Monográfico el año de los tiros fieldworkriotinto

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El 4 de febrero de 1888 quedará para siempre en la memoria de Riotinto, en la de los mineros y de la lucha obrera. Hechos que marcaron un pueblo y quedaron para siempre en su memoria colectiva. Este trabajo pretende recoger los avances en la investigación de los hechos, comenzando por el estado previo, el contexto social y, por supuesto, la narración de los hechos. Sin duda, aún es necesario profundizar más en los matices de esta historia, poco a poco encontraremos la vía.

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SOCIEDAD Y ECONOMÍA DE LA COMARCA MINERA DE RIOTINTO A FINALES DEL

SIGLO XIX: EL “AÑO DE LOS TIROS” EN SU CONTEXTO SOCIAL.

Juan Manuel Gemio del Rio.

Lic. Historia.

[email protected]

A lo largo del siglo XIX, la Comarca Minera de la provincia de Huelva conocerá un cambio radical, sobre todo a partir de 1873, con la llegada de la Riotinto Company Ltd., empresa de capital británico que compraría las minas de Riotinto en 1873 por 92.800.000 ptas, explotándolas hasta 1954.

Con el establecimiento de la poderosa empresa y el nuevo mercado de trabajo, se llevará a cabo una transformación social, política y económica. Con ella, el protagonismo y la influencia de Zalamea la Real1, de economía primaria, será traspasada a Minas de Riotinto, pueblo segregado del anterior el 12 de febrero de 1841, de producción minera y nuevo centro de decisión.

Conocida la antigüedad de la explotación de las minas de Riotinto2, no es menos cierto que sólo en períodos históricos concretos fue una actividad principal y no una marginal o secundaria. Es en estos largos períodos de inactividad o decadencia los que deciden el carácter de una parte de la sociedad y economía en pugna continua con los intereses mineros.

Gracias a las perfectamente conservadas Ordenanzas Municipales de Zalamea del Arzobispo3, acordadas el 3 de junio de 1535, podemos conocer la vida en el municipio y su defensa de la agricultura, la ganadería y el medio ambiente. Pensamiento heredado que posiblemente influirá en la actitud de los vecinos en la manifestación de febrero de 1888.

En Zalamea, se desarrolla un sistema de relaciones sociales fuertemente jerarquizado dominado y liderado por una clase dominante de terrateniente y hacendados, que adaptados a los tiempos de la Restauración actuarán como caciques4 de la zona. Es la

1 Su territorio fue donado por Alfonso X a la Catedral de Sevilla el 21 de enero de 1280. Finalmente quedó bajo la jurisdicción del Arzobispado a partir del 2 de junio de 1285, conociéndose como Zalamea del Arzobispo hasta 1579 cuando Felipe II hizo que volviese a la corona. Desde entonces el municipio se denomina Zalamea la Real. 2 Para el fundamental período de dominio romano, sólo comparable a la presencia británica de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, existe una amplia bibliografía, entre las que destacan los estudios de Pérez Macías, Juan Aurelio y Delgado Domínguez, Aquilino. 3 López Gutiérrez, A.; Ostos Salcedo, P.; Rubio Recio, J.M: “Las ordenanzas de Zalamea la Real”. Ayuntamiento de Zalamea la Real. Huelva. 1994 4 El caciquismo o clientelismo político, es una forma distorsionada de gobierno local en la que el líder político, llamado cacique, tiene el control sobre los ciudadanos que conforman esa sociedad. Aquí el cacique era un hombre económicamente poderoso e influyente que se encargaba de dirigir el voto en base a sus intereses. Este sistema fue abiertamente criticado por intelectuales de la época, plenamente conscientes de lo que sucedía.

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disminución de su territorio5 y, por tanto de su círculo de poder, una de las causas principales de la creación de la Liga Antihumista6 y de la manifestación del “Año de los Tiros”.

Con una base de jornaleros y labradores que disminuían en número a favor de la empresa británica7, su economía partía del bosque mediterráneo de encinas y alcornoques que incluía la agricultura y sus distintos cultivos, la apicultura y la venta de productos artesanales y de la carne.

Además, existía una especialización en el curtido de pieles (desaparecido a lo largo del siglo XIX), como el que en la actualidad perdura en Valverde del Camino (Huelva) y de la destilación y comercialización del aguardiente8.

Todo ello en una sociedad falta de cultura e instrucción, aspecto que cambiará a partir de la entrada de La Compañía9 y su norma para exigir la escolarización de los niños de la zona, erradicando con ello el analfabetismo10. Con todo, aun en 1888 la mayor parte de la población no había accedido a la enseñanza por lo que el grado de analfabetismo era muy alto.

Al mismo tiempo, en Minas de Riotinto y Nerva11 crecía una nueva sociedad de la mano de RTC y su actitud paternalista, colonizadora y controladora, por la que las funciones y relaciones laborales alcanzaban también la vida cotidiana. Con ello, se pretendía fijar una cultura minera12 y asegurar, entre otros apartados, la permanencia de los campesinos en la explotación.

En estos jóvenes territorios, los dirigentes de la empresa actuarán como nuevos caciques13, que manejarán la política, sociedad y economía. De este modo, actividades

5 Gil Varón, L.: “Minería y Migraciones. Riotinto, 1873-1973. Córdoba. 1984. Monteagudo López-Menchero, J.: “Zalamea la Real y Riotinto en el siglo XVIII: de la ecología bajomedieval a la minería contemporánea”. Revista de Estudios Regionales, nº 60. 2001. 6 González Caballero, C.: “La defensa de la oligarquía terrateniente onubense: La Liga Antihumista”. fieldworRIOTINTO. 2014. 7 Galán García, A.: “Familia y trabajo en la comarca de Río Tinto. 1973-1936”. Universidad de Huelva. 2009. 8 Bebida típica de la minería onubense, conocida en la Comarca Minera de Riotinto como manguara, variación lingüística local proveniente del man water inglés. Es de suponer que la industria creció tras la implantación de la minería y el aumento de sus trabajadores. 9 Nombre por el que se conoce a la Riotinto Company Ltd. entre la población. 10 A la entrada del siglo XX, Huelva es la provincia andaluza con menor tasa de analfabetismo. En ese registro, en la Cuenca Minera casi ha desaparecido. 11 Municipio independiente de Zalamea la Real tras la Real Orden de 10 de julio de 1885. Anterior a su segregación, ese territorio era conocido como Aldea de Riotinto. 12 Con el estudio y observación de la sociedad de estos municipios en el siglo XX, se demuestra la consecución de este objetivo. 13 Paradigmático de su dominio político será la actitud de los Ayuntamientos de Minas de Riotinto y Nerva tras la Real Orden de 16 de diciembre de 1887 por la que se declara: “de exclusiva competencia de los Ayuntamientos todo lo referente a policía urbana, rural, limpieza, higiene y salubridad”, por lo que los Ayuntamientos podían acordar el fin de las calcinaciones al aire libre amparándose en el último término. Tras esta R.O. todos los Ayuntamientos de la provincia de Huelva afectados las prohibieron, excepto Riotinto y Nerva, cuyos equipos de gobierno se encontraban ocupados por empleados de la Riotinto Company.

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como la recogida de piñones, la fabricación de alpargatas, el servicio doméstico, la venta ambulante o el trabajo en los huertos14, únicas ocupaciones alternativas al trabajo en la mina, también eran regidas por ella.

Por otro lado, evitando poner el foco en el tipo de trabajo que corresponde a cada actividad, existen ciertos aspectos que no muestran grandes diferencias entre las poblaciones agrícolas y las mineras.

En este sentido, entre los vecinos de Minas de Riotinto y Nerva de 1888, se siguen observando altos porcentajes de analfabetismo y falta de preparación, así como una mano de obra infantil y femenina, a los que sumar el grado de peligrosidad que lleva añadido la actividad minera de finales del siglo XIX. Así, en el estudio de Galán García citado anteriormente, podemos encontrar la siguiente cita: “Los salarios eran tan bajos que un varón adulto no podía mantenerse a sí mismo, y menos aún su mujer y su familia. Por el contrario, el hecho de tener una mujer e hijos como colaboradores, constituía una necesidad a fin de seguir subsistiendo".

A todo ello, se le añaden los problemas de supervivencia tras el fin de la actividad laboral.

Es, por tanto, en este contexto de subsistencia y dominio social, tanto en el ámbito rural como en el industrial, con poblaciones con duras condiciones de vida, alto grado de analfabetismo y dominadas por intereses enfrentados, en el que se desarrollan los acontecimientos de principios de 1888, que culminarán con la masacre del 4 de febrero.

14Actividad secundaria, pero fundamental para la supervivencia familiar, como en la actualidad está demostrando la Asociación Matilde de Minas de Riotinto, con el antropólogo González Herrero, F.J. a la cabeza.

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LAS CALCINACIONES AL AIRE LIBRE EN LA PROVINCIA DE HUELVA.

POSICIONES ENFRENTADAS.

Juan Manuel Gemio del Rio.

Lic. Historia.

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“Minas de Rio-Tinto:

…todo allí proporciona un espectáculo casi imposible de describir y menos de comprender para quien no haya visitado alguno de los mayores establecimientos industriales del mundo…1”.

Previo a los acontecimientos ocurridos en la Cuenca Minera de Riotinto conocido como el “Año de los Tiros”, ya era constatable a todos los niveles sociales, políticos y económicos, la existencia de dos posiciones enfrentadas en la utilización de las calcinaciones al aire libre2 y sus consecuencias. Posiciones que perdurarán más allá de su terrible colisión en Río-Tinto3 (como era conocido el núcleo poblacional original) en la mañana del 4 de febrero de 1888.

Las calcinaciones al aire libre eran conocidas en las minas desde mediados del siglo XVIII, pero será el Marqués de Remisa4 (1829-1849) buscando un ahorro de combustible natural ya muy afectado, quien establecerá en 1839 las calcinaciones en forma troncopiramidal alargada, que por su apariencia serán conocidas como teleras5.

Desde un principio, este sistema iba a encontrar defensores y detractores. Así, Aldana, indica: “… los daños causados por los humos de la calcinación, aumentada de manera tan notable con el establecimiento de la cementación artificial, produjeron reclamaciones, en una de las cuales informa el Interventor en 9 de Enero de 1847…6”. Rúa Figueroa7 muestra en 1868 como unos de los inconvenientes de las calcinaciones al

1 Gonzalo y Tarín, Joaquín. “Memorias de la Comisión del Mapa Geológico de España. Descripción física, geológica y minera de la provincia de Huelva”. Tomo II. Imprenta y Fundición de Manuel Tello. Madrid. 1888. Pág. 265. 2 O Cementación Artificial. En la bibliografía final se muestran numerosos estudios que explican al detalle la descripción y el proceso de este sistema. 3 También conocido como “La Mina”, “Río Tinto Pueblo” o “La Mina Abajo”. Delgado Domínguez, Aquilino; Regalado Ortega, María de la Cinta; Moreno Bolaños, Alfredo “Poblados mineros desaparecidos. Cuenca Minera de Riotinto (Huelva)”.. De Re Metallica, 14. 2010. Págs. 1-11. 4 Avery, David. “Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las minas de Riotinto”. Editorial Labor. Barcelona. 1985. Págs 83-96. 5 Nombre popular otorgado por su apariencia que recordaba al pan de la zona, de uso cotidiano. 6 Aldana, Lucas de. “Las minas de Rio-Tinto en el transcurso de siglo y medio”. Establecimiento tipográfico de Pedro Núñez. Madrid. 1875. 7 Ingeniero de Minas nacido en Santiago de Compostela. Opuesto al intervencionismo estatal, en sus trabajos critica los procedimientos de explotación minera en España mediante propuestas de mejora.

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aire libre: “La abundante cantidad de vapores sulfurosos que se desprenden y su acción deletérea sobre la vegetación8”.

Con todo, será a partir de 1873, con la entrada de la Revolución Industrial, la explotación a gran escala y el incremento masivo del número teleras de la mano de La Compañía9 cuando el conflicto llegará a su punto álgido.

Las críticas a los humos sulfurosos y la lluvia ácida10 se centraban en la evidente deforestación “extendiendo su acción perniciosa á medida que aumentaba la cantidad de mineral calcinado, hasta llegar á impedir toda vegetación en una zona considerable11”, la casi nula presencia de vida animal causada por la ausencia de alimentos y refugios, la contaminación de las aguas por los vertidos industriales de manera directa o indirecta12 y su efecto pernicioso en la agricultura, que estaba siendo duramente dañada13.

En el mismo sentido, hacen hincapié en los problemas sanitarios basándose en la Real Orden de 1863, que defiende que “están completamente probados los efectos dañosos en la salud que producen los humos14”. Los críticos resaltan el daño en la naturaleza para demostrar el irremediable perjuicio a la salud pública: “Los que estén ligeramente versados en ciencias médicas, podrán decir si 400 millones de metros cúbicos de gases sulfurosos y arsenicales arrojados á la atmósfera son ó no dañosos á la salud. Si lo que mata todo organismo, descompone las rocas y destruye hasta el hierro, puede ser sano para el hombre15”. Igualmente, los Médicos titulares de Calañas indicaban que “…el gas ácido sulfuroso, gas que, al esparcirse por la atmósfera, la vicia completamente, haciéndola irrespirable para nosotros…16”. Lo cierto es que la población se veía obligada a subir a los puntos más elevados en los días de manta17 para no respirar el humo de las calcinaciones.

Además, intentan demostrar su inutilidad al subrayar que, a la altura de 1888, los yacimientos españoles son uno de los pocos que utilizan este sistema (en la ciudad

8 Rúa Figueroa, Ramón: “Minas de Rio-Tinto: Estudios sobre la explotación y el beneficio de sus minerales”. Coruña. 1868. Pág. 37. 9 Nombre dado a la Riotinto Company Limited, empresa de capital británico que compraría las minas de Riotinto en 1873 por 92.800.000 ptas, explotándolas hasta 1954. 10 Esta expresión es utilizada por primera en 1852. Quirós Linares, Francisco e Iglesias Álvarez, Arcadio. “La lluvia ácida de Riotinto, en el centenario de un conflicto medioambiental”. Universidad de Oviedo. 1989. Pág. 2. 11 Gonzalo y Tarín, Joaquín. Opus Cite. Pág. 264. 12 A fines de 1887, los pescadores de Ayamonte denunciaban que las aguas contaminadas provocaban la muerte de los pescados por asfixia e, incluso les perjudicaba alejados de la desembocadura. Quirós Linares, Francisco e Iglesias Álvarez, Arcadio. Opus Cite. Pág. 3. 13 En 1888, las huertas de Aracena al norte y Gibraleón al sur, habían perdido todos sus frutos producto de los humos. Quirós Linares, Francisco e Iglesias Álvarez, Arcadio. Opus Cite. Pág. 3. 14 Borrero, Pedro; Casto, Juan J.; Villechenou, Rafael; Bautista Lancha, Juan; Serrano y Cornejo, Francisco. “Las calcinaciones al aire libre en la provincia de Huelva”. Tipografía de Manuel G. Hernández. Madrid. 1887. Pág. 15. 15 Borrero, Pedro. Opus Cite. Pág. 15. 16 Borrero, Pedro. Opus Cite. Pág. 16. 17 Nombre dado a la acumulación de humos sulfurosos en ausencia de viento que provocaba una densa niebla contaminante.

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italiana de Agordo y Boston se practican, pero en un tamaño muy inferior a Riotinto) por perniciosos, ilegales, poco prácticos y anticuados.

Por último, todas las críticas se apoyan, definitivamente, en distintas cuestiones legales por las que exigir el fin de las teleras. Así, la sentencia del 3 de diciembre de 1857- 7 de octubre de 1865 refleja que: “Nadie puede atentar á la propiedad ajena ni mermarla, ni hacer en ella daño, sino en virtud de ley ó convenio”; la sentencia de 27 de Octubre de 1866: “Nadie podrá obrar en su propiedad contra derecho ni en perjuicio de tercero”; La Real Orden de 21 de Diciembre de 1863 solicita: “…cámaras de condensación, resultando completamente probado que las emanaciones sulfurosas, antimoniales y arsenicales que arrastran los humos de dichas fábricas son altamente dañosos á la salud pública y á la vegetación de los campos…”; Y, sobre todo, la Real Orden de 16 de diciembre de 1887 por la que se declara: “de exclusiva competencia de los Ayuntamientos todo lo referente a policía urbana, rural, limpieza, higiene y salubridad”, por lo que los Ayuntamientos podían acordar el fin de las calcinaciones al aire libre amparándose en el último término. Tras esta R.O. todos los Ayuntamientos de la provincia de Huelva afectados las prohibieron, excepto Riotinto y Nerva, cuyos equipos de gobierno se encontraban ocupados por empleados de la Riotinto Company.

En el lado opuesto, los defensores de este método resaltaban que era el único aplicable en la práctica debido a la baja calidad del mineral onubense, señalando que: “cuando el mineral es de tan baja ley como el de Río Tinto, no hay más que dos recursos: ó abandonarlo ó beneficiarlo por el procedimiento usado cuando la mina pertenecía al Estado; es decir, en teleras, sistema que toda la ciencia extranjera apenas ha podido modificar en insignificantes detalles18”. Eliminar el sistema, por tanto, ponía en peligro, la propia supervivencia de la producción minera de España, cuestión que el Estado no podía permitir, aunque significara sacrificar el sector primario de la provincia. Para ello, se destaca el fuerte peso económico de la minería frente a la agricultura: “La minería representa un capital de 300 millones de pesetas y tributa anualmente con unos dos millones, y el capital imponible de los veinte pueblos que se dicen perjudicados por los humos, incluyendo las riquezas rústica, urbana y pecuaria, no llega á 50 millones de pesetas, que sólo tributa con unas 45000019”.

De esta forma, es de obligado cumplimiento la defensa de La Compañía como motor de la economía provincial. Así, se usa su mejora en las infraestructuras, el progreso en el modo de vida en la provincia y el aumento del poder adquisitivo y la población, atraídos por las opciones de trabajo: “Las consecuencias de la venta de las minas, respecto a la provincia, han sido de una importantísima inmigración. Se ha creado un elemento obrero de 20000 almas en Riotinto y una clase de pequeños industriales, cuando el resto del país se despuebla20”.

18 De Cortázar, Daniel. “La mina de Río Tinto y sus calcinaciones”. Tipografía de Manuel G. Hernández. Madrid. 1888. Pág. 21. 19 De Cortázar, Daniel. Opus Cite. Pág. 21. 20 Ferrero Blanco, Mª Dolores. “Capitalismo minero y resistencia rural en el suroeste andaluz. Riotinto, 1873-1900”.Universidad de Huelva. 1999. Pág. 48.

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Además, creen demostrado que los humos no perjudican la salud de los habitantes de la provincia, más al contrario, llega a ser “ventajoso, produciendo saludables efectos en los operarios, y hasta aseguran que desde la instalación de la industria del cobre han desaparecido las fiebres perniciosas que reinaban en la localidad21”. En este mismo estudio, Cortázar señala en la página 27 que: “… En la comarca del cobre no ha penetrado nunca el cólera, mientras las regiones aledañas se han visto invadidas y diezmadas repetidas veces por tan terrible enfermedad; y esto es tan conocido que cuando, hace dos años, el huésped asiático llamó á las puertas de Sevilla, se pensó seriamente en calcinar piritas dentro de la población, de lo que, felizmente, no hubo necesidad…”.

Para mostrar lo inofensivo del proceso, la empresa británica consigue que el sistema se declarara de Utilidad Pública el 28 de enero de 1880, aunque no lograría su aprobación definitiva en el Senado.

En cuanto a la cuestión legal, sus argumentos se asientan en la Ley de 25 de junio de 1870 por la que la Riotinto Company se hacía, tras la compra de las minas, con la propiedad del suelo y el subsuelo con el “derecho exclusivo de explotar, beneficiar y exportar las sustancias minerales que se concentren dentro del término que se señala las minas, las máquinas, los aparatos, las herramientas, pilones, canales y materiales de todas clases que existen en aquel establecimiento. Las fábricas, oficinas, talleres y demás edificios destinados a las diferentes faenas de la explotación y la parte de montes y terrenos del Estado, que se conceptúe necesaria para las operaciones de explotación y beneficio”. Con esta ley, la empresa podía anteponer la rentabilidad a cualquier otra cuestión22. Este punto legal se vería reforzado con la Real Orden de 22 de julio de 1879 que establece que las calcinaciones al aire libre no producen ningún problema a la salud pública y por la que no podía imponerse la prohibición de las teleras “…sin exponerse a una petición de rescisión del contrato de compra del Estado de sus minas o de indemnización de perjuicios.”.

Por último, se ponen en valor las indemnizaciones aportadas a los afectados y el ofrecimiento de la compra o expropiación de las tierras sometidas a las influencias de los humos23.

Aunque la historiografía ha demostrado que el sistema de calcinaciones al aire libre era perjudicial para la salud y el medioambiente, y que el poder de la Riotinto Company llegaba a todas las esferas de poder, hasta el punto de establecer opiniones y leyes favorables, no es menos cierto que las críticas estaban lideradas por un determinado sector interesado en su cierre por factores económicos, sociales y políticos, dando lugar a un enfrentamiento por el dominio de la Comarca por dos clases sociales hegemónicas rivales.

21 De Cortázar, Daniel. Opus Cite. Pág. 27. 22 Ferrero Blanco, Mª Dolores. Opus Cite. Pág. 61. 23 Las expropiaciones y las pequeñas indemnizaciones siempre fue un motivo de queja de los propietarios. Ferrero Blanco, Mª Dolores. Opus Cite. Pág. 34.

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En Zalamea la Real, núcleo originario del que se disgregará el 12 de febrero de 1841 el municipio de Minas de Riotinto, de economía eminentemente primaria, se asentaba una sociedad tradicional fuertemente jerarquizada con una clase dominante de terratenientes, hacendados y caciques que aglutinaba todo el poder político y económico y una clase dominada de labradores y jornaleros. Con la llegada de la empresa británica, una nueva forma de vida urbana y relaciones laborales se establecía, con obreros en el lugar de los labradores y con altos directivos de mentalidad burguesa como nuevos caciques.

Por tanto, en primera estancia, esta lucha por el dominio político-social del territorio es la que queda reflejada en las posiciones frente al uso de la cementación artificial y en el violento choque en Riotinto el 4 de febrero de 188824.

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Los campesinos y mineros unirán sus fuerzas y reivindicaciones en esa manifestación, siendo las calcinaciones al aire libre una de las causas del conflicto, pero no la única y mucho menos la definitiva.

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MAXIMILIANO TORNET: LUCES SOBRE LAS SOMBRAS.

Juan Manuel Gemio del Rio.

Lic. Historia.

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La figura de Maximiliano Tornet y Villareal es, con seguridad, la más controvertida y enigmática de todas las que participaron en la manifestación obrera y campesina del 4 de febrero de 1888 en la Comarca Minera de Riotinto (Huelva).

Nacido en la ciudad de Las Tunas, provincia de Santiago de Cuba1, en 1856, fue prisionero y expulsado de la isla de Cuba a la Península, debido a sus actos revolucionarios.

De ideología anarquista, afín a la doctrina de Kropotking2, y con reconocido talento para la propaganda, llega a Riotinto en 1883 para organizar la lucha obrera y enfrentarse a la todopoderosa Riotinto Company Ltd., empresa de capital británico que había adquirido el dominio de las minas diez años antes.

No deja de sorprender que una persona de este perfil, y que tenía que presentarse a la policía en intervalos regulares, no fuera reconocido por la organización y administración de La Compañía3, que controlaba y dominaba la sociedad minera más allá del horario laboral, estableciendo unas relaciones de dependencia y absoluta subordinación a los intereses de la empresa. Así, tras lograr ocultar sus intenciones y objetivos, fue contratado en los hornos de refino.

De cultura e instrucción mayor que el resto de sus compañeros, se le promovió rápidamente a pesador, comprobador y finalmente a cronometrador, donde tenía que calcular los salarios a abonar a los trabajadores que cargaban sus vagonetas4.

Asentado en el territorio, contrae matrimonio con María Loaiza y García en 18865, naciendo a principios del año siguiente su primer hijo: García Vao6.

1 Según Acta de Matrimonio. Biblioteca personal de Real Valdés, Pedro.

2 Revolucionario y teórico del anarquismo ruso que definió el comunismo libertario, ideología

predominante entre los anarquistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que vino a sustituir al

colectivismo de Proudhon y Bakunin. Consistía en defender la organización colectiva de la producción en

comunas autosuficientes, regidas por una concepción del mundo estrictamente científica, unas

relaciones sociales basadas en el apoyo mutuo y una moral de libertad, solidaridad y justicia. 3 Nombre dado a la Riotinto Company Limited, empresa de capital británico que compraría las minas de

Riotinto en 1873 por 92.800.000 ptas, explotándolas hasta 1954. 4 Ferrero Blanco, Mª Dolores: “Capitalismo minero y resistencia rural en el suroestes andaluz. Riotinto,

1873-1900”. Universidad de Huelva. 1999. 5 En el Anexo 1 se encuentra copia del Acta de Matrimonio y transcripción realizada por Real Valdés,

Pedro. 6 En el Anexo 2 se encuentra copia del Acta de Nacimiento de García Vao Tornet y Loaiza. Biblioteca

personal de Real Valdés, Pedro.

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En ese mismo año, 1887, se demuestran errores en sus cuentas, lo que provoca las sospechas de la empresa. Según ella, era posible que las equivocaciones fueran intencionadas para beneficiar a los obreros económicamente. Si sorprendente es que no se percataran al inicio de sus intenciones, más es que aun sólo con la sospecha le permitieran permanecer en la plantilla. De este modo, pasó a cronometrador de un alto horno nuevo.

Es posible, como indica David Avery, que durante este tiempo ya encabezará pequeño grupo anarquista organizado que reclutaba trabajadores de la RTC.

Finalmente, el 26 de agosto de 1887 es despedido y detenido al descubrirle vendiendo periódicos de carácter revolucionario a trabajadores de la empresa. Según los datos aportados por la empresa, en un registro de su casa se encontraron documentos que reflejaban lo avanzado de la célula anarquista en la Comarca Minera7.

Muestra del contexto político y social de la España de finales del siglo XIX, y de la influencia a todos los niveles de la Riotinto Company Ltd., Tornet estuvo encarcelado dos meses, en una situación a todos luces ilegal, ya que no era constitutivo de delito la venta de periódicos por muy exaltado y revolucionario que fuera su mensaje.

Tras su salida, marchó de nuevo a la Cuenca Minera, donde compañeros y obreros le mantenían con parte de su salario, permitiendo que activara su práctica de lucha y concienciación con mucha más libertad que antes.

Es en esta situación de público enfrentamiento en el que se sitúa a Maximiliano Tornet como líder de la masa obrera, aspecto que puede quedar demostrado por ser quien firma las reivindicaciones de los trabajadores en febrero de 1888 y quien accede como representante a la reunión que se lleva a cabo en el Ayuntamiento de Minas de Riotinto en la trágica mañana del 4 de febrero de 1888. En este sentido, el diario “La Regencia” reproduce el 8 de febrero lo publicado por "La Provincia8" la siguiente cita:

"La huelga ha sido promovida por alguno ó algunos titulados agentes de la Internacional y es aprovechada y explotada por los anti-humistas ó reformistas. Al frente de los grupos se ha visto constantemente a un tal Maximiliano, deportado cubano que viene ya de antiguo atribuyéndose cierta representación de la Internacional. Desde hace días salen de Huelva, diariamente dos o tres cartas que, por la procedencia y el destino, sospechamos sean instrucciones y consejos".

Tras los acontecimientos que provocaron que desde entonces esa fecha sea conocida como el “Año de los Tiros”, crece una nebulosa de misterio y desconocimiento alrededor de la figura de Tornet, que poco a poco se comienzan a despejar.

Así, tras las investigaciones practicadas por Manuel Palomo Mora, vecino de Minas de Riotinto, en 2009 se hace público y conocido el paradero definitivo de Maximiliano 7 Ferrero Blanco, Mª Dolores. Opus Cite.

8 Prensa subvencionada en Huelva por la RTC y cuya fuente de información sobre todo lo referido a

Riotinto lo obtenía del abogado José M. Parejo, representante de la empresa.

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Tornet, respondiendo definitivamente a incógnitas que habían quedado sin resolver: ¿Murió en la manifestación? ¿Logró huir? ¿Sólo o con la familia?

Finalmente, se conoció que Maximiliano Tornet no forma parte de los muertos anónimos que fueron sepultados y ocultados por La Compañía, logrando huir y marchando a América con su mujer y su hijo, falleciendo en 1904, en la provincia argentina de Entre Rios y capital de Paraná, al igual que hiciera años más tarde su hijo García Vao. En tierras americanas aumentó su familia con cuatro hijos más. Allí, el apellido perdió su letra final, quedando como Torné9, como indica el nombre de su bisnieto Belisario Reinaldo Torné.

Su familia aumentó cuando ya se encontraba en tierras americanas con cuatro hijos más.

Nuevos datos de un personaje fundamental de la historia contemporánea de las minas de Riotinto. Informaciones que, con seguridad, serán ampliadas en los próximos años y ayudarán a entender muchísimo mejor, no sólo la biografía de Maximiliano Tornet; también, y mucho más importante, los causas, hechos y consecuencias del “Año de los Tiros” y la historia reciente de la provincia de Huelva en su conjunto.

9 Letra perdida por apócope.

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ANEXO 1

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Transcripción del Acta de Matrimonio de Maximiliano Tornet.

“En las Minas de Río Tinto, provincia de Huelva, partido judicial de Valverde del Camino a seis de febrero de mil ochocientos ochenta y seis, ante D. Manuel Nuñez Pintado, Juez Municipal y D. José Varón Romero, Secretario, se recibió de manos de D. Manuel Muñoz y Arteaga, Presbítero, cura de la Parroquía de Santa Bárbara, la partida sacramental del matrimonio contraído entre Maximiliano Tornet Villarreal y María Loaiza García, al efecto de verificar su inscripción en este Registro conforme a lo dispuesto en el Real Decreto de nueve de febrero de mil ochocientos setenta y cinco e instrucción del diez y nueve del mismo. Y en el cumplimiento del artículo sexto de la misma para acreditar su circunstancia tercera certifico: Que reconocido el Registro Civil, no consta antecedente alguno que impida su matrimonio. Y por lo tanto en cumplimiento de las citadas disposiciones se copia al pie de la letra la precitada partida, cuyo tenor es el siguiente:

D. Antonio Muñoz y Arteaga, Presbítero, cura de la Parroquía de Santa Bárbara, única de esta Villa, Certifico:

“Que el libro tercero de desposorios al folio cuarenta y cuatro se encuentra lo siguiente:

En la Villa de las Minas de Rio Tinto, diócesis de Sevilla, provincia de Huelva, a uno de febrero de mil ochocientos ochenta y seis, yo D. Antonio Muñoz y Arteaga, Presbítero, cura de la Parroquia de Santa Bárbara, desposé y casé por palabra de presente que hicieran verdadero y definitivo matrimonio a Maximiliano Tornet y Villarreal, de ejercicio empleado, natural de la Ciudad de las Tunas, provincia de Santiago de Cuba y de esta vecindad, de estado soltero de edad de treinta años, hijo de Francisco y de Francisca, naturales de las Tunas juntamente con María Loaiza y García, natural de Vegel, provincia de Cádiz y de esta vecindad que vive en la vía de Santa Bárbara, de estado soltera de edad de diez y siete años, hija de Juan y de Francisca, naturales de Vegel, confesaron (ilegible) días festivos al ofertorio de la Misa Mayor según y como lo dispone el Santo Concilio de Trento, de cuyas proclamas no resultó impedimento alguno canónico, habiendo precedido el oportuno consejo favorable del padre de la contrayente, precisado por la ley para la validez y la legitimación de este Sacramento y todos los requisitos necesarios.

Fueron testigos de dicho desposorio, Antonio Sánchez y Rufino Pereda, vecinos de esta Villa. En fé de lo cual lo firmo fecha ut supra. Antonio Muñoz Arteaga.

Concuerda la presente partida con su original que fuera leída por vía de confrontación a presencia del compareciente y para que conste y obre los efectos legales después de anotada con el número ciento setenta, referente a Matrimonios en el de éste Registro y se acredita todo ello por medio de la presente y firma del Sr. Juez y Secretario, haciéndolo a la vez el comparciente de que certifico.

(Siguen las firmas de Manuel Núñez, Antonio Muñoz Arteaga y José Varón). 4 d

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BIBLIOGRAFÍA

AVERY, David. “Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las minas de Riotinto”. Editorial Labor. Barcelona. 1985.

ARENAS POSADAS, Carlos. “Empresa, mercados, mina y mineros. Rio Tinto, 1973-1936”. Universidad de Huelva. 1999.

FERRERO BLANCO, Mª Dolores. “Capitalismo minero y resistencia rural en el suroeste andaluz. Riotinto, 1873-1900”.Universidad de Huelva. 1999.

REAL VALDÉS, Pedro. Biblioteca personal.

PALOMO MORA, Manuel. Biblioteca personal.

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JOSÉ NOGALES NOGALES: LA SOLDADESCA INCOSCIENTE.

Carlos González Caballero.

Lic. Historia.

[email protected]

Defensor del carácter pacífico de la manifestación del 4 de Febrero de 1888, José Nogales Nogales fue uno de los mayores críticos de los tiros efectuados por “La soldadesca inconsciente, la máquina estúpida que obedece y mata […] el soldado que dirige la boca del fusil al pueblo donde salió y a donde volverá1” .

José Nogales Nogales2, nacido en Valverde del Camino, el 21 de Octubre de 1860, será un escritor, abogado y personaje destacado de la sociedad onubense de finales del siglo XIX, de hecho fue el primer escritor onubense que tuvo el honor de que el Ayuntamiento de Huelva le dedicara una calle. Sus padres, Manuel y María, eran naturales de Aracena, tierra de la que presumirá, considerándose “extremeño de abolengo, corazón y naturaleza3”, siendo para él su tierra serrana sólo andaluza por la geografía oficial, por todo lo demás, “suelo y naturaleza”, para él, era extremeña.

El oficio de su padre, escribano público, le llevó a nacer en Valverde, perteneciendo por tanto a una familia acomodada de la época, más aún al trasladar a su padre a su Aracena natal, ya como Notario del Reino a partir de Julio de 1864, siendo allí donde realiza sus estudios primarios. Entre las materias que cursaba en la Escuela de Niños (existía otra para niñas), se encontraban Religión, Lectura, Escritura y Aritmética todos los días y en días alternos, Historia Sagrada y Agricultura, dándonos una idea del tipo de educación de la época.

La posición económica destacada de su familia le permiten cursar estudios de bachillerato en el primer Instituto de Educación Secundaria de Andalucía, el San Isidoro de Sevilla, llamado por aquellos entonces, Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, terminándolo con el grado de Aprobado en 1877, con 17 años. Ese mismo año, se matricula como estudiante de Derecho en la Universidad de Sevilla, terminando el ejercicio final de Grado en Junio de 1885, ocho años después, tardanza que preocupó especialmente a los padres. La razón eran sus primeros contactos con la literatura, participación en revueltas con trasfondo político, como fue el caso del aniversario de Murillo y por último, su etapa en Marruecos, quizás su época peor conocida, para él una de las más emocionantes. De hecho, su comentario es que fue a Marruecos “a pasar unas semanas y pasé algunos años”, en un país, no olvidemos, con gran presencia española desde la firma del tratado Hispano-marroquí de 1860, adquiriendo España

1 Los sucesos de Riotinto. La Coalición Republicana, 7 de Febrero de 1888

2 Para una mayor información sobre el personaje, consultar en RODRÍGUEZ CASTILLO, Ángel Manuel

(1998). José Nogales. Biografía crítica y problemática literaria. 3 Carta personal de José Nogales a Plubio Hurtado, 26 de Abril de 1907.

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algunos territorios que hoy, más de 150 años después, siguen estando muy de actualidad.

Allí funda el primer semanario que tuvo cierto recorrido en Marruecos, El Magrebh-Al-Aksa (El Lejano Occidente, en español), del que después será colaborador Fermín Salvochea, político gaditano que también estará presente en nuestra comarca minera de Riotinto, al dar nombre al recién declarado municipio independiente de Salvochea4, en la II República, hoy El Campillo. Algunos artículos de este semanario, nos sitúan en el contexto de la época, criticando por ejemplo la venta de esclavos que seguía realizando el Sultanato en 1882, tres veces por semana y en las que destacaban “las negras del Sudán”, con pujas que iban subiendo “de 5 en 5 duros”. Junto con otros personajes destacados, consiguió que el Sultán prohibiera la venta pública, aunque siguió luchando por eliminar la venta privada.

Ante las presiones de sus padres y búsqueda de nuevos retos, decide volver a España, instalándose en Huelva, donde trabajaba su padre y decide terminar la carrera que tenía algo aparcada.

Una vez terminados los estudios, siendo ya abogado y actuando como abogado defensor en varios casos con repercusión provincial, se dedica a una de sus pasiones, la política, siendo nombrado Secretario del Partido Demócrata-Progresista, uniéndolo a su otra gran pasión, la periodística, dirigiendo el periódico La Coalición Republicana, saliendo su primer número en Junio de 1885, siendo un medio de comunicación muy combativo y que recibirá varias multas y suspensiones gubernativas.

Además, participa en la directiva de una asociación humanitaria que, entre otras labores, atienden la epidemia de cólera que está presente en Huelva, lo que nos vuelve a llevar a la realidad que vivía Huelva a finales del s. XIX.

Centrándonos en los problemas a los que tuvo que enfrentarse en su diario La Coalición Republicana, hay uno que nos habla de su carácter, al ser sancionado por llamar truhán al Ministro Segismundo Moret5 en un artículo en el que defendía la figura de Juan Talero6 en la cuestión de “Los Humos”, presente en todo el último cuarto del siglo XIX en la provincia. Fue multado con 125 pesetas, a lo que respondió publicando otro artículo, que volvía a atacar al ministro, “Las truchas de Moret7” , aludiendo a que no quiso llamarlo truhán sino trucha…de nuevo fue multado.

4 Más información en FERRERO BLANCO, María Dolores; GARCÍA GARCÍA, Cristobal y VÁZQUEZ

LAZO José Manuel. (2008) El Campillo: De la independencia a la democracia. 5 Segismundo Moret y Prendergast, político español de origen gaditano. Presente en la vida política desde

el reinado de Amadeo I hasta el de Alfonso XIII, pasando por los de Alfonso XII y la Regencia de María Cristina de Habsburgo. Llegó a ser Presidente del Consejo de Ministros y del Congreso de los Diputados. 6 Juan Talero, nacido en Bujalance (Córdoba) fue abogado y diputado del partido Liberal,. Destacó como

defensor de la causa de los pueblos de la Cuenca Minera en los enfrentamientos que tuvieron contra la Compañía de Minas de Riotinto. Es recordado en la plaza de Talero en Zalamea la Real, inaugurada el 20 de Mayo de 1889. 7 Aparece en El Liberal, Madrid, 24 de Diciembre de 1901.

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Esta anécdota nos sirve para introducir cuál fue la época de esplendor de este diario, la lucha contra “Los Humos” y la posterior búsqueda de justicia tras el día de “Los Tiros” en la plaza del antiguo pueblo de Riotinto. Su posicionamiento claro contra el sistema de cementación artificial, popularmente llamado “las teleras”, le situaba frente a enemigos poderosos: La Riotinto Company Limited, el Gobernador provincial o el diario La Provincia, del que fue incluso colaborador ocasional tiempo atrás. Este posicionamiento le costará años de ostracismo, procesos judiciales, multas e incluso, quizás derivado de los problemas anteriores, el cierre de La Coalición Republicana pocos meses después de aquel negro Febrero de 1888.

Cuatro fueron los artículos, publicados el 7 de Febrero de 1888 en La Coalición Republicana, que nos dan la visión de testigos presenciales en la masacre: “La paz reina en Riotinto”, “ Los sucesos de Riotinto”, “ Correspondencia” y “ Entrevista con el Alcalde de Zalamea” (éste último copiado de El Reformista). Uno de estos corresponsales anónimos, quedó tan marcado que en el artículo “Correspondencia” afirmará: “vivo como un autómata y estoy dispuesto a sostener con mi firma y mi vida lo que he presenciado y relatado”.

Muchos son los detalles que aparecen en estos artículos sobre los hechos del 4 de Febrero de 1888, quizás el más completo sea “Los sucesos de Riotinto”, crónica de una jornada que quedó marcada en la comarca y se convirtió en tema tabú, durando su recuerdo (y su silencio) hasta muchos años después, como podremos comprobar en los siguientes artículos. La postura tomada por el periódico de José Nogales será la defensa de la manifestación como pacífica, partiendo de Zalamea la Real sobre las 10 de la mañana y siendo encabezada por las autoridades locales, de manera “ordenada y pacífica”, con lemas que han llegado hasta nuestros días: “¡Abajo los humos!, ¡Viva la agricultura!¡Viva el orden público!”. A su llegada a La Mina, unas 12.000 personas esperaban la resolución de la Corporación Municipal, bajo la supervisión del Gobernador (“agrio y efectivamente bravo”).

De los sucesos posteriores, aporta datos relevantes en su defensa de los manifestantes, como la retirada previa de la caballería, lo que restaría valor a los que afirman que los disparos fueron algo repentino, la respuesta a las provocaciones, disparos, lanzamiento de cartuchos de dinamita o gritos subversivos de los manifestantes, que sólo quedarán “en las columnas autorizadas e imparciales” de La Provincia, que claramente defendía los intereses y la versión más adecuada de La Compañía.

Un dato importante es la crítica, desde el punto de vista del protocolo oficial, de los pasos seguidos por el Regimiento de Pavía al mando de Ulpiano Sánchez. Alude que había que redactar un bando con la orden de la autoridad, hasta tres intimidaciones, despejar la muchedumbre con la culata del fusil, empleo de las bayonetas, primera descarga al aire y por último, disparo frontal. En la práctica, él afirmó que se realizó al contrario: primero los disparos, después las intimidaciones y después, incluso, emitió un bando, a posteriori, lo que deja claro que la manera de proceder no fue la adecuada. Y lo más importante, se pregunta, es si aplicando el protocolo se hubieran producido los

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mismos hechos o hubieran permanecido en la plaza mujeres y niños. Otro hecho a destacar es el papel de la Guardia Civil, que sólo hizo disparos al aire y algunos de ellos, tras la masacre, se quedaron llorando sentados en el suelo.

El juicio por estos artículos fue favorable a José Nogales, absuelto de los cargos, pero quedó macado al enfrentarse a tan poderosos adversarios, eligiendo que era el momento de salir de Huelva, estableciéndose en el municipio de Niebla, donde se casará y tendrá su primer hijo, Valeriano y trabajará en diversos pleitos como representante del municipio.

Allí será también donde escriba su primer libro, Mosaico, publicado en 1892 y la llegada de un segundo descendiente, Josefina. Además, conseguirá el traslado a San Juan del Puerto, entrando a trabajar para la Diputación Provincial de Huelva, siendo bibliotecario y archivero.

También fue la época en la que conoció a otra persona que marcará su vida futura: Manuel Burgos y Mazo, aglutinador y líder del Partido Conservador en Huelva8, lo que le llevará a dirigir su periódico, El Defensor, en 1895 y a seguir en contacto con hombres comprometidos y preocupados por Huelva, como Manuel Siurot9 o Marchena Colombo10, siendo una época marcada por la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América y personalmente, de mayor dedicación a la literatura, escribiendo sus dos únicas novelas: Mariquita León y El último patriota, con un trasfondo muy de la época, lo que se ha denominado el Regeneracionismo: el desencanto por la situación de España y la secreta aspiración a que las cosas cambien con la llegada de nuevos hombres.

La fama también le llegará, con el cambio de siglo, al ganar el primer premio de un reconocido concurso de cuentos creado por El Liberal, con Las cosas del tío Juan, de relevancia nacional, destacando los versos sueltos que le dedicaron en la revista Madrid Cómico, con una caricatura suya a toda página:

“En Huelva, a más de las minas,

hay dos personas de mérito,

el Litri, matando toros,

y yo fabricando cuentos.

Y si hay alguien que lo dude

que venga a quitarme el premio”.

8 Para ampliar información sobre el período de la Restauración en la provincia de Huelva, PEÑA

GUERRERO, María Antonia. (1993). Caciquismo y Poder Empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva (1898—1923). 9 Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Condado, 1872 - Sevilla, 1940), abogado, juez y magistrado suplente, destaca como pedagogo, dedicó su vida a la enseñanza de niños pobres. 10

José Marchena Colombo (1862-1948) fue un Catedrático de Latín español.

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Este reconocimiento, le servirá para ocupar la dirección de El Liberal, edición de Sevilla, a partir de 1901, realizando un gran trabajo, colocando a este diario como referencia regional y colaborando en la edición de Madrid, donde pasará algunas temporadas, colaborando en diversos diarios, participando en charlas y coloquios o asistiendo muchas veces al Parlamento, seguía estando interesado en las vicisitudes políticas de la época, con esa visión crítica y necesidad de reformas descrito anteriormente.

Aquejado de una enfermedad y con una pérdida progresiva de visión, que le dejará ciego sus últimos días, incluso escribiendo sus últimos artículos al dictado, murió el 7 de diciembre de 1908, siendo su entierro en el cementerio de la Almudena, presidiéndolo los señores Canalejas, Moret y Moya y, entre otros, Blasco Ibáñez o Pérez Galdós, amigos personales. Muchos fueron los reconocimientos a posteriori, como el ya mencionado de la calle céntrica en Huelva, las loas en los artículos necrológicos que ensalzan su obra y figura en la prensa de la época o en sus pueblos de acogida: en San Juan del Puerto le dedicaron una placa en la casa en la que vivió; lo mismo ocurrió en su casa de nacimiento en Valverde del Camino, donde incluso, hoy día, existe un Instituto con su nombre.

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BIBLIOGRAFÍA

FERRERO BLANCO, M. D. (1999). Capitalismo minero y resistencia rural en el suroeste andaluz. La historia del Año de los Tiros. Universidad de Huelva. Huelva.

PEÑA GUERRERO, M. A. (1991). “Caciquismo y poder empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva, 1898-1923”. Congreso sobre Caciquismo y República en Andalucía. El Puerto de Santa María (Cádiz).

AVERY, David. (1985). “Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las minas de Riotinto”. Editorial Labor. Barcelona.

ALDANA, Lucas de. (1875). “Las minas de Rio-Tinto en el transcurso de siglo y medio”. Establecimiento tipográfico de Pedro Núñez. Madrid.

RODRÍGUEZ CASTILLO, Ángel Manuel (1998). José Nogales. Biografía crítica y problemática literaria.

FERRERO BLANCO, María Dolores; GARCÍA GARCÍA, Cristobal y VÁZQUEZ LAZO José Manuel (2008). El Campillo: De la independencia a la democracia.

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AGUSTÍN BRAVO Y JOVEN Y ULPIANO SÁNCHEZ: VIDAS CRUZADAS DESDE

EL AÑO DE LOS TIROS.

Carlos González Caballero.

Lic. Historia.

[email protected]

Existen muchos personajes relevantes en los sucesos del 4 de Febrero de 1888, dos de ellos, venidos desde fuera de nuestra provincia, quedarán para siempre en el recuerdo de los trágicos acontecimientos: Agustín Bravo y Joven y Ulpiano Sánchez Echevarría.

El primero de ellos, proviene de la familia de los Bravo de Laguna de Gran Canaria, donde fue Subgobernador antes de su destino a Huelva. Su nombre completo, Agustín María Bravo de Laguna y Joven de Salas (1840-1921), indica su procedencia de una familia de abolengo, espaldarazo para hacer carrera política: Delegado del Gobierno en Canarias y Cartagena y Gobernador Civil de las provincias de Huesca, Huelva, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Matanzas y Puerto Príncipe, estas cuatro últimas en Cuba, territorio aún español, pero justo en la época de la guerra de Independencia cubana, en la que también será protagonista Bravo y Joven.

El otro protagonista, Ulpiano Sánchez Echevarría, será el otro personaje cubano destacado en el día de Los Tiros en Riotinto, junto con Maximiliano Tornet, ya que nació en Santiago de Cuba (1848), haciendo carrera militar y llegando a ser Teniente Coronel, cargo que ostentará en su visita a las minas a cargo de dos batallones del Regimiento de Pavía, unidad militar que en 1888 no era un regimiento de infantería, sino una unidad de caballería, los Húsares de Pavía, que entre otros logros, acabaron con la I República en Enero de 1874, al mando del General Pavía1.

Su presencia en Minas de Riotinto o en La Mina2, como se conocía al pueblo antiguo, destruido actualmente por los avances de Filón Sur, fue quizás el punto culminante a las tensiones por los humos que se fueron creando desde años atrás. No hay que olvidar que ya el Gobernador Civil intentó bloquear la decisión del municipio de Calañas de prohibir las calcinaciones en su término municipal en Septiembre de 1886, al igual que después ocurrirá en otros casos, como Almonaster la Real o Alosno, municipios que recibieron finalmente la potestad de prohibirlas, a pesar del Gobernador, con el Real Orden de Diciembre de 1887.

1 Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque (Cádiz, 2 de agosto de 1827 - Madrid, 4 de enero de 1895). General español cuyo golpe de Estado acabó en la práctica con la Primera República Española. 2 También conocido como “La Mina”, “Río Tinto Pueblo” o “La Mina Abajo”. Delgado Domínguez, Aquilino; Regalado Ortega, María de la Cinta; Moreno Bolaños, Alfredo “Poblados mineros desaparecidos. Cuenca Minera de Riotinto (Huelva)”.. De Re Metallica, 14. 2010.

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Pero Riotinto era diferente, el poder de la Riotinto Company Limited no resistía comparación con ninguna compañía de la provincia e incluso, tuvo unas condiciones de compra3 diferentes, especiales, ventajosas y que iba a hacer valer, siempre ayudados por todo un equipo burocrático y propagandístico acorde al poder de La Compañía. Bravo y Joven, era una más de las armas de poder de los intereses de la poderosa empresa, siendo además, no por casualidad, Minas de Riotinto y Nerva los dos únicos municipios eminentemente mineros que no habían prohibido el uso de las teleras4.

Desde el 3 de febrero, Bravo y Joven se interesa por conocer las causas de la manifestación, quiénes son los trabajadores en huelga y qué medidas se están tomando, a lo que el jefe de la Guardia Civil contestaba que no tenía medios suficientes para contener tal movimiento, siendo importante puntualizar que hasta el momento, era un movimiento reivindicativo claramente laboral, una huelga obrera que secundaban 4000 obreros que pararon los trabajos de los diferentes Departamentos, aunque afirmaba ya la posibilidad de que personas de otros pueblos armados viniesen, que necesitarían más tropas, disponiendo el Gobernador todas las posibles de pueblos cercanos y asegurando su presencia para el día siguiente, 4 de Febrero.

Antes de partir, Bravo y Joven indica al Comandante de la Guardia Civil que deje que discurra la manifestación, siempre que sea pacífica, impidiéndola en caso contrario. De la actuación en el pueblo de Bravo y Joven existen diferentes versiones5: por un lado La Provincia y D. Avery justifican su comportamiento aludiendo al carácter de la manifestación, que quería coaccionar y presionar a la Corporación Municipal. Sin embargo El Cronista, La Coalición Republicana o El Socialista critican abiertamente la actitud del Gobernador, despreocupado y más tarde irritado, no dejando discutir a la Corporación amenazando con suprimir cualquier acuerdo favorable a la supresión de las calcinaciones.

Igualmente, el papel del Teniente Coronel Ulpiano Sánchez es defendido por unos y atacado por otros, siendo el culpable para muchos de la orden de fuego a las tropas que acabó con la vida de decenas de vidas para algunos, centenares para otros.

3 FLORES CABALLERO, Manuel (2007): Los Rothschild y la venta de las minas de Rio Tinto en el proceso de la Ley General de Desamortización de Madoz. Huelva. Universidad. 4 La Real Orden de 16 de diciembre de 1887 por la que se declara: “de exclusiva competencia de los Ayuntamientos todo lo referente a policía urbana, rural, limpieza, higiene y salubridad”, por lo que los Ayuntamientos podían acordar el fin de las calcinaciones al aire libre amparándose en el último término. Tras esta R.O. todos los Ayuntamientos de la provincia de Huelva afectados las prohibieron, excepto Riotinto y Nerva, cuyos equipos de gobierno se encontraban ocupados por empleados de la Riotinto Company. 5 GEMIO DEL RÍO, J.M. El papel de la prensa en el “Año de los Tiros”. fieldworRIOTINTO. 2014.

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Una vez acabados los hechos, los dos personajes salieron de la península, pero el recuerdo de su paso se quedó grabado, siendo sólo una muestra el poema que dedicó a los hechos Juan Delgado:

“¡Ay Regimiento de Soria en negro y sangre escribiste las palabras de tu historia!

¿Cuántos muertos, dime,”Río, cuántos fueron enterrados entre la escoria caliente condenados al olvido?”

Agustín Bravo y Joven regresó a Canarias, ocupando el cargo de Administrador Provincial de Contribuciones en Tenerife en 1890 e, inmediatamente, fue destinado a Cuba, como Gobernador de la Región Central, provincia de Matanzas, regresando más tarde a Gran Canaria a ocupar diversas responsabilidades, donde se jubilará en su antiguo puesto de Subgobernador en 1901.

Su acompañante en Riotinto, Ulpiano, marchará también a Cuba a combatir contra los independentistas cubanos y curiosamente, su nombre vuelve a escribir una página en la historia, de nuevo sangrienta, esta vez en Cuba y más en concreto en Las Taironas6, Pinar del Río, el 17 de Enero de 1896. Curiosamente, Pinar del Río fue uno de los destinos en los que Bravo y Joven actuó como Gobernador Civil: ¿casualidad su coincidencia en otro lugar con el Teniente Coronel Sánchez Hechevarría7? Lo sucedido allí queda en el recuerdo como una de las mayores victorias del ejército independentista cubano, en este caso al mando del General Antonio Maceo, que se enfrentó a una columna al mando de Ulpiano Sánchez en la última fase de la llamada Invasión de Occidente de Pinar del Río.

Las tropas españolas, al mando del Capitán General Arsenio Martínez de Campos8 habían perdido una serie de batallas anteriormente, siendo ésta otra derrota más, dejando las puertas abiertas a la invasión de las tropas de Maceo, presentando Martínez de Campo posteriormente su dimisión, siendo sustituido por Valeriano Weyler y Nicolau9 en otra fase de esta guerra que acabaría con la Independencia cubana en 1898, tras la breve guerra hispano-norteamericana.

Tras esta batalla de Las Taironas, el destino de nuestros dos protagonistas se vuelve a cruzar (¿otra vez casualidad?) al ser destinado Ulpiano a Santa Cruz de Tenerife, donde morirá por enfermedad en 1908, con 60 años de edad.

6 SANTOVENIA, Emeterio S.(1946) “Un Día Como Hoy”. Editorial Trópico. Cuba. 7 En las referencias consultadas en Cuba, aparece su segundo apellido con “H”. 8 Arsenio Martínez-Campos Antón (Segovia, España, 14 de diciembre de 1831 – Zarauz, España, 23 de septiembre de 1900) fue un militar y político español, autor del pronunciamiento militar que significó la Restauración borbónica en España. 9 Valeriano Weyler y Nicolau (Palma de Mallorca, 17 de septiembre de 1838 – Madrid, 20 de octubre de 1930) fue un noble, político y militar español, marqués de Tenerife y duque de Rubí, grande de España, capitán general de Cuba durante la sublevación independentista de José Martí y Máximo Gómez.

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LA LIGA ANTI HUMOS: LA DEFENSA DE LA OLIGARQUÍA TERRATENIENTE

ONUBENSE.

Carlos González Caballero.

Lic. Historia.

[email protected]

Entre el conjunto de factores que nos llevaron a los trágicos sucesos del 4 de Febrero de 1888, los intereses políticos tuvieron un papel destacado. En él se aprecia el conflicto entre el poder tradicional de los terratenientes, con la vinculación entre tierra y agricultura como factor de poder, y su contrapunto, las nuevas compañías mineras que se fueron adaptando a la realidad política clientelar de la Restauración española1, partiendo su poder de la unión de minería e industria. Por tanto eran intereses completamente contrapuestos, excluyentes y que se iban decantando rápidamente a favor de los segundos, especialmente en el caso de las dos compañías más importantes: La Tharsis Sulphur & Copper Comapany y la Riotinto Company Limited.

Pero el problema no empezó con la llegada de estos dos gigantes mineros. En la comarca de Riotinto en concreto, empezó mucho antes, pudiendo retroceder hacia atrás en el tiempo hasta principios del siglo XVIII con la llegada de un sueco a nuestras tierras, Liebert Wolters, cuando se produce la reapertura de estas minas de la Corona española. Pero este sería tema de otro artículo, mucho más amplio.

Sin duda, podemos poner como punto de partida en la lucha de los municipios representantes de la oligarquía terrateniente la llegada del Marqués de Remisa. Desde el punto de vista forestal, se encontró con unos recursos insuficientes: 440.000 pinos, 1700 encinas y 300 chopos, valorados en unas 500.000 pesetas. Al final de su concesión, se había destruido el 90% de la masa forestal y la arboleda se había reducido hasta el 22%2, siendo valorados los recursos forestales ahora en 50.000 pesetas3.

Para ver un ejemplo del gasto en este material que necesitaba una compañía, los datos de 1869 (aún no había llegado la Riotinto Company, que lo hizo en 18734) son esclarecedores: se consumieron cerca de 5400 m3 de leña, de los cuales más de 2200 Tm eran para las teleras, presentando el término de Minas de Riotinto en 1870 cerca de 7000 m3 de recursos forestales, entre pinos, encina, alcornoque, chopos, olmos, acacias y monte bajo. Confrontando lo que se necesitaba y lo que se disponía, era a todas luces insuficiente, siendo mucho mayor aún el problema al llegar los británicos, que

1 Para más información sobre este período en la provincia de Huelva, PEÑA GUERRERO, M. A. (1991)

“Caciquismo y poder empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva, 1898-1923”. Congreso sobre Caciquismo y República en Andalucía. El Puerto de Santa María (Cádiz). 2 PRADO, Casiano de (1856). Minas de Riotinto. Memoria sobre el estado que ofrecían en sus diversas

dependencias al finalizar la empresa que las había llevado en arrendamiento. Madrid 3 Dato aproximado ya que las pesetas se crearon en 1868.

4 FLORES CABALLERO, M. (1980): La venta de las minas de Riotinto. Diputación Provincial de

Huelva. Huelva.

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emplearon el sistema de cementación artificial de una manera mucho más intensa y en un volumen hasta entonces nunca visto.

Las protestas en estos años anteriores a 1873 fueron ya abundantes, comprobando en sus campos los nefastos efectos del humo de las teleras: la Diputación Provincial de Huelva efectuó una queja en Abril de 1838 contra la puesta en marcha de la cementación artificial de los Planes, procedimiento que no estaba recogido en el contrato de concesión. Los vecinos volvieron a mostrar su disconformidad en 1844 y 1847, siendo la primera protesta legal sobre daños efectuados en fincas agrícolas.

Una vez llegada La Compañía, el problema se agravó y la balanza se decantó a favor de una empresa minera que tenía influencia a los más altos niveles de la política nacional y por supuesto controlaba los resortes políticos provinciales, amparándose en un contrato de compra muy ventajoso, en el que por ejemplo, no se efectuó una concesión, sino una venta tanto de suelo como del subsuelo (la primera efectuada en España) a perpetuidad. En ese contrato de compra, se establecía el beneficio del mineral por el sistema más conveniente para la empresa y la posibilidad de indemnizar o incluso expropiar todos los terrenos afectados por este uso.

Hablando de un ejemplo concreto y muy cercano a los hechos del Año de los Tiros, en 1887, la Compañía pagó 144.317 ptas. en concepto de indemnización y había ya adquirido 4512 Ha. en los términos de Nerva y Zalamea la Real.

Este es el contexto en el que se encuentran dos de los principales representantes a nivel provincial del poder establecido antes de que llegara la revolución industrial y los extranjeros: José Lorenzo Serrano y José María Ordóñez Rincón, de Zalamea la Real y de Higuera de la Sierra respectivamente, terratenientes que vinculaban su poder a la posesión de amplios terrenos y centrándose en explotar los recursos agrícolas y ganaderos.

José María Lorenzo Serrano y Lancha, nacido en 1817 era abogado y Diputado provincial, Comendador de la Orden de Carlos III y Alcalde de Zalamea la Real en dos ocasiones. Vivía con su mujer, 26 años menor que él, y dos sirvientas de 20 y 21 años y analizando sus propiedades se observa la gran diferencia que se había efectuado entre jornaleros y propietarios: doce casas, un lagar, cuarenta y tres fincas, y un gran número de cabezas de ganado (doce cabras, novecientas ovejas, ochocientos machos cabríos, seis bueyes y trescientos cerdos).

Un ejemplo parecido era José María Ordóñez Rincón5, nacido en 1856 en Higuera de la Sierra y yerno del anterior. La evolución de su vida nos enseña un ejemplo de cómo se iban preparando las futuras clases dirigentes del país: estudió en el Colegio de los Jesuitas de El Puerto de Santa María, cerrado con motivo de la Revolución de 1868, siendo él uno de los 12 alumnos expulsados. Junto con algunos de sus compañeros, ayudó a fundar el Colegio de los Jesuitas de Sevilla, donde cursó Filosofía. 5 ORDÓÑEZ ROMERO, Rafael. José María Ordoñez Rincón (1856-1906). De Diputado provincial por el

distrito de Aracena a Senador del Reino.

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Posteriormente estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, recibiendo el título de Licenciado con la nota de Sobresaliente. Una vez dedicado a la política, será elegido Diputado por el distrito de Aracena en tres etapas diferentes y elegido Vicepresidente de la Excelentísima Diputación Provincial de Huelva. Finalmente fue nombrado Senador del Reino, muriendo prematuramente en 1906.

Fueron activos luchadores por sus intereses políticos y económicos y su herramienta fue la Liga Antihumista, de la que Ordóñez Rincón era Presidente, y que estableció una lucha política y propagandística contra las empresa mineras, con resultados favorables en Calañas, Almonaster o Alosno, dónde se prohíbe el sistema de calcinaciones, aunque con un duro enfrentamiento con el Gobernador Civil que revocaba todos los acuerdos hasta que una Real Orden le daba la potestad a los Municipios para prohibirlas o permitirlas en Diciembre de 1887.

La batalla más importante de la Liga Antihumista, sin embargo, estaba por llegar, quedaba suprimir las calcinaciones en Nerva y Minas de Riotinto, lugar donde imponía su dominio la Riotinto Company, la empresa más poderosa “que el Zar de las Rusias” como aparecía en algunos artículos de la época.

La oportunidad era propicia y supieron aprovechar la huelga de los trabajadores, eminentemente obrera, con peticiones de mejoras laborales, empezada el 1 de Febrero, y que representaba a 4000 obreros. Para el día 4, propusieron una manifestación al pueblo de Minas de Riotinto, para reunirse con la Corporación Municipal y presionarla para que tomara una resolución favorable a sus intereses. Una vez en La Mina, la Comisión estaba formada por José Lorenzo Serrano, José María Ordóñez, José González Domínguez (alcalde de Zalamea), Juan Antonio López (Secretario del Juzgado de Zalamea) y Maximiliano Tornet6 (representante de los trabajadores de la RTCL).

Fueron recibidos por la Corporación Local y una vez llegado el Gobernador, Agustín Bravo y Joven, y el Teniente Coronel Ulpiano Sánchez, comenzaron a exponer sus diversas posturas. Con respecto a nuestros protagonistas, el dato destacado es que una vez llegado el Gobernador Civil, los dos terratenientes se marcharon y abandonaron el edificio del Ayuntamiento. Una de las causas posibles es que Bravo y Joven les explicase que esa manifestación y sus reivindicaciones no iban a llegar a ninguna concesión ni supresión y que debían velar también por los intereses políticos de quienes representaban. En la biografía de Ordóñez Rincón, elaborada por su nieto, se dice que en estos momentos él pertenecía al Partido Liberal, que formaba parte de la coalición de Gobierno que presidía Práxedes Mateo Sagasta7, siendo Bravo y Joven representante en la provincia de ese gobierno. Es posible que les pidiera lealtad política.

6 GEMIO DEL RÍO, J. M. (2014) Maximiliano Tornet: Entre el mito y la realidad.

7 Práxedes Mariano Mateo-Sagasta y Escolar (Torrecilla en Cameros, 21 de julio de 1825 – Madrid, 5 de

enero de 1903) fue un ingeniero de caminos y político español, miembro del Partido Liberal, de matiz progresista, varias veces Presidente del Consejo de Ministros en el período comprendido entre 1870 y 1902

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Otro elemento que destaca el cambio de tendencia, una vez derrocada la manifestación de manera trágica, fue que el Consistorio municipal de Zalamea se reunió el día siguiente, 5 de Febrero, presidiéndola el mismo José González, antes de marchar a Madrid, donde buscaba refugio político, ya que en la comarca existió incluso una orden para su detención, culpándolo de una parte de los hechos. En esa Comisión municipal del 5 de Febrero, no se menciona nada del día anterior, silenciando desde el primer momento el suceso, tratándolo como un tema tabú en la comarca que durará decenas de años.

Es curioso también que no se inculpara de nada a los dos grandes terratenientes que encabezaron la manifestación y que sin duda fueron dos de los grandes derrotados políticos del día de Los Tiros. Con todo, aunque la Liga Antihumista siguiera con sus luchas contra las poderosas compañías, incluso contra la RTCL, a la que nunca terminaron de derrocar, sólo consiguieron pequeñas victorias, efímeras, como el llamado Decreto Albareda.

La lucha política que se escenificó en la plaza del desaparecido pueblo de Minas de Riotinto tenía un claro ganador: La Riotinto Comapany Limited, que demostró, con su control anterior y sobre todo posterior de estos hechos, que había terminado su proceso de adaptación a la política española de estas fechas, el sistema ideado por Cánovas del Castillo que ya tenía un nuevo cacique en la zona, la empresa minera que ya tenía establecida su red clientelar por toda la provincia de Huelva.

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CEMENTACIÓN ARTIFICIAL O TELERAS. ¿SISTEMA BENEFICIOSO O PERJUDICIAL?

Carlos González Caballero.

Lic. Historia.

[email protected]

La década de 1850 marca el inicio de la “fiebre del cobre” en la provincia de Huelva. Es la fecha a partir de la cual las mayores reservas de sulfuros polimetálicos del mundo, la Faja Pirítica Ibérica, es explotada por los grandes nombres: Duclerc & Company, Tharsis Sulphur, Portuguesa de Minas de San Miguel, The Guadiana Company Limited y un largo etcétera, que superará el centenar a principios del siglo XX y que se aprovecharan de la progresivas leyes de minas, cada vez más liberalizadoras, desde la de 1825 hasta la de 1868, la que consideraba las concesiones mineras (anteriormente por un número de años determinados) a perpetuidad. Tras esta Ley de minas de 1868, y después de negociar el precio de venta desde 1870 a 1873, las Minas de Riotinto pasaron a ser propiedad de la Riotinto Company Limited, sin duda la más importante de las establecidas en la provincia y además, la que mejores condiciones adquirió en el momento de compra por tres millones y medio de libras, unos 92.800.000 ptas. de la época, una auténtica fortuna que inyectó recursos económicos necesarios para emprender, en un período bastante inestable, el nuevo período de la I República española1.

Una vez establecidos en el territorio, la Compañía de Riotinto realizó otra gran inversión en la construcción del ferrocarril que uniría la zona de extracción con la de embarque y así poder sacar mayor beneficio a unas minas que ya se estaban explotando por un nuevo sistema, a cielo abierto. Entre los problemas que se encuentra, hay muchos heredados de los años anteriores y que fue solucionando, desde el punto de lograr una mayor eficiencia en sus trabajos o los derivados de sus propios avances, como construir viviendas para sus trabajadores, que iban subiendo su número exponencialmente, dotarlos de un sistema de atención sanitaria y educativa, que consiguió poner la comarca a la vanguardia de las nuevas técnicas o procurar que sus trabajadores tuvieran acceso a todos los recursos que fueran necesarios, lo que consiguió la Compañía aplicando una política paternalista, a la que los habitantes de la Cuenca poco a poco, y no sin fuertes tensiones, se fueron acostumbrando hasta convertirlo en algo endémico desde el punto de vista social: la RTCL se ocupaba de todos los aspectos a considerar en la vida de sus obreros.

Uno de los problemas derivados de los años anteriores es el tipo de sistema elegido para beneficiar el mineral, no siendo en este caso algo exclusivo de esta empresa, sino que podría considerarse general en la provincia de Huelva, e incluso extenderlo a la vecina provincia de Sevilla o la zona del Alentejo portugués.

1 La Primera República Española fue el régimen político que hubo en España desde su proclamación por

las Cortes, el 11 de febrero de 1873, hasta el 29 de diciembre de 1874.

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Para obtener rentabilidad en sus terrenos, las empresas mineras clasificaban el mineral dependiendo de la proporción de cobre que contenía, haciendo una simple separación: rico en cobre (mayor al 2% de contenido de Cu) o mineral pobre (menor a ese 2% en Cu). Para justificar esta clasificación, establecían una generalización sobre los minerales de Huelva y su composición:

50% de azufre 40% hierro 4-6% sílice 1-3% cobre

El resto, pequeñas partes de arsénico, antimonio, cinc oro o plata.

La Compañía de Riotinto, al igual que el resto de las Compañías medianas o supergigantes como ella (como era el caso de la Tharsis Sulphur Copper Company), realizaba operaciones con el mineral diferentes según esta clasificación: los que estaban entre el 2-3% de cobre se destinaban directamente a la exportación; el mineral pobre, entre el 1-2 % se trataba en el mismo coto minero hasta obtener el cobre que después se vendía. El método para este segundo proceso consistía en la cementación artificial, calcinación al aire libre o más popularmente conocido como “las teleras”.

Este sistema no fue traído por los británicos, ya existía desde la época del Marqués de Remisa (1824-1848) y consistía en colocar toneladas de mineral en grandes montones o pirámides sobre ramajes secos en una base construida en mampostería para establecer las entradas de aire que permitirían una combustión perfecta, que duraba entre seis y doce meses de manera ininterrumpida. El objetivo era desprender el azufre por la combustión y, mediante varios lavados con “aguas agrias” de la mina, daban lugar a la precipitación de cobre puro. El inconveniente era la gran cantidad de combustible que era necesario y los terribles efectos que provocaba en los terrenos cercanos: sólo de los campos de teleras de las Minas de Riotinto, salían diariamente unas 600 Tm de dióxido de azufre, expulsadas a la atmósfera y que dañaba de manera irreparable los campos y aguas, la agricultura y la ganadería, envenenando de paso a los mismos mineros que extraían el mineral, ya que al entrar en contacto con zonas húmedas, este dióxido de azufres se convertía prácticamente en ácido sulfúrico, letal para las plantas o los pulmones de los trabajadores, aquejados de manera casi inevitable de la temida y abundante silicosis.

Es interesante conocer cómo acabó la experiencia del Marqués de Remisa en nuestras minas: el Estado no le permitió renovar la concesión al haber efectuado una práctica que acabó prácticamente con los recursos forestales del término de Riotinto. De los 440.000 pinos, 1700 encinas, 300 chopos y otras especies de arboleda existente, sólo quedó el 22%2 y en total, de las 500.000 ptas. en las que se valoró los recursos forestales, incluyendo monte bajo, sólo quedó un 10%, es decir, ahora se valoraron en 50.000 ptas.

2 PRADO, Casiano de (1856). Minas de Riotinto. Memoria sobre el estado que ofrecían en sus diversas

dependencias al finalizar la empresa que las había llevado en arrendamiento. Madrid.

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Como quedó explicado antes, este sistema no era exclusivo de Riotinto, la misma Comapañía de Tharsis la empleaba, como queda recogido en este plano de los dominios de la empresa en 1868 e incluso, medios de información afines a las empresas mineras, sin duda el principal era el diario La Provincia3, aludían a que se empleaba en otros lugares, “no sólo en Huelva y África” como: Boston y Macayan (Filipinas, aún española), Atizdaberg (Suecia), Boraas (Noruega), Agordo (Italia) o Ajustrel o Grandiola (Portugal), siendo curioso este último ejemplo al mencionar el artículo que se podría hacer, pero no se hace porque los minerales son más ricos, no mencionando que en ese país estaba prohibido el sistema desde 1878, muchos años antes en Inglaterra.

Además, según M. D. Ferrero Blanco4, en Boston sólo se efectuaba una calcinación, en Riotinto eran dos, y estaba cerca de una bahía, lo que eliminaba gran cantidad de humos; En Agordo eran cantidades infinitamente inferiores y en Suecia o Noruega se efectuaban en zonas poco pobladas, cuando en la comarca de Riotinto la población estaba creciendo de manera muy rápida debido al trabajo y sueldo seguro.

Las críticas al sistema eran frecuentes, el mismo Marqués de Remisa tuvo que enfrentarse a los vecinos de Zalamea la Real, de manera particular o a través de la Diputación Provincial, acusándolo de estar destruyendo los recursos forestales a su alrededor y encima con un sistema que no estaba establecido en su contrato de concesión (1838, 1844 y 1847).

Pero sin duda, el movimiento que más propaganda contra las compañías mineras creó fue la llamada Liga Antihumista, que también tuvo medios a su alcance, como el diario El Cronista5, que en los años 1887 y 1888 tenía una sección fija: Los Humos de Huelva e incluso después del fatal desenlace del 4 de Febrero de 1888, otra sección llamada Cartas Tintas, la mayoría de las veces firmadas por su corresponsal en la zona, Lorenzo Leal.

Las reivindicaciones de la Liga Antihumista consiguió la creación de una Comisión Facultativa que estudiara el caso en 1879, siendo el resultado una Real Órden en Julio de 1879 que finalmente aprobó el Proyecto de Ley de Declaración de Utilidad Pública, aprobándose en Congreso de Ministros el 21 de Enero de 1880, aunque no por el Senado, producto de uno de esos vaivenes políticos que existieron en el período conocido como Restauración borbónica y que se denominó turnismo. Era el turno de los Fusionistas, cercanos a los Reformistas que eran los defensores de los antihumistas onubenses, representados por Romero Robledo6.

3 Diario La Provincia. 22/10/1887.

4 FERRERO BLANCO, M. D. (2001). Los humos de Huelva. Rentabilidad minera frente a salubridad, en

Minería y medio ambiente en perspectiva histórica. PÉREZ CEBADA, J. D. (Ed). Universidad de Huelva. 5 Creado en 1885, defendiendo al partido Reformista de López Domínguez y Romero Robledo. 6 Francisco Romero Robledo (Antequera, 8 de marzo de 1838 - Madrid, 3 de marzo de 1906) fue un

abogado y político español. Fue ministro de Fomento durante el reinado de Amadeo I, ministro de Gobernación durante el reinado de Alfonso XII, y ministro de Ultramar y ministro de Gracia y Justicia durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena.

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Este proyecto aprobado en el Congreso de los Diputados y que declaraba las calcinaciones de Utilidad pública, incluía dos mecanismos compensatorios: el pago de indemnizaciones y la expropiación, que en este caso se modificó, debiendo pagarse al propietario el precio en el que estaba catalogado por el tipo de suelo en concreto y además el 20% del valor, no como el 5% que se pagaba anteriormente.

Las críticas por estas expropiaciones venían principalmente del Presidente de la Liga Antihumista: José María Ordóñez Rincón7, natural de Higuera de la Sierra y diputado provincial y su suegro, José Lorenzo Serrano, rico terrateniente de Zalamea la Real. Las críticas pueden clasificarse en tres tipos: particulares (no les interesaba la expropiación), municipales (aludían a que estaban perdiendo territorios propios) y quizás la más interesante, con un trasfondo político, como la que aparece en La Provincia en 1890 por Ordóñez Rincón, que aludía que “la expropiación, a parte de suponer la ruina de los campos, suponía la utilización de las tierras del municipio como una mercancía, perdiendo la integridad como Patria”. Quizás fue el principal motivo de fondo de estos antihumistas, el comprobar cómo las nuevas empresas mineras se estaban convirtiendo en los nuevos caciques, otro concepto asociado al período de la Restauración, imponiéndose a la antigua oligarquía terrateniente onubense, que basaba su poder en la posesión de la tierra y la utilización de la economía agrícola y ganadera.

La respuesta de las compañías mineras a estas acusaciones era contundente, ya que disponían de un aparto mediático a su disposición donde rebatir cualquier afirmación contra sus intereses. Pasados los años y gracias a los numerosos estudios sobre esta época, es de gran provecho analizar cuáles eran las razones a las que aludían los que defendían las teleras. E. Deligny8 publicó la Memoria de la Sociedad de Minas de Alosno, en las que al igual que el resto de Memorias presentadas por las otras compañías, establecía las calcinaciones como indispensables para mantener la rentabilidad de estas empresas, aportando datos precisos que hoy caen por su propio peso.

Aludían que para sacar 1 Tm de cobre había que calcinar 71 Tm de minerales pobres, con un coste para la empresa de más de 1900 ptas. incluyendo todos los procesos y el transporte, cuando el precio por Tm de cobre estaba en torno a las 950 ptas. Esta situación económica precaria de las empresas, no concuerda con algunos datos que hoy día conocemos. Al comprobar el reparto de beneficios que la RTCL como Compañía Limitada debía efectuar, comprobamos como en 1880, H. Matheson9 repartió entre sus accionistas un “modesto dividendo” del 5%; en cambio, en el período 1879-1914, la

7 ORDÓÑEZ ROMERO, Rafael. (1990) José María Ordoñez Rincón (1856-1906). De diputado provincial por el distrito de Aracena a senador del reino. Editado por el autor.

8 Ernest Deligny, Ingeniero de minas y teniente alcalde de París, murió en 1898 a la edad de 79 años, en el Castillo de Arco, en Burdeos, fue durante muchos años director de las minas de Huelva en España. Por sus contribuciones a la minería española se le concedió el título de Conde de Alosno. Una de sus nietas se casó en 1901 con el Vizconde Galaaon. 9 Segundo Presidente (Chairman) de la RTCL (1873-1898).

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media anual fue superior al 38%, según Avery10, triplicándose los ingresos brutos por la venta de mineral entre 1879 y 1888, siendo los beneficios de exportar el mineral rico siete veces más que el resultante del cobre posterior al proceso de cementación artificial.

Por tanto, ni económicamente la situación era tan crítica como la presentaba la empresa, ni el principal objeto de negocio eran los minerales pobres, sino los ricos, siendo por tanto un complemento a sus beneficios principales.

Otra explicación a la que aludían las empresas era que el sistema ya había sido utilizado con anterioridad, en la época de Remisa, obviando cómo fue el mismo Estado el que censuró la práctica que había desarrollado en su concesión, acabando con los recursos forestales. Además, el volumen de mineral calcinado no tenía comparación, habiéndose incrementado de las 200.000 a los 2.000.000 Tm en 1887 sólo en los terrenos de Minas de Riotinto, que afectaba, según La Provincia a unas 6000 Ha., curiosamente lo que ocupaban los terrenos de la RTCL.

Un dato muy usado para atacar a la Compañía era el incumplimiento del contrato de compra, que establecía una extracción de 500.000 Tm. Anuales, 250.000 para exportación como mineral rico y otras 250.000 para calcinarse in situ, aunque podrá hacerse la proporción según el interés de la empresa. La crítica es que a la altura del Año de los Tiros ya se calcinaban cuatro veces más de lo permitido y que en ese contrato, la propia Compañía, aludía a minerales ricos aquellos que estuvieran entre 2-4% de cobre y los pobres entorno a 1,5%, proporciones más importantes que las descritas posteriormente.

J. M. Pérez López11, alude a otra interpretación diferente: El contrato establecía la extracción de 500.000 Tm. Anuales, con la división entre ricos y pobres, pero sólo de manera orientativa, según las necesidades del mercado a la altura de la fecha de compra, 1873. Además, explica que el cálculo del precio fue la estimación de las reservas y por tanto producción posible de sólo uno de las tres masas de mineral conocidas en Riotinto, filón Sur, cuando ya se conocían filón Norte y masa San Dionisio, Por tanto, podemos comprobar cómo el contrato de compra era lo suficientemente ambiguo para dejar margen de maniobra a la empresa y además pagaron una cantidad muy inferior a la que realmente debieron ser vendidas las minas, ya que por el precio de filón Sur (incluso con una rebaja del precio inicial de más del 25%) compraron además filón Norte, masa San Dionisio y otras masas más pequeñas como Planes. Sin duda el negocio fue inmejorable.

¿Eran estas calcinaciones tan perjudiciales para la salud? Según las compañías, eran incluso beneficiosas, ya que estaba comprobado que las epidemias habían sido menos frecuentes en estas zonas mineras. Este punto también se desmonta con los estudios

10

AVERY, David. (1985) “Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las minas de Riotinto”. Editorial Labor. Barcelona. 11

PÉREZ LÓPEZ, J. M. (2011). Nuevas interpretaciones sobre los sucesos del “Año de los Tiros”, a partir de acuerdos plenarios y otras fuentes documentales. La solución al enigma Tornet. En Rio Tinto. Historia, patrimonio minero y turismo cultural. Universidad de Huelva y Fundación Riotinto.

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recientes. En el libro de M. D. Ferrero Blanco12, el estudio de mortalidad y morbilidad en Minas de Riotinto es concluyente: la tasa de mortalidad se sitúa en torno al 300/00, parecido a otros pueblos mineros, pero mucho mayor que otras zonas no mineras y además, entre las causas de muerte, destacan las numerosas enfermedades respiratorias y digestivas. Quizás la explicación haya que buscarla, en el caso de las epidemias, en la eficaz campaña de prevención, vacunación y tratamiento de enfermedades infecciosas (aunque se dieron casos periódicos de tifus, cólera, malaria o viruela) que las empresas desarrollaron y que, en este caso sin discusión, colocaban desde el punto de vista sanitario a esta zona a la vanguardia nacional.

Por último, y en este caso de manera exclusiva la Compañía de Riotinto, aludía a su “especialísimo” contrato de compra13, ya que se trataba de una venta a perpetuidad, no una concesión y que estaba meridianamente claro en la Ley sacada por el Estado para su venta en 1870 y que se reflejan en las escrituras del 17 de Diciembre de 1873 al constituirse la Riotinto Company Limited, lo que servía para amenazar de manera velada al Estado de que cualquier movimiento contrario a sus intereses, podría ocasionarle problemas judiciales graves, a parte de una indemnización económica, el precio pagado y el capital invertido, que no iba a poder permitirse.

Una vez explicados todos los puntos anteriores, hay que explicar que todo estaba organizado por una tremenda red burocrática que las compañías tenían a su disposición y que incluía a abogados, funcionarios, médicos, gobernadores o incluso políticos, a los que tenían en nómina, duplicándoles o triplicándoles su sueldo. Dos ejemplos son el diputado provincial Enrique Laussat, que cobraba 1000 libras anuales y que pasó a cobrar 1500 libras anuales tras la supresión del Decreto Albareda14, agradeciéndole los servicios prestados o el abogado valverdeño Arrayás que, tras ganar un pleito a la Compañía de Tharsis, pasó a ingresar en su nómina con 6000 pesetas de sueldo anual y 80 ptas. diarias cada vez que tuviera que acudir algún litigio por la compañía. Hay que especificar que una de las reivindicaciones de los obreros de Riotinto en 1888 era cobrar 17 reales diarios, unas 4 ptas., para hacer una buena comparación.

A manera de conclusión, una explicación puede ayudarnos a entender la postura de las compañías en su defensa a ultranza de las calcinaciones: el descenso del precio del cobre, desde mitad del siglo XIX había descendido un 66%, al haber mayor oferta con la fiebre del cobre desde esa fecha. Pero la situación pasó a ser mucho más peligrosa a la altura de 1888 para los productores, ya que sólo desde 1883 a 1887, el precio había bajado mucho más, un 53%, siendo la solución obtener la mayor rentabilidad de los criaderos (con las teleras) y, de manera privada, la creación de un Consorcio de productores de cobre, controlando así mucho mejor tanto la producción como los precios. 12

FERRERO BLANCO, M. D. (1999). Capitalismo minero y resistencia rural en el suroeste andaluz. La historia del Año de los Tiros. Universidad de Huelva. Huelva. 13

FLORES CABALLERO, M. (1980): La venta de las minas de Riotinto. Diputación Provincial de Huelva. Huelva. 14

Estuvo en vigor desde el 29 de febrero de 1888 hasta menos de dos años después, cuando se suprime, sin prácticamente haberse aplicado.

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Como todo en minería tiene su final, una vez que existe otro método para obtener mayores beneficios, la cementación artificial se fue sustituyendo por la cementación natural, un método mucho menos agresivo y además, más rentable para las empresas, que ya no tenían que quemar el mineral pobre, simplemente regarlo con aguas ácidas consiguiendo la disolución del cobre, que pasaba de ser un sulfuro a sulfato, siendo después recuperado en los canaleos, donde se quedaba pegado a las barras de hierro de manera natual, precipitando sobre este metal. Con este sistema, se conseguía además quedarse con la pirita lavada, vendida con su contenido de azufre intacto y que se vendían en los mercados internacionales para la industria química, fabricando ácido sulfúrico y con él, fertilizantes, abonos o explosivos. Por tanto, y en términos estrictamente económicos, no sólo los agricultores y ganaderos perdía dinero, las propias compañías estuvieron muchos años quemando miles de pesetas en sus teleras, desperdiciando un azufre que posteriormente, les daría unos beneficios enormes, al ser las piritas de la Faja Pirítica las más sulfurosas del mundo.

¿Fue este nuevo sistema rentable? Quizás un dato lo confirme: por el puerto de Huelva, entre Riotinto y Tharsis, salía aproximadamente el 90% de la producción de piritas para la industria química mundial al principio del siglo XX, principalmente a EE. UU., Alemania, Francia y Gran Bretaña.

¿Cuándo sucedió esto en Riotinto? Pues en este caso llegó tarde, se utilizó en Tharsis primero (1889), copiando el sistema de las minas de Sao Domingos (Portugal), utilizado desde los 50´ del siglo XIX y viendo su rentabilidad, en una visita del nuevo Presidente John J.J. Keswick (1898–1904) a estas minas en 1899, Riotinto aplicó este mismo sistema en sus territorios, apagándose la última telera en 1907, 19 años después de la masacre del pueblo que ya iba desapareciendo, engullido por el avance de filón Sur, enterrando de camino el lugar donde se intentó su prohibición. Pero el utilizarlas o no, no era cuestión para la Riotinto Company de algo debatible o no por los trabajadores, o por las presiones de los terratenientes que veían menguar su poder político a manos de los nuevos caciques, sino simplemente de rentabilidad o no de su sistema de beneficio.

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AÑO DE LOS TIROS: MANIFESTACIÓN OBRERA, OCULTACIÓN

INFORMATIVA Y ETIQUETAS.

Juan Manuel Gemio del Rio.

Lic. Historia.

[email protected]

“Esta es la fecha terrible que se repite cien veces diarias y que pesa como una obsesión. Hasta los que no asistieron a ella la recuerdan con invencible temor, pues en fuerza de oírla repetir, la imaginación se la representa con todo su trágico vigor de traidora hecatombe. Quizás esta fecha no se revelase tan imponente en el recuerdo si de ella se hubiese hecho a tiempo un relato fidedigno; pero la verdad se disfrazó entonces; la opinión no pudo horrorizarse, y Riotinto sabe que si el caso llegase, la matanza se reproduciría fríamente, y la verdad volvería a callarse”1.

El 4 de febrero de 1888, en la Comarca Minera de Riotinto (Huelva) se pondrá, de manera trágica, el punto final a la huelga obrera iniciada el primer día del mes y que provocará que, desde un primer momento, 1888 sea conocido en la zona como el “Año de los Tiros”.

Sobre este suceso que marca un punto de inflexión en la historia reciente de la Comarca, se instaló un forzoso silencio que ha dificultado el conocimiento de los hechos. Además, a esa ocultación interesada, contemporánea a los sucesos, se le añaden algunas etiquetas incorporadas y extendidas en las dos últimas décadas, que aun siendo favorables para su publicidad y puesta en conocimiento, no muestran toda la realidad.

En este sentido, en los últimos años se ha llevado a cabo un movimiento para catalogar el “Año de los Tiros” como la primera manifestación ecológica de Europa. Si prestamos atención a la propia definición de ecologismo2, podemos observar como esa defensa de la naturaleza y la búsqueda de una armónica convivencia entre ser humano y medio ambiente no se produce en la Comarca Minera de Riotinto a finales del siglo XIX, al menos de manera mayoritaria e influyente. Es cierto que se pretende acabar con el sistema de calcinaciones al aire libre3 y sus terribles consecuencias para la agricultura, pero no en clave ecológica y sí en sentido laboral, política, social y económica; de crisis de subsistencia, de lucha de poder, relaciones jerárquicas o modo de vida.

Así, con estas metas genéricas, el 1 de febrero comienza una huelga con un apoyo masivo, como así muestra el telegrama enviado a las 10.15 a.m. por el recién llegado Director de la Riotinto Company Ltd., William Rich, a Parejo, representante legal de la empresa:

1 Ciges Aparicio, M.: “La California del cobre”. Sucesores de Plernando. Madrid. 1910. 2 Movimiento que defiende la necesidad de proteger la naturaleza y que pretende que las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente sean más armónicas. Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. Larousse Editorial. 2007. 3 González Caballero, Carlos: “Cementación Artificial o Teleras. ¿Sistema beneficioso o perjudicial?”. fieldworkRIOTINTO. Minas de Riotinto. Huelva. 2014.

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“Gran número de trabajadores han dejado de trabajar en todos los departamentos”.

O el del Alcalde al Gobernador a las 11.42 a.m.:

“Han entrado en varios departamentos, parando los trabajos a pedradas y palos. Ocurrirán cosas graves si aumentan el número de sediciosos4”.

En estos momentos, en un texto enviado al Ayuntamiento de Riotinto por los trabajadores, se indican las siguientes reivindicaciones:

1.- La supresión de la peseta para asistencia facultativa. 2.-La supresión de las 2,50 ptas. que se descuenta al operario por extravío involuntario de la libreta en que se anotan los anticipos de trabajo. 3.- La reducción de doce horas de trabajo por la de nueve. 4.- La prohibición de los contratos en los trabajos de las Minas. 5.- El relevo del Jefe de dicho departamento. 6.-La supresión de las multas. 7.-La supresión de los cuartos y medios jornales que se descuentan por las mantas de humos5.

Por su parte, los seguidores y líderes de la Liga Antihumista, se preparan para salir de Zalamea la Real a Riotinto para unir su petición de acabar con las calcinaciones al aire libre con la lucha obrera. Ese deseo de la Liga Antihumista, será asumida por los trabajadores como demuestra la solicitud firmada por Maximiliano Tornet pidiendo al Ministro de Gobernación la supresión de las teleras6:

4 En el Museo Minero de Riotinto (Huelva). Fundación Riotinto. 5 Ferrero Blanco, Mª Dolores: “Capitalismo minero y resistencia rural en el suroestes andaluz. Riotinto, 1873-1900”. Universidad de Huelva. 1999. 6 Pérez López, Juan Manuel: “Los sucesos del 4 de febrero “Año de los Tiros” a través del análisis de los acuerdos plenarios. Revista Nervae. Nerva. Huelva.

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Sin embargo, no deja de sorprender que aun pidiendo su fin, que llevaría implícito la desaparición de la manta, muestren en sus reivindicaciones la supresión del descuento en el jornal por no poder trabajar en los días de manta7. Lo que sí parece claro es que ambos grupos unieron ideas y fuerzas para tener más posibilidades de victoria ante tan poderoso e influyente rival.

En los dos días siguientes, 2 y 3 de febrero, la tensión y agitación siguió en aumento. En este sentido, el 3 de febrero a las 12.18 el Comandante de la Guardia Civil de Rio Tinto telegrafía al Gobernador Civil, Gobernador Militar, Capitán General de Sevilla, Coronel de la Guardia Civil de Sevilla y Director de la Guardia Civil de Madrid:

“Desde las 12 en punto de hoy hay mucha agitación en los grupos que se han formado. Es difícil dispersarlos y se reagrupan inmediatamente. La paz está siendo mantenida, pero creo que puede ser alterada hoy y será preciso actuar enérgicamente”.

En esas comunicaciones ya se comentaba la posibilidad de utilizar la fuerza y abrir fuego contra los obreros. Así a las 20.33 el Gobernador Civil recibe el siguiente mensaje del Jefe de la Guardia Civil:

“Ampliando mi telegrama anterior, un numeroso grupo a las 4 en punto de la tarde comenzó a gritar a los trabajadores a “cielo abierto” que abandonaran su trabajo. Inmediatamente fui a ese lugar donde el grupo se reunía y los dispersé, pero ellos volvieron a reagruparse un poco más lejos. Entonces yo les hablé diciéndoles que nombraran una comisión de dos personas por cada departamento porque se ignoraba lo que pedían. Ellos querían hablar conmigo y yo les dije que lo hicieran las comisiones, que yo informaría a la compañía de sus deseos, pero que comprendieran que yo no podía ofrecerles nada, aunque si la paz se alteraba yo les dispararía sin consideración. He visto a los comisionados en el Ayuntamiento y les he informado de que les daría una respuesta a las 6h 30´, repitiéndoles que si la paz era levemente alterada o si ellos impedían el trabajo, yo les dispararía sin más aviso. Estoy en conversaciones con el Administrador de la Compañía y le informaré a usted del resultado. En relación a lo que usted me dice respecto a más tropas, en caso de que necesite disparar, espero serias consecuencias y, si tengo que proporcionar protección a los que deseen trabajar, pido más tropas. Con respecto a otra noticia que se ha extendido esta tarde, gente de algunos pueblos cercanos está planeando venir a las minas con armas. No puedo garantizar la verdad de esas noticias8”.

Finalmente, el día 4 de febrero se inicia la manifestación con dos columnas, una procedente de Nerva y otra de Zalamea la Real, con una suma inicial de 15000 personas aproximadamente. Según los datos, se desarrollaba en un ambiente festivo, con banda de música, mujeres y niños incluidos. Es lógico pensar que los trabajadores no deseaban poner en peligro a sus familias, por lo que la presencia de mujeres y niños significaba que los mineros no buscaban la confrontación directa.

7 Cuando los humos hacían imposible trabajar se descontaba parte del jornal. 8 Ferrero Blanco, Mª Dolores. Opus Cite.

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La manifestación llegó a la plaza de la Constitución, a las 14.13. A las 15.10 una Comisión formada por José Lorenzo Serrano, José María Ordóñez (Jefe de la Liga Antihumista9), José González Domínguez (Alcalde de Zalamea La Real) y Maximiliano Tornet10 entró en el Ayuntamiento de Río Tinto (…) se informó a los comisionados que se esperaba en breve la llegada del Gobernador Civil de Huelva, Agustín Bravo y Joven11, quien llegó a las 15.45 acompañado de una escolta de la Guardia Civil y de un batallón del Regimiento de Pavía con sede en Huelva, que fueron aportados en la fachada del ayuntamiento frente a los manifestantes en previsión de contener los posibles tumultos12.

En un momento determinado, Bravo y Joven sale al balcón del Ayuntamiento intentando dispersar a la multitud, momento que aprovecharon los presentes para gritar sus peticiones. Ante esto, el Teniente Coronel de las tropas amenazó a los manifestantes en utilizar la fuerza para mantener el orden si fuese necesario.

Es a partir de este instante, cuando la rumorología, el oscurantismo y las informaciones interesadas hacen acto de presencia en la historiografía. Está demostrado que los militares en un momento determinado abrieron fuego en dirección a los manifestantes, situados en un callejón sin salida, con pocas escapatorias, debido al urbanismo de una Plaza de la Constitución abarrotada. Los últimos estudios indican que “en torno a las 16.50 h. el Regimiento de Pavía realizó dos o tres descargas de fusilería sobre la multitud indefensa como muestra el hecho de que ningún militar resultase herido, excepto uno por una pedrada13” con el resultado de decenas de muertos14 y heridos.

Así, de esta manera trágica concluirá la huelga, iniciándose un control informativo de la Riotinto Company Ltd. y sus medios afines. Una movimiento que no podemos calificar como “ecológico” y si como obrero y moderno y, que desde entonces y para siempre, será conocida como el “Año de los Tiros”.

Para entender lo que allí sucedió, nada mejor que utilizar la historia oral y poner en valor el testimonio directo de una persona que así lo recordaba y que nos llega en tercera persona:

“Al fin, salieron ella y su hermano Tomás, desde su casa de la calle Montecillo, alborozados por las notas que una alegre charanga musical se esforzaba en hacer oír sus instrumentos, en medio de la algazara del vociferante gentío que confluía en la plaza delantera del Ayuntamiento, en el soleado y tibio sábado invernal. ¡No habían visto cosa igual! Llegaban desde Nerva por un lado y, por otro, desde Zalamea. 9 González Caballero, Carlos: “La Liga Antihumos: La defensa de la oligarquía terrateniente onubense”. fieldworkRIOTINTO. Minas de Riotinto. Huelva. 2014. 10 Gemio del Rio, Juan Manuel: “Maximiliano Tornet: Luces sobre las sombras”. fieldworkRIOTINTO. Minas de Riotinto. Huelva. 2014. 11 González Caballero, Carlos: “Agustín Bravo y Joven y Ulpiano Sánchez: Vidas cruzadas desde el Año de los Tiros”. fieldworkRIOTINTO. Minas de Riotinto. Huelva. 2014. 12 En el Museo Minero de Riotinto (Huelva). Fundación Riotinto. 13 En el Museo Minero de Riotinto (Huelva). Fundación Riotinto. 14 Moreno Bolaños, Alfredo; Pérez López, Juan Manuel: “Testimonios fehacientes sobre El tren de la muerte. 4 de febrero de 1888”. Nervae. Nerva. Huelva. 2008.

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-¡Vamos, Rosarito!- le instaba aquél hermano de 12 años por el que sentía adoración. No. No te quites el delantalito porque vendremos pronto y no hace falta decirle nada a mamá. Luego, en un salto, coges el cántaro y vas por el agua al pilar.

El ambiente festivo rompía la rutina diaria con el aliciente de que la “manta” estaba despejada y, encima, por ser sábado, no había que acudir a la escuela de Mrs. Carlyle.

Tomás y ella, consiguieron auparse a un trocito de muro donde les entusiasmaban la visión de tantos soldados uniformados, tocados con cascos tan diferentes a los tricornios de la Guardia Civil, más comunes de ver en la Mina. No les faltaron los “empujones” propinados por quienes apiñados les rodeaban y gritaban cosas que a ellos, entusiasmaban, pero no entendían como: “¡humos!”, “agricultura” y otros gritos que con nada asociarían… hasta años más tarde.

Atrajo la atención de la niña, los “hombres de categoría” que en determinadas ocasiones se dejaron ver en el balcón del Ayuntamiento y, sin saberlo explicar, el silencio se hizo total cuando uno de ellos, se pasó un pañuelo por la frente, acto que ella dedujo sería motivado por el polvo o algo parecido.

No había apartado sus ojos de la balconada cuando, repentinamente, se escuchó el atronador sonido, seguido de un ensordecedor griterío acompañado de contagioso pánico que les dejó entrever, personas en el suelo sangrando y multitudinaria carrera hacia no sabía donde.

Arrastrada, o mejor, protegida por Tomás, se ampararon tras un burrito que huía del estruendo y pisaba en su alocada carrera a todo el que caía. No había forma de detenerlo porque sucesivas descargas de fusilería alentaban el trote encaminado a la calle Sanz. A contrapelo, vieron al cura, D. Antonio Muñoz que encaraba a quienes disparaban oyéndole decir:

-¡No son insurrectos! ¡No son insurrectos! ¡Son trabajadores!

Los niños, aterrorizados, aún en su comprensible carrera, no pudieron apartar la vista de los charcos de sangre y escuchar lamentos de numerosos heridos a los que nadie podía ayudar en semejante situación15”.

15 Real Valdés, Pedro: Biblioteca personal. Testimonio real no novelado.

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EL AÑO DE LOS TIROS A TRAVÉS DE LA PRENSA

Juan Manuel Gemio del Rio

Lic. Historia

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“Resultará, como siempre en estos casos, que los que se murieron no tuvieron motivo fundado para tal cosa1”.

“En la hora que tomo la pluma estoy horrorizado, y siento que al leer ésta se horrorizar tanto como 18000 o 2000 criaturas que existen alrededor de las minas de Riotinto. El caso es que con las lluvias pasadas la corriente se llevó cuatro leguas de la vía de la mina y un puente de hierro de dicha vía; en seguida mandaron operarios, ofreciéndoles mayor jornal, y como esta vía va por la orilla del río Agrio, tuvieron que trabajar metidos en agua para construir uno nuevo, teniendo que ir los trabajadores en las bateas a las cuatro de la mañana, y los traían a las doce y una de la noche helados; pero al pagarles lo han hecho al precio de los de aquí. Con este engaño, y con bajar los jornales en otros departamentos, el día 2 se negaron a trabajar unos 500; el día 3 se hizo general la huelga, solicitando del director la abolición de los contratos, que concluya el descuento forzoso de cuatro reales para médico y botica y se les aumenten dos reales de jornal a los que están bajos; el director contestó que no accedía a nada, y ayer se reunieron con una bandera, en que pedían lo antes indicado, en número de 12 a 13000 personas, en actitud pacífica, sin provocación de ninguna especie, como se acredita con noventa y tantos guardias que, con los capotes puestos, conversaban con los manifestantes como si estuviesen en sus casas, y su digno comandante y demás jefes, que alaban a todos por la conducta que observaron.

A las dos de la tarde se presentó otra manifestación del pueblo de Zalamea la Real, en número de 1.500 personas, con el Ayuntamiento y su banda de música. Como media hora antes, habían llegado 200 soldados de Pavía, mandados por un coronel graduado; al `pasar la tropa fue vitoreada; formó en la plaza en dos filas, y en medio tocó la música piezas escogidas. A las cuatro se presentó el gobernador, salió al balcón y dirigió la palabra al pueblo, preguntando a los trabajadores si estaban conformes con el jornal; contestaron que no; volvió a salir, y dijo que vería al director, y que hoy o mañana se sabría el resultado. Los trabajadores dijeron que estaban parados hacia tres días, por lo cual deseaban saber el resultado cuanto antes. En este tiempo ya se habían ido muchos, pues de 20000 personas que eran antes quedaron 5 o 6000 pegadas a los soldados. Volvió a salir por tercera vez al balcón el gobernador con el teniente coronel, y el pueblo, creyendo que iba a decir algo, se quedó como si estuviese en misa.

De pronto los soldados de Pavía, como obedeciendo a una seña, formaron cuadro y rompieron un fuego graneado a boca de jarro, tan terrible, que se sabe han muerto más de 50, entre ellos una mujer con niño de pecho en los brazos y dos o tres niños de

1 La Ilustración Ibérica. 18-2-1888.

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cuatro a cinco años. En la mina no caben los heridos; de aquí han muerto 3 y hay 17 heridos graves; en Naya dicen que hay 21; de otros puntos no sé2”.

El 4 de febrero de 1888, en la Comarca Minera de Riotinto (Huelva) se pondrá, de manera trágica, el punto final a la huelga obrera iniciada el primer día del mes y que provocará que, desde un primer momento, 1888 sea conocido en la zona como el “Año de los Tiros”.

Ese suceso tendrá, como no podía ser de otro modo, una gran repercusión mediática a través de los numerosos periódicos que se publicaban en España en ese momento.

La mayoría de las publicaciones coinciden en mostrar un carácter pacífico y festivo de la manifestación. Aunque también se encuentran editoriales en el lado opuesto, entre las que destaca el diario “La Provincia”, portavoz de los mensajes de la Riotinto Company Ltd.

Este periódico, el 8 de febrero, indica que “la huelga ha sido promovida por alguno o algunos titulados agentes de la Internacional, y es aprovechada y explotada por los antihumistas o reformistas. Al frente de los grupos se ha visto constantemente a un tal Maximiliano, deportado cubano que viene ya de antiguo atribuyéndose cierta representación de la Internacional. Desde hace días salen de Huelva diariamente dos o tres cartas que, por la procedencia y el destino, sospechamos sean instrucciones y consejos (…) Aseguran que se ha visto convidarlos a frecuentes libaciones de aguardiente.

La actitud de los huelguistas no era tan pacífica y tranquilizadora como dicen los reformistas; los obreros de los talleres (…) fueron apedreados; a los de San Dionisio, les obligaron violentamente a abandonarlo”.

En este sentido, el día 7 “La Regencia” incluso afirma que “las heridas debieron ser ocasionadas por los mismos paisanos. En los registros practicados se han recogido gran número de armas y 60 cartuchos de dinamita”. Y “El Día” llegó a publicar que “ los huelguistas, colocados en lo alto de una pendiente, insultaban y tiraban piedras a los soldados, que estaban colocados en la parte baja”. Es conocido que los manifestantes estaban agrupados en la plaza y que no había allí desniveles.

Sin embargo, como decíamos, es mayoritaria la defensa del tono festivo y la ausencia de armas. “El Reformista” el día 10 de febrero publica una entrevista con el alcalde de Zalamea, en la que muestra que “uno sólo de los manifestantes se atrevió a interrumpir al gobernador con estas o parecidas palabras: Si vosotros tenéis fuerzas, nosotros también tenemos armas”, pero (…) le juró que no existió provocación alguna; que todo es falso. El alcalde prosigue su relato de los hechos indicando que “apenas concluyó de hablar el individuo que interrumpió al gobernador, se oyó una terrible detonación, que sembró de cadáveres y heridos la Plaza del pueblo”. Además, informa que no se

2 Corresponsal de “La República” en “El Socialista”. 17-02-1888.

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hicieron las intimidaciones que prescrible la ley de Orden Público y que entre “los muertos se encuentran cuatro mujeres y dos niños de corta edad3” .

En “El Liberal” el día 5, puede leerse que “la actitud de los 4000 obreros en huelga no ha dejado de ser pacífica un solo instante”, mostrando al día siguiente las primeras críticas al gobierno y la cifra de fallecidos, indicando que “el celosísimo gobierno del Sr. Sagasta ha sido “víctima” de una nueva y dolorosa “sorpresa”.

Hace mucho tiempo que se viene diciendo que la cuestión de los humos, en la que tan interesados están pueblos importantísimos de la provincia de Huelva acabaría por provocar algún conflicto de orden público. A juzgar por la indiferencia con que el Gobierno ha oído estos augurios no les ha dado crédito ninguno.

Y en efecto. La opinión pública ha acertado, como siempre, en que sus tristes profecías, y el Gobierno se ha equivocado, como siempre.

No hay más sino que esta equivocación ha costado la vida a 10 hombres. Y que es, por consiguiente, demasiada cara”.

Tanto las críticas como la cifra de muertos y heridos irán en aumento a lo largo de los siguientes días. El día 5, este mismo periódico redacta la declaración de Romero Robledo4 en el Congreso que denuncia, no sólo la actitud del gobierno y la ilegalidad e inmoralidad de lo sucedido en Riotinto, también el caciquismo imperante y el dominio de las empresas mineras en todas las esferas sociales, políticas y económicas. Así, declara que:

- “Primero: Que en ningún país de Europa se calcina al aire libre más que en España, y esto porque las compañías compran todas las grandes influencias de que necesitan para imponerse al país. - Segundo: Que en Riotinto no se hicieron a los manifestantes las tres intimidaciones que el Código Penal determina. - Tercero: Que las víctimas fueron heridas a boca jarro, como lo prueba el hecho de haber más muertos que heridos. - Cuarto: Que los manifestantes no debían ir armados, toda vez que no ha resultado en las tropas del ejército más que un soldado contuso de una pedrada. - Quinto: Que no se explica leyendo los despachos oficiales cómo pudo encontrarse el gobernador tomadas todas las calles de Riotinto por las turbas y ocupar, sin embargo, la Plaza del pueblo. - Y sexto: Que el gobierno está mal servido, toda vez que hay cartas y los diputados de la mayoría tienes algunas, en las que se refiere con todos sus pormenores y detalles la sangrienta colisión del sábado”. En este momento, refleja la cifra de veinte muertos.

3 Esta entrevista fue reproducida por José Nogales en “La Coalición Republicana” por el que tuvo un proceso el 1 de agosto de 1888, aunque la sentencia fue absolutoria. 4 Fundador del Partido Liberal Reformista, desaparecido ese mismo año.

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Continúa afirmando que “el señor ministro ha hablado mucho de la justicia y yo os voy a decir que justicia hay en la provincia de Huelva. ¿Sabéis quién es el juez municipal? Pues un abogado a sueldo de la compañía de la mina de Tharsis. Hay concejales de pueblos subvencionados por la compañía, y yo no sospecho de nadie, pero sigo los movimientos de la opinión, y cuando veo que hay periódicos que escriben defendiendo a los pueblos largos artículos y de pronto se vuelven en contra y defienden a las compañías, saco la consecuencia de que aquí hay un cáncer profundo que curar. Y no sólo es esto sólo, pues hay gentes que ocupan cargos importantes y que dependen de la Compañía”.

En este sentido, “El Socialista” el 17 de febrero refleja un comentario del “El Cronista” denunciando las relaciones de los gobernadores de la provincia de Huelva con las empresas, subvencionadas mediante pagos ordinarios y extraordinarios.

Añade “El Liberal” la declaración del “Sr. Pedregal, minoría republicana”, mostrando que “en Riotinto, se ha faltado a la ley, se ha faltado al Código Penal, se ha asesinado a 20 hombres, y nosotros no podemos votar en defensa de un gobierno que patrocina todo eso cuando no sabe bien lo que ha ocurrido.

En adelante la Plaza del pueblo de Riotinto se llamará la Plaza de la matanza”.

“La Monarquía” el 18 los crítica reflejando que “se han desfigurado en el Congreso los tristes sucesos acaecidos el día 4 del actual en Riotinto. Se ha llamado manifestación pacífica á una manifestación notoriamente tumultuaria y sediciosa; cruel y sanguinaria á la autoridad que no dio la voz de fuego á los soldados” (…) Se ha aumentado el número de muertos, se han pintado con vivos colores escenas desgarradoras” (…)Toda esta gente se junta (caciques y Liga Antihumista), prepara los ánimos de los obreros, hace surgir entre tantos una cuestión de salarios, provoca una huelga, que no tenía nada que ver, por el pretexto ó causa que la determinaba, con la cuestión de los humos, y sin pedir permiso al Gobernador, organiza la manifestación precisamente para gritar contra las calcinaciones al aire libre, y por la violencia recoge hombres. (…) Ya saben todas las comarcas españolas el camino de sus éxitos: todo consiste en exponer á las balas de los soldados apedreados las vidas de unos cuantos obreros”.

En esta línea, la defensa del gobierno por parte de Albareda5, justificando la acción del ejército, no deja de ser sorprendentes:

“Figuraos, señores diputados, a dos compañías del ejército español acompañadas en una plaza pública; figuraos a un pueblo entero, herido e indignado; figuraos a 6000 hombres en actitud amenazadora y a veinte pasos de la fuerza armada; figuraos la

5 Ministro de Gobernación, perteneciente al Partido Liberal Fusionista, liderado por Sagasta, que dará nombre al Decreto que insta a suprimir las teleras. Días después de los sucesos, Albareda mostraría la mentalidad de un país “colonizado”: “Yo me asombro al pensar lo que hubiera pasado, el espectáculo que hubiéramos dado a Europa, las reclamaciones que por todas partes hubiera surgido, si ciudadanos extranjeros hubieran sido asesinados, permaneciendo impasibles los soldados”. Evitó comentar la muerte de los nacidos en España. Más tarde si lo hizo.

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irritación, los insultos, las amenazas que esa fuerza sufriría, y después que todo esto os lo hayáis pintado en vuestra imaginación, decidme: ¿Qué había de hacer el ejército? ¿Había de consentir, por su honor y por su vida, que aquellas turbas lo arrollaran, y que arrollado, fuese desarmado?6”

Como también es esclarecedor la actitud de los diputados de Huelva, que según refleja el diario “El señor conde de Gomar declara en nombre de los diputados de Huelva que éstos se abstienen de votar” la denuncia de Romero Robledo7 y el comentario del Gobernador Agustín Bravo y Joven en el Ayuntamiento de Riotinto minutos después de las detonaciones, publicado en “La Regencia” el día 11 de febrero: “Más pierdo yo que ustedes, porque probablemente esto me costará el destino”.

El día 9 de febrero, “El Liberal”, aumenta la cifra a 45 muertos, reflejando que “sería necesario admitir que la mayor parte de los heridos en Riotinto lo fueron por la espalda, lo cual autorizaría para creer que se hizo fuego sobre los amotinados cuando estos huían y no en el momento de intentar agresión alguna contra la tropa.

También los reformistas afirmaban que entre los muertos figuraban cuatro mujeres y entre los heridos graves una niña; añadiendo que la traslación de los cadáveres al lugar en que han sido sepultados se hizo de noche, en carros dispuestos al efecto y sin que se permitiese a nadie aproximarse para reconocer las víctimas. Todos los muertos parecen que fueron enterrados en una fosa común.

“El Cronista” mantiene esa cifra de 45 a 50 muertos, a los que añade más de doscientos heridos. “El Baluarte” indica que “pasan de ciento los muertos y heridos causados por aquellas descargas”, mientras que “La Provincia” no reconoce más de 15 muertos y 40 heridos.

Los últimos estudios de los sucesos defienden una cifra mucho mayor de muertos y heridos, reflejando además el modo en el que fueron trasladados y el lugar donde fueron sepultados8, ocultando todo lo posible los datos reales y la información de lo ocurrido. Con esta idea, “La Regencia” el 7 de febrero muestra que “No permitían a los padres y hermanos acercarse a los cadáveres de su hijo”.

Finalmente, el 29 de febrero de 1888, se publica el Real Decreto de supresión de las calcinaciones al aire libre9, criticado por “La Provincia” en días sucesivos, ejemplificando los esfuerzos y recursos que empleó la Riotinto Company Ltd. para derogar el Decreto y continuar con el sistema de cementación artificial. Definitivamente, conseguiría su objetivo al publicarse el 19 de diciembre de 1890 en la “Gaceta de Madrid”, número 353, el Real Decreto que“(…) suspende los efectos del Real decreto de 29 de febrero de 1888”.

6 El Liberal. 7 El Liberal. 8 Moreno Bolaños, Alfredo; Pérez López, Juan Manuel: “Testimonios fehacientes sobre El tren de la muerte. 4 de febrero de 1888”. Nervae. Nerva. Huelva. 2008. 9 Anexo 1.

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BIBLIOGRAFÍA

.- EL CRONISTA.

.- EL LIBERAL.

.- EL REFORMISTA.

.- EL SOCIALISTA.

.- GACETA DE MADRID.

.- LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA.

.- LA MONARQUÍA.

.- LA REGENCIA.

.- LA REPÚBLICA.

.- LA PROVINCIA.

.- LA UNIÓN CATÓLICA.

.- LA VANGUARDIA.

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ANEXO 1.

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1888 - 2014. EL AÑO DE LOS TIROS HOY.

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[email protected]

El 4 de febrero de 1988 yo estaba en 8º de E.G.B., y durante las semanas previas nos habían estado contando algunas historias relacionadas con diversos hechos sucedidos en el antiguo pueblo de Rio-Tinto que habían dejado una marca imborrable en sus gentes.

“Los humos”, “Las Teleras”, “el Año de los Tiros” fueron conceptos que aprendí aquel curso, pero una duda quedó: si aquello quedó grabado a fuego en sus gentes ¿Por qué nunca escuché hablar de ello?

La revisión que hemos realizado durante esta semana me ha llevado a la misma pregunta ¿Qué es del Año de los Tiros hoy día?, y llego a la conclusión personal de que se ha avanzado mucho.

¿Qué encontramos hoy del 4 de febrero en nuestras calles? ¿En nuestra cultura? Vamos a lo más fácil, a lo tangible. Nuestras calles se encuentran salpicadas de referencias que nos llevan de uno u otro modo a aquella fecha: el monumento conmemorativo al centenario en el pueblo de Minas de Riotinto, para el cual algunas voces locales piden un lugar más relevante acorde a la importancia histórica de los hechos, o las calles Maximiliano Tornet y 4 de febrero en este mismo municipio, aunque esta última se confunde un poco. El pasado año en Nerva, con motivo del 125 aniversario, se rotuló con la fecha del 4 de febrero a la calle que une el instituto con la salida hacia la estación de tren, lugar por el que pasaron en 1888 los manifestantes que procedían de Nerva y el Ventoso. Y en Zalamea la Real nos encontramos con un monumento ya centenario, la plaza Talero, en recuerdo a uno de los personajes que trabajó por darle voz a las reivindicaciones más allá de la comarca minera y que llega a nuestros días como muestra clave de que, precisamente era Zalamea el lugar donde menos fuerza tuvo la Compañía para obligar a olvidar los hechos.

Cómo vemos, al menos en nuestro entorno más cercano encontramos referencias que evocan los sucesos. Ahora hay que lograr transmitirlo a las nuevas generaciones para que se apropien de ello y lo reconozcan como parte de su propia historia. Ese trabajo, al menos desde el centenario, también se realiza, y raro es el colegio de la zona que no realiza alguna actividad al respecto cuando se aproxima la fecha. Además está la difusión cultural porque, si hasta 1988 las referencias eran escasas, desde entonces a nuestros días muchos son los trabajos que se han inspirado en “El Año de los Tiros”: las recientes publicaciones de Manuel Pérez Mayorga, “Riotinto, 4 de febrero de 1888 (Año de tiros, año de humos, año de muertes)”, obra teatralizada; la reedición de la novela “1888, El Año de los Tiros, Una historia de Cine” de Rafael Moreno; el documental “El Latido de la Tierra” que tanta difusión alcanzó; trabajos recientes como “Yo también estuve en Huelva. Al otro lado de la mina” realizado por estudiantes onubenses. Pero sin duda, el trabajo que más ha contribuido a dar a conocer el Año de los Tiros ha sido 4

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la obra de Juan Cobos Wilkins “El Corazón de la Tierra” y la película homónima basada en ella dirigida por el también onubense A. Cuadri (con alguna licencia histórica), la cual además ha tenido como consecuencia que se incluya la Cuenca Minera de Riotinto dentro de la ruta Andalucía de Cine.

Ahora queda hablar de la investigación, el adentrarnos en el fondo de modo riguroso con un fundamento científico buscando resolver las dudas que encierra esta historia. En este aspecto también se ha avanzado mucho, tan solo hay que repasar la bibliografía a la que hemos recurrido para la preparación de este seguimiento monográfico que nos ocupa, donde podemos observar que ha sido en los últimos años cuando más se ha trabajado en este aspecto con investigadores como Mª. Dolores Ferrero o Juan M. Pérez López, que se han imbuido en el estudio aprovechando la documentación existente. Pero nos gustaría llamar la atención a un hecho singular pero no menos importante: la contribución en estos avances de personas sin la formación reglada que se presupone, pero que hacen un trabajo escrupuloso buscando siempre el asesoramiento de los expertos, personas a las que su vínculo sentimental con su tierra los lleva por estos derroteros, como Alfredo Moreno Bolaños o Pedro Real Valdés que, con su trabajo, han ayudado y mucho a resolver algunas de las lagunas existentes.

Y por suerte hay más, un episodio singular que muestra perfectamente lo que comentamos: la resolución del enigma de Maximiliano Tornet. Un personaje clave del que nadie supo explicar que fue de él tras los tiros en la plaza de la Constitución de Rio-Tinto, y hoy, más de cien años después, sabemos que no murió aquellos días. Sabemos que murió en Panamá y, además, se ha continuado su árbol genealógico hasta hoy día. Detrás de este logro no hay un estudio académico, un procedimiento articulado, todo ello ha sido posible gracias a la curiosidad de algunos por la historia de su pueblo, por ellos y por lo que nos ha acercado Internet, ya que fue en sus foros, sus grupos, donde se encontró ese cabo suelto, y uno de sus descendiente se puso en contacto con ellos. “jepane”*, “cerro-salomón”*, “mayorre”*, etc… tiraron de aquel cabo y abrieron una ventana por la que ahora le toca a los investigadores mirar y poner orden.

¿Qué es del Año de los Tiros hoy día? Llego a la conclusión personal de que se ha avanzado mucho, pero también queda mucho por hacer, mirar desde el ángulo de los que lo sufrieron en su vida diaria, especialmente después de aquel 4 de febrero. Seguimos en ello.

* Personas con nombre y apellido, aunque conocidos por nosotros, hemos creído oportuno que sean ellos los que hablen por propia voz si así lo deciden.

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ANEXO. 1.

Testimonios fehacientes sobre “El tren de la muerte”.

4 de febrero de 1888.

Juan Manuel Pérez López y Alfredo Moreno Bolaños.

2008. Revista Nervae.

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