cuerpos femeninos. Así, losvolúmenes de piernas, brazos y muslos de las mujeres que despiden laslanchas, empiezan a adquirir perfiles esculturales. Nos encontramos anteun proceso avanzado de construcción de arquetipos femeninos vascos, queha trascendido el costumbrismo localista y que se ha afirmado en el clasi-cismo para alcanzar una proyección más universal.

En definitiva, estos arquetipos femeninos vascos, portadores detoda esa serie de significaciones simbólicas, se encontraban en conso-nancia con los ideales de la burguesía vasca nacionalista, que pretendíagarantizar la tutela femenina del pasado, incorporando a la mujer alrenacimiento de la nación en calidad de madres de la patria. En esta ten-dencia observamos una trayectoria similar a la que ya había desarrolla-do la burguesía nacionalista catalana al impulsar la Renaxenca. En efec-to, los lazos de los sectores liberales de la burguesía nacionalista vascacon el nacionalismo catalán y, en concreto, con el movimiento de reno-vación Noucentista y con la figura de Eugenio d'Ors, así como lainfluencia de este último en la evolución plástica de Aurelio Arteta, hansido abundantemente documentados'. Sin embargo, nos gustaría refle-xionar una vez más sobre ello para introducir una nueva perspectiva. Ennuestra opinión, la influencia que ejerció "La Ben Plantada", figuramítica femenina creada por Eugenio d'Ors y símbolo del renacimientocultural catalán, sobre el imaginario nacionalista vasco y sobre la obrade Arteta, fue muy significativo.

En 1911 Eugenio d'Ors creó una metáfora literaria, "La BenPlantada", a través de la cual vino a representar un ideal nacional catalánde contenido interclasista y regeneracionista. Para ello. Eu genio d'Ors eli-gió la figura femenina como símbolo de la transmisión biológica de la con-ciencia histórica: la mujer/madre transmisora de la raza y la mujer/patriaportadora de la esencia de la cultura'. Estéticamente, el mito creado por Orsse representa como una mujer de cabello recogido, con ropas holgadas,principalmente de color blanco, y poseedora de un cuerpo sano que le per-mitía ejercer el rol de reproductora de una raza fuerte. El símbolo querepresenta esta mujer noucentista es el árbol, que echa fuertes raíces en latierra. "La Ben Plantada" queda, así, asociada a la armonía de los ciclos de

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la naturaleza y alejada de los conceptos de fragilidad y fatalidad'. A travésde este modelo de mujer, Ors consiguió recoger, en un solo recurso simbó-lico, elementos tradicionales de la cultura mediterránea y crear un clasicis-mo estético en torno a la modernidad de la ciudad de Barcelona. "La BenPlantada" es una virgen laica capaz de transmitir a la ciudadanía las leyesde la nueva civilización catalana.

Despedida a las lanchas, 1915-1917

La iconografía mítica del nacionalismo vasco no creó una metáfo-ra como la de "La Ben Plantada", capaz de representar el renacimiento cul-tural al que se aspiraba con el resurgir de la nación'". Quizás por ello, enBilbao, la prensa y las revistas culturales de carácter nacionalista se vieronnotablemente atraídos por la fuerza simbólica que emanaba de la obraartística de Eugenio d'Ors, durante la primera y la segunda décadas delsiglo XX. Así mismo, la obra de Arteta se acercó a la iconografía orsiana.El progresivo alejamiento del costumbrismo decimonónico permitió aAurelio Arteta acercarse a un estilo clasicista, impregnado de pretensionesuniversalistas, que respondían al ideal catalán. Nos encontramos, en laevolución artística de Arteta, ante la máxima idealización de sus figuras y

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

ante la creación final de un arquetipo femenino, portador de los rasgos queconfiguraban la fisonomía mítica tradicional de la mujer vasca. Un idealnacional y a la vez decididamente moderno.

Durante todo el siglo XIX, el País Vasco asistió a un proceso de ide-alización de los hombres y mujeres vascos que contenía una afirmación desu moralidad y de su singularidad física, por más que la definición de los ras-gos de esta fisonomía típicamente vasca fuera francamente dificil". Lasmujeres vascas fueron presentadas como mujeres saludables y robustas: "Lasmujeres representan el ideal de belleza humana -afirmaba Landhes, en rela-ción a la mujer vasca- (...) caderas anchas, pecho firme, mejillas colorea-das, labios sonrientes, ojos dulces de un poco de asombro, espléndidos cabe-llos castaños" Esta tipología femenina robusta y fuerte, que fue rescatadapor los pinceles de Arteta para los frescos que el pintor ejecutó para el edifi-cio madrileño del Banco de Bilbao, guardaba también una estrecha relacióncon el ideal estético catalán de mujer integrada en la naturaleza y represen-tativa de la fuerza y de la armonía.

Los frescos que Arteta pintó para la sede del Banco de Bilbao enMadrid en 1922 representaron un nuevo paso en su evolución hacia larecreación de masas de colores vivos dentro de volúmenes geométricos,fiel a los principios post-cezanneanos. A la vez, constituyeron el estadioúltimo del proceso de idealización de los cuerpos que persiguió Artetadurante toda su segunda época. Los murales del Banco de Bilbao son uncanto al progreso industrial identificado éste con el trabajo y el esfuerzohumanos, en el ánimo de dignificar a un pueblo que construye la naciónpor medio de la laboriosidad.

En el caso de las figuras femeninas de estos murales, su complexiónfornida y a la vez la elegancia y la feminidad de su porte permitieron que selas comparase con "cariátides andantes" ' 3 . Así, desde el punto de vista for-mal, estas mujeres constituyeron un nuevo avance en el proceso de creaciónde figuras escultóricas, de carácter estatuario. Por otro lado, desde el puntode vista temático, estas figuras representaron una renovación significativa:además de la representación de la mujer vasca asociada a la tierra y a lamaternidad, Arteta trascendió el mundo rural vasco y convirtió a la mujer enprotagonista del trabajo en el medio industrial. Este nuevo escenario le per-

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mitió a Arteta reforzar el prototipo vasco de mujer fuerte y el sentido iguali-tario de la participación de ambos sexos en la construcción de la naciónvasca. Arteta tendió, por medio de la sacralización del trabajo, a representarel progreso de una nación industriosa y, una vez más, las mujeres fueron ins-trumentos fundamentales para esa mitificación. La pintora FloresKaperotxipi describió a estas imágenes de mujeres vascas como "Figurascelestiales, (...) virgencitas de altar que se han vestido de mujeres de pueblolaborioso y bueno" 14.

Efectivamente, el mural de "Las cargueras del muelle", parte de laserie del Banco de Bilbao, nos presenta una escena en la que dos figuras cen-trales de mujer posan con un cesto en la cabeza. La una, en el centro, sujetasu cesto con la mano, más como si fuera un tocado femenino que una pesa-da carga. Es una mujer fuerte pero que, a la vez, posee un ademán elegantey delicado que afirma más su pose que el esfuerzo que realiza. La otra car-guera, vestida de blanco, coge su cesto con las dos manos dejando al descu-bierto su cuerpo escultural, y poniendo de manifiesto la fuerza natural queposee. El color blanco y los paños mojados, que resaltan su cuerpo, dan aesta figura una "nobleza clásica" que refuerza su identificación con lasfiguras olímpicas. Finalmente, estas dos mujeres quedan flanqueadas porotras dos cargueras que, desde los vértices de la escena, reafirman la idea deactividad y de esculturalidad. Las dos, en todo caso, se mantienen en unsegundo plano, asimiladas a los lienzos de colores que con sus dibujos geo-métricos encuadran la escena desde el fondo.

Con estos murales, Arteta logró definitivamente superar el costum-brismo tradicionalista y transmitir con sus arquetipos una representacióntotalmente moderna de la nación vasca. Sin embargo, la exaltación del tra-bajo como elemento dignificador de un pueblo suavizó el sentido social dela representación mural. La actitud de las y los trabajadores de los frescos delBanco de Bilbao no denuncia las penalidades del trabajo sino que destaca elesfuerzo realizado y la dignificación que ello aporta a los trabajadores y a lanación en su conjunto. Esta representación le sirvió al nacionalismo vascocomo marco iconográfico en el que reflejar las señas de identidad del pueblovasco, pero hizo que la obra de Arteta perdiera la fuerza expresiva y denun-ciadora de las composiciones de su primera época.

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

Las cargueras de Muelle, 1922

Las mujeres del futuro.

La proclamación de la Segunda República en 1931 desvió la miradaartística de Arteta. En su primera época, el pintor había reflejado amarga ycríticamente un presente injusto. Durante la segunda etapa Arteta recreó unpasado preindustrial que, a través de sus obras, se convertía en mito y recu-peraba actualidad. En este proceso de conformación de una iconografíanacional, el pasado rural se alió con un presente industrial también mitifica-do. En la tercera época, el artista levantaría la mirada optimista hacia un futu-ro prometedor. Eran años de grandes expectativas para aquéllos y aquéllasque habían albergado largamente un deseo de cambio profundo de la socie-dad. Este era el caso de Arteta, quien nunca abandonó su actitud de discretarebeldía contra lo establecido.

Aurelio Arteta participó activamente en el devenir de la vidaartística oficial durante el período de la Segunda República. El pintorformó parte en 1931 de la Agrupación al Servicio de la República'', setrasladó a Madrid, asistió a diferentes certámenes y recibió un firme

Nerea Aresti y Mire)

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Nerea Aresti y Miren Llana: Las mujeres imaginadas (le Aurelio Arteta

apoyo por parte del nuevo régimen en la forma de premios y puestosde responsabilidad. Pese a todo ello, el nuevo contexto no provocó lavuelta de aquel Arteta entregado al realismo combativo que conocimosen la primera etapa. Su producción artística durante el período repu-blicano seguiría mostrando sus anhelos transformadores y su vocacióndi gnificadora de la condición humana, pero el simbolismo y un opti-mismo reconfortante se habían instalado de forma aparentemente defi-nitiva en sus cuadros.

En relación a las imágenes femeninas de esta época, y a pesar deque el artista siguió evolucionando desde el punto de vista formal en ladirección que hemos venido señalando, los cambios son notables. Laatención de Arteta se desvió por efecto del ambiente republicano.Ciertamente, las mujeres continuaron ocupando tina posición central ensus obras, tanto desde el punto de vista temático como por la carga sim-bólica de las imágenes femeninas. Pero las mujeres vendrían a simboli-zar algo distinto en estos años treinta. Durante este período, Arteta rela-jaba su compromiso con la construcción de unos referentes imaginariosnacionalistas para entregarse al sueño republicano. Sus mujeres se con-vertían ahora en representaciones metafóricas de un futuro mejor para lahumanidad. En este sentido, Aurelio Arteta compartía las claves cultu-rales de una izquierda republicana que, tal y como ha señalado JavierDíaz Freire, convirtió el acceso visual al cuerpo femenino en un símbo-lo del triunfo de la modernidad y de la victoria sobre la derecha católi-ca. De hecho, el cuerpo femenino mismo se había transformado enton-ces en un terreno crucial de lucha ideológica''.

A lo largo de la década de los veinte, se produjo una extraordina-ria proliferación de discursos e imágenes sobre el cuerpo humano y lasexualidad. La oposición del régimen dictatorial de Primo de Rivera abor-tó una parte significativa de aquellos ensayos liberadores de la rígidamoral tradicional. Pocos años después, la proclamación de la SegundaRepública daría un espaldarazo definitivo al proceso de secularizaciónideológica de la sociedad española y a la lucha contra la represión católi-ca. Educación, salud y naturaleza eran conceptos y valores que laRepública deseaba potenciar. Baste recordar que la convocatoria del

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

Concurso Nacional de Pintura de 1935, que Arteta ganó con una versiónde sus "Bañistas", establecía que los ternas de competición eran la pintu-ra educativa para la escuela y el desnudo.

Bañistas 1930

En este contexto, la novedad temática más vistosa de la etapa republi-cana de Arteta fue la proliferación de desnudos, casi siempre en composicio-nes de grupo. Arteta había pintado ya un desnudo femenino en su primeraépoca, pero "La modelo" era un ejemplo aislado y estaba asociado a un pro-yecto estético bien diferente. Lejos de aquel retrato naturalista de la mujer sor-prendida en una posición indigna, sus desnudos republicanos eran un canto ala naturaleza y al cuerpo en libertad. Su serie de bañistas respondía fielmentea este planteamiento liberador. Arteta no hacía sino reflejar el ambiente repu-blicano en los terrenos intelectual y plástico, un ambiente particularmente atra-ído por esta temática. Juan de la Encina afirmaba en 1936 a propósito deAurelio Arteta y de sus "Bañistas", que "las costumbres de nuestro tiempo -deportes, cultivo pagano de la carne, entusiasmo por el cuerpo floreciente,ágil y vigoroso- Ibrzosamente [habían] de influir -[estaban) ya influyendonotoriamente- en las concepciones artísticas" del pintor".

Nerea Aresti y Mit

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rigen Visual de las Mujeres

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Nerea Aresti y Miren Llona: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

En realidad, Arteta siempre había cultivado un pensamiento laicoenfrentado al oscurantismo religioso y a su secular condena del cuerposupuestamente pecaminoso. El ambiente republicano favoreció el floreci-miento de una especie de "neo-paganismo"o "neo-clasicismo"-en expresióndel propio Juan de la Encina- de los que Arteta se hizo eco. No en vano, seadelantaban a asegurar algunos, "Grecia [había] triunfado sobre elVaticano" '°. Es reseñable, sin embargo, que la incorporación de los desnu-dos femeninos en el repertorio temático de Arteta no supuso realmente unaerotización de su pintura. En este sentido, el pintor no violentó su idealismolaico y su espíritu moderado. Los cuerpos femeninos pintados por Arteta son,eso sí, el símbolo de una sociedad más libre y abierta.

Las "Bañistas" de Arteta no son retratos realistas; sus cuerpos notraducen preocupaciones anatómicas ni están dotados de rasgos individua-lizadores. Son más bien arquetipos clásicos, altamente idealizados y dota-dos de cierta monumentalidad. aunque esta vez el arquetipo clásico no estárelacionado tanto con el ideario nacionalista como con el proyecto repu-blicano. El paisaje rocoso que enmarca la escena nos recuerda que estamosen las costas del Cantábrico, si bien la influencia del arte noucentista con-tinúa también ahora siendo innegable". Al fondo, el mar nos ofrece unpunto de conexión con la temática de la época anterior, aunque la relaciónde los personajes femeninos con ese mar ha sido alterada radicalmente. Larelación es ahora fraternal, y sus posiciones han dejado de estar enfrenta-das. El mar ya no representa la naturaleza hostil, el ámbito masculino,público, social, en oposición al refugio del mundo femenino y privado. Suscuadros de bañistas evocan aquella reconciliación del ser humano con lanaturaleza a la que los medios intelectuales republicanos hicieron tan amenudo referencia. Y en estos cuadros de Arteta las mujeres son la huma-nidad, el cuerpo humano resucitado de la represión y alegremente herma-nado con el sol. Allí se nos descubre el Arteta más universal y, aunque sólode forma pasajera, menos arraigado en la emoción de un pueblo.

Tras el estallido de la guerra civil, Arteta regresó a la iconografíavasca para representar la derrota y, una vez más, la imagen de la mujer vol-vió a ser el vehículo privilegiado a través del que comunicar la tragedia. Lamadre vasca, símbolo de la tierra, de la patria y del hogar, ocupó nuevamen-te la escena, aunque en esta ocasión lo haría como reencarnación de un ideal

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

abatido y no corno el símbolo de una aspiración. La madre muerta del"Tríptico de la guerra" representa el final de la trayectoria de un pueblo y laconsumación de un Apocalipsis. Junto a la madre yacente y exangüe, el bebéque no pudo alcanzar el seno desnudo de su madre yace también muerto ensus brazos. La posición central de la escena la ocupa precisamente ese pechosolitario, que no alcanza a amamantar a la criatura, y que es la representaciónabsoluta de la orfandad de un sueño que ya no encuentra tierra ni pueblo enel que realizarse. La cadena de significaciones asociadas a la madre en lasegunda época del pintor vuelve a cobrar vida en esta escena. Pero estemundo de significados contribuye ahora a crear una sensación profunda dedesolación: la casa destruida, la tierra calcinada, los animales agonizantes, elárbol sin frutos y, en el centro de esta trágica espiral, y como expresión máxi-ma de la derrota, la madre muerta.

Tríptico de la guerra. La retaguardia, 1937

¿Cómo fueron realmente las mujeres imaginadas por Arteta? Ellasfueron mujeres desamparadas, beatas sombrías, mujeres fuertes, las madresde la patria, el símbolo del futuro, de la libertad, y de la derrota. Todas estasmujeres convivieron en la obra de un hombre peculiar, que dio cobijo en su

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* Esta comunicación ha silyecto UPV021.323 Hal56/9{1 Según afirmación de GrUniversidad del País Vasco,2 En concreto, el crítico de1940: "Adviértase que jantaP.1110". En Juan de la EncinaBilbao, 1998, pág. 170.3 En un momento de su vi ∎contento porque le parecía qde enero de 1923, reproduciBilbao, Ed. La Gran Encicic4 El primer testimonio conEncina. Ambos han sido reola Renovación y las VanguaBilbao, Museo de Bellas Art

10. 5 Se estaba produciendo untada por Juan de Zuazagoitites patios interiores con ropzteaba Juan de la Encina, erata es el mito, lo que está tiZuazagoitia, El Liberal, 2111922, respectivamente.6 El crítico de arte Juan de Isantes de las celebradas enPintores Vascos. comentario.7 Kortadi, Edorta, "AurelicEncrucijada plástica de AuiPilar, Antonio de Guezalapág. 61. De la Puente. Joaqien Arteta en el Banco de BihAurelio Arteta y el mar. Gij,2000. pág. 27.8 Dupláa, Cristina. "La BenOccidente. núm. 97. julio de

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'Igen Visual de las Mujeres Nerea Aresti y Miren Llena: Las mujeres imaginadas de Aurelio Arteta

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mente a universos imaginarios distintos, muchas veces contradictorios. Sinembargo, eso sí, todas aquellas imágenes femeninas tenían algo en común.todas ellas encontraban sus posibilidades de existencia en la sociedad de laépoca, una sociedad cambiante y rica en realidades y en ideas.

NOTAS

* Esta comunicación ha sido realizada gracias al apoyo de la UPV/EHU a través del pro-yecto UPV021.323 Hal56/98.1 Según afirmación de Gregorio San Juan. citado por Matilde Marcos, Atleta. Bilbao.Universidad del País Vasco. 1998, pág. 30.2 En concreto. el crítico de arte y amigo del propio Arteta. Juan de la Encina, afirmó en1940: "Adviértase que jamás fue hombre de partido: que yo sepa. no tuvo que ver con nin-guno". En Juan de la Encina. La trama del arte vasco. Bilbao, Museo de Bellas Artes deBilbao, 1998, pág. 170.3 En un momento de su vida, cuando había lo grado ya cierta fama (1923). aseguró estarcontento porque le parecía que su obra estaba teniendo cierta finalidad social. El Liberal, 2de enero de 1923. reproducido en la Pintores y escultores vascos de ayer. hoy y mañana.Bilbao. Ed. La Gran Enciclopedia l'asea. 1975. Tomo 1, pá g. 13.4 El primer testimonio corresponde a la reacción de Pedrosa. y el segundo a Juan de laEncina. Ambos han sido reco gidos por Edorta Kortadi en su estudio "Aurelio Atleta. entrela Renovación y las Vanguardias". en Aurelio Arteta: Una mirada esencial (1879-1940),Bilbao. Museo de Bellas Artes de Bilbao. 1998. pág . 42.5 Se estaba produciendo una transformación del Arteta cuya sensibilidad social era resal-tada por Juan de Zuaza goitia cuando describía su estudio desde el que se veían "los tris-tes patios interiores con ropas obreras tendidas a secar..."al Arteta para el que, como plan-teaba Juan de la Encina, era "ya poca cosa lo que se ve desde su ventana..., lo que impor-ta es el mito, lo que está tras de las cosas, lo que expresa su ley trascendental". JuanZuazagoitia, El Liberal. 2 de enero de 1923 y Juan de la Encina, La lOz. 27 de marzo de1922, respectivamente.6 El crítico de arte Juan de la Encina calificó esta exposición como "una de las más intere-santes de las celebradas en España desde hace más de medio si glo". Juan de la Encina.Pintores l'ascos. comentarios sueltos (1906-1941), Bilbao. El Tilo. 1997. pág. 99.7 Kortadi, Edorta. "Aurelio Arteta...", pág. 58. Brihuega, Jaime, "Metales en un crisol.Encrucijada plástica de Aurelio Arteta", en Aurelio Artera, págs. 22 y 23. Mur Pastor,Pilar, Antonio de Guezala (1889-1956), Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao. 1991,pág. 61. De la Puente, Joaquín. "La hora contradictoria, extremada y 'clásica' de Arteta"en Arteta en el Banco de Bilbao. Madrid. Banco de Bilbao. 1973. pá g. 24. Kortadi. Edorta.Aurelio Arteta . el mar, Gijón. Fundación Municipal de Cultura Ayuntamiento de Gijón.2000, pág . 27.8 Dupláa. Cristina. "La Ben Plantada" o el ideal femenino del "Noucentisme". Revista deOccidente, núm. 97. julio de 1989, págs. 89 y 90.

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Representación, Construcción e Interpretación de La Imagen Visual de las Mujeres

9 Dupláa. Cristina. "La figura femenina corno elemento legitimador del poder he gemó-nico de una cultura nacional". En Maqueira, D. y Angelo, V., Mujeres y hombres en laformación del pensamiento occidental, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, Vol.II. págs. 339 y 340.10 Durante los años treinta, Manu Sota intentaría recrear también para el nacionalismovasco una metáfora literaria a través de la recuperación del personaje femenino. Libe, queen 1902 había imaginado Sahino Arana con bastante poca fortuna. La nueva Libe de ManuSota es una mujer cargada de fuerza que va a representar el renacimiento de la patria pero,esta vez, alcanzado a través de la lucha y el combate. El sufrimiento, las lá grimas y la san-gre son. en su caso, los elementos de una liberación más centrada en el modelo de la pasióny resurrección de Jesucristo que en la armonía con la naturaleza que representó para el nou-centismo la fi gura de La Ben Plantada.11 Javier Díaz Freire ha analizado este particular proceso de creación e idealización de lafisonomía física y moral de los vascos en "El cuerpo de Altor: emoción y discurso en la cre-ación de la comunidad nacional vasca". Historia Social, núm. 40, 2001.12 Descripción realizada por Landhes en 1877 y recogida por Arantzazu Amézaga en Lamujer vasca, Bilbao. Argitaldaria, 1980, pág. 336.13 De la Puente, Joaquín, "La hora contradictoria...", pág. 25.14 Kaperotxipi, Flores, Pintores vascos y no vascos, en Pintores y escultores vascos..., T.

pág. 316.15 Término utilizado por Salaberría, J.M. en Pintores y escultores vascos, T. II. pág. 339.16 Edorta Kortadi. "Aurelio Arteta: Entre la Renovación...", pág. 75. Con el apoyo deIndalecio Prieto. pasó también a formar parte del claustro de la Escuela Superior deBellas Artes de Madrid, según ha señalado Manuel Llano Gorostiza en "Aurelio Artetay las pinturas murales del Banco de Bilbao". Madrid, Arteta en el Banco de Bilbao.1974, pág. 53.17 Javier Díaz Freire, "La reforma de la vida cotidiana y el cuerpo femenino durante la dic-tadura de Primo de Rivera", en Luis Castells (ed.), El rumor de lo cotidiano. Estudios sobreel País Tasco Contemporáneo. Bilbao. Universidad del País Vasco, 1999.18 Juan de la Encina, "Arteta y el Concurso Nacional", publicado el 4 de julio de 1936, yreproducido en Pintores y escultores vascos, T. II. pág. 311.19 J. Martínez Novella, "El mundo se desnuda", Iniciales. abril de 1930. núm. 3, pág. 29.20 Las bañistas de Aurelio Arteta no ocultan el influjo de la obra pictórica de JoaquimSunyer.

DE CÓMO UNA SOMontset

Aulas

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