Nº 63 SEMANA · llenos del Espíritu Santo Yo soy el camino y la verdad y la vida Lectura del...

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NORTE SEMANA DE LA CICLO (A) 2020 10 de Mayo Nº 63 V DOMINGO DE PASCUA EL MENSAJE DE LA SEMANA VIVIR Y DEJAR VIVIR É sa es la expresión que hemos oído muchas veces y que incluso nosotros mismos tenemos en nuestros labios: vivir. Que nos dejen vivir nuestra propia vida, y dejar que cada uno viva su vida a su manera. Lo que pasa es que, si escarbamos en el significado de esta frase, podemos perdernos: ¿vivir qué?; ¿vivir para qué?; ¿qué hay que hacer para acertar a vivir plena- mente? Son preguntas elementales, senci- llas, que no tienen respuesta fácil. Jesús lo expresó acertadamente: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Para los judíos, que vivieron la experiencia del desierto, estaba muy claro lo impor- tante de no equivocarse de camino, de acertar. Equivocarse en el desierto, tomar un camino errado, equivalía a ir derecho a la muerte. AL Los planes de Dios siempre serán mejores que los míos primera lectura evangelio segunda lectura salmo responsorial Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo Yo soy el camino y la verdad y la vida Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7 Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-12 En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged Que tu misericordia, Se- ñor, venga sobre noso- tros, como lo esperamos de ti Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real Salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19 Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9 Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reani- marlos en tiempo de hambre. Queridos hermanos: Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también voso- tros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso se dice en la Escritura: «Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado». Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la PARA PENSARLO... Los griegos daban culto a la verdad. Es- cuchaban con atención a sus filósofos disertando sobre el tema y se preguntaban dónde estaba la verdad, dónde encontrarla, quién podría ayudarles a descubrirla? ¿ACEPTAS A JESÚS ¿ACEPTAS A JESÚS COMO CAMINO A COMO CAMINO A RECORRER, VERDAD RECORRER, VERDAD A ACOGER Y VIDA A ACOGER Y VIDA A ASUMIR? A ASUMIR? a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y les encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servi- cio de la palabra». La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Ni- canor, Timón, Parmenas y Nicolás, pro- sélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os lla- mó de las tinieblas a su luz maravillosa. En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Pa- dre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y Los hombres y mujeres de todos los tiem- pos queremos vivir de una manera autén- tica, en hondura, en profundidad, a pleno pulmón. Y ésta es la oferta de Jesús, su pretensión: ofrecerse como Verdad que libera, que da sentido al vivir, como Camino seguro que nos lleva a una meta plenificante, como Vida que nos hace hondamente felices, con esa felicidad que sólo el Amor nos puede dar. Si recorremos ese camino, duro y oscuro a veces, pero que nos lleva a un final que responde a los de- seos más hondos de nuestro cora- zón, experimentaremos la seguri- dad que sólo Él nos puede ofrecer. Si acogemos su verdad, a veces velada y aparentemente contradic- toria, podemos tener la seguridad que seremos personas realmente libres. Si acogemos su vida, su amor, viviremos una paz, una confianza, que nadie nos podrá arrebatar. Y eso es ser seguidor de Jesús: vivir la vida como una aventura tras los pasos del Resucitado que pasó por la vida haciendo el bien. os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo po- demos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Na- die va al Padre sino por mí. Si me conocie- rais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstra- nos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre».

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NORTE

SEMANADE LA

CICLO (A)

202010 de Mayo

Nº 63

V DOMINGO DE PASCUA

EL MENSAJE DE LA SEMANA

VIVIR Y DEJAR VIVIR

Ésa es la expresión que hemos oído muchas veces y que incluso nosotros mismos tenemos

en nuestros labios: vivir. Que nos dejen vivir nuestra propia vida, y dejar que cada uno viva su vida a su manera.

Lo que pasa es que, si escarbamos en el significado de esta frase, podemos perdernos: ¿vivir qué?; ¿vivir para qué?; ¿qué hay que hacer para acertar a vivir plena-mente?Son preguntas elementales, senci-llas, que no tienen respuesta fácil. Jesús lo expresó acertadamente: Yo soy el camino, la verdad y la vida.Para los judíos, que vivieron la experiencia del desierto, estaba muy claro lo impor-tante de no equivocarse de camino, de acertar. Equivocarse en el desierto, tomar un camino errado, equivalía a ir derecho a la muerte.

ALLos planes de Dios siempre serán mejores que los míos

primera lectura

evangelio

segunda lectura

salmo responsorialEligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo

Yo soy el camino y la verdad y la vida

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-12

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.

Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged

Que tu misericordia, Se-ñor, venga sobre noso-tros, como lo esperamos de ti

Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real

Salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia,para librar sus vidas de la muerte y reani-marlos en tiempo de hambre.

Queridos hermanos:Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también voso-tros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.

Por eso se dice en la Escritura: «Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado».

Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la

PARA PENSARLO...

Los griegos daban culto a la verdad. Es-cuchaban con atención a sus filósofos disertando sobre el tema y se preguntaban dónde estaba la verdad, dónde encontrarla, quién podría ayudarles a descubrirla?

¿ACEPTAS A JESÚS ¿ACEPTAS A JESÚS COMO CAMINO A COMO CAMINO A

RECORRER, VERDAD RECORRER, VERDAD A ACOGER Y VIDAA ACOGER Y VIDA

A ASUMIR? A ASUMIR?

a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y les encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servi-cio de la palabra».

La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Ni-canor, Timón, Parmenas y Nicolás, pro-sélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.

La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos.

Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os lla-mó de las tinieblas a su luz maravillosa.

En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos:«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Pa-dre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y

Los hombres y mujeres de todos los tiem-pos queremos vivir de una manera autén-tica, en hondura, en profundidad, a pleno pulmón. Y ésta es la oferta de Jesús, su pretensión: ofrecerse como Verdad que libera, que da sentido al vivir, como

Camino seguro que nos lleva a una meta plenificante, como Vida que nos hace hondamente felices, con esa felicidad que sólo el Amor nos puede dar.Si recorremos ese camino, duro y oscuro a veces, pero que nos lleva a un final que responde a los de-seos más hondos de nuestro cora-zón, experimentaremos la seguri-dad que sólo Él nos puede ofrecer.

Si acogemos su verdad, a veces velada y aparentemente contradic-toria, podemos tener la seguridad que seremos personas realmente libres. Si acogemos su vida, su

amor, viviremos una paz, una confianza, que nadie nos podrá arrebatar.

Y eso es ser seguidor de Jesús: vivir la vida como una aventura tras los pasos del Resucitado que pasó por la vida haciendo el bien.

os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo po-demos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Na-die va al Padre sino por mí. Si me conocie-rais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstra-nos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre».

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Esta hoja contiene textos e ideas de elaboración propia y otras de autores conocidos o textos sin re-ferencia obtenidos de la red. Esta publicación, sin ánimo de lucro, les agradece a todos su voz expre-sada con el único objetivo de que llegue a más personas y constituya un mensaje compartido.

UN DOMINGO SIN MISAUN DOMINGO SIN MISA no parece un domingo

Para SaberPara Saber Minutos de SabiduríaMinutos de SabiduríaPensar no cuesta nadaPensar no cuesta nada

Cada semana una semillaCada semana una semilla

Detrás de las palabrasDetrás de las palabras

Para PensarPara Pensar

Para ReirPara Reir

¿Sabías que la palabra cristia-no solo aparece 3 veces en la

Biblia?

Lo encuentras en Hechos 11:26, Hechos 26:28, 1 Pedro

4:16

Si te caes, tienes que volver a levantarte. Los errores son una

fuente de aprendizaje.

Uno malo:¿Cuál es la montaña más lim-

pia?—El volcán. Porque echa ceni-

za y después LAVA.

Otro peor:¿Alguien sabe cual es el lápiz

que más moja?—Pues lapiscina

Un pensamiento espiritual relativamente amplio Un pensamiento espiritual relativamente amplio de sabiduría espiritualde sabiduría espiritual

“El colegio de los cristales rotos”“El colegio de los cristales rotos”

Sólo la fe puede reconocer que la Iglesia posee estas propiedades por su origen divino. Pero sus manifestaciones históricas son signos que hablan también con claridad a la razón humana. Recuerda el Concilio Vaticano

I: “La Iglesia por sí misma es un grande y perpetuo motivo de credibilidad y un testimonio irrefutable de su misión divina a causa de su admirable propagación, de su eximia santidad, de su inagotable fecundidad en toda clase de bienes, de su

unidad universal y de su invicta estabilidad” (DS 3013).

Catecismo de la Iglesia Católica nº 812

Había una vez un colegio que siempre tenía unas cuantas ventanas con los cristales rotos. No había un día en el que no fuera el cristalero a cambiar algún cristal al despacho del director, al jefe de estudio, a la sala de profesores, la biblioteca, los laboratorios o en

algún pasillo. El caso era que la policía no podía coger a los gamberros, porque era una cosa de los chicos y chicas que iban al colegio. Era como una especie de reto, de apuesta y entre ellos se tapaban para que nadie les pillara.

La fama del colegio de los cristales rotos llegó a muchos lugares y cada vez más gente se acercaba hasta allí a ver el estropicio. Y así, poco a poco, algunos de los visitantes decidieron colaborar y empezaron a lanzar piedras para romper más cristales. El problema es que los visitantes lanzaban piedras contra cualquier cristal. Y así fue como un día, el colegio amaneció con los cristales ro-tos. No era una mañana cualquiera. Los alumnos tuvieron que quedarse en el patio, mientras los operarios retiraban los cristales. Al principio a todos les pareció muy divertido. Pero hacía tanto frío que les duró poco.

Pero, lo peor llegó después. Al día siguiente, cuando llegaron al colegio los alumnos vieron que había paneles de madera en las ventanas. Y cuando entraron en sus clases y los profesores quitaron los paneles se encontraron con que no habían cristales. En todas las aulas los profesores explica-ron lo mismo.

Como no os gustan los cristales, hemos decidido prescindir de ellos. De ahora en adelante no se repararán más las ventanas.

El revuelo fue tremendo. Unos empezaron a culpar a otros, a acusarse y airear todo tipo de trapos sucios.

Así durante varios días, los alumnos ex-perimentaron las consecuencias de sus ac-tos. Y cuando ya parecía que el colegio se iba a quedar así, un día ya tenía cristales en todas las ventanas. Pero ni uno volvió a aparecer roto otra vez.

UNA MISA EN VIDA PUEDE SER MÁS PROVECHOSA

QUE MUCHAS DESPUÉS DE MUERTO...

“Superficialidad” “Superficialidad”

Liturgia de la PalabraLiturgia de la Palabra

En la meditación de las acciones diarias, está el aprendizaje que nos enriquece a nosotros mismos, y a los demás, dando consejos sabios. Nos perdemos muchas cosas que la vida quiere enseñarnos, si hacemos

simplemente lo que tenemos que hacer, sin profundizar en lo que hacemos. Si quieres crecer sin límites, medita tus acciones.

La liturgia de la palabra se inicia poniéndonos a la escucha. Nos in-vita a situarnos en la presencia de

Dios con el fin de escucharle:

“En la tarde de la Pascua, Jesús decía a sus apóstoles: es necesario que se cum-pla todo lo que está escrito en la ley de Moisés y en los profetas (Antiguo Testa-mento) y en los salmos, acerca de mí… La Iglesia vio en la secuencia de libros que Jesús menciona, el orden ritual de las lecturas.

Hacia el año 155, en Justino mártir, que escribe para explicar al emperador An-tonino Pio lo que hacen los cristianos, encontramos las grandes líneas de lo que se leía en la celebración eucarística: “Se leen las memorias de los apóstoles y los escritos de los profetas, tanto tiempo como es posible”. Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos

Palabras sabiassabias

Palabras de vidade vida

Palabras de alientode aliento

“Dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Des-perté y vi que la vida no era

más que servir. Serví y vi que servir era la alegría”

Rabindranath Tagore

“Vivir fácilmente, pero sin fri-volidad; ser alegre sin desenfre-no y valiente sin soberbia; tener confianza y gozosa resignación

libre de fatalismos. He ahí el arte de la vida”

Theodor Fontane

“¡Cuán bueno hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera

dar su corazón, su alegría. ¡Y la alegría es contagiosa!”

Fiodor Dostoievski

todos juntos y oramos por nosotros (…) y por todos los demás donde quiera que estén, a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y en nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar así la salvación eterna. Cuando termina esta oración nos besamos unos a otros”

Félix María Arocena