Morales, E. ¿Cuál es el origen del Mal? Una aproximación hegeliana a un prob lema filosófico...

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"La pregunta por el origen del mal ha estado presente en varios pensadores y Hegel elaboró una respuesta lucida a este respecto. Procederé problematizando el desarrollo hegeliano del origen del mal en la Fenomenología del Espíritu, concentrado esfuerzosen el trípode del Das Gewissen. Die Schöne Seele y el despliegue necesario del Das Böse de la certeza moral en el Espíritu cierto de sí mismo.No obstante, la variación de schlecht no será centro de mi presentación, pues esbozaré más una ruta para la discusión en torno al origen del mal, no rastrear quién es el individuo malvado."

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  • CUADRANTEPHI NO. 26-272013, Bogot, Colombia

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    Cul es el origen del Mal?

    Una aproximacin hegeliana a un problema filosfico fundamental

    Esteban Morales Herrera, S.I.Carrera de filosofa

    Pontificia Universidad JaverianaBogot, Colombia

    [email protected]

    La pregunta por el origen del mal ha estado presente en varios pensadores y, Hegel elabor

    una respuesta lucida a este respecto. Proceder problematizando el desarrollo hegeliano del

    origen del mal en la Fenomenologa del Espritu, concentrado esfuerzos en el trpode del

    Das Gewissen. Die Schne Seele y el despliegue necesario del Das Bse de la certeza moral

    en el Espritu cierto de s mismo. No obstante, la variacin de schlecht no ser centro de mi

    presentacin, pues esbozar ms una ruta para la discusin en torno al origen del mal, no

    rastrear quin es el individuo malvado.

    The question of the cause of evil has been present in various philosophers and Hegel

    developed a lucid answer to this. I will proceed by questioning the Hegelian development of

    the origin of evil in the Phenomenology of Spirit, attentive on tripod Gewissen, Die Schne

    Seele and the necessary arrangement of Das Bse, in the case of moral certainty in the real

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    spirit of its own. However, the concept of schlecht not be the center of my writing, I will

    plan it's a route to the discussion of the origin of evil, not who is the malevolent.

    Pero lo que sale de la boca, del corazn sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazn salen los

    malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las

    blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no

    contamina al hombre.1

    La pregunta por el origen del mal ha estado fecunda en muchas mentes. Ha inquietado, sin

    lugar a dudas, no slo las conciencias de quienes se han atrevido a pensar tal origen; en ella

    como un inevitable black hole han sido arrastradas hacia sus oscuros resquicios, sociedades

    y poblaciones humanas. Tal inquietud, nos sumerge en una pregunta mayor, mejor, en un

    necesario reconocimiento que conduce a volver sobre el propio mal. Un terreno as por

    indagar hace ms complejo el modo en cmo se aborda y se generan preguntas, ms que

    respuestas, a una realidad que sabemos (por vital experiencia) nos atraviesa y envuelve. Tal

    abismo, insondable, halla su fondo en nosotros, en nuestra ntida finitud, ella que nos es

    transparente en cada momento en la que somos encontrados por otros y con sus rostros nos

    dicen, te has hecho mal? o nos has hecho mal? Y digo insondable pues el mal est

    emergiendo del mismo interior. Esperar la conciencia una pregunta distinta, inclusive de

    parte de nosotros mismos?O inclusive una accin (no sigo aqu una posicin vallejiana-

    pesimista)que acabe de una vez por todas la finitud que nos constituye e indefectiblemente

    nos crea como seres humanos capaces de mal? Como dir Alain Badiou a este ser humano,

    capaz de mal, este masacrador sistemtico persigue, en los hormigueros gigantes que

    edific, intereses de supervivencia y satisfaccin ni ms ni menos estimables que los topos

    o de las lucirnagas. El animal humano ha probado ser el ms taimado de los animales, el

    ms paciente, el ms obstinadamente esclavo de los deseos crueles de su propia potencia

    (Badiou, 2004: 90). Resulta una evidencia irrefutable, cuando se accede a la historia

    (Geschichte) que hemos construido como seres humanos, encontrar en unos momentos de

    1Mt 15, 18-20.

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    modo escandaloso y en otros ms sutil las expresiones del mal que nos habita, como bien lo

    nota Queiruga[L]a misma historia humana, aparte de continuar y aun agudizar esa lucha, resulta inconcebible sin

    terribles costos en el uso unas veces voluntariamente torcido y otras, incluso sin pretenderlo, tan

    cruelmente conflictivo- de la libertad: historia absurda contada por un loco (Shakespeare) o altar

    donde es sacrificada la felicidad de los pueblos (Hegel) frases que reflejan lo terrible e innegable de

    una experiencia comn (Queiruga, 2011:66).

    Experiencias transparentes a la mirada se pasean por doquier, no solo en la memoria, mas

    en la inmediatez real de nuestra historia humana comn: el barbarismo post-conquista de

    las Amricas, el genocidio judo bajo el andamiaje nazi2, la masacre de Trujillo, Chengue,

    El Salado, el Naya, Macayepo, Bojay, Ituango, Segovia o la masacre al partido poltico la

    Unin patritica en nuestro pas.

    El movimiento de esta oposicin es, por de pronto, la instauracin formal de la igualdad

    entre lo que el mal es en s y lo que enuncia; tiene que ponerse ahora de manifiesto que

    ella es mala y, as, que su existencia es igual que su esencia: la hipocresa tiene que ser

    desenmascarada3

    En el prlogo de la Fenomenologa, Hegel introduce la nocin de mal en los siguientes

    trminos: Ciertamente el mal y lo falso, no son tan malignos como el diablo, pues,

    encarnados en ste, se ha hecho de ellos incluso un sujeto particular; en tanto que lo falso y

    2 Como lo observa Ren Girard, de todos los desastres de los dos ltimos siglos, el ms significativo, desde nuestra perspecti va, es ladestruccin sistemtica del pueblo judo por el nacionalsocialismo alemn () durante la guerra el nazismo intent ocultar el genocidio.Pero si hubiera triunfado, creo que lo habra hecho pblico, para demostrar que, gracias a l, la preocupacin por las vctimas noconstitua ya el sentido irrevocable que haba representado en nuestra historia (Girard, 2002: 221-222). El caso nazi de exterminiotambin es notado por Alain Badiou, dando un salto adelante al determinar el genocidio como medida de todo mal. Cito: el exterminio,precisamente, es a un tiempo la medida de todo el Mal del que nuestra poca es capaz y como tal, resulta en s misma inconmensurable-y tambin lo cual supone medirla sin cesar- aquello a lo que debe compararse todo cuanto requiera juzgarse segn la evidencia del Mal(Badiou, 2004: 95).

    3Hegel, 2010:356.

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    lo malo son slo universales, pero no dejan tener una esencialidad propia uno frente al otro

    (Hegel, 2010:97). Cabe la posibilidad de la encarnacin del mal en la figura, cristiano-

    juda, del diablo? Pens Hegel que el diablo podra ser encontrado histricamente

    caminando al frente de su casa? Quiz en su mente inquieta pasaron las figuras de Nern,

    Calgula, Herodes, Timor el cojo, Hernn Corts y Csar Borja.

    En nuestras mentes pasan las figuras de Hitler, Kim II Sung, Reynhard Heydrich, Idi Amin,

    Pinochett, el expresidente Uribe y tantos guerrilleros, paramilitares, militares, por decir

    posibles candidatos en el contexto colombiano Podemos admitir que un sujeto que ha

    concentrado tantas acciones de mal, sea una encarnacin de lo que Hegel llama Diablo?

    Qu lugar tiene la formacin del sujeto moral, incluso si admitimos los marcados acentos

    del cristianismo latiendo en las lneas hegelianas? Slo que no es objetivo de este escrito

    hilvanar los argumentos hegelianos que fundamentan la formacin moral del sujeto.

    Stephen Houtlgate s lo pretende y creo, lo logra:

    la filosofa hegeliana cree que el Cristianismo requiere que nosotros nos

    convirtamos en sujetos morales, si queremos ser verdaderamente humanos.

    Debemos aceptar tambin que somos responsables por nuestras acciones, y

    debemos tomar consciencia de la culpa cuando hemos fallado en hacer lo

    que es bueno. La fe acierta en que nosotros podemos ser seres amantes

    solo si paramos de amar desde nuestros propios esfuerzos morales y nos

    dejamos poseer por el Espritu Santo. Slo si aceptamos que no estamos

    sujetos a una condenacin moral, absoluta e irrevocable, sino que somos

    perdonados cuando fallamos, que es la condena moral irrevocable, y no

    obstante que somos perdonados cuando hacemos el mal4.

    4A seguir el texto anglosajn, philo sophyHegel believes that Christianity requires that we become moral beings, if we are to becomefully human. We must also accept that we are responsible for our actions and must take the blame when we fail to do what is good. Faithasserts that we can become loving beings only if we stop trying to love through our own moral efforts alone and let ourselves be takenover by the Holy Spirit. It also asserts that we can become loving beings only if we accept that we are not subject to absolute, irrevocablemoral condemnation, but are forgiven when we go wrong. (Houtlgate, 2004: 30).

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    El mismo autor contina expresando que dado el contexto cristiano en el que Hegel se

    mueve bien acude a recursos morales, y en consecuencia ste interpreta que el cristianismo

    ensea que la plenitud original y el amor nos son concedidos cuando pasamos ms all de

    la simple conciencia del bien y del mal5. Para nuestra cuestin, la denominacin dada al

    mal resulta no slo un problema del lenguaje que trae consecuencias serias para la

    interpretacin, sino tambin con respecto al giro fundamental hacia la absolutizacin de las

    singularidades. En otras palabras, la naturaleza del mal, en la Fenomenologa, est presente

    como el modo en el que se absolutiza la singularidad de la conciencia. Es decir, que se

    genera a partir de la afirmacin del, permtaseme el trmino, yo (Cfr.Westphal, 2009: 259).

    Dados los pasos anteriores, qu define a lo finito, a lo contingente? Se puede abordar un

    intento de definicin como la necesaria imposibilidad de ser, una negacin, o como la

    privacin? S, si se tiene como supuesto que la existencia, de la realidad y del ser humano,

    tiene cierta tendencia a la plenitud o infinito (me refiero en el sentido del Cappas Dio

    inherente que nos constituye como seres humanos). Aunque aqu no pretendo hablar de ese

    modo de humanizacin que deviene de dicha capacidad de Dios. Volviendo sobre el punto

    que nos interesa, lo finito es en su lmite intensivo una carencia, experiencia no satisfecha y

    comporta contradiccin6. Dicha contingencia est concebida desde la pregunta por un tipo

    de muerte en vida que acontece en el sujeto, sta muerte pasa por la reconciliacin y el

    sacrificio; como lo ve Dean Moyar,

    generando varias enfermedades existenciales: la ley del corazn, el frenes de la auto-

    presuncin el espritu del reino animal y el engao, o el asunto en sus manos, y el el

    alma bella, el mal. Ni por un lado el mundo de la fantasa, o la autoconciencia movida

    contingentemente, la motivacin de la satisfaccin de la pasin o la pura auto-legislacin

    del sujeto noumenal, puede realmente actuar en su autoconciencia y entonces morira un

    5Cito el texto ingls christianity teaches that genuine wholeness and love are granted us when we pass beyond the merely moralconsciousness of good and evil ( Houtlgate, 2004: 30). La fe cristiana tiene consecuencias de carcter moral y tico, que bajo la miradade Hegel, ella tiene una supremaca que no se puede eliminar.6 Como lo elabora Queiruga en la precisin sobre el trmino de la negacin presente en Hegel, dado que dicha idea [est] muy viva en elcomienzo de la Modernidad, que Hegel eleva a principio fundamental de su filosofa, como motor de la negacin dialctica: Algo sesabe como lmite o falta, es ms algo, algo se siente como lmite o falta solamente cuando uno, al mismo tiempo, est ms all [de ello](Queiruga, 2011:75).

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    tipo de muerte viviente sin el momento de la reconciliacin y el sacrificio en el que se

    concentra Hegel (Moyar, 2008: 269)7.

    Ahora me dispongo a introducir la nocin de lo que nos mueve al mal est, en su origen,

    dada por el egosmo. Los grados de negatividad que obligan a cada figura del Espritu a

    invertirse y seguidamente engendrar una nueva figura que a su vez la suprime y la

    conserva. Lo anterior segn el doble sentido del Aufhebung de Hegel. Como lo nota

    Ricoeur, as la dialctica hace coincidir en todas las cosas lo trgico y lo lgico, hace falta

    que algo muera para que nazca algo ms grande. En este sentido la desdicha est en todas

    partes pero es superada en todos los lados en la medida en que la reconciliacin prevalece

    siempre sobre el desgarramiento (Ricoeur, 2008: 181). De hecho el filsofo alemn

    asegura que hay verdad desde ambos lados del conflicto, pues l piensa que existe verdad

    desde ambos lados de la disputa. El alma bella acierta cuando afirma que los motivos de

    nuestras acciones ordinarias son egostas; pero est ciega en la necesidad de actuar en el

    mundo(Westphal, 2009: 251).8.

    En los escritos hegelianos la experiencia del mal se concreta en medio de la comunidad

    humana, concreta y sumergida en los conflictos que las mismas relaciones comportan. De

    hecho, la aparicin del mal tomar formas altamente concretas y con evidencia histrica

    indefectible. El cerrar los ojos ante lo real del mal expresado en las diversas culturas y en

    los procesos histricos, en tiempos y espacios extremadamente concretos, sera negar el

    pensamiento hegeliano.,

    Tomada en su forma extrema de particularidad, y de una comunidad, por lo tanto, igualmente

    tomado de su forma extrema de lo concreto histrico. Es en la historia del mundo, Hegel dice

    que nosotros encontramos la completa expresin del mal concreto. Una nueva escasez del

    espacio, la ms extrema de todas, ha sido creada9

    7 El texto ingls es, generating various existential pathologies: the law of the heart, the frenzy of self -conceit, the spiritualanimal kingdom and deceit, or the matter in hand itself, and the beautiful soul, evil. Neither side of this fantasy world, either aself-conception as a contingently motivated, passion-satisfying engine, or a pure self-legislating noumenal subject, can actually act onits self-conception and so would die a kind of living death without the moment of reconciliation and sacrifice that Hegel points to(Moyar, 2008: 269).8En el texto anglosajn, Hegel thinks that there is truth on both sides of this dispute. The beautiful soul is right to think that the motivesfor our ordinary actions are selfish; but it is blind to the need to act in the world9 En el texto ingls se lee, at the point now reached, however, the possibility of a community of individuals self -consciously capable ofevil is at issue of individuals, in other words, taken in their extreme form of particularity, and of a community, therefore, equally taken

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    Los oponentes (de un conflicto en donde se puede notar expresiones de mal) estarn de

    algn modo condicionados por intenciones hipcritas que son, intencionada y

    conscientemente, elegidas desde la propia libertad10. Ahora bien en medio de la disputa

    generada por el conflicto de sus intereses encontrados, se concede que la muerte realmente

    va ms all de la muerte fsica, es la muerte espiritual. Dicha experiencia hunde sus

    fundamentos en el estar movilizado por intereses de mal11. Se puede notar en este punto que

    en la Fenomenologa est presente dicho mal bajo la forma de la hipocresa,

    Es adems una hipocresa, porque hace como si semejante emitir juicios no fuera otra manera de ser

    malo, sino la conciencia recta y justa de la accin, y dentro de esta irrealidad efectiva y vanidad de

    saberlo todo y saberlo mejor, se opone as misma ms all de los actos que vilipendia, y quiere que su

    hablar inactivo sea tomado por una realidad efectiva excelente (Hegel, 2010:359).

    Si el impulso conocedor hegeliano de la finitud pas por el Sapere aude!12de Horacio, no

    s, pero ciertamente l si se atrevi a pensarse y pensar el mal posible como expresin de la

    contingencia humana. Ms aun dando un paso adelante, sobre las posibilidades de

    reconciliacin13 posibles ante el problema del mal y sus consecuencias. Como hemos dicho,

    la experiencia de la reconciliacin est fundada por el reconocimiento de las motivaciones

    egostas, fundadas en la finitud que acudiendo a la metfora de la fuente sale desde el

    interior nuestro. Cito:

    La solucin a la disputa viene cuando cada parte admite sus fallas, perdona al otro y reconoce

    que no es mejor que ese otro. La conciencia moral que se mueve con intereses egostas al

    in its extreme form of historical concreteness. It is in world history, says, that we encounter the sum total of concrete evil. A newscarcity of space, the most extreme of all, has been created (Westphal, 2009: 266).10Russon lo expresa as, moral action is, then, action that comes from choice, from freedom. Our experience is fundamentally intuitive.What this means is that we will always be finding our way in life through experiences that impress themselves upon us compellingly,without the possibility of stepping beyond our own ways of making sense of find some independent ground of justification for ourbeliefs (Russon, 2004:147).

    11Indeed, in this renewed battle of prestige () the opponent is guilty of either evil or hypocrisy ( PS 356.7 10/ M 401). As we saidearlier, the threat is no longer just death, but spiritual death (Westphal, 2009: 266).12 Expresin usada por Kant, que originalmente pertenece a Horacio.Q. Horati flacci epistvlarvm liber primvs, n.40.13 El en S reconciliador en el que ambos yoes desisten de su contrapuesta existencia, es la existencia de un yo extendido en dualidad [oextendido a dualidad, o estirado a dualidad], que precisamente en esa forma permanece igual a s mismo y que en su completoextraamiento y en su completo contrario tiene la certeza de s mismo, se trata de Dios apareciente en medio de ellos que se saben comoel saber puro, como puro saber (Ricoeur, 2008: 182).

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    interior de sus acciones ordinarias; ella confiesa su mal: yo soy (Ich bins) (PS 359.24/M 405).

    El alma bella reconoce la necesidad de obrar en el mundo; y ella admite que su insistencia en la

    pureza y la plenitud es solo un tipo de vanidad y amor propio, y despus de todo todos lo

    tienen14(Westphal, 2009: 251).

    No hay otra causa del mal que es fruto de la libertad y actos humanos. No hay factores

    externos, no es serio ni responsable (a cuenta de sostenerse ingenuo) que se transfiera la

    causa del mal bajo mi propia autora, a otros. Ms an la experiencia del mal es tal por la

    vanidad y un cierto amor hacia s mismo. Como Hegel lo expresa,

    o llega al auto-sentimiento de s en su existencia, y por tanto, al placer, el juzgar sabe lo interior como

    pulsin hacia una felicidad propia, aunque esta consistiera nicamente en la vanidad moral interior, en el

    placer de ser consciente de la propia excelencia (Hegel, 2010:358).

    Me temo que la evidencia de nuestra historia personal (y el acceso que nos llega de otras

    existencias) nos lleva a una, ansiada pero an no tan arraigada, humilde conciencia de

    nuestra finita condicin hasta el momento mismo en que seamos abrazados por la finitud

    ms real, la muerte. Quisiera no dejar a un lado el silencio que resulta compaero del no

    saber el porqu del absurdo del mal, de su conflictividad15. La presencia de este silencio

    cala hondo en los pensamientos, susceptibles de examen, pues este ejercicio acadmico no

    deviene ajeno al dolor y al sufrimiento generado por las diversas expresiones de finitud que

    personal y en los otros ha generado mal. No es objetivo de este escrito arrojar intentos de

    respuestas que estn ms all de la comprensin del asunto que nos convoca, no obstante,

    pretendidamente esperanzador en el abismo del mal, que de estas lneas podra

    14 El texto original anglosajn lo entiende as, t he solution to the dispute comes when each side admits its failings, pardons the other, andrecognizes that it is no better than the other. The common moral consciousness admits that there are selfish motives behind its ordinaryactions; it confesses about evil: Im the one! ( Ich bins) (PS 359.24/M 405). The beautiful soul recognizes the necessity of acting in theworld; and it admits that its insistence on purity and integrity is only a kind of vanity and amour-propre all its own.

    15Nos concentraremos de modo particular en la VI parte de la Fenomenologa, titulada el Mal y el perdn. Al respecto del conflicto espreciso ubicarle dentro de la distincin entre orgullo y prestigio. En la batalla original del prestigio no hay asunto refer ente al mal.Prestigio no es necesariamente orgullo. Pero el orgullo, raz bblica de todos los males, en un tema en el juicio final y el mal es laamenaza ltima hacia la vida en comn. Hegel lo supera [el mal] al final del captulo VI, por medio de la invocacin del lenguaje de laconfesin y reconciliacin. A seguir el fragmento referenciado, In the original battle of prestige there was no question of evil. Prestigeis not necessarily pride. But pride, the biblical root of all evils, is at issue in the final conflict, and evil is the ultimate threat to communallife. Hegel overcomes it at the very end of Chapter VI by invoking the language of confession and forgiveness (Westphal, 2009: 257).Que tambin es notado por Queiruga, Lo cual, en ltima instancia, apunta al carcter dialctico y conflictivo de todo lo real: no en vanoHegel se consideraba heredero de Herclito y converta la negacin en motor de toda realizacin (negacin de un lmite, que a su vez seconverta en lmite que deba ser negado) (Queiruga, 2011:66).

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    mnimamente seguirse. Quiz est cediendo a una ilusin al pretender un ingente cometido

    o est cediendo sin remedio al liminal estado en el que me encuentro de m estar en la

    realidad y en los asuntos que de ella interpreto. Al menos que sea formulado el problema,

    aguardo que dadas sus condiciones inherente de complejidad ayude, no menos, mejor

    conocerme en mi potencia personal de mal. Considero legtimo expresar lo anterior, pues

    no abstraigo a Hegel imaginando e imaginndose la realidad del mal en l y en su entorno.

    l mismo lo experimentara como consecuencia de su contingencia humana; y sera capaz

    de dejarse mover por la inquietud que arrastra hacia el abismo que figura el mal, sin antes

    intentar comprenderlo y en consecuencia comprenderse ms all del mismo fenmeno

    aconteciendo en l. Del mismo mal aconteciendo en l formular que ste tiene posibilidad

    de transformarse, en medio de una comunidad humana. No dir ms.

    Para la aproximacin a la problemtica se usar la siguiente bibliografa.

    1. QUEIRUGA, ANDRS. (2011) Repensar el mal. De la Ponerologa a la teodicea.

    Madrid: Editorial Trotta

    2. RICOEUR, P. (2008)Fe y filosofa: problemas del lenguaje religioso. El mal: un

    desafo a la filosofa y a la teologa. Buenos Aires: Prometeo Libro

    3. HEGEL, G. (2010) Fenomenologa del Espritu. Madrid: Universidad Autonoma de

    Madrid, Trad. Castellana de Antonio Gomez Ramos.

    4. STERN, R. (2002) Routledge phylosophy guidebook to Hegel and then

    Phenomenology of Spirit. London:Routledge.

    5. WESTPHAL, K (2009) The Blackwell Guide to Hegels Phenomenolog y of Spirit.

    Edited by Kenneth R. Westphal. Oxford. Versin archivo adobe acrobat.

    6. HOULGATE, S. (2004) Religion, morality and forgiveness in hegels

    PhilosophyVersin archivo adobe acrobat.

    7. BADIOU , A. (2004) La tica, ensayo sobre la conciencia del mal. Trad. Ral J.

    Cerdeiras. Mxico: Herder.

    8. GIRARD, R. (2002) Veo a Satn caer como el relmpago.Trad. Francisco Dez del

    Corral.Barcelona: Anagrama.

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    9. GIRARD, R. (2002) La Ruta antigua de los hombres perversos.Barcelona:

    Anagrama.

    10. MOYAR, D. (2008) Hegels Phenomenology of Spirit A Critical Guide. Edited by

    Dean Moyar and Michael Quante. Cambridge: Cambridge University Press.

    11. RUSSON, J.(2004) Reading Hegel phenomenology. Indiana: Indiana University

    Press.

    12. Q. Horati flacci epistvlarvm liber primvs, n.40.

    http://www.thelatinlibrary.com/horace/epist1.shtml