Narrativas Identid de Prof Lga Extranjera[1]

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- 1 - Narrativas de identidad en la formación de profesores de lengua extranjera Gladys Morales [email protected] Universidad Nacional de Río Cuarto La identidad es una construcción que se relata. (Canclini, N., 1994, p. 67) Dado que la identidad es el resultado de una construcción social, participa de la complejidad de lo social. Querer reducir cada identidad cultural a una definición simple, “pura”, es no tener en cuenta la heterogeneidad de todo grupo social. (Cuche, D., 1999, p.117) Introducción Desde la década de los ´80 hasta la actualidad, algunos enunciados se convirtieron en pilares de la formación de profesores de lengua extranjera y continúan siéndolo. Producir sentidos en otra lengua, cruzar fronteras, comprender la diferencia, interpretar la alteridad, son algunos de los enunciados que constituyen las narrativas de identidad sobre lo que significa ser profesor de lengua extranjera. Para comprender qué significa ser profesor de lengua extranjera, qué enunciados constituyen las narrativas de identidad de ese profesor, el artículo presenta, en un primer momento, una revisión teórica del concepto de identidad según autores que entienden la identidad como modalidad de la subjetividad. Luego se continúa con la relación entre identidad y narrativa, para alcanzar específicamente la relación entre identidad y lengua extranjera. El concepto de identidad La noción de identidad, conforme a la manera como será tratada en esta instancia, es vista como una construcción móvil, social, provisoria. La identidad como modalidad de la subjetividad plantea instancias complejas para el estudio Inês Signorini (1998) señala la complejidad del análisis de los estudios contemporáneos sobre subjetividad, puesto que no pertenecen a un determinado campo disciplinar o a una única tradición teórica. Según esta autora, en los últimos veinte años, los estudios sobre subjetividad atraviesan transversalmente una amplia diversidad de investigaciones, tanto teóricas como aplicadas. Se trata de investigaciones que indagan el “sujeto productor/producido en/por la sociedad y en / por la ciencia moderna do Occidente” (ib., p.334). Para sustentar su punto de vista, Signorini referencia principalmente Deleuze, Guattari, Prigogine, Foucault, Giddens, Serres. - 1 -

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    Narrativas de identidad en la formacin de profesores de

    lengua extranjera

    Gladys Morales [email protected]

    Universidad Nacional de Ro Cuarto

    La identidad es una construccin que se relata. (Canclini, N., 1994, p. 67)

    Dado que la identidad es el resultado de una construccin

    social, participa de la complejidad de lo social. Querer reducir cada identidad cultural a una definicin simple, pura, es no

    tener en cuenta la heterogeneidad de todo grupo social. (Cuche, D., 1999, p.117)

    Introduccin

    Desde la dcada de los 80 hasta la actualidad, algunos enunciados se convirtieron en pilares de la formacin de profesores de lengua extranjera y continan sindolo. Producir sentidos en otra lengua, cruzar fronteras, comprender la diferencia, interpretar la alteridad, son algunos de los enunciados que constituyen las narrativas de identidad sobre lo que significa ser profesor de lengua extranjera. Para comprender qu significa ser profesor de lengua extranjera, qu enunciados constituyen las narrativas de identidad de ese profesor, el artculo presenta, en un primer momento, una revisin terica del concepto de identidad segn autores que entienden la identidad como modalidad de la subjetividad. Luego se contina con la relacin entre identidad y narrativa, para alcanzar especficamente la relacin entre identidad y lengua extranjera. El concepto de identidad La nocin de identidad, conforme a la manera como ser tratada en esta instancia, es vista como una construccin mvil, social, provisoria. La identidad como modalidad de la subjetividad plantea instancias complejas para el estudio Ins Signorini (1998) seala la complejidad del anlisis de los estudios contemporneos sobre subjetividad, puesto que no pertenecen a un determinado campo disciplinar o a una nica tradicin terica. Segn esta autora, en los ltimos veinte aos, los estudios sobre subjetividad atraviesan transversalmente una amplia diversidad de investigaciones, tanto tericas como aplicadas. Se trata de investigaciones que indagan el sujeto productor/producido en/por la sociedad y en / por la ciencia moderna do Occidente (ib., p.334). Para sustentar su punto de vista, Signorini referencia principalmente Deleuze, Guattari, Prigogine, Foucault, Giddens, Serres.

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    Esta autora alerta al lector sobre los diferentes modos como los estudios tratan la cuestin de la subjetividad. En la bibliografa consultada, ella expresa que los estudios generalmente son agrupados en dos grandes frentes: uno corresponde a los estudios orientados por los llamados paradigmas de la modernidad; otro, por los llamados paradigmas de la pos-modernidad o de la crisis de la modernidad, como tambin denominados post-mass-meditica, post-capitalista (ib., p.335). An al interior de cada frente existen variaciones en la forma en que se analiza la subjetividad. De todos modos, entre esas variaciones existen puntos de convergencia En el caso del primer frente:

    a afirmao da idia de desenvolvimento teleolgico num tempo reversvel, isto , elptico ou circular, a partir de uma origem conhecida (ou conhecvel), isto , a partir de uma arqueologia fundadora (ib.pg. 334).

    Este frente, inspirado en la tradicin hegeliana de estudio de la filosofa y de la historia, el sujeto es recuperable, uno y homogneo. En el segundo frente, Signorini (ib) sita los estudios relacionados fundamentalmente al pos-estructuralismo europeo y a la oposicin contraria a la tradicin hegeliana. Tambin en este frente los estudios divergen en la forma de abordar la subjetividad; sin embargo existe entre ellos un punto de fuerte convergencia:

    E esse ponto de convergncia o de pulverizao em diferentes graus e da irrecuperabilidade de qualquer fechamento ou totalizao no local e precria na determinao do sujeito. (p. 336).

    La separacin de esos dos frentes aparece de formas diversas en otros autores (Mc. Laren, 1997; Hall, 1992, Ballesteros, 1997; Wunthnow et al.1988; Larrain, 1996; Chambers, 1995, entre otros). Algunas veces, la separacin aparece explicitada y otras veces no; separacin que aparece bsicamente cuando se trata de la identidad cultural. Hall (1992) indica que la cuestin de la identidad es ampliamente discutida no en el mbito de la teora social, debido a la desestabilizacin que actualmente sufren las viejas identidades, haciendo surgir nuevas identidades. Cuando Hall (ib.) califica a las identidades como viejas y nuevas, presentndolas, inclusive entre comillas, marca dos frentes que le sirven de argumento para explorar el concepto, evaluar si existe crisis de la identidad. Hall presenta tres concepciones diferentes de identidad segn la perspectiva del sujeto: el sujeto del iluminismo, el sujeto sociolgico y el sujeto posmoderno. La presentacin de ese autor coloca en evidencia un cambio que va del sujeto entendido como poseedor de una esencia inmutable, perdurable, que crea la identidad de una persona, pasa por un sujeto formado en la relacin con otros sujetos a quienes considera importantes, constituyendo una identidad que se construye en la relacin entre el yo y la sociedad, hasta llegar al sujeto posmoderno visto sin identidad fija o permanente; identidad que no se constituye en torno de un si mismo coherente. Larrain (1996) tambin presenta tres concepciones alternativas, aunque hable mas especficamente de identidad nacional. Sin embargo son ilustrativas para esta seccin. Larrain presenta una concepcin constructivista, una esencialista y una intermediaria.

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    La primera, la constructivista, deriva de posiciones posestructuralistas que destacan la importancia del discurso como constituidor de las prcticas sociales. Contina Larrain (ib.), considerando que el constructivismo surgi como oposicin ante las perspectivas esencialistas, principalmente contra el esencialismo marxista. En la segunda concepcin, la esencialista, representa el extremo opuesto a la constructivista, porque como ya fue indicado por Hall (ib.), esta concepcin considera un verdadero si-mismo; cada nacin, cada sujeto, tiene una esencia. Esa esencia puede debilitarse, otras veces puede ser abandonada o perdida, pero nunca podr desaparecer completamente. La tercera concepcin, la intermediaria, corresponde a la perspectiva histrico-estructural que busca establecer un equilibrio entre las dos antes indicadas. De esta manera, la identidad est continuamente reconstruyndose; se acepta entonces, la idea de que la identidad nunca ser fija, acabada, y se considera el valor de las prcticas y de los significados sedimentados en la vida cotidiana de las personas. Existe entonces una relacin dinmica entre el polo pblico y el privado. Mc Laren (1997), confesndose marxista y como tal, con algunos problemas con la teora social posmoderna, crea dos frentes sobre la cuestin de la identidad al hablar de la herida sufrida por la identidad que produca un sujeto auto centrado, heroico, autnomo -el sujeto de la modernidad- en oposicin al desplazamiento, a la idea de un sujeto en continua composicin. Segn ese autor, se trata en el primer caso, de subjetividades discretas que han dado lugar a la produccin de terminales o generadores de subjetividad, en los cuales el otro puede plegarse, de acuerdo con los sistemas de significacin en los que desee o est motivado en participar (p. 45-46). En esa confrontacin de posiciones, Mc Laren (ib) compara la subjetividad del frente pos-moderno con los shopping centers, o sea, el yo como efecto retrico del valor de la imagen. El seala, tambin, la cultura ciberntica en la que el sujeto se produce y entiende que esa identidad de sujeto mvil que ahora existe en el espacio ciberntico debe ser tenida en cuenta en el sentido de ser reflexionada por los educadores crticos, de repensar los significados de la tica global. Las perspectivas de anlisis son diversas, muy difciles de unificar. Sin embargo, lo importante consiste en reflexionar sobre aquello que cada concepcin de identidad presenta como cuestionamiento, y como particular. Por ejemplo, retomando Ballesteros (ib.), la autora, deja entrever claramente la presencia de dos concepciones que debaten entre ellas. La modernidad, presentada en crisis (1), es analizada por las teoras pos-modernas que argumentan a favor de la deconstruccin y de la ausencia de una esencia del sujeto, fracturando el concepto de identidad de la modernidad. Durante mucho tiempo, la cuestin de la identidad estaba asociada a la construccin de conceptos msticos (2), a criterios esencialistas que necesariamente no deben ser entendidos como abolidos, y s, como transformados. Canclini (1995, p. 95) expresa que la identidad aparece, en la actual concepcin de las ciencias sociales, no como una esencia intemporal sino como una construccin imaginaria. La transformacin a la cual se refiere Ballesteros es sealada en otra expresin de Canclini donde muestra que la concepcin de identidad cambia porque tambin se modifican los referentes considerados en la construccin de identidades. Referentes que actualmente han superado los ms tradicionales: artes, literatura y folclore, y conciernen a los sentidos dispersos propuestos por los medios electrnicos de comunicacin y por la globalizacin.

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    Segn Larrain (ib.), la crisis de lo que se entiende por identidad tiene que ver con el hecho de que los cambios son muy rpidos: Nuevas formas de organizacin y nuevas tecnologas surgen en lapsos cada vez ms breves, incrementndose as la obsolescencia de productos, ideas, procesos laborales, modas y toda suerte de prcticas (p. 109-110). Para ese autor, existen tambin otros aspectos que deben ser tenidos en cuenta porque acompaan el ritmo acelerado de los cambios indicados. Ocurre, por ejemplo, una comprensin de la relacin tiempo-espacio. Actualmente, el proceso de globalizacin diluye las barreras espaciales y perfecciona la categora del tiempo. Desde el punto de vista de los fenmenos econmicos, tambin ha ocurrido una aceleracin, afectando a todos los pases del mundo. Larrain (ib), que coloca en duda la posibilidad de un sujeto descentrado, fragmentado, supone que esos cambios, su ritmo acelerado y su impacto global producen el efecto de colocar en crisis la identidad individual:

    Acepto que, por un lado, categoras como nacin y clase, que eran fuentes de un sentido de identidad, han perdido importancia. Por otro lado, es tambin cierto que mientras ms rpido es el ritmo de cambio de toda suerte de relaciones, ms difcil es que el sujeto descubra el sentido de lo que est sucediendo, que vea la continuidad entre el pasado y el presente, y, por lo tanto, ms difcil que se forme una visin unitaria de s mismo y sepa cmo actuar [...] Pero de aqu a aceptar la fragmentacin total del sujeto, hay un trecho muy largo. (p. 111)

    Esta visin de los cambios en las prcticas sociales que provocan desafos y dilemas para la afirmacin de una identidad homognea es reflexionada por Silva (1996). Para ste, el resultado de esa situacin es el surgimiento del sujeto posmoderno que descarta la nocin de um sujeito nico e privilegiado da histria (ib. p.191). Idea que queda mas clara cuando l explicita que os movimentos sociais dos anos recentes contriburam para dar visibilidade s mltiplas formas pelas quais a histria e a dinmica sociais so construdas pelos diferentes grupos sociais e culturais (p. 190-191). El sujeto posmoderno, presentado como plural, resulta del cruzamiento de mltiples dinmicas y mltiples culturas que lo contienen. En esta perspectiva, no hay lugar para la posibilidad de un sujeto uno y homogneo, a pesar de que la escuela ha desarrollado histricamente un papel de homogenizacin social y cultural. A Silva le interesa mostrar que la escuela ha desarrollado tradicionalmente una accin de socializacin forjada en una cultura particular y que en ese contexto toma importancia la idea de multiculturalismo, entendido como convivencia de diferentes culturas nacionales en las curriculas. Convivencia que no propone un cierre cultural, sino una apertura. Ese multiculturalismo debe ser abierto, posibilitar identidades de frontera. Identidad y narrativa Continuando con Silva (ib), las narrativas son prcticas discursivas importantes puesto que ellas cuentan nuestras historias y las del mundo. Relatos que nos permiten producir significados, dar un orden al mundo, como tambin ayudan a dar sentido a nuestro yo. O poder de narrar est estreitamente ligado produo de nossas

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    identidades sociais (ib. p.176). Los significados producidos no son estables, ellos cambian, se reconstruyen. La narrativa es un campo de fijacin de identidades hegemnicas y de contestacin, cuestionamiento de las identidades. Para Silva (ib.), el concepto de narrativa va ms all de lo que se entiende por narrativa gneros como el romance, el cuento, el drama. Hay muchas prcticas discursivas que constituyen una narrativa porque ellas tienen una trama, una historia, un tiempo, personajes...., o sea, operan como narrativas. Mc Laren (ib.) tambin enfoca la identidad como una narrativa, producto de formaciones discursivas y de prcticas sociales localizadas. Destaca que no est interesado en trazar una visin completa de la teora narrativa, que no es de su inters trazar distinciones entre narrativa, trama, historia, ni establecer una discusin literaria. Entiende la narrativa, pues, en un sentido minimalista de representao discursiva de uma seqncia de eventos conectados aleatoriamente (p.166). En ese sentido, las narrativas organizan relaciones de diferencia; relaciones que poseen un contexto espacio-temporal particular, que estn socialmente determinadas. Teoras, ideologas, prcticas sociales e institucionales son informadas por narrativas:

    Narrativas nos ajudam a representar o mundo. Tambm nos ajudam a lembrar e a esquecer tanto seus prazeres quanto os seus horrores. As narrativas estruturam nossos sonhos, nossos mitos e nossas vises, quanto mais sonhados, mitificados e visualizados eles sejam. Ajudam-nos a compartilhar nossa realidade social tanto pelo que excluem, como pelo que incluem (ib., p. 168)

    Es posible percibir una aproximacin entre las ideas de Silva y aquellas de Mc Laren sobre la narrativa como un vehculo discursivo que da visibilidad a aquello que se narra explcitamente, y a aquello que es silenciado. Ambos autores conciben a las narrativas como una prctica social que traduce experiencias, representaciones, que orientan nuestra mirada. Sin embargo, cada uno de ellos va a seguir caminos propios en el anlisis de la narrativa conforme al campo donde ellos instalan la reflexin: Silva en el campo del currculo; Mc. Laren, en el campo del multiculturalismo crtico. De todos modos, hablar de narrativa e identidad trae la idea de representacin de las cosas, de si mismo, del mundo... Representacin entendida como un proceso de produccin de significados sociales a travs de discursos. Os significados no pr-existem como coisas no mundo social. atravs dos significados, contidos nos diferentes discursos, que o mundo social representado e conhecido de uma certa forma, de uma forma bastante particular e o eu produzido (Silva, ib. p.170). Los significados cargan la marca del poder que los produjo. Esto significa que no son producidos de forma desinteresada e individual. Hablar de narrativa nos lleva a pensar que ellas estn atravesadas por lneas de poder por lo tanto la narrativa no es un campo tranquilo de produccin de significados. Atravesadas por lneas de poder, las narrativas pueden ser vistas como posibilidad de subvertir historias, parodiarlas, multiplicarlas, histrias que se abram para a produo de identidades e subjetividades contra-hegemnicas, de oposio (ib., p.177). Identidad y lengua extranjera Lo propio y lo del otro: diferencia y xenitud

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    Aprender una lengua extranjera (LE), o sea, comprender y producir sentidos en otra lengua, supera la actividad puramente lingstica. Significa tambin encontrarse continuamente con la alteridad, con la diferencia. Este encuentro no siempre se da de forma explcita y clara; es bueno entonces recordar que el mbito de enseanza de lengua extranjera est fundamentalmente atravesado por dos grandes campos discursivos. Uno de ellos, constituido por los estudios en lingstica y los asociados a la lingstica; el otro, por los estudios que tratan sobre el componente cultural de la lengua en estudio. En otras palabras, el primero, trata de esclarecer los procesos lingsticos y los procesos que revelan cmo la lengua y su aprendizaje construyen el orden social y el orden cultural. Este grupo est constituido por la lingstica, la sociolingstica, la pragmtica, la poltica lingstica, la etnologa y la antropologa lingsticas, entre los principales. El segundo, que trata de forma directa el componente cultural, el nfasis de la enseanza apunta explcitamente hacia la otra cultura, aquella que no es la del alumno de lengua extranjera. Este campo est constituido por los estudios asociados a la Literatura y a la Historia de los pases donde la lengua estudiada opera como lengua materna. El alter es una presencia continua que forma parte de la enseanza y del aprendizaje de una L.E , interesa en esta instancia retener algunas ideas con respecto a la nocin de extranjero, considerando que en este artculo se piensa en un sujeto que lidia con lo extranjero, con la xenitud. En esta seccin, se piensa a la identidad como una construccin que necesita de la diferencia, de la alteridad. Aunque parecen dos conceptos idnticos y simples de aprehenderlos, indica Frias (1992) que el discurso sobre la diferencia es difcil porque est sembrado de contradicciones, est co-habitado por la percepcin y los valores morales; entretanto, el discurso sobre la alteridad que se inscribe en la relacin entre lo mismo y el otro (ib.), lleva a poner en cuestin la propia lgica (Jullien, 1988). Diferencia y alteridad, dos conceptos clave que atraviesan los discursos de las lenguas extranjeras y que conducen hacia la pregunta: qu es lo que hace que una lengua sea percibida como extranjera? Es posible pensar en una lengua absolutamente extranjera? Qu es lo que me lleva a experimentar lo extranjero, lo diferente? De la lectura de Weinrich (1988), es posible extraer de forma ms clara la escasa separacin y la connivencia que existe entre esos dos trminos. El autor muestra cuando la alteridad es percibida como extraa, produce el efecto de xenitud. Se alan de esta manera tres conceptos: diferencia, alteridad y xenitud. O efeito de xenitude uma interpretao da xenitude (ib.p.231); ste no se constituye a travs de la percepcin de un nico trazo que diverge de los propios, de los que forman parte de mi cultura (lo diferente). S se constituye a travs de un conjunto de signos que deben ser interpretados segn otra lgica, segn un descentramiento (la alteridad); as, el efecto de xenitud implica abandonar la idea de centro, sin pensar en convertirse en ese otro, pero reconociendo la existencia de alteridades an cuando sean poco comprendidas o no comprendidas. . Al tratarse de una lengua extranjera, los signos de alteridad se encuentran en diferentes niveles de la lengua: sintctico, fontico, ortogrfico, o sea, en el nivel de la xenitud lingstica que segn Weinrich (ib.,p.242) viene de abajo, y por otros signos

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    de alteridad que vienen de arriba, es decir , de las influencias culturales entre las diversas culturas. Xenitude, que conforme indica el autor, en el aprendizaje de una lengua extranjera no es absoluta, bsicamente por dos razones. Por un lado, y como es sabido, una lengua extranjera se aprende, por lo tanto siendo una meta accesible, la extraeza no es absoluta. En el caso de extraeza absoluta, la meta de aprendizaje de la lengua no sera posible, puesto que la lengua se presentara como un objeto imposible de ser descrito, caracterizado, enseado. Por otro lado, existen universales sintcticos, fonticos, ortogrficos, culturales que debilitan la extraeza. Teora de los universales que, segn Weinrich (ib., p.241):

    ..... ha demostrado de manera bastante convincente la existencia, ms all o ms ac, como se quiera, de todas las diferencias entre las lenguas particulares y las familias de lenguas, de un fondo comn de formas y de estructuras que se repiten, de manera idntica o similar, en todas o casi todas las lenguas de nuestro planeta. As, es posible designar, por ejemplo el rol emisor (primera persona) y el de receptor (segunda persona) en todas las lenguas conocidas del mundo; tambin disponemos de expresiones que sirven para afirmar o negar.....

    Los universales pueden ser entendidos como tranquilizadores para quien aprende una lengua extranjera, ya que siempre hay alguna cosa, algn aspecto de la lengua en estudio que resulta familiar para el alumno, sea en relacin a la propia lengua o a otra lengua ya aprendida, ... en consecuencia, cuantas ms lenguas extranjeras, ms fcil le ser aprender nuevas lenguas, porque reconocer en ellas los universales que ya le son conocidos (ib.,p. 242) Los extranjerismos tambin forman parte de los universales. El comercio, las relaciones internacionales, los medios de comunicacin favorecieron la incorporacin de trazos culturales de otras lenguas, de otras culturas; principalmente extranjerismos de la civilizacin europea o euro-americana. Para Weinrich, Quien se tome el trabajo de aprender alguna de las lenguas llamadas exticas puede estar seguro de que encontrar en ellas un porcentaje no despreciable de elementos que le son perfectamente conocidos (ib., p.242). La teora de los universales permite creer que no existe una lengua que sea absolutamente extranjera. De todos modos, esos son argumentos objetivos sobre la xenitud; objetividad que no coincide con el punto de vista subjetivo del encuentro con la otra lengua. El timbre, la tonada, los estereotipos de lengua difcil o lengua fcil, lengua muerta, evidencian formas variadas y diversos grados de intensidad de los estereotipos construidos con respecto a algunas lenguas extranjeras. Es una cuestin de impresin que los sujetos tienen de una lengua, de la apariencia externa de una lengua. Apariencia que mucho tiene que ver con la produccin escrita, tal es el caso del alemn que presenta palabras compuestas, sonidos fuertemente marcados por las consonantes, verbos que aparecen en el final de las frases. La importancia de identificar los universales, los trazos de xenitud, reside en mostrar que as como algunas veces lo extrao es visto con cierto rechazo, tambin puede ser visto con simpata. Considera el autor aqu comentado, que en el aprendizaje de una lengua extranjera existe una relacin con la esttica, o como indica el autor, una xeno-esttica:

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    Aqu resulta evidente que la xenitud - o ms exactamente dicho, un cierto grado de xenitud - no se percibe necesariamente como una barrera u obstculo, sino que en condiciones especiales se presta a operar como una esttica de la provocacin y a desencadenar, en tanto que xenitud atractiva e interesante, un cierto placer, es decir, el gusto por el objeto extrao. (ib.,p. 247).

    Esa xenitud parece ser la llave del encanto de las lenguas extranjeras, por eso, Weinrich considera que el profesor debe aprovechar con ingenio esa xenitud, antes de que las lenguas pierdan la extraeza para el sujeto que aprende. Cruzar fronteras En esta seccin recuerdo a Sarup (1995, p. 268), cuando habla de los inmigrantes, de aquellos que dejan sus hogares, emprenden difciles viajes y tratan de cruzar fronteras. Esa actitud de abandono de lo propio, de distanciamiento de lo propio (la lengua materna), para entrar en otro mundo (el de la lengua extranjera) para ser tan feliz como en el primero, es clsica del alumno en la formacin en Lengua Extranjera. Una gran diferencia entre el estudiante de lengua extranjera y las reflexiones que Sarup presenta reside en que el inmigrante, cuando atraviesa la frontera, busca un nuevo comienzo, soportar el dolor de la separacin (ib., p. 296). Dolor que no es experimentado en el aprendizaje de una lengua extranjera, porque el traslado no es real, es aparente. Igualmente, es vlido preguntarse: qu es lo que hace que esa nueva lengua, esa nueva cultura se convierta poco a poco en otro hogar? Porque, en realidad, no hay abandono del propio hogar. Hay un continuo transitar de uno hacia el otro, de lo propio para el alter. En ese transito, lo extrao comienza a volverse familiar, sin embargo no siempre es el lugar donde es posible sentirse seguro, refugiado. En la bsqueda de un nuevo lugar, sea en el sentido que indica Sarup, referido al hogar, sea en el sentido referido a otra lengua, aparece la cuestin de la bsqueda de otro lugar. La gran ventaja del inmigrante imaginario (el alumno, el profesor de L.E.) consiste en que l puede ir y venir, abandonar, distanciarse, pasar del otro lugar hacia el propio cuando lo desee o necesite. Indica Sarup (ib.) que el trmino lugar es muy rico. Resalta que los lugares se construyen socialmente y dan cuenta de relaciones de fuerza que van creando una jerarqua de lugares. De manera general, segn ese autor, el lugar se relaciona con la tradicin. La tradicin tiene dinamismo, lleva a pensar en cambios que no siempre son reconocidos. Lugar que en el mbito de las lenguas extranjeras es constituido y ocupado por sujetos bastante particulares. Algunas particularidades ya fueron presentadas, como por ejemplo, la posibilidad del sujeto de transitar de un mundo lingstico y cultural hacia otro, de desarrollar una xeno-esttica que le permite interpretar la xenitud, de desarrollar una personalidad plural y, acreciento, la posibilidad de constituirse en portavoz de otra cultura. Figura del portavoz que le permite un ir y venir, entre identificacin y diferenciacin. Identificacin en el sentido de la similitud con los sujetos que hablan la

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    otra lengua; diferenciacin, pues lo remite tambin a la diferencia con los sujetos de la otra lengua y a aquellos de la propia. Figura del viajero que opera como la memoria que actualiza lo diferente, el Otro, gesto de memoria que se da a travs del funcionamiento de la palabra, que crea un puente entre el yo, nosotros y el otro. Memoria viajera que puede descentrarse, pero siempre est afectada por los procesos histricos que la constituyen, que le posibilitan procesos de interpelacin. A modo de cierre De acuerdo a la presentacin realizada, no cabra pensar la construccin de la identidad social como una teorizacin abstracta y s como un relato de las prcticas culturales que constituyen los procesos de formacin, en este caso el del sujeto-profesor de L.E. El sujeto-profesor, el estudiante de L.E. se desplazan, se descentran, ocupando diferentes posiciones-sujeto, porque son diferentes los procesos discursivos de los que deben apropiarse para efectivizar la construccin de significados que singularizan las diversas formas de comunicacin en la otra cultura. Procesos discursivos impregnados por prcticas sociales, narrativas... interdiscursos, por lo tanto no pueden ser reducidos especficamente a la lgica de la gramtica y de la estructura lingstica.

    De las diversas posiciones: del portavoz, del inmigrante imaginario, del xenoestta, del lingista, del viajero, son producidas diversas narrativas, son trazadas diversas y diferentes fronteras. Son trazadas diferentes historias no slo sobre el otro, sino tambin sobre nosotros mismos, y sobre lo que los otros hablan de nosotros. Notas (1) Los autores referenciados en esta seccin expresan la idea de crisis de la modernidad. (2) Trmino usado por Ballesteros (ib, p. 134) (3) Silva se refiere a papel de la escuela puesto que el artculo consultado trata fundamentalmente la relacin entre currculo e identidad social en el marco de la institucin escolar. (4) Coloco las comillas pues se trata de una expresin de Silva. (5) Expresin tomada de Zoppi-Fontana (1997), cuando analiza el papel del ex-presidente de Argentina, Ral Alfonsin, en su relacin con el pueblo argentino Bibliografa -BALLESTEROS, E. Arte, identidad y globalizacin. In: BAYARDO, R & LACARRIEU, M. (comp.) Globalizacin e identidad cultural. Buenos Aires: Siccus, 1997. p. 131-145. - CANCLINI, N. Quin nos va a contar la identidad? In: NUEZ GORNS, L. & SOLS LEREE, B. (comp.) Comunicacin: identidad e integracin latinoamericana. II Encuentro Latinoamericano de Comunicacin Social, Mxico: Universidad Iberoamericana. 1994. - CUCHE, D. La nocin de cultura en las ciencias sociales. Buenos Aires: Nueva visin, 1999. - FRIAS, M. J. Lngua materna - lngua estrangeira. Uma relao multidimensional. Portugal: Porto editora, 1992. - HALL, S. The question of cultural identity. In: HALL,S.& Mc GREW (Orgs.) Modernity and its futures. Cambridge: Polity/Open University, 1992. p.274-316.

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    IntroduccinEl concepto de identidadIdentidad y narrativaIdentidad y lengua extranjera Cruzar fronteras